revista del instituto de cultura

55
RE:VISTA del INSTITUTO de CULTURA PUERTORRJQUEÑA ANTROPOLOGIA HISTORIA UTERATURA ARTES PLÁSTICAS TEATRO MOSICA ARQUITECTllRA . " JULIO.SETIEMBRE, 1975 . San J/Jan de Rico

Upload: coleccion-puertorriquena-upr-rp

Post on 27-Jul-2016

217 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Primera serie número 68, julio - septiembre de 1975.

TRANSCRIPT

Page 1: Revista del Instituto de Cultura

RE:VISTAdel INSTITUTO de

CULTURA PUERTORRJQUEÑAANTROPOLOGIA

HISTORIA

UTERATURA

ARTES PLÁSTICAS

TEATRO

MOSICA

ARQUITECTllRA

. "

JULIO.SETIEMBRE, 1975

.San J/Jan de ~/Jerto Rico

Page 2: Revista del Instituto de Cultura

R E v 1 s T ADEL INSTITUTO

DE CULTURAPUERTORRIQUEÑA

JUNTA DE DIRECTORES

Enrique Laguerre, Prest'denteMilton Rúa Carlos CondeCarlos Sanz Samuel R: QuiñonesAmelia G, de Paniagua Jesús Maña Sanromá

Director Ejecutivo: Luis M. Rodñguez Morales

Director de la Revista: Ricardo E. Alegría

Apartado 4184 SAN JUAN DE PUERTO RICO

AÑO XVIII 1975JULIO - SETIEMBRE

SUMARIO

Núm,68

Dos maestrospor Lidio Cruz Monclova , , , , , . , .... , ... , , ... , 1

La pingüinada de Compostelapor Antulio PaTTilla-Bonz'lla, sj , , ... , ..... , . , , . 6

Historia de una extraña normativapor Angel López Cantos , , . . . . . . . 9

Porque quiero amarte y hablartepor Vicente Rodriguez Nietzsche 1~

Mótivos hispánicos en los ensayos de Rafael Hemán­dez Usera

por Luis Trelles Plazaola , .. , , .. ,' 14

Los dibujos de Puerto Rico del naturalista francésAugusto Plée (l821-182~)

por Ricardo EA legria ".,." , ,' 20

Page 3: Revista del Instituto de Cultura

PUBLICACION DELINSTITUTO DE CULTURA PUERTORIQUEÑ:A

Director: Ricardo E. Alegría

Fotografías de Jorge Diana

Aparece trimestralmente

Suscripción anual................................................. $2.50Precio del ejemplar $0.75

[Application for second 'class mail privilege pending atSan Juan, P'. R.]

DEPÓSITO LEGAL: B. 334,3 -1959

IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA

BARCELONA - PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA

Page 4: Revista del Instituto de Cultura

COLABORADORES

Page 5: Revista del Instituto de Cultura

LIDIO CRUZ MONCLOVA nació en Río Pie­dras en 1899. Estudia en la Universidadde Puerto Rico, donde desarrolla, pri­mero, cátedra de literatura puertorri­queña y luego de historia, destacándo­se en esa última disciplina. Dedicadoespecialmente al estudio de la historiade Puerto Rico, se le considera comouno de nuestros más acuciosos histo­riógrafos y como la principal autori­dad en la historia de nuestro siglo XIX.Ha publicado las siguientes obras: His·toria de Puerto Rico (Siglo XIX), publi­cada en seis volúmenes entre 1952 y1964. Historia del año de 1887 (1958),Luis Muñoz Rivera: los primeros diezaños de su vida política (1959), y Bal­dorioty de Castro (1966). Es coautor delas obras Noticia y pulso del movi·miento político de Puerto Rico (1808­1898), (1955) escrita en colaboracióncon Antonio J. Colorado, y Los docu­mentos ¿qué dicen? (1960), recopilaciónde documentos y lecturas relativas ala historia política de Puerto Rico rea­lizada en colaboración con Reece B.Bothwell. Es, además, editor de la par­te de prosa de las Obras Completas deLuis Muñoz Rivera que viene publican­do el Instituto de Cultura Puertorri­queña.

ANGEL LÓPEZ CANTOS, historiador. Nacióen Churriana de la Vega (Granada), el10 de diciembre de 1935. Estudió el Ba­chillerato en Córdoba; Maestro nacio­nal en la escuela Normal de Granada;Graduado Social por la Facultad de De­recho de la misma ciudad; Licenciadoen Filosofía y Letras, y Doctor en His·toria de América por la Universidad deSevilla. Tiene publicado Don Franciscode Saavedra, segundo intendente de Ca·racas, e Historia de Puerto Rico, 1650­1700, amén de varios artículos en diver·sas revistas.

Page 6: Revista del Instituto de Cultura

VICENTE RODRíGUEZ NIETSZCHE nació enSanturce el 5 de abril de 1942. Poeta.Cursa las enseñanzas primarias y se­cundarias en Santurce y en la Facultadde Estudios Generales de la Universi­dad de Puerto Rico.

Figura destacadamente en la Univer­sidad en el grupo de jóvenes poetasque fundan en 1962 la revista literariaGuajana.

Colabora como poeta en diversas pu­blicaciones periódicas aparte de Gua­jana: Prometeo, Bayoán, Vanguardia,Artes y Letras y Versiones. Aparecenversos suyos en la Antología de jóve­nes poetas que publica en 1965 el Ins­tituto de Cultura Puertorriqueña.

Junto a Andrés Castro Ríos publicaen 1967 el cuaderno Estos poemas; con­juntamente con Castro Ríos, José M.Torres Santiago publica el decimarioTrovas Lareñas (1968) y en 1973 publi­ca una plaquette con su poema Mural.

El Instituto de Cultura Puertorrique­ña publicará su poemario Como unaflauta como parte de la Serie Litera­tura, Hoy.

LUIS TRELLES PLAZAOLA, es profesor deapreciación cinematográfica en la Uni­versidad de Puerto Rico y en el Cole­gio Universitario del Sagrado Corazón.Es doctor en Leyes de la Universidadde La Habana. Posee además una Licen­ciatura en Derecho Internacional dedicha Universidad, así como Maestríasen Ciencias Bibliotecarias del PrattInstitute y en Cine, Radio y Televisiónde la Universidad de Columbia. Cola­bora con sus críticas a distintas revis­tas especializadas de cine como RevueInternationale du Cinema, Cine-Teatrode Caracas y Cine-Guía de La Habana.Ha sido jurado especial en los Festi­vales internacionales de cine de Berlín,San Sebastián y Buenos Aires.

Page 7: Revista del Instituto de Cultura

RICARDO E. ALEGRÍA nació en el viejoSan Juan. Antropólogo e historiador.Estudió en las Universidades de Chica­go y Harvard, como becario de la Fun­dación Guggenheim. Ha publicado di­versos artículos sobre arqueología, fol­klore y cultura puertorriqueña en re­vistas del país y del exterior. Es autorde los libros Historia de nuestros in­dios (1952), La fiesta de Santiago Após­tol en Loíza Aldea (1955), Los renega­dos (1965), Cuentos folklóricos de Puer­to Rico (1968), Descubrimiento, con­quista y colonización (1969), y El fuer­te de San Jerónimo del Boquerón (1969).Por varios años fue profesor de Prehis­toria en la Universidad de Puerto Rico,dirigió desde su fundación en 1955, has­ta el 1973, el Instituto de Cultura Puer­torriqueña. Desde 1973 ocupa el cargode Director de la Oficina de AsuntosCulturales del Estado Libre Asociadode Puerto Rico.

Page 8: Revista del Instituto de Cultura
Page 9: Revista del Instituto de Cultura

eUANDO ADVIENE EL SIGLO XIX EL MOVIMIENTO URo

banístico de Puerto Rico cobra acelerado ritmo;y, tanto los pueblos de antigua como de nueva fun·dación, experimentan notorias mutaciones y mejo·ras, las que son determinadas en mayor o menor me­dida, ya por el alza económica y demográfica pro­ducida por la Cédula de Gracias de 1815; ya por lasvisitas de los gobernadores que facilitan a los veci­nos presentar sus reclamaciones y a las autoridadessatisfacer sus necesidades; ya por los trabajos de lasJuntas de Visita y demás organismos municipalesdestinados a protectar y regular las obras de bene­ficio común; ya por las demandas de la Prensa; yapor las iniciativas y promociones de carácter par·ticular; o ya por las mismas atracciones de la vidaurbana.

En San Juan, particularmente, como capital, cen­tro de gobierno y entrepot comercial de Puerto Rico,los signos de renovación se hacen cada vez más vi·sibles; y no menos los progresos del decorado ur­bano. El caserío, que hasta fines del siglo anteriorse ha desarrollado con morosa lentitud, acelera conel nuevo siglo el ritmo de crecimiento. Los antiguoshuertos y boscajes que abundaban en los tiemposdel padre Abbad, desaparecen. Flamantes obras selevantan en los espacios abiertos existentes entrecasa y casa y los ocupados por destartaladas chozaso bohíos. Y, pese a los obstáculos que le impone elapretado cerco de las murallas, la ciudad duplica elnúmero de las edificaciones que se eleva de quinien­tas en 1811 a más de setecientas para 1860. Al pasoque el vecindario aumenta de siete mil en 1814, anueve mil en 1862.

Las calles que, hacia principios de siglo, por re·formas patrocinadas por el ayuntamiento, comien·zan a ocultar la peña viva y la arena movediza quecaracteriza su solana, para mediados de la centuriano solo han aumentado en número y enlazan cadavez más estrechamente la ciudad con sus barrios de

Dos maestros

Por LIDIO CRUZ MONCLOVA

intramuros y extramuros, sino que han mejoradotambién en calidad. Pues, unas se hallan pavimen­tadas con losas traídas de Canarias; otras con pie.dras o chinos, otras con hormigón; algunas asfalto;las más con adoquines importados de Inglaterra; ycasi todas dotadas con aceras y alcantarillado. Aprincipios de 1840 se inaugura el Paseo o Alamedade Puerta de Tierra; y, el 20 de diciembre de 1854 seinaugura el Paseo de la Princesa.

La limpieza de la ciudad, encomendada a princi­pios de siglo a un esclavo que realiza una vez porsemana, desde 1812 comienza a ser reglamentada ypara mediados del siglo el servicio de barrido y riegose practica diariamente.

La vigilancia o policía de las vías públicas, enco­mendada anteriormente a una ronda o patrulla com­puesta generalmente de artesanos y comerciantes,elIde febrero de 1838 pasa a ser incumbencia deun Cuerpo de Serenos, que es reemplazado en 1850por un cuerpo de Guardias Municipales.

Las calles y plazas, antes casi desiertas, se veninvadidas día a día por un creciente y ruidoso gen·tío en que se mezclan y confunden personas de lamás diversa extracción; y reformadas una y otravez se convierten en verdaderos centros de reunión,solaz y esparcimiento de los vecinos. En 1847, pordisposición del ayuntamiento, se inaugura en la Pla­za Mayor la celebración periódica de retretas; y el20 de febrero del año siguiente de 1848 se estableceallí un servicio de sillas de alquiler para comodidadde los concurrentes.

Las posadas y hoteles se triplican y hasta cuatri­plican, a fin de dar alojamiento a la creciente horna­da de viajeros y visitantes que afluyen de todaspartes de la Isla y del exterior. En el llamado Hotely Fonda del Correo se hospedan en 1797 los miem­bros de la comisión científica francesa encabezadapor el eminente botánico don Pierre Ledrú. En 1841reside en la Posada de Madrid, antes denominada de

1

Page 10: Revista del Instituto de Cultura

La Buena Sociedad, don Jules Pasquier, maestro pe­luquero de París, quien trae consigo -según rezaun anuncio publicado a la sazón en la Prensa-, unelegante surtido de pelucas y casquetes con pelo lar­go y con su partidura imitando el cutis de la cabeza,para señoras; así como añadidos de todo tamaño ycolor; peinetas para adorno del peinado; peines dehorifilo para sacar la caspa,' horquillas negras; yotros artículos, como los polvos egipcios para teñirel cabello con toda franqueza y seguridad. Para 1848don Gil Lierte aparece operando una Fonda y ~osada

cuyo menú incluye entre otros platos especialessopa de tortuga y raviolis. Y, en 1869 se estableceel Hotel del Universo, el que a poco monta un servi­cio de baños de inmersión y de lluvia, y ha de tenerentre sus huéspedes al reverendo don Kenelm Vau­ghan, capellán privado del Cardenal de Maning y alpintor gallego don José Buchet, autor de varios cua­dros de mérito.

El registro de visitantes extranjeros de la ciudadincluye muchas personas de viso y distinción entrelas que figuran don Juan José Duarte, padre del fu·turo libertador de Santo Domingo; el general donFrancisco Miranda, caudillo de la libertad de Vene­zuela; el general norteamericano don Henry Lee; elilustre viajero y escritor inglés Sir Richard Bonnu­casUe; los renombrados pintores norteamericanosdon Eliah Metcalf, don Alejandro H. Wallace y donPablo Lander; el insigne científico francés donAugusto Plée; el célebre militar inglés comandantedon Tomás Cochrane; el sabio francés don Carlosde Saint-Clare Deville; el notable militar y escritorirlandés don Jorge Dawson Flinter; el esclarecido pa­triota dominicano presbítero don Fernando Arturode Meriño; el eminente escritor español don NicolásEstébanez Calderón; el distinguido poeta también es­pañol don José Gutiérrez; el prestigioso pianista ale·mán don Eduardo Edelman; el esclarecido violinistafrancés don Enrique Femy; el gran tenor inglés donGuillermo Pearson; la notable cantante italiana doñaAdeUna Patti; el connotado pianista norteamericanodon Luis Moreau Gottschalk; el prominente flautistaitaliano don Alfonso Miari; el ilustre retratista fran­cés don José Fourcade; los connotados pintores es­pañoles don Francisco Estanislao Goyena y donSaturnino Roig; y el insigne militar venezolano donAntonio José Páez quien había sido considerado porBoHvar para dirigir la expedición destinada a liber­tar a Puerto Rico en 1827 del dominio español.

El tránsito de vehículos, circunscrito durante losprimeros años del siglo, al coche del gobernador, delintendente y de algún propietario o hacendado decaudal y algunos carros y carretas, evoluciona pro­gresivamente y ya para mediados de la centuria, loscoches, mucóos de lujo, son harto numerosos Y nomenos los carros y carretas dedicados al transportede mercaderías entre la ciudad y los pueblos co­marcanos.

2

Pareja mutación experimenta, por otra parte, elalumbrado público de la Capital, el cual si en 1820consiste de faroles. alimentados con aceite de balle­na o de oliva, para 1857 se compone de lámparasalimentadas con gas hidrógeno.

Para entonces, San Juan cuenta con varias gran­des librerías entre ellas la de don Santiago Dalmauy la de don Florentino Gimbernat, en las que los li­bros se venden o se alquilan. Con varias tiendasdonde se venden las obras musicales de los grandesmaestros de la época. Con varios centros literarios yartísticos en cuyo seno se dan cita nuestros más con­notados intelectuales, escritores y músicos, y entrelos cuales descuellan la Tertulia del Boletín Intructi­va y Mercantil de Puerto Rico, la Sociedad Conserva­dora del Teatro Español y la Sociedad Filarmónica.Y, con varias sociedades culturales entre las que so­bresale la Sociedad Económica de Amigos del País,en cuyas cátedras cursan los estudios superiores mu­chísimos de los jóvenes que luego han de significar­se en la historia insular.

Durante el lapso que abarca las seis primeras dé­cadas del siglo XIX, esta creciente y activa ciudad deSan Juan va a albergar en su seno dos escuelas deprimeras letras que tienen particular importancia ysignificación; y cuyo establecimiento se debe a dosmaestros que si ofrecen profunda semejanza porsu ideal pedagógico y social, por su método de ac­ción ofrecen tajante contraste.

Uno es el maestro don José ValeQtín Sánchez, unhombre blanco. ciudadano, oriundo de 'La Habana,inmigrado de Venezuela, escultor, imaginero o san­tero de profesión, quien hacia principios de 1821funda y dirige una escuela cuyas clases se verificande siete a diez de la noche y están destinadas espe­cialmente a artesanos de extracción africana.

Informado de ello, el ayuntamiento de la Capital-,con los votos en contra de don Francisco Tadeo deRivera, don Antonio Moreno y don Francisco Matheu,ordena, poco más adelante, que las clases se con­duzcan de día y no noche, pues el profesor tanto porsu talento como por sus luces e ideas, no presta con­fianza a este gobierno.

Contra tal proceder formula el maestro Sánchezsu protesta desde las columnas del periódico El In­vestigador. Mas, al fin, tiene que conformarse conabrir la escuela durante el día, no sin que el gober­nador civil don Francisco González de Linares, seapresure a dirigir al Gobierno Supremo, en Madrid,una comunicación reservada en la que da cuenta deque el asunto obliga a las autoridades a estar cons­tantemente prevenidas.

.. He recibido el oficio de V. S. de fecha 14 de abril-escribe González de Linares, el 15 de septiembrede 1822-, en que de Real Orden se sirve V. E. ma­nifestarme, que, interesado el Rey, por uno de losimpresos remitidos con carta de 21 de abril del añopróximo pasado, de las ocurrencias suscitadas con

Page 11: Revista del Instituto de Cultura

motivo de haber deseado algunos artesanos concu­rrir a una escuela de primeras letras a las horas que10 permitían sus labores. ordinarias, ha mandadoS. M. que encargue V. E. a este gobierno políticomire este asunto con todo el interés y predilecciónque de suyo exige. Y yo informado de los pormeno­res de esta ocurrencia debo manifestar a V. E. paraque se sirva elevarlo a S. M. que el individuo autordel artículo que acompaño a El Investigador, núme­ro 16 del 26 de febrero de 1821, es un pardo libreresidente en la Capital, el mismo que quería estable­cer la escuela, llevado acaso de algún siniestro fin,pues tanto por su talento como por sus luces e ideasdebe estársele a la mira de su conducta, y aun hu­biese sido muy político el privarle de que regentaseactualmente, lo cual no ha podido lograrse en estre·cho cumplimiento de la Ley de 29 de junio de 1821.El fundamento de la queja que ocasionó el articulocomunicado fue el haber sido de opinión el ayunta­miento de esta Capital que la escuela no debla abrir·se de noche, sino de día, a las horas acostumbradas.Actualmente se halla abierta con la misma condicióny se compone toda de pardos, 10 cual obliga al go­bierno a estar constantemente prevenido.

Espero que S. M. -concluye diciendo Gonzálezde Linares- no dejará de aprobar la conducta delgobierno político de esta provincia (de Puerto Rico),penetrado de lo delicado que son en América losasuntos de esta naturaleza, pues la gente de color apoco que se despeja o instruya, cometerá cualquieratentado, mdxime en esta provincia, en donde laproximidad de Santo Domingo es de un ejemplotanto más peligroso, cuanto que el gobierno de aque­lla isla no perdonará medio alguno para aumentarsu poder, eSforzándose en que ésta tenga la mismadesgraciada suerte de aquella".

Con todo, la situación del maestro Sánchez y desu escuela, se toma a poco más difícil y precaria.Pues, volviendo a la carga, el ayuntamiento de laCapital dicta una nueva disposición, mandando quela escuela sea cerrada hasta aquél acredite su título.

Contra dicha disposición formula el maestro Sán­chez nuevos reparos y solicita además que se le per­mita continuar interinamente la enseñanza hastaque reunida la Diputación Provincial pueda verificarsu examen y obtener el título de maestro de prime­ras letras. Pero, el ayuntamiento, deniega rotunda­mente la solicitud.

"Este ayuntamiento -declara la corporación mu­nicipal- considera que no está en su arbitrio el per­mitir que ninguna persona se ejercite en el magis­terio de primeras letras ni tenga escuela abierta sinque se halle habilitado con el título competente dela Diputación Provincial; por tanto, reproduce entodas sus partes cuanto acordó en 29 de febreropróximo pasado relativo a este individuo".

De esta suerte desaparece la escuela de don JoséValentín Sánchez, quien no había de recibir la licen·cia episcopal para dedicarse a la enseñanza hasta

seis años después de clausurada la escuela y dosaños antes de su muerte.1

Por parejos motivos había sido suprimida la es­cuela para indios fundada en Nueva Hamphire pordon Eleazar Whitelock, antiguo alumno de la Uni·versidad de Yale. Y, asimismo la escuela para indi­viduos de extracción africana fundada por doñaPrudence Grandall en Connecticut.2

El otro maestro de excepcional eminencia es donRafael Cordero Malina, un hombre de extracciónafricana y de oficio tabaquero, quien funda y dirigeen San Juan una escuela donde las clases se reúnen,como es corriente en las escuelas públicas, durantelas horas del día y a las cuales concurr~n conjunta­mente alumnos blancos y de color.

Contrafigura de don José Valentín Sánchez, Cor­dero Malina no es juzgado por las autoridades consuspicacia ni desconfianza. Con modestia evangéli­ca, resumiendo su pensamiento pedagógico, el maes­tro Rafael declara: Yo tumbo el árbol y lo descor­tezo. Manos más hábiles que las mías se encargardnde labrar la madera y darle barniz. Y así ha de re­sultar. Pues, de aquella pequeña y humilde escue­la han de salir no solo grandes hombres de pro,sino eminentes patriotas y entusiastas y ardientesmantenedores de la abolición de la esclavitud, comoJosé Julián Acosta Calbo, don Román Baldorioty deCastro, don Alejandro Tapia Rivera, y don Francis~

ca del Valle Atiles."Enseñaba -apunta Tapia Rivera- más que por

especulación, por sacerdocio, pues no reclamaba es­tipendio alguno, dándose por muy contento con losleves regalos que solían llevarle los alumnos, lamayor parte pobres y de color. Esto no impedía quesu excelente fama de buen maestro, llevase a su es­cuela algunos niños de familias principales. A éstostampoco quería fijar precio por la enseñanza, di­ciendo: que lo hacia por vocación y que con pocolo pasaba. Así es que quedaba al arbitrio de los pa­dres, la retribución que bien a bien determinar.

nCuando había sabido mis lecciones el maestrome premiaba permitiéndome sentar en el patio, por­que había notado que esto me halagaba hasta el pun­to de pasarme largos ratos contemplando el risueñoy sereno azul de nuestro cielo.

nMenciono esto, porque, parte de que me placerecordar todas las gratas pequeñeces de mi infan­cia, doy una idea de que el maestro, al penetrar migusto por lo bello y contemplativo, revelaba que elsentido estético iba más allá de su escasa instruc-

1. Archivo General de Indias (Sevilla), Sección S" (SantoDomingo), Legajo 2340. - Excmo. Ayuntamiento de la Capi­tal, Actas 1820-1821, folios 163 y 176 (vto.). - El Investiga­dor, núm. 16 de 26 de febrero de 1821. - Arturo Dávila. UnEscultor Habanero en San Juan, en la Revista del Institutode Cultura Puertorriqueña, núm. 13 (octubre-diciembre, 1961),pág. 22.

2. Charles M. Wiltse, The New Natíon, New York, 1961,págs. 131 y 158.

3

Page 12: Revista del Instituto de Cultura

El maestro Ra/ael Cordero.(Oleo de José Campeche)

ción y tenía lo que debemos llamar un alma que saobía amar lo bello y estimar a quien lo amase: sabiamanera de educar el corazón.

"De aquí proviene que yo llame, aun ahora, atoda la parte de cielo que cubre desde la calle de laCruz, donde yo moraba, a la de la Luna, en cuyapenúltima manzana, frente a las ventanas de SanFrancisco, estaba su escuela, espacio que recorríadiariamente, el cielo del maestro Rafael; y aun hoyme lo muestra la fantasía con el mismo aspecto queen aquella risueña y deleitosa edad".3

Y, recordando sus primeros días en la modestaescuela, Valle Atiles escribe en un bello artículo inti­tulado El Rebenque del Maestro:

"Por aquella época todavía era un axioma indis·cutible lo de la letra con sangre entra; y el maestroRafael, que no era un revolucionario, seguía fiel a latradición y la costumbre de su tiempo.

"La impresión que sentí la primera vez que piséla humilde escuelita de este venerable anciano, que·dó fija en mi imaginación y se conserva fresca yviva como un recuerdo de ayer.

"Me parece que lo veo sentado en su vieja sillade madera delante de su mesita de tabaquero, tor­ciendo sus cigarros, y hacia la mano derecha un tra-

3. Mis Memorias, págs. 59 y 60.

4

zo de driza obscuro, recto, como el prafesor, ame­nazante como insignia justiciera. Allí estaba el maes­tro Rafael con su cara de ángel bondadoso: dejandoescapar a través de su faz obscura, la placidez de sualma grande y generosa.

"En el testero, una imagen de la Purísima Con­cepción, pareCÍa deleitarse en contemplar aquella ca­beza cana, cubierta con el clásico pañuelo español acuadros. Más abajo colgaba el rosario de cuentasobscuras y matos engarzados en hilo negro retorcidodel que pendía una cruz.

"Extendíase por la sala, en ordenadas filas, losasientos de los niños, que consistían, por lo general,en pequeñas sillas de las que aun se fabrican enCangrejos. Yo ocupé mi asiento como los demás, nosin que antes el maestro me hiciera algunas pregun.tas de doctrina cristiana y me hiciera leer en el Jua­nito.

"No pasé el día del todo mal. Ya me iba pare­ciendo la escuela menos terrible de lo que me habiaimaginado, cuando a un compañero se le ocurrióhacer no sé qué diablura grave. Entonces el maes­tro, sin violentarse, reprendió duramente al chicue.lo: y llamando a un grandullón que luego supe eraun acogido, le hizo tomar en brazos al delincuentecolocándole de modo que sus posaderas quedasenlibres de t~do impedimento. Sobre ellas aplicó elmaestro seis azotes cuidando de no dar en otro lado.

Page 13: Revista del Instituto de Cultura

Lloró el muchacho; acabó su reprimenda el maestroy todo entró de nuevo en caja.

"Después llegó la hora de abandonar aquellacasa; quedábamos dos o tres alumnos a quienes lasrespectivas familias aun no habían enviado a buscar;y el maestro, recogiendo, ayudado por nosotros, lassillas, desapareció trayendo luego consigo un lebrillocon agua, en el cual bañó el trozo de cuerda que re­presentaba la justicia en la infantil escuela.

"Tenninada esta operación, regó el maestro elagua sobre los polvorientos ladrillos; y a poco, em·pezó a barrer la sala, el mismo que horas antes pre­paraba nuestras inteligencias para más arduas em­presas.

"Vinieron a buscarme; y cuando iba ya a salir,un grito desgarrador me asustó; traspuse el dintelde prisa y pregunté a mi acompañante la causa deaquel grito.

"-Es -me dijo-, la !lermana del maestro queestá loca y vive en compañía de su buen hermano.

"Por entonces, aunque todas estas cosas me im­presionaron vivamente, no me !licieron reflexionarnada; estoy seguro de ello.

"Como no fuera con el rebenque, de seguro quecon otra cosa, no soiié aquella noche. Pero hoy, alrecordar aquel hombre excepcional, la reflexión ha­ce que señale, cómo el viejo apóstol de la enseiianzaelemental, aun apegado a las ideas de su tiempo, saobía llevar hasta el castigo mismo, el cuidado de unpadre previsor. ¡Jamás un sola padre protestó deestos castigos! Prueba segura de que el maestro mm·ca traspasó las límites de la conveniencia.

"¡Oh tú, venerable maestro, que has merecidocon justicia los honores que hoy te tributan, perdonaq!Je recuerde en estas líneas aquel pedazo de cueroda, pero es que aUll en él, veo simbolizada la bon­dad más exquisita que jamás depositara Dios en co­razón humano!"" .

En 1865, en virtud de un decreto del gobernador,general don Félix María de Messina, Cordero Malinarecibe el título oficial de maestro. A raíz de su muer­te, ocurrida tres más adelante, la directiva de la Sa­ciedad Económica, a propuesta de don José Esteban

4. El Clamor del Pafs. año XIX (1891), núm. 131.

Ramos, acuerda colocar el retrato del maestro Ra·fael en su galería de hombres Notables. En 1886 eldirector del periódico El Agente, propugna la ideade que se coloque una lápida conmemorativa en lacasa que había habitado el maestro Rafael. Y, eldía 24 de octubre de 1891, queda colocada en la casanúmero 98 de la calle de la Luna una lápida con lasiguiente inscripción:

"En esta casa habitó y tuvo !lasta morir su taller­escuela el maestro Rafael Cordero, artesano de obs­cura tez, pero de alma esclarecida por resplandoresevangélicos. Nació en 1790. Murió en 1868. A perpe­tuar su nombre venerable consagra la gratitud popu·lar este recuerdo. Octubre, 24 de 1891".

Considerando la conducta de estos dos grandesmaestros, cabe preguntarse: ¿Qué pensamientos losmueven en su empeño? ¿Qué doctrinas los lanzan asu tarea? Sin duda, las ideas de los pensadores másrepresentativos del liberalismo europeo enlazadascon las ideas de libertad, igualdad y fraternidad,puestas aquí en abierta circulación a partir de loscambios que provocan las repercusiones de la gue·rra y revolución política que tienen lugar en Espa­ña en 1808.

Si esas ideas los inspiran: ¿Qué propósitos perosiguen? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuál es su meta? Sinduda, cambiar, modificar, trasmutar la fisonomía dela sociedad puertorriqueña, convirtiéndola, de unasociedad segmentada, en una sociedad unitaria, co­hesionada e integrada. Es decir, en una sociedadhumana donde resplandezca triunfante la reconci·liación de las razas; en una sociedad constituida-como habia dicho don Ramón Power Giral- parael bien y la felicidad, por igual, de todos los puerto­rriqueños.

En tal sentido, aquellos dos maestros -Sánchezy Cordero-, se anticipan, con la acción y el esfuer­zo, al consejo de oro que varios años más adelantenos dirige un prominente puertorriqueño: .. Es urogente -nos advierte este distinguido compatriota-,concentrar el esfuerzo de todos, si ha de salvarsepara todos, el santo derecho de vivir y morir, comodueños y no como esclavos, en la Isla que nos diopor cuna la naturaleza. Sí señores -añade MuñozRivera-, Puerto Rico debe vivir; y no morirá, si nolo matan los propios puertorriqueños".

Page 14: Revista del Instituto de Cultura

La pingüinada de Compostela

Por ANTULIO PARRILLA-BONILLA, SJ

EN EL ARC H IVO GENERAL DE PUERTO RICO EN PUERA

ta de Tierra hay actualmcnte en exhibición unaextensa colección de tallas en aceitillo. Se trata deunas figuras erguidas la mayor parte, bellamente esy

culpidas, en grupos e individuales, pero todas conun mensaje. Hay retratos de costumbres isleñas,conceptos nobles, como la maternidad, critica social,y sobre todo mucho humor. El escultor es Francis&co Vázquez Díaz, mejor conocido por Compostela,por su ciudad natal de Santiago en Galicia. Compos­tela, quien lleva más de tres décadas en Puerto Rico.es un artista de mucha sensibilidad, creador y maes­tro. Desde el Instituto de Cultura Puertorriqueña(ICP) formó escuela y discípulos que prestigian laescultura puertorriqueña. Las obras de Compostelahermosean museos, parques, plazas y hogares par·ticulares.

Treinta años en Puerto Rico han servido al escul·tor español de atalaya para observar nuestra vidaantillana en crisis. Se ha identificado con lo puerto­rriqueño por su hogar, con su esposa Margot Arce ysus hijas e hijo. Esta solidaridad con lo autóctonole han autorizado a expresar su interpretación de laexistencia puertorriqueña mediante una crítica hu­morística sana y constructiva. Compostela ha dichoa un periodista (El Mundo, 31 de mayo): "Yo soyun hombre profundamente serio". Pero es que estacondición es imprescindible para el humor de cali­dad. Esta es la razón de su fina ironía y la que daalta categoría a su sentido del humor. En nuestroambiente se necesita esta percepción humorística alo Compostela, o a la gallega. En nuestra actual si­tuación de pueblo en vías de definición sin interfe­rencias, o de toma de conciencia radical de su sernacional, con t9dos los agudos dolores de parto queesto supone, se requiere una gran dosis de humorpingüinístico.

6

Francisco Vdzquez Díaz, "Compostela".

Lay away plan

La exposición del arte de Compostela en el recin­to de la capilla del antiguo edificio español, sede delactual Archivo General, está adornada con rótulosinesperados. En ellos el escultor expositor aseguraque "no se admiten tarjetas de crédito ni habrá es­pecial de la semana", ni eso de "lay away plan", nise "admiten cheques sin fondos". Se muestran pre-

Page 15: Revista del Instituto de Cultura

ciosos mármoles de Barranquitas y de otros lugaresde nuestras montañas y un trozo de aceitillo, puesCompostela ha sido siempre cuidadoso en usar losmateriales para sus creaciones artísticas de lo quehay aquí. Sobre el espécimen de la resistente piezade aceitillo hay una leyenda del escultor: .. maderade aceitillo de la cual hago pingüinos. Si procuranmirar bien podrán ver que dentro ¡hay pingüinos!"

Sus dos volúmenes de Pingüinos fueron produci­dos en talleres de artes gráficas del patio. En Pin­güinos 1, que auspició el ICP, hay más de cincuentapáginas de los pájaros bobos precedidos de un ex­celente prólogo de Salvador Tió. Es una semblanzadel autor de los pingüinos. El tomo, que se publicóen 1970 está dedicado por Compostela a su primeramor, su "mujer y sus hijos". El nuevo Pingüinos lodedica a "Puerto Rico, en donde pude desarrollarmis fantasías sobre los pingüinos", su patria deadopción. Enrique A. Laguerre, nuestro novelista decorrecto y elegante estilo literario, engalana el se­gundo libro que el maestro quiso dar a la estampapara recordar al mundo que todavía vive, después

de cumplir sus setenticinco aniversarios. Este Pinogüinos //, contiene más de sesenta páginas de la pin­güinada que ahora escenifican situaciones muy hu­manas y de mayor profundidad satírica.

4

La exposición

Toda la exposición pone de relieve la persona­lidad del autor que hace crítica con buen humor ga·llego, sin levantar ronchas, con distinción ... Presentaal conferencista aburrido, del tema retórico del"huevo y la gallina". Los oyentes del frente con for­zada atención, pero de la segunda fila en adelantedisminuye el grado de interés aparente, hasta quelos últimos duermen profundamente. A la entradadel salón está pingüinizado Chamberlain, el ministroinglés de nefasta memoria por la concertada entre­ga de Europa a Hitler, con su'famoso paraguas y suvalija marcada "Munich". Una reunión en la cum­bre de los cinco pequeños satiriza a las superpoten·cias que hacen alardes de grandes encuentros que

Una trulla del trópico

7

Page 16: Revista del Instituto de Cultura

nada práctico aportan a la paz del mundo. Hay ade­más pingüinos que meditan y oran dormidos, bailespara turistas, un pingüino siquiatra frente a su pa·ciente sicoanalizado, un gran pingüino "sentado enel baúl". la trampa del trampolín. del pingüino gran·de que abusa del pequeño y el juego a la bolsa...

Vale la pena asomarse a la vida puertorriqueña através de esta interesante exposición de Composte­la. Hay que agradecer a Francisco Vázquez Diaz sudesinteresado afecto por Puerto Rico y darle las gra­cias por las grandes aportaciones que ha hecho a lacultura del país durante varios lustros.

"Don Quijote y Sancho

En la Corte

8

Lastresgracias

Page 17: Revista del Instituto de Cultura

Historia de una extraña normativa

Por ANGEL LÓPEZ CANTOS

EL DÍA 3 DE MAYO DE 1712, DESDE MADRID ESCRIBíA EL

rey una Real Cédula al obispo de Puerto Rico,fray Pedro de la Concepción, Urtiaga, Salazar y Pa­rra, misionero del Seráfico Orden de San Francisco,y con cierta dosis de extrañeza, no exenta de algu­nas notas de patetismo, le decía: .. Las lamentablesnoticias de 10 horrorizados que se hallan los natu­rales de toda esa isla con la resolución que tomás­teis en la última visita que en ella hicisteis, man­dando por cláusula expresa en ella que todas lasmujeres que estando en cinta fuera del legítimo ma·trimonio, muriesen al tiempo de dar a luz la cria­tura, sean sepultadas sin los ritos y ceremonias queusa nuestra Santa Madre la Iglesia y que las llevenen el féretro con un pie descalzo fuera de él, sinluces, ni más acompañamiento que el cura y el sa­cristán, con una cruz baja de palo, que han de irpor una acera de la calle y el cuerpo por otra, sincantarles, ni rezarles cosa alguna, ni tocar campa­nas, lo cual se ejecutó en dos ocasiones con una mo­rena y una parda libre, quien habiendo recibido lossacramentos, pidió no se tocasen las campanas quese acostumbraban en ese pueblo al expirar porqueno se supiese que ella moría y perdiese al punto enque hasta entonces había vivido, cuyo caso ocasionóindecible tormento en los ánimos de los fieles deesa isla mayormente llegándose a entender que enla expresada cláusula decíais que al no doblar lascampanas era porque no las encomendasen a Dios.y habiendo causado en dicho mi Consejo tanto pa­vor estas noticias que temiéndolas por indecibles yajenas a vuestro pastoral y piadoso empleo y delamor y caridad que debéis ejercitar con vuestrosfeligreses",1

Esta real orden la recibió el obispo el 19 de agos­to de aquel año en Ponce a donde se había despla-

1. Real Cédula al obispo de Puerlo Rico. Madrid, 3 demayo de 1712. A. G. l.. Santo Domingo. 879.

zado para hacer la visita canónica. El mismo díaque llegó a sus manos la disposición real, sin pér.dida de tiempo escribió al monarca. En la misivaque le envía no se retracta de nada, sino todo locontrario, terminándola de la siguiente manera: .. quees costumbre antiquísima de estos obispados, parael freno del mayor deshago de innumerables muje.res perdidas, y que sólo había ordenado 10 que sussucesores resolvieron, después de haber hecho lasvisitas a la isla." 2

Efectivamente para apoyar lo que afirmaba y de­mostrar que las medidas que había tomado a fin determinar con una situación harto común en la isla,mandó al rey un informe notarial, en el que se hacíael proceso histórico de tal normativa. La génesisestá en las disposiciones que se dictaron a raíz de lavisita canónica que en 1647 llevó a cabo el obispoDamián López de Haro. En las resultas de visita, enlas cláusulas que hacen referencias a los amance­bamientos, se lee: "Que por cuanto hay un gran de­sorden en un delito grave, continuado y escanda­loso, digno de castigo ejemplar que cometen algunosseñores de esclavos, que usando mal del dominio queen ellas tienen, las consienten no sólo vivir y estaramancebadas públicamente. pero también las expo­nen a pecar, para remedio de tan grave mal-ordenael prelado-, que las críen y tengan con honestidad",pues de lo contrario serían castigados con las si­guientes penas:

- La primera vez con doce pesos.- La segunda con veinticuatro.- y la tercera .. sea privado del dominio de la

esclava y ella vendida, pase a otro poseedor.")Como se puede observar las providencias toma-

2. De fray Pedro de la Concepción Urtiaga al rey. PuertoRico, 19 de agosto de 1712. A. G. l., Santo Domingo, 2385.

3. Informe del notario público de Puerto Rico. PuertoRico, 26 de agosto de 1712. A. G. l., Santo Domingo, 2385.

9

Page 18: Revista del Instituto de Cultura

das no fueron muy drásticas. En la exposición delos hechos se nos indica veladamente una de lascausas de que tales anomalías fueran tan frecuentesy numerosas: " ...pero también las exponen a pecar".En la siguiente visita, realizada por fray Benito deRiva en 1665, al tocar este punto nos lo aclara, rela­tándolo de una manera más explícita; dice así: "Ypor cuanto los dueños de algunas esclavas usan maldel dominio que en ellas tienen, simulando que vi­vían mal y desordenadamente por el interés que detener más esclavos se le sigue y en vez de castigary abominar las ofensas que a Dios se le ha hecho,cuando salen preñadas las esclavas, en vez de casti­garlas, las acarician, obligándolas a que repitanaquel pecado y abominable ofensa." 4

Una de las razones de los múltiples amanceba­mientos que de una manera un tanto encubierta sevislumbraba en la visita del año 1647, en la de 1665 semanifiesta de manera palpable. Los dueños de escla·vas al consentir y fomentar las uniones ilegítimas,estaban uti1i7.ándolas como medio para obtener es­clavos, de que tan faltos estaban. La economía dePuerto Rico en la segunda mitad del siglo XVII pa­saba el periodo más crítico de su historia y el nú'mero de esclavos era tan corto, que las faenas agrí­colas no se podían realizar por falta de mano deobra. Además, como una consecuencia de la situa­ción económica de la isla por aquel entonces eranmuy pocos los hacendados puertorriqueños que con·taban con dinero efectivo para comprar esclavos.sLos agricultores isleños ante un hecho real, concre­to, vieron y comprobaron que en una situación irre·guIar podían resolver en parte la acuciante necesi·dad que tenían de esclavos.

En vista de que tales anomalías no se habían ami·norado con el tiempo, sino todo lo contrario, ya quedesde la última visita que hiciera el obispo Lópezde Haro, los nacimientos ilegítimos habían aumen·tado, fray Benito de Rivas exhorta a los dueños deesClavos a que pongan remedio a tales cosas, y siesto no hicieren serían castigados con las mismaspenas que decretara su antecesor, con la única sal­vedad, que el dinero conseguido por las multas seaplicaría a la Cruzada y al hospital de la Concep·ción. A continuación legisla unas normas que hastaentonces era inédita en Puerto Rico y que hace re·ferencia a las esclavas. Dice así: "Además de las di·chas penas mandamos que si muriesen de estos tanculpables y pecaminosos partos las esclavas, seanenterradas sin género de pompa eclesiástica, decla­rando por excomulgados, ipso facto, a cuantosacompañen a su cuerpo y mandamos al que hiciereoficio de sacerdote en el entierro pena de 20 pesosque valla él sólo sin otro cura, un acólito con una

4. Ibidem,5. Vid. López Cantos, Angel. Historia de Puerto Ri.

co, 1650-1700. Sevilla. 1975. Capitulo 111 y Apéndice 111.

10

cruz de palo y cuatro personas que lleven el cuerpo,y si en dicho parto peligrasen no se puede tocarpor ellas plegarias, ni se dé aviso a los fieles paraque las ayuden con sus oraciones, conspirando deesta manera todos en vengar las ofensas que a Dioshacen este género de mujeres. Y la misma penacuanto a la pompa eclesiástica señalamos y aplica­mos a todas aquellas mujeres pardas o morenas quehubieran vivido escandalosamente si no se pruebay consta que un año antes de morir vivieren bien,con honestidad, temor de Dios y cristiana reforma­ción",6

Ante tales disposiciones, todo comentario huelga.Las disposiciones dadas por el obispo están ayunastotalmente de la doctrina evangélica. Eran un hechoreal que tales desórdenes existían, pero el peso dela ley lo hace caer, no sobre los auténticos culpables,los dueños de los esclavos. sino sobre las víctimas deuna situación socio-económica que ellas no habíancreado. Pero si observamos que dichas normas sehacen extensivas también a las mujeres morenas opardas que se encuentren en situación semejante,aunque bien que es de una manera restringida, yaque s6lo les afecta en cuanto a la pompa eclesiás­tica de sus entierros. Asimismo comprobamos quela orden dada por el obispo afecta únicamente a lasmujeres negras, morenas o pardas, ya sean libres oesclavas, quedando fuera de tales prescripciones lasmujeres blancas. Sabemos que las situaciones irre­gulares se daban también entre éstas y que eran deldominio público.' No encontramos explicación algu­na de esta descriminación, porque tales disposicio­nes no se aplicaron de la misma manera a las blan·caso Al analizar tales documentos pensamos en unprincipio que los amancebamientos de las mujeresblancas no tenían como consecuencia inmediata laprocreación de esclavos y sí las uniones ilícitas delas otras mujeres, pero cuando se nos informa que"todas aquellas mujeres pardas o morenas que hu·biesen vivido escandalosamente" se les aplicarán lasmismas penas anteriormente expresadas, tuvimosque abandonar tal teoría, puesto que el hijo que na·cía de dichas mujeres era tan libre ante la ley comoel de las blancas. A la vista de este mandamientotenemos que aceptar que la hipótesis con bastantesvisos de verosimilitud que la distinción que se hace,aunque implícita, estaba en función de la piel y node la situación civil a que cada grupo pertenecía.

Pero a pesar de las órdenes dadas por fray Benitode Rivas que "tanto pavor" habían causado en elConsejo de Indias, los hechos que las causaron noremitieron, todo lo contrario, aumentaron. En la vi·sita que hizo el sucesor de Rivas, Bartolomé de Es·cañuelas, en 1674 ordena que se guarde con todo

6. Informe del notario público de Puerto Rico. PuertoRico, 26 de agosto de 1712. A. G. l., Santo Domingo, 2385.

7. López Cantos, Angel. Opus cit., p. 37.

Page 19: Revista del Instituto de Cultura

rigor lo mandado a este respecto por sus anteceso­res, y añade: "Y contra pardas y morenas libres oesclavas en el modo afrentoso de ser enterradas simueren de parto pecaminoso o si mueren' de otroaccidente no constando haber dejado el torpe y os­ceno trato." 8 También este prelado hace la mismadiscriminación entre mujeres de color y blancas, yde la misma manera no encontramos el por qué deesa actitud al estudiar el documento.

En el año 1707 hace la visita canónica a la islafray Pedro le la Concepción Urtiaga y es a quien,como vimos al principio de estas líneas, va diri·gida la Real Cédula con que hemos encabezadoeste trabajo. Al examinar 10 legislado comprobamosque no añade nada nuevo a 10 reglamentado porsus predecesores. Su postura es ratificar 10 man­dado por sus antecesores. Unicamente encontramosde innovación una apostilla, que en esencia no camabia nada 10 ya dispuesto. Dice así: "Mandamos y or~

denamos a nuestros curas observen y ejecuten estaley, so pena de 100 reales de plata para los pobresde la cárcel".9

Al estudiar el desarrollo histórico de esta extra·ña normativa, hemos podido ver que Urtiaga era elobispo menos responsable de ella, pues su cometidono fue otro que ratificar 10 decidido por sus ante­cesores en la mitra de Puerto Rico, y su cometidoconsistió en ratificar lo ya establecido. Si la exis­tencia de tales disposiciones tenían 42 años, desde1665 hasta la visita de 1707, puesto que no debemosolvidar que el obispo López de Haro únicamentearremete contra los propietarios de esclavas sin quea éstas se le aplique ninguna sanción. Por qué hasta1712, lapsus de tiempo demasiado grande, no surgie­ron las primeras quejas a la corte. Hay que pensarque los familiares de las mujeres muertas en talescircunstancias tenian poco predicamento civil paraquejarse al rey, y de otro lado los propietarios-de lasesclavas hasta entonces habían podido eludir la leycon facilidad. Lo primero es bien manifiesto. La res­puesta a lo segundo la encontramos en una carlaque escribe el licenciado Juan de Rivera al rey. 'Entre varias cosas que hacen referencia a este pro­blema, le comunica esto que confirma nuestra hi­pótesis: "Y así algunos señores se han querido ate·rrorizar, Señor, quizás, atendiendo a los fines par­ticulares y que no halla enmienda en la deshonesti­dad y desenvoltura de estas mujeres".lo Hasta en-

8. Informe del notario público de Puerto Rico PuertoRico, 26 de agosto de 1712. A. G. l., Santo Domingo, 1385.

9. Ibidem.. 10. Infonne de Francisco Martina, Maestro de ceremo­

mas de la catedral, al rey. Puerto Rico, 9 de agosto de 1712.A. G. 1., Santo Domingo, 2385.

Dice que siendo párroco de la catedral murió -una pardanombrada Juana Maria de parto, no siendo casada la cualenterré en el convento de San Francisco de dicha 'ciudad•.Esto lo hizo, por mandato del obispo fray Pedro de la Con·

tonces estos preceptos se habían promulgado y rati­ficado una y otra vez, de una manera machacona sinque hubiese pasado a más. Sin embargo el obispoUrtiaga no sólo las confirmó, sino que decidió quese cumpliesen con todas sus consecuencias. Estoque no es una afirmación gratuita, como hemos po­dido ver, lo prueba el hecho que las únicas quejasque conocemos sobre estas medidas fueron presen­tadas a la corte durante el tiempo que tuvo a sucargo la dirección espiritual de Puerto Rico.JI

Hasta aquf hemos relatado los hechos y ya com­probamos que tuvieron implicaciones de índole so­cial y económica, pero no podemos olvidar las hu­manas y relígiosas. Si estudiamos la situación demo­gráfica del período en que se dieron tales ordenan­zas, como consecuencia de un hecho concreto: lafrecuencia de los amancebamientos; comprobamosque éstos en parte estaban justificados. La pobla­ción femenina se encontraba en franca mayoría, enuna proporción de tres a dos, teniendo presente quela desigualdad no sólo afectaba a los esclavos y par­dos, sino que en igual medida se daba entre los blan·cos, aunque la situación en esta parte de la sacie·dad puertorriqueña contaba con los soldados delpresidio para nivelar a sus componentes.u Siendo lafalta de varones bien notoria, en el mejor de los ca­sos, si todo el elemento masculino hubiera estadounido legítimamente, es indudable que una consi­derable parte de la población femenina hubiera que·dado célibe en contra de sus fuertes apetencias dematernidad, aunque para ello no tuvieran el acicatede los dueños, interesados en la obtención de escla­vos de una manera fácil y económica.

Asimismo las medidas decretadas por los ordina·rios afectaron de una manera profunda "en los áni·mas de los fieles de esta isla, mayormente llegándo­se a entender que en las expresadas causas de visitade sus Ilustrísimas que no doblan las campanas porsemejantes mujeres difuntas era porque no las en·comendasen a Dios".Jl Sin olvidar que el pueblotambién suele abultar los hechos, cuando una normainjusta revolotea con intención de envolverlo y así

cepción. Le dio sepultura -sin pompa funeral, yendo el curael s~cristán y.un acólito a dicho entierro, para que a dicha~mUjeres les sirva de algún temor para no ofender a DiosNuestro Señor•. La llevó. sigue diciendo, -él, el sacristánJosé de .Sánche~ y un a~ólito, rezando el miserere y el deprofundls, h.cchandole (SIC.) todas las demás ceremonias queordena. el ntual romano con dos velas encendidas que sele pus.leron en su cuerpo, con dobles de campanas, sin lIe.varo ni hacer otra cosa más.•

En la carta ya citada del licenciado Juan de Rivera alrey informa que ha enterrado "sin pompa una morena parday libre.•

11. Vid. López Cantos, Angel. Opus. cit. Capltulo 1. LaPoblación.

12. Autos. Ponce, 17 de octubre de 1712. A. G. l., SantoDomingo, 575.

13. Real Cédula al obispo de Puerto Rico. Madrid, 3 demayo de 1712. A. G. l., Santo Domingo, 879.

11

Page 20: Revista del Instituto de Cultura

echa mano a las exageraciones, para de esta manerasubrayarla. Al estudiar lo dispuesto por los obisposno hemos encontrado que ellos decidieran "que las

mujeres en el féretro las lleven con un pie descalzofuera de él", como se afirma en la Real Cédula conque dimos principio a este trabajo.

12

Page 21: Revista del Instituto de Cultura

Hablo.He transitado amandolas calles de esta época.Anuncio lámparas,infancias luminosascubiertas de piedra y saltos.

Crecí.Me cansé creciendo.Gasté mi fuerza humanamofando el odio.

A mi amigo, José,lo encarselaron un díapor luchar en contra de la guerra.Te cuento esta historia,te digo lo correcto,lo que ha pasado en el totalde mi existencia.Han trascurrido mil acciones,he despertado mañanas de lucha,he pasado por lenguas chismosasypor palabrasempujadas a la primavera.Me han humillado,

Porque quiero amarte y hablarte*

Por VICENTE RODRíGUEZ NIETZSCHE

aplaudido,evadido,transparenciado;probablementehe reído en el juiciode los que lo ignoraron.

Preciso conversar contigo.Hablemos de los bosques,de los barcos;las terribles pruebas de la bellezaydelcorazóndando furiosos campanazos.El poeta quiereque nos reunamos,que empleemoseste tiempo nocturnoen proseguir amando.

* Del libro inédito Amor como una planta...

Page 22: Revista del Instituto de Cultura

Motivos hispánicos en los ensayosde Rafael Hernández Usera

Por LUIS TRELLES PLAZAOLA

;

I. Una figura olvidada

RAFAEL HERNÁNDEZ USERA MUERE EL 25 DE NOVIEM·bre de 1946. Al día siguiente en El Mundo apa­

rece una breve nota dando cuenta de su fallecimien­to y señalando con concisión periodística lo mássignificativo de su vida.1 Se nos da la noticia esen·cial del nacimiento, ocurrido en Santa Isabel el 3de mayo de 1888, la referencia a la educación querecibiera, los cargos ocupados, honores recibidos yla obra literaria. Son datos que aparecen por igualen la sucinta entrada que le diera Quién es Quien enPuerto Rico en su tercera edición.2

Días después y también en las páginas de ElMundo aparece el artículo firmado por Felipe limé­nez Rivera titulado "In Memoriam: Rafael Hernán­dez Usera".J Son éstos los testimonios impresos quehemos podido encontrar sobre la figura de RafaelHernández Usera y que nos mueven a calificarlo defigura olvidada.

Este olvido se hacia ya patente en los postrerosdías de su vida y a él se refiere Jiménez Rivera ensu trabajo. Era, dentro de una larga y dolorosa ena

fermedad, uno de esos sufrimientos que calan hondopor locar la esfera de lo moral, y que entristecieronlas últimas horas del ensayista. Esa tristeza por elabandono en que lo tenían sus amigos constituyejunto al reconocimiento de su afabilidad, su invete·rada humorismo y su genuino afán cultural 4 lo másdestacado del artículo de Jiménez Rivera. Y es lás­tima que la figura siga preterida porque a lo largo

1. «El licenciado Rafael Hemándel Usera murió ayerlarde_, El Mundo, 26 de noviembre de 1946, p. 5.

2. Quién es quien en Puerto Rico. Diccionario biogrdficode récord pcrS0l7al. 3. ed., 1941·1942. San Juan, Cantero, Fer­nlindel y Cía., 1942, p. 110.

3. Jiménel Rivera, Felipe. «In Mcmoriam: Rafael Fernán­del Usera-, El Mundo, 8 de diciembre de 1946, pp. 14-15.

4. Ibid., p. 14.

14

de los veintinueve años transcurridos desde su muer·te nada más se ha publicado sobre Hernández Userani se le ha mencionado en obras importantes apare­cidas en ese período, aquilatadoras de la trayectoriadel ensayo en Puerto Rico.

¿A qué atribuir este silencio? ¿Es que la vida ylo que es tan importante, la obra de Rafael Hernán·dez Usera nada aportan y nada significan en el te·rreno de la ensayística y la producción impresapuertorriqueña? Creemos lo contrario, que la figurabajo consideración no es merecedora de tan total yprolongando olvido y que ofrece dentro de cualquierade las dos vertientes en que puede encasillarse suproducción impresa, notas valiosas evidenciadorasde un conocimiento y manejo claro, pulido y elegana

te de la lengua, en sintonía con el legado que los ini·dadores y continuadores del Modernismo nos deja­ran en este campo de la prosa.

Es además su prosa, en una de sus vertientes,testimonio del aprecio existente por lo hispánico enlas letras puertorriqueñas. La presencia e importan­cia de los motivos hispánicos constituyen una prue­ba elocuente de la vinculación del autor con una co­rriente literaria del pafs, representada entre otrasobras del pasado reciente, por la de Antonio S. Pe­dreira, Aristas,5 que incluye ensayos interpretativosy valorativos de lo hispánico; por la memoria doc­toral de la doctora Margot Arce de Vázquez consa~

grada al estudio de Garcilaso de la Vega 6 y por lade Domingo Marrero sobre el pensamiento filosó­fico y religioso de Ortega y Gasset.'

5. Pedreira, Antonio S. Aristas, ensayos. San Juan, Li·brería y Editorial Campos, 1930.

6. Arce de Vázquez, Margot. Garcilaso de la Vega. Con·trib~lción al estudio de la lirica española del siglo XVI. Ma­drid, Imprenta Hernando, 1930.

7. Marrero. Domingo. El centauro; persona y pensamien.to de Ortega y Gasset. Santurce. Imprenta Soltero, 1951.

Page 23: Revista del Instituto de Cultura

RafaelHernándezUsero

11. El escritor y su época

El aporte impreso de Rafael Hernández Usera alas letras puertorriqueñas se inicia desde la décadadel diez. En un artículo publicado por HemándezUsera en un número del Puerto Rico Ilustrado dedi·cado a Guayama,B se refiere a su activa colaboraci6nen el semanario Pancho Ibero, de cuya frecuencia yequipo redactor nos da una noticia similar Pedreiraen su libro dedicado al periodismo en Puerto Rico.9

En aquel período el escritor se movía por su islaamada, ocupando en la judicatura insular distintoscargos que lo llevaron de la población de Salinas,cercana a la de su nacimiento, Santa Isabel hasta

8. Hernández ,Usera, Rafael. "Pancho Ibero revista_, Puer.to Rico Ilustrado, vol. XXX, núm. 1.547, p. 19, 11 de noviem·bre de 1939.

9. Pedreira, Antonio S. El periodismo en Puerto Rico;bosquejo histórico desde su iniciación hasta eJ 1930. Río Pie­dras, Editorial Edil, 1969, p. 502.

Utuado y Arecibo (período comprendido entre el1913 yel 1919),1° Data de este momento su conoci­miento y amistad con Antonio Martínez Dávila yLuis Felipe Dessus, editores de la publicaci6n citaday con su cuerpo de colaboradores que incluía a En­rique Mestre, Alfonso Lastra y Genaro Cautiño, esteúltimo acaudalado hombre de negocios de Guayama.Evoca también Hernández Usera en este artículo a"La Vaquita Negra", sede frecuente de e~ta peñaliteraria, a la que califica como de "puro ambienteboricua" y sobre todo rememora la figura tan respe­tada de Vicente Palés a quien llama "el idealista in·signe"."

No es, sin embargo, en la década de los diez sinoen la que le sigue, en los tumultuosos años veinteque Rafael Hernández Usera dará el más logradoaporte literario. Para ello será menester un cambiode escenario y una larga permanencia en España.

10. Quién es Qui~n en Puerto Rico. Loe. Cit.11. Hernández Usera, Rafael, Loe. Cit.

15 .

Page 24: Revista del Instituto de Cultura

En efecto, entre 1922 y 1926,J2 el escritor residióen Madrid e inició así un contacto con Europa queprosiguió ahondando mediante otros viajes hechosa 10 largo de los años treinta.

Esta estadía en España durante los años veintelo haría conocido en los círculos culturales y litera­rios de la nación y así el Conde de Romanones, im­portante figura política e intelectual de ]a Españade aquel momento, prologa su libro De Américay de España, aparecido en 1922.13 Su biografía resu­mida fue incluida en la Enciclopedia Universal Euro­peo-Americana más conocida por Espasa-Calpe 14 yse le admitió como miembro en instituciones talescomo el Ateneo de Madrid, siendo vicepresidente desu Sección Hispano-Americana; y la Real Academiade Ciencias Históricas de Toledo.!!

Lo importante no son, sin embargo, estas distin­ciones sino la aparición de sus dos libros, el ya alu­dido De América y de España y el titulado Semillasa Voleo.16 En eUos es que encontramos el núcleo desu ensayística y donde descubrimos la presencia fre­cuente y emocionada en algunos casos, documentaday legalista como de jurista en otros, razonada y be­llamente expresada siempre de los ensayos sobreEspaña.

Este período lo ve también contribuir con suaporte a la difusión de la cultura puertorriqueña, enmejor y mayor medida si cabe que cuando dio sualiento y su concurso para ]a publicación semanal

. Panclto Ibero de Guayama.Esta contribución destacada se evidencia por la

participación en la Editorial Puerto Rico en la ciu­dad matritense que da a la luz pública los tresprimeros volúmenes de las obras completas de donLuis Muñoz Rivera,17 El propio hijo de la conocidafigura que es Muñoz Rivera, Luis Muñoz Marin enuna declaración inicial que precede al primer volu­men de la obra, hace hincapié en que "sin la cola­boración intelectual y la cooperación material dedon Epifanio Fernández Vanga y don Rafael Hemán­dez Usera nunca hubiese yo en tan breve tiempologrado publicar esta obra".I!

España es por tanto y en el período de los añosveinte el sitio y el momento en que nos encontra­mos al hombre y al escritor en su etapa más plenay fructífera. Se hallaba entonces el hombre en su

12. Quién elJ Quien en Puerto Rico, Loc. Cit.13. Hemándcz Usen!, Rafael. De América y de España.

Problemas y Orientaciones. (De 1920 a 1922). Madrid, Libreríay Editorial Rivadeneyra, 1922.

14. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo.Americana,vol. XXVII, Madrid, Espasa-Calpe, S. A., 1925, p. 1235.

15. Quién es Quien en Puerto Rico, Loc. Cit.16. Hemández Usera, Rafael. Semillas a voleo. (Con la

palabra y con la pluma). Madrid, Editorial Puerto Rico, 1925.17. Muñoz Rivera, Luis, Campañas politicas, selecciona­

das y recopiladas por Luis Muñoz Marín, vol. 1. Madrid, Edi­torial Puerto Rico, 1925.

18. Ibid.

16

edad más lozana (34 a 40 años) y el escritor en con­sonancia brindaba las muestras más conseguidas desu pensamiento y de su estilo. Este periodo le per­mite además relacionarse con figuras como MuñozMarin y e] Conde de Romanones, tan connotadas ensus respectivos países.

Los años treinta y los cuarenta devuelven a Ra­fael Hernández Usera a su patria. Es el período enque fija su residencia en San Juan, primero en laciudad murada, después y hasta ocurrir su muerteen Santurce. Es también el momento en que se de­sempeña como Asesor Legal de la Comisión Econó­mica Legislativa de Puerto Rico (1930-1946) 19 Y esasimismo la oportunidad en que lenta pero inevita­blemente su salud comienza a resentirse hasta con­ducirlo a la muerte.

Literalmente su obra se reduce a ensayos y ar­tículos periodísticos en los que asoman sus viejaspreocupaciones intelectuales y donde coinciden conlos motivos puertorriqueños e hispánicos, los fran­ceses (su última colaboración aparecida en El Mun­do, dos años antes de su muerte y dedicada a Pascalasí lo demuestra).:lO

También se dan en esta época los estudios técni­co-jurídicos que en consonancia con su renovadadedicación al derecho no es extraño que brotasende su pluma.ll Uno de ellos, su estudio histórico­jurídico de los arbitrajes,22 se ha utilizado comotexto en España para ciertas clases de economíapolítica. Es ésta también la etapa en que RafaelHernández Usera se acerca de nuevo, en vivenciacontinuada y estrecha a la patria y es la oportu­nidad en que renueva las viejas amistades a la parque anuda otras nuevas. Es e] período del contactocon Rafael Martínez Nadal, Nilita Vientós Gastón yMargot Arce de Vázquez y de la simpatía constantey acogedora hacia los hombres y mujeres de supueblo, que aun hayal mencionarlo, se afectan visi­b]emente con el recuerdo y la evocación de la figurasonriente y bondadosa que desde su balcón de lacalle Caribe tenía siempre a flor de labios la fraseagradable, la actitud acogedora y la lengua fácil yamena de un inveterado viajero del mundo.

111. Motivos Hispánicos en sus ensayos

De sus dos libros, De América y de España (1922)y Semillas a Voleo (1925), el segundo es el más abun.

19. Quiéll es QllÍell en Puerto Rico, Loe. Cit.20. Hernándcz Uscra, Rafael. "Inspiración creadora dc

Pascal., El Mundo, 2 dc julio de 1944, p. 2.21. Hemández Uscra, Rafael. Introducción al Informe so­

bre corporaciones y asociaciones privadas preparado por laComisión Económica de la Legislatura de Puerto Rico, SanJuan, Ngdo. de Materiales, Impresos y Transportación, 1934.

22. ---o Estudio Histórico-critico de los arbitrajesinternacionales (primera etapa). San Juan, Ngdo. de Mate­riales, Impresos y Transportación, 1934.

Page 25: Revista del Instituto de Cultura

dante en figuras españolas. Nueve ensayos consti·tuyen su aporte al esclarecimiento de figuras hispá.nicas. De América y de España (1922) incluye un me­nor número de ensayos centrados en el tema de Es·paña. De éstos, tres se dedican al paisaje y uno tansólo a una gran personalidad española. En su con·junto son 13 ensayos sobre los aludidos aspectos delo hispánico. Tres de ellos se contraen al paisaje ylos dedicados a figuras y personalidades puedensubdividirse entre ensayos sobre figuras literarias(los dedicados a Quevedo, Lope y Cervantes) :D y en­sayos dedicados a grandes personalidades i/olíticas(los restantes).

Los ensayos sobre figuras literarias se ocupan degrandes nombres de la época cumbre de las letrasnacionales, sobre los cuales es dificil aportar algonuevo. Los estudios dedicados a los políticos espa·ñoles versan sobre un período más reciente de lavida española, su convulso siglo XIX, y concluyenen nuestro tiempo con el dedicado a Eduardo Dato,figura contemporánea del ensayista. Una sola excep­ción se observa en este conjunto presidido por undenominador común de época, el dedicado a Alfon·so X, El Sabio, escrito con motivo del séptimo cen­tenario del nacimiento de este rey de Castilla.

Todos, no obstante, comparten una serie de notasque son esenciales al estilo de Rafael Hemández Use­ra. Sobresalen en primer término por la cultura quedemuestran en quien los escribe. Ensayo tras ensayode los estudiados inciden en esta característica y evi­dencian en Hernández Usera el lector infatigable, elhombre instruido, el viajero aprovechado.

En los de carácter paisajista, no importa que elpaisaje cantado sea la imperial Toledo, la fraganteValencia o la antiquísima Itálica, Hernández Userasabe combinar las descripciones de vuelo poéticocon las de carácter histórico. Estas pueden ser delpasado venerable, como en el caso de las alusionesa Escipión en el de Itálica o de hechos históricosmás recientes corno en el de Toledo:

MYo he visto en Toledo, en unas horas, dos milaños de vida, y la ciudad me ha hablado de comobates en la naumaquia, de obispos santos y desínodos nacionales, de fuertes emires, de porten­tosos orfebres, de graves rabinos y prudentes al·faquíes y claros poetas..." 14

Junto al conocimiento histórico trasluce la vi·vencia directa y el acierto en la selección de detallesque describe:

MDesde el Alcázar descendí a 10 más apretadodel caserío, donde la pasmosa Catedral abre al

23. ---o Semillas a voleo, pp. 19-45.24. ---o De América y de España, p. Ti.

beso de la luz sus muros calados por los góticosventanales".25

En los ensayos sobre personalidades españolashay que distinguir entre los que versan sobre figu­ras literarias y los dedicados a gobernantes, y polí­ticos. En los primeros sobresale como la técnica pre­dominante la de ir de consideraciones generales so­bre las personalidades escogidas a la particulari.zación de alguna obra apreciada como la excelente.Así de Quevedo se exaltan Los sueños:

"Mas donde Quevedo sobrepuja a todos losautores, donde su risa restalla sostenida y mag­na, resuena triunfadora e inmortal, donde su sá­tira es juez que sentencia y sonda que exploralas llagas anímicas individuales y sociales, y es­calpelo que las dislacera, y caústico que ,las abra­sa, donde su sátira vibra, irradia y fulgura comoel rayo, es en Los sueños. Jamás se ha escritopor los hombres nada tan vigoroso, tan valiente,tan sin retoque, ni afeite literario como esos seisfamosos discursos tan llenos de vida, que soncuento e historia, sombra y luz, drama y filosofía,símbolo y realidad. E·l idioma en Los sueños ad­quiere insospechados matices y resplandores; laspalabras como brillantes en vitrina de joyero, quemultiplican sus luces, revelan inusitadas signifi­caciones y se combinan en nunca vistos enla­ces..." 26

De Lope se enaltece por sobre su vasta producciónliteraria, la dramática:

MPero en lo que Lope de Vega se alza con elcetro de la invención entre todos los hombres esen la dramática. Nadie como él ha plasmado latotalidad de la vida ni de ésta nadie supo tantocomo él. Nadie como el Mpoeta del cielo y de latierra", fundió con arte portentoso -lo divino(autos sacramentales), lo sagrado (autos bfbli!=os),lo hagiográfico (asuntos de vidas de santos); conlo profano (la Dorotea)." Z7

y de Cervantes, como era lógico de presumir, suQuijote:

"La vida entera de Cervantes está en el Qui·jote. Los entremeses, la Galatea, la Numancia,todo cuanto escribió e ideó el 'Manco sano' sinexcluir las Novelas Ejemplares y de ellas El colo­quio, el Rinconete y Cortadillo y el LicenciadoVidriera, cúspides de invención literaria, son pro-

25. ---o Op. cit., p. 26.26. ---o Semillas a voleo, p. 25.27. lbid., pp. 29·30.

17

Page 26: Revista del Instituto de Cultura

ducto de la destreza, del talento o de la geniali·dad artística de su autor, sólo en el Quijote res·plandece, como las etemales ideas del filósofogriego, el genio de su inventor que domina el pa­sado, el presente y el porvenir H

•2a

Este ensayo sobre Cervantes es con el de Toledo.lo más estructurado y elaborado dentro de su prosa.En ambos se observa un plan muy cuidadoso en lacomposición. Están divididos en secciones en quepaulatina y progresivamente se va desarrollando eltema. En el de Cervantes las secciones culminantesson las dedicadas a comentar el plan del Quijote yel proceso de invención cervantino. En el de Toledola estructura es circular, se parte de la evocaciónhecha en Ponce y en su infancia por un sacerdoteespañol que le hablara de Toledo caracterizándolaen términos inolvidables:

"-¿Cómo decirte ·10 que hay en Toledo paraque tú lo comprendas?

Reflexionó el sacerdote un instante. Despuésdijo:

-Pues sabrás que en Toledo, además de tener­la los seres humanos, tienen también las cosasuna muy noble alma.

Ouedé yo asombrado, y él añadió:-En América los puentes, .Jos edificios, los

campos, las piedras, los árboles no hablan. Aquf,a 'los hombres mismos, pocas veces se les ocurrealgo importante que manifestar, y, si alguna vezhablan, lo hacen prosaicamente, mientras que enToledo las pinturas y las torres, las cuarteadasparedes, el río Tajo y los cigarrales, que son comohortecillos; los hondos aljibes y las soberbias cú­pulas de los templos, hablan como los mayorespoetas.

-y ¿de qué hablan?-jOh! ¡Es un divino hablar! ¿De qué hablan

los cantares y las poesias? De todo; de ·10 que fuey de lo que será; de desdenes y de amores; deodios y de venganzas; de esta vida presente y de·las otras vidas; de Dios y de las flores; de esohablan seres y cosas en Toledo, y siempre conmucha gravedad y excelencia... ti 29

Se visita la ciudad ya adulto y se cierra el ensayocon la vuelta al recuerdo de la infancia y la consta­tación de la verdad que se encerraba en la caracteri­zación hecha por el sacerdote:

"Después de visitar Toledo he venido a enten­der unas palabras de mi maestro de Ponce, queme sonaban a hipérbole; palabras que él pronun­ció dirigiéndose a mi. Son éstas:

-Pero no olvides que el lenguaje que hablancosas y seres en Toledo sólo 10 oyen algunos hom-

28. lbid., 37·38.29. • De América y de España, pp. 22·23.

18

bres, por ser un lenguaje superior que expresalo sustancial y 10 activo, lo que es permanente;verbo propio de la serenidad de lo inmutable, me­diante el cual las almas escogidas se reconocenperennemente como hijas de Dios, 10 mismo antesque después de descubrirse la imprenta, el vapory la' electricidad. Ese y no otro es el idioma delos salmos y de los profetas, el que habló en su­blime soliloquio el sombrío príncipe de Dinamar­ca; ese fue el lenguaje de Platón, en el que se con·fesó San Agustin y se despidió de la vida AlonsoQuijano, y en él predicó a los hombres, con pará­bolas sencillas e inmortales, el divino Sembradorde Galilea".JO

Los ensayos dedicados a los políticos recientesde la historia de España (Pi y Margall, Prim, Cáno­vas, Canalejas y Dato) acusan diferentes técnicas.

Alguno, como el de Pi y Margall, va a buscar ala infancia el móvil inspirador pero todos utilizanalgún detalle significativo para mover la considera­ción sobre la figura, como lo es el retrato dedicadoque se guardaba en su casa, en el caso de Pi y Mar­gall:

tiEn uno de los álbumes de fotografías de micasa, en lugar preferente, había un retrato, quejamás olvidaré. Era el de un venerable anciano,de muy nOQle rostro, de luengas barbas, finos la­bios, profundo mirar y amplia frente, al parecerno atormentada por ninguna inquietud. Tenía elretrato una sencilla dedicatoria, y debajo la firmade don Francisco Pi y MargallH}I

Cuatro de ellos, inspirándose en figuras trágicasutilizan muy efectivamente, como punto culminan­te de sus ensayos, los asesinatos perpetrados. 1m·presiona sobre todo el dedicado a Prim que comien­za con la evocación excelente del día desapacibledel asesinato en que el tiempo parece presagiar elsuceso trágico:

"Rabia amanecido nublado. El viento del Gua·darrama, gélido, cortante y sutil, difundía el alien­to helado de la vecina sierra... A laSl cinco se hizode noche. La vacHante luz de los faroles se debi­litó y se enturbió. Nevaba copiosamente: grandescopos descendian, en silencio, con lentitud, sobrela ciudadn.,u

Tiene también este ensayo, un carácter conciso, in­cisivo como de información periodística.

La lengua de Rafael Hernández Usera es en todosestos ensayos elegante, cuidada y expresiva. Refleja

30. lbid., p. 28.31. ---o Semillas a voleo, p. 61.32. [bid., p. 205.

Page 27: Revista del Instituto de Cultura

el conocimiento que del vemáculo poseía su autory su riqueza de vocabulario, que él mismo constan­temente pulía y ampliaba como lo demuestra su ma­nejo metódico y reflexivo del diccionario, apreciableen las anotaciones al margen de muchas palabras,que se observan en la edición que manejaba.u

Aun compartiendo este mismo rasgo expresivo(amplitud del vocabulario) no todos estos ensayosson estillsticamente similares. Los hay más sobriosy directos, de frases más cortas y sintaxis más sen­cilla en los que no abundan las frases incidentalesy los largos párrafos de oraciones encadenadas. Tales el caso con el dedicado a Toledo y con el cen­trado en Primo Otros en cambio ofrecen mayor den­sidad estilística y un cierto retoricismo que los ha­cen menos deleitosos.

IV. Consideraciones Finales

La obra literaria de Rafael Hemández Usera haestado presidida en una de sus vertientes, por elculto hacia lo hispánico. Esta predilección del en·sayista se explica por la tradición familiar, la edu­cación recibida, la especial situación de la isla enel momento en que nació y creció. Era ésta una deviolento desarraigo de lo hispánico que hizo que elmuchacho de 10 años guardara siempre una admi·ración por España, acrecentada por la estadía en~sa nación ibérica en el momento de su plenitud.

La otra vertiente importante de Rafael Hemán­dez Usera se materializa en sus trabajos, ensayos yartículos de carácter politico y jurídico que no he­mos estudiado en el presente trabajo.

La faceta investigada, sin embargo, nos revelaa un escritor poseedor de una fina sensibilidad, ca­paz de alcanzar en pasajes altura poética aliada auna sólida cultura y a un subido dominio de lalengua.

33. Real Academia Española. Diccionario de la lenguaespañola. 15 ed. Madrid, Real Academia Española, 1925.

Su obra por tanto amerita una revisión y unreconocimiento que lo libere del continuado olvidoen que ha estado sumido y sus afanes en favor de lacultura nacional con su participación en la revistaPancho Ibero y más tarde en la Editorial PuertoRico, durante los años pasados en Madrid, consti­tuyen aportes de valía para la historia cultural de supatria.

Apéndice 1: Bibliografía de la obra impresa deRafael Hernández Usera

A. Libros y Folletos

1. De América y de España. Problemas y orienta·ciones. (De 1920 a 1922). Prólogo del Conde de Ra­manones. Madrid, Librería y Editorial Rivade·neyra, 1922.

2. Luis Muñoz Marin, político y gobemante. Ma·drid, Editorial Puerto Rico, 1925.

3. Semillas a voleo (Con la palabra y con la plu·ma). Madrid, Editorial Puerto Rico, 1925.

4. Estudio histórico-critico de los arbitrajes inter.nacionales (primera etapa). San Juan, Negociadode Materiales, Impresos y Transportación, 1934.

S. Introducción al Informe sobre corporaciones yasociaciones privadas preparado por ·la Comi·sión Económica de la Legislatura de Puerto Rico.San Juan, Negociado de Materiales, Impresos yTransportación, 1934.

B. Articulas aparecidos en revistas y periódicos

6. "La ideología de Pablo Bourget", Puerto RicoIlustrado, vol. 19, núm. 958, 14 de julio de 1928,página 15.

7. "Inspiración creadora de Pascal", El Mundo, 2de julio de 1944, pág. 2.

8. "Pancho Ibero revista", Puerto Rico Ilustra·~ do, v. 30, núm. 1.547, pág. 19, 11 de noviembre

de 1939.

C. Misceldnea

9. Aclaración necesaria. En: Muñoz Rivera, Luis.Campañas Políticas, vol. 1, Madrid, ;EditorialPuerto Rico, 1925.

,19

Page 28: Revista del Instituto de Cultura

Los dibujos de Puerto Rico delnaturalista francés Augusto Plée

(1821-1823)

Por RICARDO E. ALECR1A

L AS ÚLTIMAS D~CADAS DEL SIGLO XVIII Y LAS PRIMERASdel XX vieron surgir en Europa una creciente

preocupación por la investigación científica. Testi·monio de aquella fueron las expediciones que losgobiernos y las principales instituciones científicasde Europa auspiciaron en Norte y Sur América, Asiay Afríea. Los miembros de estas expediciones hicie­ron valiosas observaciones en las ramas de la geo­logía, la botánica, la zoología y la etnografía, reali­zando importantes descubrimientos y con los espe­címenes que recolectaron, contribuyeron a enrique­cer los museos de Europa.

En el mundo científico se recuerdan con especialinterés la famosa expedición del barón de Humboldt,quien a fines del siglo XVIII y comienzos del XIXrecorrió la América del Sur y la del Norte; la deCharles Darwin (1832·1836), cuyas observaciones lehabrían de ayudar a demostrar su teoría evolucio­nista; y la enviada por España a Sur América en1783, bajo la dirección del botánico José CelestinoMutis. Otras muchas expediciones de científicoseuropeos recorrieron los continentes menos cono­cidos, contribuyendo con sus aportaciones a enri­quecer de modo permanente la ciencia universal.

Puerto Rico no quedó al margen de estas inves­tigaciones. Para el año 1797 llegó a San Juan el saobio francés N. Baudin, acompañado de un distingui­do grupo de científicos. La expedición no estabadirigida a Puerto Rico, sino a la isla de Trinidad,pero al arribar a ella la expedición halló que la mis·ma había sido recién ocupada por los ingleses, queen el mismo año habían enviado a América una po­derosa armada a la conquista de las posesiones insu·lares de España. Baudin resolvió entonces dirigirsea Puerto Rico y realizar sus estudios en esta isla.

Además de hacer las pertinentes observacionessobre la topografía de la isla, su flora y fauna, losmiembros de la expedición se sintieron obligados aayudar a la defensa de la ciudad de San Juan, cuan·.do la misma armada que antes había ocupado Trini·

20

dad bajo el mando del almirante Ralph Abercrombypuso sitio a nuestra ciudad capital en dicho añode 1797. Los 'científicos franceses y los tripulantesde su barco participaron destacadamente en la de·fensa del Castillo de San Jerónimo, cuya brillanteactuación, junto con la del cercano fortín de SanAntonio, impidió la invasión por los ingleses de laisleta de San Juan y la consiguiente conquista dePuerto Rico. Entre los expedicionarios e improvisa­dos soldados se encontraba el joven botánico fran,cés Andrés Pedro LedTÚ,· quien pocos años más tar­de habría de escribir una interesante memoria sobresu estancia en Puerto Rico.

Dos décadas más tarde, el Museo de Historia Na·tural de París envió a las Antillas, como explorador·naturalista, al joven francés Auguste Plée (1787­1825). Plée ya se había destacado como estudiosode la flora en Francia, habiendo escrito dos obras.2

El viaje del joven naturalista también tenía elapoyo de los Ministerios del Interior y de la Mari­na de Francia.

Plée salió en 1820 de Francia hacia las Antillasfrancesas, desde donde se dirige a Puerto Rico ha·cia febrero de 1821. Luego de pasar unas semanas enla isla parte hacia los Estados Unidos, donde reco­rre los estados del norte y se detiene especialmenteen la ciudad de Filadelfia,J que para entonces era elcentro científico de los Estados Unidos y sede de laAmerican Philosophical Society, fundada por Ben­jamín Franklin en 1743. En su recorrido llega basta

1. Andrés Pedro Ledrú, Viaje a la Isla de Puerto Rico...en el año 1797. Traducción de Julio Vizcarrondo. SanJuan, 1863.

2. Auguste Plée, Exotic Plant Collections in the Environs01 Paris. 1812-1814, París.

Conversations 01 a Father with his Son on Botan)' andPlant Physiolog)/. París,. 1812.

3. Marcel Raymond. -Auguste Plée et la flore américai·ne•. Les botanistes Irancais en Amérique du Nord avant 1850.París, 1957, pp. 193-201.

Page 29: Revista del Instituto de Cultura

..~,Figura I

'.'~

'.~

Figura 2

el Canadá. Plée no sólo recoge especímenes de in­terés geológico, botánico y zoológico, sino tambiénhace interesantes dibujos de edificios y escenas ru­rales. Ya para septiembre de 1821 está de nuevo enPuerto Rico, aunque no sabemos cuánto tiempodura esta vez su estancia en la Isla. Su correspon­dencia muestra que en noviembre seguía en PuertoRico, desde donde hace envíos de matedal cientí­fico a París.4 Sale luego de la isla hacia Venezuela y

4. Parke Rouse, Jr., eThe American Travels of a FrenchBotanist... Antiques, November. 1969.

a fines de 1823 escribe a París anunciando su regre­so a Martinica. En 1824 está en Maracaibo, Venezue­la y a fines de ese mismo año escribe desde SantoTomás. El 2 de noviembre de 1825 el general Don·zelet, gobernador de Martinica, escribe a París anun-

, ciando la muerte, a la edad de 38 años, del natura­lista.

El Diario de Plée fue retirado del Museo de His­tolja Natural de Pans en el año 1833 por instruccio­nes de sus herederos y se desconoce desde entoncessu paradero. Se han conservado, sin embargo, los

21

Page 30: Revista del Instituto de Cultura

"1

..

1 ,

" . ~ \ ' }:; '~. '""-- r rl'" .-:~ I lo l L L 'OO" • l "1. ",.'

ro r (-. t "'. ~~.~.......-'. ••

. rL11 ,,' -'--~ ;~_~

I q ...4:.t' .". ra.1l1:=..- . e. ·_;;fl( ....

.-.,

I tll{.r( .1" ."

JFigura J

Figura 4

dibujos que hizo a lápiz en Puerto Rico 5 y demásAntillas, así como en Norte y Sur América.

La estancia de Plée en Puerto Rico entre 1821 y

5. Deseamos expresar nuestro agradecimiento a los doc·tares Arturo Morales Camón y Thomas Mathews, de la Uni­versidad de Puerto Rico, por habemos llamado la atenciónal hecho de que en la Biblioteca del Congreso de los Esta­dos Unido~ de Norteamérica, en Washington, existían copiasde las fotograflas de los dibujos de Plée.

Manifestamos también nuestra gratitud al Sr. EdouardMorot-5ir, Consejero Cultural de la Embajada Francesa enWashington, quien ya en 1965, y n pedido nuestro, nos ayudóa conseguir fotograffas de los dibujos de Plée, y al Sr. IvesLaissus, Archivero-Bibliotecario del Museo Nacional de His·

22

1823 es de gran significación para nosotros, no sólodebido a los especfmenes científicos que recogió,sino por los 58 dibujos que realizó durante sus ex·cursiones. Es interesante el hecho de que ningunode estos dibujos es de plantas o animales: se tratade apuntes de los pueblos -varios de ellos reciénfundados- que visitó y de sus más sobresalientesestructuras, así como de algunos de los principalespuertos y bahías de la Isla. Uno solo de los dibujos

toria Natural de París, quien nos brindó datos adicionalessobre el joven naturalista.

Page 31: Revista del Instituto de Cultura

Figura 5

¿. ~~

~~. \ \., .

~, :;--'-~---~ 1

-- _...-.:;:- ..- -- ...1

Figura 6

por excepción, representa un cerní o .. ídolo de tres

puntas", característico de los indios taínos.'Entre los 58 dibujos que hemos visto y de los

cuales obtuvimos copias del Museo de Historia Na·tural de París, han llamado especialmente nuestraatención los de los puertos y bahías de la Isla. Sucrecido número, tanto como sus detalles. y las anota·ciones que los acompañan nos hacen sospechar que

6. Ricardo E. Alegria, cEI primer dibujo de un objetoarqueológico de Puerto Rico». Revista del Instituto de Cul­tura Puertorriqueña, núm. 66, enero-mano de 1975, San Juande Puerto Rico.

tales dibujos tienen, independientemente de su pro­pósito artístico, un fin militar. Es posible que Pléehubiera recibido instrucciones específicas 7 para rea·

7. Para los años 1820-1823 Francia mostraba un marcadointerés en el Caribe, y no era de su agrado la política seguidapor el Gobierno Constitucional que regia en España. En elaño 1823, con el beneplácito de Fernando VII, tropas fran.cesas invadieron la penfnsula para poner fin al régimenconstitucional.

Indudablemente, Francia se preparaba a la eventualidadde tener que invadir a Puerto Rico si éste se separaba deEspaña o si era ocupada por tropas de las recién creadasrepúblicas suramericanas, cuyos corsarios amenazaban yala Isla.

23

Page 32: Revista del Instituto de Cultura

Figura 7

Figura 8

lizar apuntes de lugares y estructuras de eventualvalor estratégico en caso de guerra. El hecho de queel Ministerio de Marina de Francia fuera uno de losauspiciadores de su viaje a América 'parece corrobo­rar nuestra sospecha.

Los dibujos de las bahías de Guánica y de Ense·nada ofrecen valiosa información para el caso de undesembarco. En el del pueblo de Aguadilla se mues·tra el fortín de San Carlos. También ofrecen deta­lles de interés militar los apuntes de los puertos dePonce, Cabo Rojo, Mayagüez y Fajardo. Los islotes

24

frente a las costas de esta última población son ob·jetos de un dibujo especial.

Completan el grupo de estos apuntes de interésmilitar los dibujos sobre las principales fortifica·ciones de San Juan.

Plée no era un gran dibujante. Sus dibujos, deescaso valor artístico, son apuntes hechos rápida­mente, sin mucho detalle y a veces extremadamenteesquemáticos.

Es en la arquitectura donde el joven naturalistadetiene con mayor interés su atención y de la quenos deja los mejores dibujos, así como lus más inte·

Page 33: Revista del Instituto de Cultura

Figura 9

Figura /0

"

resantes desde el punto de vista histórico y arqui.tectónico.

Estos apuntes ilustran las rústicas construccio­nes de nuestros campos y pueblos que ya, a finesdel siglo XVIII había visto y descrito otro naturalis­ta francés, Pierre André Ledrú. En muchos de ellos,recién fundados sólo existía la rústica iglesia de ma­dera y alguna que otra casa del mismo material emeplazada frente a la explanada sin pavimentar queservía de plaza.

Algunos de los dibujos, como el que ilustra los

corrales de pesca del río de Loíza, poseen un granvalor etnográfico.

La colección completa de reproducciones foto­gráficas de los dibujos de Plée ha sido depositadaen el Archivo General de Puerto Rico.

A continuación ofrecemos una breve descripciónde cada uno de los 41 apuntes cuyas fotografías sereproducen en este número de la Revista, y que sonlos de mayor interés histórico-,arquitectónico.'

8. En esta somera descripción de los dibujos de Pléeno hemos seguido los números con que algunos de ellos

2S

Page 34: Revista del Instituto de Cultura

Figura 11

.~ ... .,.,...... .,

I

Figura 12

Plée dedica seis de sus más interesantes dibujosa las principales edificaciones militares y religiosasde San Juan. Cinco de ellos ilustran aspectos de lasfortificaciones que defienden la entrada de la ciu­dad capital por mar y tierra.

El Castillo del Morro (fig. 1) muestra su entradaprincipal, con detalles generales de su portada y dela muralla almenada que culmina al este con el bas­tión de Tejeda y al oeste con el de Austria. Un re·

están marcados pues en muchos casos se observan dos nu­meraetones distintas y en otras no se muestra ningúnnúmero.

26

ducido pelotón de soldados marcha frente al Cas­tillo. Otro dibujo muestra aspectos de la secciónoeste de la muralla de Morro, con detalles de laCasa Blanca (fig. 2). Esta figura como una torre dedos plantas, en forma de "L", cuya parte principaltiene techo de dos aguas y muestra dos contrafuer·tes. Junto a la construcción se levanta otro edificiode una sola planta. A la derecha se puede observaruna vista muy esquemática de la fachada de la Ca­tedral y de 'otras edificaciones de la ciudad.

El Castillo de San Cristóbal (fig. 3) es objeto deuno de los más detallados dibujos. A la izquierda

Page 35: Revista del Instituto de Cultura

Figura lJ

//

.- -', .

.-. '-, I...

Figura 14

aparece la rampa de acceso y el cUlll·tel, a~í comola muralla almenada que defiende la entrada portierra a laeciudad capital.

Otro dibujo de las fortificaciones es el tituladopor Plée "La Alameda" (fig. 4). En él se muestraparte de los bastiones del Castillo de San Cristóbalque defendían la bahía. En esta se puede observarun pequeño velero y, al fondo, una vista de lo queera entonces Cataño.

Un importante dibujo de la ciudad capital es elde La Fortaleza (fig. S). El mismo muestra una vistadesde el norte. Sobre la muralla que circunda la

ciudad, aparece una de las torres, que ha perdidolas almenas y junto a ésta, los edificios que integranel Palacio de Santa Catalina. Bajo la muralla, en elmar, hay varias pequeñas embarcaciones.

El otro dibujo de la ciudad representa a la Cate­dral (fig. 6), vista desde el noreste. Sobre el campa­nario de la torre se observa una cúpula que hoy noexiste. También se puede ver la cúpula y linternade una de las capillas. Adosado al lado sur de latorre hay un edificio, rematado por una espadaña,que debe haber sido la Casa Parroquial. En el extre­mo derecho del dibujo se muestra la fachada este

27

Page 36: Revista del Instituto de Cultura

I -

I

Figura 15

Figura 16

del Convento de las Carmelitas, y -como entoncesno existía en las Caletas ninguna construcción de dosplantas- se muestra una vista de la bahía con al·gunas embarcaciones.

A la ciudad de Ponce dedica PIée dos dibujos. Elprimero da una vista general de la población (fig. 7)en la que alrededor de la iglesia, que se presentagrande e imponente, ya hay un buen número decasas. Junto a la plaza hay un solar cercado en elque hay un edificio. No sabernos si se trata de unaermita o, quizás, de un cementerio. El otro dibujopresenta al puerto de Ponce (fig. 8). En el mismo se

28

destaca un pequeño fortin con tejado cónico sobreel que flota una bandera española. Hay tres goletascerca del puerto, en el que se ven otros edificios.

Al pueblo de Adjuntas dedica dos apuntes. Unode ellos parece representar el centro de la pobla­ción, en el que se observa una construcción de ma·dera que podría ser: la iglesia y una serie de casasen los alrededores. Estas casas esquemáticamentedibujadas, exhiben los característicos socos o postesde madera altos sobre los que se construían aquellascon el doble fin de librarlas de las inundaciones yde permitir a los hombres a caballo entrar bajo

Page 37: Revista del Instituto de Cultura

,I,.

//

Figura 17

Figura 18

ellas. Los techos de estas casas son por lo generalde dos y cuatro aguas. Al extremo derecho delUBourg de las Adjuntas" (fig. 9) aparece una cons­trucción que parece representar uno de los peque­ños obeliscos que se levantaron en diversas ciuda­des del país para conmemorar el Gobierno Consti­tucional de 1820, vigente entonces en España. Lasaltas montañas de Adjuntas dominan el paisaje defondo.

El otro dibujo de Adjuntas, titulado "Pueblecitode las Adjuntas" (fig. 10) es un área rural en cuyocentro hay una pequeña construcción, aparentemen-

te de madera, rematada por una cruz que indica seruna iglesia o ermita. En sus alrededores y las la­deras de las montañas que circundan el valle hayvarias construcciones de madera, y árboles. Debe­mos tener en cuenta que Adjuntas tenía sólo sieteaños de fundada (1815) en la época en que Plée lavisitó. y que la iglesia de mampostería no se cons­truyó sino hasta el año 1848.

Guayama está repr~sentada por un solo dibujodel centro del pueblo (fig. 11). La iglesia 9 con tejado

9. No se trata de la actual iglesia, cuya construcción nose terminó hasta 1873.

29

Page 38: Revista del Instituto de Cultura

\\

..J~

,-

~.. ''JJ'rl&~.~__ t..'" •

Figura 19

Figura 20

de dos aguas está todavía en construcción y en parte~¡n techar. Junto a la misma se ven algunas casas,dos de ellas en construcción. En la esquina derechahay una casa sobre socas, típica de los pueblos puer­torriqueños de la época y que tanto habían llamadola atención al naturalista Ledrú en 1797.

De Caguas, fundada en 1775, hace Plée dos dibu­jos: uno de la entrada del pueblo en que se muestraun ~ino de tierra y, junto a un corral, algunasconstrucciones con techos cónicos y casas con teja­dos a dos aguas (fig, 12). El otro dibujo lleva por

30

título "L'église 10 et la Place de la Constitution" (figu­ra 13). En el margen derecho superior del dibujo selee además: "Caguas", El apunte muestra un árealibre de construcción excepto la de una aguja u obe­lisco conmemorativo de la Constitución españolade 1820, que, poco después de la visita de Plée ha­bría de ser suprimida por las fuerzas invasorasfrancesas de los "Cien mil Hijos de San Luis", Fren-

10. Esta iglesia, comenzada hacia 1798, se había termi·nado de construir poco antes de la visita de Plée al pueblo.La misma desapareció más tarde, construyéndose otra quea su vez fue sustituida por la actual.

Page 39: Revista del Instituto de Cultura

Figura 2/

Figura 22

te a la "plaza" está la iglesia, con techo de dos aguasy grandes contrafuertes laterales. A ambos ladosdel edificio hay hileras de casas rusticas. Entre ellas,a la izquierda, se muestra \1l1 edificio al parecer demampostería, con azotea.

El dibujo dedicado al pueblo de Sabana Grande,fundado en 1813, sólo nueve años antes de la visitadel naturalista francés, muestra la iglesia de SanIsidro Labrador y Santa María de la Cabeza (fig. 14).El. apunte, aunque muy esquemático, ilustra la bó­veda de la capilla mayor y una torre. A su alrededorhay algunas casas rústicas.

Un dibujo de gran interés, el del .. Pueblito deHormigueros ou Montserrat" (fig. 15), que entoncesera aún un barrio 11 de San Germán; muestra laimportancia que ya había adquirido la ermita dedi­cada a conmemorar el milagro de la Virgen de Mon­serrate. La ermita, con su torre y espadaña, apareceal tope de la loma, alrededor de la cual un númerode casas campestres ya han formado un villorrio.

De la Villa de San Germán, Plée dibuja el centrode la población (fig. 16). A la izquierda se observa

11. El pueblo no se fundó como tal hasta 1874.

31

Page 40: Revista del Instituto de Cultura

~- -~ ----,

(0,.111#'- '-,,'-;)....,. '~:cJ. I

J J' f~ ...... ,.;/., ~#4

~J:

Figura 23

..

Figura 24

la iglesia parroquial, con dos bóvedas. Frente a lamisma hay una plaza rodeada de hileras de casas,aparentemente de madera, y de tejado a dos y cua­tro aguas. El otro extremo de la plaza y en primerplano está la ermita de Porta Coeli, con su techode dos aguas y su sacristía en la parte posterior.Sobre la ermita sobresale una pequeña cruz, quepuede ser parte del convento de dominicos que allíexistía. A lo lejos, en un alto, figura una interesanteconstrucción que puede representar otra ermita oel Hospital de la Concepción, que existió en dichopueblo.

32

Dos dibujos realizó de Cabo Rojo el joven natu­ralista. Uno de ellos presenta el puerto (fig. 17). Seobserva en él una estrecha entrada a la bahía, entreun promontorio de la costa y un pequeño isloteguarnecido de una torre o fortín, con su bandera.Junto a la costa figuran algunas embarcaciones devela. En la costa se advierte una palmera junto auna pequeña casa. El otro dibujo muestra el centrodel pueblo (fig. 18). A la izquierda, en primer plano,hay un interesante puente de piedra y, detrás, unaiglesia con su torre. Al otro lado, junto al caserío seadvierte otra edificación, con espadaña, que parece

Page 41: Revista del Instituto de Cultura

Figura 25

-.

--If

et. ~~lrLdL 4' lifj.:i,írI_.

Figura 26

ser la primitiva ennita de San José, la primera enconstruirse en dicho pueblo.

Cayey, que había sido fundado como pueblo en1773, es ilustrado por PIée en dos dibujos. En el pri­mero, una vista desde las montañas que circundanla población, se ofrece una ligera impresión del po­blado, destacándose la iglesia, con la bóveda de lacapilla mayor, y unas casuchas de madera a su al·rededor (fig. 19). En el segundo dibujo se presentaWla vista lateral de la iglesia (fig. 20) que se habíaacabado de construir pocos años antes (1813) de lavisita de Plée, y que es básicamente el mismo edifi·

cio actual. Este dibujo de la iglesia de Cayey es unode los más detallados y cuidadosos del joven natu­ralista.

Otros dos dibujos dedica Plée a Yabucoa, funda·do en 1793, y cuya iglesia, bajo la advocación de losSantos Angeles Custodios, fue erigida al año siguien.te. Poco después de la visita de Plée al naciente pue·blito fue destruido por el huracán de Santa Ana,salvándose en parte su iglesia. En el dibujo (fig. 21)se muestra ésta con techo de cuatro aguas y una ela­borada portada, emplazada en un alto, libre de cons­trucciones, que fonna un atrio natural. A ambos la·

33

Page 42: Revista del Instituto de Cultura

Figura 27

.' .

Figura 28

dos hay calles con casas. A la derecha figura unade las típicas casas campestres erigidas sobre socosde madera. Junto a ésta se ve un pilón de madera,de los usados por nuestros campesinos para pilarcafé.

El dibujo de "El Pueblo de Gurabo" (fig. 22),muestra unas pocas casitas de madera en los alrede­dores de un edificio mayor, aún en construcción,que parece representar la iglesia. Sabemos que ungrupo de vecinos de este antiguo barrio de Caguashabía obtenido la fundación de este pueblo en 1812,sólo diez años antes de la llegada de Plée.

34

Patillas, fundado en 1811, es otro de los puntosvisitados por Plée, quien en el apunte dedicado alpueblo presenta un pequeño centro urbano formadopor una rústica iglesia de madera y algunas edifica­ciones construidas sobre altos postes (fig. 23). Juntoa la iglesia hay dos casas en construcción cuyos te·jados, aún no cubiertos, usa Plée para ilustrar laarmazón interna de los techos de dos aguas. Laiglesia de madera subsistió hasta 1848.

El pueblo de Cidra nos lo muestra Plée a distan­cia, con su iglesia con bóveda sobre el altar mayor yun reducido número de casas a ambos lados (fig. 24).

Page 43: Revista del Instituto de Cultura

//: ,I~ /

Ii I" - lA-r ' I

/ ..

Figura 21)

t~~

Figura 30

Fajardo recibe especial atención de Plée, quienle dedica tres dibujos. Dos de éstos ilustran su cos­ta, los islotes que hay frente a ella y el puerto de lapoblación con sus casuchas y bohíos (fig. 25). Porser uno de los puntos por los cuales llegaba a la Islagran parte del contrabando proveniente de las IslasVírgenes y las demás Antillas Menores, había unreducido destacamento militar en este puerto quedos años después (1824) de la visita de Plée fue ocu-

"palla por el comodoro norteamericano R. David Por­ter, creándose como consecuencia un problema di-

plomático entre España y los Estados Unidos. Estosdos dibujos, como los otros ya mencionados de lascostas y bahías principales del país tenían un claropropósito militar.

El tercer dibujo muestra el pueblo de Fajardo(figura 26) en las faldas de las montañas de Luqui­Uo, que se ven al fondo. En el pueblo figura la igle­sia, con sus torres y bóvedas, r~deada por pequeñascasas de una y dos plantas. Esta iglesia fue sustitui­da en 1815 por la actual, que ha sido objeto de nu­merosos cambios.

3S

Page 44: Revista del Instituto de Cultura

.-

,.

I

Figura 31

Figura 32

El "Pueblo Viejo de la Tuna"p o sea, la antiguaIsabela, es también objeto de un. dibujo que sólomuestra el edificio que al parecer servía de igleA

sia (fig. 27) -una típica casa campestre con techode cuatro aguas y rematada de una cruz- y entreun palmar de cocos, junto a lo que podrían ser rui­nas de edificios abandonados, otra casa campestre.

12. Desde el año 1725 existía, al lado izquierdo del ríoGuajataca el pueblo de San Antonio de la Tuna, fundadopor el Gobernador Mendizábal. En 1818 la población se tras­ladó al actual sitio de Isabela, quedando abandonado el pri·mitivo lugar.

36

El dibujo del "Pueblito de Trujillo Alto" (figu.ra 28), que estaba entonces ubicado en la ribera delrío de Lofza, es muy esquemático y s610 muestrala portada de la-iglesia, construida en 1817 -y cuyasruinas aún subsisten- y algunas casas de -maderaen sus alrededores.

Bajo el título de "L'église et la Place de la Cons­titution" nos muestra Plée en otro apunte el pueblode Maunabo con su pequeña iglesia de techo a dosaguas y una pequeña torre o can;¡panario en su parteposterior (fig. 29). Cerca de la iglesia aparecen doscasas grandes construidas sobre socos con techo de

Page 45: Revista del Instituto de Cultura

-'. ,

Figura 33

Figura 34

cuatro aguas y largo balcón volado. Entre las casashay un hombre -al parecer un milician" - tocadocon un gran sombrero de paja y portando al cintoun espadín o machete. Otras casas, trazadas muyesquemáticamente forman calles al otro lado de laplaza.

En el caso de Aguadilla, Plée hace c. tro dibujoque también creemos tiene propósito mih... ~. puesademás de dar una vista de su amplia bahía destal.<lla situación del fortín que para entonces la defen­día (fig. 30). El pueblo había sido atacado variasveces por corsarios en los años anteriores a la visita

de Plée. El dibujo es muy esquemático y sólo mues­tra el caserío que existía junto al mar. El naturalis­ta hizo también un 'Úbujo (fig. 31) de la fachada dela iglesia de Aguadilla, que entonces sólo tenía unatorre. El cuerpo de la iglesia sólo está ligeramenteapuntado, observándose que el techo era de dosaguas.

Uno de los dibujos más interesantes es el quenos muestra la hacienda del Plantaje, en Palo Seco,co~ su ermita (fig. 32). Esta ermita, de la cual sólose conservan en la actualidad cuatro paredes consu .bóveda, aparece con una bella espadaña indica·

37

Page 46: Revista del Instituto de Cultura

Figura 35

Figura 36

tiva de la importancia que tuvo la misma. Señalandosu ubicación próxima al río de Bayamón, Plée mues­tra en su ribera el casco de una goleta y una canoaque navega- por aquél.

La villa de Coamo está representada en dos dibu­jos. Uno de estos destaca la antigua ermita de Nues­tra Señora de Valbanera, 'hoy desaparecida, y fren­te a ésta la bella iglesia parroquial del siglo XVIII,una de las más importantes del país. Cerca de lasdos iglesias aparecen algunas casitas de madera (fi­gura 33).

El otro dibujo de Coamo ilustra el conocido ma-

38

nantial de aguas termales de la población. El apuntees muy esquemático y sólo muestra el manantialque brota de la roca. Ya en 1821, en Bristol, NuevaYork, Plée había mostrado interés por otro manan·tial de aguas termales y había hecho un dibujo delmismo.

Arecibo está representado por dos 'dibujos: unomuy esquemático, que muestra a algunos hombresa caballo cruzando el río, junto a una casita y un,palmar. El otro dibujo, más detallado, muestra elcentro de la Villa (fig. 34). Con la iglesia, flanqueadapor hileras de casas rústicas, y, al fondo, el río. La

Page 47: Revista del Instituto de Cultura

• t

. Figura 37

....J' .•• ~

(_~ _ .. I "ii ... ,..-1 o'

Figura 38

,

iglesia había sido construida poco antes de la visitade Plée, pues en 1787 un terremoto había destruidola anterior.

En Canóvanas, Plée se interesa por ruinas espa·iiolas antiguas, posiblemente de trapichés de cañade azúcar. Uno de los dibujos muestra un edificio dealguna importancia con arcadas en sus dos plan­tas (fig. 35). El otro presenta un edificio, tambiénde dos plantas, que al parecer ha perdido el techo.Junto a dicha estructura hay un hombre -quizásun esclav~y al fondo, una ruina circular de ladri-

Dos, que parece representar la base de un molinode viento (fig. 36).

Otro de los dibujos, de gran interés etnográficoes el que muestra la desembocadura del río de Lot­za con los corrales de pesca que servían para re­presar la corriente y facilitar dicha tarea. En elapunte se ilustran también algunos caballos cruzan­do a nado la boca del río y las canoas que se usabanpara navegar por él (fig. 37).

El dibujo dedicado a Humacao nos muestra elcentro de este pueblo, con su iglesia sin bóvedas,aún en proceso de construcción. En los alrededores

39

Page 48: Revista del Instituto de Cultura

.,

'1•"J /(

J

Figura 39

!/

=---_.

,y

Figura 40

hay varias casas pequeñas y una pequeña ermita (fi­gura 38).

En otro apunte Plée muestra el centro del pue­blo de Toa Alta (fig. 39) con su iglesia de mamposteoría parcialmente construida y cerca de ella, algunascasas.

Otro dibujo muy esquemático es el que ofrecedel pueblo de Yauco (fig. 40). Este apunte sólo mues­tra 'las casas de madera que formaban el poblado,sin que se destaque entre ellas ningún edificio quepueda identificarse como iglesia.

Con el propósito de mostrar uno de los dibujos

4{)

de carácter militar hemos mcluido entre las repro­ducciones el apunte del puerto de Ensenada Honda(figura 41).

Hay otros dibujos, como hemos dicho antes, quetienen el propósito de ofrecer información de inte­rés militar, posiblemente con el fin de facilitar undesembarco. Estos dibujos de poco interés arqui­tectónico, son los siguientes: las riberas de los ríosBayamón S Luquillo; los puertos de Mayagüez, En­senada Honda, Guánica y Arecibo; la Punta de Agus·tino Martínez, entre Fajardo y Luquillo; los islotesde Fajardo; el paso del río de Luquillo a Fajardo;

Page 49: Revista del Instituto de Cultura

Figura 41

una vista de las montañas de Luquillo desde la cos­ta, el paso del río de Arecibo y los islotes de Fa-jardo. .

Otro dibujo de interés militar es una vista de lasilueta de la isla de Vieques desde efSur.

Plée también hizo un dibujo de la casa campes­tre de Mr. Harry Biust. En este se muestra un babiay una hilera de palmeras. No se indica la poblacióndonde estaba dicha casa.

En Loíza, el naturalista se interesa por una cuevay hace un dibujo muy esquemático de la misma. Esprobable que se trate de la Cueva de María la Cruz,donde en 1948 descubrimos la más antigua evidenciadel hombre en Puerto Rico.

Todos estos dibujos de Plée tienen hoy un graninterés histórico ya que nos muestra gráficamentelo que eran los pueblos de Puerto Rico hace siglo ymedio. Es lamentable que no podamos tener las im·

presiones del joven naturalista sobre la vida y cos­tumbres de nuestros antecesores en esos pueblosque él visitó y que no se baya conservado un Diario,como en el caso de la expedición científica francesade 1797, que nos legó los comentarios y observacio­nes de LedIÚ. sobre el país. tZ.

Quizás, algún día, en alguna biblioteca francesaaparezca el Diario perdido de Plée y este descubri­miento dé un mayor valor a los dibujos que nos legóel naturalista francés.

12. El recuerdo de su visita a Puerto Rico ha quedadoen el nombre cientlfico de algunas de las plantas que él des·cubrió y c1asi(icó. En su memoria ha quedado el I[éneroPleodendron, cuya única especie, según Chardón. el P. ma­cranthum. es el .Chupacallos-, conocido solamente en laSierra de Luquillo. Carlos Chardón, Los naturalistas en laAmérica Latina. Tomo 1, República Dominicana, 1949, pági·na 313.

41

Page 50: Revista del Instituto de Cultura
Page 51: Revista del Instituto de Cultura
Page 52: Revista del Instituto de Cultura
Page 53: Revista del Instituto de Cultura
Page 54: Revista del Instituto de Cultura
Page 55: Revista del Instituto de Cultura

"l