revista del instituto de cultura

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ANTROPOLOGIA LITBRATURA 'PEATRO ARQUITECTURA HISTORIA ARTES pumCAS MOsrCA ABRIL-JUNIO, 1968 San uan de Puerto Rico

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Primera serie número 39, abril - junio de 1968.

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Page 1: Revista del Instituto de Cultura

ANTROPOLOGIA

LITBRATURA

'PEATRO

ARQUITECTURA

HISTORIA

ARTES pumCAS

MOsrCA

ABRIL-JUNIO, 1968

San uan de Puerto Rico

Page 2: Revista del Instituto de Cultura

R E v 1 s T ADEL INSTITUTO

DE CULTURAPUERTORRIQUEÑA

JUNTA DE DIRECTORES

Guillermo Silva, Presidente

Enrique Laguerre - Aurelio Tió - Teodoro Vidal

Arturo Santana - Esteban Padilla

Milton Rua

Director Ejecutivo: Ricardo E. Alegría

Apartado 4184 SAN JUAN DE PUERTO RICO

AÑO XI 1968ABRIL - JUNIO

SUMARIO

Núm. 39

T.J'\ herencia lingüística de Canarias en Puerto Ricopor Manuel Alvarez Nazario. . . . . . .

Eugenio María de Hostos, Miguel Angel Asturiasy el tema de las generaciones en Hispano­américa

por Adelaida Lugo-Guernelli .

Décimaspor José Emilio González

1

s

8

23

Semblanza de Emilio S. Belavalpor Eladio Rodríguez Otero. . . . . .. 9

El inventario de la Catedral de San Juan en 1808por Arturo V. Dávila 11

Exposición de A. Prats-Ventós 18

Bernardo de Balbuena: Reflejo en Puerto Ricode las letras españolas del Siglo de Oro

por Josefina Rivera de Alvarez . . . . . 20

La recién nacida sangrepor Luis Rafael Sánchez

Dime qué sabes de ti mismapor Pedro Campaña. . . . . . . . . . 2S

Angel Luis Morales y las letras hispanoamericanaspor José Ferrer Canales . . . . . . . . 27

La iglesia de San Josépor Manuel Joglar Cacho. . . . . . . . 31

Miguel Poupor Juan A. Gaya Nuño. . . . . . . . 34

Page 3: Revista del Instituto de Cultura

Semblanza de don Miguel Poupor José R. Oliver

José Gautier Benítez, periodistapor Socorro Girón de Segura

Décimo Festival de Teatro Puertorriqueño 1967por Francisco Arriví. . .

Centenario de Antonio R. Barceló

Antonio R. Barcelópor Ricardo E. Alegría .

El problema de Puerto Ricopor Antonio R. Barceló .

Una noche con Barceló en Caguaspor Luis Lloréns Torres .

Bibliografía Puertorriqueña 1967 .

SEPARATA DE ARTE:

LA CASA DE HACIENDA GRANDE,por José R. Oliver (polímeros acrílicos).Colección Familia Alegría Pons.

PUBLICACION DELINSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUERA

Director: Ricardo E. Alegría

Ilustraciones de Carlos Marichal

Fotografías de Jorge Diana

Aparece trimestralmente

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Suscripción anual .................................•••..•.••.•..•..•..................... $2.50

Precio del ejemplar $0.75

[Application tor second dass mall privilege pending atSan Juan, P. R.]

DEPOSrro U!GAL: B. 3343· 1959

IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJABARCELONA - PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA

Page 4: Revista del Instituto de Cultura

COLABORADORES

Page 5: Revista del Instituto de Cultura

JosÉ EMIUO GONZÁLEZ nació el 17 de fe­brero de 1918 en Gurabo, Puerto Rico.Cursó la enseñanza primaria en su pue­blo natal y la secundaria en Caguas.Siguió estudios superiores especializadosen Filosofía y en Ciencias Sociales en lasUniversidades de Puerto Rico, Chicago,Columbia, California. Se recibió de maes­tro en Artes en la Universidad de Bostoncon la disertación Hostos como filósofo.Fue redactor del diario La Prensa, enNueva York e instructor de ciencias so­ciales en la Universidad de P.R. dondeactualmente profesa en el Colegio de Es­tudios Generales, sección de Humanida­des. Desde joven ha cultivado la poesíaen la que se manifiesta su honda preocu­pación por el destino de su patria. Hapublicado el libro Profecía de Puerto Ri­co (1954) y ensayos filosóficos literariosentre los que se encuentran: Nuestra Pa­tria: Ideales para la educación de PuertoRico; Cervantes y la libertad; Criteriosde la Universidad; Cántico mortal a Juliade Burgos (1956); Parábola del Canto(1960), Los poetas puertorriqueños en ladécada del Treinta (l.C.P., 1960); JosefinaRomo Arregui en el arte de su palabra(1961).

ELADIO RODRÍGUEZ OTERO, escritor, aboga­do y hombre de empresa, nació en RíoPiedras, Puerto Rico. Bachiller en Artesde la Universidad de George Washingtony en Derecho de la de Puerto Rico, enla Universidad de Harvard se recibió demaestro de Derecho (1943) y en Artes(1947), con especialización en CienciasPolíticas. Fue catedrático de esta discipli­na en la Universidad de Puerto Rico yha participado destacadamente en activi­dades de índole cultural y política, dis­tinguiéndose por sus gestiones públicasen defensa del idioma del país. Miembrode la Junta de Directores del InstitutoPuertorriqueño de Cultura Hispánica ydel Directorio del Congreso Puertorrique­ño Anticolonialista, ocupa desde el añopasado (1967) la presidencia del AteneoPuertorriqueño.

Page 6: Revista del Instituto de Cultura

MANUEL ALVAREZ NAZARIO nació en Aibo­nito. Maestro en Artes de la Universidadde Puerto Rico, en 1954 se recibió dedoctor en Filosofía y Letras de la Uni­versidad de Madrid. Desde 1949 profesauna cátedra de lengua española en el Co­legio de Agricultura y Artes Mecánicasde Mayagüez, de cuyo Departamento deEspañol fue director. Dedicado a los es­tudios lingüísticos, ha publicado las obrasEl arcaísmo vulgar en Puerto Rico (sutesis doctoral) y El elemento afronegroi­de en el español de Puerto Rico (1961),libro premiado por el Instituto de Lite­ratura Puertorriqueña y publicado por elInstituto de Cultura Puertorriqueña.

JosÉ R. OLIVER nació en Arecibo en 1901.Comenzó estudios formales de pinturaen Barcelona, España, con el profesorFélix Mestre, luego sucesivamente, Ferrán,Carlos Vázquez y Mufren, ingresandoluego en el grupo de expositores de lasGalerías Layetanas de Barcelona, habien­do estudiado además, en los Museos delPrado, Louvre y el de Arte Románico deBarcelona. En la actualidad es profesorde Arte en la Universidad de Puerto Ricoy Director de la Escuela de Artes Plásti·cas del Instituto de Cultura Puertorri­queña.

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Josti FERRER CANALES nació en San Juan.Obtuvo la maestría en Artes en la Uni·versidad de Puerto Rico y el título dedoctor en Letras en la Universidad Na­cional Autónoma de México (1952). Fueprofesor de las Universidades de PuertoRico y Dillard (Nueva Orleans), y actual­mente desempeña una cátedra de Españolen la Universidad de Howard ('Washing­ton, D.C.). Ha dictado conferencias so­bre temas puertorriqueños e hispano­americanos en Cuba, México y EstadosUnidos, y colaborado con numerosos tra­bajos en periódicos y revistas culturalesde ambas Américas.

MANUEL JOGLAR CACHO nació en Morovis,Puerto Rico, el 20 de marzo de 1898. Siem­pre ha vivido en Manatí. Autodidacta. Hacolaborado en diferentes revistas insula­res y extranjeras. Ha publicado los si­guientes libros: Góndolas de nácar (1925),En voz baja (1944), Faena íntima (1956),Soliloquios de Lázaro (1956), Canto a losángeles (1957), Ultimo surco (1962), Lased del agua (1965), La canción que vacontigo (1967). El Ateneo Puertorriqueñoha publicado sus poemarios Canto a losángeles y Por los caminos del día (1958),obras premiadas en el Certamen de Na­vidad de 1957 y 1958, respectivamente.

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LUIS RAFAEL SÁNCHEZ nació en Humacaoen 1936. Dramaturgo y cuentista, es unode los valores más serios de la nueva ge­neración literaria puertorriqueña. Desdela puesta en escena de su primera obra,su nombre ha ido ganando prestigio yresonancia respaldado por las represen­taciones de sus obras en la isla y en elexterior, colaboración crítica en revistasliterarias, series para la televisión y lapublicación de su primer libro de cuen­tos En cuerpo de camisa. Ha hecho estu­dios formales de dramaturgia y cuentoen la Universidad de Columbia. Ha es­trenado: La espera, La hiel nuestra decada día, Los ángeles se han fatigado,Farsa del amor compradito, O casi elalma, La pasión según Antígona Pérez.

PADRE PEDRO CAMPAÑA nació en Sos delRey Católico, Zaragoza (España) en 1934.Es sacerdote escolapio. Se graduó demaestría en Educación en la Universidadde Fordham (Nueva York). Es profesorde la Universidad Católica de Puerto Ri­co. Ejerce actualmente como Consejerodel Departamento de Instrucción Públicade Puerto Rico-Región Sur. Ha publicadoensayos y poemas en diversas revistas yperiódicos.

Page 9: Revista del Instituto de Cultura

ARTURO V. DÁVIU. nació en San Juan.Hizo sus estudios de Licenciatura en laUniversidad de Madrid, donde se especia­lizó en Historia y obtuvo, en 1960, elgrado de doctor en Filosofía y Letras.Es autor de la obra La isla de Viequesen la historia (su tesis doctoral) y deotros trabajos de investigación sobre lahistoria religiosa y el arte en Puerto Rico,algunos de ellos publicados en númerosanteriores de esta Revista. Ocupa unacátedra de Historia del Arte y la direc­ción del Departamento de Bellas Artesen la Universidad de Puerto Rico.

JOSEFINA RIVERA DE ALVAREZ nació en Ma­yagüez y cursó estudios en la Universi­dad de Puerto Rico. En 1947 obtuvo elgrado de maestra en Artes de la Univer­sidad de Columbia y en 1954 se recibióde doctora en Filosofía y Letras de laUniversidad Central de Madrid. Desde1947 está adscrita a la Facultad de laUniversidad de Puerto Rico, en cuyo Re­cinto de Mayagüez desempeña una cáte­dra de Español. Es miembro de ·númerode la Academia Puertorriqueña de laHistoria. En 1955 publicó el Diccionariode la Literatura Puertorriqueña, obraLaureada con un primer premio del Ins­tituto de Literatura Puertorriqueña y conel premio "Club Cívico de Damas" delmismo año.

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JUAN ANTONIO GAYA NUÑo, doctor en His­toria por la Universidad de Madrid, harealizado una copiosa labor de cursos yconferencias en España, Portugal, Fran­cia, Inglaterra y Estados Unidos, dedican­do su principal actividad al libro y alensayo. Ha publicado treinta y siete vo­lúmenes, que abarcan obras de erudición,de estética y de creación literaria, entreellos La pintura española fuera de Espa­ña, Guía de los museos de España, Elarte en la intimidad, Entendimiento delarte, El santero de San Saturio y Tratadode Mendicidad. Miembro del Instituto deCoimbra y de la Hispanic Society of Ame­rica, de Nueva York. Ha sido profesorde Arte en la Universidad de Puerto Ricoy es un conocedor del arte contemporáneopuertorriqueño.

ADBLAIDA L. GUBRNBLLI nació en San Juan.Obtuvo el Bachillerato y la Maestria enArtes en la Universidad de Puerto Rico,y en la de Nueva York se recibió dedoctora en Literatura comparada, espe­cializándose en estudios de Literaturahispanoamericana. Estudió, además, enla Universidad de Berkeley (California),y en otras universidades de México, Es­paña e Italia. Ha sido catedrática en !aUniversidad de Puerto Rico, en la deBerkeley y en la Universidad de NuevaYork, y actualmente lo es de Españole Italiano en el Manhattan CommunityCollege (City University of New York).Es autora de numerosos ensayos y ar­tículos publicados en periódicos y revis­tas de varios países. El Instituto de Cultu­ra Puertorriqueña publicará próximamen­te su obra: Eugenio María de Hostos: en­sayista y crítico literario.

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SOCORRO GIRóN DE SEGURA, natural dePonce, estudió en la Universidad de Puer­to Rico, donde se especializó en Francésy estudios hispánicos, y en la UniversidadCatólica de Puerto Rico (Ponce), dondecursó la carrera de Derecho. Colabora­dora frecuente en la prensa del país, estalabor mereció en 1959 el premio de perio­dismo del Instituto de Literatura Puer.torriqueña. Entre las obras que ha publi­cado figuran José Gautier Benítez: obracompleta (1960); José Gautier Benítez:Vida y época. Obra inédita (1961); Grego­rio Marañón, escritor (1962), y Vida yobra de María Bibiana y Alejandrina Be­nítez (1967). Tanto este libro como elpublicado en 1961, le valieron sendos pre­mios del Instituto de Literatura Puerto­rriqueña. Es también autora del poema­rio A la sombra de la ceiba (1959). Soco­rro Girón de Segura desempeña en laactualidad el cargo de Directora de laEditorial del Departamento de Instruc­ción Pública de Puerto Rico.

FRANCISCO ARRIví nacIO en San Juan.Dramaturgo, poeta, ensayista, director deescena, luminotécnico. Se recibió de ba­chiller en artes especializado en Pedago­gía de la Universidad de Puerto Rico.Becado por la Fundación Rockefeller,estudió Radio y Teatro en la Universidadde Columbia. Fundador de la SociedadDramática "Tinglado Puertorriqueño"(1944) es autor de las piezas de teatroEl diablo se humaniza (1940), Alumbra­miento (1945), María Soledad (1947), Casodel muerto en vida (1951), Club de Solte­ros (1953), Bolero y plena (1956), Veji­gantes (1958), Sirena (1959), Cóctel de DonNadie (1964). De poesía ha publicado Islay nada, Frontera, Ciclo de lo ausente, Es·cultor de la sombra. De ensayos Entradapor las raíces, Conciencia Puertorriqueñadel teatro contemporáneo y Areyto Ma­yor. Es director de los Festivales de Tea­tro Puertorriqueño e Internacional de SanJuan y Ponce.

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RICARDO E. ALEGRÍA naclO en San Juan.Estudió Antropología en las Universida­des de Chicago y en la de Harvard, comobecario de la Fundación Guggenheim. Hapublicado diversos artículos sobre arqueo­logía y folklore en revistas del país ydel extranjero, y es autor de los librosHistoria de nuestros indios (versión ele­mental) (1952), La Fiesta de SantiagoApóstol en Loiza Aldea (1955), Los rene­gados (1965) y Cuentos folklóricos dePuerto Rico (1968). Desde hace variosaños es profesor de Prehistoria en laUniversidad de Puerto Rico, y dirige, des­de su fundación en 1955, el Instituto deCultura Puertorriqueña.

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La herencia lingüística de Canariasen Puerto Rico

Rasgos fonéticos de especial interés

Por MANUEL ALVAREZ NAZARIO

L A LENGUA ESPAÑOLA QUE TRAEN CONSIGO AL N EVOMundo los inmigrantes que llegan de Canarias

a partir del siglo XVI es una modalidad del caste­llano que se extiende con la reconquista por elMediodía de la Peninsula. No empece el hecho deque las siete islas principales de que consta el ar­chipiélago fueron conquistadas y castellanizadas endistintas épocas del siglo xv por gentes de pro­cedencia peninsular diversa, el aparente predomi­nio del elemento colonizador de origen andaluzdeterminará, por encima de las variantes insulares,un denominador lingüístico común vinculado esen·cialmente al habla del sur de España correspon­diente a la época de los Reyes Católicos y al perío­do de los descubrimientos colombinos, participan­do por lo general este español canario de las evo­luciones, en especial de índole fonética, que en elandaluz rebasan ciertos patrones medievales y aunvan más allá del uso central de Castilla.' Por otraparte, en el idioma español de las islas arraigarány se mantendrán en vigor, sobre todo en los estra.tos lingüísticos de menor cultura, infinidad de ras­gos arcaicos procedentes del castellano y de laperiferia dialectal peninsular. Se perciben tambiénen algunas de las islas (La Palma, Gomera, Hierro,Gran Canaria, Tenerife) cierta cantidad de gallego­portuguesismos o elementos aportuguesados, prin­cipalmente léxicos, explicables a la luz de las fre­cuentes e intensas relaciones en el pasado con la

1. V~D5e J. Alvarez Delsado, "Notas lobre el espallol deCanarias", RelJista de Dialet:tolo¡la 11 TNlc1it:iones Populares, 15147,In, cuad. 2do., p. 207; R. Lapesa, Historia de la ltn,ua española,'ti. ed., Nuev3 York (1962), p. 333.

cercana isla de Madeira, y, a la par, por la altaproporción de pobladores lusitanos continentalesque se establecen en el archipiélago en el XVI.

Situadas las Canarias en la ruta de los colonosque desde el siglo XVI salen de los puertos de Anda­lucía para las Antillas y la Tierra Firme americana,y partícipe el mismo archipiélago, desde dicha cen­turia, en la gesta civilizadora del orbe trasatlántico,su contribución habrá de pesar decisivamente en elafincamiento y desarrollo de las maneras de hablaren el Nuevo Mundo hispánico, y en particular enlos territorios que baña el mar Caribe, donde susemigrantes se asentarán secularmente con mayorpersistencia y volumen. Precisamente, a propósitode la intima interrelación y similaridad que existedesde los primeros tiempos de la colonización deAmérica entre el español que se extiende a la parpor las recién conquistadas islas de Canarias y porla región del Caribe, deja señalada Diego Catalánla gran importancia que reviste el papel que ju~ga

el archipiélago en el nacimiento de lo que él llama"la koiné lingüística del Nuevo Mundo":

Las Canarias son, vistas desde España, unapre-América, un mensaje del Nuevo Mundo haciaEuráfrica, y su lenguaje un anticipo del españolamericano, que nos permite iluminar desde unángulo inédito la tradicional cuestión de las re·laciones entre los dialectos de América y los dela España Atlántica.!

2. D. Catal'n. "Gl!nesls del espallol atlántico. Ondas varias attllVl!s del oc~ano", Revista dt HístorUJ Canaria, 1951, XXIV, n\1+meros 123.124, pp. 233, 239.240.

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En vista de los hechos y relaciones históricasantes expuestas, cabe pensar en la posible influen·cia canaria respecto de los abundantes rasgos fo­néticos, gramaticales y léxicos en los cuales coin·ciden las hablas respectivas de las islas y de nuestropaís (y asimismo de otras partes de la zona lingüís­tica del Caribe).

* * *

Entre los rasgos que en su conjunto determinanlos perfiles más conocidos del habla normal deCanarias -seseo, yeísmo, h aspirada en lugar de jcastellana y asimismo en vez de s en final de sílaba,caída de d terminal de palabra y en posición inter­vocal-, parejos al uso corriente del sur de Españay también, con carácter total o parcial, al de His·panoamérica, figuran otras pronunciaciones de me­nor repercusión en el cuadro de la dialectologíahispánica, pero no por ello de menor interés, ycuya existencia en el canario plantea la posibilidadde su difusión desde allí hasta aquéllos de nuestrospaíses donde se dan igualmente.

(a) Así, en primer término, en el caso de la nfinal absoluta, la cual se velariza en las islas deCanarias, tal vez como herencia directa del Occi­dente y del Mediodía de la Península (se registradialectalmente en bable, gallego, andaluz, y hoy segeneraliza en España como rasgo vulgar). Esta nvelar ya existe aparentemente en Canarias hacia elsiglo XVIII, con la misma difusión que hoy tiene,pues que pasa al Nuevo Mundo con los isleños quese establecen en Luisiana en 1778, entre cuyos des­cendientes de la parroquia de Sto Bernard, toda­vía hispanohablantes, se conserva al presente. Pa·recido origen pudo haber tenido por igual épocao antes en Puerto Rico, donde en posición final degrupo ha ganado el dominio de toda la Isla. SegúnCanfield, parece corresponder este fenómeno enHispanoamérica, en términos generales, aunque conalgunas excepciones, a los territorios donde tam­bién se da la aspiración de s final de sOaba.'

(b) A diferencia del andaluz, el sonido de ehconserva en el archipiélago la tensión de su ele­mento oclusivo inicial, presentando en general unaarticulación más retrasada que la castellana, y sibien se da como hecho menos abundante una pro­nunciación africada al modo de Castilla (así enTenerife, de acuerdo con Alvar), pareja a la queregistra Navarro Tomás en el interior occidentalde Puerto Rico, también como en Murcia y asimis-

3. Vbnse M. Alvar, El es¡l4ñol hablado en Tenmle, Madrid,1959, p. 42: R. Lapesa, op. cit., p. 301; R. R. Mac Curdy, TheSpanish DÚllect in Sto Benuzrd Parish, tallistana, Albuquerque. BISO,p. 38; T. Navarro, El elPOñol en Puerto Rico: corunbllcWn a la,eo'TOlia lin,üistica hispanoammcana, Rlo Piedras. 1948, p. 101:D. L. Canfleld, La pronunciación del español en' Ammca: ens"llohistóriclHlescriptiuo, &1014. 11l62, pp. 70-71.

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mo en nuestra isla con creciente tendencia de oestea este, se recoge una eh adherente, dorsal, de tiposemiafricado, corriente en Canarias en todos lospuntos que investiga Alvar y común a las gentesde los varios estratos sociales, al igual que lo esen Puerto Rico en el territorio donde se manifiesta.Dentro de la zona del mar Caribe encuentra' tamobién Navarro la misma clase de eh adherente dePuerto Rico, Canarias y Murcia, en sujetos de losestados de Miranda y Lara (Venezuela), en Carta­gena (Colombia) y en Santo Domingo!

Ocurren además en canario otros fenómenos deexclusiva manifestación rústica y vulgar~ en bueñamedida usos arcaicos del español que encuentraneco en Puerto Rico y en otras partes del inundohispánico. Prescindiendo de los más conocidos ydifundidos de estos rasgos fonéticos, destacarnoslos siguientes por las posibles explicaciones queofrecen respecto del origen de usos del presente ydel pasado en nuestro país:

(a) El cierre de e final, que en la Península seoye en el habla de la Ribera salmantina (esti, ma·dri, nochi, sabi), con más vigor y generalidad aprincipios de siglo que al presente, parece habersedado en canario desde antiguo según hacen suponertales pronunciaciones frecuentes entre los "isleños"de Luisiana como nochi, lechi, monti. Modernamen·te recoge Alvar en Tenerife una e más cerrada quela castellana, cuando va trabada por nasal y en po­sición final y observa que esta e cerrada ha sidonotada en dicha isla y en Gran Canaria por losescritores que remedan el habla popular y transocrita simplemente como i (arretirarsi "retirarse",tiendi "entiende", alanti, trditi, antonsih "entonces",etcétera). En Puerto Rico, Navarro Tomás tomanota de este mismo fenómeno, en 1927-1928, porla zona rural de Lares (veinti) y de Quebradil1as,Maricao, San Germán, Mayagüez, Adjuntas, Utuado,layuya, Orocovis, Vega Baja, Comerlo, Caguas, SanLorenzo, Fajardo (lechi), sitios todos, a excepciónde Fajardo, significativamente localizados en terri­torios por donde arraigó y se difundió en formamasiva en el país la inmigración canaria. Hoy díaeste cierre de e> i sigue teniendo vigencia, en par·ticular, por Lares (di Larih "de Lares", leehi, poti,cochi).'

(b) Las consonantes r y 1en final de sílaba, pordebilitamiento de sus articulaciones respectivas,

4. Vbnse R. Lapesa, op. cit., p. 333: --, "Amúlca Y launidad de la lenlua espadola", Reuista d~ Oecident., 1966, IV, 2&.t!P., no. l8, p. 308; M. Alvar, al'. cit., pp. 39-40: T. Navarro, al'.cit.. pp. 9S·98.

S. Vt!anse A. L10rente Maldonado de Guevara, Estudio solmrel habla d. la Ribera (Comarca salm"ntina ribereña del Duwo),Salamanca. 1947, p. 79: R. R. MacCurdy, op. cit•• pp. 28.19·: M.Alvar, op. cit., p. 17: M. Santiaao, ''Vocabulario popular aranca·narlo empleado por Pancho Guerra en IUJ obra", en Conrribucidnal l~zico popular d. Gran Canaria, de F. Guerra Navarro. Madrid,1965, pp. 555, S60, S64. 780, 787: T. Navarro. op. cit., pp. 251. 263.

Page 16: Revista del Instituto de Cultura

tienden a intercambiarse desde antiguo en el hablavulgar del Mediodía de España y de algunas partesde Hispanoamérica. En Canarias, según datos queaportan Alvarez Delgado y Alvar, y según se refle·ja además en la literatura costumbrista, mientrasen unas zonas se oye decir cardo, cardero por "cal­do", "caldero", en otras se oyen sul, dil por "sur","ir", tal como ilustra la frase que reproduce elprimero de los autores citados: luan va dil pal sul.El cambio -1 >-r (en arquiler, argo, arguno, morde,vuerta, etc.) parece darse en particular entre gentesde mar, en consonancia, como el opuesto, con usosregistrados en andaluz (gorpe, sordao, mardito, ertiempD), En el español de los "isleños" de Luisiana,MacCurdy anota la igualación en r (arquiler, armo­jd "almohada", cormena, cormillo, er jardin, ersupo "él supo", etc.), pero no así la inversa.

Navarro Tomás encontró que en Puerto Rico launiformación de ambos sonidos consonantes bajoel signo fonético de r tenía mayor extensión terri·torial, en 1927-1928, que el caso opuesto, dándose.dicha igualación en r (en palabras como cardo "cal·do", carvo, durce, esparda, parmillo, purga "pulga''',sordado) en diversos barrios campesinos a 10 largode las costas norte y oeste y zonas montañosas in·teriores inmediatas a las llanuras del litoral, conparticular dominio del fenómeno por el ángulosuroeste de la Isla que comprenden los municipiosde Mayagüez, Cabo Rojo y Lajas. La igualación en1 apareció extendida por el este del país (en balba,calbón, mazolca, "muelte, puelta, talde, veldd "ver­dad", etc.), mostrando su mayor arraigo en el án·gula nordeste que integran Loíza, Fajardo y Nagua­bo. Una tercera variante, que al igual que en Tene·rife, según las observaciones de Alvar, reduce lapronunciación de r y 1 a un sonido intermedio dedifícil clasificación bajo ninguno de los dos tiposanteriores, tuvo manüestación distribuida a travésde varios puntos por toda la Isla.'

(e) El paso de r y 1 finales de sílaba a i semi·vocal, registrado en Andalucía {baico, coigao, vai·ga}, en Murcia (poique) y asimismo en Canarias (eicueipo), "en el habla de gente de mar", parece ha·berse extendido a diversos sectores del español po­pular del Caribe -en Colombia (F1órez lo sitúa enBarbacoas, departamento de Nariño, y en el Cauca,hacia la costa del Paéífico, y también en Bolívar,costa del Caribe: ei duice, dei negro, dei aijibe, aipalo, a vei, saigo, etc.), Santo Domingo (en el Cibaoy el Seibo: Isabei, sueido, coimigo, cormigo, con·migo, etc.), Cuba, Puerto Rico- con la llegada a

6. VÚDSe R. Lapesa, 01'. dt., pp. 32)·314: J. Alva.rez Delpdo,Puesto de C4narítu en 14 in~sti¡4cidn lin¡iJútint, La LaIUDa deTenerlfe, 1941, p. 37; M. Alvar, 01'. dt., pp. 37.31; M. Sandaao,01" dt., pp. 526, 541, 562, 602: R. R. MacCIU'~, 01'. dt., p. 36;T. Navlno, 01" dt., pp. 76-81.

nuestras tierras, principalmente a partir del XVII,

de fuertes contingentes de pobladores procedentesdel archipiélago canario (pronunciaciones por elestilo de ei cueipo, dei pastoi, acueida, bebei, etc.se dan también entre los "isleños" de Luisiana).Hacia 1836, en casos como poique, mejoi. conside­rai, ei papei, documenta Pichardo el citado cambiofonético en el habla característica de los negroscriollos cubanos llamados "curros". Asimismo elescritor Bachiller y Morales lo anota en el len­guaje de las gentes de color nacidas en Cuba du­rante el XIX. En Puerto Rico, sin embargo, aunquese conoce desde antiguo tal fenómeno, no figurael mismo como exclusivo de la lengua de los ne­gros criollos y sí como rasgo del habla vulgar máspropiamente campesina. Aparece ya documentadoen este sentido en las Coplas del libara (1920), delarecibeño Miguel Cabrera: peidei, casaise, poi, guai­dia, poique, celebrei, moide. Después de mediadoel siglo, empero, los mencionados cambios fonéti­cos debieron de comenzar a decaer por los camposde Puerto Rico (no aparecen recogidos, por ejem­plo, en el teatro rural del aguadillano MéndezQuiñones, de 1881-1882), y ya por los inicios de lapresente centuria resultan prácticamente descono­cidos.1

(ch) La palatalización arcaica del grupo rl en·tre infinitivo y pronombre, todavía vigente en Es·paña por el sur de Ciudad Real, Andalucía y Mur­cia, se llevó en apariencias, hacia el cuarto finaldel XVIII, desde Canarias a Luisiana, donde aún seoye al presente entre los "isleños" de Sto Bernard:matallo, sembrallo, llevalle. En Puerto Rico, hastahace alrededor de unos cincuenta años atrás, dichapalatalización se daba, como y, por campos de SanGermán, Mayagüez, Las Marias, Marlcao, Rincón,Aguada. La documentación de su uso más antiguo enel país pertenece al primer cuarto del XIX: en lasCoplas del Jibaro (1920), de Cabrera (pegalle, gri.talle, mantenella), y luego, en un soneto, tambiéncompuesto en el habla rural de entonces, que sepublica con la firma de Primo Gayo el de Utuao, en1822, en un periódico de la Capital (ganaye, yeva­ye). Alonso, residente de Caguas, recoge asimismoen El libaro (1849) muestras de igual fenómeno{prometeyo, sabeyo, jugayo, jaseyo}, y más de tresdécadas después todavía lo registra Méndez Qui--

7. VÚDIe A. AlODIO Y R. Uda, "GeOl1'aUa fon~t1ca••L y .1\implosivas en espallol". Rftlút4 de FiloI0¡/4 Húpdntc4, 1945, VIl,nWn. 4, p. 339; J. Púez Vldal, "AportaciÓn de Canarias a la po­blaclÓIl de Amúlca. Su Influencia en la leDIU& y en la poeslatradicional", AnuClrlo de Estudios Atldnticos, 1955, Ill\m. 1, p. 179:L. F1órez, lA Pronunci4ctdn del I1spcmol en BOlotJ, BoIOd, 1951,pp. 202-203, 227-228; E. Plchardo, Dlccionllrio pravinCÚJI clUÍ·~o·

nodo d. tlozes c:ulxIn4S, 3ra. ed., Habana, 1862, p. VII; R. R. Mae:-Cur~, op. dt., pp. 36-37. .

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ñones, de Aguadilla, en uno de sus juguetes cómi­cos costumbristas (echayes, desiyes, buscaye, daye,arreglayos). En 1927-1928, sin embargo, no apareceya tal pronunciación en ninguno de los lugares querecorrió Navarro Tomás: el campesino puertorri­queño del presente, de no seguir en este caso lanorma de la lengua común, reduce a 1 el citado

grupo rl (lavalo, cogelo, sabela, etc.) o asimila la ra la articulación de la siguiente 1 (dejal-lo) .•

8. V&nse R. Lapesl, 01'. cit., p. 324: R. R. Mac:Cureb', op.cit., p. 31: M. Alvarez NazarJo, El QJ'clllsmo uul,QJ' en el esp.molde Puerto Rico, Mayalllez, Il151. pp. 59-61: T. Navarro, op. cit.,pp. 86, 87-88.

"Petroglifos" (grabado),por Rafael López. del Campo

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Eugenio María de Hostos, Miguel Angel Asturiasy el tema de las generaciones en Hispanoamérica

Por ADBLAIDA LUGO-GUBRNBLU

EN UN ART1cULO DE SEPTIBMBRB DB 1939, MIGUBL

Angel Asturias relacionaba a Hostos con la ge­neraci6n guatemalteca de 1920.1 Aunque breve, esetrabajo revela la profunda inquietud del autor gua­temalteco por las cosas de Hispanoamérica, espe­cialmente porque, al tratar el tema de esa deter­minada generaci6n de su país, lo hace consistir almismo tiempo en una especie de diálogo que aclarala afinidad ideol6gica entre Hostos y los miembrosdel grupo. Hoy también urge discutir el tema delas generaciones, no para dar impulso desigual ala historia de la cultura, sino para entenderla encuanto al espíritu de época e ideas con que se mo­delan las relaciones entre los hombres. Asturias pa­rece insistir en el concepto de cultura como re­creaci6n del espíritu educativo que ha de salvar aHispanoamérica: sin embargo, no 10 hace con vi­si6n miope o con falso didactismo porque no desa­tiende los aspectos estéticos ni literarios, ni pro­mulga la moral de bolsillo. El artículo está vigentepor las ideas que propugna e interes~ porque nosindica con palabras sencillas el valor de la vida yla obra de don Eugenio María de Hostos cuandoéste aún era figura incomprendida y olvidada. Elescritor que hoy saborea el Premio Nobel de Lite­ratura se acerca al ensayista puertorriqueño consimpatía y parece que defiende además el valorsemántico del vocablo educaci6n como ce-ducere_.

l. Mlluel AnRel Asturlu, "1n11uenclu de Hostol en la le­neraclón de BIZO". en Trdpico (Guatemll1a. 19)9). y reproducidoen SUI.nío Maria d. Hostos. Pn.llrino d.l id.aí (Ideario 11 tn/­balas acnea d. Hostos. r.copdos " publicados por ¡¡u••nío Car­los d. Hoslos), Parll. Edlcloncs Uterarlu y ArUltlCU. U-VlIJ,19S4. D6-D8.

¿No es acaso su obra un acto de educar en el sen­tido de 'que saca a la luz los valores más aut6cto­nos de la tierra hispanoamericana? ¿No está poresta misma raz6n haciéndola crecer y alimentán­dola con genuina savia?

Pero, no nos alejemos de la cuesti6n que hamotivado este trabajo y vayamos al grano. ¿Cuáleseran los ejes de la aludida afinidad? Según el

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autor, los componentes de la generación guatemal­teca de 1920 tenían, como Hostos, desconfianza enla oratoria tropical y sentían -como él- aversiónpor la política lugareña que resta sin duda univer­salidad él los ciudadanos y a los escritores. Comoel educador puertorriqueño, aquéllos pensaban enla necesidad de educar al hombre para la vida y lacultura, y se empeñaban en practicar hostosiana­mente el «mínimo propósito de querer enseñar alpueblo los conocimientos indispensables para quepudiera pensar por sí mismo».z Ese fue -a todahora- el mensaje del maestro de maestros yesofue lo que le llevó a la vasta peregrinación portantas y tan diversas zonas del saber, del ser y delquerer. Lo más curioso era que ese mensaje se re­vivía en un momento crucial de la historia del re­ferido país y, por consiguiente, el pensamiento deHostos se volvía acción y expresión de un «granamericano a una juventud que había asistido alfracaso de todos los valores intelectuales y artís­ticos, minados en su existencia por la falta de mo­ral ... »3 Hay hasta este punto, como puede advertirel lector, cierto «arielismo» en el diálogo entre Has­tos y sus «discípulos. guatemaltecos. ¿No seríamás justo quizá hablar de .hostismo» en el Ariel?

No sólo preocupaba a aquellos jóvenes la inca­pacidad para pensar de los hombres de su tiempo,sino la falta de moral. Esto último había inspiradopáginas gloriosas a Hostos quien construyó así lagran constante matemática de su preocupación porel deber moral y social. La necesidad de saber pen­sar no era en él más que la premisa mayor de unválido silogismo salvador. Poco se ha logrado hastahoy en términos individuales y, menos todavía, enténninos colectivos. Hay todavía en toda América«hambre de didáctica- como dijera Gabriela Mis­tral al referirse a los tiempos de Hostos. Y es queno se educa exclusivamente repasando los datosdel libro, sino dando acceso a aquellas actitudessaludables que sirven para encarar la vida o laexistencia, como suele decirse ahora según la mo­da o el «modismo» de la angustia. Cuando se nu­tren todas las facultades humanas del sentido su­perior que las guía y cuando no se desperdician losmedios para lograr ~sto, entonces hay educación ysurgen los pocos Premios Nobel de Literatura,que no nacen de la noche a la mañana, por arte degeneración espontánea, sino del nervio mismo de lapreocupación de ser un hombre o una mujer de latierra hispanoamericana.

Hostos, la generación guatemalteca de 1920 yAsturias nos hacen pensar en la idea de qué es serhispanoamericano, sin dejar de ser universal. Elarte y la literatura del nuevo mundo que más lla­man la atención en el extranjero son los que tienen

2. lb/d., 2)6.3. Loc. dt.

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rafces en y plena conciencia de la diferenciacióndentro de la unidad, no los que repiten las fór­mulas del viejo mundo como si fueran copias fo­tostáticas. Siempre será más hispanoamericano elarte que se apoye en lo hispanoamericano que esautóctono por su índole de mito o de leyenda don­de la raza dibuja su misterioso existir, su desti­no. Sólo los que leen por mal hábito o los infeli­ces reaccionarios que nada piensan, pueden opinarlo contrario. Adviértase que, aunque paradójica­mente Hostos se abstuvo de hacer arte (a pesar deque tenía aptitudes de verdadero creador), su menosaje tiene pervivencia y es motivo de pensamientopara artistas como Asturias. Este, llevado por cier­to «fatalismo» positivo, ha podido transformar enliteratura gran parte de esa noble cuestión hispano­americana y su arte tiene rafces precisamente enel substrato folklórico de la tierra por razón deetnología e historia. Por eso cuanto él dice de. Has­tos tiene y adquiere al releerse un enorme presti­gio de cultura.

De aquí también el que pueda conferir recuerdoy comprensión al escritor antillano, insistiendo enla dignidad moral del maestro que .tuvo que cavarsu sepultura en vida» ya que se negó a participaren los banquetes donde sólo ·se brindaba con copasde inmoralidad social y bajo supuesta camarade­ría. El mensaje hostosiano, que precedió histórica­mente al de Rodó, fue estímulo de vida y supera­ción para aquellos jóvenes de Guatemala que esta·ban llenos de ánimo reconstructor y dispuestos «atodo por satisfacer su deseo de ser útiles en laforma ~enos vistosa al país que les había vistonacer...•4 y con estas palabras se formula el otrogran aliento del pensamiento de Hostos: la ideade ser útil. Todos los hombres que como él hanhecho meta de los otros trascienden la mezquinacircunstancia de la persona en beneficio común...ysocial, y se transforman en mensaje de salvación.

¿Cómo hicieron efectivo, de hecho, los hombresde la generacion guatemalteca de 1920 el mensajede Hostos? Las influencias ideológicas de tipopráctico que el puertorriqueño sembró en ellosmuy pronto produjeron instituciones educativasque publicaban obras de medicina, derecho, cien·cias naturales y sociales, que recogían un conjuntode actitudes sobre el empeño de salvar el presentepara el futuro, con mejores aciertos de cultura,sin ser meros libros muy bien encuadernados y degran éxito comercial. De este modo el lenguaje deHostos volvía a vibrar para anunciar a toda aiSpa­noamérica que ésta daba ya signos de madurezacompañados de cierto perfil propio. Eso, en 1920.

Hoy, cuando la cultura como progreso externopresenta más estructuración, esto nos obliga a otra

4. Loc. dt.

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reflexión. Mientras el progreso interno y moral noalcance equilibrio con el externo, y mientras elarte se logre sólo con el lápiz o con el color o conla piedra... , habrá que montar guardia para queel hombre no se vea desprovisto de la ventaja desaber pensar y de saber hacerlo con conciencia delos fines morales que le permiten ser útil y noegoísta. De otra manera se corre el-riesgo de ofre­cer sólo bellos ejercicios de emoción que no llegana cuajar en la obra grande que se puede traducira todos los idiomas cultos. Dentro de la creación,si no queda todo, al menos debe quedar el recuer­do.del pensar, tanto como del sufrir o del sentir odel intuir "las cosas propias del hombre americano.Junto a las jitanjáfora~, intrascendentes, debe ha·llar reposo cultural el libro serio que hace al hom­bre sonreír y pensar a un mismo tiempo, y quedeleita porque se parece al acontecimiento hUII].a­no, como lo hacen El Quijote y tantas obras uni·versales, al hacernos pasear por las zonas tambiénde lo divino.

Y, resumiendo, la generación que hemos des­crito, rescató del olvido al ilustre «Ciudadano deAmérica», Hostos, porque se impuso su difícil mi­sión pedagógica y social de crear al ciudadano deuna patria muy alta que reclama los derechos delhombre, no como una entidad vacía del pensamien­to, sino como convivencia, como síntesis de pue­blos hermanos y como bienestar de toda la huma­nidad, según ese hermoso pensamiento del ensa·yista puertorriqueño que dice más o menos: «ama­mos la patria porque es un punto de partida... unpunto de partida hacia el universo». Y después de

todo lo que se ha dicho hasta este punto, ¿habráque esperar siempre la muerte de los que piensanbien para proclamar luego su mensaje? El pensa­miento de Asturias tiene aspiración constructoraque debe llenar el alma hispanoamericana de loautóctono que se salva, ya

que esta ciudad con que soñamos todosserd posible si olvidando el moldetriste y enano de esta edad ambigua,empleamos en construirla acero y vidrio,la mdquina domada y el espacioregalado de la altura. ¡Araucariade rascacielos aureosl Todo vivo,todo vivo en esta ciudad nuevaque necesita ser edificada.'

Quizá por esta misma preocupación, el autorsacó tiempo para hablar de Hostos en 1939 y ter­min'ó diciendo:

...el mejor recuerdo que puede hacerse de Euge­nio Maria de Hostos es la lectura periódica desus libros. Sus palabras tonifican con la digni.dad del cerebro que pensó ecuánimemente sobrenuestros problemas y señaló derroteros ciertospara el futuro de nuestra raza. No se engañóporque supo desnudar su juicio en austera dis­ciplina mental de lo que no respondía a la rea·lidad de los medios americanos, y su lecciónpor excelencia es la que se desprende de su feen el ideal del Bien, en la Moral, en la delDeber.'

5. Mlluel Anlel Asturias, "Meta Vertical". en ""Olllante. SinJuan, Puerto lUco. lJ152. nWn. 4. 14-15.

6. 011. cit., 238.

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A LOS POETAS CIALEÑOS

yo les brindo en este díala más bella melodíade mi tiple borinqueño.Ha sido noble el empeñode estos grandes creadoresque encordaron sus mejoresversos para Borinquén,¡que Dios los lleve con bienhacia obras superiores!

Nimia Vicéns: tu poesíade trébol y luz dormida,yo la conozco. Es tu vida,donde la patria bravíaalimentó la hidalguíade un ademán delicado.El silencio contempladoreveló allí su ternura.y un corazón de agua purale mana por el costado.

*Yo puedo hablar de SamuelLugo, el esbelto poeta,que con mirada secretalee el alma del clavel.Nadie ha sabido como élsorprender la ingenuidad,la encantadora amistadentre el alma y el paisaje.

1. Estas d~clmas fueron teídas en el Homenaje a tos Poetas deClales, auspiciado por ta Sociedad de Escritores Puertorrlqueftos,celebrado el domingo JI de mano de lll68, .l:n el Teatro Fmlll:.de elales. Los poetas claIeftos especlflcamente mencionados Ion NI­mia Vlc~ns, forle LuIs Morales y Juan Antonio Corret/er.

o El autor de estas dklmas Incluyó por equivocación a SamuelLUlO, entre los poetas clalellos. LUlO es de Lares, pero el autorha considerado que debe dejar la composlcl6n tal como ta escribió.

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Décimas1

Por Josl1 EMILIO GONZÁLBZ

Por éso, en este homenajerindo honor a la verdad.

Desde este monte profundoque es Ciales, donde se irisauna jornada precisay una ventana hacia el mundo,Jorge Luis, verbo fecundo,supo labrar sus metalesy sus piedras cenitalesy el moriviví del llanto.La Patria vuela en su cantocomo el mar entre corales.

Con alma de farallónnació al pueblo, Juan Antonio,luchando con los demoniosen la cumbre del frontón.Su guerrillera canciónes himno ajusticiadorque en la torre del amordesata sus alabanzas.La Libertad es su lanza,Don Quijote del dolor.

y a aquellos poetas cantoque yo nunca conocí,pero vivieron aquí,fieles al terruño santo.Anónimos en su llanto,comunes en su .alegría.Poetas locos de un día,largos y añosos poetas,que a Ciales dieron -secreta­su más prieta melodía.

A 31 de marzo de 1968

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Semblanza de Emilio S. BelavaI*

Por ELADro RODRÍGUEZ OTERO

N0S REUNIMOS AQu1 ESTA TARDE CON EL PROPÓSITO

de rendir justo homenaje de reconocimiento,afecto y simpatía a uno de los puertorriqueños quemás ha contribuido. en lo que va del siglo, al en­riquecimiento y a la orientación cultural de nues­tro pais: don Emilio S. Belaval.

Si don Emilio únicamente hubiera escrito sushistóricos ensayos Los Problemas de la CulturaPuertorriqueña y Lo que podría ser un teatro puer­torriqueño, ambos publicados en 1935, y sus Cuen­tos para fomentar el turismo, obra que dio a ,laestampa en el 1936, estas tres notables aportacionesa nuestras letras, por sí solas, le hubiesen asegura­do un puesto en nuestra historia literaria y el re­conocimiento de todos los puertorriqueños. Paraaquilatar sus notables dotes de ensayista y su exce­lente técnica de cuentista conocedor profundo desu idioma, asi como su honda preocupación por eldestino de su pueblo, bastaría con sólo los mencio­nados trabajos. Pero el incontenible impulso crea·dor que hay en don Emilio S. Belaval no le permi­tió entonces y, como veremos más adelante, no lepennitirfa después detenerse a contemplar la obracreada. Tenia que continuar dando a Puerto Ricolo mejor de su inteligencia y de su espíritu. Se en­tregaría de. lleno a la ingente labor de-crear un tea­tro nacional. .. Algún dia de estos -decía don Emi­lio en 1935- tendremos que unirnos para crearun teatro puertorriqueño, un gran teatro nuestro,donde todo nos pertenezca: el tema, el actor, losmotivos decorativos, las ideas, la estética." En este

• Palabras leidas por el autor en el homenaje óel Ateneo Puu.torrlquello a don Emilio S. Bclaval, el :1 de febrero de 1968.

alto y noble afán, vuelca toda su energía y entu­siasmo. Funda en 1940 la sociedad dramática Arey­to, punto de partida de todo el futuro movimientoteatral puertorriqueño. Se desempeña con notableéxito como autor, actor y director. Puede calificár­sele, sin hipérbole alguna, de padre y gran señor denuestro teatro.

Verdaderamente es admirable el que una perso­na que ha ocupado durante tantos años, posicionesde tan alta y absorbente responsabilidad -Miem­bro del Consejo de Enseñanza Superior de PuertoRico, Juez del Tribunal Superior, y hasta hace unassemanas Juez Asociado del Tribunal Supremo, parasólo mencionar algunas- haya podido darle tantoa su pueblo.

No vamos a hacer una enumeración de sus mu­chas obras literarias que cubren un vasto campotemático desde el género costumbrista hasta losgrandes temas universales. Tampoco daremos de­talles de sus múltiples y valiosas ejecutorias en elmundo de las bellas artes. No podemos hacerlodada la brevedad de este ofrecimiento en el cualqueremos reservar algún tiempo para destacar elhondo significado de la personalidad del homena·jeado. Y a eso vamos.

Don Emilio S. Belaval tiene bien ganado un altopuesto en la historia de nuestro país, no sólo por­que supo multiplicar con su trabajo y su esfuerzolos muchos talentos que Dios le dio, sino tambiénporque ha tenido a orgullo el ser puertorriqueño.No el ser boricua, sino el ser puertorriqueño. Yadecfa en 1935: "Por ahora nos hemos conformadocon que se nos fome por españoles o por norteame­ricanos y cuando nos ha dolido esta actitud hemos

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tratado de ser antillanos. o hispanoamericanos,o panamericanos. Es forzoso crear el ángulo puer­torriqueño... "

Para Emilio S. Belaval, no se trata de servir ala isla. concepto geográfico que muchos puertorri·queños desgraciadamente no rebasan. Se trata deservir a nuestro país. es decir, a nuestra patria. Nopara seguir la inaceptable consigna de "mi' patriacon razón o sin ellaJI, pero mucho menos para ren­dir incondicional pleitesía a todo lo que no seapuertorriqueño.

Para Emilio S. Belaval no se trata de rechazaro de renunciar a los legítimos beneficios que pue·dan derivarse de la inversión extranjera para ele­var los niveles de vida de nuestro pueblo; pero tam­poco se trata de entregarle el cuerpo a la petroquí­mica, y mucho menos el alma.

Estamos. por lo tanto, frente a un hombre degran firmeza en la defensa de lo puertorriqueño.Basta con recordar su opinión disidente en el casoR.CA. Communications v. Registrador resuelto pornuestro Tribunal Supremo el 28 de marzo de 1956y en el cual se decidió que la ley del idioma de1902 autorizaba la presentación en los Registros dela Propiedad. para su inscripción de documentos otítulos redactados en inglés, sin que los mismostuviesen que ir acompañados de las correspondien­tes traducciones al castellano. En dicha opinióndisidente de la citada sentencia el Juez Belaval ma·nifestó entre otras cosas: .. Entiendo que el señorRegistrador de la Propied¡od de Bayamón tiene ra­zón (al negarse a inscribir una escritura redactadaen inglés). El elemento de publicidad que inspiratodo el instituto hipotecario. quedaría totalmentedefraudado, si partiéramos del supuesto que Puer­to Rico es un pueblo bilingüe. Como cuestión derealidad -continúa el Juez Belaval- Puerto Ricono es un pueblo bilingüe. No lo ha sido en el pasa­do, y después de la reciente rectificación de ciertasnormas educativas, en el sentido que la educaciónbásica del puertorriqueño debe ser en su idiomavernáculo, menos probabilidad tiene de serlo en elfuturo. Además. en este caso. está envuelto. no sóloel conocimiento vulgar de un idioma que no resultaser nuestra lengua materna, sino el conocimientotécnico de una terminología jurídica, en su mayorparte, accesible solamente al grupo profesional delos peritos de la ley. Si estamos conformes en queel Registro de la Propiedad es una institución quedebe permanecer lo más accesible posible al enten·dimiento popular, como cuestión de realismo judi­cial. no podemos partir del supuesto bilingilista,como pretende la recurrente en este caso."

Es de justicia consignar que la tesis jurídico­cultural que fundamenta la opinión disidente delJuez Belaval en el caso de la R.CA. Communi­cations v. Registrador. fue respaldada. aunque sinhacer referencia directa a ella, por nuestro Tribu-

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nal Supremo en el célebre caso del idioma, Pueblov. Tribunal Superior, resuelto el 30 de junio de1965 yen el cual el alto tribunal, con unánime cri­terio resolvió que todos los procedimientos en lostribunales de Puerto Rico se seguil'ían conduciendocomo hasta esa fecha, en el idioma español. De esamemorable opinión es la siguiente cita: "Es unhecho no sujeto a rectificación histórica que elvehículo de expresión, el idioma del pueblo puerto­rriqueño -parte integral de nuestro origen y nues­tra cultura hispánica- ha sido y sigue siendo elidioma español. ti

Es también de justicia consignar que la labordel Juez Belaval, tanto en el Tribunal Superiorcomo en el Tribunal Supremo fue de singular im­portancia para la defensa de las instituciones delderecho hispano-puertorriqueño. Con él tiene con­traído nue¡;tro pueblo, en esta importantísima fasede la actividad social, una gran deuda de gratitud.

Ha cumplido pues en forma espléndida don Emi­lio S. Belaval con la misión que él mismo se im­puso cuando, casi adolescente. salió de Fajardo adesfacer entuertos en los campos y poblados de supatria. Soñaba entonces don Emilio "con un tipode puertorriqueño que recoja los tres sentimientosvitales de nuestra latinidad, que de su tierra recojatoda la leyenda y se enfrente con toda su realidad;que luche sin misericordia contra toda extranje­ría discorde. pero que tenga espíritu expansivo paratodo el tránsito ideológico; que dondequiera queesté, a dondequiera que vaya lleve el mensaje fra­ternal de una tierra pequeña que supo hacer desu destino patrimonio de un sentido humano de laconvivencia racial, de una medida espiritual de lascosas. de un austero concepto de nacionalidad... JI

Soñaba en fin el homenajeado JI con un nuevo con­cepto de lo puertorriqueño firmemente adheridoa esta tierra, que le sirva de límite, de preocupa­ción y de esperanza..."

Esto, y muchas otras cosas bellas y nobles,anhelaba don Emilio para nuestros compatriotascuando, en plena juventud, ardía su pecho en tanaltos ideales. Algunos de sus sueños se han conver~

tido en realidad. Ahora. en plena madurez, estoyseguro que continuará en su faena para seguir con·virtiendo sueños en realidades. Por eso podemosdecir que este homenaje tiene un cierto carácterespecial, distinto. No es el clásico acto en que seda por supuesto el retiro digno y decoroso del ho­menajeado. No. Es sencillamente un alto en elcamino, en ésta, la Docta Casa que él dirigió contanta dedicación y acierto, con tanto amor. Es unbreve descanso para pedirle al incansable luchadoralgo que estamos seguros ya tiene decidido en laafirmativa: que a pesar de tantos honores tan bienganados, continúe su ejemplar tarea por la felicidady el bienestar de nuestra patria. Que bien la ne­cesita.

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El inventario de la Catedralde San Juan en 1808

Por ARTURO V. DA.VILA

CON RELATIVA FRECUENCIA oÍMos PONDERAR POR ERU-

ditos y curiosos el tesoro de arte, entrevistoo imaginado, que en otro tiempo luciera la Catedralde San Juan, hoy metropolitana de Puerto Rico.Las reformas, inevitables transformaciones que ex­perimentó el templo catedralicio durante el siglo XIX,

el comején, mortal enemigo de la madera labraday la moda que también alcanza a la piedad, barrie~

ron desde mediados de la pasa'da centuria-la fisono­mía graciosa y abigarrada que- debió tener nuestraiglesia matriz en los primeros años del siglo XIX.Altares de madera tallada y dorada por carpinterosy adornistas de la ciudad, imágenes de bulto o decandelero, vestidas las últimas con telas ricas y al·hajadas vistosamente en los días de fiesta, lámparasde plata y ornamentos suntuosos desfilan ante nues­tros ojos evocados ppr el Inventario del año de1808, que publicamos hoy por vez primera y conel cual desaparece un vacío que lamentábamos.

Salta a la vista, tras un primer examen, la abun­dancia de alhajas de oro y plata, perdidas ya en elsiglo pasado. Su prolija descripción nos ha validopara identificar el relicario de los Mártires de Cerodeña, existente hoy en el oratorio del Palacio arzo­bispal. Confinna también la hechura posterior delpie seisavado de la custodia procesional clasificán·dolo aparte como pieza ajena al conjunto. En efecto,las chapas de la base ostentan una fecha: 1796 yuna marca de platero hecha a buril: MX, que co­rresponde casi seguramente al maestro ManuelMuxica, fiel contraste del Cabildo de San Juan poraquellos años, del que -nos ocuparemos pronto ennuestro estudio de orfebrería.

Iltmo. Sr. Dn. Juan de Zengotita

H

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Perdidas hoy las piezas de plata que ostentabala imagen de San Pedro en el día de su fiesta, re·producimos una fotografía de la tiara e ínfulas dela imagen del Santo que en igual ocasión se exponeen la Catedral de Caracas. Puede así tener el lectoruna idea aproximada y bastante fiel de su aspecto.Con el mismo fin y mejor fortuna, acompaña estetrabajo una reproducción del retrato del Ilustrísimoseñor don Fray Juan Bautista de Zengotita Bengoaen el que luce todas las joyas descritas'en el inven·tario en los términos siguientes:

cItem: un pectoral que era del S. Zengotita condiez y nueve piedras moradas, guarnecido de dia­mantes con su cadena de oro, rosa enlazada en élcon piedra en el centro igual a las del pectoral,guarnecida también de diamantes, escudo de laMerced y su anillo correspondiente igual a la rosa,que sirve de lazo». El- pincel de Campeche, tanhábil miniaturista, supo representar detalles dignosde un orfebre en el lienzo original, del que se con·serva una copia de Atiles en el Palacio arzobi~paI.

Tan ricas alhajas nos inclinan a pensar si no seránregalo del prelado consagrante del Obispo, el Carodenal don Francisco Antonio de Lorenzana y Bu­trón, Arzobispo de Toledo que antes lo fuera deMéjico, donde probablemente se conocieron, cuyonombre ha pasado a la historia junto con la famade sus larguezas.

El frontal de plata del altar mayor, mencionadoen esta relación y desaparecido a mediados del si·glo XIX puede reconstruirse en su diseño gracias al

friso repujado que hoy se utiliza para colocar lacustodia en el actual manifestador, cuyos fragmen­tos han sido recortados evidentemente de planchasmayores.

Uno de los escasos vestigios de nuestra plateríadel siglo XVII, la «campanilla grande de plata paraquando se lleva el Vidticolt, según reza el inventario,se encuentra hoy en el museo de la Catedral y lareproducimos aquí. Donada por don Fernando deCastilla, de la Cofradía de esclavos del SantísimoSacramento que tanta alaba Torres Vargas,l se de­dicó expresamente, según la inscripción que apare·ce, al culto eucarístico: STA CANPANILLA ALTI·SIMO CAO SIRVE CONFE, dice la ingenua leyen·da, inscrita por mano inexperta. Y en la partesuperior, sobre la banda central en que se ve uncáliz coronado por una hostia, se lee: DON FER­NANDO DE CASTILLA SU ESCLAVO SANTA FEA:RO. Por lo visto el platero no calculó debida.mente la distancia y quedó fuera la fecha aunquepor el nombre del donador debe ser obra de me·diados del siglo.1

Aun más importante que la relación de alhajas,con ser de tanto interés, la enumeración de las imá·

l. Tapia y Rivera, Alejandro, Bibliot«d HUI6riCd rI. PUnotDRico. Sen hum, 1945, p61. 499.

2. D. Fernando de Caslllla (probablemenle hijo de otro ho­mónimo) coma con la tienda del Gobernador don Jerónimo deVcJasco (1664-1670) segUn carta de MartIna de Andino al Rey confecha de S de l!1ayo de 1961 (A.G.I.• S.D., Lo. 159. Ramo 6. allo.1690.1691).

Fragmento del frontal de plata de la Catedral deSan Juan, despiez.ado a mediados del siglo XIX.

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genes que recibían culto o constituían elementodecorativo en la Catedral es un testimonio preciosopara el estudio del arte religioso en Puerto Rico.Las típicas devociones del Barroco representadas enella: la imagen de San José, aposentada por en­tonces en casa del Teniente Rey don Tomás Se­deño y la <le San Cayetano, cuyo Niño ulo llevódon Antonio Córdoba y lo prestó al Mariscal deCampo Don Ramón de Castro., según reza el texto,nos dice en primer lugar de la ingenua piedad deaquellos días y en cuanto a la efigie del Patriarcade los clérigos regulares (San Cayetano), que laimagen era similar a las que por entonces recibíanculto en España y América, talladas o vestidas, dela siguiente forma: el Santo, de pie con sobrepellizy estola, contemplando al Niño Jesús en sus brazos.Encontramos también la imagen de San Juan Nepe­muceno, el discutido canónigo bohemio, bajo cuyopatronato se encuentran tantos pueblos de la isla,célebre entonces y en pleno centro de su ciclo de­vociona1.

Queda ahora también dilucidado el aspecto delaltar mayor de la Catedral por aquellos años. El an­tipendio de plata cubría la parte delantera y en suscorrespondientes peanas u hornacinas se encontra­ban las imágenes de Nuestra Señora de los Reme­dios, San Pedro y San Juan Bautista. Habiéndosecelebrado en la Catedral tantas solemnidades enlos años que cubre el inventario que publicamosy siendo algunas de ellas de tan alta significaciónpolítica y religiosa, el aspecto del templo matrizpodrá reconstruirse sin dificulta4 para resaltar elmarco en que ocurrieron.

LIBRO SEGUNDO

Inventarios de los ornamentos, Alhajas de platay demás cosas pertenecientes a esta [Santa] IglesiaCatbedral y su Sacristía, mandado hacer por elIllmo. Señor Dar. Dn. Juan Alejo de Arizmendi Dig­nísimo Obispo de esta Diócesis.

Año de 1808

Inventario fonnado para la entrega de las Reli·quias, Imágenes, Alhajas, Ornamentos y demás co­sas pertenecientes a la Sacristía de esta Santa Igle­sia Cathedral, hecha por el Presbytero Dn. Domingo.Cantero, al Presbytero Dn. Gregario Despiau, Saocristán Mayor de derecha. Santísima Iglesia Cathe­dral, con asistencia del (Sr.? o Illmo.?) Canónigo deella Dar. Dn. Juan de la Encarnación Andino, co­misionado al efecto por el Illmo. y muy VeneradoSor. Deau y Ca(bUdo) px. ante el presente secreta·rio, y es en la forma siguiente:

Reliquias

Primeramente una parte notable de más dequatro dedos (de la) parte superior del hueso gran­de de una pierna pro reconocido por los cirujanosDn. Thomas Prieto, y Dn. Francisco Oller sobrecuyo (origen ¿autenticidad?) se encuentra esta notafirmada del Illmo. Sr. Dr. Dn. Manuel XiménezPérez Obispo que se fue de esta Santa Iglesia: EstaReliquia de San Magno Meirtir me vino de Romacerrada en una Arquita, y sellada en forma autén­tica, y la doné a la Sta. Iglesia Cathedral de Puerto

Fragmento del frontal de plata de la Catedral deSan Juan, mencionado en el inventario.

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Rico y para que conste lo firmo en dicha Sta. Igle­sia a veinte y nueve de Septiembre de mil setecien­tos setenta y nueve = Fray Manuel, Obispo dePto. Rico mandado de S. S. lllma. el Obispo mi Sor.Licenciado Hipólito Ellas Gon1.dle1. Secretario. Erauna de las Reliquias expuestas a la veneración púoblica en el Altar Mayor al lado del Evangelio.

Item: Otra Reliquia de S. Plácido Mártir queigualmente fue reconocido por los mismos profeso­res del tamaño de ocho dedos y dixeron ser lamisma del hueso del brazo desde la parte media ala inferior sobre cuya autenticidad se halla en lacaxa, en que está la nota siguiente:

Esta reliquia principal de S. Pldcido Mdrtir mevino de Roma cerrada y sellada en forma authénti­ca '1 la doné a la Sta. Iglesia Cathedral de PuertoRico. Se hace memoria de este glorioso Mdrtir enel Martirologio Romano a 22 de octubre y paraque conste 10 firmo en Puerto Rico a 4 de Agostode mil setecientos setenta y nueve = F.r. ManuelObispo de Puerto Rico = Lugar del sello = Pormandado de S.S. Illma. el Obispo mi Sor. LicenciadoHipólito Ellas Gonzdlez Secretario. Era tambiénuna de las que estaban expuestas a la pública vene­ración en el Altar Mayor al lado de la Epístola.Otras reliquias que parecen ser de los Santos Már­tires de Cerdeña, las que reconocidas por los ,físicosarriba dichos, declararon ser la más grande elhueso de un muslo de quasi toda su longitud deuna tercia, y dos pulgadas, y el otro menor, quetiene poco más de una cuarta, el hueso grande deuna pierna.

Estas existen en un Relicario grande en formade caxa quadrilonga de plata con su pie y rematede dos Palmas crusadas todo de plata. Este Reli­cario 10 mandó hacer el lUma. Sr. Dn. Juan Alexode Arizmendi dignisimo Obispo de esta Diócesis pororden del qua! se desbarataron varias piezas de pla­ta, al que se trasladaron de una Arquita de maderapintada de encarnado.(ltem: Otra reliquia) custodiada en una caxa de pla­ta cuadrilonga con su pie del mismo metal, y reco­nocida por los mismos profesores resultó ser laparte inferior de un muslo como de tres cuartos delongitud. Parece ser la misma de que habla una Au­téntica que empieza: Frater Ambrosius BlanduSius;etcétera.Item: Otro relicario de la misma figura, pero algomayor también de plata con cuatro remates en for­ma de cruz, etc.Item: Otro relicario en forma de custodia con virilde plata sobredorada, de tamaño como una tercia,tiene dentro 4. Esta y las antecedentes se hallabancolocadas en el altar de San Antonio.Item: (Dos) corazones con guarnición de madera,se hallan en la Sacristía y contienen parte de Reli·

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quias de varios Santos y en el centro una (¿placa?)de yeso que representa el uno el Ecce Horno yvarios Serafines que le cercan y el otro la Soledadde Ntra. Sra., el qual está enteramente (¿dedicado?)á esta Sta. Iglesia Catbedral. El Illmo. Sr. Ximé­nez Pérez lo tenía y veneraba en su oratorio.Item: Un Relicario mediano en forma de custodiade plata, en que se guardan limaduras de las ca­denas de San Pedro.Item: Un Relicario pequeño también en forma deCustodia como de seis dedos de alto de plata sobre.dorada, en que se halla una reliquia de San Agustín.

Alhajas de plata y oro

Primeramente un frontal de plata del Altar Ma·yor.Item: Una custodia aviril en el Sagrario del AltarMayor de plata sobredorada.Item: Una custodia aviril en donde se coloca suMajestad p. la Procesión del día del Corpus deplata sobredorada, el circulo interior del viril esde oro puro.Item: Una urna de plata con diez y seis campani­llas en donde se coloca la custodia o viril en estedía, con un pelícano y tres polluelos, un cordero alpie y dos Serafines. Las Campanillas, el pelícano, lospolluelos, el Cordero y los Serafines, son dorados.Item: La basa o pie donde se coloca esta urna oTrono.Item: Un copón grande, con basa de plata doradotodo.Item: Otro menor dorado, en el Sagrario de la Pa­rroquia.Item: Un Relicario de oro con cadena de 10 mismopara llevar el Viático a los enfermos, existe en elmismo Sagrario.Item: Una cil.xeta toda dorada p. la renovación.Item: Trece cálices con sus patenas doradas; ex­cepto dos: de estos cálices uno está al presente enla Cárcel y otro que llaman de los muertos, está sinuso, con patenas y cucharas.Item: Catorce palanganas grandes y tres pequeñastodas de plata.Item: Ocho pares de vinageras con sus platitos, ycampanillas: dos de (ellas con) sus vinageras sondoradas.Item: Dos platillos más de vinageras: el uno esdorado.Item: Cinco jarros: dos de ellos, iguales con sustapas.Item: Dos chrismeras con tres ampollas y sus ca·xas, de plata.Item: Tres Atriles de plata.Item: Una Caldereta con dos hisopos de plata.

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Item: Dos Targetas de plata, una con el Evangeliode S. Juan y otra con el Psalmo del Lavabo y lasacra del medio con su cristal y marco de plata.Item: Quatro incensarios de plata, los dos grandesde filigrana y los otros dos menores, lisos.Item: Dos Navetas lisas, con sus cucharas y cade­nillas.Item: Dos Cruces altas.1tem: Dos Ciriales.Item: Tres cruces de mano de plata: la una es defiligrana, y las otras dos lisas, de las quaIes la unala ha llevado S. S. Illma.Item: Dos Punteros de plata.Item: Seis Blandones grandes del altar mayor.Item: Diez y ocho candeleros grandes, y quatromás pequeños, estos últimos con sus golillas, todode plata.Item: Un báculo de plata.Item: Un báculo de concha viejo con algunas pie­zas de plata.Item: Una pértiga de plata.Un baso .del comulgatorio.Dos ostiarios.Quatro portapaces; el uno es dorado.Item: Dos llaves de los dos sagrarios, la una consu cadena de plata, y la otra con su cadena de oro,que era la que tenía la llave del depósito p. elJueves Santo.Item: Tres llaves grandes del S. S. Pedro que sele ponen en su día.Item: Tiara de plata del mismo santo.Item; Cruz triple ó báculo del mismo santo, deplata.Item: Cruz pequeña de su Estandarte, también deplata.Item: (Dos) ilaves pequeñas de plata y otra dorada.sin uso: dos de estas se le ponen a S. Pedro paratodo el año.Item: Una caxa de plata sobredorada, qc. sirve parael depósito el Jueves Santo.Item: Una lámpara grande del altar Mayor desar­mada, qo. tiene doce candeleros.........Angeles, un cordero y su vaso todo de plata.Algunas piezas .Item: Una balsamera con su paletilla de plata.Item: Una pileta pequeña, de plata.Item: Una campanilla grande de plata para quandose lleva el Viático.Item: Un pectoral sin cadena con nueve esmeral­das.Item: Un pectoral con doce piedras moradas ydoce chispas de diamantes con un junquillo de orocon piedra de espinela y un anillo con piedra grandemorada perteneciente a dicho pectoral.Item: Un pectoral que era del S. Zengotita con

Placa de yeso del Ecce Hamo, que perteneció alObispo don Fray Manuel Pérez, que figura en el

Museo de la Catedral.

diez y nueve piedras moradas guarnecido de dia­mantes con su cadena de oro, rosa enlasada -en élcon piedra en el centro igual a las del pectoralguarnecida también de diamantes, escudo de la Mer­ced y su anillo correspondiente igual a la rosa, quesirve de lazo.Item: Un pectoral con el Escudo de armas delOrden de la Merced enlazado en su cadena de oro,y un anillo con piedra de ametisto su correspon­diente.Item: Unas arandela:; de perlas.Item: Una Gargant~lla de perlas finas con seis hi­los.Item: Una Anforilla, en que se lleva el Santo Oleoa los enfermos.Item: Un vasito de bautizar.Item: Una varillita de plata, que servía para co­rrer el velo interior del sagrario del Altar Mayor.Item: Una pluma pequeña de plata de S. Agustín.

Ornamentos

Un pontifical color -blanco de lama de plata, concapa, casulla y gremial con ...... bordado de orocon galón fino de oro, forrados en tafetán blanco.Item: Un temo de tisú blanco con capa, dos Casu-

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llas, quatro dalmáticas, y un gremial que sirve parael pontifical y días de primera clase.Item: Otro de segunda clase compuesto de capa,casulla; dos dalmáticas.Item: Otro que sirve para todos los días compues­to de casulla y capa, dos dalmáticas, y banda detapicería.Item: Quatro Casullas sueltas de medio tisú o tapi­cería, que sirven para días festivos.Item: Una casulla de damasco floreado de encaronado y blanco con galón... amarilla.Item: Una casulla blanca de mué de listas con ga·Ión de relumbrón de oro.Item: Una casulla de raso blanco forrado en tafetánencarnado y relumbrón de oro en su guarnición.Item: Una capa de ramitos con sus broches deplata y galón fino de oro, angosto con una casullade compañera ya vieja sin dalmáticas, forradas entafetán blanco.Item: Una capa pluvial de raso con su estola, quesirve en Curate.Item: Otra capa pluvial de damasco con galón derelumbrón y unos gafetes con sus broches.Item: Tres ·bandas blancas sueltas, dos de piqui yuna de catín.Item: Otra banda de tisú con franja de oro para elSS. Sacramento.Item: Un paño de coro de piqui con galoncito.

Tiara de la imagen de San Pedro. Catedral de Caracas.

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Item: Un frontal blanco de tapicería para el altarmayor floreado de ramitos de la misma tela.Item: Otro menor para formar los altares provisio.nales de los Santos.Item: Dos capitas cortas para llevar el SantísimoViático, la una de tisú y la otra de tapicería.Item: gala bordada, y sembrada de piedrascon una grande en cada ......... de color morado,que parece de ametista.Item: Un velo de cáliz suelto con su bolsa de cor­porales y un gremial correspondiente que lo es ('la capa, que era del Sor. Zengotita, que queda enu·merada en los términos antecedentes.Item: Una hijuela de raso blanco bordada de hilode oro y perlas.

Libras

Once misales.Item: Quatro epistolarios.Item: Dos rituales útiles con forro encarnado, eluno con manillas de plata y el otro con las mismasde metal.Item: Otro más inútil, forro negro.Item: Un pontifical con tachones de plata y las ma·nillas rotas.Item: Dos pontificales, el uno grande y el otro pe­queño en su estuche de cartón.Item: Dos ceremoniales, el uno quasi inútil.Item: Un pasionario.Item: Un antifonario.Item: Un breviario grande nuevo de coro, perga·mino negro y gafetes de metal.Item: Otro breviario de coro muy maltratado.Item: Dos martirologios.Item: Diez y seis piedras de ara en sus respectivosaltares y de repuesto en la Sacristía.

Otras alhajas y utensilios de la Iglesia

Un reloj de campana en el coro.Item: La mesa de la sacristía con su Calpeta.Item: Dos aguamaniles verdes, el uno nuevo y elotro muy viejo.Item: Tres sillas de caoba dorada, cojín encamadoen el altar mayor para los ministros.Item: Dos sillas episcopales con sus remates de me·tal y forros de sangaleta y lo mismo las de arriba.Item: Otra silla de capa forrada en damasco en·camada en la sacristía.Item: Cinco silletas para los ministros cuando el

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Prelado celebra pontifical forradas de damasco en·camado y sus guardapolvos de sangaleta amarilla.I tem: Doce sillas de badana encamada de la salacapitular.Item: Seis bancos para la consagración de óleos.Item: Dos espejos comunes en la sacristía.Item: Dos tarjetitas de madera, que avisan los díasque se saca ánima.Item: un crucifijo de la sala de cabildo con su guarodapolvo de madera.Item: La urna de madera con su mesa del depósitodel Jueves Santo, con tres figuras que representan

.la Fe, la Esperanza y la Caridad guardada en su es­caparate.Item: Un escaparate en la sacristía donde guardanlos cálices.Item: Un cajón en que se guarda el cirio pascualcon esta pieza.Item: Un escaparatillo en la sacristía.Item: Dos cajones para revestirse: dos más exis·ten, el uno en la Concepción y otro en las Monjas.Item: Doce acheros dorados.Item: Seis acheros pequeños sin dorar.Item: Dos pies para los cirios dorados con sus fun·das de sangaleta amarilla.Item: Tres atriles altos que sirven para cantar lapasión en la Semana Santa.Item: Otro atril para el coro.Item: Un cajón grande nuevo de capá con su cerra·dura para guardar la cera.Item: El tenebrario y la matraca para la SemanaSanta.Item: ......... Anforas para los Oleas.Item: Dos formeros de acero para cortar las has·tias, el uno grande y el otro pequeño.Item: Dos hierros de hacer hostias.Item: Un manojo de llaves sueltas de fierro sin uso.Item: Un libro de inventarios y el antecedente anotiguo.

Se ponen por separado las imdgenes de la Iglesia

Una imagen de Nuestra Señora de los Remedioscon su niño en los brazos, una y otra con sus coro·nas de plata en el altar mayor.Item: Otra de San Juan Bautista en el mismo altar.Item: Otra de San Pedro en el mismo altar.

Item: Un cuadro de la Virgen de los Dolores en lasacristía.Item: Dos imágenes pequeñas de San Pedro y SanPablo sobre el cajón de la sacristía.Item: Un cuadro pequeño de Santa Rosa con su vi·driera en el altar de Nuestra Señora de los Dolores.Item: Un cuadro pequeño de San Marcos y SanMarcelino, sin vidriera.Item: Una imagen del Ecce Homo con su guarda·polvo dorado sobre el cajón de la sacristía.Item: Un Crucifijo de plomo para ponerlo en el fa­ristol del coro.Item: Crucifijos existentes en los altares.Item: Una imagen de Nuestra Señora de los Dolo­res en su altar.Item: Imagen del Santísimo Crucificado en el AltarMayor.Item: La de San José existente en casa del señorTeniente Rey don Thomas Sedeño con su Niño.Item: La de San Cayetano: el Niño que tenía en losbrazos lo nevó don Antonio Córdova y lo prestó almariscal de campo don Ramón de Castro, en dondedel;lerá existir.Item: La de San Antonio.Item: La de San Juan Nepomuceno.Item: La de San Sebastián.Item: La de San Cosme y San Damián.Item: La de San Agustín, pequeña.Item: La de Santa Rita, pequeña, existe en casa deS,S. Illma.Item: Las de San Miguel Arcángel y San Rafael.Item: La de Santa Bárbara.Item: Un Niño Jesús en el altar de los Dolores.Item: Otro mayor que existe en casa del señor Uroquisu.Item: La de San Basilio, que está casi desecha.

Con lo que se concluyó este inventario, quedadoentregado de todo 10 en él contenido, el presbíterodon Gregario Despiau a su satisfacción y el señorcomisionado, quien lo firmó con dichos presbíterosante el presente secretario del ilustrísimo y M. V.·Sor. Dean y cabildo en Puerto Rico a 9 de enerode 1808.(Hay cuatro firmas con sus rúbricas).

Doctor Juan de la Encanuzción AndinoDomingo Cantero

Gregorio Despiau

Ante míManuel Garcla Casueta

Secretario

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Exposición de A. Prats -Ventós

DURANTE EL MES DE JUNIO, Y EN LA SALA DE EXPOSI·

ciones del Museo de Bellas Artes de PuertoRico, el Instituto de Cultura Puertorriqueña pre­sentó al público una muestra de la obra del escul·tor A. Prats-Ventós.

Nacido en Barcelona en 1925, Prats-Ventós setrasladó en 1940 a la República Dominicana, fijan­do allí su residencia. En 1948 realizó su primeraexposición individual de escultura en la GaleríaNacional de Bellas Artes de Santo Domingo. En1950 fue designado profesor de la Escuela Nacionalde Bellas Artes.

Prats-Ventós ha concurrido a todas las bienalescelebradas en la República Dominicana, ganandoen tres de ellas el primer premio de escultura.También ha concurrido a las Bienales hispanoame­ricanas de La Habana, Barcelona y Sao Paulo. Susobras escultóricas figuran en numerosos edificiosy lugares públicos de la República Dominicana, des­tacándose entre ellas varios monumentos conme­morativos de los próceres y acontecimientos histó­ricos de dicho país.

En su exposición del Museo de Bellas Artes -laprimera que ha realizado en Puerto Rico- Prats­Ventós incluyó varias de sus grandes esculturas deforma abstracta talladas en guayacán, caoba, capa,cedro, ébano verde y otras duras maderas ~e losbosques dominicanos. En la misma también figu­raron piezas talladas en mármol, ónix y alabastro.

Ilustramos estas páginas con algunas de lasobras expuestas.

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Bernardo de Balhuena: Reflejo en Puerto Ricode las letras españolas del Siglo de Oro

Por JOSEFINA RIVERA DE ALVARBZ

L A PRESENCIA EN NUESTRO PAÍs, HACIA LA TERCERA

década del siglo XVII, del obispo don Bernardode Balbuena (ca. 1562-1627) ilumina con algunosfugaces destellos de la literatura áurea españolael pobre y árido ambiente cultural del Puerto Ricode aquellos tiempos. De formación intelectual des­arrollada en la Nueva España, donde llega desdesu cuna manchega de Valdepeñas a la edad de dosaños, comienza a señalarse en el campo literariodesde los días cuando estudia Artes y Teología enla ciudad de México, mereciendo recibir allí porentonces tres premios poéticos en otros t.antoscertámenes. Luego de recibir las sagradas órdenes,ejerce como capellán y cura en Guadalajara y otraspoblaciones, y finalmente en la propia capital mexi·cana, donde dará a las prensas en 1604 su epístolaclásica en tercetos endecasflabos Grandeza mexica·na, descriptiva de la primera ciudad del virreinato.Reside en España desde 1606 a 1610 (allá se doctoraen Teología, por la Universidad de Sigüenza, en1607), dedicado a gestionar una dignidad eclesiásti·ca, la cual consigue al fin en 1608 (año también desu publicación en Madrid de la novela pastoril Si·glo de Oro en las selvas de Erlfile, que dirige, comootros escritos suyos, a su protector, el poderosoconde de Lemos, presidente del Real Consejo deIndias), cuando se le nombra abad mayor de Jamai­ca, de cuyo cargo toma posesión dos años después,luego de mil vicisitudes en el viaje para llegar adicho destino. Designado. obispo de Puerto Ricoen 1619, pasa primeramente a 'Santo Domingo dela Española para asistir al Concilio Provincial queallí se celeb11l por orden del Papa y del Rey y para

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recibir la consagración episcopal. No arriba a lasede de su diócesis hasta fines de la Cuaresma de.1623, desembarcando por algún puerto del partidode San Germán, en la parte occidental de la Isla.En carta que envía al Rey comunica a éste susprimeras gestiones pastorales y algunas impresio­nes del país:

y así por no perder tiempo, luego que tomépuerto en la isla, entré visitando sus iglesias ylugares y administrarles el sacramento de la con·firmación de que tenía necesidad por haber al·gunos años que carecían de él... Hallé la tierratan alcanzada así de dineros como de los demásfrutos y mantenimientos de eUa, por una granfalta de temporales, que si no fuera por el buen ­gobierno y cristiandad de don Juan de VargasVuestro Gobernador, que con tantas veras sedesvela en acudir al real servicio de VuestraMajestad, y al bien y aumento de esta república,y a ser verdadero padre de pobres, se hubierapadecido mucho con la gran carestía y necesidadque en todo ha habido. Y parece que van volvien.do los temporales que tanto tiempo habíanfaltado.

Otra epístola dirigida al monarca más adelanteen aquel año de 1623 abunda en detalles descripti­vos sobre la Isla, su situación varia y sus gentes:alaba la "honestidad y virtud" de los canónigos dela Catedral y la "pompa y solemnidad" de los ofi­cios religiosos. Exalta la corrección y virtud de losvecinos y la buena disciplina de los soldados dela guarnición de la plaza, esmerándose en particu­lar en el elogio del gobernador Vargas y de losseñores principales de la Ciudad. También alude ala ya conocida pobreza del país, al cual se refierecomo "puerta y entrada de las Indias Occidenta·les". El estilo del escritor, tanto en esta carta comoen la anterior, se presenta limpio y directo, reve·lador de una mente discreta y práctica, si bien seechan de menos en tales misivas -como ha hechonotar Van Horne, detenido estudioso de nuestroobispo-, ante el cuadro falto de vida y coloridoque ofrece Balbuena sobre Puerto Rico, el vigor yel brío que caracterizan a una anterior descripciónde Jamaica y el detallismo pintoresco e informati­vo que desarrollará años más adelante, en su fa·masa carta-relación, el obispo López de Haro, aun·que, por otra parte, la actitud del prelado manchegohacia Puerto Rico y los puertorriqueños se mues·tra muchísimo más favorable que la del toledano.

La presencia de Balbuena en nuestro medio ha·brá de significar, durante el breve tiempo quedura su episcopado, la manifestación acentuada,al menos dentro del ambiente eclesiástico, de uncierto empeño y preocupación por las cuestionesrelativas al enriquecimiento cultural. Dispone asíel obispo determinadas medidas, como la que obli·gaba a todos los clérigos de la diócesis a pasar

ante un tribunal de examinadores que encabezabasu maestro de ceremonias, el P. Luis Garcfa Chá·vez, de reconocida aptitud y merecedor de su ente.ra confianza, a los fines de dar prueba de compe­tencia, tanto en los aspectos de alcance religiosoy moral como en los relacionados con la formaciónde cada uno en el terreno de las letras:

...que los clérigos de este nuestro obispado nosólo en la vida y costumbres sean agradablesy de buen ejemplo al pueblo mas aún tambiénágiles e idóneos y bien instruidos en el soberanooficio que administran del altar, diciendo misacon toda devoción y gravedad, buena lectura,distinta y clara pronunciación, y con todas lasceremonias que la santa iglesia tiene ordenadas,para que así los oyentes se edifiquen y cobrenmayor devoción y tengan en mayor respecto yveneración sus personas, y así mismo los que tie­nen a su cargo la medicina de leer concienciasde nuestras ovejas, y están aprobados por con­fesores por los señores obis~os nuestros antece­sores, tengan el caudal y suficiencia de letras quetan importante ministerio pide...

En carta por la que recomienda a Pedro MorenoVillamayor, provisor y preceptor de gramática enla Ciudad, para ocupar una de las tres dignidadesvacantes en la Catedral, destaca ante todo sus mé­ritos intelectuales, diciendo que ha "leído y ense·ñado por todo el discurso... de más de veinteaños... latinidad y casos de conciencia, con quecasi todo los clérigos de este obispado son susdiscípulos".

, A su llegada a Puerto Rico trajo consigo Balbue­na los manuscritos de varios trabajos literariosinéditos, entre éstos su obra capital, El Bernardoo la victoria de Roncesvalles, poema épico éste yaterminado en su primera versión para 1595, conprivilegio de edición desde 1609, pero que no ve laluz hasta 1624, en Madrid, después de haberlo re­tocado por última vez y de escribir su prólogo enPuerto Rico, "enlazando así en cierto modo lagloria de S\:l nombre con la de la isla, y haciéndolasonar por todos los países donde se habla o entien·de la lengua castellana", según ha dicho Menéndezy Pelayo.' En dicho proemio deja constancia Bal·buena del grande alivio que significó para él sutraslado de Jamaica a Puerto Rico, dejando atrás

l. V~ase M. Men~ndel: y Pelayo, Historia de lA pOfIsia húPano­AmericanG, ed. de Santander, 1948, 1, p. 328. Dice, además, dichocritico (lbid., pp. 45046) que si "Balbuena pertenece • la Manchapor su nacimiento, pertenece a Múlco por su educación, a lasAntillas por su episcopado, y que hasta por las cualidades mllsc:l1'lIcterlstlcas de su estilo, ca en rigor el primer poeta genuinamenteamerIcano. el primero en quien le siente la exuberante y desatadafecundidad senlal de aquella prodlalosa naturalcu". Ya antes, elpoeta Manuel losl! Quintana (quien estudia a Balbuena en el próloloy notas de su colección de Poesfru selectru castellanas, Madrid, 1807)babIa expresado que la poesla de este autor, "seme/ante al NuevoMundo. donde... vlvla, es un pala llllllenso y dilatado, tan ferazcomo In~lto, donde las caplnas se hallan confundldu con lasnores, los tesoros con la escasez, los p4ramos y pantano, con 101monla y selvlll mú sublllDes 1I frondosas".

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en el tiempo la especie de destierro que vino a serpara él su residencia en aquella isla por espaciode casi una década. Así, escribe en nuestro país,al enviar a prensas El Bernardo: "Ahora su autor,...puede decir que ha salido. de nuevo al mundode las soledades de Jamaica, donde este tiempoestuvo como encantado".

Cuando ocurre en 1625 el ataque y cerco de losholandeses a San Juan de Puerto Rico, Balbuena,ya viejo y cansado, no se encierra en el Morro conla alta oficialidad gubernamental y la guarniciónde la plaza, sino que se va tierra adentro en laIsla. juntamente con los canónigos de la Catedral.Levantado el sitio, luego del saqueo y quema dela Ciudad, regresa a ésta para encontrarse con queen el incendio del palacio episcopal se ha perdidosu biblioteca, y con ella los manuscritos de algunasobras suyas todavía inéditas, entre las cuales, se·gún noticias que trae Antonio de Alcedo (Dicciona.rio geográfico histórico de las Indias Occidentales,Madrid, 1786-1789, 5 vols.; en el artículo correspon·diente a Balbuena), figuraba una descripción enverso de Puerto Rico (" si no es error de Alcedo--comenta P. Henrlquez Ureña- pensando en laGrandeza mexicana"V Cinco años más tarde Lopede Vega se refiere a estos acontecimientos en losconocidos versos de la silva II del Laurel de Apolo:

Generoso prelado,doctisimo Bernardo de Balbuena.Tenías tú el cayadode Puerto Rico, cuando el fiero Enrique,holandés rebelado,robó tu librería;pero tu ingenio no, que no podla,aunque las fuerzas del olvido aplique.

2. En UD sonelO del ~Oelll Dovohlspano licenciado Mlauelzaldlerna de Maryaca, Incluido enlre los poemu laudalorlos devarios aUlores que acompaAan y apadrinan la publicación de laGrandem tnelticana (1604), se encuenlra el lestlmonlo Ilnlco de lasabras perdidas de Balbuena:

Esplriru lentil, lu: de la t~.

sol del PIJnIGSo. lustre d/l SIl coro,no seas tnCÚ al/ariento d/lf resoroque ese lallardo e71re71ditni/lnro enc{~.

Ya Er«l1e fue a Espaila. desencierrade ese tu Porosl de l/enGS de oroel "alienre Bernardo, 11 &on sonoro"IIrSO el l/alor de tu española IUIl1'Nl.

No tfl qUfldes en Jola esra Grandeza I

d,mos tu un¡"...sal CosmOIl'a1la.dfl antil/ilflddde$ JI primores lIf1na.

El di"lno Crlsl1ados, Id dlte:4de Laun, el ule nuevo de Poesla,JI sepa el mundo 114 qul.n es Balbuma.

¡Qué bien cantaste al español Bernardo!¡Qué bien al Siglo de Oro!Tú fuiste su prelado y su tesoro,y su tesoro tan rico en Puerto Ricoque nunca Puerto Rico fue tan rico.

Unos ocho meses antes de morir, suscribe elobispo una carta- al Rey en la cual alude al ataqueholandés a San Juan y describe en particular, conestilo pleno de fuerza dramática, reminiscente qui­zás por su espíritu épico de las heroicas narracio­nes de El Bernardo, la participación en la defensade la Ciudad del militar puertorriqueño don Juande Amézquita Quijano:

Juan de Amézquita Quijano, capitán de la in­fantería de esta ciudad de Puerto Rico, parecepor sus papeles haber servido a Vuestra Majes­tad más de treinta y ocho años y los catorce deellos cautivo en Argel. Y en la ~erra del añopasado de veinte y cinco en el que el enemigoholandés se apoderó de esta ciudad en diferentesfacciones que se le encomendaron se mostró va·leroso capitán; y en particular el primer dominogo de octubre salió del castillo con -cincuentainfantes solicitando mucho de su parte esta saolida, y la hizo con tan buen aliento que si laacudiera algún socorro, aquel día se degollarantodos los enemigos, a quien él con los suyosdesalojó y ganó las trincheras, matando muchosy en particular un capitán, y sargento mayorque venía en cuenta del más valiente soldadode la armada, peleando con él cuerpo a cuerpo,y con victoria y mucho despojo de armas sinperder ninguno de los suyos se retiró. Y poreste estilo durante aquella guerra se portó enlas demás facciones que se le encomendaron quefueron muchas, como constará de las certifica·ciones de su general.

El' paso de Balbuena por Puerto Rico viene arepresentar el primer aleteo. de la poesía en nuestrosuelo. Es de lamentarse muy profundamente queel clima de más ricos estímulos culturales, favora­ble a las letras, que su estancia en el.país suscitabaquedase malogrado con los tristes sucesos de 1625y luego con su fallecimiento.'

3. V~nse sobre Balbuena: G. Ganúlez Dávlla, Teatro .ele­tidstico de 14 pritnitiva i/tlena dfl las Indias Ocdd.ntales; vida desus ar%obl~pos, obIspos, y cosas memorablu de sus sedes, Madrid,1649. l. p. 292; M. Fem4ndez Juncos, D. lJerrlIzrdo de Balbuend.obüpD de pUflrto Rico.•.• San Juan, 1884; J. van· Home, Bernardode Balbuflna; bloaralfa JI critica, Guadalalara, Múlco, 1940; J. RolasGarclduellas, JSer'lGnIO de baltlue~; la vida 11 la abns, Múlco, 1958;P. Henrlquez Urella. l.4 culruns 11 las letras calanldles en SantoDotnin/to. Buenos Aires, 1936. pp. 54-SS, 60-62.

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pUES SEÑOR, QUE ESTABA CANSADO DE TREPARSE EL

muerto al hombro. Lo decía hasta agotar lavoz.

-Que los muertos largan una sombra.-Que sigue con uno siempre.-Que el vientre de ella era una tumba.-Que yo mismo me quena enterrar para matar

mi sangre.Este era el cuento de Pepe Dolores, los ojos

alicaídos, el overol acribillado, experiencia en lavaina de Corea.

-Que si no hubiese dicho otra vez.-Que si aquella nube negra no se me para en

los ojos.-Que si no hubieran cuchillos.-y porque yo era un asco de flores marchitas.-y porque el sepulturero era el mismo siempre.-y porque la tierra era de un triste siempre.-y porque mis hijos eran los mismos siempre.

siempre, siempre.Hacía una autopsia a esa palabra..Era la pausa

para encender el "Chester", pues con el corazón deese siempre y las vísceras de ese siempre se que·daba jugando un fatigoso rato. Después ataba alsiempre un "¡Marcela tuvo la culpal", y de al1f.en patines, hasta el final.

-¡Marcela tuvo la culpa!La acusación volvia los rostros distraídos, la

atención se regalaba a la boca que prometía impre­caciones.

-Cuando dijo por primera vez que estaba en­cinta yo me puse colorao. Un cariño redondo mealeteó por los brazos y fui a cobijarle la boca debesos. Los hijos son flor que nace de uno.

Ni la dejaba que amagara un esfuerzo, ni que

La recién nacida sangre

Por LUIS RAFAEL SÁNCHEZ

tosiera fuerte, ni que sacara agua de la tina. Aquie­ta el paso, duerme de dia, no hagas gran cosa. Memudé al piso para no darle mal sueño ni a ella,ni a Pepe Loló, que era el nombre que me teníapensado, porque iba a ser machito. La falda crecíay le levantaba un balconcito, los pechos se madu­raban. Hasta la madrugada en que le vino la pari­ción y me espetó la palabra: muerto.

Yo meneaba la cabeza. Eso de que un hijonazca muerto huele a sabotaje. Ella lloró tres días.yo ni uno. Pero cuando me fui al cementerio, lacajita al hombro, la tierra tu-cu·tum, tu-cu-tum,tu-cu-tum, en un caer acompasado que era doblede campana, las tres florecitas en mi mano, la aza­da del sepulturero, el perro del sepulturero, meagarró una sosera espesa que ya nunca se borró.

La segunda vez que el vientre se alzó, me entróuna contentura que no era mía. Yo no miraba aMarcela, miraba su fábrica de vida. Llegado el mesno dormíamos. Por eso el grito me sorprendió des­pierto, grito seco, como si le hubieran clavado enel alma un alfiler de cien yardas. Se lo saqué deentre las piernas, lo mordí largo por la carita, mequedé lelo mientras cantaba:

¡Ay son,ay tururete,ay calentura mfa,desde que tú llegasteno fue la noche frfa,ay son,ay tururete,ay, ay, Virgen Maria!

Pero ni eso regresó la vida de mi Pepé Loló.Dos Pepé Loló que se morían. Peor. Ni se morían,

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sino que venían muertos, como juguete dañado dela "Sears".

¡Al tercero, aquel miedo negro, aquella peniten­cia en la voz! La calor que uno bota cuando tienemiedo. La camisa suda sola. El reloj suda solo.Cuando ella parió el alarido, hijísimo de la muerte,yo le pregunté a Dios que por qué.

La cajita en el hombro pesaba ochenta libras.Tres florecitas tronchadas en mi mano fría. Repe­tición de tumbas. El sepulturero me dijo un "hastapronto" que me encerró en la vena el peor aire.

Mi mujer y yo nos mirábamos sin confianzas.Marcela y yo poníamos las espaldas a mirarse.Esa y yo, ni un chavo de palabra. Yo entraba a lacasa pero me quedaba fuera, me quedaba en lassombras. Yo entraba pero me ponía chiquito paraque ella no me viera. Así por dos lunas completas.Después, en una noche mansa en que el calorizo

puso fuego por las sábanas, tropezaron nuestroscuerpos. La lucha no se hizo aguardar. Mis manosla anduvieron toda, dejé pedazos de labio por elcuerpo asesino y con los labios, semilla mía da­ñada.

Allí mismo comenzó la vigilia, preso cada quiendel ojo ajeno. Hasta la noche en que su voz mesubió por la oreja. Letra que me saco de la gargan·ta, letra que me quito de la mirada, hasta todosumado decir, estoy encinta. Cuatro cruces escri­bieron su muerte. Cruces que mi cuchillo obligara.Tesa, tesa, tesa como nuevo Pepé Loló.

Hacía una pausa amplia. Era la pausa para apa­gar la colilla o lanzar el silbido. Algunos se march~­

ban, otros llegaban y encendían el "Chester", por­que ya estaba de vuelta el "pues señor, que estabacansao de treparme el muerto al hombro".

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Dinle qué sabes de ti misma

Por PEDRO CAMPAÑA

dime el cristal, la brisa, el ángel, todala dulcedumbre de los ojos negros;

la piel de los colores ensambladosen ébano y marfil con beso eterno.

Por ti la hidalga lanza quijotescablandiera algún Quijote con denuedo,o la Tizona inquebrantable muchos Cides;

por ti aquel verbo soberano, sangrede Castilla la ruda, con el almavotada a Dios y la guajana-almíbarde tropical tonada languidente;

por ti aquel beso de dos mundos, sueñomenudo, calmo, lírico, en deliriode juntas amorosas con el airesutil... Intimamente enamorada,traspasas corazones enriscados,y fieras son que de rodillas lamen

sombra de tu huella luminosa.

o puedes arrancarte el dardo fuertee la señera mística abulense.i por tu sed, el caudaloso río1 fraile Juan, espejo en cuyas aguas

el\ . lma clara vibra y se dibuja.

Sil ulsas alguna arpa, Patria, escucha1 1 úsica evocada de sus cuerdas:on notas de fray Luis, rumor de guijas

que efluvios seculares ablandaron.

Son fuego de ti misma, el ansia locade Diego, de Llorens, Gautier... Y liracon deje quejumbroso en aire ardido.

Alma leona,que no niegas la luz a mil cachorros,que sin rugido, guardas; y con senos

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lacios pareces ser matrona exótica,perenne terciopelo de caricias.desgarrando tu esencia, de puntillaspara atisbar el último suspirodel hijo traspasaqo de metralla.

Eres como yolita que no muerdeen el vaivén inútil de las aguas,donde los peces diestros te desdoblany vuelven a doblar como si nada,tragándose la nieve de una estela.

Exigua cicatriz, sólo un recuerdode aquella Madre que engendró con ansias.

Así estás, Patria, quieta, reinventandoposturas decorosas, no sabiendoqué hacer con tierra sola yagua,muda. esperando diástoles que inunden.

¡Disculpa los desdenes! ¡Arrebatala siesta placentera de los tuyos I

¡Madre de miel y cera, con tus labiosbesa, aunque el pecho se te quiebre de ira,porque eres fiel y buscan tus cuidadoslos hijos ganapanes. los tullidos,ahítos de mendrugos infrahumanos,sin hálito de amor en sus entrañas I

Patria,¿por qué tu esencia es contrapunto y danzaque deja el corazón ensimismadoy sube a las gargantas y allí queda,hidrópica de risas y alborotosque no pueden nacer, y luego brotanen estampía de mortal tristeza?

Para cantarte, han dicho que te mueres,Patria, porque a beber acostumbradostus labios gustan el acíbar tantocomo el guarapo que se cuela al alma.Han dicho surtidor y fuente inmensa,

caudal multiplicado, fuga, ensueñode apenas entretela indefinible...

¡Piropos....Baratijas... Cuatro chavosen el mercado de la voz humana!

Esta misma palabra es aire vanoy sinrazón que todo lo sublima;creo tener los ojos encendidoso quién sabe si miran apagados...

No soy hombre que pueda engalanartelas sendas del futuro; bien quisiera,airosa, vela al viento, apuñalandolas ondas más extrañas, verte ufana,lucir con arrogancia ese destinoque sólo es esperanza bullanguera.

Déjame aquí callar;_ sólo he queridoimaginar un poco del semblanteque adentro va, imposible de perderse;que no acierta cristal o verbo claropara llegar a ser. No sé, luz. Patria,cómo escribirte sin linderos reciosy toda espuma, entrega, y besos largospara ese mar que besa desgarrando.

Quiero saber si el hijo de tu entrañapregona de tu amor la inmensa hondura,con la mano en el pecho, con su talla,no con palabras huecas ni con llantode lástima falaz y pordiosera.

Dímelo tú, mi Dios, que sabes tantode rutas y de estrellas, que llorastedelante de otros muros desolados...Dímelo, don Francisco de Quevedo,con el labio mordaz, con el mugidode toro ibérico, impotente, exangüe...

Dímelo, alma leona, soledosaisla flotante al par que a la deriva...¿Qué sabes de ti misma?

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Angel Luis Morales y las letras hispanoamericanas

Por Josl! FERRER CANALES

L APUBLICACIÓN DE .LITERATURA HISPANOAMERICANA:Epocas y figuras» (San Juan de Puerto Rico,

Editorial del Departamento de Instrucción Pública,1967), es un acontecimiento extraordinario, porquees la primera vez que un escritor puertorriqueñonos da una obra con una visión literaria hispa­noamericana, completa, desde el Diario de Colónhasta la -poesía de Pablo Neruda, Le., desde los orí­genes hasta la edad contemporánea. Otros críticosnuestros nos habían ofrecido excelentes estudiosparciales sobre aspectos, géneros, temas, hombresde esa patria magna, la América del heroico y anogélico Martí: Concha Meléndez (La novela indianis­ta en Hispanoamérica, Asontante, Signos de Ibero­américa, Figuración de Puerto Rico y otros estu­dios); José A. Balseiro (Expresión de Hispanoaméri·ca, 2 vals.); Margot Arce de Vázquez (Gabriela Mis­tral: persona y poesfa); Edna Coll, Félix FrancoOppenheimer, María Teresa Babín, Samuel R. Qui­ñones, Juan Antonio Corretjer, Nilita Vientós Gas­tón y otros. Ninguno se había planteado en un libroel problema de una imagen panorámica de todas lasépocas, destacando el valor de todos los géneros ysus figuras centrales.

·La primera impresión al terminar la lectura deesta obra, tan bellamente arquitecturada, es la deasombro, admiración. ¿Cómo le dio la juventudpara leer y estudiar tanto y tan profundamente?Porque el criterio no es meramente enumerativo ycronológico sino realmente valorativo, analítico ysintético: un calar lo más hondamente en las crea­ciones, por dentro, y luego revelamos su esencia,su alma, en palabras justas, en una prosa moderna,expresiva de fina sensibilidad. La vida le otorgóaquello que pedía Gabriela Mistral en emotiva pIe-

garla por los maestros: profundidad y sencillez.Comprendemos la paz y acierto de la doctora Con­cha Meléndez -a quien debe la juventud universi·taria puertorriqueña su iniciación en el estudio delas letras hispanoamericanas, ayudando así a liberotar nuestro espírltu-, al dejar su cátedra, hija desu amor y su sabiduría, en manos del joven, ya eru·dito crítico, magnmco expositor, no frío sino cordialy humano, el joven maestro Angel Luis Morales.

Yo sé que esta obra, a pesar de las innecesariaserratas y otros graves descuidos del impresor, ten­drá la mejor acogida de parte de críticos, profesoresy estudiantes, y que será motivo de honores para elautor y, por resonancia, para nuestra Alma Mater,la Universidad que él honra en la cátedra. Aquí de·claro que la prefiero a cuantas hoy conozco comolibro para orientar un curso panorámico de las le.tras al sur del Río Grande. La estoy comparandocon varias, aun con la del dilecto catedrático deHarvard, Enrique Anderson Imbert, Historia de laliteratura hispanoamericana, 2 vals., ed. del Fondode Cultura Económica.

Algunos valores de la obra de Morales son la cIa·ridad, la precisión, la adecuación del estilo, a veceslírico, al tema. La leemos con el gusto que disfruta·mas al estudiar un ensayo estético, de creación li­bre, y con el autor meditamos, nos emocionamos,discutimos, protestamos contra alguna actitud yllegamos a algún oasis. Alabamos 10 que podríamosllamar la versatilidad del critico, su capacidad paraanalizar una página del más crudo naturalismo, sub·rayár la belleza de una novela de Mariano Azuela,destacar la calidad de un drama y hacer la exégesisde un poema, digamos el Nocturno de José Asun­ción Silva.

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Ellibro habla como un hombre y no el hombrecomo un libro, y en ocasiones, se nos figura oír eltono, la entonación del profesor Morales. Así al leernosotros: «Cuando se cierra la última página de lanovela Cecilia Valdés, parece que acabamos de darun viaje por La Habana de hace más de un siglo.»y frente a una poesía de Herrera Reissig, realmentesentimos el eco de la voz: «No cabe duda de que elpoema es... difícil, caótico... ¡pero qué hermoso!¡Y cómo compensa el goce estético de su lecturacuando se penetra la cáscara dura y oscura y sellega a la pulpa fragante y sabrosa del poema!» Nosha dado su perspectiva del poema a base de nuevasmetáforas.

Entre los críticos a quienes sigue el doctor Mo­rales están el «mexicano universal» Alfonso Reyes,el sabio americano Pedro Henríquez Ureña y el po­lígrafo hispánico -Menéndez y Pelayo, cuya sinfoníatanto l~ atrae. Lo orienta también don Federico deOnís, ese símbolo de la España eterna, él mismo amodo de una Salamanca en América. Se apoya y ca.noce muy bien a Méndez Plancarte, Anderson Im­bert, J. J. Arrom, Augusto Tamayo Vargas, AmadoAlonso y aprovecha las contribuciones de hispanis­tas como Jobo E. Englekirk, Ivan A. Schulman,E. K. Maples, Boyd G. Cartero

Morales destaca la madurez de la cultura hispa­noamericana, el gran valor de nuestros escritores,no menores en talla o significación que los de Es­paña y otras figuras del mundo. Consciente de latrascendencia de esas letras, afirma en la página deconclusiones :

Este es, a grandes rasgos y con inevitablesomisiones... el panorama que nos ofrece el pluri.secular desarrollo de las letras hispanoamerica­nas. El mismo nos muestra, no nos cabe duda, elespectáculo de una Hispanoamérica llegada a sumayoría de edad en el orbe de las letras hispáni­cas, y cuyas figuras sobresalientes en lo que vadel presente siglo -en poesía: Rubén Darío, Leo­poldo Lugones, Julio Herrera y Reissig, EnriqueGonzález Martínez, Gabriela Mistral, Luis PalésMatos, César Vallejo, Pablo Neruda, Jorge Carre­ra Andrade; en novela: Tomás Carrasquilla,Eduardo Barrios, Pedro Prado, José Eustacio Ri·vera, Rómulo Gallegos, Ricardo Güiraldes, CiroAlegría, Miguel Angel Asturias, Agustín Yáñez,Alejo Carpentier; en el ensayo: José Enrique Ro­dó, Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll,Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos, Al­fonso Reves; en el teatro: Florencio Sánchez,Samuel Eichelbaum, Rodolfo Usigli-, están a laaltura de cualquiera de sus congéneres hispáni­cos peninsulares, y se pueden colocar sin des­medro, a la de cualquiera de sus eongéneresuniversales de la misma é~oca. (11, 243.)

En las líneas finales señalará con orgullo haciaesa América orientada hacia el autoconocimiento,atenta a todas las ondas del universo, elos cuatropuntos de la rosa de los vientos», y en la hora de

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descubrir su verdadero destino. «'Su propio e in­transferible derrotero».

Cuestión esencial es la cronología que proponeel doctor Morales, para mejor interpretar la evo­lución de las letras hispanoamericanas. Es nadamenos que la proporción puertorriqueña para la so­lución de este problema. Sobre este tema han escri·to preciosas dilucidaciones los eruditos críticos cu- .banos José Antonio Portuondo, catedrático de laUniversidad de Oriente, y J. J. Arrom, catedráticode la Universidad de Yale; el primero es autor delvalioso estudio Periodos y generaciones en la his'lo.riografia literaria hispanoamericana, publicado enCuadernos Americanos (1948, núm. 3), recogido yampliado, con nueva hipótesis de trabajo, en el li­bro La historia y las generaciones (Santiago de Cu­ba, Manigua, 1,958), y el segundo dedica a este «viejoproblema», la «nueva solución,. que expone en suEsquema de las letras hispanoamericanas (Bogotá,Instituto Caro y Cuervo, 1,963). Otros que han ade­lantado teorías para establecer la periodología a quenos referimos son Alfred Coester, isaac J. Barrera,Luis Alberto Sánchez, Julio A. Leguizamón, losmiembros del Comité de Literatura Iberoamericanaque presidió Herman H. Hespelt, Enrique AndersonImbert, y el autor de Las corrientes literarias en laAmérica Hispdnica, Pedro Henríquez Ureña, a quienvolvemos una y otra vez.

Nuestro compatriota Morales, atento a la apari.ción de obras significativas, reveladoras de un espí­ritu, sensibilidad o clima nuevos, hace esta propo­sición:

1. Literatura de la conquista (1492-1609).II. Literatura colonial (1609-1810).

III. Literatura de la Revolución (1810-1832).IV. Romanticismo (1832-1882).V. Transición del Romanticismo al Moder·

nismo (1882.1888).VI. Modernismo (1888-1911).

VII. Postmodernismo y transición al Ultramo­dernismo (1911-1925).

VIII. Ultramodernismo y literatura actual(1918-).

Acontecimientos o publicaciones que ha tenidomuy presentes han sido el Diario de Colón, los Co.mentarios reales del mestizo, nuestro primer filóso­fo de la historia, el Inca Garcilaso de la Vega, el co­mienzo de la Guerra de Independencia, Elvira deEcheverría, el joyel de imágenes Ismaelillo de Mar­ti, Azul de Daría, los comienzos de la RevoluciónMexicana y el soneto Tuércele el cuello al cisne, deGonzález Martinez, el final de la Primera Guerra...

Porque el Modernismo ha sido objeto de tantapolémica, tenía que interesarnos especialmente loque sobre ese movimiento tuviera que decir el doc­tor Morales. Lo define como ansia de renovación, co­mo escuela en que brillan diversas individualidades,

_y subraya su carácter heterogéneo, mestizo, y las in-

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fluencias Q razones que lo determinan: parnaso,simbolismo, prerrafaelismo, Poe, Whitman, O'An­'Ilunzio, Nietzsche, Ibsen.

-Aquí es donde alaba a Rubén Darío por su valorartístico, intrínseco e histórico,' aquí es donde reve.la su íntima satisfacción porque -con el Modernis­mo, por primera vez... se invierte la dirección delinflujo artístico, y en vez de ser España quien in­·fluye en Hispanoamérica, es ésta quien influye enaquélla, y ahora, en vez de ser un español -Espron­ceda o Zorrllla- quien influye en Hispanoamérica,es un hispanoamericano -'Rubén Darío- quien in­fluye en España•. (11, 70). Es ésta una de las gloriasdelliróforo nicaragüense, poliédrico e inmortal. (Es­tando en prensa el libro de Morales apareció la va­Hosa obra de Iván A. Schulman, Génesis del Moder·nismo, México, El Colegio de México, 1966).

Teníamos que detenernos también ante el perfilque de José Martí dibuja Morales. Este enaltece lapureza, nobleza y ejemplaridad del antillano univer­sal, su poesía en verso y prosa, y su modernidad.«Hoy no sabemos -juzga- qué admirar más, si alhombee o al escritor.•

Sé que leí con especial deleite los comentariossobre el apasionado y polémico Padre Las Casas, so­bre la creación de Sor Juana Inés de la Cruz, la pro.sa profunda, original y tersa del genial Simón Bolí·varo ¡Páginas para releerse, aquéllas dedicadas a lanovela poemática Alsino, a la poesía de GonzálezMartínez, a Alfonso Reyes, al estilo y tono del en­sayista y fino meditador de Ariel y Motivos de Pro­teo, a la prosa plástica de Los de abajo, y al clásicoamericano Rómulo Gallegos!

Deseo insistir en una virtud del profesor Mora­les: su juicio independiente, libre. Por eso, insatis­fecho con un criterio de Torres.Rioseco, quien hablade dos momentos, Torre de marfil y Mundonovis­mo, al analizar el Modernismo, escribe Morales:_creemos que deben añadirse otros rasgos ajenos yaal Mundonovismo. Son éstos: la poesía se hace mássubjetiva y sentimental que en el primer momento;además de la preocupación civil, americanista e his­panista, se observa una preocupación religiosa y me­tafísica, en contraste con el alegre paganismo delmomento anterior; y ello trae una preocupaciónética que no hay en primer momento». (11, 69·70).El mismo Morales llama la atención hacia el hechoque él usa las divisiones y clasificaciones de donFederico de Onís en su Antología, pero no sigue lacronología del crítico salmantino; en esto sigue aPedro Henriquez Ureña. y al enumerar los rasgosde los movimientos de vanguardia expuestos porGuillermo de Torre en La aventura y el orden, sumaotros: humorismo e ironía y el culto a la imagen.No acepta, en fin, la tesis del admirado Manuel Pe­dro González sobre José María Heredia, primogénitodel Romanticismo hispano, y aunque ha aplaudido

a Pablo Neruda por Residencia en la tierra, afirmatambién que la poesía comprometida, de partido, deéste, tiene -calidad artística muy relativa.. Estoysencillamente destacando que Morales no es un me­ro repetidor o divulgador de ideas de otros, sino uncrítico con sus personales puntos de vista, con una·perspectiva de vida, con una cosmovisión.

Desde el punto de vista pedagógico, tiene estaobra otra virtud: los pórticos o introducciones a loscapítulos -y no olvidamos las notas, vocabulario ylecturas sugeridas. La descripción del clima culotural y político como base para El postmodernismoy la transición al ultramodernismo -cada capituloes en si un excelente ensayo-, puede ilustrarnoscómo hace el profesor Morales sus presentaciones.Hablará sobre las repercusiones de la RevoluciónMexicana y la novelística que nace con MarianoAzuela; sobre las guerras del 14 y del 39; sobre losecos de la Guerra Civil Española en la América His­pánica, y poemarios cual España, aparta de mí estecáliz de Vallejo y España en el corazón de Neruda,y lo más importante, la relación entre la AméricaHispánica y los Estados Unidos. Concretamentedirá a propósito del clima histórico cultural en queflorece la literatura hispanoamericana después delaño 1911:

...A fines del siglo XIX, los Estados Unidosabandonan su actitud de indiferencia expectanterespecto de Hispanoamérica, y comienzan a inte­resarse en ella como mercado para sus productosy como campo de inversión para su capital. Co­menzó por México, a fines del siglo XIX, invirtien·do en empresas mineras y ferroviarias, y a me·dida que la actividad industrial cobraba impulsoy el capital, fortalecido, demandaba expansión, sefue extendiendo a todo el continente sudameri­cano. La apertura del Canal de Panamá pusoambas vertientes del continente al alcance delcomercio y la inversión norteamericana.

Resultado... fue la clara hegemonía económicanorteamericana en el Nuevo Mundo y la depen­dencia de Hispanoamérica respecto del nuevo im­perio económico. Esto, unido a los factores políti.cos y militares de las relaciones entre ambasAméricas... , trajo como consecuencia un crecienteresentimiento y animadversión hacia «los grin­gos» o dos yanquis» que vino a sustituir la admi­ración casi idolátrica que se le profesaba duranteel siglo XIX.

...Primero la Guerra Hispanoamericana (1898),con la consiguiente -independencia. de Cuba yelpaso a poder de los norteamericanos de PuertoRico, Guam y las Islas Filipinas; y luego unaserie de intervenciones armadas en México, Vera­cruz... y la frecuente intervención política pormedio de funcionarios diplomáticos o del serviciode inteligencia... propiciando regímenes, a vecesnada democráticos..., junto al factor económicoantes señalado, son la causa del intenso antinor­teamericanismo que todavía hoy, a pesar de Fran­klin D. RooseveIt y John F. Kennedy, sienten loshispanoamericanos, y que se manifiesta en obrasco~o... Los derrotados, de César Amireu Rivas, oDona Bdrbara, de Rómulo Gallegos. (11, 149-150.)

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Nunca pudimos comprender cómo en un cursode Letras Hispanoamericanas, ¡yen nuestra propiapatrial, se omitieran nombres que representan tantoen el orden literario, cívico o estético, como Hostos,Tapia, Lloréns Torres y Luis Palés Matos. Morales,con perfecto sentido de justicia, incorpora a 10 lar~

go de su exposición, esos y otros nombres ilustresde las letras nacionales a la historia de la literaturaHispanoamericana, además de recomendar en la bi.bliografía un grupo de obras puertorriqueñas, quecomienza con el Panorama de la cultura puertorri·queña de la doctora María Teresa Babín y finalizacon El teatro en Puerto Rico (Notas para su histo.ria) de la doctora Antonia Sáez.

rExplícitamente Morales se refiere a temas puer­torriqueños al escribir sobre el Diario de Colón, lagesta civilizadora de Juan Ponce, la Elegía sexta deJuan de Castellanos, y la doctora María Cadilla deMartínez, el Bernardo de Balbuena, los Infortuniosde Alonso Ramirez de don Carlos de Sigüenza, ynuestro Francisco de Ayerra Santa María. Analizan­do un aspecto ,de la creación de Sor Juana, excla­ma: c¡·Lejano antecesor de la poesía negra de LuisPalés Matos, este negro Pilico...b

No podía faltar la evocación de José Martí, maes­tro de vida y arte, figura nobilísima, patriota deapellido inmarcesible, personalidad tan íntimamen­te vinculada a la historia de nuestra patria, ya quefundó el Partido Revolucionarlo Cubano para «lo­grar la independencia absoluta de Cuba y fomentary auxiliar la de Puerto Ricoll. No olvida a SantosChocano, cantor de Puerto Rico llrico y otros poe­mas, ni al visionario de la raza cósmica y ensayistaque dedicó ·su Indoldgía a la .Universidad Nacionalde Puerto Rico ll, José Vasconcelos, quien en su visi­ta a la Isla Madre, cuando fue presentado por Vi·cente Géigel Polanco, dio un trascendental mensajea la juventud.

Están presentes también don Alejandro Tapia yRivera, Zeno Gandía, César Andreu Rivas y el ex­traordinario novelista Enrique A. Laguerre, citadoen las páginas en que se honra a escritores de lajerarquía de Güiraldes, Ciro Alegría, José EustacioRivera y Rómulo Gallegos. En el estudio sobre elteatro fulge el nombre de René Marqués. AcompañaHostos, el ensayista, sicólogo de Hamlet, prosista deLa peregrinación de Bayodn, apasionado de la liber­tad y héroe de una gran epopeya moral, al eximio

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patriota y antillano inmortal, doctor Ramón Emete­rio Betances, autor de La Vierge de Borinquen.y junto a los nombres de Jorge Mañach y SanínCano, entre otros, aparecen los de don Antonio S.Pedreira y el doctor Tomás Blanco, dados a la inda.gación y a la interpretación del ethos nacional, delser puertorriqueño.

¿Poetas? Joaquín López López, autor de Roman·cero de la luna, ejemplifica la influencia de GarcíaLarca en Hispanoamérica. Luis Lloréns Torres ccan­ta al amor y a la patria en poemas de sonoridad in­comparable: La canción de las Antillas, Bollvar•.y Palés Matos es el iniciador de la poesía negra-luego vendrán Nicolás Guillén, Emilio Ballagas yotros cultivadores de lo afro. Deseo ahora citartextualmente el comentario con que el profesor Mo­rales cierra su juicio sobre la poesía lírica de lospueblos hispanoamericanos:

Finalmente... José Gautier Benftez (l8S0-1880),poco conocido por la insularidad de su origen, dael más fino y delicado cantor de la patria de quesepamos en Hispanoamérica. Sus poemas Ausen·cia. Regreso y Canto a Puerto Rico son de 10 mástiernamente emocionado y finamente musical quese haya escrito en tierras de América. Otros le su­perarán en sonoridad. en elocuencia y energía deexpresión. en fuego imaginativo; en delicadeza yfinura becquerianas, nadie. Por eso no hay puer­torriqueño verdadero que no conozca de memoriasiquiera los comienzos de esos tres poemas. Can·tó también al amor. con menos originalidad, y ala muerte ha dedicado un hermoso poema alegó­rico. reminiscente de Jorge Manrique. La Barca.En el romanticismo puertorriqueño, Gautier es lafigura lírica cumbre por excelencia. (1, 215).

IEl elogio que el doctor Angel Luis Morales hacedel humanista y ensayista venezolano Mariano PicónSalas, lo hacemos nosotros del joven profesor puer·torriqueño que ha ganado este nuevo laurel para lasletras boricuas: es mente verdaderamente esclare­cida e hijo cordial de América. Felicitpmoslo.

Expresemos también al Departamento de Ins­trucción Pública nuestra gratitud por auspiciar lapreparación de libros esenciales como los de Mora­les, para orientar a los jóvenes en el estudio delalma profunda y polifacética de Nuestra América.

(Washington, D. C.)

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Por MANUEL JOGLAR CACHO

Sus campanas recuerdanavisar a los fielesel comienzo del Angelus:Como azorados pájaros se elevan;hacen música el aire;vuelan lejos,retornan...Iy al fin ruedanllenas de noche y sueñosobre el viejo San Juan,como frágiles cuentasde un antiguo rosarioque se le cae al cielo!

La iglesia de San José

~~:~:~~~;~¿¿~~:~_~_:-Li"'igleSia es como un ángel,~ ~ ~ como un ángel de piedra.

U, dentro del puñohoyr.{bi.erto del Morro,

~~~.Ji~-r~1~ada pudo arrancarla,nadie puedetanar sus oracionesnj la voz de su órgano.Sus raíces se ahondancon /1 riego del cielo.y como si guardaraa su fuente soñada,a vigiJ Juan Ponce

desde la eternidad.y

La iglesia es como un ángel,como un ángel de piedra.

~ . •;:¡¡:;;¡¡¡¡;;~~~:1-\1ut,.,. ." De ,,"'- ''''-,.. ...FE

SU mirada echó a andarvuelta luz de la luz 1

que. va alumbrando al día• dI. 1Y trazan o camlOOS.

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I \ rtA IGLESIA ES COMO N ;.lNGEL, 1 ¡ /

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"Bodegón»

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MIGUEL POU(1880-1968)

EL 6 DE MAYO FALLECIÓ EN SAN JUAN DON MIGUEL

POU y Becerra, decano de los pintores puerto­rriqueños. Su deceso constituye una dolorosa pér­dida para el país, a cuyo desarrollo artístico contri­buyó con dedicación y constancia ejemplar.

Nacido en Ponce en 1880, inició sus estudios dedibujo y pintura en su ciudad natal. Sus estudiosacadémicos los hizo en el Instituto de SegundaEnseñanza de San Juan, donde obtuvo el grado debachiller. De 1899 a 1922 ejerció la enseñanza enlas escuelas de Ponce, a la vez que cultivaba lapintura. A partir de este último año se dedicóde lleno a su arte.

Los temas preferidos de Pou fueron el campe·sino puertorriqueño, los tipos populares y el pai­saje de nuestra montaña. Realizó también nume·rosos retratos. Sus obras obtuvieron premios ymenciones honoríficas en exposiciones celebradasen Puerto Rico, Estados Unidos y Francia.

La concesión a don Miguel Pou, en 1960, de laMedalla de Oro del Instituto de Cultura Puerto­rriqueña, significó un merecido reconocimiento desu larga y notable tarea como pintor y maestro.Cuatro años antes, a raíz de su fundación, el Insti­tuto había inaugurado su sala de exposiciones púoblicas con una muestra retrospectiva de la obrade Pou.

Ilustramos estas mismas páginas con algunas re·producciones de las pinturas más característicasdel distinguido pintor puertorriqueño.

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Don Miguel en su tallerrestaurando una de sus primeras obras

"Zapatero ..

«Faisaje»

«Julia en la cocina»

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lVIiguel POU*

Por JUAN A. GAYA NuÑo

MIGUEL POU HA PROCURADO SER FIEL A LA REALIDAD,

pero sin proponérselo, ha resultado ser unrealista-impresionista. Cuando se respetan de talmodo los colores primarios, cuando la sombra delo que proyecta el sol contra el suelo o contra unmuro resultan tan sabias, tan policromadas, hayque entender que Miguel Pou ha llegado a algunasde las armonías más sensibles del impresionismofrancés, sin darse plena cuenta de ello. Evidente­mente, reinventando a su manera procedimientosimpresionistas, como se deduce de sus palabras:"Pinto paisajes porque me encanta la brillantez ytransparencia del color de mi país. Veo nuestropaisaje como cosa íntima y amable .que se adentraen el alma. Me fascina tratar de interpretar, a pesarde su dificultad, la variedad de los verdes." Y yoagrego: y la variedad de los panoramas: Ponce, enmuchísimos de sus aspectos, Barranquitas, Utuado,Guayama, Luquillo, Aibonito, Coamo, Cayey, Ca-

• Prólogo del libro Mi¡;ucl Pou. su u/da y IU obra, R~<opiJaeión

de Ana Valldelull de Pou. Arte Puertorriqueoo, San Juan. 1968.

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guas... Don Miguel Pou ha sido el más notable cro­nista de los colores y de los contrastes isleños.Acostumbrado al pincel no dejaría de enamorarsede la espátula, el vehículo preferido de los jóvenes,y de ahí el sorprendente aspecto juvenil de buenaparte de su obra, y la frescura de sus paisajes másrecientes, 10 realizados aguardando los ochenta ytres años.

Sí, exactamente, es año y medio más viejo quePablo Picasso. No menor su empuje. Hay que pen­sar cuántas más cosas hubiera hecho de haber lle­vado sus bríos mozos a Europa. Es igual. No ha­blemos en condicional, sino en presente. MiguelPou, con cinco medallas de oro, la última ofrecidapor el Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1960.con muchísimas justas distinciones más, con ele­vado número de discípulos, con una obra extensay hermosa, ha sido un retoño del siglo XIX flore­cido en el xx; es el gran patriarca de la actualpintura puertorriqueña; y, venturosamente, tan fir­mes y enteros como siguen sus años, todavía es unfuturo totalmente positivo para el arte insular.

Viva muchos años el patriarca.

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Semblanza de don Miguel Pou*

Por JOSÉ R. OLIVER

DON MIGUEL POU, DISTINGUIDO PINTOR PUERTORRI-

queño, ha recibido uno de los cinco premiosotorgados este año por el Instituto de Cultura Puer­torriqueña al celebrar el Quinto Aniversario de sufundación. El doctor José R. Oliver, presidente dela Comisión de Artes Plásticas del Instituto de Cul­tura, ha escrito esta semblanza en ocasión del ho­menaje rendido a don Miguel Pou por el Institutode Cultura de la que extractamos:

Francisco Oller (1833-1917) llena de hecho labreve historia de nuestra pintura en el último ter­cio del siglo XIX.

Ramón Frade (1875-1957) y Miguel Pou (1880),son así los eslabones de enlace entre esos años de­cimonónicos de Oller y nuestro siglo.

Francisco Oller fue sólo pintor, privilegio queno gozaron ni Frade agrimensor, ni Pou dedicadodurante 21 años a la enseñanza en el Distrito Esco­lar de Ponce.

Tras de Oller, están Madrid, San Fernando, Fe­derico Madraza y con él, la faceta española de In­gres; luego, París, Couture, Courbet, Cézanne, Pis­sarro... lo más granado de la revolución pictóricade 1874.

Tras de Frade, largos viajes y principalmenteRoma, donde sin duda recibe una profunda impre­sión de la pintura de Mariano Fortuny (1838-1874)que vemos reflejarse a través de su obra primeray aunque pálidamente, en el resto de su vida. Trasde Miguel Pou el dibujante don Pedro Clausellsy el pintor Meana, residentes en Ponce.

Cuando por vez primera pudo Pou ir a estudiarpintura en 1919 tenía ya 39 años.

• El Mundo, 25 de septiembre de 1960.

Es lógico pensar que a esa edad el pintor estáya formado; su trayectoria definida, y sin embargo,hemos de admitir que a su regreso en 1920, iniciasu mejor pintura y se expresa en la plenitud de susfacultades. Volverá luego en 1935, cumplidos ya los55 años a estudiar de nuevo. Sólo una fe inquebran­table y un tesón sin medidas puede darnos la razónde ser de Miguel Pou como pintor. Esa fe y esetesón son sin duda uno de los más preciados ejem­plos para toda esa juventud que sube y- se impa­cienta por lograr el triunfo a la vuelta de la esquina.

Desde Campeche hasta Oller, nuestra pintura selimitó a la temática del retrato y a la estampa reli­giosa. Las influencias de Courbet y los impresio­nistas se reflejan en Oller principalmente en la te­mática, abriendo así el camino a los paisajistas anteel natural vivo y a la pintura de género. Es ciertoque por las razones que sea, no trajo a Puerto Ricoa su regreso, las inquietudes de las técnicas impre­sionistas que conocía bien; pero compensa en parteeste vacío llevando al lienzo paisajes y costumbresde nuestra tierra. Los resuelve ciertamente dentrode un naturalismo romántico, fácil de entender auna sociedad aislada de nuevas modalidades y esta·blece así una norma al gusto pictórico que subsis­tirá hasta hace pocos años, en 1950, cuando se ini­cia el Centro de Arte Puertorriqueño.

En ese medio ambiente, así trillado por Oller, esque se enfrenta a los problemas de expresión Mi­guel Pou. Ante el paisaje, busca sin embargo másluz y más sol, y en la pintura de género no buscacomposiciones ambiciosas y de mayor tamaño comohiciera Oller en el Velorio por ejemplo, pero hayalgo que hace de esta pintura de Pou un inaprecia­ble legado a la posteridad y que no debemos pasar

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por alto. En la pintura de Oller los personajes son-como en su maestro Courbet- modelos sujetosal tema. Pou. ya lo hemos dicho era maestro y casisiempre pasaba las vacaciones de verano en elcampo. donde conoció al jíbaro. Conoció sus pro­blemas y entró en su alma llena de nostalgias. Nohallaremos en su obra al luchador que se levantaen Lares, ni al obrero en su agonía por los muellesy fábricas; hallaréis la tragedia silenciosa del arte­sano humilde, del jíbaro de la montaña. Ellos noeran simples modelos para sus ternas, ni sus acti­tudes muestran dramática distorsión para su men­saje; eran y son simplemente seres vivos. que aunpaseando sus angustias, pasan a nuestro lado inad­vertidos... y van ya con el impacto de la industria­lización y la aceleración dinámica del modernismo,van ya pasando a la historia. En la obra de MiguelPou quedarán, sin embargo ocupando el lugar queen la historia les pertenece. Y por ese legado, Puer­to Rico siempre estará en deuda con el artista.

Finalmente quédanos por decir que nuestro pin­tor, por natural idiosincrasia, por inercia en suformación artística se ha mantenido fiel a su modode expresión sin entrar en "ismos" de moda queno siente. Su pintura es en todo momento, hija

legítima de su propia personalidad y de su propiavida.

Hay claramente demarcadas tres etapas en suvida de pintor, que se dividen por los puntos enque da dos de sus viajes para estudiar pintura y nocae en un rigor puramente académico; pero enmomento alguno ha buscado nombre, fama ni lucroinvadiendo campos ajenos de más fácil ejecución.y esta honestidad, esta sinceridad, debe servir deejemplo a muchos, que más pendientes del éxitomomentáneo se lanzan a experiencias para las cua­les no les dio medio, naturaleza, y olvidan que elverdadero juicio de la obra de un artista la ha dedar el mañana, no el hoy.

Por ser pues, el único eslabón que hoy nos uneen pintura al pasado siglo; por el ejemplo que paralas Duevas generaciones suponen su fe y su tesónen el arte; por aquellas de sus obras que llevarána la historia, en cuerpo y alma a los humildes arte­sanos y campesinos de comienzos de siglo; por lahonestidad y sinceridad de su modo de expresióny por condensar así, con todos los honores, sesentalargos años de nuestra cultura en el arte de lapintura, se hace don Miguel Pou acreedor al ho­menaje que le rinde, el Instituto de Cultura Puer­torriqueña.

«Escena popular»,óleo de Miguel Pou

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José Gautier Benítez, periodista

Por SOCORRO GIR6N DE SEGURA

EL PERIÓDICO .'EL PROGRESO. SE FUNDÓ EN SAN JUAN,

Puerto Rico, en 1870. El primer número salióel 2 de septiembre de ese año. Se publicaba tresveces en semana: miércoles, viernes y domingo. Sufundador y propietario fue José Julián Acosta, y elpropietario .oficial» Pascasio P. Sancérrit, muy co­nocido por su imprenta en San Juan y quien publi­cara muchos de los Almanaques que estaban tande moda en la época.

El Progreso y El Boletín Mercantil eran, paraesa época, los periódicos de más relieve en PuertoRico. Mientras El Progreso era liberal, El Boletínera conservador. Bntablan ambos periódicos una ba­talla de ideas, situándose los redactores y colabo­radores en las trincheras de sus columnas. Gautierentró de lleno en las labores periodísticas en ElProgreso, a fines de 1870, después de haber renun­ciado a la carrera militar. Desde El Progreso em­pieza la batalla de «Gustavo., seudónimo que tomóGautier para firmar sus «Cuadros Sociales•.

'Los «Cuadros Sociales. eran articulas periodís­ticos, la mayor parte de ellos en verso, a la ma­nera de erEl Caribe•. Todos tenían intención desátira política o social.

Hemos podido recopilar Cliec!ocho artículos pe­riodísticos de José Gautier Beníte.z. Nuestro autor,como todo periodista que entra en polémica, tuvoenemigos. Uno de ellos publicó en El Boletín unacarta bajo el nombre supuesto de «Tulio Gil» a lacual contestó Gautier con una en El Progreso y quefirmó como «Gustavo•. Cecilia Benítez, la que lue­go fue esposa de Gautier, le llamaba «Gustavo, ElBravo., recordando quizá el poema de Daniel deRivera. erAgueybana, El Bravo•. Gautier fue verda·

deramente (1 bravo. en la batalla periodística. Elque Gautier adoptase el seudónimo de «Gustavo.nos parece un homenaje de admiración a GustavoAdolfo Bécquer.

Otro artículo periodístico de Gautier, A Sor Pa­trocinio de Biedma, Al César lo que es del César,está en prosa. Los restantes artículos fueron escri­to en ...~rso.

Los dieciséis .Cuadros Sociales., en verso, queconocemos son como sigue:

1. Los Patrioteros, critica a los «hipócritas,falaces y embusteros., tribunos que hacen muchoruido pero que no les importa en verdad el porve·nir de la patria.

2. El Nuevo Culto, según Gautier, es el cultoal dinero, tanto, que las Hijas de María entrabanen competencia a ver cual de ellas recogía más di­nero en la iglesia.

3. Los neo-aristócratas, son los nuevos aristó­cratas, los de las cofradías religiosas.

4. Los Hombres lanas, son los conservadoresy reformistas a la vez, como mejor les convenga.Más tarde, en las luchas políticas en Puerto Rico,a esos hombres se les llamó «el político-girasol» o«el hombre-veleta•.

5. Los Beatos, es una crítica a los seudo-reli­giosos que van puntualmente a la iglesia a haceralarde de fervor religioso, y luego visitan sitios in·deseables.

6. A una semi.literata, es la mofa de. las seudo­literatas que han leído novelas alemanas y viven«medio soñando••

7. El periodi~ta. En este «cuadro social» diceGautier:

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En eso de escribir, os lo confieso,no soy conservador ni reformista,y a muchos liberales tengo en listaque su efigie verán en «El Progreso».¿Inconsecuente? .. ¡Cd!... no, por mi vida;la verdad, la verdad. esa es mi egida,mi complaciente. inspiradora musaque a tirios o troyanos,y a moros o cristianosen el feroz combate no rehusa.

8. Lo de Camuy, cuadro social en que hablaGautier sobre el incidente ocurrido en Camuy, ca.nacido como eLa Estrellada», donde cperdieron lavida tres 'ciudadanos, hubo dos heridos y fueronhechos dieciséis prisioneros», como apunta LidioCruz Monclova en su Historia de Puerto Rico. El in­cidente se conoce así en nuestra historia porqueocurrió un encuentro entre la guardia civil y ungrupo de liberales-reformistas en la hacienda dedon Cayetano Estrella, en Camuy, la noche del 15de febrero de 1875.

9. A mis amigos. En este ccuadro socia},.,cGustavo» hace énfasis en su empeño de criticara quien sea. Dice:

Ya sabéis cual pienso y quiero,'como siempre he sido franco,para mi lo bueno es bueno,para mi lo malo es malo,aunque lo hagan mis amigos,aun cuando fuera mi hermano.

10. A Lola, es un ccuadro sociab donde Gautiercritica a la mujer que se casa con el pulpero sóloporque éste tiene dinero. Es una crítica al matri·monio por conveniencia.

}.l. A mi amiga Elisa, en este artículo dice Gau.tier:

A vivir de prisa,que es la vida corta, Elisa,pero aunque corta. muy buena,

12. Los dos sombrero, es un diálogo entre dosseñoritas. Una tiene novio conservador y la otrareformista. La del conservador acaba convencién­dose de la dignidad del reformista y hace el propó.sito de dejar su novio conservador y buscar unoreformista. El artículo se titula eLos dos sombre·ros», porque en la época el partido político a quese pertenecía se manifestaba por el ancho de ladnta en el sombrero. Esta realidad política la des·cribe maravillosamente Manuel Fernández Juncosen el articulo La Política en Imágenes/'

13. En Carta que Gustavo escribe para dárselaal Ministro en los primeros momentos de su estan-

• Manuel Fernández Juncos. Galería puerlorriqueña. Tipos 11 ca·raclcrcs. Costumbres 11 tradicioncs. Publh:aclones del InstllulO deCullurn ~uerlorrlquefta. San luan, P. R.. 1958, p. 263.

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cía en Puerto Rico, Gautier hace crítica de los je.oSUitas en Puerto Rico y pide al Ministro de Ultramarque se los lleve de la isla.

14. Proyecto, es otro ccuadro social», dondeGautier lamenta el que el hombre no es todavíacompletamente libre.

porque afÍn eXIste el fanatismo odioso,la ruin superstición entronizada,y el que es libre en su pública existenciaes tan sólo un esclavo en su conciencia,

15. Dos peticiones, es otro «cuadro socia!», don­de Gautier vuelve a la críticá del clero.

16. Los periódicos en escena, es un «cuadrosocial» donde Gautier hace comentarios sobre losperiódicos de la época presentándolos en forma per­sonificada.

Gautier se casó con Cecilia Benítez Nerón Long­pré el 5 de enero de 1874. Se retiró de su laborperiodística en El Progreso y se mudó de San Juana Caguas para dedicarse a la agricultura en sufinca «La Alejandrina». A pesar de que la agricul­tura no le atraía, Gautier se dedicó a las faenas agrí­colas en busca de un mejor bienestar económico.

El ciclón de San Felipe Neri azotó la isla el 13de septiembre de 1876. Gautier, como los demásagricultores en Puerto Rico, quedó arruinado. A me­diados de 1877 se mudó para San Juan y pasó aresidir en la Calle de la Luna, 104, hoy 353.

A fines de 1877 José Gautier Benítez y su com­padre Manuel Elzaburu trabajaban afanosamenteen la redacción de un mensuario ede literatura, ar­tes y ciencias» en el estudio tipográfico a cargode Benítez, Plaza Principal, 33, en San Juan.

La Revista Puertorriqueña salió el 15 de enerode 1878. El mensuario era el órgano del AteneoPuertorriqueño y salió subvencionado por dicha ins­titución. A mediados de 1878 se discutió en la Casasi la Revista era necesaria para la Institución, y seconciuyó que no lo era. El no recibir la subvencióndel Ateneo, el corto número de suscripciones y laenfermedad de Gautier fueron motivos para quese suspendiera la publicación. En el Ateneo se acor­dó subvencionar la Revista hasta fines de 1878. Elúltimo número salió el 15 de octubre de dicho año.

En La Revista Puertorriqueña se publIcaron docepoemas de Gautier. El poeta usó el seudónimoeEstenio Colina» en la revista, y bajo ese nombrepublica sus poemas Las Estaciones y Las Lágrimas.

Gautier publicó en La Revista Puertorriqueñasu trabajo de traducción Introducción a la Historiadel Arte, el que firmó con sus iniciales J. G. B. Eséste su último trabajo periodístico.

Gautier, quien nació en Caguas el 21 de noviem­bre de 1851, murió en San Juan el 24 de enero de1880.

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ApARECE EL D~CIMO FESTIVAL DE TEATRO PUERTO-rriqueño dentro de una sucesión de fiestas

escénicas patrocinadas por el Instituto de Cultu­ra Puertorriqueña a través de la Oficina de Fo­mento Teatral, las cuales, examinadas en conjunto,auguran del año 1967 uno superior al de 1966,sin duda, el más productivo y significante del Bo­riquén en lo que a representación histriónica serefiere.

Comienza el año 1967 con la celebración delPrimer Festival de Teatro de Ponce (Teatro LaPerla - 4 de febrero al 2 de abril) en el cual semontan, bajo empresa de las compañías TeatroEl Cerní, Producciones Cisne, Teatro Yukayeke,La Comedia Puertorriqueña y Ballets de San Juan,obras del Noveno Festival de Teatro Puertorrique­ño. antológico, y del Primer y Segundo Festival deTeatro Internacional, los tres celebrados el añoanterior; prosigue con el Décimo Festival de Tea­tro Puertorriqueño (Teatro Tapia - 27 de abrilal 21 de mayo) durante el cual se escenifica Re­tablo y Guiñol de Juan Canelo, farsa de GerardPaul Marín (27 al 30 de abril), Las Ventanas, dra­ma de Roberto Rodrfguez Suárez (4 al 7 de mayo).Las Fiestas de Juan Bobo, presentación de Balletsde San Juan, música de Héctor Campos Parsi,inspirada en argumento de Ana García (11 al 14de abril) y La Cuarterona, drama de AlejandroTapia y Rivera, versión en teatro total de PiriFernández de Lewis (l8 al 21 de mayo); un terceracontecimiento lo es la Primera Temporada deTeatro Experimental el cual se lleva a efecto des-

Décimo Festival de Teatro.Puertorriqueño 1967

Por FRANCISCO ARRIvf

IUTITUTI) DI CULTURA PUERTORRIQUEÑAPlUElfTA EN SU lOMo FESTIVAL DE TEATIlO

Cartel de La Cuarterona, por David Goitia.

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de mediados de mayo y hasta fines de junio en elteatrino del Ateneo Puertorriqueño y en el cualse presentan obras de la vanguardia escénica mun­dial. El cuarto y último del año a celebrarse del1 de septiembre al 22 de octubre en el TeatroTapia, lo es el Tercer Festival de Teatro Interna­cional, el cual conlleva un aumento del númerode compañías participantes.

Dentro de uno u otro patrón de festival operala clase teatral puertorriqueña, ya contratada di­rectamente por el Instituto de Cultura Puertorri­queña, o subvencionada por éste parcialmente através de una agencia productora. como sucedeen el caso del Ateneo Puertorriqueño, o motivadaa través de un incentivo a compañías empresariascomo es práctica en el Festival de Teatro Inter­nacional y Festival de Teatro de Ponce. todo locual debe conducir, a medida que se construyansalas de representación en la zona metropolitana,en las cabeceras de distrito y en los municipiosmenores, a una profesionalización independizadade las múltiples labores de la escena.

Toca al Festival de Teatro Puertorriqueñoamparar el desarrollo de una dramaturgia puer­torriqueña lo cual ha constituido y constituye,propósito el primero de la Oficina de FomentoTeatral y servicio de gran importancia históricade la clase escénica que, por otro lado, ha sabidoilustrar, ya sea en su fase de dramaturgia gene­ralizada o de vanguardia, el suceso de los tabladosextranjeros. Tal se traduce de las setenta o másproducciones del año 1966, número que se esperasuperar en 1967, a pesar de la estranguladora es-

Norma Candal (Cancanela), Walter Rodriguez (Aleca),Juan Miranda Alfonso (Caliche) y Carlos Rodil(Coucou), en una escena de RETABLO y GUIÑOL DE

JUAN CANELO.

trechez de facilidades físicas en la zona metro­politana.

Si el Noveno Festival de Teatro Puertorriqueño(1966) fue uno antológico, esto es, de obras su­mamente expresivas del ser puertorriqueño y con­sagradas en el ánimo de éste, el Décimo Festivalde Teatro Puertorriqueño, dramatúrgica e inter­pretativamente, lo es de ventana al futuro, desorpresas.

Abre el festival Retablo y Guiñol de Juan Ca­nelo, pieza de Gerard Paul Marín, puramente delreino de la imaginación que a desnuda fantasíainvita al director de escena y al escenógrafo, res­pectivamente, Andrés F. Quiñones Vizcarrondo yAntonio Martorell. Henos, como en el caso deHilos, de Anagilda Garrastegui, de Farsa del amorcompradito/ de Luis Rafael Sánchez, de Absurdosen soledad, de Myrna Casas, y de Club de solterosy Cóctel de Don Nadie, de quien suscribe, anteun juego de muñecos que al montarse su tercerade tres farsas por el Teatro Experimental del Ate­neo vino a fortalecer la aparición del "personajede serrín y trapo" en la escena puertorriqueña.Se ha llegado a pensar, ante la recurrencia deobras fantochescas en el devenir dramatúrgico delpaís, que bien podría celebrarse una temporadade ellas.

En Retablo y Guiñol de Juan Canelo, como enlas demás creaciones muñequeriles del teatro puer­torriqueño, se adivina un sentimiento y una filoso­fía por detrás de los "hilos" o las "manos carecte­rizadas", según las piezas se proyecten a través demarionetas o de fantoches de guiñol. El juego apa-

Esperancita Martinez (Pitoche), Walter Rodriguez (Ale·col, Norma Candal (Cancanela). Ricardo Palmerola(Juan Canelo) y Carlos Rodil (Coucou), el1 una escena

de RETABLO y GUIÑOL DE JUAN CANELO.

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rentemente ingenuo y abstracto, encubre una peroturbadora problemática borinquense vivida por elautor y conjugada por él mismo dramáticamente ala luz de conceptos nacidos de su peculiar experien·cia del existir isleño. Me atrevena afirmar que,como sucede en la obra realista de los treinta, y

Sharorl Riley (Lalita), Miguel Angel Sudrez (Juanito),[raida Palanca (Tía Marcola), Vicente Vdzquez (TíoLiboria), Tila Méndez (Marciala), Pablo Pizarra (Ci.priano), Orlando Rodríguez (Ambrosio), Mona Marti(Doña Maria) y Victor Arrillaga (Juan), en una escena

de LAs VENTANAS.

la poética-realista de los cuarenta, esta obra de laimagen activa -puesto que 19s muñecos metafo­rizan totalmente una realidad dada- nos planteapor detrás de sus vivos colores y su acción carica·turesca el terrible dilema de ser o no ser que tanprofundamente afecta a la dramaturgia de la con·flictiva nación puertorriqueña.

Tal preocupación parece existir también pordetrás del realismo impresionista de Las Ventanas,drama en dos actos de Roberto Rodríguez Suárez.quien prueba suerte por primera vez en el Festivalde Teatro Puertorriqueño al igual que Félix Antelo,en carácter de director, y Julio Biaggi Lugo en elde escenógrafo. Lo único, que la estructura de Re­tablo y Guiñol de Juan Canelo obedece más en cadauna de sus tres farsas -Los cuernos de Caliche,Los gestos de Cantalicio, Pasión y ridlcula muertede Don Juan Canelo- al esquema estructural dela obra bien compuesta -planteamiento, desarro·rro, clímax, solución- y Las Ventanas, intenta pinotamos, sin propósito de clímax, un trozo de vidade emigrantes boricuas ubicados en Nueva York.Trata el autor en todo momento de evitar la tesis,de incorporarnos a un fluir existencial en el cual

podremos encontrarnos si somos esencialmentepuertorriqueños. Nos llama a ser por fenómeno deidentidad. Quizás el drama de Las Ventanas seaese: el de la adaptación del público al suceder dela escena que, en último análisis, se traduce en laconstante de ser o no ser que ya hemos expuestorespecto a Retablo y Guiñol de Juan Canelo.

La vida neoyorquina del emigrante puertorri·ño se ha traído a escena varias veces desde Estanoche juega el jóker, de Fernando Sierra Berdeda.Aparece en La Carreta, de René Marqués, en En·crucijada, de Manuel Méndez Ballester, en El Hués·ped, de Pedro Juan Soto, en El Murciélago, de quiensuscribe. Como sucede en las obras de muñecosantes señaladas, el mundo del emigrante puertorri·queño a Nueva York cobra interés por la maneraparticular de matizarlo emocionalmente y resol­verlo técnicamente el autor. Roberto RodríguezSuárez presenta este mundo y su vida de unamanera personal, valido de observaciones realistasal tiempo que fraccionamientos y asordinamientosimpresionistas, procedimientos a los que se inclinacomo dramaturgo.

Un interesante aspecto del Décimo Festival deTeatro Puertorriqueño lo es el montaje por Balletsde San Juan de la nueva versión del bailable LasFiestas de Juan Bobo, concepción musical de Héc­tor Campos Parsi con libreto de Ana García yHéctor Campos Parsi y coreografía de Ana García.

Escena de conjunto de LAs VENTANAS.

Los conocedores de esta creación inspirada en elfolklore puertorriqueño, de esta entrada en el almade un pueblo ya definido en el siglo xx, podrángustar ahora del perfeccionamiento y ampliaciónpor parte de Campos Parsi en lo que a música serefiere y a Ana García en lo que a coreografía, de

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Marta Romero (Julia) y Silvia del Villard (Georgina),en una escena de LA CUARTERONA.

un bailable que con la refundición, posible luegode los sucesivos montajes, cobra totalidad de fondoy forma para constituirse en un "clásico" de laescena insular.

A Ballets de San Juan se le debe la creaciónde un repertorio de bailables puertorriqueños, entrelos cuales se cuentan, además de Las Fiestas deJuan Bobo, Urayodn (música de Héctor Campos Par­si, libreto de Ricardo E. Alegría, coreografía de JuanAnduze), La encantada (música y libreto de AmauryVeray, coreografía de Ana Garda), Cuando las mu­jeres (música y libreto de Amaury Veray, coreogra­fía de Ana Garda), La bruja de Loíza (música deJack Delano, libreto de Ricardo E. Alegría, corea.grafía de Ana Garda). Ha sido este importantísimofactor en el desarrollo de una conciencia nacionaltal y como se ha efectuado a través de los Festivalesde Teatro Puertorriqueño con los cuales se ha con­seguido no solamente constituir un acervo drama­túrgico propio, sino un conjunto de bailables escéni~

cos inspirados en el temario musical del país (seis,danza, bomba, plena, vals criollo, bolero).

Se lucha en Puerto Rico por reconstruir el sen­tido de patria desde las raíces. Ballets de San Juanse ha sumado al devenir de esta voluntad a travésde un bello arte el cual ha sabido impulsar condenuedo y eficacia a tenor con el carácter puertorri-

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queño. La culminación que es la nueva e intensifi·cada versión de Las Fiestas de Juan Bobo resultaun claro ejemplo.

Tanto en Retablo y Guiñol de Juan Canelo, comoen Las Ventanas, como en Las Fiestas de Juan Bobo,el proceso de la dirección escénica cuenta consi­derablemente a los fines del impacto de las obrasen el ánimo público. Con la primera, el regidor deescena debe crear un mundo de la pura fantasíaplástica y quinética; en la segunda, una "atmosfe­rización" emocional del ambiente (llamada "mood"en inglés); en la tercera, una ubicación en el almade la leyenda. En ]a cuarta obra a presentarse porel Décimo Festival de Teatro Puertorriqueño, LaCuarterona, de Alejandro Tapia y Rivera, la direc­ción escénica, a cargo de Piri Fernández acompa­ñada por la escenografía de Carlos Marichal, pro­pone, no solamente una reconstrucción de época-momento de la abolición de la esclavitud-, sinouna recreación de obra a través de un procedi­miento de teatro total por el cual se amplían lostemas expllcitos e implícitos del libreto y se le damarco mayor al mero argumento. Es intento expre­sado de Piri Femández el de hacer vivir esta piezadel romanticismo puertorriqueño del siglo XIX contodo el margen de creación que empieza a conce­dérsele al director de escena desde las formulacionesgeniales de Gordon Craig y George Appia, liberado­res del regidor histriónico a grandes aventuras dela imaginación a través del concierto de composi­ción escénica, escenografía, vestuario y luz. Implica,en el caso que nos ocupa, no sólo un enriquecimien­to de la plasticidad y del movimiento, sino de ]a

Victor Santini (Luis), Madeline Willemsen (Condesa)y Elin Ortil. Reyes (Don Críspulo), en una escena de

LA CUARTERONA.

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esencia temática con lo cual se hace posible unainvasión total del ánimo del espectador quien debeincorporarse a la historia viviente y expansiva quepretende la representación.

Basta saber que La Cuarterona, emplazada enLa Habana, se desarrolla esta vez en San Juan, queincluye personajes de la época, no incluidos p"Tapia y Rivera, que los entreactos se animan concostumbres y sucesos de época apuntados, pero noutilizados por el autor, que se hace visible la vidade la ciudad en el momento que celebra la aboliciónde la esclavitud, que el público pasa a formar parte

Escena de LAs FIESTAS DE JUAN Bono.

Escena de LAs FIESTAS DE JUAN BOBO.

de esa vida de la ciudad y a tenor con el climasocial reinante en el momento que se le concede lalibertad a los esclavos negros.

Es este un nuevo tipo de labor dentro de losFestivales de Teatro Puertorriqueño que posible­mente abra el horizonte a la presentación de obrasde nuestro siglo XIX y principios del siglo xx lascuales se descartan por "arqueológicas", pero quetienen en potencia, como las semillas que nos lle­gan "vivas" de los tiempos faraónicos, la clave his­tórica del horno borinquensis y la razón de su su­pervivencia.

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CENTENARIOde

ANTONIO R.,BARCELO(1868 -1968)

EL 5 DE ABRIL SE CUMPLIÓ EL CENTENARIO DEL NACI­

miento de don Antonio R. Barceló, una de lasfiguras más prominentes de la política puertorri­queña del presente siglo.

El ilustre hombre público nació en Fajardo, hijode padres españoles. En 1898, al ocurrir la invasiónnorteamericana de la Isla, ocupaba el cargo de juezmunicipal de su pueblo natal. Tuvo entonces oca­sión de hacer, en defensa de los derechos políti osy culturales de Puerto Rico manifestaciones dealta ejemplaridad patriótica que habría de ser nor­ma de su futura actuación política.

En 1899 participó en la formación del PartidoFederil, antecesor del Partido Unión de PuertoRico. Miembro de la Cámara de Delegados en 1905,y del Consejo Ejecutivo en 1914, desde 1917 hasta1930 ocupó el cargo de presidente del Senado. In­timo colaborador y compañero de luchas del pró­cer Luis Muñoz Rivera, al fallecer éste en 1917 lesucedió como jefe de la Unión de Puerto Rico, que

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ya venía presidiendo desde 1912. En 1932 fundó elPartido Liberal, continuador del anterior, y ocupósu presidencia hasta su deceso, acaecido el 15 deoctubre de 1938.

Es difícil hacer un recuento de la obra de donAntonio R. Barceló en pro de los derechos, de lacultura y del mejoramiento económico y social desu pueblo. Por su incesante gestión patriótica, enla que sacrificó incluso su fortuna privada, y porlas prendas personales que le adornaban, süpo con·quistarse el aprecio y la estimación general. PuertoRico recordará siempre la dignidad con que recha­zó las imposiciones de un gobernador colonial quepretendió hacerle renegar de sus principios a cam­bio de oportunidades políticas para su partido.

Las últimas palabras de don Antonio R. Barcelófueron compendio de toda su vida pública: "PuertoRico primero, por encima de todo."

Las fotografías que ilustran estas páginas reco­gen varios momentos de la vida del prócer.

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ANTONIO R. BARCELO

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRlQUBlitA

En 1913 junto a Luis Muñol. Riveray otros líderes del Partido Unionista

En 1917 cuando presidió la Comisión de ciu­dadanos que visitó el Congreso para deman­dar reformas políticas para Puerto Rico

Junto a su maestro Luis Muñoz Rivera

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En Asamblea del Partido Ltberal en 1936. En lamesa presidencial junto a Luis Muñoz Marín,Benigno Fernández Garcia, José S. Alegria y

Felisa Rincón.

Esta estampa recoge un aspecto de un brillantebanquete efectuado en agosto de 1913 en el HotelInglaterra. ofrecido a los miembros de la CámaraInsular por Antonio R. Barceló. Presidente del Par­tido Unionista. A la derecha de Barceló apareceel gobernador Colton, y a la izquierda el presi·

dente de la Cámara, José de Diego.

En los ljltimos arios de su vida

Junto al senadorRafael Martínez Nadal

En el Simado junto a. Rafael Martínez Nadal.Luis Muñoz Marin y otros senadores electos en

las elecciones de 1932

Antonio R. Barceló y la Junta Central del PartidoUnionista, después de)urar, de n:odo grave y solemne,ante el cadáver de LUls Muñoz RIvera, respetar y hacercumplir en todas sus partes el testamento político

dictado por~él antes de morir

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Con el senador Alfonso Lastra Cl1arrie

Al regreso de Ullo de sus tí/timosviajes a Estados Unidos

el ¡mehlu f/IlC:I lurn(/tl~,io rtlll}¡clldo ~I últlmu :.;diós(/1 prócer ApilO/lío R. BlIrceló. como homenaje a 1.,

aClmdrado pal riOlisltltl

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EN NO~{BRE DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRI-

quena deseo expresarles nuestro agradecimien­to por habemos acompañado en esta mañana, arecordar y rendir homenaje a la memoria de unode nuestros compatriotas más ilustres: el prócery patriota Antonio R. Barceló.

Al sintetizar las muchas y diversas funcionesque el Instituto de Cultura Puertorriqueña ha ve·nido recibiendo y generando, desde su fundación,hay una que en sí abarca todas las otras: me re·fiero al fortalecimiento de nuestra conciencia na·cional, a facilitar que nuestro pueblo tenga unmayor conocimiento de su historia y su cultura. Ynada facilita tanto este propósito como el de llevarhasta nuestro pueblo el recuerdo y la obra de aqueollos hombres ilustres del pasado que dedicaron suvida y su talento al servicio de su Patria. Al rendirhomenaje a estos ilustres compatriotas no debepreocuparnos cuáles eran las ideas políticas queellos sustentaban en esos momentos. Lo importan­te, lo trascendental es la vida de dedicación queestos hombres vivieron para su Patria y el queellos pusieran siempre el bienestar de su puebloa cualquiera otra. El recuerdo que los pueblos guar­dan de sus hombres ilustres, a veces no se ma·nifiesta inmediatamente a su muerte. A veces al­gunos hombres tienen ideas más adelantadas quelas de su pueblo y tiene que ser otra generaciónla que los redescubra e inmortalice. Pero siempreel pueblo es generoso y tarde o temprano hace elreconocimiento de la inmortalidad a los que lesirvieron con dedicación, lealtad y patriotismo. El

• Palabras pronunciadas por el autor ante la tumba de donAntonio R. B¡uoc:eló. en el CementerIo de San Juan. en abril de 1968.

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Antonio R. Barceló *

Por RICARDO E. ALEGR1A

ejemplo lo tenemos en nuestra historia del si­glo XIX, de los múltiples hombres que participaronen la vida política de ese siglo, han quedado aqueollos que sirvieron con lealtad a su pueblo, aquellosque pusieron a Puerto Rico por sobre todas lascosas: Power, Arizmendi. Quiñonez, Corchado,Acosta, Betances. Baldorioty de Castro, Ruiz Bel­vis, Celis Aguilera, y otros muchos viven en elrecuerdo de sus compatriotas, por su vida al servi­cio de las causas de Puerto Rico. Algunos como Po­wer quedaron olvidados por muchos años, peroal fin, el pueblo devolvió su nombre a las nuevasgeneraciones que hoy lo pronuncian con veneracióny respeto. Y mientras estos compatriotas siguenviviendo en el recuerdo de su pueblo, ¿qué haocurrido con aquellos hombres que ocuparon po­siciones de gran importancia en nuestra historiapolítica, pero que hicieron uso de la misma paranegarle al pueblo puertorriqueño sus derechos ylibertades? ¿Cuál de los poderosos líderes incondi­cionales del siglo XIX vive en el recuerdo de suscompatriotas? Ninguno de nosotros podría menocionar un solo nombre y es que el olvido es lafonna en que los pueblos castigan a sus hijos quereniegan de su patria y de su pueblo. Hoy estamosante el recuerdo de un hombre que dedicó su vidaa servir a su pueblo, a servirlo con dedicación,lealtad. valentía y patriotismo. Aunque en los últi­mos años no hemos oído hablar de Antonio R.Barceló con la frecuencia que su obra amerita, estono quiere decir que su pueblo no lo recuerde. Basterecordar su entierro, una de las más grandes de­mostraciones de duelo que ha visto nuestro país.Recordemos que este mismo pueblo fue quien lehizo uno de los monumentos más importantes que

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se han hecho en Puerto Rico. Las circunstanciaspolíticas que nuestro pueblo ha sufrido no han es­timulado la veneración de nuestros hombres ilus­tres. La enseñanza de nuestra historia no ha tenidola importancia que la misma amerita. Aún hoy díavemos con pena el hecho de que se puede graduarun joven de nuestra Universidad sin haber tomadoun curso de historia de Puerto Rico.

Mas yo estoy seguro de que en los próximosaños habremos de oír muchas veces el nombre delprócer Antonio R. Barceló. Hay un despertar en laconciencia de nuestra juventud y muy pronto estashabrán de redescubrir su vida de dedicación a supatria. Así como sus luchas contra la injusticia yla opresión. Yo estoy seguro de que cuando nuestropaís dé mayor importancia al estudio y difusiónde nuestra historia, el nombre y recuerdo de An­tonio R. Barceló será venerado de todos los puer­torriqueños.

y es que Antonio R. Barceló fue una de las fi·guras más polifacéticas de la historia política puer­torriqueña de la primera mitad del siglo. Su preocu·pación no se limitó a los problemas puramentepolíticos, sino que también atendió los problemassociales, culturales, económicos y educativos denuestro pueblo.

Fue Antonio R. Barceló la única voz puertorri.queña que habló con claridad, valentía y patriotis­mo, ante la invasión de nuestra Patria por las tro­pas norteamericanas en 1898. Fue Barceló el únicoque ante el triste e inexplicable silencio que elhecho histórico produce, reconoce y postula el de·recho inalienable de Puerto Rico ante los nuevosdominadores. La historia de Puerto Rico no puedeescribirse sin aquellas palabras que nuestro ilus­tre compatriota, entonces un joven juez en su pue·blo natal, pronuncia al aceptar seguir actuandocomo juez de Fajardo:

"Acepto mientras nuestra misión sea, solamente,la de actuar u obedecer las disposiciones justasde la nación americana; pero nunca como domi·nadares de nuestro país. sino como amparadoresde nuestros derechos económicos, derechos queen lo futuro deseamos ver ampliados en el sen­tido de obten~r la más completa independenciade nuestro régimen interior.

Deseamos el absoluto respeto a nuestro idio­ma, a nuestras costumbres y a todo lo que aquíconstituye nuestros carfsimos afectos."

Estas valientes palabras, compatriotas, que leganaron el respeto de los militares norteamerica·nos, las primeras que la historia consigna en lavida pública de Barceló fueron la síntesis del penesamiento que guió toda su vida política.

No tendríamos en esta mañana tiempo para se·ñalar la obra que durante cuarenta fructíferosaños, dedicó Antonio R. Barceló al servicio de supueblo, por su libertad, por su dignidad, por subienestar social, cultural y económico. No tendría·mas tiempo para hablar de las innumerables bata·lIas que libró contra los enemigos de su pueblo,los de aquí y los de allí. Baste recordar su valientedefensa de la dignidad puertorriqueña cuando aquelgobernador déspota que se llamó Montgomery Rei·By, quien con la colaboración de algunos incon·dicionales nacidos aquí, quiso imponer a nuestroilustre compatriota la condición de renegar de susideales politicos antes de permitirle colaborar enel gobierno de la Isla. Ante un insulto tal. que nosólo se le bacía a él como líder de su pueblo, sinoa todo el pueblo de Puerto Rico, Barceló respondióa la altura de su dignidad, con una valiente cartaque es hoy valioso documento de nuestra historiapolítica y en la cual. entre otras cosas, el prócer ledecía al gobernador colonial:

lO Su carta no es otra cosa que un mal plagio delo que hicieron todos los déspotas y todos lostiranos del mundo, cuando en igualdad de cir­cunstancias. propusieron a hombres de honorque renegaran de sus principios e ideales, frentea la amenaza y el terror."

Seguir hablando de su obra sería hablar de todala historia de nuestro desarrollo político, de susbatallas junto aquel otro gran puertorriqueño quese llamó Luis Muñoz Rivera, sería hablar de losinicios de nuestro sistema educativo, de la funda·ción de nuestra Universidad, de todo nuestro de­sarrollo económico y social.

Durante este año del Centenario y en el futuronos proponemos seguir hablando de la vida y obrade ese ilustre puertorriqueño que se llamó AntonioR. Barceló y cuyas últimas palabras poco antes defallecer el 15 de octubre de 1938, también estu­vieron dedicadas a su Patria y también reflejanla síntesis de su pensamiento político:

lO Puerto Rico, primero, por encima de todo"

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El problema de Puerto Rico *

Por ANTONIO R. BARCELÓ

SEÑOR PRESIDENTE:Distinguidos Representantes del Congreso de

los Estados Unidos:Me doy cuenta de la inmensa responsabilidad

mía en estos momentos. Soy el último en hablar eneste acto solemne. Hablo en nombre de la Uniónde Puerto Rico. Represento al Partido que en lasúltimas elecciones obtuvo una mayoría de treintamil votos sobre el partido republicano y de setenota mil sobre el partido socialista, no llegando aconstituir ambas agrupaciones juntas un numerode votantes i~al al de los votantes unionistas queexcedieron de noventa mil.

¿Qué desean los unionistas? ¿Qué quieren losRepublicanos puertorriqueños? ¿Qué piden los socia·listas? Este es el problema que de una manera con·fusa, vaga, e indecisa, ha desfilado en estos "hear­ings" ante vosotros. Yo vaya aclarar los términosde ese problema. Somos los unionistas el centro,por 'decirlo así, de la opinión puertorriqueña. Ha­béis visto aquí a nuestra juventud representadabajo el nombre de Asociación Independentista, pi.diéndoos a todo trance, inmediatamente, la inde·pendencia de Puerto Rico. Ellos militan en las filasde nuestro partido. Hablan en nombre del senti­miento general de la Isla. Son ellos la voz del por·venir que alienta y fortalece nuestro espíritu. Ha·béis visto, de otro lado, a hombres, ya maduros,produciéndose contra ese sentimiento y rebuscan·do soluciones contrarias a la realidad y a la natura­leza de las cosas; hombres que, en su convenciona·

• Discurso del Presidente del Senado y Presidente del Partido"UDlón de Puerto Rlc:o", sellor Antonio R. Barcel6, ante los con.~eslstas de los Estados Unidos que visitaron Puerto Rico el 2) de.,bril de 1919.

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lismo, llegan al extremo de predisponer vuestroánimo contra nosotros acusándonos de desleales otraidores a vuestra bandera y llevando a nuestrasalmas la desconfianza y el desaliento.

Yo debo deciros que el partido Unión de PuertoRico se siente tan americano, en el alto concepto deesta palabra, como el que más; que los unionistashemos bebido en las fuentes de vuestras institucio­nes y de los grandes principios que forman vuestrocredo y que somos, como vosotros, señores re­presentantes. los descendientes de los que emigra­ron de Europa, libres de prejuicios de raza y depreocupaciones legendarias, con el ansia de esta­blecer en el continente americano, sobre bases fir­mes, la vida de la libertad y del derecho.

Cuando los Estados Unidos entraron en la re­ciente guerra mundial, el partido Unión de PuertoRico, constituido en asamblea magna y soberana,levantó su voz hasta vuestro Presidente para ofre­ceros voluntariamente el concurso de sus hombres,cuando aún no habíais legislado en vuestro Congre.so estableciendo el servicio obligatorio. Y en esemomento supremo. cuando mayores pruebas delealtad se requería de todo buen americano. los ni­publicanos, nuestros adversarios. los que alardeanaquí de un americanismo mayor que el nuestro, losque de modo implícito y velado, por boca de susrepre entantes en este "hearing" nos llaman des­leales. trataron de ridiculizar nuestro patrióticoacuerdo colocándolo en un cuadro y en sitio culmi­nante de su más autorizado periódico. El Tiem·po, a la vez que hicieron uso de aquella actitudnuestra, en el pasado período electoral, para llevaral ánimo de los electores la idea de que los habia·mas comprometido sin su voluntad en una empre·

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sa a la cual no estaban obligados ni se sentían dis­puestos.

He dicho que somos sinceramente americanosy dije la otra noche que el Partido Unionista desea­ba que los destinos del pueblo de Puerto Rico estu­vieran unidos para siempre a los destinos de vues­tra gran nación. Os quise decir con ello, que PuertoRico desea vivir y desenvolver su vida hasta lle­gar a la mayor compenetración posible con el pue­blo americano al amparo de esa gloriosa banderade las estrellas y las franjas. Sentado esto, hay aho­ra una cuestión esencial que divide a unionistas ya republicanos: la incorporación o no de PuertoRico a los Estados Unidos.

El Partido Unionista rechaza la incorporaciónde Puerto Rico a los Estados Unidos. Nuestro "lea­der" Muñoz Rivera así lo declaró el año 1916 y todanuestra política y todas nuestras declaraciones hanestado siempre contestes en este punto esencial.

No es ésta una cuestión puramente sentimen­tal: es una cuestión económica y es una cuestiónétnica que está de acuerdo con los principios gene­rales de la naturaleza humana. Nuestra mentalidadno es la vuestra; nuestra isla está separada de vos·otros por muchas millas de distancia; vuestros in­tereses son en algunos momentos incompatibles conlos nuestros; no habláis nuestro idioma, no podéisencauzar nuestro pueblo en la manera y formacomo nosotros podemos encauzarlo, porque no loconocéis. Veinte años de proceso, durante los cua­les habéis pretendido establecer un sistema de ame­ricanización que prácticamente tendía a anular lapersonalidad de nuestro pueblo, han demostradocuán grande es la equivocación que cometieron losque constituyeron aquí aquella Asamblea Legislati­va en la cual estaba de una parte la voluntad delpueblo y de otra parte un Consejo Ejecutivo, nom­brado por vuestro Presidente, que actuaba comouna alta Cámara, oponiéndose a toda evolución na·tural y lógica de este pueblo hacia los verdaderosprincipios de libertad y democracia.

¿Qué significó ese proceso de veinte años? ¿Cuá.les fueron prácticamente sus resultados en la edu­cación de nuestro pueblo? La pregunta es fácil decontestar si comparamos los esfuerzos hechos pornuestra Legislatura y el dinero gastado en nuestrasescuelas con el resultado de las mismas en el pre­sente bajo la dirección y la influencia de ese poderejecutivo. Se pretendió enseñar a nuestros niños enel idioma inglés, y se insistió una y otra vez en tanenorme disparate sin atender la voz ni la protestade nuestro pueblo. Cada uno de vosotros podréiscomprender la tortura que se forma en la mente deun niño cuando en vez de recibir, en su propio idio·ma, las explicaciones de la asignatura que se tratade enseñar, las recibe en un idioma extraño. Apartede otro~ motivos que yo no quiero exponer en estosmomentos, ésa y no otra es la causa principal de

que unos cuantos miles de puertorriqueños no se­pan leer ni escribir en Puerto Rico. Niños hubo quesalieron del tercer grado de las escuelas habiendoaprendido mecánicamente unas cuantas cosas eninglés, pero sin saber leer ni escribir ni explicarel concepto de las cosas que habían aprendido. Nosabían de ellos mismos ni de la naturaleza que losrodea una sola palabra. Sus padres, pobres campe­sinos, no teniendo con qué sostenerlos en la escue­la y necesitando en cambio de su ayuda, tuvieronque resolverse al fin a desistir de su instrucción.

y no es que ~eamos refractarios a la enseñanzadel idioma inglés. Por el contrario, reconocemos ysentimos la gran necesidad de poseerlo como unfactor importante a nuestra vida; pero queremosenseñarlo como una asignatura preferente, tal ycomo lo aprendieron estos hombres que os hanacompañado por la isla y que os han hablado envuestro propio idioma.

En lo económico, dependiendo como depende­mos de vuestras tarifas, este pueblo está a mercedde ellas, sufriendo continuamente de crisis tremen­das que agitan y conmueven en lo más íntimo suselementos naturales de vida, trastornándolos, y ha·ciéndonos perder toda onentación posible en el ca·mino de nuestra seguridad y en nuestros propósi­tos de progreso y de bienestar. En virtud de la pro­tección que dispensasteis a nuestro azúcar, PuertoRico extendió sus plantaciones de caña, ocupandohasta las más altas colinas de nuestro país. Y tuvi­mos un progreso grande y vertiginoso que influyóenormemente en el ánimo de nuestro pueblo haciaun porvenir de mayor felicidad. Hicimos grandespresupuestos para completar nuestras escuelas ynuestra red de carreteras. A más de tres millonesde dólares, contando con los presupuestos munici­pales, ascendieron nuestras asignaciones anualespara escuelas y a más de un millón las que hicimospara carreteras, sin contar con los empréstitos quepor más de tres millones hemos votado en nuestralegislatura para esta importante rama de nuestroservicio público. Prácticamente las carreteras denuestra isla forman una gran telaraña que se ex­tiende de Norte a Sur y de Este a Oeste, no habien­do una sola población a donde no se pueda ir enautomóvil.

y cuando estábamos en el camino de esta granprosperidad, decidisteis, como una medida necesa·ria para vuestros fines, rebajar en vuestras tarifasel tipo protector de nuestros azúcares, deteniendo,de un solo golpe, con esta medida fatal, todo el pro­greso de Puerto Rico y alterando en todos sus ór­denes su vida financiera; porque aunque tenemosotros productos, como el café, el tabaco y las fru­tas, ninguno de ellos emplea tantos brazos, ningu­no de ellos llega hasta el fondo de las necesidadesde nuestro pueblo como el producto azucarero. Yel conflicto vino a pesar de nuestras protestas y de

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nuestras demandas. Nuestros clamores se perdieronen el espacio, nuestro pueblo se encontrÓ envueltoen la mayor miseria y nuestro tesoro tuvo que ape­lar a serias medidas de economía para poder nive­lar los gastos con los ingresos de la Isla. Se hablóen Washington de la necesidad de imponerle un tri­buto al café extranjero para proteger el nuestro yyo recuerdo las frases de uno de vuestros represen­tantes que dijo: "No estamos dispuestos a prote­ger a un millón de habitantes para encarecer lavida de cien millones y gravar así el plato de nues­tros pobres." No pensasteis seguramente en esemomento que al propio tiempo favorecíais a unoscuantos productores de arroz en los Estados Uni­dos sin considerar que ese era el alimento princi­pal del pobre en Puerto Rico. Hicisteis vuestra ta­rifa de acuerdo con vuestro pensamiento, aesdevuestros puntos de vista, y en consonancia con vues­tras propias necesidades, sin tener en cuenta lasnuestras. Declaráis, por ejemplo, libre la lana, elvestido dé vuestros pobres, y no hacéis lo mismocon el algodón que es el vestido de los nuestros. Yen este conflicto de intereses, en esta gran cuestiónfinanciera, está tal vez lo más difícil del problemade nuestra Isla en relación con vosotros. Pasadá laguerra, que levantó por un azar de nuestro destinoel precio de nuestro azúcar, habremos de encontrar­nos otra vez frente a la gran crisis que provocas­teis en nuestro suelo y que trajo nuestra ruina, por­que las circunstancias no han variado. Volveremosa sentir aquellos terribles efectos que determin~­

ron la quiebra de unas cuantas factorías de azúcary que obligaron a muchos colonos puertorriqueñosa entregar sus tierras hipotecadas a las grandescorporaciones porque no pudieron cumplir sus com­promisos. Volverá la crisis, y sin nuestro azúcar ynuestro café protegidos, que son nuestros produc­tos principales, yo os quiero hacer presente la enor­midad extraordinaria que resulta del hecho de quenosotros estemos obligados a vivir bajo el margenprotector de vuestra tarifa, en virtud de la cual,vuestros productos monopolizan nuestro mercadolevantando sus precios dos o tres veces más de loque podríamos obtener de vosotros mismos si norigiese aquí el arancel protector de vuestros pro­ductos industriales, porque cuando vendéis para elextranjero, lo hacéis en competencia con el preciode otros mercados, mientras que a nosotros nosaplicáis vuestros. precios domésticos, y aún a vecesexcediéndoos del margen de vuestra tarifa en vir­tud del monopolio que entraña tal sistema de tri­butación. De los sesenta y cinco millones que re­presenta nuestra importación, os podemos asegurarenfáticamente que veinte millones, por lo menos,representan el tributo de Puerto Rico a las indus­trias de vuestro país.

Abrid vuestra tarifa, tomad los artículos de pri.

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mera necesidad, el arroz, por ejempl), que estuvogravado con dos centavos de derecho hasta el 1914y desde entonces con un centavo por libra, lo cualrepresentó antes un tributo para nosotros de dosmillones ochocientos mil dólares, y representa aho­ra un tributo de un millón cuatrocientos mil dóla­res, sobre el millón cuatrocientos mil quintales dedicho cereal que en promedio consume anualmentePuerto Rico. Y si seguís leyendo vuestro arancel,veréis que cada uno de los artículos que producísy que nos imponéis, está protegido por un veinte,un cincuenta y hasta un ciento por ciento sobre elvalor y comprenderéis la importancia del grava­men que eso representa para nuestra vida. Com­prenderéis entonces 10 que significa la gran dificul­tad que entraña ese problema de que os habló elsenador socialista Santiago Iglesias tomando comopunto de partida de sus argumentos los beneficiosque obtenemos hoy por virtud de los precios anor­males que ha traído la guerra, pero sin tener encuenta los demás factores que antes actuaron y quedespués actuarán inevitablemente, una vez estable·cida la normalidad en el mundo. Ciertamente queel salario de nuestros jornaleros no es en muchasregiones de nuestra Isla lo que debe ser, de acuer­do con sus necesidades en el presente y con los be­neficios que obtienen determinadas industriasj peroeste problema al fin, no puede hablar como ha pre­tendido el señor Iglesias, en contra de nuestra capa­cidad, porque este conflicto entre el capital y eltrabajo es una cuestión de carácter mundial, no ex­clusivamente nuestro, pues otros pueblos que dis­ponen de sus destinos y que están en mejores con­diciones que nosotros, no han podido resolverlo to­davía. Pero es que el "leader" socialista, que repre­senta por primera vez casualmente a Puerto Rico ennuestro Senado, ha tomado este problema para ély para su política en contra de nosotros tomandocomo un asunto solo previsto por él y estudiadopor él, 10 que es precisamente nuestra inmensa pre·ocupación, lo que un día y otro día es objeto entrenosotros de grandes controversias en que tiene queintervenir nuestra Legislatura y nuestro Gobierno.Pero él, que no es puertorriqueño, ha querido de­clararse aquí como el único apóstol redentor dePuerto Rico. El, maliciosamente, ha omitido deci­ros que nuestra Legislatura --en donde está en ma­yoría nuestro partido desde el año 1904 en que seconstituyó esta Unión de Puerto Rico, vencedora entodas las elecciones desde entonces y muchas vecesdueña absoluta de la legislación, pues las minoríasno pudieron traer a nuestras Cámara un solo repre­sentante--, él no os ha dicho, repito, una sola pa·labra de las leyes que hemos votado tendentes a re·mediar esos malesj no QS ha dicho que hemos vo­tado una ley de indemnizaciones a obreros, tanliberal como no la hay en muchos de vuestros Es·tados; no os ha dicho que hemos votado la ley

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prescribiendo las ocho horas para el trabajodel obrero en Puerto Rico en los servicios pú­blicos, 10 cual ha traído como consecuencia el es­tabl~cimiento de igual medida en todas las obras decarácter privado; no os ha dicho que hemos votadouna ley regulando el trabajo de las mujeres y delos niños; que hemos votado otra de hogares segu·ros y que estamos esperando llevarla a cabo cuan­do estemos en condiciones de hacer el empréstitoque prescribe dicha ley; y como éstas, un gran nú­mero que podéis conocer leyendo nuestros estatu­tos. Y por último, no os ha dicho el "leader" socia­lista que hemos tenido en Puerto Rico el valor deotorgarle el privilegio del voto a los ciudadanos de21 años de edad, sepan o no leer y escribir, medidaa la cual debe el representante socialista su puestoen la Legislatura. Seguramente él no se atreveráfuera de aquí acusar a ese pueblo, que le dio sussufragios, de no estar preparado para el gobiernode su país. Cuando él fue a pedirle sus votos a nues·tras campesinos explotando la miseria y el dolorde los que no pueden remediarla, y presentando alos demás partidos como culpables de aquella si­tuación, entonces él aparentó creer en la capacidadde ese pueblo, entonces le creyó consciente, le ha­bló de sus derechos y de la necesidad de ejercerloseligiéndolo su representante, para después veniraquí, ante vosotros, a acusarlo de inepto e incons­ciente, 10 cual podría llevaros a la conclusión deque el señor Iglesias es aquí un representante de lainconsciencia puertorriqueña; y es que el señorIglesias coincide, por inexplicable afinidad, convuestro representante Cannon, y él así lo ha decla­rado en el punto aquel de nuestra incapacidad pararegir nuestros destinos e imponer por nosotros mis­mos remedio a nuestros males. No sabemos lo quediría el señor Iglesias si nosotros, coincidiendoahora con sus propias ideas, restringiéramos el su­fragio de nuestra Legislatura. ¡Ah! Seguramenteentonces él alegaría que nuestro pueblo está capaci­tado para elegir, y volvería sobre sus propios argu­mentos. Todo lo cual demuestra, señores represen­tantes, que esto de la falta de capacidad no es, alfin, otra cosa que el recurso usado por todos los ti·ranos en el mundo y por todos los que aspiran aserlo. No estaban preparados los esclavos america­nos para ser libres, al decir de los esclavistas. Y lofueron gracias a Lincoln y a los esfuerzos del noblepueblo americano. No estaban preparados tampoconuestros esclavos para ser libres en el año setentay tres, y lo fueron gracias a nuestra decisión y anuestra determinación. ¡Ahl ¿Y quiénes son los queestán preparados en cada pueblo para regir sus des­tinos? Hay un grupo de hombres inteligentes quesalen de las escuelas y de las universidades en todoslos países y que se levantan por su inteligencia ypor su cultura sobre el nivel de los demás, y sonellos los llamados en cada pueblo a dirigir y a go-

bernar las multitudes. A éstas sólo les toca prepa­rarse para aceptar de buen grado el privilegio quela naturaleza otorgó a sus directores y para ser go­bernadas y cooperar al buen gobierno de acuerdocon el estudio y la observación que aquellos hagande sus propias necesidades. ¿Es que el argumentodebe ser aquel que pretende nivelar al hombre ig­norante despojado de facultades, que no quiso dar­le la naturaleza, con el más inteligente y capaz? ¿Esque los que aran allá nuestras tierras detrás de losbueyes y las mulas, deben estar a la altura de losque nos encontramos aquí, para que entonces ten­gamos derecho a regir nuestros destinos? Segura­mente que ni los propios Estados Unidos, dentro detan estrecho y original criterio, estarían tampocopreparados para gobernarse a si mismos.

Pero hemos de echar a un lado todos estos ar­gumentos, hijos del convencionalismo, cuando node la pasión. Yo oí con religiosidad las declaracio­nes de vuestro simpático representante J. Cannon.y se las agradecí desde lo más profundo de mi co­razón, porque ellas nos dan la oportunidad para re­batirlas. El nos hablaba sinceramente y expresabaaquellas ideas que le habían sido sugeridas a sullegada a Puerto Rico y que le fueron sugeridas enlas dos ocasiones que él visitó anteriormente anuestra isla. Yo tuve la confianza, que expresé laprimera noche de nuestra sesión conjunta, de queél habría de recorrer nuestra Isla, de que él habríade encontrar en cada pueblo una sociedad culta yun conjunto de hombres preparados para dirigirloen mayor proporción que 10 que él creyó que iba aencontrar y sus juicios habrían de ser rectificados.La diferencia está en que cuando Cannon vino laprimera y la segunda vez fue dirigido y llevado porlos elementos oficiales del gobierno, que estuvierony están aún empeñados en ocultar lo que somos,lo que valemos y lo que podemos representar ennuestro pueblo. Y esta vez él, vuestro venerable re­presentante, ha ido en su recorrida por la isla lle­vado en brazos del pueblo, ha podido sentir laspalpitaciones de su corazón muy de cerca y beberen la fuente de sus propias ideas.

Puerto Rico, señores, lo espera todo de vosotros.¿La Independencia? ¿El Estado? ¿El Gobierno Pro­pio? Vosotros se lo habéis preguntado ya al puebloy ahora os lo va a decir por mi boca el PartidoUnión de Puerto Rico. Naturalmente que la finali·dad de nuestro problema es que algún día podamosregir de un modo absoluto los destinos de nuestrapatria. En un principio el partido que representotuvo para tal finalidad dos soluciones: Estado o In­dependencia. Y tomó el acuerdo de solicitar antesun régimen que le permitiera el gobierno de susasuntos locales y durante el cual pudiera demostrarsu preparación para cualquiera de dichas dos fina­lidades.

Un día vuestro Presidente Taft dijo desde las al-

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turas de vuestro Capitolio a vuestro Congreso quenos otorgáseis la ciudadanía americana sin temorde que ello implicase el compromiso de la estadi­dad. Otro día vuestros estadistas Stimpson y Rootdeclararon que Puerto Rico tenía que regirse porleyes especiales, pues que éramos un pueblo de dis­tinta raza y de distinto pensamiento, que no podíaunirse al pueble. americano y que debía ser gober­nado bajo e] principio que tenía Ing]aterra estab]e­cido en sus colonias. Otro día, ante una comisiónde Puerto Rico, de ]a cual formaba parte el que tie­ne el honor de dirigiros la palabra, el Presidente devuestro Comité de Asuntos Insulares dijo que nodebíamos pensar en la Estadidad. Puerto Rico en·tonces se preparó para declarar una sola y única as­piración: su independencia, puesto que él no podíaconformarse con permanecer bajo un régimen degobierno colonial. Y ésta es la situación en que en·contráis a ]a Unión de Puerto Rico.

No apuramos, sin embargo, nuestro problema;sabernos que tenéis necesidad de esta Is]a benditapara vuestros fines internacionales, porque ella esun punto estratégico a la entrada del Mar Caribey en el camino del Canal de Panamá y nosotros es­tarnos obligados a -respetar esto y a convenir en esaalta necesidad, porque ella es justa, porque ella esnecesaria y porque ella es conveniente para nosotrosmismos. Nosotros estamos dispuestos a aceptar y aconvenir en que, pues que sois los más fuertes, losque estáis mejor preparados, debéis tener ]a hege.manía del Hemisferio accidenta], y sabernos quetenemos que aceptar cualquier solución que favo­rezca esos altos y nobles propósitos que tienden aestablecer y afianzar ]a seguridad de un gobiernolibre en nuestra América, y sabernos también quetenemos que llegar con vosotros a una fórmula degobierno que concilie ,todos esos grandes intereses,pero que nos permita marchar al porvenir abierta­mente, sin prejuicios, esperando que Dios y ]a na·tura]eza resuelvan aquellas cuestiones que los hom­bres no pueden ni deben violentar.

Dadnos ahora un gobierno en virtud del cual po·darnos regir todos nuestros intereses locales; con·cededle a nuestro pueblo ]a elección de su goberna­dor por el sufragio, y que todos los demás funcio­narios ejecutivos sean elegidos o nombrados enPuerto Rico, según lo disponga nuestra Legis]atura;que todas las facultades legislativas para solucionarnuestros propios problemas nos sean otorgadas, detal manera que si algún día llega a existir entrevosotros y nosotros un conflicto de intereses, poda·rnos hacer nuestras propias tarifas arancelarias,como 10 hace el Canadá respecto a ]a propia Ingla·terra. Y no existiendo así conflictos, ni fricciones,Puerto Rico se desenvolverá como él quiera, a sumanera, y vosotros tendréis la facultad de interve­nir, cuando queráis, por la acción de vuestro Con·

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greso, en el momento en que creáis que nos hemosexcedido de nuestras facultades.

Esta es ]a única política posible entre vosotrosy nosotros; política de amor, de atracción, de paz ylibertad; aquella política que está de acuerdo convuestros principios republicanos de gobierno, la queaprendimos de vuestros padres, los próceres arne·ricanos, ]a que aprenden día por día nuestros niñosen las escuelas, aquella en virtud de la cual cadapueblo se gobierna de acuerdo con su voluntady ejerce su propia determinación. Si esto hacéis,Puerto Rico caminará hacia un estado de felicidadtal que de seguro ni ustedes ni nosotros sabremosresponder cuál será el pensamiento de este puebloen el porvenir acerca de vosotros y cuáles las rela­ciones que deben mantenerse entre ambos pueblos.

Ahora bien, si nos preguntáis qué queremos, nodebemos contestaros otra cosa que lo que quere­mos es nuestra independencia, y si nos la ofrecéisahora mismo, tendremos que contestaros que aho­ra mismo estamos dispuestos a aceptarla; porquees ese un sentimiento de dignidad latente en todonoble ciudadano que ama a su país y está orgullosode ]a tierra en que ha nacido. Vosotros mismos noconcebís al ciudadano que se niega a recibir la li­bertad que se le ofrece. Puerto Rico será o no inde­pendiente. pero en nuestro corazón estará vivosiempre el sentimiento de su independencia y pron­to a salir de nuestros labios el grito que proclamael ideal mientras no sepamos cuál ha de ser al finnuestro destino en el mundo. La Unión de PuertoRico ha hecho siempre estas declaraciones termi­nantes. Ahora mismo, con motivo de vuestra visitaa ]a Is]a, nuestro órgano La Democracia ha ve­nido publicando artículos dirigidos a vosotros e in·sertando en sus columnas las declaraciones denuestras asambleas políticas; las declaraciones y losdiscursos de nuestro gran "]eader" Luis Muñoz Ri­vera; las controversias que en determinadas oca·siones hemos tenido con nuestros adversarios; losdiscursos pronunciado~ por el actual ComisionadoResidente en apoyo de nuestros ideales, todo unconjunto, por último, de datos y detalles que yoomito leeros en este momento para no cansar másvuestra atención. pero que os los entrego para queformen parte de esta exposición mía y queden ene] record de este "hearing".

y vaya concluir. Los puertorriqueños no debe­mos jamás presentar a vosotros nuestro problemaen una forma agresiva, en aquella forma que impli­que la idea de que no queremos saber de vosotrosni convivir con vosotros, porque no es ese el senti­miento de Puerto Rico. El sentimiento de PuertoRico es todo lo contrario. Puerto Rico os quierey os ama como a hermanos, y os agradece grande­mente todos los beneficios recibidos hasta el pre­sente qe vuestra liberalidad y de vuestra generosi-

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dad y tiene puesta su fe y su confianza en vuestropueblo; pero creo también que los americanos nodeben expresar jamás ante nosotros idea algunaque implique su afán de predominio sobre la basede ser nuestros conquistadores y los representan­tes de un pueblo grande que se cree superior cuan·do le habla a un pueblo humilde y pequeño, porqueeso hiere el sentimiento de nuestra dignidad y re·bela nuestra condición latina.

El gobernador Yager, cuando llegó a Puerto Ricoy saludó a nuestro pueblo, influenciado seguramen­te por los que aquí han pretendido siempre vejar.nos y deprimirnos, nos dijo enfáticamente hablan­do entonces con el gesto de un dominador que cre­yó tener delante un pueblo hostil: "En Puerto Ricono se arriará jamás la bandera americana." A tra·vés de aquellas palabras amenazadoras, vimos ennuestro pensamiento la escuadra y los poderososejércitos americanos detrás del gobernador, impo­niendo la hermosa bandera que solamente debíallegar por el amor a los corazones libres.

y cuando tuve una oportunidad le dije al go­bernador: "¿No hubiera sido mejor que le hubie­rais dicho a nuestro pueblo: 'Yo tengo la seguridadde que la bandera americana no se arriará jamásen Puerto Rico, porque nosotros hemos de hacerlo posible porque no lo quieran ni lo permitan lospuertorriqueños'?"

Representante Answell: -¿Ha dicho usted quequiere la independencia ahora mismo?

Barceló: -Yo no he solicitado a nombre del Par­tido Unionista la independencia inmediata.

Representante Answell: -Pero, ¿la queréis, sinembargo, para algún día?

Barceló: -Naturalmente.Representante Answell: -¿Para cuándo?Barceló: -El problema deberá decidirse des-

pués que los Estados Unidos den a Puerto Rico sugobierno propio, hagan el estudio de sus condicio·nes y de su situación económica, los medios de po·derla conjurar para el porvenir y todas las otrascuestiones que deben tenerse en cuenta.

Representante Answell: -¿Pero ustedes acepta­rían la independencia ahora si se la diéramos?

Barceló: -Yo dije que si a nosotros se nos ofre·ce la independencia inmediata, naturalmente quela tomaríamos en seguida, porque a eso no se debenunca contestar negativamente.

Representante Answell: -¿Queréis las asigna­ciones antes que os concedamos la independencia?

Barceló: -El Partido Unionista no ha pedidoasignaciones; ahora yo creo que los Estados Uni·dos, mientras disponen de nuestra vida internacio­nal y aún de nuestra vida local, están obligados aprotegernos. El problema de vuestra tarifa nos ca·loca en condiciones de tener necesidad de vosotros,porque somos pobres; pobres, porque no podemosregir nuestros impuestos, ni tenemos lo suficientepara desarrollarnos y desenvolvernos.

Representante Answell: -¿Necesitáis nuestraayuda, sin embargo?

Barceló: -La necesitamos porque nuestras ma­yores fuentes de ingresos, que podrían derivarse denuestras Aduanas, pertenecen a los Estados Unidosen virtud de su tarifa protectora, y faltándonos eso,naturalmente tenemos que pedirles auxilio; y aun­que nos den la independencia, creo que los EstadosUnidos siempre deberán ayudar a Puerto Rico.Puerto Rico pide la independencia bajo su protec­ción y los Estados Unidos estarán obligados por supropio honor a defender y auxiliar al pueblo que secoloca bajo su amparo. Quiero decirles lo siguien­te: las tarifas americanas aprovechan casi exclusi·vamente a los azucareros y a los tabaqueros. Deeste último producto, todo su beneficio se queda enlos Estados Unidos, porque está en manos de unacorporación que vive y gasta su dinero allí; en elazúcar pasa lo mismo, por lo menos en un 75 porciento, de modo que el balance entre nuestras im·portaciones y nuestras exportaciones se va fuerade Puerto Rico.

Representante Answell: -Pero yo quiero queusted me diga si prefiere las asignaciones a la inde·pendencia.

Bareeló: -Pues bien; yo debo aceptar la respon­sabilidad que tengo ante el pueblo, en esta cuestiónde dignidad. NO VENDEREMOS NUESTRA LI­BERTAD A NINGUN PRECIO; LA QUEREMOS,AUNQUE NOS MURAMOS DE HAMBRE.

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Una noche con Barceló en Caguas *

Por LUIS LLORÉNS TORRES

CUANDO NACIÓ EL PARTIDO LIBERAL CON AQUEL BRAVO

programa independentista, tan comentado yaplaudido dentro y fuera de Puerto Rico, fui unode los que más ayudaron a su organización, asis­tiendo a las asambleas en que se discutió el pro­grama.

Lo que ahora voy a narrar ocurrió en vísperasde elecciones, ya encendida la campaña de propa­ganda en todos los pueblos de la isla.

Una noche, cerca de las diez, estando yo en laacera del Paramount con otros amigos, de repenteun auto que se para a llamarme:

-¡Don Luis, don Luis!Me acerco y era el senador García Ducós, don

Juan, que iba de paseo acompañando a dos distin·guidas damas amigas suyas. Me invitaron y, ¿có­mo no?

Sin darnos cuenta, llegamos a Caguas, y allí ba­jamos a tomar algo en el café "La Mallorquina".Pero, al entrar, supimos que en aquel mismo mo­mento, en el teatro principal de Caguas, se estabacelebrando un magno mitin de damas liberales.

-Hay allí como dos mil mujeres -nos dijeron.-Corramos allá -exclamaron las dos damas

amigas de don Juan.y dicho y hecho, a poco estábamos entrando en

el mitin de mujeres ¡qué bellasl más grande quehe visto en Puerto Rico.

Al llegar nosotros, estaba hablando, ya cerrandoel mitin, don Antonio Barceló, quien terminó máso menos con estas cálidas y elocuentes palabras:"Y a todas vosotras recomiendo que digáis, a loshombres liberales, que al besar a sus esposas y asus hijas, sean besos inflamados del patriotismocon que debe ser besada la mujer puertorriqueña."

• Puerto Rico Ilustrado. numo 1.494, 29 de octubre de 1938.San )UiUI.

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(La ovaClOn al prócer fue estruendosa y prolon.gada.)

Subimos al- escenario. Abrazando a Barceló ledije:

-Mi felicitación por el brillante párrafo y poresos estruendosos aplausos.

A lo que rápidamente me replicó:-¿Por qué usted, ahora mismo, ante esa bella

multitud de mujeres, nos les expresa en verso loque yo les acabo de expresar en prosa? ¡Ea, una deesas décimas criollas! ...

-Veré de complacerle y complacerme -le in­terrumpí-, pero haga que García Ducós, antes, ha·ble cinco o diez minutos, para darme tiempo...

Cortándome la palabra, don Antonio le echó elbrazo a García Ducós, y adelantándose con él alproscenio, exclamó:

-Ahora este querido amigo y patriota va a sa­ludar a las damas liberales de Caguas.

Así fue: García Ducós, en inspirada salutación,que duró como diez minutos, exaltó el patriotismoy la belleza y virtudes de las damas allí reunidas.

Apagados los aplausos al compañero, y a los gri­tos y llamadas del poético auditorio femenino, mepuse de pie y dije la siguiente décima que me ins­piraron las últimas palabras de la cálida arenga dedon Antonio:

Esta noche, mi alma evocala escena con una damaque dice que a nadie amaporque dice que es de roca.Yo le di un beso en la boca.y al claror tibio y sensualdel lucero matinal,el beso fue tan fogoso,que ella dijo: ¡qué sabroso,qué beso más liberal!

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Bibliografia Puertorriqueña 1967

ABAlJ, José Ramón: Puerto Rico en la Feria Exposiciónde Ponce en 1882. San Juan. Editorial Coqui, Edi­ciones Borinquen, 351 págs.

Edición facsimilar de la obra publicada originalmen­te en 1885. Según Emilio M. Colón, editor, Abad dograescribir uno de los más interesantes e instructivoslibros sobre Puerto Rico, que nos recuerda muchasveces las más abarcadoras y útiles Memorias de donPedro Tomás de Córdova, pero de más fácil y amenalectura, pese a sus múltiples estadisticas...

ALBORNOZ, Aurora de: En busca de esos niños en hi­lera. Santander, Publicaciones .La Isla de los Ra·tones.., 65 págs.

La obra de esta escritora boricul>española se des­cribe como .una lirica búsqueda de la infancia per­dida desde la asombrada y testificadora mirada delniño hacia el mundo, hacia las cosas».

ALEGRtA, Ricardo E.: El Centro Ceremonial Indígenade Utuado. Instituto de Cultura Puertorriqueña,

12 págs.

ALoNSO GARC1A, Amado: De mi almdtico rosal. Poema­rio. San Juan, 61 págs.; impreso por TipografíaNegrón, Río Piedras.

En el poemario, con prólogo del autor y portadade Tony Maldonado. se destaca el tema de la patria.

ARANAeSOTO, Salvador: Los médicos y el descubrimien·to del Mundo Nuevo y El homenaje al Dr. Chanca.San Juan, 94 págs.

La primera parte incluye una conferencia dictadapor el autor en la Casa de España, por iniciativa delInstituto de Cultura Hispánica, en 1959. La segundareseña el homenaje que la clase médica de PuertoRico rindió al Dr. Alvarez Chanca. primer médico quenos visitó, y que culminó con el descubrimiento deun monumento en mármol y bronce en 1966.

ARANA-SOTO, Salvador: La política exterior de PuertoRico (El problema político de Puerto Rico). To­mado de la Revista de PoHtica Internacional deMadrid, números 89, enero-febrero, y 90, marzo­abril de 1967; 100 págs.

El autor parte de la premisa de que .no se ha escri­to nada serio y sustancial» sobre el tema que le ocu­pa. Su tesis es que .el bienestar de nuestros habi·tantes, esto es, nuestra polftica interna. depende engrado sumo de esa relación exterior de nuestro paisque es el objeto principal de nuestra política ex­terior».

--: Papa Buyuyo (Ejercicio en picara jerga bori­cua) y La salvación por la poesía. Barcelona, Ca­rabela. 21 págs.

Dos trabajos en prosa. el primero. un relato polí.tico en primera persona; el segundo, de tema lite­rario.

ARce LuGO, Félix: Impresiones y reflejos (Poesías).Madrid, Pueyo. Artes Gráficas, 155 págs.

Primer poemario del educador sangermeño, quele da el subtitulo de: .Poesias para el hogar y laescuela...

ARCE DE V,(zQUEZ, Margot: La obra literaria de Joséde Diego. San Juan, Instituto de Cultura Puerto­rriqueña, 673 págs.

Análisis sistemático de la prosa y poesía de DeDiego. Dividida en cuatro partes: .Encuentro (La obraliteraria)>>; .El prosista»; .EI poeta y su mundo..; .Poé­tica y estilo». Hay una cronología y en un apéndice, unarecopilación de critica literaria del prócer.

ARRlvt, Francisco: Conciencia puertorriqueña del tea­tro contempordnco. 1937·1956. San Juan, Institutode Cultura Puertorriqueña, 207 págs.

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El libro continúa la serie de trabajos alrededordel teatro puertorriqueño que el autor comenzó enEntrada por las raíces (1964), y continúa en AreytoMayor y Dindmica puertorriqueña del teatro profe.sional (por publicarse).

ARROYO, Anita: América en su literatura. San Juan,'Editorial Universitaria, Ediciones La Torre, 60Spáginas; introducción por Concha Mel¿ndez.

Obra en que la autora parte del criterio de PedroHenriquez Ureña: «La historia de la literatura hispa·noamericana debe escribirse alrededor de unos cuan·tos nombres centrales». La escritora -hija de padrepuertorriqueño y madre cubana- está exilada hoy enPuerto Rico.

BABtN, María Teresa: Jornadas literarias (Temas dePuerto Rico). Barc-elona. Edicione!; Rumbos. 351páginas.

Ensayos sobre temas de literatura puertorriqueñacontemporánea. La autora lo dedica ca todos los quetienen fe en los valores de la cultura de nuestra pa·tria. y a los Que se afanan por enaltecerla».

--: Siluetas literarias (Xl Ensayos). Barcelona.Ediciones Rumbos. 175 págs.

Ensayos sobre escritores del exterior, entre losque se encuentran Alfonso X el Sabio, Garcilaso, SirPhilip Sidney, Unamuno, Juan Ramón Jiméncz, Gar­cía Larca y Alfonso Reyes.

BUNKER, Harris F.: Política y educación en nuestrotiempo. Río Piedras, Puerto Rico, 18 págs.

El folleto trata temas como la reforma educativay la creación de un liderato educativo democrático.

CABRERA. Francisco Manrique: Poemas de mi tierratierra. Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Edi.torial Departamento de Instrucción, 44 págs.; ilus­traciones por Iluminado Meléndez Díaz.

Nueva edición del poemario publicado original­mente en 1936. Se elimina el poema tituJado«jAh,pulmón!» y se agrega uno nuevo: "Unjú-, que "porhaberse extraviado entonces no pudo recogerse en laprimera».

CALDERóN CARRI6N, Emilio: Cantares. San Juan, 1m·prenta Soltero, 189 págs.

Dos temas predominan en este poemario: la patriay el amor, siendo la décima uno de los modos es>tróficos preferidos por el autor.

CANALES, Nemesio R.: El héroe galopante.. Comediaen un acto y en prosa. Introducción por EmilioM. Colón; prólogo, José A. Buitrago; biografia,Antonio de Jesús. San Juan, Editorial Coquí, ECli·ciunes Borinquen, 61 págs.

Esta nueva edición conserva el prólogo y el apén·dice biográfico de la original de 1935, editada por laSociedad Literaria Gautier Benítez de la Escuela Su­perior de Caguas.

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CANALES, Nemesio R.: El héroe galopante. Estado Li·bre Asociado de Puerto Rico, Editorial Departa­mento Instrucción Pública, 26 págs.

Esta edición, para uso en las escuelas, trae unaintroducción por Venus Lidia Soto.

--: Paliques. San Juan, Editorial Caqui, EdicionesBorinquen, 253 págs.; introducción por Emilio M.Colón. cuarta edición.

Colección de artículos que se publicaron original­mente en Ponce en 1915. En 1952 se publicaron dosediciones, de la Universidad de Puerto Rico y laFraternidad Phi Eta Mu.

CARRERAS, Juan: Santiago Iglesias Pantln. Su vida,su obra y su pensamiento. San Juan, EditorialClub de Prensa, 261 págs.; prólogo por Luis Villa·ranga.

Biografía del líder político socialista nacido en LaCoruña, España, en 1872, y fallecido en diciembrede 1939. Cubre de 1896 (fecha en que lIeg() Iglesias aPuerto Rico) a 1940.

CASANOVA PRATS, Teobaldo: Estudios estadisricos delcrimen (con especial referencia a Puerto Rico).San Juan, Casanova, Inc., 867 págs.

El estudio fue iniciado por el autor en 1945, y paraterminarlo viajó por Europa y parte de Africa enbusca de material.

CASTBLLANOS, Juan de: Elegía a la muerte de JuanPonce de León. Donde se cuenta la conquista deBoriquén. Estudio preliminar por María T. Babin;selección traducida al inglés por Muna Lee. SanJuan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 113 pá·ginas.

--: Elegía de Varones Ilustres de Indias. - Ele·gía VI. Comentarios por María T. Babín; PuertoRico, Departamento de Instrucción, 135 págs.

Dos ediciones de la Elegía VI de Castellanos, elprimer canto a Puerto Rico. La primera edición sepublicó en España en 1589.

CASTRO Ríos, Andrés: Muerte fundada. Colección Gua­jana, 44 págs.

Primer libro publicado por un miembro del grupoGuajana. Castro Ríos figuró en la Antolog(a de jóve.nes poetas que el Instituto de Cultura Puertorriqueñapublicó en 1965.

-- Y RODR1GUEZ NIETZSCHE, Vicente: Estos poemas.San Juan, Colección Guajana, 21 págs.

Con esta plaquette inicia Guajana cuna serie depublicaciones populares en las que se darán a cono­cer poemas de temas y contenidos diversos».

CESTERO PADIllA, Rafael: Encajes de musarañas. Poe·sías. Madrid, Afrodisio Aguado, 255 págs.

Primer poemario de este poeta puertorriqueño na·cido a principios de siglo. Cestero Padilla, inscritodentro del modernismo, se ha distinguido por el culotivo de la décima y el soneto.

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COLL y TOSTE, Cayetano: Prehistoria de Puerto Rico.Bilbao, Editorial Vasco Americana, 261 págs., ilusotrado.

Nueva edición de la obra que fue premiada por laSociedad Económica de Amigos del Pais en el Certa­men del 8 de mayo de 1897.

COLLAZO, Josefina: La flor de mi esperanza. Brooklyn,New York, Fancy Press. Editors, Inc., 78 págs.

Libro sobre un viaje a Egipto, Grecia, Suiza e Ita·lia. La autora es una puertorriqueña residente enNueva York.

CORRETJER, Juan Antonio: Albizu Campos y los añostreinta. Liga Puertorriqueña Socialista, 14 págs.

El autor señala que .es necesario reabrir a exa·men el albizuismo en Puerto Ricollt. Ve como rasgoconstante del pensamiento de Albizu el enfoque mi­litar.

--: Mitologfa del Grito de Lares. Guaynabo, P. R.,Colección Guajana; presentación por Isabel Gu·tiérrez del Arroyo.

Obra destinada a conmemorar el centenario delGrito de Lares (1968). Conferencia leída en el AteneoPuertorriqueño en septiembre de 1967.

--: Pausa para el amor. Guaynabo, P. R., 39 págs.

El autor dedica el poemario a cantar al amor desu esposa. Dedica el libro a dos poetisas puertorrique·ñas: Julia de Burgos (<<que me la quiso mucho lit), yNimia Vicéns (<<que me la quiere tanto-).

DEL VALLE, Irma: Versos para ti. New York, H. M.Walker, 103 págs.; prólogo por Peter Bloch.

La joven autora es una puertorriqueña residenteen la ciudad de Nueva York.

DEPARTAMENTO DB INSTRUCCIÓN PtlBLICA: Geografía dePuerto Rico, Puerto Rico, Editorial del Departa·mento de Instrucción, 121 págs., ilustrado.

Obra destinada al Programa de Estudios Sociales.Edición revisada del libro Puerto Rico: Su ambientegeogrdfjco.

--: Cincuentenario del Senado de Puerto Rico. Es­tado Libre Asociado de Puerto Rico, Editorial delDepartamento de Instrucción, 13 págs.

Folleto ilustrado que incluye el acta de la sesióninaugural de 1917 y de la sesión conmemorativa delaño 1967.

--: Navidad en América. Vol. / y Navidad en Amé·rica. Vol. /l. Canciones de Navidad. Arreglos co­rales por Alfredo Romero; Antonio Salcedo Car­pas, copista; Estado Libre Asociado de Puerto Ri­co, Editorial del Departamento de Instrucción,71 págs. y 49 págs.

.Nos proponemos ofrecer a nuestros estudiantesla oportunidad de interpretar una bella colección demelodías con el sabor característico de su país deorigen.. dice María Luisa MUDoz en el prólogo.

DEPARTAMENTO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA: Puerto Rico ysu historia. Vol. lI/. El ciclo de agresiones extran.jeras y el contrabando. Siglos XVII·XVIII. Estado Li.bre Asociado de Puerto Rico, Editorial del Depar­tamento de Instrucción, 262 págs.

Tercero de una serie de cinco volúmenes de cróni.cas, ensayos, piezas literarias y otros documentos im.portantes para el entendimiento de nuestra historia,seleccionados e introducidos por Eugenio FernándezMéndez y Arturo Santana.

DfAZ ALFARO, Abelardo: Mi isla soñada. Selección, pró­logo e introducciones por Dalila Diaz Alfara deSosa. Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Edi­torial Departamento de Instrucción Pública, 262 pá.ginas; ilustrado por María Rodríguez Señeriz.

La obra es una selección de escritos que «revelafielmente el diario discurrir de la vida de un pueblotípico de nuestra isla -el pueblito de Hato el Ca·bro- y en un campo cuya vida está íntimamenteligada a éste: el barrio La Cuchilla•.

--: Terrazo (Selección). Prólogo por Mariano Pi·cón Salas. San Juan, Instituto de Cultura Puerto­rriqueña, Serie Biblioteca Popular, 128 págs.

Selección de cuentos y estampas -que el autorllama aguafuertes del terruño- sobre la vida en elcampo puertorriqueño, y que se ha convertido enun clásico contemporáneo.

DlAz MONTERO, Aníbal: Hablando con ellas. Barcelo­na, Ediciones Rumbos, 107 págs.; prólogo de Mi­guel Serrano Hernández.

Tercera edición del libro de entrevistas con perso­najes típicos como .el último coquero de San Juan.y «el picapedrero de Vega Alta•.

DIAZ ROM,{N, Haydée M.: Pedra C. Timothée Morales.Vida y obra educativa. Estado Libre Asociado dePuerto Rico. Editorial del Departamento de Ins­trucción, 59 págs.

Estudio de la vida y obra del educador puerto·rriqueño (1864-1949). Disertación para el grado deMaestro en Educación en el Colegio de Pedagogiade la Universidad de Puerto Rico.

DIEZ DH ANDINO, Juan: Horizontes y verdades. SanJuan, 412 págs. Precedido de trabajos sobre elautor por: Josefa Cuadrado, Manuel Pareja, Reí­naldo Paniagua, Pedro Bernaola.

El libro induye ensayos de .crítica contemporá­nea-, entre ellos: Juan Ramón Jiménez, José Gordils,Lorenzo Coballes Gandía, Julio L. Vizcarrondo, JuanB. Huyke, Rosendo Matíenzo Cintrón. Pedro AlbizuCampos.

FERNÁNDEZ MáNDEZ, Eugenio: The Sources an PuertoRican Culture History. A Critical Appraissal. SanJuan, Ediciones El Cemí, 55 págs.

El autor, al enumerar las fuentes sobre la histo­ria de la cultura puertorriqueña, las divide en trescategorías: 1. Las fuentes documentales básicas; 2.Narraciones o crónicas escritas por europeos sobrela América Hispana colonial y que en alguna forma

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se relacionan con las Antillas y en cierta medida conPu~rto Rico; 3. Fuentes escritas por puertorriqueñoso extranjeros y que se refieren exclusivamente a lasituación local.

FERRER MAYaL, Bartolomé: Mardella. Barcelona, Edi·ciones Rumbos, 105 págs.; ilustraciones 'por Bar·tolomé Mayal.

Primer poemario del autor; los poemas están rela·cionados con el mar, que el autor relaciona a su vezcon su señora madre; de ahí el título.

FIGUEROA DB CIFREDO, Patria: Pachín Marin, Héroe yPoeta. San Juan, Instituto de Cultura Puertorri·queña, Serie Biblioteca Popular, 220 págs.; prólo­go por Cesáreo Rosa-Nieves.

Este estudio sobre el héroe y poeta puertorriqueño(1863-1897), está dividido en las siguientes partes:«Apuntes biográficos»; "El periodista»; ..El cuentista»;cEl héroe»; ddea general de su obra»; «Influencias ytemas..; cEl estilo•.

FIGUEROA RODRíGUEZ, Plácido: Aureas vespertinas. SanJuan, Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 100páginas.

El legislador puertorriqueño ha recogido algunosd~ sus versos, incluyendo muchas décimas criollas.

FONI'RfAs, Ernesto Juan: Apuntes sobre la daJl1.a puer·torriqueña. San Juan, Instituto de Cultura Puerto­rriqueña, s. p.

Ensayo leído en el Centro de Recreo de San Ger·mán el 22 de abril de 1967, en el festival en homenajea la danza.

FRAGOLA, Saverio Paolo: Estructura y finalidad de lalegislación sobre menores en Puerto Rico. Río Pie·dras, Universidad de Puerto Rico, Facultad de Cien·cias Sociales, Centro de Investigaciones Sociales,Programa de Investigación y Adiestramiento en Cri·minología, 49 págs.

El autor es profesor de la Universidad de Roma.En 1965 fue profesor visitante de la Escuela de Dere·cho de ·la Universidad Católica de Puerto Rico.

GAUTIER BBNtTEZ, José: Antología Poética. Recopilacióne introducción por Socorro Girón de Segura. SanJuan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, SerieBiblioteca Popular, 208 pág.s.

Selección de los mejort:s poemas del primer poetapuertorriqueño del romanticismo. Gautier nació en elaño 1851 y murió en San Juan en 1880. La señora Girónde Segura ha recopilado la obra completa del poeta.

GONZ,{LEZ, Antonio J.: Economía política de PuertaRica. San Juan, Editorial Cordillera. 168 págs.

El autor parte de la afirmación de que elos estudiosespecializados en torno al desarrollo económico dePuerto Rico han fallado al encuadrar el proceso de des­arrollo dentro del marco institucional·politico en queirremediablemente tiene que desenvolverse la economíapuertorriqueña».

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GONz,(LEZ TORRES, Rafael A.: Un hambre se ha puestode pie. San Juan, Editorial Yaurel, 139 págs.; intro­ducción por Mariana Robles de Cardona.

La novela, según la prologuista, «tiene por objetodemostrar que el ser, una vez dado, persiste en suexistencia y no se le puede eliminar•. El autor es pro­fesor de la Universidad de Puerto Rico.

GOODSELL, Charles T.: Administración de una revolu·ción (La reforma del Poder Ejecutivo en PuertoRico bajo el Gobernador Tugwell, 1941.1946). RíoPiedras, Editorial Universitaria, 261 págs.; traduc­ción de Pedro Salazar, revisión de George Delacre;presentación de Car} J. Friedrich.

Versión españflla de la obra Administration of aRevolution, publicada en 1965 por la Hatvard UniversityPress.

GUTl~RREZ, Guillermo: Sonetos indias. Ponce, P. R. 32páginas; prólogo por Socorro Girón de Segura;ilustración de portada por López del Campo.

Dice el autor que sus versos «nacieron por un actode nostalgia, de melancolía por una raza esfumada ala que hoy en Puerto Rico no se le exalta como esdebido».

HERNÁNDEZ AQUINO. Luis: Cantas a Puerta Rica. Anto­logía Siglos XIX y xx. San Juan. Instituto de Cultu·ra Puertorriqueña, 218 págs.

Selección en la que figuran 46 poetas, de SantiagoVidarte (1827·1848) hasta Juan Sáez Burgos (1943). Se·gún el autor ..desde que nacieron nuestras letras, pocoantes de mediado el siglo XIX, inician los poetas puer·torríqueños una tradición: la de concebir a la patriacomo un Edén, dotándola de cualidades paradisíacas•.

--: El Modernismo en Puerta Rico (Poesía y Prosa).San Juan, Universidad de Puerto Rico, Ediciones LaTorre, 216 págs.

Antología que incluye poetas que van desde José deDiego y Arístides Moll Boscana hasta Evaristo RiberaChevremont y Luis Palés Matos, y prosistas desde Ne­mesio Canales y Luis Lloréns Torres hasta A. ColladoMartell y A. Dliver Frau.

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA: Café. Introduc­ción por Ricardo E. Alegría; ilustraciones de Carolos Marichal. San Juan, Serie Libros del Pueblo nú·mero S, 64 págs.

Nueva edición de la antología titulada anteriormen­te: El tema del café en la literatura puertorriqueña,y que cuenta con la adición de cinco grabados sobre eltema del café en una hacienda puertorriqut:ña, por Ra·fael Tufiño.

IRIZARRY, Edilberto: Poemas de mi resistencia. Ma·drid, 61 págs.; introducción por Marcelino Canino.

Primer poemario del joven poeta puertorriqueño,publicado mientras estudiaba periodismo en Madrid.

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JEStlS CASTRO, Tomás de: Monteagudo. San Juan, P. R.,24 págs.

El autor dedica el cuaderno a la memoria del quefue Secretario del Instituto de Literatura Puertorri·queña. Monteagudo nació en 1890 y murió en 1966.

JOGl.AR CACHO, Manuel: La canción que va contigo. SanJuan. Editorial La Milagrosa, s. p.; ilustraciones porJ. A. Torres Martinó.

El poemario está dividido en tres partes: .La can­ción que va contigo•••Clara Lair. y «Anclas de Luz•.

LEDESMA, Moisés: Ensayos y fdbulas. Nueva York, Edi·ciones del Ateneo Puertorriqueño de Nueva York,Colección Ateneo de Crítica y Ensayo, 85 págs.; pró­logo de Diana Ramírez de Arellano.

Entre los ensayos figuran: «Sobre los filósofos polí.ticos., cEl colonialismo., «Los sefardíes y la cultura his­pánica•. El autor es Presidente de la Sección de Cien­cias Políticas del Ateneo Puertorriqueño de NuevaYork.

LAcor. María Socorro: Freedom in Making PersonalDecisions as Perceived by Puerto Rican Ninth-GradeGirls. San Juan. Commonwealth of Puerto Rico,Department of Education Press, 164 p.

La autora realizó este estudio -sobre la libertad dehacer decisiones personales según la perciben las es·tudiantes puertorriqueñas de noveno grado- comorequisito para el Doctorado en Educación, especializa­do en economía doméstica.

LASTRA, Ivonne: Eva (Poemas). San Juan. P. R., 97 pá.ginas; prólogo por Vicente Géigel Palanca; portadade Carlos Marichal.

Libro que contiene poemas en español e inglés. Laautora, doctora en ciencias biológicas, residió quinceaños en Washington y ahora es profesora de la Univer·sidad de Puerto Rico.

UZARO, José M.: Iniciación al estudio del conocimiento.San Juan. Universidad de Puerto Rico, EditorialUniversitaria, 191 págs.

El autor llama el libro un .bosquejo. sobre el estu·dio del conocimiento.•Es el fruto -dice- de variosaños de enseñanza de esa disciplina que se llama 'epis.temoloRía' a estudiantes que estaban iniciándose en lascomplejidades del problema del conocimiento antes deabordar un estudio a fondo del mismo.•

LIMARDO. Miguel: La rosa y la espina (Mensajes paracuando la vida duele y perfuman las espinas). RíoPiedras, Editorial y Librería La Reforma, 216 pá·ginas; prólogo de Julia Carmen Marchand.

Pláticas evangélicas. Dic!: la prologuista que el au­lar es cel pastor de almas que se identifica cabalmentecon la vida y pasión terrenal y espiritual de su feli·gresía.....

LITTLE, Elberl L.; WAbSwoRrH. Frank H., y MARRERO.José: Arboles comunes de Puerto Rico e Islas Vir­genes. Puerto Rico, Editorial Universilaria. 827 pá­ginas.

Publicación auspiciada por la Universidad de Puer·to Rico. el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas,la Estación Experimental Agrícola y el Servicio deExtensión Agrícola, en cooperación con el Institutode Dasonomía Tropical, Servicio Forestal, Departa·mento de Agricultura Federal. Ilustrado con acuarelaspor Frances Horne.

LÓPEZ CRUZ, Francisco: La música folklórica de Puer­to Rico. Prólogo de W. F. Starkie; dibujos de A. Mar­torell; portada de José Ruiz; diseño y adornos deElaine Sherer; copista musical: A. Salcedo Carpas.Sharon, Conn., Troutman Press, 202 págs. Número 5de la serie Puerto Rico, Realidad y Anhelo.

Recopilación y estudio que incluye entre otros gé.neros: el seis, los bailes de bomba, la plena, la guara­cha, el vals. la mazurka y polca, los cantos religiososy el aguinaldo.

LÓPEZ GONZÁLEZ. Salvador: Ensoñación taina. PuerloRico. s. p. L, s. p.

El joven autor aguadillano r!:coge una colección deversos de tema indigena puertorriqueño.

LóI'.I!Z DEL VALLE, José: Ralos perdidos (versos). SanJuan, Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 84 pá­ginas.

Primer libro del aulor, quien incluye poemas sobrelos escritores José Antonio Dávila y el padre Rivera,entre otros.

Luco TORO, Sifredo: Zahorí. Poemas. Prólogo de MiguelMeléndez Muñoz. Mayagüez. Imprenta y LitografíaTorres, 42 págs.

Según el prologuista, el poeta «luce su inspiraciónsencilla y tierna, confluente con su amor a nuestra tie­rra y su afecto integral a dos grandes patriotas: Be·tances y De Diego... lO.

LLORI!NS, Washington: Anatomia de un gramat¡easlro.San Juan, P. R., s. p. L, 28 págs.

El folleto arranca de una objeción que hizo donJuan Diez de Andino a una columna del autor publica.da en el periódico El Dia, y refuta conceptos del señorDíez de Andino.

LLORl!NS TORRES, Luis: América. Estudios históricos yfilológicos sobre Puerto Rico. San Juan, EditorialCordillera, 264 págs. Carta·prólogo de Antonio Corotón.

Segunda edición de la obra publicada originalmen­te en 1898. Con ella la Editorial inicia la publicaciónde las Obras Completas de Lloréns Torres en volúme·nes individuales.

--: El Grito de Lares. Introducción por Carlos deArce. San Juan. Editorial Cordillera, 154 págs.

Drama histórico-poético, cuya primera edición sepublica en 1916, con prólogo de Luis Muñoz Rivera.

--: Obras Completas (Tomo I - Poesía). San Juan,Instituto de Cultura Puertorriqueña, 516 págs.: pre­cedido de un estudio de la vida y obra del pocta.por Carmen Marrero.

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Este volumen incluye los cuatro libros de poesíapublicados por Lloréns: Al pie de la Alhambra (1899);Sonetos Sinfónicos (1914); Voces de la Campana Ma­yor (1935) y Alturas de América (1940).

MARRERO, Carmen: Tierra JI folklore. San Juan, Edito­rial Cordillera, 93 págs. Ilustraciones de Margaritade Mena; prólogo de Antonia Sáez.

La obra consta de tres partes. La primera -Tierra­incluye diez relatos sobre la tierra y la gente de Puer·to Rico; la segunda está dedicada al Folklore; la ter­cera es un poema en décimas sobre la noche de SanJuan.

MARRERO NtlREZ, Julio: El hombre terrible del 87. Bar·celona, Ediciones Rumbos, 72 págs.

Obra basada en el personaje de Román Baldoriotyde Castro, y su antagonista, el general Palacios, y queel autor llama eversión libre de un episodio histórico ...

MATHEWS, Bárbara M.: An Ecological Guide to the Lit·toral Fauna and Flora of Puerto Rico. Common·wea1th of Puerto Rico, Department of EducationPress,72 p.

Esta guía ecológica de la flora y la fauna del lito­ral puertorriqueño se basa en una tesis para la Maes·trfa en Educación en la Universidad de Puerto Rico.La obra va destinada a las clases de biología de escue·la superior.

MEl.tNOEZ, Julio: Literatura Vegabajeña (Apuntes parasu historia) y Antología Poética. Vega Baja, Edito­rial Cibuco, 94 págs.

El autor usa un triple criterio: autores que han na·cido y vivido en Vega Baja y cuya obra literaria ha flo­recido en el pueblo; autores de Vega Baja que hanrealizado su obra en otros pueblos y autores qne na­cieron en otros pueblos, pero que han realizado suobra en ese pueblo.

MONTEAGUOO, Joaquín: El hombre vertical. San Juan,Editorial Club de Prensa, 92 págs.; introducción porFrancisco Lluch Mora.

Poemario póstumo del autor a quien el prologuistaubica dentro de la trayectoria del modernismo puerto­rriqueño al postmodernismo y de ahí a la poesía devanguardia. .

MORA DE NOCHERA, María Teresa: Corazón herido. Bar·celona, Editorial Maucci, 63 págs.; Isla esmeralda.San Juan, Ediciones Ponce de León, 201 págs.

Dos poemarios que se publican conjuntamente. Laautora, nacida en 1897, se dedicó en Mayagüez a lapráctica de la medicina, de la cual está retirada.

MORALES, Angel Luis: Literatura Hispanoamericana(Epocas y Figuras). Estado Libre Asociado de Puer­to Rico, Editorial del Departamento de Instrucción,2 tomos, 219 y 268 págs.

Primera historia literaria hispanoamericana escritapor un puertorriqueño. El Tomo I cubre de la Litera·tura de la Conquista al Romanticismo; el Tomo n, dela Transición del Romanticismo al Modernismo hastala Literatura Actual o Ultramodernismo.

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MuÑoz IGARTtlA, Angel: Acordes diversos. Manatí, Edi­torial Ecos del Distrito, 79 págs.

Nuevo poemario del autor de Versos de ayer y dehoy (1946); Por el sendero (1954) y Vibraciones (1960).

NIEVES ApONTE, Miguel: La sociedad y la educación (Dosensayos). Río Piedras, Editorial Universitaria, 84 pá­ginas.

Segunda edición de la obra que contiene dos traba­jos: eBases para las fundamentaciones sociales de laeducación- y eFuqdamentaciones didácticas de los es­tudios sociales...

NIEVES FALCÓN, Luis: Inventario de investigaciones so­bre el niño puertorriqueño. San Juan, Editorial De·partamento de Instrucción, 24 págs.

Discusión de los trabajos de índole sociológica, si·cológica, antropológica y pedagógica sobre el niñopuertorriqueño.

OLIVER FRAU, Antonio: Cuentos y leyendas del cafetal.San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Borinquen,193 págs., segunda edición.

La primera edición se publicó en Yauco en 1938. Sepublica en conjunción con la obra Antonio Oliver Frau:Vida y Obra, de Margarita Vázquez de Rivera.

ORDóÑEZ, Eduardo: Quijotismo puertorriqueño, Méxi-co, 97 págs.

El autor trae a la escena puertorriqueña tres perosonajes clásicos españoles: el Quijote, Sancho y Se.gismundo, y expresa sus reflexiones sobre el ser puer.torriqueño.

ORSINI LUIGGI, Sadi: El renacido. Barcelona, EdicionesRumbos, 102 págs.

Segundo poemario del joven autor, quien utiliza elneologismo-de enoemas.. para designar gran parte desus composiciones.

ORTEGA PAW. Nora Lit: Huida a la nostalgia. San Juan,Cooperativa Artes Gráficas Romualdo Real, 119 pá.ginas; prólogo de Washington Lloréns, ilustracionesde Norman Ortega Palés.

Primer poemario de la joven poetisa, nieta de donVicente Palés Anés y sobrina de 105 poetas Luis, Gus­tavo y Vicente Palés Matos.

PAGÁN DE SOTO, Gladys: Alba y gracia (Poemas). Pórticopor Ester Feliciano Mendoza. Puerto Rico, Edit\l'ríal Departamento de Instrucción, 46 págs.; ilustrd'ciones de Rafael López del Campo.

La prologuista describe asi la obra: .La voz de lamadre alcanza a veces tono bíblico; otras, es mero ju­gueteo amoroso y otras, mensaje de puro corazón es­tremecido por la maternidad...

PAGE, Homer: Puerto Rico: La revolución pacifica. Es·tado Libre Asociado de Puerto Rico, Departamentode Instrucción, 151 págs.; fotos del autor.

Traducción de la obra Puerto Rico: The QuietRevolution, publicada en 1963 por Viking Press.

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PARTIDO NACIONALISTA DE PUERTO RICO: Lares - Procla­mas del Nacionalismo. 1930-1935. Lares, Partido Na­cionalista de Puerto Rico, Ediciones Año Pre-Cen­tenario de la Proclamación de la República, 16 págs.

Las proclamas vienen precedidas de un trabajo deJuan A. Corretjer: Un recuerdo y un punto de partida.

PASQUINUCI, Dante: The Heart is a Green Bough (Poemsto tite Puerto Rico). s. p. i., 31 págs.

El autor describe la obra como «una colección denuevos poemas escritos durante el verano de 1966..,sobre temas de Puerto Rico. Es instructor de inglés enla School of Visual Arts, Nueva York.

PEDREIRA, Antonio S.: Antología de su obra. Editadapor Clara López Bara1t; prólogo de Maria A. Bar­celó de Barasorda; Puerto Rico, Editorial del De­partamento de Instrucción.

Primera antología de la obra del estudioso puerto­rriqueño (1899-1939), primer director del Departamen­to de Estudios Hispánicos de la Universidad de PuertoRico. La prologuista es autora de una tesis inédita so­bre Pedreira.

PéREZ DE BUEso, Blanca: Leyendas indias del viento.Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Departamen­to Instrucción, 78 págs.

Leyendas basadas en el indio de Borinquen, ilus­tradas por la autora.

POI':T FLORES, Rafael: Un puertorriqueño en España.Crónicas de viajes. San Juan, 163 págs.; prólogo deSalvador Tió; diseño y trabajo artístico de CarlosMarichaJ.

El autor se propone «revivir en el correr de la ma­quinilla los momentos en altos y bajorrelieves que que­daron grabados en su ánimo al recorrer 10s caminosy los caseríos y el inolvidable panorama que son lasgentes y las cosas de la Madre Patria».

RAMfREZ DE ARELLANO DE NOLLA, OIga: Diario de lamontaj'ia (1957-1960). San Juan, Ediciones Juan Pon­ce de León, 238 págs.; ilustraciones por la autora.

Estampas y meditaciones de la poetisa desde su ho-gar en el Cerro Las Mesas de Mayagüez. La poetisa sevuelve en este libro a la prosa y se revela ademáscomo pintora en las ilustraciones.

RAMOS HERN,(NDEZ, Manuel: El alma y después el rum­bo (Poemas). Ouebradillas, P. R., 86 págs.; prólogode Juan Diez de Andino.

Segundo poemario del autor quebradilJano. Incluyetemas bíblicos, familiares y, principalmente, autócto­nos.

RIBERA CHEVREMONT, Evaristo: Antología poética (1929­1965). Estado Libre Asociado de P. R., Editoria] De·partamento de Instrucción, 105 págs.; introducción,selección y notas por María T. Babfn y J. L. Ro­dríguez.

Los editores señalan que han seleccionado «setentay cinco poesfas que pertenecen a las obras reconoci­das por su autor como merecedoras de consagrarse».

Incluyen desde Pajarera (1929) hasta Principio de can­ta (1965).

RIVERA CORREA, R. R.: The Pariahs. New York, CarltonPress, A Geneva Book, 60 págs.

Obra de ficción en inglés basada en la vida del lí­der nacionalista Pedro Albizu Campos. El autor, abo­gado de profesión, ha publicado en español sus pri­meros tres libros.

RODRtGUEZ ESCUDERO, Néstor: El mar en la literaturapuertorriqueiia y otros ensayos. Barcelona, Edicio­nes Rumbos, 239 págs.; prólogo de Josefina R. deA]varez.

El ensayo principal del libro, sobre el mar en nues­tra literatura, arranca del discurso de ingreso del au­tor en la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico.Agrega otra serie de ensayos sobre escritores puerto­rriqueños.

ROSA-NIEVES, Cesáreo: La emoción divertida (Poemaspara niños). Estado Libre Asociado de P. R., Edito­rial Departamento de Instrucción, 35 págs.

Poemario de versos para niños, ilustrado en colo­res, para uso en las escuelas de Puerto Rico.

--: Plumas estelares en las letras de Puerto Rico(Tomo 1 - Siglo XIX). San Juan, Universidad dePuerto Rico, Ediciones La Torre, 632 págs.

Estudios crítico-biográficos sobre los principales es­critores puertorriqueños del siglo pasado, desde San·tiago Vidarte hasta Matías González Garcfa. El autorprepara el segundo tomo, que incluirá hasta nuestrosdías.

--: Voz folklórica de Puerto Rico. Sharon, Conn.,Troutman Press, 128 págs. Número 6 de la seriePuerto Rico, Realidad y Anhelo; prólogo de WilliamF. Starkie.

El libro, según su autor, «intenta explicar los prin·cipales géneros de ]a tradición oral del pueblo de Bo­riquén». Entre éstos figuran: la c02]a y la bomba, elromance y el corrillo, la décima, el aguinaldo y el vi­llancico, los bailes y otros.

ROSARIO RAMOS, Tomás: Ideas, personas y cosas. Librode ensayos y anecdotario. Río Piedras, EditorialPuerto Rico Evangélico, 140 págs.; prólogo de J. F.Rodríguez.

Ensayos de entronque evangélico, que el autor de­dica al reverendo Abe]ardo M. Diaz Morales, directorde Puerto Rica Evangélico, fallecido en 1950.

S,(EZ, Antonia: Caminos del recuerda. San Juan, Ins­tituto de Cultura Puertorriqueña, 228 págs.; prólo­go de Concha Meléndez.

Obra póstuma de la escritora fallecida en 1964. Laautora evoca su infancia en Humacao, sus años deestudio en Rfo Piedras y Madrid, sus viajes. Dejó almorir publicadas las obras: La lectura, arte del len·guaje; Las artes del lenguaje en la escuela elemental;Las artes del lenguaje en la escuela secundaria,' Elteatro en Puerto Rico.

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SANCHEZ HIDALGO, Efraín: Psicología educativa. Quintaedición revisada. Río Piedras, Editorial Universita·ria, 578 págs.; prólogo de Alfredo Silva.

La primera edición es de 1954. El autor es ex Se.cretario de Instrucción Pública de Puerto Rico.

SANTIAGO ROMERO, Basilio: Instrumentos negociables.Ley Uniforme de Instrumentos Negociables de Puer·to Rico y comentarios al Código Uniforme de Co­mercio de E. U. San Juan, Ediciones Ponce de León,297 págs. Se publica además otro volumen de Su·plemento-Casos resumidos, de 266 págs.

El autor es profesor de la Facultad de Derecho dela Universidad Interamericana de Puerto Rico.

SANTOS CHOCANO, José: Puerto Rico llrico. San Juan,Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, Cua·derno número 2, 107 págs.; prólogo de 'Luis LlorénsTorres.

Nueva edición de -la obra del poeta peruano publi.cada originalmente en San Juan en 1914. Se agreganjuicios sobre Chocano y su visita a Puerto Rico por:Emilio S. Belaval, J. Valldejulli Rodríguez, A. GómezCosta, Cesáreo Rosa·Nieves, César Borgia, Lloréns To­rres, Luis Palés Matos, y el discurso de despedida deChocano.

SIGOENZA y GdNGORA, Carlos: Infortunios de Alonso Ra·mirez. San Juan, Instituto de Cultura Puertorrique.ña, Serie Libros para el Pueblo núm. 6; 48 págs.;ilustraciones por Carlos Marichal.

--: Infortunios de Alonso Ramirez. Introducción, no­tas y recopilación bibliográfica de Alba Vallés For­masa. San Juan, Editorial Cordillera, 146 págs.

Dos ediciones de la obra que narra las peripeciasde un náufrago puertorriqueño que arriba a las costasde Yucatán, México, descritas por el mexicano Sigüen·za y Góngora, quien las escuchó de labios del autor.Se publican originalmente en México en 1690.

SOTO, Venus Lidia: El arte de novelar en ..Garduña..de Manuel Zeno Gandía. Estado Libre Asociado deP. R., Editorial Departamento de Instrucción, 112páginas; prólogo de Margot Arce de Vázquez.

Tesis sobre esta novela del autor de La charca, pre­sentada a la Facultad de Estudios Hispánicos de laUniversidad de Puerto Rico para el grado de Maestroen Artes.

TIc) NAZARIO DE FIGUEROA, Juan Angel: Esencia del folk­lore puertorriqueño. San Germán, Centro Cultural

de San Germán e Instituto de Cultura Puertorrique­ña, 59 págs.; prólogo de Aurelio Tió.

Trabajo premiado en certamen del Instituto Poli·técnico cuando el autor tenía 15 años. El material fuerecopilado por el malogrado estudiante durante elaño 1921.

TODD, Roberto H.: Génesis de la bandera puertorrique·ña. Betances. Henna. Arrillaga. Madrid, EdicionesIberoamericanas, S. A., 222 págs.; segunda edición.

El primer trabajo sustenta la tesis de que la ban·dera puertorriqueña fue ideada por don Manuel Be­sosa, refutando la tesis de don Antonio Vélez Alvaradode que él fue el diseñador original.

TORRES ROSADO, Félix Juan: Ciudadela rendida (Versos).San Juan, Editorial Yaurel, 121 págs.; prólogo porFrancisco Lluch Mora.

El prologuista describe este libru -cuya primeraparte está escrita en décimas- como .poesía barroca-.

TORRES SANTIAGO, José Manuel: La paloma asesinada.San Juan, Colección Guajana, 153 págs.; portada deCarlos R. Rivera; contraportada y retrato del autorpor José R. Alicea.

Primer poemario del joven poeta, editor de la Re­vista Guajana, y quien figuró en la Antología de jóve­nes poetas que el Instituto de Cultura Puertorriqueñapublicó en 1965.

TRIAS, Arturo: Aunque quise el silencio... Sharon, Conn.,Troutman Press, 64 págs.; prólogo de Margot Arcede Vázquez.

Con este libro del joven poeta universitario, la Edi·torial Troutman inicia la serie ..Nuevos Escritores dePuerto Rico...

VIllARONDA, Guillermo: Don Pepe eoll Vidal: Jinete ysacerdote del periodismo. San Juan, Ediciones Co­quí, s. p.

Poema que el autor cubano residente en la Isla de­dica al periodista puertorriqueño don José Coll Vida!'

VIllAFUERTE, R. de: The Americanization of Manuel deRosas. New York, Vantage Press, 154 págs.

La obra se describe como una autobiografía de unpuertorriqueño que aspira a la estadidad para su país.R. de Villafuerte es el seudónimo del doctor R. Rodrí­guez Molina.

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LA CASA' ,DE HACIENDA GRANDE,por JasÓ' R. Oliver (poUmeros acrllicos).Colección Familia Alegría Pons.

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SEPARATA DE ARTE DEL NUMERO 39REVISTA DEL INSTITUTO DE CULTURAPUERTORRIQUEaAOffset RVAlBOS - Prlnted in Spain

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