antropología visual en latinoamérica

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No. 42, Enero 2012 ISSN 1390-1249 CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53 Vol. 16, Issue 1, January, 2012 Quito – Ecuador Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Ecuador

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Texto sobre la antropología visual en latinoamérica

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  • No. 42, Enero 2012ISSN 1390-1249

    CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53Vol. 16, Issue 1, January, 2012

    Quito Ecuador

    Facultad Latinoamericana de Ciencias SocialesSede Ecuador

  • CONOS. Revista de Ciencias SocialesNmero 42, enero 2012Quito-Ecuador

    ISSN: 1390-1249 / CDD: 300.5 / CDU: 3 / LC: H8 .S8 F53(Vol. 16, Issue 1, January 2012)

    conos, Revista de Ciencias Sociales es una publicacin de Flacso-Ecuador. Fue fundada en 1997 con el fin de estimular una refle-xin crtica desde las ciencias sociales sobre temas de debate social, poltico, cultural y econmico del pas, la regin andina y AmricaLatina en general. La revista est dirigida a la comunidad cientfica y a quienes se interesen por conocer, ampliar y profundizar, desdeperspectivas acadmicas, estos temas. conos se publica cuatrimestralmente en los meses de enero, mayo y septiembre.

    conos. Revista de Ciencias Sociales hace parte de las siguientes bases, catlogos e ndices:CLASE, Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales UNAM, Mxico.e-revist@s, Plataforma Open Access de Revistas Cientficas Espaolas y Latinoamericanas CSIC, Espaa.DIALNET Universidad de la Rioja, Espaa.DOAJ, Directory of Open Access Journal Lund University Libraries, Suecia.FLACSO-Andes FLACSO, EcuadorFuente Acadmica EBSCO Information Service, Estados Unidos.HAPI, Hispanic American Periodical Index UCLA, Estados Unidos.Informe Acadmico Thompson Gale, Estados Unidos.LATINDEX, Sistema Regional de Informacin en Lnea para Revistas Cientficas, de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal -MxicoRedALyC, Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe UAEM, Mxico.Sociological Abstracts CSA-ProQuest, Estados Unidos.Ulrichs Periodical Directory CSA-ProQuest, Estados Unidos.

    Los artculos que se publican en la revista son de responsabilidad exclusiva de sus autores; no reflejan necesariamente el pensamien-to de conos.

    Todos los textos e imgenes incluidos en esta obra estn registrados bajo la licencia Reconocimiento No-Comercial No-ObrasDerivadas 3.0 de Creative Commons Ecuador (cc by-nc-nd). http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/ec/

    Director de Flacso-Ecuador: Adrin BonillaDirector de conos: Mauro CerbinoEditora de conos: Mara Pa VeraCorrectores de estilo: Silvia Ortiz y Jorge ForeroAsistentes editoriales: Melissa Argento y Liliam Fiallo

    Comit editorial: Catalina Len (U. de Cuenca), Franklin Ramrez (FLACSO), Gioconda Herrera (FLACSO), Hernn Ibarra(CAAP), Hugo Jcome (FLACSO), Liisa North (U. York, Canad), Liset Coba (U. Catlica del Ecuador), Susana Wappenstein(FLACSO), Vctor Bretn (U. Lleida, Espaa).

    Comit asesor internacional: Andrs Guerrero (Espaa), Blanca Muratorio (U. Vancouver, Canad), Bruce Bagley (U. Miami,EEUU), Carlos de Mattos (PUC, Chile), Carmen Deer (U. de Florida), Cecilia Mndez (U. California, Santa Brbara, EEUU),Flavia Freidenberg (U. Salamanca, Espaa), Francisco Rojas (Flacso, Costa Rica), Javier Auyero (UT- Austin, EEUU), Joan MartnezAlier (U. Barcelona, Espaa), Joan Pujadas (U. Rovira i Virgili, Espaa), Lorraine Nencel (CEDLA, Holanda), Luca Queirolo (U.de Gnova), Magdalena Len (U. Nacional, Colombia), Rob Vos (ISS, Holanda), Roberto Follari (U. Cuyo, Argentina).

    Coordinadores del dossier Antropologa Visual en Amrica Latina: X. Andrade y Gabriela ZamoranoEnsayo grfico e imagen de portada: Juan C. Orrantia

    Diseo y diagramacin: Antonio MenaImpresin: Rispergraf

    Envo de artculos, informacin, solicitud de canje: [email protected], pedidos y distribucin: [email protected]

    FLACSO-EcuadorCasilla: 17-11-06362Direccin: Calle La Pradera E7-174 y Av. Diego de Almagro, Quito-Ecuadorwww.flacso.org.ec/html/iconos.htmlTelfonos: +593-2 323-8888 Fax: +593-2 323-7960

    CDD 300.5, CDU 3, LC: H8 .S8 F53Iconos: revista de ciencias sociales. Quito: Flacso-Ecuador, 1997-

    v. : il. ; 28 cm.Ene-Abr. 1997-Cuatrimestral- enero-mayo-septiembreISSN: 1390-1249

    1. Ciencias Sociales. 2. Ciencias Sociales-Ecuador. I. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador)

  • No. 42, Enero 2012ISSN 1390-1249

    CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53Vol. 16, Issue 1, January, 2012

    Quito Ecuador

    Sumario

    Dossier

    Antropologa visual en LatinoamricaPresentacin del Dossier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-16Xavier Andrade y Gabriela Zamorano

    Un segundo encuentro: la fotografa etnogrficadentro y fuera del archivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-31Mara Fernanda Troya

    Imagen, objeto y arte:la fotografa de Guido Boggiani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32-49Alejandra Reyero

    Antropologa visual y testimonio enla postdictadura chilena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51-70Andrea Chamorro Prez y Juan Pablo Donoso Alliende

    Diseo curatorial en la potica y poltica de la etnografa actual:una conversacin entre Tarek Elhaik y George E. Marcus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71-88

    Ley maya y video comunitario: experiencias deantropologa colaborativa en Quich, Guatemala . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89-104Carlos Y. Flores

  • Visual emergente

    Entrada prohibida (Puertos del Sur) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106-120Juan C. Orrantia

    Debate

    Los usos ambiguos del archivo, la Historia y la memoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123-133Eduardo Kingman

    Dilogo

    La Antropologa, la ciudad y los jvenesUn dilogo con Teresa Caldeira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137-149Mauro Cerbino

    Temas

    Existe una reforma agraria en la Boliviadel Movimiento al Socialismo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153-166Bruno Fornillo

    Reseas

    Wilfrido H. CorralCartografa occidental de la novelahispanoamericana Antonio Villarruel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169-172

    Hernn Ibarra y Victoria NovilloHistoria de la radio en Quito (1935 - 1960) Anahi Macaroff . . . . . . . . . . . . . . . 172-174

    Chiara PagnottaAttraversando lo stagno: storie della migrazioneecuadoriana in Europa tra continuit ecambiamento (1997-2007) Ruth Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175-177

  • No. 42, Enero 2012ISSN 1390-1249

    CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53Vol. 16, Issue 1, January, 2012

    Quito Ecuador

    Summary

    Dossier

    Visual Anthropology in Latin AmericaDossiers introduction . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-16Xavier Andrade y Gabriela Zamorano

    A Second Encounter: Ethnographic PhotographyInside and Outside the Archive . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-31Mara Fernanda Troya

    Image, Object and Art: The Photographyof Guido Boggiani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33-49Alejandra Reyero

    Visual Anthropology and Testimony inPost-Dictatorial Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51-70Andrea Chamorro Prez y Juan Pablo Donoso Alliende

    Curatorial Designs in the Poetics and Politics ofEthnography Today: a Conversation betweenTarek Elhaik and George E. Marcus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71-88Tarek Elhaik

    Mayan Rights and Community Video: a CollaborativeAnthropology Experience . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89-104Carlos Y. Flores

  • Visual emergente

    Entrada prohibida (Puertos del Sur) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106-120Juan C. Orrantia

    Debate

    The Ambiguous Uses of History, Memory and the Archive . . . . . . . . . . . . . . . . .123-133Eduardo Kingman

    Dilogo

    Anthropology, City and Young PeopleA interview with Teresa Caldeira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .137-149Mauro Cerbino

    Temas

    Bolivias Land Reform: Does It Really Exist? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .153-166Bruno Fornillo

    Reseas

    Wilfrido H. CorralCartografa occidental de la novelahispanoamericana Antonio Villarruel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169-172

    Hernn Ibarra y Victoria NovilloHistoria de la radio en Quito (1935 - 1960) Anahi Macaroff . . . . . . . . . . . . . . . 172-174

    Chiara PagnottaAttraversando lo stagno: storie della migrazioneecuadoriana in Europa tra continuit ecambiamento (1997-2007) Ruth Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175-177

  • Ediciones de FLACSO - Ecuador

    Este libro difunde la situacin de los parques nacionales

    y la conflictividad de su gobernanza. Se analizan temas

    como la informacin referente al trfico de la madera y

    la megadiversidad del Yasun sensible a la intervencin

    humana. El uso de los recursos naturales del parque

    para satisfacer las crecientes necesidades internas y

    externas provocan mayor presin sobre la naturaleza,

    mermando la cantidad de especies forestales y faunsti-

    cas. A esta condicin debe incorporarse las dificultades

    desde la administracin pblica para gestionar un par-

    que nacional de tal envergadura. Se incorpora, para

    comparacin, el caso del Parque Nacional estadouni-

    dense Redwoods, lo que nos muestra que las dificulta-

    des para la conservacin parecen ser universales, pero,

    tambin, la lucha para preservar los ecosistemas por

    parte de una sociedad civil preocupada y comprometi-

    da con la naturaleza.

    Serie Tesis

    Yasun y redwoods: tala ilegal en

    bosques protegidos

    Ivanova Monteros

    FLACSO - Sede Ecuador, 2011

    173 pginas

  • El ECCO DMQ, constituye la primera evaluacin

    ambiental integral (fsica, bitica y social) de la ciudad,

    incluye un anlisis de la vulnerabilidad y adaptacin al

    cambio climtico y orienta sus propuestas dentro del

    enfoque del sumak kawsay o buen vivir. Los plantea-

    mientos del informe se orientan a la construccin de

    un nuevo modelo de ciudad y sociedad quitea que

    garanticen los derechos, el bienestar econmico,

    ambiental, social y cultural de las personas en armona

    con su entorno natural y construido. El texto suministra

    informacin tcnica actualizada de segundo nivel, a ser

    utilizada para fortalecer la gestin ambiental liderada

    por la institucin municipal y dota de elementos que

    pueden ser operacionalizados por el ente pblico, la

    ciudadana en general y organizaciones empeados en

    construir el Quito del buen vivir.

    Serie Edicin Especial

    ECCO Distrito Metropolitano de Quito

    FLACSO - PNUMA (Ed.)

    FLACSO - Sede Ecuador, 2011

    364 pginas

    Ediciones de FLACSO - Ecuador

  • dossier

  • Antropologa visual en LatinoamricaPresentacin del dossier

    Visual Antropology in Latin AmericaDossiers Introduction

    Xavier AndradeProfesor investigador, FLACSO-Ecuador

    Gabriela ZamoranoCentro de Estudios Antropolgicos, El Colegio de Michoacn, Mxico

    LaAntropologa visual, pese a ser una subdisciplina de larga data en la Antropo-loga, es todava un campo emergente en Latinoamrica. Programas especfi-cos de formacin de posgrado han surgido en Brasil, Chile, Per y Ecuador enlos aos recientes. Paradjicamente, en aquellos lugares de mayor tradicin en pro-duccin documental, fotografa y cine incluyendo el cine etnogrfico comoMxico, Argentina y Colombia, las discusiones sobre visualidad se desarrollan en unmbito poco especfico, a veces subsumidas en discusiones multidisciplinarias y/obajo el paraguas de la Antropologa social. El propsito de este dossier elaborado porconos sobre la materia en la regin es brindar un texto de consulta, un material dereferencia para que quienes, situados principalmente dentro del campo de laAntropologa, puedan acceder, al mismo tiempo, a un estado de la discusin desdelas prcticas acadmicas y a la constitucin de un campo de debate como tal. Estoincluye, por ejemplo, discusiones en torno al dilogo y al conflicto entre la produc-cin textual y audiovisual, los problemas pedaggicos derivados de la enseanza dela etnografa visual y el avance en agendas relacionadas con un tema profundamen-te enraizado en la subdisciplina: la representacin del Otro.

    En resumen, se busca identificar exploraciones tericas o metodolgicas para elanlisis de lo visual desde la Antropologa latinoamericana, fomentando mediante estaprctica editorial un cruce Sur-Sur a partir de la bsqueda de puntos de confluenciay ruptura con el legado que, viniendo principalmente de Estados Unidos, Francia eInglaterra, ha sido reprocesado, contestado y ampliado en las diferentes tradicionesque se van gestando a nivel regional. Adicionalmente, interesa el territorio de dilogoen construccin entre la Antropologa y el Arte contemporneo por tratarse de uncamino de doble va: desde la primera, debido al impacto de la crisis de la represen-tacin textual y, desde el segundo, debido al creciente envolvimiento de las cienciassociales a nivel de prcticas curatoriales y la necesidad de los artistas por aprender dela mirada etnogrfica, as como de las preguntas que emergen en la relacin en comu-

    conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 42, Quito, enero 2012, pp. 11-16 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.

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    Xavier Andrade y Gabriela Zamorano

    nidades concretas. Se atestigua, entonces, un terreno mvil que, no obstante la in-fluencia de discusiones trans y multidisciplinarias, ha visto la renovada emergencia delcompromiso etnogrfico por la observacin sistemtica y la preeminencia de discusio-nes sobre la poltica y la tica de la representacin antropolgica. Debido a una explo-sin del gnero documental en nuestros pases interesa contribuir, tambin, a lostemas planteados por quienes trabajan como productores audiovisuales interesados enlas temticas de la disciplina. Siendo la memoria histrica una de las grandes bsque-das de los realizadores propulsados por el esfuerzo descolonializador, en una reginenfrentada adems a violentos procesos de olvido obligado desde los Estados espe-cialmente los dictatoriales, hemos dado particular importancia a trabajos relaciona-dos con archivos histricos de fotografa, cine y video, as como a la circulacin socialque ellos adquieren en la contemporaneidad. Circulacin que afecta, potencialmente,las relecturas que hacen comunidades especficas sobre su propia historia.

    Algunos artculos compilados en este nmero abordan temas, preguntas, debates ymetodologas que amplan la exploracin de temas clsicos de la antropologa visual,como el cine, el video y la fotografa etnogrfica y su nfasis en estudios sobre pueblosindgenas. Otros, sin embargo, abordan casos urbanos o relacionados con la produccinartstica o de medios masivos que permiten entender que, la antropologa visual, notrata exclusivamente imgenes de pueblos indgenas; lo que permite ubicar esta subdis-ciplina como un campo en constante trfico y dilogo con disciplinas como la historia,el arte, los estudios culturales y los estudios del performance. Los artculos reunidos eneste dossier ofrecen estudios de caso situados en contextos histricos y polticos de dife-rentes pases latinoamericanos concretamente, Ecuador, Paraguay, Chile, Guatemala yMxico lo cual lleva inevitablemente a preguntas relacionadas con historias violentasde colonialismo, imperialismo y dictaduras, as como con diferentes procesos de luchay resistencia frente al poder de los relatos dominantes sobre las imgenes.

    En lo que respecta a las temticas de los artculos presentados, se encuentra una cre-ciente atencin a las imgenes fotogrficas y audiovisuales no solo como tecnologasvisuales en s mismas, sino organizadas, circuladas y resignificadas mediante dispositi-vos de archivo, los cuales constituyen otro tipo de tecnologa. As, las contribucionesde Mara FernandaTroya, Carlos Y. Flores y Alejandra Reyero ofrecen argumentos sli-dos para pensar en las dimensiones histricas y polticas del archivo visual una vez queste se abre para circular en tiempos y espacios distintos a los de su produccin.Notamos que estos tiempos se caracterizan, adems, por el acceso relativamente mayora tecnologas audiovisuales que contienen el potencial de conmover socialmente el po-der que el mismo grupo de imgenes tuvo en un pasado ms o menos distante. Lejosde idealizar los usos alternativos que las mismas comunidades pueden hacer de estasimgenes, los artculos presentan caminos abiertos para entender usos propios de estosarchivos en sociedades altamente mediatizadas por el imperio de los medios de comu-nicacin, siendo estos mismos un tema de reflexin etnogrfica creciente.

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    Antropologa visual en Latinoamrica - Introduccin al Dossier

    Una segunda temtica, presente en los artculos a diferentes niveles, es la relacinentre las tecnologas audiovisuales y distintas formas de violencia. En el contexto dela postdictadura en Chile, por ejemplo, son las imgenes las que invitan a la memo-ria y al testimonio, a reflexionar sobre lo que se ve, lo que se recuerda y lo que quedaoculto, tal como lo sugiere el trabajo de Andrea Chamorro y Juan Donoso. En estetipo de trabajos que abordan de manera explcita las memorias sobre la violencia deEstado, un campo de anlisis cada vez ms relevante es el uso de metodologas y teo-ras visuales para expresar mediante la visualizacin del cuerpo lo que no se puededecir textualmente, favoreciendo como dato a las expresiones faciales y el recorridoy visualizacin de espacios, ruinas y paisajes saturados por la densidad de memoriasque respiran otras historias momentneamente aplacadas y silenciadas. En contextosde imposicin de procedimientos legales por parte de la justicia de Estado, por otraparte, el registro visual es utilizado como testimonio para intentar ejercer la ley deotras maneras, como lo demuestra Flores en su contribucin sobre video comunita-rio en Guatemala. En estos dos casos, el registro visual es detonador y creador de tes-timonio, de presencia y de memoria. Si el olvido fue una poltica del Estado paralograr una condicin de sumisin y miedo en las poblaciones, las imgenes rescata-das sirven para brindar al olvido un carcter de secreto hecho pblico con la finali-dad de analizar el uso contextual y comunitario a las que las mismas pueden sersometidas para propsitos propios.

    Un tercer tema que se retoma, de una u otra manera, en la mayora de las contri-buciones es el de las construcciones visuales del Otro y, ms precisamente, de lospueblos indgenas. Los artculos presentados con esta temtica resultan de una de lasreiteradas preocupaciones de la Antropologa visual casi desde su emergencia. Al mis-mo tiempo, retoman experiencias y debates recientes que sin duda merecen renova-da atencin. Tanto Reyero como Troya se enfocan en la circulacin actual de imge-nes de pueblos indgenas tomadas por antroplogos o viajeros europeos entre finalesdel siglo XIX e inicios del XX en el Chaco paraguayo y Ecuador. Ambas autorasexploran desde diferentes posturas el valor ya sea artstico o histrico que se leasigna a la fotografa en tanto objeto; al tiempo que buscan entender cul fue el valorde estas mismas imgenes para las personas retratadas o cul es el valor para sus des-cendientes que, en el caso de las fotografas tomadas por Paul Rivet y analizadas porTroya, actualmente reclaman su devolucin. As, sea desde la Antropologa histricao la historia de la fotografa, las autoras cuestionan cmo las prcticas de circulacinde imgenes de pueblos indgenas atribuyen valores y lecturas distintos a los que seles intent fijar originalmente. Esta reflexin implica entender las maneras en que lasfotografas son apropiadas y comprendidas por diferentes pblicos, incluyendo con-sumidores contemporneos de arte y los mismos pueblos indgenas. Flores por suparte aborda el tema de las representaciones visuales de los pueblos indgenas desdeuna perspectiva que ha tomado relevancia en las ltimas tres dcadas: el problema de

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    Xavier Andrade y Gabriela Zamorano

    la autorepresentacin. Esta pregunta, que abunda en el celebrado fenmeno de queel Otro finalmente se represente a s mismo mediante la apropiacin de tecnologasaudiovisuales, se complejiza con los usos que una comunidad maya guatemaltecahace del video para defender sus prcticas de imparticin de justicia. En la medidaque el tema de la justicia indgena ha cobrado enorme vigencia, dado los esfuerzosneocolonizadores para leerla como muestra vvida de salvajismo en la contempora-neidad y como una amenaza a los principios del Estado-nacin, los usos socialesretratados por Flores dan cuenta del pragmatismo de las propias comunidades pararevertir el poder de las imgenes en funcin de sus propias agendas de justicia y rea-firmacin tnica. Al mismo tiempo, este caso permite al autor hacer referencia a latecnologa de video, no solo como registro visual sino como archivo y reflexionarsobre los retos metodolgicos de trabajar sobre ste de manera colaborativa entreantroplogos y autoridades comunitarias. As, el caso presentado por Flores generauna serie de desafos tericos y metodolgicos con respecto a la construccin y apro-piacin de imgenes del Otro que merecen ser explorados en adelante.

    Otras bsquedas metodolgicas se insertan en la creciente tendencia a explorarposibilidades etnogrficas participativas y/o colaborativas que echan mano de espa-cios y estrategias artsticas, de produccin audiovisual y de archivos visuales. As, porejemplo, Troya hace referencia a cmo una exposicin de fotografa histrica en di-logo con respuestas visuales contemporneas ha motivado que las poblacioneskichwas cuyos ancestros fueron retratados por una expedicin cientfica, dialoguentambin con estas imgenes e incluso demanden su devolucin a las institucionesque las resguardan. Por su parte, Chamorro y Donoso utilizan registros fotogrficosy de video para detonar el dilogo con las vctimas de la dictadura chilena sobre susexperiencias con la violencia. As, quiz una de las tareas a desarrollar en relacin conlas metodologas colaborativas sera analizar ms los efectos de las imgenes para elproceso de generacin de conocimiento tanto en trminos tericos como polticos.Por otro lado, aunque este tipo de metodologas son cada vez ms utilizadas, es nece-sario tambin discutir sus posibles limitaciones, por ejemplo, reflexionar qu tantostas realmente modifican las relaciones de poder entre investigadores e informantes;cmo se lidia con las inevitables desigualdades que existen en este tipo de relaciones;y quines colaboran y quines quedan fuera de la investigacin. Ello ayudar a sope-sar la propia condicin situada de la etnografa del conocimiento, generada median-te este tipo de dilogos y acercamientos, y a profundizar en el carcter violento que,eventualmente, adquiere la actualizacin suscitada por la propia citacin de imge-nes olvidadas durante el proceso etnogrfico.

    Otras metodologas a las que los colaboradores han recurrido consisten en creati-vas combinaciones de anlisis visual, por ejemplo, de imgenes de archivo con histo-riografa, produccin audiovisual, y anlisis etnogrfico y documental de procesosactuales de circulacin y consumo de imgenes. De esta manera, los autores que par-

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    Antropologa visual en Latinoamrica - Introduccin al Dossier

    ticipan en este dossier permiten que el anlisis de imgenes no se limite a una inter-pretacin textual de stas, sino que se enmarque en los contextos sociales y polticosen que las imgenes fueron producidas y en los cuales son circuladas. De particularinters, en este orden de la discusin, es la quinta y final contribucin a este dossier,formulada por Tarek Elhaik y George E. Marcus. Ella sirve precisamente para situarlas discusiones precedentes dentro del marco ms amplio de las radicales transforma-ciones que la Antropologa, como disciplina, ha sufrido para bien durante las dos l-timas dcadas como resultado de los debates suscitados por la crisis de la representa-cin desde mediados de los ochentas. Aunque estos debates han sido importados ala regin a ritmos diferentes y han producido impactos variados en diversos contex-tos, es necesario situar el recurso a los registros visuales no solamente como resulta-do de un proceso endogmico de la Antropologa visual como tal, sino en funcintambin de aperturas dentro de la disciplina antropolgica, la historia del cine etno-grfico y documental, las prcticas artsticas en general e incluso dentro de las estra-tegias de diversos grupos sociales para hacer visibles sus demandas polticas.

    Los cambios en las prcticas y en los paradigmas de investigacin en Antropologahan posicionado conceptos claves del repertorio modernista tales como montaje,collage e instalacin como posibilidades expresivas del propio trabajo de campo y co-mo detonantes etnogrficos en sus propios trminos. Histricamente los cruces entreAntropologa y arte han sido de enorme complejidad, desde su complementariedadpara la formulacin de lenguajes taxonmicos y cientficos, artesanales y artsticospara cumplir con la demanda de los museos, hasta el fomento de proyectos compar-tidos de investigacin entre artistas y etngrafos. En este proceso, las formas de expe-rimentacin en antropologa han probado ser prsperas en trminos de generacinde dilogos acadmicos y extra acadmicos, y de fomento de la produccin de nue-vos conocimientos. Ms all de los excesos narcisistas y el fetichismo textual de la cri-sis de la representacin, tanto Marcus, una figura pivote despus de sus aportes semi-nales en este debate, como Elhaik, con su trabajo etnogrfico que deviene en prcti-cas curatoriales dentro del campo de arte contemporneo en Mxico, dan cuenta asu vez de las tensiones y posibilidades que el prstamo entre distintos campos tienepara la etnografa en la actualidad.

    De hecho, uno de los temas de creciente reflexin en congresos regionales antesque de discusin sistemtica por va impresa, es el de las distintas tradiciones que sevienen forjando en Latinoamrica y los dilogos que se fomentan desde la prctica dela enseanza. En pases como Chile, Brasil, Mxico y Colombia, por ejemplo, una s-lida preocupacin sobre temas de representacin del Otro contina alimentando ma-yoritariamente el tipo de discusiones que constituyen, tambin en su mayor parte, estedossier. En el mbito de discusin peruano y ecuatoriano, temas de performance yarte contemporneo, por ejemplo, guardan su peso especfico dentro de la Antro-pologa visual. Si bien por motivos de espacio este dossier no presenta un abanico tan

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    Xavier Andrade y Gabriela Zamorano

    extenso como quisiramos de preguntas y debates que se estn generando en tornoa fenmenos de visualidad en Latinoamrica, s esperamos que los artculos presenta-dos se sumen a los esfuerzos que otras instituciones y publicaciones de la regin estnllevando a cabo para alimentar un debate anclado en los dilemas del quehacer antro-polgico, incluyendo la emergencia de realizadores visuales como productores desaber con peso slidamente etnogrfico y los trficos posibles que se han venido cons-truyendo dentro de cada tradicin local, a veces con mayor peso relativo en debatescon la Arqueologa, la prctica museogrfica, la Historia, la fotografa documental, laHistoria del arte y los Estudios culturales y de la visualidad.

    La apuesta de FLACSO-Ecuador por forjar una maestra especializada en estostemas desde 2008, nica en el sistema internacional de la institucin; el inters gene-rado entre la comunidad de artistas visuales, productores audiovisuales, estudiantes decomunicacin y antroplogos; y el emergente campo de publicaciones en el pas sobredistintos aspectos relacionados con las imgenes, dan cuenta del potencial aporte queeste volumen pretende hacer en el espacio local. La confluencia de colegas tanto deCentroamrica como de Amrica del Sur para propsitos del mismo y las fluidas rela-ciones establecidas entre la Maestra en Antropologa Visual de FLACSO y el Centrode Estudios Antropolgicos de El Colegio de Michoacn, atestigua la necesidad demayores debates informados en y sobre la regin.

  • conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 42, Quito, enero 2012, pp. 17-31 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.

    ISSN: 1390-1249

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    Un segundo encuentro: la fotografaetnogrfica dentro y fuera del archivo

    A Second Encounter: Ethnographic Photography

    Inside and Outside the Archive

    Mara Fernanda TroyaDoctoranda en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Paris. Profesora titular dela Universidad San Francisco de Quito, Ecuador.

    Correo electrnico: [email protected]

    Fecha de recepcin: marzo 2011Fecha de aceptacin: noviembre 2011

    ResumenEn este artculo presentamos un estudio sobre un grupo de fotografas atribuidas al antroplogo fran-cs Paul Rivet, realizadas a inicios del siglo XX, en la localidad de Archidona, provincia del Napo, enla regin amaznica de Ecuador. Dichas fotografas retratan a personas pertenecientes a la nacionali-dad kichwa y reposan hoy en da en la fototeca del Museo del Muelle Branly en Pars. El objetivo deeste anlisis es repensar el rol de la fotografa y del archivo en relacin a lo que puede denominarse unsegundo encuentro etnogrfico en el que descendientes de las personas fotografiadas tienen conoci-miento de dichas imgenes. Para ello proponemos inicialmente, gracias al estudio de caso presentado,una reflexin sobre el proceso que ha llevado a este tipo de imgenes a conformar la categora de archi-vo visual, su historia y valorizacin al interior del archivo. En un segundo momento analizamos cmoestas imgenes pueden adquirir otro valor al salir del archivo y darse a conocer, funcionando enton-ces como catalizadoras de procesos de revalorizacin cultural.

    Palabras clave: fotografa etnogrfica, archivo visual, kichwas, Ecuador

    AbstractThis article studies a group of photographs taken by French anthropologist Paul Rivet during the early1900s in Archidona, Napo (Ecuadorian Amazon). The photographs, which portray people of Kichwanationality, can be found today at the photographic library of the Quai Branly Museum in Paris. Theobject of this analysis is to question both the role of photography as well as the role of the archive themoment a second ethnographic encounter in which descendants of the photographed people seethe images is produced. The article reflects upon the process that leads this type of images to becomea part of the visual archive category (their history and valorization), and analyzes the way in whichthey come to acquire a different kind of value when they are removed from the archive and seen by abroader spectrum of people, becoming the catalysts for cultural revalorization processes.

    Key words: Ethnographic photography, visual archive, Kichwas, Ecuador

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    I

    La respuesta a la pregunta: Qu es un archivo visual? resulta obvia y simple.Fototecas, archivos flmicos, colecciones de estampas y de cartas postales, hansido objeto de mucha atencin en los ltimos aos. Unos resaltan en ellas suscualidades estticas, asimilndolas al arte; otros las entienden como discursos escon-didos de dominacin colonial; otros, como ilustraciones de la vida cotidiana de per-sonas ms o menos annimas. En el caso que nos ocupa, nos parece pertinente plan-tearnos la cuestin desde otra perspectiva: Cmo lo visual termin volvindose unacategora de clasificacin archivstica?, qu implicaciones trae consigo dicha catego-rizacin? Con el fin de reflexionar al respecto de dichas interrogantes analizaremosun tipo particular de archivo, el etnogrfico, y un tipo de documento visual, el foto-grfico.

    Las colecciones de instituciones etnogrficas e histricas se nutrieron de docu-mentos visuales a lo largo del siglo XIX y XX gracias a la invencin de la fotografay del cine. En el seno de archivos y museos etnogrficos, los documentos fotogrfi-cos fueron inicialmente clasificados como parte de colecciones ms amplias de obje-tos diversos, resultantes de una misma misin o expedicin, como en el caso de losprovenientes de la Segunda Misin Geodsica Francesa que visit el Ecuador entre1901 y 1906. En un segundo momento es usual que estas colecciones se hayan reor-ganizado en funcin del tipo de objetos, separando por ejemplo los objetos cermi-cos, de los fragmentos seos y de las imgenes fotogrficas. As tenemos, por ejem-plo, el recorrido que la coleccin de imgenes fotogrficas del Museo del MuelleBranly (Muse du Quai Branly) ha debido realizar hasta llegar a su lugar actual. Lamayora de sus colecciones provienen del Museo del Hombre, clebre institucinfundada, entre otros, por Paul Rivet, en el ao 1937, y estas a su vez provienen delMuseo de Etnografa del Trocadero fundado en 1878. En el Museo del Hombre serealiza una primera clasificacin de los documentos fotogrficos al crearse, en 1938,la fototeca como rea particular dentro de la biblioteca de dicha institucin, y seimplementan una serie de criterios de inventario, catalogacin y conservacin, queseran utilizados casi sin variacin hasta 1995 (Barthe, 2000).

    Christine Barthe, responsable de las colecciones fotogrficas del Museo del Mue-lle Branly, afirma que lo que prim durante los primeros aos de la coleccin foto-grfica en el Museo del Hombre, fue una clasificacin geogrfica en la que se privi-legi como principal criterio el lugar en el que las imgenes fueron tomadas, en des-medro de la informacin relativa a su contexto histrico (Barthe, 2000: 72-73). Ensegundo lugar, al interior de esta, se hizo una clasificacin temtica de acuerdo al tipode actividad o rea de la vida social: habitacin, alimentacin, produccin, transpor-te, tipos y vestimenta, etc. (Barthe, 2000: 73-75). Como vemos, hasta aqu los cri-terios de clasificacin son geogrficos, en primera instancia, y de contenido, en

  • segunda. En este sentido podramos afirmar que las fotografas son valoradas sola-mente en su carcter de documentos, contenedores de informacin.

    En la prctica, esta primera clasificacin se habra visto reflejada en un modo depresentacin particular de las imgenes, en la que cada foto est pegada sobre un car-tn de color gris dividido en tres zonas: la superior que indica la proveniencia geogr-fica, seguida por la clasificacin temtica y, luego, con tinta roja, por el grupo huma-no retratado. Esto, acompaado de un par de circunferencias de color que indicabanel continente y el tema, revela una simplificacin radical, dice Barthe, en coinciden-cia con la prctica de la Antropologa racial de los aos 30: se atribua una circunfe-rencia negra al continente africano, una amarilla para el Asia, una roja para Amricadel Sur, etc. (Barthe, 2000: 77). La autora subraya una caracterstica ms de esta pre-sentacin: el anonimato de los autores de las fotos, quienes se mencionan en la mayo-ra de los casos a travs de un cdigo numrico (Barthe, 2000: 78). Si bien es ciertoque clasificaciones posteriores en las que se toma en cuenta el tipo de dispositivo per-miti una mejor conservacin de las fotografas en su cualidad material (condicionesadecuadas de conservacin para cada tipo de dispositivo o soporte, etc.), tambin escierto que el archivo visual, a partir de la conformacin de una seccin separada enfuncin del tipo de documento, queda aislado del resto de piezas sobre un mismo te-ma. As, estos materiales que pasan a ocupar lugares distintos en distintas seccionesdel archivo o, incluso, como veremos ms adelante, en distintas instituciones.

    Proponemos reflexionar sobre cmo se dio esta compartamentalizacin al interiordel archivo en forma concreta y qu implicaciones tuvo, a travs del grupo de fotogra-fas mencionadas al inicio del artculo. Se trata de fotografas en blanco y negro a par-tir de negativos en vidrio, retratos individuales de distintas personas, con pocas excep-ciones retratos de parejas o grupos, lo cual parece coincidir con las convenciones de lafotografa antropomtrica de la poca: una imagen de frente y otra de perfil, de cadapersona, sobre fondos neutros, evitando toda informacin del contexto.

    Siendo la fotografa antropomtrica el resultado de una concepcin racial de laAntropologa, originada en los estudios de historia natural impregnados hacia finesdel siglo XIX por las teoras evolucionistas (Darwin, Tylor), es comprensible que delos miembros de la Segunda Misin Geodsica Francesa, quien deba encargarse derecolectar y enviar datos y medidas para posteriores estudios antropolgicos fuera,por afinidad de campos de estudio, Paul Rivet, el mdico de la misin. Las fotogra-fas de Rivet, sin embargo, no poseen ni la rigurosidad ni la homogeneidad que tie-nen otras fotografas antropomtricas: las poses son menos rgidas, no siempre deperfil completo (pueden ser de tres cuartos, posicin explcitamente descartada en lasinstrucciones metodolgicas comunes en la poca1) y, con mucha ms espontaneidad

    1 Son ejemplares a este respecto las Instrucciones generales para las investigaciones antropolgicas, de M.P. Broca, escritasen 1879, en las que el autor dedica una seccin en particular a cmo tomar fotografas de carcter antropolgico.

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  • en comparacin con otras fotografas antropomtricas del periodo. En otro lugar2,analizamos cmo estas imgenes no corresponden con la rigurosidad que estas meto-dologas precisaban y marcaran una especie de trmino medio entre la fotografaantropomtrica y el retrato.

    Si bien al inicio los criterios de clasificacin que menciona Barthe en su estudiotendan a mostrar la fotografa como el resultado de una colecta, un fragmento derealidad objetiva, y no como la visin de un individuo (Barthe, 2000: 78), esta pers-pectiva tiende a cambiar con los aos al interior del archivo. As, nuevos criterios declasificacin permiten, entonces, tomar en cuenta fotografas resultado de reconsti-tuciones de escenas o provenientes de contextos extra-antropolgicos, siempre ycuando se pudieran adaptar a los criterios descritos anteriormente. Esto tuvo comoconsecuencia que se hayan borrado detalles reveladores sobre las circunstancias enlas que las imgenes fueron creadas, a favor de una objetivacin forzada de las mis-mas (Barthe, 2000: 81-82)3. Poco a poco, sin embargo, se fue incorporando al voca-bulario relativo a la documentacin fotogrfica las nociones de autor y de punto devista. Y, como dice Barthe, cuando se resolvi crear un nuevo catlogo informticode las colecciones, se apost por clasificarlas de acuerdo a sus autores, lo que permi-ta resolver los vacos en la datacin de las imgenes. Esta manera de clasificar se acer-ca al modo en que se clasifican las obras de arte, poniendo de relieve al individuocreadoraunque la autora defiende la idea de que asimilar la fotografa etnolgica ala fotografa artstica no era la intencin principal. Barthe denomina este periodocomo el paso del documento a la coleccin (Barthe, 2000: 86).

    Este nos obliga a replantearnos la pregunta inicial del presente trabajo: Qu es lovisual en un archivo?, cules son los criterios que permiten clasificar ciertos docu-mentos como visuales y otros no?, qu documentos entran en las colecciones defototecas e iconotecas de las instituciones y cules no? Nos preguntamos esto puestoque, como hemos visto, las fotografas son en primera instancia separadas fsicamen-te de los dems objetos de una coleccin, para formar parte de la fototeca (en estecaso de la del Museo del Hombre), enfatizando en este acto su pertenencia a un tipode tecnologa en particular y, luego, son clasificadas de acuerdo a criterios geogrfi-cos y temticos, enfatizando en este segundo momento su calidad de documentacinvisual til a la etnologa, para finalmente ser reunidas, esta vez, con todas las demsimgenes producidas por un mismo autor, creando as una coleccin nueva. A pesarde que se puedan separar de otros documentos por su cualidad tcnica, aquellos que

    2 Ponencia presentada en el coloquio Fotografa y cuerpos polticos, Universidad de Chile, Departamento de Teorade las Artes, Santiago, Chile, noviembre 2009, por publicarse.

    3 Emblemtica de este tipo de procedimiento es la Mision Dakar-Djibouti, en la que segn los testimonios de MarcelGriaule o de Michel Leiris, podemos encontrar versiones muy diversas sobre las circunstancias y valoracin de im-genes producidas a travs de reconstituciones (puestas en escena) de rituales, etc. Ver Michel Poivert, Style et objec-tivit: la mission Dakar-Djibouti (1931-1933) , en Valrie Picaud y Philippe Arbaizar (Eds.) La confusin de gne-ros en fotografa, Barcelona, Gustavo Gili, 2004. Traduccin espaola.

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    por ejemplo son fotografas tal como lo mencionan Howard Morphy y MarcusBanks editores del libro Rethinking Visual Anthropology, tenemos que lo visualexiste ms all de los objetos (que sin lugar a dudas concebimos como tales) comouna dimensin que est en casi todas nuestras acciones. Para ellos, el campo de laAntropologa visual se definira justamente por tomar en cuenta esta distincin eincluir tanto las propiedades del sistema visual propio del antroplogo, como las pro-piedades de los sistemas visuales observados por el antroplogo en el trabajo decampo (Morphy y Banks, 1997: 21). Lo que no es evidente, pero es muy importan-te subrayar, es que la posibilidad misma de aprehender el sistema visual del antrop-logo, se deriva del paso del documento a la coleccin a travs de la nocin de autor.Es este el que hace posible hablar de un sistema visual y sus implicaciones, puestoque inicialmente los documentos estaban clasificados junto con otros de diversosautores, lo cual haca casi imposible su estudio en tanto corpus homogneo pertene-ciente a un autor. Aunque Barthe afirme lo contrario, lo que esta nueva clasifica-cin revela es un acercamiento hacia sistemas de clasificacin propios de las artes, enel que se hace no solo posible sino lgico, el estudio de las caractersticas formales ytemticas de las imgenes de un mismo autor.

    De este modo, todo anlisis sobre documentos visuales debe incluir las culturasvisuales de occidente impregnadas, podramos decirlo as, en el actuar mismo del antro-plogo-fotgrafo, ms all de que este haya tenido o no una formacin explcitamenteesttica. Morphy y Banks utilizan el trmino sistema visual para convocar un conceptomuy general: el proceso que resulta en la produccin humana de objetos, construyen-do as de modo reflexivo su entorno visual y comunicndose por medios visuales(Morphy y Banks, 1997: 21). En el caso de Rivet, para tratar de esbozar las caracters-ticas de su propio sistema visual, nos basamos tanto en las fotografas que produjo du-rante su viaje como en unos pocos bocetos a lpiz que dej como parte de su trabajo,adems de cuestionarnos sobre sus conocimientos previos en tcnicas de dibujo y foto-grafa, dnde y con quin aprendi a utilizar la cmara fotogrfica, y finalmente, sobrelo que podramos llamar su alfabeto visual en el momento de su viaje al Ecuador.

    Sobre el mismo tema, Deborah Poole afirma que las correspondencias existentesentre los contenidos de un determinado archivo y las polticas coloniales de unanacin en particular, resultan solo en parte de las metodologas de investigacin an-tropolgica en un perodo determinado, siendo la parte restante el resultado de lasopciones y simpatas personales del antroplogo (Poole, 2005: 162). Podemos en-contrar aqu, una vez ms, la cuestin del autor y su sistema visual, aspectos quehabran sido pensados como secundarios en los primeros estudios sobre la relacinentre la fotografa y la Antropologa. Las fotografas de Archidona, por ejemplo, sedeben entonces analizar tanto a la luz de las prcticas de la fotografa antropomtri-ca propias de la poca, como a la luz de las preferencias y opciones personales delpropio Rivet. Aunque en la mayora de casos de esta ndole la fotografa haya sido

  • simplemente utilizada para cerrar el espacio existente entre la observacin directa enel campo y su interpretacin posterior (Poole, 2005: 162) y en algunos otros, inclu-so no haya sido tomada por el propio antroplogo sino por informantes o colabora-dores (en el caso de administraciones coloniales, por funcionarios apostados en ellugar que tendran poco o ningn conocimiento sobre etnografa), las imgenes foto-grficas siempre integrarn, adems de unos contenidos ms o menos objetivos, lospuntos de vista subjetivos de sus autores. Para este artculo, optamos simplementepor esbozar los parmetros que podran ser tiles para un anlisis de los aspectos rela-tivos al sistema visual del autor, puesto que queremos llamar la atencin, ms bien,hacia otros aspectos de la vida institucional de las imgenes al interior del archivo.

    II

    Proponemos entonces analizar las imgenes de Archidona en relacin con el rol y elvalor otorgado a la fotografa dentro del archivo etnogrfico. De hecho, asistimos ennuestra poca a una tendencia evidente en la literatura reciente relativa a la relacinentre Antropologa y fotografa, que plantea mirar ms all de los acercamientosreductores y universalizantes de lectura del archivo colonial, de inspiracin foucaul-tiana (Edwards y Morton, 2009: 1), que se habran dado en un primer momento enel campo4. Los estudios durante este primer periodo se centraron en recalcar cuan colo-nial era la fotografa: el papel que el medio fotogrfico jug en el afianzamiento de laAntropologa como disciplina y, por lo tanto, como tecnologa de poder utilizada paraafianzar discursos raciales y discriminatorios. Segn Edwards y Morton, editores dePhotography, Anthropology and History. Expanding the Frame, la fotografa se prestabaperfectamente a este tipo de anlisis, tanto por su naturaleza indicial (ver RolandBarthes y el paradigma propuesto en su trabajo La cmara lcida), como por el hechode que el encuentro fotogrfico entre el etngrafo y la persona fotografiada ha sido,a lo largo de los aos, cosificado, reificado y controlado al interior mismo del archivo(Edwards y Morton, 2009: 3). Para ellos, dichos acercamientos, si bien permitieronuna delimitacin inicial del objeto de estudio que favoreci una teorizacin al respec-to, tambin tendieron a simplificar el tema al concebir la fotografa y sus prcticascomo verdades inamovibles (Edwards y Morton, 2009: 3) y, por lo tanto, generaronun agotamiento metodolgico y una incapacidad para analizar otros aspectos propiosde la imagen fotogrfica y su relacin con el archivo y la prctica antropolgica.

    Sobre el mismo tema, Deborah Poole plantea que los primeros estudios acerca dela relacin entre fotografa y Antropologa tendan a ver las fotografas como meros

    4 Como un ejemplo de este tipo de acercamiento tenemos el trabajo The Burden of Representation. Essays onPhotographies and Histories, de John Tagg, publicado en 1988.

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  • contenedores de informacin, cuyo significado era interpretado como la expresindirecta de ideologas coloniales, existentes por fuera del archivo (Poole, 2005: 162).En un segundo momento, el archivo empieza a llamar la atencin de los investiga-dores, no solamente como lugar en el que las imgenes han sido conservadas, sinoque puede ser analizado en s mismo como una tecnologa visual, lo que permite ade-lantar el anlisis sobre la raza, por ejemplo, desde la bsqueda de significados ycontenidos al interior de las imgenes, para enfocarse en el movimiento de las mis-mas al interior de las instituciones (Poole, 2005: 162). En el caso del Museo delHombre, como vimos, los criterios de clasificacin, as como la presentacin mismade las imgenes, estn cargados ideolgicamente; revelan cmo se comprenda laprctica etnogrfica (gracias a las clasificaciones temticas) y nos informan cmo losantroplogos europeos conceban la alteridad de los pueblos no occidentales (al cla-sificar las imgenes en funcin del lugar, al negar la dimensin temporal de las mis-mas y al simplificar sus contenidos a travs de cdigos visuales, etiquetas de coloresen funcin de los continentes).

    En nuestro caso, las fotografas de Paul Rivet que reposan en el Museo del MuelleBranly fueron producidas en el marco de una prctica netamente antropolgica. Enel Fondo Paul Rivet del Museo Nacional de Historia Natural de Pars, podemos en-contrar algunos documentos que nos aclaran el trabajo que Rivet deba realizardurante su estada en Ecuador. En su cuaderno de notas encontramos detalles sobrecmo recoger muestras y especmenes animales y vegetales, y tambin sobre cmolevantar medidas antropomtricas5. Sabemos, por documentos que reposan en elmismo Fondo, que Rivet realiz por lo menos cuatro series de mediciones antropo-mtricas durante su visita a Ecuador: la primera en la regin de Tulcn, otra en laregin de Riobamba, una ms en la regin de Saraguro y finalmente, la ms amplia-mente documentada, en Santo Domingo, con el pueblo tschila6. Como era costum-bre en la poca, las mediciones solan acompaarse de fotografas de personas defrente y perfil. La fotografa cumpla una funcin de soporte de informacin: permi-ta reunir en un espacio reducido y con todo detalle, la descripcin fsica de la per-sona. Ahora bien, aqu empieza nuestro dilema, pues entre las series anotadas noconsta ninguna sobre el pueblo Kichwa de Archidona, y en lo adelantado de esta in-vestigacin, no hemos encontrado tampoco rastros sobre la toma conjunta de medi-das antropomtricas e imgenes fotogrficas. Por otro lado, hemos encontrado datosmuy detallados de la visita que Rivet realiz al pueblo tschila, pero existen pocas

    5 Cuaderno Notes dhistoire naturelle, Fonds Paul Rivet, Biblioteca Central Musum National dHistoire Naturelle,Pars. Fecha presunta: inmediatamente anterior a su viaje al Ecuador (1901).

    6 Aunque los documentos correspondientes a este estudio estn repartidos en diversas carpetas, existen, adems de lasmedidas antropomtricas y listas con nombres y apellidos de alrededor de 50 personas, un estudio genealgico yrbol de parentesco realizado por Rivet durante su nico trabajo de campo propiamente dicho, que posteriormen-te publicara bajo el ttulo Les Indiens Colorados. Rcit de voyage et tude ethnologique, en el Journal de la Socitdes Amricanistes, en 1905.

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  • fotos de este encuentro. Finalmente, mediante el trabajo de la bigrafa de Rivet,Christine Laurire (2008), se ha podido reubicar en el Fondo, luego de algunas peri-pecias7, un pequeo lbum de fotografas pertenecientes a la regin de Saraguro,completando as el estudio antropomtrico que Rivet habra llevado a cabo all, concerca de sesenta personas.

    Gracias a dichos datos podemos reflexionar sobre otra caracterstica propia de lascolecciones fotogrficas al interior de los archivos. Y es que se pone en evidencia unavez ms el carcter no solo incompleto y fragmentario, sino incluso arbitrario deestos ltimos. Si tomamos en cuenta que las imgenes que son nuestro objeto deestudio, reposan en el archivo visual de una institucin (como la fototeca del MuseoMuseo del Muelle Branly), y que el resto de documentos e informacin que en algopueden aclarar la situacin y podran ser considerados como pertinentes desde unpunto de vista histrico reposan en otro (como el Fondo Paul Rivet del MuseoNacional de Historia Natural), se completa un escenario complejo en el que se reve-la el cmo se han valorado y utilizado los documentos en diversos momentos de lahistoria de los archivos.

    III

    Lo anterior nos hace pensar en el trabajo de Igor Kopytoff sobre la biografa cultu-ral de las cosas. En efecto, las imgenes de Archidona pueden ser interrogadas en tr-minos de su biografa cultural. Ms all de los contenidos que estas tengan, han cur-sado una carrera en la que han sido valoradas de acuerdo a distintos parmetros quedeterminan su vida til (Kopytoff, 1986: 66-67) y han recorrido varias institucio-nes y colecciones a lo largo de esta. Para que un objeto tenga una biografa cultural,y no solamente una biografa econmica o tcnica, dice Kopytoff, este debe versecomo una entidad culturalmente construida, a la que se le ha otorgado unos signi-ficados culturalmente especficos, y que ha sido clasificada y reclasificada de acuerdoa categoras culturalmente constituidas (Kopytoff, 1986: 68). En otras palabras, loque hace que una biografa sea cultural, no es el contenido del objeto, sino la mane-ra y perspectiva desde la cual el objeto trata sobre ese contenido (Kopytoff, 1986:68). Si movilizamos aqu estas nociones, es porque consideramos que son pertinen-tes para pensar el tema de los documentos visuales en el seno de los archivos. Las bio-grafas culturales de dichos documentos estaran marcadas no solamente por los con-tenidos (representacionales) de los mismos, sino por cmo estos han sido valoradosen los contextos diversos por los que han atravesado. Tal y como afirma el autor, la

    7 Este lbum habra sido comprado a la casa de subastas Drouot en Pars por uno de los colaboradores de Rivet y luegodonado al Museo, por lo que inicialmente no form parte del Fondo.

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  • biografa de un objeto se vuelve la suma de sus varias singularizaciones (esfuerzospor diferenciarlo de entre el conjunto general de objetos intercambiables entre s, loque define una mercanca), de sus clasificaciones y reclasificaciones en un mundode categoras siempre inciertas y cambiantes (Kopytoff, 1986: 87-90).

    Pero volvamos a las fotografas de Archidona. La informacin que nos puede sertil con respecto a las singularizaciones de las que han sido objeto dichas fotografas,es parcial y fragmentaria. Primero que todo, como vimos, las fotografas se encuen-tran un tanto aisladas del resto de documentos de la Misin. Adems, no existen evi-dencias claras que indiquen el momento ni situacin en la que fueron tomadas porlo que incluso se podra dudar de la autora de Rivet8, y tampoco tenemos eviden-cia de que haya realizado un estudio especfico sobre los Kichwas o que se haya des-plazado hasta la regin de Archidona. El hecho de haber sido originalmente clasifi-cadas de acuerdo a los criterios mencionados en la primera parte del artculo, puedehaber contribuido a que la poca informacin de contexto que estuviese inicialmen-te disponible, se haya perdido. La biografa cultural de estas imgenes, los ires y veni-res que ellas, en cuanto objetos, han sufrido a lo largo de su existencia (desde su pro-duccin y su envo a Pars entre tantos otros materiales de la misin), deja muchosinterrogantes sin responder. A este respecto, algunos autores han recalcado en sus tra-bajos el carcter del archivo como lugar de enfrentamiento. Christopher Pinney(1992) y Alan Sekula (1992) son, cada uno en un mbito muy distinto, ejemplos deeste tipo de reflexin en el seno del pensamiento sobre el archivo. El archivo antro-polgico, entonces, funciona particularmente como un meta-nivel de la mediacininstitucional y, de este modo, puede considerarse que la autoridad disciplinar es mol-deada por el archivo antropolgico tanto como este por ella (Edwards y Morton,2009: 9). En el caso que nos ocupa, las imgenes de Archidona nos informan tantosobre los modos de clasificacin que eran usuales en diversos momentos en el archi-vo, como sobre los cuestionamientos que la misma disciplina se planteaba a su inte-rior: por ejemplo, no existe en los documentos de Rivet ninguna referencia a la foto-grafa ms all de cuestiones meramente pragmticas. Podemos suponer que para l,como era comn en la poca, las imgenes fotogrficas funcionaban como merosdocumentos a los que otorgar un valor con respecto a su capacidad de guardar infor-macin (imgenes que no se valoraban en s mismas si no acompaaban estudiosantropomtricos). Cuando, en un segundo momento, las imgenes se separan delresto de documentos para formar parte de la fototeca del Museo del Hombre, que-dando el resto de documentos en posesin directa de Rivet, como parte de su archi-vo personal, se pone de relieve su carcter de documentacin visual. A raz de la muer-te de Rivet, en 1958, su archivo pasa a formar parte del Fondo Paul Rivet del Museo

    8 Por su correspondencia con el antroplogo Raoul Antony durante los primeros cuatro aos de la Misin, sabemosque encarg la realizacin de estudios antropomtricos (y muy probablemente las fotografas que los acompaaban)a terceras personas.

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  • Nacional de Historia Natural, en el que se pueden encontrar tanto documentos per-sonales como apuntes para sus estudios y, documentos de ndole poltica y adminis-trativa. Las imgenes, por su parte, son heredadas por la fototeca del recientementefundado Museo del Muelle Branly9, institucin que decide publicarlas conforme vansiendo digitalizadas, lo que permite en primera instancia que salgan fuera del mbi-to meramente institucional.

    IV

    Al salir del archivo la imagen no solo se expone a nuevas miradas que le otorgarnnuevos significados y valoraciones, sino que expone con ella todo el andamiaje inter-no del archivo, como institucin, y su propia biografa cultural. Las imgenes deArchidona, como hemos visto, han pasado la mayor parte de sus vidas en el interiordel archivo. En este, como afirman Edwards y Morton, las prcticas archivsticas, apesar de ser designadas para crear significados dominantes, en realidad pueden serpensadas como prcticas que ayudan a establecer significaciones seriales y/o sobre-puestas a lo largo del tiempo. Ms an, al interior del archivo las imgenes sufren unreordenamiento que destruye el orden original de modos sutiles: en primera instan-cia se vuelven archivsticas, al asignrseles nmeros de inventario y grupos, ademsde descripciones y otras tantas cosas (Edwards y Morton, 2009: 10). Y cada nuevamanera de clasificarlas al interior del archivo las renarrativiza de acuerdo a nuevosparmetros (Edwards y Morton, 2009: 12). En el caso de las imgenes de Rivet,como vimos, estas son renarrativizadas varias veces, al ser separadas, clasificadas yreclasificadas al interior mismo del archivo de acuerdo a criterios distintos.

    Tanto dentro como fuera del archivo se dan comparaciones implcitas entre los do-cumentos, la informacin que ellos soportan y toda la informacin existente en elmundo exterior. El archivo es, para su usuario, una fuente infinita de asociacionesposibles, y en el caso de un archivo visual, como dira Poole, las imgenes que lo con-forman tambin se valoran gracias a una comparacin implcita respecto a todas lasdems imgenes que circulan en el mundo sobre ese mismo tema. El archivo enton-ces despliega todo su poder de evocacin, desafiando incluso las normas impuestas ensu interior por las propias instituciones y disciplinas. As, las imgenes de Rivet pue-den ser analizadas no solo a la luz de sus funciones y valoraciones en el seno del archi-vo y del sistema visual propio del antroplogo, sino tambin en relacin con todo eluniverso de imgenes resultantes de la fotografa antropolgica o de la fotografa engeneral. Por esta razn, podemos acercar, por ejemplo, las fotografas de Archidona al

    9 Museo de las artes y las civilizaciones de Asia, frica, Oceana y las Amricas. Proyecto ambicioso del entonces pre-sidente Jacques Chirac, inaugurado en 2006.

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    gnero del retrato, ya que a pesar de haber sido realizadas dentro de la prctica antro-polgica, en su proceso de creacin tuvo que haber jugado un papel preponderante eluniverso de imgenes fotogrficas que circulaban en aquella poca (entre ellas las foto-grafas de retratos comunes y sus convenciones) y que sin duda Rivet conoci.

    As como las imgenes, confrontadas con el universo de imgenes existentes porfuera del archivo, pueden revelarnos aspectos inesperados, tambin tenemos que, enlos ltimos aos, se han favorecido acercamientos que toman en cuenta las posibili-dades abiertas por el encuentro, por dentro y por fuera del archivo, entre la imageny el espectador. Como dice Poole, adems de la contingencia, la fotografa trajo laproblemtica de la intimidad del espectador, de modo que las imgenes adems deser portadoras de informacin de inters cientfico, eran a su vez documentos sobreel encuentro entre el etngrafo, observador privilegiado, y la persona fotografiada. Ycomo todo encuentro, este se dara en trminos de comunicacin, intercambio y pre-sencia (Poole, 2005: 166). Aunque en el caso de la fotografa antropomtrica lamayor parte de las veces este encuentro se haya dado en circunstancias tales que laspersonas fotografiadas hayan sido forzadas a colaborar, esto es, en condiciones des-iguales de poder, las imgenes resultantes no siempre dan cuenta de estas y se abrena interpretaciones diversas, tal como en el caso de las fotografas de Rivet, que pare-cen ser el resultado de circunstancias mucho menos desagradables para las personasfotografiadas. Podemos as enfatizar en la naturaleza resbalosa de la fotografa en laque los significados de la imagen vienen dados no solamente por los contenidosrepresentados (Poole, 2005: 171) sino que incluso permiten cuestionar los discursosdisciplinares en el seno de los cuales fueron creadas.

    En trabajos recientes se ha tratado justamente de explorar las lneas de ruptura deesos modelos disciplinares, volviendo ms complejos los supuestos sobre las relacionescoloniales, de modo que existe, por ejemplo, una preocupacin creciente por tomarfotografas como lugares de encuentro y de intercambio cultural, incluso en el marcode relaciones de poder asimtricas, nuevo acercamiento que derivara de un compro-miso para con la naturaleza propia del medio fotogrfico. No se trata de despolitizarlas fotografas, o decir que las administraciones coloniales no emplearon el medio confines polticos; estos estudios vuelven ms complejo el tema al introducir nuevos ele-mentos y dejan espacio, sobretodo, a la emergencia de la agencia indgena y de lasexperiencias indgenas resultado de los encuentros (Edwards y Morton, 2009: 4).

    V

    Es este ltimo tema hacia el que queremos llamar la atencin. Los documentos foto-grficos, como todo documento, son rastros del pasado que no aspiran a ningunaobjetividad y como dira Carlo Ginzburg (1986) en su clebre texto sobre el para-

  • 10 Las instituciones que lideraron este proyecto son la Direccin Provincial Intercultural Bilinge del Napo(DIPEIBN), en las personas de Carlos Grefa y Pedro Andy; la Unin de Nacionalidad Kichwa de San Pablo deUshpayaku (UNKISPU) en la persona de Rita Mamallacta; el pueblo Kichwa de Rukullacta, en la persona deYolanda Andy, y otras organizaciones de base Kichwas; con el apoyo de la Red Ambiental, y de su presidenta CinthyaPeaherrera, y, de Arte Actual, y su coordinador Marcelo Aguirre. La autora colabora con el proyecto a ttulo per-sonal y como colaboradora del Comit de Arte Actual.

    11 Mientras que en la exposicin De frente y de perfil, el montaje enfatizaba el carcter colonial de las imgenes, suutilizacin dentro del marco de prcticas derivadas de teoras raciales a la vez que la ambigedad propia del mediofotogrfico, en esta segunda exposicin el montaje fue resultado de las decisiones de miembros y representantes deorganizaciones Kichwas directamente, con el apoyo de la Municipalidad de Archidona, de la Red Ambiental y deArte Actual.

    12 Datos que se revelan de varios testimonios recogidos en el lugar.

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    digma indicial de los que todo se sospecha. Adems, dada la naturaleza propia de laimagen fotogrfica, que es siempre tendenciosa como dice Barthes, esta logra comu-nicar por fuera de los marcos de referencia establecidos que estn ah, para recordar-nos la condicin y discurso bajo el auspicio del que fue creada. Es as como las im-genes de Archidona de las que hemos partido comienzan a tener otra vida, por fueradel archivo, cuando se dan a conocer a representantes de comunidades descendien-tes de las personas fotografiadas por Rivet:

    En marzo de 2010, a raz de la exposicin De frente y de perfil. Retratos antropol-gicos en Mxico y Ecuador, en el espacio Arte Actual de Flacso Ecuador, se contac-taron a varios representantes de organizaciones Kichwas de Archidona con el fin dedarles a conocer la existencia de las imgenes de Rivet en el Museo Quai Branly. Apartir de este encuentro se realiz, en abril 2011, una exposicin de las imgenes enArchidona en el marco de un proyecto de investigacin que las mismas organizacio-nes Kichwas haban propuesto a partir de las imgenes de Rivet10.

    En ese momento el valor de dichas imgenes se trastoca, pasan del mbito pblico,annimo, de la historia ms diluida posible y de un inters general, al mbito nti-mo, particular, de la historia ms privada, el mbito del lbum familiar. El hecho deque Rivet haya anotado los nombres de las personas fotografiadas, por ejemplo, hapermitido que se comience una investigacin en relacin al parentesco (de acuerdoa los muntuns o grupos familiares). De hecho en la exposicin denominada LasMiradas: Memoria visual de la nacionalidad kichwa hablante del Napo, llevada acabo en abril 2011 en Archidona, se mostraron las imgenes de Rivet agrupadas deacuerdo a los apellidos de las personas fotografiadas11. En general, los espectadoresque asistieron a dicha exposicin minimizaron o simplemente ignoraron el carctercolonial de las imgenes, valorando en ellas el hecho de representar a sus abuelos12.En este trnsito del documento pblico en el archivo al recuerdo privado en el lbumfamiliar, se opera el salto que lleva de la Historia como disciplina a la memoria comocampo de experiencia.

  • En el artculo anteriormente mencionado, Edwards y Morton dan cuenta de variasexperiencias en las que descendientes de pueblos indgenas, en algn momento obje-tos de estudio de la antropologa colonial, sienten una suerte de segundo encuen-tro etnogrfico, esta vez, al ser confrontados con las imgenes de sus propios ante-cesores (Edwards y Morton, 2009: 7). En muchos de estos casos, la mirada posadaen la imagen, sobrepasa la dicotoma que la fijaba como simple ejemplo de un dis-curso disciplinario, como en el caso de las fotografas de Rivet. Este impase se trans-grede gracias a una valoracin que minimiza la estereotipacin y normativizacin delcuerpo visible en la fotografa antropomtrica, por ejemplo, a favor de una valora-cin profunda de la imagen como portadora de un contenido precioso; algo pareci-do a lo que Poole denomina las formas productivas de la sospecha, inherentes a la

    Imgenes 1 y 2: ExposicinLas Miradas: Memoria visual de la nacionalidad kichwa hablante delNapo realizada en Archidona, en abril de 2011. En dicha exposicin, pobladores kichwas de la zonapudieron observar fotografas de sus ancestros, atribuidas a Paul Rivet. Fuente: Red Ambiental.

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    naturaleza de la imagen fotogrfica en su relacin con las prcticas etnogrficas. Yaunque materialmente la imagen permanezca en el archivo, esta forma parte ya dellbum familiar de los descendientes y de la memoria visual de la colectividad. Ahora,salimos del mbito del lbum familiar para pasar, en este caso, al mbito colectivo.

    Como afirma Maurice Halbwachs en sus trabajos sobre la memoria colectiva, enesta ltima es necesario que existan suficientes puntos de contacto entre la memoriade cada individuo y aquella de los dems, es decir, que pueda hablarse de una basecomn compartida (Halbwachs, 1997: 63). Dichos puntos de contacto pueden re-crearse, en el caso que nos ocupa, mediante la evocacin del pasado resultante, porejemplo, de la exposicin de las fotografas de Rivet. Es as como en el acto de inau-guracin de la exposicin sobre Las miradas..., se enfatiz en el hecho de que lasfotografas expuestas datan de hace ms de cien aos, por lo que no eran conocidaspor el pueblo Kichwa, a pesar de lo cual se mencionaron algunos de los apellidos quese identifican en las fotos y que forman parte de los grupos familiares de la regin,para recalcar la importancia de poder decir a las futuras generaciones esto somosnosotros (Chimbo, 2011). Las fotografas de Rivet, al darse a conocer al puebloKichwa, han servido como catalizadoras, junto con otras iniciativas, de un trabajo deinvestigacin y valoracin de la cultura Kichwa en la regin. Tenemos as que, en elmarco del proyecto Memoria visual del pueblo kichwa hablante de Napo, coordi-nado por la DIPEIBN con el apoyo de varias organizaciones de base de la provincia,se han comenzado a fotografiar a las personas de ms edad de las comunidades, ade-ms de registrar sus testimonios orales.

    Como dira Kopytoff, lo que resiste a la tendencia general de mercantilizar todoobjeto (volverlo intercambiable con otros objetos similares), es la voluntad del indi-viduo por otorgarle un valor (de uso) por fuera de la valoracin mercantil que puedatener (Kopytoff, 1986: 76-81). En el caso de las fotografas de Archidona esta volun-tad es a la vez individual y colectiva. Individual, puesto que gracias a los nombres delas personas fotografiadas se ha podido realizar una investigacin que permite rela-cionarlas con sus propios descendientes, y colectiva, puesto que dichas imgenes for-man parte de la memoria visual del pueblo kichwa de la regin de Archidona. Estasvoluntades, a su vez, podran hacer frente a la valoracin que se hizo de las imgenesen el momento de su produccin, a saber, en el hecho de que hayan funcionadocomo pruebas que permitan clasificar a las personas de acuerdo a una categoraracial, lo que implicaba que las imgenes (as como las personas) eran consideradasintercambiables entre s como representativas de su tipo (Poole, 1997: 15), pues setrataba de una lgica de comparabilidad y equivalencia. Provocar un segundo encuen-tro etnogrfico en el seno del archivo, entonces, implica sacar las fotografas no solode su anonimato sino de su existencia en tanto imgenes intercambiables, para cata-pultarlas a una existencia en tanto imgenes particulares de pueblos particulares.

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    Fondo Paul Rivet, Biblioteca Central- Museo Nacional de Historia Natural, Pars.Fototeca, Museo del Muelle Branly, Pars.

  • La investigacin aborda las tensiones en torno a la

    maternidad y la sexualidad de las mujeres indgenas de

    las comunidades rurales del Chimborazo. La problema-

    tizacin nace producto de las observaciones estadsticas

    alrededor de la variable demogrfica de la fecundad en

    este segmento de la poblacin ecuatoriana. La tesis se

    ubica en la interseccin de la sexualidad, etnicidad y

    Estado. La pregunta central es cmo la sexualidad y el

    cuerpo de las mujeres indgenas se construyen como

    espacio de negociacin de prcticas y discursos de la

    maternidad elaborados por diversos actores con espe-

    cial atencin a la comunidad y el Estado?

    Existen diferentes fuerzas discursivas que incitan a las

    mujeres indgenas a ejercer la maternidad. Sin embar-

    go, no se presentan alternativas vlidas, que dignifi-

    quen el bienestar de la mujer indgena rural.

    Serie Tesis

    Maternidad indgena en Colta: un espacio

    de encuentros y tensiones

    Mara Patricia Baeza

    FLACSO - Sede Ecuador, 2011

    143 pginas

    Ediciones de FLACSO - Ecuador

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    Imagen, objeto y arte:la fotografa de Guido Boggiani

    Image, Object and Art:

    The Photography of Guido Boggiani

    Alejandra ReyeroDoctoranda en Arte, Universidad de Crdova. Profesora de la Universidad Nacional delNordeste (UNNE) / CONICET, Argentina.

    Correo electrnico: [email protected]

    Fecha de recepcin: septiembre 2011Fecha de aceptacin: noviembre 2011

    ResumenEl objetivo de este trabajo es reflexionar sobre el uso que hacia 1890-1900, tuvieronlas imgenes fotogrficas de Guido Boggiani entre los indgenas chamacoco o ishirdel Chaco paraguayo, a partir de una lectura actual en clave hermenutica delmaterial historiogrfico existente sobre el tema. Para ello recurrimos a la perspectivainterpretativa de Alfred Gell y su lgica agentiva de los hechos sociales, as como a laproblematizacin de Michael Taussig sobre la capacidad mimtica de la fotografa;para finalmente discutir la circulacin actual de las fotografas de Boggiani en espa-cios de arte.

    Palabras clave: Gran Chaco, chamacoco, muerte, mimesis, agencia, interpretacin

    AbstractThis piece reflects upon the use of Guido Boggianis photographs among theChamacoco or Ishir people of the Paraguay Chaco between 1890 and 1900. Thestudy parts from a hermeneutic appreciation of the existent historical material on thesubject, including Alfred Gells agential approach concerning social issues andMichael Taussigs understanding of the mimetic nature of photography. The studyends with a discussion about Boggianis photographs today and their current circu-lation among different art venues.

    Key words: Gran Chaco, Chamacoco, death, mimesis, agency, interpretation

    conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 42, Quito, enero 2012, pp. 33-49 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.

    ISSN: 1390-1249

  • Guido Boggiani, comerciante y artista plstico italiano formado en la Acade-mia de Brera en Miln, se vincul con la prctica etnogrfica al radicarse enAsuncin del Paraguay hacia 1887 con la intencin de conocer la cultura delos grupos indgenas del Gran Chaco1. Sus investigaciones tuvieron un componentegrfico importante, ya que se vali no solo de la pintura y el dibujo como tcnicasde registro, sino tambin de la fotografa. As, document por ejemplo los detallesde los tatuajes faciales de los grupos caduveo del Mato Grosso brasilero y chamaco-co del Chaco paraguayo (Giordano, 2004a) mediante la obtencin de retratos2.

    El corpus que obtuvo no fue el primero sobre grupos indgenas chaqueos, peros el ms numeroso y sobresaliente de la poca3, debido a ciertas caractersticas par-ticulares de su produccin como la identificacin de los retratados a travs de sus res-

    pectivos nombres, gestos y poses no convencionales yesencialmente retratos de sonrisa abierta (Imgenes 1 y2). Ello no solo sugiere un acercamiento diferente entrefotgrafo y retratados, sino tambin y especialmenteuna diferencia importante respecto de los fotgrafos defines del siglo XIX y principios del XX que recorrieronla regin chaquea, as como de los antroplogos queutilizaron la fotografa como herramienta para estudiosantropomtricos recurriendo a estereotipos iconogrfi-cos: la pasividad de los cuerpos, la inexpresividad de susrostros, el montaje de escenas con elementos que alu-dieran al ideal primitivo y el anonimato o la referenciacolectiva (Giordano, 2004a).

    En este sentido sus imgenes marcan un lmite y seconvierten en un gran interrogante al momento de pre-

    Imagen 1: Tugule riendo. Mediafigura. Chamacoco. Puerto 14 deMayo, Paraguay. Fotografa: GuidoBoggiani. Ca. 1898. Coleccin Fri.

    1 El Gran Chaco constituye una amplia regin de Sudamrica que comprende los pases de Argentina, Bolivia yParaguay. Frente a esta recurrente imagen de unidad regional emerge al decir de Braunstein (2008: 21) una asom-brosa dinmica de diferenciacin que rene alrededor de medio centenar de unidades tnicas o como comnmen-te se denomina pueblos chaqueos. En trminos generales es posible distinguir tres grupos de pueblos: los norte-os de habla Zamuko (agorero y chamacoco); los chaqueos centrales que ocupan las cuencas de los ros Pilcomayoy Bermejo y hablan lenguas pertenecientes a la familia lingstica Matako (entre quienes se incluyen los denomina-dos wich, niwaql, chorote, mak), Guaycur (mocov, toba y pilag) y Maskoi (lengua, sanapan, angait, toba-lengua y guan-lengua); y los occidentales (chiriguano, chan, tapiete y otros) (Braunstein, 2008: 21-22).

    2 Al respecto comenta el propio Boggiani: De los chamacocos tengo ya una coleccin fotogrfica hermossima y espe-ro con el tiempo poder completar esa coleccin con retratos de todas las tribus de que me ocupo en mis estudios(Boggiani, 1897: 371)

    3 [] para el ao 1901 contaba con un reservorio de 415 fotografas [...] sono piu perfetti, escriba en su diario deviaje, fascinado por la seduccin de los robustos cuerpos decorados. La belleza de la naturaleza exuberante e inalte-rada que operaba como marco a los cuerpos pintados de los nativos fue captada por su cmara con un profundo sen-tido esttico y una admirable pasin de cientfico; una verdadera sntesis entre la sugestin esttica de la imagen yel rigor descriptivo que lo volveran pionero de las actuales preocupaciones de la antropologa visual (Spadafora,2006: 120).

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  • guntarnos cmo lleg al dilogo, sopor o posible empa-ta que las expresiones de sonrisa de sus retratados su-gieren. Ms an cuando este posible vnculo se ve em-paado por las todava inciertas y confusas explicacio-nes acerca de su desaparicin entre los indgenas cha-macoco o ishir del Chaco paraguayo4 (Giordano y Re-yero, 2010).

    Uno de los primeros usos que recibi la coleccin deBoggiani fuera del mbito de la comunidad chamaco-co, estuvo vinculado a la esfera comercial. La casaRosauer de Buenos Aires edituna serie de postales sobreretratos que posteriormentereedit el sello Zaverio Fuma-galli (Giordano, 2000), (Im-gen 3). En forma casi paralela

    sus registros tambin circularon en mbitos cientficos y aca-dmicos. Antroplogos como Robert Lehmann-Nitsche(uno de los primeros en utilizar la fotografa antropomtricacomo registro cientfico en la regin chaquea) reconocieronel alcance cientfico y artstico de las imgenes de Boggiani,y este ltimo las public en un lbum de cien postales quepretenda ser un atlas antropolgico titulado Coleccin Bo-ggiani de Tipos indgenas de Sudamrica Central editado tam-bin por Rosauer en 1904 (Giordano, 2004a)5.

    Imagen 2: Mujer de la tribu chama-coco (Aonchi, figura entera riendo).

    Puerto 14 de Mayo, Paraguay.Fotografa: Guido Boggiani. Ca.

    1898. Coleccin Fri.

    Imagen 3: Chamacoco.Fotografa: Guido Boggiani.Millet. Postal editada por

    Zaverio Fumagalli.Coleccin Mller.

    4 Siguiendo a Nicols Richard (2008a) los chamacoco o Ishir-ebidoso y los Ishir-tomaraho nombres bajo los cua-les se los conoce actualmente viven en el departamento del Alto Paraguay (Paraguay) sobre la orilla occidental delro Paraguay, distribuidos hoy en seis pueblos o comunidades que agrupan a aproximadamente 2000 personas. Sibien en las fuentes del siglo XIX ya se mencionan algunos campamentos ribereos, es despus de la guerra del Chaco(1932-1935) que estos grupos definitivamente dejaron las tierras del Chaco para instalarse en los alrededores del ro.Tras la guerra, se estableci una misin evanglica entre una parte mayoritaria de ebidsos; el grupo tomaraho porsu parte se declar desaparecido durante los aos cincuenta. Hacia 1985, un grupo tomaraho compuesto de un cen-tenar de individuos reapareci y por mediacin de algunos protectores indigenistas paraguayos les fueron concedi-das tierras y asistencia mdica y alimenticia []. En trminos lingsticos los ishir pertenecen junto a sus vecinoslos ayoreo desigualmente distribuidos entre Paraguay Bolivia a la familia Zamuco. Independientemente de los tr-minos y criterios mediante los cuales es posible abordar la singularidad tnica chamacoco, es importante remarcaren palabras de Combs (2009) que las tnias que hoy conocemos [] no son elementos fijos, invariables oinmutables; tampoco lo son las familias lingsticas que sirven hasta hoy de base a las clasificaciones tnicas []tal vez ayuden a entender una situacin viva, dinmica y cambiante una efervescencia que traduce, a su manera, laproliferacin de los etnnimos y gentilicios a travs de los siglos pero tampoco llegan a traducirla cabalmente(Combs, 2009:131-132, citado en Garca Jordn, 2010: 294 ).

    5 La utilizacin del legado de Boggiani por Lehmann-Nitsche fue importante para la antropologa chaquea en par-ticular y para la antropologa argentina en general, pero sus estudios etnogrficos ingresan al plano internacional alconvertirse en antecedente directo de los trabajos que posteriormente realizarn antroplogos de la talla de ClaudeLvi Strauss (Tristes trpicos) y Alfred Mtraux (Handbook of South American Indians) (Giordano, 2004a: 60).

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    Imagen, objeto y arte: la fotografa de Guido Boggiani

  • La participacin activa de Boggiani en los crculos intelectuales paraguayos y en losmbitos cientficos argentinos e italianos, tambin contribuy a que se legitimara sulabor fotogrfica en forma casi inmediata. Asimismo, sus imgenes integraron los pro-totipos del indgena en los lbumes del Centenario de la Argentina, en los que apare-can como retratos de grupos indgenas que habitaban ese pas (Giordano, 2000).

    La presencia de las imgenes de Boggiani en distintos contextos de circulacinconfirma la gran recepcin/repercusin ligada a valores estticos que stas tuvieron enmbitos no indgenas6. Pero la supuesta pretensin esttica (eurocntrica) que tam-bin gui a Boggiani en la realizacin de las fotografas, no parece haber sido experi-mentada por la misma comunidad indgena. Las imgenes resultantes de su labor enel entorno chamacoco parecen no haber sido bellas, sino peligrosas; ms quecuriosidad, sensualidad y gracia, estas imgenes pudieron haber provocado temor.

    Fotografa, mimesis y agencia

    Teniendo en cuenta este trasfondo sociohistrico, es posible considerar a las im-genes de Boggiani como seales-vehculos capaces de transmitir significado y provo-car respuestas (estticas, ticas o de otra ndole) tanto para los mismos chamacococomo para la sociedad occidental pasada y actual. Desde la perspectiva agentiva deAlfred Gell7, las fotografas formaran parte de una cadena interactiva que alterna laposicin agente-paciente entre Boggiani, los indgenas chamacoco, la sociedad occi-dental de la poca y la sociedad occidental actual, y de las combinaciones de estasrelaciones surgiran todas las situaciones posibles en que las fotos median los vncu-los entre las personas8.

    Siguiendo a Gell, en la vida social los artefactos generan innumerables respuestasemocionales (deseo, miedo, sobrecogimiento, fascinacin, devocin, etc.) que no sepueden reducir a sentimientos estticos. La intencin de estetizar las reacciones de

    6 La nostalgia de los orgenes que la burguesa decimonnica encontraba en los pueblos primitivos fue el contextoideolgico generalizado de recepcin occidental de estas imgenes (Giordano, 2004b).

    7 Alfred Gell considera que los objetos estn dotados de agency o capacidad de accin sobre las personas (Gell, 1998).Segn el autor, lo que se ve en un objeto es toda una serie de intencionalidades que lo acompaaron en su fabrica-cin y en su origen simblico, sirviendo hasta cierto punto de enlace material entre las personas (Nava, 2009). Elconcepto de agencia alude entonces a la capacidad de afectar y controlar la vida de sus productores como de sus usua-rios. La idea de que los objetos (artsticos o no) poseen un estatus existencial dotado de agencia equivale a decir quetienen vida propia y producen conmociones, trasladan una carga emocional importante, nos devuelven a tiemposy lugares a los que es imposible retornar y hablan de acontecimientos demasiado dolorosos o gozosos para recordarsatisfaciendo necesidades tanto personales como comunales, ya que la agencia es irreductiblemente, inherentementesocial (Moxey, 2009: 5).

    8 De esta forma, entendemos a las fotos en trminos de Gell como materializaciones densas de complejas redes deinteracciones que suponen conjuntos de significados. En especial asumimos su idea de que todo icono es ya en ver-dad, un ndice, porque teniendo en cuenta que una imagen acta sobre las personas, ella participa de las cualidadesde aquello de que es imagen (citado en Lagrou, 2009: 13).

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    Alejandra Reyero

  • los otros obedece por lo general a un deseo de acortar distancias y equiparar suspropias respuestas a las nuestras (Gell, 1998). A partir de este argumento podramossostener que los indgenas chamacoco se vieron afectados por la fotografa y afecta-ron el valor y uso de las mismas de formas tan diversas que su propia agentividadcomo la agentividad de la fotografa, se vio envuelta en una red causal de intenciones,acciones y resultados que derivaron en transformaciones sociales importantes quepoco o nada tienen que ver quizs con la belleza tal como la concibi Boggiani, sinoms bien con cuestiones cosmognicas. En tal sentido podramos plantear que loschamacoco atribuyeron a la fotografa en tanto objeto material el rol mediador en-tre ellos y Boggiani en los procesos de su vida social. Lo que equivale a decir que lafotografa mediatiz agencias sociales dentro de la comunidad chamacoco.

    Diversas fueron, segn los testimonios y fuentes existentes, las respuestas que lasfotografas de Guido Boggiani provocaron dentro de la misma comunidad de ind-genas chamacoco a fines del siglo XIX. Curiosas resultan las historias acerca de la pre-sunta inhospitalidad de Boggiani entre los ishir, pese a los extensos aos de convi-vencia con ellos9. Los escritos del explorador y botnico checo Alberto Vojtech Fri,quien sigui los pasos de Boggiani en su estudio del Gran Chaco relevando tambinfotogrficamente las costumbres nativas y reuniendo en 1905 en distintos mbitosde Paraguay, Argentina y Brasil, parte del legado documental del italiano (sus diariosde campo, algunas correspondencias, las placas de vidrio-negativos de sus fotograf-as, etc.), confirman este rumor10.

    Entre la variada documentacin hallada por Fri se