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  • Universidad nacional de crdoba

    rector: Dr. Francisco Tamaritvicerrectora: Dra. Silvia Bareisecretario General: Dr. Alberto Lendirector editorial Unc: Mgter. Carlos Longhinisubsecretario de cultura: Lic. Franco RizziProsecretaria de comunicacin institucional: Lic. Mara Cargnelutti

    director: Mariano Barbierisecretario de redaccin: Guillermo Vazquezconsejo editorial: Matas Lapezzata, Mara Jos Villalba, Natalia Arriola, Agustn Berti, Agustn Massanet, Gonzalo Puigcorreccin: Ral Allendeadministracin: Matas Lapezzata

    diseo: Prosecretara de Comunicacin Institucional, UNCayudantes alumnos: Virginia Sanguineti, Martn Aguaisol

    Revista mensual editada por la Editorial de la UNCISSN: 1853-2349 Editorial de la UNC. Pabelln Argentina Haya de la Torre s/n, Ciudad Universitaria.(351) 4629526 | Crdoba | CP [email protected]@editorial.unc.edu.arDeoDoro, gaceta De crtica y cultura no se hace res-ponsable de las opiniones y artculos aqu publicados. Los textos son responsabilidad de quien los firma.

    Impreso en Comercio y Justicia Editores

    Apertura Infancia e historia. Guillermo Vazquez

    Religare? Religin y poltica en Argentina | DossierGustavo Cosacov

    Lo divino y lo polticoHugo Omar Seleme

    La autonoma de los creyentesGustavo Morello

    Pastores y corderosFlavia Dezzutto

    Francisco y la PolticaLuis Miguel Baronetto

    Arte y religin: por qu Santoral vectorial?Cecilia Berry

    El transporte pblico en Crdoba, una historia sin finEsteban Dmina

    Tumbar el rbol para comer el frutoJos Mara Rinaldi

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    Deodoro

    Cangrejos ermitaosSergio Dain

    Panormica del (neo?) terror argentinoDavid Voloj

    Skinny LouieLuis Altamira

    Abordar bordados. Bordados por la Paz CrdobaCarina Cagnolo y Sandra Mutal

    Las formas del dueloEmmanuel Biset

    Crculo y bifurcacin o cmo mirar desde el exilioMatas Rodeiro

    La dictadura de la miradaLisandro Barrionuevo y Andrea Torrano

    El entre y sus pasajesLaura Fobbio

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    APERTURA

    Guillermo Vazquez

    Infancia e historia

    Tengo un recuerdo de la religin como forma de contencin ms prxima a la etimologa que Lactancio, el escritor del cristianismo de los primeros siglos: religare, volver a unir en la mitad de mi colegio secundario (transcurra el ltimo perodo del gobierno menemista, y se avecinaba su continuacin aliancista). Los Quatrochi (vamos a escribir as esta convencin del lenguaje sobre todo oral), fueron el mito de al menos dos generaciones de jvenes de San Vicente. Bien podran haber sido un clan familiar incluso haba alguna reconstruccin, mitolgica, del mismo, con el dato de esos familiares en la estructura comisarial de la polica del barrio, pero en realidad operaba como un nombre con el que se sealaba a decenas de jvenes de las calles y barriadas ms perifricas a la San Jernimo, y a sus prcticas intimidatorias sobre otros (fundamentalmente de la clase media). Fueron los Quatrochi, era la hiptesis obligada ante un arrebato, pia o smil antijurdico. Como las Ponce, los Quatrochi, en la sola mencin de su nombre, representaban una existencia consecuente con la ausencia de Estado, la discriminacin de sus congneres, la cada de un modelo de inclusin (comenzado dcadas antes). Hoy seran, y acaso lo son, potenciales sujetos pasivos de un linchamiento. El tema es que, como una suerte de asilo en sagrado institucin colonial que liberaba de la persecucin penal al acusado de un delito, por el hecho de encontrar proteccin eclesial en el instante de huida, comenz a circular entre algunos compaeros del colegio

    salesiano al que asista, la idea de que, antes de la primera opcin que era la autodefensa cuerpo a cuerpo, mencionarle a alguno de los Quatrochi que uno vctima, pongamos, de una demanda de entregar las zapatillas era amigo del cura prroco, o sus asistentes laicos consagrados, y que si nos haca algo golpear, arrebatar, no le iban a dar ms ropa, ms comida, etc. Como si esa mnima inclusin de la Iglesia, evitara el delito, lo sacara del bandidaje, y nos generara una dbil idea de copertenencia a una comunidad, en este caso, eclesial. Casi como si fuera una modalidad propia de cualquier unidad bsica barrial. Tambin la misa en Villa La Maternidad que daba el cura prroco de mi escuela salesiana, fueron mis primeras experiencias, si bien no militantes, al menos sociales en un asentamiento villero.

    Sin entrar en discusiones bizantinas sobre prcticas clientelares y sus pros y contras, el trasfondo es que esta idea humanista y profundamente tica del cristianismo, tambin podra decirse de otros cultos; la propia idea del Comipaz (la de una paz kantiana, no tanto por medio del derecho, sino de los mejores valores altruistas que toda religin contiene) se sostiene sobre ese grado cero de la virtud ciudadana. Sin embargo, no era lo nico que estaba en su cotidianeidad. Tambin formaban parte de ese mecanismo de la Iglesia sobre nuestra juventud, el tormento de la culpa porque s, la intromisin y la condena a una sexualidad libre, la martirizacin del cuerpo de

    la mujer y su idea de obligatoria vida devota e inmaculada, la mana del rito y la repeticin de la oracin sin sentido como una letana, la disciplina que tambin (ya bien entrados los noventa) llevaba a muchos sacerdotes al maltrato fsico, o los misteriosos traslados de los mismos, por callados motivos de acoso o abuso sexual.

    Casi con el mismo mpetu de los afanes secularistas de la modernidad, ahora aparece su reverso: como si siempre hubiese estado claro que se haba dado vuelta demasiado rpido la pgina del entramado que une religin y devocin popular. Y de all, la devocin religiosa como organizadora de conductas, productora de sentido comn, origen ltimo de una hegemona de valores y nicas promesas de redencin de nuestras sociedades.

    La estrecha vinculacin entre poltica y religin (cada una con su espada desenvainada respecto de la otra) tiene un largo recorrido terico, pero sobre todo una ardua experiencia poltica y social en la historia argentina; esto fue durante el siglo XIX, tambin en el XX, y ni hablemos en lo que se est avecinando desde marzo de 2013. Sacudn que no deja lugar a un positivismo facilista y burln; pero mucho menos a una renovada asuncin de fervor que borre todo pasado y presente crtico sobre las prcticas eclesisticas, sus jerarquas y sus pretensiones pastorales: que no nos olvidemos, generan ovejas y lobos por doquier. O

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    RELIGARE? RELIGIN Y POLTICA EN ARGENTINA

    Desde la amplsima gama ideolgica y geogrfica que va de la siempre interesante revista Cri-sis y la versin local del Le Monde Diplomatique hasta Times y Vanity Fair, se reconoce un es-pectro que recorre el mundo, y que si tiene epicentro fuerte en Amrica Latina, ni hablemos en Argentina: el revival de la religin, cuyo recomienzo indiscutido han sido las inteligentes movidas simblicas del ex cardenal Bergoglio, nuevo Papa Francisco I que hizo resurgir lo que pareca herido de muerte tras la extraa dimisin de Benedicto XVI. Pero es que volvi, y entonces se quedar? Se haba ido alguna vez? Hablamos solo del catolicismo? No son tam-bin los cultos evanglicos, islmicos, judos, new age, las mitologas religiosas populares, pro-tagonistas de este tiempo? Cmo impacta esta nueva devocin religiosa en la repolitizacin que nuestra sociedad comenz hace ya una dcada?

    Gustavo Cosacov*

    1. En la Repblica Argentina el laicismo, entendido como separacin de Estado e Iglesia, es incompleto. No solamente por el sostn al culto catlico romano segn lo establece la Constitucin Nacional y tambin por el carcter pblico de la Iglesia, consagrado en el Cdigo Civil, sino de modo efectivo y calculable en el sueldo que la Nacin les paga a funcionarios del clero, en los subsidios especiales para la educacin religiosa y tambin observable en las ceremonias oficiales y sus liturgias de consagracin de honores e investiduras. Que una determinada creencia est sostenida y su clereca subsidiada por el dinero pblico es algo que se opone al ideal del laicismo. La separacin del Estado y la Iglesia y el reconocimiento del valor de la religin en la vida de los seres humanos no estn enfrentados. El llamado muro de Jefferson de la naciente democracia estadounidense, se encuentra hoy perforado por el fundamentalismo religioso. Evocando un conocido ttulo del filsofo estadounidense Richard Rorty, un liberal de izquierda, se puede afirmar que la religin (como fundamentalismo) es obstculo para la conversacin (poltica). Los parntesis son mos.

    En nuestro pas, donde una mayora amplia se autoconsidera catlica, aunque su compromiso religioso sea muy variable y contingente, los pronunciamientos eclesisticos tienen peso. La Iglesia, como persona pblica, es un dispositivo jurdico, poltico y social de primera magnitud. No hay duda de ello para bien y para mal. A modo de ejemplo, para bien, es preciso recordar la decisiva intervencin papal para impedir la guerra con Chile en 1978, impulsada por algunos desaforados mandos militares sedientos de sangre sacrificial. Para mal, el apoyo eclesistico que recibi el terrorismo de Estado. Fermn Emilio Mignone en Iglesia y Dictadura, as como Horacio Verbitsky en La mano izquierda de Dios, ponen en evidencia lo que es indefendible y

    que no puede dejar de sumar en la cuenta de los pecados a confesar y por los que pedir perdn pblicamente antes de pretender autoridad para reconciliar.

    Ha cambiado el escenario histrico. Lo que antes de las dictaduras militares latinoamericanas y de las dictaduras del socialismo-real alentaba las esperanzas de los catlicos que optaron por los pobres y que los apoyaban en sus luchas, ha desaparecido del horizonte cercano. Ya la tentacin del comunismo no acta con efecto polarizador. La vida religiosa ha vuelto a centrarse sobre su eje interior. Fe, esperanza y caridad, sobre todo caridad, es algo que sera bueno que se difundiera entre estos portadores de humanidad que somos.

    2. La eleccin de los cardenales para designar un nuevo papa como cabeza de la Iglesia catlica apostlica romana fue sorprendente para todos. La renuncia del guardin de la fe Benedicto XVI y la designacin del jesuita latinoamericano Bergoglio es un enroque no muy fcil de entender en todas sus implicancias. Ms an cuando slo Dios podra saber cmo se irn combinando los sucesos y las mentes que los interpretan.Si juega o no a los dados el Seor del Universo es algo que no se sabe, pero en todo caso ellos estn rodando en la mesa terrestre y no hay ms remedio que apostar. En este ao, Francisco ha producido gestos, documentos, declaraciones orales y ha tomado medidas para aclarar las oscuras finanzas vaticanas que son promisorios. Hereda una Iglesia con muchos conflictos internos y externos, pero tambin una poderosa estructura mundial, con mil millones

    de adherentes y una burocracia clibe altamente capacitada en la pesca de almas y de recursos materiales.Lo que pueda hacer este hombre, que con humildad pide que recen por l, no depende solamente de su voluntad sino de la del Padre celestial. Y ya sabemos que an siendo el Hijo amado el que pide que no se le d a beber el cliz del sufrimiento, es finalmente Su Voluntad la que prevalece y a la que se adhiere con amor el Hijo. Algunos creen firmemente que todo ha de seguir igual con Francisco, cuyo nombre es quiz una seal de cambio. Un jesuita que no se llam a s mismo Ignacio como el creador de su orden, sino Francisco, da que pensar.Pero siendo un argentino nativo y habiendo ejercido su poder pastoral en su propio pas, hace de su eleccin un acontecimiento poltico local sin desmedro de su repercusin internacional. No podemos eludir esta situacin y debemos afrontarla.Creo que es bueno para la propia misin de la Iglesia, que no se oculte la verdad histrica de la participacin de miembros prominentes de la misma en los crmenes del terrorismo desde el Estado.En una serie de artculos cuyo tono es severo y cuyo contenido es digno de la mayor atencin a pesar del dolor y la angustia que transmiten al lector cuando se informa de los hechos de vejaciones, torturas, pronunciamientos fanticos y acompaamiento sacerdotal, Verbitsky reitera acusaciones y refuta rplicas a sus dichos.En una de las subnotas, como a la ligera, el autor afirma (no es literal) que cada hombre o mujer pueden cambiar o transformar su accin y su pensar en todo momento. Suponiendo que la presentacin acusatoria del papel de Bergoglio, entonces Superior de los jesuitas tal como lo narra H. V. fuera verdica, sera fatal para el papa Francisco, en trminos tico-religiosos este hecho? No lo creo. La confesin y el arrepentimiento sincero, incluso el podra

    el perdn por los pecados cometidos es una institucin fundamental tanto en el credo cristiano como en el judasmo.

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    haber hecho ms... operan religiosamente. Y la jurisprudencia es favorable al acusado. El apstol Pedro, en cierto momento tuvo una flaqueza, una falla y llor por ello. Por cobarda neg tres veces al Divino Maestro en una sola noche. Y qu noche! Pero a pesar de ello es el custodio de las llaves del Reino de los Cielos. Sabe tejer redes, sabe arrojarlas, sabe recogerlas. Tambin l deja atrs su nombre hebreo Cefas para convertirse en Pedro, en la roca sobre la que se levantar la Iglesia.No obstante estas faltas graves pudieron Pedro y Pablo ser los padres del cristianismo, venerados hasta el da de hoy. Sin duda la posibilidad de obtener el perdn por los pecados cometidos es una institucin fundamental tanto en el credo cristiano como en el judasmo. El perdn es un don. Circula como don y no como mercanca. Las indulgencias no valen nada si han sido adquiridas por un precio.

    3. La conversin del emperador Constantino al cristianismo introdujo un elemento extrao en la tradicin judeocristiana: la fusin del poder terrenal con el espiritual. En realidad esta fusin no significaba una ruptura, sino la continuidad de una tradicin tanto para el mundo heleno como para el mundo romano. El llamado cesaropapismo de la Iglesia bizantina fue desafiado por la institucin papal.Quiz el papado hunde su legitimidad en el profetismo judo. En la tradicin israelita se observa con claridad que cuando el profeta interpela al pueblo o a los reyes, lo hace precisamente como alguien que ya no es dueo de lo que sale de su boca, sino que es la palabra del Seor la que se escucha cuando l habla.Es justamente en la Biblia hebrea donde la soberana se escinde. Esta es quiz la diferencia fundamental entre paganismo y judasmo en el plano poltico. Como lo sealara Martin Buber en un ensayo titulado Platn e Isaas, la tradicin del judasmo en su momento de

    profetismo considera que el dador de la Ley (Tor) es Jahveh y no el rey. Y no obstante lo que digan los sacerdotes, es el profeta el que tiene la ltima palabra respecto a la voluntad de Dios. Buber pone nfasis en la permanente lucha del judasmo contra la idolatra. La insumisin del poder espiritual del profeta, frente al poder terrenal del rey es de origen judo. Pienso que es este profetismo el que conecta con el papado, al menos antes del cisma del cristianismo de Occidente.

    4. Por una doble va, el cristianismo contemporneo se nutre del llamado Antiguo Testamento. Pedro y la transmisin del carisma, funcin sacerdotal por excelencia la de atar y desatar en la tierra y en el cielo. Dueo de las llaves y tambin de las redes para pescar almas. El otro, apstol por vocacin, de oscuros antecedentes, es Saulo, un perseguidor de la primera generacin de cristianos. Un celoso guardin de la Ley que pudo haber participado en la lapidacin de alguien que proclamara que Jess de Nazareth era el Mesas esperado por el pueblo de Israel. Hoy diramos, un ex represor. Segn el relato bblico, Pablo se convierte en apstol de Jess luego de un confuso episodio visionario en el que ste le pregunta porqu lo persigue. Pablo cristiano es el acontecimiento del Saulo fariseo. En la misma tradicin del cristianismo paulino ya est sealado que donde abund el pecado sobreabund la gracia y siempre ser sorprendente la libertad del Espritu, que sopla donde quiere.

    Pablo, judo, ciudadano romano, apstol de los gentiles. Fariseo que prosigue, ahora como cristiano, con la fundacin de comunidades de creyentes ms all de cualquier frontera tnica, poltica o social: ni judo ni griego, ni hombre ni mujer, ni amo ni esclavo, son distinciones que importan.Pedro y Pablo son dos figuras singulares en el origen. Estas dos figuras son dos tipos de religiosidad que conviven en tensin en la Iglesia. El primero da continuidad a una sucesin que podramos llamar jerrquica y vertical, cratolgica: Pedro como el primer pontfice (Mt 16, 18-19). El poder para atar y desatar en la tierra y en el cielo, es un poderoso dispositivo teolgico-poltico desde la adopcin del cristianismo por parte del Imperio romano. El pontfice es el representante vicario del Cristo, nico caso de representacin eminente o existencial que subsiste en el mundo moderno, segn la observacin de Carl Schmitt en su ensayo Catolicismo y forma poltica. El papa catlico es investido por el colegio de cardenales como obispo de Roma y como cabeza de la Iglesia. Como contrapartida, desciende de los cielos el carisma por el que ese hombre se convierte en vicario de Cristo. La representacin es eminente porque como dice Schmitt, baja de lo alto.Pablo crece en el eje horizontal como el apstol de la ecmene gentil, dispersa en comunidades imposibles de uniformar; es el fundador de la horizontalidad de las iglesias. Pero es plural en busca de lo universal y no como afirmacin del particularismo.Tal vez esa tensin entre lo paulino y lo petrino es la que sigue presente en la desconfianza, cuando no en el rechazo y la persecucin, ante las comunidades eclesisticas de base, donde se encuentran las principales vctimas del odio visceral que expresan los discursos integristas contra aquellas comunidades que se nutrieron de los catlicos que optaron por los pobres.

    5. La Iglesia como coincidencia de opuestos. Lo visible y lo invisible del Dios. La oposicin fundamental que atraviesa la historia de la Iglesia, viene de mucho ms atrs. Es la oposicin entre lo innombrable, invisible, inconcebible del dios hebreo y la posibilidad de nombrar, ver y concebir a dios encarnado en un hombre como su propio hijo, a travs de una madre mortal, como en los mitos de las religiones idlatras. La Iglesia catlica romana es una sociedad mundial de opuestos que coinciden. Pero no creo que sea nica por ese solo motivo. Entiendo que el sincretismo no es privativo del cristianismo sino un rasgo antropolgico de la relacin entre las culturas, particularmente entre vencedores y vencidos. Un amigo de mi padre defina al catolicismo como un invento judo explotado por una empresa italiana. Un anacronismo, sin duda, pero que conserva alguna verdad suficiente como para hacer rer. El movimiento eclesistico que lleva el nombre del padre Carlos Mugica y el Instituto del Verbo Encarnado son miembros de la Iglesia.Sin el rasgo monrquico sera imposible que subsistiera el cristianismo. El eje vertical busca detener la diseminacin paulina del cristianismo, que dejado a su divina locura terminara en sectas que se multiplicaran hasta no reconocer en ellas sino puro gnosticismo. Las cartas de Pablo reflejan esas tensiones y rupturas. No solamente se trata de echar las redes para pescar almas, sino tambin conducir la nave que surca en un mar de los mil demonios. O

    *Abogado y filsofo

    Entiendo que el sincretismo no es privativo del cristianismo sino un rasgo antropolgico de la relacin entre las culturas, particularmente entre vencedores y vencidos.

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    Religin y Poltica han tenido relaciones complejas en nuestro pas. El catolicismo, como religin mayoritaria, ha sido el actor preponderante. Creo que una manera de leer nuestra historia institucional es interpretarla como atravesada por dos tendencias opuestas igualmente perniciosas: la divinizacin de lo poltico y la politizacin de lo divino.

    Paradjicamente, en el peronismo pueden encontrarse ejemplos de cada uno de estos males. Esto no es raro si se piensa en la enorme influencia que el peronismo ha tenido sobre la vida poltica argentina y lo vertiginosa que ha sido su evolucin.

    La politizacin de lo divino consiste en utilizar razones de ndole religiosa en el espacio pblico. Esta ha sido una tentacin a la que muchos catlicos han sucumbido. La separacin de la Iglesia y el Estado, y la no utilizacin de razones religiosas para fundar polticas, ha sido una enseanza que el catolicismo ha tardado en asimilar. La injerencia de la religin en la poltica ha sido una constante. El papa Gregorio XVI en su encclica Mirari Vos de 1832 recomendaba a los catlicos mostrar fidelidad y sumisin a los prncipes, condenaba la libertad de conciencia, a quienes tratan de esclavizar al pueblo con el seuelo de la libertad, y a quienes intentan separar la Iglesia del Estado. Al respecto sostena: Que tambin los Prncipes, Nuestros muy amados hijos en Cristo, cooperen con su concurso y actividad para que se tornen realidad Nuestros deseos en pro de la Iglesia y del Estado. Piensen que se les ha dado la autoridad no slo para el gobierno temporal, sino sobre todo para defender la Iglesia; y que todo cuanto por la Iglesia hagan, redundar en beneficio de su poder y de su tranquilidad... (Mirari Vos, XI, 19).

    La tendencia a politizar lo divino continu con su sucesor. Po IX, en la encclica Quanta Cura de 1864 volvi a condenar la separacin de la Iglesia y el Estado. La encclica estaba acompaada de un syllabus donde se consignaban

    y condenaban una lista de errores propios de los tiempos modernos. Entre la lista de errores se encontraban los siguientes: Es bueno que la Iglesia est separada del Estado y el Estado de la Iglesia (LV); En esta nuestra edad no conviene ya que la Religin catlica sea tenida como la nica religin del Estado, con exclusin de otros cualesquiera cultos (LXXVII); Es sin duda falso que la libertad civil de cualquiera culto, y lo mismo la amplia facultad concedida a todos de manifestar abiertamente y en pblico cualesquiera opiniones y pensamientos, conduzca a corromper ms fcilmente las costumbres y los nimos, y a propagar la peste del indiferentismo (LXXIX).

    Adicionalmente, el Syllabus pareca apoyar la monarqua y desconfiar de la democracia. Lo primero quedaba plasmado cuando se declaraba un error sostener que (n)egar la obediencia a los Prncipes legtimos, y lo que es ms, rebelarse contra ellos, es cosa lcita (LXIII). Lo segundo, pareca inferirse del error LX que sealaba: La autoridad no es otra cosa que la suma del nmero y de las fuerzas materiales.

    Len XIII sigui la misma senda. En su encclica Inmortalis Dei afirmaba, (e)rror grande y de muy graves consecuencias es excluir a la Iglesia, obra del mismo Dios, de la vida social, de la legislacin, de la educacin de la juventud y de la familia. Sin religin es imposible un Estado bien ordenado... (Inmortalis Dei, 15). Segn Len XIII en ningn otro lugar la relacin entre Iglesia y Estado deba ser ms estrecha que en la educacin pblica. Sostena, con un lenguaje crudo: La escuela es el

    campo de batalla en el cual se decide si la futura generacin ser o no catlica. Por lo tanto, la cuestin escolar es para nosotros, los catlicos, una cuestin de vida o muerte.

    Debido a las estrechas relaciones que en sus orgenes mantuvo con los nacionalistas catlicos, el peronismo adopt su visin politizada de lo religioso. Para ellos el peronismo representaba la oportunidad de volver a reproducir la alianza entre el altar y el trono, que aoraban. Las aristas antidemocrticas o antiliberales del rgimen tampoco representaban un problema, ya que la Iglesia desconfiaba de los regmenes democrticos y liberales. La relacin simbitica era perfecta. Prueba de que el peronismo en esta primera etapa comparta la misma visin politizada de la religin que la Iglesia de su poca, es que en 1947 estando ya en el poder, dict una ley que refrendaba el decreto 18.411 estableciendo la enseanza del catolicismo en las escuelas pblicas.

    Sin embargo, el peronismo tambin cay presa del mal opuesto, esto es, la divinizacin de lo poltico. Un caso paradigmtico de este mal se encuentra en la atribucin al lder poltico de cualidades sobrehumanas o divinas. Eva Pern, en La Razn de Mi Vida luego de sealar que no cometer la hereja de comparar a Pern con Cristo, le adjudica al primero rasgos que parecen emparentarlo con una figura divina. Afirma: Pern siente un profundo amor por la humanidad y eso ms que ninguna otra cosa lo hace grande, magnficamente grande. Pero es grande tambin porque l ha sabido darle forma prctica a su amor creando una doctrina para que los hombres sean felices, y realizndola en nuestra tierra. Y al preguntarse porqu solo los pobres han seguido a Pern afirma: La explicacin es una sola: basta verlo a Pern para creer en l, en su sinceridad, en su lealtad y en su franqueza. Ellos lo vieron y creyeron. Se repiti aqu el caso de Beln, hace dos mil aos; los primeros en creer fueron los humildes, no los ricos, ni los sabios, ni los poderosos.

    Para los creyentes es fcil de advertir el mal que implica la divinizacin de lo poltico. No sucede lo mismo con el mal de la politizacin de lo divino. Los creyentes usualmente se han mostrado incapaces de encontrar razones para no utilizar el poder poltico sobre la base de consideraciones religiosas.

    Afortunadamente esta visin politizada del catolicismo fue puesta en cuestin por el Concilio Vaticano II y ha encontrado eco en las palabras del nuevo papa. Tal vez no sea casual que un papa argentino testigo en primera persona de los males que he sealado haya tenido las declaraciones ms claras que se recuerden en contra de la idea de que la Iglesia deba tener un papel rector sobre la actividad poltica. En su primera encclica Francisco no ha dudado en afirmar, sorprendiendo a propios y extraos:Ni el papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretacin de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporneos.

    Quienes consideran importante la militancia poltica pero carecen de alguna confesin religiosa, enfrentan un problema opuesto. Es fcil para ellos advertir el mal de la politizacin de lo divino, pero no es tan sencillo percibir el riesgo de divinizar lo poltico. Slo la existencia de una militancia reflexiva, atenta a controlar los excesos de quienes gobiernan, puede evitar que stos caigan en la tentacin de concebirse como divinos salvadores en lugar de meros servidores. O

    *Docente e investigador de la UNC

    Lo divino y lo polticoHugo Omar Seleme*

    una manera de leer nuestra historia institucional es interpretarla como atravesada por dos tendencias opuestas igualmente perniciosas: la divinizacin de lo poltico y la politizacin de lo divino.

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    Ms all de las ideas, religiosas y seculares, de los sagrados innegociables de ambas posturas, ms all de las dinmicas institucionales; religin y poltica son realidades de la vida cotidiana y las personas resolvemos esa tensin sin dramatismo y con bastante autonoma. No es tanto lo que digan los representantes de las instituciones (Estado o iglesias), sino lo que creemos como ms ajustado, lo que para nosotros tiene ms sentido.La habilidad de elegir est condicionada por mltiples factores (formacin recibida, experiencias vividas) y actores (pareja, padres, amigos, medios). Esta subjetivacin de lo religioso es una de las caractersticas de la transformacin de lo religioso ocurrida en los ltimos cincuenta aos. Creemos con autonoma de lo que las tradiciones religiosas (y polticas) establezcan. El sujeto moderno no prescinde de lo religioso (el 90% de los argentinos cree) pero elige con autonoma.

    Este fenmeno, el de la autonoma del creyente, ha sido llamado cuentapropismo religioso, religin a mi manera o prt--porter, incluso religiosidad a la carta. Un fenmeno del que hoy nos ocupamos con atencin, pero que tal vez estuvo presente desde siempre. Los creyentes siempre han decidido su fe, incluso cuando adhirieron a dogmas y valores ticos propuestos por distintas tradiciones religiosas.En Argentina, por ejemplo, en los tiempos de la violencia poltica y el terrorismo de Estado, diversos actores catlicos reaccionaron frente a la violencia poltica de distintos modos. Hubo catlicos revolucionarios, anti-seculares, institucionales, comprometidos, etc. Ninguno intent abandonar el catolicismo, todos reivindicaron ser parte de un colectivo y apoyar sus ideas en el patrimonio comn catlico. Muchos fueron creyentes convencidos y pudieron dar cuenta de su catolicismo a pesar de actuar en direcciones polticas contradictorias. A pesar de lo que algunas autoridades religiosas sueen, la autonoma de los creyentes hace impensable hoy la vuelta a mandatos que se obedecen a ciegas, a autoridades que se imponen sin dialogar ni negociar.

    Que los creyentes crean con autonoma no significa que crean en privado. A pesar de los que suean con reducir lo religioso a lo privado, la religin est presente en la esfera pblica. En parte, porque la frontera entre lo privado y lo pblico sostenida tanto por el liberalismo como por las izquierdas se ha desdibujado. Pensemos por ejemplo en la violencia domstica, por ejemplo, es un asunto eminentemente privado (domstico) pero que irrumpe y demanda acciones pblicas. O en prcticas sexuales que, si bien han salido de la esfera del control moral religioso, hoy siguen siendo reguladas por el Estado que sanciona cul de esas prcticas est permitida y cul no, tipificando crmenes y ejerciendo su poder policial sobre quienes delinquen. Lo pblico y lo privado no son lo que los Ilustrados creyeron. Sus bordes se desdibujan cuando miramos a personas y situaciones concretas.

    Lo concreto en Argentina es que slo un 25% de la poblacin participa en alguna actividad comunitaria. El 75% de los habitantes del pas no militamos con regularidad en partidos ni sindicatos, no nos involucramos con las escuelas, no asistimos a las iglesias. Sin embargo, entre quienes participan en actividades que implican un compromiso regular de tiempo y recursos, un tercio lo hace en entidades religiosas. El 7% de la poblacin asiste a iglesias, templos, etc., mientras que poco ms del 1 % participa en partidos polticos y el 2% en sindicatos. Por eso los actores polticos siguen mirando al mundo religioso.

    Cuando hablamos de relaciones entre religin y poltica solemos mirar en lo que actores religiosos demandan al sistema poltico. Pero este tango se baila de a dos. Los actores polticos tambin estn interesados en fomentar, permitir y usar de lo religioso. En una rpida enumeracin, solo como para ilustrar lo que digo, hubo partidos que llevaron en sus listas a obispos (Jaime De Nevares y Joaqun Pia), y sacerdotes (Carlos Mugica, Luis Farinello); hubo monjas que sacudieron gobiernos (Marta Pelloni) y sectores pentecostales (como MEDEA en Villa Libertador) que han sido sumamente influyentes en las elecciones municipales y provinciales en Crdoba; que incluso se proyectaron a nivel nacional cuando para los 25 aos de su fundacin, en febrero de 2011, miembros de La Cmpora fueron invitados destacados en la celebracin.

    La eleccin de Jorge Bergoglio como obispo de Roma, Francisco I, sirve de muestra. El gobierno, a travs de Guillermo Moreno, empapel Buenos Aires con afiches que referan a un papa argentino y peronista mientras que el opositor Mauricio Macri decretaba un da de asueto para permitir a los ciudadanos de Buenos Aires ver por TV la misa de asuncin. La izquierda, con Pino Solanas y Prez Esquivel tuvo sendas fotos, a la vez que el gobernador De la Sota nos transmiti los saludos papales a todos los cordobeses y cordobesas. Afiches, fotos, y asuetos que no fueron buscados por los actores religiosos.

    Lo religioso es parte importante de la vida de muchas personas. Por lo tanto seguir siendo un elemento constitutivo de nuestra vida social. Transformado, autnomo, discutido. Presente. Por eso, los actores polticos no van a ignorarlo.O

    *Sacerdote e historiador. Autor del libro Dnde estaba Dios. Catlicos y terrorismo de Estado en la Argentina de los setentas, Ediciones B, 2014.

    La autonoma de los creyentesGustavo Morello s.j. *

    A pesar de lo que algunas autoridades religiosas sueen, la autonoma de los creyentes hace impensable hoy la vuelta a mandatos que se obedecen a ciegas, a autoridades que se imponen sin dialogar ni negociar.

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    Pastores y corderosFlavia Dezzutto*

    1. la vida depreciadaEl ttulo de este escrito nos convoca a formular ciertas interrogaciones que orienten al pensamiento en un territorio tan vasto como el que nos ocupa: cmo se ordena el poder temporal, cuando el poder espiritual queda identificado con la supremaca sin ms, por la va de la fuente ltima de toda autoridad para cualquier modo de organizacin poltica? Cmo delimitar entonces un espacio para lo profano desde esta lgica?Para comenzar esta tarea reflexiva deseo traer a consideracin un pasaje de la Conferencia pronunciada por monseor Victorio Bonamn en la Universidad Nacional del Litoral, en el mes de diciembre de 1977. All dice, refirindose a lo que l mismo denomina esta guerra sucia:La lucha antiguerrillera es una lucha por la Repblica Argentina, por su integridad, pero tambin por sus altares... esta lucha es una lucha en defensa de la moral, de la dignidad del hombre, es una lucha en defensa de Dios... por ello pido la proteccin divina en esta guerra sucia en que estamos empeados.

    Bonamn, obispo castrense, dedicado pastor de las FF. AA. seala, y en l se encarna la voz de la institucin eclesial, que la integridad de la Repblica Argentina est en peligro de descomposicin, y tal peligro, que acecha al orden poltico, tambin amenaza a los altares. El vocablo elegido es preciso, se alude a un elemento central del culto catlico, cargado de enorme sacralidad: la iglesia es el altar, la iglesia equivale al altar.En esta lnea, la nocin de desaparecido que Videla hiciera pblica en la conferencia de prensa posterior a la visita de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en septiembre de 1979, est conceptual y polticamente unida a los supuestos de Bonamn. En ella, procurando explicar el sentido cristiano de los derechos humanos, y ante la cuestin de los desparecidos, afirmaba:(...) mientras sea desaparecido no puede tener ningn tratamiento especial, es una incgnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no est... ni muerto ni vivo, est desaparecido.

    El enemigo no tiene entidad, no puede recibir tratamiento de vivo o de muerto, por eso no tiene derecho a sepultura. Estos enemigos lo son hiperblicamente: en tanto son enemigos de Dios, lo son de todos, porque amenazan a todos.Simone Weil afirma en su carta a Georges Bernanos, hacia 1938, durante la guerra civil espaola cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categora de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada ms natural para el hombre que matar.La naturalidad de estos crmenes, su posibilidad, su inmediatez, se sostiene en que las autoridades temporales y espirituales sustraen a sus enemigos de la condicin de humanos y la autoridad espiritual se siente investida de la mxima capacidad para hacerlo, por la cual la vida de tales personas queda total y radicalmente depreciada.En un plano ideolgico y en la efectiva y cotidiana colaboracin poltica que la institucin eclesial

    llev adelante durante toda la dictadura en nuestro pas, la humanidad de muchos y muchas fue borrada, tambin la de aquellos/as cristianos/as que abjuraron del Dios de Bonamn.

    2. Un Papa peronista, o el Gran declamador

    En el marco de la poltica de campo arrasado aplicada por el neoliberalismo de los aos 90 en nuestro pas, y de la crisis institucional y de representacin poltica plasmada dramticamente en diciembre de 2001, la Iglesia catlica adquiri el rol de garante y mediadora ante un panorama de altsima atomizacin social y de cretinismo poltico.

    Ese lugar institucional fue severamente cuestionado por diversos aspectos de la poltica kirchnerista de la ltima dcada, que, no obstante, jams formaliz una ruptura con la institucin eclesial, aunque manifest su desacuerdo con gestos de fuerte repercusin.Corran tiempos y aires bergoglianos cuando se sancionaba la ley de matrimonio igualitario, de identidad de gnero, de fertilizacin asistida, de educacin sexual en las escuelas, leyes en muchos casos insuficientes, o cuya implementacin real an est pendiente, pero fueron un punto de inflexin en la relacin entre el poder poltico y la Iglesia en zonas de enorme sensibilidad para la jerarqua catlica. La ley del aborto no punible no ha podido horadar el ms fino pero firme tejido de alianzas y posiciones hegemnicas que impiden su tratamiento.En la autopercepcin de la institucin eclesial respecto de su capacidad de disputar la hegemona cultural y de influir en las decisiones polticas a nivel estatal, estas leyes han tenido ms repercusin que la anulacin de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, con las consecuencias polticas y jurdicas del caso para los habituales aliados del poder eclesial, y para prominentes miembros de la institucin.Es claro que la institucin eclesial se resiste a perder su control secular sobre las conciencias y los cuerpos, por lo que, adems de la disputa externa, ha implementando severas medidas de disciplinamiento interno, como la suspensin en el ministerio sacerdotal del P. Nicols Alessio en Crdoba, y tantos hechos cotidianos de silencio y violencia para muchos, en los colegios, los claustros, las parroquias.Desde hace un ao, la sede de Pedro ha sido ocupada por un cardenal argentino, alguien, que, segn sus palabras, procede del fin del mundo. En una manifestacin ms de su caracterizada real

    politik, la curia vaticana busc al Pastor universal en el resto fiel de Amrica Latina. Mucho podra decirse sobre su pasado, todo ello es resbaloso, ominoso, indigno, como su capacidad para poner huevos en todas las canastas ideolgicas, o montar el caballo por izquierda y desensillar siempre por derecha, segn el infatigable refranero del Gral. Pern. Entonces un Papa peronista? Quizs, pero antes que nada es Papa de gestos mediticos, un Gran Declamador que puede destruir, con una aparente inocentada, una frase ramplona, o una simptica salida de protocolo, aos de lucha y de conciencia. El Papa ser tan peronista como el peronismo quiera que sea, es decir, devolver, especularmente, la imagen de los lmites polticos que el peronismo ha tenido y tiene.

    3. las guerras de dios

    Bergoglio, ascendente estrella de Times y de Vanity Fair ser, siempre y ante todo, su astucia descarada. No hay acontecimiento que muestre su talante con tanta claridad como el episodio de la carta traspapelada, dirigida a las Monjas Carmelitas de los Monasterios de Buenos Aires en ocasin del debate en el Senado de la ley de matrimonio igualitario. En esos das muchos lenguaraces de la derecha catlica acusaban a Bergoglio de no ser lo suficientemente encarnizado en su oposicin al putimonio, como llamaban al matrimonio igualitario, con procacidad y holgazanera mental. En ese momento el Papa era otro, Benedicto XVI, quien, en sintona con Juan Pablo II, proclamaba la perversidad de tales uniones urbi et orbi. En ese marco se filtr en la prensa la carta en cuestin: una misiva de circulacin eclesial domstica salt a la primera plana de los diarios. All el Papa actual deca:No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha poltica; es la pretensin destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (este es solo el instrumento) sino de una movida del padre de la mentira que pretende confundir y engaar a los hijos de Dios. (...) Recordmosle lo que Dios mismo dijo a su pueblo en un momento de mucha angustia: esta guerra no es vuestra sino de Dios. Que ellos nos socorran, defiendan y acompaen en esta guerra de Dios.Las angustias del pueblo que el entonces cardenal primado percibi en aquellas das de 2010 no llegaron a l en 1975, ni en 1976, ni en los aos sucesivos, pero s la guerra.Por estos caminos se ha movido la relacin entre poder poltico e institucin eclesial en Argentina, tales los lmites en los que lo profano del poder temporal se ha licuado en las apelaciones a los designios de Dios para la Patria, y lo pretendidamente espiritual del poder eclesial ha mostrado su capacidad de demonizar y suprimir sin temor y sin vergenza. De una guerra de Dios a otra, de la de Bonamn a la de Bergoglio, de las movidas del padre de la mentira, a las mentiras del Gran Declamador. Y quien pueda entender, que entienda. O

    *Docente e investigadora de la UNC

    cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categora de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada ms natural para el hombre que matar.

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    Francisco y la PolticaLuis Miguel Baronetto*

    La presencia de Bergoglio como jefe del Vaticano removi el tema de lo religioso en relacin a la poltica. Su misma historia personal habla de esa relacin.Como dimensiones humanas y realidades sociales la religin y la poltica adquieren connotaciones histricas particulares segn el tiempo y el lugar de manifestacin. Lo religioso responde a necesidades que trascienden la materialidad individual y colectiva. Y lo poltico tiene la suprema tarea de garantizar la vida y regular la convivencia humana, social y del ecosistema. Aunque se pretendan autnomas se entrecruzan influyndose mutuamente. Aunque una afirme como propio lo espiritual y otra la realidad material, la interrelacin deriva de los mismos sujetos y objetos que les dan sentido y razn de ser.

    Las iglesias en general se autodefinen como mediaciones de lo religioso; como los partidos lo son en relacin a la poltica. Si bien en nuestra realidad mayoritariamente coinciden, no debera reducirse ni identificarse la religin con la Iglesia catlica. Entre nosotros la realidad de la conquista con la cruz y la espada impuso formas religiosas del catolicismo que en el desarrollo de las culturas de nuestros pueblos se fue mezclando con expresiones preexistentes. Un sincretismo religioso tolerado ms all de intentos persecutorios. La Iglesia catlica dej la impronta dominante en la religiosidad popular, que incorpor su propia santera (Gauchito Gil, Difunta Correa, etc.). El denominado catolicismo popular no se agota en las prcticas religiosas de la institucin eclesistica ni en sus normas. Existe una vivencia religiosa de los sectores populares que es asumida como parte de su acervo cultural. En general esa prctica no se presenta en contradiccin con lo institucional. Al contrario, las ms de las veces el pueblo responde a las manifestaciones religiosas programadas por la institucin eclesistica,

    como las peregrinaciones a la Virgen Mara. A los sectores populares no se le plantean conflictos de conciencia ni polticos, que suelen aparecer en esferas institucionales de poder. El yo creo en Dios pero no en los curas que se generaliz despus del derrocamiento de Pern en 1955, donde la inmensa mayora de la Iglesia catlica tuvo importante participacin, colocaba la sensibilidad religiosa ms all del rol poltico de la Iglesia como institucin.

    Aunque hoy se verifique una objetiva prdida de poder social de la institucin eclesistica, en Argentina y en Amrica Latina en general, ninguna fuerza poltica puede ignorar la importancia del fenmeno religioso en la idiosincrasia del pueblo.

    La apelacin al lenguaje religioso-cristiano del expresidente de Venezuela comandante Hugo Chvez, aun con la explcita oposicin poltica de la mxima jerarqua catlica, apareca genuina, no impostada. Desde lo poltico tambin debe considerarse que como la religin se manifiesta con un imaginario fundamentalmente simblico, lo que permite una manipulacin mayor, nadie que pretenda encauzar un proyecto popular puede ignorar esa realidad. No son pocos los ejemplos en nuestra historia. El episcopado argentino defini en 1945 el apoyo explcito a la candidatura de Pern. Y ste asent la campaa en su identificacin con la doctrina social de la Iglesia. Despus vino el divorcio. Hasta que la renovacin conciliar posibilit planteamientos religiosos de liberacin que encontraron coincidencia con la resistencia peronista. De all la opcin por el peronismo de la mayora del Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo. Y con ellos buena parte de la juventud cristiana que se incorpor a lo poltico, e integra hoy una importante porcin de las vctimas del terrorismo de Estado. Es ms conocido el rol cmplice de la cpula catlica durante la dictadura

    militar y el justificativo ideolgico formulado en sus declaraciones pblicas y en actitudes convalidantes, peor an con la actuacin de los capellanes militares o policiales. Sin excluir al laicado del catolicismo conservador que form parte de la complicidad civil.Para la realidad poltica argentina que Bergoglio haya sido puesto como Papa no es un dato insignificante. No lo es en general para muchas realidades mundiales. Pero tiene especiales connotaciones para nosotros. Cuando Bergoglio se transform en Francisco se abrieron diversas expectativas. Nadie que lo conociese de antes apostaba a transformaciones profundas. Su postura teolgica no se ubicaba en la lnea progresista de la liberacin. Sobresalan su sencillez y su prctica de cercana con el pueblo. Muy pronto las sombras de su cuestionado pasado en relacin a los derechos humanos se fueron opacando.La caracterstica de poner el acento ms en lo pastoral que en lo doctrinario viene mostrando la voluntad de recuperacin de la institucin catlica, especialmente al propugnar valores de la cultura popular y postulados polticos seriamente afectados por el neoliberalismo: la solidaridad contra el individualismo, la distribucin de la riqueza contra su endiosamiento, la preocupacin por los pobres aunque sin ahondar en las causas de su existencia. Si todo ello posibilita revitalizar la sensibilidad social por la justicia, corresponder desde lo poltico favorecer el fortalecimiento de la organizacin popular con herramientas polticas slidas y eficaces. No se trata de una superestructural utilizacin poltica teida de oportunismo. Poner el odo en el pueblo, como aconsejaba el asesinado obispo Enrique Angelelli, significa partir de su realidad para que protagonice cambios sociales profundos que erradiquen la injusticia social.

    Que Francisco haya sido rpidamente incorporado a la imaginera religiosa apareciendo en las estampas o afiches junto al Cura Brochero, que esper cien aos para ser beatificado, es un dato no frecuente en la prctica del catolicismo. Y no se trata de una imposicin institucional aunque se relacione con la fuerte referencia de la figura del Papa actual. Tambin es resultado de la penetracin en la sensibilidad de los creyentes afectados en su fe cristiana por un cerrado dogmatismo, pero fundamentalmente por el desprestigio de los escndalos de corrupcin y pedofilia en la Iglesia catlica.

    No deben esperarse de Francisco cambios de fondo en relacin a temas que plantean destacados sectores sociales y polticos desde el avance en conciencia de los derechos, como el matrimonio igualitario, el divorcio, la eutanasia, el aborto, etc., aunque no todos tengan la misma entidad. S en cambio se percibirn actitudes pastorales ms inclusivas, y no condenatorias como las de quienes se sienten dueos de la nica verdad. Desde una perspectiva poltica debe prestarse atencin a las mayoras que hablan poco, pero actan. La Iglesia catlica, experta en humanidad como se autodefine ya comenz el camino para reposicionarse ante las sociedades, local e internacional. En el lenguaje de los gestos, an con sus ambivalencias, prevalecen los que apuntan a una imagen eclesial distinta. Y nadie puede negar su incidencia poltica, aunque la apuesta sea a largo plazo y no predomine en los mbitos del pensamiento. La sensibilidad tiene ms importancia de la que aparenta porque define deseos, gustos, necesidades reales o impuestas y todo aquello que se le escapa a la razn en la conducta concreta de los ciudadanos y de los pueblos. O

    *Exsecretario de Derechos Humanos de la Municipalidad de Crdoba

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    Arte y religin: por qu Santoral vectorial?Cecilia Berry*

    Me interes por primera vez en la iconografa popular hace seis aos, viajando lentamente a travs de la cuesta de Miranda para Aicua. Estaba preocupada porque haba elegido esta profesin de ilustrador, que me gustaba, pero no encontraba un lugar para desarrollarla. Era muy difcil trabajar para una editorial que reconociera mi trabajo y no quera trabajar ms con encargos a pedido de lo que un cliente o el departamento de mrquetin quiere hacer. Ah mismo, mientras grua lo mal que le haba hecho el diseo grfico a la profesin, veo a travs de la ventanilla del micro una seguidilla de piedras pintadas de blanco. Pintar de blanco es una forma que tenemos los riojanos de presentar los lugares; si viene de visita alguna personalidad importante; si es el aniversario del pueblo; si hay algo que festejar alguien prepara un poco de cal y se pinta todo lo que se puede, se blanquea. Bueno, ah estaban estas piedras sealando hacia una pequea ermita y acompaando un cartel invitaba a avanzar Si cree entre, fantstico pens, y me repet la frase.

    Luego vinieron muchas preguntas... Puede hacerse arte religioso hoy? Es legtimo mejorar la calidad esttica popular? Deben acercarse al canon de la representacin de la iglesia? Existe una simbologa religiosa popular? Muchas preguntas. Para empezar yo saba que existe esa necesidad humana de tomar contacto con algo sagrado: poder mirarlo, tocarlo, interpelarlo. Los santos populares son una expresin de esa necesidad a la intemperie. No han nacido protegidos por las paredes de una iglesia, ms bien andan localizados en los cementerios a la vera de rutas y caminos; en los lugares donde encontraron la muerte y la gente les lleva ofrendas.

    Por ah empec. Desde el punto de vista del creyente no hay contradiccin entre los cnones de la iglesia y la santificacin popular, mucha gente que profesa la religin catlica sigue eligiendo representantes

    espirituales profanos desde el punto de vista de la misma. Y ah mismo est la cuestin, los santos profanos carecen de una iglesia propia pero sobreviven justamente dentro del culto oficial, de ah, que el sentido original de la palabra supersticio sea justamente supervivencia.

    La Iglesia pone especial nfasis en que los venerables sean ejemplos de virtudes cristianas, que comuniquen y ratifiquen sus dogmas (estoy pensando en algunas advocaciones de la Virgen); pero la identificacin popular no suele ser con la virtud cristiana. Los santos populares son maestros espirituales o mujeres hermosas, estrellas de la cancin o personas que pusieron su vida al servicio del prjimo. Son inocentes que no llegaron a la edad de pecar o bandidos rurales.

    En cualquier caso, lo que los unifica como santos no es la virtud sino el haber sufrido en los lmites de lo que un ser humano puede padecer y eso, los ha transfigurado; los ha convertido, como dira Mara Rosa Lojo, en cuerpos resplandecientes.Las imgenes de los santos populares carecen de una cierta clase de calidad de representacin porque no han sido elaboradas por artistas sino por creyentes. Son rudimentarias comparadas con el nivel tcnico e iconogrfico de una pintura religiosa, pero han desarrollado su propia simbologa: el color rojo y el celeste, el rbol investido con cintas rojas, las botellas de agua bajo el sol abrasador, por citar algunos ejemplos muy evidentes.

    Bien, como he dicho ya, la idea era tomarse esta tarea en serio y para eso no tena que hacer un diseo de un santo traducindolo al lenguaje grfico actual sino recuperar el sentido profundo del cono. La tarea del icongrafo no es hacer una bonita representacin sino una sagrada. El cono aspira a representar al creyente para que pueda pasar de plano, o dicho de otro modo, parte de su necesidad material y tiene el poder de trasmutarla al orden espiritual para que sea atendida. S, tiene que ser la imagen correcta del santo, tiene que parecerlo, pero tambin tiene que ser el santo, tiene que ejercer su poder simblico de interceder espiritualmente por el creyente.

    Cuando le dije a algn amigo lo que quera hacer me dijo: No vas a inventar nada, ya hay muchos artistas que han hecho eso. Bien, aunque muchos artistas se hayan interesado en el tema para mostrarlo de forma vanguardista y moderna, pocos se han interesado en actualizar el lenguaje de la iconografa a los medios grficos actuales respetando su sentido original. No hay tanta gente haciendo esto y si la hay nos gustara sumarlas a este ambicioso proyecto. Santoral Vectorial es un taller de iconografa religiosa y artesanal que realiza serigrafas y estampitas con el aporte y consejo de artistas y especialistas en simbologa y religin. Nuestro objetivo es hacer las nuevas imgenes de la devocin actual, cannicas o no, las imgenes de la fe viva en su sentido simblico ancestral. Difundimos nuestras producciones a travs de un blog y de facebook, nos pone contentos que la gente las vaya aceptando, que se apropien y difundan. Necesitamos gente que se sume a apadrinar este proyecto, ya hemos sumado algunos escritores que realizaron oraciones devocionales y en este momento est abierta la convocatoria a tatuadores que quieran realizar los diseos de Santoral. O

    *Licenciada en Filosofa y artista visual

    Los santos profanos carecen de una iglesia propia pero sobreviven justamente dentro del culto oficial, de ah, que el sentido original de la palabra supersticio sea justamente supervivencia.

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    DEBATE

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    En la segunda mitad del siglo XIX, en plena era modernista, la Crdoba fundada por Jernimo Luis de Cabrera en 1573 dejaba paulatinamente de ser una aldea para graduarse de ciudad cosmopolita; una poblacin cercana a los 50.000 habitantes demandaba servicios pblicos acordes a una comunidad de ese rango.

    Una de esas demandas bsicas era contar con medios de transporte para el desplazamiento de los vecinos desde y hacia los barrios perifricos en esa poca, denominados Pueblos. Fue entonces que salieron al ruedo los primeros tranvas; pesados carromatos tirados por forzudos caballos que circulaban sobre rieles, uniendo distintos puntos de la ciudad. La primera lnea, inaugurada en 1879, una la hoy plaza San Martn con Pueblo General Paz.Ese servicio tuvo exclusividad durante tres dcadas, hasta que aparecieron los tranvas elctricos, que fueron reemplazando a los de traccin a sangre. Los primeros automotores para transporte de pasajeros debutaron alrededor de 1930. A partir de ese momento, los mnibus urbanos convivieron con los tranvas elctricos, hasta 1962, ao en que estos ltimos dejaron definitivamente de funcionar.

    Junto con el servicio, surgi la agremiacin. Chofer es una declinacin del chauffeur francs, adaptada a los usos locales. El gremio de los choferes se organiz junto con la actividad, integrado primero por los motorman, los conductores de tranvas y, ms tarde, por los de mnibus. Lo mismo por el lado empresario, que tuvo su corporacin propia.Qued entonces conformado un sistema con corporaciones fuertes a dos puntas; del lado laboral la legendaria UTA (Unin Tranviarios Automotor), y del lado empresario, la poderosa FETAP (Federacin Empresaria de Transporte Automotor de Pasajeros). Pese a estar integradas a nivel nacional, ambas organizaciones siempre se movieron con un alto grado de autonoma impuesto por las particulares caractersticas de Crdoba.Dada la extrema sensibilidad del servicio y su directa incidencia en la vida diaria de la gente, los avatares gremiales del sector tuvieron mayor incidencia poltica que otros, y por eso mismo,

    El transporte pblico en Crdoba, una historia sin finEl transporte como servicio pblico en la ciudad de Crdoba es un conflicto de muy larga data. Desde los primeros tranvas tirados por caballos, hasta el actual estado de desconcierto, hacemos un repaso de los orgenes de esta trama de relaciones que no acaban de desenredarse y que incide directamente en la vida de miles de personas.

    Esteban Dmina*

    movimiento obrero cordobs. Bajo su conduccin, la UTA de los 60 y 70 era una de las patas del trpode que conformaba la vanguardia del sindicalismo cordobs junto al gremio de Luz y Fuerza, comandado por Agustn Tosco, y el SMATA de Elpidio Torres.Por esos aos, la participacin masiva y solidaria de los tranviarios en las jornadas de luchas populares era esencial. La UTA garantizaba los llamados paros activos, que comenzaban a las 11 de la maana, trasladando a los trabajadores a sus lugares de trabajo, que sin transporte se quedaban en sus casas, como indicaba el manual de los paros materos, preferidos por los burcratas. Es importante sealar que, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad, aquel gremio, sin dejar de lado sus planteos sectoriales, antepona las consignas generales del movimiento obrero a sus propios intereses, y actuaba en consecuencia.Las quiebras empresarias fueron moneda corriente a lo largo de la historia. En un pas inestable como la Argentina, uno de los rubros que sufri con mayor intensidad las marchas y contramarchas en materia de regulaciones fue justamente el transporte de pasajeros. Tras una etapa de bonanza y relativa estabilidad, que tuvo su pico a comienzos de los 90, comenz una declinacin que persiste hasta hoy, quedando varias empresas en el camino y muchos trabajadores en la calle.Desde entonces, en Crdoba el sistema sufre una progresiva regresin, como los glaciares en el mundo. Durante los ltimos veinte aos, viene perdiendo usuarios al punto que del milln de boletos diarios que lleg a cortar, hoy se expende menos de la mitad. El pblico fue abandonando el uso del transporte pblico para recurrir a medios alternativos. Esa tendencia negativa no es neutra, por cierto, sino que genera daos colaterales por cuanto quienes no utilizan el transporte pblico se movilizan en vehculos particulares, ya sea automotores o motocicletas, con la consiguiente carga de congestin vehicular, accidentes y contaminacin ambiental.En ese contexto declinante, el clsico de los ltimos diez aos se plante alrededor de pujas sectoriales que soslayan el inters de los pasajeros. Por un lado, los empresarios defendiendo con uas y dientes su rentabilidad, sin importarles que las sucesivas subas del precio del boleto les haga perder clientela. Y, por el otro, el gremio, empeado en conservar salarios ms altos que el promedio y el plus consagrado en el convenio cordobs.La virulencia alcanzada durante los paros prolongados de los ltimos tiempos deriv en una controversia jurdica acerca del carcter esencial del servicio de transporte y de la posibilidad de establecer lmites a la accin gremial, una polmica que sigue abierta.El Municipio, que es el poder concedente y regulador de este servicio pblico, no logr encarrilar los conflictos ni resolvi los problemas estructurales de la actividad y, en cambio, por accin u omisin, contribuy a profundizarlos, una realidad que persiste hasta hoy.Es cierto que la ciudad de Crdoba ofrece complejidades especficas para el buen funcionamiento de un sistema pblico de transporte: un ejido municipal extenso, barrios distantes entre s, barreras naturales como el ro que atraviesa la ciudad, escasas avenidas y calles estrechas, subidas y bajadas. A esas limitaciones debe sumarse la inexistencia de un medio masivo de transporte alternativo al automotor, como un subterrneo, monorriel o ferrourbano, como existe en otras ciudades del mundo.Sin embargo, nada de eso es suficiente para explicar el fracaso que condena a los cordobeses a pagar el boleto ms caro de la Argentina y recibir a cambio posiblemente el peor servicio del pas. O

    *Concejal de la ciudad de Crdoba

    huelgas y conflictos jalonaron la vida cordobesa a lo largo del tiempo. Una de las ms recordadas, la de fines de 1946, culmin con la estatizacin del sistema. As naci la legendaria CATA (Comisin Administradora del Transporte Automotor), que al cabo de algunos aos tambin entr en crisis. En 1962, otro paro por demandas salariales, precipit la privatizacin del sistema, que incluy el reciclaje de trabajadores convertidos en empresarios a la fuerza.

    En esa misma poca comenzaron a circular por la ciudad las famosas chanchas, unos Mercedes Benz de origen brasileo que reforzaron el transporte pblico reprivatizado. Igualmente emblemticos fueron los loros, los mnibus trados de Inglaterra pintados de verde. Chanchas y loros formaron parte del paisaje urbano de esa Crdoba entraable de los aos 60.El sistema funcion a los ponchazos hasta 1969, cuando se reestructuraron los recorridos y fusionaron las prestatarias, quedando concentradas en siete, entre las que ya se encontraban Coniferal y Ciudad de Crdoba, las dos nicas sobrevivientes de los naufragios posteriores. Otras quedaron en el camino, como Unin, Suqua, San Alfonso y 12 de Octubre.Uno de los conflictos ms recordados fue el de fines del ao 1973, que fungi como teln de fondo del tristemente clebre Navarrazo de comienzos de 1974. Una demanda salarial deriv en el consabido pedido de aumento del boleto por parte de la FETAP, que el entonces gobernador Ricardo Obregn Cano se neg a convalidar.El secretario general de la UTA y de la CGT Regional Crdoba era Atilio Lpez, figura emblemtica del momento ms virtuoso del

    en Crdoba el sistema sufre una progresiva regresin, como los glaciares en el mundo. Durante los ltimos veinte aos, viene perdiendo usuarios al punto que del milln de boletos diarios que lleg a cortar, hoy se expende menos de la mitad.

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    De un tiempo a esta parte se ha instalado en los mbitos acadmicos, polticos y medios de comunicacin el discurso por el cual la idea del colapso econmico es inminente, de esta manera los anuncios apocalpticos de los salvadores y profetas pretenden tener certeza cientfica. Vale recordar en esta ocasin lo que sostena el brillante economista John Kenneth Galbraith cuando, en su libro Historia de la Economa, dice que todos estarn de acuerdo en que la economa, tal como hoy se la teoriza, alienta una obsesiva preocupacin por el futuro,... la caracterstica ms comn del futurlogo no es la de saber, sino la de no saber que no sabe. Su mxima ventaja es la de que todas las predicciones, acertadas o inexactas, se olvidan con rapidez.De esta manera, con exagerada razn, las predicciones muchas veces son vistas como la herramienta cientfica ms valorada, capaz de aplacar momentneamente la incertidumbre y permitir actuar con previsin o, en el otro extremo, como instrumento lobbysta para alentar la incertidumbre y tratar de que las profecas se cumplan. No caben dudas que la economa es una ciencia de expectativas frustradas, sin embargo, y siguiendo en este resbaladizo terreno de las predicciones, los economistas despiertan sus aspiraciones de pitonisas.

    La efervescencia que en los ltimos meses ha tomado el debate en torno a la inflacin, la devaluacin, el impuesto a las ganancias de las personas fsicas, y las voces de advertencia en torno a los resultados de los balances bsicos de la economa con la consigna de se acab la caja en pesos y dlares, o bien que hay un Rodrigazo en marcha, ha reinstalado el debate sobre la validez de los pronsticos a los fines de que la toma de decisiones se haga sobre bases confiables.Con estas advertencias es valioso tratar de comprender el presente, pues el futuro inevitablemente conservar los elementos sobresalientes de lo que hoy existe. A su vez el presente es un producto directo del pasado, haciendo referencia a ello, el gran economista austraco Joseph Schumpeter sostena que nadie puede tener esperanza de entender fenmenos econmicos de ninguna poca tampoco del presente si no domina adecuadamente los hechos histricos o no tiene un sentido histrico suficiente. Lo que ocurre en la actual coyuntura de la economa argentina es que los futurlogos

    no piensan en entender los fenmenos econmicos sino que sus mordaces deseos son convertirse en vendedores de platos rotos.Es por ello que desde las ciencias econmicas, en su rea de la poltica econmica, la implementacin se encuentra con problemas no slo tcnicos sino que, tambin, los tiene polticos. As, se debern considerar tanto los cambios en los instrumentos y en los objetivos, como en las formas de hacer poltica econmica, y para ello hay que asumir en profundidad los cambios que se estn produciendo en la economa internacional y nacional, para realizar poltica econmica de manera concertada.

    Por ello, en primer lugar, se debe asumir la problemtica ubicando el verdadero nivel de los problemas, evaluando los probables impactos y siempre preparados para un eventual agravamiento del escenario internacional. Para ello se requieren anlisis realistas, y no vaticinios tremendistas o discursos triunfalistas. En segundo lugar, una poltica econmica concertada, se trata del versus de lo que se hace habitualmente, que lo podramos llamar poltica econmica unilateral. La concertacin no es una exigencia constitucional y plantearlo puede aparecer como un capricho poltico, sin embargo en condiciones de una crisis global la concertacin es casi un insumo tcnico de la poltica econmica, para bloquear las expectativas negativas.

    Particularmente, y yendo a la actual coyuntura econmica minada de pronsticos catastrficos como va para legitimar la devaluacin y sus consecuentes efectos regresivos, podemos afirmar que si el contexto mundial, nacional y regional crea expectativas negativas, se producen dos tipos de efectos: los perversos y las profecas autocumplidas.

    En el primer caso, las consecuencias de una poltica econmica son diametralmente opuestas a las que el conocimiento convencional y los antecedentes empricos suponen que tendrn. Estos se producen en contextos voltiles y de alta desconfianza, donde entre los agentes econmicos se crea un grado de suspicacia de tal forma, que tiende a interpretar de manera tortuosa cualquier medida de poltica econmica que se adopta, incluso llegan a adjudicar a los gobiernos intenciones abiertas, es decir que el gobierno al tomar esa medida est intentando provocar una maniobra distraccionista para que el agente econmico pueda no evitar anticipadamente la reserva de sus intereses. El caso ms notable, en diciembre del ao 2000 se produce el cierre del mercado de capital por el endeudamiento de Argentina, y el gobierno nacional anuncia el llamado blindaje, eran crditos contingentes otorgados por el FMI, organismos internacionales y gobiernos extranjeros tendientes a demostrar que Argentina no estaba sola y que inversores internacionales estaban cometiendo un error al cerrarle los prstamos. Pero el error consista en dejar avanzar los problemas, y en ese contexto la interpretacin de la medida fue exactamente la inversa de la esperada. Los inversores interpretaron que si el FMI se jugaba de esa forma por Argentina significaba que el problema era ms grave de lo que ellos estaban suponiendo hasta ese momento, y en lugar de volverse a abrir el mercado de crdito se cerr an ms. La cesacin de pago de Argentina fue producto del intento de evitarlo.

    En lo que refiere a profecas autocumplidas, tambin la desconfianza de los agentes econmicos en contextos de incertidumbre genera el efecto. En medio de las crisis las versiones sin fundamento son tomadas como veraces, e inducen a comportamiento en manada que convierten en real la falsa informacin. El caso ms habitual es que, si todos creen que va a haber devaluacin se produce una corrida cambiaria, que produce efectivamente la devaluacin aunque la noticia original hubiese sido absolutamente falsa.Ambos anulan los mejores intentos de poltica econmica. Esos problemas que fueron habituales en el siglo XX, hoy se reeditan con la virulencia de las nuevas tecnologas, llegando a formas extremas de desconfianza.Es el mecanismo recientemente usado por sectores dominantes que representan los intereses concentrados del 1% ms rico de la poblacin, los que desde hace un tiempo se han dedicado exclusivamente a ponerle fecha de vencimiento a la poltica econmica actual, destacando el retraso cambiario y la urgente necesidad de una macrodevaluacin. De esta manera se puso en duda la capacidad del gobierno para administrar el tipo de cambio y anunciando el fatal e inevitable apocalipsis representado en la corrida cambiaria con efectos incontrolables que culminaran en un final de mandato traumtico y anticipado.Como planteara Leo Maslah en uno de sus cuentos absurdos (Signos) No es necesario tumbar el rbol para comer la fruta, dicen los vietnamitas... Si quers conseguir algo de Aguilerio, pedselo de buenas maneras. Este parece ser el avaro anhelo de los sectores que siempre tuvieron xito en la utilizacin y construccin de los mecanismos descriptos, con el objetivo de que los prximos dos aos de gestin econmica sean verdaderamente caticos y ejemplificadores de los que intentan cambiar el rumbo impuesto por el pensamiento dominante. O

    *Economista, miembro de Plan Fnix Crdoba

    Tumbar el rbol para comer el frutoEl enrgico debate en torno a la inflacin, la devaluacin, el impuesto a las ganancias de las personas fsicas, entre otros temas, sac a la luz a innumerable cantidad de predicciones en boca de salvadores y pro-fetas. Cul es la relacin que existe entre las herramientas de poltica econmica y las expectativas que se generan? Esta y otras cuestiones aborda Jos Mara Rinaldi, economista miembro de Plan Fnix.

    Jos Mara Rinaldi *

    si el contexto mundial, nacional y regional crea expectativas negativas, se producen dos tipos de efectos: los perversos y las profecas autocumplidas.

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    CIEN

    CIA

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    De noche, haba en la playa unas huellas que parecan de un pequeo tractor de juguete. En una de una ellas descubrimos un caracol que se desplazaba demasiado rpido para ser un caracol. Al levantarlo y darlo vuelta en vez del esperado cuerpo gelatinoso aparecieron las duras pinzas de un cangrejo movindose a toda velocidad. Pensamos que se trataba de un cangrejo que se haba comido al caracol y que haba quedado encajado en el caparazn. Pero el cangrejo no quera abandonar el caparazn por nada del mundo, cuando lo molestbamos con un palito se meta adentro y cerraba la entrada con sus pinzas, que se amoldaban de manera perfecta al orificio como en una escotilla. El caparazn del caracol no pareca ser el cadver de una vctima casual sino su preciada vivienda.

    Despus nos enteramos que se trataba de un cangrejo ermitao. Esta curiosa especie de cangrejos nace con un caparazn muy blando que no le permite defenderse de sus predadores. Por eso buscan caparazones de caracoles vacos, nunca atacan a los caracoles vivos, y los ocupan. Encontrar esos caparazones es vital para ellos y a medida que el cangrejo crece necesita mudarse a otros caparazones ms grandes. Esa mudanza ha sido registrada en numerosos videos caseros ya que estos cangrejos son tambin criados como mascotas. No es de extraar que un comportamiento tan notable haya despertado la atencin en otros mbitos. Selecciono a continuacin dos trabajos: uno cientfico y otro artstico que los tienen como principales protagonistas.

    En la playa de una pequea isla Sara M. Lewis y Randi D. Rotjan colocaron 20 caparazones vacos de caracoles en perfectas condiciones. Cuando un cangrejo ermitao encontraba uno de esos caparazones, siguiendo el comportamiento esperado, lo inspeccionaba cuidadosamente con sus pinzas para verificar si era de su tamao. Si lo era, lo ocupaba. Pero, increblemente, si no tena el tamao apropiado el cangrejo no lo abandonaba, se quedaba esperando a su lado. Entonces vena otro cangrejo y el mismo procedimiento se repeta. Si este nuevo cangrejo tomaba el caparazn vaco entonces liberaba el suyo y el primer cangrejo verificaba si era de su tamao. Si esto no ocurra, el nuevo cangrejo tambin esperaba hasta que apareciera otro y entonces se formaba una cadena que se ordenaba de mayor a menor, los cangrejos intercambiaban sus caparazones unos a otros de tal manera que todos conseguan una mejora en su vivienda.

    Cangrejos ermitaosHay algo en los cangrejos que invita a compararlos con los humanos. Dos registros, uno cientfico y otro artstico, dan cuenta de una relacin extraordinaria entre cierto tipo de cangrejos y caracoles de cuya simbiosis se desprende una metfora maravillosa.

    Sergio Dain*

    La introduccin de un nico nuevo recurso produca un beneficio en toda la cadena y eso ocurra de manera social y simultnea.

    Este comportamiento de los cangrejos se conoce con el nombre de "cadena de vacancia", un modelo originalmente estudiado en ciencias sociales y que sirve para describir la manera en que las vacancias de recursos discretos, reutilizables y escasos se propagan en una sociedad. Por ejemplo viviendas, autos usados y puestos de trabajo jerrquicos: cuando un individuo obtiene un nuevo recurso libera el que posea y ste es ocupado por otro que a su vez libera el suyo. El resultado puede ser que muchos individuos en la cadena sean beneficiados por la incorporacin de un nico nuevo recurso. Ms all de los detalles, las analogas entre la sociedad de los cangrejos y la sociedad humana, aunque slo se trate de una comparacin lejana, tiene algo de sobrecogedor, como un eco que nos recuerda de dnde venimos.

    El segundo trabajo es el de la artista japonesa Aki Inomata. Utilizando impresoras 3D, dise caparazones artificiales de acrlico que en su parte interior son idnticos al de los caracoles, pero por fuera son miniaturas de edificios icnicos de diversas ciudades del mundo. El cangrejo confunde el interior de acrlico con un caracol y se introduce en l. Su extrao cuerpo enroscado puede verse a travs del plstico transparente. La artista explica que el nombre

    japons para el cangrejo ermitao "Yadokari" significa literalmente alguien que vive en una casa temporaria. La mudanza del cangrejo es una metfora para la inmigracin, la adaptacin a nuevas nacionalidades y entornos. Nunca habitamos una casa definitiva, aunque as lo creamos o deseemos.

    Los trabajos anteriores enfatizan dos aspectos de la vida de los cangrejos: una compleja cooperacin social (que vuelve incorrecto el nombre de "ermitaos" para designarlos) y su mudanza permanente de vivienda, siempre usando refugios ajenos. Sin embargo existe un tercer aspecto que no consideran y que tiene algo inquietante.

    La relacin entre el cangrejo y el caracol es una forma de simbiosis, es decir, una relacin entre organismos de distinto tipo que, en algunos casos, redunda en beneficio para al menos uno de ellos. Pero se trata de una simbiosis muy particular (de la cual no existen muchos ejemplos), porque uno de los animales est muerto. Esta forma de simbiosis recibe el nombre de "tanatocresis". Existe cierta similitud con un trasplante de rganos entre humanos, pero este caso es ms extremo porque ocurre entre especies distintas e involucra un cadver y no un rgano vivo.Los caracoles vivos no tienen ninguna relacin con los cangrejos ermitaos, las dos especies se ignoran mutuamente. El caracol desconoce el destino de su caparazn vaco y ese destino futuro no le afecta en lo ms mnimo el desarrollo de su vida presente. Las dos especies estn unidas slo a travs de la muerte. La evolucin biolgica nos brinda aqu una muestra ms de su inescrutable sutileza.

    Como vimos en los trabajos mencionados, hay algo en los cangrejos que invita a compararlos con los humanos. Parece apropiado entonces intentar extender esa analoga tambin a la tanatocresis. Los humanos seramos los caracoles, nuestros cadveres (quizs slo el esqueleto) seran el anlogo de los caparazones vacos. Merodeando por nuestros cementerios estn los habitantes de otra especie completamente desconocida y de la cual no tenemos ningn indicio de su existencia. Ocupan nuestros cadveres vacos porque los necesitan para sobrevivir. Se introducen en ellos y se los llevan a seguir recorriendo el mundo. O

    *Fsico

    + infoR. D. Rotjan, J. R. Chabot, and S. M. Lewis, Social context of shell acquisition in Coenobita clypeatus hermit crabs Behavioral Ecology (2010) 21 (3): 639-646.Pgina web de Aki Inomanta:http://www.aki-inomata.com

    La relacin entre el cangrejo y el caracol es una forma de simbiosis, es decir, una relacin entre organismos de distinto tipo que, en algunos casos, redunda en beneficio para al menos uno de ellos.

    Aki Inomata. W

    hy Not Hand O

    ver a Shelter to Hermit Crabs? Fotografa, 2010-13.

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    LITERATURA

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    1. A fines de 2012, Celso Lunghi ganaba el Premio Nueva Novela de Pgina 12 con Me vers volver, un texto polifnico que combina la escritura epistolar, la crnica periodstica y el diario ntimo en una trama atravesada por el horror. Delirios msticos, sectas suicidas y espritus de venganza confluyen en un imaginario pueblo del sur de Buenos Aires, escenario donde se manifiestan distintas formas de la maldad humana (y sobrehumana).La crtica resalt los mritos estticos de la novela, as como la arriesgada combinacin de tradiciones narrativas, que van desde Stephen King hasta Manuel Puig o Elsa Bornemann. Y el xito de Me vers volver cuya edicin que acompaaba el diario se agot en un par de semanas y ya no se consigue en quioscos ni libreras hizo visible otro fenmeno emergente en el campo literario: el creciente inters por el terror en la narrativa actual.

    2. De qu hablamos cuando hablamos de terror? En la literatura argentina, el gnero se vincul con la ficcin poltica y los efectos del aparato represivo del Estado. Desde la poca de Rosas, la violencia del poder ha cobrado protagonismo en una serie de historias que exhiben la crueldad en formas insospechadas. Basta pensar en el sdico placer por la sangre que atraviesa las pginas de El matadero de Echeverra, relato tan nutrido de vsceras y mutilaciones que podra clasificarse dentro del subgnero gore.Ahora bien, no hay en Argentina una continuacin del terror gtico europeo y tampoco abunda el horror psicolgico o fantstico, al estilo de Edgar Allan Poe, de Howard P. Lovercraft. Se pueden mencionar los relatos de Las fuerzas extraas de Leopoldo Lugones, ciertos cuentos de Horacio Quiroga, de Cortzar y Bernardo Kordon. Hacia finales del siglo XX, lo siniestro aparece espordicamente en Laiseca, Gandolfo, Fogwill, y en la novela El mal menor de Charlie Feiling.En La pesadilla lcida. Apuntes sobre el gnero de terror, el mismo Feiling sostiene que se trata de un gnero difcil de abordar en tanto no a todo el mundo le producen miedo, o elmismo miedo, las mismas historias. En esencia, el objetivo del terror es siempre generar

    miedo mediante la intervencin de elementos sobrenaturales; aqu, lo sobrenatural esconde miedos sociales concretos y cuestiona el contenido ideolgico y arbitrario de lo que una poca acepta como natural.

    3. El terror me divierte, me inquieta dice Mariana Enriquez, quien desde su primera novela, Bajar es lo peor (1995), ha desarrollado una atmsfera siniestra en su narrativa. Me parece un gnero donde se puede ir muy profundo con cierta levedad. Por su condicin marginal, es un espacio muy libre donde se puede escribir virtualmente cualquier cosa. Provoca sensaciones fsicas; es una literatura elctrica.El cuento El aljibe, incluido en la antologa La joven guardia (2005), pero sobre todo los relatos de Los peligros de fumar en la cama (2009), terminaron por convertir a Enriquez en referente del terror argentino del siglo XXI. La locura, la exhibicin del miedo y la lgica de lo irracional son elementos recurrentes que le permiten exhibir la crueldad latente en las personas. La exploracin en mbitos oscuros aparece incluso en su escritura de no-ficcin, como en el caso de Alguien camina sobre tu tumba (2013), donde rene crnicas de viajes por cementerios.Luciano Lamberti tambin aborda los tpicos del terror, que tienen la capacidad de convocar emociones primitivas, atvicas, que arrastramos desde las cavernas. El terror es profundamente religioso: nos conecta con eso que no tiene explicacin.El vuelco hacia el gnero en Lamberti se produce en su ltimo libro, El loro que poda adivinar el futuro (2013), donde varios relatos abordan el matiz inquietante del fantstico, los miedos que laten bajo la superficie de la realidad. Creo que todos los miedos, en el fondo, son miedo a la muerte camuflados en otros miedos explica. De chicos todos somos miedosos: sentimos

    que algo acecha en la oscuridad. Despus nos olvidamos pero algo persiste a pesar de los aos. Bien mirada, cualquier cosa de la realidad es absurda y aterradora.

    4. Entre los personajes icnicos de la literatura de horror (demonios, vampiros, licntropos, entre otros), los muertos vivos ocupan un lugar de privilegio. Algunos ttulos que abordan el tema: La cena (2006) de Cesar Aira; Vienen bajando. Primera Antologa del cuento zombie argentino(2011); Estacin Zombie (2013) de Germn Arens. Y la lista sigue.En 2012, Cezary Novek y Germn Badwen publicaron Letra Muerta, una novela de aventura y horror ambientada en territorio nacional donde el zombi opera como metfora poltica y generacional. Badwen sostiene que en estos seres encuentra la completa victoria del consumismo en nuestras esencias, la incapacidad para evadir la masa, la superficialidad, el uniformismo del hombre actual. Por su parte, Cezary Novek ampla: Me asusta la proyeccin a futuro de cosas que no son temibles hasta que es demasiado tarde. Algo de eso hay en Letra Muerta y la metfora del zombi, que tiene que ver con el consumismo pero tambin con el viejo temor a que un ser querido te desconozca.La novela es la primera parte de una triloga y apareci por Llanto de Mudo, que adems apuesta al comic y el policial. Diego Corts, director del sello y editor de la revista Palp (dedicada exclusivamente a la literatura de gneros) entiende que hoy se vive un recambio cultural donde crticos, escritores y editores se posicionan sin el prejuicio de una literatura culta y una popular. Entonces, tenemos que encarar una forma propia del gnero, con nuestras costumbres e ideas, alejndonos del enfoque clsico o el de Hollywood. Letra Muerta es un gran ejemplo de eso.

    5. Otro espacio frtil para la nacionalizacin del gnero es el universo demonaco y de la supersticin religiosa. Nicols Correa ha incursionado en este mbito con Scubo. La Trinidad de la antigua serpiente (2013), novela que retrata la experiencia de un exorcista del conurbano bonaerense. Para este escritor, el terror expande la conciencia sobre lo real e impone desafos: Cmo hacer que el lector tema? Cmo hacer que el lector tema despus de El exorcista o El conjuro? Aunque dudo que esas preguntas movilicen al escritor a la hora de trabajar, supongo que en alguna instancia, cuestionar la recepcin es inevitable.Celso Lunghi tambin hace intervenir la posesin espectral en Me vers volver, e incluso corroe el imaginario catlico con ese perverso sacerdote que emplea la fe y la palabra divina como mtodos de tortura psicolgica. Del terror me atrae que tenga tpicos muy fijos, como fantasmas, objetos malditos, poderes sobrenaturales, hombres lobo, etctera... Uno se las tiene que ingeniar para tratar de hacer algo original con ese material.Para este ao ya hay varios proyectos de escritura de terror en imprenta. Las continuaciones de Letra Muerta y de Scubo, otra antologa en homenaje a King a cargo de la editorial Interzona, dos nuevos nmeros de Palp. Y ms. El futuro parece optimista. Creo que hay un incipiente inters por el gnero dice Enriquez. Sera normal que crezca una nueva generacin de escritores de terror entre los criados por King y otrosescritores como Straub o Barker. Lo raro es que no existiera. O

    *Escritor

    Panormica del (neo?) terror argentinoExiste un creciente inters por el terror en la narrativa actual que se manifiesta en varios de los textos recientemente publicados como as tambin en el aumento de proyectos de escritura de terror en imprenta. Hacemos un breve panorama de este fenmeno que mete miedo.

    David Voloj *

    En la literatura argentina, el gnero se vincul con la ficcin poltica y los efectos del aparato represivo del Estado.

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    M

    SICA

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    A fines de la dcada de 1999, principios de 2000, el norteamericano Paul Perry se cruz en el barrio porteo de Colegiales con un negro corpulento que era llevado a la rastra por una manada de perros siberianos. Ambos se reconocieron (la nacionalidad mutua) de inmediato y empezaron a charlar. El negro, llamado Geordell, era un natural de Alabama que se ganaba la vida en Buenos Aires dando clases de ingls, entre otras actividades. Enterado de que Paul era profesor de ingls, le dijo sin ms ni ms: Necesito un profesor carismtico para celebridades.

    Despus de teachearle un poco a Dante Spinetta, quien lo requiri para mejorar algunas pronunciaciones de algunos temas, Perry recibi una llamada de Geordell, invitndolo a llegarse a la vuelta de su casa en el barrio de Villa Urquiza, donde viva un msico amigo. Era Luis Alberto, el padre de Dante. Paul saba que era una celebrity, pero no se impresion mucho (tiempo atrs, haba conocido a Walter Sidotti, el baterista de Los Redondos, con quien se encontraba frecuentemente en los colectivos de la lnea 103. Yo soy el baterista de una banda muy popular, le dijo Sidotti un da. No saba quines eran nos confiesa Perry. Me pareci gracioso tomar un bondi con una estrella del rock nacional que viva en la casa de su mam).

    La cuestin es que, al llegar, noms, pegaron buena onda, hablando solo en ingls (a pedido del mismo Paul, que se senta medio torpe con el castellano). Spinetta tena el acento de un italiano de su Filadelfia natal, el ingls de todos los pizzeros, albailes, panaderos de South Philadelphia en los aos 70, 80 precisa. Todo lo que me recuerda de esa poca me parece beautiful, as que le dije: Your English is beautiful. La amistad que fue surgiendo entre ambos (nunca le di clases de ingls, simplemente hablbamos y a veces le correga cuando l me preguntaba si estaba mal algo que haba dicho) se potenci cuando Paul se fue a vivir a una de las casas linderas de la del Flaco.

    Louie (tambin le deca Skinny (flaco) o Buddy (amigo). Y l a m. ramos amigos) se sentaba en el escaln de la puerta de calle a fumarse un cigarrillo o a tomar mate, mirar pasar los autos... A veces yo sala y estaba ah, o iba a la carnicera, a la vuelta, y lo encontraba. Pasaba a la casa, al

    estudio (La Diosa Salvaje, que funcionaba en la casa; era un combo, un lugar interesante que no existe ms, filosficamente), hablbamos... Del presente, del pasado, del futuro. Siempre daba para hablar algo, como sucede entre dos personas con experiencias para contar.

    Los temas predilectos eran la msica y la literatura. Jimi (Hendrix), he blows my mind, me deca siempre. Le volaba el cerebro. Y a quin no? Me recomend The Beach Boys, me hablaba siempre de Beatles, Rolling Stones. Y a sus recitales fui muchas veces, siempre estaba invitado. Cuando el tema era la literatura, Paul sola hablar de Bukowski, uno de sus escritores preferidos (su hijo mayor se llama Henry por l, su hija Emily por Emily Dickinson), y Luis de autores japoneses. Saba de qu hablaba cuando hablaba de literatura. Una vez, para Pascua, le regal una copia de un libro mo, un libro artesanal, con dibujos a mano. Le gust mucho, no solo por su contenido, sino por el hecho. Entonces, desde ese momento, siempre me presentaba a sus conocidos como Paul Perry, el poeta yanqui`. Me consideraba poeta y eso me llenaba de orgullo.

    Cierta vez que Perry estaba hablando de literatura, not que el Flaco dibujaba y dibujaba hasta que en un momento lo interrumpi y le dijo: Introduce you to Ernest Anyway y le mostr el dibujo que estaba haciendo (que actualmente ilustra la tapa del libro de Juan Carlos Diez sobre conversaciones con el msico). Justo hablbamos de escritores... Y voil, Ernest Anyway Porque siempre digo anyway para cambiar de tema. A esto de Ernest Anyway o de decirle el Bill Evans de las medialunas al panadero del frente de su casa, o Mc Laren a un vecino dueo de una combi Volkswagen que la senta como si fuera una Maserati, Spinetta lo llamaba deformar. Deformbamos mucho, s se re Paul. l manejaba un Ford Fiesta. Its no party!, me deca. Odiaba ese coche.

    En el verano de 2006, en el peor momento econmico de Perry, el Flaco le ofreci un dinero que el norteamericano rehus. Conociendo que coma solamente hgado y cebolla, le trajo un da un tupper enorme, con fideos amasados por l mismo. Era un excelente chef. Pastas, guisos, pizzas. De primera. Y preparaba un buen t.

    Meses antes de morir, Luis le comunic a su amigo que tena cncer de pulmn. Paul lo sigui viendo, pero menos. Dola. Comenc a escribir My Neighbor, the Skinny la noche que falleci... Sentado en su puerta. La idea no surgi porque no fue una idea, fue una inspiracin. Tuve suerte porque me ayud a liberarme del dolor de su partida. Es feo perder amigos. Y tengo pocos.

    El libro fue escrito en dos semanas, por las noches, mientras sus hijos dorman. No tiene una trama. Es un viaje de diez aos compuesto en episodios (ordenados cronolgicamente, a partir del invierno de 2001). Como una p