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--------------- Panorama general de la ciencia modema Peter J. Bowler e I wan Rhys Morus Traducci6n castellana de Joan Soler CRITICA Barcelona

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Panorama general de la ciencia modema

Peter J. Bowler e I wan Rhys Morus

Traducci6n castellana de

Joan Soler

CRITICA Barcelona

1: ... ::-~~=-:..:~ns. 1665-1750, Cornell J::". il:::~~-:-.. rraducido por S. L. Bon­It:'"•.!. 1ork. 1997. fi:ir.~~'":. c~:fihe Earth and the His­IC"'S~"0 of Chicago Press, Chica-

s:_: Episodes in the History of as_ ::"a.eYa York, 1976. ~-:-::<of Scientific Knowledge ii£:~ =,f~ Chicago Press, Chicago.

1 :.J.,; _, .~.::. gy: The Cambrian-Silu­P:-=...::cton, Nueva York, 1986. -=--: ~-~ 1841: The Revolution in ~.CI.1972.

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La revoluci6n darwiniana

La popularidad del termino «revoluci6n darwiniana» (Himmelfarb, 1959; Ruse, 1979) sugiere que estamos ante una teoria cientifica

de importantes consecuencias. Si se aceptaba la teoria naturalista de Darwin sobre la evolucion, entonces habfa que rechazar o renegociar un sinnumero de creencias y valores esenciales a la cultura cristiana. Los seres vivos, incluida la especie humana, ya no podfan considerar­se una creacion divina. A lo sumo, cabrfa suponer que Dios desempe­fiaba algun papel indirecto en el proceso de la evolucion, pero incluso eso era diffcil de imaginar si aquella se valia de un mecanismo tan complejo como la seleccion natural. Igual de grave era que se vda amenazado el estatus del alma humana. Si solo somos animales mejo­rados, cuesta creer que tenemos un alma inmortal si los animales infe­riores no la tienen. Y abandonar el concepto de la dimension espiritual de la existencia humana socavarfa las nociones tradicionales de mora­lidad y amenazarfa la estabilidad del orden social.

L,Que pruebas tan convincentes empujaron a cientfficos como Dar­win a dar un paso tan audaz? Segun el modelo de historia preferido por estudiosos como Gavin de Beer (1963), es posible ver como Dar­win se encamino hacia su teoria debido a una acumulacion de infor­maciones nuevas procedentes de ambitos tan diversos como los restos fosiles o el estudio de la crfa de animales. Si la teorfa tenfa repercu­siones problematicas, habrfa que afrontarlas sin mas si se querfa vivir en el mundo real. Sin embargo, incluso en la actualidad no faltan crf-

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ticos para quienes la teoria darwiniana no es ciencia verdadera, de modo que a Darwin y sus seguidores seguramente les inspir6 algo mas que el deseo de estudiar la naturaleza. Para los creacionistas moder­nos, el darwinismo es el agente de la filosoffa materialista que quiere destruir los valores y creencias tradicionales y sumir el mundo en la anarqufa. Sostienen asimismo que los materialistas manipulan prue­bas cientfficas discutibles para respaldar una teorfa cuyo verdadero objetivo es mucho mas ambicioso y peligroso.

No obstante, para debilitar la credibilidad cientifica del darwinis­mo se ha usado tambien otra linea de argumentaci6n. Desde Marx y Engels, los criticos socialistas han observado la analogia entre la «lu­cha por la existencia» de Darwin y la economia competitiva del mer­cado libre en la que los individuos luchan por ganarse la vida. L,Es una coincidencia, dicen los criticos, que una teorfa asf se formulara en el apogeo del capitalismo victoriano? Darwin se limit6 a proyectar la ideologia de su clase social en la naturaleza para que el y sus seguido­nis pudieran afmnar que una sociedad competitiva era «totalmente na­tural». Este es un argumento muy distinto que pone en entredicho las credenciales cientfficas de la teoria. De cualquier modo, los observa­dores cautos acaso reflexionen sobre el hecho de que los creacionistas que condenan el materialismo darwiniano se cuentan entre los parti­darios mas fervorosos del sistema de la libre empresa -asi pues, l,Sera que tambien ellos son inconscientemente darwinistas sociales?

Estas percepciones contrapuestas del darwinismo modemo apare­cen reflejadas en la copiosisima literatura hist6rica sobre los origenes de la teoria. La descripci6n de Darwin como un cientffico valiente a cargo de De Beer va seguida de las de otros cientfficos-historiadores como Michael Ghiselin (1969) y Ernst Mayr (1982). Los valores de aquellos a quienes desagradan las consecuencias del darwinismo apa­recen en los retratos mucho menos halagadores creados por Jacques Barzum (1958) y Gertrude Himmelfarb (1959). La plasmaci6n socio-16gica del darwinismo se explora en los escritos del historiador mar­xista Robert Young (1985) yen una biograffa de Darwin realizada por Adrian Desmond y James Moore (1991). Otros historiadores han in­tentado equilibrar las presiones en conflicto. Pocos negarfan ahora que Darwin se vio influido -tal vez creativamente- por la ideologia

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La revoluci6n darwiniana 163

de su epoca, pero existe la creencia generalizada de que no podemos entender sus aportaciones a menos que analicemos esas ideas creati­vas a traves de su trabajo cientffico (para visiones de conjunto, vease Bowler [1983b, 1990]; Eiseley [1958]; y Greene [1959]). La labor de los historiadores se complica debido a la abundantfsima documenta­cion sobre la actividad de Darwin, que esta preparandose para su pu­blicacion (p. ej., Darwin, 1984-, 1987).

La tendencia de seguidores y crfticos a centrarse en el trabajo del propio Darwin tal vez haya distorsionado nuestra imagen de la revo­lucion darwiniana. Es muy facil dar por supuesto que probablemente hubo una transicion repentina desde un creacionismo mas o menos es­table a un darwinismo rabiosamente materialista que ha permanecido inmutable (sino incontestado) hasta hoy. Esta percepcion se alimenta de una peculiar combinacion en los logros de Darwin: este convirtio al mundo al evolucionismo y descubrio tambien lo que la mayorfa de los biologos modemos consideran la explicacion correcta de como fun­dona la evolucion: la seleccion natural. Hay una tentacion evidente de creer que Darwin seguramente tuvo exito porque sus contemporaneos comprendieron que habfa dado con el mecanismo correcto. Segun este modelo, solo hacfa falta «ordenar» un poco la teorfa para generar el darwinismo modemo. No obstante, un creciente numero de estudios sugieren que los colegas cientificos de Darwin no aceptaron la selec­cion natural. A principios del siglo xx, surgieron mecanismos de la evolucion rivales. Hemos de entender la aparicion del darwinismo modemo como un proceso mucho mas prolongado que requirio trans­formaciones importantes mucho despues de que se admitiera la idea basica de la evolucion (Bowler, 1988).

Estas cuestiones aparecen en la labor de los historiadores que estan creando un modelo mas complejo para entender como la primera ge­neracion de darwinianos logro dominar la comunidad cientffica. Dar­win no fue el primero en provocar una discusion generalizada sobre el evolucionismo. Mucho antes de publicar en 1859 El origen de las es­pecies, varios escritores radicales ya promovfan la teoria como funda­mento de una filosoffa politica que exigfa progreso social. Al socavar las creencias tradicionales defendidas por la Iglesia, la evolucion plan­teo la posibilidad de que la propia naturaleza se cimentara en una ley

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de progreso --que por tanto haria inevitable el progreso humano-. Esas ideas apenas tuvieron repercusi6n en la elite cientifica, pero si allanaron el terreno para la aceptaci6n de la teoria de Darwin y quiza determinaron la presunci6n popular de que aquella tambien era la base de una filosofia de progreso universal. Si es asi, muchas de las conse­cuencias filos6ficas, teol6gicas e ideol6gicas normalmente atribuidas al darwinismo acaso sean un reflejo de este movimiento cultural mas amplio.

Al mismo tiempo, hemos de analizar mas atentamente por que los cientificos tomaron a Darwin mas en serio que a los escritores ante­riores. Sin duda, para ellos ellibro era una iniciativa nueva que trans­formaria muchas areas de la ciencia, sobre todo la morfologia ( estudio comparado de estructuras animales) y la paleontologia. Y aunque la mayoria de ellos no aceptaban la selecci6n natural como principal me­canismo de la evoluci6n, creian que era una teoria convincente y cien­tificamente verificable que trascendia las conjeturas mas tempranas. Se ha dicho que algunos cientificos profesionales j6venes, como T. H. Huxley (que lleg6 a ser conocido como el «bulldog de Darwin»), se sintieron atraidos por la teoria porque esta les era util en su campaiia para persuadir a la gente de que, en una economia modema, la ciencia superaba ala Iglesia como fuente de conocimientos. Todo ello da a en­tender que el impacto del darwinismo ha de evaluarse en funci6n tan­to de las ventajas cientificas (que eran lo bastante reales incluso para los que albergaban dudas sobre la teoria detallada de la selecci6n) como de su apelaci6n a los valores y los prejuicios de los potenciales partidarios de dentro y fuera de la ciencia.

Diseiio en el mundo natural

La cosmovisi6n aun aceptada por los creacionistas modemos no se remonta a los inicios del cristianismo. Como seiialamos en el capitulo 5, «La edad de la tierra», en el siglo xvn fue ampliamente aceptada una interpretacion literal de la Creaci6n del Genesis. Si la tierra s6lo tenia unos cuantos miles de aiios de edad, era inconcebible cualquier pro­ceso gradual de desarrollo. La unica explicaci6n del origen de las

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plantas, los animales y los seres humanos era que Dios creo de forma directa sus antepasados originarios. A los naturalistas de la epoca cier­tamente les satisfacfa explotar esa idea para asf justificar la explora­cion cientffica del mundo natural. AI fin y al cabo, eran crfticos que prevenfan contra el materialismo de la nueva ciencia promovida por Galileo, Descartes y Newton. Si habfa que considerar el mundo ente­ro como una maquina gigantesca, la unica manera de preservar un pa­pel para el Creador era recalcando que la maquina necesitaba un Dise­fiador sensato e inteligente. Aunque no creyeran en el J ardfn del Eden, los naturalistas del siglo xvn podian recurrir a una «teologfa natural» en la cual el estudio de los seres vivos pondria al descubierto la obra de Dios. El «razonamiento basado en el disefio» pretendfa convencer a los escepticos de que la mejor explicacion de la existencia de es­tructuras complejas como los seres vivos era un Dios que, en la analo­gia utilizada por William Paley, las creo igual que un relojero disefia un reloj (vease cap. 15, «Ciencia y religion»).

Un destacado defensor de esta idea fue el naturalista ingles John Ray, cuyo Wisdom of God Manifested in the Works of Creation [Sabi­durfa de Dios manifestada en la obra de la Creacion] aparecio en 1691 (Greene, 1959). Ray se valio de la estructura del cuerpo humano, en especial el ojo y la mano, para sostener que existen complejos meca­nismos diseiiados de manera exquisita cuyo fin es facilitamos los ins­trumentos necesarios para dirigir nuestra vida. De todas formas, no crefa que el mundo hubiera sido creado solo en beneficio nuestro. Cada especie animal tiene sus propias estructuras concebidas para permitir a los individuos ganarse el sustento y disfrutar de su vida en un entomo determinado. Asi pues, el razonamiento basado en el dise­fio se centraba en la adaptacion de la estructura a la funcion. Dios no solo es sensa to sino tam bien benevolente, pues da a cada especie exac­tamente lo que necesita para vivir en ellugar donde la ha creado. El ra­zonamiento presupone una creacion estatica, en la que las especies y sus entomos permanecen igual que cuando fueron creados. Se ha di­cho a menudo que Darwin dio la vuelta al argumento cuando puso de manifiesto que la adaptacion es un proceso en el que las especies se acomodan a medios cambiantes.

La idea de Ray de un mundo disefiado no carecio de aplicaciones

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en el mundo cientffico de la epoca. Por un lado estimulo el estudio mi­nucioso de especies y su relacion con el entomo. Pero tambien consti­tuyo la base de los primeros esfuerzos por establecer una taxonomfa biologica, un sistema para clasificar animales y plantas que permitiera entender la apabullante diversidad de especies. Cada especie individual tiene sus propias adaptaciones particulares, pero entre las especies hay relaciones que seguramente conllevan algun patron racional en la Crea­cion de Dios. Tanto elleon como el tigre son «gatos grandes» -apre­ciamos la relacion entre ellos amen de un parecido mas lejano con el gato domestico--. Si podemos ordenar y relacionar estos y otros gra­dos de semejanza, quiza seamos capaces de ver el plan completo de la Creacion expuesto en nuestros libros de texto y museos. Tambien go­zaran de enormes ventajas los cientfficos que deban referirse de mane­ra inequfvoca a alguna de las numerosfsimas especies vivas, problema que se agravo cuando los naturalistas europeos se las vieron ante el in­mensa conjunto de especies nuevas descubiertas en tierras remotas.

Ray realizo contribuciones importantes para establecer ese sistema, pero fue el naturalista sueco Carl von Linne, mas conocido por Linnea, la forma latinizada de su nombre, quien sento las bases del sistema rna­demo de taxonomfa biologica (Farber, 2000). Su Systema naturae sistens regna tria naturae ... (1735) con el tiempo se fue ampliando hasta llenar varios volumenes donde se intentaba clasificar todas las especies de ani­males y plantas conforme a un metoda racional. Linnea tambien elaboro el sistema de denominacion de las especies que aun usamos en la actua­lidad: la nomenclatura binomica. Las especies mas afines estan ligadas a un genera y cada una recibe dos nombres latinos, siempre en cursiva: el primero es el genera; el segundo, la especie individual. De este modo, el leones Panthera leo; el tigre, Panthera tigris. Luego, el genera Panthera de los grandes gatos se incluye en la familia de los felidos (los gatos), que a su vez pertenece al orden de los carnfvoros (los que comen carne) de la clase de los mamfferos. Aunque han cambiado muchas cosas en el modo de evaluar las relaciones y los detalles de algunos agrupamientos, los cientfficos todavia clasifican las especies asi. La teoria de la evolucion de Darwin explica el agrupamiento de especies a partir de un antepasado comun: en el ramificado «arbol de la vida», cuanto mas recientemente comparten dos.especies un ascendiente comlin, mas estrechamente em-

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parentadas estan. No obstante, vale la pena recordar que, cuando Linnea cre6 el sistema, creia que este representaba el plan divino de la Creaci6n -las relaciones existian solo en la mente de Dios-. Pensaba asimismo que la mayoria de las especies habian sido creadas exactamente con las mismas caracteristicas que tienen en la actualidad.

El patron de relaciones que Ray y Linnea pretendian representar constaba de grupos ubicados en grupos mayores, razon por la cual con­cuerda con el modelo de evoluci6n ramificada de Darwin. El sistema restaba valor a una vision mucho mas vieja del arden natural conocida como «Cadena del ser>>, basada en la noci6n 16gica de que unos anima­les son superiores o mas avanzados que otros. La mayorfa de nosotros creemos que los seres humanos son superiores a los demas animales, y solemos considerar a los mamiferos superiores a los peces, y tam­bien a los peces respecto a los invertebrados. Desde los antiguos grie­gos, esta jerarquia natural se ha visualizado como una cadena lineal con las especies como eslabones, que se extendia desde los seres hu­manos hasta la forma de vida mas inferior. Tambien habia una jerar­quia espiritual que iba a traves de los angeles hasta Dios, de tal modo que los seres humanos ocupaban la frontera crucial entre las esferas animal y espiritual. La cadena del ser todavia fue explotada por poetas del siglo xvm como Alexander Pope (vease Lovejov, 1936), pero Lin­nea y los naturalistas ya habian demostrado que, como sistema practi­co de clasificacion, no funcionaba. De cualquier modo, la idea mas am­plia de jerarquia animal estaba demasiado arraigada para abandonarla, asi que la teoria de la evolucion seria moldeada por una suposicion ge­neralizada de que la historia de la vida debe representar el ascenso de esta hacia formas superiores (Ruse, 1996). El arbol de la vida conser­vaba el tronco principal, equivalente a la cadena del ser, pero con una gran cantidad de ramas secundarias (vease fig. 6.5, mas adelante).

z,Precursores de Darwin?

Los naturalistas para quienes el universo era una creacion divina con­sideraban -habida cuenta de la detallada naturaleza de su trabajo­que esta estaba llena de imprecisiones, las cuales aumentarian a medi-

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da que las ciencias de la vida se hicieran mas sofisticadas. Pero a me­diados del siglo XVIII surgio un movimiento que fue cobrando impor­tancia que rechazaba la idea global de disefio y buscaba explicaciones mas materialistas de como habian llegado las cosas a su estado actual. Algunas de las teorias resultantes si incluian un elemento de transfor­mismo, lo que hoy denominariamos evolucion, y los naturalistas que las formulaban han sido aclamados en ocasiones como los «precurso­res de Darwin» (Glass, Temkin y Strau, 1959). Ciertos historiadores posteriores mostraron su recelo ante esa busqueda de precursores de la teoria modema, pues no tiene en cuenta el contexto tan diferente en el que se articularon dichas ideas tempranas. Es facil hallar pasajes ais­lados que den la impresion de que algunos pensadores del siglo xvm se encontraban proximos al darwinismo, pero una lectura mas cuida­dosa nos indica que por lo general estaban pensando en algo total­mente ajeno ala teoria modema. Existen muchas maneras de imaginar como ha cambiado el universo a lo largo del tiempo, y el darwinismo solo es una de elias. En realidad, los supuestos precursores exploraban modelos muy diferentes de como pudieron aparecer nuevas formas de vida. Aunque debemos ser conscientes de que la disposici6n a cues­tionar la idea de Creacion estatica fue una tendencia creciente, retor­cer esas ideas tempranas para encajarlas en nuestras teorias modemas solo puede acabar por tergiversarlas hasta volverlas irreconocibles.

Las motivaciones que hay tras muchas de esas conjeturas radican en la filosofia de la Ilustracion, que ensalzaba Ia capacidad de la razon humana para comprender el mundo y rechazaba las religiones tradi­cionales calificandolas de supersticiones. Se acusaba a la Iglesia de ser un obstaculo para la reforma social, de modo que minar la credibi­lidad de la Creacion del Genesis tenia una finalidad no solo intelectual sino tambien ideologica. Algunos de los filosofos de la llustracion fueron ateos y materialistas declarados: buscaban una explicacion del origen de la vida que no dependiera de lo sobrenatural (Roger, 1998). Para Denis Diderot, el mundo era una serie interminable de transfor­maciones materiales que formaban y reformaban estructuras fisicas sin ningun plan o proposito preconcebido. Diderot puso en entredicho el supuesto de que las especies fueran constantes e hizo hincapie en el caracter no planeado del cambio natural al conjeturar que a veces na-

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cian monstruosidades con nuevos rasgos que por casualidad permitian ala criatura sobrevivir y dar origen a una nueva especie. Sin embar­go, los materialistas como Diderot no elaboraron ninguna teoria de­tallada del transformismo porque tambien pensaban que la naturale­za inorganica podia producir incluso seres vivos complejos directamente mediante un proceso conocido como «generacion es­pontanea».

Esta opcion tambien puede rastrearse en el pensamiento del natu­ralista mas influyente de la Ilustracion, Georges Louis Leclerc, conde de Buffon (Roger, 1997), el cual defendiola nueva escala temporal de la historia de la tierra en la que se basaban esas especulaciones acerca del origen de la vida (sobre avances en geologia y paleontologia, vease cap. 5, ~~La edad de la tierra»). Buffon formulo una teoria segun la cualla tierra no solo es muy vieja sino que en el pasado lejano tambien esta­ba mas caliente y, por tanto, tenia mas energia. Su obra en varios vo­lumenes Natural History [Historia Natural], que empezo a publicar en 17 49, tambien brindaba una perspectiva general de todas las especies animales conocidas e incluia especulaciones (no del todo coherentes) sobre su origen. Buffon ridiculizaba la busqueda de Linneo del plan divino de la Creacion, aunque tambien aceptaba la realidad de las es­pecies. De cualquier modo, cada vez se fue convenciendo mas de que las especies eran muy flexibles para poder adaptarse a las nuevas con­diciones con que se encontraban en un mundo que se hallaba en cons­tante cambio. En un capitulo de 1766 titulado «Sobre la degeneracion de los animales», sostenia que todas las especies que constituyen un genero modemo descienden de un unico antepasado -asi, ell eon y el tigre no son verdaderas especies, sino solo variedades de una sola es­pecie de gato grande-. Sin embargo, las formas ancestrales no habri­an evolucionado a partir de otra cosa, y en el resto de los escritos de Buffon queda claro que, a su juicio, aquellas aparecieron originaria­mente por generacion espontanea. En su volumen adicional Las epocas de Ia naturaleza (1778) sugeria dos episodios de generacion espontanea en el transcurso de la historia de la tierra, uno para producir criaturas adaptadas a las condiciones tempranas, muy calientes, y otro para generar los antepasados de las formas modemas. Desde luego era una altemativa audaz al Genesis, pero solo suponia una transmutacion muy limitada.

170 Panorama general de la ciencia moderna

A finales de siglo hubo dos pensadores cuyas ideas incluian un elemento mas sustancial de lo que podriamos Hamar la evolucion. Uno de ellos, el medico y poeta ingles Erasmus Darwin, ha suscitado mucho interes porque fue su nieto, Charles Darwin, quien formulo la teoria modema de la evolucion. En sus poemas (que gozaron de bas­tante popularidad en su epoca) y en un capitulo de su Zoonomia (1794-1796), Erasmus respaldo la idea de un desarrollo gradual de la vida a lo largo del tiempo. Pero mucha mas influencia tuvo la teoria paralela planteada por el naturalista frances J. B. Lamarck (Burkhardt, 1977; Jordanova, 1984), quien estudio los animales invertebrados en el Museo de Historia Natural creado en Paris por el gobiemo revolu­cionario e hizo importantes aportaciones a su taxonomia. Hacia 1800, Lamarck abandono su compromiso con la idea de la estabilidad de las especies y elaboro la teoria que publico en su Filosojfa zool6gica (1809). Aceptaba la generacion espontanea, recurriendo ala electrici­dad como fuerza capaz de dar vida a la materia inerte, pero presupo­nia que solo podian producirse de ese modo las formas de vida mas simples. Los animales superiores habian evolucionado a lo largo del tiempo gracias a una tendencia progresiva que volvia cada generacion ligeramente mas compleja que lade sus padres. Lamarck creia que, en teoria, esa progresion generaria una escala lineal de organizacion ani­mal --de hecho, una cadena del ser con los humanos como productos finales y superiores-. Observese, no obstante, que este modelo «esca­lera» de la evolucion no incluia ramificacion, pues habia muchas lineas paralelas que ascendian partiendo de distintos episodios de generacion espontanea. Lamarck negaba la posibilidad de extincion y la realidad de las especies. En su opinion, la escala era absolutamente continua, sin huecos que separaran las diferentes especies (los huecos que vemos se deben a que no se disponia de informacion; los eslabones que faltan estan por ahi, en alguna parte).

Es este un modelo de evolucion bastante distinto de lo aceptado en la actualidad. Lamarck era un naturalista experto y sabia que, en reali­dad, no podemos acomodar las diversas formas de vida en un modelo lineal. Suponia que habia un segundo proceso evolutivo en marcha que alteraba la cadena y originaba una disposicion irregular. Se le recuer­da por ese segundo proceso porque los biologos lo tomaron muy en se-

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La revoluci6n darwiniana 171

rio hasta la aparicion de la genetica modema. Lamarck sab.fa que las especies se adaptaban a su medio, pero no podia atribuir esto a un de­signio de Dios. En vez de ello, imaginaba que las especies estaban adaptadas a los cambios del entomo en virtud de un proceso denomi­nado «herencia de caracteristicas adquiridas» o «herencia del uso». Un rasgo adquirido es aquel desarrollado por el organismo despues del na­cimiento a consecuencia de ejercitar el cuerpo de una manera poco co­mun. Los abultados musculos dellevantador de pesas son una caracte­ristica adquirida porque si no fuera por el ejercicio serian mucho mas pequefios. Lamarck (y muchos otros) erda que esos rasgos adquiridos ten.fan una ligera tendencia a ser heredados, por lo que los hijos delle­vantador de pesas nacerian con unos musculos un poco mas desarro­llados debido a los esfuerzos del padre. Este proceso daria lugar a una adaptacion evolutiva si se adoptaba el nuevo habito determinante del ejercicio para hacer frente a un cambio en el entomo. En el ejemplo clasico, ellargo cuello de la jirafa resulta de generaciones en que sus antepasados lo estiraban para comer las hojas de los arboles.

La teoria de Lamarck fue el ultimo producto de la epoca especulati­va de la Ilustracion; y los historiadores de la ciencia tradicionalmente han cre.fdo que una nueva generacion de naturalistas conservadores de la epoca napoleonica la hab.fa rechazado por absurda. Desde luego algunos miembros de la elite cientlfica se opusieron a ella, pero como veremos en la proxima seccion, aun hab.fa radicales dispuestos a utilizar la idea de la evolucion para poner en tela de juicio las creencias tradicionales. Para estos radicales, en la teorfa de Lamarck se hallaban elementos que concordaban bien con sus continuas demandas de reforma social.

Interpretacion de los restos f6siles

La elite cientlfica del siglo XIX ansiaba distanciarse del materialismo de la Ilustracion. En Gran Bretafia, esto significo un renacimiento de la teolog.fa natural. En el continente hubo menos apelaciones expllci­tas a la religion, pero algunos enfoques nuevos de las ciencias de la vida tend.fan a reforzar la creencia en la estabilidad de las especies y en algunos casos presentaban el mundo vivo como un patron ordena-

172 Panorama general de la ciencia moderna

do que expresaba cierto principia racional en el centro de la naturale­za. Sin embargo, habfa un factor nuevo que todas esas perspectivas te6ricas debfan tener en cuenta: la historia de la vida revelada por los restos f6siles (para un bosquejo de las repercusiones provocadas por el estudio de los restos f6siles, vease cap. 5). Por conservador que fuera su punto de vista, los naturalistas tenfan que considerar las especies modemas como la ultima fase de un proceso hist6rico. Debian trans­formar las viejas tradiciones para incorporar ese elemento de cambia sin respaldar la transmutaci6n como agente en virtud del cual aparecfan especies nuevas. Hubo un tiempo en que parecia facil para los histo­riadores de la ciencia rechazar esos esfuerzos calificandolos de meros apafios que intentaban desesperadamente retrasar la aparici6n del evo­lucionismo darwiniano. Pero segun ciertos estudios modemos, en al­gunos casas esas teorfas temprauas produjeron importantes resultados que ayudaron a crear la cosmovisi6n ala que tambien contribuy6 Dar­win. En trabajos recientes se confirma asimismo la cuesti6n seiialada antes: los radicales no desaparecieron, yen cierto modo las filosofias antievolutivas del establishment cie~tifico se elaboraron para comba­tir la amenaza que aquellos suponfan.

El trabajo de Georges Cuvier y sus discipulos sobre f6siles verte­brados estableci6 que el orden de la naturaleza de su epoca era sim­plemente el ultimo de una larga serie. Para reconstruir los restos fosi­lizados de animales extintos, Cuvier recurri6 a sus conocimientos en anatomia comparada ( vease cap. 7, «La nueva biologia» ). Puso de ma­nifiesto que la tierra habfa pasado por diversas eras geol6gicas, cada una de las cuales con su propia poblaci6n particular de animales y plantas. i,C6mo se iba a aceptar esa idea sin ceder terreno ante La­marck y los evolucionistas? Cuvier estaba convencido de que las ca­tastrofes geol6gicas habfan exterminado las poblaciones de continen­tes enteros, lo que dej6 sitio para que una poblaci6n totalmente nueva ocupara el area despues de que todo se hubiera calmado. Hizo lo po­sible por ridiculizar la teoria de Lamarck alegando que la estructura de cada especie esta tan minuciosamente equilibrada que cualquier alte­raci6n significativa volverfa el organismo inviable. Pero no recurri6 al disefio, y eludi6la necesidad de postular creaciones sucesivas para ex­plicar la aparici6n de especies nuevas, sugiriendo, en cambio, que es-

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La revoluci6n darwiniana 173

tas inmigraron desde zonas no afectadas por la catastrofe. Para sus se­guidores britanicos, no obstante, la idea de las creaciones sucesivas era irresistible. La historia del Genesis habrfa sido modificada para in­cluir una serie de creaciones milagrosas en el transcurso de la historia de la tierra (Gillispie, 1951). Aquellos alababan la Natural Theology [Teologfa natural] (1802) de William Paley, que volvfa a plantear el «razonamiento basado en el disefio» mediante la analogfa del reloj y el relojero, y se consideraban a sf mismos modificadores de esa idea tradicional en vista de los nuevos conocimientos derivados de los res­tos fosiles. William Buckland hizo su aportaci6n a una serie conocida como los Bridgewater Treatises [Tratados de Bridgewater] ---cuyo co­metido era promover la teologfa natural-, valiendose de su volumen para demostrar como todas las especies que constitufan cada pobla­ci6n sucesiva estaban adaptadas a las condiciones reinantes. AI presu­mir que la tierra se estaba enfriando poco a poco para que el entorno cambiara paso a paso basta llegar a ser el que tenemos en la actuali­dad, explicaba por que hada falta que las creaciones de Dios desapa­recieran periodicamente a fin de dejar sitio a poblaciones nuevas que se asemejaban mas a las criaturas que hoy conocemos.

En Alemania, un desaffo mas innovador al materialismo estaba re­lacionado con el movimiento romantico en las artes y el idealismo en filosoffa. Los idealistas crefan que el mundo material es una ilusion creada por las impresiones sensoriales en nuestra mente, y como el mundo es algo ordenado, las leyes de la naturaleza han de representar algun principia ordenador de la realidad primordial que sea la fuente de esas impresiones. Tanto si a este principia ordenador lo llamamos Dios como si aludimos a el con un termino mas abstracto como el «Absoluto», la consecuencia es que la aparente complejidad de lana­turaleza oculta un patron subyacente mas profunda. Inspirados en esas creencias, un grupo de naturphilosophen (fil6sofos de la naturaleza) intentaron explicar que los agrupamientos ordenados entre las espe­cies revelados por la taxonomfa conformaban precisamente un patron asf. Este punto de vista fue importado a Gran Bretafia por Richard Owen, que hizo un uso creativo del mismo en su concepto del arque­tipo definidor de la forma basica de cada grupo taxon6mico importan­te (Rupke, 1993). El arquetipo de los vertebrados de Owen, propuesto

174 Panorama general de Ia ciencia moderna

en 1848, concretaba la esencia de lo que seria un animal con columna vertebral. Era un modelo idealizado del vertebrado mas simple que se pudiera imaginar -todas las especies de vertebrados eran modifica­ciones adaptativas mas o menos complejas de la forma arquetfpica (fig. 6.1)-. Este enfoque idealista permitio a Owen definir el impor­tante concepto de homologfa: el hecho de que la misma combinacion de huesos puedan ser modificados para diferentes fines en especies adaptadas a entomos distintos (fig. 6.2). De todas formas, el arquetipo no restaba importancia ala idea de progreso: los peces primitivos eran las modificaciones mas sencillas; los seres humanos, las mas comple­jas. Para Owen, esto proponfa una forma mejor del razonamiento ba­sado en el disefi.o porque daba a entender que, bajo la abrumadora va­riedad de especies diferentes descritas en los Bridgewater Treatises, habfa un principia ordenador que solo podia surgir de la mente del Creador. Owen entendio que las sucesivas expresiones del arquetipo constitufan un patron progresivo que se extendfa a lo largo del tiempo, algo que a veces le acercaba peligrosamente al transformismo, aunque el siempre insistfa en que cada especie era una unidad bien diferen­ciada en el plan divino. La teorfa de la evolucion ramificada de Dar­win recurrfa a un modelo similar de desarrollo, aunque para el el ar-

FIGURA 6.1. Arquetipo de los vertebrados de On the Archetype and Homo­logies of the Vertebrate Skeleton (1848), de Richard Owen. Aquf apreciamos una representaci6n idealizada del animal con columna vertebral mas sencillo imaginable, sin ninguna de las especializaciones de las verdaderas especies. No corresponde a un animal real, aunque mas adelante los evolucionistas tra­tarfan de identificar la forma mas simple y primitiva de los vertebrados a par­tir de la cual se habfa desarrollado el filo completo mediante evoluci6n di­vergente.

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La revoluci6n darwiniana 175

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FIGURA 6.2. Homologfas de Ia «mano» de los mamfferos como aparecen en History of Creation de Ernst Haeckel (Nueva York, 1876), vol. 2, lamina 4. Los mismos huesos observados en Ia mano humana (1, arriba ala izquierda) estan adaptados a diversos fines en los miembros delanteros del gorila (2), el orangutan (3) y el perro (4); para nadar en Ia foca (5) y Ia marsopa (6); para volar en el murcielago (7); para cavar en el topo (8); y nuevamente para na­dar en un mamffero primitivo, el omitorrinco (9). Richard Owen describi6 Ia modificaci6n de Ia misma estructura basica para distintos prop6sitos en dife­rentes animales como forma de ilustrar los fundamentos racionales del plan de la Creaci6n, si bien para Haeckel esto demostraba que todos los mamffe­ros descendfan de un antepasado comun.

176 Panorama general de la ciencia moderna

quetipo era sustituido por el antepasado comun a partir del cual diver­gfan los diversos miembros del grupo en el transcurso de la evolucion.

Otros idealistas, entre ellos el naturalista suizo Louis Agassiz --que acabo siendo uno de los padres fundadores de la biologfa americana-, se centraron en el desarrollo del embrion humano como ejemplo de como se desplegaba el modelo de la Creacion (Lurie, 1960). AI parecer, el embrion se desarrollaba a partir de una sustancia uniforme simple del ovulo fertilizado, que poco a poco adquirfa las estructuras mas comple­jas que necesitaba para convertirse en adulto. Por entonces se crefa co­munmente que las estructuras nuevas se afiadfan de una manera que re­cordaba la jerarqufa taxonomica: el embrion humano atravesaba fases en las que se parecfa a un pez, a un reptil y a un simple mamffero, antes de incorporar los rasgos fmales que lo definian como ser humano. Pero esta era tambien la secuencia plasmada en el ascenso de la vida revela­do en los restos fosiles, y para Agassiz ese paralelismo debfa de ser el modo como Dios nos dice que nosotros, los seres humanos, somas el objetivo de su creacion. Aquf un elemento de la vieja cadena del ser se deslizo sigilosamente de nuevo en el pensamiento de los naturalistas, aunque Agassiz era muy consciente de que del tronco principal saldrfan muchas ramificaciones. AI igual que Owen, tambien hizo lo posible por rechazar una interpretacion evolutiva de su modelo. Cada especie era un elemento diferenciado del plan divino y habia sido creada de manera so­brenatural en el momenta adecuado.

Estos modelos de la historia de la vida fueron clave para la mayo­ria de los argumentos que precedieron a la publicacion de El origen de las especies. No obstante, estudios posteriores han puesto de mani­fiesto que la cosa no acaba ahf. Se estaban discutiendo alternativas mas radicales, a veces en el seno de la comunidad cientffica pero tam­bien entre legos interesados. En Francia, Cuvier fue cuestionado por Etienne Geoffroy Saint-Hilaire, que proponfa una interpretacion ma­terialista del concepto de arquetipo (Appel, 1987): prevefa una forma de transmutacion basada en saltos, o transiciones repentinas, en virtud de las cuales una especie podia transformarse en otra instantaneamente gracias a la aparicion de «monstruosidades» capaces de sobrevivir y reproducirse. En Gran Bretafia, las ideas de Geoffroy Saint-Hilaire, junto con las de Lamarck, fueron apoyadas por radicales que querian

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La revoluci6n darwiniana 177

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Quiza la accion mas importante de esta campafia se debio al editor de Edimburgo Robert Chambers, que en 1844 publico los anonimos Vestiges of the Natural History of Creation [Vestigios de la historia natural de la Creacion] (Secord, 2000). Chambers querfa vender la idea de la evolucion progresiva a las clases medias porque asf les ofre­cfa una ideologfa en la que sus exigencias reformistas parecerian for­mar parte del propio desarrollo de la naturaleza. El progreso social se­rfa una mera continuacion de la historia de la vida en la tierra. Pero para ello tenfa que soslayar la imagen dellamarckismo como idea pe­ligrosamente radical. Su tactica consisti6 en sostener que el desarrollo progresivo de la vida era fundamental para los planes de Dios pero se fraguaba no mediante una sucesi6n de milagros sino gracias a leyes incorporadas a la naturaleza por el Creador. La ley normal de repro­ducci6n (lo semejante produce 1o semejante) se vefa de vez en cuando alterada por la intervenci6n de una ley superior que hacfa saltar el em­bri6n un estadio mas arriba en la jerarqufa de la organizacion. Aquf la ley del paralelismo entre el desarrollo embrionario y la historia de la vida en la tierra se convertfa en una ley de evoluci6n por saltos re­pentinos progresivos. Chambers tampoco titube6 ala hora de extender la ley a la especie humana: nosotros eramos tan solo los animales su­periores y nuestra mayor capacidad mental era el resultado del agran­damiento del cerebra a traves de sucesivos saltos subitos. Recurrio a la ciencia de la frenologfa segun la cual distintas partes del cerebra eran responsables de diferentes funciones mentales -si la evoluci6n afiadfa partes nuevas, aparecerfan funciones mentales nuevas.

El establishment conservador condeno los Vestiges ... calificando­los de materialismo peligroso que socavaria los valores morales y la estructura de la sociedad. Fuera de la comunidad cientffica ellibro fue

178 Panorama general de la ciencia moderna

muy lefdo, y al parecer muchos estaban dispuestos a tomarse en serio la filosoffa basica del «progreso por ley» (vease cap. 16, «Ciencia po­pular»). Asf, ellibro prepar6 el mundo para las ideas mas radicales de Darwin y determin6 el modo como se leeria El origen de las especies. No habfa ninguna tendencia progresiva incorporada en la teoria de Dar­win, aunque este no dudaba de que a largo plazo la selecci6n natural ge­neraria progreso. Pero la gente asumi6 de inmediato que la evoluci6n significaba efectivamente progreso, y este era ellegado de los Vestiges ... Incluso algunos miembros de las capas altas de la sociedad empezaron a admitir que la finalidad de Dios quiza se descifraba mejor con leyes preconcebidas que con milagros. En su analisis del impacto de los Ves­tiges ... , James Secord (2000) sugiere que ellibro deberia considerarse como un punto de partida del debate publico sobre la evoluci6n que fue resuelto gracias a la controversia suscitada por El origen ... de Darwin.

El impacto de los Vestiges ... en los cientfficos fue menos conclu­yente, por lo que la cuesti6n sigui6 en el aire. Es interesante hacer no­tar la reacci6n de algunos mas j6venes y radicales como Thomas Henry Huxley, que pronto se convirti6 en un destacado defensor de Darwin (Desmond, 1994; Di Gregorio, 1984). Huxley conden6 los Vestiges ... en una crftica que mas adelante lleg6 a reconocer que habfa sido injustamente virulenta. Ello se debi6 en parte a que la ciencia de Chambers era algo chapucera. Este habfa pasado por alto las dificulta­des reales de los restos f6siles, los cuales no respaldaban el modelo li­neal de progreso. Pero lo mas importante es que la teorfa de Chambers no le parecfa lo bastante radical a Huxley, que era un cientffico profe­sional deseoso de echar abajo la imagen del clerigo-naturalista y cuyo objetivo era encontrar una teorfa que eliminara todo rastro del razona­miento basado en el disefio. Ellibro de Chambers inducfa allector a creer que la unica explicaci6n del progreso era la voluntad de Dios. Si Huxley iba a aceptar la evoluci6n, esta tendria que basarse en un me­canismo accionado unicamente por efectos perceptibles, no por ten­dencias misteriosas disefiadas por Dios. Por suerte para el, Darwin pronto publico una teorfa que satisfaria plenamente ese requisito.

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+ La revoluci6n darwiniana 179

Desarrollo de la teoria de Darwin

Darwin habfa concebido su teoria a finales de la decada de 1830, pero no la habia publicado, y solo gradualmente permitio a unas cuantas personas cercanas a el saber que estaba haciendo. Por tanto, para la mayoria de los cientificos la publicacion en 1859 de El origen de las especies fue un acontecimiento inesperado. Se trataba de una iniciati­va nueva e importante sabre la causa de la evolucion, respaldada por abundantes pruebas y percepciones acumuladas por Darwin durante veinte afios. Como indicamos en la introduccion de este capitulo, los historiadores de la ciencia discrepan radicalmente respecto a como in­terpretar el proceso en el que Darwin dio forma a sus ideas. Segun al­gunos, trabajo como un cientifico puro, y si comprendio mejor algu­nas casas a partir de debates sociales, ello no debilita la credibilidad de su teoria (De Beer, 1963). Otros subrayan el paralelismo entre la seleccion natural y la ideologfa competitiva del capitalismo victoriano y consideran que Darwin proyecto los valores sociales de su clase en la naturaleza (Desmond y Moore, 1991; Young, 1985). Muchos histo­riadores intentan mantener el equilibria entre estas dos posturas, ad­mitiendo la inspiracion procurada por las teorias sociales pero reco­nociendo tambien que solo podemos explicar el canicter excepcional del pensamiento de Darwin si tomamos nota de como aplico sus ideas a un conjunto concreto de cuestiones cientificas (Bowler, 1990; Brow­ne, 1995; Kohn, 1985).

Darwin nacio en 1809, en el seno de una prospera familia de clase media. Fue enviado a Edimburgo para adquirir formacion medica, y alii conocio y trabajo con el anatomista lamarckiano Robert Grant (aunque posteriormente afirmo que el evolucionismo de Grant le ha­bia parecido poco convincente). Abandonola medicina y fue a Cam­bridge a estudiar letras antes de convertirse en clerigo anglicano, ca­rrera ideal para un aficionado a la naturaleza. Por tanto, toda la formacion cientifica obtenida en Cambridge estaba excluida del pro­grama de estudios, si bien dejo admirados a los profesores de botani­ca y geologia, John Stevens Henslow y Adam Sedgwick, respectiva­mente. Despues, Henslow le ayudo a aprovechar la oportunidad que

180 Panorama general de la ciencia moderna

cambiarfa su vida, y que le supuso ser aceptado como caballero-natu­ralista en el barco cientffico Beagle, con destino a Sudamerica. Elvia­je duro cinco afios (1831-1836), y mientras el barco trazaba mapas de las aguas costeras, Darwin pudo desplazarse en numerosas ocasiones a las tierras del interior, donde hizo descubrimientos en geologia e histo­ria natural que le reportarfan fama como cientffico y le proporcionarf­an las ideas que hicieron de el un evolucionista.

Gracias a Sedgwick, Darwin se habfa formado como catastrofista, es decir, entendfa que las discontinuidades de los restos geologicos evidenciaban enormes cataclismos en el pasado. Pero se hizo con el primer tomo de Elementos de geologia, de Charles Lyell, y gracias a este y a sus propias observaciones pronto se volvio uniformitariano (vease cap. 5, «La edad de la tierra»). Vio como los Andes min se ele­vaban a causa de los terremotos, y comprobo que toda la cordillera ha­bfa ido ascendiendo poco a poco en el transcurso de un largufsimo pe­rfodo de tiempo, no debido a una sola catastrofe. A partir de. entonces, Darwin juzgo necesario explicar la distribucion y las adaptaciones de los animales y las plantas en terminos lyellianos: la situacion actual habfa de ser el resultado de cambios lentos producidos por causas na­turales. En Cambridge habfa lefdo la Natural Theology de Paley y ha­bfa quedado impresionado por la afirmacion de que la adaptacion era una sefial del disefio de Dios. De todas formas, el razonamiento de Pa­ley no era valido en un mundo de cambio gradual. Como reconocfa el propio Lyell, si la geologia esta modificando continuamente el entor­no al elevar y destruir montafias, las especies debfan o bien emigrar en busca de condiciones en las que sobrevivir o bien extinguirse de mane­ra gradual. Lyell segufa convencido de que las especies eran fijas, lo que dejaba en manos de Darwin plantear la posibilidad de que fueran trans­formadas por un proceso que las adaptara a los carnbios en el entorno.

En Sudamerica, Darwin comprobo que las especies competfan en­tre sf para ocupar territorio, lucha cuyo resultado acaso se vefa influi­do por cambios en el entorno. No obstante, las observaciones mas deci­sivas se produjeron cuando el Beagle hizo escala en las islas Galapagos, un conjunto de islas volcanicas situadas a ochocientos kilometros de la costa del Pacifico. Aunque casi paso por alto el hecho, Darwin tuvo tiempo de reparar en que los animales diferfan de una isla a otra. Las

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La revoluci6n darwiniana 181

tortugas gigantes de cada isla tenian el caparaz6n considerablemente distinto, asimismo las aves, sobre todo los sinsontes y los pinzones, eran de una enorme variedad. Los pinzones mostraban un abanico de formas, con picos totalmente diferentes adaptados a diversas maneras de buscar alimento (fig. 6.3). Darwin no advirti6la importancia de la cuesti6n hasta jus to antes de marcharse, pero en el camino de regreso reflexion6 sobre sus implicaciones, y cuando el omit6logo John Gould le explic6 que los diversos pinzones han de ser considerados especies diferentes, se enfrent6 a un dilema. No podia aceptar que Dios hubiera creado de manera independiente varias especies distintas para que cada una ocupara una de aquellas islas diminutas. Era mas

FIGURA 6.3. Cabezas de cuatro pinzones de tierra de las Galapagos, de El viaje del Beagle (reimpresi6n, Londres, 1981 ), de Darwin, cap. 17. La varia­cion en las estructuras del pico pone de manifiesto la adaptaci6n a diferentes maneras de obtener alimento, como partir semillas o atrapar insectos. Dar­win fue informado de que esas formas debfan clasificarse como especies dis­tintas, pero estaba convencido de que habfan evolucionado a partir de un an­tepasado comun que se habfa adaptado a diferentes modos de vida en las diversas islas Galapagos.

182 Panorama general de la ciencia moderna

razonable creer que las pequefias poblaciones procedentes de Suda­merica habian sido capaces de establecerse en cada isla, donde habian cambiado para adaptarse al nuevo entorno. La transmutacion, que de­nominamos evolucion, podia crear no solo nuevas variedades, sino tambien nuevas especies; y si podia crear especies, wor que no tam­bien -con tiempo suficiente- nuevos generos, familias e incluso clases?

Insatisfecho con las explicaciones dadas por Lamarck y otros pre­cursores (aunque no negaba un papellimitado para la herencia de ras­gos adquiridos), Darwin se propuso descubrir un mecanisino verosf­mil. Sus ideas estaban constreiiidas por el principio lyelliano de que el mecanismo ha de basarse en una combinacion de procesos observa­bles. La evolucion es esencialmente un proceso adaptativo y no puede predeterminarse, pues el efecto ramificador advertido en las Galapa­gos daba a entender que cuando una poblacion esta dividida por ba­rreras geograficas, cada grupo es capaz de adaptarse a su manera. No existe una escalera automatica del progreso -si bien Darwin admitfa que, a largo plazo, unas ramas del arbol de la vida habfan progresado hasta niveles de organizacion mas elevados que otras-. Evidente­mente, muchas ramas han acabado extinguidas mientras otras se han multiplicado mediante subdivision.

En su busqueda de pistas, Darwin recurrio a un ambito en el que se podia observar realmente el cambio en los animales: la produccion de variedades artificiales por criadores humanos. La vfa de descubri­mientos revelada por sus cuadernos de notas (reimpresos como Dar­win, 1987) es compleja, pero al final los criadores le ensefiaron cier­tos principios importantes. Todas las poblaciones exhiben diferencias individuales: ningun organismo es identico a otro (igual que ningun ser humano es identico a otro ). Y en esta variac ion no parece haber ningun patron ni proposito obvio (como no parece haber proposito ob­vio en, por ejemplo, en las diferencias de color en el cabello de los se­res humanos). l,Como utilizan los criadores esta variacion aleatoria para crear una nueva variedad de perros o palomas? AI final Darwin comprendio que la respuesta era la seleccion: escogfan los pocos indi­viduos que variaban en la direccion deseada y criaban solo a partir de ellos. El resto lo rechazaban y probablemente lo sacrificaban.

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--La revoluci6n darwiniana 183

l,Existfa un equivalente natural de esa selecci6n artificial, un pro­ceso que eligiera solo las variantes mejor adaptadas para producir la generaci6n siguiente? Darwin cay6 en la cuenta de que podia haber una forma natural de selecci6n cuando ley6 el Ensaya sabre el princi­pia de la pablaci6n, del clerigo Thomas Malthus. Esta obra de econo­mfa polftica pretendfa desafiar el optimismo de la Ilustraci6n demos­trando que el progreso humano era imposible. Todos los esfuerzos de reforma social estaban condenados al fracaso porque la pobreza no era consecuencia de la desigualdad social-sino que era natural porque la capacidad reproductora de cualquier poblaci6n siempre es superior a las provisiones de alimentos-. Por lo tanto, en cada generaci6n mu­chos han de morirse de hambre. Y cuando escribfa sobre las tribus sal­vajes de Asia central (no sobre su propia sociedad, curiosamente ), Malthus sostenfa que debfa haber una «lucha por la existencia» para deterrninar quien vivirfa y quien morirfa. Darwin capt6 esa idea y re­par6 en que la variabilidad de la poblaci6n ofrecerfa a algunos indivi­duos una ventaja en la lucha. Los mejor adaptados a cualquier cambio en el entomo tendrfan mayores probabilidades de sobrevivir y repro­ducirse, los peor adaptados se morirfan de hambre, y el resultado serfa que la generaci6n siguiente surgirfa mayoritariamente de padres me­jor adaptados. Repetido a lo largo de innumerables generaciones, es­te proceso de selecci6n natural modificarfa 6rganos y habitos y, al final, producirfa especies nuevas. Se suele destacar la influencia de Malthus cuando se afirma que la selecci6n natural refleja los valores del capita­lismo de la libre empresa. Caben pocas dudas acerca de que Darwin imagin6 efectivamente las especies en terminos individuales, como po­blaci6n y no como tipo. Sin embargo, aplic6 esta idea de una unica ma­nera determinada por sus observaciones cientfficas -Mal thus no habfa considerado su principia como una fuente de cambio, y s6lo despues de que Darwin hubiera publicado sus hallazgos empez6 la gente a pen­sar seriamente en la lucha como fuerza impulsora del progreso.

En un ensayo que escribi6 en 1844 para perfilar su teorfa (dispuesto a que se publicara s6lo si le sobrevenfa la muerte ), Darwin describfa el efecto como sigue, valiendose del ejemplo de una poblaci6n de perros obligados a perseguir presas mas rapidas (liebres en vez de conejos):

184 Panorama general de la ciencia moderna

Dejemos que la organizaci6n de un animal canino se vuelva !eve­mente flexible, un animal que se alimenta principalmente de conejos. pero a veces de liebres; dejemos que estos mismos cambios hagan dis­minuir muy lentamente el mimero de conejos y aumentar el de liebres: el efecto sera que el perro o el zorro se veran empujados a intentar atra­par mas liebres, cuyo mimero tendera a reducirse; en cuanto a la orga­nizaci6n, no obstante, al ser levemente flexible, los individuos con las formas mas ligeras, los miembros mas largos y la mejor vision (aunque quiza con menos astucia u olfato) se veran alga favorecidos, aunque la diferencia sea muy pequefia, y tenderan a vivir mas tiempo y a sobre­vivir durante la epoca del afio en que escasee mas la comida; tambien tendran mas crfas, que propenderan a heredar esas pequefias peculiari­dades. Los menos veloces seran implacablemente destruidos. No tengo ningun motivo para dudar de que, en mil generaciones, esas causas ori­ginaran un efecto acusado, y adaptaran la forma del zorro para atrapar liebres en vez de conejos, y se podran mejorar los galgos mediante se­lecci6n y crfa cuidadosa. (Darwin y Wallace, 1958, 120)

Durante los siguientes veinte alios, esta fue la teorfa que explor6 Darwin en todas sus ramificaciones. Sigui6 trabajando con criadores de animales. Se carte6 con un sinnumero de naturalistas, a los que sonde6 respecto a cuestiones detalladas sin revelar su verdadero pro­p6sito. Emprendi6 un estudio a gran escala sabre los percebes, a la sa­z6n un grupo poco conocido, que le ayud6 a entender como podia es­tablecerse una correspondencia entre la evoluci6n ramificada y la jerarqufa taxon6mica. Este estudio tambien le hizo ver que, en nume­rosas ramas del arbol de la vida, la evoluci6n adaptativa habfa dado lu­gar a parasiti.smo y degeneraci6n. Quiza inevitablemente, habida cuen­ta de su origen en el principia de Malthus, no era esta una teorfa de progreso inevitable -mejor adaptado a un entomo determinado no significa «mas apto» en un sentido absoluto-. De cualquier modo, al final Darwin sf crey6 que se habfan producido animales superiores, y en ultima instancia la propia especie humana. La lucha tendfa a poner en marcha la mejora, al menos algunas veces, punta de vista que a la larga se incorporarfa al «darwinismo social». No obstante, Darwin procur6 no vincular su teorfa al modelo lineal de progreso. No habfa ninguna linea principal de evoluci6n, y las tendencias mas adaptativas

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La revoluci6n darwiniana 185

no tenian nada que ver con la preponderancia de la vida. Darwin tam­bien admitio que la imperfeccion de los registros fosiles dificultaria la reconstruccion detallada de la evolucion, aunque el perfil general de dichos registros encajara en una teoria de la evolucion adaptativa, ra­mificada, en la que cada rama estuviera especializada para un estilo distinto de vida (fig. 6.4).

A mediados de la decada de 1850, Darwin habia permitido a algu­nos colegas suyos, como Lyell y los botanicos Joseph Hooker y Asa Gray, conocer los detalles de su teoria y habia empezado a escribir. En 1858 le interrumpio la llegada de un articulo escrito en el Lejano Oriente por otro naturalista, Alfred Russel Wallace, en el que se esbo­zaba una teoria parecida a la suya. Los historiadores han discrepado muchisimo sobre la importancia del descubrimiento de Wallace. Al­gunos aceptaron la reaccion inicial de Darwin de manera superficial y trataron a Wallace como codescubridor de la teoria, dando a entender que los acontecimientos posteriores estaban planeados para privarle de todo credito a este. Otros examinaron con mayor atencion el arti­culo de Wallace de 1858 y sefialaron que habia diferencias significa­tivas que al parecer Darwin habia pasado por alto. Wallace no tenia ningun interes en la seleccion artificial, y es muy posible que su do­cumento tuviera la pretension de describir una forma de seleccion na­tural que interviniera entre variedades de subespecies, no entre los in­dividuos de la misma poblacion (para una perspectiva general, vease Kottler, 1985). Quiza no era ni mucho menos un caso de descubri­mientos independientes, sino el de dos naturalistas con parecida, aun­que no identica, formacion que exploraban aspectos diferentes del mismo problema. Al margen de cuales fueran las diferencias y las se­mejanzas, Darwin vio suficientes analogias con su propio trabajo para temer la perdida de la primacfa de que habia gozado durante veinte afios. Lyell y Hooker se encargaron de la publicacion de dos fragmen­tos de los escritos de Darwin junto con el articulo de Wallace (reim­preso en Darwin y Wallace, 1958). Nadie presto demasiada atencion, pero entonces Darwin se apresuro a completar la explicacion de su teoria, que se publico a finales de 1859 con el titulo de El origen de las especies .

..........____

186 Panorama general de la ciencia moderna

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FIGURA 6.4. Diagrama que ilustra la diferencia entre un modelo lineal de evoluci6n (izquierda) y un modelo ramificado (derecha). El modelo lineal considera que la evoluci6n es un avance progresivo a lo largo de una jerar­qufa lineal hacia la especie humana. Asf, las formas «inferiores» de vida apa­recen como los peldaiios mas bajos de una escalera que la vida ha subido para cumplir su objetivo en la humanidad. Este modelo es facilmente com­patible con la teorfa de la recapitulaci6n, en la que el embri6n humano atra­viesa etapas que corresponden a los animales inferiores. En el modelo rami­ficado se hace hincapie en la adaptaci6n y la divergencia, no en el progreso. Cada clase se divide en un conjunto de adaptaciones diferentes, y las clases posteriores derivan de una rama individual de la clase anterior. Hay que de­finir el progreso en funci6n de la distancia respecto al antepasado comun mas simple, pero existen muchas lfneas distintas de progreso y ninguna forma viva puede ser tratada como fase en el desarrollo de otra. Este diagrama se centra en los vertebrados, pero observese que, de hecho, los invertebrados forman un conjunto de filos totalmente equivalentes a los vertebrados en cuanto a la diversidad.

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Desde luego la teoria de Ill ba en la filosofia que H;:g -aunque para sus ad...-erS31 El mundo entero, incluid:a I tir del funcionamiento de II

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:1 ffigeniero Flee­t :tcrencia y la va­t&L-...in no tenia ni pc~-:ularia Gregor ~..m diferencias ..eniad en lo refe-1 :-J:Sgo beneficio­cs :cndrian s6lo la a .:uarta parte, et­d. :m·cYO rasgo be­h ~Lecci6n ya no cr.l respuesta para .t;es no aparecen t ...:fr las jirafas an­~les. podemos rjrud del cuello, li:.:n ;;scaseado los : SA:aran provecho

liu::: .-arnente pocos t:Ieluci6n. La teo­IIi. 5~ndo cada vez llil:~ativa. Era el ia ·eclipse del dar­j:· . .:Je :Mivart, mu-5 a tendencias no

La revoluci6n darwiniana 193

adaptativas incorporadas de algun modo a la naturaleza de la propia vida. Para los que aceptaban que la adaptaci6n cumplia una funci6n, la teoria lamarckiana era una altemativa mas que un complemento del darwinismo. En America hubo un fuerte movimiento neolamarckiano encabezado por paleont6logos, como Edward Drinker Cope, quienes estaban seguros de que las tendencias casi lineales observadas en los restos f6siles s6lo podian derivar de algun agente director, en este caso el nuevo habito que empujaba a las especies bacia una estructura mas especializada. Contemplada desde la perspectiva de finales del siglo XIX, la teoria de Darwin era un vestigia del pasado que habia desem­pefiado s6lo un papel eflmero en el proceso de lograr que, en la deca­da de 1860, los cientificos reconsideraran la cuesti6n de la evoluci6n.

Origenes humanos

En El origen de las especies Darwin habia evitado hablar de la raza humana, pues sabia que era un asunto especialmente delicado. De to­das formas, ya habian comenzado las controversias sobre el grado de parentesco entre los seres humanos y los simios, y la cuesti6n se habfa convertido en un campo de batalla mucho antes de que en 1871 Dar­win entrara en la refriega con El origen del hombre. Los pensadores religiosos mostraban su consternaci6n ante una teorfa que nos relacio­naba con los animales y, por tanto, afectaba implicitamente ala credi­bilidad del alma inmortal: segun la tradici6n, s6lo los seres humanos estaban dotados de facultades mentales y morales superiores, por lo que, al sugerir que eramos unicamente animales mejorados, el evolu­cionismo amenazaba nuestro estatus exclusivo y podia incluso debilitar la estructura del orden social. Sin embargo, en el naturalismo cientifico apoyado por Darwin y Huxley era importante poner de manifiesto que en el mundo no habfa agentes sobrenaturales, por lo que incluso la mente humana resultaba de la actividad del cerebro, que a su vez ha­bia sido conformado por la evoluci6n.

La propuesta de un linaje evolutivo para la humanidad recibi6 un fuerte impulso gracias a una revoluci6n arqueol6gica que tuvo Iugar a principios de la decada de 1860. Antiquity of Man [La antigiiedad

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Santiago
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194 Panorama general de la ciencia moderna

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FIGURA 6.6. Comparaci6n de los esqueletos de un ser humano (derecha) con los de un gorila, un chimpance, un orangutan y un gib6n (al que a efectos practicos, se ha doblado en tamafio ), como aparece en el frontispicio de Man's Place in Nature (Londres, 1863) de T. H. Huxley. Este afirmaba que el grado de semejanza implicaba que los seres humanos debieran ser clasifi­cados como primates y, en consecuencia, tuvieran que compartir con los si­mios un antepasado comun.

del hombre] (1863) de Lyell presento pruebas de que en la tierra ha­bian existido seres humanos de la Edad de Piedra durante decenas de miles de afios antes de que surgiera la civilizacion. Sin embargo, el propio Lyell no aceptaba un vinculo evolutivo entre esos humanos primitivos y los simios. Aun no existian testimonios fosiles convin­centes del eslabon perdido entre unos y otros, asi que quienes quisie­ran abogar por una conexion evolutiva debian hacer hincapie en las semejanzas anatomicas entre los seres humanos y los grandes simios vivos. Huxley ya se habia enzarzado en un debate con Richard Owen sobre el grado de similitud entre el cerebro humano y el de los simios. En 1863, en su Man's Place in Nature [Ellugar del hombre en lana­turaleza] (fig. 6.6) compendio sus argumentos a favor de un vinculo estrecho. Pero lo decisivo fue la comparacion mental, no la fisica, y filosofos como Herbert Spencer comenzaron a crear una psicologia

~ -~

-C-

evolutiva gracias a b do las facultades m~ chards, 1987).

El origen del .f::.ll ciativa. Queria deiii!C humana y la animJ.l igual que muchos di: clinado a tratar las 1

«salvajes» como YC!'I

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que a menudo exp~ ciones de los animl plemente una expn: bia proporcionad0 l de puro egoismo. 1ill marckiana de h;ii::-il en especies que n.c~~ rales eran solo ra...--il cendientes simio5_

Darwin compn: humanos alcanz.alrl sus parientes siimil ron de pie al ab3D Africa central. EsBi tas y, por tanto. fJI!l yoria de los psicill poner que la e,~olil consecuenCla, ill 1

cion defendido pa discipulo de DaDilfili

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La revoluci6n darwiniana 195

evolutiva gracias ala cual esperaban explicar como se habian afiadi­do las facultades mentales superiores en el curso de la evolucion (Ri­chards, 1987).

El origen del hombre supuso la aportacion de Darwin a esta ini­ciativa. Queria demostrar que el aparente abismo entre la mentalidad humana y la animal no era tan grande como se suponia (fig. 6.7). AI igual que muchos de sus contemponineos, cada vez se mostro mas in­clinado a tratar las razas modemas que los victorianos consideraban «salvajes» como vestigios vivientes de etapas tempranas de la ascen­sion desde el simio ancestral; es decir, estos equivalian a los antepasa­dos de los europeos de la Edad de Piedra, pero con la particularidad de que sobrevivian en el presente y de hecho nos mostraban como pudo haber sido el «eslabon perdido» (vease cap. 18, «Biologia e ideolo­gia» ). Darwin tambien exagero las capacidades mentales de los ani­males: aun no habia estudios cientificos sobre la conducta animal, por lo que se valio de anecdotas de viajeros y guardianes de zoologicos que a menudo exponian interpretaciones antropomorficas de las ac­ciones de los animales. Para Darwin, la conciencia humana era sim­plemente una expresion de los instintos sociales que la evolucion ha­bia proporcionado a nuestros antepasados. Lejos de generar instintos de puro egoismo, la seleccion natural (combinada con la herencia la­marckiana de habitos aprendidos) podia favorecer instintos sociales en especies que normalmente vivian en grupos. Nuestros valores mo­rales eran solo racionalizaciones de instintos grabados en nuestros as­cendientes simios.

Darwin comprendio que era importante explicar por que los seres humanos alcanzaban un nivel de capacidades mentales superior al de sus parientes simios. Sugirio que quiza nuestros antepasados se pusie­ron de pie al abandonar los bosques y trasladarse a las llanuras del Africa central. Esto les dejolas manos libres para fabricar herramien­tas y, por tanto, favorecio la adquisicion de mas inteligencia. La ma­yoria de los psicologos evolutivos del siglo XIX se limitaban a presu­poner que la evolucion afiadia nuevas fases de actividad mental. En consecuencia, su trabajo amplio el modelo de desarrollo de la evolu­cion defendido por Haeckel en el ambito de la biologia. El principal disdpulo de Darwin en esa area, George John Romanes, escribio una

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196 Panorama general de la ciencia moderna

PUNCH'S FANCY PORTRAITS.-No. 64.

CHARLES ROBERT DARWIN, LL.D., F.R.S.

IN HIS DESCENT OF MAN HE BROUGHT HIS OWN SPECIES DOWN AS LOW 48 POSSISLE-i.E., TO "A HAIRY QUADllUPED FURNISHED WITH A TAIL AND POINTED EARS, AND PROBABLY Al!BOllEAL IN IT2 HABIT2 "-WHICH IS A REASON FOR THE VERY GENERAL lNTEREST IN A .. FA)ULY TREE." HE HAS LATELY BEEN '1URN!NG liiS ATTENTION TO THE u POLITIC WORM."

FIGURA 6. 7. Caricatura de Darwin aparecida en 1881 en la revista Punch. La leyenda se refiere a la teorfa darwiniana de que los seres humanos descien­den de un «cuadnipedo peludo», pero la imagen lo relaciona con un animal incluso inferior, la lombriz, tema del ultimo libro de Darwin. Este se sentfa fascinado por la capacidad de los gusanos para regenerar el suelo e incluso transformar el paisaje en el curso de largos perfodos de tiempo: Darwin se­gufa sintiendose muy atrafdo por los mil y un detalles de la historia natural aunque estuviera ocupandose de la mas general de las cuestiones te6ricas.

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La revoluci6n darwiniana 197

serie de libros sobre las capacidades mentales de los animales y los se­res humanos en los que trat6 de reconstruir la secuencia exacta en que se sumaron las nuevas facultades. Utiliz6la teoria de la recapitulaci6n para representar el desarrollo mental del nino humano como modelo de la evoluci6n completa de la vida animal. Aunque a finales del siglo XIX los descubrimientos de f6siles pondrian en entredicho ese modelo lineal de la evoluci6n (vease Bowler, 1986), este influy6 muchisimo en las ideas de dicho periodo. Finalmente lo puso patas arriba Sig­mund Freud, que reconoci6 que a la mente racional quiza a menudo le resulte imposible controlar los instintos animales ocultos en el in­consciente (Sulloway, 1979).

El resurgimiento de Darwin

En las decadas pr6ximas a 1900, la mayoria de los bi6logos seguian siendo evolucionistas aunque creian que el darwinismo habia muerto. De cualquier modo, nuevos avances en las ciencias de la vida cuestio­naron los cimientos sobre los que se habia levantado el evolucionismo de finales del siglo XIX. Para elevar su estatus de cientificos profesio­nales, muchos bi6logos recurrieron al trabajo experimental y empeza­ron a mirar por encima del hombro a los paleont6logos y anatomistas comparados que habian intentado reconstruir el ascenso de la vida en la tierra. Una consecuencia de este hecho fue un programa de investi­gaci6n sobre la herencia y la variaci6n que conduciria a la fundaci6n de la genetica modema (vease cap. 8, «Genetica»). Los genetistas re­chazaban el efecto lamarckiano y las tendencias del desarrollo que ha­bian sustentado la teoria de la recapitulaci6n. Poco a poco fueron mi­nando el apoyo al neolamarckismo, lo que, visto en retrospectiva, allan6 el camino para que resurgiera la teoria darwiniana de la selec­ci6n. Pero los primeros genetistas detestaban el darwinismo y ella­marckismo por igual. Creian que mutaciones geneticas importantes creaban especies nuevas sin necesidad de selecci6n alguna. La fase fi­nal de la revoluci6n darwiniana surgi6 de un complejo proceso de re­conciliaci6n en virtud del cuallos genetistas se convencieron de que la selecci6n era verdaderamente necesaria para explicar la acumulaci6n

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