francisco de asis - definitivo

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  • 7/31/2019 Francisco de Asis - Definitivo

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    Por el Espritu MIRAMEZEDITORA ESPRITA CRISTIANA FUENTE VIVA

    Avda. Andradas, 367 Lojas 316/318.ABelo Horizonte Minas Gerais

    1986

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    EL APSTOL JUAN

    Juan Evangelista, de entre los discpulos del Seor, fue considerado el que ms se dedic al Maestro,por la fuerza del Amor. Era muy joven, cuando asisti, junto con algunos de sus familiares, a las Bodas deCana. El destino le hizo acompaar a Cristo en sus ms difciles testimonios, as como en sus ms grandesalegras. Presenci varias curas extraordinarias del Seor, form parte de los tres en el Monte Tabor; en laagona del Getseman, estaba en el jardn de los Olivos, asisti a las predicaciones ms profundas delMaestro, presenci la Entrada Triunfal, subi al Calvario para despedirse de su preceptor y, en el encuentroms dramtico del mundo, recibi como nueva madre, a Mara, anunciada por el Divino Mesas. El

    Evangelista no dejaba de ser un elegido. Espritu escogido de entre muchos, fue llamado para consolidar elAmor en la faz de la Tierra. Vivi junto a los hombres casi un siglo, dedicndose a la vida cristiana; fueronms de ochenta aos en la pura ejemplificacin de los conceptos de la Buena Nueva del Reino. Sorprendi amuchos otros grandes por la humildad y por la fe, y al lado de toda la vivencia de las virtudes preceptuadaspor Jess, cargaba consigo como patrimonio sagrado, una lcida inteligencia, que aplicaba con los debidoscuidados, al servicio de la colectividad.

    Cuando naci, Salome fue invadida por una llama de luz, presenciada por Zebedeo en estado devigilia, y se hizo una claridad tan grande, que fue igualmente vista por muchos pastores, en la madrugadadel parto. La morada qued inundada de un perfume nunca antes percibido por alguien de la familia, y uncoro de ngeles reprodujo sonidos, que los familiares pudieron or, como si el Cielo descendiera a la Tierrapor misericordia del Dios de bondad y de amor. Naci el nio que tom el nombre de Juan y que trajo laprimaca de ser conocido como el Evangelista, el profeta ms difcil de ser comprendido por los hombres, elapstol que tuvo la felicidad de cerrar el pergamino de luz con el Apocalipsis.

    Su madre, cierta vez, se aproxim al Maestro Jess y le habl de los fenmenos que lo acompaabandesde la cuna. Observ, sin miedo de estar equivocada, que su hijo tena una tarea semejante a la de Cristo,y pidi con humildad, que l lo bendijese, escogiendo tambin a Tiago, para que pudiesen sentarse, cadauno a Su lado en el reino de Dios. Tiago y Juan se aproximan al Maestro, decididos, quedando uno a cadalado, realizando el pedido de la madre. Cristo, fijando Sus grandes ojos en los de Salome, respondiserenamente:- No me corresponde a m decidir, dejar o no que tus hijos se sienten a mi lado, en la marchaque se proponen caminar en la Tierra y en el Cielo. Cada uno de nosotros tendremos que testimoniar anteDios y nuestra conciencia lo que aprendemos... No obstante, si ellos pueden beber conmigo el cliz amargo,preparado para m desde hace milenios, rogar a Nuestro Padre Celestial que los mantenga en mi compaa,para que la felicidad aumente en mi corazn, y tu voluntad ser satisfecha, si fuese esta la voluntad deDios.

    Antes de comprender su apostolado junto a Nuestro Seor Jesucristo, Juan pareca un joven

    impetuoso, derramando una catarata de energa, un vigor difcilmente comprendido por los hombres, puesera el impulso esquematizado, desde su gnesis, para que en el futuro el Evangelio fuese sustentado por suconducta grandiosa. Tuvo la oportunidad de conocer a todos los discpulos en la coyuntura doctrinaria yconvivir con ellos en sus ms difciles reacciones. Acompa a Pablo en varios viajes, testimoniando en supropia carne las dificultades en hacer que conociesen a Cristo, entre las fieras humanas. Despus demarcharse el Maestro hacia las esferas resplandecientes, midi, pens y sinti que, de hecho, sentarse a Sulado no dependa de un s o de un no del Divino Seor, sino de la vivencia del Amor de los que buscan esereino. Varias veces estuvo a las puertas de la muerte, llegando hasta percibir algunos ngulos de la otra viday a or consejos del otro plano, en lo tocante a la resistencia, a la paciencia, a la humildad y al amor paracon aquellos que an desconocan la Verdad. Cada vez que sufra el aguijn del dolor por Su causa, serestableca con ms nimo y enfrentaba las dificultades con ms esperanza, teniendo siempre a Dios comonica divisa para la salvacin para todos los ideales y a Cristo como Pastor Inconfundible que libera las

    conciencias para vivir en la luz.Juan Evangelista creci en sabidura y virtud. Experiment hambre muchas veces, sin amedrentarse.Sinti en la piel llagas de varias procedencias, sin que ellas lo desanimasen en la difusin del Evangelio. Nohizo distincin de vestimentas para su apostolado sublime. Slo pens en el Amor.

    Cuando supo que Tiago haba muerto de manera violenta por los opositores de la Buena Nueva, envez de debilitarse, se incorpor a los ideales de su hermano, y sinti dentro del pecho un grito del coraznmandando que avanzase, por cuanto en sus hombros pesaban dos compromisos. Cuando supo de la marchade Pedro a Roma y, posteriormente, de su crucifixin por los romanos, que tambin quemaron su cuerpo, enlugar de temer a la furia de los enemigos, se incorpor a la fe del apstol pescador en nuevos frentes detrabajo. Y cuando Pablo, su mayor esperanza, termin sus das tambin en Roma, Juan, que se encontrabaen algn lugar, reponiendo fuerzas para nuevas predicaciones, postr el rostro en la tierra llorando, ysuplicando busc a Jess, para que no desamparase a la familia cristiana, que creca en nmero, da a da,careciendo de un pastor visible en el mundo; descendi del cielo una luz sobre su cabeza y l oyntidamente una voz, muy conocida:- Continua incorporado a las fuerzas y a las virtudes, a los dones y alamor de los que se sacrificaron en mi nombre. Ninguna criatura quedar sola, porque Dios es Justicia, y porencima de la Justicia, l es Amor. Desde ese da en adelante, Juan se volvi un imn de energa. Cuandouno de sus compaeros del apostolado sucumba, aumentaba su vigor, por saber que era la voluntad

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    de Dios y que seria una simiente enterrada en suelo frtil, y que de aquella vida podran nacer millares porley de la Divinidad, y que el Evangelio sera ms conocido por el fenmeno de la fe.

    Despus que Mara, madre de Jess, fue llevada para la patria espiritual, Juan se transformdefinitivamente en un seguidor de Cristo, proponiendo maneras grandiosas a las almas sufrientes y tristes.

    Alimentaba una alegra ntima, como si tuviese un sol encerrado en el corazn. Al hablar, representaba lavoz de otras esferas, aprovechando, en la oportunidad, los canales de su verbo, lgico y clsico, sencillo ydivino al mismo tiempo. A su alrededor haba un magnetismo superior. En la dinmica del Amor, distribua laverdadera felicidad en todas las dimensiones. Dorma en plena naturaleza y se senta como si estuviese enuna mansin espiritual.

    Roma, que se sinti feliz y victoriosa por la muerte de algunos discpulos de Jess, mand seguir lapista de Juan, no para exterminarlo visiblemente, sino por algn respeto al profeta y por sutileza poltica.Muchos, en secreto, lo acompaaban hbilmente como presa, para, en la hora cierta, dar el golpe mortal yliberar a Roma del yugo incomodo, pues l era la Verdad que se expanda por amor a las criaturas. Susprincipales discpulos fueron Policarpo, Papias, Ignacio y Patius, de los cuales hablamos, porque heredarondel Maestro de feso el amor ms acentuado. Pero, en verdad, fueron millares de seguidores los quetestimoniaron lo aprendido por el ejemplo digno del Evangelista, que venci a la muerte en todos sus msduros testimonios.

    Adems de los hechos ya conocidos sobre los fenmenos de la naturaleza que reaccionaron contra losperseguidores de los cristianos, ocurrieron otros muchos que la historia no relat, por negligencia de loshombres.

    En el ao 60 de la era cristiana, se reunan en las proximidades de Roma, procedentes de variaslocalidades, los discpulos ms destacados de Jess, dado el inters de Pablo en divulgar, en Roma, el ideal

    de la Buena Nueva. Cierta noche, en una ladera rocosa en la cual la naturaleza form una especie de ampliosaln, hablaba bajo la luz de las estrellas, un tribuno de sangre romana de nombre Gamerino, que seconvirti por las manos benditas del apstol Pedro, que cur a su hijo a las puertas de la muerte. l hablabasobre las curas efectuadas por los hombres santos, bajo la influencia de Cristo y sobre las posibilidades depaz en el mundo entero, por la extensin del Evangelio por toda la Tierra y a todas las criaturas. Y, para talemprendimiento, deca: nosotros somos los instrumentos. Centenas de personas all reunidas oan,magnetizadas por la fe, la palabra de Dios, en la boca de aquel hombre, tocado por la luz.

    El ejrcito romano, ya puesto en sobre aviso, aguardaba el momento exacto de apresar a todos de unslo golpe. El guila volaba para el salto mortal. No obstante, los centuriones que comandaban las tropasencargadas de matar y prender, no repararon que, por encima del guila de Roma, los pjaros de los cielosvigilaban a los misioneros de Cristo. No haban terminado de gritar la orden de ataque, cuando losrelmpagos se cruzaron en todas direcciones del campo, alcanzando a los perseguidores. Como si fuesen

    atacados por hilos de alta tensin, casi quinientos soldados del Imperio cayeron al suelo, inconscientes. Lospocos que permanecieron de pie, asombrados, volvieron con la noticia de que el poder mayor de Roma tenaque estremecerse y tener a los cristianos como magos negros, pues la propia naturaleza los defenda.Terminado el culto, los cristianos pasaron sobre ellos que an dorman profundamente.

    Es por eso que ellos teman a Juan, procedente de los primeros discpulos del Maestro, y porque sunombre era una viga maestra en la doctrina del Nazareno.

    Cierto da, habiendo cado prisionero Juan, con mucho cuidado, fue llevado a la Isla de Patmos, por lossoldados de Roma. El anciano, sencillo y alegre, obedeci a los verdugos, como un cordero a la voz delpastor. Sin maltratarlo fsicamente, le impusieron severas rdenes, procedentes del Imperio. Ahora, Patmosera una isla pequea, formada de secreciones de antiguos volcanes, de ms o menos treinta kilmetros decircunferencia, lugar terriblemente desprovisto de vida vegetal y animal; haba escasez de todo. Era unmundo desconocido, todava, el amor es la piedra filosofal que todo transforma, y Juan comenz a vivir en laisla como si estuviera en un paraso.

    Los guardias de Roma, de vez en cuando, eran sustituidos por otros, y Juan creca cada vez ms en elAmor. Casi todos los soldados con los cuales convivi en esta pequea regin rodeada de agua, castigadapor el sol abrasador, se convertan al Cristianismo y lo escuchaban con gran admiracin y respeto.Participaban hasta altas horas de la noche de las conversaciones del profeta, que no demostraba cansancio.Se apoderaba de l un vigor inexplicable en las argumentaciones evanglicas, narraba la vida de Cristo comosi Lo estuviera viendo, y, de vez en cuando, un suave perfume se hacia presente en el ambiente, con lasestrellas tornndose ms vivas y el cielo ms lindo.

    Otro da, el vidente de Patmos paseaba por las laderas de la isla, sintiendo a la naturaleza responder atodas sus interrogaciones. Conversaba animadamente con alguien, olvidndose de que estaba acompaado

    por dos agentes de Roma, que vigilaban sus pasos, por orden del Imperio. Ya que no podan matar alagente de la luz, la antena ms apropiada para captar los mensajes del mundo espiritual, que quedase, porlo menos, aislado del resto del mundo. Los soldados quedaban sobresaltados, pues Juan era visitadoconstantemente por viejos compaeros de sacrificios en todo el movimiento cristiano. Hablaba con Pedro,Tiago, Bernab, Mara, Felipe y tantos otros que lo precedieron en la jornada para el ms all. Le ayudaban

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    a comprender mejor los designios del Seor y, muchas veces, el propio Maestro lo visitaba, conversando conl acerca de la vida y de su apostolado junto a los hombres. Pero no era solamente eso. Juan, en el exilio,aprendi una ciencia ms profunda, que solamente de aqu a algn tiempo los portadores delconocimiento espiritual comprendern la interpretacin del lenguaje de los otros reinos. l descubri, quelas propias piedras tienen vida y responden al cario y al amor cuando estas se intercalan en su faja, porhbiles pensamientos y por sentimientos cuya tnica dominante es el Amor. Los rboles sentan con Juan,alegra y tristeza, dependiendo del estado en que el apstol se encontrase, y con ellas, l experimentaba enel ambiente solitario que la vida le daba para vivir. Hablaba a los peces sobre la vida de Cristo, con msentusiasmo que cuando hablaba a los hombres, y ellos lo escuchaban como si lo entendieran. Dialogaba

    con el viento y le peda con humildad que llevase su palabra, y la de todos los mensajeros de Cristo, a loslugares que de ella careciesen, para los enfermos y para los afligidos. El viento tenia la felicidad de penetraren lugares en donde el hombre jams pensaba ser odo. Y Juan conclua de este modo:Viento amigo,inspira a las almas del bien y tranquiliza a las fieras humanas: tu eres agente de la vida como bendicin deDios.

    Y, muchas veces, era soplado ruidosamente por los vientos que, ciertamente, daban a entender queoan su peticin, pues una inteligencia superior los diriga en la renovacin de los ambientes de la Tierra,purificando el magnetismo que se expande por todo el globo. Los dos hombres que nunca lo dejaban slo, yque oan casi todas las conversaciones del apstol con la naturaleza y con los espritus, comenzaban aentender el motivo de la vida en el seno del mundo.

    El viejo Juan, pasando a ser llamado en la isla el Padre Juan, atenda afablemente a todos los pedidosde esclarecimiento, por parte de los soldados romanos. Uno de ellos, despus de orlo atentamente en losrelatos de las curas hechas por el Divino Maestro, principalmente el de la hija de Jairo, fenmeno al que el

    propio apstol asisti, lo interrog respetuosamente: Padre Juan, por qu ese Maestro que tanto hace porlas criaturas sufrientes, salvando a multitud de ellas, como decs, os deja abandonado en esta isla, comopersona indigna de la sociedad? Y ese Evangelio del cual hablis, no es urgente que sea conocido portodos los pueblos? A qu atribus el silencio de los Cielos para con vosotros, en este ambiente solitario eindigno para vivir seres humanos, del cual nosotros tambin sufrimos las consecuencias, tanto como vos,adems del recuerdo de nuestros familiares que castigan sobremanera nuestros corazones? Sentimosprofundamente la ausencia de los nuestros; no tenemos ciertas regalas y confort que solamente all enRoma podramos tener, disfrutando de la compaa amiga y de las personas elevadas en los conceptos de lapropia vida. Ser que el destino reserv para vos, que reconocemos ser un hombre bueno, con la salvedadde algunos delirios, el aislamiento de la humanidad? Que hicimos nosotros para estar con vosotros aqu?

    El apstol escucho atentamente a Apolium hablar, como si fuese un verdadero padre ante su hijo.Apolium era un griego que se traslad a Roma con sus padres y que, ms tarde, se hizo ciudadano romano,

    alistndose en el escuadrn del guila, por amor a las armas. El vidente de Patmos, como inspirado, habl,respondiendo al soldado con ternura: Hijo mo, los designios de Dios son diversos, variando de criatura encriatura, de nacin en nacin. Nada, al contrario de lo que ocurre en el mundo, se hace sin Su magnnimavoluntad: desde la gota de agua que desaparece bajo el calor del sol, al astro que huye de nuestras miradasen el esplendor del infinito, todo obedece a Sus leyes sabias y justas. Si estoy aqu, es por la gracia ymisericordia de este mismo Dios y por la bondad de Jesucristo. Vosotros, que formis parte de la miliciaromana, adiestrados en la ms alta tcnica de la lucha, en el domino de tierras y ms tierras, en elaprisionamiento de cosas y pueblos, que caracterizan al Imperio Romano como el mayor del mundo, debissaber que, en medio de las luchas, principalmente en las grandes batallas, es lgico e inteligente que hayantreguas, no es lo mismo? Cristo para nosotros es el mayor Comandante de la Tierra, que vino a encenderfuego en la iniquidad del mundo y lo atiza para que l se esparza cada vez ms. Nosotros, somos Sussimples soldados, como vosotros lo sois de Roma. La lucha ya comenz y no fueron pocos los que perdieron

    la vida fsica para sustentar el gran ideal que es la paz con Dios.Aqu estoy, consciente de lo que merezco: no el descanso que la vida me esta proporcionando y de lafelicidad de disfrutar de las compaas de las cuales no soy digno, sino de una tregua, recogiendo energasdel Sufrimiento Mayor, a fin de continuar la lucha con el Maestro. Y os equivocis, cuando afirmis que estoyaislado de la sociedad y de los pueblos. Cristo nos ense cmo vivir unidos, incluso encontrndonosdistantes uno de los otros, unidos por la ciencia magna del Amor, pues quien ama no est slo. Y, en cuantoa vosotros, yo lamento por tenerme que soportar por mucho tiempo; no obstante, en mis oraciones pido aDios que os haga libres, como entendis la libertad. Y para vuestras familias, yo les deseo mucha paz yfelicidad; que Dios las atienda en lo que ms necesiten. Y por encima de todo eso, hijos mos, en el maana,habris de dar gracias a Dios, por ser los escogidos, pues en el silencio de esta isla se forma en vuestroscorazones el ambiente para que Cristo pueda visitarlos frecuentemente, dejando vuestras inteligenciasimantadas de la Luz de la Verdad. He aqu que os lleg la hora de or las palabras de Dios, que habla a loscorazones por medios que desconocis.

    El grupo, aureolado por tornasolados diamantinos, que perdan y recuperaban los colores al impulsodel verbo de Juan, se volva oscuro por la claridad generada. El viento soplaba con suavidad respetando lasconversaciones espirituales de aquellos seres, exiliados para el mundo, pero libres para Cristo, en el valiosoaprendizaje de las verdades espirituales. El apstol call un instante, dando tiempo para la asimilacin de losconceptos que expuso, y retom la palabra con ms dulzura:

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    Si queris, hermanos, vamos juntos a dar gracias a Dios, como si furamos verdaderamente felices como yo me siento pues esta es la voluntad de Dios para con todos nosotros; y no despreciemos nada delo que aqu ocurre.

    El soldado, medio atnito, habl con recelo:Padre Juan, ltimamente he sentido hasta sed en este lugar; el agua pesa en mi organismo y parece

    que rechaza ese liquido salobre. Como puedo soportar toda esa tragedia dentro de m, mientras millares decamaradas, en Roma, estn hartos de buena agua y seguramente de vino de primera calidad, y de buenosdescansos?

    El Maestro de Patmos se puso de pie, levant los ojos al el cielo, donde ya se hacan visibles las

    estrellas, pens en Cristo, en Mara, en Pedro y Tiago, Pablo y Bernab, Salom y Zebedeo, se detuvorecordando del viejo testamento en que Moiss, en el desierto, tocara una roca y de ella fluy agua purapara los sedientos y con ella se saciaron en abundancia, y rog al Maestro de Nazaret, en nombre del PadreCelestial, con todo el amor que posea en el corazn: - Seor , compadeceos de este hermano que tienesed, dadle de beber, pero que se haga vuestra voluntad y no la nuestra.

    En el mundo espiritual, se moviliz una caravana, a cuyo frente estaba Cristo con el dedo apuntandopara Juan, que an se encontraba con los ojos semi-cerrados. Y de Su indicador brillaba una luz diferente.De l parti un rayo, haciendo el apstol de hilo-tierra, que como broca divina penetra el suelo, sin que loshombres de Roma lo pudiesen notar y, como por encanto, las piernas del discpulo comienzan a profundizaren la tierra y l sinti que un lquido refrescante le besaba sus ardientes pies. Los dos hombres, asustados, ycon los corazones acelerados, constataron el fenmeno y el poder de la fe. Al ver el lquido cristalinocorriendo en varias direcciones, el primer impulso de los soldados fue el de probarlo. Desconocan otrolquido igual, incluso el de las famosas termas del pas al que pertenecan. Adems de saciar la sed, el agua

    tambin alimentaba, como si fuese un buen banquete a la romana. Ayudaron al Padre Juan a salir de lafuente que haba surgido, sin palabras y aturdidos por los acontecimientos.

    Le pareca al Apstol, que aprendi a sentir felicidad donde quiera que estuviese, que el tiempopasaba rpidamente. Para los soldados, sin embargo, transcurra lentamente. La soledad les traa un tedioindescriptible: si no fuera por la presencia del Evangelista en el excremento volcnico de Asia, nosoportaran los conflictos ntimos y los generados por la naturaleza del ambiente. El espritu, en determinadafaja evolutiva, mal resiste esos impactos, mientras a otros ms evolucionados, se presentan como la caridaddivina visitndolos a travs de los problemas, en el cumplimiento de la ley. Los hombres del Imperio, sinpercibirlo, estaban siendo llamados por Dios para su despertar. La rebelda naca de la vida condicionada,como ocurre a todos los seres, de muchas existencias en largos caminos. Son la hora para ellos, comosuele ocurrir para todos, pues esta es la ley. No existe el acaso en la profundidad de las cosas, sino lavoluntad del Padre Celestial, que se hace expresar en todas las direcciones de Su reino. Los hombres de

    Roma, destinados a vigilar al mensajero de Cristo en la isla de Patmos, saldran de all como si saliesen deuna universidad. Los que prestaban menos odos a las palabras del vidente, no podan impedir la accin delas leyes sutiles de la naturaleza, grabando en sus conciencias algo de divino, que se irradiaba por toda laextensin de la isla.

    En aquella pequea faja de tierra rodeada de agua, exista, para el Padre Juan, una tregua de grandesluchas que emprendi a favor de la difusin de la Buena Nueva de Jesucristo. l empuaba la bandera, deforma excelente, que fue izada en los festines de una boda en Cana y sublimada en las cimas del Calvario.Ese divino camino, del festn para la cruz, fue por l recorrido, y su conciencia comput todas lasexperiencias, dignificando todas las actitudes.

    El Evangelista fue preparado, durante su vida, para que su nombre se perpetuase, como el mayorprofeta de todos los tiempos, el ms arrojado vidente de todas las pocas. En xtasis, en el exilio, el tiempopara l desapareci, como igualmente el espacio. l vea todas las cosas como si estuviesen en el presente.

    Albert Einstein, cientfico de los ms famosos de los tiempos modernos, casi lleg a esa ecuacin por las vasde las matemticas, diferenciada en otras ciencias. El Evangelista deca constantemente: Yo no estoy solo;cmo se equivocan los hombres que conviven conmigo en esta tierra de Dios! De hecho, l era visitado porlos ms elevados espritus, que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de dirigir la Tierra.Frecuentemente confabulaba con las almas libres de la materia corporal, de las cuales reciba lasinstrucciones acerca de la divulgacin de la Verdad y de cmo se estaba procesando el crecimiento del reinode Dios en el mundo, por las luminosas paginas del Evangelio, herencia divina legada por Cristo a loshombres.

    Juan era llevado, en espritu, a todas las Iglesias nacientes y ayudaba a la limpieza del ambiente, en lainspiracin de los predicadores, en la cura de los enfermos y en la sustentacin de la fe en los corazonesvacilantes.

    Cristo situ a Juan en una isla pequea, como si fuese un barco en el Mediterrneo, para que lpudiese hablar, por intermedio de ese medianero, de las cosas que habran de venir. Y he aqu el

    Apocalipsis!Ni el Cielo, ni la Tierra podrn modificar ese camino, porque est basado en la Ley Mayor. Forma parte

    de la evolucin de las criaturas y el mundo no se acabar, como incitan los falsos profetas. Nada se acaba,como la propia ciencia confirma; sin embargo, siempre se transforma para mejor, alcanzando valores msdignos. El temor es propio de la inferioridad, y es por esos y otros errores humanos que Cristo nos ensea a

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    practicar la fe, la confianza en Dios y a saber con toda la seguridad de que l es todo Amor y Sabidura. Suomnisciencia nos garantiza la eterna confianza en Sus designios y Su Justicia nos sustenta en la mayoralegra de vivir.

    Guerras, plagas, hambres y calamidades de todo orden son medios utilizados por Dios para laeducacin de los Espritus, esa es la marcha del progreso desde los virus hasta las constelaciones. El hombrede la Tierra est prximo a liberarse de los medios groseros que la evolucin ha utilizado para disciplinar alos ignorantes. Y los fines de estos corresponden al ltimo peldao para los seres de buena voluntad, paralas almas maduradas en las huestes del bien. Y despus, el tercer milenio abrir otras puertas para los quequeden en la Tierra, viviendo en otra dimensin, en trminos de justicia, donde habr leche y miel en

    abundancia, en el cual el Amor corresponder al centro de todos los sentimientos de la humanidad.

    Llegaron, entonces, rdenes expresas de Roma para que el viejo cristiano fuese extinguido, y lapreparacin no se hizo esperar: perecera en aceite hirviendo. La confianza que los milicianos tenan en elPadre Juan era demasiada; ahora, lo dejaban, dentro de la isla, andar slo por donde quisiera y es lo quehacia frecuentemente. En ese da, salieron los hombres utilizando piezas de sus vestiduras para buscar alviejo, que se encontraba en una ladera, sentado en una piedra, predicando la Buena Nueva del Reino paraun enorme cardume, cuyos peces se agrupaban como si fuesen personas en una asamblea. El Apstol,sonriendo, diriga los ojos brillantes por toda la extensin que vislumbraba, hablando con entusiasmo, enestos trminos:

    Hijos mos, conozco la vida aqu en la Tierra con sus inminentes peligros. Carecemos de vigilancia y

    supongo que, en el seno de las aguas, ella se presente con mayores dificultades; todava, es bueno queconozcamos, por encima de todo, el poder de Dios y de Nuestro Seor Jesucristo que hicieron esta casamaravillosa en donde todos vivimos por amor de Ellos. Hombres y peces, aves y animales, todo lo que vive,est en el libro de la vida bajo la mirada del Creador. Sintamos alegra donde estamos viviendo yobedezcamos a las leyes que el ambiente nos presenta y, si ah, en el mundo marino, algunos son llamadospara el sacrificio, en torno de los hombres ocurren las mismas cosas. La libertad es relativa y el destino, enmucho casos, nos busca sin errar nuestra direccin, para darnos testimonio, siendo exigida la vida fsica.

    En ese nterin, los soldados se encontraron con aqul espectculo nunca antes imaginado, pues ni enlas historias fantsticas que acostumbraban or del Viejo Oriente se comparaban a las que presenciaban, porla fuerza del amor de aqul viejo de ropaje harapiento, pies heridos, cabellos blancos, tez bastante arrugadapor el ardiente sol que le quemaba las clulas de la epidermis. Ya un poco impresionados por los fenmenossobrenaturales en aqul sitio fluctuante, cayeron de rodillas, no por la fuerza de los sentimientos de gratitud

    por lo que presenciaban, sino por la imposicin del ambiente de Amor que all reinaba. Describir lo quepasaba en el mundo invisible seria demasiado fantstico para los sentidos de los hombres, y seria una faltade caridad por nuestra parte mostrar la distancia que los separa de las verdades espirituales con dimensinen el mundo extra fsico, por las entidades que ya se liberaron de las debilidades de la carne.

    Los soldaos no lloraron, como hara un espiritualista; entretanto, experimentaban una humildad casisin percibir, ante el espectculo poco comn en la faz de la Tierra. Con la llegada de los hombres de la ley,los peces quisieron dispersarse, porque los mismos desprendan un magnetismo inarmnico en ondas quealcanzaban inmediatamente a los habitantes del mar, produciendo espanto y miedo, acelerando la mente delcardume para la inquietud colectiva en el mundo lquido de las aguas.

    El Apstol del Amor levant la diestra, aislando los rayos magnticos oriundos de los soldados, y pidia los peces con humildad que se acomodasen, pues no haba peligro alguno. La desbandada en masa no seproceso, serenndose los nimos. Los peces se juntaron nuevamente, a fin de beber alguna cosa ms deldivino donador. El Padre Juan, ignorando la presencia de los soldados, continu su sermn:

    -Cristo nos prometi un nuevo Cielo y una nueva Tierra, en los cuales habr justicia y abundancia detodo, donde la seguridad ser una ley visible para todos los habitantes, y la paz, un clima para todos los Sushijos del corazn. Este que os habla, est sealado para el sacrificio y no merece premio mejor, pues confaen la Providencia Divina y sabe, por experiencia, que nadie muere, como nada se acaba en la creacin deDios. El modo para el cual nos transformaremos, debe ser de los mejores, porque Dios, que todo lo sabe, loescogi, como un Padre amoroso y bueno, justo y misericordioso. Vosotros, los habitantes de las aguas, soispiezas importantes en el engranaje de la vida que se extiende en todo el mundo. Sin ese lquido de Dios,que mantenis en perfecta conservacin, dnde estaran el equilibrio y las bendiciones de la salud? Para m,todos vosotros sois mis hijos, y para Dios sois mucho ms que eso: sois partes de l, donde L habita en Sugran esplendor. Confiad, esperad y trabajar, que el da llegar en que todos nosotros, sin excepcin, nosencontraremos en el Reino de la Luz, para gozar de la felicidad de aquellos que forman parte, por derechodivino, del gran rebao del Maestro de todos nosotros, Cristo!

    Juan se mostraba con una serenidad imperturbable. Restableci su mundo interior, tesoro sin precioen el mercado del espritu, capacidad que no cede a las rdenes de transferencias, valor insustituible. Laequidad de un alma no se da, no se vende, no se toma, se conquista a travs del tiempo y del espacio, bajolas bendiciones de Dios.

    La mansedumbre del apstol de Cristo provena del centro energtico del espritu, por los conductosFrancisco de Asis-5-

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    slo transitables del Amor, que, cuando sublima, como en su caso, todo lo transforma para el bien eterno.Su cario se expanda en ondas luminosas, tanto para los peces como para los pjaros, tanto para laspiedras como para los rboles; no hacia distincin para amar. Es su victoria en las huestes de Jess, por laredencin de los hombres. Era una pieza divina, de utilidad donde quiera que estuviese. Cuando los vientoslo acariciaban, besndole el rostro arrugado y jugando con sus blancos cabellos, cargando escorias de lapropia naturaleza, sus lgrimas eran de gratitud y su sonrisa la seal de que haba comprendido el afecto dela vida para consigo.

    Conversar con los habitantes de los reinos de la naturaleza es un fenmeno comn en los santos y enlos msticos, iniciados en cuanto a las verdades celestes.

    Son hechos milenarios que la historia espiritualista no olvido de narrar, para los futuros estudiosos dela Verdad. Hablar a los peces, a los pjaros, a los animales y a los rboles son realmente fenmenoscomunes entre los hombres iluminados de todos los tiempos, porque ellos dieron un paso ms. Esoconstituye un secreto para los hombres que an se dirigen a la Verdad. Todo lo que vive tiene su lenguajeapropiado, desde la ameba hasta el hombre, y del hombre hasta el Creador.

    La ciencia de la comunicacin es la ms perfecta, pues sin ella no podra existir el propio Dios, nopodra existir grandeza ni evolucin Comunicar es vivir. Es conocer o iniciarse en el conocimiento de la

    Verdad. El santo, a travs del amor universal, une su aparato receptor a la faja de las ondas emitidas por lospeces y los entiende, respondindoles en la debida frecuencia. Y, con poderes mayores, los agrupa a travsde su magnetismo benefactor, volviendo a esos habitantes de las aguas felices con ese calor amenizante,que fluye en abundancia del corazn de quien ama, y all quedan, oyendo lo que este les pretende decir.

    Adems, existen grupos de espritus que comanda divisiones de muchedumbres con sus especiesvariadas que, igualmente, son atrados por el maestro de la Palabra y del Amor, y cualquier voluntad de esehombre santo, el espritu encargado de asistir a los habitantes de las aguas, transmite con rigurosaprecisin, como un comandante de aviacin transmite por la radio las rdenes para los pilotos. Para quepudisemos decir todo acerca de esa ciencia an oculta a los hombres, seria necesario escribir un libro loque, por el momento, es pronto. El hecho ocurre con los animales, con los rboles, con los pjaros y con lospropios hombres, cuando ocurre una hipnosis colectiva, estando o no consciente el hipnotizador. Laconveniencia de hablar con los peces, como en el caso de Juan Evangelista, est unida a la necesidad depracticar el Amor. Despus surgen otras necesidades promisorias. Tanto las aguas, como los peces, estncargados de elementos imponderables a la ciencia de los hombres, que son indispensables a los fenmenosproducidos por los msticos y por los santos. Familiarizndose estos benefactores con esos reinos, se hacen

    ms fciles sus trabajos, cuya accin es imprescindible, pues, cuanto ms amistad tuvieran con esoscompaeros de la retaguardia, ms asistencia tendrn de ellos para sus realizaciones en el campo de lapropia Vida. Y as, se procesa, sucesivamente. Esta es la clave.

    Los peces ya haban desaparecido en las aguas del ocano y el hijo de Zebedeo se senta transportado

    para regiones indecibles y solamente el cuerpo estaba all en el mundo, como presencia.Los hombres de Roma no percibieron que el tiempo se acababa. Estaban respirando el aire puro de las

    costas martimas y un magnetismo ms puro an, atrado por aquella alma selecta, en prctica en la Tierra,por misericordia del Cielo. Llevaron un leve susto, como si despertasen de un sueo angelical. Silenciosos,an permanecan de rodillas. Se levantaron, con respeto, tocaron levemente el hombro del pastor decardumes, dicindole: Padre Juan, el seor nos perdone por interrumpir sus ejercicios espirituales, pero es

    una orden de Roma. Queremos que el seor obedezca, para no tener dificultades. Y, desenrollando ungrueso volumen de papeles, uno de los soldados hizo la lectura. De vez en cuando su voz se esquivaba de laclaridad, en seal de humildad ante tanta grandeza.

    Consciente de todo, el apstol se levanto, listo para el sacrificio, sin cambiar su serenidad o perder sualegra. Terminada la lectura, dijo: Sea hecha la voluntad de Dios. Si es necesario que yo perezca para queCristo crezca en los corazones de los hombres, encontrar la paz en ese acto, y llevare conmigo por dondefuera, la alegra de ser til.

    Los verdugos temblaban emocionados. Llevaron al profeta donde se encontraba un recipiente deenormes proporciones, lleno de aceite hirviendo. Cuando bajaba el nivel establecido, alguien aada ms,para que estuviera siempre dispuesto para el sacrificio del temibleLen de la Verdad.

    El anciano caminaba, callado, junto a los soldados, pero escuchando el asunto por ellos entablado.Llegando cerca del calvario del Padre Juan, el responsable sentenci: Padre Juan, es contra nuestravoluntad que haremos eso con el seor; no obstante, somos obligados a hacerlo as por una ordenprocedente de Roma y el seor mismo debe saber que una decisin del Imperio no acepta vacilacin,poniendo en juego, si esto ocurriera, nuestras propias vidas y las de nuestras familias. Que Dios nosperdone y que el Padre nos libre del infierno, porque la idea no es nuestra. Tenemos, todava, que tirarlodentro de este recipiente, en nombre de su Maestro, como reza en la escritura que nos fue enviada. Los

    jefes romanos desean, que el seor desaparezca para la eternidad. Con eso probarn que no existeFrancisco de Asis-6-

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    nada despus de la tumba, que el Cielo es la misma Tierra y que Cristo vuestro Maestro fue vencido porel escuadrn del guila.

    El gran vidente los oa, tranquilo, sin decir nada. Despus de todo, dibujo en sus labios heridos por eltiempo, pero inspirados por la verdad, una encantadora sonrisa, hablando enseguida: - Es en nombre deJess que ellos quieren mandarme para la eternidad? Que Cristo os bendiga, por acordaros del nombresagrado del Maestro de los maestros, que vino a levantar a la humanidad para las regiones de la Luz. Ybendijo a los hombres, que lloraban copiosamente, mientras l permaneca sonriendo con serenidad.

    El hijo de Salome pidi permiso a la fuerza de Roma, se arrodill delante del recipiente en ebulliciny estall en una rogativa sublime. Mir hacia el cielo, buscando las estrellas que tanto admiraba, pero no

    consigui contemplarlas. Se dira que la naturaleza escondi los ojos estelares para no presenciar unestpido acto de cobarda y celos de los hijos de las tinieblas. En aqul instante, proyecciones de lucescruzaban el cielo en todas direcciones. La policroma deslumbraba y asustaba a quien no tuviese costumbrede presenciar el gran espectculo del Cielo para la Tierra. Y Juan, como inflamable divino, se incendio defluidos luminosos. Y una voz habl a sus odos: - Juan ten buen animo, hijo mo, porque la puerta por lacual pasars para estar junto a m, es estrecha:

    Y el apstol no vio nada ms. Con una semana de agitacin infernal en el recipiente de las tinieblas,por las manos de los hombres que sufran por hacer lo que sus corazones no pedan, terminaba la prueba.Fue retirado el fuego y el aceite comenzaba a enfriarse. Los soldados, respetuosamente, cavaron unasepultura, en las proximidades del evento nefasto, como gratitud al viejo cristiano. Cuando comenzaron aderramar el caldo maldito, como si fuese el cuerpo del apstol, el viejo compaero de Jess se levant delfondo de la vasija negra, para espanto de todos, bendicindolos nuevamente Pareca llegar de un largoviaje. Su rostro mostr una encantadora sonrisa, saludando a todos en nombre de Cristo, sin ninguna

    quemadura en la pielLos hombres se arrodillaron, sin darse cuenta de lo que hacan, besaron las manos y los pies del

    antiguo compaero de la Madre de Jess. En ese momento, torrentes de lgrimas mojaron al anciano,vertidas de las profundidades del ser, que solamente el corazn sabe explicar. Aterrados, los soldadosquisieron ser bautizados, en nombre de Cristo. Al instante fue realizada su voluntad.

    El Padre Juan estaba vestido de luz, como si fuese un astro deslizndose en el infinito, y sinti manosinvisibles retirando de su cuerpo, el resto de aceite, an tibio. La palabra en aqul da no tuvo ningunafuncin. Rein el ms completo silencio en la isla de Patmos. Viendo de lejos, semejante a una nube, unbando de pjaros se dirigi al gran exiliado de la historia, aproximndose al lugar rodeado por las aguas.

    Volaron y revolaron al rededor al Apstol del Amor y cantaron al unsono una cancin que el maestro de lasprofecas entendi como un mensaje de glorificacin a Dios, por la victoria del Bien. Los soldados malrespiraban de la emocin. Nunca pensaron antes que presenciaran tantos fenmenos sobrenaturales por

    causa de un slo hombre, y el pensamiento de ellos se identifico: Ser que este venerable seor no esuno de los dioses de nuestra patria, expurgado en esta regin, por el maldito celo del Imperio?Si pudisemos, ahora, responder a ese pensamiento, diramos: l es mucho ms que todos los

    dioses de Roma reunidos. S, porque fue quien hered el Amor ms puro de Jess, El Cristo de Dios.El padre Juan pidi silencio para poder hablar a aquellas criaturas de Dios, los pjaros, que all

    postrados esperaban la palabra del anciano, la respuesta al mensaje que haban trado, en nombre de lapropia vida El bando se constitua de millares de aves. Y, lleno de paz espiritual, comenz diciendo:

    - Queridos hijos del corazn, parece que dejar este lugar de amor, pero tal vez an vuelva aqumuchas veces, para cumplir la voluntad de Dios y poder sentir las bendiciones de nuestro Padre Celestial atravs de todo lo que aqu existe. Me llevo nostalgias y dejo amor, me llevo cario y dejo gratitud, me llevoalegra y dejo paz. Yo, en nombre de Jesucristo, os bendigo a todos, desendoos muchas felicidades. Elmundo en el que vivs, nos parece muy ingrato, por faltaros lugares ms seguros, donde podis confiar ms

    en el hombre; sin embargo, no debe importaros la seguridad. Disfrutarla en el Seor de todas las cosas yrecordemos a Cristo cuando dijo: Los pjaros no plantan ni cosechan, mas viven hartos. Y aadimos: Notienen techo, como le es dado al ser humano, pero no por eso dejan de dormir tranquilamente. Y an osafirmo, que Dios es justo y bueno y os ama como a nosotros, seres racionales de la Tierra. No debis temer,porque todo os ser dado conforme a la ley de justicia, en consonancia con la evolucin de cada uno.Preparaos para la lucha, en la que seris bendecidos. Este que os habla no tiene igualmente lugar seguro.No tiene granero reservado, y si os sents en peligro de ser atrapados por los cazadores inescrupulosos que,a veces, ni tienen hambre, yo tambin podr ser cazado por los sanguinarios de la Tierra. Todos nosotros,hijos mos, pasamos por disciplinas dolorosas. El aprendizaje es arduo, pero excelente, cuando soportamoslos impactos con esperanza en las promesas del Divino Amigo, que as se expres: Aqul que perseverehasta el final, ser salvo. Yo os bendigo en nombre de Dios y de Cristo y os pido que partis cantandonuevamente la gloria de la vida.

    La orden de vuelo no se hizo esperar; pararon en los aires, orquestando canciones, cuya comprensinsera dada solamente a los que tuviesen odos para or: era la respuesta de las aves a las palabras de amorque recibieron del gran santo.

    La noticia corri como un rayo, principalmente en direccin al Imperio, cuyos designios, en esa poca,eran comandados por el Emperador Nerva, que liber inmediatamente al Apstol de Cristo, para que ltuviese acceso a todo el territorio romano. Pero, los soldados, temiendo por la vida del Padre Juan, que para

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    ellos era una preciosidad, y porque conocan bastante la poltica maliciosa, percibieron que eso podra serotro tipo ms nefasto de celada contra aqul que era todo Amor y Paz para las criaturas. Propusieron,entonces, al hombre santo, que vistiese un uniforme viejo de uno de los soldados, se rapase el cabello ycambiase el nombre, trasladndose a feso, donde podra permanecer como un desconocido. Ellos lesugirieron el nombre de Francisco, que el Evangelista, sonriendo, acepto.

    Juan Evangelista parti para feso para no ser reconocido. Al separarse de los soldados romanos,estos, conmovidos, imploraron al Padre Francisco una regla para vivir, en las formas que l creyese mejor.Este medit un poco y dijo conmovido: Hijos mos, os dar un consejo, una regla para vivir: amad a Dios,sobre todas las cosas, y de todo corazn, y al prjimo como a vosotros mismos. Est es la ley, los profetas,

    la vida, el cielo y el propio Jess.

    El Padre Francisco fue muy amado por todo el pueblo de feso, por su humildad, por su amor a todaslas criaturas y por el placer de servir a quien necesitase de sus servicios. Frecuentemente visitaba la isla dePatmos. Fue all, en aqul suelo agreste, que Juan Evangelista entr en xtasis y escribi el Apocalipsis,profecas famosas en el mundo entero.

    Ms tarde se supo, en feso, gran ciudad de Asia Menor, que aquellos soldados romanos que habanvigilado y odo al apstol en la Isla de Patmos, fueron sorprendidos en las catacumbas, en los alrededores deRoma, asistiendo a las predicaciones de los sembradores de la verdad evanglica, y crucificados sin piedadpor los agentes del guila.

    feso era centro, en aquella poca, de un gran movimiento comercial, conocido en el mundo enteropor su historia y muchas realizaciones en las artes, teatro, literatura etc. Era una de las grandes ciudades del

    mundo, y en aqul torbellino de gentes de diferentes razas, se encontraba Juan Evangelista, la antena deJess en la Tierra, para una gran realizacin en el mundo, hablando a cerca de las cosas que habran deocurrir. Ya con una avanzada edad, con una lucidez impresionante, su mente pareca un sol, su raciocinioera de una agilidad incomparable y su corazn, una llama de Amor.

    Por qu el apstol no se qued definitivamente en Patmos, cuando se retiraron los soldadosromanos? Porque Cristo no quiso. Inspir a los milicianos a cambiar el nombre de Su amado discpulo y atransformar su fisonoma, envindolo a feso, de donde l, el Maestro de los maestros, lo llamara para elfinal de su grandiosa misin, en la isla solitaria.

    El Padre Francisco dorma poco; era constantemente requerido en las grandes mansiones de los ricoscomerciantes y polticos, en las cuales enseaba la retrica a sus descendientes. Prepar un mtodo con lafusin de la doctrina de Jess, que causaba envidia a los sabios. Conoca profundamente la historia del ViejoContinente. Tena datos concretos de la geografa del mundo. La astronoma le fascinaba y describa con

    encanto las bellezas del cielo. Hablaba correctamente cuatro lenguas y varios dialectos. Y, adems de todoeso, lo ms interesante para los hombres de negocios, era su educacin humana engrandecida con el amorms perfecto que feso podra conocer.

    El Padre Francisco era adorado, pues su persona traa al ambiente la presencia de Cristo. En esenuevo perodo de su vida, no hizo predicaciones pblicas, como ocurri con los otros apstoles. No obstante,procuraba vivir, ntegramente, en los preceptos del Maestro.

    Cierto da, presenci un drama en una familia, a quien sirvi con su capacidad de instruir, a unmercader que vino de Jopee en otras pocas, y que fij su residencia definitiva en feso, donde la riquezalo protegi. Era propietario de varias embarcaciones que cruzaban el Mediterrneo en demanda del oro,llevando tejidos de todas las clases y trayendo turistas desde varios puntos de Asia Menor. La familia estabaentusiasmada con la llegada del hijo mayor, que regresaba de Roma, donde estudiaba. Una graveenfermedad interrumpi sus estudios, cubriendo de tristeza a todos los familiares, acostumbrados a la

    festiva alegra proveniente de la posicin social y del dinero en abundancia. Se vea en las manos y en elrostro del joven manchas raras que se reventaban produciendo heridas. La ciencia disfrazaba conmedicamentos de poca vala la progresiva enfermedad, temida por los hombres hace millares de aos. Erala lepra.

    El hogar se cubri de luto. El joven fue trasladado al Valle de los Inmundos, para la podredumbre vivade los cuerpos deformados. Salir de feso e ir para Roma, donde fue a beber la cultura que los griegosofrecan, fue, en verdad, una separacin que traa esperanzas para el futuro del hijo del corazn. Tambin,una separacin del hogar para la impureza que la enfermedad caracteriza, le abra las puertas de launiversidad del dolor, que muchos hombres desconocen. He aqu la vida y el carma, que muchas veces nosaguardan con sorpresas que nos conmueven, hasta el centro del alma, cambiando la direccin de todo elcurso de nuestra existencia. Fue lo que ocurri con Patius, hijo del matrimonio Renuns, mandatariorespetado y de los ms conocidos comerciantes de feso.

    El Padre Francisco lleg puntualmente, con su habitual alegra, al rayar el sol, para las clases decostumbre, de las cuales, muchas veces, hasta los adultos participaban, dado el clima de paz que el ancianotraa con su encantadora presencia. Y encontr el dolor despertando energas nuevas en corazones antiguos.

    Acostumbrado a eso, saba qu hacer. Inmediatamente fue llamado para consolar a algunos que seencontraban afligidos, principalmente la madre del joven, que estaba en estado de depresin. El ancianoapstol se acerc a la gran enfermera colectiva, pues era lo que ms apareca el famoso solar, se interes

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    por el joven que descansaba en un catre lujoso, tomo su mano ya deformada y la beso con alegra diciendo:- Que la paz sea con vosotros, hijo mo.Los ojos del apstol brillaban como dos llamas espirituales. En su lcida mente no se dibujaron

    emociones de miedo por la enfermedad o de tristeza. El medio no afect su estado ntimo, que es solamenteAmor. Pens en Cristo intensamente. Se acord de Tiago y de Pedro. Examin su memoria, y record alMaestro curando a los enfermos, dando vista a los ciegos y levantando hasta a los que se encontrabanmuertos. Enseguida, rememor al Divino Maestro curando a muchos leprosos una vez, cuando solamenteuno volvi para agradecer. El fenmeno de la hija de Jairo surgi vivo en su mente, con esperanza, pues lla asisti para levantarse en presencia de Su Seor. Y busc a Dios como se lo indicaba su corazn. Impuso

    las manos en la cabeza de Patius y, como por encanto, de lo alto bajaba una luz, cuya policroma era Sufigura noble, inundando el cuarto de un perfume encantador y desconocido en la Tierra.El espanto fue general. El silencio daba autoridad al Padre Francisco para hacer lo que mejor

    entendiese, bajo la inspiracin del Cielo. El hijo de Salome, en medio de la splica, noto que una mano deluz se sobrepuso en la suya, en la cabeza del joven, y una voz que conoci ser la de Cristo y que el joventambin percibi, se hizo or claramente: - Quiero que quedes limpio de esta temible enfermedad y no teolvides de comprenderla, para que no caigas en nuevos infortunios. S un camino, para que yo pueda hablarcon Juan.

    Estas palabras quedaron vivas en la mente del apstol y del estudiante. Las luces parecan millonesde pequeos operarios activos, trabajando en la recuperacin de una gran ciudad destruida por unacatstrofe. La piel del joven fue recomponindose ante los ojos de todos, sin que la razn participase delfenmeno. El Padre Francisco pareca revestido de la misma luz y, notando el hecho, llor de emocin. Su fesaci el ambiente de gloria y de alegra para todos los que participaban del milagro de la cura, desde los

    ltimos siervos hasta los progenitores.El joven, en unos instantes, se levant del lecho completamente restablecido, sin ninguna seal de

    enfermedad en el rostro o en las manos, derramando lgrimas en abundancia. Bes las manos rugosas delPadre Francisco y pregunt con voz entrecortada por la emocin: Quin es ese anciano, mama? Quin es,pap, ese venerado seor, que me hizo volver a lo que yo era? Ni los mejores y ms famosos mdicos deRoma y de Grecia pudieron hacer algo, pues desconocen los medios de curar tan terrible enfermedad! Serun sueo? Ser que mor? O estoy muriendo?... Quin es este profeta que me visita a esta hora? Y caynuevamente en el lecho en un profundo sueo reparador.

    El silencio fue interrumpido por los familiares, en alrededor del Padre Francisco, que los llamaba parauna sala contigua, para que el joven durmiese en paz, no aceptando reverencias que deca no merecer, nipromesas de cosas materiales que no se acostumbraba a recibir. An se senta en la mansin el perfumeencantador, cuya procedencia desconocan los moradores. En unos meses las paredes y las ropas que por

    este hecho no fueron lavadas, exhalaban con la misma intensidad. El viejo compaero de Cristo, cuandohablaba, desprenda ese mismo aroma divino por la fuerza de su verbo, quedando esa seal como registrode la presencia del profeta del Apocalipsis.

    Patius pas a servir de instrumento para que Cristo hablase a Juan Evangelista en la Isla de Patmos.Por la confianza que el apstol depositaba en l, como en un hijo, paso a saber de su misin ntegra. De vezen cuando pasaban temporadas en la isla, cuando el Maestro llamaba a Juan para revelar el difcil engranajeespiritual que restaba para el final del libro santo: el Apocalipsis del Fin de los Tiempos.

    Cristo envi, por intermedio de Juan, mensajes a las siete iglesias de Asia: feso, Smirna, Prgamo,Tiatira Sardo, Filadelfia y Laodiceia. El mensaje fue Universal.

    No podra quedar circunscrito el mensaje divino al restricto ambiente, sin una cierta expresin para elfuturo. l corresponda a un dictado csmico, como dividiendo el mundo en siete continentes. El Apocalipsissera el hecho del Evangelio, sin asombrar a los pueblos con acontecimientos fantsticos y violentos de un

    Dios vengativo, sino mostrando con serenidad, el fin de una era y el amanecer de una nueva forma de vida,pues esa es una ley en que todos los cuadrantes de la creacin: todo se renueva para mejor, todo semodifica para engrandecerse. Los preceptos que heredamos del Divino Donador fueron y sern parafortalecernos, a fin de que pasemos las pruebas anunciadas, con serenidad, convencidos de que somoseternos hijos de un Padre de Infinito Amor.

    El Apocalipsis representa la ventana por la cual la humanidad restante podr pasar para el tercer

    milenio y sentir la vida en las formas preceptuadas por el Evangelio de Cristo. La felicidad para los elegidosen la Tierra hoy est mezclada por grandes tormentos, pues las pruebas colectivas inducen a las criaturas aprecipitadas intenciones, a la desesperacin, a la venganza y al odio. La tranquilidad huy del mundo, ascomo difcilmente en l se encuentra el amor; el perodo es de transicin; que Dios nos bendiga, pues l estemporal pero desorienta a aquellos que an son dbiles en la fe.

    En los ltimos acontecimientos del orbe terrestre, en que finalizarn los dos mil aos, en las grandescatstrofes fsicas y morales, quien no tuviera fe, difcilmente se salvar. La salvacin a la que nos referimoses a la estabilidad de la conciencia, es a la paz interna en medio de las tormentas que se aproximan.Parece, para los escpticos, que la fe es sinnimo de fanatismo, y ese engao es el que va a llevarlos al caosdel terrorismo y de la depresin. La vida alegre es la que se unifica en la luz de la Fe, porque ella eleva al

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    espritu hasta la plenitud del Amor. Quiera Dios que despertemos cada vez ms para Cristo, en el resto detiempo que nos da, que tambin representa resto de imprudencia. El Apfisis es un aviso con dos mil aosde antelacin; tambin, el Evangelio, en su retaguardia, nos habla del clima que podremos formar ennosotros, a fin de que no suframos en los desastres colectivos.

    Quien se apegara al Amor, aqul que universaliza todos los sentimientos, se librar de la redseleccionadora, que retirar una gran cuota del rebao para los mundos inferiores, donde habr llanto ycrujir de dientes. Quien no crea, y se cruce de brazos ante Cristo, ser seal de que pertenece a lassombras, y a ellas ser entregado, por la sintona del corazn. En este sentido, no habr opresin nioprimidos, ni tampoco divisiones por cualidad, pues cada uno recibir lo que realmente merezca; esa es la

    ley de la justicia.

    Patius fue discpulo de Juan Evangelista, de los ms integrados en su misin divina. Aprendi con elgran vidente lo que nunca so que existira: las leyes ms sutiles de la naturaleza, y, por encima de todo,aprendi a amar. Fue quien ms asimil la palabra del maestro. Podra haber hablado mucho de la vida yobra del Apstol del Amor, pero, si as no lo hizo, fue por no ser ese su compromiso.

    El Padre Francisco cuando era conducido por el discpulo a la isla de Patmos, encontraba en lassutilezas espirituales, el ambiente de xtasis, y avanzaba para la plenitud del Amor. Quedaba como si fueseun sol, y su luz deslumbraba a cualquier mortal. Patmos pareca otro pas, una ciudad espiritual. Falanges deespritus superiores recorran todo el ambiente del agreste lugar, preparndolo para el gran evento de losCielos con la Tierra. Quien presenciase el espectculo como le ocurri a Patius, dira que el viejo apstolhaba perdido el cuerpo fsico, cogiendo otro ms excelente. Se dira que los ingenieros siderales extendan

    una gama de fluidos en aquella pequea tierra rodeada por las aguas, en defensa de determinados ataquesde las tinieblas. Se sabe que cualquier magnetismo inferior que se aproximase a Patmos, erainmediatamente desintegrado por los poderes de la luz. Y el lugar escogido para la gran revelacin, ofrecasensibilidad mayor a las conversaciones de los dos, discpulo y maestro, en nombre de Dios. El PadreFrancisco escriba todo lo que presenciaba en aquel pedazo de volcn extinguido; los fenmenos exterioreseran revelados por Patius, pero no todo qued registrado en el Nuevo Testamento; haba impedimentos,como hay hasta en los das de hoy, tal vez necesarios a una orden divina, en el divino concierto de la vida.

    Seres traslcidos iban y venan, visiblemente, como si estuviesen pasando de una dimensin a otra,con la facilidad de los grandes hechiceros que hacan aparecer y desaparecer las cosas. En los siete aosque vivi en la isla sagrada, que se convirti en escenario de los ms sensacionales acontecimientos entre elCielo y la Tierra, el Padre Francisco saba lo que pasaba en el mundo cristiano y enviaba sus recursos paratodas las iglesias nacientes y personas en dificultad. El barco del rescatado de la lepra recorra en el

    Mediterrneo como un rayo, por la fuerza de dos esclavos corpulentos y obedientes, que tenan al PadreFrancisco no como un santo, si no como a un Dios. Y el viejo apstol, en la hora de sus conversaciones conel compaero, hacia cuestin para que los esclavos oyesen. Aunque entendiesen poco de las cosasespirituales, lo odo no dejara de accionar la mquina mental, para que ella gravase lo que vea y oa a finde que, en el futuro, no fuesen perdidas, sino aprovechadas, las bellezas de la vida.

    Cierta ocasin, de madrugada en Patmos, el vidente escucho a Cristo hablarle con todo empeo:Juan, ve para feso y despus ven a estar conmigo. Que la paz sea con vosotros. El apstol se despertdel trance medimnico, pens bastante en lo que escucho y sinti que se aproximaba el fin de susactividades, en la agitada ciudad de Asia Menor. Sinti, por un momento, apego a aquella regin. Sintinostalgia del pueblo que amaba, de las iglesias que sustentaba y con las cuales difunda el Evangelio deNuestro Seor Jesucristo. Tambin, en el mismo instante, reconocido que nada se acaba y que todo es detodos, en las bendiciones del Divino Donador del Universo. Mir las estrellas que ya se despedan de la

    visin humana, y dio la ltima sonrisa en Patmos, agradeciendo por todo lo que recibi por misericordia deDios y por intermedio Cristo. Entr en el barco sin quitar la mirada de la isla que, cada vez ms, quedabadistante. Las lgrimas se deslizaban por su rostro quemado y casi sin sensibilidad por el paso de los aos.Los esclavos remaban el barco con habilidad y presteza. Tenan el placer de obedecer a aqul hombre quese consuma al peso de las eternidades.

    Patius, muy sensible, principalmente cuando se trataba del Padre Francisco, no soport ms eldisimulo. Rompi en llanto al ver a su gran maestro mudo y pensativo. No obstante, la educacin hizo quetodo ocurriese en silencio. Grandes surcos se hacan en las aguas a un lado y a otro, y fueron aumentando,como por encanto. Se dira que era una carrera olmpica ante la flor martima. Las seales se hacan msvisibles, para que el mundo supiese de la participacin de otro reino de la vida, que no era el de loshombres, mostrando la gratitud por la flor de Cristo, que se llamaba Juan, hijo de Salome y Zebedeo,integrado en Cristo por los vnculos del Amor: era un cardumen, en el mayor cortejo de todas las eras de lahistoria. Los peces llevaban el manantial de Amor a las mrgenes del gran mar para las ltimas despedidas.

    Algunos de ellos crecan sobre las aguas, mostrndose como flechas se deslizaban en el mundo lquido,dando lo que tenan a favor de aqul que les dio mucho ms.

    De sbito, los componentes del barco notaron que una nube cubra la embarcacin como una sombraamiga, tocando un himno, como si fuese una orquesta clsica ejecutando arias de compositores famosos.Los hombres levantaron los ojos y contemplaron estticos, una bandada de aves que no se olvid de

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    proteger, como la aviacin moderna, al gran comandante de la Caridad y del Amor, de la Humildad y de laPaz. La isla desapareci de la vista humana, quedando solamente los recuerdos. Los hechos quedarongrabados en las conciencias para nunca ms ser olvidados y para que algn da el mundo pudieseconocerlos por las bendiciones del mismo Cristianismo restablecido en el rgimen del progreso.

    La vida es igual al Sol que nace y se pone, obedeciendo a determinado espacio de tiempo, para volvera renacer. Nada muere, esta es nuestra alegra. Todo vivi, vive y vivir siempre. Dios es la realidadcsmica, sin disfraces, y el espritu es el movimiento divino que nunca se detiene. El sufrimiento se da lamano con la ignorancia, que es un ropaje que el tiempo cambia por otro, comprometindose cada vez ms,con la Verdad.

    La Iglesia de feso era una de las siete mencionadas en el Apocalipsis y por la cual Juan tenia especialcario. Principalmente, porque Pablo, con quien mucho aprendi, envi muchas cartas a esa casa de Dios,por orden de Cristo. En feso, cierta noche pidi a Patius que lo llevase al templo cristiano, para despedirsede los compaeros personalmente. El Padre Francisco era muy conocido por los fieles de la iglesia, para loscuales su orientacin era una seguridad en todas las clases de problemas. Bendeca las aguas e impona lasmanos, sin que los fenmenos de cura se realizasen por su intermedio, para no perturbar su vida, que fueescogida para otra misin. Terminndose aquella, no obstante, afloraran en Juan todas las facultades, parala gloria del Evangelio y la paz de todos los corazones. Aunque era muy buscado, no hablaba en pblico ycuando era llamado para ello, solamente orientaba en la estructura doctrinaria. Pero aquella noche querahablar, hablar para recuperar cuanto qued callado, por orden de la Divina Providencia.

    En aquella memorable noche, la iglesia estaba llena como nunca lo estuviera antes. Haba tantaspersonas que se pudo llenar un gran patio que se encontraba frente al templo. Pareca una conmemoracinde las ms dignas, y, en realidad lo era, pues sera el ltimo da en que el Padre Francisco vendra en

    presencia fsica a la Iglesia de feso. El gua espiritual de feso, Estbulo, hizo que llegase a los guasespirituales de cada cristiano, un anuncio que registraron intuitivamente: la necesidad de ir a la Iglesia deDios en aquel da. Y fue grande el nmero tanto de encarnados como de desencarnados, para or y sentir lapresencia iluminada del gran astro del Cristianismo la ltima estrella apostlica a desaparecer de los cielosde los cristianos

    feso fue elegida para la conclusin del Evangelio de la vida. Juan escribira las ultimas palabras de laBuena Nueva, en una de las siete Iglesias de Asia, entregando al pueblo, no slo a los fieles de las sietecasas de Dios, sino al mundo entero, el testamento de Jesucristo, la herencia de luz para todas las criaturas,visibles e invisibles.

    Lo dejaron slo en la mesa, por respeto a su venerada figura y por un impulso del corazn, quedesconocan. Veintiuna mujeres cantaron el himno Venid, Seor, rompiendo el silencio reinante. Lamultitud de cristianos permaneca a la expectativa, por cuanto nunca vieron al Padre Francisco sentarse en

    aquella mesa. Siempre evitaba las conmemoraciones Por qu aqul da estaba slo en la mesa sagrada?Para decir qu? Y el viejo Apstol de Cristo, con casi cien aos de edad, irradiaba pura paz. De vez encuando, diriga su mirada a la multitud de almas. Y nos pareca que desde dentro de su pecho, partiendo delcentro de corazn, salan dos manos de luz, bendiciendo a todas las criaturas postradas all en posicin derespeto y ansiosas para orlo. El Padre Francisco se hallaba envuelto en un juego de luces que se deshacanen el espacio, dando la impresin de que envolva no slo a toda la Tierra, sino tambin a la humanidadentera.

    La lucidez del hombre de Dios era incomparable. La alegra en su interior comenz a desarrollarsecomo una barrera que no soporta el peso de las aguas y avanza en todas las direcciones y l hablpausadamente: La paz de Nuestro Seor Jesucristo, hijos mos, est con todos, y que las bendiciones deDios se hagan en todos los corazones, para siempre.

    Cambiando el tono de voz, continuo: El verbo divino se hizo presente en la figura inolvidable de

    Jess, nuestro amado Maestro, en Palestina, cuando se derramaron en toda la Tierra, luces inmortales.Presenciamos el mayor espectculo de la faz del planeta, por bondad del sembrador de luz de todas laspocas. En Jesucristo se fundieron todos los profetas, todos los videntes, todos los msticos, todos lossantos, todos los filsofos, y tambin todas las leyes. Y, de esta fusin celestial naci la mayor de lasrealidades sustentadoras de la vida: el Amor. l es el Amor de Dios presente en la Tierra, es el canal de la

    Vida, es la Verdad dividindose de acuerdo con nuestras necesidades. Es nuestro deber seguirLo con fe, concoraje y con la dinmica apropiada al crecimiento de todos los sentimientos que coinciden con los preceptosmencionados por la Buena Nueva del Reino de Dios. Algunos me mencionan como siendo un rbol, del cualmuchos aprovechan la sombra y reponen energas. Creo que todos nosotros somos rboles de Dios,creciendo en el suelo terreno. En cuanto a m, soy un arbusto al que la naturaleza solicita cambios, al que yamand aviso de expropiacin del lugar que ocupo, para que otros, con ms fulgor, nazcan, para mayorriqueza de la vida, produciendo simientes ms valiosas del Evangelio, enriqueciendo conceptos que an nopodemos or, repartiendo ddivas que an no podemos recibir.

    De vez en cuando haca una pausa y, en silencio, la voz del Padre Francisco pareca recorrer losespacios en cadena repitindose millones de veces para no ser olvidad y para que el registro csmico seapoderase de ella con mayor nitidez, y recomenz: - Hijos mos, hoy nosotros vamos a conversar sobre lapalabra de Paulo, el gran apstol de Jess, que hizo conocer el Evangelio en la Tierra y en lo ms alto de losCielos. Paulo, con su dinamismo, no se olvido de la Iglesia de feso y seguramente de su amable pueblo.

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    Vamos a revivir al campen de la Buena Nueva de Cristo, para que Cristo resplandezca en nosotros, por lagracia del Seor.

    La mente del apstol fue quedando del tamao de una tela cinematogrfica. Se notaba como en unfilm, el desfile de las mayores personalidades del Libro Sagrado, comenzando por los profetas de renombre,en un cortejo esplendoroso. Apareci en esa proyeccin hasta Gamaliel, el preceptor de Pablo, el nietoamado de Hilel, gran sabio del Oriente. Desfilaron en su mundo mental todos los personajes del NuevoTestamento; se proyectaron luces en todas las direcciones, focalizando a cada personaje en particular,causando placer al ltimo de los apstoles, en la ciudad de feso, en la famosa iglesia de aquella localidad.

    Juan Evangelista, Padre Francisco para aqul pueblo humilde y para nosotros, los del mundo

    espiritual, representaba la ltima estrella de la constelacin cristiana que estaba fuera del conjunto,preparada para subir hacia la comunin espiritual con los ngelesLa penltima criatura a entrar en el gran saln de la iglesia naciente, con ropas deslumbrantes, fue

    Mara, Madre de Jess. Al principio, surgi como si fuera la Madre Santsima a quien los aos impusierondificultad en el andar; despus comenz a transformarse en una linda joven. Apareci como una estrella deprimera magnitud, con otras estrellas menores embelesando al cortejo divino. Antes de que ella pisase elsuelo material del templo, se extendi, por la fuerza de alguna mente adiestrada en creaciones espirituales,una alfombra de luz, de un verde seda con estras de un azul encantador, con franjas doradas y rayos de solnaciente, llenando la casa de Dios de un perfume desconocido para los mortales. Al tocar sus lindos pies enla alfombra, se hizo or una msica que podra extasiar a cualquier espritu, investigando el infinito, en buscade Dios y de la propia vida.

    Algunos instantes despus, se vio en el crneo del gigante del Evangelio, una fuerza descomunal.Buscaba a alguien ms, para la coronacin de la fiesta, pero, este no apareci... El rostro del viejo discpulo

    se inundaba de lgrimas, como nunca ocurri en su vida. Su cansado corazn pareca un astro de luz propiapor la alegra que irradiaba. Su crtex cerebral era una llama en profusin. Las clulas nerviosas en armonaparecan platos de luz e intercambiaban energas, elevando la lucidez del discpulo del Maestro hasta elpunto en que una conciencia terrena puede captar y concebir.

    El silencio era el clima de gran expectativa y respeto. El Padre Francisco, en un gesto gracioso, sacde una bolsa de cuero un pergamino ya medio gastado por el tiempo, pero que an conservaba viva lasletras. Era una carta escrita por Paulo a los compaeros de la Iglesia de feso, que el anciano guardabacomo una reliquia y traa al lado del corazn. En aquella noche inolvidable, iba a entregarla a los cuidados deuna de las siete Iglesias de Asia, como una bendicin de luz para todas las orientaciones. Y comenz a leer,con emocin Despus de leda la epstola de Paulo a los efesios, coment: Paulo, el apstol de Cristo, ennombre de Dios nos saluda, desendonos la verdadera paz. Y nos muestra de manera justa y comprensiva,cmo nos rodea el Padre Celestial de bendiciones, las cuales nos hacen comprender los medios para

    liberarnos de los enemigos, no solamente de aquellos que, por nuestra flaqueza, creemos que lo sean. DicePablo, con toda su irreprensible autoridad espiritual, que el Padre nos cre, entregndonos a Jesucristo, parahacernos santos, para volvernos espritus superiores, como ciudadanos universales, dignificando la propiavida por el Amor y por la Gracia. Es que sin la luchar con ciertos enemigos existentes dentro de nosotros, sehace imposible alcanzar esa misericordia, esa felicidad. Y tales demonios se llaman odio, venganza, envidia,celos, mal querer, estupidez, maledicencia, orgullo. Nuestro esfuerzo debe ser en el sentido de no hacer alos otros lo que no aceptamos para nosotros. Seremos redimidos, esto es propio de la justicia divina; contodo, esa redencin tiene un precio bastante alto en el cambio de la ley: el esfuerzo propio. Fuera de eso,como liberarnos de la ignorancia? Dios derrama todo el bien sobre las criaturas de la Tierra. No obstante,cada uno asimila de acuerdo con su capacidad. l dara a unos menos que a otros? No!... Nosotros somoslos que no soportamos bendiciones mayores de las que recibimos de las manos del Divino Donador.

    Es muy comn que oigamos que Dios tiene privilegiados a los cuales Se revela. Cmo se equivocan!

    Todas las cualidades estn dentro de nosotros. Las puertas para el infinito se abren dentro del corazn, porlas manos de la lucidez racional. La facultad de ver no constituye la ideal, sino la que nos muestra el cielo yque nos vuelve ngeles. La verdadera esperanza es la certeza absoluta que sentimos dentro del alma. Estaes la mayor videncia de todos los tiempos. La herencia a la que estamos predestinados, por la misericordiadel Seor, es la herencia divina, que la polilla no corroe, ni el tiempo consume, ni la herrumbre deshace. Esla herencia de la tranquilidad de conciencia, es la riqueza de la alegra, es la abundancia de la felicidad.Todos nosotros los que aqu nos reunimos en esta noche memorable, si supiramos alimentar la fe, laconfianza en las promesas del Evangelio y luchramos contra nuestra naturaleza inferior, venciendo lasdificultades que ellas nos imponen, alcanzaramos la paz en el corazn. Esa es la garanta de nuestraherencia en Cristo. Es la mayor realidad que podemos alcanzar en el mundo: conocernos a nosotros mismosconociendo a Cristo, que vive fuera y dentro de cada uno. El Apstol de los Gentiles, como es llamado Paulo,tambin para rodearnos de cuidados especiales, ora por todos nosotros, ensendonos igualmente a orar.

    En todo, dad gracias a Dios, por ser Su voluntad soberana. Y nos llama a la oracin, que nos proporcionaun bienestar indecible, por la fuerza de la Fe, en comunin con el Amor. El Seor intercala en lasbendiciones, respondiendo a las splicas, una energa que da al corazn ojos secretos, para que vea todo, ysentimientos inexplicables para comprender todo con la rapidez de un rayo.

    Dios no ampar a Jess, Su hijo amado, en todas las dificultades? No le dio poderes celestialespara que l curase y diese la vida a quien quiera que fuese elegido para eso? Ese mismo Cristo, Caminante

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    del Infinito, en la gracia del Padre Celestial, nos dio vida, cuando estbamos muertos en la ignorancia y en elerror. Vino, por misericordia de todas las instancias de los cielos, para mostrarnos los caminos por los quedeberamos andar y, por encima de todo, para ensearnos con habilidad y mansedumbre, los preceptosliberadores, como seguridad para nuestra jornada evolutiva. ramos tentados por compaeros, quetenamos como demonios. En ellos depositbamos todas las culpas, olvidando que, por ley, nos unimossolamente a aquellos que piensan de la misma forma que pensamos, que sienten lo mismo que sentimos yque hablan con el mismo estilo que nosotros hablamos. Las culpas son divididas. Hagamos, pues, nuestraparte. Levantemos nuestra moral, ayudando as, al surgimiento de la conducta ajena que se encuentrevinculada a la nuestra, por sintona que nuestro corazn plasm y la lluvia mental irrig con el paso de los

    tiempos.Hermanos mos, si nos unimos a Cristo, comenzando por este templo sagrado, y entendemos el idealde Nuestro Seor para con nosotros, es cierto que seremos todos salvos por esa avalancha doctrinaria,diseminada por Aqul que era desde el principio, y acelerada por los santos apstoles del Nazareno Lapresencia de Cristo en nosotros es realmente motivada de gloria, pues fuera del amor no habr solucinpara el mundo, ni para la humanidad. El Evangelio es Dios manifestndose en la Tierra, como fuerza divina;nadie lo destruir. El propio tiempo y el progreso son medios grandiosos para conservarlo y engrandecerlopara la eternidad, porque l es la concentracin de todas las leyes y de todos los profetas. Es la sntesisreunida por Amor, en la expresin de un testamento que todo rebao y que todas las generacionesheredarn. Fue hecho por Dios, por las manos de Cristo.

    Recordemos siempre lo que ramos antes, en la condicin de gentiles distantes de nuestro Salvador.Hoy, por la presencia de su Amor, por Su incomparable Bondad, a travs del gigantesco empeo de Pablo yde otras manos amigas, nuevamente despertamos en el Seor y nuestra vista se alegra porque estamos

    viendo los Cielos abrirse por las promesas. Es Jess invitndonos a todos al gran festn de las BodasCelestiales! Estamos unidos por la cruz, no por aqul madero que nuestro Maestro carg en el Calvario, delcual fui un testigo, sino la cruz de los testimonios y de la lucha empeada en la victoria. La persistencia en elBien nos dar la ventura plena del Amado Cordero en la obediencia a Dios y en la Fe sin lmites, en lasuprema seguridad con el Amor. Fue derrumbado el muro que separaba los Cielos de la Tierra y, despus dela venida del Mesas, anunciada por los antiguos profetas, fue liberado el intercambio entre un plano y otro,entre hombres y espritus. Fue desatada la fe en la vida futura y las criaturas son conscientes de que nadiemuere: la vida se encuentra actuante en todas partes. La Buena Nueva del Reino inici la destruccin de laenemistad, hizo surgir el perdn y la fraternidad comenz a invadir los corazones.

    El Padre Francisco silenci por unos instantes. Estaba como una antorcha ardiente, encendida en la luzespiritual. No se mostraba cansado; era increble la resistencia del Anciano del Amor. Contemplaba conindecible alegra las dos plateas, confirmando lo que habl Paulo en la carta a los efesios, de la asistencia del

    Seor a los que se uniesen a la Verdad. All estaba la comprobacin. Sorbi un trago de agua y respiroprofundamente. Los asistentes estaban todos alertas. Nadie dorma, atentos a la palestra del apstol, quenunca habl en la iglesia, pero que, en aquella noche, mostraba cuanto conoca de la doctrina de Cristo enla ms profunda esencia.

    Enfermos de todas las clases se amontonaban en los corredores del casern. Hombres, mujeres ynios suspiraban, llenos por la fe. Esperaban, por intuicin, que el Padre Francisco, al terminar supredicacin, les dara la bendicin y quin sabe?... Nunca mueren las esperanzas y Dios podra realizaralgn milagro, por intermedio de aqul pastor de almas.

    Hijos mos continu Ya me encuentro al final del camino, que, por as decirlo, es la vida. Noobstante, aun siendo pocos los instantes, me alegra vivir esta fiesta espiritual que nos fue dada pormisericordia de Dios. Puede ser nuestra despedida de este mundo, que fue para m una escuela valiosa y,tengo la seguridad, de que lo ser para todos. Todo, queridos mos, en la Tierra, constituye pieza valiosa en

    el engranaje de la evolucin. Nada podemos maldecir, por no entender la funcin de las cosas en elperfeccionamiento de las criaturas. Nadie es culpable de nuestra ignorancia, ni nosotros mismos. Esta es laley en todos los espacios del infinito, teniendo a Dios como su hacedor sabio y justo. Pablo nos envaoraciones, a fin de que despierte en nosotros el hombre interior, que sean liberadas las fuerzas internas, yconfa en que la aceptacin del Evangelio por los efesios, sea como un toque para el despertar de lascualidades que duermen en cada criatura, anunciando que Cristo llama a todos para la operacin urgente enlos campos del perfeccionamiento.

    Y, l llama a las puertas de cada uno, que tienen en las manos el secreto de cmo abrirlas, deseandoque la Iglesia sea sustentada por la fe divina y humana. Que caminemos unidos por la fe y que por la graciadel Seor nos compenetremos de nuestros deberes ante Dios, la familia y los semejantes, respetando losderechos del prjimo, repartiendo con alegra aquello que tenemos para dar. Deberemos volvernos un slocuerpo y un slo espritu en el vnculo de la paz. Y confirma con vehemencia, lo que fue anunciado porMoiss: - Hay un slo Dios sobre todas las cosas, al cual debemos amar con todas nuestras fuerzas ynuestro inters.

    Enseguida, comenz a discurrir sobre los servicios de los hijos integrados en el ministerio del Maestro.Seal las regiones inferiores para los que no tienen responsabilidad y prefieren la inercia al trabajo.Propuso una regla saludable, a fin de que la vanidad no desfigure las bellezas de las actitudesevangelizadas. Dio firmeza al tono de su voz y continu con delicadeza: Amados, la santidad cristiana es

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    contraria a la corrupcin, cuya ignorancia segrega y abriga los poderes del Espritu, desorientando,igualmente, los sentimientos ms elevados. Fue en este sentido que Cristo vino a encender el fuego y tieneprisa para que l arda. Se aproxima el tiempo de la quema de la cizaa en medio del trigo de Dios. Nosotrossomos las plantas nacientes en la labor del Maestro y l, el Jardinero de la Creacin. Es necesario quenosotros nos despojemos del hombre viejo, para que la juventud nos cubra de nimo en los servicios delbien; que la belleza envuelva toda nuestra figura, principalmente en lo que atae a la moral y a lasactitudes, y que nunca seamos insensibles a las necesidades de los otros, al dolor ajeno y a los infortuniosocultos. Busquemos, pues, la santidad; ella es la pureza que nos conmueve hasta el alma, porque es el

    Amor invitndonos a la serenidad constante. Trabajar en beneficio de los otros, es ciertamente ayudarnos a

    nosotros mismos, porque estamos unidos unos a los otros por lazos indestructibles, y el Amor de Dios paracon nosotros corre por esos hilos vitales que hacen de la humanidad una constelacin; el cmulo de estrellashumanas se interliga por ley de justicia y necesidades de unos para con los otros. Nos dice el hombre deTarso, que aqul que roba no debe hacerlo ms; el que desprecia el trabajo honesto, se revista dehonestidad; aquel que se enoje por cualquier motivo, que se esfuerce por perdonar, y quien cultiva lamelancola desde el amanecer del da, que haga como el sol, desprendiendo rayos de alegra al terminar lamadrugada. No dejemos que los pensamientos se desprendan de los labios, sin que antes hayan sidoanalizados, para que el escndalo no se procese por nosotros y perturbe a los otros. Es indispensable queimitemos a los santos, que imitaron a Cristo, que imit a Dios. La codicia nos engaa y la transitoriedad dela falsa virtud nos desanima ante la vida. Toda adquisicin duradera requiere tiempo y el tiempo buscaespacio y este apura las cosas para que ellas sean permanentes. Hijos mos, abandonemos las tinieblas queoscurecen nuestros sentimientos, que desanima la razn, que incentivan la tristeza. Basta pensar en lamxima Divina Despierta, t que duermes. Levntate de entre los muertos y Cristo te iluminar, para

    que seamos ayudados a entender nuestra misin. No es necesario que abandonemos todo para seguir aCristo; esto sera salirnos de un extremo para ir a otro y quedarnos del mismo modo que antes. Es sensatoque utilicemos todo con nobleza de sentimientos, teniendo al Maestro como filtro, con el fin de que todo nosllegue con pureza y dignidad. Cuntos maridos nos oyen y cuantas damas nos asisten, hijos, criados yseores? A todos les aconsejamos que se amen unos a los otros como Jess nos am, o que, por lo menos,lo intenten sin interrupcin, hacer eso en nombre de la Paz. Esta es la mayor coraza que nos protege contracualquier envestida de la ignorancia o de los enemigos que quieran apoderarse de nosotros, procedentes delexterior, u oriundos del corazn.

    El padre Francisco, todo iluminado y sonriente, levanto la diestra, bendiciendo a todos en un profundogesto de amor. Dirigiendo una rpida mirada sobre los que all se encontraban, percibi cuntos hermanosestaban bebiendo sus palabras, guardndolas como reliquias de un nuevo crculo de grandezas espirituales,bajo la gida del Prncipe de la Paz. Coloc sus manos arrugadas, pero giles, en el tosco banco, para

    levantarse, y, con gran espanto, percibi que su Maestro le ofreca ayuda, como sucedi con l en la subidadel Calvario. De hecho, el padre Francisco cargaba una pesada cruz, fardo ya bastante incomodo, que era sucuerpo. Creci su alegra y, caminando, sinti a Cristo tomndole las manos y ocupando su mente. Andesconoca la voluntad de Dios en aquella noche, pero, despus esta se hizo entender. La figura respetabledel venerado seor de Patmos pas entre la multitud y fue en busca de los enfermos que se agrupaban alrededor del templo de feso. Sus discpulos lo acompaaban sin atreverse a tocarlo. Queran expresar suspresencias, pero sin querer, se mezclaron con todos los efesios y bebieron el agua divina que flua aquellanoche. Un suave perfume se hacia sentir en la gran extensin por donde el Padre Francisco pasada.Falanges de espritus puros trabajaban entre la multitud comandados por el Seor, restableciendo cuerpos,aliviando mentes desequilibradas y apartando espritus inmundos de las criaturas sufrientes. Se oan vocesocultas agradeciendo a Dios por las curas Otros tiraban, de repente, sus muletas. Criaturas eransuspendidas en el aire, en agradecimiento. El Padre Francisco tranquilamente, tomado por el Divino Amigo,

    tocaba con la punta de los dedos a los enfermos y los curaba instantneamente. La noche transcurra sinque nadie lo percibiese. El canto de los pjaros anunciaba el amanecer del nuevo da. Los discpulos delapstol avanzaron para protegerlo y lo suspendieron ante la multitud, cargndolo sin ninguna reaccin suya.El pueblo aumentaba en la Iglesia de feso y la noticia corra como la luz

    El Padre Francisco, ya en casa, fue rodeado de todos los cuidados posibles. Le llevaron todo tipo dealimentos y jugos, pero l rechazaba todo. Los discpulos conocan la grandeza de su maestro, por la vidaque llevaba y por el Amor que vivenciaba. No obstante, nunca pensaron que podra llegar a tanto sugrandeza. La Iglesia de feso fue visitada por todo el pueblo, que an respiraba las fragancias celestiales,impregnadas en el ambiente por los benefactores de la eternidad y por la presencia del mayor espritu queaquella tierra conoci, sirvindole de cuna por misericordia de Dios. El ltimo de los doce no necesitabahacer recomendaciones de sentido doctrinario, pues aquellos hombres guardaban en el corazn el tesoroque l ofreca, con amor y cario.

    La caravana celestial an no subi a los Cielos. Acompa al vidente de Patmos a sus aposentos,observando las evoluciones en la dimensin en que le corresponda permanecer. Recostado en un viejolecho, el Padre Francisco sinti un fuerte estallido dentro de su cabeza. Y he aqu que se encontraba de pieal lado del viejo cuerpo que comenzaba a aflojar los nervios. Su lucidez se dilat, ganando una granamplitud. Ninguno de los espritus presentes oper en favor del apstol, ya que l mismo se recompuso.Respir con un ritmo encantador, por accin de su fabulosa mente, acumul a su alrededor recursos

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    espirituales, restableciendo todas sus energas, y, en unos segundos que dur una ligera operacin, con lasfuerzas renovadas, se liber del fardo fsico.

    Palmas de luz se hacan or Era la entrada triunfal de Juan Evangelista en el mundo espiritual. Seoa un deslumbrante himno anunciando el regreso de un soldado ms de la lucha humana, que dej en laTierra el testimonio de que solamente el Amor vence todas las dificultades, curando enfermos ydistribuyendo paz a las criaturas.

    Juan es abrazado por toda la corte celestial. Primeramente, por aquellos que fueron sus padres en laTierra: Salome y Zebedeo. Despus, surgi Mara en el esplendor de su belleza y gracia divina. El profeta dela agreste isla, al verla, cay de rodillas, besndole las manos de luz y ella beso sus ondulados cabellos de

    nieve. El apstol regres al pasado y oy nuevamente con todos los sonidos, que antes escuch: - Mujer heah a tu hijo. He ah a tu madre. Y al salir de aquella efusin de Amor de madre e hijo espirituales, seencontr con Pablo y Jess, jubilosos por la victoria del apstol. Cuando quiso arrodillarse nuevamente, nolo consigui, Pablo lo tom en sus brazos y sigui a Jess, que pareca un sol con un cortejo de estrellas,rumbo al infinito. Era, de hecho, la constelacin espiritual en busca de su lugar csmico Juan Evangelistavolva al colegio apostlico de Nuestro Seor Jesucristo!

    Despus que el Padre Francisco fue llamado para la patria espiritual, contando casi un siglo de edad,el hijo del comerciante de feso, sin que nadie lo percibiese, se sinti estremecido en las fibras ms intimasdel corazn. Poco despus de ser curado por el viejo apstol, pas a vivir con l, tenindolo como profesorpermanente. Asimil la Buena Nueva del Reino con espontnea facilidad, que el maestro admiraba. Patiushaba renunciado al reino de la abundancia de su padre, para acompaar al Padre Francisco en susandanzas de caridad. Viva en la ms pura sencillez y rigurosa higiene, costumbre que hered de la escuelade Roma. Era admirador de Scrates y Platn, conoca detalladamente la vida de esos dos hombres. Y por lainfluencia del Padre Francisco, acept a Cristo como un verdadero Dios, que viniera a la Tierra, pormisericordia. Patius no se demor mucho tiempo en la Tierra despus de de marcharse el maestro. En unacada, se fracturo el crneo y cuando le lleg el socorro, l ya se encontraba junto al apstol, sonriendo ybendiciendo a todos los de la familia de feso.

    Antes, cuando el viejo apstol cur al estudiante recin llegado de Roma, pidi a los familiares quedeseaba recibir algo a cambio de lo que hiciera, ya que ellos insistan tanto. Los genitores, atentos,preguntaron: Habla, Padre Francisco, que te daremos lo que pidas: tierras, oro, o casas para hacer lo quedesees. El anciano sonri satisfecho y dijo con ternura: Yo quiero, en nombre de Jesucristo, que todosvosotros, hombres, mujeres y nios, esclavos y seores, os callis ante la cura que presenciasteis. No deis a

    conocer ese fenmeno que, con permiso de Dios y la bondad de Cristo, vosotros contemplasteis, pues mimisin, sin embargo, no es curar, sino otra que ha de venir. Nadie necesita saberlo, pues el pueblo de fesosabe que Patius est en Roma, estudiando y desconoce su enfermedad. Ahora vosotros podis anunciar lallegada de Patius, presentndolo sano, como era antes. Y el silencio para nosotros es el cultivo de la paz.Ganar mucho si eso fuera posible. Es la mayor ddiva que puedo recibir de todos vosotros. Juraronguardar secreto, en nombre de todos los dioses, pues se trataba de la voluntad del Padre Francisco.

    Esta es una fraccin de la historia del gran vidente del Apocalipsis. Los antiguos y modernos escritores

    perdieron el hilo de lo hechos que con l ocurrieron. Quien podra haber escrito mucho sobre l sera Patius,pero, cuando