en el umbral del 3er. milenio - concilium 1990

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  • 8/22/2019 En El Umbral Del 3er. Milenio - Concilium 1990

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    C O N C I L I U MRevista internacional de Teologa

    A o X X V ISeis nmeros al ao, dedicados cada uno de ellos un tema teolgico estudiado en forma interdisciplinar.Es una publicacin bimestral desde enero de 1984.

    CONTENIDO DE ESTE NUMEROMiembros de la Fundacin 6D . Mieth: Glosa de actualidad: Ignacio Ella-curta 7Carta del presiden te de la Fundacin 9Proyecto del Congreso 17Congreso internacional de Teologa. Informacin 19PONENCIASE. Schssler Fiorenza: Justificada por todossus hijos: lucha, memoria y visin '.:. 23Ch. Duquoc: Memo ria eclesial y ambigedad. 49J. Moltmann: Tiene futuro la sociedad moderna? 67D . Tracy: Dar nombre al presente 81H. Kng: Descubrir de nuevo a Dios 109G. Gutirrez: Cmo hablar de Dios desdeAyacucho? 131Ponentes del Congreso 143Consejo de Direccin 145Comits consultivos 146Antiguos directores de Concilium 159Editores de Concilium 160

    EDICIONES CRISTIANDADHuesca, 30-32 - 28020 Madrid

    C O N C I L I U MRevista internacional de Teologa

    227EN EL UMBRAL DEL TERCER MILENIO

    EDICIONES CRISTIANDADMadrid 1990

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    Concilium 1990: temas de los seis nmeros227. CONGRESO 1990En el umbral del tercer milenio228. ECUMENISMOtica de las grandes religionesy derechos humanos229. ESPIRITUALIDADPeticin y accin de gracias2 3 0 . INS T IT UC IONE S E C L E S IAL E SLa colegialidad a examen231 . TEOLOGA PRCTICAAfrontar el pecado232. TEOLOGA DEL TERCER MUNDO1492-1992. La voz de las vctimas

    Enero

    MarzoMayoJulio

    SeptiembreNoviembre

    Concilium se publica en nueve idiomas: espaol, francs, alemn, ingls, italiano, holands,portugus, polaco (parcial) y japons (parcial).

    No se podr reproducir ningn artculo deesta revista, o extracto del mismo, en ningn procedimiento de impresin (fotocopia,microfilm, etc.), sin previa autorizacin dela Fundacin Concilium, Nimega, Holanda,y de Ediciones Cristiandad, S. L., Madrid.

    Depsito legal: M. 1.399.1965

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    CONFEREN CIA TEOLGICA INTERNACIONALCon ocasin del XXV aniversario de

    CONCILIUMSeptiembre de 1990, del domingo 9

    al viernes 14, en la Universidad de LovainaTEMA: EN EL UMBRAL DEL TERCER MILENIO

    El tema de la conferencia se divide en tres secciones. Laprimera evoca el pasado de la Iglesia y del mundo en diversosmomentos positivos y negativos.Ponentes: E. Schssler Fiorenza y C. Duquoc.La segunda seccin, ms analtica y descriptiva, estudia laopcin por la vida o por la muerte.Ponentes: J. Moltmann y D. Tracy.La tercera seccin analiza en especial el lenguaje religiosoy teolgico sobre Dios y la venida del reino de Dios como salvacin y bienestar de la humanidad.Ponentes: H. Kng y G. Gutirrez.Las ponencias sern publicadas previamente, en febrerode 1990, en un nmero especial de Concilium dedicado a laconferencia. Esto permitir que, durante la misma, se pongaun particular nfasis en la discusin por grupos y en las reuniones plenarias.

    MESA REDONDA: SITUACIN PRESENTED E LA TEO LO G A EN EL M U N D O

    '

    .-

    Telogos de diferentes continentes y culturas informarn,desde sus respectivos contextos, sobre la situacin de la teologa en la Iglesia.Seguir una discusin general que permita a los miembrosy observadores intercambiar sus opiniones en una sesin ple-naria.Por medio de este anuncio, Concilium dirige a todos losinteresados una invitacin a participar en la conferencia comoobservadores.Para comunicar su asistencia, dirjanse, por favor, al Secretariado General de Concilium, Mrs. E. Duidam-Deckers,Prins Bernardstraat 2, 6521 AB Nijmegen, Holanda.En caso necesario pueden solicitar de este SecretariadoGeneral informacin sobre posibilidades de alojamiento a precios asequibles en las cercanas de la Universidad de Lovaina.El precio de la matrcula para la conferencia es de 15 dlares USA.

    Rogamos a todas las Facultades e Institutos que informen sobre la celebracin de esta conferencia a quienes puedan estar interesados.Para tal fin puede utilizarse una copia ampliada deeste anuncio.

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    C O N G R E S O I N T E R N A C I O N A L D E T E O L O G AEditado por los miembros de la Fundacin ConciliumAntoine van den Boogaard, Holanda, presidente.Ben van Baal, Holanda, tesorero.Paul Brand, Holanda.John Coleman, Estados Unidos.Bas van Iersel, Holanda.Jean-Pierre Jossua, Francia.Johann-Baptist Metz, Alemania Federal.Elly C. Duindam-Deckers, Holanda, secretaria.Secretara general: Prins Bernhardstraat, 2, 6521 AB, Nimega-Holanda,

    GLOSA DE ACTUALIDADIGNACIO ELLACURA

    El rector de la Universidad Centroamericana (UCA), de SanSalvador, padre Ignacio Ellacura sj, asesinado con cinco de suscompaeros, era miembro del Consejo de Redaccin de la Seccinde Teologa Moral en Concilium, donde han aparecido algunosartculos suyos sobre tica econmica. El brutal asesinato, perpetrado contra l y sus compaeros por los secuaces de un sistema deviolencia, invita a todos los telogos del mundo a solidarizarse conlos testigos que, como Ignacio Ellacura, se proponen con riesgode sus vidas informar, conciliar y oponerse a la violencia. SuUniversidad es uno de los principales centros donde se investigay publica sobre los problemas de Amrica Central. Sabemos queno es posible reducir al silencio esa voz de los oprimidos y, con elpadre Ellacura, ponemos nuestra esperanza en la fuerza proftica,el buen sentido y el compromiso para implantar la justicia y unavida nueva.

    D . M I E T H

    Lo que habra que discutir es si no estn siendo puestos enquiebra los principios de una civilizacin de la riqueza por la misma realidad de los hechos, as como fueron puestos en la picota porel anuncio del reino de Dios que hizo Jess a los pobres. Lo super-fluo material entra en contradiccin con lo superfluo espiritual, yes en este superfluo espiritual donde se da el verdadero ocio, lalibertad creadora, el tiempo libre, condicin ineludible de todalibertad profunda.En el Tercer Mundo no es que se llegue fcilmente a aquel y,sin embargo, una sola cosa es necesaria, pero s se llega ms fcilmente a la conviccin de que pocas cosas son las estrictamentenecesarias. Se llega tambin a la conviccin de que algo anda muymal en el mundo (dominante) cuando la inmensa mayor parte delmundo (dominado) anda tan mal. El mundo dominado anda mal

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    8 D. Miethsobre todo desde el punto de vista material, el mundo dominanteanda mal sobre todo desde el punto de vista humano. Tal vez latarea fundamental de una solidaridad en que se trasvasen los esfuerzos del mundo dominante a mejorar las relaciones de trabajoen el mundo dominado podra representar un cambio en el cursoms bien oscuro de la historia.

    (Ignacio Ellacura, en Concilium 180 [1982] 595s).

    Distinguidos lectores:Al cumplir sus veinticinco aos de vida, la revista internacional de teologa Concilium organiza, en colaboracin con la Universidad Catlica de Lovaina, un Congreso Internacional en el quese analizar la situacin de la Iglesia y del mundo en vsperas deltercer milenio, a la vez que las consecuencias de tal situacin parael quehacer teolgico.En este nmero de Concilium publicamos las ponencias y comunicaciones del Congreso, a fin de que los participantes y observadores puedan prepararse de modo conveniente y los actos se centren en la discusin de los grupos y de las reuniones plenarias.Bajo el ttulo En el umbral del tercer milenio, tema principaldel Congreso, ste estudiar la situacin actual de la Iglesia y delmundo y, en particular, las perspectivas para el futuro que nosaguarda al otro lado de ese umbral. Fiel a la tradicin y al nombrede la revista, procurar adems responder a la inspiracin del Concilio Vaticano II. El tema principal se estructura en tres temasmenores.El primer da, bajo el lema recuerdo, el Congreso reflexionar sobre las posibilidades que se encierran en la historia del cristianismo. El peso de la herencia histrica ser considerado tantoen sus aspectos gravosos como en sus aspectos liberadores.El segundo da lleva como ttulo desafo. El Congreso analizar las fuerzas que amenazan la vida y la supervivencia en nuestrasociedad, as como la posibilidad que tienen las religiones, iglesiasy teologas para determinar, ante esas fuerzas, sus funciones y tareas. La eleccin entre vida y muerte constituir la pauta bblica

    de este segundo da.El tercer da estar dedicado a los mltiples problemas, estmulos y sntomas de una renovacin que puede acompaar al cristianismo en el umbral del tercer milenio y en la que pueden encontrarse los futuros caminos de la humanidad y la esperanza de loscristianos.Veinticinco aos no son en s mucho tiempo, ni siquiera parauna revista internacional como Concilium. Sin embargo, estoscinco lustros han registrado muchsimos cambios, tanto en la Igle-

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    10 Antoine van den Boogaardsia y en la teologa como en la sociedad. Y tambin Conciliumha tenido su parte en ellos. Para comprenderlo basta volver la mirada al perodo que nos ha precedido.El inicio de la revista fue precedido por una larga preparacin,que a su vez estuvo marcada por numerosos intentos encaminados,sin xito, a formar un grupo teolgico internacional. El primerodata de 1958. El editor holands Paul Brand public ya entoncesnumerosas obras teolgicas, entre las que figuraban varias de KarlRahner y Hans Kng. Brand lamentaba que sus lectores tardarantanto en conocer las nuevas corrientes teolgicas del extranjero.Por ello, en 1958 propuso a Karl Rahner la idea de lanzar al mercado una revista teolgica de mbito internacional en su redacciny edicin. Pero Rahner no vio claro el proyecto y lo desestimdiciendo: En una revista de ese tipo no podramos escribir lo quequeremos y debemos escribir. La propuesta, repetida en 1960 y1961 , corri la misma suerte, entre otras razones por el esfuerzoque requera la empresa.En 1962 cambiaron los vientos. El Concilio Vaticano II diolugar a un estrecho y regular contacto entre los principales telogoscatlicos y proporcion el clima espiritual necesario. Hombres comoKarl Rahner, Hans Kng, Edward Schillebeeckx e Yves Congarse reunieron y, junto con el primer editor Paul Brand y el primer secretario Marcel Vanhengel, pusieron los cimientos dela revista. En 1963, Paul Brand contaba con los necesarios telogos de renombre dispuestos a colaborar como directores: EdwardSchillebeeckx O P, de Nimega (seccin de dogmtica); Karl Rahner sj, de Munich (teologa pastoral); Franz Bockle, de Bonn (teologa moral); Christian Duq uoc O P, de Lyon (espiritualidad);Roland Murphy o. CARM., de Washington, y Pierre Benoit O P , deJerusaln (exgesis); Roger Aubert, de Lovaina (historia de la Iglesia); Neophytos Edelby, de Damasco, y Teodoro Jimnez Urresti ,de Bilbao (derecho cannico); Johann-Baptist Metz, de Mnster(cuestiones fronterizas); Johannes Wa gner, de Trveris (liturgia);Hans Kng, de Tubinga (ecumenismo); Leo Alting von Geusau,de Groninga (documentacin Concilium). En un tiempo muy brevefueron nombrados los directores adjuntos y constituidos los consejos de redaccin de cada seccin: en total, unos cuatrocientos cincuenta telogos de todo el mundo.

    Carta del presidente de la fundacin 11El 20 de julio de aquel ao tuvo lugar en Saarbrcken la reunin fundacional, en la que participaron una veintena de telogospor invitacin del editor holands Paul Brand. Los reunidos estimaron que el contacto de los telogos entre s y de los telogoscon las autoridades de la Iglesia, tal como se haba desarrolladodurante el Vaticano II, deba continuarse por medio de una revistay sobre la base de los siguientes principios: La revista debe servir al espritu que sopl sobre la Iglesiacatlica en los momentos del Vaticano II y, por tanto, tomar elnombre de Concilium. Debe ser cosmopolita en el pleno sentido de la palabra, poner en contacto a personas de todos los pases, culturas y tendencias que tengan posibilidades de futuro; lo cual significa que laredaccin general denominada consejo de direccin y los colaboradores procedern de los cuatro puntos cardinales y que la revista aparecer en las principales lenguas del mundo. En la revista tendrn cabida todas las disciplinas teolgicas,cada una de las cuales contar con su propia redaccin, con un director-redactor principal y un director adjunto. Cada seccin disciplinar que sern diez publicar unnmero al ao, centrado en el terreno de su correspondiente especialidad. La revista utilizar un lenguaje y un estilo que la haganaccesible a los responsables de la Iglesia y a personas interesadasque no se dediquen a la teologa.Con esta declaracin de intenciones casi un manifiesto sepuso en marcha la redaccin en 1963. Ms de un ao despus, enenero de 1965, el primer nmero era un hecho. Apareci en fran

    cs, ingls, alemn, espaol, italiano, portugus y holands. Mstarde apareci una edicin parcial en polaco, hasta que fue prohibida all por la Iglesia. Hubo tambin una edicin japonesa, en forma de libro, que reuna varios nmeros en un volumen. Actualmente, como al principio, Concilium aparece en siete lenguas.Yo fui invitado a participar en la empresa ms tarde, en 1963,por Edward Schillebeeckx y Marcel Vanhengel. En 1964, juntocon Paul Brand, establec oficialmente la Fundacin Concilium, yse incorporaron al gobierno de la misma, por parte de los telogos,

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    12 Antoine van den BoogaardYves Congar, Hans Kng, Karl Rahner y Edward Schillebeeckx.La Fundacin es asistida por un secretariado general, domiciliadoprimeramente en la editorial Paul Brand y ms tarde en Nimega.La responsabilidad financiera y la organizacin corresponden al gobierno de la Fundacin.En la reunin anual, el consejo de direccin los redactoresprincipales y un conjunto de consejeros fijos discute las directrices generales y determina los temas de los nmeros correspondientes al ao en preparacin, de suerte que el mismo consejo asume laresponsabilidad del contenido. Dado que se trabaja a dos aos vistay que se trata de un largo plazo, la mirada se pone en el futuro.As, en 1987 se determinaron las materias de 1989.Como los miembros del consejo de direccin residen en diversos pases, la Fundacin prepara y atiende numerosos asuntos durante el ao. Tambin se ocupa de algunas cuestiones delicadas.A lo largo de los aos, Concilium ha tenido sus altibajos, queincluso han llevado a la no publicacin temporal en una o ms lenguas. En la actualidad, la revista tiene una tirada total, en las sietelenguas, de veinticinco mil ejemplares. Dado que las suscripcionesde bibliotecas son muy numerosas, el nmero de lectores superacon mucho esa cifra. En el momento de mayor auge, las suscripciones llegaron a cuarenta mil.Tambin en el aspecto financiero se han registrado altibajos.Durante algunos aos, la revista se ha mantenido a flote con grandificultad. En ese perodo, adems de otros generosos donantes, lasrdenes y congregaciones religiosas de Holanda han hecho muchopara evitar el hundimiento de Concilium. No obstante, en 1985se plante seriamente la posibilidad de que la situacin financieraimpidiese continuar la publicacin despus de 1989. Los problemasse han superado gracias al idealismo de los editores de los distintospases. Cada mbito lingstico ha tenido en estos aos problemasde diversa ndole. Pero siempre hemos podido solucionarlos en colaboracin con los editores locales. De ah que no pueda por menosde sentirme orgulloso de nuestro grupo de editores. Ellos han impulsado el proyecto de Concilium con gran desinters personaly a menudo renunciando a unos escasos beneficios comerciales.En este momento parecen haber quedado atrs definitivamentelos ms graves problemas financieros. Gracias a las sustanciosas

    Carta del presidente de la Fundacin 13aportaciones que podemos recibir de una fundacin norteamericanay otra holandesa y al dinamismo del secretariado, que ha reducidosensiblemente los gastos, la revista ha logrado autofinanciarse, y lacontinuidad est garantizada hasta ms all del ao 2000. Existe,pues, todo gnero de razones para testimoniar nuestro agradecimiento a estos generosos patrocinadores, pero tambin a muchsimos otros, como es el caso de la colaboracin desinteresada deautores que figuran entre los grandes maestros de su especialidad.A mi juicio, gracias a Concilium han surgido fuertes vnculospersonales en el mundo de la teologa. Y es de notar que entre losredactores aparece un nmero creciente de mujeres. Tambin aparecen firmas de colaboradores de otras culturas religiosas.

    Nuestro agradecimiento se dirige en especial a los perseveranteslectores de todos los pases: Asia, frica, Australia, ambas Amri-cas y Europa. La revista se hace para ellos, y ellos son quienes endefinitiva la mantienen en pie.Inmediatamente a continuacin debo mencionar a los editoresde los siete mbitos lingsticos, con los cuales nos une una largae intensa colaboracin. De tres de ellos no puedo pasar por alto losnombres, porque comenzaron con nosotros en 1964 y han participado ininterrumpidamente en nuestras vicisitudes: la editorial alemana Matthias Grnewald, de Maguncia, en la persona de su director, el Dr. Jakob Laubach; la espaola Cristiandad, de Madrid, cuyofundador, D. Manuel Sanmiguel, ha dejado recientemente de estarentre nosotros, y la italiana Queriniana, de Brescia, con el Dr. Ro-sino Gibellini.Pero los editores pueden lanzar al mercado nicamente lo queproducen las redacciones y los autores. Los directores y directoresadjuntos de cada seccin, los miembros del consejo de direccin,los consejos de redaccin de las secciones y los varios centenaresde autores, junto con los traductores, que en estos veinticinco aoshan cuidado el contenido de Concilium, todos ellos cada unoa su manera han contribuido a la calidad de la revista. Tambinexpreso mi agradecimiento a cuantos se han ocupado o se ocupande mantener el complejo mecanismo necesario para lograr todo asu tiempo: a los colaboradores del secretariado, los cuales en estosveinticinco aos han entregado sus mejores energas. En este con-

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    14 Antoine van den Boogaardtexto deseo mencionar el nombre del primer secretario general,Dr. Marcel Vanhengel, quien en la primera hora supo poner en pietodo el aparato organizativo de un modo que todava hoy demuestra su capacidad de organizacin y su dedicacin.Tambin deseo mencionar, con satisfaccin y gratitud, a loscuatro telogos que, durante el primer perodo, formaron pa rte delgobierno de la Fundacin y que pueden ser considerados como fundadores de Concilium: Yves Congar, Hans Kng, Karl Rahnery Edward Schillebeeckx. Han sido muchos los aos que hemos contado con su entrega tanto en los das buenos como en los malos,puesto que la tarea de la Fundacin no siempre ha sido fcil ni haestado exenta de problemas. Esto vale tambin, naturalmente, paraquienes despus aunque no como telogos han tenido o tienenparte en el gobierno. Entre ellos debo destacar a Paul Brand, elpadre espiritual de Concilium, quien tom la iniciativa para estaempresa y, como miembro del gobierno actual, ha intervenido entodo desde los comienzos hasta hoy. Y seguimos contando con sucompetencia y abnegacin.

    Tambin han colaborado algunas personas ajenas al crculo deConcilium. Es claro que no puedo mencionar a todas. Baste elnombre de una excelente amiga de la revista que, por desgracia, yano est entre nosotros: la Dra. Marga Klomp. Ella fue la primeramujer que ocup en Holanda el cargo de ministro y, tras desempear otras funciones pblicas, llev a cabo numerosas tareas en elmbito eclesial, como la de miembro de la Comisin pontificia Justicia y Paz. En mi condicin de presidente de la Fundacin, y tambin a ttulo personal, he gozado de su consejo y accin. Una mujervalerosa a la que Concilium y yo mismo tenemos mucho queagradecer.

    Cuando naci Concilium, y en la poca subsiguiente, el entusiasmo de las autoridades eclesisticas de Roma fue bastante mediocre, por no decir nulo. Personalmente, he suspirado muchos aospor una mejor relacin entre los telogos de Concilium y lasautoridades de la Iglesia. En tiempos del papa Pablo VI parecallegado el momento para el dilogo.Se plane una reunin con vistas a un dilogo entre telogosromanos y telogos de Concilium en presencia de algunas auto-

    Carta del presidente de la Fundacin 15ridades eclesisticas. En nombre de Concilium participaran YvesCongar, Hans Kng, Karl Rahner y Edward Schillebeeckx. En elltimo momento, un enviado no oficial me comunic que el encuentro no poda celebrarse, si bien el papa agradeca mis iniciativas. En 1970 logr convencer a las autoridades eclesisticas paraque no impidieran a los telogos romanos estar presentes en nuestro congreso de Bruselas, que tena como tema El futuro de laIglesia. En el congreso particip un considerable nmero de telogos romanos. Tras el fallecimiento de varias personalidades de lacuria no ha habido ningn otro contacto. Estimo que esto constituye una grave deficiencia. El siguiente hecho es algo ms divert ido: coincidiendo con la presentacin del nmero de prueba de laedicin holandesa de Concilium en Roma, el ao 1964, circulun curioso nmero con un anuncio bastante cido: En este nmero colaboran muchos clrigos prominentes y algunos laicos menosprominentes, junto con varios renegados y herejes declarados, cismticos y condenados, y tambin humanistas. Toda broma tienesus riesgos.

    Para terminar, me gustara con la mirada puesta en el caminorecorrido citar dos pasajes escritos por nuestros amigos YvesCongar y Karl Rahner en el nmero que apareci en el vigsimoaniversario de Concilium.Deca Yves Congar: La mayor exigencia quiz de los aosque vienen es que la Iglesia se haga todava ms mundial. Esto noes lo mismo que 'catlica'. Un poco como, en la comunin, existeel plano dogmtico, real pero de principio, y el plano social concreto, el de las relaciones expresadas y vividas, tambin existe elvalor dogmtico de la catolicidad y la experiencia social de unaefectiva mundializacin. Po XII haba presentido que el futuro sedesplaza del Atlntico al Pacfico. Dnde est la Iglesia, dndeest la expresin de la fe? 'Concilium' ha hecho ya un esfuerzo eficaz para salir de un monopolio europeo. En nuestra revista, noslo Estados Unidos, sino Amrica Latina, frica y las religionesasiticas han tomado la palabra. Esto no es ms que el principio.La aventura ha comenzado. Nadie puede trazar por adelantado susperfiles. Esto slo se conseguir con un desarrollo orgnico, queexige tiempos de germinacin, crecimiento, maduracin, con losinevitables reveses. Pero es en este sentido en el que habr que

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    16 Antoine van den Boogaardavanzar si se quiere prolongar y servir al movimiento comenzadopo r el Concilio.Y Karl Rahner escriba en el mismo nmero: Precisamentequien est convencido de que una teologa para la Iglesia de todoel mundo tiene queafrontar inmensas tareas en todas las disciplinas teolgicas y un esfuerzo que prcticamente nos desborda a todos, no tiene ms remedio que desear generosamente y de todocorazn que esta tarea de la teologa, hoy tan necesaria para elanuncio del evangelio, sea asumida, adems de por 'Concil ium',por otras muchas fuerzas, ms poderosas y valientes. De todos modos, es evidente que el actual pluralismo de la Iglesia, que, lejosde ser un fenmeno a evitar, tiene claro sentido positivo, exige quela teologa de esta misma Iglesia cuente con una revista internacional que sirva como de 'mesa redonda' en la que participen telogosde todo el mundo. Si, como parece, no existe en la Iglesia catlicaninguna otra revista internacional de teologa fuera de 'Concilium',incluso quienes las deseamos y consideramos necesarias no tenemosms remedio que desear larga vida y prosperidad a 'Concilium',aun sabiendo que este tipo de revistas no goza de la promesa deprevalecer hasta el fin de los t iempos. Personalmente pienso que'Concil ium' no necesita avergonzarse de su pasado, y que podradar gracias por ello a Dios y a los hombres que la han mantenidoco n su esfuerzo. Tambin pienso que 'Concilium' debe seguir adelante valientemente y con alegra y continuar su tarea 'a tiempo y adestiempo'.Creo poder decir que en esas dos citas de la generacin primera y fundacional de Concilium tenemos una importanteorientacin para el futuro. Y tambin podemos afirmar que Concilium, en este vigsimo quinto aniversario, va al encuentro de unnuevo horizonte. Fiel al Concilio, pero con la mirada puesta enlas nuevas exigencias de nuestro t iempo. Quiera Dios que, con subendicin y ayuda, seamos en los aos venideros un apoyo paranuestra Iglesia y para todo el mundo creyente.Y que lo que escribimos y difundimos sea una aportacin a laluz que esperan muchos pobres y oprimidos y tambin una granparte de la juventud. ANTOINE VAN DEN BOOGAARD

    Presidente de la Fundacin Concilium[Traduccin: A. DE LA FUENTE]

    C O N G R E S O I N T E R N A C I O N A L DE T E O L O G AEN EL UMBRAL DEL TERCER MILENIO

    Domingo, 9 de septiembre de 1990Ceremonia de apertura:En continuidad con el Vaticano II.Ponente: Edward Schillebeeckx.

    Lunes, 10 de septiembre de 1990I. LA MEMORIA

    Ante el reto de los hechos de nuestra historia: la gracia y elpeso de nuestras memorias.1. Ni judio ni griego, ni esclavo ni libre, ni varn ni mujer: liberacin de los oprimidos.2. La creacin gime y se estremece con nosotros.3. Ante el otro como autnticamente otro.Ponentes: Elisabeth Schssler Fiorenza y Christian Duquoc.Oponentes: Barbel de Groot-Kopetzky y Sidbe Sempor.Martes, 11 de septiembre de 1990

    II . EL RETOElegir entre la vida y la muerte.

    1. Sntomas culturales de la desaparicin del ser humano.2. Cuestin de supervivencia. A favor o en contra de la vida?3. Signos de una Iglesia en camino hacia la vida y signos deun aIglesia que se revitaliza.4. Nuevas formas de religiosidad y misticismo. Fenmenos deliberacin o de alienacin?Ponentes: Jrgen Moltmann y David Tracy.Oponentes: Robert Schreiter y Severino Dianich.2

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    18 Congres o Internacional de TeologaMircoles tarde, 11 de septiembre de 1990

    Mesa redonda: Situacin actual de la teologa en el mundo.Telogos de diferentes pases y culturas informarn sobre lasituacin de la teologa dentro de la Iglesia en sus respectivas zonasdel mundo. A las introducciones seguir una discusin general paradar a los participantes y observadores la oportunidad de intercambiar sus opiniones en una sesin plenaria.

    Jueves, 12 de septiembre de 1990I I I . LA RESURRECCIN

    Dnde acontece la venida de Dios?1. Una sola verdad en la pluralidad de las religiones y las culturas?2. Imgenes de Dios en la esperanza de los pueblos que sufren.3. ha venida de Dios. La conversin de la Iglesia a una humanidad amenazada.4. La venida de Dios como futuro de la humanidad.

    Ponentes: Hans Kng y Gustavo Gutirrez.Oponentes: Stephen Sykes y D. S. Amalorpavadas.Viernes, 13 de septiembre de 1990

    Ceremonia de clausura:Observaciones finales sobre el Congreso.Ponente: Jean-Pierre Jossua.En el umbral.Ponente: Johann-Baptist Metz.

    CONGRESO INTERNACIONAL DE TE OLOGA

    INFORMACINSe est organizando un Congreso internacional para celebrar elXXV aniversario de Concilium. El temario del Congreso se centrar en la situacin del mundo y de la Iglesia en el umbral del tercer milenio y en las implicaciones de este anlisis e interpretacinpara la labor de los telogos.El tema del Congreso se divide en tres secciones estrechamenterelacionadas.Seccin I. Tratar, a la vez en sentido descriptivo y normativo,sobre el modo en que el pasado, tanto de la Iglesia como del mundo , nos aporta unas memorias liberadoras y abrumadoras. Se haelegido la carta de la libertad y de la liberacin (Gal 3,28) porquesu potencial liberador, si bien ya dio frutos dentro de la cristiandad, ha sido muchas veces contrarrestado por la historia real de lasiglesias cristianas (I, 1). La triple declaracin paulina de libertad,proclamada contra las tres formas de discriminacin de su poca,puede ser ampliada hasta abarcar nuevas firmas de discriminaciny opresin de nuestros das (la cita sirve nicamente de estmuloy orientacin). En esta primera seccin se presta especial atencina la llamada teologa ecolgica (I, 2). Finalmente, los aspectospositivos del encuentro actual con los otros y sus trasfondos personales y culturales exigen una atencin especial en este anlisis

    del final del siglo xx (I, 3). Los problemas de esta primera seccinestn claramente conectados con el tema de la llamada del ConsejoMundial de las Iglesias a poner en marcha un proceso de conciliacin como reconocimiento de nuestra comn obligacin de trabajar por la justicia, la paz y la integridad (conservacin, integracin y cuidado) de la creacin. (Un proceso intereclesial quealcanzar tambin su punto culminante en 1990. Concilium nopuede ignorar este hecho.)

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    20 Edward SchillebeeckxSeccin II. Ms analtica y descriptiva, trata de la eleccin entrela vida y la muerte (Dt 30,15.18.19). Es un hecho que, con la desaparicin de Dios, al menos en el sector occidental del mundo, tambin desaparece el individuo como sujeto humano. Dios ha muertoy, como consecuencia, tambin ha muerto la ra2a humana (II, 1).Por otra parte, a la vista de la amenaza de las armas atmicas, lamuerte de la naturaleza en nuestro entorno, etc., la cuestin de la

    posibilidad de la vida antes de la muerte, es decir, la posibilidadde la supervivencia humana, se ha vuelto tan importante como lacuestin de la vida ms all de la muerte (II, 2). Hay tambin signos de que la Iglesia est haciendo imposible su propio futuro altomar decisiones equivocadas. Pero hay tambin signos de que laIglesia, al participar en el proceso que conducira a un futuro mejory ms justo para el mundo, est contribuyendo a abrir un futurorealmente nuevo y lleno de vida para el mundo y para s misma(11 ,3 ) .Finalmente se plantean ciertas cuestiones a propsito de la eclosin de movimientos religiosos y msticos. Se trata de una consecuencia del descuido de las iglesias oficiales, de que stas han ignorado los elementos msticos y contemplativos de la fe cristiana? Y ala vez, implican estos nuevos movimientos religiosos unas fuerzasesclavizadoras por vas ocultas, capaces de hacer que la Iglesia retorne a una postura neutral y apoltica ante los enormes sufrimientos de la raza humana? (II , 4).La teologa habla de Dios y, conexamente, del bienestar de la

    humanidad. La teologa significa hablar de Dios; es un discursoacerca de Dios. La Seccin III, en consecuencia, se dedica a la forma religiosa y teolgica del discurso sobre Dios y aborda el temadel advenimiento del reino de Dios como salvacin y bienestar apartir de las personas y para las personas. El propsito no es predecir, en una especie de futurologa teolgica, lo que nos depara elfuturo, sino hacer, como cristianos, una eleccin humana y responsable entre varias formas de vida y entre distintos futuros parala humanidad. Los conflictos que padece el mundo crean divisionestambin dentro de las Iglesias. Lo que divide al mundo divide a laIglesia, como tantas veces se ha sealado, y esta discordia distorsiona el discurso eclesial acerca de Dios. Aqu, por consiguiente,

    Congr eso Internacional de Teologa 21abordamos el problema de encontrar una verdad compartida en lasiglesias y religiones policntricas desde el punto de vista cultural,dentro de un mundo que en muchos lugares ya est secularizado(III, 1). En el pasado, nuestra imagen de Dios estaba estrechamente vinculada a la situacin y la experiencia de los poderososy los vencedores, no a las esperanzas de los que sufren, los vencidos y los oprimidos. Es necesario reordenar nuestras adhesiones, ysta ser una de las grandes tareas de los telogos en el tercer milenio (I II , 2 ). De ah brota claramente el imperativo de la futuraIglesia: la preferencia de la Iglesia por los pobres y los amenazadosdar una nueva imagen a la conciliaridad de la Iglesia como com-munio y participado ( I I I , 3) .Finalmente, el futuro de Dios, que siempre es un Dios queviene en virtud de su trascendencia, que est siempre a la cabezade nuestra marcha y ser siempre el futuro de las personas y de lahumanidad ( I I I , 4) .

    La teologa no es sociologa o antropologa, pero toda forma dehacer teologa tiene un componente antropolgico, social y poltico.sta ha de ser la cuestin que deber dedicarse a formular concretamente el Congreso. EDWARD SCHILLEBEECKXNimega, 18 de julio de 1988.

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    JUSTIFICADA POR TODOS SUS HIJOS:LUCHA, MEMORIA Y VISIONMuchas veces, cuando se pregunta a una puertorriqueacmo le va, cmo marchan las cosas, responder con un 'Puesah, en la lucha... ' Esta frase, por tanto, representa una afir

    macin de supervivencia, un comentario sobre la situacineconmica y social, un propsito de aguante y perseverancia,y adems contiene las semillas de una decisin de comprometerse, de mantenerse en la lucha '.

    La teologa feminista empieza por una reflexin crtica y unanlisis sistemtico en torno a la experiencia. Quiere hacer teologaa partir de nuestras experiencias, para incidir luego sobre ellas.Esas experiencias son concretas y mltiples. En vez de repetir a lolargo del artculo la expresin confesional, que me define comoblanca, de origen alemn, extranjera afincada en Amrica, de mediana edad, profesional, casada, teloga, catlica, feminista, etc.,a fin de concretar mi propia experiencia limitada y mi identidadheterognea, he preferido recurrir a unos testimonios ajenos queme permiten situar mi anlisis en el contexto de otras luchas de lasfeministas 2. Estas voces interrumpen y al mismo tiempo contex-tualizan las tendencias universalizantes de mis propios argumentos,y as, empezar por cuestionar la contextualizacin histrica denuestras reflexiones teolgicas, para resituarlas en el contexto delas luchas democrticas que se desarrollan en todo el mundo.Formular a continuacin u n modelo hermenutico crtico de inter-1 I. Zavala-Martnez, En la lucha. The E conomic and SocioemotionalStruggles of Puerto Rican Women, en L. Fulani (ed.), The Psychopathologyof Everyday Racism and Sexism (Nueva York 1988) 3s.2 Cf. R. Morgan, Sislerhood is Global. The International Women'sMovement Anthology (Garden City 1984); Fabella/Oduoye (eds.), WithPassion and Compassion. Third World Women Doing Theology (Maryknoll

    1988); D. Eck/Devaki Jain (eds.), Speaking o f F aith. Global Perspectiveson Women, Religin and Social Change (Filadelfia 1987).

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    24 E. Schssler Fiorenzapretacin capaz de recuperar la memoria cristiana que aflora en undeterminado texto del Nuevo Testamento. Entender Gal 3,28 y susinterpretaciones como un lugar de argumentacin y lucha retricasnos permitir recuperarlo como una memoria subversiva paranuestros das. . .

    ISi Miriam yace enterrada en la arena,por qu hemos de desenterrar esos huesos?Por qu hemos de sacarla de la arenay de las piedras, a que ya pertenece?La que no sabe hacer preguntasno tiene pasado,no puede tener presente,no puede tener futuro,si no conoce a su madre,si no conoce sus angustias,si no conoce sus preguntas 3.

    En un principio me alegr de contar con la oportunidad de presentar en este Congreso el modelo hermenutico de interpretacinbblica que he venido desarrollando en el contexto de una teologafeminista crtica de la liberacin. Los elementos estratgicos de estemodelo hermenutico en la lnea del feminismo crtico son la con-cienciacin y la sospecha, la reconstruccin histrica y la memoria,la valoracin teolgica, la imaginacin creadora y la ritualizacin 4.Los lugares histricos de una interpretacin crtica encaminadaa la liberacin 5 son los diferentes combates para superar la opre-3 Tomado de The Song of Questions, en E. M. Broner/Naomi Nimrod,A Women's Passover Haggadah.4 Cf. mi libro Bread not Stone. The Challenge of Fem inist Biblical Interpretaron (Boston 1986), y mi artculo A Feminist Critical Interpretationfor Liberation: Martha and Mary: Lk 10:38-42: Religin and IntellectualLife III/2 (1986) 21-36, as como la resea de H. Waetjen (ed.), Protocollof the 53rd Colloquy: April 10, 1986 (Berkeley 1987).5 Cannon/Schssler Fiorenza (eds.), Interpretation for Liberation (Atlanta 1989).

    Justificada por todos sus hijos 2}sin patriarcal6 estructurada por el racismo, la explotacin de clases, el sexismo y el militarismo colonialista. Su objetivo es recuperar la historia bblica como memoria y herencia de la ekklesia, dela Iglesia de las mujeres. Trata, en consecuencia, de recuperar laprimitiva historia cristiana, pero no precisamente como una memoria de dolor y victimacin. Trata tambin de recuperar esta herencia como la memoria de quienes han configurado la historia cristiana en calidad de interlocutores religiosos, actores del cambio ysupervivientes 7 de las luchas contra la dominacin patriarcal.Con este fin, la hermenutica crtica feminista de la sospechaintenta desentraar las estrategias retricas de los textos bblicosen cuanto a su dinmica opresiva o sus visiones liberadoras en lassituaciones concretas. Por ejemplo, los relatos de la pasin de Cristo estn profundamente impregnados de antijudasmo. En su enunciacin formularia se prolonga el relato patriarcal del Padre divinoque sacrifica a su Hijo. Tambin la visin apocalptica del mundonuevo presupone la destruccin de este mundo. No podemos darsimplemente por supuesto que los smbolos y textos bblicos andro-cntricos, como el xodo 8, Gal 3,28 o el Magnficat son liberadores. Por el contrario, han de ser contextualizados y contrastados enun proceso crtico de interpretacin. Ese proceso habr de repetirseuna y otra vez en cada contexto concreto si ha de constituir una

    6 No utilizo el trmino patriarcalismo en el sentido del sexismo y eldualismo de los gneros o a modo de una etiqueta indefinida, sino msbien en el sentido estricto de derecho del padre y poder del padre. Loentiendo como una compleja interestructuracin sistemtica de sexismo,racismo, clasismo e imperialismo cultural y religioso que ha dado origen a lapoltica de extraamiento occidental. Si bien el patriarcalismo se ha reajustado a lo largo de la historia, todava conserva mucha de su fuerza su articulacin aristotlica. Para un anlisis de la terminologa, cf. V. Beechey, Th eCreation of Patriarchy (Nueva York 1986) 231-241.7 A diferencia de las teologas polticas y de la liberacin, la teologa feminista crtica insiste en que las mujeres no han de ser entendidas precisamentecomo vctimas o como colaboradoras de su propia opresin. No es suficientela solidaridad con las vctimas. La autoconciencia de las mujeres como sujetos histricos y teolgicos es esencial para una reconstruccin teolgica feminista.8 Para una excelente exploracin de este smbolo en las diferentes teologas, cf. Van Iersel/Weiler (eds.), El xodo, paradigma permanente: Conci-lium 209 (1987). Para su crtica feminista, cf. C. P. Christ, Laughter ofAphrodite. Reflections on a Journey to the Goddess (Nueva York 1987).

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    26 E. Schssler Fiorenzareflexin crtica, un legado fortalecedor y una visin liberadora enla lucha por superar las relaciones patriarcales dentro de las religiones y las culturas bblicas.A primera vista, por tanto, la invitacin a explorar el potencial y la visin liberadores de la historia y la teologa cristianas,que tantas veces han estado en contradiccin con la historia emprica de las iglesias cristianas, parece concordar perfectamente conmis propios intereses hermenuticos. Sin embargo, esta concordancia parece seriamente cuestionable si atendemos al tema general de este Congreso: Iglesia y mundo en el umbral del tercermilenio. Este tema fue elegido para celebrar el vigsimo quintoaniversario de Concilium y lo que la revista representa. Trata dedetectar la orientacin teolgica y el influjo eclesial que ha configurado su obra en el umbral del tercer milenio.Pero por qu no habramos de atenernos a nuestras races judas y situar nuestro discurso en el umbral del ltimo cuarto delsexto milenio? En efecto, situar los discursos de Concilium entrminos de una periodizacin histrica cristiana es tanto comocontextualizarlos sin querer en el marco de la historia de los vencedores. Considerar el mundo en el umbral del tercer milenioequivale a atribuir una significacin histrica universalista al etno-centrismo cristiano y a sus estructuras de dominacin. Lo que ahora se requiere es una hermenutica de la sospecha ms que unahermenutica del consenso y la memoria.A fin de poner trmino a las construcciones de la realidad quehan operado los vencedores histricos han argumentado lashistoriadoras feministas, es preciso someter a revisin las categoras de aqullos. La historiografa hegemnica recurre a unos esquemas de periodizacin como medio principal de interpretacinvalorativa. Por ejemplo, Joan Kelly ha defendido que el Renacimiento no fue tal Renacimiento para las mujeres europeas: Si nossituamos en la perspectiva de la emancipacin de la mujer, descubriremos que los acontecimientos que fomentaron el desarrollo histrico de los varones, que los liberaron de las ataduras naturales,sociales o ideolgicas, tuvieron efectos distintos, incluso opuestos,para las mujeres 9 .

    9 J. Kelly, Women, History, and Theology (Chicago 1984) 19.

    Justificada por todos sus hijos 27Del mismo modo podemos preguntarnos si el Concilio Vaticano II no signific un estancamiento para las mujeres dentro delcatolicismo. La celebracin del vigsimo quinto aniversario de Concilium significa cosas distintas para las mujeres y para los varones.Lo mismo ocurre con el 500 aniversario del descubrimiento de lasAmricas, que evoca recuerdos diferentes para los indgenas americanos, los americanos de origen africano o asitico o los euro-

    americanos. Como recordaba el obispo Ricardo Ramrez a la jerarqua norteamericana en su reciente reunin, los quinientos aos deevangelizacin en las Amricas no son un motivo para celebraciones, pues lo que sucedi hace quinientos aos fue el comienzo delsaqueo de la tierra..., la esclavizacin de numerosos pueblos, el genocidio de millones, la eliminacin de las poblaciones indgenas deeste continente. Se produjo una terrible quiebra de las culturas, yno todos salieron vencedores 10.Los esquemas de clasificacin y las categoras organizativas queutilizamos para construir una historia hegemnica como memoriae identidad para el presente no son gratuitas ni desinteresadas, sinoque tienen ms bien una intencionalidad retrico-poltica. Entre lostericos y los historiadores de la liberacin es ya un lugar comnla afirmacin de que la historia ha sido escrita por los vencedores,pero la discuten acaloradamente los historiadores objetivistas. Sinembargo, los recientes sucesos de China respaldan grficamente laveracidad de aquella afirmacin.El mundo pudo contemplar a travs de la televisin va satlitelas masivas manifestaciones pacficas en demanda de ms democracia, derechos humanos y libertad de expresin que se desarrollaronen la plaza de Tiananmen y en otros lugares, pero todos nos sentimos luego estupefactos y horrorizados ante el bao de sangre enque terminaron. El rpido desmentido oficial de cuanto haba sucedido y su inmediata reinterpretacin a travs de la televisin nacional e internacional produjo an ms violencia, derramamientode sangre y represin. Ah qued patente que son los vencedoreslos que escriben la historia, por desgracia. Los chinos que habanmanifestado sus agravios a los periodistas occidentales fueron cas-

    10 Citado por P. Windsor en The National Catholic Reprter (30 junio1989) 4. 28 E. Schssler Fiorenza

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    tigados pblicamente; los reclamados por las autoridades fuerondenunciados por sus mismos parientes; obreros y estudiantes queencabezaron el movimiento a favor de la democracia fueron ejecutados como bandidos y contrarrevolucionarios; las manchas desangre fueron repintadas en la plaza de Tiananmen y los cuerposquemados inmediatamente para que nadie pudiera contar exactamente el nmero de muertos.Los comentaristas oficiales de los Estados Unidos escribieronen los medios de comunicacin esta historia de manera diferente,pero tambin fue una reelaboracin. Cuando se vio claro que lascondenas de Bush adoptaran un tono moderado para no poner enpeligro los intereses econmicos y militares de los Estados Unidos,los medios de comunicacin no analizaron este hecho como unaquiebra de los intereses democrticos. Por el contrario, arreciaronlos comentarios sobre el fracaso mundial del comunismo. No sesealaron conexiones entre el derramamiento de sangre en AmricaCentral y en la plaza de Tiananmen. Poco despus se hablara ya

    de que el gobierno chino estaba restaurando la ley y el orden.De los dirigentes del movimiento en pro de la democracia se dijoque eran jvenes, ingenuos, carentes de un programa poltico. Enese proceso, la Diosa de la Libertad se convirti en la Estatua dela Libertad que anunciaba el advenimiento del capitalismo. Apenas se anot que un joven, Chai Ling, se haba acreditado como unode los ms destacados dirigentes morales de aquel movimiento u .Esta contextualizacin de mis reflexiones en los recientes acontecimientos polticos debera servir para dejar en claro las razonesde que una teologa feminista crtica de la liberacin no pueda situarse en el umbral del tercer milenio. Si el cristianismo avanzahoy hacia ese umbral, no puede decirse lo mismo del resto del mundo . Para muchas culturas y religiones del mundo, para los judos,los chinos, los iranes o los pueblos aborgenes de Australia, pormencionar slo unos pocos, la expresin tercer milenio no significa la irrupcin del futuro. Desde hace mucho tiempo se ha convertido en parte de un futuro que tienen que recordar. La perio-

    11 Chai Ling organiz la huelga de hambre y asumi un papel de dirigenteen la plaza de Tiananmen en vez de huir del pas, aunque estaba convencidade que habra de sobrevenir un terrible bao de sangre. Cf. el Koppel Reportemitido por la ABC el martes 19 de junio de 1989.

    Justificada por todos sus hijos 29dizacin de la historia en antes y despus de Cristo sita elnacimiento de Cristo como una divisoria histrica universal quemantiene vivo el imperialismo cristiano y sus prerrogativas culturales. Al mismo tiempo tiende a borrar de nuestra conciencia histrica el hecho de que el cristianismo es tan slo un momento enla historia cultural y religiosa del mundo.

    I ILa raz de la opresin es la prdida de la memoria. Algoextrao ocurre en la mente de los americanos cuando se menciona la civilizacin india: que les dice poco o nada... Deah lo extraa que ha de resultar tambin mi afirmacin deque las tribus ginocrticas del continente americano dieronla base para todos los sueos de liberacin caractersticos delmundo moderno... La visin que impulsa a todas las femi

    nistas a la accin es la visin de la sociedad de la Gran Madre, la sociedad que plasmaron las palabras del exploradordel siglo xvi Pedro Mrtir, hace ya casi quinientos aos. Esla visin que repiten una y otra vez los pensadores radicalesde Europa y Amrica. . . Tal como la cont Mrtir, es la visin de un pas en que 'no hay soldados, ni gendarmes, ni polica, ni nobles, prisiones o pleitos... Todos son iguales yl ibres', segn cita Friedrich Engels las palabras de Mrtir n.Si lo que vemos depende del punto de mira en que nos situe

    mos, eso quiere decir que hemos de ubicar nuestro discurso teolgico en otra divisoria histrica. Concilium tiene que situar lareflexin sobre las memorias liberadoras y abrumadoras que nosvienen del pasado de la Iglesia y del mundo de un modo diferente.Cuando el cristianismo se encuentra en el umbral del tercer milenio, el mundo est ya situado en una encrucijada distinta. Las parbolas para la comunicacin por satlite, las telecomunicaciones, elfax, los movimientos ecolgicos mundiales, la amenaza de la guerra12 P. Gunn Alien, Who is Your Mother? Red Roots of White Feminism,en Multicultural Literacy (St. Paul 1988) 18s.

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    30 E. Schssler Fiorenzay los accidentes nucleares y biolgicos, el turismo de masas, el desplazamiento de poblaciones enteras a causa de la guerra, el hambre,la pobreza y la persecucin religiosa o poltica han reforzado nuestra conciencia de que dependemos unos de otros a nivel global. Hanhecho que nos sintamos todos vecinos de la aldea global. Estaaldea global har realidad la sociedad de la Gran Madre, convirtindose en una confederacin democrtica regida por la exigencia de bienestar de todos sus ciudadanos o se convertir en unadictadura patriarcal estrechamente vigilada y manipulada en quetodos los recursos econmicos y culturales estarn en manos deunos pocos y que convertir a la mayora en una subclase permanentemente deshumanizada. El mundo no tendra ya futuro enabsoluto.Los movimientos democrticos de todo el mundo luchan reclamando el poder para el pueblo frente a las dictaduras militares,el terrorismo, los juicios polticos, la tortura y las ejecuciones porel mismo motivo. En su discurso inaugural de Harvard en 1989, laprimera ministra pakistan, Benazir Bhutto, superviviente ella misma de la represin poltica, abog por la creacin de una Asociacin de Naciones Democrticas para forjar un consenso en tornoa la ms poderosa idea poltica del mundo actual, el derecho delpueblo a elegir l ibremente su gobierno y para promover estevalor universal de la democracia. Sus miembros colaboraran parala proteccin de los derechos humanos, los principios de la justiciay del proceso justo. Una Asociacin semejante podra establecercauces internacionales para supervisar las elecciones y precisar asistencia econmica y apoyo m oral a las frgiles democracias nacientes.

    Situar la obra de Concilium y de quienes a ella se vinculanen el umbral de la polis global es tanto como proponer la creacinde un foro teolgico ecumnico capaz de fomentar una teologa crtica a partir de un arco iris teolgico 13. Es te arco iris coaligado(Jesse Jackson) emprendera la articulacin de una teologa catlicamulticultural, multieclesial y multirreligiosa enraizada en las luchasa favor de la liberacin y la democracia en todo el mundo. Al afirmar la particularidad cultural y religiosa, as como el pluralismo,13 Para los comienzos de esta articulacin, cf. Gefree/Gu tirrez/Elzon-do (eds.), Diversas teologas, responsabilidad comn: Concilium 191 (1984).

    Justificada por todos sus hijos 31este arco iris teolgico reclamara como su base comn el compromiso en las luchas de todos los despersonalizados 14 por la dignidad, la libertad y el bienestar. Ser capaz de hacerlo porque tieneen comn la fe en un Dios liberador 15, que es justificado (edi-kaiothe) por todos sus hijos (Le 7,35).Benazir Bhutto reconoce el ejemplo de las instituciones democrticas occidentales, pero al mismo tiempo afirma que, en su pas,el amor a la libertad y los derechos humanos brota fundamentalmente del fuerte espritu igualitario que recorre las tradiciones islmicas. Y se propone a s misma, una mujer musulmana y primeraministra de cientos de millones de musulmanes, como refutacinviviente de la afirmacin de que Pakistn no puede ser un pasdemocrtico a causa de ser islmico. Bhutto no slo defiende queel espritu del islam es democrtico por encima y en contra de lasinterpretaciones contrarias, sino que afirma al mismo tiempo la importancia de la religin en las luchas a favor de la liberacin. Insisteen que la religin islmica y su fuerte talante democrtico han inspirado y sustentado nuestra lucha democrtica, la fe en la justiciade nuestra causa, la fe en la doctrina islmica de que la tirana nopuede durar mucho. El criterio para determinar si una religin esdemocrtica y liberadora consiste en la prueba prctica de ver sipermite la plena participacin y el lideragzo de las mujeres.Al escuchar sus palabras me preguntaba si yo tambin podrahablar de la tica y el espritu democrticos del catolicismo con lamisma confianza con que Benazir Bhutto lo haca a propsito delislam. La Iglesia catlica no slo defendi la monarqua como la

    14 Sobre esta expresin, cf. G. Gutirrez, The Power of the Poor inHistory (Maryknoll 1984). Tiene la ventaja de que supera la dicotoma lingstica entre mujeres y los pobres, los negros, los asiticos, etc., puesesta convencin lingstica insina que las mujeres no son negras, pobres, etc.,y que los negros, los pobres, los africanos o los asiticos no incluyen a lasmujeres. Cf. tambin E. V. Speman, lnessential Woman. Problems of Exclusin in Feminist Thought (Boston 1988).15 Cf. Sharon Welch, Communities of Resistence and Solidarity (Maryknoll1987) 7: ... el referente de la expresin 'Dios que libera' no es primariamente Dios, sino la liberacin. Esto significa que el lenguaje es aqu verdadero no porque corresponda a algo que pertenece a la naturaleza divina, sinoporque ese algo conduce a una liberacin efectiva en la historia. La verdaddel lenguaje sobre Dios y de todas las afirmaciones de la teologa se mide...por el cumplimiento de esas afirmaciones en la historia.

    E. Schssler Fiorenza

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    32forma de Estado divinamente ordenada hasta hace muy pocotiempo, sino que sus dirigentes insisten an en que la Iglesia noes una democracia. No necesito mencionar cmo son silenciados losdiscrepantes, la exclusin de una crtica leal o la violacin de losderechos civiles bsicos y las libertades religiosas que hemos podido sealar a lo largo de los diez ltimos aos. Se exige a los telogos, religiosos, clrigos y laicos fieles obediencia, sumisin delentendimiento y la voluntad, una fidelidad incondicional al papay, sobre todo, el silencio, que son las genuinas virtudes patriarcales.Si bien es cierto que, a diferencia de la gerontocracia china, los Padres eclesisticos del Vaticano ya no tienen poder para detener yencarcelar a nadie, todava conservan la fuerza suficiente para arruinar la vida de sus fieles hijos e hijas cuando stos carecen deindependencia econmica, profesional o espiritual.El grupo que trabaja en torno a Concilium ha formulado diversos anlisis y proyectos teolgicos en esta lucha por transformarla Iglesia patriarcal en una Iglesia del pueblo de Dios. En estalucha a favor de una Iglesia ms participativa al servicio de los pobres y de los desposedos, algunos de nosotros hemos sido vctimasde la represin eclesistica. Sin embargo, esta lucha en pro de unaIglesia ms democrtica y ms plural da muchas veces la impresinde desarrollarse a modo de una lucha por el poder entre padrese hijos en una Iglesia de hombres. No parece una lucha por lalibertad de articular y planear un arco iris teolgico y una prctica democrtica y ecumnica al servicio de la naciente polis global.Si aceptamos el criterio prctico de la primera ministra BenazirBhutto referente a que se puede medir la capacidad de una religinpara apoyar y fomentar una sociedad democrtica fijndonos en sipermite a las mujeres ejercer un liderazgo, habremos de afirmartambin que ese arco iris teolgico que necesitamos en el umbralde la aldea global habr de articularse en clave feminista. Laexclusin de las mujeres no slo de la potestad de tomar decisiones y administrar los sacramentos, sino tambin de la autoridaddocente de los telogos 16 nos dice lo lejos que est an la teologacatlica de aquellas metas.

    16 K. B. Jones, On Authority: Or, Why Wornen are Not E ntitled to Speak,en Diamond/Quinby (eds.), Veminism and Foucault. Reflections on Ressteme(Boston 1988) 119-133.

    Justificada por todos sus hijos 33El control del discurso pblico es un elemento capital para conservar la autoridad y la fuerza (Foucault), y de ah que la ausenciade las grandes cuestiones feministas en el discurso teolgico pblicoconstituya otra forma de nuestra exclusin eclesial. Es cierto quemuchas instituciones teolgicas admiten a las mujeres en calidad deestudiantes y a veces tambin como profesoras, pero lo hacen entanto en cuanto aceptemos nosotras las normas androcntricas de

    la investigacin y respetemos los lmites de la doctrina patriarcal.La teologa feminista se considera en cualquier caso un asunto demujeres, y como tal no afecta a las cuestiones capitales del discurso teolgico. Permtaseme ilustrar este punto.Contemplando los magnficos mosaicos de Ravenna, me llamla atencin la ausencia de mujeres en la iconografa de los dosbaptisterios. El centro est ocupado por un Cristo decididamentemasculino rodeado de los doce apstoles (uno de los cuales es Pablo! ) a la espera de ser bautizados por Juan. Es testigo de la escenael Jordn como dios-ro. Cuando observ que cualquiera que noest familiarizado con la iconografa cristiana recibir del baptisterio ortodoxo, lo mismo que del arriano, la impresin de que setrata de santuarios de iniciacin en un culto absolutamente masculino, alguien contest que era una observacin alambicada.Algunos se apartaron sin ms comentarios, notoriamente embarazados por causa de mi irreverencia. Otros sealaron que tal perspectiva moralista no haca justicia a la belleza de la expresinartstica. Inspirndose en las imgenes de un rebao que mostrabanotros mosaicos, un colega trat de persuadirme de que desarrollarauna teologa de las ovejas en virtud de su conexin tradicionalcon el laicado y en consideracin a la crisis ecolgica. Cuando lecontaron mi observacin, otro colega respondi en torno crispado:El pasado, pasado est. No podemos camb iarlo! No merecera la pena recordar este episodio de no tratarse deuna situacin tpica. Los investigadores feministas han observadouna y otra vez que a las cuestiones feministas se suele respondercon el silencio, la trivializacin, el desentendimiento, el partidismoo el positivismo histrico 17. La teora feminista posmoderna ha

    17 Cf., por ejemplo, A. March, Female Invisibility in Androcentric So-ciological Iheory: Insurgen Sociologist 11/2 (1982) 99-107; B. Thiele,Vanishing Acts in Social and Poltica! Thought: Tricks of the Trade, en Pa-

    3 34 E. Schssler Fiorenza Justificada por todos sus hijos 35

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    puesto de relieve que el pensamiento occidental ha sido articuladopor una minora blanca que define la racionalidad como una dimensin masculina de la que estn lgicamente excluidas las mujeres 18.sta es la razn estructural de que las instituciones acadmicas nopuedan permitir que las mujeres se constituyan en sujetos de lainvestigacin ", capaces de formular teoras desde sus propias perspectivas ni consentir que las cuestiones feministas ocupen el puntofocal teortico de las disciplinas acadmicas. Las obras que publicamos quedan siempre como algo marginal con respecto al discursomagistral de la universidad, si es que tan siquiera merecen ser mencionadas.A la vista del carcter abrumadoramente androcntrico y pa- vtriarcal de la tradicin, la cultura y la religiosidad occidentales, estpor averiguar si la teologa cristiana puede articular, y cmo, unamemoria arriesgada (J.-B. Metz) y una visin liberadora en solidaridad con los perdedores histricos y con esos sujetos no teolgicos que son las mujeres. Mientras se siga estimando que staes una cuestin de mujeres, la investigacin teolgica androcn-trica seguir afirmando que se trata de una cuestin irrelevante.Esta cuestin fundamental, impulsora de la labor teortica, histrica y teolgica feministas, seguir anulada como cuestin teolgicamientras no cambien los presupuestos estructurales e ideolgicos.Algunas investigadoras feministas sostienen que deberamos afirmar nuestra posicin en los mrgenes del mundo acadmico; pormi parte, he defendido que una teologa crtica feminista y femenina20 ha de adelantar su labor hasta el centro de las luchas portransformar las instituciones patriarcales 21 .temann/Gross, Teminist Challenges. Social and Political Theory (Boston 1987)30-43, as como R. Braidotti, Ethics Revisited: Women and/in Philosophy,en ibid., 44-60.18 Cf. G. Lloyed, The Man of Reason. Male and Female in 'WesternPhilosophy (Minnepolis 1984)." Sobre el tema de las mujeres como sujetos, cf. L. Alcoff, CulturalFeminism Versus Post-Structuralism: The Identity Crisis in Veminist Theory:Sign 13 (1988) 405-436; S. Harding, Rethinking Modernism: Minority vs.Majority Theories: Cultural Critique 7 (1987) 187-206.20 Sobre esta expresin, cf. K. G. Cannon, Black Womanist Ethics (Atlanta 1988), y el estudio de prxima aparicin en Journal of Feminist Studies.21 Cf., por ejemplo, mi leccin inaugural en la Sociedad de Literatura B-

    En la medida en que la teologa, como disciplina intelectualy eclesistica sea conservadora, liberal, poltica o de la liberacin, se integra en el paradigma patriarcal de la Iglesia y delmundo acadmico, constituye un importante terreno de lucha parael discurso feminista y femenino. Las interpretaciones bblicas y lostextos cannicos son un mbito de discusiones y luchas s que compiten entre s, no un espacio lleno de hechos exhumados por lainvestigacin histrica, la cantera a que acuden los telogos sistemticos en busca de pruebas o los vendedores de bienes de consumo espirituales. En vez de rendirse al positivismo histrico de loshechos o al positivismo teolgico de la revelacin dada, la interpretacin bblica debera convertirse en una operacin crtica convistas a la liberacin. En cuanto tal, ha de dejar abierto el carcterretrico de los argumentos teolgicos contrarios entre s y de losintereses eclesisticos inscritos en los textos bblicos y sus ulteriores interpretaciones, para valorarlos en trminos de la lucha por laliberacin.

    I I IEscribir como una mujer completamente caribea ocomo un varn, para el caso es lo mismo nos exige rastrearnuestro propio pasado africano, reclamar como propia, comotema que nos compete, una historia hundida bajo el mar,esparcida como un abono en los campos de caa de azcar,huida a la selva o atrapada en un sistema de clases caracterizado por su rigidez y su absoluta dependencia de una estra

    tificacin por motivo del color. Sobre un pasado que hanborrado de nuestras mentes... Significa caer en la cuenta deque nuestro conocimiento ser siempre imperfecto. Significatambin, en mi opinin, implicarnos en las formas que nosfueron enseadas por nuestro opresor, socavar su lenguaje yblica, The Ethics of Biblical Interpretation: Decentering Biblical Scholarship:Journal of Biblical Literature 107 (1988) 3-17, as como mi Convocationpara la HDS de 1988, de prxima publicacin en HTR.32 Cf. mi conferencia Mowinckel Biblical Interpretation and Critical Com-mitment: Studia Theologica 43 (1989) 5-18.

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    apropiarnos su estilo, para reorientarlo conforme a nuestrospropios fines23 .Revisando la literatura exegtica sobre Gal 3,28c 24 , descubrimosdos estrategias diferentes de interpretacin, una teolgica y otracrtico-histrica. Pero un anlisis ms ceido nos demuestra que,pese a su postura histrico-crtica, la segunda adolece de una ten-denciosidad teolgica tanto como la primera.En contra de quienes afirman que Gal 3,28 es la magna cartay la prueba autoritativa de la igualdad, la emancipacin y la liberacin, la exgesis tradicional ha pretendido que ese texto ha deentenderse en un sentido religioso, no social o eclesial; Pablo habra enseado que todos son iguales ante Dios y que la unidad y laigualdad se refieren al alma. Gal 3,28 habla de una igualdad esca-tolgica, es decir, que seremos iguales en el cielo o en el sjaton.O bien se argumenta que las relaciones espirituales interpersonaleshan cambiado entre los cristianos, pero que permanecen las diferencias de funcin y condicin. Algunos investigadores afirman incluso que Gal 3,28 habla de igualdad en la afiliacin, no en el ejercicio de la autoridad dentro de la Iglesia.En los textos de divulgacin y en los de nivel acadmico estmuy extendida la interpretacin que utiliza las categoras dogmticas de orden de la creacin y orden de la redencin, aunqueninguna de estas expresiones aparece en el Nuevo Testamento M .Algunos tradicionalistas afirman que las mujeres tienen una funcin distinta de la de los varones en el orden de la creacin, as como en el orden de la redencin, pero otros argumentan que todos

    son iguales ante Dios. Todos han recibido en el bautismo el dondel Espritu y valen lo mismo ante Dios, pero esa condicin no seextiende a su estatuto en la sociedad o en la Iglesia.En su revisin de la literatura desarrollada en torno a Gal 3,28,Hans Dieter Betz, que en modo alguno puede ser considerado sos-23 M. Cliff, A Journey into Speech, en R. Simonson/S. Walker (eds.),Multicultural Literacy, 59 .24 Amplias referencias bibliogrficas especialmente en la obra de H. D. Betzy D. R. MacDonald.25 Sobre esta distincin, cf. mi anlisis de los textos del cdigo domsticoen Bread not Stone (op. cit.), 65-92.

    pechoso de tendenciosidad a favor de la teologa de la liberacin,ha observado que los comentarios sobre Glatas han negado persistentemente que las afirmaciones de Pablo tengan un alcancepoltico. Segn este autor, los investigadores estn prestos a afirmar lo contrario a propsito de lo que dice Pablo, a fin de defender una interpretacin puramente religiosa. Para ello subrayarnenrgicamente la realidad de una igualdad coram deo y a la vez negarn que de ah pueda sacarse ninguna conclusin con respecto aloficio eclesistico (!) y el orden poltico26 . Durante el siglo pasado, este argumento puramente religioso se esgrimi frecuentemente contra la emancipacin de los esclavos; en el presente siglo,en cambio, se utiliza especialmente contra la ordenacin de lasmujeres.Las interpretaciones histrico-crticas han llegado a un consensoen el terreno de la historia de las formas, en el sentido de queGal 3,26-28 contiene un material perteneciente a la tradicin pre-paulina referente al bautismo. El ncleo de esta tradicin afloraen Gal 3,28abc y consiste en tres afirmaciones paralelas: Ya nohay ms judo ni griego. Ya no hay ms siervo ni libre. Ya no hayvarn y hembra. Esta distincin entre la tradicin prepaulina y sucita o reformulacin por Pablo en Gal 3,28 y 1 Cor 12,13 (y enCol 3,10-11) da pie a los investigadores para explicar las correcciones teolgicas que introduce Pablo en la tradicin. Pero los exege-tas difieren acerca de si Pablo cita una frmula bautismal, unmacarismo bautismal, una sentencia del Seor (v. 28c), o sise refiere a un topos bautismal tradicional. Tambin difieren encuanto a la extensin del material tradicional y a la forma en quefue transmitido.La crux interpretationis es la afirmacin del v. 28c, ya no hayvarn y hembra, pues su formulacin difiere de la de las dos sentencias precedentes. Estos desacuerdos en el terreno de la historiade las formas llevan a reconstrucciones histricas e interpretacionesteolgicas contrarias. Todo exegeta ordena sus argumentos parademostrar que su interpretacin es la nica vlida y que las de losdems estn equivocadas. Debera haber quedado ya claro que, pormi parte, no estoy interesada en defender que mi interpretacin es

    H. D. Betz, Galatians (Filadelfia 1979) 189, n. 68.

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    la nica histricamente vlida, pues con ello negara la multivalen-cia de los textos. Lo que pretendo es ms bien explorar las implicaciones teolgicas de cada estrategia interpretativa para las luchasde las mujeres por su liberacin. El punto sensible teolgico detoda interpretacin histrico-crtica de Gal 3,28 est en el sentidoque se quiera ver en la afirmacin final del v. 28c.IV

    Ya sabemos de cunto son capaces las palabras. Puedensanar. Pueden destruir. Pueden convertirse en lanzas. Pueden hacerse plegaria. Las palabras son capaces de crear mundos. Destruirlos. Demolerlos... Las palabras pueden a veces,por la gracia, alcanzar la calidad de las obras 27.Hay acuerdo general en que Gal 3,28c no suprime precisamente

    los cometidos sociales, sino que declara que entre varn y hembrano hay diferencias por razn del sexo biolgico. Se habla ah deuna unificacin antropolgica, no de una igualdad social. Esta lectura errnea del texto en trminos de un positivismo biolgico llevaa desarrollar tres estrategias interpretativas.La primera estrategia reconoce que la tradicin bautismal deGal 3,28 se refiere a la ferviente conviccin de que en el bautismohan sido superadas entre los cristianos las diferentes condicionesde judos y griegos, esclavo y libre, varn y mujer. Pablo y los textos sobre la familia de la literatura pospaulina tratan de corregiresta fantasa ilusoria de una escatologa realizada. Relacionando dialcticamente Gal 3,28 con las afirmaciones paulinas sobre el matrimonio, las mujeres y los esclavos en 1 Cor y con la tradicin de lasHaustafeln, esta interpretacin desvirta Gal 3,28 argumentandoque su visin haba conducido a ciertos excesos sociales entre losesclavos y las mujeres. Se supone que los espirituales entusiastasafirmaban que ya haba llegado el sjaton y que, en consecuencia,haban quedado abolidas todas las diferencias sociales y por razn

    27 Elie Wiesel en dilogo con Roben McAfee Brown en el Bulletin(primavera 1988) de la Pacific School of Religin.

    de sexo. Esta primera estrategia interpretativa desacredita la experiencia de liberacin y de igualdad expresada en Gal 3,28 comopregnstica, como un entusiasmo que negaba la realidad del cuerpo . Desde el punto de vista teolgico, justifica el ethos patriarcalexpresado en las exhortaciones dirigidas a la familia (Haustafeln) .La segunda postura es antropolgica. Admite que Gal 3,28abpodra significar que las diferencias religiosas, culturales y socialesentre judos y griegos, esclavos y libres han quedado abolidas en lacomunidad cristiana, puesto que en la Antigedad estaban vivostales sueos utpicos. Sin embargo prosigue esta interpretacin, esa interpretacin social no es posible a la vista del v. 28c,puesto que la tradicin utpica de la Antigedad no poda contarcon la abolicin total de las diferencias sociales por razn de sexo.En consecuencia, el texto se entiende mejor en el sentido de unaandroginia utpica, no en el de una emancipacin sociopoltica. Losescritos gnsticos judos, grecorromanos y especialmente los cristianos posteriores atestiguan la creencia de que el ser primordialera hermafrodita (masculino y femenino) o andrgino (macho/hembra) .Si en el trasfondo del v. 28c est el mito de Cristo-Anthropos,lo que afirma el texto es que el bautismo en Cristo ha engendradouna nueva naturaleza andrgina en los redimidos. Esto significauna supresin metafsica de las distinciones biolgicas por raznde sexo. El lenguaje de reunificacin que se emplea en Gal3,28abc tiene su Sitz im Leben en el rito bautismal. Se trata deuna sentencia eficaz, de una declaracin solemne. Con el refuerzodel gesto dramtico y del ritual, tiene el poder de remodelar el universo simblico con que el primitivo grupo cristiano trataba dediferenciarse con respecto al mundo que le rodeaba. Frente a esaconciencia sectaria enraizada en una fantasa utpica y en unarebelin metafsica, Pablo insiste en el an no escatolgico yen los smbolos del presente orden diferenciado. Las mujeres siguen siendo mujeres, los varones siguen siendo varones y todosellos se visten del modo que les corresponde... 28

    28 W. A. Meeks, The Image of the Androgyne: History of Religions 13(1974) 208.

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    La ltima variante de esta interpretacin androginista argumenta que Pablo reelabor la tradicin de Gal 3,28 cambiandoel v. 28c, ni varn ni hembra, por varn y hembra, a la vezque aada por su cuenta los pares judo o griego y esclavo olibre. Gal 3,28c representa una sentencia del Seor tradicionalque aparece nicamente en textos gnsticos posteriores, pero quees una tradicin oral difundida en ciertos sectores de la Iglesia primitiva. Su sentido depende de la filosofa platnica, posiblementea travs de Filn y Apolo. Supone que el retorno a la perfeccinprimordial implicaba la condicin asexuada desencarnada. Consista en un retorno a la imagen divina, que era esencialmente masculina. Pablo rechaza, a su vez, la teologa de la unificacin antropolgica que implicaba la tradicin de la sentencia del Seor, a lavez que insista en la unidad social. El iniciado ha de revestirsede Cristo. No se trata de rechazar la carne. El bautismo no es unrito mistrico que asegure al iniciado la unidad con Dios o con supropia conjuncin astral, sino un smbolo de la unidad social enCristo. La Iglesia es la nueva creacin en que fueron unidos losgrupos sociales alienados: judos/griegos, esclavos/libres, varones/he mbra s29 .En una palabra: sean cuales fueren sus reconstrucciones histricas y sus estrategias interpretativas, las tres interpretaciones antropolgicas se empean en afirmar que la teologa de Pablo esten lo cierto. Y lo hacen utilizando el marco dualista de la herejay la ortodoxia, la ilusin y la realidad o el orden creado y la esca-tologa realizada. En consecuencia, leen Gal 3,28c en trminos desexo biolgico, no de distinciones sociales por razn de gnero. Porotra parte, estas interpretaciones dan por bueno el lenguaje andro-cntrico. Nunca se preguntan si no slo el tercer par de Gal 3,28,sino tambin los otros dos judo/griego, esclavo/libre hablande varones y hembras. De ah su incapacidad para desarrollar unmodelo interpretativo que haga visibles quines son los perdedores histricos, para quines el bautismo y la ekklesia significabanuna comunidad sociopoltica diferente, una asamblea de iguales enel poder del Espritu.La tercera postura interpretativa, que he desarrollado a lo largo29 R. D. MacDonald, There Is no Male and Venale (Filadelfia 1987) 125s.

    de mi propia obra 30 , parte de la diferencia lingstica entre los dosprimeros ni .. . ni y el ltimo ni .. . y de Gal 3,28. Se admiteque Gal 3,28c hace referencia a Gn 1,27, un texto que la exgesisjuda no entendi primariamente en el sentido de que implicara unaandroginia primordial, sino ms bien, a la luz de Gn 2 y 3, comorelativo al matrimonio, la familia y la procreacin patriarcales. Elv. 28c se traducira mejor, consecuentemente, por ni esposo y esposa. La Antigedad grecorromana y el judaismo sostenan que elmatrimonio y la procreacin eran deberes cvico-religiosos porquela familia es el cimiento y el ncleo del Estado y a la vez de la religin. Frente a esta norma social, que an est vigente, Gal 3,28cestablece que la institucin del matrimonio ha dejado de ser elemento constitutivo en la ekklesia, que es una asamblea democrticade ciudadanos libres. El investigador judo Raphael Loewe ha captado agudam ente las implicaciones de esta interpre tacin: La basesociolgica en que se apoya el cristianismo no es el parentesco,como en el caso del judaism o, sino la fraternidad: la fraternidad enCristo. Esta fraternidad podra ver en el parentesco un aliado potencial o considerarlo indiferente... o incluso podra repudiarlo.Cualquiera que sea la postura adoptada, el cristianismo podra prescindir de los lazos del parentesco 3I .Este ethos a-familiar de Gal 3,28 no se limita a la afirmacinde que las divisiones conforme a la condicin religiosa y culturaly los nexos de explotacin deshumanizante entre amos y esclavosno definen ya las relaciones dentro de la comunidad cristiana, sinoque a la vez declara que el orden de la familia patriarcal no es paraella un elemento constitutivo. El texto repite a propsito de distintas categoras sociales que en la comunidad cristiana ya no existenlas estructuras de dominacin ni los privilegios socio-religiosos deuna lite masculina. Al negar las prerrogativas religiosas y sociales

    30 Anlisis metodolgico y ejecucin de esta reconstruccin feminista enmi obra In M emory of Her. A Feminist Theological Reconstruction of Chris-tian Origins (Nueva York 1983). Es esencial para esta hermenutica de reconstruccin la distincin entre texto androcntrico y sistema y retrica patriarcales. Si bien todos los textos bblicos son androcntrieos, es decir, que hansido escritos en un lenguaje gramaticalmente masculino, no todos ellos respal-da n las estructuras y valoraciones patriarcales.31 R. Loewe, The Position of Women in Judaism (Londres 1966) 52s. 42 E. Schssler Fiorenza Justificada por todos sus hijos 43

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    de los varones judos y de los amos y los esposos, otorga a las viudas, a las mujeres judas, a las mujeres y varones esclavos de origengentil una nueva condicin: la igualdad y la libertad de la ciudadana eclesial.La mejor manera, por consiguiente, de entender Gal 3,28 es en'el sentido de una autodefinicin comunitaria y eclesial, mejor quecomo una afirmacin antropolgica acerca del cristiano como individuo. Esta tercera interpretacin no acude en defensa de Pablocargando las culpas sobre las vctimas histricas y teolgicas niborra de nuestras conciencias el hecho de que judos, griegos, esclavos y libres eran tambin del sexo femenino. Puede hacer visibles a las no-personas porque reconoce que las relaciones conformeal sexo son una construccin social ms que una ordenacin biolgica o por voluntad divina.Sin embargo, no es posible entender todo el alcance de estalectura si no tomamos Gal 3,28 como una afirmacin culminantede la teologa paulina, como una prueba a favor del igualitarismodel cristianismo primitivo o como una ventana abierta a la primitiva realidad cristiana. Su significado histrico y teolgico se harpatente slo a condicin de que lo contextualicemos dentro de unmodelo histrico de lucha sociopoltica.La hermenutica feminista y su modelo de reconstruccin histrica tratan de remodelar nuestra conciencia histrica y teolgica 32 . Para ello tiene que desplazar, por ejemplo, los textos andro-cntricos y las interpretaciones que tienden a marginar a las mujeresy a las restantes no-personas o a silenciarlas al mismo tiempo. Ellenguaje androcntrico y el texto patriarcal presuponen la presencia histrica y la actividad de las mujeres, pero habitualmente nolas articulan. La historia escrita por los vencedores margina, trivia-liza, borra y declara aberrantes las luchas histricas de los otros,los subordinados que se han negado a ser definidos conforme a lapoltica patriarcal hegemnica de desigualdad y deshumanizacin.Si los textos androcntricos y las memorias patriarcales creanla marginalidad y la ausencia de las no-personas en nuestra memo-

    32 Un estudio ms amplio y bibliografa en mi artculo Text and Reality Reality and Text: The Problem of a F eminist Historical and Social Recon-struction Based on Text: Studia Theologica 43 (1989) 19-34.

    ria histrica y teolgica, no podemos tomar esas fuentes como reflejos verdaderos de la realidad. En vez de ello habremos de deco-dificarlos como construcciones ideolgicas complejas que son. Lastensiones, fisuras, contradicciones, prescripciones, argumentos yproyecciones simblicas que se inscriben en los textos androcntricos nos permiten leer los documentos producidos por los vencedores histricos sobre el trasfondo de su trama lingstica e ideolgica.

    VSoy una mujer negra que escribe en un mundo que define lo humano como blanco y masculino para empezar. Todolo que yo haga, incluso sobrevivir, es poltico 33.

    La contextualizacin de nuestras interpretaciones en las experiencias histricas y actuales de lucha nos capacita para leer sussilencios, para rellenar los espacios en blanco de los textos ypara decodificar las estrategias retricas de los textos e interpretaciones hegem nicos34 . Por su condicin retrica, los textos bblicosandrocntricos construyen un mundo en que quienes argumentanen su contra pasan a ser los otros aberrantes o simplemente nose les escucha. Pero en los primeros movimientos cristianos habamujeres libres a la vez que esclavos y esclavas no slo como vctimas, sino tambin como agentes histricos e interlocutores teolgicos.Mi propia obra ha tratado de desarrollar ese modelo reconstructivo histrico y tambin teolgico como un modelo poltico 35 .Para ello he explorado la contradiccin existente entre la experiencia de las estratificaciones patriarcales en los planos social, polticoy religioso por un lado y la experiencia y la visin de unas estruc-

    33 A. Lords en The Women's Review of Books VI/10-11 (1989) 27.34 Cf. J. Newton, History as Usual? Feminism and the New Historicism:Cultural Critique 9 (1988) 87-121; J. Alien, Evidence and Silence. Veminism and the Limits of History, en Feminist Challenges, ibid., 173-189.35 Cf. mi artculo The Politics of Otherness: Biblical Interpretation as aCritical Praxis for Liberation, de prxima aparicin en el Homenaje a Gutirrez (1989).

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    turas democrticas y del bienestar para todos por otro. Junto conotros textos del Nuevo Testamento, Gal 3,28 indica que existanesas tensiones y conflictos sociales, polticos y religiosos. Surganentre la Iglesia domstica, que no admite las estratificaciones familiares patriarcales, y su contexto patriarcal societario dominante.Este conflicto entre el primitivo movimiento cristiano y la sociedaddominante se convirti pronto en un conflicto entre las estructurasy las teologas de la ekklesia y las del modelo de familia propuestopor la Iglesia M .Esta contradiccin poltica puede ser utilizada como un modeloheurstico para reconstruir la situacin retrica de la lucha en losprimitivos movimientos cristianos. En ese modelo hay varios textoscomo los referentes a la autoridad de las mujeres, ciertas clavesreferentes a la vida y la organizacin de las primitivas comunidadescristianas, Gal 3,28, las afirmaciones de Pablo en 1 Cor y en otrospasajes, la lista de saludos de Rom 16, el cdigo tradicional de lafamilia y su adaptacin en las Pastorales, Ignacio o 1 Clementeque es posible interrelacionar como pasos sucesivos de un desarrollo retrico.Ese desplazamiento de unos textos con respecto a sus contextosandrocntrieos nos permite rememorarlos en trminos del conflictoque ha generado la poltica patriarcal de extraamiento y sumisin.Nos permite reconstruir una memoria a modo de subtexto histrico y social del cristianismo prepaulino, paulino y pospaulino ensus diversos contextos histricos: poltico, societario, cultural y religioso. Este modelo retrico-poltico de reconstruccin nos ayudatambin a ver las dependencias y consecuencias de este primitivodebate cristiano que todava aflora en nuestros textos neotesta-mentarios.Los primeros escritos cristianos no son los primeros ejemploshistricos en que podemos identificar esa contradiccin y ese debate ni son los ltimos 37 . La contradiccin entre la experiencia y lavisin democrtica de la sociedad y la religin por un lado y de lasestructuras patriarcales de explotacin y dominacin por otro ha

    36 Cf. mi artculo Die Anfange vo n Kirche und Amt in feministisch-theo-logischer Sicht, en P. Hoffmann (ed.), Priesterkirche (Dusseldorf 1987) 62-95.37 Cf. S. Moller Okin, W'ornen in 'Western Political Though (Princeton1979).

    definido las filosofas clsicas griegas, especialmente las de Platny Aristteles M , las teologas cristianas desde el Nuevo Testamentohasta Agustn, Toms de Aquino, los reformadores, Kierkegaard,Schleiermacher y hasta nuestros das. Tambin gener la articulacin de la razn y las disciplinas acadmicas de la Ilustracin 39 .Estas filosofas y teologas hegemnicas defienden explcita o implcitamente la supremaca de una lite de varones como sujetos histricos, culturales y religiosos. Invocan la naturaleza, la razn o lavoluntad divina para formular unos argumentos que justifican laexclusin de todos los otros subordinados o subyugados delcuerpo ciudadano capacitado para la toma de decisiones, sobre labase de su condicin de no personas.Contextualizar Gal 3,28 en un modelo reconstructivo de luchasocial, poltica y religiosa, no en el modelo de ortodoxia-herejao de orden de la creacin-orden de la redencin, nos permitetambin contextualizar histricamente nuestras luchas actuales. Nospermite reconstruir la primitiva historia cristiana y su teologacomo memoria y visin del presente. Tambin nos ayuda a entender las razones de que la condicin de todas las mujeres, no slode una minora, pueda tomarse como criterio prctico para definirsi una religin es capaz de sustentar las estructuras y visiones democrticas.En una palabra: ese modelo reconstructivo puede hacer que losperdedores histricos, excluidos, marginados o vilipendiados porlos textos androcntricos, pasen a ocupar una posicin central comointerlocutores teolgicos y sujetos histricos. Su hermenutica delrecuerdo no opera dentro de las restricciones de los paradigmas delempirismo anticuario o del constructivismo cientfico carente devalores que imperan en los estudios histricos. En vez de ello, se38 Cf. P. du Bois, Centaurs and Amazons. Women and the Pre-history ofthe Great Chain of Being (Ann Arbor 1982); Id., Sowing the Body: Psycho-analysis and Ancient R epresentation of Wome n (Chicago 1988).39 Cf., por ejemplo, Lowe/Hubbard (eds.), Women's Nature. Rationaliza-tions of Inequality (Nueva York 1981); R. May Schott, Cognition and Bros(Boston 1988); S. Benhabib/D. Cornell (eds.), Feminism as Critique (Min-nepolis 1987); T. de Laurentis (ed.), Feminist Studies/Critical Studies(Bloomington 1986). Sin embargo, la teora feminista americana en generalafirma que los otros excluidos no pueden abandonar el proyecto inacabadode emancipacin que propuso la Ilustracin.

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    sita explcitamente dentro del paradigma retrico y emancipatoriode la historiografa, y ello porque slo este paradigma es capaz dereconocer en el plano teortico que loshistoriadores reconstruyenel pasado en inters delpresente y del futuro.Nuestra bsqueda de la memoria y de las races ni es anticuarani nostlgica, sino poltica, pues las reconstrucciones del pasadoconfiguran nuestra conciencia histrica presente. Pero nuestra reconstruccin emancipatoria de un pasado cultural y religioso no esuna creacin ficticia a partir de la nada. Es ms bien una argumentacin disciplinada a favor de una conciencia y de una imaginacinhistrica diferentes. Y puede a la vez generar unaarticulacin teolgica de la identidad cristiana como identidad multicultural, multi-eclesial y multirreligiosa. Para queesta identidad sea cosmopolita,democrtica y catlica, deber conservar su carcter particular, heterogneo y provisional, someterse a la desestabilizacin, la renovacin y la recreacin en las distintas luchas por la liberacin.Pero una hermenutica de valoracin teolgica crtica tiene quecaminar codo con codo junto a una hermenutica de la memoriaporque los cristianos viven unos textos como Gal 3,28 no en condicin de memoria, sino porque los afirman en cuanto que sonEscritura autoritativa. Las feministas rechazan con razn el proyecto de reconstruccin como una forma ms de la apologticacristiana m en cuanto no vaya acompaada de una valoracin teolgica crtica de los textos bblicos androcntricos.Es innegable el carcter androcntrico del texto paulino de lacarta a los Glatas, en qu e seconstruye un mundo y un relato religioso del que estn ausentes las mujeres. Su intencin es trazar losl mites entre el grupo cristiano y su comunidad madre juda. Suproclamacin de la igualdad y launidad en Cristo hasido entendidadesde la identidad cultural y religiosa. La teologa de la unidad hagenerado un tipo de identidad cristiana unitaria y hegemnica queno admite la catolicidad como una pluriformidad y heterogeneidadculturales, eclesiales y religiosas. Conformarse a la imagen de Dioso de Cristo, alcanzar la identidad cristiana ha significado masculi-

    40 Cf., por ejemplo, L. Fatum, Women, Sytnbolic Universe and Silence,comunicacin a la Nordisk Forskerkonferanse sobre Reconstruccin feministade la primitiva historia cristiana. Cuestiones metodolgicas y hermenuticas(9-11 noviembre 1988), de prxima aparicin.

    nizarse en el horizonte de la filosofa griega, la teologa romanaimperial y la Ilustracin, que define la razn y la subjetividad humana como una identidad masculina elitista excluyente de todas lasmujeres, adems de los varones de todas las razas y culturas colonizadas.E n el proceso de interpretacin ser preciso analizar si esa lectura feminista de Gal 3-5 en trminos de la poltica del extraamiento patriarcal est justificada41 . Esta cuestin slo podr serzanjada despus de una cuidadosa lectura y una valoracin teolgica de la teologa y el lenguaje androcntricos de Gal 3-5 en elcontexto de las luchas globales por la liberacin y el bienestar. Yosugerira, en consecuencia, que se tome todo loanteriormente dichocomo una invitacin para que este Congreso prosiga en su discursoese proceso teolgico feminista crtico deevaluacin teolgica. Terminar sin llegar a una conclusin es tanto como negarse a aportarrespuestas a los interrogantes feministas que estn an por plantearen los centros de la teologa y de la Iglesia patriarcales.

    E. SCHSSLER FIORENZA[Traduccin: J. VALIENTE MALLA]

    41 Para una valoracin crtica com