Un nene que era muy realmente valiente. Vivía en una casa muy linda y

grande. Sabía trepar a los árboles que se encontraban cerca de la casa.

Un día trepó a un árbol que había en el jardín de su casa, se sentó en una

rama, miró alrededor y dijo:

¡¡Qué lindo es aquí!! ,se ven pasar las mariposas, se ven pasar los

pájaros, se ve pasar el perrito de al lado. Parece una casa verde. Me

gustaría vivir aquí, en la copa del árbol.

Un pájaro le dijo: Nene tenés una casa con camita y todo. Las ramas de

los árboles son para los pájaros.

Él le contestó: Bahh Tantas ramas hay, para arriba hay ramas. Para

abajo hay ramas, a la derecha hay ramas, a la izquierda hay ramas.

¿Por qué no me dejás esa rama para mí?

Y el pájaro le contestó: No. Te la presto por esta tarde, nada más.

Mañana por la mañana mi señora y yo empezaremos a hacer el nido

justo allí donde tú estás sentado.

Y los pájaros se fueron volando.

El niño se quedó un poco enojado y decía: ¿Por qué me tienen que echar? El árbol es de mi papá y yo no me voy a ir.

-¿No te vas a ir?, le preguntó el árbol.

-No. Me voy a quedar a vivir aquí para siempre.

-¿Y cómo vas a comer la merienda?

-Le pido a mi mamá que me alcance el pan con manteca acá arriba ¡Y ya está!

- Y de noche ¿Cómo vas a dormir?

-Duermo acá arriba.

Y el árbol le preguntó: ¿Y si te caés de la rama cuando estás dormido?

…Pensó un ratito y después le dijo:

-Los pájaros no se caen y son chiquitos.

-¿Y si tenés frío de noche, cómo vas a hacer?

-Los pájaros son más chiquitos que yo y no tienen frío.

-AH!!! Pero los pájaros tienen plumas y un nido calentito.

-No importa ¡Yo le pido a mi mamá que me traiga la mantita de mi cama y ya está. (ja,ja,ja)

Y el niño se quedó a merendar en el árbol.

Después empezó a ponerse de noche, un poco oscuro ya que llegaba la noche.

El niño tenía un poco de miedo pero no mucho. En eso sintió encima de su

mano, unos pasitos chiquititos, chiquititos.

-Nosotras somos las hormigas, ¿Qué estás haciendo acá? ¡El árbol es de

nosotras!

-Yo estoy acá porque quiero vivir en el árbol, dijo el nene.

Las hormigas se enojaron y le dijeron: ¿Acaso nosotras vamos a dormir a tu

cama eh?---y le caminaban por las manos y por las piernas. Y no lo dejaban

tranquilo.

-Vamos hormigas ¡No me molesten más! Les pedía el niño y las espantaban.

Pero las hormigas no le hacían caso.

• En eso empezó a soplar un viento muy fuerte. Ushhhhh, ushhhhh.

• Y las ramas del árbol se sacudían para todos lados.

• -¡Ahhh qué viento!, que no me vaya a caer. Y el nene se tomaba fuerte de la rama con las dos manos. Encima las hormigas lo seguían molestando.

• -¡Vamos hormigas! ¡No me caminen por los brazos! ¿No ven que tengo que agarrarme con las dos manos de la rama para no caer?

• Y las hormigas le decían:-¿Para qué viniste a nuestro árbol?

• -El árbol es de mi papá, para que sepan.

• El viento seguía soplando cada vez más fuerte.

• -AYYYYYY ¡Cómo se sacuden estas ramas!, decía el nene. ¿Ahora cómo hago si me caigo? ¡Para qué habré venido!

• Yo tengo mi camita, yo quiero estar con mi mamá.

• Y el niño tenía ganas de llorar.

En eso oyó una voz que decía: Hay mucho viento y ya va a ser de

noche. ¿Querés que papá te baje para ir a tu camita?

Y el padre alzó los brazos, cargó a su hijito y se lo llevó.

Entraron a la casa y allí sintió tanto el calorcito que estaba muy pero

muy feliz.

El papá lo acariciaba. Tocaba su mano y le decía: mi niño querido, mi

hijito amado.

Y cuando llegaron a la cama, el niño ya se había dormido en el hombro

de su papá.