vitale luis - interpretacion marxista de la historia de chile 3

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    INDICE

    INTRODUCCION I-XXIV

    CAPITULO I: LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA POLITICA

    - El perodo centrista- El perodo izquierdista- El perodo contrarevolucionario- El perodo de consolidacin de la independencia poltica- La guerra a muerte- La guerrilla de los Pincheiras- Actitud de Inglaterra y Estados Unidos ante la Independencia de Chile

    CAPITULO II: LA REBELION DE LAS PROVINCIAS (1823-1830)

    - Causas de la rebelin- Las luchas contra la Capital- Las medidas contra la Iglesia y los terratenientes- La guerra civil de 1829-30

    CAPITULO III: LOS DECENIOS DE LA BURGUESIA COMERCIAL YTERRATENIENTE (1831-1861)

    - El desarrollo econmico- Agricultura y Ganadera- Minera

    - Los comienxos del rgimen bancario- El comercio de exportacin e importacin- Ingresos fiscales y rgimen impositivo- Marina Mercante- La preponderancia de Valparaso en el Pacfico sur- La guerra de Chile contra la Confederacin Per-boliviana- Las clases sociales- La burguesa- La pequea burguesa- El artesanado- El proletariado- El campesinado

    - La tendencia totalitaria de lso gobiernos de los decenios- El movimiento liberal- La Sociedad de la Igualdad

    CAPITULO IV: LAS GUERRAS CIVILES DE 1851 y 1859

    - La Guerra civil de 1851- El desarrollo de la guerra civil- La guerra civil en la zona de Concepcin y la Frontera

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    - La Guerra civil de 1859- El perodo prerrevolucionario- La guerra civil del Norte Chico- El movimiento revolucionario de Aconcagua- La rebelin de los trabajadores de Valparaso- Las guerrillas de la zona central

    - La insurrecin popular de Talca- La guerra civil en la zona de Concepcin y la Frontera- La rebelin de los mineros de Lota y Coronel- El levantamiento de los araucanos

    CAPITULO V: EL PROCESO DE LA DEPENDENCIA DURANTE LA PRIMERAMITAD DEL SIGLO XIX

    - Las formas de penetracin extranjera. Las meras relaciones dedependencia de Chile en la primera mitad del s. XIX

    BIBLIOGRAFIA

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    INTRODUCCION

    Al igual que en los tomos anteriores, hacemos esta Introduccin a modo de puesta al da y

    enriquecimiento del presente volumen que fue escrito en 1971. En aquel entonces no le dimos la suficientedimensin a la revolucin anticolonial contra el Imperio espaol.

    Agregamos asimismo un fenmeno muy poco conocido: la creacin de un Gobierno de los EstadosUnidos de Buenos Aires y Chile en el Caribe en 1818. Tambin ampliamos lo dicho sobre la posicin deInglaterra, Estados Unidos y Francia ante la Independencia de nuestros pases. Finalmente, presentamos elcontexto latinoamericano de la rebelin de las provincias contra la capital, intentando precisar el carcter delas guerras civiles y la ideologa de sus lderes.

    Captulo ILA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA

    POLITICA

    En el ltimo captulo del volumen II, procuramos demostrar que el movimiento de 1810 no fue unarevolucin social sino una revolucin poltica de carcter separatista.

    La Revolucin de 1810 cambi la forma de gobierno, no la estructura socioeconmica heredada dela colonia, manteniendo el carcter dependiente de nuestra economa. No fue una revolucin democrtico-burguesa porque no realiz la reforma agraria ni fue capaz de crear las bases para una industria nacional. Alreforzar la economa exportadora dependiente impidi un proceso efectivo de liberacin nacional.

    Los sectores de la clase dominante criolla estaban todos comprometidos en la tenencia de la tierra yen una poltica econmica cuyo denominador comn era la exportacin de productos agropecuarios ymineros. La burguesa criolla estaba incapacitada por estos motivos para realizar la reforma agraria eimpulsar la industrializacin, medidas que histricamente caracterizan a una revolucin democrtico-burguesa.

    La nica tarea democrtica que cumpli la burguesa criolla fue la independencia poltica formal alromper nuestra condicin de colonia del imperio espaol. En la realizacin de esta tarea surgieron tendenciasque procuraron retardar o acelerar este proceso, cuyo estudio esel motivo esencial del presente captulo.

    Aunque el desarrollo del movimiento revolucionario que culmina con la independencia poltica deChile constituye un proceso ininterrumpido que abarca la dcada de 1810 a 1820, suceden importantes

    fenmenos de accin y reaccin y de lucha de tendencias contradictorias que nos conducen a delimitar etapaso perodos, a condicin de no olvidar que se trata de un solo proceso histrico global. La clasificacintradicional de Patria Vieja y Patria Nueva, impuesta por la historiografa oficial, incurre precisamente en elerror de establecer entre ambos perodos una cesura demasiado marcada y, lo que es mas grave an, norefleja la lucha de fracciones ni las caractersticas fundamentales de la revolucin por la independenciapoltica formal.

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    El movimiento separatista de 1810 abre paso a una lucha entre la revolucin y la contrarrevolucin.Los fenmenos de accin y reaccin que provoca este combate frontal, especialmente durante el perodo dela Reconquista espaola, polarizan los sectores indecisos de la burguesa criolla y determinan una relativaparticipacin popular. En el campo de los partidarios de la independencia se produce una lucha de tendenciasentre los que aspiran a una va pacfica que conduzca a una separacin paulatina de Espaa y los queplantean una ruptura violenta e inmediata con el imperio espaol. Estas contradicciories van configurando

    los perodos de la revolucin, caracterizados por el mayor o menor predominio de las fracciones o embrionesde partidos polticos en pugna.

    Para una mejor comprensin del proceso de la revolucin por la independencia poltica, preferimosdistinguir cuatro perodos fundamentales:

    a) Perodo centrista, de septiembre de 1810 al golpe carrerino de noviembre de 1811, caracterizado por un cursomoderado de la burguesa criolla que no sedecide a romper abiertamentecon la corona espaola.

    b) Perodo izquierdista, de noviembre de 1811 al desastre de Rancagua, singularizado por las medias concretashacia la independencia poltica que adopta el sector criollo encabezado por los Carrera.

    c) Perodo contarrevolucionario, del desastre de Rancagua al triunfo de Chacabuco, caracterizado por laparticipacin masiva de las capas criollas en el proceso revolucionario como reaccin ante la Reconquista

    militar espaola,d) Perodo de consolidacin de la Independencia durante el gobierno de OHiggins.

    EL PERIODO CENTRISTA

    Este perodo transcurri desde la Primera Junta de Gobierno de septiembre de 1810 hasta eladvenimiento de Jos Miguel Carrera al poder. Estuvo caracterizado por una orientacin moderada yreformista de la burguesa criolla, an vacilante para provocar una ruptura definitiva con Espaa. Esta actitudestaba motivada, fundamentalmente, por el temor de la burguesa criolla a perder sus riquezas en unenfrentamiento armado, en un momento en que la relacin de fuerzas a escala internacional e

    hispanoamericana estaba lejos an de decidirse a favor de la revolucin por la independencia. Una abruptaseparacin de Espaa y, por ende, una ruptura con el Virreynato del Per, significaba para los terratenienteschilenos la prdida inmediata del mercado peruano, sin posibilidades de reemplazarlo a corto plazo.Domingo Amuntegui sostiene que los criollos, luego de instalarse la Primera Junta, comenzaron a "sentirseacobardados ante el peligro de un rompimiento con el virrey del Per. Dnde se venderan nuestros tratos?De dnde nos llegara el azcar necesaria para el consumo de nuestros habitantes? (...) El espectro de laruptura con el virrey del Per inspiraba terror a los pacatos agricultores de la capital"1.

    Las fracciones polticas de la burguesa criolla ha ban comenzado ya a configurarse varios mesesantes de cabildo abierto del 18 de septiembre de 1810. En este da, que se considera como el inicio de laRevolucin por la independencia de Chile, Jos Miguel Infante manifest: "Ya sabis, seores, la peligrosasituacin en que se ha visto esta capital en los das anteriores, los diversos partidos que se haban formado y

    sus opiniones sobre la forma de gobierno que deba adaptarse en tan crticas circunstancias. Sabis tambinque cada da se aumentaba ms el odio y la aversin entre ambas facciones, hasta amenazarserecprocamente con el exterminio de una por otra"2.

    En la Primera Junta se entabl una lucha por el control del poder entre un ala, que responda aintereses de derecha, representada por Mateo de Toro y Zambrano, Conde de la Conquista, Ignacio de laCarrera y los espaoles Mrquez de la Plata y el coronel Reina, y un ala de centro, dirigida por Martnez deRozas y Juan Enrique Rosales. El sector que expresaba las tendencias izquierdistas, encabezado por CamiloHenrquez, no haba logrado an representacin en la Junta de Gobierno. El uso de esta clasificacin en

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    derechistas, centristas e izquierdistas obedece nicamente al criterio de considerar la posicin de lastendencias y personalidades ante el problema esencial de ese momento histrico: la lucha por laindependencia poltica. Nuestra clasificacin de las tendencias no tiene relacin alguna con el criteriohistoriogrfico liberal ni con posteriores corrientes derechistas, centristas e izquierdistas que se dieron, porotros motivos y en otros contextos, a lo largo de los siglos XIX y XX. Ha sido utilizada por nosotros paraubicar las fracciones polticas por la posicin que adoptan y la praxis que realizan en un momento histrico

    concreto.

    Encina incurre en el error de sealar que los roces entre Martnez de Rozas y el ala derecha fueronproducidos porque "el bando de Rozas estaba constituido fundamentalmente por los autoritarios, por losadeptos a un gobierno fuerte y an personal y atrabiliario3; y lleva su argumentacin al absurdo cuandoinsiste en que la repulsin del castellano-vasco por la dureza excesiva en el mando" fue la causa delenfrentamiento con la corriente de Martnez de Rozas: "entre la mentalidad ultra-argentina de Rozas y laaristocracia castellano-vasca, no mediaban tabiques suscetibles de ser derribados por las conmociones, sinomuros indestructibles de slido granito"4.

    Analizar la pugna entre rocistas y antirrocistas como una anttesis entre autoritarios yantiautoritarios, que respondera a rasos personales o diferencias raciales y psicolgicas, es una abstraccin

    histrica que contribuye a mistificar la realidad. Toda caracterizacin de las personalidades y fraccionespolticas del perodo que analizamos debe estar en funcin de la praxis que realizan en la lucha por laindependencia poltica. En tal sentido, Juan Martnez de Rozas, el hombre ms rico de Chile en 1810, insurgehistricamente como uno de los ms adecuados jefes del ala centrista: adopta, en forma cautelosa, medidastendientes a consolidar a la burguesa criolla, sin alterar radicalmente el status poltico y la relacin dedependencia formal respecto de Espaa. La imagen de un Juan Martnez de Rozas decidido y desinteresadocaudillo liberal de avanzada de nuestra independencia es una de las tantas ideologizaciones de lahistoriografa burguesa acerca de los hroes de la patria.

    La lucha en la Primera Junta entre el ala derecha y el centro aflor ante cada hecho de importancia.Uno de los primeros choques se suscita raz de las medidas de organizacin militar. Mientras el ala decentro procuraba crear el ejrcito nacional para enfrentar un eventual golpe militar de la reaccin espaola, el

    ala derecha saboteaba esa iniciativa. La necesidad del ejrcito nacional se hizo patente a raz del motncontrarrevolucionario del1 de abril de 1811, dirigido por el coronel Toms Figueroa y alentado por la RealAudiencia. Las tendencias de la burguesa criolla volvieron a chocar al discutirse ,el alcance de laspenas quemerecan los participantes en el frustrado golpe militar espaol. Martnez de Rozas logr imponer su criterioen la Junta, a pesar de la fuerte oposicin del sector derechista que se negaba a tomar medidas drsticascontra los sediciosos.

    Posiciones divergentes enfrentaron tambin a estas dos alas polticas en el problema de lasrelaciones con la Junta de Buenos Aires. Martnez de Rozas foment la alianza con esta Junta no porquefuera cuyano de nacimiento, como maosamente lo sugiere Encina, sino porque comprenda que la ayudarecproca era decisiva para enfrentar los ejrcitos espaoles del Per y de la Bolivia Oriental. El ala derecha,temerosa de verse arrastrada a una guerra en la que poda perder el mercado triguero del Per, lleg a negar,

    con el apoyo del Cabildo, la ayuda a la junta bonaerense, en instantes en que era inminente la invasinespaola desde Montevideo, comandada por Francisco Javier Elo, el hombre que precisaniente Espaa habadesignado para la Capitana General de Chile.

    Los partidarios de Martnez de Rozas lograron el apoyo de un importante sector criollo: "cientoquince individuos, entre los cuales se contaban algunas personas acaudaladas y prestigiosas, hicieron unarepresentacin a la Junta en que recordndole la conveniencia de mantener y de estrechar la alianza conBuenos Aires, le pedan no slo que se le enviara el auxilio prometido, sino que se reprendiese severamente acualquier contradictor de esta medida"5. El delegado argentino en Chile, Antonio Alvarez Jofre, manifestaba

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    en aquella oportunidad que esos gobiernos deban estrechar sus relaciones, mantenerse unidos, auxiliarsemutuamente para resistir los esfuerzos con que el virrey del Per trataba de restablecer el rgimen antiguo enChile y en Buenos Aires. Deban, por tanto, hacer de comn acuerdo la paz y la guerra, y de acuerdo tambina celebrar con los extranjeros pactos comerciales y polticos que ms interesana estos pases6. La relacincon Buenos Aires no tena solamente un carcter poltico-militar para enfrentar la invasin espaola, sinotambin un objetivo econmico: aumentar la exportacin de cobre chileno a Buenos Aires a cambio de

    liberar de aranceles la importacin de yerba mate.

    La promulgacin de la medida ms importante adoptada por la Primera Junta, la ley de librecomercio, suscit tambin una ardua discusin entre las fracciones polticas de la burguesa criolla. Despusde cuatro meses de intensos debates, Martinez de Rozas logr su aprobacin el 21 de febrero de 1811. El aladerecha de la Junta se opona no porque fuera en detrimento de sus intereses, sino por el temor a la reaccinespaola ante esta medida de trascendental importancia que terminaba definitivamente con el monopoliocomercial espaol.

    Algunos historiadores han exagerado la influencia del liberalismo econmico europeo en el decretode libre comercio de 1811, al considerar slo aquellas medidas de potencias extranjeras. En realidad, eldecreto de 1811 no slo adopt resoluciones sobre libre comercio, sino que fue el primer intento de planear

    una poltica econmica general en la que adverta sobre los peligros del libre comercio y se tomaban medidasproteccionistas para la incipiente industria artesanal criolla. En el plan propuesto por Juan Egaa a la PrimeraJunta, se manifestaba que el comercio libre puede impedir la industria nacional, y aunque casi ningunatenemos, debemos procurarla de todos modos"7.

    Uno de los veinticinco artculos del decreto de libre comercio de 1811, prohiba la introduccin devinos y aguardientes extranjeros que hicieran competencia con los que se producan en el pas; se prohibi,asimismo, la entrada de tabaco y naipes para garantizar el estanco de estos productos que constituan casi latercera parte de los ingresos fiscales. Las mercaderas extranjeras, deca el artculo 11, "pagarn por derechosreales sobre precios de reglamento el 28%, el 11/2 de subvencin y el % de avera". El fomento de lamarina mercante nacional fue otra de las preocupaciones de este decreto al sealar que las embarcacioneschilenas pagaran solamente el 12% contra el 22% de las extranjeras, las que inclusive deberan llevar dos

    tercios de tripulacin chilena.

    El artculo 17 protega la produccin minera nacional al establecer que "las embarcacionesextranjeras no podrn extraer el oro o plata en pasta, en pia labrada o chafalona, ni los reales, pesetas ycuartos del nuevo cuo", aunque se les permita extraer los doblones y pesos fuertes, pagando por el oro el21/2 de derecho y 5% por la plata. Otro de los artculos se preocupaba de eliminar el contrabando,impidiendo la internacin de productos por otros puertos que no fueran Valparaso, Coquimbo, Talcahuano yValdivia. De este modo, la burguesa criolla, que se haba desarrollado al socaire del contrabando, fue la msinteresada en desterrarlo una vez que lleg al poder. Se prohiba a los buques extranjeros introducirmercaderas por otras zonas "por s ni por terceras manos"'; tampoco se les permita venderlas al por menor,sino por "facturas, tercios, barricas y fardos", medida que tena por objeto favorecer a los comerciantescriollos que trabajaban con el mercado interno. Finalmente, el artculo 21 sealaba que "los habitantes del

    pas podrn hacer por s el comercio libre en todos los puertos extranjeros del globo pertenecientes apotencias aliadas o neutrales". Uno de los aspectos fundamentales del decreto de 1811 para la burguesacriolla era el referente a las exenciones establecidas para la exportacin de minerales, sebo, trigo y "demsproductos, comprendidos con disimulo en un etc."8.

    La ley de libre comercio produjo un aumento sensible de las entradas fiscales. "En el transcurso depocos meses se haba constatado ya un aumento sorprendente de un 100%. En enero de 1811 las entradas deAduana fueron de $ 12.752 y en agosto llegaron a $ 24.814, siendo luego despus bastantes superiores. Latesorera general anota para abril de 1813 una renta aduanera de $ 101.892"9. Si bien es cierto que este ritmo

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    fue detenido por la guerra contra los espaoles y que el contrabando afect los ingresos aduaneros, la ley de1811 en lo que se refiere al fomento de la exportacin minera y agropecuaria y a las exenciones tributariossatisfizo, en gran medida, las aspiraciones de la burguesa criolla.

    El triunfo del ala centrista fue, sin embargo, efmero, Las elecciones del Primer Congreso Nacional,en abril de 1811, significaron una derrota aplastante para los partidarios de Martnez de Rozas, los Larranes,

    Irisarri, Jos Antonio de Rojas y, tambin, para O'Higgins que colaboraba con este sector desde suincorporacin a la vida del pas. El ala derecha, dirigida por Eyzaguirre, Errzuriz y los mayorazgos como dela Cerda, Juan A. Ovalle, Francisco Ruiz Tagle y Juan Agustn Alcalde, el conde de Quinta Alegre, eligi lamayora de los diputados, gracias al apoyo de los espaoles que practicaron la poltica del "mal menor". Elrealista Manuel Antonio Talavera escriba en su diario personal: "La fraccin europea era casi toda contrariaal nuevo sistema de gobierno; pero el conflicto de la precisin de vivir en este reino, les hizo elegir del mal elmenos (...) Concibieron los europeos que elegir a los de la lista de la fraccin Rozas, era darle la mano parahacerse presidente de la Junta o al menos para que continuase de vocal, exponindose nuevamente a sufrirotros vejmenes"10.

    Aos ms tarde, an fresco el recuerdo de la tradicin oral, Jos Victorino Lastarria hizo una agudacaracterizacin del sector derechista del Primer Congreso Nacional: "La revolucin no poda marchar con

    esta organizacin tan heterognea, que careca de sistema y unidad; de modo que los amigos de laindependencia no podan hacer valer sus principios ni desarrollar sus miras sin disfraz. Un historiador hadicho que la mayora [del Congreso] era compuesta de hombres pacatos e ignorantes en la ciencia delgobierno y bastantes dbiles para constituirse en instrumentos de otros ms atrevidos y notoriamente afectosal rgimen colonial"11.

    El retiro de losdiputados de minora del Congreso agudiz la lucha fraccional. Martnez de Rozasregres a su provincia, comenzando desde Concepcin una campaa de agitacin contra el gobierno. Esta fuela primera expresin poltica de los roces entre las provincias y capital, contradiccin que se pondrmanifiestamente relieve en la segunda mitad de la dcada de 1820 a 1830.

    El Primer Congreso, controlado sin contrapeso por el ala derechista, dilat las medidas tendientes a

    consolidar la real independencia poltica del pas, provocando una tirantez en las relaciones conla Junta deBuenos Aires al exigir el reemplazo cae Alvarez Jonte en junio de 1811, por sus vinculaciones con el sectorde Rozas.

    Mientras tanto haba comenzado a surgir un embrin de ala izquierda como respuesta a lasvacilaciones del sector derechista de la burguesa criolla. Esta fraccin, an informe, propugnaba medidaspara acelerar la revolucin chilena y exiga la ruptura definitiva con Espaa. Su portavoz ms destacado,Camilo Henrquez, lector de Raynal y Rousseau, se haba iniciado como agitador en el movimientorevolucionario de Quito en 1809. Su proclama de enero de 1811, firmada con el seudnimo de QuirinoLemchez, se puede considerar como el documento poltico ms revolucionario de este perodo, pues fue elprimero que se atrevi a plantear abiertamente la ruptura con el imperio espaol. En uno de susprrafossealaba claramente su posicin favorable a la implantacin de una repblica soberana e independiente: "De

    cuanta satisfaccin es para un alma nacida en el odio de la tirana ver a su patria despertar del sueoprofundo y vergonzoso que pareca hubiese de ser eterno, y tomar un movimiento grande e inesperado haciasu libertad, hacia este deseo nico y sublime de almas fuertes, principio de la gloria y dicha de la repblica(...) Consigui al cabo el Ministerio de Espaa llegar al trmino porque anhelaba tantos siglos la disolucinde la monarqua (...) Nadie puede mandaros contra vuestra voluntad. Recibi alguno patentes del cielo queacrediten que debe mandaros? Est, pues, escrito oh pueblo! que fueseis libres (...) y que se dijese algn dala repblica, la potencia de Chile, la majestad del pueblo chileno". A pesar de no tener ninguna simpata porCamilo Henrquez, el historiador Francisco Encina lo ubica con precisin en la lucha de tendencias de este

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    perodo: "No tena auditorio en el bando rocista, violento, pero aristcrata y autoritario (...) Menos an podadespertar simpata entre el poderoso grupo de Errzuriz y Eyzaguirre12.

    El golpe militar del 4 de septiembre de 1811, promovido por los hermanos Carrera,signific la cada del sector derechista y la restauracin en el poder de la fraccin contraria, apoyadamomentneamente por el ala izquierda en franco proceso de estructuracin con el regreso de Jos Miguel

    Carrera a Chile. En La Serena, Concepcin y otras zonas se reemplazaron los diputados derechistas,cambiando la composicin poltica del Congreso en un sentido favorable a los centristas, quienes eligieronpresidente al presbtero Joaqun Larran, jefe de la familia de los "ochocientos", as llamada por sus vastasramificaciones econmicas y polticas. Las provincias comenzaron a adquirir mayor relieve, reivindicandosus derechos en la creacin de Juntas locales, que operaban con relativa autonoma respecto de Santiago,expresando ya, desde los inicios de la Repblica, la contradiccin Capital-Provincias, que se revelar a travsde guerras y revoluciones durante las dcadas posteriores.

    La nueva Junta, encabezada por Martnez de Rozas Rosales, Mackenna, Marn y Calvo,restableci cordiales relaciones con Buenos Aires, nombrando delegado Francisco A. Pinto. Public unedicto en el que se notificaba a los espaoles realistas la aplicacin de severas penas en caso de reincidir ensus actividades contrarrevolucionarias.

    La burguesa criolla consolid sus intereses econmicos al ser abolidos los derechos deexportacin del 3%. A principios de octubre, se acord que durante dos aos se permitir en Chile el cultivodel tabaco que hasta entonces haba sido monopolizado por el Virreynato del Per. Una proclama del 15 deoctubre de 1811, manifestaba: "Agricultor, la siembra de tabaco estaba prohibida; ya podis hacerla.Formaris vuestra subsistencia con esta ocupacin sios dedicis a ella empeosamente"13

    La esclavitud fue suprimida a medias con la dictacin de la "libertad de vientre", por la cualfueron declarados libres no los que en ese momento eran esclavos sino los que nacieran a partir de lapromulgacin de la ley. Esta medida a pesar de su limitacin tuvo repercusiones sociales, segn el cronistahispanfilo Melchor Martnez: "Esta inconsiderada providencia caus improvisadamente tal conmocin en laesclavitud, que al da siguiente se mancomunaron ms de 300 esclavos, y orgullosos con el favor del

    gobierno hicieron una representacin pidiendo su libertad, y ofreciendo en recompensa sus personas y vidaspara defender el sistema de la patria, previniendo prontamente de cuchillos y amenazando de causar algunasublevacin en el pueblo. El gobierno temi males resultas y se prendieron y encarcelaron como 20 de lascabezas principales, conteniendo a los dems con amenazas, con lo que se sosegaron por el pronto"14.

    Tambin se tomaron algunas medidas referentes a la Iglesia, entre ellas la supresin de la cuota quese enviaba a Lima para sufragar los gastos de la Inquisicin y la prohibicin de sepultar los muertos en lostemplos. Pero estas medidas reformistas no significaban un real avance en el camino hacia la independenciapoltica. Con el fin de terminar con este curso vacilante, el sector izquierdista, frustrado con los resultadosdel golpe del 4 de septiembre y con la gestin centralista de la Junta, decidi realizar un nuevo movimientopoltico.

    El PERIODO IZQUIERDISTA

    El movimiento del 15 de noviembre de 1811, que lleva al poder a Jos Miguel Carrera, abri unanueva etapa en la revolucin chilena. El ala izquierda cancel el perodo de vacilaciones de la burguesacriolla, encaminndose en forma resuelta hacia la independencia poltica del pas. A pesar de la oposicincerrada de los derechistas y centristas que se haban coaligado contra el gobierno, Jos Miguel Carrera

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    aceler el proceso revolucionario mediante la adopcin de medidas decisivas para la creacin de un Estadoindependiente.

    En este sentido, el paso ms importante fue la promulgacin del Reglamento Constitucional de1812, cuyo acpite V estableca: Ningn decreto, providencia u orden que emane de cualquier autoridad otribunales fuera del territorio de Chile, tendr efecto alguno; y los que intentaren darle valor, sern castigados

    como reos de Estado. Mediante esta resolucin, Chile se declaraba de hecho un pas independiente puestoque dejaba de aceptar la tutela de Espaa y pasaba a gobernarse de acuerdo a sus propias leyes. Carrerasimboliz este paso por la soberana nacional creando la bandera tricolor, la rapela y el escudo con el lema:"Por la razn fuerza". Bajo su gobierno, el encabezamiento tradicional de losdecretos que a la letra deca:"El Rey, y en su cautiverio la Junta representativa de la soberania en Chile", fue reemplazado por estasignificativa frase: Junta Gubernativa de Chile, representante de la soberana nacional". Paralelamente,empez a concederse ciudadana a los espaoles que reconocieran al nuevo gobierno chileno y que prestaranel siguiente juramento de nacionalidad: "Confesis bajo el propio juramento que ni las Cortes ni laRegencia, ni los pueblos Estado peninsular, ni otra extraa autoridad, tiene ni debe tener derecho a regir ygobernar al pueblo de Chile?15.

    La enumeracin de estas medidas, dilatadas durante dosaos por los gobiernos anteriores, bastara

    para mostrar en forma objetiva que Jos Miguel Carrera fue indiscutiblemente el dirigente criollo msimportante de la lucha por la independencia poltica y un revolucionario esclarecido de la poca. Losargumentos de los detractores de Carrera, cargados de subjetivismo, aparecen como mezquindadesanecdticas frente a las granticas resoluciones que afianzaron la soberana nacional de Chile.

    Qu combinacin de factores permita este poltico a la apertura de una nueva etapa en larevolucin chilena? En qu fuerzas sociales se apoy Carrera para llevar adelante esta polticarevolucionaria, si era combatido por la derecha y el centro burgus?. Los escritores carrerinos atribuyen elascenso vertiginoso de Carrera a su extraordinaria personalidad. Nosotros, sin desconocer las virtudespersonales del caudillo, opinamos que el curso separatista y rupturista con Espaa se debi,fundamentalmente, a la incorporacin de sectores populares al proceso revolucionario cuya importancia realy decisiva supo aquilatar Carrera. Esta integracin, obstaculizada por la poltica elitista de las fracciones de

    la burguesa criolla que controlaron la Primera Junta y el Primer Congreso Nacional, fue el factor dinmicode clase que permiti a los Carrera profundizar la lucha por la independencia. El mrito de Jos MiguelCarrera fue haber comprendido que slo la participacin popular podra acelerar la lucha rupturista con elimperio espaol, paralizada por los elementos vacilantes de la burguesa criolla.

    Jos Miguel Carrera, descendiente de una familia burguesa de activa participacin poltica en lossucesos de 1810, a los pocos das de su regreso de Espaa, donde haba trabado relaciones con otros jveneslatinoamericanos infludos por el pensamiento liberal europeo, se dio cuenta que la revolucin estabaestancada en Chile. En 1811, escriba a su padre: "Las obras cuando se empiezan, es menester concluirlas[...] Ha llegado la hora de la independencia americana; nadie puede evitarla. La Espaa est perdida"16.

    El poder de atraccin personal de Jos Miguel, su aureola de combatiente ejemplar en el ejrcito, su

    inteligencia, simpata y generosidad y, fundamentalmente, su decisin de luchar por la independencia,crearon rpidamente un crculo de influencia entre las milicias criollas y los jvenes burgueses y pequeoburgueses, descontentos con el curso moderado de los primeros gobiernos criollos. A los veintisis aos,Jos Miguel era el lder del ala izquierda burguesa, un joven que se mofaba del espritu rampln y pacato dela aristocracia criolla. Su desprecio por la mezquina e interesada actitud de ciertos lderes de 1810, setrasluce en los retratos de personajes estampados en su diario: "Rozas era un patriota; pero el inters personalera su primer cuidado. Del jefe de la familia de los "ochocientos" se form la siguiente impresin, luego deun intercambio de ideas sobre la accin del futuro gobierno surgido el 4 de septiembre de 1811: Le vi tenderla vista sobre la Casa de Moneda, administracin de tabacos, aduanas y otros empletos de esta naturaleza"17.

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    Expresaba su decisin de desplazar los Larranes de una manera tajante: era pues preciso elegir entrenuestra muerte y la esclavitud de Chile o el abatimiento de la familia de Larranes y sus adictos 18. Para unode sus bigrafos, Jos Migule Carrera fue ese joven aristocrtico, que dejando a un lado blasones, riquezas yhonores, se lanz en medio de las masas populares para imbuir en ellas las ideas republicanas19.

    Su hermana Javiera, que a la sazn contaba con treinta aos, fue una infatigable, consecuente y

    voluntariosa compaera de los ideales libertarios de sus hermanos, en los das de triunfo como en los dederrota. En los momentos en que la burguesa criolla se aferraba a la frmula de gobernar en nombre deFernando VII, Javiera Carrera simboliz su repudio a la corona espaola con ocasin de un baile de galarealizando el 18 de septiembre de 1812 en el palacio de Toesca: Doa Javiera Carrera llevaba en la cabezauna guirnalda de perlas y diamantes de la cual penda una corona, aqul en el sombrero y ste en la gorra ysobre ella una espada en ademn de partirla y un fusil en aptitud de darle fuego20.

    La tonada La Panchita, cantada por el pueblo en las chinganas, era una de las expresiones msclaras de la simpata que gozaba Javiera Carrera. Su hermano Luis haba logrado tambin conquistarpopularidad en los arrabales de Santiago. Desde enero de 1812, el gobierno alentaba al pueblo a reunirse enlos Tajamares, hecho comentado por el cronista espaol Melchor Martnez del siguiente modo: Con estedepravado arbitrio tom tal exaltacin el entusiasmo de la plebe y toda la juventud en general que no se vea

    ni oa otro clamor que viva la Patria y vivan los Carrera a quienes todos ofrecan gustosos a sostener ydefender trados de la licenciosa libertad21.

    Los hermanos Carrera fueron los primeros caudillos que buscaron en ese perodo el apoyo de lossectores populares para acelerar el proceso revolucionario por la independencia. Uno de los mejoresinvestigadores de este perodo histrico, Julio Alemparte, sostiene que los golpes de Carrera fueronapoyados no por minsculos grupos adictos a la aristocracia, como ocurriera hasta entonces, sino porelementos ms numerosos y populares. Burlndose de esto, un memoralista de la poca hablaba delsoberano pueblo de Carrera. Y otro autor satrico, en un pasqun que apareci por esos das, en forma debando, expresaba: El Congreso os convoca, pueblo chileno, a sus representantes, los escribanos,procuradores, receptores, papelistas, escribientes de oficinas, mozos vagabundos, ociosos, viejos descalzos,pobretones, ambiciosos, para hoy a las nueve de la maana. El Cabildo os califica de buenos patriotas, y fa

    de vuestra desicin su suerte futura. Hombres de bien, condes, marqueses, familias, bienes y obligaciones,estad metidos en vuestras casas para impedir el vejamen de ser el ludibrio y expulsos de las puertas delCabildo Estas y otras burlas sigue Alemparte- en las cuales se refleja la irritacin que los patricios causabael contacto de los Carrera con el pueblo, son uno de los tantos testimonios del franco espritu revolucionariodel bando carrerino. Ya en la nota que enviaran a la derrocada Junta, el 15 de noviembre, decan claramentelos Carrera que una de las causas de la inestabilidad poltica derivaba de que el pueblo nunca ha sido odo,ni ha podido hablar libremente, pues las ms de las veces se han provocado sus sufragios por convites aciertas personas (...) por lo cual declarbase que, en esta oportunidad podan concurrir a la plaza mayor todoslos vecinos sin excepcin. Comentando este llamado, escribe Barros Arana: "La asamblea que peda Carreraimportaba una peligrosa innovacin, por cuanto se pretenda dar parte en los negocios pblicos a las turbaspopulares siempre fciles de ser manejadas por caudillos audaces y ambiciosos22. A pesar de su escasasimpata por Carrera, el historiador Barros Arana se vio obligado a reconocer que Carrera consigui

    popularizar el movimiento revolucionario, dando al elemento democrtico intervencin en lasmanifestaciones de la opinin y del patriotismo, en que hasta entonces slo haban tomado parte las clasesacomodadas23.

    El carcter popular del movimiento carrerino fue inclusive reconocido ms tarde por un gobiernocontrario a Jos Miguel Carrera, como el de Pueyrredn, quien en un documento de 1816 dirigido a SanMartn expresaba: Siendo notoria la divisin en que se hallaba Chile por dos partidos poderosos, antes de laentrada de las tropas del rey, presididos a saber, el uno por la familia de los Carrera, y el otro por la casa delos Larranes (...) el general (San Martn) tendr presente que el primero de los dichos partidos contaba con el

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    afecto de la plebe, y que sus procedimientos, aunque nada honestos ni juiciosos, investan un carcter msfirme contra los espaoles; y que al segundo, pertenecan la nobleza, vecinos de caudal y gran parte del clerosecular y regular, siempre tmidos en sus empresas polticas24.

    Los principales dirigentes del ala izquierda, adems de los Carrera, eran Camilo Henrquez,Baltazar Ureta, Julin Uribe y Manuel Rodrguez, que se haba incorporado a la lucha activa en noviembre

    de 1811. El primero cumpli un destacado papel en la difusin de las ideas libertarias y republicanas,mediante la fundacin del primer peridico nacional La Aurora de Chile. All se vertan, todos los jueves,opiniones del siguiente tenor: Es absurdo creer que exista en algn punto de la tierra la libertad civil sin lalibertad nacional [...] Las revoluciones son en el orden moral lo que son en el orden de la naturaleza losterremotos y las tempestades. Los meteoros son terribles; pero hasta ahora nos han sido saludables (...)Comencemos declarando nuestra independencia. Ella sola puede borrar el ttulo de rebeldes que nos da latirana (...) Ya es tiempo de que cada una de las provincias revolucionarias de Amrica establezca de una vezlo que ha de ser para siempre: que se declare independiente y libre y que proclame la justa posesin de suseternos derechos25.

    En el seno del movimiento carrerino se fue gestando una corriente de extrema izquierda, plebeya yjacobina, que no se conformaba solamente con acelerar la lucha por la independencia poltica sino que

    comenz a plantear por primera vez en Chile la cuestin social. El lder de esta tendencia, cuyo contenidoprogramtico rebasaba los lmites burgueses de los Carrera, ya que aspiraba a combinar la independenciapoltica con la revolucin social, fue el franciscano Antonio Orihuela, hijo de Francisco Borja y sobrinocarnal de Manuel de Salas. De Santiago, donde haba tomado los hbitos en 1797, se traslad a Concepcinen 1808. All apoy el golpe carrerino del 4 de septiembre de 1811 y fue uno de los lderes del movimientoque reemplaz a las autoridades derechistas de esa provincia. Este movimiento penquista, que tuvo uncontenido ms popular que el de Santiago, oblig a un obispo contrarrevolucionario de Concepcin apronunciar una pastoral donde deca: "y vosotros fuisteis testigosde los turbulentos cabildos abiertos que leprecidieron y subsiguieron, en que hicieron el papel ms brillante las personas ms despreciables del pueblo,y entre ellas un vil esclavo, bien conocido por sus inspidas bufonadas y sandeces"26.

    Antonio Orihucia, elegido diputado por Concepcin el 4 de septiembre de 1811, en una asamblea

    popular, "reparti -dice Domingo Amuntegui- a los vecinos de la ciudad, y en seguida a los miembros delCongreso una violenta proclama, en la cual declamaba contra los aristcratas y aconsejaba su exterminio"27.Esta proclama, que constituye uno de los primeros documentos de la historia del pensamiento social chileno,sealaba en sus prrafos ms relevantes: "Pueblo de Chile: mucho tiernpo hace que se abusa de vuestronombre para fabricar vuestra desdicha (...) El infame instrumento de esta servidumbre que os ha oprimidolargo tiempo es el dilatado rango de nobles, empleados y ttulos que sostienen el lujo con vuestro sudor y sealimentan de vuestra sangre (...) qu lamentarse de los artesanos, reducidos a ganar escasamente el pan decada da, despus de inmensos sudores y fatigas; de los labradores que sinceramente trabajan en el cultivo depocas simientes para sus amos y morir ellos de hambre, dejando infinitos campos vrgenes, porque les eraprohibido sembrar tabaco, lino y otras especies, cuya cosecha hubiera pagado bien su trabajo; de los pobresmineros, sepultados en las entraas de la tierra todo el ao para alimentar la codicia de los europeos! qulamentarse por la estrechez del comercio, decado hasta lo sumo por el monopolio de la Espaa (...) La

    nobleza de Santiago se arrog as la autoridad que antes gritaba competir slo al pueblo (como si estuvieranexcluidos de este cuerpo respetable los que constituyen la mayor parte y ms preciosa de l) y cre una junta,provisional que dirigiese las operaciones (...)Ved aqu en este solo pueblo de Concepcin patentes ya lasfunestas consecuencias de la instruccin maldita en la eleccin del Conde de la Marquina, del magistralUrrejola y del doctor Cerdam (...) Ninguno ms inepto para desempear cualquier encargo pblico que elconde de la Marquina. Lo primero por Conde. En las actuales circunstancias, los ttulos de Castilla que, pornuestra desgracia abundan demasiado en nuestro reino, divisan ya en la imitacin del gobierno el momentofatal en que el pueblo hostigado de su egosmo e hinchazn, les raspe el oropel con que brillan a los ojos delos negocios (...) El remedio es violento pero necesario. Acordaos que sois hombres de la misma naturaleza

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    que los condes, marqueses y nobles; que cada uno de vosotros es como cada uno ellos, individuo de esecuerpo grande y respetable que se llama Sociedad; que es necesario que conozcan y les hagais conocer estaigualdad que ellos detestan como destructora de su quimrica nobleza (...) Con vosotros hablo, infelices, losque formais el bajo pueblo. Atended: Mientras vosotros sudis en vuestros talleres; mientras gastis vuestrosudor y fuerzas sobre el arado; mientras velis con el fusil al hombro, al agua, al sol, y a todas lasinclemencias del tiempo, esos seores condes, marqueses y cruzados duermen entre limpias sbanas y en

    mullidos colchones, que les proporciona vuestro trabajo; se divierten en juegos y galanteos, prodigando eldinero que os chupan con diferentes arbitrios, que no ignorais; y que no tienen otros cuidados que solicitar,con el fruto de vuestros sudores, mayores empleos y rentas ms pinges, que han de salir de vuestrasmiserables existencias, sin volveros siquiera el menor agradecimiento, antes s desprecio, ultrajes, baldones yopresin. Despertad, pues, y reclamad vuestros derechos usurpados. Borrad, si es posible, del nmero de losvivientes a esos seres malvados que se oponen a vuestra dicha, y levantad sobre sus ruinas un monumentoeterno a la igualdad"28.

    Esta proclama demuestra que desde los albores de nuestra independencia poltica existi unacorriente plebeya que, aunque minoritaria, plante no slo el combate contra el imperio espaol sino contralos propios explotadores nacionales. Para Marcelo Segall, "la presin de clase obrera comienza con lasproclamas de Antonio Orihuela en 1812, que dispuesto a transformar la independencia poltica en revolucin

    social llamaba a los trabajadores a la rebelin y al levantamiento"29.

    Otra expresin de extrema izquierda dentro del movimiento carrerino, que podramos calificarhasta de jacobina, fue la exigencia de expropiar a la burgesa criolla unos de tres millones de pesos parafinanciar el ejrcito patriota, ante la inminente invasin espaola. La peticin del Batalln de Granaderos,entregada el 16 de noviembre de 1811, deca: Que el nuevo gobierno no omita diligencia alguna paraengrosar el erario con tres millones de pesos sin perdonar arbitrio!. La reaccin de los crculos burgueses,ante tal exigencia, ha sido reflejada a su manera por el cronista espaol Talavera: Esparcidas estas especiesa pocos das de efectuada la reforma del gobierno, producan las ms tristes y melanclicas ideas en loscorazones del vecindario, en trminos que los ciudadanos del mayor rango tentaron retirarse de la capitalimprovisadamente, llevando consigo sus caudales y alhajas; otros depositan en el seno de la tierra su dinero ypreciosidades; otros se transportan a los conventos; las familias ms realzadas emigran precipitadamente a

    los campos, llenas de consternacin; la capital no ofreca sino un cuadro melanclico de pavor y de sustos,porque cada vecino esperaba la desolacin de su casa30. Estas apreciaciones, aunque exageradas yrecargadas de subjetivismo, expresaban en parte la reaccin de la burguesa ente la probabilidad de serexpropiada. Las presiones obligaron a Carrera a rechazar las exigencias de sus partidarios y tuvo que dargarantas de que no se efectuaran expropiaciones en las circulares del 16 y 19 de noviembre de 1811. Sinembargo, Carrera no olvid este planteamiento de los sectores populares y meses despus estableci una con-tribucin forzosa. Uno de los expropiados fue el bodeguero espaol don Joaqun de Villa Urrutia que habahecho construir frente a su casa un enorme malecn de piedra; en sesin de la Junta Cvica Auxiliadoradeclar: Que don Joaqun de Villa Urrutia, poseyendo una fortuna de ms de doscientos mil pesos, debecontribuir al emprstito con $12.000 y que de no hacerlo, se proceda a embargarle y rematarle prontamentelo necesario31.

    El equipo carrerino fue el ala izquierda durante las primeras fases de la revolucin porque seconstituy en la vanguardia intransigente de la lucha por la independencia poltica. Para contrarrestar laoposicin de la derecha y el centro burgus, Carrera apel a los sectores populares, quienes dieron unimpulso desicivo al proceso revolucionario. El movimiento carrerino, de carcter populista, no era ni podaser en aquella poca una corriente proletaria, sino que fue la expresin ms consecuente de la izquierdaburguesa en el cumplimiento de la tarea democrtica esencial del momento: la independencia poltica. Lacorriente autnticamente plebeya fue la extrema izquierda que se desarroll dentro del movimiento carrerino.Uno de sus exponenes ms destacado el franciscano Orihuela, trat de combinar, como Hidalgo y Morelos enMexico, la lucha por la independencia poltica con la revolucin social. Sin embargo, esta tendencia plebeya,

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    inorgnica y an intuitivamente revolucionaria, no poda prosperar por la cuasi inexistencia de la nica clasehistricamente capaz de realizar la revolucin social: el proletariado.

    La oposicin cerrada al gobierno de Carrera provena en lo inmediato del temor de la derecha y elcentro burgus a que las medidas para acelerar la independencia provocaran la guerra con Espaa y elVirreynato del Per. Una de las causas del descontento de estos sectores de la burguesa era la firme

    resolucin de Carrera de organizar de una vez por todas el ejrcito y las milicias criollas. Los terratenientesprotestaban contra los preparativos militares porque les quitaba mano de obra: La convocacin de lasmilicias y el acuartelamiento de los campesinos, precisamente en los momentos en que haban comenzado ahacerse las cosechas, causaban los ms graves perjuicios32.

    Una guerra con Espaa y, por consiguiente, con el Virreynato del Per, significaba para losterratenientes prdida del principal mercado para la exportacin de trigo, que an permaneca firme en 1812.El norteamericano Samuel B. Johnston, que vino a Chile en 1812 como tipgrafo para hacer funcionar laimprenta que Hoevel haba importado de Estados Unidos, relata en sus cartas sobre Chile que "Lima dependeen absoltuto de Chile para un artculo tan indispensable como el trigo. Hay veinte buques empleados en eltrfico entre El Callao y Valparaso, que lo componen el trigo, carne salada, frutas seca mantequilla, queso,sebo y vino en cambio de azcar, arroz, cacao, tabaco, sal, hierro y manufacturas europeas. Fue materia de

    admiracin para m el ver que los chilenos permitiesen que se llevase trigo a Lima, cuando Virrey haca laguerra a Buenos Aires (y,en consecuencia, a los principios que haban abrazado) estando estrechadamentealiados con esa provincia. Al paso que el ejrcito de Buenos Aires est sitiando a los realistas de Montevideo,el hacendado patriota de Chile labra sus campos para proveer con el pan a los enemigos de su pas"33.

    En la urgente e ineludible tarea de consolidar el ejrcito criollo para enfrentar a los realistas,Carrera supli sus improvisadas condiciones de organizador con su desbordante entusiasmo y actividad.Elev el nmero de los granaderos a 1.500 y mand confeccionar 10.000 lanzas y 1.500 tiendas de campaa.Trat de financiar los gastos militares con nuevos impuestos que acrecentaron las protestas de losterratenientes y comerciantes. Con el mismo fin, grav con seis pesos por quintal la internacin de yerbamate. "No entre -deca el decreto gubernamental- yerba mate del Paraguay sin satisfacer uno y medio realesdel derecho de balanza en lugar de los tres cuartos que hasta aqu ha pagado34. Segn los clculos del

    gobierno, el nuevo impuesto a la yerba mate deba producir 57.000 pesos anuales y el de balanza unos25.000 pesos. "Estas medidas -afirma Barros Arana- produjeron una profunda perturbacin (...)desprestigiaban la revolucin ante propios y extraos35. En realidad, afectaban a la burguesa importadoraque controlaba el monopolio comercial de distribucin de la yerba mate y los intereses de los exportadoresargentinos. Esta medida determin un agravamiento de las ya tensas relaciones entre la Junta de BuenosAires y el gobierno de Carrera, cuyo ascenso al poder haba sido mal visto por el representante de BuenosAires en Chile: "Cuando el movimiento del 4 de septietnbre nos prometa los mejores resultados -deca eldelegado Bernardo Vera en su informe- cuando este pas se congratulaba ya por la alianza muy estrecha conV.E. acreditada en el aumento considerable de las cantidades de plvora con que se le quera auxiliar, larevolucin del 15 de noviembre ltimo, ha cambiado todo el semblante de las cosas hasta hacer incalculableslos fines en que terminar esta crisis terrible36.

    La derecha y el centro burgus siguieron saboteando a Carrera no slo a travs de la oposicinobstruccionista del Congreso, sino tambin alentando golpes militares, como el dirigido por los hermanosHuici el 27 de noviembre de 1811. Ante la actitud del sector derechista de retirar los diputados para no dar elqurum necesario a las sesiones donde el gobierno planteaba sus medidas de urgencia, Carrera se vioinducido a disolver el Congreso el 2 de diciembre de 1811. Fundamentaba su resolucin en una proclama enla que deca que el Congreso constitua un estorbo para alcanzar la idependencia absoluta, ya que eraincapaz de declarar la ilegitimidad de las cortes espaolas; es constante que, separado el trono, el Reycautivo, los pueblos de la monarqua espaola reasumieron exclusivamente la posesin de la soberana que lehaba depositado; e instalada la Regencia del interregno y sus Cortes generales extraordinarias de un modo

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    ilegal, ellas no tuvieron autoridad bastante para extenderse sobre los dominios de ultramar. Chile, por eso,suspende su reconocimiento. Carrera, al plantear el desconocimiento del Consejo de Regencia, medida queno se haban atrevido a tomar los gobiernos anteriores, daba un paso decisivo hacia la independencia polticade Chile.

    A pesar de tener que concentrar los esfuerzos en la defensa militar para hacer frente a una eventual

    invasin espaola, el gobierno de Carrera se preocup de la Educacin, de la Salud pblica y del fomento dela minera, a la marina mercante nacional y a la industria criolla. Propuso medidas para alentar la produccinde salitre y un proyecto para crear un banco de rescate de pastas y de plata en Huasco, con un capital deveinticinco mil pesos.

    El 14 de enero de 1813 qued fundada la Sociedad de Amigos del pas con el fin de fomentar laagricultura, la ganadera, la industria y la artesana. Estaba dirigida por Juan Egaa, Antonio Jos de Irisarri,Manuel de Salas, Domingo Eyzaguirre y Joaqun Gandarillas. El gobierno, consciente de la importanciaeconmica de la minera, decret el 19 de mayo de 1813 que los trabajadores mineros, operarios, pirquineros,cateadores, etc., quedaran "exentos de todo alistamiento y servicio de armas, conforme a lo prevenido en lasordenanzas de minera y militar, y a la actualidad y conveniencia que en las actuales circunstancias resulta alEstado del fomento y labores de las minas, ningn jefe militar molestar a estos individuos"37.

    En marzo de 1813, el decreto de libertad de comercio de 1811 fue reglamentado bajo el nombre de"Apertura y Fomento del Comercio y la Navegacin", en el que se establecieron medidas proteccionistas a laindustria y a la marina mercante nacional, gravando con un 30% las mercaderas extranjeras y concediendo alos barcos chilenos la exclusividad del comercio de cabotaje.

    Una de las principales medidas de sabidura pblica, promovida por el gobierno, fue la Junta deVacuna, institucin que en 1812 lleg a vacunar 2.729 personas contra la viruela.

    La educacin fue motivo de especial preocupacin del gobierno de Carrera. En enero de 1813, selevant el primer censo escolar de la Repblica que "registr en la capital nicamente siete escuelas, conseiscientos sesenta y cuatro alumnos, en una poblacin de cincuenta mil habitantes" 38. Ese mismo ao, se

    fund el Instituto Nacional con el fin de promover el estudio de lasciencias, artes y oficios, instruccinmilitar (...) Desde la instruccin de las primeras letras se hallarn all clases para todas las ciencias yfacultades tiles a la razn y las artes; se hallarn talleres de todos los oficios, cuya industria sea ventajosa ala Repblica sealaba el ttulo XI, seccin I, del Instituto.

    Camilo Henrquez destacaba la importancia del Instituto Nacional en los siguientes trminos: "Esnecesario proteger la industria, y es indispensable domiciliar entre nosotros los conocimientos tiles. Paratener hombres que posean los conocimientos y de que pende el adelantamiento de las minas y demsproducciones del reino, y que stos sean en nmero suficiente a cubrir todos los puntos que exigen susatenciones, con unos costos tolerables sin el riesgo de ser el juguete de los charlatanes, es forzoso que seformen aqu; es forzoso que este gnero de estudios se establezcan entre nosotros. Ellos estn comprendidosen el plan del Instituto Nacional39.

    Durante el gobierno de Carrera se foment la instruccin de la mujer, como se desprende deldecreto de agosto de 1812: "La indiferencia con que mir el antiguo gobierno la educacin del bello sexo, esel comprobante menos equvoco de la degradacin con que era considerado el americano. Parecer unaparadoja que la capital de Chile poblada de ms de cincuenta mil habitantes (con su distrito rural) no hayaan conocido una escuela de mujeres. Segn este decreto, cada monasterio de monjas deba tener laobligacin de suministrar una sala para la escuela de primeras letras de nias pobres. Los conventos demonjas se resistieron a cumplir la orden del gobierno. El inters de Carrera por la educacin est reflejadatambin en un emotivo gesto familiar: en 1818, en medio del fragor de las luchas intestinas de Argentina,

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    pas en el que estaba relegado, tradujo del ingls un tratado de educacin infantil, y envi los treinta pliegosde su manuscrito a su mujer, con estas sentidas palabras: Es el nico obsequio que por la primera vez hehecho a mis hijas40.

    Con la finalidad de forjar una conciencia republicana en la juventud, el gobierno de Carreradifundi en las escuelas un catecismo poltico. El tipgrafo norteamericano Samuel Johnston comentaba en

    sus cartas sobre Chile que el catecismo poltico era una medida bien calculada para propagar la formarepublicana de gobierno, y que demostraba en su autor un profundo conocimiento de la naturaleza humana.El catecismo poltico comenzaba de este modo: De qu nacin es usted? Soy americano. Cules son susdeberes como tal? Amar a Dios y a mi patria, consagrar mi vida a su servicio, obedecer las rdenes delgobierno y combatir por la defensa y sostn de los principios republicanos. Cules son las mximasrepublicanas? Ciertos sabios dogmas encaminados a hacer la felicidad de los hombres, establecen que todoshemos nacido iguales y que por ley natural poseemos ciertos derechos, de los cuales no podemos serlegtimamente privados. Se consigna enseguida una larga enumeracin de privilegios de que se goza bajo elimperio de la forma republicana de gobierno, en constraste con lo que el pueblo padeca bajo el antiguorgimen colonial de Espaa. Una vez por semana se celebra un certamen escolar pblico, en el que se ejercitaa los nios en el referido catecismo y se otorgan premios a los que se manifiestan saberlo mejor. Se sealantambin dos de los muchachos ms despiertos para que declamen discursos redactados en forma de dilogo

    entre un espaol europeo y un americano, en los cuales aqul sostiene el derecho de conquista comosuficiente ttulo del rey a su poder absoluto. El que lleva la representacin de Amrica, va armado de fuertesargumentos para sostener su causa basado en los derechos del hombre y concluye por derrotar a sucontradictor, que acaba por convertirse al nuevo rgimen. Toda esta argumentacin aparece redactada entrminos claros y sencillos, calculados para que los entiendan an los depocos alcances, estando enderezadaslo para instruccin de los que no saben leer o no tienen medios para adquirir libros"41. Hemos citado "inextenso" esta referencia de un testigo de la poca, poco mencionada por los historiadores, porque constituyeuna de las mejores expresiones del ideario republicano de JosMiguel Carrera y de su preocupacin porquela campaa de educacin poltica llegara en los trminos ms sencillos a los sectores populares del nacienteEstado.

    El gobierno carrerino tuvo que enfrentar la oposicin permanente y enconada de "la Iglesia que,

    como vanguardia de la contrarrevolucin, reaccionaba ante las medidas tendientes a acelerar laindependencia poltica, adems de sentirse afectada por el decreto que declaraba exentos de derechoseclesisticos a los matrimonios y entierros de los pobres y, sobre todo, por la supresin de la palabraromana en el reglamento constitucional de 1812. Carrera fue el primer gobernante chileno dispuesto atomar medidas contra la Iglesia, como parte de su plan poltico de desarmar a la contrarrevolucin en cuyasfilas precisamente militaba la mayora del clero.

    La oposicin al gobierno de Carrera adquiri un carcter manifiestamente ultraderechista en losmomentos ms crticos para la independencia chilena: la invasin del ejrcito realista, dirigido por Pareja. Envez de cerrar filas en defensa del pas, la oposicin derechista trat de aprovechar la invasin espaola paraderribar a la Junta de Carrera. Los sectores izquierdista acentuaron su decidido apoyo al gobierno y exigieronla aplicacin de impuestos forzosos a la burguesa. En una vibrante proclama del 31 de marzo de 1813, Jos

    Miguel Carrera declaraba: "ya se borr del diccionario de Chile la funesta voz del moderantismo". En su"Diario Militar", anotaba el rechazo a las proposiciones del jefe del ejrcito espaol: "Yo le contestasegurndole que debamos despreciar toda amistad con el virrei y con Sanchez, si sefundaba en sostener losderechos de Fernando; que los pueblos de Chile trabajaban por su independencia"42.

    La campaa militar de Carrera contra la invasin realista fue saboteanda por los terratenientes,quienes, por encima de todo, exigan garantas para la exportacin de su trigo al Per. En su Diario Carreramanifestaba: Ejemplo de los incapaces que eran aquellos pelucones, siendo dueos de Santiago y de parte

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    de la Concepcin, no podan proveer de vveres y caballos al ejrcito; y el enemigo se paseaba por todaspartes, con sus fuerzas montadas en excelentes caballos43.

    A pesar de que la situacin comprometa el porvenir de la independencia, los comerciantes tambinprotestaban porque la lucha contra los espaoles en la zona de Maule les impeda vender normalmente susmercaderas. "El orgullo aristocrtico -escriba Lastarria- ofendido con la frecuente aparicin de hombres

    nuevos que, sin timbres de familia y sin ms ttulo que su mrito personal ocupan puestos importantes en elejrcito o toman parte en los negocios pblicos; y la incuria y el egosmo de gran parte de propietarios, quese resisten a erogar algo de sus rentas para sostener los gastos de la administracin y de la guerra, a pesar deque la prensa los estimula con razonamientos enrgicos y aun de loscampesinos que se despojan gustososde los objetos de su uso para contribuir a la defensa de la patria, son tambin estimulos poderosos que vienena propagar el descontento"44.

    Los intentos inmediatos de la oposicin triunfaron transitoriamente con el reemplazo de Carrerapor O'Higgins y luego por Lastra en la Junta de Gobierno. El smbolo del nuevo curso derechista fue eltratado de Lircay en 1814, negociado por el comodoro Hillyard, de Inglaterra, entonces aliada de Espaa.Gran parte de la burguesa criolla, enterada de la derrota de Napolen y del retorno de Fernando VII al tronoen 1814, se apresura firmar un tratado que pusiera a cubierto sus intereses ms concretos, renegando de todas

    las medidas adoptada por Carrera a favor de la independencia poltica. La vergonzosa capitulacin de lossectores derechistas de la burguesa criolla se reflejaba en uno de los acpites del Tratado de Lircay: "Chile,deseoso de conservarse para su legtimo rey y huir de un gobierno que lo entregase a los franceses, eligi unaJunta Gubernativa (la del 18 de septiembre de 1810) compuesta de sujetos benemeritos (...) Se reuniefectivamente el congreso de sus diputados, quienes en su apertura juraron fidelidad a su rey Fernando VII,mandando a su nombre cuantas rdenes y ttulos se expidieron, sin que jams intentasen ser independientesdel rey de Espaa libre ni faltar al juramento de fidelidad (...) Hasta el 15 de noviembre de 1811 qued todoen aquel estado y entonces fue cuando por fines e intereses particulares, y con la seduccin de la mayor partede los europeos del reino, fue violentamente disuelto el congreso por la familia de los Carrera (...) As escomo durante el tiempo de aquel despotismo, se alteraron todos los planes y se indic con signos alusivos -labandera, el escudo- una independencia que no pudieron proclamar solemnemente por no estar seguros de lavoluntad general" 45.

    El ala izquierda carrerina se levant contra la indigna capitulacin de los sectores ms vacilantes dela burguesa criolla y al grito de "Viva la Pancha" alusin a Javiera Carrera- repuso en el poder a JosMiguel el 2 de julio de 1814. El segundo gobierno de Carrera, plenamente consciente de la situacin, acelerel proceso revolucionario imponiendo, medidas contra los curas reaccionarios y emprstitos forzosos a losrealistas y a los terratenientes criollos por valor de 300.000 pesos y 136.000 pesos respectivamente, con el finde financiar el ejrcito. "Se impuso -dice Carrera en su Diario una contribucin de 400.000 pesos sobre loseuropeos o hijos del pas, cuya indiferencia por nuestra libertad era manifiesta. Se ech mano de la platalabrada de las iglesias y se dieron rdenes terminantes para que pagasen los que fuesen deudores del tesoropara asegurar la tranquilidad interior y cortar de raz la seduccin con que los sarracenos procurabandesanimar, nuestras tropas, fue indispensable aterrarlos, apresando, desterrando y expatriando 85 frailes y 70de los principales godos46.

    La nueva Junta, entre cuyos integrantes se destacaba Julin Uribe por su tendencia plebeya, hizodenodados esfuerzos para organizar la resistencia contra la invasin espaola, pero fue saboteada por lossectores derechistas. "Empez la huelga de brazos cados; el retraimiento general, que iba a impedir algobierno organizar nada delante del avance de Osorio y que los historiadoresdel siglo pasado, disimularonde acuerdo con el difunto concepto que eriga la historia en ctedra de educacin cvica"47.

    O'Higgins, dirigente en aquel perodo de la oposicin burguesa de centro, coron los desaciertos aldesconocer la Junta de Carrera, exigir la convocatoria a un Congreso Nacional en momentos en que los

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    espaoles estaban a las puertas de Santiago y romper el frente nico de los criollos al avanzar desde el surcontra las fuerzas de Carrera. El combate entre las tropas de Carrera y las de O'Higgins en las Tres Acequiasel 26 de agosto de 1814 fue la antesala del desastre de Rancagua, porque exacerb los roces entre lospatriotas, debilitando la unidad del ejrcito nacional.

    La interminable discusin entre o'higginistas y carrerinos sobre quin fue el responsable del

    desastre de Rancagua es el resultado del apasionamiento de dos bandos de escritores que sobreestiman elpapel de los hroes en la historia. En rigor, existieron causa objetivas muy profundas, generadas conanterioridad, que condicionaron el desastre. La derrota de Rancagua fue el producto de tres aos de sabotaje,boicot y oposicin cerrada de la derecha y el centro burgus a la labor revolucionaria del gobierno de losCarrera. En Rancagua no poda triunfar un ejrcito minado por una lucha intestina entre bandosirreconciliables ante una fuerza militar espaola, disciplinada y homognea que se haba mostrado capaz dehacer retroceder a los criollos en anteriores combates. La desercin de la mayora burguesa, su esprituderrotista y capitulante, sintetizado en el Tratado de Lircay y en la emigracin a Cuyo antes del desastre deRancagua, facilitaron el triunfo espaol. El cierre de la frontera decretado por Uribe para impedir la huda delos cobardes y el intento postrero de Carrera para organizar la resistencia en Coquimbo paso tctico no tandescabellado, como opinan ciertos historiadores, ya que San Martn lo propuso en 1817 en caso de derrota-expresaban la voluntad inquebrante del ala izquierda carrerina para defender hasta las ltimas consecuencias

    la independencia poltica del pas.

    EL PERIODO CONTRARREVOLUCIONARIO

    La restauracin de Fernando VII en 1814, como consecuencia de la derrota de los ejrcitosnapolenicos, trajo un resurgimiento del colonialismo espaol. Entre los aos 1814 y 1819, Espaa envicerca de 30.000 soldados a nuestro continente. En 1815, las tropas realistas haba ya restaurado casi todo elimperio espaol en Amrica Latina.

    Chile fue reconquistado en 1814 por el ejrcito comandado por el general Mariano Osorio. Deinmediato comenzaron las medidas punitivas contra las capas de la poblacin que mayor participacin habantenido en la lucha por la independencia poltica. Se crearon los tribunales de justificacin y el Tribunal deVigilancia y Seguridad Pblica, encargados de procesar a las personas que se haban destacado en lasprimeras fases de la revolucin chilena y a los nuevos sospechosos de ideas subversivas. Fueron deportados ala isla Juan Fernndez los dirigentes de la burguesa criolla que an quedaban en Chile: Jos Antonio deRojas, Manuel de Salas, Juan Egaa y otros. Se clausur el Instituto Nacional y se restauraron los tribunalesde la Insquisicin.

    Durante el gobierno de Marc del Pont, que haba sucedido al general Osorio, recrudecieron las

    represalias, los abusos y tropelas contra los criollos. El regimiento de los Talavera, dirigido por el capitnVicente San Bruno, se hizo famoso por sus arbitrariedades. Hubo prohibicin de salir de Santiago sinpermiso, bajo la pena de confiscacin de bienes si el infractor era rico o de diez aos de presidio si era pobre.Se implant la pena de muerte para los que colaboraron con los patriotas u ocultaran cualquier tipo dearmamento.

    Fueron expropiados los bienes de los dirigentes ms destacados de la burguesa criolla y se lesimpusieron emprstitos forzosos y fuertes contribuciones. En 1815, se impuso a los vecinos de Santiago un

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    emprstito forzoso de 125.000 pesos y, luego, dos ms por valos de 150.000 y 105.000 pesos. La prdida degran parte de sus riquezas y las medidas represivas de los espaoles decidieron a los elementos vacilantes dela burguesa criolla a emprender el camino de la lucha por la independencia poltica. Estos sectores quehaban saboteado o paralizado la revolucin chilena adoptando una posicin moderada y pacifista en losprimeros gobiernos criollos, durante la Reconquista, una vez expropiados sus bienes y cuando poco o nadatenan que perder, se incorporaron a la lucha armada para liquidar el coloniaje espaol. Sin embargo, algunos

    elementos de la burguesa criolla pesistieron en colaborar abiertamente con los invasores realistas.

    Los mayorazgos rindieron pleitesa a los jefes espaoles con tal de salvar sus propiedades. Uno deellos, Juan Agustn Alcalde, bajo el gobierno de la reconquista qued viviendo tranquilo en Santiago, sinque Osorio ni Marc lo molestaran un solo da"48.Nicols de la Cerda, mayorazgo tambin, compr sulibertad pagando 20.000 pesos, mientras las osamentas de sus compatriotas se pudran en los calabozosrealistas. Otros, se declararon enemigos de los Carrera para ponerse a cubierto de las represalias del rgimenespaol. La cobarda de algunos sectores de la burguesa criolla alcanz los lmites de la traicin cuando envsperas de la batalla de Chacabuco firmaron un acta de adhesin al rey de Espaa. En una de las partes delacta del 10 de febrero de 1817, refrendada por personajes como el conde de Quinta Alegre, el marqus deLarran, Manuel Aldunate, Pedro Prado Jaraquemada, Manuel Ruiz Tagle, Domingo Eyzaguirre, MiguelEcheique, Jos Mara Tocornal y otros, se llegaba a manifestar lo siguiente: "Habiendo convocado los

    principales vecinos para manifestar y acreditar al Sr. Presidente y Capitn General del Reino la ntima ydecidida adhesin que tienen a la sagrada causa de nuestro legtimo monarca el Sr. D. Fernando VII (queDios guarde), les hizo un ligero razonamiento sobre las actuales circunstancias, arbitrios y otras medidas quedeban tomarse para la defensa y seguridad del reino, y castigar como era justo la osada y el orgullo de losinsurgentes de la otra banda -el Ejrcito de San Martn; y en consecuencia de ello, unnimes todos los quefirman esta acta dijeron que con sus vidas, haciendas, y sin reserva cosa alguna, estaban prontos y resueltos adefender los sagrados derechos del rey, a cuya obediencia vivan gustosamente sujetos"49.

    Si bien la Reconquista signific el triunfo momentaneo de la contrarrevolucin, en esta etapa seincubaron contradictoriamente las mejores voluntades para lograr la independencia poltica. Durante laReconquista se produjo, por primera vez, un slido frente nico de las distintas fracciones polticas criollaspara expulsar a los espaoles. Carrerinos y o'higginistas, sin relegar al olvido sus diferencias, lucharon juntos

    para organizar la resistencia en el interior del pas, adems de contribuir en Mendoza a la formacin delEjrcito Libertador de los Andes. O'Higgins, que ya haba quemado sus naves, superando su etapa centristade los primeros aos de la revolucin, se convirti en el jefe de la izquierda burguesa y en el abanderado dela independencia poltica. Jos Miguel Carrera, obligado a salir de Mendoza por el general San Martn,integrante de la misma Logia que O'Higgins, hizo esfuerzos supremos para organizar una expedicin militar.En su viaje a Estados Unidos, logr concretar un acuerdo con comerciantes norteamericanos, alcanzando aformar una escuadrilla con una apreciable cantidad de armas y municiones, pero no tuvo la gloria deconducir a Chile esta ayuda militar, porque el gobierno de Pueyrredn se apoder de ella en el puerto deBuenos Aires. Por otra parte, otro destacado miembro del ala izquierda carrerina, el cura Uribe, pudo equiparen Buenos Aires la goleta "Constitucin" y hacerse a la mar en viaje a Chile, pero naufrag en el estrecho deMagallanes, terminando all la vida de este vigoroso lder de tendencia plebeya y de otros valientes criollosque hicieron el intento de regresar a su pas para enfrentar el ejrcito espaol.

    El estado de miseria en que se encontraba el pueblo, debido a la crisis econmica surgida de laguerra, junto a las arbitrariedades cometidas por los realistas contra el campesinado y el artesanado,determinaron un salto cualitativo en la conciencia del pueblo. Durante la Reconquista hubo unaincorporacin masiva de los sectores populares al proceso revolucionario por la independencia poltica. Estaparticipacin popular se produjo ms bien como fenmeno de reaccin frente a los abusos de los espaolesque como adhesin a sus patrones criollos.

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    La incorporacin de los sectores populares, encarnada en el "roto o Cmara" descrito por BlestGana en su novela histrica Durante la Reconquista, dio un decisivo impulso a la lucha por la liberacinpoltica de Chile. Los avances de la guerra de guerrillas de 1816 y 1817 slo pueden explicarse por laincorporacin de activo contingentes del campesinado a las guerras de la independencia. El respaldo de loscampesinos de la zona central fue la clave del xito de Manuel Rodrguez. Sus disfraces, su ocultamiento enlos ranchos, sus increbles fugas, sus contactos y su movilidad permanente eran, en cierta medida, fruto de su

    genio guerrillero, pero su labor fue indiscutiblemente facilitada por el decidido apoyo del movimientocampesino. Las capas populares o artesanado santiaguino contribuyeron tambin al xito del guerrillero,suministrndole casas para ocultarse y ayuda material para su lucha clandestina. Manuel Rodriguez se haconvertido en uno de los personajes ms queridos de nuestro pueblo por su lucha junto a los pobres delcampo y la ciudad. Nuestra historia tiene lderes populares con un pensamiento social an ms avanzado queManuel Rodrguez, pero pocos como l, a excepcin de Luis Emilio Recabarren, han calado tan hondo en elsentimiento popular.

    Disconforme con el curso moderado de la burguesa criolla, Manuel Rodrguez se haba enroladoen el sector ms izquierdista del movimiento carrerino, llegando formar parte de la Junta de Gobierno en1814. Al igual que Jos Miguel Carrera, se mofaba de la pacatera burguesa y de los ttulos nobiliarios. En unanlisis del papel de las clases sociales en la lucha contra el coloniaje espaol, manifestaba en carta a San

    Martn: "Es muy despreciable el primer rango (la aristocracia). Yo solo trato por or novedades. Mas la plebees de obra y est por la libertad como muchos empleados y militares (...) La nobleza en Chile no es necesariapor el gran crdito que arrastran en este reino infeliz las cartas y las barrigas (...) Los artesanos -deca en otracarta- son la gente de mejor razn y de ms esperanzas (...) La ltima plebe tiene cualidades muyconvenientes. Pero anonadada por constitucin de su rebajadsima educacin y degradada por el sistemageneral que los agobia con una dependencia feudataria demasiado oprimente"50.

    Manuel Rodruez no poda representar en aquella poca una tendencia proletaria, pero su ligazncon el artesanado y el movimiento campesino lo fue convirtiendo no slo en el lder de la lucha por laindependencia poltica sino tambin en el defensor de las capas empobrecidas de la poblacin. Su actividadfue descrita en los siguientes trminos por Marco del Pont, en un oficio dirigido al Virrey de Lima el 29 de enero de 1817: "Manuel Rodrguez, joven corrompido, natural de esta ciudad, secretario e ntimo confidente

    de don Jos Miguel Carrera, con quien fug al otro lado de los Andes, fue mandado el 24 de diciembre de1815, con otros sus iguales para preparar el nimo de los residentes. Rodrguez no perdi tiempo en elejercicio de su misin, form un complot con varios vecinos de los partidos del sur; los bosques de sushaciendas y sus casas mismas le albergaron, facilitndole cuantas proporciones poda apetecer para el logrode sus designios. Esta ciudad fue su mansin por mucho tiempo, aqu observ, y salvo, el nmero de tropas,sus progresos en la disciplina, y en suma, cunta providencia tomaba el gobierno para su mayor seguridad.Aqu form sus combinaciones con sus adictos, extendiendo, de acuerdo con ellos, una clave, por cuyomedio podan todos entenderse sin ser descubiertos aun en caso de ser sorprendida la correspondencia. ElGobierno, a costa de vencer mil dificultades, haba llegado a tener noticias de la misin Rodrguez, despusde pasado mucho tiempo. No pudo lograr dar con su paradero para conseguir su aprehensin, por ms que sedoblaron todos los esfuerzos. Tal ha sido la proteccin que ha logrado de sus confidentes, pues la oferta delolvido eterno de cualquier delito y la de una gratificacin de mil pesos, no fueron bastante, para que uno solo

    diese el menor aviso su existencia"51

    .

    La zona central fue el principal campo de operaciones de las guerrillas. Melipilla, San Fernando yCuric fueron sorpresivamente atacados por los montoneros. El ataque de Villota a Curic fue rechazadoporque otro grupo guerrillero, comandado por el clrigo Juan Flix Alvarado, que vena con indios ycampesinos de la costa, no alcanz a llegar el da convenido. La tctica era ocupar ciudades medianas ypueblos, requisar armas y dinero de los espaoles y criollos colaboracionistas y luego retirarse. El objetivo dela guerra de guerrillas -distraer las fuerzas espaolas para facilitar el ataque del Ejrcito Libertador de losAndes- fue cumplido con creces porque Marc del Pont tuvo que descentralizar su ejrcito y enviar cerca de

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    1.500 hombres a la zona central para hacer frente a las guerrillas. "El arrojo de la guerrilla insurgente -decaMarc del Pont el 5 de enero 1817- exige un resguardo y jefes de mayor actividad en los pueblos distantes"52.

    La guerra de guerrillas se extendi rpidamente a otras zonas del pas y surgieron numerosos jefesmontoneros del seno del movimiento campesino. Neira incursionaba desde el Cachapoal al Maule. Salas,Ramrez y Silva atacaron San Fernando. Los guerrilleros Salinas, Traslavia y Pedro Regalado Hernndez

    actuaban entre Aconcagua y Quillota, hasta que fueron apresados y ahorcados en la Plaza de Armas deSantiago. Marc del Pont comunicaba a Ordez en septiembre de 1816: "Se han acuadrillado gran nmerode facinerosos y conspiradores armados, abrigados en las cordilleras de Colchagua hasta Maule, de dondehacen sus incursiones y salteos con la mayor insolencia"53. El 4 de febrero de 1817, el fray realista DomingoGonzlz esriba desde Chilln: "Los papeles seductores que han corrido son muchos. Por estos mundostambin prosigue la expurgacin de los patriotas. En donde todava subsiste mucha de esta mala semilla espor los lados de Cauquenes y dems espacio hasta la costa" 54. Arrieros y huasos baqueanos, entre los cualesse destacaba el campesino Justo Estay, contribuyeron a la guerra de zapa, orientada por San Martn yManuel Rodrguez, desinformando a los enemigos y transmitiendo informaciones sobre las fuerzas realistas alos guerrilleros y al Ejrcito Libertador de los Andes.

    En sntesis, la incorporacin de los sectores populares a la lucha por la independencia, durante el

    perodo de la Reconquista espaola, fue un factor decisivo para la liberacin poltica del pas, hechominimizado por aquellos historiadores que, con un criterio burgus de clase, pretenden ocultar el papeljugado por el artesanado, los guerrilleros y el movimiento campesino en las guerras de la Independencia.

    EL PERIODO DE CONSOLIDACION DE LAINDEPENDENCIA POLITICA

    En esta etapa, caracterizada por el afianzamiento de la independencia poltica y la adopcin deimportantes medidas de organizacin nacional, O'Higgins cumpli un papel tan relevante como el que habadesempeado Carrera durante las primeras fases del proceso revolucionario. La polmica entre carrerinos y

    o'higginistas ha conducido a magnificar o rebajar el papel de los caudillos de la independencia, haciendoabstraccin del condicionamiento propio de cada perodo histrico concreto, como silos hombres pudieranactuar por encima de las clases sociales y de las condiciones objetivas de su tiempo.

    Para los o'higginistas, los hermanos Carrera son uno elementos desorbitados, ambiciosos ysedientos de poder. Para los carrerinos, O'Higgins es prototipo del dictador, pro-monrquico yextranjerzante. Nuestro mtodo de anlisis, consistente en caracterizar polticamente a los personajes enfuncin de la posicin que adoptan, como representantes de clases y sectores de clase, frente al problemahistrico esencial del momento, nos permite afirmar que desde 1811 hasta 1814 Jos Miguel Carrera seconstituy en la ms alta expresion poltica de la izquerda burguesa, porque fue el encargado de acelerar elproceso revolucionario. O'Higins, luego de superar la posicin centrista que haba adoptado desde 1810 hastala Reconquista espaola, se convirti hacia 1817 en un dirigente capaz de realizar la tarea fundamental de ese

    perodo: el afianzamiento de la independencia poltica de Chile.

    Los triunfos de Chacabuco y Maip, junto con la Declaracin de la Independencia el 12 de febrerode 1818 significaron el trmino del dominio espaol en Chile. Las primeras medidas del gobierno deO'higgins tendieron al desarme de los contrarrevolucionarios, tanto por la va de la expropiacin directa desus riquezas y del reemplazo de losfuncionarios realistas que an permanecan en el aparato estatal, comodel combate contra los ltimos restos del ejrcito espaol en la zona sur. "As como el rgimen espaolhaba creado un tribunal de justicia para comprobar la fidelidad de los habitantes de Chile al rey, el DirectorSupremo instituy otro similar para averiguar la conducta de los principales pobladores frente los ideales

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    revolucionarios. Los que no pudieran acreditar su patriotismo quedaran inhabilitados para el desempeo decualquier empleo. Igualmente decret el secuestro de todos los bienes de los realistas prfugos"55.

    O'Higgins asumi el poder inaugurando un gobierno de tipo "bonapartista", es decir, un gobiernode clase que aspiraba a jugar un papel de rbitro entre sectores de la clase dominante, pretendiendoadministrar el pas en beneficio de los intereses generales de la burguesa criolla, sin comprometerse en la

    apariencia con ningn sector en particular. La fuerza del gobierno de OHiggins no resida en la izquierdaplebeya ni en la extrema derecha burguesa, sino principalmente en el Ejrcito, la Logia Lautarina y loscomerciantes enriquecidos con el abastecimiento militar. Referente a estos comerciantes criollos, quelucraron con las guerras de la independencia, San Martn escriba en 1819: "Maana debe decidir el Senadosobre el proyecto de Solar, Pea y Sarratea para habilitar y transportar 4.000 hombres para fines dediciembre; piden sesenta pesos por soldado y setenta por caballo"56. En este convenio, en el que participabacomo principal financista el chileno Felipe del Solar, se estableca que el gobierno deba entregar a losempresarios los buques que tomara como presas y concederles en los pases liberados por el Ejrcito de losAndes "la gracia de la liberacin de derechos nacionales y municipales en la introduccin de quinientastoneladas por recompensa de los servicios y fatigas que prestan para la expedicin"57.

    El carcter bonapartista del gobierno de O'Higgins se expresaba asimismo en los poderes

    autoritarios que se hizo otorgar por la Constitucin de 1818. La concentracin del poder en el DirectorSupremo reflejaba la concepcin elitista de O'Higgins, cuyo alejamiento de los sectores populares se ahonda raz del asesinato de los Carrera y del aplastamiento del movimiento plebeyo dirigido por ManuelRodrguez.

    Algunos historiadores han pretendido crear el infundio de un Manuel Rodrguez dedicado asabotear las medidas de consolidacin de la Independencia adoptadas por el gobierno de O'Higgins. En unode sus ltimos libros, Alejandro Cheln Rojas ha demostrado que las drsticas resoluciones tomadas porManuel Rodrguez en la zona central nunca tuvieron como objetivo provocar conflictos al gobierno nimenos fomentar un poder paralelo, sino que obedecieron a instrucciones precisas de O,Higgins en contra delos reaccionarios. Cheln sostiene que "esta documentacin casi desconocida y que ningn historiador haanalizado con imparcialidad ha sido publicada en el torno VII del Archivo de don Bernardo O'Higins.

    Revisndola minuciosamente, desmiente en forma categrica las afirmaciones antojadizas, parciales yequivocas formuladas por los historiadores en contra de Manuel Rodrguez58.

    La destitucin de Rodrguez no se debi los mtodos empleados para aplicar medidas ordenadaspor O'Higgins, sino a su posicin para organizar el pas. "Rodrguez que crea sinceramente en la necesidadde que el pueblo participara en el gobierno a travs de organismos generados por elecciones, haba alzado suvoz en la Sala Capitular y acompa al Cabildo hasta el Palacio Directorial, donde volvi a sostener conenerga sus puntos de vista. O'Higgins que oy sus discursos no pudo tolerar por ms tiempo las palabras delosado tribuno que fueron aplaudidas frenticamente. Lo hzo detener y conducir preso al Cuartel San Pablo,cuyo lbrego recinto ya tanto conoca. A los pocos das se le traslada a Quillota y es asesinado el 26 de mayode 1818 en los alrededores de Tiltil"59.

    Durante su gobierno, O'Higgins tuvo que enfrentar la tenaz oposicin de los terratenientes. Es unasuperficialidad sostener que la "aristocracia"' odiaba a O'Higgins por su condicin de "huacho". Este trminopeyorativo no fue utilizado en los primeros aos de la revolucin separatista, cuando O'Higgins era eldirigente del ala burguesa de centro, sino precisamente en el perodo en que O'Higgins adopta medidas queafectan algunos intereses de los terratenientes.

    Una de estas medidas fue imponer fuertes contribuciones a los agricultores y comerciantes parafinanciar la expedicin del Ejrcito Libertador de los Andes. A tal efecto, en mayo de 1817, se estableci unacontribucin extraordinaria por un ao que produjo 80.000 pesos. Durante el mismo ao se decret otra

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    contribucin obligatoria de 600.000 pesos, de los cuales se recogieron 330.000.Los criollos acomodados quehaban colaborado con los espaoles durante la Reconquista, debieron pagar 12.000 pesos cada uno:Francisco Ruiz Tagle (mayorazgo), Jos Toribio Larran (marqus), Jos Nicols de la Cerda (mayorazgo) yManuel Calvo Encalada (marqus de Villapalma); otros tuvieron que pagar 10.000 pesos: Vicente GarcaHuidobro (marqus de Casa Real), Joaqun Fermn de Aguirre (marqus de Montepo), Francisco y ValentnValdivieso. Al resto le correspondi pagar entre 1.000 y 8.000 pesos. En 1818, se impuso otra contribucin

    de 500.000 pesos, de los cuales hasta septiembre de 1820 se haban recaudado 377.000 pesos. Durante larecoleccin de estas contribuciones se descubri que los propietarios ms ricos haban entregado objetos deplata de mala ley, doblando algunas piezas para colocar en su interior hierro u otros materiales falsos que au-mentaran su peso.

    En este perodo fueron expropiados los bienes del mayorazgo de Sierra Bella, la haciendaBucalemu que haba sido comprado a los jesuitas por el mayorazgo Pedro Fernndez Balmaceda, y seembarg el mayorazgo Toro y Zambrano porque Manuel, el hijo del Conde de la Conquista, haba apoyado alos espaoles, sin embargo, bajo la presin del Senado, el gobierno debi suspender esta medida. Al mismotiempo, se expropiaron los bienes de numerosos realistas, entre los cuales cabe destacar a Pedro NolascoChopitea y Rafael Bertrand, ricos comerciantes espaoles de Valparaso. El gobernador de este puerto,Francisco Caldern, en 1818 "intim a los seores Chopitea y Bertrand que en el trmino de nueve horas

    entregasen ciento cincuenta mil pesos, con apercibimiento que no hacindolo, dice framente la diligenciaque asent en su presencia el escribano Menares, seran pasados por las armas (...) El seor Bertrand entregpor de pronto y por va de donativo, una talega de mil pesos y cincuenta onzas de oro, ofreciendo adems susestancias de San Jos y de otras comarcas de la costa con todos sus ganados, valorizado todo en docientosmil pesos. Chopitea fue todava ms prdigo en el rescate de su vida, si bien en realidad sta nunca habaestado en peligro ms all de la amenaza, e inmediatamente puso en manos del gobernador Caldern, milpesos en plata, cincuenta onzas de oro sellado, libra y media de oro en polvo, $ 72.000 en documentosejecutivos de la plaza de Santiago y $20.000 en mercaderas. Agreg an el producto de una habilitacinhecha a un mercader e industrial llamado Nicols Lenis, que importaba $ 30.000: otra de igual gnero enMendoza en $ 75.000; la mitad del valor de la fragata Resolucin, valorizada en $ 50.000; $ 16.000 endeudas del Consulado y $ 160.000 que importaba el balance de su casa de comercio en Lima. Todos estosdatos constan del archivo del escribano Menares"60.

    La burguesa criolla protesta contra el gobierno de O'Higgins porque las entradas del fisco no seutilizaban en beneficio de sus estrechos intereses particulares, sino en la mantencin del Ejrcito Libertadorde los Andes. En 1818, se gastaron ms de un milln de pesos en el pago de sueldos a las Fuerzas Armadas.Se ha calculado que el costo total de la expedicin libertadora al Per fue de 4 millones de p