redoble por rancas y la conceptualización del (neo) indigenismo

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  • 7/29/2019 Redoble por Rancas y la conceptualizacin del (neo) indigenismo

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    neo-indigenismo-una-tendencia-a-la-homogeneidad-0/html/0218124a-82b2-11df-acc7-

    002185ce6064_2.html#I_0_

    Redoble por Rancas y la conceptualizacin del (neo)

    indigenismo: una tendencia a la homogeneidad

    Natalio Ohanna

    Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante 2009

    De Ciberletras: revista de crtica literaria y de cultura 13 (2005)

    En 1980 Rodrguez-Luis pregon el fin de la novela indigenista, enmarcndola como

    un proyecto cuya insuficiencia, desde Aves sin nido hasta Yawar fiesta, habra

    resultado de una ineptitud para representar fielmente la realidad indgena (51).

    Desde entonces, en parte debido a posturas revisionistas que aportaban nuevos

    criterios para interpretar el gnero, en parte por el surgimiento de obras que lo

    prolongaban con una intensificacin de recursos formales, estilsticos y tcnicos en

    consonancia con las narrativas del llamado Boom latinoamericano, la crtica se

    enfrent con la dificultad de explicar y categorizar una corriente que pareca resurgir

    de su tradicin adoptando nuevas directrices. Mucho de esa dificultad deriv del afn

    de proclamar una ruptura donde en realidad no haba ms que la acentuacin de

    ciertos rasgos ya presentes y la atenuacin de otros. Pero si hubo una deficiencia

    principal por parte de la crtica, sta radic en no haber sabido reconocer que el

    nuevo giro del indigenismo acarreaba un abandono de la preocupacin por la

    heterogeneidad, es decir, una renuncia al proyecto de lograr una literatura enconformidad con el complejo universo sociocultural de los pases de gran poblacin

    nativa. Con el fin de mostrar esto ltimo, en el presente trabajo exploro las

    contradicciones a que condujeron los diversos intentos de categorizar el

    indigenismo, comparo posiciones crticas diversas y analizo los elementos por los

    que la novela Redoble por Rancas, de Manuel Scorza, constituye una obra

    representativa de una de las nuevas tendencias.

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    En Hermenutica y praxis del indigenismo, Julio Rodrguez-Luis sostuvo que La

    representacin del indio autntico [...] debera haber sido el foco natural de la novela

    indigenista, pues la creacin de aqul como objeto artstico sostendra mejor que

    ningn otro elemento de la obra, el propsito poltico (51). Interpretando de manera

    tan estrecha este proyecto, es decir, como una literatura que debi haber

    literaturizado al indio para dar cuenta de su opresin social, Rodrguez-Luis atin a

    sentenciar nada menos que su fracaso:la novela indigenista no logr, sin embargo,

    dar vida literaria al indio; lo cual explica que nos deje insatisfechos tanto el proyecto

    representado por la primera novela de Matto como su perfecta concrecin en la

    primera de Jos Mara Arguedas (51).

    La idea de dar vida literaria al indio, de representarlo en la lucha por su

    reivindicacin, proviene en realidad de una lectura de Jos Carlos Maritegui, quien

    fue el primero en plantear el problema del indio en trminos socioeconmicos.

    Maritegui haba equiparado las narrativas indigenistas con el mujikismo de la

    literatura rusa prerrevolucionaria, y haba entendido aqullas en un estadio de

    gestacin, previo a lo que felizmente prosperara como la literatura del indio: Una

    literatura indgena, si debe venir, vendr a su tiempo. Cuando los propios indgenas

    estn en grado de producirla (221). Es esta aseveracin la que Rodrguez-Luis

    cogi por criterio para determinar el origen y el ocaso del gnero, pasando por alto

    que en realidad se trataba de un proyecto mucho ms complejo e inconstante, el

    cual contena pero superaba la protesta social contra la situacin del poblador

    americano. No por nada haba excluido del corpus en el que basa su estudio una

    obra como Hombres de maz, de Miguel ngel Asturias, inconexa para su anlisis.

    Apenas algunos aos despus de la publicacin del libro de Rodrguez-Luis, crticos

    como ngel Rama y Antonio Cornejo Polar operaron una ampliacin de laproblemtica. Ambos comenzaron a dar cuenta de que el gnero no constitua tan

    slo una miscelnea de obras ms o menos comprometidas, cuyo comn

    denominador radicaba en una toma de lugar en la lucha por la reivindicacin del

    indio. Semejante reduccin, que no haca ms que equiparar el indigenismo con el

    realismo socialista, ahora se dejaba a un lado, dando lugar a interpretaciones que

    llevaban al foco de la materia un examen sobre la realidad cultural latinoamericana.

    En 1982 ngel Rama utiliz el concepto de transculturacin para referirse a la

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    narrativa de Jos Mara Arguedas, destacando cmo este autor se distanciaba de

    los indigenistas que slo podan valorar al indio contemporneo en razn de los

    elementos originarios que le vieran conservar (186). Poco ms tarde y en esta

    misma direccin, Antonio Cornejo Polar explicara el indigenismo desde su teora de

    la heterogeneidad:

    Esta perspectiva permite ver lo que es esencial en el

    indigenismo: su heterogeneidad conflictiva, que es el resultado

    inevitable de una operacin literaria que pone en relacin

    asimtrica dos universos socioculturales distintos y opuestos,

    uno de los cuales es el indgena (al que corresponde la

    instancia referencial), mientras que el otro (del que dependen

    las instancias productivas, textuales y de recepcin) est

    situado en el sector ms moderno y occidentalizado de la

    sociedad peruana. Esta contradiccin interna reproduce la

    contradiccin bsica de los pases andinos.

    El indigenismo comenzaba as a entenderse como un proyecto para resolver el

    problema de cmo conciliar elementos occidentales y amerindios en una mismaexpresin. Es decir, el problema de cmo revelar el mundo indgena (aunque ahora

    lo indgena aparezca fuertemente mestizado) con los atributos de otra cultura y

    desde una insercin social distinta (Cornejo Polar 550).

    La estrechez de la definicin de Rodrguez-Luis pareca quedar superada, aunque

    no por ello dej de ejercer una decisiva influencia entre los crticos posteriores. Esto

    acarre una complicacin aparentemente terminolgica. Segn Teresa Smotherman,

    la necesidad de categorizar aquellas obras que caan fuera de la descripcinimpuesta por Rodrguez-Luis dio lugar al empleo del trmino neoindigenismo por

    crticos como Antonio Cornejo Polar (146). De manera que, habiendo obras

    indigenistas de funcin predominantemente poltica, otras, tambin indigenistas, se

    diferenciaran por presentar una perspectiva ms heterognea o transculturada. En

    realidad, el primero en utilizar el calificativo neoindigenista fue Mario Castro

    Arenas, ya en 1966, con el objeto de diferenciar la narrativa de Arguedas:

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    (550)

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    su sentido animista, su orbe de mitos secretos, su

    profundo pantesmo enmascarado de piadoso pero superficial

    catolicismo, en fin, nos revela el novelista-etnlogo que la

    organizacin comunitaria ha servido de parapeto y defensa

    para el mundo mental indgena [...] Consideramos por esto, aArguedas, como un neo-indigenista.

    Sea como fuere, ms all de quin y cundo inaugur el trmino, ciertamente ste

    responde a una necesidad de categorizar algunas obras que quedaran destacadas

    dada en ellas la presencia de rasgos innovadores. Reconocer este gnero o

    subgnero, sin embargo, entraa un problema conceptual no menos complejo que el

    de definir el mismo indigenismo, por dos factores principales. Por un lado, la

    innovacin que supone el prefijo neo no implica, necesariamente, una separacin

    difana entre dos instancias temporales de la produccin. En su tesis doctoral de

    1971, Toms Escajadillo sostuvo que el neoindigenismo operaba una transformacin

    orgnica sobre la tradicin anterior, ms que su cancelacin (qtd. Cornejo Polar

    208). Pero el factor principal por el que se dificulta el uso del trmino

    neoindigenismo resulta de una falta de consenso crtico a la hora de determinarcules son los rasgos privativos o siquiera predominantes de este subgnero y

    cules las obras que lo integran.

    Segn Antonio Urrello, la caracterstica esencial del neoindigenismo es la

    presentacin de las vetas espirituales del mundo indio desde una posicin nuclear,

    opuesta a la de la literatura que antecede a Arguedas (24). Es decir que mientras

    otros indigenistas se acercaron a la misma problemtica proyectando sobre el indio

    una mirada externa y alienante, impregnada por preconcepciones e ideas ms bieneuropeas; Arguedas, separndose de aqullos, aportara por primera vez una

    representacin del indio y de su mundo desde la experiencia autntica de su

    realidad:

    El mundo andino de Jos Mara est visto a travs de los

    ojos de un narrador capaz de ver el orbe indio y su personaje

    en su totalidad. El narrador testigo, obedeciendo a su papel de

    gua, nos lleva de la mano hacia una creacin en que al indio

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    (qtd. Puente-Baldoceda 164)

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    no se le concibe solamente como a un ente al servicio de los

    designios de un credo poltico o los gustos inmediatos de la

    escuela literaria imperante, sino como un ser mltiple e

    ntegro.

    Indudablemente, la representacin del indio como un ser completo e inmerso en su

    propio universo espiritual es un logro sealado de la narrativa de Jos Mara

    Arguedas, y en efecto legtimo para establecer una diferencia respecto de autores

    previos, aun contemporneos y posteriores. Pero tomando por criterio esa posicin

    nuclear que privilegia la narrativa de Arguedas, quizs Antonio Urrello corra el riesgo

    de establecer un gnero demasiado excluyente, por extraordinario. Elneoindigenismo quedara limitado as a unas pocas obras -ni siquiera a todas- de un

    solo autor, por ser ste el nico a quien su misma experiencia vital le habra

    proporcionado los recursos indispensables para representar al verdadero indio.

    Por otra parte, un aspecto contradictorio de ste neoindigenismo reside en que, al

    plantearlo en tales trminos, de alguna manera se estara retornando a las

    preceptivas con que Maritegui conceba el gnero en su totalidad. Dicho retorno se

    vislumbra en que, segn Urrello, la novedad presupuesta en el prefijo neo noquedara signada sino por el pasaje a un estadio ms avanzado en la evolucin de

    esta literatura, mucho ms prximo al feliz acogimiento de la literatura indgena.

    En palabras de Urrello: Arguedas es capaz de entregarnos esta valiosa

    contribucin debido a que espiritualmente es un indio (23). Aun ms valiosa que la

    de un indio espiritual sera ya, desde estas razones, la contribucin de un indio total.

    Blas Puente-Baldoceda propone un contraste entre el neoindigenismo y ciertas

    narrativas urbanas que le son contemporneas. En su opinin, mientras la

    caracterizacin de los personajes andinos realizada por autores urbanos adolece de

    las deficiencias de las fases indianista e indigenista, presentando una perspectiva

    externa, paternalista, estereotipada y caricaturesca; por su parte, los autnticos

    escritores neoindigenistas proponen una visin interna de las formas y los valores de

    la cultura andina y logran legitimarlas a travs del arte verbal, y de esta manera

    preservan sus rasgos intrnsecos (157). Luego Puente-Baldoceda ajusta su

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    (24)

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    definicin, aclarando que tal reinmersin en las fuentes primigenias con los

    instrumentos de la modernidad se concreta en la creacin de innovaciones

    formales al nivel de la estructura del relato y al nivel lingstico y estilstico, los

    cuales (sic) vendran a constituir los rasgos privativos de la narrativa neoindigenista

    (158).

    Semejante posicin permite suponer un criterio menos excluyente que el de Antonio

    Urrello, por fundarse en elementos narrativos y no biogrficos. Esto no impide que la

    narrativa de Arguedas constituya, de todos modos, el modelo neoindigenista por

    excelencia. No obstante, superando lo inslito de la complicacin, Puente-Baldoceda

    ubica un perodo de la narrativa arguediana entre las obras del indigenismo clsico u

    ortodoxo, por notar en aqul una cierta impostacin verista. Tal defecto se

    manifestara en la primera fase de la escritura de Arguedas, cuando engarza el

    lxico espaol con la sintaxis quechua -o sea, crea una lengua artificial formada por

    una matriz sintctica quechua y realizada lxicamente en espaol- para lograr una

    representacin verbal ms autntica del mundo andino(159).

    Nuevamente es notable la influencia de Rodrguez-Luis. Dems est aclarar que si

    bien existe una evolucin en la narrativa arguediana (Rama 239), la preocupacin

    verbal recorre su totalidad y la fusin de elementos lingsticos del quechua y del

    castellano se encuentra tanto en Diamantes y pedernales como en Los ros

    profundos y hasta en su inacabada El zorro de arriba y el zorro de abajo. Para

    mostrarlo bastara evocar la segunda versin de la carta que el personaje de Ernesto

    redacta por encargo de su compaero el Markask'a, o el lenguaje deteriorado -al

    extremo de no ser ya ni quechua ni espaol- con que se refleja el caos babilnico de

    la ciudad industrial. Lo cierto es que, al menos en el caso de la obra de Jos Mara

    Arguedas, la distorsin lingstica no responde a la bsqueda de una representacinverbal ms autntica del mundo andino -lo cual recuerda mucho la idea de dar vida

    literaria al indio-, sino ms bien a esa preocupacin que crticos como ngel Rama y

    Antonio Cornejo Polar identificaron en el centro del proyecto indigenista: el problema

    de cmo hacer literatura en pases indgenas.

    Otra posicin que tampoco deja de caer bajo la influencia de Rodrguez-Luis

    pertenece a Teresa Smotherman. Esta crtica sugiere que hay otro modo de

    establecer la categorizacin, el cual permitira colocar todas estas novelas bajo una

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    misma denominacin que incluira adems la novela de la mujer, del negro, del

    pobre, etctera: son todas novelas de los marginados (147). Desde Cumandhasta

    las novelas ms recientes del neoindigenismo -seala Smotherman- todas versan

    sobre el indio como un ser marginado, ya seapor su exotismo, por su esclavitud,

    por su vida aislada del campo o por su posicin de subhumano a los ojos de

    compatriotas (147). Y en este punto tiene razn. Pero su perspectiva resulta

    insuficiente a la hora de explicar con ella un corpus y delimitarlo como ms o menos

    independiente. Definir el subgnero, como propone Smotherman, por su

    correspondencia con la filosofa de la liberacin segn la formulan Paulo Freire,

    Gustavo Gutirrez y Leopoldo Zea, conlleva nada menos que a una inversin de la

    problemtica. Siguindola, deberamos entonces incluir dentro del neoindigenismo

    no slo el mismo indigenismo: tambin toda obra que trate de dar voz o vida

    literaria a cualquier sector marginado de cualquier sociedad. De ser as, en verdad

    no cabra asegurar si el neoindigenismo se inicia con la Brevsima del padre Las

    Casas o con los Evangelios. Evidentemente, Smotherman pasa por alto, una vez

    ms, que los objetivos del proyecto no se confinan en la defensa de los marginados.

    El intento ms coherente y cabal de definir el neoindigenismo fue postulado por

    Toms Escajadillo en su tesis doctoral titulada La narrativa indigenista: un

    planteamiento y ocho incisiones. Cornejo Polar recoge los caracteres principales

    con que Escajadillo delimit el subgnero y los esquematiza de la siguiente manera:

    a. El empleo de la perspectiva del realismo mgico, que

    permite revelar las dimensiones mticas del universo

    indgena sin aislarlas de la realidad, con lo que obtiene

    imgenes ms profundas y certeras de ese universo.

    b. La intensificacin del lirismo como categora integradaal relato.

    c. La ampliacin, complejizacin y perfeccionamiento del

    arsenal tcnico de la narrativa mediante un proceso de

    experimentacin que supera los logros alcanzados en

    este aspecto por el indigenismo ortodoxo.

    d. El crecimiento del espacio de la representacin

    narrativa en consonancia con las transformaciones

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    reales de la problemtica indgena, cada vez menos

    independiente de lo que sucede a la sociedad nacional

    como conjunto.

    Presentadas as estas caractersticas, cabra sospechar si Escajadillo no est

    tomando por criterio, no ya el abandono de la visin alienada que adapta al indio a

    ideas occidentales, con lo que se alcanzara una expresin ms transculturada o

    heterognea, sino, contrariamente, su grado de aproximacin a la nueva narrativa

    hispanoamericana. Mientras Castro Arenas, Antonio Urrello y Blas Puente-

    Baldoceda celebran la narrativa de Jos Mara Arguedas como exponente mximo

    del neoindigenismo, dada su lograda presentacin de las vetas espirituales del

    mundo indio desde una posicin nuclear -esto es, interna, capaz de integrar las

    cosmovisiones indgenas en una escritura propiamente occidental-, la frmula de

    Escajadillo parece ms bien reducir este factor al empleo de la perspectiva del

    realismo mgico. Y de hecho esta primera caracterstica bien podra ubicarse, junto

    con la segunda y la tercera, en el orden de lo puramente esttico. Es decir que de

    acuerdo a sus categoras, habra en el neoindigenismo una disminucin, si no un

    abandono, de la preocupacin por lograr una literatura heterognea, en beneficio de

    una complejizacin formal quizs sellada por la influencia de novelas del Boom

    latinoamericano, tales como La muerte de Artemio Cruz, Rayuela o Cien aos de

    soledad, entre muchas otras.

    Cornejo Polar afirma que la categorizacin de Escajadillo es correcta (208), y sin

    embargo insiste en su teora de la heterogeneidad para explicar el neoindigenismo,

    tomando por modelo de ste el ciclo narrativo de Manuel Scorza titulado La guerrasilenciosa:

    el ciclo de Scorza reproduce [...] la constitucin actual de

    la heterogeneidad andina. En otras palabras: si se inserta en

    la modernidad ms puntual y se refiere al arcasmo de la

    sociedad indgena, es porque esa modernidad y ese arcasmo

    siguen coexistiendo, contradictoriamente, dentro de un mismo

    espacio nacional.

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    (205)

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    Cabe aqu dejar a un lado la necesaria correccin del peyorativo arcasmo.

    Siguiendo el planteamiento de Cornejo Polar, ms grave resulta, en cambio, pasar

    por alto el punto ms paradjico de sus conclusiones. En efecto, si la narrativa deManuel Scorza presentara los rasgos con que Escajadillo define el neoindigenismo,

    entonces con razn debera advertirse en ella justamente lo opuesto a lo entendido

    por Cornejo Polar, es decir, un desequilibrio de la heterogeneidad. Para esclarecer

    cmo dicho desequilibrio se produce y deja en primer plano aspectos formales, en

    menoscabo de lo heterogneo, indispensable es analizar de cerca cada una de las

    categoras propuestas por Escajadillo.

    La primera de ellas es el empleo de la perspectiva del realismo mgico. En Redoble

    por Rancas (1970), obra con que Manuel Scorza inaugura el ciclo de cinco novelas

    que denomin La guerra silenciosa, la influencia del realismo mgico es clara. Luego

    del captulo inicial con que se caracteriza el terror impuesto por un terrateniente

    local, la obra toma un curso distinto para describir una universal huida de aves en la

    pampa de Junn: Alguien les avisara. Gavilanes, cerncalos, chingolos, tordos,

    gorriones, picaflores se entreveraron en un mismo pnico; olvidando enemistades,

    los cerncalos volaban en pareja con los gorriones. El azul se plag de alas

    aterradas (159). Semejante reaccin responde a un acontecimiento del que nos

    enteramos mucho ms avanzada la narracin: la llegada inminente de las tropas de

    asalto con el fin de reprimir a la comunidad de Rancas. Si en el nivel narrativo la

    prolepsis anticipa al lector uno de los finales de la obra, el uso de la perspectiva del

    realismo mgico se observa en el hecho de que las aves tambin anticipan la

    represin militar, como si se tratara del advenimiento de un desastre natural. La

    gravedad de dicho desastre es descrita ms avanzado el relato: el agua de

    Yanamate se cribaba de agujeros. En Junn una vaca pari un chancho de nueve

    patas. En Villa de Pasco, al abrir un carnero, salt un ratn (218).

    La perspectiva del realismo mgico tambin forma parte en la caracterizacin de

    personajes. Por ejemplo el protagonista, Hctor Chacn, puede ver en la oscuridad.

    El Abigeo, compaero de aqul, es capaz de hablar con los animales: A los siete

    aos conversaba con los potrillos; a los ocho, ningn animal se le resista (210).

    9

    (216)

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    Este personaje, por otra parte, est investido de los poderes del sueo (211). En

    Redoble por Rancas los sueos tienen siempre un sentido premonitorio por el que

    pueden asociarse con ciertos orculo descritos en ella, tales como la consulta del

    maz y de las hojas de coca: Mama coca, usted sabe todo. Usted conoce los

    caminos. El bien y el mal, el peligro y el riesgo usted los conoce, Chacn quiere

    disfrazarse de mujer para matar a un abusivo. Hay peligro? (365).

    De entre todos los elementos del realismo mgico, el ms evidente se pone de

    manifiesto al final de la novela, cuando Fortunato y otros comuneros asesinados en

    la represalia militar llevan a cabo una conversacin de ultratumba. Anna-Marie Aldaz

    sugiere que podra tratarse de una reflexin sobre una creencia quechua, segn la

    cual las personas permanecen con vida durante cinco das luego de su aparente

    muerte (54). De cualquier modo, la referencia ms inmediata es Pedro Pramo.

    Consuelo Hernndez, por su parte, sostiene que Scorza asume el papel de

    incorporar contenidos y formas indgenas en la construccin de ficciones

    transculturadas (143). No obstante, todos esos elementos que indudablemente

    corresponden a la perspectiva del realismo mgico pueden no involucrar una mejor

    revelacin de las cosmovisiones andinas. En el caso particular de esta novela cabe

    decir que ocurre ms bien lo opuesto, es decir, una manipulacin de aqullas, su

    generalizacin y ficcionalizacin al servicio de un plan esttico en consonancia con

    el paradero de la narrativa latinoamericana de repercusin internacional. El mismo el

    mismo Cornejo Polar aclara que el universo mgico desplegado en la obra de

    Manuel Scorza no representa la expresin de contenidos mticos efectivamente

    vividos por el pueblo quechua del centro, sino construcciones libres elaboradas por

    el narrador (215). Esto acredita que lejos de haber aqu una preocupacin por

    integrar en la novela materiales provenientes de cosmovisiones indgenas, hay undebilitamiento de tal preocupacin1.

    Dunia Gras afirma que Manuel Scorza utilizaba elementos del realismo mgico de

    manera irnica, con el fin de aligerar el contenido poltico de su novela y hacerlo ms

    asequible a un determinado pblico: El revestimiento de cierto realismo mgico

    equivaldra a un intento de endulzar la pldora del mensaje revolucionario que

    1 Basndose en la caracterizacin de algunos personajes, en los signos premonitorios y en el tipo de

    percepcin que los protagonistas tienen de la realidad, Jos Correa Camiroaga sostiene que la novela de

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    implica su narrativa (115). Es decir que en la obra de este autor, todo lo referente al

    mundo andino, introducido mediante la perspectiva del realismo mgico, no ocupara

    sino una funcin auxiliar, aligeradora o decorativa, al servicio de un contenido

    poltico. Sea como fuere, lo que resulta evidente es el abandono de la preocupacin

    por conseguir una expresin que armonice la dualidad conflictiva de los pases

    latinoamericanos. Dado que la visin de lo andino deja as de ser nuclear y se

    exterioriza para relegarse a un plano esttico, como resultado, comparando Redoble

    por Rancas con obras anteriores de corte indigenista, podramos concebir un

    proceso de homogeneizacin.

    El segundo rasgo destacado por Toms Escajadillo para definir el corpus

    neoindigenista es la intensificacin del lirismo como categora integrada al relato. En

    Redoble por Rancas, la presencia de esta caracterstica puede comprobarse

    mediante un anlisis del uso recurrente de figuras retricas. Las ms obvias son la

    prosopopeya y la sincdoque, visibles ya desde la primera frase de la novela:Por la

    misma esquina de la plaza de Yanahuanca por donde, andando los tiempos,

    emergera la Guardia de Asalto para fundar el segundo cementerio de Chinche, un

    hmedo setiembre, el atardecer exhal un traje negro (153, el nfasis es mo).

    Poco ms avanzado el captulo nos enteramos de que ese traje negro es Francisco

    Montenegro, Juez de Primera Instancia y gamonal abusivo que Hctor Chacn

    intentar asesinar. Resulta de inters que el segundo antagonista de la novela sea

    tambin caracterizado mediante la prosopopeya y la sincdoque: la Cerro de Pasco

    Corporation -en cuyo favor se confiscan tierras indgenas y se lleva a cabo una

    masacre- se representa en forma de un cerco que adquiere los atributos de un

    monstruo. Dicho monstruo, que nace como un gusano de alambre (205), se

    desarrolla en la medida en que va alimentndose de la naturaleza andina: Ni desde

    Scorza hubiera podido constituir una narrativa autnticamente americana, lo cual no es cierto: Esta

    perspectiva [...] es quebrada por el narrador ante su impotencia para entregar la totalidad de la obra

    dentro de ella, lo que le obliga a echar mano a los recursos literarios que su tradicin cultural le ofrece,

    en los que se destacan elementos caballerescos, tono cervantino, las tcnicas formales de la novela

    contempornea y, sobre todo, una irona narrativa que es la caracterstica principal de la novela (514).

    De cualquier modo, de haberse limitado el novelista al empleo de la perspectiva del realismo mgico,

    tampoco habra conseguido distanciarse del ya instalado Boom latinoamericano. Evidentemente las

    intenciones de aqul fueron opuestas.

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    las lomas se avizoraba el fin del alambrado. Avanzaba y avanzaba. Cerros, pastos,

    puquios, cuevas, lagunas, todo lo engulla. El lunes, a las cuatro, devor el cerro

    Chuco. La pampa qued dividida (193).

    Ciertamente, como percibe Toms Escajadillo, se trata de un lirismo integrado al

    relato, al que podramos atribuirle la funcin de caricaturizar y exhibir con irona la

    malevolencia de los personajes antagnicos. No obstante, difcil resulta aseverar

    que dicho lirismo participa en la bsqueda de una expresin heterognea. No

    tenemos aqu, como en el caso de la narrativa arguediana, un uso de elementos

    pertenecientes a la tradicin andina, sino figuras retricas que provienen del canon

    ms occidental. De nuevo, a diferencia de lo que observa Cornejo Polar, la presencia

    de estos recursos apoya la tesis de que se trata de una literatura ms homognea y

    despreocupada de las cosmovisiones indgenas.

    Ya para concluir con esta caracterstica, cabe aclarar que la intensificacin del

    lirismo es mucho menos que un rasgo privativo de las obras de Scorza. De hecho,

    de ser un criterio crucial, quizs deberamos considerar como neoindigenista por

    excelencia una novela como Hombres de maz, de Miguel ngel Asturias. En dicho

    caso quizs s se podra establecer una conexin entre el lirismo y el pensamiento

    indgena, dada la vastedad de mitos y leyendas que impregnan la novela. Pero

    incluso en Los ros profundos el nfasis puesto sobre la lrica es ms pronunciado

    que en Redoble por Rancas. En la novela de Arguedas, Cada piedra habla (146);

    el muro del palacio de Huayna Capac hierve por todas sus lneas (144); La roca

    devuelve profundamente el grito de los patos o la voz humana(149); hay

    campanas que tocan a medianoche. A su canto triste salen del agua toros de fuego,

    o de oro (155-56); un coro de hombres reza con voz de moscardones (165); La

    voz del ro aumenta, no ensordece, exalta (171-172); el canto de los wak'rapucussube a las cumbres como un coro de toros encelados e iracundos (185). Toda esta

    riqueza metafrica que ciertamente hace sonar la novela de Arguedas se articula en

    armona con formas lricas y musicales de las tradiciones andinas. A diferencia de lo

    que observbamos en Redoble por Rancas, el resultado de semejante

    experimentacin es una narrativa que se esfuerza por conciliar elementos andinos y

    occidentales en una misma expresin. Es decir, una narrativa heterognea.

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    En cuanto a la complejizacin y perfeccionamiento del arsenal tcnico, tercera

    caracterstica sealada por Toms Escajadillo, es indudable que en Redoble por

    Rancas, obra que desde su primer captulo hace alarde de literariedad, se trata de

    un rasgo fehaciente. Lo vemos incluso en aspectos estructurales, ya que en realidad

    se trata de una novela en la que se articulan dos tramas diferentes como si se

    enroscaran, apenas tocndose, en forma de hlice. Una que tiene por protagonista a

    Hctor Chacn, el Nictlope, quien emprende una lucha contra los abusos del

    terrateniente local. La otra, protagonizada por el cerco, tematiza una confiscacin de

    tierras y una masacre en favor de una compaa multinacional. Semejante juego

    discursivo suscita un efecto de opacidad, el cual por momentos suspende la ilusin

    mimtica para exigir la detencin del lector en el plano de la escritura. Dicho efecto

    es sobremanera ornamental, por lo que dudoso sera fundarse en l para apoyar la

    tesis de las narrativas heterogneas. Por el contrario, como el empleo de la

    perspectiva del realismo mgico y la intensificacin del lirismo, en esta novela lo que

    el arsenal tcnico suscita es un desequilibrio -si no una ruptura- de la

    heterogeneidad, en beneficio de una preocupacin esteticista2.

    Otro aspecto a destacar en esta misma direccin es el empleo de la focalizacin

    hiperrealista, la cual consiste en alterar el orden jerrquico con que es percibida la

    realidad. Slo para ofrecer un ejemplo, cabe observar un momento del captulo

    primero, en el que la descripcin de Montenegro se aletarga sobre detalles

    minsculos que aparentemente carecen de motivacin: Mientras el pie izquierdo se

    demoraba en el aire y el derecho oprima el segundo de los tres escalones que unen

    la plaza al sardinel, una moneda de bronce se desliz del bolsillo izquierdo del

    pantaln, rod tintineando y se detuvo en la primera grada (154). El efecto es

    cinematogrfico: logra capturar la escena desde la perspectiva retardada de unacmara lenta, desplazando as a un registro irnico el dramatismo del momento.

    Dems estara aclarar que la dilacin del relato mediante semejante recurso poco

    2 Seala Tamayo Vargas que Los nuevos instrumentos de la tcnica narrativa le han dado armas a

    Scorza para concebir este nuevo tipo de novela fuera de la lnea de otros novelistas experimentales,

    pero tambin distinto en su indigenismo a los sealados ilustres nombres de una fase del novelar

    peruano (693). Tal novedad, sin embargo, no resulta sino de la aproximacin a unos modelos que,

    cuando Scorza comienza La guerra silenciosa, ya son los ms hegemnicos dentro de la narrativa

    hispanoamericana, y de mayor repercusin internacional.

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    tiene que ver con el logro de una narrativa heterognea. Se trata de otro elemento

    que exterioriza y deforma la caracterizacin del mundo andino, ahora desde un

    punto de vista en extremo artificial.

    Todava en el plano de la complejizacin cabe agregar dos aspectos

    interdependientes: la intertextualidad y la parodia. Ambas se advierten en la inclusin

    de epgrafes descriptivos con los que se imita un rasgo de las narrativas del Siglo de

    Oro. Algunos de stos remiten nada menos que al Quijote, dada su apelacin directa

    al desocupado lector (169). Parodia de parodia, tambin mediante este recurso la

    obra de Manuel Scorza reclama su artificialidad, ya que esa referencia intertextual

    tan evidente no hace otra cosa que subrayar que este texto es literatura.

    Adems de la estructura en hlice, el hiperrealismo, la parodia y la intertextualidad,

    cabra destacar aspectos concernientes ya al nivel narratolgico, tales como el uso

    de analepsis y prolepsis o la presencia de mltiples voces narrativas. Pero basta con

    lo hasta aqu analizado para mostrar que se trata de recursos ajenos a las

    cosmovisiones indgenas, los cuales desproporcionadamente acentan aquello que

    el indigenismo ya tiene y no puede prescindir del mundo occidental. Tornando ms

    homognea la literatura resultante, dichos recursos recaen sobre el plano escritural.

    La ltima caracterstica destacada por Toms Escajadillo es ya de otro orden. En

    Redoble por Rancas, la tendencia a dilatar el espacio representado no es menos

    evidente que las tres caractersticas anteriores. Si bien la lucha protagonizada por

    Hctor Chacn es contra un gamonal y se resuelve en una regin muy especfica de

    los Andes, hay tambin otra lucha, correspondiente a la segunda trama de esta

    doble novela, emprendida contra una compaa multinacional. Desde el paratexto

    advertimos un inusual esfuerzo por dar cuenta de la veracidad de este referente.

    Sobre las siglas M. S. se afirma que Este libro es una crnica exasperantementereal (149) y queMs que un novelista, el autor es un testigo (149). Tambin se

    alude a grabaciones magnetofnicas y fotografas y finalmente, a modo de epgrafe,

    se cita un recorte periodstico presentando los ingresos anuales de la Cerro de

    Pasco Corporation:

    Nueva York, 3 (UPI). Las ganancias de la Cerro de

    Pasco Corporation en los nueve primeros meses de este ao

    aumentaron notablemente. No obstante los altos costos de

    14

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    produccin y una huelga de ocho semanas en una compaa

    subsidiaria de Estados Unidos, segn anunci el presidente

    de esa organizacin, Robert P. Koening, las utilidades netas

    en esos nueve meses alcanzaron a 31.173.912 dlares, o sea,

    5,32 dlares por accin.

    Es cierto que hay aqu una intencin de romper la visin insular de la vida indgena

    como si no tuviese conexiones ms o menos orgnicas con el conjunto de la

    realidad nacional (Cornejo Polar 212). De cualquier modo, la ampliacin del espacio

    puede ser otra nota distorsionante de las transformaciones reales de la problemtica

    indgena, y asimismo cae fuera de la bsqueda de una expresin acorde al

    entreverado universo sociocultural de los pases de poblacin nativa. En efecto, el

    tema de la lucha contra la Cerro de PascoCorporation introduce un conflicto cuyas

    dimensiones sobrepasan el mbito de lo andino -e incluso de lo indgena-, por el

    cual la novela termina desvindose hacia una denuncia ecumnica, o bien,

    supranacional, contra los abusos del imperialismo capitalista. Es as cmo la

    amplitud del espacio representado acarrea tambin una atenuacin de la

    heterogeneidad, desplazando a un primer plano aquello que Rodrguez-Luisinterpretaba como el elemento aglutinante de las narrativas de este gnero. En

    sntesis: hay aqu un paso retrgrado hacia el aspecto de la denuncia poltica, ahora

    incluso ms alienante, ms dicotmico y maniqueo, que no tiende sino

    homogeneizar la problemtica indgena dentro de un conflicto universal.

    Dejando aparte la controversia terminolgica, podemos ya aseverar que la novela de

    Manuel Scorza presenta en efecto los rasgos de una de las direcciones en que

    deriv el indigenismo. En la toma de tal direccin, el impulso crucial lo dio la enormeinfluencia de las narrativas latinoamericanas de repercusin internacional. Quizs

    esto no se debi sino a las aspiraciones de acceder a un pblico lector ms masivo,

    ya familiarizado con las innovaciones implementadas por tales narrativas. El uso de

    la perspectiva del realismo mgico, la intensificacin del lirismo, la complejizacin

    tcnica y la ampliacin del espacio representado; todas estas caractersticas

    prueban que hubo un intento de adecuar la cuestin indigenista a los nuevos

    cdigos del relato impuestos por las obras del Boom de los aos 60 y 70. Como

    15

    (151)

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    efecto resultante del ajuste aparentemente formal, tuvo lugar un desequilibrio de la

    heterogeneidad que en su momento la crtica advirti como el componente nuclear

    del proyecto indigenista. Ha sido el propsito de ste trabajo mostrar una de las

    tendencias hacia las que se extendi una corriente literaria. Otra tendencia, quizs

    formalmente aun ms alejada de los primeros modelos, gir en cambio hacia el

    gnero testimonio: el colapso de la categora de autor y su reemplazo por la de un

    editor cuyo control no supera al del informante3 permitieron en cambio, en esta

    segunda direccin, conservar la heterogeneidad.

    Obras citadas

    Aldaz, Anna-Marie. The Past of the Future. The Novelistic Cycle of Manuel

    Scorza. New York: Peter Lang, 1990.

    Arguedas, Jos Mara. Los ros profundos. Ed. Ricardo Gonzlez Vigil.

    Madrid: Ctedra, 1998.

    Cornejo Polar, Antonio. La novela peruana. Lima: Horizonte, 1989.

    Correa Camiroaga, Jos. Redoble por Rancas epopeya latinoamericana?.

    Actas del Simposio Internacional de Estudios Hispnicos. Budapest: Akad.

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    Gras, Dunia. Introduccin. Redoble por Rancas. Madrid: Ctedra, 2002. 13-

    143.

    Hernndez, Consuelo J. Crnica, historiografa e imaginacin en las novelas

    de Scorza. Beyond Indigenous Voices. Ed. Mary H. Preuss. Lancaster:

    Labyrinthos, 1996. 143-149.

    Maritegui, Jos Carlos. 7 Ensayos de interpretacin de la realidad peruana.

    Eds. Anbal Quijano y Elizabeth Garrels. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979.

    3 Este aspecto es destacado por George Ydice, para quien el elemento principal del gnero testimonio es

    su ruptura con el rol tradicional del intelectual en Latinoamrica. A diferencia del escritor del Boom, cuya

    voz pretenda abarcar verdades universales, el testimonio apela a una verdad muy concreta e inmediata

    que concierne a una comunidad especfica. Por tal razn Ydice insiste en definir el testimonio como

    prctica directa -y no como representacin- de sectores populares a fin de acceder a la esfera pblica en

    su lucha por la subsistencia: it is not so much a representation of a referent [...] but a practice involved in

    the construction of such an entity. That is, testimonial writing is first and foremost an act, a tactic by

    means of which people engage in the process of self-constitution and survival (46).

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    Puente-Baldoceda, Blas. La narrativa neoindigenista en el Per. Beyond

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    166.

    Rama, ngel. Transculturacin narrativa en Amrica Latina. Mxico: Siglo

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    Rodrguez-Luis, Julio. Hermenutica y praxis del indigenismo. La novela

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    Cultura Econmica, 1980.

    Smotherman, Teresa. La filosofa de la liberacin en la nueva novela

    indigenista. Cuadernos Americanos 6.5.35 (1992): 145-157.

    Scorza, Manuel. Redoble por Rancas. Ed. Dunia Gras. Madrid: Ctedra,

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    Tamayo Vargas, Augusto. Manuel Scorza y un neoindigenismo. Cuadernos

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    Urrello, Antonio. Antecedentes del neoindigenismo. Cuadernos

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