orgapo öe su erre - odemih - institutum historicum ... virtual/publicaziones... · niendo por...

21
erre Orgapo öe su Veperable Oräo Cercera y (ofraäfas Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) _ 15 DE JUNIO DE 1930 <C> NÚM. S Ti M A E 10 EL CORAZÓN DE JESÚS, CENTRO DE AMOR Y DE LUZ, por Fr. U2. Delgado.—AL REVEREN- D ÍSIMO P. MAESTRO GENERAL, por Fr. J. S. Crespo. EL CONGRESO EUCARÍSTICO DE CA RTAGO, por Fr. G. Vázquez. EL PUEBLO SIN Dios, por Fr. R. D el gado.— ALFONSO DE SÁRRIA, por Fr. G. Placer, IMPRESIONES DE UN MERCEDARIO, por Fr. G. Vázquez.— Los PRIMEROS DÍAS DEL HOMBRE, por Fr. R Sarjurjo.—PoR TIERRAS DE HISPANOAMÉRICA, por Fr. Serapio G. Gallego. NOTAS MARGINALES A UN LIBRO MISIONERO, por Fr. M. Orlú- zar.— IMPRESIONES DE UNA COMUNIÓN, por Fr. J. C. M. LA SEÑORITA, por Julia G. Herre- ros.— NOTICIAS.— BIBLIOGRAFÍA.— NECROLOGÍA.— INDULGENCIAS DEL MES. EL CORAZÓN DE JESUS, CENTRO DE AMOR Y DE LUZ Cargado Jesús con el pesado ma- dero de la Cruz, cubierto de polvo, todo su cuerpo ensangrentado, trans- pone, jadeante, la pendiente rocosa del Gólgota... Suspenso de aquel afrentoso madero, que se levanta sobre los duros picachos, está cla- vado en él el Hijo de Dios, cuya ma- jestad no cabe en los cielos ni en la tierra. De sus divinos labios han brotado, como cascadas de luz y de amor, sus últimas palabras, que son como su testamento eterno, rubrica- do con su precios/sima sangre, te- niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange- les de la gloria. Pero, ¡ah! aquel co- razón que ha amado tanto a los hombres y en el que están encerra- dos iodos los tesoros de la gracia y de la naturaleza; aquel corazón que es faro de luz, escala del cielo, refu- gio de pecadores, fuente de gracias, arco iris donde brillan todas las bon- dades divinas, todas las virtudes, está cerrado. ¿Dónde está la llave que nos ha de abrir ese dulcísimo Corazón? Allí, a los pies de la Cruz, está el valiente y rudo guerrero en cuyas manos están las llaves que nos van a abrir los íntimos secretos escondidos en las profundidades del Corazón de Jesús. Montado en brioso caballo, llevando en su mano reluciente lan- za, se dirige al pie de la Cruz, levan- ta sus ojos hacia el divino Ajusticia- do, y la contemplación de aquel ensangrentado cadáver le hace es- tremecer y temblar. ¡No tiembles,

Upload: nguyendien

Post on 30-Sep-2018

219 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

erreOrgapo öe su VeperableOräo Cercera y (ofraäfasDirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12) _

15 DE JUNIO DE 1930 <C>

NÚM.

S Ti M A E 10

EL CORAZÓN DE JESÚS, CENTRO DE AMOR Y DE LUZ, por Fr. U2. Delgado.—AL REVEREN-D ÍSIMO P. MAESTRO GENERAL, por Fr. J. S. Crespo. — EL CONGRESO EUCARÍSTICO DECARTAGO, por Fr. G. Vázquez. — EL PUEBLO SIN Dios, por Fr. R. D el gado.— ALFONSODE SÁRRIA, por Fr. G. Placer, — IMPRESIONES DE UN MERCEDARIO, por Fr. G. Vázquez.—Los PRIMEROS DÍAS DEL HOMBRE, por Fr. R Sarjurjo.—PoR TIERRAS DE HISPANOAMÉRICA,por Fr. Serapio G. Gallego. — NOTAS MARGINALES A UN LIBRO MISIONERO, por Fr. M. Orlú-zar.— IMPRESIONES DE UNA COMUNIÓN, por Fr. J. C. M. — LA SEÑORITA, por Julia G. Herre-ros.— NOTICIAS.— BIBLIOGRAFÍA.— NECROLOGÍA.— INDULGENCIAS DEL MES.

EL CORAZÓN DE JESUS, CENTRODE AMOR Y DE LUZ

Cargado Jesús con el pesado ma-dero de la Cruz, cubierto de polvo,todo su cuerpo ensangrentado, trans-pone, jadeante, la pendiente rocosadel Gólgota... Suspenso de aquelafrentoso madero, que se levantasobre los duros picachos, está cla-vado en él el Hijo de Dios, cuya ma-jestad no cabe en los cielos ni en latierra. De sus divinos labios hanbrotado, como cascadas de luz y deamor, sus últimas palabras, que soncomo su testamento eterno, rubrica-do con su precios/sima sangre, te-niendo por testigos las estrellas delfirmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero, ¡ah! aquel co-razón que ha amado tanto a loshombres y en el que están encerra-dos iodos los tesoros de la gracia y

de la naturaleza; aquel corazón quees faro de luz, escala del cielo, refu-gio de pecadores, fuente de gracias,arco iris donde brillan todas las bon-dades divinas, todas las virtudes,está cerrado.

¿Dónde está la llave que nos hade abrir ese dulcísimo Corazón? Allí,a los pies de la Cruz, está el valientey rudo guerrero en cuyas manosestán las llaves que nos van a abrirlos íntimos secretos escondidos enlas profundidades del Corazón deJesús. Montado en brioso caballo,llevando en su mano reluciente lan-za, se dirige al pie de la Cruz, levan-ta sus ojos hacia el divino Ajusticia-do, y la contemplación de aquelensangrentado cadáver le hace es-tremecer y temblar. ¡No tiembles,

Page 2: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

Venite ad me omnes...

- 202 —

aguerrido soldado, adelante! En tusmanos está encender la luz esplen-dorosa que ha de iluminar a todohombre que vive en este mundo; entus manos está abrir el inagotablemanantial de cristalinas aguas quesaltan hasta la vida eterna; en tusmanos está el que la humanidadaprenda la verdadera libertad y laverdadera regeneración; en tus ma-nos está el enseñar a los hombres lafuente de la divina luz, la inextingui-ble hoguera del amor... ¡Adelante,valeroso soldado!... ¡No tiembles!...

La reluciente lanza del guerrerohiere el costado del Salvador..., y,a través de la herida, aparece susacratísimo Corazón...; aquel Cora-zón que, siglos más tarde, había deenseñar, nimbado de luz y de gloria,a su >sierva Margarita de Alaco que,diciendo: .fie aquí el Corazón quetanto ha amado a los hombres».

Grandeza y excelencia del Cora-zón de Jesús.

¿Qué es el Corazón de Jesús? Lainteligencia humana es incapaz depenetrar y sondear la grandeza yexcelencia de este divino Corazón,Toda la Trinidad augusta ha tomadoparte principalísima en su formación,reflejando en él los esplendores desu gloria, de su omnipotencia, de sumisericordia y de su amor.

El Eterno Padre contribuye a laformación del Corazón de su Unigé-nito Hijo, dándole poder, ciencia,sabiduría, grandeza, bondad..., todose lo concede juntamente con su pro-pia perfección, para que resplande-

ciesen en él los destellos de la belle-za eterna.

El mismo Verbo de Dios al tomaresta carne que ha de formar su sacra-tisimo Corazón, la diviniza, y haceresplandezca en él la gloria de Diosy que palpite aquella infinita caridad,aquel eterno amor, que une a Dioscon el hombre y al hombre conDios.

Los divinos rayos con que el Espl-rituu Santo lo envuelve y abrasa, ha-cen de él una hoguera inextinguibledel divino e infinito amor.

Aún hay más. La sangre del Cora-zón de Jesucristo es la sangre másnoble, más excelsa, por ser la sangrede la más pura de las criaturas, dela Santísima Virgen María. Y comola sangre de María es la sangre delos patriarcas, de los profetas, de losreyes, de los jueces, se sigue de aquíla gi dndeza, sublimidad y exce-lencia del Corazón dulcísimo deJesús.

El Corazón de Jesús, foco del di-vino amor.

Todo era tristeza, desolación, luto,en aquella memorable tarde en queJesucristo expiraba en la Cruz. Elsol se habla ocultado avergonzadode la malicia de los hombres; la lunaaparecía en el desierto firmamentocubierta con un denso velo, para nopresenciar la muerte del SupremoHacedor; el velo del templo se rasga,mientras los muertos resucitan; enlontananza se oye el retumbar deltrueno, y, a la estridente luz del re-lámpago, la muchedumbre ve el

1

ooo() . g5.g::........g„.....50goo.........0.00%,,,,..o........../%0„00.0...o..ozo0g,,

o o o o o

o o o o o o0°. o . g o 20g 2 e 3 g.° 11 .0 g: :20.g ° 0 2,° °°.".°° °°.° '00

o o o

Page 3: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

e.mg-•••

, ozst ilD,Va, •.elmeeceglAW 024

aeleecxe

Alumnas del Colegio de las Hermanas Mercedarias de Enguera (Valencia).

- 204 —— 205 —

cuerpo ensangrentado del Salvador;y cuando Jesús se ve abandonadodel Eterno Padre, y los cielos secierran a sus clamores, y sus discí-pulos habían huido; cuando la ago-nía avanza y las angustias de lamuerte le envuelven en olas de supre-ma amargura, Jesús no tiene más queamor y perdón para todos. En aque-llos momentos supremos de su supre-mo dolor Jesús tiene sed, sed inextin-guible de amor. Y al hombre que leniega una gota de agua, le da Eltoda la sangre de sus venas, todoslos tesoros de su amor.

«ffle aquí cuánto te he amado!»—dice Jesús a la humanidad.

¡Ah! es que el Corazón del divinoMaestro es inmenso, no conoce lími-tes ni fronteras. El Hijo de Dios nosha amado desde la eternidad. Nosamó en el pesebre de Belén, en eltrabajo de Nazaret, nos amó sobreel Tabor iluminado con su gloria, enlas tristezas y soledades de Getse-maní y en las angustias del Calvario;nos amó en las humillaciones y enlos horrores de la muerte, nos amabajo los velos de la Eucaristía y enlos esplendores de la gloria.

Tanto nos ama, que nos pide nues-tro corazón entero, pero también Else entrega a nosotros sin reserva ysin límites. Nos da su palabra, sugracia, su luz, su fuerza, su sangre,su vida, su persona, su potencia y sugloria.

El Corazón de Jesús es inmen-so por el número de los que ama.Llora sobre la infiel Jerusalén y res-cata los pueblos, perdona a Magda-lena y a la mujer adúltera, conmué-

vese sobre el sepulcro de Lázaro yes para todos «la resurrección y lavida»; atrae I sí a la samaritana y leotorga el «don de Dios»; ama la ino-cencia de los niños y se complace enJa virginidad del discípulo amado; secompadece de la viuda de Naim; ma-nifiesta sus preferencias divinas porSan Pedro arrepentido; escucha elruego del Buen Ladrón en lo alto dela Cruz y le dió aquel mismo día co-rona y trono en el reino de su Padre;rinde con los destellos de su gracia aSau/o; atrae al fogoso amador SanAgustín, que le levanta del fangopara ser lumbrera del mundo; apartadel camino ,del crimen a Pedro Ar-mengol y lo convierte en Redentor dealmas, en conquistador de corazonespara su Dios; olvida nuestras cruelesofensas, nuestras abominables apos-tasías. Todas las generaciones quepasaron, todas las generaciones quehan de surgir en el correr de los si-glos podrán albergarse en ese Cora-zón divino, hoguera inextinguible deamor.

¡Ah! ¡Cuánto amor atesora el Co-razón de Jesús! El no tenia necesidadde nuestro amor y sólo ha queridoconquistarlo con la inmensidad desus beneficios, pues fijé El quien nosdijo: (Gustad y ved cuán suave es elSeñor».

El Corazón de Jesús, centro de luzy de ciencia.

Nunca se ha hablado tanto de luzy de ciencia como en las sociedadesmodernas, y nunca la humanidad hamarchado hacia las tinieblas, como

en los actuales tiempos. No se olvi-den las sociedades contemporáneasde buscar la luz en su verdadero ori-gen,- en el dulcísimo Corazón deJesús. ¡Oh! ¡Cuánta luz, cuánta sabi-duría encierra ese sacratísimo Cora-zón! «Yo soy la luz de la ciencia; yosoy la luz de la sabiduría; yo soy laluz del deber y del sacrificio»—diceel celestial Maestro. Yen otra parte:

ciencia, mi doctrina, no es frutode mi mente humana, su origen vie-ne de más alto, la he recibido delPadre que me envió». Cristo, es,Piles, la luz, Cristo la ciencia, por-que está lleno de gracia y de ver-dad». El Corazón de Jesús es el solque ilumina toda ciencia, es la luzque ilumina a todo hombre que vie-ne a este mundo.

¡Ah! No lo olviden las sociedadesmodernas: el Deifico Corazón de Je-sús es luz de luz, ciencia del Padre,esplendor de la divina gloria, maes-tro de pueblos, mentor de almas,evangelizador de gentes, salvadorde naciones.

Vayamos al Corazón de Jesús.

Volved, ¡oh sociedades modernas!,la vista al Corazón dulcísimo deJesús que hoy, como ayer, extiendesus manos perforadas con los clavosde la Cruz, y os dice lo que dijo undía a las turbas que hambrientas deverdad y de luz le seguían: «Venid aMi todos. En MI encontrarán losindividuos la paz, las familias elamor y los pueblos la salvación».

P. DELGADO CAPEANSO. de M.

Page 4: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

000000000g0000.00000op0000000,50000000000

p000000000.00ooóooo p oopoo00.23.00000.

0000000000g0000000000goopoocoo00.00000000,..o000rev. o - 207 -

00.0.000o00.00000000000000040.000.°

2 2

2 22

o o2 2OVO

t.1 P°O0000000oog.'DO000::::Oo- 0 000000oo0 0000

Si, cual a ejercitar comienzo ahora

De la lira el manejo,

Fuera en el arte viejo,

Hoy vertería en el goloso oído

(De una copa con rimas cinceladas)

Puro vino exprimido

En el lagar de un alma delicada.

Mas .. fuera necia cosa

Recabar de temprana primavera

Los frutos de la vid o de la higuera;

Desazonado fuera

Pedir de enero la encendida rosa.

Al tiempo en que mi mano

Solamente se adiestra

Para bajar un día a la palestra

Y arrebatar el lauro soberano,

¿No fuera empeño vano

Prometeros, de mí, canción maestra?

Pasad por la memoria

Lo que se cuenta del antiguo atleta

Codicioso del premio y de la gloria:

Ved a Polidamante,

Campeón de tanto olímpico debate;

Miradlo ya muy ante

del día del combate

(Porque el trofeo nadie le arrebate)

Marchar a despoblado,

Y desnudado el levantado pecho

Y el cuerpo todo con aceite untado

Con brazo confiado, firme, espera

Detener la carrera

Del carro que hacia sí viene derecho.

000

En vano es que el auriga

Blanda la tralla que despide rayes;

En vano los caballos

En polvo envuelven la veloz cuadriga,

Pues no pueden pasar más adelante

Del alto pecho de Polidarnarite...

¿Recordais a Milön, el más famoso

De todos los atletas

Que merecieron himnos de poetas?

Hasta el muslo desnudo,

Con ambos pies sobre aceitado escudo

Y en ambas manos puntiaguda lanza,

Se ensaya repeliendo la pujanza

De más de un enemigo;

Mas, porque sin testigo,

Detuvo, inmoble, golpe y golpe rudo

Sin resbalar del aceitado escudo

En pleno circo la victoria alcanza (1).

Yo tambidn, de laureles avariento

Los nervios de mi cítara templando,

Y al griego modo el estro conformando

Voy ensayando

Mi canción al viento...

Mas en este momento

Cuando late con fuerza el pecho mío

Y me siento llevar del desvarío

Producidor del arte parnasiano

Sólo siento

Tener tan bronca voz, tan torpe mano.

(1) Luchadores nombrados por San Basilio ensu tratado »Sobre el modo de sacar provecho delos autores clásicos paganos».

Neri quisiera

Que el sol de mi naciente fantasíaSaltase en su carreraDesde la fresca aurora mañanera

Hasta el claro y caliente mediodía:.- n tonces, Padre, sí; te labraríaU n ánfora con rimas cincelada,

Y en ella verteríaMi pluma delicadaCascadas de armonía...

Un ánfora do vieses trabajada

Por entendidas manosLa p aciente labor de tus hermanos.

Tanto más notle cuanto más callada.

Allí bien esculpida

Cabalgata florida

Verías de magnánimos guerreros

Que al blandir sobre el moro sus aceros

Dan al viento flotante escapulario:

Son nobles caballeros

Del escuadrón valiente mercedario.

Más allá jubilosaProcesión en relieve se destaca;

Una canción piadosa

baila en el aire, gritos de alborozo

Se mezclan al dulcísimo sollozo

De cautivos ya libres de sus penas

Que van besando grillos y cadenas

Y besando los cándidos albores

Del sayal de unos frailes redentores...

Seguid dando la vuelta

De copa tan esbelta,

Y vereis tres altivas carabelas

(Bien inflamadas las lonas de las velas),

Y notareis que el viento

Os recuerda (al soplar con todo aliento

De las velas el paño)

La pastora que empuja su rebaño

De lanas blancas y de paso lento...

Grabaría después (entre el ramaje

De un bosque virgen) al infiel salvaje,

Y aliado de magnánimos guerreros

Grabaría valientes misioneros

De dulces ojos y nevado traje.

Y por fin grabaría las riberas

Del Paraná, de cauces anchuroso,

Y, Padre amado, allí reconocieras

Desde el gaucho, jinete prodigioso,

Hasta el jaguar que reina entre las fieras...

Oh, si el sol de mi pobre fantasía

Saltase en su carrera

Desde la fresca aurora mañanera

Hasta el claro y saliente mediodía:

Entonces, Padre, sí; te ofrendaría

Un ánfora con rimas cincelada,

Y en ella vertería

Mi pluma delicada

Cascadas de armonía. .

FR. J. SANTIAGO CRESPO

(Leida en la velada del XI-X-29, dedicada al Reve-rendísimo P. General. Poyo.)

111 ROMO. P. 11188S1P0 ßenerai de la merced, Fr. Juandel c. Garrido.

op oop0000 0 . 0 0000 p oo o

Page 5: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 209 —

Cuando oí hablar de él por vez pri-mera, me pareció un sueño: Un Con-greso Eucarístico en tierra africana yen unas ruinas, por más señas, meparecía irrealizable. Dios Nuestro Se-ñor ha querido que viera por mis ojoslo que tan difícil había creído, dándo-me a la vez ocasión de visitar las ciu-dades africanas, donde los merceda-rios participaron en siglos pasadosde las lágrimas y sufrimientos de loscautivos.

El Congreso de Cartago no sólono fue inferior a los celebrados enEuropa, sino que en ciertos aspectoslos superó. Cartago no es ya undesierto, como yo suponía, sino unaherniosa prolongación de Túnez.Cierto que no ha resurgido la antiguaciudad con sus ochocientos mil habi-tantes (ni hay para qué) pero en sulugar se van levantando hermosas vi-llas y barriadas populosas, comoMarsa, donde vive ordinariamente elBey de Túnez.

Casi en el centro de la Cartago ro-mana se levanta la grandiosa basílicaprimacial, bajo cuya cornisa se leenlas proféticas palabras del Papa SanLeón IX (en el siglo XI) que suspirapor el renacimiento de Cartago, de-clarando que, arruinada o floreciente,no podía perder el primado de todoel Africa, pues era la silla más glorio-sa de todo el Occidente después deRoma.

Esta basílica mudéjar ha sido el

centro del Congreso, aunque se cele-braron también muchos actos en laCatedral de Túnez y en !as ruinas delas grandes iglesias de Cartago, desiete y más naves, cuyo trazado hapuesto en evidencia el sabio P. Delattre. En la llamada Basílica Majo-rum ha sido reconstruido el altar ma-yor, cor. su baldaquino al estilo deRoma, sobre la cripta que conteníalas cenizas de las santas Perpetua yFelicidad.

Allí se celebró una Misa de Pontifi-cal cantada por el pueblo fiel venidode todas las naciones cristianas, que,con los ojos arrasados en lágrimas,recordaba las grandes solemnidadesallí celebradas en los primeros si -glos.

A la derecha y en lugar que ocupa-ba el púlpito, se veía perorar, enhábito pontifical, a San Agustín, quecinco veces por lo menos hizo desdeaquel mismo lugar el panegírico delas incomparables mártires africanas.Y digo por lo menos, pues cinco sonlos panegíricos que se conservan ensus obras.

Otro de los lugares preferidos paralas solemnidades eucarísticas fue elanfiteatro regado con la sangre de losmártires y sobre todo de las citadassantas y de sus compañeros. La pri-mera función allí celebrada fué elofrecimiento de palmas a los mártiresinvictos. Niñas vestidas de blancoiban colocando aquellos símbolos de

v ictoria alrededor de las lápidas querecordaban a los diferentes héroesque allí obtuvieron el triunfo.

Muchos besamos aquella arena em-p apada en sangre gloriosa. En ellaveíamos a aquella incomparable jovenY madre ya Santa Felicitas, que, arro-jada al aire por una vaca ferocísima,n o atendió al magullamiento generalde sus huesos, sino que sus manosacudieron a cubrirse pudorosamentecon los jirones que les restaban de sutra j e. ¡Oh mujeres del día! ¡Ved cómose hizo la vestidura encantadora de lamodestia cristiana que vosotras des-garráis para vuestra ignominia!

El anfiteatro, que es elíptico, mideen sus dos ejes un metro más que elColoseo de Roma, y en los extremosdel eje mayor hay dos grandes habi-taciones que servían para encerrar alas fieras y a los que habían de serpasto de ellas pocas horas después.Esta última está convertida en capilla,visitadísima por los fieles que noacertaban a despedirse de aquel lu-gar.

Allí, en la noche del 6 de marzo delaño 203, celebraron su última cenalos mártires citados, y dirigiéndose alos paganos que los miraban con cu-riosidad, uno de ellos les dirigió estafrase terrible: ¡Fijaos bien en nos-otros, para que nos reconozcais en eldía del juicio!

Allí se celebraron también por lasnoches veladas interesantísimas parahombres solos, recordando aquellosepisodios en que se fundó la verda-dera libertad cristiana, enfrente delpoder civil que pretendía esclavizarlas conciencias, estableciendo la divi-

Sión de poderes, base de las liberta -des ciudadanas. Los más elocuentesPrelados de Francia recordaron allílos triunfos de la Eucaristía sobre losvicios del paganismo y los hombresallí presentes templaron sus almaspara las luchas de la vida con el ejem-plo de los mártires.

Las secciones nacionales se reunie-ron en diferentes lugares y la españo-la en el hermoso barco que conducíaa los peregrinos presididos por elSr Obispo de Madrid. La más impor-tante fué la sección italiana, por sernumerosísima la colonia allí estable-cida, muy superior a la misma fran-cesa.

Los discursos en las sesiones ge-nerales estuvieron a cargo de los másrenombrados oradores de Francia,entre ellos el conocido escritor y aca-démico Luis Bertaud, que con lahabilidad de un gran operador de ci -nematógrafo, hizo revivir a nuestrosojos la Iglesia de Cartago, a cuyahistoria ha consagrado interesantesvolúmenes.

Otro de los oradores era un canó-nigo de Túnez, pero se puso malo yhubo de suplirlo uno de los PP. Blan-cos, organizadores y verdaderos hé-roes del Congreso. No sé cómo loharía el Sr. Canónigo, pero el sustitu-to improvisado nos encantó.

No pudo hablarnos de la Comuniónsegún los Padres africanos (que erael tema señalado, y que él confesódesconocer en detalle), pero nos des-cribió la vida eucarística de las nue-vas cristiandades fundadas por él ysus compañeros en el centro de Afri-ca, haciéndonos llorar y reir al mismo

e, o 00 -GQ?G0 .00o o0 .0.11DOVVV- 000 0 0 - 0 GDQZGG- 0. o O 0...ee(V -00Z

El congreso Eucarístico de Cartago.e0.00,senne.)-00o00..seeen.0.0000..eneee...000.0.5e5es...oe

Page 6: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 210 —— 211 —

tiempo. Después de habernos hechover así a aquellos archibárbaros yarchiferoces nos exigió, con el impe-rio de seis altavoces tremebundos,que gritáramos tres veces: ¡Vivan losafricanos! Lo que hicimos complaci-disimos.

Los negros, mezclados con nos-otros, vistiendo muchos de ellos eluniforme del ejército francés, nos loagradecieron mostrándonos con ino-cente sonrisa sus dientes blanquísi-mos.

La comunión del último día fué nu-merosísima, según me dijeron, puesyo no pude ver sino una pequeñaparte de ella. Para presenciarla fuí adecir misa muy temprano, pero memandaron sentar en el confesonarioy allí tuve que permanecer hasta muytarde, oyendo confesiones, unas ve-ces en francés y otras en italiano yhasta algunas en maltés: ¡Non capis-co milla!, protesté al oir aquello, peroel penitente siguió en italiano y asípudimos entendernos.

Cuando llegué a la basílica de SanCipriano, cuyas naves en número denueve están marcadas por las basesde las columnas, eran cerca de lasdoce, y la última misa de pontificalestaba ya muy adelantada. Una multitud inmensa cubría, no sólo la expla-nada, sino también las colinas pró-ximas. ¡Era grandioso de veras!

Las dos líneas de trenes eléctricosque unen a Túnez con Cartago (unapor la ribera y otra por un malecóna través de la laguna), continuarontodavía acumulando gente en los al-rededores de la Primacial para lagrandiosa procesión, coronamiento

obligado de los Congresos eucarís-ticos.

El desfile fué brillantísimo, a pesarde que en él tomaron parte sólo clé-rigos y representaciones de las clasessociales. Los demás y todo el devotosexo femenino, se quedó en los alre-dedores, rompiendo en vivas y es-truendosos aplausos a cada paso.

Un grupo de religiosos llamabasobre todo la atención de las gentes:El de los ex combatientes de diferen-tes órdenes, cargados de cruces ycondecoraciones y capitaneados porel abate Bergey, diputado por laGironda, que ante las amenazas denueva expulsión les enseñó a gritarsin recelo: ¡No nos iremos!, escri-biendo esas palabras en la fachadade los conventos. Su paso levantabauna verdadera tempestad de aplausos.

La procesión dió vuelta al anfitea-tro, que dista unos dos kilómetros,y cuando los primeros grupos veníande regreso, apenas había salido elSantísimo de la basílica. ¡Cuánto echéde menos una de las grandes carrozasde nuestras Catedrales! Aquella cus-todia, aunque grande y hermosa, nollenaba nuestros anhelos.

Lo difícil fué despejar luego aquellamultitud, aunque para ello se pusieronen movimiento cuantos autos habíaen Túnez, y de la estación salía untren cada tres minutos. Yo tuve queesperar una hora, a pesar de habermecolocado de los primeros, y la colaera inmensa.

Verdad es que podían distraersemirando aquella bahía deliciosa, yocultos casi bajo la primacial los dosantiguos puertos cartagineses, el co-

mercial y el de guerra, de donde sa-lieron los dominadores del Medite-rráneo. Hoy nos hacen sonreir, comoel antiguo puerto de Marsella.

Todo está bien, se dirá tal vez ell ector, pero ¿y los moros? Pues ae llos se dirigía también el Congreso.La verdad es que los mahometanos,salvo raras excepciones, brillaron porsu ausencia. Yo tengo confianza, sine mbargo, en que Jesús ablandará sus

En el número anterior de LA MER-CED hemos visto, con la brevedad queel carácter de la Revista permite, dón-de camina la sociedad sin Dios, yCómo la humanidad marcha al másespantoso de los caos a medida quela fe va desapareciendo de los pue-blos. ¡Pobre sociedad sin Dios!

En el presente, vamos a estudiar elPueblo sin Dios y las funestas conse-cuencias que de la carencia de Diosen el alma dei obrero y del pobre sesiguen.

Un gran peligro.

Las sociedades modernas, positi-vistas y escépticas, al expulsar a Diosde su seno y de todas sus múltiplesm anifestaciones públicas y privadas,han marcado la bancarrota de la mo-ral, del derecho y de la justicia, ca-yendo convertidas en un montón deruinas bajo los rudos golpes de lairreligión. Las clases aristocráticas yCap italistas, privadas de Dios, son in-

corazones y que el cristianismo re-cobrará aquellas tierras donde duran-te muchos siglos reiné sin disputa.

Para los hombres, el paso del isla-mismo al cristianismo, supone uncambio terrible, pero la mujer saleganando en él, y ella ha de ser el ins-trumento providencial.

¡Ven, oh Señor Jesús, como pos-trados en tierra africana te lo suplicantantos corazones!

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

capaces de llevar a la sociedad, en-ferma y exhausta, nueva savia, nuevavida, por estar adormecidas por losenervantes goces materiales, por losmás locos desvaríos, por las másextravagantes locuras y minadas porel mas refinado sensualismo. Las ju-ventudes modernas sin Dios, sin fe,sin esperanza, sin ideales nobles ylevantados, marchan a pasos agigan-tados hacia la horrenda sima de todaslas concupiscencias de la carne y dela sangre, plenas de inquietantes du-das, de inconsolables tristezas, de lu-ciferinos odios, de insanas rebeldías,de doctrinas demoledoras; juventudesque a los «quince años tienen horrora la vida., y, hastiadas, cansadas deella, cometen el más brutal de losatentados: el suicidio. Las familias dehoy se dispersan, se disgregan; laadhesión de sus miembros es comba-tida por numerosos enemigos quequieren formarlas sin Dios y sin espe-ranzas. En las sociedades contempo-

EL PUEBLO SIN DIOS

Page 7: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 212 — - 213 —

ráneas es fácil crearse una familiafuera de la propia familia, y esta fa-milia cosmopolita, sin Dios, sin ho-gar, sin patria, no puede llevar alalma del individuo y de las colectivi-dades, ni un afecto tranquilo, ni undulce pedazo de amor, ni un genero-so impulso, ni un lazo de verdaderaunión. El nivel moral y religioso delpueblo desciende a la medida queDios va faltando de su seno. «La cunano está consagrada por la Religión,ni en la tumba hay oraciones ni espe-ranzas»; el ángel del amor está llo-rando, a la puerta del hogar, la pér-dida del amor; ya no vela el sueño delos inocentes, rosas marchitas al piedel tálamo nupcial, «abierto a todaslas ignominias».

De las masas obreras se ha expul-sado a Dios y de sus hermosas almasse les ha arrancado la fe y la espe-ranza de los goces eternos; y comosi esto fuese poco, se les ha dicho:«Si no gozas, es por culpe de los Es-tados y de los poderes; tú eres la vo-luntad nacional, y tu poder no reco-noce límites. Mira a los ricos, quequieren la riqueza para el trabajo, eltrabajo para el capital y el capital parala esclavitud; tú tienes derecho a serlibre; rompe las cadenas y serás comoellos». Y al ver esas multitudes ricas,cubiertas de diamantes y de encajes,brutal envidia despierta en sus cora-zones y salvaje odio se apodera deellos, esperando ocasión para arro-jarse sobre esa clase, que cree cau-sante de sus males y miserias.

«Creciente y amarga queja se esca-pa de los débiles labios del siervo,del vasallo, del proletario, del paria.

La mordaza se rompe entre los dien-tes del género humano, que sufre yademasiado, y se niega a seguir ade-lante».

El obrero sin Dios.

Mucho se ha hecho y mucho seestá haciendo por mejorar la suertede la clase obrera, por mitigar y sua-vizar el dolor que aqueja al pobre,pero, a pesar de estos plausibles es-fuerzos, sigue arrastrando una cade-na interminable de sufrimientos y demiseria, cada día se va agravando laenfermedad económica y moral delproletariado. En vano los economis-tas y los sociólogos buscan solucióna los difíciles problemas sociales.Han expulsado a Dios del corazóndel pueblo, y el pueblo sin Dios notiene esperanza en un más allá ventu-roso, no tiene resignación, ni pacien-cia ante los trabajos de la vida, nifuerzas y energías para calmar laspasiones e inquietudes que rugen fu-riosas en el fondo de su ser.

Los obreros del campo, después deun rudo trabajo continuo, incesante,no ven cubiertas sus más apremian-tes necesidades; ven que su vida es enextremo penosa y que no tienen losmedios de diversión de las ciudades.Por eso se está observando cómo to-dos los días la miseria que reina enlos labradores lanza sobre las ciuda-dades la población de los campos.Pero aquí su suerte no ha mejorado,porque sus necesidades se han multi-plicado y las mil exigencias ficticiasque le rodean por todas partes, ab-sorben su precario salario. Y comoéste no llega, entonces lanza también

a la mujer y al niño a la fábrica, altall er, disgregando cada vez más lafa milia obrera, pero empeorando sutriste situación,

Un día los industriales, enorme-mente enriquecidos, se quejaron aM. Petit, y le dijeron: «¡Ya no pode-mos más, no ganamos bastante!»Una frase brutal, salvaje, que pesasobre su nombre como un anatema,b rotó de los labios de aquel: «Echadmano de los niños». ¡Pobres niños,v íctimas inocentes de las industriasmodernas! Ante esta frase cruel, in-humana, ¡ah!, ¡cómo resuena concascadas de luz y de amor la sublimefrase del Amigo de los niños, Jesu-cristo, cuando dijo: «¡Dejad que losniños vengan a Mí!»

Las sociedades contemporáneas nose contentaron con arrancar a Diosdel corazón del obrero, sino que tam-bién lo expulsaron del corazón delniño y, ¡ay!, también de la mujer. Y vedal niño y a la mujer en la fábrica, enel taller, en la oficina, lo que consti-tuye un grave peligro para ambos. Lapromiscuidad de sexos, las conversa-ciones y narraciones obscenas, sub-versivas, anárquicas y disolventesque allí oyen y aprenden, la atmósfe-ra viciada que respiran, los aires deli bertad y de rebeldía que constantemente viven, los precipita en el vicio,en la miseria, cuando no en la cárcel.

A este triste cuadro hay que añadirl a mala alimentación, la naturalezadébil de la mujer y del niño para esaclase ruda de labor, que no puedenresistir el exceso prolongado y exce-sivo de trabajo, sucumbiendo, la ma-yor parte de ellos y de ellas, vícti-

mas del hambre y de la tuberculosis.¡Pobres víctimas del pueblo sinDios!

Los falsos maestros delpueblo.

Desde la revolución francesa acá sehan levantado, y se están levantando,falsos maestros, pronunciando a losoídos del obrero que trabaja, del obre-ro que suda, del que apenas puedesoportar la vida, palabras halagado-ras. Unos le han dicho: «Tienes dere-cho a la felicidad y todo el mal procedede los Poderes: poder espiritual, podercivil, poder del proletario. Deben abolirse todos, y principalmente aquel dedonde los demás pretenden originar-se: el poder divino'.

Otros apóstoles del pueblo le handicho: «Tienes derecho a la felicidad,y si no la posees, es debido a tu aisla-miento. Junta toda tu labor y todostus productos; y como solamente elEstado es capaz de repartirlos conve-nientemente, debe abolir toda propie-dad, toda profesión, y encarga al Es-tado el reparto de las riquezas comu-nes entre todos».

Hay quienes se acercan al pueblo yle dicen: «El cristianismo comenzórehabilitando el espíritu, e hizo bien;es necesario ahora rehabilitar la car-ne. El paraíso terrestre no está a nues-tra espalda, sino delante. Todas laspasiones son santas, todos los apeti-tos deben satisfacerse».

Estos falsos redentores del puebloquieren hacerle ver, que el fin delhombre en esta vida consiste única-mente en ser dichoso; que esa dichala encuentra en los goces de la mate-

Page 8: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 214 — — 215 —

na; que todo esto no lo puede realizarsin apartar los obstáculos que en-cuentra a su paso, que son el Decálo-go, la sociedad, la propiedad, la fa-milia. Hay, pues, que expulsar a Diosdel pueblo; hay que acabar con la so-ciedad, destruirla, para sobre sus rui-nas constituir una nueva; hay queabolir la propiedad, repartiéndola en-tre todos; hay que dispersar la fami-lia, para que no haya más que comu-nidad de mujeres; hay que desterrarla Religión. Doctrinas demoledorasson éstas en orden a la moral, ala Religión, a la justicia y al derecho;doctrinas destructoras de todo orden,de toda sociedad, productoras de to-das las grandes catástrofes y de lasmás profundas crisis de la historia.El pueblo sin Dios, que aspira a go-zar, a sentarse en el banquete de loscapitalistas, cogerá a todos aquelloselementos que se oponen a ello y losdestrozará, los hará pedazos.

Fatales consecuencias.

El pueblo, a medida que va perdien-do la fe, la esperanza y la caridad, seva empobreciendo en brazos de lalibertad del trabajo y de la instrucciónsin Dios. Entonces saca las más de-plorables consecuencias. Se nos hadado la libertad, pero los que nos ladieron, sólo quieren que hagamos usode ella contra Dios, contra la Reli-gión, contra los ricos: la igualdad, lafraternidad, la soberanía, son un mitoen nuestras manos. ¡Somos libres,seamos soberanos! Levantémonos eimpongamos nuestra voluntad. ¡,Aca-so no somos los más? Nos habéisdicho que no hay Dios en el cielo;

pues, entonces, tampoco puede haberni rey ni ley en la tierra, Y puestoque todos nos lo habéis reducido atierra y oro. «venimos a reclamarnuestro puñado de oro y nuestra por-ción de tierra».

Se les dirá que ya tienen su parte.Pero la habéis hecho vosotros, y estámuy mal, porque nosotros seguimoshambrientos, sumidos en la miseria yprivados de los altos puestos. Tenéismás de lo que teníais antes, le repli-carán los que le robaron fa fe, la espe-ranza y la caridad.

¡Oh!, antes había un Dios en el cie-lo, una gloria que conquistar y un in-fierno que temer. Trabajábamos, esverdad, pero trabajábamos para co-mer honradamente nuestro pan. Obe-decíamos, pero no nos envilecía y hu-millaba, porque ni el rey, ni el noble,ni el sacerdote podían mandar ennombre de su egoísmo. La autoridadse remontaba a Dios que era el que laregulaba. Mandábamos a nuestros hi-jos al trabajo, al sacrificio o a lamuerte, y nuestros hijos iban con lafrente levantada y el corazón sereno,porque, después del calvario, sabíanque Dios les esperaba con sus brazosamorosos abiertos. Teníamos la ora-ción, los Sacramentos y el Sacrificiode la Misa; teníamos el arrepentimien-to y el perdón de Dios. Puesto quenos habéis arrancado del corazón aDios, la esperanza en un venturosoporvenir, y que la oración la habéisextinguido en nuestros labios, y quenos habéis engañado y nos habéisnegado el puñado de tierra y de oro:¡a las armas, pues, al pillaje, a la des-trucción, a la muerte! Puesto que nos

habéis enseñado que no hay Dios, niPremios ni castigo; vuelva la tierra alcaos, y mañana el sol, rojo de san-gre, alumbrará sobre el planeta ladic tadura del proletariado!

Tales serán las fatales consecuen-cias que sacará el pueblo sin Dios.La última palabra no la dirán los filó-sofos, ni los políticos, ni los orado-res, ni los periodistas. La última pa-l abra, si llega a sonar, la dirán la me-tralla, el cañón, el incendio...

H ay que dar al pueblo buenosejemplos.

Mientras los falsos redentores delPueblo no perdonan medio de arran-car de su seno a Dios, de extirpartodo freno moral y de extinguir todosentimiento religioso, los de arriba,lo s que gobiernan, con sus costum-bres depravadas, con sus vicios, conSU lujo, con sus corrupciones, conlos refinamientos de la vida modernano hacen más que provocar al puebloque trabaja, al pueblo que suda. Ta-les demoledores ejemplos, tales refi-na mientos, tales escándalos sociales,tales voluptuosas orgías, etc., etcéte-ra, son recogidos por el pueblo sinDios, que se agita pleno de envidia,de indignación, de cólera y ve cómose va infiltrando en sus venas esemortífero veneno, como un virus pon-zoñoso, que mañana estallará en ladestrucción.

Lo que necesita el pueblo.El alma de las gentes del pueblo

necesita luz—dice un gran apologistamoderno luz divina, luz evangélica,luz de instrucción cristiana, que disi-pe las tinieblas y las negras sombras

en que está envuelta. El alma del pue-blo necesita a Dios, porque sólo Diosla puede llenar con hartura plena; loque necesita es «luz del deber, del tra-bajo, del sufrimiento, del sacrificio vo-luntario». Lo que el pueblo necesitaes esa luz que baja de lo alto sobresu frente, que dice al niño: (Trabaja yobedece»; al joven: «Sé casto»; alhombre maduro: «Sé probo», y alanciano: «Espera». Esto es lo quenecesita el pueblo. Jamás el pueblo hatenido más urgente necesidad de Dioscomo en las sociedades modernas.

E( Ósculo divino.

Todo el malestar que agita a la so-ciedad contemporánea, todas las en-fermedades morales y sociales quepadecen y aquejan a los pueblos, tie-nen su origen en dos causas: La aris-tocracia y la clase media carecen deDios, y arrastradas por un lujo desen-frenado y un insaciable deseo de go-ces materiales, marchan a la decaden-cia: la clase obrera, el proletariado, elpueblo, carecen de Dios, y el afán dellujo y de los placeres que le domina,hacen surgir en sus corazones la en-vidia y la indignación, y todo estoabre a sus pies el camino del salva-jismo. Esta carencia de Dios tiene se -paradas, divididas, a ambas clases. Ypara que ricos y pobres gocen debienestar y de ventura, para que dejende luchar entre sí, es necesario quese reconcilien y se abracen, se den elósculo de amor; amor, reconciliacióny abrazo que sólo encontrarán en losamorosos brazos de Dios.

FR. R. DELGADO CAPEANSO. de M.

Page 9: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

ESTUDIOSGALLEGOS Alfonso de Sárria""A

— 217 —

Es para nosotros la resurrecciónde un pasado glorioso el avecinarnosa los siglos medioevales, cuandonuestro pueblo, lleno de vigor y ga-llardía, supo y quiso trazar dos líneasparalelas que reflejan todo su adelan-to en las artes plásticas, y su prima-cía en el campo lingüístico. Las unasculminan con el Pórtico de la Gloria,de la catedral composteltma, y la otracon los Cancioneros de la Vaticana yColocci-Brancuti.

Entre el total de los trovadores ga-llegos que dejaron huella y manifes-tación de su pensamiento, a través dela peregrinación ideal de esos Can-cioneros, hay un sedicente juglar deSarria.

Sobre si nació en Sarria o sus ale-daños, cuáles fueron los hechos másprincipales de su vida, y en qué lugarocurrió su muerte, poquísimo, casinada, puede decir el historiador ve-raz, sin exponerse a lamentables equi-vocaciones.

Puede desmentirse, desde luego, laafirmación de quienes interpretandosu nombre de diversa forma, duplica-ron al poeta, e hicieron de uno dosjuglares: Alvaro Gómez y Gómez Alfonso. Lo que sucede es que, la abre-viatura del nombre: «A.° Gomez, jo-grar de Sarria», permite leer, así Al-varo como Alfonso, ambos nombrescorrientes por aquella época.

Menéndez Pidal, siempre que men-ciona a este juglar, lo apellida deSarria, con manifiesta equivocación,

ya que en los Cancioneros no haytal acento, ni se encuentra un catalánentre el número de los trovadores.Resta, pues, atenernos a su nombre,que denuncia condición juglaresca, ya su patronímico que señala el lugarde donde era oriundo.

Vecinos suyos eran: Juan de Re-queixo y Pero d'Armeá; el primero deChantada y el segundo del Ayunta-miento de Láncara, y ambos poetasde los que vivían muy a gusto entre laturba dadivosa de sus oyentes.

A juzgar por las alusiones de suscantigas, este poeta gallego debió vi-vir entre 1220 y 1290 o 1300, es decir,en una época en que la vena legítimadel lirismo gallego hacía irrupción entodas las cortes de la península conincontrastable empuje.

La misma decadencia occitánica,ahogada entre el oscuro y rebuscadopoetizar de sus trovadores, dejaba fá-cil triunfo a los temas populares ga-llegos, cantados en formas sencillas,fácilmente comprensibles, y a los queel oído se entregaba y entrega des-cansado.

Es el florecimiento de la juglaríagallega: 1230-1330. El nacimiento a lavida lírica de nuestro poeta, debió sermuy temprano, y debido quizá a in-fluencias extrañas, tales como la con-vivencia de otros juglares, o el ejem-plo de los trövadores provenzales, aquienes debió escuchar más de unavez.

Sabido es que por aquel tiempo in-

cesantes oleadas de peregrinos, veni-dos de todas las regiones del CentroY Septentrión de Europa, trajeron aSantiago, al son del canto de ultreya,lo s gérmenes de la ciencia escolásti-ca y jurídica y las semillas de la poe-sía nueva.

Y esta peregrinación compostela-n a, que entraba en Galicia por Villa-franca, hacía su duodécima jornadaat ravesando todo el valle de Sarria,desde Triacastela, pasando por Bar-badelo, hasta Palas de Rey. En unade estas avenidas de gente, nuestroPoeta llegó a Santiago, «la excelentí-sima ciudad apostólica de Composte-la, llenísima con todas las delicias»,que dice el Códice Calixtino; centrode unificación poética y foco de irra-d iación del gusto trovadoresco.

Alfonso Gómez no fué trovador, enel sentido concreto de la palabra, sinoj uglar. El trovador era un poeta másculto y no ejecutante, acaparado ge-neralmente por las altas clases socia-les; mientras el juglar, según la últi-ma definición, se ganaba la vida ac-tuando ante un público, para recrear-le con la música, o con la literatura, ocon charlatanería, o con juegos demano, de acrobacia, de mímica, et-cétera...

Hubo con todo juglares, cuya ins-t rucción los hombreó con los trova-dores, y de ellos fue uno este buenlucense.

El juglar divertía, y por eso sushabilidades debían ser muy comple-j as; era el ornato principal de la cor-te, y sus «cantares et sones e estru-mentos», dicen las Partidas, «debe elrey usar a las vegadas para tomar

conorte en los pesares e en los cui-dados».

Si el juglar no estaba al servicio dealgún Señor—y aun muchas vecesestándolo—, corría todos los caminosen continuos viajes que daban a lajuglaría un carácter de muy abiertainternacionalidad. En estos viajes,sembraba, como a boleo, sus gracias,invenciones y poesías, poesías quealgún curioso anónimo fue recogien-do, cuidando el precioso legado quehoy conocemos con el nombre deCancioneros.

Tres son los principales: el de laVaticana, el de Ajuda y el Colocci-Brancuti. En los dos primeros, dondese agitan y catalogan poetas y can-ciones; desde el más alto trovadorhasta el juglar más ínfimo; desdela más bella y ligera balada, hastala sátira más brutal, en los dostiene su representación el juglar deSarria.

Lo que más nos interesa de el, sonsus dos composiciones, 470 y 471,del cancionero de la Vaticana; a pri-mera vista, salta un contraste de luzy tinieblas en el alma del poeta, con-traste al que vivían sujetos aquelloscantores, que para todo contaban conel favor del público. La primera can-tiga, es una cantiga de escarnio con-tra el ya viejo juglar Martín Moxa.Como si el correr de los años fuese undelito, descarga sobre él su lenguamaldiciente y humorística, y burlán-dose de su vejez le pregunta que añostenía al tiempo de la Encarnación:

«disede-m'ora, se deus vos perdon',quanto nacestes vos ant'a sazónque encarnou deus en Sancta Maria,.

fr

Page 10: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 218 — - 219 —

Para quien se adentra en la vidajuglaresca de aquel tiempo, es sabidoque tiene que bogar continuamenteentre mil atiras, groserías y malde-cires. El azote de la burla crujía enlas manos de todos y, como en elcaso presente, unos a otros se fusti-gaban con impiedad manifiesta. Nofui el menos perseguido el pobreMartín Moxa.

La otra cantiga de Alfonso Gómeznos interesa más por su contenido,pues se aparta en algo de los moldescorrientes de la poesía gallego-portu-guesa. El partidismo político no leapasionaba tan impetuosamente comoa los poetas de la Occitania, quizáporque faltándole motivos tan guerre-ros como los que movían a los trova-dores provenzales, las contiendaspolíticas no les interesaban grancosa.

Por eso, digo, nos interesa estacantiga donde se lamenta la anarquíareinante con ocasión de los sucesosque trajeron la deposición del reySancho (1245-1247), o la que acarrea-ron los últimos arios de Alfonso X.

La pintura no puede ser más deso-lora:

ca se non guarda tregua nem posturaet cada parte vexo a volver guerra,et fazer mal con mengua de xustiea;et na xente tan grande a cobieaque nem ha bon consello nem mesura.

Ca non leyxan espital nem egrexaromeu nem dona, nem orne fidalgo,nem orne d'oura, por born que sexaquen non desonrem por levar d'el algo;forcam mulleres....., etc.»

(471, C. de la V.).

Es la misma pintura que dos siglos

más tarde hará Pulgar del calamitosoestado de Castilla, durante la monar-quía de Enrique IV.

Pero de esta enfermedad, tanto másdeprimente cuanto más vieja, no supoo no quiso nuestro juglar sacar razo-namientos y consejos, para dirigirlosa los reyes y altos dignatarios, comohacían los poetas provenzales.

Pinta y se queda mirando el cuadro;siente el dolor sin buscar lenitivos niremedios. Acentos de pesimismocomo los suyos, aunque más aplaca-dos, los había expresado también superseguido Martín Moxa, en la canti-ga 473 del mismo cancionero.

Otra nota digna de tenerse en cuen-ta es que Alfonso Gómez conocía lasSagradas Escrituras—él mismo nosdice que las lee—, y quizá algún otrolibro de historia.

Deduciendo lógicamente, sus cono-cimientos literarios no pudieron lle-gar a los del Rey Sabio, ni a los desu contemporáneo Berceo; ya que noen balde el uno era rey y el otro cléri-go, viviendo a la sombra de un mo-nasterio. Y si éstos tuvieron una muyescasa fuente de referencias, fácil esconcluir que la del poeta sarriano fueasimismo restringida.

Además de que no hay que hacerseilusiones respecto a la facilidad deentonces en manejar libros y llegar asu adquisición, cuando: «en el año1400—o sea casi doscientos años mástarde—, se vendió una copia del Ro-mance de la Rosa, delante de la puer-ta del Palacio Real de París, por 40coronas, y este año la Condesa deAnjou dió por una copia de las Homi-lías del Obispo Hayman 200 carne-

ros, 20 fanegas de trigo, 20 de mijo yotras tantas de cebada». A esto llega-ba la penuria intelectual de aquellosp oetas, a quienes sin embargo honra-ban con los nombres de sabedores,in ventores, decidores, entendedores,Componedores de palabras graciosasY dulces, etc.

Si del examen ideográfico de susPoesías descendemos a minuciosida-des de orden técnico, pronto apura-mos el catálogo de formas líricas em-p leadas por nuestro juglar.

En las dos poesías citadas se re-duce al empleo de la septina proven-zal, jugando con versos deca y ende-casílabos; de una rima para los ver-sos primero, cuarto y último, otrapara el segundo y tercero, y otra parael quinto y sexto.

Esta es, a grandes rasgos, la sem-

Gran parte de la historia inerceda-ria tuvo por teatro el Africa. Ver aque-llas tierras, recorrer las ciudadesadonde se dirigían nuestros redento-res, que muchas veces pagaron conla vida su heroísmo, no podía pormenos de constituir una ilusión. Cuan-do me propusieron realizarla aceptésin vacilar.

Mi primera idea fue hacer el viajesólo para ver las cosas a mi placer,visitando lo que me interesara y de-iando lo que me pareciera, todo porPoco dinero. Me repugnan los viajesen rebaño, pero el tiempo urgía y, se-

blanza de aquel cantor medioeval, quesaliendo de un valle lucense, fuequizá a dejar sus huesos en las are-niscas de Castilla.

Con su envoltura material enterrósus invenciones y saberes, que másde una vez le abrieron horizontes deilusión, cuando primorosamente ves-tido y al compás de bien timbrada cíta-ra, hacía los goces de su auditorio.

Goces y fama que no impedía elque, más de una vez también, durmie-se a la intemperie por cruel nece-sidad:

Con dura tierra por cama,la cítola por cabecera,y por manta el cielo azul,y por sueños las estrellas.

FR. GL1MERSIND0 PLACERMercedario.

Poyo, mayo 1930.

gún referencias, en Cartago no se en-contraría alojamiento, siendo por tan-to necesario ir en un barco que sir-viera de hotel.

Felizmente el proyecto falló a últi-ma hora y desde Barcelona tuvimosque buscar pasaje cada uno por don-

de pudo. El Padre Inocencio se diri-gió a Oran y yo me embarqué enPort-Vendres para Argel, adonde lle-gamos el 6 de Mayo por la mañana.El puerto estaba lleno de barcos mer-cantes y de guerra, todos empavesa-dos para celebrar el centenario de laconquista francesa.

EN AFRICAImpresiones de un mereedario.

Page 11: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

— 220 — — - 221 —

La ciudad está colgada de un montecomo Vigo, sin tener apenas partellana. Su aspecto no es ya felizmenteel del infierno, que debía parecer a losinnumerables cautivos que allí apor-taban, arrebatados de las costas euro-peas o sorprendidos en el mar. Formaun hemiciclo de unos 14 kilómetros,subiendo las casas hasta lo alto delmonte rodeadas de espléndidos par-ques de una vegetación tropical.

El barrio moro, la Kasbah, es unapequeña mancha entre tanta hermosu-ra. El puerto antiguo conserva en suspiedras las armas de España, recuer-do de la resistencia heroica de Mar-tín de Vargas contra Barbarroja.

Dije misa en la catedral y comencéa recorrer la ciudad a pie y en tranvía.Sus calles paralelas al mar son an-chas y hermosas con edificios dignosde cualquier ciudad europea... y depoco interés por eso mismo. Hay mu-chos soportales.

Visité la mezquita mayor, que esvulgarísima comparada con la deCórdoba, o con la Alharnbra. Suspuertas exteriores son de medio pun-to, y el interior, aunque de estiloárabe, está todo blanqueado, si no esalgún pequeño patio. Casi me pesa dehaberme descalzado para ver tantaramplonería. Poco les lucía a los pi-ratas argelinos el fruto de sus ra-piñas.

Sin buscarlo me encontré al canci-ller del consulado de España señorCortés, un salmantino simpatiquísimoqne me presentó al señor Ezquerro,sacerdote español benemérito de laIglesia y de la Patria. Con ellos visitéel resto de la ciudad y llegué a la

gruta donde se ocultó Cervantes conotros caballeros sostenidos por el re-dentor mercedario Padre Olivar.

A la noche tomé el tren para Cons-tantina, adonde llegamos con retrasoa las diez de la mañana, por haberse-nos atravesado el Presidente de laRepública Francesa, que recorríaaquella espléndida posesión en viajetriunfal. No pude decir misa, y encompañía de un sacerdote polaco ad-miré la extraña situación de la ciudad,colocada sobre un peñasco y aisladapor verdaderos abismos cortados apico, de casi 200 metros de profundi-dad. Puentes hermosísimos la unenahora con el resto del mundo; y unaestatua de Constantino Magno, en laexplanada de la estación recuerda queeste emperador reconstruyó y dió sunombre a la antigua Cirta. Allí estu-vieron repetidas veces los redentoresmercedarios.

También aquí nos descalzamospara ver la mezquita mayor, que valepoco más que una de nuestras igle-sias de aldea. Mi compañero se intere-só mucho por las zalemas y gestos delos moros que no conocía. Hartos dedar vueltas, tomamos el tren para Bo-na, adonde llegamos por la mañana.

Un poco molesta resultó la compa-ñía de unos moros provistos de abun-dante paquetería (pues eran comer-ciantes al parecer) con sus chilabas yturbantes. Alguno llevaba por lo me-nos cincuenta metros de cuerda arro-llados a la cabeza. Otros formabansu turbante con un fez rojo envueltoen su parte inferior con un pañuelode colores chillones. Esto me recordóque nuestros redentores llevaban

grandes cantidades de tales gorros,para emplear su producto en la re-d ención. Quizá alguno de los que veosea de aquel tiempo; al menos sonantiguos a juzgar por la gran cantidadde grasa que los adorna.

Por si había o no asientos desocu-pados, los árabes arman entre sí ver-d aderas grescas, en que los gestosadquieren especial violencia con lossonidos guturales. Lo más desagra-dable es que no perdieron la costum-bre de sentarse en cuclillas, y apenase ntrados en el coche sueltan las babu-chas y suben los pies nada limpios so-bre el asiento. Un revisor francés,calculando el mal efecto que esto nosP roduciría, nos invitó a mejorar deC lase, pero decidimos esperar a quel os morotos se apearan, como lo hi-cieron luego.

En Bona celebramos en la catedralY recorrimos el puerto y la ciudad.Tanto ésta, como Túnez, están guare-cidas detrás de una colina que las de-fiende del norte, mirando los puertosal oriente, cosa muy necesaria en lacosta africana.

En la misma área de la ciudad mo-derna, y un poco más al poniente, es-taba la antigua Nipona, de la que pocohay descubierto. Sobre una colina seconserva el depósito romano deaguas, capaz para doce mil metrosC úbicos, rehabilitado ahora para elservicio, y un poco más arriba se le-vanta una hermosa basílica dedicadaa San Agustín, de estilo mudéjar, lu-minosa, cubierta de mármoles y mosaicos.

Para desahogar nuestra devoción yPorque nada teníamos que hacer ya,

pasamos allí largas horas. Yo pedí alSanto, cuyo centenario celebramoseste año, que volviera a su tierra ehiciera caer sobre ella a torrentes lagracia que con tanto ardor defendiócontra Pelagio. En Bona estuvieronlos redentores mercedarios muchísi-mas veces, una de ellas en 1361.

Después de almorzar al lado de laestación tomamos el tren y en el pri-mer empalme tropecé con el P. Ino-cencio, que venía preocupado conencontrarme. ¡Definitivamente el mun-do es pequeño! Llegarnos a Túnez porla noche y en la estación nos ofrecie-ron buen alojamiento por poco dine-ro. Era el problema que más nospreocupaba después de varias nochessin desnudarnos. El P. Inocencio ha-bía recorrido cerca de 1.400 kilóme-tros en ferrocarril y yo algo más de1.000.

Argel tiene espléndidos bosqueshasta una distancia de seis leguas auno y otro lado, pero fuera de esola Pegencia sólo ofrece inmensoscampos de trigo y viñedos, que hacenya terrible competencia a los europeosy la harán mayor cada día. La fronte-ra de Túnez está bien marcada pormontañas cubiertas de alcornoques,reapareciendo luego la llanura.

Los franceses, al entrar en Túnezen 1881, estaban convencidos de queintentar modernizar una ciudad árabe,es quitarle todo su atractivo, y asíhan conservado casi intacta la kas-bah, edificando a su lado otra pobla-ción moderna.

Los que por la puerta de Franciapenetran en la ciudad antigua, se en-cuentran allí al Cardenal Lavigerie

Page 12: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

- 222 -

le_ LOS RIIIMPOS días del hombre ,---h-,--.que, con sus PP. Blancos, tantosesfuerzos generosos hizo por resti-tuir el Africa a la civilización cris-tiana.

Después de recorrer unas calles es-trechas y tortuosas, se llega a los zo-cos o mercados, cubiertos de bóveda,con pequeños lucernarios. Las tien-das se alinean a uno y otro lado,alumbradas artificialmente muchas deellas, y tan pequeñas que el comer-ciante parece a veces un santo en suhornacina. Muchos dormitan con laspiernas cruzadas sobre el mostrador,pero otros están despiertísimos paraengañar a los clientes. Un chiquillovino a mí corriendo, y juntando lasescasas palabras europeas que sabía,me dijo: ¡Madame, venga qui! Lo quedemuestra que no se ha perdido deltodo la jerga de los argelinos, quetanto nos hace reir en la historia delas redenciones.

Mi deseo principal era encontraralguna huella de los cautivos y unguía me condujo al mercado de los es-clavos, donde a San Vicente de Paul leexaminaron los dientes, para vender-lo como una bestia. Es un zoco rec-tangular cuya bóveda está sostenidapor cuatro columnas. A alguna dis-tancia se halla una mazmorra, que esun patio rodeado de columnas roídaspor el tiempo, entre las cuales seabren las puertas que dan entrada alas prisiones. ¡Cuántos recuerdos seagolpaban a mi imaginación! En estoslugares estuvieron nuestros padresmuchas veces desde el siglo XIII, yen una de estas cárceles pasó quizálargos años el P. Company con FrayPedro Bodet, convertidos ambos de

redentores en cautivos por la tem-pestad que los arrojó nuevamente so-bre la inhospitalaria costa africana.

A poco de llegar a Túnez me en-contré con otro hábito blanco: era elsimpático P. Garófalo, mercedariovenido de Cagliari al Congreso euca-rístico. Terminado éste quise irmetambién a Bonaria, pero no había pa-saje, por lo cual hube de dirigirmea Sicilia, camino recorrido tambiénmuchas veces por los redentores al ircon los cautivos a Roma.

El norte empujaba al vapor contrael Africa, tomándolo de costado y sa-cudiéndolo fuertemente, ¿qué haríacon los frágiles barquichuelos de an-taño? Así se explica la alegría de losredentores cuando lograban arribar aPalermo o a Trápani,

¿Mi impresión final del Africa? Quelos franceses han trabajado heroica-mente y que el progreso material esenorme, pero la población europea espoco más de la octava parte y losindígenas no parecen interesarse grancosa, no digo ya por la civilizacióncristiana, pero ni siquiera por las me-joras materiales.

Ellos siguen con sus chilabas y susbabuchas y las mujeres cubren toda-vía sus rostros con tupidos velos, quedejan ver únicamente los ojos... pinlados. Si los europeos tuvieran unrevés, las cosas podrían retroceder alestado que tenían hace cien años.

Hay que pedir a Dios que el cris-tianismo vuelva a reinar en aquellastierras donde tanto floreció en otrotiempo.

‘12. GUILLERMO VÁZQUEZ

Habíamos quedado en el final delPaleolítico, o de la piedra tallada, yva mos a entrar en el Neolítico o de laP i edra pulimentada.

Corno es natural, la gradación delos períodos prehistóricos, lejos deser única, presenta por el contrario ysegún las comarcas características di-ferentes.

Así, mientras las tribus que habita-ban España y Francia, llegaban alapogeo del arte de Altamira y cuevassi milares, subían partiendo del Nortede Africa unas tribus completamenteinsospechadas que son autoras engran parte del arte del Levante espa-ñol, cuyas representaciones princi-pales son las figuras humanas esque-matizadas, de que hablamos algo enotro artículo, representaciones quellegan al máximo de esquematismo enlos curiosos cantos Azilienses.

El desarrollo de su indústria, tantola de piedra como la de hueso, da aconocer los eslabones de la cadenacultural que nos lleva por la mano alNeolítico. Porque el interregno o hia-tus que aparecía en los tratados dePrehistoria, no era lo lógico, puesnunca un pueblo de la noche a la ma-ñana alcanzó una civilización supe-rior. Esta, como todas las cosas hu-manas, viene por sus pasos conta-dos, y mientras en España estábamosen la edad de Piedra, ya en la Greciay en Egipto se trabajaba no sólo elbronce, sino el hierro, que es el

final de la Prehistoria y el comienzode la Historia.

No vamos a pararnos en analizaral detalle todos los períodos de tran-sición entre el Paleolítico y Neolítico;hablaremos en conjunto, deteniéndo-nos algo en dos puntos curiosísimos:los cantos Azilienses y los picos As-turienses.' La industria lítica de estos períodos

está representada por microlitos detipos geométricos romboidales, tra-pezoidales, triangulares, a veces se-micirculares, etc. Falta en absolutola cerámica y las piedras pulimenta-das.

El P. Carballo, en su Prehistoria,clasifica el Aziliense como Paleolítico;por lo menos es derivado del Magda-leniense y originario del noroeste dela Península Ibérica, como afirmaPérez de Barradas (1) que de su in-dustria dice: «Es degenerada y depequeño tamaño, consistiendo enhojitas buriles, diminutos raspadoresy microlitos, triangulares o semiluna-res, pero nunca trapezoidales »

Pero lo que hace verdaderamenteinteresantes a estos períodos inter-medios, es el hallazgo de los cantosAzilienses.

Son éstos, cantos de río más o me-nos redondos, pintados con ocrerojo encontrados por Piette en lacueva de Mas d'Azil (Dep. de Ariege,Francia), excavada por el torrente

(I) La Infancia de la Humanidad. Madrid, 1928.

Page 13: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

0b000mmommirmonnonoopoonarkmoboomm0000nocroonoomäboormoop0000ryomooemoon000äQO

g. cz

I' O II lf I I: II II il S II I: il I S I' II II O - 11 ril E II I I: fi ,..„.o .,,,,.7,,:. r.,oi.uumpoommouopoocomoommoommomm000cwooLoon000,,on.moopuocumomm000mmocioaE

CHILE

— 224 —

Arise al atravesar una loma caliza,figurando signos un tanto extrañoscomo cruces, series de puntos, ma-nos esquematizadas, etc., que pare-cían indescifrables.

Las pinturas esquemáticas del SE.de España, dieron la clave de su in-terpretación, y en la tantas vecescitada obra de Obemaier (1) puedeverse un estudio comparativo entrelos *cantos y pinturas, del que sededuce que no son otra cosa que larepresentación de imágenes humanasllevadas al extremo de representarlaspor medio de una raya.

La inmejorable situación de Españacomo lazo y punto de unión entreEuropa y el resto de las tierras, fuecausa de que todos los períodos ac-tualmente reconocidos en prehistoria,se encuentren en su suelo, y permiteafirmar la llegada del Neolítico proce-dente del N. de Africa, pasando através de la Península a Francia eInglaterra, donde finalmente evolu-cionó hasta su completo desarrollo.

Privativo de España son los yaci-mientos con industria asturiense, a laque Obermaier da el nombre de civi-lización, no sin que proteste el PadreCarballo, pues corno el mismo Ober-maier reconoce, no se trata más quede un pico, y por consiguiente no

(1) El Hombre Fósil. Madrid, 1925.

puede llamarse con todo rigor indus-tria. Véase la descripción que hace deél: «El tipo predominante, por no de-cir exclusivo, es un pico construidoen un canto rodado ovaloide de cuar-cita, generalmente algo aplastado, alque mediante golpes dados con unpercutor, se le han ido desprendiendolascas de ambos lados hasta producirsu aguzamiento. La cara superior delmismo conserva su corteza naturalen la base, la que cubre por completotoda la cara opuesta.»

Posterior a todos estos periodos ylindando con el Neolítico, es el Carn-piffiense, en el cual ya aparecen losprimeros vestigios de la domestica-ción de animales, los primeros trozosde cerámica, y aun granos que indi-can el comienzo del cultivo de la ticrra; pero no es el Neolítico propia-mente . dicho, pues no se encuentratodavía la piedra pulimentada. Escomo el anuncio del nuevo amanecerde una civilización más adelantada ala que ha llegado la Humanidad, aunen sus primeros pasos.

Y aquí ponemos punto final a estosartículos sobre el vetusto tiempo de lapiedra tallada, sin perjuicio de volvera dedicarle algún artículo más deconjunto que abarque toda la edad dePiedra.

FR, R. S.

Poyo, mayo 1930.

Abandonamos Mendoza, camino deChile, con una mañana espléndida deverano. Era el 3 de Enero, cuando enEspaña se sentirían crueles los lati-gazos del cierzo. Acudieron a la es-t ación los religiosos y numerososa migos, para despedir al üdmo. Pacl re General y para demostrarle, unavez más, la admiración y honda sim-patía que sentían por su persona.

Después de la llanura inmensa, porl a que habíamos corrido desde el At-l ántico, sin divisar ni un insignificantecerro, se yerguen los Andes rápidose imponentes. Los atacó decidido elconvoy trasandino. Después de unahora de viaje, a la llanura monótona,i nfinita, suceden las montañas colo-sales, los picachos ingentes; a losViñedos opulentos, llenos de verdory lozanía, sucede la negación casiabsoluta de vida vegetal. Hay el pa-réntesis de Cacheuta, suntuoso bal-neario y paraje interesantísimo parael turismo panamericano, y nos inter-namos en las regiones durante siglosi naccesibles, únicamente dominadaspor el Cóndor.

Pensé: Un día el hombre se hizoalas. No quería ser, ni en el dominiodel espacio, inferior a las aves. Lai nteligencia suplió a la naturaleza, ytambién pudo dominar los espacios.Se internó en los Andes, retando al

cóndor en sus dominios. El cóndorse sintió humillado en su amor propio,y atacó decidido al pájaro invasor,cayendo degollado por la vertiginosahélice de la máquina voladora. Otrorey que había sido destronado. Otrotrozo de su reinado que reconquistabael hombre pecador...

En pocas partes del globo se sientela grandeza de Dios como en mediode la cordillera de los Andes, atrave-sando sus quebradas, levantando losojos para poder contemplar los ápicesde sus elevadísimos picachos, coro-nados de eterna y blanquísima nievefuera del peligro de toda mácula, ad-mirando siempre la colosal orgía geo-lógica que ha producido tan gigantes-cas masas, compuestas de las mate-rias más heterogéneas, procedentesde los puntos más insospechados.En una de aquellas elevadas cumbresfue encontrado el esqueleto de unaenorme ballena.

En lo más alto, a 3,335 metros sen-timos las fatigas del sorogche. Peroel convoy, ya en la parte chilena, des-ciende rápidamente, desapareciendolas molestias de la altura. La partechilena de los Andes es de una belle-za incomparable. Hay siempre pica-chos de inconmensurable altura, va-lles frondosos, surcados de riachue-los, rodeados de montañas coronadas

Page 14: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

-- 226 — — 227 —

de nieve, quebradas con paisajes ygolpes de vista de imponderable be-lleza. En cuanto sentimos en el rostrolas caricias de las brisas del Pacífico,la vegetación es cada vez más exu-berante y variada.

No quiero dejar de dedicarle un re-cuerdo al monumento que corona losAndes de Cristo Redentor, abrazadocon la Cruz. No he podido ver esamagnífica manifestación de Fe, peroella merece el aplauso del mundo ca-tólico; y hasta el mundo turístico, queconstantemente desfila por delante dela maravillosa imagen, da muestrasde sincera admiración, aunque no to-dos los de ese mundo sean creyentes.

En la estación «Los Andes» nosesperaban varios Padres de los con-ventos de San Felipe, Valparaíso ySantiago, que habían ido para saludaral Rmo. y darle la bienvenida. Aban-donamos el tren trasandino de vía es-trecha, para trasladarnos al de víaancha, eléctrico y de material verda-deramente confortable.

La línea internacional de los An-des, desde el punto de vista turísticoy espectacular, es de lo más intere-sante del mundo; desde el punto devista comercial, es poquito más quenada. El cambio de anchura desdeMendoza a «Los Andes», que obligaa trasbordar las mercancías de ambasestaciones; las rampas exageradas,que obligan a emplear frecuentementela cremallera; las curvas cerradas,que obligan a una lentitud fatigosa, y,por último, los precios prohibitivosde pasajes y facturaciones, hacen quela eficiencia de esa línea sea pocomás que nula para el comercio inter-

nacional de ambas repúblicas. Pareceque ahora se trata de reformar esalínea, suprimiendo rampas en lo posi-ble por medio de túneles, y haciendocurvas de mayor radio, y la vía deanchura normal, y electrificando laparte argentina, pues la chilena ya loestá en su totalidad.

En Chile hemos visitado las ciuda-des de Santiago, Concepción, Chi-Ilán, San Javier, Curicó, Rancagua,Melipilla, Quillota y Valparaíso, puesen todos esos puntos hay conventosde la Orden.

Es muy difícil dar una impresión deconjunto de un país sumamente inte-resante en pocas líneas. Yo suplico alos lectores de LA MERCED que tomenestos artículos impresionistas, comofotografías instantáneas, tomadas enplena marcha; por consiguiente, des-enfocadas y borrosas. Ojalá, cuandomi espíritu repose, una vez restituidoa mi celda de la calle de Narväez, ydespués cic rumiar, sin prisas, misimpresiones por América, pueda ver-terlas en un libro, que, por lo menos,tenga el mérito de ser agradable yentretenido. Como allá por el año 25tuve ocasión de conocer algo los Es-tados Unidos, y las cuatro grandesAntillas, mis impresiones de conjuntodel Mundo de Colón pueden ser, porlo menos, un himno de gratitud y ad-miración al gigante que descubrió es-tos maravillosos mundos y al paísimponderable que supo civilizarlospor el único medio civilizador: ense-ñándoles la Religión Católica.

Y después de este paréntesis, digoque la ciudad de Santiago es una her-mosa capital de aspecto europeo,

salvo que la edificación, en general,es baja por los frecuentes tembloresde tierra. Situada en Un frondoso va-lle, con alrededores feraces y ricos,Proy ectando su silueta sobre la nieveeterna de la maravillosa cordillera deids Andes, con sus típicos cerros deSanta Lucía y de San Cristóbal, des-de los que se divisa imponderablePan orama, con sus calles bien pavi-mentadas, sus comercios bellos, sucirculación un tanto aparatosa en laParte más céntrica, resulta una ciudadinte resante, pero sin destacar de unam anera especial entre las de su cate-goría.

La de Concepción naturalmente esm enos suntuosa, pero interesante porl a proximidad del mar y de la basenaval de Talcahuano. Esta es muchomás importante de lo que se podríasuponer en un país como Chile, queapenas cuenta con seis millones dehabitantes. Sus talleres e instalaciones están acordes con las necesida-des de su marina de guerra, que esim portantísima, pues cuenta con másde setenta unidades, y entre ellas unacorazado de primerísima categoría.Acaso este alarde de fuerza, explica-ble por su importancia costera, seauna gabela un poco pesada para estePueblo tan poco numeroso.

Valparaíso es una ciudad lindísima,que recuerda mucho a Génova, colo-cada en anfiteatro, circundando suadmirable bahía. Es una ciudad emi-n entemente turística, y de la que el

viajero se aleja con pena, y pensandoen la dicha de volver. Y «Viña deMar», prolongación de la ciudad, esuno de los puntos veraniegos máshermosos del mundo. El clima deli-cioso contribuye a que los mimadospor la fortuna busquen aquellos para-jes de ensueño para pasar los mesesde verano, sustituyendo las extrema-das caricias del Astro Rey, por las deuna brisa embriagadora, grato y cons-tante regalo del gran Pacífico.

El pueblo chileno es eminentementereligioso, y en pocas capitales se vetanta gente en misa los domingoscomo en Santiago. Además allí el -culto es de una suntuosidad aparato-sa, que edifica y admira. No me olvi-daré de una solemnidad que presen-cié en nuestra basílica de la Mercedde Santiago. Cuando he visto tantagrandeza, me pareció que aquella Co-munidad sabe sostener con decoro elalto título que ha obtenido de la SantaSede para su suntuoso templo.

No, no sigo, porque con pena veoque esto es demasiado. No se puedenmeter tantas impresiones en un ar-tículo reducido; no se puede encerrarel mar en una concha Deme Diostiempo y oportunidad para, en unlibro, decir lo grande que es América,para, implícitamente, decir lo grandeque es España...

FR. SERAPIO GONZÁLEZ GALLEGOMercedario.

Valparaíso, febrero de 1930.

Page 15: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

6Oketet,0000000000Ó........"O000O0Op000000..00"ono,floneennoo00Ó00000n0000000000000060000000000n00000öO 0.200g0.000.0

0A0

oopooe00000000000,0"....,,,..,,,en........00.2000,-,.00-0oo.0000nooe000u00000oo000ovo00000o0000oQuoou00000.....0

notas marginales a un IMPO misionero (1)— 229 —

Un libro de acción más que de con-templación, libro de apostolado mi-sionero. Encanta la sencillez y la ver-dad con que está escrito; cuando setiene algo que decir, huelga la pala-bra sonora que suele indicar falta depresión mental.

Siempre es interesante el hacer unasección long i tudinal en la tierra: ladescripción de mil fenómenos natura-les y humanos y a la vez las reaccio-nes con que responde el espíritu aitumulto exterior. De todas esas cosasda el libro razón detalladísima; perono es el cinematógrafo el que agotael interés del libro, sino los proble-mas que resuelve su autora y los queve en perspectiva no lejana. Organizalas Casas de Wuhú, Ponapé, Saipány Tokio, y planea su inmediato des-arrollo, habida cuenta de los mediosque el tiempo y el lugar ponen a sudisposición.

La nota dominante es esa unióníntima con Cristo, nuestra cabeza; lanecesidad que el alma siente de Jesu-cristo, de hablarle, de visitarle, de re-cibirle en el santo misterio, llenandoel alma del lector de profunda edifica-ción, como de perfume penetrante.

Resaltemos dos detalles. El prime-ro es la buena disposición de los paganos para recibir el Evangelio; espe-cialmente en Las Carolinas reciben almisionero en apoteosis.

Esto por una parte, y la abundancia

(1) «viaje misionero alrededor del mundo», porM. Margarita Maturana.

de vocaciones misioneras en Europapor otra, hacen pensar en un agentesuperior que prepara los caminos a laevangelización del mundo, como delas conquistas de Alejandro, la difu-sión del griego, la diaspora judía ylos caminos de que llenaron al mundo los romanos, se sirvió para la ra-pidez de las conquistas apostólicas.

Cierta monogamia intelectual y afeetiva—la monogamia no es deseableen esos dos órdenes—nos hace ver loque no conocemos, y en particularun país de misión como algo que nocompensa en ningún sentido el esfuer-zo empleado. Para los que vemos elmundo con criterio sobrenatural, tene-mos a Dios que consuela a los pobresy humildes. Dios descubre con ciertafrecuencia una parte, al menos, delmisterio de su gloria en favor de laseluderellas, cenicientas del mundo,obreros tan modestos corno heroicos,de los cuales el mundo no es digno.

Los demás mortales no verán esapartecita de gloria hasta que vayanbien purificados al cielo.

Alguien ha dicho haber cierta ironíadivina en este desconocimiento de lasalmas más grandes, de los héroesauténticos por el mundo, que, en cam-bio, admira y aplaude las pequeñashabilidades de los jugadores de foot-ball, pongo por caso.

Y vale por compensación tambiénla sencillez de los indígenas. •

Si aquí, en el mundo civilizado,todo fuese la sencillez evangélica que

el apóstol cifra en las palabras: «SoliDeo honor et gloria», entonces meguardaría el pico; pero al lado de lainfluencia santificadora de Cristo, pa-decemos la resistencia del mundo quecon sus honores, riquezas y comodi-dades no cesa de crear artificios, for-m alismos y mentiras que pasan porcriterios de la vida y acción de tantose ncantados, que no creen estarlo.

Frente a esos cuadros de ficciónm undana, el alma reacciona y pidecorno mínimum más naturalidad en laVida diaria. Uno que conocía bien elPaño, el poeta sacerdote flamenco Ge-Zelle dijo una vez: «Bienaventuradoslos que oyen a la naturaleza tal comoDios la creó, porque de ellos será».

En el indio, en el chino hay másverdad que en estos productos híbri-dos de Jesucristo y el inundo. Y viviren la verdad es cosa que estimulamucho.

El otro punto que se observa en lalectura del diario es la fraternidadestrechísima que se observa entre loscatólicos en esos países. Es el corunum et anima una de los tiemposapostólicos.

Ya lo había observado en algúnotro país donde los católicos están enminoría.

En cambio aquí, por un quítameallá esa palabrita, convertimos en re-ñideros los lugares que pisamos; pa-rece que a veces nos falta la preocu-

pación de los graves problemas, quenunca faltan gracias a Dios; lo quenos produce obsesión febril es la pa-sioncilla, la vibración del momento.

Cuando los intereses de Jesucristogravitan sobre la atención, el alma seregenera, se hace grande, se fusionacon las demás en uniones fecundas yseguras.

Y la vida de la fe sólo se producepor la solidaridad con Cristo y conlos miembros de Cristo; no hay vir-tudes aisladas, grandezas particula-res sin esa ósmosis gloriosa de dar yrecibir unos de otros.

Los que están constituidos por elmodelo de Fausto, los que creen quetodo ha de ser gnosis y si no, nada,los tales ni poseen la ciencia verda-dera, ni comprenderán los planes deCristo.

Del seno de la vieja Orden redento-ra ha brotado en Bérriz nueva fuentede agua viva, la misma agua que regótantas veces los arenales del Africa,produciendo nuevas plantas a la Igle-sia de Dios.

Esa misma fe hecha vida, mejor,llama que sale de la devoción virgi-nal—la devoción nunca es tan com-pleta como cuando es virginal—pro-ducirá, no lo dudéis, en el ExtremoOriente nueva juventud, jardines es-pléndidos al Señor que todos ama-mos.

F. O.

Page 16: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

- 231 -

Impresiones de una comunión@-e

Mañana fresca del mes de mayo. Elsol rasgando nubes, asomábase a latierra para ser testigo del gran acon-tecimiento eucarístico. Los árboles yplantas se engalanaban con sus me-jores atavíos para ofrendarlos a suCriador. Los pájaros preludiaban susmelodías en el concierto universal deaquella mañana. Las aguas del estan-que, tranquilas corno la conciencia deun niño, reflejaban en su seno el azuldel cielo, salpicado de nubes.

La naturaleza toda se preparabapara asistir, llena de asombro, al granconvite con que el Rey de reyes iba aobsequiar a los niños de Madrid...

Eran tantos los invitados, que hubonecesidad de improvisar un templo: elParque del Retiro.

Desde las primeras horas de la mañana, la animación en los paseos quecomunican con las nueve puertas delRetiro era extraordinaria.

A las ocho en punto, la parte delPaseo de Coches que se extiendedesde la Rosaleda hasta las proximi-dades del Parque Zoológico, estabacompletamente llena de niños y niñasde los innumerables colegios de laVilla y Corte.

Ya tenemos el templo improvisado.Tiene por bóveda el firmamento azul;los arboles y plantas, son los tapicesque penden de sus muros; la orquestaque ha de amenizar el banquete, sonlas avecillas ocultas en las ramas; losniños invitados, harán también decantores; pues nadie mejor que ellospara manifestar con cantos de júbilosu agradecimiento al Rey de la gloriapor sentarles a su Mesa.

Dan comienzo las siete misas a unmismo tiempo. En el altar señaladocon el número uno, celebra el Carde-nal Primado.

Ei silencio es profundo, a pesar deque en el templo hay cerca de treintamil niños... Pero cuando los celebran-tes elevan sus manos a lo alto y en-tonan el Gloria, un himno sonoro, enel que toman parte los niños, las avesy las fuentes, se levanta de la tierra,flota en el ambiente y va a perderseallá arriba, ante el Trono de Dios...

Momento sublime: los sacerdoteslevantan en sus manos a Cristo porencima de aquel mar de cabezas in-fantiles; todas las rodillas se doblanante la Majestad de Dios y de todaslas gargantas sale un grito de ale-gría: Hosanna.

He asistido a muchas comunionesgenerales; he sido testigo del fervor

con que esas almas puras, amantesde la Eucaristía, se acercan a la Sa-grada Mesa; pero nunca he sentidotanto la presencia de Cristo como elell a de la Comunión infantil en el Re-tiro. Aquellas amorosas palabras:" Dejad que los niños se acerquen aMi» , nunca han tenido tanta realidadcomo en este día. Allí estaba Cristo,rodeado de niños, como en otro tiem-po en los pueblos de Judea. Pero, enesta ocasión extremó su amor haciaellos. No fueron los niños a El: fueEl a los niños.

Numerosos sacerdotes iban porentre las filas llevando en sus manosa Cristo. Yo me figuraba la multipli-cación de los panes, y a los apóstolesrepartiendo a las turbas hambrientasel alimento milagroso. ¡Con qué fer-vor y recogimiento esperaban a Cris-to! Y cuando el sacerdote alzaba anteellos la Hostia Santa, para depositar-la en sus lenguas, aquellos tiernosrostros se transformaban y no pare-cían ya niños: eran como serafines,adorando a Dios...

Oraciones fervorosas; cánticoshenchidos de entusiasmo; aleteos deángeles; lágrimas tiernas; sollozosde alegría: tal fué el himno final deacción de gracias de aquella turbaalegre y agradecida.

El desfile ante el Cardenal Prima-do, fue emocionante. Niñas y niñospasaban ante El, agitando sus pañue-los y aplaudiendo frenéticamente,

timoniändole así su fervorosa adhe-sión. Tales muestras de cariño con-movieron profundamente el corazónpaternal de Su Eminencia, que, conaplausos también, agradecía en elalma aquellas manifestaciones since-ras, salidas de corazones sencillos...

Sentado en un banco, al pie de unárbol, presencié también el desfile deaquellos grupos interminables. Másde una hora transcurrió hasta que pa-saron los últimos...

Cuando salí del Retiro, oíanse aún alo lejos los cantos alegres de unas ni-ñas que llevaban lacitos blancos, tanblancos como sus almas puras e ino-centes, en las que el recuerdo de estegran día quedará grabado para siem-pre.

J. C. M.

Suscripción para una beca.Pesetas._

Suma anterior 2.402,00

De una Terciaria 5,00

Id. íd. id • . . 5,00

TOTAL 2.412,00

çre

"IZejaci (rae los ra.iños3 e acer-u.en. a 1.11.„

Page 17: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

ee)cee LA SEÑORITA

¡Vamos, Tula, no seas tan exagera-damente humilde; he oído decir a nosé qué Padre, que Santa Teresa decíaque la humildad es la verdad; cuénta-nos con pelos y señales esa granobra de caridad que hasta en los pe-riódicos ha venido—dijo acentuandocon pérfida intención esta frase, lalinda y espiritual Condesa de Caña-verde, mientras saboreaba a peque-ños sorbos su taza de té—. TodoMadrid no habla de otra cosa; te lla-man la madre de los huérfanos...¡Anda, cuenta, cuenta, que Matilde yyo rabiamos de curiosidad!

Tula miró- a sus dos amigas, queaquel día la acompañaban a almorzar y con el semblante ligeramenteencendido y la voz no muy segura,dijo:

—El mundo todo lo exagera y losperiódicos han hecho mal en darmeese «bombo» por haber recogido auna pobre huérfana a cuya madre co-nocí; no merezco, en verdad, que mellamen la madre de los huérfanos.

—Y es, sin duda, una niña peque-ñita - interrogó Matilde—cuando no lahemos visto por aquí...

—No tal; tiene doce arios, pero porrazones particulares no quiero sacar-

l a de su verdadera esfera; así es quecuando viene gente no come conmi-go... y tiene ocupaciones con las don-cellas para que aprenda a ser unamujer de provecho. La Condesitamiró a Matilde de soslayo y dijo amedia voz:

—¡Wel! a little worthless servantmaid more.

Dala no sabía el inglés; pero, aun-que sintió sobre sí todo el peso deaquella incorrección, muy común, porotra parte, en sociedad, disimuló to-cando el timbre y diciendo a la donce-lla que apareció:

—Que venga la niiià un momento,para que la vean las señoras.

II

Pocos momentos después entrabauna niña, alta, delgada, cuyos ojosgrandes y negros habían sido ya en-sombrecidos por el dolor; vestía deriguroso luto, una ancha cinta negrasujetaba sus cabellos naturalmenterizados; saludó cortésmente, sin en-cogimiento, pero con modestia. En laescuela del infortunio se adelanta rá-pidamente, y si aquella niña teníadoce años, su espíritu era ya el deuna mujer.

—¿Has comido ya, hija mía?—pre-guntó Tula dulcemente—. Mira, estasseñoras querían conocerte, porquehan conocido a tu pobre madre, queen paz descanse; pero anda, si nohas comido aún, vete a comer y comebien.

—Sí, mi buena madrina.., yo pro-curaré comer mucho, para darla gus-to—dijo la niña tomando la mano queTula le alargaba y tratando de besar-la—pero ésta la atrajo hacia sí besán-dola en la frente, mientras repetía ca-riñosamente:

—Anda, come bien ¿eh? Ya sabeslo que ha dicho el doctor; tienes quePonerte fuerte.

La niña volvió a saludar a las se-ñoras y salió.

—Es una interesante criatura—dijola Condesa siguiéndola con la vista—p ero, ¿tú dices, si no me engaño, quehemos conocido a su madre?...

—Y mucho, lo mismo que yo... ¿Noos ha recordado nada su rostro?

—A mí me parece haberle vistohace tiempo, pero no sé donde - dijoMatilde pensativa.

-- Hace catorce o quince años—dijo Tula sonriendo—. Ya no somosniñas...

La Condesa se mordió los labiosm u mi ura n do:

—Pues, no recuerdo.--¿No os acordáis de Lilí, la sobri-

na de los Condes de Casafuerte?— Ah!, sí—exclamaron las dos ami-

gas con asombro—pero, ¿se casóLilí?

Tula se tornó seria, y con tonotriste:

—Os contaré esa historia—dijo-porque la pobre Lilí me lo encomen-dó así; quiere que con s1.1 ejemploaprendan aquellas que pretenden sa-lirse de su esfera; escuchadme, pues,y al terminar recemos una oración porsu eterno descanso.

III

—Hace pocos meses-- comenzó Tul('con voz grave y reposada—nos dieronuna pobre nueva en la Conferencia;bien sabéis que desde la muerte demi pobre Luis, que en paz descanse,

consuelo mi viudez con las pocasobras de caridad que por su almapuedo ofrecer. La nueva acogida vivíaen un solar, por detrás de los cemen-terios, y mi compañera y yo tuvimosque emprender una verdadera pere-grinación en su busca. ¿Luisa Pé-rez?— preguntábamos en todas lascovachas que encontrábamos al paso,porque ya por allí no hay casas—;nadie nos daba razón, hasta que alllegar a un tejar, un muchachuelo,con cara y traje del color de las tejas,dijo:

—Como no sea «la señorita»...creo que se llama Luisa... Esa viveallá arribota, detrás de aquella tapia...una choza de tablas. Llamen fuerte,porque está en la cama.

Seguimos estas indicaciones y lle-gamos. ¡Ay, amigas mías!, si pensá-ramos cómo viven algunos seres,tendríamos a cargo de concienciagastar en tantas vanidades y super-fluidades. Aquella covacha sólo teníade tablas la puerta y el techo...; eraun hueco de la misma tierra, una se-pultura anticipada en cuyo fondomoría una mujer joven aún, pero aquien la tuberculosis, engendrada porel hambre, había convertido en unesqueleto.

Una niña, la que acabáis de ver,lloraba silenciosamente apoyada en laestera que servía de lecho a la in-feliz.

era Lili?—preguntó la Con-desa enternecida ¿La conociste?

—No la conocí; era imposible; ellame conoció, me llamó por mi nombreentre un mar de lágrimas; y haciendosalir a su hija, a quien enviamos por

Page 18: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

- 255 —

.1111.11.

254 —

leche, pues hacia más de veinticuatrohoras que no tomaban alimento al-guno, me contó su historia.

IV

—Todos me creían sobrina de losCondes—dijo Lilí con voz que paraoirla teníamos que acercarnos a suboca—, pero yo no era más que lahija de sus porteros; desde chiquitasubía gateando la escalera para lla-mar a su puerta...; me tomaron ca-riño, me llevaron a sus veraneos... yalterné con ellos. En San Sebastiánme hizo el amor un joven aristócrata,nos pusimos en relaciones y hasta setrató de casamiento; pero al saber miverdadero origen, se retiró, deján-dome el alma herida mortalmente; ycomo una desgracia no viene nuncasola, aquel mismo año murió la Con-desa; el Conde partió al extranjero yyo tuve que volver al lado de mi ma-dre, que vivía de una pequeña pen-sión que la casa le pasaba desde lamuerte de mi padre, acaecida algunosaños antes.

¡Qué triste fue mi vida en casa demi madre! Yo no sabia trabajar; miestancia al lado de los Condes habíadespertado en mí ambiciones y nece-sidades muy por encima de mi clase...Los vecinos empezaron a llamarme«la señorita», y pronto fuí conocidasólo por este apodo; no me querían.Acostumbrada al trato de la buenasociedad, me repugnabau lenguajesencillo y a veces grosero; ningunode los jóvenes de mi clase se hubieraatrevido a fijarse en mí... me teníanpor orgullosa.., y tenían razón; mi

situación era semejante a la del quecayendo de tina gran altura, se hu-biera roto todos sus miembros sinperder la vida; además, yo tenía elalma envenenada por mi primer des-engaño.

Mientras vivió mi madre, aunquemal, viví a su lado; el amor de unamadre sabe curar todas las heridas,pero mi madre murió.

Desde entonces mi vida fué un cal-vario dolorosísimo; quería trabajar yno sabía; mi orgullo me cerraba mu-chas puertas. ¿Cómo iba yo a acudira las que me habían creído su igual?...Un día, la fatalidad me hizo tropezarcon aquel hombre que me despreciarapor mi origen...; supo encontrar razo-nes para convencerme de que siem-pre me amaba...; la miseria y un restode amor, me arrojó en sus redes...;¿a qué seguir?...; mi historia es lahistoria eterna de la mujer desvaliday débil que no tiene por defensa lainexpugnable fortaleza de la religión.Caída, abandonada, enferma, he ve-nido a morir aquí... abandonada deDios y de los hombres.

—De Dios, no—dije vivamente,interrumpiendo el desgarrador relatode Lilí —. Dios nos ha traído aquí paraque nosotras te acompañemos cuandovenga El a confortarte para el su-premo viaje... ¿Quieres que llamemosa un sacerdote?..., verás qué con-suelo tan grande cuando, absuelta porél, recibas a Dios.

Y a una seña mía mi compañerasalió en busca del ministro de Dios,cruzándose en el camino con la niña,que volvía con la leche.

—Esta es mi terrible pena al dejar

el mundo—dijo la moribunda seña-lando a su hija con una mirada su-prema.

—Será mi hija—la dije—estoy solaen el mundo, ella será mi familia en-tera.

—No. ¡Oh, no! —exclamó Lilí conespanto —. No la saques de su esfera;que sepa que es una artesana, queaprenda a trabajar, que no se aver-güence de ello, por ocultar su origen,el hombre a quien ame.

JULIA GARCÍA HERREROS, T. M.

Un proverbio que falla.

Mal año por sobrade pan.

En España se habla con hondapreocupación de la crisis ocasionadaa la Agricultura por las buenas co-sechas de los últimos años.

Por eso al pisar tierra extranjerame chocó ver que en casi todas par-tes se habla de lo mismo. Contra loque suponen los partidarios de lasdoctrinas malthusianas, la tierra nosólo no se cansa de sostener a lasnuevas generaciones, sino que losfrutos resultan cada vez más abun-dantes y aun excesivos.

Esto produce una baja que es ruinosa para los agricultores, que son entodas partes la mayoría de la pobla-ción. Los precios dejan de ser remu-neradores para el productor, aunquelo sean, y mucho, para el interrne-

diario, que se resiste aigunas vecesa dar parte de la baja al consumidor.

Como quiera que Roma es la plazade todas las naciones, resulta fáciladquirir informes curiosos de la crisis en Alemania, Polonia, Francia,Bulgaria... y aun sin pretenderlo laconversación tonta ese rumbo muchasveces en cualquier reunión.

He aquí el resumen hecho días pa-sados por el «Osservatore Romano»de todos estos informes: En Rumaniael precio del trigo es inferior al quetenía antes de la guerra. El Gobiernoabolió los derechos de exportación yse dispone a conceder una prima alos que la consigan. Es lo que hahecho ya el Gobierno del Africa delSur, concediendo un chelín por cada100 kilos de trigo exportados. Igualmedida ha tomado el del Uruguay;Bulgaria abolió también los derechosde exportación. El Gobierno francésconsignó 100 millones para ayudar alos exportadores. En la India, la pro-ducción es superior en 10 millonesde toneladas a la de 1929.

Las medidas tomadas por los Go-biernos de Australia, Alemania, Es-tados Unidos, Canadá y Francia, parasostener los precios, han engullidosin provecho muchos millones. Si losrusos volvieran a producir cornoantes, la situación sería más gravetodavía.

G.Roma, mayo de 1930.

ec)

Page 19: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

NOTICIAS P;Ar- 237 —

MADRID

El día 1. 0 del actual salió para el con-vento de Poyo nuestro M. R. P. Provincialcon objeto de esperar en Vigo al Reveren-dísimo P. Maestro General.

El Rvdmo. P. Maestro General.—EIdía 4 de los corrientes, a las seis de latarde, llegó a Vigo, procedente de la Amé-rica española, nuestro Rvdmo. P. MaestroGeneral Fr. Juan del C. Garrido. Le acom-pañaban el P. Serapio G. Gallego, Direc-tor de la Editorial Mercedaria, en calidadde Secretario de visita, y el P. José H.Márquez, Comendador del convento deBuenos Aires, que va a Roma por asun-tos de su cargo.

Subieron a bordo para saludar al P. Re-verendísimo y a sus acompañantes el MuyReverendo P. Provincial y el P. Comenda-dor de Poyo.

El P. Rvdmo. viene muy satisfecho deldesarrollo de nuestra amada Orden en lasRepúblicas americanas y de la intensa la-bor que allí realizan nuestros hermanos.

En el mismo vapor continuó el viaje aFrancia, en donde desembarcará paratrasladarse a Roma.

Damos gracias a Dios por haberle traí-do con felicidad a la Ciudad Eterna, y leenviamos nuestra cordial enhorabuena.

El P. Serapio G. Gallego desembarcóen Vigo para continuar el viaje a Madrid.

Viajeros.—Wgresó de Roma, despuésde pasar allí una temporada, el incansa-ble misionero P. Francisco Freiría. EnRoma dió cuenta de los trabajos apostóli-cos que realizan en la dilatada Misión delPiauhy, confiada a nuestra Orden, los re-ligiosos rnercedarios.

—El 22 del pasado mes embarcó en Bar-celona con rumbo a Buenos Aires el Pa-

dre Eladio Escudeiro para encargarse dela dirección del noviciado del convento deMendoza (Argentina), cargo que le haconfiado el Rvdmo. P. General. Le desea-mos mucho acierto en el desempeño de sudelicada misión.

—Para Puerto Rico salió el P. Juan Gon-zález. Un refuerzo más a nuestros incansables hermanos, que tanto trabajan enaquella Isla. Le deseamos feliz viaje.

HÚMERA

Después de unos días de preparaciónpor el Pvdmo. P. Inocencio, comulgaronel día de Pentecostés en este Sanatoriolos enfermos confiados al cuidado denuestras Hermanas Mercedarias. La co-munión resultó espléndida y edificante porel número y por el fervor con que lo hicie-ron. Dicho Padre ha dado los EjerciciosEspirituales a las religiosas de la Comu-nidad.

HERENCIA (Ciudad Real).

Triduo misional en Las Labores yEl Puerto de San Juan.—Organizadospor el P. Comendador y ayudado por lasMarías activas de los Sagrarios, fueroncelebrados dos triduos en forma de Mi-sión en dichas villas, como preparaciónal cumplimiento pascual.

La asistencia a estos cultos fué nume-rosa, y a la comunión que se celebró endomingo asistieron muchos fieles, variosadultos por primera vez. El amante Jesúspremie tan ardua labor, tanto al fervorosoPadre como a las celosas Marías.

El día 25 de mayo hubo besamanos dela preciosa imagen de nuestra Santísima

Madre. De antemano se había adornado elcamarín con flores y preciosas alfombras

cortinas. Dispuso el P. Comendadorque por la mañana subiesen los caballe-ros, y por la tarde las señoras. Durantetodo el día fué grande el concurso de gen-te que se acercó a testimoniar cariño yveneración a su excelsa Patrona.

El día 31 por la mañana hubo comunióngeneral de todas las asociaciones estable-cidas en esta iglesia, y por la tarde sehizo la consagración al Sagrado Corazónde Jesús, conmemoración del que nuestrocatólico Monarca hizo en el Cerro de losAngeles en 1919.

Después de ocho días de Ejercicios di-rigidos por el P. Fidel González, los niñosdel Catecismo hicieron su cumplimientopascual el día de la Ascensión. Despuésde una emocionante plática, pronunciadapor el mismo P. Fidel, se acercaron a laSagrada Mesa 410 niños, que por el buenorden y compostura parecían coros deángeles que se acercaban al comulgatoriopara unirse estrechamente con su Dios.Por la tarde no pudo salir la procesión acausa de la lluvia; y después del Ejercicioy la renovación de las promesas del Bau-tismo se terminó con una suculenta me-rienda, suministrada por las fervorosas eincansables Catequistas, que tan bien sa-ben cumplir su cometido.

PUERTO RICO

Rvdo. P. Director de LA MERCED

Madrid.

Muy R ydo, y amado Padre: Desde lainauguración de la iglesia, ya es tiempode que le dé noticias del movimiento de lamisma; como también de la nueva parro-quia a nuestro cargo, amén de otras cosasde por acá.

La parroquia es grande, aunque fácil deservir; pero había estado tan mal atendi-

da, que es muchísima gente la que está sinbautizar y sin hacer la primera comunión.

La iglesia también es grande y hermo-sa, pero aún desprovista de muchas cosasindispensables, que vamos cubriendo afuerza de grandes sacrificios.

Nuestra primera actividad en la nuevaiglesia fue establecer la adoración al San-tísimo Sacramento mediante la Hora San-ta, todos los días de ocho a nueve de lanoche, en la que rezamos el Rosario yhacemos la meditación con el Santísimoexpuesto. Asiste mucha gente.

Segundo, intensificar la Tercera Orden,que cuenta ya con unas 500 socias y queasisten casi todas el día de la comuniónmensual.

Tercero, organizar el Apostolado de laOración como se hace en todas partes,pero con una Junta directiva adicional quetrabaja en la parte externa: la entroniza-ción en las familias, la placa en todas laspuertas, etc., y tiene una fiesta anual parasólo las familias que lo han entronizado,en la que se hace la renovación de la en-tronización y consagración.

Cuarto, establecer las Hijas de María,que están ya celebrando el mes de mayo.En estas fiestas de la Virgen es una notasimpática las 20 niñas que todo3 los sA-bados y domingos del mes entran al pres-biterio para ofrecer flores a la Virgen, ydeclaman alguna poesía, cosa que hacencon mucha perfección.

Finalmente, el mayor trabajo fué, y vie-ne siéndolo, la organización del Catecis-mo. Empezamos con una Misión catequís-tica, en la que nos ayudaron las Herma-nas Misioneras de Santa Teresita durantetres semanas. El resultado positivo lo danlos números siguientes:

Hemos bautizado 70 niños mayores desiete años; recibieron la primera comu-nión 60 señoritas, 160 niñas, 55 niños yunos 25 ancianos. El total de niños al Ca-tecismo, 400.

Page 20: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

- 238 -

Después de esto seguimos con el Cate-cismo los domingos solamente, y ahoravamos a empezar otra temporada diariapera otra nueva primera comunión, que ajuzgar por el programa será lucida, y yale conta' é en otra.

Estamos haciendo tan bién el Ce n o pa-rroquia!, anotando el estado de ceda per-sona: si bautizada, confirmada, casada ycómo, primera comunión, etc , etc. Es untrab-jo arduo, pero útil, sin el cual no sepuede hacer nada completo. Cuando setermine le podré dar datos curiosos de laparroquia.

Además de todo esto hicimos una Mi-sión general en la Cuaresma, que predicóel P. Martín y el P. García. Estuvo muyconcurrida y se cosechó bastante fruto. Elúltimo día coincidió con la bendición dela imagen de San Ramón Nonato, que hizoel señor Obispo Monseñor Wilinger, yfué tanta gente, que ya no ala() en laiglesia.

La Semana Santa la hicimos, si biennos faltaban muchas cosas necesarias. ElP. García predicó el sermón de las sietepalabras, y que al decir de todos fué elmejor que se recuerda en la Isla. Comonuestra iglesia es fresca y retirada, sellenó de toda la gente selecta de Ponce,mientras la gente de los campos y barriosse fui a la Catedral, según es su costum-

bre de todos los años Fué la única vezque ví llorar en Puerto Rico en la iglesia;en el sermón de las siete palabras y en laHora Santa del Jueves Santo.

Fuera de Ponce se han predicado algu-nas Misiones y algunos sermones más,pero poco, por no poder:os atender, quedesde que se marchó el P. M. Noriasno nos podemos arreglar con tanto tra-bajo.

El domingo último celebró el Colegiode varones la comunión pascual en nues-tra iglesia, que coinc i dió con el Día de lasMadres. Celebró la Misa el señor Obispo,en la que hubo 350 comuniones. Esto leda a indicar el auge que tomó la fe en estaciudad, pues hace sólo diez años no llega-ban a seis los hombres que comulgabanen Ponce.

Espero poder enviar fotografías del in-terior de la iglesia cuando se terminen lostrabajos que se estén haciendo. Todos losmuebles e imágenes que tiene nos lo re-galaron y algunas más que vendrán aho-ra, que son San José, Santa Teresita, unCristo tamaño natural y el Víacrucis quenos regala la señora de don Manuel Gon-zález.

Fr. Nolasco se fué a la montaña para de-fenderse del paludismo, que venía moles-tándole hacía algún tiempo. Lo> demás, demomento, buenos todos.—CORRESPONSAL.

0..0000000.o ...,,00000000000000000000000000000000000000000 °,, 00000000000000 00000000000000 o 000.

o

3oO .00000000 o°%u00000000000000000000000000000.00%,>. 0 0000000% 0. 000000000000000000000000000C 000°°

Domus Aurea. Sermones y discursos dela Santísima Virgen, por el ilustrísimoy Rvdmo. Sr. Dr. D. Ramón Angel Jara,Obispo de La Serena, AdministradorApostólico de San Carlos de Ancud(Chile).

Volumen IX de «La Predicación contem-poránea». Madrid, 1930.—Bruno del Amo.Editor. Apartado 5.003. Precio, 5 pese-tas.

Un gran servicio presta la casa editorialespañola al público hispano-americano,incluyendo en su colección «La Predica-ción contemporánea», las obras oratoriasdel Ilmo. Sr. Obispo de La Serena, ya quela edición anterior, impresa en Chile, porsu mucho volumen y elevado precio noestaba en general al alcance del clero aque se destinaban.

Entendemos que es un acierto del editorofrecerlas en pequeños volúmenes, distri-buídas por asuntos, a precio asequiblepara todos y magníficamente presentadascomo lo están todos los volúmenes de«La Predicación contemporánea», colec-ción interesantísima que de día en día seestá abriendo camino y que, sin temor aequivocarnos, podemos asegurar un éxitocada vez más creciente.

El volumen IX de que nos ocupamos,primero de las obras del Ilmo. Sr. Jara,contiene panegíricos y discursos sobre laSantísima Virgen en su Fiesta del DulceNombre de María, Mercedes, Lourdes,Rosario, Inmaculada, Nuestra Señora deLuján, María Auxiliadora y Carmen.

Sigue a éstos un Apéndice, en el cual sehan incluído los discursos de presenta-ción de las Banderas de las Repúblicas dela América española a S. S. Pío X. El

o 3 8oo 3 3

O OO O O

o c o. oo 00000c0000000000000000000000 .0 00000000 o.%g00 000000000z0000a0000000000000000° 00. 00000000 %o°

ofrecimiento de las mismas a Nuestra Se-ñora del Pilar, en Zaragoza. El ofreci-miento de la Bandera española a la Virgende Luján, y corno complemento dos her-mosísimos discursos sobre Profesión yEducación cristiana,

La colosal figura del Ilmo. Sr. Jara,considerado como el orador sagrado máselocuente de su tiempo y vulgarmente lla-mado el « Crisóstomo contemporáneo»,no precisa de nuestra recomendación,pues por sí solos se recomiendan los vo-lúmenes que contienen sus grandiosascreaciones; sólo nos resta felicitar cor-dialmente a la Casa editorial española porfacilitar la difusión de obras tan admira-bles.

Las grandes ideas directrices del ponti-ficado de S. S. Pío XI. Conferenciaspredicadas en la Iglesia de San Ginés,de Madrid, en la Cuaresma de 1930, porel M. I. Sr. Dr. D. Santiago GuallarPoza, Canónigo Archivero de la SantaIglesia Metropolitana de Zaragoza. Volu-men VIII de «La Predicación contem poránea». Bruno del Arno. Editor. Apartado5.003. Madrid.—Un volumen, 5 pese-tas.

Las ya famosas 'Conferencias de SanGinés», son esperadas todos los añoscomo un gran acontecimiento. El selectí-simo auditorio sabe de antemano que elExcmo. Sr. Obispo de Madrid-Alcalá acos-tumbra a encargarlas a los oradores sagra-dos más elocuentes de España, y desdemucho tiempo antes de la fecha en que seacostumbran a dar, está intrigado por co-nocer el orador designado.

En la pasada Cuaresma, el llamado a

3 3O O

g3 3O

BIBLIOGRAFIA000 0,00000000000000,20000000000000000 ° .0 00001000 e° %

g.00 000000000000000000000000000000 0 ,0 00000000%0.O O

O O O

Page 21: Orgapo öe su erre - OdeMIH - Institutum Historicum ... VIRTUAL/Publicaziones... · niendo por testigos las estrellas del firmamento y por fiadores los Ange-les de la gloria. Pero,

- 240 -

desarrollarlas fui el M. I. Sr. GuallarPoza, y de su resultado nos dió cuenta laexcelente revista que dirigen los PP. delInmaculado Corazón de María, titulada«Ilustración del Clero», en la forma si-guiente:

«La nota saliente de las conferencias hasido la originalidad, lo oportuno y actualde los temas, su desarrollo de modo ma-gistral, profundo en el fondo, documenta-dísimo y erudito, con citas de obras, re-vistas, libros, folletos, etc., etc., lo másmoderne y último.

Ha seg. uido las instrucciones del actualPontífice y las huellas marcadas por susinmediatos predecesores León XIII, Pío Xy Benedicto XV.

Nunca ha tenido el Papado en general yel actual Pontífice en particular, un mejorapologista y en párrafos llenos de sobe-rana belleza y de una erudición pocas ve-ces superada, ha ido desarrollando lostemas propuestos. En la última conferen-cia, después de un canto brillante a la Pa-tria y a la Monarquía, un «muy bien . ge-neral brotó espontáneo del público emo-cionado y subyugado por su mágica pa-labra, sin poder contenerse, no obstantela santidad del lugar y la presencia dePrelados y elevadas personalidades queasistían. El único que se ha visto privadode asistir por su enfermedad, fué el señorObispo de Madrid.

En la primera conferencia expuso en ge-neral la acción del Pa p ado y concretamen-te la acción católica, brillando el doctorGuallar como sociólogo consumado y ex-poniendo todo cuanto referente a accióncatólica se hace en Francia, Alemania,Italia y España. En la segunda conferen-cia sobre las Misiones y la unión de las

IgleWas apareció como un apóstol e his-toriador, hablando de las civilizaciones decasi todos los pueblos orientales y occi-dentales. En la tercera conferencia sobrela paz internacional y la paz social, figurócomo tratadista de Derecho internacionalde primera fila; en la cuarta, sobre el tra-tado de Letrán, como un hábil diplomáticoy competente historiador; y en la quintasobre la herejía del nacionalismo, comoun político de primera magnitud y un ora-dor grandilocuente que, en párrafos desoberana belleza, trazó las normas de loscatólicos en la cuestión . política y de lasformas de Gobierno, cantando un himnograndioso a la Patria, Monarquía españo-la y Papado en general.»

NECPOLOGÍAEn el convento de la Asunción, de Se-

villa, falleció la Rvda. Madre Sor MaríaJosefa Santa Cruz de la Purísima Concep-ción, a los setenta y siete años de edad yveintidós de profesión. Murió santamentecomo vivió.

Rogamos a los lectores de LA MERCED

encomienden a Dios el alma de la finada.

Indulgencias del mes de Julio.Día 2.—La Visitación de Nuestra Seño-

ra. Absolución general.Día 15.—El Santísimo Redentor. Abso-

lución general y otra indu l gencia plenaria,visitando la Iglesia.

Día 25.—Santiago Apóstol. Absolucióngeneral.

Día 26.—Cuarto sábado. Indulgenciaplenaria, asistiendo a la misa de NuestraSantísima Madre.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.