nun jose_schumpeter y los politicos

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  • 7/29/2019 Nun Jose_Schumpeter y Los Politicos

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    \ ~c I\C)',-, FlACSO -Biblioteca

    JOSE NUN

    po. "'. ro. ' r .

    DEMOCRACIAzGobierno del pueblo 0gobierno de los politicos?

    DFONDO DE CULTURA ECONOMICAMEXICO - ARGENTINA - BRASIL - CHILE - COLOMBIA - ESPANA

    ESTADOS UNIDOS DEAMERICA - PERU- VENEZUELA

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    En tapa: Mujer acacill (detalle), caja de Diana Chome.

    Fotocopinr libros cst.i peuado por la ley. Prohibidu su rcproducciou total 0 parcial porcunlquier medic de irnpresion 0 dig i tal , en forma idcntica, extracrada 0 modificuda, encnsrcll.mo 0 cualquier otro idiorna sin autorizncion exprcsa de la editorial.

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    Primcra ediciou, 2000Tercera reimpresion, 2002

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    tos los vivaban 0 no segun sus preferencias. En un recinto adyacen-te , evaluadores irnparciales registraban en tabletas escritas la inten-sidad de los aplausos y de los gritos que recibtan los postulantes ypar este metodo (que Arist6teles consideraba decididamente intan-ti l pero nos es menos rernoto de 10 que aparenta) determinaban quie-nes eran los ganadores.

    Arenas y Espana, entonces, puntos de arranque simbolicos de dosgrandes visiones que, en ciertas epocas y lugares, promovieron laforrnacion de familias distintas. Si n embargo, en este siglo, y espe-cialmente desde los tiempos de laSegunda Guerra Mundial, ambasha n rerminado pa r confluir en una sola gran famil ia , la de las de-mocracias occidentales, pese a que la convivencia entre esas pers-pectivas no siempre haya sido, ni sea, pacifica 0 armoniosa, Par ella,debido a razones de espacio pero sin mayor dana para mis proposi-tos, hare cornenzar en los afios cuarenta del siglo xx el recarrido quelas paginas que siguen se ocuparan de registrar.

    Datan de ese memento dos elabaraciones fundamentales de unay otra corriente que, explicitamente a no, han establecido hasta hoylos principales parametres del debate acerca de la democracia. Laprimera es de 1942 y fija algunos de los argumentos mas serios enlos que se sustenta la vision "gobierno de los polfticos", La segundase conoc io en 1949 y perfila el tipo de ciudadano que exige ac -rualmente cualquier propuesta de dernocracia inspirada en la ideadel "gobierno del pueblo". Una y otra nos ayudaran, espero, a co-nocer mejor aspectos c laves de la gran famil ia de la que vengo ha -blando y a la cual no pocos nuevas regfmenes politicos aspiran apertenecer.

    IV. Schumpeter y los politicosLa democracia comometodo

    JOSEPH Schumpeter fue un notable economista, compatriota deWittgenstein, que ensefio durante mucho tiempo en Harvard. Ha-bia nacido en 1883, el mismo afio en que muri6 Marx y en quellegaba al mundo Keynes; y buena pane de sus esfuerzos acaderni-cos estuvieron dirigidos a critical' a los dos. Aristocrata y elitista, fuetoda su vida un conservador lucido y riguroso, que intent6 manre-ner separadas la ciencia y la politica.' En 1942 publico Ca/)italismo,socialismo y democracia, obra que, segun sus propias palabras, con-densa una dedicaci6n de cuatro decadas al estudio y al analisis delsocialismo.

    La tesis principal dellibro es que, inevitablemente, el socialismoreernplazara al capitalismo. Y no, como creia Marx, debido a las fa-!las del capitalismo sino justarnente par sus exitos: el progreso y lasinnovaciones se volveran rutina y, entonces, el capitalismo deberacederle el s it io a un sistema mas racional, regido par una autoridadplanificadora centralizada. (Que esto no haya ocurrido no impide

    2 Como relararfa anos despues Paul Samuelson, uno de susmejores disctpulos,Schum-peter habra declarado tempranamente que 10 rnovlantres grandes ambicionesen la vi-da : s er c l mejor amanre de Viena , e l mejor jinete de Europa yel rnejor cconomisra delmundo. Hay quienes sostienen que logro cumplir 1

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    que Schumpeter -el"Marx de la burguesfa", segun 10 bautizara uncolega- sea revalidado hoy como uno de los economistas por excel encia de la era de la globalizacion, dado ellugar que ocupan en suteorfa esos procesos de "creacion destructiva" a los cuales cons ideraba, por buenas razones, una de las mayores virtudes del capitalismo. Valga de ejemplo el libro sobre Silicon Valley que escribioAndrew Grove, conocido guru de la informatica, que recoge desdeel titulo una frase tipicamente suya: S610 sobreviven 105 paranoicos.)

    Es en ese contexto donde Schumpeter se pregunta si la dernocracia y el socialismo son compatibles, 10 cuallo rernite a la cuestionprevia de saberque debe entenderse por democracia. Y precisarnerite su tratarniento de esta cuestion iba a constituirse hasta nuestrosdias en una de las partes mas difundidas e influyentes de la obra.

    En este punto no esta de mas sef ialar que si a a lgo invitaba unadiscusion sobre el tema en 1942, era a ejercer un realismo muy cauteloso: en 1920, habia en el mundo treinta y cinco 0 mas gobiernosde democracia representativa constitucionalmente elegidos; en 1938,la cif ra se habla reducido a menos de la mitad; y a comienzos de ladecada del cuarenta no quedaban mas de doce. Como recuerda Hobsbawm, en esa epoca "nadie predijo ni esperaba que la democracia serevitalizarla despues de la guerra". Eran el fascismo y el comunismolos que estaban en ascenso y a ellos parecfa pertenecerles el futuro.

    El realismo bastante descarnado que efectivamente despliegaSchumpeter en su analisis parte de juzga r a la democracia comoun metodo politico y no como un fin en sf misma. De ah i que cualquier afirrnacion acerca de su funcionamiento carezca de sentido"sin una referencia a t iempos, lugares y situaciones dados". La dernocracia puede 0 no contribuir al desarrollo econornico, a la justicia social 0 a que todos coman, sean sanos yse eduquen: el hechofundamental es que se trata exclusivamente de un procedimiento.

    lEn que consiste? Tradicionalmente suele creerse, dice Schumpeter, que en una democracia el electorado define y decide las centroversias polit icas primero y designa despues a un conjunto de

    representantes para que se ocupen de implernentar tales decisiones.Esta hablando, en esencia, de la vision que antes denomine gobier-no del pueblo. Sin embargo, afiade, salvo casos excepcionales, en lapractica las cosas nunca suceden asi. Por el contrario, la secuenciaseinvierte: primero seelige a los representantes y son estos quienes luego se encargan de resolver las controversias y de tomar las decisiones.Por 10 dernas, no podrla ser de otro modo. La comunidad se divi

    de siempre en un conjunto relativamente pequefio de dirigentes polfticos y en una gran masa de ciudadanos, con una franja intermedinde militantes que operan como nexo. Los dirigentes (y sus asesores y sus tecnicos) se organizan en partidos que reclutan militantesy que elaboran plataformas que despues le proponen al electorado; ya est e solamente se 10 convoca a optar entre elias. Claro que no esla iinica vfa por la cuallas preferencias populares entran en el modelo. Tambien 10 hacen a t ravesde la propia competencia entre losdirigentes, que se yen obligados a adecuar sus programas a esas preferencias para conseguir ganar se el f avor de los votantes,La similitud con el modo en que funciona una econornfade mercado es ostensible: los partidos acnian como ernpresas que les ofrecen sus productos a ciudadanos que se comportan como si fueranconsurnidores que, en este caso, no disponen de dinero sino de votos. Pero en la 6ptica schumpeteriana no se trata de un mercadode cornpetencia perfecta sino oligopolica, tanto por su alto grado deconcentracion como por la medida en que, inevitablemente, las preferencias del publico acaban siendo siernpre manipuladas.

    lQue hay, entonces, de la voluntad general? Por un lado, en toda comunidad las diferencias de valores y de opiriiones so n talesque resulta imposible que esa voluntadse forme y, rnenos todavia, quepueda servir de base al consenso en torno a un supuesto "bien comun claramente determinado y discernible por todos". Por otro lado, serfa ingenue no darse cuenta de que los pretendidos deseos delos electores son fabricados por la propaganda, de manera que "l avoluntad del pueblo es el producto y no la fuerza propulsora del pro-

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    ceso politico". Tanto mas que "el ciudadano normal desciende a unnivel inferior de prestaci6n mental ta n pronto como penetra en elcampo de la pclitica". Este campo se Ieaparece como ta n remotoy complejo que "el mismo cal if icar ia de infanril" el modo de argu-mentaci6n y analisis que utiliza en la materia "si estuviese dentrode laesfera de sus intereses efectivos".S610 que a esta altura surge ya una primera dificultad irnportan

    teo Segiinse advierte, el modele elaborado por Schumpeter contiene un unico elemento dernocratico, mediate 0 inmediato, que es lacornpetencia electoral; sin ella, no podrla aspirar a l lamarse democrritico. Pero, a la vez, sus juicios tan negatives sobre el electoradohacen que a primera vista no se entienda por que supone que losvotantes estaran en condiciones de intervenir validarnente en esacompetencia.Cabe una sola respues ta a esto, y no es demasiado s6lida: se re-

    querirfa una menor dosis de racionalidad para elegir a los dirigentes, que para decidir las polfricas a aplicar, Es ciertarnente la solucionporia que opta Schumpeter, para quien "la democracia significata n s610 que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar 0 rechazara los hombres que ha n de gobernarle' '. De ah f que, segun el, el me-todo democratico no sea mas que un "sistema insti tucional paral lega r a las decisiones politicas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir pOl'media de una lucha competitiva pOl'el voto del pueblo".

    Enseguida verernos que el mismo percibe los lfmites de esta so-lucien. Aun desde su perspectiva, wo r que estarfan los ciudadanosque describe en condiciones de evaluar a los distintos candidatesy sus plaraformas? iDe cuales recursos dispondrfan para procesaradecuadarnente los rnensajes que reciben 0 para justipreciar los de-

    3 Velure afios despues, el politologo norreamericanoV.O. KeyJr. iba a condensnrel punto en una formula que seharia famosa: " la vozdel pueblo no esmas que un eco"-de lasvoces de lospartidos, de loscandidaros, de la publicidad, etc.>,

    sernpefios pasados 0 presentes de los postulantes? (Hamilton y losFederalistas norteamericanos fueron mas consistentes y terrninantes en este punta: simplernente no erefan que los ciudadanos co-munes estuviesen en condiciones de decidir por sf mismos quiendebfa ser 0 no su presidente y por eso crearon los colegios elector al es , a los cua le s se les atribuyo al comienzo una franca funciondeliberativa. Solo que las alternativas de este tipo plan tean unregreso al infinito desde que tampoco se entiende porque estarfancapacitados esos ciudadanos para seleccionar a los miernbros de ta-les colegios.)Todo esto al margen de que sea exagerado (y propio de la epo

    ca en que escribla) el peso que Ieasignaba Schumpeter a la propaganda; 0 de que al votante diffcilmente puedan resultarle ta nrernotas como el imaginaba decisiones politicas que tengan que vel'con la paz y la gue rra, con el empleo y el salario, con la seguridadsocial, con el acceso a la educacion, con el aborto, con la discrirni-nacion, etcetera.

    Pero 10 dicho hasta aqui alcanza para comprender por que enesta vision la democracia no es el gobierno del pueblo sino de lospolticos.4 A los ciudadanos solo les toca aplaudir 0 no, como enEsparta. En cuanto a los dirigentes, necesariamente se profesiona-lizan, se transforman en especialistas en la cosa publica y en "eltrato de los hombres" y -tal como ya advirtiera Weber- adernasde vivir para la politica se dedican tarnbien a v iv ir de la politica.Como en el caso de cualquier otra profesion, quienes la practicandesarrollan entonces sus propios intereses, el principal de los cuales consiste en seguir ejerciendola yen mantenerse en el poderuna vez que l legan a el. Lo anterior no s610 puede afectar seria-

    4 Si hubiese alguna duda acerca de laacrualidad que mantiene Iavision schumpe-reriana, serfa suficienre con leer 10 que escribe el sociologo aleman Ralf Dahrendorf me-dio siglo despues: "La ilusi6n dcrnocrarica de que existe algo asi como el gobierno delpuebloha sido siempre una consrante invitaciona usurpadores y nuevos monopolies".EsSchumpeter casi al pie de la letra.

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    mente lacal idad y la transparencia de su l iderazgo sino que Ie plan-tea un segundo riesgo muy considerable a la continuidad mismadel regimen democrarico, cuyos dispositivos corren el r iesgo de gi-rar cada vez mas en el vacfo. Y,de nuevo, Schumpeter tiene conciencia de ello. s

    Los limites del minimalismoA esta altura, una reflexion de alcances mas amplios ayuda a entender por que lasdos famil ias a las que aludo (la del gobierno del pue-blo y la del gobiemo de los politicos) son menos antagonicas de 10 queaparentan. Sucede que la real idad social es incurablemente compleja y ambigua y,por eso, sin perjuicio de su utilidad, cualquier es-fuerzopor dar cuenta de ella mediante un modelo simple y coherenteacaba tocando en algun momento sus propios limites.Doy un ejern-plo clasico,La sociologfa llamada objetivista concibe basicamente al hombrecomo un producto de lasociedad en la que vive y destaca entoncesel es tudio de losprocesos de socializacion, de adaptacion y de integracion que 10 rnodelan. Su preocupacion central es el problema delorden colectivo y, por 10 tanto, el anal is is de los rnecanisrnos queajustan y ternan posible la vida en cormin. En cambio, la sociolo-gia subjetivista considera a la sociedad ante todo como un producto humano y pone el acento en el examen de la accion socia l y delos mod os en que hombres y mujeres crean los valores y las normas que orientan sus cornportarnientos. En este caso, e l foco esta

    5 Algunas de las anulogtas a las que acude Schumpeter son de una elocuencia innegahle; He! Primer Ministro de una ,Iemoeraeiil -eseribe- podrfa ser comparado a un ji-nete que esta tan completamente absorto en tratarde mantenerse en In silla que no puedehacer ningun plan para su cabalgata, 0 a un general tan plenamcnre ocupado en asegu-rarse que suejerc ito ha de acatar sus ordenes, que t iene que dejar laest ra tegia abandonadaa sfmisma",

    puesto en el problema del control que ejerce el agente sobre el me-dio en el que Ie toea vivir ye n su potencial consiguiente para desa-rrollar proyectos autonornos.

    Pero ni un a ni otra perspectiva puede aspirar a una explicacionrnonista y totalizante, y sus exponentes mas lucidos siernpre 10 hansabido. Es asf que un objetivista como Durkheim apela finalmentealsubjet ivismo de los mementos innovadores de intenso "entusias-mo colectivo" para entender como se desrutiniza y transforrna el or-den establecido; y, a su vez, un subjetivista como Weber abordaagudamente el t erna de la burocrati zacion y termina estudiando lamanera en que el modemo hombre de las organizaciones acaba porquedar atrapado en una "jaula de hierro". En ultima instancia, pues,cad a uno de estos modos de abordar 10 social concluye recurriendo al o tr o.

    Retomo nuestro camino. Como ya dije, la vision gobierno delpueblo tiene a la asamblea popular como su manifestaci6n mas dis-tint iva y rarnbien como su lfmite: si va resultaba diffcil que la gente concurriese regularrnenre al agora ateniense, serfa ilusoriopretender que una asamblea mas 0 menos permanente se convirtiese en la institucion polfrica clave de sociedades ta n nurnerosas, complejas y diferenciadas como las actuales y, mucho mas,que todos quieran y puedan tener una participacion activa en ella.G sea que, en los hechos, la asamblea -e n cualquiera de sus for-mas- debera convivir necesariamente con diversos mecanismosde representacton, y 10 rnismo ocurre con el referendum, con elmandate delegativo y con las demas modalidades de expresion eli-recta de la voluntad de los ciudadanos. Por mas a ra ya que se laquiera mantener, la vision gobierno de los potiticos se cuela po r losintersticios.

    Es claro que a esta ultima vision Ie sucede algo muy parecido sies que no desea perder todo semblante democratico. Por eso subra-ye antes la conciencia que tuvo Schumpeter del riesgo que en frentan todos los modelos elitistas como el suyo. Por eso tambien,

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    su definicion de la democracia como procedimiento resulta indiso-ciable de lamanera en que rrato de lidiar co n el problema, esto es,estipulando con cuidado las "condiciones para el exito del metododemocrarico". Y esta es la puerta que le da paso a una serie de cues-riones que son mas propias de la otra perspectiva, al mismo tiern-po que pone en evidencia por que es inviable una conceptualizacionmeramente procedimentalista de la dernocracia.

    Para dec irlo en los terminos que he venido usando, una conceptualizaci6n asf aparentaba haber aislado una propiedad comuna todos los regfmenes dernocraticos (el metodo), alejandose de es-ta f orma de la apelaci6n siempre complicada Vdiscutible a los parecidos de familia. Si esto fuera verdad, alcanzaria la presencia delmetodo para l lamar dernocratico a un regimen. Se explica que laformula de Schumpeter cosechara adeptos rapidarnente. Exceptoque, como enseguida veremos, el fue el primero en no creer, V pormuy buenos motives, que las cosas resultasen tan simples.

    Puesto de otra manera, la suva es una definicion de las que sue-len denorninarse condicionales porque proveen una especificacionde sentido solo parcial en la medida en que se halla sujeta, a su vez,al cumplimiento de determinadas condiciones. Y la Indole de lascondiciones que Iefija Schumpeter a su procedimentalismo Ie dana este la textura relativarnente abierta que es tipica de los parecidos de familia.

    Pero antes de seguir adelante, desearfa destacar una circunstancia bastante notable, a la que Ie atribuyo una parte de la responsa-bilidad por esa pobreza del debate democratico latinoamericano quemencione en paginas anteriores.

    Explicita 0 implfcitarnente, las denominadas transiciones a lademocracia que ocurrieron en nuestros paises en las dos ultirnas decadas ha n estado muy influidas por la conceptualizacion que hizoSchumpeter de la democracia como metodo. Su sencillez Vsu realismo parecian resolver cualquier duda tanto en el plano teoricocomo en el plano practice, especialmente para aquellos que pro-

    ..uraban distanciarse 10 mas posible de anteriores fervores revolu-cionarios.s Nada de ilusiones rousseaunianas pasadas de moda. Lacompetencia entre dirigentes Vlas elecciones periodicas son Vde-ben ser los ejes del sistema Vtodo 10 que importa es que, a travesdel voto, el pueblo autorice cada tantos afios a quienes se encargaran de decidir por el. Si las cosas no salen a su gu st o, la gente yatendra ocasi6n de desquitarse en los siguientes comicios. Contra10 que imaginaron varias generaciones de hombres de corazon tier-no (pace Hegel), esto Vno otra cosa es la democracia. Pa r eso ahora casi todos somos democraricos.?

    Fue una tipica maniobra extractiva: se saco de Schumpeter ladefinicion pero no se dijo nada, 0 casi nada, acerca de las ex i-gentes condiciones a las cuales este la habia sujetado, Y eso que 10plantea sin vuelras: "La democracia prospera en sistemas socialesque muesrran ciertas catacterfsticas; Vmuy bien podrfa dudarsesi tiene 0 no sent ido el preguntarse como Ie i da e n otros sistemas que no tienen esas caracterfsticas 0 como Ie irfa ca n e ll a a lagenre en esos otros sistemas". E insiste: "si un ffsico observa que elmismo mecanismo funciona de un modo diferente en epocas dis-tintas V en lugares distintos, concluye que su funcionamiento de-pende de condiciones extrafias al mismo. Nosotros no podemossino l lega r a la misma conclusion por 10 que se ref iere al sistemadernocratico".

    6 Escribe, por ejemplo, el sociologo chileno Angel Flisfisch refiriendose a la defi-nicion schumpeteriana: "Es una conceprualizacion que captura adecuadamenre tantoeI sentidocomo la modalidad efectiva de operacion de un orden polftico dernocrririco".Desde luego, lascitas podrfan mulriplicarse.

    7 Notese que otra gran venraja aparente de ladefinicion procedimcnralista ha sidoy es 10 que Guillermo O'Donnell llama su minimalismo, que facilita lascornparacioncscuanrirutivas rcferidas a un ruimero ampliode cases. En principio, resultarfa suficicnrebasar In comparaci6nen variables que sesuponen tan objetivas, unfvocas y hornogcnenscomo laexisrencia de e1ecciones periodicas 0 de partidos politicos. Sin embargo, losnu-merosos cases de c1asificaci6n dudosa que siempre aparecen dan testimonio de que, aunasf yen este nivel, con aquella definicion no basta.

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    La sorpresa ante esa ornision aumenta cuando se comprueba queel autor se ocupa incluso de diferenciar entre "las sociedades en que esposible que funcione" elmetodo dernocratico y aquellas donde, ademas, puede l legar a operar con exito.

    Las condiciones de una definici6nEn primer lugar, para Schumpeter es posible que el metodo funcione en "los paises de gran industria de tipo moderno" y, por 10 tanto, su argumento se refiere unicarnente a cllos. No se trata de unarestr iccion menor: esta aludiendo a las "modernas sociedades ca pitalistas" y, mas precisamente, a las naciones occidentales desarrolladas 0 , como tarnbien dice, a las sociedades capitalistas "e n suestado de madurez". Acerca de elias habia afirmado antes que "nunca hubo tanta libertad personal-espiritual y corporal- para rodos:nunca hubo ta n buen animo para tolerar e incluso para financiara los enemigos mortales de la clase dominante; nunca hubo una simpatia tan efectiva por los sufrimientos reales y fingidos; nunca ta nbuena disposici6n para aceptar cargas sociales".En rigor, Schumpeter anticipa aSI una de las premisas centrales

    de las teorias de la modernizaci6n de los afios cincuenta y sesenta:un pais debe comenzar por crecer econ6micamente y por transfermar sus pautas de organizaci6n social para recien despues encararla tarea del desarrollo politico, esto es, la irnplantacion de una democracia representativa. Ni el ni quienes 10 siguieron imaginaronque fuera factible invertir la secuencia, postulando que el metododernocratico pudiese preceder a la modernizaci6n. 8

    8 Escribia hace tres decadas un polirologo norteamericano: "la experiencia de lasnaciones que se hallan en proceso de modemizaci6n indicaque la democracia, tal como nosotros la emendemos, no esapropiada para su estadio de desarrollo" (Apter, 1965:452). Contratiamente, afinnaba en 1990 eI soci610go bmsileno Francisco Weffort: "nocrco que sepueda negar que lademocracia eseIunico camino que puede llevara los par-

    Desde luego, se puede estar de acuerdo 0 no con una proposicionde esta Indole. Pero 10 que no resulta licito es pasarla por a lto s insiquiera discutirla cuando se adopta la definicion proccdimcntalista porque, insisto, esta no fue pensada pot Schumpeter para cualqui er soc iedad s ino para sociedades desarrol ladas, donde "lalegislacion social 0 , de una manera mas general, las reforruas institucionales a favor de las masas , no ha n side simplemente una carga impuesta pa r la fuerza a la sociedad capitalista por la nccesidadineludible de aligerar la miseria siempre creciente de los pobres sino que, adernas de elevar el nivel de las masas en virtud de sus efectos autornaticos, el proceso capitalista ha proporcionndo tarnhienlos medics materiales y la voluntad para dicha legislacion".Mas todavia cuando, imprescindible como es, esta base de desa

    rrollo economico y social torna en principio viable el metodo democratico pero no alcanza para asegurar su exito, Algunos de los motivesya fueron insinuados antes y tienen que ver con los atributos que deben reunir tanto los dirigentes como los dirigidos, Repasernos brevernente las cuatro condiciones para el exito que fija Schumpeter.

    La primera hace a los peligros que lleva implicitos la profesionulizacion de la polfrica. lComo evitar la corrupcion de los ditigentes, suencierro corporative, su manipulacion de los recursos de poder paralograr perpetuarse en el? lDe que manera atraer a los mas capaces eirnpedir que el talento y el caracter de los politicos caigan "par debajo del nivel medic", como habrla sucedido en la Republica de \V'ei-mar? La respuesta de Schumpeter es muy pcx:osatisfactoria y finalrnenrecircular: "el material humano de la pol it ico debe ser de una calidadsuficienternente elevada" y, para lograrlo, la "{mica garantia efectiva"esque se consolide un "estrato social" dedicado l'or entero a ella. Na-ses latinoameric.mosa la modcrnid.rd", Ycsro lucgo de sosrencrque en America Latinas eha csraucado 1(1 moderuizacion Hen los planes social y economico"; sc sufrc till prcocupantc "bloquco de perspectivas" YLilla "anomia generali:ada"; se marcha haciu "ladesintegraci6n social"; y se han difundido en la pobtaci6n scntimicntlls de "['crdida defuturo" y de "perdida de lugal 'en el mundo'.

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    da dice, par ejernplo, acerca del riesgo de que este estrato se corrornpa ni del papel que deben jugar la normatividad juridica Vsu institucionalizacion en un Estado constitucional firmemente arraigado.Pew me iruporta menos discutir ahara esa seudosolucion que subravar todo 10que desde va irnplica: a saber, que ni la rnera cornpetenciaentre los dirigentes ni los votos que estes reciben son un aval suficiente de su idone idad 0 de su conducta dernocratica.?Un a segunda condicion atafie a la conveniencia de excluir del

    campo de las decisiones polfticas a una cantidad de asuntos que esmejor poner en rnanos de especialistas, 10cual incluve a la adrninistraci6n de justicia, al manejo de las finanzas, etc. En otras palabras,no serfa necesario ni uti] que tcdas las funciones del Estado se rigiesen por el metodo dernocratico, S610 que tambien el peligro anterior planea sobre este principio porque "el poder del poli t ico paradesignar el personal de los organismos publicos no politicos, si 10ernplea de una manera desearada a favor de sus parciales, bas tara amenudo por sf rnismo para corromperlo".En tercer lugar, a un gobierno dernocratico lees indispensable eontar con "los servicios de una burocracia bien capacitada que goce debuena reputacion Vse apove en una salida tradicion, dotada de un fuerte sentido del deber Vde un esprit de corps no menos fuerte". Perouna maquinaria asf "no puede crearse apresuradamente" V, otra vez, "lacuestion del materialhumano disponible esde irnportancia decisiva",

    Segun se ve , hasta aqui las condiciones giran en torno a las caracterfsticas de los dirigentes e instalan un a cuestion previa que e lmetodo democrarico no puede resolver por Slmismo, a pesarde queenfrenta aSl una amenaza constante para su buen funcionamiento

    9 Lasdivcrs"s cualidades que exigc b vocaci6n pollticafueron una preocupaci6n central dc Max \Vcber, cLlya iuiluencia sobre Schllmpeter es notoria. Para Weber,se trata dellll

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    -por las razones que fuese- la ciudadanfa cuenta con los recursosmateriales, intelectuales y morales adecuados. De ahfque restr injasu anrilisis a los pafses desarrollados; y de ahf tarnbien la imprudencia de quienes han querido apropiarse del metodo olvidandose delas condiciones, sin darse cuenta de que su pretendida sencillez re-sulta apenas aparente.

    Es asi, por ejernplo, que tiene razon Castoriadis cuando escribecon fuerte tono crftico que una democracia procedimentalista constituye un fraude "salvo que uno intervenga profundamcnte en la or-ganizacion sustantiva de la vida social". Pero Schumpeter (pese a susconvicciones monarquicas, a su limitaJa simpatfa por la dernocracia y a su desden par los "subnorrnales'' que, segun el, son siernpre laparte mas numerosa del pueblo) no un icamente 10sabia sino que 10dijo antes. Despues, el mismo Castoriadis se pregunta que sucederfasi a un pais "la democracia Ie cayese del cielo" (se supone que siguehablando de ladernocracia como metoda); y responde que no duraria mas que unos pocos afios salvo que engendrase individuos que secorrespondieran co n ella y que fuesen capaces de hacerla funcionar y de reproducirla. Si uno se atiene a CapiwUsmo, socialismo y de-mociacia, Schumpeter hubiera sido todavfa mas esceptico que el encuanto a la aptitud del propio metoda para generar tales individuos.

    En resumen, 10cierto es que buena parte de la popularidad de laque goza Schumpeter entre los analistas de la politica en AmericaLatina (y no s610 aquf) esta basada en un malentendido. Mas agu-do y menos cornplaciente que muchos de sus seguidores, el economista austr iaco no cre ia en el gobierno del pueblo pero estabaconvencido de que, en ausencia de una serie de requisites muy precisos, el gobierno de los po/(ticos desembocarfa, mas tarde 0 mas temprano, en un mero simulacrode regimen dernocratico. Y ello a pesarde que hubiese partidos politicos 0 elecciones periodicas. Ya habfaJicho Jefferson que de nada vale que a los despotas "los hayamoselegido nosotros mismos: un despotismo electivo no es el gobierno por el cual hemos luchado".

    v. Las teorfas pluralistasEs l-lAGITUAL (y correcto) presentar a Schumpeter como el antecedente inmediato de la denominada concepcion "pluralista" de ladernocracia, que domino la literatura anglosajona de las dccadas Je lcincuenta y del sesenta e h izo seutir rambien su influencia en America Latina. Me referire muy sucintamerite a ella porque es otra laderivacion que quiero hacer de 10 expuesto recien y esta misrnareferencia me servira para justificarla.

    Los pluralistas d ie ron pa r buena la definicion procedimenralista de la democracia pero cambiaron algunos de sus supuestos,tratando de alejarse asf de un a estricta vision gobierno de los polf-ticos. Su fundada y principal crttica a Schumpeter fue que, al opera r con un modele dicotornico cornpuesto solo ro r los ciudadanosy los politicos, paso por alto el hecho nada trivial de que tales ciudadanos participan de una multitud de asociaciones (sindicatos,organizac iones empresarias, grupos de presion, comunidades reli-giosas y vecinales, etc.), las cuales se encargan de articular y deagregar sus demandas para despues promoverlas e impulsarlas an te las autoridades.

    La consecuencin de esto, segiin los pluralistns, es que el poder schalla disperse en la sociedad y que siempre existe una ruultiplicidadtanto de puntos de acceso a la cosa publica como de procesos de decision. Para esta perspect iva, entonces, el Estado actuaria sobre todo como un arbitro que decide entre las diversas demandas lJuerecibe, segun la calidad de tales demandas y confonne a la importancia de los apoyos que ellas sean caraces de movilizar. Par eso, noresultarfa de ninguna ll1anera inevit,lble esa concentracion de po-

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    der en rnanos de los dirigenres politicos que habfa descripto Schumpeter y que tanto 10 preocupaba.'?Como escribta en 1956 Robert Dahl, uno de los mas hicidos

    teoricos del pluralismo, mientras que una dictadura es el goblerno de una minorfa, una democracia es el gobierno de una canndad de rniuorias, que varian en numero, tarnafio y diversidad.!'Por eso, "la teorfa dernocratica se ocupa de los procesos mediante los cuales los ciudadanos comunes ejercen un grado de controlrelativamenre alto sobre los lfderes", y los instrumentos fundamentales de este control son, par un lado, las elecciones periodicas y, por el otro, la competencia entre los partidos, los grupos ylos individuos.

    Pero 10 que me interesa subravar aquf es que, en ese y otros escri-ros, tambicn Dahl (al igual que Schumperer antes y que muchosotros pluralistas despues) se ernpefia en estahlecer "los requisites so-ciales de la democracia", 0 sea, nuevamente, las condiciones que laroman posible y viable. Y sostiene que el mas irnportante de todosellos es la abundancia material, a la que vincula directarnente canlos procesos de indusnializacion y de urbanizacion que tuvieron lu-gar en los pafses capitalistas avanzados.

    10 Aunque no puedo dercuerme aqul en este punto, vale la pena scnalarque lapers-pecriv.i plurnlisru sc fue moditic.uu!o can el r icmpo a part i rde un doble reconocirnien-to : c l de Ia crecicntc auronorrua rclariva de los apararos csrutules y e l d e las grandes,"imcrd", de podcrque difcrcncian a los grupos que los preSiOni1l1. En las liitimas deca-das l t.t111 lin buen testimonio de esros cnmbios lascorricntes que se conocen como uneo,pluralist,," y "neocorpo[ inalcanzablc) donde exisra un,l perfecra 0 casi perfecta iguakJad de poder. y ha-blar en cambia de poliarqll(a. csdccir, del gobiernode muchos pero no de todos. cuandosc r")[

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    hace el pluralismo- sino relacionarlo con ciertos aspectos de la problernatica de las condiciones, que juzgo crfticos para saber cuandoy c61110 es posible 0 no hablar de parecidos de familia.

    VI. La Declaraci6n de 1948SIN DUDA, Rousseau fue el gran paladin de la i dea del gobicrno delpueblo -y ello al margen de su radical escepticismoacerca de las probabilidades de que efect ivamente pudiese llevarse alguna vez a lnpractica-. Como sefialaba en un pasajc del Conrrcto social que sc hizo justamente famoso, las lcyes son siernpre buenas para los r ices ymalas para los pobres "de 10 cual se sigue que el Estado social seraventajoso para los hombres s610 cuando todos posean algo y ninguno tenga dernasiado".

    A diferencia de 10 que suele creerse , e llo no 10conducla a abogarpor una igualdad economica absoluta sino a sostener que la participacion deruocnirica exige que "ningun ciudadano sen suficicntemente rico como para cornprar a otro y ninguno tan pobre comopara verse forzado a venderse". Formula que condensa eficazrnente un terna de gran irnporrancia que quiero resaltar: desde el punto de v ist a de esa participacion, 10que es relevante no es tanto [aJesigualJad en sf sino, par un lado, el grade de polarizacion entrelos que tienen dernasiado y los que no tienen casi nada y, por el otro,la intensidad miSI11,l del estado de privacion que sufren estos ulrimos. Hay aqui un problema de niveles m.iximos y mfnirnos, de nitanto ni tan poco, sobre el que insistire mas adelante. En el caso deRousseau, la sociedad ideal en la que pcusaba resolvia el problemapOl-que era una sociedad de pequefios propictarios rurales, razoriablernente homogeneos e independientcs.

    A pes ar de que su influencia sobre los revolucionarios norteamericanos haya sido casi nu b (entre los europeos prcferfan largamente a Montesquieu y a Locke), en este punto el paralelismo entre sus

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