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Filología y Lingüística XVIII(2): 9-15, 1992 LA SOCIOCRITICA y SU INSCRIPCION EN ELCAMPO DE LA TE ORlA LITERARIA(UNA INTRODUCCION) Jorge Chen Sham ABSTRACT In the field of the social approach to a literary text, sociocriticism has become one of the most suggestive altematives because of both the renovation to theoretical considerations it brings and its perception of the task of literary criticismo The main interest of this anide is to show, in a very dense introductory synthesis, the milestones which constitute its specificity. With this objective in mind, a first draft of this anide was presented in the First Congress of Critics from Central America and the Caribbean held in April, 1992, in the "Facultad de Letras", University of Costa Rica. El campo de la aproximación social de la literatura experimenta actualmente un desplazamientoepistemológico que se traduce, no sólo en su elección del objeto de estudio, sino también en el nombre que designa la disciplina: de la sociología de la literatura hacia la sociocrítica; del análisis de las instituciones literariasque inscriben el texto en el orden social, haciael estudio de lo social que se produce en la autonomíaliteraria. Este viraje únicamente puede abordarse, si comprendemos que su formulación obedece al deseode hacer confluir, en un mismo proyecto, lo mejor que han producido todas las disciplinas contemporáneas interesadas en lo literario. Por eso, nada mejor para comprender el punto de llegada, si partimos de un inventario general de esasideas nodales, 'es decir, de sus condiciones de existencia(Barthes, 1981:59). -Formalismo ruso: privilegia la forma como especificidad de la literatura con respecto a otras formasde arte. Si observamos cuidadosamente, la literatura comparte con otros objetos culturales los mismos contenidos, las mismas temáticas, de maneraque ¿dónde encontrar las diferencias entre una forma de arte y otra? La respuesta está en la forma,no en los contenidos; en el modo en que se dice, no en lo que se dice. Por eso, como los formalistas rusos, hablamos de una forma dinámica, de una forma significante que da valor a todos los elementos textuales, es una forma que da autonomía y especificidad. -Estructuralismo francés: es esencial aquí la noción de estructura. El texto es un conjunto de elementos solidarios entre sí, ya que un elemento solamente se define en su relación con otros elementos del mismo sistema, de manera que un elemento existe por y en otro. Estas relaciones siempre se formalizan en oposiciones binarias. . -Materialismo histórico: pone el énfasis en la materialidad de las relaciones sociales. Desde este punto de vista, la comprensión última de los procesos históricos debe plantearse el modo en que los hombres producen y reproducen sus relaciones sociales. Como el intercambio de productos y de relaciones que genera constituye la base de todo orden social, el estudio de la vida (social) de los hombres debe hacerse a partir de la forma en que estos producen y reproducen los bienes materiales y simbólicos para su subsistencia y su interacción. Estas relaciones de la vida social (o estructura de la sociedad) pueden sistematizarse mediante dos nociones claves, la infra y la superestructura, respectivamente, la relación entre las bases materiales de producción económica y los sistemas de pensamiento y representaciones institucionales.

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Filología y Lingüística XVIII(2): 9-15, 1992

LA SOCIOCRITICA y SU INSCRIPCION EN ELCAMPO DE LA TE ORlALITERARIA(UNA INTRODUCCION)

Jorge Chen Sham

ABSTRACT

In the field of the social approach to a literary text, sociocriticism has become one of the mostsuggestive altematives because of both the renovation to theoretical considerations it brings and itsperception of the task of literary criticismo The main interest of this anide is to show, in a verydense introductory synthesis, the milestones which constitute its specificity. With this objective inmind, a first draft of this anide was presented in the First Congress of Critics from Central Americaand the Caribbean held in April, 1992, in the "Facultad de Letras", University of Costa Rica.

El campo de la aproximación social de laliteratura experimenta actualmente undesplazamientoepistemológico que se traduce, nosólo en su elección del objeto de estudio, sinotambién en el nombre que designa la disciplina:de la sociología de la literatura hacia lasociocrítica; del análisis de las institucionesliterariasque inscriben el texto en el orden social,haciael estudio de lo social que se produce en laautonomíaliteraria.

Este viraje únicamente puede abordarse, sicomprendemos que su formulación obedece aldeseode hacer confluir, en un mismo proyecto, lomejor que han producido todas las disciplinascontemporáneas interesadas en lo literario. Poreso, nada mejor para comprender el punto dellegada, si partimos de un inventario general deesas ideas nodales, 'es decir, de sus condiciones deexistencia(Barthes, 1981:59).

-Formalismo ruso: privilegia la forma comoespecificidad de la literatura con respecto a otrasformasde arte. Si observamos cuidadosamente, laliteratura comparte con otros objetos culturaleslosmismos contenidos, las mismas temáticas, demaneraque ¿dónde encontrar las diferencias entreuna forma de arte y otra? La respuesta está en laforma,no en los contenidos; en el modo en que sedice, no en lo que se dice. Por eso, como losformalistas rusos, hablamos de una forma

dinámica, de una forma significante que da valora todos los elementos textuales, es una forma queda autonomía y especificidad.

-Estructuralismo francés: es esencial aquíla noción de estructura. El texto es un conjuntode elementos solidarios entre sí, ya que unelemento solamente se define en su relación conotros elementos del mismo sistema, de maneraque un elemento existe por y en otro. Estasrelaciones siempre se formalizan en oposicionesbinarias. .

-Materialismo histórico: pone el énfasis enla materialidad de las relaciones sociales. Desdeeste punto de vista, la comprensión última de losprocesos históricos debe plantearse el modo enque los hombres producen y reproducen susrelaciones sociales. Como el intercambio deproductos y de relaciones que genera constituye labase de todo orden social, el estudio de la vida(social) de los hombres debe hacerse a partir de laforma en que estos producen y reproducen losbienes materiales y simbólicos para susubsistencia y su interacción. Estas relaciones dela vida social (o estructura de la sociedad) puedensistematizarse mediante dos nociones claves, lainfra y la superestructura, respectivamente, larelación entre las bases materiales de produccióneconómica y los sistemas de pensamiento yrepresentaciones institucionales.

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-Psicoanálisis: es fundamental la idea delsujeto, pero concebido fuera de las problemáticasontológicas y metafísicas, desplazándonos de launicidad, de la independencia y de la libertadhacia la complejidad, la determinación y lasumisión (sujeción a la sociedad). Hay sujeto enla medida en que es convocado por el lenguaje,por cuanto es la socialidad (y no sociabilidad) laque confiere al individuo su esencia social. Es lasociedad la que interpela al individuo en tantosujeto, la que estipula las reglas del juego y la quepre-establece las opciones por escoger. Serechaza, pues, la idea de un sujeto consciente ylibre.

-Estructuralismo genético: varios son losdébitos de la sociocrítica al pensamiento de L.Goldman; subrayamos en especial dos:

a) La noción de no consciente

Siguiendo las líneas trazadas por Freud,Goldman habla también de la esfera síquica delhombre, pero en contraposición a éste, queprivilegia el subconciente, la sociocrítica conFreud privilegia el no consciente, es decir, aquellaparte de la actividad psíquica que no estáreprimida como el subconciente, sino que seacepta como tal, en tanto que está ahí bienafianzada en nuestro ser, sin que jamás se objetivey se cuestione, a no ser que se explicite sufuncionamiento mediante el distanciamiento. Poresta razón, el no consciente se manifiesta como elprocedimiento por excelencia de la esfera de losocial; programa conductas, comportamientos yrepresentaciones de orden colectivo (Goldman,1970, XVII).

b) La noción de mediación

Plantea que hay una serie de mediacionesentre el texto literario y la sociedad. ParaGoldman, la principal mediación es la visión demundo que tiene el autor como representante de sugrupo. Como tal, la visión de mundo es unaabstracción que hace el investigador. Lasociocrítica rechaza el término visión de mundo,porque encuentra que en el texto literario noexiste, solamente como fenómeno de superficie alo sumo, una idea unívoca y monovalente en laque un grupo social concretice el conjunto de sus

aspiraciones, sentimientos e ideas. No puede haberuna coherencia allí donde el mismo psiconálisisnos ha enseñado la existencia de la multiplicidad yla diversidad que convergen en el sujeto, ya que enél hablan, simultáneamente, discursos conorígenes diversos; ni puede haberla allí donde,detrás de los fenómenos de conciencia, y la visiónde mundo lo es, hay toda una serie de conductas ycomportamientos que trabajan el sujeto.

Recapitulemos: se rechaza el concepto devisión de mundo como mediación entre el textoliterario y la sociedad, pero no se rechaza suobjetivo o lo que pone en juego. ¿Cúal seríaentonces el valor heurístico de la nocióngoldmaniana de visión de mundo? En nuestrojuicio, es el primer intento serio que desea poneren relación ambos elementos, la literatura y lasociedad, más allá de los esquemas mecanicistasque se orientaban hacia el reflejo o eldeterminismo. Es el primero que problematiza,aunque no sastisfactoriamente, la pregunta decómo lee el texto literario la sociedad. ¿Cómopodemos medir o analizar el grado de legibilidadque ofrece el texto de la sociedad? Planteamos,así, el problema del campo de visibilidad socialdel texto literario. Goldman privilegia la nociónde visión de mundo; la sociocrítica se adhiere a suplanteamiento de base, no a su formulaciónterminal. Acepta que el texto literario hace unalectura de la sociedad y que tal lectura seencuentra mediatizada (Cros, 1983: 18 y ss.). Elproblema que se avisora es cómo abordarsimultáneamente, dentro del texto, la textualidady la socialidad, problema que cuestionanAltamirano y Sarlo (1983: 58 y ss.) sin caer en latrampa de los fetichismos que, como bien señalaA. Gómez Moriana, han privilegiado uno u otro,hasta convertirlos en el único elemento pertinentedel análisis y de la reflexión literarias, olvidando,de este modo, la complejidad constitutiva de lapráctica literaria (cfr. al respecto, 1981: 7 y ss.).

Desde ese punto de vista, con la preguntaestratégica de la especificidad social de laliteratura, la sociocrítica pretende e intentaconvocar tanto el formalismo como lassociologías de la literatura. Así enfatiza que es enla forma, en la misma textualidad, donde seencuentra la significación social, ya que en elproceso de semiosis, los signos adquieren, por susrelaciones, volumen y densidad, que únicamentepueden ser analizados y repertoriados como "lareacción química" a estímulos sociales.

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CHEN: La sociocrítica y su inscripción en el campo de la teoría literaria

Por esta razón, cuando J. Dubois ( 1980:84) plantea la existencia de dos procedimientosde análisis de lo social dentro del texto literario,debemos subrayar la novedad con la que lasociocrítica irrumpe por su intención de hacerconverger ambos procedimientos de lo social bajola dinámica del interdiscurso o de esa sensibilidadsocial programadora (Amoretti, 1989b: 31-32).Veamos lo que expone Dubois al respecto:

1) La primera coordenada de lo social intentapercibir el texto bajo su aspecto de prácticasocial, que tiene lugar en la base productivade bienes simbólicos y en la que intervienenotras prácticas sociales. Su objetivo esobservar las conexiones inmediatas entre lostextos y los comportamientos sociales. Dichode otra manera, busca correlatos sociales alas prácticas discursivas materializadas en eltexto y percibe cómo estos correlatosoriginan tensiones y conflictos que seinscriben en la materialidad textual.

2) La segunda subraya lo que sobredeterminalos textos. Cuestiona estas sobre-determinaciones y las considera parte de sufuncionamiento, de tal modo que el texto seencuentra co-determinado por institucionesliterarias que definen las reglas deproducción-recepción, fundando así sulegitimidad. Postula, entonces, que el textono existe ni funciona sin un elementoexterior a él que lo autorice y lo defina.

Aquí debemos ubicar, por el papel quedesempeñan, las llamadas sociologías tradicio-nales, porque se dirigen a apuntar una serie deinstancias o de fenómenos que instituyen la litera-tura, al enmarcarla dentro de un proceso deproducción-circulación simbólico y económico ala vez, como diría P. Bourdieu (citado por Dubois,1979:165).

Este lugar exterior que sobredetermina eltexto está concretamente configurado por lasacademias, la enseñanza universitaria de laliteratura, la crítica, la red de distribución-difusión del libro, los jurades de premios, losconsejos editoriales, los CÍrculos de escritores, elpúblico, etc.( Kuentz, 1979: 206-207). Lasociocrítica no desdeña el papel ni el aportefundamentales de los datos que ofrecen lassociologías tradicionales y el análisis institucio-

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nal, pues permiten abordar, con gran eficacia, elobjeto cultural en tanto ligado a la infraestructura(Reuter, 1981: 5-21). Postula, por eso, unarelativa autonomía de la literatura, gracias a sudoble valor, un valor simbólico (producciónrestringida), y un valor mercantil (producción demasas).

Sin embargo, tanto las sociologíastradicionales como el análisis institucional sonincapaces de conceptualizar en qué consiste laespecificidad del texto literario en relación con lasociedad, ya que, al fin y al cabo, todo objetocultural sería transitado e instituido porfenómenos del mismo orden (Cros, 1983: 25-43).

Si todo objeto cultural está tejido y deter-minado por estas prácticas institucionales, esnecesario buscar la especificidad social del textoen otra parte. Para ello volvamos a la primeracoordenada de lo social, la que busca correlatossociales a las prácticas materializadas en todotexto. Al buscar lo que define el texto en tantopráctica social, la primera vía de análisis derribasu mistificación: la problemática estetizanteautor-creación-sentido único, o la problemáticapositivista autor-reflejo-sociedad. De esta manera,inscribe la literatura en la esfera del juego social(cfr. al respecto Picado, 1983: 19-27).

Volvamos ahora a la pregunta estratégica deL. Goldman: ¿en qué radica el campo devisibilidad de la literatura? ¿mediante quéprocedimientos lee el texto literario la sociedad?Lo lee a través de una serie de mediaciones.

. Dicho de otra manera, hay una serie detransformaciones que mediatizan esta relación yque se producen por la in ervención de filtros entoda programática textual, como lo indica E. Cros(1983:90-104,108-113).

a) los ritos y los comportamientos,b) el sistema mítico y las concepciones

arcaicas,e) la tradición folklórico-popular,d) la intertextualidad,e) los modelos de escritura (retórica) o el

sistema modelizante secundario.

Si bien es cierto que algunos de estosfiltros pueden ser de orden consciente, lamayoría opera en forma no consciente. ¿Quéquiere decir esto? Cuando el sujeto materialescribe, lo que en realidad hace es poner enjuego las distintas microsemióticas o discursos

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a los que pertenece y esto lo realiza sin que setenga dominio ni control total. Por supuesto, vamás allá de los contenidos.

Importa por lo tanto, desde una perspectivasociocrítica, analizar esta serie de mediacionescomo medio para reconstituir las distintasmicrosemióticas que están en el origen del acto deescritura. Lo que importa es señalar cómo losdiversos niveles de un texto están estrictamenterelacionados con prácticas sociales, es decir,interesa observar el origen de estos significados yla interacción de éstos en el espacio textual; setrata de privilegiar la producción del texto, susemiosis, antes que su término de llegada, elproducto. Por eso, en vez del término polisemia,la sociocrítica prefiere estratégicamente el depluriacentuación (Cros, 1983:87-90). Este nomarca solamente el origen de los significados,sino también su acentuación económica, ligada alas leyes de producción y de transformación. Así,el trabajo de lo literario es ante todo un trabajo enel orden de las transformaciones.

Hemos hablado, de manera implícita, deotra noción clave en la sociocrítica. Como lo queinteresa es el origen de las prácticas discursivasque el texto procesa y redistribuye, hay en la baseun enfoque genético del texto. Genética textual yplusvalía (pluri-acentuación) van de la mano yotorgan la coherencia epistemológica al sistema.Más allá de las superficies, del proyectoideológico del autor, de los contenidos reductores,la sociocrítica define el trabajo de la escritura,como un trabajo sobre la forma, pues encuentraque es en el lenguaje donde se manifiestan lasmarcas de los discursos sociales. La plusvalía estáen la forma. Lo que es social en la literatura es laforma; eso sí, otorgándole a la noción de formaese dinamismo productor, definido por losformalistas rusos.

Hemos, de nuevo, planteado otra nociónclave para la sociocrítica sin nombrarla. Alprivilegiar la cadena de transformaciones,inherente a todo trabajo de escritura, lasociocrítica cuestiona lo que se calla en el nivelde los contenidos (el nivel de lo explícito) y quese materializa únicamente en la forma. Asíproblematiza la procedencia generalmentecontradictoria de las distintas microsemióticasque el texto convoca. Es tarea de la sociocríticadescubrir cómo estas contradicciones, quereproducen posiciones de distintos grupos en

tensión o en conflicto, tienen una solución ficticiaen el nivel de los contenidos. Además, es su tareatambién descubrir que tales tensiones (fracturas,desfases, contradicciones) solamente sonperceptibles si se aborda el proceso de figuración(cfr. al respecto, Cros, 1990 o Amoretti, 1989a).De manera que el texto literario es por naturalezamúltiple y concierne más a una complejidad.Veamos una vez más en acción el débito alpsicoanálisis y a su teoría del sujeto; se rechazalas coherencia y unicidad ontológica del texto.

El texto es, para la sociocrítica, un todomúltiple y complejo, en donde la materialidaddiscursiva inscribe a su vez la complejidadcontradictoria y conflictiva de una sociedad.

Ahora bien, después de hacer este recorrido(de aprendizaje), ¿cómo podemos definir rápida-mente la sociocrítica?

1. Enfrentamiento del texto

Enfrenta, ante todo, el texto como una.práctica significante que ocupa un lugar preciso yestratégico en el texto general de la historia y dela cultura.

El texto no es una esctructura plana, sinoque se presenta como una significaciónestructurada en varios niveles (acto de narración,diégesis, espacio, tiempo, personajes, paratexto,etc.). Lo que interesa no es tanto cómo funcionacada nivel; de lo que se trata es de percibir cómoestos diferentes niveles, que pueden serorganizados en estructuras opositivas, nos permi-ten acceder a ese centro programador y generadordel porvenir del texto, del cual los niveles como elespacio, el sistema de personajes o el tiempo sonúnicamente manifestaciones de superficie. Y losvectores de este centro genético son laintertextualidad y la interdiscursividad, como bienlo señalan E. Cros (1983: 108-109) y M. Amoretti(1989b 32-33).

De esta noción de texto, colegimos todas suscaracterísticas. Es una lectura inmanente, porque,al contrario de las sociologías tradicionalesprocede a su inversa: del texto hacia afuera. Y losocial siempre se encuentra produciéndose en suinterior, está en el significante; de esta maneraestablece la relación de lo literario con lo social,relación material, social y significante que lasociocrítica llama socialidad.

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2. Estética de la socialidad

Este término puede traducirse por otro: laespecificidad social de la literatura. Plantea cómolos hombres viven entre ellos, sus relaciones en ygracias al lenguaje, cómo vive un grupo, susrelaciones con los demás hombres en la literatura,pues el lenguaje arrastra, aunque no lopercibamos, una carga social que deja sus huellasen la forma y que orienta, sobre todo, sudescodificación. Además, la puesta en escena deestas relaciones se conoce con el nombre desemiosis o figuración ficticia. A esto se refiereunaestética de la socialidad (Duchet, 1979:4).

Habrá que entender esta estética a partir dela cinta de Moebius: el fondo es en un momentoforma y la forma es en otro, fondo; el texto seconvierte en sociedad y la sociedad en otromomento, texto; la literatura se produce dentro delo social y lo social dentro de la literatura. Unaestética de la socialidad no rechaza, sino que lasasume, las dos vías de análisis de lo social.

3. Inscripción de la Historia

Como práctica de lectura, la sociocríticapregona que la inscripción de la Historia en eltexto no puede, en ningún momento, adecuarse aun simple modelo reductor de contenidosdiegéticos o contextuales, aun si reconoce esacapacidad de condensación que posee el textopara acumular información acerca de unasociedad en un momento y en un espaciodeterminado mediante su economía figurativa.

Le interesan más los mecanismos dedesplazamiento y de relaciones que las diversasmicrosemióticas trabajan, con el fin de interrogarsus evidencias, soluciones, carencias o silencios,como única manera para advertir que la inserciónde lo histórico no radica en una estructuradirectamente explicativa, sino que permea y sealoja en el seno de su proceso de semiosis; es eneste sentido un vector de la producción. Así, laHistoria constituye la inteligibilidad misma deltexto, en la medida en que dinamiza el actomismo de la escritura.

4. Descubrimiento de un espacioconflictivo

Al reorientar la lectura de adentro haciaafuera, la lectura sociocrítica abre el texto en su

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interior, con el fin de analizar cómo en suorganización, en sus sistemas de funcionamiento,reconocemos un espacio conflictivo, en donde nosólo el proyecto ideológico se ofrece aresistencias, sino que también los distintosconvocados traducen conflictos o tensiones,resueltos o yuxtapuestos en el texto. Perceptiblescontradicciones si se aborda el proceso defiguración.

5. Interrogación de lo implícito

Como va más allá de las apariencias y de losuperficial, la sociocrítica interroga los lugaresocultos y los presupuestos, aquello que calla en suexterior, pero que materializa, lingüísticamente esobvio, en sus estructuras.

Está en juego una noción de lenguaje querebasa el propio código, es decir, el lenguaje sirvepara algo más que comunicar (la denotación),sirve para satisfacer otras necesidades in ter-subjetivas, para programar comportamientos yestablecer papeles, para imponer representacionesde los objetos, para reconocer y consolidarmaneras de descodificación. Y la literatura asumeeste papel esencial de transmitir y reproducir másallá de los contenidos, otras relaciones socialesmucho más complejas y, por lo tanto, contra-dictorias.

Pero al mismo tiempo cuestiona el hecho deque la literatura sea una actividad que se pretendalibre de determinaciones; reafirma su inserción enel juego social, mediante la red de institucionesque naturalizan la escritura. Es repensar sufunción a la luz de las bases socio-económicas;autonomía generadora sí, pero relativa ymediatizada; libertad creadora no, sino deter-minación impuesta.

6. Importancia de las mediaciones

Si bien es cierto que nada hay en el textoque no proceda de la acción de la sociedad, nadapuede deducirse directamente de su acción. Tal ycomo el materialismo aboga por una relacióndialéctica entre la infra y la superestructura, nadahay más decisivo que las mediaciones entre labase socio-económica y la producción de bienessimbólicos. En el caso de la literatura, la primerade estas mediaciones es el imaginario del sujeto

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scriptor, el scriptor y sus sujetos colectivos; luegoestán, por supuesto, las mediaciones de ordeninstitucional, las de orden genérico e intertextualy las de orden retórico.

7. Tendencia dialógica

Integra, en su reflexión y en su práctica deanálisis, todas aquellas disciplinas que tienen unapreocupación por lo social. No se queda, sinembargo, en una interdisciplinariedad compla-ciente, pues no elude, en ningún momento, laformulación de su objeto de estudio, comotampoco la confrontación fructífera de saberes.

Es más, su tendencia dialógica se manifiestaen el hecho de que no ofrece, por lo general,metodologías rigurosas para el análisis, aunquetenga algunas que le son propias, como porejemplo, la teoría del incipit, el sistema de lostextos semióticos, la teoría de la pluriacentuación,etc. Las metodologías se construyen a partir deese diálogo incesante con el texto. Eso sí, sutrabajo se orienta, sobre todo, a la reflexiónepistemológica, como base para todo acerca-miento sistemático y científico (cfr. Barthes,1974:71-72).

Al sostener la afirmación de que el texto esun volumen de niveles solidarios entre sí(Amoretti, 1989b: 32), la sociocrítica postula queno sólo a partir de cualquier nivel se puederemontar a ese principio generador del texto, elgenotexto, sino que cualquier método de análisis,ya sea desde los enfoques tradicionalistas hastalos últimos de la vanguardia crítica, se podráutilizar para remontarse a ese origen social,siempre y cuando dicha metodología sea unaherramienta más que ayude a la explicaciónsocio-histórica. Dependiendo de cada texto,convocará y dispondrá el investigador de unabanico de posibilidades: estilística española oalemana, narratología, teoría de la recepción,pragmática, sociología del público, hermenéutica,filosofía del lenguaje, psicoanálisis, de-construccionismo. Todas ellas han aportado sugrano de arena para responder a la doble preguntaa la cual se enfrenta el investigador de laliteratura, ¿cómo se organiza el texto? ¿por qué lohace de esa forma? Se vislumbran entonces dosactividades: ordenar e interpretar. Como la socio-crítica no desdeña la labor de estas opciones de lacrítica contemporánea, porque asume sus

procedimientos, esta disciplina se presenta comouna de las mejores opciones para el investigadorde la literatura, pues asume ambas actividades,ordenar es el paso previo a toda interpretación, y aesta comprensión totalizante, pero no totalitaria,contribuyen todas aquéllas.

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