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Francisco R. Pastoriza (*) a cultura occidental en to- das sus expresiones es fuerte- mente deudora del legado clási- co de Grecia y Roma, y particu- larmente de su mitología. El arte y la literatura, la poesía y la es- cultura, la arquitectura y la músi- ca, la sicología, el cine y las nue- vas expresiones, basan en los mi- tos griegos una parte importante de sus contenidos, interpreta- dos, recreados, utilizados unas veces, manipulados otras, o sim- plemente rescatados. Todos los grandes movimientos artísticos, del Renacimiento al Surrealis- mo, del Neoclasicismo a la Abs- tracción, han bebido de las fuen- tes de la inagotable riqueza de la mitología grecorromana. Una serie de libros publicados re- cientemente ofrece la posibili- dad de revisar los mitos clásicos más conocidos, así como descu- brir los episodios más oscuros o ignorados de una narrativa apa- sionante. Una de esas recientes publi- caciones es El gran libro de la mitología griega (La Esfera de los libros), uno de los más com- pletos estudios conocidos hasta ahora. Siguiendo el Manual de mitología griega, obra ya clásica de Herbert Jennings Rose publi- cada en 1928, Robin Hard am- plía su contenido y añade nue- vos descubrimientos derivados de hallazgos arqueológicos que, como el desciframiento de la es- critura micénica, han aclarado y ampliado los conocimientos so- bre la mitología griega. Por su parte,William Hansen en Los mi- tos clásicos (Crítica) prolonga el estudio de los dioses de la anti- gua Grecia en la mitología de la Roma clásica e interpreta sus cualidades y poderes así como sus relaciones con la sociedad grecorromana. El “big bang” de Dios Alimentada por antiguos mi- tos indoeuropeos, germánicos, babilónicos, fenicios, egipcios y de otros territorios de Asia Me- nor, la mitología griega nació co- mo consecuencia del interés de los griegos por los orígenes del mundo. Hesiodo, en Teogonía, la primera obra en la que se reco- ge el nacimiento y la evolución de los mitos griegos, dice que en el principio era el Caos, del que nacieron Gea (la Tierra), Tártaro (las Profundidades) y Eros (el Amor). Gea engendró a Urano (el Cielo), para cubrirse a sí mis- ma; y, en su interior, el Mar y las Montañas. Su relación con Ura- no dio lugar a las primeras fami- lias de dioses: Titanes, Cíclopes y Gigantes. Crono, el más joven de los Titanes, se rebeló contra su padre Urano y mutiló sus genita- les, que arrojó al mar. Las tres manchas de sangre que gotea- ron sobre la tierra dieron lugar a tres progenies diferentes engen- dradas por Gea, y de la espuma marina que se formó en torno a ellos nació Afrodita: de ahí su es- fera de influencia en las relacio- nes sexuales. Temeroso de perder el poder a manos de sus hijos, Crono los devoró a todos. Únicamente se salvó Zeus, ocultado por su ma- dre Rea, la diosa Cibeles. Des- pués de obligar a Crono a vomi- tar a sus hermanos, Zeus se eri- gió en rey de los dioses y se ins- taló en el monte Olimpo, una cordillera situada al norte de Grecia. Puesto que los mitos no son sólo una ficción sino un intento de dar sentido a las inquietudes de una generación, el mito de la guerra entre Olímpicos y Titanes refleja en términos históricos la lucha de creencias que había acarreado la supresión de la reli- gión antigua entre los griegos, así como el rumbo futuro de la his- toria. Robin Hard narra minucio- samente las victorias de Zeus so- bre las tres grandes rebeliones que amenazaron su reinado (la del monstruo Tifón, la de los Gi- gantes y la de los Alóadas), reco- giendo las fuentes de Hesiodo, las narraciones de la Biblioteca mitológica de Apolodoro y los re- latos iniciales más antiguos. Otra rebelión menor, la de Prometeo, provocó el nacimiento de Pan- dora, la primera mujer, un “her- moso mal” que Zeus concibió como castigo a los hombres por haber robado Prometeo el fuego a Zeus. La caja de Pandora con- tenía los males y enfermedades que se iban a padecer desde en- tonces. Su apertura supuso la mortalidad para los humanos, que la mujer compensa con la reproducción (adviértase el pa- ralelismo con la tradición bíbli- ca de Eva y el paraíso terrenal). Los humanos, con algunos de los cuales se relacionaron deida- des diversas, habían sido mode- lados por Prometeo con tierra y agua a imagen y semejanza de los dioses. Zeus engendró a todas las grandes deidades olímpicas y a otras menores. Sus relaciones se- xuales con dioses, héroes y hu- manos es interminable, inconta- ble su número de hijos. Los prin- cipales autores cifran en 12 el número de los principales dio- ses del Olimpo (Zeus, Hera, Po- seidón, Demeter, Apolo, Artemis, Ares, Afrodita, Hermes, Atenea, Hefesto y Hestia) y en una miría- da los dioses menores y seres fantásticos: Musas, Gracias, Ho- ras, Ninfas, Sátiros, Silenos, Cen- tauros, Quimeras, Gorgonas, Es- finges, Sirenas… Heracles, Tebas y los Argonautas Además de los dioses mayo- res y menores, existían los hé- roes y los humanos. Entre los pri- meros, especialmente fascinante resulta el itinerario vital de Hera- cles, concebido por Zeus con la mortal Alcmena durante una no- che cuya duración triplicó el rey de los dioses. Heracles recibió su fuerza física gracias a ser ama- mantado por Hera, esposa de Zeus, durante el sueño. Cuando despertó, esta lo rechazó con tal violencia, que las gotas derrama- das de su seno provocaron la L ---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE Número 728 Sábado, 8 de octubre de 2011 Olimpo Una temporada Se publican importantes libros sobre la mitología del mundo clásico en el Francisco R. Pastoriza (*) a cultura occidental en to- das sus expresiones es fuerte- mente deudora del legado clási- co de Grecia y Roma, y particu- larmente de su mitología. El arte y la literatura, la poesía y la es- cultura, la arquitectura y la músi- ca, la sicología, el cine y las nue- vas expresiones, basan en los mi- tos griegos una parte importante de sus contenidos, interpreta- dos, recreados, utilizados unas veces, manipulados otras, o sim- plemente rescatados. Todos los grandes movimientos artísticos, del Renacimiento al Surrealis- mo, del Neoclasicismo a la Abs- tracción, han bebido de las fuen- tes de la inagotable riqueza de la mitología grecorromana. Una serie de libros publicados re- cientemente ofrece la posibili- dad de revisar los mitos clásicos más conocidos, así como descu- brir los episodios más oscuros o ignorados de una narrativa apa- sionante. Una de esas recientes publi- caciones es El gran libro de la mitología griega (La Esfera de los libros), uno de los más com- pletos estudios conocidos hasta ahora. Siguiendo el Manual de mitología griega, obra ya clásica de Herbert Jennings Rose publi- cada en 1928, Robin Hard am- plía su contenido y añade nue- vos descubrimientos derivados de hallazgos arqueológicos que, como el desciframiento de la es- critura micénica, han aclarado y ampliado los conocimientos so- bre la mitología griega. Por su parte,William Hansen en Los mi- tos clásicos (Crítica) prolonga el estudio de los dioses de la anti- gua Grecia en la mitología de la Roma clásica e interpreta sus cualidades y poderes así como sus relaciones con la sociedad grecorromana. El “big bang” de Dios Alimentada por antiguos mi- tos indoeuropeos, germánicos, babilónicos, fenicios, egipcios y de otros territorios de Asia Me- nor, la mitología griega nació co- mo consecuencia del interés de los griegos por los orígenes del mundo. Hesiodo, en Teogonía, la primera obra en la que se reco- ge el nacimiento y la evolución de los mitos griegos, dice que en el principio era el Caos, del que nacieron Gea (la Tierra), Tártaro (las Profundidades) y Eros (el Amor). Gea engendró a Urano (el Cielo), para cubrirse a sí mis- ma; y, en su interior, el Mar y las Montañas. Su relación con Ura- no dio lugar a las primeras fami- lias de dioses: Titanes, Cíclopes y Gigantes. Crono, el más joven de los Titanes, se rebeló contra su padre Urano y mutiló sus genita- les, que arrojó al mar. Las tres manchas de sangre que gotea- ron sobre la tierra dieron lugar a tres progenies diferentes engen- dradas por Gea, y de la espuma marina que se formó en torno a ellos nació Afrodita: de ahí su es- fera de influencia en las relacio- nes sexuales. Temeroso de perder el poder a manos de sus hijos, Crono los devoró a todos. Únicamente se salvó Zeus, ocultado por su ma- dre Rea, la diosa Cibeles. Des- pués de obligar a Crono a vomi- tar a sus hermanos, Zeus se eri- gió en rey de los dioses y se ins- taló en el monte Olimpo, una cordillera situada al norte de Grecia. Puesto que los mitos no son sólo una ficción sino un intento de dar sentido a las inquietudes de una generación, el mito de la guerra entre Olímpicos y Titanes refleja en términos históricos la lucha de creencias que había acarreado la supresión de la reli- gión antigua entre los griegos, así como el rumbo futuro de la his- toria. Robin Hard narra minucio- samente las victorias de Zeus so- bre las tres grandes rebeliones que amenazaron su reinado (la del monstruo Tifón, la de los Gi- gantes y la de los Alóadas), reco- giendo las fuentes de Hesiodo, las narraciones de la Biblioteca mitológica de Apolodoro y los re- latos iniciales más antiguos. Otra rebelión menor, la de Prometeo, provocó el nacimiento de Pan- dora, la primera mujer, un “her- moso mal” que Zeus concibió como castigo a los hombres por haber robado Prometeo el fuego a Zeus. La caja de Pandora con- tenía los males y enfermedades que se iban a padecer desde en- tonces. Su apertura supuso la mortalidad para los humanos, que la mujer compensa con la reproducción (adviértase el pa- ralelismo con la tradición bíbli- ca de Eva y el paraíso terrenal). Los humanos, con algunos de los cuales se relacionaron deida- des diversas, habían sido mode- lados por Prometeo con tierra y agua a imagen y semejanza de los dioses. Zeus engendró a todas las grandes deidades olímpicas y a otras menores. Sus relaciones se- xuales con dioses, héroes y hu- manos es interminable, inconta- ble su número de hijos. Los prin- cipales autores cifran en 12 el número de los principales dio- ses del Olimpo (Zeus, Hera, Po- seidón, Demeter, Apolo, Artemis, Ares, Afrodita, Hermes, Atenea, Hefesto y Hestia) y en una miría- da los dioses menores y seres fantásticos: Musas, Gracias, Ho- ras, Ninfas, Sátiros, Silenos, Cen- tauros, Quimeras, Gorgonas, Es- finges, Sirenas… Heracles, Tebas y los Argonautas Además de los dioses mayo- res y menores, existían los hé- roes y los humanos. Entre los pri- meros, especialmente fascinante resulta el itinerario vital de Hera- cles, concebido por Zeus con la mortal Alcmena durante una no- che cuya duración triplicó el rey de los dioses. Heracles recibió su fuerza física gracias a ser ama- mantado por Hera, esposa de Zeus, durante el sueño. Cuando despertó, esta lo rechazó con tal violencia, que las gotas derrama- das de su seno provocaron la L ---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE Número 728 Sábado, 8 de octubre de 2011 Olimpo Una temporada Se publican importantes libros sobre la mitología del mundo clásico en el

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Francisco R. Pastoriza (*)

a cultura occidental en to-das sus expresiones es fuerte-mente deudora del legado clási-co de Grecia y Roma, y particu-larmente de su mitología. El arte y la literatura, la poesía y la es-cultura, la arquitectura y la músi-ca, la sicología, el cine y las nue-vas expresiones, basan en los mi-tos griegos una parte importante de sus contenidos, interpreta-dos, recreados, utilizados unas veces, manipulados otras, o sim-plemente rescatados. Todos los grandes movimientos artísticos, del Renacimiento al Surrealis-mo, del Neoclasicismo a la Abs-tracción, han bebido de las fuen-tes de la inagotable riqueza de la mitología grecorromana. Una serie de libros publicados re-cientemente ofrece la posibili-dad de revisar los mitos clásicos más conocidos, así como descu-brir los episodios más oscuros o ignorados de una narrativa apa-sionante.

Una de esas recientes publi-caciones es El gran libro de la mitología griega (La Esfera de los libros), uno de los más com-pletos estudios conocidos hasta ahora. Siguiendo el Manual de mitología griega, obra ya clásica de Herbert Jennings Rose publi-cada en 1928, Robin Hard am-plía su contenido y añade nue-vos descubrimientos derivados de hallazgos arqueológicos que, como el desciframiento de la es-critura micénica, han aclarado y ampliado los conocimientos so-bre la mitología griega. Por su parte, William Hansen en Los mi-tos clásicos (Crítica) prolonga el estudio de los dioses de la anti-gua Grecia en la mitología de la Roma clásica e interpreta sus cualidades y poderes así como sus relaciones con la sociedad grecorromana.

El “big bang” de Dios Alimentada por antiguos mi-

tos indoeuropeos, germánicos, babilónicos, fenicios, egipcios y de otros territorios de Asia Me-nor, la mitología griega nació co-mo consecuencia del interés de los griegos por los orígenes del mundo. Hesiodo, en Teogonía, la primera obra en la que se reco-ge el nacimiento y la evolución de los mitos griegos, dice que en el principio era el Caos, del que nacieron Gea (la Tierra), Tártaro (las Profundidades) y Eros (el Amor). Gea engendró a Urano (el Cielo), para cubrirse a sí mis-ma; y, en su interior, el Mar y las Montañas. Su relación con Ura-no dio lugar a las primeras fami-lias de dioses: Titanes, Cíclopes y Gigantes. Crono, el más joven de los Titanes, se rebeló contra su padre Urano y mutiló sus genita-les, que arrojó al mar. Las tres manchas de sangre que gotea-ron sobre la tierra dieron lugar a tres progenies diferentes engen-dradas por Gea, y de la espuma marina que se formó en torno a ellos nació Afrodita: de ahí su es-fera de influencia en las relacio-nes sexuales.

Temeroso de perder el poder

a manos de sus hijos, Crono los devoró a todos. Únicamente se salvó Zeus, ocultado por su ma-dre Rea, la diosa Cibeles. Des-pués de obligar a Crono a vomi-tar a sus hermanos, Zeus se eri-gió en rey de los dioses y se ins-taló en el monte Olimpo, una cordillera situada al norte de Grecia.

Puesto que los mitos no son sólo una ficción sino un intento de dar sentido a las inquietudes de una generación, el mito de la guerra entre Olímpicos y Titanes refleja en términos históricos la lucha de creencias que había acarreado la supresión de la reli-gión antigua entre los griegos, así como el rumbo futuro de la his-toria. Robin Hard narra minucio-samente las victorias de Zeus so-bre las tres grandes rebeliones que amenazaron su reinado (la del monstruo Tifón, la de los Gi-gantes y la de los Alóadas), reco-giendo las fuentes de Hesiodo, las narraciones de la Biblioteca mitológica de Apolodoro y los re-latos iniciales más antiguos. Otra rebelión menor, la de Prometeo, provocó el nacimiento de Pan-dora, la primera mujer, un “her-moso mal” que Zeus concibió como castigo a los hombres por haber robado Prometeo el fuego a Zeus. La caja de Pandora con-tenía los males y enfermedades que se iban a padecer desde en-tonces. Su apertura supuso la mortalidad para los humanos, que la mujer compensa con la reproducción (adviértase el pa-ralelismo con la tradición bíbli-ca de Eva y el paraíso terrenal). Los humanos, con algunos de los cuales se relacionaron deida-des diversas, habían sido mode-lados por Prometeo con tierra y agua a imagen y semejanza de los dioses.

Zeus engendró a todas las grandes deidades olímpicas y a otras menores. Sus relaciones se-xuales con dioses, héroes y hu-manos es interminable, inconta-ble su número de hijos. Los prin-cipales autores cifran en 12 el número de los principales dio-ses del Olimpo (Zeus, Hera, Po-seidón, Demeter, Apolo, Artemis, Ares, Afrodita, Hermes, Atenea, Hefesto y Hestia) y en una miría-da los dioses menores y seres fantásticos: Musas, Gracias, Ho-ras, Ninfas, Sátiros, Silenos, Cen-tauros, Quimeras, Gorgonas, Es-finges, Sirenas…

Heracles, Tebas y los Argonautas

Además de los dioses mayo-res y menores, existían los hé-roes y los humanos. Entre los pri-meros, especialmente fascinante resulta el itinerario vital de Hera-cles, concebido por Zeus con la mortal Alcmena durante una no-che cuya duración triplicó el rey de los dioses. Heracles recibió su fuerza física gracias a ser ama-mantado por Hera, esposa de Zeus, durante el sueño. Cuando despertó, esta lo rechazó con tal violencia, que las gotas derrama-das de su seno provocaron la

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Sábado, 8 de octubre de 2011

OlimpoUna temporada

Se publican importantes libros sobre la mitología del mundo clásico

en elFrancisco R. Pastoriza (*)

a cultura occidental en to-das sus expresiones es fuerte-mente deudora del legado clási-co de Grecia y Roma, y particu-larmente de su mitología. El arte y la literatura, la poesía y la es-cultura, la arquitectura y la músi-ca, la sicología, el cine y las nue-vas expresiones, basan en los mi-tos griegos una parte importante de sus contenidos, interpreta-dos, recreados, utilizados unas veces, manipulados otras, o sim-plemente rescatados. Todos los grandes movimientos artísticos, del Renacimiento al Surrealis-mo, del Neoclasicismo a la Abs-tracción, han bebido de las fuen-tes de la inagotable riqueza de la mitología grecorromana. Una serie de libros publicados re-cientemente ofrece la posibili-dad de revisar los mitos clásicos más conocidos, así como descu-brir los episodios más oscuros o ignorados de una narrativa apa-sionante.

Una de esas recientes publi-caciones es El gran libro de la mitología griega (La Esfera de los libros), uno de los más com-pletos estudios conocidos hasta ahora. Siguiendo el Manual de mitología griega, obra ya clásica de Herbert Jennings Rose publi-cada en 1928, Robin Hard am-plía su contenido y añade nue-vos descubrimientos derivados de hallazgos arqueológicos que, como el desciframiento de la es-critura micénica, han aclarado y ampliado los conocimientos so-bre la mitología griega. Por su parte, William Hansen en Los mi-tos clásicos (Crítica) prolonga el estudio de los dioses de la anti-gua Grecia en la mitología de la Roma clásica e interpreta sus cualidades y poderes así como sus relaciones con la sociedad grecorromana.

El “big bang” de Dios Alimentada por antiguos mi-

tos indoeuropeos, germánicos, babilónicos, fenicios, egipcios y de otros territorios de Asia Me-nor, la mitología griega nació co-mo consecuencia del interés de los griegos por los orígenes del mundo. Hesiodo, en Teogonía, la primera obra en la que se reco-ge el nacimiento y la evolución de los mitos griegos, dice que en el principio era el Caos, del que nacieron Gea (la Tierra), Tártaro (las Profundidades) y Eros (el Amor). Gea engendró a Urano (el Cielo), para cubrirse a sí mis-ma; y, en su interior, el Mar y las Montañas. Su relación con Ura-no dio lugar a las primeras fami-lias de dioses: Titanes, Cíclopes y Gigantes. Crono, el más joven de los Titanes, se rebeló contra su padre Urano y mutiló sus genita-les, que arrojó al mar. Las tres manchas de sangre que gotea-ron sobre la tierra dieron lugar a tres progenies diferentes engen-dradas por Gea, y de la espuma marina que se formó en torno a ellos nació Afrodita: de ahí su es-fera de influencia en las relacio-nes sexuales.

Temeroso de perder el poder

a manos de sus hijos, Crono los devoró a todos. Únicamente se salvó Zeus, ocultado por su ma-dre Rea, la diosa Cibeles. Des-pués de obligar a Crono a vomi-tar a sus hermanos, Zeus se eri-gió en rey de los dioses y se ins-taló en el monte Olimpo, una cordillera situada al norte de Grecia.

Puesto que los mitos no son sólo una ficción sino un intento de dar sentido a las inquietudes de una generación, el mito de la guerra entre Olímpicos y Titanes refleja en términos históricos la lucha de creencias que había acarreado la supresión de la reli-gión antigua entre los griegos, así como el rumbo futuro de la his-toria. Robin Hard narra minucio-samente las victorias de Zeus so-bre las tres grandes rebeliones que amenazaron su reinado (la del monstruo Tifón, la de los Gi-gantes y la de los Alóadas), reco-giendo las fuentes de Hesiodo, las narraciones de la Biblioteca mitológica de Apolodoro y los re-latos iniciales más antiguos. Otra rebelión menor, la de Prometeo, provocó el nacimiento de Pan-dora, la primera mujer, un “her-moso mal” que Zeus concibió como castigo a los hombres por haber robado Prometeo el fuego a Zeus. La caja de Pandora con-tenía los males y enfermedades que se iban a padecer desde en-tonces. Su apertura supuso la mortalidad para los humanos, que la mujer compensa con la reproducción (adviértase el pa-ralelismo con la tradición bíbli-ca de Eva y el paraíso terrenal). Los humanos, con algunos de los cuales se relacionaron deida-des diversas, habían sido mode-lados por Prometeo con tierra y agua a imagen y semejanza de los dioses.

Zeus engendró a todas las grandes deidades olímpicas y a otras menores. Sus relaciones se-xuales con dioses, héroes y hu-manos es interminable, inconta-ble su número de hijos. Los prin-cipales autores cifran en 12 el número de los principales dio-ses del Olimpo (Zeus, Hera, Po-seidón, Demeter, Apolo, Artemis, Ares, Afrodita, Hermes, Atenea, Hefesto y Hestia) y en una miría-da los dioses menores y seres fantásticos: Musas, Gracias, Ho-ras, Ninfas, Sátiros, Silenos, Cen-tauros, Quimeras, Gorgonas, Es-finges, Sirenas…

Heracles, Tebas y los Argonautas

Además de los dioses mayo-res y menores, existían los hé-roes y los humanos. Entre los pri-meros, especialmente fascinante resulta el itinerario vital de Hera-cles, concebido por Zeus con la mortal Alcmena durante una no-che cuya duración triplicó el rey de los dioses. Heracles recibió su fuerza física gracias a ser ama-mantado por Hera, esposa de Zeus, durante el sueño. Cuando despertó, esta lo rechazó con tal violencia, que las gotas derrama-das de su seno provocaron la

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Número 728

Sábado, 8 de octubre de 2011

OlimpoUna temporada

Se publican importantes libros sobre la mitología del mundo clásico

en el

formación de la Vía Láctea. Ro-bin Hard y William Hansen rela-tan extensamente los 12 trabajos que el héroe llevó a cabo para ganar la inmortalidad (que Zeus le transfirió del centauro Qui-rón), recogidos de las diversas fuentes que los han narrado. Ambos utilizan asimismo fuen-tes diferentes para narrar la fun-dación de Tebas, consecuencia del rapto de Europa por Zeus y su búsqueda por los hijos de Agenor, así como el viaje de Ja-són y los Argonautas para encon-trar el Vellocino de oro. La ciu-dad de Tebas sería la sede de al-gunos de los episodios más fabu-losos de la mitología griega, co-mo las tragedias de Edipo y Antígona, que siguen producien-do textos escénicos y ensayos so-bre los valores que representan.

La guerra de Troya Mientras que la mitología se

apoyaba en muchos de sus pasa-jes en acontecimientos de la his-toria, algunos de estos aconteci-mientos se transformaron asimis-mo en mitos: Alejandro Magno se dejó guiar por los de su época y más tarde sus hazañas se con-virtieron en narraciones míticas. La Ilíada y la Odisea recogen al-gunos de los relatos más conoci-dos de la mitología griega, desa-rrollados durante la parte final de la guerra de Troya y el regreso de los héroes a sus patrias de ori-gen. Robin Hard recopila en su libro los aspectos más diversos de este enfrentamiento, que re-basa los episodios recreados por Homero. Más allá del origen de la guerra entre griegos y troya-nos, provocado por el rapto de Helena por Paris tras haber elegi-do a Afrodita como la más bella de las diosas, la guerra estaba ya decidida porque formaba parte de un plan divino desde que Gea (La Tierra) se quejara a Zeus del exceso de humanos que so-brecargaban su superficie. Ante la alternativa de reducir la pobla-ción con plagas, diluvios y terre-motos, los dioses impusieron la guerra como una vía de acción más sutil.

Mitos en la antigua Roma Los romanos adoptaron la mi-

tología griega absolutamente, apropiándose de sus dioses, mi-tos y leyendas heroicas, como

cuenta William Hansen en Los mitos clásicos. Aunque tenían sus propias deidades, no tuvieron re-paro en identificarlas con aque-llos dioses griegos a los que más se parecían: Zeus se convirtió en Júpiter, Hera en Juno, Poseidón en Neptuno, Afrodita en Venus, Hefesto en Vulcano, Ares en Mar-te, Dioniso en Baco… Heracles en Hércules.

Los orígenes de la mitología romana están, pues, en las narra-ciones griegas. Uno de los héroes de la guerra de Troya, Eneas, se trasladaría al Lacio, en un largo viaje canonizado por Virgilio en su Eneida. Él y sus acompañan-tes se mezclaron con la pobla-ción local de latinos, y uno de sus descendientes, Rómulo, naci-do de una relación del dios Mar-te con la sacerdotisa vestal Rea Silvia, fundaría la ciudad de Ro-ma.

(*) Profesor de Información cultural en la Universidad

Complutense de Madrid

La gran cantidad de dioses, héroes, deidades menores, seres fantásticos, hu-manos involucrados en relatos mitoló-gicos y elementos de la naturaleza que configuran las mitologías griega y ro-mana hacen imprescindible un com-pendio que ayude a localizar e identifi-car con rapidez cada uno de ellos. El formato de diccionario se impuso des-de el principio. El mismo Hesiodo utili-zó un método similar en Los trabajos y los días, y Apolodoro lo adoptó en su Biblioteca mitológica. Las Fábulas de Higinio fueron el más importante ma-nual utilizado en la antigüedad en for-ma de diccionario. Desde entonces son frecuentes ediciones de diccionarios

de mitología, que se van ampliando y especializando a medida que se edi-tan nuevas obras sobre el tema. El úl-timo de ellos, y posiblemente el más completo publicado hasta ahora, es el Diccionario de mitología griega y romana (Herder) de Christine Ha-rrauer y Herbert Hunger, un volumen de casi 1.000 páginas que además prolonga muchas de sus entradas en una minuciosa descripción de las obras a las que dieron lugar en las ar-tes plásticas, la música, la literatura y el ensayo, con referencias bibliográfi-cas y notas de gran utilidad para el conocimiento del tema.

Este diccionario proporciona en

cada uno de sus contenidos el origen y la evolución de cada mito e introduce remisiones para establecer relaciones con otras entradas, al modo en que in-ternet lo hace a través de los l inks. Además se incluyen las diferentes ver-siones que existen de cada mito y se hacen diferentes interpretaciones so-bre su pervivencia a lo largo de la his-toria, así como su impacto en las socie-dades y las religiones, y las reutilizacio-nes realizadas con los mitos por los nuevos impulsos sociales e ideológi-cos. Para nosotros son especialmente útiles los análisis que se incluyen, en muchas de las entradas, de la influen-cia de la mitología clásica en la cultura española. La amplia bibliografía y las numerosas y excelentes ilustraciones que se reproducen, son también un ele-mento enriquecedor sobre todo cuan-do se trata de conocer las relaciones entre la mitología clásica y las artes plásticas.

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Un diccionario de referencia

FARO DE VIGO Sábado, 8 de octubre de 20112

Una imagen del Partenón, en la parte superior de la Acrópolis de Atenas.

formación de la Vía Láctea. Ro-bin Hard y William Hansen rela-tan extensamente los 12 trabajos que el héroe llevó a cabo para ganar la inmortalidad (que Zeus le transfirió del centauro Qui-rón), recogidos de las diversas fuentes que los han narrado. Ambos utilizan asimismo fuen-tes diferentes para narrar la fun-dación de Tebas, consecuencia del rapto de Europa por Zeus y su búsqueda por los hijos de Agenor, así como el viaje de Ja-són y los Argonautas para encon-trar el Vellocino de oro. La ciu-dad de Tebas sería la sede de al-gunos de los episodios más fabu-losos de la mitología griega, co-mo las tragedias de Edipo y Antígona, que siguen producien-do textos escénicos y ensayos so-bre los valores que representan.

La guerra de Troya Mientras que la mitología se

apoyaba en muchos de sus pasa-jes en acontecimientos de la his-toria, algunos de estos aconteci-mientos se transformaron asimis-mo en mitos: Alejandro Magno se dejó guiar por los de su época y más tarde sus hazañas se con-virtieron en narraciones míticas. La Ilíada y la Odisea recogen al-gunos de los relatos más conoci-dos de la mitología griega, desa-rrollados durante la parte final de la guerra de Troya y el regreso de los héroes a sus patrias de ori-gen. Robin Hard recopila en su libro los aspectos más diversos de este enfrentamiento, que re-basa los episodios recreados por Homero. Más allá del origen de la guerra entre griegos y troya-nos, provocado por el rapto de Helena por Paris tras haber elegi-do a Afrodita como la más bella de las diosas, la guerra estaba ya decidida porque formaba parte de un plan divino desde que Gea (La Tierra) se quejara a Zeus del exceso de humanos que so-brecargaban su superficie. Ante la alternativa de reducir la pobla-ción con plagas, diluvios y terre-motos, los dioses impusieron la guerra como una vía de acción más sutil.

Mitos en la antigua Roma Los romanos adoptaron la mi-

tología griega absolutamente, apropiándose de sus dioses, mi-tos y leyendas heroicas, como

cuenta William Hansen en Los mitos clásicos. Aunque tenían sus propias deidades, no tuvieron re-paro en identificarlas con aque-llos dioses griegos a los que más se parecían: Zeus se convirtió en Júpiter, Hera en Juno, Poseidón en Neptuno, Afrodita en Venus, Hefesto en Vulcano, Ares en Mar-te, Dioniso en Baco… Heracles en Hércules.

Los orígenes de la mitología romana están, pues, en las narra-ciones griegas. Uno de los héroes de la guerra de Troya, Eneas, se trasladaría al Lacio, en un largo viaje canonizado por Virgilio en su Eneida. Él y sus acompañan-tes se mezclaron con la pobla-ción local de latinos, y uno de sus descendientes, Rómulo, naci-do de una relación del dios Mar-te con la sacerdotisa vestal Rea Silvia, fundaría la ciudad de Ro-ma.

(*) Profesor de Información cultural en la Universidad

Complutense de Madrid

La gran cantidad de dioses, héroes, deidades menores, seres fantásticos, hu-manos involucrados en relatos mitoló-gicos y elementos de la naturaleza que configuran las mitologías griega y ro-mana hacen imprescindible un com-pendio que ayude a localizar e identifi-car con rapidez cada uno de ellos. El formato de diccionario se impuso des-de el principio. El mismo Hesiodo utili-zó un método similar en Los trabajos y los días, y Apolodoro lo adoptó en su Biblioteca mitológica. Las Fábulas de Higinio fueron el más importante ma-nual utilizado en la antigüedad en for-ma de diccionario. Desde entonces son frecuentes ediciones de diccionarios

de mitología, que se van ampliando y especializando a medida que se edi-tan nuevas obras sobre el tema. El úl-timo de ellos, y posiblemente el más completo publicado hasta ahora, es el Diccionario de mitología griega y romana (Herder) de Christine Ha-rrauer y Herbert Hunger, un volumen de casi 1.000 páginas que además prolonga muchas de sus entradas en una minuciosa descripción de las obras a las que dieron lugar en las ar-tes plásticas, la música, la literatura y el ensayo, con referencias bibliográfi-cas y notas de gran utilidad para el conocimiento del tema.

Este diccionario proporciona en

cada uno de sus contenidos el origen y la evolución de cada mito e introduce remisiones para establecer relaciones con otras entradas, al modo en que in-ternet lo hace a través de los l inks. Además se incluyen las diferentes ver-siones que existen de cada mito y se hacen diferentes interpretaciones so-bre su pervivencia a lo largo de la his-toria, así como su impacto en las socie-dades y las religiones, y las reutilizacio-nes realizadas con los mitos por los nuevos impulsos sociales e ideológi-cos. Para nosotros son especialmente útiles los análisis que se incluyen, en muchas de las entradas, de la influen-cia de la mitología clásica en la cultura española. La amplia bibliografía y las numerosas y excelentes ilustraciones que se reproducen, son también un ele-mento enriquecedor sobre todo cuan-do se trata de conocer las relaciones entre la mitología clásica y las artes plásticas.

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Un diccionario de referencia

FARO DE VIGO Sábado, 8 de octubre de 20112

Una imagen del Partenón, en la parte superior de la Acrópolis de Atenas.

Ficción

1. El jardín olvidado.El jardín olvidado.El jardín olvidado.El jardín olvidado. Kate Morton (Suma).

2. Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo todo.todo.todo.todo. Albert Espinosa (Grijalbo).

3. Juego de tronos.Juego de tronos.Juego de tronos.Juego de tronos. George R. R. Martin (Gigamesh).

4. En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca. Sarah Lark (Ediciones B).

5. El mapa y el territorio.El mapa y el territorio.El mapa y el territorio.El mapa y el territorio. Michel Houllebeck (Anagrama).

6. Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo (Planeta).

No Ficción

1. Aleph.Aleph.Aleph.Aleph. Paulo Coelho (Planeta).

2. El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado. Pierre Dukan (RBA).

3. En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un proyecto de cambio.proyecto de cambio.proyecto de cambio.proyecto de cambio. Mariano Rajoy (Planeta).

4. El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la vida.vida.vida.vida. Rafael Santandreu (Oniro).

5. Gente tóxica.Gente tóxica.Gente tóxica.Gente tóxica. Bernardo Stamateas (Javier Vergara).

6. Indignaos.Indignaos.Indignaos.Indignaos. Stephane Hessel (Destino).

En Galego

1. Todo é silencio.Todo é silencio.Todo é silencio.Todo é silencio. Manuel Rivas (Xerais).

2. Indignádevos.Indignádevos.Indignádevos.Indignádevos. Stephane Hessel (Faktoría K).

3. Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego. Xosé Neira Vilas (Galaxia).

4. In vino veritas.In vino veritas.In vino veritas.In vino veritas. Francisco Castro (Galaxia).

5. Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa. Agustín Fernández Paz (Xerais).

El ideal de la sabiduría ROGER-POL DROIT

Kairós. 176 páginas

Desaparecidos hace mucho tiempo, los sabios no dejan de fasci-narnos. Soñamos con su serenidad, porque estamos inquietos; con su silencio, porque estamos saturados de palabras; con su felicidad, por-que nos angustia el futuro. Los sa-bios son seres excepcionales, mo-delos de perfección, ejemplos de realización, iniciadores de caminos que los demás podrán seguir. El Buddha, Sócrates, Confucio, Lao-zi, Salomón, Milarepa y muchos otros alcanzaron la sapiencia. Y este en-

tretenido ensayo trata de acercar-nos a la figura de aquellos hom-bres juiciosos en Europa y Asia, dis-cernir cómo se ha difuminado el ideal del sabio de la antigüedad y

cuál es su influencia en la actuali-dad.

Para ello, Roger-Pol Droit nos propone un viaje de Atenas a las montañas de China, de Jerusalén al Himalaya, y nos reúne con Dióge-nes, Confucio, Hillel, Shankara, el Buddha y otras mentes ilustres. El autor muestra que el sabio no exis-te, salvo como un sueño que Mon-taigne, Spinoza o Nietzsche trataron de revivir y se pregunta si seremos capaces, a nuestra vez, de conce-derle un futuro.

Roger-Pol Droit (1949, París) es escritor, filósofo, investigador del CNRS, profesor de ciencias políti-cas y autor de una veintena de li-bros, muchos de los cuales han si-do traducidos a diversas lenguas. Escribe con regularidad en Le Mon-de, Le Point y Les Echos. Es uno de los mayores conocedores de la filo-sofía de Oriente y Occidente, capaz de transmitir estas formas de pen-samiento a todos los públicos de forma amena y rigurosa.

Cristianos JEAN ROLIN

Libros del Asteroide. 168 páginas

Libros del Asteroide publica uno de los mejores trabajos del periodista fran-cés Jean Rolin: Cristianos, el relato de su viaje en 2002 para investigar la situación de la comunidad cristiana palestina, una minoría desfavorecida y habitual-mente olvidada dentro del conflicto árabe-israelí. Rolin partió a Palestina a finales de 2002 –poco después del sitio de la Basílica de la Natividad, en Belén, y antes del inicio de la Guerra de Irak– y narra su peregrinaje por una Tierra Santa desgarrada por me-dio siglo de conflic-to y sumida en el terror y la incerti-dumbre. En víspe-ras de unas Navida-des en que toda ce-lebración no estric-tamente religiosa está vetada, la vida diaria de los cristianos, de procedencias dispares, está marcada por los contro-les, el toque de queda, los atentados y la intifada. Árabes para los israelíes y cris-tianos para los palestinos musulmanes, la comunidad cristiana de Palestina se encuentra dividida entre su fe y su inne-gable patriotismo, una difícil situación

que hace peligrar su pervivencia. Cristianos, que combina la reflexión

con la literatura de viajes, lleva el sello de Rolin: un maestro en la descripción de atmósferas y sensaciones, certero ca-racterizador de personajes que sin salir del territorio de la literatura nos entrega una crónica personal, independiente y honesta.

Jean Rolin nació en Boulogne-Billan-court (Francia) en 1943. Hijo de un mé-dico militar, creció entre Bretaña y el

Congo: una infan-cia atípica y multi-cultural que fue de-cisiva en su forma-ción como perio-dista y que marcó su interés por la in-vestigación etno-gráfica, la diversi-dad cultural y la búsqueda de nue-vos horizontes. Su espíritu rebelde y su afición por los viajes han quedado puestos de mani-fiesto en una exten-sa obra, compuesta por artículos, ensa-yos, crónicas, repor-tajes y novelas, es-

critas desde diferentes lugares del mun-do, en las que ha reflejado sus experien-cias y dado testimonio de diversas injus-ticias y de la desaparición de sociedades y culturas. En 1988 recibió el premio Albert Londres de Periodismo y en 1998 el Médicis por su novela L’Orga-nisation.

Relato de viaje a territorio palestino

El conejo blanco NINO TREUSCH

Planeta Internacional. 300 páginas

El conejo blanco es un original, com-pulsivo y trepidante thriller que pone sobre la mesa un tema de actualidad, que ha dado pie a infinidad de teorías, los posibles efectos que el uso abusivo del teléfono móvil puede provocar en la salud humana. Como bien puede le-erse desde el prin-cipio, la cuestión si-gue candente: “¿Hasta qué punto pueden ser dañi-nos los celulares? ¿Qué sabemos de las ondas que emi-ten?¿Qué nos es-conden las multi-nacionales?”

Una obra ágil que atrapa de prin-cipio a fin, en la que el suspense va in crescendo. La no-vela va aumentan-do la tensión de forma vertiginosa hasta llegar al final para saber qué le ocurre a Jan Tes, un hombre de éxito. Tiene por delante una carrera envidia-ble y una familia perfecta. Pero pronto se verá obligado a tomar una decisión que lo cambiará todo para siempre. Una multinacional de telefonía móvil le contrata, y a los pocos días de empezar se convierte en el testigo accidental de

unas declaraciones que no debería ha-ber escuchado. Cuando la empresa le ordena desmantelar el centro de fabri-cación y desarrollo de móviles en Ban-galore, India, Jan decide que ha llegado el momento de decir la verdad. Su con-ciencia ya no le permite callar los moti-vos que se esconden tras la operación y decide hacer público aquello que mu-cha gente ha temido desde los inicios de la telefonía móvil: los usuarios están expuestos a una radiación que puede

resultar mortal. Una información que la multinacional ha mantenido oculta y una decisión por la que pagará un ele-vado precio.

Comienza la cuenta atrás y así se sucede una acción trepidante en esta primera novela de Nino Treusch (Co-lonia, 1966) quien, como su personaje, trabaja en una em-presa de celulares. Licenciado en mar-keting, estuvo va-rios años en China. En 2002 volvió a

Múnich para incorporarse a una impor-tante multinacional del móvil y desde entonces trabaja en este sector. Ha tar-dado cuatro años en escribir esta obra, que se cuestiona sobre los posibles efectos adversos de una herramienta que la sociedad y el marketing han he-cho imprescindible.

Alta tensión electromagnética

Cutter YVES RAVEY

Barataria. 128 páginas

Cutter es una insólita inves-tigación policial y un relato terrible de iniciación. En la in-vestigación se utiliza de ma-nera despiadada a un niño y en el relato de iniciación asis-timos, en realidad, al resulta-do de las capas de violencia, familiar e institucional, que ha sufrido y continúa sufrien-do. Pero Ravey (Besancon Francia, 1953, novelista, dra-maturgo y ensayista), tanto en este volumen como en el res-to de su obra, no pretende despertar la piedad ni la ter-nura del lector y, precisamen-te por estar lejos de cualquier pathos, muestra con toda cla-ridad el mecanismo perverso, la verdad desnuda, de la vio-lencia. La narración se desa-rrolla sin monólogos interio-res, con frases breves, cortan-tes como un cutter.

Puedo explicarlo todo XAVIER VELASCO

Alfaguara. 744 páginas

¿Qué es lo que puede ex-plicar un pícaro del siglo XXI que un día es fugitivo acorra-lado, al otro terapeuta de pa-cotilla y, en un descuido, me-rodeador galante de velorios de perfectos extraños? Nada que Imelda y Gina —dos mu-jeres de sombra larga y me-cha corta, cada una a su mo-do capaz de cualquier cosa— estén dispuestas a creerse fá-cilmente. Del diálogo punzan-te a la introspección ácida, los personajes de Puedo explicar-lo todo protagonizan una his-toria plena de rencores entra-ñables y demonios comunes, donde cada meandro puede ser un abismo. No muy lejos se agazapa Dalila: una cómplice ideal que todavía no cumple los diez años y jamás ha leído un libro de autoayuda.

FARO DE VIGO Sábado, 1 de octubre de 2011 3

Los más vendidos

Principios del buen pensador

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Tere Gradín

Ficción

1. El jardín olvidado.El jardín olvidado.El jardín olvidado.El jardín olvidado. Kate Morton (Suma).

2. Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo Si tú me dices ven, lo dejo todo.todo.todo.todo. Albert Espinosa (Grijalbo).

3. Juego de tronos.Juego de tronos.Juego de tronos.Juego de tronos. George R. R. Martin (Gigamesh).

4. En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca.En el país de la nube blanca. Sarah Lark (Ediciones B).

5. El mapa y el territorio.El mapa y el territorio.El mapa y el territorio.El mapa y el territorio. Michel Houllebeck (Anagrama).

6. Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador.Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo (Planeta).

No Ficción

1. Aleph.Aleph.Aleph.Aleph. Paulo Coelho (Planeta).

2. El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado.El Método Dukan Ilustrado. Pierre Dukan (RBA).

3. En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un En confianza. Una vida y un proyecto de cambio.proyecto de cambio.proyecto de cambio.proyecto de cambio. Mariano Rajoy (Planeta).

4. El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la El arte de no amargarse la vida.vida.vida.vida. Rafael Santandreu (Oniro).

5. Gente tóxica.Gente tóxica.Gente tóxica.Gente tóxica. Bernardo Stamateas (Javier Vergara).

6. Indignaos.Indignaos.Indignaos.Indignaos. Stephane Hessel (Destino).

En Galego

1. Todo é silencio.Todo é silencio.Todo é silencio.Todo é silencio. Manuel Rivas (Xerais).

2. Indignádevos.Indignádevos.Indignádevos.Indignádevos. Stephane Hessel (Faktoría K).

3. Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego.Memorias dun neno labrego. Xosé Neira Vilas (Galaxia).

4. In vino veritas.In vino veritas.In vino veritas.In vino veritas. Francisco Castro (Galaxia).

5. Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa.Non hai noite tan longa. Agustín Fernández Paz (Xerais).

El ideal de la sabiduría ROGER-POL DROIT

Kairós. 176 páginas

Desaparecidos hace mucho tiempo, los sabios no dejan de fasci-narnos. Soñamos con su serenidad, porque estamos inquietos; con su silencio, porque estamos saturados de palabras; con su felicidad, por-que nos angustia el futuro. Los sa-bios son seres excepcionales, mo-delos de perfección, ejemplos de realización, iniciadores de caminos que los demás podrán seguir. El Buddha, Sócrates, Confucio, Lao-zi, Salomón, Milarepa y muchos otros alcanzaron la sapiencia. Y este en-

tretenido ensayo trata de acercar-nos a la figura de aquellos hom-bres juiciosos en Europa y Asia, dis-cernir cómo se ha difuminado el ideal del sabio de la antigüedad y

cuál es su influencia en la actuali-dad.

Para ello, Roger-Pol Droit nos propone un viaje de Atenas a las montañas de China, de Jerusalén al Himalaya, y nos reúne con Dióge-nes, Confucio, Hillel, Shankara, el Buddha y otras mentes ilustres. El autor muestra que el sabio no exis-te, salvo como un sueño que Mon-taigne, Spinoza o Nietzsche trataron de revivir y se pregunta si seremos capaces, a nuestra vez, de conce-derle un futuro.

Roger-Pol Droit (1949, París) es escritor, filósofo, investigador del CNRS, profesor de ciencias políti-cas y autor de una veintena de li-bros, muchos de los cuales han si-do traducidos a diversas lenguas. Escribe con regularidad en Le Mon-de, Le Point y Les Echos. Es uno de los mayores conocedores de la filo-sofía de Oriente y Occidente, capaz de transmitir estas formas de pen-samiento a todos los públicos de forma amena y rigurosa.

Cristianos JEAN ROLIN

Libros del Asteroide. 168 páginas

Libros del Asteroide publica uno de los mejores trabajos del periodista fran-cés Jean Rolin: Cristianos, el relato de su viaje en 2002 para investigar la situación de la comunidad cristiana palestina, una minoría desfavorecida y habitual-mente olvidada dentro del conflicto árabe-israelí. Rolin partió a Palestina a finales de 2002 –poco después del sitio de la Basílica de la Natividad, en Belén, y antes del inicio de la Guerra de Irak– y narra su peregrinaje por una Tierra Santa desgarrada por me-dio siglo de conflic-to y sumida en el terror y la incerti-dumbre. En víspe-ras de unas Navida-des en que toda ce-lebración no estric-tamente religiosa está vetada, la vida diaria de los cristianos, de procedencias dispares, está marcada por los contro-les, el toque de queda, los atentados y la intifada. Árabes para los israelíes y cris-tianos para los palestinos musulmanes, la comunidad cristiana de Palestina se encuentra dividida entre su fe y su inne-gable patriotismo, una difícil situación

que hace peligrar su pervivencia. Cristianos, que combina la reflexión

con la literatura de viajes, lleva el sello de Rolin: un maestro en la descripción de atmósferas y sensaciones, certero ca-racterizador de personajes que sin salir del territorio de la literatura nos entrega una crónica personal, independiente y honesta.

Jean Rolin nació en Boulogne-Billan-court (Francia) en 1943. Hijo de un mé-dico militar, creció entre Bretaña y el

Congo: una infan-cia atípica y multi-cultural que fue de-cisiva en su forma-ción como perio-dista y que marcó su interés por la in-vestigación etno-gráfica, la diversi-dad cultural y la búsqueda de nue-vos horizontes. Su espíritu rebelde y su afición por los viajes han quedado puestos de mani-fiesto en una exten-sa obra, compuesta por artículos, ensa-yos, crónicas, repor-tajes y novelas, es-

critas desde diferentes lugares del mun-do, en las que ha reflejado sus experien-cias y dado testimonio de diversas injus-ticias y de la desaparición de sociedades y culturas. En 1988 recibió el premio Albert Londres de Periodismo y en 1998 el Médicis por su novela L’Orga-nisation.

Relato de viaje a territorio palestino

El conejo blanco NINO TREUSCH

Planeta Internacional. 300 páginas

El conejo blanco es un original, com-pulsivo y trepidante thriller que pone sobre la mesa un tema de actualidad, que ha dado pie a infinidad de teorías, los posibles efectos que el uso abusivo del teléfono móvil puede provocar en la salud humana. Como bien puede le-erse desde el prin-cipio, la cuestión si-gue candente: “¿Hasta qué punto pueden ser dañi-nos los celulares? ¿Qué sabemos de las ondas que emi-ten?¿Qué nos es-conden las multi-nacionales?”

Una obra ágil que atrapa de prin-cipio a fin, en la que el suspense va in crescendo. La no-vela va aumentan-do la tensión de forma vertiginosa hasta llegar al final para saber qué le ocurre a Jan Tes, un hombre de éxito. Tiene por delante una carrera envidia-ble y una familia perfecta. Pero pronto se verá obligado a tomar una decisión que lo cambiará todo para siempre. Una multinacional de telefonía móvil le contrata, y a los pocos días de empezar se convierte en el testigo accidental de

unas declaraciones que no debería ha-ber escuchado. Cuando la empresa le ordena desmantelar el centro de fabri-cación y desarrollo de móviles en Ban-galore, India, Jan decide que ha llegado el momento de decir la verdad. Su con-ciencia ya no le permite callar los moti-vos que se esconden tras la operación y decide hacer público aquello que mu-cha gente ha temido desde los inicios de la telefonía móvil: los usuarios están expuestos a una radiación que puede

resultar mortal. Una información que la multinacional ha mantenido oculta y una decisión por la que pagará un ele-vado precio.

Comienza la cuenta atrás y así se sucede una acción trepidante en esta primera novela de Nino Treusch (Co-lonia, 1966) quien, como su personaje, trabaja en una em-presa de celulares. Licenciado en mar-keting, estuvo va-rios años en China. En 2002 volvió a

Múnich para incorporarse a una impor-tante multinacional del móvil y desde entonces trabaja en este sector. Ha tar-dado cuatro años en escribir esta obra, que se cuestiona sobre los posibles efectos adversos de una herramienta que la sociedad y el marketing han he-cho imprescindible.

Alta tensión electromagnética

Cutter YVES RAVEY

Barataria. 128 páginas

Cutter es una insólita inves-tigación policial y un relato terrible de iniciación. En la in-vestigación se utiliza de ma-nera despiadada a un niño y en el relato de iniciación asis-timos, en realidad, al resulta-do de las capas de violencia, familiar e institucional, que ha sufrido y continúa sufrien-do. Pero Ravey (Besancon Francia, 1953, novelista, dra-maturgo y ensayista), tanto en este volumen como en el res-to de su obra, no pretende despertar la piedad ni la ter-nura del lector y, precisamen-te por estar lejos de cualquier pathos, muestra con toda cla-ridad el mecanismo perverso, la verdad desnuda, de la vio-lencia. La narración se desa-rrolla sin monólogos interio-res, con frases breves, cortan-tes como un cutter.

Puedo explicarlo todo XAVIER VELASCO

Alfaguara. 744 páginas

¿Qué es lo que puede ex-plicar un pícaro del siglo XXI que un día es fugitivo acorra-lado, al otro terapeuta de pa-cotilla y, en un descuido, me-rodeador galante de velorios de perfectos extraños? Nada que Imelda y Gina —dos mu-jeres de sombra larga y me-cha corta, cada una a su mo-do capaz de cualquier cosa— estén dispuestas a creerse fá-cilmente. Del diálogo punzan-te a la introspección ácida, los personajes de Puedo explicar-lo todo protagonizan una his-toria plena de rencores entra-ñables y demonios comunes, donde cada meandro puede ser un abismo. No muy lejos se agazapa Dalila: una cómplice ideal que todavía no cumple los diez años y jamás ha leído un libro de autoayuda.

FARO DE VIGO Sábado, 1 de octubre de 2011 3

Los más vendidos

Principios del buen pensador

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Tere Gradín

asa Ramón Cabanillas (1913) de canotier (ou pa-jilla), mostacho de guías e

calzón branco. Reemprazaba el a Curros e coñecía o cock-tail do Puerta del Sol da Habana. Aparece, logo, un Cabanillas máis groso, de chapeo de aba gacha, chalina anarquista á Ra-vachol e pañosa, ou sexa capa española. Este é un Cabanillas nacionalista e algo bohemio que Francisco Luís Bernárdez tratou moito en Vigo nos días grandes de El Pueblo Gallego. O porte e vestimenta de Cabanillas segundo é descrita por Valle-In-clán en Luces de Bohemia ao meter nas acoutacións a tropa dos modernistas mozos de Ma-drid.

Un e outro Cabanillas poide-ron ser un albo fácil para Ma-nuel Antonio á hora de este pro-ferir o manifestó Máis Alá. Ata-cou Manuel Antonio a Rosalía, a Curros, a Pondal, a Valle? Non, máis ben aos seus admiradores acríticos e seguidores. Non in-cluiu Cabanillas na diatriba: in-dultouno. Manuel Antonio res-pectaba Cabanillas.

Logo, na guerra e posguerra de España, aínda foi relevante un Cabanillas velliño, de fázula engurrada na que destacaba a fochanca dun cancro extirpado. Cuberto de chapeo flexíbel ou de boina, o Cabanillas derradei-ro (eu ben o mirei ao lonxe) era a imaxe mesma da dignidade. Era o poeta patrio no seu ocaso. Movía ao cariño e á malenco-nía. Viámoslle a morte pousada no hombreiro coma unha cani-longa monstruosa.

Cabanillas andou polo mun-do irradiando calor humano. Melloraba todo co seu tacto e embelecía aqueles que se ache-gaban a el. Tiña ese don.

Figuraría o nome de Leonar-

do Rodríguez Díaz na Literatura de Carballo Calero se tal deputa-do, a quen serviu Cabanillas, non subvencionase a publicación d’As Roladas por insistencia de noso vate? Sería hoxe tan reco-ñecida a persoa de Enrique Pei-nador Lines como mecenas cul-tural e protector económico do nacionalismo se tal patricio non chamase por Cabanillas para es-te vivir e crear no balneario de Mondariz? Lembraría hoxe al-guén a Mauro Gómez Pereira, abade de Samos, se bieito tan

discutido non lle abrise as por-tas do convento a un Cabanillas en horas de vellez e de necesi-dades económicas? E mesmo Pero Pardo de Cela sería quen é na imaxinación colectiva dos galegos patriotas se Cabanillas (con Villar Ponte) non lle confe-rise as palabras e o aceno xusto ao mito da perda da nosa inde-

pendencia nacio-nal? A mesma ban-deira azul e branca non se notaría tan nosa se Cabanillas non fose quen de erguela un día co-ma un lábaro nos seus versos. Coido que hoxe valoramos o tesouro millona-rio da lírica popular de forma tan espe-cial porque Cabani-llas destilou a polpa de tal bagazo nas al-quitaras máxicas da súa Antífona da can-tiga. E así seguiría-mos a furgar no Fon-do dos Espellos.

Debémoslle a Cabanillas moito máis do que pensa-mos que lle debe-mos. Estes días, as diferentes obras biográficas que so-bre Cabanillas pu-blicaron Luís Rei e Luís Cochón están a suscitar unha gran-de curiosidade so-bre o home Ramón Cabanillas e sobre a súa biografía. Com-pre agora revisitar a

súa obra con criterios propios do século XXI. Débelle realmen-te algo a poesía de Cabanillas ao chamado “modernismo” es-pañol ou hispanoamericano? Será Cabanillas realmente un poeta católico na medida en que o era un Paul Claudel ou un Ramón de Basterra? Sobre todo, coido que convén esgotar o te-ma de Cabanillas como o pri-meiro escritor monolingüe gale-go e como o poeta noso de obra máis vasta e numerosa anterior a Manuel María.

Cabanillas andou polo mundo irradiando calor humano. Melloraba todo co seu tacto e embelecía aqueles que se achegaban a el. Tiña ese don.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

P

Cabanillas en estampa

FARO DE VIGO Sábado, 8 de octubre de 20114

“Estimado Sr. Ferrín. Escríbolle para saber a súa opinión

sobre un asunto que me ten inquedo desde hai anos. É o caso de despedir-nos cun chao, tan común en Vigo, nas Rías Baixas e Norte de Portugal. Tamén é certo que cada vez é máis común en todas partes. Vén da Arxentina? Na in-ternet vin que é común en toda Hispa-noamérica, ou case toda. E tamén alí é cada día máis común. Pero eu teño a impresión de que os que dicían chao hai vinte anos en Vigo eran os mesmos que dicían ghicho e paréceme tamén que vén do galego.

Agradeceríalle moito coñecer a súa opinión. Un cordial saúdo.

ÓÓÓÓSSSSCCCCAAAARRRR PPPPAAAAZZZZOOOOSSSS. Vigo Chao ven de Italia. Alí úsase (escrito,

ciào) como salutación entre iguais can-do as persoas se encontran e tamén cando elas se separan (nós, só no pri-meiro caso). Está documentado este uso panitálico desde 1905 (nos anos vinte do séxulo XIX xa ensinaba a ore-

lla). Procede do veneciano sciao (ou sciavo) que, á súa vez, está orixinado nun latín medieval clavus “escravo”. O sentido do saúdo e da despedida sería primixeniamente: “olá, eu son o teu es-cravo”; “adeus, eu son o teu escravo”.

(A Manuel González e A. Acuña, ciào e beizón por tendes consultado para este Fondo dos Espellos materiais lexi-cográficos italianos aos que o cronista non podía doadamente achegarse).

Na segunda metade do séxulo XX chao (só para “adeus”) medrou en uso en Vigo principalmente, como percibe Óscar. Antes, chao fixera magas na Ar-xentina, por mor da masa social de ori-xe italiá. Non é, con todo, en Galicia ar-xentinismo. Daquela a canción lixeira italiana era moi ben acollida en Vigo. Fecho os ollos e oio no epicentro da memoria: “Ciào ciào, bambino/ un bas-cio ancora…” Logo a cántiga resólvese nunha instancia imaxinaria moi acada-

da á circunstancia climática de Galicia: “… ma piove, piove,/ sul nostro amor…”

Por ese mesmo tempo, ciào invadiu Francia, e fíxoo pola Costa Azul ou Ri-viera, via Ventimiglia, Menton, Monaco e Niza. Lembro o noso “Relais Internacio-nal de la Jeunesse”, de Cap d’Ail: centro do PCF. Alí veraneaban privilexiada-mente os xoves comunistas de toda Francia e do mundo. O Relais foi o prin-cipal foco de difusión do ciào en Fran-cia. Alí, ás tardiñas, os responsabeis maiores (Guy ou Boule) puñan no to-cadiscos cancións da Resistencia. Nun-ca fallaba a dos partisáns italianos “… bella, ciào, ciào ciào” que todos coreá-bamos.

Por aqueles meados do século XX, e a par do ciào, extendeuse polo mundo a pizza. Dinme que, hoxe, ciào é usado en todas as áreas lingüísticas de Euro-pa e América Latina. Seica é posíbel

sentir no Brasil un tchauzinho, o que non me espanta por eu ter ouvido de-cer chauciño a algún ghicho metalúrxi-co da miña amizade e militancia políti-ca e sindical en Vigo non hai tanto.

Ao amigo Óscar Pazos débolle decer que, efectivamente, aqueles e aquelas que hai vinte anos (e tamén cincuenta) dicían en Vigo chao eran as mesmas persoas que dicían ghicho (e ghebo); ou eramos. Ghicho e chao ouvíanse moito polos bailes de Jardín Park, Me-tropol, Cruz Blanca, La Palmera, etc. Pe-ro eu atribúolle a ghicho unha orixe vernácula viguesa en canto estou segu-ro de que a procedencia de chao é ve-neciana. Chao.

Todos aqueles que quixeren colaborar coa súa opi-nión en NO FONDO DOS ESPELLOS poden escribir por correo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa García Barbón, 87

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

Chao e pizza

Á esquerda, foto dedicada de Cabanillas, c. 1913. Á dereita, Cabanillas nunha foto de Pacheco, c. 1923. // ARQUIVO RAG

asa Ramón Cabanillas (1913) de canotier (ou pa-jilla), mostacho de guías e

calzón branco. Reemprazaba el a Curros e coñecía o cock-tail do Puerta del Sol da Habana. Aparece, logo, un Cabanillas máis groso, de chapeo de aba gacha, chalina anarquista á Ra-vachol e pañosa, ou sexa capa española. Este é un Cabanillas nacionalista e algo bohemio que Francisco Luís Bernárdez tratou moito en Vigo nos días grandes de El Pueblo Gallego. O porte e vestimenta de Cabanillas segundo é descrita por Valle-In-clán en Luces de Bohemia ao meter nas acoutacións a tropa dos modernistas mozos de Ma-drid.

Un e outro Cabanillas poide-ron ser un albo fácil para Ma-nuel Antonio á hora de este pro-ferir o manifestó Máis Alá. Ata-cou Manuel Antonio a Rosalía, a Curros, a Pondal, a Valle? Non, máis ben aos seus admiradores acríticos e seguidores. Non in-cluiu Cabanillas na diatriba: in-dultouno. Manuel Antonio res-pectaba Cabanillas.

Logo, na guerra e posguerra de España, aínda foi relevante un Cabanillas velliño, de fázula engurrada na que destacaba a fochanca dun cancro extirpado. Cuberto de chapeo flexíbel ou de boina, o Cabanillas derradei-ro (eu ben o mirei ao lonxe) era a imaxe mesma da dignidade. Era o poeta patrio no seu ocaso. Movía ao cariño e á malenco-nía. Viámoslle a morte pousada no hombreiro coma unha cani-longa monstruosa.

Cabanillas andou polo mun-do irradiando calor humano. Melloraba todo co seu tacto e embelecía aqueles que se ache-gaban a el. Tiña ese don.

Figuraría o nome de Leonar-

do Rodríguez Díaz na Literatura de Carballo Calero se tal deputa-do, a quen serviu Cabanillas, non subvencionase a publicación d’As Roladas por insistencia de noso vate? Sería hoxe tan reco-ñecida a persoa de Enrique Pei-nador Lines como mecenas cul-tural e protector económico do nacionalismo se tal patricio non chamase por Cabanillas para es-te vivir e crear no balneario de Mondariz? Lembraría hoxe al-guén a Mauro Gómez Pereira, abade de Samos, se bieito tan

discutido non lle abrise as por-tas do convento a un Cabanillas en horas de vellez e de necesi-dades económicas? E mesmo Pero Pardo de Cela sería quen é na imaxinación colectiva dos galegos patriotas se Cabanillas (con Villar Ponte) non lle confe-rise as palabras e o aceno xusto ao mito da perda da nosa inde-

pendencia nacio-nal? A mesma ban-deira azul e branca non se notaría tan nosa se Cabanillas non fose quen de erguela un día co-ma un lábaro nos seus versos. Coido que hoxe valoramos o tesouro millona-rio da lírica popular de forma tan espe-cial porque Cabani-llas destilou a polpa de tal bagazo nas al-quitaras máxicas da súa Antífona da can-tiga. E así seguiría-mos a furgar no Fon-do dos Espellos.

Debémoslle a Cabanillas moito máis do que pensa-mos que lle debe-mos. Estes días, as diferentes obras biográficas que so-bre Cabanillas pu-blicaron Luís Rei e Luís Cochón están a suscitar unha gran-de curiosidade so-bre o home Ramón Cabanillas e sobre a súa biografía. Com-pre agora revisitar a

súa obra con criterios propios do século XXI. Débelle realmen-te algo a poesía de Cabanillas ao chamado “modernismo” es-pañol ou hispanoamericano? Será Cabanillas realmente un poeta católico na medida en que o era un Paul Claudel ou un Ramón de Basterra? Sobre todo, coido que convén esgotar o te-ma de Cabanillas como o pri-meiro escritor monolingüe gale-go e como o poeta noso de obra máis vasta e numerosa anterior a Manuel María.

Cabanillas andou polo mundo irradiando calor humano. Melloraba todo co seu tacto e embelecía aqueles que se achegaban a el. Tiña ese don.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

P

Cabanillas en estampa

FARO DE VIGO Sábado, 8 de octubre de 20114

“Estimado Sr. Ferrín. Escríbolle para saber a súa opinión

sobre un asunto que me ten inquedo desde hai anos. É o caso de despedir-nos cun chao, tan común en Vigo, nas Rías Baixas e Norte de Portugal. Tamén é certo que cada vez é máis común en todas partes. Vén da Arxentina? Na in-ternet vin que é común en toda Hispa-noamérica, ou case toda. E tamén alí é cada día máis común. Pero eu teño a impresión de que os que dicían chao hai vinte anos en Vigo eran os mesmos que dicían ghicho e paréceme tamén que vén do galego.

Agradeceríalle moito coñecer a súa opinión. Un cordial saúdo.

ÓÓÓÓSSSSCCCCAAAARRRR PPPPAAAAZZZZOOOOSSSS. Vigo Chao ven de Italia. Alí úsase (escrito,

ciào) como salutación entre iguais can-do as persoas se encontran e tamén cando elas se separan (nós, só no pri-meiro caso). Está documentado este uso panitálico desde 1905 (nos anos vinte do séxulo XIX xa ensinaba a ore-

lla). Procede do veneciano sciao (ou sciavo) que, á súa vez, está orixinado nun latín medieval clavus “escravo”. O sentido do saúdo e da despedida sería primixeniamente: “olá, eu son o teu es-cravo”; “adeus, eu son o teu escravo”.

(A Manuel González e A. Acuña, ciào e beizón por tendes consultado para este Fondo dos Espellos materiais lexi-cográficos italianos aos que o cronista non podía doadamente achegarse).

Na segunda metade do séxulo XX chao (só para “adeus”) medrou en uso en Vigo principalmente, como percibe Óscar. Antes, chao fixera magas na Ar-xentina, por mor da masa social de ori-xe italiá. Non é, con todo, en Galicia ar-xentinismo. Daquela a canción lixeira italiana era moi ben acollida en Vigo. Fecho os ollos e oio no epicentro da memoria: “Ciào ciào, bambino/ un bas-cio ancora…” Logo a cántiga resólvese nunha instancia imaxinaria moi acada-

da á circunstancia climática de Galicia: “… ma piove, piove,/ sul nostro amor…”

Por ese mesmo tempo, ciào invadiu Francia, e fíxoo pola Costa Azul ou Ri-viera, via Ventimiglia, Menton, Monaco e Niza. Lembro o noso “Relais Internacio-nal de la Jeunesse”, de Cap d’Ail: centro do PCF. Alí veraneaban privilexiada-mente os xoves comunistas de toda Francia e do mundo. O Relais foi o prin-cipal foco de difusión do ciào en Fran-cia. Alí, ás tardiñas, os responsabeis maiores (Guy ou Boule) puñan no to-cadiscos cancións da Resistencia. Nun-ca fallaba a dos partisáns italianos “… bella, ciào, ciào ciào” que todos coreá-bamos.

Por aqueles meados do século XX, e a par do ciào, extendeuse polo mundo a pizza. Dinme que, hoxe, ciào é usado en todas as áreas lingüísticas de Euro-pa e América Latina. Seica é posíbel

sentir no Brasil un tchauzinho, o que non me espanta por eu ter ouvido de-cer chauciño a algún ghicho metalúrxi-co da miña amizade e militancia políti-ca e sindical en Vigo non hai tanto.

Ao amigo Óscar Pazos débolle decer que, efectivamente, aqueles e aquelas que hai vinte anos (e tamén cincuenta) dicían en Vigo chao eran as mesmas persoas que dicían ghicho (e ghebo); ou eramos. Ghicho e chao ouvíanse moito polos bailes de Jardín Park, Me-tropol, Cruz Blanca, La Palmera, etc. Pe-ro eu atribúolle a ghicho unha orixe vernácula viguesa en canto estou segu-ro de que a procedencia de chao é ve-neciana. Chao.

Todos aqueles que quixeren colaborar coa súa opi-nión en NO FONDO DOS ESPELLOS poden escribir por correo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa García Barbón, 87

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

Chao e pizza

Á esquerda, foto dedicada de Cabanillas, c. 1913. Á dereita, Cabanillas nunha foto de Pacheco, c. 1923. // ARQUIVO RAG