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TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO . Documentos para la historia- Documentos para la paz. TOMO II: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1980-1983)

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TTOOMMOO IIII :: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1980-1983)

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Según testigos presenciales,los autores del atentado ade-

lantaron al coche de SebastiánArroyo y dispararon una ráfaga deocho o nueve tiros contra él.Inmediatamente fue recogido poruna ambulancia del parque debomberos y fue trasladado alHospital de Navarra en Pamplona,donde a primera hora de la madru-gada del día siguiente, 9 de enerose encontraba gravísimo tras unaintervención quirúrgica. Sinembargo, a las diez y veinte de lamañana moría como consecuen-cia de las heridas.

Sebastián Arroyo, de 53 años,natural de Salamanca, habíaabandonado la Guardia Civil hacíaalgunos años y trabajaba en laempresa Igartex, en Alsasua,como encargado del personalfemenino.

Varias personas dispararon desdeun coche en marcha al guardiacivil retirado Sebastián Arroyo.Cuando éste se dirigía en su vehí-culo hacia su domicilio desde lafactoría de Igartex, situada en lasafueras del Alsasua. El ex guardiacivil fue alcanzado por seis dispa-

ros, perdiendo el control de suvehículo, un Seat 1430, matrículaNA-9669-B, que se precipitó porun sembrado, después de salirsede la calzada.

A pesar de que los disparos nofueron escuchados por las perso-nas que se encontraban en luga-res próximos en el momento delatentado, varios bomberos delparque del Alsasua, cuyas instala-ciones están situadas enfrente deIgartex, apreciaron la rara manio-bra del vehículo de SebastiánArroyo, por lo que se dirigieronhasta el lugar donde quedó para-do el coche, comprobando que ensu interior se encontraba el cuerpodel ex guardia civil, todavía convida.

Después de practicarle una curade urgencia en Alsasua, el heridofue trasladado al hospital deNavarra, en Pamplona. Allí, y des-pués de una exploración, se leapreciaron seis impactos de balaque le afectaban al hígado, abdo-men, un pulmón, así como en elmuslo y brazo derechos.

Durante casi ocho horas el equipo

Los Grupos ArmadosEspañoles (GAE), de extrema

derecha, en una llamada telefóni-ca realizada al día siguiente delatentado a la redacción del DiarioVasco anunciaron que matarán acuatro miembros de ETA comorespuesta a la muerte de JesúsGarcía.

Unos doscientos vecinos deBarakaldo remitieron una carta alperiódico Hierro, publicada el 8 deenero, en la que estiman inexactay peligrosa la información publica-da en la revista Interviú, en la quese recogían las acusaciones deun ex miembro de la PolicíaNacional contra supuestos ele-mentos de la ultraderecha.«Somos unos baracaldeses quesolemos salir todos los días atomar unos vinos», dicen los fir-mantes de la carta. «Uno de loslugares que incluimos en nuestraronda es la cervecería Munich. Deahí nuestra sorpresa cuandohemos leído en la revista Interviúun artículo en el que se decía que

este es un lugar "habitualmentefrecuentado por fachas".

La redacción de la revista Interviutambién hizo público una notarelacionada con las implicacionesque algunos medios informativoshan creído ver entre un reportajede dicha revista y la muerte deJesús García en un atentado ocu-rrido en Barakaldo. Consideranlos periodistas de Interviu que«cierta prensa española nos haceprácticamente responsables ycasi coautores de la muerte deJesús García en el País Vasco;con ello se señala nuestra cabezaa la ultraderecha española. Vayaesta denuncia por delante y parallamar a cada cual a sus respon-sabilidades».

El sábado 5 de enero de 1980 ETA asesinaba a tiros en la cerveceríaMunich de la localidad vizcaína de Barakaldo a Jesús García García.

JESÚS GARCÍAGARCÍABaracaldo-Barakaldo (Bizkaia), 5 de enero de 1980Ciudadano

A las siete y media de la tarde del miércoles 9 de enero de 1980, ETAametrallaba en la localidad Navarra de Alsasua al guardia civil retirado,Sebastián Arroyo González, cuando salía de su trabajo, en la fábrica de

guantes Igartex.

SEBASTIÁN ARROYO GONZÁLEZAlsasua (Navarra), 9 de enero de 1980 Guardia civil retirado

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taxi que se había detenido instan-tes antes junto al coche de JesúsMaría, detenido a su vez por indi-cación de un segundo joven ape-ado del mismo taxi.

El desconocido, sin mediar pala-bra, disparó una ráfaga, quealcanzó de lleno al comandante.La menor de las dos hermanas,Inés, pudo ver la cara del agresor,que, según relató posteriormentea sus familiares -y éstos, a losperiodistas-, «era una cara derabia».

Aparte del autor material de losdisparos, otras dos personas via-jaban en el taxi, que había sidorobado una hora antes a punta depistola. Tras el atentado, el auto-móvil partió velozmente, al pare-cer por la calle de Diego Beltrán,siendo abandonado por sus ocu-pantes no lejos de la residenciasanitaria Ortíz de Zárate, dondepoco después era trasladado, yasin vida, el cuerpo de JesúsVelasco. Los médicos sólo pudie-ron certificar el fallecimiento, queprobablemente, dada la gravedadde las heridas, fue instantáneo.

En el lugar del atentado fueronhallados nueve casquillos de bala-calibre nueve milímetros parabe-llum-, y una más en el interior delFord Fiesta. La impresión de lostestigos era que los disparoshabían sido efectuados con unapistola automática, o más proba-blemente una pistola metralleta,

ya que los tiros se oyeron en ráfa-ga.

A partir de las nueve y media de lamañana fueron acudiendo a laresidencia Ortíz de Zárate nume-rosas personalidades de la pro-vincia. El gobernador civil, que seencontraba en Madrid, emprendióde inmediato viaje de regreso a lacapital alavesa.

A las doce del mediodía se cele-braba en el Palacio Provincial unpleno extraordinario de laDiputación, en el que se acordabadeclarar tres días de luto oficial entoda la provincia. A la declaraciónse sumaría poco después el plenodel Ayuntamiento vitoriano.

Casi simultáneamente, los emple-ados de la Diputación hacíanpúblico un comunicado en el quecondenaban la muerte de «unhombre que llevaba con dignidadel uniforme del Cuerpo deMiñones de Alava y, se tocaba conla boina roja de la foralidad».

A las doce y media llegaba el fére-tro, quedando instalada la capillaardiente en el salón de plenos.Numerosas personas se habíanconcentrado para esa hora en lospasillos del Palacio Provincial, encuyo balcón principal ondeaban amedia asta las banderas deEspaña, de Alava y la ikurriña.

Conmoción en el funeral

En un ambiente de gran emoción,en el que tan sólo los sollozos de

Jesús María Velasco, que aca-baba de cumplir 47 años,

acompañaba cada mañana alcolegio de las Ursulinas, en lacalle de la Magdalena, a dos desus cuatro hijas. Como todos losdías, aparcó su Ford Fiesta en laesquina de la plaza de Lovaina

con la calle de Ramiro de Maeztu.

Apenas habían salido del cocheBegoña e Inés, de dieciséis ydoce años, respectivamente-acompañadas de otras dos ami-gas de su edad-, cuando un indi-viduo armado descendía de un

quirúrgico del hospital de Navarraintervino a Sebastián Arroyo, alque se le tuvieron que hacer vein-ticuatro transfusiones de sangre.Sobre las cinco de la madrugadadel 9 de enero, Sebastián fue tras-ladado a la unidad de cuidadosintensivos, comprobando quemantenía las constantes vitales.Sin embargo, poco después de lasdiez de la mañana se comprobó undescenso en la tensión arterial e,instantes más tarde, SebastiánArroyo moría como consecuenciade una insuficiencia renal agudapor necrosis.

Al conocer la noticia del atentado,el Ayuntamiento de Alsasua, que

se encontraba reunido, acordóredactar un escrito condenandoenérgicamente éste.

Sebastián Arroyo González eranatural de Sobradillo (Salamanca)y había solicitado la baja en laGuardia Civil para ingresar a con-tinuación en la plantilla de laempresa de guantes de cauchoIgartex. Estaba casado y teníacuatro hijos, algunos de los cualesresidían en Alsasua. Sus restosmortales fueron trasladados en lamañana del miércoles 10 de enerohasta Sobradillo, en donde secelebró el funeral y entierro por latarde.

Hacia las nueve menos cuarto del 10 de enero de 1980, ETAametrallaba en plena calle de Vitoria a Jesús María Velasco

Zuazola, jefe del Cuerpo de Miñones de Alava.

JESÚS MARÍA VELASCO ZUAZOLAVitoria (Alava), 10 de enero de 1980Jefe de la policía foral de Alava

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la hija menor de la víctima rompí-an periódicamente el impresio-nante silencio, se iniciaba pocoantes de la una de la tarde unamisa de corpore insepulto. El fére-tro aparecía cubierto por una ban-dera española y la boina roja delos miñones.

Aparte de los familiares y diputa-dos se encontraban presentes losdirigentes de los principales parti-dos políticos de la provincia. Entreellos, Txiki Benegas, que se ente-ró de la noticia a través de la radiodel automóvil en el que, de pasohacia Salamanca -para asistir alfuneral en memoria del guardiacivil recientemente asesinado enAlsasua-, atravesaba, a mediamañana, la capital alavesa.

Txiki Benegas, muy afectado,declaró haber conocido personal-mente al comandante asesinado,con quien había mantenido “lasmás cordiales relaciones en lafase en que ocupé la cartera delInterior del Consejo GeneralVasco”. «Él fue», añadió, «quienpreparó, a petición de mi conseje-ría, un estudio sobre el funciona-miento de los miñones en laépoca en que negociábamos laestructuración de la futura policíaautónoma».

Respecto al atentado, Benegas loconsideró «un paso cualitativo enla escalada de la violencia: elpaso anterior fue atentar contra

militantes de partidos vascos yahora se inicia la ofensiva contrala policía autónoma».

De la misma opinión fue el diputa-do centrista Antonio Marco Tabar -amigo personal desde la infanciadel señor Velasco-, quien mani-festó entre sollozos que «estalocura tiene una significación cla-rísima: le han matado porque élpodía ser la persona adecuadapara organizar en el futuro la poli-cía autónoma».

Jesús Velasco Zuazola pertene-cía a una familia muy conocida enVitoria. Militar e hijo de militar,había ascendido a comandantehacía poco tiempo y era jefe delcuerpo de Miñones desde hacíaseis años. Era padre de cuatrohijas, la mayor de diecisiete añosy la menor de dos años.

Según su cuñado, Vidal-Abarca,«era vasco por los cuatro costa-dos, y español, como todos noso-tros». «Como buen militar», aña-dió, «tenía un profundo respeto alas instituciones y nunca se metióen política» .

El funeral tuvo lugar en la catedralde Vitoria.

Reacciones tras el atentado

«Locura», «crimen execrable»,«auténtico desastre», «injustifica-ble y bárbaro asesinato», sonalgunos de los términos utilizadospor dirigentes políticos vascos al

referirse al atentado que costó lavida al comandante JesúsVelasco Zuazola.

«El atentado brutal que ha causa-do la muerte al comandante JesúsVelasco constituye, además de uncrimen execrable, un desafíoincalificable al pueblo vasco».Con estas palabras se iniciaba elcomunicado de condena que hizopúblico a mediodía del 9 de eneroel presidente del Consejo GeneralVasco, Carlos Garaikoetxea.

Señala en su escrito el lehenda-kari del CGV que el crimen, ade-más de resultar condenable porconsideraciones humanas y políti-cas, que ya se han evocado enanteriores atentados, «parece eneste caso, al haber sido dirigidocontra el responsable de la policíaautónoma alavesa, una premoni-ción de la violencia que ya seanuncia contra la policía autóno-ma, prevista en el Estatuto apro-bado por el pueblo vasco».

Tras expresar su condena por elatentado y la condolencia a lafamilia del Jesús María Velasco,Carlos Garaikoetxea afirmaba:«Debemos expresar inequívoca-mente nuestra decisión de llevar aefecto el programa estatutarioaprobado por el país, recabandode todo el pueblo un posiciona-miento firme y definitivo frente alos que por la fuerza y el terrorpretenden suplantar la voluntadpopular mayoritaria».

«Tenemos que seguir adelante»,repetía tras el atentado JesúsMaría Viana, responsable políticode UCD del País Vasco, al referir-se al atentado contra JesúsVelasco, que calificó de «obra deauténticas bestias, que no estándispuestas a concedernos ni unminuto de tranquilidad». «Notengo», afirmó, «palabras paracalificar este hecho, que constitu-ye un verdadero desastre».

El también diputado de UCD JulenGuimón calificaba el atentadocomo «un mal augurio para uncuerpo embrionario de la policíaautónoma como es el Cuerpo deMiñones».

Por su parte, el presidente de laDiputación de Alava, EmilioGuevara, consideró que asesinaral jefe de miñones de Alava notiene sentido, «si no es impedir»,dijo, «que aquí se construya nada,aunque estamos seguros de quehay que trabajar para edificar lademocracia en Euskadi. Quierenhacernos ver que este país notiene solución, pero estamos con-vencidos de que sí la tiene».

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Dos jóvenes le dispararon abocajarro varios tiros de pisto-

la cuando se encontraba en el inte-rior de una cafetería. La víctima,como cada tarde, jugaba una parti-da de cartas en el reservado de lacafetería Txiskiñe, en la céntricacalle de Telletxe, a unos doscientosmetros de su domicilio, en el núme-ro 2 de la calle de Sarrikobaso. Enaquel momento había en aquellapieza de la cafetería, situada alfondo de la misma, unas quincepersonas que jugaban a las cartaso presenciaban las partidas.

Pasadas las seis y media de latarde entraron en la cafetería dosjóvenes de ambos sexos a caradescubierta, cruzaron el espaciodel local situado junto a la barra yse dirigieron hacia el reservado.Tras observar por breve espacio detiempo el desarrollo de la partidaque disputaba la víctima, sacaronsendas pistolas y, tras retirar apre-suradamente a sus compañeros dejuego, le dispararon nueve tiros depistola que le alcanzaron en elpecho, cuello y cabeza, producién-dole la muerte de forma instantá-nea. Ninguno de los compañeros

de juego (unas quince personasjugaban a cartas) sufrieron dañoalguno en el momento del atenta-do.

Los agresores, pistola en mano,cruzaron la cafetería, bastante con-currida a esa hora pidiendo a losclientes que se quedaran quietos, ysalieron del local. En la puerta lesesperaba una tercera persona conla que, al parecer, recorrieron a pieunos ochocientos metros para girara la izquierda, en dirección a laavenida del Ejército, donde, segúntestigos, les esperaba un cocheRenault-5, color azul, matrícula B1-6338-T, que al parecer había sidorobado a punta de pistola horasantes, en el que huyeron. La policíaencontró en el lugar del atentadonueve casquillos de bala.

Trasladado urgentemente en unaambulancia municipal al hospitalde Basurto, José Miguel ingresócadáver.

Pasadas las seis y media de la tarde del 19 de enero de 1980, dosmiembros de ETA asesinaban a tiros en el barrio guetxotarra de Algorta

a José Miguel Palacios Domínguez, agente comercial, de 31 años.

JOSÉMIGUELPALACIOSDOMÍNGUEZ Algorta-Getxo (Bizkaia), 19 de enero de 1980Agente comercial

Según algunos vecinos, el agentepensaba marcharse del País

Vasco, tras haber sido amenazadoen varías ocasiones, y ya habíacomprado un piso en otra ciudad.

Como cada día, sobre las tres de latarde, Francisco se dirigía al restau-rante Gamboa, en el barrio deBerriotxoa de Elorrio, para tomarcafé y jugar una partida de cartas.Cuando había recorrido un corto tre-cho desde la casa-cuartel, en la tra-vesía del General Franco, tres jóve-nes le infundieron sospechas, al ver-les descender de un Seat Ritmo, decolor blanco.

El guardia civil, que vestía de paisa-no, debió intuir sus intenciones ycorrió para ponerse a salvo. Algunostestigos que se encontraban en lasinmediaciones del lugar, aunque nodemasiado cerca, afirmaron que seescucharon tres detonaciones sepa-radas -como de pistola- y despuésuna ráfaga de metralleta. Los agre-sores, que actuaron a cara descu-bierta, montaron en el vehículo, en elque les esperaba un cuarto hombre.

La esposa del guardia civil se encon-tró el cadáver en el suelo.

Las primeras personas que llegaronal lugar de los hechos nada pudieronhacer por auxiliar a Francisco MoyaJiménez, que falleció en el acto, trasrecibir catorce impactos de bala.

Unos minutos más tarde, la esposade Francisco Moya, quien, al pare-cer, regresaba de realizar algunosencargos, se encontró el cuerpo sinvida de su marido en el suelo. Varioscompañeros de la víctima le retira-ron del lugar.

La Guardia Civil recogió dieciséiscasquillos de munición parabellum.El cadáver de Francisco Moya fuetrasladado a la casa-cuartel y poste-riormente a la comandancia de laGuardia Civil de La Salve, en Bilbao,donde se instaló la capilla ardiente.

Francisco Moya Jiménez, de 42años de edad, era natural deAlcaudete (Jaén). Casado y con treshijos, estaba destinado desde hacesiete años en la casa-cuartel deElorrio.

Algunos vecinos afirman que habíasido amenazado y que tenía solicita-do el traslado a otra población fueradel País Vasco.

Hacia las tres de la tarde del 14 de enero de 1980, un comando de ETAcompuesto por tres individuos asesinaba a tiros en Elorrio al guardiacivil Francisco Moya Jiménez, cuando se encontraba a cuatrocientos

metros de la casa-cuartel de esta localidad vizcaína.

FRANCISCO MOYA JIMÉNEZElorrio (Bizkaia), 14 de enero de 1980 Guardia civil

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A raíz de esta imputación, AlfredoRamos envió cartas a la prensabilbaína para decir que ni él ni sufamilia habían pertenecido ni per-tenecen a grupo político alguno, nihabían tomado parte en ningunade las acciones ni enfrentamien-tos a los que se hacía referenciaen la información de la revista.«Soy en todo punto inocente detodo cuanto se me imputa», seña-laba en su carta el señor Ramos.

Las informaciones publicadas porInterviú en sus números 188 y189, de diciembre de 1979, cita-ban un total de diecinueve nom-bres de presuntos ultraderechis-tas, así como siete bares conside-rados como lugares de reunión deaquellos -uno de ellos fue des-mentido por la propia revistasemanas más tarde- y otros treslocales a los que se atribuía lacondición de «campos de tiro» ode entrenamiento de los coman-dos incontrolados que actuabanen la margen izquierda de la ría deBilbao.

Alfredo Ramos había hechoesfuerzos, durante las últimassemanas, por demostrar su faltade vinculación a los comandosincontrolados. Además de la cartaa la prensa bilbaína, antes citada,también había enviado una rectifi-cación a Interviú, que aún nohabía sido publicada.

Nota difundida por Inteviu

Tras el atentado que causó lamuerte de Alfredo, la dirección de

este semanario hizo pública en lanoche del 23 de enero, una notaen la que hacía constar su repulsapor ese nuevo acto de violencia,«esperando poseer datos fiablessobre la autoría del crimen parahacer una nueva declaración sifuera necesario».

Y añadió: «Ligar la muerte de unciudadano al título de una revista,como se hace en ciertas informa-ciones y denuncias públicas,resulta, cuando menos, insidioso.Interviú lamenta la muerte delseñor Ramos Vázquez, dolorosa-mente una más en el marco de laola sangrienta, y rechaza conenergía esta nueva manifestaciónde violencia, que viene a confirmarque nuestra denuncia de la mismaresponde a una triste realidad delpaís, frente a la que ha de movili-zarse a la opinión pública».

Alfredo había sido citado en unreportaje de publicado por la

revista Interviu sobre presuntosmiembros de la ultraderecha enBizkaia.

Alfredo Ramos, de 55 años deedad, era propietario del barStadium, contiguo al portal núme-ro 9 de la calle Brigadas deNavarra, donde tenía su vivienda.Poco antes de las tres de la tarde,dos jóvenes encapuchados yarmados con sendas pistolasirrumpieron en el establecimiento.

Tras intimidar a la esposa, hija ysobrina del propietario, los dosencapuchados obligaron a AlfredoRamos a introducirse en un coche,marca Chriysler 150 de color ama-rillo, donde esperaba un tercerindividuo.

Hacia las tres y media de la tarde,una voz anónima transmitió telefó-nicamente al diario Egin elsiguiente mensaje: «Secuestrado,interrogado y tiroteado. Seencuentra a la entrada de LaArboleda». Avisada la policía, elcuerpo sin vida de Alfredo Ramos

Vázquez fue encontrado en unacuneta, junto a una mina abando-nada, a unos siete kilómetros deBarakaldo. El cadáver presentabacinco impactos de bala, todosellos en la cabeza.

Alfredo había desmentido suvinculación a la ultraderecha

El único testigo que la policía con-siguió del atentado fue un niño decorta edad, que dijo haber oído loscinco disparos y, casi a continua-ción, el ruido de los motores dedos coches que se alejaban dellugar donde posteriormente fueencontrado el cadáver de AlfredoRamos Vázquez, dueño del barStadium, citado por el semanarioInterviú como lugar habitual dereunión de ultraderechistas.

En uno de los reportajes publica-dos sobre el tema, el ex policíanacional Francisco Ros Frutos,cuyas declaraciones fueron labase de los datos aportados porInterviú, describía al dueño del barcomo «un gallego que se divertíaparticipando en enfrentamientoscontra los abertzales».

El 23 de enero de 1980, ETA asesinaba en la localidad vizcaína de laArboleda a Alfredo Ramos Vázquez, poco después de ser obligado

por dos encapuchados armados a abandonar el bar de su propiedad,en el centro de Barakaldo.

ALFREDO RAMOS VÁZQUEZLa Arboleda (Bizkaia), 23 de enero de 1980

Dueño de un bar

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El atentado se produjo cuando sedirigían desde Bilbao hacia

Basauri -localidad donde está ubica-do el cuartel de la Policía Nacional-dos furgonetas Avia y un microbús,que habían terminado una misión deescolta a un camión que transporta-ba material para la factoría de AltosHornos.

Cuando la primera de las furgonetas,ocupada por los seis policías, salíadel túnel de Malmasín, existente enla autopista, o solución Sur, que uneBilbao con Basauri, fue ametralladapor varios desconocidos -fuentespoliciales aseguran que fueron cua-tro- que estaban apostados en unmontículo situado a la derecha de lacalzada.

La furgoneta recibió al menos unadocena de impactos de bala, variosde los cuales alcanzaron en cabezay cuello al policía nacional JuanManuel Moreno Román, de veintitrésaños de edad, perteneciente a lareserva general de la PolicíaNacional de Logroño, habitualmentedesplazada en Bilbao, que ingresócadáver en el Hospital Civil de estacapital. Al mismo centro se trasladó al

cabo José Luís Moreno, con dosimpactos de bala en un brazo, y a lospolicías nacionales José QuinteroGonzález, herido en una pierna, JoséMarín Hospital, Evaristo AñeirosCastro y Eustaquio Calzada, conheridas calificadas como graves.Este último fue evacuado al hospitalde Cruces- Barakaldo para ser inter-venido con urgencia. Tras la cura deurgencia, continuaba en el departa-mento de reanimación, en estado deextrema gravedad. El parte médicoseñalaba que el citado policía tiene«herida de bala en hipocondrioizquierdo, con perforación de colontransverso, y descendente y hemato-ma retro-peritoneal».

Al día siguiente del atentado perma-necían ingresados en el HospitalCivil de Bilbao con heridas gravesdos policías, José Martín Hospital yEvaristo Añeiros Castro. Los otrosdos policías heridos pasaron ya asus domicilios. Fuentes policialesinformaron que en el atentado se uti-lizaron metralletas y fusiles CETME.En el lugar donde se apostaba elcomando se encontraron una treinte-na de casquillos de munición CETME,parabellum FS y Geco.

Hacia las ocho y media de la noche del domingo 27 de enero de 1980,ETA asesinaba al policía nacional Juan Manuel Román Moreno y hería a

otros cinco -tres de gravedad-, en un atentado perpetrado por variosdesconocidos que, desde un altillo situado a un lado de la salida del

túnel de la autopista que une Bilbao con Basauri, ametrallaron el vehículo policial en el que viajaban ocupaban las víctimas.

JUAN MANUEL ROMÁN MORENOBasauri (Bizkaia), 27 de enero de 1980 Policía Nacional

La víctima fue trasladada a uncentro sanitario de la vecina

población de Arrasate-Mondragón,donde ingresó cadáver a conse-cuencia de las gravísimas heridassufridas en el atentado.

Luís Domínguez Jiménez, de 39años de edad y natural del pueblosalmantino de Catalecillo, presen-taba cuatro impactos de bala, unode los cuales le ingresó en la sien yque fue el que le provocó la muerteinstantánea. Otro de los proyectilesle alcanzó el pecho, mientras queotras dos balas le afectaron ambaspiernas.

A últimas horas de la noche del seignoraban los detalles del atenta-do, aunque se consideraba que lavíctima podría estar vinculada ide-ológicamente a Fuerza Nueva.

Un despacho de la agencia Efefechado en Bergara afirmaba quela víctima era íntimo amigo de LuísBerasategui, muerto en un atenta-do a principios del año pasado(1979), que fue reivindicado por la

rama militar de ETA.

La mujer de Luís Domínguez, visi-blemente afectada por el suceso,aseguró que su marido no habíarecibido amenaza alguna, aunqueinformó que solía alternar con losguardias civiles del cuartel. Otrasfuentes aseguraron que LuísDomínguez había sido amenazadode muerte en tres ocasiones.

Fueron dos encapuchados los quetirotearon a Luís Domínguez cuan-do éste se disponía a cerrar lapuerta del cementerio. Más tarde,los agresores huyeron precipitada-mente en un automóvil.

Pese a las afirmaciones hechas aEfe por la esposa de la víctima

En la tarde del 25 de enero de 1980, ETA ametrallaba en la localidadguipuzcoana de Bergara a Luís Domínguez Jiménez, enterrador de

Bergara, en el momento en que se encontraba a la puerta del cementerio de Santa María, de esta localidad.

LUÍS DOMÍNGUEZ JIMÉNEZVergara-Bergara (Gipuzkoa), 25 de enero de 1980 Enterrador de Bergara

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En el momento del ametrallamiento,ni la furgoneta ni el microbús que cir-culaban detrás del vehículo afectadofueron alcanzados por los impactosde bala. Sus ocupantes habríanrepelido, al parecer, la agresión, pro-duciéndose un tiroteo.

Mientras se trasladaba a los heridos alhospital de Bilbao, algunos policías delos vehículos que acompañaban a lafurgoneta ametrallada y patrullas, quedesde el cercano acuartelamiento deBasauri se trasladaron al lugar delatentado, dieron una rápida batida porlos alrededores que resultó infructuo-sa. Mientras tanto, en los accesos aBilbao y Basauri se instalaron riguro-sos controles de policía.

Los autores del atentado habían lle-gado hasta las cercanías del túnel deMalmasín en un Seat 127, matrículaBI-9162-L-, que habían sustraído apunta dé pistola, sobre las cuatro ymedia de la tarde del domingo, en elaparcamiento de la Junta de Obrasdel Puerto, a su propietario,Francisco Isla Morán, al que ence-rraron en la caseta de regulación yventilación del citado túnel. En elmismo lugar recluyó el comando alguardián de la caseta, a su esposa ydos personas que les acompañabanantes de darse a la fuga con el cochede aquél, un Reanult 8, de color ama-rillo, matrícula BI-6553-K, que fueencontrado en la mañana de ayer enel muelle de la Merced, de Bilbao.

Funeral en el acuartelamiento deBasauri

A la una y cuarto de la tarde del lunes28 de enero, se celebró en el patiodel acuartelamiento de la policía de

Basauri un funeral de cuerpo presen-te en memoria de Juan ManuelRomán Moreno. El acto estuvo presi-dido por el capitán general de la VIRegión Militar, teniente general LuísÁlvarez, que realizaba su primeravisita oficial a Bilbao, el gobernadorcivil, las autoridades militares yrepresentantes de AP y UCD.

En la homilía, el sacerdote dijo, entreotras cosas, que «el ejemplo de ser-vicio de Juan Manuel Román nossirva para todos los que tengamosque seguir viviendo en esta tierra».Concluyó sus breves palabrashaciendo votos «para que esta muer-te sea la última».

Al término del acto religioso, el féretrofue conducido en un furgón hasta elaeropuerto de Sondika, y, en un aviónespecial -en el que viajaban los her-manos de la víctima-, fue trasladado aRota, ciudad natal de la familia.

El atentado fue condenado por lasmás diversas fuerzas políticas

El gobernador civil de Bizkaia,Fernando Jiménez Lorca, declaró, altérmino del funeral celebrado enBilbao por el policía muerto, ManuelRomán: «Las fuerzas de Seguridaddel Estado continuarán garantizandotanto el cumplimiento de la ley comoel ejercicio de las libertades públicasy privadas».

Eran los guardias segundos AntonioMarín Gamero; José Pérez

Castillo, José Martínez GómezMartian, Victorino Villamor González yAlfredo Díaz Marcos, y el conductorJosé Gómez Trillo y su misión era darescolta a los materiales producidos enla fábrica de armas Esperanza yCompañía, de Markina, que periódica-mente eran probados, para su homo-logación, en la playa de Laga.

El atentado se produjo en la carrete-ra montañosa que, bordeando lacosta, une las localidades vizcaínasde Ea e Ispaster. A esa hora circula-ba por el lugar -distante unos sietekilómetros de Lekeitio- un convoycompuesto por dos vehículos de lafábrica de armas Esperanza yCompañía, de Markina (Bizkaia), ydos Land Rover de la Guardia Civilque escoltaban la carga -tres morte-ros y su munición correspondientetransportada en uno de los vehículoscitados en primer lugar-.

El orden de circulación era: primero,una camioneta de la empresa, condiverso material de señalización paralas pruebas técnicas de homologa-ción que iban a realizarse en la playade Laga con los tres morteros. Elvehículo que portaba dichas piezas,situado en tercera posición en el con-voy, iba inmediatamente precedido yseguido por sendos Land Rover de laGuardia Civil, con tres números dedicho cuerpo en cada uno de ellos.

Al llegar el convoy a una pequeñarecta de unos cien metros, situadaentre dos de las numerosas curvasde la carretera, el primero de los dosvehículos policiales era alcanzadopor la explosión de una bomba quehabía sido colocada en la cuneta dela carretera, al mismo tiempo que,desde la ladera opuesta, eran ame-trallados los dos Land Rover de laGuardia Civil.

El primero de estos vehículos, en elque podía apreciarse el efecto de la

Hacia las ocho y veinte de la mañana del 1 de febrero de 1980, ETA asesinabaa seis guardias civiles en la localidad guipuzcoana de Ispaster, víctimas deuna emboscada contra un convoy que transportaba material militar y en la

que también murió uno de los miembros del comando agresor.

VICTORINO VILLAMOR GONZÁLEZ ANTONIO MARÍN GAMERO JOSÉ MARTÍNEZ PÉREZ CASTILLO JOSÉ GÓMEZ TRILLO JOSÉ GÓMEZ MARTIANALFREDO DÍEZ MARCOS

Ispaster, (Gipuzkoa) 1 de febrero de 1980 Guardias civiles

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primera explosión y decenas deimpactos, fue a estrellarse contra unárbol, a la derecha de la carretera enel sentido de la marcha.

El segundo coche policial resultótambién alcanzado por los disparos-realizados, al parecer, con fusiles ymetralletas-, quedando igualmentevarado en la cuneta de la parte dere-cha de la carretera. Al parecer, aun-que este extremo no ha podido sertotalmente confirmado, uno de losmiembros del comando se dirigió enese momento al segundo LandRover de la Guardia Civil, con el finde lanzar en su interior una granadade mano. Dicha granada, o bien leexplotó en las manos antes de serlanzada, o bien, una vez lanzada, suonda expansiva le alcanzó de lleno.La primera hipótesis parece másverosímil, dado el efecto causado porla explosión en su cuerpo, una decuyas manos fue hallada debajo delvehículo, quedando totalmente des-carnada la otra.

"Soy de ETA. Traemos un herido"

Veinticinco minutos después del aten-tado, un joven se asomaba a la puer-ta del bar Uriarte, más conocido comotaberna Zahar, en la plaza del barriode Natxitua -a seis o siete kilómetrosdel lugar del atentado-, y dirigiéndosea la propietaria, Karmele Uriarte, ledecía en euskera: «Soy de ETA.Traemos un herido. Avise al médico».

La señora Uriarte se introdujo en elinterior de la vivienda, contigua al bar,donde su hija Concha se encontrabaen ese momento vistiendo a dos nie-

tas de la primera, de corta edad. FueConcha quien inmediatamente llamópor teléfono al médico de la localidad.Al salir, acto seguido, del bar encon-traron aparcado frente a la puerta uncoche Simca 1200, de color blanco,matrícula de Bilbao 7249-L, en cuyointerior, tendido en el asiento trasero,se encontraba un joven de unos vein-tiocho años con el vientre reventadoy mutilado de la mano izquierda.

El cuerpo del joven tenía la manoderecha casi totalmente descarnaday presentaba también una profundarasgadura en una pierna. En esemomento, las nueve menos cuartode la mañana, el médico sólo pudocertificar el fallecimiento.

Mientras tanto, varios vehículos de laGuardia Civil de los puestos próxi-mos se dirigían al lugar donde sehabía producido el ametrallamiento,encontrando los cuerpos sin vida desus seis compañeros. A las docemenos cuarto del mediodía, hora a laque comenzaron a llegar al lugar losinformadores, los cadáveres de lostres guardias que viajaban en elLand-Rover que cerraba la marchahabían sido trasladados ya, en sen-das ambulancias, al cuartel de LaSalve, en Bilbao.

El juez de Guernika ordenaba en esemomento el levantamiento de losotros tres cadáveres, que, totalmenteacribillados, se encontraban todavíaen el primer vehículo policial. Estepresentaba en su parte delanteraderecha lo que parecían efectos deuna explosión producida bajo el cha-sis y numerosos impactos de bala.

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Un habitante de un caserío cercanocomentó haber oído una explosión y,«por lo menos, doscientos disparosen ráfaga». En las proximidades que-daban todavía algunos casquillos debala marca SF, calibre 9 parabellum.

Los terroristas abandonaron elmaterial bélico capturado

Para entonces, la Guardia Civil habíaencontrado abandonado a un kilóme-tro del lugar del atentado el vehículode Esperanza y Compañía que trans-portaba el material bélico que los téc-nicos se disponían a probar en la cer-cana playa de Laga. En su interior,según una nota facilitada horas des-pués por la comandancia de laGuardia Civil, se encontraba todo elmaterial robado: dos morteros de 81milímetros, un mortero de sesentamilímetros y una treintena de grana-das lastradas que iban a ser utiliza-das como munición en las pruebasprevistas.

El cadáver del joven abandonado,identificado después como GregorioOlabarría Bengoa, natural deDurango, presunto miembro libera-do de la rama militar de ETA y bus-cado por varios delitos, iba vestidocon unos pantalones vaqueros yuna zamarra de color verde, similara la del uniforme de la Guardia Civil.

Sus botas de monte, aunque húme-das, apenas tenían restos de barro.En el momento en que, a la una delmediodía, el juez de Guernika orde-naba el levantamiento del cadáver,el joven llevaba todavía puesto unchaleco antibalas.

Reacciones tras el atentado

lnmediatamente después de cono-cerse la noticia, el ministro delInterior, señor Ibáñez Freire, y eldirector de la Seguridad del Estado,Salazar Simpson, se desplazaron, abordo de un avión Mystere de lafuerza aérea española, a Bilbao, encuyo aeropuerto fueron recibidospor el gobernador civil de Vizcaya,señor Jiménez López. Las tres per-sonalidades, junto con otras autori-dades civiles y militares, permane-cieron durante toda la tarde en lasede del Gobierno Civil, donde, aprimera hora de la noche, se entre-vistaron con el presidente delConsejo General Vasco, CarlosGaraikoetxea.

La mayoría de las fuerzas políticasdel País Vasco y del resto del paísconsideraron el atentado como unintento extremo de colapsar el pro-ceso democrático y, especialmente,el desarrollo de las elecciones alParlamento vasco que se iban acelebrar próximamente.

El Consejo General Vasco tras elatentado para adoptar decisionesante este nuevo hecho y elGobierno acordó en el Consejo deMinistros la adopción de «medidasespeciales» en materia de ordenpúblico, entre las que destacaban elnombramiento del general Saenz deSantamaría como delegado espe-cial del Gobierno en el País Vasco yel envío a la zona del GrupoEspecial de Operaciones (GEO).

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En cuanto al policía municipal ase-sinado en Oñate, tenía 48 años y

había pasado en esta ciudad los últi-mos nueve años. Estaba casado ytenía cinco hijos. En el momento deocurrir el atentado, Ángel Astuy se diri-gía a cumplir su trabajo en el servicio

nocturno de la Policía Municipal de lalocalidad guipuzcoana. El cuerpocayó en el interior de un bar, por lafuerza de los impactos de bala quecontra él dispararon los ocupantes deun Seat 124 ó 1430, de color azul, quese dieron inmediatamente a la fuga.

El mismo día en el que se produjo el atentado en Errentería contra el Comandantede Infantería Miguel Rodríguez Fuentes, hacia las nueve menos diez de la mañana

del 8 de febrero, en localidad guipuzcoana de Oñati, era asesinado, por otro comando de ETA, el policía municipal, Ángel Astuy Rodríguez, cuando se dirigía

al Ayuntamiento para comenzar su servicio.

A las nueve menos cuarto de la noche del 8 de febrero de 1980, uncomando de ETA asesinaba al comandante de Infantería Miguel

Rodríguez Fuentes tras dispararle varios disparos a bocajarro, en la localidad guipuzcoana de Errenteria.

MIGUEL RODRÍGUEZ FUENTES Rentería-Errentería (Gipuzkoa), 8 de febrero de 1980Comandante de Infantería)

ÁNGEL ASTUY RODRÍGUEZ Oñate-Oñati Gipuzkoa), 8 de febrero de 1980Policía municipal

El comandante RodríguezFuentes llevaba más de diez

años impartiendo clases en laescuela de formación profesionalDon Bosco -era en la actualidadjefe del departamento de automovi-lismo- y, según sus compañeros deprofesión, recibió un mínimo detres impactos de bala en la cabeza.

Minutos antes de las 8,45 de lamañana, dos jóvenes que portabanbolsas de deportes entablaron con-versación con el ordenanza delcentro, al que convencieron de lanecesidad de entrar en el recintoescolar para ultimar una serie dedetalles sobre una prueba deporti-va. Poco después se oían con niti-dez varias detonaciones, quecorrespondían a los disparos reali-zados por los agresores.

Perdió la vida en el acto

El comandante Miguel Rodríguezperdió la vida en el acto y quedótendido sobre el volante de su auto-

móvil -un Seat 131 de color blancoaparcado en batería junto a la puer-ta del centro escolar. Minutos des-pués, compañeros del centro inten-taron auxiliar a la víctima, quehabía perdido ya la vida.

Sin embargo, nada se pudo hacerpor salvar la vida al comandante,cuyo cuerpo cayó sobre la primerapersona que consiguió abrir lapuerta del coche. En el lugar de loshechos se encontraron una decenade casquillos parabellum.

Miguel Rodríguez, de 44 años,estaba casado y era padre de cua-tro hijos; pertenecía a la XIV pro-moción de la Academia General -lamisma del rey don Juan Carlos- yse encontraba a punto de incorpo-rarse a un nuevo destino enSantander, su ciudad natal. Fueron los propios familiares los

que, alarmados al comprobarque la víctima no había pasado lanoche en casa, iniciaron un rastreoy encontraron a Ignacio Arocenamuerto en el interior de su vehículo,abandonado en un paraje deshabi-tado conocido con el nombre de ElCastillo Inglés.

En principio, los datos con los quese cuenta indican que IgnacioArocena sustentaba posiciones ide-ológicas próximas a AlianzaPopular, agrupación política que seadelantó a condenar tajantementeesta nueva acción de violencia.

Fue a las siete de la tarde del vier-nes cuando un joven se presentó

El viernes 15 de febrero ETA m asesinaba en la localidad guipuzcoana deOiartzun al taxista Ignacio Arocena Arbelaiz, que fue hallado muerto con

un tiro en la cabeza a primeras horas de la mañana del sábado 16 defebrero, después de haber desaparecido de su domicilio a las siete de

la tarde del viernes.

IGNACIO AROCENA ARBELAIZ Oyarzun-Oiartzun (Gipuzkoa), 15 de febrero de 1980Taxista

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El taxi Seat 131 que fue robadoen Bilbao a punta de pistola y

utilizado posteriormente para come-ter el asesinato de EugenioSaracibar apareció abandonado enBilbao. Tras comprobar la policíaque el vehículo no presentaba nadaanormal, ha sido devuelto a su pro-pietario, Víctor Pérez Riero.

Dos días después, el 22 de febre-ro, ETA (m) a través de un comuni-cado enviado a diversos mediosinformativos vascos, se atribuía laautoría del atentado. En el mismocomunicado aconsejaba a los vas-cos, que en las próximas eleccio-nes votasen a Herri Batasuna

El atentado se produjo cuando elgeneral había salido de su

domicilio, en la calle de Ayala, 66, ycaminaba hacia su coche en com-pañía de su ayudante, el coronelManuel Miler. En ese momentoexplosionó una bomba camufladaen una motocicleta junto al soldadode escolta que les aguardaba. Elsoldado sufrió heridas gravísimas,

que le causaron la muerte casi ins-tantánea, y el general y su ayudan-te, algún rasguño sin importancia.

A primera hora de la mañana, eltramo de la madrileña calle deAyala, comprendido entre las delGeneral Mola y Castelló, ofrecíauna discreta actividad: frente alnúmero 66 y detrás de un breve

El miércoles 20 de febrero de 1980, ETA asesinaba en San Sebastián, alcoronel de infantería retirado Eugenio Saracibar González de Durana.

A las nueve y media de la mañana del martes 18 de marzo de 1980 ETAasesinaba en Madrid al soldado de infantería José Luís Ramírez Villar, dediecinueve años de edad, encuadrado en la compañía de Policía Militar

del Cuartel General del Ejército, en un atentado cuyo objetivo era elgeneral de división Fernando Esquivias Franco.

EUGENIO SARACIBAR GLEZ. DE DURANASan Sebastián (Gipuzkoa), 20 de febrero de 1980

Militar (Coronel de Infantería)

JOSÉ LUÍS RAMÍREZ VILLARMadrid, 18 de marzo de 1980 Soldado Militar (Coronel de Infantería)

Mario Cendán Geimonde, de 45años, era natural de Cospeito

(Lugo) y trabajaba como taxista enBilbao.

El sábado 17 de febrero su familiahabía denunciado su desaparición.

su cadáver, que fue descubierto aldía siguiente, a las 14,10 horas yfue sido trasladado a CastroUrdiales, pero el taxi que conducía,matrícula B1-84744, no apareció.

en el domicilio de Ignacio Arocenay le solicitó sus servicios de taxista.A partir de este momento se desco-noce el desarrollo de los hechos,aunque parece probable que elsupuesto cliente amenazó a su víc-tima y le obligó a trasladarse a unlugar apartado de la población. Auna hora no determinada, el taxistafue tiroteado a bocajarro y su cuer-po sin vida quedó reclinado en elasiento delantero de su propiovehículo.

Más tarde la policía encontró en ellugar del suceso dos casquillos debala calibre nueve milímetros para-bellum, marca SF, y comprobó queel parabrisas del automóvil -unSeat matrícula SS-2328-A- presen-

taba un impacto de bala.

El taxista tuvo que ser tiroteado aúltimas horas de la noche del vier-nes, por lo que parece justificada laversión que señala que el presuntoagresor pudo ser el joven que sepresentó en su domicilio para soli-citarle un servicio de taxi.

En el paraje conocido por ElCastillo Inglés, apartado de lapoblación de Oiartzun, han apare-cido en más de una ocasión taxis-tas muertos en parecidas circuns-tancias. Ignacio Arocena, ademásde ejercer la profesión de taxista,era propietario del bar Txoki-Alai,estaba casado y tenía tres hijos.

MARIO CENDÁN GEIMONDECastro Urdiales (Cantabria), 17 de febrero de 1980Taxista

El 17 de febrero de 1980, ETA asesinaba al taxista Mario Cendán Geimonde,cuyo cadáver aparecía al día siguiente, 18 de febrero, tirado en una cunetade la carretera general de Bilbao a Santander, a la altura de Islares (barriode Castro Urdiales), a unos veinte kilómetros del límite con la provincia de

Bizkaia. Presentaba un tiro con orificio de entrada por la garganta y, alparecer, fue trasladado hasta el lugar después de ser asesinado.

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había visto a ningún fugitivo. Entreellos prosperaba definitivamente latesis de que el artefacto había sidoactivado a distancia, con lo que sedescartaba la posibilidad de quetuviese acoplado un mecanismo derelojería: en este segundo casohabría estallado unos minutosantes, puesto que el general habíasalido de su casa con algún retra-so. También se comentaba el curio-so «efecto embudo» que parecíahaber proyectado la metralla de unmodo muy concreto, es decir, haciaarriba, «como si hubiera seguidoun cráter». Ello explicaría queresultaran ilesos el general, su ayu-dante y todas las otras personaspróximas.

El general Esquivias, objetivo delatentado, había nacido en Sevillael 20 de julio de 1917. Ascendió algeneralato de brigada el 26 dediciembre de 1974, y en 1978, al dedivisión. Fue ayudante de campodel general Franco, anterior jefe delEstado. Desempeñó el mando delregimiento de Artillería deCampana número 13, la jefatura deArtillería de la Primera RegiónMilitar y la de Artillería de la divisiónacorazada Brunete número 1. En elmomento del atentado era directorde Apoyo al Material en laDirección General de ApoyoLogístico del Cuartel General delEjército.

A las 11.20 en punto de la mañana,el general y su ayudante bajaronnuevamente a la calle de Ayala. Elprimero, de estatura mediana,parecía imperturbable, no daba

ninguna muestra de agitación inte-rior o de nerviosismo. Llevabapuesta la misma guerrera que doshoras antes: sólo un reguero demanchas de sangre sobre la hom-brera derecha y un apósito de gasaen el pabellón auricular del mismolado podrían relacionarse con elatentado; su ayudante, apenasmostraba una mancha de mercro-mina en el caballete de la nariz.

El general Esquivias dijo inmedia-tamente a los informadores que ibaa su despacho en el ministerio,como en cualquier otra mañana.Cuando se le mencionaba subuena suerte hablaba «del pobresoldado». Caminó los metros habi-tuales hasta su coche, que le espe-raba en la calle del General Mola,ocupó el asiento trasero derecho ycedió el izquierdo a su ayudante.Cuando arrancaba respondió a unaúltima felicitación señalando eldesocupado asiento delanteroderecho del automóvil, y diciendo,en voz baja: «¿Enhorabuena?... Elchico tenía que estar ahí».

José Ramírez pensaba ingresarpróximamente en la policía

José Ramírez Villar, cumplía elservicio militar como voluntario, yestaba destinado en la PolicíaMilitar. Había ingresado en elEjército en noviembre de 1979, eraestudiante y vivía en la calleMármol, de Madrid, con su madre ydos hermanos; el padre residía enVenezuela.

Un jefe militar del cuartel general

muro de contención longitudinal,los obreros completaban los traba-jos de acondicionamiento de la cal-zada; en la acera libre, precisa-mente la más próxima al número66, el soldado José Luís Ramírez,destinado en la Policía Militar, queempuñaba una metralleta, perma-necía a mitad de camino entre elportal y el automóvil del Ejército deTierra estacionado en la esquinamás próxima.

Probablemente José Luís Ramírezagotaba los minutos de esperahasta la salida del general y de suayudante, observando sin muchointerés una motocicleta Mobiletterepintada de rojo: el dueño la habíaatado a una farola con una cadenaantirrobo dos metros más acá deuna señal de aparcamiento prohibi-do. Tenía gracia el desparpajo delmotociclista. En algún momento,José Luís Ramírez llegó a apoyar-se en la farola.

A las 9.30, el general Esquivias y suayudante salieron a la calle. Lamañana era fresca y despejada.Una vez en la acera, el generalreparó inmediatamente en el solda-do de escolta, e hizo un comentarioal teniente coronel: «No me gustaque el soldado esté ahí; llamamucho la atención. Sería preferibleque se colocara en la esquina».

Fue entonces cuando alguien queseguía sus movimientos pulsó unbotón detonador. A cuarentametros de distancia, una estudian-te creyó que había sobrevenido un

temblor de tierra, al sentir unestampido que se confundía con elcrujir de cristales rotos y con lafuerte vibración de todo lo que larodeaba en el aula. En el exterior,la onda expansiva hacía desapare-cer la sección trasera de la motoci-cleta y enviaba piezas de metrallaen todas direcciones. Una parte delos proyectiles golpeó el muro deprotección; la otra se dispersóhacia la fachada del número 66 yalgunos de ellos golpearon elcasco del soldado, cuya masaencefálica dejó un reguero en lapared.

José Luís Ramírez cayó al suelo; elgeneral, su ayudante y los albañi-les miraron hacia él mientras sedesplomaban sobre la acera losrestos de un cartel plastificado queanunciaba unas oficinas, así comoel casquillo superior de la farola ylas esquirlas de la mayoría de loscristales de las ventanas.

Cinco segundos después, el tramode calle era una especie de verte-dero de piezas de quincalla, entreellos, algunas tuercas, restos demuelle de amortiguador y de cade-na de transmisión…. Junto al cuer-po del soldado había una manchade sangre y otra de aceite.

La bomba fue activada a distancia

En las dos horas siguientes, losvecinos siguieron haciendocomentarios en el exterior. Nadie

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Dámaso cayó herido de muertefrente a la joyería Dasán que

regentaba desde hace años enDurango. Segundos antes, la vícti-ma, que iba acompañada por suesposa, había cerrado la puerta delestablecimiento, sita en la calleSanta María de Durango y se diri-gía a su domicilio, cuando fue sor-prendida por los disparos. Losagresores, al ver aparecer aDámaso Sánchez, descendieronde un Seat 131 blanco, matriculadoen Santander que previamentehabían robado a punta de pistola y,tras vaciar los cargadores de sus

pistolas, emprendieron la huida.

Algunos vecinos de Durango, queaseguraron conocer a la víctima,afirman que Dámaso Sánchezestaba vinculado a organizacionesde la extrema derecha. Frente aestas opiniones existen otras quedecían desconocer actividadespolíticas concretas del joyero.

Dámaso Sánchez era natural deLeón, estaba casado, tenía treshijos y, desde hace varios años,residía en Durango, donde habíarecibido varias amenazas.

El atentado se produjo en elmomento en que José ponía en

marcha su vehículo, aparcado en la

plaza del pueblo, frente alAyuntamiento. José había estadomomentos antes en el bar Toki-

A las ocho y media de la noche del lunes 24 de marzo de 1980, uncomando de ETA compuesto por dos personas jóvenes, asesinaba atiros en la localidad vizcaína de Durango al joyero Dámaso Sánchez

Soto, al que dispararon varios tiros a corta distancia.

Una hora después de que ETA asesinara el lunes 24 de marzo de 1980 en Durango, al joyero Dámaso Sánchez Soto, a las nueve y media de

la noche, volvía a asesinar también a tiros, esta vez en la localidadguipuzcoana de Escoriatza, a José Artero Quiles.

DÁMASO SÁNCHEZ SOTO Durango (Bizkaia), 24 de marzo de 1980 Joyero

JOSÉ ARTERO QUILES Escoriaza-Eskoriatza (Gipuzkoa), 24 de marzo de 1980Marmolista

del Ejército declaró tras el atentadoque le causó la muerte que, por elhecho de ser un soldado «nuestraindignación se multiplica por millo-nes». También añadió que «esmucho más desgarradora y terribleque el asesinato de un mando mili-tar, ya que, al fin y al cabo, noso-tros somos profesionales y sabe-mos cuáles son los riesgos».

La capilla ardiente quedó instaladaa por la tarde en el Cuartel Generaldel Ejército, donde al día siguiente,miércoles 19 de marzo, se celebróun funeral, presidido por las másaltas autoridades militares.

Al hospital militar Gómez Hulla lle-garon ras el atentado, entre otraspersonalidades, el vicepresidenteprimero del Gobierno, tenientegeneral Manuel Gutiérrez Mellado,y el ministro de Defensa, AgustínRodríguez Sahagún, que perma-necieron en el centro unos trescuartos de hora.

“Mi chico, mi chico”, repetía lamadre de José Luís

Poco antes de las dos de la tarde,acudió al hospital militar la madredel soldado que sólo repetía, entresollozos, «Mi chico, mi chico». Lafamilia supo la noticia por la radio.La hermana pequeña de José LuísRamírez afirmaba desde el propiodomicilio, «No puede ser, tienenque haberse equivocado, mi niñono puede estar muerto.» El herma-no mayor de la víctima declaró:«Es un accidente, le ha tocado a élcomo le podía tocar a otro.

Estamos completamente descon-certados y no queremos decirnada».

José Luís Ramírez, según el testi-monio de algunos vecinos, comen-taba con los amigos de su barrioque se encontraba contento en elEjército y que pensaba ingresar enla policía.

El cortejo fúnebre partió del CuartelGeneral del Ejército y recorrió lascalles Conde de Xiquena,Almirante, Calvo Sotelo y paseodel Prado. La inhumación de losrestos mortales de José Luís, serealizó el miércoles 19, en elcementerio de Carabanchel.

Las autoridades militares pusierona disposición del padre de JoséRamírez un avión, para que pudie-se trasladarse desde Venezuela,donde se encuentra como trabaja-dor emigrante.

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Maura. El titulo nobiliario de condele fue concedido a Enrique deAresti por el rey Alfonso XIII en1908, y desde 1950 una plaza bil-baína lleva su nombre.

Se da la circunstancia de que JoséMaría Maura, socio del padre de lavíctima y fundador de Maura yAresti, había sido asesinado hace45 años en el mismo edificio dondese produjo el atentado de EnriqueAresti. El asesinato de 1935 fueprotagonizado por un individuo quese hizo pasar por paralítico. Unavez en presencia del señor Maura,sacó de debajo de la manta conque cubría sus rodillas un arma,disparando repetidamente contrala víctima antes de levantarse de lafalsa silla de ruedas y darse a lafuga.

El atentado contra Enrique Arestise produjo en el primer tramo de laescalera que conducía a las ofici-nas de la compañía de seguros.Enrique Aresti estaba a punto dellegar al primer rellano, cuando undesconocido efectuó a sus espal-das un único disparo, en trayectoriade abajo hacia arriba. El proyectil,tras atravesar la cabeza de la vícti-ma -que falleció en el acto- quedóincrustado en la pared frontal, auna altura de unos dos metros,dada la trayectoria seguida por elmismo.

Una persona, que al parecer llegó acruzarse con el autor de los dispa-ros antes de que éste saliese nue-vamente por el portal de la casanúmero 1 del paseo del Arenal,

subió al primer piso, donde comu-nicó a los empleados de la compa-ñía de seguros que en el descansi-llo había un hombre caído en elsuelo.

Varios empleados de la empresaencontraron a éste semiarrodilladoen los últimos escalones anterioresa dicho rellano, con la cabeza caídahacia adelante y un agujero en lanuca del que manaba un hilo desangre. Aunque no presentabasigno alguno de vida, fue inmedia-tamente trasladado al servicio deurgencia del hospital civil deBasurto, donde sólo pudo certifi-carse su muerte.

El portero del inmueble se encon-traba en esos momentos cargandolas calderas de la calefacción, porlo que nada pudo ver. Tampocoobservaron nada anormal los dosguardias municipales que a unosseis u ocho metros del portal regu-laban la circulación en el crucesituado frente al teatro Arriaga.

Enrique Aresti contaba 62 años deedad, estaba viudo desde 1962 yera padre de cinco hijos, la mayorde 27 años y la menor de diecinue-ve. Las primeras versiones que cir-cularon por Bilbao, relacionando elasesinato con una presunta negati-va del señor Aresti a pagar el«impuesto revolucionario», no fue-ron posteriormente confirmadaspor datos fehacientes y, de hecho,personas relacionadas familiar-mente con la víctima negaron avarios periodistas conocer tal cir-cunstancia.

Alai, donde presenció el programade televisión Gran estadio. Mástarde se dirigió a otra cafetería, yde allí a su automóvil, donde fuetiroteado.

Los agresores utilizaron un SeatRitmo, matriculado en SanSebastián, que había sido robado asu propietario, un farmacéutico dela vecina localidad deArechavaleta, al que abandonarondespués de maniatarlo.

José Artero era propietario de unpequeño almacén de placas y már-moles y, según algunos vecinos deEskoriatza, mantenía estrechasrelaciones con miembros de laGuardia Civil. Debido a ello pareceque había recibido varias amena-zas.

José había nacido hace 42 años enel pueblo almeriense de Albox, erasoltero y residía desde hace tiempoen Gipuzkoa.

Enrique Aresti, algunos de cuyosfamiliares aseguraron no tener

noticia de la existencia de amena-zas previas, hacía una vida muyregular, recorriendo siempre elmismo itinerario entre su domicilio,en la Gran Vía bilbaína, a la sedede la compañía de seguros LaUnión y el Fénix, situada en elpaseo de El Arenal, de la que erasubdirector. Cada mañana, a lasocho y media en punto, entraba enel portal del viejo edificio de la com-pañía de seguros, donde tambiénse encontraba la sede de la consig-

nataria de buques Maura y Aresti,de la que era director gerente.

El apellido Aresti aparece ligado,desde comienzos de siglo, a lasfamilias más, representativas delcapitalismo minero siderúrgicovasco. El abuelo de la víctima,Enrique de Aresti y de la Torre, fuepresidente de la Diputación Foralde Bizkaia entre 1898 y 1902 ygobernador civil de la provinciaentre 1907 y 1909, puesto para elque fue nombrado por el entoncespresidente del Consejo, Antonio

ENRIQUE ARESTI URIENBilbao (Bizkaia) 25 de marzo de 1980

Conde y directivo de empresas

Poco después de las ocho y media de la mañana del 25 de marzo de 1980,ETA militar asesinaba en Bilbao de un disparo en la nuca al directivo deempresas y conde de Aresti, Enrique Aresti Urien, cuando ascendía por las escaleras que conducían a las oficinas de las dos empresas en que

trabajaba, situadas en el mismo edificio, en el centro de Bilbao.

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quedó totalmente destrozado,mientras que su amigo sufrió lesio-nes de consideración. El herido fuetrasladado inmediatamente a laresidencia sanitaria NuestraSeñora de Aranzazu, de la capitaldonostiarra, donde el equipo médi-co que le atiende calificó su estadode grave. El parte facultativo seña-laba que Fernando García Lópezsufría traumatismo facial y toráci-co, con graves lesiones en los ojosy en el pulmón izquierdo.

El artefacto, dirigido contra unguardia civil

Aunque no existe una constanciaabsoluta, todos los datos apuntana la posibilidad de que el artefactoestuviera dirigido contra un guar-dia civil que suele aparcar sucoche en la calle de Zarautz,donde se produjo la explosión. Ellosignificaría que la carga habíaestado colocada debajo del auto-móvil del guardia civil y que, poralgún fallo técnico, no produjo elresultado esperado por los que lacolocaron. Algunas informacionesseñalaron que entre los restoshallados habían aparecido unosimanes que podrían haber sido uti-lizados para adosar la bomba a laparte trasera del vehículo con elobjetivo de que ésta se activara alcalentarse el tubo de escape.

Reacciones tras el atentado

El alcalde de la localidad declarótras el atentado, «Nosotros, losque formamos parte delAyuntamiento y el pueblo, al quepertenecemos, estamos franca-

mente consternados y preocupa-dos. Las víctimas procedían defamilias llegadas aquí hacemuchos años procedentes deExtremadura y Castilla y que sehabían integrado sin grandes difi-cultades en la sociedad vasca y, enconcreto, en la población deAzkoitia».

A últimas horas de la noche, elalcalde presidió un pleno extraor-dinario -el Ayuntamiento estabacompuesto por diez miembros delPNV, dos de Herri Batasuna dosdel Partido Carlista, dos indepen-dientes y uno del PSOE- en el quese aprobó por unanimidad convo-car para una manifestación silen-ciosa contra la violencia, que secelebró al día siguiente, 30 demarzo de 1980.

«No tenemos palabras», decía lamoción aprobada por elAyuntamiento, «para expresarnuestra consternación. El puebloya está harto y decimos basta.Exigimos basta. Basta de muertes,de heridos, de familias destroza-das. Basta ya de tanta violencia,provenga de donde provenga,afecte a quien afecte y sea de laforma que sea».

Al día siguiente 30 de marzo, a lasonce y media de la mañana, secelebrara en la parroquia deAzpeitia el funeral por el alma deJosé María. Finalizada la ceremo-nia religiosa, y por decisión fami-liar, el cadáver fue trasladado aSan Vicente de Alcántara(Cáceres), donde recibió sepultu-ra.

El resultado, de cualquier forma,fue irreversible, y José María

Piris Carballo, de trece años deedad, natural de San Vicente deAlcántara (Cáceres), quedó des-trozado mientras que FernandoGarcía López, de doce años, natu-ral de Corrales del Vino (Zamora),ingresó en estado grave en la sec-ción de cuidados intensivos en uncentro sanitario de San Sebastián.

La carga explosiva estaba destina-da a un guardia civil que con rela-tiva frecuencia, solía aparcar suautomóvil justo en el lugar dondeexplosionó la bomba. Los dos ami-gos, antes de producirse el violen-to suceso, habían jugado, a prime-ras horas de la mañana, un partidode fútbol en el campo del colegiomunicipal de Azkoitia, que, dirigidopor los padres mercedarios, sueleorganizar varios campeonatosdeportivos a lo largo del año.

Ambos jóvenes vivían en el mismobarrio y el padre de uno de ellos -en concreto el de FernandoGarcía- fue a recogerles en auto-móvil para llevarles hasta sus res-pectivas casas, situadas en un blo-que nuevo de viviendas construi-das en una de las laderas de lasafueras de Azkoitia.

Junto al portal del domicilio, losniños se apearon del coche y elpadre escuchó la explosión -eranlas doce menos diez del mediodía-cuando aparcaba el automóvil enel garaje. Un tercer muchacho,Jesús Vega, compañero de colegiode las víctimas, tampoco pudo pre-cisar demasiados detalles de loocurrido, ya que, pese a encontrar-se, muy, próximo al lugar del suce-so, sólo volvió la cabeza en elmomento de producirse la explo-sión.

El cuerpo de José María Peiró

A las doce menos diez del mediodía del 29 de marzo de 1980, dosniños que jugaban en la calle Zarautz, de la localidad guipuzcoana de

Azkoitia, fueron alcanzados de lleno por una carga explosiva que, oculta en una bolsa de deportes, causó la muerte en el acto de uno deellos, llamado José María Piris Carballo y heridas de suma gravedadal otro. No se llegó a saber con certeza si la explosión se produjo al

tropezar los muchachos con la bolsa o si manipularon el paquete paracuriosear lo que contenía.

JOSÉ MARÍA PIRIS CARBALLO

Azcoitia-Azkoitia (Bizkaia), 29 de marzo de 1980 Niño al que le explotó una bomba

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se oficiaron en la capilla del hospi-tal militar de San Sebastián losfunerales, a los que excusó su asis-tencia el gobernador civil de la pro-vincia, Joaquín Argote, debido amotivos de orden público relacio-nados con la celebración del AberriEguna, que le retuvieron durantetodo el día en su despacho.

La ceremonia transcurrió sin inci-dentes y en la homilía el capellánexplicó el sentido de la festividad,afirmando que el Domingo deResurrección evoca la vida y no lamuerte dolorosa con que se encon-tró el joven guardia civil.

Entierro en Ceuta

Unas 4.000 personas asistieron aldía siguiente en Ceuta al sepelio delos restos mortales del guardia civilFrancisco Pascual Andréu. En la

casa-cuartel de la 253Comandancia de la Guardia Civilse ofreció una misa corpore insepulto. Presidió la ceremonia elcapitán general de la II RegiónMilitar, Pedro Merry Gordon, y sehallaban presentes el general jefede la Segunda Zona de la GuardiaCivil, Rafael Girón Lozano, y lasprimeras autoridades civiles y mili-tares de Ceuta. Igualmente, asis-tieron los padres, hermanos y lanovia de Francisco Pascual.

En el momento de ser sacado elcadáver del guardia civil a la puer-ta del cuartel fueron lanzadosvarios vivas a la Guardia Civil.Francisco Pascual había sido des-tinado recientemente a Ceuta, e ibaa trasladarse a esta ciudad enfecha próxima.

Eugenio Lázaro tenía por cos-tumbre los domingos hacer una

«ronda» por los bares de una de laszonas más concurridas de Vitoria ala hora del aperitivo. A las diez ymedia de la mañana había estado

en el cuartel de la PolicíaMunicipal, donde tras inspeccionarlos servicios había recogido sucoche. Posteriormente había asis-tido a misa.

El atentado, parece que fue pre-parado para causar la muerte

de dos guardias civiles, aunque cir-cunstancias fortuitas provocaronque Florentino Lopetegui, pesca-dor de veintitrés años, resultaratambién con heridas mortales.Según los datos recogidos, dosguardias civiles de paisano seencontraban tomando una copa enuna barra americana de Orio, lla-mada Biotza. Alrededor de mediahora antes del atentado, uno de losguardias civiles abandonó el esta-blecimiento para acudir al servicio,quedando solo Francisco PascualAndréu. El marinero FlorentinoLopetegui se acercó entonces alguardia civil y le preguntó sobre latramitación de una licencia para laembarcación que posee su padre.

Cuando los dos hombres se encon-traban junto a la barra del estable-cimiento charlando, tres personasse introdujeron en el bar Biotza.Una de ellas disparó una ráfaga demetralleta mientras otra hizo fuegocon una pistola. FlorentinoLopetegui y Francisco Pascual

Andréu resultaron muertos casiinstantáneamente. Los tres miem-bros del comando huyeron, al pare-cer, en un automóvil Seat 124 conmatrícula de Madrid, que se supo-ne robado.

En el lugar del atentado se reco-gieron más tarde trece casquillosdel calibre nueve milímetros para-bellum y otro del calibre 7,65,marca Gebelo.

La familia de Florentino Lopeteguise enteró de lo sucedido cuando supadre acudió a casa del alcalde deOrio para enterarse de lo que suce-día, al comprobar que la GuardiaCivil detenía los automóviles pararegistrarlos. En los locales munici-pales le pidieron que identificara elcadáver, que ya había sido trasla-dado. Lopetegui estaba casado ytenía una hija de seis meses.

El cadáver del guardia civilFrancisco Pascual Andréu fue tras-ladado desde el aeropuerto deHondarribia a Ceuta, de donde eranatural. El domingo por la mañana

FRANCISCO PASCUAL ANDREU Guardia civil

FLORENTINO LOPETEGUI BARJACOBAMarinero

Orio (Gipuzkoa), 6 de abril de 1980

En la madrugada del domingo 6 de abril de 1980, los ComandosAutónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros en Orio al guardia civil

de veinticuatro años, Francisco Pascual Andréu, y al marineroFlorentino Lopetegui, cuando se encontraban conversando en un club.

EUGENIO LÁZARO VALLE Vitoria (Alava), 13 de abril de 1980

Jefe de la Policía municipal

A las dos de la tarde del domingo 13 de abril d 1980, ETA asesinaba de untiro en la nuca en Vitoria al jefe de la policía municipal y comandante del

Ejército, Eugenio Lázaro valle.

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se decidió conceder la medalla deoro de Vitoria al comandanteEugenio Lázaro.

Inhumación del cuerpo

Con un grito de ¡Viva España!, pro-nunciado por la viuda del Jefe de laPolicía Municipal de Vitoria, y con

el canto del Cara al Sol y el himnode Infantería, tuvo lugar, a las ochode la tarde del lunes 14 de abril, lainhumación del cadáver deEugenio Lázaro Valle. Previamentese había celebrado una misa cor-pore in sepulto en la catedral nuevade Vitoria, al que asistieron unas3.500 personas.

Al parecer, éstos se encontra-ban de espalda, por lo que no

pudieron observar la presencia delos dos agresores. Los dos guar-dias civiles se encontraban en elmomento del ametrallamientodespachando los trámites a uncamión con matrícula extranjeraque iba a cruzar la frontera, y losdos individuos autores del atenta-do segaron la caseta con ráfagasde metralleta.

Treinta y ocho casquillos de bala 9mm. parabellum marca FN se hanrecogieron posteriormente en laexplanada de camiones del Puentede Santiago de Irun.

Tras cometerse el atentado, losdos individuos se dieron a la fuga a

pie y posteriormente huyeron en uncoche Simca 1.200 que les estabaesperando en un lugar cercano.

Inmediatamente los guardias civi-les fueron asistidos por los propiosfuncionarios de fronteras, quieneslos trasladaron urgentemente a laCruz Roja de Irun, donde única-mente se pudo certificar su defun-ción.

Los pasos fronterizos de Irún fue-ron cerrados al tráfico inmediata-mente, originándose a consecuen-cia de ello caravanas de vehículos.

Los cadáveres de los dos guardiasciviles fueron trasladados al hospi-tal militar de San Sebastián, dondese instaló la capilla ardiente.

A las ocho menos cuarto de la mañana del miércoles 16 de abril de 1980,dos miembros de ETA ametrallaban en la localidad guipuzcoana de irun alos guardias civiles José Torralba López y Luís Martos García, cuando seencontraban en el interior de la cabina del puesto de la Aduana de Irun,

cercana a la puerta 2 del paso de Santiago.

Poco antes de las dos menos cuar-to aparcó su coche a unos veintemetros de donde iba a ser tiroteadoy tomó su primera consumiciónacompañado de un cuñado suyo yun amigo. Precisamente en aque-llos momentos tres jóvenes llega-ban al final de una carrera de taxi,parándose el vehículo frente a laiglesia de Los Ángeles. Los ocu-pantes del taxi, VI-6064-13, Seat132, se identificaron como miem-bros de ETA y tomaron el volantedel vehículo con el taxista en suinterior.

El comandante y quienes le acom-pañaban se detuvieron unossegundos en la isleta central de lacalle de Sancho el Sabio, y el taxise paró al borde de la misma. Unjoven empuñando una pistola bajódel vehículo, y, colocándose detrásde Eugenio Lázaro, disparó sobresu nuca, que cayó en un charco desangre, herido de muerte, mientraslos autores del asesinato huían enel taxi. En el lugar de los hechos seencontró un solo casquillo denueve milímetros parabellum.

Eugenio Lázaro Valle había nacidohace 49 años en Santoña(Santander) y tenía tres hijos. Tantoél como su padre, también militarde profesión, eran consideradoscomo vitorianos desde siempre.Dentro de su carrera militar eninfantería, eligió el cuerpo de laantigua Policía Nacional, desempe-ñando el mando en la guarnición deVitoria como teniente y, posterior-mente, como capitán. Parece que

los incidentes a que dio origen, en1972, una huelga de la plantilla deMichelín tuvieron que influir deforma decisiva en su abandono delcuerpo de la Policía Armada (hoyNacional). Tras el atentado fue con-firmado oficialmente que había sidoamenazado en repetidas ocasio-nes.

Reacciones tras el atentado

Durante la mañana del día siguien-te, lunes, se hicieron públicosvarios comunicados de condenapor el atentado que le costó la vidaal jefe de la Policía Municipal deVitoria. Carlos Garaikoetxea con-denó enérgicamente el atentado.Ya a última hora del domingo sepronunció la agrupación provincialdel PSOE, y el grupo de alcaldes yconcejales socialistas, señalandoque de nuevo «ETA pretende seguirimponiendo la ley del terror y elasesinato para lograr no se sabequé tipo de objetivos» AlianzaPopular declaró que el Gobiernodebe emplear «todos los mediospara erradicar la violencia». Elcomité ejecutivo provincial de UCDtambién hizo público un comunica-do señalando que el atentado«debe repugnar a cualquier con-ciencia democrática y humana». ElPCE también emitió un comunica-do de condena.

La Corporación municipal de Vitoriase reunió el lunes, 14 de abril, a launa de la tarde para aprobar unamoción de los grupos socialista,nacionalista y centrista por la que

LUÍS MARTOS GARCÍAJOSÉ TORRALBA LÓPEZ

Irún-Irun, (Gipuzkoa), 16 de abril de 1980 Guardias civiles

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Un policía nacional HipólitoRodríguez, que viajaba junto a

su esposa, se abalanzó sobre uno,de los asaltantes, Francisco JavierAranzeta Eguizabal, quien resultómuerto. El policía nacional, resultóherido por disparos de los otrosmiembros del comando.

Rufino Muñoz había tomado en SanSebastián el autobús de la empresaInterbus para dirigirse a su domici-lio de Fuenterrabía, como hacíahabitualmente al terminar el servi-cio en la comandancia del cuerpo,donde se encontraba destinado. Enel alto de Gaintxurizketa, situado enel término municipal de Oyarzun,entre Rentería y Fuenterrabía,subieron al autobús tres hombres.Poco después de reanudarse lamarcha, los recién llegados sacarontres pistolas, con las que dispararona bocajarro sobre el guardia civil,que se encontraba en la partedelantera del vehículo, hablandocon el conductor. Rufino Muñoz sedesplomó, sangrando en abundan-cia, y resultó muerto en el acto.

Los tres miembros del comandoordenaron entonces al conductorque parase el autobús, y comenza-ron a descender apresuradamente.Cuando lo estaba haciendo el últi-mo de ellos, Hipólito Rodríguez, unpolicía nacional que viajaba de pai-sano, fuera de servicio y en compa-ñía de su esposa, se abalanzósobre el supuesto etarra desde losasientos traseros del autobús, for-cejeando con él para tratar de dete-nerle. En la pelea con FranciscoJavier Aranzeta según fuentes ofi-ciales, el policía nacional, que ibadesarmado, le aplicó una llave de

judo sobre la muñeca de la manoderecha, en la que aún conservabala pistola. A consecuencia de estacircunstancia la pistola del presuntomilitante se disparó, destrozándoleel corazón.

El comando intentó llevarse delautobús

Durante el forcejeo, los otros dosmiembros del comando dispararoncontra el policía nacional, que reci-bió cuatro balazos, dos en el tórax,otro en la muñeca izquierda y elcuarto en la cabeza, aunque esteúltimo sólo le produjo una rozadura.

Los dos compañeros de FranciscoJavier Aranzeta trataron inicialmen-te de recoger su cuerpo para llevár-selo consigo, pero desistieron alcomprobar que pesaba excesiva-mente. El policía nacionalFrancisco Rodríguez se había deja-do caer sobre el cadáver del terro-rista, quedándose inmóvil. Los dosmiembros del comando debieroncreer que estaba muerto y empren-dieron la huida en un automóvilSeat 124 de color rojo.

El conductor del autobús, una vezrestablecida relativamente la calmaentre los escasos viajeros, se diri-gió al puesto de la Cruz Roja deErrenteria, donde atendieron alpolicía nacional herido, que fueinternado más tarde en la residen-cia sanitaria de la Seguridad SocialNuestra Señora de Aranzazu, enSan Sebastián. La herida de mayorconsideración fue el balazo de lamuñeca izquierda, que rompióvarios huesos.

Funerales en el hospital militar

Al día siguiente, jueves 17 de abril,a las doce del mediodía, se cele-braban los funerales por los guar-dias civiles en la capilla del hospitalmilitar de San Sebastián, sin quese produjeran incidentes.Finalizada la ceremonia religiosa,los féretros con los cadáveres deLuís Martos García y José TorralbaLópez, fueron trasladados, víaaérea, a sus localidades de origen,en Córdoba y Tenerife, donde reci-bieron sepultura.

Momentos antes de comenzar eloficio religioso, un gran número depolicías, guardias civiles y solda-dos se apostaron, en un desplie-gue espectacular en las proximida-des del hospital militar, desdedonde vigilaron estrechamente eledificio. El sacerdote oficianteabogó en su corta homilía por lapaz y reconciliación, al tiempo queseñalaba que los féretros presen-tes en el recinto religioso -estabancubiertos con la bandera españo-la- deberían convertirse en tribu-nales por los que estaría obligadaa pasar toda la sociedad. En másde una ocasión, un reducido grupode mujeres, sin levantar excesiva-

mente la voz, definieron a Euskadicomo «un país maldito».

Doscientas personas aproximada-mente -la mayoría miembros de laGuardia Civil, policía y Ejército-siguieron la ceremonia en la quetambién estaban presentes lasautoridades militar y gubernativade la provincia junto al diputadogeneral de Gipuzkoa, XabierAizarna y el alcalde de la ciudad,Jesús María Alcain, ambos delPartido Nacionalista Vasco.Concluido el acto, y tras entonarseel himno de la Guardia Civil, unidosa vivas al propio cuerpo, al Rey y aEspaña, los asistentes saludaronmilitarmente a los féretros en elmomento en que, acompañadosde numerosas coronas, eran intro-ducidos en los furgones fúnebres.

Luís Martos García era soltero,tenía veintinueve años y era natu-ral de Córdoba, capital. JoséTorralba López de veintitrés años,era natural de Armilla (Granada) yaccidentalmente se encontrabaprestando desde hace sólo cincodías servicios en Irún, aunque per-tenecía a la reserva de la GuardiaCivil de Logroño.

Hacia las dos menos cuarto de la tarde del día 28 de abril de 1980, uncomando de ETA m integrado por tres personas asesinaba al guardiacivil Rufino Muñoa Alcalde en el interior de un autobús de línea San

Sebastián-Fuenterrabía que aquél había tomado en la capital guipuzcoana.

RUFINO MUÑOA ALCALDE San Sebastián (Gipuzkoa), 28 de abril de 1980 Guardia civil.

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obligándole a detenerse.Inmediatamente descendieron deltaxi tres desconocidos que amena-zaron a los ocupantes del Ford consus armas y obligaron a apearse alacompañante de José MaríaEspinosa, ametrallando luego alsecretario de la DelegaciónProvincial de Deportes, que ocupa-ba el asiento del pasajero, desde laparte delantera del automóvil.Espinosa recibió numerososimpactos de bala que afectaronórganos vitales y causaron sumuerte instantánea. El parabrisasdel automóvil quedó destrozado.

En el lugar de los hechos la policíarecogió numerosos casquillos debala, del calibre 9 milímetros para-bellum, marcas FN y Geco.

El cadáver del antiguo comandan-te permaneció en el automóvil desu amigo, desangrado, hasta queel juez ordenó su levantamientosobre las cuatro de la tarde.

Los tres miembros del comando sedieron a la fuga apresuradamenteen el taxi, donde les esperaba otra

persona al volante y con el motorencendido, en dirección aRentería. El vehículo fue localizadopor la policía en la calle Izkieta, deesta localidad guipuzcoana, doshoras después del atentado. El taxihabía sido robado a su propietarioa punta de pistola a la una y cuartode la tarde.

Los autores del hecho abandona-ron al taxista en el monteJaizquibel, atado y amordazado,avisando a la parada de Pasajes,donde permanecía habitualmente,para que sus compañeros fueran aliberarlo.

José María Espinosa contaba 59años y había abandonado la carre-ra militar en los años cuarenta.Nacido en Pamplona, estaba casa-do y tenía cinco hijos. Jugador dehockey, deporte que aún practica-ba en ocasiones, había sido,durante casi quince años, presi-dente de la FederaciónGuipuzcoana de este deporte.

A las nueve de la noche del 9 de mayo de 1980 un comando de ETA m asesinaba en Santurtzi al policía nacional José Antonio Moreno Núñez, de

veintisiete años de edad. El atentado fue perpetrado por tres encapuchadosque le dispararon cinco tiros, uno de los cuales le alcanzó la cabeza.

Francisco Javier Aranzeta, tenía36 años, había nacido en Elgueta(Gipuzkoa) y se había acogido en1976 al decreto de amnistía. Sinembargo, residía al otro lado de lafrontera del Bidasoa. Hacía un añoque las autoridades francesas lehabían negado la carta de refugia-do político. En sus bolsillos seencontraron un cargador de pisto-la, con balas del calibre 9 milíme-tros parabellum, marca FN, y undocumento nacional de identidad yotro de conducir, ambos falsos, anombre de José Manuel PinedaGabiarain, de veinticuatro años,químico.

El guardia civil Rufino Muñoz

Alcalde, de cuarenta años, eranatural de Fresno del Río (Burgos).Estaba casado y tenía tres hijos. Lacapilla ardiente quedó instalada enel hospital militar de SanSebastián, donde al día siguiente,29 de abril se celebró lugar el fune-ral, antes de que sus restos morta-les fuesen trasladados a su locali-dad natal para recibir sepultura.

El presidente Suárez envió un tele-grama de pésame a la familia delguardia civil muerto, que fue con-decorado a título póstumo. Al poli-cía Hipólito Rodríguez le fue con-cedida la medalla de plata al méri-to policial.

Los autores del atentado, tresdesconocidos a los que espera-

ba otra persona en un taxi robado,interceptaron el automóvil en elque viajaba Espinosa y le ametra-llaron, después de obligar al con-ductor a apearse.

José María Espinosa había salidode Astilleros Luzuriaga, donde tra-bajaba como jefe del servicio de

compras, a las dos y cuarto de latarde, al igual que hacia todos losdías. Espinosa tomó la carreterahacia San Sebastián en compañíade un amigo y en el coche de esteúltimo, para dirigirse a su domicilioen la capital guipuzcoana. Cuandoel vehículo, un Ford Fiesta de colorrojo, se aproximaba a una bifurca-ción, un taxi amarillo, Seat 131, SS-9159-H, se cruzó en la carretera

JOSÉ MARÍA ESPINOSA VISCARRETPasajes de San Juan-Pasaia (Gipuzkoa), 8 de mayo de 1980

Ex Comandante de artillería

A las dos y media de la tarde del 8 de mayo de 1980, José MaríaEspinosa Viscarret , antiguo comandante de artillería y secretario de laDelegación Provincial de Deportes de Gipuzkoa, era asesinado por un

comando de ETA cuando salía de su trabajo en Astilleros Luzuriaga, dePasajes de San Juan, donde trabajaba como jefe de compras.

JOSÉ ANTONIO MORENO NUÑEZSanturce-Santurtzi (Bizkaia), 9 de mayo de 1980

Policía nacional

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Ramón Baglieto fue asesinadocuando regresaba a su domici-

lio desde el establecimiento demuebles que regentaba en la prime-ra localidad. Su automóvil , un Seat124, fue ametrallado cuando circu-laba por la carretera, a tres kilóme-tros de Elgoibar. A consecuencia delos disparos, Baglieto perdió el con-trol del vehículo, que se estrelló con-tra un árbol. Según parece, los auto-res del atentado se acercaron alautomóvil, y al comprobar que supropietario no estaba muerto leremataron, disparándole a bocaja-rro.

Un automovilista que pasó pocodespués dio aviso a la PolicíaMunicipal de Elgoibar, creyendo quese trataba de un accidente. LaGuardia Civil de Tráfico inició los trá-mites del atestado con la mismaidea, hasta que se comprobaronvarios orificios de bala en el cadá-ver, uno de ellos en un ojo. El cadá-ver fue identificado poco despuéspor un religioso, familiar de RamónBaglieto, que transitaba accidental-mente por el lugar y se acercó a inte-resarse por lo sucedido. La policíarecogió varios casquillos de bala,

marca SK, del calibre nueve milíme-tros parabellum.

Ramón Baglieto era hombre deideas próximas a UCD, íntimoamigo de José Larrañaga, quehacía unos dos meses había sidoherido gravemente en atentado enAzkoitia.

Jaime Mayor Oreja, secretariogeneral de UCD en Gipuzkoa,declaró tas el atentado que «hastalos que creemos en la democraciaestamos llegando a pensar que estasituación no puede ser mantenida y,desde luego, no tiene sentido.Somos impotentes ante la sensa-ción de que nos están cazandocomo conejos».

«Yo creo que ninguna diferenciaideológica puede resolverse a tiros,y por eso vamos a presentar alAyuntamiento una denuncia radi-cal», declaró el alcalde de Azkoitia,Román Sodupe, poco antes de quecomenzara el pleno municipal con-vocado a última hora de la tarde del12 de mayo para condenar el aten-tado que costó la vida a RamónBaglieto.

Pasadas las nueve de la noche del 12 de mayo de 1980, ETA asesinabaa tiros en el alto de Azkarate, entre Elgoibar y Azkoitia, al ciudadanosimpatizante de UCD y ex concejal de Azkoitia, Ramón Baglieto, de

cuarenta años, propietario de un comercio de muebles en Elgoibar queresidía en Azkoitia.

Jose Antonio Moreno Núñez erasoltero, natural de Cortes de la

Frontera (Málaga), vivía en Bilbao yestaba destinado en la comisaría deSanturtzi. En el momento del aten-tado se dirigía a la comisaría, paracomenzar su servicio, en un Seat124 de color rojo, matrícula deMálaga 4477-L. Circulaba por lacalle Cervantes y, al llegar a la altu-ra de la plaza de Vázquez de Mellay detener el vehículo, tres encapu-chados que viajaban en otro cochele dispararon con metralletas nume-rosas veces. Jose Antonio Morenofue alcanzado en cinco ocasiones,una de ellas en la cabeza, mortal denecesidad. Su coche presentabavarios impactos de bala.

Los tres autores del atentado se die-ron a la fuga en un vehículo, al pare-cer, con matrícula BI-85274. UnSeat 131 (1600) blanco, que habíasido sustraído a punta de pistola enel barrio de Repelega, de la locali-dad vizcaína de Portugalete.

Al conocer el suceso, acudieron allugar diversas dotaciones policiales,y uno de los policías, al reconocer ala víctima, se echó a llorar.

El cadáver de Antonio MorenoNúñez fue trasladado al depósitodel hospital civil de Bilbao y la capi-lla ardiente fue instalada en el cuar-tel de la Policía Nacional de Basauri.

Funeral en el acuartelamientode Basauri

Sin ningún tipo de incidentes se

celebró al día siguiente, 10 dediciembre a la una de la tarde, en elacuartelamiento de la PolicíaNacional de Basauri (Bizkaia) elfuneral de cuerpo presente enmemoria de José Antonio MorenoNúñez,

A él acudió el delegado especial delGobierno en el País Vasco, generalSáenz de Santamaría, y los gober-nadores civil y militar de Bizkaia.

«La Policía Nacional sois la porciónmás selecta de esta España casti-gada», dijo en la homilía el sacer-dote, que en otra parte de la mismaafirmó: «Esta sangre todavía fres-ca de nuestro hermano JoséAntonio es semilla de una Españagrande y unida».

Enterado en su localidad natal

Concluido el acto religioso, el fére-tro fue llevado a hombros de varioscompañeros de la víctima hasta elfurgón fúnebre, que partió con des-tino al aeropuerto de Sondika parasu posterior traslado, por vía aérea,hasta Málaga. Por carretera fueconducido luego a Gaucín, locali-dad natal del policía nacional,donde recibió sepultura.

José Antonio Moreno Núñez, deveinticuatro años de edad, estabasoltero y residía con su madre enSanturtzi.

RAMÓN BAGLIETO MARTÍNEZAzcoitia-Azkoitia (Gipuzkoa), 12 de mayo de 1980Simpatizante de UCD y ex concejal de Azkoitia

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paisano que, al parecer, no portabapistola, por lo que se limitó a darrápido aviso de lo ocurrido a la comi-saría de San Sebastián. No habíantranscurrido siete minutos del vio-lento suceso cuando el lugar fueacordonado, ya que el bar Majusi,situado en el barrio de Amara Berri,se encontraba a menos de treintametros de las oficinas del DNI y a nomás de doscientos del gobiernocivil, donde se hallaban las depen-dencias de la policía. Más tarde fue-ron recogidos en el interior del barcinco casquillos de bala calibre 9milímetros parabellum.

Según la versión policial fueron dospersonas de edades que oscilabanentre los veinticinco y treinta añoslos que dispararon contra los policí-as en el interior del establecimiento,mientras que un tercer miembro delcomando esperaba al volante de unautomóvil, en el que segundos des-pués emprenderían una velozhuida.

Al día siguiente 16 de mayo, fueron

celebrados los funerales en el hos-pital miliar de San Sebastián, presi-didos por el delegado especial delGobierno para el País Vasco, gene-ral José Sáenz de Santamaría.Hubo momentos de tensión, acen-tuados por las muestras de dolor dela madre de uno de los policíasmuertos, que repetía en voz alta elnombre de su hijo.

La presencia del general Sáenz deSantamaría en San Sebastián pro-vocó un espectacular dispositivo deseguridad.

Los féretros con los cadáveres deManuel Rodríguez Fontana,Dionisio Villamangos Calvo y JesúsHolgado Sabio fueron trasladadosdespués del funeral, a sus localida-des de origen en Almería, Villasola(León) y Caletraca (Málaga).

Los tres policías nacionales eransolteros, los dos primeros teníanveinticuatro años y el tercero veinti-siete.

Ramón Baglieto había nacido enBilbao hace 44 años, aunque sufamilia se instaló en Eibar pocodespués. Propietario de un esta-blecimiento de muebles enElgoibar, residía con su mujer y susdos hijos en Azkoitia, localidaddonde había sido concejal y desdela que fue promocionado paradesempeñar un cargo en la organi-zación provincial del Movimiento.En el momento del atentado cola-boraba con UCD, partido en el que

militan dos de sus hermanas.

Según Jaime Mayor Oreja, secre-tario de UCD-Vascongadas,Ramón Baglietto era íntimo amigodel ministro de Asuntos Exteriores,Marcelino Oreja. «Somos impoten-tes ante la sensación de que nosestán cazando como conejos»,declaró el dirigente del partidogubernamental al conocer la noti-cia.

El atentado se produjo cuando lostres policías que prestaban ser-

vicio en las oficinas de expedicióndel documento nacional de identi-dad (DNI) bajaron a tomar café albar Majusi. Las víctimas, que seencontraban, uniformadas, apoya-das en la barra del establecimiento,fueron sorprendidas por un coman-do armado, que, sin mediar palabra,abrió fuego de pistola contra los

agentes. José María RodríguezFontana, que había conseguidodesenfundar su pistola parapetadodetrás de una caja de botellas, fue elprimero en caer herido de muerte. Asus dos compañeros no les dio tiem-po ni de hacer el amago de sacarsus armas reglamentarias.

En el interior del bar se encontrabatambién un inspector de policía de

FRANCISCO PUIG MESTRE FRANCISCO RAMÓN RUIZ FERNÁNDEZ

Goizueta (Navarra), 16 de mayo de 1980 Guardias civiles

DIONISIO VILLADANGOS CALVO JOSÉ MANUELRODRÍGUEZ FONTANAJESÚS HOLGADO SABIO

San Sebastián, (Gipuzkoa), 15 de mayo de 1980 Policías Nacionales

Unos minutos antes de las nueve y media de la mañana del 15 de mayode 1980, ETA asesinaba a tiros en San Sebastián a tres policías

nacionales cuando tomaban café en un bar de la ciudad. José ManuelRodríguez Fontana perdió la vida en el acto, Dionisio Villadangos Calvo

fallecía a los pocos minutos de ingresar en un centro sanitario y su compañero Jesús Holgado Sabio murió desangrado a las seis de latarde, después de ser sometido a una intervención quirúrgica en la

residencia Nuestra Señora de Aranzazu.

A las diez menos cuarto de la noche del 16 de mayo de 1980 cuatro individuos encapuchados que integraban un comando de ETA asesinó a

tiros a dos guardias civiles en la localidad navarra de Goizueta. Los cuatro huyeron en una furgoneta DKW, tras amenazar de muerte a unvecino que trató de avisar lo ocurrido en el cuartel de la Guardia Civil,

una vez que el dueño del bar Huici, donde fueron ametrallados los agentes, mientras cenaban, saliese a la calle gritando: «¡Han matado a

dos guardias; han matado a dos guardias!».

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El atentado tuvo lugar cuandoCeferino Peña, permanecía a la

puerta de su taller, situado en lasafueras de Arrona, hablando con uncliente que le estaba pagando unarreglo de automóvil que estaba yarealizado. Tres jóvenes se acercaronhasta donde estaba Ceferino y sucliente y le dijeron a este último quese apartara. A continuación dispara-ron, casi a bocajarro, ocho veces,con lo que el industrial cayó abatidoen el suelo.

Los autores del atentado huyeron enun coche Seat 1430 coupé que habíasido previamente sustraído enZarautz a punta de pistola.

Vecinos de Arrona comentaron queCeferino Peña había residido toda suvida en Arrona y que tanto él como sufamilia eran queridos en el pueblo.No se le conocían ideas políticasdefinidas y no estaba afiliado a nin-guna organización.

El atentado de ayer se produjo alas once menos cuarto de la

mañana. Sulibarría, que a primerahora de la mañana había estadoen la agencia del Banco deVizcaya donde trabajó hasta mayode 1.973, para solicitar ser readmi-tido en su antiguo puesto, descen-

día en ese momento las escalerasque comunican la plaza Nueva conla calle del Correo. En el momentoen que la víctima pasaba ante lapastelería Ochoa, un muchachoque se encontraba acompañadopor una joven, apostado en el pre-til superior de las escaleras, efec-

El atentado tuvo lugar cuandocuatro encapuchados entraron

en el bar Zabaleta, y al comprobarque no estaban allí los guardiasciviles se dirigieron al bar Huici.Dos de ellos penetraron en el esta-blecimiento mientras los otros seapostaban en la calle. Los guardiasciviles estaban cenando cuandorecibieron varias ráfagas de ame-tralladora que causaron su muerteinstantánea.

El cabo Francisco Ramón RuizFernández, el comandante de puestode la localidad, era natural de Arjona(Jaén), contaba veintiséis años, esta-ba casado y tenía dos hijos. El guar-dia Francisco Ruiz Mestre era naturalde Ares de Maestre (Castellón) ytenía 31 años.

En el lugar del atentado se recogieron numerosos casquillos debala 9 milímetros parabellum, muni-ción que utilizan habitualmente losterroristas de ETA militar.

Sobre las once de la noche el juezordenó el levantamiento de loscadáveres y éstos fueron traslada-dos a Pamplona, donde se instalóla capilla ardiente. Al día siguiente,17 de mayo, se celebraron los fune-rales, para el posterior traslado de

los restos de las dos víctimas a suspoblaciones de origen.

El presidente del Parlamento Foralde Navarra, Víctor Manuel Arbeloa,hizo pública una nota en la que afir-ma que «no sólo condena el vil ase-sinato de dos guardias civiles enGoizueta sino que hace un llama-miento al pueblo de Navarra a opo-nerse por todos los medios demo-cráticamente eficaces a la violenciaarmada, que, en estos momentosdelicadísimos de la institucionaliza-ción democrática y foral de navarra,es el mayor enemigo de nuestropueblo».

Rafael Gurrea, secretario de UCDde Navarra, manifestó que tras eldoble asesinato «pedimos al pue-blo navarro y especialmente anuestros electores que exterioricenpor medios pacíficos, pero absolu-tamente claros, entre su círculo deamistades y compañeros de traba-jo, la decisión firme de responder aestas provocaciones con el másabsoluto desprecio por la organiza-ción que es capaz de planear estasacciones y por todas aquellas otrasque, desde organizaciones máscamufladas, prestan su apoyo a loscriminales».

CEFERINO PEÑA ZUBIAArrona (Gipuzkoa), 16 de mayo de 1980 Industrial

Pasadas las ocho y media de la tarde del 16 de mayo de 1980, ETAasesinaba en la localidad guipuzcoana de Arrona al industrial Ceferino

Peña Zubía, de 42 años de edad, casado y con una hija de tres años,cuando trabajaba en la carrocería de su propiedad.

TOMÁS GOITIA SULIBARRÍABilbao, 3 de junio de 1980 Ex militante de ETA a usado de infiltrado

El 3 de junio de 1980, ETA Militar reivindicaba el asesinato, en Bilbao, deTomás Sulibarría, alias Tomi, de veintisiete años de edad, antiguo mili-tante de la citada organización, al que sus ex compañeros acusaban de

haber actuado como agente provocador infiltrado. Sulibarría casado y padre de un niño de cuatro años, fue abatido ayer,poco antes de las once de la mañana, por un único disparo efectuadopor un desconocido en las escaleras de acceso a la plaza Nueva, en el

casco viejo de la capital vizcaína. Hace veintiún meses, Tomi había sidovíctima de un atentado similar, también reivindicado por ETA Militar, en

el que resultó gravemente herido. Posteriormente fue condenado a dieciocho meses de cárcel, que cumplió en las prisiones de Basauri y

Burgos. Desde hacía unos tres meses se encontraba en libertad.

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tuó un disparo que alcanzó a Tomien la cabeza, entre la nuca y eloído izquierdo. Los dos jóvenesatravesaron acto seguido la plaza,en sentido transversal, caminandoa paso ligero, pero sin correr, per-diéndose por la salida situada en elextremo opuesto, no lejos del lugardonde se encuentra la comisaríade policía del casco viejo.Unosminutos después, varios agentesde policía interrogaban en el lugarde los hechos a posibles testigos ydetenían a una joven que, pese ahaber presenciado el atentado,aseguraba no haberse fijado enqué dirección habían huido losagresores. El cadáver deSulibarría quedó durante unosquince minutos tendido en elsuelo, boca arriba, mientrasseguía manando sangre de sucabeza. Trasladado al hospital deBasurto, los médicos sólo pudieroncertificar su fallecimiento.

Poco después del mediodía, unallamada telefónica recibida en unaemisora bilbaina reivindicaba elatentado a nombre de ETA Militar,anunciando un próximo comunica-do más amplio sobre el tema.

A primera hora de la mañana deldía 30 de agosto de 1978, TomásSolibarría fue hallado gravementeherido en la cuneta de la carreterade Bermeo a Mundaka, no lejos deesta última localidad vizcaína. Unabala le había atravesado la gar-ganta y la mandíbula, dejándole

sin habla. Veinticuatro horas des-pués, y cuando el herido se encon-traba en el pabellón de reanima-ción del hospital de Bilbao, fuerte-mente custodiado por la policía, serecibía en diversos medios infor-mativos vascos un comunicado fir-mado por ETA Militar en el que seacusaba a Sulibarría de ser uncolaborador de la policía desde1975, año en el que, por breveespacio de tiempo, había estadodetenido. El escrito de ETA dabaprecisiones sobre la participaciónde Tomi en 19 creación de la ges-tora pro amnistía de su barrio y suposterior ingreso en ETA, organi-zación en la que actuó como coor-dinador de dos comandos cuyoscomponentes seríanPosteriormente detenidos. Segúnla versión de ETA, Sulibarría huyóa Francia en mayo de 1978 con laintención de «introducirse entre losrefugiados para llegar a teneracceso a aquellos a quienes elGobierno atribuye una mayorinfluencia política». Fruto de esaactividad sería, para ETA, la orga-nización, «en colaboración con suenlace de los servicios de seguri-dad españoles, del atentado con-tra Juan José Etxabe y su espo-sa». Tomás Sulibarría negó desdeel primer momento tales acusacio-nes. Por su parte, las seccionessindicales del Banco de Vizcaya,donde trabajó hasta su huida aFrancia, ponían en duda las expli-caciones de ETA y, tras recordar sudestacada actividad sindical, pedí-

an pruebas concretas de las acu-saciones. ETA no volvió a pronun-ciarse sobre el tema.

En octubre de.1979, TomásSulibarría, que se encontrabadetenido en la cárcel de Burgosdesde un año antes, fue juzgadopor la Audiencia Nacional, que lecondenó a dieciocho meses decárcel por un delito de terrorismo.

La esposa de Tomás Sulibarríaacusó a Peixoto del asesinato

de su marido

Carmen Francia, esposa de TomásSulibarría, afirmaba el 4 de junio,al día siguiente del asesinato de sumarido, en unas declaracionespublicadas en el diario bilbaíno LaGaceta del Norte, que «a Tomásno lo había matado ETA sino laenvidia y la mentira. El molestabaa una persona de la Capilla Sixtina(nombre con el que se conocía a ladirección), a Peixoto concretamen-te, y por eso ha muerto».

En sus declaraciones, Carmennarraba las relaciones de Tomáscon ETAm y las razones quemovieron a la organización a aten-tar contra él por dos veces.«Tomásera una persona que a los catorceaños empezó a luchar por Euskadi,y a los veintisiete le han pegado untiro», explica Carmen Francia.«Mientras estuvo en Euskadi surfue una persona bien consideradadentro de la organización ETAm.

Cuando pasó al Norte, la CapillaSixtina (la dirección de la organi-zación) le indicó que tenía que vol-ver al Sur. Le ofrecieron un cargoburocrático que a él no le gustaba,aunque anteriormente había esta-do dedicado a la captación de mili-tantes. Las armas se pusieronsobre la mesa quince días antesde que sufriera el atentado del 30de agosto de 1978. Si no acatabalas órdenes, le echarían de la orga-nización».

«Mi marido», añadía, «les dijo quede la organización sólo le podíaechar la base, pero no ellos, y si labase le echaba seguiría luchandocomo independiente, como lo hizoantes. El día 30 de agosto fue elatentado. Le citaron para hablar deuna posible acción, pero lo únicoque hicieron fue llevarle aMundaca. En ningún momento lellamaron asesino ni traidor. Tras elatentado estuvo en el hospital ydespués pasó a la cárcel deBasauri -tenía la boca cosida, porla operación que le tuvieron quehacer-, y en vísperas de Navidad lellevaron a Burgos. Allí estuvo cua-tro veces en celdas de castigo pordefender los derechos de los pre-sos».

Carmen Francia recordaba quecuando salió de la prisión la direc-ción de ETA Militar le dijo quedebía irse de Euskadi «hasta quela gente se olvidara de él, y le dije-ron que no habría problemas de

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dinero. Si se quedaba en Euskadi,lo más probable es que recibieraun tiro. Además debía de abando-nar la izquierda abertzale. El medijo entonces que prefería morir enEuskadi con la cabeza alta quevivir por ahí como un perro».

Tomás Sulibarría murió, segúnafirmó su esposa, el 31 de agostode 1979, al día siguiente de su pri-mer atentado, «cuando le llamarontraidor». «Desde que salió deBurgos», aseguraba, «sus cuatromeses de libertad habían sido uninfierno. Ayer mismo me decía,mientras estaba mirando los recor-tes de periódico sobre el tema”-hacía días que notaba que leseguían-: "Me voy a volver loco,me tienen cogido, pero saben quenunca hablaré". Mi marido sabíaquién le disparó en agosto de1978».

También el abogado Juan LuisIbarra Robles, vinculado desdehacía años a la izquierda radical,dirigió al diario Egin una carta en laque rectificaba algunas informa-ciones sobre su defendido TomásSulibarría y calificaba la versión delos hechos de ETAm de «simple yllanamente falsa».

El abogado aseguraba en su cartaque durante dos años fue valedordel que constituyó único y obsesi-vo deseo del antiguo etarra, desdeel atentado fallido que ya sufrió enagosto de 1979: «Que la organiza-

ción a la que perteneció, antes deapretar el gatillo contra su cabeza,le permitiera defenderse de lasacusaciones que contra él efectua-ba».

Juan Luis Ibarra, que participó enla defensa de Sulibarría y sus com-pañeros acusados de perteneceral comando Mendizábal ante laAudiencia Nacional, de cuyadenuncia ante la policía fue res-ponsabilizado Tomás por ETAMilitar, aseguró que Sulibarría diri-gió todos sus esfuerzos durante lainstrucción del sumarlo, con éxito,a la exculpación de las otras trespersonas implicadas, asumiendopara sí toda la responsabilidad deldelito de depósito de armas.

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El atentado ocurrió cuandoÁngel, que acababa de salir de

su domicilio, se disponía a entraren su automóvil, un Seat 131 decolor amarillo. Nada más introducirla llave en la puerta del coche, dosjóvenes que se encontraban en lasproximidades leyendo sendosperiódicos se avalanzaron contraél disparando uno de los agresorescon una ametralladora, mientrasque el otro lo hacía con una pisto-la. Como consecuencia de lo dis-paros, el policía quedó tendidojunto a su coche, en donde fue tiro-teado de nuevo por los dos jóve-nes antes de emprender la fuga enel Seat 1430 matrícula deSantander que había sido robadouna hora antes a su propietario,Carmelo Irazábal, en Pamplona.

Ángel Postigo, que murió en elacto, fue alcanzado por seis dispa-ros en la cabeza, tórax y brazos.Según versiones de testigos pre-senciales, los dos autores delatentado contaban con el apoyo deun joven y una chica que se encon-traban armados en el interior delSeat robado en el que se dieron ala fuga. En el lugar de los hechos,

la policía recogió diez casquillosde bala, marca parabellum.

Al día siguiente, lunes 16 de junio,era enterrado en el cementerioPamplona, al término de un funeraloficiado en las dependencias delcuartel de la 64ª Bandera de laPolicía Nacional.

ÁNGEL POSTIGO MEGÍAS Pamplona (Navarra), 15 de junio e 1980 Policía Nacional

A las diez y cuarto de la mañana del domingo 15 de junio un comandocompuesto por dos miembros de ETA m asesinaban a tiros en el barriode La Rochapea de Pamplona, al policía nacional Ángel Postigo Megías,

de veinticuatro años de edad, casado, natural de La Línea de laConcepción (Cádiz), residente en Pamplona desde hacía once años.

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Padre e hijo habían salido juntosdel establecimiento, pero el pri-

mero volvió a entrar para recogeralgún objeto que había olvidado enel interior. En ese momento, y mien-tras Julio Santiago aguardaba en laacera, vio cómo tres encapuchadosdescendían de un vehículo aparca-do en las inmediaciones y se acer-caban a él. Según testigos presen-ciales, la reacción del joven fueparapetarse tras un automóvil. Enese momento, uno de los tres enca-puchados se situó a las espaldas dela víctima, ametrallándole. Actoseguido, los otros dos desconoci-dos, armados con sendas pistolasefectuaron sobre el cuerpo, ya ten-

dido en el suelo, otros cuatro dispa-ros. La muerte fue, según todos losindicios, instantánea. Los encapu-chados emprendieron la huida abordo de un automóvil R- 12, decolor azul, en dirección, al parecer ala vecina localidad de Portugalete.

Respecto a los móviles del atentado,fuentes próximas a la víctima asegura-ron que no tenía vinculaciones políticasconcretas, aunque otras fuentes señala-ron que había sido en el pasado muyamigo de Eloy Cortadi, conocido miem-bro de la extrema derecha que habíasido víctima hacía unos dos años de unatentado, reivindicado por ETA, en elque resultó gravemente herido.

El atentado se produjo cuandose disponía a entrar en su

domicilio en la calle Dato.Momentos antes había aparcado

Poco antes de las dos de la tarde del 20 de junio de 1980, un comandode ETA asesinaba en la localidad vizcaína de Sestao al joven Julio

Santiago Expósito, de veintitrés años. Tres encapuchados le ametrallaron en el momento en que salía de la sastrería de su padre,

en la calle de Queipo de Llano, de Sestao.

Hacia la una y media de la tarde del 25 de junio de 1980, ETA pmasesinaba de un tiro en la nuca a Luís Hergueta Guinea, jefe de las

oficinas técnicas de la factoría Michelín de Vitoria.

Los autores de los cuatro dispa-ros huyeron a bordo de un auto-

móvil R- 12 que había sido robadoa punta de pistola en las inmedia-ciones de Amorebieta una horaantes. El propietario del cochehabía sido abandonado en unmonte cercano, maniatado.

José Pablo García estaba casado yera padre de una niña de un mes deedad. Al oír los disparos, sus fami-liares se precipitaron a la calle,donde llegaron a ver a los agreso-res, pero nada pudieron hacer porél que, alcanzado en el pecho y lacabeza, falleció instantáneamente.

Hasta hacía poco tiempo, JoséPablo había trabajado como encar-gado de medir los contadores deagua en las casas de Amorebieta.En el momento del atentado estabaadscrito al servicio de recogida debasuras.

Según el alcalde, Enrique Rekalde,del PNV, José Pablo García era unempleado normal al que no se leconocía vinculación política algu-na. Otras fuentes señalaron que sele consideraba votante de Herri

Batasuna, pese a que en unaépoca fue visto con recelo por fre-cuentar el cuartel de la GuardiaCivil para realizar trabajos relacio-nados con el servicio de aguas.

Los empleados del Ayuntamientocelebraron una asamblea nadamás conocer el hecho, y acordaronabandonar el trabajo a partir de lasonce de la mañana en señal deduelo.

Por su parte, el alcalde, que califi-có el hecho como «un asesinatobrutal», convocó un pleno extraor-dinario de la corporación.

Previamente, los nueve corporati-vos del PNV hicieron público uncomunicado en el que se condena-ba enérgicamente este atentado yse hacía un llamamiento a todo elpueblo a «condenar todos los actosde violencia de cualquier signo».Acciones de este tipo», decía tam-bién el escrito, «descalifican a susautores para todo intento de rees-tructuración democrática deEuskadi».

Poco después de las ocho de la mañana, del 19 de junio de 1980, ETAasesinaba a tiros en Amorebieta, al empleado del Ayuntamiento deesta localidad vizcaína, José Pablo García Lorenzo, de veinticinco

años, cuando salía de su domicilio, en las afueras de esta localidad.

JOSÉ PABLO GARCÍA LORENZOAmorebieta (Bizkaia), 19 de junio de 1980

Funcionario del Ayuntamiento de Amorebieta

JULIO SANTIAGO EXPÓSITO PASCUALSestao (Bizkaia), 20 de junio de 1980

Joven de 23 años

LUÍS HERGUETAGUINEAVitoria (Alava), 25 de junio de 1980

Directivo de Michelín

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su automóvil en una plazuela cer-cana y había comprado un perió-dico en el quiosco de la estaciónde ferrocarril, situado en las proxi-midades.

Según testigos presenciales, tresjóvenes que vestían anoraks y seencontraban de espalda le esta-ban esperando en el portal.Cuando Hergueta se disponía aentrar en la casa, uno de ellos sevolvió hacia él y le disparó en lanuca, produciéndole la muerte ins-tantánea. La bala le atravesó elcráneo.

Numerosos testigos

En el momento del atentado,numerosas personas transitabanpor la calle de Dato y fueron testi-gos, de primera mano, del asesi-nato.

Un guardia municipal, que fue tes-tigo de los hechos, desenfundó supistola e intentó la persecución,pero, al parecer, se le encasquillóel arma y no pudo hacer nada paraintentar detener a los agresoresque iban armados .

En la fotocopia de una carta, remi-tida por Michelín a la comisaría depolicía de Vitoria, la dirección de lafábrica había tenido referenciasindirectas de una conversaciónescuchada en un bar de Vitoriaunos diez días antes del atentadocontra Jesús Casanova, adjunto ala citada dirección. Según dichaconversación, mantenida por elfamiliar de un despedido con otra

persona, el citado despedidosabía que se preparaba algo con-tra Jesús Casanova y contra LuísHergueta.

La carta citada estaba fechada eldía 16 de mayo, jornada en la quetuvo lugar el atentado contraCasanova, que recibió lesionesgraves en el rostro, y la empresaafirma que esa misma jornada, laremitió a comisaría.

Aficionado al deporte

Luís Hergueta, de 52 años, eraconocida por su afición al deportede la pelota, en su modalidad depala, y de hecho se encargaba delas competiciones de esta activi-dad, en las que participaban tra-bajadores de la empresa.

Se trataba de una persona relati-vamente conocida en la ciudad, alser de ascendencia alavesa y pro-ceder también su esposa de unpueblo de Alava.

Luís era perito industrial, aunquedesempeñaba un nivel laboralequivalente al de ingeniero.Según algunas versiones, antesde ser nombrado jefe de las ofici-nas técnicas de Michelín, enVitoria, había desempeñado algu-nas funciones relacionadas con laoficina de personal en la factoríaque esta multinacional tiene insta-lada en Lasarte-Oria.

En los dos años de situación deconflicto en la fábrica de Vitoria -ya que la firma del convenio del

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año anterior (1979), no solucionólos problemas-, la imagen de LuísHergueta obtuvo un repudio conti-nuo de las asambleas de trabaja-dores.

Dentro de las continuas condenasy amenazas lanzadas contra losescalones de mando de la fábrica,el nombre de Hergueta ha sidoinvocado, junto con otros dos otres directivos, como prototipo deactuación dura.

En diversas manifestaciones labo-rales que pasaron cerca de sudomicilio se habían proferido gri-tos y amenazas contra su perso-na.

Fuentes laborales lo señalaroncomo beligerante en los enfrenta-mientos producidos, en los pasa-dos meses, entre huelguistas y ungrupo de no huelguistas, que eseaño (1980) decidieron desafiar alos grupos de trabajadores con-centrados en la puerta de la fábri-ca. En uno de estos enfrentamien-tos, ocurrido el día 4 de mayo,resultó con dos costillas rotas unmiembro del comité.

ETA pm reivindica el asesinato

Al día siguiente, 26 de junio, ETApm, mediante un comunicado, sehacía responsable del asesinatode Luís Hergueta. El atentadocausó sorpresa en la mayoría delos sectores vascos, ya que ellosignificaba una vuelta a sus plan-teamientos iniciales sobre la luchaarmada, pues los poli-milis habíandesistido hacía tiempo de realizar

atentados mortales.

En el comunicado, ETA pm hacíauna breve historia de los conflictoslaborales que se habían planteadoen las factorías que Michelín tieneen Vitoria y Lasarte-Oria., al tiem-po que opinaban que «ha sido unaempresa caracterizada durante ladécada de los setenta por unapolítica enormemente represivacon los trabajadores».

En su carta acusaron a la víctimade haber sido el máximo respon-sable de la represión y uno de losprincipales organizadores de losservicios de seguridad internos dela empresa. Asimismo, facilitabanuna lista de 34 personas, acompa-ñadas del cargo que ostentan, alas que consideraban que formanparte de la estructura del serviciode seguridad interior, «compuestode mandos intermediarios, esqui-roles y colaboradores de la patro-nal».

Enterrado en Ormaiztegi

El funeral por Luís Hergueta secelebraron a las siete de la tardeen la iglesia de San Miguel de lacapital vitoriana y su cadáver fueconducido posteriormente alcementerio de la localidad guipuz-coana de Ormaiztegi, donde reci-bió cristiana sepultura.

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Joaquín Becerra atendía el bar,cuando su hermana le avisó que

tres personas decían haberle dadoun golpe a su coche. Al salir al exte-rior, dos de ellos dispararon contraél.

Joaquín Becerra pertenecía a unafamilia propietaria de dos bares, losdenominados Mendiko y La Florida.Tenía cuarenta años de edad, eranatural de una localidad malagueñay llevaba residiendo en Amurriomás de veinte años.

La víctima del atentado recibió sieteimpactos de bala y murió práctica-mente en el acto. Seguidamente,los autores del atentado huyeron enun automóvil de color azul que lesesperaba muy cerca del bar.

Vecinos de Amurrio manifestaronque Joaquín Becerra Calventehacía vida familiar, y no se le cono-cía ideología política alguna, motivopor lo que les extrañaba muchísimosu asesinato.

Ninguno de los guardias civiles quese encontraban en el interior delestablecimiento sufrieron heridas.Todos ellos vestían de paisano.

El Ayuntamiento de Amurriocondena el asesinato

A última hora del día siguiente, 3 dejulio, la Corporación municipal deAmurrio, celebró un pleno extraordi-nario en el que condenó el asesina-to de Joaquín Becerra Calvete, sol-tero, de 42 años, en las inmedia-ciones del bar Florida, propiedad dela familia de la víctima y situado enla calle de Mendiko, de Amurrio.

Joaquín Becerra trabajaba comoobrero especialista en la empresaTubos del Nervión, en la cual hacíapoco tiempo que se habían produci-do algunos enfrentamientos sindi-cales en relación con la firma delconvenio.

Sin embargo, parece ser queJoaquín era una persona reserva-da, que no se metía nunca connadie y tampoco se había significa-do en favor de ninguna inclinaciónpolítica, salvo en lo que se refiere asu afiliación a UGT, en 1977.

A las nueve menos diez minutos de la noche del 2 de junio de 1980,ETA asesinaba en la localidad alavesa de Amurrio a Joaquín Becerra,

propietario del bar Florida de este pueblo, cuando se encontraban en el mismo varios guardias civiles que habían acudido a cenar.

JOAQUÍN BECERRA CALVENTE Amurrio (Alava), 2 de junio de 1980Propietario de un bar

JUSTINO QUINDÓS LÓPEZ (Guardia Civil)

ELIO LÓPEZ CAMERON (Mecánico)

JULIO MUÑOZ GRAU(Empleado del Ayuntamiento) Azkoitia

Azcoitia -Azkoitia (Gipuzkoa), 28 de junio de 1980

En ese momento, desde un vehí-culo que circulaba por la calle y

frenó bruscamente frente a ellos, lesdispararon varios tiros alcanzándolesde lleno. Justino y Elio murieron en elacto, mientras que Julo Muñoz falle-ció mientas le trasladaban al hospital.También resultó herido leve en unapierna el guardia municipal ManuelPérez, que transitaba por el lugar.

El atentado fue presenciado pornumerosas personas que circulabana esas horas por la calle Mayor, en laque hay muchos bares. Según decla-raron testigos presenciales, uno delos terroristas era un joven alto quesacó la pistola de forma parsimonio-sa, de tal forma que algunos viandan-tes pensaron que estaba jugando conella, hasta que empezaron a oír losdisparos. El empleado del Ayuntamiento JulioMuñoz, que resultó gravemente heri-do, estuvo tendido en la acera cercade un cuarto de hora con una granmancha de sangre en el estómago,hasta que una ambulancia lo trasladóa la residencia sanitaria NuestraSeñora del Aranzazu, de San

Sebastián donde ingresó cadáver.Justino y Elio tenían aproximadamen-te unos sesenta años de edad, eranamigos e iban con frecuencia juntospor la calle. A mediodía y por la tardede ese día, habían estado tomandovinos y café en los bares de la calleMayor y alrededores, a los que vol-vieron después de haber presenciadolos partidos de pelota de la tarde.Justino Quindós estaba casado ytenía un hijo y una hija, esta últimacasada con el conocido pelotariAnduela III. La víctima había abando-nado la Guardia Civil hacía veinticua-tro años, y desde entonces trabajabacomo portero en la empresa Beitia, demáquina herramienta. Elio López Cameron era viudo desdehace unos meses, y trabajaba comomecánico en un taller de Azcoitia. Eraconocido en el pueblo como ElZamorano, y tenía tres hijos. Por suparte, Julio Muñoz, trabajaba en elAyuntamiento, dedicado a revisar loscontadores de agua del centro deAzkoitia. Los tres, según vecinos de lalocalidad, eran considerados política-mente de derechas.

A las 20,15 horas del sábado 28 de junio de 1980, dos miembros de ETAasesinaban a tiros al guardia civil retirado Justino Quindós, al mecánico

Elio López Cameron e hirieron gravemente al empleado del Ayuntamientoazkoitarra Julio Muñoz cuando se encontraban en la calle Mayor de Azkoitia

dispuestos a entrar en el bar Alejandro.

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y Jesús Díaz, que por fortuna, fue-ron evolucionando favorablementede las múltiples heridas sufridas.

Más tarde fue encontrado en el lugardel atentado un fusil Cetme, unaescopeta Remington y tres granadasde mano de potencia limitada fabri-cadas con métodos rudimentarios.

Batida infructuosa

Durante toda la jornada del domingo,las fuerzas de la Guardia Civil rastre-aron amplias zonas de Gipuzkoa enuna operación en la que utilizaronvarios helicópteros y perros policía.No obstante, fuentes oficiales seña-laron que las labores de investiga-ción no habían permitido, de momen-to, localizar al resto de los miembrosdel comando, integrado por seisjóvenes. Los agresores utilizaronpara la acción un Seat 131 que habí-an robado a punta de pistola a lasdiez de la mañana en la localidad deLasarte-Oria. a Claudio Rivero, al

que amenazaron de muerte sidenunciaba el hecho antes de lascuatro de la tarde. Más tarde, el pro-pietario del vehículo fue detenido porla policía, que le acusa de no haberprestado la colaboración necesariaque podría haber puesto en alerta alas FOP.

Horas después del atentado llega-ban a San Sebastián el generalSáenz de Santamaría y el directorgeneral de la Guardia Civil, generalAramburu Topete, que asistieron encompañía de otras autoridades civi-les y militares a los funerales que secelebraron al día siguiente, lunes 14de julio de 1980.

Tras los actos fúnebres, los cadáveresde Aurelio Navío Navío, de 34 años, yAntonio Gómez Ramos, de 22, fuerontrasladados a sus localidades de ori-gen en Torbellogo (Guadalajara) y Villade Bos (Orense).

Los dos encapuchados irrumpie-ron armados con metralletas en el

taller de carrocería Aitor, en el barriode San Lorenzo, preguntando quien

era Taboaga. Los empleados, ame-drentados, señalaron a RamónLedo, que regresaba al taller, dedonde había salido para hacer una

El atentado se produjo en las afue-ras de la villa guipuzcoana de

Orio, donde un grupo de jóvenesabrió fuego contra tres automóviles,en los que viajaban ocho miembrosdel Cuerpo Especial de las UnidadesAntiterroristas Rurales (UAR). Losguardias civiles fueron sorprendidosen el momento en que regresabandel polvorín de Ala, en el que habíanpermanecido de guardia duranteveinticuatro horas hasta ser releva-dos por otros compañeros.

Antes de abrir fuego, el comandoagresor detuvo la marcha de los vehí-culos lanzando tres granadas defabricación casera que desconcerta-ron durante unos segundos a losguardias civiles. La metralla de estasbombas alcanzó a varios miembrosdel cuerpo, mientras que otros, yafuera de los automóviles, respondie-ron con sus armas a la agresión.

Apostados a ambos lados de lacarretera

Los miembros del comando seencontraban apostados a ambos

lados de la carretera y abrieron fuegocruzado contra los vehículos en unintenso tiroteo que fue escuchadopor los guardias civiles del relevo quepermanecían vigilando el polvorín dela Unión de Explosivos Río Tinto.Cuando éstos llegaron al lugar,varios jóvenes integrantes delcomando huían a gran velocidad enun automóvil. Tras el atentado sepudo saber que la arenilla que seintrodujo en la metralleta de uno delos guardias civiles, encasquillandoel arma, impidió que éste abrierafuego contra el coche en el que sealejaban los agresores.

Los cuerpos sin vida de los dosguardias civiles y de otros dosmiembros del comando -que lleva-ban chalecos antibalas- fueron tras-ladados en un principio a la resi-dencia sanitaria Nuestra Señora deAranzazu, de San Sebastián, mien-tras que los heridos eran conduci-dos al hospital que la Cruz Rojatiene en esta ciudad. En este centrosanitario ingresaron con lesionesgraves los guardias civilesFrancisco Villoria, Ramiro Fermeno

Pasadas las dos de la tarde del domingo 13 de julio ETA asesinaba atiros en Orio a los guardias civiles Aurelio Navío Navío y AntonioGómez Ramos y hería gravemente a otros tres, Francisco Villoria,

Ramiro Fermeno y Jesús Díaz. Durante el tiroteo fallecieron dos miembros del comando, Ignacio

María Gabilondo y Carlos Lucio Fernández.

ANTONIO GÓMEZ RAMOS AURELIO NAVÍO NAVÍO San Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 13 de julio de 1980Guardias civiles

El 18 de julio de 1980, dos encapuchados de ETA ametrallaban, en laentrada del taller de chapistería de la localidad guipuzcoana de Bergaradonde trabajaba, a Ramón Ledo Taboaga, de veintitres años, que murió

poco después en el centro asistencial de la Seguridad Social deArrasate-Mondragón.

RAMÓN LEDO TABOADAVergara-Bergara (Gipuzkoa), 18 de julio de 1980Chapista

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Según la información dada por elgobernador civil de Logroño,

Juan Madurga Cuevas, sobre las 9de la mañana había salido deLogroño, con destino a un tramo dela autopista vasco-aragonesa fuerade servicio, un convoy de laGuardia Civil formado por dosautobuses y una furgoneta, perte-neciente a la segunda compañíamóvil de la Guardia Civil, con baseen la capital riojana. Los vehículos,después de recorrer unos tres kiló-metros por la carretera local 601,Logroño-Villamediana, habíanabandonado la calzada para atra-vesar un camino de obra que con-duce hasta uno de los tramos enconstrucción de la autopista vasco-aragonesa.

A unos metros de cruce con la carre-tera, en uno de los laterales de unpuente que atraviesa la autopista, seencontraban colocadas en bateríaseis cargas de Goma 2 y amonal, conmetralla formada por tornillos y tuer-cas, que debían ser explosionadas adistancia en el momento de pasar losefectivos policiales. Después de quehubieran atravesado el carretil -situa-do de forma paralela al puente- losdos primeros vehículos, hicieronexplosión tres de los artefactos, quealcanzaron de lleno a uno de losautobuses. Como consecuencia dela explosión, resultaron alcanzadospor la metralla el teniente FranciscoLópez Bescos, el sargento RafaelRuiz Ruiz y el número SebastiánFernández Macia, que fueron trasla-dados con urgencia hasta la residen-cia sanitaria de la Seguridad Socialde Logroño.

El teniente López Bescos, que via-jaba en la parte delantera del auto-bús, junto al conductor, falleció alos pocos minutos de ingresar en elcentro clínico, donde llegó prácti-camente descerebrado. Tenía 48años y estaba destinado temporal-mente en Logroño, ya que pertene-cía a la Academia Especial de laGuardia Civil de Sabadell. El sar-gento Rafael Ruiz Ruiz, que por latarde fue trasladado a Zaragoza,resultó alcanzado por la metrallaen el maxilar inferior y otras partesdel cuerpo, que le ocasionaronheridas de pronóstico muy grave.Por su parte, el número SebastiánFernández Macia presentaba heri-das en la cabeza de pronósticomuy grave, con posible pérdida devisión en un ojo.

Otros seis guardias civiles resulta-ron con heridas contusas, de pro-nóstico menos grave, si bien que-daron ingresados en la residenciade la Seguridad Social de la capitalriojana. Veinticuatro agentes fue-ron atendidos por heridas de diver-sa consideración, pasando poste-riormente a sus domicilios.

El convoy, que se dirigía a un tramode la autopista vasco-aragonesaque todavía no ha entrado en ser-vicio, para realizar prácticas decontroles de carretera, estaba for-mado por 110 guardias civiles. Dehaber explosionado todas las car-gas colocadas, podría haberse pro-ducido una catástrofe de proporcio-nes incalculables, ya que cadapaquete explosivo, compuesto porcinco kilos de Goma 2 y amonal,tenía adosadas unas bolsas de

gestión, e inmediatamente los enca-puchados abrieron fuego contra eljoven, que cayó al suelo alcanzadopor varios disparos, perdiendo san-gre en abundancia.

Ante la gravedad de las lesiones pro-ducidas por los impactos de bala,Ramón fue trasladado al centro asis-tencial de Arrasate, donde falleciósobre las 19.20 horas, diez minutosdespués de haber ingresado.

Los dos autores del atentado se die-ron a la fuga en cuanto comprobaronque su víctima caía al suelo, utilizan-do un vehículo Seat 131 de colorblanco, matrícula BI-2188-V, cuyasustracción fue denunciada por supropietario en la localidad vizcaínade Elorrio, después de sucedidos loshechos, por lo que el gobernador civilde Gipuzkoa ordenó su detención,entendiendo que es preciso investi-gar las circunstancias en que el auto-

móvil pasó a manos del comando y larazón de que no se presentaradenuncia hasta varias horas des-pués.

El automóvil fue localizado por lapolicía poco antes de las nueve de lanoche en el casco urbano deBergara.

Ramón Ledo estaba casado y habíaregresado del servicio militar hacíapoco tiempo. Aunque trabajaba enBergara, residía en Zumarraga.Había nacido en Agra de Chantada,en la provincia de Lugo. Después setrasladó al País Vasco y fijó su resi-dencia inicialmente en Deba.

En la entrada del taller donde traba-jaba la víctima fueron localizadosnueve casquillos de bala del calibre 9milímetros parabellum, marca SF.

FRANCISCO LÓPEZ BESCOSVillamediana de Iregua (Logroño), 22 de julio de 1980Guardia civil

Un fallo en la activación de los mecanismos de explosión evitó, en lamañana del martes 22 de julio de 1980, una gran catástrofe en las

cercanías de Logroño, junto a Villamediana de Iregua, donde ETA colocóseis artefactos explosivos, con un total de 45 kilos de Goma 2,

amonal y metralla, preparados para estallar al paso de un convoy de la Guardia Civil.

La explosión de tres de las cargas ocasionó la muerte casi inmediata delteniente de la Guardia Civil Francisco López Bescos, de 48 años, quefalleció cuando ingresaba en un centro médico. Otros dos guardias civiles resultaron heridos de gravedad, y treinta más resultaron con

contusiones y heridas de pronóstico menos grave.

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plástico con cinta aislante, que con-tenían metralla formada por tuercasy tornillos de grueso volumen.

Prácticas en la autopista

Resulta muy difícil establecer cómoconocían los agresores que laGuardia Civil realizaba ese recorri-do para hacer prácticas, porque enrealidad llevaban cuatro o cincodías haciendo este tipo de ejerci-cios, comentó el gobernador civilde Logroño. “Por las informacionesque poseemos, los explosivos fue-ron accionados a distancia, ya queen el lugar de los hechos no se hanencontrado cables de ningún tipo.Creo que el atentado es un intentopara desestabilizar una región tran-quila y pacífica como es la Rioja.Quizá sea el primer paso paraexportar el terrorismo fuera delPaís Vasco a una provincia limítro-

fe. En cualquier caso, es un atenta-do horrible que podía haber acaba-do en una matanza”.

A media mañana de ese mismo díamartes 22 de julio, llegó a Logroñoen helicóptero, procedente deMadrid, el director de la GuardiaCivil, general Aramburu, quien seentrevistó a primeras horas de latarde con el gobernador civil de laprovincia. Ambos visitaron a losheridos en la residencia sanitariade la Seguridad Social.

El funeral en memoria del tenienteLópez Bescos se celebró al díasiguiente, miércoles 23 de julio enla capilla de la segunda compañíamóvil de la Guardia Civil, enLogroño. A él asistió una nutridarepresentación de autoridades civi-les y militares.

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Al reivindicar la acción, ETA pmseñaló que el cadáver se

encontraba en Eibar, «cerca dellugar donde había sido asesinadoJesús María Zubikarai Badiola».Este último, simpatizante de la coa-lición Euskadiko Ezkerra, y ante-riormente militante de ETA, que fueasesinado en la madrugada del 2

de febrero de 1980, en un atentadoreivindicado por el Batallón VascoEspañol.

Secuestrado después de lasseis de la mañana

El secuestro de Mario González,afiliado a Comisiones Obreras

El 2 de agosto de 1980, un comando de ETA secuestraba y asesinaba aMario González Blasco, de 51 años, soldador de profesión y empleado

en la empresa Agriminsa, de la localidad vizcaína de Gallarta.

MARIO GONZÁLEZ BLASCO Gallarta (Bizkaia), 2 de agosto de 1980Trabajador de Agriminsa

desde 1979, se produjo poco des-pués de las seis de la madrugada,cuando, tras finalizar su jornada detrabajo, la víctima se dirigía, abordo de un Land Rover de su pro-piedad y acompañado por otro tra-bajador de la misma empresa, a sudomicilio, en la localidad minera deSan Salvador del Valle. Mientras elacompañante era abandonado,atado al vehículo, en un monte cer-cano, el comando desaparecía conrumbo desconocido a bordo de otroautomóvil.

Poco antes de las tres de la tardese recibían en las redacciones devarios medios informativos vascossendas llamadas en las que seanunciaba, en nombre de ETA pm,el «secuestro y ejecución de MarioGonzález».

El anónimo comunicante, que pro-metió la difusión de un nuevocomunicado explicando las causasde la acción, precisó que el cadá-ver se encontraba en un barrancodel barrio de Aguinaga, en las afue-ras de Eibar, añadiendo la referen-cia al lugar donde en febrero apa-reciera el cuerpo sin vida de JesúsMaría Zubikarai.

Para esa hora, un vecino del barriode Aguinaga había descubierto yael cadáver y dado aviso a la PolicíaMunicipal. El cuerpo de MarioGonzález presentaba variosimpactos de bala, uno en la cabe-za, con orificio de entrada a la altu-ra del pómulo derecho, y el resto enel tórax, cerca del corazón, todosellos mortales de necesidad.

Fotografía de Zubikakai

El cadáver tenía prendida en laropa una fotografía de Zubikarai,que hacía justamente seis meseshabía aparecido muerto en elmismo lugar, paraje conocido conel nombre de Zubitxa.

Jesús María Zubikarai Badiola, quehabía sido encarcelado en 1975,acusado de pertenecer a ETA pm,fue secuestrado en la madrugadadel 2 de febrero en la localidad viz-caína de Ondarroa por miembrosdel denominado Batallón VascoEspañol que lo asesinaron y sucuerpo fue hallado muerto, horasdespués, en las proximidades de lalocalidad guipuzcoana de Eibar.

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Pasadas las ocho de la mañana del 3 de septiembre de 1980, uncomando de ETA asesinaba en Santurtzi a Antonio Fernández Guzmán,trabajador portuario, de 37 años de edad, cuando se dirigía a pie desde

su casa hasta el puerto, por la calle del Capitán Mendizábal.

ANTONIO FERNÁNDEZ GUZMÁN Santurce-Santurtzi (Bizkaia), 3 de septiembre de 1980Trabajador portuario

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El proyectil le alcanzó atrave-sándole la cabeza y provocan-

do su muerte en el acto. El cadá-ver permaneció en el suelo duran-te dos horas hasta que el juezordenó su levantamiento.

El autor del atentado aprovechó laconfusión para huir en un automó-vil que le esperaba en una de lascalles del pueblo.

El capitán Altuna estaba destinadoen la compañía de la ReservaGeneral de Miranda de Ebro, peroacudía todos los años a Erentxun,localidad de donde era natural sumujer, para pasar las fiestas.Según señalaron varios vecinosdel pueblo, estaba amenazadodesde hacía cuatro años, coinci-diendo con su permanencia enVitoria como teniente durante lossucesos del 3 de marzo de 1976,en que perdieron la vida cinco tra-bajadores durante una huelgageneral. Posteriormente se trasla-dó a Leganés (Madrid) y hacíacuatro meses fue destinado a lacompañía de la reserva enMiranda de Ebro.

Funeral en la catedral de Vitoria

Dos días después, el 8 de sep-tiembre se celebraba su funeralen la catedral de Vitoria. El actoreligioso, se desarrolló sin inciden-tes. Antes de que comenzase, unode los hijos del fallecido pidió quese guardase silencio durante laceremonia y una vez finalizada lamisma. A la salida del templo, vigi-lado estrechamente por efectivosde la Policía Nacional, no se escu-chó grito alguno ni se corearonconsignas.

Durante la homilía, el oficiante serefirió a la esterilidad de loscomentarios de cualquier tipo, yseñaló que «el mal es profundo yno valen los remedios superficia-les que estamos aplicando de unlado y de otro. Es necesario bus-car la raíz del mal y un remedioprofundo».

En la ceremonia, a la que asistie-ron 1.500 personas, estaban pre-sentes, el delegado del Gobiernoen el País Vasco, el generalSantamaría, los gobernadoresciviles de Burgos y Alava; el alcal-

Como cada mañana, AntonioFernández Guzmán, conduc-

tor de carretilla mecánica de eleva-ción y transporte, se dirigía a esahora caminando desde su domici-lio, en el número 4 de la calle de laVirgen del Mar, de la localidad viz-caína de Santurtzi, a los muelles dela localidad marinera vizcaína.Cuando circulaba por la calle delCapitán Mendizábal, de la esquinade la calle de Juan XXIII salierondos desconocidos, encapuchados,que le estaban esperando, y aescasa distancia le dispararon cua-tro tiros de pistola que le alcanza-ron en el tórax y cuello, provocán-dole la muerte casi instantánea-mente.

Dando muestra de gran serenidad,los agresores huyeron del lugar abordo de un Simca 1200, color rojo,matrícula 131-4522-S, que al pare-cer había sido robado horas antes.Participó también en el atentado,aunque en calidad de apoyo, unsegundo comando que ocupabauna furgoneta DKW, de color ama-rillo.

Minutos después de producirse elatentado llegaron al lugar delmismo dotaciones de la PolicíaNacional y Cuerpo Superior dePolicía, que recogieron junto alcuerpo de Antonio FernándezGuzmán, ya cadáver, cuatro cas-quillos de munición calibre 9 milí-metros parabellum, marca Geco,empleada habitualmente por ETA.

Mientras se realizaban las prime-ras gestiones policiales se dio la

circunstancia de que pasaba por ellugar del atentado NicolásFernández Guzmán, uno de loscinco hermanos de la víctima, queconmocionado se enteró de la noti-cia al descubrir, en medio de uncorro de curiosos, el cuerpo sinvida de su hermano tendido sobrela calzada.

Tras señalar que no se explicabalos motivos por los que habíanmatado a su hermano. NicolásFernández Guzmán declaró a losinformadores: «No tenía ningúntipo de militancia política ni sindi-cal».

Había sido acusado deconfidente hacía ocho meses

Sin embargo, hacía aproximada-mente ocho meses AntonioFernández había sido acusada de«confidente» en una serie de pas-quines que aparecieron pegadosen las paredes de los muelles deSanturtzi.

Al conocer, por compañeros de tra-bajo, la existencia de los carteles,Antonio Fernández Guzmán califi-có de «falsas» dichas acusaciones.

Horas después del atentado, en eldiario Egin se recibía una llamadaanónima, por la cual ETA reivindi-caba su asesinato

BASILIO ALTUNAFDEZ. DE ARROYABE Erentxun (Alava), 6 de septiembre de 1980

Policía Nacional

A las diez y cuarto de la noche del sábado 6 de septiembre de 1980,ETA pm asesinaba en la localidad alavesa de Erentxun al capitán de lapolicía nacional, Basilio Altuna Fernández de Arroyabe. Un joven con

camisa verde se le acercó mientras presenciaba el baile en la plaza deErentxuri y efectuó un disparo contra él.

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El atentado se produjo en elnúmero 11 de la calle de Santa

María, donde estaba situada la far-macia. A esa hora, y según diversostestimonios, un hombre, como deunos cuarenta años, y una mujer,que representaba en torno a losveinticinco, entraron en el estableci-miento con un paquete bajo elbrazo. Indicaron que deseabanhacerse un análisis y preguntaronpor el señor Urquizu. Al parecer, enaquel momento no había ningúncliente en el interior.

Cuando José María salió de la tras-tienda, donde tenía instalado ellaboratorio de análisis, los dos des-conocidos esgrimieron sendas pis-tolas y le dispararon, a muy escasadistancia, dos tiros que le alcanza-ron en la nuca, produciéndole lamuerte instantánea.

Testigos presenciales, empleadosde las tiendas situadas frente a lafarmacia, indicaron que escucharondos detonaciones seguidas y luegovieron cómo un hombre, que llevabaaún en la mano la pistola, que envol-vía con un jersey, y la mujer, a caradescubierta, se dirigieron a pie por la

misma acera de la farmacia hacia uncallejón existente a la izquierda delestablecimiento, entre la parte deatrás de la iglesia que da nombre ala calle y una joyería contigua a lafarmacia. En un recodo existente enla calle de Ambrosio de Meabe, jus-tamente en la parte de atrás del edi-ficio que alberga al establecimientofarmacéutico, esperaba a los miem-bros del comando una tercera per-sona a bordo de un Seat 124, matrí-cula SS-2766-A, de color blanco,que había sido sustraído una horaantes a punta de pistola en el centrode Durango, con el que se dieron ala fuga con dirección desconocida.

La policía encontró en el interior dela farmacia dos casquillos de muni-ción calibre 9 milímetros parabe-llum, respectivamente, marcas SF ySB, lo que hace suponer que en elatentado los dos miembros delcomando agresor usaron sus pisto-las casi al mismo tiempo.

José María Urquizu Goyoaga, de 55años de edad, era natural de Durangoestaba casado, tenía cinco hijos.Estaba destinado en Burgos y estacircunstancia le obligaba a permane-

Hacia las doce menos cuarto de la mañana del 13 de septiembre de 1980,ETA asesinaba en la localidad vizcaína de Durango a José María Urquizu

Goyoaga, teniente coronel del cuerpo de Farmacia, en un atentado perpetrado por dos personas que en el interior de la farmacia de su

propiedad le dispararon, casi a bocajarro, dos tiros de pistola.

JOSÉ MARÍA URQUIZU GOYOAGADurango (Bizkaia), 13 de septiembre de 1980 Militar (Teniente coronel)

de de Vitoria, el nacionalista JoséÁngel Cuerda; el presidente deUCD del País Vasco, Jesús MaríaViana, y representantes del PSOEy AP.

Una hora antes de que se celebra-se el funeral, el cadáver del capitánAltuna había sido inhumado en elcementerio de Santa Isabel, deVitoria. El féretro fue conducidodesde la capilla ardiente, instaladaen el Gobierno Civil de Alava, hastael cementerio en furgón fúnebre,siendo introducido en el panteónfamiliar en presencia de su viuda ehijos, así como de las autoridadesmilitares y civiles que acudieronposteriormente al funeral.

ETA pm se responsabilizó el domin-go de este atentado en llamadatelefónica a medios informativosvascos.

La familia del capitán Altuna pidióexplicaciones a sus asesinos

Tres días después del asesinato deBasilio, su viuda e hijos remitierona los medios informativos vascosuna carta en la que emplazaban alos asesinos para que demostrasenlas acusaciones vertidas contra elfallecido. ETA pm acusa al capitánAltuna de ser responsable de larepresión de Vitoria en marzo de1976 y de participar en actividadesde organización de la ultraderecha.En la carta, la viuda e hijos delcapitán subrayaban que ETA pm noescapa a las contradicciones queparalizan a la sociedad, y que lacomplejidad de los problemasactuales no puede resolverse en

una película de buenos y malos.

«Bien sabemos», proseguía lacarta, «que nuestra verdad pocopodrá hacer contra la gran mentiraque lleva el sello de una organiza-ción tan prestigiada, pero no porello vamos a callar». Tras indicarque el servicio de información deETA pm ha contado con largosaños para elaborar datos en torno ala figura del capitán Altuna -«aun-que no se ha preocupado de hacer-lo con objetividad»-, se reconoceque participó en las jornadas defebrero y marzo de 1976 en Vitoria,en que resultaron muertos cincotrabajadores.

Sin embargo, el texto añade: «Unainvestigación clara y fiable demos-traría, sin embargo, que su actua-ción estuvo dirigida en todomomento a evitar cualquier enfren-tamiento». “Hacer responsable aun teniente de aquel período negroes hacer gala de un simplismo queno podemos permitirnos».La familiadesmiente asimismo la acusaciónde que fuese organizador de lasactividades de la extrema derecha,señalando que constituye unaafrenta a su propia dignidad.«Emplazamos públicamente a ETApm a que proporcione datos signifi-cativos de las supuestas activida-des de nuestro padre, que, al pare-cer, eran tan bien conocidas.Estamos por una sociedad de per-sonas libres y en plena capacidadde convivencia».

ETA guardó silencio.

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a la puerta trasera, se acercó a la barra,tomando una consumición. Instantesdespués, y mientras Laura ArrietaLarreate, de quince años de edad, hijade los propietarios del bar, recogía losplatos de las mesas para llevarlos a lacocina, alguien volvió a golpear con losnudillos en la puerta trasera.

La joven, pensando que se trataría delcliente que acababa de abandonar elbar o bien de algún comensal asiduollegado con retraso, abrió la puerta,pudiendo ver a dos jóvenes, vestidosambos con camisa a cuadros y cha-queta oscura. Sin mediar palabra, losdos desconocidos se dirigieron a lamesa en que comían los guardias, ysacando sendas metralletas lanzaronvarias ráfagas que alcanzaron de llenoa los cuatro comensales. Todos ellosfallecieron en el acto. El propietario del vehículo utilizado fuehallado atado y amordazado en unmonte cercano a la localidad guipuzco-ana de Elgoibar

Fuertes controles en las carreteras

Los miembros del comando salieroncaminando, según pudo constatardesde el balcón de la primera planta deledificio en que se encuentra el bar otromiembro de la familia Arrieta, desapa-reciendo por la primera bocacalle, queva a desembocar al paseo principal delpueblo. La nota facilitada tres horasdespués por la comandancia de laGuardia Civil precisa que los agresoreshuyeron a bordo de un vehículo apar-cado en las inmediaciones, y que en elinterior del restaurante fueron halladosmás de veinte casquillos de bala calibre9 milímetros parabellum, marca SF,

munición habitualmente utilizada porETA.

Los guardias civiles muertos fueron:Antonio García Argente, de veinteaños, soltero, natural de Manises(Valencia); Mariano González Huergo,de veinticinco años, soltero, natural deSantander; Miguel HernándezEspigares, de veintitrés años, soltero,natural de Guadix (Granada), y AlfonsoMartínez Bella, de veintidós años, natu-ral de La Coruña, casado, y cuya mujeresperaba su segundo hijo.

Se da la circunstancia de que la madredel primero, ignorante de lo ocurrido,telefoneó desde Valencia poco des-pués del atentado, intentando conectarcon el cuartelillo. Sin embargo, por unerror, marcó otro número muy similar,que corresponde precisamente a laconsulta de uno de los tres médicos delpueblo, que justamente en esemomento estaba atendiendo a las vícti-mas del atentado. Fue al comunicárse-le esta circunstancia como la madre deAntonio García tuvo conocimiento delametrallamiento en el que había muer-to su hijo.

Nada más conocerse el atentado fue-ron instalados controles en la mayoríade las carreteras de Bizkaia yGipuzkoa, mientras que un helicópterode la Guardia Civil sobrevolaba la zona.Un equipo especial, con perros policías,rastreaba los montes cercanos, bus-cando, al parecer, al propietario delcoche en que habían huido los miem-bros del comando, y que se suponíahabía sido abandonado en algún para-je de la comarca.

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cer parte de la semana en aquellacapital. En la farmacia de su propie-dad, que regentaban su hermano ysu cuñada, realizaba análisis, todoslos sábados por la mañana.

Las mismas personas indicaronque, pese a ser presidente de laSociedad de Pesca y Caza y delClub Alpino de Durango, la víctimaera poco amiga de alternar.«Pasaba bastante inadvertido en elpueblo». No se le conocían afinida-des con ningún grupo político. El

alcalde de Durango, FranciscoZubicarai, afirmaba tras el atentadoque José María Urquizu «era unapersona normal, seria y respetada».

Al poco tiempo de conocerse la noti-cia, todas las farmacias de la zonadel Duranguesado, incluidas las deguardia, cerraron en señal de con-dena del atentado. El Ayuntamientode la localidad, reunido con carácterde urgencia, condenó el asesinato ehizo un llamamiento a la paz ciuda-dana.

El atentado se produjo en el interiordel bar-restaurante Arrieta, distante

unos doscientos metros del cuartel dela Guardia Civil de la mencionada loca-lidad. El bar tiene una entrada principalque da a la calle de Oquendo, y otra enla parte de atrás del restaurante. Laentrada principal suele cerrarse hacialas 14.30 horas, en que habitualmentetodos los clientes asiduos -unos veintelos días de mayor concurrencia, entre

ellos siete u ocho guardias- ya hancomido o lo están haciendo en esosmomentos.

A las 14.40 del 20 de septiembre de1980 se encontraban en el interior delrestaurante siete personas: los cuatroguardias civiles y tres carteros de lacomarca. La puerta principal estaba yacerrada cuando un joven de unos vein-ticinco años, tras llamar con los nudillos

Poco después de las dos y media de la tarde del 20 de septiembre de1980, ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Markina a los

guardias civiles Mariano González Huergo, Miguel HernándezEspigares, Alfonso Martínez Bella y Antonio García Argente, mientras comían en un bar cercano al cuartelillo de Markina.

MARIANO GONZÁLEZ HUERGO MIGUEL HERNÁNDEZ ESPIGARESALFONSO MARTíNEZ BELLAANTONIO GARCÍA ARGENTE

Marquina-Markina (Gipuzkoa), 20 de septiembre de 1980Guardias Civiles

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La inexistencia de casquillos debala en el interior del vehículo yotros datos señalan la posibilidadde que José Ignacio fuera asesina-do en lugar distinto del coche en elque apareció su cadáver. En elmomento de ser encontrado-pocos minutos antes de la una dela madrugada, el cadáver estabafrío.

Su cadáver fue colocado, por lamañana, en la capilla del hospitalSantiago Apóstol, donde perma-neció hasta la hora del funeral,que tuvo lugar al día siguiente enla parroquia de San Mateo, de lacapital alavesa. El entierro se

celebró a las 9.30 horas en elcementerio de Santa Isabel, deesta ciudad. ETA político-militarse responsabilizó del atentadopor medio de llamadas a mediosinformativos de Bilbao.

José Ignacio Ustaran, de 41 años,trabajaba en una empresa y eraperito industrial. También realiza-ba labores de tasador de coches.Sus vinculaciones con la ciudaderan intensas, y se da la circuns-tancia de que un hermano suyo ysu padre son militantes destaca-dos del PNV y otro hermano es, alparecer, simpatizante de laizquierda abertzale.

Fuerzas de la policía se trasla-daron al lugar citado en las lla-

madas y comprobaron que el avisoera cierto.

Taxistas de la localidad deErenteria manifestaron que BenitoMorales llevaba trabajandomuchos años en dicha zona y queno se le conocía ideología ni acti-

vidad política alguna. Tenía laplaza de taxi en la calle Viteri, deErenteria, aunque también hacíarondas por la zona.

Fuentes policiales informaron queen el interior del coche se encon-traron varios casquillos de bala decalibre nueve milímetros parabe-llum, munición utilizada habitual-

El 2 de octubre de 1980, ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana deErrenteria al taxista Benito Morales Fabián. Benito, de 40 años, fue

encontrado muerto en el interior de su vehículo después de que se reci-biera una llamada en la comisaría de policía de San Sebastián anunciandoque había un cadáver en el taxi aparcado frente a una tienda de deportesde Erenteria. La llamada fue realizada por una persona que dijo ser porta-voz de ETA militar. Otra comunicación similar se recibió en el diario Egin.

BENITO MORALES FABIÁNRentería-Errenteria (Gipuzkoa), 2 de octubre de 1980 Taxista

Su cuerpo apareció muerto a pri-mera hora de la madrugada del

30 de septiembre, con un balazoen la cabeza, junto a la sede deUCD, en los asientos traseros deun automóvil Chrysler 150, de colorblanco, matrícula VI-5514-E.

Los hechos se iniciaron a lasnueve de la noche del 29 de sep-tiembre, cuando una joven llamó ala puerta del piso donde residía lavíctima, en la avenida de Gasteiz.Tras mostrar una caja que lleva-ban, entraron en la vivienda y obli-garon a José Ignacio a tenderse enel suelo. A continuación condujerona Rosario Muela y a los cuatrohijos del matrimonio a una habita-ción. La esposa y concejala cen-trista preguntó qué iban a hacercon su marido. Uno de los jóvenescontestó que debían hablar y queluego decidirían.

También procedieron en esemomento a cortar el teléfono yadvirtieron a la señora Ustaranque no avisara a la policía hastalas doce de la noche. Pasadosdiez minutos, Rosario abrió lapuerta de la dependencia dondeestaba recluida y comprobó que

los tres jóvenes habían desapare-cido y se habían llevado a suesposo. No se conocieron loshechos ocurridos hasta las diez y,media de la noche, hora en que elTalbot VI-5514-E, propiedad delfallecido, apareció en el acceso aun aparcamiento existente bajo eledificio donde está la sede deUCD.

Uno de los usuarios del estaciona-miento, al ver que el turismo obs-truía el paso y encontrándolo abier-to, lo apartó a empujones, sinadvertir que en su parte traseraestaba el cadáver de la víctima. Fuepoco después cuando, al observarque había una persona dentro delcoche, que permanecía parado endoble fila, vio el cuerpo sin vida.Este presentaba dos impactos debala, uno en la cabeza y otro en laespalda, sin que se encontrarancasquillos en el turismo.

Es posible que José Ignacio fueraobjeto de varios disparos, ademásdel que presentaba en la cabeza,ya que tanto sus ropas, especial-mente a la altura del pecho, comolos asientos del vehículo aparecíanmuy ensangrentados.

El 29 de septiembre de 1980, ETA asesinaba a tiros en Vitoria, a JoséIgnacio Ustaran Ramírez, miembro del comité ejecutivo de Unión deCentro Democrático (UCD) y esposo de la concejala centrista María

Rosario Muela.

JOSÉ IGNACIO USTARAN RAMÍREZVitoria (Alava), 29 de septiembre de 1980Político de UCD

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Los inspectores procedían delAyuntamiento de Durango, donde

en ocasiones acudían para realizar latramitación del documento nacionalde identidad. Las primeras investiga-ciones indican que al menos dos delos tres policías fueron rematadoscon disparos en la cabeza.

El atentado se produjo hacia las13.20 horas. Minutos antes, el subco-misario y el inspector del CuerpoGeneral de Policía Sergio CanalCanal y José Antonio MerencianoRuiz abandonaron el Ayuntamiento.Entre calles, se dirigían -a bordo deun Seat 124 de color azul, matrículaVI-5713-C, sin distintivos, que condu-cía el policía nacional JesúsHernando Ortega- hacia la avenidade San Agustín, como se denomina asu paso por el casco urbano la carre-tera nacional Vitoria-Bilbao, paratomar la dirección hacia esta últimacapital, donde estaban destinados.

El vehículo debió detenerse en elsemáforo en rojo situado al final delpuente de San Agustín, que desem-boca en la avenida del mismo nom-bre, con la que forma cruce. Pareceque fue en este momento cuando,

desde ambos lados del coche, tresjóvenes encapuchados dispararon,con fuego cruzado, varias ráfagas demetralleta contra los ocupantes.

Según las primeras investigaciones,únicamente el inspector MerencianoRuiz, que ocupaba el asiento trasero,reaccionó y pudo hacer uso del revól-ver, con el que realizó un disparo.Herido de muerte el chófer, el vehícu-lo que ocupaban, sin control, cruzó laavenida de San Agustín y se detuvoen la acera al lado de la iglesia delmismo nombre, a unos diez metrosdel lugar del atentado.

Las víctimas fueron rematadas abocajarro

En ese momento, los miembros delcomando se acercaron al coche ycasi a bocajarro hicieron disparos depistola a la cabeza de las víctimas, afin de rematarlas. Posteriormente,todo el comando, que podría estarintegrado por cinco o seis personas,se dio a la fuga en dirección a Vitoriaen dos coches: un Seat 850, matrícu-la B1-135.518, y un Seat 124, colorbeis, matrícula BI-5.816-I, sustraído apunta de pistola en las proximidades

Hacia la una y veinte minutos de la tarde del 3 de octubre de 1980, dosinspectores de policía y un miembro de la Policía Nacional fueron asesinados por un comando, de ETA que les ametralló en Durango

cuando se dirigían a Bilbao en un coche no oficial.

JESÚS HERNANDO ORTEGAJOSÉ ANTONIO MERENCIANO RUIZSERGIO CANAL CANAL

Durango (Bizkaia), 3 de octubre de 1980 Policías Nacionales

mente por ETA. Sin embargo, nose conocen datos concretos sobrela forma en que se produjo el ase-sinato del taxista. El vehículo esta-ba aparcado en una calle muycerca de la carretera general aFrancia, que cruza la población deErenteria.

Hacia las nueve de la noche, eljuez de guardia levantó el cadáver,que fue trasladado al depósito delcementerio de la citada localidad.Benito Morales estaba casado ytenía tres hijos.

Dispararon al taxista en elinterior de su coche

Se cree que recibió el disparocuando se encontraba sentado enel taxi, ya que no se han encontra-do restos de tierra en la indumen-taria del cadáver.

Pese a que no se conocen las cir-cunstancias en que se produjo lamuerte, se cree que el taxista reci-bió el disparo cuando se encontra-ba en el interior del vehículo, yaque no se han encontrado restosde tierra en la indumentaria delcadáver. Este último fue encontra-do en el maletero del taxi.

Los hecho sucedieron cuandounos jóvenes entraronen un

estanco bilbaíno y dispararon, sinmediar palabra contra el ciudada-no jubilado ramón Coto.

Laa acción terrorista iba dirigida, alparecer, al propietario del estanco,pero los asesinos confundieron aRamón Coto, con elpropietario delestanco y le dispararon varios tiros

hiriéndole gravemente.

De inmediato fue trasladado enambulancia hasta el hospital deBasurto, pero, a pesar de los inten-tos por salvarle la vida, sus heridasfueron mortales de necesidad.

El jueves 2 de octubre de 1980 fallecía el anciano Ramón Coto Abad,jubilado, que había sido herido gravemente en un atentado ocurrido el

viernes, 26 de septiembre en un estanco de Bilbao.

RAMÓN COTO ABADBilbao (Bizkaia), 2 de octubre de 1980Jubilado asesinado por error

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Los asesinos huyeron en unvehículo Simca-1200, de color

blanco, que poco después fueencontrado en el puerto deOpacua, de la carretera comarcalde Salvatierra a Mesta. La matrí-cula del vehículo utilizado en elatentado, N-2508-D, resultócorresponder a un coche CitroënGS; la auténtica es la de VI-2104-B. El Simca había sido sustraído apistola en Vitoria.

Los guardias fallecidos fueron elcabo primero José Luís VázquezPlatas. Era natural de Ois Coiro(La Coruña) y estaba casado conuna mujer de Mieres que se encon-traba embarazada. El guardia pri-mero Avelino Palma Brioa eranatural de Olivenza (Badajoz),estaba casado y tenía dos hijos dedos y tres años.

Ángel Prado Mella, era natural deSobrado de los Monjes (LaCoruña).

José Luís Vázquez residía desdehace dos años en Álava, Avelino

había sido trasladado reciente-mente de Burgos y Ángel se habíaincorporado hacía escasos mesesal servicio.

Los guardias se encontrabansobre sus motos y el primero con-versaba con el director de la carre-ra segundos antes de abrirse lamarcha. Numeroso público sehabía concentrado en la antiguatravesía de la carretera N-1 dondeestaba la salida.

Esta circunstancia implicó que sepudiera observar cómo los agreso-res salieron de entre el público y seacercaron a sus víctimas. Al oírsela detonación se estableció unagran confusión, e incluso el presi-dente del Club Ciclista deSalvatierra, Laurentino Gorospe,resultó herido en un dedo. La prue-ba ciclista era uno de los primerosfestejos de las fiestas patronalesde Salvatierra, población de unos2.000 habitantes situada en la lla-nada alavesa al oeste de Vitoria.

Desde primeras horas de la tarde

del lugar del atentado a su dueño,Emilio Román García.

Cuando las primeras personas seacercaron al vehículo tiroteado paraauxiliar a sus ocupantes, el inspectorMerenciano Ruiz era ya cadáver. Elotro inspector y el policía nacional,heridos de suma gravedad, fuerontrasladados en ambulancias al hospi-tal civil de Bilbao, donde el último deellos ingresó cadáver. El inspectorSergio Canal Canal falleció mediahora más tarde, cuando era interveni-do quirúrgicamente de las gravesheridas sufridas.

La policía encontró en el lugar delatentado casquillos de munición FN 9milímetros parabellum. El vehículoocupado por las tres víctimas presen-taba al menos 36 orificios de bala ytenía destrozadas todas las lunas.

Todos los primeros días de mes, elsubcomisario Sergio Canal y el ins-pector José Antonio Merenciano setrasladaban a Durango con el fin deatender la oficina de tramitación deldocumento nacional de identidadque, con ese carácter eventual, esta-ba instalada en el Ayuntamiento de lavilla.

En el tablón de anuncios delAyuntamiento, como venía siendohabitual cada mes, se había avisadodías antes a los interesados que laoficina del documento nacional deidentidad estaría abierta al público losdías 1, 2 y 3 de octubre.

Miembros de la corporación munici-pal de Durango, tras condenar el

atentado, declararon a diversosmedios informativos que discutían lanecesidad de realizar o no un plenoextraordinario en este sentido.Señalaron que desde que se consti-tuyó aquélla, cuyo alcalde pertenecíaal PNV, la violencia de ETA se habíacobrado once víctimas y se cuestio-naban la efectividad de sus acuerdosde condena.

La capilla ardiente de los policíasquedó instalada por la tarde en laJefatura Superior de Policía de Bilbaoy los cadáveres fueron velados porfuncionarios del cuerpo y policíasnacionales.

A las once de la mañana del díasiguiente, 4 de octubre se celebró, enla iglesia del Carmen, de Bilbao, elfuneral por las tres víctimas del aten-tado. Al acto asistieron el directorgeneral de Policía, José ManuelBlanco Benítez; el delegado delGobierno en el País Vasco, generalSáenz de Santamaría, que se encon-traba en Madrid, y el gobernador civilde Bizkaia, Fernando Jiménez, ade-más de otros jefes y oficiales.

Según fuentes nacionalistas próxi-mas al Gobierno vasco, ETA tratabacon estos atentados de boicotear lasnegociaciones de Garaikoetxea enMadrid. «Siempre coinciden estoshechos con actos importantes prota-gonizados por las instituciones vas-cas. Son golpes de fuerza de ETA,con los que pretenden obligar aMadrid a negociar con ellos», mani-festaron estas fuentes.

A las 16.10 horas del sábado 4 de octubre, en el centro de la villa deSalvatierra (Alava), cuando se iba a dar la salida a una prueba ciclista,

tres motoristas de la Guardia Civil de Tráfico fueron abatidos por cuatro miembros de ETA que les dispararon de cerca, produciéndoles

la muerte en el acto.

JOSÉ LUÍS VÁZQUEZ PLATASÁNGEL PRADO MELLAAVELINO PALMABRIOA

Salvatierra (Alava), 4 de octubre de 1980 Guardias civiles

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la Guardia Civil estableció varioscontroles en la carretera nacionalMadrid-Irún, en los alrededoresde Salvatierra, tanto en direccióna Irún como a Vitoria. Debido alintenso tráfico del fin de semanase formaron largas caravanas devehículos en los dos sentidos decirculación.

Los cuerpos sin vida de los guar-dias fueron trasladados seguida-mente al hospital militar de Vitoria,donde a última hora de la nochedel sábado 4 de octubre se lespracticó la autopsia. Una vez fina-

lizada los féretros fueron conduci-dos al salón del trono delGobierno Civil de Alava, donde seinstaló la capilla ardiente.

El funeral de cuerpo presente secelebró al día siguiente, domingo5 de octubre a la 13.30 horas, enla catedral de María Inmaculada,de Vitoria. Al final del acto, loscadáveres fueron trasladados asus pueblos natales.

En el comunicado emitido porETA para reivindicar el asesi-

nato de Carlos García Fernández,la banda terrorista señalaba queCarlos, a pesar de las amenazas eintimidaciones de que fue objeto,«no ha sabido aprovechar la opor-tunidad que se le brindaba de

abandonar Euskadi sur, y noshemos visto en la obligación deejecutarlo». A renglón seguido, laorganización armada amenazabaa los elementos «fascistas y cola-boracionistas del Estado opresor»para que abandonaran el territoriovasco.

CARLOS GARCÍAFERNÁNDEZEibar-Éibar (Gipuzkoa), 7 de octubre de 1980Estanquero

LORENZO MOTOS RODRÍGUEZSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 13 de octubre de 1980Militar (Teniente coronel)

El martes 7 de octubre de 1980 ETA asesinaba a tiros en la localidadguipuzcoana de Eibar, al estanquero Carlos García Fernández, al que

acusó, en el comunicado que reivindicaba su muerte, de ser confidente de la policía.

El militar asesinado se habíaincorporado al Ejército, como

voluntario, el 18 de julio de 1936, yestaba en posesión de numerosascondecoraciones, concedidas porméritos en campaña. En el momen-to del atentado se encontraba desti-nado en el Patronato de Huérfanosdel Gobierno Militar de Gipuzkoa.

Lorenzo Motos había salido de sudomicilio, en un bloque de viviendasmilitares de la avenida Sancho elSabio, vestido de paisano, pocoantes de las diez de la mañana.Tomó su automóvil, un Seat 133rojo, matrícula SS-8559-G, y se diri-gió hacia el paseo de Bizkaia, para-lelo al río Urumea, para trasladarsea los cuarteles de Loyola, donde seencuentran las dependencias delPatronato de Huérfanos. LorenzoMotos efectuaba este recorrido a lamisma hora, de modo habitual, apesar de las recomendaciones poli-ciales dirigidas a personas suscep-tibles de ser escogidas como vícti-mas de atentados.

Cuando apenas había recorrido

unos metros, el automóvil se detuvoante un semáforo, en la confluenciade la avenida de Sancho el Sabio yla plaza de Alava. En ese momento,tres hombres jóvenes que seencontraban junto al poste delsemáforo, dispararon ráfagas demetralletas contra el vehículo, yecharon a correr en dirección alpuente de María Cristina.

Lorenzo Motos recibió tres balazos,uno de los cuales le alcanzó de llenoy le destrozó el cuello, provocándo-le heridas mortales. Otros dos pro-yectiles se alojaron en el tórax. En elautomóvil se pudieron contar mástarde hasta dieciocho impactos debala en la parte delantera del ladoizquierdo.

El teniente coronel Motos quedóen el automóvil desangrándose,rodeado de curiosos, hasta queacudió una ambulancia de laAsociación de Ayuda en Carretera(DYA), avisada por un testigo delos hechos. Trasladado a la resi-dencia sanitaria de la SeguridadSocial Nuestra Señora de

A las diez menos diez de la mañana del 13 de octubre de 1980, uncomando de ETA asesinaba al teniente coronel de Ingenieros Lorenzo

Motos, de 61 años, al ser alcanzado por los disparos de tresdesconocidos, que abrieron fuego de metralleta desde la acera contra

el automóvil que conducía por una calle de San Sebastián.

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Aranzazu, ingresó cadáver.

La policía sólo pudo hacerse conseis casquillos de bala marca SF, denueve milímetros parabellum, debi-do a que algunos curiosos los habí-an recogido por su cuenta de laacera.

Los tres miembros del comandohuyeron a pie hasta un automóvilSeat 127 blanco, que luego dejaronaparcado cerca de la estación deRenfe, a unos mil metros del lugar delatentado. El vehículo fue localizadohoras después por la policía. Teníaplacas de matrículas falsas y en suinterior se encontraron las de la matrí-cula verdadera. El automóvil habíasido robado a punta de pistola a supropietario en la localidad guipuzcoa-na de Andoain el día 6 de octubre.

A la una de la tarde quedó instaladala capilla ardiente en el hospital mili-tar, donde acudieron a lo largo de latarde autoridades civiles y militarespara hacer patente su condolencia.

Multitudinario funeral

Al día siguiente, 14 de octubre, secelebraba el funeral en el temploparroquial de la Sagrada Familia,que se encontraba abarrotado de fie-les. Entre los asistentes se encontra-ban numerosos compañeros dearmas del militar asesinado.

Con anterioridad, a las doce de lamañana, se había celebrado en lacapilla del hospital militar, dondeestaba instalada la capilla ardiente,una misa privada a la que asistieronla esposa de Lorenzo Motos, sus

hijos y algunos amigos y compañe-ros allegados.

Al funeral asistieron el delegadoespecial del Gobierno en el PaísVasco, general Sáenz deSantamaría; gobernadores civil y mili-tar, jefes de Estado Mayor de la VIRegión Militar y de la zona marítima ynumerosos jefes y oficiales de unifor-me. También se encontraban presen-tes el alcalde de la ciudad, JesúsMaría Alcain, y el diputado general deGipuzkoa, Xabier Aizarna, ambos delPartido Nacionalista Vasco, así comorepresentaciones de otras fuerzaspolíticas.

Estaba casado con una navarra

Lorenzo Motos nació en Valladolid el27 de enero de 1919. Se incorporóvoluntariamente a filas el 18 de juliode 1936 y participó activamente enla campaña de Sidi-lfni. Estaba enposesión de la Cruz de Guerra, laCruz del Mérito Militar con distintivorojo, varias medallas de campaña yvarias cruces del Mérito Militar condistintivo blanco.

Casado con una navarra, deElizondo, a la que conoció mientrastrabajaba en labores de fortificaciónen el Pirineo, en los años cuarenta,el matrimonio tuvo siete hijos, de losque falleció uno. Otro hijo de LorenzoMotos fue jugador de baloncesto enel Askatuak, de San Sebastián, for-maba parte de la plantilla delCalasancio, de Pamplona, y trabaja-ba como profesor de Biología en unaikastola .

José Manuel García Cordero,delegado provincial de la

Compañía Telefónica Nacional deEspaña (CTNE), fue secuestradoLos Comandos AutónomosAnticapitalistas, cuyos miembrosabandonaron, después de asesi-narle, su cadáver en un monte pró-ximo al barrio donde residía.

Juan Manuel había salido de sudomicilio, en el número 3 de la ave-nida de Ategorrieta, del barriodonostiarra de Gros, a las siete ymedia de la mañana, como cadadía, para dirigirse a las oficinas dela Telefónica en Amara, dondedebía mantener una reunión consus colaboradores más próximos.El retraso del delegado provincialmovió a éstos a telefonear a sudomicilio, donde se les informó quehabía salido a la hora habitual.

Una llamada telefónica a la redac-ción de Bilbao del diario Egin anun-ció, a las 8.45, que el cadáver deJuan Manuel se encontraba en elmonte Ulia. Efectivamente, la pri-

mera dotación policial enviada allugar localizó su automóvil, un Seat13 1, de color beis, matrícula SS-96444, aparcado en la avenida deNavarra, al pie del monte. La poli-cía, con numerosos efectivos, ras-treó la zona sin descubrir ningunapista, mientras personal especiali-zado trataba de encontrar en elautomóvil algún indicio que permi-tiera descubrir circunstanciasesclarecedoras.

La noticia de que aún no se habíadescubierto el cadáver, difundidasobre la una de la tarde por los ser-vicios informativos de ámbito vascode varias emisoras de radio, indujoa los autores del atentado a efec-tuar quince minutos después unanueva llamada a la redacción bilba-ína de Egin, precisando el lugarexacto donde se encontraba elcuerpo sin vida de Juan ManuelGarcía Cordero.

Siguiendo estas indicaciones, lapolicía localizó el cadáver a las dosy media de la tarde, en un paraje

A las dos y media de la tarde del 23 de octubre de 1980, se encontrabaen el monte Ulía de San Sebastián, el cadáver del delegado de laCompañía Telefónica en Gipuzkoa, Juan Manuel García Cordero.

Los Comandos Autónomos Anticapitalistas, autores del asesinato, loshabían secuestrado unas horas antes, entre las siete y media y las ocho

de la mañana, cuando salía de su domicilio para acudir al trabajo.

JUAN MANUEL GARCÍA CORDEROSan Sebastián-Donostia, (Gipuzkoa), 23 de octubre de 1980Delegado de la Compañía Telefónica en Gipuzkoa

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rodeado de pinos, al final de uncamino que parte de los restauran-tes que existen en la zona.

El directivo de la Telefónica habíarecibido un balazo en la sien. En elmismo lugar se recogió un casqui-llo de bala de 7,65 milímetros.

Juan Manuel García fue sorprendi-do por los autores del atentado alabandonar el portal de su domicilioy obligado a subir a su propio auto-móvil para dirigirse a la avenidadonde luego apareció el vehículo.

El delegado provincial de laTelefónica había nacido en SanSebastián, contaba 53 años, esta-ba casado y tenía siete hijos. Habíaingresado en la Telefónica hacetreinta años, como operador técni-co, en Tolosa. Compañeros y cola-boradores destacaron su incesantededicación al trabajo, que le permi-tió acceder desde el escalón másbajo de la Compañía hasta la dele-gación provincial.

Su funeral se celebró en la intimidad

Esa misma tarde, se celebró, enuna parroquia del barrio donostia-rra de Gros, el funeral por el dele-gado de la Telefónica enGuipúzcoa, Juan Manuel GarcíaCordero. El sepelio se celebró en laestricta intimidad en el cementeriode San Sebastián.

Tres días después, el diario Egin

hacía público un comunicado en elque los Comands AutónomosAnticapitalistas manifestaban que"el delegado de la Telefónica, des-pués de ser sometido a un minu-cioso y extenso interrogatorio, ydebido a su papel en las escuchastelefónicas, fue ejecutado".

Según los Comandos Autónomos,Juan Manuel García Cordero "erael encargado de tener las listas delos teléfonos controlados, así comode mantener contactos con laGuardia Civil para el mejor funcio-namiento del control telefónico". Elcomunicado terminaba advirtiendoque esta "no pretende ser unaacción aislada, sino un aviso atodos los que colaboran con la poli-cía, tanto en controles telefónicoscomo postales".

Alas 14.40 horas, pocos minutosdespués de que se hubiera

localizado en San Sebastián elcadáver del delegado provincial dela CTNE, dos hombres jóvenes dis-pararon, en un bar de Elgoibar, con-tra Jaime Arrese, miembro de lacomisión ejecutiva provincial deUCD. Jaime Arrese había concurri-do a las últimas elecciones legislati-vas ocupando el tercer puesto en lacandidatura de su partido porGipuzkoa, y unos días después, lacomision ejecutiva de la que forma-ba parte debía pronunciarse sobrela posibilidad de que él mismo ocu-para el escaño en el Congreso delos Diputados vacante por la dimi-sión de Marcelino Oreja.

Jaime Arrese, acudía todos los díaslaborables al bar Iriondo, donde fuetiroteado, para tomar café despuésdel almuerzo.

El atentado se produjo cuando lle-vaba unos minutos en el bar, junto ala barra. Dos jóvenes irrumpieron enel establecimiento, dirigiéndosehacia donde se encontraba Jaime.De un manotazo, los agresores

apartaron a otra persona, que seencontraba casualmente junto aldirigente centrista, e hicieron variosdisparos que alcanzaron de lleno ala víctima. Arrese quedó tendidosobre la barra, sangrando en abun-dancia.

El atentado se desarrolló con granrapidez, y sólo los clientes que vie-ron las armas tuvieron tiempo paraarrojarse al suelo cuando escucha-ron las detonaciones.

El resto de los presentes, segúncomentó uno de ellos tras el atenta-do, sólo se dio cuenta de lo quehabía sucedido al ver el cuerpo deJaime Arrese derrumbarse sobre labarra del bar.

Según fuentes oficiales, el dirigentecentrista fue alcanzado por cuatrobalazos, dos de ellos en la cabeza,otro en el corazón y el cuarto en elpecho. La policía recogió posterior-mente varios casquillos de 9 milí-metros parabellum. Una religiosaque trabaja como enfermera intentóprestarle los primeros auxiliosmomentos después del atentado,

A las tres menos vente de la tarde del 23 de octubre de 1983, pocosminutos después de que se hallara en el monte Ulía de San Sebastián el cadáver del Delegado de la Compañía telefónica de Gipuzkoa, Juan

Manuel García Cordero, asesinado por los comandos AutónomosAnticapitalistas, un comando de ETA, asesinaba a tiros en Elgoibar al

miembro de la comisión Ejecutiva de UCD en Gipuzkoa y ex alcalde deElgoibar, Jaime Arrese Arizmendiarrieta

JAIME ARRESE ARIZMENDIARRETAElgoibar (Gipuzkoa, 23 de octubre de 1980Dirigente de UCD y ex alcalde de Elgoibar

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compañero y se señalaba que, parasu muerte, «no existirá nunca justifi-cación alguna». La moción decíamás adelante que el atentado con-tra Jaime Arrese había pretendidotambién rebajar y menospreciar lasinstituciones vascas, para las cua-les había sido elegido libre y demo-cráticamente.

A las 19.00 horas, en la parroquia deSan Bartolomé dio comienzo el fune-ral por el alma de Jaime Arrese. Elféretro, portado por cuatro amigos,fue introducido en el templo, mien-tras la banda de música interpretabala marcha fúnebre de Chopin en pre-sencia de más de 6.000 personasque abarrotaban la iglesia, incluido elpresbiterio, y se agolpaban en laplaza, a pesar de la lluvia.

Multitudinario funeral

Antes de comenzar el funeral ocu-paron lugares de preferenciaMarcelino Oreja, ministro goberna-dor general del País Vasco; AgustínRodríguez Sahagún, ministro deDefensa; Modesto Fraile, vicepresi-dente primero del Congreso; RafaelCalvo Ortega, secretario general deUCD; Miguel Herrero de Miñón, pre-sidente del Grupo parlamentario deUCD; Ignacio Camuñas, presidentede la Comisión del AsuntosExteriores del Congreso, así comoJosé María Benegas, secretariogeneral del PSE-PSOE el diputadodel PSOE Javier Solana, los diputa-dos nacionalistas Gerardo Bujanday Andoni Monforte, Jesús MaríaViana, presidente de la UCD vasca,y Antón Jaime, presidente del con-sejo provincial del PNV.

El oficio religioso fue concelebradopor varios sacerdotes en euskera ycastellano. En la homilía el párrocose preguntó quién ha matado aJaime Arrese, y si sólo son respon-sables los que dispararon o los queprepararon el atentado. El sacerdo-te señaló que todos tienen parte enesta muerte, «y seguiremos siendoresponsables en tanto no nos falteel valor, porque continuará la violen-cia». Señaló también más adelanteque en estos momentos en el PaísVasco debe imponerse por encimade consideraciones políticas o decualquier otro tipo, el amor a la vida,«que no será sincero mientras con-sideremos quién es la víctima antesde condenar su muerte».

Manifestación silenciosa

Terminado el funeral, los familiaresde Jaime y todos los dirigentes deUCD acompañaron al féretro, a pie,hasta el cementerio bajo una inten-sa lluvia. Entre tanto, alrededor de5.000 personas participaron en unamanifestación silenciosa que partióde la parroquia para dirigirse hastael bar Iriondo, donde fue tiroteadoJaime Arrese, y regresar a la plazade Los Fueros, donde se disolvió sinincidente alguno frente alAyuntamiento. La marcha habíasido convocada por el PNV, el PSE-PSOE y el Partido Comunista deEuskadi.

pero sólo pudo constatar su falleci-miento. El cadáver fue trasladado,dos horas después, al domiciliofamiliar, donde quedó instalada lacapilla ardiente. Por la tarde se des-plazaron a EIgoibar el diputadogeneral de Gipuzkoa XabierAizarna, acompañado de variosdiputados provinciales, así como delgobernador civil de la provincia,Joaquín Argote, y dirigentes guipuz-coanos de UCD.

Jaime Arrese, de 43 años, habíanacido en Elgoibar, estaba casado ytenía dos hijos. Trabajaba en laadministración de la empresaArriola y Compañía, situada a vein-te metros del bar Iriondo, y, al pare-cer, tenía una pequeña participaciónen su capital. Jaime había sidoalcalde de Elgoibar desde abril de1974 hasta mayo de 1977.

El alcalde en funciones de Elgoibar,José María Oruesagasti, del PartidoNacionalista Vasco (PNV), declaróque Arrese era una persona respe-tada en el pueblo y que contaba conmuchos amigos de diferentes opcio-nes políticas.

Nada más conocerse el atentado, elsecretario general de la UCD vasca,Jaime Mayor Oreja, declaró que «lamuerte de García Cordero y la denuestro compañero Jaime Arreseson dos crímenes aborrecibles. Apesar de la angustia que siento»,añadió Mayor Oreja, «debo decirque, en mi opinión, los terroristas deETA se están equivocando, y danmuestras de estar cada día másenloquecidos y desesperados».Recordando que Arrese es el

segundo dirigente centrista vascomuerto en atentado en pocos días,Mayor Oreja dijo que «debemostomar ejemplo, en estos momentos,de la serenidad de qué hacen galacontinuamente los cuerpos de laSeguridad del Estado y no acobar-darnos».

La localidad guipuzcoana deElgoibar permaneció el día siguien-te del atentado, 24 de octubre, prác-ticamente paralizada, siguiendo alllamamiento del Ayuntamiento, quedeclaró la jornada de luto comomuestra de protesta por el asesina-to La mayoría de los establecimien-tos comerciales no abrieron suspuertas. Las tiendas de alimenta-ción cerraron a media mañana y enla mayoría de los talleres y fábricasse registraron paros, incluida la fac-toría de Sigma, que cerró sus puer-tas por la tarde.

Elgoibar quedó paralizado

A las seis y media de la tarde, en elsalón de plenos del Ayuntamiento,se celebró una sesión extraordinariade las Juntas Generales deGipuzkoa (una especie de parla-mento provincial sin facultadeslegislativas), a la que pertenecíaArrese en representación de su par-tido. A propuesta del diputado gene-ral, el nacionalista Xabier Aizarna,las Juntas aprobaron por unanimi-dad, con la presencia de los gruposdel Partido Nacionalista Vasco,Partido Socialista de Euskadi,Euskadiko Ezkerra, Unión deCentro Democrático y CoordinadoraIndependiente, una moción en laque se condena el asesinato de su

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dirigieron hacia el dueño, al quedispararon varias veces.Seguidamente huyeron a pie, sesupone que en dirección a algúncoche que estaría esperándoles.

En el momento de producirse elatentado se encontraban en el barmedia docena de personas, algu-nas de las cuales se marcharoninmediatamente. Amigos y clientesde la víctima manifestaron despuésque aquella era una buena perso-na, muy trabajadora, y a quien nose conocían ideas políticas. Uncamarero que presenció el atenta-do sufrió una fuerte crisis nerviosa,

y fue necesario administrarle uncalmante.

La policía recogió cinco casquillosde bala, calibre 9 milímetros para-bellum, en el lugar de los hechos.El cuerpo de Juan CarlosFernández fue trasladado directa-mente al depósito del cementeriomunicipal, y ni siquiera fue trasla-dado previamente a la residenciasanitaria, ya que falleció en elacto.

Juan Carlos Fernández Aspiazu,de 31 años de edad, estaba casa-do y tenía dos hijos.

El dirigente centrista había salidode su domicilio, en la zona de

Lorea, situada en las afueras de laciudad, y se introdujo en su automó-vil, un Simca 1200. Cuando apenashabía intentado arrancar el motordel vehículo, dos hombres jóvenes,a cara descubierta, hicieron tres dis-paros y se dieron a la fuga hacia unacarretera secundaria próxima,donde les esperaba un coche roba-do poco antes, con un tercer indivi-duo al volante.

Según se pudo comprobar mástarde, Doval fue alcanzado por dosproyectiles. Uno de ellos, con entra-da en el lado izquierdo del cuello,atravesó el paquete vascular, cau-sándole la muerte casi en el acto. Labala quedó alojada en el lado dere-cho del tórax. Otro proyectil le alcan-zó en el pecho, pero chocó con unbolígrafo que llevaba en el bolsillo yno llegó a provocar herida interna.

Avisada por unos vecinos, una

A las nueve menos cinco de la mañana del jueves 31 de octubre de1980, ETA m asesinaba a Juan de Dios Doval, miembro del comité

ejecutivo de Gipuzkoa de Unión de Centro Democrático (UCD). Dos desconocidos dispararon contra él cuando había cogido el coche

para dirigirse a su trabajo en la facultad de Derecho.

Felipe Extramiana, uno de cuyossobrinos había sido víctima de

un atentado hacía dos meses, habíatrabajado hasta hacía un año en lasoficinas de la empresa Valet, SA.En el momento del atentado impar-tía clases en la escuela de forma-ción profesional de Amorebieta yera considerado como de ideología

derechista. Al parecer, se encontra-ba amenazado.Los agresores, dos jóvenes encapu-chados, huyeron a pie hacia el cen-tro del pueblo, donde tomaron unautomóvil que partió con rumbodesconocido. En el lugar del sucesofueron encontrados diez casquillosdel calibre 9 milímetros parabellum.

Los Comandos Autónomos habí-an amenazado a todas las per-

sonas vinculadas a la Telefónica,tras el asesinato del delegado dedicha compañía en San Sebastián,Juan Manuel García Cordero.

El atentado se produjo cuandoJuan Carlos Fernández se encon-traba tras la barra del estableci-miento, hablando con uno de sussocios. Dos individuos encapu-chados penetraron en el local y se

Hacia las nueve y cuarto de la noche del 23 de octubre de 1980, ETAasesinaba en la localidad vizcaína de Amorebieta a Felipe Extremiana

Unanue, profesor de formación profesional. Dos desconocidos dispararon contra él cuando aparcaba su automóvil, un Chrysler de

color amarillo, en un callejón de la calle General Mola, frente a laescuela de la localidad.

FELIPE EXTREMIANA UNANUEAmorebieta-Zornotza (Bizkaia), 23 de octubre de 1980 Profesor

JUAN CARLOS FERNÁNDEZ ASPIAZUSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 29 de octubre 1980Propietario de un bar

A las once de la noche del 29 de octubre, los Comandos AutónomosAnticaptalistas, asesinaban en San Sebastián a Juan Carlos Fernández

Aspiazu, jefe de relaciones públicas de la Compañía Telefónica y copropietario del bar Kopos, de San Sebastián. Dos individuos encapuchados, entraron a su local y le dispararon varios tiros.

Juan Carlos era también el encargado de las páginas amarillas dela Compañía Telefónica.

JUAN DE DIOS DOVAL DE MATEOSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 31 de octubre de 1980Político (Dirigente de UCD)

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En una nota difundida al díasiguiente, 1 de noviembre, la

junta de gobierno del Colegio deAbogados de San Sebastián reitera-ba su condena a cualquier tipo de vio-lencia, sin excepción alguna, espe-cialmente cuando desemboca en lamuerte de cualquier persona, penaesta que se ha abolido del sistemalegal español. La junta adoptó tam-bién el acuerdo de asistir el domingo2 de noviembre, corporativamente, ala manifestación organizada por cua-tro partidos políticos, por la paz y con-tra el terrorismo.

Un abogado donostiarra de prestigio,que ejerció responsabilidades en elárea del orden público en el ConsejoGeneral Vasco, comentó que «losatentados de ETA se parecen cadavez más a los procedimientos de losescuadrones de la muerte de algunospaíses latinoamericanos, que heconocido directamente. Primero sedispara, y después se lanza la acusa-ción como parte de un imaginario pro-ceso, cuya sentencia se ha dictadoen la sombra y sin posibilidad de ape-lación por adelantado».

El cadáver de José María Pérez deOrueta fue localizado por la policía

poco antes de la medianoche del vier-nes, después de que una voz anóni-ma hubiera comunicado por teléfonoal diario Egin que había una personamuerta en un punto de la carretera deHernani a Goizueta (Navarra).

El cuerpo del abogado presentaba unsolo orifico de bala, en la sien izquier-da, y se encontraba junto al monu-mento a un bersolari. En el lugar selocalizaron una vaina de nueve milí-metros parabellum y una bala sin dis-parar del mismo calibre.

José María, que llevaba dos añoscolegiado, había sido secuestrado ensu domicilio, de la calle de Azpeitia,en la capital guipuzcoana. Dos hom-bres jóvenes se introdujeron en lavivienda, indicando a su madre quetenían concertada una entrevista conJosé María Pérez de Orueta. Una vezse les había franqueado el paso,exhibieron una pistola anunciandoque se trataba de un secuestro.

Al abandonar la vivienda con elrehén, los dos secuestradores arran-caron el hilo telefónico y amenazarona la madre del abogado para que nodiera aviso a la policía hasta pasadastres horas.

El viernes 31 de octubre de 1980, ETA secuestraba y asesinaba al abogado donostiarra José María Pérez de Orueta, cuyo cadáver fue

encontrado poco antes de la medianoche del viernes, en lasproximidades de la localidad guipuzcoana de Hernani.

ambulancia de la Asociación deAyuda en Carretera (DYA) trasladóel cuerpo a la residencia sanitaria dela Seguridad Social Nuestra Señorade Aranzazu, donde se certificó sufallecimiento. En el lugar fueronencontrados después tres casqui-llos de bala, de 9 milímetros para-bellum, marca FN.

Juan de Dios Doval había nacido enMadrid, hacía 37 años, aunquedesde su juventud residía en SanSebastián, donde se trasladó supadre, notario, por razones profe-sionales. Era doctor en Derecho yprofesor adjunto de la facultad deSan Sebastián, actividad que simul-taneaba con la dirección de algunosasuntos en una gestoría administra-tiva que posee un hermano. Estabacasado y tenía dos hijos, de cuatro ysiete años.

Por deseo expresado con anteriori-dad a su fallecimiento, Doval fueinhumado al día siguiente, 1 denoviembre, después de celebrarseel funeral por su alma, en la locali-dad de Ezcaray (Logroño).

Juan de Dios había ingresado enUCD hacía un año, aproximada-mente. En las elecciones para elParlamento Vasco ocupó el segun-do puesto de la candidatura enGipuzkoa, después del secretariogeneral de UCD vasca, JaimeMayor Oreja.

Doval intuía un atentado

Juan de Dios Doval, por otra parte,

estaba convencido de que seríaescogido como víctima de un aten-tado, sobre todo después del asesi-nato de su compañero JaimeArrese, en Elgoibar, hacía unasemana. Así lo había confiado el díaanterior de su asesinato, el jueves,30 de octubre, a un estudiante deDerecho, con el que mantenía amis-tad, indicándole que había estable-cido o pensaba establecer contrase-ñas para franquear la entrada de suvivienda sólo a personas conocidas.

Nada más tener noticias del asesi-nato, quedaron paralizadas las acti-vidades de la facultad de Derecho.La mayoría de los estudiantes quese encontraban en las dependen-cias se reunieron en una asamblea,en la que aprobaron un comunicadomanifestando «la más absolutarepulsa y desprecio» por el atenta-do, y condenando el clima generalde violencia, con expresa mención alas «detenciones indiscriminadas».

La junta de profesores realizó simul-táneamente otra reunión. A las oncey media de la mañana, unos tres-cientos alumnos y profesores sedirigieron en manifestación silencio-sa desde la facultad, a corta distan-cia del lugar donde cayó muertoJuan de Dios Doval, hasta laDiputación Foral de Gipuzkoa,donde hicieron entrega de un escri-to de protesta.

En la sede provincial de UCD, lanoticia fue recibida con nerviosismo,consternación e indignación.

JOSÉ MARÍA PÉREZ DE ORUETAHernani (Gipuzkoa), 31 de octubre de 1980Abogado

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Con Miguel Lasa fueron cinco laspersonas fallecidas a consecuen-

cia del atentado, que tuvo lugar ellunes 3 de noviembr, en el bar Haizea.

El atentado se produjo a las 23.30horas, cuando en este bar, situadoen la carretera nacional de SanSebastián a Bilbao, que cruzaZarautz por el centro, se encontra-ban unos treinta clientes. Entreellos, cinco guardias civiles de laagrupación de Tráfico, que atiendela autopista Bilbao-Behobia, vesti-dos de paisano. Al parecer, solíanacudir por la noche al estableci-miento para tomar unas copas.

El comando agresor estaba com-puesto de cuatro personas. Segúntestigos presenciales, dos indivi-duos abrieron la puerta que da a lacalle Vizconde Zolina, disparandocon metralletas durante unossegundos. Otro miembro delcomando les guardaba las espal-das en la calle, mientras un cuartoindividuo esperaba al volante de unautomóvil Renault 18, con el que sedieron a la fuga por la carretera

nacional.

Las ráfagas de metralleta acribilla-ron a los guardias civiles, que seencontraban en la barra, en torno auna máquina recreativa, con la queestaba jugando uno de ellos. Losimpactos alcanzaron también aMiguel Lasa y al camarero AntonioIzquierdo, que recibió un proyectilen el cuello, donde le quedó alojado,aunque sin interesar ningún órganovital.

Ambos salían de los servicios,donde, al parecer, Miguel Lasahabía apreciado alguna avería, quehizo notar al camarero. Los otrostres heridos civiles fueron el pesca-dor Basilio Elola, de 39 años, querecibió un tiro en la espalda;Izaskun Garmendia, de diecinueveaños, con heridas de bala en untobillo y en una ceja, y su acompa-ñante Ismael Aguirre, de veintitrésaños, con heridas también de balaen los dos pies y en un brazo. Todasestas personas, las dos últimas resi-dentes en Azpeitia, se encontrabanen la barra del bar, tomando sus

En la mañana del 4 de noviembre de 1980, Miguel Lasa Arruabarrena,camarero de 49 años, simpatizante del Partido Nacionalista Vasco, moríaen la residencia de la Seguridad Social Nuestra Señora de Aranzazu, de

San Sebastián. Lasa había recibido un balazo en la cabeza en el barHaizea, de Zarautz, en el atentado del lunes 3 de noviembre, en el que

fueron asesinados cuatro guardias civiles en Zarautz.

MIGUEL LASA URRUABARRENA

Zarauz-Zarautz (Gipuzkoa), 4 de noviembre de 1980 Camarero

El atentado se produjo un día des-pués de que 15.000 personas se

manifestaran por las calles de SanSebastián, bajo el lema «Contra elterrorismo y por la paz», convocadaspor los principales partidos políticosvascos (PNV, PSE-PSOE, UCD yEPK-PCE), ante la oleada de atenta-dos que viene produciéndose en elPaís Vasco en las últimas semanas.

Los cuatro guardias civiles muertos(los cabos Arturo López Hernández yÁngel Retamar, y los númerosModesto García Lorenzo y JulioCésar Castillejo Pérez) se encontra-ban con su compañero de la agrupa-ción de Tráfico de Zarautz, el tambiénguardia civil Nicolás Martín Maestra,que resultó herido, tomando unascopas en el bar Aizea, local que solí-an frecuentar al encontrarse cerca desus domicilios. Diez minutos antes delas doce, cuando en el local se encon-traban al menos veinticinco personas,

entraron dos individuos armados conmetralletas, y tras gritar «¡Gora ETAMilitarra!», dispararon sus cargado-res contra el grupo de guardias civi-les, que se encontraba en la barra.

En el tiroteo resultaron heridos, ade-más del guardia civil citado, AntonioIzquierdo, camarero, que recibió unabala en la garganta; Miguel Laza,camarero, con una herida grave en lacabeza; Basilio Elola, pescador;Ismael Aguirre y la joven IzaskunGarmendia. Todos los heridos fuerontrasladados a centros hospitalarios, yel que ofrecía más gravedad era unode los camareros, Miguel Lasa. Losautores del atentado huyeron en uncoche Renault 18, en el que les espe-raba una tercera persona.

A primera hora de la madrugada, elgobernador civil de Gipuzkoa, señorArgote, se dirigió a Zarautz para inte-resarse por los muertos y heridos.

A las doce menos diez 3 de noviembre de 1980 ETA asesinaba enZarautz a cuatro guardias civiles de Tráfico cuando se encontraban,fuera de servicio y de paisano, tomando unas copas en el bar Haizea,

situado en el casco urbano del pueblo. Los guardias civiles fueronametrallados por dos individuos que entraron en el bar y realizaron al

menos 35 disparos. En el atentado resultaron heridos otro guardia civily cinco vecinos del pueblo.

ARTURO LÓPEZ HERNÁNDEZ JULIO CÉSAR CASTILLEJO PÉREZ MODESTO GARCÍALORENZOÁNGEL RETAMAR NOGALES

Zarauz-Zarautz (Gipuzkoa), 3 de noviembre de 1980Guardias civiles

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En un pleno extraordinario, celebra-do nada más tener conocimiento delos hechos, el Ayuntamiento deEibar acordó condenar «esta nuevamanifestación de la barbarie terro-rista, con toda energía y sin reservaalguna». El texto de la moción fueaprobado por los corporativos delPNV, PSOE, Euskadiko Ezkerra yPCE. Los concejales de HerriBatasuna se encontraban ausentespor haber decidido en días pasadosmantenerse ajenos a la actividadmunicipal.

El Ayuntamiento eibarrés manifestó,igualmente su pésame a los familia-res de las víctimas y comparte conellos «el dolor que deben sentir consu trágica desaparición».

El comunicado del Ayuntamientopedía a los ciudadanos de Eibar quesuspendiesen sus actividadesdurante todo el día y que acudiesena los actos que se iban a organizar enseñal de repulsa por el nuevo atenta-do, que «obedece al propósito anti-

democrático y antivasco de segar,por la sangre y el miedo, la voluntadde nuestro pueblo de ganar la paz yla libertad ».

ETA m reivindicó el doble asesinato de Eibar

Al día siguiente del atentado, lospadres y hermanos de Sotero Mazo,pidieron públicamente explicacionesa los autores del atentado. Este fuereivindicado por ETA m mediante uncomunicado en el que acusaba aSotero Mazo de ser «miembro de lared de confidentes en Eibar».

«Nuestra familia», decía la cartaabierta de los padres y hermanos delpeluquero, «llegó a Euskadi hace yamuchos años y se instaló en Ermua,como miles y miles de inmigrantesque hoy sienten que esta tierra estambién suya». Por la peluqueríapasó «todo el pueblo de Eibar, lo quele granjeó simpatías y amistades quefacilitaron nuestra total integraciónen Euskadi».

Los agresores realizaron tres dis-paros que alcanzaron a Miguel,

soltero, de 55 años de edad y camio-nero de profesión, causándole la

A las nueve y media de la noche del miércoles 12 de noviembre de 1980,ETA m asesinaba a Miguel Zunzunegui Arratibel. Dos individuos encapuchados le dispararon desde la calle en el momento en que

bajaba la persiana de su domicilio, un caserío de la localidadguipuzcoana de Ataun.

MIGUELZUNZUNEGUI ARRATIBELAtaun (Gipuzkoa), 12 de noviembre de 1980Ciudadano

consumiciones. También un quintoguardia civil, Nicolás Martín, resultótambién herido de bala.

«Sólo una reacción rápida e instinti-va del resto de los clientes impidióque la carnicería alcanzase mayo-res proporciones», declaró uno delos clientes. «Y no vi nada, precisa-mente porque, al oír los disparos, noquise ni mirar. No sé si me tiré alsuelo o me desplomé. Al levantar-me, había cadáveres, sangre y untremendo desconcierto».

En la calle, y en el umbral de la puer-ta desde donde dispararon losmiembros del comando, se recogie-ron más de cincuenta casquillos de

bala, de 9 milímetros parabellum.

Algunos heridos fueron trasladadosen coches particulares al hospital dela Cruz Roja de San Sebastián, y losde mayor gravedad en una ambu-lancia.

El gobernador civil de Gipuzkoa,Joaquín Argote, se trasladó al lugarde los hechos nada más tener cono-cimiento del atentado. Aunque, porel momento, ningún grupo se hahecho responsable del ametralla-miento, algunos clientes asegura-ron haber oído «¡Gora ETAMilitarra!» («¡Viva ETA Militar!»),aunque este extremo no ha podidoser precisado.

El atentado se produjo cuando elautomóvil, en que viajaban las

víctimas, un Seat 124 Sport. matrícu-la 131-4335-1, propiedad del policíanacional, se había detenido en laconfluencia de las calles Carmen yUrquiza, cerca de la salida de lacarretera de Elgoibar. Cuatro hom-bres jóvenes dispararon con pistolascontra el vehículo, desde muy cercaalcanzando a los ocupantes, JoséAlberto y Sotero. Estos fallecieron en

el acto, según pudo constatar unsacerdote carmelita avisado poralguien que presenció lo ocurrido.

El cadáver del policía nacional fuetrasladado a San Sebastián, dondequedó instalada la capilla ardienteen el hospital militar. En el lugar delatentado la policía recogió cincocasquillos de bala de 9 milímetrosparabellum, marca SF-Gelot, defabricación francesa.

JOSÉ ALBERTO LISALDE RAMOS (Policía Nacional)

SOTERO MAZO FIGUERAS (Peluquero)

Eibar (Gipuzkoa), 6 de noviembre de 1980

Poco antes de las once de la noche del jueves 6 de noviembre de 1980,ETA asesinaba a tiros en Eibar al policía nacional José Alberto Lisalde

Ramos, de veintinueve años y al peluquero Sotero Mazo Figueras, de 35años, casado con dos hijos, cuando viajaban juntos en un coche.

TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMOTT OOMMOO IIII EE TTAA--CCOOMMAANNDDOOSS AAUUTTîÓ NNOOMMOOSS AANNTTIICCAAPPIITTAALLIISSTTAASS-- ((11998800 --1199 8833))

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bierto por unos jóvenes que dieronaviso a la policía municipal. En el lugarde los hechos se recogieron casqui-llos de bala de munición nueve milí-metros parabellum, marca FN.

La víctima había salido de casa aúltima hora de la tarde del viernes, abeber unos vinos con los amigos.Una hija menor, de quince años,certificó que le había visto regresara casa hacia las diez de la noche. Alparecer, Zorita fue esperado en elportal de su casa por el comandoque le quitó la vida.

Minutos antes de las 23.30 horas serecibía en el diario vasco Egin unallamada de un hombre que reivindi-có el atentado para «ETA militar deSanturtzi». El comunicante anónimoafirmó que ETA continuará atacan-do a Alianza Popular «si no se solu-ciona el problema de la empresaOlarra».

Natural de León, de sesenta años deedad, empleado de Altos Hornosdesde hacía 30 años, estaba casadoy tenía cuatro hijos. En el momentodel atentado se encontraba de bajatemporal por enfermedad.

Vicente había sido candidato núme-ro tres de Alianza Popular en lasanteriores elecciones al Parlamentovasco. Su familia ha afirmado notener noticia alguna de que hubierasido amenazado en ninguna oca-sión.

Tributo por la paz

Como «un tributo de sangre invo-luntario para el advenimiento de la

paz y la firme lucha contra el terroris-mo» valoraba al día siguiente delatentado Alianza Popular (AP) elasesinato, de Vicente Zorita, miem-bro de la ejecutiva de Bizkaia de estepartido y candidato a las pasadaselecciones al Parlamento vasco poresta provincia.

El día siguiente, 15 de noviembre,se celebrara el funeral por su alma,al que asistió el presidente de AP,Manuel Fraga.

Miembros del comité nacional,regional, de Bizkaia y parlamenta-rios vascos de Alianza Popular sereunieron por la tarde del sábado15, para valorar el atentado, quecalificaron de «execrable, dadas lascircunstancias, la tortura sufrida y elhecho de que la mordaza fuera unaenseña nacional. La situación».añadieron, «es ya de caos por lainoperancia del Gobierno, que nipone medios ni voluntad contra elterrorismo, contra el que hay queluchar con toda firmeza».

Antonio Merino, responsable enBizkaia de Alianza Popular, declara-ba a los medios de comunicación:«Hoy más que nunca debo pedir alos partidos que han integrado elfrente para la paz que las iniciativascristalicen en algo positivo para queno vuelvan a hablar más las metra-lletas».

muerte de forma instantánea.Miguel Zunzunegui, sin militanciapolítica conocida, que residía conuna hermana, presentaba dosimpactos de bala en la clavículaizquierda, con orificio de salida, yotra herida de bala en la cabeza,con orificio de entrada en el ojoizquierdo y salida por el occipital.

Según la versión facilitada por lahermana del camionero asesinado,los autores del atentado huyeron apie del lugar del suceso, donde fue-ron recogidos posteriormente trescasquillos de bala marca, SF, 9 milí-metros parabellum, munición quesuele emplear la organización terro-rista ETA.

Vecinos de la víctima han señaladoque el tránsito de personas por ellugar donde se produjo el atentadoa la hora de materializarse la acciónera muy escaso, por estar retrans-mitiéndose por televisión el partido

de fútbol España-Polonia. MiguelZunzunegui, no había recibidoamenazas

Tras el atentado, la familia de MiguelZunzunegui, desmintió que la vícti-ma hubiera recibido amenazas deETA Militar o de cualquier otra orga-nización terrorista.

Hacía unos meses, el automóvil deZunzunegui había aparecido condos balazos en una aleta. Pocosdías después se efectuaron dos dis-paros contra los cristales del case-río. Sin embargo, Zunzunegui norecibió ninguna comunicación sobrelos autores de estos hechos, o almenos no la reveló a sus parientesmás próximos, y los interpretó comouna gamberrada o una broma demal gusto.

Zunzunegui no pertenecía a ningúnpartido, aunque sus ideas políticasle aproximaban a la derecha.

El cadáver -que presentaba entresiete u ocho impactos de bala y

otro noveno en la cabeza, que la poli-cía cree fue el de remate- fue descu-

En la noche del viernes 14 de noviembre de 1980, ETA asesinaba enSanturtzi al militante de Alianza Popular del País Vasco Vicente Zorita

Alonso. Vicente apareció muerto, con los ojos vendados y acribillado abalazos, a las once de la noche del viernes, en el camino de Tocedo, en

las proximidades del barrio santurzano de Cabieces.

VICENTE ZORITAALONSO Santurce-Santurtzi (Bizkaia), 14 de noviembre de 1980Militante de Alianza Popular

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Aunque en un principio las circuns-tancias que rodearon los hechos

permanecieron muy confusas -llegó adifundirse la noticia de otro tiroteosimultáneo en San Sebastián-, elatentado se produjo a las 12.30 horas,cuando tres guardias civiles delServicio de Información, adscritos a lacomandancia de la capital guipuzcoa-na, llegaron en automóvil a la zonadonde se encuentra la ermita de laVirgen de Izaskun, en un monte del tér-mino municipal de Ibarra, lindante conTolosa. Los guardias iban de paisano yse ignora el motivo de su presencia enaquel paraje, aunque podría deberse aalguna falsa denuncia.

Según todos los indicios, un comandoterrorista aguardaba la presencia delos agentes. Cuatro jóvenes, en unautomóvil, fueron vistos poco antes deltiroteo en las cercanías de la ermita.

El atentado se produjo cuando losguardias, a pie, se acercaron a dosjóvenes para pedirles su identificación.Los dos individuos hicieron uso de unapistola y un revólver, alcanzando en unhombro y en la cabeza a Aurelio Prieto,que quedó herido de muerte. EduardoIzquierdo recibió también dos balazos,

en codo y glúteo derecho.

Mientras uno de los agresores se alejócorriendo hacia el lugar donde le espe-raban los otros dos miembros delcomando con el automóvil, el otro seapoderó del Seat 1430 con matrículaparticular en que habían llegado losguardias civiles, huyendo haciaTolosa. En esta localidad, cruzó variascalles con el vehículo lanzado a todavelocidad, saltándose aparatosamen-te un stop situado en un cruce múltiple,por lo que le increparon algunos vian-dantes. Poco después abandonó elautomóvil en el lugar conocido comoPrado Pequeño de Igarondo, en elcentro de Tolosa, alejándose a pie.Algunos testigos aseguraron que setrataba de un individuo muy joven, deunos dieciocho años.

Capilla ardiente en San Sebastián

Junto a la ermita de Izaskun, dondefueron tiroteados los guardias, seencontraron casquillos de nueve milí-metros, marcas FN, SB y SPC.

El cadáver de Aurelio Prieto fue trasla-dado al Gobierno Civil de SanSebastián, donde quedó instalada la

El atentado tuvo lugar pasadaslas seis de la mañana, cuando

dos Land Rover con siete guardiasciviles regresaban desde la fábricade armas Star Bonifacio Echevarría,después de haber cubierto un turnode vigilancia hacia el cuartel delcuerpo en Eibar. Al llegar a un puntode la carretera en dirección aErmua, en el que discurre paralela ymás elevada la calle Amaña, variosjóvenes abrieron fuego contra losvehículos desde la barandilla deesta última, lanzando simultánea-mente dos granadas de mano queno llegaron a hacer explosión. El pri-mer vehículo se desvió, tratando deeludir los disparos, mientras resulta-ba alcanzado en el costado izquier-do, por siete u ocho balazos, el con-ductor del segundo, Juan GarcíaLeón.

El Land Rover perdió el control y fuea estrellarse contra un poste, cin-cuenta metros más adelante. Losagresores, cuatro o seis, se dieron ala fuga en una motocicleta y en unautomóvil Citroën GS, robado pocoantes en Bergara, cuyo propietariofue abandonado en un monte próxi-mo, atado a un árbol.

Funeral en la parroquia de SanAndrés

El funeral por Juan García se celebróa las 16.30 horas, en la parroquia deSan Andrés Apóstol. Asistieron elgobernador general del País Vasco,Marcelino Oreja: el subdirector de laGuardia Civil, general GonzálezLachantra: los gobernadores civil ymilitar de Gipuzkoa; la corporaciónmunicipal de Eibar (a excepción de losconcejales de Herri Batasuna) y fami-liares del fallecido, así como numero-sos compañeros de uniforme.Durante la homilía, el capellán cas-trense, que celebró el acto religioso,se preguntó si la sangre de los guar-dias civiles asesinados resultaráredentora para el País Vasco, y pidióa ETA que deponga las armas odeclare la guerra abierta, para quepueda hacer frente en igualdad decondiciones.Juan García León, de veintiún años,era natural de Málaga, pertenecía a laGuardia Civil desde hace tres años y seencontraba destinado en Eibar desdehacíaquince meses, aunque habíasolicitado y obtenido el traslado aTenerife. Estaba soltero y se había pro-metido con una joven de Elgoibar.

Pasadas las seis de la mañana del 17 de noviembre de 1980, ETA asesinabaen la localidad guipuzcoana de Eibar al guardia civil Juan García León, de

veintiún años. Dos personas dispararon contra un convoy del citado cuerpo,en la salida de Eibar a Ermua. Los terroristas utilizaron metralletas, un fusil

repetidor tipo winchester, de grueso calibre, y escopetas con postas a modode metralla. Otros dos guardias civiles sufrieron heridas leves.

JUAN GARCÍALEÓNEibar (Gipuzkoa), 17 de noviembre de 1980 Guardia civil

El viernes 21 de noviembre de 1980, el guardia civil Aurelio Prieto, perteneciente al Servicio de Información de la Comandancia de San

Sebastián, moría en una emboscada, realizada por un comando de ETA,cerca de la ermita de Izaskun, en el término municipal de Ibarra

(Gipuzkoa). En el mismo atentado resultó herido su compañero EduardoIzquierdo.

AURELIO PRIETO PRIETOIbarra (Gipuzkoa), 21 de noviembre de 1980 Guardia civil

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El atentado se produjo cuando elautomóvil de Manuel, un Seat

600 de la Policía Municipal, sin seña-les externas, se detuvo en la con-fluencia de las calles de Easo y deUrdaneta, cediendo el paso a losvehículos de la vía principal. Dosjóvenes que esperaban en aquelpunto comenzaron a disparar contrael automóvil con una pistola y unametralleta, e inmediatamente des-pués subieron a un Seat 132 de colorgris metalizado, en el que les espera-ba al volante, un tercer individuo, dán-dose a la fuga.

El tiroteo contra Miguel Garciarenaprovocó escenas de pánico entre lostranseúntes, muchos de ellos niñosde corta edad que acudían a un cole-gio cercano. Policías municipalesque salieron de la inspección al escu-char los disparos pudieron observarla huida del comando.

Miguel Garciarena fue trasladado alcuarto de socorro, muy próximo allugar del atentado, donde se com-probó que había fallecido.Presentaba ocho impactos de bala:tres en la cabeza; cuatro, en elhemitórax, y otro más en el abdo-men. En cuanto al conductor delautomóvil, José Antonio Díaz,mecánico del Parque de la PolicíaMunicipal, fue trasladado al hospitalde San Sebastián después de quese le aplicara una cura de urgenciaen el antebrazo izquierdo, dondetiene una herida de bala con orifi-cios de entrada y salida, y en lacabeza, en la que fue alcanzadosuperficialmente por otro proyectil,a la altura del cráneo.

En el lugar de los hechos se recogie-

ron cinco casquillos de bala, de 9 milí-metros parabellum, marca SF, muni-ción habitualmente empleada porETA militar. En el asiento trasero delSeat 600 quedaron alojados unadocena de proyectiles.

Los policías municipales de servicioen aquel momento se retiraron de lacalle al conocer la noticia del atenta-do, concentrándose en la inspección,donde celebraron una asamblea. Aprimera hora de la tarde decidieronmantenerse en paro durante tres díasen señal de duelo.

En una nota difundida por los repre-sentantes laborales de estos funcio-narios se condena el asesinato deMiguel Garciarena, así como la agre-sión de que fue objeto el conductor, yse afirma que los policías municipa-les, como tales, son apolíticos y tra-bajadores al servicio del pueblo.

Los restantes funcionarios y emplea-dos municipales, en otra asambleacelebrada en el Ayuntamiento, apro-baron la suspensión de todos los ser-vicios durante dos días.

Por iniciativa del alcalde, JesúsMaría Alcaín, del PartidoNacionalista Vasco, a mediodía delmismo 27 de noviembre, se reunióun pleno extraordinario y urgente. Elpresidente, de la Corporación diolectura a un comunicado de conde-na en el que se hacían seis pro-puestas concretas. Por su parte, elportavoz del grupo Herri Batasunarecordó una moción presentada porsu grupo en una ocasión anteriorsobre las causas de la violencia, yanuncio que no condenarían lalucha armada sin analizar sus moti-

capilla ardiente. Aurelio de veintitrésaños, estaba casado y tenía una hijade corta edad. Había nacido enLlerena (Badajoz).

El guardia Eduardo Izquierdo fueingresado en la clínica de NuestraSeñora de la Concepción, de Tolosa,donde se le sometió a una interven-ción de urgencia en el codo derecho,en el que presentaba fractura y luxa-ción abierta, que no presenta peligro.Izquierdo fue evacuado del centromédico a las 19.00 horas, al parecercon destino a Madrid. Se encontrabaconsciente y comentó ante algunasautoridades municipales, que habíanacudido a visitarle, que no sentía odiohacia quienes le habían disparado porla mañana.

Funeral en el Gobierno Civil

A mediodía del día siguiente, 22 denoviembre se celebró en el GobiernoCivil de Gipuzkoa el funeral en sumemoria del guardia civil Aurelio

Prieto Prieto.

A él asistió el gobernador general delPaís Vasco, Marcelino Oreja, elgobernador civil de Gipuzkoa, PedroAróstegui; el ex gobernador de la pro-vincia, Joaquín Argote, así como elgobernador militar y otras autoridadesciviles y militares. También estabanpresentes la esposa y familiares de lavíctima y compañeros de cuerpo.

El sacerdote que realizó el oficio reli-gioso, se refirió en la homilía a lamuerte del guardia civil, que se pro-dujo en el cumplimiento de su deber.«Estamos aquí», dijo más adelante,«las mismas personas, con las mis-mas lágrimas de siempre, solamenteque en esta ocasión cambia el nom-bre del asesinado». El celebranteañadió que no bastaba con condenarestos atentados, sino que hay quetomar conciencia de este tipo dehechos.

Minutos antes de las nueve de la mañana del jueves 27 de noviembre de1980, dos miembros de ETA m asesinaban a jefe de la Policía Municipalde San Sebastián, teniente coronel del Ejército en situación de retiro,

Miguel Garciarena Baraibar, cuando se dirigía a la inspección del cuerpopara incorporarse a su trabajo. También conductor del automóvil en que

viajaba Miguel. José Antonio Díaz Montoya, sufrió heridas deconsideración. El jefe de la Policía Municipal donostiarra había

anunciado en varias ocasiones que recibía amenazas de ETA, y llegó aabandonar el País Vasco durante casi un año por este motivo.

MIGUEL GARCIARENA BARAIBARSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 27 de noviembre de 1980Jefe de la Policía Municipal de San Sebastián

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tiano del dolor, diciendo que «el sufri-miento debe servir para construir unmundo nuevo», y citando unas pala-bras de san Francisco de Asís pidióa Dios que haga de los hombres ins-trumentos de paz. Terminado elfuneral, el párroco pidió por los alta-voces que, respetando el deseo dela familia, no se alterase el carácterpuramente religioso del acto, nisiquiera al abandonar la iglesia.

El féretro fue introducido en un furgón,que lo trasladó hasta Vera de Bidasoa(Navarra), donde fue inhumano elcadáver de Miguel Garciarena en el

panteón familiar.

En torno a la parroquia de la SagradaFamilia pudieron observarse medi-das especiales de seguridad.

Por otra parte, al día siguiente delatentado, el 28 de noviembre, conti-nuó el paro, en señal de duelo y pro-testa por el asesinato, la totalidad delos funcionarios y empleados muni-cipales.

La explosión se produjo en lacalle de Ollerías, y alcanzó de

lleno a Miguel Ángel San MartínFernández, un conocido comer-ciante textil, que resultó muerto enel acto. El subcomisario de laBrigada del Cuerpo Superior dePolicía, Carlos FernándezValcárcel, que habitualmente traba-ja como escolta del senador deUCD, Domingo Álvarez Ruiz deViñaspre, resultó herido de extrema

gravedad con estallido abdominal yPulmonar y heridas, múltiples en elcuerpo. Otra persona, Joaquín,Martínez Simón, empresario textil,resultó también gravemente heridocon fracturas en ambas piernas yquemaduras en todo el cuerpo.

Según pudo comprobarse poste-riormente, el artefacto explosivoestaba situado bajo un automóvilSeat 127, alquilado, matrícula de

vaciones. Después de que los con-cejales de HB hubieran abandona-do el pleno, se acordó por unanimi-dad la condena del atentado.

La capilla ardiente con el cadáver deMiguel Garciarena fue instalada en elsalón de plenos, del Ayuntamientodonostiarra, organizándose turnos devela entre los corporativos. A las13.30 horas la viuda del, fallecidocolocó junto al féretro las condecora-ciones militares que poseía.

Miguel Garciarena, de 63 años, habíanacido en Ezcurra (Navarra), estabacasado y tenía un hijo. Voluntario enla guerra civil, era teniente coronel delEjército, de la escala B, e inspector depolicía en excedencia. Había sidojefe de la Policía Armada de SanSebastián hasta enero de 1973,fecha en que se incorporó a la PolicíaMunicipal.

Según sus propias manifestaciones,había recibido en varias ocasionesamenazas de ETA, por lo que en juliode 1979 solicitó la excedencia, parareanudar sus actividades normalespasados doce meses.

El automóvil utilizado por el comandohabía sido robado a punta de pistolaa primera hora en la calle de EuskalHerria, en la parte vieja de SanSebastián, y su propietario abando-nado atado a un árbol en un lugar cer-cano al barrio de Igara, después deque le despojaran de su documentonacional de identidad y, le amenaza-ran en caso de que diera aviso a lapolicía antes de las nueve de lamañana.

Las principales autoridades asistieron al funeral

El funeral por el alma de MiguelGarciarena tuvo lugar al mediodíaen la parroquia de la SagradaFamilia, en el barrio de Amara yestuvo repleto de público, que seencontraba repleta de público.Presidieron el acto la viuda y otrosfamiliares del jefe de la PolicíaMunicipal. Entre otras autoridades,se encontraban presentes el presi-dente del Gobierno vasco, CarlosGaraikoetxea; el delegado delGobierno en Euskadi, MarcelinoOreja, el capitán general de la VIRegión Militar, los gobernadorescivil y militar; el alcalde de SanSebastián, Jesús María Alcaín, y eldiputado general de Gipuzkoa,Xabier Aizarna, ambos del PartidoNacionalista Vasco. Entre otros diri-gentes de partidos políticos pudoverse a José María Benegas, secre-tario general del Partido Socialistade Euskadi (PSE-PSOE). Tambiénasistió gran número de militares uni-formados.

El féretro con el cadáver fue introdu-cido a hombros de policías municipa-les de diversas secciones, cubiertocon la bandera blanca y azul de SanSebastián. Para sumarse al duelohabían llegado expresamente dele-gaciones de las policías municipalesde Burgos y Canarias.

La ceremonia religiosa fue concele-brada por un hermano del fallecido,capuchino, y otros veintiún sacerdo-tes. Durante la homilía, pronunciadaen euskera y castellano, JoaquínGarciarena se refirió al sentido cris-

A las diez de la noche del jueves 27 de noviembre de 1980, una personaresultaba muerta y otras ocho heridas, dos de ellas de gravedad, comoconsecuencia de la explosión de un potente artefacto colocado bajo un

coche en una céntrica calle de Logroño. El atentado, presumiblemente, ibadirigido contra el miembro del Cuerpo Superior de Policía, Carlos

Fernández que resultó herido de suma gravedad y falleció 5 días después.

MIGUEL ÁNGEL SAN MARTÍN FDEZ Logroño (La Rioja), 27 de noviembre de 1980Ciudadano al que le explota una bomba

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Madrid 9959-DC, que quedó prác-ticamente irreconocible tras laexplosión. Hasta el momento sedesconoce la forma en que fueactivada la carga, pero su potenciafue tal que la explosión pudo escu-charse prácticamente en toda laciudad.

Los ocho heridos fueron trasla-dados al hospital de Logroño

Los heridos, ocho en total, fuerontrasladados a la residencia sanita-ria de la Seguridad Social deLogroño, donde fueron interveni-dos quirúrgicamente los dos quepresentaban mayor gravedad, elpolicía Carlos Valcárcel y el indus-trial Joaquín Martínez. Ambosmorirían posteriormente. Carlos el2 de diciembre y Joaquín el 3 deenero de 1981.

Otros heridos fueron José LuísFernández Hurtado, de pronósticomenos grave. Sufrió herida en unapierna y contusión en la cabeza;

Florencio Martín Segovia; DionisiaMarta Burgos, de 69 años, yFrancisco Usechi. Estos tres últimossufrieron heridas producidas funda-mentalmente por los cristales rotosa causa de la explosión.

Horas después del atentado huboque desalojar un edificio, debido auna falsa llamada de colocación debomba. Aparte de este incidente,que se sumó a la inquietud que rei-naba en la ciudad, apareció unsegundo coche, un Seat Ritmo,abandonado y con las luces encen-didas, en cuyo interior fue encontra-da una metralleta belga marca FNHerstal, con abundante munición,del calibre 9 milímetros parabellum.

Tanto el coche que contenía elexplosivo, matrícula M-9959-DCcomo en el que se encontró lametralleta, fueron alquilados enZaragoza.

Ignacio fue tiroteado por unosdesconocidos que entraron en el

bar Lasa, de su propiedad, cuandoéste se encontraba leyendo elperiódico en la barra y el localvacío. Lasa fue alcanzado por dosdisparos en la cabeza y murió en elacto.

El atentado se produjo a las 20.30horas, pero hasta las doce de lanoche el juez no ordenó levantar sucadáver, que fue trasladado aldomicilio de la víctima, que seencuentra en el mismo edificio queel bar. Al día siguiente, 7 de diciembre, secelebró su funeral en Azpeitia.

Los asesinos conversaron conla víctima antes de matarla

Los autores del atentado le hicie-ron varias preguntas antes de dis-pararle, según se supo tras el aten-tado, de fuentes bien informadas.

Cuando llegaron al bar Lasa, la víc-tima se encontraba sola con su tía.Los autores del atentado dijeron ala señora que pasase a un salón-

comedor contiguo y que estuviesetranquila.

Posteriormente hicieron varias pre-guntas a Ignacio y, poco después,le dispararon dos tiros a bocajarro,según impresiones médicas.

Tanto el médico como el juzgado sepersonaron en el bar pasadas lasdiez y media de la noche, ya que, alparecer, hubo problemas de comu-nicación, al arrancar la línea telefó-nica los autores de los disparos,que quedó restablecida hacia lasonce de la noche.

La tía del fallecido indicó que, alparecer, fueron dos las personasque entraron en el bar, aunque,debido al nerviosismo, no ha facili-tado demasiados detalles de losucedido.

El martes 2 de diciembre de1980, cinco días después del

atentado cometido por ETA m en lacalle de Ollerías de Logroño, en elque resultó muerto el comercianteMiguel Ángel San Martín, y herido

de gravedad, el subcomisario de laBrigada del Cuerpo Superior dePolicía, Carlos FernándezValcárcel, éste moría como conse-cuencia, de las heridas producidaspor la explosión.

A las ocho y media de la noche del sábado 6 de diciembre de 1980, los Comandos Autónomos Anticaptalistas, asesinaban en la localidad guipuzcoana de Lazkao a Ignacio Lasa Errezola, de 38 años de edad,

soltero y propietario de un bar en esa localidad.

CARLOS FERNÁNDEZ VALCÁRCELLogroño (La Rioja), 2 de diciembre de 1980Policía Nacional

IGNACIO LASA ERREZOLALazkao, (Gipuzkoa) 6 de diciembre de 1980Dueño de un bar

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José Javier Moreno, de veinticin-co años, que solía ir con fre-

cuencia y a la misma hora al citadobar, murió en el acto, ya que los dosasesinos le dispararon un tiro en lacabeza. Su novia resultó ilesa, aun-que sufrió un fue impacto emocio-nal, al haber sido ser testigo delasesinato.

En el momento en que se produjo elatentado había una docena de per-sonas en el interior del estableci-miento.

El Ayuntamiento de Eibar convocó,con carácter de urgencia, un plenoextraordinario a las nueve de lamañana del día siguiente, 12 dediciembre enel que se condenaba elatentado.

“Sé que me van a matar”

Los dos autores del atentado se diri-gieron directamente al inspector depolicía, que estaba sentado en untaburete en la barra, junto con sunovia, y le dispararon por la espal-da.

Testigos presenciales del atentadodeclararon posteriormente que

inmediatamente después de los dis-paros vieron correr a dos individuosque salieron del bar y huyeron por lacalle de Bidebarrieta.

El cadáver fue trasladado en unaambulancia a la comisaría de poli-cía de San Sebastián.

Varias amigas de la novia informa-ron que el inspector no quería com-prometerse con ella porque decíacontinuamente: «sé que me van amatar».

A su vez, un amigo del dueño delbar explicó que este local era fre-cuentado por la policía, ya que ensus proximidades se encontraba lacomisaría, que había sido traslada-da hacía tres meses.

Últimamente había disminuido laasistencia de policías, aunque JoséJavier Moreno, vinculado a la zonapor razón de su novia, seguía acu-diendo al local.

La muerte le sobrevino en la clíni-ca universitaria de Navarra,

donde se encontraba ingresado,como consecuencia de un schokséptico, originado por las heridasproducidas por la metralla.

Joaquín Martínez Simón había sidosometido a una intervención quirúr-gica, en la que fue preciso amputar-le las dos piernas a la altura de larodilla. Posteriormente, su estadose agravó, hasta que en los últimos

días entró en extrema gravedad.

El atentado, que de produjo a las diezde la noche del jueves 27 de noviem-bre de 1980, consistió en la explosiónde un artefacto situado bajo un auto-móvil, en la calle Ollerías de Logroñoy provocó la muerte del comercianteMiguel San Martín y el subcomisariode Policía Carlos Varcárcel, que juntocon Joaquín Martínez, que se encon-traba junto al lugar donde estalló labomba.

El atentado se produjo cuando lavíctima regresaba del estableci-

miento que regentaba, en el portaldel edificio donde se encuentra suvivienda.

Antonio Díaz García estaba casado,había nacido en San Sebastián el 4

de septiembre de 1950 y era propie-tario, junto a un socio, del disco-barLa Gramola, situado en la plaza dela Diputación de Errenteria. Al pare-cer, Antonio y el otro copropietariohabían decidido poner en venta elestablecimiento.

A las nueve de la noche del 11 de diciembre de 1980, un comando deETA m formado por dos jóvenes asesinaban en Eibar, al inspector de

policía José Javier Moreno Castro, cuando este se encontraba junto consu novia, en el bar Bikini, local muy frecuentado por los policías de esta

localidad guipuzcoana.

JOSÉ JAVIER MORENO CASTRO Eibar (Gipuzkoa), 11 de diciembre de 1980Inspector de policía

Poco antes de las tres de la tarde del 3 de enero de 1981, fallecía elindustrial logroñés, Joaquín Martínez Simón, que había resultado heridode gravedad el día 27 de noviembre de 1980 en un atentado perpetrado

por ETA m en la capital riojana.

JOAQUÍN MARTÍNEZ SIMÓN Logroño (La Rioja), 3 de enero de 1981Industrial

Hacia las tres de la madrugada del 5 de enero de 1981, un comando deETA m asesinaba de dos disparos en la cabeza, a Antonio Díaz García,propietario del disco-bar La Gramola de la localidad guipuzcoana de

Errenteria.

ANTONIO DÍAZ GARCÍARentería-Errentería (Gipuzkoa), 5 de enero de 1981

Dueño de un bar

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se independizó. Desde entonces tra-bajanba como autónomo en la repa-ración de persianas.

Hacia las cuatro de la tarde se recibióen la delegación de Egin en Bilbao unallamada telefónica. Un anónimo comu-

nicante, que se identificó como ETA,sin especificar rama («Aquí ETA», dijoúnicamente), dio una serie de datospara la localización del cadáver deJosé Luís Oliva Hernández, al quecalificó como «infiltrado».

Vecinos que pudieron oír las deto-naciones dieron aviso a la poli-

cía, indicando el punto en que seencontraba el cadáver.

Leopoldo García era natural deMarbella (Málaga), estaba casado ytenía una hija. Había sido destinadoal cuartel de la Policía Armada deSan Sebastián en 1943 y se encon-traba retirado desde 1974.

Junto al cadáver se encontraron cua-tro casquillos de bala de 9 milímetrosparabellum, marca SF. Para la huida,el comando, compuesto por tres per-sonas, utilizó un automóvil FordFiesta, de color marrón, matrículaSS-5744-N, que había robado apunta de pistola a su propietariosobre la una y media de la tarde,cuando se encontraba en la amplia

explanada de aparcamiento de unhipermercado en Oiartzun.

El propietario del vehículo fue encon-trado pasadas las seis de la tarde,siguiendo las indicaciones del porta-voz de ETA militar que reivindicó elatentado a través de una llamadatelefónica al diario Deia.

Se encontraba atado en la carreterade Oiartzun a Astigarraga, a unosdoscientos metros de un merenderoconocido como Txiki-Erdi.

El cadáver de Leopoldo García fuetrasladado al depósito del cemente-rio de Polloe, en la capital guipuzco-ana y el funeral por el alma del subo-ficial de policía asesinado se celebróal día siguiente, lunes 18 de enero.

El 17 de enero de 1981, ETA asesinaba en San Sebastián a LeopoldoGarcía Martín, subteniente de la Policía nacional retirado de 63 años, tras

dispararle tres tiros a bocajarro en la cabeza, provocando su muerte instantánea.

Según el médico forense, el falleci-miento debió producirse en torno a lastres horas, poco después de queAntonio Díaz hubiera cerrado al públi-co La Gramola. Los agresores leesperaron en el rellano del ascensordel inmueble, situado en el número 69bis de la avenida de Navarra, en cuyoséptimo piso residía la víctima.

El cadáver presentaba dos heridaspor arma de fuego en la cabeza, conorificio de entrada en la parte ante-

rior, que provocaron pérdida demasa encefálica y la muerte instan-tánea de Antonio Díaz.

Fuentes policiales señalaron que losautores del atentado, utilizaron en suhuida un automóvil robado una horaantes, a punta de pistola, a un vecinode Oiartzun. Tras apoderarse delvehículo, un Seat 124 matriculado enSan Sebastián, dos individuos arma-dos, abandonaron a su propietarioen una cantera.

El cadáver de José Luís OlivaHernández fue hallado por la

Guardia Civil en el interior de unvehículo Seat 124 de color azul,matrícula Bl-6044-X, abandonadoen un camino situado junto al kiló-metro 18 de la carretera comarcal6.318 que une Bilbao conBalmaseda, en el término municipalde Sodupe.

Al parecer, José Luís había sidosecuestrado previamente cerca desu domicilio. La víctima, que ocupa-ba el asiento del conductor presen-

taba un impacto de bala, con orificiode entrada a la altura de la orejaderecha y salida por la izquierda.

En el lugar del atentado se recogióun único casquillo de bala, calibrenueve milímetros parabellum, marcaS.F.

Nacido en Santander hacía 31 añosy residente en Bilbao, en calle deZabala, número 5, letra J. José LuísOliva Hernández había sido emplea-do de una empresa reparadora bil-baína hasta hacía dos años, en que

A las cuatro de la tarde del 14 de febrero de 1981, José Luís OlivaHernández, trabajador autónomo en la reparación de persianas,

domiciliado en Bilbao, fue encontrado muerto, con un tiro en la cabeza,en el interior de un vehículo abandonado en un camino vecinal delmunicipio vizcaíno de Sodupe. Una voz anónima, que se identificó

como ETA reivindicó telefónicamente el atentado al diario Egin.

JOSÉ LUÍS OLIVA HERNÁNDEZ

Sodupe (Bizkaia), 14 de enero de 1981 Trabajador

LEOPOLDO GARCÍA MARTÍN San Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 17 de enero de 1981Subteniente retirado de la Policía Nacional

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nales. Las fuerzas de seguridad habí-an pedido la colaboración de una bri-gada de especialistas en explosivos,ante el temor de que pudiera tratarse-como ha ocurrido en otras ocasionessimilares- de una trampa.

Numerosos trabajadores y técnicosde la empresa Iberduero y compañe-ros de la víctima se congregaron amedianoche en las oficinas de estaempresa en Bilbao, donde a primerahora de la madrugada del 7 de febre-ro, reinaba un ambiente de desola-ción. Un portavoz de la empresamanifestó que estaban indignadosante el asesinato, «que, sinceramen-te, no esperábamos».

Numerosos amigos y familiares setrasladaron igualmente al domiciliodel ingeniero asesinado. Horas antes,la esposa de este último había mani-festado su gran preocupación por sumarido.La organización ETA militar habíaanunciado a las 21.30 horas que elcuerpo sin vida de José María Ryanse hallaba entre las localidades viz-caínas de Zaratamo y Arcocha. Esteanuncio lo hizo poco después de emi-tir un comunicado en el que se indi-caba que la organización terroristahabía condenado a muerte al inge-niero cuando se cumplía el plazo desiete días dado para hacer efectivaslas condiciones de las que dependíala suerte del secuestrado.

ETA m afirmaba en su comunicadoque José María Ryan «ha compareci-do ante un consejo revolucionarioque le ha encontrado culpable de sercoautor en grado máximo de las deci-siones y ejecutorias llevadas a cabo

por Iberduero, SA, en la central nucle-ar de Lemóniz y, por tanto, puede serejecutado en cualquier momento apartir de esta hora».

El comunicado amenazaba también a«todos los cuadros superiores y man-dos responsables de Lemóniz», aquienes «advertía que la ejecucióndel ingeniero jefe de explotación noes un hecho aislado, sino la aperturade un nuevo frente de actuación queles afecta a todos ellos». ETA m, trasdesmentir que se habían producidointentos de negociación, acusó alGobierno español y a Iberduero de«haber vuelto la espalda a Ryan y asu familia, dejando pasar los días sincontestar a nuestro ofrecimiento depuesta en libertad».

Técnicos de Iberduero, se habíancomprometido a retrasar el fun-

cionamiento de la central en espe-ra de un referéndum

En otro párrafo, ETA m aludía textual-mente no ya a la «sentencia», sino a«este fatal desenlace». La comunica-ción de ETA m condenando a muertea Ryan, que fue conocida a través delas emisoras de radio a partir de lasocho de la noche, se extendió rápida-mente por Bilbao, suscitando reaccio-nes en las que a la indignación seunía las más de las veces la sorpresa.Los obispos de Bilbao hicieron públi-ca la siguiente nota:«Los obispos de Bilbao acabamos deconocer un comunicado terrible: JoséMaría Ryan ha sido condenado amuerte. Nos resistimos a creer que seejecute tal enormidad. Sabemos queel corazón humano es capaz de lopeor, pero también de lo mejor.

La totalidad de las fuerzas parla-mentarias coincidieron en valorar

este asesinato como un hecho deextrema gravedad. El consejero delInterior del Gobierno vasco no dudóen calificar el hecho como «inacepta-ble para un pueblo civilizado», mien-tras Txiki Benegas (PSOE) calificabaa los asesinos de «fanáticos fascis-tas», y Juan María Bandrés, diputadode Euskadiko Ezkerra, afirmaba que«ETA militar había alcanzado sumayor nivel de desprestigio».

Un disparo en la nuca acabó con lavida del ingeniero José María Ryan,cuyo cadáver, tendido boca arriba,con una venda en los ojos, las manosatadas con esparadrapo y la cabezacubierta por la gorra de su anorak, fueencontrado hacia las diez de la nochedel 6 de febrero, al borde de un cami-no forestal, a unos 250 metros de lacarretera comarcal que une las locali-dades vizcaínas de Zaratamo yAreocha.

El paraje, boscoso, de difícil acceso,parece indicar que los autores delasesinato obligaron al ingenierosecuestrado a recorrer por su propio

pie los 250 metros que separan lacarretera del pequeño desnivel, a unlado de la pista forestal, donde efec-tuaron el disparo. La bala penetró porla nuca y salió por el maxilar inferior.

A la una y media de la madrugada, eltitular del juzgado de guardia deBilbao ordenaba el levantamiento delcadáver y su traslado al depósito delhospital civil de Basurto. Apenasmedia hora antes, según un amigo ycompañero de trabajo de José MaríaRyan que había pasado las primerashoras de la noche acompañando latensa espera de la familia, la esposade la víctima, María Josefa Murua,ignoraba lo sucedido.

El contenido del comunicado de ETAmilitar avisando que Ryan había sido«condenado a muerte» sí era conoci-do desde primeras horas de la nochepor su esposa, si bien en un primermomento fue considerado más comouna amenaza que como una realidadque podría haberse producido ya.

Las fuerzas de seguridad encontra-ron en las ropas de la víctima su docu-mentación y algunos objetos perso-

El 6 de febrero de 1981 ETA militar asesinaba al ingeniero de la centralnuclear de Lemóniz, José María Ryan, a quien había secuestrado, siete

días antes, el 29 de enero en Bilbao. ETA lo mató de un tiro en la cabezacuando se cumplía el plazo de siete días que había dado para hacer

efectivas las condiciones de las que dependía la vida del secuestrado:demoler la central nuclear de Lemóniz.

JOSÉ MARÍA RYAN ESTRADAZaratamo (Bizkaia), 6 de febrero de 1981Ingeniero de la central nuclear de Lemóniz

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conocerse el fatal desenlace, unacarta abierta a los secuestradores fir-mada por los «compañeros del inge-niero secuestrado», en el que mani-festaban, en respuesta a un comuni-cado anterior de ETA m, que «en nin-gún momento hemos hecho casoomiso de vuestros comunicadosrelativos a la liberación, y por nuestraparte nos comprometemos incondi-cionalmente a garantizar el cumpli-miento de todas las decisiones ema-nadas de las instituciones represen-tativas de Euskadi, no sólo las quepueden promulgar en el futuro, sinotambién, en especial, la vigentemoción parlamentaria que condicio-na a su aprobación en previa consul-ta popular la llegada del combustiblenuclear».

Protesta de un millón de ingenieros europeos

El mismo día 6 de febrero, en que secumplían los siete días de ultimátumdados por ETA, un millón de ingenie-ros de veintiún países europeosmanifestaban su protesta por elsecuestro del ingeniero español JoséMaría Ryan.La protesta, en forma de anunciopagado, aparecía en el matutinosueco Svennska Dagbladet inserta-do por el Comité Nacional sueco dela Federación Europea deAsociaciones Nacionales deIngenieros, que integra a un millónde profesionales.Junto con la protesta por el secues-tro, los ingenieros europeos expresa-ban su solidaridad con su colegaespañol.

Diez mil personas se manifiestan

en Bilbao para pedir la libertad deJosé María Ryan

Veinticuatro horas antes de que fina-lizase el plazo dado por ETA militarpara el cumplimiento de las condicio-nes de que hace depender la suertede José María Ryan, el 5 de febrero,unas diez mil personas se manifesta-ban en Bilbao pidiendo su liberación.ETA militar, en un comunicado difun-dido el 6 de febrero, advertía nueva-mente que, de no cumplirse sus con-diciones -demolición de las obras deLemóniz- «declinaremos toda res-ponsabilidad sobre la suerte quepueda correr el arrestado». Mientrastanto, los obispos de Bilbao se suma-ban, mediante un llamamiento públi-co, a las diversas entidades que enlos últimos días han pedido la libera-ción de Ryan, entre ellas la organiza-ción Amnistía Internacional.

La manifestación iba encabezadapor la esposa del ingeniero secues-trado, acompañada por dos de suscinco hijos, y representantes de lascentrales y partidos convocantes:CC OO, UGT, ELA-STV, USO, PNV,PSOE y PC. Nicolás Redondo, TxikiBenegas, Tomás Tueros, RobertoLertxundi, Josu Sagastagoitia yRamón Jáuregui figuraban inmedia-tamente detrás de la única pancartaexhibida y cuyo escueto texto decía:«José Mari askatu» (¡Libertad a JoséMari!).

La manifestación, una de las mayo-res registrada en Bilbao desde hacíatiempo, -transcurrió silenciosamen-te. Sólo en algunos momentos enque un pequeño grupo trató de pro-vocar a los manifestantes con gritos

Todavía esperamos rezando paraque la humanidad y la sensatez triun-fen sobre la crueldad y la locura dematar a un ser humano. Volvemos ainterpelar con temblorosa firmeza aquienes tienen en sus manos la vidade un hombre y la paz de una familia:no manchéis vuestra conciencia conla sangre de un ser humano; no vio-léis la noble memoria de nuestro pue-blo; no caigáis en la vileza de con-vertiros en verdugos de vuestra pro-pia justicia; no antepongáis el fana-tismo a la grandeza de espíritu; notentéis a Dios, que es el único juez devivos y muertos».

La nota concluía con unas líneas eneuskera que decían lo siguiente:«Queridos conciudadanos, hemosoído con gran dolor que habéis juz-gado a muerte a un hombre. Contemor e incertidumbre, con miedo ydolor punzante, os decimos esto: noensuciéis vuestro corazón con san-gre; no entristezcáis a nuestro pue-blo; no tentéis a nuestro Señor».

En las últimas horas, junto a nuevoscomunicados y llamamientos de lasfuerzas políticas en favor de Ryan, sehabía dado a conocer la existenciade una carta a ETA, firmada por téc-nicos cualificados de Lemóniz, en laque, a cambio de la liberación delingeniero, los firmantes se compro-metían personal y públicamente aevitar la puesta en funcionamiento dela central mientras no se celebre unreferéndum popular sobre dicha cen-tral nuclear.En otro comunicado, fechado el día 4de febrero, pero hecho público tras elasesinato de Ryan, ETA había ase-gurado que «hoy todavía el señor

Ryan tiene todas las posibilidades desalir airoso de la situación en que seencuentra. Basta para ello queIberduero y el Gobierno españolacepten nuestro ofrecimiento». Laargumentación de ETA, dirigida enparticular contra la condena delsecuestro por parte del PNV, sebasaba en que « el día de mañana,con Lemóniz en marcha, no habríagarantías ni avalistas que puedanresponsabilizarse de un eventual eirreparable suceso de consecuen-cias nefastas».

Refiriéndose al este comunicado, lacoalición Euskadiko Ezkerra habíahecho público, poco antes de cono-cerse la condena a muerte dictadapor ETA, un llamamiento en el queinstaba a los secuestradores a«reflexionar desde sus propios plan-teamientos aparecidos en su res-puesta al PNV, sobre el servicio queel actual secuestro y la campañacontra las subestaciones, al margende su voluntad, está brindando a losintereses de los pronucleares, lo queobjetivamente redunda en apoyo aIberduero». En parecidos términos se pronuncióel Comité Ejecutivo del PartidoComunista de Euskadi, que, en unaresolución aprobada el 6 de febrero,y tras reiterar que en su día pedirá elvoto negativo a la puesta en funcio-namiento de Lemóniz, considerabaque el secuestro «constituye un granservicio y una especie de legitima-ción a los intereses de Iberduero,SA».

Por su parte, el Comité proLiberación de Ryan dio a conocertambién el 6 de febrero, antes de104 105

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Cuando hacia las 15.15 horas, yuna vez terminado su servicio,

el comisario jefe de policía, de pai-sano, José Luís Raimundo, se diri-gía a su domicilio, en el número 32de la calle Blas de Otero, en laacera de ésta, casi junto al crucecon la calle de Rafaela de Ibarra yfrente al bar ltxasbide, se le acercópor detrás un joven que le hizo unsolo disparo de pistola en la nuca.Aunque varias personas acudieronal lugar con intención de prestarauxilio al herido, fueron variosmiembros del ambulatorio de laSeguridad Social de Deusto quie-nes minutos más tarde le atendie-ron médicamente.

Con un “hilo” de vida fue traslada-do en una ambulancia al serviciode urgencia del hospital civil deBilbao, donde fallecería una horadespués, a las cuatro y media de latarde, cuando era intervenido qui-rúrgicamente.

La herida, en opinión de quienes letrasladaron al centro médico, era«mortal de necesidad», ya que elproyectil le entró por la nuca y lesalió por la frente, con desprendi-miento de masa encefálica.

El parte médico confirmaba estaapreciación: «Impacto de arma defuego con orificio de entrada a niveloccipital y salida a nivel prontopa-rietal izquierdo, con pérdida demasa encefálica».

Pese a que en el momento delatentado circulaban por el lugarbastantes personas, no se pudodeterminar con exactitud, funda-

mentalmente debido a la rapidezcon que sucedió el atentado, losdetalles del mismo.

Se cree, que el agresor, en compa-ñía de un compañero, huyeroncorriendo por la calle de RafaelaIbarra, donde, presumiblemente,les esperaba una tercera persona abordo de un coche, en el que sedieron a la fuga.

En el lugar del atentado, la policíaencontró un casquillo de municiónS/F 9 milímetros parabellum.

José Luís de Raymundo Moya, de55 años de edad, soltero, era comi-sario jefe de la comisaría del distri-to de Santiago en Bilbao.Licenciado en Derecho, entre suscompañeros era considerado comoun demócrata y un hombre liberal«que habría votado al PSOE» y semostraba defensor de las institu-ciones vascas.

Reacciones tras el atentado

Las primeras reacciones al atenta-do se produjeron una hora despuésdel mismo, cuando, tras enviar untelegrama de pésame al GobiernoCivil de Bizkaia, Txiki Benegasdeclaraba a los medios informati-vos: «ETA militar, con esta acción,se sitúa objetivamente con los gol-pistas que quieren acabar con lademocracia y la libertad. ETA mpretende acabar con el procesoautonómico vasco y provocar unestado de excepción en Euskadi».

«Hoy más que nunca», afirmóBenegas, «es necesaria la unidad

como «Vendidos a Iberduero», estosrespondieron con la misma consignaescrita en la pancarta “Libertad aJosé Mari”.

Pesa a la oposición del servicio deorden, que rogó a la policía que nointerviniera, las FOP realizaron algu-nas cargas para dispersar al peque-ño grupo que trataba de provocar a lacabeza de la manifestación, a la queprecedía en unos cincuenta metros.De todas formas, la mayor parte de lamanifestación transcurrió sin inci-dentes.

Un grupo de militantes antinuclearesportando carteles con consignascontrarias a Lemóniz se situó en elpuente del Arenal al paso de losmanifestantes.

Telegrama de Chillida

Entre los pronunciamientos de insti-tuciones, fuerzas políticas y sindica-les, -colegios profesionales, aso-ciaciones diversas y personalidadesparticulares registradas en las últi-mas horas destaca el telegramaremitido- por el escultor EduardoChillida, activo militante antinuclear y

autor del grabado que desde haceaños sirve de emblema a la mayoríade los colectivos antinucleares deEuskadi, en el que, tras manifestar su«repulsa por esta forma de lucha»,pide, «desde mi conocida posturaantinuclear, una definición clavesobre el secuestro a quienes tienenen este tema una posición similar a lamía».

En un largo y matizado escrito difun-dido el 5 de febrero, la Comisión deDefensa de una Costa Vasca NoNuclear (CDCVNN), organismo entorno al cual venía articulándosedesde hacía ocho años el movimien-to antinuclear en Euskadi, se realizóun «llamamiento urgente aIberduero, SA, y a ETA m para queeviten a toda costa un trágico desen-lace».Dicho llamamiento no impidió a laCDCVNN condenar la hipocresíaque cree percibir en quienes «hoylevantan la voz y callaron ante otrosatentados a los derechos humanos,y en particular ante la continuidad delpropio proyecto de nuclearización deEuskadi contra la opinión repetida-mente expresada por amplios secto-res populares».

A las tres y cuarto de la tarde del día 5 de marzo de 1981 ETA asesinabaen el barrio bilbaíno de Deusto, al comisario de policía José Luís

Raimundo Moya. Una persona se dirigió a él y le disparó un tiro en lanuca, cuando se dirigía a pie a su domicilio.

El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y el presidente delGobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, se trasladaron esa misma tarde a

Bilbao en un viaje relámpago para visitar la capilla ardiente.

JOSÉ LUÍS RAYMUNDO MOYABilbao (Bizkaia), 5 de marzo de 1981 Policía Nacional

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Las características personales delmilitar herido, considerado como

«muy liberal» tanto en los medioscastrenses como entre sus numero-sos amigos de Bilbao y Vitoria -ciu-dades donde transcurrió la mayorparte de su vida-, acentuaron laindignación producida por el atenta-do, primero contra un miembro delEjército producido tras la intentonagolpista del 23 de febrero. A últimahora de la tarde del 19 de marzo sehizo público un parte médico anun-ciando que el herido estaba encoma profundo.

El teniente coronel RomeoRotaeche, jefe de la zona de reclu-tamiento del Gobierno Militar deBizkaia, había acudido a la misa delas 9.30 horas en la basílica deBegoña, cerca de su domicilio.Finalizado el acto religioso, dosjóvenes, chico y chica, que, segúntestigos presenciales, habían per-manecido también en el interior deltemplo, abandonaron éste junto almilitar. Apenas traspasado el umbralde la basílica, la chica sacó una pis-

tola, efectuando un único disparoque alcanzó al teniente coronel en lanuca.

Mientras el herido quedaba tendidoen medio de un gran charco de san-gre, los dos agresores emprendíanla huida a pie en dirección a las cal-zadas de Begoña.

Una ambulancia de la Cruz Rojaque pasaba casualmente por ellugar condujo al teniente coronel auna clínica situada a apenas un cen-tenar de metros de la basílica. Endicho centro médico se le efectua-ron constantes transfusiones desangre -hasta catorce litros- antesde procederse, a partir de las 11. 15horas, a una delicadísima operaciónen la cabeza. Finalizada ésta, cercaya de las tres de la tarde, el partemédico confirmó el estado gravísi-mo del herido, al que se apreciaronlaceración cerebral y estallido de labóveda craneal, con desgarros enlas meninges y seno longitudinalsuperior. En la operación le fueextraído el proyectil, de calibre 9

de los partidos democráticos vas-cos, formando bloque en la luchacontra el terrorismo. Es hora deque el Gobierno vasco dé un pasoadelante en la lucha contra elterrorismo, porque en ello se juegasu propia supervivencia. Ese pasoadelante debe materializarse en lacolaboración con las fuerzas deseguridad del Estado para lucharcontra los que quieren acabar conla libertad, democracia, la autono-mía vasca y el propio Gobiernoautónomo», afirmó el secretariogeneral del PSOE de Euskadi,minutos antes de entrevistarse enVitoria con Marcelino Oreja.

Precisamente este último se tras-ladó pasadas las ocho de la tardea Bilbao para visitar la capillaardiente de José Luis deRaymundo Moya, instalada en laJefatura Superior de Policía deBilbao.

En la misma se personaron mástarde el presidente del Gobierno,central Leopoldo Calvo Sotelo; elministro del Interior, Juan JoséRosón; el lehendakari delGobierno vasco, CarlosGaraikoetxea, que en avión llega-ron a Vitoria pasadas las 19.45horas.

El asesinato del comisario, impidióque el presidente del Gobiernovasco, Carlos Garaikoetxea, termi-nara con normalidad su programade visitas en Madrid. A

penas había comenzado su terce-

ra entrevista del día, con el secre-tario general del PSOE, cuando lanoticia del atentado obligó a sus-penderla dado que CarlosGaraikoetxea acompañó aLeopoldo Calvo Sotelo en su viajeal País Vasco.

Por la mañana, Garaikoetxea sehabía entrevistado en la Moncloacon Calvo Sotelo, y a primera horade la tarde visitó al presidente delCongreso, Landelino Lavilla.

Marcelino Oreja califica la situación del País Vasco de

gravísima

El gobernador general del PaísVasco, Marcelino Oreja, que el 5de marzo había iniciado una seriede contactos con las fuerzas políti-cas de Euskadi, calificó la actualsituación en el País Vasco de «gra-vísima», después de tener conoci-miento del asesinato del comisarioDe Raimundo Moya.

El secretario general del PSOE deEuskadi, Txiki Benegas, afirmótambién que, «con este nuevoatentado, ETA militar ha demos-trado estar con los golpistas», yagregó que es necesario tratar deacabar democráticamente con losque quieren terminar con la demo-cracia.

RAMÓN ROMEO ROTAECHE Bilbao (Bizkaia), 19 de marzo de 1981 Militar Teniente coronel

Sobre las diez de la mañana del jueves 19 de marzo de 1981, un disparoen la nuca, efectuado en Bilbao por una joven de unos veinticinco años,

miembro de un comando de ETA, hería gravísimamente al teniente coronel Ramón Romeo Rotaeche cuando salía de la basílica de Begoña.Ramón moriría posteriormente al no poder superar las graves heridassufridas. Todas las fuerzas políticas vascas calificaron el atentado de

«clara provocación al Ejército».

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nel Prieto solía acudir diariamentea misa, y era muy conocido endicha feligresía.

Su muerte fue instantánea y elcadáver de José Luís permanecióuna hora en el lugar de los hechos.El atentado tuvo característicassimilares al que había sido perpe-trado hacía tres días, el 19 demarzo, en la puerta de la basílica deBegoña, en Bilbao, contra el tenien-te coronel Romeo Rotaeche.Precisamente, tras aquel atentado,la Junta de Jefes de Estado Mayoracordó extremar las medidas deseguridad a miembros e instalacio-nes de las Fuerzas Armadas ante loque se temía como una escalada deviolencia de ETA militar contra elEjército, extremo este que parecíaconfirmarse.

En el atentado, según versionesrecogidas en el lugar donde se pro-dujo, participaron dos personas,una de las cuales, concretamente lamujer, fue la que efectuó los dos dis-paros que acabaron con la vida delteniente coronel Prieto. Los agreso-res huyeron en un Peugeot 504 decolor blanco.

Uno de los hijos de José Luís, endeclaraciones a los periodistas queacudieron a la puerta de la parro-quia, dijo que cuando le fue dispara-do a su padre el tiro en la nuca, sumadre se abalanzó contra uno delos atacantes, produciéndoseentonces un segundo disparo quealcanzó al militar en una oreja. Laesposa de éste, Matilde Saiz deTejada, estuvo acompañando elcadáver de su marido durante la

hora en que estuvo en el suelo enespera de la llegada del juzgado deguardia.

Varios de sus hijos acudieron allugar del atentado nada más cono-cerse la noticia, propagada rápida-mente por el gran número de perso-nas que se encontraba en esosmomentos por los alrededores.

El párroco de Nuestra Señora delHuerto celebró la misa de las ochoen memoria del teniente coronelPrieto, dentro de un clima de grannerviosismo entre los feligreses, yaque a escasos metros del pórtico dela iglesia se encontraba el cadáver.

Un redactor del periódico El País sepuso en contacto, a los pocos minu-tos de conocerse el atentado, conun hermano de la víctima residenteen Pamplona, quien desconocía losucedido y estalló a llorar.

Una persona honesta y honrada

El teniente coronel Prieto habíanacido el 27 de marzo de 1919 enTafalla (Navarra), y asumió elmando de la Policía Foral deNavarra el 2 de enero de 1966 conel grado de comandante de artilleríade Estado Mayor. Su anterior desti-no en el Ejército de Tierra fue en launidad de artillería de Pamplona.

Ascendió a teniente coronel dentrode la Policía Foral, de la que se reti-ró en abril de 1979, coincidiendocon la toma de posesión de lanueva Diputación salida de lasurnas. Era una persona muy cono-cida no sólo en Pamplona, sino en

corto, que se había alojado en ellóbulo frontal izquierdo.

Ramón Romeo Rotaeche, nacidoen Burgos pero afincado en el PaísVasco desde su juventud, tenía 52años y era padre de seis hijos. Unade sus hijas, María Paz, fue avisadade lo ocurrido a media mañana,cuando asistía a clase en la facul-tad de Ciencias Económicas deBilbao.

Nada más conocerse la noticia delatentado, diversas autoridades civi-les y militares acudieron al centromédico, donde esperaron a conocerel resultado de la operación, entreotros, los gobernadores civil y mili-tar, el consejero de Interior delGobierno vasco, Luís MaríaRetolaza, y el delegado general enla comunidad autónoma, MarcelinoOreja.

El atentado perpetrado contra elteniente coronel Ramón Romeo seproducía cuatro meses después delúltimo contra un miembro de lasFuerzas Armadas, el coronel LuísConstante, en Zaragoza, y a veinti-cinco días del intento de golpe deEstado.

Octavillas contra ETA en Bilbao

Varias de las principales calles delcentro de la ciudad de Bilbao apare-cieron al día siguiente, 20 de marzo,al amanecer el día, inundadas deoctavillas en las que se leía «FueraETA».

Las octavillas no tenían firma nisiglas que identificaran su proce-dencia, sino sólo el lema, que por unlado estaba escrito en castellano ypor el otro en euskera.

El atentado fue perpetrado poruna mujer, que se acercó al mili-

tar retirado y efectuó dos disparosen la cabeza, uno de ellos en lanuca. Varios familiares presencia-ron el hecho, y, la propia esposa delteniente coronel intentó detener alos agresores. José Luís Prietohabía sido durante trece años jefe

de la Policía Foral de Navarra.

El militar fallecido se dirigía a laparroquia de Nuestra Señora delHuerto, situada en las proximida-des de su domicilio, en el barrio deSan Juan, en compañía de sumujer. Según comunicó una emple-ada de la iglesia, el teniente coro-

El 21 de marzo de 1981 ETA m asesinaba en Pamplona al teniente coronel del Ejército, en situación de retiro, José Luís Prieto Gracia, cuando

se disponía a entrar en la parroquia de Nuestra Señora del Huerto de lacapital navarra para asistir a la misa de las ocho de la tarde.

JOSÉ LUÍS PRIETO GRACIAPamplona, 21 de marzo de 1981 Teniente coronel retirado

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cara descubierta, sometieron aJuan Costas a un interrogatorio, yaque entre la llegada al lugar y ladetonación del disparo transcurrióbastante tiempo. La víctima habíasido inmovilizada con una cadenacerrada con un candado. Terminadala conversación, los miembros delcomando dieron muerte a Costasdisparándole un balazo en la nuca.

Sobre las tres mens cuarto de lamadrugada, una persona se dirigiótelefónicamente al diario Egin paraseñalar el punto exacto donde seencontraban el cadáver y el auto-móvil con la joven abandonada en elmaletero. El anónimo comunicanteaseguró hablar en nombre de ETAmilitar.

La policía encontró junto al cuerpo

sin vida de Juan, que presentabaorificio de entrada de bala a la altu-ra de la oreja izquierda, un casquillode calibre 9 milímetros parabellum,marca SF.

Juan Costas, de 34 años, estabacasado y tenía una hija, aunque, alparecer, se encontraba separado desu esposa. Albañil de profesión,hacía, sin embargo, una vida irregu-lar. Era considerado en Tolosa con-sumidor habitual de drogas, de lasconocidas como blandas, y no teníaningún contacto con actividadespolíticas.

Para la preparación del atentado yla huida del comando fue utilizadoun automóvil Citroén 2 CV, robado apunta de pistola.

El policía asesinado, adscrito alservicio de artificieros -encarga-

dos de la desactivación de artefac-tos explosivos- era natural deSalamanca, y llevaba unos ochoaños residiendo en Bizkaia. Estaba

casado y era padre de dos niñas desiete y cuatro años de edad, res-pectivamente.

Como todos los días a esa hora,Vicente Sánchez había acompaña-

toda Navarra, dado los años enque ostentó el mando de la PolicíaForal.

Estaba casado con Matilde Saiz deTejada, y tenía siete hijos. El jefede la Policía Foral en el momentodel atentado, capitán Luís LezanaOdriozola, sucesor en el cargo delteniente coronel Prieto dijo queJosé Luís «era una personahonesta y honrada, de comunióndiaria, con un gran sentido delorden», dijo. «Han atentado contraél porque era militar y no por su

anterior cargo de jefe de la PolicíaForal. Tenía por costumbre acudirtodos los días a misa en la mismaiglesia, que se encuentra muycerca de su casa».

El capitán Lezana señaló, por últi-mo, que había mantenido contac-tos en razón de su cargo con la víc-tima, ya que, aunque hubo un perí-odo de varios meses en que laPolicía Foral de Navarra estuvo sinjefe, había sido su antecesor.

Los hechos sucedieron sobre lasdos de la madrugada, momento

en el que Juan Costas abandonó elbar Peopies, situado en el paseo deVelate, de Tolosa, en compañía deuna amiga. Cuando se disponían atomar el automóvil de Juan, unPeugeot 404, matrícula M-536.088,cuatro individuos se aproximaron ala pareja y les amenazaron con susarmas, obligándoles a subir al vehí-culo en su compañía.

Después de circular unos kilómetrospor la carretera N-I, Madrid-Irún, los

secuestradores tomaron una des-viación, pasada la localidad deAlegría de Oria, para dirigirse albarrio tolosarra de Aldaba, en el quesólo se encuentran algunos caserí-os dispersos.

Allí obligaron a la joven, MaríaLourdes Gabarain, a introducirse enel maletero del vehículo, que cerra-ron con llave, mientras se llevaban aJuan Costas a unos doscientosmetros de distancia.

Los secuestradores, que actuaron a

En la madrugada del 27 de marzo de 1981, un comando de ETAcompuesto por cuatro jóvenes, asesinaba de un tiro en la nuca en una

zona deshabitada de la localidad guipuzcoana de Tolosa, a Juan CostasOtamendi, después de haberle secuestrado y atado con cadenas.

A las tres de la tarde del 8 de abril de 1981, un comando de ETAasesinaba en la localidad vizcaína de Barakaldo al policía nacional

Vicente Sánchez Vicente, de 32 años de edad. Dos encapuchados ledispararon en el momento en que subía a su automóvil, instantes

después dé haber dejado a la puerta del colegio a su hija menor, decuatro años de edad.

JUAN COSTAS OTAMENDI Tolosa (Gipuzkoa), 27 de marzo de 1981 Ciudadano

VICENTE SÁNCHEZ VICENTEBaracaldo-Barakaldo (Bizkaia), 8 de abril de 1981Policía Nacional.

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Hacia las siete de la mañana del 9de abril, en un Bilbao cubierto

por una densísima niebla, Franciscofrancés, junto con otros siete compa-ñeros pertenecientes a las dotacio-nes de dos coches Z, llegaba alpuente existente sobre el túnel deBegoña, a la entrada de la ciudad,donde se disponían a instalar un con-trol. Apenas descendieron de susvehículos para colocar las señalesindicativas correspondientes, cuandofueron tiroteados desde una carrete-ra lateral, a una distancia de unossesenta metros, por cinco jóvenesque salieron de una furgoneta Aviaaparcada en dicho lugar.

Los disparos, efectuados con fusilesCetme, metralletas y escopetas depostas, alcanzaron a FranciscoFrancés, Antonio Muñoz y AntonioPrado. El resto de los componentesde las dotaciones de los dos vehícu-los policiales intentó repeler la agre-sión, pero la furgoneta desapareciórápidamente. La huida se vio proba-blemente favorecida por la intensaniebla.

Los tres policías heridos fueron inme-diatamente trasladados por sus pro-pios compañeros a la clínica de laVirgen Blanca, situada apenas a tres-cientos metro del lugar del atentado.En ese mismo centro sanitario habíasido atendido unas semanas antes elteniente coronel Ramón RomeoRotaeche, fallecido el 21 de marzotras un atentado terrorista registrado48 horas antes de la salida de la basí-lica de nuestra señora de Begoña,muy próxima al puente sobre el quese produjo el ametrallamiento que

causaba la muerte de Francisco.

Francisco Francés ingresó en laVirgen Blanca en estado agónico yfalleció poco después.

El parte precisó que su muerte sobre-vino por un paro cardíaco ocasiona-do por las heridas sufridas en ambosmuslos, con desgarro de partes blan-das.

Antonio Muñoz Muñoz se le aprecióherida por metralla en tórax y hombroderecho, de pronóstico reservado, ya Antonio Prado Martín, herida encara posterior del muslo izquierdo, depronóstico leve.

La furgoneta utilizada por los agreso-res, propiedad de la empresaLimpiezas Villar, había sido robadaen el vecino barrio de Santutxu vein-ticinco minutos antes del atentado.Su conductor fue abandonadomaniatado en las cercanías del lugarpoco después de las siete de lamañana.

Tras realizársele la autopsia en eldepósito del hospital civil de Basurto,el cadáver de Francisco Francés fuetrasladado al cuartel de la PolicíaNacional de Basauri, en una decuyas dependencias había ya sidoinstalada la capilla ardiente con losrestos del policía Vicente Sánchez,asesinado el día anterior, 8 de abril,en Barakaldo.

Pocos minutos después, ambos fére-tros eran colocados en el patio dearmas del cuartel, donde se celebróel funeral de cuerpo presente.

Una compañía de la Policía Nacionaly una sección de la Guardia Civil se

do a la menor de sus hijas, Olga, alcolegio de Santa Teresa, en el barriobaracaldés del mismo nombre. Alregresar a su coche, un Seat 127,de color rojo, y antes de que hubie-ra cerrado la puerta del mismo, dosencapuchados, que habían salidode un vehículo aparcado en lasinmediaciones, efectuaron variosdisparos a quema ropa.

El automóvil del policía, que estabaaparcado en una subida, se deslizósin control por la pendiente porespacio de unos quince metros,estrellándose finalmente contra otrocoche. Durante todo el recorrido, elcuerpo de Vicente Sánchez, sin lle-gar a salirse totalmente del automó-vil, osciló por la puerta abierta, loque contribuyó a dar mayor patetis-mo a la escena, contemplada desdela parte alta de la cuesta por otrospadres y niños del colegio de SantaTeresa.

Vicente Sánchez fue trasladado alhospital de Cruces, donde los médi-cos únicamente pudieron certificar

su fallecimiento. El cuerpo presen-taba once impactos de bala.

Tras realizársele la autopsia, elcadáver de Vicente fue trasladado alcuartel de la Policía Nacional deBasauri, en una de cuyas depen-dencias se instaló la capilla ardiente.

Tras el funeral, su cadáver fue tras-ladado a Salamanca, su provincianatal, donde recibirá sepultura.

Las circunstancias especialmentedramáticas en que se produjo elatentado terrorista fueron resalta-das por los partidos vascos en suscomunicados de condena. Para elPartido Socialista de Euskadi, esteatentado ponía de relieve el «carác-ter desalmado», de asesinos sinescrúpulos ni entrañas, de quienesson capaces de matar a una perso-na en presencia de sus hijos decorta edad y ante la puerta de uncolegio, cuando entraban muchosniños».

Apenas habían transcurrido veinte horas del atentado que costó la vidaal policía Vicente Sánchez, cuando a las siete de la mañana del día

siguiente, 9 de abril de 1981, un comando de ETA integrado por cincopersonas, entre las que figuraba una mujer joven, asesinaba en Bilbao

al también policía nacional Francisco Francés Garzón, de veintiochoaños, y hería a otros dos agentes, en una emboscada tendida contra

las dotaciones de dos coches patrulla que procedían a instalar un con-trol en una de las carreteras de acceso al centro de la ciudad.

FRANCISCO FRANCÉS GARZÓN Bilbao (Bizkaia), 9 de abril de 1981 Policía Nacional

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marcas distintas, SF y Geco, por loque se dedujo que los agresores,fueron, al menos, dos.

Una vez perpetrado el atentado,se dieron a la fuga a pie hasta unautomóvil Seat 124, estacionadoen las proximidades, en el queaguardaba al volante un tercerindividuo.

Oswaldo Rodríguez iba a cumplirsesenta años el 1 de junio. Habíapasado a la situación de retiradohacía algo menos de seis años,cuando se encontraba destinadoen el cuartel general de la Brigadade Montaña número 61, con sedeen el Gobierno Militar deGipuzkoa. Más tarde pasó a pres-tar servicio como administrativocontratado en la DelegaciónProvincial del ISFAS, donde eraresponsable de cuestiones relacio-nadas con la asistencia sanitaria ahuérfanos y viudas de militares.

El teniente de Infantería asesinadohabía nacido en Rairiz, en la pro-vincia de Lugo. Era viudo y teníatres hijos. Destinado en SanSebastián desde marzo de 1974,residía en unos bloques de vivien-das militares del barrio de Loyola,en la capital guipuzcoana.

Según manifestaciones de uno desus hijos, había tenido conoci-miento hace algunos meses deque su nombre figuraba en unalista de posibles víctimas encon-trada en poder de algún militantede ETA, aunque no dio mayorimportancia a este hecho. Fuentesmilitares señalaron que no teníanconocimiento de tal extremo.

El vehículo utilizado para la huidadel comando que asesinó aOswaldo Rodríguez había sidorobado a primera hora de la maña-na en el barrio de Gros, cuando supropietaria se dirigía al trabajo. Ellamisma, obligada a punta de pistola,hubo de conducir el vehículo consus secuestradores a bordo haciael monte Igueldo, donde quedóatada a un árbol hasta que fue libe-rada por la policía.

El ministro de Defensa, que seencontraba el día del atentado, 14de abril, en Navarra visitando a lasfuerzas militares que desarrollanoperaciones de control y vigilanciade fronteras en la provincia, setrasladó a San Sebastián en heli-cóptero para acudir a la capillaardiente del teniente RodríguezFernández, que había quedadoinstalada en el Gobierno Civil a lastres de la tarde.

El ministro, que llegó a la capitalguipuzcoana a media tarde, acom-pañado del capitán general de laVI Región Militar, teniente generalLuís Polanco Mejorada, asistió alrezo de un responso ante el cadá-ver y, más tarde, mantuvo unaentrevista con el gobernador civilde la provincia Pedro Arístegui.

Al término de la reunión Arísteguideclaró que el pueblo vasco estáharto y dijo que «al terrorismo sólole queda el terror, que ahora exa-cerba, con víctimas cada vez másindiscriminadas».

mantuvieron formados durante todala ceremonia a uno y otro lado de losféretros. La banda de música delregimiento de Infantería de Garellanointerpretó varias marchas militares.

Entre las personalidades asistentesfiguraban el ministro del Interior, JuanJosé Rosón; el delegado en la comu-nidad autónoma, Marcelino Oreja; elgeneral inspector de la PolicíaNacional, general Saénz deSantamaría y el diputado general deBizkaia, José María Makua.

Los restos mortales de FranciscoFrancés, natural de Sevilla, fuerontrasladados tras el funeral a la capi-tal andaluza. Allí se instaló la capilla

ardiente fue instalada en las depen-dencias del cuartel general de laPolicía Nacional, en el barrio de losRemedios, acudiendo durante toda lajornada las autoridades civiles y mili-tares a manifestar su pésame.

Al día siguiente, 10 de abril fue ente-rrado en el cementerio de SanFernando.

Francisco Francés, natural deSevilla, pertenecía a la 19ªCompañía de la Reserva General dela Policía Nacional, con base enGranada, que había sido trasladadahacía apenas una semana al PaísVasco.

El militar fue alcanzado en lacabeza por dos proyectiles, que

penetraron por la mandíbula ysalieron por la parte posterior delcráneo, destrozándole la cabeza.Otra bala quedó alojada en el cue-llo. El teniente RodríguezFernández falleció en el acto y sucadáver quedó tendido sobre laescalera. Junto a la cabeza podía

verse un charco de sangre y masaencefálica.

Aunque no hubo testigos presen-ciales del asesinato, los vecinos delinmueble pudieron escuchar lasdetonaciones, casi simultáneas. Lapolicía encontró en el lugar cuatrocasquillos de bala, todos de 9 milí-metros parabellum, pero de dos

Entre las nueve y media y las diez de la mañana del 14 de abril de 1981,ETA m asesinaba a tiros en San Sebastián al teniente del ejército, ya

retirado, Oswaldo Rodríguez Fernández, cuando acababa de entrar enel portal número 62 de la calle de Urbieta, para dirigirse a su trabajo, en

el Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS). En ese momentofue interceptado en el descansillo anterior al primer piso por los

miembros del comando, que le dispararon a pocos metros con pistolasy se dieron a la fuga.

OSWALDO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 14 de abril de 1981Militar (Teniente de infantería)

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como tres jóvenes trataban de sus-traer por la fuerza un Mercedes decolor negro que estaba estaciona-do casi enfrente del quiosco, en laacera de la calle Autonomía que daa la parroquia. Como se resistía elconductor a abandonar el coche, lesacaron a la fuerza, y para intimi-darle le hicieron un disparo en unpie (posteriores testimonios confir-maron que le rozó el borde degoma del zapato sin herirle).

Estaban tan nerviosos que nolograban meter las marchas y deja-ron el Mercedes cruzado en lacalle. Pensé que el disparo era defogueo. Cuando se me estabaempezando a pasar el susto,segundos después, oí en la partederecha del quiosco, en la paredque quedaba fuera de mi vista,cuatro detonaciones muy seguidasque sonaron como cohetes. Mequedé paralizado».

Este testimonio coincidía con el deotros transeúntes, que afirmaronque tras realizar el atentado los tresjóvenes (ninguno de ellos eramujer) se dirigieron hacia la dere-cha, por la calle Nagusia, en direc-ción al Ayuntamiento. Trataron deapoderarse de un R-6 de colorblanco que, conducido por unmecánico, pasaba por el lugar,pero desecharon la idea al compro-bar que el chivato de la gasolinamarcaba reserva.

Unos metros más adelante logra-ron su objetivo, al apoderarse deun Seat 131, de color marrón, conel que se dieron a la fuga.

En el lugar del atentado se encon-traron casquillos de 9 milímetrosparabellum.

Como dato simbólico cabe señalarque en la pared del quiosco, situa-da junto a la acera donde cayó mor-talmente herido Luís Cadarso SanJuan podían verse varias tiras depapel correspondientes a la cam-paña lanzada por EuskadikoEzkerra, con el lema «Dad unaoportunidad a la paz».

El teniente coronel Cadarso fuetrasladado, en un primer momento,a la parroquia de Basauri, y, poste-riormente, al depósito de cadáve-res del cementerio de la localidad.

Nacido en 1917 en Vitoria, casadoy con tres hijos, Luís Cadarso SanJuan había abandonado el servicioactivo en 1975, tras ocupar duran-te varios años el cargo de segundojefe de la comandancia de laGuardia Civil en Bizkaiaa, en elcuartel de la Salve, de Bilbao.

Retirado con el título de tenientecoronel honorario de la GuardiaCivil, vivía desde hace años enBasauri, donde hacía una vida nor-mal, sin ningún tipo de medida pre-ventiva. A los amigos que le acon-sejaban que anduviera con cuida-do les contestó siempre: «Yo nuncahe hecho daño a nadie, y por esono temo que atenten contra mivida».

Tres jóvenes le disparaban cua-tro tiros casi a quema ropa, cau-

sándole la muerte instantáneacuando se dirigía a comprar elperiódico a un quiosco situado a uncentenar de metros de su domicilio.

El diputado peneuvista José MaríaMakua, presidente de la DiputaciónForal y de las Juntas Generales deBizkaia, que en ese momento esta-ban reunidas en Guernika, calificóel atentado como «un acto másdentro de una guerra sucia, cruel ycobarde».

“Así es la vida, un día les toca aunos y cualquier día nos puede

tocar a otros”

El atentado contra el teniente coro-nel retirado se registró hacia las11.15 horas de la mañana, junto aun quiosco de revistas situado en elcruce de las calles Autonomía yNagusia. Luís Cadarso San Juanhabía salido un cuarto de horaantes de su domicilio, situado en elnúmero 8 de la plaza de España.Se dirigió, andando, hacia unapeluquería situada en el número 9de la calle Nagusia, que hace las

veces también de despacho de qui-nielas.

Un empleado del establecimiento,del que era cliente la víctima, lecomentó que habían matado a unteniente retirado del Ejército enSan Sebastián. «Así es la vida: undía les toca a unos y cualquier díanos puede tocar a otros», comentóLuís Cadarso, mientras rellenabaun boleto de ocho apuestas.

Minutos después se dirigió por lacalle Nagusia a un quiosco situadoen el cruce de la citada calle con lade Autonomía, frente al cinemasocial y a unos cincuenta metros dela parroquia.

A escasos metros del mismo se leacercaron tres jóvenes, dos de loscuales le dispararon, casi a quemaropa, cuatro tiros de pistola, alcan-zándole dos de ellos en el corazóny en la sien, produciéndole la muer-te instantánea.

El empleado del mencionadoquiosco, Juan Bautista Olgado,relató al detalle el asesinato.«Momentos antes del atentado vi

Una hora y media después del asesinato en San Sebastián del tenientedel Ejército Oswaldo Rodríguez, otro comando de ETA asesinaba a

tiros en la localidad vizcaína de Basauri, hacia las once y cuarto de lamañana del 14 de abril, al teniente coronel retirado de la Guardia Civil

Luís Cadarso.

LUÍS CADARSO SAN JUANBasauri (Bizkaia), 14 de abril de 1981 Guardia civil retirado

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El atentado se produjo a las 10.30horas, en pleno centro de Madrid,

al hacer explosión un artefacto quedos jóvenes depositaron instantesantes en el techo del vehículo militaren el que circulaban los militares,desde una motocicleta.Los militares fallecidos fueron elteniente coronel Guillermo Tevar Saco-ayudante del teniente generalValenzuela-, el suboficial de escoltaAntonio Nogueira García y el soldadoconductor Manuel RodríguezTaboada. La capilla ardiente de las víctimasquedó instalada en el Regimiento de laGuardia Real, en El Pardo, y fue visi-tada esa misma noche por los Reyesde España.El número de heridos que causó laexplosión ascendió a trece, de los cua-les tres se encontraban muy graves. Amedianoche, el estado del tenientegeneral Valenzuela era relativamentesatisfactorio, de acuerdo con el últimoparte médico emitido, en el que semencionaba «cierto grado de optimis-mo, aunque el pronóstico sigue siendode gravedad».

Afortunadamente, todos los heridosfueron recuperándose de las heridassufridas.

Se esperaba un atentado

En medios militares se temía desdehace tiempo una acción espectacularde ETAen Madrid, y esa era probable-mente la razón de que durante el fin de

semana anterior al atentado se adop-taran medidas especiales de vigilanciaen la I Región Militar. La guarnición deMadrid estuvo acuartelada tras elatentado durante tres horas.

Durante la tarde surgió el rumor de ladimisión del ministro del Interior, JuanJosé Rosón, extremo que fue rápida-mente desmentido por fuentes oficia-les.

Este atentado de ETA se insertabacomo un paso más en la estrategia dela tensión que había iniciado otrogrupo terrorista, los GRAPO con elasesinato del general González deSuso. Tras el atentado, grupos deextrema derecha se manifestaronfrente al Cuartel General del Ejército,injuriaron al Rey y pidieron la interrup-ción del proceso democrático.

La preocupación existente tras el aten-tado quedó reflejada en las declara-ciones hechas esa misma noche por elpresidente del Gobierno vasco, CarlosGaraikoetxea, quien afirmó que ETA,los GRAPO y otros grupos terroristasbuscan objetivamente idénticos resul-tados: «Provocar el hundimiento delproceso democrático». En el mismosentido se expresó el secretario gene-ral del PSOE, Felipe González, en unaconferencia de Prensa celebrada enMadrid.

A las diez y media de la mañana del 7 de mayo de 1981, ETA asesinaba,mediante la explosión de un coche bomba en el centro de Madrid, a tres

militares del servicio directo del Rey, en un atentado que iba dirigidocontra el jefe del Cuarto Militar de la Casa Real, el teniente general

Joaquín de Valenzuela, que resultó herido de gravedad.

José María Latiegui se dirigía, juntoa un compañero, hacia su automó-

vil, un Seat 132 de color beige, esta-cionado en un taller contiguo a la fábri-ca, para regresar a San Sebastián,cuando un chico muy joven se le acer-có y le disparó en la sien un único pro-yectil. José María falleció cuando eratrasladado en una ambulancia de laAsociación de Ayuda en Carretera(DYA) a la residencia sanitaria de laSeguridad Social Nuestra Señora deAranzazu.

El sujeto que perpetró el atentado seretiró corriendo hasta un automóvilFord Fiesta, de color naranja, con pla-cas de matrícula falsas, a cuyo volan-te le esperaba otro muchacho de unosdieciocho años. La impresión de lapolicía es que el disparo que acabócon la vida del directivo de Moulinexfue efectuado con un revólver, ya queno se ha encontrado ningún casquilloen el lugar de los hechos.

José María Latiegui, de cuarenta

años, había nacido en San Sebastián,donde estudió peritaje industrial.Estaba casado y tenía dos hijos, unchico y una niña, de catorce y nueveaños de edad, respectivamente, queestudiaban en ikastolas de la capitalguipuzcoana.

Según fuentes familiares no tenía afi-liación política alguna, no habíacomentado nunca nada sobre amena-za o problemas relacionados con elllamado impuesto revolucionario.

Antes de ocupar el puesto quedesempeñaba en Moulinex, empresalíder del pequeño electrodoméstico enEspaña, que contaba con 125 trabaja-dores en la fábrica de Usúrbil, JoséMarçia había trabajado en Mapsa, dePamplona.

La noticia de su asesinato produjo unagran consternación en la AsociaciónDemocrática de Empresarios deGipuzkoa (Adegui), aunque Moulinexno estaba afiliada a esta patronal.

El 14 de abril de 1981, poco antes de las tres de la tarde, los ComandosAutónomos Anticapitalistas asesinaban de un disparo en la cabeza, enla localidad guipuzcoana de Usurbil, al director de la empresa Moulinex,

José María Latiegui, en el momento en que salía de su trabajo.

JOSÉ MARÍA LATIEGUI BALMASEDAUsurbil (Gipuzkoa), 14 de abril 1981 Director de la empresa Moulinex

GUILLERMO TEVAR SACO Militar (Ayudante)

ANTONIO NOGUEIRAGARCÍAMilitar (Suboficial de escolta)

MANUEL RDGUEZ.TABOADA Militar (Conductor)

Madrid, 7 de mayo de 1981

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Borrallo, que también ocupaba elasiento delantero, con heridas simi-lares a Juan José, moría minutosdespués del atentado. El tercermiembro de la dotación, AnselmoJiménez, que ocupaba la parte pos-terior del vehículo, quedó atrapadoentre los restos del mismo, siendonecesario el uso de soplete pararescatarle. Trasladado al hospital deCruces de Bilbao, se le asistiría deheridas en las cejas y en las piernasde pronóstico reservado.

Aquilino Eguilleor y su hijo, que con-ducían la furgoneta cargada deGoma 2, fueron las primeras perso-nas que acudieron en auxilio de losguardias civiles. “Escuchamos unaterrible explosión que nos levantódel asiento, haciéndonos perder elcontrol del vehículo, mientras unagrana lluvia de piedras y polvo nosenvolvía. Antes de que pudiéramosreaccionar escuchamos una segun-da, de mucha menor potencia. Enun primer momento pensamos quehabía reventado una de las cajas deexplosivos que llevábamos o quehabía explosionado el cargamentoque acabábamos de dejar en la can-tera”.

El ruido provocado por la explosiónse escuchó en un radio a de diezkilómetros, en tanto que la metrallay piedras del montículo donde seenterró el artefacto eran lanzadas acasi un militar de metros del lugardel atentado. La onda expansivadestrozó cristales de casas situadasa medio kilómetro.

Mientras efectivos de la GuardiaCivil y UAR, con apoyo de un heli-

cóptero, rastreaban la zona, exper-tos en explosivos analizaban lo res-tos del artefacto utilizado en el aten-tado. El mismo, que, según las pri-meras impresiones, habría sidoaccionado a distancia, estaba com-puesto por unos diez kilos de Goma2 y gran cantidad de tuercas y torni-llos de catorce milímetros, de losusados para raíles de vía férrea.Según estos expertos, el sistemaempleado consiste en un recipientede forma cilíndrica o de embudo,que puede ser un cubo de plásticoutilizado para la limpieza. Los mis-mos especialistas consideraron queel explosivo fue colocado en elfondo del balde, que se rellenó demetralla. Orientado el mismo haciala carretera, al encontrar resistenciaen su base, debido al muro de pie-dra, la carga habría salido dispara-da, como desde un cañón, hacia elobjetivo. Para calcular el momentoexacto de la explosión, los autoresdel atentado habían previsto el pasodel vehículo afectado por dos pun-tos de referencia (un bajo matorralexistente en el montículo de piedrasy un poste del tendido eléctrico)situados en línea recta.

Los artificieros hallaron también aunos diez metros del lugar donde seencontraba el artefacto que hizoexplosión, una segunda carga deaproximadamente un kilo de Goma2, que habría estallado, según losprimeros indicios, por simpatía o porefecto de la onda expansiva del pri-mero.

La capilla ardiente de los dos guar-dias civiles víctimas del atentadoquedó instalada por la tarde en la

El atentado se produjo casi al piee las instalaciones de la cantera

Peña Lemona, situadas en el barriode San Ignaro, a un kilómetro apro-ximadamente de la carretera nacio-nal que une Bilbao con Vitoria.

El citado convoy estaba integradopor tres jeeps, con una dotación detres guardias civiles cada uno. Dosde ellos habían acompañado a unacamioneta con detonadores y auna furgoneta cargada con 450kilos de Goma 2 hasta la entradade la cantera, donde se descarga-ron cuatrocientos kilos. El tercervehículo de la Guardia Civil perma-necía a la expectativa, a unos tres-cientos metros de distancia, en elcruce de la carretera que conducea la cantera.

Cuando ya de regreso haciaLemona, el convoy había recorridoescasamente cien metros, hizoexplosión en la parte izquierda de laestrecha carretera un potente arte-facto -que había sido camuflado enun montículo de piedras-, cuya

carga alcanzó de lleno, por el costa-do, a uno de los vehículos de laGuardia Civil que circulaba variosmetros por detrás de la furgoneta,cargada con cincuenta kilos deGoma 2, a la que precedía otro jeep.La explosión fue de tal magnitudque reventó prácticamente el vehí-culo, que, lanzado varios metros porlos aires, quedó volcado sobre laparte derecha. La metralla habíaperforado el Land Rover, como si deun colador se tratara.

Un tercer guardia herido

El conductor del Land Rover, elguardia civil Juan José Olaya de laFlor, resultó muerto en el acto, conimportantes destrozos en la cabezay cuerpo, producidos por la explo-sión y los impactos de la metralla.Basta decir que la gorra del mismo,acaso arrancada por la metralla,apareció incrustada en un boquetepresumiblemente producido poraquéllas en el techo.

El guardia civil Manuel Sánchez

A las diez de la mañana del jueves 14 de mayo de 1981, dos guardiasciviles resultaron muertos y un tercero herido menos grave en Lemoa,

al ser alcanzado de lleno el vehículo en el que viajaban por la explosión de un potente artefacto, compuesto por diez kilos de Goma 2y abundante metralla, que había sido colocado a un lado de la carreterapor la que circulaban. El vehículo policial estaba dando escolta a una

furgoneta que trasladaba material explosivo a la cantera de Lemoa.

JOSÉ OLAYA DE LA FLORMANUEL SÁNCHEZ BORRALLOLemona -Lemoa (Bizkaia), 14 de mayo de 1981Guardias civiles

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se produjo a consecuencia de lasheridas que le causó en todo elcuerpo la metralla.

La columna de vehículos policialesregresaba al acuartelamiento deLoyola después de haber participa-do en una amplia operación de des-pliegue de fuerzas en SanSebastián y otras localidades deGipuzkoa durante la tarde del 5 dejunio, destinada a evitar manifesta-ciones contra la extradición delmiembro de ETA m Tomás Linaza.

La furgoneta Avia que resultó alcan-zada por la explosión fue retirada de

la vía pública por una grúa. Nadamás conocerse el atentado, queda-ron instalados en las carreteras dela provincia rigurosos controles poli-ciales, mientras el Gobierno Civil deGipuzkoa, Pedro Arístegui, mante-nía una reunión con los mandos delas fuerzas del orden.

La capilla ardiente del cabo primerode la Policía Nacional asesinadoquedó instalada durante la madru-gada en el Gobierno Civil y al díasiguiente 6 de junio de celebró sufuneral.

María José García formaba partede un grupo de inspectores que

perseguían a un presunto comandode ETA. El comando penetró al filode la medianoche del 15 de junio enel inmueble número 4 de la calle deAllemendi, en las afueras deZarautz, lugar también conocidocomo Vista Alegre.

Después de un rato de espera,cerca de la una de la madrugada del16 de junio, la policía forzó la puertade acceso al portal, y mientras ungrupo subía en el ascensor hasta elsexto piso, donde se presumía que

podían haberse refugiado lossupuestos terroristas, otro grupoquedó en el portal cubriendo unaposible retirada varios policías más,entre los que se encontraba MaríaJosé García.

La joven, quizá por haber escucha-do algo que le resultó sospechosoen la escalera, comenzó a subir apie. Al alcanzar un descansillo,entre el portal y el primer piso, seencontró con los fugitivos, que ladispararon dejándola mortalmenteherida antes de darse a la fuga.

Comandancia de la Guardia Civil deBilbao y el funeral fue celebrado alas diez de la mañana del día

siguiente viernes 15 de mayo, en elGobierno Civil de Bizkaia.

El atentado se produjo a las 23.05horas, cuando una columna de

seis furgonetas Avia de la PolicíaNacional regresaba a los cuartelesdel barrio donostiarra de Loyolapara pernoctar.

Un artefacto del tipo hornillo, prepa-rado para concentrar la onda expan-siva en una dirección determinada,explosionó desde el lado derechode la autovía que une los barriosdonostiarras de Amara y Loyola,cuando pasaba a su altura la unidadal mando de Álvarez Merallo.

El estallido abrió un boquete en lachapa de la carrocería y alcanzó delleno al cabo primero, que ocupabael asiento delantero, junto al con-ductor. El artefacto contenía unacantidad considerable de Goma 2,ocho o diez kilos de tornillos y tuer-cas de gran tamaño, a modo demetralla, y fue accionado por un

cebo eléctrico que alimentaban seispilas, desde una distancia superiora los doscientos metros.

Resultaron heridos los policíasnacionales Julio Secade, JoséMaría Vilar, Fermín López y VicenteChousa. El primero fue trasladado ala residencia sanitaria NuestraSeñora de Aranzazu de laSeguridad Social, donde se informóque sufría lesiones de menor impor-tancia. Los otros tres quedaroningresados en el hospital provincial.Se apreciaron heridas de pronósticoreservado en dos casos, y de carác-ter leve en el tercero.

Esteban Álvarez Merallo estaba sol-tero, era natural de la provincia deLeón y pertenecía a la Compañía dela Reserva General con base en LaCoruña, al igual que sus compañe-ros lesionados. El fallecimiento delcabo primero de la Policía Nacional

Minutos después de las once de la noche del 5 de junio de 1981, ETAasesinaba en San Sebastián al cabo primero de la policía nacionalEsteban Álvarez Merallo, de 33 años, al hacer explosión un potente

artefacto al paso de la furgoneta en la que regresaba a su acuartelamiento. Esta furgoneta, formaba parte de un convoy compuestopor seis policías nacionales. Los otros cuatro policías que integraban la

dotación del vehículo sufrieron heridas de diversa consideración.

ESTEBAN ÁLVAREZ MERALLO San Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 5 de junio de 1981Policía Nacional

A primera hora de la madrugada del 16 de junio de 1981, ETA asesinabaa tiros en la localidad guipuzcoana de Zarautz a la inspectora María JoséGarcía Sánchez, de veintitrés años. Fue la primera mujer policía fallecida

en España en acto de servicio.

MARÍA JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ Zarauz-Zarautz (Gipuzkoa), 16 de junio de 1981Policía Nacional

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bocajarro, aunque sólo uno de losproyectiles alcanzó a la víctima. Labala hirió en la cabeza a Luís, quesufrió una fuerte hemorragia y pér-dida de masa encefálica.

Trasladado a la residencia de laSeguridad Social Nuestra Señorade Aranzazu en una ambulancia,fue sometido a una intervenciónquirúrgica durante más de doshoras y quedó ingresado en la uni-dad de cuidados intensivos.

En el centro médico se indicó queel paciente presentaba traumatis-mo craneoencefálico provocadopor arma de fuego y que se encon-traba en estado comatoso. El pro-nóstico era gravísimo, aunque elcoronel De la Parra mantenía lasconstantes vitales y existían espe-ranzas de salvar su vida.

Al día siguiente, 23 de junio losmédicos que le atendían emitíanotro parte en el que se informabaque Luís había entrado en un esta-do de coma profundo con ausenciade respuestas neurológicas, lo quehacía pensar en la imposibilidad desu recuperación.

Luís moría poco después al nopoder superar el coma profundo.

Luís de la Parra había nacido enPalencia hace 63 años e instaló sudomicilio en Irun en 1938, año enque perdió el brazo izquierdo enacción de guerra.

Desde entonces se había dedicadoa trabajos civiles. Estaba casado ytenía dos hijos.

En el portal donde se perpetró elatentado, la policía encontró doscasquillos de bala de nueve milí-metros parabellum de marcas dife-rentes, Geco y FN, ambas emplea-das por ETA militar.

Los autores del atentado utilizaronpara la huida un automóvil Renault14, matrícula SS-3595-N, quehabía sido robado por la mañana, apunta de pistola, a su propietario,José María Estanga. Este fue loca-lizado por la policía horas después,atado a un árbol, cerca de unacarretera secundaria en Oiartzun.El vehículo apareció abandonadoen una zona céntrica de Irún.

Reacciones de condena

Tras el atentado, UCD de Gipuzkoareiteró en un comunicado su llama-miento al Gobierno y al ParlamentoVasco para que se posicionen encontra del terrorismo. «Es absolu-tamente prioritario», decía, «unaacción decidida contra el terroris-mo etarra, contra, sus salvajesactuaciones y contra sus nefastasconsecuencias para todo el PaísVasco».

En el comunicado los centristasguipuzcoanos «hacernos un llama-miento a la sociedad vasca paraque desprecie con su reacción,serena pero firme, a los verdaderosverdugos de la libertad y del pueblovasco: a ETA».

El proyectil que alcanzó a MaríaJosé García le atravesó el occipital,con trayectoria lateral, y le destrozóla parte posterior de la cabeza,según confirmaron fuentes médi-cas. La herida resultó mortal denecesidad y la joven ingresó cadá-ver a la 1.20 horas en el hospital dela Cruz Roja de San Sebastián.

El comando lanzó dos granadas yentabló un fuerte tiroteo. Más tarde,se dio a la fuga haciendo saltar atiros la cerradura del piso primero A,desde una de cuyas habitacionessaltaron los fugitivos hacia el monteSanta Bárbara, situado en la partetrasera del edificio.

María José García había nacido enMadrid hacía veintitrés años.Pertenecía a la primera promociónde mujeres que accedió al CuerpoSuperior de Policía, en mayo de1979, y su primer destino fue en la

Brigada de Estupefacientes deSevilla. En el momento de su muer-te formaba parte de la BrigadaCentral de Información, con sede enMadrid, aunque prestaba serviciocomo agregada en Gipuzkoa.Durante los dos años que llevaba enel cuerpo había recibido diez felici-taciones.

Los funerales por el alma de la ins-pectora fallecida se celebraron en elsalón del trono del Gobierno Civil deGipuzkoa, a la una de la tarde.

Los restos mortales de María JoséGarcía fueron seguidamente trasla-dados a Madrid.

Dos individuos esperaban aLuís, militar mutilado que per-

dió un brazo en acción de guerra en1938, en el portal número cinco dela calle de López Irigoyen, junto alcine Bidasoa, en cuyo primer pisoestán las oficinas de la empresapropietaria de esta sala y del cine

Avenida.

El coronel Luís de la Parra, admi-nistrador de la citada empresadesde hacía más de veinte años,solía terminar su trabajo a la unadel mediodía. Los agresores efec-tuaron dos disparos de pistola, a

A la una y media de la tarde del 22 de junio de 1981, ETA asesinaba atiros en la localidad guipuzcoana de Irun al coronel retirado del arma de

Infantería Luís de la Parra, de 63 años, cuando salía de su trabajo.

LUÍS DE LA PARRA URBANEJAIrún-Irun (Gipuzkoa), 22 de junio de 1981Militar (Coronel retirado)

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donde se le practicaba una interven-ción quirúrgica.

El vehículo quedó acribillado, espe-cialmente en la parte derecha de lacarrocería. También podían observar-se impactos en el cristal trasero. En ellugar del atentado, la policía recogióquince casquillos de bala, de calibre 9milímetros parabellum, marca Geco ySF, y una bala sin disparar.

A pesar de que se congregó en ellugar del atentado gran cantidad depúblico, parece ser que nadie pudoobservar a los autores del ametralla-miento. Sin embargo, dos policíasmunicipales habían visto poco antescómo varios individuos extraían de unautomóvil estacionado en las afuerasde Tolosa, cerca de la capilla deArramele, unas metralletas.

Los agentes, que se encontraban allícon motivo de una celebración religio-sa que forma parte del programa defiestas de San Juan, comentaron mástarde que el hecho no les había lla-mado la atención, porque es relativa-mente habitual que policías de paisa-no manejen armas en la calle.

De acuerdo con esta información, losagresores habrían abandonado elescenario del atentado a pie, confun-diéndose con los paseantes, y habrí-an regresado hasta las proximidadesde la capilla citada, a más de quinien-tos metros del lugar donde perpetra-ron el doble asesinato, dándose a lafuga por la autovía San Sebastián-Tolosa. Uno de los accesos de ésta seencuentra muy próximo al punto

donde habían aparcado el automóvil.

La noticia del atentado causó granimpresión en Tolosa, que estaba cele-brando las fiestas de San Juan. Laconfusión aumentó a medida que fueconociéndose la identidad de las víc-timas. Entre otros rumores, se asegu-ró que podría tratarse de un error, yaque un guardia civil de la zona tiene unautomóvil muy parecido al que fueatacado. Este dato no pudo confir-marse en medios oficiales.

Los tres jóvenes, que se dedicabanprofesionalmente a la venta, acudíana comer todos los días, excepto losfines de semana, al restaurante BetiAlai, desde hacía aproximadamentedos meses. Allí habían comentadoque promocionaban métodos paraaprender idiomas.

Iñaki Ibargutxi, de veintiséis años,había nacido en la localidad vizcaínade Miravalles en una familia naciona-lista, y su padre era un renombradotxistulari. Militó en el PNV desde muyjoven, y jugó un papel muy activo enla organización de la rama juvenil EGIy en la puesta en marcha del batzokio de su pueblo. Aunque seguía afilia-do al partido, se había alejado de laactividad política a raíz del conflictoentre las tendencias oficial y sabinia-na, aunque se identifica con esta últi-ma. Trabajaba como visitador médico.Tenía previsto casarse el 7 de sep-tiembre con una muchacha deAmorebieta.

José Manuel Martínez, el otro jovenasesinado, tenía también veintiséis

Los tres jóvenes abandonaronsobre las cinco de la tarde el res-

taurante Beti Alai, situado en la calleArosteguieta de Tolosa, donde habíanestado comiendo, como hacían casi adiario desde hacía varias semanas.Cuando se habían introducido en elautomóvil de Juan Manuel Martínez,un Seat 124 azul, con matrícula deBilbao 3541 -U, aparcado en el pasa-je Muñagorri, junto a la calle de PabloGorosábal, principal arteria de Tolosa,varios individuos que aguardaban enlas inmediaciones abrieron fuego con-tra el vehículo, al parecer con dosmetralletas.

Testigos presenciales confirmaron aúltima hora de la tarde que los auto-res del atentado gritaron ¡Gora ETAmilitarra! en el momento de disparar.Por otra parte, después de una pro-longada sesión extraordinaria, elAyuntamiento de Tolosa aprobó pormayoría un comunicado en el que secondena el atentado.

El ocupante de la parte trasera y elque se había colocado en el asientovecino al del conductor resultaronmuertos casi en el acto, alcanzadospor numerosos impactos. Uno deellos quedó derrumbado sobre elparabrisas envuelto en sangre, mien-tras el otro joven se desplomó sobre elasiento, con las piernas fuera delautomóvil.

Pedro Conrado Martínez fue conduci-do instantes después a la clínica deSan Cosme y San Damián, de Tolosa.Allí se comprobó la gravedad de suestado y se decidió trasladarle a laresidencia de la Seguridad SocialNuestra Señora de Aranzazu, de SanSebastián, donde se le apreciarondos heridas de bala en el tórax, unacon salida del proyectil a la altura delesternón, y varios impactos más en lazona de los riñones.

Minutos antes de las diez de la noche,fuentes de la residencia informaronque el herido estaba en el quirófano,

IGNACIO IBARGUCHI EROSTARBEJUAN MANUEL MARTÍNEZ CASTAÑOSPEDRO CONRADO MARTÍNEZ CASTAÑOS

Tolosa (Gipuzkoa), 24 de junio de 1981 Vendedores

Hacia las cinco de la tarde del 24 de junio de 1981, dos jóvenes de veintiséis años, Iñaki Ibarguchi y Juan Manuel Martínez, ambos

vizcaínos, fueron asesinados en la localidad guipuzcoana de Tolosa por miembros de un comando de ETA m que, gritando vivas a ETA militar,acribillaron a balazos su automóvil en pleno centro de la localidad, en

el que también viajaba Pedro Conrado Martínez, hermano de JuanManuel, quien resultó de extrema gravedad y moriría posteriormente,

como consecuencia de las heridas.

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años y había nacido en Durango.Estudió Ciencias Económicas enBilbao y se incorporó a la venta delibros, casetes y métodos de euskera,al no encontrar trabajo de su especia-lidad. Estaba soltero.

Pedro Conrado Martínez, hermano deJosé Manuel, de 31 años, estabacasado y tenía un hijo de corta edad.Militaba en el PCE-EPK desde hacíacinco años, y había asistido al último

congreso de este partido como dele-gado de la agrupación de Basurto.

Medios del PNV anunciaron que, enseñal de protesta y duelo por el asesi-nato del militante del partido IñakiIbarguchi y de su compañero, las iku-rriñas ondearían al día siguiente, 25de junio, a media asta en todos losbatzokis y locales nacionalistas. Asífue.

Aunque la autoría del atentadofue reivindicada por un llamadoGrupo Autónomo de Autodefensade Euskadi (GAAE), que lo rela-cionaba con el tráfico de drogas.

Amigos y conocidos de la víctimanegaron rotundamente esta afir-mación, y señalaron que, en todocaso, se trataba de un consumi-dor, pero, no traficante de estupe-facientes. Posteriormente secomprobó que la responsabilidadera de los Comandos AutónomosAnticapitalistas.

El atentado tuvo lugar en la zonahernaniarra conocida comoCinco-Enea. Antonio, que había

estado disfrutando de las fiestas,se despidió de un amigo y se diri-gió a pie al barrio de Florida,donde vivía, en el grupo de vivien-das “Etxe-Berri”,bloque número 76ºb. Cuando se hallaba a pocosmetros del portal de su domicilio,recibió un disparo en la frente yluego vario smás que trataron derematarlo. Instantes después lle-gaban al mismo barrio varioscoches de jóvenes que tambiénregresaban de las fiestas. la pri-mera en darse cuenta de los dis-paros fue una joven hermanadeun concejal, quien aplicó los pri-meros auxiliios al herido, y con lacolaboración de sus amigos se

dio la voz de alarma a todo el blo-que número 7 de viviendas y seavisó ala Policía Municipal y a losservicios de ambulancia de laDYA.

Cuando llegó la ambulanciaAntonio aún estaba con vida, sinembargo ingresó cadáver en laResidencia Sanitaria de SanSebastián.

Numerosos vecinos escucharoncuatro o cinco disparos y señala-ron que pensaron que se tratabade fuegos artificiales, ya queHernani se encontraba en fiestas.

A primera hora de la mañanasiguiente, aunque habían pasadomás de siete horas, desde el aten-tado, la madre estaba presa deuna profunda depresión nerviosa.Aludía contínuamente a su hijoAntonio entre sollozos y tambiéndijo que “la familia pensabahaberse marchado de Hernani,pero que su hijo sentía un grancariño por el pueblo y por sus ami-gos, y que siempre repetía que élno quería irse”.

El padre, con un reflejo muy dolo-roso en el semblante, estabasereno y decía que “la familianunca había intervenido en políti-ca y que desconoc`ía las causasel atentado”. Una hermana menorde Antonio afirmó “mi hermanojamás intervino en política, niincluso votó cuando se celebra-

ron las distintas elecciones”.

Concurrido funeral

Al día siguiente, sábado 27 dejunio, más de medio millar de per-sonas asistieron a las seis de latarde, al funeral de cuerpo pre-sente por el alma de AntonioMurillo, que se celebró en laparroquia San José Obrero, delbarrio La Florida, en que residíasu familia. El público llenó prácti-camente el templo. Junto al fére-tro se colocaron coronas de floresde organizaciones locales y gru-pos de amigos del joven fallecido.Otra corona había sido enviadapor el Ayuntamiento de PueblaReina (Badajoz), de donde eranatural la víctima, que había emi-grado a Euskadi con su familiahacía años.

En la homilía, el sacerdote se refi-rió a la situación general de vio-lencia y al olvido de la ley divina,que exige respetar la vida ajena.Pidió también perdón para losasesinos, a los que calificó de«probables peleles de las circuns-tancias».

Finalizada la ceremonia religiosa,el féretro con el cadáver deAntonio Murillo fue trasladadohasta el cementerio en un furgón.La mayor parte del público quehabía asistido al funeral acompa-ñó a la comitiva, a pie, bajo unfuerte chaparrón.

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A las cuatro y cuarto de la madrugada del viernes 26 de junio de 1981, eljoven de 25 años Antonio Murillo Chacón, era asesinado a tiros en el barrio

de la Florida de Hernani, cuando regresaba a su domicilio.

ANTONIO MURILLO CHACÓNHernani (Gipuzkoa), 26 de junio de 1981 Trabajador en paro

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luego en el hospital de la Cruz Roja,por el estado de José Paradero. Entreotras personalidades, acudió tam-bién a la capilla ardiente el delegadodel Gobierno en el País Vasco en fun-ciones, Fernando Jiménez.

Funeral en el salón del Trono delGobierno Civil

Al día siguiente, lunes 6 de julio, en elsalón del trono del Gobierno Civil deGipuzkoa se celebraba a las once dela mañana, el funeral corpore insepulto por el alma del Luís Miranda.

Asistieron al oficio religioso autorida-des provinciales y locales, represen-taciones militares y mandos de lazona de la Guardia Civil, así como lospadres y su viuda.

El féretro fue sacado a hombros porcompañeros del cuerpo al término dela ceremonia e introducido en un fur-gón que lo trasladó hasta el aero-

puerto de Hondaribia. Una compañíade la Guardia Civil rindió honores alcadáver.

Desde el aeropuerto guipuzcoano, elcuerpo sin vida del agente fallecidofue conducido a bordo de un aviónmilitar a Sevilla.

Hacia las cuatro de la tarde llegabanal aeropuerto de San Pablo, enSevilla los restos mortales de Luís.

Tras ser trasladado el féretro alcementerio de San Fernando, se ofi-ció en la capilla del mismo una misacorpore in sepulto, en cuyo transcur-so se produjeron escenas de dolor.

Al término de la ceremonia religiosa,el féretro fue cubierto con la banderanacional y llevado a hombros porguardias civiles y policías nacionaleshasta el lugar de su enterramiento,escuchándose diversos vivas aEspaña y a la Guardia Civil.

El atentado se produjo cuando elvehículo PGC-1100-D, de la

Guardia Civil de Tráfico, circulaba porla carretera nacional I, Madrid-Irún,en dirección a esta última localidad,por el término municipal de Lezo(Gipuzkoa). El comando agresor,parapetado tras un muro de unos dosmetros de altura que se encuentra enel alto de Gaintxurizketa, disparó unaráfaga contra el automóvil oficial. Losdesconocidos lograron darse a lafuga, a pesar de que a pocos metrosdel automóvil de Tráfico circulaba otrovehículo de la Guardia Civil sin seña-les externas de identificación, preci-samente como medida de protecciónfrente a posibles atentados.

Los disparos alcanzaron de lleno alprimer automóvil. Luís Miranda sufrióheridas mortales e ingresó cadáveren el hospital de la Cruz Roja de SanSebastián, adonde fue trasladado porun coche particular.

Poco más tarde llegó al mismo centroel guardia civil José Paradero, quetambién viajaba en el primer automó-vil. Se le pronosticó herida por armade fuego, con orificio de entrada ysalida en hemitórax derecho, conafectación de la pared costal y fractu-ra abierta con minuta. También sufriópérdidas de sustancia ósea, muscu-

lar y cutánea en tercio medio de pier-na derecha. El pronóstico fue grave,aunque evolucionó favorablemente ylogró superar las heridas.Luís Miranda, de veintiocho años,había nacido en Sevilla, estaba casa-do y tenía dos hijas, de cinco y tresaños. Su esposa estaba embarazada.

El arma utilizada por los agresores,según fuentes oficiales, fue un fusilCetme, de uso reglamentario en elEjército y en las Fuerzas de OrdenPúblico, que podría haber sido roba-do en Orio. En el lugar del atentado serecogieron más de una docena decasquillos de bala del calibre 7,62.

El comando etarra empleó para lapreparación del atentado y la fuga unautomóvil Talbot 150, que habíanrobado a punta de pistola tres indivi-duos a las cuatro de la madrugada enla discoteca Ku, situada en el monteIgueldo. El propietario del cocherobado y sus acompañantes queda-ron durante varias horas atados aunos árboles.

Pocas horas después del fallecimien-to de Luís Miranda se trasladó desdeMadrid a San Sebastián, en helicóp-tero, el general director de la GuardiaCivil, Luís Aramburu Topete, que visi-tó la capilla ardiente y se interesó

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MAGÍN FERNÁNDEZ FERRERO Baracaldo-Barakaldo (Bizkaia), 5 de julio de 1981Militar (Teniente)

Dos horas y media después del asesinato del guardia civil Luís Mirandaen Oiartzun, minutos antes de las nueve de la mañana del domingo 5 de

julio de 1981, otro comando de ETA asesinaba a tiros en la localidad vizcaína de Barakaldo al teniente Magín Fernández Ferrero, de 44 años,

cuando acababa de abrir al público un establecimiento de venta deperiódicos que poseía.

Aunque no hubo testigos pre-senciales, todo parece indicar

que la víctima, una vez en el inte-

rior del establecimiento, habríaobservado la presencia en la puer-ta de dos jóvenes armados con 133

A las seis y media de la mañana del domingo 5 de julio de 1981, ETAasesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Lezo al guardia civil

Luís Miranda Blanco.

LUÍS MIRANDA BLANCOLezo (Gipuzkoa), 5 de julio de 1981 Guardia civil

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El atentado sucedió cuandoJoaquín estaba esperando el

tren en la estación del ferrocarrilde Basauri, localidad donde teníafijada su residencia.

Un joven armado con una pistolaefectuó varios disparos a bocaja-rro contra él, quien cayó mortal-mente herido sobre el andén.Minutos más tarde un vendedor deperiódicos resultaba gravementeherido y una mujer de menor con-sideración en el transcurso de untiroteo registrado en el casco viejobilbaíno, entre efectos policiales ylos presuntos autores del atenta-do. Según fuentes oficiales elcomando armado estaba com-puesto por tres o cuatro personas.Este comando sustrajo un total detres vehículos a punta de pistola.Uno para desplazarse hastaBasauri y dos en el transcurso dela huida.

A la hora del atentado (7,30), en laestación de Basauri, conocidacomo la de Dos Caminos, había

numerosas personas, la mayoríatrabajadores que esperaban la lle-gada del tren que cubre la líneaOrduña-Bilbao. Joaquín no se diocuenta que un joven se acercaba aél; estaba atento al tren que enaquellos momentos irrumpía en elandén. Inesperadamente se escu-charon varios disparos. La gentecentró su atención en un hombrede traje de chaqueta caído en elsuelo. Numerosas personas tam-bién observaron a tres jóvenescorrer hacia un coche en el queaguardaba un cuarto individuo.Instantes después algunos de lostestigos intentaron auxiliar al guar-dia civil retirado. Este, con un tiroen la espalda a la altura de la cin-tura y otro en la cabeza, efectuadoa bocajarro, yacía muerto enmedio de un gran charco de san-gre. Poco más tarde el cadáverera cubierto con una sábana a laespera del juez.

Tiroteo en la ciudad

Una vez cometido el atentado los

metralletas. Al percatarse de susintenciones trató de huir, pero fueametrallado por la espalda.

A primeras horas de la tarde deldomingo se instaló la capillaardiente con los restos del tenien-te Magín Fernández en el acuarte-lamiento de Garellano, en Bilbao.Al mismo llegaban a media tarde elministro de Defensa, Alberto Oliart;el jefe del Estado Mayor delEjército, teniente general GabeirasMontero, y el capitán general de laVI Región Militar, Luís PolancoMejorada, que asistieron junto aaltos mandos militares y los fami-liares de la víctima a una misacelebrada por el capellán castren-se, a la que no se permitió el acce-so a los medios informativos.

También asistió a este acto fúne-bre los gobernadores militar y civilde Bizkaia. Este último afirmaba:«Nos encontramos ante una ofen-siva indiscriminada de ETA, que seproduce tras sucesivos fallos deesta organización terrorista. ETAquiere imponer la ley del terror alpueblo vasco ».

Al día siguiente, 6 de junio, a lasdiez de la mañana se celebraba,también en Garellano, el funeraloficial de cuerpo presente, conasistencia del capitán general de laVI Región Militar, los gobernado-res civil y militar de Bizkaia, el con-sejero del Interior del Gobiernovasco, Luís María de Retolaza;

presidente de la Diputación deBizkaia, representantes de los par-tidos UCD, AP y PSOE y mandosmilitares.

El acto se desarrolló en medio depermanentes muestras de duelopor parte de los familiares de lavíctima. Su esposa permaneciódurante todo el acto religioso derodillas, sin poder contener el llan-to.

En la homilía, el capellán castren-se, que calificó el atentado de «cri-men alevoso», dijo que en el PaísVasco «se vive una paradoja trági-ca porque un puñado de hombres,arrogándose el derecho divino a lavida, asesinan y matan. Pido aDios», dijo, «que él perdone a losasesinos y consuele a los familia-res de las víctimas».

Finalizado el funeral, el capitángeneral de la VI Región Militar dioel pésame a la viuda e hijos delteniente asesinado. Una compañíacon banda rindió honores a susrestos mortales antes de que, ahombros de sus compañeros, fue-ran nuevamente trasladados a lacapilla ardiente.

Entre el público se dieron vivas aEspaña, al Ejército y a la GuardiaCivil, en tanto que algunos gritos,como «Ejército al poder» y«Contra ETA, Batallón y metralle-tas», tenían escaso eco.

JOAQUÍN GORJÓN GONZÁLEZ Basauri (Bizkaia), 10 de Julio de 1981Guardia civil retirado

A las siete y media de la mañana del viernes 10 de julio de 1981, ETAasesinaba a tiros en Basauri al guardia civil retirado Joaquín Gorjón

González, de cincuenta y nueve años de edad, que en el momento de suasesinato trabajaba como empleado en una agencia de aduanas bilbaína.

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Estaba casado y deja seis hijos deedades comprendidas entre lostreinta y siete y veintidós años. Enabril de 1972 se retiró del Cuerpodedicándose únicamente a traba-jar en la agencia de aduanasDomingo Guzmán.

El mayor de ellos José Gorjón

Recio, de 37 años era militante deCC OO y otro iba a recibir dos díasdespués, el lunes 12 de julio, sudespacho de alférez en laAcademia Militar de Zaragoza.

Por expreso deseo de la familia nose celebró ningún acto público ensu memoria.

Ovidio había resultado heridode gravedad, hacía cuatro

días, en la mañana del viernes 10de julio en el curso de un tiroteoque se produjo cuando la policíaperseguía a un presunto comandode ETA, en el casco viejo de Bilbao.

Ovidio Ferreira había permanecidodesde su ingreso en el hospital enestado de coma profundo.

Respecto a las circunstancias enque resultaron heridos OvidioFerreira Martín y Aurora Múgica, de48 años, la Asociación de VecinosBihotzean, del casco viejo deBilbao, denunció por medio de un

comunicado la actuación de la poli-cía, a la que acusaba de «haberpuesto en peligro la vida de losvecinos».

Aurora Múgica, herida de pronósti-co reservado en el tiroteo, evolu-cionó favorablemente de las heri-das y pudo superarlas.

cuatro jóvenes integrantes delcomando se dieron a la fuga endirección a Bilbao en el turismoSeat 124 de color beige matrículaBI-1230-M. este coche había sidosustraído hacia las siete menosdiez de la mañana a su propieta-rio, Pedro Barón, en la plaza de losSantos Juanes, de Bilbao, por dosindividuos. Tras cometer el asesi-nato el comando liberó al propieta-rio del coche a quien sustrajeron eldocumento de identidad.

Según ha podido saberse efecti-vos policiales detectaron la pre-sencia del turismo robado a la sali-da de Basauri, iniciando su perse-cución por el alto de Mirafloreshasta la calle Rivera, de Bilbao. Endicho lugar, en la confluencia conla calle Barrencalle, efectivos poli-ciales establecieron un controlpara detener a los ocupantes delturismo. Estos se apercibieron dela presencia policial y tras aban-donar el coche iniciaron la huida apie por el casco viejo. A partir deesos momentos se produjeronnumerosos disparos.

Dos heridos

En el transcurso del enfrentamien-to sostenido entre los efectivospoliciales y los supuestos miem-bros del comando, resultaron heri-das de bala dos personas; AuroraMúgica Múgica y Ovidio FerreiraMartín, vendedor de periódicos.

Según fuentes policiales resulta-ron alcanzadas por los disparos alservirse de ellas como protecciónlos miembros del comando. Elhecho es que los cuatro jóvenesintegrantes del comando una vezen el interior del casco viejo sedividieron con el fin de eludir lapersecución policial. A las sietetreinta y cinco uno de ellos, arma-do con una pistola, se apoderabade la furgoneta Ebro BI-6326-Wque se encontraba estacionada enla calle Somera descargandomaterial.

Cinco minutos después otro indivi-duo, también armado, robaba apunta de pistola el Citroën GS,matrícula BI-4886-U, cuando supropietario se disponía a utilizarloen el antiguo camino del Polvorín,próximo a las calzadas deBegoña. La furgoneta fue recupe-rada minutos antes de las diez dela mañana en el barrio bilbaíno deZamacola, a un kilómetro aproxi-madamente de donde había sidosustraída.

En el lugar del enfrentamiento fun-cionarios de la Policía recogieronuna pistola Browing calibre 9 mm.parabellum con un cargador de 15balas, aunque en su interior sola-mente se encontraban seis

Joaquín Gorjón González nació enla localidad salmantina deSilvestre el 9 de julio de 1922.

OVIDIO FERREIRA MARTÍN Bilbao (Bizkaia), 14 de julio de 1981Repartidor de periódicos

El 14 de julio de 1981, fallecía en el hospital, Ovidio Ferreira Martín, deveintinueve años de edad, repartidor de periódicos.

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Tras cometer el atentado, los dosjóvenes huyeron a gran velocidad enel vehículo sustraído en Arrigorriaga.

Horas después, a las 14.30, fuerzasde la Guardia Civil hallaron el cocheen Aztigorriaga.

Una de las primeras personas queacudió al lugar de los hechos fue unhermano de la víctima, misionero enFilipinas, que había llegado hacíaunos días para pasar unas vaca-ciones con sus familiares.

El atentado se produjo cuandoSantiago se disponía a subir a

su vehículo, estacionado a pocosmetros de su domicilio, en la callePedro Icaza. Tres individuos seacercaron al señor González dePaz, que se dirigía a su lugar detrabajo, en el puerto, y efectuaroncontra él varios disparos. El cabopudo caminar algunos pasos, peroa los pocos instantes cayó muerto.

El cadáver, que presentaba dosimpactos de bala, uno en el cora-zón y otro en la cabeza, fue trasla-dado al Hospital Civil de Bilbao,donde se realizó la autopsia.

Los autores del atentado, cuyasedades oscilaban entre los veinti-cinco y los treinta años, según tes-

tigos del hecho, se dieron a la fugaen un taxi, modelo Seat-131, sus-traído a punta de pistola a su pro-pietario, que fue introducido en elmaletero del automóvil, donde seencontraba cuando se produjo elatentado.

Uno de los autores del asesinatofue descrito como alto y moreno yotro delgado y con pelo negro. Enel lugar de los hechos se encon-traron seis casquillos de bala, cali-bre 9 milímetros parabellum,marca SF. Esta acción, en princi-pio atribuida a ETA, ya que losagresores al huir dieron vivas aesa organización, fue posterior-mente desmentida por ETA en uncomunicado en el que afirmaba notener relación con el atentado.

Poco antes de las ocho de la mañana del sábado 17 de octubre de 1981era asesinado, en la localidad vizcaína de Santurtzi, el cabo de la guardia civil Santiago González de Paz, de treinta años de edad,

casado y con dos hijos.

SANTIAGO GONZÁLEZ DE PAZSanturce-Santurtzi (Bizkaia), 17 de octubre de 1981 Guardia Civil

FÉLIX GALÍNDEZ LLANO Amurrio (Alava), 25 de julio de 1981Vendedor de pisos

El atentado se produjo cuando uncomando integrado por dos per-

sonas se presentaron en la puertade la pensión Ochoa, donde residíaFélix desde hacía algunos años,haciendo sonar insistentemente eltimbre del portal. El propio FélixGalíndez, en pijama, bajó a abrir.Nada más aparecer en el umbral,los desconocidos dispararon sobreél sin mediar palabra.

Vecinos de la zona aseguraron haberescuchado cuatro disparos, aunquesólo uno de ellos alcanzó a la víctima.

Los agresores emprendieron la huidaa bordo de un automóvil Ford Fiesta,matrícula de Bilbao 9878-0, quesegún se sabría poco después, habíasido robado a punta de pistola a pri-mera hora de la mañana en la vecinalocalidad de Arrigorriaga.

El propietario del vehículo fue halladoa media mañana por un buscador desetas, atado a un árbol en un montedel municipio de Orozco.

En el lugar de los hechos, la GuardiaCivil encontró un casquillo de balamarca SF calibre 9 milímetros para-bellum

Antiguo empleado de la empresaVinos Alava, Félix Galíndez, quecomía cada día en el bar Torrejón ypernoctaba en la pensión Ochoa,era considerado por sus vecinos«un solterón solitario y un tantohuraño», pero «no estaba metidoen política».

La propietaria de la pensión Ochoaexplicó que ella tiene la costumbrede abrir siempre la puerta, pero queen esta ocasión estaba atareadaen la cocina, por lo que fue FélixGalíndez quien lo hizo. «Estoysobrecogida», añadió, «porque noentiendo quién ha podido matar aFélix. Es incomprensible, porquenunca se había metido en ningúnproblema».

El otro inquilino de la pensión, quese encontraba en aquellos momen-tos en el salón, manifestó que escu-chó los disparos y que al asomarsea la puerta comprobó que su com-pañero estaba mortalmente herido.«A continuación», añadió, «measomé a la ventana y vi a dos jóve-nes que se montaron en un cocheFord Fiesta en el que huyeron.Estoy asombrado, porque yo mismopodía haber abierto la puerta, deigual forma que lo hizo Félix».

Poco antes de las diez de la mañana del 25 de julio de 1981, un comandode ETA asesinaba a tiros en la localidad alavesa de Amurrio a Félix

Galíndez Llano, de 54 años, soltero, dedicado a la compraventa de pisos.

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Ala tienda de la víctima acudíande cuando en cuando policías

destinados en la comisaría deGuetxo con el fin de adquirir muni-ción o revisar sus pistolas regla-mentarias.

El atentado se produjo cuandodos jóvenes entraron en la tiendaM-2, situada en el número 9 de lacalle de la Amistad, de Las Arenas.En su interior se encontrabaManuel, de 33 años de edad, encompañía de sus dos hijas, decinco y, siete años, a las que iba aacompañar al colegio Pedro Arestidonde trabajaba su mujer.

Por los testimonios de las dosniñas se supo que, sin mediarpalabra, uno de los dos jóvenes seacercó a aquel y a escasa distan-cia le disparó un tiro de pistola enla cabeza.

Según las versiones policiales,los agresores huyeron del lugar en

un coche GS, en el que les espe-raba una tercera persona al volan-te. Tras abandonar el vehículo enlas inmediaciones del puente col-gante, que une Las Arenas conPortugalete, se dirigieron a estaúltima localidad para continuar lahuída en un R- 12 de color verdemetalizado, matrícula BI-4064, yque, hacia las 8.20 horas, habíasido robado a punta de pistola pordos jóvenes a su propietario JoséRoque López, en la calle de SanNicolás, de este municipio.

El propietario del coche habríapermanecido en el portamaletashasta que sus secuestradores loabandonaron en la calle deBuenavista, de Santurtzi.

En el diario Egin se había recibido,a las 9.30 horas, una llamada anó-nima que anunciaba el paraderodel coche robado, en el que seindicó que había una persona enel maletero.

Santiago González era cabo espe-cialista de la Guardia Civil, habíanacido hace treinta años en la islade La Palma (Santa Cruz deTenerife) y llevaba casi dos añosdestinado en Santurtzi.Anteriormente estuvo en la locali-dad guipuzcoana de Motriku.Estaba casado y tenía dos hijos,uno de ellos de pocos meses. Esteatentado acababa con la “tregua”de ochenta y un días, sin violenciacon resultados mortales, en elPaís Vasco. El último asesinato sehabía producido en la persona deFélix Galíndez, en un atentadoperpetuado el pasado 27 de julio.

Funeral y traslado a Canarias

A mediodía se celebró, en laIglesia de San Jorge de Santurtzi,el funeral por el señor González dePaz. A él asistieron, además de losfamiliares de la víctima, el delega-do del Gobierno en el País Vasco,Marcelino Oreja; los gobernado-res civil y militar de la provincia, elgeneral de Zona de la GuardiaCivil, el alcalde de Santurtzi yrepresentantes del PNV, UCD yPSOE.

El féretro, cubierto con la banderade España y el trinomio delCuerpo, fue introducido a hombrosen el templo, mientras una compa-ñía de la Guardia Civil rendíahonores. El párroco señaló en suhomilía que “entre todos los males

de este mundo, este asesinatoconcreto es el que clama por enci-ma de todos”.

Una vez terminado el oficio religio-so, el féretro fue sacado a hom-bres del templo, mientras unacompañía militar tocaba el toquede Silencio, el himno de la GuardiaCivil y el Himno Nacional. Se die-ron gritos de “¡Viva la GuardiaCivil!”, “¡Viva el Rey!” y “¡VivaEspaña!”, mientras una voz feme-nina gritaba “¡Muerte a los asesi-nos!”, que fue rápidamente acalla-da por los asistentes al acto.

El cadáver del guardia civil asesi-nado llegó a últimas horas de latarde al aeropuerto tinerfeño deLos Rodeos, a bordo de un aviónmilitar. Posteriormente fue trasla-dado a la Comandancia de laGuardia Civil de Santa Cruz deTenerife, donde se instaló la capi-lla ardiente.

Al día siguiente, domingo 18 deoctubre se ofició una misa de “cor-pore in sepulto” y a continuaciónse procedió al sepelio en elcementerio de Sarita Lastenia, dela capital tinerfeña.

MANUEL HERNÁNDEZ SEISDEDOS Las Arenas-Getxo (Bizkaia), 26 de noviembre de 1981El propietario de una armería.

A las nueve y veinte minutos de la mañana del miércoles 26 de noviembrede 1981, ETA tiroteaba en el barrio getxotarra de Las Arenas a Manuel

Hernández Seisdedos, propietario de una tienda de deportes ubicada enesta localidad vizcaína, cuando estaba en compañía de sus hijas de 5 y 7años. Manuel, que recibió un tiro en la cabeza, quedó en coma neurálgico

y falleció posteriormente.

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Benigno, que recibió tres dispa-ros de pistola, murió mientras

era trasladado en ambulancia alhospital bilbaíno de Cruces-Barakaldo. El cadáver no llegó aingresar en el citado hospital y fueconducido nuevamente aOndarroa.

Benigno García tenía 36 años yera padre de seis hijos, de edadescomprendidas entre los doce y loscuatro años. Originario de Foz(Lugo), llevaba residiendo enOndarroa desde 1965, y había tra-bajado varios años como marino,hasta 1975, en que ingresó en laPolicía Municipal.

En el lugar del suceso fueronencontrados seis casquillos delcalibre 9 milímetros parabellum,marca SF. El atentado se produjoen un callejón en la zona deIparkale, donde vivía el agente.

Cerca de su domicilio, dos indivi-duos se le acercaron y sin mediar

palabra le hicieron varios dispa-ros, ocasionándole las tres heri-das que le causaron la muertemientras era trasladado al hospi-tal.

El alcalde de Ondarroa, FélixArambarri, que acompañó a la víc-tima en la ambulancia que lo lleva-ba inicialmente al centro hospita-lario, manifestó: "Lamento profun-damente que haya ocurrido esto.No puedo decir nada distinto a loque se ha dicho ya ante este tipode hechos, sino que lo lamentoprofundamente".

"En un principio", declaró, "penséque se había derrumbado unacasa vieja que está junto a la mía,pero cuando me asomé al balcónvi que había un hombre tendido enel suelo. Miré y me di cuenta deque era Benigno García, a quienconocemos y llamamos el algua-cil. Después vino una ambulanciamunicipal y se lo llevó".

Pocas esperanzas de salvar suvida

Minutos después del atentado, lasdos hijas de la víctima se presen-taron en el estanco situado frentea la tienda y le comentaron al pro-pietario «que a su papá le habíanpegado un tiro». Este dio aviso a laPolicía Municipal y a continuación,en compañía del regente de unaferretería contigua, se dirigió a laarmería, donde ManuelHernández se encontraba tumba-do boca arriba en el suelo. «Teníalos ojos abiertos y no presentabaaparentemente ningún disparo enel cuerpo. Al darle la vuelta vimosel tiro en la sien. Creí que estabaya muerto».

Mientras un miembro de la PolicíaMunicipal conducía a las dosniñas al colegio, el herido fue tras-ladado al hospital de Basurto,donde ingresó con parada cardía-ca. Tras quince minutos de reani-mación cardiovascular, recuperólas funciones hemodinámicas,pero persistía el coma neurológicode grado cuatro.

Manuel presentaba una herida porarma de fuego en la región mas-toidea derecha, sin orificio de sali-da. Tras una intervención quirúrgi-ca fue trasladado a la sección dereanimación. Los médicos que leatendieron tenían pocas esperan-zas de salvar su vida y efectiva-mente Manuel moría dos días des-pués, en la madrugada del viernes

28 de noviembre como conse-cuencia de la gravedad de lasheridas.

BENIGNO GARCÍA DÍAZ Ondárroa-Ondarroa (Bizkaia), 27 de enero de 1982Policía municipal

El 27 de enero de 1982, ETA asesinaba en la localidad vizcaína deOndarroa al policía municipal de esta localidad, Benigno García Diaz.Dos jóvenes le dispararon cuando se dirigía de uniforme al cuartel

para entrar de servicio.

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El primero fue víctima de variosdisparos, cuando se trasladaba

a media tarde en automóvil haciaSan Sebastián, y el segundo fueasesinado por cuatro individuos, quele dispararon un tiro en la nuca, enpleno centro de San Sebastián,acompañado del director general dela Guardia Civil, teniente generalAramburu Topete.

José Fragoso tenía 31 años y habíaingresado en la Guardia Civil en1975. Estaba destinado en los servi-cios fiscales del puerto de Pasaiadesde 1976. El atentado se produjocuando iba a subir a su automóvil,un Seat 127 matrícula SS-3207-G,junto a su domicilio, situado en unbloque aislado del barrio deLarzábal. En las inmediaciones fue-ron encontrados tres casquillos debala, de 9 milímetros parabellum,munición empleada habitualmentepor la organización terrorista ETAmilitar. El atentado ocurrió sobre lassiete de la tarde.

El atentado contra BenjamínFernández Fernández, el guardiacivil retirado, que tenía 61 años deedad, se produjo en la confluencia

de las calles de Treinta y uno deAgosto y Mayor, de San Sebastián,cuando Benjamín, acompañado dePaulo y de un tercer amigo, acaba-ba de abandonar un bar de la plazade Trinidad.

Según algunos vecinos que presen-ciaron los hechos, dos individuosque estaban esperando en el lugarse aproximaron al grupo y dispara-ron cuatro veces, con una o dos pis-tolas. Inmediatamente se dieron a lafuga a pie, en compañía de otrosdos miembros del comando que seencontraban apostados en las cer-canías.

El guardia civil retirado cayó de bru-ces sobre el suelo, frente a la iglesiade Santa María, alcanzado en lanuca por un proyectil que abrió unboquete de grandes dimensiones yperforó la masa encefálica. El falleci-miento se produjo casi instantánea-mente.

Según fuentes policiales, ningunapersona reconoció haber presencia-do los hechos. En el escenario delatentado, los inspectores de la comi-saría de San Sebastián recogieronun casquillo de bala 9 milímetros

El martes 16 de febrero de 1982 morían asesinados a manos de ETA elguardia civil en activo, José Fragoso Martín, y otro retirado Benjamín

Fernández, en las localidades guipuzcoanas de Errenteria y SanSebastián, respectivamente.

El Ayuntamiento de Ondarroacondena enérgicamente el

asesinato

Con la asistencia del gobernadorcivil de la provincia, VicenteSampedro, el diputado general deBizkaia, José María Makua, y elpleno de la corporación municipalde Ondarroa, se celebró al díasiguiente en Ondarroa, el funeralen memoria de Benigno GarcíaDíaz.

La ceremonia se desarrolló sinmás incidentes que los gritos con-tra ETA lanzados por una mujer a lasalida de la iglesia de Santa María,donde se celebró el acto.Previamente, la corporación muni-cipal celebró un pleno extraordina-rio en el que se aprobó por mayo-ría una resolución en la que secondenaba el asesinato por "aten-tar contra los derechos humanospor los que estamos luchando yproclamando constantemente, ypor haberse realizado en la perso-na de un modesto funcionariomunicipal".

El Ayuntamiento se pronunció "encontra de este acto de fuerza y encontra de todo acto de fuerza" yexpresa su reconocimiento a "lalabor callada de los funcionariosmunicipales que se esfuerzan porel servicio a nuestra villa". El plenoacordó también expresar su con-dolencia a los familiares y declarartres días de luto oficial.

La resolución, presentada por losconcejales del PNV con la voluntadexpresa, según explicó el alcalde,de conseguir la unanimidad de lacorporación, no obtuvo, sin embar-go, más votos que los diez con quedicho partido cuenta en elAyuntamiento.

Los cinco concejales de HerriBatasuna habían presentado unamoción alternativa, redactada eneuskera, en la que, tras una refe-rencia a "la sangre caída porambas partes" se hacía una llama-da a la búsqueda de "una salidarecta y justa que conduzca a la pazy cuyo primer paso consistiría ensentarse a una mesa en igualdadde condiciones, sin que nadietenga que agachar la cabeza nipretenda imponer condiciones".Los dos concejales de LKI quecompletaban la corporación, aunmostrando su acuerdo global conel escrito presentado por el PNV,optaron por abstenerse en la vota-ción final.

Los partidos UCD, PSE-PSOE,Euskadiko Ezkerra y PCE-EPKexpresaron su condena del atenta-do en términos particularmente fir-mes.

JOSÉ FRAGOSO MARTÍNBENJAMÍN FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

Errenteria y San Sebastián (Gipuzkoa), 16 de Febrero de 1982Guardias civiles

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El atentado se produjo cuandoModesto Martín acababa de ocu-

par su automóvil, un Seat 124 decolor amarillo con matrícula deMadrid 950.036, en compañía de suesposa y de una hija pequeña a laque el matrimonio pensaba trasladaral colegio.

Tres individuos se situaron en laparte delantera del vehículo, estacio-nado en la confluencia de la avenidaGalzaraborda y la calle MauricioRavel, en el barrio de Beraun, deRentería, y dispararon a través delparabrisas contra el guardia civil, queocupaba el asiento situado ante elvolante. Los agresores se dieroninmediatamente a la fuga a pie.

Modesto Martín era guardia primero,vivía en el número 47 de la avenidaGalzaraborda, cerca de donde teníaaparcado el coche en el momento desufrir el atentado y, al parecer, acos-tumbraba a llevar a su hija a clase,por la tarde, siempre que se lo per-mitía su servicio. Estaba destinadoen la vecina localidad de Pasaia.

Había nacido en septiembre de 1941en Pinofranqueado (Cáceres).

La capilla ardiente con sus restosmortales quedó instalada a últimahora de la tarde, en el salón del tronodel Gobierno Civil de Gipuzkoa.Según fuentes policiales, en el lugarde los hechos se recogieron varioscasquillos de bala y un proyectil, delcalibre nueve milímetros parabellum,munición habitualmente empleadapor ETA militar.

Poco después de que se perpetrarael atentado contra Modesto Martín,efectivos de la Guardia Civil y de laPolicía Nacional instalaron controlesen las carreteras de acceso aRentería, y en otros puntos de la pro-vincia.

Al poco tiempo de producirse el aten-tado, varios partidos emitieron comu-nicados de repulsa y condena poresta acción.

Funeral en San Sebastián

Al día siguiente, martes 16 de marzo,

Parabellum, marca SF.

En relación con los dos atentados,una nota oficial difundida por elMando Único para la LuchaCotraterrorista a última hora del día,informaba que “eran atribuibles a laorganización terrorista ETA militar”.La nota añadía que gracias a lacolaboración ciudadana se ha teni-do conocimiento de que estoshechos han sido realizados por per-sonas jóvenes, de las que se tienenabundantes datos identificativos.

La nota oficial precisa que el guardiacivil José Fragoso, de 31 años, eranatural de Larache (Marruecos).

Por su parte, Benjamín Fernándezera natural de Puebla de Burón(Lugo) y estaba casado. En elmomento del atentado trabajabacomo vigilante en las oficinas de unadelegación ministerial cuyos servi-cios habían sido trasferidos alGobierno Vasco.

“Descarada provocación”, segúnel Gobierno Vasco

El Gobierno autónomo vasco conde-nó los dos atentados y denunció “ladescarada provocación que buscanlos autores de estos crímenes”. Enuna nota hecha pública a últimahora de la tarde del miércoles 16 defebrero, el Gobierno vasco indicabaque ha conocido “con indignación yamargura” los dos atentados, “quehan costado de nuevos dos vidashumanas, causando dolor irrepara-bles en los allegados de las víctimasy renovando en nuestra sociedad el

azote de la violencia y la provoca-ción”.

“El Gobierno Vasco”, añadía la nota,“al tiempo que expresa su solidari-dad con el dolor de los familiares delas víctimas, denuncia enérgicamen-te ante el pueblo vasco la descaradaprovocación que buscan los autoresde éstos crímenes, en los que sepone de manifiesto un claro intentode hundir el proceso democrático,en sus momentos más delicados, yel desprecio absoluto a la voluntadde nuestro pueblo acreditada en lasurnas”.

En un comunicado difundido amedia tarde, el Partido Socialista deEuskadi (PSE-PSOE) calificó a losautores del atentado de “vulgaresasesinos que, alegando ser defen-sores del pueblo vasco únicamentebuscan la desestabilización de lademocracia”. Por su parte, UCDmanifestó que los atentados cometi-dos en San Sebastián y Errenteria,son un nuevo elemento de la “mareade sangre que tanto repugna a lamayoría de los vascos”, y señalóque la violencia se dirige, en primerlugar, contra el País Vasco y sus ciu-dadanos.

Por último, el Partido Comunista deEuskadi señaló en otro comunicadode condena que “las fuerzas políti-cas vascas, el Gobierno vasco y suParlamento, debemos contestarcomo se merece a quienes persis-ten en actividades provocativas yterroristas”.

Minutos después de las tres de la tarde del lunes 15 de marzo de 1982,ETA asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Errenteria, al

guardia civil Modesto Martín, de cuarenta años. Tres desconocidos efec-tuaron tres disparos contra su automóvil en presencia de su esposa y de

una hija de corta edad. Trasladado urgentemente al hospital militar de San Sebastián en una ambulancia de la Cruz Roja, ingresó cadáver en el

centro médico, donde pudo comprobarse que presentaba heridas mortales en el corazón, la boca y el pecho, a la altura de los pulmones.

MODESTO MARTÍN SÁNCHEZRentería-Errenteria (Gipuzkoa), 15 de marzo de 1982Guardia civil

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Uno de los terroristas resultó heri-do en una pierna. En la huida los

miembros del comando abandona-ron dos metralletas y una pistola.

Los fallecidos fueron los inspectoresAlfonso Maside Bouzo y AgustínMartínez Pérez -el primero de loscuales murió cuando era trasladado aun hospital-, así como la novia deeste último, Cristina MónicaIllarmendi Ricci, que trabajaba en ellocal.

El atentado se produjo en el bar-res-taurante Rancho Chileno, situado enun bloque de viviendas construido a lasalida de Sestao en dirección aPortugalete, unos cien metros a laderecha de la carretera general Bilbao-Santurtzi, en la calle Sotera de la Mier.

Al comedor, una pieza rectangular deunos dieciséis metros cuadrados, enla que hay una decena de mesas, seaccede desde una puerta situada alextremo de la barra del bar.

Los agresores, cuatro jóvenes deunos veinte años, según las impresio-nes recogidas entre los testigos,irrumpieron por dicha puerta, arma-dos con varias metralletas y al menos,una pistola. Sin mediar palabra, losagresores efectuaron no menos de uncentenar de disparos en ráfaga, direc-tamente dirigidos contra la mesasituada en el extremo de la pieza dia-gonalmente opuesto a la puerta.

En el momento de producirse el aten-tado, además de los policías, habíaen el establecimiento media docenade personas, que jugaban a las car-tas. Aunque los agresores no hicieronindicación alguna de que iban a

empezar a disparar, estas personasreaccionaron instintivamente al escu-char la primera ráfaga y no sufrierondaño alguno. También había algunosotros clientes en la barra del bar.

Una hora después del atentado a laespera de la llegada del juez loscadáveres del inspector AgustínMartínez Pérez y de su novia, CristinaMónica Illarmendi, aún se encontra-ban tendidos en el suelo junto a res-tos de comida y cascos de vasos ybotellas alcanzados por las balas. Enel techo del comedor, hacia la mitadde la estancia, eran visibles dosimpactos de bala, y unos treinta ocuarenta más en la pared y cristaleradel fondo La policía recogió en ellugar un centenar de casquillos.

Las fuerzas de seguridad del Estadoreforzaron la vigilancia en los pasosinternacionales de Gipuzkoa, a fin deimpedir un posible intento de fuga delos terroristas hacia Francia.

Un policía logró repeler la agresión

Según señalaron testigos presencia-les, uno de los policías consiguiórepeler la agresión, alcanzando a unode los terroristas, el cual fue sacadodel lugar por otro de los miembros delcomando, mientras se sujetaba conambas manos una pierna en la quetenía una herida que sangraba abun-dantemente. Al parecer, el terroristaherido quedó tendido en el suelohasta que uno de sus compañerosentró de nuevo en el bar a por él. Losagresores abandonaron en su huidados metralletas, una de ellas de fabri-cación israelí, marca Uzi, y la otra dela marca francesa MAT, así como una

El vicepresidente para AsuntosPolíticos del Gobierno, RodolfoMartín Villa, presidía en SanSebastián las honras fúnebres delguardia civil Modesto Martín, asesi-nado el lunes por la tarde enErrenteria. La autoría del atentadoaún no ha sido reivindicada por nin-gún grupo, aun que todos los indi-cios apuntan a un comando de ETAmilitar.

La misa corpore in sepulto por elalma del guardia civil se celebró amediodía en el salón del trono delGobierno Civil de Gipuzkoa, dondehabía quedado instalada el día ante-rior la capilla ardiente. Junto al vice-presidente del Gobierno formaba lapresidencia oficial el delegado delGobierno en el País Vasco,Marcelino Oreja; el consejero deInterior del Gobierno vasco, LuísMaría Retolaza; el director generalde la Guardia Civil, teniente generalAntonio Aramburu Topete; el secreta-rio general del Partido Socialista deEuskadi (PSE-PSOE), TxikiBenegas, y otras representacionespolíticas.

También ocuparon lugar destacadola viuda de Modesto Martini, embara-zada de siete meses, y un hijo delmatrimonio, así como otros familia-res. Entre el público, que abarrotabael salón, se encontraban nunierososjefes, oficiales y suboficiales unifor-mados.

Terminado el oficio religioso, queconcelebraron cinco sacerdotes, elféretro que contenía los restos mor-tales de Modesto Martín, cubiertocon la bandera española, fue bajadoa hombros de compañeros hasta lacalle, donde una banda de músicamilitar y una sección de la GuardiaCivil interpretaron el himno del insti-tuto. El teniente general AramburuTopete dio vivas a España, al Rey ya la Guardia Civil, y alguna personade la comitiva no oficial dio un grito de"muera ETA", que no obtuvo mayoreco.

El Gobierno autónomo vasco, en lareunión que celebró el mismo lunes,expresó su "indignación y condenaabsoluta por el asesinato lamentabley repugnante", según informó su por-tavoz, Ramón Labayen.

Poco después de las tres de la tarde del lunes 22 de marzo de 1982, dosinspectores de policía y la novia de uno de ellos resultaron muertos en unatentado perpetrado por ETA m en la localidad vizcaína de Sestao. Otros

dos policías fueron heridos gravemente. Los cuatro inspectores y la mujerque les acompañaba fueron salvajemente ametrallados por cuatro jóvenesarmados que irrumpieron con la cara descubierta, en el restaurante donde

los cinco se encontraban a punto de finalizar el almuerzo.

AGUSTÍN MARTÍNEZ PÉREZ (Guardia civil)

ALFONSO MASIDE BOUZOR(Guardia civil)e

CRISTINAMÓNICAILLARMENDI (Novia de Guardia civil)

Sestao (Bizkaia), 22 de marzo de 1982

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cológicamente a "un cuerpo que tienea su cargo una de los principales ymás peligrosas misiones de unEstado democrático y de derecho,como es la lucha antiterrorista".Finalmente, este sindicato pedía quese dotase al Cuerpo de los medios deautoprotección y defensa necesariospara asegurar las libertades y elorden.

Por su parte, la Unión Sindical dePolicías solicitaba a la ciudadaníavasca que respondiera vigorosamen-te ante este atentado a los derechoshumanos, y reclamaba medidas efi-caces políticas y policiales para ponerfin a estos hechos. El secretariogeneral de este sindicato se trasladóal día siguiente a Bilbao para testimo-niar la condolencia del colectivo.

El alcalde de Sestao, el socialistaSantiago Llanos, convocó un plenoextraordinario para la noche del aten-tado, a fin de laborar un comunicadode condena. Por su parte el PartidoSocialista de Euskadi difundía, nadamás conocerse el atentado, un comu-nicado en el que, entre otras cosas,se afirmaba que "los socialistas vas-cos no podemos permitir el menorsíntoma de in sensibilización de laopinión pública ante la destruccióndel derecho más sagrado, cual es lavida de unos ciudadanos, por el fana-tismo de unas minorías asesinas".Asímismo, la dirección estatal delPSOE difundió una nota en la queafirma que la violencia sólo favorecea quienes quieren acabar con la liber-tad "desde uno u otro lado".

También Euskadiko Ezkerra manifes-taba, en un comunicado hecho públi-co a las cinco de la tarde, su "conde-

na sin paliativos del atentado" y mos-traba su posición contraria a la: vio-lencia, que "ha quedado patente ennuestro recién celebrado congreso,en el cual mostramos nuestro radicalrechazo".

En parecidos términos se han pro-nunciado UGT y CC OO así como lospartidos de ámbito estatal UCD y AP,y la Junta Municipal del PNV deSestao.

Tensión en el funeral

La misa funeral, celebrada en unclima de tensión y dolor, al díasiguiente, 23 de marzo, se inició a las10.30 horas en una dependencia dela Jefatura de Policía. Instantes anteshabían llegado el presidente delGobierno y demás personalidadesasistentes, entre las que tambiénfiguraban los representantes de lasinstituciones locales y dirigentes delos principales partidos políticos.

El funeral fue oficiado por el capelláncastrense de la Policía Nacional enBizkaia, Juan Perelló Ayuso dijo en suhomilía, "Ayer tarde, los corazonesendurecidos de unos viles asesinosse cobraron tres nuevas víctimas,cuyo defecto era ser portadores deuna placa puesta al servicio de lasociedad, y en el caso de Cristina, elcompartir una mesa donde reponerfuerzas para proseguir la jornada detrabajo".

Finalizado el acto religioso, los fére-tros, portados a hombros por com-pañeros de los fallecidos, fueronconducidos hacia la cercana plazade Indautxu, donde fueron introduci-dos en los furgones. La banda del

pistola marca Browing, del tipo FN.

De los tres inspectores que resulta-ron heridos, uno de ellos, AlfonsoMaside Bouzo, falleció cuando eratrasladado a la residencia sanitaria deCruces, en compañía de MiguelÁngel Cabeza Fernández, que,alcanzado en el abdomen resultó gra-vísimamente herido. En el centrosanitario fue intervenido y se le extra-jeron dos balas del estómago.

El tercer herido, Miguel ÁngelMartínez, fue trasladado al hospitalde Basurto (Bilbao) y al día siguienteya se encontraba fuera de peligro,aunque en estado grave, con heridasen el tórax, región lumbar, codoizquierdo y ambas piernas. Fue esteagente quien consiguió disparar con-tra los terroristas.

Los agresores llegaron al lugar endos coches: un Ford Granada matrí-cula BI-7295-X, que había sidorobado poco antes de las tres de latarde, en la calle Conde deValmaseda, en el casco urbano deSestao, y un R-12 de color blanco,del que se desconocen más datos.Tras cometer el atentado, huyeronen dirección a Barakaldo, donde elFord Granada sería hallado hacialas cuatro de la tarde.

Según la información de la policía, elcomando estaba formado por seis osiete miembros, tres de los cualescometieron el atentado, dos que per-manecieron al volante de los automó-viles utilizados, y uno o dos másencargados de vigilar las inmediacio-nes del bar.

Uno de los autores del atentado,según testigos presenciales, teníaalrededor de 1.80 metros de estatura,entre dieciocho y veinte años de edady la cara alargada, delgada y morena.

Hacia las 16.45 horas, momento en elque llegaba al lugar de los hechos elteniente coronel del acuartelamientode la Policía Nacional de Basauri,cerca de un millar de personas sehabía concentrado silenciosamenteen las inmediaciones. El ambienteera ciertamente sobrecogedor.

Las víctimas eran clientes habituales del local

Los policías ametrallados acostum-braban a comer desde hacía algúntiempo en el mismo restaurante, sibien no parecían ser muy conocidosen el barrio.

Agustín Martínez había nacido en LaBañeza (León), y Alfonso Maside eranatural de Orense. Ambos teníanveintisiete años de edad, estaban sol-teros y habían sido destinados a lacomisaría de Sestao hace cuatroaños. La mujer muerta, de nacionali-dad uruguaya, era pariente de lospropietarios del bar-restaurante y tra-bajaba en él.

Reacciones de condena

Los dos principales sindicatos policia-les reaccionaron con energía al aten-tado, en sendas notas. El SindicatoProfesional de Policía denuncia la"precaria y gravísima, situación de lascondiciones de trabajo" del CuerpoSuperior de Policía, y afirma que elatentado pretende desestabilizar psi-

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El atentado se produjo en unazona muy concurrida de la ciu-

dad, y en presencia de numerosostestigos, muchos de los cuales eranniños.

Enrique Cuesta había sucedido en elcargo a Juan Manuel GarcíaCordero, que fue secuestrado y ase-sinado el 23 de octubre de 1980 tam-bién por los Comandos Autónomos,una rama separada de ETA.

Los dos individuos que efectuaronlos disparos aguardaban apostadosjunto a la esquina de la sucursal dela Caja de Ahorros Provincial, situa-da en el número 22 de la AvenidaSancho el Sabio, en el barrio donos-tarria de Amara. Enrique Cuestaabandonaba todos los días, a lastres de la tarde, la delegación de laCTNE en la calle Sagrada Familia, aescasa distancia del lugar de loshechos, y se dirigía caminandohasta su domicilio, en el númeroseis de la avenida citada.

Testigos presenciales manifestaronque los dos agresores abordaron de

frente al delegado de la Telefónica ya su escolta, y comenzaron a dispa-rar sus pistolas sin mediar palabra.Un proyectil alcanzó en el hemitóraxderecho al policía Antonio GómezGarcía, le perforó el pulmón y saliópor el occipital, arrastrando parte dela masa encefálica. Otra bala, dis-parada a quemarropa, destrozó elcorazón de Enrique Cuesta.

Ambas víctimas cayeron al suelofulminadas, mientras los dos terro-ristas cruzaban la avenida deSancho el Sabio corriendo, acom-pañados de un tercer individuo, quehabía cubierto su retirada. Una vezrecorrida la calle Luca de Tena, sedieron a la fuga en un automóvilrobado, que les aguardaba en elpaseo de Bizkaia.

El atentado fue perpetrado en pre-sencia de gran número de perso-nas, entre ellos muchos niños, queesperaban el paso de autobusesescolares cuyas paradas habitualesse encontraban cerca del lugar. Entorno a los cuerpos agonizantes,caídos en la acera, frente a la sucur-

regimiento de Infantería interpretóuna marcha fúnebre, mientras quesendas secciones de la Guardia Civily Policía Nacional, formadas frente ala salida principal de la JefaturaSuperior, rendían honores a los dospolicías muertos.

El retraso en la llegada de los furgo-nes hizo que la comitiva estuvieradetenida durante bastantes minutosen la calle, en un clima de alta tensiónemocional. Finalmente, los féretrosfueron conducidos hasta la iglesia delCarmen, situada en la misma plaza deIndautxu, donde fue rezado un res-ponso. Finalizado éste, los restos deAgustín Martínez Pérez fueron condu-cidos, por carretera, a la localidad leo-nesa de La Bañeza, donde recibieronsepultura.

Los restos de Alfonso Maside fueronconducidos al aeropuerto de Sondicapara ser trasladados por vía aérea aBaños de Malgas (Orense).

El presidente del Gobierno Español yel del Gobierno Vasco, LeopoldoCalvo Sotelo y Carlos Garaikoetxeatuvieron que soportar gritos insultan-tes y algunos empujones en elmomento en que ambos se introducí-an en el automóvil del primero trashaber asistido, en la Jefatura Superiorde Policía de Bilbao, al funeral.

Reacciones de condena

A las condenas del atentado, inclui-da la del Gobierno vasco por boca desu vicepresidente, Mario Fernández,se sumaron a las del Ayuntamientode Sestao y la junta municipal del

PNV de esta localidad, las centralesCC OO y UGT, la UCD vasca,Alianza Popular y el PCEEPK.

La comisión permanente delAyuntamiento de Sestao, reunido ensesión extraordinaria, aprobó unamoción presentada por el gruposocialista, en la que se une al dolorde los familiares de los fallecidos yheridos, condena el atentado y afir-ma que estos hechos propician demanera violenta la involución en elproceso democrático. La propuestafue aprobada por el PSOE y el PNV,con la abstención de Herri Batasuna,mientras Euskadiko Ezkerra votó encontra, por no haberse aceptado untexto alternativo que pedía "solucio-nes políticas que dejen sin la másmínima justificación este tipo deacciones violentas".

Los Reyes de España, que enviaronsendos telegramas de condolenciaa los familiares de los dos policíasasesinados, dirigieron también, através del marqués de Mondéjar,jefe de la Casa Civil de don JuanCarlos, un mensaje dirigido algobernador civil de la provincia,rogándole transmitiera su condolen-cia a los familiares de CristinaMónica Illarmendi Ricci.

Pasadas las tres de la tarde del 26 de mayo de 1982, dos individuos muyjóvenes pertenecientes a los Comandos Autónomos Anticapitalistas,

asesinaban a tiros en San Sebastián al Delegado provincial de laCompañía telefónica Nacional de España, Enrique Cuesta Jiménez y

herían gravísimamente al policía nacional Antonio Gómez García, queprestaba protección al primero. Antonio moriría cinco días más tarde, el

31 de marzo.

ENRIQUE CUESTA JIMÉNEZDelegado de telefónica en San Sebastián

ANTONIO GÓMEZ GARCÍA Policía Nacional

San Sebastián-Donotia (Gipuzkoa), 26 de marzo de 1982

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su antecesor, Juan Manuel GarcíaCordero, al que asesinaron de undisparo en la nuca, en el monteUlía, después de haberle interroga-do. La citada organización terroristaacusó a García Cordero de ser res-ponsable de las escuchas telefóni-cas, en colaboración con la policía.

Cinco días más tarde, murió a tirosel propietario del bar Kopos, de SanSebastián, Juan Carlos FernándezAzpiazu, quien trabajaba como res-ponsable de publicidad de las pági-nas amarillas de la guía telefónica.

Antonio Gómez fallecía el 31 de marzo

Cinco días después del atentado, el31 de marzo de 1980, AntonioGómez García, fallecía a mediamañana en el hospital de la CruzRoja de San Sebastián.

Había sido alcanzado por dos dis-paros, uno en el hombro y otro en lacabeza, con orificio de entrada ysalida, que le produjo estallido cra-neal con pérdida de masa encefáli-ca. Operado en la misma tarde delviernes 26 de mayo, durante doshoras, el herido había permanecidodesde entonces en estado de comaprofundo.

Antonio Gómez, de 24 años, estabacasado y tenía un hijo de pocosmeses. Era natural de Bornos(Cádiz) y trabajaba habitualmenteen el servicio de escoltas. En oca-siones había acompañado a políti-cos vascos. La protección que seacostumbraba a prestar a EnriqueCuesta, a la vista de lo ocurrido con

su antecesor en el cargo, era dedos agentes, pero en el breve tra-yecto de la oficina a su domicilio aveces sólo le acompañaba uno.

Reacciones de condena

Las reacciones de condena no sehicieron esperar. El presidente delParlamento vasco, Juan JoséPujana, nacionalista, abrió la sesiónde la tarde en la Cámara de Vitoriacon unas palabras repudiando elhecho, del que dijo que sólo preten-de conducir a Euskadi hacia el caosy provocar la interrupción del proce-so democrático. UCD calificaba deasesinos antivascos a los autoresdel atentado; también CC OO, cen-tral sindical representada en elcomité de empresa de la CNTE enGuipúzcoa, difundió un comunicadode repulsa.

Militantes socialistas anunciaronque trabajarían durante la nochepara preparar decenas de miles deoctavillas, que al día siguiente fue-ron distribuidas por toda Gipuzkoa,en las que se reproducían unos ver-sos de Bertold Bretch contra elnazismo con el siguiente texto:"Vinieron primero por los comunis-tas, yo, como no era comunista, nome preocupé. Vinieron después porlos cristianos y yo, como no era cris-tiano, no sentí ninguna inquietud.Más tarde, vinieron por los judíos. Amí, como no era judío, no me impor-tó. Hoy han venido por mí, pero yaera tarde".

sal de la Caja de Ahorros, y a solounos metros de la cafetería Rex,que solía frecuentar EnriqueCuesta, se formó un corro de curio-sos, mientras un transeúnte intenta-ba prestar auxilio a los heridos.

Se produjeron escenas de nervio-sismo y ataques de histeria entrealgunos de los testigos del atenta-do. El concejal socialista de SanSebastián, Carlos García, avisódesde un teléfono a la PolicíaMunicipal y requirió la presencia deambulancias.

La hija menor de Enrique Cuesta,de catorce años, que solía esperarcada día a su padre en aquel mismolugar, antes de tomar el autobúsque la trasladaba al colegio, llegócasi inmediatamente después deltiroteo y pudo ver los dos cuerpossangrando sobre el suelo. La jovensufrió una aguda crisis nerviosa yhubo de ser trasladada a la residen-cia de la Seguridad Social NuestraSeñora de Aranzazu.

La otra hija del delegado de laTelefónica, de 18 ó 19 años, que seencontraba en el domicilio familiar,ajena a lo sucedido, recibió una lla-mada telefónica de un comunicanteanónimo, que se limitó a decirle"han matado a tu padre", y colgó elaparato. La muchacha, presa deuna enorme excitación, bajó a lacalle cuando las ambulancias habí-an recogido ya a los heridos.

Enrique Cuesta fue trasladado a laresidencia de la Seguridad Socialdonde ingresó cadáver, mientrasque el policía nacional Antonio

Gómez fue atendido en el hospitalde la Cruz Roja. Allí se le sometió auna intervención quirúrgica deurgencia, que duró más de doshoras. Fuentes médicas, indicaban,al término de la operación, que suestado continuaba siendo gravísimoy que se temía por su vida.Efectivamente, Antonio moría pocodespués.

En el lugar de los hechos se reco-gieron casquillos de bala, de calibrenueve milímetros, tipo parabellum,marca STE. En la fachada de vidriode la sucursal de la Caja de Ahorrosprovincial, junto a la que se perpetróel atentado, podían apreciarse dosorificios de bala.

Dos individuos muy jóvenes

El automóvil presumiblementeempleado por los terroristas en suhuida, un Seat 850 de color blanco,matriculado en Zamora y robadopoco antes de consumarse el atenta-do, fue hallado por la policía junto ala estación de RENFE, a unos 1.500metros del lugar de los hechos. Encuanto a los dos individuos que dis-pararon contra Enrique Cuesta yAntonio Gómez, todos los testimo-nios coinciden en señalar que se tra-taba de dos chicos muy jóvenes.

Enrique Cuesta, de 54 años, eranatural de Logroño, a donde fuerontrasladados al día siguiente sus res-tos mortales. Estaba casado, teníados hijas, y había ocupado la dele-gación provincial de la Telefónica ennoviembre de 1980, pocos díasdespués de que ETA secuestraran a

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personas que trabajaban en laresidencia médica, la última vezque se vió al doctor Carasa habíssido hacia las 15.50 horas del mar-tes 30 de marzo, cuando salía delcitado centro sanitario. Se creeque poco después fue secuestra-do por el comando etarra que loasesinó en el monte donde apare-ció su cadáver.

Al recibirse la noticia de este aten-tado en el Parlamento Vasco que aesas horas estaba reunido enVitoria, el lendakari CarlosGaraicoetxea declaró a RNE queestaba "consternado" ante tanexecrable hecho. Por su parte,Txiki Benegas, responsable delPartido Socialista de Euskadi(PSOE) expresó "la más enérgicacondena en nombre propio y delpartido". Jesús Viana, en nombrede UCD dijo que la noticia del ase-sinato del doctor Carasa le produ-cía "un asco terrible y una profun-da pena"', y pidió una reacciónpopular masiva, "o si no será unaseñal de que no nos merecemosotra cosa".

ETA secuestró y torturó al doctor Ramiro Carasa antes de

asesinarle

El cadáver de Ramiro Carasa,médico jefe del servicio deTraumatología de la residencia dela Seguridad Social de SanSebastián, presentaba síntomasde que haber sido torturado antesde que cinco disparos en la cabe-za le causaran la muerte. La orga-nización terrorista, al responsabili-

zarse de este asesinato, afirmóescuetamente que Ramiro Carasa"había sido ejecutado después deinterrogarle".

Al día siguiente de su asesinato,miércoles 31 de marzo se regis-traron en toda España numerosasreacciones de condena, entre lasque cabe destacar las proceden-tes del estamento médico.

Ramiro Carasa, médico jefe delservicio de Traumatología de laresidencia de la Seguridad SocialNuestra Señora de Aranzazu, deSan Sebastián, pudo ser torturadoantes de que se produjera su ase-sinato, según informaron fuentesmédicas después de una observa-ción del cadáver. En contra de loque se pensó en un principio, elcuerpo sin vida del doctor Carasapresentaba cinco balazos y unafractura en la cabeza.

Fuentes policiales destacaron aldía siguiente de su asesinato, larapidez y eficacia con que ETAmilitar decidió y ejecutó el atenta-do terrorista. La víctima había lle-gado a San Sebastián, procedentede Madrid, el mismo martes 30 demarzo por la mañana, y tenía pre-visto regresar al día siguiente a lacapital de España.

Ramiro Carasa recibió un disparoen zona retroauricular iziquierda(detrás de la oreja); otro en hom-bro izquierdo, con orificio de salidapor encima de la fosa supraclavi-cular, y tres más en parrilla costalizquierda. El cadáver presentaba,asimismo, un hematoma de gran-

El cadáver tenía las manos ata-das a la espalda y fue localiza-

do por unos redactores del diarioEgin, donde se había recibido unallamada anónima de un comuni-cante que se identificó comomiembro de ETA, indicando lalocalización del cuerpo sin vida delmédico asesinado. En el aviso aeste periódico, se señaló que eldoctor Carasa Pérez había sido"interrogado".

Un miembro de la redacción delperiódico explicó que poco antesde las diez de la noche se recibióuna llamada telefónica y que sedio aviso de ella a la policía, altiempo que se desplazaban allugar un redactor y un fotógrafo.Los informadores de Egin encon-traron en el lugar indicado el cadá-ver, que estaba con las manos ata-das a la espalda y un tiro en lasien, que le había causado lamuerte de forma instantánea.Después, los dos redactores vol-vieron al periódico y recibieron unallamada de la policía, en la que seles solicitaba que indicasen ellugar exacto donde se encontrabael doctor Carasa. Nuevamente un

miembro de la redacción de Eginvolvió al lugar con la policía.

Pasadas las doce y cuarto de lanoche, una ambulancia de DYA deGipuzkoa trasladó el cadáver deldoctor Carasa hasta el cementeriode la localidad de Urnieta. Losmiembros de este servicio tuvieronque subir hasta una zona elevada,al lugar donde, en un caminoescondido, se encontraba atado elcadáver con las manos atadas a laespalda, y después lo bajaron enuna camilla hasta la ambulancia.

Dos traumatólogos de la residen-cia Nuestra Señora de Aranzazu,compañeros del doctor asesinado,se trasladaron hasta el lugar de loshechos y reconocieron el cadáver.

El doctor Carasa Pérez, soltero,natural de Madrid, llevaba resi-diendo en San Sebastián desde1975, cuando fue nombrado parael cargo de jefe de Traumatologíade la residencia sanitaria de laSeguridad Social.

Vivía en el número 7 de la GranVía de San Sebastián, en el barriode Gross. Según testimonios de

El martes 30 de marzo de 1982, ETA asesinaba al jefe del DepartamentoTraumatología de la Residencia "Nuestra Señora de Aranzazu" de San

Sebastián, Ramiro Carasa Pérez, de 38 años.Ramiro apareció a las once de la noche con un tiro en la sién, en un

monte cercano a la carretera entre Urnieta y Andoain, cerca de un caserío.

RAMIRO CARASA PÉREZSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 30 de marzo de 1982Jefe de Traumatología de la Residencia Sanitaria de San Sebastián.

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Penal, siempre que la herida hayasido producida por arma, blanca ode fuego, y su falta o su retrasopuede ser motivo de sanciones.

Por otra parte, fuentes policialeshan destacado la eficacia y rapi-dez de la red informativa con quecuenta ETA militar, que le ha per-mitido, en este caso, decidir y eje-cutar el atentado en pocas horas.Ramiro Carasa, según las fuentescitadas, había abandonado sudomicilio de San Sebastián hacíaun par de semanas para someter-se a una operación en una manoen Madrid. Llegó a la capital gui-puzcoana el mismo martes, y pen-saba regresar a Madrid al díasiguiente, miércoles.

En los mismos medios pudo apre-ciarse preocupación y cierta extra-ñeza, al tener conocimiento deque, presumiblemente, el coman-do que perpetró el atentado deSestao pudo trasladarse en elmismo día a San Sebastián, quedista 120 kilómetros de esta locali-dad, para conseguir que se presta-ra atención médica al activistaherido.

Brillante trayectoria

Ramiro Carasa estaba soltero,aunque tenía novia en SanSebastián. Compañeros de trabajoy de estudios han descrito como"brillante" su trayectoria humana yprofesional.

Nacido en Liendro (Santander),hacía 38 años que había ingresa-

do como médico residente en LaPaz, de Madrid, y pasó a, seradjunto al término de los tres cur-sos correspondientes. Más tardefue jefe clínico en la residenciaPrimero de Octubre, durante cua-tro años, hasta que consiguió poroposición la plaza de jefe de servi-cio, en 1975, con el número uno,y pidió destino en la capital gui-puzcoana. Mantenía intercambioscientíficos con médicos deFrancia, Inglaterra y EstadosUnidos y había participado en reu-niones académicas y congresosen los países citados.

Reacciones de condena

Entre las reacciones de protesta ydenuncia por el asesinato del doc-tor Ramiro Carasa destaca la sus-pensión del pleno que debía habercelebrado al día siguiente la dipu-tación foral de Gipuzkoa.

El diputado general XabierAizarna, del PNV, abrió la sesión eindicó, a renglón seguido, quedecidía levantarla hasta el próximomiércoles, "como viva y profundaexpresión de duelo y condena antelas acciones y muertes registradasúltimamente en Gipuzkoa. Aizarnase refirió al atentado de Urnieta ysubrayó que "no cabe permanecerimpasible ante estas incalificablesmuestras de desprecio de la vida,supremo valor humano". Tambiénel Parlamento vasco en su sesióndel 31 de marzo aprobó una pro-posición de condena, presentadapor todos los grupos de la Cámara,

des dimensiones en la zona delojo derecho, con fractura delhueso supraorbitario.

Esta última herida parece conse-cuencia de un fuerte culatazo. Enel momento de dar aviso al perió-dico Egin sobre el lugar donde seencontraba el cadáver, el comuni-cante, que se identificó comomiembro de ETA Militar, indicó quesu víctima "había sido ejecutadadespués de interrogarle".

El médico asesinado por ETAno negó su asistencia a ningún

terrorista herido

Todo parece indicar que el coman-do que actuó contra el doctorRamiro Carasa poseía una infor-mación muy precisa de sus movi-mientos y logró secuestrarle enalgún punto del trayecto. En contrade las informaciones difundidas enla noche de su asesinato por fuen-tes policiales, que afirmaban queRamiro se había negado a atendera un herido de ETA, posteriormen-te pudo confirmarse que RamiroCarasa nunca negó asistenciamédica a un militante de ETA heri-do. La versión de que no habíaauxiliado a terroristas procedía, alparecer, de una primera declara-ción de su novia en la comisaríade San Sebastián.

Compañeros del médico asesina-do puntualizaron la inexactitud detales hechos. Una nota delConsejo General de ColegiosMédicos, ratificada más tarde por

el colegio de San Sebastián, infor-mó al día siguiente, miércoles 31de marzo que Ramiro Carasahabía atendido a un individuo heri-do, presunto militante de ETA, eldía 22, horas después de que uncomando de la citada organizacióndiera muerte en Sestao (Bizkaia) ados inspectores del CuerpoSuperior de Policía y a una mujerque les acompañaba en el almuer-zo, atentado en el que resultó heri-do uno de los agresores.

Más tarde, Carasa se presentóante el juez de guardia, al que diocuenta de lo sucedido. Dicha afir-mación contrasta, sin embargo,con las declaraciones realizadaspor el juez de guardia de SanSebastián, quien aseguró que enla fecha indicada no se recibióparte alguno sobre heridos porarma de bala.

Tanto el Colegio de Médicos, comola Sociedad Española de CirugíaOrtopédica difundió una brevenota en la que se insistía en consi-derar imposible que el médico ase-sinado hubiera negado asistenciaa ningún herido. Las dos actuacio-nes que se presumen del jefe delservicio de Traumatología de laresidencia sanitaria de SanSebastián responden a sus obliga-ciones profesionales y legales,según entiende el citado Consejosuperior de colegios de médicos.La atención al herido es un impe-rativo deontológico, cualquieraque sea la causa de su lesión. Lainformación a la autoridad judicialviene impuesta por el Código

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El proyectil fue lanzado con unarma lanzagranadas y al hacer

impacto contra la tanqueta penetróen su interior después de abrir unboquete en su blindaje. La granadaestalló dentro de la tanqueta, segúnprecisó el gobernador civil deNavarra.

El artefacto produjo heridas muygraves a los policías Vicente LuísGarcerá López y a Teodomiro DíazFlores, que provocaron la muertedel primero y la amputación de lapierna izquierda del segundo.

Según el Mando Único para laLucha Contraterrorista, de los datosobtenidos por los servicios de infor-mación de la Jefatura Superior dePolicía de Pamplona puede asegu-rarse la intervención en este atenta-do de miembros ilegales de ETAmilitar, integrantes del autodenomi-nado comando Nafarroa.

El policía nacional muerto, conduc-tor de la tanqueta, era Vicente LuísGarcerá López, de veintiocho añosde edad y natural de Valencia.

Estaba casado y tenía una hija. Seencontraba destinado en Pamplonadesde 1980. El herido grave fueTeodomiro Díaz Flores, de veinti-cuatro años de edad, soltero y natu-ral de Santa Olalla (Huelva). A esteagente le fue amputada la piernaizquierda.

Los policías nacionales que resulta-ron heridos leves en el atentado fue-ron: Juan Carlos García, HiginioUrbano, Gregorio Martín, FranciscoNúñez Rodríguez y Emilio Lebrero.Tras ser atendidos, estos cinco poli-cías pasaron a sus domicilios dondese recuperan de sus heridas.

El presidente del Gobierno,Leopoldo Calvo Sotelo, llamó alGobemador civil de Navarra,Francisco Javier Ansuátegui, parainteresarse por el estado de los heri-dos.

Fuerte tiroteo

Cuando sobre las 3.05 horas de lamadrugada del 17 de abril regresa-ba una tanqueta de la Policía

del atentado que ha costado lavida de Ramiro Carasa.

La dirección, la junta facultativa ylos trabajadores de la residenciasanitaria de San Sebastián semanifestaron, en un comunicadoaprobado durante la asambleaconvocada para tratar el caso deldoctor Esteban Muruetagoyena,"tristemente sorprendidos e indig-nados por el asesinato de su com-pañero" y protestaron "ante tanabominable hecho, en forma algu-na justificable".

La nota sale al paso, asimismo, dela información sobre una posibleinasistencia médica a un pacientepor parte de Ramiro Carasa.

Una parte del personal de la resi-dencia se sumó a la huelga de tresdías, que comenzó al día siguientede su asesinato, para protestarconjuntamente por la muerte delos dos médicos, Ramiro Carasa yEsteban Muruetagoyena, huelgaque se ha extendió a numerososcentros dependientes de laDirección Provincial de la Salud deGipuzkoa.

También el Colegio de Médicos deGipuzkoa, que se encontraba reu-nido para estudiar las detencionesde dos médicos y el fallecimientodel doctor Muruetagoyena, calificóde "nefasto crimen" el asesinatode Ramiro Carasa, y manifestó suindignación por el hecho.

El martes 30 de marzo por lanoche, los principales dirigentespolíticos vascos, incluido el lehen-dakari Carlos Garaikoetxea, el

secretario general del PartidoSocialista, José María Benegas, yel portavoz del partido centrista,Jesús María Viana, habían califi-cado con dureza el atentado,desde el Parlamento vasco, enVitoria, al tiempo que mostrabansu preocupación por la escaladaterrorista de ETA.

Euskadiko Ezkerra, en un comuni-cado, puso de relieve que el aten-tado mortal contra Ramiro Carasademuestra "hasta qué punto laactividad de ETA puede degeneraren terror".

Enterado en Liendo

El funeral de cuerpo presente enmemoria del médico asesinado,tuvo lugar el miércoles 31 demarzo, a las 18 horas, en la iglesiade la Sagrada Familia, del barriodonostiarra Amara. Tres horasdespués recibía sepultura en elpanteón familiar del cementerio deLiendo, en Cantabria.

En el acto, al que asistieron varioscentenares de personas, seencontraban presentes entre otrasautoridades, el ministro deSanidad y Seguridad Social,Manuel Núñez, el delegado delGobierno en el País Vasco,Marcelino Oreja, el viceconsejerode Sanidad del Gobierno vasco yel presidente de la AsambleaRegional cántabra, Isaac AjaMuela.

A las tres y cinco de la madrugada del 17 de abril de 1982, ETAasesinaba en Pamplona al policía nacional Vicente Luís Garcera López

y causaba heridas a otros seis en un atentado terrorista contra una tanqueta de la Policía Nacional, cuando ésta circulaba con una dotaciónde nueve agentes por las inmediaciones del puente de la Magdalena y

fue alcanzada por una granada anticarro.

VICENTE LUÍS GARCERA LÓPEZPamplona (Navarra), 17 de abril de 1982Policía Nacional

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Nada más producirse este atentadocontra la tanqueta, fuertes dotacio-nes policiales, hicieron acto de pre-sencia en el lugar de los hechos asícomo ambulancias de Cruz Rojaque se encargaron de trasladar a losheridos a los centros hospitalarios.En el interior de la tanqueta todavíase podían observar varias bolsas derestos de comida así como dosbotellines de cerveza, todos losasientos destrozados y abundanteshuellas de sangre. El interior delvehículo estaba completamentedestrozado.

Los heridos fueron asistidos en laresidencia Virgen del Camino.Según el parte médico facilitadohoras después, a Vicente LuísGarcera López, se le pudo apreciar"una fractura abierta en el terciosuperior del fémur, con lesión arte-rial y pérdida de la parte anterior dela pared abdominal, con múltipleslesiones intestinales. Falleció a lahora de haber sido ingresado". Elparte médico de Teodomiro DíazFlores dice que ingresó con "fractu-ra abierta conminuta tercio superiorfémur, con lesión arterial y con granpérdida de partes blandas. Huboque amputarle una pierna.Pronóstico muy grave".

Reacciones de condena

El presidente en funciones de laDiputación Foral de Navarra, JaimeIgnacio del Burgo, declaró que "anteeste brutal atentado de esa bandade asesinos que constituye ETA,confío en que el Gobierno de lanación sabrá adoptar las medidasprecisas para contener y erradicar

este recrudecimiento de la acciónterrorista". "Pienso", añadió, "queha llegado la hora de replantearnuestras relaciones con Francia,que ampara la impunidad de losasesinos".

Por su parte, el presidente delParlamento Foral de Navarra, elsocialista Víctor Manuel Arbeloa, hamanifestado por medio de una notasu condolencia y solidaridad con lasFuerzas de Seguridad.

Vicente Luís fue enterrado enValencia

Los restos mortales del policíanacional Vicente Luís recibieroncristiana sepultura en el cementeriode Valencia, a primeras horas de lanoche del mismo día de su asesina-to 17 de abril.

El atentado fue cometido por unasola persona que se aproximó,caminando con total normalidad, allugar donde permanecía apostadoel guardia civil, en las cercanías delcuartel. Al situarse a la altura de esepunto, el agresor, un joven de unosveinticinco años, alto, rubio, conbarba, que vestía pantalonesvaqueros, hizo tres disparos contrael guardia, alcanzándolo en laregión abdominal, en el hombro y enuna mano. El autor del atentadoterrorista continuó corriendo, acele-rando progresivamente su marchahasta llegar al cruce de carreterasque enlanza con Deba, en donde leesperaba un Seat 1430 de color rojoque se alejó posteriormente a todavelocidad en dirección a esta últimalocalidad vizcaína.

Nacional de efectuar el relevo delservicio destacado en la subesta-ción de Fuerzas Eléctricas deNavarra, situada en el barrio de laMagdalena de Pamplona, fue obje-to de un ataque con una granadaanticarro.

El artefacto había sido lanzado conun lanzagranadas desde unos cin-cuenta metros de distancia del vehí-culo policial por un comando com-puesto, al parecer, por cinco perso-nas que esperaban apostadas. Elartefacto abrió un importanteboquete en el blindaje de la mencio-nada tanqueta y se introdujo en suinterior.

Inmediatamente después de produ-cirse el impacto, algunos de los poli-cías nacionales que viajaban en elinterior del vehículo (nueve en total)lograron saltar al suelo, haciendofrente al comando atacante, mien-tras la tanqueta perdía el control yse estrellaba junto a unas columnasy estatuas que había en las proximi-dades, arrollándolas a su paso.

El vehículo se detuvo tras colisionarcontra un árbol, a escasos metrosdel río Arga. Entonces se originó unfuerte tiroteo entre los policíasnacionales y el comando etarra.Tras este intercambio de disparos,el comando huyó a pie en direcciónal barrio de la Chantrea, abando-nando los dos vehículos que previa-mente había robado a punta de pis-tola y el armamento que portaban.La rápida reacción de los policíasnacionales repeliendo la agresión

de los miembros de ETA evitó queestos siguiesen utilizando el lanza-granadas, según fuentes policiales."Esto le desconcertó y únicamenteconsiguieron intercambiar unos dis-paros antes de darse rápidamente ala fuga", añadieron estasas fuentes.

Por otra parte, según una notadifundida por el Mando Único parala Lucha Contraterrorista, el coman-do abandonó además de los vehí-culos robados, el armamento, con-sistente en un lanzagranadas, cali-bre 88,9 milímetros con marca ynúmero borra dos; dos fusiles deasalto cetme, sin numeración; dosmetralletas francesas, modelo1.949, con numeración borrada; unapistola marca Browing, calibre 9milímetros parabellum, tres grana-das correspondientes al fusil deasalto cetme; una granada demano; una granada correspondien-te al lanzagranadas y diversos car-gadores y munición para las armasreseñadas. Se encontraron asimis-mo un pasamontañas, dos gorros ydos prendas de abrigo.

El atentado se produjo a unos cienmetros escasos de donde hacía unmes aproximadamente, fue halladoun coche en cuyo interior fueronencontrados varios kilos de Goma2. En aquella ocasión, efectivos dela Policía Nacional adscritos a launidad EDEX, observaron el auto-móvil y al ver que en el mismo habíapaquetes sospechosos se alejarondel citado vehículo. Minutos des-pués, éste saltaba por los aires.

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los partidos PNV, PSOE, UCD y AP.

La ceremonia, dentro del clima dedolor propio del momento, transcu-rrió sin incidentes. Los propios man-dos de la Guardia Civil y compañe-ros de la víctima acallaron algunosgritos aislados contra el PNV, mez-clados con imprecaciones contraETA, surgidos de un grupo de per-sonas que aguardaba en la calle.

En su homilía, el capellán de estecuerpo se refirió a la "crisis moralque expresa este nuevo crimen".Refiriéndose al papel de la GuardiaCivil en la sociedad española dijoque sus componentes "jamáspodrán ser temidos más que por losterroristas, delincuentes y malhe-chores". Con respecto al terrorismopidió inspiración a los gobernantespara que "den con el medicamentooportuno", y añadió que "en ocasio-nes los medicamentos no son sufi-

cientes y hace falta la operación qui-rúrgica".

Tras el funeral, el cadáver de PabloFernández Rico fue trasladado aBadajoz por vía aérea, y luego fuellevado por carretera a Villar del rey(la localidad natal de su viuda), encuya iglesia fue oficiado un nuevofuneral antes de recibir sepultura. Aesta ceremonia asistieron las prime-ras autoridades civiles y militares dela provincia.

Pablo dejaba dos hijos de tres y unaño de edad, respectivamente.

En el sepelio, al que asistieronvarios centenares de personas,figuraban las primeras autoridadesciviles y militares de Valencia, com-pañeros del policía asesinado, ami-gos y familiares.

El ingeniero se dirigía a su traba-jo, en las oficinas centrales de

Iberduero, e iba acompañado por su

hijo Iñigo de 18 años que resultólevemente herido. Los trabajadoresde la central de Lemóniz suspendie-

Pablo Fernández quedó recosta-do en el suelo, junto a un árbol,

mortalmente herido. El guardia civilfue trasladado en una ambulanciadel cuerpo a la ciudad sanitaria deCruces en Barakaldo, donde ingre-só cadáver, dada la gravedad dedos de los tres impactos de balarecibidos.

Antonio Pablo Fernández Rico, de29 años, casado y natural deBadajoz, pertenecía a la 222Comandancia de la Guardia Civilcon sede en Badajoz. Hacía yaalgún tiempo había sido destinadoeventualmente al cuartel deOndarroa. En las inmediaciones dellugar del atentado la Guardia Civilencontró tres casquillos de nuevemilímetros parabellum marca FNgeco.

La vigilancia de los cuarteles, comi-saría y casas-cuartel fueron reforza-das tras la última cadena de atenta-dos y el anuncio de ETA militar quecalificaba a estos edificios como“blancos prioritarios”. Los exterioresde las casas cuarteles y comisaríasempezaron a custodiarse de formaespecial ante la posibilidad de que seprodujeran nuevos ataques con lan-

zagranadas. El guardia civil PabloFernández Rico ejercía precisamen-te estas funciones de vigilancia cuan-do fue sorprendido y muerto en unatentado realizado por ETA militar.

Funeral en Ondarroa

El director de la Guardia Civil,teniente general Aramburu Topete yel general jefe de la V zona, el gene-ral Cereceda se trasladaron por latarde de ese mismo día domingo 2de mayo a Bilbao para asistir alfuneral que se celebró al díasiguiente, lunes 3 de mayo en elGobierno Civil de Bizkaia por elguardia civil asesinado enOndarroa.

Presidido por el ministro del Interior,Juan José Rosón, a la ceremoniafúnebre asistieron también, -ade-más de los familiares de la víctima -entre los que se encontraba suviuda, embarazada de su tercerhijo- el director general de laGuardia Civil y el general jefe de laquinta zona del cuerpo, el delegadodel Gobierno en el País Vasco, elconsejero vasco de Interior y diver-sas autoridades provinciales y loca-les, así como representaciones de

A las diez menos cuarto de la mañana del domingo 2 de mayo de 1982ETA asesinaba en la localidad vizcaína de Ondarroa, al guardia civil

Pablo Fernández Rico, cuando custodiaba la casa cuartel del cuerpoen esa localidad vizcaína.

A las ocho de la mañana del 5 de mayo de 1982, ETA asesinaba en elbarrio bilbaíno de Begoña al ingeniero Ángel Pascual Múgica, directorde proyectos de la central nuclear de Lemóniz, que había sucedido enel puesto a José María Ryan, también asesinado por ETA hacía quince

meses.Dos jóvenes ametrallaron su coche, instantes después de haber salido

de su casa seguido por dos coches de escolta.

PABLO FERNÁNDEZ RICOOndarroa (Bizkaia), 2 de mayo de 1982 Guardia civil

ÁNGEL PASCUAL MÚGICABilbao (Bizkaia), 5 de mayo de 1982Director del proyecto de la central nuclear de Lemóniz

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El vehículo fue localizado poco des-pués por la policía, en el barrio bil-baíno de La Cruz, y al parecer, habíasido robado a las 7,30 de la mañana.

Tanto en el coche usado por losterroristas, como en la calle por laque iniciaron la huida, la policíaencontró restos de sangre que con-firmaban la hipótesis, elaborado enbase a las declaraciones de testigos,de que alguno de los miembros delcomando pudiera haber resultadoalcanzado por los disparos.

Ángel Pascual, de 45 años de edad,había nacido en la localidad france-sa de Mecon. Dejó viuda y cuatrohijos: el mayor de 18 años que tam-bién resultó herido en el atentado, y

tres chicas. Dos de ellas estudiabanen un colegio de San Juan de Luz,en el País Vasco-Francés, y lamenor, en el Colegio Francés deBilbao.

El ingeniero de Iberduero habíaentrado a trabajar en la empresacomo delineante, hacía unos veinti-cinco años.

En la actualidad era jefe del proyec-to de Lemóniz y uno de los más fir-mes candidatos del Gobierno vascopara dirigir la central de Lemóniz.

Anteriormente había sido jefe demantenimiento en la estación eléctri-ca de Larrasquitu, próxima a Bilbao.

ron su trabajo nada más tener noti-cia del atentado, al igual que losempleados de las oficinas centralesde Iberduero en Bilbao, donde teníasu despacho Ángel Pascual, y semanifestaron por el centro de la ciu-dad a media mañana.

Desde el asesinato de Ryan, enfebrero de 1981, Ángel Pascual,amenazado, al igual que otros técni-cos de Iberduero relacionados conLemóniz, por ETA militar, llevabaescolta, reforzada después de que elGobierno central y el vasco firmaranhacía escasos días el acuerdo decreación del Ente Vasco de Energía,del que iba a depender Lemóniz.

Ángel Pascual había recibido ame-nazas por escrito, algunas de lascuales llegaron a su domicilio acom-pañadas por una fotografía del inge-niero Ryan muerto. Hacia las 7.50horas del 5 de mayo salió de sudomicilio, en la calle de la Virgen deBegoña, número 30, de Bilbao, y sedirigió, en compañía de su hijomayor y la escolta, hacia el garajedonde guardaba su automóvil, un R-18 de color blanco, matrícula BI-0879-W.

Ocho minutos después, el automó-vil, seguido a corta distancia por doscoches de escolta, atravesaba unestrecho pasaje situado en el bloquede viviendas Médico MunicipalPedro Cortés, a unos ochentametros de su domicilio. El pasaje encuestión, de unos diez o docemetros de longitud, se encontrabasituado en un plano ligeramenteinferior respecto a la calle de laVirgen de Begoña. Desde un puente

situado en esta última calle se domi-na el pasaje, por donde circulaba elcoche en el momento del atentado.En este punto estratégico se situó unmiembro del comando terrorista,encargado de avisar a los dos hom-bres que realizaron los disparos.

Un joven apostado en la esquina pordonde debía aparecer el coche, yotro situado unos metros más ade-lante, bajo la verja del patio exteriordel bloque mencionado, efectuaronnumerosos disparos de pistola ymetralleta sobre el R-18.

El coche, alcanzado por la parte tra-sera y costado izquierdo, cuyas ven-tanillas quedaron destrozadas,chocó contra una tapia que separa elbar VB-3 y una charcutería, únicosestablecimientos existentes en eselado de la pequeña calle.

Ángel Pascual, herido en la cabeza,falleció instantáneamente. Su hijo,situado en el asiento contiguo al delconductor, resultó levemente heridoen una mano. En el lugar seríanhallados 35 casquillos de bala 9 milí-metros parabellum, de las marcasGeco y SF, munición habitualmenteutilizada por ETA militar.

La escolta, formada por personalperteneciente a una empresa priva-da contratada por Iberduero, logródisparar contra los agresores, que,según testigos presenciales,emprendieron la huida, probable-mente en dirección al centro deBilbao, a bordo de un Seat 131 decolor blanco, en cuyo interior espe-raba un tercer componente delcomando.

El cadáver, cubierto con un papelde grandes dimensiones, presen-

taba cinco impactos de bala, cuatro deellos en el hemitórax derecho y otro enel antebrazo del mismo lado.

Fuentes policiales afirmaron AntonioHuegun Aguirre fue asesinado por laespalda en el mismo lugar en que fueencontrado el cadáver. Su cuerpo per-

manecía boca abajo y además de losorificios producidos por las balas, pre-sentaba una hendidura en la cabeza yen la frente que podría haberse pro-ducido al chocar la cabeza contra elsuelo, una vez recibidos los impactos.

María Concepción Huegun hija mayorde Antonio habló por última vez con élla tarde anterior a su fallecimiento, en

El 14 de mayo de 1982, ETA asesinaba al taxista Alberto Huegun Aguirre,taxista vecino de Lasarte-Oria, de 43 años de edad. Alberto fue

encontrado muerto a las ocho y cinco de la mañana en un pequeñocamino contiguo a la autopista Bilbao-Behobia a la altura del kilómetro

62, en las inmediaciones de Eibar.

ANTONIO HUEGUN AGUIRRE Eibar (Gipuzkoa), 14 de mayo de 1982Taxista de Lasarte-Oria.

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la parada de taxis, antes de queAntonio Huegun abandonara SanSebastián con destino a Eibar dondesegún aseguró, a su familia, debíarealizar un servicio del que, probable-mente, no regresaría hasta pasadaslas 3.30 horas de la madrugada. En el lugar de los hechos fueronencontrados tres casquillos marcaGeco y uno FN 9 milímetros parabe-llum. Antonio Huegun era natural -de lalocalidad guipuzcoana de Haya, esta-ba casado y tenía dos hijos. Su coche,un Seat blanco 124 especial matrícu-la SS 0916 K fue localizado mal apar-cado a últimas horas de la mañana del14 de mayo a la entrada de Eibar, enla calle Carmen a la altura del número16.

Huelga de los taxistas

Sobre las 12.00 horas del mismo día14 de mayo, los taxistas guipuzcoa-nos acordaron en asamblea celebra-da en San Sebastián iniciar una huel-ga que finalizó el próximo domingo alas 7.00 horas.

El cuerpo de Antonio Huegun fue des-

cubierto por un baserritarra quecomunicó el hecho inmediatamente ala Policía Municipal de Eibar. En unprimer momento el baserritarra creyóque Antonio Huegun se encontrabadurmiendo y se dirigió a él en términosjocosos.

Antonio asesinado no llevaba docu-mentación alguna pero sí cinco milpesetas, probablemente el productode su jornada de trabajo. La noticia desu muerte causó extrañeza entre suscompañeros y los vecinos de Lasarte-Oria. que no le atribuían ninguna ide-ología definida.

Tras conocerse este asesinato elPCE-EPK de Euskadi insistió en lanecesidad de la formación de unamplio frente por la paz integrado porinstituciones, partidos y sindicatos,como forma de conseguir el aisla-miento del terrorismo. Este partidoinsistió en la necesidad de que elGobierno vasco encabezase una res-puesta de carácter permanente alterrorismo, ya que a su juicio la exis-tencia de ETA es en sí misma, un retoal Gobierno vasco y a la democracia

Habían pasado dos años y mediodesde que el 4 de diciembre de

1979 dos jóvenes se presentaron enel domicilio de Daniel, que casual-mente se encontraba ausente, devacaciones en Burgos, probablemen-te con intención de atentar contra suvida. Los gritos de la esposa del mili-tar y de su hija, que alertaron al vecin-dario, hicieron desistir de sus propósi-tos la los presuntos agresores. A par-tir de aquel hecho, y durante variosmeses, el coronel Daniel EnríquezGarcía, perteneciente al cuerpo demutilados, estuvo pernoctando en elGobierno Militar.

El 3 de junio, hacia las 20.00 horasDaniel aparcaba su automóvil, un R-12 de color blanco, matrícula B1-2719-I, enfrente de su domicilio.Cruzó la calzada a pie y, en el momen-to en que iba a subir a la acera opues-ta, entre los portales números 1 y 3 dela calle Andalucía, fue alcanzado porvarios disparos. Un vecino, testigo delatentado, creyó oír dos disparosespaciados y, a renglón seguido,otros siete u ocho más continuados,probablemente en ráfagas.Los autores de los disparos, dos jóve-nes, subieron rápidamente a bordo deun automóvil de color rojo, un SEAT124 o 1430, donde un tercer cómpliceesperaba al volante y en el que huye-ron en dirección desconocida. Lacasa donde vivía el militar, un edificioconocido en el barrio de San Ignaciocomo "el rascacielos", se encontrabaen el extremo de dicho barrio, lindan-te con Elorrieta, a apenas diez metrosde la carretera que une la capital viz-caína con Las Arenas y Algorta.Daniel Enríquez, casado en segun-das nupcias, era padre de cuatrohijos, habidos de su primer matrimo-

nio, y otra más, una chica de unos die-cisiete años, de su segundo matrimo-nio. Una hora después de ser asesi-nado, hacia las nueve de la noche, eljuez ordenaba el levantamiento delcadáver, que se encontraba tendidoentre dos automóviles, con un perió-dico entre las manos y en medio de ungran charco de sangre.

Intento fallido en 1979

El intento de atentado registrado endiciembre de 1979, ahora se cobrabasu tributo. Habían trascurrido dosaños y medio.

En ese año el coronel de infanteríaDaniel Enríquez, todavía en activo,estaba destinado en el GobiernoMilitar de Bilbao. Entonces dos des-conocidos, uno de los cuales esgrimíauna pistola, esperaba en el rellano dela escalera cuando, hacia las 2.40horas de la tarde, la esposa del military su hija, que entonces contaba cator-ce años de edad, salían de casa parair al colegio de la niña. Los agresoresempujaron a madre e hija hacia elinterior de la vivienda, pero no logra-ron su objetivo, por la fuerte resisten-cia que ambas opusieron. Un vecino,alertado por los gritos de las dos muje-res, se presentó en el lugar, lo quehizo que los desconocidos salieranhuyendo. Los agresores anunciaronque pretendían secuestrar al coronel.

Últimamente, sin embargo, hacía vidanormal en su domicilio de la calleAndalucía, número 1, del barrio bilba-íno de San Ignacio.

A las ocho de la tarde del 3 de junio de 1982, ETA asesinaba en Bilbao alcoronel de Infantería retirado Daniel Enríquez García, de 64 años de edad.

Dos desconocidos efectuaron contra él unos diez disparos de pistola ymetralleta, instantes después de que el militar aparcara su automóvil junto a

la puerta de su casa, en el barrio bilbaíno de San Ignacio.

DANIEL ENRÍQUEZ GARCÍABilbao (Bizkaia), 3 de junio de 1982Militar retirado (Coronel de Infantería)

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tima, cuando llegaron al lugar pocodespués del atentado, indicaron queRafael "sólo se dedicaba a trabajar ynunca se había metido en nada", porlo que no se explicaban los móviles delos autores del acto terrorista.También manifestaron que su familianunca había recibido amenazas.

La agrupación del Partido SocialistaObrero Español (PSOE) de Santurtzihizo público tras el atentado, a mediamañana, un primer comunicado derepulsa. El Ayuntamiento de la locali-dad celebró por la tarde un plenoextraordinario en el que condenaba elatentado.

También los representantes delPartido Nacionalista Vasco (PNV) ydel PSOE del ayuntamiento santurza-no emitieron un comunicado conjunto.En él se decía: "Gritamos ya basta ala violencia. Hechos como éste nosvan acercando más a la despersona-lización, nos van traumatizando y noshacen pensar si tiene sentido un sim-ple manifiesto de condena".

El atentado fue presenciado por ladueña de una pescadería y unaempleada de la misma, que sufrió undesvanecimiento y hubo de ser aten-dida en un centro sanitario. Despuésde tomar un calmante, la empleada dela pescadería se fue a su domicilio.

El atentado contra su vida fuellevado a cabo desde un punto

situado en el alto de Capuchinos,en Errentaria, en una zona cercanaal barrio de Beraun que domina lospuestos de control de la GuardiaCivil en el puerto de Pasaia. Losautores de esta acción terrorista,dos jóvenes, dispararon una únicabala que alcanzó a José LuísFernández cuando estaba en sugarita del puerto de Pasaia.

Los cristales de la garita saltaronhechos añicos por el impacto de la

bala, ocasionando leves rasguñosa uno de los compañeros de JoséLuís Fernández Pernas. El coman-do autor de este atentado utilizópara la acción un taxi blanco,marca Seat, modelo 131, supermi-rafiori, matrícula SS-0763 N, quehabía sido robado a punta de pisto-la horas antes. El coche, cuyaparada habitual está situada en elcasco urbano de Pasajes Ancho,fue localizado poco después delatentado con su propietario ence-rrado en el maletero, en una callede Errentaria. El propietario del taxi

Rafael Vega Gil, de 48 años, padrede cuatro hijos, se encontraba en

el interior de la pequeña oficina acris-talada situada a la entrada de sualmacén de vinos y licores "La flor dela Rioja", en el número 20 de la calledel Doctor Fleming, en el barrio san-turzano de Las Viñas. Dos personasencapuchadas se acercaron al vina-tero y, sin mediar palabra, efectuaroncontra él varios disparos de pistola. Enel lugar se encontraron nueve casqui-llos de bala marca S.F., calibre 9 mmparabellum.

Los dos agresores, sin quitarse lacapucha, subieron casi de inmediatoa un automóvil, en cuyo interior aguar-daban otros dos cómplices, al parecertambién encapuchados. El coche, unRenault 16 color blanco, matrícula deBilbao 6038-F, había sido robado aprimera hora de la mañana en la veci-na localidad de Portugalete. Su pro-pietario fue introducido en el portama-letas del vehículo, donde permanecióhasta el hallazgo del mismo, minutosdespués del atentado, en el mismoSanturtzi, precisamente junto al anti-guo cuartel, en la actualidad abando-nado, de la Guardia Civil.

Varios vecinos llegaron al lugar y vie-ron a Luís María Vega, el hijo de die-cisiete años de edad que trabajabacon el fallecido, de rodillas junto a supadre. Al advertir que el propietario delalmacén de vinos todavía se movía,los vecinos llamaron a una ambulan-cia de la Cruz Roja, que trasladó aRafael Vega a la residencia sanitariade Cruces, en cuyo quirófano falleciópoco antes de las diez de la mañana.

Los facultativos le apreciaron seisimpactos de bala, cuatro de ellos en lacabeza, que le afectaron a las regio-nes frontal y occipital, con orificios deentrada y salida. Los otros dos impac-tos de bala afectaron al bodeguero rio-jano en una mano y un brazo, respec-tivamente.

Aunque el hijo de Rafael Vega escu-chó los impactos que acabaron con lavida de su padre, no logró ver a losagresores, por hallarse en el otroextremo del establecimiento.

El vinatero asesinado era padre deotros tres hijos, el menor de doce añosy el mayor de veintidós.

Tanto los hijos como el padre de la víc-

Hacia las nueve de la mañana del 5 de junio de 1982, ETA m asesinabaen la localidad vizcaína de Santurtzi a Rafael Vega Gil, un vinatero

riojano afincado desde hacía veinte años en Bizkaia. Dos encapuchados efectuaron al menos nueve disparos de pistola

contra él.

El domingo 13 de junio de 1982, ETA asesinaba de un tiro en la cabeza en la localidad guipuzcoana de Pasaia el guardia civil

José Luís Fernández Pernas, de 25 años de edad.

RAFAEL VEGA GILSanturce-Santurtzi (Bizkaia), 5 de junio de 1982Comerciante de vinos

JOSÉ LUÍS FERNÁNDEZ PERNAS Pasajes-Pasaia (Gipuzkoa),13 de junio de 1982Guardia civil

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permaneció en el maletero de sucoche mientras se efectuó el aten-tado.

El cuerpo de José Luís FernándezPernas, cuya muerte se produjo deforma instantánea, fue trasladadoinicialmente al hospital militar deSan Sebastián y, posteriormente,al Gobierno Civil de Gipuzkoa encuyas dependencias fue instaladala capilla ardiente. El Guardia Civilmuerto pertenecía a la 644 coman-dancia de Pontevedra y estabaocasionalmente destinado encomisión de servicio a la coman-dancia de Gipuzkoa. Había nacidoen la provincia de Pontevedra ydejó viuda y dos hijas que teníandos años y dos meses de edad res-pectivamente en el momento de sufallecimiento.

Los funerales fueron oficiados aldía siguiente, lunes 14 de junio alas 13.00 horas. El Mando Único dela Lucha Antiterrorista (MULC),ratificaba a última hora de la nochedel domingo 13 de junio, a travésde una nota pública esta versión de

los hechos, confirmando, asimis-mo, la utilización en la acción terro-rista de una mira telescópica ado-sada a un fusil, cuyas característi-cas no se especificaron.

Los guardias civiles destinados ala vigilancia y control del puerto dePasajes habían sido objeto deatentados en bastantes ocasionescon un saldo de varios muertos. Lagarita atacada estaba situada bajoel alto de Capuchinos, en la mismaentrada del puerto, junto a la barre-ra que controla el paso de vehícu-los.

La utilización de una mira telescó-pica confiere una particularidad aeste atentado, según impresiónrecogida en medios policiales,quienes contraponen esta accióncon otras efectuadas casi a bocaja-rro por los comandos de ETA y que,sin embargo, no ofrecieron unsaldo mortal.

El atentado se produjo cuandoJosé, natural de la localidad

vizcaína de San Julián de Muskiz,casado y padre de tres hijos, seencontraba en el interior del barPepe, en la calle de Ibarra de lalocalidad vizcaína de Barakaldo,jugando a las cartas con dos ami-gos. Tres desconocidos, según tes-tigos presenciales, armados consendas pistolas, irrumpieron deimproviso en el local, se dirigierondirectamente hasta el reservadodonde se encontraba el funcionariomunicipal y efectuaron un total denueve disparos de pistola contraJosé Aybar, que falleció instantáne-amente.También resultó gravemente heri-da otra persona que se encontrabaal final de la barra del bar, a la queúltimamente se veía como acom-pañante habitual del fallecido.

Según testigos presenciales, cuan-do este herido estaba siendo intro-ducido en la ambulancia, se le cayóuna pistola.

Una tercera persona, AmadorFernández, Martín, natural deMontejón (Burgos), resultó conheridas leves por rebote de unabala. Los agresores huyeron a bordo deun automóvil Seat 127, de colorrojo, aparcado en las inmediacio-nes y a cuyo volante aguardaba uncuarto cómplice.

Se da la circunstancia de que lacomisión permanente del ayunta-miento baracaldés había debatidoel mismo 30 de junio, una petición

de aumento de sueldo del jefe de lapolicía municipal. La propuesta fuerechazada.

Al tener conocimiento del atentado,el alcalde de Barakaldo, JosuSagastagoitia, del PNV, interrum-pió el Pleno que, la Corporaciónestaba celebrando.

Nada más conocerse la noticia, elsecretario general del PartidoSocialista de Euskadi (PSOE) deBizkaia, Ricardo GarcíaDamborenea, expresó la condenade su partido, precisando que dichacondena se extendía también aquienes "desde Herri Batasunaazuzan a los terroristas y, miranesos atentados con complacen-cia".

José Aybar había sido citada endos reportajes publicados por elsemanario Interviú, en diciembrede 1979, con el título "Confesión deun infiltrado. Como actúan losultras vascos". Dos de los citadosen aquella publicación fueron ase-sinados semanas después porETA.

José, había abandonado Euskadia raíz de que su nombre aparecie-ra en los citados reportajes, yhabía regresado a su domiciliohacía poco tiempo. El autor deaquellos trabajos periodísticos,Xavier Vinader, fue juzgado y con-denado a siete años de prisión porla Audiencia Nacional en el mes denoviembre de 1981, acusado dedoble asesinato por complicidad.

A las nueve y veinte de la noche del 30 de junio de 1982, ETA asesinabaal jefe de la Policía Municipal de Barakaldo, José Aybar Yáñez, de 58

años. Tres personas dispararon contra él cuando, en compañía de variosamigos, se encontraba en el reservado de un bar jugando a las cartas.

Otros dos clientes del bar resultaron heridos en el atentado, uno de ellosde gravedad.

JOSÉ AYBAR YÁÑEZ Baracaldo-Barakaldo (Bizkaia), 30 de junio de 1982Jefe de la Policía Municipal de Barakaldo

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dirección del hospital de Navarrafacilitó, a media mañana del 4 dejulio, un parte médico en el que seña-laba que el paciente presentabacinco heridas de metralla en regióndorsolumbar. "Herida de metralla enhombro derecho. Heridas, con des-garros musculares y ablación cutá-nea, en antebrazo derecho y hemitó-rax derecho, además de una doblefractura occipital. Pronóstico grave".

A últimas horas de la tarde, los médi-cos que atendían a Juan García,manifestaron que continuaba enestado grave, aunque evolucionabafavorablemente.

La bomba utilizada por los terroristaspara cometer el atentado, consistíaen una doble trampa, ya que bajo lasruedas delanteras y traseras delvehículo se coloca la carga explosi-va, de forma tal que al mover elcoche, en una u otra dirección, explo-ta por simple presión el arterfacto.

Únicamente explosionó la carga delas ruedas traseras, compuesta detres kilos de Goma 2, por lo que arti-ficieros del equipo EDEX, de laGuardia Civil, procedieron a desacti-var el segundo explosivo, compues-to también por otros tres kilos deGoma 2, así como con abundantemetralla.

Funerales con retraso

La capilla ardiente del guardia civilJuan García González fue instaladaen el Salón del Trono del GobiernoCivil de Navarra. Una guardia dehonor estuvo escoltando en todomomento el cadáver, hasta la cele-

bración de los funerales. Aunque enun principio estaba previsto que elfuneral se celebrase, a las 14.00horas, en la iglesia parroquial de SanMiguel, de Pamplona, éste no diocomienzo hasta casi una hora des-pués. Al parecer, el retraso estuvomotivado por la espera de algunasautoridades.

A los funerales asistieron, entre otraspersonalidades, el director generalde la Seguridad del Estado,Francisco Laína; el subdirector gene-ral de la Guardia Civil, generalHermosilla; el gobernador civil deNavarra, Francisco JavierAnsuátegui y el presidente de laDiputación Foral, Juan Manuel Arza,así como los familiares del guardiacivil asesinado.

En el momento de la entrada del fére-tro al templo, portado a hombros desus compañeros, y encima del cualse había colocado una banderanacional, el público prorrumpió enuna salva de aplausos y dio vivas a laGuardia Civil y a España. En esemomento una mujer que se encon-traba en el interior del templo, diri-giéndose a las autoridades, les gritó“sinvergüenzas", al tiempo que inten-taba aproximarse hacia el goberna-dor, aunque rápidamente fue retiradapor la Policía Nacional, sin que seprodujesen más incidentes.

El sacerdote que ofició la misa, en subreve homilía, se refirió a la vida deljoven guardia civil asesinado, dequien dijo que llevaba una vida nor-mal, "como la de muchos de noso-tros". "Su muerte le sobrevino", aña-dió, "con el deber cumplido. Murió

Aprimeras horas de la tarde del 4de julio, se celebró en Pamplona

el funeral por el alma de Juan Garcíay a su finaización el féretro que con-tenía sus restos mortales fue trasla-dado a Guadalajara.

Tan pronto se conoció el atentado,unidades especiales del GAR(Grupos Antiterroristas Rurales) de laGuardia Civil montaron un dispositi-vo de control y rastreo de la zona entorno al lugar de los hechos.

La explosión de esta "bomba-tram-pa" ocurrió a las 2.45 horas de lamañana, después de salir los dosguardias civiles, que se encontrabanlibres de servicio, de la discotecaIrrintzi, de Burguete, localidad éstaen que se encontraban destinadosdesde hacía un año, en el GrupoEspecial de Intervención de Montañade la Guardia Civil.

Al coger el vehículo, un Ford Fiestade color gris metalizado, y poner enmarcha el mismo, fue cuando se pro-dujo la explosión de una carga que

contenía tres kilos de Goma 2, conabundante cantidad de tornillos ybornes, que actuaron como metralla.

Como consecuencia de la explosión,el guardia civil Juan GarcíaGonzález, de Guadalajara, resultógravemente herido, con grandeslesiones en toda la parte posterior desu cuerpo. Igualmente resultó congraves heridas el también guardiacivil Francisco López García. Ambosheridos fueron inmediatamente tras-ladados al hospital provincial deNavarra, donde Juan García fallecióa los pocos minutos de su ingreso.

Como consecuencia de la explosión,el vehículo quedó totalmente deshe-cho y un coche que se encontraba enlas proximidades resultó tambiénalcanzado por la onda expansiva.

No explosionó una segunda bomba

Francisco López García fue visitadoa las cuatro de la mañana por elgobernador civil de Navarra,Francisco Javier Ansuátegui. La

A las dos y cuarto de la madrugada del 4 de julio de 1982, el guardia civilJuan García González, de veintiún años de edad, soltero y natural de

Guadalajara, resultaba muerto en la localidad Navarra de Burguete, comoconsecuencia de la explosión de una "bomba-trampa" colocada por un

comando de ETA en los bajos del automóvil que se disponía a utilizar. Otroguardia civil que le acompañaba, Francisco López García, también de

veintiún años de edad y soltero, resultó con heridas de pronóstico grave.

JUAN GARCÍA GONZÁLEZ Burguete (Navarra), 4 de julio de 1982Guardia civil

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el cuerpo de López Jaureguizar y avi-saron a la policía.

Pocos momentos después del aten-tado llegaban al lugar de los hechosla esposa de la víctima, VictoriaEugenia Vidaur, acompañada de unade sus hijas, así como varias dotacio-nes de la Policía Nacional.

Pasada una hora del atentado, elcuerpo sin vida de Alberto LópezJaureguizar fue recogido y trasladadoen una ambulancia al depósito decadáveres de la residencia sanitariade Cruces (Barakaldo). Su cuerpopresentaba dos orificios de entradade bala por la espalda y salida a laaltura del tórax en la parte derechadel estómago. Posteriormente apare-ció el propietario del vehículo utilizadopara el atentado, José LandaluceZarandona, a quien el comando autoramenazó cuando se hallaba en sugaraje de la Larrabasterra hasta quele trasladó a la localidad vecina deBerango, donde le abandonaron,maniatado y amordazado, con laorden de que no diera aviso a la poli-cía hasta pasada una hora.

Alberto López Jaureguizar habíanacido en Bilbao, tenía cuatro hijoscuyas edades oscilan entre 16 y 6años -tres chicas y un varón el másjoven- y vivía con su familia en Algortadesde que contrajo matrimonio conVictoria Eugenia Vidaur.

Era conocido en la localidad dondevivía en la calle Amesti número 15.Según fuentes de la familia y de laempresa Tabacalera, SA, dondedesempeñaba su cargo de apodera-do, trabajaba en la misma sociedad

desde hacía veinte años, dondecomenzó a prestar servicios comoempleado.

No estaba amenazado, segúnsu esposa

El fallecido se había afiliado hacíaquince días junto con su esposa aAlianza Popular, según confirmó estaúltima. La mujer, Victoria EugeniaVidaur, declaró que su marido nohabía sido objeto de ningún tipo deamenazas, ni petición de dinero.Resaltó la modesta situación econó-mica de su familia, "de la que daidea", dijo, "el hecho de que el cocheque llevaba mi marido lo compramoshace unos dieciocho años"."Llevábamos una vida familiar tran-quila y ordenada.

Desde hace dos años no salíamos alcine ni a ninguna cafetería, no pormiedo ni por ninguna otra razón pare-cida, sino simplemente porque llevá-bamos una vida sencilla", añadióVictoria Eugenia Vidaur desde sudomicilio de Algorta, donde permane-cía reunida la familia a la espera de lahija mayor que se encontraba enGalicia disfrutando unas vacacionesdespués de haber superado con éxitoel primer curso de BUP.

La viuda de López Jaureguizar confir-mó la despreocupación de su maridoante un posible atentado, como loprueba la vida metódica que llevaba,"de casa al trabajo y del trabajo acasa".

El funeral por Alberto LópezJaureguizar se celebraron al díasiguiente 17 de julio a la una de la

por la Patria, por la paz y el orden,siendo guardia civil". A la salida delféretro, algunas de las personas quese encontraban en las inmediacio-nes de la iglesia dieron gritos de

vivas a España, a la Guardia Civil yen contra de ETA. Seguidamente seinterpretó el himno de la GuardiaCivil, después de lo cual se procedióa trasladar el cadáver a Guadalajara.

Alberto López había salido de sudomicilio, en la localidad vizcaína

de Algorta (Getxo), pocos minutosdespués de las ocho de la mañana yse dirigía a su trabajo al volante de sucoche, un R-10 de color granate,matrícula de Valencia (V-183775).

A la altura de las oficinas de Correosde la calle Torrene, del centro deAlgorta, fue alcanzado por los dispa-ros que efectuaron contra él dos jóve-nes a los que acompañaba un tercerindividuo.

Según testigos presenciales, los agre-sores situaron su automóvil al lado delcoche de Alberto López y abrieronfuego. Inmediatamente despuésemprendieron la huída en el vehículo,un Seat Ritmo, matrícula BI-0529-AB,que había sido robado a punta de pis-tola media hora antes de materializarel atentado en Larrabasterra, situada

a unos cinco kilómetros del lugardonde fue tiroteado el empleado deTabacalera.

El impacto de los disparos, realizadosdesde atrás como indica la rotura delcristal posterior del vehículo, provocóla muerte casi instantánea de AlbertoLópez. En el lugar del atentado fueronencontrados dos casquillos de balacorrespondientes a las marcas FN ySF, calibre 9 milímetros especial para-bellum.

Testigos presenciales, la mayoría pro-pietarios de establecimientos que aesa hora de la mañana se disponían aabrir sus puertas, declararon que fue-ron alertados del suceso por la deto-nación de los disparos sin que tuvie-ran apenas tiempo de apercibirse deotra cosa que no fuera la destacadajuventud de los autores, siendo estosmismos testigos quienes encontraron

Pasadas las ocho de la mañana del 16 de julio de 1982, ETA asesinabaa tiros en Algorta a Alberto López Jaureguizar, de 42 años, apoderadode Tabacalera, SA, en las oficinas que esta empresa tenía en Bilbao.

ALBERTO LÓPEZ JAUREGUIZAR PONCELAAlgorta-Getxo (Bizkaia), 16 de julio de 1982Empleado de Tabacalera y militante de Alianza Popular

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La explosión se produjo entre lasdos y las tres de la madrugada

del miércoles. Unos minutos antesde las dos, un anónimo comunican-te había anunciado telefónicamentea la Policía Municipal de Mungía lapresencia de una bolsa de deportessospechosa a las puertas de lasucursal bancaria. Tras comprobarla veracidad de la denuncia, para locual se desplazó al lugar un cochepatrulla de la Policía Municipal, unresponsable de esta última dioaviso a la Policía Nacional y a laGuardia Civil.

La zona era acordonada poco des-pués por policías nacionales, queprocedieron también a desalojar lasviviendas del edificio en cuyosbajos se encontrabaa la sucursaldel Banco de Vizcaya. Simultánea-mente, un equipo de desactivaciónde explosivos de la Guardia Civil,integrado por un cabo y dos núme-ros especialistas, inició las tareasdestinadas a identificar la bolsasospechosa.

Un perro especialmente entrenadopara la tarea olfateó el bulto antes

de que los miembros del equipo dedesactivación, convencidos ya porla actitud del can de que se tratabaefectivamente de un artefactoexplosivo, iniciaran las tareas com-plementarias de identificación. Enprimer lugar, y ayudados por unascuerdas de cuyos extremos colga-ban unos garfios especiales, zaran-dearon desde una prudente distan-cia la bolsa, con el fin de verificar laposible naturaleza del artefacto.

Testigos presenciales -gran partede los vecinos desalojados de lasviviendas vecinas, que contempla-ban la escena a cierta distancia-indicaron que en ese momento, ydado el zarandeo a que había sidosometido el bulto sospechoso, lamayoría de los presentes daba porhecho que se trataba de una falsaalarma. De todas formas, los tresespecialistas de la Guardia Civilprocedieron a poner en funciona-miento una especie de robot, mane-jado con mando a distancia, cuyamisión es desactivar, separandosus componentes, los artefactosexplosivos.

tarde en la parroquia de San Nicolásde Bari de Algorta.

Reacciones de condena

El atentado en el que perdió la vidaAlberto López provocó numerosasreacciones de condena. La presiden-cia del Gobierno vasco envió un tele-grama a los familiares de la víctimaexpresándole su condolencia. A suvez, el Partido Nacionalista Vascodifundió una nota en la que expresa-ba su "tajante" condena y realizabaun llamamiento "para que todos losvascos manifestasen de forma rotun-da su rechazo a este tipo de actua-ciones violentas".En opinión del PNV,estas acciones no hacen "sino cubrircon un manto de sangre los esfuer-zos comunes que persiguen el forta-lecimiento de la autonomía y lareconstrucción nacional de Euskadi".Señala además la necesidad de "unareacción frontal contra cuantoshechos terroristas vienen a provocarla inestabilidad del sistema democrá-tico y autonómico, al mismo tiempoque torpedean, a beneficio de oscu-ros intereses, los esfuerzos de nor-malización de la vida vasca en todoslos niveles".

La nota del PNV destacaba "la sos-pechosa coincidencia de estas muer-tes violentas con períodos de debili-dad y vacío de poder", y advierte queesta situación puede entrañar peligropara el desarrollo de las libertades.

A su vez, Alianza Popular del PaísVasco difundió un comunicado en elque declaraba: "Ante el vil asesinatodel apoderado de Tabacalera deBizkaia, afiliado de AP, repetimos con

tristeza lo que tantas veces, por des-gracia, hemos dicho: los criminales yasesinos no tienen cabida en unasociedad libre, a la que combatenmediante el terror y la sangre. Es pre-cisa la unión de todos los españoles yde todas las regiones, en torno alEstado y a sus fuerzas de seguridadpara, desde la fuerza de la libertad yde la ley, terminar esta locura asesinaque ensangrienta nuestra tierra y anuestro pueblo, y con quienes la lle-van a cabo".

Al mismo tiempo, Jorge Verstrynge,secretario general de AP, manifestóque con esta muerte, "ya pasan detreinta, entre afiliados y simpatizan-tes, los mártires, hombres y mujeres,con los que AP ha contribuido, con loque más se puede dar, la vida, para lacausa de la unidad de España, de losderechos del hombre y de un regio-nalismo sano y bien entendido".

Un portavoz de los centristas vascos,Nacho Nebreda, señaló que el asesi-nato de Alberto López "es la culmina-ción de la barbarie y la irracionalidad.Aquí se mata sin razón, sin causa. ETAya no tiene que justificar nada, porquesolo la mueve su sed de sangre".

Por último, el Partido Comunista deEuskadi y los trabajadores deTabacalera en Bizkaia expresaronpúblicamente su repulsa por esteatentado. Los compañeros del falleci-do indicaron que Alberto López "eraun modelo de persona, y su políticaera el orden y la justicia".

A las dos de la madrugada del miércoles 25 de agosto de 1982, dosguardias civiles, miembros de un equipo de desactivación de

explosivos, Vicente Gómez Duarte y Miguel Garrido Romero, resultaronmuertos, y un tercero, Pedro Robles, gravemente herido, cuando

intentaban retirar una bomba colocada por ETA en la puerta de unasucursal bancaria de la localidad vizcaína de Mungía.

VICENTE GÓMEZ DUARTE MIGUEL GARRIDO ROMERO

Munguía-Mungia (Bizkaia), 25 de agosto de 1982Guardias civiles

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Cuando el aparato acababa de atra-par el bulto, se produjo la explosión.El guardia Vicente Gómez Duarte,de veinticinco años, soltero, naturalde Sevilla, alcanzado de lleno,quedó totalmente destrozado yfalleció en el acto. Su compañeroMiguel Garrido Romero, de veinti-dós años, soltero y natural de SantaOlalla (Huelva), fue también alcan-zado, sufriendo gravísimas heridas,con desprendimiento de miembros,que le ocasionarían el fallecimientocuando era conducido al hospital.

El cabo Pedro Robles Barberán, de31 años, casado, natural de Alcañiz(Teruel), fue alcanzado en la cara ylas piernas. En la intervención qui-rúrgica, iniciada hacia las cuatro dela madrugada, participaron equiposmédicos de traumatología, oftalmo-logía, otorrinolaringología y cirugíaplástica maxilofacial.

El atentado, atribuido a ETA militar,formaba parte, de la campaña contralos principales bancos iniciada pordicha organización terrorista en juniode 1982. El día 6 de junio de ese año,sendas bombas hacían explosión enlas sucursales de los Bancos deVizcaya y Santander en Pasaia yErrenteria.Dos meses antes, ETA m habíaenviado a las direcciones de las másimportantes entidades bancarias unacarta exigiéndoles el pago de deter-minadas cantidades en concepto deimpuesto revolucionario

Un joven que depositó la bomba

Un hombre de unos 30 años, quevestía camisa blanca, fue la perso-

na que colocó la bomba. Una ancia-na inválida que habitaba en elmismo edificio en el que se encuen-tran las oficinas de la sucursal ban-caria y que hacia la una de lamadrugada se encontraba asoma-da en la ventana de su casa, vio adicha persona depositar la bolsa dedeportes.

Ante la insistencia de su madre, unahija de la anciana avisó a los veci-nos de la existencia del paquetesospechoso. Algunos vecinos desa-lojaron sus domicilios. El resto lohizo cuando llegó el equipo TEDAXde desactivación de la Guardia Civilavisado por la Policía Municipal deMungía.

Emotivo funeral

"Vosotros no sois instrumentos derepresión sino salvaguardas delorden y de la paz, sin los cuales nose podría vivir. Vosotros guardiasciviles jamás usáis la violencia salvocuando la violencia se usa contravosotros", señaló el oficiante en elcurso de la celebración del funeralpor el alma de los dos guardias civi-les que se celebró al día siguiente,26 de agosto en el Gobierno Civil deBizkaia en memoria de los dosguardias civiles asesinados.

En el acto, que se desarrolló sinincidentes de importancia, estuvie-ron presentes el ministro delInterior, Juan José Rosón, el direc-tor general de la Guardia CivilAramburu Topete, y el delegado delgobierno, Jaime Mayor Oreja.

Durante el oficio de la misa -en el

El cuerpo de José Félix Barona,natural de Barakaldo, fue halla-

do en el interior de un automóvil AlfaRomeo, que se encontraba abierto ysin llaves en el aparcamiento priva-do de un inmueble situado en elnúmero 69 de la calle LicenciadoPoza. En el lugar fueron hallados uncasquillo de bala y dos cartuchosdel calibre marca parabellum.

Vecinos del mismo edificio, dijerondesconocer a la víctima, así comocualquier circunstancia sobre suidentidad. Testigos presencialesindicaron que sobre las tres de la

tarde observaron la presencia poli-cial en el lugar del suceso y pocodespués la salida de un coche fúne-bre procedente del sótano donde seubica el aparcamiento del referidoinmueble que, según los mismosvecinos, es utilizado por personasque habitan la casa y otras ajenas ala misma.Poco antes de las seis de la tarde,un sacerdote de un templo contiguoal edificio del suceso y vigilantes deotras casas cercanas, se vio salirdel mismo aparcamiento al vehículoque ocupaba la víctima, arrastradopor un camión-grúa.

El 27 de agosto de 1982, ETA asesinaba en Bilbao al joven de 25años, José Luís Barona Zorrilla, por su relación con el mundo de

las drogas.

JOSÉ LUÍS BARONAZORRILLABilbao (Bizkaia), 27 de agosto de 1982Ciudadano relacionado con tráfico de drogas

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que sufrieron desmayos dos fami-liares de las víctimas- el capellánde la Guardia Civil hizo una llama-da a la necesidad de dominar "larabia contenida y los deseos devenganza".

Al finalizar la ceremonia el ministrodel Interior, Juan José Rosón, lanzótres vivas a España, al Rey y a laGuardia Civil, que fueron contesta-dos al unísono por las unidades dela Policía Nacional y Guardia Civil.

Mientras, en las calles se oyeronvoces espontáneas femeninas queclamaban a la justicia, lanzabanvivas a Tejero y pedían "que seabran las cárceles", el consejero deInterior del Gobierno vasco, LuísRetolaza, tras condenar el atenta-do, declaró que no creía que éstefuera una muestra muy marcada deuna escalada terrorista, "ya queésta se ve que sigue y no ha finali-zado por ahora".

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la violencia para impedir el ejerciciode la libertad".

Tres de las víctimas del atentadoviajaban, de uniforme, en un cocheZ, mientras los otros dos, de paisa-no, ocupaban un automóvil camu-flado. Habían llegado poco antesde las once de la mañana a unaventa situada en una carretera enzona montañosa. El atentado seprodujo cuando regresaban dellocal, donde habían permanecidosólo unos veinte minutos.

Los policías que resultaron muertosfueron: Jesús Ordóñez Pérez,Antonio Cedillo Toscano, JuanSeronero Sacristán y Alfonso LópezFernández, mientras que JuanTorrente Terrón fue hospitalizado enestado muy grave.

Un vecino que pasaba por el lugar,José Elicegi, recogió con su furgone-ta a una de las víctimas que, herida,se arrastró unos 300 metros desde ellugar del atentado, pero dos miem-bros del comando le remataron allí, loque indica que permanecieron en lazona unos quince minutos antes dehuir.

En la madrugada del día siguiente,15 de septiembre, ETA m reivindica-ba el atentado en una llamada al dia-rio Egin.

Reacciones tras el atentado

Los partidos parlamentarios del PaísVasco, con la excepción de HerriBatasuna, condenaron el atentado, ycalificaron a sus autores con adjeti-

vos tales como sádicos, degradadosy siniestros. El PNV consideró queETA militar buscaba la creación deuna situación de caos preelectoral,así como la destrucción de la débildemocracia, "para poder dirigir losdestinos del pueblo vasco a punta depistola hacia la dictadura".

Por su parte, el PSE-PSOE advirtió alos terroristas que en el supuesto deque exista un próximo gobiernosocialista empleará todas las medi-das a su alcance y toda su legitimi-dad moral y democrática para acabarcon el terrorismo. Para Euskadiko Ezkerra este atenta-do "es aun más rechazable, si cabe,dada su perversión alevosa, nuncaalcanzada hasta hoy". A juicio delPCE-EPK la acción de ETA estáexpresamente ligada con la convoca-toria electoral.UCD y AP se unieron a las condenasdedicando duros calificativos a losautores del atentado. El obispo de ladiócesis de Gipuzkoa, Jesús MaríaSetién, hizo expresa su denuncia através de una carta abierta a los feli-greses de este territorio.

El presidente del Gobierno, LeopoldoCalvo Sotelo, y el lehendakari CarlosGaraikoetxea asistieron la tarde delmartes, junto con el ministro delInteior, Juan José Rosón, el delegadodel Gobierno en el País Vasco, JaimeMayor Oreja, entre otras personalida-des al funeral por los cuatro policíasnacionales que tuvo lugar a las 17.30horas en la sede del Gobierno Civilde Gipuzkoa.

Francisco había ingresado en graveestado, hacia las dos de la madru-

gada del 27 de agosto, en dicho cen-tro sanitario, al que fue conducido porunas personas, no identificadas, queindicaron haber recogido al herido trashaber sufrido un accidente de circula-ción.

El ingresado falleció poco después,

pero hasta la tarde, en que se proce-dió a realizar la autopsia los médicosno se dieron cuenta de que el heridopresentaba dos orificios de bala en elpecho.

La autopsia confirmó que la causa delfallecimiento habían sido los dos dis-paros. Su muerte podría estar tambiénrelacionada con el tráfico de drogas.

El ministro del Interior declaró trasel atentado que, por sus caracte-

rísticas, "es el preludio de una cam-paña de terror que pretende imponer

El 27 de agosto de 1982 Francisco Javier Angulo Fernández considerado por fuentes policiales como delincuente habitual- fallecíaen la residencia sanitaria de Cruces-Barakaldo, a consecuencia de dosimpactos de bala que los médicos descubrieron cuando realizaban la

autopsia. La policía halló restos de munición del calibre 9 mmparabellum. ETA le había disparado.

A las once y veinte minutos de la mañana del 14 de septiembre de1982, ETA asesinaba en una carretera cercana a la localidad

guipuzcoana de Errenteria a cuatro policías nacionales. Un comandode cinco o seis terroristas abrió fuego cruzado de armas largas contra los dos vehículos en que viajaban los policías. Uno de los

agentes, que había sido recogido herido por un vecino, fue rematadopor el mismo comando con tiros de pistola.

FRANCISCO JAVIER ANGULO FERNÁNDEZBaracaldo-Barakaldo (Bizkaia), 27 de agosto de 1982Ciudadano relacionado con tráfico de drogas

JESÚS ORDOÑEZ PÉREZANTONIO CEDILLO TOSCANOALFONSO LÓPEZ FERNÁNDEZJUAN SERONERO SACRISTÁN

Rentería-Errenteria (Gipuzkoa), 14 de septiembre de 1982Policías Nacionales

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por lo que es posible que el brigadapensara visitar esa misma mañana almédico.

Tras realizarse la autopsia en el hos-pital de Cruces, los restos de EmilioFernández fueron trasladados a laComandancia de Marina de Bilbao,donde quedó instalada la capillaardiente. El ministro de Defensa,Alberto Oliart, presidió el funeral decuerpo presente celebrado a las seisde la tarde.

Reacciones tras el atentado

El presidente del PNV, XabierArzalluz, que estaba siendo entrevis-tado por Radio Nacional en elmomento en que se tuvo, noticia delatentado, fue el primer dirigente, polí-tico en expresar su condena y dejarconstancia de su "tristeza, pensandoen primer lugar en las víctimas y susfamiliares, pero también en el peligro

de que nos vayamos acostumbrandoa hechos tan rechazables comoéste". Arzalluz señaló también la necesidadde "abordar el tema de la violenciaen toda su complejidad, incluyen-do sus raíces remotas, para lo queno bastan las medidas policiales ola acción internacional, sino aque-llas destinadas a restar apoyosocial a los violentos".

De "intento de provocación a lasFuerzas Armadas en vísperas de laselecciones", fue calificado el atentadopor el PSOE, mientras que el PartidoComunista de Euskadi coincidía conEuskadiko Ezkerra en la condena de"esta trágica manera de conseguirvotos que caracteriza a ETA".Alianza Popular consideraba, por suparte, que el atentado constituía unamuestra "del bagaje moral de susautores", y UCD hablaba de "intentóde atemorizar a los electores".

El cadáver del joven Juan CarlosRibeiro, vinculado, al parecer, con

el tráfico de droga, fue hallado concinco impactos de bala en la nochedel cinco de octubre en una cunetadel término municipal vizcaíno de

Bakio. Al parecer ETA lo asesinó dentro desu campaña en contra de los trafican-tes de drogas.

El suboficial de Marina asesinado,de 48 años de edad, natural de la

localidad lucense de Piñeira deFonsagrada, casado y padre de doshijos, de veintidós y dieciocho años,era el responsable del servicio dedespacho de buques de laComandancia de Marina de Bilbao."Un puesto conflictivo", según elcomandante de Marina de Bilbao,Enrique Segura, "ya que a menudoestaba obligado a decir que no".

Muy, estricto en el cumplimiento delas normas, es posible, según susuperior, que Emilio Fernández hayasido asesinado "porque alguno de losmuchos a los que no gustaba laestricta observancia de sus obligacio-nes por este suboficial, haya llamadoa sus amigos de ETA". Pero tampocohabría que descartar, según la mismaautoridad, que "simplemente le hayanelegido como víctima porque consti-tuía un blanco fácil".

El brigada Emilio Fernández Arias, enefecto, tomaba cada mañana, sin pro-tección alguna, hacia las 7.30 horas,el autobús que le conducía a su tra-bajo. Unos diez minutos antes de la

mencionada hora, salía el 22 de sep-tiembre, de su domicilio, en la calle deAntonio Trueba. Al llegar al cruceentre el callejón de San Jerónimo y lacalle de José Luís Golloaga, que bor-dea la ría del Nervión, dos desconoci-dos efectuaron contra él dos únicosdisparos que alcanzaron a la víctimaen la cabeza.

Según la impresión de las primeraspersonas que se dieron cuenta delatentado -la encargada de una pana-dería situada en la misma esquina ydos clientas que se encontraban en elinterior del establecimiento-, el falleci-miento fue instantáneo.

El cadáver estuvo más de unahora en la calle

Hacia las nueve de la mañana, elcadáver, con el rostro y la ropa ensan-grentados, yacía en medio de un grancharco de sangre en el lugar de loshechos, a la espera de la llegada deljuez. Unos vecinos habían prestadouna sábana con la que cubrirlo. Juntoal cadáver se veía un recipiente de loshabitualmente utilizados para portarmuestras de orina para su análisis,

EMILIO FERNÁNDEZ ARIAS Erandio (Bizkaia), 22 de septiembre de 1982Brigada de la Comandancia de Marina de Bilbao

JUAN CARLOS RIBEIRO DE AGUIAMALDABakio (Bizkaia), 5 de octubre de 1982Ciudadano relacionado con el tráfico de drogas

A primera hora de la mañana del 22 de septiembre de 1982, ETAasesinaba en la localidad vizcaína de Erandio a Emilio Fernández Arias,

brigada de Marina, adscrito a la Comandancia de Bilbao desde hacíacatorce años.

El 5 de octubre de 1982, ETA asesinaba a tiros a Juan Carlos Ribeiro deAguia Malda. Su cadáver era hallado con cinco impactos de bala en las

proximidades de Bermeo.

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puntos de Pamplona, principalmen-te en las salidas de la capitalNavarra, fuertes controles policialesque inspeccionaban minuciosa-mente todos los vehículos.

Alberto Toca, que al parecer eraantiguo militante de la ComuniónTradicionalista, estaba casado ytenía siete hijos. Era muy conocidoen Pamplona y fue, durante un tiem-po, presidente de la AsociaciónNavarra de Familiares de Amigos deSubnormales (ANFAS).

Al parecer, Alberto, estaba relacio-

nado con personas de ideologíasultraderechistas, aunque se desco-noce si había sido amenazado.

Un hermano de Alberto, IgnacioToca, estuvo en la cima deMontejurra acompañando a Sixto deBorbón en 1976, el año en quemurieron dos personas en inciden-tes producidos por los partidarios deSixto. Ignacio Toca, que fue presi-dente de la hermandad deMontejurra y con quien Alberto,mantenía una identidad y afinidadideológica absoluta, tenía una graninfluencia sobre su hermano.En el momento de producirse el

atentado, Alberto Toca que, alparecer, estaba vinculado a círcu-los de la extrema derecha, seencontraba acompañado por eldirector médico de Asepeyo, JoséLuís Sinués, quien no sufrió heridaalguna.

Hacia las 12.50 horas, dos jóvenes,uno de ellos muy corpulento, y ves-tidos ambos con pantalones oscu-ros, anorak y cazadora azules,entraron en la delegación de estamutua de seguros, situada en lacalle Castillo de Maya, número 42,de Pamplona, dirigiéndose a una delas secretarias que se encuentranjusto al lado de la puerta de entraday a quien preguntaron por AlbertoToca "delegado de Asepeyo".Trasconocer cual era el despacho deldelegado de la mutua, los dos indi-viduos se encaminaron hacia él yabrieron, sin detenerse, la puertadel mismo.

Desde el mismo umbral, y segúntestigos presenciales, preguntaron:"¿Tú eres Alberto Toca?". A lo que

éste, que se encontraba acompaña-do en ese momento por el directormédico de Asepeyo, José LuisSinués, contestó que sí.

Acto seguido, los dos jóvenes, sinmediar más palabras, esgrimieronsendas pistolas, con las que efec-tuaron cuatro disparos sobre AlbertoToca. Como consecuencia de losdisparos cayó sobre la mesa y luegoal suelo, donde recibió un nuevo dis-paro.

Los trabajadores de Asepeyo, asícomo tres médicos de Barcelonaque estaban visitando la mutua, aloír los disparos se echaron, instinti-vamente al suelo, momento que fueaprovechado por los dos individuospara salir del edificio "como si aca-baran de tomar unos vinos", segúndeclaró uno de los testigos. Una vezen la calle, los dos jóvenes empren-dieron una veloz carrera y se per-dieron por las concurridas calles dela ciudad de Pamplona.

Nada más tener conocimiento delsuceso se montaron, en diversos

Sobre la una menos diez de la tarde del viernes 8 de octubre, ETAasesinaba en Pamplona a Alberto Toca Echevarría, de 54 años de edad,

casado, padre de siete hijos y director de la delegación en Pamplonade la Mutua Patronal de Accidentes de Trabajo, Asepeyo. Dos personas

entraron a su despacho a cara descubierta y le tiroteron.

A las siete menos diez minutos de la tarde del 9 de octubre de 1982,ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Irun a José Jiménez

Mayoral, de 67 años, natural de Montblanc (Tarragona), capitán retiradode la Guardia Civil y jefe de la oficina de la carta verde -seguro

internacional de los automóviles- en la frontera de Behobia. Variosmiembros de un comando le dispararon dos tiros a quemarropa,

mientras esperaba el autobús.

Los disparos, efectuados conarmas cortas, alcanzaron a la

víctima, que falleció instantánea-mente, a la altura de un ojo y en latráquea. Su viuda, alertada de laposibilidad de que su marido pudie-ra haber sufrido algún accidente,acudió al lugar del atentado, prota-gonizando escenas de gran drama-tismo.

José Jiménez Mayoral acababa deabandonar la oficina del segurointernacional Carta Verde, que diri-gía en la misma frontera deBehobia, cuando dos jóvenes seapearon de un coche Renault 12,matrícula SS-1927-M, blanco, dis-parándole a muy corta distancia.Antes de huir en el mismo vehícu-lo, a cuyo volante se encontraba un

ALBERTO TOCAECHEVARRÍAPamplona (Navarra), 8 de octubre de 1982Director de la mutua Asepeyo.

JOSÉ JIMÉNEZ MAYORALIrún-Irun (Gipuzkoa), 9 de octubre de 1982Guardia civil

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El atentado se produjo cuandodesde un automóvil que circula-

ba en dirección a Tolosa (Gipuzkoa),varios desconocidos ametrallaroncon fusiles de asalto Cetme el cuar-tel de la Guardia Civil, en el queviven cinco familias.Posteriormente, desde un montecercano, otro comando terrorista,disparó con un lanzagranadas unproyectil que hizo impacto en lasdependencias de la casa-cuartel ydestruyó prácticamente toda laplanta baja del edificio.

Gregorio Hernández, que habíaacudido con tres cuñados suyos alpuesto de la Guardia Civil con el finde dar de alta la escopeta de cazaque, según dijeron varios vecinosdel joven fallecido, había adquiridoesa misma mañana, fue alcanzadoen el preciso momento en que loscuatro salían del cuartel.

Dos de sus cuñados, así como dosmiembros de la Guardia Civil, unsargento y un cabo, resultaron conheridas que en un principio fueroncalificadas de leves. Las lesionesfueron consecuencia de la explo-

sión de la granada.

Los daños materiales producidos enel cuartel, a causa de la explosiónde este proyectil, lanzado desdeuna distancia relativamente corta,fueron considerables, sobre todo enla planta baja del inmueble. Losmayores desperfectos se encontra-ban en la fachada del edificio donde,además, pidieron apreciarse dieci-nueve impactos de bala.

La explosión derribó varias paredesy produjo la rotura de numerososcristales en el interior del cuartel. Elproyectil fue a parar a un aseo.Ninguna de las cinco familias que enese momento se encontraban en lacasa-cuartel sufrió daño alguno.

Tras el ametrallamiento, variosnúmeros de la Guardia Civil repelie-ron la agresión con sus armas regla-mentarias. Los dos automóvileshabían sido robados el día anteriorpor la tarde en Tolosa. Nada mástenerse noticia del atentado, laGuardia civil instaló, principalmenteen el norte de la provincia y cerca delos pasos fronterizos, fuertes con-

tercer individuo, los autores mate-riales del atentado interceptaron ados transeúntes que acudían allugar, obligándoles a punta de pis-tola a poner las manos en alto.

Uno de los individuos era alto,moreno, y vestía una cazadora decolor oscuro y el otro el más peque-ño, también moreno y de comple-xión fuerte.

José Jiménez Mayoral cayó muer-to en la misma acera, junto a unseto. En el lugar donde al parecerhabitualmente cogía el autobúspara trasladarse a su domicilio enel paseo Colón 87 en Irún.

El coche utilizado para la acciónhabía sido robado horas antes enSan Sebastián a un taxista, teníamatricula falsa y fue localizadopoco después por la policía a unkilómetro y medio, en el polígonoArbés, en la misma ciudad. Elcomando cambio de coche en eselugar y al parecer huyó posterior-mente en dirección a SanSebastián.

Miembros de la Cruz Roja, cuyopuesto estaba situado en las proxi-midades del lugar del atentado,intentaron poco después sin resul-tado efectuar una transfusión desangre a José Jiménez Mayoral. Lapolicía encontró dos casquillos denueve milímetros parabellummarca S/N.

Al parecer, José Jiménez Mayoralno llegó a percatarse de la inmi-nencia del atentado. Ocupaba la

jefatura del servicio de CartaVerde, era agente de seguros yhabía abandonado el cuerpo de laGuardia Civil hacia varios años,después de dirigir el puesto fronte-rizo de Irún.

Su viuda acudió al lugar una horadespués del suceso ignorando queJosé Jiménez había muerto enatentado. La confirmación de lanoticia provocó en la mujer unafuerte crisis nerviosa y hubo de sertrasladada en una ambulancia de laCruz Roja, pese a su intención dever el rostro del cadáver de su mari-do que permanecía tumbado en laacera, cubierto con una sábana yaensangrentada.

Carlos Garaikoetxea descalificacomo vascos a los terroristas

Horas antes del atentado, en su pri-mer mitin electoral, el presidentedel Gobierno vasco, CarlosGaraikoetxea había descalificadocomo miembros del pueblo vasco atodos los que practican la violencia.Garaikoetxea, que comparó estosatentados con los fusilamientos demilitantes nacionalistas en la pos-guerra, añadió: "Sentimos tambiénel dolor de estas mujeres jóvenesque lloran amargamente mientrasse aferran a los cuerpos sin vida desus maridos policías. Hay quereconstruir este país también ensus principios, hay que regenerarla moral en base a tres principiosfundamentales: la tolerancia, la noagresividad, y el respeto a la vida".

GREGORIO HERNÁNDEZ CORCHETE Leiza-Leitza (Navarra), 15 de octubre de 1982Ciudadano

A las ocho y dieciséis minutos de la tarde del 15 de octubre de 1982,el ciudadano Gregorio Hernández Corchete, de 27 años de edad,

resultaba muerto en la localidad Navarra de Leitza como consecuenciade un atentado terrorista perpetrado por ETA contra la casa-cuartel dela Guardia Civil de esta población. Otras cuatro personas, entre ellas

dos cuñados del joven fallecido, así como un sargento y un cabo de laGuardia Civil, resultaron con heridas de carácter leve.

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de entrada de bala" situados unoen la espalda, en la región dorso -lumbar causante de la parálisisapreciada en la pierna izquierda-,otros cuatro en el brazo derecho,así como dos balas alojadas en losdos hemitórax.

César Uceda moría en el hospitalcomo consecuencia de las heridasdel atentado.

Adscrito al regimiento de InfanteríaGarellano número 42, de Bilbao, elteniente César Uceda Vera, de 48

años y padre de ocho hijos, ingresópor oposición, como brigada músi-co, en el citado departamento en1970. En el momento del atentadoejercía como profesor de Armoníaen el Conservatorio vizcaíno deMúsica, y perteneció a la OrquestaSinfónica de Bilbao en la especiali-dad de instrumentista de viento.

Su esposa, María Luisa Vázquez,intérprete de viola, pertenecía a laplantilla de la referida orquesta sin-fónica.

El atentado tuvo lugar cuandodos jóvenes penetraron en la

Degustación Nikola, situada en laplaza de San Nicolás, de Algorta,junto a la parada de los autobusesa Bilbao. En el establecimiento seencontraban unas doce personas yDomingo Javier García estabadetrás del mostrador.

Según uno de los testigos, dosjóvenes, de unos 25 años, entraronen el local. "Uno de ellos armado

con una pistola de pequeño calibre,nos ordenó: 'todo el mundo quieto,y todo el mundo al suelo'. Pareceser que el otro joven se fue a labarra y se escucharon dos dispa-ros. Después, no se oyó una pala-bra".

"Uno de los autores del atentado",afirma el testigo, "gritó entonces:'Quietos todos'. Añadió 'gora ETAmilitarra' y seguidamente ambos sedieron a la fuga".

troles en los que se revisaban todoslos vehículos.

El cadáver de Gregorio Hernández,que se encontraba junto a la puertadel cuartel de la Guardia Civil rode-ado de cristales y cascotes, perma-neció en el lugar del atentado duran-te más de dos horas, mientras seesperaba la llegada del juez. Sobrela diez de la noche, el cura de Leizale impartió la extremaunción.

Gregorio Hernández contaba veinti-siete años de edad, había nacido enla población de Agallas(Salamanca), era calderero de pro-fesión y, desde hacía cuatro años,trabajaba en un taller de una locali-dad cercana a Tolosa. Estaba casa-do con Inés Cabezas y ambos tení-an tres hijos de corta edad, el mayorde los cuales tenía cuatro años. Eljoven, que había fijado su residen-cia en Leitza, era un gran aficionadoa la caza.

En el momento del atentado,ocurrido a pocos metros de su

domicilio, en el casco antiguo deBilbao, el teniente se había despe-dido en la calle de su esposa y unade sus hijas, antes de incorporarsea su servicio.

Sobre las 7.15 horas de la mañana,César Uceda Vera acababa deponer en marcha su vehículo -unVolskwagen matriculado en Bilbao-para dirigirse al acuartelamiento deMungía, a una veintena de kilóme-tros, cuando recibió seis impactosde bala correspondientes al calibre9 milímetros parabellum.

Testigos del atentado pudieron pre-senciar la huida a pie de los auto-res, dos individuos jóvenes, haciala carretera general que discurreparalela a la ría, en la denominadaVía del Campo Volantín.

En estado de extrema gravedad,César fue ingresado inmediata-mente en el servicio de urgenciasdel hospital civil de Basurto, endonde pasó al departamento dereanimación del referido centrohospitalario. Según el parte médi-co, el teniente César Uceda, cuyoestado fue calificado de "muygrave", presentaba cuatro orificios

CÉSAR UCEDAVERABilbao (Bizkaia), 21 de octubre de 1982Militar (Teniente director de la banda de música militar)

El 21 de octubre de 1982, ETA m asesinaba en Bilbao al Teniente-director de la banda de música del Gobierno Militar de Bizkaia, César

Uceda Vera, al ser alcanzado por los disparos efectuados por dosindividuos, que se dieron inmediatamente a la fuga.

DOMINGO JAVIER GARCÍAGONZÁLEZ Algorta-Getxo (Bizkaia), 22 de octubre de 1982Comerciante

A las siete menos cuarto de la tarde del 22 de octubre de 1982, uncomando de ETA, compuesto por dos personas, asesinaba a tiros en la

localidad vizcaína de Algorta (Getxo), al comerciante Domingo JavierGarcía González, de treinta años de edad, en el interior de la

degustación de café que regentaba.

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Juan Carlos Villalba, soldadoconductor y único acompañante

-el general no llevaba escolta-sufrió una herida grave en la frente.Consumado el hecho, los dos terro-ristas huyeron hacia el interior delcasco urbano y abandonaron suvehículo en la calle de Los Vascos,en las proximidades de la DirecciónGeneral de la Guardia Civil.

El general Lago salió de su casa,una vivienda militar situada en lacalle dé Santa Engracia, a las 8.15horas, vestido de uniforme. Segúnsu costumbre, no llevaba escolta.Alguna vez había confesado a unode sus amigos que prefería ir solo:"Si vienen por mí, que vengan; notengo miedo, pero no quiero quemuera nadie más", había dicho.

Subió a su coche oficial, un Seat131 con matrícula del Ejército deTierra, número 5.714-1. Comosiempre, el banderín de dos estre-llas estaba descubierto. Al volanteesperaba Juan Carlos Villalba, elsoldado conductor. El general seacomodó en el asiento trasero.

Poco después dejó a su derecha,sobre uno de los asientos, la gorray la fusta. El coche enfiló hacia laglorieta de Cuatro Caminos y pocodespués giraba hacia la CiudadUniversitaria. A las 8.30 llegó a laplaza de Cristo Rey.

El coche del general rebasó el últi-mo paso de peatones de la plazade Cristo Rey, precisamente el queestá junto a la Clínica de laConcepción, y siguió su marchahacia el antiguo puente del tranvíauniversitario; sólo quedaba, pues,pasar un disco antes de apretar elpaso camino del término municipalde El Pardo. Al final de la avenidade los Reyes Católicos, el soldadoconductor giró a la derecha, haciala Ciudad Universitaria. La circula-ción en la avenida del Arco delTriunfo era intensa.

La situación parecía ser absoluta-mente normal. A la izquierda, en elsentido Norte-Madrid, la aglomera-ción de coches era, más o menos,la acostumbrada. Al otro lado, traslos desmontes de la antigua línea

Al parecer, uno de los terroristasefectuó dos disparos directamentea la cabeza de Domingo JavierGarcía, que se encontraba tras elmostrador. Uno de ellos se acercóa la víctima, y lo remató en el suelo.Inmediatamente después huyeronen un vehículo en dirección desco-nocida.

Domingo Javier García González -que falleció instantáneamente- era

padre de tres niños de corta edad,el mayor de ellos, de seis años.Según su esposa, Domingo Garcíano había sido amenazado en nin-guna ocasión y no militaba en nin-gún partido político. Los dos cas-quillos de bala encontrados en ellugar, del calibre 9 milímetros para-bellum, marca SF, parecen señala-ban a ETA Militar como responsa-ble del atentado.

El atentado se produjo al estallarun potentísimo artefacto com-

puesto de unos diez kilos de goma2, que se encontraba colocado enel interior de un automóvil marcaChrysler 180, matrícula LO-6998-D, aparcado en las proximidadesde la estación que Iberduero tieneen esta zona de la capital alavesa.

La carga explosiva fue accionada adistancia desde otro automóvil,cuando la dotación policial, que cir-culaba en una tanqueta y en una

furgoneta de la Policía Nacionalque iban la una derás de la otra, sedirigía a efectuar el relevo del ser-vicio de vigilancia en la subesta-ción eléctrica que Iberduero.

El coche-bomba, como consecuen-cia de la fuerte explosión, resultótotalmente destrozado, así como lafurgoneta de la Policía Nacional,mientras que la tanqueta quedóseriamente dañada.

Hacia las nueve y veinte de la noche del 31 de octubre de 1982, ETA masesinaba en Vitoria mediante un coche bomba compuesto por diezkilos de Goma 2, al policía nacional Francisco González Ruiz, de 23

años y natural de Granada y hería de gravedad al sargento JoséMiñano, de 38 años, natural de Alcantarilla (Murcia). Otros siete

miembros de este mismo cuerpo resultaban heridos leves, al igualque una mujer embarazada de siete meses.

FRANCISCO GONZÁLEZ RUIZ Vitoria (Alava), 31 de octubre de 1982Policía Nacional

Poco después de las ocho y media de la mañana del 4 de noviembre de1982, un comando de ETA ametrallaba en Madrid al general de divisiónVíctor Lago Román, de 63 años, jefe de la División Acorazada Brunetenúmero 1. Víctor fue ametrallado por dos terroristas que usaron una

motocicleta en la avenida del Arco del Triunfo de la CiudadUniversitaria.

El general, que había salido de su casa de la calle de Santa Engraciaveinte minutos antes y se dirigía a su puesto de mando, recibió varios

impactos de bala en la cabeza y falleció en el acto.

VÍCTOR LAGO ROMÁN Madrid, 4 de noviembre de 1982General jefe de la División Acorazada Brunete

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Juan Carlos Villalba, el soldadoconductor, nacido en Oviedo, tam-bién ingresó en el hospital. Sufría"herida por arma de fuego, craneal,región occipital, penetrante, conproyectil alojado junto a la tablainterna. Pronóstico grave".

A pesar de la herida, pudo decir:"Nos ametrallaron desde una motodos chicos vestidos de anorak quese acercaron a nosotros por laderecha. La moto se puso a nues-tra altura y los jóvenes dispararondos o tres ráfagas de metralleta".Poco después comentaba con unbrigada de la división: "Al ver queiban a disparar, sólo tuve tiempo dedar un volantazo hacia la izquierday agachar la cabeza".

La capilla ardiente quedó instaladaa primeras horas de la tarde en elCuartel General del Ejército, dondea las seis de la tarde se celebróuna misa por el jefe de la unidad, ala que sólo asistieron familiares deprimer grado.

A las once de la mañana del díasiguiente, 5 de noviembre, se cele-bró una misa de corpore in sepulto.Los restos mortales del Generalfueron trasladados a Puentedeume(La Coruña), para ser inhumados.

Reacciones tras el atentado

Un sentimiento de indignación,contenida por la serenidad y la dis-ciplina, dominaba en los ambientesde la guarnición de la capital, trasconocerse la noticia del asesinatodel general Víctor Lago Román,jefe de la división acorazadaBrunete número 1 desplegada enlos alrededores de la ciudad. Lafuerte personalidad, el alto presti-

gio, la valía profesional, la autori-dad moral y la indiscutible apuestapor la legalidad, que en las filasmilitares se reconocía unánime-mente al general Lago, añadíannotas de sentimiento y pesar visibleen todos aquellos jefes y oficialesque sirvieron a sus órdenes o con-vivieron en diferentes destinos conél a lo largo de su dilatada carrerade armas.

Observadores cualificados evalua-ban el atentado como el más gravedesde el perpetrado contra el presi-dente del Gobierno, almirante LuísCarrero Blanco, el 22 de diciembrede 1973.

Esta apreciación se basaba en quela víctima no era un general de ofi-cinas o destinado en alguna misiónburocrática, sino el jefe de la uni-dad de intervención inmediata másimportante dentro del Ejército por elnúmero de los hombres que encua-dra, el armamento y material deque está dotada y la potencia defuego de que dispone. Tanto en losdiversos acuartelamientos de laBrunete como en el CuartelGeneral del Estado Mayor delEjército y en el Gobierno militar deMadrid la indignación y el pesar,patentes tras el atentado, carecíande las manifestaciones crispadasde otras ocasiones anterioresigualmente sangrientas.

Al mediodía del 4 de noviembre, seinstalación de la capilla ardiente. Aldía siguiente, 5 de noviembre secelebraron las exequias religiosasy los honores militares de ordenan-za en el palacio de Buenavista.

del tranvía, sobresalía el edificio dela parroquia universitaria, cubiertode andamios de mecanotubo. Amarcha reducida, el coche delgeneral pasó en pocos segundosfrente a la iglesia.

A las 8.35 se acercó por la derechauna motocicleta Guzzi ocupada pordos personas. Pareció estabilizarsu marcha cuando se puso a laaltura del coche. En el últimomomento el soldado conductoracertó a ver a los dos motociclistas:vestían cazadoras y llevaban lacabeza cubierta por el casco obli-gatorio; al parecer, eran dos hom-bres. Uno de ellos, el acompañan-te, les encañonó con una metralle-ta y disparó dos o tres ráfagas. Elsoldado dio un volantazo hacia laizquierda y bajó la cabeza. Los pro-yectiles, unos veinte, atravesaronla chapa y pulverizaron los crista-les. El general se reclinó sobre elasiento en medio de una gran man-cha de sangre. El coche se detuvo.

El conductor de la Guzzi dio unfuerte acelerón. La moto, una cua-tro tiempos muy manejable, italia-na, dio un tirón y se distanció rápi-damente. El próximo cruce, frente alos campos de deportes, ofrecíavarias posibilidades de huida: haciala Ciudad Universitaria para volveral centro, hacia la propia carreterade El Pardo, hacia la autopista deLa Coruña o hacia el Puente de losFranceses. Los terroristas habíanelegido con sumo cuidado el lugardel ataque entre todos los puntosposibles en el itinerario del jefe dela DAC. No se sabe con exactitudcual fue su trayectoria, pero lamoto fue encontrada en el interiorde la ciudad, junto al edificio de la

dirección general de la GuardiaCivil.

Tres personas, dos mujeres y unhombre, se acercaron corriendo alcoche del general. Alrededor habíaunos veinte casquillos de bala delcalibre 9 mm parabellum. Una delas mujeres, médica de profesión,hizo un rápido reconocimiento delgeneral. Tenía varios impactos debala en la cabeza y presentaba cla-ros síntomas de haber fallecido.

No obstante, la citada médica tras-ladó al general en un taxi a laClínica de la Concepción. Cincominutos después, los médicos delservicio de urgencias del citadohospital reconocían al general, alcual, pese a no caberles ningunaduda sobre su estado de defun-ción, intentaron reanimar, sin éxito.

El parte clínico difundido a primerahora de la tarde por la dirección delhospital precisaba que el generalhabía ingresado en el hospital a las8.40, ya cadáver, con "herida deorificio de entrada de bala por tem-poral izquierdo y salida por parietalderecho parasagital, y otro orificiode entrada por región orbitariaderecha y salida por parietalizquierdo parasagital, con masaencefálica extruida por los orificiosde salida. Estallido del globo ocularderecho y otorragia bilateral, pre-dominando en izquierda. Herida debala en sedal, con orificio de entra-da por región escapular izquierda ysalida por la derecha. Las heridasen cráneo produjeron la muerte ins-tantánea". Según fuentes de lacitada clínica, el general presenta-ba de seis a siete impactos de balaen la cabeza, todos ellos mortales.

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Esteban Fariñas sufría deficiencia enuna pierna, a resultas de un acciden-te de coche, y gestionaba en elmomento de atentado, el pago de laindemnización correspondiente a suanterior empleo. Un familiar directode Esteban Fariñas señaló que eraun hombre totalmente apolítico y queacompañaba a los otros ocupantesde su vehículo de forma casual, yaque en otras ocasiones acostumbra-ba a trabajar con otros vecinos delbarrio de Beraun, una urbanizacióncompuesta en su mayoría por traba-

jadores nacidos fuera del PaísVasco.

Según se indica en los documentosde identidad de los heridos, EstebanFariñas y Carlos Manuel Patiño sonpintores de profesión, mientras queFrancisco Rosco es montador. En ellugar de los hechos, la policía harecogido más de veinte casquillos debala nueve milímetros parabellum.

Cuando ingresó en la clínicaNuestra Señora de La

Asunción, de Tolosa, donde fuerontrasladados inmediatamente losguardias civiles, Juan Ramón Joya,de 26 años, casado y con un hijo,era ya cadáver. Su compañeroFrancisco Vázquez, de 32 años, seencontraba muy grave y tuvo queser intervenido urgentemente. Lasdos víctimas eran naturales deMelilla.

La ráfaga provino del interior deotro automóvil, cuyos ocupantes sedieron rápidamente a la fuga.

Aunque circulaba mucha gente porla calle a la hora en que se produjoel atentado y, en consecuencia,había numerosos testigos presen-ciales, nadie declaró su testimonioa la policía.

Una ambulancia de la asociaciónde ayuda en carretera DYA, quepatrullaba por la zona de servicio,al oír el ruido de los disparos, sepresentó en el lugar del atentado almismo tiempo que daba avisó a laCruz Roja.

En la tarde del 12 de diciembre de 1982, ETA asesinaba en la localidadguipuzcoana de Tolosa al guardia civil Juan Ramón Joya Lago y hería

gravemente a Francisco Vázquez. Ambos guardias, vestidos de paisano,fueron alcanzados por una ráfaga de metralleta cuando se encontraban

en el interior de un automóvil junto a un semáforo en rojo.

El ametrallamiento se produjo cuan-do los tres trabajadores se dispo-

nían a aparcar el vehículo que ocupa-ban -un Seat 127, matrícula CO-O501-D, de color rojo-, en el que, via-jaba también una hermana deEsteban Fariñas, que está casado ytiene un hijo de cinco meses.

En ese momento un individuo efectuó,desde un coche Renault 12 de colorgranate, varios disparos de pistola con-tra las ruedas del Seat 127, que quedóinmovilizado. Un muchacho que, segúntestigos presenciales, no aparentabamás de veinte años, moreno, sin bigoteni barba y que vestía una cazadora azulmarino descendió a continuación del R-12 portando una metralleta y abriendofuego en abanico, de frente y a cortadistancia, contra sus víctimas. Los otrosdos ocupantes deI R-12 dispararontambién desde el vehículo con otrametralleta y una pistola.

Vecinos de la zona hablaban de"un error"

Las balas alcanzaron a varioscoches aparcados en las inmediacio-

nes y a un autobús de servicio esco-lar que se dirigía a recoger a losniños del barrio, sin llegar a herir alconductor ni a la profesora, que seencontraban en su interior y quetuvieron que arrojarse al suelo. Actoseguido, los miembros del comando,sin dejar de disparar, huyeron preci-pitadamente en el mismo Renault 12a toda velocidad en dirección al acce-so del barrio que enlaza con la auto-pista Bilbao-Behovia y la carreterageneral.

Según informaron familiares de losheridos, éstos se dedicaban a efec-tuar habitualmente trabajos a domici-lio con el fin de procurarse algúndinero. En el momento de ser ame-trallados acababan precisamente deconcretar las condiciones de un tra-bajo de estas características.

Vecinos del barrio de Beraun espe-culaban con la posibilidad de que losautores del atentado hubiesen con-fundido a sus víctimas y el ametralla-miento de estos tres trabajadores,muy conocidos en esta zona, fuerafruto de un error.

A la una menos cuarto del mediodía del 18 de noviembre de 1982, tres vecinos de Errenteria que trabajaban por cuenta propia en el empapelado y pintado de viviendas, fueron ametrallados en el barrio de Beraun de esa

misma localidad guipuzcoana por un comando de ETA. Esteban Fariñas, Francisco Rosco y Carlos Manuel Patiño, de 26, 38 y 29

años, respectivamente, resultaron alcanzados por numerosos impactos debala en distintas partes del cuerpo. Uno de ellos Carlos Manuel Patiño

fallecería poco después como consecuencias de las heridas.

JUAN RAMÓN JOYA LAGO Tolosa (Gipuzkoa), 12 de diciembre de 1982Guardia civil

CARLOS MANUELPATIÑO CASANOVARentería-Errentería (Gipuzka), 18 de noviembre de 1982Trabajador

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que amenazaron pistola en manoa su propietario, al que dijeronque pertenecían a ETA.

Declaraciones del GobernadorCivil de Gipuzkoa

El gobernador civil de Gipuzkoa,Julen Elgorriaga, que había sidonombrado recientemente, comen-tó ante la noticia del atentado que"en estas circunstancias las medi-das a adoptar (en relación a losmiembros de las organizacionesarmadas) no podrán ya ser las quepodían haber sido".

Se refería el gobernador a unasdeclaraciones que había realizadohacía una semana, el 22 dediciembre, el ministro del Interior:"Si hay algo más que puro gangs-terismo detrás de estas organiza-ciones terroristas", había dicho elministro, "tienen posibilidad, den-tro del sistema democrático, departicipar en la lucha política. Peroes que no vemos en ETA más quepura barbarie, una organización demalhechores. Sin embargo, estoydispuesto a rectificar mi criterio:que estén seis meses sin llevar acabo ningún atentado terrorista yluego veremos".

En opinión de Elgorriaga, el aten-tado nublaba las esperanzas “quetodos habíamos puesto en el lla-mamiento del ministro del Interior alas organizaciones armadas".

Asimismo, el Gobierno hizo públi-ca una declaración en la que, tras

manifestar su condolencia a losfamiliares de las víctimas y su soli-daridad con el conjunto de lasFuerzas de Seguridad, "expresabasu indignación por este atentadocontra el más elemental derechohumano, como es la vida".

"El Gobierno", afirmaba la nota,"va a continuar aplicando las medi-das, ya iniciadas, de reforzamientode la seguridad en las zonas delterritorio nacional más necesitadasde las mismas, así como la exten-sión e intensificación de losmedios de información existentes.Los crímenes, secuestros y todotipo de atentados contra los dere-chos humanos, cometidos porquienes se han colocado volunta-riamente fuera de la ley, y contralas aspiraciones populares, expre-samente manifestadas, no susci-tan más respuesta que la de inten-sificar nuestros esfuerzos paraque los responsables respondanefectivamente de sus actos con laseveridad que nuestras mismasleyes determinan".

Funerales en el Gobierno Civil

Los funerales por el alma de losdos guardias civiles se celebraronal día siguiente, 30 de diciembrepor la mañana, en el Gobierno Civilde Gipuzkoa, y a ellos asistió, ade-más de familiares y amigos, elministro del Interior, JoséBarrionuevo.

Ambos agentes fueron ametra-llados por dos jóvenes que

estaban apostados a la salida deun paso subterráneo, junto alandén número 6 de la citada esta-ción. En ese momento estaban ins-peccionando los vagones de untren de viajeros a punto de partir,tras haber cumplimentado los trá-mites de aduana.

Juan Manuel García Mencía, de 48años, natural de Gordalizo del Pino(León), casado y padre de doshijos, se desplomó, ya sin vida, enel andén, mientras que entre elnumeroso público presente en ellugar se producían escenas depánico, con gritos y carreras endirección de la salida.

Su compañero, Manuel López, deveintidós años, soltero, natural deMálaga, quedaba, por su parte,tendido en la vía, todavía con vida.Fue auxiliado primeramente por untestigo que poseía el título desocorrista y después fue traslada-do en ambulancia a la residenciaNuestra Señora de Aranzazu, de

San Sebastián.

El socorrista, que acompañó alguardia a bordo de la ambulancia,indicó más tarde que durante todoel trayecto Manuel López sólorepetía una y otra vez: "¡Me asfixio,me asfixio!".

Manuel fallecía cinco minutos des-pués de su ingreso en el quirófanodel centro, cuando los médicosiban a iniciar una delicada opera-ción quirúrgica.

Los autores del atentado, dos jóve-nes -aunque algunos testigos afir-maron haber visto a tres personasarmadas-, huyeron a pie, mezcla-dos con el público que salía delrecinto, hasta la puerta de la esta-ción, en cuyas inmediaciones lesesperaba otro cómplice a bordo deun automóvil Ford Escort de colorrojo, matrícula de San Sebastián8022-0, en el que prosiguieron suhuida con rumbo desconocido.

El coche había sido robado unahora antes por dos desconocidos,

MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ JUAN MANUEL GARCÍA MENCÍAIrún-Irun (Gipuzkoa), 29 de diciembre de 1982Guardias Civiles

En la mañana del 29 de diciembre de 1982, un comando de ETA m compuesto por dos jóvenes, asesinaba en la estación del ferrocarril de localidad guipuzcoana de Irun, a los guardias civiles Juan Manuel

García Mencía y Manuel López Fernández.

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Paro general en Elda y masivaasistencia al entierro del guardia

Miguel Mateo

Entre 15.000 y 20.000 personas,según fuentes de la Guardia Civil,asistieron el 4 de febrero en Elda(Alicante) al funeral y entierro de losrestos mortales del guardia MiguelMateo Pastor.

Los actos fueron precedidos, duran-te la mañana, de un paro general enla ciudad y su comarca, que habíasido convocado el día anterior por lascentrales sindicales CC OO, UGT yUSO.

En la ceremonia religiosa, el obispode Orihuela-Alicante, PabloBarrachina, pronunció una homilía

en que dijo, entre otras cosas: "Alasesino no se le puede llamar conotro nombre, más que con el de ase-sino. El obispo no puede odiar anadie. No ha odiado nunca ni odiarájamás. Pero el obispo, ciudadanocomo los demás, se pregunta cons-tantemente en su oración personalcon verdadera angustia: ¿El Estadode derecho responde a tanta amena-za y a tanto crimen con medidas real-mente adecuadas? Seguramenteque está aplicando todas las leyesconstitucionales, pero me sigo pre-guntando: ¿basta con estas o habráque arbitrar otras convertidas enconstitucionales, que den a España ya las llamadas provincias vasconga-das la paz y la seguridad que todosdeseamos?", añadió el obispo.

La bomba estalló en la sede cen-tral del Banco de Vizcaya a las

9,40 de la mañana, cuando se

encontraban más de seiscientaspersonas en su interior, entreempleados y clientes. Una llamada

Al día siguiente, 3 de febrero, a lasdoce y media, se celebraba el

funeral por el alma de Miguel en de laSagrada Familia de San Sebastián,cerca del Gobierno Civil deGipuzkoa.

El ministro del Interior, JoséBarrionuevo, tuvo que acallar algu-nos gritos, durante el funeral. Al élasistieron también el director generalde la Guardia Civil, teniente generalJosé Luís Aramburu Topete, y repre-sentaciones civiles y militares de laAdministración central y delGobierno autónomo vasco.

Familiares de guardias civiles inte-rrumpieron a José Barrionuevo congritos de protesta por el atentado yde temor a asesinatos masivos,cuando el ministro se dirigía en unbreve discurso a las Fuerzas deSeguridad. Los mandos de estas últi-mas y el propio ministro hubieron deacallar los gritos.

A la salida del templo y después deque se interpretara el himno de laGuardia Civil, Barrionuevo afirmóque el guardia Miguel Mateo habíasido víctima de la lucha por la justicia,la paz y la libertad. "Porque las

Fuerzas de Seguridad del Estado",añadió, "están luchando por la liber-tad y la paz del pueblo vasco y detodo el pueblo español".

Sus palabras fueron acogidas congritos de protesta por algunos de losasistentes, en su mayoría familiaresde guardias civiles, que al parecerreprochaban al ministro sus alusio-nes al pueblo vasco. Con voz enérgi-ca y apretando los puños, JoséBarrionuevo ordenó repetidamentesilencio, mientras se escuchaban fra-ses como "nos van a matar a todos","así vamos a acabar con el terroris-mo", "fuera el pueblo vasco" y "fueraETA".

Barrionuevo finalizó su breve inter-vención dando vivas al pueblo vasco,a la democracia, a España, a lasFuerzas de Seguridad y al Rey, vivasque fueron contestados con un entu-siasmo desigual. Con lágrimas en losojos una mujer preguntó en voz altaal ministro: "¿Por qué nos odia elpueblo vasco?".

Tras el funeral, el féretro de Miguelfueron trasladado a su localidadnatal de Elda (Alicante) para serinhumado.

El miércoles 2 de febrero de 1983, ETA asesinaba en la localizad guipuzcoana de Ordizia al guardia civil Miguel Mateo Pastor y hería aotros dos, José Bueno Fernández y Custodio Contreras Larrosa, que

fueron trasladados al hospital de la Cruz Roja de San Sebastián.

A las diez menos veinte de la mañana del sábado 5 de febrero de 1983,dos empleados del Banco de Vizcaya resultaron muertos, RamónIturriondo y Aníbal Izquierdo, y otras diez personas heridas en un

atentado perpetrado por ETA contra la sede principal de dicha entidad,situada en pleno centro de Bilbao, cuando el establecimiento se

encontraba lleno de gente. Dos días después, el lunes 7 de febrero, moría Benicio Alonso, conserje

del banco que había resultado gravemente herido.

MIGUELMATEO PASTORVillafranca de Ordicia-Ordizia (Gipuzkoa), 2 de febrero de 1983Guardia civil

RAMÓN ITURRIONDO GARCÍAANÍBALIZQUIERDO EMPERADORBENICIO ALONSO GÓMEZ Bilbao (Bizkaia), 5 de febrero de 1983Trabajadores

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ri, al aludir al intento de diálogo,señaló que "de momento, unosfanáticos lo están haciendo imposi-ble, en contra de la voluntad de todoun pueblo".

Por la tarde, Garaikoetxea visitó alos heridos y volvió a expresar supesar por lo sucedido, así como eldeseo de que aún sea posible hacernuevos intentos de conseguir lapaz. En el mismo sentido se habíaexpresado con anterioridad el con-sejero de Interior, Luís Retolaza,quien insistió en la conveniencia decontinuar con los intentos negocia-dores: "Hay que hacer un esfuerzo yforzar la situación" dijo.

Por su parte, el ministro del Interior,José Barrionuevo, declaró a TVEque "absolutamente toda la pobla-ción debe movilizarse contra estebárbaro terrorismo asesino, que loúnico que hace es matar a decenasde personas honradas", al tiempoque aludió a la necesidad de "qui-tarse todo posible velo, escrúpulo opretexto de una absurda e injustifi-cada posición intermedia: hay queestar con los que defienden la paz yla seguridad, y hay que estar encontra de los que la atacan y asesi-nan".

La necesidad de realizar moviliza-ciones masivas contra la violenciafue puesta de manifiesto, en primerlugar, por el delegado del Gobiernoen el País Vasco, Ramón Jáuregui,quien después de realizar en Bilbao,junto al gobernador civil, un encuen-tro con los medios informativos,acudió a visitar a las víctimas."Reitero el llamamiento para reac-cionar masiva y valientemente con-

tra la violencia y en defensa de lapaz, y colaborar con quienes, enestas circunstancias difíciles, tienenla misión de acabar con el terroris-mo, a fin de garantizar la paz y lalibertad", dijo Jáuregui.

Asimismo, el delegado del Gobiernoindicó que "el atentado es de unaextraordinaria crueldad, una acciónencaminada a provocar el miedo yel terror para el logro de unos obje-tivos mercantiles del más puro esti-lo gansteril".

El secretario general de los socialis-tas vascos, Txiki Benegas, comentóque "este salvaje atentado nos rea-firma en la postura que venimosmanteniendo de que con asesinatosde por medio todo intento de diálo-go es imposible".

Euskadiko Ezkerra también mani-festó su condena: "Por si que dabaalguna duda, ETA militar ha demos-trado de qué manera defiende losintereses de la clase trabajadora".El mencionado partido resaltó suindignación ante un hecho de tantagravedad producido en un centro detrabajo abierto al público, "que per-fectamente pudiera haber causadoun número mayor de víctimas".Asimismo, Euskadiko Ezkerra mos-tró su predisposición a participar encuantas acciones se convoquen"para demostrar públicamentenuestro rechazo".

Miles de personas conocieron enel funeral el fallecimiento deBenicio, la tercera víctima

El anuncio de la muerte de BenicioAlonso Gómez, el conserje del

telefónica, realizada en nombre deETA militar, había advertido previa-mente de que se iba a producir elatentado, aunque sin tiempo sufi-ciente para desalojar el edificio.

Al día siguiente, domingo 6 defebrero, se celebraron los funeralesen memoria de los dos empleadosmuertos, Ramón Iturriondo y AníbalIzquierdo, en Bilbao y Gallarta, res-pectivamente. El primero de ellosera simpatizante de Herri Batasuna,formación política que expresó su"tristeza" por lo sucedido, mientrasel segundo era delegado del sindi-cato nacionalista ELA-STV.

La primera reacción ante lo sucedi-do vino de parte de los empleadosde banca, que espontáneamentepararon sus actividades y se mani-festaron por la Gran Vía de la capi-tal vizcaína en protesta por lo suce-dido.

Horas después, las centrales sindi-cales de la comunidad autónoma,sin excepción, ELA-STV, UGT, CCOO, CNT, LAB y Asociación deMandos Intermedios acordaron rea-lizar una huelga general de bancapara el lunes, 7 de febrero y realiza-ron un llamamiento a todos los ciu-dadanos de Euskadi para que acu-dieran masivamente a la concentra-ción prevista para el lunes, a las11.30 horas, frente al edificio de laentidad bancaria afectada.

Los partidos políticos vascos, conexcepción de Herri Batasuna, con-vocaron a su vez una manifestaciónunitaria para las 7.30 de la tarde deese mismo día, en Bilbao, bajo el

eslógan "ETA no, el pueblo unidopor la paz", que, en euskera y cas-tellano, encabezará la marcha.

PNV, PSOE, Euskadiko Ezkerra,PCE y Coalición Democrática deci-dieron convocar a todos los ciuda-danos de Euskadi para que se mani-fiesten, en silencio, por las callesmás céntricas de Bilbao, con elobjetivo de demostrar su repulsaante la violencia.

La marcha inició su recorrido en laplaza de la Casilla, para finalizarfrente al edificio central del Bancode Vizcaya.

Reacciones tras el atentado

La sociedad vasca sufrió una pro-funda conmoción con este atentado.La indignación se hizo patente enlas declaraciones de los partidospolíticos, mientras la esperanza deconfigurar la polémica mesa para lapaz desaparecía del ánimo de losnacionalistas. El presidente delGobierno vasco, CarlosGaraikoetxea -que se encontrabade viaje y al tener noticias del aten-tado volvió a su residencia de AjuriaEnea, en Vitoria- declaró, al referir-se a los intentos de negociar la paci-ficación del País Vasco, que "indivi-duos que no desean esas conversa-ciones han logrado imponer, en susmedidas, sus propios criterios deforma sangrienta. Espero que estosirva de revulsivo a los que han teni-do que aceptar la política de losduros. De momento han colapsadouna mesa de negociación, perotambién han puesto al descubiertosu locura ante todos". El lehendaka-

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PATRICIA LLANILLO BORBOLLATolosa (Gipuzkoa), 12 de febrero de 1983Mujer embarazada

Banco de Vizcaya gravemente heri-do en el atentado, por parte del ofi-ciante, constituyó el momento másemotivo del funeral que se estabacelebrando el lunes 7 de febrero enBilbao en memoria de las otras dosvíctimas mortales de dicho atenta-do, Ramón y Aníbal.

Varios miles de personas siguieronla ceremonia desde el interior deltemplo y la explanada de enfrente.Los ministros del Interior y deTrabajo, José Barrionuevo, yJoaquín Almunia, respectivamente,y el lehendakari CarlosGaraikoetxea, entre otras personali-dades, presidieron, junto con losfamiliares de las víctimas, el actofúnebre.

En su homilía, el párroco de SanVicente Mártir, Rafael MartínezTaubman, el mismo que acudió a lasoficinas del Banco de Vizcaya minu-tos después de que se produjera elatentado y dio la extremaunción alos fallecidos, realizó una llamada,citando a Juan Pablo II, a la juven-tud vasca para que "no se deje ins-trumentalizar por su eventual volun-tad y altruismo".

Recordó el oficiante el rechazo quela Iglesia había manifestado frente ala violencia. Parafraseando al papaJuan Pablo II en su visita a Loyola,dijo: "La violencia no es un medio deconstrucción. Ofende a quien lasufre y a quien la practica. El cristia-nismo prohíbe buscar solucionespor caminos de odio".

Al referirse a la numerosa participa-ción de ciudadanos en el funeral

conjunto que en la mañana de ayerse celebró en Bilbao, el párroco sedirigió a la familia de los fallecidospara decirles que "yo, que estuvejunto a los vuestros en los escom-bros, hoy no estoy restaurandovuestras heridas. Ha podido más elpueblo con su presencia".

Benicio tenía 50 años

Benicio Alonso, de cincuenta años,conserje de la sucursal urbana de lacalle de Ercilla, y que el sábado 5 defebrero, día del atentado, se encon-traba en la sede central del Bancode Vizcaya para cumplimentar unostrámites, falleció a mediodía dellunes 7, en el hospital de Basurto. Elempleado, que tras el atentadosufrió la amputación de ambos bra-zos, había sido nuevamente interve-nido quirúrgicamente el domingo.

El último parte médico antes de sufallecimiento señalaba que sufría"politraumatismo y traumatismo crá-neo-encefálico en cuarto grado;quemaduras de segundo grado encara, cuero cabelludo y ambas pier-nas; afectación traumática enambos globos oculares; heridasmúltiples por metralla en macizocráneo-facial, cuello, tórax y extre-midades inferiores. Amputacióntraumática del primer tercio inferiordel húmero izquierdo y lesionestraumáticas múltiples, afectando apartes óseas y blandas y extremi-dad superior derecha".

El fallecimiento de Benicio Alonsofue comunicado por el párroco deSan Vicente, Rafael MartínezTaubman, cuando estaba a punto

de finalizar el oficio funeral. Suspalabras coincidieron con el iniciode un chaparrón.

En el exterior del templo, la apertu-ra simultánea de cientos de para-guas, elevándose por encima de lascabezas de la multitud, en medio deun silencio impresionante, contribu-yó a subrayar plásticamente el dra-matismo del momento.

"Este es un atentado contra todo elpueblo vasco", declaró JoséBarrionuevo al llegar a la iglesia."Inhumano y cruel, pero no menosque lo fue el asesinato de dos guar-dias civiles en Ordizia", añadió.

Por su parte, el presidente de laAsociación de la Banca Privada,Rafael Termes, que también partici-pó en el funeral, y que había visita-do un momento antes las oficinascentrales del Banco de Vizcaya,

calificó de "insuperables" las medi-das de seguridad existentes endicha entidad bancaria. "Lo queocurre", dijo, "es que esas medidassirven para supuestos de atracos yotras acciones, pero ante atentadoscomo el del sábado no hay defensaposible".

"La banca", dijo también Termes,"seguirá negándose a ceder alchantaje del impuesto revoluciona-rio, que ya se ha visto claramentepara qué fines lo utilizan los terroris-tas".

El presidente de los banquerosespañoles expresó su esperanza enla reacción del pueblo vasco contraETA "al comprobar que su escaladaconsiste en asesinar a personascada vez más inocentes".

Inmediatamente después de produ-cirse el atentado, llegaron al lugar

varias ambulancias que trasladaron alas víctimas a la clínica Nuestra Señorade la Asunción, donde la mujer ingresó

cadáver y su esposo, que tenía unaherida de bala en el tórax fue interveni-do quirúrgicamente.

Pasada la medianoche, fue facili-

En plena celebración de carnaval, poco después de las nueve de lanoche del 12 de febrero de 1983, ETA asesinaba en la localidad

Guipuzcoana de Tolosa a Patricia Llanillo, mujer embarazada de 32 añosy hería gravemente a su esposo, José Luís Alonso Álvarez, de 44,

cuando el automóvil en el que ambos se encontraban fue ametrallado en la calle Andía de Tolosa.

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El secuestro se produjo en su con-sulta, por dos individuos armados

que le trasladaron en el interior delmaletero de un coche hasta una zonade monte donde permaneció secues-trado, en el interior de una tienda decampaña, hasta el momento de su

liberación. La familia de Luís ManuelAllende pagó quince millones de pese-tas por su rescate.

El doctor Allende Porrúa era presiden-te del Colegio de Odontólogos deBizkaia.

El atentado tuvo lugar cuando unconvoy de la Policía Nacional

perteneciente a la quinta compañíade reserva de Murcia, que regresa-ba al cuartel de Hondarribia des-pués de haber realizado el serviciode protección en la cárcel deMartutene de San Sebastián, fueatacado por dos individuos que dis-pararon con escopetas de cazadesde lo alto de una colina situadajunto a la autopista Bilbao-Behobia,a la altura de Errenteria. A conse-cuencia de los disparos resultaronheridos cinco policías nacionales,uno de los cuales, el cabo RamónEzequiel Martínez García, muriótres horas, después en el quirófanode la residencia sanitaria de SanSebastián, por un fallo cardíacoque le sobrevino cuando le extirpa-ban una bala de posta alojada bajoel estómago.

Eran las 7.45 horas de una maña-na lluviosa y de intensa niebla,

cuando el convoy compuesto porcuatro vehículos Avia se dirigía abastante velocidad haciaHondarribia. En ese momento, dosindividuos dispararon postas conescopetas de caza a la segunda delas furgonetas.

Ante la agresión, los componentesdel coche atacado saltaron a tierra,mientras sus compañeros de loscoches posteriores repelían laagresión a pesar de la escasa visi-bilidad.

Como consecuencia del atentadoresultaron heridos los policías JoséMaría del Val Martínez, EnriqueOlivares Pequeño, José NicolGarcía, Ramón Navarro Marín yRamón Martínez García. Las lesio-nes de todos ellos se considerabanleves en un principio, pero el últimofalleció posteriormente en la resi-dencia sanitaria de San Sebastián.

tado un parte médico en el que seaseguraba que la bala había sec-cionado borde pulmonar y hemotó-rax, y causado fractura de cartíla-gos costales y de la octava y nove-na costilla, así como fractura delhúmero derecho en su terciomedio. Se confirmaba el pronósti-co de gravedad.

Aunque las circunstancias delatentado no han podido serreconstruidas completamente,parece ser que, poco antes de lle-gar a la calle Rondilla, situada en elcentro de Tolosa, varios descono-cidos dispararon varias ráfagas demetralleta contra el vehículo, unSeat 131, matrícula SS-9494-G.Los disparos se produjeron desdeel frente y uno de los laterales delvehículo, el correspondiente alasiento contiguo al conductor.

En el lugar del ametrallamiento, serecogieron un total de dieciséiscasquillos de munición de 9 milí-metros parabellum.

La zona en la que se produjo elatentado estaba muy concurrido,ya que estaba a punto de comen-

zar la Tamborrada del Carnaval.Da la impresión de que los terroris-tas escogieron un lugar clave enun día más clave aún ya queTolosa era el centro más importan-te de celebración de los carnava-les en Gipuzkoa.

El pleno extraordinario convocadopor el alcalde de Tolosa, IñakiLinazasorolo, acordó por unanimi-dad suspender los actos oficialesprevios a la Tamborrada, comoprotesta por el atentado, pero lafiesta se celebró por decisión delas sociedades populares.

"A mí personalmente", dijo el alcal-de, "me produce sonrojo y vergüen-za que ahora estén sonando lostambores". Afirmó también que "lomejor hubiera sido aplazarla, peroésta es sólo mi opinión personal".

El alcalde de Tolosa manifestó que nose había elaborado ningún comuni-cado por falta de tiempo, pero que elAyuntamiento y las sociedades popu-lares apoyaban todas las acciones derepulsa por el atentado y expresabansu solidaridad a los familiares.

LUÍS MANUEL ALLENDE PORRÚABilbao (Bizkaia), 20 de febrero de 1983Odontólogo

El domingo 20 de febrero de 1983, fallecía en Bilbao el odontólogo LuísManuel Allende Porrúa a causa de una afección de páncreas. El doctor

Allende Porrúa estuvo secuestrado durante una semana por un comandode ETA político-militar entre el 1 y el 8 de junio de 1982.

RAMÓN EZEQUIEL MARTÍNEZ GARCÍARentería-Errenteria (Gipuzkoa) 25 de marzo de 1983Policía Nacional

A las ocho menos cuarto de la mañana del 25 de marzo de 1983, losComandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros en la autopista

de Bilbao-Behobia, a la altura de Errenteria al policía nacional RamónEzequiel Martínez García.

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parroquia, la de mayor capacidadde las que existen en SanSebastián, se encuentra situada enel mismo centro de la ciudad, lo quepermitía la asistencia de un públicoque presumiblemente no sueleacudir al Gobierno Civil donde estetipo de actos adquiere un caráctermás íntimo. No obstante, el templono llegó a llenarse por completo.

El ministro del Interior, JoséBarrionuevo, y el consejero delInterior del Gobierno vasco, LuísMaría Retolaza, asistieron juntocon el delegado del Gobierno en elPaís Vasco, Ramón Jáuregui, las,primeras autoridades provinciales,como el diputado foral, gobernadorcivil, el alcalde de San Sebastián yel general inspector de la PolicíaNacional, Félix Alcalá Galiano.

En la homilía, el párroco del BuenPastor habló de la crueldad de laviolencia y aclaró que "no bastatener una Policía Nacional y unaertzaina, sino que es imprescindi-ble prestar una colaboración espe-cial de todos y singularmente de losque se manifiestan creyentes, paraterminar con esta violencia queensangrienta nuestro pueblo".Finalizó haciendo una llamada a laresponsabilidad de los padres,educadores e instituciones denuestra sociedad, "y en especial alos partidos políticos, para que sedejen de protagonismos y partidis-mos y miren más por el biencomún".

Tras la misa-funeral, la banda mili-tar, que se encontraba en la entra-da del templo, despidió el féretro

con un toque de oración muysolemne y de gran emotividad. Laviuda, a quien rodeaban las autori-dades presentes, expresó en vozalta su deseo de que fuera ésta laúltima víctima. Y en medio de unatensa confusión mezclada con unallovizna fina que calaba a fondo,José Barrionuevo lanzó los vivas aEspaña a la democracia, al pueblovasco, al Rey, a la Constitución alas Fuerzas de Seguridad y a laPolicía Nacional que fueron corea-dos entre algunos gritos aisladosde "viva la policía" y "ETA asesina".

Tras estos actos, el ministro delInterior José Barrionuevo recorrióandando -por las calles de Urbieta,San Bartolomé y la Cuesta deAldapeta- los trescientos metrosaproximados que distan entre laparroquia y el cuartel, lo que resul-tó bastante espectacular, puestoque la zona estaba muy concurrida,como suele ocurrir los sábados almediodía.

Una vez en Aldapeta el ministrovisitó a los policías, heridos en elatentado y se dirigió posteriormen-te al lugar en el que se produjo elsuceso y allí depositó un ramo deflores.

Por la tarde, los restos mortales delcabo Ramón Martínez fueron tras-ladados a Ceutí (Murcia), donde ala noche quedó instalada la capillaardiente.

Su muerte causó gran consterna-ción, ya que en un principio no secreía que el atentado fuera a tenertales consecuencias, debido a quelas heridas recibidas no parecíantan graves.

El comandante de la PolicíaNacional en Gipuzkoa, TaulinoMartínez, declaró a que durante suvisita a la residencia sanitariadonde se encontraban los heridoshabía podido saludar al fallecidoRamón Martínez, mientras espera-ba en la camilla la entrada al quiró-fano. En este encuentro, RamónEzequiel Martínez le había comen-tado con alegría la suerte que habí-an tenido de poder salir con vidadel atentado.

Según el parte médico facilitado enla residencia sanitaria de SanSebastián, cuando se procedía aextraer el proyectil al cabo RamónMartínez García se produjo, unagran hemorragia, que tuvo comoconsecuencia una parada cardio-circulatoria de la que el paciente yano se repuso, a pesar de las manio-bras de reanimación intentadas porlos médicos.

Casado y con dos hijos- de cinco ydos años, Ramón había nacido enCeutí (Murcia), y en el mes dediciembre de 1982, había cumplido33 años.

Residente en Molina del Segura,Ramón Ezequiel Martínez habíaingresado en el cuerpo de la PolicíaNacional el 1 de abril de 1971, porlo que habría cumplido doce años

de servicio la semana siguiente desu asesinato.

Tres semanas destinado en elPaís Vasco

La quinta compañía de la reservade Murcia, a la que pertenecía elfallecido, había llegado a Gipuzkoael 4 de marzo de 1983 -hacía exac-tamente tres semanas- y tenía pro-yectado volver -a su destino apro-ximadamente el 4 de abril, con loque cumpliría así el mes de servi-cios rotatorios que las compañíasde la Policía Nacional venían reali-zando en Euskadi.

Las veinticuatro horas anteriores alatentado habían transcurrido, paradicha unidad, en la cárcel deMartutene, donde habían prestadoservicio de protección. Se suponeque los autores del atentado utili-zaron una furgoneta de colornaranja, así como un Renault-7que fue robado a punta de pistolapor unos individuos a primerashoras de la mañana, y cuyo propie-tario apareció hacia el mediodíaatado junto al cementerio deErenteria.

El ministro del Interior presidióel funeral

Al día siguiente, 26 de marzo, secelebraba el funeral por el alma deRamón Ezequiel en la parroquiadel Buen Pastor, a cuya circuns-cripción pertenece el cuartel de laPolicía Nacional de Aldapeta, y noen el Gobierno Civil, donde se vení-an celebrando con asiduidad. Esta

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Después de insistir en que la policía"necesita apoyo, comprensión ycolaboración", el delegado delGobierno hizo un llamamiento públi-co a todos los ciudadanos de SanSebastián para que acudiesen alfuneral que se celebró al día

siguiente, 28 de marzo, a las 11. 30horas, en la iglesia del Buen Pastorde la capital donostiarra con unaafluencia moderada de público.

Realmente fue estremecedora laimagen que ofrecían en el apar-

camiento subterráneo, donde acaba-ban de ser asesinados, los cuerpossin vida del teniente de la PolicíaNacional Julio Segarra, atado de piesy manos y amordazado, y los del caboPedro Barquero y su mujer, MaríaDolores Ledo.

El triple asesinato, cometido por uncomando de ETAque previamente sehabía apoderado de un coche a puntade pistola, se producía cuatro díasantes de las elecciones municipales yllenó de estupor a la población deBilbao, que unas horas antes celebra-ba, en ambiente festivo, el éxito de suequipo de fútbol.

El teniente de la Policía Nacional JulioSegarra Blanco, de 50 años, casado

con una bilbaína y padre de tres hijos,el menor había nacido hacía unosdías, estaba amordazado con cintaaislante plástica de color negro y conlos brazos y pies atados con unacadena y un alambre. A unos cincometros de distancia, en medio de sen-dos charcos de sangre, descansabanlos cuerpos sin vida de PedroBarquero y María Dolores Ledo. Elcabo, de 30 años de edad, sosteníaen la mano derecha su pistola regla-mentaria. La esposa del policía, MªDolores Ledo, de 25 años, maestra,casada hace hacía siete meses, yacíaa su lado, con un brazo recogido haciael regazo y el otro extendido. En el lugar se encontraron cinco cas-quillos 9 mm parabellum SF, municiónhabitual de ETA m, y cuatro de lamarca Santa Bárbara.

A las ocho y cinco de la mañana del 4 de mayo de 1983, un comando deETA asesinaba en un garaje de Bilbao, al teniente de la Policía Nacional,Julio Segarra, al cabo del mismo cuerpo, Pedro Barquero, y la mujer deéste, María Dolores Ledo, que se encontraba embarazada de tres meses.

MARÍADOLORES LEDO GARCÍAEsposa de Pedro Barquero

PEDRO BARQUERO GONZÁLEZCabo de la Policía Nacional

JULIO SEGARRABLANCOTeniente de la Policía Nacional

Bilbao (Bizkaia), 4 de mayo de 1983Todo sucedió cuando un equipo de

artificieros de la Policía Nacional -avisados por la Policía Municipal, quehabía recibido una comunicación tele-fónica anónima-, se disponía adesactivar un artefacto explosivo, quehabía sido colocado junto al comercioPortobello, ubicado en una estrechacalle del barrio donostiarra de Gros.

En ese momento, la bomba, que con-tenía un kilo de alto explosivo, estallóy la onda expansiva alcanzó taldimensión que, además de hacer sal-tar por los aires el cuerpo de AnianoSutil Pelayo, que resultó descuartiza-do, hirió gravemente el cabo JuanManuel Martínez Aguiriano. Tambiénocasionó importantes desperfectosen la puerta del comercio Portobelo yen los establecimientos colindantes,así como en varios vehículos estacio-nados en las inmediaciones del lugardel siniestro.

Aniano Sutil Pelayo murió en el acto,mientras que Juan ManuelMartínez Aguiriano fue ingresado enla residencia sanitaria de SanSebastián en estado grave. Sufrióun fuerte choque traumático, contu-

sión craneofacial, amputación trau-mática en el miembro inferiorizquierdo, heridas incisocontusascon pérdida de sustancia y abrasiónde partes blandas en pierna dere-cha, extremidades superiores y ros-tro.

El equipo de artificieros consideróque el explosivo tenía tanta poten-cia que su explosión a distancia, enuna calle tan estrecha, podía oca-sionar más daños a los estableci-mientos y viviendas de las inmedia-ciones. Por esta razón, procedierona desactivar el artefacto.

En este sentido, el delegado delGobierno en el País Vasco, RamónJáuregui, señaló que "los ciudadanosde San Sebastián, los de la calleCarquizano y adyacentes debensaber que Aniano Sutil Pelayo hamuerto y que Juan Manuel Martínezestá gravemente herido porque hanarriesgado su vida a fin de que los ciu-dadanos y sus bienes no se viesenafectados por las bombas. Podíanhaberla hecho estallar a distancia,pero no lo hicieron y perdieron ellos."–comentó Ramón.

El 27 de marzo de 1983, el policía nacional Aniano Sutil Pelayo fallecíaen San Sebastián al hacerle explosión una bomba colocada por ETA,que intentaba desactivar junto a su compañero el cabo Juan Manuel

Martínez Aguiriano, que resultó herido de gravedad. El artefacto habíasido colocado por ETA m junto a un comercio del barrio donostiarra

de Gros.

ANIANO SUTIL PELAYO Zornotza-San Sebastián-

Donostia (Gipuzkoa), 27 de marzo de 1983Policía Nacional

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La madre de Dolores fue el primerfamiliar en llegar al lugar. Vivía con sumarido, obrero de la empresa siderúr-gica Echevarría, en el barrio deArabella. Dolores Ledo impartía cla-ses, en tercero de EGB, en la escuelade dicho barrio, ahora llamadaColegio Zumalakarregi.

Vecinos ambos del barrio deSantutxu, el teniente y el cabo asesi-nados acostumbraban a bajar cadadía junto al aparcamiento de ElCarmelo, con el fin de dirigirse, en elcoche del primero, un R-5 de colorazul, al acuartelamiento de Basauri,donde los dos estaban destinados. Eldía del atentado, el cabo libraba, porlo que se proponía acompañar a sumujer, embarazada de tres meses, alginecólogo. El teniente bajó, pues, ensolitario para recoger su coche. Lohizo como cada mañana, alrededorde las 8.00 horas, quizá algo antes.

El guarda del aparcamiento se incor-poró a su puesto poco antes de las7.00 horas. Una hora después llegósu compañero, circunstancia queaprovechó el primero para salir atomar un café en un bar cercano.Hacia las 8.05 horas, una maestraque en ese momento salía del apar-camiento oyó lo que sólo horas des-pués identificaría como disparos.También los oyó el jardinero que cuidala explanada exterior del aparcamien-to y que acostumbra a ponerse la ropade trabajo en una dependencia de laprimera planta del garaje.

"Somos policías"

El jardinero se cruzó por la rampa contres jóvenes que trataban de ganar lacalle. Uno de ellos llevaba una pistola

en la mano y dijo al empleado:"Tranquilo, somos policías". Otrasfuentes completaban la versión asegu-rando que uno de los jóvenes habíaincluso enseñado una placa de policía,que sería, según dicha explicación, lade uno de los dos agentes asesinados.

El propietario de un bar cercano ase-guró haber oído esa versión de algúninspector que habría comentado quehabían echado en falta, al registrar alcabo, su placa reglamentaria. De serciertos estos datos, significaría que losagresores habrían tenido la sangre fríade arrebatar la placa a una de sus víc-timas antes de huir.

Según una nota de la JefaturaSuperior de Policía de Bilbao, los tresindividuos que participaron en el aten-tado dieron muerte al teniente antes deabrir fuego contra el cabo, que resultómuerto en el tiroteo. "Seguidamente",señalaba la nota policial, "y a sangrefría, asesinaron de un disparo en lacabeza a la esposa del cabo, doñaMaría Dolores Ledo García".

El comando, según la nota de la poli-cía, había secuestrado frente al teatroArriaga, a las 7.30 de la mañana, apunta de pistola y en nombre de ETA,un R- 12 propiedad de Donato Hidalgo,al que abandonaron junto al ayunta-miento en compañía de otras dos per-sonas.

Julio Segarra Blanco, natural deCabanillas del Campo (Guadalajara),acababa de cumplir cincuenta años,vivía en el barrio de Santutxu junto consu mujer, bilbaína de nacimiento, y sustres hijos, de doce años, diez años, yunos días de edad, respectivamente.

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El cabo Pedro Barquero González eranatural de Alcalá del Valle (Cádiz), ycontaba treinta años de edad. Sehabía casado a fines de 1982 conMaría Dolores Ledo García, nacida enBarakaldo, el 3 de enero de 1958, y eraprofesora de EGB en el ColegioZumalakarregi.

María Dolores Ledo era la cuarta mujerasesinada por el hecho de encontrar-se en compañía de policías o personasconsideradas tales por los terroristas.El 6 de enero de 1979, HortensiaGonzález Ruiz, de 20 años, era asesi-nada en Beasain por un comando deETA cuando viajaba en un automóvilen compañía de su novio, el guardiacivil a Antonio Ramírez, que tambiénresultó muerto. El 22 de marzo de a1982, Cristina Mónica Illarramendi quecomía en un bar de Sestao en compa-ñía de dos inspectores, era ametralla-da en un atentado que también reivin-dicaría ETA m. El 12 de febrero de1983, Patricia Llanillos, esposa delinvestigador privado Luís Alonso Álva-rez, era asesinada en Tolosa cuandotransitaba en compañía de su marido.

Condena unánime y suspensiónde mítines

Este atentado supone "un incrementode la crueldad y la propia degenera-ción humana", declaró tras el atentadoel presidente Felipe González en laRepública Federal de Alemania. González dijo que este atentado vamás allá de las personas concretas yse dirige contra la convivencia engeneral.En Euskadi, varios partidos suspen-dieron sus mítines en señal de duelopor este atentado, así como numero-sos colegios públicos de EGB de

Bilbao.

El lehendakari Carlos Garaikoetxeaseñaló que el asesinato supone el con-trapunto dramático de los momentosalegres que vive el pueblo vasco tras eltriunfo del Athletic. "Esperemos", dijoGaraikoetxea,"que esto termine algúndía. No se dan cuenta del espanto quesignifica para unas familias, esposas ehijos lo que está sucediendo ".

El delegado del Gobierno, RamónJáuregui, afirmó que los autores delatentado están llevando a Euskadi a laruina e hizo un llamamiento, al pueblovasco para que condenen estoshechos y colaboren con las Fuerzas deSeguridad del Estado en la detenciónde terroristas.El PSOE señaló en un comunicadoque se trata de una obra "inhumana ybestial del fanatismo e irracionalidadde los asesinos", mientras que APsoli-citó al Gobierno que tomase las medi-das necesarias para cortar esta plagacriminal y para cegar las fuentes que lanutren".Un portavoz de Euskadiko Ezquerraseñaló que "mientras la mayoría nosempeñamos en construir Euskadiladrillo a ladrillo, algunos se han empe-ñado en destruirlo a ladrillazos". HerriBatasuna, por su parte, no realizócomentario alguno sobre el atentado.

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dolos en medio de sendos charcosde sangre. Los guardias civiles fuerontrasladados rápidamente al hospitalde Navarra y a la ClínicaUniversitaria, donde ambos llegaronya cadáveres.

Según el parte médico facilitado en elHospital de Navarra a donde fue con-ducido el cabo primero, éste presen-taba. "heridas por arma de fuego enregión occipital con pérdida de masaencefálica; en región retroauricularderecha”

A los pocos minutos de producirse elatentado, varias personas que habí-an acudido al lugar en que se produ-jo el mismo, colocaron una banderaespañola y dos ramos de flores. Eldelegado del Gobierno en Navarra,Luís Roldán, así como algunos parla-mentarios navarros acudieron tam-bién, junto con miembros de laGuardia Civil y Policía Nacional, allugar del suceso en el momento enque' salía del edificio, acompañadopor otros compañeros, el tercer guar-dia civil, de unos 25 años de edad,quien se encontraba visiblementeafectado por lo sucedido.

El atentado terrorista, se produjo aunos doscientos metros escasos delpalacio de la Diputación Foral deNavarra, lugar donde había comen-zado la reunión de la junta preparato-ria del recién elegido Parlamento deesta comunidad, para decidir la fechaconstitutiva de la Cámara.

Los partidos políticos que integran elParlamento, con excepción de la coa-lición abertzale Herri Batasuna, queno asiste a las sesiones, condenaronel atentado en duros términos.

Funeral en la iglesia de SanMiguel

La capilla ardiente con los cuerpos delos dos guardias civiles se instaló porla tarde en las dependencias de ladelegación del Gobierno.

Al día siguiente, 29 de mayo, se cele-bró el funeral por sus almas a las diezde la mañana en la iglesia San Miguelde Pamplona. A él asistió el ministrodel Interior, José Barrionuevo, asícomo altos mandos de la GuardiaCivil y la Policía Nacional.

Los féretros con los restos mortalesde los dos miembros de la GuardiaCivil asesinados fueron llevados ahombros de sus compañeros desdeel edificio de la delegación delGobierno en Navarra hasta la men-cionada iglesia.

El cabo primero Antonio ConejoSalguero, era natural de Valle deSanta Ana (Badajoz), tenía 41 añosde edad, y estaba casado y tenía doshijos de once y doce años.

El guardia primero, Fidel LázaroAparicio, era natural de Torrehermosa(Zaragoza), tenía 48 años y estabasoltero. Este último había comentadominutos antes a un oficial de Correosque en los próximos días se iba amarchar de vacaciones. Se da la cir-cunstancia de que un tercer guardiacivil se salvó del atentado al encon-trarse en otra dependencia.

FIDEL LÁZARO APARICIOANTONIO CONEJO JALGUEROPamplona (Navarra), 28 de mayo de 1983Guadias civiles

El atentado se produjo cuando dosindividuos, que vestían trajes de

color claro y que aparentaban tenerentre 25 y 30 años de edad, se diri-gieron con paso firme y decididohacia los dos guardias civiles que seencontraban de vigilancia en el inte-rior del edificio de Correos (situado enpleno centro de Pamplona) donde, enesos momentos, unas sesenta perso-nas se hallaban certificando cartas osimplemente comprando sellos parasus envíos postales.

Los autores del doble asesinato, trascolocarse a menos de un metro dedistancia de los guardias civiles, -quienes se encontraban separadosunos seis metros uno del otro y por-taban fusiles Cetme-, sacaron sen-dos revólveres del calibre 38 con losque dispararon al menos ocho tiros.

Como consecuencia de esta acciónlos dos guardias civiles cayeron alsuelo, donde, el cabo primero, fuerematado con un disparo en la cabe-za por su agresor. Al parecer, elcomando actuó con la ayuda de unatercera persona que, según testigospresenciales, era una mujer.

En el lugar del atentado no se encon-traron posteriormente casquillos debala, determinándose el tipo y el cali-bre de las armas empleadas en laacción por una de las balas alojadasen el cuerpo de una de las víctimas.

Al escuchar los disparos los trabaja-dores de la entidad, así como el públi-co que se encontraba en el edificio,algunos de los cuales fueron presade ataques de histeria, se tiraron alsuelo o bien se resguardaron detrásde las columnas, momento éste quefue aprovechado por los dos indivi-duos para salir con aparente tranqui-lidad del edificio de Correos. Una delas personas que presenció el atenta-do siguió a los autores del mismohasta unos aparcamientos cercanos,donde se introdujeron en un automó-vil, marca Ford Fiesta, de color azul,presumiblemente robado, y en el cualemprendieron la huida.

Ingresaron cadáveres

El tercer guardia civil que se encon-traba también en el edificio, aunqueen una dependencia próxima, acudiórápidamente al lugar donde se halla-ban sus dos compañeros encontrán-

A las once y cinco minutos de la mañana del 28 de mayo de 1983, ETAasesinaba en Pamplona a los guardias civiles, Fidel Lázaro Aparicio y

Antonio Conejo Jalguero, cuando se encontraban cumpliendo sumisión de vigilancia en el interior del edificio central de Correos de la

capital Navarra.

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El atentado ocurrió en el alto deTrabakua, en una angosta

carretera entre Durango y MarkinaEl lugar, boscoso y con numerosascurvas, ya había sido escenario deotras emboscadas de ETA contramiembros de las Fuerzas deSeguridad del Estado.

La dotación de la Guardia Civilregresaba a su cuartel, después dedar escolta, a primera hora de lamañana, a un camión cargado conexplosivos que efectuaba un trans-porte desde una fábrica de armasde Markina.

El automóvil quedó acribillado porlos 10 kilogramos de metralla -tuer-cas y tornillos- que componían elartefacto, y cuya carga explosivaestaba formada por cuatro kilos deGoma 2.

La bomba, del tipo conocido comohornillo, estaba, como en otrosatentados similares de ETA, adosa-da a uno de los ribazos laterales dela carretera y fue accionada a dis-tancia.

Se trata de un tipo de bomba en elque la carga es colocada adosada alos laterales de un recipiente metáli-co de forma cónica, que luego esrellenado con la metralla. El efectoes que, al estallar, el explosivo con-centra la onda expansiva en el vérti-ce del cono, proyectando la metrallaen un ángulo de unos 45 grados. Esuno de los artefactos de este tipomás mortíferos, ya que la metrallaasí proyectadas es capaz de perfo-rar superficies muy duras.

Eduardo Vadillo fue alcanzado por

la metralla en la cabeza, el pecho yun brazo. El parte del hospital civilde Basurto, en Bilbao, donde quedóinternado, precisó que el herido pre-sentaba "heridas por metralla, orifi-cio de entrada en parietal derecho,que provoca fractura con estallidode bóveda craneal y pérdida ósea,por entrada de una tuerca que apa-rece alojada debajo del parietal con-tralateral y produce salida de masaencefálica y signos de afectaciónneurológica muy importantes.Fractura abierta de húmero dere-cho. Herida incisa a nivel del terciomedio del esternón, no penetrante".

Hacía justamente un año, el 8 dejunio de 1982, dos guardias civilesresultaron heridos, uno de ellos muygrave, en un atentado prácticamen-te idéntico, registrado en un parajepróximo del Trabakua.

Eduardo falleció el jueves 16 dejunio

Dos días después de sufrir el aten-tado, el jueves 16 de junio, Eduardofallecía en el hospital de Basurto.

Eduardo tenía alojada dentro delcerebro una tuerca de las que com-ponían la metralla del artefactoexplosivo.

Sus compañeros de trabajo hicieronpúblico un comunicado en el queexpresan su indignación por unasituación en la que "son los más ino-centes quienes pagan siempre lasconsecuencias de actos tan salva-jes. Queremos que, de una vez portodas, nos dejen en paz, ya que loúnico que pretendemos es vivir ytrabajar en un clima de tranquilidad,

FRANCISCO MACHIO MARCOSAzpeitia (Gipuzkoa), 7 de junio de 1983Trabajador en paro

Los asesinos remataron a su vícti-ma, ya en el suelo, con un segun-

do tiro, antes de alejarse a paso ligeroy pistola en mano, en dirección a laplaza del pueblo, donde les esperabaun tercer individuo a bordo de un vehí-culo en el que huyeron.

Francisco Machio, de 31 años, naturalde un pueblo de Extremadura, recibiólos dos impactos en la cabeza y falle-ció casi instantáneamente. En elmomento del atentado se encontra-ban en el bar dos amigos de la víctimay los propietarios del establecimiento.

Un testigo del suceso manifestó trasel atentado que los agresores vestíancamisas claras y pantalones de vera-no, y aparentaban tener edades entre

los 20 y los 25 años.

La víctima, soltero y empleado hastahacía tres meses de la fábrica demuebles Fernando Olaizola, estabaconsiderado como una personasumamente reservada. Sus agreso-res le sorprendieron cuando tomabaun vino en la barra del bar.

Su cuerpo fue trasladado por miem-bros del servicio de asistencia DYA asu domicilio, en la calle Juan XXIII,después de que el juez ordenara ellevantamiento del cadáver una horadespués del atentado. Fuerzas de laGuardia Civil instalaron durante lanoche fuertes controles en los acce-sos de Azpeitia y de otras localidadescercanas.

Pasadas las nueve menos cuarto de la noche del día 7 de junio de 1983,los Comandos Autónomos Anticapitalistas, asesinaban en la localidadguipuzcoana de Azpeitia, al trabajador en paro y vecino de Azpeitia,

Francisco Machio Marcos. Dos jóvenes le dispararon a bocajarro cuandose encontraba en el bar Amaya de Azpeitia.

EDUARDO VADILLO VADILLO Durango

(Bizkaia), 14 de junio de 1983Ciudadano a quien le explotó una bomba

A las once de la mañana del martes 14 de junio de 1983, Eduardo Vadilloresultaba gravemente herido, en Durango al ser alcanzado por la metrallade una bomba colocada por ETA, que explosionó contra el automóvil queconducía, en el momento en que adelantaba con su vehículo a otro de laGuardia Civil, contra el que iba dirigido el atentado y cuyos ocupantes

resultaron ilesos. Eduardo moría dos días más tarde, el 16 de junio,como consecuencia de las graves heridas sufridas.

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tales, pero los médicos consideraronque sus heridas no revestían grave-dad.

El guardia civil, que vestía de paisano,tenía 42 años, estaba casado y teníados hijos; era natural de Adra(Almería). Prestaba servicio en unode los puestos de aduanas del puertode Pasajes, escenario en los últimosaños de numerosos atentados contramiembros de ese Cuerpo.

El presidente del Parlamento vascointerrumpió, tras conocerse la noticiadel atentado, la sesión para leer lanoticia y expresar la firme condena yrepudio de la Cámara por el atentado.

El jefe de la policía vasca acudióal funeral

Al día siguiente, jueves 23 de junio de1983, se celebraba a las doce del

mediodía en el Gobierno Civil deGipuzkoa, el funeral por el alma deJuan, que contó por primera vez eneste tipo de actos, con la presenciade la policía vasca, que estuvorepresentada por su máximo res-ponsable, el teniente coronel DíazArcocha, y el capitán García Oteiza.

Al funeral también asistieron elministro del Interior, JoséBarrionuevo; el inspector general dela Guardia Civil, Aramburu Topete;el delegado del Gobierno en el PaísVasco, Ramón Jáuregui; el capitángeneral de la VI Región Militar yotras autoridades.

Finalizada la ceremonia religiosa,Barrionuevo dio vivas a España, alpueblo vasco, al Rey, a laConstitución y a la Guardia Civil,que fueron contestados de maneradesigual.

El atentado tuvo lugar dos mástarde de que finalizara en el

Gobierno Civil de Gipuzkoa, elfuneral por el guardia JuanMaldonado Moreno, asesinado elmiércoles en Pasaia.

La furgoneta policial en la que via-jaban los agentes fue alcanzada delleno por la metralla y la ondaexpansiva de una bomba que habíasido colocada previamente en elinterior de un coche estacionado en

pues estamos hartos de atentados ysecuestros, que sólo conducen adestruir nuestra querida Bizkaia".

Eduardo Vadillo era natural deVillalba de Loza (Burgos), tenía 58años, estaba casado y era padre de

dos hijos. Trabajaba como jefe deventas de la delegación de laempresa automovilística LandRover en Bilbao.

La explosión, de gran potencia, tuvolugar, según testigos, en el

momento en que el guardia civil, veci-no de esa localidad, accionó la llavede contacto de su vehículo, unRenault 8, matrícula de SanSebastián, de color rojo, aparcado enuna zona céntrica en el barrio deMeipi. Una mujer que pasaba por ellugar en el momento de la explosión,resultó levemente herida, alcanzadapor los cristales del vehículo.

El cuerpo de Juan Maldonado Morenofue seccionado en dos por la ondaexpansiva, que destrozó asimismo aotros vehículos que ese econtrabanarcados en las inmediaciones y pro-dujo la rotura de cristales en numero-sas viviendas y comercios. Minutosdespués del atentado, algunos veci-nos limpiaban de restos del cadáverde Juan Maldonado los cristales yfachadas de sus viviendas.

El gobernador civil de Gipuzkoa,

Julen Elgorriaga, se negó a hacerdeclaraciones a los medios de comu-nicación, mientras observaba impre-sionado los efectos del atentado.

La explosión se produjo a las 18.40horas, en una pequeña plazoleta quese utiliza como aparcamiento, en unextremo del pueblo. La bomba estabacolocada bajo el coche de JuanMaldonado Moreno, ya que la explo-sión abrió un pequeño boquete en lacalzada.

Algunos vecinos no ocultaban suindignación por este atentado que, asu juicio, pudo haber causado másvíctimas, teniendo en cuenta la hora ylo transitado de la zona.

La mujer herida fue trasladada al hos-pital de la Cruz Roja en SanSebastián, donde le practicaron lasprimeras curas. Tenía incrustadas enel rostro y en diferentes partes de sucuerpo numerosas partículas de cris-

JUAN MALDONADO MORENO Pasajes de

San Juan-Pasaia (Gipuzkoa), 22 de junio de 1983Guardia civil

A las siete menos veinte del miércoles 22 de junio de 1983, el guardiacivil, Juan Maldonado Moreno, moría en la localidad guipuzcoana de

Pasaia, destrozado por la explosión de una bomba que ETA había adosado a su vehículo, que quedó convertido en un amasijo de chatarra.

EMILIO JUAN CASANOVALÓPEZ San

Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 23 de junio de 1983Policía Nacional

A las dos y veinte de la tarde del jueves 23 de junio de 1983, losComandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban en San Sebastián alpolicía nacional Emilio Juan Casanova López y causaba heridas a otrosseis agentes, mediante la explosión de un coche bomba al paso de la

furgoneta policial en la que viajaban.

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López, era natural de Allora(Valencia). Este mismo agentehabía estado presente el día ante-rior en los funerales que se celebra-

ron a mediodía en el Gobierno Civilpor el guardia civil asesinado la vís-pera, Juan Maldonado Moreno.

El atentado ocurrió cuandoJesús Blanco -natural de

Berceo (Logroño), casado y padrede tres hijos, de 34 años, 30 y 25años de edad-, se dirigía hacia elgaraje del inmueble a recoger suvehículo para acudir, en compañíade la enfermera del aeropuerto deNoain, vecina suya, a su trabajohabitual en el mismo.

Dos jóvenes, uno de ellos consombrero, gafas de sol y bigotes,que desde hacía unos minutos,según las declaraciones de los tes-tigos presenciales, se encontrabanen las proximidades de una zapa-tería cercana, se acercaron al jefedel Servicio de Comunicacionesdel aeropuerto mientras la enfer-mera abría la puerta del garaje y,sin mediar palabra, uno de ellosexhibió una pistola efectuandosobre él varios disparos a bocaja-

rro.

Dos de los proyectiles se incrusta-ron en las puertas metálicas delgaraje.

La víctima, sangrando abundante-mente, pudo no obstante andarvarios metros hasta casi llegar alportal de su domicilio -situado en elnúmero 36 de la avenida deBayona, en el barrio de San Juan-, donde cayó muerto, mientras losterroristas se daban a la fuga en unvehículo Simca 1200 de color rojoy matrícula NA-0524-F que lesesperaba con el motor en marcha.

Jesús Blanco, que se encontrabasolo en casa, ya que su familiaestaba pasando unos días devacaciones en Covarrubias, fueatendido primeramente por laenfermera del propio aeropuerto de

A las ocho menos diez de la mañana del lunes 27 de junio de 1983, ETAasesinaba en Pamplona a Jesús Blanco Cereceda, de 60 años, jefe delServicio de Comunicaciones del aeropuerto de Noain (Navarra). Jesús

resultó muerto como consecuencia de los disparos que efectuó sobre élun individuo que, junto con otras dos personas, le esperaban a la puertade su domicilio cuando, acompañado de la enfermera del aeropuerto, se

disponía a acudir a su trabajo.

JESÚS BLANCO CERECEDAPamplona (Navarra), 27 de junio de 1983Jefe del servicio de comunicaciones del aeropuerto de Noain

una de las márgenes del ríoUrumea, a pocos cientos de metrosdel parque móvil de la PolicíaNacional en San Sebastián.

El artefacto fue accionado a distan-cia, al paso del vehículo policial, poruna persona que podría estar situa-da en la otra margen del río o enuna carretera que discurre por enci-ma del lugar, escenario en los últi-mos años de varios atentados terro-ristas llevados a cabo de formaidéntica.

La fortísima explosión quemó lasramas de los árboles del paseo ylevantó en el aire los restos delcoche Seat 127, matrícula SA-8675-B, en el que se encontraba elartefacto explosivo, que conteníagruesos tornillos y tuercas a modode metralla.

El coche-bomba había sido adquiri-do el día anterior por los terroristas,según una nota facilitada por elGobierno Civil de Gipuzkoa. El late-ral izquierdo del vehículo policialquedó acribillado, con orificios queen algunos casos alcanzabanvarios centímetros dediámetro.Técnicos de desactiva-ción de explosivos comentaron quela explosión habría elevado hastalos tres mil grados la temperaturadel vehículo en el que se encontra-ba la bomba.

Emilio Juan Casanova López fuetrasladado urgentemente al hospi-tal de la Cruz Roja, donde falleciópoco después, mientras que otroscompañeros heridos eran traslada-dos a la residencia sanitaria de San

Sebastián, y otros dos más, al hos-pital Provincial. Un portavoz de laresidencia sanitaria hizo un llama-miento público a primeras horas dela tarde solicitando sangre para lastransfusiones.

Controles y registros

Minutos después del atentado,efectivos de la Policía Nacional y dela Guardia Civil desarrollaron enSan Sebastián una amplia opera-ción con controles, cacheos y, enalgunos casos, registros de vivien-das. El tráfico de amplias zonas dela ciudad quedó colapsado, mien-tras vehículos policiales cruzabanlas calles a toda velocidad hacien-do sonar sus sirenas. Cientos deciudadanos fueron interceptados eidentificados en una operación poli-cial espectacular por su envergadu-ra y por la celeridad con que fuerealizada.

Por segunda vez en el mismo día, elministro del Interior, JoséBarrionuevo, se trasladó al hospitalde la Cruz Roja y, posteriormente, ala residencia sanitaria de SanSebastián. Uno de los heridos, JoséAntonio Quintana Cañuelo, teníaseccionada parcialmente la arteriayugular y su estado era gravísimo.

Los otros cinco -Jesús María DíezBarcia, Heliodoro Borrás Jesús,Antonio Gutiérrez Pizarro, JuanPlaza Navarro y Engracio CalabuchNoguera padecían múltiples heri-das, pero los médicos no temíanpor sus vidas. Todos ellos logaronsuperar las heridas.El policía nacio-nal muerto, Emilio Juan Casanova

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Manuel Francisco, de 27 años,casado con Milagros Fernández

y padre de una niña de un año deedad, acababa de apearse en la esta-ción de Sopela, donde vivía con sufamilia desde hacía dos meses, trashaber cumplido su turno de nochecomo conductor de un coche patrulladel servicio del 091.

Cuando se dirigía hacia su domicilio,a las 8,45 horas, dos jóvenes se leacercaron y le dispararon tres tirosque le alcanzaron el cuello y el pecho.En el lugar fueron hallados tres cas-quillos marca SF, calibre 9 milímetrosparabellum.

Manual quedó tendido, ya sin vida, enel suelo, en medio de un gran charcode sangre. Se desconoce si los agre-sores esperaban en el lugar o se ape-

aron del mismo tren de la líneaBilbao-Plencia en que había viajadola víctima. El gobernador civil deBizkaia, Julián San Cristóbal, hizo porradio una petición pública de colabo-ración ciudadana, y advirtió a losautores del atentado "que no descan-saremos hasta localizarlos, quevamos a ir por ellos y que lo van apagar sin ninguna duda".

La víctima había nacido el 22 defebrero de 1956 en el barrio de SanSalvador, del municipio lucense deGuitiri y llevaba cuatro años destina-do en Getxo.

La capilla ardiente quedó instaladaen el acuartelamiento de la PolicíaNacional de Basauri donde al díasiguiente, 14 de julio, se celebró elfuneral por su alma.

A las nueve menos cuarto de la mañana del 13 de julio de 1983, ETAasesinaba a tiros en las inmediaciones de la estación del ferrocarril de lalocalidad vizcaína de Sopela, al policía nacional Manuel Francisco García

San Miguel, adscrito al parque móvil de la comisaría de Getxo.

Poco después de las nueve de la mañana del 23 de julio de 1983, ETAasesinaba en Vitoria a Ramiro Salazar Suso, de 35 años de edad, propietario

de un taller de compraventa de automóviles. Dos jóvenes, a cara descubierta,le dispararon con un arma en la nuca cuando se disponía a abrir la puerta delcomercio. Una bala le penetró en la sien izquierda, produciéndole la muerte

tres horas y media más tarde en el hospital de la capital alavesa.

Noain y después por el marido deésta, médico. Trasladado rápida-mente en una ambulancia de laCruz Roja al servicio de urgenciasdel hospital de Navarra, el jefe delServicio de Comunicaciones delaeropuerto de Noain ingresó yacadáver.

Parte médico

El parte médico facilitado en estecentro sanitario señalaba que elfallecido presentaba dos orificiosde entrada en hemitórax izquierdo,con salida región axilar derecha, yen región escapular derecha.

El vehículo utilizado por los autoresdel atentado había sido sustraído apunta de pistola unas horas antesen el barrio de San Jorge dePamplona, a su propietario, a quiendespués de maniatarle habíanintroducido en el maletero.

Los terroristas huyeron en direc-ción a la avenida de Sancho elFuerte y de ahí al barrio de laMilagrosa, donde abandonaron elautomóvil y donde, posteriormente,se ha localizado por la policía, encuyo interior se encontró al propie-tario del vehículo.

Funcionario civil

Aunque en un primer momento seespeculó con la posibilidad de queJesús Blanco Cereceda era capi-tán del Ejército del Aire, fuentes dela delegación del Gobierno deNavarra desmintieron esta posibili-

dad, al igual que en el aeropuertode Noain, donde puntualizaron quese trataba de un funcionario adscri-to a la Dirección General deAviación Civil y destinado enPamplona desde octubre de 1967,unos años antes de construirse elaeropuerto.

Estaba asimilado al grado de capi-tán para casos de movilización, deahí que algunas personas le cono-ciesen como capitán Blanco.

Los funerales por su alma se cele-braron al día siguiente, martes, 28de junio se celebraban enPamplona, con asistencia delministro de Transportes, EnriqueBarón, y altos cargos de su depar-tamento.

El Parlamento de Navarra, que trasel atentado celebró una sesión,acordó una declaración institucio-nal en la que requería al Gobiernopara que intensifique las medidasque garanticen la paz y seguridad alos ciudadanos de la provincia.

El Consejo Regional de Navarradel PNV expresó su total y rotundacondena del atentado terrorista, almismo tiempo que denunciaba"una vez más, la utilización de laviolencia como arma política, queno consigue más que degradar laconvivencia de nuestro pueblo".

RAMIRO SALAZAR SUSO Vitoria (Alava), 23 de julio de 1983Comerciante de Vitoria

MANUELFRANCISCO GARCÍASAN MIGUELSopelana-Sopela (Bizkaia), 13 de julio de 1983Policía Nacional

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El atentado tuvo lugar cuando dospersonas se acercaron hasta el

lugar del puerto de Getaria en dondelos dos miembros de la Guardia Civilvigilaban las lanchas Pingüina y Oris.El agente Rafael Gil se encontraba enel interior de un automóvil Seat 131,matrícula OR-7229-E, de color cala-baza, en el asiento situado junto alconductor, con el respaldo reclinadocuando fue asesinado. Su compañe-ro, Enrique Rúa, que estaba en trajede baño, aparecía junto al coche, enel borde de uno de los diques delpuerto. Al parecer, se encontrabasentado de espaldas al vehículo,mirando al mar.

Los dos autores del atentado dispa-raron con escopeta y pistola. El guar-dia civil que se encontraba en el inte-rior del Seat 131 presentaba dos ori-ficios de bala en la cara, cerca de lanariz, y otro en el pecho. Su compa-ñero, según expresión de un guardiacivil, tenía un "escopetazo" en la nucaque le ocasionó un boquete en laparte posterior de la cabeza del tama-ño de una manzana. Según informóel comandante del puesto de laGuardia Civil de Zarautz, los dosagentes fallecieron en el acto.

Los autores del atentado, de los quese sabe por testigos presenciales queeran dos jóvenes, y uno de ellos ves-tía con una camisa de colores chillo-nes, huyeron del puerto de Getaria,en un Citroen GS de color beis en elque les esperaba una tercera perso-na que tenía en marcha el motor delvehículo.

A los pocos minutos de producirse elatentado, fuerzas de la PolicíaNacional y de la Guardia Civil esta-blecieron controles en las carreterasde acceso a San Sebastián, así comoen la autopista Bilbao-Behobia. Losdos guardias civiles asesinados, queno vestían el uniforme del cuerpo, seencontraban realizando tareas devigilancia de dos lanchas rápidas quehabían sido aprehendidashacía unmes mes por el servicio de informa-ción fiscal del mismo Cuerpo, en la ríade Deba, cuando intentaban desem-barcar tabaco americano de contra-bando.

La Guardia Civil vigilaba, de día y denoche, las dos embarcaciones desdeque éstas fueron trasladadas al puer-to de Guetaria.

El juez tardó cuatro horas

Pocos minutos después de producir-se el atentado, se presentó en el lugarde los hechos el gobernador civil deGipuzkoa, Julen Elgorriaga, a quienacompañaba el concejal socialistadel Ayuntamiento de San Sebastián,Carlos García.

A pesar de que tanto el médico foren-se como el juez fueron avisados pocotiempo después de perpetrarse eldoble asesinato, éstos tardaron enllegar al puerto de Getaria cuatrohoras, es decir, a las nueve de lanoche, lo que produjo cierto nervio-sismo entre los mandos de la GuardiaCivil que se encontraban allí, por esti-mar que era anormal una tardanzatan prolongada.

La víctima, natural de la localidadalavesa de Urbina, próxima a

Vitoria, donde vivía con su mujer ysus dos hijos, se dirigía a su nego-cio poco después de las 9.30 de lamañana. Al abrir la puerta del esta-blecimiento de compraventa decoches "Automóviles Salazar", ubi-cado en un barrio de Vitoria, fueabordado por dos jóvenes que lesorprendieron por la espalda y leencañonaron con una pistola.Instantes después, uno de los terro-ristas efectuó un disparo que lepenetró en la sien izquierda.

En el suelo se encontró un casquillo de9 milímetros parabellum, marca F.N.

Los jóvenes, cuya edad al parecer norebasaba los veinte años, se dieron ala fuga, a pie, en dirección al centro dela ciudad.

Un cabo de la Cruz Roja que pasabacasualmente por aquel lugar, al oír eldisparo, detuvo el vehículo en el queviajaba y penetró en el establecimien-to. Este cabo manifestó que solicitó

ayuda a una dotación de la PolicíaNacional para introducir el cuerpo delindustrial en el vehículo de la CruzRoja y trasladarlo al hospital SantiagoApóstol.

Ramiro Salazar ingresó en el centrosanitario, a las diez de la mañana, ensituación de coma y con parada car-diaca. Quince minutos antes de la unadel mediodía, el comerciante falleciósin que los médicos que le atendíanpudieran hacer nada por salvar suvida.

Ramiro Salazar no había tenido, alparecer, ningún problema laboral nise le conocían actividades políticas.Sin embargo, hacía unos meses, enel mes de abril unos desconocidosrompieron los cristales de su esta-blecimiento y presentó la correspon-diente denuncia en comisaría.Aunque en un principio el negocioestaba destinado a la compraventade automóviles, el propietario habíaobtenido recientemente la autoriza-ción de venta de coches de variasmarcas extranjeras.

A las cinco de la tarde del domingo 31 de julio de 1983, los ComandosAutónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros a Rafael Gil Martín y a

Enrique Rúa Díaz, dos Guardias Civiles adscritos a la Comandancia deZarautz, que se encontraban de paisano en el puesto de Getaria, en

tareas de vigilancia de dos embarcaciones capturadas hacía un mes,cuando intentaban desembarcar tabaco de contrabando.

RAFAEL GIL MARTÍN ENRIQUE RÚA DÍAZ

Guetaria-Getaria (Gipuzkoa), 31 de julio de 1983Guardias civiles

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ra los portales del templo, ,despuésde escuchar el himno de la GuardiaCivil cantado por una compañía delCuerpo, formada ante la iglesia, ungrupo de personas reprochó en altoa Carlos Garaikoetxea, -presidentedel Gobierno, vasco, su ausencia enel funeral.

Varios centenares de personasesperaban en los alrededores lasalida de los féretros, que fuerontrasladados por vía aérea a laslocalidades de Verín (Orense) yValencia de las Torres (Badajoz) delas que eran naturales las víctimas.

Finalizada la ceremonia religiosa,Barrionuevo y el resto de las autori-dades se dirigieron a Getaria, loca-lidad donde se produjo el atentado.A preguntas del ministro, un mandode la Guardia Civil señaló que losguardias asesinados realizabandesde hacía sólo quince días el ser-vicio de vigilancia de las embarca-

ciones de contrabando incautadas.Indicó que en el momento del aten-tado se encontraban en el lugarvarios cientos de personas y queninguna de ellas se ha ofrecido aaportar datos que permitan recons-truir con exactitud los hechos eidentificar a sus autores.

Un sacerdote rezó un padre nuestroen el punto exacto, rodeado de flo-res, donde cayeron muertos losagentes.

Enrique Rúa Díez, tenía 27 años,era natural de Verín (Orense), esta-ba casado y era padre de una niña.

Rafael Gil Martín, tenía de 30 años,era natural de Valencia de Tormes(Badajoz); estaba casado y erapadre de tres hijos.

Víctor Zabala Otegui, amigo delpolicía municipal, y una pareja

de jóvenes, Coro Izaguirre e IñigoBengoetxea, que circulaban por ellugar en una motocicleta, resultaronheridos por los disparos del coman-

do, cuyos miembros no pudieron serdetenidos, pese a que el vehículo enel que huyeron se precipitó minutosdespués por un terraplén.

En protesta por el atentado, la

Durante ese tiempo, miembros de laGuardia Civil no permitieron que secirculara en aquella parte del puerto ylos cadáveres permanecieron en ellugar donde cayeron asesinados,cubiertos con mantas.

Minutos después de que los dosmiembros de la Guardia Civil queresultaron muertos fueran introduci-dos en féretros y trasladados porcarretera hasta la localidad deZarautz, llegaba al puerto de Getariauna patrullera de la Armada españo-la, de matrícula BVZ-24.

Tensa emoción en el funeral

Los funerales por el alma de los dosguardias asesinados tuvieron lugar aldía siguiente 1 de agosto, a las 12horas mediodía en una iglesia deZarautz, con la presencia del delega-do del Gobierno en la comunidadautónoma, Ramón Jáuregui; el con-sejero de Interior del Ejecutivo autó-nomo, Luís María Retolaza; el secre-tario del PSE-PSOE, José MaríaBenegas; el gobernador civil de laprovincia, Julen Elgorriaga, dirigen-tes de partidos políticos y autoridadespoliciales y militares.

Cubiertos con la bandera españolasobre la que descansaban los tricor-nios de las víctimas, los féretros delos guardias civiles Rafael Gil Marín yEnrique Rúa Díaz, fueron conduci-dos, una hora antes, a hombros porsus compañeros.

Los actos fúnebres, a los que tambiénasistió el ministro del Interior, sedesarrollaron en un ambiente detensa emoción. El trayecto entre la

casa cuartel y el templo donde se ofi-ció el funeral fue cubierto a pie y lacomitiva transcurrió por la calle cen-tral de Zarautz, entre hileras de per-sonas en respetuoso silencio.

En un momento se pudieron oír laspalabras de la viuda de una de las víc-timas preguntando entre sollozos:"¿Por qué, por qué? Son personascomo vosotros".

El clima de indignación contenida enque se desarrolló la ceremonia reli-giosa, explotó al final a la salida deltemplo, dando lugar a escenas emo-tivas, protagonizadas por los familia-res de las víctimas.

Arremolinándose en torno a las auto-ridades, algunas de las personasasistentes al funeral reclamaron laadopción por parte del Gobierno demedidas más enérgicas en la luchaantiterrorista. Hubo gritos esporádi-cos de "Justicia", "más dureza", "máspalo", y otros de contenido parecido,a los que se unió un "¡Viva Tejero!"que no fue secundado.

Una de las viudas de las víctimas sedirigió al ministro implorándole entresollozos: "Haga algo, señor; o habrámás muertos". Barrionuevo abrazó yconsoló a los familiares, mientrasarreciaban los aplausos y los vítoresa España y a la Guardia Civil;

Los féretros fueron trasladados ahombros de policías nacionales yguardias civiles, algunos de los cua-les, compañeros de los asesinados,no pudieron contener sus lágrimas.

Antes de que la comitiva abandona-

MANUEL PERONÍE DÍEZOyarzun-Oiartzun (Gipuzkoa), 5 de Agosto de 1983Policía Municipal de San Sebastián

Pasadas las tres y cuarto de la madrugada del 5 de agosto de 1983,ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Oiartzun al policía

municipal de San Sebastián, Manuel Peroníe Díez. Dos individuos ledispararon a bocajarro cuando el agente y su amigo Víctor Zabala, que

le acompañaba, se resistieron a ser secuestrados.

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que hasta ver como asesinaban asu amigo no creyó en ningúnmomento que sus secuestradoresestuvieran dispuestos amatar."Mientras esperábamos la lle-gada del coche en el que queríanmeternos", señala, "estuvimosintentando hacerles ver que sehabían equivocado; les dijimosnuestros nombres, donde vivíamos,quienes éramos. Y todas esascosas que uno dice cuando tienemiedo.", “¿Qué queréis hacer connosotros, qué hemos hecho, dóndequeréis llevarnos?”, les repetíamos,pero nos ordenaron que nos callá-semos y que permaneciéramos allísentados.

Era una zona poco iluminada, peroa nuestro lado pasaron algunas per-sonas que supongo vieron las pisto-las con que no apuntaban. Cuandollegó el coche les dijimos que no lesacompañábamos, nos levantamos yentonces Manuel primero y luego yotambién empezamos a gritar auxilioa la gente de la plaza. Vi caer a miamigo y eché a correr; uno de losdos me siguió disparándome hastaque se le agotaron las balas; estabaherido pero salí corriendo carreteraabajo porqué sabía que esa era miúnica salvación. Paré un coche en lacarretera y le dije a su conductor, unhombre joven, que me sacara de allíque me querían matar y que estabaherido.

Los nombres de Manuel Peroníe yel de otro policía municipal adscritoal servicio de la brigada volante deSan Sebastián, habían aparecidohacía varios meses en unos pasqui-nes colocados en la parte vieja deSan Sebastián en los que se les

acusaba de haber maltratado a unvecino que hubo de ser asistido pos-teriormente a consecuencia de losgolpes. Según fuentes de la policíamunicipal Manuel Peroníe se limitóa defenderse de la agresión y de losinsultos de una persona que seinterfirió en un servicio policial lleva-do a cabo de madrugada el mes demarzo de 1983.

Manifestación silenciosa trasel funeral

Al día siguiente 6 de agosto, cercade un millar de personas participa-ban en San Sebastián, en una mani-festación silenciosa que siguió alfuneral les por Manuel. Previamentese había Llevado a cabo la inhuma-ción de sus restos mortales en elcementerio de Polloe, acto al quesólo acudieron familiares del falleci-do y compañeros del cuerpo.

Al funeral, celebrado en la iglesia deSan Ignacio, que se encontrabatotalmente llena de público, asistie-ron, además de la familia de ManuelPeronie, el delegado general delGobierno en la comunidad autóno-ma vasca, Ramón Jáuregui (queinterrumpió sus vacaciones paraasistir a las honras fúnebres); eldirector general de la Policía, Rafaeldel Río; los gobernadores civil y mili-tar de Gipuzkoa; alcalde de SanSebastián, el nacionalista RamónLabayen; los concejales delAyuntamiento donostiarra, así comoel cuerpo en pleno de la PolicíaMunicipal, cuyos componentes lucí-an en sus uniformes brazaletesnegros

Al término de los funerales se formó

Policía Municipal de San Sebastiány los trabajadores del ayuntamientoiniciaron tras el atentado, el mismo5 de agosto una huelga. El alcalde,Ramón Labayen pidió a los donos-tiarras que mostrasen su solidaridadcon Manuel Peroníe.

El atentado se produjo a 40 metrosescasos de la plaza de San Estebande Oiartzun, localidad que estabacelebrando sus fiestas patronales.Manuel Peroníe, de 26 años, y suamigo, Víctor Zabala Otegui de 45,delegado de ventas de la empresaRank-Xerox, se disponían a montaren el vehículo del primero, cuandofueron interceptados por tres hom-bres jóvenes que les salieron alpaso pistola en mano.

Los dos amigos fueron obligados apermanecer sentados en las escali-natas de un pequeño jardín situadoa un costado de la carretera quecomunica Oiartzun con Errentería, ala espera de que el tercer miembrodel comando volviera con el vehícu-lo en el que iban a ser introducidos.

Durante la espera, que se prolongópor espacio de un minuto, ManuelPeroníe y Víctor Zabala pregunta-ron insistentemente por las razonesde su secuestro, pero fueron obliga-dos a permanecer en silencio bajo laamenaza de las armas. Cuando elvehículo utilizado por los secuestra-dos, un Seat-24 blanco matrículaSS-1185-J llegó al lugar, los dosamigos intentaron resistirse pidien-do auxilio a gritos.

En ese momento, uno de lossecuestradores descargó su arma

contra Manuel Peroníe que cayóabatido alcanzado por más demedia docena de impactos en dis-tintas partes del cuerpo.

Víctor Zabala huyó cuesta abajoperseguido de cerca por uno de losagresores que descargó su pistolacontra él. Sin dejar de correr, apesar de sus heridas, el delegadode ventas de la empresa Rank-Xerox de San Sebastián logró esca-par e interceptar un vehículo que lotrasladó a un puesto de la CruzRoja. Los disparos realizados por elcomando alcanzaron, asimismo, auna pareja de jóvenes, CoroIzaguirre e Iñigo Bengoechea, queviajaban en una motocicleta y queresultaron heridos en las piernas.

Efectivos de la Cruz Roja recogie-ron el cuerpo sin vida de ManuelPeroníe y trasladaron a los dos jóve-nes heridos a la Residencia NuestraSeñora de Aranzazu de SanSebastián. El coche en del coman-do fue localizado horas después ados kilómetros de Oiartzun. La poli-cía encontró en su interior unametralleta con dos cargadores, unapistola Browning y abundante muni-ción de calibre 9 milímetrospParabelum marca SF.

Víctor fue ingresado en laresidencia sanitaria de San

Sebastián

Víctor Zabala ingresó en la ciudadsanitaria de San Sebastián presa deun ataque de histeria y repitiendo:"¿Por qué, por qué?". Después deser intervenido de sus heridas en elantebrazo y en la cadera, manifestó

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Sé que, después de la primera cita,mis padres estuvieron indagando yque al final alguien les dijo que per-manecieran tranquilos y que espe-raran una segunda cita, a la quetampoco se presentó nadie".

Fuentes de toda solvencia señala-ron que el industrial trató posterior-mente de engañar a ETA, hacién-dola creer que se encontraba arrui-nado. Todo apunta a que el motivodel asesinato fue que ETA compro-bó la falsedad de los datos presen-tados por Quintanilla, quien poste-riormente participó en otras inicia-

tivas comerciales.

Masiva asistencia al funeral

Al día siguiente, 6 de septiembre, alas siete y media de la tarde, secelebraba el funeral en Astigarragapor el alma de Arturo Quintanilla,con la iglesia abarrotada y la pre-sencia del delegado del GobiernoCentral en el País Vasco, RamónJaúregui, y representantes delPSE-PSOE.

Julián Alberdi era representantede la firma de licores Gorostiaga

y Goytisolo. Había nacido en deBergara (Gipuzkoa) y vivía en elnúmero 20 del paseo de LosOlmos.

Su esposa, que se encontraba tra-bajando en una panadería próximaal lugar del atentado, sufrió un ata-

que de nervios, al conocer que sumarido había sido asesinado.

Tras el atentado, amigos de la víc-tima aseguraban que Juián Alberdiestaba afiliado al PartidoNacionalista Vasco.

una manifestación silenciosa, querecorrió las principales calles de lacapital guipuzcoana. La marchaestuvo precedida por una dotaciónmotorizada de la Policía Municipal,y estaba encabezada por el alcaldede San Sebastián, y miembro delPNV, Ramón Labayen, y por conce-jales de este partido, del PSOE, APy EE. Seguía después la PolicíaMunicipal, así como varios centena-res de personas. Al pasar frente al

domicilio de Manuel Peronie, situa-do en la calle Iparraguirre, los mani-festantes se detuvieron durante unminuto para, posteriormente, seguirla marcha hasta la Inspección de laPolicía Municipal, donde el públicoprorrumpió en fuertes aplausoshacia los componentes de laGuardia Municipal. Algunos de loscorporativos del Ayuntamiento deSan Sebastián abrazaron a compo-nentes de la Policía Municipal.

El atentado fue perpetrado pordos individuos, en el momento

en que el matrimonio Quintanilla ysu hija Jasone se introducían en uncoche para dirigirse al domiciliofamiliar, después de haber cerradoel bar José Mari, de su propiedad.

Según testimonios de su hijamayor Jasone, "mi padre estabaarrancando, cuando se acercó uncoche oscuro, de color azul onegro; al colocarse a nuestro lado,el que estaba sentado junto al con-ductor bajó el cristal de la ventani-lla, asomó la cabeza y el brazo yempezó a dispararnos a poquísi-ma distancia, ya que la calle esmuy estrecha y apenas caben doscoches. Con el primer disparo mipadre cayó reclinado a un costado,

y mi madre y yo sentimos en lacara como nos rozaban las balas;pudieron habernos matado a lostres. El que disparaba vestía unacazadora oscura, gafas negras yllevaba el pelo corto".

Arturo Quintanilla había intentadopagar, en dos ocasiones el deno-minado impuesto revolucionario,así lo aseguró tras el atentado suhija, Jasone Quintanilla, quienmanifestó lo siguiente: "Mi padreestaba dispuesto a entregar losdiez millones de pesetas que leexigieron hace ya tiempo, pero nopudo hacer efectivo el pago por-que ningún representante de ETAacudió a las citas que ellos mismoshabían convocado en el otro lado(País Vasco-francés).

A las doce menos cinco de la noche del lunes 5 de septiembre de 1983,un comando de ETA asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana

de Hernani, al industrial hostelero Arturo Quintanilla Salas.

ARTURO QUINTANILLASALAS Hernani (Gipuzkoa), 5 de septiembre de 1983Industrial hostelero

Sobre las siete y media de la tarde del 6 de septiembre de 1983, ETAasesinaba en el paseo de los Olmos de la urbanización donostiarra deBidebieta 1, a Julián Alberdi Igartua, de 49 años de edad, casado y sin

hijos cuando se encontraba aparcando su vehículo. Dos individuosarmados con revólveres, que abrieron la puerta del conductor, forcejearon con éste y le dispararon a bocajarro, causando su

muerte en el acto.

JULIÁN ALBERDI IGARTUASan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 6 de septiembre de 1983Representante de comercio

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Su cuerpo, fue trasladado a lasnueve y media de la mañana alcementerio donostiarra de Polloe,después de que el juez ordenarael levantamiento del cadáver.

Una vez practicada la autopsia, elcuerpo del policía fue conducido alsalón del trono del Gobierno Civilde Gipuzkoa donde se instaló lacapilla ardiente.

Pablo Sánchez vivía con su mujer,sus suegros y su hija en Urnietadesde hace más de un año, ytodas las mañanas, a la mismahora, hacía el mismo trayectohasta el apeadero del tren paradirigirse al cuartel, donde habitual-mente realizaba trabajos de pintu-ra.

Carlos Garaikoetxea presidió elfuneral

El lehendakari del Gobiernovasco, Carlos Garaikoetxea presi-dió por la noche del mismo día delatentado, junto al ministro delInterior, José Barrionuevo y el pre-sidente de la Junta deExtremadura, el funeral por elalma de Pablo, que se celebró enUrnieta.

La ceremonia religiosa se iniciócon un retraso considerable, a las20.25 horas, para posibilitar la lle-gada desde Badajoz de suspadres.

Finalizado el acto Garaikoetxea yBarrionuevo se trasladaron al ape-adero de Urnieta, el lugar del aten-tado. Allí, el lehendakari manifestóque no era la primera ocasión que

había asistido a un funeral pormiembros de las fuerzas de segu-ridad del Estado, y dijo que esteasesinato era igual de brutal quetodos los demás. "Como naciona-lista vasco y como lehendakari deeste pueblo, quiero expresar unavez más mi dolor y repugnancia,sentimientos que he sentido siem-pre y que transmito en nombre demi pueblo al presidente de la Juntade Extremadura".

Enterrado en el pueblo natal desu esposa

Al día siguiente, sábado 17 deseptiembre, más de 2.000 perso-nas asistieron en Hoyos(Cáceres), localidad natal de laesposa de Pablo, a un segundofuneral ya la inhumación PabloSánchez César. El cadáver habíasido trasladado en avión desdeSan Sebastián hasta la baseaérea de Talavera la Real y desdeallí, por carretera, hasta Hoyos,donde fue recibido por la corpora-ción municipal en pleno y miem-bros de la Guardia Civil.Prácticamente todo el pueblo des-filó por la capilla ardiente, instala-da en el Ayuntamiento.

Los funerales fueron oficiados porel cura párroco de la localidad,quien, claramente emocionado,no pudo leer la homilía, pidiendodisculpas. Estuvieron presentes elpresidente de la Junta deExtremadura, Juan CarlosRodríguez Ibarra; el gobernadorcivil de Cáceres, autoridades loca-les y militares, policías nacionalesy guardias civiles, desplazadosdesde Cáceres, Badajoz,

A las ocho menos cinco minutos del viernes 16 de septiembre de 1983,ETA asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Urnieta al policía

nacional Pablo Sánchez César, mientras esperaba la llegada del tren paratrasladarse al cuartel de San Sebastián donde prestaba servicio.

PABLO SÁNCHEZ CÉSAR Urnieta (Gipuzkoa), 16 de septiembre de 1983Policía Nacional

TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

El agente, de 24 años de edad,que iba desarmando y vestía

de paisano, fue alcanzado por dis-paros de un subfusil y rematadocon varios tiros de pistola en lacabeza por un comando de cuatroindividuos que actuaron a caradescubierta. Los disparos de losterroristas provocaron el pánicoentre las numerosas personas queesperaban en los andenes la lle-gada del tren de las 8,06 horas.

Pablo Sánchez César, que estabacasado y tenía una hija de 13meses, temió un posible atentado,ya que momentos antes de serasesinado cruzó precipitadamentelas vías y se situó en el andénopuesto al lugar donde se encon-traba, frente a los terroristas, quepermanecían semi ocultos en unaarboleda cercana. Los primerosdisparos alcanzaron al policía enel pecho, derribándole al suelo,donde a continuación fue remata-do por un joven alto y moreno quevestía una cazadora de color gra-nate.

Los terroristas huyeron en un taxi

estacionado en las proximidades,junto al bar Riojano, ante las mira-das aterrorizadas de los testigos,algunos de los cuales protagoni-zaron instantes después escenasde histeria. En el lugar de loshechos la Policía Municipal deUrnieta encontró siete casquillosde bala marca FS, de calibre 9milímetros parabellum.

El vehículo utilizado en el atenta-do había sido robado en Hernani,una hora antes, a su propietario, eltaxista Manuel Garayar Otegui,quien relató posteriormente: "Yoestaba en la parada y se me acer-caron dos individuos, uno conbarba y otro con bigote que esta-ban leyendo periódicos que lesocultaban parte de la cara".'Cuando estaban junto a mí medijeron en euskera, somos deETA', entre en el coche".

Pablo Sánchez César tenía 24años de edad, era natural deBadajoz, y estaba destinadodesde hacía dos años en el cuar-tel de la Policía Nacional de SanSebastián.

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La víctima se encontraba en unaparcamiento con dos mujeres

jóvenes, que resultaron heridas deescasa consideración. Fue llevadoinmediatamente a una residenciasanitaria donde se le intervino qui-rúrgicamente, pero falleció durantela operación.

En el lugar de los hechos fueron

recogidos cinco casquillos parabe-llum, lo que hace suponer a la poli-cía que podría tratarse de unaacción de ETA, que efectivamentereivindicó unos días después.

José Pulido Pavón había nacido enCáceres y era encofrador.

El atentado coincidía con la expira-ción del plazo dado por un sector

de ETA pm para que fuera "desaloja-do todo el personal civil de los cuar-teles ubicados en cualquier lugar delEstado español o de Euskadi".

El director de la Seguridad delEstado, Rafael Vera, declaró tras elatentado que habían sido tomadasmedidas excepcionales, reforzandoy ampliando la vigilancia de las insta-laciones amenazadas por el ultimá-

tum de ETA.

Ángel Flores, que vestía de paisanoe iba desarmado, fue sorprendido porel comando terrorista cuando des-cendía de su vehículo particular, unSimca 1200 matrícula. SS-4295E,para dirigirse a su domicilio, en elnúmero 3 de la calle de NorbertoAlmandoz. En ese momento dosencapuchados le salieron al paso,disparándole en la cabeza y huyerona continuación en un vehículo esta-

El sábado 8 de octubre de 1983, un comando de ETA asesinaba en lalocalidad guipuzcoana de Hernani a José Pulido Pavón, de 32 años de

edad, tras ser tiroteado en un aparcamiento por varios individuos.

Salamanca y Valladolid.

En el transcurso del acto se lanza-ron vivas a la Guardia Civil y a laPolicía Nacional, con gritos de"que pare esta matanza". La espo-sa, padres y ocho hermanos delpolicía asesinado se negaron ahacer declaraciones, dejandocomo portavoz a la alcaldesa deHoyos, Asunción Merino, quetransmitió esta frase de los fami-liares: "Por favor, que se arregle

esta situación. Ya está bien quecada día caiga un hombre por laPatria".

Pablo Sánchez tenía 24 años,había nacido en Badajoz y desde1980 estaba destinado en el cuar-tel de Aldapeta, muy próximo aSan Sebastián. Dejó viuda y unahija de un año, quienes a partir deentonces fijaron su residencia enHoyos, localidad natal de la mujer.

En el bar Lugo, además del poli-cía herido, se encontraban

otras tres personas más, entreellas el propietario del estableci-miento.

Tras los disparos, Mauel Benito fueinmediatamente llevado en ambu-lancia al hospital de Cruces(Barakaldo) donde a los pocosminutos de ingresar quedó encoma profundo y fallecía dos díasdespués.

Mientras tanto, la policía instalócontroles para tratar de dar con elparadero de los autores del atenta-do, que huyeron a pie. Según testi-gos, los agresores tenían unos 25años y medían aproximadamente1,70 metros de estatura.

Manuel Benito José es natural deSalamanca y residía en el barrio deCabieces, en cuya comisaría pres-taba servicio.

Poco antes de las doce de la noche del lunes 3 de octubre de 1983,ETA hería gravemente en la localidad vizcaína de Portugalete, al policía

nacional Manuel Benito José, cuando se encontraba de paisano conunos amigos en el bar Lugo, de la calle San Nicolás. Dos individuos ledispararon dos veces y le hirieron de gravedad en la cabeza y el estó-mago. Tras permanecer en coma profundo falleció dos días después.

MANUEL BENITO JOSÉ Portugalete (Bizkaia), 3 de octubre de 1983Policía Nacional

JOSÉ PULIDO PAVÓN Hernani (Gipuzkoa), 8 de octubre de 1983Encofrador

A las dos y veinticinco de la tarde del 13 de octubre de 1983, ETAasesinaba en la localidad guipuzcoana de Errenteria, al guardia civil

Ángel Flores Jiménez. Dos encapuchados le dispararon a quemarropacuando descendía de su coche sin uniforme y desarmado.

ÁNGEL FLORES JIMÉNEZ Rentería-Errenteria (Gipuzkoa), 13 de octubre de 1983Guardia civil

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grante en el que el PSE-PSOE obtu-vo los votos que le permitieron -llegar,a la alcaldía de la ciudad. El guardiacivil asesinado era conocido enBeraun y vivió en Gipuzkoa durantecasi 20 años.Al acto asistieron además el directorgeneral de la Guardia Civil, AramburuTopete, el viceconsejero de Interiordel Gobierno Vasco, Eli Galdós, eldirector general de la policía,Eugenio del Río y mandos militaresde los tres Ejércitos.Cubierto con una bandera españolasobre la que descansaban un ramode flores y el tricornio del guardia, elféretro fue introducido en la iglesia ahombros de policías nacionales yguardias civiles, entre los aplausosde las personas congregadas y devecinos que permanecían en los bal-cones. Al contrario que en anterioresfunerales celebrados en el GobiernoCivil o en los acuartelamientos de lasFuerzas de Seguridad del Estado, elacto tuvo carácter abierto.

Terminada la ceremonia religiosa, elministro Barrionuevo se dirigió a voz

en grito a los ciudadanos con vivas aEspaña, al pueblo vasco, al Rey, a laConstitución, a la Guardia Civil y a lasFuerzas de. Seguridad del Estado,que fueron contestadas con igualénfasis por el público. Mientras, ami-gos de la familia y compañeros de lavíctima se esforzaban en consolar ala viuda, que repetía mecánicamen-te: "¿Por qué me lo han matado, porqué se lo han llevado?". El féretropartió hacia el aeropuerto deHondarribia después de que unacompañía del cuerpo interpretara elhimno de la Guardia Civil.

Barrionuevo y el resto de las autori-dades presentes se dirigieron a pie allugar del atentado, donde un sacer-dote rezó un “padre nuestro” entre laexpectación del vecindario deBeraun. La presencia de Barrionuevoen las calles de Errenteria causó sor-presa en el vecindario, pero no hubomás incidente que los silbidos aisla-dos lanzados por alumnos de un ins-tituto de enseñanza al pasó del minis-tro.

cionado en las inmediaciones, a cuyovolante esperaba, a cara descubier-ta, un tercer individuo.

Ángel Flores, de 44 años, casado ycon cinco hijos, cuyas edades oscilanentre los 22 y los 10 años, cayó ful-minado al suelo con el cráneo y elcuello destrozados. También fuealcanzado en el tórax y en un brazo.Estaba destinado en el Servicio deIntervención Fiscal de la aduana dela estación de Irun.

Según testigos presenciales, uno delos terroristas era alto, moreno, y elotro, de estatura muy inferior.

El coche en el que huyeron, un Seat131 matrícula SS-6343-L, había sidorobado a punta de pistola una horaantes en Oiartzun por varios jóvenesarmados, probablemente los mismosque participaron en el asesinato.

El vehículo fue localizado horas mástarde en la calle de Pablo Iglesias, enlas proximidades de la estación deErrenteria, y su propietario, JoséManuel Pérez Rodríguez, fue encon-trado atado a un árbol en las inme-diaciones del barrio deGalzaraborda. Una vez liberado porfuerzas de las UAR (UnidadesAntiterroristas Rurales de la GuardiaCivil) a las tres menos diez de latarde, el dueño del coche manifestóhaber sido secuestrado a las 13.30horas a la salida de su vivienda, enOiartzun, por un joven armado quedijo pertenecer a ETA, al que luegose le sumaron dos o tres inviduosmás.

El gobernador civil de la provincia,Julen Elgorriaga y el teniente coronel

de la Guardia Civil, Julio MartínMaestre, que había tomado posesiónhacía poco tiempo de la comandan-cia de Gipuzkoa, visitaron por la tardeel lugar del atentado, en el que fueronencontrados tres casquillos de cali-bre nueve milímetros parabellum.

Ángel Flórez, natural de San Martíndel Pimpollar (Ávila), servía en laaduana de Irun desde el mes de abrily durante 18 años estuvo destinadoen Pasaia.

Su cuerpo fue trasladado inicialmen-te al cementerio donostiarra dePolloe y más tarde depositado en elSalón del Trono del Gobierno Civil,donde ha sido instalada la capillaardiente.

Barrionuevo presidió el funeral

Al mediodía del día siguiente, 14 deoctubre se celebraba en Errenteria elfuneral por el alma de Ángel con laasistencia de cientos de personas,en su mayoría vecinos del barrio.

Finalizada la ceremonia, el ministrodel Interior, José Barrionuevo, reco-rrió las calles céntricas de esta locali-dad acompañado por el delegado delGobierno Central en el País Vasco,Ramón Jáuregui, y los gobernadoresde Gipuzkoa y Bizkaia, JulenElgorriaga y Julián Sancristóbal.

El funeral contó con una presenciaciudadana superior a la de cualquierotro funeral celebrado en Gipuzkoapor las fuerzas de orden público enlos últimos años, hecho explicable enparte por las características sociopo-líticas del barrio de Beraun. Es unbarrio populoso, de población emi-

ALFREDO JORGE SUAR MURO Cádiz, 15 de octubre de 1983Médico de la prisión de El Puerto de Santa María

Su cadáver era hallado en unvehículo aparcado ante la resi-

dencia sanitaria de la SeguridadSocial de Cádiz, con un disparo aquemarropa en el cuello.

El subdirector, Carlos Fernández,señaló que Alfredo era un hombre decarácter dulce,y que no podía explicarse el motivo de su asesinato.

En la noche del viernes del 15 de octubre de 1983, ETA asesinaba enCádiz a Alfredo Jorge Suar Muro médico de la prisión de máxima

seguridad de El Puerto de Santa María.

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pales partidos políticos.

Finalizada la ceremonia, en la queno se registró incidente alguno, losrestos del guardia asesinado fuerontrasladados hacia la localidad deAlburquerque (Badajoz), en la que

nació hacía 28 años.

José Reyes Corchado estaba casa-do y era padre de dos hijos de 3 y 1años de edad, respectivamente.Hacía sólo trece 13 meses quehabía ingresado en la Guardia Civil.

Su cadáver fue encontrado,minutos antes de las nueve de

la mañana del miércoles 20 de octu-bre, a la entrada de una caseta derefugio de la sierra de Ganguren,situada en el término municipal deGaldakao, muy cerca del parque deatracciones de Bilbao, tal y comohabía alertado un comunicanteanónimo a la sede de la Cruz Rojaen la capital vizcaína tres cuartosde hora antes.

El cadáver del capitán estaba amor-dazado y sentado en el suelo.Había sido asesinado, según elinforme forense, sobre las ocho dela tarde del martes.

Según el Gobierno Civil, un comu-nicante anónimo había llamado a laCruz Roja ya a las once de la noche

del martes, informando de que elcadáver del capitán, Alberto Martínestaba en el lugar.

La policía registró la zona desde las23.16 horas hasta las dos de lamadrugada, sin resultado.

Por la mañana, de nuevo en formaanónima se comunicó la situacióndel cadáver, a la Cruz Roja y a lapolicía."Yo estaba a la entrada delparque de atracciones, con doscapataces y gente del paro dedica-da a la limpieza de los bosques,cuando recibí una llamada de laCruz Roja, preguntándome si habíaalguna caseta o refugio en la zonacomprendida entre El Gallo y el par-que de atracciones", declaró el jefede los servicios de la guardia fores-tal de la zona, dependiente de la

Hacia las ocho de la tarde del martes 19 de octubre de 1983, ETA pmasesinaba al capitán Alberto Martín Barrios, aunque su cuerpo no fue

hallado muerto hasta el día siguiente a las nueve de la mañana, con untiro en la nuca, en una zona boscosa de las inmediaciones de Bilbao.

Había sido asesinado exactamente dos semanas después, y aproximadamente a la misma hora, en que fue secuestrado, el 5 de octubre, cuando se dirigía a ocupar su puesto en los servicios de

farmacia del Gobierno Militar de Bizkaia.

ALBERTO MARTÍN BARRIOS Galdakano-Galdakao (Bizkaia), 19 de octubre de 1983Militar (Capitán)Según la policía, una carga de dos

kilos de goma-2 adosada en unapared del barrio de Zubillaga fueactivada a distancia mientras pasa-ba un convoy de tres vehículos de laPatrulla Rural de la Guardia Civil.

Según testigos presenciales, losrestantes guardias dispararon variostiros después del atentado, aunqueno está claro si para protegerse opara intentar alcanzar a los autoresdel ataque.

La muerte de José Reyes se produ-jo al ser alcanzado en la cabeza poruna piedra del lateral de la calzadadonde había sido colocada la bombaactivado al paso del convoy.

José Reyes Corchado Muñoz, de 28años de edad, era natural deAlbuquerque (Badajoz), estabacasado y tenía dos hijas de tres y unaño de edad. Su cadáver fue trasla-do al hospital comarcal de Oñati,donde se personó el viceconsejerode Interior del Gobierno vasco, EliGaldós, que también era alcalde deesa localidad.

Los dos guardias heridos leves fue-ron traslados al hospital del Alto

Deba, en Arrasate- Mondragón.Inmediatamente después del aten-tado fueron establecidos controlesen algunos puntos de carreteras dela zona.

Cuando se encontraba en el centrohospitalario, Eli Galdós manifestó“en estos momentos, y ante un cadá-ver, sólo siento tristeza y congoja", yañadió, "sólo puedo decir que siguela escalada".

Funeral en Oñati

Al día siguiente, 16 de octubre, secelebraba el Oñati el funeral por elalma de José Reyes, que fue presi-dido por el ministro del Interior, JoséBarrionuevo.

Junto a familiares, amigos y compa-ñeros de la víctima, ocuparon tam-bién lugar destacado en la parroquiade San Martín el director general dela Guardia Civil, teniente generalJosé Luís Aramburu Topete, el dele-gado del Gobierno en la comunidadautónoma vasca, Ramón Jáuregui,el viceconsejero de Interior delGobierno vasco, Eli Galdós, elgobernador civil, Julen Elgorriaga yrepresentantes locales de los princi-

A las once menos diez de la noche del sábado 15 de octubre de 1983,ETA m asesinaba al guardia civil José Reyes Corchado Muñoz y

causaba heridas leves a otros dos, cuando su Land Rover fue alcanzado por una bomba a su paso por la localidad guipuzcoana

de Oñati.

JOSÉ REYES CORCHADO MUÑOZOñate-Oñati (Gipuzkoa), 15 de octubre de 1983Guardia civil

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tado". "En cualquier caso", diría porla tarde en una conferencia de pren-sa, "no hay más que un asesino:ETA pm".

La esposa del capitán asesinado,

MARÍA Ángeles Alonso, a la que lefue comunicada la muerte del capi-tán unas horas después de produ-cirse la noticia, se encontraba "sinpoder reaccionar", según dijeronsus familiares.

Cándido Cuña se encontraba jugan-do en una máquina tragaperras

cuando le alcanzaron los tres disparos.Su cuerpo quedó tendido boca abajoen el interior del bar. Los jóvenes que ledispararon a cara descubierta se die-ron rápidamente a la fuga.

Cándido Cuña trabajaba en la coope-rativa Ogilán, panificadora situada enPasaia, a dos kilómetros deErrentería. Gallego de nacimiento,Cándido residía en la calle deZamalbide, de Errenteria, a unos 20metros del bar donde fue sorprendidopor el comando terrorista.

En abril de 1979, Cándido había sufri-do un atentado cuando salía de sudomicilio, a las seis de la mañana,para dirigirse a su trabajo. Fue alcan-zado por cuatro impactos de bala,pero logró salvar la vida. Aquel aten-

tado fue llevado a cabo por miembrosde ETA militar.

Vecinos de la víctima declararon trasel atentado, que Cándido Cuña seencontraba recuperado de sus heri-das y no tomaba especiales medidasde precaución. "Era muy alegre,andaba tranquilamente por los baresde la zona. En ocasiones iba sólo, yen ningún momento trataba deesconderse o de adoptar actitudes deespecial cautela".

Coincidiendo con aquel atentado, endeterminados círculos políticos deErrenteria se comentó que CándidoCuña González colaboraba con lapolicía.

Tras el atentado, efectivos policialesinstalaron fuertes controles en losaccesos Errenteria.

A las siete menos cuarto de la tarde del 20 de octubre de 1983, ETAasesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Errenteria, a Cándido CuñaGonzález, de 50 años, panadero de profesión, casado y padre de tres hijos.

Dos jóvenes le dispararon a bocajarro cuando se encontraba en el interior del bar Tres Cepas, de esta localidad.

CÁNDIDO CUÑAGONZÁLEZRentería-Errenteria (Gipuzkoa), 20 de octubre de 1983Panadero

Diputación de Bizkaia.

Poco antes de las nueve de lamañana, el jefe de guardas y dossoldados que cumplían el serviciomilitar en la Cruz Roja de Bilbaodescubrían el cuerpo del capitánAlberto Martín, apoyado en unpequeño muro que rodea el refugio."Estaba amordazado, y aunqueapenas se le veía la cara, aparecíaamoratado", declaraba por su parteuno de los reclutas de la Cruz Roja.Momentos después se personabanen el lugar el gobernador militar deBizkaia, fuerzas de la Guardia Civily policía.

El recinto donde fue encontrado elcuerpo del capitán Alberto Martín, alborde de una pista forestal de lacarretera secundaria que enlaza elcruce de carreteras de El Gallo, enel término municipal de Galdakao-donde confluye la carretera gene-ral, Bilbao-San Sebastián-, estáapenas a 50 metros de distancia dela plataforma montañosa que domi-na Bilbao desde el alto de SantoDomingo y del parque de atraccio-nes.

Sobre las 10.30 horas, el cuerpo delcapitán fue trasladado en unaambulancia militar al hospital civilde Basurto. El dictamen forenseindicaría que el capitán secuestra-do murió entre las siete y las ochode la tarde del martes. El guardaforestal que encontró su cadáverprecisaba por su parte que en elmomento de incorporarse a su tra-bajo, a primeras horas de la maña-na, no había observado ningúnmovimiento sospechoso, y destacó

el intenso tráfico de vehículos, habi-tual en la zona a todas las horas deldía.

“No nos lo esperábamos”

"No nos lo esperábamos", fue lafrase que el portavoz familiar,Daniel Rodríguez, pronunció en elmomento en que se dirigía a identi-ficar al capitán y que sería repetidapor el lehendakari, el gobernadorcivil, autoridades públicas y el restode las personas que en la mañanadel martes acudieron, al domiciliode la familia para expresar su sen-tir.

"No lo comprendemos nadie", decíaDaniel Rodríguez a los periodistascon los que había mantenido con-tactos diarios desde el inicio delsecuestro de su primo, añadiendoque "hasta el último momentohemos mantenido la esperanza deque fuese liberado con vida".

"Nunca hubiéramos pensado quepodría ocurrir esto", repetía el por-tavoz, que, interpelado acerca de laactitud de la familia respecto a lossecuestradores, fue escueto:"Como católicos, les perdonamos, ylo único' que deseamos es quepueda resolverse esta situación".

En relación con la postura-de TVE,que condicionó la difusión delcomunicado exigido -por ETA pmVIII Asamblea a la liberación delcapitán secuestrado, DanielRodríguez dijo: "No quiero echarmás leña al fuego, pero cabe laduda de que si se hubiese emitido,se habría producido el mismo resul-

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Los dos individuos que le dispara-ron con pistolas, se dieron a la

fuga en un coche Talbot Horizon decolor plateado, matrícula SS-7897-N, que había sido robado pocosminutos antes a su propietario enesa misma localidad de Billabona.Al volante del vehículo aguardabauna tercera persona.

Manuel Carrasco recibió variosimpactos, mortales de necesidad,en la cabeza y en el tórax. En ellugar de los hechos se recogieron12 casquillos de bala marca SF, cali-bre 9 milímetros parabellum

El atentado se produjo cuando lavíctima salía del bar ubicado en elHogar del Jubilado, en el número 15de la calle de Txermin, de Billabona,acompañado de dos amigos.

Manuel Carrasco, según declara-ciones obtenidas en el lugar de loshechos, había estado tomandounos vinos en el bar. "Ha estadohablando con otros dos amigos, queviven aquí cerca, y un poco antes delas dos, cuando íbamos a cerrar, sehan marchado", dijo un testigo."Nada más cerrar la puerta", afirma-ron en el bar, "hemos escuchado

varios disparos. Al salir, únicamentehemos visto a este chico caído en elsuelo. Nada más".

Hacía un año que había contraído matrimonio

Manuel Carrasco, natural deHiguera de Vargas, provincia deBadajoz, residía desde hacía variosaños, junto con sus padres, enBillabona. Hacía un año que habíacontraído matrimonio, y hacía sietedías que su mujer había dado a luzsu primera hija.

Tras su matrimonio se había trasla-dado a vivir a la localidad deAsteasu, próxima a Billabona,donde residía en el caseríoGuarteberri. No obstante, continua-ba frecuentando Billabona, ya quesus padres residían allí, en la callede Txermin, número 4.

A las dos de la tarde del 5 de noviembre de 1983, dos miembros de ETAasesinaban a tiros en la localidad guipuzcoana de Billabona a Manuel

Carrasco Merchán, obrero en paro de 27 años de edad.

MANUEL CARRASCO MERCHÁNVillabona-Billabona (Gipuzkoa), 5 de noviembre de 1983Obrero en paro

Sus asesinos huyeron en un taxirobado, a cuyo volante espera-

ba un tercer individuo.

Lorenzo, herido de gravedad, falle-ció a las seis y cinco de la tarde,unos minutos después de ingresaren el hospital de la Cruz Roja deIrun. Un amigo de la víctima decla-ró que Lorenzo Mendizabal habíarecibido hacía dos meses una lla-mada anónima anunciando laexplosión de una bomba en suvivienda, el caserío Larrazabal, enPasajes de San Juan.

Antes de huir, los asesinos quitaronel bolso a una clienta del estableci-miento, probablemente con inten-ción de apoderarse de su docu-mento nacional de identidad, prác-tica habitual en algunas accionesde ETA.

Antes de acribillar a balazos aLorenzo, los dos jóvenes penetraron,al parecer confundidos, en una car-pintería casi contigua al local que lavíctima dirigía en compañía de otrosdos socios desde hacía cuatro años.

Una de las cinco personas que seencontraban en la carnicería en elmomento del atentado declaró quelos dos jóvenes descargaron suspistolas contra LorenzoMendizabal desde el otro lado delmostrador, sin dudarlo un instanteni darle tiempo a reaccionar.

El gobernador civil de Gipuzkoa,Julen Elgorriaga, y miembros delAyuntamiento de Irun acudieronpoco después al lugar del atentado,mientras. efectivos de la PolicíaNacional y de la Guardia Civil ins-talaban controles en los accesos aIrun, en el intento de detener alcomando terrorista.

El propietario del taxi en el quehuyeron los asesinos fue encontra-do maniatado en el maletero de supropio vehículo, abandonado en elmonte de San Marcial, el mismolugar donde le robaron el vehículoa punta de pistola.

A las seis menos diez de la tarde del 26 de octubre de 1983, ETAasesinaba en la localidad guipuzcoana de Irun a Lorenzo MendizabalIturrarte, soltero, de 34 años, copropietario de la carnicería Biona, de

esta localidad. Dos hombres muy jóvenes que entraron en su carnicería le dispararon a quemarropa, sin mediar palabra. Lorenzo

cayó abatido con un total de ocho impactos en el cuerpo.

LORENZO MENDIZABALITURRARTEIrún-Irun (Gipuzkoa), 26 de octubre de 1983Carnicero

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Los disparos alcanzaron al tenien-te de navío en el cráneo y en la

cara, a la altura del maxilar inferior yfalleció durante el traslado al hospitalcivil de Basurto, en cuyo depósitojudicial ingresó el cadáver a las 22.45horas.

Inmediatamente se presentaron en elhospital el gobernador civil de Bizkaia,Julián San Cristóbal, el gobernadormilitar, Francisco Arnáez Torre, y elcomandante jefe de Marina de la pro-vincia, Enrique Segura, junto a variosoficiales de Marina.

El funeral se celebró en la parroquia

de San Vicente Mártir, próxima a laComandancia de Marina de Bermeo,donde se instaló la capilla ardiente.

El teniente Antonio de Vicente habíanacido en Galicia en 1931, y al pare-cer sólo llevaba cuatro meses en eldestino en la Comandancia deBermeo. Tenía 52 años , estabacasado y dejó seis hijos.

El alcalde de la localidad, RamónBilbao, condenó esa misma noche elatentado y convocó un pleno extraor-dinario del ayuntamiento, que se reu-nió de forma extraordinaria y urgentepara tratar sobre el atentado.

A las diez menos cuarto de la noche del 12 de noviembre de 1983, ETAasesinaba en la localidad vizcaína de Bermeo al teniente de navíoAntonio de Vicente Comesaña, que trabajaba como ayudante de la

Comandancia de Marina de Bermeo. Dos jóvenes le dispararon dos tiroscuando se dirigía caminando hacia su domicilio por el parque de

Bermeo.

A las tres y media de la madrugada del 26 de noviembre de 1983, ETAasesinaba a tiros en Vitoria a José Antonio Julián Ballano, propietario de

clubes nocturnos.Cuando se dirigía a cerrar uno de sus locales. José Antonio recibió

cinco balazos que le causaron la muerte instantánea.

ANTONIO DE VICENTE COMESAÑABermeo (Bizkaia), 12 de noviembre de 1983Militar (Teniente de navío)

JOSÉ ANTONIO JULIÁN BALLANO Vitoria (Alava), 26 de noviembre de 1983Propietario de clubes nocturnos

La víctima, natural de la provinciade Oviedo y residente en la capi-

tal bilbaína, estaba casado y fre-cuentaba el local, ubicado en lacalle Bailén, próxima a la estaciónde ferrocarril, en donde solía prestarservicios en la barra como camare-ro.

Poco antes de las 20.00 horas,cuando el bar se encontraba aba-rrotado de gente, un joven alto y conbigote, a cara descubierta y empu-ñando una pistola, según descrip-ciones de testigos presenciales,irrumpió en el interior gritando: "Alto,que nadie se mueva".

En ese momento Ángel Martínez seencontraba en el interior del mostra-dor charlando con el encargado delservicio. El agresor apuntó directa-mente contra Ángel disparándoledos tiros en la cabeza.Inmediatamente se dio a la fugaacompañado de otro joven que leesperaba en la puerta.

En la pared del establecimiento sepodían distinguir las huellas de losdos impactos de bala. En el suelo se

recogieron casquillos del calibre 9milímetros parabellum.

Las personas que en esos momen-tos se encontraban en el interior delbar, no pudieron reaccionar ante larapidez con que se produjeron loshechos.

Algunos de los presentes comenta-ron que el asesino se había dirigidodirectamente a Ángel Martínez, sinvacilaciones. "Iban a por él", insis-tieron.

La víctima, que estaba actualmenteen paro, pero frecuentaba el bar dela mencionada Hermandad, paratrabajar ocasionalmente. Se leconocía con el apodo de El paraca,ya que realizó el servicio militarcomo paracaidista.

El presidente de la Hermandad,José María Maderal, fue asesinadohace cuatro años por la organiza-ción terrorista ETA, y hace algo másde un año había estallado unabomba en el interior del local.

A última hora de la tarde del 9 de noviembre de 1983, un comando deETA asesinaba en Bilbao a Ángel Martínez Trelles, de 31 años de edad.Un joven le disparó a bocajarro en el interior del bar de La Hermandadde Antiguos Caballeros Legionarios donde trabajaba como camarero.

ÁNGEL MARTÍNEZ TRELLESBilbao (Bizkaia), 9 de noviembre de 1983Camarero de la Hermandad de Legionarios

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naba el bar, y a continuación huye-ron en un Renault 5, robado a puntade pistola horas antes en el mismopueblo de Zegama a su propietario,un joven de la localidad vecina deIdiazabal, que estaba acompañadode un amigo.

Francisco Javier Collado cayó debruces a la acera con el cráneo des-trozado por tres impactos de bala ycon un cuarto impacto en el pecho.Una bala se incrustó en un marco dela puerta del bar y otra bala, rebota-da, hirió en un tobillo a Juan SarraoaGallastegui, que se encontraba enel local.

Testigos del hecho indicaron que losdisparos fueron realizados desde elinterior del bar y que uno de susautores era un joven moreno, conpelo rizado y de mediana estatura.

El establecimiento se encontrabamuy concurrido a esa hora, y estacircunstancia impidió a la granmayoría de las personas darsecuenta del suceso.

Probablemente, los asesinos cono-cían la costumbre de su víctima dedetenerse en el citado bar paratomar el aperitivo antes de irse acomer.

Una hermana de la víctima indicóque Francisco Javier Collado, natu-ral de Zegama, se dedicaba profe-sionalmente a la compra y venta deautomóviles usados, y afirmó igno-rar que hubiera sido amenazado poralguna organización terrorista.

Vecinos de la localidad describieron

a la víctima como un hombre nor-mal, aficionado a la caza y muy rela-cionado en el pueblo.

Condena del Ayuntamiento

La corporación del Ayuntamiento deZegama, compuesta por ocho con-cejales del PNV y uno de una agru-pación independiente, aprobó esamisma tarde, en el transcurso de unpleno extraordinario, una moción decondena por el asesinato, e hizo unllamamiento enérgico a las organi-zaciones y grupos que practican laviolencia para que desistan de suactitud.

Los funerales por el alma deFrancisco Javier se celebraron aldía siguiente, a las siete de la tardeen la iglesia de Zegama, con laassistencia de gran número de ami-gos y familiares.

Poco antes del atentado, los terro-ristas abandonaron al propietariodel R-5 amarillo, y al joven que leacompañaba, en un pinar situado atres kilómetros del casco urbano.Según manifestaron los dos jóve-nes, los terroristas les advirtieronque no avisaran de lo ocurrido hastapasadas las tres de la tarde, y a con-tinuación se alejaron del lugar sinmaniatarles.

Los miembros del comando habla-ban entre ellos preferentemente encastellano y las pocas palabras queintercambiaron en euskera las pro-nunciaron con un acento distinto alhabla de la zona.

El atentado de produjo cuandoJOsé Antonio Julián, que había

salido de la sala de fiestas Liberty,que se encontraba en la carreterade Vitoria a Logroño, y se dirigía alotro local que tenía, el Barbacoa enla carretera de Vitoria a Pamplona,a la altura del aeropuerto viejo.

Los clientes y empleados de esteúltimo club escucharon los dispa-ros y, cuando salieron, sólo encon-traron a José Antonio con mediocuerpo fuera del automóvil y convarios impactos de bala. El autor oautores del atentado no fueron vis-tos y se desconoce el modo en quellegaron y se dieron a la fuga, yaque no hubo testigos presencialesdel crimen.

En el lugar del suceso la Policía haencontró cinco casquillos del calibre9 milímetros parabellum, marca SF.

Cuando lo encontraron José Antonio

ya estaba muerto. Al parecer, no ledio tiempo a salir del Mercedes 350matrícula M-47764, de su propiedad,que había dejado aparcado en laparte trasera del club. A las 5. 15horas se personó el juez en el lugardel crimen y ordenó el levantamientodel cadáver y su traslado al InstitutoAnatómico Forense, donde se lepracticó la autopsia.

José Antonio Julián Ballano tenía 43años de edad. Había nacido enAlarba, provincia de Zaragoza y vivíaen Vitoria desde hacía muchos años.Los dos clubes que poseía solíantener atracciones y eran los másconocidos en Vitoria. Tenían chicasde alterne.

Fuentes del Gobierno civil de Vitoriadijeron que se desconocía si Ballanotenía alguna militancia política, o siestaba relacionado con negociosque pudieran dar lugar a algún ajus-te de cuentas.

Por la espalda y a bocajarro, losterroristas dispararon sus pisto-

las contra Francisco Javier Colladoen el momento en que éste abando-

FRANCISCO JAVIER COLLADO AZURMENDICegama-Zegama (Gipuzkoa), 8 de diciembre de 1983Ciudadano

A las dos menos cuarto de la tarde del 8 de diciembre de 1983, uncomando de ETA compuesto por dos individuos, asesinaban a tiros en elbar Baztertxo de la localidad guipuzcoana de Zegama al vecino de estalocalidad Francisco Javier Collado Azurmendi, de 37 años, casado, con

tres hijos de edades comprendidas entre los 9 y los 12 años. El asesinato se realizó ante la presencia de varias decenas de personas.

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Los dos policías pertenecían a lacompañía de reserva de Valencia,

destinada en el País Vasco desdehacía dos semanas, y en el momen-to de ser atacados paseaban a piepor el Bulevar donostiarra, una zonacéntrica de San Sebastián, cumpli-mentando un servicio rutinario devigilancia ciudadana.

Tras el atentado, los terroristas huye-ron con celeridad en un coche de lapolicía municipal de San Sebastián,haciendo sonar la sirena del vehículopara salvar los obstáculos del tráficoy burlar los controles policiales quecerraron minutos después la ciudad.

Previamente, el comando terroristahabía reducido a dos policías munici-pales que se desplazaron en su vehí-culo a la zona del tiro de pichón, en elmonte Ulía, atendiendo a una llama-da recibida en la inspección munici-pal, en la que se indicaba que unhombre desnudo se encontraba enese lugar.

Los dos guardias municipales, queiban desarmados, fueron encañona-dos, reducidos y atados a unos árbo-

les, y a continuación los terroristas seapoderaron de los uniformes y delvehículo municipal, un Seat 1430blanco, matrícula SS-4699-C, quefue localizado tras el atentado en lacalle de la Salud, en el barrio deAmara. La policía encontró en el vehí-culo dos armas cortas, al parecer, lasmismas utilizadas en el atentado.

Testigos del asesinato han manifes-taron que los dos falsos agentesmunicipales descendieron del vehí-culo y se colocaron tras sus víctimasdisparándoles desde muy cerca a lacabeza.

Eduardo Navarro y ClementeMedina, cayeron fulminados sobre laacera, mientras sus asesinos huían,pistola en mano, hasta alcanzar elcoche robado a la policía municipal.

Una de las balas rozó en un hombroa un vecino de San Sebastián,Presencio Martínez Lecumberri, y almenos tres personas sufrieron crisisnerviosas y tuvieron que ser asistidasen centros sanitarios.

Un policía nacional, compañero de

Pablo Garraza, de 59 años deedad, fue secuestrado, interro-

gado y asesinado por un comandode ETA militar que abandonó des-pués su cuerpo en una cunetasituada en las proximidades delcementerio nuevo de Errenteria.

El cadáver fue localizado pormiembros de la Policía Municipalde esta localidad a las oncemenos cuarto de la noche, cuaren-ta y cinco minutos después de queun autodenominado portavoz deETA militar llamara al diario Eginavisando de que habían "ejecuta-do al famoso chino, después deinterrogarle".

El comunicante señaló el lugarexacto donde se encontraba elcuerpo.

Un único disparo

Pablo Garraza, casado, natural deAllo (Navarra) y domiciliado en elnúmero 7 de la calle de Harri-iturri,fue asesinado por un único dispa-ro en la cabeza, efectuado a cortí-sima distancia.

Según fuentes de la central deasistencia en carretera DYA(Detente y Ayuda), cuyos miem-bros acudieron al lugar alertadospor el diario Egin, el cuerpo deltaxista presentaba un orificio deentrada en la parte posterior de laoreja izquierda, con salida en lafrente, y su muerte debió de serinstantánea.

En el lugar donde fue encontradoel cadáver no se ha localizadocasquillo alguno, lo que induce apensar que el asesinato fue come-tido en un punto distinto, quizás enel interior del propio vehículo utili-zado por el comando terrorista.

Pablo Garraza estaba consideradoen determinados ambientes, comoun persona relacionada con asun-tos de drogas. Minutos antes de las doce de lanoche del 9 de diciembre, el juezordenó el levantamiento del cadá-ver, que conservaba el documentonacional de identidad.

A las diez de la noche del 9 de diciembre de 1983, ETA asesinaba aPablo Garraza, un taxista retirado que residía en la localidad

guipuzcoana de Errenteria.

PABLO GARRAZAGARCÍARentería-Errentera (Gipuzkoa), 9 de diciembre de 1983Taxista

EDUARDO NAVARRO CAÑADASSan Sebastián-Donostia (Gipuzkoa), 15 de diciembre de 1983

Policía Nacional

A las doce menos cuarto de la mañana del 15 de diciembre de 1983, dosmiembros de ETA, disfrazados de policías municipales, asesinaban al policíanacional Eduardo Navarro y herían de gravedad a su compañero, ClementeMedina. Ambos agentes, que realizaban una patrulla a pie por las calles de

San Sebastián, fueron tiroteados por dos etarras que habían descendido de unvehículo de la Policía Municipal donostiarra, robado horas antes a miembros

de este cuerpo.

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El hallazgo del cadáver deFrancisco Arin se realizó des-

pués de que un hombre, a travésde una llamada telefónica en nom-bre de los Comandos AutónomosAnticapitalistas (CAA), informara aldiario Egin del lugar exacto dondese encontraba.

Uno de los hijos del fallecido decla-ró que sobre las siete de la tarde,dos desconocidos se presentaronen el domicilio familiar, situado enel paseo de Zumalacarregui, 12, dela localidad de Tolosoa y pregunta-ron por Francisco Arin a su esposay a uno de los hijos, que en esemomento se encontraban en elpiso.

Al ser informados de que estabaausente, los desconocidos decidie-ron esperarle. Cuando FranciscoArin apareció al cabo de una hora,los dos hombres se lo llevaron con-sigo.

ETA y los Comandos le reclama-ban el impuesto revolucionaro

Los Comandos Autónomos, habíantratado, en vano, de cobrar aFrancisco Arín el impuesto revolu-cionario pero éste había manteni-do, meses atrás, gestiones y con-tactos para comunicarles que notenía dinero suficiente como parapagar la cantidad exigida.

Según fuentes próximas a la fami-lia, Franciscoo había recibido tam-bién una petición en igual sentidode ETA militar, si bien consiguió deesta organización un aplazamientopara pagar.

servicio de las víctimas, salió en per-secución de los terroristas disparan-do su arma en dirección al coche dela policía municipal.

Desconcertados

Según testigos, varios policías más,miembros de la dotación de una fur-goneta aparcada junto a la puertadel mercado de La Brecha, a 30metros del lugar del asesinato, aun-que fuera del ángulo de visión deese punto, no reaccionaron hastamucho más tarde, y cuando lo hicie-ron, uno o dos minutos después, die-ron muestras de sentirse sumamen-te desconcertados.

El atentado se produjo a la puerta delcomercio Sederías de Oriente, cuyasempleadas intentaron evitar que lospolicías se desangraran, taponandocon toallas sus heridas.

Una de estas empleadas relató así elsuceso: "Oímos varios disparos, cua-tro o cinco, y al mirar al ventanalvimos caer a los policías que habíanestado paseando por delante delcomercio. Un hombre que tenía ras-gada la gabardina y la cazadora en elhombro, porque le había rozado unabala, vino a refugiarse en la tienda, ytambién un matrimonio en plena cri-sis nerviosa. Al poco rato salimos aver a los heridos, y era horrible".

"Uno de los heridos", prosigue la ven-dedora, "pobrecito, sangraba por laboca, las orejas y los ojos, y no semovía, no decía nada. El otro intentólevantarse, pero volvió a caerse;había ya un gran charco de sangre ynosotras trajimos toallas para cortar

las hemorragias. Uno de ellos semetía la mano en la boca, porque porlo visto la bala le había atravesado elpaladar. Enseguida, llegó un chicojoven que dijo que era médico, y nosordenó que no moviéramos a uno delos heridos, al que parecía estar peor.Luego vinieron más policías, pero laambulancia no apareció hasta muchodespués".

Eduardo Navarro falleció poco des-pués a consecuencia del balazo querecibió en la nuca, y su compañerofue ingresado en grave estado. Labala penetró en su región cervical, ysalió por la boca.

El charco de sangre que indicaba elpunto del atentado, fue cubierto conserrín poco después, y decenas depersonas se agolpaban en el lugarcomentando las características deeste atentado, perpetrado ante dece-nas de testigos y a pocos metrosdonde se sitúan las paradas de auto-buses urbanos.

El herido leve por la rozadura de unabala fue asistido en la Casa deSocorro, y posteriormente trasladadoa su domicilio, al igual que las perso-nas que sufrieron ataques de nerviosa la vista del aspecto de los heridos.

El funeral por el alma de Eduardo secelebró al día siguiente 16 de diciem-bre en la iglesia donostiarra del BuenPastor, con asistencia del ministro delInterior, José Barrionuevo.

El 15 de diciembre de 1983, Los Comandos AutónomosAnticapitalistas, asesinaban en la localidad guipuzcoana de Irura a

Francisco Arin Urquiola, de 48 años, alto cargo de la empresaConstrucciones Electromecánicas Irura. Francisco fue encontrado por

la noche en el interior del maletero de un vehículo estacionado enIrura.

FRANCISCO ARIN URQUIOLATolosa (Gipuzkoa), 15 de diciembre de 1983Alto cargo de Construcciones Electromecánicas Irura.

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16-05-1980 - Francisco Puig Mestre...............................................................4116-05-1980 - Francisco Ramón Ruiz Fernández............................................4116-05-1980 - Ceferino Peña Zubia .................................................................4215-06-1980 - Ángel Postigo Megías ...............................................................4719-06-1980 - José Pablo García Lorenzo.......................................................4820-06-1980 - Julio Santiago Expósito Pascual ...............................................4925-06-1980 - Luís Hergueta Guinea ...............................................................4928-06-1980 - Justino Quindos López..............................................................5228-06-1980 - Elio López Cameron..................................................................5228-07-1980 - Julio Muñoz Grau ......................................................................5202-06-1980 - Joaquín Becerra Calvente.........................................................5313-07-1980 - Antonio Gómez Ramos .............................................................5413-07-1980 - Aureli Navío Navío.....................................................................5418-07-1980 - Ramón LedoTaboada ................................................................5522-07-1980 - Francisco López Bescos ...........................................................5602-08-1980 - Mario González Blasco .............................................................5803-09-1980 - Antonio Fernández Guzmán......................................................5906-09-1980 - Basilio Fernándezde Arroyabe ..................................................6113-09-1980 - José María Urquizu Goyoaga....................................................6320-09-1980 - Maniano González Huergo........................................................6420-09-1980 - Miguel Hernández Espigares ....................................................6420-09-1980 - Alfonso Martínez Bella...............................................................6420-09-1980 - Antonio García Argente .............................................................6429-09-1980 - José Ignacio Ustaran Ramírez ..................................................6602-10-1980 - Benito Morales Fabián ..............................................................6702-10-1980 - Ramón Coto Abad .....................................................................6803-10-1980 - Jesús Hernando Ortega ............................................................6903-10-1980 - José Antonio Merenciano Ruiz..................................................6903-10-1980 - Sergio Canal Canal ...................................................................6904-10-1980 - José Luís Vázquez Platas .........................................................7104-10-1980 - Alberto Negro Viguera ...............................................................7104-10-1980 - Andrés Guerra Pereda ..............................................................7107-10-1980 - Carlos García Fernández ..........................................................7213-10-1980 - Lorenzo Motos Rodríguez .........................................................7323-10-1980 - Juan Manuel García Cordero ....................................................7523-10-1980 - Jaime Arrese Arizmendiarrieta ..................................................7723-10-1980 - Felipe Extremiana Unanue........................................................8029-10-1980 - Juan Carlos Fernández Aspiazu ...............................................80

ÍNDICE

Año 1980

05-01-1980 - Jesús García García ...................................................................209-01-1980 - Sebastián Arroyo González.........................................................310-01-1980 - Jesús María Velasco Zuazola .....................................................414-01-1980 - Francisco Moya Jiménez.............................................................819-01-1980 - José Miguel Palacios Domínguez ...............................................923-01-1980 - Alfredo Ramos Vázquez............................................................1225-01-1980 - Luís Domínguez Jiménez..........................................................1227-01-1980 - Juan Manuel Román Moreno ....................................................1301-02-1980 - Victorino Villamor González ......................................................1501-02-1980 - Antonio Marin Gamero ..............................................................1501-02-1980 - José Martínez Pérez Castillo.....................................................1501-02-1980 - José Gómez Trillo......................................................................1501-02-1980 - José Gómez Martian .................................................................1501-02-1980 - Alfredo Díez Marcos ..................................................................1508-02-1980 - Miguel Rodríguez Fuentes ........................................................1808-02-1980 - Ángel Astuy Rodríguez..............................................................1915-02-1980 - Ignacio Arocena Arbelai.............................................................1917-02-1980 - Mario Cendán Gaimonde ..........................................................2020-02-1980 - Eugenio Saracibar González de Durana...................................2118-03-1980 - José Luís Ramírez Villar ...........................................................2124-03-1980 - Dámaso Sánchez Soto..............................................................2524-03-1980 - José Artero Quiles .....................................................................2525-03-1980 - Enrique Aresti Urien ..................................................................2629-03-1980 - José María Piris Carballo ..........................................................2806-04-1980 - Francisco Pascual Andreu.........................................................3006-04-1980 - Florentino Lopetegui Barjacoba ................................................3013-04-1980 - Eugenio Lázaro Valle.................................................................3116-04-1980 - Luís Martos García....................................................................3316-04-1980 - José Torralba López ..................................................................3328-04-1980 - Rufino Muñoz Alcalde................................................................3408-05-1980 - José María Espinosa Viscarret..................................................3609-05-1980 - José Antonio Moreno Nuñez .....................................................3712-05-1980 - Ramón Baglieto Martínez..........................................................3915-05-1980 - Dionisio Villadangos Calvo ........................................................4015-05-1980 - José Manuel Rodríguez Fontana ..............................................4015-05-1980 - Jesús Holgado Sabio ................................................................40

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TT OOMMOO IIII EE TTAA--CCOOMMAANNDDOOSS AAUUTTîÓ NNOOMMOOSS AANNTTIICCAAPPIITTAALLIISSTTAASS-- ((11998800 --1199 8833)) TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

31-10-1980 - Juan de Dios Doval de Mateo ...................................................8131-10-1980 - José María Pérez de Orueta .....................................................8303-11-1980 - Arturo López Hernández............................................................8403-11-1980 - Julio César Castillejo Pérez.......................................................8403-11-1980 - Modesto García Lorenzo ...........................................................8403-11-1980 - Ángel Retamar Nogales ............................................................8404-11-1980 - Miguel Lasa Arruabarrena .........................................................8506-11-1980 - José Alberto Lisalde Ramos ......................................................8606-11-1980 - Sotero Mazo Figueras ...............................................................8612-11-1980 - Miguel Zunzunegui Arratibel ......................................................8714-11-1980 - Vicente Zorita Alonso.................................................................8817-11-1980 - Juan García León ......................................................................9021-11-1980 - Aurelio Prieto Prieto...................................................................9127-11-1980 - Manuel Garciarena Baraibar .....................................................9227-11-1980 - Miguel Ángel San Martín Fernández.........................................9502-12-1980 - Carlos Fernández Valcárcel ......................................................9606-12-1980 - Ignacio Lasa Errezola................................................................9711-12-1980 - José Javier Moreno Castro........................................................98

Año 1981

03-01-1981 - Joaquín Martínez Simón ...........................................................9905-01-1981 - Antonio Díaz García ..................................................................9914-01-1981 - José Luís Oliva Hernández .....................................................10017-01-1981 - Leopoldo García Martín...........................................................10106-02-1981 - José María Ryan Estrada........................................................10205-03-1981 - José Luís Raymundo Moya.....................................................10619-03-1981 - Ramón Romeo Rotaeche........................................................10921-03-1981 - José Luís Prieto Gracia ...........................................................11027-03-1981 - Juan Costas Otamendi ............................................................11208-04-1981 - Vicente Sánchez Vicente.........................................................11309-04-1981 - Francisco Francés Garzón ......................................................11414-04-1981 - Oswaldo Rodríguez Fenández ................................................11614-04-1981 - Luís Cadarso san Juan............................................................11814-04-1981 - José María Latiegui Balmaseda ..............................................12007-05-1981 - Guillermo Tevar Saco ..............................................................12007-05-1981 - Antonio Nogueira García .........................................................12007-05-1981 - Manuel Rodríguez Taboada ....................................................120

14-05-1981 - José Olaya de la Flor ..............................................................12214-05-1981 - Manuel Sánchez Borrallo ........................................................12205-06-1981 - Esteban Álvarez Merallo .........................................................12416-06-1981 - María José García Sánchez....................................................12522-06-1981 - Luís de la Parra Urbaneja .......................................................12624-06-1981 - Ignacio Urbarguchi Erostabe...................................................12824-06-1981 - Juan Manuel Martínez Castaños.............................................12824-06-1981 - Pedro Conrado Martínez Castaños.........................................12826-06-1981 - Antonio Murillo Cachón ...........................................................13005-07-1981 - Luís Miranda Blanco................................................................13105-07-1981 - Magín Fernández Ferrero .......................................................13310-07-1981 - Joaquín Gorjón González........................................................13514-07-1981 - Ovidio Ferreira Martín .............................................................13725-07-1981 - Félix Galíndez LLano ..............................................................13817-10-1981 - Santiago González de Paz......................................................13926-11-1981 - Manuel Hernández Seisdedos ................................................141

Año 1982

27-01-1982 - Benigno García Díaz ...............................................................14316-02-1982 - José Fragoso Martín ...............................................................14516-02-1982 - Benjamín Fernández Fernández.............................................14515-03-1982 - Modesto Martín Sánchez ........................................................14722-03-1982 - Agustín Martínez Pérez ...........................................................14822-03-1982 - Alfonso Maside Bouzo ............................................................14822-03-1982 - Cristina Mónica Illarmendi .......................................................14826-03-1982 - Enrique Cuesta Jiménez .........................................................15326-03-1982 - Antonio Gómez García ............................................................15330-03-1982 - Ramiro Carasa Pérez..............................................................15617-04-1982 - Vicente Luís Garcera López....................................................16102-05-1982 - Pablo Fernández Rico.............................................................16405-05-1982 - Ángel Pascual Mugica.............................................................16514-05-1982 - Antonio Huegun Aguirre ..........................................................16703-06-1982 - Daniel Enríquez García ...........................................................16805-06-1982 - Rafael Vega Gil .......................................................................17013-06-1982 - José Luís Fernández Pernas ..................................................17130-06-1982 - José Aybar Yañez....................................................................17204-07-1982 - Juan García González.............................................................174

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16-07-1982 - Alberto López jaureguizar Poncela..........................................17625-08-1982 - Vicente Gómez Duarte ............................................................17925-08-1982 - Miguel Garrido Romero ...........................................................17927-08-1982 - José Luís Baraona Zorrila .......................................................18127-08-1982 - Francisco Javier Angulo Fernández ........................................18214-09-1982 - Jesús Ordóñez Pérez..............................................................18214-09-1982 - Alfonso Cedillo Toscano ..........................................................18214-09-1982 - Alfonso López Fernández........................................................18214-09-1982 - Juan Seronero Sacristán.........................................................18222-09-1982 - Emilio Fernández Arias ...........................................................18405-09-1982 - Juan Carlos Ribeiro de Aguia Malda.......................................18508-10-1982 - Alberto Toca Echevarría ..........................................................18609-10-1982 - José Jiménez Mayoral.............................................................18715-10-1982 - Gregorio Hernández Corchete ................................................18921-10-1982 - César Uceda Vera ...................................................................19022-10-1982 - Domingo Javier García González ...........................................19131-10-1982 - Francisco González Ruiz ........................................................19204-11-1982 - Víctor Lago Román..................................................................19216-11-1982 - Carlos Manuel Patiño Casanova .............................................19612-12-1982 - Juan Ramón Joya Lago ..........................................................19729-12-1982 - Manuel López Fernández........................................................19829-12-1982 - Juan Manuel García Mencia ...................................................198

Año 1983

02-02-1983 - Miguel Mateo Pastor ...............................................................20005-02-1983 - Ramón Iturriondo García.........................................................20105-02-1983 - Aníbal Izquierdo Emperador....................................................20105-02-1983 - Benicio Alonso Gómez ............................................................20112-02-1983 - Patricia Llanillo Borbolla ..........................................................20520-03-1983 - Luís Manuel Allende Porrua ....................................................20625-03-1983 - Ramón Martínez García ..........................................................20727-03-1983 - Aniano Sutil Pelayo .................................................................21004-05-1983 - María Dolores ledo García ......................................................21104-05-1983 - Pedro Barquero González .......................................................21104-05-1983 - Julio segarra Blanco ................................................................21128-05-1983 - Fidel Lázaro Aparicio...............................................................21428-05-1983 - Juan Antonio Marcos González...............................................21407-06-1983 - Francisco Machio Marcos .......................................................216

14-06-1983 - Eduardo Vadillo Vadillo............................................................21622-06-1983 - Juan Maldonado Moreno.........................................................21823-06-1983 - Emilio Juan Casanova López..................................................21927-06-1983 - Jesús Blanco Cereceda ..........................................................22113-07-1983 - Manuel Francisco García San Miguel .....................................22323-07-1983 - Ramiro Salazar Suso ..............................................................22331-07-1983 - Rafael Gil Marin.......................................................................22431-02-1983 - Enrique Rua Díaz ....................................................................22405-08-1983 - Manuel Peroníe Díez...............................................................22705-09-1983 - Arturo Quintanilla Salas...........................................................23006-09-1983 - Julián Alberdi Igartua...............................................................23116-09-1983 - Pablo Sánchez César..............................................................23203-10-1983 - Manuel Benito José.................................................................23408-10-1983 - José Pulido Pavon...................................................................23513-10-1983 - Ángel Flores Jiménez..............................................................23515-10-1983 - Alfredo Jorge Suar Muro .........................................................23715-10-1983 - José Reyes Corchado Muñoz .................................................23819-10-1983 - Alberto Martín Barrios..............................................................23920-10-1983 - Cándido Cuña González .........................................................24126-10-1983 - Lorenzo Mendizabal Iturrarte ..................................................24205-11-1983 - Manuel Carrasco Merchán ......................................................24309-11-1983 - Ángel Martínez Trelles.............................................................24412-11-1983 - Antonio de Vicente Comesaña ................................................24526-11-1983 - José Antonio Julián Ballano.....................................................24508-12-1983 - Francisco Javier Collado Azurmendi .......................................24609-12-1983 - Pablo Garraza García .............................................................24815-12-1983 - Eduardo Navarrro Cañadas ....................................................24915-12-1983 - Francisco Arin Urquiola ...........................................................251

TT OOMMOO IIII EE TTAA--CCOOMMAANNDDOOSS AAUUTTîÓ NNOOMMOOSS AANNTTIICCAAPPIITTAALLIISSTTAASS-- ((11998800 --1199 8833)) TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

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A.D.D.H.Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana

Giza Duntasunaren Aldeko Elkartea

Dirección de Atención a las Víctimas delTerrorismo

Terrorismoaren Biktimei Laguntzeko Zuzendaritza

PaZ

Este libro pretende ser una pequeña y humilde aportación a lo que en elfuturo, cuando llegue la paz, será el gran libro del recuerdo y la dignidadde todas las personas a quienes les fue arrebatada su vida por causa de la

violencia política, que tendrá que escribirse en Euskadi, quizás con lasaportaciones de sus propios familiares, dando a conocer su aspecto más

humano.Hasta entonces, con el fin de mantener vivo el testigo de su memoria,

queremos, al menos, dar a conocer quiénes eran, cuál fue su profesión ycómo transcurrieron los últimos instantes de su vida, ciertamente la página

más difícil, pero también sin duda, la que más claramente refleja el absurdo y el sinsentido de la violencia, de todo tipo de violencia.

EUSKO JAURLARITZA

GOBIERNO VASCO

TOMO I: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1968-1979)

TOMO II: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1980-1983)

TOMO III: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1984-1991)

TOMO IV: ETA-COMANDOS AUTÓNOMOS ANTICAPITALISTAS- (1992-2007)

TOMO V: GRUPOS ANTITERRORISTAS DE LIBERACIÓN.G.A.L. (1983-1987)

TOMO VI: BATALLÓN VASCO ESPAÑOL. B.V.E. (1978-1980)

TOMO VII: GRUPO DE RESISTENCIA ANTIFASCISTA PRIMERO DE OCTUBRE. GRAPO (1975-2006)

TOMO VIII: OTRAS BANDAS TERRORISTAS.TRIPLE A, EXTREMADERECHA, GAE (GRUPO ANTI ETA), TERRORISMO ISLAMISTA, IRAULTZA, INCONTROLADOS....(1975-2004)