cosecha de maíz

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1 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Centro Regional Entre Ríos Estación Experimental Agropecuaria Concepción del Uruguay Cosecha de maíz Técnicas prácticas para la regulación y calibración de la cosechadora y su cabezal maicero Ing. Agr. M.Sc. Hernán Ferrari; Ing. Sist. M.Sc. María Cecilia Ferrari 1 ; Ing. Agr. Federico Sanchez 2 ; Ing. Agr. Gastón Urretz Zavalía 2 ; Ing. Agr. M.Sc. Mario Bragachini 2 Las evaluaciones de pérdidas durante el proceso de cosecha de maíz, han demostrado que la eficiencia de recolección del cabezal es la clave para reducir pérdidas dado que en promedio el 72% de las pérdidas por cosechadora se debe a la recolección y el 28% a la trilla, separación y limpieza (Imagen 1). Imagen 1. Donde se producen las pérdidas en la cosecha de Maíz. Fuente: INTA PRECOP, 2008. Cuando estos porcentajes son alterados, aumentando las pérdidas por la cola de la cosechadora, la causa generalmente es por mala regulación del cabezal (excesivo corte de plantas y aumento del índice de alimentación no grano) también puede contribuir el mal estado del cultivo (vuelco por causas climáticas o bien por ataque de gusanos perforadores de tallo). Del 100% de las pérdidas por cabezal, el 82% es por desgrane de espigas y ello se debe a una mala regulación de las chapas espigadoras o bien a un cultivo de plantas y espigas muy desuniformes en su tamaño, cosechado con un cabezal sin kit de chapas espigadoras regulables 1 Grupo Mecanización Agrícola – GMA. Proyecto PRET ERIOS 1263103. INTA – EEA Concepción del Uruguay. 2 Grupo Cosecha. Proyectos: PNAIyAV – PE Cosecha de Granos 1130023. INTA - EEA Manfredi.

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1

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Centro Regional Entre Ríos

Estación Experimental Agropecuaria Concepción del Uruguay

Cosecha de maíz

Técnicas prácticas para la regulación y calibración de la cosechadora y su

cabezal maicero

Ing. Agr. M.Sc. Hernán Ferrari; Ing. Sist. M.Sc. María Cecilia Ferrari1; Ing. Agr. Federico Sanchez

2; Ing. Agr.

Gastón Urretz Zavalía2; Ing. Agr. M.Sc. Mario Bragachini

2

Las evaluaciones de pérdidas durante el proceso de cosecha de maíz, han demostrado que la

eficiencia de recolección del cabezal es la clave para reducir pérdidas dado que en promedio el

72% de las pérdidas por cosechadora se debe a la recolección y el 28% a la trilla, separación y

limpieza (Imagen 1).

Imagen 1. Donde se producen las pérdidas en la cosecha de Maíz. Fuente: INTA PRECOP, 2008.

Cuando estos porcentajes son alterados, aumentando las pérdidas por la cola de la cosechadora,

la causa generalmente es por mala regulación del cabezal (excesivo corte de plantas y aumento

del índice de alimentación no grano) también puede contribuir el mal estado del cultivo (vuelco

por causas climáticas o bien por ataque de gusanos perforadores de tallo).

Del 100% de las pérdidas por cabezal, el 82% es por desgrane de espigas y ello se debe a una

mala regulación de las chapas espigadoras o bien a un cultivo de plantas y espigas muy

desuniformes en su tamaño, cosechado con un cabezal sin kit de chapas espigadoras regulables

1 Grupo Mecanización Agrícola – GMA. Proyecto PRET ERIOS 1263103. INTA – EEA Concepción del Uruguay.

2 Grupo Cosecha. Proyectos: PNAIyAV – PE Cosecha de Granos 1130023. INTA - EEA Manfredi.

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desde la cabina del operador, o bien, un operario desmotivado para realizar las regulaciones

convenientes.

A continuación se presenta una serie de regulaciones y calibraciones prácticas del cabezal

maicero y su correspondiente cosechadora para reducir los niveles de pérdidas de granos,

aumentar la longevidad de los componentes y reducir el consumo de combustible.

REGULACIÓN DE LAS CHAPAS CUBRE ROLOS O ESPIGADORAS

Para regular las chapas cubre rolos se deberá buscar manualmente del lote 3 dimensiones de

espigas, una espiga pequeña (normalmente asociada a plantas dominadas), 3 espigas promedio y

la planta de una espiga grande. Con ellas se realizará la regulación inicial de las chapas cubre rolos.

Para el ajuste se dejará una luz de chapas que impida que las espigas promedio pasen por ella y

que la planta de la espiga grande cruce holgadamente por medio de dicha luz. Es probable que al

realizar esta práctica se compruebe que cuando se hace la prueba con la espiga pequeña gran

parte de esta pasa por la luz que quedó entre las chapas. Ante esta situación no se debe

desesperar ya que será preferible que esto suceda, lo cual aumentará un 0,5 – 0,7 % las pérdidas

de cosecha y no que, por querer retenerlas, las chapas corten las plantas de mayor diámetro y se

duplique la pérdida por cola y se incremente entre un 3 y 5 % el consumo de gasoil de la

cosechadora. La condición ideal sería que las espigas pequeñas no pasen y que las plantas de las

más grandes crucen holgadamente.

ZONA DE ESPIGUE DE MAÍZ

El posicionamiento correcto de la zona de desprendimiento de la espiga sobre las chapas cubre

rolos es de gran importancia para evitar que las espigas post desprendimiento caigan fuera del

cabezal. Para poder situar la zona correcta de desprendimiento se deberá dividir a la chapa cubre

rolo en 4 secciones, ascendente de adelante hacia atrás, debiéndose producir el desprendimiento

en la tercera sección (Imagen 2).

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Imagen 2. Secciones de espigue de maíz.

Un estudio realizado por el Grupo de Mecanización Agrícola (GMA) de la EEA INTA Concepción del

Uruguay demuestra que, si las espigas se desprenden en la 1º sección de las chapas cubre rolos el

30% de las espigas caen fuera del cabezal (Imagen 3), si se desprenden en la 2º sección el 10%

caerá fuera (Imagen 4), en cambio, si se desprenden en la 3º sección el 0,6% cae fuera del cabezal

(Imagen 5). Cuando el desprendimiento intenta hacerse en la 4º sección el problema más grave no

pasa por la caída de espigas fuera del cabezal, sino que suscita en que se produce un gran número

de cortes de plantas al chocar las mismas con la pared final (Imagen 6). En esta situación se

produce un gran aumento de pérdidas por cola de la máquina y aumentos en el consumo de

combustible que rondan un 10 a 15% mayor.

Imágenes 3 y 4. Secciones de espigue anticipado.

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Imagen 5. Sección óptima de espigue.

Imagen 6. Sección de espigue retardada.

REGULACIÓN DE LA ZONA DE ESPIGUE

Existen 3 puntos principales de ajustes que se deben calibrar para lograr que el desprendimiento

de la espiga suceda en la 3º sección de las chapas cubre rolos:

1) Velocidad de avance de la cosechadora Vs velocidad de los rolos de tracción.

Si los rolos funcionan lentos respecto de la velocidad de avance de la máquina, el espigado ocurre

en la parte final de los rolos, 4º sección, con el consecuente corte de plantas. Caso contrario, si los

rolos van más rápidos que la velocidad de avance el espigue se producirá en la 1º o 2º sección con

la consecuente caída de espigas fuera del cabezal. Por lo tanto, se deberá buscar la armonía de

ambos parámetros de velocidad intentando lograr que el desprendimiento suceda en la 3º

sección. Para ello la mayoría de los cabezales maiceros cuentan con variador de 3 o 5 velocidades

de rolos para alcanzar la armonía respecto de la velocidad de avance que se quiera alcanzar. Es

importante mencionar que independientemente de las posibilidades de cambio de velocidad el

cabezal maicero tiene como velocidad máxima de trabajo 8 Km/h, superando esta velocidad habrá

un gran número de espigas caídas y desgranadas por el fuerte impacto.

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2) Altura del cabezal.

Esta regulación es más flexible si el cultivo se encuentra en buenas condiciones volviéndose única

cuando existen plantas volcadas. En cultivos erguidos y de buen porte podemos trabajar con la

altura del cabezal controlando la distancia entre las chapas cubre rolos y las espigas. Cuanto mayor

sea esta distancia más tiempo estará la planta en tracción y por lo tanto el espigue se realizará

más atrás. Caso contrario si ubico las chapas muy cerca de las espigas el desprendimiento se

efectuará muy delante. Por lo tanto, controlando la altura del cabezal podemos ayudar a que el

desprendimiento se realice en la 3º sección. Cuando el cultivo presente plantas volcadas o de

porte bajo, la regulación de la altura estará limitada a ubicar las cadenas alzadoras lo más abajo

posible, a manera de poder levantar las plantas volcadas. Para ellos se colocarán las punteras

próximas al suelo procurando que las mismas apoyen sobre sus registros y nunca sobre el suelo. Es

en estos casos que la regulación de altura del cabezal no podrá ser utilizado para controlar la zona

de espigue.

3) Ángulo del cabezal

La tercera regulación, que genera una gran efectividad para lograr que el desprendimiento de la

espiga se efectúe en la 3º sección es el ángulo de ataque del cabezal, más precisamente de las

chapas cubre rolos. Debido a que en el trabajo del cabezal maicero actúan 3 fuerzas, las 2 primeras

actúan en simultaneo y están asociadas a la velocidad de avance de la cosechadora y, contraria, la

resistencia al ingreso de las plantas dentro de los rolos. La tercera está determinada por el giro

concéntrico de los rolos espigadores es perpendicular al eje de giro de los rolos y hacia abajo.

Pero, es necesario aclarar que, no es una fuerza vertical sino que presenta inclinación hacia atrás

debido al ángulo que los rolos tengan con respecto a la horizontal y ahí está la clave. Cuanta más

inclinación le demos al cabezal los rolos traccionarán a la planta más hacia atrás y en consecuencia

el desprendimiento de la espiga sucederá más atrás de las chapas cubre rolos. Contrariamente y

en contraposición a lo anterior cuando menos inclinación se le dé al cabezal el espigue se

efectuará más adelante. Por lo tanto, esta es una calibración muy efectiva para lograr el espigue

en la 3º sección de las chapas cubre rolos. La angulación del cabezal debe estar siempre entre el

intervalo de 9 a 14º (Imágenes 7 y 8). Menos de 9º impedirá el avance de la planta hacia atrás y

más de 14º provocará que muchas espigas caigan fuera del cabezal independientemente de la

sección de espigue.

Imágenes 7 y 8. Ángulos mínimos y máximos de ataque del cabezal maicero.

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Como regla general de debe arrancar a cosechar con un ángulo de 12º (imagen 9) y a partir de ahí

corregir hasta lograr que el espigue se efectúe en la 3º sección.

Imagen 9. Punto inicial de angulación de ataque del cabezal maicero.

En el caso de que la cosechadora o el cabezal impida realizar algunas de las regulaciones

anteriores y no se logre ingresar con las plantas para que el espigue se efectúe en la 3º sección de

las chapas cubre rolos existe una alternativa práctica, que muchos cabezales la traen de fábrica, y

mejora notablemente el ingreso de la planta a dicha sección. La misma consiste en desbastar o

gastar una estría por medio al inicio de los rolos de tracción en una longitud de 15 a 17 cm y con

una angulación de aproximadamente 30º como se puede observar en la imagen 10. De esta

manera se logrará bajar la velocidad tangencial (periférica) en el inicio de los rolos retardando el

descenso de la planta y permitiendo que el espigue llegue a producirse en la 3º sección de las

chapas.

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Imagen 10. Desbaste de estría por medio de los rolos de tracción.

En cuanto a las cadenas alzadoras, las mismas deben tener una velocidad armónica con la

velocidad de avance de la cosechadora y la velocidad de los rolos de tracción a manera de permitir

una alimentación continua de espigas y sin provocar cortado de plantas. Los dedos (cucharas)

alzadores pueden ser encontrados, si se trabaja con espigas grandes (mayor espacio físico en la

cavidad entre dedos) y plantas secas (elevación más suave), o desfasados, si se trabaja con espigas

de menor tamaño (entrega más uniforme) y/o plantas húmedas (entrega escalonada al sinfín de

rolo). Por lo tanto, su elección se efectuará en función de la condición del cultivo a cosechar.

PREPARACIÓN DEL CILINDRO TRADICIONAL PARA MEJORAR LA EFICIENCIA DE TRILLA DE MAÍZ

Sistema de trilla transversal (convencional)

El cilindro de trilla maicero debe estar equipado con barras (esplangas) de trilla con estrías gruesas

(maiceras) y con los espacios inter-barras forrados con las chapas compresoras de espigas. En

general los grandes problemas de trilla de maíz están asociados a la falta de forrado del cilindro. El

no forrarlo implica una notable reducción en la eficiencia de trilla, observándose pedazos de

espigas (marlos) mal trillados que salen por la cola de la cosechadora. Estos pedazos de marlo se

introducen al cilindro por los espacios que quedan entre las barras trilladoras y al no sufrir

compresión salen al sistema de separación y limpieza sin haber sido trillados completamente.

Generalmente ante esta situación el operario aumenta la agresividad del cilindro, incrementando

las vueltas/minuto o disminuyendo la separación entre cilindro y cóncavo, lo que agrava este

problema reduciendo más aún el tamaño de los pedazos de espigas, con el consecuente daño en

los granos y pérdidas por cola por saturación de granza en zarandón. Además, esta mayor

agresividad conlleva un aumento en el consumo de combustible que ronda entre un 7 y un 12 %

mayor.

Por todos los problemas anteriormente mencionados es que es de suma importancia que el

cilindro de trilla maicero se encuentre forrado con las chapas compresoras (Imagen 11). De esta

manera no se deja lugar para que las espigas metan entre las barras y por lo tanto la trilla se

efectúa completa, con menor agresividad, con menores pérdidas por cola y menor gasto de

combustible.

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Imagen 11. Chapas compresoras de espiga de maíz inter-barras trilladoras.

Para la regulación de luz o apertura entre el cilindro y cóncavo se puede utilizar una técnica

sencilla y que será específica del maíz a cosechar. Hay que tener presente que la luz de entrada del

cilindro/cóncavo siempre debe ser mayor que la luz de salida. De esta manera se logrará una trilla

progresiva y completa. Para conocer que distancia de entrada y salida utilizar se deberá medir el

diámetro mayor de una espiga promedio del lote a cosechar y en función si el maíz está seco (<

14% de humedad) o húmedo (> 14% de humedad) se utilizará la siguiente regla. En maíz seco la

medida de luz entre el cilindro y el cóncavo será de un 80 % del diámetro de la espiga promedio a

la entrada y un 50 % a la salida (Imagen 12).

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Imagen 12. Luz de entrada y salida entre cilindro y cóncavo transversal con maíz seco.

En maíz húmedo será de un 60 % a la entrada y un 30 % a la salida (Imagen 13).

Imagen 13. Luz de entrada y salida entre cilindro y cóncavo transversal con maíz húmedo.

Una vez configurada la apertura cilindro/cóncavo adecuada solo quedará calibrar las revoluciones

del cilindro de trilla en función de la calidad del trabajo realizado. Si salen espigas trilladas de

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forma incompleta por la cola de la máquina se deberá aumentar las revoluciones del cilindro. En

cambio, si lo que se ve es mucho marlo trozado en la cola de la máquina y grano dañado en la

tolva se ajustará bajando las revoluciones. A continuación, se presenta un cuadro con revoluciones

orientativas en función del diámetro del cilindro de trilla y la humedad del maíz (Cuadro 1).

Cuadro 1. Revoluciones del cilindro de trilla transversal según diámetro y estado del cultivo.

Sacapajas de saltos alternativos

En el caso de contar con sacapajas de saltos alternativos, es muy recomendables, para la

separación de maíz, adicionar a estos las crestas o serruchos alza pajas. Estos aditamentos

mejoran notablemente la separación de los granos de maíz que quedaron entrelazados dentro de

las chalas de maíz permitiendo reducir en un 85 % las pérdidas de granos por sacapajas. Dichas

crestas deben estar ubicadas al final de cada salto e intercaladas, como se ve en la figura 14, de

manera de mejorar el salto y el flujo de material.

Imagen 14. Sacapajas de saltos alternativos con crestas maiceras.

Es necesario mencionar que estas cretas son de uso exclusivo para maíz y arroz no siendo

recomendable su adición en el resto de los cultivos convencionales. Es por eso que las mismas

deben estar amuradas al sacapajas mediante sistemas de rápido arme y desarme, permitiendo

optimizar el trabajo cuando se pase de un cultivo a otro.

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Sistema de trilla axial

El sistema de trilla axial es uno de los más eficientes para la trilla de maíz ya que fue concebido

para esta función. La calidad del producto final es una de las mejores del mercado debido a una

mayor superficie de trilla y gracias a esto con un trabajo más suave y progresivo. Para maíz bastará

colocar las muelas (o barras) y camisas (cóncavo) maiceras para luego regular revoluciones y luz

que dependerá del sistema de trilla axial, el cual puede ser centrífugo o de fricción. Los centrífugos

son, en general, los que presentan muelas en gran parte de su superficie (Imagen 15), en cambio,

los de fricción presentan por separado la zona de trilla con muelas y la zona de separación con

dedos (Imagen 16). De ahí que la calibración de velocidad de rotación y apertura de camisas será

totalmente diferente.

Imágenes 15 y 16. Sistema de trilla axial centrífugo y de fricción.

A continuación, se presentan cuadros (2 y 3), con valores orientativos de revoluciones a utilizar en

cada sistema y dependiendo de la velocidad del cilindro.

Cuadro 2. Revoluciones del rotor axial centrífugo.

Cuadro 3. Revoluciones del rotor axial por fricción.

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En cuanto a la distancia de apertura o luz entre el rotor y la camisa, en la zona de trilla, será en los

sistemas centrífugos de un 80 % del diámetro de la espiga de maíz promedio del lote (Imagen 17),

y en los de fricción, de un 60 % del diámetro de dicha espiga (Imagen 18).

Imágenes 17 y 18. Apertura de camisa en función del diámetro de la espiga y del sistema axial.

Regulación de alimentadores de zarandón y recuperador de planché

Las cosechadoras axiales mono-rotor tienden a distribuir el material trillado más la granza en un

sentido, normalmente coincidente con el sentido de giro del rotor. Es por ello que dependiendo de

la humedad del grano los sinfines alimentadores de zarandón o el planché de recuperación

(dependiendo del modelo de máquina) van a verse colmado de material en uno de los extremos y

aliviados en el otro. En consecuencia, el zarandón (zaranda de 1º limpieza o superior) se

encontrará saturado un extremo con la imposibilidad de realizar la correcta limpieza ya que el

viento de limpieza buscará a escaparse por la zona aliviada por lo que las pérdidas por cola en el

extremo saturado serán muy grandes. Para solucionar este problema la gran mayoría de las

máquinas axiales de un solo rotor poseen cortinas deflectoras o valvas deflectoras que, mediante

una correcta regulación, permites obtener una correcta distribución del material en todo el ancho

del zarandón.

La operación de regulación consiste, en el caso de sinfines alimentadores (Imagen 19), en hacer

marchar la máquina cosechando en el lote durante un trayecto de aproximadamente 100 m y

detenerla cargada. En esa condición se extraerá el material contenido en cada uno de los sinfines,

en bolsas por separado, y se realizará una comparación por peso o por volumen no debiendo

encontrarse una diferencia mayor al 15 % entre cada una de las bolsas. Si la diferencia es mayor,

se procederá a elevar las cortinas de sinfín, más elevada cuando mayor sea el contenido que tenga

ese sinfín a manera de barrera de distribución. Por ejemplo, si la máquina cuenta con 4 sinfines

alimentadores tendrá 3 cortinas, por lo tanto, si el 1º sinfín tiene un 30 % más de material que el

4º, el 2º un 20 % más y el 3º un 10 % más, se deberá elevar la cortina aproximadamente 8 cm en el

1º, 4 cm en el 2º y 2 cm en el 3º. Posteriormente se hará otra pasada y se corroborará que no haya

una diferencia mayor al 15 %.

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Imagen 19. Sinfines alimentadores y cortinas deflectoras.

Si la máquina cuenta con valvas distribuidoras del recuperador de planché (Imagen 20), se deberá

realizar la misma operatoria que para la de sinfines, pero extrayendo el material contenido en

cada una de las cavidades del recuperador. Si la diferencia es mayor al 15 % se cerrarán o abrirán

las valvas logrando que la distribución sea de mayor uniformidad.

Imagen 20. Valvas distribuidoras de material en recuperador de planché.

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En los casos de las máquinas de doble rotor axial de trilla o separación (Imagen 21), debido a que

son 2 rotores que giran en forma concéntrica realizan una distribución muy buena del material

sobre el recuperador de planché sin necesidad de regulación de valvas o cortinas.

Imagen 21. Sistema de separación axial con doble rotor.

MEDICIÓN DE PÉRDIDAS EN COSECHA DE MAÍZ

1. Pérdidas de Pre-cosecha

En un sector representativo del lote, delimitar un rectángulo de un ancho igual al número de

hileras del cabezal que se va a utilizar, y de un largo que dependerá de la distancia entre hileras

del cultivo. Si el maíz está sembrado a 70 cm, el rectángulo debería tener 14,3 metros de largo, y si

el maíz está sembrado a 52,5 cm entre hileras, el rectángulo debería tener 19 metros de largo

(Imagen 22).

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Imagen 22. Zona de recolección de espigas – pérdidas pre-cosecha.

Dentro de dicho sector de muestreo, se deberán recolectar todas las espigas que a nuestro

entender no serán recolectadas por la máquina de ninguna forma. Por tal motivo, se considera

que:

a) Espigas desprendidas de la planta y caídas en el suelo: no son recuperables de ninguna forma y

deben ser recolectadas como pérdida en un 100% dentro del rectángulo de muestreo.

b) Espigas adheridas a plantas volcadas: en este punto es importante hacer la siguiente

observación:

b.1) Plantas volcadas en sentido transversal a la siembra (de 45º a 90º): son recuperables en

un 100% por el cabezal maicero; por lo tanto, no deben ser tomadas como pérdidas de pre-

cosecha.

b.2) Plantas volcadas en la dirección de la hilera: son recuperables en un 50 %, ya que la

cosechadora levanta sólo aquellos tallos caídos en el sentido de avance de la cosechadora, al

presentar un punto de apoyo para ser tomados por las cadenas recolectoras. Por tal motivo,

se recogerán todas las espigas de este tipo dentro del sector de muestreo, y sólo se

cuantificarán la mitad como pérdida. Una vez que se recogieron las espigas perdidas (espigas

caídas y el 50% de las espigas adheridas a plantas volcadas en la dirección de la hilera), hay

que transformar éstas en kg/ha de pérdidas de pre-cosecha, aplicando la siguiente fórmula:

(*) 150 es un índice promedio que hace referencia al peso en gramos de los granos de una espiga.

Para un cálculo más exacto, lo mejor es tomar una muestra de 10 espigas promedio de nuestro

lote, desgranarlas, pesar los granos, dividir por diez para obtener un valor promedio y reemplazar

el coeficiente de 150 por el valor obtenido.

2. Pérdidas por cosechadora

a) Pérdidas por cola

En la misma zona donde se evalúan las pérdidas de pre-cosecha, se arrojan cuatro aros ciegos

después del paso del cabezal y antes que caiga el material por la cola, uno debajo del cajón de

zarandas y los otros tres en el resto del ancho de trabajo del cabezal (Figura 23).

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Imagen 23. Determinación de la pérdida por cola y cabezal de la cosechadora.

El aro ciego es un aro de 56 cm de diámetro con fondo (puede ser reemplazado por la tapa de un

tambor de 200 litros que posee la misma medida) (Imagen 24). Cada uno de estos aros posee una

superficie de ¼ de m2, por lo que, en total, los cuatro aros, brindan una superficie de muestreo de

1 m cuadrado.

Imagen 24. Aro ciego o bandeja utilizada para medir pérdidas por cola y cabezal.

Los granos y restos de espigas sin trillar, que se encuentran por encima de los aros ciegos,

representan las pérdidas por cola. Para obtener los kg/ha perdidos por la cola de la cosechadora,

pesar, contar los granos, o bien, utilizar un recipiente evaluador previamente graduado por

volumen. En caso de contar o pesar los granos de maíz, recordar la regla de tres simple: 33 granos

de maíz en un metro cuadrado (los cuatro aros ciegos) o 10 gramos por metro cuadrado,

representan una pérdida por cola de 100 kg/ha.

b) Pérdidas por cabezal

b.1) Pérdidas por desgrane: se determinan recogiendo el material situado debajo de los cuatro

aros ciegos anteriores (Imagen 23). En el caso del maíz, este material representa las pérdidas por

desgrane del cabezal. Este tipo de pérdida es provocado cuando la espiga toma contacto con los

rolos espigadores, al haber una inadecuada (excesiva) separación de las placas espigadoras. Para

obtener los kg/ha perdidos por desgrane por el cabezal, pesar los granos, contarlos, o bien, utilizar

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el recipiente evaluador. Recordar, 33 granos de maíz en un metro cuadrado (los cuatro aros

ciegos) o 10 gramos por metro cuadrado, representan una pérdida por cola de 100 kg/ha.

b.2) Pérdidas por voleo de espigas: en el mismo rectángulo delimitado para valorar las pérdidas de

precosecha (Imagen 25) y luego del paso de la máquina, recoger todas las espigas que quedaron

sin cosechar y aplicar la misma fórmula que en el caso de las pérdidas de precosecha, para obtener

los kg/ha de pérdidas por voleo de espigas del cabezal.

Imagen 25. Determinación de pérdidas de espigas por cosechadora.

Este valor de pérdidas por voleo de espigas del cabezal, hay que sumarle:

Aclaración: en el caso de evaluar pérdidas en lotes de maíces volcados en el sentido de avance de

la cosechadora, será imprescindible duplicar la evaluación de pérdida, alternando el sentido de

avance de la cosechadora de manera de promediar los datos de ambos sentidos de avance de la

cosechadora.

Resumiendo: