cesar vallejo en viaje a rusia

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César Vallejo en Viaje a Rusia Author(s): Enrique Ballón Aguirre Source: Hispamérica, Año 6, No. 18 (Dec., 1977), pp. 3-30 Published by: Saul Sosnowski Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20541590 . Accessed: 30/04/2013 18:10 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Saul Sosnowski is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispamérica. http://www.jstor.org This content downloaded from 129.2.19.102 on Tue, 30 Apr 2013 18:10:46 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Page 1: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

César Vallejo en Viaje a RusiaAuthor(s): Enrique Ballón AguirreSource: Hispamérica, Año 6, No. 18 (Dec., 1977), pp. 3-30Published by: Saul SosnowskiStable URL: http://www.jstor.org/stable/20541590 .

Accessed: 30/04/2013 18:10

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Page 2: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

Ensayos

ENRIQUE BALLON AGUIRRE

a Hermes Campod?nico

Comprendre, n'est-ce pas scindre

l'image, d?faire le "je", organe

superbe de la m?connaissance?

R. Barthes1

La semi?tica ling??stica de las ?ltimas d?cadas considera en la aprehensi?n de la significaci?n, su objeto de conocimiento, dos instancias distintas: el acto de lenguaje, enunciaci?n o genotexto

y la manifestaci?n de esta operaci?n, el enunciado manifestado o

fenotexto, resultado de la semiosis enunciativa.

A su vez, la enunciaci?n puede distinguir dos ?rdenes dis

tintos, la enunciaci?n hist?rica "relato de los eventos pasados" y el discurso o "enunciaci?n que supone un locutor y un auditor, y en el primero la intenci?n de influenciar al otro de alg?n mo

do", 2

facilitando la ubicaci?n de la referencia dominante del acto enunciativo dentro de par?metros temporales.

Siguiendo la v?a del discurso (que comprende la participa ci?n de los "soportes" del acto del lenguaje, locutor/auditor, y el

prop?sito en el primero de influenciar sobre el segundo), un de terminado tipo de acto del lenguaje oral o escrito puede ser

explicitado como tal. De este modo, el acto coincide con el enun ciado del acto; el enunciado puede ser la manifestaci?n de una enunciaci?n que se toma a s? misma como significaci?n a trans

C?sor Vallejo en

Viaje a Rusia

1 Fragments (Fun discours amoureux, Paris, Seuil, 1977, p. 72.

2 Emile Benveniste, Probl?mes de linguistique g?n?rale, Paris, Gallimard, 1966, pp. 238-239, 242.

Naci? en Arequipa, Per?, en 1940. Doctor en Literatura (1971) y en Estu dios Ib?ricos - Am?rica Latina (1973) por la Universidad de Par?s. Ha realizado estudios de post-grado en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales bajo la direcci?n de Lucien Goldman, Ga?tan Picon, Jean Cassou, Roland Barthes y

A. J. Greimas. Es presidente de la Asociaci?n Peruana de Semi?tica y director del Centro de Investigaci?n en Inform?tica Aplicada a las Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima. Ha publicado numerosos trabajos semio-ling??sticos sobre el poeta peruano C?sar Vallejo, espe cialmente Vallejo como paradigma

- un caso especial de escritura, (Lima, INC,

1974), que le valiera el Premio Nacional de Cultura del Per? el a?o 1972. Su trabajo investigatorio actual est? dedicado a la literatura oral en sociedades mul

tilingues y pluriculturales.

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Page 3: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

4 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

mitir, a comunicar. El objeto del mensaje se constituye, entonces, con las propias marcas de la enunciaci?n, y tipifica a los llamados discursos subjetivos cuyos enunciados contienen los lexemas yo, tal vez, me parece, se me ocurre, etc., lexemas y paralexemas ca

racter?sticos de la declaraci?n y la auto-interpretaci?n del locutor escritor frente a su eventual auditor-lector.

Los enunciados descritos tienen la particularidad de no in

cluir, o incluir muy limitadamente, los rasgos marcados de la ter cera persona ?correspondiente a la no-persona propia de la enunciaci?n hist?rica y cient?fica? y su espectro parasinon?mico. Aquellos que incluyen la tercera persona son los enunciados obje tivos; su enunciaci?n propone constatar la existencia de las cosas

y sus relaciones mutuas.3

Ahora bien, los enunciados del discurso subjetivo forman en

conjunto el plano enunciativo, topos o lugar en que se realiza actualiza-manifiesta la enunciaci?n. A este plano enunciativo,

aspecto material del discurso, lo denominamos decurso. Es as? como

todo texto se compone de dos planos : el plano del decurso y el plano del discurso.

Hasta hace poco el plano decursivo era descrito con la ayuda de la unidad operatoria de la pragm?tica, la frase, lo que dio

lugar a la llamada ling??stica fr?sica. Actualmente las investiga ciones emprendidas utilizando unidades de mayor dimensi?n que la frase, permiten abordar la problem?tica del discurso (Imgms tica transfr?sica o decursiva) y estudiar las regularidades y re

currencias estructurales (declarativas, narrativas, demostrati

vas, etc.) de los componentes pragm?tico, sem?ntico y semi?tico.

Si retomamos el discurso subjetivo y las marcas morfol?gicas de la declaraci?n, a ?stas le corresponden las regularidades o ca

tegor?as figurativas (doxol?gicas),4 mientras que al discurso obje tivo le competen las categor?as conceptuales (epistemol?gicas).

Nuestro trabajo tiene su campo de aplicaci?n en un texto titulado C?sar Vallejo en viaje a Rusia publicado en el diario El Comercio de Lima, el 12 de mayo de 1929, y en su variante publicada con el t?tulo Un reportaje en Rusia5 en la revista Bol?var de Madrid,

A?o I, N9 1, el 1 de febrero de 1930. Ambos escritos conforman,

3 Cf. A. J. Greimas, J. Courtes, La dimension cognitive des discours narra

tifs, policopias, 1976. 4 "Se trata de unidades de contenido estable que aluden a la articulaci?n

del mundo y/o de la experiencia (seg?n el sentido com?n y no seg?n una no

menclatura cient?fica como las taxonom?as bot?nicas), definidas por su n?cleo

permanente y cuyas virtualidades se realizan diversamente seg?n el contexto". A. J. Greimas, J. Courtes, Op. cit.; p. 3.

A. J. Greimas s?lo estudia por ahora los discursos figurativos tipologizados como narrativos; en el presente caso se trata tanto de ese tipo de discurso como

de un discurso figurativo declarativo. 5 Esta variante encabeza las diez colaboraciones de Vallejo en la revista

"Bol?var" hasta julio de 1930. El t?tulo Un reportaje a Rusia es un subt?tulo com?n a todos los dem?s art?culos.

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Page 4: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 5

por sus caracter?sticas decursivas, un corpus doxol?gico; presen tan las categor?as figurativas de cierto imaginario personal del escritor C?sar Vallejo en una etapa de su evoluci?n ideol?gica.

A fin de facilitar la comprensi?n del planteamiento general propuesto,6 lo esquematizaremos eji el siguiente diagrama :

Condiciones de

producci?n: Formaci?n Socio

econ?mica I

TEXTO

Condiciones de

recepci?n: Formaci?n Socio econ?mica II

Agente productor: individuo codificador

DISCURSO

DECURSO

Agentes receptores: individuos decodi

ficadores

Fuente ilocutoria: C?sar Vallejo destinador destinatario

Acto de demanda:

Opini?n P?blica

Aqu? se tiene en cuenta tanto las condiciones de producci?n y recepci?n que determinan a los dos "soportes" del acto del len

guaje (individuos), como al texto constituyente del corpus inclu

yendo sus dos planos y las marcas de asunci?n de los individuos

(relaci?n ex?gena) en tanto que sujetos (relaci?n end?gena) por el discurso.

Este trabajo portar? sobre el ?ltimo aspecto de la problem? tica general planteada, decisi?n que supone indicar, por lo menos en sus criterios medulares, la hip?tesis de base en la cual se sus

tenta. As? diremos que las condiciones de producci?n discursiva se dan en Europa y particularmente en Francia (formaci?n socio econ?mica I), lugar en que es redactado el texto y su variante; las condiciones de recepci?n discursiva se sit?an en Latinoam?rica y particularmente el Per? (formaci?n socio-econ?mica II) donde ese texto y su variante son le?dos.

Durante el bienio 1929-1930, las condiciones de producci?n y recepci?n eran las t?picas de las sociedades burguesas de entre

guerras, que se debat?an entre la afirmaci?n del fascismo y el hundimiento de las cotizaciones de la Bolsa de New York. Por entonces Frajicia, pa?s colonialista y beligerante, se conmueve internamente bajo el imperio de la "loi sc?l?rate" 7

y las acciones violentas emprendidas por la derecha parlamentaria, el Ministro del Interior y la Prefectura de Polic?a de Par?s ; todo esto golpea especialmente a los intelectuales de izquierda: "la lucha de clases

6 El marco te?rico es ampliamente explicado en Po?tica y Pol?tica de C?sar

Vallejo a editarse por el Instituto Nacional de Cultura del Per?. 7 Esa ley y sus complementarias se dictaron entre 1894 y 1895 para reprimir

el anarquismo.

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Page 5: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

6 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

inspirada por la derecha, raramente hab?a sido m?s intensa que e.n esos a?os" 8. Una de las v?ctimas de esta situaci?n fue el pro pio C?sar Vallejo, fichado por la Prefectura desde su primer viaje a Rusia en octubre de 1928,9 y luego expulsado de Francia por resoluci?n del 2 de diciembre de 1930.10

Muy similar era la situaci?n del Per? en los ?ltimos a?os del "oncenio" (1919-1930). Mientras el entonces presidente Legu?a alcanzaba el apogeo de su poder, la crisis econ?mica mundial so cavaba a la clase dominante que le permit?a detentar esa hegemo n?a ("pol?ticamente viv?ase dentro de la omnipotencia del Presi

dente", dice Basadre) ; el r?gimen se desgast? y provoc? la sublevaci?n de S?nchez Cerro el 22 de agosto de 1930. Legu?a dimiti? y fue recluido en la Penitenciar?a de la Isla San Lorenzo".11

Por esa ?poca "el ideal de estas gentes .no estuvo ni en Ingla terra ni en Alemania sino en Par?s",12 y las publicaciones de alto

tiraje como El Comercia, Mundial y Variedades en que Vallejo y Mari?tegui publicaron varios de sus art?culos, satisfac?an la de manda de tales lectores. Aquellas publicaciones eran el medio de comunicaci?n y expresi?n de la clase dominante, "anales fri volos (...) en las cr?nicas sociales de diarios y revistas (...), hasta 1930 reacias a acoger los nuevos nombres y m?s tarde abier tas de hecho a todo aquel que quisiera figuraci?n" 13.

All? no se daba cabida a temas que tocaran aspectos de con cientizaci?n proletaria o campesina. Si bien se admiti? la colabo raci?n de algunos intelectuales comprometidos con cierta visi?n

marxista de la sociedad ?Mari?tegui y Vallejo son los ejemplos m?s claros?, se la desech? en cuanto su escritura se hizo peli grosa para la clase adue?ada del poder pol?tico y econ?mico. Para el caso que nos ocupa, tenemos el testimonio de Aurelio Mir?

Quesada, uno de los due?os y directores del diario El Comercio:

Diversas razones de la ?poca conspiraron para terminar una colaboraci?n que, a trav?s de los a?os, es para todos cada vez m?s valiosa. En agosto de 1930 cay? el gobierno de Legu?a despu?s de muchos a?os de represiva dictadura; y la agita

8 David Caute, Le communisme et les intellectuels fran?ais 1914-1966, Paris, Gallimard, 1967, p. 110.

9 Cf. Georgette de Vallejo, Apuntes biogr?ficos sobre 'Poema en Prosa' y ^Poemas Humanos", Lima, Moncloa, 1968, p. 22.

10 Se expulsa tambi?n de Francia a otros dos peruanos, Armando Baz?n y

Juan Luis Vel?squez (Cf. Georgette de Vallejo, Ibid., p. 37). En Rusia en 1931,

reflexiones al pie del Kremlin, Lima, Labor, 1965, p. 159, Vallejo escribe, "yo he sufrido esta vigilancia policial, p?blica y secreta, nada menos que de parte del r?gimen m?s liberal del mundo capitalista: el Gobierno franc?s 'cuna de la

libertad, de la igualdad y de la fraternidad de los hombres'. Esto tambi?n estoy

dispuesto a probarlo, con papeles en mano, cuantas veces sea necesario". 11 Cf. Jorge Basadre, Historia de la Rep?blica del Per?, Lima, Historia, 1964,

tomo IX, p. 4.222 v sig. 12

Ibid., tomo X, p. 4733. !3

Ibid., pp. 4734-35.

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Page 6: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 7

ci?n pol?tica que sigui? vino a sumarse a la aguda represi?n econ?mica, por la que atravesaban los pa?ses de Am?rica, como consecuencia en buena parte, del "crack" de la Bolsa

de New York de 1929. Desaparecieron las revistas Mundial y Variedades ; El Comercio tuvo que suprimir su suplemento dominical ; y hubo un recorte obligado de n?mero de p?ginas y de colaboraciones del extranjero. Por otra parte, a la inse

seguridad pol?tica y econ?mica se uni? un fermento social bastante grave. Los desocupados marchaban con banderas

rojas por las calles de Lima; el Apr a, marxista e intolerante, se iniciaba con m?todos terroristas ; y en tales circunstancias, los art?culos de Vallejo, escritos con prescindencia de nues tra situaci?n pol?tica pero cada vez m?s proclives a la exal taci?n del comunismo, no resultaban adecuadas a la posici?n ordenadora y antiextremista de El Comercio 14.

La burgues?a justifica as? su proceder muchos a?os despu?s, tratando de recuperar "una colaboraci?n que, a trav?s de los a?os, es para todos (sic) cada vez m?s valiosa", proceder motivado por "diversas razones de la ?poca... ", razones que finalmente des cubren el verdadero criterio de su acci?n: "no resultaban adecua dos a la posici?n ordenadora y antiextremista de El Comercio'9.

Por lo dem?s, ?cu?l era el afecto de la posici?n izquierdista representada en uno que otro texto perdido entre el desborde de art?culos puristas, diletantes, frivolos, ditir?mbicos para con los valores burgueses del poder imperante? El mensaje social se

dilu?a en el incienso votivo elevado a los manes de la burgues?a. La necesidad de consumir textos por parte de los lectores y

la opini?n p?blica de la clase social dominante, perfila el acto de demanda. Este acto provoca la competencia espec?fica y gen?rica15

del escritor, mediante la cual el individuo C?sar Vallejo (fuente ilocutoria) es interpelado como sujeto, es decir, destinador del

mensaje que ha de revertir el juicio de los propios lectores.

El acto de demanda incita el paso del ente "actuante" (praxis vital: "individuo") al ente "actante (praxis discursiva: "sujeto").

14 Art. C?sar Vallejo en 'El Comercio' III, en El Comercio, Lima, 22 de

agosto de 1961. 15 Entendemos por competencia gen?rica o ideol?gica (semi?tica) aquella

que integra las significaciones y valores sociales, componentes del discurso mani

festado en el decurso. Plasmada en el texto, define al sujeto ideol?gico C?sar

Vallejo en comparaci?n a otros "sujetos", definidos a su vez por otras conductas simb?licas puestas de manifiesto en otros discursos.

La competencia espec?fica expresada es gobernada por la competencia ge

n?rica; interioriza las reglas de lengua y escritura imperantes en el momento

hist?rico-social y especial de su manifestaci?n. Comprende tambi?n la perfora ci?n misma por la cual el individuo C?sar Vallejo maneja, utiliza o mantiene

esas reglas; en otras palabras, supone la constituci?n de campos lexicales parti culares y la renovaci?n de micro-sistemas sem?nticos particulares que permiten

la fijaci?n de un corpus inter-textual dado.

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8 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

Este actante se manifiesta como "actor", se actoriza, se pronomi naJiza o se reviste de cualquier forma parasinon?mica y opera sem?nticamente en el discurso en calidad de agente o instigador virtual del proceso discursivo; el instigador real no es otro que la interpelaci?n dirigida desde el acto de demanda. La valoraci?n o potencial virtual se efectiviza en el actante-agente que interviene como participante del discurso: el enunciador (= el "individuo" C?sar Vallejo) se inserta en sus propios enunciados, escogiendo para representarse a s? mismo el rol de sujeto.

De este modo, el escritor, en las formaciones socio-econ?micas de producci?n y recepci?n indicadas, es interpelado como sujeto

por la clase dominante que consume sus discursos. Esta clase, la burgues?a, considera que individuo y sujeto son una m?nadar el hombre es por naturaleza un mjetol16

En resumidas cuentas, el escritor C?sar Vallejo es interpe lado como sujeto en el discurso doxol?gico, debido al poder ( = au

tor?a) otorgada al individuo C?sar Vallejo ; "autor?a que le permite realizar una pr?ctica concreta (= escribir) en la cual su indi vidualidad es asumida (= respuesta a la interpelaci?n) como "suje tidad" (= potencialidad de autor?a, de opini?n directriz, de ido neidad perceptiva y comunicativa, de "creaci?n")17.

Resta precisar el criterio de interpelaci?n aqu? utilizado; seg?n P?cheux-Fuchs es la

sujeci?n del sujeto en tanto que sujeto ideol?gico, de tal modo que cada uno es conducido sin darse cuenta y teniendo

16 Debemos observar lo siguiente: B. Edelman sostiene que el individuo es

interpelado en tanto que sujeto solamente por las categor?as jur?dicas del derecho

burgu?s "puesto que t? eres sujeto de derecho, t? eres capaz de adquirir y de

vender (te). Esta interpelaci?n es la interpelaci?n por el concepto, el derecho, el sujeto" ( Cf. Le droit saisi par la photographie

? El?ments pour une th?orie mar

xiste du droit, Paris, Maspero, 1973, p. 23 y ss.). Edelman reduce la proposici?n ?nicamente al discurso jur?dico, lo cual limita el criterio de Louis Althusser de

quien hemos tomado la f?rmula, y en quien tambi?n Edelman se basa (Ibid? p. 18, nota 4). Para Althusser su alcance es infinitamente mayor, incluso "la escritura a la que yo procedo actualmente y la lectura a la cual usted se dedica actualmente (ese doble actuante es, una vez m?s, la prueba de que la ideolog?a es 'eterna', pues; esos dos 'actualmente" est?n separados por no importa qu? intervalo de tiempo; yo escribo estas l?neas el 6 de abril de 1969, usted las leer? no importa cu?ndo) son, ellas tambi?n, bajo esa relaci?n, rituales de reconoci miento ideol?gico, comprendiendo all? la 'evidencia' con la cual puede imponerse a usted la 'verdad7 de mis reflexiones o su 'error'" ("Id?ologie et appareils id?o

logiques d'Etat - Notes pour une recherche", en La Pens?e, N<? 151, junio 1970, p. 30). Por lo tanto, el individuo es interpelado como sujeto en todo discursa

doxol?gico y es por ello que la interpelaci?n se da como una interrogaci?n por el concepto.

17 El autor literario para la burgues?a intelectual tiene la capacidad demi?r

gica de determinar el rumbo de la cultura y dogmatizar ?se?alar lo aceptable / lo inaceptable en lo cultural?, esto es, la potencia de erigirse en "conciencia" culturalista del "pueblo" (en realidad, de la ideolog?a sostenida por la clase

dominante ).

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 9

la impresi?n de ejercer all? su libre voluntad, de colocarse en una u otra de las dos clases sociales antag?nicas del modo de producci?n (o en tal categor?a, nivel o fracci?n de clase

ligada a una de ellas). La interpelaci?n consiste siempre en

trasladar sobre el sujeto mismo su determinaci?n (...). El

sujeto puede representarse a s? mismo su propia determina ci?n como imponi?ndose a ?l bajo la forma de una coacci?n o de una voluntad extra?a, sin que ello signifique que la relaci?n as? representada deje de ser imaginaria18.

A partir del planteamiento inicial, el estudio ser? desarrollado en tres apartados : I : Texto y variante ; II : Enunciados y enun

ciaci?n; III: Conclusi?n.

I: Texto y variante

?Texto

C?sar Vallejo en viaje a Rusia

El tren avanza a trav?s de las1 inmensas estepas polacas, donde van2 enrareciendo3 m?s y m?s4 los campos labrant?os

y las poblaciones rurales. La l?nea cruza5 extensos6 bosques de

pinos o planicies cenagosas y heladas, con una que otra parcela cultivada7. Esta es, ciertamente 8, una regi?n est?ril y pobre. Ni chimeneas de f?bricas ni el humo de los surcos fecundos. Ni alque r?as ni establos. Ni caminantes ni autom?viles. A veces, disminuye el tren de su velocidad, a causa de alg?n trabajo de reparaci?n de la l?nea f?rrea, circunstancia que me permite ver9 los ?ltimos obreros de los pa?ses burgueses. Son peque?as patrullas de tra

bajadores polacos 10, vestidos miserablemente y cuyos instrumen tos y ?tiles de labor denuncian el atraso de la maquinaria y, por ende, de la vida econ?mica de n Polonia.

?-Sin embargo ?observa la joven comunista, mi compa?era de viaje 12? este pa?s est? prepar?ndose afanosamente para una

guerra con13 Rusia.

El doctor14 no est? ahora con nosotros y la se?ora rusa15, en ausencia de este miembro de la burgues?a de Mosc? 16, puede hablar libremente de su pa?s y de sus1T enemigos exteriores. Alude a la invasi?n que en 1920 ??poca en que Rusia acababa de salir de la guerra civil? llev? 18 a cabo Polonia sin ninguna declara toria de guerra. El ej?rcito polaco lleg? entonces hasta el coraz?n de Ucrania y caus? desastres de tal magnitud que hasta hoy no

acaban de ser remediados. Alude despu?s19 a la tentativa de agre si?n polaca de 1921. Todos estos ataques y agresiones ?dice 20?

no hacen sino traducir un estado de esp?ritu oficial, permanente en Polonia: la voluntad del gobierno polaco para una guerra

18 Art. "Mises au point et perspectives ? propos de l'analyse du discours'*, en Langages* N<? 37, marzo 1975, p. 10 y nota 2.

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Page 9: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

10 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

contra21 Rusia. Pilsudzky quiere rescatar las fronteras de 1772, de Riga a Odessa. Por de pronto, el gobierno polaco se propone

22

apoderarse de Ucrania. Existe ya en Varsovia un "Directorio in terino de la Rep?blica de Ucrania" y Pilsudsky acaba de ir23 a

Bucarest movido ?nicamente del deseo de24 gestionar y terminar, por las canciller?as respectivas, la25 alianza polaco-rumana contra el Soviet. Sin embargo ?contin?a alegando nuestra amiga?26, los obreros y paisanos

27 rusos responden a todas estas intrigas y maniobras con una diplomacia de paz y de buena voluntad y con frecuentes invitaciones para discutir, franca y lealmente, los pro blemas internacionales28. La prensa polaca mira esta actitud sovi?tica con desconfianza sistem?tica, tach?ndola de vulgar re curso destinado a calmar, moment?neamente y con provecho estra t?gico para los intereses de Mosc? los ?ltimos 29 ardores del con flicto. Pero, por felicidad, no siempre es f?cil adulterar30 el fondo y las verdaderas intenciones diplom?ticas. El mismo 31

gobierno alem?n ?tan burgu?s e imperialista como el de Varsovia? acaba de denunciar oficialmente a la canciller?a polaca de practicar una

pol?tica de presi?n sobre las poblaciones alemanas de la Alta Sile sia, "pol?tica ?dice textualmente Stresemann32? incompatible con los compromisos internacionales vigentes y con33 el Pacto de Ginebra" 34. La acusaci?n35 puede ser36 aplicable a los vej?

menes, masacres y torturas que los rusos blancos, los lituanos de Vilna, los jud?os de Lowov y los paisanos de la 37 Hronada sufren de parte de las tropas de Varsovia38.

M?s tarde, en el restor?n del tren, el doctor me dice, incli n?ndose 39 como para que nadie m?s que yo le oyese :

?A su llegada a Mosc? va usted a convencerse40 qui?n de los dos tenemos raz?n: la se?ora o yo. Usted41 va a ver lo que es, en realidad, el Estado Proletario...

?Esa se?ora ?a?ade luego, saboreando, junto con su ensa lada de zanahoria, un terrible sentimiento de revancha?, esa se

?ora est?, como lo habr? usted observado, 42 tuberculosa.

Despu?s me dice, devorando golosamente su roastbeef43: ?En Rusia, y no digo ya en Rusia sino en Mosc?,44 la capi

tal, todos viven en una miseria y suciedad indescriptibles. No hay confort ni alimentos ni trajes y ni siquiera higiene. Es una zah?r da. Usted va a verlo45. La prensa extranjera deber?a enviar con46 frecuencia a sus redactores y corresponsales a Rusia, a fin de que el mundo se d? cuenta exacta de lo que ha hecho y sigue haciendo el Soviet. Necesariamente, los reportajes deber?an ser, para el caso, imparciales47. ?Usted ha sido invitado por el Soviet para hacer este viaje a Mosc?? Perdone la indiscreci?n. Pero, perm? tame decirle que casi la totalidad de los escritores extranjeros que han visitado recientemente Rusia, han venido en condici?n de invitados y si usted no viaja en esa misma calidad, corre el riesgo de que, por lo menos, se la atribuyan a sus lectores.

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Page 10: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 11

I//. ?Yo no soy invitado de nadie ?le digo?48. Nadie me ha invitado oficial ni particularmente. Yo costeo mi viaje y, empe zando por el sello de mi pasaporte49, satisfago todos los requisitos que el Soviet exige para entrar y residir en Rusia, a todos los

extranjeros 50. Para que mi reportaje tenga validez ante la opini?n p?blica y sea una51 credencial insospechable y rigurosamente objetiva de las realidades aut?nticas de Rusia, he querido hacer este viaje sin que el Soviet ni ninguna instituci?n sovi?tica com

prometa, aun sin propon?rselo, mi independencia con facilidades o cortes?as m?s o menos escabrosas. 11//. Por otro lado 52, me en

cuentro, asimismo, libre de consignas procedentes de los peri? dicos que represento. M?s todav?a. Me siento libre de consignas profesionales y partidaristas 53. Yo 54 no soy empleado de ning?n

peri?dico sino simple colaborador y puedo, en cualquier momento

y sin sujetarme a la venia de nadie, ni a sanciones de ning?n contrato u obligaci?n profesional, aumentar o disminuir mi tra

bajo, modificar sus t?rminos directivos y hasta interrumpirlo o

suprimirlo por mi exclusiva voluntad55. Yo no gano sueldo. Yo

gano un salario. Soy un obrero intelectual56. Esta condici?n ex

traprofesional de mi trabajo period?stico se halla, por su propia naturaleza57, exenta de intereses creados conmigo mismo y de todo cuanto no sea una suma libertad de criterio para ver las cosas y decir sinceramente lo que veo58. Si la realidad contradice

hoy el concepto que ella me ha merecido ayer, no tengo, para aceptar esta rectificaci?n, ning?n inconveniente. III//. Id?ntica y absoluta me parece ser mi independencia en frente a los partidos y doctrinas pol?ticas59. Yo no pertenezco a ning?n partido 60. No soy conservador ni liberal. Ni burgu?s ni bolchevique. Ni nacio nalista 61 ni socialista. Ni reaccionario ni revolucionario62. Al

menos, no he hecho de mis actitudes ning?n sistema permanente y definitivo de conducta. IV//. Sin embargo, tengo mi pasi?n, mi entusiasmo y mi sinceridad vitales. Tengo una forma afirmativa de pensamiento y de opini?n, una funci?n de juicio positiva. Se

me antoja que, a trav?s de lo que en mi caso podr?a conceptuarse como anarqu?a intelectual, caos ideol?gico, contradicci?n o incohe rencia de actitudes, hay una org?nica y subterr?nea unidad vital.

?Variante

Esta variante lleva la nota editorial siguiente: El gran poeta de 'Heraldos Negros9 y 'Trilce' regres? de Rusia hace poco. De ese pa?s inquieto trae impresiones vivas que nos ir? dando a conocer con mayor extensi?n en art?culos ulteriores.

1) Sustituciones: 3: "enrareciendo" / enrarecen; 6: "exten sos" / algunos; 8: "ciertamente" / decididamente; 9:

"ver" / observar; 10: "trabajadores polacos" / braceros; 11: "de" / en ; 13: "con" / contra; 14: "doctor" / m?dico;

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Page 11: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

12 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

16: ade Mosc?" / rusa-, 17 : "puede hablar libremente de su

pa?s y de sus" / habla a sus anchas de Rusia y de sais actuales ; 18: "llev?" / llevara; 19: "despu?s" / luego; 21:

"contra" / con; 22: "propone" / prepara a; 23: "acaba de ir" / ha ido; 25: "la" /una; 26: "alegando nuestra ami

ga" / argumentando la se?ora; 27: "paisanos" / campe

sinos; 30: "adulterar" / mixtificar; 31: "mismo" / pro

pio; 32: "Stresemann" / Alemania; 33: "con" / contra; 36: "puede ser" / es rigurosamente; 39: "inclin?ndose" /

aproxim?ndose ; 40 : "va usted a convencerse" / mi querido amigo, podr? Ud. saber; 42: "observado" / visto; 43: "roastbeef" / rosbif; 44: "en Rusia sino en Mosc?" / en

provincias, sino en la misma Mosc?; 45: "Usted va a verlo"

/ Usted va a convencerse de lo que le digo; 47: "deber?an

ser, para el caso, imparciales" / deben ser, para el caso, imparciales y dirigidos, antes que a las 'cosas literarias9,

a la realidad objetiva y viviente, a la econom?a y ala poli tica; 52: "lado" / parte; 53: "Me siento libre de consignas profesionales y partidaristas" / No tengo consignas pro? fest?nales ni partidaristas; 55: "modificar sus t?rminos

y directivas y hasta interrumpirlo o suprimirlo por mi exclusiva voluntad" / modificar los t?rminos y directivas de mi trabajo; 57: "de mi trabajo period?stico se halla, por su propia naturaleza" / de mi viaje est?, por consi

guiente; 58: "y de todo cuanto no sea una suma libertad de criterio para ver las cosas y decir sinceramentee lo

que veo" / y libre de todo cuanto na sea una estricta vera cidad de criterio ; 60 : "Yo no pertenezco a ning?n partido" / Tampoco pertenezco a partido alguno ; 61 : "nacionalista" / chauvinista.

2) Supresiones : 1 : "las" ; 2 : "donde van" ; 4 : "m?s y m?s" ; 7: "con una que otra parcela cultivada"; 15: "rusa"; 24: "movido ?nicamente del deseo de"; 29: "?ltimos"; 37:

"la"; 50: "a todos los extranjeros"; 51: "una"; 54: "Yo"; 56 : "Yo no gano sueldo. Yo gano un salario. Soy un obrero

intelectual"; 59: "Id?ntica y absoluta me parece ser mi

independencia en frente a los partidos y doctrinas pol?ti cas" ; 62 : a partir de este par?grafo, el resto de la versi?n

original se halla suprimido.

3) A?adidos: 5: de trecho en trecho; 20: la se?ora; 28: pendientes; 34: Pues bien; 35: alemana; 38: Las quejas pol?ticas de mi compa?era de viaje se traducen en un fran c?s apenas comprensible; 41: por s? mismo; 46: mayor; 48: al doctor; 49: he satisfecho y; 62: el par?grafo final dice : As?, pues, tratar? en mi reportaje de decir la verdad

y s?lo la verdad... El m?dico me mira y enciende un ci

garrillo.

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Page 12: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 13

Observaciones? 12: el embrague actorial de este personaje tambi?n aparece en las cr?nicas Acerca de la Revoluci?n rusa (El Comercio, Lima, 28 de abril de 1929) e Historia de una militante bolchevique (Bol?var, Madrid, A?o I, N? 2, 15 de febrero de 1930) ; el embrague actorial "m? dico" es calificado evaluativamente en este texto como

opositor frente a la "joven comunista" que desempe?a el rol de sujeto. Esa relaci?n constituye la organizaci?n ele

mental del discurso a nivel de la forma del contenido.

Nota: En lo referente a los t?picos presentados en el texto y de su variante, puede consultarse: Rusia en 1931, reflexiones al pie del Kremlin, Lima, Editorial Gr?fica Labor, 3a. edici?n, 1965, pp. 5-9, 72, 104, 158, 188 y 214; y Rusia ante el segundo plan quinquenM, Lima, Editorial Gr?fica Labor, la. edici?n, 1965, pp. 1-4, 61, 99, 194 y 199.

II: Enunciados y enunciaci?n

Una vez instaurados el texto y la variante, podemos dividir su discurso general en dos sub-discursos m?s o menos indepen dientes: el primero compuesto por enunciados narrativos y el

segundo, por enunciados declarativos. La porci?n del texto que

eomprende a estos ?ltimos ?motivo principal de nuestro estu dio? ha sido dividida, para su mejor organizaci?n anal?tica, en

-cuatro secuencias marcadas por el signo //; cada secuencia de

signa un ?mbito enunciativo discriminado, en el cual, cierto n?mero de enunciados tienen relaciones de presuposici?n entre ellos (enunciaci?n de criterios, introspecciones, etc.).

Ahora bien, entre los enunciados narrativos y los declarativos eabe indicar un rasgo distintivo: mientras que en los primeros el locutor participa describiendo la representaci?n de la "situa ci?n" enunciada (la situaci?n se origina en el propio mensaje) eomo personaje observador de un paisaje o como "actor" de un

di?logo, en los segundos el locutor asume su propia presentaci?n eon el pronombre yo (la situaci?n pr?existe aqu? a la enunciaci?n del mensaje). El "lector" es aludido por el discurso narrativo

ocupando el lugar de la tercera persona y no el del destinatario normal de la comunicaci?n, t?. En el discurso declarativo la

^'opinion p?blica" es evocada, en cambio, como destinataria directa del mensaje. Por ello, los enunciados declarativos contienen las se?ales que aseguran previsiblemente la lectura de las "declara ciones" anunciadas, con la fuerza ilocutoria adecuada: "el yo es

confirmado en su funci?n de sujeto permanente por la presencia de su correlato t?, que confiere al discurso su motivaci?n" 19.

Pero tambi?n desde el punto de vista del antagonismo entre

19 Jean Starobinski, "Le style de l'autobiographie", Po?tique, N<? 3, 1970,

p. 260.

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Page 13: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

14 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

la enunciaci?n de la narraci?n ("transcurso" y "movimiento" de las instancias discursivas) y la enunciaci?n de la declaraci?n

("permanencia" y "afirmaci?n" o "negaci?n" de las instancias

discursivas), no deben confundirse los enunciados declarativos con los enunciados descriptivos cuya funci?n en un texto autobio

gr?fico es prefigurar los llamados autoretratos ; la "huella exis

tencial" que se enuncia en los enunciados declarativos, lejos de ser acr?nica (autoretrato) o diacr?nica (autobiograf?a), es emi

nentemente sincr?nica.

La sincron?a del tiempo enunciado remarca el car?cter de

"constancia" que se?ala el presente de la enunciaci?n : el escritor "contamina" deliberadamente con su prisma subjetivo la des

cripci?n de lo que observa y transmite al lector; pero para salvar

el cr?dito de la verosimilitud que exige la demanda de ese mismo

lector20, antes de proseguir en sus cr?nicas con el reportaje constituido por enunciados narrativos ?que deben ser preserva dos de la pura descripci?n?, el escritor decUvra, se compromete con sus enunciados. De este modo, la veracidad de la declaraci?n "deber? cumplirse ante la mirada del sentimiento ?ntimo, en la

instantaneidad de la emoci?n comunicada a la escritura. A la alocuci?n de un destinatario trascendental, se sustituir? el pathos de la expresi?n fiel: la espontaneidad de la escritura calcada en

principio sobre la espontaneidad del sentimiento actual ?el cual se da como una emoci?n antigua revivida?, asegura la absoluta

20 Por la demanda, el escritor "constantemente conf?a a este interlocutor

imaginado (el lector) las objeciones del buen sentido y las convenciones sociales.

Le asigna la sospecha de la que ?l mismo se siente rodeado. Se esfuerza por convencerlo de la veracidad absoluta de su relato y de la inocencia permanente

de sus intenciones" ( Starobinski, p. 263). En el estudio de la discursividad cuyo efecto es ese veros?mil al?tico, debe tenerse en cuenta que "la manipulaci?n de

la verdad no es otra cosa que un elemento particular del acto enunciativo" (A. J.

Greimas, J. Courtes, p. 19), pues "ning?n lenguaje puede decir lo verdadero

sobre lo verdadero: la verdad se forma de aquello que ella misma

expone, no contando con otro medio para hacerlo" (Jacques Lacan, Ecrits, Paris, Seuil, p. 867). El efecto de veros?mil al?tico en la autobiograf?a co

rresponde1 a la segunda y tercera reglas enunciadas por Bruss: "2a. regla: la informaci?n y los eventos dados a conocer a prop?sito de la autobiograf?a, son

presentados por ser, haber sido o deber ser verdaderos, a) a partir de las con

venciones existentes, se exige que se tenga por verdadero aquello que la auto

biograf?a comunica (por m?s dif?cil que sea el mantener esa verdad), que el

objeto de la comunicaci?n concierna a las experiencias ?ntimas de un individuo o a situaciones abiertas a la observaci?n de un p?blico; b) se espera del p?blico que acepte estas comunicaciones como ver?dicas y que ese mismo p?blico es

libre de Verificarlas' o de ensayar su falsabilidad. Sa. regla: que pueda probarse o no la falsedad del objeto de la comtmicaci?n; que tal objeto sea o no abierta a una reformulaci?n de cualquier punto de vista; se espera del autobi?grafo que crea en sus afirmaciones" (Elizabeth W. Bruss, "L' autobiographie consid? r?e comme acte litt?raire", en Po?tique, N<? 17, 197a, p. 23). Cf. A. J. Greimas, Le contrat de v?ridiction, Montreal, policopias, octubre 1974; Theodor Geiger, Ideolog?a y verdad, Buenos Aires, Amorrortu, 1968; R. Barthes, "L'effet de r?el", en Communications, N<? 11, 1908, pp. 84-89 y "El discurso de la historia"; en

Estructuralismo y literatura, Buenos Aires, Nueva Visi?n, 1972, pp. 35-50.

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Page 14: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 15

autenticidad de la narraci?n. El estilo (...) toma desde luego una

importancia que no se limita m?s a la sola realizaci?n del lenguaje, a la pura investigaci?n t?cnica de los efectos: el estilo deviene

'auto-referenciaP, pretende referirse a la verdad 'interior' del

escritor" m.

Una vez que C?sar Vallejo, el escritor, cumple con este "introi

to purificador", las cr?nicas-reportaje de sus viajes a Rusia pue den proseguir. El salvoconducto ha requerido la inflexi?n moda

lizadora de un tipo particular de hacer : el asumir y declarar los

requerimientos teleo-ideol?gicos de los lectores de ?l Comercio y Bol?var.

Pasemos al examen de este causativo o, si se prefiere, facti

tivo; el hacer corresponde a los enunciados donde la fuente ilo

cutoria asume y declara una posici?n axiol?gica por interpelaci?n

originada en la demanda de la "opini?n p?blica". La v?a a seguir ser? aquella de los enunciados pautados por el embrague (en el

sentido empleado por Roman Jakobson)22 del pronombre yo.

El pronombre yo como marca morfol?gica no tiene una refe

rencia propia en la lengua ?tal cual pudiera tenerla el sustantivo

"mesa"?, recibiendo su referente s?lo cuando se le incluye en un

mensaje128. Por lo tanto, aqu? su rol sem?ntico se determina por re

ferencia a) al locutor y emisor anunciado en el t?tulo, "C?sar Valle

jo" 24

; b) a la circunstancia de la enunciaci?n, "en viaje a Rusia" ;

21 Jean Starobinski, p. 203. La tradici?n de esta "manera" escritural se inicia

?seg?n Starobinski?, en los epistolarios latinos y Montaigne, culminando en la

?poca moderna con las Confesiones de J. J. Rousseau. 22 Cf. "Les embrayeurs, les cat?gories verbales et le verbe russe", en Essais

de linguistique g?n?rale, Paris, Minuit, 1963, pp. 176-196. Los "embragues" son

unidades del c?digo que imprimen al mensaje una situaci?n determinada en el

desenvolvimiento o desarrollo del proceso de la enunciaci?n. 23 El pronombre yo "significa la persona que enuncia la presente instancia

del discurso que contiene yo" (Benveniste, p. 252). Pero el embrague yo en los

enunciados declarativos del texto estudiado, impulsa dos instancias distintas del

discurso: en las tres primeras secuencias se repite interminentemente, como

eductado a manivela, mientras que en la cuarta secuencia obra en el plano pre

suposicional. Intentando explicar un descabalamiento semejante, Fran?ois Jost

indica "para que un embrague sea m?vil, es decir, para que utilice plenamente sus particularidades semiol?gicas, es necesario una constante. Sin embargo ?sta

debe ser equ?voca, capaz de enraizar el discurso y diseminarlo. La movilidad

es siempre proporcional al grado de fijeza (de la declaraci?n). En un sentido,

a mayor especificaci?n de un elemento, m?s se desliza. En esta ?ptica, la repe

tici?n no es un simple artificio destinado a 'enlazar', a hacer 'tropezar', es al

contrario, aquello que dirige (la declaraci?n) hacia su origen, el escritor", F. Jost, "Le Je ? la recherche de son identit?", en Po?tique, N<? 24, 1975, p. 487). En

nuestro trabajo hemos elegido como constante los casos; Cf. nota 18. ?4 El pronombre yo recubre el nombre "C?sar Vallejo" (su referente es el

sujeto discursivo) pero adem?s traduce, en el plano ling??stico, al referido o

individuo portador de tal nominaci?n; el discurso se vuelve as? declarativo (el

yo es a la vez sujeto y objeto actancial del discurso). Tomando un punto de

comparaci?n arbitrario, el yo de los Salmos del Antiguo Testamento no alude? a

un individuo espec?fico; lo mismo ocurre en aquellos poemas de Vallejo donde

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Page 15: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

16 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

c) al tiempo en que se actualiza el discurso, su publicaci?n el "12 de mayo de 1929"; d) al contexto material enunciativo, el diario El Comercio. A partir de estos rasgos referenciales, podemos deducir que yo es, en los enunciados del texto estudiado, una

unidad de c?digo (C) que se dirige obligatoriamente al mensa

je (M), al discurso y su valor de uso en el modo de circulaci?n

ideol?gica cuya formulaci?n es (C/M).

Ubicado as? el sistema referenclal, tenemos lo siguiente:

1. ? El pronombre yo\ parte integrante del decurso, hace refe rencia precisa al productor o referido del enunciado y al simulacro de la enunciaci?n misma. Tal referencia es en realidad una enunciaci?n enunciada: la "objetividad" del enunciado (enunciaci?n simple) recubre la "subjetividad" (enunciaci?n enunciada) t?pica de los enunciados autobio

gr?ficos.

2. ? El enunciado general anunciado en el t?tulo, al designar el nombre propio "C?sar Vallejo", determina que la signifi caci?n aluda y se limite necesariamente a la referencia pa tente del c?digo entre destinador/destinatario, cuyas res tricciones son las de la pragm?tica semi?tica del modo de

producci?n, circulaci?n y consumo esbozado. Su f?rmula es

(C/C). 3. ? En la enunciaci?n, el mensaje dominante dependiente del

nombre propio y su espectro parasinon?mico, en tanto que autodesignaci?n, es tratado como mensaje que alude al c?

el pronombre yo no alude ni al referente ni al referido "C?sar Vallejo". Sin em

bargo, a diferencia de lo que ocurre en las dem?s cr?nicas de Vallejo, en los textos del corpus la alusi?n al nombre mediante el pronombre yo no est? ampa

Tada por la referencia, la firma del autor; la evocaci?n es directa: el nombre del agente o fuente ilocutoria encabeza el t?tulo. Abara bien, el nombre propio "no tiene sentido y, en consecuencia, la noci?n de significaci?n no se aplica a ?l. La funci?n de un nombre propio es la identificaci?n pura: distinguir e indivi dualizar una persona o una cosa con la ayuda de una etiqueta especial. El contraste entre significaci?n e identificaci?n es del mismo orden que aqu?l entre s?ntesis y an?lisis" (S. Ullman, Pr?cis de s?mantique fran?aise, Berna, Editions

A. Franke S.A., 1969, p. 24). Este criterio juega con el elemento referencial, determinando que el nombre propio tenga por funci?n "el destacar un individuo de la categor?a de la que forma parte: se le aisla para identificarlo mejor" (Ifitd., p. 25); es decir, una funci?n operatoria de an?lisis.

No obstante, eliminar la significaci?n del nombre propio es reducirlo a l? denotaci?n. Esa reducci?n (efectuada tambi?n por T. Todorov; cf. "Introduction ? la Symbolique", Po?tique, N<? 11, 1972, pp. 273-308), a pesar de incluir la

"persona;" o la "cosa", deja fuera al elemento referido; el nombre propio del escritor designado en el t?tulo o en las referencias esparcidas a lo largo del texto, deviene sujeto profundo de la autobiograf?a (cf. Philippe Lejeune, "Le pacte autobiographique", en Po?tique, N<? 14, abril 1973). Este mismo efecto se obtiene con cualquier otra "etiqueta de identificaci?n" (E. W. Bruss p. 21, nota 18) o con los roles funcionales del acto autobiogr?fico que, aun aludiendo al mismo

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 17

digo. Si "en viaje a Rusia" = M y "C?sar Vallejo" = C, la f?rmula resultante es (M/C).

4. ?Por otra parte, el mensaje atenido a la coyuntura "me dice" ? "le digo" manifiesta un discurso citado, es decir, un

enunciado al interior del enunciado general se?alado por el t?tulo. Ese enunciado distanciado frente al principal tiene la propiedad de mantener el bajo continuo de la enunciaci?n, seg?n la f?rmula de la autocitaci?n (M / M).

En suma:

?Decurso: referente: yo : (C/M) ?Discurso: referido: 1 : "C?sar Vallejo": (C / C)

2 : "C?sar Vallejo en viaje a Rusia":

(M/C) 3 : "Me dice" ? "le dice" : (M/M)

Teniendo en cuenta estas formulaciones, el lexema yo al com

referente, evocan distintos referidos: "si percibo dos instancias de discurso conte

niendo yo proferidos por la misma voz, nada me asegura que una de ellas no

sea un discurso diferido, una cita en que yo ser?a imputable a otro" (E. Benve

niste, p. 252). Pasando al discurso literario, "el nombre propio, top?nimo y antrop?nimo,

puede llenarse de significaci?n del mismo modo que las otras palabras del texto:

el referente se difumina entonces para privilegiar la relaci?n del significante al

significado. Participando en la 'literalidad' del texto, el nombre propio parece encontrarse en b?squeda de una 'remotivaci?n' f?nica y morfol?gica que no

.tiene muchas veces nada que ver con su origen apelativo" (Fran?ois Rigolot, "Po?tique et onomastique", en Po?tique, N<? 18, 1974, p. 194'); sin embargo, id?ntico fen?meno puede observarse en textos no precisamente admitidos por

la institucionalidad literaria. Pienso que la auto-identificaci?n del escritor en su propio escrito para definir

el g?nero autobiogr?fico (cualquiera sea su manifestaci?n decursiva: cartas, art?culos period?sticos, etc.), no se reduce a la non?nalizaci?n, pronominalizaci?n o a las inclusiones m?s o menos perifr?sticas de ciertos roles institucionales: la

complejidad del espectro sem?ntico que mantiene la indecisi?n simb?lica (grado

cero) en los lexemas de un texto egogram?tico, po?tico o no, abarca tambi?n la indecisi?n alusiva (individuo-referido / sujeto-referente) cuyos m?rgenes de

identificaci?n son indecibles. Tomando al azar algunos ejemplos de la escritura

<d? C?sar Vallejo:

Pero cuando yo muera

de vida y no de tiempo, cuando lleguen a dos mis dos maletas

(Ep?stola a los transe?ntes)

y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo, conovalezco yo

mismo, sonriendo de mis labios.

(Ibid.) ".. .En este mundo no me queda nada ya. Apenas el bien de la vida de

nuestro papacito. Y el d?a que esto haya terminado, me habr? muerto yo

tambi?n para la vida y el porvenir, y mi camino se ir? cuesta abajo..."

(Carta a su hermano Miguel, 16/X/1918)

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18 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

binar una propiedad simb?lica con otra indicial (C / C) + (M / C) r contiene sem?nticamente "su propia referencia y corresponde cada vez a un ser ?nico, planteado como tal" 2,s. Por esta raz?n el lexema

yo es definible ?nicamente en t?rminos de locuci?n (pragm?tica), sea por la instancia decursiva que lo marca (c?digo) como por la instancia discursiva que designa la "relaci?n existencial" del enun ciador-escritor con la enunciaci?n en su escritura misma (mensaje).

La situaci?n de alocuci?n (acto por el cual el locutor discursivo

yo se dirige al interlocutor discursivo t? o usted con las marcas

gramaticales de destinaci?n), coloca al agente en posici?n de sujeto frasal tanto en forma expl?cita ("C?sar Vallejo" / "el doctor") como en forma impl?cita (la relaci?n de destinaci?n virtual entre escritor /lector). Aquella primera forma alocutoria integral, tiene relaci?n directa con los enunciados interiores en el discurso porque ocupa, a la vez, la "obertura performativa" del discurso y la f?r mula (M /M), lo cual ha sido ya explicado. La segunda, en cambio,, abarca la "cobertura" de enunciados generales y dominantes

(C/C) + (M/C). De all? que la enunciaci?n estudiada presenta un car?cter parad?jico en lo que hemos denominado definici?n configuracional de las funciones enunciativas (un elemento dado resulta directamente dominado por otro en la estructura pro funda) :

? ret?ricamente, la alocuci?n, en su plano expl?cito,

ocupa un nivel "interno" de enunciaci?n; ?

pero en su plano impl?cito, ocupa singularmente un

nivel "externo" de enunciaci?n.

Sin embargo, el car?cter parad?jico permite integrar los

rasgos "aleg?rico" y "anecd?tico" del aspecto expl?cito de la alo cuci?n (correspondientes al relato o evento descrito) con los

rasgos "declarativo" y "testimonial" del aspecto impl?cito o de claraci?n. Estos rasgos destacan, adem?s, diferentes efectos de sentido en el acto alocutorio: los primeros, un efecto de sentido

suficiente; los segundos, un efecto de sentido necesario2Q.

25 E?mile Benveniste, Probl?mes de linguistique g?n?rale, Paris, Gallimard,.

1966, p. 252. 26 La comparaci?n entre el texto y su variante es particularmente demos

trativa: los cambios morfosint?cticos del relato y de la declaraci?n son diferentes, en el uno son de estilo, en la otra de contenido. Siguiendo los criterios de O.

Ducrot para explicar los efectos de sentido constatados de hecho (Cf. "Pr?suppo s?s et sous-entendus"; en Langue Fran?aise, N<? 4, d?cembre 1969, p. 30-43), los

enunciados que manifiestan la alocuci?n expl?cita requieren una deixis s?mica

de presuposiciones, mientras que la alocuci?n impl?cita requiere una deixis s?mica

de sobre-entendidos. Ello proporciona una primera explicaci?n de la paradoja:

Plano N?cleo Deixis

ret?rico enunciativo s?mica

1: expl?cito : interno : Presuposicional 2: impl?cito : externo : Sobre-entendido

Trasvasando estos t?rminos al modelo constitucional de A. J. Greimas (Cf. Dit

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 19

Esquematizados as? los diversos criterios que intervienen en la descripci?n de la situaci?n de alocuci?n, es posible ahora tratar la relaci?n entre los niveles enunciativos interno y externo del

discurso con la situaci?n de recepci?n del mensaje en el contexto circunstancial. Invirtiendo la perspectiva del viejo postulado "el contexto define al texto", ahora es el texto el que contribuir? a

definir su propio contexto.

Para cumplir esta observaci?n aplicada a la relaci?n entre la situaci?n de alocuci?n y de recepci?n, se tendr?n en cuenta los

siguientes t?rminos: ? El proceso del enunciado (X), ? el acto del discurso o proceso enunciativo (V), ? la entidad designada en los enunciados u objeto:

? evento descrito, objeto del relato: (O?), ? materia enunciada u objeto declarado: (O2).

Aqu? creo indispensable insistir sobre la funcionalidad del objeta en el enunciado: ?l constituye la entidad que o bien se

moviliza, se desplaza y cambia, o bien, se cuestiona su existencia en la enunciaci?n misma. Insertar un objeto ser?, para la ins tancia enunciadora, la concretizaci?n del mensaje a comunicar,

Sens, Paris, Seuil, 1970, pp. 135-154), se obtienen los ejes de una segunda des

cripci?n de la situaci?n alocutoria integral compleja (S) en oposici?n contradictoria

a la negaci?n de esa misma situaci?n o situaci?n alocutoria neutra (S). Si la

deixis presuposicional es la relaci?n de implicaci?n simple entre "lo expl?cito"

(si) y "lo interno" (s2), y la deixis de sobre-entendidos, la relaci?n de impli

caci?n simple entre "lo externo" (s2) y "lo impl?cito (si), tenemos:

1. ? Los planos ret?ricos son contradictorios: la alegor?a y la an?cdota cubren el

inteligible declarado y testimonial (Si + s2). 2.? Los niveles enunciativos son contradictorios: la enunciaci?n general y do

minante es interna, mientras que la enunciaci?n en "bajo continuo" es ex

terna (s2 -f- s2).

3. ? La relaci?n de presuposici?n es de implicaci?n simple ( Si 4- s2 ) : el efecto

de sentido requiere que la alegor?a y la an?cdota se den como el aspecto interno del n?cleo enunciativo en la enunciaci?n total (Cf. la "coda" del

discurso). Por ello la "materia" discursiva ensambla la continuidad del

discurso y su organizaci?n s?mica se actualiza en enunciados "suficientes".

4.--La relaci?n de sobre-entendidos es de implicancia simple (s2 + Si): los

enunciados "necesarios" suponen que el inteligible declarativo y testimonial

se d? impl?citamente en el discurso. No obstante, el aspecto del n?cleo

enunciativo que le compete es externo (la performaci?n de estos enunciados

por el escritor son el motivo-respuesta al acto de demanda de los lectores, la declaraci?n, el testimonio; la alegor?a y la an?cdota son, desde esta

?ltima perspectiva, subterfugios cuya funci?n es la de facilitar la inserci?n

de la declaraci?n testimonial en el inteligible del lector); la organizaci?n s?mica de ese aspecto externo se da en sobre-entendidos "necesarios".

5. ? La relaci?n entre enunciados presuposicionales y enunciados de sobre-entendi

dos es contraria, no contradictoria: ambas deixis pueden coexistir en el

mismo texto, sin excluirse mutuamente.

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20 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

raz?n por la cual tambi?n los objetos diseminados en los enun ciados ser?n definidos en el discurso como argumentos.

El contexto circunstancial tiene por funci?n contextualizar los aspectos interno y externo del n?cleo enunciativo; puede ser descrito con estos t?rminos :

? el acto o proceso de constituci?n del decurso escritural (Z), ? el protagonista codificador (fuente ilocutoria), locutor del

proceso de enunciaci?n o agente (Zi), ? el proceso de decodificaci?n legible (desconstrucci?n) del

decurso o acto de lectura (Y), ? el (los) protagonista (s) receptor (es), decodificador(es) del

proceso de enunciaci?n o contra-agente (s) (Yi). Este t?r mino representa al (los) receptor (es) virtual (es) del proce

so discursivo.

Zi e Yi, locutor y receptor, son los elementos de la situaci?n

extraling??stica al interior de la cual se da el decurso y el dis

curso, el mensaje. Por ello no pueden confundirse con Z e Y, destinador y destinatario respectivamente: en su calidad de so<

portes de la situaci?n enunciada, Zi e Yi son continentes y no

contenidos, mientras que Z e Y son los elementos formales del decurso que establecen la relaci?n interpersonal de situaci?n al interior del discurso, adquiriendo por tanto los roles de destina dor y destinatario. Pero siendo los enunciados portadores de un

"mensaje oratorio"27 o mensaje que comprende tanto a unos como a otros (Zi + Z + Yi + Y), debe se?alarse su combinatoria.

Pues bien, si los enunciados mismos consignan como embrague principal al protagonista ?agente? convertido intrasdiscursiva

y sem?nticamente en el ser animado instigador del proceso yo

(A)?, ?ste se define por sus posiciones de conjunci?n y dis jun ci?n respecto a los otros protagonistas. Tales protagonistas son entidades presupuestas en el discurso frente a las cuales se dirime la acci?n de (A) y se presentan all? como "doctor" (B), "se?ora" o "joven" (C) y "lectores" u "opini?n p?blica" (D).

Utilizando el signo ":" para separar los enunciados descrip tivos y el signo "->

" para indicar la transformaci?n, tenemos :

1. ? situaci?n alocutoria y receptiva expl?cita:

Zi + Z : O? [A (X + V) n (B + C) u D] : Y + Yi 2. ? situaci?n alocutoria y receptiva impl?cita :

Zi + Z : 02 [ A (X + V ) u (B + C) n D] : Y + Yi 3. ?

integrando en un solo proceso las dos situaciones alo cutorias y receptivas, la lectura "intuitivo-impresionis ta" transfiere de golpe la "individualidad" del individuo existential C?sar Vallejo, a la "sujetidad" del sujeto

27 A. J. Saravia, "Message et litt?rature", en Po?tique, N? 17, 1974, p. 3.

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 21

enunciado como yo en el discurso: se toma al discurso narrativo "como si fuera" un discurso declarativo, rea lizando la identificaci?n anal?gica acostumbrada vida obra:

Zi + Z: d [A (X + V) n (B + C)u D] 02 [A (X + V) u (B + C) n D]

O, + 02 [A (X + V) n (B + C) n D] }

: Y + Yi

Esta ?ltima manera de proceder ?corriente en la cr?tica

burguesa del fen?meno literario 28 ? es inadmisible en un estudio materialista del discurso, cualquiera sea la filiaci?n institucio nalizada que se le imponga. Consecuentemente, enseguida se estu diar? s?lo el nivel enunciativo de la enunciaci?n alocutoria y re

ceptiva impl?cita en que se manifiesta el sistema ideol?gico del discurso.

1. ? la implicaci?n de los protagonistas en el proceso del enunciado :2I9

X (Zi + Yx) :-> : X (A + D) 2.?la designaci?n del proceso mismo (X), del protagonista

(A) y del protagonista (D) en sus respectivos ?mbitos parasinon?micos :30

(X) = "Le digo", "se me antoja", etc.

(X + A) = "Yo", "usted", "me", "soy", etc.

(X + D) = "lectores", "opini?n p?blica"

3. ? mientras las formas designativas de (A) son cualifica doras, las de (D) son cuantificadoras :

(A) = "yo no soy invitado por nadie", "yo no gano sueldo", etc.

(D) = "sus lectores", "la opini?n p?blica"

4. ? el tiempo verbal en presente marca el proceso del enun

ciado en relaci?n al proceso de la enunciaci?n. Ambos

28 Los pilares metaf?ricos de esos ejercicios idealistas ("lo inefable", "la

belleza", "el genio", "la autor?a", etc.) determinan la evasi?n respecto del texto, en nombre de la biograf?a. Ellos se dan siempre como hip?tesis apor?ticas, irre

solubles, falsos problemas (Cf. Enrique Bail?n Aguirre, "Dominio y objeto de lo

literario", en el diario La Cr?nica, Lima, 14 de setiembre de 1974). 29 La situaci?n alocutoria y receptiva impl?cita, virtualiza la presencia de (A)

y (D) en el discurso. 30 "Le digo" se da con referencia a la situaci?n alocutoria y receptiva expl?

cita; "usted" y "sus lectores" se dan desde esa situaci?n expl?cita en alusi?n a

la impl?cita. Estas formas funcionan como conectores entre ambas situaciones.

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22 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

procesos se dan concomitantemente respecto a la "tem

poralidad existencial" de los protagonistas, del destina

dor, del destinatario y del objeto:

X Zi:A | V

O: 2 D : Ya

Por esta raz?n, en el texto no se presenta el roce de dos tiempos : el tiempo de la enunciaci?n y el tiempo del

objeto enunciado son is?cronos; lo cual no ocurre en el discurso hist?rico31.

5. ? el testimonio o la presentaci?n declarativa del discurso

conjuga el proceso del enunciado, el proceso de la enun ciaci?n y los objetos:

(X + V + 02 + O?) = "Para que mi reportaje tenga va

lidez ante la opini?n p?blica y sea una credencial insospechable y

rigurosamente objetiva de las rea

lidades aut?nticas de Rusia, he

querido hacer este viaje sin que el Soviet ni ninguna instituci?n sovi?tica comprometa, a?n sin

propon?rselo, mi independencia con facilidades o cortes?as m?s o

menos escabrosas".

Esta categor?a testimonial comprende, adem?s del hecho re

latado y la obertura performativa ("introito purificador"), el acto del informante-escritor, la convocaci?n directa del interlocu tor-lector y la palabra del enunciante que se refiere a ese acto.

As?, por medio de ese procedimiento, el escritor como "individuo"

prefigura su capacidad como "sujeto" manifestado por el embra

gue pronominal fundamental en el discurso (Zi-> A), y otorga en forma de predicados sobre (A) la plenitud exigida al testigo por la imagen ret?rico-burguesa de idoneidad y suficiencia ideo

l?gica, es decir, los presupuestos de "objetividad" que deben ga rantizar la sind?resis discursiva del cronista.

En consecuencia, el estatuto sint?ctico del proceso enuncia tivo aqu? planteado presupone una "duda" originada en una cons

trucci?n causativa ?post hoc, ergo propter hoe? cuyas etapas caracter?sticas de "resoluci?n" (saber testificado sobre la actividad del agente) son:

1.?Interpelaci?n = "?Usted ha sido invitado por el soviet

para hacer este viaje a Mosc?? Perdone la indis

31 Cf. Roland Barthes, "El discurso hist?rico", Ibid.

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 23

2. ? Negaci?n = "Yo no soy invitado por nadie ?le digo?.",

"Yo no soy empleado", "Yo no gano sueldo", "Yo no pertenezco a ning?n partido", etc.

3. ? Aseveraci?n = "Yo costeo mi viaje", "Tengo una forma afirmativa de pensamiento y de opini?n, una fun ci?n de juicio positiva", etc.

El primer t?rmino es la causa inmediata, el est?mulo que solicita imperativamente una reacci?n enunciativa. Tal reacci?n se da en el desarrollo del discurso por medio de los predicados que se atribuyen al "sujeto", predicados que remiten al signifi cado central, objeto o materia de la enunciaci?n en s? (A-> 02), seg?n el mecanismo enf?tico de la ant?tesis negaci?n / aseveraci?n indicial y reflexiva se?alada 32. Las aseveraciones y las negaciones, incluso aquellas llamadas "de posesi?n alienable" por Ch. Fillmo

re, son la reacci?n a la interpelaci?n que opera como un verdadero

predicador sicol?gico (instrumento).

No obstante la aparente naturaleza silog?stica de este meca

nismo, en realidad all? opera el entimema33 cuya nota def initoria es el proporcionar a la relaci?n (D-> Yi) una inteligibilidad no

simb?lica sino veros?mil, o mejor a?n, el prop?sito declarado de alcanzar el veros?mil que, vulgo vulgaris, se atribuye a la escritura hist?rica34.

Resumiendo lo expuesto hasta este momento: los primeros enunciados del texto (desde "El tren avanza...", hasta ".. .las

tropas de Varsovia") son enunciados narrativos por definici?n y ubicaci?n en el discurso. En cambio, los que he descrito, son tipifi cados como enunciados declarativos a5

; contienen elementos decur sivos de?cticos y anaf?ricos que hacen referencia a la situaci?n, al

momento en que se produce cada enunciado (tiempo y aspecto del

verbo) y al individuo performador de la escritura (modalizacio nes). Todos estos aspectos indic?ales del lenguaje permiten escla recer las coordenadas de?ctico-anaf?ricos y espacio-temporales del discurso. Ellas se determinan por la movilizaci?n de las referen cias con que juega el embrague yo en los enunciados, desplegando as? las variaciones estructurales del "sujeto" en el discurso.

32 Esto no significa decir que se sostenga la existencia de una filosof?a

"maniquea" sobre la "vida" en la escritura de Vallejo. Todo lo contrario, esa

escritura necesita de un estudio polis?mico regulado (Cf. Enrique Bail?n Aguirre,

Vallejo como paradigma. Un caso especial de escritura, Lima, INC, 1974, Nos. 7. 3.

1-2, pp. 189-190. 33 Cf. Roland Barthes, "L'ancienne rh?torique (aide-m?moire)", en Commu

nications, N? 16, 1970, N<? B. 1. 10 y ss. 34 "Enti?ndase bien, la enunciaci?n hist?rica de los eventos es indepen

diente de su verdad 'objetiva'. S?lo cuenta el prop?sito 'hist?rico' del escritor". E. Benveniste, p. 240, nota 1.

35 No se comprende aqu? el enunciado "inclin?ndose como para que nadie m?s que yo le oyese", un enunciado descriptivo; tampoco, "la se?ora o yo", enun

ciado donde yo alude al "m?dico" y no al protagonista codificador del discurso.

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24 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

Siguiendo el planteamiento de base y la distinci?n entre relaciones subyacentes (relaciones sint?ctico-sem?nticas subya centes) y formas expresadas (manifestaci?n de esas relaciones

subyacentes), describiremos las relaciones entre los indicadores

y la marca temporal del presente, ?nica en este discurso, y el "inventario de la actualizaci?n de los roles sem?nticos fijados por la teor?a gramatical"

36

La gu?a escogida en la manifestaci?n de las relaciones sin

t?cticas, ser? el sub-componente gramatical, y en ?l, la oposici?n sujeto/predicado se tipificar? con un verbo (F) y por cierto n?mero de elementos nominales (G). La relaci?n, designada aqu? con la sigla (P) ser? identificada tanto sint?ctica como sem?n

ticamente, gracias a los casos37, y ella constituye la primera regla del componente de base:

1. P->F + Gi ... Gn

Si a ello se a?aden las modalidades de negaci?n, modo o

aspecto (M), y las marcas de circunstancias, lugar y tiempo o

circunstantes (H), tenemos la segunda regla del componente de base:

2. E (enunciado)-> M (modalidad) + H (circunstan tes) + P (proposici?n)

En este sentido, "los casos identifican los roles que las enti dades asumen en la predicaci?n" 38. A su vez, los roles o relaciones se?aladas en la manifestaci?n (formas expresadas) dependen de la actualizaci?n verbal u operador del enunciado y de la tensi?n

producida. Evaluando el enunciado mismo, lo que all? "se dice", frente al discurso o al mundo, la intervenci?n de tal o cual verbo

produce la tensi?n ; los verbos "ser" y "haber" marcan la ausen cia de tensi?n; los factitivos y desiderativos, "hacer", "poder", "querer", "antojar", etc., equivalen a una aserci?n mitigada y son la marca de los enunciados m?s o menos tensos. Finalmente, los

referentes aludidos por los roles conforman la deixis ( = momento de la enunciaci?n; participantes en la comunicaci?n; lugar en que es producido el enunciado) permitida por la restricci?n disursiva del texto.

Ciertamente, una vez caracterizado el cuadro anal?tico, podr?a

36 Ch. J. Fillmore cit., Denis Slatka, "Esquisse dune th?orie lexico-s?man

tique: pour une analyse d'un texte politique (Cahiers de Dol?nces)", en Langages, N<? 23, 1971, p. 116.

37 El principio de an?lisis es el siguiente: "los casos se asocian de manera

espec?fica al verbo que se constituye, entonces, como predicado (en el sentido

l?gico del t?rmino) y se define por el n?mero de argumentos que le es factible recibir. Por ello, los diferentes casos que se pueden asociar de manera conceptual a un predicado dado, constituyen la estructura de caso de ese predicado". E.

Slatka, ibid. 38

Fran?oise Dubois Charlier, "Avant-propos: les premiers articles de Fillmo

re", en Langages, N? 38, 1975, p. 9.

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 25

aplicarse all? cualquiera de los modelos de an?lisis frasal puestos a punto por la ling??stica del discurso o de las unidades trans frasales estudiadas por la semi?tica ling??stica. Pero ese no es el prop?sito del trabajo que me ocupa ahora. Se trata m?s bien de ampliar la especificaci?n de la deixis discursiva en la pers pectiva de la transformaci?n del individuo en mjctol, examinando los enunciados que contienen el agente-embrague yo en cada se cuencia.

Una primera nota a destacar: en los enunciados que plasman la reacci?n enunciativa, es decir, la oposici?n aseveraci?n/nega ci?n de los predicados (vista al tratar el estudio sint?ctico del proceso enunciativo), ella convierte al agente en activo/pasivo (Aa/Ap) dentro de cada secuencia independientemente conside

rada. Efectivamente, puesto que como embrague el actante agente sujeto (persona concernida) no se define por s? mismo sino me

diante la relaci?n subyacente que establece con el objeto en el

discurso, las formas que expresan la relaci?n (A / 02) distinguen estos cuatro objetos:

(02a) = "invitaci?n" + "viaje"

(02b) = "empleo" + "sueldo" + "salario"

(02c) = <?>

(02d) = "unidad vital"

Adem?s, frente a (02) se define el oponente (J), actante que mantiene una relaci?n de oposici?n frente al actante agente sujeto. En los predicados sobre eventos sicol?gicos, encontramos el instrumento (I), est?mulo o causa del evento marcado en la forma expresada por el verbo I (F). Detallados as? los roles que operan en las dos reglas del componente de base propuesto, tenemos :

Secuencia primera: ?

(A / 02a) = Yo no soy invitado por nadie

1 : H + Ap + Negador + F + 02a + Ablativo + J + <j> Observaci?n: la f?rmula corresponde a la negaci?n de

beneficio. Sabemos que la preposici?n por

puede corresponder estrictamente, t?rmino a

t?rmino, con la presencia del (Aa) subya cente <j> ; en este discurso nadie implica "ido

neidad declarativa" ( ideol?gico-burguesa) exigida por la interpelaci?n del acto de de

manda. All? se origina la relaci?n con el

enunciado construido 2. ? (A / 02a) = Yo costeo mi viaje 2 : H + Aa + F + Nominativo + 02a + <t>

Observaci?n : es la f?rmula de la aseveraci?n de la acci?n.

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26 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

El ap?cope de "m?o", mi, tipifica la "pose si?n alienable" ya que su estructura subya cente es una frase relativa ("tengo un via

je" / "el viaje es m?o"). Igual cosa puede decirse de los enunciados "mi pasaporte", "mi reportaje", "mi independencia", "mi

trabajo", etc. La ausencia de (Ap) marca la imbricaci?n de este enunciado construido con el anterior (negaci?n

? afirmaci?n).

Secuencia segunda: ? (A / 02b) = Yo no soy empleado de ning?n peri?dico 3 : H + Ap + Negador + F + 02b + Genitivo + J + Aa

Observaci?n: aqu? estamos frente a una negaci?n de su

bordinaci?n. De no es s?lo la marca formal de la relaci?n subyacente de propiedad y

pertenencia entre el agente pasivo y el agen te activo ?rol ocupado por el oponente?, sino adem?s la marca formal de la relaci?n de subordinaci?n negada por el sujeto, res

pecto del oponente en su calidad de "insti tuci?n" o aparato ideol?gico del Estado en

la sociedad de clases. ?

( A / 02b) = Yo no gano sueldo

4 : H + Ap + Negador + F + 02b + <j> Observaci?n: el enunciado construido contiene la negaci?n

de retribuci?n fija. La forma expresada no marca el caso nominativo, pero la relaci?n

subyacente obligada a ra?z de la marca por ausencia (</>) de (Aa), implica el enunciado construido 5.

? (A / 02b) = Yo gano un salario

5 : H + Aa + F + Nominativo + 02b + <?> Observaci?n: esta es la formulaci?n de la aseveraci?n de

compensaci?n. La marca de ausencia en la forma expresada (</>) corresponde a (Ap) en la relaci?n subyacente y desde luego su

imbricaci?n con el enunciado construido 4. La articulaci?n de la imbricaci?n se realiza

por la forma verbal id?ntica en ambos enun

ciados; ello permite que las relaciones sub

yacentes se complementen respecto de la pa sividad/actividad del agente.

Secuencia tercera: ?

(A / 02c) = Yo no pertenezco a ning?n partido

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 27

6 : H + Ap + Negador + F + <? + Dativo + J + Aa Observaci?n : la f?rmula corresponde a la negaci?n (por la

persona afectada) del estado o la acci?n, ocu

pando la forma expresada ?nicamente el estado. El dativo a, como se sabe, no es s?lo

complemento del verbo, sino tambi?n del con

cepto complejo expresado por ?ste y el acu sativo a la vez ("a ning?n partido"). Es por ello que la marca de ausencia (<?) implica necesariamente la presencia de (02c) y (J) en la relaci?n subyacente, tal cual ocurre en

los enunciados construidos 1 y 3 ; del mismo

modo, el agente ?que es la persona afectada

por el estado? incurre en la negaci?n-de nuncia frente al oponente. El oponente es

aqu? otra institucionalizaci?n ideol?gica, la

"apropiaci?n" del agente por obra de ciertos

aparatos ideol?gicos del Estado: los apara tos pol?ticos de la democracia burguesa.

Secuencia marta: ?

tengo mi pasi?n, mi entusiasmo y mi sinceridad vitales... ? Se me antoja que...

La ausencia de los roles en estas formas expresadas impide la formulaci?n de enunciados construidos comparables a los ante riores. Sin embargo, cabe destacar que el primer enunciado tex tual est? tipificado reiteradamente por la "posesi?n alienable" que ha sido descrita en el enunciado construido 2 : su estructura

subyacente se constituye con frases relativas del tipo "tengo una pasi?n" / "la pasi?n es m?a", etc. La suma de frases relativas

que redundan en la "posesi?n alienable", conduce necesariamente a la intervenci?n en el discurso de la "persona autoafectada" :

"Tengo una forma afirmativa de pensamiento y de opini?n, una

funci?n de juicio positiva". El segundo enunciado textual contiene la forma pronominal

de la primera persona me y el reflexivo se (el verbo tambi?n

reflexivo), marcas del acusativo: es la tensi?n m?xima, la "coda" del discurso. A diferencia de los enunciados anteriores, ?ste con tiene la construcci?n I (F). El instrumento-verbo antoja recubre el est?mulo o "la situaci?n que desencadena la reacci?n en la des

cripci?n del evento mental" 39, cuyo efecto hace que (02d) permita identificar ?a trav?s de su forma expresada? el "contenido de la experiencia"; en este sentido, el sujeto-agente (Aa) desempe?a obligadamente el rol de "experimentador".

39 Charles Fillmore, "Quelques probl?mes pos?s ? la grammaire casuelle", en

Langages, N<? 38, 1975, p. 78.

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28 ENRIQUE BALLON AGUIRRE

Resumiendo, los roles en la descripci?n de los predicados de eventos sicol?gicos son el agente, el instrumento y el objeto:

7 : H + Aa + I (F) + 02d Observaci?n : la f?rmula corresponde a la afirmaci?n de la

autarqu?a individual. Tal es la forma expre sada del "reactivo-respuesta" determinante en relaci?n al instrumento que opera como

interpelaci?n en el acto de demanda: es la

contrapropuesta instrumental propia de la autoafirmaci?n personal.

Los enunciados 1, 3-4 y 6 presentan una construcci?n sint?c tica en que el rol del (Ap) es percibido como "voluntario" o "deli berado". Por esta raz?n, 2 y 5 son las formas expresadas de la relaci?n subyacente 1 y 3-4, lo cual determina bloques de decisi?n

optativa entre ellos y en cada secuencia. Ciertamente, las dife rentes decisiones optativas generan (desencadenan) el resto de los enunciados declarativos de cada una de ellas.

En cuanto a los objetos, ellos operan en la reacci?n-respuesta al acto de demanda, asumen funcionalmente a la categor?a de actos

argum?ntales y posibilitan la conceptualizaci?n de los enunciados textuales en su perspectiva de enunciados ideol?gicos. Otra de sus

funciones es la de obrar como rasgos evaluativos positivos/nega tivos de calificaci?n argumentai.

Los enunciados negativos, aunque de frecuencia d?bil en la escritura vallejiana, son importantes en la medida que permiten "obtener diversos juegos de las enunciaciones sobre las cuales se organiza el discurso pol?tico, y determinar sus relaciones con el discurso pol?mico, en que la presencia de la negaci?n es un factor esencial" 40.

Finalmente, el enunciado 1 contiene en su relaci?n sint?ctico sem?ntica subyacente, las marcas verbales abstractas de dona ci?n 41 "dar" y "ofrecer" ; el enunciado 3, la marca verbal "supe ditaci?n" ; el enunciado 4 "retribuci?n" y el enunciado 6 "opci?n" y "decisi?n". N?tese que todos ellos est?n recogidos por la pre suposici?n negaci?n de contrataci?n, confirmada por la marca verbal del enunciado 7 "deseo vehemente", en oposici?n afirma tiva y conclusiva.

De lo expuesto se puede deducir que:

1. ? La intencionalidad del programa narrativo en el discurso, obedece a las restricciones propias de la reacci?n enuncia tiva. Es la respuesta normativa ante la interpelaci?n del acto de demanda dirigido por una sociedad de contextura

40 Genevi?ve Pr?vost, "Approche du discours politique: 'socialisme' et So

cialiste' chez Jaur?s*", en Langages, N<? 13, 1969, p. 61. 41 Charles Fillmore, Ibid.

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C?SAR VALLEJO EN VIAJE A RUSIA 29

social burguesa, manifestaci?n impuesta, a su vez, por la

competencia gen?rica: a ello se debe la selecci?n de eventos

que permiten la introducci?n veros?mil de la declaraci?n.

2. ? Los enunciados declarativos transmiten un saber reflexivo sobre el propio destinador del proceso de la enunciaci?n, defini?ndose esa autoconciencia como un saber sobre el saber comunicado 42

3. ? En la secuencia final, el saber reflexivo (objetivaci?n de la

subjetividad) es m?s bien un saber hacer. La actividad

cognitiva o conciencia sobre los eventos, se ampara en la

introspecci?n (y en la variante, en la "verdad"), programa cognitivo particular y totalizador. A diferencia de los otros art?culos vallejianos que tratan de un hacer infcfmativo (cr?nicas), el sujeto cognitivo del discurso en este texto

es el mismo sujeto del hacer: se trata de un saber testimo nial (manipulaci?n directa del saber) estrictamente dife rente del "saber simb?lico" (el yo de los poemas de Vallejo donde el sincretismo complejiza los roles del sujeto) o del "saber vivencial" (el yo de las cartas de Vallejo, all? se

concretiza el rol espec?fico del sujeto) cuya caracter?stica es la manipulaci?n del "saber" por delegaci?n.

4. ? El aspecto declarativo del discurso expone la decisi?n de denunciar la relaci?n contractual individuo-instituci?n. Aho ra bien, siendo esta instituci?n nada menos que la demanda de los aparatos ideol?gicos de la sociedad burguesa interna cional (por lo pronto, la peruana y espa?ola que publican el texto) detentadora del consenso de decisi?n sobre l?\ legi ble / lo ilegible, la oposici?n contradictoria y decisoria por parte del discurso es lo escribible / lo' no-escribible. En otras

palabras, el discurso en su aspecto declarativo reclama para s? la facultad de expresar ?nicamente las restricciones de

pendientes del acto de escritura y la performaci?n ad libitum

por parte del agente-escritor. Este rasgo de la po?tica valle

jiana pertenece a la competencia espec?fica del escritor.

III. Conclusi?n

Evaluando las manifestaciones del pronombre yo en la escri tura de C?sar Vallejo, podemos resaltar lo siguiente: el yo de la escritura narrativa43 no es asumido declaradamente ?ni exis

tencialmente? por el escritor pues no se trata de relatos hist? ricos o autobiogr?ficos sino novelescos. El yo de los poemas4? carece por lo menos de referido: (concepto que refiere o traduce, en el plano mental, a la cosa o individuo extraling??stico), salvo

42 A. J. Greimas, J. Courtes, p. 12 y ss. 43 Cf. Novelas y cuentos completos, Lima, Moncloa, 1967. 44 Cf. Obra po?tica completa, Lima, Mosca Azul, 1974.

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Page 29: Cesar Vallejo en viaje a Rusia

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en algunos poemas donde depende del nombre designado y alude al sujeto ubicable referencialmente (significado aludido). El yo de las cartas tiene, en cambio, un referente y un referido a ser decodif icados por los interlocutores individuales a quienes les han sido dirigidas.

En estas escrituras, el yo enunciado es indiscernible respecto de la competencia espec?fica o gen?rica manifestada; hay all? un dosa je indiscriminado de ambas competencias, corri?ndose al

interpretarlas el evidente riesgo de deformar y falsificar la fide lidad de la reminiscencia. Por el contrario, en el decurso estudiado, el yo enunciado por el escritor se emplaza (desempe?a) desen

mascarado frente al t? correspondiente al lector. Aqu? no se origina entre el destinador y destinatario del mensaje una pre caria intimidad (cartas) o una sutil manipulaci?n del agente discursivo (relatos novelescos, prosa po?tica, poemas) ; se trata

m?s bien, del yo po?tico-pol?tico del escritor colocado en tensi?n ideol?gica respecto de la demanda, tambi?n ideol?gica, del lector (la exigencia de un sentido, de un contenido en el texto).

Este punto de vista destaca la importancia del estudio de los art?culos period?sticos de C?sar Vallejo, no negados pero man tenidos hasta hoy por la cr?tica idealista en deshonorable clan

destinaje.

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