arrom-perfil del teatro contemporáneo en hispanoamérica

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  • Perfil del Teatro Contemporneo en HispanoamricaAuthor(s): Jos Juan ArromReviewed work(s):Source: Hispania, Vol. 36, No. 1 (Feb., 1953), pp. 26-31Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/334735 .Accessed: 24/09/2012 12:45

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  • PERFIL DEL TEATRO CONTEMPORANEO EN HISPANOAMERICA

    JosE JUAN ARROM Yale University

    No son pocos los que repiten, porque asi lo han oido repetir, que en Hispano- am6rica ni hay ni nunca ha habido teatro.* Y tendrian raz6n si no fuera porque la rigurosa investigaci6n de los hechos de- muestra todo lo contrario: en Hispano- am6rica hay y ha habido teatro, aun desde antes de la llegada de los europeos, y esa larga e ininterrumpida corriente de manifestaciones dramaticas constituye una zona nada desdefiable tanto para el estudioso de nuestros procesos culturales como para el de nuestra producci6n literaria. Como que en otras ocasiones me he ocupado, entre esas manifesta- ciones dramaticas, de la extensi6n y tras- cendencia de la escena precolombina y de variados aspectos de la colonial, voy a limitarme hoy a esbozar s61o lo que ha estado ocurriendo desde 1939 hasta el presente.

    La selecci6n del afio 1939 como hito cronol6gico no es ni accidental ni arbi- traria. Hay distintos factores que se ainan para establecer alli una verdadera divisoria de aguas. En lo politico, en ese afio ocurre el cataclismico fin de la Repid- blica Espafiola, que conmueve profunda- mente la conciencia hispanoamericana, y tambien comienza la Segunda Guerra Mundial, que si nos conmueve menos, nos afecta materialmente mucho mis. En lo econ6mico, se inicia de inmediato un periodo de afluencia-mayor producci6n de azicar, metales y otros productos-- que aumenta la capacidad adquisitiva del ptiblico y lo provee de mayores me- dios para la intensificada bdusqueda de recreos y entretenimientos. Intelectual y artisticamente, la crisis europea nos

    plantea con mayor urgencia el problema de conocernos mejor a nosotros mismos para alcanzar mas clara conciencia de nuestra funci6n y consecuente aporte a ese mundo en crisis. Ese bucear en lo nuestro relacionandolo con los problemas mundiales nos Ileva a reconocer que a trav6s de lo local hay que ir a lo univer- sal, pero sin perder en nada nuestra raigambre de pueblo. En este proceso de meditaci6n en profundo nos auxilia la brillante pl6yade de emigrados espafioles que se refugian en el suelo siempre aco- gedor de la Am6rica. El resultado final es un concepto mas amplio y mas hondo del mundo, una acusada tendencia hacia la metafisica y, en teatro, el alejamiento de las t6cnicas realistas en los elementos decorativos y externos, una interpreta- ci6n-interpretaci6n, no copia--mas in- tuitiva y po6tica de la realidad, y una visi6n mas ecum6nica del hombre, de los temas y de las situaciones.

    De esas inquietudes fundamentales se derivan otros factores que influyen de manera mas concreta en la renovaci6n del clima esc6nico. El teatro comercial, explotado por companfias nada progre- sistas, ya fueran las que se originaban ac& o las que nos llovian peri6dicamente de Espafia, va cayendo en desprestigio al irse conociendo mas elevados niveles de creaci6n artistica. A ese proceso contri- buyen decisivamente los teatros experi- mentales, pequefios ndicleos de gente avizora que venian ya funcionando con notable 6xito, tales como Ulyses y Proa en M6xico, La Cueva en Cuba, el Teatro del Pueblo y el Grupo Juan B. Justo en la Argentina y algunos mas en estos y otros paises. De igual eficacia resultan los teatros universitarios, que se inician poco despuds de dicha fecha e imparten

    * A paper read at the Thirty-Fourth An- nual Meeting of the AATSP, Boston, December 29-30, 1952.

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    al g6nero dramitico dignidad acad6mica, atray6ndose de ese modo a un pdblico escogido, entusiasta y exigente. Sirvan de ejemplo, en Cuba, el Teatro de la Uni- versidad de la Habana; en Chile, el de la Universidad Nacional y el de la Cat6- lica, y en Puerto Rico el de la Universi- dad de Puerto Rico. En la doble estela de aquellos movimientos van apareciendo instituciones afines y a veces filiales, tales como el Patronato de Teatro, la Aca- demia de Artes Dramaticas y el Grupo A. D. A. D. en la Habana, el grupo teatral del Gimnasio Moderno, en Bo- gotai, la Asociaci6n de Artistas Aficiona- dos, en Lima, y la excelente secci6n de teatro del Instituto de Bellas Artes en M6xico.

    Los movimientos consignados sirvieron no s61o para crear pdblicos bien ambien- tados, sino tambi6n para adiestrar actores y t6cnicos id6neos (sin int6pretes no hay teatro), y formar a su calor autores que, conociendo lo mejor del teatro universal, han ido a la bdsqueda de rumbos in6ditos para dar su nota propia y han logrado asi obras que compiten y a veces superan a esos mismos altos valores universales que les sirvieron de trampolin de apren- dizaje.

    Esbozadas las causas que han deter- minado la triple renovaci6n de autores, int6rpretes y pdblico, pasemos ahora a dar noticias de algunas de las obras que han enriquecido en estos diltimos afios nuestra literatura dramatica. Comen- zando por M-xico-el hermano definidor, como lo llam6 con feliz acierto Pedro Henriquez Urefia-habria que destacar las de Agustin Lazo, Salvador Novo, Mauricio Magdaleno, Juan Bustillo Oro, Xavier Villaurrutia, Wilberto Cant6n, Salvador Calvillo Madrigal, Bernardo Ortiz de Montellano y Rodolfo Usigli. En la imposibilidad de estudiar aquf la labor de todos esos autores, escojamos los tres dltimos para subrayar, a vuela pluma, s6lo tres facetas de la producci6n me- xicana.

    De Salvador Calvillo Madrigal deseo

    mencionar Amanecer, drama en un acto publicado en 1945. En esta pieza, sobre el tenso fondo de la Revoluci6n Mexi- cana, se aprieta en concisi6n de minutos una acci6n bien tramada, poderosa y fatal: la de un prisionero que, ante la inminencia de ser fusilado por una banda de foragidos, confiesa a su compafiero, en descargo de su conciencia, haber sido amante de la mujer de 6ste. Admirables son la rigurosa precisi6n del dialogo, la verosimilitud de las motivaciones, los seguros rasgos con que, en dos frases, queda trazado el caracter de los prota- gonistas y la dramitica situaci6n en que culmina la obra al recobrar ambos hom- bres, imprevistamente, la libertad. Y en esa obra, mexicana en todos los porme- nores, desde la escenograffa hasta el len- guaje de los personajes secundarios, es igualmente mexicana la manera en que se resuelve dicha situaci6n, pues si en otras partes del mundo pudiera desem- bocar en un "menage A trois" o en simple satisfacci6n econ6mica, en M6xico el pd- blico no admitiria otra salida sino la defi- nitiva por la puerta de la muerte. Y asi se hace en esta pieza, pero no con el ficil recurso del homicidio pasional, sino me- diante la honda tragedia de un hombre que al ver vacio y sin sentido su mundo interior, exclama: "Y ahora, ?para qu6 quiero ya la vida?"

    Sirve esta obra, pues, de excelente ejemplo de la presentaci6n de la misma modalidad ambiental, con fondo de la Revoluci6n Mexicana, que se ha novelado en Los de abajo, se ha hecho memoria en El dguila y la serpiente, y, en teatro, reaparece con igual eficacia dramatica en La huella, de Agustin Lazo, o San Miguel de las Espinas, de Juan Bustillo Oro.

    Para ejemplarizar otra faceta escojamos de nuevo una pieza breve, y sea 6sta El Sombrerbn, del fino poeta y depurado prosista Bernardo Ortiz de Montellano, porque en ella aflora, por pluma de un criollo de resonante nombre hispanico, la soterrada corriente de lo indigena. Sirve de personaje central de la pieza una mi-

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    tica figura maya-quich6 que personifica a la vez las virtudes del fuego y el espiritu indomefiable y eterno del mal, y que se representa por una como enorme culebra, con humana careta de hule y el gran sombrero de paja del que toma su nom- bre. Para dar expresi6n esc6nica a la sim- b6lica lucha entre ese espiritu y el hom- bre, acude Ortiz de Montellano a un medio de antiguo conocido por los indi- genas: los titeres, con sus miscaras fina- mente labradas y su mayor plasticidad para permitir un sesgo surealista a la armaz6n anecd6tica. Ya en ese mundo de poderosas sugerencias que es el mito, el autor se vale de espectaculares juegos de luces-rojas, amarillas, verdes-y de sor- prendentes efectos visuales-luci6rnagas, buhos, murcielagos y fantasticas hormigas de tamafio humano-para crear un clima de visi6n onirica eminentemente teatral. El resultado es un audaz experimento doblemente interesante tanto por su genuino valor po6tico como por su depu- rada intenci6n americanista al renovar el uso de elementos expresivos firmemente asentados en una cultura que, desdefiada por siglos de incomprensi6n, todavia palpita y reflorece en lo mas sensible de la conciencia mexicana. Es, pues, la misma fuerza teldrica que se desborda en las pinturas de Orozco, de Rivera y de Siqueiros la que impulsa a Ortiz de Montellano a la bdisqueda de su aut6ntica expresi6n.

    De esas dos obras en un acto pasemos por contraste a la producci6n, ya copiosa, de Rodolfo Usigli. De sus obras, unas le han dado ya la vuelta a Hispanoamerica lievadas al cinemat6grafo, como Otra primavera, y otras andan, en traducci6n, por los escenarios del mundo, como Corona de sombra, que ha sido llevada a escena en franc6s en B61gica, en ingl6s en la Gran Bretafia y difundida por los ca- nales de la televisi6n aqui mismo en los Estados Unidos. Hondisima es la mexica- nidad del tema y de la intenci6n de esta pieza, cuyo asunto es una novedosa rein- terpretaci6n de la tragedia de Maximi-

    liano y Carlota. El caracter panorAmico de este trabajo no permite detenernos a analizar pormenorizadamente la excelen- cia del diiiogo, de lticida justeza, ni la matizada exposici6n de los motivos psi- col6gicos ni la adecuada t6cnica que le ha permitido resolver, mediante el uso integral de efectos luminicos en un doble escenario, el problema est6tico de una acci6n que pasa ripidamente del presente al pasado y de un lado al otro del Atlin- tico. L6ase la pieza, compirese con otra mundialmente conocida sobre el mismo tema, como lo es Maximilian, de Werfel, y bastard para aquilatar sus m6ritos y dejar sentado que en muchos aspectos es superior la mexicana. Y s6lo agregar6, para no dedicar demasiado tiempo a este autor, que su iltimo estreno, El ninio y la niebla, ha pasado ya de las cuatrocientas representaciones ... iY eso que en Me- xico, segdin se dice, no hay ambiente teatral!

    De M6xico pasernos a Cuba. Para seguir evitando que este bosquejo se reduzca a simple lista de nombres y de titulos y quede fuera lo que de veras importa-la substancia-escojamos s61o una de las obras recientemente aparecidas en la bella isla antillana y sea 6sta el mondlogo de Nora Badia titulado Ma- nana es una palabra. Esta pieza consti- tuye un logrado fruto de la reaparici6n en la escena mundial de lo que antigua- mente se liamaba drama unipersonal. Los conocedores de la escena actual recorda- ran inmediatamente en este g6nero a La mds fuerte, de Strindberg, La voz humana, de Cocteau y Antes del desayuno, de O'Neill, y justamente con mon6logos de ese calibre hay que comparar, sin desdoro alguno para ella, esta pieza de Nora Badia. Empleando un acertado juego esc6nico-luces, plataformas, constante movimiento-y la presencia de un se- gundo personaje, mudo y apenas visto, impide Nora el efecto de recitaci6n esti- tica y declamatoria y desarrolla, con electrizante rapidez, la tragedia de una mujer que en el instante preciso en que

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    florecen sus esperanzas de ennobleci- miento por el amor materno, descubre que el anico hombre que hubiera podido transformarla en madre digna es el que yace alli, sin vida, por culpa de ella misma. Ese golpe teatral resulta tan bien traido que no produce la sensaci6n de algo forzadamente melodramatico y queda, muy honda, la impresi6n de esa vibrante ansia de maternidad que en la protago- nista se hace un sentimiento pat6tico, tiernisimo y traigicamente bello. Impul- sada por ese sentimiento ha querido abandonar a su hombre, por ese senti- miento regresa y pide, llora, suplica y recorre en minutos de increible tensi6n toda la gama de las emociones: desen- canto, humillaci6n, c61lera, esperanza, alegria, ternura y abrumador fracaso. Y es tan delicada y tan veraz esta disecci6n de un alma femenina que hay que com- pararla, mejor adn que con los mon6logos citados, con Ifigenia, de Teresa de la Parra, y Humo hacia el Sur, de Marta Brunet, dos finisimas novelas, que pro- bablemente por eso mismo, pasan inad- vertidas en los usuales cursos de novelis- tica hispanoamericana.

    De la Habana, en vuelo sin escala, vayamos a BogotA. Hay alli un grupo de escritores j6venes, llenos de fecundas inquietudes, que han renovado la escena colombiana. Osvaldo Diaz Diaz, Gerardo Valencia y Rafael Guizado son los prin- cipales. Escojamos otra vez s61o un autor, Osvaldo Diaz Diaz, y de 6ste s61o una obra, la pieza en dos actos titulada Comedia famosa de doia Antonia Quijana, escrita en 1947. El titulo es ya evocaci6n del Siglo de Oro-"comedia famosa" era frase usual en las caratulas de la produc- ci6n dram tica barroca-y el apellido de la protagonista, Quijana, junto con la fecha de aparici6n, cuatricentenario del nacimento de Cervantes, es clara alusi6n al inmortal personaje cervantino. S61o que aqui no se trata directamente del Caba- llero de la Triste Figura sino de una elaboraci6n tan aguda y sugerente de su sobrina, que no es preciso hilar muy

    delgado para descubrir en ella un men- saje de criollisimo hispanismo. Veamos: la pieza comienza cinco afios despu6s de la muerte de don Quijote. Al levantarse el tel6n, la escena representa el aposento de la vieja casona manchega, nueva- mente atestado de libros, y en sitio visible la espada, la adarga y el morri6n, relu- cientes, del buen Alonso Quijano. Creado 6pticamente el evocador ambiente de 6poca, en seguida nos enteramos por el dialogo, delicadamente imitativo del es- tilo cervantino, de la curiosa situaci6n: por su testamento manda don Quijote que sus bienes pasen a su sobrina a con- dici6n de que no se case con quien haya sido lector de libros de caballeria. Pre- tendientes van y vienen, mas enamorados de la hacienda que de la doncella. Aparece entonces el que fu6 paje de los Duques, ahora mozo apuesto, emprendedor y de veras enamorado de Antonia, y le ofrece levarla consigo a tentar fortuna en las Indias. Antonia, apegada momentanea- mente a lo sensato y lo seguro, vacila al principio, pero pronto descubre, en una escena de limpio y moderno efectismo, que su sino no es envejecer atada al libro de cuentas, y renuncia a la herencia para aceptar la llamada de la aventura. "La herencia del Quijote"-dice lista ya a partir para Am6rica-"no son los terro- nes de tierra manchega, ni la casa con su pozo frio y su horno de fuego.... La herencia de don Quijote esta en no medir el peligro ni calcular el riesgo. En ser recto y leal en medio de cuadrilleros y yangfieses y en ser fiel y pulido enamo- rado entre mozas del partido y requiebros de Maritornes. Y esa herencia la llevo yo conmigo."

    He ahil la herencia y tambi6n la lecci6n. En la sangre de Antonia Quijana nos lleg6 a la Am6rica el verdadero legado de su tio. Si para aca embarcaron el prota- gonista de El Buscdn y otros picaros de su calafia, vino tambi6n mucha honrada gente de pueblo-Cervantes mismo quiso ser uno de ellos-que fu6 dejando su dignidad y sus ideales por herencia a su

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    progenie criolla. De la estirpe espiritual de Antonia Quijana son las madres de nuestros caballeros andantes de la espada, como el venezolano Bolivar o el argentino San Martin, y de nuestros caballeros an- dantes de la pluma, como el peruano Gonz6lez Prada o el cubano Jos6 Marti. iSobrinas del Quijote, aquellas madres; sangre del Quijote, aquellos hijos! Ese es, para mi, el mensaje de esta sugerente comedia colombiana, bella continuaci6n de un libro inmortal.

    De Bogota pasemos a Santiago de Chile. La iltima obra de importancia que de alli nos ha llegado se titula Algqn dia..., aparece firmada por Andrds Terbay, pseud6nimo del Dr. Roberto Sarah, y ha constituido un resonante 6xito al merecer conjuntamente el Primer Premio en el Certamen de Obras Teatra- les de la Universidad de Chile, el Premio Municipal y el de los Cronistas de Cine, Radio y Teatro a la mejor obra del afio 1950. El triple galard6n es muy merecido. Con los hechos cotidianos acaecidos a personajes comunes y corrientes, y verti- dos en un di6logo sobrio y sin ret6rica, teje el autor el tema de la eterna esperanza y logra dejar ver, bajo la transparente superficie de esos sencillos elementos, la honda raiz humana y la clara vena poktica de su delicada creaci6n. Se trata, pues, de tema muy semejante al de una de las mas recientes obras de O'Neill, The Ice- man Cometh, pero en un ambiente menos s6rdido, con personajes mas sanos y representativos, con tecnica menos esti- tica e intenci6n menos iconoclasta. Por- que estos personajes de Terbay tienen todos tambi6n sus "pipe dreams," pero esos "pipe dreams," lejos de ser ceniza en la copa de sus amarguras, son luz en la monotonia de sus vidas opacas. Las esperanzas que cobran cuerpo en la ima- ginaci6n, evocadas por la magica frase "Alg6n dia . . . ," no pasaran de quime- ras, no se realizarin jamas, pero asi y todo, alientan y fortalecen el espiritu, dirigen y acondicionan, a cada vuelta del camino, el fluir de la vida de esta familia santiaguina que pudiera ser, igualmente,

    bostoniana, londinense o madrile~fia. La verdadera clave del 6xito de esta obra consiste en ser sencillamente humana; humana, y tecnicamente adecuada a las exigencias del teatro, pues es pieza de las escritas no para imprimirse y olvidarse sino para representarse y aplaudirse.

    En la iltima etapa de este rapido viaje de exploraci6n lleguemos a Buenos Aires y a Montevideo, dos grandes ciudades geografica y artisticamente unidas por las placidas ondas del Rio de la Plata. Precisamente porque en el Rio de la Plata es donde mas vigor ha tenido el teatro comercial es tambi6n donde mas dificil es hallar, entre la enorme cantidad de piezas estrenadas, obras de descollante calidad. La bibliografia teatral rioplatense viene a resultar asi muy parecida al pai- saje de las pampas: extensos pajonales con muy contados arboles. A manera de sefieros ombiAes escogeremos, para repre- sentar la banda argentina, a Conrado Nal6 Roxlo, y para la uruguaya, a Dardo FTbregat Cdneo.

    De Conrado Nal6 Roxlo mencionemos la comedia titulada La cola de la sirena. Tal vez no falten entre mis lectores quienes, al enterarse del titulo, se sientan ya deseosos de lanzarse al agua a pescar influjos y reminiscencias. Yo lesrecomen- daria cautela, pues los cantos de sirena nunca han sido propicios a impulsivos pescadores. Claro esta que, si insisten, pudieran reforzar sus redes con un estudio del tema de la sirena en el teatro contem- poraneo, en el cual consignaran, por su- puesto, Ondine, de Giraudoux, La sirena varada, de Casona y hasta tal vez pudieran incluir a las que, en un fatal desliz, han caido en la trampa mecanizada del cine- como la de la pelicula inglesa Miranda y la de la norteamericana Mr. Peabody and the Mermaid-asi como tambi6n a la que, de puro pizpireta, pasa a toda vela--tal vez a toda cola?-por las musicales ondas de la zarzuela Inside U. S. A. Pero ni aun asi atraparian a la sirenita de Nal6. Esta comedia es creaci6n original y afor- tunada de un escritor de fibra en quien se hallan en feliz consorcio la fantasia del

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    poeta y la agudeza del humorista. El resultado es una pieza imaginativa, nove- dosa y liena de ingenio, todo sobre un fondo no exento de cariz filos6fico, ya que su tema es, en esencia, el eterno correr tras la ilusi6n inasequible cuyo encanto se esfuma al transformarse en realidad. Y aunque sea de pasada indi- quemos otra comedia de Nal6, Una viuda dificil. De esta pieza, que ha obtenido rotundo 6xito en Buenos Aires, La Ha- bana y otras capitales americanas, pronto aparecera aqul una edici6n escolar. En dicha pieza hallaran una evocaci6n jugue- tona y agradabilisima de la Buenos Aires colonial, hecha con firmes trazos humo- risticos y escrita en un dialogo a la vez ficil y vivaz. Y hasta pudiera sefialarsele sin desdoro para ella cierto aire familiar con La zapatera prodigiosa, de Garcia Lorca, pues en nada le va en zaga esta linda viudita portefia a la garrida zapa- terita peninsular.

    Y ahora, para terminar en una seria nota aleccionadora, comentemos la obra de Dardo Fibregat Cdneo, Como por arte de magia, publicada en 1950 a raiz de su estreno en el Teatro Solls de Montevideo. Es un feliz ensayo de uno de los generos mas dificiles, el teatro de ideas, y resulta loable especialmente por la lucidez y agudeza del dialogo y la desasosegante actualidad del tema analizado: la cada vez mas peligrosa eficacia de los actuales medios de propaganda en manos de los simuladores de patriotismo que se erigen en arbitros de los destinos de un pueblo. Aunque menos trigica, su lectura deja la misma impresi6n de reprimida indigna- ci6n civica que la novela de Robert Penn Warren, All the King's Men, y, como ella, tampoco ofrece inmediatas panaceas. Pero la exposici6n del problema es ya, si no el inicio de urgentes rectificaciones, por lo menos estimulo eficaz de sobrias medita- ciones.

    Y hemos llegado al fin. Con estas notas, literalmente al vuelo, no he hecho mas que asomar a mis lectores a unas pocas obras de unos pocos autores. FTcilmente podria duplicar el ndmero sin mermar el valor de la selecci6n. Pero basten 6stas: lean cualquiera de ellas, tres o cuatro si pue- den, y verin cuan dificil resultara luego estar de acuerdo con quienes siguen declarando, con toda la autoridad que les concede su desconocimiento de la mate- ria, que en Hispanoam6rica ni hay ni nunca ha habido teatro.

    NOTA:-Como a algunos lectores les serA di- ficil encontrar estas obras, especialmente las publicadas en revistas, doy a continuaci6n las sefias bibliogrificas de las nueve piezas comen- tadas. Los que quieran ampliar la lista pueden referirse a los reportes anuales que sobre el teatro en Hispanoam6rica he venido publicando en el Handbook of Latin American Studies desde 1945. 1. Badia, Nora. Mafiana es una palabra. (Nueva

    Generaci6n, La Habana, afio 1, no. 2, fe- brero 1950, p. 5-9).

    2. Calvillo Madrigal, Salvador. Amanecer, drama en un acto. (El Hijo Prddigo, M6- xico, vol. 10, no. 33, diciembre 1945, p. 171- 178).

    3. Diaz Diaz, Osvaldo. Comedia famosa de dofia Aptonia Quijana. (Revista de las Indias, BogotA, no. 100, octubre-diciembre 1947. Suplemento no. 5, p. 1-24).

    4. Fibregat Cineo, Dardo. Como por arte de magia. (Revista Nacional, Montevideo, vol. 47, no. 139, julio 1950, p. 85-120 y no. 140, agosto 1950, p. 250-272).

    5. Nal6 Roxlo, Conrado. La cola de la sirena. Buenos Aires: Libreria Hachette, 1941. Tercera edici6n, 1946.

    6. - . Una viuda dificil, farsa en tres actos . . .Buenos Aires: Editorial Poseid6n, 1944.

    7. Ortiz de Montellano, Bernardo. El Som- brer6n. M6xico: Editorial La Estampa mexicana, 1946.

    8. Terbay, Andr6s. Algzn dia. .. comedia dra- mdtica en tres actos y un epilogo. Santiago de Chile, 1950.

    9. Usigli, Rodolfo. Corona de sombra. Pieza antihist6rica en tres actos. . . M6xico: Edi- ciones Cuadernos Americanos, 1947.

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    Article Contentsp. 26p. 27p. 28p. 29p. 30p. 31

    Issue Table of ContentsHispania, Vol. 36, No. 1 (Feb., 1953), pp. i-viii+5-127Volume Information [pp. i-viii]Front MatterThe Thirty-Fourth Annual Meeting of the American Association of Teachers of Spanish and Portuguese [pp. 5-13]Linguists and Linguistics [pp. 14-20]Gil Vicente: A Study in Peninsular Drama [pp. 21-25]Perfil del Teatro Contemporneo en Hispanoamrica [pp. 26-31]Andalucismos en la Pronunciacin Salvadorea [pp. 32-33]Attitudes toward the United States Revealed in Mexican Corridos [pp. 34-42]Semblanza de Jos Mart: Glosa del centenario [pp. 43-51]El Espaol de la Amrica Espaola [pp. 52-57]Don Quijote y el Concepto tico: Cabalgada de Rocinante a Travs de la Filosofa [pp. 58-65]History as a Source of Drama [p. 66]El Lxico Como Reflejo de la Psicologa del Mexicano [pp. 67-70]Conrado Nal Roxlo: Poet and Humorist [pp. 71-75]The Spanish Preposition [pp. 76-78]Norah Lange y su Poesa [pp. 79-84]Joaquim Pao D'Arcos and Contemporary Portuguese Literature [pp. 85-87]Cante Jondo: The Soul of Andalusia [pp. 88-90]"Las Siete Partidas" as a University Catalogue [pp. 91-93]Shop-TalkLet's Visit the Other Americas by Freighter [pp. 94-96]A Qualifying Test for Enrollment in Foreign-Language Classes in High School [pp. 96-98]Gender Inconsistencies in Spanish-Portuguese Cognates [p. 98]Los Heterosemnticos en Espaol y Portugus [pp. 98-100]

    Official Announcements [p. 100]Letters to the EditorSantander [pp. 100-101]Obras de Gonzlez Prada [p. 101]

    The Hispanic World [pp. 101-111]Notes on UsageAnte frente a Delante de [p. 111]

    Questions and Answers [pp. 112-113]Tips to Teachers [pp. 113-115]Notes and News [pp. 115-117]Chapter News [pp. 117-121]ReviewsReview: untitled [pp. 121-122]Review: untitled [p. 122]Review: untitled [p. 122]Review: untitled [pp. 122-123]Review: untitled [pp. 123-124]Review: untitled [p. 124]Review: untitled [pp. 124-125]Review: untitled [pp. 125-126]Review: untitled [pp. 126-127]Review: untitled [p. 127]Review: untitled [p. 127]