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Alejandra Ciriza Feminismo y política en dos encrucijadas históricas. n Parte. La crisis de la modernidad Rev. Fllosoff. Univ. Costa Rica, XXXO (78-79). 195-204. 1994 Summary: This is th« second part of a paper thatattempts to establish the articulation between feminism, as a theoretical and political discourse, and the constitution of women subject in two crossroads: matute modemuy and it's crisis. In the conditions of mature modemity, feminist ducourse interpellates women appealing to the cotlation between feminist emancipation and equality of rights and liberties. Modemity crisis caused maladjustments inside that discourse. We notonly promote equality, but also difference. Resumen: Esta es la segunda parte de un artí- culoque intenta establecer la articulación entre el feminismo, como discurso teórico y político, y la constitución del sujeto mujer en dos encrucijadas: lamodernidad madura y su crisis. En las condiciones de la modernidad madura, el discurso feminista interpela a la mujer apelan- doa la colación entre la emancipación femenina y la igualdad de derechos y libertades. La crisis de lamodernidad causó desajustes dentro de ese dis- curso.No solo promovemos la igualdad, sino tam- biénla diferencia. La segunda oleada del feminismo se produjo en tomode una nueva encrucijada histórica, marcada por una serie de transformaciones en el campo de las condiciones materiales de existencia, de la po- Iftica y del conocimiento. Bajo el signo de la crisis de la modernidad surge el nuevo feminismo, acer- ca de cuyos avatares teóricos y políticos trata este apartado. La crisis de los sujetos políticos. El nuevo feminismo El mayo francés marcaría un hito fundamental en la historia de los sujetos subalternos. Mayo que no sólo fue primavera parisina de estudiantes europeos, mayo que hallaría réplicas en el mundo entero, en las universidades masivas; mayo que, en nuesta América, prepararía a una generación entera para una década de auge de los movimientos populares. El 68 francés no sólo fue un fenómeno relevan- te por su repercusión mundial, sino por lo que im- plicó respecto de la crisis de las modalidades típi- camente modernas de la política. Las nuevas for- mas de la política, al plantear la no-exclusividad del estado como terreno privilegiado de la lucha por el poder, ponen en cuestión las identidades to- talizantes constituidas sobre la base de la afirma- ción iterativa de lo mismo. La lucha política ya no solo es enfrentamiento con el estado para la toma del poder político, sino lucha en los intersticios de la sociedad civil, no ya guerra de maniobras, sino guerra de posiciones l. La crisis de las identidades monolíticas, sean estas culturales o subjetivas, se maniñesta tanto en el nivel práctico-político como teórico. Señala Claude Lévi-Strauss: "El problema de la diferen- cia recorre nuestra época ... La diferencia de los sexos, la diferencia de la cultura y los códigos na- cionales o regionales.'? La política moderna había estatuido el espacio público como lugar privilegiado de la lucha por el poder. Se trataba de hacer visibles los límites invi- sibles del mundo burgués, de poner de manifíesto sus fracturas y antagonismos. El modelo socialista

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Alejandra Ciriza

Feminismo y política en dos encrucijadas históricas.nParte. La crisis de la modernidad

Rev. Fllosoff. Univ. Costa Rica, XXXO (78-79). 195-204. 1994

Summary: This is th« second part of a paperthatattempts to establish the articulation betweenfeminism, as a theoretical and political discourse,and the constitution of women subject in twocrossroads: matute modemuy and it's crisis.

In the conditions of mature modemity, feministducourse interpellates women appealing to thecotlation between feminist emancipation andequality of rights and liberties. Modemity crisiscaused maladjustments inside that discourse. Wenotonly promote equality, but also difference.

Resumen: Esta es la segunda parte de un artí-culoque intenta establecer la articulación entre elfeminismo, como discurso teórico y político, y laconstitución del sujeto mujer en dos encrucijadas:lamodernidad madura y su crisis.

En las condiciones de la modernidad madura,el discurso feminista interpela a la mujer apelan-doa la colación entre la emancipación femenina yla igualdad de derechos y libertades. La crisis delamodernidad causó desajustes dentro de ese dis-curso.No solo promovemos la igualdad, sino tam-biénla diferencia.

La segunda oleada del feminismo se produjo entomode una nueva encrucijada histórica, marcadaporuna serie de transformaciones en el campo delas condiciones materiales de existencia, de la po-Ifticay del conocimiento. Bajo el signo de la crisisde la modernidad surge el nuevo feminismo, acer-cade cuyos avatares teóricos y políticos trata esteapartado.

La crisis de los sujetos políticos.El nuevo feminismo

El mayo francés marcaría un hito fundamental enla historia de los sujetos subalternos. Mayo que nosólo fue primavera parisina de estudiantes europeos,mayo que hallaría réplicas en el mundo entero, enlas universidades masivas; mayo que, en nuestaAmérica, prepararía a una generación entera parauna década de auge de los movimientos populares.

El 68 francés no sólo fue un fenómeno relevan-te por su repercusión mundial, sino por lo que im-plicó respecto de la crisis de las modalidades típi-camente modernas de la política. Las nuevas for-mas de la política, al plantear la no-exclusividaddel estado como terreno privilegiado de la luchapor el poder, ponen en cuestión las identidades to-talizantes constituidas sobre la base de la afirma-ción iterativa de lo mismo.

La lucha política ya no solo es enfrentamientocon el estado para la toma del poder político, sinolucha en los intersticios de la sociedad civil, no yaguerra de maniobras, sino guerra de posiciones l.

La crisis de las identidades monolíticas, seanestas culturales o subjetivas, se maniñesta tanto enel nivel práctico-político como teórico. SeñalaClaude Lévi-Strauss: "El problema de la diferen-cia recorre nuestra época ... La diferencia de lossexos, la diferencia de la cultura y los códigos na-cionales o regionales.'?

La política moderna había estatuido el espaciopúblico como lugar privilegiado de la lucha por elpoder. Se trataba de hacer visibles los límites invi-sibles del mundo burgués, de poner de manifíestosus fracturas y antagonismos. El modelo socialista

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Esto no significa, obviamente, que estos luga-res de constitución de las nuevas identidades seanlo otro radical respecto de la cultura dominante,sino los espacios de lo periférico, no totalmentecodificado por los principios unificantes de la cul-tura de la clase hegemónica. La ideología de lossectores subalternos desplaza el principio de codi-ficación desde lo central hasta lo periférico! Tam-poco significa que esos contenidos periféricos pre-figuren íntegramente la ideología alternativa, vistacomo un germen soterrado y reprimido, incólumea lo largo de la historia. Explica M. Pecheux:"Concebir de esta manera las ideologías domina-das ... es exponerse a atribuir a cada grupo socio-histórico 'su' ideología en cuanto transmundo so-metido a la sola dominación externa, y cegarse an-te el hecho de que es antes que nada dominacióninterna, es decir, una dominación que se ejerceprimordialmente en la organización de las mismasideologías dominadas." La ideología de los secto-res subalternos es paradójica y fragmentaria, dé-bilmente articulada, dado que su historia ha sidosometida al olvido y la dispersión. De la multipli-cidad de fragmentos no ha de emerger una ideolo-gía totalmente armada y sistemática, como Ateneade la cabeza de Zeus. Por esto, inevitablemente,como señala Rossana Rossanda, "... la óptica fe-menina es también embrionaria, y por consiguientede 'secta'; tal vez siendo como es, no se pueda ge-neralizar. Pero es el síntoma de una necesidad ge-neralizada. Las feministas son la señal de una cri-sis general de las relaciones en nuestra sociedad."

La nueva oleada feminista avanza sobre la polí-tica a partir de la crisis de los sujetos políticos, enuna marea de crítica a lo público como lugar privi-legiado para la reformulación de reclamos. De allíel carácte paradójico de la expresión que las iden-tifica: "Lo personal es político". Esto es, lo priva-do, lo separado de la esfera de lo decible en térmi-nos generales es también generaIizable; la revolu-ción no consiste en la toma del poder del estado,sino en la revuelta de aquello que, por inmediato,nos resulta más inadvertido: el silencioso y cíclicotrajín de la vida cotidiana.

El problema de la organización de las basesmateriales de la sociedad no solo reside en las re-laciones de producción, sino en las modalidadesde reproducción de los sujetos mismos.

Emerge una nueva forma de la política; "... elsegundo feminismo debía buscar un principio dis-tinto de identidad femenina. Y ahí sufre una osci-lación: la de identificarse en la esfera separada

ALEJANDRA CIRIZA

había invertido la lógica de la política burguesadelineando firmemente la frontera entre el socia-lismo en un solo país -la URSS a partir de la Re-volución del 17- Yel capitalismo. Su efecto simé-trico sería el planteo de la estrategia revoluciona-ria como lucha de una clase privilegiada, portado-ra de la contradicción principal y aglutinada entorno de un partido que no sólo expresara la situa-ción, sino la conciencia para sí de la clase obrera.Lo invisible se hacía visible, y las fronteras aboli-das imaginariamente por el derecho burgués vol-vían a levantarse. El mundo del siglo XX es unmundo dividido en dos, con identidades monolíti-cas y excluyentes. ]

La aceleración de la fragmentación -del proce-so productivo, de las prácticas sociales- en elmundo burgués se haría cada vez más visible apartir de la emergencia de múltiples discursos dedenuncia o de sospecha. Su correlato sería la crisisdel modelo de frontera en cuyo interior se habíaenclaustrado el socialismo real. Sociedad sin frac-tura interna, dado que la revolución había marca-do, junto con el fin de la lucha de clases, el fin dela contradicción.

Ambos modelos, el capitalista y el socialista, seasientan sobre una fuerte lógica de la identidad -unidad formal del mundo burgués- donde todoslos sujetos son iguales ante la ley; unidad real delmundo socialista -donde todos los sujetos estánrealmente unificados por la desaparición de la lu-cha de clases.

En el ámbito de la política. la constitución delos sujetos se articulaba en discursos y prácticasque hacían hincapié en la homogeneidad, en losrasgos comunes que permitían la organización departidos capaces de sintetizar los intereses particu-lares para volcarlos en el espacio homogéneo de lapolítica. Precisamente en torno de la crítica de estalógica se constituyen los nuevos sujetos sociales.

Si el mundo burgués había divido lo público ylo privado; lo personal y lo político; la produccióny la reproducción; y si los sujetos subalternos sehabía constituido en torno del intento de incorpo-ración al mundo dominante suprimiendo sus dife-rencias en aras de la identidad con una historia -laúnica verdadera historia de la humanidad-; losnuevos sujetos sociales organizarán su discursohaciendo hincapié en lo periférico, no-codificado,olvidable para la lógica uniformante de la razónmoderna. Lo reproductivo, lo privado, la sociedadcivil devendrán nuevos espacios de lucha. sus lu-gares específicamente nombrados.

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queles ha sido impuesta a las mujeres ... o sea elsectorde la afectividad, de la corporeidad, de lossentidos,de la no-violencia o si no, ta de rechazarestaidentificación porque nace de alguna maneracomoproyección de la identidad del otro, fantasmacomplementariode la sexualidad masculina." 7

El feminismo es síntoma y paradoja: nacido dey con la modernidad, el primer feminismo habíaapeladoa la igualdad, categoría unificante de larazónilustrada. En estos tiempos de crisis de lamodernidad, el segundo feminismo se configurabajoel signo de la dispersión y la diferencia. Deallísu carácter de síntoma, suspendido sobre losvacíosque ligaban la tradicional organización delapolítica.

La política moderna había supuesto la centra1i-dadde las categorías de producción, historia pro-gresivay lineal, vida pública organizada en tornodela ley abstracta y del ejercicio de la representa-ción.De ahí la centra1idad del estado y del partido.

El nuevo feminismo, ligado a la emergencia delosnuevos sujetos sociales, situado en la crisis deunaforma de racionalidad se ve en la necesidad dereformular teóricamente una serie de categorías,lasque habitaban en la periferia de la política mo-derna.Por eso el nuevo feminismo es una críticafrontale incisiva de la política tal como la moder-nidadla había entendido; pero, a la vez, su discur-so se perfila sobre las determinaciones positivasqueesa misma política había objetivado.

La intuición fundamental del nuevo feminismosecentra en tomo de la interpretación de " ... la do-minaciónmasculina sobre las mujeres como un fe-nómenopolítico ..."" Esto es, sobre las relacionesdeexplotación y la línea de clases que fractura endosla sociedad burguesa, es necesario dibujar unatramamás compleja cuyo nudo se sitúa en el en-trecruzamiento entre organización social y organi-zaciónfamiliar. El nuevo nudo articula las relacio-nesde explotación en el mundo de la producción ylasrelaciones de opresión en el proceso de repro-ducciónde la vida; indica el cruce entre lo social-comúny lo personal-subjetivo.

De la complejidad de este cruce y sus bifurca-ciones surgirá la riqueza, y a la vez la dificultaddelnuevo feminismo. Si las relaciones determinan-tesfueran las de producción, el socialismo real ha-bríaprovocado la extinción de la cuestión femeni-na.Si la paulatina incorporación de las mujeres almundopúblico-trabajo y política- fuera lo determi-nante, la familia nuclear, como espacio separadodereproducción de la vida, se habría esfumado en

las sociedades industriales avanzadas. Sin embar-go, la humanidad no avanza inexorablemente en elespacio moderno de la historia progresiva y lineal.Ni hacia la recuperación de la esencia misma alie-nada, ni hacia el logro de la igualdad. Los tiemposde la historia no están sincronizados, y las contra-dicciones no parecen resolverse en un sistema je-rárquico de relaciones antagónicas, sino más bienen un sistema de contradicciones múltiples. Elejemplo histórico de lo sucedido en la URSS asíparece indicarlo. "Ya a finales de los años 20 apa-rece claro en la Unión Soviética el brusco frenazoen el proceso de transformación de las relacionesfamiliares, intersexuales, intergeneracionales ... Elmito de la productividad en la fábrica, en la fami-lia, en la educación ahogó todo intento de cultura -de humanidad- alternativa."

El feminismo ha caracterizado la subalternidadfemenina bajo la categoría de patriarcado, encuanto conjunto de relaciones ligadas al controldel proceso de la reproducción humana por partedel género masculino. El patriarcado se vincula,por una parte, con la regulación de la sexualidad através del conjunto de permisiones-prohibicionesque organizan el sistema del parentesco en cadasociedad; y por la otra con el proceso global de lareproducción social. La organización familiar ga-rantiza la continuidad de la sociedad pues genera,mantiene y educa a cada sujeto particular hasta suingreso en el mercado de trabajo. El patriarcadomienta, por una parte, la relación con la sexuali-dad, lo personal, la constitución del sujeto en larelación parental, y por otra se liga al conjunto delas relaciones sociales propias del modo de pro-ducción de una sociedad dada. Es a la vez un dis-positivo material y simbólico; ligado al orden pú-blico y al privado; personal y político. De ahí que,aunque sumamente equívoca, constituya una cate-goría sobre la cual es preciso detenerse, dado sucarácter de síntoma."

Las dificultades teóricas derivan del resque-brajamiento de la unidad de la razón teórica. Siel discurso racional permite completar los inter-valos, construye puentes y franquea cortes, esporque opera sobre un espacio unitario que posi-bilita el transporte. Producida la crisis de la ra-zón, el discurso será sutura, esto es, unión preca-ria por donde se cuela la excedencia, intento deproducir una nueva forma de ligadura entre loque se ha resquebrajado, mostrando la posibili-dad de reorganización y desplazamiento de otrascategorías, la centralidad de lo periférico, o el

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descentramiento de lo que antes era, indudable-mente, central. En las ciencias humanas, la crisisde la historia teleológica y universal produce unefecto de dispersión,"

La interpretación que los distintos sectores delfeminismo han hecho. del patriarcado constituyeun síntoma de la imposibilidad de unificación delos sujetos a partir de interpelaciones de género.

Si el patriarcado, como sistema de subordina-ción genérica es ligado al capitalismo como siste-ma de subordinación de clases, la opción políticaserá el feminismo socialista, conflictivo herederode las igualitaristas de la modernidad; si el patriar-cado es considerado como categoría central, la po-sición derivará en el sentido de lo que se ha dadoen llamar feminismo radical.

La absolutización de la categoría conducirá,por una parte, a las anglosajonas, a considerar queel patriarcado se asienta sobre el control masculi-no de la capacidad reproductiva de las mujeres.Para Firestone "... la opresión de las mujeres estárelacionada de manera directa con su biología. "12

La desigualdad, remitida a la biología, hallará paraFirestone la solución en la "liberación" de la mu-jer de los embarazos por la vía de la tecnología. Siel patriarcado constituye el eje, la historia es histo-ria de la guerra entre los sexos.

Delphy lleva, también, la lógica del antagonis-mo entre los sexos al extremo. Cualquier "conce-sión" a la ideología patriarcal conduce a secunda-rizar el conflicto de género. Por eso su feminismoparte del -parafraseo- rechazo de todos los presu-puestos de la ideología patriarcal. Desde la radicalalteridad de las mujeres, el enfrentamiento con elpatriarcado suelda todas las divisiones por él ge-neradas. Se trataría, entonces, de sentar un nuevoprincipio de realidad.

Categoría de articulación y desarticulación, lade patriarcado nombra de alguna manera la frag-mentariedad de ese universo del discurso que ape-lamos feminismo. Universo atravesado por múlti-ples contradicciones, discurso de suturas y no derecorridos, el feminismo no ha podido trazar uncamino uniforme a partir del cual ligar lo disperso.y esto no simplemente por la diferente proceden-cia disciplinar de sus teóricas; o por la constantevoluntad de ruptura que parece habitar los gruposde mujeres en el campo de la política. Más bien -es nuestra hipótesis- porque el feminismo se cons-tituye sobre las rupturas de una forma de raciona-lidad, a la vez que, paradójicamente, ostenta sig-nos indelebles de la modernidad.

Pareciera que, hoy por hoy, la razón se ha pul-verizado en una multiplicidad de juegos de len-guaje. La Posmodernidad ¿o más bien habríamosde hablar de crisis de la modernidad? se muestracomo espacio de dispersión en el que se apuesta alfin de la política, de la utopía y de la historia,muerte de las ideologías y fin de la función de losintelectuales.

Pareciera que vivimos en el mundo de lo heteró-clito, donde todo principio de codificación fracasadejando tras de sí las huellas, los vacíos, los espa-cios inconmensurables. Sin embargo, como afirmaRossana Rossanda: " ... Para mí el viejo Marx toda-vía sirve, la historia corre, no se precipita en indes-cifrables esquirlas, y con esto continúo ...".13

Obviamente, todo discurso referido mienta lascondiciones de su enunciación. Para nosotros setrata de esto: efecto de reconocimiento, pero tam-bién perspectiva crítica que permita avizorar, traseste aparente montón heterogéneo, algún recorrido.

Las antinomias de la política feminista."Lo personal es polftico"

El feminismo liga dos espacios incomunicablesen el orden del discurso político. "Lo personal espolítico" es la afirmación que recorre tumultuosa-mente las distintas corrientes del feminismo. Afir-mación de la política desde un espacio externo a lapolítica; afrrmación que sutura dos espacios dife-renciados por la historia.

La dominación ejercida sobre las mujeres espolítica, por cuanto nombra el ejercicio del poderen la organización parental y afecta, exactamentea la mitad del género humano. Nuestra opresiónno nos es propia en cuanto individuos aislados, si-no común, generalizable. Sin embargo se ejecutaen un espacio separado, remite a 10 más personaldel sujeto, su sexualidad, su cuerpo. De allí la mo-dalidad organizativa del feminismo y sus efectosrevulsivos sobre la vida de los sujetos, no solo encuanto a sus identidades individuales. Afirma Car-Ia Pasquinelli: " ... lo femenino es el lugar de re-moción de 10 humano, el fin de esta remoción, se-llado por el acceso a la historia del sujeto mujer,no puede dejar de poner en discusión la totalidadde la existencia, que hoy aparece como el produc-to de una mitad de la humanidad."?'

La despolitización moderna del mundo de la re-producción -10 privado- produjo como efecto com-plementario la ilusión de inmediatez y natura1idad

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delas relaciones intergeneracionales e intersexua-lesde poder y subordinación. La familia, conside-radaunidad natural de la reproducción biológicadela especie, refuerza la identificación entre mu-jer-naturaleza-inmediatez. La mayor parte de lascríticasfeministas -desde Delphy hasta Amores-producenuna perspectiva corrosiva respecto de laposibilidadde identificar, sin más, mujer y natura-leza,y división sexual del trabajo y división natu-raldel trabajo. Es precisamente la regla simbólicadeprohibiciones y permisiones, el sistema clasifi-catoriode la cultura, el que tiende a oponer "mu-jer-naturaleza" a "varón-cultura" .15

Las relaciones de parentesco están inscriptas enelorden simbólico. Ahora bien, la dificultad con-sisteen que ... la regla, el orden simbólico es iden-tificadosin más con el orden masculino que, porlavía de la prohibición del incesto, constituye ellenguajecomo orden del intercambio de las pala-bras,y de la cultura como orden del intercambiodelas mujeres. Los procesos semióticos pulsiona-lesestatuyen un orden específicamente femenino.

La familia, inscripta en el orden simbólico delintercambio, es objeto de una crítica que la desen-mascaracomo sujeta al orden masculino de la do-minación.Las mujeres, al rescatar el cuerpo, pue-deninscribirse en una lógica diferente: la de lo se-miético-pulsional. Sin embargo, he aquí la dificul-taden la que naufragarán muchas teorías feminis-tas:lo simbólico muestra una distancia diferencial,undescentramiento que constituye la condición delaposibilidad de inscripción del sujeto en el ordendellenguaje. Llevar al extremo la lógica de la di-ferenciaconduce a lo que Benoist ha calificado de..."monadismo de lo incomunicable" .16

Tal es el efecto de inversión producido por lacríticafeminista de la economía doméstica y de lapolíticamasculina. La expulsión de la inmediatezy la transparencia del mundo privado de la familiaretorna bajo la forma de organización política atravésde una nueva inmediatez: la del fraternalis-mofeminista.

Esto es: la crítica política de la economía do-méstica produce la despolitización de la política.Lo inmediato-familiar muestra la trama simbólicaquelo atraviesa; lo mediato-político deviene, porefectode inversión, instancia de hallazgo de unanuevainmediatez: "... la hermandad (entre herma-nay hermana) fue descubierta en los inicios del fe-minismo,en la búsqueda de puntos de igualdad es-pecíficaentre mujeres. Todo aquello que nos liga-bay nos volvía iguales. También contraponemos a

lo que nos dividía ...".11 La acentuación de la dife-rencia generaría un nuevo principio identificatorioentre las mujeres frente al mundo del varón.

La "pequeña diferencia" nos iguala y nos ex-cluye; nos iguala por encima de los fracciona-mientos de la cultura masculina y nos excluye aun tiempo anterior a la historia. Resulta ejemplifi-cadora la afirmación de Franca Basaglia: "Lahembra del hombre no tiene más historia sinoaquella que es siempre idéntica a su subordinación... su historia se inicia cuando la mujer comienza aluchar por conquistar una humanidad más comple-ta y jamás poseída ...".11

La diferencia traza una nueva frontera de aisla-miento en torno de la supresión de la mediación,de la historicidad y de la cultura. Igualadas, para-dójicamente, en el espejo transparente de la natu-raleza sin distancia, la diferencia se resuelve en laidentificación imaginaria con una historia diferen-te acontecida al margen, en un margen gracias alcual carecemos de historia e ideología, un límitepor el cual "quizá hay que ser mujer" ... última ga-rantía de humanidad, guardianas celosas del prin-cipio de la vida frente al mundo abstracto y mas-culino del poder y de la muerte."

A partir de la interpelación a las mujeres enfunción de su condición de género, el feminismose presenta como portador de una nueva utopía to-talizante de transparencia. La política masculina,basada en la representación, estatuye el orden dela dominación y del dominio. La nueva política fe-minista diluye la representación en la identidadentre sujeto y objeto de la revolución.

"Una de las numerosas cosas que distinguieron desde elprincipio a las feministas de la extrema izquierda es larelación entre el sujeto y el objeto del discurso y lapráctica revolucionaria. Los grupos de extrema izquier-da luchan por la liberación de un proletariado del cualno forman parte ... Nosotras, las feministas, no lucha-mos por otros, ... cuando hablamos no es en nombre de... ni en lugar de otros, sino en nuestro nombre y nuestrolugar.'?'

Desde otro ángulo del conflicto intergenérico,el de la sexualidad, la solución se realiza a partirde la identificación narcisista con otras mujeresexpulsando la diferencia a un mundo-otro. Nuestradiferencia es tal, nuestra alteridad tan absoluta eincomunicable, que la única relación posible escon otra que soy yo misma, mi hermana. Propues-ta de retorno a la unidad, el lesbianismo puedeenunciarse como respuesta personal, sin lugar a

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dudas, pero no puede pretenderse como posiciónpolítica. Abstencionismo o lesbianismo como for-ma de exclusión del varón nos colocan en el círcu-lo cerrado de la diferencia irreducible desde lacual es imposible el acceso a la totalidad, e inclu-so a la política.

El feminismo muestra, por la vía de sus frag-mentaciones y paradojas, la imposibilidad de anu-dar, sin más, lo personal y lo político.

La escisión -reconocida por las feministas so-cialistas- entre público y privado, entre produc-ción y reproducción, es efecto de la praxis históri-ca de los sujetos, condición siempre ya dada de suconstitución. Los sujetos se encuentran ante con-diciones históricas que no han elegido. De allí elcarácter imaginario de la apelación a este nuevosujeto revolucionario para encarar la resolución detodas las contradicciones. Escindidas en múltiplesposiciones de sujeto, las mujeres solo pueden uni-ficarse por la vía del incesante desplazamiento dela contradicción a otros espacios. A saber: por eldesplazamiento de la transparencia de las relacio-nes personales a la política a través de la organiza-ción fraternal de las mujeres, o por la identifica-ción entre sujeto y objeto del discurso y la praxisrevolucionaria. El nuevo sujeto estalla, se pulveri-za en una multiplicidad de posiciones de sujeto no-reducibles las unas a las otras. Esto es: la unidadilusoria ha de ser reemplazada por el reconoci-miento de los límites históricos que estatuyen lascondiciones de posibilidad para la práctica política.

El feminismo de la diferencia radical, al consi-derar a las mujeres como objeto del dominio mas-culino tiende a situarse en el hiato que separa estetiempo del tiempo del dominio, un tiempo que" ...es siempre presente, siempre igual a sí mismo". 21

De allí la radical alteridad, la necesidad de -para-fraseo a Basaglia- conquistar una nueva inocencia,el juicio no corrompido por la ideología. Apro-piarse de una palabra absolutamente otra, ligada ala práctica, a lo concreto; de un lenguaje capaz derecuperar la inmediatez en palabra transparenteque redima el cuerpo de la asignación de funcio-nes históricamente construidas: " ... atravesar elcuerpo para llegar a proponer un cuerpo natural yuna figura social nacidos de la ruptura de la identi-ficación que artificialmente fue creada.?"

La inconmensurabilidad de la diferencia inducea la búsqueda de un comienzo que posibilite lacreación de un nuevo espacio de transporte. Solu-ción imposible que coloca al feminismo ante el de-safío de reconocerse en el fragmento impugnatorio

o bien sumergirse en el imaginario de una totali-dad recuperada fantasmáticamente. La unidad delas mujeres se inaugura en este origen que nos ins-tala en la inmediatez de lo concreto, ante una pala-bra femenina ajena a la palabra hipercodificadadel varón, extraña a su cultura y a su historia

El rechazo toma forma política bajo la consigona de separatismo. Primera forma de la política fe-minista. "El feminismo surge de una ruptura, porprimera vez pone en juego el carácter específico yparticular de la condición de la mujer, establecien-do la necesidad de una separación total de losotros movimientos políticos.?" La separación equi-vale a la construcción de una frontera entre la his-toria masculina de la dominación que unifica nues-tros cuerpos y nos sitúa en la naturaleza, ante laposibilidad de recuperar la inmediatez, lo concreto,una nueva subjetividad, dado que para esa otra bis-toria solo habríamos sido objetos. Pensamiento ypráctica de ruptura, el feminismo de la diferenciaremueve, pero queda preso en la utopía de la unidad especular de las mujeres consigo mismas.

Es precisamente esa dificultad para pensar laidentidad de las mujeres como sujetas sujetadas,no unarias ni transparentes, sino exactamente su-bordinadas; no sometidas a una dominación externa, sino atravesadas por la ideología dominante,no solo reproducidas en ..., sino reproductoras dela subordinación genérica, lo que ha hecho de laprotesta feminista una protesta subalterna.

La utopía feminista y el femiDismo posible

El feminismo es extremo, unilateral, síntoma, corote. y lo es inevitable, irrecuperablemente. Pone demanifiesto una contradicción que no puede ser re-suelta ni subsumida. Un acontecimiento que muestrala imposibilidad de la recuperación y de la síntesis.Las mujeres no somos "absorbibles" en la identidad,tampoco podemos unificamos en la diferencia

De la irreducibilidad de la contradicción de género emerge su unilateralidad, la persecución obs-tinada de ••... una autoconciencia ... en la que selograría hacer tabula rasa de los valores patriarca-les y llegar a algo así como el momento autoconstituyente de la conciencia feminista ... (Sin embargo) no hay más remedio que aceptar que la auto-conciencia feminista pasa ... por la praxis ... y queestá configurada por el predominio masculino ...la autoconciencia solo se logra a través de múlti·pIes mediaciones,'?'

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FEMINISMO Y POUTlCA

De la crítica de la política burguesa, jerarquiza-da y autoritaria, formalizada en sus estructuras or-ganizativas, emergieron los grupos de conciencia-cióncomo su inversión ilusoria. La horizontalidadde los lazos en los grupos de concienciación pro-dujo una nueva modalidad de jerarquía: los lide-razgos informales que, al operar desde el lugarimaginario de la horizontalidad generaron prácti-cas arbitrarias -y por eso aún más autoritarias- deejercicio de la autoridad. Judith Astelarra y AnaSojohan sabido advertir este problema, señalandolanecesidad de reconocer la mediación a través dela formalización del ejercicio de la autoridad, y ladistribución democrática de funciones." Fonnali-zación democrática y organización dual permitenno renunciar a los reclamos más específicamentepolíticos -en el sentido tradicional del término- dearticular las demandas femeninas de cara al esta-do. El paso desde el separatismo hasta la autono-mía permite recurrir a formas organizativas que,sin renunciar a los aportes de los grupos de con-cienciación, pongan de manifiesto sus límites através del establecimiento de vínculos con parti-dospolíticos y otros grupos sociales que permitanmarcos más globales de acción.

Las mujeres hemos de recuperar la dimensiónpolítica, pues, como afinna Pietro Ingrao, nuestraalternativa es la generalización de la contradicciónde género con su inevitable lastre de abstracción yrenuncia, de concesión y condicionarniento o " ...seguir siendo una forma de protesta subalterna". 26

Como bien dice Celia Amoros, ••... en una so-ciedad igualitaria busquemos primero la igualdady su justicia, Y si alguna diferencia queda se nosdarápor añadidura. ''27

Tal vez la renuncia a la política, la irreducibili-dad de algunas posiciones que hacen del feminis-mo un reclamo personal y ético , sean posibles enotras latitudes. En América Latina los movimien-tosde mujeres o se han reconocido expresamenteen el discurso feminista, aun cuando sí en interpe-laciones que articulan contenidos de género conotros contenidos ideológicos.

Nuestra alternativa hoy se ubica en el entrecru-zamiento de las coordenadas que la historia espe-cífica de las formaciones sociales americanas mar-ca. En los últimos años, en la Argentina, la emer-gencia de los nuevos movimientos sociales ha es-tablecido lo cotidiano como espacio de articula-ción de reclamos políticos, ligados con el deterio-ro de las condiciones materiales de existencia delos sectores populares, y al terrorismo de estado

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como modo de represión política. Los nuevos mo-vimientos sociales se constituyeron como la formade canalización de los reclamos ante la disolucióndel espacio político a partir del golpe militar del24 de marzo de 1976.211

Muchas mujeres se volcaron a la política por-tando reclamos procedentes de la vida personal.Lo personal -detención, desaparición del hijo, re-producción de la vida cotidiana- se transformo enpolítico. Pero no hubo inmediatez alguna. Esoscontenidos se ligaron con otros, procedentes dedistintas ideologías, y adquirieron formas articula-torias específicas; dividiéndose según el eje de lascontradicciones de clase, y de las contradiccionespor la hegemonía en la sociedad civil y en la so-ciedad política.

El retorno a la democracia volvió a poner en elcentro de la cuestión de la representación y delcontrol del aparato del estado. A pesar de que elproceso de retorno a la democracia puso en evi-dencia la visibilidad de ciertas contradicciones es-pecíficas de género en el campo político, tambiénmostró la recurrencia de viejos estereotipos: altonivel de participación femenina y bajo porcentajeen el ejercicio de la representación.

En el campo de los derechos civiles ... todavía esdemasiado lo que queda por conquistar. Hace casidos décadas las italianas conquistaron el derecho alaborto. En Argentina la polémica ni siquiera ha ea-menzado. Es por esto que para nosotras el feminis-mo no puede ni debe renunciar a la lucha política.

Para ello habrá que tener presente el carácterno-unificante de las interpretaciones de género. Larecuperación de la unidad entre la teoría y la prác-tica, entre lo productivo y lo reproductivo, entre lopersonal y lo político, ha de mantenerse como ideareguladora, como utopía, en el sentido que Hinke-lammert atribuye al término, no como posibilidadde efectiva realización en el mundo de la praxis."

El sujeto-mujer se constituye a partir de sucondición subalterna. Las pretensiones totalizan-tes, la no aceptación de la fragmentariedad denuestra historia como sujetos subalternos conducea la paradoja de la inauguración de la historia des-de un nuevo retorno a la naturaIeza. Al lugar im-posible de los orígenes matriarcales, o a la unidadespecular del lesbianismo.

Dada la irreducibilidad del antagonismo que eldiscurso feminista formula, habremos de partir dela asunción de su carácter de interpelación frag-mentaria que propone una nueva codificación dela política y de la cultura, pero no desde la tabula

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rasa de un nuevo comienzo de la historia, sinodesde estas precisas condiciones históricas.

Nuestra negación ha de ser negación determi-nada, no alteridad radical que nos coloque -unavez más- ante la alternativa de la supra o infrahis-toricidad. Diosas o naturaleza. Viejo oficio de mu-jeres. De ahí que la vieja lucha por la igualdad si-ga teniendo, para nosotras, un sentido. Y tambiénla lucha en el espacio simbólico, el único desde elcual es posible decir la diferencia.

Conclusión

El discurso de la modernidad había construidoun espacio homogéneo de transporte, un lugar queunificaba las diferencias trazando sus homeomor-fismos. Bajo la poderosa regla de la igualdad eraposible incorporarse a la historia. Fue el caso delas primeras luchas feministas.

El segundo feminismo surge del límite, bajo laforma de una sutura que intenta ligar lo disconti-nuo. Se sitúa en el lugar imposible de interpelar alas mujeres desde su condición de género procu-rando, a través de este nuevo sujeto, unificar lofragmentado por la historia. O bien iniciar un nue-vo recorrido produciendo una frontera que permitala generación de una historia absolutamente nueva.

Surgido de la modernidad, y sin poder renun-ciar a la libertad ni a la igualdad como promesasincumplidas de la razón ilustrada, el feminismo esirrenunciablemente antagónico. Renunciar al anta-gonismo supone la búsqueda de una nueva ins-cripción, la del orden de la seducción o de lo se-miótico pre-simbólico. Constituir un " ... discursodel simulacro, estrategia de juego mítico. "lO

La alternativa parece dibujarse entre asumir lacrítica del héroe de la libertad y del conocimientoque los posmodernos han producido, o bien acep-tar el riesgo del antagonismo, asumir los efectosperiféricos e inesperados de las prácticas socialessin pretendemos sujetos privilegiados, portadoresde la "contradicción principal". Asumir los riesgosde la multiplicidad de posiciones de sujeto sin re-nunciar a la utopía de su articulación en algunacoyuntura histórica en que la multiplicidad decontradicciones produzca un estallido revolucio-nario. Sin duda ninguna revolución ha inauguradootra historia, pero permanece como utopía del rei-no de la libertad, utopía reguladora, promesa in-cumplida de la modernidad bárbara y opresiva,pero también igualitaria y libertaria.

El combate se juega en el campo político, perotambién en la testaruda negativa a aceptar nuestraexclusión del orden de lo simbólico; aun cuandoesa exclusión se niegue como tal y nos seduzca des-de la crítica de la lógica bipolar de la razón moder-na, desde una lógica "femenina de la seducción".

Nuestro privilegio -el de las mujeres- sería elde la seducción y la regla. Ausentes de la ley, lasmujeres carecemos de profundidad. Solo máscara,lo femenino goza del privilegio inexplicable ypródigo de la fecundidad. "La ironía -dice Baudri-llard- se pierde cuando lo femenino se instituyecomo sexo, incluso y sobre todo cuando es paradenunciar su opresión. "31

Tal vez la modernidad haya generado la dialécti-ca antagónica entre libertad y opresión al instaurarun espacio formal de igualdad y ejercicio de las li-bertades burguesas bajo la forma del contrato. Talvez, por eso, legalidad y transgresión no sean sinodos caras de la misma moneda. pero la ley instaura,al menos, un orden previsible de relaciones, un es-pacio de restricción de la pura arbitrariedad.

Baudrillard, europeo y nostálgico del refugioestetizante de la regla, impugna la legalidad, ma-dre, según él, del antagonismo. La regla del nos-tálgico Baudrillard opera como " ... cambio instan-táneo de todos los destinos ... de un carácter socialregido por un pacto aleatorio ... (un espacio para)la nostalgia de un destino más cruel, pero más fas-cinante ... más profundo que la exigencia racionalde lo social en que se nos ha acunado.?"

Tal vez sea posible la regla en el plano del go-ce estético, o de las relaciones amorosas. El impe-rio de la regla en el campo político es, para noso-tras latinoamericanas, una experiencia desgarrado-ra y demasiado próxima. Cuando el juego de lapolítica se juega bajo el signo de la arbitrariedad,el "cambio instantáneo de los destinos" no es efectode luces, sino violencia; cuando la desaparición noes mascarada estética, sino figura política que dis-pone "aleatoriamente" de las suertes individuales yde la vida, la legalidad burguesa deviene ... tal vezmenos profunda, pero irrenunciable. El orden de laley, la racionalidad y lo simbólico son aquello a loque no podemos renunciar. El espacio de la igual.dad para formular nuestra diferencia.

Tal vez lo "femenino" se pierda y advenga se-xo, tal vez sea una actitud ilustrada -como señalaBaudrillard- suponer que el poder se ejerce y ge-nera antagonismos y subordinación, pero a la vezincita a no renunciar a la utopía emancipatoria delas mujeres, al menos como idea reguladora.

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Notas

l. Pensando en términos gramscianos, podríamosdecirque el enfrentamiento abierto de la clase obreracontrael estado burgués debía ceder posiciones ante lanecesidadde construir hegemonía sobre los sectores su-balternos.Cfr. al respecto Portantiero, 1. C. Los usos deGramsci,México, Polios, 1982.

2. Levi-Strauss, Claude. Seminario: la Identidad,Barcelona,Petrel, enero de 1981, p. 11.

3. La realización del socialismo en un solo país apartirde la revolución de 1917, así como la oleada dederrotasdel movimiento socialista en la década del 20produjoel atrincheramiento del estado ruso como isladela utopía realizada. Señala Pecheux: "El resultadofuela producción de nuevas fronteras visibles: en pri-merlugar la muralla que separa el interior del socialis-moexistentedel mundo exterior del capitalismo. Fron-teraprotectora contra el cerco militar, oo. pero tambiénfronterade contención interna oo. y conjuntamente fron-terasinteriores nuevas que multiplican hacia el interiorlosdispositivos de muralla exterior." En "Delimitacio-nes,inversionesy desplazamientos", p. 110.

4. Esta observación tiene en cuenta la teoría de laculturade la Escuela de Tartu. Si la cultura supone laestructuraciónde un mundo de nómina como particularrecortedel mundo abierto de los realia, el cambio enunacultura ha de estar sujeto a la reorganización delsistemacodificante, en función del cual los elementosperiféricospasan a constituirse en el eje articulador denuevasconcepciones del mundo. Cfr. Lotman, J. Semió-ticade la cultura, Madrid, Cátedra, 1979.

5. Pecheux, M. Ibidem, p. 111.6. Rossana, R. Las otras, Barcelona, Gedisa, 1982,

p.128.7. Rossana, R.lbidem, p. 42.8. Delphy, C. "Patriarcat et féminisme". Jornadas

d'étudie sur le patriarcat, Barcelona, U. A. B., 1980. Latraducciónes nuestra.

9. Saraceno, Ch. A favor de la mujer, Madrid, Zero,1979, p. 58.

!O. Las dificultades están dadas por la inscripcióndela categoría en dos tradiciones diferentes: la marxistay la radical. Para Engels, el patriarcado es la modalidaddelaorganización de las relaciones familiares en las so-ciedadescon producción de excedentes. Es por lo tantounacategoría subordinada a la de modo de producción.ParaS. Firestone, en cambio, el patriarcado fractura lasociedaden dos clases sexuales y constituye su catego-ríacentral de análisis. La problemática del patriarcadoes retornada,desde una perspectiva que intenta ser su-peradora,por Z. Einsenstein: "Hacia una teoría del pa-triarcadocapitalista y el feminismo socialista" (versióncastellanadel artículo, aparecido en The lnsurgen: So-ciologist, 7, No. 3, primavera de 1977). Se puede verademásla perspectiva de C. Delphy, Op. cit.; y un artí-culosobre la relación entre patriarcado y estado desde

una perspectiva política feminista: Astelarra, 1. "Patriar-cado, estado, ideología y política", en Jornadas sobre elpatriarcado, Barcelona, U. A. B., 1980.

11. Serres, M. "Discurso y recorrido", en Leví-Strauss,lbidem, pp. 23-51.

12. Cfr. Einsenstein, Z.lbidem, p. 29.13. Rossanda, R. Ibidem, p. 12.14. Pasquinelli, C. "Movimiento feminista, nuevos

sujetos y crisis de marxismo". Los nuevos procesos so-ciales y la teoria politica contemporánea; México, Si-glo XXI, 1986, p. 143.

15. Véase al respecto Delphy, C. Op. cit., Y Amo-ros, C. "Sobre la ideología de la división sexual del tra-bajo", en Hacia una critica de la razón patriarcal, Bar-celona, Anthropos, 1985.

16. Levi-Strauss, C. lbidem, p. 367.17. Testimonio de Lidia Campagnano en Rossanda,

R.lbidem, p. 116.18. Basaglia, F. Una voz: reflexiones sobre la mu-

jer, México, Universidad Autónoma de Puebla, 1986.19. Parafraseo el título del libro de Carmen de Eleia-

beitía: Quizá hay que ser mujer, Madrid, Zero, 1980.20. Delphy, C. Ibidem, p. 311.21. Basaglia, F.lbidem, p. 22.22. Basaglia,F. Ibidem, p. 92. El subrayadoes nuestro.23. Basaglia, F. lbidem, p. 66.24. Amores, C. Hacia una critica de la razón pa-

triarcal, ed. cít., p. 312.25. Sojo, Ana Mujer y polltica: Ensayo sobre femi-

nismo y el sujeto popular. San José de Costa Rica, D. E.L, 1985. Se puede ver en esta obra un capítulo acerca dela especificidad de los problemas de la organización fe-minista en relación con la articulación de las contradic-ciones de clase y género. Las dificultades de las mujerespara encarar la problemática de articulación de deman-das más generales -procedentes de 10estrictamente pú-blico-, así como para encarar la problemática del poder,tal como este ha sido ejercido desde los partidos o el es-tado, se puede ver en Kirkwood, J. "Feministas y políti-cas", Nueva Sociedad, Caracas, No. 78,jul-ago 1987.

26. Testimonio de Pietro Ingrao en Rossanda, R.Ibidem, p. 198.

27. Amorés, Celia,lbidem, p. 317.28. La bibliografía acerca de la participación feme-

nina en los nuevos movimientos sociales y en la políti-ca en épocas recientes, es vasta. Se puede ver al respec-to: Bousquets, P.: Las locas de Plaza de Mayo, BuenosAires, El Cid, 1982; Calvera, L.: Mujeres y feminismoen la Argentina, Buenos Aires, G. E. L., 1990; Casas,Nelly: "Los partidos políticos y la mujer", en FOmJQ-ción poluica para la democracia, Vol. 2, Buenos Ai-res, Redacción, 1983, pp. 529-538; Jelin, E. y Calde-ron, F.: Clases y movimientos sociales en América La-tina: perspectivas y realidades, Buenos Aires, CEDES,1987; Feijoo, M. del C. y otras: "La mujer en la políti-ca", en Formación politica para la democracia, Vol. 1,Buenos Aires, Redacción, 1983; Feijoo y Cogna, M.:

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Alejandra CirizaBajada del Cerro SIO

5.500 - MendozaArgentina

ALEJANDRA CIRIZA

Las mujeres en la tmnsicién a la democracia, BuenosAires, C. E. A. L., 1984; Feijoo, M. del C.: Mujer y po-litica en América Latina: el estado del arte, Buenos Ai-res, oct de 1987; Leis, Ricardo: El movimiemo por losderechos humanos y la politica argentina, Bs. As., C.E. A. L., 1985, Y Vitale, Luis: La mitDd invisible de lahistoria, Sudamericana, Planeta, 1987.

29. Hinkelarnmert, F. Critica a la razón utópica, S.José de Costa Rica, D. E. L, 1985.

30. Baudrillard, Jean. La seducción, Buenos Aires,Rei,1989.

31. Baudrillard, Jean. La seducción, Buenos Aires,Rei, 1989, p. 23.

32. Baudrillard, Jean, Ibitlem, p. 143.