y digo yo__ - fernando jimenez del oso.pdf

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    Recopilacin de editorialesy dibujos de Fernando Jimnezdel Oso en la revista Enigmas,editada con motivo de sufallecimiento.

    Y DIGO YO...Y digo yoA modo deIIIIIIIV

  • VVIVIIVIIIIXXXIXIIXIIIXIVXVXVIXVIIXVIIIXIXXXXXI

  • XXIIXXIIIXXIVXXVXXVIXXVIIXVIIIXXIXXXXXXXIXXXIIXXXIIIXXXIVXXXVXXXVIXXXVIIXXXVIII

  • XXXIXXLXLIXLIIXLIIIXLIV

  • Y DIGO YO...

    Autor: Jimnez del Oso,Fernando

    ISBN: 0000000000000Generado con: QualityEPUB

    v0.23Corregido: *, 01/09/2011

  • Y digo yo

    Fernando Jimnez del Oso

    Edita Amrica Ibrica S.A.Redaccin, Publicidad y

    Suscripciones. C/ Miguel Yuste33 bis. 28037 Madrid. Tel.: 91327 79 50.

    Amrica Ibrica S.A.

    Diseo y maquetacin:Ignacio Docampo.

    Imprime: Printone.Depsito legal: M-22667-

  • 2005

    Distribucin:Espaa: Dispaa S.L. Calle

    Orense, 12-14, 2planta.28020 Madrid. Tel.: 91 417 9530.

    Mxico: Importador:C.l.R.S.A.

    Argentina: Importador:EDILOGO, S.A.

    Reservados todos tos derechos.Queda rigurosamenteprohibida, sin la autorizacinescrita de los titulares delCopyright, bajo las sanciones

  • establecidas en las leyes, lareproduccin total o parcial deesta obra por cualquier medio oprocedimiento, incluidos lareprografa y et tratamientoinformtico, as como ladistribucin de ejemplaresmediante alquiler o prstamopblicos.

    Este libro no puede servendido. Se entregar de formagratuita con la revistaENIGMAS.

    Y digo yo

  • Seleccin de editoriales ydibujos de

    Fernando Jimnez de Oso

  • A modo de

    introduccin? No. En estecaso se trata ms bien de uneplogo, de las letras de unapersona que tuvo el don desaber cmo juntarlas, y atravs de ellas transmitiremociones; ilusin,responsabilidad, alegra,humor, cario FernandoJimnez del Oso supo llegarcomo nadie a travs de lapequea pantalla, pero susescritos, esa parte ntima de

  • reflexiones en silencio, ensoledad y al socaire de unCardhu bien cargado de hielo,son el reflejo del Fernando queen ocasiones miraba a suinterior, y dejaba que lospensamientos fluyesen.

    Y digo yo es parte de lahistoria de ENIGMAS. Nacihace ya aos, cuando unoscuantos jovenzuelosintentamos convencer a esehombre introvertido y pocodado a grandes alharacas, queplasmase en la primera pgina,su pgina, el resultado depensamientos y reflexiones. El

  • editorial no dejaba de ser unamera presentacin de loscontenidos de la revista, y losque conocamos el buen hacerliterario de Fernando, sabamosque ustedes, queridos lectores,se estaban perdiendo otra desus facetas ms interesantes.As pues, en el nmero 32apareci el primero Eleditorial ya no es editorial;adems de ganar unos cuantoscentmetros cuadrados, ahorase llama 'Y digo yo', que esuna forma de personalizardescaradamente esta pgina yser coherente con lo que ya

  • vena haciendo desde tiempoatrs. Al parecer, y aunque ellono hable muy a favor de susentido comn, a muchoslectores les apetece leer misreflexiones, mis quejas y, sobretodo, mis enfados, que es loque ms les divierte. Cuntarazn tena. Estos ltimosmeses nos hemos vistodesbordados por miles demensajes y cartas, llenos decario todos ellos, en los que sesolicitaba reunir parte de esostextos, y juntarlos en unamisma obra. Dicho y hecho.

    Lo que ahora tienen entre

  • sus manos es el resultado deaos de trabajo, de momentosde profunda introspeccin, demiradas al pasado, deencuentros con el presente yde sueos para el futuro. Es elcorazn de nuestro queridoFernando el que habla, comodeca al principio, mientraspaladea un buen whisky ouna de esas cervezas que setraa de Praga, con lahabitacin en penumbra ycubierta de humo; de muchohumo. Este libro es nico eirrepetible. No es necesario queles diga que su autor, Fernando

  • Jimnez del Oso, tambin esnico e irrepetible

    Que lo disfruten.Lorenzo Fernndez

    BuenoDirector de ENIGMAS

  • I

    Cualquier da de stosdejar de leer la prensa, nogana uno para sobresaltos Nosera la primera vez; por propiaprescripcin ya estuve variosaos sin desayunarme coneditoriales, artculos de fondo ynoticias de agencia. Fue unapoca feliz; emprenda lastareas diarias con buen nimo,mis digestiones mejoraron yhasta ahorr en jabn porqueno me manchaba los dedos de

  • tinta.No es fcil explicar por qu

    razones volv al pringosohbito; tal vez por nostalgia deun tiempo en que los diariosestimulaban poderosamente eldesarrollo de la perspicacia.Para los de mi generacin, lalectura del peridico durante elperiodo franquista lleg a sertan apasionante como descifrarun texto cabalstico;intentbamos leer lo que noestaba, lo que el periodistahubiera escrito de haber podidoescribir lo que pensaba. Claroest que se caa en excesos y

  • hasta en el pronstico deltiempo encontrbamos unasegunda intencin, pero locierto es que aquel ejerciciodeductivo enganchaba ms quelos crucigramas. Hoy no es lomismo y cada peridico exhibesu plumero ideolgico conimpudicia, sin tomarse siquierael trabajo de parecer objetivo,por lo que me siguen dando elmismo asco pero sin el alicientede leer entre lneas.

    Bueno, a lo que iba, quesiempre me pierdo enremembranzas preseniles o enreflexiones que a nadie

  • importan, esta maana mesorprendi un titular que decaLa Iglesia Universal del Reinode Dios, obliga a sus pastores aesterilizarse. Al principiopens con cierta alarma queiban a hacerse una circuncisinradical, esto es, por la razmisma del pene, lo que, pormuy pas que sean lasmotivaciones, no deja de seruna barbaridad, luego le conalivio que slo se trataba de lavasectoma. En el fondo no estmal la medida, haciendoextensivo a la citada IglesiaUniversal lo que de otras

  • iglesias y confesiones conozco,se evitara que, al menos enesos grupos de poblacin, lamentecatera se transmita porva gentica.

    El otro y no menorsobrecogimiento me loproporcion un reportaje en elque, al socaire de unasrecientes declaraciones delministro del Interior alertandosobre la existencia dedoscientas sectas destructivasen Espaa, se informaba sobrecuarenta grupos satnicos que,segn la Oficina de Estadsticay Sociologa de la Conferencia

  • Episcopal, operan impunementeen este pas. De lo quesatnicos y sotnicos se acusenmutuamente me inhibo, que essu guerra y no la ma; tampocome inquieta que haya tantoluciferino suelto, siempre querespeten las leyes puedenhacer de su capa un sayo o unsuspensorio, como mejor lesconvenga. Lo que s meinquieta es el escaso rigor conque Gobierno e iglesia utilizanel trmino destructivas;mucho me temo que laintencin sea meter a todos enel mismo saco y sembrar una

  • alarma social que justifiquecambios en la legislacinvigente. Ojal todo sea fruto demi paranoia y no estemosasistiendo a los prolegmenosde una caza de brujas

  • II

    Estoy que no vivo, mesobresalta cada leve crujido delos muebles, cada soplo de aireme estremece y por lasnoches el sueo me sorprendeagarrado febrilmente a uncrucifijo. Y es que est aqu, talvez bajo la mesa o mirando consorna lo que escribo, acechandosiempre, siempre alerta a mimenor descuido.

    Antes aceptabapacientemente su papel, al fin

  • y al cabo, con sus tentacionesno haca sino poner enevidencia mi torpe condicinhumana, ms dada al placerque al cilicio. l me tentaba yyo, plenamente responsable demis actos, elega, ni ms nimenos que como Jess en elMonte de la Cuarentena, con ladiferencia de que el Maestro semantuvo firme y el quesuscribe no le llega a la alturade las sandalias en lo de noceder a las sugerencias delMaligno.

    Lo que me asusta no eseso, que, si no del orden

  • natural, forma parte del ordentrascendente comn a sta ytodas las religiones; lo que meda grima es que me posea, quese instale en este cuerpo juncalcon que me adorno y se sirvade l para hacer el imbcilcomo esa nia zangolotina deEl exorcista.

    No es serio lo de renovar elritual para exorcismo; puedeparecrselo a algunos telogosy al padre Milingo, incluso alPapa, pero no es serio.Quitando el uso indebido de uncuerpo que no le pertenece, laposesin no deja de ser una

  • memez que, una vezdescartada la histeria delposeso, reflejara la histeria delpropio Diablo. Vomitar a diestroy siniestro, blasfemar con vozcavernosa, lanzar maldicionesen arameo o girar la cabezacomo si fuera un periscopiopuede resultar espectacular yhasta divertido, pero en modoalguno es la faceta mssiniestra de Satn. Mejor seraredactar un nuevo y eficazritual exorcista para devolver alinfierno a esos demonios queincitan a los chimpancs de lasguerrillas F. R, U. y A. F. R. C.

  • a matar y amputar a la gentede Sierra Leona, a los talibanesprehomnidos de Afganistn acometer similares bestialidadeso a los fanticos islmicos amasacrar aldeas enteras enArgelia, por citar slo unospocos y significativos ejemplos.Ah s que debieran esforzarselos de la comisin internacionalde telogos, liturgistas yexorcistas que se hanencargado de adaptar el ritualde marras a estos tiempos,pero es ms fcil luchar con elesperpntico demonio de lasposesiones que con el autntico

  • y omnipresente promotor deferocidad humana, la msdespreciable y ruin de lasferocidades. Claro est que esetipo de exorcismos igual afectaa fabricantes de anuas,gobernantes de gesto afable y aun sinnmero de bancos,Ambrosiano incluido

  • III

    A algunos les parecer unaafirmacin jingosta podraescribir chauvinista y todos meentenderan, pero dado el tonode mi discurso prefieroservirme slo del espaol, sinembargo, lo hago con plenaconsciencia y, si me apuran,con insolente delectacin: hetenido la suerte de nacer ycriarme en Unsic del Pla. Estaafirmacin en modo alguno esexcluyente, y el que haya

  • nacido en otro sitio puede, conigual licitud, alegrarse cuantole venga en gana, que no porser unisiceo me consideromejor que los dems, lbremeDios!, pero s insisto en que esuna suerte.

    Nacer en Unsic del Pla, leconvierte a uno en poco menosque aptrida. De habermealumbrado en otro lugar, a lopeor estaba perdiendo tiempo yenergas en convencerme yconvencer a los dems de lainmensa fortuna que suponetener un acervo cultural con elque identificarse, unas

  • seculares tradiciones quedefender y unas hondas racesde esas que imprimen carcter.De haberme parido en otrolugar, igual andaba yocargando a las espaldas con elpeso de lo vernculo y puedeque hasta me parecieseimportante esa estupidez sumade el hecho diferencial, tanfrecuente en la oratoriahalitsica de algunos polticos.

    En esos otros lugares hayde todo, con predominio degente normal, pero los bobos,los sansirols, encuentran msfcilmente argumentos tnicos

  • o lingistas que compensen sujustificada falta de autoestima.Y es que, sin importarme aquien pueda molestarle, el quepor haber nacido en un sitiodeterminado se consideradotado de un valor aadido alde su propia persona es,sencilla y llanamente, unsolemne imbcil. Nacer es slouna circunstancia, aunque senos quiera vender como otracosa desde tiempo inmemorial;la prueba es que asumimos contoda naturalidad frases comoyo soy de, en lugar de yohe nacido en, aceptando

  • implcitamente que el lugar denacimiento nos hace propiedadsuya, con todo lo que ellosignifica.

    No somos de y a nada noscompromete haber visto la luzen tal paraje y de tal estirpe,as que mtanse progenitores,polticos y mentores talcompromiso por el recto hastadonde ms hondo les llegue.

    Tan larga diatriba norenuncio a usar esta hermosapalabra en cuanto tengoocasin pretende incitar a losms jvenes lectores a quereflexionen antes de dejarse

  • enrolar en cualquiernacionalismo. El mundo es sucampo de accin; lo otro,pases o naciones, son sloguarderas que quienes tienenmiedo a crecer no abandonannunca.

    Por cierto, Unsic del Pla eseso, un sitio cualquiera delplaneta.

  • IV

    sta, como cualquier otrarevista, sigue un criterio en elque el calendario impera condespiadado rigor, por eso estapgina, una de las ltimas encerrarse, est escrita variosdas antes de que el nmerosalga a la calle. Digo esto,porque es el once de agosto,acabo de ver el eclipse y deaqu a que la revista est en lacalle puede que pase de todo,incluido casi nada, y el lector

  • no encuentre en estas lneascomentario sobre ello.

    Han transcurrido casi doshoras desde el evento y elgran rey de espanto no havenido del cielo, a no ser quepor tal se entienda el eclipsemismo; tampoco veo ngelesvengadores o marcianosdirigiendo el trfico, igual sehan ido todos a Marbella parasalir en el Hola. Es cierto que latensin acaba de alcanzar unlmite crtico entre la India yPakistn, tras derribar aquellaun avin militar de ste, y queen la repblica caucasiana de

  • Daguestn, de la que hastaayer no haba odo hablar, ungrupo de bestias radicales hadeclarado la Yihad, esto es, laGuerra Santa islmica, y estndispuestos a persistir en suburrada hasta que no quede unsolo infiel en el territorio, loque la Madre Rusia se apresta aremediar de formacontundente Pero tambin escierto que esa clase de cosassucede todos los das y aquseguimos, asumiendo connaturalidad el riesgo de que lolocal se transforme en generaly acaben pagando justos por

  • pecadores. Lo que no he podidoevitar al asistir a tanpromocionado acontecimientoastronmico es la aparicin deotra sombra distinta a la lunar,una sombra ntima, propia, quese me ha escurrido por entrelas grietas de lo racional.Durante unos instantes, eleclipse me ha devuelto a lostiempos en que fuicontemporneo del hombre deAtapuerca y he sentido miedo,ese miedo, mezcla de estupor eindefensin, que seexperimenta cuando lo msslido, lo ms inmutable y

  • perenne, se viene abajo. Que,all en su cnit, el Sol seapague es la subversin totaldel orden establecido, el iniciodel Caos, el principio del FinDe nada sirvi que al pocovolviera a brillar de nuevo, subreve ausencia fue suficientepara incrustar en mi concienciade homo habilis la peor de lasincertidumbres. Y en mis genessigue y en ocasiones como lade hoy despierta. S, estamaana viv una vez ms el findel mundo.

  • V

    El fenmeno ovni essorprendente, lo ha sidosiempre, sorprendente eirritante. Hace ay! muchosaos, durante la apertura de uncongreso mand a sustripulantes a hacer csmicaspuetas, y no porque faltenartesanos que bordenbocamangas, sino por esafrustracin que a temporadassufrimos los interesados en eltema. Una frustracin, en el

  • fondo compartida con losescpticos, por la trilera actitudde esos visitantespresuntamente aliengenas;como, tambin presuntamente,no son tontos, uno deduce quesu comportamiento responde auna estrategia. Lo malo es que,de esa lgica deduccin, sepasa a la paranoia. Con el pasodel tiempo y la llegada de lamadurez, se acaba aceptandoque las cosas son como son, nocomo nos gustara que fuesen,y, si no dando la espalda a tanabstrusa cuestin,encogindose de hombros

  • cuando surge la espinosapregunta de quines son y aqu vienen?

    Como ya he comentado enotras ocasiones yprobablemente en esta mismapgina, tampoco sirven losmensajes recibidos por loscontactados, supuestamentereveladores, pero que en larealidad slo dejan demanifiesto que ellos, losremitentes, son unosembusteros recalcitrantes.Abandonados, pues, a nuestrospropios recursos, los terrestresni siquiera nos hemos puesto

  • de acuerdo sobre la realidad delos ovnis, que ya es Unosestn, estamos, que no tengoinconveniente en tomarpartido, convencidos racional ydesapasionadamente de supresencia, sin que talconvencimiento nos quite ya elsueo; otros lo defienden conardiente y casi enternecedorafe, llevados ms por elsentimiento que por los datos,y un considerable grupo, a mijuicio tambin por razonessubjetivas, niega rotundamentela existencia de los ovnis yconsidera que los convencidos,

  • sanlo por una u otra razn,son, somos, una manada dedescerebrados. Por su parte, elresto de los habitantes de estemundo, es decir, la inmensamayora, ni entran ni salen,fundamentalmente porque loque les llega a travs de losmedios de comunicacin es,generalmente, msesquizofrengeno queilustrativo.

    Como es habitual, en estenmero hay varias noticiasreferidas al fenmeno, meroeco de lo que continuamente seest viendo en nuestro cielo,

  • guste o no a cualquiera de losgrupos antes citados. Adems,se incluyen varios reportajesque entran directamente y afondo en el tema. Cualquierade ellos merece una seriareflexin, pero, por el tono delo que ya llevo escrito, mepermito sealar el que serefiere al informe Cometa. Noabundan militares y cientficosque se atrevan a hacer pblicassus conclusiones acerca de losovnis si, como en este caso,son positivas. Una actitud ases reconfortante, no por losresultados y s por partir de los

  • hechos sin someterlos alprejuicio del que hacen gala lamayora de los detractores,sean a su vez cientficos osimples cantamaanas. Enresumen, que la realidad no hallegado, ni mucho menos, a sulmite; que los de all estnaqu y que los de aqu seguimossin saber dnde estamos.

  • VI

    El microondas de casasuena, lleva un par de aoshacindolo. Es un roncobramido, como si billones detomos estuviesen en celo. Yano me asusta, s que explotaren cualquier momento, peroasumo el riesgo con gallarda.Sin embargo, no estabapreparado para lo de estamaana: concluido elinarmnico concierto, abr supuerta y extraje la taza, pero,

  • lejos de humear, la lecherebosaba en glidoscarmbanos por fuera de losbordes. Habra entendido que,harto de gemir en vano, elmicroondas hubiera dimitido desu funcin habitual, pero que,en vez de calentar, congelase,me pareci una excesivarebelda.

    Dndole vueltas a tandesconcertante enigma, meencerr en ese reducto de pazque llaman cuarto de bao.Como hago siempre, encend laradio y me dispuse a leer elperidico, lo que me permite no

  • enterarme de lo que oigo ni delo que leo, pero la radio guardobstinadamente silencio y elperidico, que, por cierto, mesorprendi con su audazcambio de diseo, destacabanoticias tan inslitas como elasesinato de un misioneroingls por una secta china o laampliacin del cdigo penalpara castigar a los que atentencontra la integridad de lanacin espaola en los mediosde comunicacin. No seguleyendo, sin duda continuabadormido. Lo mejor era unabuena ducha fra. Gir el grifo

  • correspondiente y, como ungeiser hirviente, el agua brotcon fuerza desde el sumideroponiendo el techo perdido ydndome un susto de muerte.

    Abatido, volv a la cocina,adems de comprar otromicroondas haba que llamar alfontanero Las crisiseconmicas me dan hambre,as que abr la nevera en buscade consuelo. Una bocanada deaire ardiente casi me quema laspestaas al hacerlo; dentro,burbujeantes y derramndoseen caprichosos churretes, losalimentos se cocan con total

  • desprecio a la lgica.Renunciando a entender nada,opt por unas albndigassobrantes de la cena que,aunque medio quemadas,resultaban todava comestibles.No llegu a probarlas, unamirada distrada hacia laventana me descubri queestaba anocheciendo a las ochode la maana.

    Aquello era demasiado.Que electrodomsticos ycaeras enloquezcan o losredactores de un peridico,ciegos de whisky como eshabitual en ellos, reediten por

  • broma un ejemplar de hacecien aos, puede tener unpase, pero que se subviertan degolpe las leyes de la Naturalezava ms all de lo admisible.Acaso era el fin del mundo? Lodesech enseguida, como esbien sabido, tal evento irprecedido de sonorostrompetazos y de la calle novenan otros ruidos que losnormales. Qu pasabaentonces?

    Empec a comprenderlocuando al irme a peinar elespejo me devolvi la imagende un hombre, yo mismo, con

  • el crneo cubierto porabundante cabello. Sal aljardn y levant la vista alcielo. All arriba, en el cnit dela noche matutina, dos gruesasy redondas nubes se ibanencendiendo de color carmes,como dos mofletes que seruborizaran. Me volv a la camasonriendo con ms ternura queirona: El bueno de Dios sehaba descuidado y suordenador acababa de sufrir elefecto dos mil.

  • VII

    Estoy a punto de no escribiresta media pgina. Es ms,estoy a punto de no escribirotra cosa que no sea la lista delos Reyes Godos o, a lo sumo,recetas de cocina. Torpemente,tras seiscientos guiones dedocumentales, media docena delibros y algunos centenares deartculos y prlogos, he idoadquiriendo cierto oficio enesto de escribir: s juntarletras para formar palabras,

  • construyo con ellas frasesaceptablemente hilvanadas, yexpreso al menos eso creamis ideas o sentimientos demanera que el lector meentienda. No aspiro a ms, queeste magnfico idioma anda yasobrado de insignes plumas yde algn que otro plumero,pero, siendo modesta, esaspiracin que, al parecer, meviene grande. Iba a citar aquuna estrofa de SilvioRodrguez, el autor cubanoque, ideologas aparte, escribey canta con sensibilidadexquisita, pero la CA debe

  • haber registrado tambin micasa y se ha llevado cintas ydiscos de tinte izquierdoso. Detodas formas, si no recuerdomal, deca algo as: He escritotanta intil cosa sindescubrirme, sin dar conmigoIgual est la cinta en el coche yno ha sido la CA; luego labuscar.

    Es que no tengo remedio, apesar de que es ese el motivode mi amargura, caigo denuevo en la misma vanidosapretensin de que el lectordistinga cundo escribo enserio y cundo echo mano de la

  • broma o la irona. El fallo esmo, no del lector, siempresagaz y despierto; as pues, am corresponde deshacer elentuerto:

    Cuando en el nmeroanterior haca referencia alacoso que sufro por parte de laCA, de la NASA y del Vaticano,no era en serio; se trataba deuna afirmacin que, por lodesmesurada, cre que todosentenderan como chanza. Noha sido as. A lo largo del meshe recibido varias amablescartas expresndomesolidaridad y apoyo en mi lucha

  • contra esos poderes fcticos.Lamento defraudar a tancariosos lectores, al tiempoque ofrezco mi ayudaprofesional a algunos de ellos,convencidos tambin de estarsufriendo similar acoso, pero loque dije era pura invencin. LaCA me parece unaorganizacin ejemplar, modelode tica y respeto a losderechos humanos. Respecto ala NASA, qu decir de ella queno sean elogios? Pocasagencias pueden presumir tanlcitamente de honestidad, deapertura, de inters

  • estrictamente cientfico Todolo que sabe lo comparte, todolo que investiga es del dominiopblico. En cuanto al Vaticano,qu puedo decir yo si soy elms ferviente de los fieles? Mes de memoria cada encclica,tengo un pster del Papa sobrela cama y he pedido al padreApeles que sea mi consejeroespiritual puede haber mayorprueba de respeto y sumisin?Pens que hablarnegativamente de institucionestan dignas constituye unaincongruencia de tal calibre quea nadie se le escapara su

  • intencin jocosa. Est claro queme equivoqu. Para que nohaya dudas, donde dije digo,digo Diego. Ahora disclpenme,se me hace tarde para ir a misay antes tengo que denunciar ados vecinos por actividadesantiamericanas.

  • VIII

    No es muy elegante esto depersonalizar, pero al tratarsede experiencias personales nos cmo demonios puedeevitarse; adems, las vacassagradas, como algunoscascaciruelas envidiosos, nosllaman a los que llevamosmuchos aos en lainvestigacin y divulgacin delo inslito, tenemos ciertosprivilegios, ya sea porexperiencia, por edad

  • obviamente, no es mi caso opor razones puramentegonadales. A lo que iba, hacealgo ms de veinte aos que eldestino va TVE me llev alperuano desierto de Ocucaje,donde viv sensaciones de sasque, sin ser trascendentes,nunca se olvidan. Me gustan losdesiertos, pero ste al que hoyme refiero, me atrae enespecial; es distinto al resto,ms misterioso, ms y, desde elpunto de vista paleontolgicotan inaudito, que he cogidoalgn diente de ictiosaurio conslo agacharme. En esa

  • primera visita, embobado conla contemplacin de un cielolleno de estrellas que brillabancomo recin estrenadas, dejque mis pies caminasen pordonde les viniese en gana.Como era lgico, me perd

    La suerte suele sercaritativa con los novatos, asque, tras un par de horasdeambulando, termin pordivisar el lejano fuego delcampamento. Habra resultadoun errtico paseo sin msconsecuencias de no ser porquevi la luz. No me refiero a unxtasis mstico o a que Yahv

  • iluminara mis pecadoraspupilas con una visinanticipada del Paraso; merefiero sencillamente a una luz,anaranjada, distante y no muygrande, pero luz en definitiva.Recorra a poca altura cerros yllanos con desigual velocidad yaparente falta de intencin; tanpronto pareca a punto dedetenerse, como acelerabaenloquecida. El sagaz lectorpuede pensar que se trataba dealgn cazador nocturno a labusca de gamusinos o del farode una bicicleta volanteconducida por un beodo, pero

  • yo, que era quien estaba all,digo que era lo que era: unaluz inexplicable, en un lugarabsurdo, que se desplazaba deforma incomprensible. Supeluego que otros muchos lahaban venido viendo desdehace siglos, a tal punto, quetiene su propia leyendarelacionada con un tesoroescondido.

    Con los aos he visto otrasluces y he escuchado otrashistorias, lo que poco tiene deextrao, porque tales luces, delas que a veces hemos dadonoticia en esta revista, son ms

  • abundantes de lo que pudierapensarse y entre suscaractersticas comunes est lade no encuadrarse en ningnfenmeno conocido, aunque lasgentes tienden a considerarlasms cercanas a lo espiritualque a lo ufolgico. En laspginas siguientes el lector seencontrar con ellas: hemosreunido varios trabajos inditosque hablan de estas luces y deotras invisibles al ojo humano,pero accesibles al objetivo delas cmaras. Recomiendo suatenta lectura, tal vez estniluminando un sendero en el

  • que no hemos reparado, pese atenerlo bajo nuestros propiospies.

  • IX

    Ya estamos dentro y no alas puertas. El efecto haquedado atrs y los diversosapocalipsis parece que seretrasan, as que no parece malmomento para hablar de lo queel 2000 supuso para migeneracin y las colindantes.Como todo el mundo sabe, nacen 1941, lo que me permitivivir la dcada de los cincuentaentre la niez, la adolescenciay la primera juventud, es decir,

  • entre la inopia, el acn y laangustia vital. Alrededor mopasaban cosas, unasrepugnantes y otrasfrancamente asquerosas, perocomo me alumbraron en mediode ellas y careca deexperiencia previa, meparecieron normales. Adems,la cuestin hormonal ya tirabalo suyo y estaba ms atento alos anuncios de Fajas Soras queal resto del peridico, tanpringoso de tinta y de mentiraspor otra parte, que eso quesala ganando. Tampoco lasvaya usted a saber si verdades

  • que retransmitan por RadioEspaa Independiente meinfluyeron, que en casa las oantan bajito que no me enterabade nada. Cuando, ya provecto,echo la vista atrs y contemploesa parte de mi vida, doygracias a nuestro pariente deall arriba por haber permitidoque creciera sin contaminacinideolgica. En mi barrio, queestaba a la izquierda del rosegn se mira al Norte, nospasbamos el da en la calle.Haba poco trfico y las aceraspermitan jugar con holgura alas chapas o al palmo y dao.

  • Abundaban los solares sinedificar en los que asarboniatos o engolfarse enactividades tan apasionantescomo el gu, el clavo orobaterrenos, la taba, elzurriago y otras que por nohacerme pesado no enumero,cada una de ellas en sutemporada, merced a unmisterioso calendarioludortmico al que, sinponernos de acuerdo, todos nossometamos puntualmente.Calle y solares que luegofueron escenario de otrosjuegos diferentes que, esta vez

  • por recato, tambin dejo en eltintero. Las hamburguesas sellamaban filetes rusos y lamostaza se usaba paracataplasmas. No habatelevisin, los telfonos eranabsolutamente inmviles y lapalabra ordenador slosignificaba que ordena. Contodo ello el lector habrentendido que por entonces elfuturo, lo que se dice el futuro,quedaba muy lejos. Quedaba nims ni menos que en el ao2000. Por qu se eligi talfecha? Precisamente por eso,por su lejana, y porque era un

  • nmero redondo, no hubo otrarazn ni falta que haca. Nadie,insisto en ello, absolutamentenadie, pensaba en catstrofes,finales de milenio y demszarandajas, el 2000 era paranosotros un smbolo cargado deesperanza, una fronteraansiada tras la que se abra unmundo nuevo, un mundo deprodigios tecnolgicos, debienestar pleno

    Puestos a imaginar,dbamos por supuesto que yano tendran razn de ser lasguerras, la injusticia social y,mucho menos, el hambre. De

  • qu servira, si no, tantoadelanto?

    Sin darnos cuenta, lo queinconscientemente estbamoshaciendo era ponernos unameta. Paridos tras dosmonstruosas guerras,abrumados por la iniquidad delas generaciones precedentes,asumamos sin saberlo un plazopara darle la vuelta al curso dela Historia. Aunque nopensramos en ello, talprogreso, tales cambios, nopodran ser sinoresponsabilidad nuestra. Y amedida que el 2000 iba

  • asomando por el horizonte deltiempo, la utopa sedesmoronaba como unrascacielos sin cimientos.

    Creo que al final sdesebamos que el gran reyde espanto acabase con todo;slo as habramos evitadotener que asumir, como yoahora lo hago, nuestro fracaso.

  • X

    No s si en otros, pero eneste pas abundan las tertuliasradiofnicas, aunque, por logeneral, tengan ms de disputatabernaria que de sosegadodebate en torno a una taza decaf. Unas veces meentretienen, otras me ilustrany no pocas me hacen sentirvergenza ajena, pero, en fin,las escucho asiduamente. Malaeducacin al margen, lostertulianos hacen alarde de

  • conocimiento en temas polticosy se mueven con impresionanteseguridad dialctica en elterreno de lo social. Tanrotundos son sus asertos, que,oyndoles, uno piensa si nosera mejor para todos queellos dirigieran la nacin. Sinembargo, cuando se refierencon idntico aplomo acuestiones de las que algoentiendo, descubro que, confrecuencia, no tienen nipuetera idea de qu estndiciendo, lo que, para midesconsuelo, me lleva adesconfiar del resto de sus

  • opiniones.Hace varias semanas,

    cuando el tema de los hieloscados acaparaba titulares en laprensa, uno de ellos de loscontertulios, no de los hieloslo redujo enfticamente a lacategora de simple broma y,de paso que elogiaba el ingeniode los espaoles parainventarse bulos, que son yaganas de elogiar, lo comparcon las caras de Blmez,ejemplo paradigmtico, segnl, de cmo un camelo bienurdido puede confundir durantemeses a la opinin pblica. No

  • es mi intencin defender lasteleplastias de Mara, que sedefienden solas; mi intencines que el lector reflexione.Sobre qu?, se preguntar l.Pues, de una parte, sobre lasinmensas tragaderas delciudadano medio, dispuestosiempre a deglutir sinmasticacin previa lasexplicaciones sensatas quedesde los medios decomunicacin se dan a lossucesos de carcterextraordinario, sin importarleque, pese a su pretendidaracionalidad, tales

  • explicaciones sean tanabsurdas o tan pueriles queofenden a la razn misma. Deotra, sobre quin, cundo ycmo decide que ese sucesoextraordinario debe serencajado, aunque sea amartillazos, dentro de loordinario. Y, an de otra partems, sobre lo que mueve aredactores, divulgadorescientficos o alternativosradicales a pergear y difundirtan infumables explicacionessin rubor alguno.

    Que la gente sienteaversin a cualquier hecho que

  • escape de su entendimiento,resulta ms que evidente aestas alturas de la Historia.Tambin es verdad palmariaque entender, lo que se diceentender, entiende poco, peropara eso estn los cientficos,en quien delega confiada ygustosamente talresponsabilidad. Por ende,descubrir que nuestratotemizada Ciencia carece deconocimiento sobre muchas ytrascendentales cosas, lesangustia tanto como cuando,todava nios, descubrimos quenuestro padre no es

  • omnisciente y, encima, o encualquier otra postura, que esono hace al caso, fornica connuestra madre. En el fondo, ala mayora les da miedohacerse adultos y, antes deenfrentarse a lo desconocido,prefieren seguir creyendo quesu padre es Superman y que alos nios los trae la cigea.Mal est, pero est an peorque, por no perder suascendiente, numerososcientficos se hagan cmplicesde esta impostura. Y es que, encontra de lo que la mayoracree, la inteligencia nada tiene

  • que ver con la madurez: sepuede ser una lumbrera enBiologa o en Astrofsica y tontode las posaderas en otrosaspectos de lo psquico.

  • XI

    En este mundo nuestro, esaefmera bolita azul que flotapor ah, en el extrarradio deuna insignificante galaxia,pasan cosas. Cosas que en lamedida de lo csmico sonmenos que nada, pero que aesa ladilla pretenciosa que lohabita le parecenextraordinarias,trascendentales,inconmensurables Cadaanopluro es lo mismo que

  • ladilla, pero en fino noscreemos el ombligo delUniverso, el desidertum de laCreacin: nuestro dolor es ElDolor, nuestra dicha es LaDicha Y es comprensible, alfin y al cabo, dentro de cadauno de nosotros slo cabe el yomismo, y aunque sintamos porel sentimiento de los dems, lohacemos con nuestro propiosentimiento, no con el suyo.Somos un montn deindividualidadesinterdependientes quecomparten el mismo espaciovital, cada una de ellas con

  • briznas de consciencia y una,tal vez gratuita, necesidad detrascender. Noblescaractersticas que nos separandel resto de las especies ydeberan elevarnos por encimade ellas. En algunas de esasindividualidades es as, pero enotras, tales logros evolutivos nosirven sino para demostrar quela estupidez humana puedealcanzar cotas que rayan loinefable.

    Lo de Uganda, a estasalturas no s con cuantoscentenares de muertos, porquecasi cada da se descubre una

  • fosa comn ms, haconmocionado a la opininpblica, tan dada a horrorizarsecon estos sucesos como aolvidarlos al da siguiente. Es lomismo que sucedi enCalifornia con la Puerta alCielo o en Suiza y Canad conel Templo Solar, lo mismoque ha sucedido mil veces enmil sitios y en mil pocasdiferentes, lo mismo queseguir sucediendo, porque enesta bolita azul de marrasabundan los anopluro-burros ylos anopluro-borregos queconfan lo mejor de s mismos a

  • cualquiera. Cuando seproducen acontecimientos as,toda la horrorizada indignacinse vuelca en los lderes de lasecta, instigadores del suicidioo asesinos sin ms,merecedores indiscutibles detodo el peso que la ley puedaponer sobre sus aborreciblescabezas, pero el resto de lacuestin queda ensombrecidopor la magnitud del crimen.

    Se nos ha acostumbradotan intencionada ytorticeramente a que nuestratrascendencia espiritual lapongamos en manos

  • competentes, que no puedenser otras que la de lacorrespondiente iglesiaestablecida, que delegamos esaintransferible responsabilidadcon la mayor y ms estpidaligereza. Buscarindividualmente, pasando porel filtro de la razn los dogmasy verdades instituidos, no seconsidera, como debiera, unaobligacin ineludible, sino todolo contrario: un acto desoberbia que no puede ni debeconsentirse. En consecuencia,quienes, por una u otra razn,deciden abandonar su puesto

  • en el rebao que de acuerdo ala tradicin les corresponde, enlugar de emprender su propiabsqueda, que es a lo quecomo individuos libres yresponsables estaranobligados, se incorporan conavidez a otro rebao, tal vezms extico, pero que exige lamisma servidumbre, la mismarenuncia a pensar, que lasiglesias tradicionales exigieronen sus peores tiempos. Al final,las ms dolorosas e injustas deesas muertes son las de losnios, porque en ellos noestaba la capacidad de

  • discriminar; fueron llevados aesas tumbas por sus padres,que, como en todas lasreligiones y sectas, eranusufructadores sin derechoalguno del capital espiritual delos hijos.

  • XII

    En un ejercicio de videncia,puesto que cuando redactoestas lneas no ha terminado elao, afirmo que el cambio desiglo y de milenio ah es nada no traer consecuenciaalguna, seguiremos siendo loque somos, en un planeta quees lo que es y, enfrentados aun futuro que vaya usted asaber lo que ser. Tiene msfuerza el mito que la realidadcronolgica y, si no, echen la

  • vista atrs y comprueben cmohace un ao todos los mediosde comunicacin se referan al2000 en los ms variadostrminos y ahora, que deverdad nos encontramos en esafrontera virtual, el tema estpasando poco menos quedesapercibido. En todo caso, espara m una satisfaccinfelicitarles con motivo delnuevo ao, del nuevo siglo ydel nuevo milenio. Estamos detriple estreno, vamos a ver sies para bien o para lo desiempre.

    Y hablando de otra cosa,

  • se han fijado ustedes en que,pese a lo mucho que se haescrito sobre ellos, hay temasperennes, constantementerenovados y que, indiferentesal paso de los siglos, conservantodo su encanto y su misterio?Debe ser, como sostena Jung,el ms sagaz y pcaro de losdetectives que han investigadolo inconsciente, porque loshumanos fabricamos otrarealidad ms trascendente yslida que la tangible a base desentimientos. El Diablo sigueaqu, tan pimpante yxenoglsico como en la Edad

  • Media. El Papa, con todacoherencia, insiste en que esun ser real y tiene razn, noexiste, pero es real; aunquetambin podra decirse alrevs, que no es real, peroexiste. Los lmites entre ambosconceptos son tan ambiguos,que necesitamos deinstrumentos objetivos que nosdigan dnde acaba uno yempieza otro, lo que, si bien semira, no sirve de mucho.

    Aquello que vemos,percibimos o sentimos es purasubjetividad, pero por sersubjetivo, es lcito dudar de su

  • realidad? Y si, adems,nuestras emociones, quevienen a ser el colmo de lasubjetividad, se manifiestan enesa realidad que miden losinstrumentos, en la tangible,desplazando objetos,impresionando bandasmagnticas o agitando la agujade un osciloscopio quinpuede afirmar que lo imaginadono existe como entidad real?Es nuestro inconsciente el quefabrica los arquetipos o es quelos arquetipos y nosotros somospartes de una misma cosa?Hemos inventado al Diablo o

  • ha estado siempre ahesperando a lo inventramos?

    Agobiado por estas dudas ycamino del frenoptico, lesrecomiendo que lean laentrevista con el padre Suer;l s lo tiene claro. El resto dela revista merece igualmente lapena, es ms, yo creo que estenmero no tiene desperdicio.Igual es porque lo he dirigidoyo

  • XIII

    A nuestros lectores deAmrica les resultar lejano,pero aqu, en Europa, estamosque no nos llega la camisa alcuerpo con lo de las vacaslocas y eso del uranioempobrecido que se us paramatar mejor durante elconflicto perdn por eleufemismo de los Balcanes.Entretanto, la clonacin estservida, los alimentostransgnicos se mezclan con los

  • normales en las estanteras delsupermercado y acaba de nacerel primer mono manipuladogenticamente. Luego est lodel ya indiscutiblecalentamiento del planeta cada vez que reveo Alternativa3 se me ocurren mspreguntas sobre los datos quemanejaron los guionistas, lodel agujero de ozono, lo delSIDA, lo de los mvilescancergenos, lo de Internet

    Agazapados en nuestrotero hogareo, bregando en lajungla laboral o compartiendorollitos de primavera con los

  • amigos, parece que talescuestiones gravitan sobrenuestras cabezas sin traspasarese inventado paraguas del yocreo que exageran con el que,a fuerza de idiotas o hastiadosya de tanto problema propio,pretendemos taparnos.Estamos en medio de la lluvia,un calabobos que, sinurgirnos a buscar techado, nosempapa hasta los huesos; y, loque es an peor, empiezan aorse truenos que anunciantormenta, quin sabe si de sasque duran cuarenta das ycuarenta noches

  • Nada tengo en contra delos avances cientficos, nadieen su sano juicio lo tendra,pero desde hace unas dcadasvivo bajo la impresin de quecorremos mucho sin mirardonde pisamos. Lo recindescubierto se aplica al dasiguiente y en lo tecnolgico estal la prisa, que la novedadelectrnica se ha quedadoobsoleta en el tiempo que tardaen llegar de la fbrica a latienda. Probablemente esbueno, mantiene a pleno ritmola cosa del consumo y el ndiceNasdaq, que no s qu coo es,

  • se pone a tono. Lo que noparece tan bueno es que esaprogresiva aceleracin a mme suena a huida hacia delante impere igualmente enbiolgico. Lo que en ellaboratorio resulta hallazgoesplendido, en la prcticapuede no serlo tanto, si es queno acaba en catstrofe. Hacefalta comprobar lasconsecuencias a: corto y medioplazo, realizar miles deensayos, por mucho que losinversores clamen pidiendoprontos dividendos Despus,tan despus como sea

  • necesario, aplicarlo en granjas,hospitales, cultivos o inodoros.De no hacerlo as, pasar loque ya est pasando, que,siendo preocupante, puede, a lopeor, ser slo el tmidoprembulo de una catstrofe deconsecuencias vlgame Dios! inimaginables. Es lo que alver los ojos dulces del monoAndi, protagonista en estos dasde los medios de comunicacin,se me ocurre. Igual es que mehe levantado pesimista.

  • XIV

    Estn ah, en estos das losveo con frecuencia en losperidicos, posando con suceudo rostro bajo un turbanteque, por su tamao, debe ser lacolcha de la cama que se la hanpuesto de esa guisa para saliren la foto. Queriendo pareceraguerridos, cuando slo sonesperpnticos, convencidos deser la imagen misma de lavirilidad, cuando en realidad lasuya se limita al flico fusil de

  • asalto que, por si acaso, nosueltan ni dormidos, son elretrato de lo peor de nosotrosmismos. Dispuesto a cargarsetres millones de personas conuna bomba atmica en mitadde Nueva York, el malo de unapelcula lo deca bien claro: Yotambin soy un ser humano,les guste o no. Y es verdad,aunque no me guste nada, lostalibn son seres humanos,como lo fueron Shakespeare oFrancisco de Ass.

    Curiosa especie sta; unlen es como otro len, unbuitre a lo que ms se parece

  • es a otro buitre, una hormigaes igual al resto de lashormigas Admito que entreellos habr sutiles diferenciasde personalidad, pero el hechoes que los tigres se comportancomo tigres y que las vacas nose comen unas a otras, a no seren forma de pienso y sinsaberlo, porque si lo supieranigual no lo hacan. En cambio,los humanos pueden sercualquier cosa, hasta talibn,que ya es el colmo Este puntode vista, que antes no habaconsiderado, me llena dedudas: A qu altura quedo si,

  • como es cierto, unos miembrosde mi propia especie meproducen infinito asco y meinspiran el ms absolutodesprecio? Mi condicin decongnere me obliga acontemplarlos con afecto,esforzndome encomprenderles y en respetarsus ideas? Decididamente, no.Me importa un pito a la alturaque quede, pero, o se van ellosde esta especie y fundan unapropia sugiero la dehumarranos, por su eufona,aunque la de humierdanostampoco suena mal, o soy yo

  • el que se va.Planteara el tema en la

    ONU, o mejor en la UNESCO,que es la que parece msindignada con los humarranoso humierdanos por cargarselas estatuas de Buda, perotampoco tengo claro quepertenezcamos a la mismaespecie. No entiendo queclamen al Cielo por esadestruccin de obras de arte yno hagan lo mismo por todoslos asesinatos fsicos y moralesque vienen cometiendoimpunemente desde hace aos.Tiene ms valor una estatua

  • del valle de Bamiyn quecualquiera de las mujeres queestos bestias vejan, denigran,violan o asesinan diariamente?Pesa ms ticamente lafractura a golpe de obs de unaescultura que las torturas,mutilaciones y matanzas quehabitualmente llevan a cabocontra los que no comparten surepugnante concepto de lareligin?

    Unos son lo que son, vilesfanticos; los otros, tan solohipcritas que, por razoneseconmicas y estratgicas, sehan convertido en cmplices.

  • Qu asco, Dios!

  • XV

    Ayer an vena sufotografa en pginas interioresdel peridico, pero hoy lo hebuscado en vano, as quecuando estas lneas lleguen alos lectores espaoles ya habrdejado de ser noticia. Hesealado lo de espaoles,porque, en razn de ladistribucin en cascada,nuestros queridos lectoresamericanos ya ni se acordarnde Dennis Tito, el primer

  • turista espacial, trmino que,por cierto, adolece de uninnecesario tufillo despectivo.

    A m este hombre me caebien, adems de dar a sudinero una noble finalidad,como es la de cumplir un sueosin hacer dao a nadie, hasentado un precedente. Queese precedente es bueno paralos ciudadanos comunes, ustedy yo, est refrendado por larabieta de la NASA, que tratde impedirlo hasta el ltimomomento sin conseguirlo.

    Aunque sufragados por loscontribuyentes, o por el Estado,

  • que en el fondo es lo mismo,los programas espaciales hansido monopolizados por lasagencias correspondientes,utilizndolos como uninstrumento ms de poder alservicio de los interesesnacionales. En su da, lascndidas voces de los unos ylas voces hipcritas de losotros, se elevaron paraproclamar a los cuatro vientosque esa nueva y esperanzadoraetapa emprendida por laHumanidad sera una empresacomn, altruista, libre deinjerencias polticas y militares.

  • Ya que incapaces de llevarlo acabo en la propia casa,saldramos al espacio dejandoatrs otros sentimientos que nofuesen los muy loables deconocer, descubrir y abrirnuestro espritu a medida queel horizonte se abra antenosotros. El odio, la envidia, elegosmo quedaran deestratosfera para abajo. Lo queha sido de tal propsito, si esque algn momento existirealmente, no hace faltarecordarlo.

    Dennis Tito, talonario enristre, se ha colado en ese club

  • exclusivo. Sin ser militar nicientfico subvencionado, sinposeer cualidades fsicasespeciales y con un someroprograma de entrenamiento, hademostrado que, salvo por lodel dinero, cualquiera puedeser astronauta. Es el primerpaso para que, de verdad, nosenteremos de lo que por allarriba sucede.

    De lo que sucede aquabajo prefiero no hablar hoyporque buscando algunareferencia a este tema me hasaltado a los ojos un reportajesobre los adolescentes

  • palestinos que, con una ristrade bombas a la cintura,esperan turno para convertirseen mrtires de la causa y,tomando impulso sobre susrestos destrozados y los de susvctimas, dar un salto que leslleve directamente al Paraso.Lstima no tener veintemillones de dlares como elDennis se, a ver si cambiandode perspectiva estas cosas meparecen mezquinas en lugar demonstruosas.

  • XVI

    Un da de stos fundaruna secta. Ser distinta,porque no pienso ofrecerparasos ni hacer la colada conel karma; es ms, no ofrecerabsolutamente nada. La cuotamensual ser sustanciosa, paraque con una docena de adeptospueda yo vivir holgadamente ysatisfacer todos mis caprichos.A cambio, tendrn el derecho avenerarme. Ya les veo venirhasta m, reverenciosos y

  • anhelantes: Dinos algo,maestro. Ya les veo irse,rumiando para sus adentrosqu oscuro arcano se encierraen mi silencio, porque, como eslgico, no me tomar el trabajode responderles.

    Ser una secta restringida,en la que, adems de costoso,resulte muy difcil entrar. Sque eso estimular sus ansias yhabr bofetadas paraapuntarse, pero me mantendrinflexible.

    Como lo de las dietasabsurdas y la recitacin decondignas parece motivar a los

  • vocacionalmente memos, lesimpondr un rgimen a base dealcachofas y chanquetes,exigiendo que tres mildoscientas veces al da, estndonde estn, repitan a voz engrito yo soy, aqu estoy, perolo mismo me voy!, frase que,en su aparente simpleza,encierra un profundo contenidotrascendente. Al escucharles,unos dirn por m, como si teoperas, pero otros, en cambio,captarn la hondura delmensaje y cambiar su vida.

    Identificarse entre ellos ytener reuniones secretas es

  • fundamental, as que meocupar del tema: nada dehacer malabarismos con lasmanos como los masones, misadeptos llevarn F.J.O. tatuadoen la nalga izquierda y sereconocern entre s con elcampechano gesto deensearse el culo unos a otros.Los domingos, a las doce de lanoche, debern congregarse enun lugar fijado y, tras entonara coro la frase autoafirmativalos elegidos somos pocos y losdems estn locos, se sumirnen profunda meditacindurante seis horas para abrir

  • sus mentes a la llegada de mismensajes telepticos. Como aesa hora estar durmiendo apierna suelta, les va a llegar loque yo me s, pero as podrnimaginarse lo que ms lesconvenga, y cuando al dasiguiente, que encima es lunes,lleguen hechos cisco al trabajo,reflexionarn sobre la iniciticasesin preguntndose cosascomo las ganas de orinar quetena eran slo eso? no seraun mensaje para que eliminede m lo impuro? o cuando seme durmieron las piernas nome estara enviando el maestro

  • una seal para que caminerecto por la vida?

    Me voy a forrar.

  • XVII

    Cada noche tengo uncadver en mi mesilla,metafricamente hablando, seentiende. Son amigos con losque nunca tuve trato personal,pero que trabajaron para mcon arte y esmero, con esecario que aade lustre a laobra bien hecha. Algunos soncompaeros desde la infancia ya otros los he conocido con eltiempo. Todas las noches meacompaan, me conducen

  • suave y blandamente hasta laspuertas del sueo, despejandode mi camino esas milinquietudes que componen laherencia de la carne, que decael prncipe de Dinamarcamientras dudaba entre vengara su padre o tirar por la callede en medio quitndose deldem.

    Antes, cuando era an msjoven y, si cabe, menos sabio,buscaba la compaa de otrospresuntamente, slopresuntamente, msenjundiosos, pero meenganchaban con la fluidez de

  • su verbo o la hondura de susreflexiones y, en vez deabocarme al sueo, medesvelaban. Los de ahora, losque desde hace diez o quinceaos me acompaan, sabencul es la medida justa y en, alo sumo, media hora sedespiden hasta la nochesiguiente.

    La primera en irse fueRichmal Chrompton, que engloria est. Me dej aGuillermo Brown, que leo yvuelvo a leer debo andar porla vigsima relectura de sustreinta y tantos tomos

  • descubriendo siempre algnmatiz, alguna aguda irona quese me haba pasado por alto.Todava a veces y para pasmode mi santa, con la quecomparto el lecho, me ro conesa risa contenida que muevela cama como si uno estuviesehaciendo otra cosa.

    Se me fue tambin Herg,dejndome tan hurfano comoa Tintn y sin un capitnHaddock que me consuele. Otroque ha dejado un vacoimposible de llenar esGoscinny; con su muerteAsterix ha perdido chispa y

  • Obelix ha quedado reducido aun gordo imbcil. Hace poco fueMorris, el padre de Lucky Luke,quien pas a mejor vida traslos pasos de Franqun, que yahaba abandonado a Spirou yFantasio a su suerte. Elmaestro Breccia debe haberseido tambin por razn de edad,lo que sera una pena, porqueMort Cinder, el mil vecesmuerto o El Eternauta, amboscon guin de otro maestro, H.Q Oesterheld, deberan seguircontndome sus historias porlos siglos de los siglos. E. P.Jacobs sigui el camino de Al

  • Capp, de Alex Raymond, deHarold R. Foster, de Will Eisnery de tantos otros cadveres quese turnan cada noche junto ami cabecera. A todos, amigosdel alma, y a otros cuyonombre omito por noextenderme, les rindo aquhomenaje. Si el lector hallegado tarde a la cita con ellos,bsquelos, porque sus criaturaspermanecen y no hay mejorcompaa para emprender eldiario viaje a ese remedo demuerte que es el sueo.

  • XVIII

    Dios debe ser algo noalguien que por sutrascendencia resultainconmensurable y escapa a lacomprensin, porque nadiesabe definirlo, ni siquieraconceptualizarlo. Da laimpresin de que paraentender a Dios hay que serDios. El otro, el dios autnticoque cada religin propugna yvarias de ellas comparten, es,intelectual, afectiva y

  • espiritualmente, un dios dechicha y nabo, hecho a lamedida de los hombres y alservicio de sus conveniencias,casi nunca nobles yhabitualmente repudiables; poreso, la historia de cualquiera delas religiones, vigentes odesaparecidas, es grotesca ensus fundamentos y miserableen su desarrollo.

    No piense el lector que hayinquina personal enafirmaciones tan impas, que am las religiones y suscorrespondientes dioses metraen al pairo en lo que a

  • creencia se refiere. Son laconclusin, lamentable peroevidente a la que se llegaobservando su trayectoria y supresente. Es, asimismo,innegable que en el seno detodas las religiones hay figurasejemplares, seresintrnsecamente buenos, quemil kilmetros a su derecha o asu izquierda, bajo otroestandarte, seguiran sindolo;pero no es sta una cuestin deindividualidades y s deinstituciones, aunque stasutilicen a aqullas comoreclamo publicitario. Lo que

  • hoy hacen los talibanes lohicieron judos y catlicos enotro tiempo, y lo seguiranhaciendo si las circunstanciassociales y polticas se lopermitieran. Y es que el nicoprecepto vlido de lasreligiones, el del amor alprjimo, se ha subvertido alsupeditarlo a otros preceptos;preceptos que quizsencerrasen un carctersimblico en su enunciado,pero que, tal como han sidoentendidos y aplicados,resultan la anttesis de lo queel amor es: un sentimiento que

  • une, sin limitaciones nicondicionamientos, en el queestn implcitos la tolerancia, elrespeto y la comprensin. Si midios, el que por circunstanciasgeogrficas me hubiesecorrespondido, me dice que leame a l por encima de todaslas cosas y que mi salvacindepende de que me circuncide,vaya a la Meca, asista a misalos domingos o tape a mi mujerde pies a cabeza, pensara queest de coa o que me tomapor imbcil. Pero si, adems,me dice que masacre a mivecino si no hace lo mismo, lo

  • que pensara es que es un hijode mala madre, pese a que, pordefinicin, carezca de ella.

    Son cosas sobre las que hereflexionado durante lasvacaciones, mirando cadanoche ese fragmento deuniverso que nos incluye, y nome importa si el lector est ono de acuerdo. Ya ver cuandoun da de stos hable de lapatria, de la lengua o de lasraces. Ya ver, ya

  • XIX

    Iba yo por el Sinabuscando nscalos, cuando, desopetn, son un truenohorrsono all arriba. Lafastidiamos, ya me ha visto!,pens. As era, ante m, unanube lenticular empez adescender lentamente. Mesent resignado en el suelo yaprovech la espera parasacarme la arena de las botas.Al fin la nube se pos y elestruendoso surround fue

  • sustituido por un coro new age.Solemne, como es l, Dios-Yahv-Al sali apartando amanotazos el vapor y aguardcortsmente a que terminasede calzarme. Le mir conenfado.

    Es que siempre tienesque armar el mismo folln?

    Hombre, es la tradicin se disculp desconcertado.

    Pareca abatido y con ganasde desahogarse.

    Algn problema?Has visto la que se est

    organizando en mi nombre?Era lo ltimo que esperaba

  • or. No pude contener miindignacin.

    Venga ya. Es el colmo!me mir perplejo, como si nocomprendiera. Acaso no hasledo tu Antiguo Testamento?Ya no te acuerdas del malprecedente que sentaste, de lacantidad de gente que te hascargado por un qutame allesas pajas?

    Si lo miras as Eranotros tiempos respondi concierta humildad, para recuperarinmediatamente su malcarcter. Pero Yo soy Dios ypuedo hacer lo que me d la

  • gana!Eso es lo que te pierde, la

    soberbia le dije sinamedrentarme. Hay quepredicar con el ejemplo y no abase de garrotazo y tentetieso.Has sido uno de los dioses conms mala leche que ha dado lahistoria. Qu esperabas quehicieran tus seguidores? Porqu te asombra que los msimbciles de ellos emprendanuna guerra santa, si tembarcaste a los judos en nos cuantas?

    Siguieron unos momentostensos. Igual me haba pasado,

  • pero es que despus de toda lamaana pateando el Sina sinencontrar ni un nscalo noestaba precisamente de buenhumor. Slo faltaba que melanzase un rayo de los suyospara terminar de chafarme elda. Afortunadamente adoptun tono conciliador.

    Es posible que tengasrazn murmur, Pero, quse puede hacer?

    Manifistate otra vez,que tu voz llegue a todos, y dique eres un dios local,adecuado a unas circunstanciashistricas y geogrficas

  • concretas, que tus normas yleyes tuvieron algn sentido enese lugar y en ese momento,pero que ahora, en estostiempos, son un puroanacronismo.

    Mi respuesta colm su yade por s escasa paciencia. Seirgui ofendido y entre truenosreson su voz colrica.

    Eres un descredo! trueno Yo soy el nico Dios!trueno El Dios creador! trueno El Dios omnipotente!ms truenos.

    S, mucho trueno pero niuna gota de lluvia. As cmo va

  • a haber nscalos, pens conabatimiento. Por fin dej detronar y su voz se dej or denuevo. Esta vez en tono dereproche.

    Adems, qu mayorprueba de consideracin puedodaros, si os hice a mi imagen ysemejanza?

    Le mir tristemente.se es el autntico

    problema. Debiste haberescogido un modelo mejor.

    Recog mi cesto vaco y mefui dejndole sin saber qucontestar. La prxima vez ir abuscar nscalos al bosque, como

  • hace todo el mundo.

  • XX

    Al Cristo de los Faroles sele cay la corona. Es deespinas, con tres rayosdorados, y se qued colgandotorcida de una de las ochotristes y mortecinas farolas. Erade noche y haca fro, ese froque, sigiloso, se te mete hastalos huesos. Estbamos los dossolos en la plazuela cordobesa,l en su cruz y yocontemplndole en silencio; lasmanos cerradas, aferrndose a

  • la cabeza de los clavos como situviera miedo a desprenderse,mientras la suya pende sobre elpecho abrumada quin sabe porqu peso. Los pies, en absurdapirueta, cruzados al revs decomo la tradicin sostiene ycada uno clavado por sucuenta. En la base del sencillomonumento, candelas puestaspor manos piadosas, unasconsumindose y otras recinencendidas, parecan pequeosfuegos fatuos. Extrao Cristoste, que tanta devocindespierta.

    Yo les hablo a los Cristos.

  • Aunque el plural sugierairreverencia, siendo uno, sontodos distintos, segn el talantedel artista, y los hay siniestros,que inspiran ms miedo querespeto, agonizantes, muertos,resignados, doloridos,inquisitivos, plcidos,perplejos De todos ellos meabruma su extrema soledad yles pregunto siempre lo mismo:De verdad era esto necesario?

    Como no s si es Dios, lehablo al hombre y con l meconduelo. Me gustara alzarmehasta donde est y pasar concuidado mi brazo por su

  • hombro para hacerle compaaun rato, para que no se sientatan solo, tan abandonado. No lohago, pero quisiera hacerlo.Aquella noche le dije: djaloya, bjate de ah y caminemos.Te presto mi abrigo, que nohace tiempo para andar encueros, y vaymonos los dos atomar algo caliente y a charlarde lo que quieras. No baj, talvez no quiso mi compaa opens que su papel es estardonde est y no callejeando pormuchas ganas que tenga. Y allle dej, deseando que nadie sede cuenta de lo de la corona

  • desprendida y que siga gozandode al menos ese alivio.

    Fuera de la plazuela bullael trfico de coches y de gente,todo estaba iluminado por lasfiestas navideas. Me desazonla incongruencia: celebraralegremente el nacimiento dealguien que sabes condenado alsacrificio. No me pida el lectorque lo entienda, no creo en esode la Redencin. S lo creyerale exigira a Dios que meborrase de la lista de losredimidos. No querra, noquiero, beneficiarme a costa delterrible sufrimiento de nadie, y

  • menos del de un amigo.

  • XXI

    Estoy preocupado; eso es loque digo. Lo estoy porque miroalrededor, porque leo losperidicos, escucho la radio y,cuando puedo, que es pocasveces, veo los telediarios. Estoypreocupado, porque en estemundo ya no hay sitio dondeesconderse. Hace aosacariciaba la idea dedesaparecer administrativa ylegalmente, de refugiarme enalgn lugar remoto donde slo

  • existiese como persona,cuidando un rebao de cabras oejerciendo mi profesin en laclandestinidad a cambio dehuevos, garbanzos, queso,aceite y algn pollo que otro.Tan utpico proyecto nadatena que ver con posiblesguerras y, mucho menos, conlo afectivo, simplemente memova el asco hacia algunasinstituciones y la decepcionanteconstancia de que justicia yjusteza son dos cosas distintasy, con demasiada frecuencia,opuestas. En fin, era el parenel tren que yo me bajo, el

  • devoraos entre vosotros, queyo soy vegetariano no losoy, pero as la frase quedams redonda o el simple perosignificativo anda y que osden. Pasada esa fase, y sinque mi asco y decepcin hayanmenguado un pice, ms bientodo lo contraro, asum que lodecente no era marginarse,sino intentar cambiar las cosasdesde dentro aun a riesgo deque te forren, y aqu sigo,haciendo lo que modestamentepuedo. Y a cuento de quviene esta alusin a mismiserias personales?, se estar

  • preguntando el lector. Esoquisiera yo saber Supongoque por lo de ya no hay sitiodonde esconderse, conclusina la que tambin llegu en esasaciagas fechas. El GranHermano el de Orwell, no elde la bazofia televisivaalcanza con su ojo a todaspartes, lo que, siendo molesto,no es lo peor. Lo peor es que,adems de controlarnos, noshace vctimas de sus caprichos,veleidades y estupideces. Sintener arte ni parte, pagamoslas consecuencias de suserrores e imprevisiones. Los

  • lodos de ahora fueron polvosconscientemente arrojados porel Gran Hermano hace dcadas.Y es que el Gran Hermano esun burro prepotente que se vea s mismo como un unicorniosmbolo de nobleza y libertad,destinado por tan noblesatributos a liderar el mundo,pero, burro al fin, cuando llegael momento reacciona dandococes a diestro y siniestro. LaGuerra Fra se nos vieneencima de nuevo y la otra vayausted a saber Como tantasveces a lo largo de Historia,Dios es el pretexto, los lderes

  • religiosos los instigadores y losimbciles el brazo ejecutor;debajo, la desigualdad social yla incultura, fermentoimprescindible para que lasIglesias hagan su agosto y elfanatismo prospere. Ha sido assiempre, por eso es hora ya deutilizar otras armas que lasdestructivas e invadir porcualquier medio los pasesteocrticos con autnticacultura, la que tiene que vercon la informacin, elconocimiento y la posibilidad dediscernir. He dicho

  • XXII

    Lo que digo yo es que estemundo se hunde, y no merefiero a los deshielos de laAntrtida, aunque tambin. Sehunde porque ha estado y estregido por miserables,psicpatas y dbiles mentales.Adems, es necesario que sehunda, est construido conmateriales de desecho, haceagua por todas partes y llevademasiados milenios sin rumbo.Pese a que est dentro y me

  • hunda con l, considero unamonstruosidad que permanezcatodava a flote.

    Como el sagaz lector habrentendido, todo es purametfora, el mundo no es unbarco, es un planetacualquiera, en el extrarradio deuna galaxia cualquiera, queslo tiene inters para lospiojos csmicos que habitamosen l. Ya he comentado enalguna ocasin que la especiehumana ha sido un mal negociobiolgico: las mismascualidades que nos separan delresto son las que nos llevan a

  • cargarnos lo que nos rodea y anosotros mismos. Elhundimiento, pues, no es delmundo como tal, lo es de lasociedad humana, y tampocoen lo fsico, al menos delconjunto, porque mientras unosmueren de hambre o de milinjustificables razones ms,otros viven que da gloria; elhundimiento es en lo tico, enlo moral, en lo espiritual y entodo aquello que tiene que vercon la dignidad de la persona,as que tanto valdra hablar dehundimiento como dedegradacin.

  • Siguiendo con el leguajenutico, resulta tan inevitablecomo necesario que toquemosfondo. Pero, una vez abajo,qu hacemos?, si es que sepuede hacer algo. Se me ocurreque acaso sea se el momentode revisar las utopas, igualvemos que alguna de ella no loes tanto y que se ha archivadocon esa etiqueta teniendo msen cuenta nuestros defectosque nuestras virtudes o porhaber invertido los conceptos ytomar los unos por las otras.Creo que si en el lbulo frontalde los neonatos grabsemos

  • con anestesia, claro la fraseno hay dios, patria, ni ley quevalgan la vida de un serhumano, daramos un grande yprimer paso.

    El siguiente sera poner enpie una ONU de verdad, no esaespecie de vergonzoso guiolcon pantalones cados y faldaslevantadas que ahora lleva esenombre. Con harto sentimientopor mi parte, seran necesariasvarias prohibiciones, entre ellasla de inculcar a los nios, yasea en la escuela o en el senode la familia, cualquier ideal,por caro que sea para sus

  • mayores, que suponga unlastre en su desarrollo comopersona o dificulte suconvivencia con los otrosmiembros de la especie. Podraseguir, pero no tengo tiempo y,adems, nadie me va a hacercaso

  • XXIII

    Hoy es el da de cierre y nohe pensado en un tema paraesta seccin. Son momentostensos, angustiosos, vaco deideas. Estoy ante el ordenadorya no escribo a mano, latecnologa me ha vencido yasumo mi derrota tecleandono s qu cosa. Podra hablarde temas de actualidad, pero larevista tarda tanto en llegar anuestros lectores americanosque para entonces ya seran

  • agua pasada. Queda el recursode comentar el contenido deeste nmero, en el quepublicamos artculosmagnficos, pero no me lo pideel cuerpo. Quiz fueseoportuno hacer referencia a miinminente cumpleaos, que esel 21 de julio, por si el personalse anima y me enva sendaspreseas, pero no seraelegante. Lo de India yPakistn, lo de Israel, lo delhambre en el mundo Temashay, e importantes, pero meabruman con su carga deevitable sufrimiento y me

  • llevan a renegar de m mismopor no ser capaz de hacer otracosa que lamentarlo. Lo ven?Ya me he puesto trascendente.

    No recuerdo si lo hecomentado en otras ocasiones,pero yo hablo con mis muertos,no me responden, si acasohacen leves ruidos en muebleso paredes que interpreto comome viene en gana, pero tengoesa costumbre. Las ms de lasveces es para reprocharles sumarcha, su egosta ah tequedas, pero otras les insto aque, desde su privilegiadasituacin, me digan de qu va

  • esto, si hay un plan globalque justifique lo que en esteplano de la realidad resultainjustificable o es que,sencillamente, estamos dejadosde la mano de Dios y a nadie leimportamos un carajo. Callan,los muy malditos callan, ycuando parece que estndispuestos a decir algo, slodicen chorradas. Por esoexpreso mi decepcin cuandohago referencia a laspsicofonas, la oui-ja y otrasformas de espiritismo. Slo mevaldra el dilogo cara a cara,la conversacin con un

  • espectro, por muy agusanadoque estuviese. No quierorecurrir a la nigromancia,porque con ella vienen aregaadientes y sin ganas decharla, les invito amablemente,se lo suplico incluso, pero losmuertos prefieren guardar ensecreto lo que saben, si es quesaben algo, porque vaya usteda saber lo que saben Sivienen, que muchos los hanvisto, es para decir que estnbien, que la ta Pepita va apalmarla pronto y cosas as.

    En el fondo, lo que yoquiero es hablar con Dios y que

  • me explique; porque de otrosno me fo, y como no me dbuenas razones se va a enterarel muy capullo.

  • XXIV

    Cuando este nmero sedistribuya ya habr vuelto deEgipto, pero como he deescribir el Y digo yo conantelacin, les contar el viajeantes de haberlo hecho, que eslo bueno, porque as cuento loque me da la gana:

    Iba yo remando por el Niloa bordo de mi frgil esquife,cuando, a la vista de Luxor, ola llamada de Amn. Siempreque voy a Egipto hago lo

  • mismo, remo y remo buscadobuganvillas salvajes hasta quealgn dios me llama y dejo labsqueda para otra ocasin.Pues bien como iba diciendo,en este reciente viaje fue Amnel que me llam. En realidadtuve yo la culpa, porque,recordando la vieja frmulausada por sus fieles, se meocurri gritar a pleno pulmn:Amn, amoni! para ver qupasaba. Debo aclarar que estehermoso juego de palabrasconsiste en que amoni, quees amn ms una i, significaen egipcio antiguo ven a m.

  • Una vez aclarado, contino.Acababa de proferir ese gritocuando en mis odos escuchuna voz grave y cavernosa quedeca Y por qu no vienest?. A un dios no se lediscute, as que amarr miesquife en la orilla y me dirig asu templo. Ha sido l quien meha dicho que venga, leargument al guarda de lapuerta, pero el to se mostrinflexible y tuve que pagar laentrada como cualquier turista.Con ella en la mano, por siAmn tambin me la peda,cruc el patio de Ramss II, la

  • columnata de Amenofis III, elpatio del escondrijo, la salahipstila y llegu al fin alsantuario. Esper a que nohubiera nadie al lado y,acercndome a la pared deltemplete, susurr: ya estoyaqu. La misma voz que habaodo antes, pero esta vezsaliendo de entre las columnas,me respondi: y a mqu?. Desconcertado y untanto molesto, increp a lasombra que tena ms cerca:Amn es conocido como 'ElOculto' y no se le puede ver.Pero no me has dicho que

  • viniera?. Yo no, habr sidoRa, me contest. Pero eratu voz, insist. Es quetambin soy Ra, dijo con ciertasorna. El asunto empezaba aser irritante. Vale, vale, puescomo Ra te digo que heescuchado tu llamada y hevenido. Hubo unos segundosde silencio y luego su vozvolvi a dejarse or: Ahora soyRa, y por m como si te operas.Pregntale a Ptah. Me arm depaciencia, por mis encuentroscon Yahv s que los dioses seportan a veces como si fueranidiotas: Est bien, dile a Ptah

  • que se ponga. Conteniendoapenas la risa, contest: Yosoy Ptah y te digo que turur.He de confesar que por muydioses o dios que fuera lehabra pegado una patada en laentrepierna de tenerlo a lavista, pero me contuve y lehabl con tono conciliador: Deacuerdo, pero uno de los tresme ha dicho que viniera y hevenido. Quin ha sido?. Lavoz, ms cavernosa que nunca,como si por fin hablara enserio, me dijo: Hemos sido lostres y ninguno. Y eso cmose come? pregunt ya en

  • plan borde No tepuedo/podemos responder replic, es un arcano. Estabaa punto de soltar una burrada,cuando la voz continu: Loque puedes hacer es invocarnosa los tres como s preguntarasy en el siguiente orden: Ptah,que es el cuerpo, Ra, que es elrostro y Amn, que es looculto. Pero, acurdate,preguntando y a gritos quePtah est un poco sordo. Porfin!, una instruccin clara yconcisa. Llen mis pulmones deaire y, como si en ello me fuerala vida, grit: Ptah Ra

  • Amn?.Una voz diferente,

    claramente irritada, merespondi tambin a gritosdesde la sala hipstila: Queno, coo. Que Ramn no est,hoy libra. Llevo toda la maanadicindolo!.

    Avergonzado, sal delsantuario, detrs quedaba lavoz de Amn, Ptah y Rarepitiendo entre sonorascarcajadas: Otro que hapicado!. Decididamente, Egiptoya no es lo que era

  • XXV

    En realidad, este textoempez siendo la resea de unlibro de Jacques Valle que,escrita de nuevo, la encontrarel lector en el Dejaron huellade la seccin de cultura, perome fui liando y al final pensque encajaba mejor aqu. Dellevar ttulo, bien podra ser:Los ovnis y mayo del 68.

    Eran otros tiemposQuienes hemos tenido lafortuna de vivirlos, los

  • recordamos bien; fueroninteresantes en muchossentidos. Los miembros de lageneracin europea nacida alfinal o poco despus de laSegunda Guerra Mundial,vinieron, vinimos, a decir a lasgeneraciones precedentes algoque podra resumirse en: Noqueremos que nos hagis unsitio, queremos nuestro sitio!.Fue una revolucin social, elderrumbamiento de los viejosideales para dar paso a otrosnuevos que ni Dios saba culeseran. En Espaa la cosaaconteci ms despacio, porque

  • te forraban a modo, perotambin termin porimponerse. No soy socilogo ytampoco tengo ganas, as queno voy a analizar si todoaquello sirvi para algo, pero sdir, por raro que suene, que elfenmeno ovni contribuy enalguna medida al cambio deperspectiva. Era un signo msde la pretendida nueva poca:marcianos o venusinos, otrosestaban aqu y cualquier daaterrizaran, ya fuese paraecharnos una mano o paradarnos caa, pero, en cualquiercaso, su presencia ayudara a

  • no dejar ttere con cabeza, queera de lo que se trataba.

    Ahora no es lo mismo, enEuropa los jvenes son slojvenes y ya no quierencambiar el mundo, si acasoquieren cambiar de ordenador,igual que yo en cuanto deje deser adolescente y me hagajoven, que ya empiezo a estarharto de usar los ordenadoresque ellos desechan porlentos. Hacen bien, hanescarmentado en cabeza ajenay saben que esas movidas sonsiempre instigadas ymanipuladas por otros que, ni

  • son jvenes, ni quierencambiar otra cosa que no seade sitio con los de arriba.

    Por lo que se refiere a losovnis, siguen ah, haciendo elmemo. Han conseguido que yanadie se preocupe de si nosobservan segn lneasortotnicas o aplicando latcnica del pito, pito,gorgorito. Nadie, salvoalgunos grupos con susmiembros a medio caminoentre la simpleza y la estupidezcongnita, que, dirigidos por elespabilado o el paranoico deturno, siguen levantndoles

  • altares en su corazn y, si llegael caso, se autoinmolan parairse en espritu a una nave delas suyas. Hay que ser bestias!Casi tanto como los terroristas,que, adems de serlo por matara otros y matarse ellos, lo sondoblemente por dejarsemanipular por los canallas,tambin de turno, que lesconvencen desde la infancia los conversos adultos sontriplemente bestias de queesas dos entelequias, Dios yPatria, estn por encima delderecho a la vida.

    A pesar de todo, a m, que

  • mayo del 68 me cogitrabajando en tres sitios a lavez y que con eso de la patria,lo de Al-Yahv no convieneolvidar que son el mismo diosy lo de los hermanoscsmicos me entra la risafloja, este tiempo que vivimosme parece ms interesante. Ycon el Bush en plan CidCampeador, ni te cuento

  • XXVI

    Al pobre Jess es que no lodejamos en paz. Es cierto quesu escasa y convenientementeaderezada biografa deja sitiopara cualquier tipo deespeculacin, pero creo que nosestamos pasando. No merefiero a que en esa bsquedade datos para reconstruir suautntica vida se caiga en lairreverencia, que ese riesgoslo lo corren los cristianos,que son quienes lo veneran;

  • me refiero a la incongruenciaque entraa enfatizar elaspecto humano de Jess sindejar a un lado su carcterpresuntamente divino. Desdeun punto de vista histrico, setrata de un personaje sinimportancia, uno ms de losaspirantes a mesas en aquellaPalestina convulsa de haceveinte siglos, que, salvo parasus escasos seguidores, pasdesapercibido. Fue despus demuerto cuando sus discpulos,fundamentalmente San Pablo,autntico artfice delcristianismo, dieron a su figura

  • la dimensin necesaria paraconstruir sobre ella una religinnueva que, por circunstanciassociales y polticas, acabaraconvirtindose en una de lascinco o seis verdaderas quecompiten en el mercado de lotrascendente.

    Si hablamos del Jessmtico, tratmosle como tal,aceptando su biografa oficial,la de los evangelistas pormucho que discrepen entreellos o por mal que encaje enlos acontecimientoshistricamente autnticos yentendiendo que est en

  • funcin de los preceptos yenseanzas que esa religinpreconiza, no de la realidadpura y dura.

    Si hablamos de la persona,hagmoslo exclusivamentedesde esa perspectiva,especulando cuanto queramosy rastreando pistas de su vidahasta debajo de las piedras; alfin y al cabo, tiene una granrelevancia histrica por haberservido de pretexto para elnacimiento de una religin,pero no busquemos su tumbacreyendo que vamos aencontrar otra cosa que los

  • restos de un hombre, niindaguemos entre los miembrosde su supuesta estirpepensando que por sus venascorre otra cosa que sangrecorriente y moliente.

    A templarios, cataros yotros grupos esotricos, se lesfue la olla con el tema de Jesse hicieron un hbrido dehombre-dios an msinverosmil que el de loscristianos. Basarse en lo quetan misteriosas rdenessuponemos que crean de loque realmente crean nadietiene ni idea para seguirle el

  • rastro a Jess, es en s mismoesquizofrnico. Lo que pasa esque nos va la marcha y encuanto venteamos un misterio,por absurdo que resulte enapariencia, nos lanzamos, novaya a ser que debajo de labroza se esconda algointeresante. En fin, que notenemos arreglo.

  • XXVII

    Desde chaval, dedico losminutos previos al sueo aimaginar. Cerrado el libro deturno y apagada la luz de lamesilla, busco esa postura que,a fuerza de experiencia, s queme conducir suave yconfortablemente al reino deHipnos. Pero, hasta que esemomento llega, procuro llevarmis pensamientos por caucesgratificantes: imaginosituaciones imposibles en la

  • vida ordinaria, llenas deinslitas posibilidades, todasellas estimulantes. Imagino,por ejemplo, que mi tiempodiscurre mil veces ms rpidoque el de los dems, de formaque, movindome a mi ritmonormal, para ellos soy pocomenos que una sombra fugaz.En esa situacin, puedo entraren un banco, recoger el dineroque tienen a mano los cajerosnunca he considerado delitorobar a los bancos ymarcharme tranquilamente.Los cinco o seis minutos que yoempleara, habran sido

  • dcimas de segundo paraempleados y clientes, lo quegarantiza una total impunidad.En la calle, las posibilidadesseran ilimitadas, sobre todopara ese voyeur que todosllevamos dentro. Hay unavariante, que manej duranteaos; la de ser invisible, perome surga la duda de si en eseestado conservara o no lacondicin material, y lo de sermero espectador, sin poderintervenir en lo que me rodea,no me satisfaca demasiado.

    Otra de mis fantasaspropiciatorias del sueo, es la

  • de viajar en el tiempo. Nada decomplejas mquinas oregresiones hipnticas;simplemente porque s, porqueme da la gana, y de formacorprea, importndome unbledo que, al interactuar con elentorno y las gentes, modifiqueel futuro mis fantasas soncmo me apetece, que para esoson mas. Visitara a miabuelo cuando era mozo y mehara amigo suyo. Porsupuesto, acertara la primitivahasta hartarme. Me dara unavuelta por Egipto en tiempos deKheops, para ver cmo

  • construyeron la Gran Pirmide.Rizando el rizo, me ira aconocerme a m mismo cuandotena catorce o quince aos.

    Son cosas que ya tengoimaginadas, pero siguen dandode s, porque no es fcilconvencer a un joven de que teres su nieto, y estar viendo alos obreros egipcios entraa elriesgo de que te recluten portener una pinta rara y tepongan a cargar piedras.

    Todo esto viene a cuento,porque el caso de RudolphFentz dio pie a alguna de esasfantasas y Chris Aubeck, uno

  • de nuestros ms recientesfichajes, se lo carga en untrabajo de investigacinimpecable. No es justo. Estanoche imaginar que me metoen un cmic de El HombreEnmascarado y me ligo a DianaPalmer.

  • XVIII

    La joven, sin pretenderlo,ha alcanzado el status de chicade portada, porque lo ha sidoen muchos peridicos delmundo, aunque por motivosms siniestros que frvolos. Enel diario que me llega cadamaana a casa, el director, enun inslito rapto de buen gusto,haba elegido una fotografa enla que slo se la vea de mediocuerpo para arriba: de mediocuerpo para abajo no deba

  • haber nada, si acaso, unamasijo de vscerassanguinolentas. As, comoestaba, tumbada en el suelo yaparentemente entera, podrapensarse que estaba dormida omuerta sin ms, porque sucara, ciertamente hermosa,reflejaba placidez; sinembargo, junto a otracorreligionaria, acababa dehacer estallar la cargaexplosiva que llevaba en lacintura, su cinturn demrtir, llevndose por delantea trece personas y dejandomutiladas a varias ms. Fue el

  • 5 de julio, por lo que, salvo lasvctimas y familiares, ya nadiese acuerda de esamonstruosidad, lo mismo quede la cometida el da antes enuna mezquita de Quetta,Pakistn, con un saldo mortalde cuarenta y ocho personas ytres terroristas la distincines intencionada En elpanorama mundial, son noticiasde un da, a lo sumo de unasemana; estamos ya tanacostumbrados

    Miraba la foto de laportada, miraba a la chica, y loque me vena a la mente era:

  • que imbcil!. No sent penani horror, sent asco ydesprecio. Por cosas as es porlo que de vez en cuando meautoexilio; por huir de miespecie y de m mismo, capazde sentimientos tan pocopiadosos.

    Medianamente conocedor,por edad y profesin, delgnero humano, ya no hago elmenor esfuerzo para entenderactos de esta naturaleza.Detrs de ellos, como detrs decualquier comportamiento, hayuna larga cadena decircunstancias individuales,

  • sociales y familiares que,analizadas con detalle,permitiran comprender elcamino seguido hasta concluiren esa accin abominable, perome niego a entender. Y meniego porque me da la gana.Entender o comprender, sonverbos que parecen incluir unacierta dosis de disculpa, unasombra de justificacin, como sila persona objeto de esaconsideracin fuese una vctimadel destino, alguien al que lavida ha conducido sin remedioa ese acto. El ser humano tienecapacidad de discernimiento y,

  • salvo enfermedad mental, esresponsable de sus actos. Esachica de la foto no era imbcilen el sentido autntico de lapalabra, que eso la habraeximido de cualquierresponsabilidad; era imbcil enel sentido que vulgarmentedamos a ese trmino, el quedefine a alguien que, pudiendoejercer la lgica, el raciocinio,el sentido comn prescinde detan nobles atributos y se dejallevar por la irracionalidad paracometer una estupidez. Haymatices, y todos actuamos conalgn grado de imbecilidad en

  • muchos momentos, pero la deesa muchacha, como la detodos los terroristasconvencidos de que su causa essanta e irn al cielo, es laimbecilidad supina, la que, porsu dimensin y consecuencias,asombra tanto como repugna.Hay otros, pero la referenciaest hoy en el terrorismoislmico, promovido por imanesviles y fanticos, por lderespolticos que con una pequeaparte de su enorme fortunaprivada llenaran su pas deescuelas y hospitales,consentido, cuando no

  • propiciado, por reyes deopereta oriental, presidentes denaciones poderosas yconsejeros de grandesmultinacionales Ninguno deellos se autoinmolarllevndose por delante adecenas de inocentes; para esoestn los imbciles.

  • XXIX

    Quiero dejar claro que larevista y la editorial no sehacen responsables delcontenido de esta seccin; yotampoco. Mi padre, que es unmagnfico padre, mealeccionaba durante la infanciay adolescencia con frases que,aunque dichas en tono amable,casi de broma, son sentenciasdignas d inscribirse al pie deun monumento dedicado a lasensatez. Algunas las he

  • olvidado, puede que por malamemoria o porque fuesen unabobada, que los padres tambinlas dicen/decimos, pero hay unpar de ellas que vienen al pelo.La primera constituye, ms queun consejo, una consignafundamental para aqul quepretenda ser libre; dice as: Noseas esclavo de nadie ni denada, ni siquiera de tus propiaspalabras. En singular es otracosa mucho ms seria, pero, enplural, palabras es tantocomo ideas y opiniones, y stasdeben ser todo lo mudables quehaga falta, segn surjan

  • nuevos elementos de juicio ycambien los sentimientos; queno es lo mismo opinar desde labeatitud que desde laindignacin o desde la tristeza.La otra frase, nacida, si norecuerdo mal, al escuchar porla radio las peroratas de losprceres de entonces a esterespecto, hoy es igualmentevlida, pero aplicable a otrosmuchos oradores, entrevistadosen los medios de comunicaciny gente comn con sufridosoyentes a su alcance, es comosigue: T djalos hablar yavers qu de tonteras dicen.

  • Lo de que tus propiaspalabras no se conviertan enun dogal al cuello sueloaplicarlo, entre otras razones,porque es aburrido tomarse enserio a s mismo; no soy unorculo, soy una persona quese equivoca cada dos por tres yme hago gracia. Lo de decirtonteras, est de mscomentarlo, por eso procurohablar poco, es la nicamanera

    Que a qu viene todoesto? Pues a que estabadispuesto a escribir sobre laguerra de Irak/q elija el

  • lector, que a m me da igualy, al final, no me atrevo. Laguerra sta y todas lasguerras me estremece, meconmueve en lo ms profundode mi alma y de mis tripas;quienes la promueven, seadesde un ideal o desde loestratgico y econmico, se meantojan ms bestias sin piedadque humanos; los tiranosquiebran mis conviccioneshasta el punto de inspirarmeun sentimiento tan ruin comoes el odio; la manipulacin quecon ella con sta en concreto;las otras guerras actuales no

  • son rentables en votos estnhaciendo los polticos de all yde aqu en su exclusivobeneficio electoral me da unasco insoportable; la masa, esaque erige estatuas y luego lasderriba, me inspira el mayor delos desprecios Qu decirentonces? Desde quperspectiva enfocar el temapara que los simples y losperversos no digan que tomopartido, si es que eso a alguienle importa?

    No me detiene el hacermeen esta ocasin esclavo de mispalabras, pero s quisiera evitar

  • que, por no callarme, dijesetonteras, as que no dir nada.Me vuelvo a la isla desiertapara que deje de estarlo. Allno hay petrleo, no haytiranos, no hay masa, no haypolticos Lo malo es quecuando llegue estar yo y, enalguna medida, estarnconmigo todas esas cosas de lasque abomino; ser miembro deesta especie tiene susinconvenientes. Ah les dejoArrglenselas como puedan.

  • XXX

    Dios estaba all, el deverdad. Cmo T por aqu?,le dije. Pues ya ves, dandouna vuelta, me respondillanamente. Llevaba toda lamaana frotando intilmentedos palos para encender unahoguera, porque en la isla casidesierta empieza a refrescar, ysu llegada me pareciprovidencial: Anda, T quetodo lo puedes, a ver si hacesarder la lea. Me mir

  • sonriente, sac de debajo de latnica un mechero y,tendindomelo, dijo: Pruebacon esto. Me qued un tantodesconcertado; tratndose dequien es, me habra parecidoms adecuado que el fuegosurgiera al chasquear l losdedos o algo parecido.Encender con un vulgarmechero no tiene nada deprodigioso. De verdad creeseso?, me pregunt. Pas poralto que hubiera adivinado mipensamiento, era lo previsible,y me qued reflexionando unbuen rato. Aunque no deca

  • nada, estaba claro que seguacon inters el curso de miselucubraciones y se lo pasabaen grande. Al final, me limit asonrer yo tambin. Tenarazn, como no poda ser deotra manera.

    Nos sentamos ante lahoguera, que chisporroteaba ainflujo del viento, ypermanecimos calladosmientras la tarde se ibadiluyendo en sombras cada vezms espesas. Todava ensilencio, lleg la noche y elcielo se cubri de estrellas,tantas y tan brillantes como

  • slo es posible en mitad delocano. Qu ves?, me dijosealando la bveda celeste.Veo el mechero, le respond.Y lo vea. Todo lo que componael familiar objeto estaba antemi vista, todo lo que desde elprincipio de los tiemposconflua en l, lo tena delantede los ojos. El prodigio estabaen la materia misma, en suspartculas, en la delicadageometra de la forma, en lainteligencia que un da iluminel cerebro del ms viejo denuestros antepasados, en elproceso constante de evolucin

  • humana, en el ingenio que fuedesarrollando nuevas tcnicas ysuperando dificultades En esemechero estaba incluido el BigBang y el mgico momento enque en el fondo del mar unnucletido se replic a s mismoy dio comienzo la vida.

    Su voz suave se dej or denuevo: As es, pero hay algoan ms importante que esemechero y que el Universo,porque es lo que les dasentido. Le mir sin entender.T aadi. Sin tuconsciencia, el mechero y lasestrellas que contemplas

  • estaran ah o no estaran.Tiene existencia aquello quenunca nadie sabr que existe?.

    Empezaba a dolerme lacabeza. Hablar con Dios medeja siempre hecho un lo.Pens que, en definitiva ysegn el concepto tradicional,l era la Consciencia del Todo ylos humanos una creacinsuya, meros comparsas. Otravez me pill: Ests seguro?No es posible que sea al revso que lo nuestro sea unaconsciencia compartida?.

    Me negu a seguir laconversacin; ya no era

  • consciente de nada y empezabaa marearme. Toma le dije,devolvindole el mechero y laprxima vez no me des fuego,djame que siga frotando paloshasta que se me desuellen lasmanos.

    No se fue, l no se ofendepor una tontera as, y siguihacindome compaa sinhablar hasta que amaneci.Cuando el sol ya iluminaba lashojas ms altas de loscocoteros, se puso en pie, mepropin un carioso cachete enla mejilla y se march, no sinantes darme un sabio consejo:

  • Fjate bien en las plantas quecomes, algunas de ellas sonalucingenas.

  • XXXI

    Aqu, en Europa, el tpicode este verano ha sido el calor.Van millares de muertos y losbomberos franceses han tenidoque refrigerar a golpe demanguera el exterior de loshospitales para que losenfermos no se cociesendentro. Desde mi modestoretiro estival, y sin necesidadde levantarme de la silla, hevisto en estos das arder dosveces la sierra que tengo

  • enfrente, lo que, sin dejar deser dramtico, apenas es nadacomparado con los fuegosdevastadores de Portugal, deCatalua y de Mallorca, adestacar entre otrosinnumerables incendios queestn dejando la pennsulaachicharrada. Luego ha sido lodel apagn en parte de EstadosUnidos y de Canad, con lagente andando autopistaadelante o durmiendo en laacera y los supermercadosregalando la comida que, porfalta de energa elctrica, nopodan conservar en sus

  • frigorficos. Es de presumir quecuando estas lneas sepubliquen todo haya vuelto a lanormalidad y que dentro deunas semanas ya nadie hablede ello, sin embargo, por lo quea m respecta, he tenido lasensacin de que esto ha sidoslo un ensayo. No tengo clarode qu, si del fin del mundo, dela desertizacin del planeta odel ocaso de esta civilizacin,pero he tomado buena nota denuestra vulnerabilidad, de quedependemos de demasiadosimponderables como parasentirnos tranquilos, y de que

  • estamos metidos de lleno en unproceso de cambio ambientalde consecuencias catastrficasque cambiar nuestras vidas ypara el que, adems, ya no haymarcha atrs. El calentamientode la Tierra es una realidadpresente e incontrovertible, nouna hiptesis, y a esta especienuestra, la inteligente, lecabe el triste honor de ser deser en buena parte, si no entoda, la responsable de haberroto el frgil equilibrio d