this is the end. las interminables discusiones sobre el fin de la televisión

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  • 8/3/2019 This is the End. Las interminables discusiones sobre el fin de la televisin

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    This Is The EndLas interminables discusiones

    sobre el f in de la televisin

    Por Carlos Scolar i

    Grup de Recerca dInteraccions Digitals (GRID) Universitat de Vic, Espaa

    Sumario:

    En este artculo se describen las posiciones adoptadas poralgunos investigadores de la comunicacin respecto al finde la televisin. Si en la primera parte se pasa revista a losprincipales autores que han hablado sobre la muerte de latelevisin, en la segunda se analia el paso de la pale otele-visin a la neotelevisin, y la crisis que atraviesa el me dio enla actualidad. En la tercera se describe n y sintetian los prin-cipales rasgos pertinentes que caracterian a la hipertelevi-

    sin. Finalmente, el artculo concluye con unas reflexionessobre las consecuencias polticas de la crisis del broadcas-tingy el discurso sobre el fin de la tel evisin.

    DeScriptoreS:

    semitica, televisin, paleotelevisin, neotelevisin, hiperte-levisin

    Summary:

    In this article we describe the opinions of various communi-cation researc hers regarding the end of televisin. If in thefirst section we describe the main scholars that have taledabout the deat h of television, in the second section we ana-lye the passing from paleotelevision to neotelevision andthe contemporary crisis of this media. In the third section weanalyse the main pertinent traits of hypertelevision. Finally,the article concludes with a reflection on the political conse-

    quences of the broadcasting system crisis and the discourseabout the end of television.

    DeScriberS:

    semiotics, television, paleotelevision, neotelevision, hyper-television

    Pgina 13 / SCOLARI, Carlos, This Is The End. Las intermina bles discusio nessobre el fin de la televisin enLa Trama de la Comunicacin,

    Volumen 13. UNR Editora, 2008

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    Despus de debatir infructuo samente durante quin-ce aos sobre la muerte del libro a manos del textodigital, ahora le llega el turno a la televisin. Bienve-nido sea el debate. Si la semitica ocup un espacioimportante en la discusin sobre la muerte del libro ah estn las intervenciones de Umberto Eco enconferencias, congresos y encuentros, varias de ellasirnicamente recogidas en forma de libro (Eco, 1997),

    o sea un objeto supuestamente en vas de extincin,tambin la presunta desaparicin de la televisin latoca de cerca. La televisin, conviene recordarlo, hasido una de las nias mimadas de la semitica. Si unbilogo sufre y se preocupa por la extincin de unaespecie animal, y los paleontlogos todava se ex-citan con la misteriosa y sbita desaparicin de losdinosaurios, no tiene nada de extrao que los semi-ticos se emocionen por la muerte de la televisin. Lorepetimos: bienvenido sea el debate sobre la muertede la televisin. Siguiendo con la paradoja que men-cionamos ms arriba, la ex tincin de la televisin po-dra ser tema para un excelente programa... televisivo.Y hasta es posible que, discutiendo sobre el fin de la

    televisin, terminemos por sepultar de una ve y parasiempre otras infructuosas discusiones que hemostenido en el ltimo medio siglo sobre este medio, porejemplo aquella clsica e insufrible sobre los efectosde la televisin en los nios.

    1. elorigenDelaSeSpecieSenextincin

    Que los medios de masas en general y la televisinen particular estaban destinados a transformarse demanera radical no es una idea nueva ni nace con elsiglo XXI. Ya en 1980 Alvin Toffler, en su clsico TheThird Wave, anunciaba que:

    A todo lo largo de la Era de la segunda ola, los me-dios de comunicacin de masas se fueron haciendo

    cada ve ms poderosos. En la actualidad se estproduciendo un cambio sorprendente. A medida que

    avana la tercera ola, los medios de comunicacin,lejos de extender su influen cia, se ven de pronto obli-gados a compartirla. Estn siendo derrotados en mu-chos frentes a la ve por lo que yo llamo los mediosde comunicacin desmasificados... Los medios decomunicacin se hallan sometidos a intenso ataque.Nuevos y desmasificados medios de comunicacinestn proliferando, desafiando y, a veces, incluso

    reemplaando a los medios de comunicacin demasas que ocuparon una posicin tan dominante entodas las sociedades de la segunda ola (1980:162-168)

    Segn Toffler la desmasificacin vendra como con-secuencia de la explosin de nuevas tecnologas dedistribucin (satlites, fibra ptica, cable, etc.) y me-dios analgicos locales (por ejemplos los peridicosy boletines de poca tirada). Ledas desde el siglo XXI,debemos reconocer que las previsiones de Alvin To-ffler sobre la desmasificacin de la comunicacin noestaban tan erradas.

    En 1992 George Gilder, en su libro Life After Televi-sion. The Coming Transformation of Media and Ameri-

    can Life (New Yor: Norton), fue ms all de Toffler yextendi un primer certificado de defuncin al mediotelevisivo. En este trabajo Gilder, uno de los ms sa-gaces tecnofuturlogos estadounidenses, ampliabaalgunas ideas anticipadas en su libro anterior (Micro-cosm, 1989) y alertaba sobre el avance de la HDTVjaponesa. Este nuevo sistema - caracteriado por laalta definicin y la posibilidad de manipular, visualiary editar imgenes fijas o en movimiento - estaba des-tinado a sustituir la vieja televisin analgica fundadaen la filosofa del broadcasting. De frente al desafonipn Gilder propona potenciar la industria de lo s mi-crochips sector dominado ampliamente por las em-presas estadounidenses para capitanear el proceso

    de transformacin tecnolgica.

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    EnMicrocosm escrib que la televisin, en trminostcnicos, estaba muerta. Por entonces los lderesindustriales presentaban de manera solemne a latelevisin de alta definicin como la gran esperanadel futuro. EnMicrocosm demostr como la libertad yla creatividad del sistema empresarial haban dadoa los Estados Unidos el liderago sobre Japn enmuchas de las tecnologas crticas de la computa-

    cin... El microchip reformar no slo la televisin ola industria de la co mputacin, sino tambin la indus-tria de las telecomunicaciones y todos los serviciosinformativos. Tambin transformar los negocios,la educacin y el arte. Puede renovar toda nuestracultura. El desplome de la televisin ser el smboloms visible de una serie de cambios en cascada queinundarn al mundo en los a os 90 (Gilder, 1992:15).

    Pocos aos despus de Gilder, cuando la web yaestaba en plena fase de expansin y el Media Lab delMIT horneaba nuevos juguetes interactivos e interfa-ces cada semana, su director Nicholas Negroponte en otro texto clsico,Being Digital(1995) volva asacarle filo al arma del delito:

    El desarrollo y aumento de los ordenadores perso-nales ocurre tan deprisa que la futura televisin dearquitectura abier ta es el PC, y no hay vuelta de hoja.El aparato receptor ser como una tarjeta de crditoque al introducirla en nuest ro PC lo convertir en unapuerta electrnica para la recepcin de informaciny entretenimiento por cable, telfono o satlite... Laclave del futuro de la televisin es dejar de pensaren ella como tal, y concebirla en trminos de bits(1995: 66-69)

    Muchos otros investigadores anunciaron los cam-bios del ecosistema televisivo y en ms de un caso

    anunciaron su defuncin. En este texto nos interesadialogar con los semiticos que han afrontado el ar-

    gumento, sobre todo dos investigadores argentinos Eliseo Vern y Mario Carln que recientementehan reflexionado sobre los cambios y po sible muertede la televisin.

    Segn Eliseo Vern la televisin ha dejado de cen-trarse en s misma para desplaarse hacia el televi-dente, ahora reconvertido en usuario. El xito de losreality shows o la llegada de tecnologas que facilitan

    la interaccin con los contenidos audiovisuales sonalgunos de los sntomas de este cambio. Si a esto su-mamos la crisis de la programacin (la televisin sefragmenta en diferentes pantallas, horarios, situacio-nes de consumo y audiencias) y la divergencia entreoferta/demanda, queda flotando la sensacin de quealgo se termina.

    La televisin, ese fenmeno masivo que conocimos,materialiado en ese mueble entr oniado en el living-room de nuestras casas, que activaba la socialidadfamiliar, etctera, est condenada a desaparecer(2007:33).

    El diagnstico de Eliseo Vern est muy en sintonacon algunos planteos que nos llegan de Francia. Latelevisin parece ser el medio inmortal: si ya en 1992George Gilder la dio por despachada, evidentementese trat de un crimen imperfecto porque en el 2006 elfrancs Jean-Louis Missia volvi a hundir el pual enun texto tituladoLa Fin de la Tlvision (Paris: ditionsdu Seuil).

    Ha comenado un proceso que determina la des-aparicin del modelo de televisin que conocamos ysu sustitucin por aparatos audiovisuales mltiples,entre los cuales la televisin ocupar una posicinsiempre menos d ominante (Missia, 2007:37).

    Para terminar esta seccin, incorporaremos a ladiscusin las palabras de Mario Carln. Segn este

    semitico el debate sobre el fin de la televisin seproduce a destiempo. Si en una situacin corrienteel discurso cientfico corre detrs de las acciones yprocesos que vi ve la sociedad, en este caso l os enun-ciados de los expertos parten de un diagnstico,constituyen en cierta for ma una prediccin, porque seadelantan a lo que vendr y sorprenden al sentido co-mn (2008). Carln es muy cauto: sabemos que hacer

    una previsin de los usos sociales de una tecnolo gaque todava no se ha estabiliado es cuanto menosarriesgado. Por otro lado, Carln tambin sostieneque la sociedad est convencida de que la televisinocupa an un lugar dominante sobre los dems me-dios, es decir, que goa de muy buena salud.

    Dos reflexiones antes de pasar a la prxima seccin.No es extrao que el discurso cientfico trate de antici-parse a los hecho s y vaya unos pasos por delante delsentido comn: por ejemplo hoy vivimos angustiadospor los pronsticos cientficos sobre el calentamientoglobal que recin comiena a evidenciarse y, enel campo de las ciencias sociales, los sujetos econ-micos se derriten por tener una buena previsin delmercado o de las tendencias de consumo de los jve-nes. O sea, el discurso cientfico no e s slo retroacti-vo: tambin la construccin de un futuro posible contodas las precauciones y reservas del caso - es parteconstituti va de su retrica.

    Segunda reflexin. Que la sociedad siga c onvencidade que la televisin ocupa an un lugar dominante estan relevante como la opinin de la gente sobre el ca-lentamiento global o el precio del dlar dentro de cincoaos: son los investigadores y los expertos los queanalian los procesos en curso y elaboran hipotticosmundos posibles basados en datos y observacionescientficas - para tratar de identificar las tendencias yescenarios futuros. La percepcin social de un fen-meno es importante para analiar el aqu y ahora pero

    no nos dice mucho sobre lo que vendr despus. Ensu momento slo una minora de usuarios confiaba en

    las computadoras y nadie hubiera apostado hace unadcada por el futuro de los SMS. Cierro por ahora estareflexin con la promesa de retornar ms adelante altexto de Mario Carln.Volviendo a los anuncios sobre el final de la televi-

    sin, y despus de varias partidas de defuncin quenunca terminan de verificarse, nos preguntamos...Ser sta la muerte def initiva del medio de comunica-

    cin ms impactante del siglo XX? Hay vida televisivadespus de la web? Desaparecer para siempre laexperiencia social ms fuerte de los ltimos cincuentaaos? La respuesta en el prximo episodio.

    2. laStreSetapaS

    Qu es la televisin? Un prisma con un lado de cris-tal que desc ansa en el living f amiliar? Un tubo catdi-co que comiena en un lente de una cmara y terminaen las retinas de los televidentes? Un dispositivosemitico donde se ar ticulan discursos, enunciadoresy enunciatarios? Un espacio de mediacin culturaldonde lo popular convive, se confronta y s e revuelcacon lo masivo? Adems de todo lo que acabamos demencionar la televisin es el medio de masas p or exce-lencia, el canal audiovisual que llega a mayor cantidadde consumidores y, sin dudas, la experiencia comuni-cacional ms impactante del siglo XX. Nacida comomedio unidireccional e impregnada de una ideologade servicio pblico en Europa - mientras que, en losEstados Unidos, su espritu fue siempre comercial - enlos aos 80 la televisin comen a vi vir un procesode transformacin. Los grandes monopolios estatales(la BBC inglesa, la RAI italiana, etc.) debieron com-partir su espacio con las nuevas cadenas privadas.La multiplicacin de los canales tuvo sus c onsecuen-cias en la economa televisiva - la segmentacin delas audiencias - y en las formas de c onsumo ahorafragmentado al ritmo del apping -.

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    2.1. SobredoSiSdeneoTV

    Esta transformacin fue definida por Umberto Ecoen 1983 como el paso de la paleotelevisin a la neo-televisin, una oposicin posteriormente retomada enun contexto acadmico p or Casetti (1988) y Casetti yOdin (1990). Entre otras cosas la neotelevisin arrasacon la oposicin entre informacin (realidad) y entre-tenimiento (ficcin), y anula las diferencias culturales

    hasta sumergir al espectador en un f lujo televisivo quelo acompaa a lo largo de la jornada. La televisin,en esta fase, comiena a mirarse y a representarse as misma. Segn Eco la caracterstica principal de laNeo TV es que cada ve habla menos (como haca ofinga hacer la Paleo TV) del mundo exterior. Habla des misma y del contacto que est estableciendo conel pblico (1986: 200-201). Para generar este efectola televisin se muestra a s misma, abre al pblico sudispositivo tcnico de enunciacin, por ejemplo mos-trando a los espectadores los micrfonos, las cma-ras y las salas de redaccin de los telediarios.

    La dupla paleo/neotelevisin tuvo a finales de losaos ochenta una gran acogida en el mundo acad-mico. Podra decirse que los estudios sobre los me-dios han sufrido una sobredosis de neoTV. El conceptoaparece en numerosos anlisis en clave semitica delmedio televisivo, desde una larga serie de trabajos pu-blicados en la ltima dcada (por ejemplo Abril, 1995;Imbert, 1999; Farr, 2004; Carln, 2004, por nombrarslo algunos) hasta el nmero de deSignis dedicado alos formatos televisivos (Los formatos de la televisin,deSignis 7/8, Gedisa, 2005). En Italia los estudios so-bre los programas participativos como el de Martu-rano et al. (1998), o trabajos ms generales c omo losde Bruno (1994) o Stella (1999), han contribuido a lacomprensin de la neotelevisione. El concepto, final-mente, tambin se encuentra en los estudios de inves-tigadores que trabajaron en otros contextos episte-

    molgicos como la teora crtica (Malmberg, 1996) olas ciberculturas (Piscitelli, 1995).

    Algunos investigadores italianos formados en la tra-dicin semitica (Semprini, 1994; Cavicchioli y Peini,1993) comenaron a sentir los crujidos de un concepto el de neotelevisin- que no alcanaba para nombrartodo lo que estaba pasando en las pant allas de la d-cada del 1990. Fenmenos como los talk shows, la TV-verdad o el docudrama no se encontraban cmodosdentro de esa categora terica. Resulta significativo

    que en las ltimas investigaciones dedicadas al mediotelevisivo surgidas en la semitica italiana, cuna teri-ca del concepto de neotelevisione, prcticamente ni selo mencione (Peini, 2002; Peverini, 2004). Otros in-vestigadores como Imbert (1999) creen que existe unarigide en la oposicin entre neotelevisin y paleote-levisin ya que hay actualmente una coexistencia derasgos arcaicos y de otros postmo dernos.

    Como ya indicamos Vern prefigura una nueva eta-pa, la etapa final de la televisin:

    Podemos hacer la hiptesis de que esta terceraetapa en la historia de la televisin masiva ser laltima: esta tercer etapa anunciar entonces el finde la televisin masiva como fenmeno propiamentehistrico. La designacin televisin masiva, que es laque yo prefiero, indica bien la especie que estar enva de desap aricin... (2001).

    Finalmente, una reflexin poltica. La oposicin entrepaleo/neotelevisin que, no lo negamos, result degran utilidad en su momento para entender las trans-formaciones del medio y retrabajar desde la semiticael concepto de flujo desarrollado por Williams (1975) - no puede ser aislada de las condiciones socialesde produccin de un determinado discurso terico. Laneotelevisin, como ya vimos, nace cuando las cade-nas privadas pusieron en discusin el monopolio de laRadiotelevisione Italiana (RAI) durante el gobierno de

    Bettino Craxi. En cierta manera podra decirse que laserie terica paleo/neotelevisin es un efecto colate-

    ral de la irrupcin en el eco sistema meditico italianode un nuevo actor Silvio Berlusconi - a comienosde los 80.Y despus de la neotelevisione, Qu viene?

    3. HacialaHiperteleviSin

    Si el concepto de neotelevisin no alcana para nom-brar lo nuevo, entonces hay que buscar otras palabras

    para definir lo que est pasando con la televisin. Vern habla de desaparicin pero no indica ningntrmino a la hora de diagnosticar al enfermo ter minal.Carln, por su parte, ha propuesto el concepto deme-tatelevisin pero para referirse a una situacin deter-minada (la televisin canbal que se autoconsume yhabla de s misma) y no a la nueva fase que atraviesael medio.

    Otros investigadores ms o menos lejanos al mundosemitico han apostado por el concepto de postele-visin (Piscitelli, 1998; Ramonet, 2002; Missia, 2006)para nombrar lo que est sucediendo con el mediotelevisivo. Vern se niega explcitamente a utiliar elconcepto de postelevisin para hablar de esta nuevafase:

    No utilio los trminos de p aleo y neo ... una simpledicotoma no sera adecuada, salvo para volver acaer en los errores cometidos a propsito de la mo-dernidad, llamando a una nocin cualquiera, post(Vern, 2001).

    En breve: estamos entrando en una nueva fase de laevolucin del medio pero no terminamos de ponernosde acuerdo sobre cmo llamarla. Supongo que ms deun matrimonio habr pasado por el mismo problemacuando les nace algo nuevo, sobre todo si no se loesperaban.

    3.1. LaagonadeLbroadcaSTingQu est muriendo? Un cierto tipo de apa rato tc-

    nico (la televisin analgica) que ser reemplaadopor otro plano y digital? Un dispositivo de produc-cin, distribucin y consumo de imgenes y sonidos?Una forma de mediacin cultural basada en elbroad-casting, lo cual traducido en sentido comn significamillones de personas sentadas frente a un aparatomirando lo mismo a la misma hora? O estn murien-do ciertos formatos televisivos? Veamos con ms

    detalles estas transformaciones, que en realidad noson otra co sa que diferentes miradas (tecnolgica, co-municacional, cultural, semitica, etc.) sobre un mismoproceso de mutacin.Vayamos por par te. Un medio de comunicacin, tal

    como sostiene Vern, es una art iculacin de un sopor-te tecnolgico ms una prctica social. Por el lado delsoporte t ecnolgico, los cambios de la televisin soncada ve ms profundos... Del armatoste analgicopasamos a una esbelta pantalla plana con corande silicio. El avance de la TDT (y, en consecuencia, elacercamiento del apagn analgico) y la progresivadisminucin del costo de las pantallas planas son unaparte de esta transformacin tecnolgica, pero no lanica ni la ms interesante. El proceso ms rico seest dando fuera de las pantallas, en las relacionesque se crean entre la televisin y otras tecnologasaledaas. Es ah, en la concatenacin de las inter-faces como dira Pierre Lvy - donde se producenlos fenmenos ms interesantes, por ejemplo en lasconcatenaciones entre el televisor y la PC, o entre latelevisin y los sistemas digitales de memoriacin/reproduccin digital (como el TiVO o el Apple TV). Es-tos sistemas reconfiguran la experiencia del consumotelevisivo ya que permiten reproducir vdeos descar-gados de la red, grabar programas y reproducirloscuando el televidente lo desea, archivar pelculas yotros documentos (msica, fotos, etc.) que tambinpueden ser reproducidos a t ravs de la pantalla, etc.

    Si hasta hace una dcada slo el comando a distanciay el videoreproductor orbitaban como satlites alrede-

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    dor del televisor, actualmente una serie de parsitostecnolgicos crecen a la sombra de la pantalla, desdeconsolas de videojuego hasta discos duros multime-dia, cmaras fotogrficas y de vdeo, lectores de MP3y reproductores/grabadores digitales de vdeo.

    La llegada de nuevas pantallas, la difusin lenta perosin pausa de la televisin ubicua en dispositivos m-viles o la televisin peer-to-peer que promueven sis-

    temas colaborativos como Youtube tambin terminangenerando nuevas prcticas de produccin y consu-mo. Algunos inclusive ya hablan de la napsterizacinde la televisin (Aragn, 2007). Si sumamos todos es-tos cambios lo que se perfila, tal como sostena ensu momento Toffler y ms recientemente Vern, es lacrisis del modelo del broadcastingy, en consecuencia,laposible la desaparicin de la televis in en tanto mediode difusin de masas (uno-a-muchos).

    La mayor parte de los investigadores coinciden endar por segura la muerte de un modelo de medio cen-traliado, unidireccional y masivo. Esa televisin yaest muy mal herida. El modelo c entraliado, basadoen la produccin de programas y en la venta de audien-cias a los anunciantes, est obligado a compartir suespacio con otras for mas de producir, distribuir y ver latelevisin. La aparicin de nuevas lgicas productivasy de consumo abre una brecha en el viejo reino delbroadcasting. Las consecuencias recin comienan asentirse, pero si vemos lo que est pasando con elmercado musical podemos prever mutaciones profun-das en el sistema televisivo.

    Pero la televisin no es slo broadcasting. Carlnresume: estamos bastante de acuerdo en que nosencontramos en la era en la cual probablemente hayacomenado el fin de la televisin como medio, peromucho menos en su fin como lenguaje y dispositivo(2008). En otras palabras: si entendemos a la televisincomo un sistema de broadcasting, podemos asegurar

    que est en estado comato so y que su superacin esslo cuestin de tiempo, el que se necesita para la

    consolidacin de una nueva generacin de televiden-tes/usuarios. Si, por el contrario, la c onsideramos unconjunto de prcticas de produccin e interpretacinde textualidades audiovisuales, entonces la televisinsigue viva (pero no es la misma de antes). Veamos conmayor detenimiento estas transf ormaciones, sin dudalas ms interesantes para analiar desde una pers-pectiva semitica.

    3.2. gramTicadeLahiperTeLeViSin

    Teniendo en cuenta la crisis del broadcasting, laatomiacin de las audiencias y el avance de unatelevisin reticular y colaborativa, marcada por lasexperiencias interactivas de sus nuevos televidentes,proponemos el concepto dehipertelevisin para definiresta nueva configuracin del medio televisivo (Scolar i,2006, 2008). Se trata de un concepto operativo quenos permite hablar de lo nuevo y, al mismo tiempo, nosayuda a huir de las trampas del prefijo post. Este tr-mino que proponemos no debera ser visto co mo unanueva fase de la serie paleo/neotelevisin sino comouna particular configuracin de la red sociotcnicaque rodea al medio televisivo.

    Los programas de la hipertelevisin se adapt an a unecosistema meditico donde las redes y las interac-ciones ocupan un lugar privilegiado y adoptan a lgunosde los rasgos per tinentes de los nuevos medios. Laque sigue es una breve e incompleta lista de algunascaractersticas de la gramtica de la hipertelevisin:

    Multiplicacin de programas narrativos: si las seriestradicionales contaban con un personaje central (odos en los buddie movies) y un puado de persona- jes secundarios, las series contemporneas comoER, CSI, Desperate Housewives, 24 o The Sopranostienen como mnimo ms de die personajes queaparecen en ms del 50 % de los episodios (Scolari,

    2008). Cada uno de estos personajes participa envarios programas narrativos, configurando de esta

    forma un relato coral marcado por la complejidad delas interacciones entre actantes.Fragmentacin de la pant alla: lo que comen en l osnoticieros de los aos ochenta - la modulariacinde la informacin en diferentes sectores de la pan-talla - se ha convertido en la marca de fbrica dealgunas ficciones como la serie 24 de la Fox. Vered(2002) sostiene la existencia de una windows aes-thetics en la televisin contempornea.Aceleracin del relato: para contar muchas historiasen el mismo tiempo se debe contar rpido, atomiarla informacin, suprimir lo superfluo, en definitiva,ir al grano. El ritmo febril de los noticieros o de lasficciones televisivas los vuelve ilegibles para unespectador formado en la paleotelevisin, el cualno alcana a seguir la cadencia acelerada del flujohipertelevisivo.Narraciones en tiempo real: algunas series, en unejercicio de experimentacin nar rativa, han simula-do la transmisin en vivo, por ejemplo X-Files (episo-dio Cops de la 7 temporada, 2000) y ER (episodioAmbush de la 4 temporada, 1997). Este tipo de pro-ducciones ha generado un efecto de grabacin envivo sin post produccin, una esttica desprolija y enbruto que inclusive ha seducido al cine contempor-neo (The Blair Witch Project, Myric y Snche, 1999;Cloverfield, Reeves, 2008).Relatos no secuenciales: si el lenguaje cinematogr-fico introdujo elflashback y elflashforwardhace casiun siglo, en las producciones contemporneas seexagera y lleva hasta sus ltimas consecuencias suuso. Es comn encontrar episodios de las s eries msfamosas totalmente const ruidos con una lgica que,una ve ms, reaparece en el cine contemporneode la mano de la dupla Gonle Irritu - Arriaga(Amores Perros, 21 Gramos, Babel) y otros directores.Este tipo de relato resulta casi incomprensible para

    los paleotelevidentes.Expansin narrativa: la especificidad de la hiperte-

    levisin no se encuentra tanto en la extensin linealde las historias (algo que viene del folletn del sigloXIX) sino en su expansin en diferentes medios. Lahipertelevisin se caracteria por integrar sus rela-tos dentro de narraciones transmediticas (Jenins,2006). Por ejemplo la trama del videojuego basadoen la serie24 se ubica entre la segunda y la terceratemporada televisiva, de la misma manera que el

    cmic de la serie cubre los espacios inter-tempora-das; los mobisodes para mviles de 24 constituyenun spin-offque se aleja del relato original, con otrosactores y conflictos, pero dentro del mismo universonarrativo marcado por la lucha antiterrorista dentrodel territorio estadounidense. De esta manera laexperiencia interpretativa se construye a partir deun macrorrelato que coloca a cada unidad textualdentro de un universo narrativo mayor. En el casode unreality showcomoBig Brother, tambin en estegnero una misma narrativa se construye a travsde diferentes soportes. Por ejemplo la edicin in-glesa del 2001 se difundi por televisin terrestre,televisin digital, internet, telefona mvil, telefonafija, audio, vdeo, libro y prensa (Jones, 2003).

    Esta lista apenas esboada y con evidentes lagunas es slo un primer borrador de los sntomas que pro-vienen de la hipertelevisin. Se trata simplemente deeso: pequeas esquirlas semiticas, microndices queno encajan en el discurso tradicional de la televisin.El anlisis de las nuevas textualidades audiovisualespermitir ir reconstruyendo la forma que adopta el dis-curso hipertelevisivo. Este tipo de investigacin, porotra parte, deber abandonar el telecentrismo y tenerun ojo puesto en la evolucin de otros nichos cercanosa la televisin, por ejemplo lo s videojuegos, las inter-faces web y los dispositivos mviles.

    3.3. elgrabaDoyelDirecto

    La televisin habla dos lenguajes: el grabado y el

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    directo (live) (Carln, 2004, 2006, 2008). Si el directoes lo que diferenci a la televisin del cine, el graba-do enriqueci sus posibilidades artsticas pero no lebrind una nueva especificidad. La transmisin envivo y en directo la recepcin de una imagen entiempo real diramos hoy - fue la gran novedad de latelevisin. Segn Carln en la televisin cont empor-nea tanto el grabado como el directo estn sufri endo

    transformaciones:

    Si las predicciones son correctas podramos decirque el grabado, cuya esencia no es televisiva, va aperecer, se va a sumergir en el fin de la televisin:este casi inevitable devenir es uno de los aspectosque provoca n hoy los anuncios sobre el fin de la tele-visin... Si hay una televisin que va a mor ir, que va ahacer entrar en una crisis definitiva a la programacinpodemos predecir que es la del grabado, disponiblesiempre al espectad or (es la televisin de Youtube ensu estado actual, es el lenguaje del cine dejemospor un momento de lado la diferencia de soporte ma-terial dentr o de la televisin) (Carln, 2008).El directo... va a resistir. Por un lado, va a seguir gene-rando discursos masivo s (e incluso globales) a travsde las transmisiones de acontecimientos y eventos,ya sea de la historia poltica, del deporte, del espec-tculo o de aquello que en un futuro la sociedad con-sidere de valor. Por otro, se mantendr intacto comolenguaje, obligando al sujeto espectador, no importaen qu pantalla lo vea (en un telfono, en un LCD,etctera) a moviliar los mismos saberes tcnicos ysobre el mundo que oblig a poner en juego al primersujeto espectador televisivo par a ser comprendido...(Carln, 2008).

    Esta muerte del grabado y la complementaria su-pervivencia del directo puede ser releda desde la

    perspectiva de la hipert elevisin. Disentimos con Car-ln respecto a la muer te del grabado: la hipertelevisin

    es el reino del audiovisual registrado en servidores ydiscos duros. Coincidimos con Carln y otros investi-gadores en que la idea de programacin dentro depoco ser par te de la arqueologa televisiva la fraseno se pierda el prximo episodio, a la misma hora yen el mismo canal no tendr sentido para nuestrosnietos -, pero esto no significa que el grabado pase amejor vida. La hipertelevisin, en todo caso, privilegia

    el contenido grabado on-demand.Tambin coincidimos con Carln respecto a la con-

    tinuidad de la experiencialive. Si lo que est en crisises elbroadcasting, esto no significa que ante ciertoseventos (una final de ftbol, un discurso poltico espe-rado con ansiedad, la eleccin del nuevo pontfice ola llegada del primer astronauta a Marte) se vuelvana congregar las masas de manera simultnea delantede las pantallas (de todas las pantallas, las macro ylas micro, las viejas y las nuevas). Esta supervivenciade la televisin tradicional en vivo y en directo dentrode la hipertelevisin puede ser considerada como unfenmeno similar a la supervivencia del cine (bajo for-ma de grabado) dentro de la televisin: si una parte delcontenido de la televisin delbroadcastingse llen conproducciones cinematogrficas, no es para descartarque la hipertelevisin tambin preserve espacios debroadcasting (bajo forma de transmisin en vivo yen directo) dentro de su dispositivo. Como sostenaImbert a propsito de la neotelevisin, hoy tambinencontramos una coexistencia de rasgospaleo y neodentro de un entornohiper.

    4. ecologaDelaHiperteleviSin

    Cuando aplicamos la metfora del ecosistema parahablar de la nueva configuracin que adoptan los me-dios, no estamos pensando en un ter ritorio paradisa-co donde todas las especies conviven en pa. Comoen cualquier ecosistema, tambin en ste podemos

    identificar jerarquas, tensiones, relaciones de podery especies depredadoras.

    4.1. LahiperTeLeViSin yLapoLTica

    El fin de la televisin del broadcasting... Implica elfin de la poltica de masas tal como la c oncebimos enla segunda mitad del siglo XX? Podra decirse que alatomiarse el consumo televisivo en millones de situa-ciones ubicuas y asincrnicas estalla la aldea globalde McLuhan. Se rompe as dentro de la cultura electr-nica esta reminiscencia de la c ultura oral, que reenva

    al momento en que toda la tribu escuchaba al mismotiempo al anciano contando l os mitos de su pueblo al-rededor del fuego.

    Las consecuencias de la prdida de este sentido c o-munitario que la vieja televisin tan bien garantiaba- estn por verse. Es posible que no estemos asist ien-do a la muerte de l a televisin sino a la rearticulacinde su rol vertebrador de la sociedad. La televisin hasido uno de los ms formidables instrumentos para lacreacin de agenda y la gestin de la opinin pblica.Ahora bien, Qu sucede cuando la televisin estallay se atomia en millones de experiencias individualesde narrow y nanocasting? Qu medio-institucin seencargar de hacer circular el cemento ideolgico porusar la metfora de Gramsci que mantiene unida lasociedad? En otras palabras: Cmo se construye lahegemona en un ecosistema meditico atomiado?

    4.2. UnaecoLogaeneSTadodeTenSin

    La aparicin en el ec osistema meditico de nuevasespecies como los videojuegos o la web estn cam-biando el entorno, obligando a las viejas especies (te-levisin, prensa, radio, etc.) a adaptarse para sobre-vivir. Por otro lado, estamos asistiendo al nacimientode especies bastardas, o sea medios hbridos queadoptan o simulan gramticas y narrativas de otrosmedios. Estas nuevas producciones construyen unespectador modelo que exige al espectador real lascompetencias cognitivas e interpretativas que c arac-

    terian a los nativos digitales. La hipertelevisin le esthablando a ellos, a una generacin crecida en entor-

    nos digitales interactivos que ha desarrollado nuevascompetencias perceptivas y co gnitivas (y, como bienapuntara McLuhan, han narcotiado otras). Si la pa-leotelevisin se diriga a audiencias radiofnicas yescritas, y la neotelevisin estaba dest inada a espec-tadores formados en la misma televisin, la hipertele-visin le habla a nuevas generaciones con competen-cias interpretativas aprendidas en la navegacin de la

    web, el uso del software o l os videojuegos.Cmo le habla la hipertelevisin a los nat ivos digi-

    tales? Construyendo un televidente modelo que debeponer en juego todas sus competencias narrativas,perceptivas y cognitivas para interpretar un productotextual cada ve ms atomiado, multipantalla, trans-meditico, cargado de personajes que llevan adelanteuna compleja trama de programas narrativos. Estamutacin de la pantalla (y del discurso televisivo) sepuede reducir al siguiente ax ioma: lo que una inter-fa no puede hacer, lo simula (Scolari, 2004:191). Enotras palabras, la hipertelevisin est simulando lasexperiencias interactivas e hipertextuales que ya for-man parte de la enciclop edia de sus nuevos televiden-tes (Scolari, 2006, 2008).

    Los investigadores apenas alcanamos a dar cuen-ta de estos proc esos desde nuestras ctedras univer-sitarias o grupos de estudio. Si la televisin habla cadave ms de s misma, resulta tambin cada ve msdifcil hablar de la televisin. Es televisin lo quevemos en un mvil o en Youtube? La muerte de la te-levisin, como bien indica Carln, es un discurso. De-pende de cmo hablemos a la televisin que ella sigaexistiendo o no. En otras palabras: la televisin segui-r viviendo mientras siga siendo objeto de nuestrosdiscursos. Pero ella, como cualquier mujer, cambia,envejece y se renueva para seguir dando que hablar.Como esas mujeres alteradas y maduras de Maitena,la televisin se maquilla y, bistur de por medio, se re-

    toca para parecerse a sus hijas interactivas, por eso aveces cuesta tanto reconocerla.

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