stealing heaven - elizabeth scott

8/16/2019 Stealing Heaven - Elizabeth Scott

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Stealing Heaven Elizabeth Scott

FORO PURPLE ROSE

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AGRADECIMIENTOS

Moderadora:

Virtxu

Traductoras:

Andre_G

andre27xl AndreaN Anelisse Anne_belikov Bautiston Cowdiem

Dani

Ellie Emii_Gregori esmeralda38 Kanon kuami masi

Pimienta

Selune Sheilita Belikov Vanille Virtxu

Correctoras:

Anelisse Feldy GraceJM

Marina012 Milliefer Mona

Nella07 Vanille Yolit Belikov

Revisión y recopilación:

Mona

Diseñadora:

Virtxu


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ÍNDICE

Sinopsis Pág 5 Capítulo 21 Pág 145

Capítulo 1 Pág 6 Capítulo 22 Pág 153












Capítulo 13 Pág 81

Capítulo 14 Pág 91 Sobre la autora Pág 226








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Sinopsis

Mi nombre es Danielle. Tengo dieciocho años. He estado robando cosasdesde que tengo memoria.

Dani ha sido entrenada como un ladrón por el mejor: su madre. Juntas semueven de ciudad en ciudad, dirigiéndose a hogares ricos y ganándose la

vida robando plata antigua. Nunca permanecen en un lugar el tiemposuficiente para hacer conexiones reales, amigos de verdad… una vida real.

En la ciudad costera de Heaven, sin embargo, todo cambia. Por primeravez, Dani empieza a sentirse en casa. Está haciendo amigos e inclusoconoce a un chico. Pero estas personas no conocen a la verdadera Dani, porquién ella es. Cuando resulta que su nueva amiga vive en la casa que hasido planificada para su próximo trabajo y que el chico lindo es policía,

Dani debe cuestionarse dónde se encuentra su lealtad: con la vida quesiempre ha conocido, o con la que siempre ha querido.


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Capítulo 1

Traducido por Vanille.

Corregido por Mona

i primer recuerdo es estar mirando a través de la ventana de unacasa que no es mía. No soy muy mayor, tres o cuatro años comomáximo. Y una mano descansa sobre mi cabeza y unos dedos

dan dos golpecitos suavemente en mi oreja izquierda. Sé que esto significaque debo estar extra súper quieta y esperar exactamente donde estoy. Soy

buena en quedarme quieta. Soy buena en esperar.

La ventana se abre. A través de ella veo una alfombra. Es toda de diferentescolores y enorme, extendiéndose tan lejos como puedo ver. La contemplo

por un largo rato y entonces escucho una bolsa caer, tintineandoligeramente cuando aterriza. Un par de brazos me sujetan y me estrechancon fuerza, el único sonido es el golpeteo de pies contra el suelo una y otravez.

Mi nombre es Danielle. Tengo 18 años. Y he estado robando cosas durantetanto tiempo como puedo recordar.

M


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Capítulo 2

Traducido por Virtxu

Corregido por Mona

i primer recuerdo es de la casa Lanaheim, de la cual supongoque todo el mundo ha oído hablar, ya que los Lanaheim estabanallí, bueno, por quienes ellos eran. No es que la casa

perteneciera a alguien más, es un museo, y fuimos allí de nuevo hoy, parahacer un tour por la casa.

Mamá quería ver lo que había sucedido en el lugar, y no teníamos ningúnsitio al que ir desde que habíamos terminado en Charleston, así que fuimos.

Ella pasó mucho tiempo hablando con el guía, preguntando si Baltimorehabía sido realmente tan horrible como todo el mundo decía y si era ciertoque una vez alguien entró y robó un montón de joyas, pero dejó un collarde diamantes asentado a la derecha en el tocador abierto de la señoraLanaheim.

El guía se rió y le dijo a mamá que sí, era cierto, y luego nos llevó a unagran sala abierta, que él llamó el ―comedor formal‖, y empezó a contar unahistoria sobre ladrones audaces que nunca fueron capturados. No le

escuché, me quedé mirando a la alfombra. Parecía mucho más pequeña delo que recordaba.

Me quedé mirando hasta que la fuerte voz de mamá gritó:

—Helen, cariño, ven a echar un vistazo a esto… ¿qué es esto de nuevo?¿Una cómoda alta? ¿Para qué se utiliza? Oh, para almacenar platos y plata.Bueno, tiene sentido, con todos los platos que hay allí. Dios mío, seguroque son bonitos. Helen, ¿no te parece que son bastante bonitos?

M


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No creo que necesite decirte que mamá sabe exactamente lo que es unacómoda alta, ¿no? Lo que realmente quería era estar junto a algo que había

pasado hace mucho tiempo, para saber que estaba en algún lugar en el quehabía estado antes y en el que fácilmente podría estar de nuevo.

Ella se está riendo mientras nos dirigimos a la autopista, hablando de eso yde cómo el famoso collar de diamantes no era tan genial porque la piedracentral tenía una enorme grieta.

— Es curioso cómo el guía se olvidó de mencionar eso, ¿no?

— Me acuerdo de la alfombra — le digo — . Se veía mucho más pequeña delo que pensaba que era.

— Bueno — dice ella, y me mira — . Has crecido. Helen.

— Muy graciosa — le digo — . Creo que eliges el nombre más horrible queencuentras para torturarme.

Ella se ríe.

— En el siguiente lugar, puedes ser Sydney. ¿Mejor?

— Mejor. ¿Cuándo vamos a llegar?

— ¿Me pasas una lata de refresco, nena? No, no una normal. Dietética, ynada de esas tonterías de ―oh, está llena de productos químicos‖, ¿deacuerdo?

— Bien. — Tomo una lata de refresco del ahora cálido paquete de seis quetomamos la última vez que nos detuvimos en una gasolinera, y luego miro

por la ventana. Quiero preguntar a dónde vamos, pero sé que no me lo dirá.Un buen ladrón nunca le dice a nadie, ni siquiera a la familia, todo, pero aveces quiero que mamá rompa un poco sus propias reglas y confíe en mí.

Cuando estábamos en Charleston, me puse a hablar con un camarero decuando mamá y yo discutimos de camino a una cena benéfica en una de lascasas que teníamos como objetivo. Recuerdo que el camarero me dijo quehabía tomado el trabajo porque no podía soportar la idea de ir a casa para elverano, que su madre lo volvía loca porque siempre quería saber a dóndeiba y con quien estaba. Me reí y le dije que le comprendía totalmente.

Me pregunto si así es como me siento acerca de mi mamá.

Terminamos en Aberwyn, Pensilvania, el cual está lleno de personas muyricas que viven en casas muy grandes y muy viejas. Aquí hay toda una serie


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de pueblos como este, alineados en fila directamente en las afueras deFiladelfia, y he visto la mayoría de ellos. Mamá incluso ha estado enAberwyn antes, pero no desde hace un par de años. Mamá a veces vuelve almismo lugar dos veces, pero por lo general le gusta esperar un tiempo antes

de regresar.

En este momento, no hago más que lamentar que volviéramos, ya queactualmente estoy atrapada en la cocina del señor y la señora WilliamHenderson IV, siendo observada por los perros de la familia.

Uno pensaría que las alarmas serían nuestra mayor preocupación, pero nolo son. La cosa es que la activación de las alarmas suelen ser accidentes,fallos, o alguien que es incapaz de teclear su código en el tiempo estimado,

por lo que la mayoría de las empresas llaman a la casa primero y luego, sino hay respuesta, llaman a la policía. Y la policía por lo general tarda unaeternidad porque odian perder el tiempo tanto como cualquier otra persona.Intentamos realmente no activar las alarmas, pero las pocas veces que lohacemos, hemos tenido mucho tiempo para desaparecer antes de quealguien se presentara.

La otra cosa es que la mayoría de las alarmas son pedazos de mierda. Lasempresas vienen y te deslumbran, pero nueve de cada diez veces lo que

acabas de comprar es algo que se apaga si una puerta está abierta y tal vezalgunos sensores de movimiento para el sótano. Mamá tuvo una cita con untipo que trabajaba para una empresa de seguridad una vez.

— Tacaño, aburrido y estúpido — dice ella siempre de él — , pero nena, élsabía de alarmas.

Gracias a él, sabemos que la mayoría de la gente compra la alarma más barata que pueden y eligen códigos que puedan recordar fácilmente. Te

sorprenderías de cuántas hemos desactivado con sólo pulsar ―1‖ cinco, seiso siete veces. Mejor aún, hemos aprendido también que muchas personasno se molestan en activar su alarma durante el día, pensando que es de díay el barrio es seguro, así que, ¿qué podría suceder?

Los perros, en cambio, son más difíciles. Normalmente, soy capaz de tratarcon ellos, pero ha habido un par de veces (cuatro, de hecho) que no he

podido. Una vez fui mordida por un caniche (son unos perros guardianessorprendentemente buenos) tan mal que todavía tengo una cicatriz en el

brazo. Las otras tres veces fui capaz de salir antes de que algo sucediera,


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pero esas cuatro casas fueron en las que no conseguimos nada y tan segurocomo el infierno que no las visitaremos de nuevo.

Estos perros sin embargo parecen buenos. Los miro mientras abro laventana, y a pesar de que los he despertado, sus ladridos son a medias y consueño. Además, es obvio por los zapatos destrozados en el suelo que estos

perros no han sido entrenados para hacer mucho de nada.

La ventana, sin embargo, es una perra. No estaba cerrada con llave, lo cualera genial, pero mientras me estaba metiendo a través de ella, empezó a serclaramente real que fue puesta así en apariencia o durante un tiempo en elque la gente era un poco más pequeña de lo que es ahora. Los perros vienena investigar, y les canto suavemente mientras meneo mis caderas y me digo

a mí misma que debo concentrarme, mantener la calma. Eso es lo que pasacon los perros. Pueden oler la preocupación y el miedo, y si lo hacen,siempre los pone en marcha. En este momento soy sólo una cosa extraña enmovimiento que ellos huelen y necesito que siga así.

— Eres muy guapo — le digo a uno de ellos, un Golden Retriever quemenea la cola y se acerca a su plato de comida y lo recoge, y luego lo dejaen el suelo.

Si tan sólo pudiera conseguir pasar mi culo a través de esta ventana, podríaencontrar comida para perros, alimentarlos, y huir de la casa.

El otro perro no está aceptándome tranquilamente. Su cola se menea un poco, pero el pelo en su espalda está erizado, y cuando por fin (¡por fin!)me empujo a través de la ventana y aterrizo en el suelo, él gruñe. Meacuesto completamente inmóvil y espero a que me huela, asegurándome deevitar el contacto visual directo, lo cual puede ser tomado como un reto.Después de un momento se aburre y se tumba en el suelo, bostezando.

— Buen perro — le digo, y muy lentamente me siento. El retriever recoge su plato de comida y lo deja caer de nuevo.

— ¿Dónde está la comida? — susurro, y su cola se menea con muchaenergía, las orejas del otro perro se animan también. Bien. Miro mi reloj.Tengo que mantenerlos distraídos durante diez minutos en el caso de quemamá tenga algún problema.

Doy de comer a los perros, a continuación, enciendo el lavavajillas y la

llave del agua para ahogar cualquier ruido que mamá pudiera estarhaciendo y que los perros pudieran oír. No se oye nada, excepto a ellos


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comiendo con mucha energía, por lo que diez minutos más tarde vuelvo aapagar el lavavajillas, lleno de agua los tazones de los perros, y vuelvo porla ventana, cerrándola tan pronto como estoy fuera. Uno de los perros tienela nariz pegada al vidrio, y le digo adiós. Estúpido, lo sé, pero no puedo

evitarlo.

Me gustaría tener un perro. Me gustaría tener un lugar al que pudieravolver todos los días y llamar mío. Me doy la vuelta y me quito los guantes,metiéndolos en el bolsillo, y luego camino hasta el coche, que hemosaparcado a un par de cuadras. Conduzco de vuelta a la casa, bajando por lacalle lateral que corre paralela al patio trasero.

Mamá está esperando. Abro el maletero, veo cómo me sonríe en el espejo

retrovisor después de que ella lo cierra. — Vamos — dice ella cuando se mete en el coche, y lo hago.


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Capítulo 3

Traducido por Emii_Gregori

Corregido por Mona

os turnamos para conducir hasta que llegamos a Carolina del Norte a nuestro lugar de almacenamiento. Manteníamos todo enuna instalación de alquiler, la clase de lugar donde la gente

almacena sus muebles antiguos y adornos con moho y quién sabe qué más.Estacionamos el carro a un kilómetro de distancia y caminamos a través delos árboles achaparrados y malezas que bordean la orilla de un par de malas

subdivisiones hasta que llegamos allí y luego Jimmy abre la unidad quehemos estado tomando prestada.

Mamá hizo algunas comprobaciones cuando comenzamos a venir aquí, ytodas las cosas allí pertenecen a una anciana que murió hace diez años ycuyos hijos no pueden o no lidiarán con el hecho de venir aquí y recogertodo. Hay un montón de cosas, pero nada de esto vale algo (lo verificamos,hace años), así que supongo por qué nadie querría venir por ello. Perocomo que es un asco, ¿no? ¿Que toda la vida de una persona pueda ser

reducida a un par de cosas atrapadas en una habitación que nadie utiliza?

— Te lo juro, esta mierda se vuelve cada vez más fea — dice mamá — .Tendré pesadillas acerca del sofá.

Es bastante feo, una gran flor estampada con cosas extrañas verdes yamarillas sobre los reposa-brazos. Además de que todos los cojines son

brillantes, y están desgastados por su uso. Eso es algo que no se ve mucho.En la mayoría de las casas donde me he encontrado, los muebles parecencomo si nunca nadie se hubiera sentado en ellos Pienso que es agradable


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que personas alguna vez usaron este sofá, pasaron horas allí hablando oviendo la televisión. Parece acogedor.

— Nena — dice mamá, agitando una mano delante de mi cara — . Ayúdame

a clasificar, ¿lo harás?

Me siento al lado de ella, me pongo mis guantes, y comienzo a escoger através de lo que ella ha esparcido en el piso. Un par de piezas son basura,

platos o cosas nuevas, pero la vajilla principal es de principios de 1800 yestá completa con sus seis millones de tenedores que, al parecer, las

personas necesitaban para comer en ese entonces. No tengo ganas de vernada de eso. Sigo pensando en el sofá y las estúpidas cosas tejidas en él,

preguntándome lo que debe ser llamar algo como tuyo y saber querealmente lo es.

— ¿Qué está pasando ahí dentro? — pregunta mamá, inclinándose y besándome al lado de mi cabeza.

La miro. Ella gira una taza de azúcar en sus manos, pasando sus dedos a lolargo del modelo grabado sobre sus lados.

— Sólo estaba pensando en el sofá.

— Es realmente terrible, ¿no? — Ella se ríe — . Oh, diablos, este azucarero esuna pieza de reemplazo. Mira… — se interrumpe, mirándome — . ¿Estás

bien?

— Debe ser agradable poder decir que algo es tuyo, ¿sabes? Poder …

— Nena, nadie quiere que algo como esta basura sea suya. Por eso está aquídentro. — Mamá pone la taza de azúcar abajo, extiende su mano, y

envuelve sus brazos alrededor mío — . Estaremos en un lugar agradablemuy pronto, lo prometo. Y cuando lo estemos, serás capaz de mirar a tualrededor y sabrás que todo lo que hay es nuestro por el tiempo quequeramos que sea. ¿Cuántas personas consiguen esto? Te diré. No muchos.En su lugar, se quedan con… — Señaló al sofá — , para toda su vida.Podemos ir donde queramos cuando queramos. Tenemos suerte, nena. Losabes, ¿verdad?

— Lo sé — digo, y cuando ella me sonríe, me encuentro pensando en papá.


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Papá fue quien introdujo a mamá en todo esto. Lo que hacemos, quierodecir. Ella era una gran desertora de la secundaria, trabajando comocamarera y robando en una tienda de al lado cuando ellos se conocieron. Élle contó cuán estúpido era robar en las tiendas, señalando que las tiendas

siempre están ansiosas por poner a alguien como ejemplo. Dijo que sabíaque podía hacerlo mejor y la introdujo en el arte del robo.

Cuando llegué, papá trabajó por su cuenta hasta que mamá se aburrió.Después empezaron a traerme con ellos. Las niñeras estaban fuera de lacuestión, obviamente, y yo era una niña tranquila, de la clase que se podíadejar fuera de una casa y te miraría fijamente, fascinada, en una alfombra.Mamá dice que es porque esta vida fue hecha para mí, pero creo que es

sólo lo que siempre conocí.

Papá fue arrestado cuando yo tenía cinco años. Nos habíamos separadodespués de robar una serie de casas justo afuera de Princeton, papá fue aesconder las joyas (los ricos tenían bosques alrededor de sus casas, lo quesiempre ha funcionado como una ventaja para nosotros), y mamá y yoregresamos al auto y nos dirigimos hasta Trenton, donde nosencontraríamos con papá. Sólo que no funcionó de esa manera porque papánunca apareció. Me quedé dormida esperando por él y lo siguiente quesupe, era que mamá me estaba llevando hacia el auto y nos íbamos de laciudad.

Papá fue arrestado saliendo de los bosques, y eso fue todo. No había nadaque nosotros pudiéramos hacer, nada que él pudiera hacer, nada que suabogado fantástico pudiera hacer. La policía nunca encontró las joyas, peroencontraron todo su equipo y consiguieron una impresión parcial del tacónde uno de sus zapatos, y eso fue suficiente para enviarlo a prisión. Esa fue

la última vez que supe de él hasta que tuve nueve años, y para entonces élhabía estado fuera de la prisión durante dos años.

Supongo que ―salir de la prisión‖ hace que suene como si estuviera enlibertad, y eso no es técnicamente cierto. En realidad, salió de la prisióncuando yo tenía siete años y vive en... bueno, no sé nada más. Solía estar

justo en las afueras de la Ciudad de Kansas, pero ahora... podría estar encualquier lugar.


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siempre luce perfecto y tiene muchas curvas. Soy como una copia muy pálida de ella, mi cabello no es tan oscuro o brillante, mis curvas sonmucho menos curvilíneas.

Miro hacia ella. Regresamos al auto porque ahora ha decidido que vamosde compras. Ella está cantando con la radio mientras conducimos a travésde un estacionamiento del centro comercial. Me pregunto cómo era ellacuando tenía dieciocho años. Probablemente causaba accidentesautomovilísticos.

— ¿Cómo lucias cuando tenías mi edad?

— ¿Qué? — dice ella, distraída mientras saluda a alguien que está (por

supuesto) permitiéndole ocupar su puesto del estacionamiento.

— Nada — refunfuño — . Sólo desearía ser hermosa.

— Oh, nena — dice mamá — . Eres hermosa.

— No, no lo soy.

— Lo eres. — Mamá se detiene en el espacio del estacionamiento, apagando

el auto. — No lo soy.

— Danielle — dice mamá, y puedo decir que está enojada. Ella nunca usami nombre a menos que esté enfadada — . Por favor, pregúntate a ti mismasi esto es lo que queremos estar haciendo ahora mismo.

— Es lo que quiero hacer ahora.

— Muy bien — dice mamá, y me mira — . ¿Estás satisfecha ahora mismo? No, porque ahora eres un dolor en el culo.

— Muchas gracias.

— Mira, estamos aquí para ir de compras. Hay cosas que necesitamosconseguir. — Ella se acerca y empuja suavemente mi brazo — . Ropa nueva

para alguien...

— Entonces, seré un dolor en el culo con ropa nueva.


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— Nena, déjalo. Vamos a entrar allí. — Señala al centro comercial — . Y vasa ser capaz de conseguir lo que quieras. ¿Qué es mejor que eso?

Ella abre la puerta de su carro.

— Vamos. Cualquier cosa que quieras.

— Está bien. — Suspiro y salgo del auto. Mamá sonríe y enlaza su brazocon el mío mientras caminamos.

Cuando terminamos en el centro comercial, salimos a la carretera otra vez,la última y la más grande de las revistas que lee mamá temprano estáescondida en el maletero. El tráfico está horrible, miro por la ventana,

observando cómo poco a poco pasamos una tienda de conveniencia y uncentro comercial. Un complejo de apartamentos está a continuación, luegouna iglesia de algún tipo. Tiene una señal que pregunta, ¿EN QUÉ CREEUSTED?

Mamá resopla ante eso.

— En todo lo que pueda sostener en mis manos. No, mejor aún, algo que pueda vender. — Es lo que ella siempre dice cuando pasamos signos como

estos. Yo la miro y ella me guiña el ojo.

Guiño en respuesta y ella sonríe, acariciando mi rodilla.

— Entonces, ¿qué tal te parecería la playa?

Mi madre le dice a la gente que lo siente todo el tiempo. Ella nunca lo diceen serio, por supuesto. Pero esto, esta indirecta de lo que está por venir... sélo que significa. Es un pequeño regalo de ella hacia mí, una manera de

compensar por llamarme un dolor en el culo antes, y yo le devuelvo lasonrisa.

— Suena bien — le digo — . Suena muy bien.


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Capítulo 4

Traducido por bautiston

Corregido por Yolit Belikov

hora sé que la gente piensa que los ladrones, cuando escuchan la palabra ―playa‖, se dirigen directamente a Long Island o CapeCod o Newport, pero la cosa es que en esos lugares es donde la

policía espera que vayan y bueno, es como obvio, ¿no?

Además los ricos (los verdaderos ricos, los ricos que han tenido dinerodurante tanto tiempo que probablemente sangrarían oro si los cortaras)tienen otros lugares cerca del mar. Fuera de los lugares así. Lugares comoHeaven.

Me río cuando mamá me pasa un mapa y golpetea un dedo allí porque loslugares llamados Heaven están por lo general llenos de casas tapiadas o

peor, por tipos estúpidos que son dueños de cama y desayuno y adorados por otros estúpidos.

— Ya lo sé — me dice con una sonrisa — . Pero confía en mí. Este lugarestará a la altura de su nombre. Lo puedo sentir.

Ella siempre lo hace.

Pasamos a través de un pequeño pueblo llamado West Hill y luegollegamos a la playa. Es mucho más pequeño de lo que pensé que sería: una

playa pública, un par de playas privadas, y una franja turística de una calle

llena de lugares locales. No tiene ni siquiera una cadena de restaurantes.

A


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Nunca he visto nada igual. Estoy acostumbrada a las ciudades con playa enmedio de la expansión y el ruido y lugares donde esconderse.

Miro a mamá. Ella está sonriendo.

— Es difícil de creer que lugares como este todavía estén por ahí. Y sólotienes que esperar, va a mejorar.

Eso espero, porque las casas de playa por las que hemos pasado, son muy pequeñas y obviamente alquiladas. Conducimos por un montón de callesestrechas, una buena señal, pasamos más casas pequeñas y undepartamento de bomberos voluntarios, y luego doblamos en la esquina. Enel segundo que lo hacemos, escucho a mamá aspirar muy fuerte.

Delante de nosotros hay una amplia zona con césped, verde, muy biencuidado, y la suave pendiente de una colina. En la parte superior de lacolina, oculta por piedras verdes y árboles, hay una casa. Una vieja casa.Una casa enorme. Nuestro tipo de casa.

Hay muchas más de ellas. Pasamos por un club de campo con una señalmuy pequeña y de buen gusto, el tipo de lugar que definitivamente no estáabierto al público, y luego hay casas por todos lados, todas muy antiguas ymuy bien conservadas. Cada una vale la pena ver por segunda vez, y luegoestamos haciendo nuestro camino abajo hacia otra ciudad.

Heaven, una cursilería, por no decir un anuncio de mal gusto, y aunque hayotra franja turística, incluso más pequeña que la primera que pasamos, ydefinitivamente más adinerada, la principal atracción son las casas.Debemos pasar por delante de una docena, cada una más grande o másantigua que la anterior, y todas ellos prácticamente gritando: ―¡Dinero!

¡Mucho dinero!‖

— Vaya — digo, y mamá se ríe, golpeando el volante con una mano.

— Esto es incluso mejor de lo que pensé que sería. Es... — hace una pausa,mira fijamente a una casa enorme que se alza sobre un acantilado a laderecha del océano — . Esto es perfecto. Demonios, ni siquiera tendremosque buscar los títulos. Estos lugares... — Ella desacelera a medida que

pasamos por otra casa.


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Son tres históricas, probablemente con por lo menos veinticincohabitaciones, y están sentadas a la espera de nosotras, con la puerta deseguridad entreabierta con un ladrillo. ¡Un ladrillo! En el césped, tres niñosrubios corren gritando mientras que una mujer asiática de aspecto cansado

se sienta en la hierba mirándolos. Dos niños más grandes suben a un granvehículo utilitario deportivo y casi perdemos al grupo de personas delimpieza que está afuera.

¿Y qué están haciendo las personas de limpieza afuera? Están de piealrededor de una mesa que claramente se ha puesto para una fiesta. Y están

puliendo la platería. Una mesa llena.

— Oh, nena — dice mamá — . Vamos a ser muy felices aquí.

Hay una posada en Heaven, pero es justo en el centro de la franja turística pequeña y demasiado obvia. Nos dirigimos de nuevo a la colina del oeste ymamá encuentra dos oficinas de bienes raíces. Ella elige la segunda porquetiene un aspecto un poco lamentable, y es el tipo de lugar donde están másque felices de tomar tu dinero sin hacer muchas preguntas.

Quiero dar un paseo mientras ella está haciendo lo suyo y me encuentra

antes de volver al coche. — Esta ciudad es realmente pequeña — dice con un gesto leve, y yoasiento. Eso es una desventaja definitiva para estar aquí, porque si mamáme pide que conozca a alguien, evitarlo cuando sea la hora de quedar fuerade la vista podría ser un problema.

— Sin embargo, hay un montón de gente de veraneo aquí — dice ella — . Loque va a ser una ayuda. Nuevas caras todo el tiempo y todo. Además,

estamos listas para mudarnos. — Sacude un juego de llaves.

La casa que consiguió está fuera de la colina del oeste, en las afueras de un pueblo mucho más pobre. Este es el tipo de lugar que conozco bien, el tipode lugar donde la gente se cuida a sí misma y mantiene la boca cerrada.

La casa está bien, supongo. Está amueblada, pero todo es viejo y de unaspecto asqueroso. Y los baños son horribles: uno es de color verde

brillante, y el otro es, por alguna extraña razón, rosa oscuro.

— Ugh — digo, y cierro la puerta del baño color rosa.


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— Vamos a mudarnos a algún lugar más agradable pronto — dice mamá — .Pero por ahora, mientras estamos consiguiendo una idea del lugar, esto es

bueno. Además tengo un buen negocio.

— ¿Cuán grande?

Mamá sonríe y me habla de Sharon, la persona con la que habló en laoficina de bienes raíces. Sharon estaba desesperada, una mujer con excesode trabajo con tres hijos, dos divorcios, y mamá… hace un gesto de beber.

— Ni siquiera miró los papeles que llené — dice — . No creo que se dieracuenta de mucho aparte del hecho de que estaba dispuesta a pagar un mesde alquiler adelantado, más un depósito de garantía en efectivo. — Se ríe — .

Además, ella seguía quejándose acerca de este otro lugar, uno que tienetodos los buenos alquileres en la playa. Así que ahora sabemos a dónde ircuando sea el momento para eso.

Traemos el resto de nuestras cosas (las cosas importantes) cuando estáoscuro, y luego vamos a celebrar a un casino cercano. Bueno, mamácelebra haciendo eso. Me dice que debería ir, pero puedo notar por su caraque necesita robar algunos suspiros y ya la he visto hacerlo con chicos que

acaba de conocer un montón de veces. Yo la llevo hacia allí y le digo quetenga cuidado.

— Cariño, siempre soy cuidadosa — dice ella, y me besa en la mejilla antesde deslizarse del asiento del coche.

Conduzco de vuelta y desempaco todo, y luego me doy cuenta de que nohay nada para comer. Imagínalo. Mamá nunca piensa en esas cosas. Hemoscomprado diez pares de zapatos nuevos para cada una en nuestro viaje al

centro comercial (que tendremos que abandonar en algún momento, pero por ahora son nuestros), pero no hay comida, no hay detergente para laropa, y después de una verificación al cuarto de baño de color rosa, no hay

papel higiénico.

Manejo por los alrededores en busca de un supermercado, pero noencuentro uno, sólo un montón de bares. Así que vuelvo hacia atrás a lacolina del oeste para ir al único supermercado que vimos, que está un poco

más allá de esa extraña vuelta que marca el centro de la ciudad.


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No necesito mucho tiempo para conseguir todo. Mamá come nada más quelos alimentos congelados de cualquier dieta que esté de moda, no importaque esté lleno de productos químicos para preservarlos, así que conseguirsus cosas es fácil. Tomo un poco de comida real para mí y luego me

detengo en la heladera de los mariscos para tomar algunos camarones. Megustan los camarones, pero me preocupa realmente cómo se ven. No mehabía dado cuenta de que eran grises antes de que los cocinaras.

Además, ahora que lo pienso, no tengo una olla para cocinarlos. Miro laslangostas. Son una suerte de engaño en una vitrina grande de agua turbia,sus pinzas atadas con brillantes bandas de goma azul.

— Las pueden cocer al vapor por ti si quieres.

Miro y veo un muchacho parado a mi lado, señalando a la mujer que estátrabajando detrás del mostrador.

— ¿Tienes mejillones allá? — le pregunta cuando ella lo mira. Ella rueda losojos, pero se da la vuelta y entra en la parte posterior.

— En serio — dice después de que ella se va, mirándome — . Ni siquiera setoma tanto tiempo. Y conozco al tipo que las captura, así que prometo queson buenas.

— Uh huh — le digo. Un lugareño. Un lugareño con el pelo feo, lo que antesera un incipiente corte ha crecido lo suficiente como para estar en la etapaen la que no puede ser peinado en ningún tipo de estilo. Es único en suespecie en todo el mundo. Es probable que pase su tiempo libre sentado

bebiendo cerveza con sus primos, y contando historias de sus citas. Mirohacia atrás a las langostas.

— Muy bien, no conozco a quien las atrapa, pero me siento mal por loschicos. Quiero decir, mira el agua en la que están atrapados. ¿Quién quierenadar ahí todos los días?

Lo miro de nuevo. Lindos ojos verdes. Y yo estaba pensando lo mismosobre las langostas. Pero aún así.

— Entonces, ¿por qué no compras una?


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— Me pasé un verano trabajando en un barco de langostas una vez. Los tres peores meses de mi vida. No he tocado una desde entonces.

— ¿Así que quieres que coma una porque sientes lástima por ellos? ¿O

quieres que me coma una porque así pagarán por los tres peores meses detu vida?

Él me sonríe. Linda sonrisa.

— Las dos cosas.

— Bueno, la próxima vez que sienta que quiero gastar… — Miro a la señal por encima de ellas —… un montón de dinero, lo voy a tener en cuenta. O

no. — Giró mi carrito alrededor, directo hacia la caja.Lo escucho reír, lo que me sorprende, pero no me molesto en mirar haciaatrás. Lindos ojos, linda sonrisa, pero ¿el pelo qué? De ninguna manera.Además, los chicos no valen la pena.


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Capítulo 5

Traducido por Andre27xl


amá no regresa a casa esa noche sino que está de vuelta a lamañana siguiente, recostada en el sofá con sus ojos cerradoscuando bajo las escaleras. Hay un chupetón en su cuello. Finjo

que no lo veo.

— Hola, nena — dice — . Los taxis por aquí apestan. Además, en verdadnecesito algo de café. ¿Por qué no compraste un poco?

— Porque no tenemos una cafetera.

— Oh — está en silencio por un momento, luego abre sus ojos y me brindauna gran sonrisa — . Hay cincuenta en mi bolso arriba. Tómalos yconsíguete algo para desayunar, ¿de acuerdo?

— Y café.

— Y café — dice, todavía sonriendo. Aún después de haber estado despiertatoda la noche se ve fabulosa. Maquillaje, perfecto. Ni siquiera quiero

pensar en cómo me veo ahora. Voy a buscar el dinero, luego agarro lasllaves del carro y me dirijo a la puerta.

Hay un lugar de donas por la calle, y le compro a mamá una gelatina y uncafé solo grande.

Compro una dona llena de crema para mí.

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— ¿Otro café? — la mujer trabajando en el mostrador pregunta.

Nunca he sido capaz de tomar café. Huele bien pero eso es todo.

— ¿Me puede dar una soda?

La mujer se ríe hasta que se da cuenta que voy en serio. Después soyenviada a una dispensadora en la pared, y tengo que agarrar una sodamientras todo el mundo me ve. Buen trabajo encajando. Estoy feliz de quemamá no esté aquí para ver esto. La próxima vez ordenaré jugo de naranjao algo.

Cuando regreso, mamá todavía está recostada, pero se sienta tan pronto

como entro, tosiendo un poco y viendo el café como si estuviera hecho deoro. Pienso que el moretón se ha hecho más grande mientras no estaba.

— Toma — digo, y le paso su café y las donas.

— ¿Qué pasa contigo?

— Nada.

Ella suspira.

— Es sólo un moretón, nena. No deberías ser tan estirada. Eres joven,diviértete de vez en cuando.

— Mamá.

— Oh, bien — dice, y rueda sus ojos hasta mí — . Olvidé cómo estabas.

— Toma tu café — le digo, y empujo la bolsa de donas con un dedo — . Te

conseguí algo para comer también.

— ¡Mis favoritas! — dice ella, y me sonríe. Comemos en el sofá y escuchomientras mamá habla acerca de lo que hizo la noche anterior. Le gustó elcasino, me dice que era moderno y muy grande — . ¡Mucha gente! — dice — . La pasé muy bien.

— ¿Cuánto perdiste? — pregunto, y se ríe, rueda sus ojos hasta mí.

— Oh, todo lo que tenemos, por supuesto.


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Mamá nunca haría eso. No es la mayor fanática de papá (es la única persona que alguna vez la hirió) pero ella admite que él le enseñó una cosaútil: No gastes dinero en cosas que no puedas ganar/que no necesites. Amucha gente como nosotras cae en las drogas o toman vacaciones costosas

o compran carros lujosos.

Cosas sobresalientes.

No hacemos eso. Compramos carros razonables, Sedanes medianos que pasan desapercibidos. No vamos a ningún lugar costoso a menos de que sea por un trabajo, el resto del tiempo son apartamentos mugrientos, hoteles, ocasas. Y mientras mamá nunca me ha dicho realmente que no consumadrogas (simplemente no es así) nunca ha tenido algo lindo que decir acercade las personas que hacen lo que hacemos y usamos. Dice que las drogas te

ponen descuidada, que arruinan lo mejor de lo que hacemos, el momentoen que estamos dentro de lugares en donde no deberíamos estar ysosteniendo cosas que no son nuestras. Dice que no hay acometida comoesa.

Nunca lo sentí. Nunca se lo he dicho. No quiero que esté decepcionada demí.

— Así que... — digo, y apunto a su cuello — . ¿Qué sucedió?

Resulta ser que conoció a un arquitecto, un tipo local que renueva casas.

— Y no cualquier tipo de casa — dice ella — . Nuestro tipo de casa. Pasémucho tiempo con él. Dijo que la gente por aquí, los ricos en Heaven, sondolores en el trasero.

Termino mi dona y tomo algo de soda. — ¿Cuál es su nombre?

Mamá se ve perdida por un momento.

— ¿Richard? No, no. Robert. Buen tipo. Muy dulce. Buen besador. — Se ríecuando me sonrojo — . Me dijo un montón de historias, chismes, la mayoría,

pero algunos de ellos...


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— ¿Algunos de ellos qué? — digo, como se supone que haga, y mamásonríe.

— De acuerdo. Entiende esto. Dijo que en el trabajo que acababa de

terminar, la gente era tan insistente en tener un tipo de molde específico puesto aunque quitar el viejo molde dañaría el sistema de seguridad, no lesimpor taba. Además, tiene un hermano… no, espera, un primo, que montala mayoría de los sistemas de alarmas de por aquí. Las grandes compañíaslo usan como contratista porque cuesta mucho tener una oficina enteraaquí. Vi su tarjeta...

Se inclina y busca en su cartera, saca una billetera que no es suya, ycomienza a buscar en ella.

— Aquí está. Es un definitivo…

— ¿Es esa su billetera? — No debería estar sorprendida pero lo estoy, un poco. Hace cosas como estas todo el tiempo y no lo entiendo. Sólo dijo queel tipo era simpático. Dulce, incluso. Pero tomó su cartera. No tenía quehacerlo, no necesitaba hacerlo, pero lo hizo de todas maneras.

— ¿Qué? — dice ella, todavía distraída con la tarjeta de presentación — . Oh,nena, no fue nada. Tomé las tarjetas de crédito antes de irme así no teníaque preocuparse porque algún imbécil las agarrara. Todo lo que obtuve soncosas que necesitamos. Personas que quizás queramos contactar.Además… — Me muestra una paca de billetes — . ¿Nada mal, cierto?

— Seguro — digo, y veo a mi mamá guardar los billetes. El tipo probablemente tenga toneladas de dinero y, justo como mamá dijo, no escomo si fuéramos a usar sus tarjetas de crédito. Además, de verdad no

quería salir y buscar café todas las mañanas. Así que no es tan malo,cuando se considera todo, ¿cierto?

Nunca realmente pensé acerca de cosas como estas hasta que tenía treceaños y robamos a una anciana millonaria que vivía en una casa inmensa enla parte alta de Nueva York. Robamos toda la plata que tenía, ganamossuficiente para ir a Manhattan y compramos durante dos semanas. El díaantes de que dejáramos la ciudad, estaba leyendo el periódico y encontré un

artículo que hablaba acerca del robo. La anciana no era tan rica como pensamos, había vendido su casa para pagar los impuestos que su esposo


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debía y se deshizo del seguro de la plata porque no podía costearlo y detodas maneras estaba planeando venderla.

Tomo un sorbo de soda. Está caliente ahora, y deja un sabor amargo en mi

boca después.


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Capítulo 6

Traducido por Cowdiem


amá me dice que va a salir un poco más tarde, que necesitaencontrar a alguien que sepa más sobre Heaven.

— Hay un bar al otro lado de la calle del club de yates de la

ciudad. Supongo que iré ahí, conoceré al barman y quizás, si es lindo…Bueno, si lo es, será una buena fuente de información. Y tú, cariño,deberías ir a la playa. No a la pública. Hay una pequeña en Heaven,¿recuerdas? Anda y toma algo de sol, conoce un poco de gente, y averigualo que puedas.

Asiento, aun cuando es la última cosa que quiero hacer. Mamá debe sabereso porque ella no se va hasta que estoy en un taxi y encaminada hacia la

playa.

No soy buena con la gente como lo es mamá. Ella puede comenzar unaconversación con cualquiera y… bueno, yo también puedo, si tengo quehacerlo, pero no me gusta. Siempre que hablo con alguien es siempre lomismo; soy agradable, ellos hablan, recuerdo cualquier cosa importante yluego se lo digo a mamá. Los trabajos son el único momento en que hablocon alguien aparte de ella. Si vivimos en algún lugar donde tengamosvecinos, como en un departamento, tenemos que mantener un perfil bajo,ser posibles de olvidar, y eso significa mantenernos para nosotras.

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Cuando era más joven solía hablar con los chicos que conocía en la libreríacuando estaba investigando, pero mientras me hacía mayor, ellos siempreestaban ahí en grupos y sólo hablaban entre ellos, discutiendo sobre tarea yquejándose de sus toques de queda, cosas de las que yo no sabía nada.

Cuando llego a la playa decido que voy a entrar, recostarme bajo el solunas pocas horas, y luego irme. Existe la posibilidad de que escuche algo(la gente ama hablar) y eso será suficiente para mantener a mamá feliz.

Entrar no es un problema. He estado en playas privadas antes y usualmentehay un lacayo de las toallas o alguien que está mirando en busca de quiénesno pertenecen. Afortunadamente, ellos siempre son sobornables, pero nohay nadie como así aquí. Es sólo una playa y un montón de gente yaciendoen la arena o salpicando en el agua. Sin lacayos de las toallas. Ni siquieraun salvavidas.

Elijo un lugar que está lo suficientemente lejos de modo que pueda verlos atodos pero irme rápidamente si lo necesito, y estirar mi toalla. Después deunos pocos minutos de fingir mirar alrededor a ver si hay alguien queconozco (de verdad para ver si hay alguna conversación llevándose a cabo

por la que debería pasar cerca y escuchar) me levanto y me camino al agua.

No soy una fanática del océano. Todos dicen que es azul, pero no lo es.Sólo se ve como un montón de agua sucia para limpiar platos. Y este

particular trozo de playa parece ser mayormente rocas y enormes medusasmuertas. Divertido. Camino dentro de las olas un poco, miro alrededor denuevo. No puedo superar cuán fácil fue entrar aquí. Mamá lo adoraría. Elladice que algente rica (los verdaderamente ricos) son tan estúpidos que esdivertido.

Es divertido, supongo, pero mientras dejo el agua y me recuesto en mitoalla, cerrando mis ojos, no puedo evitar desear estar en algún lugar un

poco diferente. Algún lugar… no lo sé. Algún lugar donde pueda sólo estaren la playa y no tener que estar pensando sobre…

— ¿Te conozco? — Es la voz de un chico.

— No — digo sin emoción, sin abrir mis ojos. La última cosa que necesito

es algún estúpido rico tratando de llevarme. Aun si hizo el (no tan) granesfuerzo de caminar hasta acá.


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— ¿Estás segura? Porque pareces muy familiar y…

— Oye, ¿moviste mi protector solar? No lo puedo encontrar por ningúnlado — dice la voz de chica, sonando un poco molesta.

— No lo moví. Está justo ahí donde lo dejaste, Allison. Y si no te importa,estoy intentando hablar…

Abro mis ojos.

— Mira — digo, porque no estoy para nada interesada en cualquiera dramaque esté por venir, pero luego dejo de hablar porque está mirándome… Bueno, alguien tan guapo que no puede ser posiblemente real. Tú sabes,

¿como esas propagandas de chicos sin camisetas que están de pie luciendotodos melancólicos y misteriosos, como alguna clase de ángel que hubiera bajado a la tierra? Ese chico esta aquí, y me está mirando.

Estoy pasmada por casi tres segundos, que es todo lo que me toma darmecuenta de que él sabe exactamente lo guapo que es. Lo puedo ver en susojos. Se ven justo como los de mamá.

— James, Janet esta justo ahí, ¿sabes? — dice Allison. Ella se ve muy

parecida a James excepto que su cabello no es tan rubio y sus ojos sonmucho más amigables — . Así como, mirándonos. Y tú prometiste…

— Bien. — James le sonríe afectadamente, y luego se aleja. Lo veo dirigirsede vuelta a la manta cerca del agua, sentarse, y tirar de una chica de cabellolargo en sus brazos.

— Siento eso — dice Allison — . No quería inmiscuirme. Pero verás, Janet,la chica ahí con él, es como mi amiga. Bueno, ella está de visita con la

gente de al lado y fuimos juntas a la escuela. No es que ella me hayahablado alguna vez o eso, pero aun así, ella se ha besuqueado con mihermano, y yo…

— Está bien. — No creo haber conocido antes a alguien que hable tanto.

— ¿Estás segura?

Asiento.

— Soy Allison.


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— Sydney.

—Tú… — Ella muerde su labio — . ¿Estaría bien si me siento aquí un rato?Ver a mi hermano dándose el lote con alguien es, uh…

— Raro.

— Exactamente — ella dice, y se sienta junto a mí.

Cinco minutos más tarde nos encaminamos hacia donde su hermano y Janetestán sentados porque ella necesita su billetera antes de que compremoshelados. Pienso que eso es lo que estamos haciendo, de todos modos. Noestoy totalmente segura. Ella sí habla mucho.

— Será sólo un segundo — dice mientras rebusca en su enorme bolso — .Tengo todo este montón de cosas aquí porque pensé…

— Pensaste que podrías ver a Brad — James dice, y hay un deje de algodesagradable en su voz.

— Cállate — ella ríe — . Brad es este chico que conozco — me dice — . Nosconocimos hace años, su familia y la mía han estado viniendo aquí desde

siempre. Somos… — Amigos — James dice, con una sonrisa en mi dirección — . Razón por lacual pasaste dos horas alistándote para venir a la playa esta mañana. Porquees importante verse bien para tus amigos, ¿cierto, Ally?

— Me gustaría verte intentando encontrar maquillaje totalmente resistenteal agua y luego ponértelo de modo que se vea natural, perdedor. — Ellos semolestan por unos pocos minutos; no en una forma desagradable o algo así,

sólo molestándose como, bueno, supongo que como algunas familiashacen, y yo los miro fascinada. Siempre quise un hermano o una hermana,alguien con quien hablar sobre todo lo que no puedo decirla a mamá. Janetno está interesada para nada, sólo bosteza y mira enojada a una chica queestá mirando a James.

— Bien, vamos — Allison dice, inclinándose y pinchando el brazo deJames — . ¿Quieres que te traiga una soda o algo?


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James niega con la cabeza y se inclina, poniendo una mano alrededor de mitobillo.

— ¿Vuelves con ella?

Si yo fuera más joven o más estúpida (o ambas) sería una pila de masa blanda ahora. Pero sé cuánto pueden ser de confiables los chicos, y no loson para nada. Así que sólo le digo a Allison:

— ¿Estás lista para ir? — Y me alejo de él. Él actúa como si nada hubiera pasado, y se gira de vuelta hacia Janet. Si ella fuera más inteligente, lohubiera golpeado, pero no lo hace, sólo lo mira fijamente con el corazón ensus ojos. Casi siento pena por ella.

— Lista — dice Allison, levantándose y sosteniendo una billetera que probablemente cuesta tanto como nuestro auto. Suspiro. Tomaré helado,sacaré algo de información, y luego estoy fuera de aquí.

No consigo nada de información.

Bueno, algo, pero no de la clase que debería. Aprendo que Allison puedehablar y comer helado al mismo tiempo. Aprendo que va a ir a la

universidad en otoño y que está muy emocionada al respecto. Cuando me pregunta dónde voy a la escuela, ella escucha y luego hace preguntas paralas que tengo que crear respuestas en el momento. Las pocas veces que lohe mencionado antes ―sí, estoy en la universidad‖, a nadie le ha importadocómo es. Ellos sólo han querido saber dónde estaba yendo.

Aprendo que Allison tiene un enorme enamoramiento con Brad pero que sufamilia no es rica como la de ella. Ella no lo dice, pero es obvio por la

forma en la que habla de él. — Mamá odia que siga invitándolo a la casa cada año porque su papá, comoque, vende seguros, pero oh, si lo vieras. ¡Es tan lindo! Y no escomo loschicos de por aquí que son unos perdedores. Es como, ¿cuántas veces

puedo escuchar las mismas estúpidas historias sobre cómo todos fueron aÁmsterdam en el invierno y se volaron? Como sea, ¿me entiendes?

Asiento y ella sigue hablando. Normalmente la describiría como una idiota

balbuceante y diría alguna escusa para irme, pero ella no es una idiota. Esagradable. La única cosa es que, ella sigue preguntándome sobre mí y


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luego de verdad escucha mis respuestas. No estoy acostumbrada a eso. Dehecho, la mayoría de la gente sólo quiere hablar de sí mismos.

Pero Allison quiere saber si yo estuve nerviosa el primer día de universidad

y qué clases me gustan más y si necesito una servilleta extra para el conode mi helado porque ella puede correr de regreso y conseguir una.

No puedo comprender qué clase de juego está jugando y luego, mientrasella apunta unos zapatos que una chica está usando y preguntándome qué

pienso de ellos, me doy cuenta de que así es como normalmente la gentehabla. Como quizás habla la gente que puede tener amigos. Raro. Y algoagradable también. Pero aún raro.

— Así que, ¿dónde te estás quedando? — pregunto, lista para laconversación con la que estoy familiarizada. Ella me dice que su familiaestá en Heaven, en una casa con vista al océano.

—Mamá insiste en llamarla ―la casa de camp‖, lo cual es tan estúpido.Quiero decir, ¿son las palabras ―casa de playa‖ tan malas? Estamos en la

playa, por amor del cielo. ¿Dónde te estás quedando?

— ¿Qué? — No se supone que ella preguntara eso. Se supone que yo diría―Vaya, eso suena genial‖, y luego se supone que ella hablaría sobre eso un

poco más.

— ¿Por aquí?

Asiento, espero que ella no pregunte nada más específico.

— ¿Por todo el verano?

— Eso creo. ¿Tú?

— Oh, por supuesto. Cada año por cuanto puedo recordar. Aquí hasta elaniversario de mis padres, el cual celebran con una gran fiesta. El año

pasado quise invitar a Brad, pero James dijo que sería raro para él. Sinembargo, este año voy a invitarlo. Quiero decir, tú no creer que sería raro

para él, ¿cierto? No es que andemos todos alrededor desnudos o algo.Aunque no me importaría… — Ella se calla y me sonríe —. Él es sólo… tú

sabes cómo son ciertos chicos, ¿cierto?


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— Seguro. — No lo sé. Pero no importa. Debo preguntarle sobre la fiestaahora.

No lo hago. En vez de eso, apunto hacia un horrible vestido teñido que un

desprevenido infante ha sido obligado a usar y ambas estamos de acuerdoen que teñido, junto con toda esa joyería echa de conchas, debería ser

prohibido por la ley. Nos sentamos y comemos nuestros helados y paracuando he terminado, prometo volver a la playa y verla de nuevo mañana.

— Gracias a Dios — ella dice — . Será tan agradable salir con alguien que notienen su cabeza en el trasero.

— Gracias. Creo.

Ella ríe.

— De verdad, eres la primera persona agradable que he conocido en años.Además. — Aclara su garganta — . Estoy muy segura de que James estaráfeliz de verte de nuevo.

Me encojo de hombros. Ella me da una mirada.

— ¿No te gusta? —Él parece muy… agradable.

Ella se queda callada por un minuto y luego dice,

— Todos están locos por él. ¿Tú sabes cómo en algunas familias siemprehay una persona como la que todos quieren que seas? Como que son

perfectos y ¿qué se supone que seas tú?

— Sé exactamente lo que quieres decir — le digo. Y es verdad.


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Capítulo 7

Traducido por ANDRE_G

Corregido por Marina012

la mañana siguiente, mamá dice que tiene algo para que yo haga.Yo me froto el rostro con mis dos manos y la miro fijamente,adormecida. Ella se ha contagiado una gripe o algo así, estuvo

despierta tosiendo la mayor parte de la noche.

— Deberías ir a ver un doctor — le digo mientras estoy preparando su café yella está mirando un mapa, marcando casas con pequeñas equis rojas.

Asiente, lo cual quiere decir que ni siquiera está escuchando. Yo suspiro, pongo su café enfrente de ella, y entonces me prepara algo de cereal.

— Entonces, ¿qué quieres que haga?

—¿Nena, no puedes comer algo con malvaviscos o glaseado como un niñonormal?

Yo vuelvo a suspirar. La cosa del mapa no debe estar yendo tan bien comoella quiere que vaya.

— Ayer me comí una dona.

— Los ancianos son los únicos que comen esos bollos de trigo.

— A mí me gustan.

Ella termina de marcar equis en su mapa y deja el bolígrafo en la mesa.

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— Bueno, por lo menos esto al fin está terminado. ¿Conociste alguien en la playa?

— Realmente no.

Me da una mirada y yo tomo un bocado extra grande de cereal sólo por serdetestable, mascándolo ruidosamente entre mis dientes.

— No te mandé allí para que trabajaras en tu bronceado — dice ella, peroahora está sonriendo. Burlándose. En su mayoría.

— Entonces, ¿finalmente te sientes de humor como para decirme qué es loque quieres que haga? — Tomo otro gran bocado de cereal.

— Sabelotodo. — Ella sonríe — . Necesito que veas qué logras sacar a la luzsobre la casa de los Donaldson. — Ella apunta a una equis del mapa.

— ¿Qué es lo que tienes?

Me cuenta lo que ha aprendido, que la casa fue construida a principios delsiglo XX, que ha sobrevivido a un montón de huracanes, y que la familia

propietaria viene para pasar cada verano.

— Vaya, apuesto que eso no describe cualquier otra casa en Heaven.

Ella me levanta una ceja.

— Danielle.

— Lo siento. — Yo enjuago mi tazón y lo hago a un lado, vuelvo a llenar sutaza de café. Ella está volviendo a mirar el mapa, y la observo trazar susdedos por las calles, rastreando rutas para salir de la ciudad.

— Entonces, ¿qué vas a hacer hoy? — pregunto.

— Aún no lo sé.

Aja. Apuesto que otra vez es el hombre del bar.

— ¿Cuál es su nombre?

— Cristo, suenas como la madre molesta de alguien. Glenn, ¿está bien?


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— ¿Gleen qué?

Ella sonríe.

— Aún no hemos llegado al punto de intercambiar nuestros apellidos.

Siento que mi rostro se sonroja, y su sonrisa se hace más grande. Ella sabeque no me gusta que hable así.

— Bueno, pues dale las gracias por haberte contagiado un resfriado, ¿loharás?

— Necesitamos una forma de entrar a la casa Donaldson — dice, volviendoa mirar el mapa — . Deja de estar allí parada mirándome con la cara todaarrugada sólo porque me gusta divertirme, y ve a conseguir algo deinformación que nos pueda servir.

— Mamá — digo herida, pero ella sigue mirando el mapa. Espero unmomento, pero ella sigue sin mirarme, así que me dirijo hacia las escaleras.

Yo tenía quince la primera y única vez que he tenido sexo. El nombre deltipo era Roger, él tenía veinte, él y mamá se habían enrollado. Él era

mesero en algún resort que ella estaba chequeando, y se enamoró de éltanto como siempre lo hace de todos, lo cual realmente no es mucho.Llevaban juntos como tres semanas.

Él era atractivo y divertido y yo tenía un gran enamoramiento por él, el cual pensé que había mantenido en secreto. Mirando en retrospectiva, supongoque no pude haber sido más obvia.

Dejaba cualquier cosa que estuviese haciendo cuando él venía a pasar el

rato, y me paseaba por allí, hasta que mamá se lo llevaba a su habitación. Aveces, cuando ellos terminaban, él veía televisión conmigo hasta que setenía que marchar.

Y entonces, una noche él se quedó a dormir y entró en la cocina cuando yoestaba haciendo el desayuno a la mañana siguiente. Aún puedo recordarescucharlo acercándose detrás de mí, la forma en que contuve mi aliento ysólo esperé. Esperanzada.


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Supongo que como él era mucho mayor debería decir que él se aprovechóde mí o algo por el estilo, pero la verdad es que lo deseaba tanto que medolían hasta los dientes y el sexo fue maravilloso. Sé que la primera vez nose supone que sea genial, pero Roger tenía mucha experiencia.

Lo que no fue maravilloso fue despertarme después sola y escucharlo a él ya mamá hablando en el pasillo.

— ¿Acabas de hacer lo que creo que hiciste?

— Espera, ¿estás enojada? El otro día dijiste que yo podía decir que pensaba que estaba buena.

Mamá se rió. — Eres increíble.

— Oye, dijiste que querías lo mejor para ella. ¿Qué se supone que debía pensar?

— ¿La trataste bien?

— Absolutamente. Tú sabes cómo soy.

— Sí, un imbécil — dijo mamá, pero su voz era ligera, como siempre eracuando le hablaba a los tipos, y los escuché besándose. Él acababa de tenerrelaciones conmigo y luego iba y la besaba a ella. Él estaba bien con ello.Ella estaba bien con ello. La única que no estaba bien con ello era yo.

Después de que él se fue, le dije a ella que quería marcharme. Realmentecreo que le dije que teníamos que irnos. Ella me miró fijamente por un rato,

pero finalmente dijo:

— Está bien.

En el coche, en nuestro camino saliendo de la ciudad, ella dijo:

— Sabes, lo que pasó antes no es algo por lo que debas preocuparte. Noestoy enojada. Él es un tipo atractivo y es perfectamente natural que tú…

— Detente — dije, tan enojada que estaba temblando — . No digas… no

digas otra palabra. — Nunca le había hablado de esa manera. Después de


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eso, nunca le volví a hablar así. Pero esa vez lo hice, y ella escuchó. Nuncamás volvió a mencionarlo.

Me vestí y, en el último segundo, tiré mi traje de baño en mi bolso. Sólo

por si acaso, me dije a mí misma. No voy a necesitarlo, pero es bueno estar preparada. Cuando volví a bajar las escaleras, mamá estaba pintando lasuñas de sus pies y lucía perfectamente feliz, como si no acabara dedespacharme. Como si no supiera por qué me siento tan incómodadiscutiendo su ―vida amorosa‖. Yo agarro las llaves del coche y me dirijo ala puerta sintiéndome herida y enojada. Mayormente herida.

—Nena…

— ¿Qué? — Estoy tratando de sonar furiosa pero mi voz sale acuosa, débil.

Ella se levanta y camina hacia mí, andando sobre los talones para no dañarsus uñas de los pies. Eso me hace sonreír aunque no lo quiera. Ve misonrisa y me da una en respuesta, envuelve sus brazos a mí alrededor.

— Sabes que no puedo hacer esto sin ti, ¿cierto? — susurra.

Yo asiento, preguntándome si eso es cierto, pero por ahora, sólo contenta

por escuchárselo decir, y entonces descanso mi cabeza en su hombro. Soymás alta que ella, pero ella siempre será un millón de veces más grande delo que yo alguna vez podré llegar a ser.

En cuanto llego a la oficina de archivos públicos, puedo decir que ellosdefinitivamente tienen algo de la casa Donaldson, pero el hombretrabajando detrás del mostrador tiene el aspecto obsesivo de alguien querecuerda a cualquiera que le haya preguntado algo en algún momento. Eso

no servirá, así que me dirijo de vuelta al coche.Lo que estoy haciendo en este momento es lo que más me gusta de lo quehacemos. Realmente es la única cosa. Mamá ama escabullirse dentro de lacasa de alguien y hacer de dueña y señora de la casa, pero a mí me gustaaveriguar cuándo fue construida o de cuánto eran los impuestosinmobiliarios en 1922. Supongo que es porque nunca fui a la escuela.

Nunca nos quedamos por mucho tiempo en un mismo lugar, y las pocasveces que alguien ha preguntado, mamá sólo decía que ella me enseñaba en

casa.


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Y realmente, supongo, que es como si ella lo hiciera. Mamá dice que no mehe perdido de nada por no ir a la escuela, que sé cómo leer y escribir ysacar el porcentaje de una venta y me dice: ―Nena, eso es más de lo quesabe la mayoría de la gente. Algunos niños van a la escuela y salen sin

saber escribir su propio nombre. Tú puedes hacer eso y puedes diferenciarla plata ordinaria de la pura con sólo mirarla. Eso es educación.‖ Supongoque ella está en lo cierto, pero algunas veces me pregunto cómo habría sidohaber ido, tener que apurarse por los corredores de una clase a otra, tenertarea. Hacer exámenes.

Bueno, no la parte de los exámenes, aunque sí me pregunté por un tiempo por los SAT1 e incluso compré un libro de práctica y tomé uno de los

exámenes sólo para ver qué se sentía. No sentí mucho de nada, perosupongo que eso es porque sé que nunca haré algo como ir a la universidad.

Luego me dirijo hacia la biblioteca pero tiene muchas copias de los últimoséxitos en venta y poco de lo otro. Ahora tendré que intentar con lassociedades históricas. Firmo para usar una de las computadoras de la

biblioteca y cuando me voy, tengo el nombre y las direcciones de cincosociedades históricas para visitar, todas son locales. No puedo imaginar queel estado completo tenga suficientes cosas para llenar cinco lugares, perosupongo que a la gente de los alrededores le gusta su historia.

Mi primera parada es justo a las fueras de West Hill. Una placa en la puertadice que la Wearing Society está dirigida por voluntarios, así que me quedo

parada afuera por un minuto, preparándome para historias sobre nietos,gatos y cruceros. Pero cuando entro, la mujer trabajando en el escritorio devisitantes me corta al medio de mi cuidadosa divagación (es mejor sisuenas insegura… actuar como que sabes exactamente que lo que estás

buscando es memorable, especialmente si lo que estás preguntando resultarobado un poco más tarde) al decir: ―Sí, sí. Usted quiere la casa Donaldson.Tenemos algo en el cuarto de lectura‖.

Así que me dirijo a la sala de lectura.

1

SAT: En EEUU corresponde a las siglas de Scholastic‘s Aptitude Test. Una prueba de aptitudque se hace normalmente en el último año de preparatoria. Hay que aprobarla para entrar a lamayor parte de las universidades.


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Capítulo 8

Traducido por Pimienta


a sala de lectura es aproximadamente del tamaño de un armario, yla mujer que trabaja allí se tomó un descanso de su complicado

proyecto de tejido en punto para hurgar un rato en una caja antes deentregarme un pequeño folleto.

— Vamos a recibir estanterías el próximo mes — dice —. Donadas por el…

Puedo sintonizar salir y asentir cortésmente, con la esperanza de que lo queella me ha dado para leer sea digno de la historia (que parece ser acerca delos estanques de sal) que estoy pagando para escuchar.

Eso es.

No es un panfleto muy largo, alrededor de quince páginas, y el autor dedicatres páginas a hablar de cómo está relacionado con los Donaldsons a través

del matrimonio de hace cien años de un primo, y la forma en que comenzósu interés en la casa de los Donaldsons, ―dando un permiso amable paravisitar la finca‖. Aprieto los dientes (no me gusta lo aburrido y la basura)así que paso la página.

Tenía la esperanza de poder utilizar una descripción para crear un diseño de base, pero encuentro que hay fotos. Montones y montones de fotos,imágenes de lo que parecen ser todas las habitaciones de la casa. Inclusohay un plano con notas. Echo una ojeada para ver si hay alguna referencia a

L


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la seguridad. La hay, y tiene el autor incluso el nombre de la compañía quecreó el sistema actual. Mamá va a estar muy contenta.

Me obligo a esperar diez minutos más y después me levanto y recojo una

copia de algún libro que está a la venta. Le pregunto si puedo comprarlo, acontinuación, mantengo el folleto y añado:

— Y una copia de esto también, si tiene uno.

Puedo comprar el libro, la señora me dice que acaba de ser escrito por suhermano, pero el folleto Donaldsons no está a la venta.

— Podría hacer una copia, sin embargo — dice ella — . Pero tenemos que

cobrar diez centavos por página. — Bueno — digo, tratando de parecer pensativa y no muy feliz — , creo queestaría bien.

Salgo cuarenta y cinco minutos más tarde, 43.50 dólares más pobre (elestúpido libro costó $42) y la cabeza llena de historias sobre la familia de laseñora de la sala de lectura. Parece que su demandada fama era por

participar en alguna masacre india que tuvo lugar hace 300 años. Yo no

estaría orgullosa de eso, pero ella parece segura de estarlo.

En el coche, saco las páginas fotocopiadas del libro y las deslizo debajo delasiento. No puedo esperar para enseñárselo a mamá. Estará feliz. Salgo delestacionamiento y en la carretera tarareo en voz baja.

Cinco minutos después, me doy cuenta de que he conducido hacia la playa,a Heaven. No tiene sentido ir. Tengo todo lo que mamá y yo necesitamos.

No es necesario ir a la playa ahora, sobre todo, no para pasar el rato con

alguien. Giro el coche y regreso a casa.

Sigo conduciendo. Puedo cambiarme el traje de baño en el cuarto de bañodel vestíbulo en la posada en Heaven, mezclarme con los turistas que hanvenido a hacer el bobo y hablar de sus bronceados, y luego ir a la playa.Cuando llego me quedo afuera, en la acera, vacilante. Fue una estupidezvenir aquí, no va a ayudar a la razón por la que estamos aquí. Pienso quedebería irme.

— ¡Sydney!


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Allison está saludándome. Yo estoy allí parada durante un segundo, aún noestoy segura, a continuación, me vuelvo y me dirijo hacia la playa.

— ¡Estás aquí! — dice cuando la alcanzo — . Pensé que tal vez no vendrías.

— Quería estar aquí antes, pero ya sabes cómo es. — Porque estoy segura deque ella pasa mucho tiempo aburrida leyendo sobre casas antiguas

planeando lo que ella y su madre van a robar.

— ¿Padres? — dice haciendo una mueca.

Bueno, claro, ¿Por qué no?

— Sí. — O sea, es una especie de verdad.

— Bueno, siéntate. Larry Harrison acaba de hacer su aparición anual ynecesito ayuda para hacerle frente.

— ¿Por qué? ¿Está bueno?

Ella sonríe.

— Si te gustan los hombres de setenta años de edad que usan Speedos.

Me río y me siento a su lado.

— Suena ardiente.

— Creo que incluso el océano grita. Entonces, ¿qué está pasando con tus padres?

— ¿Qué? Ah, lo de siempre. Bla, bla, haz esto bla, bla haz eso.

— ¿Qué quieren que hagas?

— Ya sabes, cosas de padres y ese tipo. — No estoy acostumbrada a que lagente realmente esté interesada con lo que me pasa, y cambio rápidamentea un tema algo más seguro — . ¿Cómo van las cosas con ese tipo? Brad,¿verdad?

Ella me sonríe.


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— ¡Lo vi! Anoche fui a la cuidad con el ama de llaves y lo vi en la tienda decomestibles. Le pregunté si nos veríamos aquí hoy y me di cuenta de queiba a decir que sí, pero no lo hizo. ¿Sabes a lo que me refiero? A veces loschicos dicen algo, pero ya sabes que quieren decir otra cosa.

— Pensaba que mentían todo el tiempo.

Ella se ríe y me muevo un poco, incómoda con la conversación. Con lo queacabo de decir. Yo no hablo sobre lo que siento por los chicos, no hablosobre nada real con cualquier persona.

— De todos modos, James, puede ser sobreprotector y creo que podríahaberle dicho algo a Brad la última vez que lo vi. Es tan estúpido. Quiero

decir, no es como si me fuera a casar con él, ni nada. Yo sólo… un montónde gente de por aquí están… — Ella hace una mueca — . Es como si miraradesde arriba a todo el mundo. No me gusta eso. — Me sonríe — . Brad es tanadorable. Sólo tengo que encontrar la manera. ¡Ya sé! Bueno, ¿Qué piensasde esto? Me levanto mañana por la mañana y salgo a correr o algo así,acabo en la casa que su familia alquila en el mismo lugar cada año, por elgran estanque, ¿sabes de qué estoy hablando? Y entonces lo veo y…

— Para que resulte, la gente tendría que creer que tú realmente te ejercitas,Ally. — James aparece, está sonriendo hacia nosotras — . Hola de nuevo — me dice —, me alegro de que…

— ¿Le has dicho algo a Brad? — dice Allison, interrumpiéndolo.

— Yo no haría eso. — James suena molesto — . Sé que te gusta. Perorealmente, ¿cuánto lo conoces? Quiero decir, salimos de vez en cuando enverano, cuando éramos niños… es diferente ahora que somos mayores.

— Eso dices tú — dice Allison bruscamente, y luego da la vuelta sobre suestómago y cierra los ojos.

James suspira.

— Bien. — Él me mira, sonríe y extiende una mano — . ¿Quieres ir a dar un paseo y darle a Ally la oportunidad de que se le pase el mal humor en… bueno semiprivado?


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— No tengo ganas de dar un paseo. — Trato de sonar amable, pero sé queno lo hago. Él inclina un poco la cabeza hacia un lado.

— Quieres decir que no tienes ganas de pasear conmigo. ¿Es eso, verdad?

Su cara decae y deja caer su mano, luego se gira y se va hacia la playa.

Admito que él es ardiente y sabe cómo hacer eso de ―Oh me has heridotanto‖. Pero también veo que está mirando a las chicas que caminan y lessonríe como me estaba sonriendo a mí. Él podría dar lecciones junto amamá. La idea me hace reír de una manera extraña, como con la gargantaapretada, y miro a Allison, que aún está acostada boca abajo. Sus ojos estánabiertos, sin embargo ella me mira con el ceño un poco fruncido.

— ¿Qué? — le digo.

Se levanta sobre sus codos y mira a James que sigue caminando por la playa, y luego a mí.

—James es… él sabe que es James Donaldson, ¿sabes? Mi padre diceque…

Ella sigue hablando, pero no puedo oírla. Todo lo que oigo es una palabra.Donaldson.


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Capítulo 9

Traducido por ANDRE_G


amá está en casa cuando llego allí, otra vez está acostada en elsofá. Se sienta tan pronto me ve entrar, y antes de que yosiquiera llegue a abrir la boca puedo decir que ella sabe que he

encontrado algo, porque una inmensa sonrisa se expande por su rostro.

— Cuéntame, nena — dice ella — . Cuéntamelo todo.

Así que lo hago. Excepto que no le digo sobre la playa, sobre cómo estabaallí y me fui apurada, diciendo que tenía que marcharme e inventando unatonta excusa. No le digo con quién estaba. Sólo le digo sobre el panfleto.

— Es perfecto — dice después de que ha mirado la copia, tira sus brazos ami alrededor — . Lo has hecho bien hoy. Lo has hecho muy bien.

Yo me aparto y la miro. Sus ojos están brillando y puedo darme cuenta queya lo está planeando.

— Entonces, ¿qué sigue?

— Ya lo verás, nena — ella dice — . Mientras tanto, hoy tendremos quecelebrar. ¿Cómo suena una cena con langostas?

— Suena bien. ¿Para dónde vamos?

Resulta que no estamos yendo a ninguna parte porque aparentemente yo

voy a ir al supermercado a comprar las langostas.

M


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— Por ahora tenemos que mantener un bajo perfil, nena — dice mamá — .Tenemos que empezar a prepararnos. — Quiero preguntar si eso aplica parael barman, pero mamá está contenta y yo no quiero estropearlo.

El supermercado está repleto. No puedo encontrar un espacio en elestacionamiento y termino aparcando enfrente de alguna oficina del puebloal otro lado de la calle, tengo que retroceder y luego volver a meterme en elespacio porque las líneas para estacionar son muy estrechas. Cuando me

bajo del coche me doy cuenta que hay alguien parado al lado de mi parachoques trasero. Genial. Un sermón sobre conducción de parte de unmaniático anciano, o aún mejor, va a ser alguien que quiere que le firmeuna petición contra un semáforo o… espera un minuto. Reconocería ese

pelo en cualquier lugar. Es el tipo del otro día.

— ¿Qué estás haciendo parado al lado de mi coche?

— Hola para ti también — dice él. Su sonrisa es bonita, aunque de cerca puedo ver que sus dientes de abajo están un poco torcidos. Aunque dealguna manera, a él se le ven bien, igual que con el cabello. Yo no suelo

pensar que un chico es lindo, pero él realmente lo es. Lo cual me hacesentir extraña.

— Sí, lo que sea. Te repito, ¿qué estás haciendo parado al lado de mi coche?

Él apunta a una señal encima del espacio para estacionar. Dice SÓLOPARA EMPLEADOS.

— ¿Y entonces? Estoy bastante segura que aquí no hay ningún empleado,con el estacionamiento vacío y todo lo demás. — Empiezo a caminar haciael supermercado.

— No deberías dejar tu coche en este lugar.

— No creo que vaya a haber alguna pelea en el estacionamiento.

— Sólo estoy diciendo que si no mueves tu coche, podrían multarte.

— Gracias por la información.

— En serio — dice él, y me ha alcanzado, está parado a mi lado mientras yo

espero para cruzar la calle. Yo lo miro. Su cabello es realmente extraño. No


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es sólo el corte, sino también el color. Pensé que era café, pero ahora queestá justo a mi lado puedo ver que tiene partes en tono rubio oscuro y hastarojo. Creo que podría mirarlo todo el día y aún peor, quiero seguir hablandocon él. Esto tiene que parar.

— Está bien — digo yo — . Enserio, muchísimas gracias por decírmelo.Adiós.

— Eres nueva en el pueblo, ¿cierto?

Finalmente, no hay tráfico. Yo empiezo a cruzar la calle.

— Tomaré eso como un sí. ¿Estás aquí para pasar el verano?

— Tal vez.

— ¿Tal vez sí? ¿Tal vez no?

— ¿Qué eres, un policía?

No me contesta, y cuando lo miro, él me está sonriendo.

Mierda. Un policía.

— No pongas esa cara de espanto — dice él.

Muy bien, control de daños y tengo que deshacerme de él.

— No tengo cara de espanto.

— Sí la tienes.

— No, no la tengo. Y voy a ir mover mi coche, ¿de acuerdo?

— No tienes que hacer eso. En todo caso, nadie trabaja en esa oficinadespués de las tres.

— Entonces sólo me estás haciendo pasar un mal rato.

— No, sólo estaba resaltando una señal de tránsito.

— ¿Y ahora que estás haciendo, siguiéndome?

Él se ríe.


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— Vaya, también eres paranoica. Voy de camino hacia el supermercado yestaba tomando un atajo por el estacionamiento cuando te vi.

— Y me hablaste.

— Cierto. Aunque si te hace sentir mejor, también hablé con el Sr. Martin por el camino. Él estaba esperando que su hija lo recogiera. — Encaja queél sea un policía. Realmente lo hace.

— Genial. Adiós. — Finalmente, había llegado al maldito supermercado.Agarré una canasta y me moví hacia la parte de atrás, esperando que él nome siguiera.

El mostrador de mariscos está muy concurrido, pero el policía parece haberterminado de hablar conmigo. Eso es bueno. Realmente, lo es. Si él nofuera tan lindo. Espero mientras alguien compra bacalao y otra personacompra vieira y luego alguien se queja sobre el cangrejo. Yo no reviso losalrededores para ver si cierto Sr. Pelo Extraño está cerca de mí. Finalmente,cuando es mi turno ordeno las langostas y me dicen que tengo que esperarque las cocinen al vapor.

— Bien — digo, poniendo una sonrisa en mi rostro, y merodeo alrededor dela sección de pescado. Por lo menos a este paso para cuando yo hayaterminado, el policía ya se habrá ido. No puedo creerlo. Desearía que nuncahubiéramos venido a Heaven.

La señora del mostrador de comida de mar me llama y me entrega laslangostas, todas envueltas y listas para llevar. Hago la fila para pagar yagarro algunas revistas para mamá (a ella le gustan los regalos) y luego medirijo al coche.

El policía está allí, sentado encima de mi coche con tres bolsas delsupermercado a su alrededor.

— Bájate de mi… — No. No. Eso está mal. No puedo permitir que sepa queestoy enojada porque él es lindo. Y es un policía. Sé educada, ponte encamino. Mantén un bajo perfil — . ¿Hay alguna razón para que estés sentadoencima de mi coche? — Mejor. Amable. Educada.

— Compraste langostas, ¿eh?


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—Sí. Y realmente necesito… eh… llevarlas a casa. — Aunque ya estánmuertas. Y cocinadas. Tal vez él todavía no lo ha notado.

— Entonces, ¿vives cerca? — Creo que él lo ha notado.

— ¿Si digo que sí, te bajaras de mi coche?

— ¿Es eso un sí?

— ¿Tú qué crees?

Él me sonríe y se baja del coche. Eso fue más fácil de lo que pensé.

— Soy Greg. ¿Y tú?

— Yo me estoy yendo. — Desbloqueo la puerta del coche — . ¿Puedesmover tus bolsas?

— Claro. — Él levanta una — . En todo caso, como te estaba diciendo, soyGreg. Trabajo… — Él señala la estación de policía.

— Sí, creo que eso ya me lo imaginaba.

Él me sonríe y levanta las otras bolsas. — Entonces, ¿dónde cursaste la preparatoria?

Yo lo ignoro.

— Yo fui a North Stonington. Me gradué hace dos años y luego fui a laacademia de policía.

— ¿Justo después de la escuela? ¿Por qué? — pregunto porque no puedo

evitarlo. Sé que los policías tienen que volverse policías, pero siemprehabía pensado que lo hacían después de haber fallado vendiendo zapatos oalgo así.

— No lo sé. Supongo que es porque mi papá era un policía.

¡Viva! Una familia que hace cumplir la ley. Esto se pone cada vez mejor.Su padre probablemente es el sheriff o algo por el estilo.


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— ¿Así que me estás diciendo que tú y tu familia son policías y que yomejor, qué? ¿Cuido mis pasos? ¿Me mantengo por el buen camino?

— ¿Mantenerte por el buen camino? Nunca había escuchado a nadie decir

eso. Quiero decir, sólo en la televisión. En todo caso, supongo que podríasacarte un boletín informativo si eso es lo que quieres. Pero entonces notengo un nombre que poner.

— ¡Oye, que lástima!

— ¿No vas a decirme tu nombre?

— Estás en lo cierto — digo, y abro la puerta de mi coche — . Pero si hay

algo más que me quieras decir, sólo prosigue, continua hablando. Cuandoarranque el coche, seguiré escuchando, te lo prometo.

— ¿Qué quieres saber?

— Ah, ¿por dónde empezamos? ¿Tipo de sangre?¿Signo zodiacal?

Él me sostiene la puerta mientras yo me deslizo al interior del coche,haciéndome agitar por dentro, y deja caer una de sus bolsas. Yo escucho el

particular sonido del vidrio quebrándose. — Muy fluido — digo, y mi voz suena un poco agitada.

— Oye, por lo menos lo estoy intentando. Por cierto, AB y Géminis.

—Estaba bromeando. Ahora si no te importa…

— Muy bien — dice, y se aparta del coche — . Tú tienes que ser Cáncer. Porfavor nota que no estoy haciendo ningún chiste de cangrejos.

— Excepto que acabas de hacer uno, ¿cierto? — Yo cierro la puerta, yarranco el coche. Él toca la ventana. Yo lo ignoro.

Él vuelve a tocar. Pongo el carro en reversa.

— Nos vemos, Hortensia — dice.

Yo freno. Bajo la ventana.

— ¿Hortensia? — Dios mío, eso es peor que Helen.


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— Bueno, ya que no me dices tu nombre, tengo que llamarte de algúnmodo.

— ¿Y eso es lo mejor con lo que pudiste salir?

— Por ahora. Tal vez cuando te vuelva a ver…

Yo subo la ventana, y me empiezo a alejar. Puedo verlo por el espejoretrovisor. Él está levantando sus provisiones. No me di cuenta que sehabían caído tantas cosas de esa bolsa. Suspiro, freno el coche, y salgo.Recojo dos latas de habichuelas, un paquete de hamburguesas, y dos cajasde macarrones con queso, y luego se las llevó a él.

— Toma.É

stealing heaven - elizabeth scott

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