Pedro y Pablo, entre los apóstoles, son los mayores

Pedro era humilde. Pablo era importante.

Pedro era ignorante. Pablo era doctor.

Pedro era lleno de buena voluntad.

Pablo era lleno de sabiduría.

Pablo era noble.

Pedro era dócil. Pablo era indomable.

Pedro era tímido. Pablo era arriesgado.

Pedro era imprevisible. Pablo era decidido.

Pedro era pobre.

Físicamente los dos también eran diferentes.

Pero todas esas diferencias no pesaron en la balanza de Dios.

Todo eso son cosas que hasta hoy, a los ojos de

Dios, son nada.

Sabemos lo que aconteció con los dos.

La gracia los tocó e hizo que los dos se tornasen en columnas bases de las primeras

comunidades de los cristianos.

pero fueron los que más se

distinguieron

en hablar del amor del Padre

por toda la humanidad

en la persona de Cristo.

Ellos no son los únicos,

Pedro pasó a ser, de hecho piedra

y Pablo pasó a ser, de hecho, apóstol.

Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que fue sólo después de Pentecostés que

El Espíritu Santo los transformó y,

no obstante las diferencias,

los hizo ser iguales en el amor.

No sabemos las razones porque Dios hace de esta forma

Es Él que, a su modo,

Él aguarda el tiempo de actuar.

escoge,

llama

y envía.

Apasionarse significa que alguien desea tener

siempre delante de los ojos la figura de la persona

amada y sentir que,

cuanto más los ojos la contemplan más bella ella

se torna y más ardientemente desea

amarla.

Es en este sentido que Pedro y Pablo fueron dos apasionados por Cristo.

cree en Cristo y lo acepta como Aquel que vino para

confirmar en la FE a los justos y para salvar a los

pecadores.

Hoy también es así.

Dios hace acontecer cosas maravillosas y cosas que

sorprenden, cuando la persona,

sea quien fuere y por peor que haya sido,

Hace que la vida sea comunión, y gracia

de salvación.

Creer en Cristo,

da eficacia a la palabra;

Hace que la palabra sea vida;

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Misionero Redentorista

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