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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DEL ZULIA
FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS PROGRAMA MAESTRÍA DE MICROBIOLOGÍA
PARASITOSIS INTESTINALES Y MICROSPORIDIOSIS EN NIÑO S DESNUTRIDOS GRAVES DE LA UNIDAD DE RECUPERACION NUT RICIONAL DEL
HOSPITAL CHIQUINQUIRA DE MARACAIBO ESTADO ZULIA 200 9
Trabajo de grado para optar al título de Magíster Scientiarum en Microbiología
Autora: Lcda. Rian Nolsoida Grimaldos Olmos
Tutora: MgSc. Adriana Maldonado
Maracaibo, marzo 2013
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DEDICATORIA
A Dios Todopoderoso por estar conmigo en cada momento de mi vida,
amándome, guiándome y regalándome mucha fortaleza para nunca decaer.
A mis padres Ángela y Rigo que con su amor y esfuerzo me ayudaron a conseguir
esta gran meta. Los amo.
A mi esposo Ybrahim por compartir cada día a mi lado, regalándome su amor y su
apoyo incondicional. Te amo.
A mis hermanos Ángela, Alberto y Rigo por ayudarme siempre. Los adoro.
A mis sobrinos por ser parte de mi inspiración. Los amo
A mi Tía Maritza, por regalarme su amor de madre y siempre acompañarme.
A Ximena y Carlos por recibirme en su hogar, haciéndome sentir una más de la
familia, regalándome su cariño y ayuda.
A mis compañeras de estudio, gracias por ayudarme.
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AGRADECIMIENTOS A Dios Padre, por iluminarme y darme la fortaleza y sabiduría realizar este meta.
A LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA (LUZ), quien a través de la Facultad
Experimental de Ciencias, División de Estudios para Graduados me permitieron lograr
los estudios de Maestría en Microbiología.
A la Prof. Adriana Maldonado, mi tutora, quien me orientó con sus mejores aportes
académicos, gracias por su paciencia, apoyo, dedicación y colaboración en el desarrollo
de todo el proyecto.
A las Prof. Zulbey Rivero, Ellen Acurero, Angela Bracho, Marinella Calchi, Naileth
Arraiz, Carem Prieto y Ayari Avila, mil gracias por su apoyo incondicional.
A MgSc. Ivonne de Gandica, gracias por su orientación en la metodología del
trabajo.
Al MgSc. Luis Miranda por su colaboración para la realización de este proyecto.
Y a todos aquellos que de alguna u otra manera me apoyaron para realizar esta meta.
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ÍNDICE DE CONTENIDO
Págs .
FRONTISPICIO.......................................................................................................2
VEREDICTO ...........................................................................................................3
DEDICATORIA........................................................................................................4
AGRADECIMIENTO................................................................................................5
ÍNDICE GENERAL ..................................................................................................6
ÍNDICE DE TABLAS ...............................................................................................8
ÍNDICE DE FIGURAS .............................................................................................9
ÍNDICE DE ANEXOS ..............................................................................................10
RESUMEN ..............................................................................................................11
ABSTRACT ............................................................................................................12
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................13
CAPÍTULO I.- OBJETIVOS DE LA INVESTIGACI
1. Objetivo General .............................................................................................21
2. Objetivo Específicos .......................................................................................21
CAPÍTULO II.- METODOLOGÍA
1. Tipo de Investigación .....................................................................................23
2. Diseño de la Investigación .............................................................................23
3. Población de Estudio y Muestra......................................................................23
4. Métodos ..........................................................................................................24
• Evaluación nutricional................................................................................24
• Evaluación parasitológica..........................................................................25
5. Análisis Estadístico .........................................................................................28
CAPÍTULO III.- RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
7
1. Resultados......................................................................................................30
CAPÍTULO IV.- DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
1. Discusión ........................................................................................................37
CONCLUSIONES....................................................................................................43
RECOMENDACIONES ..........................................................................................44
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................45
ANEXOS .................................................................................................................50
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INDICE DE TABLAS
Págs .
Tabla 1. Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009 ....................30 Tabla 2. Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Eutróficos de la
Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.................................................................31 Tabla 3. Tipo de Parasitismo y Grupo Etario en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.................................................................32 Tabla 4. Prevalencia de Parasitismo por Sexo en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.................................................................32 Tabla 5. Prevalencia de Especies Parasitarias en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.................................................................34 Tabla 6. Prevalencia de microsporidios intestinales detectadas mediante PCR en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009. .....35
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INDICE DE FIGURAS
Págs .
Figura 1. Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009 ....................35 Figura 2. Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Eutróficos de la
Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.................................................................35
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ÍNDICE DE ANEXOS
Págs .
Anexo 1. Examen microscópico con solución salina fisiológica y coloración temporal de lugol ....................................................................................51 Anexo 2. Coloración de Kinyoun ...........................................................................53 Anexo 3. Concentrado de Ritchie..........................................................................................55
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Grimaldos, Rian “PARASITOSIS INTESTINALES Y MICROSPORIDIOSIS EN NIÑ OS DESNUTRIDOS GRAVES DE LA UNIDAD DE RECUPERACION NUT RICIONAL DEL HOSPIT AL CHIQUINQUIRA DE MARACAIBO ESTADO ZULIA 20 09” . Trabajo de Grado para optar al grado de Magíster Scientiarum en Microbiología. División de Estudios para Graduados. Maestría en Microbiología. Facultad Experimental de Ciencias. Universidad del Zulia. Maracaibo 2013. 56 pp.
RESUMEN
La desnutrición generalmente es una enfermedad resultante de múltiples carencias nutricionales por lo que es frecuente encontrar diversas alteraciones en la respuesta inmune. La Microsporidiosis intestinal es la infección del tracto digestivo alto, ocasionada por las especies de microsporidios, que en individuos inmunocomprometidos produce cuadros de diarrea prolongada y mala absorción. Para comparar la prevalencia de enteroparásitos en niños con desnutrición severa de la Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia, con niños eutróficos que asisten a la consulta de niños sanos del mismo hospital; se realizó un examen coproparasitológico a 50 niños desnutridos graves y 50 niños eutróficos, mediante examen directo; técnica de concentración (Ritchie), coloración de Ziehl Neelsen y la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para la identificación de Encephalitozoon intestinalis y Enterocytozoon bieneusi. Entre los protozoarios, Cryptosporidium sp. y Enterocytozoon bieneusi ocuparon el primer lugar con un 14% para ambos parásitos, en los desnutridos graves, y Giardia lamblia en los eutróficos con un 20%. De los helmintos identificados, Trichuris trichiura fue el más prevalente en los niños desnutridos severos, mientras que Ascaris lumbricoides con un 8% lo fue para los niños eutróficos. No se encontró diferencia estadísticamente significativa entre la prevalencia de parásitos en general con la edad, el sexo o la desnutrición, ni entre poliparasitismo versus monoparasitismo. La relación entre la desnutrición y las parasitosis intestinales es difícil de esclarecer, al ser la desnutrición una condición multifactorial, ya que depende de la especie parasitaria presente, la intensidad de la parasitosis, las características inmunológicas y genéticas del hospedero, del medio socioeconómico en el que se desenvuelva el individuo, entre otros factores. Palabras clave : Parasitosis, Microsporidiosis, Enterocytozoon bieneusi, Encephalitozoon intestinales, PCR Correo electrónico: [email protected]
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Grimaldos, Rian "Intestinal parasites and microsporidiosis in malno urished children SERIOUS RECOVERY UNIT TO NUTRITION HOSPIT Maracaibo Zulia CHIQUINQUIRA OF 2009" . Trabajo de Grado para optar al grado de Magíster Scientiarum en Microbiología. División de Estudios para Graduados. Maestría en Microbiología. Facultad Experimental de Ciencias. Universidad del Zulia. Maracaibo 2013. 56 pp.
ABSTRACT
Malnutrition is a condition usually resulting multiple nutritional deficiencies so it is common to find various alterations in the immune response. The intestinal Microsporidiosis the upper digestive tract infection, caused by microsporidia species that occurs in immunocompromised individuals prolonged cases of diarrhea and malabsorption. To compare the prevalence of intestinal parasites in children with severe malnutrition Nutritional Recovery Unit Chiquinquirá Hospital of Maracaibo, Zulia State, with eutrophic children attending the consultation of healthy children of the same hospital Stool examination was performed on 50 children malnourished severe weight children and 50 by direct examination; concentration technique (Ritchie) and Ziehl Neelsen technique polimerase reaction (PCR) to identify Encephalitozoon intestinalis and Enterocytozoon bieneusi. Among the protozoa, Cryptosporidium sp. and Enterocytozoon bieneusi ranked first with 14% for both parasites, in severely malnourished, and Giardia lamblia in eutrophic with 20%. Of the identified helminths, Trichuris trichiura was the most prevalent in severely malnourished children, while Ascaris lumbricoides with 8% it was for eutrophic children. No statistically significant difference was found between the overall parasite prevalence with age, sex or malnutrition, or between poliparasitism versus Monoparasitism. The relationship between malnutrition and intestinal parasites is difficult to clarify, being a condition multifactorial malnutrition, since it depends on the parasite species present, the intensity of the parasitic, immunological and genetic characteristics of the host, the socio-economic environment in the to unfold the individual, and other factors. Keywords: Parasitosis, Microsporidiosis, Enterocytozoon bieneusi, Encephalitozoon intestinal, PCR E-mail: [email protected]
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INTRODUCCIÓN
En el hombre se pueden presentar un gran número de enfermedades, dentro de
las cuales se incluyen las de tipo parasitaria, siendo de gran importancia en todo el
mundo (Weiss y col. 1998). La parasitosis intestinal es causada por protozoarios o
helmintos y representa un problema de salud pública, especialmente en países en vías
de desarrollo que mantienen endemias altas debido a que carecen de servicios de agua
y desagüe, faltas de medidas de control y prevención adecuadas. Estas infecciones son
generalmente subestimadas por ser asintomáticas, pero representan un factor de
morbilidad importante cuando se asocian a la desnutrición, donde los principales
mecanismos en la transmisión son la ingesta de agua contaminada por una mala
higiene doméstica y la contaminación fecal del ambiente por deficiente disposición de
basura y excretas de humanos y animales. La alta incidencia de infecciones parasitarias
y parasitosis mixta, afecta el estado de salud sobretodo de niños, quienes son
físicamente e intelectualmente comprometidos por la desnutrición, anemia y mala
absorción (Jacinto y col. 2012).
Por otro lado, la desnutrición generalmente es una enfermedad resultante de
múltiples carencias nutricionales o derivado de una subutilización de los mismos, que a
su vez provoca diversas alteraciones en la respuesta inmune, incluyendo tanto los
mecanismos específicos como los inespecíficos, haciendo que el paciente desnutrido
sea susceptible a infecciones bacterianas y por parásitos oportunistas como son los
coccidios y los microsporidios Enterocytozoon bieneusi y Encephalitozoon
intestinalis (Weiss y col. 1998).
Los microsporidios son un grupo de microorganismos, tradicionalmente conflictivos
en cuanto a su clasificación, y que sólo muy recientemente han sido relacionados con
los hongos, clasificados antes dentro de los protozoos, ellos se consideran ahora
hongos degenerados en función de las secuencias α y β-tubulina y los árboles de
secuencia para el chaperon molecular hsp70. Evidencias adicionales de la naturaleza
fúngica de los microsporidios son las esporas con pared de quitina, ausencia de aparato
de Golgi y un mecanismo mitótico indistinguible del que tienen los ascomicetos fúngicos
(Murray y col. 2009).
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El análisis del genoma completo de los microsporidios revela múltiples loci
conservados entre los microsporidios y cigomicetos. Estos resultados apoyan la
hipótesis de que los microsporidios no sólo son hongos verdaderos, sino que, además,
podrían tener reproducción sexual porque posee una estructura de genes muy similar a
la que poseen los cigomicetos como Mucor para llevar a cabo la reproducción sexual.
Estos descubrimientos sitúan a los microsporidios en una posición evolutiva muy
cercana a los cigomicetos y abren grandes expectativas de que un conocimiento más
profundo de su ciclo de vida pueda permitir combatir eficazmente las enfermedades que
producen (Lee y col. 2008).
La microsporidiosis, es la infección producida por diversos géneros del phylum
Microspora, que afecta a un amplio rango de invertebrados y gran cantidad de
vertebrados. Las esporas de Microsporidios miden alrededor de cinco micras, con
extremos de 1 a 12 micras. Presentan una pared divisiva de dos láminas (exo y
endospora) que contienen un germen ameboide, el esporoplasma que es la forma
infectante del parásito. El esporoplasma está constituido por el citoplasma y el núcleo
único o a veces doble (diplokarion), y un complejo aparato de extrusión formado por el
filamento polar tubular, el cual se enrolla sí mismo, dándole un soporte a la espora.
Cuando las esporas son ingeridas por el hospedador, el filamento polar sale al
exterior por la extremidad anterior, donde la endospora es más delgada, luego se estira
y desenrolla en busca de la célula huésped, a la cual penetra. Conseguido este objetivo
el esporoplasma se aprieta y avanza a través del filamento polar tubular, quedando
inoculado en el citoplasma de la célula escogida.
Estos parásitos tienen una gran capacidad de multiplicarse e invadir células del
hospedero. Tienen tres tipos de división: binaria (merogonia), múltiples (esquizogonia) y
con producción de esporos (esporogonia). Todas estas formas de reproducción
suceden en el mismo hospedero. La intracelular, en una vacuola parasitófora, que se
agranda y se revienta para dar salida a los esporos que a través de un filamento polar alcanzan
nuevas células, a las que inyectan material endoplástico para ser infectadas. Muchos esporos
salen del interior con las materias fecales, orina u otras secreciones e infectan nuevos
hospederos por vía oral. Esta infección puede provenir del hombre o de animales (Atías, 2005).
La infección por Microsporidios en humanos, se adquiere por contaminación oral con lo
esporos a partir de personas infectadas y posiblemente de animales. Existe la posibilidad de
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que el organismo humano mantenga estos parásitos como comensales inocuos y se diseminen
con producción de patología, cuando encuentra condiciones apropiadas, principalmente la
inmunosupresión. Tanto en animales como en el hombre las manifestaciones de la
microsporidiosis son variadas. (Cali y col. 1993)
También se descubrió que estos parásitos causan enfermedades en pacientes
inmunocomprometidos e inmonocompetentes y desde entonces a las especies
Enterocytozoon bieneusi y Encephalitozoon intestinalis se les atribuye la diarrea
crónica, malabsorción y severa pérdida de peso que sufre un elevado porcentaje de
estos pacientes. Estos parásitos son asociados también con la desnutrición (Cegielski y
col.1999).
En cuanto a la infección por Enterocytozoon bieneusi, comienza en el intestino delgado
especialmente en los enterocitos y los parásitos se localizan en el área supranuclear del
citoplasma apical. Las vellosidades pueden aparecer normales hasta llegar a la severa
degeneración epitelial. Encephalitozoon intestinales constituye el otro microsporidios que con
gran frecuencia se encuentra en las heces de pacientes con cuadros clínicos diarreicos,
teniendo también gran capacidad de diseminarse visceralmente causando hepatitis,
coleocistitis, pancreatitis, nefritis, trastornos traqueobronquiales, encefalitis, rinosinusitis (Weber
y col. 1994).
En el año 2000 se reportaron 38 millones de niños desnutridos menores de 5 años
en África, 108 millones en Asia y 3.4 millones en América Latina. Según el Anuario de
estadísticas del estado Zulia en el año 1999 se reportaron 5668 casos de desnutrición
en menores de 15 años (División Regional de Epidemiología, 1999). También en el
Estado Zulia se registraron para el año 2003, 46.397 casos de diarrea infantil por
parasitosis intestinales en menores de 1 año, 54.483 en niños entre 1 y 4 años y 45.637
en niños a partir de 5 años de edad, estos datos obtenidos reflejan las condiciones
higiénicas – sanitarias deficientes, del grupo familiar. (División Regional de
Epidemiología, 2003).
La desnutrición grave en el niño, es una emergencia médica que requiere la
instauración rápida de un tratamiento específico que prevenga la aparición de
complicaciones y frene el proceso catabólico presente. Las consecuencias incluyen las
alteraciones cognitivas, una menor masa muscular y disminución de la capacidad física
en la etapa adulta, las cuales pueden ser explicadas por la carencia de múltiples
macronutrientes y micronutrientes como la deficiencia de hierro, que retrasará el
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desarrollo mental y la maduración del infante, causando además déficit de vitamina A,
que da lugar a una disminución de la capacidad inmunológica y deterioro del recambio
epitelial. Este tipo de desnutrición está muy ligada a la pobreza, y es un indicador
socioeconómico. (Ashworth y col. 2004)
Los niños desnutridos, especialmente los que se encuentran en las categorías de
desnutrición grave padecen de muchas complicaciones, tales como son infecciones
respiratorias, sistémicas (que pueden cursan sin reacción febril), lesiones oculares,
gastroenteritis, diarrea y malabsorción. El tratamiento para estos niños, debe adaptarse
a las modificaciones fisiológicas y metabólicas, para reducir el riesgo de complicaciones
y disminuir la tasa de mortalidad (Cegielski et al. 1999).
En relación a lo anterior, en búsqueda de prevalencia de parasitosis intestinales y
microsporidiosis, diversos investigadores a nivel internacional y nacional, han realizado
varios estudios.
Con respecto, a la investigaciones realizadas a nivel mundial tenemos Zonta y col.
en Argentina 2011, realizaron un estudio antropométrico transversal y parasitológico
mediante la técnica de sedimentación Ritchie, en niños de ambos sexos, entre 6 a 11
años de escuelas públicas, obteniéndose como resultado, que el estado nutricional
indicó mayor desnutrición crónica, también observándose un alto porcentaje de
parasitismo (86%). Jiménez y col. para el mismo año en Perú, investigaron en 205
niños, la prevalencia e infección por enteroparásitos, así como determinar el estado
nutricional de una población escolar infantil, entre 6 a 12 años. Las muestras fueron
analizadas utilizando la técnica de sedimentación espontánea (TSET) y el método de
Graham. Presentaron una prevalencia de enteroparásitos del 61.50%.
Sinan y col. 2011, investigaron el porcentaje de parásitos intestinales y
microsporidios en niños de Malatya, Turquía. En total, 1.181 muestras de heces en
niños. Microsporidios se encontró en 7,8% de las muestras determinado por el método
tricrómico modificado, y también se detectaron parásitos intestinales en un 27,8%.
Para el año 2010 en Colombia, Lozano y col., ellos establecieron la frecuencia de
parasitismo intestinal y malnutrición en una población de 392 niños con edades entre 3
y 5 años, en tres barrios subnormales de la ciudad de Santa Marta. Para evaluar la
condición nutricional de los niños, se midieron los índices antropométricos peso y talla
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para la edad. La identificación de los parásitos se realizó mediante análisis
coproparasitológico directo en solución salina al 0,9% y lugol al 1%. Para determinar la
intensidad de la infección por geohelmintos se utilizó el método de recuento de huevos
en placa microscópica. La frecuencia de parásitos intestinales fue del 55,1%. La
malnutrición crónica se observó 30,1% de los niños.
En cuanto, a Mor y col. en el año 2009, demostraron que Enterocytozoon
bieneusi se asocia con menores tasas del aumento de peso en los niños en Uganda
con diarrea persistente. Un total de 243 niños, comprendidos de 0 a 5 años de edad,
evaluándose los índices antropométricos, se recolectaron de cada niño una muestra de
heces, que fue procesada para determinar microsporidios por la técnica de reacción en
cadena de la polimerasa (PCR), mientras que, para determinar Cryptosporidium spp.
se utilizó microscopía electrónica. Obtuvieron resultados para Enterocytozoon
bieneusi del 30,3 %, y de Cryptosporidium spp. el 80,9%.
En Etiopía para el año 2009, Worku y col. realizaron un estudio transversal, se
llevó a cabo en 322 niños en edad escolar, de 6 a 14 años, que asisten a escuelas
primarias privadas y el gobierno. El estado nutricional de estos niños se determinó
mediante parámetros antropométricos (peso para la edad, talla para la edad y peso
para la talla). La prevalencia de parasitosis intestinal encontrada fue de 55,6 %,
realizada por la técnica de formol-éter.
Con respecto, a Tumwine y col. utilizaron las herramientas genéticas para
determinar la prevalencia de Enterocytozoon bieneusi y su contribución a la diarrea y
la malnutrición en niños hospitalizados de Uganda. En este estudio se tomaron en
cuenta 1779 niños, y se agruparon por edad y sexo, se realizaron las mediciones
antropométricas y la evaluación clínica, se recolectaron muestras de heces por cada
niño y se analizaron por el método de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Ellos
obtuvieron una prevalencia de Enterocytozoon bieneusi del 17,4% de niños
parasitados.
Por otra parte, en nuestro país, Acuña y col. en el 2011 estudiaron la presencia de
hipocromía y diagnóstico de talla, en niños y adolescentes con parásitos intestinales,
del estado Carabobo. Se examinaron 395 niños, entre lactantes, preescolares,
escolares y adolescentes, que asistieron a tres ambulatorios rurales, entre edades
18
comprendidas de 1-18 años. Se les realizó evaluación hematológica, parasitológica y
socioeconómica. La evaluación copro – parasitaria se realizó en una sola muestra de
heces, para cada niño, mediante los métodos directo y Kato – Katz, también se les
realizó a cada uno los parámetros antropométricos. La prevalencia de parásitos que
encontraron en esta población fue de 77, 2 %.
En el año 2010 Suárez y col. en el estado Lara, investigaron las parasitosis
intestinales en preescolares y escolares inmunodeficientes secundarios, con síntomas
gastrointestinales, en donde se evaluaron 50 niños, examinando de cada uno, entre una
y tres muestras de heces, por medio de los métodos directo, concentrado, hematoxilina
férrica, Ziehl-Neelsen modificado, Quenzel, Graham y Baerman. Se encontró 68 % de
parasitosis intestinales, en las muestras examinadas.
Solano y col. 2008, ellos estudiaron la influencia de las parasitosis intestinales
sobre el estado nutricional antropométricos de niños en el estado Carabobo , en 257
niños y niñas entre 2-18 años de edad, estas muestras de heces fueron sometidas a
examen al fresco y Kato. Se determinó el estado nutricional antropométrico utilizando
combinación de indicadores (dimensión corporal, composición corporal) e indicadores
mixtos .Se encontró 49,6% de niños parasitados. Así mismo, en Carabobo, Barón y col
en el 2007, diseñaron esta investigación para evaluar el estado nutricional del hierro y
establecer su asociación con edad, género y parasitosis intestinal en 264 niños, en
edades comprendidas de 3-14 años. El estado de hierro se determinó por
concentraciones de ferritina sérica (ELISA) y la infestación parasitaria por método
directo y Kato Katz. La prevalencia de parasitosis intestinal fue de 58,4%.
Figuera y col. 2006, realizaron una evaluación parasitológica, nutricional y
hematológica en 103 niños de ambos sexos, entre 4-12 años, en el estado Sucre. Las
muestras de heces se analizaron mediante un examen al fresco, Willis - Malloy y Kato-
Katz cuantitativo. El estado nutricional se determinó utilizando la combinación de los
índices antropométricos. Los parámetros hematológicos fueron evaluados por los
métodos clásicos. La prevalencia de helmintos intestinales fue de 82,5%.
Con base a lo señalado anteriormente, es importante determinar la
prevalencia de los parásitos intestinales en niños desnutridos graves, ya que al
ser una población con características especiales en función de las posibles
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alteraciones en su sistema inmunológico, las enfermedades parasitarias
probablemente cursan de manera diferente a como lo harían en los niños
inmunocompetentes.
Los resultados serían un gran aporte para el manejo de las entidades parasitarias
en los niños desnutridos graves, lo cual redundaría en un mejor manejo de estos
pacientes, con probables repercusiones en la disminución de la morbi-mortalidad debida
a infecciones intestinales, sobre todo si se considera que existen pocos estudios al
respecto en la región.
Considerando lo antes expuesto, se llevó a cabo un estudio de la prevalencia de
parasitosis intestinales y microsporidiosis en niños con desnutrición severa, recluidos en
la Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, ubicado
en el Municipio Maracaibo del Estado Zulia, efectuando una comparación con niños
eutróficos que asistieron a la consulta de niños sanos del mismo hospital.
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CAPÍTULO I
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
1. Objetivo General
• Establecer la prevalencia de parasitosis intestinales y microsporidiosis en niños
desnutridos graves.
2. Objetivos Específicos
• Detectar la presencia de especies de parásitos intestinales en muestras de
heces a través del examen directo y concentrado de Ritchie.
• Determinar la presencia de coccidios intestinales a través de la técnica de
Kinyoun.
• Identificar las especies de microsporidios intestinales mediante el análisis de
técnicas como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
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CAPÍTULO II
METODOLOGÍA
1. Tipo de Investigación
De acuerdo con los propósitos que persigue este estudio, es de tipo Descriptivo,
Prospectivo, y Transversal, ya que como su nombre lo indica comprende la descripción,
registro, análisis e interpretación del fenómeno que se está estudiando. La investigación
descriptiva trabaja sobre realidades del hecho y su característica fundamental es
presentar una interpretación correcta (Cerda, 1995).
2. Diseño de la Investigación
El diseño de la investigación es no experimental, ya que se ha realizado sin
manipulación deliberada de la variable. Lo que se hace en la investigación no
experimental es observar el fenómeno tal como se da en el contexto natural, para
después analizarlo. De hecho, no hay condiciones o estímulos a los cuales se
expongan los sujetos del estudio.
En la investigación no experimental las variables independientes ya han ocurrido y
no pueden ser manipuladas, el investigador no tiene control directo sobre dichas
variables, no puede influir sobre ellas porque ya sucedieron al igual que sus efectos.
(Evans y Albornoz, 1994).
3. Población de Estudio y Muestra
La población en estudio estuvo conformada por los niños hospitalizados en la
Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá, de la ciudad de
Maracaibo, de donde se seleccionaron los desnutridos graves, representando el grupo
experimental (siendo este el que se le realiza una variable a la vez) así como aquellos
que asisten a la Consulta de Niños Sanos del mismo hospital, de los cuales se
escogieron los eutróficos, que son el grupo control que se define como parte vital del
experimento científico, controlado para evitar que las apariencias lleven a conclusiones
24
erróneas. La muestra se calculó mediante la fórmula Z2PQN/E2(N-1)+Z2QP que se
emplea para poblaciones finitas en estudios cualitativos, eligiéndose los individuos en
forma aleatoria (García y col, 1999). De esta manera, quedó constituida por un grupo de
50 niños desnutridos graves (muestra) y otro de 50 niños eutróficos, todos
pertenecientes al estrato socioeconómico IV y V según el método de Graffar modificado
para Venezuela. El tiempo de recolección y procesamiento de las muestras fue de un
año (Méndez, 1994).
Los individuos seleccionados para el estudio, debían no haber recibido
medicamento desparasitante durante al menos el mes anterior a la recolección de la
muestra. Los criterios para la selección de la muestra fueron los siguientes: se
incluyeron según la edad en lactantes menores (0-11 meses), lactantes mayores (12-23
meses), preescolares (2-6 años), y escolares (7 a 12 años), según el sexo en femenino
y masculino, por último según el estado nutricional en niños desnutridos graves,
seleccionados por las medidas antropométricas y niños eutróficos que asistían a la
consulta de niños sanos de la misma institución. Los criterios de exclusión empleados
en este estudio fue, que no ingresaron aquellos niños con patología infecto – contagiosa
o parasitaria durante al menos un mes anterior a la toma de la muestra. (Ortiz y col.
2012).
4. Métodos
Se solicitó la autorización del representante de cada niño para realizar la
valoración del estado nutricional, así mismo, se dieron las instrucciones para la
obtención de las heces y se hizo entrega de un envase recolector desechable por cada
individuo. A cada niño se le practicó lo siguiente:
• Evaluación nutricional
La valoración nutricional fue realizada por el personal médico de la Unidad de
Recuperación Nutricional y de la consulta de niños sanos del Hospital Chiquinquirá de
la ciudad de Maracaibo. Para ello se utilizó la evaluación clínica y la evaluación
antropométrica, basándose en los indicadores de peso-edad, talla-edad, peso-talla,
perímetro braquial y pliegue tricipital (Lagrutta y col.1990), de acuerdo a la Fundación
de Centros de Estudios sobre el Crecimiento y Desarrollo de la población Venezolana
(Méndez, 1994), interpretando los valores mediante el parámetro Z-Score, método
25
recomendado por la OMS para estimar la proporción de niños y niñas que podrían ser
considerados en riesgo (CDC, 2000).
• Evaluación parasitológica
Una vez emitidas las muestras fecales, fueron trasladadas al laboratorio de
Parasitología de la Escuela de Bioanálisis de la Universidad del Zulia, donde se
procesaron el mismo día de su recolección. Se les practicó:
1. Análisis parasitológico
Se recolectó una muestra fecal por cada niño, el cual se le realizó, el
examen macroscópico, donde se determinaron las características fisicoquímicas
de las heces como: Color, consistencia, presencia de moco, sangre, pus, restos
alimenticios (heces lientéricas o heterogéneas) y presencia de parásitos
adultos. Posteriormente, se realizó el examen microscópico con solución
salina y lugol, para identificar las diferentes formas evolutivas parasitarias, tanto de
protozoos como helmintos. Las muestras de heces se sometieron al método de
concentración de formol–éter (Ritchie) para recuperar estructuras parasitarias
(Melvin y Brooke, 1971). Así mismo, se realizó la coloración de Ziehl Neelsen
a las muestras fecales, destinada a la investigación de coccidios intestinales.
Una porción de la muestra fecal fue congelada para posterior análisis de PCR
(Botero y Restrepo, 2005).
2. Análisis de Biología Molecular
A las 100 muestras de heces congeladas se le realizó la extracción,
purificación y amplificación del ADN luego se visualizaron los productos de
amplificación, para detectar a Enterocytozoon bieneusi y Enterocytozoon
intestinalis.
• Extracción y purificación del ADN genómico
La extracción del ADN genómico de Enterocytozoon bieneusi y Enterocytozoon
intestinalis a partir de muestras de heces, se llevó a cabo a través de un
procedimiento estandarizado en el laboratorio que incorporó algunos pasos de
protocolos de lisis enzimática, choques térmicos y mecánicos, descritos
previamente (Núñez y col. 2001). Se transfirió aproximadamente 0,5 a 0,7 gramos de
26
heces a un tubo eppendorf de 2 ml, se resuspendió en 1 ml de buffer fosfato salino
(PBS: 0,1M Na2HPO4, 0,1M NaH2PO4, pH 7,5) y se filtró a través de gasa estéril. El
homogenizado fue centrifugado a 10.000 rpm y el sedimento resultante fue lavado 3
veces con 1,5 de buffer PBS para eliminar contaminantes solubles .El sedimento
resultante se lavó con 1ml de NaCl 0,15M tres veces o hasta que el sobrenadante
quedó claro.
El sedimento se resuspendió en 600 µl de buffer lisis (Tris-Cl 100mM pH 8, 25 mM
EDTA, 0,25 % SDS) y se sometió a 5 ciclos de congelación-descongelación incubando
el tubo en hielo seco-etanol por 5 min. Y descongelado a 37 °C por tres minutos.
Después del último tratamiento, se agregó 10 µl de proteinasa K de 20mg/ml. Y se
incubó a 55°C durante toda la noche.
Se agregó 60 µl de CTAB-NaCl (0,7M NaCl, 1% CTAB) y se incubó a 65°C por
1hora. Se hizo una extracción con 500 µl de cloroformo, luego de fenol-cloroformo y
cloroformo. Se recuperó la fase acuosa en otro tubo eppendorf y el ADN se precipitó
con 600 µl de isopropanol incubándolo a temperatura ambiente por 45 minutos y luego
centrifugando por 30 minutos a 14.000 rpm. El sedimento se resuspendió en 50µl de
buffer TE. Se utilizó 10, 5 µl de la muestra para ensayos de amplificación.
• Amplificación de ADN
Las regiones SSU-ARNr (subunidad pequeña del ARN ribosómico) de los
microsporidios se amplificaron utilizando cebadores específicos para Encephalitozoon
intestinalis, SINTF 5'TTTCGAGTGTAAAGGAGTCGA3', cuya posición en la secuencia
es de 362 a 382 y SINTR 5'CCGTCCTGCTTCTCCTGCCCG3', posición 861 a 881, que
amplifican un producto de 520 pb; y para Enterocytozoon bieneusi, EBIEF1
5'GAAACTTGTCC ACTCCTTACG3', cuya posición en la secuencia es 295 a 315 y
EBIER1 5'CCATGCACCACTCCTGCCATT3', posición 881-901, con un producto de
amplificación de 607 pb.
Así mismo, se montaron los respectivos controles negativos (10 µl de agua
destilada) y controles positivo, de acuerdo a las especie de microsporidios
investigados (10 µl de ADN templado de Encephalitozoon intestinalis o
Enterocytozoon bieneusi). Para la amplificación se utilizó GoTaq Flexi DNA
Polimerasa (Promega). Se cambiaron los cebadores y las condiciones de PCR
27
necesarias para que la amplificación se produjera en cada caso. Los controles
positivos fueron donados por el Laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de
Medicina.
La mezcla de reacción para cada muestra, se realizó de la siguiente manera:
23 µl de H20………………………………….x4……………………………..94µl
10 µl de buffer………………………………..x4……………………………..40µl
3 µl MgCl2……………………………………..x4……………………………..12µl
1 lµl de dntp……………………………..........x4……………………………....4µl
1 µl de primer 1…………………………….....x4………………………………4µl
1 µl de primer 2…………………………….....x4………………......................4µl
0.5 µl Taq DNAP……………………………...x4……………………………....2µl
10,5 µl de ADN extraído (heces)……………x4………………………..……40µl
En todos los tubos el volumen final para la reacción fue de 50 µl, 39,5 µl de la
mezcla de reacción y 10,5 µl de la muestra de ADN extraído.
Las reacciones se llevaron a cabo en el termociclador (PTC-100 Peltier Thermal
Cicler), se colocaron los tubos completamente identificados. Los ciclos de PCR se
realizaron según el protocolo determinado para cada par de cebadores, para lo cual, se
debió realizar una estandarización previa.
Para los oligonucleótidos SINT5/3, específicos de Encephalitozoon intestinalis,
se le realizó en dos oportunidades continuas, el paso de la desnaturalización de 5
minutos a 94 °C y 35 ciclos de amplificación , lue go 30 segundos a 45°C (alineamiento
de los oligonucleótidos) y 30 segundos a 72°C (poli merización). Para finalizar la
amplificación, 5 minutos a 72°C.
Por otro lado, para los oligonucleótidos EBIE5/3 de Enterocytozoon bieneusi,
igualmente se le realizó 35 ciclos de 5 minutos a 94°C de desnaturalización, después
30 segundos a 94 °C del mismo proceso, seguido de 3 0 segundos a 55°C (alineamiento
de los oligonucleótidos) y para concluir 90 segundos a 72°C, última etapa llamada
polimerización.
28
• Electroforesis de los productos de ADN
Los productos de PCR se separaron en geles de agarosa, con cámaras
horizontales (BIORAD). La concentración de agarosa utilizada fue de 2%. Como buffer
de corrida se utilizó TBE (Tris-Borato 89mM, EDTA 2mM pH8). La corrida se llevó a
cabo a 90v/cm por 40 minutos. Los geles fueron teñidos como bromuro de etidio,
visualizados en un trasiluminador ultravioleta y fotografiados con sistema de
fotodocumentación DigiDoc UVP. Se incluyó marcador de peso molecular de 1000 pb
DNA Ladder de PROMEGA.
5. Análisis Estadísticos
El análisis de los datos se efectuó a través de la estadística descriptiva empleando
valores absolutos y porcentajes, para lo cual se elaboraron tablas de los resultados
obtenidos, representando las principales variables en estudio, tales como parasitosis y
sexo, parasitosis y edad, monoparasitismo y poliparasitismo, entre otras. Se empleó el
Chi cuadrado de Pearson (X²) con un nivel de confiabilidad del 95% (p< 0.05) para
detectar las diferencias estadísticamente significativas entre las variables estudiadas,
aplicando el método de corrección de Yates en los casos que así lo ameritaron. Se
utilizó para el análisis el paquete estadístico SPSS versión 17 para Windows.
30
CAPÍTULO III
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
1. Resultados
De acuerdo a los resultados obtenidos se puede observar que, en el grupo
correspondiente a los niños desnutridos graves, se evidenció una prevalencia
parasitaria de 40%, dividido en un 24 % para el sexo femenino y 16 constituida por 20
individuos; mientras que, en el grupo de los niños eutróficos se apreció una
prevalencia del 42%, representando 21 individuos parasitados. Como se puede
observar en las tablas 1 y 2, el mayor porcentaje de parasitados fue de un 28% y 36%
para los desnutridos graves y eutróficos, en el grupo de los preescolares, y el menor
porcentaje lo obtuvieron los lactantes menores (0 a 11 meses) para los desnutridos
graves y en los eutróficos, los lactantes mayores (12 a 23 meses), ambos
representados por un 2%.
Tabla 1
Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia.
Venezuela, 2009.
Parasitados No Parasitados Total Grupo Etario
Nº % Nº % Nº % Lactantes menores (1-11 meses)
1 2 11 22 12 24
Lactantes mayores (12-23 meses)
3 6 9 18 12 24
Preescolares (2-6 años)
14 28 8 16 22 44
Escolares (7 - 12 años)
2 4 2 4 4 8
TOTAL 20 40 30 60 50 100
X2=3,907 p=0.349 Fuente: Grimaldos (2013)
31
Tabla 2
Prevalencia de Parasitismo por Grupo Etario en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia.
Venezuela, 2009
PARASITADOS NO PARASITADOS TOTAL GRUPO ETARIO
Nº % Nº % Nº %
Lactantes menores (1-11 meses) 0 0 4 8 4 8
Lactantes mayores (12-23 meses) 1 2 4 8 5 10
Preescolares (2-6 años) 18 36 20 40 38 76
Escolares (7 – 12 años) 2 4 1 2 3 6
TOTAL 21 42 29 58 50 100
X2=4,469 p=0.217 Fuente: Grimaldos (2013)
En relación a la edad y el tipo de parasitismo, se pudo determinar un
predominio significativo de poliparasitados, en el grupo de preescolares de 2
a 6 años (X2: 14,205 p < 0.05). En este caso, cuando se compara el estado nutricional
como un factor de comparación, no se evidencia diferencias estadísticas entre ambos
grupos.
Como se evidencia en la tabla 3, se relacionó la distribución general de la
población en estudio (niños desnutridos y eutróficos) según grupo etario, en donde se
pudo apreciar, un predominio estadístico significativo del monoparasitismo entre los
lactantes mayores (12 a 23 meses). En cuanto al poliparasitismo presentó predominio
significativo en el grupo de los preescolares (2 a 6 años).
En cuanto al tipo de parasitismo más frecuente en los niños desnutridos, fue el
poliparasitismo con un 23%; por lo contrario, en la población de los niños eutróficos
predominó el monoparasitismo, con un 25%. No se evidenció diferencia significativa
entre ambos grupos (X2=1,295 p=0,527).
32
Tabla 3
Tipo de Parasitismo y Grupo Etario en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del
Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009
Poliparasitismo Monoparasitismo No parasitados Total Grupo Etario
Nº % Nº % Nº % Nº
Lactantes menores (1-11 meses)
0 0 1 1 15 15 16
Lactantes mayores (12-23 meses)
1 1 4 4 13 13 18
Preescolares (2-6 años)
17 17 14 14 28 28 59
Escolares (7 - 12 años)
2 2 2 2 3 3 7
TOTAL 20 20 21 21 59 59 100 X2: 14,205 p < 0.05 Fuente: Grimaldos (2013) En la tabla 4, se pudo apreciar la distribución del parasitismo según sexo, en el
cual se obtuvo, que para los desnutridos graves el mayor porcentaje de parasitados
perteneció al sexo femenino con un 24%, mientras que en el sexo masculino se apreció
un 16%. Con respecto a los eutróficos, el mayor porcentaje fue obtenido por el sexo
masculino con 22%, mientras que el sexo femenino representa un 20%. Se determinó
que no se evidenció diferencia estadística significativa, al tomar dicha variable
(X2=5,201; p = 0.158)
Tabla 4
Prevalencia de Parasitismo por Sexo en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del
Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.
Parasitados No Parasitados
Sexo Sexo
F M F M
Total
Condición
No % No % No % No % No %
Desnutridos Graves 12 24 8 16 16 32 14 28 50 100
Eutróficos 10 20 11 22 13 26 16 32 50 100
Total 22 22 19 19 19 19 30 30 100
X2=5,201; p = 0.158 Fuente: Grimaldos (2013)
33
En cuanto a la tabla 5, se observa que entre las especies parasitarias
identificadas en el estudio para el grupo de los desnutridos graves, ocuparon
el primer lugar los protozoarios, dentro de los cuáles los mayores
porcentajes lo obtuvieron Cryptosporidium spp. 14%, seguido de Endolimax
nana con un 12% y Giardia lamblia en el tercer puesto (10%) de prevalencia.
Así mismo, entre los helmintos, el primer lugar lo ocupó Trichuris trichiura con un
12%, seguido por Ascaris lumbricoides con 6% y por último Strongyloides
stercoralis con 4%.
Por otro lado, entre las especies parasitarias encontradas en los niños
eutróficos, como se visualiza en la tabla 5, de nuevo los protozoarios estuvieron en
primer lugar, representados por el patógeno Giardia lamblia con 20%, seguido por
Blastocystis spp. 12% y el Endolimax nana 6%. Los helmintos encontrados en orden
de frecuencia fueron Ascaris lumbricoides con un 8% y Trichuris trichiura que
alcanzó un 2%, mientras que, no se evidenciaron casos de parasitismo por
Strongyloides stercoralis.
Al comparar las especies parasitarias encontradas entre ambos grupos,
el método de Chi-cuadrado de Pearson, reveló que en el caso de los
helmintos si se observó diferencia significativa para Trichuris trichiura,
el cual estuvo en mayor proporción entre los desnutridos graves (X2 = 5,263 p =
0,022).
Es importante destacar que las especies Cryptosporidium spp. y Strongyloides
stercoralis sólo se encontraron en el grupo de los desnutridos graves.
34
Tabla 5
Prevalencia de Especies Parasitarias detectadas mediantes microscopia óptica en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños
Eutróficos de la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009.
DESNUTRIDOS GRAVE EUTRÓFICOS ESPECIES PARASITARIAS
Nº % Nº %
Cryptosporidium spp. 7 14 _ _
Endolimax nana 6 12 3 6
Giardia lamblia 5 10 10 20
Blastocystis spp. 4 8 6 12
E. histolytica/E. dispar/E. moshkovskii 2 4 2 4
Entamoeba coli 2 4 2 4
Pro
tozo
ario
s
Pentatrichomonas hominis 1 2 1 2
Trichuris trichiura 6 12 1 2
Ascaris lumbricoides 3 6 4 8
Hel
min
tos
Strongyloides stercoralis 2 4 _ _
Incluidas las asociaciones parasitarias Fuente: Grimaldos (2013) Mediante la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), se detectó
ADN de microsporidios en 11 individuos, se amplificaron 7 muestras para
Enterocytozoon bieneusi del grupo de los niños desnutridos graves, representando
una prevalencia parasitaria del 14%, mientras que para el grupo de los niños eutróficos,
se amplificaron solo 4 muestras, obteniéndose una prevalencia del 8%. No se
obtuvieron amplificaciones para Encephalitozoon intestinalis en los grupos
estudiados. Los resultados obtenidos según la técnica empleada pueden observarse en
la Tabla 6. Las Figuras 1 y 2 muestran algunos de los resultados de la electroforesis
horizontal en geles de agarosa.
35
Tabla 6
Prevalencia de Microsporidios Intestinales detectadas mediante PCR en Niños Desnutridos Graves de la Unidad de Recuperación Nutricional y en Niños Eutróficos de
la Consulta de Niños Sanos del Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela, 2009
ESPECIES DE MICROSPORIDIOS (PCR)
DESNUTRIDOS GRAVES
EUTRÓFICOS
N° % N° %
Enterocytozoon bieneusi 7 14 4 8 Encephalitozoon intestinalis 0 0 0 0
Fuente: Grimaldos (2013)
Figura 1. Identificación por PCR de Enterocytozoon bieneusi. Carril M- Marcador de peso molecular. Carril 1: control positivo de Enterocytozoon bieneusi. Carril 2- Control negativo. Carriles 3 a 19: ADN extraído de muestras de pacientes utilizando oligonucleótidos EBIE-1 EBIER-1. Fuente: Grimaldos (2013).
Figura 2: Identificación por PCR de Encephalitozoon intestinalis. Carril M- Marcador de peso molecular. Carril 1: control negativo de Encephalitozoon intestinalis. Carril 2- Control positivo. Carriles 3 a 8: ADN extraído de muestras de pacientes utilizando oligonucleótidos SINT-1 SINTR-1. Fuente: Grimaldos (2013)
37
CAPÍTULO IV
DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
1. Discusión
Las enfermedades parasitarias constituyen un problema importante de salud
pública en países en desarrollo como el nuestro y es común a los diferentes grupos de
edad, aunque la población más afectada son los niños. Las prevalencias parasitarias
encontradas en este estudio, representan importantes porcentajes para la población
infantil, tanto en los niños desnutridos graves como en los niños eutróficos.
Los presentes resultados coinciden con los de otras investigaciones realizadas en
poblaciones similares en la región y el país. Chourio y col. 2002, consiguieron
prevalencias de parásitos intestinales en el estado Zulia de 35%, en niños con
desnutrición. Barón y col. 2007, obtuvieron prevalencias similares de 58,7% en
Carabobo, al igual que Solano y col. 2008 en el mismo estado, obtuvieron prevalencias
similares de 49,6%; Acuña y col. para el año 2011 en Carabobo, refieren un 30,9
%.Otros autores reportan prevalencias mayores de enteroparásitos en niños con
desnutrición en nuestro país como Suarez y col. 2010 con un 68% en Lara y Figuera y
col. 2006 en Sucre con un 82,5%. En otros países como Colombia, Fonseca. 2004,
reseña una prevalencia de parasitosis intestinales similar a la nuestra del 43%, al igual
que Galarza y col. en el 2007 presentaron un 30% de prevalencia parasitaria.
Así mismo, otros países, mostraron una elevada prevalencia parasitaria al
comparar los resultados con los de esta investigación; tenemos que en Colombia,
Ordoñez y col. 2002 obtuvieron un 86,1%, también Ubillis y col. en Perú para el 2006,
presentaron un 82%, mientras que Borjas y col. 2009, en el mismo país, alcanzaron un
85,2% de prevalencia.
Los aspectos socioeconómicos han sido tomados en cuenta para explicar la
epidemiología de las parasitosis en estos niños, en especial sobre los mecanismos de
transmisión, las fuentes de infección, los hospedadores susceptibles y reservorios.
Debido a que la población estudiada asiste a un hospital público de la región, pertenece
38
a un estrato socioeconómico bajo, por lo que los hallazgos anteriores reflejan una
susceptibilidad aumentada a las enteroparasitosis, las cuales se manifiestan
probablemente favorecidas por las pobres condiciones sociosanitarias en las cuáles
habitan estos niños, que propician continuamente el contacto con protozoarios y
helmintos intestinales. La insalubridad e inadecuado saneamiento ambiental, el
hacinamiento, las condiciones precarias de vivienda, la carencia de agua potable, la
contaminación fecal y la falta de educación sanitaria, conllevan al desarrollo de hábitos
higiénicos inadecuados, facilitando la diseminación de los parásitos (Figuera y col.
2006, Tagajdid y col. 2012).
En el presente estudio, no se reveló una asociación estadísticamente significativa
entre la prevalencia general de parasitosis intestinales, microsporidiosis y el estado
nutricional, lo cual concuerda con los hallazgos de investigaciones previas, que han
tratado de relacionar los enteroparásitos con la desnutrición, anemia, niveles de hierro y
ciertas vitaminas. (Chourio y col. 2002, Tumwine y col. 2002, Ordoñez y col. 2002,
Figuera y col. 2006, Barón y col. 2007, Borjas y col. 2009, Suárez y col. 2010, Acuña y
col. 2001, Jiménez y col. 2011).
Contrario a lo antes expuesto, otras publicaciones han señalado asociación entre
los enteroparásitos y la desnutrición (Ubillis y col. 2006, Lozano y col. 2010). Zonta y
col. 2011 reseñan que si existe una significación estadística entre la parasitosis y la
desnutrición, debido a la precarización socioeconómica y sociosanitaria. Así mismo,
ciertos estudios describen que infestaciones con Ascaris lumbricoides o Giardia
lamblia afectan la absorción intestinal principalmente de grasas y carbohidratos, y
pueden causar deficiencia de vitamina A (Muñiz y cols. 2002). También tenemos otros
autores que confirman la existencia de una relación entre Microsporidios y desnutrición
(Mor y col. 2009, Sinan y col. 2011). Son los factores socioeconómicos, sobre todo en
países en vías de desarrollo caracterizados por políticas sanitarias deficientes, los que
actúan facilitando infecciones parasitarias intestinales, tales como las producidas por
protozoos y helmintos (Zonta y col. 2011)
Considerar el efecto que las infecciones parasitarias tienen en el estado
nutricional, resulta de interés debido a que la reducción en la ingesta de alimentos por
falta de apetito, la digestión y absorción incompleta de los alimentos, provoca pérdida
de micronutrientes. Una nutrición insuficiente predispone a infección, por cuanto afecta
39
al sistema inmune e induce a presentar mayor vulnerabilidad frente a la entrada de
otros microorganismos patógenos.
Por ejemplo, algunos investigadores describen que la inmunidad funcional
contra los parásitos, incluye citocinas y efectores sistémicos de tipo TH2, por lo cual
durante las infecciones en hospederos con desnutrición proteico-calórica o con
deficiencia de micronutrientes (vitamina A o zinc), ocurre una declinación de varios
efectores TH2, tales como inmunoglobulina E (IgE), inmunoglobulina G (IgG)
específica antiparásito y eosinófilos, que tienen un papel en la eliminación de los
estadíos larvarios infectivos, haciendo al individuo más susceptible a estas infecciones
(Kosky y col. 2011). Por otro lado, la relación parasitosis-desnutrición se ha atribuido
también a una sutil reducción de la digestión y absorción de los alimentos, a la
inflamación crónica y a la pérdida de nutrientes que ocasionan algunas especies
parasitarias (Papale y col.2008).
En relación al tipo de poliparasitismo, en este estudio obtuvo un mayor
porcentaje el poliparasitismo entre los niños desnutridos y el monoparasitismo entre los
eutróficos, más no hubo diferencias estadísticas significativas entre ambos ni al
comparar los dos grupos de estudio. Es importante resaltar que al relacionar el
tipo de parasitismo con la edad en forma general, si hubo un predominio significativo
del poliparasitismo entre los escolares de 7-12 años, que aquí se explica por
factores de tipo conductual, ya que éste sugiere una exposición constante a
elementos contaminantes, que provocan de manera continua la infestación con
diferentes especies de parásitos patógenos y comensales, aseveración que ha sido
ratificada en diferentes estudios nacionales e internacionales (Solano y col. 2008,
Salomón y col. 2007).
Atendiendo a lo anterior, no se detectó asociación significativa entre la presencia
de parásitos y la edad en los dos grupos estudiados. El grupo etario con mayor número
de niños parasitados fue el de los preescolares de 2 a 6 años; esta población por sus
característica, posee un nivel de susceptibilidad más elevado, ya que permanecen gran
parte del día en las escuelas y desarrollan actividades en colectivo, lo que puede
favorecer las condiciones para la transmisión de algunas enfermedades parasitarias,
especialmente aquellas cuyo principal mecanismo de transmisión es la vía fecal oral. En
ellos estas infecciones son más intensas, con efectos deletéreos, tanto en el
40
crecimiento como en el desarrollo y el aprendizaje (Pérez y col. 2007).Existen otros
autores que si han obtenido diferencias significativas explicadas por factores
conductuales (Díaz y cols. 2006).
La presencia de parásitos y el sexo tampoco fue determinante, lo cual coincide
con la mayoría de las investigaciones que afirman que el tubo digestivo tiene la misma
conformación en niños y niñas y que son similares las oportunidades de infestación por
parásitos (Solano y cols.2008, Salomón y cols. 2007, Díaz y cols. 2006, Devera y col.
2006). Otros estudios han revelado prevalencia significativa en el sexo masculino, lo
cual explican por factores de comportamiento y ocupacionales (Olivera y cols. 2003).
En la presente investigación predominaron los protozoarios, por lo cual se deduce
un importante índice de transmisión por contaminación hídrica y de los alimentos. Éstos
no mostraron diferencias significativas cuando se compararon los porcentajes
respectivos entre los dos grupos de niños estudiados.
Entre las especies de Microsporidios tenemos que Enterocytozoon bieneusi se
ubicó en primer lugar con un 14 % para el grupo de desnutridos. Lores y col. 2001
determinaron los índices de este mismo parásito, obteniendo resultados de un 13% y
Tumwine y col. 2002 presentó un 17,4%, siendo una causa de diarrea y malabsorción
intestinal. Otras investigaciones obtuvieron índices más bajos de los esperados.
(Leelayoova y col. 2005).
Cryptosporidium spp. presentó el mismo porcentaje que Enterocytozoon
bieneusi (14%) entre los desnutridos (todos los casos entre 2 y 4 años de edad), no
encontrándose entre los eutróficos. Este coccidio en pacientes inmunocomprometidos,
puede provocar una enfermedad severa y prolongada. Otros autores también han
referido la presencia de dicho protozoario en niños desnutridos graves, de los cuales
algunos presentan complicaciones (Moreno y cols. 2005). Investigaciones realizadas
por Mor y col. 2009, y Suarez y col. 2010, encontraron una elevada frecuencia
considerada relevante ya que en estos casos en particular se debe estar alerta ante
agentes oportunistas, e incluso en niños inmunocomprometidos que refieren
manifestaciones clínicas y diarrea.
Giardia lamblia ocupó el primer lugar entre los eutróficos y el tercer lugar entre
los desnutridos con igual porcentaje. Este hallazgo es frecuente en población infantil,
41
donde a menudo este protozoario ocupa el primer (Ordoñez y col. 2002, Galarza y col.
2007) ó segundo (Ubillus y col. 2006, Suarez y col. 2010, Lozano y col. 2010, Zonta y
col. 2011) lugar de prevalencia, lo cual podría explicarse en niños pequeños, como
consecuencia de la inmadurez de la respuesta inmune humoral, que juega un papel
muy importante en el control de la infección de este protozoario, a diferencia de E.
histolytica/E. dispar/ E.moshkovskii (Morales y col. 2003). Al igual que se ha referido
en otras investigaciones, la presencia de este parásito no se relacionó a la malnutrición
(Giraldo y col. 2005).
En cuanto a E. histolytica/E. dispar/ E. moshkovskii, obtuvo igual porcentaje en
ambos grupos de estudio, vale la pena destacar que no se efectuaron pruebas para
diferenciar las tres especies que lo conforman. Resultados similares han sido
reportados en población infantil en otros países (Fonseca y col. 2004, Worku y col.
2009, Sinan y col. 2011).
Encephalitozoon intestinalis, no se detectó en ningún individuo. Otros
investigadores han reseñado la ausencia o la poca significación de este protozoario en
sus proyectos. (Lores y col. 2001, Tumwine y col. 2002).
Los helmintos en este estudio mostraron un comportamiento diferente en los niños
desnutridos y eutróficos analizados. A pesar de no haber diferencias estadísticas en la
prevalencia parasitaria general entre ambos grupos, se determinó que la especie
Trichuris trichiura prevaleció significativamente en los desnutridos graves y
Strongyloides stercoralis sólo se presentó en este grupo.
Por su lado, el geohelminto Ascaris lumbricoides expresó un comportamiento
similar tanto en desnutridos como en eutróficos. Trichuris trichiura ha sido encontrado
en otros estudios realizados en el país en un alto porcentaje en niños con anemia y
desnutrición (Ortiz y col. 2000, Figuera y col. 2006) o relacionado significativamente con
antecedentes de diarrea (Solano y col. 2008); también se ha asociado su presencia a
desmedro, desnutrición y deficiencia de hierro (Gutiérrez y col. 2007); sin embargo,
otros estudios no han revelado tal relación (Solano y col. 2008). Si bien Ascaris
lumbricoides no se asoció a la desnutrición, hay estudios que revelan una posible
alianza entre ambas, así como que ésta es un factor determinante para que se
produzcan complicaciones por este helminto (Barón y col. 2007, Quintero y cols. 2008).
42
Debe destacarse que ciertas publicaciones han permitido correlacionar las
geohelmintiasis, en particular la ascaridiasis y la trichiuriasis con malabsorción, diarrea,
pérdida de sangre, reducida tasa de crecimiento, deficiencias cognitivas y un menor
rendimiento escolar de los niños infectados (Ortiz y col. 2000).
Por su parte, es fundamental resaltar que el geohelminto Strongyloides
stercoralis, sólo fue encontrado en el grupo de los desnutridos graves; este es
conocido por su capacidad patógena en estrecha relación con la respuesta inmune del
hospedero (Ordoñez y col. 2002).
Finalmente, se concluye que la medida en la que se relacionan la desnutrición las
parasitosis intestinales y microsporidiosis, es difícil de esclarecer, ya que la desnutrición
es una condición multifactorial, por lo que no resulta sencillo dilucidar cuál de ellas es la
causa y cuál la consecuencia o si una predispone a la otra. Probablemente esto pueda
depender de la especie parasitaria, de la intensidad de la parasitosis, del medio socio
económico en el que se desenvuelva el individuo, entre otros factores.
43
CONCLUSIONES
• Se obtuvo un 40% de prevalencia general de enteroparásitos para los
desnutridos graves a diferencia del grupo de los eutróficos donde presentaron una
prevalencia del 42%.
• Mediante la coloración de Ziehl Neelsen se evidencio prevalencia de
Cryptosporidium spp. en 7 pacientes desnutridos graves, lo que representa un 14%.
• Fueron diagnosticados protozoos en los niños desnutridos graves tales como:
Cryptosporidium spp. alcanzando un 14%, seguido de Endolimax nana con un 12%
y Giardia lamblia en el tercer puesto (10%) de prevalencia. Así mismo, entre los
helmintos, el primer lugar lo ocupó Trichuris trichiura con un 12%, seguido por
Ascaris lumbricoides con 6% y por último Strongyloides stercoralis con 4%.
• Entre las especies parasitarias encontradas en los niños eutróficos, de nuevo
los protozoarios estuvieron en primer lugar, representados por el patógeno Giardia
lamblia con 20%, seguido por Blastocystis spp. 12% y el Endolimax nana 6%. Los
helmintos encontrados en orden de frecuencia fueron Ascaris lumbricoides con un
8% y Trichuris trichiura que alcanzó un 2%, mientras que no hubo casos de
parasitismo por Strongyloides stercoralis.
• Es importante destacar que las especies Cryptosporidium spp. y
Strongyloides stercoralis sólo se encontraron en el grupo de los desnutridos graves.
• De las especies de Microsporidios investigadas, solo se evidencia
Enterocytozoon bieneusi representando el 14% para los niños desnutridos graves y
para los niños eutróficos un 8%.
• Al comparar las especies parasitarias encontradas entre ambos grupos, el
método de Chi-cuadrado de Pearson, reveló que en el caso de los helmintos si se
observó diferencia significativa para Trichuris trichiura, el cual estuvo en mayor
proporción entre los desnutridos graves ( X2 = 5,263 p = 0,022).
44
RECOMENDACIONES
• Aplicar estrategias higiénico-sanitarias para mejorar la calidad de vida de los
habitantes de las localidades, principalmente el suministro de agua potable, la
adecuada disposición de excreta y un óptimo manejo y recolección de basura.
• Garantizar planes para mejorar la disponibilidad y adquisición de alimentos
básicos con alto contenido nutricional para la población.
• Planificar talleres sobre educación sanitaria, en conjunto con la población,
aportando información que ponga énfasis sobre las formas de transmisión y profilaxis
de parasitosis más frecuentes.
• Utilizar la prueba de PCR, como prueba de oro para la identificación de especie
de microsporidios y darle un tratamiento adecuado al paciente
45
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52
Examen microscópico con solución salina fisiológica y coloración temporal de lugol.
• En el extremo de una lámina portaobjeto se enumeró con ayuda de lápiz graso
o marcador.
• Se colocó en la lámina una gota de solución salina 0,85% y otra gota de lugol
(bien separadas entre sí).
• Con un aplicador de madera, se recogieron aproximadamente 2 mg. de heces
tocando en varios puntos de la muestra, o bien homogeneizando la muestra en el
envase.
• Emulsionamos completamente la muestra en la solución salina.
• Repetimos los procedimientos anteriores y resuspendimos la muestra en la gota
de lugol.
• Retiramos las fibras gruesas, semillas o arena con la punta de uno o dos
aplicadores.
• Cubrimos cada emulsión con una laminilla cubreobjetos.
• Observamos inmediatamente al microscopio o bien antes de los 15 minutos,
comenzando por la solución salina, en busca de estructuras parasitarias u otras que
revistan una significancia clínica y seguir con el lugol (Melvin y BrooKe, 1971).
54
Coloración de Kinyoun
• Colocamos en un portaobjeto nuevo, libre de grasa y seco, una gota pequeña
de solución salina al 0.85%.
• Homogenizamos muy bien muestras de materiales fecal a examinar con un
palillo de madera.
• Colocamos el palillo de madera impregnado con la muestra de materia fecal en
la gota de solución salina que se colocó en el portaobjeto y homogenizamos de tal
manera que quedara un extendido aproximadamente de 2cm de largo por 2 cm de
ancho.
• Se dejó secar a temperatura ambiente.
• Fijamos la placa sumergiéndola en metanol absoluto por 5 minutos.
• Dejamos secar al medio ambiente.
• Se cubrió el extendido de la placa con Carbol fucsina durante 20 minutos.
• Lavamos con agua de chorro hasta quitar el colorante.
• Decoloramos con ácido sulfúrico al 7% hasta que la placa quede de un color
rosado pálido.
• Se volvió a lavar con agua de chorro para eliminar el exceso del colorante
anterior.
• Agregamos azul de metileno o verde de malaquita en todo el extendido por 3
minutos.
• Lavamos con agua de chorro para eliminar el exceso de colorante anterior.
• Se dejó secar la lámina.
• Visualizamos con aceite de inmersión con el objetivo de 100 X. (Botero y
Restrepo, 2005).
56
Concentrado de Ritchie
• Se mezcló completamente 2 gr. de heces con 15 ml. de solución salina
fisiológica en un vaso de precipitado.
• Filtramos a través de una doble capa de gasa hacia un tubo de centrífuga
graduado de 15 ml. de capacidad.
• Se centrifugó a 2500 r.p.m. durante 2 minutos.
• Descartamos el sobrenadante. La cantidad de sedimento resultante estuvo
entre 1 y 1,5 ml., en caso contrario se ajustó.
• Se resuspendimos el sedimento en 5 ml. de formol al 10%. Dejamos en reposo
por 5 minutos.
• Colocamos de 1,5 ml. de dietil-eter, agitarmos vigorosamente durante 30
segundos aproximadamente, manteniendo el pulgar sobre el tapón. Aflojamos
ligeramente el tapón una vez por lo menos durante la agitación para que disminuya la
presión.
• Luego quitamos el tapón y lo llevamos a centrifugar a 1500 r.p.m. durante 2
minutos.
• Se formaron 4 capas: éter, tapón de detritos fecales, formol salino y sedimento
con probables parásitos.
• Desprendimos el tapón de restos fecales inclinando el tubo y con ayuda de un
aplicador.
• Rápidamente descartamos las tres capas superiores. Empleando torunda de
algodón para quitar los restos que permanecen adheridos a la pared del tubo.
• Por último mezclamos el sedimento y examinamos dos gotas entre lámina
portaobjeto y laminilla cubreobjeto, una directamente y la otra emulsionada en lugol
(Melvin y Brooke, 1971)