memorias del silencio

26

Upload: robert-arellano

Post on 12-Mar-2016

221 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Vol. 2 Brought to you by: BorderSenses.com

TRANSCRIPT

Page 1: Memorias del Silencio
Page 2: Memorias del Silencio

Memorias del Silencio: Footprints of the Borderland

Vol. III

Page 3: Memorias del Silencio

www.bordersenses.com/memoriasDesign by: Alex Hernández and Edevaldo Orozco

Page 4: Memorias del Silencio

MEMORIAS DEL SILENCIO:FOOTPRINTS OF THE BORDERLAND

VOL. III

EDITADO POR:MINERVA LAVEAGA-DUARTE

Page 5: Memorias del Silencio

4

BorderSenses (est. fall 2000) es una organización que participa activamente en proyectos literarios para la comunidad y que provee espaciospara escritores y artistas de El Paso, Texas y comunidades adjuntas.

BorderSenses is a literary organization that is actively involved in community-oriented literary projects and that provides venues for writers and artists in El Paso, Texas and the surrounding communities.

First Printing, October 2007.

Publisher: Amit K. GhoshProject Director: Minerva Laveaga-DuarteEditor/Layout Design: Minerva Laveaga-DuarteProject Advisors: Carmen Seda and Selfa ChewProject Assistant: Blanca EsparzaTranslations: Gabriel Camacho, Minerva Laveaga-Duarte and Andres MuroWebsite/Technical Assistance: Alefandro Díaz, Ernesto Flores, Edevaldo Orozco and Javier Sánchez Publicity: Ligia ArguilezIllustrations: Selfa ChewCover: Selfa Chew and Alejandro Díaz

El libro Memorias del Silencio: Footprints of the Borderland Vol.III (BorderSenses 2007) es el resultado de un proyecto conducido en coordinación con el Programa de Educación para la Comunidad (CEP) de El Paso Community College (EPCC).

The book Memorias del Silencio: Footprints of the Borderland Vol. III (BorderSenses 2007) is the outcome of a project conducted in collaboration with the Community Education Program (CEP) of the El Paso Community College (EPCC.)

PrinterPaydirt Copy

The University of Texas at El Paso

Page 6: Memorias del Silencio

5

Agradecimientos/Acknowledgments

BorderSenses wishes to especially thank: Mr. Andres Muro, Manager, CEP Ms. Laura Jaurrieta, Instructional Coordinator,CEP Ms. Leticia Domínguez, Lead Facilitator, CEP Ms. Shila Simons, Lead Facilitator, CEP Ms. Armida Aldana, Instructor, CEP Ms. Carmen Dávila, Instructor, CEP Ms. María Mercedes Gutiérrez, Instructor, CEP Ms. Beatriz Hinojosa, Instructor, CEP Ms. Leticia Villalobos, Instructor, CEP Ms. Maggie Sanchez, El Paso Community Foundation Mr. Paul Galos, Paydirt Printing, UTEP

BorderSenses board: Ms. Kathleen Muro, Mr. José Rodríguez, Mr. Steve Yellen, Mr. Mark Bandy and Mr. Andres Muro.

BorderSenses4228 Hampshire Lane

El Paso, TX 79902(915) 533-2295

[email protected]

Page 7: Memorias del Silencio

6

Contenido/Content5 Agradecimientos/ Acknowledgments8 Nota del Director de BorderSenses/ Note from the Director of BorderSenses, AMIT GHOSH10 Nota del Director del Programa de Educación para la Comunidad/ Note from the Director of Community Education Program, ANDRES MURO12 Nota del editor/ Note from the Editor, MINERVA LAVEAGA-DUARTE14 Ilustraciones/Ilustrations, SELFA CHEW16 La travesía de Gerardo Mena, LUCINA ÁLVAREZ18 Mis decisiones, GUADALUPE BORREGO21 Mi arribo a Ciudad Juárez, MARÍA BUSTAMANTE26 Mi rancho, ÁNGELES CHÁVEZ28 El desafío de dejar mi ciudad, LORENA FERNÁNDEZ33 Vivir muriendo, CECILIA FRAYRE35 Carta a mi madre, AÍDA ARACELI GALLEGOS37 Desierto de Arizona, ANGELA HINOJOS39 Una noche lluviosa, GRISELDA IGLESIAS41 Hermanos del mismo dolor, MARÍA LEE45 Oda a mi padre, LOURDES SORAYA MATA47 El Río Grande, MARTHA LETICIA MEDINA50 Historia de mi familia, GREGORIA RODRÍGUEZ MUÑOZ52 Tráfico de indocumentados, MARÍA VERÓNICA SALCIDO55 A César Chávez, LETICIA VELÁZQUEZ

Page 8: Memorias del Silencio

7

57 The Journey of Gerardo Mena, LUCINA ÁLVAREZ/MINERVA LAVEAGA-DUARTE60 My Decisions, GUADALUPE BORREGO/ GABRIEL CAMACHO63 My Arrival to Ciudad Juarez, MARÍA BUSTAMANTE/ANDRES MURO68 My Ranch, ÁNGELES CHÁVEZ/ANDRES MURO70 The Challenge of Leaving my Hometown, LORENA FERNÁNDEZ/GABRIEL CAMACHO75 To Live Dying, CECILIA FRAYRE/ GABRIEL CAMACHO77 Letter to My Mother, AÍDA ARACELI GALLEGOS/ANDRES MURO79 The Desert of Arizona, ÁNGELES HINOJOS/ GABRIEL CAMACHO81 A Rainy Night, GRISELDA IGLESIAS/ GABRIEL CAMACHO83 Brothers of a Shared Pain, MARÍA LEE/ MINERVA LAVEAGA-DUARTE87 Ode to My Father, LOURDES SORAYA MATA/ MINERVA LAVEAGA-DUARTE89 The Rio Grande, MARTHA LETICIA MEDINA/ ANDRES MURO92 The History of My Family, GREGORIA RODRÍGUEZ/ GABRIEL CAMACHO94 Smuggling Illegals, MARÍA VERONICA SALCIDO/ ANDRES MURO96 To César Chávez, LETICIA VELÁZQUEZ/ MINERVA LAVEAGA-DUARTE

Page 9: Memorias del Silencio

8

Nota del Director de BorderSensesMemorias del Silencio: Footprints of the Borderland (Vol.

III) halba más fuerte que nunca. Teniendo su origen como un vehículo para dar voz a los olvidados, se ha convertido en un contrapeso en el debate político contra aquellos que insisten en una visión incompleta de América. Ésta publi-cación permite que trabajadores del campo, frecuentemente difamados por muchos políticos, compartan su mundo. Su realidad ejemplifica y fortalece la cultura de nuestra fron-tera. Esta fuerza nos ayuda a dar y recibir, y abarca nuestro mundo. Se están haciendo esfuerzos para que estos libros estén disponibles en salones de clases en la región fronteriza y esperamos que den fuerza a aquellos que se sientan desalen-tados. Ligia Arguilez está trabajando en hacer esto posible.

El proyecto continúa con el apoyo del Programa de Educación para la Comunidad (CEP)de El Paso Community College, El Departamento de Museos y Asuntos Culturales (MCAD) y la Ciudad de El Paso.

Andres Muro, director de CEP y sus colaboradores han sido un firme apoyo. La Sra. Alameda y la Sra. Diamond-stein (ambas de MCAD) han sido una fuente de fortaleza para nosotros. Sigo estando agradecido con Minerva Laveaga-Duarte, directora artística del proyecto, por su dedicación y visión. Como nueva madre, está consiente de cómo mejo-rar un poco el mundo para su infante, Aurelio. La editora Carmen Seda nos ha ayudado en la revisión de escritos, la artista Selfa Chew hizo el diseño gráfico, el diseñador gráfico Alejandro Díaz ha sido invaluable para terminar el manu-scrito. Edevaldo Orozco, Javier Sanchez y Ernesto Flores han ayudado en la planeación y asuntos técnicos.

BorderSenses empezó en el otoño de 2000 para ser una voz de la frontera. Ha continuado su misión, reuniendo a escritores y artistas de aquí y de allá- del suroeste de Estados Unidos a Latinoamérica. Memorias ha resurgido y les pedi-mos que celebren su resonancia, que disfruten las historias, que corran la voz y que le den la bienvenida al medio literario.

Amit K. Ghosh

Page 10: Memorias del Silencio

9

Note from the Director of BorderSenses

Memorias del Silencio: Footprints of the Borderland (Vol. III) speaks louder than ever. Once conceived as a vehicle to give voice to the forgotten, it has become a counterweight to the political debate against those who seek an insular American vision. This publication allows migrant workers, often vili-fied by many politicians, to share their world. Their reality exemplifies and strengthens our border culture. This strength and fluidity helps us give and receive, and it encompasses our world. Efforts are underway in making these books available in classrooms across the borderland, and we hope they will empower all those who feel a sense of hopelessness. Ligia Arguilez is working to make that possible.

The project continues with the support of El Paso Com-munity College’s Community Education Program (CEP), and Museum and Cultural Affairs (MCAD) Department, City of El Paso.

Mr. Andres Muro, Manager of CEP, and his staff have been a steadfast supporter and partner. Ms. Alameda and Ms. Diamondstein (both of MCAD) have been a source of strength for us. I continue to be grateful to Minerva Laveaga-Duarte, our artistic/ project director, for her dedication and vision. As a new mother, she is acutely aware of how she can make the world a little better for her infant, Aurelio. Editora Carmen Seda has helped in proof-reading; Artist Selfa Chew designed the art work, and graphic designer Alejandro Diaz has been invaluable in getting the manuscript ready. Edevaldo Orozco, Javier Sanchez, and Ernesto Flores help with planning and technical issues.

BorderSenses was conceived in Fall 2000 to be a voice of the frontera. It has remained true to its mission, connecting writers and artists of aquí y allá - Southwest US and Latin America. Memorias has again come alive and we ask you to celebrate its outreach, experience the stories, spread the words, and welcome it into the literary scene. Amit K. Ghosh

Page 11: Memorias del Silencio

10

Nota del Director del Programa de Educación para la Comunidad

La migración es una conducta natural de todos los organismos vivientes desde los unicelulares más básicos, hasta los más avanzados. Los seres vivientes siempre están emigrando a lugares donde la calidad de vida es mejor y donde hay mejores oportunidades. Guatemaltecos pobres van a México, Pakistaníes van a la India, Norte-Africanos van a Europa, Peruanos, Bolivianos y Paraguayos van a Brasil, Argentina y Uruguay, Haitianos van a la República Dominicana, Norte-americanos van a Canadá y México, y así sucesivamente.

En los Estados Unidos, los inmigrantes pobres hacen labores que nadie más quiere hacer y está documentado ex-tensamente que contribuyen mucho más a las comunidades de lo que las perjudican. Por esta razón, la inmigración no sólo es tolerada, sino estimulada. Sin embargo, los inmi-grantes pobres son los blancos más fáciles de ataques y se transforman en chivos expiatorios cuando hay descontento y problemas en sus comunidades. Los inmigrantes tienen pocos recursos para defenderse por lo que son blancos de políticos que los culpan cuando hay dificultades económicas o de decisión política. La cuestión de la inmigración reaparece cada 7 a 10 años y después es olvidada hasta que una nueva crisis necesita de chivos expiatorios. Esto ocurre alrededor del mundo y no sólo en los Estados Unidos, y ha ocurrido desde tiempos inmemorables. No es algo nuevo. En la Biblia se puede encontrar éste tema comenzando con Abraham.

En el Programa de Educación para la Comunidad cel-ebramos la inmigración y a los inmigrantes. Estamos muy conscientes de las contribuciones de los inmigrantes y de las luchas que emprenden para mejorar su calidad de vida. Ese es el motivo de esta colección. Tenemos la esperanza de que por medio de éstos escritos, la gente conocerá mejor las circunstancias de los inmigrantes y empezaran a recibirlos de manera positiva.

Andres Muro

Page 12: Memorias del Silencio

11

Note from the Director of the Community Education ProgramImmigration is a natural behavior of all living beings

from the most basic unicellular organisms, to the most ad-vanced. Living beings are always moving to places where the quality of life is better and where there are better economic opportunities. Poor Guatemalans go to Mexico, Pakistanis go to India, Northern Africans go to Europe, Peruvians, Bolivians and Paraguayans go to Brazil, Argentina and Uru-guay. Ecuadorians go to Peru and Colombia, Colombians go to Venezuela, Mexicans come to the U.S., Americans go to Canada and Mexico, Haitians go to the Dominican Republic etc, and so on and so forth.

In the United States poor immigrants do jobs that others do not want to do and it is well documented that they con-tribute much more to the communities than they take away. This is the reason why immigration is not only tolerated, but encouraged. However, poor immigrants are the easiest targets of attacks when there is discontent and problems in a community and they make great scapegoats. They lack political power and economic resources so they are easy targets for politicians to place blame when there is discontent with economic and political decisions. The immigration issue resurfaces every 7 to 10 years and then it is forgotten until a new crisis needs scapegoats. This happens all over the world, and not just in the U.S., and it has been happening since the beginning of civilization. It is not something new. Biblically, we can trace it to Abraham. At the same time immigration as a subject tends to resurface in the minds of the public every 8 to 10 years or so.

At the Community Education program we prefer to celebrate immigration and immigrants. We are aware of the contributions of immigrants and the struggles that they face to improve their quality of life. This is the reason why we publish this collection. We hope that through these writings people will learn about the lives of immigrants, and they will welcome them.

Andres Muro

Page 13: Memorias del Silencio

12

Nota del Editor

El tercer volumen de Memorias del Silencio: Footprints of the Borderland nos recuerda que existen muchas variantes en la condición del inmigrante en Estados Unidos. A pesar de que las obras sostienen hilos temáticos, cada historia posee circunstancias particulares que les dan fuerza individual. Se puede hablar en términos generales de lo que significa ser ile-gal o trabajador del campo en Estados Unidos; sin embargo, para realmente entender estos temas es necesario profundizar en las instancias particulares de cada historia. En tiempos en que se pretende generalizar con imágenes muchas veces falsas a un complejo grupo de personas, la voz de cada uno de ellos es indispensable.

Las obras de este libro relatan historias de quienes han cruzado la frontera, de quienes encontraron en el campo la única posibilidad de subsistencia, de los que dejaron a sus familias y de quienes se quedaron en México esperando. Cada historia aporta una pieza en el entendimiento del tema de migración y de el trabajo en el campo. Además, la misma construcción de las obras nos ofrece otra pieza. El trabajo creativo y literario de los autores refleja un aspecto muchas veces ignorado en la definición del inmigrante.

Este libro pretende ofrecer imágenes concretas de quienes han llegado a Estados Unidos con la intención de mejorar su condición de vida y la de sus familias. Son imá-genes creadas a partir de recuerdos, anhelos, sueños y reali-dades. Cada obra nos ayuda a entender mejor la sociedad en que vivimos.

Minerva Laveaga-Duarte

Page 14: Memorias del Silencio

13

Note from the Editor The third volume of Memorias del Silencio: Footprints

of the Borderland reminds us that there are several variants in the United States´ immigrant condition. Even though the pieces are linked on a subject level, each story has particular circumstances that give them individual strength. It can be said in general terms what it means to be illegal or a farm worker in the United States, however, to truly understand these subjects, it is necessary to study the particular instances of each storyin depth. In a time when it is easy to generalize, often with false images, a complex group of people, the voice of each of them is indispensable.

The pieces of this book tell the stories of those who have crossed the border, of the ones who have found in the fields the only possibility for sustanence, of those who left their families and of the ones who stayed in México waiting. Each story provides a piece for the understanding of the sub-ject of immigration and the work in the fields. Additionally, the construction of the stories itself offers one more piece. The creative and literary work of the authors reflects a defining aspect of immigrants that is regularly ignored.

This book attempts to offer concrete images of those who have arrived to the United States with the intention of improving their quality of life and that of their families. These are images created from memories, hopes, dreams and realities. Each piece helps us to better understand the society in which we live.

Minerva Laveaga-Duarte

Page 15: Memorias del Silencio

14

Ilustraciones/ Illustrations by Sel-fa Chew

Selfa Chew nació en la ciudad de México. Obtuvo su li-cenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México y sus maestrías en Creación Literaria e Historia en la Universidad de Texas en El Paso. Estudió cerámica, pintura y fotografía en diversas escuelas del área de Los Ángeles, California, entre ellas el Art Center de Pasadena. Fue becaria del Smithsonian Center for Latino Initiatives, entre otras instituciones. Es miembro del consejo de redacción de la Revista de Literatura Mexicana Contem-poránea y del comité organizador del Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea. Es autora de los libros Azogue en la raíz, 2006 y Mudas las Garzas, 2007.

Selfa Chew was born in Mexico City. She received her B.A. in Communications from the Universidad Autónoma de México and her M.F.A. in Creative Writing and M.A. in History from the University of Texas at El Paso. She studied ceramics, painting and photography in various schools in the Los Angeles, California area including The Art Center of Pasadena . She received a fellowship from the Smithsonian Center for Latina Initiatives, among other institutions. She is an editor for the Revista de Literatura Mexicana Contem-poránea and member of the coodinating committee for the Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea. She is the author of Azogue en la raíz, 2006 and Mudas las Garzas, 2007.

Page 16: Memorias del Silencio

15

ilustration1[2]

Page 17: Memorias del Silencio

16

Dedico este escrito a mi familia y a mis maestros

En el año de 1979 mi esposo Gerardo salió de la ciudad de Durango con su primo Jesús Valles hacia Ciudad Juárez. Al llegar, fueron a la casa de su tío Salvador para ver si él sabía como pasarlos a El Paso, Texas. Entonces él mismo los llevó hasta un cerro que se conoce como El Cerro del Cristo. Gerardo y Jesús esperaron ahí a que se hiciera de noche para poder pasar sin que los viera migración.

Al ir caminando por entre las piedras y las hierbas secas del cerro, Gerardo pensaba en las historias de tantas personas que han muerto en el desierto, pero el pensar en que si él podía llegar a su destino, su familia iba vivir mejor, le daba fuerzas para seguir avanzando.

Eran como las diez de la noche cuando cruzaron el cerro y llegaron a la orilla de un canal que se usaba para regar las tierras. Miraban cómo corría el agua y oían los aullidos de los coyotes a lo lejos. Las luces de El Paso brillaban como si fueran estrellas.

Un poquito antes de llegar a Las Cruces, Nuevo México, se arrimaron a la carretera a pedir rait. Una pareja que pa-saba en una camioneta blanca los llevó hasta Rincon, Nuevo México. Ahí esperaron a que pasara el tren que los llevaría hasta Belén. Cuando oyeron la máquina del tren comentaron que ahí venía, pensando que estaban solos, pero entonces salieron más personas que también lo estaban esperando. Antes de subirse, Gerardo y su primo se dijeron “ora si, el que se alcance a subir se va, y el que no, ni modo”, porque para subirse tenían que alcanzar el tren cuando fuera avan-zando. Gracias a Dios, los dos se pudieron subir. En el tren iban otras personas que también se iban subiendo y veían a otras que se quedaban cuando el tren iba más recio y ya no lo alcanzaban.

Cuando llegaron a Belén eran las siete de la mañana. El

LUCINA ÁLVAREZ

La travesía de Gerardo Mena

Page 18: Memorias del Silencio

17

sol estaba saliendo cuando se bajaron del tren. Caminaron un rato y llegaron a un rancho en donde pidieron trabajo. Ahí trabajaron juntando pacas de alfalfa y limpiando corrales. Después de dos semanas el ranchero les preguntó que si se podían quedar más, pero le respondieron que no, porque querían llegar a Colorado al tapeo de la cebolla. Entonces él mismo los llevó a los camiones Greyhound y les compró los boletos.

Después de siete horas de camino llegaron a la central de autobuses en Colorado. Ahí los recogió un amigo. En esos momentos, Gerardo se sentía feliz y triste a la vez. Fe-liz, porque ya habían llegado y triste, por saber que, como muchos otros, habían tenido que poner en riesgo sus vidas por buscar un mejor futuro.

Empezaron a tapear cebolla y a piscar sandía y melón. La cebolla tenían que echarla en botes para después vaciarlos en costales. Les pagaban a sesenta y cinco centavos el costal. Para la sandía abrían surcos para juntarlas y que pudiera entrar un tractor con una traila a recogerlas y llevarlas a la bodega a sortearlas. El melón lo iban cortando y echando a una traila. En la sandía y el melón les pagaban por día. El mínimo eran treinta y cinco o cuarenta dólares diarios. A la semana ganaban doscientos cincuenta o trescientos dólares. Ese dinero, Gerardo lo repartía para sus gastos y para man-darle dinero a su familia, para que cuando menos no les faltara que comer.

Después de seis años de estar trabajando de ilegal, hubo una reforma con la que Gerardo pudo arreglar sus papeles. Ahora pasa con su familia todo el tiempo que puede sin miedo por cómo va a regresar.

Lucina Álvarez es originaria de Durango, Durango. Nació el 30 de Junio de 1958. Actualmente vive en El Paso, TX. Está estudiando para obtener su certificado de GED y espera poder escribir más historias.

Page 19: Memorias del Silencio

18

Dedicado a todas las mujeresque son víctimas de violencia doméstica

El treinta de septiembre de 1997 fue mi gran día, el día en que me casaba con mi príncipe azul rodeada de mi familia y amigos. Todos disfrutando y comiendo una deliciosa barbacoa hecha por mi padre y el tío Manuel. La boda fue en el jardín de mi casa que estuvo lleno de flores. Además estaban los grandes árboles que daban sombra a las mesas de los invitados. Los pájaros alegraban aún más ese día tan especial con sus cantos. Yo me sentía feliz pues al fin mi sueño se había realizado. Mi ilusión era casarme y ahora se había cumplido. Mis metas empezaban a avanzar.

Rentamos un apartamento en Ciudad Juárez y después nos mudamos a vivir a El Paso, TX. Poco a poco me empecé a dar cuenta de cosas que no conocía de mi esposo. Supe que yo no era su primera esposa y empecé a verlo tomar todos los días. Después empezó a controlar todo lo que yo hacía: checaba el tiempo que me tardaba en cada salida, mis llamadas telefónicas, mis amistades, mi cheque. Él tomaba todas las decisiones de la casa.

No pasó mucho tiempo para que empezara la violencia verbal con insultos y humillaciones, haciéndome sentir cul-pable. Yo esperaba una disculpa, pero nunca las hubo. Con el tiempo él actuaba como si nada hubiera pasado. Las heri-das de esas humillaciones que nadie podía ver eran las que más me dolían. Me sentía sin libertad y sin dignidad. Sentía desilusión por el matrimonio. Yo había soñado con estar felizmente casada con un hombre que me amara y respetara, pero me había casado con un hombre inseguro, posesivo, violento y controlador. A veces me sentía culpable y dudaba de mí misma como esposa y madre. Llegué a pensar que no tenía vida propia. Muchas veces quise platicar mis problemas

GUADALUPE BORREGOMis Decisiones

Page 20: Memorias del Silencio

19

a mi familia, pero él se encargó de alejarme de ellos. Quise hablarle a la policía, pero me daba miedo que él se enterara.

Con el paso del tiempo, cada día había más humilla-ciones y cada vez más fuertes, hasta que llegó el momento de los golpes.

Recuerdo la última vez que me golpeó: el veintisiete de junio de 2005. Me recogió de la guardería donde trabajaba. Yo estaba muerta de miedo porque vi que venía tomado y con los niños. Estaba enojado porque no le quise dar mi cheque y me golpeó. Unos días antes me había prometido a mí misma que no iba a recibir un golpe más. Entonces tomé el valor de hablarle a la policía y lo arrestaron.

Confieso que no fue nada fácil tomar esa decisión, pues era una relación de dependencia. Sentía que no podía hacer nada por mí misma y que dependía de él en un cien por ciento.

Dejé mi casa para irme a un apartamento. Ahí una vecina me invitó a trabajar en la pisca de chile en Anthony, Nuevo México. Estaba tan necesitada que acepté. Nos fuimos al amanecer para ganarle tiempo al sol. Recuerdo el murmurar de la gente y al capataz dando órdenes de que el chile tenía que estar muy bien despezonado y limpio. Cu-ando empezaron a salir los rayos del sol, el calor me ardía en la cara y ni me la podía tocar por miedo a enchilarme los ojos. Al pasar las horas, el calor era más fuerte y la espalda me ardía de dolor por estar tanto tiempo agachada. Al final de la tarde nos formamos para recibir el pago de ese día. Al siguiente día estaba muy adolorida y no podía levantarme para volver a la pisca, pero tenía que hacerlo porque no tenía otra opción. Así pasaron los meses. Reconozco que ha sido el trabajo más duro que he tenido y mi respeto a todos esos trabajadores que lo hacen todos los días.

Estando ya fuera de esa relación me siento libre y puedo tomar mis propias decisiones. Les pido perdón a mis hijos por haberles transmitido tanta inseguridad. Le doy gracias a Dios por haberme dado la fortaleza para afrontar esa situación.

Ahora estoy estudiando para obtener mi GED. Le pido a Dios que me abra más puertas y que me siga empujando para

Page 21: Memorias del Silencio

20

Guadalupe Borrego nació en el Mezquital, Municipio de Saucillo Chihuahua un 12 de Diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. Ahora está terminando el GED y su meta es seguir con sus estudios.

salir adelante y darles un buen futuro a mis hijos. También le pido que me ayude a perdonar a mi ex-esposo por el daño que nos causó a mí y a mis hijos. Ahora me estoy recuperando de lo que me robó: mi paz, mi seguridad y mi autoestima.

Page 22: Memorias del Silencio

21

Yo llegué a Ciudad Juárez un día viernes cinco de junio de 1998. Mi esposo y yo habíamos salido del puerto de Ve-racruz. Por espacio de más o menos cuarenta y ocho horas viajamos en un autobús de esos llamados piratas. Recuerdo la noche que llegamos: estaba adormitada, froté mis ojos y miré mi reloj, eran las doce de la media noche. Después de algunas maniobras, el conductor del autobús pudo aco-modarse en un pequeño espacio del estacionamiento en la central de autobuses.

La mayoría de los pasajeros éramos personas adultas que veníamos a Ciudad Juárez en busca de trabajo. En Vera-cruz algunos conocidos nos habían contado a mí y a mi esposo que tenían familiares en Juárez trabajando en las maquilas y recibiendo buen salario. Mi esposo y yo pasábamos de los cuarenta años de edad y en Veracruz no estaba nada fácil emplearse después de esta edad, fue por eso que habíamos tomado la decisión de ir a Juárez a trabajar.

Poco a poco los viajeros empezaron a descender. Mi esposo y yo veníamos casi al final, en los asientos veintinueve y treinta. En los asientos del fondo viajaba una señora con su esposo y dos niños pequeños como de nueve y diez años de edad. En el trayecto habíamos hecho amistad con esa familia. Cuando llegamos, la señora muy discretamente se acercó a mí y me preguntó que si teníamos a donde llegar y si iban a ir por nosotros. Le contesté que ni teníamos a donde llegar, ni iban a ir por nosotros. Expliqué que el señor que nos había vendido los boletos afirmó que cuando llegáramos a Ciudad Juárez nos iban a dar alojamiento por dos semanas en unas galeras y que Sami, el propietario del autobús, nos llevaría a las maquilas para trabajar. También nos había dicho que la primera semana de trabajo no íbamos a cobrar, sino hasta la segunda. La señora me dijo “pues a nosotros nos prometieron lo mismo que a ustedes cuando compramos los boletos allá en Cabada, Veracruz.”

MARÍA BUSTAMANTEMi arribo a Ciudad Juárez

Page 23: Memorias del Silencio

22

El autobús se quedó casi vacío, a medio oscuras, con un olor desagradable y el piso lleno de basura. Entonces cuatro viajeros, dos hombres adultos y dos jóvenes, avanzaron hacia nosotros y nos inquirieron: “¿Ustedes también serán trans-portados a las galeras como nosotros?” Respondimos que sí y ellos dijeron que había que esperar a Sami, que estaba en un local en donde vendían tortas y sodas cenando con los dos conductores.

Después de cuarenta minutos ascendieron al autobús, primero los conductores y tras ellos Sami. Al vernos se asombró y preguntó ¿no han venido por ustedes? La señora y yo le dijimos que nadie iba a ir por nosotros. Él nos dijo que teníamos que bajar de la unidad. Todos nos miramos fijamente y por unos segundos guardamos silencio. Después, los señores avanzaron hacia Sami y le explicaron lo que nos habían ofrecido cuando compramos los boletos para el viaje. Sami se limitó a hacer un movimiento negativo con la cabeza. Nos preguntó si era la primera vez que íbamos a Juárez. Respondimos “sí, y si no puede cumplir con lo que nos ofrecieron, regrésenos a Veracruz porque no vamos a bajar de su unidad hasta que estemos instalados y cuando sepamos donde trabajaremos. Aquí no conocemos a nadie que nos pueda ayudar.” “Esta bien” dijo Sami “los voy a llevar con mi hijo para que los oriente y si quieren cenar y bañarse, en casa de él lo pueden hacer.” “Vamos con mi hijo” le dijo al conductor.

Viajamos por algo como treinta y cinco minutos antes de llegar a una tienda Smart. Sami nos dijo que ahí podría-mos comprar algo para cenar y lo que nos hiciera falta. Los señores descendieron junto con él y poco después regresaron con una cartera de blanquillos, frijoles, chiles en lata, tortillas y un galón de leche para los niños.

Llegamos a la casa del hijo de Sami como a las dos de la mañana. La casa estaba situada cerca del Cerro de la Biblia. Sentí un poco de temor porque no había más casas. Era un terreno muy grande y oscuro pues por aquellos años eran pocos los habitantes de la colonia Anapra. Mi esposo y yo le preguntamos a Sami que quien nos llevaría a las

Page 24: Memorias del Silencio

23

maquilas. Nos contestó que no nos preocupáramos porque las maquilas no trabajaban los fines de semana y luego nos dijo “miren ahí viene mi hijo” señalando a una pareja joven que se aproximaba a donde nos encontrábamos. Ya estando todos abajo del autobús, Sami nos presentó a su hijo y a su nuera. Después se retiró hacia la casa. La pareja se quedó con nosotros haciendo preguntas. Cuando preguntaron que si ya habíamos cenado, los señores respondieron que no, que teníamos mucha hambre y que si no era mucha molestia, queríamos preparar algo. La joven nos llevó al interior de la casa. Mientras la señora y yo preparábamos la cena, los señores viajeros ayudaron al hijo de Sami a lavar el autobús. Poco después cenábamos de vuelta en nuestros asientos. Nos sentíamos más tranquilos al haber conocido a esta pareja que fue muy amable con nosotros. A las tres y media de la mañana nos acomodamos en los asientos para dormir. Eran muy incómodos y a todos nos fue difícil descansar.

Al otro día pedimos permiso para bañarnos y preparar el desayuno. Cuando estuvimos listos, Sami le ordenó al conductor llevarnos a la colonia Chaucuña. En el camino yo veía los parques industriales, anuncios de contratación para las maquilas y muchas tiendas iguales que me hacían perder la orientación. Después de un recorrido como de una hora nos encontramos frente a una casa muy bonita de dos plantas con una barda pequeña. Sami bajó y tocó el timbre repetidamente, pero no salió nadie. De la casa de junto, tras la cortina de una ventana, se asomó un señor que nos dijo que la propietaria de la casa andaba para el otro lado. Sami volvió al autobús y le pidió al conductor que nos llevara a Zaragosita. Nos dijo: “los voy a llevar con el paisa. Él les va a echar la mano. No había yo pensado en él, pero ténganlo por seguro que él si nos ayuda.”

Como a las cinco de la tarde llegamos a Zaragosita, una colonia por el rumbo del Valle de Juárez. El conductor se estacionó frente a la puerta de una tiendita de abarrotes e hizo sonar el claxon. El paisa subió al primer escalón del autobús saludando al conductor y a Sami con un fuerte abrazo. Sami le dijo: “aquí te traigo unos paisanos tuyos, es la primera vez

Page 25: Memorias del Silencio

24

que vienen a trabajar y no tienen donde quedarse. ¿No sabes de una casa a donde puedan llegar para luego llevarlos el lunes a la maquila para conseguir jale?” El paisa, que era de Cabada, Veracruz, afirmó “sí, yo nunca dejo solos a mis paisanos, aquí en seguida hay una casa que rentan” “vamos a verla” dijo Sami. Los señores viajeros bajaron para ir a ver la casa. El paisa habló con la dueña, la señora Conchita, sobre el precio de la renta. Cobraba quinientos pesos de renta y quinientos de depósito. La casa era grande, con tres recámaras, cocina, sala y dos baños; estaba a un nivel más bajo que la carretera, por eso la renta era barata. La señora Conchita estuvo de acuerdo en que viviéramos todos ahí y que el depósito lo pagáramos a la segunda semana, cuando cobráramos nuestro primer sueldo.

El paisa nos ayudó a bajar las maletas del autobús y se despidió de Sami. Sami nos deseó mucha suerte y se des-pidió de nosotros. Antes de irse, nos regaló cincuenta pesos a cada uno, que era con lo que habíamos cooperado para pagar el primer mes de renta. El paisa nos ofreció crédito en su tiendita y dijo que él nos llevaría el lunes a contratación a la maquila. En aquellos tiempos las maquilas daban un bono en efectivo de trescientos pesos por cada persona que se reclutara, por lo que al paisa le iría muy bien con nosotros, pues recibiría dos mil cuatrocientos pesos.

Ese día sábado terminamos de instalarnos como a las nueve de la noche. Tuvimos que limpiar todo porque estaba muy sucio. Al final del día estábamos fatigados. Como no había nada de muebles, esperamos a que el piso se oreara para extender cobijas y acostarnos a dormir. La pareja con los niños se había instalado en un cuarto, mi esposo y yo en otro y los cuatro viajeros en el otro. La noche era calurosa. Poco a poco el bullicio de la carretera fue aminorando y pudimos descansar del largo viaje.

El domingo por la mañana el paisa nos llevó una olla con menudo y pan blanco que no nos quiso cobrar. Al medio día Doña Conchita nos llevó una caja con trastes y dos ollas para preparar comida. Además dejó una camita para los niños. Después de eso todos empezamos a contribuir por

Page 26: Memorias del Silencio

25

partes iguales en los gastos de la comida.El lunes llegó el paisa y nos llevó en una ruta especial a

la maquila. Llegamos antes de las seis de la mañana. El paisa nos condujo hasta las oficinas de contratación en una maquila en donde ensamblaban partes automotrices. Habló con la licenciada. Nos pidieron nuestras actas de nacimiento, nos hicieron un examen médico y después nos informaron que todos estábamos contratados. La licenciada nos explicó lo que teníamos que hacer empezando ese mismo día. Nuestro sueldo sería de cuatrocientos pesos a la semana. Confirmó lo que ya sabíamos, explicando que la primera semana de trabajo no nos pagarían, pues eso se quedaba en un fondo para fin de año, o si renunciábamos antes, entonces se nos pagaría.

Durante un mes seguimos viviendo todos juntos. Siem-pre hubo una bonita armonía y apoyo entre todos. Después cada quien agarró su rumbo. Los cuatro viajeros se mudaron a vivir aparte, al igual que mi esposo y yo. La pareja con los niños se quedó a vivir en esa casa por mucho tiempo. Mi esposo y yo vivimos en Juárez por ocho años y después nos mudamos a vivir a Fabens en Estados Unidos.

María Bustamante nació el 17 de Mayo de 1958 en Veracruz, Veracruz. Emigró a Fabens, TX. en Agostode 2006. Estudia para obtener su GED y tener un mejor empleo.