marta rodriguez -la historia a travéz de una camara
DESCRIPTION
Cine colombiano documentalesBogotá años 60Condiciones socialesBiografíaTRANSCRIPT
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__Una tregUa en los chircales: Marta y aMelia castaeda (Jorge silva, 1967).
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AlcAldA MAyor de Bogot
GUSTAVO PETRO URREGOAlcalde Mayor de Bogot, D.C.
CLARISA RUIZ CORREALSecretaria de Cultura, Recreacin y Deporte
YANETH SUREZ ACERO Subsecretaria General y de Control Disciplinario
MARTA LUCA BUSTOS GMEZ Directora de Arte, Cultura y Patrimonio
MARTHA CECILIA AMOROCHO SALAZARFRANCY ELENA MENjURA GUALTEROSDIANA CATALINA HERRERA GONZLEZ
ORLANDO TEATINO FONZLEZEquipo de Fomento DACP
NATALIA GUARNIZO PINEDA Subdirectora de Prcticas Artsticas y del Patrimonio
SONIA ABAUNZA GALVIS YENIFER GUTIRREZ GONZLEZ
Subdireccin de Prcticas Artsticas y del Patrimonio
HUGO CHAPARRO VALDERRAMA Investigacin y textos
Buenos & creAtIVos sAs
Impresin y encuadernacin
Ximena Paola Bernal CastilloCoordinacin Editorial
Laura Rojas QuijanoCorreccin de estilo
Yessica Acosta MolinaDiseo Grafico
Yessica Acosta MolinaMarcela Robles
Diagramacin
ISBN 978-958-8877-51-8SECRETARA DE CULTURA, RECREACIN Y DEPORTE
www.culturarecreacionydeporte.gov.coImpreso en Colombia - Ao 2015
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Hugo cHApArro VAlderrAMA
MArtA rodrguezlA HIstorIA A trAVs de unA cMArA
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__aMelia con sU priMer JUgUete de regalo el 24 de dicieMbre (Jorge silva, 1966).
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p.11 _ Marta Rodrguez: vida y obra. Gustavo Petro Urrego. Alcalde Mayor de Bogot, D.C
p.15 _ Para filmar al ser humanop.19 _ toma 1: El tiempo recobradop.22 _ toma 2: Crnica de una vida luchada p.30 _ toma 3: El nacimiento de una pasin p.34 _ toma 4: Una americana en Pars p.41 _ toma 5: Margarita mon amourp.44 _ toma 6: El hombre de la cmara (I) p.49 _ toma 7: El hombre de la cmara (II)p.53 _ toma 8: El hombre de la cmara (III) p.58 _ toma 9: La utopa de Amricap.63 _ toma 10: Habla, memoriap.70 _ toma 11: Sobre el barro que forj un clsico p.84 _ toma 12: Contra la pornomiseria p.90 _ toma 13: Cine de urgenciap.96 _ toma 14: Imgenes labradas p.101 _ toma 15: El mito de la huecada p.103 _ toma 16: La sal de la tierrap.107 _ toma 17: Colombia aos setenta y ochenta: la guerra en plano general
p.113 _ toma 18: La voz del terror
ndIce
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p.116 _ toma 19: Flores rotasp.122 _ toma 20: El hombre de la cmara (IV)p.125 _ toma 21: Cuando pienso en mi padre p.132 _ toma 22: Nacer de nuevo en el cine ...p.135 _ toma 23: para no entregarse a la tristeza p.138 _ toma 24: Memoria contra la amnesia p.142 _ toma 25: La amapola es el opio del pueblo p.145 _ toma 26: La historia hecha mitop.149 _ toma 27: La coca en el Caucap.152 _ toma 28: Funeraria Colombiap.159 _ toma 29: La triloga de Urab p.165 _ toma 30: El cine ya no es en blanco y negro p.168 _ toma 31: Los recuerdos del porvenir p.171 _ toma 32: Hacer documentales es solucionar problemas p.185 _ toma 33: Viaje alrededor del tiempo p.188 _ toma 34: La realidad como pretexto creativop.205 _ En la memoria del cine p.210 _ Filmografap.215 _ Bibliografa p.217 _ Agradecimientos
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__en los chircales (Jorge silva, 1966).
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8 __
__ __Marta filMando Una recUperacin de tierras en coconUco, caUca (Jorge silva, 1978).
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el cIne de MArtA rodrguez es el testimonio de una directora interesada por la historia de Colombia y sus conflictos. Sus documentales regis-tran las crnicas de los obreros, los campesinos, los indgenas, las co-
munidades afro y los desplazados, sometidos por la violencia duran-
te la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI. Ensean cmo
el oficio de hacer cine puede ser tambin una forma de solidaridad. Un antdoto contra la amnesia para que no olvidemos las circuns-
tancias que han decidido la vida y, desafortunadamente, la muerte
en el territorio nacional. Desde que realizara su primera pelcula,
Chircales, a mediados de los aos 60, su cmara ha servido para mos-trar el rostro de la historia secreta del pas, que exige ser narrada y
hacerse pblica con la pasin y el coraje que ha demostrado Marta
en cincuenta aos de trabajo infatigable. Viajando por la geografa
de Colombia, observando de cerca los conflictos de las comunidades por las que Marta se interesa y se preocupa, destacando la condicin
frgil de los nios y la sabidura de los ancianos a travs de los
que se vinculan la tradicin y el porvenir con la profundidad de los
conocimientos ancestrales, su obra es un recorrido necesario para
preservar la memoria y prolongarla en sus imgenes.
La biografa de Marta Rodrguez, que el lector tiene en las manos,
narra los hechos de su vida matizados por la historia y nos ofrece un
panorama en el que tanto la obra como las condiciones que han deci-
dido el rumbo de sus documentales se relacionan de manera estrecha.
Nos descubre la necesidad de contar con testigos excepcionales como
ella para comprendernos a nosotros mismos.
Esta es una vida y una obra que hace parte de nuestra historia y
nuestro futuro.
MArtA rodrguez: VIdA y oBrA
gustAVo petro urregoAlcAlde MAyor de Bogot d.c.
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Yo creo que uno ni murindose
no pierde la memoria.
Gertrudis Lame
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__gertrUdis laMe, viUda de JUstiniano laMe (Jorge silva, 1978).
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cHIrcAles es un clsIco, y un clsico no se hace sino una vez en la vida. La afirmacin de la documentalista Marta Rodrguez fue una reali-dad en las pantallas y en los festivales del mundo desde que estren
su primera pelcula, realizada entre 1965 y 1972, con su compaero
jorge Silva.
Las circunstancias de produccin retaban en la poca del hacer
ms con menos o, simplemente, de hacer cine en contra de la es-
casez, el ingenio de aquellos que soaban con ver sus ilusiones
hechas realidad sobre una cinta de celuloide. Y el reto en el que se
comprometieron Marta Rodrguez y jorge Silva obedeci a la actitud
cinematogrfica y poltica que guio a su generacin: Camilo Torres y Orlando Fals Borda fundaban en 1959 el primer departamento de so-
ciologa en la Universidad Nacional de Colombia de Bogot; la acade-
mia sali de la universidad y se traslad por obra y gracia de Torres al
barrio Tunjuelito, en el sur de la ciudad, donde el viejo monstruo de
dos cabezas, la teora y la prctica, tendra un terreno propicio para
solucionar sus dilemas; la publicacin de otro clsico colombiano, La
violencia en Colombia, demostr en 1962 que sus autores Germn
Guzmn, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaa Luna abordaban
cientficamente el fenmeno de la violencia tratando de explicar la pesadilla del miedo, la muerte y la poltica en un pas abandonado
por uno de sus emblemas, el Sagrado Corazn de jess, que simbo-
lizaba las esperanzas y las frustraciones nacionales cuando los mi-
lagros de la salvacin no eran posibles ante una realidad hechizada
por la muerte.
Marta Rodrguez buscaba su lugar en el mundo recurriendo a la
antropologa, la sociologa y el cine. Luego de estudiar en Pars en el
Museo del Hombre, escuchando a su maestro, el documentalista fran-
cs jean Rouch, que les aconsejaba a sus alumnos del Tercer Mundo
pArA fIlMAr Al ser HuMAno
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conocer en su totalidad la tcnica cinematogrfica para rebasar las dificultades y la pobreza de pases como el nuestro, la primera opcin fue registrar la vida de la familia Castaeda en el mundo de los chirca-
les cercanos a Tunjuelito.
Cinco aos de investigacin y rodaje, durante los cuales Marta y
jorge descubrieron a sus personajes en una cotidianidad brutal, en la
condicin infrahumana que los sumerge en el barro, en los sueos y
en las fantasas que sirven de escape a una realidad asfixiante, sin ol-vidar lo que otro documentalista, el norteamericano Robert Flaher-
ty, consideraba que deba mostrar una pelcula: la dignidad del ser
humano. Aunque en Chircales esto sea casi un sueo por el someti-miento que condena a la familia de alfareros, la mirada de Marta y
jorge lo sugiere a travs de imgenes que describen, con dignidad
compasiva, el mbito en el que viven y sobreviven mientras la enfer-
medad y la muerte los asedia.
Un trabajo de paciencia y resistencia, que les permiti acercarse
respetuosamente a la intimidad de la familia, incluso mucho antes
de mostrar siquiera un equipo y una tecnologa extraos al mundo
claustrofbico y paleoltico que encontraron en los chircales: mien-
tras que los nios le decan a la grabadora la mquina que habla, a
jorge Silva las mujeres del lugar lo vieron en un principio con suspica-
cia, pensando que las fotografas que tomaba eran giradas despus
para ver lo que esas mismas mujeres tenan debajo de las faldas.
Luego de una primera versin, que duraba cerca de hora y media,
los 42 minutos a los que se redujo Chircales permiten un viaje al tra-bajo, la religin, la poltica, la vida sexual y el carcter espectral de las
vidas que consume el barro, utilizando un mtodo de realizacin sin
precedentes en Colombia, que asombr al pblico de los aos sesenta
y setenta, y que ha hecho de esta pelcula un testimonio de audacia
cinematogrfica.Los aspectos visuales de Chircales; las proezas de la banda sono-
ra que Marta y jorge pegaron con cinta y cuidado artesanales al ce-
luloide; el tono fantstico del ritual que logra distraer la rutina del
trabajo cuando una muchacha hace la primera comunin y se pasea
como una visin de otro mundo por el paisaje de los chircales lucien-
do su traje blanco; las imgenes que desconciertan de los nios que
cargan ladrillos sobre su espalda, doblegando su vigor infantil, antici-
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paron lo que aos ms tarde jorge Silva le escribi a Marta Rodrguez,
cuando ya los tiempos eran otros y el mundo requera de otras formas
ideolgicas y creativas para narrarlo: Marta, el discurso poltico se
acab, hay que buscar la poesa.
__la cMara y Marta en
el tieMpo de
ChirCales
(Jorge silva,
1967).
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lA cAsA de MArtA rodrguez, en el barrio Chapinero de Bogot, es un museo autobiogrfico. En sus paredes, tapizadas con fotografas, se descubre el rastro de su vida, representado por imgenes de jorge Silva, de sus
hijos Lucas y Sara Milena, de sus pelculas y de los premios que le
han otorgado por sus documentales. El conjunto narra su cronologa
en trminos visuales. Una historia larga y matizada por el trabajo sin
pausa; por los viajes y su aprendizaje del mundo; por los das que han
hecho, a travs del cine en el transcurso del tiempo, una forma de la
solidaridad para hacer visibles los rostros que han sido relegados a
una condicin marginal y que Marta ha filmado sorprendiendo al pas.Interesada en los derechos humanos vulnerados por la guerra, en
las comunidades indgenas y afrocolombianas, en los movimientos
femeninos y campesinos que tratan de salvarse ante el abismo del
poder, la Fundacin Cine Documental, dirigida por Marta Rodrguez,
ha filmado la crnica del caos, que ha sido una amenaza en el pas du-rante los ltimos 50 aos desde que empez a trabajar en 1965 con
jorge Silva en la investigacin de Chircales, acompaando los pro-cesos de estos grupos y documentando sus historias, como asegura
su pgina web www.martarodriguez.org y lo confirma su filmo-grafa.
Un trabajo prolongado en los realizadores emergentes que
Marta ha recibido para formarlos, ensearles a recorrer el laberin-
to del documental y, eventualmente, hacer de ellos compaeros de
ruta en el oficio, como sucedi con buena fortuna cuando empez una larga colaboracin, que abarca cerca de 15 aos, con su correa-
lizador y bigrafo cinematogrfico, Fernando Restrepo Castaeda.La memoria vivida, filmada y escrita ha hecho de la casa de Marta
su archivo personal, donde es posible descubrir otra forma de la histo-
ria cuando evoca en sus conversaciones el desarrollo del cine colom-
toMA 1: el tIeMpo recoBrAdo
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biano; la transicin que signific desde finales de los ochenta hacia principios de los noventa el paso del cine filmado en 16 milmetros al video de alta definicin; las virtudes tecnolgicas que reducen el ries-go cuando la ligereza de las cmaras y su tamao bonsi les permiten
a los documentalistas una mayor destreza para trabajar en el campo
de batalla de Colombia; la manera como ha construido un testimonio
para el espectador del futuro, que tendr en sus pelculas una versin
de cmo se reconstruy o se destruy la convivencia en la geo-
grafa nacional, sin olvidar los rasgos de una realidad en la que pueden
encontrarse los matices de la poesa en contra del horror.
En una entrevista para la revista Jump Cut, realizada en junio de
1993, a la pregunta sobre cmo han evolucionado sus pelculas a tra-
vs de los aos, Marta Rodrguez record que durante la filmacin de
__el rostro y sU historia:
Marta, cMara
y caMpesinos
del caUca
(naJle silva,
2012).
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Amor, mujeres y flores (1984-1989) advirti con jorge Silva que el len-guaje cinematogrfico de los aos sesenta y setenta se haba fatigado.
jorge sugiri que mantuviramos el tono de denuncia de nues-
tras pelculas, pero que tambin buscramos sus dimensiones
poticas y mgicas. En Nuestra voz de tierra, memoria y futuro
[1974-1980] nos interes la ficcin documental. Nuestra voz tiene una dimensin totalmente mtica, tanto as que empeza-
mos a utilizar y dirigir actores. Y en realidad, cuando dirigimos
actores, lo hicimos como si filmramos ficcin. En Nacer de nuevo [1986-1987], nuestro lenguaje realmente cambi. La de-
nuncia est, pero la presentamos con una descripcin potica
y mgica del mundo del protagonista. jorge siempre estaba
buscando nuevas aproximaciones para nuestro material.
Se trata entonces de una biografa filmada en la que se revela su aventura creativa, las bsquedas formales y polticas de una gene-
racin a la que transform el tiempo, logrando Marta Rodrguez con
sus documentales un testimonio del pas que nos hered la historia.
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es posIBle suponer en la vida de Marta Rodrguez una dimensin cerca-na a las biografas picas cuando el riesgo y el coraje de las aventu-
ras definen su historia. Los aos difciles de una infancia campesina pueden considerarse una predestinacin del futuro cinematogrfico en el que Marta ha descrito el rigor de la supervivencia en Colombia.
Tras el bienestar que disfrut su familia, gracias a la empresa cafe-
tera que tena su padre, la Bodega San Gil, en un sector comercial
del centro de Bogot conocido como San Victorino, la suerte tom
un rumbo impredecible y llegaron los episodios de la dificultad y los altibajos econmicos. La madre de Marta una maestra llama-
da Conchita Otero, nacida en la poblacin de Mlaga (Santander),
buscando cmo sostener a sus cinco hijos, enfrent el malestar que
define la crnica tortuosa del pas alrededor del lucro como efecto corrosivo para la convivencia, cuando la codicia de un to paterno
se aprovech de la muerte de su hermano, conden a la pobreza a la
madre y a los hijos, que terminaron desplazados, y se refugi en La
Cuesta de Tenjo, una finca en el municipio de Subachoque (Cundina-marca), a 45 kilmetros de Bogot.
El padre de Marta era un santandereano, nacido en San Gil, lla-
mado juvenal Rodrguez, a quien Marta no alcanz a conocer, pues
muri a los 33 aos, cuando su madre la estaba esperando con seis
meses de embarazo.
A Marta Rodrguez Otero, nacida el primero de diciembre de 1933
en Bogot, le esperaba entonces un luto implacable durante sus pri-
meros aos de vida, simbolizado en vestidos de colores exclusivamen-
te blancos y negros, que le recuerdan permanentemente la ausencia
del padre. Aos ms tarde, aplicando la antropologa al cine, el trabajo
del campo ser una memoria que no pasar en vano para el trabajo
de campo que har cuando filme sus documentales. En una entrevista
toMA 2: crnIcA de unA VIdA lucHAdA
__el origen: los padres de
Marta, JUvenal
rodrgUez
y conchita
otero, el da
de sU boda
(archivo
personal. 1928)
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para la revista Kinetoscopio n. 40 (1996), evoca cmo su vida en Suba-
choque hasta los 18 aos le permiti conocer el infortunio y la ansie-
dad por vencerlo a pesar de las condiciones adversas que atraves en
su juventud:
Quiz el hecho de tener que asumir desde muy pequea la
pobreza en unas condiciones casi de miseria, de tener que
trabajar, ordear vacas, recoger lea y vivir en un sitio desde
donde observaba las fincas de recreo de las familias adinera-das; soportar aquella ausencia paterna que en mi familia ha
sido una constante porque los hombres se han muerto muy
jvenes; ver cmo mi madre tena que hacer frente a todo
a que nos envenenaran los perros, a que nos corrieran las
cercas, con un revlver, ella sola, recorriendo la finca por la noche, con cinco nios chiquitos Eso y ser educada en
colegios de monjas, lo cual fue un tiempo perdido en mi vida
eran monjas a las que ni se [les] permita entrar a la uni-
versidad, me hizo conocer muy de cerca las condiciones en
las que se vive aqu. Lo nico bueno es que mi mam vende
la finca y nos manda a Europa a estudiar por nuestra cuenta y riesgo.
Entre el lado de ac y el lado de all; entre el pas conservador y
violento que Marta dej a principios de los aos cincuenta cuan-
do viaj en barco hacia Barcelona como una estacin de paso antes
de ir a Madrid, donde su hermano Guillermo estudiaba Medicina y
la Espaa franquista que le toc en suerte, donde se prohiba en las
clases de Sociologa estudiar autores capitales como Marx; entre la
educacin que signific su vida en el campo y los estudios de Filoso-fa que quiso hacer en Madrid siendo rechazada por no cumplir con
un requisito ineludible: saber griego y latn; entre el mundo gris que
impona la dictadura de Franco y la ruta de escape que le permiti huir
hacia Pars, la visin del mundo fue cada vez ms amplia, fsica y cul-
turalmente.
Despus de atravesar por geografas patriarcales que obede-
can a la imposicin del mundo masculino para vulnerar a las muje-
res Colombia en los aos cuarenta como un territorio donde las
mujeres arrastraban sus das bajo el sometimiento claustrofbico
__en la finca de
sUbachoqUe,
de izqUierda
a derecha:
conchita
otero,
Marta, lUcy
rodrgUez,
conchita
rodrgUez,
Mariela
rodrgUez y
gUillerMo
rodrgUez
(archivo
personal,
1935).
__retrato de faMilia:
de izqUierda
a derecha,
gUillerMo
rodrgUez,
enoc cceres,
Mariela
rodrgUez,
conchita
rodrgUez,
lUcy
rodrgUez,
Marta y
sU Madre,
conchita
otero, en
bogot
(archivo
personal,
1945).
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del trabajo domstico, cuando tenan la casa por crcel al servi-
cio del imperio masculino; la Espaa conventual de los aos cin-
cuenta, retrasada por los traumas de la guerra civil que destroz al
pas a finales de los aos treinta; reaccionando en contra de los prejuicios catlicos y racistas de su madre capaz de contratar
a un abogado para declarar loca a su hija e intentar desheredarla
cuando se decidi aos ms tarde por el cine!; tras observar el
mundo con la cautela y el silencio que la adjetivaron en el colegio
de monjas como la muda; desconcertada por el canibalismo de
matices delirantes despus del asesinato de jorge Elicer Gaitn, el
9 de abril de 1948; enterndose de las crnicas de la barbarie que in-
cendi al pas gracias a los relatos de un primo que era teniente de
la polica, quien le contaba lo que sucedi durante el Bogotazo que
destroz a la ciudad tras el asesinato de Gaitn pues las monjas
les tenan prohibido a las nias hablar del tema en el colegio; co-
nociendo los secretos vedados por las religiosas gracias a otros
dos primos, un sacerdote y un piloto de la Fuerza Area Colombia-
na, que cay con su avin en medio de la selva, y le cont despus
a Marta cmo era la relacin de los indgenas con la coca, aparte
de traerle como regalo de sus viajes micos y loros que animaban
su casa en Bogot, cada pieza del rompecabezas que ensambl la
imagen de Marta Rodrguez ensea la historia de un pas que le sir-
vi como formacin en contra de las deformaciones culturales que
definieron los traumas de una poca.Pars, en 1957, era una ciudad que le sirvi a Marta de contraste
con los mundos donde transcurri la vida de sopor parroquial tan-
to en Colombia como en Espaa. Descubri la vida ms all de los
prejuicios y de la severidad conservadora a la que estuvo sometida.
Se trat de una primera visita, que se prolong un ao, y la acerc a
otro tipo de prcticas religiosas cuando conoci la obra del sacerdo-
te francs y catlico Henri Grous, miembro de la Resistencia, que
conserv su nombre de combate, Abb Pierre (Abate Pierre), con el
que pas a la historia cuando inici, a finales de los aos cuarenta, en colaboracin con Georges Legay, un expresidiario agobiado por la
idea del suicidio hasta su encuentro con el Abate, las Comunidades
de Emas conocidas ms tarde como el Movimiento Emas, que
ofrecen acogida y solidaridad a los pobres.
__en la cUesta de tenJo,
cUndinaMarca,
de izqUierda
a derecha:
conchita
rodrgUez, sin
identificar, sin
identificar,
Marta, Mariela
rodrgUez, sin
identificar,
sin identificar
(archivo
personal, 1946).
__la identidad de Marta en
Una tarJeta.
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28 _
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El personaje de la vida real que es Marta Rodrguez podra estar
en una pelcula sobre el trabajo del Abate al que tambin se llam,
con la justicia que atena los despropsitos sentimentales, el padre
de los pobres, ensendole espaol a un grupo de monjas para
pagar la habitacin que le consigui el movimiento en un lugar his-
trico de Pars, las prisiones de La Roquette oscuramente legenda-
rias cuando el joven jean Genet, acusado de vagancia en 1926, estuvo
detenido all por tres meses a sus 15 aos.
La pelcula tambin podra mostrar la presencia juvenil de Marta
en la estacin de Austerlitz, esperando a los obreros espaoles que
llegaban en la madrugada para continuar su viaje a las minas de car-
bn en Blgica o para trabajar en los cultivos de remolacha en Francia;
asistiendo a clases de francs en La Sorbona; trabajando como niera;
visitando cuando poda las salas de cine donde conoci las pelculas
de jean Vigo propos de Nice; Zro de Conduite; LAtalante, que le
ensearon las sorpresas de la poesa en la sencillez de lo cotidiano; in-
teresndose por lo que sera despus la teologa de la liberacin, prac-
ticada a su manera por los sacerdotes espaoles que trabajaban con el
Abate Pierre y hacan de su religin una manera efectiva de combatir
la pobreza; escuchando por primera vez el nombre de un sacerdote
colombiano llamado Camilo Torres, que viva en Lovaina, estudiaba
Sociologa y tambin reciba a los obreros espaoles que buscaban
trabajo, asumiendo Marta el reto de encontrar un lugar en el mundo
con el coraje que defini su primer ao en Pars.Imgenes soadas de una historia real transcurrida en el escena-
rio donde tres aos ms tarde, cuando Marta Rodrguez regres a la
ciudad, su maestro, el antroplogo y realizador francs jean Rouch,
le descubra su rumbo en el documental.
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__Marta, en villa de leyva, boyac
(roger rickerMan,
1960).
__MeMorias rUrales: Marta, en tabio,
cUndinaMarca (roger
rickerMan, 1960).
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30 _
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el BArco en el que VIAj a Colombia condujo a Marta hacia un azar ben-volo cuando lleg a Cartagena y conoci, en noviembre de 1958, al sa-
cerdote Gustavo Prez Ramrez. Al ao siguiente, Prez fund el Cen-
tro de Investigacin Social (CIS), conocido en 1970 como el Instituto
Colombiano de Desarrollo Social (Icodes). Venciendo la precariedad
domstica, el Icodes se financiara con generosas donaciones inter-nacionales, segn el historiador jorge Pablo Osterling, especialmen-
te de fundaciones relacionadas con la iglesia holandesa, trabajando
durante los aos setenta con el Secretariado Nacional de Pastoral
Social para ayudar al Episcopado a comprender la sociedad colom-
biana y realizar programas de largo alcance.
Fue un tiempo de transformaciones para la historia del pas du-
rante la segunda mitad del siglo XX. Tras la dictadura del general
Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), el trono presidencial sera compar-
tido, segn el plan del Frente Nacional, por liberales y conservadores
desde 1958 hasta 1974. La esperanza en el porvenir era una ilusin
cuando la masacre generalizada conocida por la historia como La
Violencia haba desangrado a Colombia en un periodo que abarca
desde 1946 a 1964, aunque descarg su mayor fuerza destructiva en-
tre 1948 y 1953, segn Marco Palacios en Colombia: pas fragmen-
tado, sociedad dividida. En estos aos se parti en dos el siglo XX
colombiano. Las variaciones de los clculos estadsticos ofrecidos,
que van de 80.000 a 400.000 muertos, revelan el cariz partidista.
Prez le propuso a Marta trabajar como sociloga en Bogot.
Tras su experiencia acadmica en Espaa, que la dej francamen-
te desalentada, ingres en 1959 a la Facultad de Sociologa en la
Universidad Nacional, donde conoci a Camilo Torres y se integr
al Movimiento Universitario de Promocin Comunal (Muniproc).
Fundado en marzo de 1959, los objetivos de Muniproc eran preci-
toMA 3: el nAcIMIento de unA pAsIn
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____ 31
sos, como seala Orlando Villanueva Martnez en Camilo: accin y
utopa, para vincular a estudiantes universitarios y profesionales
con la realidad nacional; investigar cmo resolver las necesidades
de un pas que condena a gran parte de su poblacin a la miseria
extrema; trabajar en programas de accin comunal; prestar aten-
cin profesional a la poblacin que los necesite para salvarse de
la pobreza y rehabilitar a las comunidades mediante el desarrollo
integral y la capacitacin tcnica de sus miembros.
Sin saberlo, cuando Marta alfabetiz a los nios del barrio Tun-
juelito, el destino empez a mostrarle las imgenes alucinantes que
luego estaran en Chircales: sus alumnos llegaban a clase maltrata-dos por la violencia familiar, con las manos y los brazos rotos, desnu-
tridos y frgiles despus de largas jornadas cargando, con energa in-
verosmil, los ladrillos que acomodaban en su espalda y los sometan
a un rigor cercano a la esclavitud.
El exilio itinerante de los desplazados al interior del pas en el
tiempo tenebroso de los aos cuarenta y cincuenta, expulsados por
__carn estUdiantil de
Marta en pars
(1958).
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32 _
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__caMilo torres y gUstavo prez, en lovaina (aUtor desconocido, circa 1957).
__caMilo torres.
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____ 33
la violencia del campo a la ciudad, agolp en Tunjuelito a una comu-
nidad que sobreviva como poda y desconcertaba a Marta.
Uno llegaba all a cualquier hora del da o de la noche o del
sbado o del domingo y la gente estaba acarreando ladrillos
o cargando hornos en el mismo lugar, al mismo ritmo, recor-
d en la revista Cinemateca. Cuadernos de cine colombiano
n. 7 (1982). Eso se interrumpa por una muerte o por una
asamblea poltica, pero de resto todo era igual.
El ritmo lento y pesado que decida la vida y la muerte en
el paisaje de barro de los chircales, como otra versin del infierno en la tierra, le ense una realidad que la intriga de manera visceral.
Filmar las imgenes que descubri al otro lado de la carretera, cuan-
do cruzaba desde Tunjuelito a los chircales, sera un proyecto que
no la abandonara durante los seis aos que transcurrieron desde el
da en que conoci a Camilo Torres, trabaj en Muniproc, se dedic
a estudiar Antropologa tras abandonar Sociologa por la exigen-
cia de materias como Estadstica y Matemticas, adems de estudiar
Etnologa, en el Museo Nacional de Bogot, viaj de nuevo a Pars
en 1961 para conocer los misterios tcnicos del cine matizados
por la antropologa y su enseanza segn jean Rouch, regres a
Colombia e hizo del proyecto una aventura en accin despus de su
experiencia con los nios a los que alfabetiz hasta la filmacin y el montaje de la versin final de Chircales.
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34 _
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Aunque lA cronologA y el estIlo sean distintos, la actitud es similar y se descubre en un par de fragmentos que ilustran la biografa cinema-
togrfica de los dos realizadores.En una carta mecanografiada de Luis Buuel a la asociacin de
Periodistas Cinematogrficos de Mxico (Pecime), el director expli-caba cul fue su intencin cuando rod su documental Las Hurdes
(Tierra sin pan, 1933):
Transcribir los hechos que me ofreca la realidad de un modo
objetivo, sin tratar de interpretarlos y, menos an, de inventar.
Si fui con mis amigos a ese increble pas lo hice atrado por
su intenso dramatismo, por su terrible poesa. Lo poco que co-
noca de l por mis lecturas me haba conmovido. Saba que
all, durante siglos, unos seres humanos se hallaban luchando
contra un medio natural hostil y que lo hacan sin esperanzas
de llegar a vencerlo. Tanto los viajeros como los gegrafos se
hallaban de acuerdo para calificarlo de inhabitable.Y, sin embargo, el clima all es suave, el agua abundante, la ve-
getacin se extiende por doquier. Pero el clima, el agua, la ve-
getacin, la tierra, parecen querer estrangular la vida huma-
na en lugar de favorecerla. Si hay abejas que dan miel, esta
no se puede comer porque es amarga. Si las aguas son puras,
son tambin nocivas precisamente por su pureza, pues se
hallan desprovistas de sales minerales esenciales. Sirven en
cambio de cuna para el terrible mosquito anofeles. Todos los
habitantes de la regin son paldicos.
Enunciemos el nombre de ese pas. Se llama Las Hurdes y se
halla situado al oeste de Espaa, muy cerca de la frontera
portuguesa.
toMA 4: unA AMerIcAnA en pArs
-
____ 35
En la edicin de Cinemateca de octubre de 1982, Marta Rodrguez
describa la forma como se encontraron el cine y la antropologa du-
rante su segunda visita a Pars:
Cuando voy a estudiar Antropologa y Etnologa, quiero es-
tudiar Cine y en ninguna escuela me admiten porque pien-
san que mi formacin como etnloga me separa del cine.
Absurdo. Entonces llega jean Rouch con un curso de cine,
justamente para antroplogos. Me cay como anillo al dedo.
El contenido del curso era bastante interesante. [Rouch] ex-
puso con bastante claridad los principios o los postulados de
lo que a partir de ese momento empez a llamarse cinma
vrit. Hablaba de un cine que utilizara el artificio cinemato-grfico sin violentar la vida de la gente; filmar sin alterar sus comportamientos, sus gestos, sus actividades. Nos hablaba
de la cmara como de un ojo observador que participa de la
vida de ellos. Despus vena la parte prctica donde apren-
damos a utilizar la cmara y el sonido.
Marta haba conocido en Bogot a un suizo llamado Roger Ric-
kerman. Trabajaba en proyectos de vivienda para la Alcalda de Bo-
got, tena una vida paralela como canbal cinematogrfico capaz de consumir todo lo que presentara la cartelera local y, gracias a
Camilo Torres, visit Tunjuelito, donde se encarg de hacerle me-
joras al barrio, por lo que fue conocido como Doctor Tunjuelito.
Con la esperanza de vivir jun-
tos en Suiza, Rickerman le
propuso matrimonio a Marta.
Consciente de su pasin por
Colombia, Marta rechaz un
futuro que la habra transfor-
mado en un ama de casa, atra-
pada por los dudosos placeres
de la comodidad domstica,
y as como Rickerman haba
cruzado hacia Amrica, Marta
cruzara a Europa, donde Pars
le descubri la ciudad como
__Marta y eManUel
siUng trUng,
pars (archivo
personal,
1964).
-
36 _
___
un cineclub gigantesco en el que vera, entre otras pelculas, Las
Hurdes de Luis Buuel.
Pero Rickerman insisti. Viaj a Lausana con la esperanza de que
Marta lo alcanzara. Indecisa ante su futuro, Marta, que viaj con su
madre a Espaa, cambi el tiquete de avin, que le haba compra-
do su madre con la esperanza de convencerla en su indecisin ante
el matrimonio, por uno de tren a Pars. Vivi una temporada con su
hermana Mariela en la calle Chomel, a la que recuerda con el horror
de las depresiones severas: cuando rompi con Rickerman, tuvo que
ayudarse a dormir con dosis industriales de Nembutal recetadas
coincidencialmente por un mdico suizo, aparte de soportar los
regaos de su hermana, que no lograba comprender la situacin. El
caos emocional por el que atravesaba Marta les sugiri que era me-
jor regresar a Colombia. El Reina del Mar no era solamente el barco
ingls que las esperaba en Le Havre, sino una predestinacin que
frustrara los sueos de Marta, alterados cuando supuso la imagen
autoritaria de su madre y la visin la rebas, por lo que empez a
gritar en el tren en el que se dirigan los pasajeros al barco, excla-
mando desesperada: No me voy!, una y otra vez, hasta que logr su
propsito y consigui que el rumbo de la suerte se acomodara a sus
ilusiones y la condujera, an sin saberlo, hacia las clases que tomara
con jean Rouch.
Entre la manera de filmar los hechos de la realidad de un modo objetivo, sin tratar de interpretarlos y, menos an, de inventar, y las
enseanzas de Rouch, Marta Rodrguez se acercaba con el tiempo a
la filmacin de Chircales, en un paisaje semejante al que describe Las Hurdes donde unos seres humanos se hallaban luchando contra
un medio natural hostil y lo hacan sin esperanzas de llegar a vencer-
lo, no menos desconcertante en Tunjuelito o, quiz, mucho ms
desconcertante cuando el barrio quedaba en la capital de un pas por
construir llamado Colombia.
Pero antes, Pars era una fiesta Marta estudiaba Etnologa en el Museo del Hombre, fundado a finales de los aos treinta por el etn-logo francs Paul Rivet, y tena como maestros, aparte de Rouch, al
antroplogo y explorador cultural Claude Lvi-Strauss en el Collge
de France. La Nouvelle Vague desplegaba su talento desde finales de los aos cincuenta hacia el futuro con cinemitos titulados Ascenseur
pour lchafaud (Ascensor para el cadalso, Malle, 1958); Le beau Serge
-
____ 37
(El bello Sergio, Chabrol, 1958); Les 400 coups (Los 400 golpes, Truffaut, 1959); Le signe de Lion (El signo de Leo, Rohmer, 1959); Hiroshima mon amour (Hiroshima mi amor, Resnais, 1959); bout de souffle (Sin alien-to, Godard, 1960) o Paris nous appartient (Pars nos pertenece, Rivette,
1960). La cinefilia se prolonga desde el atardecer hasta la madrugada. Aprendi la leccin de Rouch cuando aconsejaba a sus alumnos que
deban conocer los rudimentos del cine en todas sus facetas y apli-
carlos con una produccin sencilla para enfrentarse a la precariedad
cinematogrfica de sus pases en frica o Latinoamrica, y realiz en 1963 su primer documental, El mercado de las pulgas en la ciudad de
Pars, en colaboracin con el futuro actor, director, guionista e histo-
riador mexicano Toms Prez Turrent un documental que tal vez sea
descubierto algn da en la excavacin arqueolgica de los archivos
cinematogrficos de Francia. Los inmigrantes matizaban la diversi-dad racial descubierta en las calles de la ciudad y se encontr desde la
__Marta en la habitacin de
eManUel siUng
trUng en pars
(eManUel
siUng trUng,
1964).
-
38 _
___
-
____ 39
distancia con Latinoamrica a travs de personajes como el director
de fotografa Nstor Almendros, el realizador Paul Leduc, un pintor oa-
xaqueo de visiones sobrenaturales por el mundo fantstico donde
habita Francisco Toledo o el director de teatro y fundador del grupo
La Candelaria, Santiago Garca, con quien viaj al Festival de Cine La-
tinoamericano de Sestri Levante para ver los primeros aleteos de pe-
lculas que permitieron promulgar en el evento un lema que se con-
virti en programa creativo, El cine como expresin de la realidad de
Amrica Latina, expresado en la traduccin de la Revolucin cubana a
las pantallas de principios de los aos sesenta; en uno de los primeros
largometrajes de Glauber Rocha, Barravento (1961); en una leyenda del
cine colombiano, Races de piedra (1962), de jos Mara Arzuaga, que
recibi en el festival una mencin honorfica, la medalla de oro a la mejor realizacin y el premio especial del jurado.
Cuatro aos de plenitud y aprendizaje, hasta que Marta regres
de nuevo a Colombia, en 1964, donde el cine, la poltica y el azar defi-nieron con el tiempo la aventura creativa de su generacin:
En septiembre [de 1963], se lee en Cinemateca. Cuadernos de
cine colombiano [n. 5 (1982)], dedicada a jos Mara Arzua-
ga es exhibida [Races de piedra] en el Teatro Mogador [de
Bogot] ante un auditorio de tres mil estudiantes universita-
rios convocados por la Facultad de Sociologa de la Universi-
dad Nacional. En el foro participan dirigentes estudiantiles
entre los cuales se encuentra el sacerdote Camilo Torres. [La
pelcula] es exhibida durante todo ese ao en los cineclubes
del pas.
__Marta en la plaza de
san Marcos,
venecia (aUtor
desconocido,
1962).
-
40 _
___
__eManUel siUng trUng,
pars (Marta
rodrgUez,
1964).
-
____ 41
pArs coMo unA fIestA de matices melanclicos donde Marta Rodrguez descubri la maternidad y el dolor, enfrentados durante un emba-
razo accidental que revela de manera contrastante la soledad y los
prejuicios que la cercaban desde la ciudad distante y conservadora
que es Bogot.
El vietnamita que jugaba tenis en uno de los campos deportivos por
los que cruzaba Marta en la Ciudad Universitaria cuando regresaba de
comer se acerc por primera vez a ella con un saludo desconcertante.
Hola, Hiroshima, le dijo.
Vesta de blanco, tena una raqueta en las manos y la intencin
de conocer a la joven de cabello largo y negro que sola caminar alre-
dedor de la cancha. Estudiaba Qumica en Pars, era catlico y se lla-
maba Emanuel Siung Trung. Un amor que la distanci de su querido y
entraable Francisco Toledo, cuando se encontraron por casualidad
en un museo y, quiz, los celos que entorpecen el cario que deciden
ciertas amistades revelaron lo que Marta explica como la profunda y
delicada sensibilidad de los indgenas zapotecos.
El embarazo fue entonces una sorpresa y un dilema. Hizo de la
vida de Marta un obstculo difcil de cruzar. Un giro del azar que
resolvi con una solucin de dimensiones transatlnticas cuando
Emanuel, agobiado por la Guerra de Vietnam, en la que muri una
hermana y la suerte de un hermano era incierta, se march para
siempre de Pars y de la vida de Marta, luego de pasar juntos la Navi-
dad de 1963, esfumndose del paisaje en febrero del siguiente ao.
Marta viajara en junio de 1964, con ocho meses de embarazo,
desde Pars hacia Poughkeepsie las tiendas de caas junto al ma-
nantial, una ciudad al sur del Estado de Nueva York, llamada as
por el legado de las tribus Wappinger, para encontrarse en una insti-
toMA 5: MArgArItA Mon AMour
-
42 _
___
tucin siquitrica con su hermana Conchita y su cuado, un siquia-
tra llamado jaime Rodrguez.
La decisin no era fcil. Su familia no la apoyaba. Las cartas que
reciba eran escasas y le reclamaban por su rebelda y por la vergen-
za que haba cado en la moral intachable de su madre con el peso
de una tragedia. La acusaban de que su madre estuviera al borde de
un colapso por la irresponsabilidad y la falta de principios de su hija.
Una circunstancia que perciba, con un registro diferente, pero no
menos asfixiante, cuando sus compaeros en la universidad obser-vaban silenciosamente el progreso de un embarazo al que no res-
pondi ningn padre.
__Margarita rodrgUez
(Jorge silva,
1979).
-
____ 43
Su hermana no poda tener hijos y le propuso adoptar a la nia
que Marta dara a luz el 19 de julio de 1964, a las cinco y media de la
tarde, recuerda con la memoria infalible de los hechos que transfor-
man una vida.
Margarita fue para Marta una beb que la conmovi y la asom-
br por la belleza de sus rasgos en los que se confundan su herencia
asitica y latinoamericana, menos evidente que el aire vietnamita de
su rostro, sin que se desvaneciera del todo el origen de su madre.
Vivira en Poughkeepsie cerca de tres meses. Asumi la dificul-tad de compartir la habitacin con su hermana, mientras soportaba
el hecho inslito de que Margarita tuviera dos madres que queran
cuidarla en medio de la tensin y el cario desbordado por la nia.
Los das se opacaban mientras Margarita creca y la relacin con
su hermana y su cuado se haca insostenible, lo que oblig a Marta
a regresar a Pars. Cuando termin su viaje alrededor del cine guia-
da por jean Rouch, viaj a Colombia, donde su madre insista en re-
cordarle las virtudes de la religin cristiana, preguntndole con un
rencor irnico cundo tendra el siguiente hijo. Fue entonces cuando
llam a un abogado para declarar loca a Marta y borrarla de la heren-
cia familiar, pues su ilusin de estudiar Cine evidenciaba aspiracio-
nes demenciales. Pero el abogado, sensato ante la crisis familiar, le
dijo que no era posible suponer en Marta trastornos cerebrales y, de
algn modo, adems de los aos recorridos, le allan a Marta, acaso
sin saberlo, su camino hacia el futuro cinematogrfico en el que ha-ra una realidad el sueo de sus documentales.
Ms all de las ancdotas y de su intimidad, la historia de Marta
y de las circunstancias en las que naci su hija Margarita sealan las
razones para que la presencia femenina, la relacin con los hijos y
el sentido de la maternidad como expresin de lealtad absoluta se
destaquen en una filmografa en la que los hombres se apoyan en la sabidura de las mujeres para salvarse de sus temores y resolver la
enfermedad del miedo, como sucede con el carcter fantasmal del
terrateniente diablico que amenaza a los indgenas en Nuestra voz
de tierra, memoria y futuro; cuando Marta expresa la solidaridad con
las mujeres que sufren del vampirismo accidental de las flores que cultivan y minan su salud, arriesgando los meses de embarazo entre
las fumigaciones que describe en Amor, mujeres y flores; cuando se interesa por los nios afectados por la miseria o la guerra en Chirca-
-
44 _
___
les, Campesinos o en la triloga de Urab, codirigida con Fernando
Restrepo Castaeda Nunca ms; Una casa sola se vence y Soraya,
amor no es olvido.
Una solidaridad que intenta preservar la vida amenazada por la
muerte, haciendo del cine un testimonio que prevalece ante el dete-
rioro. No en vano, en el documental Transgresin (2015), la biografa
cinematogrfica de Fernando Restrepo Castaeda en la que narra la vida, obra y aventuras de Marta Rodrguez tras la cmara, Margarita
revive en la pantalla, filmada por Lucas Silva durante una visita a Nue-va York, cuando la vemos en el trance de una danza festiva y juvenil en
la que hace actos de mmica, mientras la voz en off de Marta nos dice
cmo la atac una enfermedad tan despiadada y cruel como la anore-
xia nerviosa y cmo, cuando Margarita estaba cada vez ms enferma
y Marta acariciaba su cabeza para tranquilizarla, la nia, que apenas
vivi 33 aos, le dijo: Dime que me amas porque no me lo has dicho
en 20 aos.
En esa frase Marta pudo descubrirlo todo, la verdad de la rela-
cin con su hija, una frase tan sencilla en sus palabras como los tes-
timonios que Marta ha filmado para hacer del cine una forma de la solidaridad.
-
____ 45
no es IMposIBle IMAgInAr a jorge Silva entre el pblico que descubri una versin de Colombia segn Races de piedra. El semanario La
Nueva Prensa n. 71 (septiembre 8-14, 1962) anunciaba la pelcula como una produccin nacional que sera importada al pas en oc-
tubre del mismo ao desde Espaa.
Motivo? La carencia de equipos de sonorizacin, que obliga a
los productores nacionales a embarcarse con rumbo a Mxico
o Espaa en busca de la palabra, con la consiguiente prdida
de tiempo y dinero.
La obra est basada en un artculo periodstico de Ruth Ce-
peda, publicado en El Espectador. Relata la historia de dos
chircaleros del sur de Bogot, que deciden abandonar su
ambiente de ladrillos y lodo para lanzarse al corazn de la
urbe. El uno, Firulis (Max Castillo) se dedica al robo, con to-
das sus consecuencias. El otro (Enrique Pachn) se gana la
vida en la albailera.
Esta pelcula fue filmada el ao pasado en cuarenta y cinco das. Tiene una duracin aproximada de ochenta minutos y
se encuentra en Dyaliscope, pantalla gigante. Su productor es julio Roberto Pea, joven entusiasta del sptimo arte, y la
direccin de [jos Mara] Arzuaga.
La fotografa est a cargo de Abd Eljaiek y Felipe Fras, quie-
nes logran escenas felices, como la de la crcel y un hermoso
amanecer en Bogot, pero el nivel tcnico de la produccin
es lamentable.
Aparte [de] Castillo y Pachn, tienen su oportunidad Cecilia
Rueda, Luis Hernndez y Camilo Medina. El resto de actores
son chircaleros legtimos y bogotanos comunes y corrientes.
toMA 6: el HoMBre de lA cMArA (I)
-
46 _
___
La nota revela convergen-
cias y divergencias: segn Arzua-
ga, en la edicin de Cinemateca
dedicada a su filmografa, para julio Roberto Pea, coguionista
de la pelcula, los personajes de
los chircales eran esenciales, im-
portantes, formaban parte de un
pas que mereca ser rescatado;
tambin para Marta Rodrguez
fue una necesidad filmar en los chircales que estaban frente a
Tunjuelito y otorgarle una pre-
sencia visible a una realidad que
permaneca invisible, al menos
de la manera como quera pre-
sentarla en el documental. La fil-macin de Races dur algo ms
de un mes; Chircales tard varios aos para que el mtodo de trabajo que desarrollaron Marta Rodr-
guez y Jorge Silva se definiera en una primera versin de hora y media, estrenada en la Primera Muestra del Cine Documental de Amrica La-
tina de Mrida en 1968, titulada Chircales 68, reducida a una versin posterior de 42 minutos. Races de piedra es una ficcin que contrasta la honradez, el crimen y la lealtad, encontrndose al azar cuando el
albail cae gravemente enfermo y su amigo [el delincuente] enfrenta
todo tipo de infortunios tratando de conseguir el dinero para las medi-
cinas, como advierte la resea de la pelcula en la Coleccin 40/25 de
la Fundacin Patrimonio Flmico Colombiano.
Tanto para Arzuaga como para Marta Rodrguez y jorge Silva, las
condiciones de produccin en Colombia durante los aos sesenta
hacan de una pelcula una aventura hacia el riesgo. En el programa
del Festival Internacional de Cine Documental Ambulante realizado
en Mxico, en 2013, se lee:
Chircales es la bsqueda de una metodologa adaptada a las condiciones sociopolticas de Amrica Latina. Su filmacin inicia en 1966 al sur de Bogot en un barrio llamado Tunjue-
__Jorge silva en el barrio
la candelaria,
bogot (aUtor
desconocido,
circa 1947).
-
____ 47
lito, donde existan grandes haciendas cuyos dueos arren-
daban sus tierras para la produccin artesanal de ladrillos.
En este documental el marco metodolgico fue la observa-
cin participante. Este mtodo de trabajo supone que el ci-
neasta se integre a la comunidad y sea aceptado por ella. Los
realizadores de Chircales compartieron cinco aos la vida de la familia Castaeda, fabricantes de ladrillos. En los aos
sesenta y setenta no existan en Colombia escuelas de cine,
ni casas productoras de documentales; las nicas herramien-
tas que los documentalistas posean eran una cmara y una
grabadora con las que se logr mostrar la poesa, la violencia
y la explotacin de la familia Castaeda.
El hombre de la cmara fotogrfica y cinematogrfica que fue jorge Silva, durante una vida breve que todava permanece en la
memoria del cine, comprendiendo el panorama de la produccin en
Colombia durante los aos sesenta, y la diferencia en la perspectiva
que permiti realizar en el escenario de los chircales dos historias
distintas por su tratamiento en la ficcin y el documental, perfilan a un personaje que hizo de la dificultad un reto para vencer.
El cine en Colombia era entonces algo semejante a una ilusin
ptica, pero jorge Silva consigui que el sueo de la pantalla fuera
una realidad forjada por la disciplina, el talento y la pasin.
Ana Silva, su madre, cri a jorge en Girardot, donde naci el 2 de
diciembre de 1941, sin que el padre reconociera al nio y los abando-
nara a una suerte cercada por la pobreza. Viajaron a Bogot en 1946
y la ciudad los recibi de una manera implacable: la madre se emple
en el servicio domstico, pero tena que dejar al hijo en un orfanato.
El director juan jos Vejarano, en la semblanza que public la re-
vista Cinemateca en julio de 1987, tras la muerte de jorge Silva el 28
de enero del mismo ao, cita el fragmento de un texto en el que Silva
se ve a s mismo como un personaje que narra su historia, agobiado
por el miedo durante la infancia:
Ese infinito viaje en tren de Girardot a Bogot y los ojos ate-rrados de mi madre mirando la ciudad por la ventana y la
barahnda en la estacin de la Sabana y t de 5 aos, ano-
nadado por el fro de esa inmensa casa bogotana con piso
-
48 _
___
de ladrillo y tres patios donde pasaras tanto tiempo en me-
dio de rezos, misas de cinco, angelus, escupitajos y tabacos
para espantar al diablo y acordes trastabillantes de Chopin,
saliendo del cuarto de planchar la ropa. Cerca de esa habita-
cin con olor a ropa limpia y cerca de la cocina en aquel in-
fecto cuarto clarosocuro, dormas con la puerta entreabierta
hacia el patio encementado y fue all que soaste y en el sue-
o viste bajo la lluvia ese toro, toro de lidia, que reluciente
avanzaba en cmara lenta hasta tu cama, levantaba la rada
cobija olorosa a orines y t all desnudo, temblando de fro
y ese toro entonces arrancaba tus testculos que quedaban
colgando sangrantes del piafante hocico () Ese chico fue
aprendindose de memoria todos esos rincones, calles, calle-
juelas, cafetines, prenderas, acompaando a tu madre que
buscaba trabajo de sirvienta, trasteando aqu y all ese bal
con una foto de Mary Astor en la contratapa y para disfrazar
por unos minutos la miseria te contaba cmo era que haba
visto Lo que el viento se llev, pero al revs, porque los que
no tenan para pagar la boleta de entrada, podan colarse y
vean la pelcula apiados en la parte de atrs de la pantalla.
__Marta en los chircales
(Jorge silva,
1967).
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____ 49
serA en el fro de lA cIudAd, descrita por jorge Silva con la atmsfera de una aventura tortuosamente infantil a la manera de Dickens,
cuando trabaj como albail y durmi refugindose en los rincones
secretos del teatro al aire libre conocido en Bogot como la Media
Torta situado en el centro de la ciudad, sobre los cerros orientales,
inaugurado con el apoyo del Consejo Britnico en 1938 para brindar
un lugar de encuentro y entretencin a los inmigrantes campesinos
que llegaban a Bogot, donde los aos transcurrieron y le descu-
brieron cmo transformar la realidad precaria que le toc en suerte,
matizndola con los autores que moldearon su perspectiva ante el
mundo segn la escritura de William Faulkner, Ernest Hemingway,
james joyce o Louis-Ferdinand Cline, de quien tomara el ttulo de
su novela emblemtica, Voyage au bout de la nuit (Viaje al fin de la noche, 1932) para la novela que escribi, Un largo viaje hacia la no-che, fragmentada por el tiempo hasta reducirla a un par de pginas que evocan el manuscrito perdido.
El lector con la ilusin de ser escritor se sumergi entonces en la
Biblioteca Luis ngel Arango y asumi la posibilidad de construirse
un destino en la literatura. Al mismo tiempo, mientras viva con un
to que le hizo ms relajada la vida, conoci a fotgrafos profesiona-
les como Hernn Daz y Hernando Oliveros, asistiendo en compaa
de Oliveros a rodajes de pelculas en las que se resume la pasin del
melodrama hecho crimen, cuando el director mexicano julio Bracho
film en Bogot Cada voz lleva su angustia (1965).Oliveros tambin le ense a jorge, aparte de los rudimentos fo-
togrficos, las imgenes de otros hroes culturales que compartie-ron su pasin con la literatura. Una galera de maestros en la fotogra-
fa integrada por Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Brassa, Edward
Steichen, Robert Frank y el padre en el tiempo de muchos fotgrafos,
toMA 7: el HoMBre de lA cMArA (II)
-
50 _
___
__rodaJe de Das De papel
(arChiVO
persONal,
1964).
__Jorge silva en girardot
(aUtor
desconocido,
circa 1965).
-
____ 51
antes del tiempo de la fotografa, cuando el siglo XVII fue iluminado
por las pinturas de Rembrandt.
El escritor juvenil empez a transformarse entonces en el com-
paero de ruta de sus maestros y en el camargrafo de las pelculas
que realizara con Marta Rodrguez. Animado por la tertulia de sus
amigos en la cafetera El Cisne del centro de Bogot los directo-
res de fotografa Enrique Forero y Pedro Salamanca, filmaron un cortometraje titulado Das de papel (1964). Sera un aprendizaje ci-
nematogrfico para Jorge Silva, basado en el modelo que compara la distancia entre los mundos de un nio pobre y un nio rico pro-
tagonizado por el futuro realizador y programador de cine latinoa-
mericano en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Ramiro
Puerta. Forero aseguraba que fue un prembulo muy importante
para Chircales porque nos ense a vislumbrar lo que sera el docu-mental. Aprendimos sobre el oficio del rodaje, de los problemas tc-nicos, del sonido, porque ninguno tena experiencia profesional. En
ese momento, ni en Bogot ni en Colombia haba ningn instituto de
cine. (Snchez Meja 2006, 130)
La experiencia fue su academia, y cuando Marta Rodrguez re-
gres de Pars, su visin como antroploga y documentalista sera
otra forma de aprendizaje para Jorge Silva cuando filmaron juntos los primeros ttulos de su filmografa: Chircales (1965-1972); Planas: testimonio de un etnocidio (1972); Campesinos (1970-1975); La voz
de los sobrevivientes (1980); Nuestra voz de tierra, memoria y futuro
(1974-1980); Amor, mujeres y flores (1984-1989).Un encuentro recordado por juan jos Vejarano en su semblanza
de jorge Silva, cuando cita el fragmento de un texto de Silva que evo-
ca los primeros das con Marta:
Ese itinerario que empez en medio de las pelculas de joris
Ivens basadas en poemas de Prvert, fotografas de Agns
Varda y aquellas infinitas conversaciones sobre el neorrea-lismo y el tiempo pasando irremediable, hasta que fuese el
momento de besarte tmidamente, all en el Cream Helado o
en el amurallado de Cartagena frente al Cabrero, o a la salida
del Cine Club de Colombia; abrazarte y sentir el olor de tu Du-
ffle Coat parisino, que lo remita a uno a las pequeas salas de cine del Boulevard Saint-Michel, al metro, a la Cinemateca
-
52 _
___
Francesa y a todo ese excitante pas maravilloso de las salas
oscuras por el cual transitabas durante meses enteros con la
amenaza de perder el ltimo metro () y tu amor recndito
por el cine de jean Vigo; esa mujer caminando por las calles
de Pars, que despus en Bogot, mucho tiempo despus, ya
en la poca de la inconsolable memoria, presentara las pel-
culas de jean Rouch. En medio de todo aquello te recuerdo,
entre tiquetes de metro parisinos, cineclubes, ensayos de Va-
lle Incln, tarjetas postales de algn viaje a Italia, libros de
Gldman, Balandier, Lvi-Strauss y tantos y tantos cigarrillos
para mimetizar el hambre, en medio de filmes de James Dean y Vittorio De Sica y nostalgias y dolores acumulados que te
acompaaban siempre cuando esperabas el bus a Suba y las
recriminaciones familiares.
__tarJeta de
presentacin
de Jorge silva.
-
____ 53
MArtA y jorge se encontrAron en el cineclub de la Alianza Francesa de Bogot, dirigido por Marta, gracias a un documental del director ho-
lands joris Ivens en el que se narra otro encuentro: La Seine a ren-
contr Paris (El Sena encuentra Pars, 1957). El destino fue entonces
benvolo y traz una figura circular: Marta conoci a Joris Ivens en la casa de Abraham Zalzman en Pars. Zalzman haba creado en 1958 el
primer cineclub universitario que funcionara en Bogot, adems de
escribir textos de cine en la revista Guiones, fundada en 1960, donde
colaboraron otros crticos de la poca como Ugo Barti, Hctor Valen-
cia y Carlos lvarez. Sin saberlo, la casualidad con Ivens se repetira
en 1965, cuando anim al grupo en el que estaba jorge para que en-
traran a ver la pelcula. Las imgenes de Ivens y el poema de jacques
Prvert, que describan la entrada del ro a la ciudad mientras la vida
transcurra a sus orillas con la plenitud del tiempo y sus placeres, re-
unieron las vidas paralelas que haban tenido hasta entonces Marta
y jorge, entre las orillas de Francia y Colombia.
El cine y la literatura, que decidan el ritmo de los das de jorge, y
las imgenes que estremecieron a Marta cuando trabaj con Camilo
Torres en Tunjuelito, se definieron como una realidad posible en la propuesta de Marta para filmar en los chircales al sur de Bogot.
La cinefilia sin tregua que nutri a Jorge en cineclubes legenda-rios de la ciudad como el Cine Club de Colombia, dirigido por Hernan-
do Salcedo Silva, su inters por la fotografa y el primer experimento
con la cmara en Das de papel, hacen de su pasin una conviccin
para aceptar la propuesta.
jorge reconoci que el cortometraje fue un aprendizaje inocente
para continuar filmando.
toMA 8: el HoMBre de lA cMArA (III)
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Era una pelcula coherente con la formacin de los cineclubes.
Yo le mostr la pelcula a Marta y ella la destroz realmente. Y
fue algo positivo, porque desde all empezamos a trabajar jun-
tos. Yo estaba muy orientado hacia el cine de puesta en esce-
na y sigo todava interesado en ese cine. Pero el nuevo intento
era radicalmente diferente. (Valverde 1978, 313)
Las enseanzas fueron mutuas: Marta se form cinematogrfi-camente en la academia y jorge, en la vida cotidiana, donde se apa-
sion por el cine y la literatura. El tiempo estableci una relacin de
complicidad entre la teora y la prctica, convirtindola en un ejerci-
cio de investigacin y rodaje segn los documentales que filmaban. Las circunstancias del pas al que se enfrentaron, redescubrindose
a s mismos con un mtodo que construyeron trabajando en equipo,
moldearon el futuro cinematogrfico en el que filmaron las imge-
__Jorge silva filMando
amOr, mujeres
y flOres
(ignacio
JiMnez, 1984).
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nes de lo que sera con los aos la memoria de una historia compar-
tida a nivel ntimo y social.
Tanto para la biografa cinematogrfica de Marta y Jorge como para el cine en Colombia, el nuevo intento era radicalmente diferen-
te: Chircales se rod con un mtodo de trabajo que ense cmo aproximarse a la realidad filmada en un documental, aprendiendo de manera minuciosa sus matices ms sutiles, sin que importaran
los aos que fueran necesarios en su investigacin y en la forma de
abarcar la vida de los protagonistas, representados en la pantalla
con un estilo indito a nivel local, lo que contribuy a que los perso-
najes se comprendieran a s mismos y se transformaran de una ma-
nera efectiva a travs del cine. En una entrevista al periodista Umber-
to Valverde, jorge Silva declar:
A ellos [a la familia Castaeda filmada en Chircales] en el proceso de montaje se les proyectaron los materiales en la
vivienda, la construccin de la pelcula se elabor en con-
junto, se les mostr el copin. Al mismo tiempo superaban
una serie de ideas que tenan acerca de la imagen filmada. Ellos nunca haban visto cine. Segn las mujeres, el dueo
de la tierra les hizo creer que nosotros ramos muy vulga-
res, porque filmbamos a las mujeres y luego las ponamos patas arriba y uno poda ver lo que ellas tenan debajo de las
faldas. Por eso, cuando estbamos filmando, ellas se rean
__de las Montaas al
caribe: Jorge
silva y Marta
en taganga,
Magdalena
(aUtor
desconocido,
1966).
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maliciosamente, pero cuando nosotros les presentamos los
materiales, todo fue cambiando. (Valverde 1978, 320-321)
Colombia sera entonces el escenario donde Marta y Jorge filma-ron su historia en clave indgena, campesina y poltica, trabajando
durante dos dcadas en las que compartieron sus vidas, tuvieron dos
hijos Lucas, en 1971, y Sara Milena, en 1973, obedeciendo a los
dilemas de su generacin sin admitir concesiones.
En nuestra piel descubrimos el pas y en el pas un cine y en el
cine todo aquello que ramos y no ramos, reconociendo los elemen-
tos de que estbamos hechos vos y yo cuando ramos el ms largo
camino y el azar era el nico punto de referencia, escribi entonces
jorge Silva, citado por juan jos Vejarano, recordando los inicios de
los aos sesenta y la aparicin de Marta en su vida.
__Jorge silva y Marta en
rqUira,
boyac (aUtor
desconocido,
1965).
__Marta y Jorge silva en
la hacienda
canaan, caUca
(ignacio
JiMnez, 1973).
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58 _
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A prIncIpIos de los Aos VeInte, durante una conferencia en la Universi-dad de La Plata, el escritor dominicano Pedro Henrquez Urea predi-
jo por azar el inters de la generacin que quiso reinventar Amrica
en los aos sesenta. Hacia la utopa?, se pregunt Urea y le recor-
d al auditorio el ideal griego por el que se buscaba un perfecciona-
miento constante del ser humano a travs de la cultura.
Cuando descubre que el hombre puede individualmente ser me-
jor de lo que es y socialmente vivir mejor de como vive, no descansa
para averiguar el secreto de toda mejora, de toda perfeccin. juzga
y compara; busca y experimenta sin descanso; no le arredra la nece-
sidad de tocar a la religin y a la leyenda, a la fbrica social y a los
sistemas polticos. Es el pueblo que inventa la discusin; que inventa
la crtica. Mira al pasado, y crea la historia; mira al futuro y crea las
utopas.
En Latinoamrica, las utopas posibles y la revisin de la vida
en el continente definieron a la generacin que descubri en su literatura y en el cine una ruta por recorrer en trminos creativos.
Fue entonces cuando explot el boom un sustantivo y un verbo
transformados en el adjetivo que defini al estruendo editorial que renov a Latinoamrica en trminos literarios durante los aos se-
senta, agrupando de manera estratgica las novelas que dejaron
un rastro ineludible en sus lectores. Publicada en 1967, Cien aos de
soledad, de Gabriel Garca Mrquez, le otorg su denominacin de
origen a la imaginacin narrativa del espaol literario en su versin
americana, compartiendo la dcada prodigiosa y las promesas del
porvenir con otras formas de escritura no menos estimulantes: El
astillero (1961), de juan Carlos Onetti; Sobre hroes y tumbas (1961), de Ernesto Sbato; La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuen-
tes; Rayuela (1963), de julio Cortzar; La casa verde (1966), de Mario
toMA 9: lA utopA de AMrIcA
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Vargas Llosa; Tres tristes tigres (1967), de Guillermo Cabrera Infante;
La traicin de Rita Hayworth (1968), de Manuel Puig; El obsceno pja-ro de la noche (1970), de jos Donoso.
Nuevo fue un adjetivo que describi la aparicin cronolgica
de los directores que empezaron a filmar en Latinoamrica durante los aos sesenta como salmones cinematogrficos: rodando a con-tracorriente de la tradicin y de las normas que imponan una forma
del cine sin color poltico.
Era fcil seguir el credo de jean-Luc Godard cuando fund en
Francia, hacia 1968, el grupo de militancia cinematogrfica Dziga Vrtov en homenaje al realizador ruso que se interes en los aos
veinte por hacer de la cmara un ojo que observara la realidad de for-
ma objetiva, discutiendo polticamente cada encuadre y haciendo
del equipo de produccin un ensamblaje obrero en el que el indivi-
duo no importaba tanto como el colectivo artstico.
No hacer parte de la novedad era una traicin generacional y el
adjetivo calific con distintos rtulos pero una misma intencin: el cine como expresin poltica a los grupos y proyectos que se
multiplicaron a travs del mapa. El cinema novo en Brasil liderado
por el frenes en el que vivi Glauber Rocha se correspondi con el
Cine Nuevo pensado en Cuba para el hombre nuevo que apreciara
sus pelculas, extendindose la ansiedad por la novedad en el cine
diverso que identific a la Generacin Argentina del Sesenta, a los documentales del boliviano jorge Sanjins y el Grupo Ukamau, a pu-
blicaciones como la revista Nuevo Cine, donde trabaj Toms Prez
Turrent, publicada en Mxico desde 1961 hasta el ao siguiente.
En su ensayo El cinema novo y la aventura de la creacin (1969),
Glauber Rocha escribi:
El cinema novo en cada film vuelve a empezar desde cero, como Lumire. Cuando los cineastas se disponen a comen-
zar desde cero, a crear un cine con nuevos tipos de trama,
de interpretacin, de ritmo, y con otra poesa, se lanzan a la
peligrosa aventura revolucionaria de aprender mientras se
realiza, de sostener paralelamente la teora y la prctica, de
formular cada teora de cada prctica, de comportarse segn
las apropiadas palabras de Nelson Pereira dos Santos, cuan-
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do cita a cierto poeta portugus: No s adnde voy, pero s
que vas desde all.
Un manifiesto de militancia explosiva, Hacia un tercer cine, pu-blicado en octubre de 1969 en la revista Tricontinental de La Haba-
na, escrito por los directores argentinos Fernando Solanas y Octavio
Getino, fundadores del Grupo Cine Liberacin, describa un progra-
ma esttico con criterios ticos en la hora de los hornos poltica que
hirvi durante la dcada en Latinoamrica. Diferenciaba el cine de
la gran industria, segn el rtulo que se convirti en un sinnimo
de distraccin ideolgica Hollywood, como el primer cine que
impona su modelo de produccin y narracin en el mundo; el cine
de autor como el segundo cine, realizado en contra de la uniformi-
__el hiJo de Una
generacin:
karl Marx y
Jorge silva
en londres
(aUtor
desconocido,
circa 1985).
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____ 61
dad industrial a travs de la libertad creativa, y el tercer cine, como
recuerda el crtico peruano Isaac Len Fras en El nuevo cine latinoa-
mericano de los aos sesenta (2013):
Orientado por organizaciones polticas revolucionarias, que
se valen para ello de la simplificacin de las cmaras, de las grabadoras, los nuevos pasos de pelcula, la pelcula rpida,
que puede imprimir la luz ambiental, los fotmetros autom-
ticos, el sincronismo audiovisual, etc. El modelo del tercer
cine privilegia el registro documental, tal como se seala ex-
presamente. El cine como documental con toda la vastedad
que este concepto hoy encierra, desde lo didctico de la re-
construccin de un hecho o una historia, constituye quiz el
principal basamento de una cinematografa revolucionaria.
Levantan como opciones centrales el cine panfleto, cine di-dctico, cine informe, cine ensayo, cine testimonial .
La tecnologa contribuy a la produccin que pudo esquivar la
pobreza utilizando cmaras livianas Eclair, Arriflex, Bell & Howell y, hacia los aos setenta, la Aaton, y grabadoras como la Nagra, en-
contrndose en los festivales los directores interesados en compren-
der y descubrir el mundo de Latinoamrica con sus producciones.
Recordando eventos decisivos para el cine de la poca, como el
Festival de Cine de Via del Mar y Primer Encuentro de Realizadores
Latinoamericanos, que tuvo lugar en Chile, en febrero de 1967, o la
Primera Muestra del Cine Documental de Amrica Latina de Mrida,
realizada en 1968, en Venezuela, Len Fras describi el aura poltica
del momento.
El nfasis estaba puesto en la necesidad de un cine social
hecho dentro de las estructuras econmicas disponibles o las
que se pudieran crear en el caso de los pases que no contaban
con un aparato de produccin y distribucin, que apuntara a
la conciencia de los espectadores. (Fras 2013, 41)
Un movimiento sin pausa, potenciado por otro boom explosivo
en trminos polticos cuando el primero de enero de 1959 la Revo-
lucin cubana se aventur a la utopa, los riesgos y las miserias del
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poder en la realidad del Caribe con su llegada oficial a La Habana. La historia transform entonces las cmaras en recursos ideolgicos y
las tesis polticas hicieron de sus teoras una prctica de rodaje.
Marta Rodrguez y jorge Silva se atrevieron, como hroes solita-
rios en el panorama del cine colombiano de los aos sesenta, a una
manera de aproximarse a sus temas que an era inexplorada y, en
consecuencia, nueva para el paisaje local.
Fueron un reflejo domstico de otros estilos documentales que surgieron durante la dcada, como el direct cinema (cine directo),
que se interes en hacer de sus autores, en Canad y Estados Uni-
dos, observadores que no manipulaban la accin narrada, filmando de manera inagotable un material que se poda multiplicar durante
horas con el propsito de registrar la esencia de la realidad en la pan-
talla, mientras en Francia se desarrollaba el cinma vrit, que haca
de la cmara un ojo que atestiguaba la realidad de las vidas que fil-maba, sin desmentir su verdad.
Dos formas del cine ilustradas en Estados Unidos por directores
como Frederick Wiseman autor de una pelcula tan vigorosa y es-
tremecedora como Titicut Follies (1967), filmada en una institucin siquitrica o los hermanos Maysles, y en Francia por jean Rouch,
realizando con el socilogo y filsofo Edgar Morin el documental Chronique dun t (Crnica de un verano, 1960), aproximndose los directores a sus personajes a travs de largos dilogos, cuestionan-
do, pero comprendiendo, la capacidad del cine para lograr un retrato
hablado acerca de sus dilemas en la vida cotidiana de los franceses,
partiendo de una pregunta sencilla, realizada por azar a los tran-
sentes de las calles de Pars: Es usted feliz?.
Fue entonces cuando el cine documental en Colombia tendra
un antes y un despus con Chircales.
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____ 63
en el ojo fotogrfIcode Jorge Silva y sus contemporneos, la tesis de grado de Viviana Patricia Snchez Meja, estudiante de la Facultad de
Comunicacin y Lenguaje de la Universidad javeriana de Bogot, se
lee la transcripcin del que es tal vez uno de los testimonios ms elo-
cuentes que haya narrado Marta Rodrguez acerca de cmo se film Chircales. Su memoria habl entonces as:
Trabaj con jorge 20 aos hasta su muerte. Durante ese tiem-
po hicimos Chircales, en Bogot; Planas, en el Vichada; Cam-pesinos, en Viot; Nuestra voz de tierra, en el Cauca, y Amor,
mujeres y flores, en Bogot. Conoc los chircales en 1959 por Camilo Torres, cuando vi que los nios iban por unas rampas
con ladrillos en su espalda y que si pisaban mal se iban para
el fondo. Dije: Tengo que hacer esta pelcula, pero en ese
momento no tena un cntimo.
Cuando llegu, como haba aprendido francs, me dieron el
manejo de la cinemateca de la embajada de Francia. Me ga-
naba un buen sueldo y con eso compr la pelcula y una gra-
badorcita. Las cintas para grabar llegaban all en programas
de radio. De la embajada saqu todo, hasta una moviola de
mano que tena dos manivelas en la que editamos la pelcula.
As se haca, porque aqu no haba industria, nadie me cree,
pero no haba nada.
Cuando empezamos a hacer el trabajo de campo, nos ba-
mos a los chircales a buscar una familia con la cmara que
nos prestaba Hernando Oliveros y a hacer fotos hasta que
encontramos a los Castaeda. Con ellos entablamos una re-
lacin de amistad, de comunicacin, de mostrarles que ra-
mos gente de confianza que no les bamos a causar ningn
toMA 10: HABlA, MeMorIA
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__Marta entrevistando a benJaMn castaeda para ChirCales (Jorge silva, 1968).
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problema y a hacer un guin con fotos. Luego, lo pasamos
a la televisin que haba en la 45, la que trajo Rojas Pinilla.
A la televisin le interes y nos dijeron que nos daban la c-
mara y el laboratorio en blanco y negro. Y un amigo, Rober-
tico lvarez, tena una cmara Bolex y tambin nos la prest
porque a veces las de la televisin no servan. Por ejemplo, la
secuencia de la primera comunin hubo que reconstruirla,
porque el da que fuimos la cmara estaba daada y para eso
tambin sirvieron las fotos de jorge. Ya en el setenta, un cura
amigo de Camilo Torres, Gustavo Prez, cre Icodes, la prime-
ra empresa de cine con moviolas y salas de sonido. Antes, los
cineastas, como Gabriela Samper, se iban a Estados Unidos,
Venezuela o Argentina a revelar, porque aqu no haba ni la-
boratorios, solo haba un movimiento de cineclubes.
Llegu de Europa con una formacin universitaria en cine, y
jorge vena de una vida proletaria. Entonces me dijo: Marta,
sus teoras se le van a volver pedazos en los chircales, y fue
cierto. Ese equipo entre una persona que tena una formacin
europea y l, que tena que defenderse en un mundo urbano
de pobreza y de rebusque, era ideal. Adems, jorge tena un
gran compromiso con su clase social, con su gente, con los in-
dgenas y los campesinos. Pero tambin era una persona apa-
sionada. El deca: Yo soy 24 horas un hombre de cine.
Una vez empezamos a investigar, nos dimos cuenta de que
la familia Pardo Morales era la duea de Los Molinos, una in-
mensa y vieja hacienda con terrenos de greda y barro, y de
que haba un arrendatario, un llanero dspota que conse-
gua cuatro o cinco familias para explotar un horno, producir
ladrillo semanalmente y recibir un pago a destajo. Nosotros
nos hicimos amigos del arrendatario, pero los viejos Pardo
Morales llegaban todos los das a vigilar y les tenamos que
pedir permiso para entrar. Yo deca que vena de Francia y
que quera hacer un trabajo lingstico, pero cuando vieron
que grabbamos con ellos, que muri un obrero y la gente
ya estaba brava, nos echaban a cada rato. Entonces nos to-
caba levantarnos al arrendatario, tomar aguardiente con l
y convencerlo. Al final nos echaron a todos, a la familia y a nosotros.
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Ellos salieron de una finca donde un tipo los trataba como esclavos y se fueron a otro sitio a pasar una poca dura. Pero
como a la pelcula le fue muy bien, compramos un lotecito y
empezamos a construir una casa para ellos con bao y habita-
ciones. Antes vivan hacinadas 15 personas en un campamen-
to de ladrillos, de cuatro por cuatro, donde no haba ni siquiera
una toma de agua. Ellos adoran esa casa porque es el smbolo
de liberarse del barro. La casa se hizo en una zona cerca de Ciu-
dad Bolvar, que todava no exista. Adems, se consiguieron
becas para que los ms pequeos estudiaran. Y confirmamos que cuando uno va a una comunidad y les muestra su reali-
dad, se genera un proceso que les cambia la vida.
Escogimos a esa familia porque estaba conformada por el
pap, la mam y doce hijos de todas las edades, y porque nos
pareci muy representativa. Venamos de la violencia cruel
del 48 y por eso mucha gente lleg a estas zonas de refugio.
Los Castaeda eran de algn pueblo de Cundinamarca. Una
vez en Bogot, como el nivel profesional era tan bajo, lo ms
fcil para una gente sin ninguna especialidad era amasar ba-
rro y hacer ladrillo.
Yo estaba tomando un curso de marxismo en la Universidad
Inca, donde jorge era fotgrafo. Lo daba Hernando Llano, un
profesor de la [Universidad] Libre, y gracias a l encontr una
hiptesis que dio origen a la pelcula y se resume en que a un
nivel tecnolgico primitivo hay tambin un nivel ideolgico
primitivo. Entonces emprendimos la tarea de estudiar la re-
ligin y la forma como 300.000 personas se mataron por un
trapo rojo o por la virgen que tena el manto azul. Todo era
mgico, liberales por la sangre que hubo en la guerra, conser-
vadores por el manto azul de la virgen.
Y as la hicimos, ramos toderos. La ventaja de aprender a ha-
cer cine documental con jean Rouch fue que me ense que
por ser del Tercer Mundo y trabajar en un pas donde no haba
industria tena que poder hacer un documental sola. Yo haca
cmara o sonido y jorge haca fotos. Luego l cogi la cmara.
Creo que por la concepcin del cine que haba aprendido,
acerca de la comunin con la gente, el amor, el dilogo, la
relacin ntima de comunicacin, yo no poda filmar sin que
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hubiese confianza y afecto. No podra coger una cmara y plantrsela a un nio que est corriendo. Luego nadie nos
miraba porque nosotros llegbamos con la cmara cargada
y jorge se sentaba en un horno todo el da a observar que
pasaban mil cosas del trabajo, de la fatiga, del hambre, que
era una constante especialmente en los nios.
En cinco aos que estuvimos en los chircales, nunca vimos
que la tecnologa pasara de cargar ladrillos en la espalda,
como se ve en una de sus fotos ms famosas, a cargarlos
en una carretilla. Y otra cosa, por ejemplo, el maestro jean
Rouch nos deca que si bamos a filmar algo, lo hiciramos nosotros primero. Las mujeres se arrodillaban a amasar la-
drillo todo un da y cuando yo lo hice tena piedritas y vidrios,
a ellas se les cortaban las manos y solo ganaban 15.000 pesos
por da. Si no lo hacan, no coman porque la familia era la
unidad econmica de produccin: mientras ms hijos, mejor.
Al chiquito se le deca: El que no trabaja, no come. La vio-
lencia con l era salvaje y cuando el ms pequeo poda ca-
minar, haca gaveritas [cajas rectangulares de madera con
divisiones] donde cortan el ladrillo para dos ladrillitos o
para tres, segn su edad.
jean Rouch fue el maestro ms grande que tuve en la vida. Es
considerado uno de los grandes del cine documental, me en-
se el amor por el gnero y la metodologa. Tambin apren-
d de Flaherty, Vrtov, de toda la escuela rusa y de la escuela
de jean Vigo. Y, adems, como aqu haba un movimiento de
cineclubes, veamos el neorrealismo y yo tena una vocacin
por el cine. En mi casa no haba artistas, la nica fui yo. Yo
era la izquierdosa, la espantosa. Claro, yo milit en el Partido
Comunista, entonces era casi como el diablo. Y con jorge, que
tambin era comunista, fue peor.
Chircales se edit en este edificio en el que estamos [en el ba-rrio Chapinero, en el norte de Bogot]. Cuando llegamos de
Europa, mi mam decidi construirlo; nosotros vivamos en
el segundo piso y el resto estaba en obra. En ese piso yo col-
gaba la pelcula y all llegaron a amenazarnos personas que
mandaban de los chircales. Un tipo vino con un uniforme de
la empresa de telfonos y con una bocina, era un viejo gran-
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____ 69
duln, aqu se par a preguntarme si era soltera o casada y
qu estaba haciendo en los chircales. Adems, nos pusieron
un detective que nos segua por toda la ciudad. Una noche,
cuando estbamos en el [Cine] Mogador, me acuerdo de que
yo le deca a jorge que haba un tipo que nos miraba. Cuando
salimos, omos dos balazos.
Lo que nosotros hicimos fue seguir trabajando, porque una
pelcula provoca una transformacin en la comunidad. Cuan-
do nosotros llegamos ramos dos personas extraas con
unos aparatos rarsimos, que eran magia para ellos. Pero la
gente empez a mirar, a tomar conciencia de que no tena
prestaciones sociales y empez a organizarse. (Snchez Me-
ja 2006)
__Marta haciendo
ladrillos en
los chircales
(Jorge silva,
1968).
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en lAs Apuntaciones crticas sobre el lenguaje bogotano, Rufino Jos Cuervo conjetura si chircaleo alguien dedicado a fabricar tejas, adobes y ladrillos y chircal tejar, adobera o ladrillar son pala-bras relacionadas con los arbustos de chilco, que se podran utilizar como combustible en la produccin artesanal de tejas y ladrillos en
los chircales.
Cuervo no resuelve el enigma, aunque lo sugiere para compren-
der una tradicin prolongada hasta 2002, cuando los chircales fue-
ron clausurados por su contaminacin y permanecieron en la memo-
ria del paisaje txico donde los chircaleos sobrevivieron ejerciendo
un oficio cercano a la esclavitud. La palabra chircal proviene del nombre del rbol que se em-
pleaba como lea para hornear tejas, tablones y ladrillos durante la
poca colonial: el chilco (Baccharis latifolia), que an crece en el pie-demonte de los cerros orientales, donde encuentra las condiciones
ambientales que fomentan su crecimiento y desarrollo, explican
Marta Rodrguez, Fernando Restrepo Castaeda y Marcelo Molano
en el documental que realiz Marta en 2012, De barros y alfareros,
como una evocacin del tiempo transcurrido, filmando su regreso al lugar donde surgi Chircales.
El escenario de la Plaza de Bolvar en el centro de Bogot como
un espacio simblico que representa al pas cuando se rene la vida
poltica de Colombia para oficiar el ritual de un presidente que asu-me el poder; las manifestaciones populares se concentran frente
al Capitolio Nacional tras avanzar largas horas por las avenidas de
la ciudad; las sombras de personajes polmicos como Rafael Uribe
Uribe y jorge Elicer Gaitn, asesinados en 1914 y 1948, permanecen
aguardando la explicacin de sus muertes, y los desquiciados de una
ciudad, capaz de enloquecer a sus habitantes, se convierten en histo-
toMA 11: soBre el BArro que forj un clsIco
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riadores ocasionales ante la au-
diencia que escucha sus delirios
en la plaza, sirvi como punto
de partida en Chircales para que Marta Rodrguez y jorge Silva es-
tablecieran un paralelo entre la
puesta en escena del espejismo
que recrea la democracia un da
de elecciones y el testimonio de
Alfredo Castaeda el padre de
la familia que narra su historia en el documental, describiendo los
motivos de su herencia poltica.
Una frase de Marx, tomada de El capital, sirve de epgrafe al do-
cumental para anticipar y resumir las visiones dramticas y artesa-
nales que veremos en el mundo de la familia Castaeda, sometida a
unas condiciones de trabajo que definen la relacin con su entorno, conjurado ocasionalmente por un sentido mgico que irrumpe en lo
cotidiano: La tecnologa nos descubre la actitud del hombre ante la
naturaleza, el proceso directo de produccin de su vida y, por tanto,
de las condiciones de su vida social y de las ideas y representaciones
espirituales que de ella se derivan.
La lectura del texto avanza acompaada por una banda sonora
que sugiere el ruido del trabajo en los chircales, seguida por la ima-
gen de un personaje que ondea una capa inmensa mientras camina
en zancos por la plaza y llena la pantalla con un plano en contrapi-
cado que despliega su presencia mientras se escucha la voz de jorge
Elicer Gaitn, modulada por su elocuencia certera, anunciando la
que pudo ser su marcha victoriosa, con el pueblo de Colombia, hacia
el palacio de los presidentes.
El humor como estrategia poltica alterna las palabras de Gaitn
con la marcha militar de un soldado que atraviesa la plaza, tomada
por la tropa, sus caballos y sus armas.
Es entonces cuando la voz de Alfredo Castaeda revela mien-
tras se suceden las imgenes electorales, entre las que se descubre
un fragmento del pas alrededor de las urnas que llevaran al poder
a Carlos Lleras Restrepo en 1966, anunciando en una valla: Liberal.
Vote bien. Abstenerse es votar por la dictadura, refirindose a su ad-versario en las elecciones, jos jaramillo Giraldo, representante de la
__Marta filMando
ChirCales
(Jorge silva,
1968).
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Alianza