mainlander textos

29
7/31/2019 Mainlander Textos http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 1/29 TEXTOS Philipp Mainländer

Upload: zavalaga777992

Post on 05-Apr-2018

231 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 1/29

TEXTOSPhilipp Mainländer

Page 2: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 2/29

Índice

Nota……………………………………………………………………………….3Prólogo……………………………………………………………………………5Sobre el origen del universo………………………………………………..........13La ley universal del debilitamiento de la fuerza.………………………………..16Teleología del exterminio………………………………………………………..18Humanidad, civilización y Estado ideal…………………………………………19Apología del suicidio…………………………………………………………….21Perspectiva hacia el vacio.……………………………………………………….23Poemas…………………………………………………………………………...27

Page 3: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 3/29

Nota

Recién el 2011 se publicó una traducción de este libro. Teniendo en cuenta que elcastellano es el idioma al que más se traducen obras de todo tipo, resulta curiosa estalarga omisión.

La primera noticia que tuve de Mainländer fue un pequeño comentario que LudwigMarcuse hace de él en su obra Pesimismo. Más tarde leí otros comentarios, o simplesmenciones. Y eso fue todo, hasta que me enteré de que el Fondo de Cultura Económicahabía, por fin, publicado una traducción de La filosofía de la redención.

Si bien se trata de una antología, está muy bien acompañada por un extenso Estudiopreliminar de la traductora; y, en todo caso, una antología es preferible a la nada quehabía antes.

Más allá de que hoy se relacionen sus especulaciones con teorías como la del Big Ban

o la entropía —no se trata de visionarias anticipaciones, sino de simples coincidencias,

por más que uno quiera creer lo contrario—, o que se le considere el primero en declararla muerte de Dios (aunque, a diferencia de Nietzsche, no en un sentido metafórico, sinoen uno perturbadoramente literal), el interés por Mainländer ciertamente se centra en lamotivación de su suicidio.

En su Carta a Meneceo, Epicuro critica a los que hacen la apología del suicidio, “puessi quien lo dijo lo creía así, ¿qué hacía que no partía de esta vida? Esto en su manoestaba, puesto que sin duda se le hubiera otorgado la petición, pero si lo dijo por chanzafue un necio al tratar con burlas un asunto que no las admite.” Siempre ha habidoapologistas del suicidio, y Mainländer pudo ser uno de tantos, pero el caso es que fueconsecuente con su prédica, y eso es lo que llama la atención.

Ahora bien, ¿su conducta fue ejemplar? ¿Fue, digamos, éticamente superior a un

Cioran que se murió de viejito? No lo creo.En general, ningún cambio de circunstancia puede satisfacer a quien no está conformeconsigo mismo porque, esencialmente, el problema no está en el mundo. La gente que,por su constitución sicológica, busca a toda costa la coherencia entre sus ideas y susactos difícilmente encontrará agradable la vida, ya que muy rara vez el mundo seacomodará a esas ideas. Esto no tiene nada de extraordinario, a no ser que rebase loslímites de la tragedia personal; pues, aunque la causa sea la misma, una cosa es pegarseun tiro y otra muy distinta tirotear a los demás. La lógica enloquece a estas personas,como dijo Chesterton, y las convierte en un peligro para la sociedad. Si llegan a tenerpoder tratarán de aplicar por la fuerza sus ideas, tal como lo hicieron Robespierre,Lenin, Hitler, Mao o Pol Pot. Ya sean racionalistas o irracionalistas, seguidores de la

Ilustración o del oscurantismo, filósofos o políticos, da igual, el resultado siempre es elmismo: una carnicería. A la larga, felizmente, el mundo siempre se desquita y las cosasretoman su curso natural. Lo triste es que estos experimentos sociales culminan conmillones de vidas arruinadas y de muertos.

A ese respecto, coincido con Wittgenstein cuando dijo que la única manera de mejorarel mundo (cualquiera que sea la idea que se tenga sobre ello) es mejorarse uno mismo.Si uno se transforma, transforma también la percepción que tiene del mundo, y es estecambio de perspectiva lo que verdaderamente cambia al mundo. Si no se tieneconciencia del mal que hay en uno mismo, tampoco se tiene derecho a señalar los malesdel mundo, ya que la sana intención de cambiarlo y mejorarlo no puede venir de alguienincapaz de cambiarse y mejorarse a sí mismo. Yendo más lejos: si uno se mejora a sí 

mismo, se dará cuenta de que ya no le queda nada por mejorar, pues es entonces quepercibe que el mal no estaba en el mundo...

Page 4: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 4/29

En fin, dudo mucho que la teoría de Mainländer, por más curiosa y sugestiva que sea,cumpla su objetivo e impulse a alguien más o menos cuerdo a quitarse la vida. Aunqueen estos tiempos, donde la gente cree en lo que sea, no extrañaría oír de suicidas queinvoquen esta causa.

Por si acaso: este archivo no llega a ser ni siquiera una antología de la antología. Nipor asomo puede reemplazar al libro impreso, es más que todo un aliciente paracomprarlo.

 Miguel Zavalaga Flórez

Page 5: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 5/29

Prólogo

¿Voluntad de vivir o voluntad de morir?El suicidio en Schopenhauer y Mainländer

Leemos en El mundo como voluntad y representación: "Lejos de ser una negación dela voluntad, el suicidio es un fenómeno de la más fuerte afirmación de la voluntad. Puesla esencia de la negación es que no se detesta el sufrimiento, sino los goces de la vida.El suicida quiere la vida y sólo se halla descontento de las condiciones en las cuales seencuentra. Por eso, al destruir el fenómeno individual, no renuncia en modo alguno a lavoluntad de vivir, sino tan sólo a la vida. Él quiere la vida, quiere una existencia y unaafirmación sin trabas del cuerpo, pero el entrelazamiento de las circunstancias no se lopermite y ello le origina un enorme sufrimiento" (Schopenhauer, 1986, Tomo I, §69, p.541).

Cuando la explicación del suicidio se aborda desde la sociología o la psicología, seimpone en general el discurso crítico que persigue su prevención. La metafísica de lavoluntad de vivir no está exenta de aquella tendencia. Bajo la perspectiva de unnoúmeno volente, el suicidio no es considerado señal de querer  dejar de vivir, por elcontrario, resulta ser la manifestación más fehaciente de aceptar y afirmar una vida sinsufrimientos. Sin embargo, cuando las circunstancias no permiten gozar de esa vida osimplemente no permiten superar la condición sufriente en ella, el individuo obra, segúnSchopenhauer, conforme a su naturaleza como "voluntad metafísica", a la cual, al estarfuera del principium individuationis, le es indiferente la permanencia de cada individuoen particular. Esto último nos podría llevar a una aparente contradicción siconsideramos que el fin de la voluntad es perpetuarse en el ser, a través de muchos

individuos que ayudan a conservar la especie. Sin embargo, tal argumentación esfácilmente refutable si consideramos que no todos los individuos son aptos para laespecie y, por lo tanto, útiles para cumplir aquel objetivo de la voluntad. ParaSchopenhauer, el hecho de que la voluntad, por sobre el fenómeno del nacimiento y lamuerte, jamás deje de manifestarse, es argumentación suficiente para condenar elsuicidio. Con éste se niega el individuo, precisamente a esto remite la raíz latina sui delsuicaedere (matar a uno mismo), es decir, se destruye el yo en particular, pero no seniega la voluntad ni por lo tanto la especie. En otras palabras, la destrucción voluntariadel cuerpo es la destrucción aparente y fenoménica de la objetivación más directa de lavoluntad, mientras que ella, la cosa en sí, al no ser negada, permanece intacta. Al nonegarse la voluntad, la nada es ilusoria. "Y él cree arreglar su miseria / A través de la

muerte. / ¡Cómo se ha engañado! / Aquí se escondió detrás de un arbusto / Ahí está soloy desnudo, / Y todo lo que aquí le horrorizó / Está en él prolongado / ¡Cómo se haengañado!" (Claudius, 1974, p. 624-625).

La condena de orden moral que surge de la metafísica del noúmeno volente se resumeen el hecho de que el suicida no puede dejar de querer . El acto de darse muerte a sí mismo es resultado de afirmar en la adversidad las ganas de haber llevado una vida másafortunada, sin tormentos, sin embargo, al no haber podido satisfacer  en esencia ya"nada" en ella, el suicida suprime el fenómeno, en este tiempo y en este lugar, dejandola cosa en sí intacta. El suicida detesta el sufrimiento, a diferencia del renunciante quedetesta los goces de la vida. El primero afirma la voluntad de vivir suprimiendo elfenómeno de la vida. El segundo, en cambio, niega la esencia de ella, es decir, niega el

querer vivir.

Page 6: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 6/29

Un dolor que se torna intolerable, un sufrimiento que se vivencia como lo absoluto, nopuede dejar de generar una necesidad imperiosa de descanso o alivio. Como antítesis deldolor ilimitado sobreviene la avidez vital de la nada. En esta situación límite es posibledistinguir una avidez vital de la nada como manifestación pura e inmediata delpadecimiento vivenciado, a diferencia de su aspiración que puede estar mediada por

reflexiones abstractas. Podríamos decir que el suicidio es la mayor parte de las vecesuna conjunción de ambos fenómenos, es decir, tanto una desesperación por dejarse caeren una nada subjetiva, como un anhelo por alcanzarla. Lo que busco enfatizar esreconocer el estatus del sufrimiento con que se identifica aquella avidez vital de la nadaque puede anteceder un suicidio, ponderando con ello aquella necesidad  que puedeesconderse tras la "elección" de abandonar la vida. Solo el alma sabe cuán tolerable eseste o aquel dolor, y no es uno quien "decide" cuándo la necesidad de la nada se hatornado más vital que la vida misma.

Muchas parecen ser las causas que podemos hipotéticamente suponerle al suicidio; locierto es que todas las razones suficientes no resultan ser a menudo fuente veraz decomprensión para quien haya sentido alguna vez compasión por alguien que lo haya

cometido. Creo que muchos hombres que se figuraron, antes de suicidarse, que elcometer dicho acto podría implicar comenzar la existencia de una nueva vida, con másdificultades aún, indiferentes hubieron de pensar en ella, porque fue la propia la que seles tornó insoportable. A raíz de esto, el suicidio es realizado sin distinción de credo porpersonas que han sido minadas por alguna tristeza espiritual, independientemente de queésta tenga una explicación psicopatológica o no. Este hecho me hace pensar que el acto,en estos casos, puede ser antecedido por una reflexión serena y sensata que en silencio,una y otra vez, se torna en un hábito mental que engendra esta avidez vital de la nada.Es verdad que los hábitos mentales son más fuertes que los físicos, pero necesidad no essiempre indicio de una desesperación obvia. Sin embargo, siempre nos quedamos conesto último. No hay maldad en ello, es una sensibilidad más visible, más evidente, perono por eso menos superficial. ¿Quién no podría anhelar con nostalgia la muerte dealguien al verlo sufrir y padecer un dolor intolerable, si sabemos que dicho lamento esirreversible? Eurípides dijo una vez: ύ ’ ό ί ύ ς , ό έ ώ έ (Dios melibertará cuando yo lo desee). ( Bacchae, 498). Solo veo en ello que la muerte parece seraquí la solución al tormento de la vida.

Cuando se trata, sin embargo, de un sufrimiento de orden espiritual, el dolor muchasveces no alcanza la superficie del lamento; quienes rodeamos a este ser corremos elriesgo de permanecer como hipnotizados por aquel silencio que favorece que dichos"Hombres ante el abismo" acaben con el show de la vida y se bajen así repentina ysorpresivamente del escenario de todos los tiempos. Así como una vez hubo un Mario

que fue bajado del escenario por un Mago

1

. Nadie se suicida solo. / Nunca nadie estuvosolo al nacer. / Tampoco nadie está solo al morir" (Artaud, 1971, p. 118) 2. Lo cierto esque ante un suicidio, lo absurdo cobra sentido, los detalles ínfimos se puedentransformar en variantes decisivas. Se precisa un público de seres indiferentes, cuyapasividad pudo haber actuado de estímulo para acabar con el acto final y descender del

1 Mann, Thomas, 1995, Mario und der Zauberer . Veo en la figura del Mago la voluntad de vivir y en losseudoespectadores, la hipnosis colectiva a la que puede llevar su afirmación, hasta que impávidos nosenteramos de que un hombre se ha suicidado, y nos hacemos conscientes de que fuimos uno más de losespectadores indiferentes que formábamos parte activa del espectáculo.2 Artaud, 1971, p. 40. Artaud obró según esta premisa. "Si me mato no será para destruirme sino para

reconstruirme". Para Artaud, cuando la dualidad cuerpo-espíritu se vuelve intolerable, el suicidio sepresenta como el medio para abandonar el cuerpo, y avanzar heroicamente en un acto de desprendimientohacia el riesgo mortal de quitarse la vida. Sin embargo, lo cierto es que Artaud no se suicidó.

Page 7: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 7/29

escenario, donde se vive el show de la vida. Habría que saber si el mismo día quecometió un suicidio, esperaba esa persona una llamada o una carta que no recibió osimplemente un pariente o un amigo le habló con un tono indiferente.

Schopenhauer condena el suicidio a partir de su metafísica, sin considerar que quienpadece un dolor tan intenso puede olvidar todo credo o proyección de vida individual y

eterna. Perpetuar la vida sería prolongar una tortura. Es precisamente mediante la fe enla voluntad de vivir desde donde se reprueba el suicidio como un acto inútil y egoísta,incluso en enfermos psiquiátricos, pese a saber el filósofo qué clase de dolores comportala locura: "La locura es el  Lethe de un dolor enorme" (Schopenhauer, 1990, p. 396)3,pero de un dolor que no es de orden físico. Cuando Schopenhauer anula en estos casoslos efectos prácticos e inmediatos del suicidio, se aleja mediante su concatenaciónargumentativa no de la temática concerniente al dolor, sino que lo teoriza hastatransformarlo en una mera abstracción, y es precisamente a partir de ella desde dondelegitima su condena. El suicidio no me parece de ningún modo "un acto completamenteinfructuoso e insensato" en el círculo de enfermedades esquizofrénicas, maníaco-depresivas u otras tantas de la misma índole (Schopenhauer, 1986, Tomo I, § 69, p.

542). Casos donde la persona destruye un yo, el cual no solo se le escapa, sin poderdominarlo, sino que la mayor parte de las veces se transforma éste en el peor de susenemigos4 (Laing, 1988, pp. 155-173).

En este hecho se reflejaría, según mi opinión, la imagen de la contradicción máspatente que sufre la voluntad de vivir consigo misma, sería "la obra maestra de Maja",puesto que fuera de esta lucha a todo trance que se da en la diversidad de lasobjetivaciones, el individuo se declara, por así decirlo, la guerra contra sí mismo.

Señalo como contraargumento el caso de la locura, considerando la ausencia decondiciones que permitan acceder a un conocimiento mejor o a una conciencia continuaque posibilite negar la voluntad de vivir. No debemos ignorar este hecho al ponderar,desde la crítica schopenhaueriana, el suicidio como el equívoco que se produce en elmodo de enfrentar el dolor, al ser anulado con éste el único camino válido donde puedeproyectarse un ideal de redención: "El sufrimiento le ronda y le abre como tal laposibilidad de negar la voluntad, pero él lo ahuyenta de sí, al destruir el fenómeno de lavoluntad, el cuerpo, por lo que la voluntad permanece inquebrantable" (Schopenhauer,1986, Tomo I, § 69, pp. 542-543). En lo anterior se realza el hecho de que la voluntadno puede ser destruida más que por el conocimiento o la conciencia, y ningún acto deviolencia puede aspirar jamás a dicho fin. Solo negándose la voluntad de vivir se puedeacabar definitivamente con el dolor que significa el fenómeno de la vida, sin embargo,eliminando el fenómeno no se puede acabar con la esencia de ésta. Producto de ello,Schopenhauer se detiene principalmente en las consecuencias de orden ontológico,

deslegitimando la eficacia inmediata del suicidio.He aquí, paradójicamente, un "discípulo" de Schopenhauer que si bien pudo ponderarel sentido y el significado de la negación de la voluntad de vivir, fue llevado por dichaconciencia a una peligrosa antinomia, que no podemos dejar pasar por alto. El"discípulo" dice: "En febrero de 1860 llegó el día más grande, más significativo de mivida. Entré a una librería y le eché un vistazo a los libros frescos llegados desde Leipzig.Ahí encontré  El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer.¿Schopenhauer? ¿Quién era Schopenhauer? El nombre nunca lo había oído hasta

3lethe significa olvido. Pese a que  Lethe hoy en día se utiliza en alemán en femenino (die Lethe),

Schopenhauer se refiere a él en masculino (der Lethe), para aludir a la representación mitológica del río

del olvido, del cual bebieron los muertos descendiendo al submundo del olvido (Zentner, 1995, p. 222).El daño de un "dolor desmesurado" explicaría el "estropicio de la memoria" (Schopenhauer, 1985, p. 88).4 Prieto presenta en El socio, sensu allegorico, esta problemática.

Page 8: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 8/29

entonces. Hojeo la obra, leo sobre la negación de la voluntad de vivir y me encuentrocon numerosas citas conocidas en un texto que me hace preso de sueños" (Mainländer,2004, pp. 8-9)5.

En 1860, Mainländer contaba con diecinueve años. En lo que respecta a la vida dePhilipp Batz (su verdadero nombre) sabemos que era el menor de seis hermanos, tres de

los cuales cometieron después suicidio. Recibió su formación escolar en la Realschulede Offenbach, su ciudad natal, situada a orillas del río Main. De ahí proviene suseudónimo Mainländer (región del Main). A partir de 1856 frecuenta la escuela decomercio en Dresden. Dos años más tarde viaja por Francia hacia Italia hasta Nápoles,para ocupar un puesto en una casa de comercio. En este significativo "tiemponapolitano", de aproximadamente cinco años, es cuando descubre a Schopenhauer. A suregreso a Offenbach se hace cargo del negocio de su padre. En 1868 se traslada a Berlíndonde recibe el nombramiento de "Martin Magnus" en una casa de banca. Pasadosalgunos años vuelve nuevamente a su ciudad natal para redactar parte de su obraprincipal, pero luego decide entrar voluntariamente como coracero en Halberstadt.Finalmente, en noviembre de 1875 se establece de un modo definitivo en Offenbach,

para concluir el segundo tomo de su obra principal: La filosofía de la redención ( DiePhilosophie der Erlösung).

La filosofía de la redención no es sólo continuación de las doctrinas de Kant ySchopenhauer, sino también confirmación del budismo y del cristianismo puro. Aquellossistemas filosóficos son rectificados y completados por ella, reconciliando además estasreligiones con la ciencia. La filosofía de la redención fundamenta el ateísmo no en unacreencia cualquiera como estas religiones, sino como filosofía en el saber y, por esta razón,queda el ateísmo, gracias a ella, por primera vez fundamentado de un modo científico(Mainländer, 1996, Tomo I, p. VIII).

Según Mainländer, la moral cristiana no es más que un mandamiento de suicidio lento(Mainländer, 1996, Tomo II, p. 218), el cual se puede lograr tomando conciencia de lacaída y la decadencia profetizada como destino del mundo. Esto queda de manifiesto nosolo en la vida de Cristo, sino también en la de Buda. Ambos, según el filósofo, habríanexpresado el suicidio sensu allegorico a través de sus vidas.

Mainländer tiene una visión propia acerca del origen del universo. Dios, saturado desu propio "super-ser", decide de un modo suicida y arbitrario la catástrofe absoluta.Conforme a ella, el universo surgió no por un deseo de creación divina, sino que fue elresultado de un agotamiento de voluntad divina. En un comienzo existe una vueltarepentina e inconcebible de perfección, sin tiempo ni espacio, que tiende hacia la nada.Increíblemente ésta es en su descarga energética lo que hoy la ciencia llamaría Big

Bang. El curso irreversible de esta gran explosión se extiende, a través de su fuerzaomnipotente de creación, hasta el exterminio de toda su precedencia, la cual únicamentese encuentra aún presente existiendo, pero deviniendo hacia su extenuación(Mainländer, 2004, p. 15).

El hecho es que para Mainländer la conciencia advierte, a través de los tráfagos de lavida, que la no existencia es mejor que la existencia. Este conocimiento le abre alhombre la posibilidad de negar perpetuarse y tender a autoaniquilarse, para consumarfinalmente el gran ciclo de la redención ( Erlösung) del ser: todos somos fragmentos deun Dios, que al igual que en el "Big Bang" del principio de todos los tiempos, se

5

Mainländer, 2004, Von Verwesen der Welt und anderen Restposten , editado por Ulrich Hostmann.Hostmann cita el ensayo de Fritz Sommerlad, "Aus dem Leben Philipp Mainländers. Mitteilungen aus derhandschriftlichen Selbstbiographie des Philosophen" (1898) p. 98, en Müller-Seyfarth, 1993.

Page 9: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 9/29

destruyó, ávido de no ser: "Esta unidad simple que ha sido, ya no existe más. Ella se hafragmentado, transformando su esencia absoluta en el mundo de la multiplicidad. Diosha muerto y su muerte fue la vida del mundo. (...) Ya no estamos más en Dios porque launidad simple se ha destruido y muerto" (Mainländer, 1996, Tomo I, p. 108).

Mainländer, sin embargo, es consciente de sus límites: existió efectivamente una

unidad simple (einfache Einheit ), sin embargo no es posible descifrar en modo algunolo que ella fue. Solo afirma que su ser fue saturado por su propio "super-ser"(Mainländer, 1996, Tomo I, p. 320) y que no se asemeja a ningún ser que podamosconcebir, porque todo ser que se conoce es, por el contrario, un ser cuya manifestaciónes movimiento o devenir.

Mainländer resume sus teorías centrales —la desintegración de la unidad en lamultiplicidad, la transición del campo trascendente hacia el inmanente, la muerte deDios y el origen del mundo— en los siguientes puntos (Mainländer, 1996, Tomo I, pp.326-327):

1. Dios quiso el no-ser.2. Su esencia fue el obstáculo para la entrada inmediata en el no-ser.

3. La esencia tuvo que desintegrarse en un mundo de la multiplicidad, cuyosindividuos tienen todos el afán de no-ser.

4. En este afán se obstaculizan mutuamente, luchan los unos con los otros y debilitande esta forma su fuerza.

5. La completa esencia de Dios vino hacia el mundo a través de una formatransformada, en una determinada suma de fuerza.

6. El mundo completo, el universo, tiene una meta, el no-ser, y logra ésta mediante elcontinuo debilitamiento de su suma de fuerzas.

7. Cada individuo llegará a través del agotamiento de su fuerza, en su procesoevolutivo, hasta el punto que su ansia de alcanzar el exterminio pueda llegar a sercumplida.

De lo anterior se desprende una cosmovisión que concibe la historia universal como laoscura agonía de los fragmentos que correspondieron a un Dios y que apela, debido aello, a la destrucción del mundo y del yo para acelerar el proceso de destrucción. "Laley del debilitamiento de la fuerza es la ley universal. Para la humanidad esta se llamaley del dolor" (Mainländer, 1996, Tomo II, p. 510). En consonancia con ello, solo unateleología del exterminio es capaz de aliviar aquel dolor cuyo proceso es un padecerirreversible, por lo que solo se debe colaborar con la desintegración total del mismo: ¿ycómo lograr esto? A través de la autodestrucción o autodesintegración. Para Mainländerel dolor no es un ύ ρς ς , sino solo parte de un engranaje que se debe terminarde desintegrar. Por eso Mainländer defiende su propia metafísica: "El verdadero

significado metafísico del mundo, el credo de todos los buenos y justos, es el desarrollodel mundo con la humanidad hasta el extremo. El mundo es el punto de tránsito, pero nopara un estado nuevo, sino para el exterminio, el cual desde luego se encuentra fuera delmundo: ello es metafísico" (Mainländer, 1996, Tomo II, p. 509).

El pesimismo autodestructivo mainländeriano transmuta el concepto de negación porel de destrucción. Voluntad de muerte (Wille zum Tod ) es la conciencia de la vida comomedio para alcanzar la liberación a través de la muerte. Bajo esta cosmovisión, todacosa en el mundo es inconscientemente voluntad de muerte. El mundo se mueve "comosi" tuviera una causa final, pero lo que en verdad se quiere no es la vida, puesto que éstaes solo apariencia de la voluntad de muerte. Sin embargo la redención ( Erlösung) puedecomenzar en vida al tomar conciencia de que lo esencial ya no es aquella voluntad que

tiene como fin la vida, sino aquella que sirve como medio para la muerte. Mainländernos habla de sí para persuadirnos de aquello: "Quisiera, en adelante, destruir además

Page 10: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 10/29

todos los motivos fútiles que puedan amedrentar a los hombres que buscan la nochesosegada de la muerte. Y si mi confesión —que me quitaré de encima en calma laexistencia, cuando mi anhelo por la muerte aumente en ínfima medida—, puede tener elvigor para apoyar a cualquiera de mis prójimos en su lucha contra la vida, entonces, loefectúo en este acto" (Mainländer, 1996, Tomo II, p. 218).

Camus en la misma línea de la confesión, casi un siglo más tarde sostiene: "Matarse,en cierto sentido, y como en el melodrama, es confesar. Es confesar que se ha sidosobrepasado por la vida o que no se la comprende" (Camus, 1996, p. 16). Sin embargo,ambas confesiones difieren entre sí. El hecho es que Mainländer sí elaboró un tratado demás de mil páginas, donde incluye una minuciosa Teleología del exterminio (Teleologie

der Vernichtung). En ella manifiesta su absoluta convicción de haber hallado laredención al problema de la existencia humana. "Finalmente el filósofo inmanente ve enel universo completo sólo la profunda nostalgia de un exterminio absoluto, y esto esoído por él, el llamado claro que atraviesa todas las esferas celestiales: ¡redención!¡redención! ¡muerte a nuestra vida! Y la respuesta consoladora dice: todos ustedesencontrarán el exterminio y serán redimidos" (Mainländer, 1996, Tomo I, p. 335).

El amor a la muerte de Mainländer apela a la valentía espiritual en su lucha contra lavida:

Quien no le teme a la muerte, se precipita en una casa envuelta en llamas; quien no le temea la muerte, sale sin vacilar en medio de un diluvio; quien no le teme a la muerte, irrumpeen una tupida lluvia de balas; quien no le teme a la muerte, emprende desarmado la luchacontra miles de titanes alzados; —en una palabra— quien no le teme a la muerte, es elúnico que puede hacer algo por los otros, sangrar por los otros, y recibe al mismo tiempo lafelicidad única, el único bien deseable en este mundo: la verdadera paz del corazón(Mainländer, 1996, Tomo II, p. 251-252).

Cuando Camus afirmó: "No hay más que un problema filosófico verdaderamenteserio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a lapregunta fundamental de la filosofía" (Camus, 1996, p. 9), el existencialista planteó unproblema que en Schopenhauer no nos conduciría jamás a la autodestrucción, sino a laautonegación. Por muy pesimista que parezca la cosmovisión schopenhaueriana, ella

 jamás busca el cese inmediato, violento y autodestructivo de la vida, sino, por elcontrario, un camino lento de luchas internas, donde se busca negar el querer queproduce el fenómeno sufriente de la vida. En esta concepción, el suicidio es antecedidopor motivos que nacen de un yo volente, marcado visiblemente por las barrerasindividuales propias del  principium individuationis, pero que más allá del fenómenoresultan ser solo una causa infundada. Precisamente porque la voluntad de vivir no vale

la pena ser afirmada y nos sobrepasa en ella lo inconcebible y lo doloroso, es que sedebe negar su esencia y no destruir el fenómeno particular de ella, que se vive y sevivirá siempre en uno. Paradójicamente, el apego a la vida suele ser más fuerte quetodas las miserias del mundo, y aunque se juzgue que la vida no vale la pena ser vivida,son pocos finalmente los que obran según esta premisa. Esto se debe a que el querer lavida no implica más que el que se la quiera. En este hecho radica el que expongamoshoy su esencialidad. En vez de preguntarnos si la vida vale o no vale la pena ser vivida,debemos sobrecogernos simplemente con el hecho de que la vida nunca ha resultado servivible para todo ser humano.

Camus afirma que ve morir a muchas personas porque estimaron que la vida no valela pena ser vivida, pese a que tuvieron la convicción en algún momento que sí era

valioso hacerlo. Sin embargo, afirma: "Nunca vi morir a nadie por el argumentoontológico. Galileo, que defendía una verdad científica importante, abjuró de ella con la

Page 11: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 11/29

mayor facilidad del mundo cuando puso su vida en peligro" (Camus, 1996, p. 14). KlausThomas, en su libro  Hombres ante el abismo, parece ser más cauteloso al recordar aHegesias, a quien se le dio el significativo apodo de Peisithánatos, en la medida en que,como lo dice su nombre, era un hombre que precisamente persuadía a matarse, y estomismo hizo él, porque creía que la felicidad tan frecuentemente ensalzada por los

hombres era simplemente inasequible y nunca jamás alcanzada. Sin embargo, KlausThomas también se manifiesta algo vacilante: "Hay pocos que estarían dispuestos amorir por una demostración ontológica" (Thomas, 1970, p. 28).

¿Puede en verdad morir alguien por un argumento ontológico? Volvamos al año 1876.Precisamente el primero de abril, el día de la víspera de la impresión de la Philosophie

der Erlösung, Philipp Mainländer acabó con su vida. Con los escritos de su obra levantóun cúmulo de papeles que utilizó como pedestal, como base de su redención filosófica.Me lo represento colgando la cuerda en la viga y rodeando con el lazo mortífero sucuello. Luego comienza con el movimiento de las piernas.  La filosofía de la redención

se dispersa en un cuarto sin tiempo ni espacio para el filósofo que la concibió.Los físicos podrán ponderar hoy y mañana la agudeza de su sensibilidad para expresar

vivencial y consecuentemente lo que hoy la ciencia llamaría  Big Bang, o también elaumento de la entropía, fuera de todos los aportes que pudo expresar así, concernientesa la teoría del caos y los postulados que dicen relación con las leyes de latermodinámica. Sin embargo, me doy cuenta de que el  Big Bang o la teoría de la granexplosión matematiza y salda la fantasía mitopoética destructiva del "comienzo-final"catastrófico, el cual fue vivenciado por Mainländer como suicidio. Este hecho nospermite reconocer a la par su sensibilidad mitopoética como expresión de su dolorvivenciado y teorizado. Ironizar que su suicidio fue un acto perpetrado para enaltecer suobra es un juicio que no concierne en este caso a una reflexión que busca ser conscientede la esencialidad propia de su vivencia. Realzo en ella su sensibilidad mitopoética:"Más allá del mundo, no hay ni un lugar de paz ni un lugar de tormento, sino sólo lanada. [...] Esto puede ser un nuevo motivo y un nuevo contramotivo: esta verdad puedehacerlo retroceder a unos hasta la afirmación de la voluntad, y a otros puede atraerlospoderosamente hacia la muerte" (Mainländer, 1996, Tomo I, pp. 350-351).

Este ensayo sobre el suicidio, a la luz de la voluntad de vivir y la voluntad de morir,fue concebido como intento de profundizar y comprender, a partir de dos teoríasantagónicas, una argumentación ontológica que lo condena y otra que lo legitima, hastala radical consecuencia de consumarse en su  praxis. El supremo cumplimiento que hade atreverse a acometer el suicida es la abdicación en pro de la nada, cuyo llegar a ser loanula él mismo, anulándose a sí mismo como resultado de una avidez vital de la nadaque se trasciende a sí misma.

Referencias bibliográficas

Artaud, Antonin (1971), Van Gogh el suicidado por la sociedad . Buenos Aires:Editorial Argonauta.

Camus, Albert (1996), El mito de Sísifo. Madrid: Alianza.Claudius, Matthias (1974), Aufeinen Selbstmörder . Stuttgart: Deutscher Bücherbund.Eurípides (1982), Bacchae. BSB. Leipzig: Teubner.Laing, Ronald. D. (1988), El yo dividido: Un estudio sobre la salud y la enfermedad .

Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Mainländer, Philipp (1996), Die Philosophie der Erlösung. Tomos I y II. Hildesheim:Georg Olms.

Page 12: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 12/29

__________(2004), Von Verwesen der Welt und anderen Restposten, Leipzig: EditionSonderwege bei Manuscriptum.

Mann, Thomas (1995),  Mario und der Zauberer : Ein tragisches Reiseerlebnis.Frankfurt a. M.: Fischer Taschenbuch Verlag.

Müller-Seyfarth, Winfried (1993), "Die modernen Pessimisten als decadents": von

 Nietzsche zu Horstmann. Texte zur Rezeptionsgeschichte von Philipp MainländersPhilosophie der Erlösung. Würzburg: Konigshausen und Neumann.

Prieto, Jenaro (1980), El socio. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello.Schopenhauer, Arthur (1985),  Der handschriftliche Nachlaß, "Frühe Manuskripte" 

(1804-1818). Tomo I. München: Deutscher Taschenbuch Verlag.__________(1986),  Die Welt als Wille und Vorstellung I. Samtliche Werke. Tomo

I.Stuttgart / Frankfurt: Suhrkamp Taschenbuch Verlag.__________(1990), Vorlesungen über die gesammte Philosophie, d.i. die Lehre vom

Wesen der Welt und von dem menschlichen Geiste. In vier Theilen. Erster Theil:Theorie des gesammten Vorstellens, Denkens und Erkennens. München: Pieper.

Thomas, Klaus (1970),  Menschen vor dem Abgrund, Ein Arzt und Psychotherapeut 

berichtet aus der Praxis der Selbstmordverhiitung. Hamburg: Christian Wegner Verlag.Zentner, Marcel (1995),  Die Flucht ins Vergessen: Die Anfange der Psychoanalyse

Freuds bei Schopenhauer . Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft.

Sandra Baquedano Jer 

 En Revista de Filosofía , Volumen 63 (2007), 117-126.

Page 13: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 13/29

Sobre el origen del universo

Tenemos sólo un milagro: el surgimiento del universo. Mas el universo mismo no esmilagroso, como ninguno de sus fenómenos. Tampoco contradice acción alguna en eluniverso las leyes del pensamiento.

Desde el campo inmanente de este universo no podemos ir más allá de lamultiplicidad. Como investigadores rectos que somos, ni siquiera en el pasado se puededestruir la multiplicidad, teniendo que permanecer, al menos, en la dualidad lógica.

Sin embargo, la razón no desiste, haciendo hincapié reiteradamente sobre la necesidadde una unidad simple. Su argumento se basa en que para ella todas las fuerzas quenosotros consideramos de manera separada, como fuerzas serían en el fondo idénticaspor los motivos más profundos y, por lo mismo no deberían ser separadas.

¿Qué se ha de hacer con este dilema? Lo claro es que la verdad no debe ser negada yel campo inmanente debe ser conservado en su completa pureza. Existe sólo una salida.

Nosotros nos encontramos ya en el pasado. Por lo tanto, dejemos confluir ahora lasúltimas fuerzas hacia el campo trascendente, las cuales no podíamos tocar, si noqueríamos transformarnos en seres quiméricos. Esto es un campo pasado, acabado,decadente, y con él es también la unidad simple algo pasado y decadente.

Al haber fundido la multiplicidad en una unidad, hemos destruido ante todo la fuerza,pues esta sólo tiene validez y significado en el campo inmanente, en el universo. Deesto se desprende que no podamos formarnos representación alguna de la esencia de launidad precósmica, ni menos una noción de ella. No obstante, cuando la presentamos,sucesivamente, todas las funciones y formas apriorísticas y todas las conexionesasimiladas por nuestro espíritu de un modo a posteriori, queda claro que esta unidadprecósmica es totalmente incognoscible. Esta es la cabeza de Medusa frente a la cual

todos se entumecen.En primer lugar, fallan los sentidos al servicio, pues estos pueden reaccionar ante laacción de una fuerza, y la unidad no actúa como tal. Luego, el entendimiento se quedacompletamente inactivo. En el fondo, únicamente aquí tiene completa validez el dicho:el entendimiento se paraliza. No es capaz de aplicar su ley de causalidad —puesto queno existe una sensación— como tampoco puede utilizar sus formas —espacio ymateria—, pues falta un contenido para dichas formas. Luego, se desploma la razón.¿Qué debe componerla? ¿Para qué le sirve la síntesis? ¿Para qué le sirve su forma, elpresente, que carece de un punto de movimiento real? ¿De qué le sirve a la razón eltiempo, el cual, para llegar a ser realmente algo necesita de la sucesión real comosoporte? ¿Qué puede iniciar la razón con la causalidad general en relación a la unidad

simple, cuya tarea es asociar como efecto la acción de una cosa en sí  —en cuantocausa— con la influencia que ejerce sobre otra? ¿Puede ahí la razón utilizar elimportante vínculo comunitario, donde no está presente una confluencia simultánea defuerzas distintas —una conexión dinámica—, sino donde una unidad simple centra laatención en los ojos insondables de la esfinge? ¿De qué sirve finalmente la sustancia, lacual es sólo el sustrato ideal de la acción variada de muchas fuerzas?

¡Y nada de ello nos permite reconocerla!Nosotros podemos, por lo tanto, definir la unidad simple sólo negativamente; esto es,

desde nuestro punto de vista actual, como: inactiva, inextensa, indistinta, indivisible(simple), inmóvil, atemporal (eterna). Sin embargo, no olvidemos y mantengamos firmeque esta unidad simple, enigmática y decididamente incognoscible, se ha extinguido con

su campo trascendente y no existe más.

Page 14: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 14/29

De hecho, el campo trascendente ya no está presente. Pero retrocedamos con lafantasía hacia el pasado, hasta el comienzo del campo inmanente. De esta formapodemos figurarnos lo trascendente al lado del campo inmanente. Sin embargo, a amboslos separa un abismo, el cual no puede ser atravesado por medio alguno del espíritu.Sólo una delgada hebra atraviesa el abismo sin fondo: esto es la existencia. A través de

este delgado hilillo podemos transferir todas las fuerzas del campo inmanente altrascendente: este peso es capaz de resistirlo. Sin embargo, tan pronto como han llegadolas fuerzas al otro campo, también dejan de ser fuerzas para el pensamiento humano.

El principio fundamental que no es tan conocido y tan íntimo en el campo inmanente,la voluntad, y el principio secundario subordinado a ella, el espíritu, que también no estan íntimo, tal como la fuerza, pierden todo significado para nosotros en cuanto loshacemos pasar al campo trascendente. Estos principios pierden totalmente su naturalezay se repliegan por completo de nuestro conocimiento.

De este modo, estamos obligados a aclarar que la unidad simple no era ni voluntad niespíritu, como tampoco era una combinación particular de ambos. Así perdemos losúltimos puntos de referencia. En vano presionamos las cuerdas de nuestro magnífico y

primoroso aparato para conocer el mundo externo: se fatigan los sentidos, elentendimiento y la razón. Inútilmente oponemos los principios voluntad y espíritu,encontrados en nuestra autoconciencia —cual espejo ante la enigmática e invisibleesencia al otro lado del abismo—, con la esperanza de que en ellos se revele: mas estosno reflejan imagen alguna. Pero, tenemos también derecho a darle a esa esencia elconocido nombre que desde siempre ha denominado aquello que jamás ha logradonombrar imaginación alguna, ni vuelo de la más audaz fantasía, ni pensamiento tanabstracto como profundo, ni temperamento sosegado y devoto, ni espíritu encantado ydesligado del mundo: Dios.

Sin embargo, esta unidad simple que ha sido, ya no existe más. Ella se hafragmentado, transformándose su esencia absoluta en el universo de la multiplicidad.Dios ha muerto y su muerte fue la vida del universo.

Aquí yacen para los pensadores meditativos dos verdades que satisfacenprofundamente al espíritu y exaltan al corazón. Tenemos primero un campo puroinmanente en el cual, detrás o sobre el cual, no habita fuerza alguna. Nombrémoslacomo queramos, como el director oculto de un teatro de muñecos, que los deja hacercomo individuos unas veces esto, otras veces aquello. Luego nos sobreviene la verdadde que todo lo que es, existía en Dios antes del mundo. Nosotros existíamos en él, nodebemos utilizar ninguna otra palabra. Si quisiéramos decir que vivíamos y nosmovíamos en él, sería errado, pues trasladaríamos las actividades de las cosas de estemundo a una esencia que era completamente inactiva e inmóvil.

Ya no estamos más en Dios, porque la unidad simple se ha destruido y muerto. Por elcontrario, estamos en un universo de la multiplicidad cuyos individuos se han unido auna sólida unidad colectiva.

Lo bello es el reflejo de la existencia precósmica, lo bueno de la fría sombra que al“abochornado día” de la vida le arroja el nirvana transmundano.

De la unidad originaria ya hemos derivado, con la mayor desenvoltura, la conexióndinámica del universo. Del mismo modo, inferimos ahora de ella la funcionalidad deluniverso, la cual nadie razonable negaría. Nos detenemos ante la destrucción de launidad en la multiplicidad, sin cavilar cómo y por qué se consumó la aniquilación. Elhecho basta. La destrucción fue la obra de una unidad simple: su primera y última, suúnica obra. Toda voluntad presente obtuvo esencia y movimiento en esa obra unitaria, y

por ello todo se entrelaza en el mundo, el cual se caracteriza por ser continuamentefuncional.

Page 15: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 15/29

Por último, infiramos el curso del desarrollo del cosmos indirectamente de la unidadoriginaria y directamente del primer movimiento. La desintegración en la multiplicidadfue el primer movimiento y todos los movimientos que le siguieron son únicamente sucontinuación, independientemente que estos ocurran lejos unos de los otros, de que seentrecrucen, de que aparentemente se enreden. El destino del cosmos es el movimiento

del universo, resultado de las acciones constantes y continuas de la conexión dinámicade todos los individuos.[...]

 En La filosofía de la redención , FCE, 2011.

Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 16: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 16/29

La ley universal del debilitamiento de la fuerza

Heráclito sostuvo que el conflicto es el padre de todas las cosas. Yo añado: No puedeexistir en absoluto suficiente fricción en el universo.

El movimiento del cosmos es el movimiento del superser al no ser. Sin embargo, eluniverso es la desintegración en la multiplicidad, es decir, en individualidades egoístasdispuestas unas contra otras. Sólo en esta lucha de esencias, que antes era una unidadsimple, puede ser destruida la misma esencia originaria. La desintegración fue laprimera obra, el comienzo del movimiento mencionado, y queda convenido que eluniverso y su constitución han de enlazarse con el único cabo que se alza del campotrascendente al inmanente: la existencia asociada con la essentia. Esta essentia hizonecesario el proceso; de lo contrario, hubiese sido superfluo.

El movimiento del universo es, por consiguiente —en relación a la primeradesintegración en la multiplicidad—, movimiento del ser originario, inconcebible para

nosotros, es decir, movimiento del ser relativo —a través del ser real— al absoluto noser. Y es que este movimiento no pudo ser distinto. Tuvo que ser como es; su esencia nopudo ser de otra forma, ni mayor ni menor.

El primer movimiento y el origen del universo son uno y lo mismo. La transformaciónde la unidad simple en mundo de la multiplicidad. La transición del campo trascendenteal inmanente fue, precisamente, el primer movimiento. Todos los movimientosconsecutivos fueron sólo continuaciones del primero, es decir, no pudieron ser otra cosaque una nueva desintegración o ulterior fragmentación de las ideas.

Esta ulterior desintegración pudo manifestarse en los primeros periodos del universoúnicamente mediante la división real de la materia simple y sus conexiones. Cada fuerzaquímica simple tuvo el afán de expandir su individualidad, es decir, cambiar su

movimiento; sin embargo, chocó con todas las otras que poseían el mismo afán, y así surgieron las más temibles luchas de las ideas entre sí, en estados de máximo ímpetu yagitación.

El resultado fue siempre un enlace químico, es decir, la victoria de la fuerza máspotente sobre una más débil y el ingreso de la nueva idea en la lucha interminable. Laaspiración de la unión tendía, en primer lugar, a preservarse; luego, si era posible, aexpandir nuevamente su individualidad. Sin embargo, a ambas aspiraciones le hacíanfrente, por todos lados, otras ideas para romper, en primer lugar, el enlace y, luego, paraunirse con las ideas divididas.

En el curso de esta contienda perpetua de las ideas imperecederas —las cualessubyacen a todas las conexiones—, se formaron los astros, de los cuales nuestra Tierra,

poco a poco, maduró para la vida orgánica. Si detenemos aquí el desarrollo yconsideramos a los individuos presentes y a sus estados como productos finales, se nosimpone, de inmediato, la pregunta: ¿qué ha ocurrido? Todas las ideas —que componíannuestra Tierra en aquellos tiempos— se encontraban en la ardiente neblina originariaque sustenta la teoría de Kant y Laplace. Allá hubo una lucha salvaje de gases yvapores, el caos; acá, un cuerpo celeste cerrado con una corteza sólida, cuyas cavidadesllenaba un mar caliente, y, sobre todo ello, una atmosfera de vapores y brumas quecontenía ácido carbónico.

¿Qué ha sucedido?, o mejor aún: ¿son las voluntades individuales —de las cuales estáconformada esta Tierra suspendida en el devenir— las mismas que rotaban en ardientenebulosa originaria? ¡Por supuesto! La conexión genética está presente. ¿Y seguirá

siendo la esencia de cualquier individualidad tal como era en el origen del universo?¡No, su fuerza ha cambiado, ha perdido intensidad, se ha debilitado!

Page 17: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 17/29

[...]En el reino orgánico ha dominado —desde el instante de su origen en adelante, e

impera eternamente— la desintegración en la multiplicidad como continuación delprimer movimiento. El afán de cada organismo está dirigido únicamente a conservar suexistencia, y, siguiendo este impulso, por un lado, lucha por su existencia individual, y

por otro, se ocupa mediante la procreación de conservarse después de la muerte.Resulta claro que tanto esta creciente dispersión como la consecuente lucha por laexistencia —cada vez más intensa y más terrible—, tienen que tener el mismo resultadoque la lucha en el reino inorgánico, a saber, el debilitamiento de individuos. Aquí, sóloaparentemente, se opone el hecho de que el individuo más fuerte —en el sentido másamplio— resulta vencedor en la lucha por la existencia y el más débil pierde, pues sueletriunfar siempre el más fuerte. Sin embargo, en cada nueva generación lo individuosmás fuertes se vuelven menos fuertes y los más débiles se tornan más débiles que susantecesores.

[...]Contemplar directamente el debilitamiento no es posible. Sin embargo, sólo en la

política, como veremos más adelante, es posible constatar el debilitamiento de losorganismos sin tener que penetrar en el mundo primitivo e invocar a la paleontología.En la física no podemos dar la prueba indirecta y nos debemos conformar por la víaindirecta, el haber encontrado en la escritura petrificada de la corteza terrestre la granley del debilitamiento de los organismos.

Así vemos, tanto en el reino orgánico como en el inorgánico, un movimientofundamental: la desintegración en la multiplicidad, y en todas partes, como primeraconsecuencia, se produjo la disputa, la lucha, la guerra, y como segunda consecuencia,el debilitamiento de la fuerza. Sin embargo, tanto la desintegración en la multiplicidadcomo ambas consecuencias son —desde todo punto de vista— mayores en el reinoorgánico que en el inorgánico.

[...]Bajo el dominio de esta gran ley se encuentra todo en el universo, incluyendo también

al ser humano. Él es, en su fundamento más profundo, “voluntad de morir”, pues lasideas químicas que constituyen su tipo —las cuales se han conservado desde suaparición hasta su retiro—, quieren la muerte. No obstante, ya que dichas ideas sólopueden alcanzarla a través del debilitamiento, sin existir otro medio más eficaz para estoque el deseo de la vida, se antepone el medio en forma demoníaca al propósito, la vida ala muerte, y así el ser humano se muestra como pura voluntad de vivir.

Pues bien, entregándose solamente a la vida, siempre hambriento y ávido de vida,obra en interés de la naturaleza y al mismo tiempo en el propio, pues él debilita la suma

de fuerzas del cosmos y, al mismo tiempo, las de su tipo, las de su individualidad, que alser idea singular sólo tienen semiautosuficiencia. Él se encuentra en el camino de laredención: de esto no puede existir duda alguna, pero es un curso largo, cuyo final no esvisible.

[...]Y de pronto surge sentido en el universo.La ley del debilitamiento de la fuerza es la ley del cosmos. Para la humanidad

significa la ley del sufrimiento.

 En La filosofía de la redención , FCE, 2011.Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 18: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 18/29

Teleología del exterminio

La única causa final que puede admitir el filósofo inmanente es la nada; sin embargo,determina expresamente que esta única causa final sólo puede ser establecida y utilizadade manera regulativa. No se debe, por lo tanto, decir de un modo constitutivo que eluniverso tenga una causa final, sino que se ha de decir: el universo se mueve como situviese una causa final.

El primer movimiento ciego e inconsciente que tuvo el individuo se sustentó en ladesintegración de una unidad simple, precósmica e insondable. En su movimiento seunían, de un modo inseparable, el impulso hacia la meta con la meta misma. Esimposible tener una representación de esta meta en los primeros individuos deluniverso. Su primer impulso fue todo. Este impulso vive aún ahora (sin embargo,modificado entretanto por todo lo que ha afectado al individuo desde el comienzo deluniverso hasta este instante) en el demonio inconsciente de cada ser humano. De ahí la

infalibilidad, de ahí la seguridad del demonio puro, respectivamente, la de los instintospuros en los animales, la de los impulsos en las plantas y la del impulso hacia un puntocentral ideal o hacia todos lados en el reino inorgánico. Con este impulso, infalible yciego, interactúa la conciencia en el ser humano. El demonio se hizo de un cerebro —unórgano pensante, sensible e intuitivo—, al cual le es propio la conciencia,engendrándolo a partir de sí mismo, tan sólo porque quiso tener un movimiento másrápido y mejor hacia la meta, la cual no podía imaginar.

He revelado a este demonio como voluntad de morir. Voluntad de morir es, a la luz dela conciencia, la esencia del inconsciente, a saber, del inconsciente individual, no delinconsciente universal quimérico y delirante. El demonio individual inconsciente y elespíritu consciente aspiran a la muerte absoluta, cooperan en ese afán, se apoyan, se

ayudan y en cada ser humano alcanzarán su meta, tarde o temprano, porque la voluntadquiere la vida como medio para la muerte (el debilitamiento paulatino de la fuerza).[...]

 En La filosofía de la redención , FCE, 2011.

Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 19: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 19/29

Humanidad, civilización y Estado ideal

La política trata del movimiento de toda la humanidad. Este movimiento resulta de lasaspiraciones de todos los individuos, y es considerado desde un punto de vista inferiorel movimiento hacia el Estado ideal; por el contrario, visto desde lo más alto es elmovimiento de la vida hacia la muerte absoluta, puesto que una detención en el Estadoideal no es posible.

[...]Supongamos, entonces, que todas las condiciones sociales y políticas precarias —cuya

consideración conduce a tantos al convencimiento de que la vida no merece esfuerzo—estén dispuestas para el bien del ser humano. Poco trabajo, mucha diversión: ésta es lacaracterística en nuestro Estado.

[...]Los ciudadanos de nuestro Estado ideal son seres humanos de carácter apacible e

inteligencia desarrollada. Por así decirlo, se les ha inculcado un saber cabal —libre delabsurdo y del error— y de la forma en que reflexionen sobre éste, lo consideraránsiempre acertado. No existen más efectos cuyas causas sean enigmáticas. La ciencia haalcanzado efectivamente la cúspide y cada ciudadano es satisfecho con sus logros. Elsentido de la belleza está poderosamente desplegado en todo. No podemos tampocosuponer que todos sean artistas, sin embargo, todos poseen en efecto la capacidad deingresar fácilmente a la relación estética. Se los ha liberado de todas las preocupaciones,pues el trabajo ha sido organizado de modo incomparable y cada cual se rige a sí mismo. ¿Son felices? Lo serían si no sintiesen en sí una terrible monotonía y vacío. Seles ha arrebatado la necesidad, no tienen realmente ni preocupación ni sufrimiento, peroen su lugar los ha atrapado el tedio. Tienen el paraíso en la Tierra, pero su aire es

asfixiante y sofocante.[...]Y en nuestro Estado ideal, ¿serían felices los ciudadanos?Ninguna dicha ni satisfacción radica en el buen vivir; por consiguiente, no es tampoco

infelicidad alguna tener que renunciar a esa buena vida. No obstante, es una grandesdicha atribuirle felicidad al buen vivir y no poder enterarse de que no hay felicidadalguna en ello.

[...]Todos los seres humanos deben, en primer lugar, estar hartos de todos los placeres que

puede ofrecer el mundo, antes de que la humanidad pueda estar madura para laredención. Puesto que su redención es su destino, tienen que saciarse., y dicha

satisfacción es únicamente causada cuando la cuestión social está resuelta.[...]El movimiento de la humanidad hacia el Estado ideal es un hecho: sólo se requiere

una breve reflexión para comprender que jamás puede producirse un estancamiento nien la vida del todo ni en la de las partes. El movimiento debe ser uno infatigable, hastadonde no se pueda en absoluto hablar más de vida. En consecuencia, si la humanidad seencuentra en el Estado ideal, no puede entrar en reposo. Pero entonces, ¿hacia dóndepuede aún moverse? Le resta un único movimiento: el movimiento hacia el exterminioabsoluto, el movimiento del ser hacia el no ser.

Mi filosofía abarca más allá del Estado ideal, del comunismo y del amor libre, einstruye, tras una humanidad libre y sin sufrimiento, la muerte de ella. [...]

[...]

Page 20: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 20/29

¿Y luego qué? Después, Dios efectivamente ha pasado del superser, mediante eldevenir, hacia el no ser. Él ha encontrado, a través del proceso universal, aquello que,limitado por su esencia, no pudo lograr de inmediato: el no ser.

[...]

 En La filosofía de la redención , FCE, 2011.

Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 21: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 21/29

Apología del suicidio

El hombre lisa y llanamente quiere la vida. La quiere de un modo consciente y por un(inconsciente) impulso demoníaco. Recién en segundo lugar la quiere de unadeterminada forma. Pues bien, prescindiendo de los santos (de los santos brahamanesindios, budistas, cristianos y sabios filósofos, como lo fue Spinoza), cada cual esperaque el soplo divino lo lleve de flor en flor, tal como a la mariposa la transportan susalas; en esto consiste la habitual confianza en la bondad de Dios.

Puesto que la experiencia instruye incluso al más imbécil sobre el soplo divino, el cualno es sólo un suave céfiro, sino también un frío viento glacial del norte o una temibletormenta que puede aniquilar a la flor y a la mariposa; así, junto a la confianza se instalael temor de Dios.

Imaginémonos a un ser humano de tipo corriente, quien, recién reconfortado por undiligente sacerdote, saliera de la iglesia y dijera: “Confío en Dios, estoy en sus manos,

él lo hará bien”. Si pudiéramos abrir el doblez más recóndito de su corazón, nosdaríamos cuenta de que, con este dicho lleno de confianza, en verdad quería expresar:“Mi Dios me salvará de la perdición y la decadencia”. Él teme desdicha y muerte; sobretodo, una muerte repentina.

¿Confía este hombre en Dios? Él confía en temor. Su confianza no es nada más quetemor de Dios en los andrajos del ropaje de la confianza: el temor mira a través de milesde huecos y roturas.

He señalado, en primer lugar, que cada cosa en el universo es inconscientementevoluntad de morir. Esta voluntad de morir está, sobre todo en el ser humano, oculta ensu totalidad por la voluntad de vivir, porque la vida es medio para la muerte y como talse le presenta también claramente al más imbécil: morimos sin cesar, nuestra vida es

una lenta agonía, diariamente gana la muerte en poderío frente a cada ser humano hastaque, finalmente, apaga de un soplo la luz de la vida de cada cual.¿Pues, en buenas cuentas, sería posible un orden tal de las cosas, si el ser humano, en

el fondo, en el núcleo de su esencia, no quisiera la muerte? El bruto quiere la vida comomedio excelente para la muerte, el sabio quiere directamente la muerte.

Por consiguiente, sólo se ha de tener en cuenta que en lo más interno del núcleo denuestra esencia queremos la muerte; es decir, sólo se ha de quitar el velo sobre nuestraesencia y, en el acto, aparece el amor por la muerte, esto es, la total incontestabilidad envida o la bien aventurada y magnífica confianza en Dios.

Este desvelamiento de nuestra esencia es apoyado por una clara mirada hacia eluniverso, la cual encuentra, en todos lados, la gran verdad:

—que la vida es esencialmente desdicha y que se ha de privilegiar el no ser frente aella; luego, por resultado de la especulación:

—que todo lo que es estaba antes del universo en Dios, dicho como metáfora, haparticipado en la resolución de Dios de no ser y en la elección del medio para esteobjetivo. De ello resulta:

—que nada en la vida me puede afectar, ni bien ni mal, que yo no haya elegido contoda libertad antes del universo.

Por consiguiente, una mano ajena no ocasiona absolutamente nada en mi vida deforma directa, sino sólo de modo indirecto; la mano ajena sólo ejecuta lo que yo mismohe elegido como provechoso para mí.

Si aplico ahora este principio a todo lo que me afecta en la vida, felicidad y desdicha,dolor y voluptuosidad, placer y desgana, enfermedad y salud, vida o muerte, y si he

Page 22: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 22/29

comprendido el asunto de forma clara y distinta, y mi corazón ha abrazado con fervor laidea de la redención, entonces tengo que aceptar todos los sucesos de la vida con unsemblante risueño y afrontar todos los posibles acontecimientos venideros con absolutatranquilidad y serenidad.

Philosopher, c’est appredre à mourir : éste es el quid de la sabiduría.

Quien no le teme a la muerte, penetra a una casa envuelta en llamas; quien no le temea la muerte, salta sin vacilar a una desenfrenada riada; quien no le teme a la muerte,irrumpe en una tupida lluvia de balas; quien no le teme a la muerte, emprendedesarmado la lucha contra miles de titanes acorazados; —en una palabra— quien no leteme a la muerte, es el único que puede hacer algo por los demás, desangrarse por losotros, y tiene, al mismo tiempo, la única felicidad, el único bien deseable en estemundo: la auténtica paz del corazón.

Pero quien no sea capaz de soportar más el peso de la vida, debe desecharlo. Quien nopueda soportar más en el salón del carnaval del mundo o, como dice Jean Paul, en elgran cuarto de servicio del mundo, que salga por la puerta “siempre abierta” a lasilenciosa noche.

Con qué facilidad cae la piedra de la mano sobre la tumba del suicida y qué difícil fueen cambio la lucha del pobre hombre que ha sabido preparar tan bien su lecho demuerte. Primero, lanzó una temerosa mirada desde lejos hacia la muerte y se apartó conespanto, luego la esquivó, tiritando, rodeándola en amplios círculos que, sin embargo,cada día se volvieron más pequeños y estrechos hasta que, al final, estrechó con suscansados brazos el cuello de la muerte y la miró a los ojos: y ahí había paz, dulce paz.

Lo máximo que pueden llegar a hacer en Occidente los seres humanos indulgentes,clementes y afectuosos, es no lapidar el cuerpo del suicida y sentir en sí el sufrimientodel “pobre prójimo que, sin duda, había enloquecido”. En cambio, Buda, conforme alespíritu de su genial doctrina, proclamó con valentía el suicidio comoextraordinariamente meritorio, recomendándolo de forma incondicional. Sólo a sussacerdotes les prohibió quitarse la vida, pues, de lo contrario, el universo no podría serredimido. Por lo tanto les exigió renunciar a la autoaniquilación como un durosacrificio.

Cristo no ha dicho nada sobre el suicidio. Sin embargo, atendiendo a que en lamención del mal que procede del corazón del ser humano (Marcos 7.21/22), el suicidiono aparece, se puede concluir que Cristo no habría sido capaz de privar a un suicida delilustrado reino celestial esotérico. Como se deja evidenciar, la moral cristiana no esnada más que el mandato hacia un lento suicidio, y por ello, realmente, se puede llegar amanifestar que —recurriendo además a la profetizada caída del mundo—, tanto Cristocomo Buda han aconsejado el suicidio. Insisto tanto en este punto, porque, como

francamente he de confesar, lo único que todavía me indigna en lo más profundo es eldesalmado juicio sobre los suicidas por parte de la mayoría de los hombres,particularmente, de los curas. Quisiera, en adelante, destruir además todos los motivosfútiles que puedan amedrentar a los hombres que buscan la noche sosegada de lamuerte.

[...]

 En La filosofía de la redención , FCE Chile, 2011.

Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 23: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 23/29

Perspectiva hacia el vacio

La filosofía pesimista será para el período histórico que comienza, lo que la religiónpesimista del cristianismo fue para el que ha caducado.

El símbolo de nuestra bandera no es el redentor crucificado sino el ángel de la muertecon ojos grandes, plácidos y clementes, sostenido por la paloma de la idea de laredención; en el fondo, se trata del mismo símbolo.

La flor más hermosa o, mejor dicho, el fruto más noble de la filosofía deSchopenhauer es la negación de la voluntad de vivir. Se reconocerá, cada vez más, querecién en virtud de esta doctrina se puede aseverar, con propiedad, que la filosofíasustituye a la religión y se introduce en los estratos más bajos del pueblo.

¿Qué ha ofrecido la filosofía antes de Schopenhauer al corazón del ser humano, queclama con fuerza por redención? O deplorables fantasmagorías sobre Dios, lainmortalidad del alma, la substancia y asuntos accidentales —en resumen, un escollo—;

o análisis esmerados, muy perspicaces y del todo necesarios de la facultad cognoscitiva.Sin embargo, ¿qué pregunta el ser humano, en momentos de asombro de sí mismo,cuando la reflexión se impone y una voz triste y débil le dice:

Vivo — y no sé cuánto;

muero — y no sé cuándo;

viajo — y no sé hacia dónde,

según las formas subjetivas, espacio y tiempo, según la ley de la causalidad y la síntesisde una multiplicidad de la intuición? El corazón quiere tener algo a lo que se puedaaferrar, un fundamento inquebrantable en la tormenta de la vida, pan y nuevamente pan

para su hambre. Debido a que el cristianismo sació el hambre, la filosofía griega tuvoque sufrir una derrota en la lucha que ejerció en su contra, pues el cristianismo entregóun fundamento inquebrantable, cuando todo titubeaba y se estremecía, y la filosofía erael teatro de un altercado infecundo y de una lucha salvaje. Así pues, a menudo losespíritus más sobresalientes, alicaídos y abatidos se lanzaron a los brazos de la Iglesia.Sin embargo, ahora ya no se puede creer más, y porque no se puede creer más, sedesecha con los milagros y misterios de la religión su núcleo indestructible: la verdad dela salvación. El total indiferentismo —que Kant ha denominado muy acertadamente “lamadre del caos y de la noche”— se adueña de los ánimos. Schopenhauer ha abrazadocon firmeza este núcleo indestructible de la religión cristiana, llevándolo al templo de laciencia cual fuego sagrado que irrumpirá como una nueva luz para la humanidad y se

propagará por sobre todas las naciones, pues su constitución es tal que puedeentusiasmar tanto al particular como a la masa y transportar sus corazones haciaardientes llamas.

Entonces, la religión habrá cumplido con su labor y recorrido su curso: luego, puedeexonerar al género conducido a la mayoría de edad y perecer en paz. Esta será la eutanasiade la religión. (Parerga y paralipómena II)

Una filosofía que quiera ocupar el puesto de la religión tiene que, ante todo, poderconceder el consuelo de la religión —el cual exalta y estimula—, que cada uno puedaser absuelto de sus pecados y que, por su bien, una bondadosa Providencia está

conduciendo a la humanidad. ¿Da la filosofía de Schopenhauer este consuelo? ¡No! Aligual que Mefistófeles, Schopenhauer se sienta en la ribera del torrente humano y llama

Page 24: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 24/29

a viva voz a los que se retuercen de dolor y claman por la redención, diciéndoles consarcasmo: Vuestra razón en nada os ayuda. Sólo la intuición intelectual os puede salvar,pero únicamente a aquel que esté predestinado a ello por un poderío enigmático.Muchos son los llamados, pocos los elegidos. Todos los demás están condenados aconsumirse “eternamente” en el infierno de la existencia. Y pobre de aquel que se

imagine que puede ser redimido en la totalidad; ella no puede morir, pues su idea yacefuera del tiempo, sin la cual, nada puede cambiar.

Por cierto, todos desean ser redimidos del estado de sufrimiento y muerte: quieren, como sedice, alcanzar la gloria eterna, entrar al reino celestial, pero de ningún modo por sus propiospies, sino que quieren ser transportados hacia allá por el curso de la naturaleza. Pero esto esimposible. ( El mundo como voluntad y representación II)

Yo, en cambio, recurriendo a la naturaleza, digo: quien se quiera redimir puedelograrlo siempre “por la razón y la ciencia, la suma fuerza del ser humano”. Para laindividualidad real —cuyo desarrollo de ningún modo depende del tiempo— la

virginidad es, con toda seguridad, el medio infalible para desprenderse del universo.Pero aquellos que ya perviven en los hijos, para los que, por ende, han desperdiciado laposibilidad de la redención en esta generación, y aquellos que, si bien aún podrían asirel medio no tienen la fuerza para ello, no han de temer y deben continuar luchandohonestamente: más temprano o más tarde serán redimidos, sea antes de la totalidad o enla totalidad, porque el cosmos tiene el movimiento del ser al no ser.

Decir: “El mundo es por un azar originario”, es lo mismo que re nunciar a explicarlo.La pregunta: ¿por qué la avidez tuvo la voluntad de pasar del superser hacia el ser?, esdecir, la creación del universo, permanece sin respuesta. Pero suponer una trayectoriadel mundo sin objetivo ni meta ni final (los puntos de quietud en el proceso repetitivo “avoluntad” caen fuera de consideración, puesto que desde el final de un proceso universal

hasta el comienzo del siguiente no existe tiempo: el proceso universal, como tal, nuncafinaliza absolutamente), significaría exacerbar el profundo carácter propio de todo eldesarrollo de este proceso en sí hacia un carácter enteramente cruel.

¿Qué le ha de ofrecer por consuelo al individuo —que clama por la redención deltormento de la existencia— una filosofía que se basa en tales presupuestos? Ella sueldacon mano férrea al combatiente acongojado de muerte —que quiere desprenderse deluniverso para siempre—, a la eterna rueda giratoria “del devenir infinito”, y vierte en laherida abierta de su doloroso conocimiento que vida y sufrimiento son uno y lo mismo;en vez de ser un bálsamo, sólo son el mordaz veneno del pensamiento desconsolado que

 jamás podrá conseguir la total y absoluta aniquilación de su esencia, ni por sí mismo, nien, ni con la totalidad. El estremecedor clamor que brota del combatiente: ¿Entonces,

para qué este martirio in infinitum, sin sentido ni resultado, sin consuelo ni tregua? seextingue sin ser oído.

El ateísmo, así como lo fundamenta mi doctrina —que por primera vez lo hafundamentado de un modo científico—, al entregar la solución al gran problema delsurgimiento y significado del universo, también otorga, al mismo tiempo, lareconciliación. El ateísmo no conoce un mundo antes de este mundo y ninguno despuésde él. Este universo es para el ateísmo un único y grandioso proceso, el cual no es unarepetición ni tendrá una repetición, pues lo antecede el superser trascendente y lo sucedeel nihil negativum. Y ésta no es una afirmación vana. La deducción es lógica de punta acabo, y todo en la naturaleza adhiere al resultado, ante el cual es posible que un espíritudébil se derrumbe temblando; el sabio, en cambio, se estremece con júbilo hasta lo másíntimo de su alma. ¡Nada más será, nada, nada, nada!

¡Oh, esta perspectiva hacia el vacío absoluto!

Page 25: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 25/29

Tiene que ser un principio correcto si resulta con tan poco esfuerzo, de modoespontáneo y de manera clara. Ha de ser la solución de los mayores problemasfilosóficos, ante los cuales claudicaron los más geniales hombres de todos los tiempos,tras haber agotado en ellos su intelecto. Cuando Kant creyó haber comprendido lacoexistencia de libertad y necesidad, a través de la distinción de un carácter inteligible y

uno empírico, no le resto más que observar:

Sin embargo, el desenlace de las dificultades expuesto aquí tiene —se dirá— muchadificultad en sí y es apenas susceptible de ser una representación clara. No obstante, ¿escualquier otro desenlace que uno ha intentado o ha querido intentar más fácil ocomprensible?

Todos tuvieron que equivocarse, pues no supieron crear ni un campo inmanente puroni un campo trascendente puro. Los panteístas tuvieron que equivocarse, puesatribuyeron el movimiento universal efectivamente existente a una unidad en el mundo;Buda tuvo que equivocarse, pues, de forma errónea, concluyó la total autosuficiencia

del individuo en el mundo, a partir del sentimiento de total responsabilidad por todassus acciones, que de hecho existen en él; Kant tuvo que equivocarse, porque en elcampo inmanente puro quiso abarcar con una mano libertad y necesidad.

Nosotros, en cambio, situamos la unidad simple de los panteístas en un campotrascendente pasado y explicamos el movimiento universal uniforme como producto dela acción de esta unidad simple precósmica; nosotros unimos la semiautonomía delindividuo y el poderío del azar en el mundo —que es totalmente independiente de él—,en el campo trascendente, en la resolución uniforme de Dios de convertirse al no ser, yen la elección uniforme de los medios para efectuar la resolución. Finalmente, nounimos libertad y necesidad en el mundo, donde no hay lugar para la libertad, sino enmedio del abismo que separó el campo trascendente —recuperado del ocaso a través de

nuestra razón— del campo inmanente.No hemos logrado recuperar al campo trascendente del ocaso mediante sofismas. Que

éste ha sido y no es más, lo hemos probado con lógica rigurosidad en la analítica.Y ahora, pondérese el consuelo, la esperanza inquebrantable, la dichosa confianza que

tiene que fluir de la plena autonomía del individuo fundamentada en la metafísica. Todolo que concierne al ser humano: necesidad, miseria, pesadumbre, preocupación,enfermedad, oprobio, desprecio, desesperación; en suma, toda la aspereza de la vida, nose debe a una providencia insondable que procura lo mejor para él de manerainescrutable, sino que él sobrelleva todo esto, pues eligió todo por sí mismo, antes deluniverso, como el mejor medio para la meta. Todos los golpes del destino que lo afectanlos ha elegido, porque sólo a través de ellos puede llegar a ser redimido. Su esencia

(demonio y espíritu) y el azar lo llevan fielmente a través del dolor y la voluptuosidad, através de la alegría y el duelo, a través de la felicidad y la desdicha, a través de la vida yla muerte, a la redención que él quiere.

El ser humano tiene la disposición natural de personificar el destino y comprenderde forma mística la nada absoluta —que le clava los ojos desde cada sepultura— comoun sitio de eterna paz, como city of peace, nirvana: como una nueva Jerusalén.

Y Dios secará todas las lágrimas de sus ojos, y no habrá más muerte ni sufrimiento ni gritosni dolores, pues las cosas de antes han pasado. ( Apocalipsis de San Juan 21.4)

No se puede negar que la representación de un Dios Padre personal y cariñoso

conmueva más al corazón humano, “esa cosa terca y pusilánime”, que el destinoabstracto, y que la representación de un reino celestial —donde los individuos bien

Page 26: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 26/29

aventurados y sin pretensiones descansan en una dichosa contemplación eterna—despierte un anhelo más ardiente que la nada absoluta. La filosofía inmanente estambién aquí indulgente y bondadosa. Lo medular sigue siendo que el ser humano hasuperado el universo a través del saber. Si él deja el destino tal como es, o si le da denuevo los rasgos de un padre fiel, o si deja valer la nada absoluta como meta reconocida

del mundo, o si lo transforma en un jardín de eterna paz inundado de luz, todo esto esabsolutamente secundario. ¿Quién quisiera interrumpir el juego cándido y seguro de lafantasía?

Una ilusión que me hace feliz,

merece una verdad que me lance al suelo. (Wieland)

Sin embargo, el sabio mira a los ojos, fija y alegremente, a la nada absoluta.

 En La filosofía de la redención , FCE Chile, 2011.Traducción de Sandra Baquedano Jer.

Page 27: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 27/29

Poemas

Amalfi [fragmento]

9

Las lágrimas que derrama el hombre en el sepulcro de su esperanza,¿son rocío por el esplendor juvenil? ¿Son bendicionespara que el hombre arraigue? ¿O son las gotas de sabiaque el árbol resecan, cuando su médula estáherida de muerte?Como nubes que en la noche otoñal tormentosas restallan,así persiguen mi alma pensamientos de muerte.

Por ti contendré el dolor; pero, dirás, tú también lo sientes.10

Igual que en invierno las verdes hojascaen del árbol, y la rica vida de las plantasfluye hacia las raíces y allí se reúne,así perdí 

 juventud y alegría, y con todas mis fuerzasvertí hacia dentro mi vida entera.Pero ni la primavera a una nueva juventud me llama,

ni la alegría de nuevo despierta.Pues en mí dolorosa y feroz rabia vive;Y con la excitada sangre del corazónalimento el fuego salvajede la consumidora llama.

El valor de la existencia. Diálogo [fragmento]

II. Segunda voz — El hijo de la luzAh, cuán vana, cuán tristees la lucha por la existencia. Aprende ¡oh, hombre!como primer principio de sabiduríaque por un bientu alma está en vilo.Arroja pronto los vanos cuidados.Bebe el agua clara, recogida en tu mano, ycolma tu hambre con magra comiday escaso alimento.

Purifica tu espíritu de doctrinas indignantes yadómalo con las perlas que, desde las profundidades,

Page 28: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 28/29

el mar de la negación te arroja,tormentosamente agitado.¡Aprende a amar con el espíritu, mortificael amor del corazón; y bendice,bendice con alegría cada hora que más cerca de la tumba

te conduce!

 En el Suplemento de Cuadernos del Matemático , número 34.

Traducción de Manuel Pérez Cornejo.

Page 29: Mainlander Textos

7/31/2019 Mainlander Textos

http://slidepdf.com/reader/full/mainlander-textos 29/29

1841-1876