(m) 2. el movimiento ecologista

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El movimiento ecologista ante el deterioro global: retos y utopías The enviromental movement in front of the global deterioration: challenges and utopias Yayo HERRERO* RESUMEN La actual crisis ambiental viene provocada por la superación de los límites del planeta en cuanto a su capacidad de carga y la función de actuar como sumidero de residuos. La translimitación es consecuencia de un modelo social y económico basado en la maximiza- ción de beneficios monetarios al margen de los flujos físicos de materiales y energías. El movimiento ecologista denuncia el deterioro de los ecosistemas naturales y humanos y realiza una serie de propuestas para virar un rumbo que conduce al colapso y caminar hacia la sostenibilidad. Este texto recoge cuáles son las principales dificultades que exis- ten para poder trasladar este mensaje a la sociedad. PALABRAS CLAVE Límites, Deterioro, Crisis, Colapso, Ecologismo y Sostenibilidad. ABSTRACT The present environmental crisis is derived from exceeding the limits of the planet with regard to its carrying capacity and to its role as a waste drain. This overcoming is a conse- quence of a social and economic model based on the maximization of monetary benefits, Intervención Psicosocial, 2006, vol. 15 n.º 2 149 Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 149-166. ISSN: 1132-0559 DOSSIER * Ecologistas en Acción. Fecha de Recepción: 02-06-2006 Fecha de Aceptación: 22-09-2006

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El movimiento ecologista ante el deterioro global:retos y utopías

The enviromental movement in front of the globaldeterioration: challenges and utopias

Yayo HERRERO*

RESUMENLa actual crisis ambiental viene provocada por la superación de los límites del planeta

en cuanto a su capacidad de carga y la función de actuar como sumidero de residuos. Latranslimitación es consecuencia de un modelo social y económico basado en la maximiza-ción de beneficios monetarios al margen de los flujos físicos de materiales y energías. Elmovimiento ecologista denuncia el deterioro de los ecosistemas naturales y humanos yrealiza una serie de propuestas para virar un rumbo que conduce al colapso y caminarhacia la sostenibilidad. Este texto recoge cuáles son las principales dificultades que exis-ten para poder trasladar este mensaje a la sociedad.

PALABRAS CLAVELímites, Deterioro, Crisis, Colapso, Ecologismo y Sostenibilidad.

ABSTRACTThe present environmental crisis is derived from exceeding the limits of the planet with

regard to its carrying capacity and to its role as a waste drain. This overcoming is a conse-quence of a social and economic model based on the maximization of monetary benefits,

Intervención Psicosocial, 2006, vol. 15 n.º 2 149

Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 149-166. ISSN: 1132-0559

DOSSIER

* Ecologistas en Acción.

Fecha de Recepción: 02-06-2006 Fecha de Aceptación: 22-09-2006

decoupled from materials and energy flows. The environmental movement reports thedecline of natural and human ecosystems and sets several proposals addressed to switchthe course, presently heading towards collapse, in order to walk towards sustainability.

KEY WORDSLimits, Decline, Crisis, Collapse, Environmental movement and sustainability.

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Hace ya varias décadas, el Club deRoma publicaba el conocido informeMeadows sobre los límites al crecimien-to. El informe constataba la evidenteinviabilidad del crecimiento permanentede la población y sus consumos. Alertabade que si no se revertía la tendencia alcrecimiento en el uso de bienes natura-les, en la contaminación de aguas, tierray aire, en la degradación de los ecosiste-mas y en el incremento demográfico, seincurriría en el riesgo de llegar a superarlos límites del planeta, ya que el creci-miento continuado y exponencial sólopodía darse en el mundo físico de modotransitorio.

Más de 30 años después, en 2004,aparece una revisión actualizada delinforme Meadows que muestra cómo laadvertencia anterior parece haber caídoen saco roto y, hoy, la humanidad seencuentra, no ya en riesgo de superarlos límites, sino en situación de transli-mitación (GARCÍA E, 2004). Se estimaque aproximadamente las dos terceraspartes de los servicios que presta la natu-raleza se están deteriorando ya.

EL PANORAMA DE DETERIOROGLOBAL

También en 2005 se publica el Infor-me de Evaluación de los Ecosistemas delMilenio (REID et al 2005), del cual sedesprenden las siguientes conclusiones:

• En la segunda mitad del siglo XX losecosistemas se han deteriorado auna velocidad no conocida en ningúnotro período de la historia. Los dañosque ya ha sufrido la diversidad bio-lógica son irreversibles.

• Los cambios producidos no son linea-les y están provocando el agrava-miento de la pobreza de una granparte de la humanidad, que es

expulsada del territorio a causa dela violencia, del deterioro de loshábitats y de la destrucción de susformas tradicionales de vida.

• La degradación de los servicios de laNaturaleza puede empeorar durantela primera mitad del presente siglohaciendo imposible la reducción dela pobreza, la mejora de la salud y elacceso a los servicios básicos parauna buena parte de la humanidad.

• Aunque la tendencia a la degrada-ción global podría ser parcialmentefrenada si se acometiesen profundoscambios estructurales económicos,políticos y sociales, de momentoestos cambios no se están produ-ciendo, por lo que la humanidadcamina de forma obstinada hacia elcolapso.

Como ilustración de las conclusionesde este informe, podemos pasar revista aalgunos de los principales síntomas de lacrisis ambiental y el deterioro global:

• El fin de la era del petróleo baratoestá a la vista. Cada vez se vaagrandando más la brecha entreuna demanda creciente y unasreservas que declinan y que, ade-más, presentan unas dificultadescada vez mayores para ser extraí-das. Las guerras por el petróleo ylas fuentes de energía fósil no hanhecho más que comenzar. El pico deextracción máxima del petróleo seacerca y la ciencia, la tecnología y laingeniería no pueden evitarlo. Hoydía, no existen alternativas energéti-cas que puedan mantener lademanda actual y mucho menos sutendencia al crecimiento.

• El cambio climático, provocado porel aumento descontrolado de laemisión de gases de efecto inver-

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nadero, incrementa las alteracionesy perturbaciones no lineales y ca-tastróficas. Estos gases son ver-tidos a la atmósfera por los artefac-tos creados por la sociedad tecnoin-dustrial para el transporte de per-sonas y mercancías, así como porla desregulada actividad industrialde empresas, mayoritariamentemultinacionales, que se implantan,cada vez con más frecuencia, en elterritorio de aquellos que son máspobres.

• Los efectos del calentamiento globalse ven agravados por la destrucciónde los sumideros de CO2 en el pla-neta y por el deterioro del sistemaque los millones de años de evolu-ción habían fabricado para defen-derse de los cambios y las perturba-ciones: la biodiversidad.

• El ciclo del agua se ha roto y el sis-tema de renovación hídrica que hafuncionado durante miles de años,no da a basto para renovar agua alritmo que se consume. La sequía enmuchos lugares ha pasado a ser unproblema estructural y no unacoyuntura de un año de escasasprecipitaciones. El control de losrecursos hídricos se perfila comouna de las futuras fuentes de con-flictos bélicos, cuando no lo es ya.

• El panorama de deterioro se com-pleta si añadimos los riesgos quesuponen la proliferación de laindustria nuclear, la liberación demiles de nuevos productos químicosal entorno cada año, sin que se apli-quen las más mínimas normas deprecaución, la “suelta” de organis-mos genéticamente modificadoscuyos efectos son absolutamenteimprevisibles o la experimentaciónen biotecnología y nanotecnologíaque nadie sabe dónde puede llevar.

Ya nadie duda que el rápido y recien-te deterioro global de los ecosistemas esclaramente antropogénico. Sin embargo,el reparto de responsabilidades no eshomogéneo. Es el sistema productivista,basado en el consumo creciente y en lavelocidad, e impuesto por los países ricosa través de la denominada globalización,el principal responsable de la destruc-ción.

Esta responsabilidad del mundo occi-dental, se puede ver claramente a partirdel cálculo de la huella ecológica, unindicador que expresa en unidades desuperficie de la Tierra, el uso que undeterminado país o comunidad hace delos recursos naturales y servicios que lepresta la Naturaleza para absorber losresiduos y regenerar los bienes consumi-dos.

Pues bien, comparando la huellaecológica con la biocapacidad del territo-rio para proveer los recursos consumi-dos, podemos deducir el grado desostenibilidad de nuestras acciones. Enel estado español usamos el doble derecursos que los generados por lacapacidad productiva de nuestro territo-rio. Esta es la tónica de todos los paísesindustrializados, con los Estados Unidosa la cabeza en el cómputo. La huellaecológica muestra que una parte muypequeña de la población mundial “secome el mundo”, consume y gasta lo quees de todos y todas. Desde el ecologismose considera que la apropiación que lospaíses más ricos hacen de los bienes yservicios que presta la Naturaleza, ge-nera una deuda ecológica, la deuda quelas economías del Norte, por susimpactos ambientales y sociales, tienencon las del Sur.

Desde una perspectiva de género, sepueden establecer paralelismos muyinteresantes entre las propuestas femi-nistas y las ecologistas. Si hablábamos

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de huella ecológica para medir el impac-to de los estilos de vida sobre la sosteni-bilidad de la Naturaleza, cabe hablar dela huella civilizadora de las mujeres(BOSCH, A.; AMOROSO, M.I. y FERNÁN-DEZ MEDRANO, H, 2003) como indica-dor que evidencia el desigual impacto quetiene la división sexual del trabajo sobrela sostenibilidad y sobre la calidad devida humana.

La huella civilizadora es la relaciónentre el tiempo, el afecto y la energíaamorosa que las personas necesitanpara atender a sus necesidades huma-nas reales (cuidados, seguridad emocio-nal, preparación de los alimentos, tareasasociadas a la reproducción, etc) y lasque aportan para garantizar la continui-dad de vida humana. En este sentido, elbalance para los hombres sería negativopues consumen más energías amorosasy cuidadoras para sostener su forma devida que las que aportan. Por ello, desdeel ecofeminismo, puede hablarse dedeuda femenina, como la deuda que elpatriarcado ha contraído con las mujeresde todo el mundo por el trabajo que rea-lizan gratuitamente.

Los trabajos que realiza la Naturalezapara la supervivencia, al igual que losque realizan las mujeres, no son valo-rados por el sistema de mercado, ya queal no ser traducidos en términos mone-tarios son invisibles.

El deterioro ambiental impacta de llenoen las comunidades humanas y susmodos de vida. Joan Martínez Alier(2005) muestra cómo en todos los luga-res del mundo, la irracional y crecienteexplotación de los recursos naturales nosólo da origen a problemas ambientales,sino también a numerosos y gravísimosconflictos sociales. En el siguiente cua-dro se enumeran algunos de los conflic-tos ecológicos-distributivos compiladospor él.

• Conflictos mineros evidenciados porlas quejas sobre minas y fundicio-nes a causa de la contaminación delsuelo, del aire y del agua, y por laocupación de tierras por la mineríaa cielo abierto y las escorias.

• Conflictos por la extracción de petró-leo a causa de la contaminación delaire, del suelo y de las aguas.

• Degradación y erosión de las tierras,causadas por la desigual distribu-ción de la propiedad sobre la tierra,por la presión de la producciónexportadora y los monocultivos.

• Sustitución de los bosques porplantaciones de árboles destinadosa la industria del papel.

• Biopiratería, apropiación y mercan-tilización de los recursos biológicos,tanto “silvestres” como medicinalesy agrícolas, sin reconocimiento delconocimiento y propiedad de losindígenas y campesinos sobre ellosy sin compensación alguna.

• Destrucción de los manglares y delas poblaciones locales cuya subsis-tencia depende de ellos por laindustria camaronera de exporta-ción.

• Conflictos sobre el agua, movimien-tos contra las grandes represas parahidroelectricidad e irrigación y pro-blemas. También los conflictos por eluso y contaminación de acuíferos ylos conflictos por trasvases de ríos.

• Conflictos por los intentos de evitarla sobrepesca industrial en detri-mento de la pesca artesanal.

• Conflictos sobre el transporte quenacen del trasiego cada vez mayorde materiales y energía:derrames

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petroleros en el mar, guerras rela-cionadas con oleoductos o gasoduc-tos, amplicaciones de puertos yaeropuertos, construcción de nue-vas autopistas.

• Luchas tóxicas ante los riesgos quecausan los metales pesados, dioxi-nas, etc.

• Conflictos de seguridad ambientalsobre la incidencia y distribuciónsocial de los riesgos inciertos de lastecnologías a medida que han idoapareciendo (asbestos, DDT, DBCP,otros pesticidas, energía nuclear,transgénicos) tanto en países ricoscomo pobres. Conflictos debidos a laexportación de residuos tóxicos,sólidos o líquidos.

• Contaminación transfronteriza: emi-siones de dióxido de azufre que cru-zaban fronteras y producían lluviaácida, contaminaciones radioactivaspor ensayos de armas nucleares enel Pacífico, por ejemploo emisionesde CFC que han dañado la capa deozono.

• Conflictos por los derechos iguales alos sumideros de carbono. Esta fuela propuesta de Anil Agarwal ySunita Narain en 1991, para reme-diar la injusticia de que los ricos delmundo hayan estado usando y usende manera desproporcionada yexcluyente los sumideros de carbo-no (océanos, nueva vegetación, sue-los) y la atmósfera como un depósitotemporal. Esa situación da lugar auna “deuda de carbono” del Nortehacia el Sur, como la ha llamadoAndrew Simms.

Y mientras tanto, el movimientoecologista...

De forma paralela a la aparición de

las alertas y los avisos sobre los riesgosdel deterioro, fue surgiendo una crecien-te sensibilización ante los problemasecológicos y ambientales. Poco a poco,este sentimiento se fue extendiendo aparte de la opinión pública, que haampliado su campo de reflexión desde lolocal a lo global.

Durante los años 70 y 80 aparecierongran cantidad de publicaciones que rea-lizaban una crítica del modelo desarro-llista y de su brazo ejecutor, el sistematecnoindustrial. La crisis ambiental y lostemas ecológicos fueron empapando losámbitos académicos, sociales y políticos,obligando a que instituciones y agentessociales de todo tipo incluyesen en susdiscursos y líneas directrices la proble-mática ambiental. Recientemente el dis-curso ecológico también ha sido asumidopor las empresas y por las industriasculturales y el calificativo sostenible, seañade, muchas veces sin sentido, a suactividad.

Sin embargo, es evidente que elaumento de especialistas, publicaciones,departamentos, fundaciones o anunciospublicitarios no han conseguido, por elmomento, desviar el camino hacia elcolapso. Todos los indicadores de dete-rioro global muestran cómo la situaciónempeora. La extracción de recursos y laemisión de residuos per capita siguenaumentando a escala planetaria, ofre-ciendo un horizonte de destrucción cadavez más cercano. Por tanto, la evoluciónde la crisis ambiental en las tres décadastranscurridas desde que se planteó laincompatibilidad del modelo de desarro-llo capitalista con los procesos que man-tienen la vida, permiten deducir que losplanteamientos y medidas aplicadas,más que virar en el camino hacia la des-trucción, están apuntalando y aceleran-do el deterioro.

Esta incoherencia provoca un enfren-

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tamiento cada vez más acusado entre loscolectivos que más perciben los dañossociales, ecológicos y ambientales queorigina la actual civilización occidental ylos grupos que denotan falta de voluntadpara ponerles freno.

En todos los lugares del planeta hanido surgiendo núcleos de lo que llamamosmovimiento ecologista, un movimientoplural que recoge los planteamientos delas opciones más puramente conserva-cionistas (las que centraban su actividaden la conservación de especies o espaciosnaturales), las luchas enmarcadas den-tro de la ecología política (que incorporanla dimensión social y económica en losanálisis ecológicos), las reivindicacionesecofeministas, posicionamientos en losconflictos ecológico-distributivos y, enmuchos casos, todas ellos a la vez. Así,la grieta inicial entre los movimientosecologistas puramente conservacionistasy los que se definían como de ecologismosocial y político es cada vez más pequeñaante la evidente imposibilidad de mante-ner o conservar nada, en un sistema quese basa precisamente en la extracción,transformación y venta de todo lo queexiste, incluso las relaciones humanas.

RETOS Y DIFICULTADES DEL MOVIMIENTO ECOLOGISTA

La situación, como vemos es preocu-pante y compleja. ¿Por qué si la situa-ción es tan grave y crítica, una partemayoritaria de la población permanecetranquila, sin reaccionar, sin buscar oexigir medidas radicales que conduzcana eludir ese futuro incierto al que nosaboca este modelo?

Desde nuestro punto de vista sonvarios los aspectos que provocan estapasividad y constituyen los principalesretos a superar por el movimiento ecolo-gista:

1. La falta de percepción social de lagravedad de la crisis.

2. Las personas no se reconocencomo seres ecodependientes.

3. Se necesita tiempo para el cambio,pero es poco el tiempo que quedapara actuar.

4. Son necesarias intervencionescolectivas en medio de un profundodeterioro de las relaciones comuni-tarias.

5. Los comportamientos más sosteni-bles son percibidos como atrasa-dos, ineficaces o incómodos.

Los obstáculos anteriores no soncasuales ni inocentes. En las siguienteslíneas vamos a comprobar que son inhe-rentes a un modelo de desarrollo quepersigue la maximización de los benefi-cios monetarios a corto plazo, que parafuncionar necesita crecer indefinidamen-te en un marco físico que, sin embargoes finito.

1. Invisibilidad de la crisis ambiental y el deterioro global

Hemos visto que los indicadores dedeterioro empeoran. La superficie fores-tal del planeta disminuye velozmente, elaire puro, el agua limpia o la tierra sincontaminar empiezan a ser bienes esca-sos. Disminuye la seguridad alimentariaa causa del control de las semillas, losfertilizantes y los monocultivos por partede las grandes empresas multinaciona-les. Aumenta la posibilidad de contraerlas enfermedades que acompañan al“progreso” (cáncer, estrés, soledad, aler-gia...)

Estamos rodeados de miles de pro-ductos químicos que, sin las más míni-

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mas aplicaciones del principio de caute-la, empaquetan los alimentos o directa-mente entran en su composición, formanparte de la decoración de las casas, delos materiales de construcción, de losmedicamentos, cosméticos, juguetes,biberones, etc. Se pierde la biodiversi-dad, las reservas pesqueras se encuen-tran bajo mínimos, las especies se extin-guen a un ritmo que nunca se habíaconocido. Disminuyen el número de len-guas habladas en el mundo y la diversi-dad cultural...

Si las personas confían en su propiamirada, pueden comprobar como, proba-blemente, el paisaje que recuerdan de lainfancia: un prado, un bosque frondosoo la playa limpia y tranquila ha sufridouna gran transformación y apenas reco-nocen el lugar. En muchos casos, el pai-saje de nuestros recuerdos habrá sidosustituido por un bosque de grúas quelevantan y cementan el territorio a velo-cidades increíbles, enormes máquinasque muerden el terreno y le arrancantrozos aplanando, tunelando, desterro-nando y trasladando materiales de unoslugares a otros.

Sin embargo, las tecnologías de larepresentación de la realidad, a través delos medios de comunicación, no muestranla destrucción. En las pantallas, el medioambiente parece una preocupación cons-tante. Sin embargo, los problemasambientales aparecen desconectadosunos de otros, y la realidad es un mosai-co fragmentado en el que resulta compli-cado distinguir entre causas y efectos dela crisis.

Los ritmos acelerados de vida y latelevisión como elemento básico deentretenimiento durante los momentosde ocio retiran a las personas del territo-rio e impiden la interacción entre ellasdurante el tiempo no regulado (CEM-BRANOS F, 2003). Las industrias cultu-

rales desarrollan una cuidada estrategiaque captura el tiempo de la gente y loocupa con contenidos diseñados porgrandes conglomerados de poder cuyoprincipal fin es que la maquinaria delconsumo siga funcionando.

La sustitución de la información cer-cana, procedente de la propia observa-ción y de la interacción con otros, por losmateriales diseñados por la industriacultural, permite asentar en las cabezasde las personas una única manera decomprender la realidad y, por tanto,influir en el modo en que la gente actúaen el mundo.

La imposición de las categorías men-tales a través de las cuales se entiende larealidad, no es sólo función de losmedios de comunicación. Tal y como sedesprende del estudio sobre el curricu-lum oculto antiecológico en los libros detexto de la educación formal realizadopor Ecologistas en Acción (EL ECOLO-GISTA, 2005), los materiales didácticosutilizados en colegios e institutos tam-bién ocultan o distorsionan aspectosmuy básicos para entender el deterioroambiental, sus causas y sus consecuen-cias, legitimando, de este modo el siste-ma económico y social que provoca ladestrucción de los espacios naturales ysociales.

Por tanto, medios de comunicación,instituciones, empresas o entidades edu-cativas, ofrecen una lente de colores paramirar la vida. Impiden el cuestionamientode unas categorías que muestran laincompatibilidad esencial que existe entreel capitalismo, impuesto por las socieda-des occidentales, y la conservación de losecosistemas y los ciclos naturales.

Resulta por tanto fundamental reali-zar una revisión de los esquemas menta-les engañosos a través de los cuales nossocializamos y comprendemos el mundo.

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No disponemos de espacio para realizarun análisis exhaustivo, pero revisaremosmuy someramente algunos de los asun-tos que consideramos centrales:

Ocultación de la existencia de límites al desarrollo

El planeta Tierra es un sistema cerra-do. Eso significa que la única aportaciónexterna es la energía del sol (y algúnmaterial proporcionado por los meteori-tos, tan escaso, que se puede considerardespreciable) Es decir, los materiales quecomponen el planeta son finitos, y lo quese renueva, por ejemplo, el agua o el oxí-geno que respiramos, es responsabilidadde los trabajos que la Naturaleza hace demodo gratuito.

Como hemos visto, se sabe desde hacetiempo que la superación de los límitesdel planeta, en el uso de recursos y en lacapacidad de descomponer residuos, esla causa de la crisis ambiental. Sinembargo, el sistema económico impuestopor los países industrializados se basaprecisamente en el crecimiento ilimitado.

Este crecimiento se basa en la cre-ciente extracción, transformación ycomercialización de productos. Por ello,es obvio que interesa alejar lo más posi-ble de las personas y los grupos la ideade límite, inculcando la fe en el creci-miento económico y en el dogma tecnoló-gico como solución a todos los problemasque puedan surgir.

El sistema, por tanto, presentará to-das aquellas alternativas que contribuyaa alejar de las cabezas de las personas laidea de la reducción del consumo, lle-gando incluso a instrumentalizar a sufavor alternativas válidas. Un caso para-digmático es el del reciclaje, manipuladohasta ser convertido en la alternativapolíticamente correcta para seguir con-

sumiendo sin mala conciencia, en detri-mento de la reducción en el consumo ola reutilización. Sin embargo, podemosconstatar cómo el incremento del recicla-do del papel, no ha supuesto una dismi-nución en el consumo global de papel noreciclado, sino que ambos tipos de papelse consumen en mayor medida. Lo quesí ha aumentado es la actividad econó-mica de las empresas y asociaciones queviven de reciclar, que en el caso de Espa-ña, se declaran deficitarias en papelusado y por ello importan “su materiaprima” desde Estados Unidos o Francia.

En España también, son las propiasempresas recicladoras las que han obs-taculizado la implantación de un modelode recuperación y rellenado de envasesde vidrio similar al consolidado en granparte de Europa y que ya existía enEspaña hace 30 años, cuando se devolví-an “los cascos” de las botellas en la tien-da en la que se habían adquirido.

Los productos reciclados se presentanen muchas ocasiones como aquello quese puede consumir tranquilamente por-que mágicamente se vuelve a convertiren recursos. Cumplen tristemente elpapel de esconder la existencia de límitesen los flujos de materiales y energía.

El caso del reciclaje es sólo un ejem-plo. La publicidad está llena de mensajesque alientan y animan al crecimiento enel consumo, alejando la idea de límite yllegando a plantear sin rubor que graciasa consumir lo que se anuncia le hacemosun favor al medio ambiente.

Confusión entre extracción, producción y transformación

La única producción real que se da enel planeta es la que realiza la fotosíntesisa partir de la energía del sol, del agua yde los minerales. Sus productores son

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los seres vivos autótrofos, o sea, los queson capaces de fabricar su propio ali-mento. Esta producción es la producciónprimaria, responsable que crear la bio-masa.

Nuestro sistema económico confundelo que es producción con lo que esextracción. Esta segunda operación nosupone la síntesis de nada nuevo, sinoque simplemente arranca de la tierra,materiales que no se pueden renovar, yaque como comentábamos el planeta esun sistema cerrado, que no recibe otracosa que no sea la luz del sol.

Al contrario de los procesos de pro-ducción primaria, la extracción es unaoperación claramente ineficaz. Por ejem-plo, los movimientos de materiales nece-sarios para fabricar un anillo de oro de10 gramos, suman 3,5 toneladas, sólo enla fase de trabajo minero.

La confusión entre producción ytransformación también es central, yaque crea la sensación en las personas deque todo se puede fabricar infinitamente,enmascarando la finitud que los flujosfísicos y materiales imponen al sistematecnoindustrial.

Tal y como demuestran numerososestudios (NAREDO, 1999; CARPINTERO,2005), la intervención humana sobre lacorteza terrestre orientada a la obtenciónde rocas y minerales supera en impor-tancia a la de cualquier otro agente geo-lógico y es creciente. Según demuestranestos trabajos, el metabolismo de la eco-nomía requiere unos movimientos anua-les de tierras, ligados a las actividadesextractivas humanas, que multiplicanpor cinco las toneladas de sedimento quearrastran anualmente todos los ríos delmundo.

La tecnología hizo posible que la espe-cie humana utilizara una cantidad de

energía muy superior a la que incorporaen forma de alimentos. Es precisamenteese uso de la energía externa el que hapermitido forzar la recolección de pro-ductos derivados de la fotosíntesis a tra-vés de la agricultura, la pesca y la explo-tación forestal. Esta aceleración provocael deterioro de los equilibrios naturalesque posibilitan el proceso de la fotosínte-sis.

La sostenibilidad de la agricultura tra-dicional se basa en la armonía espacial ytemporal entre las extracciones y lasposibilidades de recuperación de los eco-sistemas locales. La agricultura modernafuerza las extracciones a partir del riegoy los abonos de síntesis química provo-cando un desajuste entre la produccióny la conservación de los recursos natura-les en los territorios, que conduce a unprogresivo deterioro, pérdida de fertili-dad, de diversidad biológica, descenso delos niveles freáticos, contaminación oeutrofización de las aguas, etc.

Así, después de haber distorsionado elconcepto de producción y convertirlo ensinónimo de extracción, la civilizaciónindustrial, además, transforma en norenovables las verdaderas produccionesprimarias de la agricultura, las pesquerí-as y los bosques al romper los ciclos deecosistemas naturales y deteriorarse elconjunto de minerales y de recursos bió-ticos.

La falacia de la desmaterialización de la economía

A finales de los años 80, en plenodebate sobre las bases materiales de laeconomía mundial, irrumpió la idea deque gracias a los cambios en el consumofinal de bienes y servicios, a un progresotecnológico que aumenta la eficiencia enel uso de los recursos reduciendo lageneración de residuos y a la sustitución

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de las materias primas por otras más efi-caces, era posible presagiar una progre-siva independencia del crecimiento eco-nómico respecto al consumo de energía yrecursos naturales. Este proceso, quedesligaba crecimiento y límites, fuedenominado desmaterialización de laeconomía (CARPINTERO, 2005).

Esta idea se veía reforzada con la apa-rición de las nuevas tecnologías de lacomunicación, de las que se decía queteóricamente posibilitaban un crecimien-to económico ilimitado con gasto escasode energía y materiales.

Lamentablemente, la realidad no haacompañado estos augurios optimistas ylos costes ambientales de los nuevosprocesos de fabricación, así como elaumento de consumo global (efecto rebo-te) muestran que la necesidad de consi-derar los límites es cada vez más angus-tiosa.

Algunos ejemplos los tenemos en latecnología del automóvil, que a pesar dehaber conseguido motores más eficientesen el gasto de combustible, ha multipli-cado el mismo al venderse muchos máscoches y ser de mayor peso. Otro ejem-plo es el del gasto del papel, que hipotéti-camente iba a disminuir con la aparicióndel ordenador, ya que la posibilidad dealmacenar información electrónicamentepermitía la creación de la “oficina sinpapeles”. Pues bien, entre 1960 y 1997el consumo de papel en los Estados Uni-dos se ha multiplicado por 5. Pero, esque además, según el análisis realizadopor Plätzer y Göstching, la lectura de unperiódico on line utiliza diez veces másenergía de origen fósil y genera dos vecesmás residuos, que un periódico de papel.(CARPINTERO, 2005).

Los esfuerzos tecnológicos para mejo-rar la eficiencia en el uso de recursosnaturales y en la reducción de la conta-

minación pueden ser muy valiosos, sinembargo, no han demostrado servir paraminimizar el deterioro ecológico, ya queconllevan enormes costes ambientalesrespecto a los productos a los que susti-tuyen y generan, en muchos casos, unefecto rebote que transforma la eficienciay ahorro en un consumo a mayor escalade los productos fabricados.

Contabilizar la destrucción comoriqueza y bienestar

El modelo capitalista se basa en unparadigma analítico reduccionista quecontabiliza los efectos derivados de laextracción de recursos, la transforma-ción e, incluso, la misma destrucción,como crecimiento y desarrollo. Un ejem-plo claro lo tenemos al observar que lacatástrofe del Prestige, o la guerra deIrak, hicieron subir el Producto InteriorBruto de algunos países o los indicado-res de los mercados bursátiles. En efec-to, la contratación de barcos de limpieza,la compra de mascarillas o la venta dearmas, produce intercambios monetariosque son contabilizados para calcularindicadores básicos, como por ejemplo elPIB.

Sin embargo, la paz, el aire limpio, lostrabajos asociados a los cuidados de laspersonas mayores y de los niños y niñasque desempeñan las mujeres, el calladotrabajo de la fotosíntesis que realizan lasplantas o los servicios del regulación delclima que realiza la Naturaleza, siendoimprescindibles para el mantenimientola vida, son gratis y no cuentan en nin-gún balance de resultados de nuestromodelo económico.

Por ello, cuando se anuncia que laeconomía de un país mejora porqueaumenta su PIB, podemos encontrarnoscon que se dispone de menos tiempopara las relaciones personales, aumenta

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la violencia, o se respira aire contamina-do. Eso sí, los flujos monetarios habránaumentado y alguien se habrá beneficia-do de ello.

Las culturas sostenibles son presentadas como atrasadas e ineficaces

La economía de subsistencia es perci-bida culturalmente como atrasada ypobre. Aunque casi todas las personasen las sociedades ricas aspirar a jubilar-se y vivir en un lugar más pequeño, deforma más sencilla, la propaganda delsistema presenta la autosuficiencia y laausencia de tecnología occidental comouna desgracia que la ayuda humanitariatiene que remediar.

De acuerdo con lo que plantea VAN-DANA SHIVA (2005), el modelo de des-arrollo basado en la economía de merca-do, considera que las personas sonpobres si comen cereales producidoslocalmente por las mujeres, en lugar decomida basura procesada, transformaday distribuida por las multinacionales delagrobusiness. Se considera pobreza avivir en casas fabricadas por uno mismocon materiales ecológicos como el bambúy el barro, en lugar de hacerlo en casasde cemento y PVC. Es propio también depobres llevar ropa hecha a mano a partirde fibras naturales en lugar de sintéti-cas.

Pero es que además, no es cierto queen las sociedades occidentales cada vezse viva mejor y seamos más ricos. Hemosaumentado la pobreza ambiental y social.Vivimos en un entorno más contamina-do, respiramos un aire más sucio, come-mos alimentos regados con aguas conta-minadas, abonados con productos quími-cos, producidos por animales enfermos ytorturados, no tenemos tiempo para dedi-car a las personas que queremos, traba-jamos en cosas que no nos gustan, viaja-

mos cada día mucho tiempo para llegar anuestro trabajo, nos vemos obligados apagar hasta para que los niños jueguen yla mayor parte de la población viveendeudada con los bancos.

Estamos a salvo de la destrucción gracias a más tecnología

La sociedad occidental predica cons-tantemente el modelo tecnocientífico yplantea que la tecnología y la investiga-ción nos va a librar de los problemasque, en muchos casos, ellas mismas hancausado. El paradigma científico mecani-cista en el que se basa la industria noconsidera la complejidad de los sistemasvivos ni la compleja red de interralacio-nes que se dan en los ecosistemas. Bastaleer el Informe sobre los Efectos delCambio Climático en España publicadopor el Ministerio de Medio Ambiente paraadvertir cómo los científicos confiesan notener ni idea de cómo pueden evolucio-nar los ecosistemas en situación decatástrofe.

El modo en el que ha calado en lasociedad la confianza tecnológica puedeobservarse hasta en las situaciones mássimples. Un ejemplo puede ser la indig-nación que provoca la ralentización oincluso detención del tráfico cuandonieva copiosamente, o las inundacionescuando las trombas de agua anegan lossistemas de alcantarillado. Las personastildan estas situaciones “tercermundis-tas” y creen que se ha producido porqueno se han realizado las obras suficienteso la tecnología aplicada en las infraes-tructuras involucradas no es la másnovedosa o adecuada.

La fe ciega en el modelo tecnocientífi-co es una de las mayores causas de quelas personas no perciban la situacióncrítica en la que se encuentra la humani-dad ante el deterioro global.

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El maquillaje verde de la sociedad

El apellido sostenible se aplica a cual-quier acción y en cualquier contexto. Nohay discurso político o informe de juntade accionistas de una multinacional queno se arrogue el calificativo de sosteni-ble. Lo verde está de moda y los merca-dos ambientales comienzan a ser tanlucrativos como otros sectores clásicoscomo el farmacéutico o el militar.

Se trata de tranquilizar a la poblacióncon políticas de imagen verde, en las quetodo tiende a calificarse de “ecológico” y“sostenible”, ocultando o minimizando eldeterioro causado, sin variar los criterioseconómicos, ni las pautas de comporta-miento que lo originan. El discurso ato-mizado de lo sostenible termina por des-viar la atención hacia los síntomas inco-nexos de la crisis ambiental, ocultandolas causas.

Por ejemplo, se habla mucho del pro-blema del cambio climático, la contami-nación o la pérdida de biodiversidad,pero se pasa de puntillas por asuntoscomo el creciente uso de materiales yenergía o los bajos precios de las mate-rias primas (muchas de ellas gratis a tra-vés del expolio). Se ignora que la genera-ción de residuos o la destrucción delterritorio y de las formas en que lassociedades se han adaptado a vivir en él,están provocadas por la extracción, latransformación y la distribución de esasmaterias primas.

Las empresas invierten grandes canti-dades de dinero en lavar su imagen. Lapublicidad y los programas de responsa-bilidad social corporativa son las herra-mientas más usadas. Son paradigmáticaslas campañas “verdes” de empresas comoRepsol o Endesa, mientras en mediomundo se organizan tribunales popularespara denunciar los atropellos sociales yecológicos que cometen fuera de nuestras

fronteras y que encuentran poco eco enlos medios de comunicación y difusión.

2. Las personas no se perciben como ecodependientes

El fenómeno de progresiva migraciónde la población humana a nucleosurbanos provoca que una gran parte delas personas no observen ni experimentende forma directa el contacto con la Natu-raleza. Millones de personas se desenvuel-ven a diario rodeados de objetos y estruc-turas artificiales diseñados por otras per-sonas y fabricados por máquinas.

En la ciudad, los flujos de entrada demateriales y energía son invisibles, y losresiduos generados desaparecen, porarte de magia, de los contenedores de lascalles. Es difícil, por tanto que las per-sonas se perciban como seres ecodepen-dientes. No son conscientes de que respi-ran, beben, comen, se mueven o sueñangracias a los trabajos silenciosos de laNaturaleza. No son testigos de su deteri-oro ni tienen ocasión de reflexionar sobrelos inmensos flujos de materiales yenergía ni de las ingentes cantidades deresiduos que genera su vida cotidiana.

La concepción antropocentrista haceque los seres humanos de las sociedadesindustrializadas, se sitúan como unaespecie que, a diferencia de las demás,puede vivir ajena a los procesos de la Natu-raleza, gracias a la ciencia y la tecnología.La dependencia de la Naturaleza de lassociedades humanas permanece ignoraday ello puede explicar en parte el por qué dela desidia y resignación ante el avancehacia el colapso de los sistemas naturales.

3. No hay casi tiempo para actuar,pero la búsqueda de la sostenibilidadnecesita tiempo

Los tiempos de la biosfera son lentos.

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La lentitud de la búsqueda de los equili-brios y sus transformaciones, chocancontra el “tiempo global” de los mercadosfinancieros, el ciberespacio y las teleco-municaciones. Los tiempos del sistemaindustrial se contraponen brutal y esen-cialmente a los tiempos para la vida.(RIECHMANN, 2000)). No existe propor-ción entre la velocidad a la que se produ-ce el deterioro en los ecosistemas y lavelocidad a la que los procesos de la vidapueden adaptarse a los cambios, sobretodo, si previamente se ha desmanteladola biodiversidad, que es el sistema deprotección que millones de años de evo-lución han diseñado.

La economía de mercado necesitavelocidad, los tiempos del mercado sonlineales frente a los ciclos de la Naturale-za, los tiempos del neoliberalismo sonveloces frente a los ritmos del consenso yde la autoorganización social necesariapara hacerles frente.

En apenas 300 años se van a agotarlas reservas de petróleo que la Naturalezafabricó en varios cientos de miles deaños, el clima se va a alterar dramática-mente a causa de las emisiones de CO2vertidas a la atmósfera en unas decenasde años y se han destruido los modos tra-dicionales de vida de la mayor parte de lapoblación mundial y con ellos, por tanto,los conocimientos que les han permitidosobrevivir en situaciones adversas.

Además, muchas de las actuacionesde la tecnociencia, proyectan el deteriorohacia futuros inimaginables. Los resi-duos radioactivos, por ejemplo, emitiránradiación ionizante durante decenas demiles de años y la modificación genéticade las especies vivas puede influir en lareorientación de la evolución biológica.

El activismo ecologista necesita tiem-po. El tiempo necesario para el contrastede pareceres, el uso público de la razón,

el debate libre, la formación de consen-sos, la exploración de alternativas, larevisión de las decisiones, la exigencia deresponsabilidades: la calidad de estosprocesos es incompatible con la prisa.Las posibilidades de transformaciónrequieren tiempo. Sin embargo, a la vez,es escaso el tiempo para reaccionar a lasconsecuencias de los actos de la propiaespecie humana. Se acaba el tiempopara poder cambiar el rumbo hacia ladestrucción.

4. La sostenibilidad es impopular

Actualmente, en la cosmovisión occi-dental, predomina la idea de que cuantomás tenemos, mejor vivimos. En conse-cuencia, el bienestar también se encuen-tra ligado al crecimiento económico, alcrecimiento en la producción de bienes yservicios y al aumento sostenido del con-sumo de los mismos por parte de lapoblación. Y, para poder alcanzar esteconfort, la sociedad occidental basa sumodelo económico en la cada vez mayorextracción, mercantilización y consumode bienes y recursos de la Tierra a espal-das de la consideración del planeta comosistema cerrado en el que los recursos ymateriales son finitos.

Sin embargo, las necesidades básicasmateriales de las personas son limitadas.Una persona tal vez necesite comer tresveces al día, pero no puede comer quinceo veinte veces. Pero, para que el sistemaeconómico occidental funcione el consu-mo debe crecer continuamente y, paraello, es preciso despertar, también per-manentemente, nuevas necesidades quedeban ser satisfechas.

Como hemos visto, la causa del dete-rioro y la destrucción es la superación delos límites del planeta, por lo que resultaobvio que las soluciones pasan por laausteridad y la autolimitación.

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La sostenibilidad pasa por superar dela asimilación entre bienestar y ausenciade esfuerzo o molestia. Las sociedadesricas huyen del esfuerzo y trabajo físico.Se utiliza el coche particular para ir algimnasio en el que se camina por unacinta, se utiliza un exprimidor eléctrico yse paga en un centro de estética paraque operen y den vigor artificial al mús-culo que se quedó flácido por falta deuso.

Los comportamientos sostenibles seperciben como incómodos o molestos y,además se oponen al dogma de la maxi-mización del beneficio del sistema econó-mico. Por ello su sustitución por modelos“calmaconciencias” que permitan seguirmanteniendo el estatus y las rentas sonmuy bien aceptados.

5. Superar la situación deindividualismo y aislamiento

La supervivencia de los ecosistemases una estrategia colectiva de intraespe-cie e interespecies. El equilibrio se consi-gue con la interacción fuerte, tanto paraadaptarse y estabilizarse como para“expulsar” a los perturbadores. Igual-mente, la sostenibilidad es una estrate-gia colectiva de simbiosis y autoorganiza-ción que requiere de una reconquista delterritorio y de la articulación social conlas personas cercanas.

La estrategia de la globalización favo-rece el individualismo. La democracia enlos sistemas capitalistas se concibe comola suma individual de voluntades. La glo-balización desprecia las interaccionesque requieren tiempo. Por ello, el merca-do considera que la pérdida de biodiver-sidad se soluciona con bancos de semi-llas o zoológicos, que la suma de los veci-nos que habitan un inmueble es unacomunidad de vecinos o que una planta-ción es lo mismo que un bosque. Son las

soluciones de un sistema que consideraque el todo es la simple suma de las par-tes, obviando la densa y compleja red derelaciones que forman los ecosistemas.

Las democracias occidentales, consi-deran la sociedad como una colección depersonas aisladas que delegan su prota-gonismo en un grupo de expertos certifi-cados por el propio sistema y a través delos cuales se participa.

Sacar a las personas del aislamientode su televisión, tejer movimientos yredes que se articulen entre sí, es otro delos retos que afronta el movimiento eco-logista, al igual que el resto de los movi-mientos sociales.

EL CAMINO HACIA LA UTOPÍA:REFLEXIONES PARA LASOSTENIBILIDAD

Del somero análisis de las dificultadesque el movimiento ecologista tiene paraavanzar en un necesario cambio derumbo, se desprenden las líneas deexploración en la búsqueda del caminohacia la sostenibilidad.

En primer lugar resulta crucial traba-jar aspectos educativos que permitancambiar las gafas con las que vemos elmundo. En los párrafos anteriores ape-nas hemos perfilado algunas de las cate-gorías a través de las cuales compren-demos la realidad. Es necesario realizaruna revisión profunda que permita inda-gar por dónde deben caminar los proce-sos económicos y sociales para ser com-patibles con los ciclos naturales. Estarevisión debe mostrar que la concepciónde progreso que tiene la sociedad occi-dental, tal vez sea simplemente deteri-oro; que la velocidad y la lejanía no sonlos derechos humanos de las sociedadesricas, sino una forma de asesinar elfuturo; que la individualidad o la

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propiedad privada no son incuestio-nables y que a lo largo de la historia, lanaturaleza y los seres humanos, espe-cialmente las mujeres, han desarrolladoestrategias colectivas de cooperación. Elcambio de gafas desvelaría la reducciónde la extracción y de los residuos y lasolidaridad como las necesarias fórmu-las de desarrollo para alcanzar lasostenibilidad.

En segundo lugar, hay que decir queel camino hacia la sostenibilidad implicalibrarse de un modelo de desarrollo quelleva a la destrucción; por ello elmovimiento ecologista es activo y soli-dario en las luchas de resistenciamundiales al modelo de progreso y bien-estar que impone la globalización y quese basa en la maximización de beneficiosmonetarios a corto plazo, aunque sea acosta de la salud de las comunidadeshumanas y de los ecosistemas. Es pre-ciso desvelar la historia de las resisten-cias, la resistencia de las mujeres, de lospueblos indígenas, de los movimientossociales. Las sociedades para la sosteni-bilidad deben aprender a resistir, atrasgredir, a desobedecer, a construir, atomar protagonismo en el territorio, adesarrollar presupuestos participativos,promover bancos de tiempo, cooperativasde trueque, ocio sostenible y proyectoscolectivos..

En tercer lugar, después de todo lohablado sobre los límites, no hace faltadecir que la autolimitación individual ycolectiva es condición imprescindible parala sostenibilidad. El uso prudente de losrecursos naturales, la recuperación delos valores de la austeridad a la hora deconsumir y la readopción de una culturaque valora aquello que dura y permaneceson tareas pendientes de una sociedadque quiera minimizar los impactos de lacrisis.

En cuarto lugar, la sostenibilidad debe

orientarse como una nueva relación con eltiempo (Riechmann 2000), reconstruyen-do las sociedades, la tecnología y lasindustrias de modo que tengan en cuen-ta el largo plazo, se acomoden de maneraarmónica a los ciclos temporales de labiosfera y a los tiempos necesarios parala participación y el consenso. Éste esacaso el desafío mayor al que hacemosfrente en nuestro tiempo, la incorpora-ción de una cultura ecológica de la lenti-tud frente a la cultura capitalista de larapidez.

Acompañando a la necesidad de auto-limitación y ralentización de los tiempospara la vida, no podemos pensar en unaeconomía ecológica sin entrar en unafase de ralentización, de desaceleración.Por ello en quinto lugar, la sostenibilidadsólo se puede dar en un contexto dedecrecimiento. En la situación actual, deno hacer nada, la humanidad camina ala extinción. Las opciones son caminarhacia el desorden, la lucha violenta porlos recursos escasos, la miseria y laenfermedad o protagonizar un descensosuave y voluntario que minimice losdaños ya irreversibles y proporcione laposibilidad de irse adaptando a la nuevasituación.

En sexto lugar, el motor que hacemover la vida es la energía del sol. Porello, una sociedad sostenible es aquellaque vive del sol.

En séptimo lugar, la sostenibilidad sebasa en un modelo de cercanía, en el queel tranporte sea mínimo y los productosy recursos que se utilicen sean cercanos.Una economía basada en lo próximohace que las comunidades sean menosvulnerables y que tengan un mayor con-trol e independencia de las decisionesque se toman en centro de poder lejanos.

En octavo lugar, la vida funciona enciclos y no en procesos lineales. La propia

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historia de los ecosistemas es un ciclo yno una línea progresiva como la que pre-tende explicar la historia de lahumanidad. El reciclaje, entendido comolla vuelta a los ciclos naturales de losmateriales, es básico para poder man-tener los stocks naturales y por tantopermitir el funcionamiento de los proce-sos naturales.

En noveno lugar, la sostenibilidad sólose puede alcanzar en una sociedad queincorpora y da valor a los saberes y tra-bajos de las mujeres. Las mujeres porhaber estado muy cercanas a las condi-ciones materiales de subsistencia, handesarrollado trabajos y habilidades queles hacen estar más adaptadas paracaminar hacia la sostenibilidad. Al igualque sucede con los trabajos de la Natu-raleza, las tareas que han venido desem-peñando las mujeres son invisibles en elmodelo económico capitalista, ya que nose contabilizan en términos monetarios.Visibilizar y valorar las producciones delas mujeres es, por tanto, otro de losasuntos centrales para alcanzar lasostenibilidad.

En décimo lugar hay que decir que lasostenibilidad se basa en la autosuficien-cia, la descentralización, la complejidad yla autoorganización. La vida, los ecosis-temas, son una estrategia de autoorga-

nización, a través de la cual se buscanlos equilibrios, las sociedades humanassostenibles no son ajenas a esta estrate-gia. Para alcanzar la sostenibilidadresulta ineludible superar la soluciónindividualizada de los problemas y nece-sidades, por lo que sostenibilidad ysalud comunitaria van de la mano. Eneste contexto, la inteligencia colectiva esuna estrategia capaz de generar alterna-tivas y construir un nuevo espacio desupervivencia. Los procesos de reflexióny actuación que involucran al conjuntode la sociedad proporcionan una venta-na para soñar e inventar un modelo deorganización social y económica queencare la crisis que ha causado vivir deespaldas a la Naturaleza y al resto de laspersonas.

El movimiento ecologista intentadesvelar el riesgo que el futuro depara alos hombres y mujeres, si ellos no for-man parte de la solución y del des-cubrimiento de un rumbo diferente. Elcamino hacia la sostenibilidad es unviaje por hacer, una exploración paraconstruir la democracia de todo loviviente. Sin embargo, no se emprendeeste camino a ciegas, sino que ya hemosperfilado unos criterios para marcar elrumbo y, sobre todo, sabemos bien quémodelos y comportamientos nos apartande un futuro viable.

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