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Álvaro Zamora , Etica y creatividad tecnológica Summary: Starting from the idea that there is not a definitive and universal ethics, this paper deals with technological development in its rela- tionship with ethics and ethical values. It states that likewise technology and art, ethics requires, besidesreason, invention and fantasy. Resumen: Este trabajo considera la ética y los valores en relación con el desarrollo tecnológico, a partir de la idea de que no hay una ética defini- tiva y universal, sino que, al igual que en la tecno- logía y el arte, su desarrollo requiere, además de la razón, de la invención y la fantasía. I. La paradoja de Raskolnikof -"No comprendo en modo alguno por qué es más glorioso bombardear una ciudad sitiada que asesinar a alguien a hachazos'", dice Raskolnikof a su hermana, después de matar a "una vieja usu- rera que hacía daño a todo el mundo'". El persona- je de Crimen y castigo pone así en cuestión la mo- ral de aquellos que justifican el aniquilamiento masivo, pero que no dudan en condenarlo a él por un acto que, según dice, basta "para borrar cuaren- ta pecados'". Pese a esas reflexiones se reconoce como asesino y, aunque afirma no sentir culpa, se somete a la moral y se entrega a la policía. Dos- toiewski ha tejido así en su obra, junto a otros te- mas, el asunto de si la ética es relativa o proviene de fundamentos universales y apodícticos. La filosofía y la teología, así como las religio- nes, están llenas de esfuerzos para fundar la ética apodícticamente. No obstante, las pretensiones y axiomas en este campo dependen de creencias que valen en ciertos contextos históricos sociales e ideológicos, pero que son cuestionables en otros. Buen ejemplo es el cristianismo, cuya historia está llena de crímenes, malévolos castigos e interpreta- ciones contradictorias de la doctrina. Para evitar el relativismo, Kant concibió la posibili- dad fundar la ética en un saber formal y autónomo. El suyo es uno de los mayores esfuerzos racionales para darle bases definitivas, liberándola de los prejuicios de muchos filósofos medioevales y modernos, que funda- ban sus ideas morales en algún principio trascendente y metafísico o de determinantes empíricos. En la doctrina kantiana, autonomía significa capacidad de la voluntad para regirse a sí misma y darse los móviles y orientaciones de los actos. Di- cha autonomía se expresa en el imperativo categó- rico', que orienta la voluntad según la finalidad del deber, no del bienestar. Lo contrario es la hete- ronomía, que consiste en establecer las leyes de la acción desde un orden extraño a sí misma, como sucede, por ejemplo, en la ética del bienestar (Aristóteles) en el maquiavelismo, el pragmatismo y todas las formas de utilitarismo (Bentham, Mili, Friedmann, por ejemplo). El mismo Kant comprendió, sin embargo, que su imperativo moral reclamaba lo imposible y que incluso la posibilidad de establecer si un acto obe- dece al deber o a la conveniencia, es apenas presu- mible, porque la complejidad de la acción humana desborda el orden formal. Con otras palabras: aun- que los postulados de la moralidad kantiana pare- cen subjetivamente necesarios, son "objetivamen- te insuficientes'? El ideal kantiano no reconoce que en sus rela- ciones los seres humanos entretejen y hasta con- funden los medios con los fines. Sartre ha señala- do esto acertadamente en El existencialismo es un Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXV (8S), 9-13,1997

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Álvaro Zamora

,Etica y creatividad tecnológica

Summary: Starting from the idea that there isnot a definitive and universal ethics, this paperdeals with technological development in its rela-tionship with ethics and ethical values. It statesthat likewise technology and art, ethics requires,besides reason, invention and fantasy.

Resumen: Este trabajo considera la ética y losvalores en relación con el desarrollo tecnológico,a partir de la idea de que no hay una ética defini-tivay universal, sino que, al igual que en la tecno-logía y el arte, su desarrollo requiere, además dela razón, de la invención y la fantasía.

I. La paradoja de Raskolnikof

-"No comprendo en modo alguno por qué esmás glorioso bombardear una ciudad sitiada queasesinar a alguien a hachazos'", dice Raskolnikofa su hermana, después de matar a "una vieja usu-rera que hacía daño a todo el mundo'". El persona-je de Crimen y castigo pone así en cuestión la mo-ral de aquellos que justifican el aniquilamientomasivo, pero que no dudan en condenarlo a él porun acto que, según dice, basta "para borrar cuaren-ta pecados'". Pese a esas reflexiones se reconocecomo asesino y, aunque afirma no sentir culpa, sesomete a la moral y se entrega a la policía. Dos-toiewski ha tejido así en su obra, junto a otros te-mas, el asunto de si la ética es relativa o provienede fundamentos universales y apodícticos.

La filosofía y la teología, así como las religio-nes, están llenas de esfuerzos para fundar la éticaapodícticamente. No obstante, las pretensiones yaxiomas en este campo dependen de creencias que

valen en ciertos contextos históricos sociales eideológicos, pero que son cuestionables en otros.Buen ejemplo es el cristianismo, cuya historia estállena de crímenes, malévolos castigos e interpreta-ciones contradictorias de la doctrina.

Para evitar el relativismo, Kant concibió la posibili-dad fundar la ética en un saber formal y autónomo. Elsuyo es uno de los mayores esfuerzos racionales paradarle bases definitivas, liberándola de los prejuicios demuchos filósofos medioevales y modernos, que funda-ban sus ideas morales en algún principio trascendentey metafísico o de determinantes empíricos.

En la doctrina kantiana, autonomía significacapacidad de la voluntad para regirse a sí misma ydarse los móviles y orientaciones de los actos. Di-cha autonomía se expresa en el imperativo categó-rico', que orienta la voluntad según la finalidaddel deber, no del bienestar. Lo contrario es la hete-ronomía, que consiste en establecer las leyes de laacción desde un orden extraño a sí misma, comosucede, por ejemplo, en la ética del bienestar(Aristóteles) en el maquiavelismo, el pragmatismoy todas las formas de utilitarismo (Bentham, Mili,Friedmann, por ejemplo).

El mismo Kant comprendió, sin embargo, quesu imperativo moral reclamaba lo imposible y queincluso la posibilidad de establecer si un acto obe-dece al deber o a la conveniencia, es apenas presu-mible, porque la complejidad de la acción humanadesborda el orden formal. Con otras palabras: aun-que los postulados de la moralidad kantiana pare-cen subjetivamente necesarios, son "objetivamen-te insuficientes'?

El ideal kantiano no reconoce que en sus rela-ciones los seres humanos entretejen y hasta con-funden los medios con los fines. Sartre ha señala-do esto acertadamente en El existencialismo es un

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXV (8S), 9-13,1997

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sabilidad. No se trata simplemente del reconoci-miento consciente o inconsciente" de las conse-cuencias de lo que hacemos, sino, más precisa-mente, la reivindicación ineludible y necesaria delos mismos. Se trata de una condición ontológica,no implemente empírica, la cual no contradice elhecho de que la acción -individual y social- seejerce en relación con las condiciones dadas en lanaturaleza y por la cultura. Por eso la ética es ne-cesaria e inevitable. Por eso sufre transformacio-nes a lo largo de la historia.

Con Ladriére puede decirse que "existe un es-fuerzo ético que discurre a través de la historia?",lo cual no significa que la exigencia fundamentalde la que surge toda ética sea de "naturaleza talque pueda traducirse inmediatamente en princi-pios concretos de realización. No funciona ni co-mo un principio general del que pudieran derivar-se sin más y lógicamente sus consecuencias, ni co-mo un a priori que determinase de forma necesa-ria los perfiles concretos de su manifestación, nisiquiera como un conjunto de potencialidades, se-gún un orden preestablecido. Su modo de acciónes teleológico, pero no en el sentido de que consti-tuya un fin prescrito de antemano (...) no es unadeterminación; es una llamada, una atracción, unadisposición tendencial, no la delimitación de uncontenido. Es preciso que se produzca, pues, unaverdadera creación ética en el curso de la ac-ción))".

Lo anterior no contradice el hecho de que losvalores son reales y objetivos, o que ellos tienengran importancia en la cultura. Ni siquiera contra-dice la idea de que unos valores sean consideradosmás deseables o mejores que otros. Lo que signifi-ca es que esos valores son tejidos en los prediosdel desarrollo histórico. En cierta época puede in-ferirse la conveniencia de estimular la libertad ylas condiciones correspondientes. Pero eso es unaopción, una especie de caldo ideológico que surgede las relaciones humanas, para fundamentar lasaspiraciones de una época, pero, a la vez, para ali-mentarse de su dinámica, generar sus propias con-tradicciones y transformarse.

He allí un problema medular de los plantea-mientos éticos actuales, permeados por la ideolo-gía de la globalizacion". Las condiciones de laeconomía mundial, la transferencia de tecnologíay de ideales, estructural mente controlada por lospaíses hegemónicos, consolida cada vez más suver ión del mundo feliz. la cual es evidentementecontraria, en muchos aspectos, a la vida.

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humanismo. cuando dice: "si vivo al lado de mimadre la trataré como fin, y no como medio, peroeste hecho me pone en peligro de tratar como me-dios a lo que combaten en torno a mí; recíproca-mente, si me uno a los que combaten, los tratarécomo fin, y este hecho me pone en peligro de tra-tar a mi madre como medio'". Consideracionesanálogas pueden hacerse hoy respecto a la pena demuerte, la eugenesia, la transferencia de tecnolo-gía y la eutanasia.

El problema de toda moral que se presenta co-mo definitiva es que la realidad humana, su histo-ria -personal y social- se construye perpetuamenteo, como advierte una expresión muy conocida: laexistencia precede a la esencia. En tal sentido, lanoción de naturaleza humana es imprecisa. Dos-toiewski lo comprendió y puso en evidencia que lamoral, como el arte, requiere de la creatividad yno está determinada necesariamente por la razón.Por eso tamizó Crimen y castigo con ese pathosque Hegel vió en el devenir histórico? y considerócomo un componente esencial del arte.

Kant tampoco se percató de que todo acto esconstitutivo de la moralidad", pues compromete ala humanidad entera y además la elige. Por eso lasnormas siempre están en relación con las condi-ciones históricas. Recodificando un viejo concep-to metafísico, puede decirse que cada época eligeen ética -como en otros asuntos- sus universales.Eso vale para Kant, cuya exigencia formal estáaferrada a una manera particular de plantearse losproblemas filosóficos, así como a un pietismo reli-gioso, del que ya Nietzsche y Scheler hicieronacertada crítica.

Crimen y castigo pone en evidencia que lo per-teneciente al terreno moral no es lo que se dice ose planea sino el hacer mismo. Cuando Raskolni-kof asesina a la vieja usurera, acredita la rupturade la ley. Con su acto funda la antinorma y le davalor, aunque nunca deja de reconocer en él unantivalor, una contradicción, quizá una paradoja.Tarde llega a comprender que la ley y la moralpertenecen a dos órdenes distintos. Por eso se re-procha, eventualmente, el haberse entregado a lasautoridades, renunciando así a lo que otros han lo-grado mediante acciones ilícitas.

11. Los valores son reales

Parece que, en ética, lo que no es relativo es elhecho de que elegir y actuar implican una res pon-

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Que los valores sean reales no significa quesean universales e inmutables. Es cierto que enmateria ética se encuentran enunciaciones pareci-das en teorías de origen diverso e incluso contra-rias entre sí. Para algunos eso demuestra que el nomatarás bíblico y muchos otros preceptos occi-dentales tienen el rango de principios universales.Lo que se olvida al hacer tales generalizaciones esque las morales predicativas tienden a ocultar o adesplazar sus contradicciones. Para los griegos, elbárbaro no era considerado como verdadero hom-bre, los españoles deshumanizaron a los aboríge-nes americanos, los nazis todavía piensan que susvalores enaltecen a la humanidad, los racistas in-glesesy norteamericanos representan al Cristo bí-blico con piel blanca, cabello rubio y ojos azules.En esos casos, como en muchos otros, la valora-ción ética se define en los términos establecidosporquienes se consideran como los elegidos.

111.Creatividad, ética y tecnología

Seha dicho muchas veces que la tecnología de-be concebirse, producirse y utilizarse con sentidohumanista. Pero eso debe precisarse, porque losindustriales y comerciantes de la guerra, al igualque los racistas y tecnócratas, tienen su versióndel humanismo y la universalizan con medios deíndolediversa. Se trata de una ideología basada enla violencia y el colonialismo en todas sus formas.Es engañoza y contradictoria, pero eficaz. En fo-ros internacionales sirve a sus defentores para de-cir: -"acabad con las armas y la guerra". Pero nodejan de producir artefactos de destrucción ni devenderlos, para no desestabilizar sus economías,ni renunciar a la influencia internacional y demásprivilegios logrados mediante la tecnología mili-tar.Buen ejemplo de esto fue el fracaso de la Con-venciónSobre Armas Inhumanas, de la Organiza-ciónde Naciones Unidas (ONU), que en 1980 pre-tendióproteger a las poblaciones civiles. Pero ensetiembrede 1995, la misma ONU, en su confe-rencia de Viena, focalizó la discusión sobre esasarmas de efecto indiscriminado en los aspectostécnicos, convirtiéndose en un fiasco desde elpuntode vista humanitario". Otro buen ejemplo esqueentre la década del cincuenta y la del noventa,el 75 por ciento de los satélites de las grandes po-tenciasfueron lanzados con propósitos militares".El papel de los cuerpos de espionaje de los paíseshegemónicosen la política internacional, la trans-

ferencia de armamento obsolescente a países de laperiferia, son otros ejemplos del asunto.

Hay, por supuesto, posibilidades de enfrentar oal menos contrariar tales tendencias. Joseph Rot-blat, por ejemplo, abandonó el proyecto norteame-ricano que llevó al infierno nuclear de Hiroshimay Nagasaki; luego se dedicó a la investigación dela energía nuclear en asuntos médicos. He ahí unaevidencia de que el científico y el tecnólogo pue-den enfrentar las corrientes destrucivas de unaépoca y proponer -con ideas y acciones- rutas al-ternativas para el tipo de trabajo que realizan. Elproblema es que, en general, los asuntos de ordenético no reciben la atención requerida de su parte,pese a que, como bien han señalado autores comoJ. Ladriére, M. Bunge, Richard M. Fox, H. Jonas,1. Buchanan y otros, científicos y tecnólogos sonquienes generan el conocimiento y parte impor-tante de las condiciones para el desarrollo",

La reflexión ética de hoy debe tomar en cuentaque las condiciones de la existencia humana y dela vida sobre el planeta se hayan vinculadas a pro-cesos, cosas o estados derivados de la tecnología.Gracias a ella el humano satisface hoy sus necesi-dades, también las crea o las rediseña y haciéndo-lo cambia los biosistemas, el ambiente y los pro-cesos de producción y reproducción material eideológica.

Quien produce y posee el conocimiento que po-sibilita la dinámica del cambio, tiene una responsa-bilidad enorme y no debería abstenerse de la refle-xión ética. Por el contrario, debería reconocer laobligación de prever los alcances de lo que hace.

Parece coherente afirmar, con Edgar Roy Ra-mírez, que en este período de la historia es posibley deseable usar "nuestro conocimiento para fijarnuestros fines, para establecer los mejores mediospara lograrlos y para evaluar tanto a unos como alos otros?", A propósito Mario Bunge escribía, enla década del setenta, que la ética "de los últimosaños, sólo está al alcance de quienes poseen cono-cimientos lógicos y científicos':"

Pero esa idea, según la cual el conocimiento ylos métodos racionales para planificar la vida y lasrelaciones humanas están en ventaja sobre otrosmétodos, es tan occidental, que merece también deatención crítica.

Hay que reconocer que la Weltanschauungcientificista que se extendió por el mundo desdeOccidente, ha mostrado su eficacia como instru-mento cognoscitivo y de instrumentalización. Pe-ro, inversamente, ha gestado contradicciones de

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sí misma, creando formas de control y opresiónmuy efectivas o sirviendo a ellas.

La ética de la era tecnológica también debe re-conocer y ponderar elementos irracionales deotras latitudes, pues, en algunos casos, son mues-tras vivientes de que sus opciones históricas pue-den aportar más felicidad que el prurito científicoy la tecnologización de las metrópolis occidenta-les, donde el stress, la neurosis y la violencia des-mesurada son platillo cotidiano. La InterkulturellePhilosophie estudia hoy éste y otros estereotiposoccidentales, que han contribuido indudablementea sistematizar la opresión política, militar, econó-mica e ideológica de los países periféricos. Auto-res como Ram Adhar Mal1'8 señalan, en esa líneateórica, la necesidad de redefinir el complejo cam-po de la tolerancia entre culturas.

La ciencia y la tecnología, por sus métodos,pueden sugerir cambios importantes en la formade plantearse los problemas éticos y la construc-ción de normativas legales y morales. "La inven-ción ética desempeña una función similar a la dela imaginación en las hipótesis" decía Ladriére.Según él, podría comparársela con la actitud queguía el método de la ciencia, cuando juzga la per-tinencia y validez de las hipótesis. Pero además,debe suponer un propósito enorme, sincero, difí-cil, para inventar el futuro. No se trata, pues, deuna reflexión al estilo kantiano, sino de un esfuer-zo de elección interesada en lo concreto. Y, dadoque hasta aquí el camino parece acercamos más ala catástrofe que a la gloria, ese esfuerzo se pre-senta cada vez más como una necesidad. En estono hay que ser apocalíptico a ultranza, pero sonaplastantes las evidencias de que la racionalidadque ha engendrado a la ciencia y la tecnología ha-ce inmensamente efectivas a la destructividad, larepresión global, el control de las condiciones pa-ra el ejercicio de la libertad.

El siglo XX ha acumulado más y mejor conoci-miento de la naturaleza y la cultura que todos lossiglos anteriores. Pero en él se ha producido másviolencia y destrucción (acompañadas de sus res-pectivos mecanismos de autoengaño) que antes.Cierto que algunas de las iniciativas para regularsu destructividad, o para delimitar el rumbo desea-ble de su acción, son interesantes. Es el caso delos derechos humanos, cuya orientación generaltiende hacia una convivencia más pacífica, de ma-yor solidaridad y respeto por el otro, tanto en elplano individual como en el social y el de las rela-ciones entre países. Ellos se fundan en el hecho de

que el humano es un ser orgánico y, a la vez, so-cio-histórico. Pero son utópicos, es decir, irreales.Parece que es la utopía más racional que hoy pue-de desearse. Pero como "valores históricos puedenperecer, equivocarse, desaparecer en la sombra deciertas condiciones y renacer en otra parte graciasa las luchas de los hombres?". Así que la mejorescogencia de las metas sigue siendo un esfuerzode invención, pues el porvenir es, en realidad, unpor hacer.

La tecnología contemporánea satisface necesi-dades humanas, pero también las crea o las redi-seña, cambiando los sistemas de conservación dela vida, alterando el entorno, redefiniendo a cadapaso el papel del individuo y las sociedades en losprocesos productivos. "Actualmente, tecnología eindustria están íntimamente ligadas. Tanto, que lacalidad de la industria se define en términos de lastecnologías que posee, apropia o transfiere'?",

La tecnología ha permitido al hombre convertirel entorno en un medio artificial. En ese sentido,Ladriere tiene razón cuando dice que ella "pueblael medio humano de multitud de objetos y produc-tos artificiales que forman, cada vez más, una pan-talla entre el hombre y la naturaleza'?'.

La red tecnológica es muy amplia y entrelaza as-pectos y niveles diversos de la vida y el entorno pla-netario. Por eso es absurdo pretender que sea neutraléticamente. Al definir, reconstruir y perrnitirle pro-yecciones a la praxis, la tecnología implica la nece-sidad imperiosa de que su creador se haga conscien-te del poder y los peligros que ella implica. Pero nosólo de eso, sino también de inventar los medios pa-ra hacerla y usarla con fines benéficos. No hay unaética definitiva y universal, sino que, al igual que enla tecnología y el arte, su desarrollo requiere, ade-más de la razón, de la invención y la fantasía. Comobien ha indicado Hans Jonas, los enfoques éticostradicionales no son capaces de dar cuenta de lanueva problemática que se plantea en el marco de lanueva tecnología ni de la responsabilidad que ellaimplica".

Se trata de un asunto complejo y lleno de para-dojas. Gran parte de lo que contribuye a la como-didad de determinados grupos o de sociedades en-teras, tiene consecuencias negativas a mediano olargo plazo. Lo artificial pareciera extenderse irre-versiblemente. Un enorme tejido, que en muchasformas se presenta hoy como destructivo. Peroquizá el impulso y el tipo de conocimiento que lle-vó al hombre a controlar las fuerzas naturales, per-mita todavía hallar rumbos para promover la biofi-

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13ÉTICA Y CREATIVIDAD TECNOLÓGICA

lia. La tecnología es, en tal sentido, semejante alas obras de arte, porque ambas implican nexosentre la voluntad para la creación y los resultadosdel proyecto humano en que dicha voluntad se de-fine. Ya lo ha dicho Rafael Ángel Herra, "crear esun proceso de rechazo y ordenamiento?". Pruden-te es orientarlo, seguramente, con lo mejor de larazón. Pero hay que estar atento, porque ella tam-bién suele ser hábil para poblar la cultura de artifi-cios y engaños.

Notas

l. Dostoiewski, Fedor Crimen y castigo, 3a ed.,Barcelona:Editorial Juventud, S.A., 1964, pág. 530.

2. lbidem.3. lbídem. En sus trabajos sobre el autoengaño y la

desculpabilización Rafael Angel Herra ha encontrado,en este tema dostoiewskiano, ocasión para describir unade la modalidades fenomenológicas de la concienciamoral.Según Herra, Raskolnikof utiliza un artificio dedesculpabilización, para verse a sí mismo como un serincomprendido por los demás y pretender situarse porencimade la moral común.

4. La primera formulación del imperativo puedeexpresarse así: obra COIl una máxima tal que puedasquerer,al mismo tiempo, que ella sea ley universal, esdecir, que valga universalmente y siempre para todoslos seres racionales. La segunda formulación dice:obra de tal manera que puedas querer que la máximade tu acción se convierta en ley universal de la natura-leza.La tercera formulación es: obra de acuerdo a unamáximatal, que la humanidad, tanto en tu persona co-mo en la persona de todos los demás, sea siempre unfin y nunca simplemente un medio. Sigo aquí la traduc-ción que Martha San Mateo ha hecho de las formula-ciones del imperativo, en Razón y sensibilidad en laéticade Kant, Tucumán: Universidad Nacional de Tu-cumán, 1981, según aparece en las Grundlegung zurMetaphysikder Sil/en.

5. Vleeschauwer, Herman "La revolución kantiana"en: Belaval,Y. (comp.) Historia de lafilosofia (La filo-sofíaalemana de Leibni: a Hegel), México: Siglo XXIEditoresS.A., 1977, pág. 215.

6. Sartre, J-P. El existencialismo es un humanismo(trd. V. Prati), 6' ed. , Buenos Aires: Editorial Sur,1977,pág. 31.

7. Cfr. Hegel, W.F.G. Yorlesungen, Aesthetik,Frankfurt a. M.: Suhrkamp Verlag, 1970.

8. Moralidad corresponde a lo que arriba se ha espe-cificado como ética.

9. Como el sentimiento de culpabilidad que ator-menta a Raskolnikof.

10. Ladriére, Jean El reto de la racionalidad, trd. 1.González, Salamanca: UNESCO. Ed. Sígueme, 1977,pág. 127.

11. lbídem.12. En un texto titulado "Globalización y ética no

predicativa" (en prensa), Rafael Ángel Herra propone lahipótesis de que la llamada globalización se caracterizapor procesos éticos no predicativos, y sentencia que lacultura de masas "ya no es capaz de distinguir entreMadona y la Madre Teresa".

13. Cfr. Strada, Gino "The horror of Land Mines"en Scientific American, Mayo, 1996, pp. 40-45.

14. Cfr. Aguirre, M. De Hiroshima a los Euromisi-les, Madrid: Editorial Tecnos, S.A., 1984.

15. Cfr. Ramírez, R. Y Alfaro, M. (Comps.) Éticaciencia y tecnología, 4a ed. Cartago: Editorial tecnoló-gica de Costa Rica, 1996.

16. Ramírez, Edgar Roy La responsabilidad éticaen ciencia y tecnología, Cartago: Editorial Tecnológicade Costa Rica, 1987, pág. 96.

17. Bunge, Mario Ética y ciencia 3" ed., Buenos Ai-res: Ediciones Siglo Veinte, 1976, pág. 49.

18. Cfr.: Mall, R.A. Philosophie im Vergleich derKulturen, Darmstad: Wiss.Buchges., 1975 y Wimmer,F. Vier Fragen zur Philosophie in Aphrika, Asien undLateinamerika, Wien: Passagen Verlag Ges. M. B. H.,1988.

19. Herra, Rafael Ángel Violencia, tecnocratismo yvida cotidiana, 2da. ed. San José: Editorial Costa Rica,pág. 92.

20. Zamora, A.(comp.) El otro laberinto (tecnolo-gía, filosofía, historia) Cartago: Editorial Tecnológicade Costa Rica, 1997.

21. Ladriere, J. Op. cit. pág. 96.22. Cfr. Jonas, H. Das Prinzip verantwortung (Ver-

such einer Ethik für die technologische Zivilisation)Frankfurt .M.: Suhrkamp Verlag, 1984, pág. 26 ss (I1I.Neue Dimensionen der Verantwortung}.

23. Herra, Rafael Ángel. Lo monstruoso y lo belloSan José: Editorial de la Universidad de Costa Rica,1988, pág. 86.

Álvaro ZamoraDepartamento de Ciencias SocialesInstituto Tecnológico de Costa Rica