la historia en guadalajara: su prÁctica...

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SECCIÓN TESTIMONIOS 275 NE LA HIS LA HIS LA HIS LA HIS LA HISTORIA EN GU TORIA EN GU TORIA EN GU TORIA EN GU TORIA EN GUAD AD AD AD ADALAJ ALAJ ALAJ ALAJ ALAJARA: SU ARA: SU ARA: SU ARA: SU ARA: SU PRÁCTIC PRÁCTIC PRÁCTIC PRÁCTIC PRÁCTICA, INS , INS , INS , INS , INSTITUCIONALIZA TITUCIONALIZA TITUCIONALIZA TITUCIONALIZA TITUCIONALIZACIÓN Y CIÓN Y CIÓN Y CIÓN Y CIÓN Y PR PR PR PR PROFESIONALIZA OFESIONALIZA OFESIONALIZA OFESIONALIZA OFESIONALIZACIÓN CIÓN CIÓN CIÓN CIÓN VIS VIS VIS VIS VISTAS A TRA AS A TRA AS A TRA AS A TRA AS A TRAVÉS DE C VÉS DE C VÉS DE C VÉS DE C VÉS DE CARMEN ARMEN ARMEN ARMEN ARMEN CAS AS AS AS ASTAÑED AÑED AÑED AÑED AÑEDA G A G A G A G A GAR AR AR AR ARCÍA CÍA CÍA CÍA CÍA MARÍA GRACIA CASTILLO Universidad de Guadalajara SECCIÓN TESTIMONIOS NE Amo la vida y por eso soy historiador Marc Bloch Elegir una profesión es elegir una forma de vida Wright Mills En Guadalajara, como en cualquier otra parte del planeta, siempre se ha he- cho y enseñado historia, ya sea vinculada a instituciones civiles o religiosas, como crónica, para sostener la llamada “identidad nacional” o satisfacer ne- cesidades intelectuales, espirituales o afectivas. Las motivaciones y los enfo- ques pueden ser diversos: destacar a un individuo o los acontecimientos propios de la región o dar a ésta un lugar en el conjunto del país; salvar del olvido acontecimientos o procesos que parecen relevantes; dar un lugar al terruño; búsqueda de sentidos y significados vitales; o por otras muchas ra- zones, pero siempre y de diversas maneras, se ha intentado conocer y com- prender las prácticas, las relaciones, los significados humanos a través del tiempo. 1 De ahí que Michel de Certeau apunte que para comprender el traba- jo del historiador es necesario tener presente que se trata de seres social y culturalmente situados. No es lo mismo escribir historia cuando se ha atrave- sado por un período de formación profesional 2 que cuando se hace desde el 1 Franklin L. Baumer apunta que hay cinco preguntas perenes, cinco interrogantes que el hombre se ha planteado permanentemen- te a lo largo de la historia y a las que ha dado diferentes respuestas dependiendo del tiempo y del espacio. Una de esas preguntas se refiere a la relación del hombre con la historia, las otras cuatro son las relaciones con Dios, con la naturaleza, con la sociedad y consigo mismo. 2 El concepto de profesión alude a una actividad especializada, al aprendizaje de conocimientos específicos a través de la forma- ción escolar; al enriquecimiento específico profundizando el conocimiento y el sustento teórico de la práctica, lo cual implica una ubicación y una responsabilidad social. Con esto se satisfacen necesidades económicas personales y se contribuye al desarrollo de la humanidad. Además la profesión se refleja en el desempeño diario de la vida. Orlando A. Martínez, Ética profesiona,l UTESA, Facultad de Ingeniería, Santiago Rep. Dom. http://www.monografias.com/trabajos15/fundamentos-profesionales/fundamentos- profesionales.shtml. Wilensky (1964) establece que una actividad puede considerarse profesión cuando supera cinco etapas: 1) el trabajo se convierte en una ocupación de tiempo integral debido a la necesidad social del surgimiento y ampliación del mercado de estudiosSOCIALES7.pmd 11/02/2011, 13:10 275

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MARÍA GRACIA CASTILLOUniversidad de Guadalajara

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Amo la vida y por eso soy historiadorMarc Bloch

Elegir una profesión es elegir una forma de vidaWright Mills

En Guadalajara, como en cualquier otra parte del planeta, siempre se ha he-cho y enseñado historia, ya sea vinculada a instituciones civiles o religiosas,como crónica, para sostener la llamada “identidad nacional” o satisfacer ne-cesidades intelectuales, espirituales o afectivas. Las motivaciones y los enfo-ques pueden ser diversos: destacar a un individuo o los acontecimientospropios de la región o dar a ésta un lugar en el conjunto del país; salvar delolvido acontecimientos o procesos que parecen relevantes; dar un lugar alterruño; búsqueda de sentidos y significados vitales; o por otras muchas ra-zones, pero siempre y de diversas maneras, se ha intentado conocer y com-prender las prácticas, las relaciones, los significados humanos a través deltiempo.1 De ahí que Michel de Certeau apunte que para comprender el traba-jo del historiador es necesario tener presente que se trata de seres social yculturalmente situados. No es lo mismo escribir historia cuando se ha atrave-sado por un período de formación profesional2 que cuando se hace desde el1 Franklin L. Baumer apunta que hay cinco preguntas perenes, cinco interrogantes que el hombre se ha planteado permanentemen-

te a lo largo de la historia y a las que ha dado diferentes respuestas dependiendo del tiempo y del espacio. Una de esas preguntasse refiere a la relación del hombre con la historia, las otras cuatro son las relaciones con Dios, con la naturaleza, con la sociedady consigo mismo.

2 El concepto de profesión alude a una actividad especializada, al aprendizaje de conocimientos específicos a través de la forma-ción escolar; al enriquecimiento específico profundizando el conocimiento y el sustento teórico de la práctica, lo cual implica unaubicación y una responsabilidad social. Con esto se satisfacen necesidades económicas personales y se contribuye al desarrollode la humanidad. Además la profesión se refleja en el desempeño diario de la vida. Orlando A. Martínez, Ética profesiona,l UTESA,Facultad de Ingeniería, Santiago Rep. Dom. http://www.monografias.com/trabajos15/fundamentos-profesionales/fundamentos-profesionales.shtml. Wilensky (1964) establece que una actividad puede considerarse profesión cuando supera cinco etapas: 1) eltrabajo se convierte en una ocupación de tiempo integral debido a la necesidad social del surgimiento y ampliación del mercado de

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interés genuino por el rescate de determinados aspectos de la vida social humana,pero sin haber pasado por un proceso de aprendizaje y adiestramiento de unaserie de herramientas teóricas y metodológicas; cuando de ello depende tu susten-to e implica interrelaciones institucionales normadas. Asimismo es diferente es-cribir como miembro de una institución pública o de una privada o de una laica ode una religiosa, o de instituciones educativas, o de investigación o de gobierno yla variedad de entrecruzamientos que puede haber entre ellas. Aún mayor diferen-cia encontraremos en quienes escriben –o creen que lo hacen– al margen de lasinstituciones.3

Con base en estas consideraciones, propongo un acercamiento a las formas enque el conocimiento histórico se ha ido institucionalizando, profesionalizando,construyendo en el occidente del país a partir de la segunda mitad del siglo XX,teniendo como referente conductor la vida de Carmen Castañeda García, unamujer que sin duda amó la vida y eligió una forma de realizarla.

Primero la institución. La Facultad de Filosofía y Letrasde la Universidad de Guadalajara

La enseñanza de la historia –universal, del mundo, de la civilización, sagrada, pa-tria, nacional, regional, de la entidad en que se vive, etcétera- ha estado incluida enprogramas de estudio de los diversos niveles educativos desde tiempos muy leja-nos, ya que es uno de los medios a través de los cuales se construyen los consen-sos necesarios para la formación de la identidad nacional y mantener la hegemoníade los sectores a cargo del gobierno y del Estado.4

Con la consolidación de los estados nacionales la enseñanza de la “historiapatria” adquirió particular importancia, pues ha sido el modo de transmitir a lasnuevas generaciones de un país una “memoria nacional”, lo cual constituye unade las estrategias utilizadas por los proyectos y grupos hegemónicos para legitimarse.Por ello, ante el imperativo de consolidar el Estado corporativo; fortalecer el na-cionalismo, el presidencialismo y la aceptación de las políticas económicas y so-ciales impulsadas durante el periodo conocido como “milagro mexicano”, y dadala masificación de la educación, a mediados del siglo XX en México, se vio lanecesidad de contar con maestros que renovaran la función de la enseñanza de lahistoria patria como creadora de identidad nacional, así como su papel ideológicoel servicio del Estado y justificador de políticas gubernamentales. Ante tal pers-

trabajo; 2) se crean escuelas para el adiestramiento y formación de nuevos profesionales; 3) se constituye la asociación profesional endonde se definen los perfiles profesionales; 4) se reglamenta la profesión asegurando así el monopolio de competencia del saber y de lapráctica profesional; y 5) se adopta un código de ética con la intención de preservar así a los “genuinos profesionales”. Pacheco (1994)plantea que en este contexto, la profesión es considerada como un fenómeno sociocultural en el cual intervienen un conjunto de conoci-mientos y habilidades, tradiciones, costumbres y prácticas que dependen del contexto económico, social y cultural en el que surge y sedesarrolla. Macarena Acevedo, Romina Cortés, Karem Acuña, Valeska González y Evelyn Moreno http://Chnsour.blogspot.com/2007/07(consultados el 10 de octubre de 2009).

3 Desde diferentes perspectivas el propio ejercicio de la escritura –exceptuando quizá la íntima– puede considerarse institucionalizadodebido a la serie de interrelaciones que implica y al proceso de publicación.

4 Existe una diferencia entre la historia y la “memoria nacional”. Ésta última es construida con base en una selección arbitraria de pasajeshistóricos y construcción de mitos heroicos. Cfr Fentress, James y Chris Wickham, Memoria social, Valencia, Frónesis, 2003.

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pectiva no resultaba descabellado formar maestros capaces de interesar a los jóve-nes en la historia, aún cuando la imagen que se tuviera de ella fuera la de maestrade la vida y forjadora de identidad nacional, y no la de un conocimiento social-mente legítimo, que también puede contribuir al mejoramiento de las condicionesde vida de los hombres más allá de lo individual o subjetivo.5 Empezaron a surgirescuelas de historia, tanto en universidades como en normales superiores, aboca-das principalmente a la formación de profesores de historia, y distintas a las queya se planteaban formar profesionales en la investigación y conocimiento históri-cos, como las entonces existentes en la UNAM o El Colegio de México

En ese contexto, el 1 de julio de 1956 el licenciado Agustín Yánez, gobernadorde Jalisco, expresó que había llegado el momento de atender la demanda jalisciensede “coronar” la estructura de la Universidad de Guadalajara con la fundación dela Facultad de Filosofía y Letras. El proyecto se venía gestando desde el inició desu administración, cuando en 1953 la Sección de Letras se separó de la Escuela deArtes. A partir de entonces, el propio gobernador, el licenciado José María Mon-tes de Oca y María Esther Padilla Gómez, como su secretaria ejecutiva, empeza-ron a trabajar en la elaboración de los primeros planes de estudio.6 Además de losmencionados, entre los impulsores de esta empresa se encontraron José Cornejo,Roberto Mendiola Orta, José María Díaz de León. El 12 de septiembre de 1956,siendo rector de la Universidad Guillermo Martínez Valadez, se decidió crear unafacultad universitaria, a cargo de la cual estarían las maestrías en Filosofía, Letrase Historia, cuyos egresados, se pretendía, irían a fortalecer la enseñanza mediasuperior. Por esa razón se podía ingresar con el título de normalista o con el gradode bachillerato7 y se egresaría con el de maestro.8 La inauguración de la nuevaFacultad se realizó el 5 de febrero de 1957 en ocasión de la celebración del cente-nario de la Constitución de 1957 y como “el más significativo homenaje al pensa-miento liberal”.

Así, no obstante el requerimiento de presentar una investigación como tesispara acreditar el examen profesional, la misión de la Escuela de Historia de laFacultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara fue la de formardocentes para la entonces enseñanza media y media superior. De ahí que duranteun período significativo una buena parte de sus alumnos fueran profesores deenseñanza básica, pero también egresados de bachillerato y profesionistas de otrasdisciplinas que veían en la información histórica una manera de incrementar su“acervo cultural”.9 La convivencia en clases de estos tres tipos de alumnos dio

5 Este paso que se hacía necesario impulsar en México, había sido dado en Alemania desde 1810 cuando, con miras a la profesionalizaciónde la historia como disciplina, Wilhelm von Humboldt le dio un lugar propio no solo en la Universidad sino como rama del conocimiento.

6 El 18 de enero de 1954 se creó un Centro de Estudios Filosóficos que se ubicó en el Edifico Favier En él, especialistas impartieronconferencias durante tres años, lo cual sirvió de base para planear la Facultad de Filosofía y Letras. Si bien problemas internos condujerona su desaparición, la semilla ya estaba sembrada.

7 Condición que permaneció hasta fines de los años 70.8 Ello facilitó que algunos de los primeros egresados fueran admitidos en doctorados cuando, al menos en México, todavía no existía la

modalidad del doctorado directo, pues se hizo válido como maestría el título obtenido en estos cuatro años estudios profesionales9 Entrecomillo la palabra “cultural” para referirme al uso que se le da en el lenguaje común, como acervo extenso de conocimientos

cultivados y gustos refinados. En ese sentido la expresión “gente culta” es excluyente, pues se refiere a un grupo con particularidades noaccesibles para todo mundo.

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matices particulares a las cátedras pues las intervenciones, participaciones y acti-tud en general respondían a intereses muy diversos, algunos de los cuales se mo-dificaron en el camino, pero otros permanecieron.

Los formadores también tenían particularidades y diferencias significativas.Siempre ha habido quienes de forma amateur e individual, escriben, estudian oleen historia, guiados por gusto y propósitos “culturales”. De este tipo de perso-nas fueron los primeros profesores que enseñaron a los futuros maestros en his-toria. En su mayoría eran hombres cultivados, médicos, abogados y profesoresnormalistas, algunos de los cuales escribían textos históricos, otros estaban inte-resados también en la arqueología y otros más eran voraces lectores que buscabanconocer y entender el mundo en que vivían.10 También se impartían materiasvinculadas a la psicología, seguramente con el objetivo de conocer las particulari-dades de los adolescentes, y una que otra de didáctica de la historia, aunque lamayoría de las asignaturas eran de carácter informativo histórico.

Si bien, docentes como los mencionados fueron el sostén de la planta acadé-mica de la nueva maestría, hubo otro tipo de profesores que tuvieron gran impor-tancia en los primeros años de la escuela: los catedráticos visitantes, estos síprofesionales de la historia o de las humanidades, que vinieron como invitados adar ciclos de conferencias, cursos relámpago o modulares, los cuales eran consi-derados fundamentales porque quienes los impartían sí se dedicaban de maneraprofesional a la reflexión e investigación histórica.11

La maestría constaba de cuatro años; para titularse se tenían que presentarexámenes de conocimientos e idioma extranjero, además de la defensa de la tesis.Estas características y el hecho de que la mayoría de los estudiantes tuvieran otraprofesión o forma de ganarse la vida, llevó a que durante los primeros tiempos dela escuela muy pocos de los egresados se recibieran. El primer examen para obte-ner el grado de Maestro en Historia se realizó nueve años después de fundada laescuela, el 10 de mayo de 1966, y fue sustentado por José María Murià Rouret.12 Sibien, la exigencia de la tesis llevó a que pocos los estudiantes se titularan, al mismotiempo abrió la perspectiva de la investigación, labor a la que se dedicaron algunosde los egresados de aquel primer período de la Facultad.

10 Entre estos encontramos al licenciado José Guadalupe Zuno, que enseñaba arqueología; al psiquiatra Raúl López Almaraz, que dabaantropología con base en los libros de Margaret Mead; al doctor Pulido que enseñaba el test de Rochard; a Guillermo Reyes Robles queen historia de la filosofía daba a conocer la fenomenología de Husserl. Estos nombres fueron los recordados por Carmen CastañedaGarcía en la entrevista realizada en octubre de 2006.

11 Profesores tales como Luís Villoro, José Gaos, Fray Alberto Escurdia, Eduardo Blanquel. Entrevista a Clemente Castañeda realizada porMaría Gracia Castillo en mayo de 2005, en Guadalajara, Jalisco. Entrevista a Carmen Castañeda García realizada por María GraciaCastillo en octubre de 2005 en Guadalajara, Jalisco. Dado que ésta última entrevista es la fuente fundamental de este texto, para evitar lascontinuas referencias, en adelante cuando se cite sólo se entrecomillará o justificará el texto.

12 Libro de Actas de Exámenes profesionales de la Licenciatura en Historia. Una vez que presentó el examen de grado, José María Muriàemigró a la ciudad de México para ingresar al doctorado en El Colegio de México; posteriormente regresó a Guadalajara para incorporarsecomo docente en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Escuela Normal Superior, así como para dedicarse a la investigación en elCentro Regional del INAH en Jalisco.

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Una historiadora no nace, se hace

De manera prácticamente fortuita, en 1963 ingresó a la Escuela de Historia, Car-men Castañeda García, profesora normalista y mujer que sería puntal de la profe-sionalización de la historia en Jalisco. Carmen nació en diciembre de 1941 y fue laprimogénita de una familia avecindada en el barrio de Analco en Guadalajara. Sumamá, Carmen García Hernández estudió contaduría y –como lo había hecho sumadre en Cohahuila– se inscribió en la Escuela Normal pero no la concluyó. Supadre, Ricardo Castañeda Quesada, nació en Huatusco, Veracruz, donde se en-cargó del periódico local y escribió algunos artículos; estudió agronomía y fueempleado de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos; por ello fue aSaltillo donde conoció a su esposa y de ahí se trasladaron a Guadalajara. En suhogar abundaban los libros y nunca faltaba el periódico. Ambos progenitores seinteresaban en la música y el cine. La vocación de maestra de Carmen, además devenirle de familia, “se incrementó al ser la mayor de ocho hermanos”.13

Al terminar los estudios de Normal, inició a trabajar como maestra de prima-ria, labor que fue un primer detonante de su gusto por la historia: “Recuerdo quecada viernes organizaba con mis alumnos una fiesta en la que recreábamos eltema de la semana: la independencia de México, por ejemplo. Supongo que alteatralizar buscaba de manera inconsciente hacer una historia viva.”14

Sobre su ingreso a la escuela de historia comentaba:

... yo trabajaba de maestra de primaria y ni siquiera sabía que existía la Facultad de Filosofía yLetras. Pero mi amiga Graciela Hueso, que estudiaba historia, me invitó a que entrara, y decidíprobar. Ingresé en 1963. Eran cuatro años [...] Eran anualidades. Cuando se terminó el primeraño yo dije: –No vale la pena venir mis tardes aquí [...] No presenté exámenes y me fui. En el 64trabajé mañana y tarde como maestra [...] Y el ‘65 dije: –Voy a volver a perder mi tiempo, puesqué más. Y me tocó, me acuerdo, la primera clase con el doctor Alberto Ladrón de Guevara, yentonces me gustaron mucho sus clases, me involucré mucho, estudiaba mucho con él. Él tam-bién estaba muy contento conmigo. Un día le hablé y le dije: –Mire, déjeme explicarle mi situa-ción: yo no pasé las clases de primero, me inscribí en segundo para no repetir las de primero,¿dígame usted qué hago? –Mire, vaya a hablar con los maestros, con mi autorización de quecuando presente los exámenes de segundo presenta los de primero. Entonces yo tengo todasmis materias levantadas en 1966 [...] Primero y segundo juntos.

En la generación de Carmen no había alumnos hombres en historia. Con ellaegresaron dos condiscípulas, pues las demás compañeras “se quedaron años des-pués”. Solo ella se tituló pronto y algunas otras con el paso de los años.

13 María de la Luz Ayala, Laura Flores Peredo y Luisa Gabayet “Homenaje a Carmen Castañeda (Guadalajara, 1941-2007)” Revista Takwá,núms. 11-12. Primavera-Otoño 2007, p. 228.

14 Ibid., p. 221.

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Cuando Carmen ingresó a la Facultad ya había pasado la modalidad de invitara catedráticos a impartir cursos relámpago. De la influencia que algunos profeso-res ejercieron sobre ella comentó: “Yo me aficioné muchísimo a la historia por eldoctor Ladrón de Guevara, de ahí fue que le agarré pues […] mucho gusto a lahistoria, por él.” A pesar de no ser historiador de profesión, su visión de la histo-ria así como los temas y textos que manejaba eran “muy novedosos para enton-ces”: historia económica, de epidemias, de curvas demográficas.15

Otro maestro que fue muy decisivo en mi vida fue un doctor Jurgen Bross, que era un profesoralemán que llegó por el DAAD (Deutscher Akademischer Austausch Dienst - Servicio de IntercambioAcadémico Alemán)… para la carrera de literatura. Y como antes […] teníamos que tomar lasoptativas de otra carrera, yo tomaba las optativas de literatura. Todas las tomé con Jürgen Bross…¡Imagínate! Un profesor al estilo europeo. Lo primero que hizo fue tener ahí libros para noso-tros. Y yo tomé con él literatura alemana, estética […] Por ejemplo, literatura alemana era un añover el Fausto […] Otro fue Schiller. Yo creo que tres años tuve clases con él…

Recordaba también con mucho cariño a José Luis Razo Zaragoza, quien le impar-tió Paleografía, Historia de Jalisco y Técnicas de Investigación Documental: “apren-dimos mucho con él. Era muy serio, era también muy enojón […]. No habíacomunicación así con él como con el doctor Ladrón de Guevara que era muyexigente, muy estricto, pero muy amigo.”

Carmen tipificó a sus maestros en dos grupos: por una parte los que no im-partían clases sino conferencias, como el doctor Manuel Rodríguez Lapuente y ellicenciado Manuel Gutiérrez de Velazco que “daban pláticas muy buenas, sabíanmucho”; por otra, los que les asignaban lecturas, les dejaban hacer trabajos ydiscutir, como Jurgen Bross y el doctor Alberto Ladrón de Guevara: “El doctorpues era, digamos, el innovador; el que nos daba a leer cosas nuevas y todo. Y nosinvitaba a su casa y convivíamos mucho con él. Con el doctor hablábamos decine, de novelas, bueno, él era tan abierto, tan culto, él no nomás la clase, nos dabapanorama así de todo, de la vida cultural. El doctor era algo maravilloso”. Ningu-no de sus maestros era historiador de profesión, salvo José María Muriá a quien,estando como alumno del doctorado en el Colegio de México, “lo contrató eldoctor Ladrón de Guevara para que viniera a dar clases dirigidas a la elaboraciónde la tesis.”

Las evaluaciones durante su período de estudiante consistían en “puro exa-men, rara vez algún trabajo”. El plan de estudios que cursaron las primeras gene-raciones no contemplaba la formación de investigadores: “nunca tuvimos nadade teoría, nada de metodología, nada de fuentes, ni nada de nada.” Estaban tam-bién las clases de idioma extranjero a lo largo de todo el programa. Se tenía queelegir entre inglés, francés y alemán. “Yo llevé siempre inglés […] Aunque tomabaclases de alemán también allí, pero hice mi examen en inglés”. En ese tiempo no15 Ibid, p. 223 .

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había profesoras mujeres en la Escuela de Historia, ni siquiera en los idiomas. Eldirector era el doctor Alberto Ladrón de Guevara.

A las generaciones coetáneas de Carmen les tocó el cambio de sede de laFacultad, que de estar en la vieja Escuela Libertad16 se trasladó al edificio planea-do por Salvador de Alba al norte de la ciudad:17 “Era muy bonito […] era precio-so. Y en tiempo de calor nunca sentíamos calor, no nos daba el sol, era perfecto”.Entonces había jardines y árboles en los lugares en donde hoy se encuentranalgunas edificaciones como la Biblioteca Manuel Rodríguez Lapuente o el edificiode sociología. Y en la parte de abajo, en el sótano18 “una cafetería de piedra […]donde íbamos a tomar nuestro café, refresco, comíamos y todo”.

Carmen egresó de los estudios de historia cuando la facultad tenía once añosde haberse fundado. Si bien, durante esa primera etapa de existencia de la escuelalos profesores no eran profesionistas de la historia, fueron ellos los que iniciaronel proceso de profesionalización de la historia en Jalisco. No obstante los alum-nos también pusieron su granito de arena. Eran los años sesentas, década en quees bien conocida la inquietud y movilización estudiantil, uno de cuyos espaciosprivilegiados fueron las aulas universitarias. Si bien en Guadalajara esta moviliza-ción no se dio como en otras partes de la República o en otros países, sí se hizopresente. Tere López, quien fuera de los dirigentes estudiantiles de la facultad enaquel período, recuerda como los estudiantes realizaron movilizaciones con elobjetivo de modificar los planes de estudio, entre los cuales se pedía que les inclu-yeran materialismo histórico, pero también que no sólo fueran materias de tipoinformativo sino también explicativo, que les ayudaran a saciar la sed de com-prender el mundo en que vivían para de esa manera poder cambiarlo.

Fue justo al finalizar la década de los sesenta que los planes de estudio de laFacultad de Filosofía y Letras, entre ellos el de la Escuela de Historia, se modifica-ron. En adelante el título con el que saldrían sus alumnos sería el de licenciados.Los alumnos de las tres carreras cursarían las mismas materias en el llamado añopropedéutico –el cual incluía lecturas teóricas–; las carreras propiamente dichasiniciarían a partir del segundo año. En el nuevo plan para historia se incluyó uncurso más de Técnicas de Investigación; permaneció la de Didáctica de la Historiapero se eliminaron las materias relacionadas con la psicología que incluía el planinicial. No obstante se siguieron privilegiando las materias de tipo informativo.

Durante su estancia en la Facultad de Filosofía y Letras Carmen hizo amista-des que la acompañaron hasta sus últimos días, y se vinculó con otras personascon quien se siguió relacionando cordialmente. Ahí conoció a Marco AntonioSilva, quien fue su amigo, novio, compañero y esposo.

16 Construida en la segunda década del siglo XX, durante la administración de Manuel M Diéguez, se trataba de una edificación cuya fábricarespondía a los lineamientos para las “escuelas modelo” en aquella época. Era considerada monumento histórico, sin embargo, fuederruida y en su lugar se construyó el actual edificio administrativo de la Universidad de Guadalajara. Durante algún tiempo ahí convivie-ron la Escuela de Música y la Facultad de Filosofía y Letras.

17 Actualmente ahí se ubica el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. La Facultad de Filosofía y Letras ocupó lasactuales instalaciones de Lenguas Extranjeras y Trabajo Social.

18 Donde hoy se encuentran salones, la cafetería El Gabo y la video-sala Mariano Otero.

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De las característica de la Facultad en su época de estudiante Carmen comentóque entre los alumnos “había mucha clase media, no había pobres.” En cuanto alas formas de vestir señaló que de las mujeres “nadie iba con pantalón, íbamoscon falda, con medias, yo no recuerdo haber ido jamás con pantalón, nunca, siem-pre con medias, con mis taconcitos, mis vestiditos […] Y los muchachos yo norecuerdo todavía para esa época nadie que llevara Levi’s […] Los maestros […]todos de traje, no había uno que no fuera de traje, hasta en calorón.”

El cine era algo muy importante para ella y para otros estudiantes y algunosmaestros. “hacíamos novenas de ir al cine, nueve días seguidos de ir al cine.” Enocasiones se encontraban al doctor Ladrón de Guevara en las funciones y luegocomentaban las películas.

Paty [Calleros] y yo nos íbamos al cine Colón a ver películas francesas o italianas, mucha italianay mucha francesa […] Íbamos de cuatro a siete o a seis y media, salíamos del cine corriendo ynos íbamos a la clase del doctor que sí era buena. O salíamos de la clase del doctor y nos íbamosa una película […] Mucha gente le gustaba mucho ir al cine […] Yo me acuerdo que a Marco legustaba mucho ir al cine. Eran películas que nos marcaron: Sin aliento, de Belmondo […] Noterminaría de decirte cuánta película hermosísima vimos en esa época.

La cafetería, señaló Carmen, además de ser un centro de reunión diaria para losestudiantes, fue sede de fiestas:

Eso era muy importante. Porque en aquel tiempo se acostumbraban en todo Guadalajara lastardeadas. Entonces era casi cada sábado ir a tardeadas, ahí abajo en la cafetería […] Hacíamosnuestras tardeadas […] Había baile, música de conjunto […] Cobrábamos […] Eran para todos[…] Nos la pasábamos en las tardeadas bailando. Como no dejaban a nadie regresar tarde a sucasa […] Claro que había el grupo de los norteños como Marco que se ponía nomás a chelear ya criticar. Eso típico, típico. Pero nosotros, pues a bailar […] La música que bailábamos eratotalmente gringa, nosotros éramos súper agringados […] Rock and roll agringado todo. SergioMéndez…

Reconocía la influencia del vecino país del norte en diversos aspectos de la vidajuvenil: “A mí me tocó la época […] que era el ambiente totalmente muy influidopor Estados Unidos: la música, la moda, el baile, bueno hasta la política, todo.”En ese momento se desarrollaba la guerra de Vietnam en la que la intervenciónmilitar estadounidense era muy criticada, y “aunque había el discurso antiyanqui,en realidad la moda, las costumbres, todo, todo era influido por Estados Unidos.”Aunque también se hablaba mucho de la Revolución Cubana,

…no teníamos, no había una conciencia política, no había nada de eso. Y bueno tampoco nuncaleímos un libro de teoría, nunca. Yo recuerdo que fui a dar clases a Morelia y Jalapa [1971] y misorpresa […] la gente politizada. Y había los dos bandos, digamos, liberales y conservadores; los

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de izquierda y los de derecha. Había gente pero tremenda en Morelia, tremenda en Jalapa, quenunca yo vi que hubiera eso en la Facultad, nunca lo vi, bueno porque yo estuve hasta sesenta yocho.

Esta opinión de Carmen contrasta con la de Tere López mencionada con anterio-ridad respecto a que los estudiantes se movilizaron buscando el cambio de pro-gramas de estudios; si bien la diferencia en las opiniones muestran diversos nivelesde politización entre los alumnos de la Facultad, también evidencian lasinterrelaciones e influencias entre unos y otros. Carmen relató que los estudiantesen esa época eran muy unidos debido a que tomaban algunas clases juntos a pesarde estar inscritos en diferentes carreras. Por ello, al terminar los estudios, “hici-mos nuestra fiesta de fin de cursos juntos […] Nuestro padrino fue el doctorLadrón de Guevara. Pero como no le dimos dinero a la FEG19 [ni boletos para elbaile], entonces nos cerró el Paraninfo20 y no nos pudieron dar las cartas de pa-santes […] ni nos las firmaron el rector ni el secretario […] Nos las dieron en elbaile, el doctor nos dio las cartas de pasantes”.

El primer viaje académico: “Sin ese encuentrocasual mi vida habría sido muy distinta.”21

En 1968, al terminar los estudios de Historia en la Facultad de Filosofía, Carmense enteró de un curso de verano para estudiantes que ofrecía la Universidad Cen-tral de Ecuador; escribió y la aceptaron. Ella contaba con recursos para financiarsu viaje debido a que continuó trabajando en las mañanas como profesora deprimaria hasta antes de irse a estudiar el doctorado a El Colegio de México. Elhospedaje lo daba la Universidad de Ecuador. Compró el boleto en abonos y, conel desacuerdo de su familia, se fue. Allá conoció a Bernardo García Martínez,encuentro que dio un nuevo cauce a su vida:

Yo ni pensaba recibirme, y no creo que nadie pensara en recibirse. Bueno ni en trabajar comohistoriador ni nada porque no veía uno posibilidades… [Pero] ese viaje al Ecuador, fue decisivoporque ahí conozco a Bernardo García Martínez que había salido a El Colegio de México y yaestaba inscrito en Harvard con John Womack para hacer su tesis de doctorado […] Él meentusiasma a entrar a El Colegio de México. Entonces por eso ya me pongo a hacer la tesis parapoder entrar a El Colegio de México, a la convocatoria del 69. Y entonces ya vengo y me dedicocasi por mi cuenta, pero con base casi en los trabajos que yo le había entregado a Razo […] Fuedonde empecé a trabajar sobre educación, pero nomás me dediqué a los colegios, seminario y ala universidad […] Pero no había la formalidad de que un maestro te dirigiera la tesis.

19 Federación de Estudiantes de Guadalajara, organismo que lejos de representar, controlaba a los estudiantes y sus movilizaciones.20 Auditorio cuya cúpula fue pintada por el muralista José Clemente Orozco y se encuentra en el edificio de la Rectoría General de la

Universidad de Guadalajara.21 María de la Luz Ayala, et al., Op. cit., p. 223.

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Para recibirse, antes de la defensa de la tesis se presentaban dos exámenes unode idioma y otro de conocimientos. El de tesis era después. Carmen tuvo comosinodales de éste último al doctor Manuel Rodríguez Lapuente, al licenciado Ma-nuel Gutiérrez de Velazco, al doctor Alberto Ladrón de Guevara, al profesorDiego Huízar y al doctor Huízar que era secretario de la Facultad. Su examen sellevó a cabo el 30 de junio de 1969.

El Doctorado

En septiembre de 1969, dos meses después de haberse titulado, Carmen estaba enla ciudad de México para iniciar sus estudios en El Colegio de México. En esainstitución obtuvo el grado de Doctora en 1974 con una tesis que, al igual que lade la maestría, versaba sobre educación, “La educación en Guadalajara durante laColonia”, solo que en ésta “ya trabajo desde las escuelas de primeras letras […]Allí [trabajo] las poblaciones escolares, que es en lo que básicamente se centra mitesis, quiénes fueron los estudiantes. Porque hago historia cuantitativa. Me dirigióla tesis don Luis González.” Las frecuentes asesorías la acercaron a él, le hicierongustar su estilo ecléctico y construir una relación de amistad. 22

Consideraba una suerte que su generación de El Colegio de México haya esta-do integrada en su mayoría por “personas ya formadas” y que ella fuera la únicamujer. Fue compañera de Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, PrimitivoGonzález, entre otros. “Eso aminoró la competencia terrible que siempre ha ca-racterizado al Colegio. Fue una época de fiestas, reuniones, lecturas y estudio, enla que se forjaron amistades que duran hasta hoy.” Allí fue alumna de AlejandraMoreno, Daniel Cosío y del que fue su maestro de tesis, don Luis González.

Al terminar el doctorado “seguí trabajando en El Colegio hasta el 75. Me fui aEspaña […] y luego me vine aquí [a Guadalajara]. Regresé el primero de mayo del78…” Carmen salió de Guadalajara en un periodo de cambios culturales intensos,especialmente para los jóvenes. El regreso, después de haber vivido en la ciudadde México y en España no fue fácil, a pesar de que siempre tuvo contacto con susamigos tapatíos:

…vi tan conservador y tan convencional ese mundo que años atrás había dejado y al cual yopertenecía... Profesionalmente confiaba en integrarme a los proyectos de dos o tres personasque merecían mi respeto. Pero topé con un muro. Hice trabajos que eran firmados por otros yrecibí poco apoyo: eso me desconcertaba. Pronto me di cuenta de que tendría que arreglármelassola.23

22 Ibid, p. 224.23 Ibid, p. 226.

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Los archivos

Entre los maestros que tuvo Carmen en la Escuela de Historia se encontrabaFernando Gallo Lozano, quien era síndico del Ayuntamiento y él las llevó, a ella ya sus condiscípulas, al Archivo del Ayuntamiento donde conocieron a don Salva-dor Gómez, quién era el encargado del acervo. Como alumna también acudió alarchivo del Hospital Civil para realizar un trabajo para el maestro mencionado.

Al terminar la carrera y con el objetivo de elaborar su tesis empezó a ir aconsultar otros repositorios documentales. Consultó el Archivo de Catedral: “…nisabían qué existía, nomás estaba el Archivo del Cabildo que estaba por libros, yentonces el padre me prestaba los libros, la llave y yo iba los sábados y domingosa trabajar ahí sola, sin que nadie me cuidara ni nada… El que lo empieza a trabajary ordenar es el padre Jiménez, el Archivo del Arzobispado, y el Archivo del Cabil-do Eclesiástico el padre lo tenía muy ordenado.” Según Carmen, esos acervos yahabían sido consultados por otros investigadores, incluso extranjeros comoSherburne F. Cook y Woodrow Borah.

A su regreso de España fue directora del Archivo Histórico de Jalisco (AHJ)durante la administración estatal de Flavio Romero de Velazco. Fue ahí donde yola conocí el día que fui a solicitar trabajo. Yo era estudiante de la Licenciatura enHistoria y me presenté en su oficina como “se debía” andar cuando una andababuscando empleo: zapatillas, medias, falda y blusa más o menos formales, el ros-tro pintado y el pelo arreglado; me encontré con una mujer morena, con melenalacia obscura, sin pintar, con lentes de carey redondos, suéter, falda larga y sanda-lias de piel de tacón bajo. Afortunadamente para mí, me contrató comocatalogadora y, aunque en septiembre de ese mismo año Carmen sería mi profe-sora de Historia de España en Facultad, fue en el Archivo donde me enseñó losprimeros pasos del oficio.

Carmen reconocía que la estructura de los procesos técnicos, de la clasifica-ción y catalogación de los fondos del AHJ se debe a Helen Ladrón de Guevara. Loque ella hizo fue ponerlos en práctica. Para ello estableció una rigurosa organiza-ción del trabajo que a ella la mantenía alejada del contacto directo con los docu-mentos debido a que “la tarea administrativa es muy ingrata.” A la mayoría de losdemás trabajadores del archivo nos impulsaba y en cierto sentido exigía adiestrar-nos en diferentes facetas del trabajo académico. Eso sí, siempre con su apoyo yvigilancia.

Cada uno de los catalogadores estábamos asignados a avanzar en el procesa-miento de los documentos correspondientes a un ramo específico del acervo;24

teníamos un mínimo semanal de documentos por clasificar o catalogar, y debía-mos dar cuenta de ello en la junta de los lunes, en la que también se programabael trabajo a realizar. Además, Carmen poco a poco nos fue incorporando a dife-

24 Los ramos correspondían a los ramos en que estaba dividida la administración pública del estado de Jalisco.

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rentes tareas, poniendo en práctica –no sé si de manera consciente de su parte–, el“aprender haciendo”. Colaboramos en la elaboración diversas secciones del Bole-tín del Archivo, elaboramos reseñas bibliográficas y de eventos, catálogos, índices,presentación de documentos, y en alguna que otra ocasión, un artículo. El Boletínse dejó de tirar en mimeógrafo y se inició a editar en imprenta. En ese tiempo ycon la colaboración de varios trabajadores publicó el Boletín informativo de archivosde Guadalajara, la Guía de Archivos de Guadalajara, y el Análisis de las Memorias de laAdministración Pública en Jalisco, publicaciones que servían para orientar a los inves-tigadores interesados en la historia del occidente del país, y a la vez para las pro-pias labores de clasificación y catalogación de diversos acervos del estado. Asimismonos involucró en la organización de las presentaciones del Boletín, y de otros even-tos que se celebraban en el Archivo como conferencias, cursos, presentaciones delibros.

Su primera profesión, la de profesora, la supo vincular con la de historiadora.De ahí que también organizara, como parte de nuestras actividades como trabaja-dores, un seminario sobre las nuevas tendencias en la historia –Annales, la nuevahistoria, historia social, demográfica, cuantitativa, urbana, mentalidades–. Si biense apoyaba mucho en la persona encargada de la Jefatura de Procesos Técnicos,siempre estaba atenta a revisar nuestros escritos y corregirlos minuciosamente.Como si fuera poco y relacionado con su gusto por los viajes, en varias ocasionesorganizó paseos para asistir a festividades pueblerinas tradicionales o visitar sitiosque consideraba de interés histórico, a los que íbamos los trabajadores y en losque teníamos oportunidad de conocer a académicos que invitaba. Este tipo deintercambios también los propiciaba en frecuentes reuniones en su casa. Asimis-mo nos impulsaba a ir a conferencias, congresos y coloquios, ya fuera como asis-tentes o participantes. Casi de ley fueron los primeros coloquios del Colegio deMichoacán.

Esta interrelación de actividades que fomentó la doctora Castañeda en su pri-mer trabajo a su regreso a Guadalajara, permite vislumbrar que, como pionera dela historia en Guadalajara, Carmen incursionaría en diversas y variadas actividadese instituciones que abrían espacios y posibilidades para ella y para sus colegas yalumnos; su impulso a la preparación constante intra y extra institucional, la pro-moción de la investigación en diversas formas y niveles, el fomento formal einformal de relaciones y redes, los viajes y el conocimiento e intercambio queposibilitan, así como su acompañamiento como maestra-colega repercutieron sinduda en la profesionalización de la historia en Jalisco y aportaron a la de otrasdisciplinas sociales y humanas.

Al poco tiempo de dirigir el AHJ, inició a rescatar los diversos fondos documen-tales que se encontraban prácticamente abandonados en la Biblioteca Pública delEstado25 –Manuscritos, Archivo de la Real Audiencia, Archivo de la Real Caja de

25 Establecimiento que forma parte de la Universidad de Guadalajara.

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Guadalajara, Archivo Fiscal del Estado de Jalisco, Archivo de la Real Universidadde Guadalajara, Archivo de la Nacional Universidad de Guadalajara, Archivo deBienes de Difuntos de la Nueva Galicia, Archivo de la Dirección de InstrucciónPública, Archivo del profesor Tomás Fregoso, folletos añadidos a la colección demisceláneas, Mapoteca, colecciones de impresos sueltos, de fotocopias, de foto-grafías, la bibliografía de Agustín Rivera, las colecciones de códices, de libros enlenguas indígenas, de calendarios, de cedularios y la Bibliografía Jalisciense-. Sibien, la experiencia matutina en el AHJ le serviría para organizar la clasificación ycatalogación de estos acervos, sin duda tuvo que echar mano de su ingenio, puesse trataba de documentos relativos a temporalidades e instituciones diferentes;además las condiciones de trabajo eran muy pobres y sus colaboradores durantemucho tiempo no fueron asalariados, sino estudiantes que realizaban su serviciosocial y sus tesis. Estas circunstancias la llevaron a idear formas de trabajo y crite-rios de selección, clasificación y catalogación acordes con la realidad a que seenfrentaba.

Donde sí me tocó meterme a trabajar y ordenar y todo fue en la Biblioteca. Allí sí, allí en lastardes […] yo fui la que diseñó todo. Bueno porque me tocó descubrir qué es lo que había allí,y dije –¿Con qué empiezo? Pues empiezo con archivos. Aunque me llamaban más la atención loslibros, pero empecé con los archivos y toqué muy pocas colecciones bibliográficas. La mayorparte fue de archivos que comenzamos a ordenar y hacer sus inventarios con gente del serviciosocial, la mayor parte. La Universidad no te daba nada, más que un sueldo. Y la gente de serviciosocial era porque casi todos fueron mis alumnos. No te daban más recursos no teníamos nada.El agua la pagaba yo; el papel del baño lo compraba yo; el jabón lo compraba; los tés […] Nipapelería […] No había lápiz, no había ni un recurso.

Ahí trabajó por cerca de siete años en los que el ambiente que fomentó fue similaral del AHJ26. Luz María Ayala, en “Homenaje a Carmen Castañeda García” haceuna detallada descripción de las condiciones, métodos, técnicas, espacios y mate-ria de trabajo en los Fondos Especiales de la Biblioteca, así como de la colabora-ción brindada por alguno que otro investigador que consultaba algún fondoespecífico.27

La gran preocupación de Carmen respecto a los acervos documentales era quepudieran ser consultados por los investigadores. De ahí que privilegiara el organi-zarlos e inventariarlos. Si bien era consciente de la importancia de la catalogación,sabía que implicaba un proceso más detallado y por tanto más lento.

26 Puedo afirmar esto porque varios de mis compañeros y coetáneos en la licenciatura trabajaron con ella en los fondos documentales de laBiblioteca, ya fuera haciendo su servicio social, su tesis o ambas cosas.

27 María de la Luz Ayala et al., Op. cit., pp. 234-36.

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Docencia

Carmen decía que lo que más le gustaba era dar clases. No sólo enseñó en el aula,sino que supo elaborar estrategias para transmitir sus conocimientos y saberes, suexperiencia, de variadas formas y en diversos espacios y circunstancias. Pensabaque uno de sus grandes retos era interesar, entusiasmar a sus alumnos.

A la Universidad de Guadalajara entró como profesora en la Licenciatura enHistoria en 1978, cuando Pedro Quevedo era director de la Facultad. “El grupoque me tocó se me hizo un buen grupo”. La clase que le asignaron fue la deHistoria de España “yo creo que porque había estado en España.” Ella se habíatraído el texto de Pierre Vilar impreso en Francia “porque no se permitía entiempo de Franco imprimirlo en España y vimos el texto de Pierre Vilar.” Fue elúnico año que dio esa clase: “El maestro volvió […] y nunca más volví a darhistoria de España.” Durante varios años impartió Historia de América Latinacolonial, después de América Latina de otros períodos, posteriormente le asigna-ron diversas materias. “¡Tengo una lista de clases que he dado y de programas quehe hecho!”

Desde 1978 hasta su muerte dio clases en la Licenciatura en Historia, salvo enlos períodos en que pidió licencia cuando salió a realizar estancias académica odurante las incapacidades por enfermedad. Carmen sabía que un investigador nodebe separarse de la docencia.

Cuando ingresó a dar clases en la Facultad todavía enseñaban en ella muchosprofesores que no eran profesionales de la historia. Durante un tiempo trabajó allado de aquellas personas cultivadas que contribuyeron en la labor de profesionalizarla disciplina. Poco a poco, ellos fueron sustituidos por quienes habían egresado dela Escuela y alguno que otro historiador de fuera. Con el tiempo la mayoría de suscompañeros docentes eran egresados de la propia Facultad o de posgrados nacio-nales y extranjeros. Algunos habían sido sus contemporáneos como alumnos,varios otros sus alumnos. Uno de los grandes problemas que siempre detectó fuela pobreza o mal funcionamiento de las bibliotecas, herramientas básicas paracualquier tipo de conocimiento. Comparando las circunstancias de los alumnosentre 1978 y los primeros años del siglo XXI señaló que los primeros

... eran gente de clase media o de clase media tirando pobres […] Lo que veo ahora […] es gentemuy pobre. Pero aparte de pobre, que no tiene noción de nada […] Los seis estudiantes quetengo no saben que existe una revista que se llama Letras Libres, una revista Nexos, nomás sabenque existe Proceso, no sé si lo han leído; no saben quién es Rodríguez Zapatero […] Son mucha-chos pues que sí tienen ganas de hacer algo, pero a qué horas, si tienen que trabajar, si vivenlejísimos de la Facultad […], cómo hacen para ir a una biblioteca, a un archivo.

Consideraba que la Escuela había mejorado en cuanto a la formación de los maes-tros, porque había más que preparaban sus clase y algunos con doctorado, pero

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lamentaba la deficiente preparación de los estudiantes, que no cubre los requisitosmínimos para cursar una licenciatura: “tuve estudiantes que no saben redactaruna frase coherentemente.” Siguiendo con la comparación e intentando com-prender la situación, reflexionó:

Cuando yo era estudiante, yo trabajaba, pero yo podía ir a comer a mi casa, el tráfico no era tancomplicado, yo no vivía lejos de la facultad. Ahora que los muchachos vivan tan lejos o unosvengan de pueblo y que lleven un lonche y coman en la facultad, y que tengan que ayudar muchoa sus casas, que sus horarios de trabajo sean muy amplios y que por otro lado tampoco en suscasas tengan, digamos apoyo, no tengan libros, sus padres no los puedan apoyar. Yo tuve mipadre que toda la vida me apoyó, yo nací y había muchos libros en mi casa, yo desde niña leímucho […] Yo también me desvelaba diario estudiando y ahora muchos no se desvelan estu-diando […] Yo siempre digo que en la Universidad ha habido muy buenos estudiantes, pero engeneral los muchachos no traen buena preparación, trabajan mucho, viven muy lejos, el trans-porte es muy malo y pues está difícil la situación para ellos, aunque haya ahora maestros muchomás preparados que los que yo tuve.

De la desaparición de las facultades y establecimiento de los departamentos en laorganización de la Universidad de Guadalajara, así como del sistema de créditos,Carmen tenía sus reservas. “No sé si aquí no se preste”. Y recordaba que cuandoestaba la facultad ella fácilmente podía tomar materias de otras licenciaturas, cosaque según le comentaban los estudiantes becados, asistentes, prestadores de ser-vicio social, y dirigidos de tesis que la rodeaban, se les dificultaba.

Más allá del aula, Carmen se preocupaba por construir formas colegiadas deconocimiento, cuyas implicaciones políticas probablemente desconocía. Si biencon ellas consolidaba instancias de exclusión y por tanto de dominio, a la vezposibilitaba el que sus alumnos tuvieran alternativas para elegir la forma en quequerían construir su vida. En este sentido comentó:

He sido una persona que al mismo tiempo que he sido maestra, he estado en el archivo, en labiblioteca, en El Colegio y ahora en CIESAS. Donde yo he podido invitar a estudiantes no sólo atrabajar conmigo, a trabajar con otros investigadores, a que reciban becas, a qué te puedo decir,a que hagan servicio social […] Les he hablado de las convocatorias que hay en CIESAS y a verquién quiere seguir tal o cual convocatoria, o tal o cual línea. Nunca me ha gustado imponer milínea de investigación y la prueba está en que casi ninguno de mis estudiantes ha seguido mislíneas de investigación. Es más, nunca les he impuesto mis libros, ni mis artículos, ni nada, ni quehagan ningún trabajo para mí, que me vayan y me busquen en el archivo, como hacen otrosprofesores y que me saquen algo para mí. Que hayan participado algunos seminarios que yodirijo, eso es otra cosa. Eso ha sido una situación como de privilegio, que yo haya podido pues,atraer estudiantes a las instituciones donde yo he estado. Sí, yo en eso sí he servido de puentecon muchos estudiantes y las instituciones donde yo estoy, eso sí.

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Enseñar a investigar, dirigir tesis fue uno de sus mayores empeños. Le gustabahacerlo con alumnos de maestría y doctorantes, pero disfrutaba más hacerlo conlos de licenciatura; y con estos, cuando coincidían con sus intereses, los incorpo-raba a sus proyectos de investigación. Carmen sabía que en este proceso hayintercambio de conocimientos y experiencia, es decir, también se aprende, se com-parte, se combate el trabajo intelectual solitario.

Su gusto por lo viajes, que sin duda son una buena escuela para los historiado-res, no solo lo transmitía, sino lo impulsaba entre sus alumnos: “mi máximo an-helo es que la gente salga de Guadalajara, eso sí es muy bueno. No todo el mundopuede salir, pero me gusta mucho poderles entusiasmar para que salgan y se vayana otros lados a estudiar, que vean otros ambientes”

Además de sus cursos en la Licenciatura en Historia en la Universidad deGuadalajara, Carmen fue catedrática en la maestría en Antropología y el Doctora-do en Ciencias Sociales en CIESAS Occidente. Pero también colaboró como docen-te con otras instituciones locales, foráneas o extranjeras, generalmente comomaestra invitada para cursos de posgrado, impartiendo seminarios o talleres rela-cionados con sus temas de investigación

La investigación histórica y su institucionalización

Carmen fue pionera y puntal de la investigación historiográfica de Guadalajara,ciudad a la que abordó en sus investigaciones desde su fundación hasta tiemposrecientes. Sus tesis, tanto la de maestría como la doctoral, le abrieron el caminoa nuevos problemas de investigación, pues a partir de esas visiones generales viola necesidad de abundar en especificidades o temas relacionados, relativos tantoa la región como a los actores y las instituciones políticas, educativas, sociales,religiosas. Siempre buscó corrientes, conceptos, autores nuevos que le permitie-ran arribar a la explicación de los aspectos que estudiaba.28 Al escribir siempretuvo presente las palabras que el doctor Alberto Ladrón de Guevara, uno de loshombres que más influyeron en su interés por la historia, quien poco antes demorir le dijo: “Carmen, usted sabe que viví, viajé […], pero hay algo que no hice,escribir. No cometa el mismo error”.

Algunos de sus trabajos, como el que versa sobre la violación de mujeres en laépoca colonial, y no pocas de las ponencias que presentó en los muchísimosacontecimientos académicos a que asistió fueron inspirados por documentos quese encontraba en los archivos.

Más allá de los trabajos individuales, Carmen fomentó las discusiones y pro-yectos colectivos. Era una manera de formar y de formarse, así como de enrique-cer el conocimiento y sacar más fruto a los esfuerzos invertidos. Desde 1978 enque regresó a Guadalajara hasta su muerte, organizó seminarios que, a la luz de las

28 Alma Dorantes González. “Una mirada retrospectiva a la obra de la historiadora Carmen Castañeda García”. Relaciones 113, vol. XXIX,invierno de 2008 pp. 25-32.

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novedades teóricas, trabajaran sobre temas que se encadenaban unos con otros: launiversidad, la ciudad, los libros, la lectura, la historia cultural, fueron algunos deellos. De cada uno procuraba que saliera un libro colectivo, además de los avancesde los proyectos individuales. Un año antes de su muerte, cuando se le preguntóen qué trabajaba en ese momento, respondió

En un proyecto de prácticas de la lectura y prácticas de la escritura que se sitúa en lo que se llamahistoria cultural. Esto supone trabajar con impresos y manuscritos, periódicos, folletos, libros yhasta grafittis. Como obviamente no puedo trabajarlo todo, me estoy dedicando, como siempre,al período colonial. Hasta hoy he terminado lo que corresponde a los libros con los que losniños aprendieron a leer en Guadalajara en esa época. También tengo terminada la revisión delos libros de entretenimiento, los libros de devociones y las novenas. Me falta trabajar las biblio-tecas particulares e institucionales y la escritura en el escenario familiar, entre otras cosas. Rela-cionado con este tema, en mayo voy a comenzar un seminario sobre historia de la cultura escrita.29

Carmen formó parte de la comisión que fundó El Colegio de Jalisco. Fue la nece-sidad personal y colectiva de abrir espacios para la investigación histórica en Gua-dalajara la que la llevó a participar en esa empresa.

Estando en el archivo, Beatriz de Alba30 me presenta a Carlos de Alba, y en 1980, los doscomenzamos a pensar en un lugar para investigar, porque él estaba en la Oficina de Planeacióny Desarrollo del Gobierno del Estado, donde no podía investigar, ni hacer su tesis de doctorado,y yo que mis deseos eran seguir investigando, pues no tenía tiempo, ¿a qué horas? Entoncesempezamos a pensar los dos en El Colegio de Jalisco…

Con el objetivo de hacer un censo-balance de los historiadores interesados estu-diar problemas relacionados con Jalisco organizaron un Encuentro de Investiga-ción Jalisciense el cual se llevó a cabo en el Museo Regional de Guadalajara.Asistieron alrededor de ochenta estudiosos nacionales y extranjeros. Con el apo-yo del licenciado Alfonso de Alba, secretario general de Gobierno, y de los acadé-micos Luis González, Patricia Arias, Guillermo de la Peña, Fabián González yDaniel Vázquez el evento se realizó entre el 11 y el 14 de agosto de 1981. En elArchivo Histórico de Jalisco se encuadernaron las ponencias. “Al terminar el en-cuentro Flavio Romero de Velasco31 anunció la inauguración de El Colegio. PatyArias, Carlos de Alba y yo empezamos a trabajar para que se abriera en 1982”.32

La primera sede del Colegio fue el Hospicio Cabañas y el primer presidenteAlfonso de Alba. Durante los ocho años que estuvo Carmen en El Colegio pro-movió la difusión académica a través de la Revista Encuentro, nombre que precisa-29 María de la Luz Ayala et al., op. cit., pp. 225-226.30 Ella trabajaba como catalogadora en el AHJ y es prima de Carlos de Alba. Ella hija y él sobrino del entonces secretario general de

gobierno, licenciado Alfonso de Alba Martín.31 Gobernador de Jalisco en ese momento.32 “Descanse en Paz Dra. Carmen Castañeda”, Procesos históricos. Julio, año vol. VI/ 012, Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela,

2007, p. 264 y Carmen Castañeda “Agradecimientos” en Desacatos, mayo-agosto de 2005, p. 286.

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mente salió de aquel primer encuentro en el Museo Regional;33 impulsó la forma-ción de la biblioteca y el incremento de su acervo; organizó cursos y conferenciascon profesores invitados con el objetivo de difundir y discutir las nuevas tenden-cias que se presentaban en la disciplina historiográfica. Si bien en ese momentotodavía no había programas de posgrado en El Colegio, Carmen enseñaba y estu-diaba a través de la organización de seminarios y del trabajo cotidiano con susasistentes y estudiantes de trabajo social.

Estuvo en el Colegio de Jalisco “hasta que la gente que era ya pagada por elCIESAS decide separarse y crear el CIESAS Occidente, ya no estar en el Colegio [...] Amí me piden los de CIESAS que me vaya con ellos y entro, primero de 1989 a 1990,como profesora visitante y luego sale una plaza, concurso y me la dan”

En CIESAS creó la especialidad en historia tanto en investigación como en losprogramas de posgrado. Por algún tiempo ella llevó sola esa línea. Durante tresaños se incorporó a ella Carmen Ramos Escandón. Después llegaron dos histo-riadoras que habían sido alumnas de la doctora Castañeda: María Teresa Fernán-dez y Julia Preciado, a ellas les ha correspondido continuar con la responsabilidadde la especialidad en CIESAS Occidente desde su muerte..

Construcción de redes

Más allá de las redes y asociaciones profesionales en las que participó, Carmenpropiciaba continuamente relaciones, redes e intercambios “informales” a travésde los seminarios y las diversas actividades académicas y sociales que organizaba.Su capacidad de relacionarse y hacer amistades le permitía asesorar a quien se losolicitaba, asesoría ya fuera para trámites, intercambios, discusiones teóricas oempíricas, o vincularse con la persona adecuada, por referirme sólo a cuestionesacadémicas. Cuando ella las necesitaba, se aventuraba a lograrlas por todos losmedios a su alcance.

Su afán por la investigación histórica y su enriquecimiento con las nuevastendencias y teorías; su necesidad de conocer y de socializar el conocimiento, lallevaron a invitar –en ocasiones insistentemente– a muchos investigadores nacio-nales y extranjeros para que vinieran a dar conferencias, impartir cursos, hacertalleres, presentar sus investigaciones. Con ellos organizó en no pocas ocasionesvisitas a lugares cercanos que despertaban algún interés en ella o en el visitante.

La casa de Carmen fue una verdadera muestra de que la división entre lo públi-co y lo privado debe cuestionarse. No sólo fue su espacio íntimo en el que com-partió la vida con Marco Antonio. También funcionó como biblioteca especializadaen literatura, historiografía, filosofía, ciencias sociales para ellos y para sus amigosy discípulos, tal vez porque entendía que el conocimiento es un “capital social”.De ahí que haya donado buena parte de su acervo bibliográfico a la biblioteca de

33 Ibidem.

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CIESAS Occidente, que lleva su nombre. Pero además de biblioteca, su casa tam-bién funcionó como oficina y aula docente; ahí se hicieron seminarios, se trabajó,se recibieron consejos académicos y administrativos, se asesoraron tesis, en fin, serealizaron un sinfín de actividades académicas. Por supuesto que también fuesede de reuniones con las amigas y amigos en las que nunca faltaba la galletita y elté y en las que los comentarios de los últimos sucesos de la academia y la políticao la discusión de una película, novela u obra novedosa estaban presentes. Lascenas en ocasión de los cumpleaños o de la visita de algún profesor o conferencis-ta, a las que invitaba a los colegas, alumnos y amigos, eran frecuentes; la buenacomida y la buena bebida en ellas siempre estaban presentes. De la primera laresponsable era Carmen, de las segundas Marco.

La participación en congresos nacionales y extranjeros tenía diversos signifi-cados para Carmen. Además de ser un aliciente para presentar los avances deinvestigación, eran motivo de conocimiento e intercambio con académicos de suinterés, de encuentro con los amigos y colegas, de conocer o visitar lugares. Tam-bién impulsaba a alguno(s) de sus alumnos para que presentaran trabajos en ellosy si coincidías con ella, era seguro que te presentara a más de alguno de sus cono-cidos. Casi nunca viajaba sola. Generalmente lo hacía en compañía de Marco o dealguna amiga.

Entre oficio y profesión

En estas páginas lo que he tratado de transmitir es cuál fue la concepción queCarmen Castañeda García tenía del “oficio de historiar”, no a partir de algunadeclaración o escrito sino poniendo atención en las prácticas en que lo sustentó,así como su papel en la profesionalización e institucionalización de la laborhistoriográfica en México, de manera particular en el Occidente del país.34

Las prácticas de Carmen Castañeda García proponen una visión del historiarque incluye tanto las características de una profesión como las de un oficio. Nosdeja ver que cada uno de los aspectos de la profesión a la vez que se vinculan coninstituciones, requieren estrategias particulares que cada historiador desarrollaconforme a sus características y posibilidades. Si bien se requieren conocimientosy saberes especializados e instituciones que los sustenten, Carmen supo combinaresta práctica y realizarla tanto en espacios formales como no formales. Ella siguiólas normas que los lineamientos neoliberales imponen a la academia, pero a la vezabrió espacios y alternativas para la interacción creadora y amistosa en el conoci-miento entre maestros, oficiales y aprendices, aspecto que consideró fundamen-tal. Más allá de las políticas científicas estatales, vio en historiar un oficio que noproduce en línea, sino obras únicas y personales en las que puede confluir el

34 Hablar de cuál o cuáles fueron las concepciones historiográficas que Carmen siguió a lo largo de su caminar por la historia es algo querebasa este aporte, pues implicaría el análisis específico de sus trabajos de investigación.

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intercambio grupal; un oficio al que se puede incorporar viajes, lectura, cine, mú-sica, comida, amigos y, por supuesto, a Marco.

Además de ser una mujer trabajadora, Carmen era muy tenaz. Estas caracterís-ticas le ayudaron para escribir y realizar una obra que incluye referentes obligadospara los estudiosos de diversos temas del Occidente mexicano. Su presencia yconocimientos no sólo quedan plasmados en su obra y en las instituciones quecontribuyó a crear, sino también en la experiencia y conocimientos que transmitióa los muchos historiadores y aprendices de historiador que formó en las aulas, enlos archivos, en las bibliotecas, en las reuniones académicas y sociales y en su casa

Desde la perspectiva de Wrigth Mills, Carmen al decidirse por la Historia eligióuna forma de vida. Yo creo que era consciente de ello y esto le posibilitó integrarcontinuamente las diferentes experiencias espacio-temporales de la identidad per-sonal como mujer y como historiadora que fue construyendo durante toda suvida.

Al ser pionera de los estudios históricos en el occidente del país, incursionó ennuevos espacios para las mujeres, contribuyó a la feminización de la historia consu propio ejemplo y combinó roles de género. En este sentido podríamos decircon María Luisa Tarrez que Carmen abrió un “campo de acción femenino”35 alinterior de su profesión, lo que le permitió actuar y ser un sujeto social y nodejarse llevar por las circunstancias, sino influir en ellas.

35 En estos espacios se crea un tipo de poder en la medida que: se generan grupos, redes sociales y organizaciones formales; son lugaresdonde se forma opinión, se intercambia información y se crean consensos; se originan acciones caracterizadas por poseer múltiplesdimensiones. El concepto “campos de acción femeninos” hace referencia “al control que desarrollan las mujeres sobre diferentes áreas desu espacio cotidiano, considerado éste objetivamente y a partir de la definición que ellas hacen de ese espacio, elemento que permiteintegrar lo ideológico y la división sexual”. La formación de estos espacios no implica la búsqueda de una transformación de la sociedado de la relación entre géneros. Por el contrario, en algunos casos, lo que dichas organizaciones pretenden es mantener el status quo. Sinembargo su acción ocasiona cambios en la forma en que se perciben las mujeres involucradas, lo que a su vez repercute en su forma deconcebir a la familia y su relación con ésta. El concepto permite, además, observar cómo estas mujeres ubicadas en el marco de losvalores que tradicionalmente conocen y defienden, hacen una especie de “modernización” o “adaptación” de dichos valores, en función delos cambios que las mismas transformaciones sociales, económicas y políticas les imponen. Lo anterior las sitúa en un espacio de tensiónintermedio entre la tradición y la modernidad, representada ésta última, por procesos de integración a espacios (simbólicos y físicos)anteriormente considerados como masculinos. “Notas para el Debate”. Primavera, tomo 4, vol. 1, 2008.

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Libros

Sinaloa. Tierra fértil entre la costa y la sierra. Monografía Estatal, México, SEP, 1981.La educación en Guadalajara durante la colonia, 1552-1821, Guadalajara, El Colegio de

Jalisco/ El Colegio de México, 1984.Don Miguel Hidalgo y Don José Antonio Torres en Guadalajara, Guadalajara, UNED, 1984.Violación, estupro y sexualidad en la Nueva Galicia, 1792-1821, Guadalajara, Hexágono,

1989.Imprenta, impresores y periódicos en Guadalajara, 1793-1811, Guadalajara, Museo del

Periodismo y las Artes Gráficas/Ed. Ágata/Ayuntamiento de Guadalajara.CIESAS, 1999.

Libros colectivos

Carmen Castañeda (ed.) (1988). Elite, clases sociales y rebelión en Guadalajara, Jalisco,siglos XVIII y XIX. Guadalajara: El Colegio de Jalisco.

— (coord.) (1992). Vivir en Guadalajara. La ciudad y sus funciones. Guadalajara: Ayun-tamiento de Guadalajara.

— (comp.) (1995). Historia social de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara: CIESAS-UdeG.

—, et al., (1997). Joyas bibliográficas de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco. Guadala-jara: UdeG, CIESAS, Museo del Periodismo y Artes Gráficas.

— (coord.) (1986). Círculos de poder en la Nueva España. México: CIESAS, Miguel ÁngelPorrúa.

— (coord.) (2002). Con la colaboración de Myrna Cortés, Del autor al lector. I. Lahistoria del libro en México y II. La historia del libro. México: CIESAS, CONACYT, Mi-guel Ángel Porrúa, 2002.

—, Luz Elena Galván y Lucía Martínez (coords.) (2004). Lecturas y lectores en lahistoria de México. México: CIESAS, El Colegio de Michoacán, UAEM.

— (coord.) (2005). Libros en la historia de México, número monográfico de la revistaEstudios del Hombre, UdeG, núm. 20.

— con la colaboración de Laura G. Gómez (2006). Los pueblos de la ribera del lago deChapala y la isla de Mezcala en la independencia, 1812-1816. Guadalajara: Gobiernodel Estado de Jalisco /Ayuntamiento de Poncitlán.

Folletos

Las ideas educativas de los constituyentes, 1857-1917, Guadalajara, Gobierno del Estadode Jalisco. 1971.

Palacio de Gobierno, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1982.Palacio Legislativo, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1982.

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Capítulos en libros

“El Colegio de Guadalajara”, en La Compañía de Jesús en México, Cuatro Siglos de LaborCultural (1522-1972). México: Jus, 1972, pp. 53-76.

“Seminarios y colegios de Guadalajara colonial”, en Jalisco antes de la Independencia.Guadalajara: INAH, Centro Regional de Occidente, 1976, pp. 257-263.

“El Archivo Histórico de Jalisco”, en Registro nacional de instituciones dedicadas a losestudios históricos. México: Comité mexicano de Ciencias Históricas, 1984,pp. 21-27.

“La educación en Guadalajara, de la Colonia a la Consumación de la Independen-cia. Primera parte. Siglos XVI, XVII y XVIII”, en: El Proceso Educativo de Jalisco,Guadalajara, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística de Jalisco, UNED,1985, pp. 11-15.

“Apéndice”. “El Dr. José Ignacio Pérez, párroco de Zapotlanejo, quien certificó lamuerte del realista Manuel Flon”, en: Federico Munguía, et al. La Guerra deIndependencia en Jalisco, Guadalajara, UNED, Sociedad Mexicana de Geografía yEstadística de Jalisco, 1986.

“La carrera de un estudiante de medicina: el caso de Valentín Gómez Farías”, en:Valentín Gómez Farías, el estudiante, el reformador, el gobernante, el estadista. Guadala-jara: Ayuntamiento de Guadalajara, 1987, pp. 11-25.

“La formación de una elite en Guadalajara, 1792-1821”, en: Carmen Castañeda(ed.) Elite, clases sociales y rebelión en Guadalajara, Jalisco, siglos XVII y XIX. Guadala-jara: El Colegio de Jalisco, Gobierno de Jalisco, Departamento de EducaciónPública, 1988, pp. 17-57.

“Violación, estupro y sexualidad en la Nueva Galicia, 1790-1821”, en: La investiga-ción sobre la mujer: informes en sus primeras versiones. México: El Colegio de México,PIEM, 1988, pp. 700-715.

“Student migration to colonial urban centers: Guadalajara y Lima”, en: Migration incolonial Spanish America, Edited by David. J. Robinson. Cambridge: CambridgeUniversity Press, 1990, pp.128-142.

“La mujer ante la violación, el estupro y la sexualidad. Nueva Galicia, 1790-1821”,en: Lucía Mantilla (comp.) La mujer jalisciense, clase, género, generación. Guadalajara:UdeG, DICSA, 1990, pp. 43-56.

“Fuentes para la historia de la mujer en los archivos de Guadalajara”, en: BetweenBordes: Essays on Mexicana/Chicana History, edited by Adelaida R. del Castillo.Encino, California: Floricanto Press, 1990, pp. 101-112.

“Los usos del libro en Guadalajara, 1793-1821”, en Alicia Hernández Chávez yManuel Miño Grijalva, Cincuenta Años de Historia en México. México: El Colegiode México, 1991, vol. 2, pp. 39-68.

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“Guadalajara hace 200 años: el reglamento de cuarteles de 1790 y el padrón de1791”, en: Carmen Castañeda (coord.), Vivir en Guadalajara. La ciudad y susfunciones. Guadalajara: Ayuntamiento de Guadalajara, 1992, pp. 41-57.

“1793 en Guadalajara: teología, ilustración y revolución”, en: Ricardo Ávila Palafox(comp.), México y Francia: dos perspectivas revolucionarias. Guadalajara: UdeG, 1992,pp. 29-60.

“La enseñanza del castellano a los indios en la Nueva Galicia”, en: Ysla Campbell(coord.), El contacto entre los españoles e indígenas en el norte de la Nueva España.Ciudad Juárez: UA de Ciudad Juárez, 1992, pp. 195-206.

“Circulación y edición de libros al norte de la Nueva España”, en: Ysla Campbell(coord.), El contacto entre los españoles e indígenas en el norte de la Nueva España.Ciudad Juárez: UA de Ciudad Juárez, 1992, pp. 207-215.

“Primeros esfuerzos (1552-1696)”, en: José María Muriá y Jaime Olveda (comps.),Educación y Cultura. Lecturas Históricas IV. México: INAH, 1992, pp. 15-45.

“El imperio español y la Nueva Galicia”, en: Organización Política del Estado de Jaliscode la Enciclopedia temática de Jalisco, Tomo III. Guadalajara: Gobierno de Jalisco,1993, pp. 9-19.

“El régimen municipal”, en: Organización Política del Estado de Jalisco de la Enciclopediatemática de Jalisco, Tomo III. Guadalajara: Gobierno de Jalisco, 1993, pp. 187-197.

“Investigación histórica sobre la familia”, en: Familia, trabajo y salud. Guadalajara:UdeG, CIESAS-Occidente, 1993, pp. 19-26.

“Educación de mujeres en Guadalajara, 1803-1821”, en: Rosa Rojas y MaríaRodríguez, (comps.), La condición de la mujer en Jalisco. Guadalajara: UdeG, 1994,pp. 86-93.

“Elite e Independencia en Guadalajara” en: Beatriz Rojas (coord.), El poder y eldinero. Grupos y regiones mexicanos en el siglo XIX. México: Instituto Mora, 1994,pp. 71-92.

“La Real UdeG y el Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, 1792-1821”, en: CarmenCastañeda (comp.), Historia social de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara:CIESAS y UdeG, 1995, pp. 17-36.

“El crédito en la administración e inversión de los fondos de la Real Universidad deGuadalajara, 1792-1825”, en: colaboración con Ma. de la Luz Ayala, en Car-men Castañeda (comps.), Historia social de la Universidad de Guadalajara. Guadala-jara: CIESAS, UdeG, 1995, pp. 37-64.

“Problemas y avances en la historia de la sexualidad. Investigaciones del periodocolonial”, en: Teresa Lartigue y Héctor Avila (comps.), Sexualidad y reproducciónhumana en México. Vol . I. México: UIA, Plaza y Valdés Editores, 1995, pp.79-97.

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“La educación de mujeres en Guadalajara durante el periodo colonial ”, en: LuisaCampuzano (coord.), Mujeres latinoamericanas: Historia y cultura. Siglos XVIII y XIX,t. I. La Habana: Ediciones Casa de las Américas, 1997, pp. 125-139.

“El estudio de la filosofía en las carreras de los graduados en la Real Universidad deGuadalajara”, en: Des Indes occidentales a l’Amerique latine. Hommage à Jean-PierreBerthe, Vol. 1, Paris, 1’ENS, CEMCA, IHEAL, 1997, pp. 309-319.

“El Archivo de la Real Universidad de Guadalajara, sus graduados y el estudio de lasociedad tapatía 1792-1826”, en: Celina Guadalupe Becerra (comp.), Los Occidentesde México (siglos XVI y XIX). El archivo: instrumento y vida de la investigación histórica.Guadalajara: UdeG, CEMCA, El Colegio de Michoacán, INAH-UAZ, Archivo His-tórico de Colima, El Colegio de Jalisco, CIESAS, 1997, pp. 467-494.

“‘Empenadas’ tapatías de cuaresma”, en: Manuel Ramos Medina (comp.), Hazmecazón. Los historiadores y sus recetas de cocina. México: CONDUMEX, 1997, pp. 63-66.

“Los vascos, integrantes de la elite en Guadalajara, finales del siglo XVIII”, en: Car-men Castañeda (coord.), Círculos de poder en la Nueva España. México: CIESAS,Porrúa, 1998, pp. 167-182.

“Historia de la sexualidad. Investigaciones del periodo colonial”, en: Ivonne Szaszy Susana Lerner (comps.), Sexualidades en México. Algunas aproximaciones desde laperspectiva de las ciencias sociales. México: El Colegio de México, 1998, pp. 267-280.

“De la Nueva Galicia al Jalisco en el siglo XX”, en: Jalisco Milenario. México: Gobier-no del Estado de Jalisco, 2000, pp. 61-79.

“Los niños, la enseñanza de la lectura y sus libros. Guadalajara, 1790-1821”, en:Lucía Martínez Moctezuma (coord.), La infancia y la cultura escrita. México: SigloXXI-UAEM, 2001, pp. 312-338.

“Libros en la Nueva España en el siglo XVI”, en: Manuel Peña Díaz et al., La culturadel libro en la Edad Moderna. Andalucía y América. Córdoba: U de Córdoba, Servi-cio de Publicaciones, 2001, pp. 271-288.

“La difusión del castellano y del náhuatl en la Nueva Galicia en la época de FelipeII”, en: Nora Jiménez, et al., Felipe II y el oficio del rey: la fragua de un imperio.Madrid: Artes Gráficas Milenio, 2001, pp. 61-76.

“La cultura de lo piadoso: libros devotos en Nueva España y en Nueva Inglaterra”,en: Carmen Castañeda (coord.), Con la colaboración de Myrna Cortés, Delautor al lector. I. La historia del libro en México y II. La historia del libro, CIESAS,CONAYT, Porrúa, 2002, pp. 307-325.

“Educación y protección legal de mujeres en Guadalajara, México, en la primeramitad del siglo XIX”, en colaboración con Myrna Cortés, en: María AdelinaArredondo (coord.), Obedecer, servir y resistir : la educación de las mujeres en la historiade México. México: UPN, Porrúa, 2003, pp. 63-82.

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“Una representación colectiva de Guadalajara en el padrón de 1791”, en: CarlosContreras Cruz y Carmen Blázquez Domínguez (coords.), De Costas y Valles.Ciudades de la provincia mexicana a finales de la colonia. Puebla: BUAP, Instituto Mora,U. Veracruzana, 2003, pp. 239-258.

“Libros para la enseñanza de la lectura en la Nueva España, siglos XVIII y XIX:cartillas, silabarios, catones y catecismo”, en: Carmen Castañeda, Luz ElenaGalván y Lucía Martínez, (coords.), Lecturas y lectores en la historia de México.México: CIESAS, El Colegio de Michoacán, UAEM, 2004, pp. 35-66.

“Importación, producción, censura y circulación de libros en la Nueva España enel siglo XVI”, en: Casa de la Primera Imprenta de América. X Aniversario. México:UAM-I, Gobierno del Distrito Federal, 2004, pp. 38-59.

“La Real UdeG y su influencia en la sociedad tapatía ”, en: Enrique GonzálezGonzález y Leticia Pérez Puente (coords.), Permanencia y cambio I. UniversidadesHispánicas, 1551-2001. México: UNAM, CESU, 2005, pp. 135-144.

42. “Historia de la sexualidad. Investigaciones del periodo colonial” en: IvonneSzasz y Susana Lerner (comps.), Sexualidades en México. Algunas aproximacionesdesde la perspectiva de las ciencias sociales, México: El Colegio de México, 2005,pp. 267-280.

“Los caminos de México a Guadalajara”, en: Chantal Cramaussel (ed.), Rutas de laNueva España. Zamora: El Colegio de Michoacán, 2006, pp. 263-277.

Artículos

“Un colegio seminario del siglo XVIII”, en: Historia Mexicana, 88, vol. XXII, núm. 4,abr.-jun., 1973, pp. 465-493

“Los archivos de Guadalajara”, en: Historia Mexicana, 97, vol. XXV, núm. 1, jul.-sep.,1975, pp. 143-162.

“Luis Pérez Verdía, historiador nacionalista”, en: Boletín Bibliográfico del Archivo His-tórico de Jalisco, vol. I, núm. 3, sep.-dic., 1977, pp. 155-158.

“La Real Audiencia de Guadalajara en 1645”, en: Boletín del Archivo Histórico de Jalis-co, vol. II, núm. 1, ene.-abr., 1978, pp. 3-8.

“La Casa de Recogidas de la Ciudad de Guadalajara”, en: Boletín del Archivo Históricode Jalisco, vol. II, núm. 2, may.-ago., 1978, pp. 17-23.

“El Archivo de la Real Universidad de Guadalajara”, en: Boletín del Archivo Históricode Jalisco, vol. II, núm. 3, sep.-dic., 1978, pp. 39-41.

“El Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara”, en: Boletín del Archivo Histórico deJalisco, vol. III, núm. 3, sep.-dic., 1979, pp. 18-21.

“Fuentes para la historia de la educación en la Nueva Galicia y en el Estado deJalisco”, en: Historia Mexicana, 113, vol. XXIX, núm. 1, jul.-sep., 1979, pp. 180-195.

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“La Historia de Jalisco de Luis Pérez Verdía”, en: Revista Jalisco, vol. I, abr.-jun.,1980, pp. 31-37.

“Sobre una fábrica textil u obraje establecido en Guadalajara en el siglo XVIII”, en:Boletín del Archivo Histórico de Jalisco, vol. IV, núm. 1, ene.-abr., 1980, pp. 13-16.

“La educación en Jalisco en la primera década de vida independiente (1824-1834)”,en: Boletín del Archivo Histórico de Jalisco, vol. IV, núm. 3, sep.-dic., 1980, pp. 3-7.

“El Archivo Municipal de Acatlán de Juárez” en: Boletín del Archivo Histórico de Jalis-co, vol. IV, núm. 3, sep.-dic., 1980, pp. 25 y 26.

“Relación de las Memorias e Informes de los Gobernadores de Jalisco 1824-1981”,en: Boletín del Archivo Histórico de Jalisco, vol. V, núm. 1, ene.-abr., 1981, pp. 51-56.

“Una circular relativa a la conservación de archivos”, en: Boletín del Archivo Históricode Jalisco, vol. V, núm. 2, may.-ago., 1981, pp. 12 y 13.

“El manual de procesos técnicos del Archivo Histórico de Jalisco”, en: ArchivosHoy. Teoría y práctica archivística, México, AGN, año 2, núm. 5, 1981, pp. 37-57.

“La organización del Periódico Oficial del Estado de Jalisco”, en: Boletín del Archivo His-tórico de Jalisco, vol. V, núm. 3, sep.-dic., 1981, pp. 13-21.

“Los doctores, licenciados y maestros de la Real Universidad de Guadalajara”, en:Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, 2a. época, t. I,núm. 6, primer semestre 1982, pp. 22-35.

“Fuentes para la historia de la mujer en los archivos de Guadalajara”, en: Boletín delArchivo Histórico de Jalisco, vol. VI, núm. 2, may.-ago., 1982, pp. 14-18.

“Informe del Archivo Histórico de Jalisco de 1977 a 1982”, en: Boletín del ArchivoHistórico de Jalisco, vol. VI, núm. 3, sep.-dic., 1982, pp. 16-21.

“Don Diego Santacruz y las Disposiciones de Observancia General en Jalisco”, en:Revista Jalisco, vol. II, núm. 4, oct.-dic., 1982, pp. 40-42.

“Education in Guadalajara during the Colonial Period”, en: The Mexican Forum. ElForo Mexicano, vol. 3, núm. 3, abril, 1983, pp. 8 y 9.

“Fuentes para la historia del Congreso de Jalisco”, en: Boletín del Archivo Histórico deJalisco, vol. I, núm. 1, ene.-abr., 1983, pp. 8-12.

“Bibliografía sobre Archivos de Jalisco”, en: Boletín del Archivo Histórico de Jalisco, 2a.época, vol. I, núm. 3, sep.-dic., 1983, pp. 13-16.

“La organización del archivo municipal”, en: Boletín del Archivo Histórico de Jalisco, 2a.época, vol. II, núm. 1, ene.-abr., 1984, pp. 15-17.

“La memoria de las niñas violadas”, en: Encuentro, 5, vol. II, núm. 1, oct.-dic., 1984,pp. 41-56.

“Una élite de Guadalajara y su participación en la Independencia”, en: Revista En-cuentro. El Colegio de Jalisco, 8, vol. II, núm. 4, jul.-sep., 1985, pp. 39-58.

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