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Notae Philosophicae Scientiae Formalis, vol. 2, n. 2, p. 74 - 86, outubro 2013.
La completitud como propiedad redundante
Enrique Alonso
Universidad Autónoma de Madrid [email protected]
Abstract: This paper analyzes a substantial part of the usual way to proceed in logical practice. I call this way to proceed the received view of logic. More specifically, I am concerned with the differences between the role played by the derivability relation and the semantic consequence relation in the description of a logic. This is the reason why I focus my attention on the completeness theorem for elementary logic. I analyze the importance of this basic result from a quite different perspective, one which differs from what is usual under the received view. A complete formal system guarantees that the set of logical truths is recursively enumerated in terms of the set of theorems of some appropiate calculus. Completeness, thus understood, is only valuable in the absence of a decidability result for that logical system. This interpretation of completeness is consistent with some of the views held by Gödel in his 1930 seminal work The completeness of the axioms of the functional calculus of logic. Keywords: Completeness; History of Contemporary Logic; Philosophy of Logic. Resumen: Este artículo analiza una parte sustancial de la forma habitual de proceder en la práctica de la lógica. Esta manera de proceder es lo que llamamos la concepción heredada de la lógica. Más específicamente , estoy preocupado con las diferencias entre el papel desempeñado por la relación derivabilidad y la relación de consecuencia semántica en la descripción de un sistema formal. Esta es la razón por la que centro mi atención en el teorema de completitud de la lógica elemental. Aquí analizo la importancia de este resultado básico desde una perspectiva muy diferente, una que difiere de lo que es usual bajo la concepción heredada. Un sistema formal completo garantiza que el conjunto de verdades lógicas se enumera de forma recursiva en términos del conjunto de teoremas de algún cálculo apropiado. La completitud, así entendida, sólo es valiosa en la ausencia de un resultado decidibilidad para que el sistema lógico en cuestión. Esta interpretación de la completitud es compatible con algunas de las opiniones expresadas por Gödel en su obra seminal La integridad de los axiomas del cálculo funcional de la lógica de 1930. Palabras clave: Completitud; Historia de la lógica contemporánea; Filosofía de la lógica.
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1 La concepción heredada
Siguiendo una tradición bien asentada, emplearé el término concepción
heredada para referirme a un cierto conjunto de presupuestos y técnicas
empleadas por una determinada comunidad científica, en este caso la de la
Lógica formal contemporánea. En esta ocasión el modelo corresponde en muy
buena medida a las opiniones expresadas por Church en su famoso manual
Introduction to Mathematical Logic1 junto con una serie de modificaciones
introducidas a partir del sólido desarrollo matemático de la Teoría de Modelos.
La concepción heredada entiende la tarea de la lógica como un proceso
dividido en tres etapas. La primera consiste en la descripción de un lenguaje
formal que pretende ser de aplicación en algún ámbito determinado. La segunda
se centra en la presentación de los cálculos y la semántica y en la tercera se
realiza un mínimo análisis de ciertas propiedades metateóricas relevantes sin las
cuales el proceso no se puede considerar terminado. En resumen, la concepción
heredada concibe el proceso de investigación en lógica como la definición de un
triplo { L, ⊢S, ⊧
M} en el que, de acuerdo con las tres etapas indicadas
previamente,
1. L es el conjunto de las fbf obtenido a partir de las constantes lógicas y
variables previamente seleccionadas en un cierto vocabulario básico
Vb,
2. ⊢S es la relacion de derivabilidad formal. Esta ha sido establecida a
través de algún cálculo o conjunto de ellos equivalentes desde un
punto de vista extensional, es decir, que prueban los mismos teoremas.
⊧M
es la relación de consecuencia semántica definida a partir de una
clase M de modelos construida para L y, finalmente,
3. Se ha conseguido demostrar al menos que ⊢S⊧
M
1Introduction to Mathematical Logic, Princeton: Princeton University Press, 1956.
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La última etapa de la presentación de un sistema formal no solo trata la
corrección de la derivabilidad formal, soundness, sino que a menudo incluye otros
tópicos cuya importancia relativa varía en función del contexto.
• La corrección de la relación de derivabilidad debe ser establecida
siempre que se disponga de una semántica aceptable. o en otras
palabras, no se aceptará un sistema formal cuyos cálculos prueben
fórmulas falsas.
• La completitud debe ser analizada y discutida pero no podemos exigir
que el sistema formal sea completo para consideralo un objeto de
estudio genuino de la Lógica, admitimos lógicas incompletas o incluso
lógicas cuya completitud no se ha establecido aún.
• Es interesante discutir la decidibilidad del sistema formal aunque no es
imprescindible establecer nada al respecto en un primer momento.
• Dependiendo del marco en el que se ha presentado el formalismo,
puede haber otras propiedades metateóricas más o menos
interesantes, como por ejemplo, Eliminacion de Corte, Compacidad,
Interpolación, etc.
El aspecto quizá más relevante de la concepción heredada es la forma en
que considera las relaciones de derivabilidad formal y consecuencia semántica
como entidades independientes que suponen formas alternativas de caracterizar
lo que a partir de Tarski se ha denominado la relación abstracta de consecuencia,
es decir, aquellas relaciones del tipo R⊢P(L)L que son objeto de estudio en
lógica. Buena parte de este trabajo está dedicada a criticar este aspecto concreto
de la concepción heredada.
2 La completitud antes de la teoría de modelos
Los primeros intentos por definir la completitud de un sistema formal
fueron tomados de la noción que ya se aplicaba de forma habitual a las teorías
formalizadas. Según Church,
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As a first attempt to fix the notion more precisely, we might demand of every sentence that either it or its negation shall be a theorem; but since we allow the assertion of propositional forms, this may probe insufficient.
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Quizá sea bueno recordar que para el Logicismo, realmente influyente en los
primeros momentos de la Lógica contemporánea, no existe una necesidad real de
probar la completitud de un sistema formal para la Lógica. Para esta escuela, los
axiomas de un sistema axiomático definen de hecho el comportamiento de las
constantes lógicas de tal modo que más allá de esto solo encontramos su
interpretación informal en el lenguaje ordinario. No existe una forma alternativa,
en la semántica, por ejemplo, de explicar la conducta de las constantes lógicas.
Todo el análisis se realizaría en el terreno de la sintaxis del lenguaje.
La falta de interés del Logicismo por la formalización de nociones como
verdad o validez impedía seguramente acceder a lo que Church denominaba una
interpretación semántica de la completitud. Es decir, el cálculo no tenía una
referencia con respecto a la cual establecer dicha completitud, es decir, una clase
de fórmulas, las verdades, que tuvieran que ser obtenidas como teoremas de un
cálculo. Sin embargo, tampoco bastaba con presentar simplemente los axiomas o
reglas de un sistema para percibir su bondad. Los criterios de aceptabilidad para
las teorías formalizadas eran, por el contrario, relativamente claros. Se podrían
resumir en lo que sigue:
1. La teoría tiene que ser consistente en el sentido de que no haya
ninguna fórmula tal que T⊢ y T⊢.
2. La teoría tiene que ser capaz de responder adecuadamente a ciertas
cuestiones relevantes en relación a las fórmulas de su lenguaje, y en
particular,
(a) Completitud: Para cada fórmula , o bien T, o bien ∉ T.
(b) Decidibilidad: Para cada fórmula del lenguaje tiene que ser
posible determinar en tiempo finito si dicha fórmula pertenece
o no la teoría.
2Church 1956, p.109.
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En el contexto de la época, años 20 y 30, hablar de completitud de una
teoría formalizada suponía hablar de algún modo de la existencia de un algoritmo
para establecer si la fórmula en cuestión pertenecía o no a la teoría, por lo que a
menudo se hablaba de forma indistinta y algo confusa de decidibilidad y de
completitud. Sea como fuere, es justo reconocer que se trata de condiciones
epistemológicamente razonables acerca de lo que es o debe ser una buena
teoría.
¿Qué tiene que ocurrir para que se pueda llegar a una interpretación
propiamente semántica de la completitud de una teoría o de un sistema formal
-una lógica-? Parece obvio que lo que se requiere es son dos conjuntos de
fórmulas que comparar, el de las verdades de la teoría y el formados por los
teoremas de un cálculo considerado apropiado3.
En mi opinión, el camino hacia la perfecta identificación del conjunto de
las verdades lógicas como una entidad matemáticamente precisa se vio
favorecido al menos por los siguientes hechos:
1. La definición del fragmento proposicional de la lógica clásica como en
sistema relevante en sí mismo,
2. La proliferación de bases axiomáticas distintas para la lógica
proposicional y
3. El uso de tablas de verdad en pruebas de consistencia e independencia.
Post en 1921 ofrece una prueba de la consistencia de una axiomatización del
cálculo proposicional mientras que Bernays publica en 1926 sendas pruebas de
independencia y completitud en las que se hace un uso exhaustivo del método de
tablas de verdad. En otro lugar, María Manzano y yo mismo hemos empleado el
término protosemántica4 para referirnos a este uso de las tablas de verdad y
otros recursos similares como algoritmos para la clasificación de subconjuntos
notables de fórmulas del lenguaje. Pese a ello, es decir, pese a tratarse de
3En lo que sigue hablaré siempre de completitud débil, por lo que me centraré en verdades lógicas
y teoremas y no en inferencias. 4“Completeness: from Gödel to Henkin”, History and Philosophy of Logic.Published online: 05 Jul
2013 .
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métodos algorítmicos orientados a decidir ciertas propiedades relevantes de las
fórmulas del lenguaje, esta especie de semántica tentativa nunca llegó a alcanzar
el rigor que se le concedían a los métodos propios de la sintaxis, es decir, de los
cálculos.
3 Interpretando la completitud
Pese a que todos sabemos bien a que nos referimos cuando se habla de la
completitud de una lógica -dejamos ahora aparte las teorías formalizadas- lo
cierto es que solemos darle formulaciones que introducen sesgos que luego
pueden tener consecuencias en la forma de entender el papel de esta propiedad
fundamental de los formalismos. Me centraré en dos expresiones muy distintas y
en cierto modo opuestas de la completitud:
1. Siempre que tenemos una verdad lógica, sabemos que es un teorema
de un cierto cálculo, es decir, sabemos que existe una prueba de esa
fórmula en dicho cálculo.
2. El conjunto de las verdades lógicas es recursivamente enumerable en
términos de un cálculo apropiado.
La primera forma de expresar la completitud tiene lo que claramente podriamos
denominar como un sesgo epistémico. Se dice lo que sabemos una vez hemos
establecido que una fórmula es una verdad lógica, es decir, se dice que sabemos
que existe una prueba. Así entendida, la semántica parece pertenecer al dominio
de los algoritmos de decisión sobre fórmulas de un lenguaje, mientras que los
cálculos retienen un componente heurístico que se resuelve en la imposibilidad
de determinar en su interior cuándo una fórmula no es un teorema. La semántica
actuaría así, caso de disponer de un cálculo completo, como un filtro previo a la
búsqueda de una demostración en dicho cálculo. Sin embargo, eso no basta,
como ya se dijo más arriba para otorgar a la semántica una completa suficiencia a
la hora de determinar la bondad de una formula. En otras palabras, saber que
una fórmula es un teorema de un cálculo mediante la prueba pertinente parece
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poseer más valor que el hecho de que haya sido identificada como una verdad
lógica antes de proceder a la búsqueda de esa prueba. Lo que se confirma con
ello es lo que denominaré como principio de prioridad de la sintaxis, el cual
parece intimamente asociado a la interpretación epistémica de la completitud.
La segunda forma de expresar la completitud es enteramente distinta. En
ella, el conjunto de las verdades lógicas es el que parece necesitar una
construcción, la cual es garantizada por el cálculo al ser capaz de obtener dicha
clase en términos de teorematicidad. Es decir, sabemos que el cálculo al ser
completo es capaz de obtener el conjunto de las verdades lógicas reuniendo
todos los teoremas según se van obteniendo. Esta lectura de la completitud, a la
que denominaré interpretación computacional es coherente con las impresiones
de Gödel y Kleene expresadas en dos citas sorprendentemente similares:
Let us note that the equivalence now proved, "valid = probable", contains, for the decision problem, a reduction of the nondenumerable to the denumerable, since "valid" refers to the nondenumerable totality of functions, while "provable" presuposes only the denumerable totality of formal proofs.
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Palabras en las que insiste Kleene años más tarde afirmando que,
A reduction from the non-enumerably to the enumerably infinite is achived, as validity and satisfiability refer to the totality of logical functions, which is non-enumerable, while the proof-theoretic equivalents provability and irrefutability refer only to the enumerable infinity of formal proofs.
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Bajo esta interpretación, la semántica ya no está asociada a procedimientos
algorítmicos de clasificación de fórmulas, sino que parece ubicarse en el terreno
de las definiciones conjuntistas de tipo general. La totalidad no enumerable de las
funciones parece hacer referencia a las interpretaciones de las fórmulas del
lenguaje en términos de verdad o falsedad sin que exista una forma efectiva de
determinar en general si una expresión es verdadera bajo todas esas
interpretaciones admisibles. La completitud reduciría entonces la complejidad
5‘The completeness of the axioms of the functional calculus of logic’, en From Frege to Gödel: a
source book in mathematical logic, 1879-1931, Cambridge:Harvard University Press, p. 589. 6Introduction to Metamathematics, North Holland. Amsterdam, 1952. p.423.
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computacional de la clase de las verdades lógicas al afirmar que esta es al menos
r.e. En este sentido se puede decir que la interpretación computacional de la
completitud conduce a una especie de principio del premio de consolación7 que
permite mantener cierto control sobre las verdades del lenguaje dada una
determinada clase de modelos o interpretaciones admisibles. Una consecuencia
inmedita de este principio es que la completitud de una lógica solo es relevante
desde un punto de vista epistémico si dicha lógica no es decicidible, ya que en
otro caso no solo podemos enumerar recursivamente las verdades lógicas, sino
también aquellas fórmulas que no lo son. Esta observación tiene una
consecuencia histórica interesante que simplemente mencionaré en este punto.
La demostración de la completitud de la Lógica de Primer Orden ofrecida por
Gödel en 1930 se llevó a cabo en un contexto que suponía la decidibilidad del
cálculo para la lógica elemental. Gödel obtiene su prueba incorporando un paso
no-constructivo en el que se apela a una interpretación ideal del silogismo
disyuntivo. Ahora sabemos que este paso es necesario ya que la Lógica de Primer
Orden no es decidible, pero no era algo de lo que Gödel estuviera seguro, al
menos no en este momento. Si juntamos esta observación al principio del premio
de consolación lo que se obtiene es que la completitud solo es relevante como
una prueba no-contructiva que al menos garantiza la enumerabilidad recursiva de
la clase de las verdades lógicas. Cabe sospechar que Gödel llegó a entender esa
relación entre el valor de la completitud y la necesidad de un componente
no-constructivo en su demostración, pero esto solo pueden ser conjeturas
razonables.
En definiva y según lo dicho, parace que tenemos dos lecturas opuestas de
la completitud, la que he denominado interpretación epistémica y la
interpretación computacional. La primera se apoya en el principio de la prioridad
de la sintaxis, mientras que la segunda parece tener como consecuencia el
principio del premio de consolación.
7En inglés la idea queda perfectamente recogida en la expresión the second best.
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4 Sintaxis vs. semántica
Tradicionalmente la distinción entre sintaxis -los cálculos- y la semántica
-los modelos- ha resultado tener un carácter conceptual. En el caso de la sintaxis,
la noción de prueba es concebida como un procedimiento puramente mecánico
en el que no se precisa ninguna comprensión del proceso para aplicar
correctamente las reglas. Las pruebas son además procesos finitos. En el caso de
la semántica sus nociones centrales parecen íntimamente ligadas al significado y
por tanto se ven afectadas de una ambigüedad inherente a todo aquello que
tiene que ver con el significado de las expresiones de un lenguaje. En mi opinión
existen suficientes contraejemplos a esta tesis según la cual la distinción entre
sintaxis y semántica es de tipo conceptual. Insistir en este punto podría llevarnos
quizá demasiado lejos, por lo que solo voy a mencionar un par de ejemplos que
me parecen especialmente relevantes. Que la semántica no siempre aporta un
aparato conceptual evidente parece claro cuando uno se adentra lo suficiente en
ciertos ámbitos de la Teoría Modelos. Uno de los casos más evidentes es el de la
denominada semántica de entornos o vecindades -neighbourhood semantics-
habilitada para suministrar modelos a las lógicas modales no-normales,
semántica que la los modelos kripkeanos no podían aportar. El significado
intuitivo de esta semántica simplemente no apare por ningún sitio, es solo una
buena solución a un problema técnico procedente de la topología estándar, pero
no aporta un elemento intuitivo reconocible. En el polo opuesto, es decir, en lo
que tiene que ver con la ausencia de significado en los cálculos, parece imposible
no mencionar la polémica destatada en torno a la conectiva tonk8. Si las reglas del
cálculo -o los axiomas, tanto da- son constitutivas del significado del las
constantes lógicas, ¿por qué no vale cualquier combinación de reglas? En
general, ¿qué criterio se sigue cuando se elige el formato de una regla
determinada para una constante lógica? No cabe decir que en los cálculos solo
exista una ciega manipulación de los símbolos, porque al menos en sus etapas
8Prior, Arthur. "The runabout inference ticket." Analysis, 21, pp38-39, 1960-61.
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constitutivas, en la definición de las reglas y los axiomas, esto no es cierto. Las
reglas responden a un análisis previo que puede proceder de la semántica o de
cualquier otra parte.
La opinión de que la diferencia fundamental entre sintaxis y semántica es
conceptual suele estar asociada a lo que se conoce como la polémica sobre la
prioridad de la semántica. Durante algún tiempo se otorgó a la semántica una
cierta prioridad en el análisis que la lógica hace de un campo determinado
siguiendo las pautas de la concepción heredada. Primero son las cláusulas
semánticas de las constantes lógicas y todas aquellas decisiones que llevan a la
construcción de la clase M de los modelos admisibles. Según esta posición, es ahí
donde la lógica proyecta todo su potencial de análisis. La sintaxis intervendría a
continuación aportando una herramienta de cálculo y un rigor que
paradójicamente la semántica parece no ser capaz de aportar por si misma.
Propongo que abandonemos la tesis según la cual la diferencia entre
semántica y sintaxis es de orden conceptual y con ello la polémica sobre la
prioridad. En mi opinión la diferencia entre el dominio propio de la semántica y el
de los cálculos, o entre la teoría de modelos y la teoría de la prueba, se aprecia
con total claridad si analizamos las que son sus nociones centrales, la de verdad
lógica y teorema, respectivamente.
• Teorema: B es un teorema de S si y solo si existe una secuencia finita
{A1, A2, ... B) tal que...
• Verdad lógica: B es una verdad lógica con respecto a alguna clase de
interpretaciones admisibles M si y solo si para cada interpretación i en
M ...
La noción de teorema apunta a una construcción finita, mientras que la de verdad
no aporta indicación alguna acerca de la manera de determinar de forma efectiva
si una fórmula es o no una verdad lógica. Por eso propongo que en lugar de
considerar que la diferencia entre sintaxis y semántica se encuentra en la forma
en que una y otra se ven comprometidas con el significado o con ciertos
elementos intuitivos, admitamos que la cuestión tiene que ver con el tipo de
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recursos que admitimos en uno y otro caso. La semántica se mueve en el terreno
de las definiciones conjuntistas más generales en las que el único requisito
exigible es la consistencia de tales definiciones. Es decir, que en vista de esas
definiciones no se atribuyan propiedades contradictorias a las fórmulas del
lenguaje. La sintaxis, por contra, se centra en construcciones finitas, es decir, de
las técnicas que permiten generar conjuntos de fórmulas de forma mecánica -a
no confundir, naturalmente, con el hecho de que podamos decidir si una fórmula
es o no un teorema-.
5 Redefiniendo la lógica
Este trabajo se propuso como objetivo repasar algunos de los supuestos
de la concepción heredada en relación a la propiedad de la completitud. através
del análisis de la demostración de la completitud de la lógica de primer orden. Las
conclusiones obtenidas deberían afectar al modo de entender la tarea de la lógica
en el presente, por lo que tal vez resulte oportuno hacer un breve resumen de lo
dicho hasta ahora.
La tensión entre sintaxis y semántica ha sido considerada desde antiguo
antiguo como una oposición conceptual y metodológica. Hay conceptos y
métodos propios de la sintaxis y otros que son característicos de la semántica y es
posible en principio reconocer adecuadamente unos y otros. Esta oposición, que
suele llevar de forma más o menos directa a la disputa sobre la prioridad, es más
bien estéril. Lo que aquí se propone en juzgar los métodos y conceptos de la
lógica por el tipo de herramientas empleadas en la introducción de sus nociones
básicas. La semántica puede asociarse a aquellas definiciones que solo emplean
vocabulario conjuntista del tipo más general, como la de verdad lógica o
consecuencia. La sintaxis, si por tal entendemos los cálculos obtenidos a partir de
una definición de prueba, están orientados a enumerar de manera efectiva las
verdades lógicas de un formalismo. Pero también podríamos querer ir un poco
más allá enumerando también su complemento, es decir, ofreciendo una
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definición recursiva de las verdades lógicas. Curiosamente no existe un término
apropiado para este ámbito. Lo cual es de esperar si se tiene en cuenta que la
concepción heredada acepta que la distinción entre sintaxis y semántica es de
tipo conceptual. Lo que aquí sugerimos es una superar esta oposición. En lugar de
insistir en ella, nos inclinamos por considerar distintos métodos de
caracterización de una clase de fórmulas destacadas previamente obtenida –las
verdades lógicas en el caso clásico–. El criterio que ordenaría tales
aproximaciones a Lv es la complejidad computacional de dichos procedimientos.
En realidad, lo que tendríamos son medidas de la complejidad computacional de
Lv. En particular,
1. La clase notable Lv puede ser obtenida como el resultado de un
método efectivo, resultando así recursiva,
2. Sus elementos pueden ser enumerados de forma efectiva por algún
procedimiento, siendo así r.e, pero no así las fórmulas que no estén en
dicho conjunto, y finalmente,
3. No hay procedimiento alguno que permita enumerar las expresiones
en Lv, sino a lo sumos subconjuntos propios de dicho conjunto.
Esta propuesta desafía uno de los elementos más característicos de la concepción
heredada, aquel por el cual un formalismo solo queda perfectamente
caracterizado cuando se definen ⊢ y ⊧ probando al menos que la relación de
derivabilidad es correcta –sound– respecto a la de consecuencia. Según el punto
de vista que aquí se ha defendido, esta forma de proceder puede suponer hacer
las cosas dos veces, una para determinar si A es o no una verdad lógica y otra, en
caso de que sí lo sea, para hallar una prueba de la misma en el cálculo.
Esta reinterpretación se apoya en parte en una nueva lectura de la prueba
de completitud de la Lógica de Primer Orden, lectura que como se ha visto, se
apoya en la forma en que Gödel entendió el valor de su prueba de 1930. El
carácter no constructivo de la demostración actuaría, desde este nuevo punto de
vista, como garantía del carácter no trivial de la adecuación del cálculo, es decir,
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de su completitud, dicho de otra manera, de su capacidad para enumerar de
manera efectiva las verdades de la Lógica de Primer Orden. Una interpretación no
constructiva del infinito es la única solución en este punto para evitar un conflicto
con la indecidibilidad de ese mismo cálculo.
Por último, creo que de todo lo dicho se desprende una nueva forma de
entender la metodología básica de la Lógica. El objetivo no serían los cálculos, ni
la semántica, sino la caracterización de clases notables de fórmulas de un
lenguaje. La motivación de cada una de estas posibles clases dependería de las
nociones empleadas en su definición, pero esta en principio solo necesitaría de
herramientas conjuntistas del tipo más general posible. Su estudio consistiría
entonces en el establecimiento de una medida real de la complejidad de dicha
clase, empezando por determinar si estamos ante una clase recursiva, r.e., o una
en la que solo es posible enumerar subconjuntos propios de la misma.
Esta propuesta estaría destinada a superar ciertos prejuicios procedentes
del viejo influjo del formalismo, algo que creemos ampliamente superado por los
acontecimientos y por la aparición de nuevas fronteras para la investigación en
Lógica.