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  • 8/6/2019 Juan Pablo II 1986 Carta Encclica Dominum et vivificantem - Espritu Santo en la Vida de la Iglesia y del Mundo

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    Ioannes Paulus PP. II

    Dominum et vivificantemsobre el Espritu Santo

    en la Vida de la Iglesia

    y del Mundo

    1986.05.18

    BENDICIN

    Venerables hermanos,amadsimos hijos e hijas:

    salud y bendicin apostlica !

    INTRODUCCIN

    1. La Iglesia profesa su fe en elEspritu Santo que es Seor y dador de vida . As lo profesa el

    Smbolo de la Fe, llamado nicenoconstantinopolitano por el nombre de los dos Concilios Nicea

    (a. 325) y Constantinopla (a. 381)

    , en los que fue formulado o promulgado. En ellos se aadetambin que el Espritu Santo habl por los profetas . Son palabras que la Iglesia recibe de la

    fuente misma de su fe, Jesucristo. En efecto, segn el Evangelio de Juan, el Espritu Santo nos es

    dado con la nueva vida, como anuncia y promete Jess el da grande de la fiesta de los

    Tabernculos: " Si alguno tiene sed, venga a m, y beba el que cree en m ", como dice la

    Escritura: De su seno corrern ros de agua viva .1Y el evangelista explica: Esto deca

    refirindose al Espritu que iban a recibir los que creyeran en l .2Es el mismo smil del agua

    usado por Jess en su coloquio con la Samaritana, cuando habla de una fuente de agua que brota

    para la vida eterna ,3y en el coloquio con Nicodemo, cuando anuncia la necesidad de un

    nuevo nacimiento de agua y de Espritu para entrar en el Reino de Dios .4

    La Iglesia, por tanto, instruida por la palabra de Cristo, partiendo de la experiencia de Pentecosts yde su historia apostlica, proclama desde el principio su fe en el Espritu Santo, como aqul que es

    dador de vida, aqul en el que el inescrutableDios uno y trino se comunica a los

    hombres,constituyendo en ellos la fuente de vida eterna.

    2. Esta fe, profesada ininterrumpidamente por la Iglesia, debe ser siempre fortalecida y

    profundizada en la conciencia del Pueblo de Dios. Durante el ltimo siglo esto ha sucedido varias

    veces; desdeLen XIII, que public la EncclicaDivinum illud munus (a. 1897) dedicada

    enteramente al Espritu Santo, pasando por Po XII, que en la EncclicaMystici Corporis (a. 1943)

    se refiri al Espritu Santo como principio vital de la Iglesia, en la cual acta conjuntamente con

    Cristo, Cabeza del Cuerpo Mstico,5hasta el Concilio Ecumnico Vaticano II, que ha hecho sentir la

    necesidad de una nueva profundizacin de la doctrina sobre el Espritu Santo, como

    subrayaba Pablo VI: Ala cristologa y especialmente a la eclesiologa del Concilio debe suceder

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    un estudio nuevo y un culto nuevo del Espritu Santo, justamente como necesario complemento de

    la doctrina conciliar .6

    En nuestra poca, pues, estamos de nuevo llamados, por la fe siempre antigua y siempre nueva de

    la Iglesia, a acercarnos al Espritu Santo que es dador de vida. Nos ayuda a ello y nos estimula

    tambin la herencia comn con lasIglesias orientales, las cuales han custodiado celosamente las

    riquezas extraordinarias de las enseanzas de los Padres sobre el Espritu Santo. Tambin por estopodemos decir que uno de los acontecimientos eclesiales ms importantes de los ltimos aos ha

    sido el XVI centenario del I Concilio de Constantinopla, celebrado contemporneamente en

    Constantinopla y en Roma en la solemnidad de Pentecosts del 1981.El Espritu Santo ha sido

    comprendido mejor en aquella ocasin, mientras se meditaba sobre el misterio de la Iglesia, como

    aqul que indica los caminos que llevan a la unin de los cristianos, ms an, como lafuente

    suprema de esta unidad, que proviene de Dios mismo y a la que San Pablo dio una expresin

    particular con las palabras con que frecuentemente se inicia la liturgia eucarstica: La gracia de

    nuestro Seor Jesucristo, el amor del Padre y la comunin del Espritu Santo est con todos

    vosotros .7

    De esta exhortacin han partido, en cierto modo, y en ella se han inspirado las precedentesEncclicasRedemptor hominis y Dives in misericordia, las cuales celebran el hecho de nuestra

    salvacin realizada en el Hijo, enviado por el Padre al mundo, para que el mundo se salve por l

    8y toda lengua proclame: Jesucristo es Seor, para gloria de Dios Padre .9De esta misma

    exhortacin arranca ahora la presente Encclica sobre el Espritu Santo, que procede del Padre y del

    Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria: l es una Persona divina que

    est en el centro de la fe cristiana y es la fuente y fuerza dinmica de la renovacin de la

    Iglesia.10Esta Encclica arranca de la herencia profunda del Concilio. En efecto, los textos

    conciliares, gracias a su enseanza sobre la Iglesia en s misma y sobre la Iglesia en el mundo, nos

    animan a penetrar cada vez ms en el misterio trinitario de Dios, siguiendo el itinerario evanglico,

    patrstico v litrgico: al Padre, por Cristo, en el Espritu Santo.

    De este modo la Iglesia responde tambin a ciertos deseos profundos, que trata de vislumbrar en el

    corazn de los hombres de hoy: un nuevo descubrimiento de Dios en su realidad trascendente de

    Espritu infinito, como lo presenta Jess a la Samaritana; la necesidad de adorarlo en espritu y

    verdad ;11la esperanza de encontrar en l el secreto del amor y la fuerza de una creacin nueva

    :12s, precisamente aqul que es dador de vida.

    La Iglesia se siente llamada a esta misin de anunciar el Espritu mientras, junto con la familia

    humana, se acerca al final del segundo milenio despus de Cristo. En la perspectiva de un cielo y

    una tierra que pasarn , la Iglesia sabe bien que adquieren especial elocuencia las palabras que

    no pasarn .

    13

    Son las palabras de Cristo sobre el Espritu Santo, fuente inagotable del agua quebrota para vida eterna ,14que es verdad y gracia salvadora. Sobre estas palabras quiere reflexionar

    y hacia ellas quiere llamar la atencin de los creyentes y de todos los hombres, mientras se prepara

    a celebrarcomo se dir ms adelanteel gran Jubileo que sealar el paso del segundo al tercer

    milenio cristiano.

    Naturalmente, las consideraciones que siguen no pretenden examinar de modo exhaustivo la

    riqusima doctrina sobre el Espritu Santo, ni privilegiar alguna solucin sobre cuestiones todava

    abiertas. Tienen como objetivo principal desarrollar en la Iglesia la conciencia de que en ella el

    Espritu Santo la impulsa a cooperar para que se cumpla el designio de Dios, quien constituy a

    Cristo principio de salvacin para todo el mundo .15

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    I PARTE - EL ESPRITU DEL PADRE Y DEL HIJO, DADO A LA IGLESIA

    1. Promesa y revelacin de Jess durante la Cena pascual

    3. Cuando ya era inminente para Jess el momento de dejar este mundo, anunci a los apstoles otro Parclito .16El evangelista Juan, que estaba presente, escribe que Jess, durante la Cena

    pascual anterior al da de su pasin y muerte, se dirigi a ellos con estas palabras: Todo lo que

    pidis en mi nombre, yo lo har, para que el Padre sea glorificado en el Hijo... y yo pedir al Padre

    y os dar otro Parclito para que est con vosotros para siempre, el Espritu de la verdad .17

    Precisamente a este Espritu de la verdad Jess lo llama el Parclito, y Parkletos quiere decir

    consolador , y tambin intercesor o abogado . Y dice que es otro Parclito, el segundo,

    porque l mismo, Jess, es el primer Parclito,18al ser el primero que trae y da la Buena Nueva. El

    Espritu Santo viene despus de l y gracias a l, para continuar en el mundo, por medio de la

    Iglesia, la obra de la Buena Nueva de salvacin. De esta continuacin de su obra por parte del

    Espritu Santo Jess habla ms de una vez durante el mismo discurso de despedida, preparando alos apstoles, reunidos en el Cenculo, para su partida, es decir, su pasin y muerte en Cruz.

    Las palabras, a las que aqu nos referimos, se encuentran en elEvangelio de Juan. Cada una de ellas

    aade algn contenido nuevo a aquel anuncio y a aquella promesa. Al mismo tiempo, estn

    simultneamente relacionadas entre s no slo por la perspectiva de los mismos acontecimientos,

    sino tambin por la perspectiva del misterio del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, que quizs en

    ningn otro pasaje de la Sagrada Escritura encuentran una expresin tan relevante como sta.

    4. Poco despus del citado anuncio, aade Jess: Pero el Parclito, el Espritu Santo, que el Padre

    enviar en mi nombre, os lo ensear todo y os recordar todo lo que yo he dicho .19El Espritu

    Santo ser el Consolador de los apstoles y de la Iglesia, siempre presente en medio de ellos

    aunque invisiblecomo maestro de la misma Buena Nueva que Cristo anunci. Las palabras

    ensear y recordar significan no slo que el Espritu, a su manera, seguir inspirando la

    predicacin del Evangelio de salvacin, sino que tambin ayudar a comprender el justo significado

    del contenido del mensaje de Cristo, asegurando su continuidad e identidad de comprensin en

    medio de las condiciones y circunstancias mudables. El Espritu Santo, pues, har que en la Iglesia

    perdure siempre la misma verdadque los apstoles oyeron de su Maestro.

    5. Los apstoles, al transmitir la Buena Nueva, se unirn particularmente al Espritu Santo. As

    sigue hablando Jess: Cuando venga el Parclito, que yo os enviar de junto al Padre, el Espritu

    de la verdad, que procede del Padre, l dar testimonio de m. Pero tambin vosotros daristestimonio, porque estis conmigo desde el principio .20

    Los apstoles fueron testigos directos y oculares. Oyeron y vieron con sus propios ojos ,

    miraron e incluso tocaron con sus propias manos a Cristo, como se expresa en otro pasaje el

    mismo evangelista Juan.21Este testimonio suyo humano, ocular e histrico sobre Cristo se une

    al testimonio del Espritu Santo: El dar testimonio de m .En el testimonio del Espritu de la

    verdad encontrar el supremo apoyo el testimonio humano de los apstoles. Y luego encontrar

    tambin en ellos elfundamento interior de su continuidad entre las generaciones de los discpulos y

    de los confesores de Cristo, que se sucedern en los siglos posteriores.

    Si la revelacin suprema y ms completa de Dios a la humanidad es Jesucristo mismo, el testimoniodel Espritu de la verdad inspira, garantiza y corrobora su fiel transmisin en la predicacin y en los

    escritos apostlicos,22mientras que el testimonio de los apstoles asegura su expresin humana en

    http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ghttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ghttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ghttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Hhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Hhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Hhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ihttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ihttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ihttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Jhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Jhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Jhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Khttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Khttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Khttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Lhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Lhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Lhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Mhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Mhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Mhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Mhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Lhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Khttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Jhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Ihttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$Hhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$G
  • 8/6/2019 Juan Pablo II 1986 Carta Encclica Dominum et vivificantem - Espritu Santo en la Vida de la Iglesia y del Mundo

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    2. Padre, Hijo y Espritu Santo

    8. Una caracterstica del texto jonico es que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo son llamados

    claramente Personas; la primera es distinta de la segunda y de la tercera, y stas tambin lo son

    entre s. Jess habla del Espritu Parclito usando varias veces el pronombre personal l ; y al

    mismo tiempo, en todo el discurso de despedida, descubre los lazos que unen recprocamente al

    Padre, al Hijo y al Parclito. Por tanto, el Espritu ... procede del Padre 28

    y el Padre dar elEspritu.29El Padre enviar el Espritu en nombre del Hijo,30el Espritu dar testimonio del

    Hijo.31El Hijo pide al Padre que enve el Espritu Parclito,32pero afirma y promete, adems, en

    relacin con su partida a travs de la Cruz: Si me voy, os lo enviar .33As pues, el Padre

    enva el Espritu Santo con el poder de su paternidad, igual que ha enviado al Hijo,34y al mismo

    tiempo lo enva con la fuerza de la redencin realizada por Cristo; en este sentido el Espritu Santo

    es enviado tambin por el Hijo: os lo enviar .

    Conviene notar aqu que si todas las dems promesas hechas en el Cenculo anunciaban la venida

    del Espritu Santo despus de la partida de Cristo, la contenida en el texto de Juan comprende y

    subraya claramente tambin la relacin de interdependencia, que se podra llamar causal, entre la

    manifestacin de ambos: Pero si me voy, os le enviar . El Espritu Santo vendr cuando Cristose haya ido por medio de la Cruz; vendr no slo despus, sino como causa de la redencin

    realizada por Cristo, por voluntad y obra del Padre.

    9. As, en el discurso pascual de despedida se llegapuede decirseal culmen de la revelacin

    trinitaria. Al mismo tiempo, nos encontramos ante unos acontecimientos definitivos y unas palabras

    supremas, que al final se traducirn en el gran mandato misional dirigido a los apstoles y, por

    medio de ellos, a la Iglesia: Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes , mandato que

    encierra, en cierto modo, la frmula trinitaria del bautismo: bautizndolas en el nombre del Padre

    y del Hijo y del Espritu Santo .35Esta frmula refleja el misterio ntimo de Dios y de su vida

    divina, que es el Padre, el Hijo y el Espritu Santo, divina unidad de la Trinidad. Se puede leer este

    discurso como una preparacin especial a esta frmula trinitaria, en la que se expresa la fuerza

    vivificadora del Sacramento que obra la participacin en la vida de Dios uno y trino, porque da al

    hombre la gracia santificante como don sobrenatural. Por medio de ella ste es llamado y hecho

    capaz de participar en la inescrutable vida de Dios.

    10. Dios, en su vida ntima, es amor ,36amor esencial, comn a las tres Personas divinas. EL

    Espritu Santo es amor personal como Espritu del Padre y del Hijo. Por esto sondea hasta las

    profundidades de Dios ,37comoAmor-don increado. Puede decirse que en el Espritu Santo la vida

    ntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recproco entre las

    Personas divinas, y que por el Espritu Santo Dios existe como don. El Espritu Santo es pues

    laexpresin personal de esta donacin, de este ser-amor.

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    Es Persona-amor. Es Persona-don.Tenemos aqu una riqueza insondable de la realidad y una profundizacin inefable del concepto de

    persona en Dios, que solamente conocemos por la Revelacin.

    Al mismo tiempo, el Espritu Santo, consustancial al Padre y al Hijo en la divinidad, es amor y don

    (increado) del que deriva como de una fuente (fons vivus) toda ddiva a las criaturas (don creado):

    la donacin de la existencia a todas las cosas mediante la creacin; la donacin de la gracia a los

    hombres mediante toda la economa de la salvacin. Como escribe el apstol Pablo: El amor de

    Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos ha sido dado .39

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    3. La donacin salvfica de Dios por el Espritu Santo

    11. El discurso de despedida de Cristo durante la Cena pascual se refiere particularmente a este

    dar y darse del Espritu Santo. En el Evangelio de Juan se descubre la lgica ms profunda

    del misterio salvfico contenido en el designio eterno de Dios como expansin de la inefable

    comunin del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. Es la lgica divina, que del misterio de la

    Trinidad lleva al misterio de la Redencin del mundo por medio de Jesucristo.La Redencinrealizada por el Hijoen el mbito de la historia terrena del hombre realizada por su partida a

    travs de la Cruz y Resurreccines al mismo tiempo, en toda su fuerza salvfica, transmitida al

    Espritu Santo: que recibir de lo mo .40Las palabras del texto jonico indican que, segn el

    designio divino, la partida de Cristo es condicin indispensable del envo y de la venida del

    Espritu Santo, indican que entonces comienza la nueva comunicacin salvfica por el Espritu

    Santo.

    12. Es un nuevo inicio en relacin con elprimero,inicio originario de la donacin salvfica de

    Diosque se identifica con el misterio de la creacin. As leemos ya en las primeras pginas

    dellibro del Gnesis: En el principio cre Dios los cielos y la tierra ... y el Espritu de Dios (ruah

    Elohim) aleteaba por encima de las aguas .41Este concepto bblico de creacin comporta no slo lallamada del ser mismo del cosmos a la existencia, es decir, el dar la existencia, sino tambin la

    presencia del Espritu de Dios en la creacin, o sea, el inicio de la comunicacin salvfica de Dios a

    las cosas que crea. Lo cual es vlido ante todo para el hombre, que ha sido creado a imagen y

    semejanza de Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra .42

    Hagamos , se puede considerar que el plural, que el Creador usa aqu hablando de s mismo,

    sugiera ya de alguna manera el misterio trinitario, la presencia de la Trinidad en la obra de la

    creacin del hombre? El lector cristiano, que conoce ya la revelacin de este misterio, puede

    tambin descubrir su reflejo en estas palabras. En cualquier caso, el contexto nos permite ver en la

    creacin del hombre el primer inicio de la donacin salvfica de Dios a la medida de su imagen y

    semejanza , que ha concedido al hombre.

    13. Parece, pues, que las palabras pronunciadas por Jess en el discurso de despedida deben ser

    ledas tambin con referencia a aquel inicio tan lejano, pero fundamental, que conocemos por el

    Gnesis. Si no me voy, no vendr a vosotros el Parclito; pero si me voy, os lo enviar . Cristo,

    describiendo su partida como condicin de la venida del Parclito, une el nuevo inicio de la

    comunicacin salvfica de Dios por el Espritu Santo con el misterio de la Redencin. Este es un

    nuevo inicio, ante todo porque entre el primer inicio y toda la historia del hombre,empezando

    por la cada original, se ha interpuesto el pecado, que es contrario a la presencia del Espritu de

    Dios en la creacin y es, sobre todo, contrario a la comunicacin salvfica de Dios al

    hombre. Escribe San Pablo que, precisamente a causa del pecado, la creacin ... fue sometida a la

    vanidad... gimiendo hasta el presente y sufre dolores de parto y desea vivamente la revelacinde los hijos de Dios .43

    14. Por eso Jesucristo dice en el Cenculo: Os conviene que yo me vaya ; Si me voy, os lo

    enviar .44La partida de Cristo a travs de la Cruz tiene la fuerza de la Redencin; y esto

    significa tambin una nueva presencia del Espritu de Dios en la creacin: el nuevo inicio de la

    comunicacin de Dios al hombre por el Espritu Santo. La prueba de que sois hijos es que Dios ha

    enviado a nuestros corazones el Espritu de su Hijo que clama: Abb Padre! , escribe el apstol

    Pablo en la Carta a los Glatas.45El Espritu Santo es elEspritu del Padre, como atestiguan las

    palabras del discurso de despedida en el Cenculo. Es, al mismo tiempo, el Espritu del Hijo: es

    elEspritu de Jesucristo, como atestiguarn los apstoles y especialmente Pablo de Tarso.46Con el

    envo de este Espritu a nuestros corazones comienza a cumplirse lo que la creacin deseavivamente , como leemos en la Carta a los Romanos.

    http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$14http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$14http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$14http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$15http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$15http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$15http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$16http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$16http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$16http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$17http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$17http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$17http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$18http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$18http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$18http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$19http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$19http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$19http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$1Ahttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$1Ahttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$1Ahttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$1Ahttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$19http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$18http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$17http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$16http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$15http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem_sp.html#$14
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    El Espritu viene a costa de la partida de Cristo. Si esta partida caus la tristeza de los

    apstoles,47y sta deba llegar a su culmen en la pasin y muerte del Viernes Santo, a su vez esta

    tristeza se convertir en gozo .48En efecto, Cristo insertar en su partida redentora la gloria de

    la resurreccin y de la ascensin al Padre. Por tanto la tristeza, a travs de la cual aparece el gozo,

    es la parte que toca a los apstoles en el marco de la partida de su Maestro, una partida

    conveniente , porque gracias a ella vendra otro Parclito .49A costa de la Cruz redentora y por

    la fuerza de todo el misterio pascual de Jesucristo, el Espritu Santo viene para quedar se desde elda de Pentecosts con los Apstoles, para estar con la Iglesia y en la Iglesia y, por medio de ella,

    en el mundo. De este modo se realiza definitivamente aquel nuevo inicio de la comunicacin de

    Dios uno y trino en el Espritu Santo por obra de Jesucristo, Redentor del Hombre y del mundo.

    4. El Mesas ungido con el Espritu Santo

    15. Se realiza as completamente la misin del Mesas, que recibi la plenitud del Espritu Santo

    para el Pueblo elegido de Dios y para toda la humanidad. Mesas literalmente significa Cristo, es decir ungido ; y en la historia de la salvacin significa ungido con el Espritu Santo .

    Esta era la tradicin proftica del Antiguo Testamento. Siguindola, Simn Pedro dir en casa de

    Cornelio: Vosotros sabis lo sucedido en toda Judea ... despus que Juan predic el bautismo;

    como Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y con poder .50

    Desde estas palabras de Pedro y otras muchas parecidas51conviene remontarse ante todo a la

    profeca deIsaas, llamada a veces el quinto evangelio o bien el evangelio del Antiguo

    Testamento . Aludiendo a la venida de un personaje misterioso, que la revelacin neotestamentaria

    identificar con Jess, Isaas relaciona la persona y su misin con una accin especial del Espritu

    de Dios, Espritu del Seor. Dice as el Profeta:

    Saldr un vstago del tronco de Jes

    y un retoo de sus races brotar.

    Reposar sobre l el espritu del Seor:

    espritu de sabidura e inteligencia,

    espritu de consejo y fortaleza,

    espritu de ciencia y de temor del Seor.

    Y le inspirar en el temor del Seor .52

    Este texto es importante para toda la pneumatologa del Antiguo Testamento, porque constituye

    como un puente entre el antiguo concepto bblico de espritu , entendido ante todo como aliento carismtico , y el Espritu como persona y como don, don para la persona. El Mesas

    de la estirpe de David ( del tronco de Jes ) es precisamente aquella persona sobre la que se

    posar el Espritu del Seor. Es obvio que en este caso todava no se puede hablar de la revelacin

    del Parclito; sin embargo, con aquella alusin velada a la figura del futuro Mesas se abre, por

    decirlo de algn modo, la va sobre la que se prepara la plena revelacin del Espritu Santo en la

    unidad del misterio trinitario, que se manifestar finalmente en la Nueva Alianza.

    16. El Mesas es precisamente esta va. En la Antigua Alianza la uncin era un smbolo externo del

    don del Espritu. El Mesas (mucho ms que cualquier otro personaje ungido en la Antigua Alianza)

    es el nico gran Ungido por Dios mismo. Es el Ungido en el sentido de que posee la plenitud del

    Espritu de Dios. El mismo ser tambin el mediador al conceder este Espritu a todo el Pueblo. Enefecto, dice el Profeta con estas palabras:

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    El Espritu del Seor est sobre m,

    por cuanto que me ha ungido el Seor.

    A anunciar la buena nueva a los pobres me ha a enviado,

    a vendar los corazones rotos;

    a pregonar a los cautivos la liberacin,

    y a los reclusos la libertad;

    a pregonar ao de gracia del Seor .53

    El Ungido es tambin enviado con el Espritu del Seor.

    Ahora el Seor Dios me enva con su espritu.54

    Segn el libro de Isaas, el Ungido y el Enviado junto con el Espritu del Seor es tambin el Siervo

    elegido del Seor, sobre el que se posa el Espritu de Dios:

    He aqu a mi siervo a quien sostengo,

    mi elegido en quien se complace mi alma.

    He puesto mi espritu sobre l .55

    Se sabe que el Siervo del Seor es presentado en elLibro de Isaas como el verdadero varn de

    dolores: elMesas doliente por los pecados del mundo.56Y a la vez es precisamente aqul cuya

    misin traer verdaderos frutos de salvacin para toda la humanidad:

    Dictar ley a las naciones ... ;57y ser alianza del pueblo y luz de las gentes ... ;58 para que

    mi salvacin alcance hasta los confines de la tierra .59

    Ya que:

    Mi espritu que ha venido sobre ti

    y mis palabras que he puesto en tus labios

    no caern de tu boca ni de la boca de tu descendencia

    ni de la boca de la descendencia de tu descendencia,

    dice el Seor, desde ahora y para siempre .60

    Los textos profticos expuestos aqu deben ser ledos por nosotros a la luz del Evangelio, como a su

    vez el Nuevo Testamento recibe una particular clarificacin por la admirable luz contenida en estos

    textos veterotestamentarios. El profeta presenta al Mesas como aqul que viene por el Espritu

    Santo, como aqul que posee la plenitud de este Espritu en sy, al mismo tiempo,para los

    dems, para Israel, para todas las naciones y para toda la humanidad. La plenitud del Espritu deDios est acompaada de mltiples dones, los de la salvacin, destinados de modo particular a los

    pobres y a los que sufren, a todos los que abren su corazn a estos dones, a veces mediante las

    dolorosas experiencias de su propia existencia, pero ante todo con aquella disponibilidad interior

    que viene de la fe. Esto intua el anciano Simen, hombre justo y piadoso ya que estaba en l

    el Espritu Santo , en el momento de la presentacin de Jess en el Templo, cuando descubra en l

    la salvacin preparada a la vista de todos los pueblos a costa del gran sufrimiento la Cruz

    que haba de abrazar acompaado por su Madre.61Esto intua todava mejor la Virgen Mara, que

    haba concebido del Espritu Santo ,62cuando meditaba en su corazn los misterios del Mesas

    al que estaba asociada.63

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    17. Conviene subrayar aqu claramente que el Espritu del Seor , que se posa sobre el futuro

    Mesas, es ante todo un don de Dios para la persona de aquel Siervo del Seor. Pero ste no es una

    persona aislada e independiente, porque acta por voluntad del Seor en virtud de su decisin u

    opcin. Aunque a la luz de los textos de Isaas la actuacin salvfica del Mesas, Siervo del Seor,

    encierra en s la accin del Espritu que se manifiesta a travs de l mismo, sin embargo en elcontexto veterotestamentario no est sugerida la distincin de los sujetos o de las personas divinas,

    tal como subsisten en el misterio trinitario y son reveladas luego en el Nuevo Testamento. Tanto en

    Isaas como en el resto del Antiguo Testamento la personalidad delEspritu Santo est totalmente

    escondida : escondida en la revelacin del nico Dios, as como tambin en el anuncio del futuro

    Mesas.

    18.Jesucristo se referir a este anuncio, contenido en las palabras de Isaas, al comienzo de su

    actividad mesinica. Esto acaecer en Nazaret mismo donde haba transcurrido treinta aos de su

    vida en la casa de Jos, el carpintero junto a Mara, su Madre Virgen. Cuando se present la ocasin

    de tomar la palabra en la Sinagoga, abriendo el libro de Isaas encontr el pasaje en que estaba

    escrito: EL Espritu del Seor est sobre m, por cuanto que me ha ungido el Seor y despus dehaber ledo este fragmento dijo a los presentes: Esta Escritura que acabis de or, se ha cumplido

    hoy .64De este modo confes y proclam ser el que fue ungido por el Padre, ser el Mesas, es

    decir Cristo, en quien mora el Espritu Santo como don de Dios mismo, aqul que posee la plenitud

    de este Espritu, aqul que marca el nuevo inicio del don que Dios hace a la humanidad con el

    Espritu.

    . Jess de Nazaret elevado por el Espritu Santo

    19. Aunque en Nazaret, su patria, Jess no es acogido como Mesas, sin embargo, al comienzo de

    su actividad pblica, su misin mesinica por el Espritu Santo es revelada al pueblopor Juan el

    Bautista. Este, hijo de Zacaras y de Isabel, anuncia en el Jordn la venida del Mesas y administra

    el bautismo de penitencia. Dice al respecto: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es ms

    fuerte que yo, y yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizar en Espritu

    Santo y fuego .65

    Juan Bautista anuncia al Mesas-Cristo no slo como el que viene por el Espritu Santo, sino

    tambin como el que lleva el Espritu Santo, como Jess revelar mejor en el Cenculo. Juan es

    aqu el eco fiel de las palabras de Isaas, que en el antiguo Profeta miraban al futuro, mientras que

    en su enseanza a orillas del Jordn constituyen la introduccin inmediata en la nueva realidad

    mesinica. Juan no es solamente un profeta sino tambin un mensajero, es el precursor de Cristo. Loque Juan anuncia se realiza a la vista de todos. Jess de Nazaret va al Jordn para recibir tambin elbautismo de penitencia. Al ver que llega, Juan proclama: He ah el Cordero de Dios, que quita el

    pecado del mundo .66Dice esto por inspiracin del Espritu Santo,67atestiguando el cumplimiento

    de la profeca de Isaas. Almismo tiempo confiesa la fe en la misin redentora de Jess de Nazaret.

    Cordero de Dios en boca de Juan Bautista es una expresin de la verdad sobre el Redentor, no

    menos significativa de la usada por Isaas: Siervo del Seor .

    As, por el testimonio de Juan en el Jordn, Jess de Nazaret, rechazado por sus conciudadanos, es

    elevado ante Israel como Mesas, es decir Ungido con el Espritu Santo. Y este testimonio es

    corroborado por otro testimonio de orden superior mencionado por los Sinpticos. En efecto,

    cuando todo el pueblo fue bautizado y mientras Jess despus de recibir el bautismo estaba enoracin, se abri el cielo y baj sobre l el Espritu Santo en forma corporal, como una paloma

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    68y al mismo tiempo vino una voz del cielo: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco .69

    Es una teofana trinitaria que atestigua la exaltacin de Cristo con ocasin del bautismo en el

    Jordn, la cual no slo confirma el testimonio de Juan Bautista, sino que descubre una dimensin

    todava ms profunda de la verdad sobre Jess de Nazaret como Mesas.El Mesas es el Hijo

    predilecto del Padre. Su exaltacin solemne no se reduce a la misin mesinica del Siervo del

    Seor . A la luz de la teofana del Jordn, esta exaltacin alcanza el misterio de la Persona mismadel Mesas. El es exaltado porque es el Hijo de la divina complacencia. La voz de lo alto dice: mi

    Hijo .

    20. La teofana del Jordn ilumina slo fugazmente el misterio de Jess de Nazaret cuya actividad

    entera se desarrollar bajo la presencia viva del Espritu Santo.70Este misterio habra sido

    manifestado por Jess mismo y confirmado gradualmente a travs de todo lo que hizo y ense

    .71En la lnea de esta enseanza y de los signos mesinicos que Jess hizo antes de llegar al

    discurso de despedida en el Cenculo, encontramos unos acontecimientos y palabras que

    constituyen momentos particularmente importantes de esta progresiva revelacin. As el evangelista

    Lucas, que ya ha presentado a Jess lleno de Espritu Santo y conducido por el Espritu en el

    desierto ,72nos hace saber que, despus del regreso de los setenta y dos discpulos de la misinconfiada por el Maestro,73mientras llenos de gozo narraban los frutos de su trabajo, en aquel

    momento, se llen de gozo Jess en el Espritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Seor del cielo

    y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a

    pequeos. S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito" .74Jess se alegra por la paternidad divina, se

    alegra porque le ha sido posible revelar esta paternidad; se alegra, finalmente, por la especial

    irradiacin de esta paternidad divina sobre los pequeos . Y el evangelista califica todo esto

    como gozo en el Espritu Santo .

    Este gozo , en cierto modo, impulsa a Jess a decir todava: Todo me ha sido entregado por

    miPadre, y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo, y aqul a

    quien se lo quiera revelar .75

    21. Lo que durante la teofana del Jordn vino en cierto modo desde fuera , desde lo alto aqu

    proviene desde dentro , es decir, desde la profundidad de lo que es Jess. Es otra revelacin del

    Padre y del Hijo, unidos en el Espritu Santo. Jess habla solamente de la paternidad de Dios y de

    su propia filiacin; no habla directamente del Espritu que es amor y, por tanto, unin del Padre y

    del Hijo. Sin embargo, lo que dice del Padre y de s como Hijo brota de la plenitud del Esprituque

    est en l y que se derrama en su corazn, penetra su mismo yo , inspira y vivifica

    profundamente su accin. De ah aquel gozarse en el Espritu Santo . La unin de Cristo con el

    Espritu Santo, de la que tiene perfecta conciencia, se expresa en aquel gozo , que en cierto modo

    hace perceptible su fuente arcana. Se da as una particular manifestacin y exaltacin, que espropia del Hijo del Hombre, de Cristo-Mesas, cuya humanidad pertenece a la persona del Hijo de

    Dios, substancialmente uno con el Espritu Santo en la divinidad.

    En la magnfica confesin de la paternidad de Dios, Jess de Nazaret manifiesta tambin a s mismo

    su yo divino; efectivamente, l es el Hijo de la misma naturaleza , y por tanto nadie conoce

    quien es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo , aquel Hijo que por nosotros los

    hombres y por nuestra salvacin se hizo hombre por obra del Espritu Santo y naci de una

    virgen, cuyo nombre era Mara

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    6. Cristo resucitado dice: Recibid el Espritu Santo

    22. Gracias a su narracin Lucas nos acerca a la verdad contenida en el discurso del Cenculo.

    Jess de Nazaret, elevado por el Espritu Santo, durante este discurso-coloquio, se manifiesta

    como el que trae el Espritu, como el que debe llevarlo y darlo a los apstoles y a la Iglesia

    a costa de su partida a travs de la cruz.

    El verbo traer aqu quiere decir, ante todo, revelar. En el Antiguo Testamento, desde elLibro

    del Gnesis, el espritu de Dios fue de alguna manera dado a conocer primero como soplo de

    Dios que da vida, como soplo vital sobrenatural. En el libro de Isaas es presentado como un

    don para la persona del Mesas, como el que se posa sobre l, para guiar interiormente toda su

    actividad salvfica. Junto al Jordn, el anuncio de Isaas ha tomado una forma concreta: Jess de

    Nazaret es el que viene por el Espritu Santo y lo trae como don propio de su mismapersona,para

    comunicarlo a travs de su humanidad: El os bautizar en Espritu Santo .76En el Evangelio de

    Lucas se encuentra confirmada y enriquecida esta revelacin del Espritu Santo, como fuente

    ntima de la vida y accin mesinica de Jesucristo.

    A la luz de lo que Jess dice en el discurso del Cenculo, el Espritu Santo es revelado de unamanera nueva y ms plena. Es no slo el don a la persona (a la persona del Mesas), sino que es

    una Persona-don. Jess anuncia su venida como la de otro Parclito , el cual, siendo el Espritu

    de la verdad, guiar a los apstoles y a la Iglesia hacia la verdad completa .77Esto se realizar en

    virtud de la especial comunin entre el Espritu Santo y Cristo: Recibir de lo mo y os lo

    anunciar a vosotros .78Esta comunin tiene sufuente primaria en el Padre: Todo lo que tiene el

    Padre es mo. Por eso os he dicho: que recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros

    .79Procediendo del Padre, el Espritu Santo es enviado por el Padre.80El Espritu Santo ha sido

    enviado antes como don para el Hijo que se ha hecho hombre, para cumplir las profecas

    mesinicas. Segn el texto jonico, despus de la partida de Cristo-Hijo, el Espritu Santo

    vendr directamentees su nueva misina completar la obra del Hijo. As llevar a trmino

    la nueva era de la historia de la salvacin.

    23. Nos encontramos en el umbral de los acontecimientos pascuales. La revelacin nueva y

    definitiva del Espritu Santo como Persona, que es el don, se realiza precisamente en este momento

    Losacontecimientos pascualespasin, muerte y resurreccin de Cristoson tambin el tiempo

    de la nueva venida del Espritu Santo, como Parclito y Espritu de la verdad. Son el tiempo del

    nuevo inicio de la comunicacin de Dios uno y trino a la humanidad en el Espritu Santo, por obra

    de Cristo Redentor. Este nuevo inicio es la redencin del mundo: Tanto am Dios al mundo que

    dio a su Hijo nico .81Ya en el dar el Hijo, en este don del Hijo, se expresa la esencia ms

    profunda de Dios, el cual, como Amor, es la fuente inagotable de esta ddiva. En el don hecho por

    el Hijo se completan la revelacin y la ddiva del amor eterno: el Espritu Santo, que en lainescrutable profundidad de la divinidad es una Persona-don, por obra del Hijo, es decir, mediante

    el misterio pascual es dado de un modo nuevo a los apstoles y a la Iglesia y, por medio de ellos, a

    la humanidad y al mundo entero.

    24. La expresin definitiva de este misterio tiene lugar el da de la Resurreccin. Este da, Jess de

    Nazaret, nacido del linaje de David , como escribe el apstol Pablo, es constituido Hijo de

    Dios con poder, segn el Espritu de santidad, por su resurreccin de entre los muertos .82Puede

    decirse, por consiguiente, que la elevacin mesinica de Cristo por el Espritu Santo alcanza su

    culmen en la Resurreccin, en la cual se revela tambin comoHijo de Dios, lleno de poder . Y

    este poder, cuyas fuentes brotan de la inescrutable comunin trinitaria, se manifiesta ante todo en el

    hecho de que Cristo resucitado, si por una parte realiza la promesa de Dios expresada ya por bocadel Profeta: Os dar un corazn nuevo, infundir en vosotros un espritu nuevo, ... mi espritu

    ,83por otra cumple su misma promesa hecha a los apstoles con las palabras: a Si me voy, os lo

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    enviar .84Es l: el Espritu de la verdad, el Parclito enviado por Cristo resucitado para

    transformarnos en su misma imagen de resucitado.85

    Al atardecer de aquel primer da de la semana, estando cerradas, por miedo a los judos, las

    puertas del lugar donde se encontraban los discpulos, se present Jess en medio de ellos y les dijo:

    "La paz con vosotros". Dicho esto, les mostr las manos y el costado. Los discpulos se alegraron de

    ver al Seor. Jess repiti: "La paz con vosotros. Como el Padre me envi, tambin yo os envo".Dicho esto, sopl sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espritu Santo" .86

    Todos los detalles de este texto-clave del Evangelio de Juan tienen su elocuencia, especialmente si

    los releemos con referencia a las palabras pronunciadas en el mismo Cenculo al comienzo de los

    acontecimientos pascuales. Tales acontecimientosel triduo sacro de Jess, que el Padre ha

    consagrado con la uncin y enviado al mundoalcanzan ya su cumplimiento. Cristo, que haba

    entregado el espritu en la cruz 87como Hijo del hombre y Cordero de Dios, una vez resucitado va

    donde los apstoles para soplar sobre ellos con el poder del que habla la Carta a los

    Romanos.88La venida del Seor llena de gozo a los presentes: Su tristeza se convierte en gozo

    ,89como ya haba prometido antes de su pasin. Y sobre todo se verifica el principal anuncio del

    discurso de despedida: Cristo resucitado, como si preparara una nueva creacin, trae el EsprituSanto a los apstoles. Lo trae a costa de su partida ; les da este Espritu como a travs de las

    heridas de su crucifixin: les mostr las manos y el costado . En virtud de esta crucifixin les

    dice: Recibid el Espritu Santo .

    Se establece as una relacin profunda entre el envo del Hijo y el del Espritu Santo. No se da el

    envo del Espritu Santo (despus del pecado original) sin la Cruz y la Resurreccin: Si no me

    voy, no vendr a vosotros el Parclito .90Se establece tambin una relacin ntima entre la misin

    del Espritu Santo y la del Hijo en la Redencin. La misin del Hijo, en cierto modo, encuentra su

    cumplimiento en la Redencin: Recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros

    .91LaRedencines realizada totalmente por el Hijo, el Ungido, que ha venido y actuado con el

    poder del Espritu Santo, ofrecindose finalmente en sacrificio supremo sobre el madero de la Cruz.

    Y esta Redencin, al mismo tiempo, es realizada constantemente en los corazones y en las

    conciencias humanasen la historia del mundopor el Espritu Santo, que es el otro Parclito

    .

    7. El Espritu Santo y la era de la Iglesia

    25. Consumada la obra que el Padre encomend realizar al Hijo sobre la tierra (cf.Jn 17, 4)fue

    enviado el Espritu Santo el da de Pentecosts a fin de santificar indefinidamente a la Iglesia ypara

    que de este modo los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espritu(cf.Ef2, 18). El es el Espritu de vida o la fuente de agua que salta hasta la vida eterna (cf.Jn 4, 14;7, 38-39), por quien el Padre vivifica a los hombres, muertos por el pecado, hasta que resucite sus

    cuerpos mortales en Cristo (cf.Rom 8, 10-11 ) .92

    De este modo el Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el da de Pentecosts. Tal

    acontecimiento constituye la manifestacin definitiva de lo que se haba realizado en el mismo

    Cenculo el domingo de Pascua. Cristo resucitado vino y trajo a los apstoles el Espritu Santo.

    Se lo dio diciendo: Recibid el Espritu Santo . Lo que haba sucedido entonces en el interior del

    Cenculo, estando las puertas cerradas , ms tarde, el da de Pentecosts es manifestado tambin

    al exterior, ante los hombres. Se abren las puertas del Cenculo y los apstoles se dirigen a los

    habitantes y a los peregrinos venidos a Jerusaln con ocasin de la fiesta, para dar testimonio deCristo por el poder del Espritu Santo. De este modo se cumple el anuncio: El dar testimonio de

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  • 8/6/2019 Juan Pablo II 1986 Carta Encclica Dominum et vivificantem - Espritu Santo en la Vida de la Iglesia y del Mundo

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    m. Pero tambin vosotros daris testimonio, porque estis conmigo desde el principio .93

    Leemos en otro documento del Vaticano II: El Espritu Santo obraba ya, sin duda, en el mundo

    antes de que Cristo fuera glorificado. Sin embargo, el da de Pentecosts descendi sobre los

    discpulos para permanecer con ellos para siempre; la Iglesia se manifest pblicamente ante la

    multitud; comenz la difusin del Evangelio por la predicacin entre los paganos .94

    La era de la Iglesia empez con la venida , es decir, con la bajada del Espritu Santo sobre los

    apstoles reunidos en el Cenculo de Jerusaln junto con Mara, la Madre del Seor.95Dicha era

    empez en el momento en que las promesas y las profecas, que explcitamente se referan al

    Parclito, el Espritu de la verdad, comenzaron a verificarse con toda su fuerza y evidencia sobre los

    apstoles, determinando as el nacimiento de la Iglesia. De esto hablan ampliamente y en muchos

    pasajes losHechos de los Apstoles de los cules resulta que, segn la conciencia de la primera

    comunidad , cuyas convicciones expresa Lucas, el Espritu Santo asumi la gua invisiblepero en

    cierto modo perceptiblede quienes, despus de la partida del Seor Jess, sentan

    profundamente que haban quedado hurfanos. Estos, con la venida del Espritu Santo, se sintieron

    idneos para realizar la misin que se les haba confiado. Se sintieron llenos de fortaleza.

    Precisamente esto obr en ellos el Espritu Santo, y lo sigue obrando continuamente en la Iglesia,mediante sus sucesores. Pues la gracia del Espritu Santo, que los apstoles dieron a sus

    colaboradores con la imposicin de las manos, sigue siendo transmitida en la ordenacin episcopal.

    Luego los Obispos, con el sacramento del Orden hacen partcipes de este don espiritual a los

    ministros sagrados y proveen a que, mediante el sacramento de la Confirmacin, sean corroborados

    por l todos los renacidos por el agua y por el Espritu; as, en cierto modo, se perpeta en la Iglesia

    la gracia de Pentecosts.

    Como escribe el Concilio, el Espritu habita en la Iglesia y en el corazn de los fieles como en un

    templo (cf. 1 Cor 3, 16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopcin como hijos (cf. Gl 4,

    6;Rom 8, 15-16.26). Gua a la Iglesia a toda la verdad(cf.Jn 16, 13), la unifica en comunin y

    misterio, la provee y gobierna con diversos dones jerrquicos y carismticos y la embellece con sus

    frutos (cf.Ef4, 11-12; 1 Cor12, 4; Gl 5, 22) con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, la

    renueva incesantemente y la conduce a la unin consumada con su Esposo .96

    26. Los pasajes citados por la Constitucin conciliarLumen gentium nos indica que, con la