hélène duboc 300

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20 14

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FUNDACIN BILBAOARTE FUNDAZIOA

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Ocho horas de trabajo significan ocho horas de ocio. El control del tiempo en los procesos de produccin es el gran pilar donde se sostiene cualquier hecho industrial. El capitalismo de La riqueza de las naciones de Adam Smith se basa en un concepto nico: la libre circulacin de dinero, bienes y trabajo exige que la gente haga trabajos cada vez ms especficos, por lo tanto el crecimiento del mercado va unido a una divisin del trabajo en la sociedad. Funcionando como un panal, la fbrica que plantea Smith es un lugar para trabajar y no para vivir; la separacin entre casa y trabajo es, segn el mesas del capitalismo, la ms importante de todas las divisiones modernas de las tareas. La factora de Smith funciona perfectamente organizada gracias a una rutina en la que cada trabajador desempea una sola funcin, entendiendo el novedoso contexto humano contemporneo a Smith; una sociedad acostumbrada a la rutina y a la programacin del tiempo, que tienen relojes de bolsillo y donde el tiempo ya no depende del espacio. Es el propio Smith el que alerta de los peligros de la divisin de la tarea; el trabajador industrial, perturbado en su celdilla, acabar embotado y anulado por el aburrimiento, amenazado con acallar su propio carcter humano. James Madison crea que el carcter comienza a actuar cuando hacemos nuestro deber, es decir, hacer caso a los dictados de la conciencia. Smith, que fue ledo de un modo partidista (y todava ahora) conoca los lmites de su sistema y saba que el desarrollo del carcter estaba ligado a romper con la rutina, a quebrar los alienantes tiempos de produccin.

Hasta la extenuacin hemos ledo y escuchado de la ignominiosa superficialidad de nuestra adelantada sociedad. En un delicioso libro llamado La corrosin del carcter, Richard Sennet cree que una razn para esta superficialidad degradante es la desorganizacin del tiempo. Una tica del trabajo entendida desde nuestra posicin requiere una autodisciplina del tiempo y el valor de la gratificacin postergada, o lo que es lo mismo, trabajar duro durante aos y esperar la recompensa. Segn Sennet, una tica as depende de unas instituciones lo suficientemente estables para que una persona pueda practicar la postergacin. Los amigos espaoles de Hlene Duboc se sorprenden cuando la escuchan decir que sus abuelos y sus padres

Je cherche aprs Titine**En Tiempos Modernos, Charles Chaplin canta esta famosa cancin

de Lo Daniderff en Charabia, un idioma inventado por el propio Chaplin mezclando el francs y el italiano.

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han recibido medallas como premio por el trabajo realizado, y ms an cuando detalla que la primera medalla la reciben despus de 25 aos de cometido. Siguiendo la lgica de Sennet es comprensible el desconcierto de sus amigos; en Espaa no existe ninguna institucin lo bastante potente para asegurar la postergacin, ni siquiera para proporcionar trabajo estable. En uno de sus proyectos, Hlene recurre a los diferentes colores (como banderas, insignias descaradamente divisorias) para democratizar el hecho de la condecoracin. Con su evidente trasfondo militar, la distincin se da a cambio de un servicio, el problema reside en la negacin de la posibilidad de dar una ocupacin. Entonces el tiempo se detiene, ya no sirve la gestin ni el aprovechamiento, la tica se derrumba en una amalgama de ideas blandas que desembocan en nuevos medios de organizacin laboral incapaces de dar una respuesta al carcter propio del trabajador. El paisaje fabril se contiene como lugar de suspensin, moles de material pesado burlado por el carcter indefinido del nuevo capitalismo; sin espacio alguno para unas manos, mucho menos lo hay para un delantal o una pancarta.

A Duboc le interesa las derivaciones que la alteracin temporal ha transferido en el paisaje fabril. Obras de ingeniera productiva que se erigen como mausoleos a la memoria del progreso, del milagro tecnolgico, de la reproductibilidad infinita. En ocasiones, los alguna vez rentables mamotretos se transforman en sutiles puntadas de hilo; edificios y utensilios pensados y desarrollados para maximizar la eficiencia. La grasa, el polvo del hierro fundido, los humos y el intenso ruido de las mquinas, quedan ahora implcitos. Desde fuera hacia dentro, Hlene ha ido clasificando todas las fases de la produccin industrial, o lo que es lo mismo, ha identificando las divisiones en las que Smith fundament el capitalismo. Desde sus primeros dibujos, el acercamiento a la fbrica ha sido firme. Buscando en los maltrechos supervivientes, como un arquelogo desempolvando huesos, Hlene encuentra el frentico ritmo en las paredes ennegrecidas, en las instalaciones oxidadas, incluso en aquellos aparatos que dejaron de funcionar para convertirse en pieza de archivo. En su viaje a travs de la memoria del panorama fabril suspenso, la artista poetiza los sonidos latentes que signaban los ritmos del alienante quehacer, msica porfiada que inundaba espacios ya desechos, pero con una historia por reeditar, para luego salir.

El final de la jornada ha sido tema de protesta proletaria desde hace ms de dos siglos. Ese momento en el que las sirenas suenan y los turnos terminan, la vuelta a casa, a la vida personal, al mundo ntimo; el esplendor de la mxima de Smith o la gran separacin, la fbrica como lugar donde trabajar y no vivir. No es de extraar que los Lumire eligiesen ese instante para inaugurar su mgico invento.

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El 28 de diciembre de 1895 proyectaron en Pars la salida de los trabajadores de una fbrica de Lyon incoando una de las artes ms influyentes desde entonces. Los trabajadores que se alejan de las fuliginosas factoras dejan atrs el lugar donde pasan gran parte de sus vidas, en las que paradjicamente no se les permite arraigarse, salvando en todo caso la jerarqua. Su verdadera vida est fuera de las instalaciones de explotacin, aunque no les quede tiempo para ella. La lucha entonces es evidente, el trabajador quiere manejar el tiempo de trabajo para as reconocer su verdadera identidad. Pero el espacio queda, lleno de matices, de surcos y cicatrices. Hlne, que sigue deconstruyendo los pasos de aquellos jornaleros en un alegato de arqueologa, mira atrs descubriendo un horizonte decado y ttrico, superado por el peso de muchas empresas. No es tanto lo visible sino lo etreo lo que cae como una losa. El viaje furtivo de Hlene no tiene un fin irrebatible porque la evolucin de la produccin no ha dado ninguna sea de debilidad, es ms, se ha convertido en algo tan insoportablemente impredecible, que al final slo queda el propio producto, uno tras otro, tan exigente que se antepone a la propia necesidad.

Seguramente la perspectiva capitalista basada en la explotacin insaciable, aquel panorama fabril en un mundo infinito de materias primas, siquiera atisbando alguna consecuencia, cambi despus de las revueltas de mayo de 1886 en Haymarket Square con el eximio resultado de sobra conocido. El silencio de Los mrtires de Chicago, ajusticiados en la horca despus de un veredicto indudablemente fraudulento, cambi para siempre el modo de pensar de una clase exhausta y castigada. El 14 de julio de 1889 representantes de veintitrs pases se reunieron en la sala Ptrelle de Pars con la firme intencin de unificar la lucha proletaria global pensando que para ello era necesario la institucin de unas nuevas bases aunadas en una Segunda Internacional. Si bien la idea de reconstruccin de la Internacional no prosper por la oposicin de los posibilistas, el manifiesto resultante de la reunin, una adaptacin de una propuesta de Raymond Lavigne, sirvi como hilo de alianza entre los reclamos proletarios de todo el mundo industrializado. En l se interpelaba como mxima y urgente aspiracin la reduccin legal de la jornada laboral a ocho horas y se dictamin que su protesta pblica sera el 1 de mayo de 1890, en homenaje a los americanos ejecutados en las protestas por las ocho horas. Llamados a las concentraciones y las reclamaciones, aquellos hombres y mujeres distorsionaron definitivamente el tiempo de trabajo, dimanando la lucha proletaria. Aunque muchos lo hiciesen el 4 de mayo, que era domingo.

Juan Jess Torres, 2014.


SUSPENSIONInstalacin. Porcelana esmaltada, latn, cinchas. Dimensiones variables.Instalazioa. Esmaltaturiko portzelana, latoia, zintzak. Neurri aldakorrak. 2014

MACHINEDibujos, rotring & tinta sobre papel Fabriano.Marrazkiak, rotringa eta tinta Fabriano paper gainean.21 x ( 30 x 45 cm.) 2012-2013.

OFFSHORINGCaucho sinttico.Kautxo sintetikoa.180 x 94 x 0.2 cm. 2013.

OFFSHORINGCaucho sinttico.Kautxo sintetikoa. 2 x ( 60 x 80 x 25 cm.) 2013.

DE LO INEVITABLEInstalacin. Madera, acero inoxidable, cemento y vdeo loop. Instalazioa. Egurra, altzairu erdolgaitza, zementua eta bideo loopa.2014.

LO INDESTRUCTIBLEImpresiones digitales sobre metacrilato y vigas de hierro.Inpresio digitala metakrilato gainean eta burdinezko habeak.2 x ( 110 x 70 x 10 cm.) 2014.

EL GOLPEDibujos en papel carbn.Marrazkiak ikatzezko paper gainean. 3 x ( 55 x 65 cm.) 2014.

ET LABORISInstalacin. Tela, porcelana esmaltada, estao y hierro.Instalazioa. Oihala, esmaltatutako portzelana, estainua eta burdina.( 90/110 ) x 30 x 30 cm. u, 2013.

REDTRIPRedtrip 60, Redtrip 50, Redtrip 20. Escultura, tcnica mixta.Dimensiones variables.Redtrip 60, Redtrip 50, Redtrip 20. Eskultura, teknika mistoa. Neurri aldakorrak.2013.

REDTRIPImpresin digital sobre papel Hahnemhle.Inpresio digitala paper Hahnemhle gainean 4 x ( 35 x 40 cm.) 2013.

Je cherche aprs Titine**Modern times filmean, (euskaraz Garai modernoak) Charles Chaplinek

Lo Daniderffen abesti ospetsu hau abesten du Charabieraz Chaplinek berak frantsesa eta italiera nahastuz asmatutako hizkuntzan.

Zortzi lanordu aisialdiko zortzi ordu dira. Produkzio-prozesuetan denbora kontrolatzea da edozein ekintza industrial eusten duen oinarria. Adam Smithen The wealth of nations (euskaraz Nazioaren aberastasunaren izaera) liburuko kapitalismoa kontzeptu bakarrean oinarritzen da: diru, ondare eta lanaren zirkulazio askeak jendeak gero eta lan zehatzagoak burutzea eskatzen du, beraz merkatuaren hazkundea gizartean egiten den lanaren banaketarekin bat dator. Abaraska bezala, Smithek proposatzen duen fabrika lan egiteko lekua da, ez bizitzeko lekua; etxea eta lanaren arteko banaketa da, kapitalismoaren mesiasaren esanetan, zereginen banaketa modernoen artean garrantzitsuena. Smithen faktoriak, errutinari esker, erabat antolatua funtzionatzen du, zeinetan langile bakoitzak zeregin bakar bat burutzen duen, Smithen giza testuinguru berri garaikidea ulertuz, errutinara eta denboraren programaziora ohitutako gizartea, poltsikoko erlojuak dituztenak, non denbora ez baitago espazioaren baitan. Smith berak ohartarazi zuen zeregina banatzeak zituen arriskuez, langile industriala, bere gelaxkan aztoratuta, azkenean gogaitasunak sorgortu eta ezereztuko du, bere giza izaera isilaraztearekin mehatxatua. James Madisonen ustez, gure betebeharra betetzen dugunean hasten zen jardunean izaera, hau da, gure kontzientziak agindutakoari kasu egiten hasten garenean. Smithek, modu alderdikoian irakurria (baita oraindik ere), ezagutzen zituen bere sistemaren mugak eta bazekien izaeraren garapena errutinaren apurketarekin, produkzio-denbora alienagarrien hausketarekin lotuta zegoela.

Ahitu arte irakurri eta entzun ditugu gure gizarte aurreratuaren hutsalkeria iraingarriari buruzkoak. Richard Sennet idazleak The Corrosion of Character liburu zoragarrian hutsalkeria umilgarri honentzako arrazoi bat denboraren antolaketarik eza dela uste du. Gure ikuspuntutik ulertutako lanaren etikak denboraren autodiziplina eta atzeratutako sariaren balioa eskatzen ditu, edo beste era batera esanda, urteetan zehar gogor lan egin eta sariaren zain egotea. Senneten arabera, horrelako etika bat pertsonak atzeratzea gauzatzeko behar besteko egonkortasuna duten erakundeen menpe dago. Hlne Duboc artistaren lagun espainiarrak harritu egiten dira


bere guraso eta aitona-amonek, egindako lanagatik dominak jaso zituztela esaten entzuten dutenean, eta are gehiago lehenengo domina lana egin eta hogei urtera jaso zutela zehazten duenean. Senneten logika jarraituz, ulergarria da bere lagunen harridura; Espainian ez baitago atzeratzea ziurtatzeko, ezta lan egonkorra eskaintzeko behar beste egonkortasunik duen erakunderik. Bere proiektuetako batean Hlnek kolore ezberdinak erabiltzen ditu (adibidez, banderak, intsignia erabat banatzaileak) domina ematearen ekintza demokratizatzeko. Bere oinarri militar nabarmenarekin, domina zerbitzu baten truke ematen da, arazoa lana emateko aukera ukatzean datza. Orduan, denbora gelditu egiten da, jadanik ez du balio kudeaketak, ezta ekoizpenak ere, etika lur jota geratzen da, langilearen berezko izaerari erantzuna emateko gai ez diren lan-antolaketako bitarteko berrietan amaitzen duten ideia ahulen nahaspilan. Paisaia industrialak eutsi egiten dio etete-leku izateari, material pisutsu izugarri handiak kapitalismo berriaren izaera zehaztugabeak engainatuta; eskuentzako bat ere espaziorik gabe, eta are gutxiago amantal edo pankartarentzako.

Duboci, denbora aldaketak paisaia industrialean eragin dituen adarrak interesatzen zaizkio. Aurrerapenaren, mirari teknologikokoaren, errepikagarritasun infinituaren memorian mausoleoak bezala eraikitzen diren produkzio-ingeniaritzako obrak. Batzuetan, inoiz errentagarriak izandako tramankulu erraldoiak hari-puntada fin bihurtzen dira; eraginkortasuna gehitzeko pentsatu eta garatutako eraikuntza eta tresna pisutsuak. Koipea, burdinurtuaren hautsa, keak eta makinen zarata handia ezkutuan geratzen dira orain. Kanpotik barrura, Hlne produkzio industrialaren fase guztiak sailkatuz joan da, edo beste era batera esanda, Smithek kapitalismoaren oinarritzat hartu zituen banaketak identifikatu ditu. Bere lehenengo irudietatik, fabrikara egin duen hurbilketa irmoa izan da. Bizirik dirauten pertsona kolpatuetan bilatuz, hezurrei hautsa kentzen dien arkeologoa bezala, Hlnek erritmo frenetikoa aurkitzen du belztutako hormetan, ugertutako instalazioetan, baita artxiboko pieza bihurtzeko funtzionatzeari utzi zioten tresnetan ere. Etendako ikuspegi industrialaren memoriatik egin duen bidaian, artistak zeregin alienagarriaren erritmoak adierazten zituzten soinu ezkutuak poetizatzen ditu, jadanik deseginda dauden espazioak betetzen zituen musika setatsua, baina berrargitaratu gabeko historia duena, ondoren plazaratzeko.

Lanaldiaren amaiera langile-protestaren gaia izan da bi mendetatik hona. Sirenek jo eta txandak amaitzen diren unea, etxerako itzulera, norberaren bizitzara, etxekoen artera, Smithen ereduaren goieneko unea edo banaketa handia, fabrika lan egiteko leku gisa, eta ez


bizitzeko leku gisa. Ez da harritzekoa Lumire anaiek une hori aukeratzea beren asmakizun magikoa inauguratzeko. 1985eko abenduaren 28an, Parisen, Lyoneko fabrika bateko langileen irteera proiektatu zuten, ordutik gaur arte eragin handienetakoa izango zuen artea sortuz. Fabrika ketsuetatik aldentzen diren langileek beren bizitzen zati handia igarotzen duten lekua atzean uzten dute, baina paradoxikoki, ez zaie uzten bertan finkatzen, gehienaz ere hierarkia salbuetsiz. Beren benetako bizitza esplotazio-instalazioetatik kanpo dago, benetako bizitzarako astirik izan ez arren. Borroka, orduan, begi bistakoa da, langileak laneko denbora maneiatu nahi du bere benetako nortasuna antzemateko. Baina espazioa, xehetasunez, arrasto eta seinalez beteta geratzen da. Hlnek langile horien pausuen dekonstrukzioan dihardu, arkeologia-arrazoibidearekin, atzera begiratzen du zeruertz erori eta iluna aurkituz, enpresa ugariren pisuak itzalia. Zama ez du ikusten denak eragiten, ukitu ezin denak baizik. Hlneren ezkutuko bidaiak ez du helburu ezeztaezina, produkzioaren bilakaerak ez baitu ahultasunaren zantzurik eman, are gehiago, jasanezinezko hain gauza ustekabekoa bihurtu da, non azkenean produktua bera baino ez den geratzen, bata bestearen atzetik, hain zorrotza, non norbere beharren aurretik jartzen baita.

Seguruenik, esplotazio aseezinean oinarritutako ikuspegi kapitalista, lehengaien mundu infinituko fabriken ikuspegi horrek, ondorioren bat sumatuagatik ere, Haymarket Square-eko 1886ko maiatzeko matxinaden ondoren aldatu egin zen, emaitza ezagun ospetsuarekin. Chicagoko martirien isiltasunak, zalantzarik gabe iruzurrezkoa izan zen epaiaren ondoren urkatuak, Klase ahitu eta zigortuaren pentsaera aldatu zuen betiko. 1889ko uztailaren 14an, hogeita hiru herrialdetako ordezkariak Pariseko Ptrelle aretoan bildu ziren munduko langileen borroka bateratzeko asmo irmoarekin, horretarako Bigarren Internazionalean adostutako oinarri berriak ezarri behar zirela pentsatuz. Posibilisten aurkakotasunagatik Internazionala berriz eraikitzeko ideiak aurrera egin ez bazuen ere, batzarreko adierazpenak, Raymond Lavignen proposamenaren egokitzapenak, mundu industrializatu osoko langileen eskaerak batzeko balio izan zuen. Bertan, lanaldia legez 8 ordutara murriztea jasotzen zen, oinarri eta premiazko helburu gisa, eta protesta publikoa 1890eko maiatzaren 1ean egingo zela erabaki zen, zortzi orduen aldeko protestetan hildako amerikarren omenez. Elkarretaratzera eta kexatzera deituak, gizon eta emakume horiek laneko denbora behin betiko aldatu zuten, langileen borroka sortuz. Batzuek maiatzaren 4an, igandean, egin zuten arren.



Je cherche aprs Titine**In Modern Times, Charlie Chaplin sings this famous song

by Lo Daniderff in a gibberish language invented by Chaplin himself, mixing French and Italian.

Eight hours of work mean eight hours of leisure. The control of time in production processes is the major pillar underpinning any industrial process. The capitalism of The Wealth of Nations by Adam Smith is based on a single precept: the free circulation of money, property and labour, requiring people to work in increasingly more specific jobs, whereby growth in the market is linked to a division of labour in society. Operating like a honeycomb, the factory Smith considers is somewhere to work, not to live; the separation between home and work is, according to the father of modern economics, the most important of all present task divisions. Smiths factory runs like clockwork thanks to a routine in which each worker has a single role to play, understanding the new human context of Smiths time; a society used to routine and the programming of time, with pocket watches and where time no longer depends on distance. Smith himself is the one who warns of the dangers of task division; the industrial worker, alienated in his little cell, will end up crushed and nullified by boredom, which threatens to extinguish his very own human nature. James Madison believed that character kicked in when we do our duty; in other words, when we respond to the dictates of our conscience. Smith, who was read on a partisan basis (and still is), understood the limits of his system and knew that character development was linked to a break with routine, smashing the alienation of production times.

We are sick and tired of reading and hearing about the disgraceful shallowness of our advanced society. In a wonderful book called The Corrosion of Character, Richard Sennett posits that one reason for this demeaning superficiality is the disorganisation of time. The work ethic, as we understand it, asserts self-disciplined use of ones time and the value of delayed gratification, or what is tantamount to the same thing, work hard for years and wait for the reward. According to Sennett such a work ethic depends in part on institutions stable enough for a person to practice delay. Hlne Dubocs Spanish friends are surprised to hear her say that her grandparents and parents have received medals in recognition of the work they have done, and more so when she explains that they received the first medal after 20 years of dedication.


Based on Sennetts logic, one can understand her friends confusion; there is no institution in Spain powerful enough to ensure this delay, not even to provide stable employment. In one of her projects, Hlne uses different colours (e.g. flags and insignias, which are blatantly divisive) to democratise the award process. Against a clearly military backdrop, the honour is awarded in exchange for a service; the problem lies in the negation of the possibility of providing employment. Time then grinds to a halt, with management or usage no longer serving any purpose, ethics collapse into an amalgam of bland ideas that lead to new forms of labour organisation that are incapable of responding to a workers very nature. The industrial landscape is frozen in time as a place in suspension, heavy blocks of material confounded by the indefinite character of new capitalism; with no space whatsoever for a pair of hands, and much less so for an apron or a banner.

Duboc is interested in the consequences that the alterations of time have had for the industrial landscape. Works of constructive engineering that rise up as shrines to the memory of progress, of the technological miracle and of endless reproducibility. Sometimes, the once worthwhile heaps of junk become subtle threads; buildings and utensils designed and developed for maximising efficiency. Grease, the dust of iron filings, fumes and the deafening noise of machinery, are all now implicit. From the outside in, Hlne has been classifying all the stages of industrial production, or what is basically the same thing, she has been identifying the divisions Smith once used to define capitalism. From her first drawings, the attraction of the factory has been constant. Wandering among the besmirched survivors, like an archaeologist uncovering bones, Hlne discovers the frantic rhythm on the blackened walls, on the rusted facilities, even on those machines that stopped working to become a piece of history. In her journey through the memory of the industrial wasteland, the artist poetises the latent sounds that marked the rhythms of alienating labour, an incessant beat that flooded now derelict spaces, albeit with a story to be retold, and then to be abandoned.

The end of the working day has been on the agenda of workers protests for more than two centuries. That moment when sirens shriek and shifts end, the return home, to a private world; the splendour of Smiths maxim or the great divide, the factory as somewhere to work but not to live. It is hardly surprising that the Lumire brothers chose that moment to showcase their magical invention. On 28 December 1895, in Paris, they screened the scene of workers leaving


a factory in Lyon, signalling the launch of what has since become one of the most influential art forms. The workers flowing out of the soot-stained factories are leaving the place where they spend most of their lives, in which they are paradoxically barred from setting down roots, with the exception in any case of the hierarchy. Their real existence is outside these dens of exploitation, even though they have no time to actually experience it. The conflict is therefore obvious; workers want to control their working day so as to acknowledge their own true identity. Yet the space remains, full of nuances, furrows and scars. Hlne, who continues to deconstruct the steps taken by those labourers in an exercise of archaeology, looks back to reveal a decayed and dismal panorama, crushed by the weight of so many companies. Rather than what can be seen, its ethereal nature is what weighs it down like a millstone. Hlnes furtive journey does not have an irrefutable ending because the march of production has shown no signs of weakness; quite the opposite in fact, it has become so unbearably unpredictable that ultimately all that remains is the product itself, one after another, so demanding that it takes precedence over the actual need itself.

It is likely that the capitalist perspective based on insatiable exploitation, that industrial scenario in a world with an infinite supply of commodities, with no hint of the consequences, changed after the May 1886 rally in Haymarket Square, with its well-documented aftermath. The silence of the Haymarket Martyrs, condemned to the gallows after a clear miscarriage of justice, changed forever the mindset of a class that was extenuated and downtrodden. On 14 July 1889, representatives from twenty-three countries gathered at the Salle Ptrelle in Paris with the firm intent of unifying the struggle of the workers of the world according to the belief that a new institution was required based on new foundations, forming the Second International. Although the idea of rebuilding the International did not prosper due to the opposition of the Possibilists, the meetings resulting manifesto, a redrafting of a proposal made by Raymond Lavigne, served as a common thread for all proletarian demands throughout the industrialised world. As an urgent aspiration, one of its maxims called for the legal reduction of the working day to eight hours, and it was decided that a public protest would be held on 1 May 1890, in memory of the US workers executed in the struggle for an eight-hour working day. Called to the demonstrations and rallies, those men and women finally reshaped the working day, giving rise to the workers struggle. Although many in fact did so on 4 May, which was a Sunday.



Je cherche aprs Titine**Dans Les Temps modernes , Charles Chaplin interprte cette clbre chanson

de Lo Daniderff en Charabia, une langue invente par le propre Chaplin mlant le franais et litalien.

Huit heures de travail signifient huit heures de loisir. Le contrle du temps dans les processus de production est le grand pilier qui supporte tout fait industriel. Le capitalisme de La richesse des nations dAdam Smith se base sur un concept unique : la libre circulation de largent, des biens et du travail exige que les gens ralisent des travaux chaque fois plus spcifiques, ce pourquoi la croissance du march est lie une division du travail dans la socit. Fonctionnant comme un rayon de ruche, lusine que propose Smith est un lieu pour travailler, pas pour vivre ; la sparation entre maison et travail est, selon le messie du capitalisme, la plus importante de toutes les divisions modernes des tches. Lusine de Smith fonctionne parfaitement organise grce une routine o chaque travailleur exerce une seule fonction, comprenant le nouveau contexte humain contemporain de Smith ; une socit habitue la routine et la programmation du temps, qui a des montres de poche et o le temps ne dpend plus de lespace. Smith lui-mme alerte des dangers de la division de la tche ; le travailleur industriel, perturb dans sa cellule, finira engourdi et annul par lennui, menaant dtouffer son propre caractre humain. James Madison croyait que le caractre commenait agir quand on faisait son devoir, cest--dire, faire cas des dictats de la conscience. Smith, qui fut lu de forme partisane (et encore aujourdhui), connaissait les limites de son systme et savait que le dveloppement du caractre tait inhrent rompre la routine, casser les temps de production alinants.

Nous avons lu et entendu jusqu lextnuation quant lignominieuse superficialit de notre socit avance. Dans un livre dlicieux intitul La corrosion du caractre, Richard Sennet croit quune raison pour cette superficialit dgradante est la dsorganisation du temps. Une thique du travail entendue depuis notre position requiert une autodiscipline du temps et la valeur de la gratification repousse , ou ce qui revient au mme, travailler dur pendant des annes et attendre la rcompense. Selon Sennet, une telle thique dpend dinstitutions suffisamment stables pour quune personne puisse pratiquer latermoiement . Les amis espagnols dHlne Duboc sont surpris quand ils lentendent dire que ses parents et ses grands-parents ont reu des


mdailles comme rcompense pour le travail ralis, et plus encore quand elle dtaille que lon reoit la premire mdaille aprs 20 ans de mtier. Suivant la logique de Sennet, la perplexit de ses amis est comprhensible ; en Espagne il nexiste aucune institution suffisamment puissante pour assurer latermoiement, ni mme pour fournir un travail stable. Dans un de ses projets, Hlne a recours aux diffrentes couleurs (comme des drapeaux, insignes insolemment diviseurs) pour dmocratiser la remise de dcoration. Avec un arrire-fond militaire vident, la distinction soffre en change dun service, le problme rsidant dans la ngation de la possibilit doffrir une occupation. Alors le temps sarrte, la gestion et le profit nont plus dutilit, lthique scroule dans un amalgame dides molles qui dbouchent sur de nouveaux moyens dorganisation du travail incapables dapporter une rponse au caractre propre du travailleur. Le paysage manufacturier se contient comme lieu de suspension, des masses de matriau lourd tromp par le caractre indfini du nouveau capitalisme ; sans aucun espace pour des mains, il y en a dautant moins pour un tablier ou une pancarte.

Duboc sintresse aux drivations que laltration temporaire a transfres au paysage manufacturier. Des ouvrages dingnierie productive qui srigent comme des mausoles la mmoire du progrs, du miracle technologique, de la reproductibilit infinie. De temps autre, les jadis rentables mastodontes se transforment en subtiles points de coutures ; des difices et des ustensiles penss et dvelopps pour maximiser lefficience. La graisse, la poussire du fer fondu, les fumes et le bruit intense des machines restent aujourdhui implicites. De lextrieur vers lintrieur, Hlne a class toutes les phases de la production industrielle, ou ce qui revient au mme, a identifi les divisions sur lesquelles Smith basa le capitalisme. Depuis ses premiers dessins, lapproche lusine a t ferme. Cherchant parmi les survivants en piteux tat, comme un archologue dpoussirant des os, Hlne trouve le rythme frntique dans les parois noircies, dans les installations oxydes, y compris dans les appareils qui ont cess de fonctionner pour se transformer en pice darchive. Dans son voyage travers la mmoire du panorama manufacturier en suspens, lartiste potise les sons latents qui signaient les rythmes du travail alinant, musique enttante qui inondait des espaces dsormais dfaits, mais avec une histoire rditer, pour en sortir ensuite.

La fin de la journe fut sujet de protestation proltaire depuis plus de deux sicles. Ce moment o les sirnes hurlent et les roulements sachvent, le retour la maison, la vie personnelle, au monde intime ; la splendeur de la maxime de Smith ou la grande sparation, lusine comme lieu o travailler, non pas vivre. Il nest pas tonnant que les frres Lumire eussent choisi


cet instant pour inaugurer leur invention magique. Le 28 dcembre 1895 ils projettent Paris la sortie des travailleurs dune usine de Lyon, trennant un des arts les plus influents depuis lors. Les travailleurs qui sloignent des usines noircies laissant derrire eux le lieu o ils passent une grande partie de leurs vies, et o paradoxalement on ne leur permet pas de senraciner, lexception si tant est de la hirarchie. Leur vritable vie est hors des installations dexploitation, mme sil ne leur reste pas de temps pour elle. La lutte est alors vidente, le travailleur veut manier le temps de travail pour reconnatre ainsi sa vritable identit. Mais lespace reste plein de nuances, de sillons et de cicatrices. Hlne, qui continue dconstruire les pas de ces journaliers en un plaidoyer darchologie, regarde vers le pass pour dcouvrir un horizon dchu et lugubre, dpass par le poids de multiples entreprises. Ce nest pas tant le visible que lthr ce qui tombe comme une dalle. Le voyage furtif dHlne na pas une fin irrfutable, car lvolution de la production na donn aucun signe de faiblesse, devenant qui plus est quelque chose de si insupportablement imprdictible, quil ne reste la fin que le propre produit, lun aprs lautre, tellement exigeant quil passe avant le propre besoin.

Certes, la perspective capitaliste base sur lexploitation insatiable, ce panorama manufacturier dans un monde infini de matires premires, sans mme entrevoir quelque consquence, changea aprs les meutes de mai 1886 Haymarket Square avec le rsultat inoubliable par trop connu. Le silence des Martyrs de Chicago, morts sur la potence aprs un verdict indubitablement frauduleux, changea pour toujours la manire de penser dune classe puise et mortifie. Le 14 juillet 1889 des reprsentants de vingt-trois pays se runirent la salle Ptrelle Paris avec la ferme intention dunifier la lutte proltaire globale, pensant que pour ce faire il tait ncessaire dtablir de nouvelles bases rassemble dans la Deuxime Internationale. Bien que lide de reconstruction de lInternationale nait pas prospr cause de lopposition des possibilistes, le manifeste rsultant de la runion, une adaptation dune proposition de Raymond Lavigne, servit de fil dunion entre les rclamations proltaires du monde industrialis. On y interpelait comme aspiration maximale et urgente la rduction lgale de la journe de travail huit heures et on y tablit que leur protestation publique aurait lieu le 1er mai 1890, en hommage aux Amricains excuts lors des protestations en faveur des huit heures. Appels aux concentrations et aux rclamations, ces hommes et ces femmes altrrent dfinitivement le temps de travail, manant la lutte proltaire. Mme si nombreux le firent le 4 mai, qui tait un dimanche.



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