hans morgenthau (recovered)

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TEORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES. Grupo vespertino. 2011 Agustin Curbelo: 4.387.354-3 Alejandra Márquez: 4.856.179-5 Nicolas Martinez: 4.806.646-6 Kar in Parrilla: 4.334.599-0 Gab riel Raffo: 4.607.525-3 Fernando Vera: 4.413.211-8 PROLOGO. Política entre las Naciones probablemente sea la obra que más ha influido en la teoría y en la práctica de las relaciones internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial, particularmente en Estados Unidos, país en el que fue publicada en el año 1948 y para el cual fue destinada. Citada constantemente en libros de teoría internacional o política exterior estadounidense. Hans Morgenthau, alemán, hijo único de una familia judía y nacido en 1904, fue muy influenciado en su pensamiento

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Page 1: Hans Morgenthau (Recovered)

TEORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES.

Grupo vespertino. 2011

Agustin Curbelo: 4.387.354-3

Alejandra Márquez: 4.856.179-5 Nicolas Martinez: 4.806.646-6 Karin Parrilla: 4.334.599-0 Gabriel Raffo: 4.607.525-3

Fernando Vera: 4.413.211-8

PROLOGO. Política entre las Naciones probablemente sea la obra que más ha influido en la teoría y en la práctica de las relaciones internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial, particularmente en Estados Unidos, país en el que fue publicada en el año 1948 y para el cual fue destinada. Citada constantemente en libros de teoría internacional o política exterior estadounidense. Hans Morgenthau, alemán, hijo único de una familia judía y nacido en 1904, fue muy influenciado en su pensamiento político por la derrota alemana de la Primera Guerra Mundial y el nacimiento del nazismo, entre otras. Inició sus estudios en la Universidad de Frankfurt pero luego se trasladó a la Universidad de Múnich donde realizó estudios de Derecho y Filosofía Política. Debido al ascenso del nazismo en su país emigra a Suiza donde ejerció la docencia en Derecho Público. En 1937 llega a Estados Unidos donde desarrollaría toda su extensa carrera académica. Muere en 1980.

A través de esta obra es considerado el padre del realismo político de Estados Unidos y ejerció gran influencia sobre la dirigencia política de ese país. Este libro, según Morgenthau, tiene como finalidad identificar y comprender las fuerzas que determinan las relaciones políticas entre los Estados, y por otro lado, nos muestra una guía del diseño y puesta en práctica de la política exterior, sobre todo, de Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial caracterizado por el reemplazo del sistema multipolar europeo por un sistema bipolar; por la división del mundo en dos sistemas de pensamiento antagónicos e incompatibles; y por el desarrollo de la tecnología nuclear.

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En cuanto a su contenido teórico analiza los dos pilares del realismo: el fenómeno del poder y la continua lucha por el poder en todo tiempo y espacio. Según el autor, la imperfección del mundo se explica por el egoísmo y deseo de poder de los hombres, por la definición de los intereses de los Estados en términos de poder y por la naturaleza anárquica del sistema internacional. Plantea que ahora, como potencia mundial de posguerra, Estados Unidos debe participar activamente en el establecimiento del orden mundial, marcando las reglas de juego y controlando su desarrollo. Sin embargo, también plantea los límites al uso del poder y los caminos para lograr la paz internacional. Precisamente ella se logrará cuando los Estados hayan dado a una autoridad superior los medios de destrucción masiva que poseen, o sea, cuando hayan cedido su soberanía.

Aún expuesto a críticas, el núcleo central de esta obra (con algunas modificaciones y ampliaciones respecto a la versión de Morgenthau) continúa siendo la hoja de ruta de las principales naciones del mundo, ya sean capitalistas o socialistas.

CAPITULO I: Una teoría realista de la política internacional. Seis principios del realismo político.

1- La política obedece a leyes objetivas de la naturaleza humana. Entender la vida en sociedad implica entender esas leyes, que van más allá de nuestras preferencias. Para el realismo, la teoría consiste en la verificación de los hechos y darles sentido a través de la razón. Ante una circunstancia dada se presupone que los estadistas actuarán de modo racional, y elegirán las alternativas que respondan a ese modo de accionar. La comprobación de ello dará sentido a la política internacional.

2- Interés definido en términos de poder. Así como en economía el interés se define a través del beneficio, en la política se define a través del poder. De esa forma, entre un hecho o circunstancia particular y la razón (que es la forma de comprender ese acto) se encuentra el poder. En otras palabras, los acontecimientos que signifiquen un interés transformado en poder, serán un hecho político. “Los estadistas piensan y actúan movidos por un interés que se

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traduce en poder”. Pero necesitamos dejar de lado dos falacias: A- no debemos comprender la política exterior exclusivamente mediante las motivaciones de los hombres que están al frente del Estado. Si bien, las motivaciones pueden aportar alguna información acerca de cómo se lleva a cabo la política exterior, caer en aquel error significaría ver la política a través de aspectos psicológicos que pertenecen a la emoción más que a la razón, de manera que nuestros pensamientos se verían deformados por la subjetividad. Ni aún las buenas intenciones de un estadista le asegurarán el éxito en su política. B- No debemos deducir la política exterior de las simpatías filosóficas o políticas del estadista. Si así lo hace el estadista, será con el propósito de atraer apoyo popular; pero ya habrá diferenciado entre su deber oficial (actuar en función de interés nacional) y su deseo personal (tratar de transmitir masivamente sus principios políticos). En definitiva, una teoría política internacional necesita desprenderse de todo elemento no racional como la personalidad, los prejuicios y las preferencias. En el escenario internacional, dice Morgenthau, hay una discrepancia entre la estructura de las relaciones internacionales que supone la igualdad soberana de los Estados, y la realidad de la política internacional que manifiesta continuamente la desigualdad entre las naciones, unas poderosas y otras subordinadas a éstas. “Es este contraste el que ha causado la inmanejabilidad de las relaciones internacionales hasta límites de anarquía”.

La personificación de los problemas es otro aspecto que no nos permite entender racionalmente la política. Al tratar de identificar ciertos individuos como la causa del problema vamos en la dirección de soluciones simplistas. Es el llamado enfoque demonológico. Solo una política exterior racional, será una buena política. Minimiza riesgos y maximiza beneficios. Cumple con el requisito político del éxito, y con el precepto moral de la prudencia.

3- El principio del interés definido en términos de poder, tiene carácter objetivo y universal. Va más allá de la época y el lugar, pero no niega que las acciones que definen la política internacional puedan cambiar. “La identidad de intereses es el lazo más sólido que une a los Estados y a los individuos” (Tucídides). Sin embargo, el contenido y la forma de usar el poder dependen del contexto político y cultural. Puede ir desde el uso de la fuerza hasta los más sutiles mecanismos para controlar la voluntad del otro.

4- Conexión entre la moral y la acción política. El realismo político entiende el carácter moral de la acción política, y sabe de la inevitable puja entre la primera y los requisitos de una exitosa acción política. O sea que no toda acción política exitosa implica su concordancia con los principios morales universales, ya que, según Morgenthau, estos principios no pueden ser aplicados a los Estados, si no son filtrados a través del tiempo y el lugar. “No puede existir moralidad política sin la prudencia, esto es, sin consideración de las consecuencias políticas de una acción aparentemente moral. El realismo, pues, considera a la prudencia como la suprema virtud de la política”. “La ética juzga los actos según si respeta o no a los principios morales; la ética política los juzga según sus consecuencias políticas”.

5- El realismo político no identifica los preceptos morales que guían la conducta de los Estados con los principios morales que gobiernan el universo. Las naciones tienden a encubrir sus actos recurriendo a la mención de los principios morales

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universales. Es el concepto de interés definido en términos de poder lo que nos pone a salvo tanto de los excesos morales como de esa locura política. Si consideramos a nuestra nación, al igual que las demás, como entidades políticas que definen su rumbo según el interés en términos de poder, estamos en condiciones de juzgar a esas otras naciones de la misma forma que juzgamos a la nuestra. Al hacerlo estaremos protegiendo nuestros intereses al mismo tiempo que respetamos los ajenos. 6- De la diferencia con otros parámetros de pensamiento y de la autonomía de la esfera política. El realista político no ignora la importancia y existencia de otras esferas explicativas de la realidad, pero como realista político no puede subordinarlas a la política. El objetivo es que cada modalidad de pensamiento tenga su propia esfera de acción y su propia competencia. Dentro de ellas el realismo político manifiesta su autonomía pero sin despreciar ni negar a las demás. Tiene una concepción pluralista del hombre, “el hombre real, es una combinación del hombre económico, del hombre político, del hombre moral, del hombre religioso, etc”.

CAPITULO II: La ciencia de la política internacional.

El autor retoma en este capitulo el propósito principal del libro: entender las fuerzas que movilizan las relaciones políticas entre las naciones y los modos en que estas fuerzas influyen en las relaciones internacionales y las instituciones.

El estudio de las relaciones internacionales implica tres aproximaciones: los que consideran las Relaciones Internacionales como algo reciente, donde los estudiantes se enfrentan a una gran carencia de datos para su correspondiente estudio; los juristas

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internacionales que se ocupan únicamente de aspectos legales que surgen de las relaciones estatales y por ultimo, aquellos que buscan un sistema ideal que organice las relaciones internacionales, dejando de lado el estudio de la realidad.

Para charles E. Martín el problema principal para el estudio de las relaciones internacionales es el dualismo entre lo referido a las instituciones de paz y el área del poder político y de la guerra.

Estudiar la política internacional no puede reducirse solo al análisis de las normas legales y de las instituciones.

Para William Graham Summers, se busca introducir reformas en la política internacional sin antes entender el significado de la misma; se construye un ideal de ésta sin antes conocer el mundo en que vivimos. LIMITES AL ENTENDIMIENTO.

Estudiar la política internacional implica enfrentarse a una ambigüedad de material, donde los sucesos que se busca entender son únicos, ocurrieron de ese modo una sola vez. Sin embargo, para algunos autores, al ser producto de la naturaleza humana en acción, en ciertas condiciones, los sucesos deberían manifestarse de modo semejante.

Esto lleva a que durante la construcción de teorías de política internacional, se deba evitar caer en el error de adaptar las leyes a cualquier asunto cuando se las somete a interpretaciones forzadas.

Al comparar los hechos aprendemos lo que son los principios de la política internacional. Ante una situación política, se pone en práctica una determinada política exterior. Para llegar a soluciones satisfactorias, cuando nos enfrentamos a una situación diferentes debemos evaluar las similitudes y diferencias con las situaciones anteriores. De este modo podremos comprender la situación de la política internacional en ese momento y su influencia en el futuro.Un ejemplo de esto fue el fracaso en el intento de napoleón y luego de Hitler en conquistar el continente europeo.

En lo que refiere al tema de las predicciones a nivel de política internacional el autor destaca el problema de la guerra nuclear y sus posibles consecuencias.

En los años 80 se crecía que la guerra nuclear podía generar una victoria para Estados Unidos, por lo que aumentaban los gastos de defensa.Para una teoría de la guerra nuclear, esta constituye solo una forma de violencia mas, solo que posee mayor magnitud. Esto llevaría a pensar que la guerra nuclear podría ser tolerable si al menos sobreviven algunas personas.

El problema planteado por el autor es si, frente a las perdidas humanas y económicas que implicaría una catástrofe de esa magnitud, si Estados Unidos podría lograr la reconstrucción del país.

A pesar de todas las predicciones posibles que puedan llevarse a cabo en lo referido a esta teoría, la incertidumbre continuaría siendo un elemento característica de la misma, típica de las predicciones en el campo de la política.

Los cambios constantes en los hechos de la política internacional generan que sea

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imposible preveer el futuro.La complejidad de los problemas internacionales genera que no existan soluciones sencillas. Lo máximo que puede hacer el estudioso es revelar varias tendencias que son inherentes a una determinada situación.

El autor plantea como ejemplo cuando Washington en 1776, previó que la guerra de independencia duraría unas pocas semanas; ésta se extendió a un periodo de siete años.

Se hace una crítica a la “ciencia de los economistas”, la cual es considerada la ciencia más precisa de las ciencias sociales (debido a que el concepto de riqueza es cuantitativo) y plantea que ésta también es impredecible. LA COMPRENSION DEL PROBLEMA DE LA PAZ INTERNACIONAL

El autor destaca que la política internacional ahora influye en el destino y existencia de la nación. Ya no son hechos aislados que no repercutían en la seguridad del país y Estados Unidos ya no es tan poderoso como para ignorar las consecuencias que sus política implican en las demás naciones.

Esta situación es agravada porque hoy en día existen dos sistemas mundiales de pensamiento, incompatibles, donde la tecnología moderna podría generar una guerra con destrucciones totales. Esto lleva a que sea difícil el mantenimiento de la paz mundial, incrementando los riesgos de una guerra.

El autor destaca que luego de haber pasado por dos guerras mundiales, la “preservación de la paz pasa a ser la primera preocupación de las naciones”, por lo que en la obra se realza la importancia del tema de la paz y del poder como conceptos centrales de la misma.

Destaca también que la paz solo puede mantenerse mediante dos mecanismos: uno es el “mecanismo auto regulatorio de las fuerzas sociales” se manifiesta en el equilibrio del poder) y el otro esta expresado en las limitaciones normativas a esa lucha , por medio de leyes, moralidad internacional y opinión publica mundial.

Se retoma el hecho de que hay una tendencia a reducir el poder política la aplicación efectiva de la fuerza, y el carisma juega un rol importante en esto.Por otro lado, el autor expresa que existen políticas de naturaleza económica que tienen un fin que va mas allá de la misma, que implica incrementa el poderío de un pais en una determinada zona.

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CAPITULO III: Poder político. En este capítulo se presenta el poder como objetivo inmediato de la política

internacional.La política internacional implica una lucha por el poder. Desde el momento en que el mismo es elegido para conseguir determinados fines, quienes lo poseen se convierten en actores de la escena de la política internacional.

A partir de esto podemos concluir que no todas las acciones que una nación pude llevar a cabo respecto de otra son de naturaleza política: existen actos entre naciones que no implican la participación del “poder”, como por ejemplo, las actividades legales, humanitarias o culturales. Además, no todas las naciones se involucran todas las veces con el mismo grado en la política internacional, ya que la relación de las naciones con la misma es dinámica, y una nación puede encontrarse a la vanguardia de la lucha por el poder o no. por ejemplo Estados Unidos se encuentra en un grado mayor de involucramiento frente a países como Venezuela o Suiza. SU NATURALEZA: CUATRO DISTINCIONES.

El concepto de poder presentado por el autor alude al “control del hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres” .

El poder político implica “mutuas relaciones de control entre los depositarios de la autoridad publica y entre estos últimos y la gente en general.

Es una relación psicológica entre quienes ejercen el poder y aquel sobre los que se ejerce. Los primeros tienen control sobre los segundos por el impacto que ejercen sobre los mismos, el cual deriva de tres fuentes: la expectativa de beneficios; el temor a las desventajas y el respeto hacia los hombres o instituciones.

El poder puede ejercerse mediante órdenes, amenazas, etcétera.De lo anteriormente planteado se pueden hacer cuatro distinciones: la primera es entre

PODER E INFLUENCIA: la influencia implica persuadir a otro, pero no obligarlo. Ejemplo: el secretario de Estado que aconseja al presidente;la segunda entre PODER POLITICO y FUERZA: La fuerza implica el ejercicio de la violencia física, lo cual a nivel político se ve expresado en la aplicación de una pena capital o el encarcelamiento. A nivel de la política internacional, la fuerza armada es un factor que expresa el poder político de una nación (se genera una relación física entre dos cuerpos, donde uno es capas de dominar al otro); la tercera es entre PODER APROVECHABLE y PODER NO APROVECHABLE: Este concepto esta relacionado a la disponibilidad de armas nucleares. El autor destaca que el incremento del poder militar no necesariamente lleva a un incremento del poder político. Además, la amenaza de la utilización de armamento nuclear implica la amenaza de la destrucción total, por lo que constituye un instrumento de política externa cuando esta dirigido a una nación que no puede responder del mismo modo.

Es decir, la aplicación de este tipo de fuerza como instrumento de política exterior se torna irracional por su carácter destructivo y solo pude ser justificado si se utiliza únicamente como medio de amenaza.

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Por último el autor distingue el ejercicio del PODER LEGITIMO Y PODER ILEGITIMO: el poder legítimo es el poder cuyo ejercicio se encuentra legalmente justificado. El ejercicio de este tipo de poder es presentado como el más efectivo.

Se retoma el hecho de que hay una tendencia a reducir el poder política la aplicación efectiva de la fuerza, y el carisma juega un rol importante en esto.Por otro lado, el autor expresa que existen políticas de naturaleza económica que tienen un fin que va mas allá de la misma, que implica incrementa el poderío de un país en una determinada zona. La depreciación del poder político

La política internacional tiene al poder como su elemento característico, por lo tanto, la política internacional necesariamente será una política de poder.

Sin embargo, hay quienes lo niegan, adjudicándole carácter temporario a la lucha por el poder. Jeremy Benthan sostenía que la lucha por las colonias era lo que provocaba los conflictos internacionales. Los partidarios del libre comercio decían que la armonía sería permanente si se eliminaran las barreras al comercio. Según el marxismo, la causa de los conflictos internacionales radicaba en el capitalismo, afirmando que el socialismo terminaría con los conflictos internacionales y se establecería la paz permanente. Por otro lado, los liberales sostenían que los enfrentamientos eran el efecto del absolutismo y la autocracia, y que podían ser eliminados tras la instauración de la democracia y el gobierno constitucional. Más recientemente, se ha intentado erradicar la lucha de poder por medio de organismos internacionales, como la Liga de las Naciones y las Naciones Unidas.

El argumento definitivo que permite afirmar que la lucha de poder en el ámbito internacional no es un accidente histórico se basa en la naturaleza de la política interna. Tanto la esencia de la política interna como la de la internacional implican una lucha por el poder, simplemente que se alteran las condiciones en que se dan esos enfrentamientos. Dos causas de la depreciación del poder político La pérdida de valor del poder político en el ámbito internacional se debe a dos fuentes:

1. La filosofía del siglo XIX: en este momento se reconocía como política a la forma aristocrática, abierta y violenta, que dominaba a las clases medias. Cuando estas derrotan a la aristocracia, se instaura un sistema económico de dominio indirecto que establecía las nuevas relaciones de poder. Pero durante este siglo no se pudo apreciar el carácter político de estas relaciones, por lo tanto se concluyó que la lucha por el poder político había culminado con el fin de la aristocracia.

2. La experiencia norteamericana: Hacia fines del siglo XVIII se entendía lo mismo por política de poder y por política europea, por lo tanto el distanciamiento de Estados Unidos de la política europea era visto como una renuncia a la política de poder. La lejanía geográfica con los focos de conflicto (Europa, África y Asia) y el planeamiento de una política exterior acorde a ello le permitió permanecer como espectador. La ideología

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norteamericana fue concebida como pacifista y antiimperialista. Pero al comenzar la guerra hispano-americana (1898), Estados Unidos inicia un período de revoluciones y guerras tal como lo hacía Europa.

Por lo tanto, en el siglo XIX se creía que la participación en la lucha por el poder político era un accidente histórico y que los Estados podían optar qué clase de política exterior aplicar, sin tener que estar necesariamente ligadas a la búsqueda del poder. La Ciencia de la Paz

Esta corriente tuvo aceptación luego de la Primera Guerra Mundial y entiende que la armonía de intereses es la verdadera naturaleza de las relaciones internacionales, pero que la política de poder la distorsiona.

Si todas las naciones supieran cuáles son sus intereses reales, se darían cuenta que los intereses de las otras naciones, opuestos en apariencia, en realidad son idénticos, ya que lo que es bueno para una nación también lo es para el resto. Por lo tanto, los conflictos entre naciones serían consecuencia de la falta de comprensión y de las pasiones políticas. Los primeros podrían ser resueltos fácilmente por la razón, y así convertir la historia política en una serie de problemas científicos con soluciones de la misma característica.

Para lograr una solución científica, se está obligado a simplificar la realidad de la política internacional y depender del “método de la causa única”. Si se logra reducir la multiplicidad de factores a una única causa susceptible de formulación racional, el problema de la guerra, por ejemplo, podría tener solución. Teniendo en cuenta lo dinámica que es la realidad, lo que hoy se configura como una solución a los conflictos, en el futuro puede resultar inoperante.

El valor supremo deja de ser el poder y pasa a ser la verdad, la esencia de la actitud científica está en la búsqueda de causas y soluciones a los problemas y no en la búsqueda y defensa del poder.

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CAPITULO VIII: La esencia del poder nacional. Poder Nacional y Nacionalismo

Primeramente, se entiende por poder al control del hombre sobre las mentes y acciones de otros hombres, lo cual siempre ocurre mientras haya contacto social.Por otro lado, al hacer referencia a la nación se está hablando de una abstracción, formada por un conjunto de individuos que comparten ciertas características, siendo estas últimas las que los hacen miembros de la misma nación.

Por poder nacional se entiende al poder o la política exterior de ciertos individuos que pertenecen a una misma nación. Estos individuos actúan como representantes de la nación en el ámbito internacional y son quienes logran los objetivos políticos del país al que representan mediante la utilización del poder.

La mayoría de la población es sujeto pasivo de poder y no su ejecutante, por lo cual asociar al poder nacional con la sumatoria de los poderes individuales es algo totalmente erróneo. En consecuencia, esta mayoría de individuos no puede satisfacer sus ansias de poder y lo compensa sintiendo como propio el poder que ejercen los representantes de su nación en el exterior.

Esta identificación de los ciudadanos con el poder nacional y las políticas nacionales da inicio a lo que se conoce como nacionalismo, el cual comenzó en el período de las guerras napoleónicas.

Durante la Primera Guerra Mundial, prácticamente toda la población parecía sentirse identificada con el poder de su respectiva nación mediante la participación activa en dicha guerra. Pero el panorama cambia para la Segunda Guerra Mundial, notándose un deterioro en el grado de identificación.

Se produjo una traslación de lealtades desde el país de origen hacia otro, lo que se denominó como desintegración de la solidaridad nacional. Por ejemplo, la transformación del

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comunista francés en nacionalista ruso que apoyaba la política de la URSS. Sin embargo, esta situación no perduró mucho en el tiempo, ya que tuvo lugar el resurgimiento de la solidaridad nacional. En este caso, los movimientos comunistas de las diferentes naciones situaron sus intereses nacionales por encima de los de la Unión Soviética.

Pero el gran retroceso del nacionalismo se manifestó por los movimientos de unificación en Europa occidental, lo que se debió principalmente a dos razones: la destrucción ocasionada por la guerra y la caída política, militar y económica que vivió Europa en los años posteriores a la finalización el conflicto.

Además, existen problemas (protección del medio ambiente, abastecimiento de materias primas, etc.) que necesariamente deben solucionarse en conjunto, ya que ni la nación más poderosa podría hacerlo por sí sola. Al ser estos inconvenientes de interés común a la mayoría de las naciones, esto debe manifestarse en la formulación de políticas comunes que vayan más allá de los intereses específicos de cada nación.

A la hora de hablar de nacionalismo, otro aspecto importante es la relación entre la inseguridad personal y la desintegración social. A mayor sentido de seguridad dentro de una sociedad y de sus diversos sectores, menores serán los impulsos colectivos del nacionalismo, y viceversa. Los individuos tienden a transformar sus frustraciones y temores personales en una gran identificación con su nación, la cual cumple con un doble propósito: satisface las ambiciones particulares de poder y apacigua los temores individuales proyectándolos al extranjero.

El ejemplo más extremo de una situación así se encuentra en el nacional-socialismo alemán. La derrota de la Primera Guerra Mundial, la proletarización de gran parte de la clase media a causa de la inflación en los años 20 y la crisis económica de fines de la misma década con la inseguridad económica y el gran desempleo que implicó; fueron los causantes del debilitamiento de la estructura social alemana. El nacional-socialismo se sirvió de estos temores, inseguridades y frustraciones y los direccionó hacia los enemigos en el extranjero: el Tratado de Versalles y el bolcheviquismo.

Estos fuertes grados de identificación son los que dotan de ferocidad y rudeza a las políticas internacionales modernas, las cuales son apoyadas por la gran mayoría de la población con una fuerza nunca antes vista.

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CAPITULO X: Evaluación del Poder Nacional LA TAREA DE EVALUAR. La responsabilidad de evaluar correctamente el alcance de los múltiples factores que inciden sobre el poder de una propia nación y el de otras, corresponde a los responsables de la política exterior de cada nación y a quienes moldean la opinión pública en materia de asuntos internacionales. Esta tarea debe proyectarse tanto sobre el presente como sobre el futuro.

El analista del poder nacional debe determinar el peso relativo de los cambios en los componentes individuales del poder de diferentes naciones en lo concerniente a las relaciones de mayor importancia entre las mismas. Surgen al respecto preguntas relacionadas con la comparación de un factor de poder en una nación con el mismo, u otro factor de poder, en otra nación. Si, por ejemplo, se considera el poder relativo de los Estados Unidos y la Unión Soviética en un momento determinado, digamos que en 1985, surge la pregunta de cómo y en qué forma los distintos factores de poder se vuelcan a uno u otro lado otorgando una ventaja potencial a uno u otro país. ¿Qué poder obtiene la Unión Soviética de la situación de Europa occidental, expuesta a la penetración ideológica y militar desde el Oriente? ¿Hasta qué punto la superior capacidad de industrial – cualitativa y cuantitativa- de Estados Unidos compensa la probable inferioridad de sus fuerzas terrestres?

Estas y similares preguntas deben plantearse y responderse en todas las naciones que desempeñan un papel activo en el escenario internacional. La influencia relativa de los distintos

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factores sobre el poder nacional debe determinarse para todas las naciones que compiten con otras en el campo de la política internacional. Deben hacerse día a día. Y los cambios cotidianos, por más pequeños e imperceptibles que parezcan al comienzo, influyen en los factores que inciden en la formación del poder nacional.

En la relativamente estable apoyatura de la geografía, la pirámide del poder nacional se levanta a través de diferentes graduaciones de inestabilidad hasta su cumbre donde se encuentra con el elusivo elemento de la moral nacional. A excepción de la geografía, los demás factores se encuentran en un constante fluir, influyéndose unos a otros y recibiendo, a su vez, la influencia imprevisible de la naturaleza y el hombre. Aún si los responsables de la política exterior de una nación poseyesen una sabiduría superior y un juicio infalible y pudieran recurrir a las fuentes de información más completas y confiables, siempre existirían algunos factores desconocidos que harían inexactos sus cálculos. Nunca estarían en condiciones de prever catástrofes naturales ni inventos o descubrimientos e inclusive la desaparición de líderes intelectuales. “No todos los hombres que informan a quienes toman las decisiones en los asuntos internacionales están bien informados y no todos los hombres que toman las decisiones son sabios”. Por eso, estimar el poder relativo de las naciones en el presente y hacia el futuro, sólo es posible mediante una serie de corazonadas. Algunas seguramente resultarán erróneas pero otras, a la luz de los acontecimientos, comprobarán su corrección.

Así, el éxito de la política exterior de una nación puede atribuirse menos a la exactitud de sus propios cálculos que a los más grandes errores cometidos por la otra parte. ERRORES TIPICOS EN LA EVALUACIÓN

Entre todos los errores en los que pueden incurrir las naciones al evaluar el poder propio y el de otras naciones, hay tres tipos que se presentan con frecuencia e ilustran bien las trampas intelectuales y los riesgos inherentes a semejante evaluación. El primero de ellos ignora la relatividad del poder y suele considerar al poder de una nación en particular como absoluto. El segundo da por segura la permanencia de determinado factor que en el pasado desempeñó un rol decisivo, olvidando el carácter dinámico con el que varían los factores de poder. El tercero, atribuye a un solo factor una importancia decisiva, ignorando a todos los demás. El carácter absoluto del poder

Al decir que una nación es fuerte o débil para establecer su relación de poder, estamos ante una comparación, por lo cual, el concepto de poder es siempre relativo. La evaluación del poder de Francia en el lapso transcurrido entre las dos guerras mundiales del siglo XX es un claro ejemplo de ello. Al terminar la primera guerra mundial, Francia era la nación más poderosa de la tierra desde el punto de vista militar. Y así era considerada hasta determinado momento de 1940, cuando su real debilidad militar resultó obvia luego de una aplastante derrota. El error conceptual evidenciado en este ejemplo responde al hecho de que la supremacía de Francia como potencia militar no era una cualidad intrínseca de la nación francesa, se pasó por alto el hecho de que el poder superior de esa nación, si bien en parte es resultado de sus propias cualidades; en buena medida es el producto de las cualidades de

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otras naciones.Lo mismo se puede aplicar para Inglaterra, que siempre ha gozado de dos ventajas que

las demás naciones carecieron: su ubicación insular y su poderosa marina. Sin embargo, el desarrollo de armas nucleares y misiles teleguiados conseguido por otras naciones han aumentado el poder de estas hasta el extremo de restarle mucha efectividad a aquellos dos elementos clásicos del poder inglés. El carácter permanente del poder

Existen tendencias a considerar que determinadas configuraciones del poder se mantendrán permanentemente, perpetuándose a lo largo del tiempo, cuyas raíces se encuentran en el contraste entre el dinámico y siempre cambiante carácter de las relaciones de poder entre las naciones, por una parte, y en el apetito del intelecto humano por la certeza y la seguridad bajo la forma de respuestas definitivas. Ejemplos de estas tendencias se hallan en la consideración de Francia como nación cuya cualidad permanente era ser la primera fuerza militar de la tierra hacia fines de la primera guerra mundial, que luego se revirtió en 1940 a raíz de sus derrotas militares tanto en suelo francés como fuera de él pero a partir de ese momento, se mantuvo el error conceptual de, ahora, considerar permanentemente a Francia como una nación débil. Otro ejemplo es la inclinación casi natural de los países latinoamericanos a considerar la superioridad del coloso del norte, existente desde que estos lograron su independencia, como una especie de ley natural inalterable a pesar de modificaciones culturales, demográficas, desarrollos políticos, etc.

A los efectos de reducir a un mínimo los inevitables errores en sus cálculos de poder es una imaginación creativa inmune a la fascinación que tan fácilmente imparte los factores de poder preponderantes en el momento, capaz de apartar las supersticiones, una imaginación abierta a las posibilidades de cambio que ofrece la dinámica de la historia. Una imaginación creativa de este tipo sería capaz de ese logro intelectual supremo que consiste en detectar bajo la superficie de las actuales relaciones de poder los desarrollos germinales del futuro, combinando el conocimiento de lo que es con la corazonada de lo que sería posible y condensando todos estos hechos, síntomas e incógnitas en un mapa de las probables tendencias futuras que no tenga demasiada variación con lo que realmente ocurrirá.

La falacia del factor único.

El tercer error típico al momento de estimar el poder de una nación es atribuir a un solo factor el peso decisivo en detrimento de los demás, tiene tres manifestaciones: la geopolítica, el militarismo y el nacionalismo. La geopolítica

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La geopolítica es una seudociencia que erige al factor de la geografía en un absoluto

que supuestamente determina el poder y por ende, el destino de las naciones. Su concepción básica es el espacio. Según la geopolítica, es una ley histórica que los pueblos deben expandirse mediante “la conquista del espacio” y su poder relativo está determinado por el espacio conquistado. Esta concepción fue escrita por sir Halford Mackinder en el documento “The Geographical Pivot of History” y leído ante la Royal Geographical Society de Londres en 1904. El espacio conocido como “Isla mundial” está compuesto por los continentes de Europa, Asia y África, y a su alrededor se agrupan las regiones más pequeñas. De esta estructura geográfica de la geopolítica mundial se extrae la conclusión de que “quien manda en Europa oriental manda en la región clave; quien manda en la región clave manda en la “Isla mundial”; quien manda en la "Isla mundial” manda en el mundo”. La escuela geopolítica alemana combinó la doctrina geopolítica con el argumento de la presión de la población. Los alemanes eran un “pueblo sin espacio” y el “espacio vital” que debían tener para vivir significaba una tentación para que se conquistaran las estepas vacías de Europa oriental. La geopolítica se convirtió para los alemanes, principalmente para el general Haushofer y sus discípulos durante el régimen nazi en una especie de metafísica política para ser usada “al servicio de las pretensiones nacionales de Alemania”. Nacionalismo

El nacionalismo trata de explicar el poder nacional preponderantemente en términos del carácter nacional; la pertenencia a una nación es para el nacionalista el factor determinante. La nación necesita el poder del Estado para proveer a su mantenimiento y desarrollo y el Estado, a su vez, necesita a la comunidad nacional a los efectos de mantener e incrementar su poder. El sentido de afinidad, la participación en una cultura y en una tradición comunes, la conciencia de un destino común, que son la esencia del sentimiento nacional y del patriotismo, son transformados por el nacionalismo en un misticismo político dentro del que la comunidad nacional y el Estado se convierten en entidades sobrehumanas, distintos y superiores a los miembros individuales de la comunidad, acreedores de lealtad absoluta y, como ídolos de la antigüedad, merecedores de sacrificios de hombres y bienes. El misticismo alcanza su apogeo en la celebración racista del carácter nacional, la nación se identifica con la raza, la homogeneidad de la nación y la pureza de la raza son así, la verdadera esencia del poder nacional y para beneficio de éste, las minorías nacionales deben ser absorbidas o expulsadas.

Los desbordes intelectuales y políticos del nacionalismo y del racismo han impactado y causado repulsión en todas partes. La permanencia absoluta del carácter nacional, como derivación de las cualidades inmutables de una raza pura, pertenece a la mitología política. Militarismo

La tercera manifestación de este error común al momento de evaluar el pdoder de una nación es el militarismo, una concepción que supone que éste consiste primaria y a veces

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exclusivamente, en la fuerza militar que posea, concebida principalmente en términos cuantitativos. Los ejércitos más grandes, las armadas más poderosas, las mayores y más rápidas fuerzas aéreas, la superioridad en cantidad de armas nucleares, pasan a ser los factores predominantes, los símbolos del poder nacional. El error militarista conduce inevitablemente a la ecuación del poder nacional con la fuerza material. En su encandilamiento con los aspectos de la fuerza militar, el militarismo se muestra desdeñoso con respecto a los intangibles del poder. Sin ellos, una nación poderosa podrá atemorizar a otras naciones como para que se rindan o podrá conquistarlas mediante el empleo de una fuerza arrolladora, pero no podrá gobernar lo que ha conseguido, porque no conseguirá la voluntad de aceptación de su gobierno. Los fracasos de Esparta, Alemania y Japón comparados con los triunfos de las políticas romana y británica en lo concerniente a la consolidación de un imperio, muestran los desastrosos resultados prácticos de ese error intelectual que llamamos militarismo. El militarismo es incapaz de entender la paradoja de que un máximo de poder material no necesariamente significa un máximo de poder nacional. Una nación que vuelca a la arena de la política internacional el máximo de su poder material, se encontrará con competidores que tratarán de igualar o sobrepasar ese poder. Comprobará que no tiene amigos, sino vasallos y enemigos. Desde la emergencia del moderno sistema estatal en el siglo xv, ninguna nación ha conseguido imponer su voluntad al resto del mundo desplegando solamente su fuerza material. La única nación que en tiempos modernos mantuvo una posición de predominio, Inglaterra, lo hizo por la rara combinación de su poder superior potencial, a la reputación de esa superioridad y al infrecuente empleo de ese poder superior, su autolimitación le brindó aliados, que en definitiva, contribuyeron a hacerla efectivamente superior. A su vez, logró minimizar los incentivos al desafío dado que su superioridad no amenazaba la existencia de otras naciones.

CAPITULO XI: EL EQUILIBRIO DE PODER. Las aspiraciones de poder de varias naciones, cada una de ellas tratando de mantener o quebrar el statu quo, llevan necesariamente a una configuración que se denomina equilibrio de poder y a las políticas que procuran preservarlo. Esto implica un error conceptual que ha impedido la comprensión de la política internacional al considerar que el equilibrio de poder es una entre varias formas posibles de política exterior y que sólo hombres estúpidos y malvados no la elegirían en favor de modalidades diferentes y mejores de relaciones internacionales. El equilibrio internacional de poder es sólo una manifestación particular de un principio social

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general al que todas las sociedades compuestas por un cierto número de unidades autónomas deben la autonomía de sus partes componentes, que al equilibrio de poder y las políticas tendientes a su preservación no sólo son inevitables, sino que además son un factor estabilizante esencial en la comunidad de naciones soberanas y que la inestabilidad del equilibrio internacional de poder no se debe a una falla del principio, sino a condiciones particulares bajo las que debe operar el principio dentro de una comunidad de naciones soberanas. EL EQUILIBRIO SOCIAL El equilibrio del poder como concepto universal.

El concepto de “equilibrio” como sinónimo de “balance” se emplea habitualmente en muchas ciencias – física, biología, economía, sociología y ciencias políticas- . Significa estabilidad dentro de un sistema compuesto por cierto número de fuerzas autónomas. Si es perturbado, ya sea por una fuerza exterior o un cambio interno en alguno de sus elementos, éste experimenta la tendencia a restablecer el viejo equilibrio o a establecer uno nuevo. El propósito del equilibrio es mantener la estabilidad del sistema y asegurar la preservación de sus elementos, lo cual supone dos ideas: primero, que los elementos a ser equilibrados son necesarios para la sociedad o han acreditado alguna razón para existir y segundo, que sin un estado de equilibrio entre ellos alguno de los elementos conseguirá ascendencia sobre los otros, usurpará sus intereses y derechos y, en última instancia, puede llegar a destruirlos. El mecanismo para lograr el equilibrio de poder consiste en permitir a cada elemento del sistema proseguir sus tendencias opuestas hasta el punto en que esa tendencia no sea tan fuerte como para sobreponerse a las demás, ni tan débil como para dejarse superar por el resto.

“Es posible llenar pergaminos enteros con limitaciones, pero sólo el poder puede limitar al poder” – John Randolph

“Esta política de sustituir la falta de elevados impulsos mediante intereses opuestos y antagónicos puede extenderse a todo el sistema de asuntos humanos, ya sean públicos o privados. La encontramos particularmente visible en todas las distribuciones subalternas del poder, donde el objetivo constante consiste en dividir y organizar todas las reparticiones de manera que cada una pueda vigilar a la otra y que los intereses privados de cada individuo sean los centinelas de los derechos públicos. Estos logros de la prudencia no son menos necesarios en la distribución de los supremos poderes del Estado” – N°51 “The Federalist” El equilibrio de poder en la política interna.

El equilibrio de poder en política interna lo encontramos frecuentemente representado en los cuerpos parlamentarios. El sistema multipartidario e incluso el bipartidario como el Congreso de Estados Unidos han manifestado el control y el equilibrio de poder.

“Los intereses del hombre deben estar relacionados con los derechos constitucionales del cargo…”. El objetivo de estas medidas constitucionales consiste en “preservar a una parte de la sociedad contras las injusticias de la otra parte…” El autor Madison, esperaba

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salvaguardar los derechos de la minoría “dividiendo a la sociedad en muchas clases separadas de ciudadanos de modo de volver la injusta combinación de una mayoría como algo muy improbable si no impracticable…” La seguridad descansaría “en la multiplicidad de intereses” y el grado de seguridad “dependería del número de intereses”. Charles A. Beard resume la filosofía del gobierno norteamericano: “Los constructores entendieron que el gobierno en acción es poder. Trataron de enfrentar las ambiciones, intereses y fuerzas de los seres humanos en tres departamentos opuestos, de modo de evitar que cualquiera de los grupos poseyera todo el poder convirtiéndose en algo peligroso”. Del análisis sobre la estructura y la dinámica del gobierno norteamericano, se desprenden los principales elementos comunes al sistema de contrapesos y balances de la Constitución norteamericana y al equilibrio internacional del poder. Ambos sistemas procuran cumplir las mismas funciones a los efectos de lograr su propia estabilidad y la autonomía de sus elementos constituyentes; sin embargo, difieren mucho en los medios que emplean y en el grado en que consiguen realizar sus fines. DOS MODELOS PRINCIPALES DEL EQUILIBRIO DE PODER

En la base de la sociedad internacional se encuentran dos factores: uno es la multiplicidad y el otro es el antagonismo de sus elementos, las naciones individualmente consideradas. La lucha por el poder en el campo internacional puede desarrollarse mediante dos modelos típicos. El modelo de la oposición directa.

Una nación A se embarca en una política imperialista con respecto a otra nación B; ésta puede contrarrestar aquella política con una de statu quo o a través de otra política imperialista. Se trata de un modelo de oposición directa entre la nación que busca establecer su poder sobre otra que se niega a someterse.

La nación A también puede llevar adelante una política imperialista hacia la nación C que puede resistir o ceder a tal política, mientras la nación B desarrolla una política de imperialismo o de statu quo con respecto a C. En este caso, el dominio de C es la meta de la política de A. Por otra parte, la nación B se opone a la política de A ya sea porque desea preservar el statu quo con respecto a C o porque desea ser la dominadora de C. Este modelo no es de oposición directa sino de competencia, cuyo objeto es el domino de C y solamente a través del intermediario de esa competencia es que se lleva a cabo la contienda por el poder entre A y B.

Este equilibrio de fuerzas opuestas (el aumento de poder de una nación como acreedor de un incremento proporcional en el poder de otras) continuará hasta que las naciones involucradas cambien el objetivo de sus políticas imperialistas o hasta que una de ellas gane, o piense que ha ganado, una ventaja decisiva sobre las otras. Entonces, el débil se somete al fuerte o la guerra decide la cuestión.

El equilibrio de poder nace del continuo deseo de las naciones de que sus políticas superen a las políticas de las demás. En esta situación el equilibrio de poder cumple dos

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funciones, crea una estabilidad precaria, que siempre se encuentra en peligro de ser alterada y, por lo tanto, siempre necesita restauración. Es la única estabilidad posible en este modelo por la naturaleza inestable de las relaciones entre las naciones en este contexto. La otra función es asegurar la libertad de una nación del dominio de otra. Por la naturaleza de este equilibrio, siempre la independencia de las naciones afectadas también es esencialmente precaria ya que está en constante peligro.

El diagrama siguiente ilustra la situación planteada: El modelo de competencia. En este modelo la mecánica del equilibrio de poder es igual que al anterios. El poder de “A” es balanceado o superado por el de “B” para dominar a “C” mientras el poder de “B” es, a su vez, balanceado sino superado por el de “A” para dominar a” C”.

La función adicional que cumple el equilibrio en este caso además de crear una estabilidad y una seguridad precarias en las relaciones entre “A” y “B”, consiste en salvaguardar la independencia de “C” contra la intromisión de “A” o de “B”.

Si estas relaciones toman un sesgo decisivo en favor de la nación imperialista - es decir “A” – la independencia de “C” se verá comprometida de inmediato:

Si la nación que procura el statu quo – esto es “B” – ganara una ventaja decisiva y permanente, la libertad de “C” se encontraría más segura en la medida de esa ventaja:

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Si, finalmente, la nación imperialista – “A” – abandona su política imperialista o cambia

permanentemente su objetivo de “C” a otra, la libertad de “C” quedará a salvo definitivamente:

Las pequeñas naciones siempre han debido su independencia al equilibrio de poder (Bélgica y los países balcánicos hasta la segunda guerra mundial), a la preponderancia de una potencia proyectora (las pequeñas naciones de América Central y del Sur y Portugal) o a su falta de atractivo para las aspiraciones imperialistas (Suiza y España).Los mismos factores son responsables de la existencia de los llamados “estados-tapón”, estados débiles ubicados cerca de otros poderosos, a cuya seguridad militar sirven. Las naciones del cinturón de seguridad ruso, que se extiende desde Finlandia hasta Bulgaria, existen gracias a la preponderancia de la URSS, cuyos intereses económicos y militares sirven. Corea y el equilibrio de poder.

Todos estos factores han tenido que ver sucesivamente con el destino de Corea. Por su ubicación geográfica el status internacional de Corea ha sido determinado en amplia medida por la supremacía china o por la rivalidad entre China y Japón.

La propia unificación de Corea en el S. VII fue el resultado de la intervención china. Desde el S. VIII hasta la declinación del poderío chino en el S. XIX, Corea se mantuvo en una relación de subordinación, aceptando el liderazgo chino en política y cultura.

A partir del S XVI, tras invadir Corea sin rápidos éxitos, Japón opuso a los reclamos chinos por el control del país los suyos propios. Japón hizo efectivos estos reclamos como resultado de su victoria en la guerra chino-japonesa de 1894-95. Entonces Japón fue desafiado por Rusia en el tema de control de Corea y desde 1896 la influencia rusa se tornó dominante, la rivalidad Rusia- Japón por el control de Corea terminó en la guerra ruso-japonesa de 1904-05. El control japonés de Corea, desde entonces sólidamente establecida, concluyó con la derrota de Japón en la segunda guerra mundial.

Desde entonces, EE.UU. reemplazó a Japón como contralor de las ambiciones rusas en Corea. Por su intervención en la guerra de Corea, China reasumió su tradicional interés por el control de Corea. De este modo por más de dos mil años el destino de este país ha estado en función ya sea del predomino de una nación que ejerce el control o del equilibrio de poder entre dos naciones que compiten por ese control.

CAPITULO XII: Diferentes métodos del equilibrio del poder.

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DIVIDE Y GOBIERNA

El primer método ha logrado su expresión clásica, además de la imposición de condiciones onerosas en los tratados de paz y en la incitación a la traición y a la revolución, en el lema “divide y gobierna”. De este expediente se han valido las naciones que han tratado de conseguir o de mantener la debilidad de sus competidores impidiéndoles que se unieran.

La Unión Soviética desde la década del 20 hasta la actualidad, se ha opuesto enérgicamente a todos los planes orientados a la unificación de Europa, suponiendo que la concentración de la fortaleza individual de las naciones europeas en un “bloque occidental”, daría a los enemigos de la Unión Soviética un poder tal que llegaría a poner en peligro su seguridad.

El otro modo de equilibrar el poder de varias naciones consiste en agregar fortaleza a la nación más débil. Este método puede realizarse en dos modos: B puede aumentar su poder lo suficiente como para compensar, si no sobrepasar, el poder de A y viceversa; claros ejemplos son tanto la política de compensaciones y la carrera armamentista como el desarme. Por otra parte B puede unir su poder al de todas las naciones que tienen idénticas políticas con respecto a A, en cuyo caso A podrá unir su poder con todas las naciones que persiguen idénticas políticas con respecto a B; un ejemplo de esto pude ser la política de alianzas. COMPENSACIONES

Las compensaciones de naturaleza territorial fueron un recurso común en los siglos xviii y xix a los efectos de mantener el equilibrio de poder que había sido, o estaba a punto de ser, modificado por las adquisiciones territoriales de la nación.

La fertilidad del suelo y el numero y la calidad de las poblaciones afectadas pasaron a ser parámetros objetivos mediante los cuales determinar el incremento de poder que recibía cada nación mediante esta forma de anexión de territorio. Mientras durante todo el siglo xviii este parámetro fue crudamente aplicado, el Congreso de Viena estableció un refinamiento de esta política de compensaciones al designar en 1815 una comisión estadística encargada de evaluar los territorios según criterios de número, calidad y tipo de población.

En la última parte del siglo xix y comienzos de este siglo, el principio de compensación fue otra vez aplicado deliberadamente a la distribución de territorios coloniales y para la delimitación de esferas de influencia coloniales o semi coloniales. Durante este periodo, Africa fue en particular el objeto de numerosos tratados para delimitar las esferas de influencia de las grandes potencias coloniales. Por otro lado, por ejemplo tenemos la rivalidad entre Inglaterra y Rusia con respecto a Irán, en este caso la compensación no consiste en la abierta cesión de soberanía territorial, sino mas bien en la reserva de ciertos territorios para la explotación comercial, la penetración política o militar o el eventual establecimiento de la soberanía de alguna otra nación. ARMAMENTOS

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No obstante el principal medio de que se vale una nación para ejercer el poder a su

disposición, o para mantener o restablecer el equilibrio del poder, es el armamento. La carrera armamentista mediante la que una nación A trata de no verse relegada, y si es posible sobrepasar, los armamentos de una nación B y viceversa, es el típico instrumental de un equilibrio de poder dinámico e inestable.

Ante situaciones como esta se han hecho repetidos intentos para crear un equilibrio estable de poder, ya que no por establecer una paz permanente, mediante el desarme proporcionado de las naciones en competencia. La técnica de estabilizar el equilibrio de poder mediante una equitativa reducción de los armamentos es, en parte, similar a la técnica de las compensaciones territoriales. Ambas requieren una evaluación cuantitativa sobre la influencia que el acuerdo verdaderamente ejercerá en los respectivos poderes de cada una de las naciones involucradas. Las dificultades inherentes a semejantes evaluaciones cuantitativas han contribuido en gran medida al fracaso de muchos intentos tendientes a crear un equilibrio de poder estable mediante el desarme. ALIANZAS La naturaleza general de las alianzas.

Las alianzas necesariamente se encuentran en función del equilibrio de poder que opera dentro de un sistema multiestatal. Al competir entre sí, las naciones A y B tienen tres opciones en cuanto a mantener o mejorar sus posiciones relativas de poder. Pueden aumentar su propio poder, pueden agregar a su propio poder el de otras naciones o pueden evitar que otras naciones presten su poder al adversario. Si se deciden por la primera opción, se embarcan en una carrera armamentista. Si optan por la segunda o la tercera, deben acudir a una política de alianzas.Que una nación emprenda o no una política de alianzas es; entonces no una cuestión de principios sino de conveniencia. Una nación evitará las alianzas si piensa que es lo suficientemente fuerte como para valerse por sí misma o que la carga que supone los compromisos derivados de la alianza sea más gravosa que los beneficios que espera obtener.

No toda comunidad de intereses que reclame políticas y acciones comunes también requiere codificación legal en una alianza explicita. Y por el otro lado, una alianza requiere la necesidad de una comunidad de intereses para su fundación.

Una alianza agrega precisión a una comunidad de intereses existentes, a las políticas generales y a las medidas concretas para satisfacer esos intereses.

Los típicos interese que unen a dos naciones contra una tercera se encuentran mejor definidos cuando se trata de la determinación de un enemigo, y son mas confusos cuando se refiere a políticas y objetivos que deben llevarse a cabo en conjunto. Solo cuando los intereses políticos parten de la base de términos políticos y de acción, se hace necesaria la conformación de una alianza para que los haga explícitos y operativos. Esos intereses pueden diferenciarse en cinco categorías según:

· Su naturaleza intrínseca y su relación.

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· Distribución de beneficios y poder.· Su alcance en relación a los intereses totales de las naciones involucradas.· Alcance en términos de tiempo.· Efectividad de las políticas y acciones comunes.

En consecuencia, podemos distinguir alianzas que sirven a intereses y políticas

idénticos (por ejemplo la alianza anglo-norteamericana con respecto a Europa, ya el objetivo de uno de los socios –el mantenimiento del equilibrio de poder en Europa- es también el objetivo del otro).Alianzas que sirven a intereses complementarios (por ejemplo la de EEUU y Paquistán. Para EEUU responde primariamente al propósito de ampliar su política de contención; para Paquistán sirve primariamente al propósito de incrementar su poderío militar, político y económico potencial frente a sus vecinos).

Y por ultimo alianzas que sirven a intereses ideológicos (por ejemplo el Tratado de la Liga Árabe en cuanto a la guerra contra Israel).

Más aun podemos distinguir entre alianzas mutuas y unilaterales, en cuanto a la distribución de beneficios, en las alianzas mutuas debería contemplar una mutua reciprocidad, es decir que los servicios prestados por cada una de las partes deben estar de acuerdo con los beneficios recibidos. En el caso de las alianzas unilaterales, una parte recibe la parte del león mientras que la otra sostiene la mayor parte de la carga “societas leoninas”. La distribución de de beneficios tiende a reflejar la distribución de poder dentro de una alianza, tanto como la determinación de las políticas a seguir. Una gran potencia tiene las mejores posibilidades de hacer lo que desea en cuanto a beneficios y políticas si su aliado es más débil; no obstante una nación débil puede tener algún elemento de gran valor para su aliado más poderoso que resulte irremplazable.

Alianzas limitadas y generales; las alianzas celebradas en tiempos de guerra total, tienden a ser generales puesto que comprometen los intereses totales en las partes signatarias en cuanto al desarrollo de la guerra y en lo referente a los acuerdos de paz. Por otra parte las alianzas en tiempos de paz tienden a limitarse a una fracción de los objetivos e intereses totales de los signatarios.

Alianzas temporarias y permanentes; las alianzas de tipo general son típicamente temporarias y predominan en tiempos de guerra. En ese momento el máximo interés común es ganar la guerra y asegurar los interese que defendieron en ella. Sin embargo una vez alcanzada la victoria, vuelven a resurgir los diferentes y a menudo incompatibles intereses de cada nación en particular. Por otro lado existe una correlación entre la permanencia de una alianza y el carácter limitado de los intereses que procura defender, solamente un interés especifico y limitado puede durar lo suficiente como para asegurar el establecimiento de una alianza duradera.

Alianzas operativas e inoperantes; para que una alianza sea operativa, o sea capaz de coordinar las políticas generales con las medidas concretas correspondientes a cada uno de sus miembros, es preciso que estos integrantes estén de acuerdo no solo con los objetivos generales sino también con las políticas y las medidas.

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Alianzas versus dominio mundial.

El equilibrio del poder ha sido concebido generalmente como una forma de protección por parte de una alianza de naciones, preocupadas por su independencia, contra los designios de otras naciones de dominio mundial, llamado entonces monarquía universal. Al ser directamente amenazado por A, B se une a C, D y E, potenciales víctimas de A, para neutralizar los designios de A.

Francis Bacon fue el primero en reconocer el equilibrio de poder por medio de las alianzas, dice: en primer lugar, no puede darse ninguna regla para los vecinos, excepto una que se ha mantenido desde siempre, y que es la de que los príncipes ejercen la debida vigilancia sobre sus vecinos a los efectos de que estos no se sobrepasen (aumentando su territorio, expandiendo su comercio, mediante acercamientos diplomáticos, etc.). Por ejemplo las guerras contra la Francia de 1789 y contra Napoleón muestran la misma configuración de una nación preponderante procurando el dominio mundial a la que se le opone una coalición de naciones animadas por el deseo de preservar su independencia. De igual modo las alianzas occidentales bi y multilaterales han tenido el objetivo de crear un freno a la expansión imperialista soviética mediante la creación de un nuevo equilibrio de poder. Alianzas versus contralianzas.

El combate de una alianza de naciones en defensa de las respectivas independencias contra un conquistador potencial es una de las más espectaculares configuraciones que posibilitan el equilibrio de poder. La oposición de dos alianzas, en las que una o ambas se mueven tras objetivos imperialistas mientras defienden la independencia de sus miembros contra las aspiraciones de otra coalición, es la configuración más frecuente dentro de un sistema de equilibrio de poder.

El periodo en que floreció ese tipo de política exterior fue la edad de oro del equilibrio de poder, valor al que los príncipes de Europa consideraban como el principio supremo al que atener sus conductas de política exterior. Los príncipes se dejaron guiar por el equilibrio de poder para satisfacer sus propios intereses. De allí surge la naturaleza de la política internacional, que mirada retrospectivamente nos parece solo tramposa e inmoral; entonces no era más que una elegante maniobra, un movimiento osado en el campo de la estrategia o de la táctica.

El periodo entre las dos guerras mundiales se mantiene de hecho bajo el signo del equilibrio de poder, mediante alianzas y contraalianzas , aunque en teoría el principio del equilibrio de poder se suponía reemplazado por el de seguridad colectiva de la Liga de las Naciones. Sin embargo, en verdad la seguridad colectiva no abolió el equilibrio del poder. Más bien lo reafirmo bajo la forma de una alianza universal contra cualquier agresor potencial, en la presunción de que una alianza de esta naturaleza siempre sobrepasaría el poder del agresor. Las alianzas de equilibrio del poder se forman por parte de ciertas naciones individuales contra otras naciones individuales o contra una alianza de estas sobre las bases de lo que estas naciones consideran como sus intereses nacionales. El principio organizador de la seguridad colectiva consiste en el respeto de la obligación moral y legal de considerar un ataque de

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cualquier nación contra miembros de la alianza como si fuera una agresión contra todos los integrantes de la alianza. En consecuencia se, supone que la seguridad colectiva opera automáticamente; o sea que la agresión pone de inmediato en acción a la contraalianza con lo que, no obstante, se protege la paz y la seguridad con la mayor eficacia posible. Dentro de un sistema de equilibrio de poder, las alianzas frecuentemente son inciertas en su funcionamiento real, puesto que dependen de consideraciones políticas de las naciones. EL “SOSTENEDOR” DEL EQUILIBRIO

Siempre que se intente llevar a cabo el equilibrio de poder mediante alianzas deben distinguirse dos variaciones posibles con respecto al modelo. Al usar la metáfora de la balanza, el sistema puede considerarse como compuesto por dos platillos, en cada uno de los cuales se encuentra la, o las naciones identificadas con el mismo tipo de política de statu quo o de imperialismo.

Sin embargo el sistema puede consistir en dos platillos más un tercer elemento, el sostenedor de la balanza o el balanceador. Esto no se halla permanentemente identificado con las políticas de cada nación o grupo de naciones. Su único objetivo dentro del sistema consiste en el mantenimiento del equilibrio. En consecuencia, el “sostenedor” del equilibrio arrojará el peso a uno de los platillos en una ocasión y en la siguiente lo dejará caer en el otro platillo. Así siempre pondrá las pesas en el platillo que parece más alto y no en el que está más bajo. El sostenedor puede ser, alternativamente, amigo o enemigo de todas las potencias mayores durante cortos lapsos históricos, según aquellas amenacen el equilibrio al acercarse a una posición de predominio sobre las demás o se vean amenazadas por otras que estén cerca de lograr esa posición.

El aislamiento del sostenedor es importante puesto que su apoyo, o falta de él, es un factor decisivo en la lucha por el poder y su política exterior; si es sabiamente manejada, es capaz del máximo precio para aquellos a quienes apoya. Pero visto que ese apoyo es, independiente mente del precio que se pague por él, siempre incierto y cambiante de un lado a otro, de acuerdo con los movimientos de la balanza, su política se resiste y queda expuesta a condenas de orden moral.

También se ha dicho que es el “arbitro” del sistema, quien decide quién habrá de ganar o perder.

El sostenedor de equilibrio puede emplear este poder de tres maneras diferentes. Puede hacerlo uniéndose a una nación según que las condiciones sean favorables para el mantenimiento o la reestructuración de equilibrio. Puede hacer que su apoyo al acuerdo de paz dependa de consideraciones análogas. Y, finalmente, puede en cualquier situación tratar que los objetivos de su propia política nacional, independientemente del mantenimiento del equilibrio del poder, se vean realizados en el proceso de equilibrio de poder de los demás.

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CAPITULO XIII: La estructura del equilibrio del poder. Sistemas dominantes y dependientes.

Hasta ahora hemos hecho referencia al equilibrio de poder como si fuera un sistema integrado por todas las naciones de la política internacional. Sin embargo, podemos ver la existencia de un sistema tal conformado a su vez por ciertos subsistemas interrelacionados que conservan un equilibrio de poder dentro de cada uno de ellos. La relación entre los sistemas generalmente es de subordinación donde uno domina (dominante) y los otros quedan expuestos a la situación de la parte dominante (dependientes).

Estos subsistemas se desarrollarán con mayor autonomía y menor subordinación cuanto más alejados estén del centro de la lucha por el poder, es decir, fuera del alcance de las naciones preponderantes. Cambios estructurales en el equilibrio del poder.

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Desde la Primera Guerra Mundial en adelante han ocurrido cambios estructurales en el equilibrio de poder dominante, desplazándose los principales pesos de la balanza desde Europa hacia otros continentes. Como consecuencia de ello, son los sistemas locales (los subsistemas) los más perjudicados, pues continúan perdiendo autonomía frente al sistema dominante. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial los principales pesos de la balanza de poder mundial eran predominantemente europeos: Inglaterra, Francia y Rusia por un lado y Alemania y Austria por otro. Pero ya al final de la Segunda Guerra eran no europeos como Estados Unidos, o predominantemente no europeos, como la URSS. En el período de entre-guerras los mayores pesos mundiales eran todavía europeos, pero las fuerzas que incidían sobre ellos provenían de otras latitudes, y según George Canning, con el “propósito de restablecer el equilibrio de poder en Europa”. Actualmente (obra publicada en 1948), Europa ya no es el centro de la política mundial alrededor del cual se agrupan los sistemas locales, sino que el equilibrio de poder mundial lo protagonizan Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos en posiciones contrarias. Europa es ahora, uno de los centros de interés que se disputan estas dos potencias. Según Morgenthau, el sudamericano es el sistema local que mejor ha conservado su autonomía, siempre bajo la protección de Estados Unidos.|

CAPITULO XIV: Evaluación del equilibrio de Poder.

“A lo largo de su historia de más de cuatrocientos años, la política de equilibrio de poder

consiguió evitar que ningún Estado llegara a tener dominio universal”. Pero esto fue posible a un alto costo: prácticamente una guerra continua desde 1648 hasta el siglo XX en donde participó casi todo el mundo. Se alega que esas guerras sucedieron en pos del principio del equilibrio de poder mundial y la independencia de los Estados. Más allá de eso, dichos acontecimientos ponen al descubierto las debilidades del equilibrio de poderes como principio rector de la política internacional: la incertidumbre, la irrealidad y la insuficiencia. LA INCERTIDUMBRE DEL EQUILIBRIO DEL PODER.

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La representación del equilibrio de poder mundial a modo de una balanza en la que las naciones ejercen cierto peso en los platillos y hacen de ese equilibrio un equilibrio cambiante, proviene de una filosofía mecanicista. Partiendo de este modelo podríamos medir cuantitativamente el poder de las naciones, simulando a la población, el territorio y los armamentos como las libras u onzas de la balanza. Pero esta forma de pensar la política internacional, propia de los siglos XVI, XVII Y XVIII, no refleja lo que sucede en la época actual. Es muy riesgoso medir el potencial de una nación tomando como patrón, por ejemplo, su extensión territorial, aún si se tomara en cuenta también la calidad y cantidad de población, el resultado sería muy equívoco ya que quedarían de lado una cantidad de factores tan importantes como esos. El carácter nacional, la moral nacional y la calidad y capacidad del gobierno para manejar su política exterior son los más importantes componentes del poder nacional. “La contribución de estos elementos está sujeta a incesante cambio que no se advierte en el momento que se produce, puesto que solo se revela ante la prueba real de crisis o guerra”. Entonces, el cálculo de la potencialidad de las naciones se convierte en una operación que solo puede verificarse retrospectivamente.

Esta incertidumbre a la hora de calcular el poder se ve agravada en tres situaciones:A. Cuando lo que pretendemos medir no solo es el peso relativo de dos naciones

entre sí, sino el peso relativo de alianzas. En este caso se agrega el cálculo de poder de los propios aliados dentro de la alianza y a su vez compararlo con el poder de los enemigos situados en la otra alianza.

B. Cuando se necesita determinar el poder de naciones pertenecientes a civilizaciones diferentes a la propia. Dice Morgenthau: “es bastante difícil evaluar el poder de Inglaterra o de Francia. Pero es mucho más difícil realizar una correcta determinación del poder de China, Japón o la Unión Soviética”.

C. Por último, la incertidumbre se ve acrecentada por el hacho de que no siempre se está seguro de quiénes son los aliados y quiénes los enemigos.

LA IRREALIDAD DEL EQUILIBRIO DEL PODER Esta incertidumbre en el cálculo de poder no solo determina la incapacidad de aplicar el equilibrio de poder, sino también su negación en los hechos. Entonces, cada nación debe tener previsto cierto margen de seguridad que le permita, ante cálculos fallidos, seguir manteniendo el equilibrio de poder. De esa manera, no se aspira al equilibrio –igualdad- de poder sino a una superioridad que las beneficie. Procurar siempre el máximo de poder los pondrá a salvo de los posibles errores en los cálculos. Las naciones siempre deben tener presente que sus errores en los cálculos sumados al incremento de poder de otras naciones pueden llevarlo a una situación de inferioridad. Por lo tanto, ante una mínima ventaja respecto a sus competidoras deberán usar ese poder para consolidar esa ventaja y transformarla en permanente. Para ello se puede utilizar la presión diplomática como también la guerra. No sabemos cuántas guerras se habrían producido sin el equilibrio de poder,

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pero lo que sí podemos decir es que a partir del sistema estatal moderno la mayoría de las guerras tuvieron como fundamento el equilibrio de poder. Y tres son los tipos de guerras vinculadas al equilibrio de poder: las guerras preventivas, las guerras imperialistas y las guerras antiimperialistas. En una carrera armamentista, las naciones del statu quo tienden a perder y su posición empeora. A medida que pasa el tiempo la nación imperialista aumenta su poder cada vez más, mientras que las del statu quo lo disminuye. En consecuencia, restaurar el equilibrio de poder será cada vez más difícil y cualquier intento de restablecerlo tendrá poco sentido. “El propio acto de reencauzar el equilibrio lleva consigo los elementos para una nueva perturbación.

En conclusión, el equilibrio de poder nunca es definitivo, está en constante movimiento y siempre habrá desviaciones, el objetivo es que ellas no sean demasiado bruscas. El equilibrio del poder como ideología. Partimos de la base de que el equilibrio de poder es un mecanismo para la autodefensa de las naciones, donde el desproporcionado aumento de poder de una de ellas pone en peligro la independencia de aquellas. Así como dijimos que los estadistas a veces se encubren bajo principios ideales para ejecutar sus reales propósitos, también debemos decir lo mismo del equilibrio de poder. De esa forma se convierte en una de las ideologías favoritas de la política internacional, “cuando una nación necesita justificar determinada acción en el escenario internacional, es probable que la presente como una actitud orientada a mantener o restaurar el equilibrio de poder. Cuando se trata de desacreditar la política internacional emprendida por otra nación, es probable que se la condene como una amenaza o modificación del equilibrio de poder”. “El equilibrio de poder asume una realidad y una función que en los hechos no tiene y, por lo tanto, tiende a encubrir, racionalizar y justificar la política internacional tal como es en la realidad” LA INSUFICIENCIA DEL EQUILIBRIO DEL PODER. Influencia limitadora del consenso moral.

La actual formación, como se componen, los estados se debe gracias al equilibrio de poder, así como a que mantengan su independencia. Sin embargo, el equilibrio de poder no es el único factor determinante para que esto ocurra.

El honor, la justicia son valores humanos que se arraigaron en todas las Constituciones estatales. Estos valore también promueven la independencia de los pueblos. Sobre estos valores también se apoya el equilibrio de poder. El temor también hace al equilibrio de poder, un estado no abusa de otro por temor a posibles represalias.

La igualdad y equilibrio de poder entre naciones vecinas garantiza la tranquilidad para todas y si a su vez mantienen relaciones comerciales forman una especie de comunidad.

Page 30: Hans Morgenthau (Recovered)

Cada Estados, tiene con respecto a otro, derechos y obligaciones para lograr el bien común y la seguridad. Estos Estados independientes, por intereses comunes, logran el mantenimiento del orden y la libertad. Como cada Estado a su vez de mantener relaciones, es independiente del otro, se logra imponer el equilibrio de poder, y un Estado por ello, no puede imponer leyes u otra cosa al otro. Los pensadores europeos creían esto. Luego del imperio napoleónico, los Estados europeos hicieron explícitas las bases morales e intelectuales sobre los que se apoyaba el concepto de equilibrio de poder. La Santa Alianza y el Concierto Europeo, son intentos de institucionalizar estas fuerzas intelectuales y morales. La Santa Alianza actuaba bajo principios cristianos.

El Concierto Europeo, es una diplomacia basada en conferencias entre las grandes potencias. Toma principios de la Santa Alianza y se basa también sobre los principios comunes a todos los países europeos, como la paz de Europa. De hecho, el 5 de febrero de 1814, cuando se creó el Concierto Europeo, los representantes de Inglaterra, Prusia y Rusia, manifestaron que no hablaban en nombre solo de sus países, sino en nombre de toda Europa en su conjunto. Consenso moral del moderno sistema estatal. La estabilidad del moderno sistema estatal requiere de elementos intelectuales y morales en las que se apoya el sistema estatal y también el principio del equilibrio del poder. Se basan en el intelectualismo, la moral, las leyes, las costumbres e incluso en las artes. Incluso en tiempos de conflictos, aunque una se supiera vencedor y otro perdedor, se aceptaba mutuamente que debían existir los dos, como forma de balance de poder, como parte de los platillos que equilibran la balanza. Si una nación violara la soberanía de otra, las demás se lo harían saber.

Estos principios morales e intelectuales, como la autodeterminación de los pueblos, se han convertido, en la base de los modernos Estados. El equilibrio de poder se ve si las naciones están satisfechas. Por último, ¿qué cosas han unido a las naciones luego de la Segunda Guerra Mundial? Del análisis de lo que ha permitido esa unión posguerra es en lo que deberá basarse el equilibrio de poder para garantizar la libertad y estabilidad de todas las naciones.