hanns-albert steger (alemania)1 sobre la sociologÍa de los

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Hanns-Albert Steger (Alemania) 1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS SISTEMAS UNIVERSITARIOS DEL OCCIDENTE DE EUROPA Y DE LATINOAMÉRICA EN LOS SIGLOS XIX Y XX. La "commonwealth of universities" europea, a finales del siglo XVIII se encontraba al igual que todas las demás estructuras "ecuménicas" generadas en la Edad Media 2 —Iglesia católica, Sacro Romano Imperio, Imperio Español, Estado Universal Lusitano— en letal crisis existencial. La investigación en ciencias naturales y el modernismo mercantilista, la Ilustración agnóstica y el progreso de lo inmediatamente útil, todos esos aspectos del proceso general de secularización que se puso al alcance de todo el mundo con la publicación de la gran Enciclopedia francesa, se pueden entender como formaciones particulares de un ataque concéntrico del "saeculum" contra los bastiones del ecumenismo medieval anclado en el espíritu de las Cruzadas, contra lo "sacrum". La situación estratégica al terminar el siglo xviii El ataque del "saeculum" contra lo "sacrum" salió airoso por principio de cuentas por cuanto que: - las universidades francesas quedaron disueltas en 1793 por un decreto del Comité du Salut Public (Robespierre); con ello, la tradición universitaria de Francia quedó deshecha por todo un siglo (sólo en 1896 se vuelven a erigir universidades); - el Papa (Pío VI) fue aprehendido en 1798 por las tropas francesas, y a partir de ese momento fue considerado exclusivamente como monarca particular de un Estado como cualquier otro; - el progreso de la Revolución Francesa obligó al "César Romano" a declararse en 1804 monarca particular de un Estado también particular (Austria) y en 1806 a abolir definitivamente el Römisches Reich; - el Imperio Español se desplomó en 1808 bajo el ataque napoleónico, y empezó a disolverse en múltiples Estados; 1 Tomado de Aldo Solari (comp.). Poder y desarrollo en América Latina. Homenaje a José Medina Echavarría. México, F.C.E. 2 En las siguientes consideraciones emplearemos la expresión "ecuménico" para indicar todos los marcos de dominio y sus formas cogitativas que al cabo se hallan arraigados en una escatología cristiano-mítica y por lo mismo se arrogan la facultad de estatuir órdenes universales "sacros"; establecen "horizontes", no "fronteras". Véanse al respecto: Alois Dempf, Sacrum Imperium. Geschichte und Staatsphilosophie des Mittelalters und der politíschen Renaissance, Darmstadt, 2a ed., 1954. Kar1 Löwith, Weltgeschichte und Heilsgeschehen. Die Theogischen Voraussetzungen der Geschichtsphilosophie, Stuttgart- Berlin-Colonia-Maguncia, 1953.

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Page 1: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

Hanns-Albert Steger (Alemania)1

SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS SISTEMAS UNIVERSITARIOS DEL OCCIDENTE DE

EUROPA Y DE LATINOAMÉRICA EN LOS SIGLOS XIX Y XX.

La "commonwealth of universities" europea, a finales del siglo XVIII se encontraba al igual

que todas las demás estructuras "ecuménicas" generadas en la Edad Media2 —Iglesia

católica, Sacro Romano Imperio, Imperio Español, Estado Universal Lusitano— en letal

crisis existencial. La investigación en ciencias naturales y el modernismo mercantilista, la

Ilustración agnóstica y el progreso de lo inmediatamente útil, todos esos aspectos del

proceso general de secularización que se puso al alcance de todo el mundo con la

publicación de la gran Enciclopedia francesa, se pueden entender como formaciones

particulares de un ataque concéntrico del "saeculum" contra los bastiones del ecumenismo

medieval anclado en el espíritu de las Cruzadas, contra lo "sacrum".

La situación estratégica al terminar el siglo xviii

El ataque del "saeculum" contra lo "sacrum" salió airoso por principio de cuentas por cuanto

que:

- las universidades francesas quedaron disueltas en 1793 por un decreto del Comité

du Salut Public (Robespierre); con ello, la tradición universitaria de Francia quedó

deshecha por todo un siglo (sólo en 1896 se vuelven a erigir universidades);

- el Papa (Pío VI) fue aprehendido en 1798 por las tropas francesas, y a partir de ese

momento fue considerado exclusivamente como monarca particular de un Estado

como cualquier otro;

- el progreso de la Revolución Francesa obligó al "César Romano" a declararse en

1804 monarca particular de un Estado también particular (Austria) y en 1806 a abolir

definitivamente el Römisches Reich;

- el Imperio Español se desplomó en 1808 bajo el ataque napoleónico, y empezó a

disolverse en múltiples Estados;

1 Tomado de Aldo Solari (comp.). Poder y desarrollo en América Latina. Homenaje a José Medina Echavarría. México, F.C.E. 2 En las siguientes consideraciones emplearemos la expresión "ecuménico" para indicar todos los marcos de dominio y sus formas cogitativas que al cabo se hallan arraigados en una escatología cristiano-mítica y por lo mismo se arrogan la facultad de estatuir órdenes universales "sacros"; establecen "horizontes", no "fronteras". Véanse al respecto: Alois Dempf, Sacrum Imperium. Geschichte und Staatsphilosophie des Mittelalters und der politíschen Renaissance, Darmstadt, 2a ed., 1954. Kar1 Löwith, Weltgeschichte und Heilsgeschehen. Die Theogischen Voraussetzungen der Geschichtsphilosophie, Stuttgart-Berlin-Colonia-Maguncia, 1953.

Page 2: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

- el Estado Universal Lusitano —como consecuencia de la invasión francesa de

1807— se particularizó en diversos Estados y más tarde, curiosamente, en un reino

parcial, el Imperio Brasileño de 1822 (Gilberto Freyre hablará luego de la "luso-

tropicalidade").3

La derrota de los poderes ecuménicos, como vemos hoy, fue sólo el inicio de un proceso de

transformación panpolítica, de comienzo inaudito, que posteriormente Louis Auguste

Blanqui (1837) denominará “la révolution industrielle" y que interpretará de modo

anarcosocialista.

Las fuerzas que de esta guisa entran en juego, fueron alumbradas a partir de toda la

contingencia tradicional, por la reflexión del hombre sobre sí mismo y sobre su existencia

"global", inmanente y circunscrita al orbe.4 Sin embargo, la Declaración de Independencia

de los Estados Unidos, de 1776, entendió el derecho humano como emanado de Dios,

como trascendente; la "Déclaration des droits de l'homme et du citoyen", proclamada en

1791 durante la Revolución Francesa, se refiere por el contrario a los derechos estatuidos

por el hombre mismo, y por tal razón el hombre ha de responder ante sí mismo y no ante

Dios. Lo "humanum" que se deberá "extraprocesar" (Ernst Bloch) por medio del progreso,

no es algo transeúnte sino inmanente, que se deberá comprender —cual dirá Alfred

Weber— como inmanentemente trascendente.

La Revolución Francesa, es una de las tornavías panpolíticas que de manera

comprehensiva dan lugar a nuevos puntos de partida (de la misma manera como

posteriormente la Comuna de París de 1871 determinará la política mundial del "campo

socialista" durante todo un siglo), es el punto de partida de una lucha que también durará

un siglo, entre el mundo de la legislación ecuménica y el sistema "moderno" de las

legitimidades estatales. Su victoria no fue completa; quedaron reductos aislados donde se

instaurarían contraposiciones cuyo significado hoy empezamos a vislumbrar y donde una

vez más comienza a zonar la hora de las universidades, que a los revolucionarios de finales

de siglo les parecían el miembro más lastimero y débil del "mundus urbarialis".*

3 Gilberto Freyre, Casa-Grande & Senzala, Río de Janeiro, 1933 (14ª ed., Recife, 1966); Brazil: An Interpretation, Nueva York, 1945. 4 Alfred Weber, Kulturgeschichte als Kultursoziologie, Heidelberg, 1935 (2ª ed. 1950); Ernst Bloch, Tübinger Einleitung in die Philosophie, edición Suhrkamp, Nro 11 + 58, Francfort del Meno, 1963 (en especial el cap. 15: "Differenzierungen im Begriff Fort-schritt"); Hans Freyer, Theorie des gegenwärtigen Zeitalters, Stuttgart, 1955; Hanno Kesting, Geschichtsphilosophie und Weltbürgerkrieg, Heidelberg, 1959. * El urbarium era el catastro, o sea, el libro de las legitimidades [T.]

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Tres son los reductos que nos interesan:

1) El sistema universitario latinoamericano, isomorfo desde la perspectiva europea (sir Eric

Ashby lo denomina "a sort of academic greenhouse reproducing the cultural climate of the

Iberian peninsula" [una especie de invernadero académico donde se reproduce el clima

cultural de la Península ibérica]);5 heteromorfo desde la perspectiva latinoamericana si se

ven con atención todas las contingencias históricas. José Medina Echavarría ha sido el

primero en percatarse de la importancia céntrica, que ha interpretado sociológicamente, que

posee la "hacienda" para todo el sistema en su conjunto.6

La Ilustración hispanoborbónica y la Reforma pombaliana, así como los trastornos

napoleónicos12s5y, pusieron fuera de combate los centros de gobernalle de este sistema

en España (Salamanca y Alcalá) y en Portugal (Coimbra y Évora). En Latinoamérica

persistió como estaba, casi acéfala. Vivió sin pasar por el fuego de la Revolución Francesa,

de la misma manera como las iglesias coptas de Etiopía y el cristianismo de "detrás" del

muro del Islam lograron sobrevivir. No se aprovechó la ocasión autóctona de Latinoamérica,

la unión de criollos e indios, fomentada previdentemente por Túpac Amaru en 1780; los

criollos lograron "su" independencia en una guerra bifronte contra gachupines e indios,

obligando a la renuncia a las reformas revolucionarias. El sistema universitario se convirtió

en juguete de las clases superiores, alienadas frente a su propio continente.

Las "casas grandes", las "haciendas", manumisas de la responsabilidad ante las "leyes de

Indias", se convirtieron de mansiones patriarcales en agencias estatales de negocios

dudosos entre los comerciantes y sus comitentes británicos y luego franceses. Otro tanto

ocurrió con las universidades: de "haciendas de educación" coloniales se convirtieron en

cuarteles urbanos de "conservadores" o "liberales", siempre de grupos de abogados que

actuaban en lo forense desde puntos de partida europeos, ora la Santa Alianza, ora la

religión racional profana de la "sociología" de Augusto Comte.

2) Las federaciones inglesas de colleges de Oxford y Cambridge, réplica científica de las

5 Sir Eric Ashby, Technology and the Academics, Londres-Nueva York, 1958; Universities: British, Indian, African. A Study of the Ecology of Higher Education, Londres; 1966. 6 José Medina Echavarría, El desarrollo económico de América Latina; consideraciones sociológicas, Santiago de Chile, CEP AL, 1962; respecto del análisis socioeconómico en general: José Medina Echavarría, Filosofía, Educación y Desarrollo (colección de artículos), México, Siglo XXI, 1967. Partiendo de ahí: Hanns-Albert Steger, Die Universitäten in der gesellschaftlichen Entwicklung Lateinamerikas, Bielefeld, 1968 (Edición en portugués: As universidades no desenvolvimento social da América Latina, Río de Janeiro, Tempo Brasileiro, 1970.)

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comunidades monacales del monte Athos de Grecia (que fueron dechado de la Utopía de

Tomás Moro), alcázares de la Iglesia anglicana.7

Esas federaciones de colleges —al igual que la Iglesia anglicana— conservaron la

continuidad de la Edad Media, sin romper su tradición durante la Reforma y el Tridentino,

hasta el tiempo de la Revolución Francesa. Las transformaciones, las reformas

revolucionarias, que de todas maneras no pondrán en tela de duda el meollo, se instauran

sólo con la Revolución industrial del segundo tercio del siglo XIX: "Oxbridge" nunca se

entregó a un nacionalismo de sello continental, sino que siempre permaneció "ecuménico",

definido no según "fronteras", sino por "horizontes". Esto explica también por qué, en la

segunda mitad del siglo XVIII, Cambridge fue la única universidad de corte medieval que

dio muestras de una disponibilidad científica de carácter universal, más aún, que fue uno de

los cimientos más importantes de la propia ilustración: desde finales del siglo XVII, las

matemáticas de Isaac Newton fueron ascendidas a punto de gravedad universitario y

convertidas finalmente en asignatura obligatoria; las leyes de la gravitación y la política del

college no se divorciaron tanto las unas de la otra.

3) La universidad de habla alemana, que con sus tesis "modernas" de la Ilustración cayó

víctima en Halle y en Gotinga del ataque francés, sólo se libró del impulso de la Revolución,

con gran sentimiento de los reformadores posteriores, en su círculo propio, el estudiantado

organizado.8

Ernst Moritz Arndt posteriormente (1815) hablará en su análisis de la universidad germánica

del "Studentenstaat" [Estado de estudiantes]. El contraataque contra los franceses se llevó

a cabo entre los estudiantados alemanes organizados; qué otra cosa eran las "guerras de

iberación" sino una lucha estudiantil bifronte contra el "antiguo régimen", lo mismo que

contra la Revolución, llevada a cabo con el poder de las armas como "ideología" de un

poder de ocupación militar.

7 John Ziman, "The College System at Oxford and Cambridge", Minerva, vol. I, Nro 2, invierno 1963; Sheldon Rothblatt, The Revolution of the Dons. Cambridge and Society in Victorian England, Nueva York, 1968; véase también E. Ashby, op. cit., 1966, nota 4. Para información al corriente: Commonwealth Universities Yearbook, Londres (anualmente). 8 Helmut Schelsky, Einsamkeit und Freiheit. Idee und Gestalt der deutschen Universität und ihrer Reformen, 2ª edición ampliada con un "Suplemento de 1970", Düsseldorf. 1971; Die Universität und ihre Studentenschaft. Universitas magistrorum et scholarium. Versuch einer Dokumentation aus Gesetzen, Erlassen, Beschlüssen, Reden, Schriften und Briefen, a cargo de Wolfgang Kalischer, Essen-Bredeney (Fundación para la Ciencia Alemana, Anuario 1966-67; ahí, pp. 43 ss.: E. M. Arndt, "Über den deutschen Studentenstaat, 1815", resumen).

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Esos estudios generales germánicos pertenecían al bloque de universidades de maestros

(tipo París), lo mismo que a las universidades de estudiantes (tipo Bolonia), sin lograr la

integración de ambas entidades, como ocurrió en Oxford y Cambridge en el tipo del "fellow"

que a la vez es una cosa y otra. Así, la universidad alemana fue a la par "Estado de

estudiantes" y "Estado de profesores", en simbiosis peculiar (los participantes estudiantiles

en la fiesta de Wartburg [1817] se convierten posteriormente, como profesores, en

miembros del Parlamento malogrado de la iglesia de San Pablo de Francfort [1848]).

El plan de fundación de la Universidad de Berlín, obra de Wilhelm von Humboldt, proponía

un fellow alemán que no existía (así que la gente se orientó según la figura de su hermano

Alejandro). A cambio, se erigió la nueva institución de "profesores" y "Burschen" [alumnos]

que —dentro de la misma casa— constituían mundos distintos. Último bastión de la vetusta

tradición ecuménica fue la idea del cometido formador de la universidad, aquella

transposición del deshecho "Römisches Reich", a las cámaras de estudio de catedráticos y

alumnos.

Los tres ámbitos —las universidades hispánicas de Latinoamérica, las federaciones

inglesas de colleges y el ideal de formación germánico (el Estado de estudiantes) — logran

evadir el ataque inmediato de la Revolución francesa.

Al plantearse la situación estratégica de la lucha entre la "mancomunidad de universidades"

y la Revolución francesa, a la vuelta del siglo XVIII al XIX, se tiene el siguiente cuadro:

Por un lado se encuentra la "mancomunidad de universidades"; ésta abarca:

a) El campo inglés-norteamericano, con Oxford, Cambridge, Harvard, William and

Mary, Yale y Princeton.

b) El campo de las catorce universidades aisladas de Latinoamérica (Brasil se quedó

sin universidades por la concentración del Imperio Lusitano en Portugal, y tanto

después como antes se modeló según Coimbra).

c) Restos de los Estudios Generales, dentro del campo espiritual del antiguo Sacro

Romano Imperio;

Por otro lado, está el ámbito inmediato de la Revolución francesa. Un vistazo al mapa deja

ver que la "mancomunidad de universidades" por los sucesos revolucionarios perdió su

antiguo medio, la Universidad de París, que otrora impartía decisiones de política mundial.

Del medio francés de ese campo de juego estratégico continental parte el intento de

desarrollar un sistema abierto y nuevo con pretensiones de validez general. Lo que había

deseado propiamente la Revolución se deduce del plan estructural definitivo, de corta vida,

de las "Écoles centrales" (fundadas en 1795 por la Convención, y disueltas en 1802 por

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Napoleón):9

- destitución del latín (y de la ideología con él vinculada del antiguo régimen); en vez

de ello, concentración de los planes de estudio en problemas actuales de la sociedad

moderna;

- fin del predominio de la Iglesia sobre el profesorado; en vez de ello, institución laica y

apelación al espíritu de la Enciclopedia, esto es, de la Ilustración;

- cancelación de los métodos colectivos de adoctrinamiento, aboliendo la distribución

por clases inamovibles del alumnado; en vez de ello, libre autoorganización del plan

de estudios por parte del alumno, quien como individuo decide qué cursos debe

seguir según sus intereses y capacidades (tal sistema corresponde bastante con el

proceder actual en las high schools norteamericanas).

El sistema educativo, por ende, no se ha de integrar al pretérito, sino al presente; las

normas educativas ya no se fundan en lo trascendental, sino en lo inmanente; están

instituidas por el hombre mismo; la relación entre profesor y alumno se pone de cabeza: ya

no es el profesor quien decide que aprenderá el alumno, sino éste quien determina qué le

enseñará el maestro.

Liberté, égalité, fraterníté, de ese modo, según voluntad de los revolucionarios no sólo se

convierten en principios guías del nuevo ideal educativo y de formación, sino en

estructurales. Pero en realidad, sobre esa base jamás se habría estado en situación de dar

consistencia estructural al Reich del Kaiser con sus aspiraciones jerárquicas imperiales. Y a

este efecto llega Napoleón; tal es el sentido de su reforma educativa imperial que implanta

en 1802 y que en 1808 alcanza su apogeo con la fundación de la "Université Impériale".10

Sigue con esto la transformación de la guerra revolucionaria en "gran guerra patriótica", por

cuanto que ya no es responsable el ente educativo ante el "Etre Supreme", sino que se

somete a un "Grand Maitre", que como jefe de un ejército de sitio controla todo movimiento;

servicio militar obligatorio y escolaridad para todos se han cortado de la misma madera.

Ahora ya no son los alumnos los que determinan sobre sí, sino que son los profesores y

catedráticos quienes vuelven a desempeñar sus viejos papeles de dominio. Ellos

9 Ejemplar extra de la revista Esprit, año 32, Nro 328, París, 1964: "Faire l'Université. Dossier pour la réforme de l'enseignement supérieur"; Gerald Antoine, Jean-Claude Passeron, La réforme de l’université (Prólogo de Raymond Aron), París, 1966; Michel Vermont-Gauchy, L'éducation nationale dans la France de demain, Mónaco, 1965. 10 Marcel Bouchard, "Les universités francaises", en Revue de l’enseignement supérieur, Nro 3/1960, pp. 32-5; Heinz Forsteneicher, Das wissenschaftliche Leben in Frankreich, Essen-Bredeney (Fundación para la Ciencia Alemana), 1963.

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propiamente son los que salen gananciosos de la Revolución francesa: de ahora en

adelante "serán" los garantes de su permanencia institucionalizada.

LA DOCENCIA Y LA INVESTIGACIÓN EN EL SISTEMA EDUCATIVO NAPOLEÓNICO.

Desde la promulgación de la reforma universitaria napoleónica en el año de 1808, todo

curso escolar en Francia, al menos hasta 1968, ha sido parte de la "université", incluso en

la última escuela provinciana; "université" y educación nacional fueron la misma cosa. Los

prefectos regionales de educación usurparon el título manumiso de rector y se llamaron

"recteur d'académie", es decir rector de un círculo académico. Si se miran las cosas más de

cerca aparece en claro que este sistema no es tan nuevo; es una réplica exacta, laica y

secularizada, cambiada la función (y sólo tapada tras una fachada de vocablos erigida con

escombros del derrocado sistema universitario) del sistema educativo jesuítico tan odiado

por los revolucionarios de la Ilustración, y así ha quedado en lo fundamental, a pesar de las

reformas introducidas a partir de 1968.

En este punto se esclarece la peculiar dicotomía del sistema educativo francés: el

"modernismo" propiamente revolucionario, el maquinismo industrial, queda extramuros de

esa monstruosa "université" de la Revolución; para Napoleón, la educación politécnica

basada en la ilustración de la Enciclopedia y organizada por la Convención, fue una ciencia

aúxiliar del arte de la guerra, de gastadores y zapadores.

El gran complejo de las "Grandes Écoles" no es otra cosa sino el modernismo desterrado

de las paredes de las facultades, que siguen siendo tradicionales. Frente a ellas, dentro del

círculo de la investigación del "Institut de France", lo mismo que en el "grand corps de

savants", quedaron bastante inmunes las ideas de los gremios revolucionarios

prenapoleónicos.

La Revolución francesa, dentro del ámbito de la educación, sólo ha podido implantar a

medias su esquema: la burguesía francesa de la Ilustración, que en el Directorio tomó

definitivamente el poder del Estado, puso como precio de la victoria la reintroducción de

aquellas estructuras docentes con las que había crecido. De esta manera se congelaron las

enseñanzas sobre el estadio de desarrollo del mercantilismo, las discusiones volterianas, la

"Enciclopedia". La reforma napoleónica a la enseñanza universitaria ratifica, por tanto, una

posición prerrevolucionaria de la conciencia burguesa, cual se había avivado en la época

de los "philosophes" (por ejemplo, del barón de Holbach), lo que corresponde a la par a la

situación que se instauró en Alemania, sin revoluciones siquiera, en la época de la

Universidad de Halle. Aunque parezca grotesco, es sin duda Napoleón quien en 1807 cierra

la Universidad de Halle, dando el último impulso a la fundación de la Universidad de Berlín.

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Napoleón, al apelar una vez más a las reformas docentes abiertas de la Revolución, lleva a

efecto una decisión política de la más vasta envergadura: muy al estilo del Catecismo

Católico-Cesáreo de la misma sazón, donde aparecían ajustados orden cesáreo y divino,

dispone Napoleón el sistema docente del Kaiser como tipo laico, correspondiente al cerrado

"Orbis catholicus", con el que ha quedado estrechamente vinculado de hecho hasta hoy día.

El papel de la "Universidad nacional" de Latinoamérica no se logra entender sin referencia a

esta trastienda de la "Université Impériale".

El sistema docente francés conquista posteriormente, a seguidas de la revolución burguesa

de 1830, todo el ámbito hispánico, mediterráneo y latinoamericano. Es el habla formal que

ahí todavía impera hasta hoy, en la que se expresan los problemas de estructura, por más

que el sustrato estructural no siempre se pueda retrotraer al dechado francés. Ejemplo al

respecto son las "escuelas normales" latinoamericanas, que durante el siglo XIX e incluso

en el XX fueron de facto las universidades de los capaces sin medios. Vale esto tanto para

México (entendiendo aquí la "Escuela Nacional Preparatoria" hasta hoy decididamente

importante a nivel político de bachillerato) como para Bogotá en Colombia y para La Plata

en Argentina (Colegio Nacional de La Plata). Apunta aquí in nuce un segundo sistema

universitario, hasta donde el modelo docente francés se halla fundido con la tradición

investigatoria hispana de los "colegios mayores". Algunos de los científicos

latinoamericanos de más importancia en nuestro siglo tienen estrecha relación con esa

forma de "escuelas normales", como por ejemplo Alfonso Reyes, Antonio Caso, Pedro

Henríquez Ureña.

Pero lo que vale en Latinoamérica en cuanto a la adopción del sistema docente francés,

sirve de igual modo para el sistema de investigación. Con el fin de poner en claro esta

diferenciación debemos tener en la mente algunos de los principios de la solución francesa.

En el círculo de la enseñanza, las reformas concebidas por la Convención, como dechado

para toda la humanidad "civilizada", cayeron víctimas de la idea del Estado nacional. En la

investigación, por el contrario, se fue desenvolviendo —ininterrumpida— una realidad

nueva, donde dieron el tono las "arts et métiers" [artes y oficios] y por fin la "philosophie

positive" de Auguste Comte; era el mundo del culto a la Razón, de las especialidades, de

las exposiciones internacionales de París de 1855 y 1867 (en contrapartida a las

londinenses de 1851 y 1862). Las instituciones de investigación comprendidas en el "lnstitut

de France" o el "Musée National d'Histoire Naturelle", fundado por la Convención, se

convirtieron en instituciones de investigación señeras a nivel internacional. Hay que advertir

que los principales investigadores del "Institut" recibieron sus investiduras al tiempo del

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Directorio o del Consulado, cuando eran jóvenes, apenas de veinte años.

El impulso resuelto de la Revolución abre un nuevo mundo en esa ciencia para gente joven.

El mundo de las "facultés" nada tiene que ver con él; se niega a colar detrás de sus muros a

la nueva ciencia; en 1868 aparece así la "École Pratique de Hautes Études" (en relación

inmediata con la II Exposición de París), como hogar institucionalizado de investigación en

ciencias naturales, fuera de las facultades. A partir de ese momento es de notar que los

resultados de la investigación —más aún, el espíritu de la investigación misma— a duras

penas podrán influir en la estructura de la enseñanza en Francia. En el siglo XIX, por lo

tanto, con el progreso de la industrialización y de la investigación en ciencias naturales de

él dependiente, se amplió cada vez más la distancia entre investigadores y maestros.

A esto hay que añadir una segunda característica: el nuevo mundo científico no se

separaría de la metrópoli mundial de París; los miembros del "Institut" tenían obligación de

residir en París. Lo que quedara fuera, pedagógicamente era provincia, y sólo tenía sentido

como proveedor para París. Así, el sistema napoleónico actuaba como una bomba que

succionaba las inteligencias hacia París, la "capital decimonónica" (Walter Benjamin) y que

lixiviaba espiritualmente aún más a las provincias como "antiguo régimen". La investigación

organizada convirtióse en un sistema gigantesco de explotación, con cuyo auxilio la

metrópoli avasallaba a la provincia.

Las universidades latinoamericanas del siglo XVIII son "provincias", en este sentido, del

sistema docente francés, sin metrópoli propia, puesto que su metrópoli era París. Por lo

mismo, no se piensa en trasplantar a Latinoamérica el otro lado del sistema francés, la

investigación moderna en ciencias naturales. Tal renuncia se ha preparado con mucha

antelación: a diferencia del resto de Europa, en España (en tiempo de Carlos III) y en

Portugal (con el marqués de Pombal) la Ilustración no actuó subversivamente contra el

antiguo régimen, sino (algo así como en Prusia cuando Federico II) fue "reordenada" por

parte del Estado. Ya en tiempos de Carlos lII, los "afrancesados" españoles consideraban a

París como su capital por antonomasia (la Revolución francesa, y en especial el ataque

napoleónico contra la Península Ibérica, operaron más bien como un quebranto incómodo,

no como un fomento de ese proceso de afrancesamiento, aunque de inmediato se volvió a

reemprender bajo la égida de la Santa Alianza).

En Latinoamérica, según vemos hoy, se toma el anverso de la medalla sin su reverso en

materia de educación: los propios adelantos investigatorios, cual se llevaron a cabo en

algunos "colegios mayores", se abandonan o amortecen. Fue a consecuencia de esta

situación por lo que Maximiliano de Habsburgo se propuso llevar a efecto en México, para

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1865, el ordenamiento del Comité de Salvación Pública de 1793, sin comprender jamás que

él en México poseía una legitimidad falsa, a saber, su vinculación con el Partido

conservador, mandando cerrar la Universidad de México con la observación: "Lo que en la

Edad Media se llamó universidad es hoy una palabra sin sentido." No olvidemos que

Maximiliano, príncipe de habla alemana, pronunció estas palabras 55 años después de la

fundación de la Universidad de Berlín por Wilhelm von Humboldt.11

Pero este acto en sí era ya un anacronismo, incluso para el ámbito latinoamericano. Ya

hacía mucho, a saber, en el año de 1842, que Andrés Bello fundara en Santiago la

Universidad de Chile, dando con ello principio nuevo al sistema universitario

latinoamericano, el que hasta hoy lo caracteriza y cuya validez no perderá aún por mucho

tiempo. Pero Maximiliano vio Latinoamérica, incluso cuando estuvo en Latinoamérica, al

través de lentes franceses; no tenía ninguna visión del sub-continente como entidad política

autónoma.

Una adopción casi inmutada del modelo francés ocurre sólo por un momento como

posibilidad en el ámbito lusitano, cuando el imperio burgués de 1823 planeó fundar una

"Universidade do Brasil", en analogía con la "Université de France", sometiendo a aquélla

todo el sistema educativo, a diferencia de México que carecía de universidad central. Sin

embargo, las discusiones sobre la promulgación de la ley básica de educación durarían un

siglo, y sólo en 1962 se aprobó la "Lei de diretrizes e bases da educacáo nacional". Río de

Janeiro podría muy bien haber ejercido las funciones de metrópoli necesarias para el

funcionamiento del sistema, pero en el ínterin tuvieron lugar realidades harto distintas.12

El sistema educativo experimenta con ello, en todas las demás trasplantaciones culturales

de Europa, Asia y Latinoamérica, un revés característico en todo lo referente a su función;

el sistema educativo francés, falto de su marco sociocultural, servirá de apoyo, más que de

amenaza, al inmovilismo del tiempo colonial; le faltan las posibilidades de enmienda

provenientes de la investigación independiente y de una comuna revolucionaria ansiosa de

renovaciones (como en la primavera de 1968 pudo todavía vivir París). Latinoamérica es

hasta hoy día un continente que ha quedado sin galardonados con el Premio Nobel en

ciencias.

DIFERENCIAS LATINOAMERICANAS DEL MODELO UNIVERSITARIO FRANCÉS.

11 Alberto María Carreño, La real y pontificia Universidad de México, 1536-1865, México, 1961. 12 A. Alonso, S. J. "L'expansion de l'enseignement supérieur au Brésil", en L'expansion de l’enseignement supérieur, - Bureau International des Universités, París, 1960.

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Como ya se ha dicho, las diferencias de Latinoamérica frente al dechado universitario

francés se habían incubado desde hacía mucho. En lo esencial estuvieron condicionadas

por el hecho de que la responsabilidad del ente universitario recayó en otros depositarios

sociales, cuyo papel en modo alguno concordaba con la estructura francesa. Desde Carlos

III, los criollos de Latinoamérica empezaron a verse a sí mismos con ojos franceses. Como

todavía hoy nos encontramos por doquier con las consecuencias de tal pergeño, para

comprender el sistema universitario latinoamericano hemos de hacer resaltar ciertos

pormenores.

Carlos III, rey de España, junto con Francia se enemistó con Inglaterra, por lo cual prestó

apoyo a los rebeldes norteamericanos contra la madre patria. Resultó de todas formas —

podemos observar de continuo esta ley de la "reversión de tendencias", cuando se trata de

la transposición de las estructuras europeas a Latinoamérica— la grotesca situación desde

el punto de vista sociológico de que los rebeldes criollos no se vincularon con los rebeldes

norteamericanos, sino que plantaron su cuartel general en Londres (como, por ejemplo,

Marcano, Alvisto y Juan José Godoy). La Declaración de los Derechos del Hombre, a pesar

de todo, se discute en Latinoamérica en su versión francesa y los grupos de la franc-

masonería siguieron rituales francohispanos y no ingleses. Vale lo mismo para las "Sociétés

de pensée" francesas que en Latinoamérica, como por ejemplo en Buenos Aires, tienen su

réplica en las "Sociedades económicas de amigos del país"; en Francia constituyen un paso

inmediatamente previo a la Revolución, pero en Latinoamérica fracasan y no recogen fruto

alguno.

Cabe decir que la Ilustración en las universidades latinoamericanas ya había funcionado

mucho antes de la Revolución francesa, como ha puesto en claro no hace poco Lanning en

sus investigaciones escrupulosas, en especial sobre Guatemala; no sin justificación habla

Julián Marías de La España posible en tiempos de Carlos III. La Revolución francesa, a

pesar de todo, opera en Latinoamérica contra sí misma: da al traste con el proceso de la

Ilustración y todavía consolida más las fuerzas del antiguo régimen, que logran

enmascararse tras el vocabulario revolucionario que le reporta la independencia, pero que

por lo demás no impide erigir tras ese disfraz un antiguo régimen de cuño criollo. De esa

manera pudieron pasar tranquilamente a la época de la independencia. La reversión de

tendencias en un acontecimiento tan central como la Revolución francesa es de significado

máximo para el entendimiento de lo que ocurriría en adelante en las escuelas medias de

Latinoamérica.

Por lo que se refiere a las universidades en Francia, la Revolución dispuso del breve lapso

Page 12: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

entre 1793 (disolución de las universidades) hasta 1808 (fundación de la "Université

Impériale") para encontrar determinaciones decisivas, válidas en el futuro. En ese breve

lapso no era seguro si el intento de la Revolución de sustituir la Providencia divina por el

Progreso humano (Karl Lowith), lo aceptarían de tal manera las universidades que el

maquinismo industrial que iba naciendo acudiera a ellas en procura de su justificación, o si

se debería hablar a los hombres de la era industrial, como siempre, en el lenguaje ya

petrificado y dogmatizado del mercantilismo preindustrial y de los "philosophes" agnósticos.

Se optó por la segunda alternativa; el mundo cogitativo de Voltaire y del mercantilismo se

convirtió en lenguaje normativo en el que debían expresarse, si se querían entender, hasta

quienes pretendían superar aquel punto de partida.

La fórmula napoleónica de la revolución en un país (con lo que se entiende legislación

sobre nacionalismo e industrialización) reportó a la Revolución una victoria pírrica; las

limitaciones y cercas nacionalistas se circunscribirán como una costra glacial en torno a la

"sociedad industrial progresista en general" (Raymond Aron) e impedirán que se convierta

en lo que desde hace mucho ya es propiamente.13

El único que vio claro a este respecto fue Saint-Simon, al señalar que la Revolución

francesa carecería de sentido y no podría dar ningún paso adelante, sin una civilización

técnico-científica e industrial. Esta situación negativa, precisamente, es la que se implantó

en Latinoamérica; y tuvo la macabra consecuencia de que por todo el siglo XIX, la capa

dominante de los criollos, que siempre fue terrateniente y colonialista, empleara el

vocabulario de la Revolución francesa, para declarar la guerra contra los cambios

estructurales que se hicieron posibles precisamente gracias a la Revolución.

Como tal situación apenas si se ha considerado hasta ahora, es muy frecuente encontrarse

con interpretaciones erróneas sobre las opiniones latinoamericanas, a las que se juzga sin

tomar en cuenta el contexto social siempre distinto de los asertos. Pero cuando uno se

decide de una vez por todas, por ejemplo, a leer los escritos lingüísticos, jurídicos o

culturales de Andrés Bello desde la trastienda en que se deben entender declaraciones

motivadas sociológicamente, se cae en la cuenta con sorpresa con cuán aguda visión

avizora más allá de ese camuflaje lingüístico, con qué hábil mano hace a un lado el disfraz

del vocabulario y dirige sus ataques contra las estructuras que están al fondo. Sólo así se

hace plástica e inteligible su disertación sobre la gramática del idioma español (para citar

sólo un ejemplo).

13 Raymond Aron, Dix-huit lecons sur la société industrielle, París, 1962.

Page 13: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

La fundación de la Universidad de Santiago de Chile, obra de Bello, constituye el proceso

contrapuesto: la nueva universidad, en lo básico, es un código estructural de origen francés,

tras el que se solapa brillantemente el propósito que le es propio, a saber, la vuelta

inmediata a las Siete Partidas de Alfonso el Sabio (de las que Bello habla continuamente).

Dos son las consecuencias que aparecen en seguida con este procedimiento: en primer

lugar, se explica el éxito total y generalizado por todo el continente del modelo universitario

de Bello (porque "ya se sabe" lo que busca). Por otro lado, resulta que los seguidores de

Bello, de poca acuidad cogitativa, tomaron el lenguaje estructural de éste por moneda

auténtica, de modo que el nuevo impulso quedó sofocado en un inmovilismo grotesco.

Con esto debería quedar en claro otro aspecto apenas entendido de la institución escolar

latinoamericano: se encerró —según dechado francés— en un nacionalismo artificial,

carente de apoyo social (en Latinoamérica, a diferencia de Europa, las formaciones

nacionales son anteriores a las sociedades pertenecientes a esas unidades jurídicas). Bajo

esa superficie persiste impávida la vieja estructura vital "ecuménica", pues ¿cómo se podría

entender de otro modo que a pesar de todas las diferenciaciones

—mexicanidad, brasilianidad, peruanidad, argentinidad...— el sistema de formación

latinoamericano hasta hoy haya permanecido tan sorprendentemente único que Eric Ashby

puede hablar de universidades "isomorfas"?

Otra diferencia frente al sistema francés estriba en que, en contraposición a la situación de

partida francesa, no hubo concordancia entre el espectro académico que brindaban las

universidades y el estadio de desarrollo de la sociedad. En Latinoamérica, la universidad

profesionalizadora sirvió de manto encubridor al núcleo colonial inmutado de las

universidades, pues no había un proceso de industrialización que correspondiera a las

profesiones, con investigaciones científicas autónomas que dieran ímpetu a ese proceso y

lo acrecentaran. Como faltaba ese correctivo, los aspectos negativos del sistema

universitario profesionalizador se desenvolvieron sin trabas. A la escolástica14 y didáctica

(memorismo) de los tiempos coloniales se añadió el que se encargaran de la formación

académicos por vocación que apenas si participaban en el progreso investigatorio y no

hacían más que enseñar lo que otrora aprendieran. Así que el sistema de formación no era

más que una experiencia aquietada, que en vez de reducir la distancia entre situación

14 Guillermo Furlong, S. J ., Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, 1536-1810, Buenos Aires, 1952.

Page 14: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

actual de la investigación y enseñanza universitaria, fue ampliándola cada año hasta el

principio del siglo XX. Tal distancia todavía creció más, dado que las sociedades

latinoamericanas no disponían —a diferencia de la francesa— de una capa de funcionarios

estatales estructurada según ciertas diferencias a la que pertenecieran los profesores; por

el contrario, la valía social de la institución universitaria, debido a la falta de prestigio en el

papel de sus depositarios, se vio marginada sin remedio.

De nuevo nos encontramos con otra característica reversión de tendencias: en Francia, el

proceso de industrialización precede al desenvolvimiento del sistema universitario

profesionalizador, o bien corre parejas con él; en Latinoamérica, primero nos encontramos

con un sistema universitario profesionalizador y sólo mucho más tarde podemos avizorar el

despegue del o proceso de industrialización. .

Por fin, citemos todavía una última diferenciación: la universidad medieval no formaba para

ejercer profesiones, sino que comunicaba los fundamentos formadores de una

especialización profesional posterior, posuniversitaria. En este sentido, las universidades

latinoamericanas entendieron la formación posmedieval en jurisprudencia como

capacitación y "formación" generales para la colaboración responsable en el ordenamiento

de la cosa pública. En este marco hay que entender el prototipo del "abogado" entre los

hispanohablantes y del "bacharel" entre los de habla portuguesa. Como la estructura social

no se alteró radicalmente con las declaraciones de independencia, sino que sólo se

cambiaron los puestos directivos, la sociedad requirió para su funcionamiento de esas

figuras forenses del "abogado" y del "bacharel". La universidad profesionalizadora de fuste

francés era impensable —cual hemos visto— sin el aparato administrativo bien sentado,

garante de la sorprendente estabilidad del servicio estatal francés. Esta precondición de la

idea de formación que subyace en la universidad en modo alguno obraba en Latinoamérica.

Por esto mismo, las metas de la formación fueron distanciándose del aparato estatal

autónomo (que no existía en Latinoamérica) y en su vez se orientó a formaciones de

partidos “liberales" o "conservadores", como elementos propiamente depositarios de la

nueva estructura estatal laica. Estriba aquí el último cimiento de la "politización" de las

universidades latinoamericanas, que hay que entender como elemento constitutivo del

sistema. Por lo consiguiente, se desarrollaron también círculos de mentalidad no laicista

("conservadores") que desenvolvieron su propio sistema universitario, a saber el de las

"universidades católicas" (también aquí adaptándose al modelo francés).

Ya a finales del siglo pasado, la universidad latinoamericana así descrita ya no estaba en

situación de salvar la distancia entre la posición actual de la ciencia y la enseñanza que

Page 15: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

impartía, tanto más cuanto que, fiel al modelo del concepto profesionalizante, todo estudio

básico general no conectado de inmediato con alguna profesión habría sido desterrado de

la casa como superfluo; por ejemplo, la química que se enseñaba (lo que todavía hoy

continúa) en la escuela X no se enseña como "química", sino como "química para médicos";

en la escuela Y se enseñaba "química para farmacéuticos"; en la escuela Z, "química para

ingenieros". No podría existir, según este concepto, "química para químicos", SI no hubiera

una carrera especial para "químicos", ¿y cómo podría existir ésta, sin instituciones

independientes de investigación? En Francia existe siempre el correctivo —aunque no sea

más que de acuerdo con una igualdad genérica del modelo— proveniente de los

gigantescos e impresionantes esfuerzos investigatorios que ahí dan a la universidad

profesionalizante su corte sociológico propio. La universidad latinoamericana, por el

contrario, a principios del siglo XX no era otra cosa sino una institución dadora de status en

un contexto sociocultural rígido de cuño preindustrial, aunque se enmascaraba, por lo que

hacía a estructuras, tras el “lenguaje” del sistema de formación móvil y de orientación

funcional de la universidad francesa.

FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN EN EL SISTEMA INGLÉS Y EN EL HISPANO.

El intento de describir el concepto estratégico de formación que predomina en las

relaciones entre Europa occidental y Latinoamérica durante el siglo XIX, no se ha de limitar

sólo al componente francés, sino que para ser cabal tiene que tocar el ámbito ecuménico,

esto es, por consiguiente, los contrarrasgos provenientes de Inglaterra y de Alemania. De la

panorámica de estos aspectos se puede pergeñar un cuadro de las controversias

estructurales que ocurrieron tras lo bastidores de los sucesos cotidianos y que han

conformado las peculiaridades hoy paladinas de los sistemas universitarios, tanto de

Europa occidental como de Latinoamérica.

Papel especialmente importante en esas controversias fue el desempeñado por el sistema

inglés de Oxford y Cambridge, y precisamente porque, con mucho, ese sistema quedó en el

transfondo.15 Hasta el propio punto de partida es típico aquí: el cerco continental

napoleónico tenía el propósito de alejar a Inglaterra del continente, pero al propio tiempo

poseyó la propiedad de mantener distante de Inglaterra la Revolución francesa; tanto fue

así que Thomas Paine (1792; The Rights of Man) no tuvo que cambiar nada. El tono lo

15 Véase arriba nota 7; respecto al ordenamiento general véase el simposio internacional Universität und moderne Welt, a cargo de Richard Schwartz, Berlín, 1962; allí también, entre otros, el artículo de Herbert Lionel Elvin “Stellung und Ziele der englischen Universitäten”, pp. 363-377.

Page 16: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

había dado ya Edmund Burke (1790: Reflections on the Revolucion in France). No quiere

decir esto, ni mucho menos, que la Ilustración y el proceso de industrialización no hubieran

operado en Inglaterra. Bien al contrario. Pero las mutaciones estructurales que se

necesitaban no llegaron con un estallido revolucionario espectacular, sino que se ventilaron

por procedimientos parlamentarios; aunque a partir de 1811/12 se llevaran a cabo por la

creciente presión del proletariado industrial recién aparecido, como por ejemplo los ludistas

destructores de máquinas; Charles Dickens, en Oliver Twist (1838/39), describe de manera

bastante impresionante la problemática sociocultural.

Las federaciones de colleges de Oxford y Cambridge, a principios del siglo XIX todavía no

concebían ninguna causa para cambiar estructuras, por más que las nuevas ideas de la

Ilustración se discutieran, como era natural, con detalle respecto de su contenido. El

sistema de Oxford y Cambridge conservó sin quebranto, como caso único en Europa, las

concepciones medievales sobre formación. Esas tesis fueron formuladas clarísimamente

por John Stuart Mill en su discurso de entrada al escocés St. Andrews (1867):

There is a tolerably general agreement about what an university is not. It is not a

place of professional education. Universities are not intended to teach the knowledge

required to fit men to some special mode of gaining their livelihood.

[Hay un acuerdo bastante general sobre lo que no es una universidad. No es un

lugar de educación profesional. Las universidades no son para enseñar el

conocimiento que se requiere para que la gente se prepare a algún modo especial

de ganarse la vida]16.

Cual Rothblatt observara muy bien al respecto, vale esto para las federaciones de colleges

de Oxford y Cambridge, pero no para las “universidades” de Oxford y Cambridge, pues

éstas ya desde el principio de la Revolución industrial emprendieron un cambio de

estructuras asaz profundo. Hasta más o menos los finales del siglo XVIII, la “universidad” de

Oxford y Cambridge era sólo una secretaría general, que funcionaba dependiente de la

federación de colleges para ventilar asuntos que incumbían sólo a la federación en su

totalidad. Es claro que no entraban aquí cuestiones de enseñanza y de didáctica, pues para

esto los colleges se bastaban a sí mismos según sus conceptos particulares. En ellos

predominaban las ideas sobre formación que John Stuart Mill describe en la alocución

citada.

Marchamo especial de esos conceptos sobre formación de Oxford y Cambridge era el

16 Sheldon Rothblatt, Op. Cit., p. 248.

Page 17: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

humanismo acuñado siguiendo la antigüedad griega. Desde Isaac Newton (finales del siglo

XVII) se dio un valor adicional en Cambridge a las matemáticas, que eran objeto de un

examen de universidad (no de college), el desacreditamente famoso “tripos”. Aquí era

donde se tenía que buscar el primer prerrequisito para entrar en el curso universitario. Sólo

el King’s College of Cambridge, que se puede considerar como continuación inmediata del

internado de Eton, se negó a incluir en su plan de estudios a las matemáticas; incluso Eton

no tenía enseñanza matemática hasta 1840, de manera que a pesar de la gran tradición

matemática de Cambridge, uno de los colleges más importantes de esa universidad hasta

mediados del siglo pasado, prácticamente no enseñó conocimiento matemático alguno del

tipo que fuera.

Las nuevas ciencias naturales de orientación matemática, que en lo que se refiere a su

aplicación tecnológica serán incumbencia en sumo grado de las clases medias urbanas

surgidas de la revolución industrial, también en Inglaterra se desenvuelven fuera de los

cauces hasta el momento acostumbrados. Pero en Inglaterra, el sistema universitario

estaba en situación de integrar lo nuevo, dado que las posibilidades de funcionamiento

prácticamente en barbecho de la secretaría central, incluso de la universidad, se dotan de

medios indispensables para las nuevas ciencias. Por lo mismo, en la primera mitad del siglo

XIX aparece la novedad de la bifurcación de la formación y del profesionalismo dentro de la

misma institución: los colleges continúan sin cambiar, impartiendo su formación del carácter

y de la personalidad en torno a su ideal de educación; la universidad y sus facultades se

avocan ahora las funciones profesionalizantes que corresponden a los tiempos "ilustrados"

modernos. Es algo característico que las más diversas funciones docentes de orientación

suelan ser ejercidas por las mismas personas, las que enseñan en dos lugares distintos de

la misma institución, a tenor de dos principios diversos. Ambos principios empezaron a

traslaparse por eso mismo, aunque de todas maneras sin mezclarse.

Naturalmente, tiene esto algún nexo con una valoración del papel institucional del profesor

y la correspondiente relativización del papel del tutor. Aquí no priva el concepto francés del

profesor como catedrático de universidad, sino el concepto alemán del investigador

docente, de modo que el impulso francés queda mediatizado. Este proceso, a la manera de

ver de los reformadores oxfordianos de mediados del siglo XIX se entiende según una

tendencia contrapuesta: en el modelo alemán, los ingleses ven al investigador docente (o al

maestro investigador) como un especialista, antes que nada, lo que según los ideales de

formación del modelo alemán es sólo un fenómeno concomitante de su papel. Así, escribe

por ejemplo Benjamin Jowett desde el punto de vista oxfordiano (1847): "We are so far

Page 18: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

below the level of the German ocean, that I fear one day we shall be utterly deluged."

[Estamos tan por debajo del nivel del océano alemán que me temo que algún día nos

veremos por completo anegados).17

Con la doble vertiente, posible para Oxford y Cambridge a mediados del siglo XIX con los

"Reform Bills", se puede emparejar la intención pedagógica original de las universidades

inglesas (siguiendo la tradición medieval) con la investigación de los franceses en ciencias

naturales. El diferencial sobre el que se efectúa la conexión entre esos dos círculos por lo

demás incompatibles, es el concepto del maestro-investigador, de origen alemán, pero sin

el fundamento de las concepciones alemán sobre formación, a tenor de las cuales ésta no

es resultado de los esfuerzos pedagógicos, sino un proceso religioso de la persona, que se

desenvuelve mediante la participación, la comunión ritual en el proceso investigatorio. A

cambio de esto, en Inglaterra el investigador-maestro, en peculiaridad de tutor, recibe

cometidos pedagógicos, que le son del todo ajenos al "profesor" alemán.

Esta solución ha continuado siendo peculiar, pero de acuerdo con el punto de partida, que

es la federación de colleges, sólo es practicable allí donde ha continuado en funciones la

formación de college como tal; esto es, que ha mantenido su relación con determinada

capa social directiva, para la que —cual escribiera en 1856 un observador contemporáneo

(Johan Grote)- "the importance of a classical education lay in its use as a common

denominator, a means of communication among educated men". [La importancia de la

educación clásica estriba en su cometido de denominador común, en que es un medio de

comunicación entre gente erudita.]18

En "Oxbridge", el vetustísimo reducto de la tradición universitaria "ecuménica" de la Edad

Media ha demostrado ser extraordinariamente flexible, por cuanto ha sido más capaz de

ajuste a los tiempos modernos que las instituciones que lograron sobrevivir en el continente

europeo más allá del proceso de cambio del trastorno revolucionario. El sistema, sin duda,

no sucumbió a las nuevas ciencias naturales, pero dio visos de otro defecto al que no

estuvo en poder de controlar: la moderna organización burocrática del Estado y la sociedad

comercial burguesa necesitaban de gente preparada de los cuadros medios, en cantidad

tan grande que no fueron suficientes ni las capacidades de perfeccionamiento de ambas

universidades antiguas, ni las capas sociales que constituyeron su círculo de engranaje.

Esas capas sociales superiores tampoco se habrían mostrado interesadas en asumir

funciones que más bien consideraban de clase media. La consecuencia fue la necesidad de

17 Sir Eric Ashby, Universities..., 0p. cit., p. 21.

Page 19: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

fundar universidades en los nuevos solares donde tenía lugar la reunión industrial urbana

(por ejemplo, en Manchester: Owen's College, 1851). Esas universidades ladrillo ("redbrick.

univetsities") ya desde un principio se orientaron tanto por lo que se refería al círculo de

inserción social como a su gama de capacitación, a las nuevas capas medias, y sólo a

ellas. De todas formas, el estrato social que propiamente fue depositario de la primera fase

de la revolución industrial no se ha de buscar entre esos estratos medios que a la postre

vinieron a constituir el círculo de engranaje de las "redbrick universities". La pequeña

minoría de los trabajadores de la industria que sabía leer y escribir se las compuso de una

manera típicamente británica sin esperar la ayuda estatal: fundó las "mechanics

institutions" [institutos de mecánicos], que a mediados del siglo XIX desarrollaron una

actividad considerable. Las escuelas de mecánicos son embriones de un sistema, como en

Francia lo fueron las "écoles des arts et des métiers". Si el Estado británico hubiera tenido

directrices acerca de la formación politécnica, como las tuvo Francia, podría haber sacado

sin duda de esta iniciativa un sistema de educación politécnica que llevara más lejos.19

Es aquí, sin embargo, en este lugar que hay que describir exactamente por lo que se refiere

a su historial sociológico y de formación, donde se inserta el antagonismo del sistema de

educación universitaria establecido. La nación que era señera en el mundo por su

desarrollo industrial poseía hacia 1850 dos cátedras para ingeniería, que estaban dotadas

más que pobremente. Si en la Exposición Universal de Londres, de 1851, la

industrialización de los obreros manuales todavía fue un vértice, en 1867 la dirección en el

proceso de industrialización había pasado a los ingenieros avanzados que habían recibido

formación en las escuelas especializadas de Francia. La consecuencia que se dedujo en

Inglaterra, visto este estado de cosas, con todo, no fue la erección de un sistema de

escuelas politécnicas independientes de la universidad, a tenor del dechado francés,

alemán, suizo u holandés ("Ecole Polytechnique" de París, "Technische Hochschulen", en

Berlín-Charlottenburg, Zurich, Delft), sino la apertura gradual de las universidades a

especialidades técnico-científicas. A pesar de todo, los ingenieros y técnicos de las

universidades británicas hasta hoy en día no se han logrado integrar del todo, "they are

tolerated, but not assimilated", como dice Ashby.

En Inglaterra, por este motivo y a partir de mediados del siglo XIX, se desarrollan dos

sistemas universitarios distintos, que deben servir a capas sociales diversas, con objetivos

diferentes. El sistema de college, relacionado con la capa superior, de Oxford y Cambridge,

18 Sheldon Rothblatt, op. cit., p. 258.

Page 20: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

implantó su predominio a pesar de la competencia recién aparecida, y ello porque se había

ramificado de la manera descrita y por lo mismo se arrogaba la última palabra en las

nuevas ciencias.

Se podría pensar que la tan extraordinariamente distinta posición de partida de este

sistema tuvo que constituir considerable óbice a su desarrollo expansivo ulterior. Pero

ocurrió lo contrario; el sistema inglés logró desarrollar con el encabezado de la universidad

londinense un modelo de exportación que hoy ha dejado su impronta por doquier en el

mundo, de una u otra forma. La exportación del modelo universitario londinense (que

todavía hoy continúa) es un suceso de los más sorprendentes en la historia reciente de las

universidades europeas. Dos son las reglamentaciones simples que han otorgado validez

universal al sistema londinense:

1) Frente a la Secretaría de Cooperación de colleges, impotente, se instituyó una

autoridad autónoma para exámenes que otorgaba certificados a todo aquel que pasara las

pruebas, independientemente de si se había inscrito o no en alguna de las schools

pertenecientes a la universidad (examen para external degree).

2) El círculo institucional se extendió por todo el imperio (de donde surgiría

posteriormente el sistema de special relationship que hoy precede a toda nueva fundación).

Ahora, y por primera vez, podría trasplantar uno de los modelos universitarios europeos a

sociedades no cristianas (la India). El principio del libre comercio, como ha señalado Ashby,

se extendió también a la concesión y sometimiento a los exámenes universitarios.

En Latinoamérica, de todas formas, estos procesos sólo se experimentaron indirectamente.

El modelo inglés ha influido sobre todo en el desarrollo de las "escuelas" pero sin reversión

de tendencias; en la Universidad de Londres, los colleges e institutos incorporados, en los

cuales se puede estudiar multitud de cursos, reciben la denominación de school; y en este

respecto, estructuralmente son comparables a los "colegios mayores" de la tradición de

Alcalá de Henares o de Salamanca, cuyas raíces se hunden profundamente en la historia

universitaria medieval.

Debido a la presión estructuradora de la universidad profesionalizante, de esas unidades

básicas que en un principio no tenían orientación académica resultan sólo facultades de

medicina, de pedagogía, de ingeniería, de química, etc., de manera que en Latinoamérica

no se instaura aquella tendencia de autonomía de los estudios fundamentales propia de las

schools multidisciplinarias de la universidad londinense. Más bien, a la postre, se

19 Sir Eric Ashby, Technology..., op. cit., passim.

Page 21: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

desbaratan los estudios fundamentales. Incluso en este caso, por consiguiente, la

disposición estructural del modelo inglés que apunta a abrir camino para la edificación de

institutos de base que trabajan en la investigación, se ha cambiado en su contrario. Hoy, las

"escuelas" de las universidades latinoamericanas, salvo pocas excepciones, han venido a

convertirse en bastiones del inmovilismo estructural, y ello porque se han privado a sí

mismas de sus fundamentos científicos.

A principios del siglo XIX se operó un trastorno que fue de no poca importancia. Se trata de

la función de los exámenes dentro de todo el desarrollo de la sociedad. También a este

respecto es decisiva la imagen de las schools o de las "escuelas". Trataremos de señalar

en lo que sigue los cimientos de ese proceso, para lograr la comprensión de la estrategia

de las controversias que por aquella época partían en lo esencial de Inglaterra. Las

trasformaciones en la función social de los exámenes sólo se logran entender si al mismo

tiempo se tiene una visión clara de los cambios ocurridos en las funciones de la

universidad, atribuibles a su incorporación en el proceso progresivo de la industrialización.

Los exámenes, hoy cosa tan corriente, son en realidad resultado de una presión ejercida

sobre las universidades para que fueran "efectivas" a la manera de una "mina académica",

como se decía en la discusión de tiempos de la Ilustración20 con el fin de que produjera

especialistas según determinadas normas. .

Los exámenes de suficiencia son marca de la universidad profesionalizadora. Están en

abierta contradicción con la concepción de lo que era la formación según el pensamiento

ecumenista, que trató de captar la totalidad del mundo (y según la cual dirigía su actitud),

pero que en modo alguno otorgaba calificaciones particulares sobre alguna profesión. La

medida del éxito en la formación era un escantillón cualitativo, no cuantitativo; se

trasparentaba en las disputaciones públicas, donde (al menos en lo fundamental) resaltaba

no el acopio acumulativo de una masa de saber enciclopédico, sino la concepción del orden

del mundo ejemplificado en las doctrinas "realistas" o "nominalistas".21

En el procedimiento moderno, por el contrario, se trata de la exaltación o de la aniquilación

de la existencia "burguesa", por lo que el escantillón del conocimiento objetivo y "positivo"

tiene que ser a la fuerza la última instancia anónima e inexorable a la que todo se refiera.

Maestros y alumnos no están comprometidos personalmente con determinadas "tesis", sino

20 Helmut Schelsky, Einsamkeit..., op. cit., pp. 31 ss. 21 Para el sentido medieval de las expresiones "realista" y "nominalista", cuyo significado

difiere notablemente del empleo moderno, véase Paul Honigsheim, "Zur Soziologie der mittelalterlichen Scholastik. Die soziologische Bedeutung der nominalistischen Philosophie",

Page 22: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

que han sido entregados al anonimato de la "enciclopedia" como máquina del saber. Éste,

de esa manera, se enajena, como cualquier otro producto fabricado en el proceso laboral,

de la persona que en él ha trabajado y pasa a la disposición de aquellos que son los

dueños de la universidad como fábrica de conocimientos. Ellos son los que fijan las normas

y los cursos (las "carreras") y emplean los exámenes como medio coercitivo para asegurar

el predominio sobre las fábricas académicas. El sistema de explotación es criminal. La tasa

de mortalidad académica corresponde hoy, por así decir, a la de las sociedades esclavistas

del Caribe de los siglos XVII y XVIII; alcanza en parte más allá del 50 %, disimulado sólo

por cuanto que la víctima no muere física, sino "sólo" intelectualmente. No ha de maravillar

que las víctimas de tal sistema, los estudiantes, se pongan a la defensiva. contra el

capitalismo del saber, como los obreros del tiempo de Oliver Twist se enfurecían contra el

capitalismo monetario de las nuevas aglomeraciones industriales.

Las diferencias de este sistema de exámenes en su transposición de la sociedad industrial

a las nuevas tierras industriales (Hans Freyer) de Latinoamérica quedarán del todo

esclarecidas —sin necesidad de adentrarnos aquí en detalles— con sólo tener en la mente

que en Latinoamérica el sistema académico antes descrito se impuso cuando aún no había

llegado el proceso de industrialización que le precedió, o siquiera corrió paralelo, en los

países de origen. Tenemos aquí otro ejemplo de esas características reversiones de las

tendencias que se advierten en la relación entre la Europa occidental y Latinoamérica.

Las disputaciones medievales, a pesar de esas imposiciones, no han sido sofocadas del

todo en las universidades hispano-latinoamericanas. En su apogeo, en los siglos XIV y XV,

estaban destinadas a esclarecer directamente las relaciones entre el alumno y el material

por él elaborado, por ejemplo, los escritos de Aristóteles. En los "exámenes" son los

doctores los que compulsan el dominio idóneo de los elementos científicos de trabajo

prescritos por el "gremio"; en el "vexamen" (que no podía faltar en ninguna prueba medieval

digna, de tal nombre), los "conmilitones", con mordaz agudeza irónica, fijaban al

examinando a la realidad social, con frecuencia más que cuestionable, de la que provenía.

No hay duda de que estas formas, en el paso del siglo XVIII al XIX, fueron convirtiéndose

en ritual y acabaron en farsa. Sus reliquias (por ejemplo la defensa de tesis en las

graduaciones universitarias en España y Latinoamérica, o las disputaciones de habilitación

en las universidades alemanas) no son algo fuera de lugar, sino recuerdos de un tipo de

formación que precedió a la sociedad industrial, para la que la educación no era un

en Erinnergungsgabe für Max Weber, tomo II, Munich y Leipzig, 1923, pp. 173.218.

Page 23: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

instrumento que facilitaba la movilidad vertical, sino un sistema de símbolos que al

dominarlo el hombre demostraba su pertenencia a una posición estatuida por Dios. La

movilidad vertical, en el cuadro de ese sistema de símbolos, no era promovida por el propio

interesado (como en los "concours" franceses), sino por los superiores, hasta que se

reconocía la admisibilidad del aspirante entre los representantes del grupo receptor (éste es

el origen del "padre-doctor" y del "padre-de-la-habilitación") de la preparación a la

graduación en el sistema alemán que tan efectiva ha sido antes como ahora.

Rastréase a este respecto un procedimiento que, debido al origen común del mundo

ecuménico, estableció una conexión sorprendente en el último tercio del siglo XIX entre los

complejos universitarios ingleses, españoles y alemanes. Se trata de la fundación madrileña

de la Institución Libre de Enseñanza en 1875, como intento de Francisco Giner de instaurar

una universidad que corriera parejas con el sistema universitario oficial, de estilo francés, y

donde se coligara la tradición de los colleges ingleses con el cientismo

(Wíssenschaftlichkeit) de las nuevas universidades alemanas, y de esa manera se vinculara

con la tradición de los rancios "colegios mayores" hispanos. El intento de expandir por el

mundo hispano las ideas formativas del cosmos ecuménico podría despertar los recuerdos

latentes de las tradiciones ecuménicas desvanecidas desde el fin del régimen de los

Habsburgo (1701).22

La Institución Libre se ha de comprender conjuntamente con la introducción filosófica del

"krausismo" de los años 60 y 70 (del siglo pasado) en España (el nombre viene del filósofo

alemán Karl Christian Friedrich Krause, discípulo de Schelling, y su obra fundamental,

Urbild der Menschheit [El prototipo de la humanidad] de 1811) que tuvo consecuencias

considerables en la política de enseñanza media de España, en especial por lo que se

refiere a la autocomprensión del catedrático como científico responsable sólo ante su

conciencia. La destitución de los catedráticos krausistas de la Universidad de Madrid, en el

año de 1867, es consecuencia inmediata —digna de nota— de las Vorlesungen über die

Grundwahrheiten der Wíssenschaft [Prelecciones sobre las verdades fundamentales de la

ciencia], de Krause aparecidas en 1829.

La reacción contra el ataque estatal se convierte en el impulso que conduce a la fundación

de la Institución Libre de Enseñanza. A partir de este momento, en España habrá una

22 Vicente Cacho Viu, La Institución Libre de Enseñanza, Madrid, 1964; Juan López

Morillas, El krausismo español, México, 1954; para información general, véase Pierre Jobit, Les éducateurs de l’Espagne contemporaine, París, 1939; Raymond Carr, Spain 1808-1939, Oxford, 1966.

Page 24: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

tradición importante de antagonismo declarado contra influjos exteriores en la enseñanza e

investigación académicas. .

Un segundo aspecto importante de este movimiento vinculado a la aparición de una capa

de intelectuales que se sienten independientes a la vez de Iglesia y Estado, es la fundación

según modelo inglés de las "residencias universitarias" en Madrid, que vinculan las

tradiciones de los colleges ingleses con las experiencias inmediatas hispanas de los

colegios mayores. Los programas de estudio en el extranjero, harto frecuentes y que se

relacionan con estos colegios, se deben retrotraer por modo directo a esas iniciativas que

acabamos de describir: la Junta para la Ampliación de Estudios ha procurado que buen

número de jóvenes científicos españoles vayan a cursar estudios de perfeccionamiento de

sus conocimientos científicos, principalmente en Alemania e Inglaterra.

Esta protohistoria conduce de inmediato a la generación europea de científicos españoles

que en los años 20 y 30 de este siglo llevaron a efecto la "ampliación" científica en institutos

y seminarios de Inglaterra y Alemania. ln Zustimmung oder Ablehnung [De acuerdo o en

desacuerdo] es el suelo sobre el que Salvador de Madariaga, Ortega y Gasset y José

Medina Echavarría encontraron ánimos decisivos, sin los cuales tampoco sería pensable

Unamuno.

La "Casa de España en México", hoy Colegio de México, en 1939 recibió a buen número de

aquellos científicos que emigraron al desplomarse la República Española. La influencia del

Colegio de México que se advierte por toda Latinoamérica es a este respecto última

consecuencia de ese proceso que acabamos de describir. La Casa de España, cuyo

dechado institucional fue el "College de France", ha actuado como distribuidor y

multiplicador, transfiriendo vigorosos impulsos de cientismo moderno del círculo de las

ideas ecuménicas por todas las universidades latinoamericanas, impulsos que hoy en

muchos lugares han despertado un potencial de formación que yacía latente desde el

tiempo de la pertenencia ininterrumpida al sistema ecuménico. No por cualquier cosa la

primera gran contribución con que empieza la operatividad continental de la Casa de

España en Latinoamérica fue la traducción hecha por José Medina Echavarría al idioma

español de la obra de Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft [Economía y sociedad].

Hay que insertar aquí, en lo que hace a la historia universitaria, el punto que distingue el

sistema por lo que hace a las especificidades históricas ya descritas y a las que se fundan

en lo regional, independientemente de si son consecuencias acarreadas por el proceso

progresivo de industrialización. Es importante para el grupo de universidades que

constituyen el núcleo de la nueva civilización técnico-científica la recepción del concepto de

Page 25: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

cientismo, desarrollado primordialmente entre los clásicos alemanes. .

En el caso de España, tan importante para las universidades latinoamericanas, el primer

contacto con el mundo de la producción industrial y de las normas laborales científicas con

él relacionado, provino del conocimiento casual que Sanz del Río tuvo de la filosofía de

Krause en el año de 1843, en un viaje por Europa; pero ese krausismo se filtrará pronto a

través de ideas pedagógicas por completo ajenas al concepto de formación alemán,

tomadas de la formación de los colleges ingleses. El sucesor de Francisco Giner en la

dirección de la Institución Libre, o sea, el historiador del arte Cossío, visitó a Benjamin

Jowett y se cercioró con él detalladamente sobre los planes de reforma de Oxford, en los

que se llevó al cabo la integración que ya hemos descrito de la ciencia e investigación en el

concepto de formación tradicional inglés. El nuevo cientismo conlleva, por tanto, en España

rasgos muy claros de la interpretación inglesa.

Pero como el proceso de industrialización de España —a diferencia del de Inglaterra—

todavía no empezaba, cuando aquel grupo de liberales de izquierda entró en contacto con

el nuevo cientismo por medio de la Institución Libre, cuyas normas son interdependientes

con este proceso, dicho grupo de intelectuales se transformó en una "plana directiva en

espera", con todas las frustraciones que comporta tal papel. Fue Ortega y Gasset, con su

fuerte crítica universitaria, quien efectuó algunos cambios durante breve tiempo. A partir de

él y en discusión con él, dentro del ámbito de habla hispana aparecerá una interpretación

hispánica peculiar del cientismo, que se intentará afirmar junto a la versión alemana,

anglosajona y francesa. ¿Cómo, sin embargo, ese cientismo podía ser la línea divisoria

entre las universidades de mundos preindustriales e industriales?

EL CONCEPTO ALEMÁN DE FORMACIÓN, MOTOR DEL CIENTISMO.

El concepto de cientismo es resultado de una controversia europea sobre las ideas de

formación desarrolladas por los clásicos alemanes y en las universidades germanas. La

indagación de los fundamentos sociales de esas ideas empezó hace muy poco, primero

con Tenbruck, y luego con Schelsky, hasta que Heydorn la revistió de un nuevo carácter

crítico-social.23

El decenio de apertura social de 1794-1804 es la época en que en Alemania se dan tres

23 Friedrich K. Tenbruck, "Bildung, Gesellschaft, Wissenschaft", en Wissenschaftliche Politik (varios artículos) a cargo de D. Oberndörfer, Friburgo, 1962, pp, 365-420; Helmut Schelsky, Einsamkeit..., op. cit., Heinz-Joachim Heydorn, "Wilhelm von Humboldt. Abstand und Nähe", en Der evangelische Erzieher, revista de pedagogía y teología, año 20, Francfort del Meno-Berlín-Bonn-Munich (Editorial Diesterweg), enero 1968, pp. 41-56; también del mismo autor Zur einer Neufassung des Bildungsbegriffs, Suhrkamp, Francfort del Meno, 1972.

Page 26: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

generaciones radicalmente distintas que luchan por entrar en el cauce del modernismo:

1) la generación de los filósofos influidos por la ilustración prerrevolucionaria, sobre todo

Immanuel Kant (1793: La religión dentro de la circunscripción de la pura razón);

2) la generación de los pensadores influidos por la Revolución francesa (como Hegel,

Schelling, Hölderlin, que celebraron el año de 1789 conjuntamente en el Cabildo de

Tubinga);

3) por fin la generación de una juventud "abierta" que llevó a cabo el movimiento de

contraposición a los franceses (como por ejemplo Heinrich von kleist).

El grupo depositario de la espiritualidad nueva y moderna es sin duda el grupo medio, al

que también pertenecieron ambos Humboldt; es a este grupo al que se debe agradecer la

fundación de la Universidad de Berlín (1810), que se pensó como una nueva especie de

institución para la nueva espiritualidad, que en modo alguno quería significar una reforma

de las instituciones existentes. Los sucesos que delimitan el desarrollo del concepto

occidental de formación universitaria hasta nuestra generación son el Discurso de entrada

en Jena, de Schiller (1789), y el retiro de Fichte de la rectoría de Berlín (1812); el punto final

definitivo de ese período de apertura en el círculo universitario son las Resoluciones de

Karlsbad, de septiembre de 1819, donde se suprimen las regulaciones de autonomía de las

universidades en el ámbito de habla germana.

Tenbruck ya señaló que en el breve lapso de la apertura pudo extenderse la "matriz social",

esto es, el vivero social: se abre el círculo de grupos socialmente activos en la nueva

circunscripción "nacional". Pero por "circunscripción nacional" hay que entender aquí algo

distinto de lo que se comprendía en tiempos de la era napoleónica por "grande nation" entre

los franceses; en el ámbito germano-parlante, el concepto de "nación” pertenece al fondo

de la tradición ecuménica, de la masa global que quedó en la quiebra del Sacro Romano

Imperio. El círculo cultural germánico no dispone de ninguna de las tradiciones de

formación universitaria independiente (como señala Tenbruck), y por lo mismo en Alemania

la conciencia nacional es una categoría universitaria, académica ya desde un principio,

incluso cuando se amalgama con el espacio vital del pueblo alemán, por donde en adelante

se extenderán las ideas de formación.

El "Modernismo" (como concepto sociológico)24 por lo que respecta al ámbito alemán de

aquella época es "un reconocimiento y exploración imaginativos de la existencia" y no una

24 Seguimos la conformación del concepto según Ralf Dahrendorf, Gesellschaft und Demokratie in Deutschland, Munich, 1965.

Page 27: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

transformación por coacción de las relaciones sociales, (como, digamos, el "código

Napoleón"); éstas se transforman, más bien, a consecuencia de las exploraciones

imaginativas. El descubrimiento definitivo de Tenbruck es que al cambio cualitativo de las

estructuras de la sociedad alemana va vinculado el hecho de que a la universidad se le

otorgue una posición central. En torno a ella tiene lugar "en reconocimiento imaginativo" la

unidad nacional, y la "formación" se constituye en monopolio de los catedráticos, de modo

que queda ubicada exactamente en una determinada capa social. A continuación, por fin,

las universidades serán también aquellas instituciones donde ese estrato social se

domicilie, convirtiéndose en red institucional a la que pertenece el monopolio de la

comunicación de la enseñanza. En Alemania, el mamparo típico que mantiene alejadas del

sistema de la comunicación de la formación con todo rigor a las capas operarias nacidas

cronológicamente después del proceso descrito, tiene aquí también su justificación.

Schelsky ha advertido de nuevo el hecho de que, por eso mismo, el dualismo clasista de

origen económico (cual lo ha descrito Marx) se cimenta en estructuras sociales

especialmente profundas. Es así como el nexo entre posesión y formación, con referencia

al desenvolvimiento del tipo alemán de sociedad industrial gana su peso más fuerte.

En las regiones universitarias europeas y extraeuropeas, la posición "ecuménica" encuentra

su apoyo más sólido en ese concepto alemán de formación que, debido a su "exploración

imaginativa" de una situación social todavía no alcanzada, no se entiende como algo

político arraigado de inmediato en la praxis. En contraposición a esas ideas están las

francesas revolucionarias y de la Ilustración que se demuestran como hic et nunc

aceptables y eficaces para la formación inmediata en alguna profesión. El sistema inglés

nos aporta en esta discusión las ideas que nos vinculan de inmediato con las tradiciones

universitarias medievales de una pedagogía del comportamiento práctico que se relacionan

siempre con el carácter, con la personalidad "sin clase" de una élite dispuesta a

desempeñar funciones, que no realiza exploraciones imaginativas, pero que tampoco

quiere ser "útil" de una manera inmediata; cual dijera Tomás de Aquino, la formación como

professío vitae:

La high table de los colleges ingleses, la comida comunitaria, desde la temprana

Edad Media ininterrumpidamente hasta hoy, es el lugar donde ocurre esa formación

como pedagogía del comportamiento en la práctica. Lanfranc de Pavía (1004-1089),

que luego fue nominado arzobispo de Canterbury por Guillermo el Conquistador, y

que fuera maestro de Anselmo, enseñó en la escuela monacal de Bec en

Normandía. Durante la comida comunitaria, ese hombre ya famoso por toda Europa

Page 28: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

solía leer y comentar textos de los autores latinos. Un día, según se cuenta, presidía

en la "high table" un hombre a todas vistas ignaro, que interrumpió a Lanfranc y le

ordenó que corrigiera la pronunciación de "docëre", cual la había dicho a "docere".

Se dice que Lanfranc renunció a la pronunciación correcta y cometió el error que le

habían ordenado.25

La ironía del saber dejó en claro de esta manera la soberanía del auténticamente

formado; se trata de un proceso del todo distinto de aquella pedagogía del látigo, de

origen militar, de los siglos XVIII y XIX, ajena a toda ironía. Lo decisivo aquí no es la

autoridad abstracta de un necio pre-pósito que se empeña en una expresión errada,

sino el acatamiento irónico a un código de conducta sobre cuya utilidad práctica,

pero al propio tiempo, sobre cuya prescindibilidad todo el mundo está concorde. El

denominador común, la "tercera posición'' de un habla simbólica aceptada por

doquier, mantiene unida a la capa instruida.

La falta de imposiciones pedagógicas a los alumnos, tan característica de las relaciones

universitarias alemanas hasta hoy día, desde el punto de vista inglés se puede concebir

sólo como inhumanidad. Para E. B. Pusey, quien escribe en Oxford en 1854, tal universidad

sin imposiciones pedagógicas no es otra sino una 'forcing house for intelIect" [invernadero

del entendimiento].26 La acusación contra las deficiencias del sistema alemán estaba

justificada, como lo demostrarla más tarde la posición mansa de la universidad alemana

ante el régimen inhumano del “socialismo mágico" de la época nazi. Ahora bien, esos

defectos no hay que atribuirlos a las ideas que Wilhelm von Humboldt tenía de la formación,

sino a su mala interpretación por parte de la postura burguesa pudiente del Imperio

Prusiano. También es esa mala interpretación la que subyace en las supuestas apelaciones

empáticas, hasta nuestro tiempo, al supuesto "espíritu'" de Wilhelm von Humboldt. Mérito

es de Heydorn haber descubierto el mecanismo por el que las ideas que Humboldt tenía

sobre formación fueron pervertidas en instrumento de dominio de la capa de burgueses

pudientes prusiano-alemanes, a la vuelta del siglo XIX al XX. Federico Nietzsche no inculpa

tanto al propio Humboldt como a esa mala interpretación cuando hablando de éste escribe:

"Una falsa pieza antigua como la de Canova, algo demasiado vidriada, blanda, que no se

atreve a mirar del todo a la faz de la adusta y fea verdad, posesionada de su virtud, de su

25 Eugenio Garin, Geschichte und Dokumente der abendIändischen Pädagogik, vol. 1 (Medioevo), Hamburgo, 1964, p. 17 + p, 46 Y ss. 26 Sir Eríc Ashby; Universities... op. cit., p. 22.

Page 29: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

tono distinguido; de su actitud afectada, pero sin vida, sin verdadera sangre".27

En realidad aparece por una nueva interpretación de Heydorn sobre el “plan de estudios de

Lituania” y de la "Constitución para los judíos" de Humboldt que su gran preocupación fue

garantizar aquel círculo donde cabe hacer que el hombre presente resistencia por propia

voluntad contra el funcionamiento industrial perfecto, contra la al cabo intencionada "idiotez

de la, producción" (Heydorn), Sólo mediante esa capacidad de enfrentamiento mantiene el

hombre la posibilidad de adentrarse a conciencia en su propia historia. Las opiniones

formativo-políticas de WiIhelm von Humboldt se volvieron operantes en la práctica

inmediata -no sólo en la "exploración imaginativa" de la Constitución para los judíos, donde

se hallan las tesis diametralmente opuestas al estereotipo humboldtiano tardío-burgués:

"Quien de criado pasa a señor, da un salto; pero entonces señores y criados son cosas

desacostumbradas. Mas quien sólo suelta las manos que antes estaban aherrojadas llega

únicamente adonde de por sí están todos los hombres." ¿Qué, otra cosa quiere decir esto,

afirma Heydorn, sino que la realidad liberada del hombre no sabe ni de señores ni de

siervos? Entra aquí la conexión inmediata con el famoso capítulo sobre "Señor y siervo" de

la Fenomenología del Espíritu, de Hegel, y la reinterpretación económica posterior de este

capítulo que hiciera Carlos Marx.28

Éstos, sin duda, son los trasfondos propios y revolucionarios del ideal de formación de los

clásicos alemanes. Sólo así se explica del todo la inmensa expansión y fuerza explosiva

política de tales ideas, que cual si se tratara de espoletas de tiempo, llevan en cierta

medida una y otra vez a estallidos, aunque no inmediatamente sino a intervalos. Desde el

análisis que Erich Fromm hiciera de los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, de

Marx, ha quedado más claro de qué manera inmediata la filosofía de Carlos Marx se ha de

insertar en las ideas de formación clásicas alemanas, las que a la vez son conservadoras y

revolucionarias.

Humboldt, Hegel y Marx rindieron tres interpretaciones distintas de un problema que los tres

experimentaban por un igual como acuciante: en medio de ese determinismo —así lo

formula Heydorn en su interpretación de los textos humboldtianos— que siempre convierte

al hombre en máquina, se resuelve éste por su liberación, el ascenso empieza con la

caída".

27 En particular H.-J. Heydom, W. v. Humboldt, p. 42 (las observaciones de Nietzsche se encuentran en Menschliches-Alzumenschliches). 28 Erich Fromm, Marx' Concept of Man, Nueva York, 1961. (Hay traducción del Fondo de

Page 30: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

Entendemos ahora de dónde recabaron fuerzas las ideas alemanas de formación para

obligar, por fin, a finales del siglo XIX, incluso al sistema francés de educación, a reconocer

inequívoca aunque renuentemente, el principio de la unidad institucional "universidad"; en el

año de 1896 (gestada bajo el ministro de Educación, Raymond Poincaré, y el director

ministerial competente, Louis Liard) fue promulgada la ley básica de las universidades

francesas —que con pocas alteraciones siguió vigente hasta 1968— formada

expresamente según el modelo alemán. A partir de 1896, las facultades que se habían

mantenido separadas por obra napoleónica, fueron unidas de nuevo administrativamente.

De todas formas, la unificación de investigación y docencia, atributo propio de la nueva

universidad alemana, en modo alguno se podía copiar, a pesar de todo, mediante

procedimientos administrativos de esa suerte, mientras la investigación del "Institut de

France" y otras instituciones extrauniversitarias quedó excluida de la universidad.

El único trasplante no sólo en aspectos estructurales sino también internos del modelo de

formación inglés al círculo extranjero es la Johns Hopkins University, norteamericana,

fundada en 1876. Según puntos de vista más bien generales, cabe decir que en el sistema

norteamericano las graduate schools no se pueden considerar como talleres de docencia

investigadora y de investigación docente sin el modelo del seminario universitario alemán y

su trasfondo formativo; de todas formas, tampoco se ha de pasar por alto que ahí la

formación se entiende siempre como vinculación inmediata con las exigencias de un

sistema social que se ha desarrollado sin "Medievo", que muy prácticamente se puede

definir como community. El impulso revolucionario del pensamiento formativo alemán, por

tanto, sólo puede considerarse como una exigencia abstracta de cierto nivel, que como tal

merece rigurosamente su aspiración a la internacionalidad.

El ideal de formación de la universidad norteamericana clásica encuentra su cimiento

científico-teórico no en la “exploración imaginativa" en el sentido social y en propósito de la

transformación revolucionaria de las relaciones de poder, mediante la eliminación de la

explotación del hombre por el hombre, sino en los principios del "great awakening", en el

Log College de William Tennets, donde se enseñan las "new lights".

El punto de partida metodista y misionero de esos principios de formación anglosajones,

cuyo origen sigue siendo la Alta Iglesia anglicana y el pietismo, alemán, tiene con las ideas

alemanas una relación semejante a la que tienen las sectas laborales británicas, la "Labour

Church" de John Trevor y la Fabian Society, con el humanismo revolucionario del marxismo

Cultura Económica, México, en sus Breviarios.)

Page 31: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

continental: en el ámbito británico, como ha demostrado convincentemente Eric Hobsbawm,

se ganó la revolución burguesa donde las masas y los estratos medios tenían una ideología

agnóstica. "Por lo que se refiere al pueblo inglés, la Declaración de los Derechos del

Hombre", dice Hobsbawm, "no se revistió de la toga romana ni de la prosa ilustrada de

finales del siglo XVIII, sino de la indumentaria de los profetas del Antiguo Testamento y del

lenguaje bíblico de Bunyan: la Biblia, el Pilgrim's Progress y el Book of Martyrs, de Fox,

fueron el abecé de la política de los trabajadores ingleses.29

La exposición de Hobsbawm nos confirma en la perspectiva que hemos conseguido con

nuestro análisis de las estructuras de la universidad y del concepto de formación, acerca de

la diferenciación que se fue abriendo camino a partir de la industrialización y de la

Ilustración en el habla simbólica, con cuya ayuda se hacen inteligibles esos procesos a la

conciencia social.

Con esto, la situación del sistema universitario latinoamericano se vuelve más difícil y

complicada, puesto que no pasó ni por el proceso de Ilustración e industrialización

continental europeo ni por el anglosajón, pero viose al propio tiempo excluido de ambas

alternativas a la par, aunque se halle colocado en un cuadro de tácticas de educación cada

vez más embarnecidas, emitidas desde los centros industriales de dominio contra

Latinoamérica.

Cada vez cobra mayor importancia el componente norteamericano que empieza a anegar

todas las demás avanzadas. Por lo mismo, hay ciertos hechos particulares que aparecen

aislados de su contexto social acostumbrado y que se presentan con mayor agudeza que

cuanto les habría correspondido de tratarse de un sistema que hubiera partido de un punto

de vista norteamericano. El impulso misionero del concepto deformación representado por

las universidades se vio animado aún más en los Estados Unidos por el desarrollo de las

Land Grant Universities donde la agricultura y la técnica constituían el núcleo. Los

conservadores entre los pedagogos las denominaron despreciativamente "cow colleges", y

se quiso denostar a los elementos de propaganda pro modernización de la economía

agraria con el remoquete de "seed corn gospel trains" (trenes evangélicos de semillas). Esa

critica no tocó la cosa, puesto que se pasó por alto que precisamente las Land Grant

Universities eran una ampliación, de visión futurista, del sistema universitario proveniente

de Europa y en especial de Inglaterra. En el entretanto, debido a su fuerte relación con la

29Eric J. Hobsbawm, Primitive Rebels. Studies in Archaic Forms of Social Movement in the 19th and 20th centuries, Manchester, 1959 (edición alemana de Neuwied-Berlin, 1962, p. 191).

Page 32: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

praxis se han convertido en modelo muy respetado y seguido en las universidades del

actual Tercer Mundo. Los cambios frente al sistema inglés de origen, efectuados "bajo la

presión de las fronteras de los pioneros" (Ashby) consisten antes que nada en una

democratización básica de los planes de estudio y de enseñanza, en que el control de la

universidad ya no debe residir en una autoadministración de eruditos o de inspección

estatal, sino (según el principio de la sociedad anónima) en consejos de supervisión

extrauniversitarios (boards of trustees) y directores generales (presidents).

La discusión intercontinental sobre el concepto de formación, al que sienten que pertenecen

las universidades, cada vez demuestra más ser el vehículo con cuyo auxilio se pueden

lograr cambios en la situación de toda la táctica formativa. Esto, actualmente, es

comprensible a todas luces: el camino hacia la modernidad, por donde entró el sistema de

formación francés por presión de la Revolución francesa, presuponía una Ilustración

agnóstica, precursora, entre las clases medias y las masas urbanas (Enciclopedia). En

grandes semicírculos continentales, este impulso es bloqueado y repelido, a saber, en la

cosmovisión ecuménica. Esta contrapartida se desencadena simultáneamente desde la

Iglesia Católica y el Sacro Romano Imperio, de modo que éste —"retrógrado

imaginativamente"— encontraría en las ideas de formación del idealismo alemán una nueva

forma de existencia intelectual.

Por lo que se refiere a la reacción del conservadurismo católico decimonónico, lo

tenemos representado óptimamente en los nombres de Joseph de Maistre

(Considérations sur la France), Louis de Bonald (De la philosophie morale et politique

du XVIIeme siecle [1805]) y posteriormente en Juan Donoso Cortés (esclarecedora al

respecto, es la carta del 15/XI/1852 al redactor de la Revue des Deux Mondes sobre

"Edad Media y Parlamentarismo"). De Maistre representa —retrógrado

ecuménicamente— una concepción de Europa que parte del papado (Du pape,

1817).

En el círculo universitario as pretensiones de este conservadurismo católico se

concretan a la refundación de la Universidad de Lovaina (Bélgica), en 1834, como

"Université Catholique" (con la de "Notre Dame University", 1842, como fundación de

seguimiento en los Estados Unidos). Partiendo de esta posición recién ganada,

surgen, amaneciendo oscuramente en el cuadro de la "Université de France",

facultés de Théologie oficiales (al sustraérseles los subsidios en el año de 1886,

esas facultades tienen final poco glorioso): en 1876, se levanta en París la primera

universidad católica. Con ello se implanta en la capital de la Revolución la postura

Page 33: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

antagónica, pero por lo que se refiere a su estructura en nada se diferenciaba de las

facultades estatales, puesto que sin concesión de éstas habría sido imposible otorgar

títulos reconocidos por el Estado. En consecución inmediata a las fundaciones de

Lovaina y París, tuvo lugar en 1888 la fundación de la primera universidad católica

de Latinoamérica, en Santiago de Chile; no por casualidad en la misma ciudad

donde surgiera el modelo estructural de Andrés Bello que daría la pauta a toda la

América hispana.30

La contrapartida que se instaura en el espacio alemán se sirve del modelo

universitario humboldtiano de 1810, que quería comprender lo moderno con el

"habla" de estructuras cogitativas amalgamadas con lo trascendental, y que se

proponía implantar la igualdad de los hombres postulada por Humboldt no mediante

la citerioridad revolucionaria de la jacquerie (el relato de los sucesos de 1358, de

Próspero Mérimée, aparece en 1825), sino mediante la ulterioridad igualmente

revolucionaria de un reino milenario de la humanidad. Carlos Marx concretó esos

presupuestos en conceptos "operativos"; él es el albacea del idealismo alemán. Las

universidades alemanas, que deben su reavivamiento a ese idealismo, pronto

dejaron esos impulsos revolucionarios ad acta y se volvieron a la filosofía

prerrevolucionaria de la Ilustración, a la que revistieron al cabo, al modo moderno,

como neokantismo. En vez de la formación como impulso igualitario derrocador de la

sociedad, se impuso más bien el rigorismo ético, que se puede tachar de prusiano-

militar, de imperativo categórico. Y ésta es precisamente la visión del modelo

universitario alemán que resultó operante ad extra: una "forcing-house for intellect',

como Pusey dijera. Pero, precisamente como tal, establece las normas a tenor de las

cuales débese medir el cientismo.

Mientras que la contracorriente católica de aquella sazón en lo fundamental acepta las

reformas napoleónicas al sistema universitario, aunque en lo interior cambia de signo y por

lo mismo refuerza el parentesco estructural discutido en otra parte, el concepto de cientismo

desarrollado en el recinto alemán implanta ideas generales de eficiencia universitaria.

Cientismo supone interdependencia de investigación y docencia, imposibilitando la

docencia sin una investigación simultánea; pero —aquí se distingue del concepto de las

ideas francesas— se trata de un cientismo de ciencias del espíritu, mas que de un

cientismo de ciencias naturales.

30 René Aigrain, Les universités catholiques, Paris, 1935.

Page 34: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

Herbert Lionel Elvin, a este respecto, ha hecho notar importantes diferencias verbales:31 la

duplicación del concepto de formación en el sistema inglés corresponde a la duplicación del

concepto básico concerniente. Para Benjamin Jowett (Oxford), la "research" se refiere a las

investigaciones en ciencias naturales; cuando habla del círculo de las ciencias del espíritu,

al que siempre han pertenecido los colleges, emplea por el contrario "learning" y

"scholarship". A la inversa, en Francia, las "recherches scientifiques" se entienden también

como de las ciencias naturales, pero no están separadas de la "méthode raisonnée" de las

ciencias del espíritu por algún concepto científico diferenciante, puesto que antes se

apoyan por un igual en el Dictionáire raisonné des sciences, des arts et métiers, esto es, en

la Enciclopedia editada por D'Alembert.

Como resultado global de esas operaciones estructurales que tocan a ambas orillas del

Atlántico se puede estatuir que a principios del siglo XX, las tres posiciones básicas de la

formación universitaria continuaban como antes; a saber:

a) Como escuela de conducta práctica (educación de college).

b) Como escuelas vocacionales (como "mina académica" de la Ilustración francesa).

c) Como escuela del saber (cientismo como ideal de matiz neokantiano de la universidad

alemana).

Como cuarta posición cabe referir aquí las universidades norteamericanas como escuelas

de praxis vital (especialmente advertible en las Land Grant Universities).

Como sólo la posición francesa presupone una Ilustración agnóstica por principio, la

contrapartida se desenvuelve sólo con relación a ella ("universités catholiques"); pero

incluso esta reacción, para poder expresar en general su conservadurismo

antirrevolucionario, deberá emplear el lenguaje de la “méthode raisonnée” laica. Este es el

fundamento de su posición peculiar, fuerte y débil al propio tiempo, dentro del sistema de

origen francés.

LA LUCHA POR EL CIENTISMO EN LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS.

Cuanto mayor se hacía la distancia, a finales del siglo pasado, entre la enseñanza en las

universidades latinoamericanas y el adelanto investigatorio de Europa y Norteamérica, tanto

más imperioso era poner las cartas boca arriba en torno al concepto que por doquier

apremiaba del cientismo moderno. A mediados del siglo XIX ya había sido llevada a

Latinoamérica la filosofía positiva de Augusto Comte, pero no pudo abrir ahí el camino al

modernismo, puesto que —cual se ha discutido— faltaba el terreno abonado para un

31 Herbert Lionel Elvin, en Universität und moderne Welt, a cargo de Richard Schwarz, op.

Page 35: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

desarrollo técnico-científico de la sociedad y del proceso de industrialización, que en otras

partes se hallaba en plena ebullición.

La reversión de tendencias que se operó al recibir a Comte condujo a dos resultados: por

un lado, la filosofía positiva de Comte se anquilosó en un lenguaje simbólico-litúrgico que

serviría para trasmitir uno de los cometidos más importantes de la universidad, y con cuyo

dominio se demostraba la pertenencia a la clase político-forense y urbana de los abogados

y (en Brasil) de los "bachareis"; la "política positiva" de Comte la entendieron en ese mismo

grupo social, por otro lado, como aliento para enderezar las sociedades latinoamericanas

de manera que encajaran en el esquema que Comte mostrara y desarrollara en un contexto

del todo distinto (éste fue por ejemplo, el motivo inmediato de la revolución brasileña de

1889). Pero en ambos casos, en modo alguno cabía decir que el positivismo de Comte

hubiera fomentado un sentir cientista moderno, cuyo axioma básico fuera llevar a cabo el

trabajo científico según normas internacionales y sobre el fundamento de decisiones de

conciencia particulares y libres. El positivismo de Augusto Comte, muy por el contrario, se

redujo a una costra que resguardó el sistema universitario latinoamericano frente a los

acicates del cientismo moderno que presionaban desde afuera.

Después de recia lucha contra ese positivismo de Comte, en especial en México (la Visión

de Anáhuac de Alfonso Reyes, escrita en 1917 en Madrid, puede considerarse como

manifiesto de esa resistencia), en el Uruguay (el llamado de José Enrique Rodó al buen

sentido latinoamericano se dejó oír en todo el continente) y en Argentina (donde Coriolano

Albertini y Alejandro Korn establecieron nexos inmediatos con la filosofía de la vida y de la

cultura contemporáneas francesa y alemana), la tradición comtiana ha vuelto experimentar

hoy vigor notable gracias al neopositivismo, aunque de otro arraigo, de Europa y los

Estados Unidos. El neopositivismo interpretado con vocabulario comtiano sigue siendo

como antes la escuela de pensamiento por la que ha de pasar en Latinoamérica toda

filosofía y, ciencia social para que sea aceptada. Esto vale incluso de Ortega y Gasset y la

discusión sobre su obra (en especial El hombre y la gente, a la que Juan Carlos Argulla

siempre hace referencia.32

El principio del cientismo moderno se ejerció (y se sigue ejerciendo) en Latinoamérica en el

bloque cerrado de las universidades nacionales, que son como "universités impériales" sin

cit., pp. 368 s. (véase arriba nota 15).

32 Juan Carlos Argulla, La contribución de Ortega a la teoría sociológica, Córdoba, Argentina, 1962, y en muchas otras publicaciones.

Page 36: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

emperador y sin un control inmediato de normas ejercido por la investigación. En todas las

capitales, hacia la vuelta del siglo XIX al XX, el modelo de Andrés Bello había cundido,

como por contagio, cual había ocurrido en Alemania con el dechado humboldtiano. Este

proceso se puede considerar concluido en el primer centenario del Grito de Dolores, en

1910 (en los últimos días del Porfiriato), con la fundación de la Universidad de México por

Justo Sierra.

Estos avatares son más problemáticos en el ámbito de habla lusitana, donde en todo el

siglo no se logró implantar una ley fundamental de educación (aunque en el Parlamento se

presentaron 32 proyectos distintos de leyes, todos rechazados). Sólo a partir de 1915 se

fue estableciendo poco a poco la fundación de una "Universidade do Brasil", donde se tomó

como dechado el modelo francés (1896).

También a tenor del ejemplar francés, y como por reflejo, empezó a desarrollarse un

sistema de universidades privadas, católicas, que una vez más tomaron el modelo de la

Universidad Católica de Santiago de Chile.

El desarrollo del sistema de las universidades católicas privadas ocurre con un rezago de

unos cincuenta años frente al sistema de las universidades nacionales. Pero con la gran

oleada de las fundaciones jesuíticas ha tenido que concluir de todas formas la construcción

de esa red de universidades (de las 21 universidades jesuíticas que había en Latinoamérica

para 1968, 20 se construyeron entre 1940 y 1967; sólo la "Universidad Javeriana" de

Bogotá fue fundada en su forma presente en 1930).

El desenvolvimiento de esos dos sistemas paralelos tuvo como consecuencia que incluso

los ámbitos de inserción social de las universidades se expandieran no sólo geográfica sino

también ideológicamente. Las recias controversias de la Kulturkampf latinoamericana, que

por el lado laico y liberal fueron llevadas a cabo por hombres como José Victorino Lastarria

(1817-1888) en Chile; Gabino Barreda (1818-1881) en México; Manuel González Prada,

(1848-1918) en Perú, y Enrique José Varona (1849-1933) en Cuba (sólo para citar unos

cuantos nombres), se congelaron en lucha de posiciones de ambos sistemas, de manera

que ésa Kulturkampf, que no se sosegará en todo el siglo XIX, se convierte en un ritual que

se deberá seguir cuando alguien se quiera identificar con uno de los dos sistemas, como

pedagogo, estudiante o profesor. Hasta hoy, la matriculación de los estudiantes en una u

otra universidad viene a ser una decisión existencial de por vida.

La escisión de la sociedad latinoamericana alcanza todos los ámbitos vitales, sea que se

hable de los "colorados" y los "blancos" (como en Uruguay) o de los "liberales" y los

"conservadores" (como en Colombia). Incluso las discusiones sobre los postulados del

Page 37: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

cientismo acaban siendo politizadas.33

Las disputas sobre la "libertad de enseñanza" son uno de los puntos clave de la

rebelión estudiantil de Córdoba en Argentina de 1918, acontecimiento que se

convirtió en tornavía en la historia de la escuela superior latinoamericana de los

últimos tiempos, y que además se ha insertado en la política de muchos países

latinoamericanos. Ernesto Garzón-Valdés, en una disertación pormenorizada, ha

señalado que el movimiento reformista de Córdoba, precisamente porque intentó

imponer en Latinoamérica los postulados del moderno cientismo, y además porque

quiso conseguido mediante el otorgamiento del estado de autonomía a las

universidades, se entrelaza con la tradición europea, interrumpida desde el siglo

XVIII, de las universidades latinoamericanas.34 Las formas ecuménicas de

pensamiento se vuelven a activar en el movimiento de reforma, pero, a pesar de

todo, sin alcanzar su meta que era incorporar el cientismo a Latinoamérica.

El movimiento de autonomía que parte de los sucesos del 21 de junio de 1918 acaecidos

en Córdoba se expande por todo el continente; su última victoria es el decreto sobre el

nuevo estatuto de la Universidad de México, de marzo de 1945 (de ese momento en

adelante se llamará "nacional" y "autónoma"). La trágica noche del 2 de octubre de 1968 en

la Plaza de TIatelolco, en la ciudad de México, concluyó súbita y brutalmente el movimiento.

No obstante, por influjo de la revolución Cubana, ya desde antes habían dado en el blanco

de la política estudiantil puntos de vista del todo nuevos.

El sistema universitario latinoamericano, al principio de este siglo, se vio entregado,

impotente al parecer, a los impulsos europeos y norteamericanos que le apremiaban. En

ese campo se desencadenó por entonces el mismo proceso que en el círculo económico se

llevara a efecto con la distribución imperialista del mundo; aquí y allá, con la colaboración

activa de las propias oligarquías. La superioridad de los sistemas exteriores estribaba,

como ya hemos visto, sobre todo en que:

- el principio decimonónico del cientismo moderno no había entrado aún en las

universidades latinoamericanas;

- faltaba el apremio urgente de corregir la enseñanza por medio de una investigación

33 Véase al respecto, por ejemplo, Rafael Gutiérrez Girardot, "Zehn Thesen zum Thema Privat-Universität und Unterentwicklung", en Grundzüge des lateinamenkanischen Hochschulwesens. Eine Einführung in seine Probleme, a cargo de H.-A. Steger, Baden-Baden, 1965, pp. 237-251; aquí, p. 241 y s. 34 Ernesto Garzón-Valdés, "Die Universitätsreform von Córdoba/ Argentinien (1918)" en Grundziige.. " a cargo de H.-A. Steger, op. cit., pp. 163-218.

Page 38: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

independiente;

- todavía no se había puesto en marcha ningún proceso auto-subsistente de

industrialización.

La falla, de ahí derivada, entre el adelanto de la investigación a nivel internacional y la

enseñanza en las universidades latinoamericanas tenía que succionar como en el vacío

hacia los sistemas de Europa y Norteamérica que gracias al principio de trabajo del

cientismo habían alcanzado un nivel superior.

A pesar de todo, el sistema universitario latinoamericano estuvo en situación de

contraponerse fuertemente a esa presión. El motivo hay que buscarlo en la especial

consistencia del sistema urbano latinoamericano, que constituye el terreno abonado sobre

el que ha crecido la universidad. En tiempos de la Colonia, las universidades

latinoamericanas, cuando no eran instituciones de órdenes religiosas, estaban fuertemente

ancladas en el núcleo urbano. El edificio de la universidad era uno de los índices del

predominio colonial de Madrid. Por lo mismo, se dispone entre los lugares centrales del

poderío que se congregan en torno a la plaza mayor (Iglesia, Estado, Ciudad, Legislatura),

como todavía se puede observar sin lugar a dudas hoy en la Antigua Guatemala. Faltan las

casas de los patricios, cual estamos acostumbrados a ver en nuestras ciudades europeas

del Medievo, porque no existía ninguna posición patricia auto-subsistente que hubiera

conformado una especial mentalidad urbana.

La mentalidad de los profesores y alumnos de las universidades latinoamericanas se

orienta desde un principio al diagrama de los poderes centrales de la época colonial. Está

orientada exclusivamente según una manera urbano colonial.

En el curso del siglo XIX, ese sistema empieza a retrotraerse gradualmente. Gilberto Freyre

habla —respecto del nordeste de Brasil— de una re-europeización de las ciudades

coloniales, que se debe a la disolución de la economía de las plantaciones de la época

colonial, por cuanto que la capa superior se ve obligada a abandonar las "casas grandes"

del campo y habitar en los "sobrados" de la ciudad. El resultado es una separación cada

vez más paladina de ciudad y campo. En la población citadina no se desarrolla ninguna

mentalidad urbana, sino que —como ha dicho Roger Vekemans, citando a Toynbee— se

"herodianiza", esto es, vive físicamente en Latinoamérica, pero espiritualmente en Europa o

en Norteamérica (como Herodes, antaño, físicamente estaba en Palestina, mientras que

espiritualmente vivía en Roma).35 Este proceso de la re-europeización en el siglo XIX se

35 Roger Vekemans, "Análisis psicosocial de la situación prerrevolucionaria de América

Page 39: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

fomenta aún más con los "return students", que regresaban de París o Montpellier y que,

por ejemplo, representarían papel tan decisivo en el Imperio Brasileño. Simultáneamente a

estos procesos empieza en las ciudades un retiro gradual de los centros a nuevos puntos

económicos (como en Bogotá o en México), o una superposición de centros de nueva

estructura sobre el plano antiguo (como por ejemplo en Caracas o en Quito).

Es claro que con esas retracciones tienen que ocurrir otras en el papel que la universidad

representa en la ciudad, y el que la propia universidad se adscribe a la ciudad:

El complejo habitacional introvertido queda disuelto por las fachadas abiertas, extravertidas,

vueltas a la Calle; el "abogado", como figura señera de una sociedad que ha entrado en la

urbanización burguesa, sin quedar desposeída de las grandes fincas que antes tenía,

asume el monopolio sobre la comunicación social dentro de las sociedades urbanas

latinoamericanas (de la misma manera como en Alemania se le concede al "profesor" el

monopolio sobre los medios de comunicación de formación burguesa) .

En el centro de la ciudad sienta su firme garra el poder, cuyos puntos de apoyo son

movibles, pero que nunca son desplazados a posiciones marginales. Debido a estas

nuevas posibilidades de movimiento en todo el conjunto urbano, la infraestructura se vuelve

más importante que la ubicación de determinados centros de poder en torno a la plaza

mayor. Ya a finales del siglo XVIII empieza en parte un proceso (por ejemplo, en Recife,

Brasil) que podría corresponder al paso de la ciudad medieval a la época del Renacimiento,

que en la construcción profana quizá se señale por la residencia urbana de los latifundistas.

Una diferencia decisiva con la ciudad europea de 1900 fue la falta de clase obrera.

La estructura especial de las ciudades latinoamericanas del siglo pasado puede explicar por

qué la figura del "abogado" en realidad —vista desde Europa— se antoja circundada de un

aura renacentista tan notoria. Frente a tal estructura de relación entre universidad y ciudad,

el cientismo moderno que parte de los ámbitos ecuménicos de Europa no podía encontrar

en las universidades latinoamericanas pie alguno para su comprensión; dicho de otro modo,

el sistema universitario latinoamericano, mientras permanecieran inmutadas la estructura y

la economía de la "hacienda", que les servían de soporte, podía desarrollar fuerzas

suficientes para contrarrestar la presión del imperialismo estructural. Sólo a partir de los

estudios de sociología de la hacienda latinoamericana, de José Medina Echavarría, se ha

logrado comprender del todo la profundidad a que se hallaba anclada esa resistencia.

Trasparéntase aquí una de las reversiones de las tendencias más logradas, de las que

Latina, en Mensaje, Nro 15, Santiago de Chile, 1963, y en muchas otras publicaciones.

Page 40: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

hasta ahora hemos observado. La pugna del movimiento cordobés contra el inmovilismo

estructural de .las facultades y escuelas y su intento de hacer saltar las instituciones

universitarias del esquema napoleónico, implanta en efecto el principio de la autonomía

universitaria en toda Latinoamérica y enuncia el fin de la universidad de Andrés Bello;

Germán Arciniegas, en su apunte El estudiante de la mesa redonda (1933), nos da una

suma total del movimiento que todavía es válida hoy. Pero su victoria ha conducido a que el

moderno cientismo en Latinoamérica haya encontrado un nuevo bastión de resistencia por

la transformación de la autonomía intelectual (académica) en una extraterritorialidad de

facto de derecho público. La implantación de la autonomía institucional en las universidades

anglosajonas y (reducida a las competencias académicas) en las alemanas resultó para su

desventaja. Esto es consecuencia de la transposición de esas ideas europeas al contexto

social totalmente distinto de Latinoamérica.

Las nuevas dimensiones de la formación científica en las universidades del occidente de

Europa y en Las Latinoamericanas.

Las universidades autónomas de Latinoamérica, en el entretanto, se han convertido en

muchos lugares en reductos donde todavía se pelea por el concepto de cientismo, en

medio de un mundo moderno urbano y del todo industrializado, con la finalidad de dar el

paso de una producción del saber preindustrial a otra capitalista e industrializada, mientras

que en el ámbito de los lugares de origen de ese cientismo, esto es, en las zonas

hegemónicas, hoy técnicas y científicas, se han dado pasos y se siguen dando hacia otros

estadios del proceso de la civilización.

Frente a esto, la autonomía como garantía institucional de una universidad que no es

autónoma en sus investigaciones, resguarda a esta institución no sólo contra intromisiones

del Estado sino contra cambios y adelantos en la conciencia social.

En conexión con el intento de definir de nuevo el papel de las universidades en ese proceso

de desarrollo, ha surgido en el ámbito alemán una discusión sobre la reformulación cada

vez más necesaria del concepto de cientismo.

Helmut Schelsky, ha sido uno de los primeros en plantear esa situación de manera clara:36

con el adelanto del proceso técnico-científico de la civilización (que a la postre abarca a

todo el globo y por primera vez ha logrado formar una "auténtica ciudadanía mundial") se

36 Helmut Schelsky, "Der Mensch in der wissenschaftlichen Zivilisation", en Auf der Suche nach Wirklichkeit (H. Schelsky, colección de artículos), Düsseldorf-Colonia, 1965, pp, 439-480 (el artículo aquí citado es del año 1961); véase también al respecto: H. Schelsky,

Page 41: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

conseguirá por fin superar la "forma de producción preindustrial en ciencia y docencia, es

decir, la pura producción casera del pensamiento. A partir de las ciencias naturales, el

instituto de investigación se ha ido desarrollando en un taller autónomo de producción

dentro y fuera de la universidad. Max Weber fue el primero en reflexionar sobre este

proceso en su disertación La ciencia como vocación (1919). Estructuralmente, mientras, no

hay diferencia alguna entre el instituto científico para la producción del conocimiento y un

negocio capitalista. Ese desarrollo, que se ha convertido en moneda corriente de discusión,

queda siempre dentro del cuadro del cientismo, del que hasta ahora se ha venido hablando;

pero incluso en un sentido más lato del concepto ya no basta para las exigencias de

nuestro tiempo. Por lo tanto se ha introducido un segundo "agrandamiento cualitativo de la

matriz cultural" (cual denominara Tenbruck al proceso de formación alemán de principios

del siglo XIX). La aparición de mundos artificiales científico-técnicos, que hoy han anegado

la inserción inmediata en los ciclos de la naturaleza y en las normas de ahí derivadas, junto

con la globalización de nuestra existencia y el desbordamiento de sus límites nacionales,

son signos de ese segundo proceso, al través del cual —puesto que es continuación del

primero— la consecuencia del paso antes dado (incluso el cientismo) se convierte en

presupuesto del paso siguiente. El pensamiento científico, en los círculos de dominio de los

sistemas europeo y norteamericano ha llegado a convertirse de tal manera en "mundo vital"

(Lebenswelt, Husserl) tan de inmediato, que la "formación" ahora se ha de contemplar

desde esa nueva base de pensamiento y de manipulación científicos, si se quiere llegar a la

meta; pero no considerar ese pensamiento y manipulación como consecuencias de la

formación, cual otrora ocurrió con los clásicos alemanes. "Sólo el paso por la vida práctica,

y esto hoy significa una nueva experiencia concreta de pensamiento y de manipulación

científicos”, dice Schelsky, “permite alcanzar el umbral donde hoy se establece la cuestión

de la formación. El reino espiritual y ético, que como formación se ha de arrancar a la

civilización científica, presupone la experiencia científica del mundo como su material”.37

Sólo a partir de esa epistemología, según el análisis de Schelsky, cabe reformular el

concepto de formación. Esta se puede definir ahora como “soberanía espiritual y moral

frente a las manipulaciones del mundo y de la vida, cual se realizan en las prácticas

científicas actuales”. “La formación de la persona estriba hoy en la superación espiritual de

la ciencia, precisamente en esa fuerza constructiva y técnica que genera la propia

Einsamkeit..., Op. Cit., pp. 210.229 (cap. 19: "Eine Theorie der Wissenschaften", y cap. 20: "Eine Theorie der Bildung"). 37 H. Schelsky, Einsamkeit..., Op. Cit., pp. 221 y ss.

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civilización científica.”

A este respecto, las ciencias de la manipulación social” y las naturales adquieren un peso

propio que se ancla en el proceso de formación, frente a las ciencias históricas de la

cultura, porque son estos dos reinos precisamente sobre los que se ha de extender el

sustrato del “mundo artificial”.

Esto significa también que el concepto de cientismo adquiere nueva dimensión, que unce la

propositividad (Gezieltheit) progresiva, cuantificante y de cogitación lineal, en el continuo

“curvo” del pensamiento universal. (Ernst Bloch habla —analogizando— de la “era

riemanna” como base de un nuevo concepto de progreso).*

Por todas partes experimentamos las consecuencias de ese proceso global de receso. La

relación entre las universidades del occidente de Europa y las latinoamericanas se

distingue todavía hoy por las nuevas diferenciaciones en el concepto de cientismo.

La industrialización de las universidades o la política del pensamiento.

Mientras que la "conquista industrial” de Latinoamérica por el cauce de una exportación de

ideas en lo fundamental trasnochadas de lo que es cientismo (orientado según los

conocimientos "positivos" recabados en la "soledad y la libertad") proveniente de Europa y

los Estados Unidos hacia las universidades latinoamericanas todavía sigue en curso, en los

sistemas universitarios de los países de exportación académica se trabaja ya en un

trastorno de la nueva concepción de cientismo (orientado hacia la responsabilidad social de

la investigación y de la docencia) en formas prácticas y útiles para cada día.

Esa transformación se advierte claramente como ejercicio de una reflexión fundamental

sobre política del pensamiento, que si bien es harto general, de todas formas se relaciona

con un mundo vital que se distingue tanto por el tiempo como por el espacio. Los sistemas

universitarios de los más distintos campos no son desde este punto de vista otra cosa, sino

estructuras operativas que fijan una política propia frente a la política extranjera del

cientismo de importación, que apremia desde afuera.

Y todo esto apunta más de lo que se cree a la idea de fijar mediante determinada mutación

de ese marco operativo, por ejemplo, con la política de recepción de los impulsos

extranjeros, de modo que al cabo, mediante un movimiento de palancas relativamente

simple se obtenga una reforma global de toda la estructura social, de acuerdo a los

modelos de los impulsos que operan desde el exterior. De esa forma, la reforma

* Seguramente, Bernhard Riemann (Über die Hypothese welche der Geometríe zugrunde líegen [1867]), perteneciente al grupo de filósofos que pensaban que el mundo tridimensional es un caso especial del mundo pensable e invisible de n dimensiones. [T.]

Page 43: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

universitaria se convierte en técnica social fijada desde afuera. El clásico concepto europeo

de cientismo pretende hacer saltar desde dentro las estructuras tradicionales de las

universidades latinoamericanas; en los institutos centrales se pretende instaurar de nuevo

estudios básicos y formar grupos medulares de investigación científica. Aquí, el cientismo

europeo y tradicional (Tipo I) se convierte en instrumento que actuará artificialmente como

sonda a través del cientismo nuevo, basado en las ciencias naturales y en la técnica (Tipo

II). Todas las discusiones sobre reforma de las universidades en Europa y en Norteamérica,

por más que allí se hallen insertas en un contexto social del todo distinto, se introducen al

propio tiempo en el sistema universitario latinoamericano cuando apenas se da cuenta de

su nueva situación; la controversia consecutiva se resuelve mediante la simultánea.

Incluso en este caso se transparenta la reversión de tendencias. El cientismo que reflexiona

sobre sí mismo (II) de los países industriales desarrollados, se comporta frente a las nuevas

tierras industriales de Latinoamérica como imperialismo académico estructural, donde

quiere someter a las universidades a una política bien determinada en el pensamiento.

Según las nuevas categorías de esa reflexión, las universidades de Latinoamérica deben

convertirse en protectorados y mandatos, adonde se exporte el tranquillo (know-how)

científico, sin que se corra el riesgo de que los mandatos se rebelen contra los sistemas de

origen del tranquillo.

Esa producción de tranquillos en los sistemas de origen del cientismo (I) ha alcanzado hoy

tal volumen que la producción podría hacer saltar las sociedades de los sistemas de origen

si no se abriera ninguna espita hacia el exterior. Dentro de las estructuras, hasta ahora

desarrolladas para la absorción de conocimientos no hay inversión con sentido que pueda

redituar.

Sólo mediante la exportación de las estructuras cogitativas puede mantenerse en

movimiento la propia producción de tranquillos. Los depositarios de la producción de

conocimientos, los científicos, encuentran en los territorios de los mandatos horizontes

ilimitados para la aplicación y práctica de sus conocimientos. Al "scramble for Africa"

(rebatiña por África) del imperialismo económico de finales del siglo pasado, síguese hoy

una "scramble for Latin America" del imperialismo del cientismo (II).

El estadio tardío del cientismo (I) se advierte en el círculo institucional de las universidades

mediante un desprendimiento del núcleo urbano y su inserción en el entramado científico,

que al cabo abarca a toda la sociedad nacional. Con el paso al cientismo (II), el entramado

se convierte en central de gobernalle de la política del pensamiento, frente a la tenaz

resistencia de las fuerzas establecidas. Todo se reduce a ver quién se posesionará de la

Page 44: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

central de gobernalle. En lo fundamental se trata de la formación de un consorcio, con

todos los pelos y señales de un monopolio de mercado, que al cabo desemboca en carteles

y se distribuye en esferas de interés.

La simultaneidad en la formación de tales estructuras y la formación de redes de planteles

(campuses) no es gratuita. Meta y propósito de los procesos que se desenvuelven en los

sistemas universitarios de los países industrializados es a todas vistas la neutralización

política de las universidades, y circunscribirlas al papel de proveedoras integradas de

tranquillos.

Dice mucho respecto de la reestructuración llevada a cabo sobre esta base de las

universidades situadas en el centro de la ciudad, su separación de los conjuntos urbanos

destinados a la sociedad de consumo; por otro lado, aparece una subcultura académica, sin

núcleo, sufrida por la sociedad, pero políticamente sin responsabilidad. Las universidades

marginadas han de suministrar tranquillos políticamente neutros y dejar mano libre a los

poderes establecidos de la sociedad.

Mientras que hoy en casi todas las universidades latinoamericanas se aplica cientismo (I)

socio-técnicamente sobre voluminosos programas de desarrollo europeos y

norteamericanos, y mientras que a la vez los estudiantes latinoamericanos tratan de

vincular entre sí proceso de industrialización y cientismo (I) de una manera específicamente

latinoamericana, en las universidades mucho más desarrolladas de Europa y de los

Estados Unidos ya se ha intentado "quebrantar el progreso mediante la reflexión", como

afirma Habermas, para de esa manera dominar las consecuencias del adelanto técnico-

científico. Se trata de un tipo de politización muy distinto del que conocen las universidades

latinoamericanas desde Córdoba (1918).

Se ha visto claro hoy que no sólo es factible el progreso, sino también su orientación;

llámese "política" de la investigación; ordenamiento de prioridades o (dicho negativamente)

manipulación del conocimiento. “Si tiene que haber formación académica, no se ha de

limitar ésta al campo de resonancia de la historia privada de la vida, sino que habrá de estar

politizada por los cuatro costados" (Habermas).38

Mediante la reflexión sobre las consecuencias de la investigación científica y de la

docencia, el horizonte histórico de cualquier mundo social vívido se inserta en el marco

38 Jürgen Habermas, "Vom sozialen Wandel akademischer Bildung", en Stephan Leibfried,

Wider die Untertanenfabrik. Handbuch zur Demokratisierung der Hochschule (Varios artículos), Colonia, 1967, pp. 10-24; aquí p. 23.

Page 45: Hanns-Albert Steger (Alemania)1 SOBRE LA SOCIOLOGÍA DE LOS

operativo. Nada sería más falso que considerar iguales en la realidad sucesos que parecen

similares desde afuera. Los sistemas universitarios de Europa occidental, de los Estados

Unidos y de Latinoamérica abarcan horizontes históricamente asaz distintos que se brindan

a la juventud estudiosa de hoy como pretéritos y futuros posibles.

En los últimos diez años, el número de estudiantes de Latinoamérica ha ascendido de 380

mil a 880 mil; en el occidente de Europa, ha pasado dicho número de 739 mil a 1 700 000, y

en Norteamérica de 2600000 a 7 millones. Nuestras reflexiones han tenido la finalidad

única de esclarecer cuán equivocado sería ver en esas cifras sólo el problema cuantitativo,

puesto que es mucho más importante la otra cuestión, a saber, hasta qué grado el sistema

universitario, por diverso que pueda ser logrará convencer a los estudiantes de que el

progreso no es ya una magnitud abstracta a la que el hombre se deba entregar a ciegas,

sino que son precisamente los investigadores, los maestros y los alumnos los que pueden

fijar las directrices del progreso a partir de la soberanía ejercida por una nueva formación

científica, con tal de que así lo quieran. Y que esto es posible lo han demostrado con

bastante claridad los alumnos, y muchos de sus profesores, en cualquier otro contexto y

precisamente en nuestro presente inmediato; aunque no siempre para pura congratulación

de aquellos que quieren degradar las "multiversities" a talleres industrializados de formación

funcional de unos tranquillos técnico-científicos39.

39 En las citas sobre el estado de la discusión antes de que estalIaran los movimientos

estudiantiles en Europa se emplearon con provecho las siguientes obras:

a) Latinoamérica:

Richard Newbold Adams, The Second Sowing. Power and Secondary Development in Latín America, San Francisco, 1967. Orlando Albornoz, "Las funciones culturales de la universidad. Educación y cultura-socialización. Tipología universitaria. La cuestión de la libertad", en Aportes, Nro 9. Paris, Julio de 1968, pp. 58-76. Manfred Kossok, Im Schatten der Heiligen Allianz. Deutschland und Lateinamerika 1815-1830. Berlín (Este), 1964. José Luis Romero, Latinoamérica, situaciones e ideologías, Buenos Aires, 1968. b) Estados Unidos: William Clyde De Vane, Higher Education in Twentieth-Century America, Cambridge, Mass., 1965. . Georg Willers, Das Bildungswesen der USA. Eine Gesamtdarstellung der Entwicklung bis zur Gegenwart, Munich, 1965. c) Gran Bretaña: H. C. Dent, Universities in Transition, Londres, 1961. Lord Hailsham, Science and Politics, Londres, 1963. Peter Jokusch, "Gesamtplanung britischer Hochschulen", Schriften des Zentralarchivs für

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Hochschulbau, Nro 5, Düsseldorf, 1967.

C. P. Snow, Strangers and Brothers (Cambridge Novels), Londres 1940-1960. d) Francia: Véase arriba, notas 9 y 10. e) España: Véase arriba, nota 22. f) Alemania:

Helmut Kuhn, Joseph Pascher et al., Die deutsche Universität im Dritten Reich (varios artículos), Munich, 1966. . Otto Rühle, Idee und Gestalt der deutschen Universität. Tradition und Aufgabe, Berlín (Este), 1966. Wilhelm Weischedel (a su cargo) Idee und Wirklichkeit einer Universität. Dokumente zur Geschichte der Friedrich.Wilhelms-Universität zu Berlín, Berlín (Oeste), 1960. g) Estudio comparativo: Raymond Poignant, Das Bildungswesen in den Länder der EWG. Eine Studie zum Vergleich mit Vereinigten Staaten, Grossbritannien und der Sowjetunion, Francfort-Berlín-Bonn. Munich, 1966.