Autor: Kazushige Nojima.Traducción: Giovanni Salinas Maldonado (ThEzOnE).

Final Fantasy VII:

On the Way to a Smile Episode Barret.

Capítulo 3-1

Varios meses han pasado desde aquel día…el día elegido. Tras ayudar a Tifa y a Cloud a construir su hogar, Barret dejó a Marlene, su hija adoptiva a quien dejó a su cargo su gran amigo Dyne, a ellos y se embarcó en un viaje. Un viaje para redimir los pecados de su pasado. Antes de partir, le dirigió unas palabras a Tifa, que se sentía igual de culpable.

No sólo tomes, trata de saber cuánto puedes entregar. Pensaba que haciendo esto, al final de todo, ella alcanzaría la redención. Pero sus propias palabras no eran consuelo para él mismo y Barret seguía sin estar seguro de lo que tenía que hacer. Estar con Marlene le traería paz de mente; pero se sentiría culpable de aplazar “la acción” aunque sólo fuera un día más. Sabía que debía marcharse, aunque no supiera para que. Poner distancia entre él mismo y lo que servía de apoyo a su corazón, le llevaría a tierras remotas. Esto era una escapada para un arreglo rápido.

 Durante medio año vagó por el mundo. Aparte del problema del Geostigma, la vida fuera de Midgar era aparentemente normal. La única diferencia es que ahora nadie usaba Mako, no había ni un solo reactor funcionando. Hace tiempo, esto hubiera sido considerado como una victoria para Barret y el movimiento anti-Shinra (AVALANCHA), pero el sentimiento de estar perdido superaba a cualquier sensación de satisfacción. No existía un lugar para un hombre con una ametralladora implantada en su brazo derecho excepto entre batallas y caos. Sacaré todo fuera, ¿y dónde tengo que pagar por mis pecados? Sintió más terror aún. Algunas veces se adentraba en el bosque buscando pelea, venciendo algunos monstruos que le atacaban, pero estas febriles batallas sólo le hacían sentir asco de sí mismo.

 -¡¡Lo único que estoy matando es el estrés!!-

 Y siempre acababa dejando escapar un rugido

 -¡¡¡ Rrrrrrrraaaaaaahhhh!!!-

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Ocurrió cuando andaba entre la multitud por Junon. Algo había chocado contra su brazoarma y, cuando miró hacia abajo, encontró a un niño llorando, de su frente brotaba sangre. Cuando Barret se apresuró a curar la herida, una mujer, seguramente la madre del niño, se acercó corriendo y dijo:

 -¡Por favor! ¡Perdona a mi hijo! ¡Te lo ruego! ¡Haré cualquier cosa!-

 Los ojos de la madre estaban fijos en la ametralladora que Barret tenía implantada en el brazo derecho. En tiempos de paz sigo siendo el mismo monstruo, pensó. Los tiempos estaban cambiando. Tenía que pensar en una nueva manera de sacar provecho de estos nuevos tiempos. No sabía exactamente cómo podría hacerlo, pero lo que sí sabía es que él debía cambiar antes.

 Barret fue a visitar al viejo Sakaki, un artesano que ya había creado prótesis para él antes. El primer modelo era un diseño simple con un garfio insertado al final. Barret estaba insatisfecho. Quería algo más. Para cavar en el suelo, el anciano podía construir un brazo pala o para cortar postes de madera, un brazo hacha personalizado podría servir perfectamente.

 Un día el anciano le dijo a Barret con un gran enfado.

 -¡Tu cabeza está llena de venganza hacia SHINRA. Nunca estarás satisfecho con lo que te pongas en ese brazo. Toma esto y no vuelvas más!-

 Lo que el anciano le había dado era un adaptador que le permitiera poner complementos a su brazo. Usándolo, Barret podría ponerse varias prótesis y armas en el brazo derecho.

 -Lo que pongas en él es tu problema, pero te aconsejo que te tomes tiempo en pensarlo.-

 En lugar de hacer caso al consejo del anciano, Barret no pensó mucho en ello. Durante los días siguientes lo único que hizo fue intentar ponerse cualquier arma que pudiera soportar y desatar su poder destructivo. Durante algunos años, lo único que Barret llevaría en su brazo serían armas.

 Cuando Barret volvió al taller, le dijo al anciano que le hiciera un nuevo brazo, uno con una textura más suave y con una mano en el extremo. Uno que nadie temiera, uno que le permitiera llevar una vida normal. El anciano sólo dio un suspiro y miró fijamente a Barret.

 -No es sólo para parar de luchar. No quiero que la gente me tema nunca más-

 -¿Entonces?... ¿Quién quieres ser realmente?-

 -Como decía…- Barret empezó a contestar y buscó en su interior para llegar a la conclusión de que no tenía respuesta. ¿Qué rayos voy a hacer metiéndome en un mundo donde la gente está intentando aprender a sonreír de nuevo?

 -¡Maldicion! ¿Cómo rayos voy a saberlo?

 

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-Necesitaré una semana. ¿De acuerdo?-

 -Esta bien. Mientras haces eso, yo…-

 -Si no tienes ningún plan- le interrumpió el anciano - ¿Por qué no ayudas a mi nieto en su trabajo?

Y a cambio, hmm…-

 -No te preocupes. No necesito una recompensa….-

 -Bueno, pensaré en algo de todas formas.-

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Al día siguiente, Barret montó en un camión. El nieto del viejo Sakaki iba conduciendo y Barret recordó que ese camión era del mismo tipo del que le llevaba a todas partes cuando era un niño. Su motor funcionaba por el vapor producido a partir  del calentamiento del agua al mezclarla en una caldera con carbón ardiendo.

 Se necesitaban cuatro hombres trabajando a la vez para poder hacerlo funcionar: Un conductor al volante, un ingeniero vigilando el rendimiento del motor, y dos caldereros para echar carbón dentro de la cámara. En la zona posterior del enorme cuerpo del camión, había sujeta una zona de carga con capacidad para unas diez personas.

 El carbón ocupaba el espacio de cinco hombres, y Barret contaba como dos personas en el espacio que quedaba.

 Estaba estirado boca arriba, mirando al cielo. Hey, sí que va lento, pensó. No era culpa de nadie. Los grandes camiones a vapor siempre andaban a un paso lento y pesado similar a éste. A los hombres les escurría el sudor y trabajaban tan duro como podían. Todo estaba funcionando a toda máquina. Un calderero de mediana edad salió directo a la zona de carga para tomarse un descanso.

 - Siento irrumpir mientras estás enojado, pero necesito sentarme.-

 - No estoy enojado, así que no te disculpes.-

 - Estás tan enojado que la rabia te sale por la piel.-

 Barret se sentó y miró enfurecido al hombre. -¿Cuál es tú maldito problema?-

 - ¿Ves? Tengo razón ¿o no?-

 Los dos se callaron durante un momento. Finalmente el calderero abrió de nuevo la boca.

 - ¿Piensas ser siempre un guardaespaldas?-

 - Sólo le estoy haciendo un favor al viejo. Después ya veré.-

 - ¿No querías dejar de serlo?-

 

- ¿Ser guardaespaldas? Nadie quiere dejar de serlo más que yo.-

 - No sabía eso– El calderero permaneció en silencio. Barret esperó a que continuara.

 ¿Qué debo parecerle a este tonto?

- Eh, di lo que tengas que decir, hombre – Tal vez, este chico pueda darme un pista sobre qué hacer con mi vida. - ¿Qué clase de tipo te parezco?-

 - El tipo que, en lugar de matar a los monstruos que se acercan, va a buscarlos a su guarida para darles una paliza.-

 Quién sabe. Puede que sí lo haga.

 - Incluso si no sabes dónde está su guarida – dijo el calderero con una sonrisa.

 - Me haces parecer un idiota.

 - Lo que haces no es fácil. Quizá deberías estar orgulloso, ¿eh?-

 Barret miró al hombre a los ojos y rió jejejejeje. El calderero le devolvió una mirada misteriosa.

 - ¿Puedo pedirte un consejo?-

 - Depende del consejo.-

 - Quiero limpiar mis pecados. Por eso estoy en la carretera. Pero no importa cuánto tiempo esté, no me imagino la forma de hacerlo. Seguramente soy el hombre que dices. ¿Qué crees que alguien como yo debe hacer para compensar sus pecados?-

 - Te diría que depende de los pecados.-

 - Mucha gente murió… por mi culpa.-

 Barret recordó cuando hizo volar el Reactor Mako nº1 junto a sus compañeros de avalancha. El daño superó lo que esperaban. Pánico en la ciudad. Amigos que seguían muriendo. Ciudadanos que nunca conoció.

 El calderero vio que Barret se había callado y dijo – Tan solo debes permanecer de pie y con vida, eso es todo. Sigue intentando lo que tú creas necesario para redimirte-.

 - Temía que dijeras eso.-

 - Por eso, qué más da si no sabes dónde está la guarida de los monstruos. Sal y dales una paliza. Puede que algún día acabes con los monstruos para… ¡Eh, allí!-

 El calderero señaló la parte de atrás del camión. Un monstruo pequeño pero amenazador estaba cazando. Barret dirigió el extremo de su brazo derecho hacia el monstruo y abrió fuego sin preocuparse ni un momento en apuntar. El cuerpo de la criatura quedó destrozado por la ráfaga de balas de fuego rápido.

 - Mal día para ser un monstruo.- Comentó Barret.

Cuando Barret se giró para decirle al calderero que no se preocupara, se dio cuenta de que la mirada del calderero estaba fija en su brazo derecho. Era la misma mirada que la de la mujer de Junon.

Puede que yo sea el monstruo.

 - Sabes, chico, la guarida de los monstruos debe estar en algún lugar dentro de mí.-

 El calderero no era lo suficientemente amable como para contestar.

Capítulo 3-2

El destino del camión era un pequeño pueblo que hacía su vida colectiva plantando patatas en el campo. Uno tras otro, sacos llenos de patatas se ponían en el área de carga del camión, en la cual quedaba la mitad del carbón que había cuando partió. Mientras ayudaba con el trabajo, Barret se preguntó, ¿cuándo venden estas patatas en la ciudad cuánto les darán por ellas? Sin duda los salarios de la gente del camión  debía ser añadida al precio que pedían los aldeanos por las patatas. El precio de la comida era un problema en Midgar. Demasiado alto, incluso para tiempos de crisis. Pero viendo tantos aldeanos trabajar tan duro, empezó a darse cuenta de que no quedaba otro remedio. Cuando el suministro de Mako se paró, la mayoría de la maquinaria energética de granja se volvió inútil. Recoger patatas sin ella tenía que ser más que trabajoso.

 Barret pronto se encontró sumido en sus pensamientos. Si ellos no pueden usar maquinaria, la gente no tiene más remedio que mover su cuerpo. Bien, tenemos mucha gente. En Midgar, hay todo tipo de gente sin trabajo, luchando sólo para encontrar comida, ¿verdad? Sí, esos podrían engullir cualquier cosa que crezca a sus pies, pero así sólo se quedarían sin comida. Claro, ellos tienen que sembrar algunas semillas, o cultivar algunas plantas y cuidarlas. Y lo más importante, tienen que criar algo de ganado.

 Ah, bingo, pensó. Si todos nos concienciáramos sobre esto, llegará el día en que podamos vivir sin miseria, al menos no por la comida. Cuando necesitemos máquinas, podemos usar carbón, como con el camión. Todo lo que tenemos que hacer de ahora en adelante es hacer las cosas como se hacían antes de Mako. Puede que sean tiempos difíciles. Puede que las cosas se muevan más lentamente. Para algunos impacientes como yo, a veces puede que sea insoportable. Pero así es como tiene que ser. Es más, así es como los tiempos cambian.

 Barret sonrió, encantado de lo rápido que había llegado a una idea propia. Entonces tuvo que considerar lo que podía hacer. Primero, podría incorporarse una azada a su brazo derecho y comenzar a arar el campo. Daría lo mejor de su poderoso cuerpo y haría el trabajo de 5 hombres. Pero espera, los nuevos tiempos claman por un nuevo líder. ¿Ese es mi papel? Los pensamientos de Barret se aceleraron. Se imaginó dando órdenes, sus amigos esforzándose por acatarlas todas.

 ¡Adelante Barret! Diría Jessie mientras salía de la habitación, con Wedge y Biggs a su lado. Pero entonces recuerdos de sus días como líder de Avalancha vinieron a su mente, y la momentánea visión de un brillante futuro cambió a un profundo remordimiento.

-Grrrrraaaaaahhh!- gritó Barret.

Rayos, ya estoy de nuevo, pensó, y echó un vistazo alrededor. Pero nadie le estaba mirando. El terreno entero estaba cosechado frente a una casa, observó como el sobrino del viejo Sasaki hablaba con un hombre de mediana edad que debía ser del pueblo. Barret avanzó para escuchar la conversación.

 - No tengo ningún problema en llevar a tu hija a Midgar. Pero parece terriblemente débil… Puede que no lleguemos a tiempo.-

- Pero…- El hombre de mediana edad llevaba una niña pequeña a su espalda, quien estaba desplomada sin apenas vida. Era una niña linda. Pero de uno de sus brazos goteaba un líquido negro, el horrible Geostigma, y en un estado muy grave. Barret se había dado de topes con el tipo de momentos que más odiaba: Ahora, ahora una crisis delante de ti y no puedes hacer ni una maldita cosa.

Barret sabía que incluso si ella iba a Midgar, no podría encontrar ningún tratamiento decente. Tal vez sería mejor decírselo a ella. ¿No deberías permanecer tus últimos días tranquila, en el pueblo? Pero diciéndole eso les quitaría la esperanza al padre y a la niña. ¿Esto es todo lo que puedo hacer? ¿Callarme y dejar que las cosas sigan su curso? Barret quería gritar.

 - ¿Ir a Midgar no será una pérdida de tiempo? – preguntó una voz. Barret miró a su lado y vio la cara familiar del calderero, con el ceño fruncido.

- Probablemente – respondió Barret.

- Entonces los mejor es que se lo diga – dijo el calderero, y empezó a caminar en dirección al hombre y su hija.

- Espera – Le dijo Barret.

Pero el hombre no le escuchaba. Barret fue detrás de él, confiando en pararle antes de que sus palabras llevaran la desesperación al hombre y a su hija. El calderero echó un vistazo, se giró y le dijo a Barret: -Tú crees que deberíamos dejarla ir a Midgar, para así hacerla feliz ¿verdad? ¿Incluso si no sirve para nada?-

- … Sí.-

- … Bueno, eso está bien si tienes una nave voladora, pero todo lo que nosotros tenemos es un camión. La zona de carga se calienta. Es un viaje duro. Lo sabes. ¿Qué harás si muere antes a causa de eso?-

- Aún así, vamos, chico…-

- No te preocupes. Yo seré quien se lo diga. Probablemente reventaré sus esperanzas. Pero la niña debería estar en su casa hasta el final.-Barret no sabía si la razón la llevaba él o el calderero. Tenía que pensarlo. Su mente empezó a dar vueltas. De nuevo quería gritar, pero se contuvo.

 Después de un rato, el calderero volvió sin ni siquiera entrar en la conversación.

- Acaba de exhalar su último aliento.-

- ¡¿Qué?!-

- Tú… ¿quieres saber cuáles fueron sus últimas palabras?-

No, pensó, pero el calderero continuó.

- “Por favor, llévame a Midgar”.-

El calderero apretó sus puños con rabia. Supo que se había equivocado.

- Rrrrrraaaaaahhhhhh! - gritó Barret. ¡Nadie está equivocado! Lleno de rabia, alzó su brazo derecho al cielo y abrió fuego con su arma.

El ratta-tatta resonó en todo el tranquilo pueblo.

 

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Barret se quedó en el pueblo para presenciar el entierro de la niña. Preguntó a su demacrado padre si había algo que él pudiese hacer.

- Si tan solo hubiésemos tenido una nave voladora - murmuró el hombre. – Yo solía ser un tripulante del Gelnika. Si todavía siguiese volando, puede que mi pequeña no hubiera tenido que morir. De aquí a Midgar hay tan sólo un vuelo corto.-

- Escucha, hombre -. Sabía que tenía que decir algo. – Sé cómo te sientes, pero no se puede curar el estigma, ni siquiera en Midgar.-

 Si tan solo esto. Si tan solo aquello. Tan pronto como se empiece a pensar acerca de que el mundo de los “¿y si?” se hiciera realidad, el mañana será difícil de establecer. Barret tenía experiencia. Y lamentablemente hacerlo, sólo empeoró las cosas. Mientras Barret buscaba las palabras apropiadas, el hombre empezó a hablar.

 - No tiene porque ser Midgar. Cualquier lugar. En el momento que oyésemos que allí podían parar el estigma, nos podríamos poner en camino con el enfermo. Si tuviésemos una nave voladora, estaríamos preparados.-

- ¿Preparados?-

- Mi hija no es la única sufriendo por el Geostigma.-

Aunque acababa de perder a su única hija, los ojos del padre estaban fijos en lo que estaba por venir.

 

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El futuro que Barret había dibujado en su mente mientras empaquetaba las patatas en el camión se había desmoronado completamente. ¿Por qué no podemos movernos un poco con las naves voladoras y el resto con la maquinaria útil? Rayosr, en Midgar usan vehículos de trabajo y maquinaria. ¿Por qué no una nave voladora, entonces? Mientras que no usemos Mako. Los tiempos han cambiado, y yo voy a hacer lo mismo.

 No muy lejos al este de Ciudad Cohete se extiende una región desértica donde no crece ni una hierba. Allí hay una torre de perforación de petróleo de unos cincuenta metros de alto, y una pequeña y vieja refinería construida cerca de ella.

 Muchos hombres y mujeres estaban bajo la erosionada torre de perforación. Una de ellas era Shera, vestida con una bata blanca de laboratorio.

 El ingeniero que estaba cerca de ella movió su cabeza. - Ha bajado un setenta por ciento comparado con el mes pasado. Malas noticias, eso es lo que son. Así que, ¿cómo han ido las cosas según tus conclusiones?-

- Lo hemos hecho. No puedo decir que sea comparable a Mako, pero hemos dirigido el proceso de refinado de unas cuantas formas.-

- Sé que lo habías aplazado. Ahora necesitamos el producto para refinar, ¿huh? -. El ingeniero dirigió su mirada hacia el suelo. Shera no podía ayudar pero siguió su mirada. Ella pensó en la tubería del taladro, que ronroneaba para extraer el petróleo restante del suelo.

- Sólo un poco más.- Shera juntó sus manos rezando, pero la mancha en su antebrazo izquierdo no era petróleo. Era el estigma.

Capítulo 3-3

Ciudad Cohete fue una vez la base para el programa espacial de Shinra Electric Power Company. Los ingenieros a veces echaban raíces allí, convirtiéndola en un pueblo ruidoso.

 Cuando Barret llegó a la ciudad, vio niños jugando. Algunos de la misma edad de Marlene. Sus ojos se iluminaron de inmediato.

 - ¿A qué juegan niños? – preguntó. Los niños miraron hacia arriba, sus ojos lentamente se adaptaron a lo que estaban viendo. - ¿Qué tal si dejan a un viejo jugar con ustedes?-

 Los niños se fueron corriendo. Barret chasqueó su lengua y miró su mano derecha.

 - Sólo tengo que aguantar esto hasta que mi mano esté hecha.-

- Tú das miedo incluso sin arma – dijo alguien detrás de él.

- Un momento, tú eres…-. No podía poner nombre a la cara.

- Dudo que me recuerdes. Soy de la tripulación del Vientofuerte -. El Vientofuerte era el nombre de la nave voladora que Barret y los otros tripularon durante su viaje para salvar el planeta.

- Oh, ya veo. Gracias por echarnos una mano entonces.-

- No tienes porque darlas.-

Barret no tardó en pedirle al hombre que le llevara con Cid. Mientras caminaban, oyó unos latidos metálicos apagados.

-El descanso ha terminado ¿sabes? Es mejor que nos pongamos en marcha.-

- ¿Qué está pasando?-

- ¿Tú qué crees? Aquí es donde la cuadrilla de Cid trabaja, después de todo.-

-¿Una nave voladora?-

- ¡Míralo por ti mismo!-

Pasada la larga línea de casas, se abría una gran área, y Barret pudo ver una enorme nave voladora, sí, justo como la vieja Vientofuerte, en construcción.

- ¡Rayos! Has visto eso.-

La nave estaba flanqueada por un primitivo andamio. En lo más alto del andamio, el cual no parecía que fuese a recibir un aplauso por sus medidas de seguridad, trabajaban unas 20 personas del pueblo. Todo lo que Barret podía oír era la réplica estridente de la placa metálica siendo martilleada en diferentes lugares. La nave parecía cualquier cosa menos terminada.

 - ¡Ey, ya está terminada!-

- Sí, pero sólo la estructura. Echa un vistazo -. El hombre señaló el hueco vacío de la bahía del motor.

– Es porque no podemos usar Mako más. El motor nos llevará algún tiempo.

 Desde alguna parte llegó el temblor de suelo de una explosión. Barret se asustó y cayó al suelo.

 -El Capitán está allí -, rió el viejo compañero, señalando un garaje detrás de la nave.

 Dentro del garaje, un solo motor, que parecía encajar en la nave voladora, se asentaba sobre un enorme banco de trabajo.

 Muchos hombres trataban de verlo desde una distancia segura, y todos ellos llevaban gafas. De nuevo, el sonido de una explosión. Barret se estremeció. Uno de los hombres se despegó sus gafas y corrió hacia la máquina.

 

- ¡Maldita sea!-

 Cid se inclinó para examinar la máquina, rechinando sus dientes como si fuera a hacer salir disparada una pieza.

 - ¡Malditas piezas de mierda! ¡Las voy a aplastar hasta el último pedazo!-

 Barret sonrió ampliamente. No había oído ese lenguaje grosero en años. Él no ha cambiado ni un poco, todavía. Cid se dirigió tranquilamente hacia Barret, profiriendo blasfemias a cada paso.

 Barret recibió a Cid con una carcajada. -¡Sigue hablando de esa forma y Dios te pondrá en tu lugar!-

- ¿Dios? Tira de él para que baje su culo hasta aquí -, dijo bruscamente Cid, sin perder un segundo. – Quiero tener unas palabras con él.-

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 Los dos se pusieron rápidamente al día sobre los acontecimientos recientes.

 - Dejé a Marlene con Tifa. Como se han tomado cariño y todo eso.-

- Bien por ti. El mundo entero te da palmaditas en la espalda. Entonces, ¿Cloud está con Tifa?-

- Sí. Tifa abrió un bar, igual que en los viejos tiempos. Cloud echaba una mano, pero parece ser que ahora tiene un negocio propio que lo mantiene ocupado. Un servicio de mensajería.-

- ¿Cloud? ¿Llevando un negocio?-

- Puedes apostar a que Tifa le está obligando a ponerse en forma.-

- Ya veo. Al final, es la mujer quien lleva los pantalones.-

- ¿Qué tal está Shera?-

- Bueno, sigue igual -, eludió Cid.

 Después de eso desvió la conversación hacia otro lado, hablando sobre como Red XIII continuaba haciendo visitas cortas, como Yuffie enseñaba el estilo de lucha wushu a los niños de Wutai, y como Vincent estaba completamente fuera de contacto.

 - Bueno ¿qué necesitas? Soy un hombre ocupado.

- Estás construyendo una nave voladora ¿verdad?-

- Eso es lo que hago.-

- ¿Podría echarte una mano?-

- ¿Tú? ¿Qué podría hacer un novato como tú?-

Normalmente Barret habría contestado con enojo, pero lo dejó pasar y le dijo a Cid lo que había estado tramando.

 - Si tuvieras una nave voladora, tendrías un montón de vidas en tus manos. Como gente con el estigma. Si encontraran una cura en alguna parte, tú podrías llevarlas allí en un instante. Podrías llevar volando a personas a cualquier lugar donde pudieran tratarlas. Entregar cargamentos de comida. Cualquier cosa que le gente necesite para vivir, ¿entiendes?-

- Bien, ahora lo has dicho todo -. Cid acercó su cara a la de Barret. – Estamos hablando de usar Mako. ¡Mako! ¿Tienes idea de cuánta energía Mako hace falta para hacer un vuelo corto en una nave voladora?-

- Demonios no. Pero escucha -. Barret hizo recapitulación de lo que había estado pensando en el camino hacia allí. No se puede ser avaricioso. Usa Mako y acortarás la vida del planeta. Ciertamente. Pero yo no estoy hablando de usar tanta como cambiar  cosas en el futuro. Sólo un poco. El planeta podría perdonarnos si usamos tan solo lo necesario para seguir con vida.

 La reacción de Cid: - ¡Hooey! ¿Qué ha pasado con el líder de Avalancha?-

 Barret no tenía nada que contestar a eso. Al menos asumiendo su pasado, creyó que tenía su propia respuesta. Pero ahora que alguien se lo estaba preguntando, buscó las palabras adecuadas. La melancolía le absorbió hasta lo más profundo, y levantó su brazo derecho. Estaba preparado para abrir fuego,  entonces se dio cuenta de que estaba en un sitio cerrado y paró en seco. Pero gritó.

 - Grrraaaaahhh!-

 Todo el mundo de la habitación se giró con la mirada fija en Barret.

 - Disculpen. Uhh, olvidalo -, dijo a la gente que estaba a su alrededor, fingiendo su mejor sonrisa. Entonces agachó la cabeza, buscando las palabras para explicarse. En lugar de palabras, retazos de su pasado abordaron su mente. Esa expresión tan seria era la que veía en las caras de Biggs, Wedge y Jessie. Vamos, di algo. Vamos, échenme la culpa.

 Sacudió su cabeza como si fuese a ahuyentar a las 3 figuras, entonces miró hacia arriba. Cid miró de reojo.

 - ¿Qué demonios te pasa? – preguntó Cid, sorprendido.

 - Cid, tienes que decírmelo. No sé qué hacer. Mi pasado es como un campo de minas lleno de errores. Pero tiene que haber cosas buenas. Pero cuáles ¿cuáles de ellas son correctas? ¿Cuáles equivocadas? ¿Quién se supone que tengo que ser a partir de ahora? No, quiero cambiar. ¿No me está permitido por culpa de mi pasado? ¿Huh? ¿Se supone que debo continuar con esta arma pegada en mi brazo asustando a los niños? ¿Es así como debo limpiar mis pecados? No sé nada más. Ayúdame, Cid… ¿Qué se supone que debo hacer?

 

Y al final, Barret abrió fuego al techo, abriendo numerosos agujeros en él. Cid miró hacia el techo y dijo:

- Bien, para empezar, puedes arreglar eso.

Capítulo 3-4

Cid paseaba tranquilamente supervisando como Barret estaba trabajando cuidadosamente en la reparación de los agujeros del techo. Lleno de vergüenza, Barret decidió ignorarlo y continuar las reparaciones. Cid se sentó a cerca de él.

 - ¿Estás más calmado ahora?-

- Lo siento.-

 Cid sacudió su cabeza para decir “no te preocupes”. – Necesito tu ayuda con algo.-

 Barret paró de trabajar y miró a Cid.

 - Lo primero, Mako. Diste en el clavo. Tomaremos tan solo un poco del planeta, sólo lo que necesitamos. Tuvimos la misma idea. La verdad es que las naves voladoras son útiles. Especialmente cuando el mundo está en mitad de un intento por conseguir recuperarse. Si algún día me dicen que no la necesitan más, supongo que encontraré algún lugar con buenas vistas para aterrizar, y convertirla en mi casa.

 Cid continuó hablándole de la situación actual de la energía. Según estaban las cosas, los reactores Mako de todo el mundo estaban parados. Y el motivo no era sólo que la gente sintiera remordimientos por haber usado Mako acortando de este modo la vida del planeta. Había un problema práctico mayor: la extracción era difícil sin Shinra, que había hecho funcionar los reactores Mako.

 - Pero ¿cuál era la verdadera razón para que nadie reactivara los reactores?

- Hoy por hoy, todo el mundo sabe que la energía Mako absorbe la corriente vital y la consume -, dijo Cid. – Y aquel día, todos experimentaron de primera mano cómo puede ser de terrible la corriente vital. Están asustados. Asustados de destruir el planeta.

 Barret recordó la visión de Meteorito desintegrándose justo encima de Midgar, momentos antes de haber podido destruir el planeta. El poder de la corriente vital era aplastante, seguramente mucho mayor de lo que el hombre podría producir jamás.

 - Nadie quiere tocar Mako ni con un palo de diez metros de largo.

 - ¿Así que estás diciendo que no hay forma de producir energía Mako ahora? -, preguntó Barret.

 

- Sip. Probablemente no. Todavía queda algo de Mako extraído en los reactores de Midgar y que nunca se usó. Ahora mismo, esas reservas de Mako harían funcionar todos los motores Mako del mundo. Los líderes locales lo dirigen, repartiéndolo entre la gente que ellos creen que lo necesitan. Principalmente es para mantener funcionando las máquinas que ayudan con la reconstrucción.

 - Sí, lo sé. Estuve en Midgar. Pero vamos, ¿qué hay de malo en aprovechar sólo uno de sus reactores ahora y después? Olvida lo temible que es -. Perdonadme, Biggs, Wedge, Jessie.

 - No extraerás ni una gota de Mako en este suelo. El flujo de la corriente vital ha cambiado.

 - ¿Lo has comprobado?

 - Red me lo dijo. Si él lo dice, debe ser cierto.

 Barret se quedo sin palabras. ¿Les estaba diciendo el Planeta que no usara Mako nunca más?

 - Ahora, si fuésemos a construir un reactor Mako en algún otro lugar, sería una historia completamente diferente. Pero primero tenemos que encontrar el lugar, transportar todos los materiales… No sé cuando acabaríamos.  Además está el problema de cómo transportar todos estos materiales en primer lugar.

 - ¡Eso no es nada bueno!

 - Sep, una vez que esas reservas de Mako se agoten, todo se acabó. El mundo volverá a la época del carbón. Volveremos a tener que desplazarnos en los viejos camiones a vapor de nuevo. Volveremos a decir la frase, sí mi ama, los chocobos son la forma de transporte por tierra más rápida, gracias. No estaría tan mal, en realidad.

- ¿Así que quieres vivir como un derrotista? ¿Dices que tenemos que ir por la vida haciendo frente al retroceso? Sí, estaremos muy mal un buen tiempo, lo sé. Tal vez será mejor para no volver a repetir el mismo camino. ¿Entonces qué? ¿Sólo vamos a mantenernos a flote? ¿Por qué no podemos buscar otro camino?

- Que nos llevará al petróleo, - dijo Cid con una amplia sonrisa.

 - ¿Petróleo? ¿Ese material inútil?

 Para Barret, quien trabajó en minas de carbón, mencionar el petróleo era una sorpresa. Lo único para lo que era bueno era para arder en lámparas.

 - Sólo se volvió inútil desde que apareció Mako. La verdad es, que el petróleo se iba a acomodar en la nueva era. Además teníamos algo de tecnología destinada a producir diferentes combustibles desde el petróleo. Pero una vez que Mako apareció, la tecnología se centro en las aplicaciones de Mako. Y el petróleo desapareció de la historia.

 Pero Cid continuó, explicando como él y su equipo habían extraído documentos y localizado un antiguo campo de petróleo. Afortunadamente, no estaba muy lejos de Ciudad Cohete. Allí, encontraron instalaciones para perforar en busca de petróleo y

refinarlo en gasolina, medio derrumbadas eso sí, pero no inutilizables. Cid y sus camaradas habían restaurado las instalaciones a un estado operativo. Pero la gasolina no producía suficiente energía.

 Necesitaban un combustible más potente. Habían puesto todos sus esfuerzos en conseguir ese objetivo y por fin la posibilidad de conseguir combustibles para reactores parecía clara. Paralelamente a eso, se estaba trabajando en un proceso para modernizar los motores para que funcionaran con el nuevo combustible. Pero ese proceso no estaba marchando muy bien.

 - ¿Hace cuánto empezaste con esto, estúpidos? -

 - Después de que ocurriera aquello, justo después.-.

 - Ya veo, rayos ¡Cid! ¡Eso es increíble!-

 - Como he dicho, tenemos los documentos. No hay señales de una nueva tecnología. Todo lo que hemos hecho es traer de nuevo a la vida la antigua tecnología.

- Lo que hiciste, significa el fin del carbón ¿no? – Barret, habiendo crecido en una ciudad de mineros del carbón, tenía sentimientos mezclados sobre eso.

 - Los tiempos cambian. Lo que paso es que nosotros nacimos en la cumbre, eso es todo.-

 - No puedo decir que me sienta a favor de una parte o de otra.-

 - Entonces, ¿qué tal si te sientes afortunado? La nueva era es nuestra oportunidad de intentar hacer todo tipo de cosas.-

 - Eso es cierto.-

 - El único punto desafortunado es…-

 - ¿Qué?

 - Con tanto que intentar,  a nosotros se nos acabara el tiempo antes. ¿No es una pendejada?

 Cid y Barret partieron hacia el este de Ciudad Cohete. Caminaron todo el día antes de encontrar su destino. Shera salió a darles la bienvenida.

 - ¡Ey! – la llamó Barret, que estaba feliz de verla de nuevo después de tanto tiempo. Shera parecía que no había cambiado nada. Pero Barret se noto enseguida del estigma en su mano derecha. Ella debió darse cuenta, e intentó esconderla debajo del abrigo.

 - Bueno, ¿te duele? - preguntó Cid bruscamente. – No te fuerces.

 A nosotros se nos acabara el tiempo antes, pensó Barret.

 Cid miro la torre de perforación de petróleo. No mostraba signos de actividad.

 

- ¿Por qué demonio esto no está…?-

Shera rápidamente explicó la situación.

- Lo cortamos esta mañana. Podríamos haber obtenido más, pero la producción ha descendido hasta el diez por ciento en comparación a cuando empezamos a perforar, así que hemos parado la bomba de extracción.-

 Cid bajó sus hombros y refunfuñó: - El primer día que llegamos esto chorreaba sin usar siquiera la maldita bomba. Nos perdidos de negro de todo el petróleo que llovía. Nos partimos de risa.-

 Barret dejó escapar un gran suspiro.

 - El Planeta no nos va a dar nada más ¿eh?-

 - Eso no es cierto -, dijo Shera con una voz firme. – El Planeta tiene muchas cosas buenas en reserva para nosotros. Como carbón, petróleo, Mako, te lo aseguro. Incluso debe haber cosas que no conozcamos todavía. Estaremos bien, mientras no las malgastemos. Mientras no nos volvamos avariciosos. Si somos persistentes, el Planeta se preocupará por nosotros. Después de todo, la Corriente Vital que lo atraviesa fue una vez las vidas de personas que vivían donde nosotros estamos.

 Cid y Barret reflexionaron sobre esas palabras.

 Shera – ella siempre se preocupará por Cid, tanto si vive, como si vuelve al planeta, pensó Barret. Lo mismo pasa con Cid. Y conmigo.

 - Shera…- fue todo lo que dijo Cid antes de quedar en silencio.

 Después de un rato, él volvió a abrir la boca. –Shera ¿qué tal el combustible?

 - Bien. En parte depende de la eficiencia de tu motor, pero deberías ser capaz de poder volar una vez alrededor del planeta. Más que suficiente para un vuelo de prueba, diría. ¿Pero tú qué opinas?-

 - El motor no está preparado. Nada funciona. Ni si quiera hay una solución a la vista.

Escucha, Shera…-

 -¿Qué pasa?-

 Cid se calló. Barret hablo en su lugar.

 - Cid te quiere para, para que le ayudes con el desarrollo del motor. Ponle en forma ¿ok? Aunque el combustible esté acabado aún hay montones de cosas que hacer.-

 - Lo sé -. Shera miró a Cid. – No puedo tirar la toalla aún.

 Barret necesitaba decir algo más.

- Y después de terminar de construir el motor ¡hay montones de cosas para que hagas!-

Shera contestó sólo con una sonrisa.

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Los tres miraron a la torre de perforación en silencio.

 - Barret -, dijo Cid. - ¿Conoces algún  campo de petróleo?

 - ¡Déjamelo a mí! – Barret ya no tenía ninguna duda más. Ey, Planeta. Ey, todos los que viven a lo largo y ancho de él. Si quieren castigarme, haganlo. Pero voy a pelear con todo lo que tengo. Los únicos que pueden castigarme son los idiotas que siguen viviendo. Voy a vivir, por eso vivir tendrá un mañana.

Cuando Barret volvió a su taller, el viejo Sakaki había construido una nueva prótesis justo de la forma que él le había encargado. La mano estaba hecha de madera, y tenía un tacto cálido. No estaba hecha para fijarse a un adaptador, sino que se ajustaba directamente al brazo en su lugar. Barret miró la mano, luego al anciano y dijo:

-Todavía tengo que seguir viajando. Debo hacerlo. Tengo que encontrar algún lugar que produzca petróleo. Puede que acabe yendo a lugares donde nadie más se atrevería a entrar, lugares peligrosos. No puedo decir nada sobre los monstruos que encontraré. Por eso todavía necesito un arma. Y no sólo para defenderme. No puedo permitirme dejar de pelear. Si mi lucha significa que alguien más no tenga que hacerlo, entonces esa es mi causa. No, mi penitencia.-

 Después de escuchar esas coherentes palabras tan poco características de Barret, el viejo Sakaki fue a la trastienda, y volvió con un paquete. Cuando lo abrió, Barret vio dentro una prótesis con algo de óxido en ella. Era una exquisita mano hecha de metal. Hasta los dedos parecía que se movían.

 - Con la práctica, podrías llegar a escribir con ella. Lo bien que lo hagas depende de ti.-

 - Esto…-

 - … tenía que ser en cierto modo un pago por ayudar a mi sobrino. Pero como no parece que la necesites, lo guardaré.-

- Lo siento. Has debido de tener muchos problemas para hacerla.-

 - No te preocupes. La hice para ti hace muchos años. Vuelve a recogerla cuando todo haya terminado -. Dijo el anciano. – Habré pulido todo el óxido.

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Después de dejar el taller y caminar un poco, Barret pensó: Debería escribirle una carta a Marlene. Quizá debería llamarla también. No. Una vez que todo haya terminado volveré aquí y la escribiré con esa mano que el viejo me ha hecho. Y le llevaré esa carta a Marlene yo mismo. Barret quería gritar. Por eso, con su corazón puesto a mucha distancia de allí, él lo hizo.