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CONCEPTUACION SOCIAL DEL INDIO EN EL SIGLO XVIII Por MARIO JIERNANDEZ y SANCHEZ BARBA (Dv. en Hl L)eI So 1 ¡¡ario (i~ ht,dioa Americanisla, do la lJudvorsiclad J, Madrid En la dinámica histórica universal, el siglo xvrn americano pre- senta unas características que —aún conservando las ideas gene- rales de organización impresas por España en los siglos anterio- res— lo diferencian radicalmente en el devenir de los tiempos. Eco- nómicamente se distingue por un enriquecimiento de signo contra- rio al empobrecimiento que sufría la metrópoli. En lo ideológico, sobre el ritmo normal de afrancesamiento impreso por la dínastia borbónica, ocurre la universalización de sus hombres a través de agentes subversivos, o bien a través del conocimiento de las litera- turas políticas francesa e inglesa, con la consiguiente inserción en la estructura tradicional interna de un elemento ideológico, que provoca la inestabilidad estructural: el liberalismo, planteando de paso el cisma pensante a través de la dualidad tradición-revolu- ción. Socialmente tiene efecto el enfrentamiento de des poderosas mentalidades, si se quiere, representante cada una de la dualidad tendenciosa en lo ideológico: la mentalidad colonial’ hispánica de- formada ya en tranco funcionamiento burocrático —con lo que de reformismo administrativo y centralista lleva consigo— y la men- talidad criolla, con lo que de formación de conciencia nueva —len- tamente granada desde las primeras generaciones criollas del xvi— y descubrimiento de nuevas culturas por la orfandad ideoló- gica en que España había dejado a América en el XVIII, Supone. En lo político, se distingue el siglo ‘de las luces en América por la radical universalización de sus tierras. No ya por obra exclusiva de la amplia teoría del colonialismo propia del xviii, sino también ~)or el auge geopolítico y econ~mico adquirido por América para las grandes potencias europeas. El Pacifico norte, Luisiana y Fío- 171

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CONCEPTUACION SOCIAL DEL INDIOEN EL SIGLO XVIII

Por MARIO JIERNANDEZ y SANCHEZ BARBA (Dv. en HlL)eI So

1¡¡ario (i~ ht,dioa Americanisla, do la lJudvorsiclad J, Madrid

En la dinámicahistóricauniversal,el siglo xvrn americanopre-sentaunas característicasque—aún conservandolas ideasgene-rales de organizaciónimpresaspor Españaen los siglos anterio-res—lo diferencianradicalmenteen el devenirde los tiempos.Eco-nómicamentese distingueporun enriquecimientode signocontra-rio al empobrecimientoquesufría la metrópoli. En lo ideológico,sobreel ritmo normal de afrancesamientoimpresopor la dínastiaborbónica,ocurre la universalizaciónde sus hombresa travésdeagentessubversivos,o bien a travésdel conocimientode las litera-turaspolíticasfrancesae inglesa,con la consiguienteinserciónenla estructuratradicional interna de un elementoideológico, queprovocala inestabilidadestructural:el liberalismo,planteandodepaso el cisma pensantea través de la dualidad tradición-revolu-ción. Socialmentetiene efectoel enfrentamientode des poderosasmentalidades,si se quiere, representantecadauna de la dualidadtendenciosaen lo ideológico: la mentalidadcolonial’ hispánica de-formadaya en trancofuncionamientoburocrático—con lo quedereformismo administrativoy centralistalleva consigo—y la men-talidad criolla, con lo quede formaciónde conciencianueva—len-tamente granadadesde las primeras generacionescriollas delxvi— y descubrimientode nuevasculturasporla orfandadideoló-gica en queEspañahabíadejado a América en el XVIII, Supone.En lo político, se distingueel siglo ‘de las lucesenAméricapor laradical universalizaciónde sus tierras. No ya por obra exclusivade la amplia teoría del colonialismopropia del xviii, sino también~)orel augegeopolítico y econ~micoadquirido por Américaparalas grandespotenciaseuropeas.El Pacifico norte, Luisianay Fío-

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rida, las Antillas, América central,Brasil, Argentina, la costaIne-ridional del Pacífico, se convierten,por su alto valor geopolitico,en zonas de litigio hastadondese preycctanlos interesesde lasgrandespotenciasmundiales.Lasgravescrisis bélicasdel xvín re-

• percutenen sus resultadosdiplomáticos—Utrecht, Fontainebleauy Versalles,1714, 1763 y 1783— en los territorios americanos,cu-yos nombrescomienzana figurar en los protocolos,tratadospreli-minaresy definitivos, queencierranla política mííndial.

• En resumen,unavida ardiente,planificadasobrenuevos y re-volucionariosesquemasmentales,con realizacionesdistintas,petosobrela mismabasejurídica y de hechosocial—desconexiónentí’elbs poderescentralesy los virreinales,que implican la urgentene-cesidadde la~ctuaciónpor suspropios mediosde los hombresofi-ciales que actuabanallí —imple la geografíahispanoamericana,especialmentelas grandesciudades—Méjico, Veracruz,Cartagenade Indias,SantaMarta, Caracas,BuenosAires, Lima-Callao,Gua-yaquil, por citar sólo las másiínportantes—,dondese ha ido cons-tituyendouna incipiente burguesíacriolla, énriquecidapor el co-mercio o por la industria;y tambiénen el medio rural, dondeLinaaristocracia,tambiéncriolla, conservaen la l)ropiedad doíninica~llos resortesde supujanza.

• Sobre este cuadrovital nuevo quiero plantearla situación yposturadel indio —principal elementoen sudemografía—y, sobretodo, intentardestacarsu conceptuaciónsocial, esdeciF, qilé pues-te y lugar ocupaen la escalageneralsocietariahispauoaínerieanaduranteel siglo xviii. Paraello procedamosal análisis demográ-fico, estructuraly mentaldel indio cii el referido siglo.

1. LA PoBLACIÓN INDÍGENA DE AMÉRICA EN EL SIGLO XVIII.

Entre los, a todasluces,exageradoscálculos de Sapper(1) ylos mínimosde Kroeber (2) sobre la población indígenade Amé-rica en el momentode la conquista—referidos exclusivamentealo que habríade serAméricaespañola—,los másacertadoscien-tffican~ente,a travésde las minuciosasinvestigacionesqueharea-lizado, son los del argentinoAngel Rosenblat(3), quien, cifra di-cha poblaciónen 11.215.000.En el siglo xvii, estapoblación , queha sufrido el impacto hispánico —con todas sus consecuenciasdemográficas,sobre las que luego insistiremos—, disminuyeen846.000habitantes,valuándose,pues,en 10.369.000(4), En los cienalma transcurridosse ha verificado tína amplia fusión de razas—sobreel triángulo racial básico: indio, blanco, negro—,apare-ciendolosproductossubsidiarios:mestizo,zambo,mulato y las in-

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imitas gamassecundarias.La distribución, aproximadade estasrazasconservaen el xvii el siguientepanorama:

Blancos 655.000 ( 6 %)Negros ... 715.000 ( 7 %)MesLizos , 358.000 ( 35 %)Mulatos .. 236.000 ( 2,3 %)Indios ... 8.405.000(80,9 %) (5)

Toda unaproblemáticademográficase nos planteaante la con-sideraciónde estosnúmerosy porcentajes.En primer lugar, pér-didade un 19 por 100 de la totalidadpobladoraindígena,conunadisminuciónpoco exagerada,teniendoen cuentael tiempo trans-currido desde1492. No existe, en verdad,anulaciónbiológica delindio. El indio conservasu prioridad numérica,aunqueno puedadecirselo mismo en el ordensocial, político y económico.Mas larazón puede lógicamentehallarseen el contactode des razasendistinto grado de desarrollocultural, en el mestizaje—todavíain-cipiente, pero ya con clarastendenciasal aumento—y en las gue-rrasquefueronprecisasparapacificarel territorio. Debentenerseen cuentatambiénla existenciareal y dramáticade espaciosva-cíes,enormesespaciosvacíos,dondeera imposibleestabilizarunavida socialy económicaquepermitiesela sistematizaciónbiológicadel hombrey, desdeluego, razonespatológicasya conocidas.

Los elementosracialesimportados—blancoy negro—no llegana equilibrar siquierala poblaciónindígenaexistenteen el momen-te del descubrimiento.Fué importanteesta aportaciónexterna,pero no suficiente.Las razoneshabráquebuscarlasen hechoses-tructuralesy socialesde la Españadel siglo xvi y en los grandeshechospolíticos universalesen que se encontrabaempeñada.

A finalesdel siglo xviii, estapoblaciónhispanoamericanahasu-frido cantios muy apreciables.El total de población,15 millonesde habitantes,presentaun saldomuy favorablede 4.631.000habi-tantes,comoaumentoque‘establece,oompensado,el equilibrio de-mográfico alos tressiglosdedominaciónespañola.La relaciónnu-méricay de porcentajeentrelos componentesde la población esla siguiente:

Indios 6.925.000(46 %)Blancos 3.057.193 (20 %)Negros 1.189.000 ( E %)Mestizos 4.087.000 (26 %) (6)

Nuevose importanteselementosde estudionos brindan estasotrascifras.En primer lugar, la masaindígenaha sufrido un des-

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censonuméricode1.480.000,mientrassuporcentajese ha rebajadoen un 34,76por 100. Aunque,desdeluego, estasdiferenciasquedanenjugadas,al menosnuméricamente,con el inmensoalimento dela población mestiza, revelándosecorno la fuerza más poderosaquecontribuyóal aumentode l~ poblacióntotal. En efecto,un rá-pido recuerdode númerosnos aclaragrandementela cuestión:

SIGLO XVII SIGLO xviir HIFIGfflCNCIA

Indios 8.405.000 0.925.090 —1.480.000Mestizos. .. 358.000 4.087.000 3.729.290

Esto quieredecir que debentenerseen cuentaamboselcínen-tos étnicos,principalmente,parateneruna visión clara del fenó-menodemográfico.La consecuenciaes inmediata.El siglo xviii esel siglo de la granmestizaciónde América. Es el granespaciocro-nológico en que, ciertamente,disminuyede modo dramáticola P0-blaciónindígenaautóctona,perola causa,porencimade cualquierotra, resideen la ampliafusión india conlos blancoshispánicos.

Perodebetambiénllamarsela atencióna lo ocurrido en el sec-tor deniográficoblanco, puestambiénlos númerosexplicaránen élmúchascosas.Veámoslas:

• La población blanca hispanoamericanaduranteel siglo xviii—y en comparacióncon la del xvii— ha sufrido importantesva.-naciones,El aumentonumeral ha sido extraordinario: 2.402.193,mientrasel porcentajegeneralha pasadoaserdel 20 por 1.00 de lapoblacióntotal, Peroestecrecimiento,¿hasido inmigrativo o vega-tativo?En la contestaciónaestapreguntase centranimportantescuestioneshistóricasy sociales.En efecto,confrontandolos resul-tadosdelosíndicesdeemigraciónaAméricaen losaños1729,1.746y 1780 (7), vemosque, respectivamente,ernlgraroííallá, 416, 287 y347; en total, duranteesostresaños—elegidosestratégicamenteenel primertercio,mitad y último tercio del siglo xviii pasarona losterritorioshispanoamericanos1.050españoles.Sacandounamediaproporcionalanual de 350 pasajeros,resultaríaun total, en todoel siglo, de 35.000. ‘Si a estaemigraciónoficial, controladaperfec-tainenteporla Casade Contrataciónsevillana,añadimosun 50 por100 dc emigración fraudulenta—especialmentecentralizadaenCanariasy Galicia—, resultaun total de 52.1300 inmigrantesblan-cos,procedentesde España,centradosen América duranteel xviii.Comparandoestenúmeroconel inmensocrecimientoexpeniínenta-do en la poblaciónblanca,forzosamentehemosde lleg~t’r a Ja con-clusióndequeel crecimientofué vegetativo.El productode estein-m~nsocrecimientovegetativofueron los criollos, proliferadosde

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un modo extraordinarioy con unasuperioridadnuméricasobrelosblancosespañolesrealmenteaplastante.En el mejor de los casos,el españolsolamenteocupabaen la masade poblacióíí blancael 5por 100. Lo normal habríade serel 2 ó 3 por 100.

Los criollos fueron, por su parte,los creadoresen el siglo xviiidela concienciarevolucionaria,los teoíizantesde la ideologíalibe-ial, maternalmenteacunadaen la bibliografía francesa.e inglesa,que,aespaldasdel ya por’ entoncescaducoTribunal de laTnquisi.-ción, entrabade modo constantey regularen los territorios hispa-noamericanos,producieíídoel consiguienteimpacto intelectual,conlo quede descubrimientosde nuevasculturasllevabananejos.Debetenersemuy en cuentaque la formación, concrecióny desarrollode la ideologíaemancipadorajadicó de modo preferente,casi ex-clusivo cii la mentalidadcriolla.

Y esimportanteconsiderarlo,porquem:ientras,segúlívimos, as-cexídíavertiginosamentecl númerode la poblaciónmestiza,conelconsiguientedetrimentode la potencialidadnuméricaindígena,ladirección, en lo político, social, económicoe ideológico, recaíaenlas gelíeracionescriollas, quedandotambiénen esteaspectodespla-zadoslos indios, limitadosal poco feliz papelde comparsasaprove-chables,tanto por unos como por otros. El indio quedaajeno te-1talmentea la ideologíarevolucionaria;el pesode la masaindígenano esespecífico,sino puramentenumérico,y aunésteun tanto des-virtuado por la mestizacióncreciente.

Los porcentajesindígenasaproximadosal finalizar el siglo delos distintospaisesson les siguientes:

43 ~oMéjico Nulo (8).AntillasCentroameríca.,. 51 %Colombia, Venezuelay Ecuador 33 %Perú 56 %

60%BoliviaParaguay 10%Uruguay 1,3 %

36 %Chile50 0/>Argentina

Es decir, sobie el 46 por 100 generalde porcentajeindígena,solamenteBolivia, Perú,Centroaméricay Argentina—éstadebidoa lo escasode su poblacióntotal— guardanunaprioridad indígenaracial, aunqueestono quiera decirque detentaranJos indios losresortespolíticos, económicoso ideológicos, segúninsistiré más’adelante.

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La ¡adecuaciónde estasmasasala vida económicaes,esencial-~nente,bajoel papelnutridor de la mano de obra, en cuyaadecua-ción habránecesariamentede distinguirsesu relacióncon los par-ticulares—contodo lo quede intereseseconómicoslleve consigo—y la proteccióndispensadapor el Estadoespañola través de Silvida jurídica, creadorade una auténticamentalidadcolectiva in-dígena.

II. EL INDIO Y LA ESI.’BTJCTUUA VITAL iII5PANOAMEBiCJANA

El ordenestructuralinterno —es decir, la trama económicoso-cml sobrela cual se ínueveel hombre—tiene en la América espa-flola. del siglo xviii unascaracterísticaspeculiares,que debo estu-diar en la relaciónqueel indio tieneconla propiedad,la riquezayel espíritu.Porquede estarelaciónse desprendeuna continuadaseriede ‘aptitudesproporcionalesdel espíritu de personalidadindí-genaen el cuadroestructuralsocietariode ‘la época.Indudablemen-te—y de‘antemanohemosde asentarestaafirmación,queveremoscomprobadacuandotratemosdelamentalidadcolectivadel indio—existeenel siglo xviii una infravaloraciónhumaíiadel indio, espe-cialmenteenlo quese refierea la riquezay al espíritu.Infravale-raciónno de ordenpolítico estatal—no nosengañemos—,sino porparte de los particulares,cuyos interesesprivados chocabandemodoradicalconloslegislativos,puestoenjuegodesdemuchotiern..po antes,por el Estadoespañol(9).

La teoría jurídica sobre la propiedadha logrado en el sigloxviii una estructuraciónimportante, reflejada, especialmente,atravésde las grandesreformasagrarias,desgraciadamentereser-vadasaserproyectoen la mayoríade los casos.Como, por otraparte, el accesoa la propiedaddominical respondea viejos plan-teamientosjurídicos inmersosen las propiascaracterísticasde laconquistay colonización de aquellastierras, resultade aquí unadualidad,fuertementeimprentadaconel antagonismoentrelas co-rrientesinteresadasparticularesy en las corrienteshumanitariasestatales,quedaráorigena un constanteroceentrequienesteníanaccesoa la propiedad,en ocasionesfranca‘lucha por la posesióndeun trozo de tierra (10). Las formas jurídicas de los rosquardosylas comqiosiúionesno fueron suficientespara solucionarlo,puestoqueen el fondo latía, irreductiblemente,unaoposiciónde interesesprivadosque no podi’aíí solucionarsecon leyesy disposicionesju-rídicas, que, además,muy pocas veces eran acatadaspor tino uotro bando.

El indígenateníaun amplio accesoa la propiedad(11) a tra—

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vés de los resguardosy de las tierrascoínunitariasexistentesenlos pueblos de indios, pero no ejercíanel dominio de la tierra;simplementeusufructuabansu posesión.Y aquí reside el drama.indígenaen el siglo xviii. Porqueesteusufructosobreposesión(lióorigen a constantesmotivos de usurpacióny abusospor parte delos grandespropietarios,los poderososlatifundistas,generalmentecriollos, quedespreciabanel principio de protecciónjurídica. Losotros mediosde accesoa la propiedad—yanaconas,cara-ayos,befl-c/tes,nun,qados—erantransitoriosy no respondíana basesjurídi-cas lo suficientementefuertespara conseguirsu permanenciatem-poral.

El problema,pues,esencialparacomprenderla relacióndel in-dio conla propiedadreside,precisamente,en la fundamentacióndelos grandeslatifundios y, desdeluego, a la consecuentepolariza-cíende intereses,desequilibradosen supotenciasocialsobrela tie-rna. El siglo xviii —especialmenteen Méjico— es la edaddorada,delasgrandeshaciendasamericanas,queimplantanun sistemaau-ténticamenteimperialista,de irse extendiendopaulatinamenteso-bre los grandesterritorios. Al no haberseefectuadola ocupacióndel territorio segúnmi plan orgánicoy unitario, habíanquedadolibres entreslos grandeslatifundiosy propiedadesdominicales.Deestemodo, en el medio rural, laposturadel indio con respectoala.propiedades tan grave, quesupone,nadamenos,que su retirada~efectivade la estructuraterritorial como vigenciaexistencial.Si-tuaciónagravadade modo radical con la anarquíareinanteen elordenjurídico entrequienespodíansolucionarel hondoproblema.Me refiero, concretamente,a la dualidadde posturas,representadaen lo jurídico por el espíritu de las Audiencias,con su ampliade-formaciónjurídica; en lo político, por la de los virreyes,másacor-descon la letray el espíritu de la legislaciónindiana(12).

Si éstaera la situaciónen elmedio rural, no máshaiagiieñaeraparael indio de la ciudad. En ellas,desdeluego, quedadescartada.la relacióndel indio con la propiedad.Pero sí podía haberlatenidoconla riqueza.En las ciudadeshispanoamericanas—especialmenteen las costeras—se habíaconstituidounapoderosamentalidaddesignocriollo, conun aceleradoprocesodeaburguesamiento,quede-tentabael monopoliode la riquezaeconómicaa travésdel comerciointerior y exterior,enormeínentefavorecidoconlasmedidasde cor-te liberal dictadasen tiemposde CarlosHl. La absorciónde la ri-quezapor estapoderosamentalidadse aprecio.claramenteen Cara-cas, Veracruz, BuenosAires, Lima, Cartagenade Indias, etc. Elgrannegocioquedaen manosde los criollos —el misínofenómenopodríamosapreciaren la industria y la agricultura—, quedando

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reducidos los indios al papel de proletarios de la riqueza. B decir; el indio se convierte en abastecedor exclusivo de la mano de obra. Cuando más, puede loca!lizarse como mínimo comerciante autónomo en las feries y mercados, como elementos activos a través de las grandes líneas interiores del transporte de mercancías (13).

En cuanto -a la relación del indio con el espíritu, era tan ele- mental, que puede afirmarse su nulidad. En efecto, las clase8 ilus- tradas americanas fueron las creadoras de la conciencia ideológica, que abriria paso a la revolucionaria. Para el indio, estas actitudes ideológicas eran perfectamente extrañas. Sería inútil querer fun- damentar toda una doctrina revolucionaria a través de los levanta- mientos y sublevaciones indígenas ocurridas en el siglo XVIII (14). ,A lo más, puede concederse la permanencia en ti psicología indí- gena de viejos atavismos primitivos contra la raza dominadora por vinculacion ,a la tierra. En lo ideológico, como en lo económico, el indio seria un deposito aprovechable de contingentes humanos, pero nada más. Tampoco podía aspirarse a más, puesto que la educación mtelectnal del indio estaba exclusivamente vinculada a la posible acción de los misioneros (15), que no siempre podía ser amplia, que. , ,dándose en los rudimentos de la lectura, escritura y enseñanza de la doctrina cristiana.

nI. LA MENTALIDAD INDfGENA EN EL SIGLO XVIII.

Expuesta ya la situación de la población indígena, y la inserción ’ de 89a población en la estructura vital hispanoamericana, podemos dictaminar la existencia o no de una mentalidad india en el con cierto social hispanoamericano del siglo XVIII. Pero antes es preciso aclarar io que entendemos por mentalidad.

En general, mentalidad es la plasmación social de una época y reacciones societarias frente a la vida a travésde las distintas con- ciencias sociales que la compongan. En particular, es el agrupa- miento de un sector social a través de una serie de reacciones co- ‘lectivas similares, que le dan cuerpo. Hay tres factores de deter- minaci&n de una mentalidad: el nacimiento, la educación y el nivel de vida. Sus reacciones pueden darle vigencia a través de relacio- ‘nes, vinculaciones políticas, intereses económicos y vitales, gustos ~estkicos, vinculaciones profesionales y morales y todo cuanto pueda significar característica específica vital. Esta mentalidad debe acondicionarse a las coyunturas generacionales que determi. nan los cambios de personalidad colectiva y provocan la evolución ‘histórica humana (16).

Veamos si, a través de estas características, podemos establecer la existencia de una mentalidad indígena en el siglo xvzn hispano-

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americano.La preguntaprimeraquellegaanuestroslabioseslasi-guiente:¿ Wxistió entrelos indiosunaconcienciasocial, consu. res-pectiva mentalidad,que provocaseuna reaccióncolectiva? Y pa-sandounarápidarevistaalos hechosencontramosfactorescontraeríosy favorablesparala vigenciade esaconcicuciacolectiva.Losfactoresfavorablesson: la masado la población,quetodavíaman-tenía la prioridad numérica,y el hecho jurídico de la legislaciónespañola,que, siquiera idealmente,proporcionabaunacoherenciasocialindígena.Los factorescontrariossonde otro carácter:la di-versidadradical del suelo,conlo quede aislamientollevabaapare-jado; bt pluralidad lingilística, contrariaa cualquierunidad, y lafalta cío tina reiteraciónpositiva de formas culturalesque totali-zaseculturalmenteel territorio inmenso.

La tradición —como espírituesencial—indígenaconservabaelrecuerdoestructuralen lo económico-socialde los grandesnúcleosprehispánices,especialmenteaztecaeinca, comoorganizacionesre-gidas por minorias. En el núcleo aztecala minoría guerrera,a laquepodíaaceedersedemostrandoel valor en el campode batalla;en el áreainca, la aristocraciacerrada,dondela sangredistribuíabiológicamentea lasociedad.Estoprodujoentrelos indiosunaab-solutamasificacióny la consecuentedesigualdadentrelos distintosestamentossociales.

El impactoiispánioo,contodolo quede tendenciaala igualdada tt’avós del espíritu cristiano,llevó consigo,produceuna realidadjurídica protectiva,que, aun infringiéndosefrecuentementea tra~vés de los interesesprivados,es lo suficientementepoderosaparaporporcionara los iúdios ciertaunidadde signo jurídico. Perosur-gen factores,dignos de consideración,que rompenesa incipienteconciencia:la explotacióndel indio y la feroz luchaobservadapor1-lumboldty JorgeJuany Antonio de Ulloa, comotestigosde excep-ción (17), del indio contrael indio, en la queel incorporadoporEs-pañademuestraunacrueldadsin límitesconel quetodavíaseman-teníaal margen,conservandosuindependencia,quizápor incorpo-ración de los mÉtodosempleadosen las sociedadesprehispánicas.Españaproporciona,pites,por vía jurídica, los mediosparaadqui-rfr una concienciaestamental,pero las circunstanciassumena losindiosen suviejo complejode inferioridad,hastarepresentaren elsiglo xvrí¡ un posomuerto com.o concienciacolectiva.

Un ejemploconcretode lo queafirmo esel del viejo problemaindígenade la embriaguez.Hay un primer esfuerzojurídico paraeliminarla (1.8). Peroinmediatamenteentranen juegofactoresdesigno indígena—su inclinaciónhaciala bebiday la embriaguez—y do signohispánico—la eternanecesidadde incrementarlos fon-

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dosde la Real Hacienda—,queprovocanel olvido cíe las leyes yelaumentode los índicesde consumode vino y aguardienteen las ciu-dadesy en el campo.En Méjico, por ejemplo, sobréunapoblaciónde130.000habitantes,se hace un consumodiario de 2.000arrobasde vino, que los martesy los s~badesaumentabahasta115.000,Enel mediorural las fiestasy orgíasorganizadascon motive de cual-quier conmemoraciónreligiosa—SentabaSanta,Nochebuena,Cor-pus, TodosSantos,etc.— dtirabanocho y másdías.

De maneraque, en puridad,por la vía generalhistórica,no lic)-demosllegar a determinaruna concienciacolectivaindigenaquenos localice unaposturasocial coherente.

Los factoresdeterminantesmecánicos—nacimiento,educacióny nivel de vida—nos hablanen particulary en suconjuntode una.indigenciavital de tal magnitudentrelos indios, quebien puedenclasificarsecomo componentesdel 2iio?etaiiailt> hispanoamericanodel siglo xvrn. El nivel de vida, comparandoíndicesde preciosconlos salariosque Percibían, es tan dramático,queencierralos fer-mentosdeunapermanenteactitudrebelde,que,sin embargo,jamásafloró en la concienciaindígena(19), por falta de una coherenciaimposibilitadapor la suma de diversidadesen quese hallaba in-mersala masapobladoraindígena.

Estaproletarizaciónsocialdel indio es la característicamásde-finitoria de la actitud social indígenaen el siglo xviii. No existeunacoherenciaque los una,y lo que pudo conseguirlo—la protec-ción jurídica hispana—quedórota por la inserciónestructuraldelos interesesdominicales,económicose ideológicosde la potente-menteestructuradamentalidadcriolla, que supoaprovecharestascondicionesvitales del indio como elementode primeraentidadenla concreciónde una ideología revolucionaria.

IV. R~suwmN.

Estudiados,tan rápidamente,los elementosnecesariosparade-terminarunaconceptuaciónsocial del indio en el siglo xviii, pode-mosllegar asentarunasconclusionesqueen modo algunoPuedenconsiderarsecomodefinitivas,pero queporprimeravez seplanteanconrigor científico suficientementeclaro paraestableccí-premisasprecisasquepermitanabrir discusión.

En prhnerlugar, queen el siglo xviii el índicenuméricode la.poblaciónindígenaes el másbajo—asícomotambiénel purcenta-je total— que en cualquiertiempo de dominaciónespailola.Estabajanuméricay de porcentajesecompensa,y aunsupera,con losindices de crecimientode la poblaciónmestiza,lo quenos permite

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asentar la conclusión de que el siglo XVIII fué el momento histórico de mayor mezcla de poblaciones y, por tanto, la base originaria de la futura evolución demográfica hispanoamericana.

En ,segundo lugar, hemos visto con claridad ,cómo esta población media no puede acoplarse de un modo coherente a la estructura vital, coínpletamente absorbida por las minorías criollas, de inci- piente burguesía comercial ,en las ciudades, o gran propietaria en el medio rural, con amplio dominio sobre la industria y la agricul- tura, con lo cual la masa ihdígena habrá de reducirse a su papel estructural de proveedora ,de mano de obra.

Por último, llegamos a la conclusión dramática de la no exis- tencia de una mentalidad indígena, fracasado el intent’o juridico

, hispánico ,de proporcionársela. El indio se ha proZetur2zado social- mente y ha quedado reducido ‘al último escalón del complejo social hispanoamericano en ,el siglo XVIII, abstracción hecha de algunas minorías -escasísimaa-, en las que ,se perpetuaban la tradición caciquil respetada por las leyes españolas tajantemenk, o ocaso algún indio pequeño propietario -en Méjico especialmente- de ciertos rudimentarios obrajes, que no merecían siquiera catalogar- se como formando parte de ka industria.

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~i) ICitil Srrppei Dic Zaid nnddicYel ICS4tchir, dr Ir di a,ulsclr&iRe r’wlkcrunq ti AU~¿iii ka. Laiirryrr, 1024, Caiculauna ~obla—emir total dc Américaoscilanteentre los cuarenta y los ciii-cuenta millones,

<2) A. L. Kroebor, Nativo Amen—crin popuintion’, crí Ame,’>ea,iAutlríopoíor st, vol. XXXVI1934 basado en los indices dc

• mantenImientodc lasáreascul-turales, calcula 5400.000.

(3) Ea su magníficaobra La pó—blación indíyesn« dc América,BuenosAires, 1945, realIza unadepuradacrítica, recogIendoto-tía la bibliegrafla sobre el par—ticular y aportando ciatos nielmayor interés.

(4) y, B. RiceloIl: •GeouraphiweltJ¿droyrap/rie Refornratde,Bo-bula, 1061, asignaa Américaunapoblacióndc doscientosmi-llones de habitantes;O. King,Natmual ana poUt.wal ob&ni,’va—tíoirs mrd cojrclnsions upen ¿1rosUite reíd eonrdtt¿ono] Engla’nd.1696, la calculabaen sesentaycinco millones. Estascifras, cal-culadasen el siglo xvii, y paraesa mIsma época,suponia,sim-pleniente, la repercusiónnulti-ea en la concienciaeuropeadela fabulosaextensiónde los te—rritorios americanosy de suInmensa riqueza de fábula,

(5) Cuadro compuestocon los da-tos proporcionadospor A. Ro-senbiat, en su op. dl. sufjra.

(6) Cf it comí Ion resultadosobteni-don en ini América españolaen el siglo XVIII>, que formaparte dc la Historia social dcEspañay Anrérlca, que baje ladirección del profesor Vlcérn3Vives se publica en Barcelona.

(7) Cfy. mis investIgacionesen elA. 0. 1. de Sevilla, acercadelos pasajerospara América en

los citados años, de próximapurbíleación.

18) Vid. EntIque meliardo LaEdad Media cubana’’, en I¿o’vls—tu U¡rbw,ra, XVU, alinlí—dicicmn—Ore 1942. págs. 288-325, donderecogeuna serie de noticiasdc-inostrativas de la pervivenciade iridios en Cubadurante lossiglos XViII e incluso el XIX,senalanclola picseneirtde eomu—nidanies Indígenasen Jiguaní ynúcleos IridIos en linyrrJno yQuivican.

(II) JoséMaria Oto y Capdequi,Liréginrendc inc tierra en la Amé—rica c&pct’ñola durante ci parlo—¿lo tojoidal. Ciudad Trujillo,1946, expone certeramenteestadualidadde Interesesfiscalesyeconómicos contrapuestosvio-lentamenteentre si.

(10) Jíraur Freído, el indio en lucir apon la tierra, Bogotá, 1044 lincela historia dc los resgurai’dosrIel macizo central colombiano.

(11) CarmeloViñas Mey, La socie-dad americanay el accesoalapropiedad rirrál”, Rcvi.~ta br—ternacional dc ,Soclologir,, aCm—meros 1, 2-3 y 4.

(12) Ots y Capdequi (op. cit) expo-ne en un claro ejeinp~o, la dua-lidad de criterios representadapor el antagonismojurídico en-tre el jueztic realengosy el lis-cal, Moreno y Escandórí, delNuevo Reiuio de Granada. Ladiscrepanciade criterIo instltu-cional: Audiencia, favorable aldel jírez de reajengos;Virrey,favorableal del fiscal, que sus-tentabaun punto dc vista eco—nómico y político, en contratielsustentadopor el Guerro jurí-dico. ‘rodo en orden al derechode propiedad.

<13> Ernesto Selmalfer: ‘Comunica-clones marítimas y terrestresde las Indiasespañolas”.Anua-

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rl o do mutu rl ¿>5 11181>CC> 101cmircanoa. SevIlla, 1946, vol, U, ~i-ginas 069-83.

• <14) A. esterespecto,liemos de des-tacar la radical InexactItud

• cientlflcrt mio (MIta teoría, imiten—ada deiiiostuur por Dníni leí Val—

irá rcel Rehuíionr it> ti WC:,>ces Li —

rna, 1946.(113) Uní tostlgt> perfc>ctamonte1>12—

• parcial, íIumnholdt, líneo gran—cíen aiabnnzasde los misione-

• ¡‘os, como portadorescíe mu clvi —

• ll’¿ación erlestlmnrirc y <le la arle—• correlón do Jan bárl>aían con-• tun mii hiere iíí,iI gen<Ls Oír, Voyaqc

¿<le,: ,égíCC> >18 mi ¡ti ‘Nr etílos <leeNourt:íuc iN oir1 bcojet, pr it • u ir

• 171)9, 1800 ci 1504, por Aluxan-dcc ár, 11»>iLboldl, ci A. Ben-pUnid.. Patis, 1814.

(16) NIcolai I{art¡ínmn no. Deis Pro—• tilomme, des !/<>18t%ucn¿ Ñtulns ~V.

ele Orrryter, s. f.• <17) 110ni bol t, ú~. ~lt., y Jorge mmm,

y A nionir, cíe Ulloa: Noiwias,qecrct,íy dc Amrd ¿etc 8’, Oro elEstario Naval, Al lIl/o, rl PoíL/i—

• ro dc 10.9 Rey irti5 <irrí Por it yProvinrius do QrUí o, 005/av dc¡‘Irí eva(Pro rraru¿ Chi le : Gobit e.rl o y re(II rut’ re. pací¡crí le u dci Losi>í¿ o bios dc ¡ nr dios,,. Loodres,1826.

tuS> Oír, vIñau Mcv: JÁisluin/o dcl.nbrcrxr ‘1 nu¿iqCima eir la r:tnlo ni: CC—cola t’spañolrt, MadrId, 1026Antonio Diga: La lucha anti-alcohólica cíe los españolesenla época eolonirul‘‘, litiñata dr:¡irclit¡s, Maníiii:l, niuní. 10, yAmiibrd Ruiz Romero: ¡la ¡u—cima antUnloo/e ji LI ea da /on pr—sítitas On itt ¿poca colonial,•131>erno:r Aleen, 1939.

(10> Couijo simples exponentes,al-gimnos precios y salarios vi-genLes en Inc América espafloladuranteel último tercio riel si-glo XVIfl. advirtiendo que, enlo que atañe mc los primeros,existen grandes i1uctuaeionr~deperícllentcsde Jan condlcloneseconómicas generalesy par-ticulares, guerras y crisis,queImpiden inna eoíicneeiórí abso-lunta sobre su vríluaeión. Lascantidaden InvertIdas en ¡acomida muenntmal por una familiamedia veniian a ser 1.000 pe-son; el vestuario,dc 200 a 300pesos; el mobiliario de la casa,dc 1.000 a :i.ooo ‘pesos. y clprecio de la habitación, escí—Imite entra 50 y 500 pesos. Allado de estascifras—contadasen pasos-> los precIos de vía,,-cías más baratoser’arí los dclpan--sujeto a las variacionesde las cosechas de trigo oníaiz----, que venia a costa, unreal ennatro kilos, y el de lacarne, que costaba.10 marave-clisesel kilo, Teniendoen cuen-ta qíre un peso sari ocho ma-les, y uní real treinta y cuatromaravedises, encontrarnoses-tos precios más acordes conlos salariosque soltan percibirlos indios, ya como peones otrabajadoresIibres—-dlez pesosmensumnies—-—, ya corno sirviení-tc-s manutenidos,vestidosy ali-mentados,más cuatro realesalmes—, ya COrEO ínfimos comer-dantesde productosde artesa-ida, en cuyo uneuiestersolíanconsegmnircnn lmngresocíe dos 1)C-non dlarloe.

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