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Amalia Bernardini Dimensiones éticas en el pensamiento de Giordano Bruno Abstraen This article is an interpretation o/ Bruno s ethics in view o/ his philosophy o/ the Infinite, in particular his "freedom ethics" and its relation to the cosmology o/ the Infinite and his "lave ethics" and its links to the metaphysics o/ the Infinite. Other aspects o/ Brunian ethics are also briejly discussed, some o/ clear Renaissance inspiration, such as the ethics o/ action, civil life, tolerance and peace, human dignity; and willingness to know. Lastly, reference is made to an axiological restoration in relation to Bruno 's doctrine o/ the vicissitudes. All these aspects are analyzed within the context o/ Bruno 's Italian dialogues o/ the Englísh period. Resumen: Se interpreta la ética de Giorda- no Bruno relacionándola con su filosofía de lo Infinito y, en particular, se analiza su "ética de la libertad", vinculada con la cosmología de lo In- finito, y su "ética del amor", vinculada con la metafísica de lo Infinito. Se tocan también otros aspectos de la ética bruniana, algunos de inspi- ración típicamente renacentista, como la "ética de la actividad", la "ética de la convivencia ci- vil" y "de la tolerancia y la paz"; de la "digni- dad humana" y de la "disponibilidad hacia el saber"; por último, se hace referencia al tema de la "restauración de los valores", relacionado con la doctrina de las vicisitudes. Se analizan di- chos aspectos del pensamiento de Bruno en sus diálogos italianos del periodo inglés. En el pensamiento bruniano se pueden en- contrar varias y profundas dimensiones éticas: primero que nada la ética vinculada a su filosofía de lo Infinito, que se puede diferenciar entre una ética de la libertad ligada a la cosmología de lo Infinito y una ética del amor relacionada con la metafísica de lo infinito. Podemos mencionar luego su ética de la actividad, intelectual y prác- tica, estrechamente ligada a la afirmación, rena- centista y anti-reformada, del libre albedrío y a aquella, también renacen tista, de la dignitas ho- minis, que, en Bruno, como en la tradición her- mética o en la platónica renacen tista, hace con frecuencia referencia al hombre activo como deus in terris, antítesis, según él, de la pereza y de la ignorancia de los pedantes, o al "hombre mago".' Existe también, en nuestro pensador, una ética de la convivencia civil, también de raíz anti-reformada, en vista de que, para él, la ley de- be ser comprensible y posible su libre cumpli- miento, y los efectos deben reflejarse en la con- vivencia. También mencionaremos, considerán- dolo un efecto del irenismo renacentista, su ética de la tolerancia y de la paz, que Bruno coloca en- tre los fundamentos de una reforma política, guiada, en las circunstancias en que le tocó vivir, por la Francia de Enrique III y la Inglaterra de Isabel 1. Es de notar que el Bruno-filósofo no plantea esta problemática de una manera pura- mente pragmática y táctica, sino como funda- mentada en la unión entre paz y saber. Indudablemente, el tema renacentista de la prisca philosophia está presente en nuestro autor, pero no como razón de dignificación y unión de todas las religiones de la época, sino como decla- ración de la excelencia de la filosofía presocráti- ea (y, en particular, pitagórica) platónica, estoica Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (98), 13-21, Julio-Diciembre 2001

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Amalia Bernardini

Dimensiones éticasen el pensamiento de Giordano Bruno

Abstraen This article is an interpretation o/Bruno s ethics in view o/ his philosophy o/ theInfinite, in particular his "freedom ethics" andits relation to the cosmology o/ the Infinite andhis "lave ethics" and its links to the metaphysicso/ the Infinite. Other aspects o/ Brunian ethicsare also briejly discussed, some o/ clearRenaissance inspiration, such as the ethics o/action, civil life, tolerance and peace, humandignity; and willingness to know. Lastly, referenceis made to an axiological restoration in relation toBruno 's doctrine o/ the vicissitudes. All theseaspects are analyzed within the context o/ Bruno 'sItalian dialogues o/ the Englísh period.

Resumen: Se interpreta la ética de Giorda-no Bruno relacionándola con su filosofía de loInfinito y, en particular, se analiza su "ética de lalibertad", vinculada con la cosmología de lo In-finito, y su "ética del amor", vinculada con lametafísica de lo Infinito. Se tocan también otrosaspectos de la ética bruniana, algunos de inspi-ración típicamente renacentista, como la "éticade la actividad", la "ética de la convivencia ci-vil" y "de la tolerancia y la paz"; de la "digni-dad humana" y de la "disponibilidad hacia elsaber"; por último, se hace referencia al tema dela "restauración de los valores", relacionadocon la doctrina de las vicisitudes. Se analizan di-chos aspectos del pensamiento de Bruno en susdiálogos italianos del periodo inglés.

En el pensamiento bruniano se pueden en-contrar varias y profundas dimensiones éticas:

primero que nada la ética vinculada a su filosofíade lo Infinito, que se puede diferenciar entre unaética de la libertad ligada a la cosmología de loInfinito y una ética del amor relacionada con lametafísica de lo infinito. Podemos mencionarluego su ética de la actividad, intelectual y prác-tica, estrechamente ligada a la afirmación, rena-centista y anti-reformada, del libre albedrío y aaquella, también renacen tista, de la dignitas ho-minis, que, en Bruno, como en la tradición her-mética o en la platónica renacen tista, hace confrecuencia referencia al hombre activo comodeus in terris, antítesis, según él, de la pereza yde la ignorancia de los pedantes, o al "hombremago".' Existe también, en nuestro pensador,una ética de la convivencia civil, también de raízanti-reformada, en vista de que, para él, la ley de-be ser comprensible y posible su libre cumpli-miento, y los efectos deben reflejarse en la con-vivencia. También mencionaremos, considerán-dolo un efecto del irenismo renacentista, su éticade la tolerancia y de la paz, que Bruno coloca en-tre los fundamentos de una reforma política,guiada, en las circunstancias en que le tocó vivir,por la Francia de Enrique III y la Inglaterra deIsabel 1. Es de notar que el Bruno-filósofo noplantea esta problemática de una manera pura-mente pragmática y táctica, sino como funda-mentada en la unión entre paz y saber.

Indudablemente, el tema renacentista de laprisca philosophia está presente en nuestro autor,pero no como razón de dignificación y unión detodas las religiones de la época, sino como decla-ración de la excelencia de la filosofía presocráti-ea (y, en particular, pitagórica) platónica, estoica

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (98), 13-21, Julio-Diciembre 2001

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y epicúrea, de la tradición neoplatónica y, porsupuesto, de las doctrinas herméticas y cabalis-tas, por encima de las religiones hebraica y cris-tianas, a las cuales se tolera, por la capacidadque tienen de ordenar y organizar el vulgo.

Tampoco podemos dejar de lado, en Giorda-no Bruno, una ética que no por formar parte dela renacentista, es menos original y vivida en él yes la ética de la dignidad humana, que se tradu-ce en atreverse a saber y también a decir, aunquecueste la vida misma. Se hace evidente que laverdad absoluta e infinita exige una ética de ladisponibilidad hacia su conocimiento, que, porun lado, pertenecerá al sabio o al héroe compro-metidos en la "alta empresa" de la unión entre lamente y la Verdad, pero que deberá pertenecertambién al ambiente social, como garantía de lanecesaria libertad de pensamiento.

Bruno considera tener la misión de profetade una nueva época de luz y sabiduría, que habráde seguirle a la de ignorancia, inmoralidad y ti-nieblas, y de confusión de los valores y del len-guaje, en la que a él le toca vivir, fruto de la vici-situd del tiempo. Por tal razón, todos los mencio-nados aspectos de la ética están como circunscri-tos en una ética de la restauración de los valores,que incluye una relación correcta entre palabrasy cosas. Tal ética es representada alegóricamente,en la Expulsión de la bestia triunfante, con elarrepentimiento de Júpiter y con el estableci-miento en el cielo de los signos zodiacales vir-tuosos y la expulsión de los viciosos.

Analizaremos dichos aspectos de la éticabruniana en las obras del periodo inglés, que,en la vida nómada e inquieta de nuestro autor, sesitúa entre abril de 1583 y finales de 1585. Lasobras aludidas, todas publicadas en Londres y enitaliano, son: La cena de le ceneri (La cena delas cenizas, 1584); Del infinito universo et mon-di (1584); Lo spaccio della bestia trionfante (Laexpulsión de la bestia triunfante, 1584); De lacausa, principio et uno (1584); Cabala del ea-vallo Pegaseo. Con l'aggiunta dell'asino Cille-nico (La cabala del cavallo Pegáseo. Con laañadidura del asno Cilénico, 1585); Gli eroicifurori (Los heroicos furores, 1585).2 Entre estasobras, las específicamente dedicadas a la moralson: Los heroicos furores, La expulsión de la

bestia triunfante y Cabala del cavallo Pegaseo;sin embargo, hay pensamiento ético en todas lasmencionadas.

El enfocar, hoy, a Bruno como importanteautor del Renacimiento, nos conduce a una épo-ca que precedió la modernidad propiamente di-cha; en que la mente reivindicaba su derecho asaber y se atrevía a construcciones que pudieransatisfacer su ansia de conocimiento, sin dependerde sistemas y métodos establecidos; sin embar-go, las ciencias particulares no se habían diferen-ciado todavía de la filosofía natural y de sus mé-todos cualitativos y descriptivos; ni el mundo fí-sico y viviente había sido aún cuantificado y me-canizado. El hermetismo, el misticismo y la ma-gia no habían sido desterrados por las ideas cla-ras y distintas; no se había afirmado todavía laidea de progreso; ni la razón humana se habíadedicado aún a la constatación metódica de suspropios límites cognoscitivos.

Con respecto a lo que llamamos "una éticade la libertad ligada a la cosmología de lo In-finito", Bruno, ya en la "Epístola proemial", de-dicada a Michel de Castelnau, de El Infinito ha-bla de "mi contemplación acerca del infinitouniverso y mundos innurnerables't.? Tal "con-templación" corresponde, en efecto, a una acti-tud casi de éxtasis, con que el autor habla de sudescubrimiento de la infinitud del universo enmasa y dimensión, y numérica de los mundosen él. En la misma "Epístola", en el Argumen-to del Diálogo V, liga la contemplación de loInfinito con una "verdadera moralidad" a lacual seremos inducidos. Dice: "De la cual con-templación (si le pondremos atención) aconte-cerá que ningún accidente extraño nos distraerápor dolor o temor y ninguna fortuna nos alejarápor placer o esperanza: por lo que poseeremosel camino verdadero a la verdadera moralidad;seremos magnánimos, despreciaremos aquelloque pensamientos infantiles aprecian y llegare-mos a ser ciertamente más grandes que aquellosdioses que el vulgo ciego adora, porque nosconvertiremos en verdaderos contempladoresde la historia de la naturaleza, la cual está escri-ta en nosotros mismos, y escrupulosos ejecuto-res de las leyes divinas, que están esculpidas ennuestro corazón.?"

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El movimiento vicisitudinal de todas las co-sas, tema central del pensamiento bruniano, "porla cual cosa no hay mal del cual no se salga, nibien en el cual no se incurra'? pero también, másallá de ello, la permanencia inalterable de lasubstancia infinita, nos hacen relativizar lo finitoy nos inducen a no inquietamos por él. "Esta esaquella filosofía que abre los sentidos, contentael espíritu, exalta el intelecto y reconduce el hom-bre a la verdadera bienaventuranza que puede po-seer como hombre y que consiste en esta y talcomposición: porque le libera de la solícita cura deplaceres y ciego sentimiento de dolores; le hacegozar del ser presente y no más temer que esperardel futuro"." El conocimiento de la infinidad deluniverso y de los innumerables mundos, donde nohay arriba ni abajo absolutos, ni mayor perfecciónen un lugar que otro, donde en ninguna parte hayverdaderamente muerte, sino en todas partes trans-formaciones incesantes; en donde "todo es bueno,mediante lo bueno y hacia lo bueno'", tal conoci-miento, decíamos, libera el intelecto "por mediode aquella ciencia que nos suelta de las cadenas deun imperio angostísimo y nos eleva a la libertad deuno augustísimo't.f

Lejos de sentirse perdido y anonadado en ununiverso infinito, después de haber estado acos-tumbrado a una posición central en un mundo fi-nito, el sabio bruniano encuentra su libertad inte-lectual en la contemplación de lo infinito: ''To-mad ahora provisiones, señores astrólogos, juntocon vuestros serviles físicos, por aquellos círcu-los vuestros, que os describen las imaginariasnueve esferas móviles, con las cuales os encarce-láis el cerebro de forma que me os parecéis otrostantos papagayos en una jaula, en tanto que osveo vagabundos ir saltando a brinquillos, movién-doos y dando vueltas dentro de ellos. Conocemosque un emperador tan grande no tiene sede tan an-gosta, trono tan miserable, tribunal tan estrecho,corte tan poco numerosa, efigie tan pequeña y dé-bil, que un fantasma lo engendre, un sueño lo rom-pa, una locura lo recomponga, una quimera lo dis-perse, una desgracia lo disminuya, una fechoríanos lo quite, un pensamiento nos lo devuelva; quecon un soplo se llene y con un sorbo se vacíe: encambio, es grandísimo retrato, figura excelsa, ves-tigio altísimo, infinito representante de representa-

do infinito y espectáculo conveniente a la excelen-cia y eminencia de quien no puede ser entendido,comprendido, aprehendido't.?

Constantes son, en la obra cosmológica bru-niana, referencias irónicas a la modestia y mez-quindad intelectual de la concepción aristotélico-tolemáica, en cuyo caso el ejemplo de la cebollano está precisamente para indicar, como en otrasobras y pasajes, el deus in rebus, la divinidad detodas las cosas, también de las más sencillas ycotidianas, que es otro tópico del pensamientobruniano. Escribe, así pues, en el Diálogo IV,"Comprendemos que los orbes y esferas no estándispuestos en el universo de modo que uno estécomprendido dentro del otro, el más pequeñocontenido siempre y otra vez por el mayor, a lamanera de las capas en cada cebolla't.l''

La exaltación de lo infinito y la relativiza-ción de lo finito sitúa en un mismo nivel de im-portancia a todos los seres, sean ellos hombres,hormigas o estrellas; involucra nociones físicasfundamentales, como las dimensiones del espa-cio y del tiempo, el movimiento, la gravedad, lamasa, la velocidad, etc. II y lleva a Bruno a cier-tas posturas éticas, como la relativización delmundo humano que incluye el poder, el dinero,las instituciones, los dogmas, los pecados, locotidiano. Tal visión puede llevar a la indiferen-cia, impaciencia o desprecio, finalmente, a lafalta de compromiso ético con lo finito; sin em-bargo, no es este el caso de Bruno, quien, ya seapor encontrar un sentido divino y noble de todaslas cosas individuales, o bien por verse investi-do del papel de profeta de la vicisitud destinadaa traer la verdadera sabiduría al mundo humanoen tinieblas, se compromete con tal devenir ycon tal adviento. Vicisitud, precisamente, yaque la sabiduría y moralidad esperadas ya exis-tieron, conforme a la sugerente temática, tan ca-ra al Renacimiento, de la prisca theologia: "Sonraíces amputadas que germinan, son cosas anti-guas que regresan, son verdades ocultas que sedescubren: es una nueva luz que, tras larga no-che, apunta en el horizonte y hemisferio denuestro conocimiento y paulatinamente se acer-ca al meridiano de nuestra inteligencia't.P

La ética del amor está también vinculada ala filosofía bruniana del Infinito, pero, más que a

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su cosmología, a su metafísica de lo infinito, ex-presada, entre el grupo de obras que estamosconsiderando, en De la causa, principio et Uno ysupuesta en Gli eroici furori. En aquella obra, la"nolana filosofía" de la unidad, sobre la base deuna inspiración neoplatónica, pero con una am-plia gama de motivos presocráticos, estoicos,epicúreos y herméticos, de reinterpretaciones detemas aristotélicos y recuerdos cusanianos, tratael tema del Uno en sí; del universo uno e infini-to; de la unidad que abarca vicisitudes y contra-rios; de la unidad de forma (como causa) y ma-teria (como principio), indisolublemente unidasen lo Uno. Lo Uno tiene características neopla-tónicas, al ser inalcanzable e inaprehensible y es,precisamente, por tal naturaleza propia, el objetodel amor heroico. "Uno el máximo y óptimo, elcual no debe poder ser comprendido, y, por lotanto, indefinible e indeterminable, y por lo tan-to infinito e indeterminado, y, por consiguiente,inmóvil. ( ...) No se genera, porque no existe otroser que él pueda desear o esperar, puesto que tie-ne todo el ser. No se corrompe, porque no existeotra cosa en la cual se cambie, ya que él es todacosa. (...) No es alterable en otra disposición,porque no hay nada externo de lo cual padezca ypor el cual reciba alguna afección". 13 "No es ma-teria, porque no es figurado ni figurable, no esterminado ni terminable. No es forma, porque noinforma ni figura otra cosa: puesto que es todo, esmáximo, es uno, es universo. (...) Este es términode tal manera que no es término; es en tal gradoforma que no es forma; es en tal grado materiaque no es materia; es en tal grado alma que no esalma; porque es el todo indiferentemente, y porlo tanto es uno, el universo es uno. En él cierta-mente no es mayor la altitud que la longitud yprofundidad: por lo cual, por cierta similitud, sele llama, pero no lo es, esfera't.!"

No es el citado el único pasaje de la obra enque al Uno se le llama universo, quedando así pa-tente, una vez más, la problemática del inmanen-tismo o trascendencia bruniana del Uno absoluto.En realidad, tal problemática se resuelve única-mente, a nuestro aviso, en la perspectiva ética ymística de los heroicos furores y en el carácter deinalcanzable del objeto amado por el héroe bru-niano. Este aspira a conocer la unidad en sí, que

es lo infinito, lo inaccesible, y a asimilarse a él,en un proceso de regeneración espiritual, que po-dría perfectamente verse exteriorizado en la pa-lingénesis moral representada en la Expulsión dela bestia. Sin embargo, incluso frutos virtuososcomo la "libertad de espíritu", el "desierto", la"soledad", la "buena Contracción", como ascen-so a la unidad a través de la naturaleza 15, o el Si-lencio!", posibilitan de cerca, como disposicio-nes de espíritu apropiadas, la deseada unión conel objeto amado infinito, pero, obviamente, nola constituyen, pues este queda más allá de todamultiplicidad y acción. Dios, por lo tanto, nopodrá contemplarse sino en la naturaleza, que esDios en las cosas'? y que, por lo tanto, constitu-ye la única mediación legítima para acercárse-le.18

El Uno, como se dice en la Causa y en LosheroicosJurores, es la unidad de todos los contra-orios, lo cual recuerda la tradición cusaniana, perounida al tema original bruniano de las vicisitudesy mutaciones, que son, precisamente, aquello queel sabio debe ser capaz de entender, como lo hi-zo Pitágoras, que no temió la muerte, sino que laesperó como una transformación.'?

Los heroicosJurores es una obra en diez Diá-logos divididos en dos panes, ligada a la tradi-ción de la literatura amorosa, mística y simbóli-ca, y además, a la literatura emblemática del si-glo XVI. Hay que tomar en cuenta que el símbo-lo, en Bruno, tiene como raíz metafísica la teoríadel Deus in omnibus rebus, así como la magia tie-ne aquella de la unidad de los contrarios. Convista a que, desde la perspectiva ontológica, talunidad es el mismo principio divino e infinitopresente en la naturaleza, no sería difícil admitirpor hipótesis la unidad entre lenguaje simbólicoy magia en Bruno. El tema del amor heroico es-tá presente en toda la obra, bajo un número gran-dísimo de imágenes, metáforas y referencias atradiciones literarias, místicas y filosóficas.

Es importante notar que tal amor heroico delinfinito es de naturaleza humana, del mismo mo-do que el vulgar, y son las vicisitudes del almalas que permiten la transformación del amor vul-gar en heroico. Sin embargo, como en todas lascosas humanas, la actividad del sujeto es funda-mental, de ahí que, en los diálogos tercero y

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cuarto de la primera parte, el autor ponga de re-lieve el papel activo, respectivamente, de la vo-luntad y del intelecto. El misticismo brunianoes, pues, una "religión de la mente'F'', que seedifica y sostiene únicamente en la fortaleza deésta y en el poder del pensamiento. "L' eccellen-za della propria umanitade'v! es, según Bruno,la característica de quienes, por virtud y capaci-dad propia, persiguen la alta empresa del amorheroico. Escribe: "Otros, por estar avezado s oser más capaces para la contemplación o por es-tar naturalmente dotados de un espíritu lúcido ointelectivo, a partir de un estímulo interno y delnatural fervor suscitado por el amor a la divini-dad, a la justicia, a la verdad, a la gloria, agudi-zan los sentidos por medio del fuego del deseoy el hálito de la intención y, con el aliento de lacogitativa facultad, encienden la luz racional,con la cual ven más allá de lo ordinario: y éstosno vienen al fin a hablar y obrar como receptá-culos e instrumentos, sino como principales ar-tífices y eficientes't.P

La empresa heroica necesita una mente po-derosa y una humanidad magnánima y no puedeser emprendida con éxito por una mente débil yuna humanidad flaca, según el significado delemblema, contenido en el Diálogo 1, Parte 11,delos Heroicos furores, del muchacho en una frágilbarca, a punto de ser engullida por descomunalesolas. El camino es de pocos, sus sendas son vela-das para la multitud y el vulgo, para los cuales,como sabemos, Bruno considera más apta la reli-gión. Doble verdad, entonces, para nuestro autor,no sólo en el sentido más común y referido a loscontenidos respectivos de la filosofía y de la reli-gión, sino también en sentido de las funcionessociales de ambas. Según él, las ciencias han lle-gado al actual estado de decaimiento por culpa de"una especie de neutralidad y por una bárbaraigualdad" que ha llevado a los pedantes a preten-der ser filósofos, y, "todos por igual", a tratar dela naturaleza y entrometerse a resolver cosas di-vinas. El proceso de desmejora en la filosofía seinició desde que Aristóteles, "carnífice de las aje-nas divinas filosofías", aplicó su espíritu a com-batir y contradecir la doctrina pitagórica y la delos filósofos naturales y dispuso su mente "no acontemplar, sino a juzgar y sentenciar acerca de

cosas que no había estudiado ni comprendidobien". Su modo de filosofar resultó ser afín yaceptable para el vulgo, que se guía más por so-fismas y apariencias de las cosas que por la ver-dad que se oculta en las sustancia de ellas. Es pa-tente, en Bruno, un rechazo ante cualquier demo-cracia del espíritu, que se remonta indudable-mente a Platón y a su doctrina de las diferenciascualitativas entre las almas.

Puesto que las almas humanas son radical-mente distintas en su cualidad, nos sorprende,por otro lado, la doctrina bruniana de la equiva-lencia de todos los vivientes, expresada en la Ca-bala del Cavallo Pegaseo, y particularmente, enel 11Diálogo. Todos los seres y, en particular, losanimales, están dotados de almas que tienenigual rango metafísico que el espíritu humano. Apartir de la materia común, de donde resultan to-dos los seres vivientes, como de la misma arcillaen la mano del mismo alfarero, a través de las vi-cisitudes y transmigraciones, todo y cada cosa eshecha y desecha, y toma ahora formas admiradasy luego otras despreciables.P Común es la mate-ria y común el alma, de modo que "la del hombrees la misma, en su esencia genérica y específica,que la de las moscas, ostras marinas y plantas, yde cualquier cosa que sea animada o tenga alma:asimismo, no hay cuerpo que, con mayor o me-nor vivacidad o perfección, no tenga comunica-ción de espíritu en sí mismo".24

En vista de esta universal igualdad de la vi-da, Bruno no duda en citar el Salmo 35 de la Bi-blia "Hombres y bestias salvarás, según multipli-carás la misericordia". Las diferencias específi-cas e individuales en el entendimiento e ingenioson determinadas por dos factores: la transmigra-ción de las almas que, conforme a la antiguadoctrina pitagórica, son llamadas a ocupar cuer-pos más o menos nobles, y la presencia y diferen-te disposición de órganos corporales instrumen-tales. "( ...) Si -escribe el autor, con atrevimientoimaginativo muy propio de la cultura del Manie-rismo- la cabeza de una serpiente se formase yconvirtiese en figura de una cabeza humana, y elbusto creciese en toda la medida de tal especie; sise ensanchase su lengua; se ampliasen sus hom-bros; se le ramificasen brazos y manos; y, en ellugar donde termina la cola, le germinasen las

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piernas: entendería, parecería, respiraría, habla-ría, actuaría y caminaría no de otra manera queun hombre, porque no sería otra cosa que unhombre".25

Igual es el ingenio de hombres y animales, o,incluso, algunos animales podrían ser superiores,pero, "por penuria de instrumentos, vienen sien-do inferiores", y sobre todo, por carencia de lamano, "órganos de órganos". 26

La doctrina platónica y la pitagórica del ori-gen y destino de las almas son sintetizadas con ladoctrina bruniana del alma sometida a las vicisi-tudes universales. De modo que, para nuestro au-tor, el alma, no solo por su libre intención, sinopor cierta oculta necesidad y "decreto fatal'?",cae en el conjunto de las generaciones materia-les. Sin embargo, "por la conversión que vicisitu-dinalmente sucede" en la "rueda de las metamor-fosis"28, o "del tiempo" vuelve a los hábitos su-periores, como el alma del furioso heroico que seyergue hacia la divinidad. Las vicisitudes no pa-recen excluir la participación activa del alma ental elevación, ya que es por la "propia excelenciay felicidad" que las cosas inferiores se elevan ha-cia las superiores.P Podríamos pensar que elprincipio de unidad de los contrarios se da tam-bién en el ámbito de la necesidad, de la libertad yde los méritos, ya que no parece haber oposiciónO exclusión entre ellos: "Necesidad, hado, natu-raleza, consejo, voluntad: todos concurren en unoen las cosas ordenadas justamente y sin error".30A veces, la metempsicosis es considerada porBrun031 como símbolo del descenso y ascensoque se cumplen en el hombre de lo divino a lobestial y viceversa, en vista de la escala de losafectos humanos, "la cual es tan numerosa engrados como la escala de la naturaleza, dado queel hombre en todas sus potencias manifiesta to-das las especies del ser". 32

Semejantes doctrinas nos llevan a dos conse-cuencias que son sobrecogedoras, si se comparancon los paradigmas antropológicos y éticos habi-tuales, y, eso, sin tomar en cuenta el tema de latransmigración de las almas: por un lado, la afir-mación de la dignidad de las almas animales y desu sabiduría y, por otra parte, las diferencias cua-litativas entre las almas humanas, no todas engrado de elevarse a nobleza y sabiduría. ¿Cuáles

temas éticos podremos hallar, ligados a las espe-culaciones brunianas que acabamos de mencio-nar? Primero que nada, y como es obvio, amor yrespeto hacia todas las formas de vida, que es di-vina, cualquiera que sea su manifestación. En se-gundo lugar, debemos notar que la ética renacen-tista de la dignidad humana asume en Bruno unaperspectiva más moderna, por su naturalismo ysu dinamismo. En efecto, es evidente que la doc-trina spinoziana del hombre como pars naturaetiene en Bruno su directo antecedente, de modoque la dignidad humana no estriba en una exce-lencia declarada en principio y en abstracto, sinoen las pruebas efectivas que el hombre dé de sí encuanto a saber reconocer su realidad auténtica enmedio del mundo y en cuanto a la práctica y altestimonio de magnanimidad e inteligencia. Lamano de la cual, en la Cábala y en la Expulsión,se declara la importancia, viene siendo lo verda-deramente propio del hombre, una porción im-portante de cuya excelencia estribaría entoncesen la calidad de la acción y de las realizaciones.

Volviendo al amor heroico, el autor se inspi-ra también en Plotino (En.VI) para describir susefectos: "No son embeleso en los lazos de lasafecciones ferinas, bajo las leyes de una indignafatalidad, sino un ímpetu racional que persigue laaprehensión intelectual de lo bello y bueno queconoce, y a lo cual querría complacer tratando deconformársele, de manera tal que se inflama desu nobleza y su luz, y viene a revestirse de cuali-dad y condición que le hagan aparecer ilustre ydigno. Por el contacto intelectual con ese objetodivino, se vuelve un dios, a nada atiende que nosean las cosas divinas, mostrándose insensible eimpasible ante esas cosas que por lo común sonconsideradas las más principales y por las cualesotros tanto se atormentan; nada teme y despreciapor amor a la divinidad el resto de los placeres,sin tener cuidado alguno de la vida".33

Es célebre, en nuestro autor, la metáfora dela cacería de Acteón, aludida, con diversos mati-ces, en varias de sus obras, y expuesta en el Diá-logo IV de la I parte de los Heroicos furores: Ac-teón, por medio de aquellos pensamientos (repre-sentados en los perros) que buscaban, fuera de él,el bien, la sapiencia, la belleza divina ("la fieramontaraz") divisa la imagen de la divinidad en sí

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(Diana) entre las cosas donde brilla su bondad yresplandor y es arrebatado fuera de sí por tantabelleza. Se ve entonces convertido en lo que bus-caba y llega a ser presa de sus pensamientos, asaber, de sus perros, porque, al haber contraídoen sí la divinidad, ya no le es necesario buscarlaafuera. 34

La gnosis bruniana es religión de la interio-ridad y de un profundo misticismo vivido. Paradirigirse al objeto sublime de la mente " ...no esmenester abrir desmesuradamente los ojos al cie-lo, alzar las manos, dirigir los pasos hacia el tem-plo, aturdir las orejas de las imágenes a fin de sermejor atendido; sino llegar a los más íntimo de sí,considerando que Dios se halla cercano, consigoy dentro de sí, más de lo que él mismo pueda es-tarlo, como es propio de aquello que es alma delas almas, vida de las vidas y esencia de lasesencias ( ... ) No habrá menester en este puntootras armas y escudos que la grandeza de unánimo invicto y la perseverancia de espíritu quemantiene el equilibrio y tenor de la vida, queproceden de la ciencia y son reguladas por el ar-te de meditar sobre las cosas altas y bajas, divi-nas y humanas, en todo lo cual consiste estebien soberano". 35

La divina potencia se muestra o sustrae,atiende o desatiende, según el hombre se le acer-ca y según su intelecto, el afecto y las accionessean dignos o indignos. La religiosidad brunia-na, al ser "religión de la mente", y no, fe en unDios personal, plantea, por consiguiente, la rela-ción entre el hombre y Dios de modo que el servisto o escuchado por la divinidad es contemplar-la o escucharla; ser favorecido por ella es el mis-mo acto de ofrecérsele, ya que " ...la divina poten-cia, que es toda en todo, no se muestra o sustrae,sino por la ajena conversión o aversión". Es su-gestivo pensar que estas expresiones brunianashayan inspirado a Spinoza y a su religiosidad teo-céntrica, no antropomórfica, de lo infinito, por lacual sería necio pretender que Dios se dirija ha-cia nosotros, o nos ame a preferencia de otros; re-ligiosidad, además, del amor y la alegría, de don-de están desterradas las pasiones de odio y triste-za. A diferencia, sin embargo, del estricto y uni-versal determinismo spinoziano, la concepciónde Bruno admite el libre albedrío humano, la in-

fluencia mágica sobre la naturaleza, como tam-bién el finalismo, puesto que, en la naturaleza,"nada acontece sin un fin óptimo, que todo lo dis-pone según justicia.P?

La religión bruniana podría ser éxtasis porun sublime trascendental presente en la mente,sin perder su nobleza totalmente humana, ni supoder de elevar el ser humano mismo. La cerca-nía a temas renacentistas en cuanto a la iniciativahumana en la experiencia religiosa y la distanciaabismal con respecto a la doctrina protestante dela elección divina son algo patente. No hay queolvidar, sin embargo, como fuente de inspiraciónbruniana, la Cábala mística, que el mismo autorcita repetidamente, por ejemplo al mencionar la"mors osculi", para designar la unión del almacon Dios.'?

La aspiración a lo divino e inmenso y sucontemplación, aunque incompleta y por endeatormentada, producen en el "furioso heroico"aquella capacidad de atribuirle a cada cosa, divi-na o humana, su exacto valor, por lo cual él no te-me la muerte, no sufre dolores ni perturbaciones,y la esperanza, la alegría y los deleites del espíri-tu superior, apagan las pasiones de duda, dolor ytristeza.l'' Así pues, el "furioso" será "fuerte con-tra la fortuna, magnánimo contra las injurias, in-trépido contra la pobreza, enfermedad y persecu-ción".39

El camino hacia lo Absoluto necesita de una"enmendación del intelecto", ya que, como se di-ce en la alegoría del séptimo ciego de los Heroi-cos furores, los afectos, si se les deja dominar alintelecto, nos vuelven ineptos para la aprehen-sión objetiva de la verdad. Esto se correspondecon la concepción antropológica enunciada en elDiálogo III de la Parte 1, según la cual es la men-te, conforme también a la tradición hermética, elelemento capaz de elevarse a las cosas sublimes,mientras que la imaginación se inclina hacia lasinferiores. En el centro está la facultad racional,en la cual concurren todos los contrarios (lo unoy lo múltiple, lo idéntico y lo diverso, el movi-miento y la quietud, lo inferior y lo superior.t?

En la exposición-dedicatoria de Los heroicosfurores, Bruno insiste sobre la contraposición en-tre el furor heroico y cualquier enamoramientohumano, dado que la belleza objeto de aquel

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furor es divina e inmutable y aquella de los cuer-pos "accidental y umbrátil", para usar una expre-sión del V Diálogo de la 1 parte."! Observamos,sin embargo, que la misma teoría bruniana del in-telecto universal como "artífice interno", expre-sada en De la Causa'? tiende, por lógica, a ate-nuar tal división entre amor natural y heroico. Se-gún tal concepción, el alma le da forma al cuer-po obrando desde el interior de la materia, a lacual, como las demás formas, es inherente. Unaperspectiva tan optimista con respecto a la natu-raleza y a la materia, en que al averroismo semezcla el concepto del "deus in rebus", abre pa-so, en realidad, a una concepción positiva delamor humano y de la belleza de los cuerpos, in-cluso cercana a la tradición platónica y renacen-tista, con su función filosófica de la belleza y delamor, destinados, ambos, a despertar el recuerdode lo divino y la aspiración hacia él. "Dios, su di-vina belleza y resplandor, relucen y se hallan entodas las cosas y, por ello, no estimo error el ad-mirarlo en todas las cosas, según el modo en quea cada una se comunica't.v

El retraimiento y la soledad, "los desiertosde la contemplación de la verdad"44 constituyenla condición más elevada del alma y también lamás apropiada para alcanzar el objeto absolutode su búsqueda, que es, como se ha visto, el ob-jeto de una iluminación filosófica. Dicho sea depaso, Bruno cree profundamente en la dignidaddel filósofo y considera esta palabra "el más ho-norable título que pueda recibir un hombre", co-mo lo declara en la Expulsián.v

La filosofía bruniana se encuentra con la tra-dición de la teología negativa del pseudo-DionisioAeropagita, ya que, como el ave fénix, que arde enel sol y con su propio humo lo oscurece, así lamente humana es infinitamente superada por la"fuente de la luz" y no puede celebrar el encuen-tro con ella, encuentro, por otra parte, nunca rea-lizado plenamente, sino por medio del silencio:"No ciertamente con el silencio de las bestias bru-tas y de otros animales, hechos más a imagen y se-mejanza del hombre, sino el de aquellos, cuyo si-lencio es más ilustre que todos los gritos, ruidos yestrépitos de cuantos puedan ser oídos".46

Según Bruno, Pitágoras y Dionisio, quienes ,enseñaron que más se ama y honra a Dios con el

silencio que con la palabra y "que más se ve concerrar los ojos a las especies representadas quecon abrirlos", han sido, por su teología negativa,superiores a la teología demostrativa de Aristó-teles y los escolásticos."

Es esta la razón por la que los nueve ciegosconvertidos en iluminados de la alegoría final deLos heroicos furores, agradecen al cielo por el velomediante al cual se les hizo al fin presente la luz.48

Notas

l. Cfr. Expulsión de la bestia triunfante. Traduc-ción, introducción y notas de M. A. Granada.Madrid: Alianza Editorial, 1995, 11ed., III parte,Diálogo 1; 11parte, Diálogo III.

2. G. Bruno. Oeuvres Completes. Paris: Les BellesLettres. Edición crítica bilingüe. En particular Lesouper des cendres, Introducción de A. Ophir,1994; De 1'lnfini, de 1'Univers et des Mondes, In-troducción de M. A. Granada, 1995; Expulsion dela bete triomphante, Introducción de N. Ordine,1997; De la cause, du principe et de l Un, Intro-ducción de M. Ciliberto, 1996; Cabale du chevalPégaséen, Introducción de N. Badaloni, 1994.Véase también La cena de las cenizas. Traduc-ción, introducción y notas de M.A. Granada. Ma-drid: Alianza Editorial, 1994,11 ed.; Del infinito:el universo y los mundos. Traducción, introduc-ción y notas de M. A. Granada. Madrid: AlianzaEditorial, 1993; Expulsión de la bestia triunfante,ed. cit.; Gli eroici furori, Milano: G. Daelli e C.Editori, MDCCCLXIV, ed. facsimile, Sala Bo-lognese, Amoldo Fomi, Editore, 1974; Los heroi-cos furores. Introducción, traducción y notas deM. R. González Prada. Madrid: Tecnos, 1987.

3. De l 'infini, de l 'univers et des Mondes, p. 9.4. Op. cit., p.39.5. [bid.6. Op. cit., p.41.7. [bid.8. Op. cit., p.45.9. [bid.10. Op. cit., pp. 249-251.11. Por ejemplo, en el Diálogo V de De la Causa, es-

cribe Bruno a propósito de la relativización de lasdimensiones del espacio y del tiempo y de lasmismas realidades ontológicas, con respecto alinfinito: "Bajo la comprensión del infinito noexiste parte mayor y parte menor; porque a laproporción con el infinito no se acerca más una

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parte cualquiera mayor que otra cualquiera me-nor; y por esto en la infinita duración no difiere laora del día, el día del año, el año del siglo, el si-glo del instante: porque no son más los instantesy las horas que los siglos, y no tienen menor pro-porción aquellos que estos con la eternidad. Demanera semejante, en el inmenso no es diferenteel palmo del estadio, el estadio de la parasanga:porque a la proporción con la inmensidad no nosacercamos más por las parasangas que por lospalmos. Entonces infinitas horas no son más queinfinitos siglos e infinitos palmos no son de núme-ro mayor que infinitas parasangas. A la propor-ción, similitud, unión e identidad de lo infinito note acercas más con ser hombre que hormiga, unaestrella que un hombre: porque a aquel ser no teacercas más con ser sol, luna, que un hombre o unahormiga, porque en el infinito estas cosas son indi-ferentes (De la cause, ed. Les Belles Lettres, p.275). En Del infinito, se relativizan, además, la ve-locidad, el movimiento, la dirección, la gravedad yel centro (cfr. Diálogo 11).

12. De l Tnfini, p.297.13. De la cause, p.271.14. Op. cit., p. 273.15. Expulsión, p. 273.16. Gli eroicifurori, p.145.17. Cfr. Expulsión, p.257.18. Cfr. op. cit., III parte, Diálogo 11I.19. De la cause, ibid.20. Expulsión, p. 265.21. Gli eroicifurori, p.56.22. Los heroicos furores, pp. 56-57.

23. Cabale, p. 10.24. Op. cit., p. 95.25. lbid.26. Op. cit .• pp. 97-99.27. Gli eroicifurori, p. 69.28. Op. cit., p. 70.29. Op. cit., p. 68.30. Op. cit., p. 69.31. Op. cit., p. 70.32. Op. cit., p. 91.33. Los heroicos furores. pp. 57-58.34. "Así yo mis pensamientos lanzo - Sobre la presa

sublime, y ellos, contra mi vueltos, - Muerte medan con crueles dentelladas" (op.cit., p. 72).

35. Op. cit., p. 149.36. Gli eroici furori, p.69.37. Op. cit., p.156.38. Op. cit., p.151.39. Los heroicos furores, p.151.40. Op. cit., pp. 69-70.41. Op. cit., p. 104.42. Cfr. De la cause. 11 Diálogo, pp. 113-123.43. Los heroicos furores. p. 141.44. Op. cit., p. 160; cfr. también Expulsión, p. 273: a

la sede celeste del Capricornio asciende la sole-dad contemplativa, filosófica, que, por la escalade los seres, se eleva hacia la Unidad absoluta,habiendo recibido "ese divino sello que es la bue-na Contracción".

45. Expulsión, p. 271.46. Los heroicos furores. p. 147.47. Cfr. op. cit., p. 214.48. Cfr. op. cit., p. 221.