conferencia gustavo gutierrez

7/29/2019 Conferencia Gustavo Gutierrez

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CONFERENCIA DEL P. GUSTAVO GUTIÉRREZ

EN LA LECCION INAUGURAL

DE LA FACULTAD DE TEOLOGIA, EL DIA JUEVES 18 DE

FEBRERO DE 1999

Introducción

Palabras del P. Carlos Novoa, s.j., Decano Académico de la Facultad

de Teología:

Para la Facultad de Teología es un gran gusto y porqué no decirlo,

particular honor, poder presentar a la Comunidad Educativa

Universitaria Javeriana, como el conferencista de la Lección Inaugural

de nuestro año académico, al padre Gustavo Gutiérrez. Sin lugar a

dudas, uno de los más grandes teólogos de la Iglesia Católica

contemporánea. Antes de presentar brevemente el currículum del

padre Gutiérrez, quisiera en nombre de la Universidad, de la Facultad

de Teología, darle la más cordial bienvenida a nuestro querido pastor,

Monseñor Pedro Rubiano, quien muy gentilmente ha aceptado

acompañarnos en este importante evento.

Igualmente queremos agradecer la presencia de nuestro Vicerrector

Académico, el padre Jorge Humberto Peláez; el padre Rector pide

encarecidamente que lo disculpemos, compromisos urgentes de última

hora le han impedido estar presente pero él de corazón nos

acompaña, queremos agradecer la presencia de las decanas y

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decanos que nos acompañan y de todos los docentes y estudiantes

javerianos que han respondido a nuestra cita.

Yo tengo que confesarles que hacer una presentación del currículum

del padre Gutiérrez es una cosa muy compleja, dada la gran altura de

su currículum, la cantidad de honores, de publicaciones, de

invitaciones que ha recibido y como naturalmente no se trata de hacer

una conferencia sobre su bibliografía, trataré de hacerlo en 3 minutos,

si es que puedo, o si no ustedes me regalan uno y medio más.

El padre Gustavo Gutiérrez obviamente es presbítero, católico de la

Arquidiócesis de Lima, tiene varios títulos universitarios, entre ellos, es

Licenciado en Psicología Aplicada por la Universidad Católica de

Lovaina y es Doctor en Teología por la Universidad Católica de Lyon.

Dada su altísima trayectoria académica bien conocida por todos

nosotros, el padre Gutiérrez ha recibido veinte doctorados honoris

causa, dados por las más importantes universidades del mundo, entre

ellas, la Universidad de Nimega de Holanda; la Universidad de

Tubinga en Alemania; la Universidad de Friburgo en Alemania; la

Universidad de Montreal en Canadá y la Universidad de Friburgo en

Suiza.

El padre Gutiérrez es profesor principal de la Pontificia Universidad

Católica del Perú desde 1960, ha sido profesor visitante en más de

diez importantes universidades, entre ellas en la Universidad de

Montreal en Canadá y en la Universidad de Quebec. Ha sido

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conferencista en más de quince muy afamadas universidades del

mundo, entre ellas en la Universidad de Harvard en los Estados

Unidos, en la Universidad de Tubinga en Alemania, la Universidad de

Berkeley, en la Universidad de Lovaina en Bélgica y en la Universidad

de Oxford en la Gran Bretaña.

Ha publicado el padre Gutiérrez trece libros, entre los cuales se

destaca el clásico, a mi juicio, “Teología de la Liberación”, “Beber en

su propio pozo”, “Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente”,

“Dios o el oro en las Indias”, “En busca de los pobres de Jesucristo”.

Muchos de estos libros han sido traducidos a diversos idiomas, inglés,

portugués, francés y alemán. “Teología de la Liberación” por ejemplo,

impresiona, ha sido traducido al italiano, al alemán, al portugués, al

holandés, al polaco, al coreano, al japonés, al vietnamita, al francés y

al chino.

Regálenme un minuto para hacer una pequeña reseña del gran y

valioso aporte que Gustavo ha hecho a la Teología Católica

Contemporánea. Yo he tenido la posibilidad de estudiar muy de cerca

todos los trabajos del padre Gutiérrez y yo podría decir que muchos

son sus originales e importantes aportes a la tradición teológica.

Quisiera relievar rápidamente dos: uno, la dimensión histórica del

quehacer cristiano, el eje de la teología de la experiencia cristiana es

Dios se encarna, y con gran solidez Gustavo nos recuerda que un

cristianismo que no asume los retos de la historia como Jesús es

irrelevante, no es evangélico, y que asumirlos desde Jesús y en Jesús

es una profunda experiencia mística contemplativa y un camino

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profundo hacia la santidad. Ser místico, ser santo, es encarnarse

como Jesús, es asumir los retos de la economía, de la política, de la

vida social y de la cultura desde el evangelio.

Los dejo entonces, en compañía de Gustavo, quien nos disertará

sobre el tema TEOLOGIA LATINOAMERICANA, EVALUACION Y

PERSPECTIVAS. Como bien sabemos, Gustavo es considerado el

“Padre de la Teología de la liberación latinoamericana” , corriente muy

importante en la tradición católica contemporánea al punto que nuestro

querido pastor, Juan Pablo II, ha dicho que la teología de la liberación

es no solo conveniente sino útil y necesaria.

-INTERVENCIÓN DEL PADRE GUTIÉRREZ:

Quisiera en primer lugar agradecer la invitación para estar con ustedes

esta mañana que me da la ocasión de compartir algunas reflexiones

sobre nuestra fe y nuestra esperanza comunes. Quisiera agradecer la

presencia de Monseñor Rubiano, quien nos honra esta mañana,

acabamos de recordar rápidamente que, habíamos tenido ocasión de

encontrarnos encontrar yo a él, en verdad, ya hace un tiempo, le

agradezco mucho su presencia aquí entre nosotros. Quisiera

agradecerle también al padre Novoa la presentación que acaba de

hacer, estaba pensando que la palabra alto que él usó varias veces y

a la cual realmente no correspondo mucho, tiene otro sentido, pero

tampoco correspondo ese sentido que es profundo, alto es profundo

por eso que decimos altamar no por el mar lejos de la costa sea más

alto sino que es el mar profundo ojalá pudiera, lo primero ya no es

posible, el evangelio dice que no podemos añadir un codo a la

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estatura, ojalá pueda disimular durante estos minutos, no diré la falta

de profundidad, pero por lo menos disimular un poco el que no sea tan

profundo o tan alto, entonces, como Carlos lo anunciaba.

El tema que me ha sido propuesto, es un tema muy vasto y por

consiguiente es un tema que tiene muchas entradas y naturalmente al

tener varias entradas hay que escoger y eso es una limitación que tal

vez con el diálogo posterior podríamos más o menos compensar, pero

se que hay puntos que tal vez esperaban que fueran tratados, no los

serán, no lo se, pero he escogido una manera de entrar al tema, y

quisiera en dos, tres minutos de introducción antes de decirles los

puntos que pienso tocar, presentar ese asunto.

Hoy, en las iglesias cristianas porque esto vale también para otras

confesiones cristianas, estamos acostumbrados a hablar de diferentes

teologías, incluso le ponemos un adjetivo continental, decimos teología

africana, teología asiática, latinoamericana como es el caso ahora del

título de esta charla, o le ponemos más bien otro adjetivo que viene de

situaciones muy concretas, teología negra, teología indígena hoy día

en América Latina, teología de la mujer, etc, etc. Nos hemos

acostumbrado mucho a eso y tal vez, pensamos que es como muy

normal, sin embargo, si miramos hacia atrás unas décadas no más,

podemos ver que esto es nuevo porque, -yo esto no solamente lo

comparto con contemporáneos míos que no deben ser muchos acá,

sino que lo comparto con personas menores que yo, incluso-, pues la

teología se llamaba teología, y, últimamente hablamos de teología

latinoamericana, por ejemplo y tiene sentido porque es una manera de

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decir que partimos de una realidad determinada, claro que, detrás de

la expresión teología latinoamericana o africana también o cualquier

otra así, se esconde un pequeño peligro, y es que si es una teología

considerada válida sólo para América Latina, teología latinoamericana

buena sólo para América Latina; si fuese así, no estoy de acuerdo, a

mí me parece que toda teología si es una reflexión sobre el dato

revelado sobre la revelación, sobre la fe cristiana acogida en nuestras

vidas tienen necesariamente un cierto alcance universal. Cuando digo

universal no quiere decir que la teología que nazca en una condición

determinada, pues hay que tenerla igualita en otras condiciones, pero

tiene una perspectiva que va mucho más allá de un continente y en

ese sentido, personalmente no le tengo una gran simpatía –me

perdonan por la expresión teologías regionales-. Yo tengo la

sospecha porque es posible seguir documentos de que esto lo

inventaron los europeos, cuando ellos hacían teología eso se llamaba

teología, punto. Cuando cuatro indios nos hemos puesto a hacer

teología la llaman latinoamericana, bueno, ¿y no es teología acaso

también? ¿no es verdad?, yo me cierto interpelado por la teología

europea yo no siento que pertenezca a un mundo que no tiene nada

que ver conmigo. Le llaman a veces también a estas teologías

teología contextual, yo me pregunto: ¿hay alguna teología que no sea

contextual?, ¿hay alguna teología que no nazca de un contexto

determinado?, si digo ésto, es porque me parece que es bueno que

nos preguntemos, y esa será la pregunta que será mi hilo conductor

en estas reflexiones, ¿qué significado tienen estas teologías,

llamémoslas como querramos, los nombres son apropiados, claro,

con riesgos pero apropiados, qué es lo que significa la presencia, el

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porqué han surgido estas diferentes teologías hoy día en el concierto

de la comunidad cristiana, digamos en el sentido más amplio del

término.

Lo voy a hacer con una referencia, por supuesto, muy particular al

contexto latinoamericano y también a la llamada teología de la

liberación prefiero decirlo con mucha claridad y diría honestidad, al

comienzo porque naturalmente es mi perspectiva no me puedo

desprender de ella y más vale decirlo de tal manera que ustedes le

pongan el coeficiente crítico apropiado, que pasarlo subliminarmente

como si no hablara de ese tema. Me gustaría intentar leer entonces el

significado de estas diferentes perspectivas teológicas porque creo

que es lo que me permitirá en efecto una evaluación sana y honda del

trabajo que se está haciendo hoy día en diferentes lugares,

concretamente entre nosotros, en este continente, y también nos

permitirá ver con mayor perspectiva lo que eso significa, tal vez

siguiendo una indicación de Juan XXIII, será una persona muy citada

en esta charla que tiene una bellísima expresión en su diario en el que

dice que es necesario en este tiempo, eso lo escribía muy al comienzo

de los años 60, “mirar lejos”, y, creo que entrar por el sentido que

tienen estas teologías entre ellas por cierto, y de modo particular la

que intentamos hacer en América Latina, con todos sus límites y sus

riesgos también, me parece importante.

Quisiera desarrollar tres puntos: en el primero, me gustaría comenzar

por aquello que creo que ha motivado estas perspectivas teologías,

enseguida, en una segunda parte, quisiera decir algo sobre el sentido

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de hacer teología, la teología es un hablar sobre Dios, es siempre un

lenguaje sobre Dios, y, en tercer lugar, quisiera decir algo sobre el reto

que la pobreza, intentaremos profundizar más tarde lo que

entendemos por ella, porque no se requiere sólo al aspecto

económico, el reto que la pobreza significa para este hablar de Dios,

eso nos permitirá, creo, estar en condiciones de entrar no en una

cuarta parte sino simplemente en una conclusión en la que me

gustaría plantear algo respecto a la salvación en Jesucristo o la

liberación en Jesucristo.

LAS PERSPECTIVAS TEOLOGICAS

En cuanto a la primera parte, entonces, Juan XXIII al convocar el

Concilio, se planteaba la siguiente pregunta, decía él: ¿cómo decir hoy

que tu reino venga, cómo decir hoy aquello que todos los cristianos

decimos a cada paso naturalmente en esa oración fundamental que

llamamos el Padre Nuestro? Sale, Juan XXIII de esta parte más

simplemente habitual de la última pregunta ¿cómo decir hoy que tu

reino llegue? y podríamos decir que, por eso es que convoca el

Concilio, convoca el Concilio para que intente responder este cuerpo

fundamental de la Iglesia a esta pregunta ¿cómo decir hoy que tu

reino venga?. Por eso es que el Concilio fue llamado por el propio

Papa, conocemos bien la expresión, un “Concilio Pastoral” y,

naturalmente, esta expresión de “Concilio Pastoral”, que ha sido muy

trabajada, produjo sin embargo unos pequeños equívocos; Vaticano

II, sería entonces, un Concilio no doctrinal, no dogmático sino pastoral.

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Uno lee los textos Lumen Gentium, Gaudium et Spes, o textos de la

revelación y tantos otros y uno se encuentra con un trabajo teológico,

es decir, de profundización de la fe extraordinario. Es que al llamarlo

“Concilio Pastoral”, le da una categoría entonces segunda, yo creo que

en algunas mentes sí, porque nos hemos habituado a que lo pastoral

sea un conjunto de estrategias, iba a decir tácticas, de ciertas

maneras de presentar las cosas cuando en verdad lo pastoral

comprende, naturalmente, esos aspectos muy concretos, yo diría

cotidianos de la vida de la Iglesia, pero comprender también el saber

cómo anunciar el evangelio yo diría ¿para qué?, ya sé que el para

qué fundamental de la unión con Dios está claro, pero me refería al

hoy de Juan XXIII.

Creo que hay dos procesos en las últimas décadas que han sido muy

importantes para este planteamiento hecho por Juan XXIII. Uno de

ellos, es lo que en el marco de América Latina, pero creo que tiene

una dimensión que supera sus fronteras hemos llamado la irrupción

del pobre. Voy a referirme muy rápidamente al asunto porque es

suficiente en este caso. Aquello que durante siglos han sido y son

todavía en buena parte, han sido personas que han estado ausentes

de la historia de la humanidad comienzan a hacerse presentes.

Cuando digo ausentes, no me refiero a ausencia física, ellos estaban

allí, pero no figuran en la historia, pensemos por ejemplo en las

historias que tenemos hasta hoy, eso está cambiando un poco, de lo

que llamamos con gran optimismo la emancipación de los países de

América Latina en el siglo pasado. Si leemos esas historias, bueno,

el pueblo pobre que participó, -pienso en mi país-, los indios estaban

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en los dos ejércitos, en el emancipador y en el realista, estaban

enganchados de todas maneras, todos los que conocemos los

nombres de los héroes, los padres de la Patria, son en general los

abuelos de los historiadores y, entonces, tenemos todo un sector que

aparece como los grandes emancipadores y este pueblo no figura, es

anónimo, no solamente será un simple ejemplo, hay muchas formas

de expresar esta ausencia.

Creo que desde hace algunas décadas, este mundo ha comenzado a

pisar fuerte, podríamos decir, a hacerse presente, piensen por

ejemplo, hay el fenómeno llamado de la descolonización en Africa y en

modo diferente en Asia, países muy fuertes, naturalmente, que se

impusieron sobre otros más débiles y los ocuparon por siglos; después

de la última guerra mundial tenemos el fenómeno llamado de la

descolonización que implica independencia política pero implica

también afirmación cultural, como todo hecho histórico, es ambiguo,

no todo después de la independencia de los países africanos ha sido

ventajas para esos países, eso la historia es compleja, pero es claro,

que se trata de un mundo que se hace presente incluso con su

miseria, como diría Bartolomé de las Casas, hablando de los indios de

este continente decía: “llegan con su pobreza a cuestas” así han

llegado estos pobres, africanos, asiáticos, con su pobreza a cuestas;

en todo caso, es un cambio muy grande, acepto las ambigüedades

está claro, no voy a tratarlas acá pero es un hecho importante, creo

yo, que se expresa en una reunión que tuvo hace muchos años, más

de cuarenta años un gran eco, que es una reunión realizada en

Bandung en Indonesia, de países africanos y asiáticos sobre todo, los

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latinoamericanos se incorporan también después, es una reunión de

los países pobres de este mundo de donde salen dos términos que

estaban más o menos en algunos escritos de intelectuales pero que

agarran fuerza digamos, fuerza histórica, a partir de Bandung, que es

el año 55, y que son la expresión subdesarrollo o país

subdesarrollado, hasta el momento no hablábamos de eso, vean

textos de antes de esa fecha y verán ahí les darán alguna referencia,

algún autor un par de años antes, pero no estaba en la conciencia

internacional. Hoy día a veces como eufemismo nos llaman países en

vía de desarrollo o nos llaman países menos desarrollados para no

insultarnos y no decir subdesarrollo, luego citaré un texto de Juan

XXIII que con toda claridad habla de países subdesarrollados.

El otro término es el tercer mundo, viene de Bandung también allí hay

algún francés que reclamó una prioridad de un par de años antes pero

me refiero a conciencias más grandes, pues bien, “tercer mundo” nace

allí y los países pobres se fueron incorporando, de ahí viene el famoso

movimiento de los no alineados, etc.

Todas estas cosas son, como todas las cosas históricas, muy

ambiguas, yo no las menciono como únicamente puras y que el pobre

y el ausente avanza triunfalmente, no, es mucho más complejo que

todo eso, pero son hechos importantes, y todavía mantenemos la

expresión tercer mundo aunque en realidad ya no hay segundo

mundo, o sea, que nosotros ahora somos el segundo, es la única

promoción que hemos recibido en las últimas décadas, hemos

ascendido un puesto por lo menos, pero ustedes ven esa expresión

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entonces y esta idea de país subdesarrollado está marcando esta

nueva presencia, comienzos, primeros pasos, de esta nueva presencia

de los pobres de este mundo.

Otra manera de decirlo, es el interés de hoy en organismos

internacionales, al abrigo de toda sospecha ideológica, sobre el tema

de la pobreza, muchos de ustedes seguramente conocen los

excelentes informes del programa de Desarrollo Humano de las

Naciones Unidas, que es cada año, y se ve el tema de la pobreza es

un tema hoy día, hubo en Cophenague hace pocos años una cumbre

sobre la pobreza, inimaginable hace veinte, treinta, cuarenta años,

quiere decir que estas cosas van adquiriendo otra perspectiva, esa si

no me parece una corriente importante, un proceso importante.

Dije dos procesos, el otro se da, yo diría en la Iglesia, América Latina

entra también a este proceso, al anterior, dije que se añadió a estas

cosas, no era un problema de independencia o de colonización, por lo

menos no en la forma africana, siempre nuestra independencia

provoca muchos comentarios y muchas bromas, los mexicanos dicen

una cosa muy graciosa, dicen que: pensando en las alianzas de

pueblos indígenas con Hernán Cortés, dicen que a México lo

conquistaron los indios y pensando en los españoles de la

independencia, que se independizaron gracias a los españoles. Al

revés de lo que uno conoce en la historia no deja de ser cierto, hay

algo de eso.

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América Latina se incorpora, pero quería yo ahora más bien entrar al

segundo proceso al que podríamos llamar una nueva conciencia

eclesial y es que Vaticano II, del cual ciertamente no hemos terminado

todavía de sacar las consecuencias como es normal, aunque sea más

viejo que muchos de los que están acá, sin embargo él mantiene, yo

diría lozano y fresco motivo que un gran teólogo de nuestros días, Karl

Rhaner, escribiera quince años después del final del Concilio, un

pequeño texto haciendo un balance del Concilio y en este balance

decía, su tesis era ésta: con Vaticano II ha comenzando en la historia

de la iglesia una tercera etapa y esa tercera etapa es la de una real

universalidad”.

Quiere decir concreta, práctica, no solamente la postulación correcta

además, de la universalidad y de la catolicidad sino que en concreto

se hacía realmente católica, universal, la iglesia. Dije tercera etapa

porque Rhaner distingue tres momentos en la historia de la iglesia: la

primera va de Jesús a Pablo de Tarso, no es muy larga como ustedes

ven, y ve la iglesia arraigada en el mundo semítico; la segunda etapa

va de Pablo a Vaticano II, no es muy corta, que es la Iglesia arraigada

en el mundo grecolatino-occidental, y la tercera que comienza con

Vaticano II. No hay historiador que le acepte a Rhaner su clasificación

de etapas de historia de la iglesia, no hay historiador que le pueda

aceptar, pero así son los teólogos, hacen siempre cosas un poco

extrañas; en todo caso, hay una intuición profunda, muy grande, es

verdad que aquí hay algo que a uno lo hace pensar y él dice con

Vaticano II, el primer concilio en verdad, que las iglesias llamadas

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jóvenes Africa, Asia, América Latina, están presentes y muy

fuertemente presentes y él considera eso es un comienzo.

Y ese es el punto que me parece importante, y me lleva a una primera

respuesta diría a la pregunta que hice inicialmente sobre el significado

de estas diferentes teologías, yo creo que hoy día estamos asistiendo

a algo sumamente rico y que también tiene por supuesto sus

dificultades y sus baches y sus riesgos, como todo lo que es obra

humana, y es a la madurez de muchas iglesias, muchas comunidades

cristianas en el mundo.

Durante un tiempo la cristianización fue de hecho, una especie de

asimilación a la perspectiva al occidental, –no tengo nada contra lo

occidental somos ambas medio occidentales-, trato simplemente de

decir que no es posible reducir al evangelio a ninguna cultura y, ni

siquiera por cierto, a la occidental, creo que hay voces distintas hoy

día en la Iglesia, se habían creado diríamos algo así como una

especie de invernaderos de la fe en culturas como la asiática o la

africana e incluso la nuestra que es mucho más complicada por todas

las vertientes, por aquello que un escritor peruano llama a todas las

sangres, él dice que Perú es un país de todas las sangres y eso vale

para el continente y para toda América es un continente de todas las

sangres pero aún así, creo que hay hoy día y eso es bueno anotarlo,

una madurez importante pienso yo en estas iglesias que han estado

……………. Termina lado A.

Inicia lado B.

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Llama a Jesús, los que están cerca de Jesús le dicen que el Maestro

no tiene tiempo para él porque no han entendido de qué maestro se

trata y el Maestro dice que sí tiene tiempo, que lo llamen, y le

pregunta qué es lo que quiere, parecería mentira que le pregunte qué

es lo que quiere, que puede querer un ciego, el mendigo, de alguien

que le están diciendo que le da la vista a tanta gente, ¿qué puede

querer? y Jesús que está camino a Jerusalén y donde será

crucificado, Jesús se toma el tiempo de preguntarle ¿qué quieres que

te haga?, lo trata de igual a igual no supone lo que el ciego quiere, se

lo pregunta, lo respeta y cuando le dice que vaya, le dice “tu fe te ha

salvado” y el texto termina de una manera muy hermosa, dice que

Bartimeo comenzó a caminar detrás de Jesús, es decir, se convirtió en

discípulo.

La imagen de caminar detrás de Jesús es la del discipulado, Bartimeo

se hizo discípulo tal vez por eso es que tenemos el nombre de

Bartimeo, no tenemos muchos nombres de aquellos que fueron

curados por Jesús, este es un caso. Yo creo que los Bartimeos de

este mundo, han comenzado a ser discípulos ya no sea solamente

ciegos, ni mendigos a la vera del camino, sino que han comenzado a

entrar en discipulado y eso es lo que significa, creo yo, Medellín.

La Conferencia Episcopal de Medellín es el inicio de una Iglesia

adulta, una iglesia que mira cara a cara sus problemas, creo que el

significado de Medellín está allí, sus textos son la expresión de esto

que estoy diciendo, tanto su espíritu como la letra, yo no soy muy

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partidario de oponer espíritu a letra en los textos, porque es una

manera de jugar con el asunto si no hay relación pues entonces para

que están los textos entonces, pero yo creo que el conjunto está

expresando una cierta madurez, durante mucho tiempo América

Latina ignoraba sus problemas, luego personas de otros continentes,

europeos en general, estudiaron los problemas de América Latina –a

veces los traían también- y llega el momento en que este continente,

los años 50 y 60 son muy típicos al respecto, comienza a mirar cara a

cara su realidad y la Iglesia en Medellín asume esta perspectiva y por

eso es que encuentra que la mayor dificultad –no la única-, pero la

mayor dificultad para decir que tu reino venga, es la pobreza que se

vive en América Latina.

Tenemos allí una expresión de esta madurez –permítanme terminar

con esto el primer punto-. Creo que estos dos procesos, uno que se

da en el plano digamos social, político, en fin, y cultural y otro que se

da en Iglesia, lo llevan a algo parecido, convergen en un inicio, un

comienzo apenas, de presencia de estos ausentes de la historia, de

esos anónimos de la historia, convergen un poco en resaltar esa

perspectiva y es por eso, que estamos aquí, creo yo, hoy día si hay

teologías que se hacen en Africa, vienen de esto también, si hay

teologías que se hacen en Asia o en minorías importantes como la

minoría negra en los Estados Unidos, hoy día en nuestro continente o

la teología indígena, si hay esos esfuerzos es porque creo que hay allí

comunidades cristianas, iglesias, locales que buscan encontrar los

caminos más apropiados para anunciar el evangelio. Esto nos llevó,

esta preocupación, entonces, por el anuncio del evangelio que es el

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punto de partida me parece a mí, debe ser el punto de partida de toda

reflexión teológica, llevó a estas teologías y muy concretamente en

América Latina, a preguntarnos por el sentido de aquello que

llamamos teología.

EL SENTIDO DE HACER TEOLOGIA

Decía al empezar, lo dije enunciándolo muy rápidamente, que la

teología es siempre un lenguaje sobre Dios, es una manera de hablar

de Dios. En este caso la etimología es útil, a veces no lo es tanto, en

el caso de la teología está claro, se trata de una palabra o de una

razón, un discurso, sobre Dios, eso es lo que llamamos teología, un

lenguaje sobre Dios es siempre el punto de partida de una reflexión

teológica, permítanme poner un ejemplo de un gran teólogo alemán

luterano Dietrich Bonhöeffer, ahorcado por Hitler, que en un texto de

los grandes textos teológicos de este siglo, diario, digamos de él, se

plantea la siguiente pregunta: ¿cómo hablar de Dios en un mundo

adulto, en un mundo maduro textualmente, cómo hablar de Dios?, él

dice esa es la gran cuestión en adelante y al hablar de un mundo

adulto piensa en el desarrollo de la ciencia, de la razón humana, etc,

en aquello que se comenzó a llamar años después, pocos años

después, ya por Bonhöeffer, pero como conciencia colectiva en

teología, años después, la secularización en un mundo que parece

desinteresado de lo sagrado o que busca su autonomía frente a lo

sagrado cómo hablar de Dios.

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Esta pregunta de Bonhöeffer, es una pregunta pastoral, -¿cómo hablar

de Dios?-, es como decirle a otras personas que Dios es amor, que es

la quinta esencia de la revelación cristiana. Una pregunta pastoral que

da lugar entonces a diferentes teologías, varias teologías, en este

caso en Europa, intentan responder cómo hablar de Dios en un

mundo que en efecto no parece tener necesidad de Dios, estoy

pensando en una forma muy tradicional, aquella que el propio

Bonhöeffer llama “un Dios tapa-huecos”, cada vez que hay algo que

no se entiende, Dios aparece. Bonhöeffer dice, cada vez se entiende

más, ¿qué hacemos?, ¿cómo le hablamos a esta gente que es

autosuficiente, cómo le hablamos de Dios?. Es una pregunta que da

lugar a diferentes teologías, las fuentes de las teologías son las

preguntas pastorales, de una pregunta pastoral nacen nuevas

teologías, de una pregunta teológica nacen nuevos libros, no teología.

Un autor que comenta y dice -no me parece, no me gusta, yo opino

que-, pero las preguntas pastorales son las que van a la raíz, eso es la

teología, ¿cómo hablar de Dios? y en seguida nos topamos con un

clásico problema, Dios es un misterio, ¿cómo hablar de un misterio?,

claro que lo entendemos en el sentido bíblico del término, que Gabriel

Marcel, además, filosofando más bien, nos lo dejó muy claro, misterio

en perspectiva bíblica no es un enigma o un problema, sino una

realidad envolvente, tan grande que no podemos captarla totalmente,

pero no es un enigma, no es algo que no entiendo nada, sino algo que

no me es posible comprender del todo y recordamos todos la célebre

frase de Tomás de Aquino al comienzo de la Suma Teológica, “de

Dios podemos saber lo que no es, pero no podemos saber lo que es”,

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lo que es una invitación a la humildad, a la humildad del teólogo, de

Dios sabemos mucho más lo que no es, que lo que es realmente, y

creo que en el punto de partida en una reflexión teológica tiene que

haber esta actitud de respeto por el misterio de Dios, he tratado de

precisar que no entiendo por misterio un enigma y esto va contra lo

que a veces encontramos en el mundo cristiano, teólogos que saben

absolutamente todo sobre Dios, parecería que desayunaran con él

todos los días, alguien les pregunta –no, Dios no quiere, Dios si

quiere, Dios ahora-, pero parece que vive en su casa, que lo tiene

alojado ahí.

Lo primero que una teología tiene que decir es que no sabemos bien,

naturalmente tenemos la revelación que nos da lo fundamental, nos

dice que Dios es amor y amor gratuito y tantas otras cosas más, pero

lo primero en teología es una cierta actitud de humildad, de humildad

personal y de humildad intelectual para poder caminar, porque el

misterio cristiano no es un misterio que deba ser escondido, no

formamos parte de esas religiones de misterio en las que iniciados que

sí conocen el misterio, sino que es un misterio que debe ser revelado

por lo tanto, tenemos que hablar de Dios y esto llevó, sobre todo en

América Latina, pero esto es un rasgo hoy día común de estas otras

teologías que mencioné a hablar del acto primero de la teología, que

es simple y llanamente la vida de fe.

En el acto primero de la teología, tenemos la práctica y de la práctica

cristiana tenemos dos dimensiones fundamentales: la contemplación,

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el misterio hay que contemplarlo, es decir, la dimensión orante es

fundamental en el trabajo teológico y la dimensión de solidaridad y de

compromiso, sin contemplación, sin oración no hay vida cristiana, sin

solidaridad con el prójimo tampoco. Y eso que es del punto de partida

de la teología, no está únicamente en el punto de partida de consejos

pastorales o espirituales a darle a alguien, sino en la reflexión, en el

cómo hablar de Dios, ese es el punto de partida y por eso podríamos

decir que este acto primero es algo así como un momento de silencio,

silencio en el sentido de que no se expresa necesariamente cuando

contempla la oración, la oración personal, puede ser también vocal,

viejas distinciones, pero alguien que está en una Iglesia, pienso, no

conozco en la vida cotidiana las iglesias de Bogotá, pero estoy seguro

que es igual a mi país, uno entra a una Iglesia del centro de la ciudad,

siempre abiertas y cantidad de gente rezando.

Yo personalmente he hecho la experiencia de quedarme mucho rato

para saber si realmente son gente solamente de paso y no es así, hay

gente que está una hora, dos horas, tres horas y no se mueven,

bueno estarán muy cansados de caminar por el centro de la ciudad y

van a sentarse, puede ser, puede ser, todo puede ser, la impresión

que tengo es que están rezando, yo creo que nuestro mundo popular

tiene una dimensión contemplativa que ni siquiera sabe que se llama

contemplativa, claro, para eso hay que ser medio filósofos saber que

contemplativo, viene de templo y todo eso, ellos no lo saben, pero

tienen esa actitud y es una actitud de silencio.

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La práctica cristiana tuvo también su silencio sobre Dios, cuando yo

me solidarizo con el prójimo no lo estoy diciendo cada tres minutos,

esto lo hago porque creo en Dios, uno no lo dice, no hace falta decirlo,

uno lo expresa de otra manera. Es el primer acto de la teología y el

segundo, la teología como tal viene después, es una reflexión es decir,

una flexión hacia atrás, eso es una reflexión. Es sobre este acto

primero que reflexiona la teología a la luz de la fe, la teología sí es un

hablar, es un discurso, se expresa así. La teología viene después de

este acto primero, no hablo de un después cronológico,

comprenderán, no es cuestión de que en la mañana yo practico la vida

cristiana y en las tardes hago teología, se trata de un después de

prioridad de primacía, lo primero es ser cristiano, la teología viene

después, lo que es también muy importante creo yo para esa modestia

del trabajo teológico de que hablamos hace un momento, viene

después de la vida cristiana, desgraciadamente, a veces cuando uno

habla estas cosas, la teología viene después, pues lo que ocurre es

que en la práctica muchos teólogos vienen después también y no se

trata de eso, los teólogos deben estar en el acto primero, no se trata

de que ellos lleguen después, se trata de que no harán teología si no

están al comienzo, estoy hablando de la disciplina, no de las personas,

la disciplina supone este el acto primero, este ser cristiano, este

anunciar el reino, “vayan por el mundo y hagan discípulos a todas las

naciones”, yo hasta ahora no he encontrado aquí hay exégetas

notables, un texto de la Biblia en el que diga vayan por el mundo y

hagan teología.

21



Quiere decir que la teología no tiene importancia, vean por favor, es

una parte de mi vida si yo creyera que la teología no tiene importancia

francamente no estaría yo a mí mismo tomándome del pelo, ya llevo

años haciéndolo en este caso, pero no, para mí es muy importante

pero en su sitio, su sitio es este, este venir después de esa vida

cristiana, como se dice en el libro del Eclesiastés “hay un tiempo de

callar y un tiempo de hablar”. El tiempo de callar es el tiempo de la

contemplación y de la solidaridad, el tiempo de hablar, es el tiempo de

la teología y ambas se alimentan, naturalmente, en forma recíproca.

Esto me lleva a una cosa más, no se trata únicamente cuestión de

método en el sentido intelectual sino que, de entender que la vida

cristiana es un camino, la palabra método, como todos sabemos,

quiere decir camino, viene de s, del griego camino, el método

sería un camino intelectual.

Hay una expresión en los Hechos de los apóstoles, repetida ocho o

nueve veces en que se le llama al cristianismo a la Iglesia, a la fe

cristiana, el camino, cuando yo estaba contra el camino, dice Pablo, y

cosas de ese estilo. El camino es la vida cristiana, es la comunidad

cristiana, bueno, la teología se hace al interior de ese gran camino,

que es un camino hacia el Padre, la gran imagen del camino en la

Biblia es la que nos da el sentido de la vida creyente, se camina hacia

el Padre, la teología se da al interior de ese camino, al darse al

interior quiere decir, que hay que tenerlo en cuenta, ese camino no es

otra cosa que la espiritualidad.

22



La espiritualidad como palabra es reciente en la iglesia viene del siglo

XVII, de origen francés, eso fue llamado siempre el seguimiento de

Jesús, la secuela Christi, que es más dinámico que la imitación de

Cristo, las dos cosas se pueden decir, pero marca un seguimiento y

pues la palabra espiritualidad hoy día, nos remite a este sentido de

seguir a Jesús, en este camino hacia el Padre, si no hay esta base de

la espiritualidad, si quieren este camino ancho, no tendríamos la

teología. La teología es un camino estrecho que se sitúa dentro de

este gran camino que es el de ser cristiano por eso, es que en este

contexto hemos dicho con un amigo, lo recordábamos ayer, que

nuestra metodología en teología es nuestra espiritualidad, nuestra

manera de hacer teología es nuestra manera de entendernos como

cristianos y todavía una consecuencia más de lo que acabo de decir,

la teología es una función eclesial, preciso: la teología no es una

metafísica religiosa, la teología no es un trabajo individual se hace al

interior de la comunidad cristiana y al servicio de ella. Se hace para

que la comunidad cristiana sea más lúcida sobre la época que está

viviendo y sobre los caminos para anunciar la llegada del reino. Ese

es el sentido de la teología, algunos pueden decir, bueno pero esta es

una sensación, una teología utilitaria lo que uno le puede contestar es,

bueno y por qué usa usted un término peyorativo y diciendo utilitaria, y

no dice simplemente que estamos hablando simplemente de una

teología útil, hay tantas inútiles, porqué no una teología útil, por qué

utilitaria.

Si la teología no desemboca en esta tarea, la tarea, lo que hace a la

Iglesia como Iglesia, eso está en la Evangelii Nuntiandi , lo que hace a

23



la Iglesia como Iglesia es la tarea evangelizadora, es la que nos

constituye como Iglesia, no hay manera de decir que la Iglesia existe

primero y luego evangeliza es un solo acto, es porque tiene la tarea de

hacer discípulas a todas las naciones que nacen como comunidad

cristiana. La teología es una función eclesial se hace en Iglesia y en

función del anuncio del evangelio y creo que esta perspectiva marca

muy fuertemente estas teologías de una manera u otra esta reflexión

que parte de la vida cristiana yo diría cotidiana con todo lo que eso

implica de problemas y de dificultades y esto me lleva a mi tercera y

última parte, preguntándonos cómo anunciar el reino en este recorrido

muy rápido que hemos hecho de esta nueva presencia del

“insignificante, del ausente”, no hay ser humano insignificante, nos

llevaba a plantearnos entonces el reto de la pobreza, gran reto, no

único, pero gran reto al anuncio del evangelio.

LA PROBREZA: EL GRAN RETO DE LA EVANGELIZACION

Juan XXIII, tuvo al llamar al Concilio tres grandes intuiciones: la

primera, conocidísima, la apertura al mundo, la Iglesia debe abrirse al

mundo, encontró un gran eco en el Concilio; la segunda: la Iglesia

debe intensificar el diálogo con otras confesiones cristianas, gran eco

también en el Concilio, que incluso lo extendió a otras religiones,

incluso no cristianas y un mes antes, exactamente un mes antes del

comienzo a la primera sesión conciliar, el 11 de septiembre, Juan XXIII

dice otro punto luminoso, si uno lee a Juan XXIII se puede dar cuenta

que cada vez que dice punto luminoso va a decir algo muy importante;

en cambio, no hay que preocuparse cuando dice otro, porque usted

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busca en el primero y no está, no figura en el texto. Otro punto

luminoso, y viene esa famosa expresión en la que hasta las comas

cuentan, frente a los países subdesarrollados, estamos al año 62, la

noción de subdesarrollo y país subdesarrollado, nació 7 años antes en

Bandung, frente a los países subdesarrollados a la inmensa pobreza

de este mundo, la Iglesia es una realidad y quiere ser es un proyecto,

no solo una realidad, la Iglesia de todos, universalidad, la Iglesia llama

a todos, nadie está fuera del amor de Dios y en especial la Iglesia de

los pobres.

A veces retenemos únicamente la conclusión de la frase, que es muy

bella, naturalmente, pero el contexto de la expresión “la Iglesia de los

pobres” nos indica por donde apuntaba, frente a la pobreza de este

mundo, frente a estas realidades, a este reto que nos viene del

mundo, la Iglesia para definirse y comprenderse como Iglesia, como

decía un poco más tarde Pablo VI, al hablar de la profundización de la

conciencia de la Iglesia, en la “Ecclesiam Suam” para tomar esa

conciencia, es necesario situarse ante ese un mundo y, entonces,

plantearse el proyecto también de ser una Iglesia que llama a toda

persona sin excepción, y, especialmente, una Iglesia de los pobres,

no hay contradicción, no hay contradicción entre universalidad y

preferencia, se puede amar a todos y preferir al mundo, acaso, padres

de familia no quieren a todos sus hijos pero prefieren al más pequeñito

porque o si no los otros le dan, si no lo protege especialmente, pobre

de él, no le queda un solo juguete en la mano, y la queja permanente

de los mayores es –mamá a mi tú no me quieres, y la respuesta

25



permanente es –te quiero igual que al otro-. La preferencia es

simplemente una protección al débil, no excluye la universalidad.

Juan XXIII presentó esta tercera intuición al Vaticano II, la retomó el

Cardenal Lercaro alguien muy cercano, personalmente a Juan XXIII en

los dos días finales de la primera sesión. Hubo tres grandes

intervenciones: Lercaro, diciendo lo siguiente: El tema –no un tema-,

el tema del Concilio debe ser la pobreza en el mundo y la

evangelización de los pobres, “(el tema)”. Desde allí, -esta última

parte si la resumo, lo primero lo he citado textualmente-, desde allí

debemos considerar la apertura al mundo y el diálogo ecuménico; no

un tema, el tema, y lo fundamentó en Cristo, sus diez minutos, hoy día

tenemos su texto entero en italiano, mucho más largo en el Concilio

las intervenciones se limitaban a diez minutos, la gente en el Concilio

estaba absolutamente emocionada escuchando a Lercaro, pero como

se dice en otras lenguas, hasta ahora no en la nuestra, -“demasiado

hermoso para ser bello y para ser cierto”-. La gente se emocionó

mucho, pero siguieron más, otras dos grandes intervenciones, la del

cardenal Suenens, de Malinas, Bélgica, y la de en ese entonces

cardenal Montini, de Milán, que más bien marcaron el acento en las

otras dos intuiciones, la apertura al mundo y el diálogo ecuménico y

Vaticano II caminó más por allí, quedan rastros, claro, de esta tercera

intuición de Juan XXIII, pueden verlo Lumen Gentium 8, Ad Gentes 5,

hermoso texto, los cinco primeros números de Ad Gentes, una de las

piezas teológicas más ricas de Vaticano II, de la mano directa de

Congar.

26



La gente decía, estaba emocionada pero fueron más sensibles al gran

problema que la Iglesia tenía en Vaticano II, es decir, una Iglesia que

se había puesto de espaldas al mundo durante siglos, había que

adherirse a él y, ciertamente, era la tarea del Concilio y la hizo muy

bien. Como digo, la gente se emocionó mucho por la intervención de

Lercaro, pero no más, les puedo dar testimonio personal, yo lo

escuché.

¿Qué pasa acá?, sucede que en Medellín esta tercera intuición de

Juan XXIII, es retomada con mucha fuerza; las dos primeras también

están presentes, -no voy a analizar ahora los textos de Medellín- pero

la de la pobreza está muy marcada y esta intuición de Juan XXIII es

retomada allí y hoy día la conocemos bajo una fórmula que como

fórmula no está en Medellín, pero cuyas ideas están todas en

Medellín, cuya fórmula nace entre Medellín y Puebla y Puebla la

recoge y queda llamada opción preferencial por el pobre. Si ustedes

examinan Medellín y la distinción de tres nociones de pobreza,

encontrarán las nociones correspondientes a las tres palabras de esta

frase: opción, preferencial y pobre.

Permítanme que las recorra, para terminar rápidamente. Pobreza: la

pobreza ciertamente tiene una dimensión económica y social, es tan

obvio que no hace falta insistir, pero quisiera decir que, en toda esta

reflexión teológica la pobreza no se limita a esta dimensión

económico-social por importante que sea, en última instancia la

pobreza es muerte, eso es la pobreza, muerte temprana, muerte

injusta los misioneros dominicos del siglo XVI decían los indios

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mueren antes de tiempo, -bueno eso sigue siendo hoy día-, hoy día

mueren antes de tiempo también los pobres. La pobreza en última

instancia –y por favor no olvidar el última, porque hay otras instancias-,

es muerte, muerte física por hambre, por enfermedades, etc. y

muerte cultural, es decir, cuando una persona es despreciada por el

color de piel, porque habla mal la lengua dominante, -vengo de un país

en el que la mitad de la población tiene como lengua materna, más de

la mitad, el quechua, y es muy claro verlo entre nosotros, quien habla

castellano de cómo se habla en las ciudades más bien de la costa

peruana, -bueno, eso hoy día ha cambiado mucho, está muy mezclada

la costa peruana-, durante mucho tiempo era la parte más abierta

hacia occidente, hacia España, es considerado inferior, si alguien es

considerado inferior porque es mujer, por ejemplo, es de alguna

manera muerte cultural, los antropólogos dicen siempre que la cultura

es vida, -bueno, pues despreciar una cultura es ir contra la vida-, y la

Escritura nos plantea siempre la opción, el texto de la liturgia de hoy

por ejemplo, el texto del Deuteronomio, hemos leído esta mañana uno

de los textos más hermosos del antiguo testamento, pongo ante ti la

vida y la muerte, elige, tienes que elegir, si eliges la vida así será.

(Bueno) En última instancia esa es la gran elección que hay que

hacer, es la que encontramos también en Marcos 3, el famoso asunto

del hombre con la mano tullida casi diría, si me lo permiten llamarlo

así, –un milagrito de Jesús-, porque al lado de lo que hizo, que una

persona que no pudiera empuñar la mano, que le funcionara, -era un

milagrito-. Ese milagrito termina versículo 6, capítulo 3, se juntaron

con los herodianos para matarlo; era un milagro pequeñísimo, ¿qué

pasó?, ¿por qué Jesús les había planteado si pueden en sábado dar la

28



vida o la muerte?, dice el Deuteronomio, ¿no es verdad?, la opción

por la vida es la que nos lleva precisamente a esta opción preferencial

por el pobre y eso nos lleva también a analizar las causas de la

pobreza, no basta describir la pobreza en el saber hacer uso de las

causas, Medellín, Puebla, Santo Domingo ……

Cassette 2, lado A

enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de muchos, hace

un año, poco más o menos en estos días, lo repitió en Cuba en

términos muy fuertes, no se está con los pobres sino se está contra la

pobreza, aquella que Medellín llama un mal, la pobreza nunca es

buena, evitemos los cristianos de idealizar la pobreza para decir, que

la pobreza es buena, es haber comido bien, cuando uno ha comido

bien y quiere pasar unos días de campo muy pobre, de vacaciones

una semana, encuentra la pobreza lindísima, no hay autos, no hay

televisión, ¡qué feliz soy!, tan feliz, que a la semana se va, -claro-,

porque era solo vacaciones, la pobreza real, la cotidiana, la del

desprecio de cada momento del pobre, ese es un mal, es algo

infrahumano, lo han repetido en las conferencias episcopales

latinoamericanas y las nacionales, además, en América Latina.

Digamos una palabra sobre la palabra preferencia, la palabra

preferencia contrariamente a algunos, -personas que aprecio mucho,

grandes amigos-, -no es que aprecie yo a algunos, sino que son

algunos los que dicen eso-, dicen la palabra preferencia la puso por

ahí una mano para moderar la opción, yo, opción por los pobres, -así,

29



de verdad, nada de preferencia ni tonterías-, lo siento mucho, quienes

hablan así no entendieron la fórmula, y no entendieron Medellín que

está detrás, si ustedes van a la segunda sección de Medellín, la

pobreza espiritual comprenderá lo que quiere decir preferencia,

preferencia apunta a Dios, cuál es la razón última, -aquí tampoco

olviden que he dicho última-, ¿cuál es la razón última de la preferencia

por el pobre?, el amor de Dios, el amor gratuito de Dios, esa es la

razón última, claro que hay otras razones, la compasión humana, en el

mejor de los sentidos, es auténtica, de análisis social que me hace ver

que hay muchos pobres y que hay causas de la pobreza pero en

última instancia, hay que optar por los pobres, no porque los pobres

sean todos buenos, sino porque Dios es bueno, yo lo he dicho otra

vez acá las palabritas cuentan mucho para mí en esta exposición

breve sobre el tema, he dicho –no todos los pobres-, a veces yo le

temo mucho a estos agentes pastorales que idealizan al pobre, los

pobres qué buenos son.

Yo estudié filosofía, teología, pasé ocho años, 9 años, no sabía nada,

no entendía ___________ lo que era el evangelio, fui a trabajar con

los pobres, me lo enseñaban todo, -bueno, simpático ¿no?-, no estoy

tan seguro que sea cierto, no estoy tan seguro, qué buenos son,

generosos, yo siempre que escucho un tipo así digo –este tiene meses

trabajando porque si tuviera años, no diría eso-, no porque los pobres

sean malos, sino porque los pobres son seres humanos y como seres

humanos, hay buenos, malos y regulares, a ninguno de ustedes le

aconsejaría yo ir a mi parroquia a las dos de la mañana, quedan como

vinieron a este mundo, solamente que más grandecitos, es un barrio

pobre, -no me hagan decir lo que no he dicho, los pobres son todos

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unos delincuentes-, -no he dicho eso-, digo que son seres humanos

que hay de todo, es cierto eso que se dice de la enorme generosidad

del pobre, eso es verdad, pero hay de todo, hogares destruídos, la

pobreza es lo más destructor que hay, acaba con cantidad de cosas;

la preferencia apunta a la gratuidad. Porqué amar preferentemente al

pobre?, podemos dar dos razones, pero al final hay que entender eso;

me gusta algunas veces contar algo de la literatura peruana, hay un

pequeño cuento histórico que cuenta un escritor nuestro y que se

llama “Las cien razones del arcabucero para no disparar” . En una

batalla, un arcabucero no disparó, perdieron la batalla y tuvo que

presentar un informe, presentó un informe dando cien razones por las

cuales no había disparado: la primera, porque no tenía pólvora y

luego seguían noventa y nueve más, es igual en este caso, la primera

razón, preferir al pobre porque Dios es bueno, ahora ustedes pongan

noventa y nueve más, no va a añadir nada, la preferencia es ante

todo gratuidad y la gratuidad por eso es que esto, la preferencia vale

para el pobre malo, por decirlo así, también hay que preferirlo, sí la

preferencia no está motivada en los méritos de la persona y el pobre

tiene un hambre impresionante de gratuidad, impresionante, el pobre,

yo recuerdo, bien en mi parroquia preparando la Navidad, hace unos

años, no muchos, una señora muy mayor me decía: vea, yo nunca he

olvidado cuando era niña, -ella vivía en el mismo barrio un poco más

lejos, otra parroquia-, yo de niña iba a tal parroquia, padres

redentoristas y nos daban bolsas de comestibles, alimentos para

Navidad y un año, el padre me regaló una muñeca, la primera muñeca

de mi vida, nunca me habían regalado una muñeca, yo me he olvidado

de todas las caras de los que me dieron las bolsas de alimentos y

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nunca me he olvidado de la cara del cura que me regaló la muñeca.

Ustedes ven, no es que sea más importante no hagamos eso, hay

gente que en lugar de cabeza tiene balanzas, le pone peso a una y se

le sube la otra, no, no se trata de que la muñeca es más importante,

no, es que el ser humano es muy rico, es muy complejo, otro ejemplo:

un buen señor que tenía muchos problemas de trabajo por su

condición social obligado a cambiar de trabajo, cuando tenía algún

salario nuevo, llegaba a la casa con lo que había ganado, pero con

helado, chocolates, caramelos, -era la fiesta de los hijos, tenía tres

hijos-, claro hubiera sido más razonable que llegara con un frasco de

vitaminas o con algún suplemento de proteínas, -era mucho más

inteligente- que estar trayendo caramelos, chocolates cuando hay

poco dinero, bueno, los hijos jamás se han olvidado de esos días en

que el padre les llegaba así, ¿es que no tenían necesidad de

alimento?, claro que no, pero esto es algo gratuito, yo conocí muy bien

a esa persona, eran mis padres; a mi me parece que las personas

estamos necesitadas de cariño, yo diría como alimento pero no lo

pongan en balanza, y la preferencia va por ese lado, por eso es que la

palabra preferencia no modera la expresión, yo diría la radicaliza de

auténtica raíz, y no tengo mucho que decir sobre opciones, muy claro

de que se trata de solidaridad algo que los pobres también tienen que

hacer. La opción por el pobre no es algo que deben hacer los no

pobres, también los pobres deben optar por sus hermanos de cultura,

de raza, de género.

El pobre es un insignificante, no pretendo dar una definición con eso,

pero es una aproximación. El pobre es aquel que no cuenta y no se

32



cuenta por varias razones, porque no se tiene dinero, porque se tiene

la piel un poco oscura, porque se habla mal una lengua, porque no se

tiene conocimientos, porque se es mujer, por todo eso no se cuenta, y

eso es el pobre –insignificante- y el insignificante lleva una vida

horrorosa, describir lo que es un insignificante que tiene necesidad de

atención médica y va a un hospital, espera toda la semana, y el

viernes le dicen regrese el lunes. En esta América Latina nuestra hay

cada horror cotidiano, chiquito que vive el pobre, si Kafka hubiese sido

latinoamericano hubiera sido comprendido como autor costumbrista

-me imagino yo-, por todos los horrores que refiere –me imagino yo-,

que así sería valorado en literatura; el “pobre es un insignificante”,

también acá póngalo entre comillas ya dije hace un momento que, no

hay nadie insignificante a los ojos de Dios y por lo tanto no los debe

haber para los cristianos.

Lo primero es que estas perspectivas que son las dinámicas, hay

muchas más cosas en estas teologías, pero caen, mueren, las más

dinámicas son las que acabamos de recordar ¿por qué, cómo

evangelizar, cómo decir hoy día que venga tu reino, comprender lo

que es hacer teología, el reto que nos viene de la pobreza, por cuánto

tiempo?, -no lo sé-, pero nos viene hoy día tremendamente y nos lleva

a anunciar la salvación en Jesucristo, la liberación en Jesucristo, una

salvación y una liberación que no se limita, no puede limitarse.

Si yo parto de lo anterior, a un plano puramente espiritual o

repuramente espiritual o religioso que comprende también,

naturalmente, la liberación de todo aquello que margina, que oprime,

33



que trata de modo infrahumano a una persona, nos lleva a eso. Y

estos son los puntos dinámicos, cronológicamente además son los

primeros, los análisis sociales son importantes, cae uno porque en otra

época en América Latina ampliamos la teoría de dependencia para

comprender cosas, hoy día los científicos sociales dicen no respondo

¡uy! el que caiga, tendemos a otra cosa ahora, veamos que cosas

significa eso: los puntos dinámicos son estos, y es por eso que para

una evolución de estas diferentes teologías hay que ver esta

perspectiva.

Esto nos lleva a una segunda conclusión: las teologías vienen de

situaciones que nos plantean retos a la evangelización, comprender el

lazo teología-evangelización es fundamental, esto no quita el carácter

científico de la teología, absolutamente. Lo que hacen muy claro es

poner la meta para qué, para qué. De otra manera, el lado científico

de la teología lo cual personalmente yo estoy totalmente de acuerdo y

no estarlo es ir contra todos los profesores que tuve y que aprecio,

admiro y todavía vivo de mucho lo que dieron, muchos de ellos, eso

no puede evolucionar de tal manera que se independice de la meta, si

me interesa a mí conocer bien un texto bíblico claro que me produce

placer intelectual comprenderlo mejor, ir a las lenguas, ver el contexto

histórico, cultural en el que se escribió, pero me interesa porque eso

me permite comunicarlo, esa es la meta, no veamos en eso nada

utilitario, dije hace un momento, veamos más bien el sentido de esta

reunión sobre la fe que no es cualquier trabajo intelectual, no es lo

mismo que dedicarse a la física, ni siquiera a la filosofía que por

muchas razones estaría mucho más cerca y no digo que esto sea

34



inferior, quiero decir que es otra cosa, es otro tipo de disciplina, es

aquello que llamamos una función eclesial hace un momento.

Tercera conclusión: creo que la opción preferencial por el pobre no es

una cuestión únicamente de tipo pastoral es una manera de hacer

teología, de leerlos desde los últimos, leer la fe desde los últimos de la

historia y es sobre todo creo yo la opción preferencial por el pobre una

cuestión de espiritualidad, es decir, de seguimiento del Señor; si no

está este fundamento, no será ni teológica ni espiritual la opción

preferencial por el pobre. La opción preferencial por el pobre es

reencontrar a Cristo en el pobre, el texto de Mateo 25, no es el único

que nos habla de eso y sin embargo, también es fundamental.

Y última conclusión: creo que la teología implica lo que podríamos

llamar dos tipos de lenguajes: el lenguaje contemplativo: si una

teología no tiene una dimensión mística, - no tengo ningún temor al

término – o contemplativa no es una reflexión sobre el Dios de

Jesucristo. Esto se liga a lo que dije al comienzo, dimensión

contemplativa de la práctica y la teología debe ser también un lenguaje

profético, es decir, hablar en nombre de, eso es lo que es el profeta,

el nabí, habla en nombre de y la tradición bíblica nos dijo muy

claramente que es hablar en nombre de él se sitúa desde los últimos

de la historia, desde los más pobres, desde las víctimas, acá también

no pierden una palabrita “desde” , porque el mensaje evangélico se

dirige a toda persona, pero aprender a leerlo y a comunicarlo a toda

persona a partir de los últimos y los más pobres ese es el cometido y

estos dos lenguajes deben trenzarse –no es muy buen castellano

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porque trenza supone tres-, pero en este caso hablo de dos lenguajes,

deben anudarse entre ellos porque el lenguaje contemplativo sin el

profético corren peligro de ser etéreo, esos que aman a toda persona,

o sea a nadie, o aquello que dice yo solamente los pobres son los

únicos que me importan, eso no es cristiano, no es cristiano, -lo siento

mucho-, parece muy bonito, pero no es verdad, el amor cristiano va

todo con preferencia y privilegio a los últimos, estos dos lenguajes, el

contemplativo y el profético, son otro elemento capital, el panorama,

yo diría teológico. Se muy bien que habían otras entradas, -dije al

comienzo- hablar de diferentes líneas, tendencias o escuelas en la

teología latinoamericana preferí tomar ésta y decir que en verdad en el

fondo no he dicho sino una sola cosa, pero he tratado de cumplir con

la invitación del hablar una hora, pero en realidad he dicho una sola

cosa, y es que hacer teología es hablar de Dios. Gracias por su

atención.

Intervención del P. Carlos Novoa, s.j.

Un millón de gracias a Gustavo por su brillante y sugerente ponencia,

tenemos ahora un espacio para las preguntas y los comentarios hasta

las 12:20 p.m.. Estamos aquí más de doscientas personas, yo les

suplico por favor que seamos breves en nuestros comentarios, en

nuestras preguntas para darle espacio a todos, y Gustavo, entonces,

nos modera.

Primera pregunta:

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Padre Gustavo: Estando plenamente de acuerdo con esas cosas tan

interesantes que usted dice sobre la opción preferencial por los

pobres, cómo no va a estar uno de acuerdo con eso, yo le hago esta

pregunta, que la traigo desde hace rato: a mi la expresión opción

preferencial , sólo ese sustantivo y ese adjetivo no me acaban de

llenar, porque me parece que es una expresión un poco esnobista, un

poquito pretenciosa, no se podría hacer una ligerísima corrección y

cambiar el sustantivo por el adjetivo por esto: si se dice preferencial,

lo preferencial siempre es algo elitista, es solo para las personas que

tienen derecho a ocupar sitios preferenciales, es algo exclusivo y hoy,

pues, los ambientes exclusivos son sobre todo para los pudientes,

eso me parece que hace un poquito antipático ese adjetivo

preferencial, si se dijera preferencia, a mi me parece que eso es más

claramente bíblico porque se acercaría mucho a la expresión que casi

podía ser mejor predilección. Ahora, opción: la opción en nuestro

lenguaje significa algo que no necesita tanta justificación es un poquito

irracional, es algo voluntarioso, ¿por qué hace eso?, es mi opción y

nadie me pregunta por qué, en cambio aquí si hay poderosas razones

para ser esa opción, no se podía decir preferencia decidida por los

pobres, me parece que sería algo más inteligible.

Interviene el P. Novoa:

Como no es mucho el tiempo que tenemos, entonces, vamos a hacer

primero una ronda de preguntas y Gustavo toma nota y después él las

responde en bloque. Las personas que quieren hablar, van

levantando la mano y Gustavo les da la palabra.

37



Segunda pregunta:

Muchas gracias padre, pues yo le quiero a pedir que me corrija en lo

que voy a decir. Yo recibí de manera personal, o sea, personalicé el

mensaje cristiano gracias a un teólogo de la liberación, al cual quiero

profundamente, sin embargo, después, pues caminando en la fe me di

cuenta que la teología de la liberación puede estar muy imbuída de

occidentalismo, de eso que usted llama, porque intenta pelear contra

los valores de este mundo desde una negación de los mismos, no, o

sea, pelear contra la riqueza, prefiriendo a los pobres y no es de los

valores del evangelio, pues me parece que el evangelio sí ve la

pobreza como, no solamente como muerte, de ellos es el reino de los

cielos no es de los pobres sino de los que resucitan, lo que pasa es

que occidente así como al dolor y al sufrimiento pues ve todo lo que no

es comodidad como peyorativo, como algo que no vale la pena, Jesús

tuvo que morir para resucitar, o sea, los pobres, los muertos también

están más cerca de la resurrección, los débiles, la debilidad es la

verdadera fortaleza, lo dice Pablo, no en esas palabras, pero más o

menos eso, o sea que, sí me parece que la teología de la liberación

con la mejor de las intenciones pastorales y prácticas, puede correr el

peligro de no ayudar a los pobres a ver las riquezas que ellos tienen,

no comparándolas con las carencias que tienen los ricos en el sentido

espiritual, pero sí afirmando la riqueza que ellos tienen y toda, toda

persona sensible, cristiano o no, se da cuenta de eso, la pobreza que

es muerte y en eso sí estoy de acuerdo, es la pobreza urbana, pero es

una pobreza surgida de hace doscientos años, menos, ciento

cincuenta años, no es la pobreza de la que habla Jesús, la pobreza

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rural es muy distinta en cualquier país, entonces, pues no sé, quería

decir eso. Gracias.

Tercera pregunta:

En el año 89 con la caída del muro de Berlín, el bloque este-oeste,

pues se modifican y todo el planteamiento y lo que viene en alguna

forma diciendo Juan Pablo II sobre el neoliberalismo cómo lo podría

asumir de nuevo esa opción por los pobres, esa teología que quiere

reflexionar esta realidad, con qué vías, porque la teología de la

liberación vino, se quedó y es una opción que no es solamente una

moda sino que es evangélica, como nos ha dicho, pero el problema

social continúa ahí, qué otros aportes, qué otra conexión social, socio-

política entrevé usted para este impasse de esta gran aplanadora que

se llama sociedad de consumo. Gracias.

Cuarta pregunta:

Dentro de la evangelización mi pregunta se orienta a esa afirmación

de que los pobres nos evangelizan, no como la evangelización no

como un proceso que viene desde fuera de los pobres, sino desde

ellos mismos, como esa fuerza de evangelización de los pobres que

son capaces de, precisamente, de tener esa fuerza profética que hace

también que la misma Iglesia mirándolos a ellos, se vea también

evangelizada, en cierta forma sería esa mi inquietud.

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Quinta pregunta:

Yo quisiera preguntarle a Gustavo lo siguiente: sin lugar a dudas en el

mundo contemporáneo y en la coyuntura actual de este país

colombiano el asunto de la ética está a la orden del día. La tradición

católica hasta antes del Vaticano II redujo la experiencia ética a la

aplicación de normas morales universales e inmutables, después de

eso, ha venido toda una polémica, diferentes posturas y aún hay

sectores de Iglesia que reducen el complejo problema de la ética a la

aplicación de normas y punto. Desde esta perspectiva, Gustavo, tú

como verías el asunto de la ética en América Latina y en el mundo

entero?

Sexta pregunta:

Padre Gutiérrez, en algún momento algunos autores de la teología de

la liberación hicieron algunas reflexiones teológicas muy amarrados al

análisis marxista ¿qué comentario le merece este punto?, gracias.

Respuestas del Padre Gustavo Gutiérrez

Bien, muchas gracias por las preguntas que en efecto son

importantes, ojalá pueda responder debidamente a ellas, pero se que

si respondiera apropiadamente, algunos puntos claves podrían quedar

40



más claros en nosotros. Comenzaré por lo primero, en la primera

pregunta sobre la opción preferencial.

Lo primero que hay que decir es que no hay fórmula humana perfecta,

es lo primero que hay que decir; si yo dijera por ejemplo que la caridad

muchas personas las consideran una palabra ofensiva y que es mejor

cambiar de palabra, hay gente que golpea la mesa y dice yo no quiero

caridades, quiero justicia, basta de caridad y para mí cristiano o

caridad es tan profundo que me da pena oír eso y también comprendo

porque la caridad pues, como términos ha tenido también esa

evolución digamos semántica; en un ambiente como el nuestro

mantenemos todo el valor de la palabra caridad, en otros ambientes

no, entonces, naturalmente las palabras pueden moverse de una

manera u otra, eso es verdad. La opción preferencial por el pobre está

lejos de ser una frase, una expresión perfecta, no la hay, no la hay en

ningún caso, ni en el caso de fórmulas dogmáticas, esto es conocido

en teología y, tradicionalmente, las fórmulas son consideradas siempre

como apuntando a una verdad, pero la verdad es mucho más rica y

más compleja.

La segunda cosa que yo diría es que, me parece a mí, habría que

sacarle el mejor partido posible a las palabras hoy empleadas. Yo

puedo retomar nuevamente el ejemplo de la caridad, a aceptar que

algunas personas lo consideren ofensivo, pero también puedo decirle

que la caridad significa otra cosa. Y lo mismo puedo hacer yo con

preferencial y con opción, entre preferencia, sustantivo o adjetivo no

habría –me parece a mí- una gran diferencia, yo no diría que

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preferencial y no preferencia sea una cosa elitista, si a mi alguien me

dice: usted después de un almuerzo que prefiere, té o café, yo le digo

té, pues no hay ningún elitismo el té, es simplemente que me gusta

más, me gusta más el té y prefiero té, claro, le puedo dar un sentido

elitista, yo reconozco se le puede dar; también a la palabra

predilección yo le puedo dar un sentido elitista, es muy bonita la

palabra predilección porque nos habla de amor incluso casi, anterior,

previo, pero también puede ser sinónimo de engreimiento, de

cualquier otra cosa, es decir, en la palabras no hay manera de tener

expresiones muy completas y respecto a opción, claro que implica y

eso es correcto, un aspecto de voluntad y me parece bien porque

finalmente la fe es un acto libre y es un acto de voluntad, yo decido –

no quiero aquí por supuesto, enfrentar a la Orden Dominica con una

Orden Jesuita-, a ambas órdenes les tengo un gran aprecio, tuve

excelentes profesores de las dos, pero la verdad, es que podría decir

eso yo de la palabra elección. La elección que es uno de los centros,

creo que la contemplación para el amor al final es otro de los centros

de los ejercicios; a la elección también yo le puedo dar un carácter

voluntarista y sin embargo es absolutamente profundo, a través de

consolaciones y de desolaciones, mi retiro de ordenación fue el mes

de ejercicios, lo hice como lo hacía San Ignacio, no como lo hacen los

jesuitas, o sea, quiero decir que lo hice sólo como un ……

Cassette 2, lado B

…… y contemplativo como al final de los ejercicios, en esas

chistosas semanas, semanas largas, semanas cortas, en fin, de

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la oración al final de la contemplación del amor, a mí me parece

que sí le puedo dar a opción ese carácter, pero también puedo

valorar el aspecto libre que significa, libre no es arbitrario, no es

que yo pueda hacerlo o no, yo digo que la fe es libre, pero que

cosa quiere decir, que lo puedo hacer, o no, bueno, sí y me

atengo a las consecuencias, naturalmente, entonces yo creo que

hay manera de pulir los términos reconociendo sus limitaciones y

a preferencial darle el mejor sentido posible, a opción también,

reconociendo mi primera respuesta de que realmente son

expresiones limitadas. Y la tercera respuesta que yo me

animaría a dar es que también hay cuestiones fácticas, esta es la

expresión usada hoy día en el magisterio, opción preferencial por

el pobre, entonces yo me pongo a decirle a los cristianos otra

cosa y les complico la cabeza porque, y posiblemente no me

falta razón, otra expresión una preferencia decidida pues a mí

me hubiera parecido una buena expresión también, también

habría tenido objeciones pero también hubiera sido buena, pero

no está, y entonces mi último argumento no es el último, no es

porque ya está que hay que seguir sino que también cuenta. El

Papa ha hablado cantidad de veces de opción preferencial por el

pobre, forma hoy día parte de sus expresiones, creo que la

pregunta y el apunte es muy correcto para no engreírnos con las

expresiones, para no sobrestimarlas, no son sino indicaciones,

como se dice clásicamente en teología las

formulaciones dogmáticas apuntan a verdades de la fe, no son

verdades de fe, apuntan a verdades de fe. También la opción

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preferencial por el pobre apuntan a algo muy importantes y es

que, Cristo está en el pobre, Cristo está en el prójimo.

Voy a la segunda pregunta, que hay elementos de tipo occidental

en la Teología de la Liberación, me parece legítimo y porque

además, hablamos una lengua occidental, buena parte de

nuestra cultura es eso también, pero yo diría que el problema no

está allí, yo creo que es una teología que indudablemente está

en diálogo con teologías europeas, en mi opinión un diálogo

provechoso, yo dije hace un momento que a mi una teología

hecha en Europa me interpela, no será la mía pero no llego al

chauvinismo de pensar que porque la hace un alemán no tiene

nada que ver conmigo, claro que los alemanes siempre piensan

que si ellos lo hacen es para todo el mundo, pero, eso ya es otro

tipo de problema y, yo creo, sin embargo que, la perspectiva

bíblica, evángelica en este caso, en Teología de liberación

bueno, hay acentos, hay autores, como es normal, es muy

grandes hay trabajos en Teología de la Liberación que no son

sino comentarios bíblicos, o son la parte del león, en el viejo libro

“Teología de la Liberación”, -yo me disculpo citarme a mí mismo,

eso es una costumbre muy desagradable de los profesores-, en

ese libro, si ustedes simplemente cuentan el número de páginas,

las páginas, que es una cosa muy material, dedicadas a textos

bíblicos son de lejos, las más numerosas del libro entonces yo

diría que, es una cosa simplemente material, yo puedo citar

mucho la Biblia y no tener una perspectiva bíblica, lo reconozco.

En cuanto a pobre, justamente Medellín allí operó lo que

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podríamos llamarse una especie de higiene mental o de higiene

teológica sobre el tema del pobre.

En la Biblia hay varias excepciones de la palabra pobre, hay el

pobre material, que no está en la Biblia porque el material viene

del mundo griego, pues los cristianos somos los últimos griegos

de este mundo, pero digamos, el pobre real, la Biblia habla del

pobre real, acuérdense de las imprecaciones de Amós ”vacas

de Basán” a las grandes señoras del pueblo que maltratan o que

venden a un pobre por una sandalia, el pobre real figura y el

pobre real, es, o es material –si prefieren la expresión no tengo

problema tampoco-, es alguien que, la pobreza real está

desechada en la Biblia muy claramente, Medellín la llama por

eso un mal, una situación infrahumana y el pobre tiene en la

Biblia un sentido de pobre espiritual –la segunda sección que

figura en el texto de Medellín- sobre la pobreza y que es

sinónimo de niño espiritual, es una imagen, así como el pobre

es enteramente dependiente de quien tiene recursos, el pobre

espiritual es aquel que es enteramente dependiente de Dios, la

imagen del niño es igual, el niño es también una imagen para

decir enteramente dependiente de sus padres, infancia espiritual

es aquel que ha puesto su vida en manos de Dios como el niño

las pone en manos de los padres. Vemos aún niños muy

pequeños en las calles cogiditos de la mano del papá o de la

mamá y ellos felices; el primer acto de independencia de un niño

es cuando deja la mano, ya no quiere que lo lleven. Ahí

comienza a caminar pero si no, se deja llevar; niño y pobre, son

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imágenes para decir algo, el pobre espiritual es el santo.

Cuando hablamos de opción preferencial por el pobre, nos

referimos a la opción preferencial por los pobres reales, no es la

opción preferencia por los pobres espirituales, sería muy fácil,

son tan pocos y no funcionaría, eso sería, alguien que dijera

opción preferencia por los santos, qué gracia, evidente, el pobre

espiritual es el santo, ¿qué es el pobre espiritual? es el auténtico

cristiano, ese el pobre espiritual y, entonces, yo creo que es

importante mantener las dos cosas, yo no tengo ningún reparo

frente a una expresión que puede sonar complicada en la

expresión; la riqueza de los pobres, eso es cierto, claro que se

juega con los términos pero es verdad, yo dije hace un momento,

esta generosidad del pobre, que la comprueba cualquiera que

haya vivido eso en su familia –es mi caso-, o en su trabajo

pastoral, y es mi caso también- por decir que es mi mundo, de

varias maneras y al mismo tiempo, dije también que no

extrapolemos y que no digamos, que todo pobre es bueno y que

la pobreza -cuando hablábamos de muerte me refería a una

muerte injusta, temprana e injusta-, tomé la expresión de

Bartolomé de las Casas, esa es una muerte violenta la del pobre,

y eso, no podemos aceptarlo como cristianos.

Respecto a pobreza urbana y rural habría mucho que decir, yo

no conozco naturalmente el mundo rural colombiano pero sí les

puedo decir que el peruano es horroroso, el mundo rural

peruano es horroroso y, entonces, yo no me animaría a decir

que eso no es muerte, si no, no saldrían tanto a la ciudad, si

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estuvieran muy bien no migrarían, no venderían a sus hijos,

-perdonen, pero es una realidad, es así- es porque es terrible,

yo creo que hay que distinguir en efecto, y en eso la pregunta

ayuda mucho entre pobreza real y pobreza espiritual, esa

distinción me parece sumamente importante, pero creo que a lo

que nos llama, si quieren teología de la liberación, pero en

realidad yo creo que nos llama la Iglesia de América Latina, la

opción preferencial por el pobre es algo que forma parte de la

enseñanza de la Iglesia.

Las teologías nacen para morir, con esto comienzo a responder

a la tercera y la sexta pregunta que me voy a permitir unir. Las

teologías nacen para morir un día, entendamos por morir que

pierden la misma vigencia que tuvieron al inicio, no hay teología

a lo largo de la Historia que no haya respondido a problemas

muy concretos y pasado un tiempo ya no, por su vocabulario o lo

que fuese, claro, siempre quedan los grandes temas tocados,

esto que acabo de decir vale para la Teología de la Liberación, la

Teología de la Liberación ha nacido un día y un día morirá para

algunos murió –no tengo ningún problema, yo no- yo por ahora,

sigo todavía porque creo sinceramente que tiene sentido, pero

estoy convencido de que va a morir, yo no creo en la teología de

la liberación, yo creo en Jesucristo, a mi una teología es un

instrumento para comprender mi fe en Jesucristo, estuve, no lo

digo en sentido peyorativo, es un medio para comprenderlo, yo

no he añadido, ni yo ni nadie, creo, la Teología de la Liberación

como un artículo más de mi credo, es un medio para

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comprender algo, y yo creo que sigue siendo útil, hasta los 40

años yo nunca hablé de Teología de la Liberación, a esa edad,

comencé a hablar de la Teología de la Liberación,

honestamente creo que, antes de los 40, era cristiano, -bueno, o

trataba de serlo-, bueno, si pude ser cristiano antes de la

Teología de la Liberación, espero serlo después también, yo no

dependo de una teología para ser cristiano, dependo de la gracia

de Dios y de mi libre aceptación de esa gracia, la teología me

ayuda y un momento dado, -de una vez voy respondiendo a la

pregunta que seguía, como también a la última hecha-, las

teologías van perdiendo vigencia por lo menos en muchos

aspectos de ella, por ejemplo, Tomás de Aquino- para tomar un

ejemplo extraordinario, le llamaba en el lenguaje

aristotélico, a la gracia un accidente, claro, pero el ser humano

era una sustancia, la gracia es un accidente, yo pierdo la gracia,

pero sigo siendo un ser humano, además esto es toda una

discusión teológica del siglo XVI, fue una teología protestante,

muy bien, si yo francamente le digo hoy día un cristiano que la

gracia es una accidente, va a pensar que algo pasó en la

esquina, pero la sustancia del mensaje está claro para mí, es un

aporte enorme y yo no puedo emplear el vocabulario, no puedo.

En una ocasión, hace muchos años, entré a una Iglesia del

Centro de Lima, estaban en misa, -estaba muy cerca de donde

yo vivía- y escuché la homilía -era una Iglesia muy grande-

y no veía muy bien al predicador por la voz indudablemente era

un hombre joven, era el domingo de la Santísima Trinidad y se

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pegó un sermón sobre la Circumincesión de las personas

trinitarias que parecía así sacada de un manual. El único

colega allí, era yo, en la Iglesia me imagino, creo yo, los demás

eran cristianos normales, un sermón increíble, y yo diría

ortodoxo, tanto que me quede a escucharlo, se le oía muy bien

por los altos parlantes, la cara nunca la vi muy bien, pero yo me

imagino que cuando la gente escuchó Circumincesión, estaría

pensando en cincuncisión también vaya usted a entender un

término como éste y yo no digo que en teología no tenga valor y

es muy rico, además, creo que una de las cosas más

interesantes además de la teología de Tomás de Aquino es su

doctrina trinitaria, yo tuve, en todo caso, un profesor dominico,

Pessato, que me dejó a mi encantado de la teología trinitaria de

Tomás de Aquino, o sea, no tengo nada contra ella, pero

indudablemente no hay manera, hay mundos. Con la Teología

de la Liberación que claro al lado de esta es una enana, bueno,

al lado del fomismo, bueno tiene que pasar eso más rápido como

es normal, y esto me lleva, entonces, a la cuestión del muro del

neoliberalismo y también a la cuestión del análisis social, o

análisis marxista. Bien, yo pienso que, si partimos -intenté

decirlo antes-, de que una teología tiene que estar, entonces, la

comunidad cristiana tiene que estar, y la teología debe alertar a

la comunidad cristiana sobre las realidades de este mundo y

entonces, las realidades de este mundo no son las mismas de la

época del Concilio, creo que sigue la validez permanente, eterna

de la expresión de Juan XXIII “Cómo decir hoy”, pero justamente

el hoy me hace cambiar de fecha. Justamente cuando Juan

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XXIII dice “Cómo decir hoy”, hoy es ahora, y hoy día la situación

no es la misma, claro, desgraciadamente la pobreza está ahí, la

brecha entre ricos y pobres se ha agrandado incluso, pero, hoy

día sabemos muy bien lo que significa, lo que se mencionó hace

un momento, el neoliberalismo, y entonces tengo que tenerlo en

cuenta, de pasada dije, que en un momento dado, habíamos

empleado en la teología de la liberación, la teoría de la

dependencia, hoy día, esa teoría no rinde cuenta de lo que

realmente pasa, el hecho de la dependencia permanece, eso

quedó claro, pero a las explicaciones que daba esa teoría

sociológica y económica no responde y entonces, no tengo yo

toda libertad para tomar todo lo que ahora respondo, no hay

ningún problema en eso y hay mucha gente que está

trabajando el tema, naturalmente el neoliberalismo; ahora bien,

yo sin embargo si quisiera decir aún sobre este punto que

tampoco, no digo que haya sido la intención de la pregunta,

pero, una pregunta motiva algo contiguo, y entonces voy a

responder a lo contiguo, -no lo he hecho directamente en forma

directa-.

Una teología no tiene soluciones que ofrecer a temas de este

orden, puede hacer una crítica muy radical del neoliberalismo

desde el punto de vista ético, pero no tiene una alternativa

política a presentar y no tiene porqué, es bueno que no tenga, de

otra manera se convierte esto en un totalitarismo cristiano, la

teología tiene límites a mi me dice, que le propone a usted la

teología para América Latina, pero me están diciendo que

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propone como salida política, no, no la tengo. Permítanme una

vez más –pero les prometo que será la última, y espero no faltar

a la tradición latinoamericana que consiste en nunca cumplir con

lo prometido y esta vez, cumplir yo por lo menos, de volverme a

autocitar-, discúlpenme pero en la primera página de ese viejo

libro de “Teología de la liberación”, en la primera página,

segundo párrafo, se dice “no se puede deducir de una reflexión

sobre la fe hubo un determinado comportamiento político”, no se

puede, bueno, yo sigo pensando eso, que está ahí, lo sigo

pensando, o sea que a mí en realidad si una corriente económica

más o menos liberal al mercado me dice bueno, pero esto

soluciona la pobreza, yo no lo creo, pero no lo creo no por

razones teológicas sino por otro tipo de razones, bueno, yo no

tengo problema, mi problema mayor es la pobreza, no tal o cual

sistema ideológico, esto no hace que no le tenga simpatía a esta

perspectiva, pero trato de separar no soy solamente teólogo

felizmente y entonces, soy también ciudadano de este continente

y tengo mis ideas también sobre lo que habría que hacer, pero

no puedo pasarlo como teología, creo que eso convierte esto,

como en una cosa medio totalitaria, a veces le pedimos

demasiado a una teología, curioso, a la Teología de la Liberación

porque a otras teologías yo nunca he visto a nadie que le pida

a Rhaner que pensaba del neoliberalismo, nadie, nunca, y hay

que ver qué calibre de teología era y nadie le decía eso,

interesante, ¿no? en cambio esta pobre sí, tiene que explicar

hasta la reforma agraria, -tiene que explicar-; es una inteligencia

sobre la fe, busca comprender la fe -como digo, esto no me fue

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preguntado, eso simplemente me ha motivado, lo primero era

más bien, hay sí, una respuesta creo que en la teología pueden

entrar esos temas porque entra a un uso de ciencias sociales

Este asunto del análisis marxista tendría muchas maneras de

responder voy a decir dos cosas no más; una: en la

perspectiva marxista la religión, la fe cristiana por consiguiente,

es una superestructura y es alienante, impide ver la realidad

bien, ¿qué decimos en Teoría de la Liberación?, que la fe es

liberadora, vaya marxismo, es decir, si yo he entendido bien el

marxismo, estamos exactamente en el extremo opuesto, el

marxismo dice la religión aliena, decimos la religión libera,

parecería diferente, por lo menos a mi me suena diferente y

luego, lo que ocurre es que en las Ciencias Sociales hay

elementos que vienen del marxismo, como en la Psicología hay

elementos que vienen de Freud, cuando hoy día hablamos del

inconsciente, la palabra no existía antes de Freud, la palabra,

que nos hemos olvidado de eso porque como tiene un siglo el

asunto, creemos que siempre existió, no existía la palabra.

Cuando hablamos de mecanismos de defensa, o de complejos,

estamos utilizando términos que vienen del psicoanálisis, quiere

decir, que cuando los utilizo soy tan antirreligioso como era

Freud, no pues tampoco ¿no?, si yo no pudiera usar nada de lo

que hace un no católico no podría ni encender la luz, cuanto ateo

habrá participado en la energía eléctrica, no podría ni tocarla,

entonces, a mi me parece que lo que nos interesa a nosotros es

fundamentalmente darnos cuenta de que no soy serio con los

pobres si no busco comprender las causas de la pobreza. A este

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nivel, qué me lleva a conocer causa de la pobreza las llamadas

Ciencias Sociales y Ciencias Humanas y si en algún momento

alguna noción asumida por las Ciencias Sociales, llena el vacío

yo la encuentro, no la busco, el análisis marxista, acabo de decir

es un todo, no el análisis sino el marxismo en un todo, y al

mismo tiempo hay elementos sueltos, me atrevería a decir,

puesto que estoy en este marco de la Javeriana, de que eso lo

dijo con pulcritud extraordinaria un diciembre del 81 el Padre de

Roux, notable carta que hacía ver exactamente lo que eso

significaba y eso creo que ha sido para nosotros siempre una

referencia, porque hace ver los lazos y los riesgos y al mismo

tiempo las autonomías de ciertas nociones entonces, yo

personalmente considero lo digo con mucha claridad y, no

solamente acá, que yo no veo francamente que en este, no

puedo decir que nadie que pretenda agarre un nombre de la

Teología de la Liberación y no se haya declarado él usando

análisis marxistas, es un problema personal, es lo más válido,

diría yo, sólido, en fin de Teología de la Liberación podemos

decir que hemos empleado Ciencias Sociales y sí de cuando en

cuando alguna noción como también el Papa, el Papa en la

encíclica sobre el trabajo humano habla de alienación, claro,

pero él la emplea en el sentido más bien de lo K. Marx, bueno y

nadie, nadie le ha dicho que no es el Papa, no se meten, pero

nadie le ha dicho que es marxista, porque emplea la palabra

alienación y la emplea y no es la única que emplea además, y

era imposible que lo hiciera porque en el mundo cultural en el

que él vivió por ósmosis adquirió una serie y eso es otro mundo.

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Quisiera valorar en efecto esa fórmula de Puebla que viene del

texto de un Episcopado Latinoamericano “Los pobres nos

evangelizan” creo que es una expresión muy hermosa y que nos

recuerda que no son solamente objeto de evangelización, sino

que nos evangelizan. Pablo VI dice en “Evangelii Nuntiandi”

habla de la Iglesia -es una expresión también muy bella-, una

Iglesia evangelizadora y evangelizada algunos les llamó la

atención “Iglesia evangelizada”, quien la evangeliza? Parecería

que ella sola evangeliza y me parece que esa doble situación

vale para el tema que estamos viendo, es verdad, yo en antes

tomé distancia de quien piensa que todo lo aprendieron de los

pobres, pero ahí las palabras contaban para mí todo, pero que

uno haya aprendido enormemente de ese mundo, sigo

aprendiendo y los pobres sigan evangelizados, yo sinceramente

no podría decir que me lo han enseñado todo, aprecio mucho lo

que me dio mi madre, no puedo decir que todo lo aprendí con

los pobres, aprecio mucho lo que me dieron mis profesores y no

puedo decir que todo lo aprendí de los pobres, también he

aprendido mucho de Yelá, el de los pobres de Yavé, que fue mi

profesor del antiguo testamento, aprendí mucho de él y no

puedo decir que todo lo he aprendido de los pobres, pero que he

aprendido sí, que han evangelizado, ojalá siguieran.

Con respecto a la cuestión de la ética, yo en efecto creo que la

ética se convirtió en un momento dado, y todavía, en una

especie como de código de normas, cuando hace más de 50

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años, un jesuita YIRMAN profesor de Einvover cerca de Lovaina

publicó un libro durante la guerra que se llamaba “Primado de la

caridad en Teología Moral”, no se preocupen mucho por leerlo, lo

mejor del libro es el título. Sigue siendo interesante, pero han

pasado muchas aguas bajo el puente ya, bueno, provocó una

revolución en Teología Moral, primado de la caridad, agarren

ahora ustedes a un cristiano a medias no más y le preguntan:

oye, la ética, tiene algo que ver la moral con la caridad, como

que algo que ver, eso es todo y sin embargo él provocó una

revolución en el campo de la Teología Moral, luego siguieron

otros, Bernard Haring, que lo perdimos hace poco y otros más,

yo creo que, aquello que llamamos ética que es comportamiento,

que es conducta, la palabra que dice camino en hebreo dereq

dice tanto camino como conducta, precisamente, y yo creo que

la auténtica ética es la espiritualidad, es seguir a Jesús,

comportarme como él y preguntarme a cada momento si

realmente lo estoy siguiendo, bueno, esa es la auténtica ética, yo

no digo que sobre eso no vengan normas y prescripciones que

son importantes, pero que le da sentido es eso, de otra manera,

caemos en aquello que en los evangelios presentan como el

gran riesgo del creyente, el fariseismo, fariseo no figura en los

evangelios únicamente por razones históricas como los había en

tiempo de Jesús, Mateo que es el que más insiste en el asunto,

lo hace porque piensa que todo creyente corre el riesgo de ser

fariseo, es la tentación permanente del creyente de la cual nadie

está libre, bueno, yo creo que en este campo sucede eso, y es

por eso que retomar las raíces espirituales de la ética cristiana

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sea solamente las raíces en el seguimiento a Jesús, en ese

camino hacia el Padre es lo que da realmente sentido.

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conferencia gustavo gutierrez

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