anthony giddens en defensa de la sociología

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CIENCIAS SOCIALES ENSAYO ANTHONY GIDDENS EN DEFENSA DE I-^A' SOCIOLOG taducción de Jesús Alborés IA EL LIBRO UNIVERSITARIO

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Page 1: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

CIENCIAS SOCIALESENSAYO

ANTHONY GIDDENS

EN DEFENSADE I-^A' SOCIOLOG

taducción de

Jesús Alborés

IA

EL LIBRO UNIVERSITARIO

Page 2: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

EN DEFENSADE LA SOCIOLOGÍA

Page 3: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

ANTHONY GIDDENS

EN DEFENSADE LA SOCIOLOGIA

Traducción deJesús Alborés

Nianza Editorial

Page 4: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

t

vtr

o

L

iNorcn

FUENTES Y AGMDECIMIENTOS

I. ENDEFENSADEIASOCIOTOCTE,

2. ¿QUE ES lá CIENCIA SOCIAL?

4. CUATRO MITOS EN I.A, HISTORIA DEL PENSAMIENTO SO.c14L...............

5. UN MUNDO FELIZ:EL NUEVO CONTEXTO POÚTTCO...........

9

11

19

35

43

75

95ñorcpeNerÍtlco.

.7 /

Page 5: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

FUENTES Y AGRADECIMIENTOS

Los capítulos que componen esta-obra proceden de las siguientes

fu"nt.rt nEn i.f.r,ra áe la sociologlao, Neu Statesman and So-

c:icty,7 de abril de t995; n¿Qué es la ciencia.social?» estaba inédi-

,o,"unl futuro de la antropologla', Akbar Ahmed y Chris Shore:

The Future of Anthropohgy, Londres, Athlone Press, 1995; nCua-

tro mitos .r, l" hit,*i" Ll p.t t"-iento social' , Studies in social

ind. Political Theory; nUn rnundo feliz: el nuevo contexto políti-

cor, David Milibánd: Rethinhing the Lert, Cambridge' Polity

Press,1994.

Page 6: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

Le

CAPfTULO 1

EN DEFENSA DE LA SOCIOLOGIA

tacl

eüsffiait.-i¿1i-',"§-43s!§lulg3s. La economía puede ser Ia

ffiG términos oscuros que pocos pueden en-

tender y Jp"r.rr,.*ente irrelevante para las tareas. prácticas de la

vida .otidLna. Sin embargo, la sociologla es reo de toda clase de

. iQué sale si se cruza un sociólogo con undeiI!u. ro podrás entender.

pqnsar q-ue s-u disciPlila es Pgligrosa. v descoqc§r-t4gle' )on pro-

It ne una tendencia sub¡rer:ivt

§enta, muchos pensaban que la disciplina tenla bien ganada esa

reoutación activista.'Lo .i.rto, sin embargo, es que ni siquiera en los años sesenta

y a comienzos de los ,.*ta" la sociología estuvo asociada alaiz'

estar

¿Qué pasa con la sociología? ¿pgqlÉg tanto a tanta gen-

te? Algunos sociólogos podrlan contestar que Por lgn-orancla'

offos que por temor. ¿Pár qué temor? Bueno, porque-l§Lg!§ie

11

Page 7: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

EN DEFENSA DE I.4 SOCIOLOGÍA

quierda, ni mucho menos a los revolucionarios. Fue sometida afuertes críticas por marxistas de distintas orientaciones que, lejosde considerar subversiva la disciplina, veían en ella .l .pitoi.mismo del orden burgués qr. t".rio les repugnaba.

En algunos aspecros y situaciones de su dlsarrollo, la sociolo_gla tiene de hecho una larga historia de asociación con la derechapolítica. Max \7eber, a quien se suele considerar uno de sus fun-dadores clásicos, tenía más afinidades de derechas que de izquier-das, y era acerbamente crltico con los

".rtop.o.l"mados ráolu_cionarios de su época. Tanto virfredo pareto como RobertMichels coquerearon con el fascismo italiano al finar de su vida.La mayorla de los sociólogos probablemente han sido liberarespor temperamento e inclinación política: ese fue el caso de EmileDurkheim, y en generaciones posterior.s de R. K. M.rtorr, Trl_cott Parsons, Erving Goffrnan y Ralf Dahrendor{ enrre orrosmuchos pensadores sociológicos de relieve.

La sociología ha pasado últimamente una mala racha en el-r.rTo pals en 9l que duranre mucho tiempo experimentó sumáximo desarrollo, los Estados unidos. ur, á.rt"."do sociólogoestadounidense, Irving Louis Horowitz, publicó r..ient.m.rr"t.un libro titulado The Decomposition of sociobgt; ohaber tenido lanecesidad de escribir esta obra», afirma Horowitr, nfue motivode dolor, no de de orgullor. La disciplina, sostiene, arraviesa unmal momento. Ties departamentos de sociología, entre ellos unomuy distinguido, el de la universidad de §Tashington en st. Louis

-donde trabajó_el propio Horowitz- han sidá suprimidos re-

cientemente. La universidad de yale arberga er departamento desociologla más antiguo de los Estados Uniáos: su presupuesro seacaba de reducir casi a la mitad.

La cifra de estudiantes universitarios de sociología se ha re-ducido de forma sustancial en las dos décadas posáriores a rosaños setenta: de un récord de 36.000 estudiantes en 1973, a me_nos de 15.000 en 1994. Sin embargo, según Horowirz, 1", p.rr"_lidades de. la sociología no r. -".rifi.rán únicamenr. ., q.r.haya perdido capacidad de convocatoria para los estudianás.Tienen que ver con el sombdo estado intelectual de la disciplina.

l'uede que la sociologla, afirma, no estuviera vinculada en el pa-

¡a.lc, co., un punto de vista polltico global, pero desde los añ^os

ie§cnta sl lo ha estado. La disciplina se ha convertido en un refu-

¡¡io de descontentos, un lugar de reunión de grupos con.agendas

especiales, desde los defensores de los derechos de los homose-

xuales hasta la teología de la liberación. La sociologla se está des-

eomponiendo Porque se ha convertido en lo que sus detractores

ricmp.. dijeron q.ri .t", una pseudociencia, y Porque se-ha pro-

duciáo una emigración de científicos sociales respetables, de

orientación .mpíiica, a orras áreas más esrrictamente definidas,

«rmo Ia planifiiación urbana, la demografia, la criminologla o la

EN DEFENSA DE IA SOCIOLOGÍA

jurisprudencia. El deterioro de la soci no lm la desi

pill[-pot.io.", ,rt centro unificador de las diversas ramas de

la investigación social.

EI cieire de los departamentos de sociología de la Universidad

elc §l'ashingto' y otrát lugares ha provocado un acalorado debate

en los Estados Unidos, al que la de Horowitz es una aportación

cntre orras varias. \flilliam Julius'§rilson, famoso por sus escritos

sobre la pobreza urbana, ha sostenido que la sociología se ha dis-

tnnciado excesivamente de las cuestiones que ocupan la agenda

pública y que debería centrarse en asuntos de política práctica' Aliin y A t"Éo, ,orti.rre, no puede ni mucho menos decirse qu9 los

*u.iólogo, carezcande problemas sociales a estudiar, con ciudades

en proceso de ruina, dti',ririorr., entre blancos y negros tan rígidas /l,nmo ,i.-pr. y [a delincuencia violenra como fenóqn eno habitud" ,/f ¿Ha lleiado la sociología a un Punto muertglFf si es así, ¿set

ti,rt.-áá cier mente esradouni-

dense o tiene un alcance mundial? ¿O es que la sociologla quizá

siempre fue el desastre que sus críticos proclamaban desde hace

tanto tiempo?Examinemos en primer lugar la vieja historia de que la so-

ciologla no tiene un ámbito propio de investigación. Lo cierto

t3

tegración de la iniés-ichósZñ6ltos; pero

I2

Page 8: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

EN DEFENSA DE IA SOCIOLOGÍA -,------ --- EN DEFENSA DE IA SOCIOLOGIA

nuestra conciencia hasta tal Punto que la damos por supuesta' Lo

oue consider"-o, ,.r,iido .o*úr, olo q.r. todo el mundo saber,

}.il;. t"t.t.i*r.i."es de este tipo' Todo el mundo sabe' por

;üñ,;;. ." i""*titdad actual tl lttditt de divorcio es eleva-

do; pero semeiante *to"oti*it'to obvio' depende' claro.está' de

in"'inu.r,ig".iór, so.ial regular' desarrollada por investigadores

[uU.tt r-."tales o por sociólogos académicos'

porconsigui.",.,r,-"!q11.ñ"1"1p-.1.d..:,lT-d.:-1lt:*-

es que el ámbito de estudio de la sociología, tal como lo entien-den la mayorla de quienes la ejercen, no está ni más ni menosclaramente definido que cualquier orra área académica. Consi-dérese, por ejemplo, la historia. Podrla pensarse que esa disci-plina tiene un tema obvio: el pasado. ¡Pero el pasado compren-de prácticamente todo! No existe aquí un campo de estudioclaro o delimitado, y la historia está tan dividida por disputasmetodológicas sobre su propia naturaleza como siempre lo haestado la sociología.

La sociología es una disciplina generalizadora que se ocupaprincipalmente de la modernidad: del carácter y la dinámica delas sociedades modernas o industrializadas. Comparte muchasde sus estrategias metodológicas

-y problemas- no sólo conla historia, sino con todo el especrro de las ciencias sociales. Las

'TI8e*-:l¿9*s:s,J*&*gili-4"Je-'tlls,.ip,.s"L-s{d,s*;p.siaLks€seo-"glt§e.

Como la investigación y el pensamienro sociológicos son máso menos indispensables en la sociedad contempoúnea, es diflciltener en cuenta la crítica de que intelectualmente no aportanada: de que es sentido común envuelto en una jerga poco átrac-tiva. Aunque algunos ejemplos de investigación siempre puedancuestionarse, nadie podría sostener que no tiene sentido llevar acabo, por ejemplo, estudios comparativos de la incidencia del di-vorcio en distintos palses. Los sociólogos emprenden toda clasede investigaciones que, una yez que se adquiere cierta familiari-dad con ellas, la mayoría de los observadores razonablementeneutrales considera interesantes y relevantes.

Pero existe otra razón más sutil por la que muchas veces pue-de parecer que la sociologla proclama cosas que son obvias parael sentido común. Se trata de que la investigación no se manrie-ne al margen, ni puede mantenerse al margen, del mundo socialque describe. En la actualidad la investigación social forma parte de

*t*'¿ 'ñ4r, n,resrrA.**..o.rffiffffilüffiié" h,

discurso sociológico.Estas consideraciones, obviamente, no contribuyen a resolver

la cuestió., de si la sociología en tanto que. disciplin' it"|éTi:i,a

"rrau.rr,r" en una situación de lamentable decadencta' lncluso

,li*lu.iOrr, desde sus días de gtoria en los años sesenta' si es que

cse oeríodo f.r. ,.ut*.na. ,r,, ípog.o. Es. cierto que las cosas han

;"-.'b,"J; en Ia sociología durante los últimos treinta años' pero

n, ,o¿", a Peor. Po, t'í lado, se ha desplazado el centro de po-

J.r. l-" sociología estadounidense dominaba la sociologla -mun-

dial, pero eso ya,o o"t""' Especialmente en lo que se refiere a

la teoría social, .t .t"i'o de gravedad se ha despla'ado a otros.lu-

;;;;-;; .tPecial a Et"op"' ios principales oensadores sociológi-

cos, autores .o*o pLltt-B;;;át;' Ñirtr* Luhmann o ulrich

Beck, están ahora aquí'

En los Estados U,'ido', la sociología Parece haberse profesio-

nalizado en exceso, con gruPos de investigación que. se concen-

tran en su propia parcela tot' t""o conocimiento de cualquier

otra cosa o interés por ella' Todo sociólogo estadounidense tiene

un «campo», y sea cual sea su especialidád' ésta define efectiva-

;;;-áiá.ntidad. La cuantoirenia azota los departamentos

;;;i;úñt estadounidenses' Para muchos' algo no cuenta si no

r.,i¡á-." g t¿iall-o^ hs La"-gl- Pg;r;q-d§-q+e-P*re€€.*RsrñrPle- ssr'.ruo

úd;. M ;;h;;;dd".,. -n ti,- n *q1ii1 Tl': :, Ij::'::;H#i,J;';"E;'¡d";;;' *iia, "oáo"' que provienen del

1415

Page 9: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

- EN DEFENSA DE I¿. SOCIOLOGÍA

se puede contar; por decirlo muy suavemenre, esro puede tenercomo resultado una cierta carencia de creatividad.

H"y muchas razones que justifican el consejo de §Tilliam Ju_lius \Wilson a los sociólogos de que se .or..rrrrá., en una i.,rr.í,i-gación directamente relevanre para cuestiones de interés políticoy que participen plenamenre en los amplios debates q... p,r.d"suscitar su obra. Después de todo, -,r.h", de las cuestiorá, q.r.se plantean en el ámbito politico son de índole sociológica, cuis_tiones que rienen que yer, por ejemplo, con el estado áe bienes_tar, la delincuencia o la familia. El tiabajo sociológico no sólo esrelevanre para que se materiali.. ., dát.rminadás actuacionespolíticas, sino también para entender qué consecuencias puedentener esas actuaciones.

Pero volver a conecrar la sociología con la agenda polltica noaborda el resto de los problemas [,r. plr.rt.i l" ,.rp,,r.rt" d._cadencia de la sociología. ¿eué prr" .o.ri" disgregación de la so_ciología que tanro le preocupa a Horowitz? ¿Es-uña disciplina sinun núcleo conceptual común, que corre el peligro d. f.rg-.r_tarse en especialidades inconexas? ¿Se han p"r"do a orros .írrpo,los autores más innovadores?

_y lo que quizá ,ea lo más i-ptr_tante de todo, ¿ha perdido su filo?

Si se compara la sociología con la economía, hay que admitirque internamente la sociologla es mucho más diveisa. En la eco-nomla existen diyersas escuelas de pensamiento y enfoques teóri-cos, pero la concepción neoclásica iiende

" domirr", ."ri ., tod",

parres y constituye la materia básica de prácdcamente todos losmanuales introductorios. La sogiologí4.no esr a hasta

:**PutP P %-"" s!: qq-g$a"r" rq "qrPiffiblemente habría q,... .onriálii-.rto irro d. ,,r, p,..r.á, fi.r..r.r,no una de sus debilidades._ No creo que esa diversidad h^y^ pro_ducido un desorden completo, sino que, por el contrr.io, .*pr._sa el pluralismo que debe existir .,rrrio se estudia ,lgo t*., .á-_plejo y controvertido como el comportamiento ,o.ij hum"no ylas instituciones.

¿Hay pruebas de que estudiosos de talento a los que en orromomento les resultó arractivo *abqar en sociologí, ,É h"y* p"_

srdo ahora a otros campos? Es indudable que en los años sesenta

ulgunos se sintieron atraídos por la sociología Porque considera-

lran q,r., si no ofrecla una vía a la revolución, sl estaba de moda y

cra algo nuevo; ahora ya no tiene esa reputación. Pero [a mayorla

de los individuos de este tipo probablemente no estuvieran inte-

rcsados en desarrollar una carrera limitada al ámbito académico'

Son más relevantes los factores que han afectado al mundo acadé'

rrrico en su conjunto, no a la sociología en particular. Mircha gen-

te con talento que en otro momento habría entrado en la vida

rcadémica probablemente no lo haga hoy porque la calda relativa

de los salarios universitarios ha sido muy acusada durante las dos

írltimas décadas y las condiciones de trabajo se han deteriorado.

Sin embargo, podría defenderse fiícilmente la tesis de que la

sociología briiánica está en mejor situación ahora que en las ge-

ner"cio-nes anteriores. Compárese, por ejemplo, la suerte de la

sociología en el Reino Unido durante los últimos años con la de

la antropología. En los primeros años de la postguerra, este país

se vanagloriÁa de antropólogos de reputación mundial; en aquel

*o-.ri,o no podía encontrarse una cosecha de autores socioló-

gicos de una relevancia comparable.

Ahora la situación se ha invertido, más o menos. Existen po-

cos antropólogos (si es que hay alguno) de esta generación que

estén a la-altuia de los logros de la precedente. La sociologla bri-

tánica, sin embargo, puede ofrecer unos cuantos individuos de

reputación mundial, como John Goldthorpe, S19yen Lukes,

Stuart Hall, Michéle Barrett, Ray Pahl, Janet §7olff y Michael

Mann.Además, desde un punto de vista Puramente estadlstico, en

este país la sociologla no ha sufrido la decadencia que ha padecido

en lÁs Estados Unidos. La popularidad de la sociología preuni-

versitaria es muy a\tay va en aumento' no en retroceso. El lndi-ce de matriculación en las facultades universitarias de sociología

es, en el peor de los casos, estable en comparación con otras dis-

ciplinas.Pero no todo es de color de rosa en el jardín sociológico; ¿lo

ha sido alguna vez? La financiación de la investigación social ha

EN DEFENSA DE I.\ soclol.ocfA

16 17

Page 10: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

EN DEFENSA DE IA SOCIOLOGÍA

sufrido recortes drásticos desde comienzos de los años setenta;no hay un volumen de trabajo emplrico comparable al de otrosmomentos. Pero sería diflcil sostener que la sociología está inte-lectualmente desfasada, especialmente si ampliamos otra vez laperspectiva y consideramos un contexto más internacional. Lamayorla de los debates que se han adueñado de los titulares inre-lectuales de la actualidad, en todas las ciencias sociales e inclusoen las humanidades, tienen un fuerte componente sociológico.Los autores sociológicos han sido pioneros én las discusionei delpostmodernismo, de la sociedad posdndusúial o de la informa-ción, de la globalización, de la transformación de la vida cotidia-na, del género y la sexualidad, de la naturaleza cambiante del tra-bajo y de la familia, de la usubclase, y de la etnicidad.

Todavla cabría pregunrar qué suponen rodos estos cambios.Existe aún mucho trabajo sociológico por hacer. Parte de ese tra-bajo tiene que ser de investigación o empírico, pero parte de éltiene que ser teórico. Mucho más que cualquier otra empresa in-telectual, la reflexión sociológica es esencial para caprar las fuer-zas sociales que actualmente reconfiguran nuestra vida. La vidaactual se ha hecho episódica, fragmentaria, repleta de nuevas in-certidumbres, y la tarea del pensamiento sociológico crearivodebe ser ayudarnos a entenderlas. La tesis de'§Tilliam Julius §fiI-son es, qué duda cabe, importante: los sociólogos deben centrar

La sociología debe desembotar su filo, ahora que el neolibe-ralismo desaparece en la lejanía junto con el socialismo orrodoxo.Algunas de las preguntas para las que precisamos nuevas respues-tas son de carácter perenne, en tanto que otras son acuciante-mente nuevas. Abordar ambas clases de preguntas, como enotros tiempos, exige una sana dosis de lo que C.

'§l'right Mills ca-

lificó célebremente de imaginación sociológica. ¡No desesperéis,sociólogos! Aún tenéis un mundo que ganar, o al menos que in-terPretar.

CAPíTULO 2 .

i

iqun ES LA cIENCIA so-cIAL?,/

,/'

Ien realidad nos mueven causas de las que no somos consclentes'

fip"pa de las ciencias sociales es descubrir formas de causación

social que ignoran los actores'

su atención en las implicacionesbioé qüá eii""i"; ;;"Ji d;á-}ffi

a ible

la idea de que lq-r!=-

. Es decir, aunque

I8 19

Page 11: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

lJn tercer elemento,(sobre el que no me extenderé en esta dis-

cusi@ g *]:^,: r!fuf:j:ftlfry. A"tq,,een ,gg3g3!*re.-lra .sqs¡e4idq glle-.I?§ 9!-e,q9-i4§ saei?l--en-d-elgill ser

cprno las ciencias _n{igfales, la mayoría fia-aceptado qug.Iqlnpoco-tu-..

,lugm"tirmo que se deriva del dominio de una tradición teórica

rlcterminada. Ese tipo de reacción puede encontrarse incluso en-

rre los más fervientes defensores dei consenso ortodoxo'

Robert K. Merton era una de las principales figuras que in-

tentaron elaborar una codificación del consenso ortodoxo' aI que

clenominó (antes que f"i"l paradigma de la sociologla' De he-

r:ho, fue el primer autor que-utilizJ el término nparadigma' en

r,r 1."ii¿" ,.t,rrl.;-k",t"r*d.dr*. A""q;;;itttas reticencias' llegó a recono-

cer una diversidad de perspectrvas socrologicas rivales' :::* )

EN DEFENSA DE T¿. SOCIOLOGfA

t-

n parecersed.e.gnciad" a-Lla-ftsiqa, pjásica, ya quclosciendf¡..* ñ¿lt-*'" tiátar..o-t' .q.tstsmas; y-!g!

']g!Sg-ql§9.;1§!1gru {§@.. E'éq 'gqe*e.J9j-&tÉp.-.'lot de los qu:§

".sms.h'-ffi .-N;;;;;.;;iót.s.;-[rn¿6nsi"daft ñ*ffi ñ:damentales para el análisis social nociones de sistemas suPuesta-

mente derivadas de la biología, muchas veces inspiradas también

* frtt:ti:rÍÍ,:"d, bt .ors.¡ro .,...,.t.,*., '''Á ""ll.-,nG-ñl E,

tiempos fue una posición mayoritaria en la ciencia social, pero

&ta¡agasado¿.ser-miaor'idada (sin duda en el campo de la teo-

ría social, quizá no tanto en el de la investigación social empíri-ca). Quienes defiendan ahora semejante Punto de vista no rePre-

sentan más que una entre un abanico de diversas perspectivas.

Ese consenso ha sido sustituido por una pluralidad de perspecti-

vas teóricas diversas, como la etnometodología, diversas formas

de interaccionismo simbólico y neoweberismo, fenomenologla,

estructuralismo, hermenéutica y teorla crítica; la lista parece casi

infinita.La situación es inquietante. Ya no sabemos exactamente dón-

de situarnos respecto a tal diversidad de perspectivas. Hrblg--ds«pespe-quys¿*g jg14i_c-io¡9s11.y__1-o-dq""pgedigg.1agu*peIg!r,9ctrarldpKuh"t¡t¡-"-dujp"-l-A-+*"-q-ió-n-d-e"paraügna-en-h,fi losoft adsla cien-qi4, utilizó el,ét*llg_=gg:*gJgfb-"r,e.Jlsia&artuJffi-eisngias¡a-.g*§.. L" fil;;;fñ'd;*Küiñ-y ia áefinición del término «paÍa'

digma, desbordaron este punto de vista. Kuhn consideraba que

los desacuerdos entre científicos sociales, eran diferentes. de los

que se daban en la ciencia natural, donde existen perspectivas co.' ,adoras que dominan el núcleo profesional .de los carnpos

'íficos.. 'ay dos reacciones frente a esta situación. Una es considerar-

la favorable. Si existe una pluralidad de perspectivas teóricas,

tanto mejor: una pluralidad de teorlas es más deseable que el

fiJ':J';;;.tó" ;ffiI,"'"" deseablel o"ss4&+aÍ4' a

I§.gti" Fey'erabend,'

Llre,rna pluralidad de PersPcti-

vas, en lugar de un único ordenamiento' 1^ r-^^..^Á¡a,'""L;'";?-;;;";át tipo negativo' proviene más frecuente-

,rr.;;;-;;;,,'"u";"""" li.,"'uiios más emplricos de las

ciencias sociales. E, "'""t"ttión de desdén' desinterés' ds uya os

lo diie». La perspectiv" d*l *y' os lo dije' sigue este tipo de lógi-

.^, "i'.y ""'lrrrlag"aot ernplrico'. observo, que 9:,:Í:::;l:

;iJ.t ;. pueden pJtttt" deacuerdo ontre sí; ni siqutera Pueden

honerse de acuerdo 'oi" t¿rno definir básicamente el campo de

f."nc; t;;tJ. gt. tt"n'ma Ia irrelevancia de la teoría social

oara el an¿ílisis empírico' Puedo continuar con mi obra empírica

l,i.,rrl..,r;, ..¿ii..r discutan sobre sus perspectivas divergen-

i;"t"";;;;d" ""ti¿', por tanto.' totfi'-" a los que están

comprometidos con tl t'"tá;o emplrico que los debates teóricos

.n ,Édidrd son irrelevantes para ellos'-" bi" .-Urrgo, 1o tit'to t' que ninguna de estas posiciones

p"J. ¡"r.it*i".. U f"Uo de la primer" * ql'-'-::.1:i]: *:1::iiJr¿ á. que existan criterios racionales para evaluar las teonas'

Por mi parte, yo no creo que eso sea así' Algunas teorlas son me-

ü;;;;t", y "lg*""t

perspectivas más fecundas que otras'

La segunda p."ptttiá t''tt"'tio"'ble porque puede demos-

trarse fácilmente que los debates teóricos sí son relevantes para

la investigación científica' Lo que C' '§ü.right Mills denominó

20 21

Page 12: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

t

EN DEFENSA DE IA SOCIOLOGÍA

«empirismo irreflexivo» lleva a una obra falta de ambición y noacumulativa. El mejor tipo de investigación empírica es la inves-tigación emplrica con un fundamento teórico. Existe una auro-nomía relativa de teoría e investigación; no pueden fundirse en-tre sl. Pero todos los investigadores empíricos deberían sersensibles a los debates reóricos, de igual modo que los teóricosdeberlan ser sensibles a los problemas de la investigación empí,rica- l

En.el morr,¡ento acrual, en la teoría

La corriente princ de la ciencia social. el co o

ntí t1

la ciencia ode

dc ru*e sln&sis reqgyd?_-g{p9qla_a_gg¿-§..{gbj$s_d{ar-cisq-.i"§.Jgggpg" gl 114lr§*.jlp*gs-o;J*r confusión de voces quehoy escuchamos es, en ciertos aspectos, más aparente que real. Slsabemos cuáles son algunos de los méritos y deméritos de estasperspectivas reales, y percibimos cuáles son las principales líneasde desarrollo que se derivan de los debates.

No creo que esto pueda desembocar en una nueva ortodoxia.Si yo albergara alguna simpatla por una de las dos concepcionesrivales que he descrito, sería por la primera más que por la se-gunda. Creo que existe algo esencialmente discutible en la pregun-ta de en qué consiste ser un ser humano. Existe una dificultad deorden elemental para explicar la agencia humana, dificultad quenos arrastrará a controversias sobre la naturaleza de la acción hu-mana. Sin embargo, esro no nos debería empujar a firmar uncheque en blanco al pluralismo teórico. La forma de documentarel avance hacia la síntesis es identificar cuáles eran los erroresdel consenso ortodoxo y especificar los principales elementos delacuerdo emergente.

¿iEñefiltátüral era filosófiSame_ntgdpfe.g;uoso- El modelo de cien--# -.=-.

cia natural deg¿¡¡clladg_por el co{rsenso ortodoxo-r¡+es.n ial-¡ue!,,gci"*-ü:#;;ió"r]"J-ili*fu áded*si**d..1,q"'.

22

.- ¡QUE ES LA CIENCIA SOCIAL?

No creo que pueda encontrarse un solo fi1ós6& dc l8 c¡ÉÚcie

que se pr..ie!u. tiga creyendo en la concepción & ls'eic*rci* nc'

tlral a'la qr'r. "rpii"ron

muchos cientlficos sociales' La ciencia

narural, .o-o d.L,restra claramente la filosofía de la ciencia post-

kuhniana, es una empresa hermenéutica o interpretadva' Pt il-Ju¿"Ut. que existen i.y., .t determinadas zonas de la ciencia

natural, p.ro I", leyes tienen que-ser interpretadas' y tienen que

,., in,..pr.a"d", en el contexio de sistemas teóricos' La ciencia

rratural, po, ,"rr,o, implica sistemas interpretativos de significado

,la naturale za de la ciencia está ligada a [a creación de marcos

l¿ri.rr- El marco de sentido es, en realidad, más fundamental

q*. .l descubrimiento de leyes' Los modelos tradicionales de la

.'i.rr.i" natural otorgaron una primacía indebida al descubri-

miento de leyes en táto que creación de nciencia'' y los cientlfi-

-"r,r"l.r,"todav{a se puede encontrar en las primeras páginas la

id;;;. que la nexplicación' es la deducción de un suceso de una

ley o de r.rrr rirt.-" de leyes complejamente relacionadas' Eso no

., -á, que una visión .qtri.r,oc"d" dt la mayorla de las formas de

.*pti.".ia" en las cienciL ,,"tt""lt'' y es un modelo irremedia-

cos sociales ace-ptaron*ingenuamente ese énfass'

blemente fallido para las ciencias sociales'

La segunda déficiencia del consenso ortodoxo er

.ab" .r.rJ falsa interpretación de la acción hu

texto ortodoxo, como hemos mencion. Como actores ís, pode-

-"r p.*"t q". *bemos qué hacemos cuado.actua-t:'p,:1: 1

.-i.rr,in.o ,o.i"l p,r.d. mostrarnos que en realidad nos impulsan

influencias d. las que no somos conscientes' LCglg:g-b

recisa es recuPerar una noción del

23

Page 13: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

d

EN DEFENSA DE LA SOCIOLOGÍA

intencionalmente, y que somos conscientes de las razones parahacerlo. Todos los agentes humanos saben mucho sobre la, .on-diciones de su actividad y ese no conocimiento no es contingen_te, sino consriturivo de lo que hacen.

Nuestro carácter de seres humanos cognoscentes siempre eslimitado. Está limitado institucion"rm.ni., y sigue siendio ne-cesario estudiar esos límites (constricciones estructurales). perorecuperar la noción de agente humano cognoscenre es funda_mental para reformular el objeto de ras cieniias sociales. Esta re-cuperación tiene que basarse en la idea de conciencia práctica. Aldecir oconciencia práctica, me refiero a una noción odescubierta,en diversas tradiciones de pensamiento. \ü/ittgenstein la identi-ficó en la filosofia, aparece como preocupacián emplrica en laetnometodología y está documentada en los escritás de GoFman. La idea se refiere a todas las cosas que conocemos y debe_mos conocer en tanto que actores sociales para que se produzcala vida social, pero a las que no damos necesariarrrerr. ,rr" formadiscursiva.

. Por ejemplo, hablar y entender un lenguaje como el españolde forma gramaticalmente correcra implica'conocer un .or;.rrrtoenormemente complejo de reglas sintácticas, tácticas d. uro lin_güístico, claves contextuales, etc. Tenemos que conocer todas es-tas cosas para hablar español; pero si alguien nos pidiera que dié-ramos una explicación discursiva de qué es lo que ,"b.mos, ,ro,resultaría muy diflcil hacerlo. No podriamos dar más que las mássomeras indicaciones de lo que en realidad sabemos _Jy r..r.*o,que saber- como habfanres para que el lenguaje p.r.d" existir.No es contradictorio afirmar que la lingtiírti.r.rt,rái" ulo que yasabemosr.

El .motivo"-.por_"14,o**r¡ahu"@quefr m¡rtaranJoscienúfisqssggd*gxde{s§_Lk iffi

Fues, tenía que pasar "

it J,g"t las causas estructurales' Pero cual-

li ñ;" t;b. p o r'qr,é d.rarrJll" .

t'na determinal" t li-1ot- i:i':

quc ofrecieron es que se d"?ha

r:r¡sivg;:=la

nlanos cognoscentes,

Una ,Jr..r" deficiencia de la concepción tradi

.i.*i" social era la idea de que es posible descubrir [e'

social m¿ís o menos directamente análogas a las existi

irt.i- -qir de'lo que pueda expresarlo discursivamente' La

eronciencia práctica á, f,,"d"met'i"l p"t" hacer predecible el

mundo ,oci"l. La predictibilidad del mundo social no «ocurre»'

sin más, como Pasa con la predictibilidad del mundo natural'

;i;"ñ., proá.'r..o de las irácticas organizadas de agentes hu-

raIizaciones.

;iffierm*a;Argretd*.*ffi l-:*m;ffi.I .;.áffioe ofrece el filósofo Peter \7inch:

.l dá ior.á.h., que se-detient" a"tt un semáforo' Cuando la luz

.rJ * ,.;o, los áo.h.s se dedenen; cuando Pasa a verde' el tráfi-

.o u,r.l r.i Ponerse en mareitra' Si uno viniera de una cultura aje-

., f """." hubiera visto coches, podría imaginar.que las luces

de íos semáforos emiten algún tipÁ de rayo capaz de detener los

coches. Si eso fuera arl, .stilamis, ciertamente, ante una ley de

i,po ,r"t.rr"lista. Pero todos sabemos que lo que hace que los co-

ches se detengan es que los conductores conocen las normas de

tráfico y que esas normas y convenciones de comportamiento

aDortan lai raro.res de lo que hacen'," ffi-d.r,r S#Ht:;ru di r'ññt üt6ii, p o rtam ie nto co mo'go rljt-W

uctores s€nmlento

P§99*d?t+9r- :o#C*g Los cientlfi cos s oci ales olrffi ,r.ra mayona de lo que hacemos como seres humanos lo hacemos

"ffi. Los conduc:'*t ¡3TlP:'i} f ii_*-ii' --- --*;**-,,,Y áforos cerrados y saben por qué lo ha-

ben que paran ante los

;; i;á. que lo hacen en el uso y mediante el uso de tt"l:1.ion.s q,r. ,pli.*. Generalizaciones de este tipo son enteralnente

24 25

Page 14: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

{

triviales, a no ser que foyln parte de un proceso de recuperaciónantropológica. Una de las funciones de lás sociólogo, ñ";;;_logos es la de documenrar cómo difieren las culturis, .¿_o dih._ren_ las convenciones, y po.r ranro en qué medida t" p..Ji.riUiti_dad en contextos culturales diferentes depende d. dif.r.rrr.,

EN DEFENSA DE I.{ socroloclA

, está mucho más cercano a la con_ I)rácticamenteCS

gr_rl§ggg9l"qj.-" deseadas de la acción hu_que la mayoría d. "oroiro-a",rr* todñi

actores cognoscentes, 9ue la mayoría de nosotros

- ¿QUÉ Es IA CIENCIA socIAI-?

litt ivamente mal pagados y viven en zonas pobres' Sus hijos acuden

.,,i""..t , lr" .r.r.'Ír, de estas zonas" ' y el ciclo vuelve a repetirse'

conciencias de las convenciones.

Qg elidentg que existen

,rlodifi.*, si se altera el "conocimiento de los agentes humanos'

Existe una relación intrínseca entre las generalizaciones del pri-

rner tipo (normas y convenciones de coirportamiento) y las del

;;;;il tipo (q,r.'d.penden de consecuencias no deseadas)' En

;;;;..¿ .rp..ifi.á de acción, aquello que las personas hacen

cn tanto que actores cognoscentes a la luz de las convenciones se

modifica " lo l"rgo dei tiempo' influyendo' Por tanto' en las

as de

§á ruponía que la ilustración q": ":: "qoT1"i;;-iffi",*"t.,,.i"r" tt' qt" nos muestran la falsedad.de

prrrl".ira.r.amente que podemos explicar el comportamiento

humano de forma .o*pr.htt"iva estableciendo leyes del segun-

sabemos.de algún modo-qué hacemos_y por qué. Sin embargo,como subrayó acertadarnenre Max Webei

"r'r.rqr. .odo, ,orío,

actores intencionales, el alcance de nuestra acción desborda con-tinuamente las intenciones y propósitos que la motivan.

^ A los partidarios del consenst ortodá*o les preocupaban losfactores sociales desencadenados por consecuencias no deseadas,consecuencias que también, claro está, constituyen condicionesde acción para los agenres sociales. El tipo d. g....dá;;;;ique se ocupaba la ciencia sociar naturalista depJndía ¿. p*p*ner la existencia generalizada de consecuencias no deseadas. Eneste contexto, Ias nleyes, podían entenderse"de un modo .;;;a las generalizaciones nomorógicas de las ciencias naturares. Lra-maré a las generalizaciones dá esta clase generalizaciones de se_gundo tipo. Las generalizaciones del prim"., tipo son t", q,r. J._penden de la observación consci..r,. i. normas o convencionespor parte de actores sociales cognoscentes.

generalizaciones del segundo tipo'

qr¡eaPl¿g-

á." h"üi-i"i cienclP ;osPftgg[ comDorta}

*"ti"r;ffi;Pm;;itffi ;"*'¿. "ñt" "'t"'"lt::i ::

en las

á. ,ip.. Toda ciencia sácial depende.de que se caPte' en circuns-

tancias históricas específicas, la relación éntrt la actividad de se-

,., logror..n.., gr'ri"dos por la convención y -la

reproducción

,ocial áebida , l"rt-.orr..t áncias no deseadas de la acción'"-_o.ui¿oasusdeficienciaslógicas,elconsensoortodoxosostu-

vo una concepción primitiva Ápttto al modo en que-la cierrcia

social puede il,rr..ri a los indiviáuos no versados t1 d\$,+t=-c mabajo del ciientífico social. Considérese, por ejem_plo, la existencia de un uciclo de pobrezar. Las escuelas de las zo_

,.'ü{d ;! -G-ba la p:lsp-estit'a. 5.13q§l'"4iffi

tam-6iéñ n

nas pobres tienen establecimierrtos educativos deficienres, losestudiantes no están motivados por los valores académicos, losqrofesgres. tienen problemas p"r, L"rr..rrer el orden .r, l* .1"*.Cuando dejan la escuela, los-niños que proceden a. .r.. ,ip""á.escuelas tienen una cualificación deficient., .orrig,.r.r, t."b";o, ,._

muchas de nuestras creencias preestablecidas sobre el mundo' En

i" .i.rr.i" social, ilustración puáde equipararse a crltica de las creen-

cias equivocadas.

26 27

Page 15: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

_ -Esta concepción es obviamente errónea si se consideran las

diferencias entre las generalizaciones del primer y segundo tipo.Cuando el comportamienro se produce d. for-" hrb'it.r"l

"oiroresultado del uso cognoscente áe la convención, en un d.etermi_nado sentido lógico, no puedr estar basado en creencias erróneas.La gente no sólo tiene que conocer qué es lo que hr.., ,irro t"_-bién por qué hace lo que h"..; p"r" empezaf, porque en casocontrario no se producirían regularidades á. .rt.iipo por ranro,no es sorprende^nte q": lr" redescripción de nuestrai acciones porparte del científico social carezca áe interés. Seme.iante inforáa_ción sólo será novedosa para quienes no pertenezcan al ambientecultural. en el que la acción ábservada se desarrolla y * áU"i"_menre distinta de la crítica de las creencias erróneas.

Las tareas etnográficas de la ciencia social son importantes,qué duda cabe. Todos vivimos dentro de culturas .rp.iin.r, 1".difieren de ouas culturas distribuidas por el -,rrrdo t;. .,-,]iculturas recuperables a través del an¿írlis histórico. Á¿.Á¿r,-i"ciencia social puede exhibir

-es deci¡ puede dar forma dirc,rrsi_

va a: ciertos aspecros del conocimienio mutuo que los acroresno iniciados aplican a su conducta de forma no discursiva. Eltérmino nconocimienro mutuo» cubre una variedad de técnicasprácticas para la comprensión de las actividades sociales. Fuequizá Erving Goffman, miís que ningún orro auror, quien evi_denció cuán complicada, cuán sutilrñente pero cuán rutinaria-menre se manejan los componentes del conocimiento mutuo. Elparalelismo que existe

"qr.ri.o, la lingüística es bastante cercano.

La lingüística rrara sobri aquello qrrJ conoce y debe conocer elusuario. el lenguaje para poder hablar .rr" l.rgu" determinada.Sin embargo, la.may.or parte de lo que sabemos para poder ha-blar una lengua lo sabemos de forma no discursiva. La lingüísticanos enseña lo que ya sabemos, pero de una forma dis.urri, b"r-tante distinta de los modelos habituales en los que se expresa se_mejante conocimiento.

EN DEFENSA DE I,t soclolocfA

potenciales de ilustración renemos que añadir

prc-r5cóa¡á.haccn (desde el punto de vista de una determinJa

ÍI

o

I28

¿QUE ES I,{ CIENCIA SOCIAL?

clcscripción o descripción potencial)'. p:to es característico que

ñ.;il..;.ncias dá lo qt" hacen desborden sus intenciones'

A ; J i;"y una .mi na de p roblemi' v "T-P-'::1'^': -T:::': T';ffi;;;"i.áia" de las'versiones naturalistas de la

ue muchos

vL #"*ffi:m";Ut-m; ;üÉ r*;;T*:.''1 ", :lffiode que las instituciones sociales escaPan a los fines de los

actores individuales.L, .rbic.tidad de esas consecuencias no deseadas de la acción

sisnifica que debemos seguir defendiendo la versión de la ciencia

:'i:t;ñil;;;;;;i; 'i';rriente principal' de la ciencia social

ir..r,. " .orr..p.io,.s más «interpietativas'' Pero la cuestión no

rr.¿. dirimirse adecuadamente en los términos de la ciencia so-

Hil;;;il;. P;;h;;ciólogos naturalistas' elcarácter no d9-

seado de los procesos ,oti'lt' ^i'y^l^concepción de que la vida

;;.iJ ;;tgo'b.rr,"d' por influincias que ignoran 't: ":ttf:.:::

ciales. Pero una cosa es mantener que ciertos asPectos de Ia vto.a

social o de las instituciones no son deseados por quienes partici-

Dan en ellos, y otra suponer que los agentes individuales se mue-

í;;';;rL *.i"lJ" q"' i't"*iñan de algún modo el curso

d. ,irs acciones. Lejos de "poy"t

semejanrc conclusión' una eva-

luación de las conset"t*iit ío dt"'á* de la acción deberla lle-

varnos a enfatizar l* i*po"""cia de un tratamiento refinado de

i" ,t*,rrd.r, intencioni de la conducta humana' Lo que no-es

i"*".it"A ,ro prr.at "i siquiera catact'erizarse si no tenemos cla-

;;;;ál ;t h ,,"t,.rr"1.'" dt io qt" es intencional; y yo sostendría

que esto PresuPone AgJ" tipá de explicación de las razones de

los agentes.

Existen diversos tipos de investigaciones relacionadas con el

papel de las consecue'iti^' "o dt""da' en la acción humana' Por

I¡.'-pf., podemos estar interesados en saber no-r 1y¡ l:"1f::írdo

".orrr.cimiento ocurrió a Pesar de que nadie deseaba que

o.,rrri.r". Así, un historiador podría plantear esu Pregunta: ¿Por

["ár. i"i.ia i" P,i"tt'" G"tri" Mundial si ninguno de los prin-

29

Page 16: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

cipales acrores implicados deseaba que se produjera un resultadode ese tipo?

- Sin embargo, el tipo de cuestiones que han preocupado tradi-cionalmente a los científicos sociales natur^lisirs ,. ,.fi.r.

" 1".

condiciones de la reproducción sociar. Es decir, han intentadodemostrar que las instituciones sociares tienen características quese extienden más allá de los contextos especlficos de inreracciónen los que intervienen los individuos. El nexo enrre el funciona-lismo y el naruralismo riene una apricación especlfica en esrecontexto, pues la razón de ser de la explicación funcional nor_malmente ha sido la de mostra, q.r. .rirr.n «razones» para queexistan y se manrengan instituciones sociales bastante dirtirrt",de las razones que puedan tener los actores para hacer lo quehacen.

Se ha puesto de manifiesto, en parte como consecuencia deun renovado examen crítico del funiionalismo, que una explica_ción_ de la reproducción social no puede h"... ,.Ér..rcia a ras ne-cesidades sociales excepto en ranro que propiedades contrafácti-cas. Es de todo punto razonable, y -.r.h", veces necesario,preguntar qué condiciones se requieren para que perdure un de_terminado conjunto de instituciárr., ,o.i"I., , lo i"rgo del tiem_po..Pero semejante investigación presupone el an¿ílisil de los me-canismos de la reproducción social; en sí misma y por sí mismano los explica. Toda reproducción sociar a gran escala se desarro-lla en condiciones de «intencionalidad mixár. pero es preciso di-seccionar cuidadosamenre esa naturaleza mixta, que es histórica-mente variable.

Existe una serie de circunstancias que distinguen las condicio-nes naltamente controladas, de la reproduccián de sistemas delas que implican una retroalimentacián de las consecuencias nodeseadas. El control de las condiciones de la reproducción de lossistemas es indudablemenre un fenómeno

"ro.ádo a ra aparición

de la sociedad moderna y a la formación de 1", ..g*"i;;;;;;;modernas en general.

Puede plantearse una doble objeción a la explicación de la re_producción social desde el punto de vista de enunciados del tipo

ulir función de r es. '.'. La primera' como ya hemos exPuesto' es

tur.rc semeiante enunciado ,,o tit"t valor explicativo y sólo.puede

iil;;iliigiui..""*rmente cuando se aplica a la actividad so-

cial en forma de una proposición contrafáctica' La segunda es

u* .r. enunciado ., ábigtro en lo que resPecta a la intenciona-

ii¿r¿- B. condiciones ." 1'o q"t la reproducción está muy con-

trolada, el nexo entre los fines (de determinados agentes) y la

continuidad de las instituciones sociales será directo y ub-icuo' Si

actúa un mecanismo de retroalimentación no deseado' la mecá-

"1." ¿J proceso será bastante diferente' Suele ser esencial distin-

guir la diferencia.o Er,", consideraciones tienen implicaciones relevantes' aunque

¿QUÉ ES LA CIENCIA SOCIAL?

."ñ;i"', ;ara el análisis.de la influencia P1á"i1d:li:^'li::

EN DEFENSA DE TA SOCIOLOGíA

so.iál.t. La ciencia social ortodoxade la natur

mente aba consentl-

*á¡'; ProPo.siciona-

ñffi-t".tores tienen sobre la vida social , tit ::i*t",i:^*:;;;rJ;;tl" t*Jr. Dados sus suPuestos naturalistas' los de-

fensores del consenso ortodoxo "'pt"1ttot'-que las connotaciones

;;;..i;;t áe la ciencia social tit"t" "" foi*" tecnológica' Las

ii.n.i", sociales corrigen creencias erróneas que lo.s agentes tie-

nen resPecto a la actividad o las instituciones soctales' A meoloa

que conocemo, rn..¡o' tl mundo social' t*"*:it-:t,1t:::l:1il.r"¿o natural, mejoramos nuestras posibilidades de transtor-

mado. Semejante concepción tiene uná tradición profundamen-

i. "r."ig"a,

., lr, .itnái" sociales' que se remonta al menos a

Montesquieu y se *i"o en Comte' Durkheim y en todas las

versionei naturalistas del marxismo''l; ;b;rgo, si los argumentos expuestos son válidoltiil-

iante punto de vista es irisosteniblt' i ""no' tal como lo desa-

l;;ilí; ",r.o..r. Es cierto que 1? ciencia social irn'Ik",1"

!i1til; i", .r.qt.iassrffiéGñ*=' * '' n d n tn.^M l*que spstienpll --

GTI,ffi. *.r,.*trtadores e inventores de conceptos'

30 31

Page 17: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

que teorizan sobre su actuación así como sobre las circunstanciasen las que la desarrollan-. por su prrr., l" .i.ncia natural, como

tividades de individuos conceprualizadores y teorizadores. Elta¡ los sienificados ,T;T

ha puesto de manifiesto Ia reciente norof" a. h.i;;.;;, ir;il;una hermenéutica. Lrta que r"',.,,i", i-l;.:lH:J,'i.'ff;ñ:#j:T':tr'Jil;de la ciencia natural, ,in .mb".go, [;;;;" social implica unadoble hermenéutica, puesro qr.rJ lo, .."..f.", y teorías que se

_1::T::1"",.t dli

:., aplican a un mundo constituido por las ac_

EN DEFENSA DE IA soCIoLoGfA

lgndq social para los actores §s_*qu§u§Ilrra" enjl_A*rs ü:'i{'31i9-J,-:.*.ti..ps-+deben ser- nemsit".i^",l- I^-IITII-], - ; -

rL,., dLu[a(ro. % de]a_ural están enterrrnpnré .;"1^l^- )^ ..^--

,QUÉ ES tA CIENCIA SOCIAI?

Pcro esta opinión es errónea. Desde su primera aparición en la

época moderna la ciencia social ha tenido y sigue teniendo un

impacto práctico de enorme alcance en el mundo social. De he-

c,há, podría sostenerse que las consecuencias transformadoras de

l¿r ciencia social para el mundo social han sido considerablemen-

te mayores que las de las ciencias naturales en «su» mundo. Pero

cl impacto práctico de la ciencia social no ha sido en primer tér-

rnino de tipo técnico. Se ha producido a traYés de la absorción

cle conceptos de las ciencias sociales en el mundo social, del que

se han convertido en elemento constitutiYo. A medida que los

lctores profanos los adoptan y son incorporados a la actividad

social, también se convierten, obviamente, en elementos habi-

tuales de las rutinas sociales. Se pierde su originalidad aun cuan-

rlo en el momento en el que se construyeran fueran tan brillante-

rnente innovadores como cualquiera de los que haya podidoproducir la ciencia natural.

La historia temprana de la ciencia social está vinculada a la

rrparición de la teorla política durante los siglos xv y xvl. En los

cscritos de Maquiavelo y otros surgió un nuevo discurso polltico

que implicaba nociones como la de soberanía y la propia noción

de la política. Un científico social ortodoxo podrla suPoner que

cstos teóricos se limitaban a describir cambios que se produclan

cn Ia vida social. Naturalmente, es cierto que describían ese tipocle cambios, pero no se limitaban a eso. Estos pensadores no des-

cribían un mundo dado de forma independiente. El Estado mo-

elerno, por e.iemplo, es inconcebible sin la noción de soberanla.

l,a noción de soberanla, además, es una idea que en cierto senti-

do todos dominamos ahora. Siempre que utilizamos un Pasa-

l)orte para viajar de un país a otro dernostramos cierto tipo de

tlominio práctico de la noción de soberanía, de la noción de ciu-

cladanía y de una serie de nociones asociadas. Pero estas no son

tlescripciones de un mundo independiente de instituciones esta-

tirles; han llegado a constituir esas mismas instituciones.

Un segundo ejemplo es el discurso de la economía. Cabría su-

poner que los primeros economistas describían una serie de cam-

bios que se producían en la sociedad del siglo ><Ix. Por supuesto

deee"g:9s-8"?rjpjr#iqsd._Je*gqg-.sgrs§.gr.sfrjpr.Er.;;;;ffi

::".::::"r1. en el que, .o-o dil. wili.ñ, lá, ;6;;.;;:cos de Ia ciencia social se vinculan rógicamente a los áer mundodel sentido común. Generar a.r..ip.i'o.r., verídicas de la acciónhumana presupone que el observadtruo.iotogi.o tenga acceso alconocimiento mutuo.mediante el que los actores orientan su ac_tividad. @r. hr..r, l"r r;;; .;cualq urer con rexro de gqgjén suppng@,en éii fiiim" 6vida !n cuestión.

ñqüá$riñ¿Iiñ6*e6ñsra&;?n absoluto es la absorci ón recí-proca de los ggnceptos de la ciencia social en el mundo socialpara cuyo an¿ílisis se han acuñado. M dela_

:::::,:y:,:, e1¡l1car la aparente banalidad de los haltazgos de laciencia social, .n .on,.*t. con lo que parecen *, f", f.ñ;,;-

cho m¿ís innovadores, de la cienci, "r,l.ri.--La banalidad de la ciencia social fue una de las principales

lj::il,r:.nes de quienes practicaban la sociologíJ.".á;;.¿r-or que las clencias sociares no han generado deJcubrimientossobre el mundo social paralelos a los ¿? t" .i.rr.i" natural? Si es_tos descubrimientos no existieran, p"r...rí" que somos incapacesde producir las tecnologías sociales'de Áq". dependen las con_notaciones prácticas de la ciencia social (en el _ri.il,;,;;i.

32 33

Page 18: Anthony Giddens En Defensa de la Sociología

EN DEFENSA DE I"{ SOCIOLOGh

que era asl, pero también hacían mucho más. El discurso de laeconomía pasó a formar parre constitutiva de lo que es una so_ciedad industrial. La sociedad industrial no podrla existir si losactores cotidianos no hubieran dominado los conceptos de in_

CAPÍTULO 3

EL FUTURO DE LA ANTROpOLO,

rI

h-e*r.menáuie¿es. q

¿Debemos declarar el fin de la antropología, junto€s¡os otros fines de los que hoy se habla tan alegrementica totalidad de las sociedades y culturas que eran desru{io»_ especializado de la antropología han desaparembiado hasta quedar irreconocibles. Lata a dos series de problemas, algunos .o-.rrro J,ciencias sociales. Junto con todas las disciplinas de la

9d, " excepción de la economía, la antropotogía himpacto del postmodernismo, el aparente colapso dcnalismo epistemológico y el surgimiento de una cr¡lrtual organizada de forma mucho más reflexiva- Ahora"

Istrstas y televisiones beben en fuentes e ideas muylas de los aurores académicos, pero llegan a audienci¡nes de personas, no a unos pocos centenares o miles-

Aparte de esro, sin embargo, la antropología se erpropio rosario de problemas caracterísdcos, con los «miliarizado hasta el hastío cualquiera que trabaje en laAquí no se rrara únicamente de la desaparición de lolos lugares lejanos que en otro, tiempo5 g¡¿¡1 r¡n i¡Los antropólogos solían rrarar con ináividuos y gruf

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