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    ANUARIODEESTUDIOSMEDIEVALES45/2, julio-diciembre de 2015, pp. 915-953

    ISSN 0066-5061

    doi:10.3989/aem.2015.45.2.10

    IMAGEN Y PROPAGANDA EN LAS PRIMERASAMONEDACIONES DEL REY DE ARAGN1

    IMAGE AND PROPAGANDA IN THE FIRST COINSOF THE KING OF ARAGON

    MARTASERRANOCOLLUniversitat Rovira i Virgili - TEMPLA

    1Este artculo se enmarca dentro del Proyecto de Investigacin liderado por Javier Martnezde Aguirre Arte y Monarqua en el Nacimiento y Consolidacin del reino de Aragn (1035-1134)[HAR2009-08110]. Aprovecho estas lneas para agradecer a Javier Martnez de Aguirre,David Simon y Francisco de Ass Garca su tiempo; sus observaciones han permitido perfilarmejor algunas de las ideas aqu expuestas.

    Resumen: Este estudio analiza parte delrepertorio iconogrfico que contribuy areafirmar y fortalecer el poder real de unode los ms emblemticos reyes de Ara-gn de finales del siglo XI: Sancho Ra-mrez. Adems de profundizar sobre lasefigies estampadas en sus primeras mo-nedas, efectivo vehculo de propaganda,

    se abordar otro elemento que alcanzuna trascendencia simblica slo explica-ble en relacin con esta regia institucinque, a su vez, la promocionaba: la cruz,que ahora se convertir en elemento deproclamacin monrquica. Adems deexaminar las motivaciones polticas quesubyacen bajo estas representaciones, seevidenciar la relevancia del condado deUrgell y, en relacin con l, la persona-lidad de doa Sancha, sobre la que tantomerecera profundizar.

    Palabras clave: Sancho Ramrez; doa

    Sancha; numismtica; cruz procesional;rbol de la vida; crismn; Santa Cruz dela Sers; romnico aragons; iconografadel rey.

    Abstract: This study analyzes aspects ofthe iconographic repertoire that contri-buted to reaffirm and strengthen the ro-yal power of one of the most emblema-tic kings of Aragon of the late eleventhcentury: Sancho Ramrez. The effigiesstamped on his first coins, which shouldbe considered among his most effective

    propaganda vehicles, will be studied, aswill an element that reached a symbolicsignificance only understandable in rela-tion to the royal institution that, in turn,promoted it: the cross, now developedas the clearest element of monarchicalproclamation. In addition to consideringthe political motivations that lie beneaththese representations, the relevance of thecounty of Urgell will be discussed and, inconnection with it, Doa Sancha, a figureworthy of deeper investigation.

    Keywords: Sancho Ramrez; doa San-

    cha; numismatics; processional cross; treeof life; chrismon; Santa Cruz de la Sers;Aragonese romanesque art; royal icono-graphy.

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    SUMARIO

    1. Introduccin. 2. Los mancusos: la adopcin de una moneda fornea y las prime-ras emisiones cristianas. 3. Sancho Ramrez y las primeras emisiones de velln.3.1. Las particularidades del anverso: el busto de perfil. 3.2. Las particularidades delreverso: la cruz sobre vstago. 4. La cruz y su vnculo con la casa real de Aragn. 4.1. La ceremonia de coronacin: el rey comoMiles Dei.4.2. La iconografa comoelemento documental. 4.3. La advocacin a la Santa Cruz. 5. Bibliografa citada.

    1. INTRODUCCIN

    Con clara intencin legitimadora, el rey Sancho Ramrez inici unapoltica propagandstica en distintos soportes, entre ellos el de la acuacin demoneda, iniciativa, la de la emisin monetaria en la Pennsula en el siglo XI,cuya importancia conviene destacar aqu pero que se valorar ms adelante. Deentre todos los tipos que bati destacan los problemticos mancusos y las varia-das emisiones de velln, que tomaron como modelo emisiones peninsulares yultrapirenaicas. Si los anversos presentan una serie de iconografas que constatanvnculos con territorios ms o menos cercanos y que evidencian una voluntad deimitatioy de plasmacin de la auctoritas, sus reversos muestran smbolos sacrosque, como ahora se ver, no slo se relacionaron con la monarqua, sino queterminaron por identificarse con ella. Originariamente elementos simblicos decarcter sagrado, a finales del siglo XI estos elementos alcanzaron tal entidad,e incluso identidad regia, que proclamaban la figura del rey como defensor de lafe cristiana y como gobernante cristiansimo, lo que realz extraordinariamentela vinculacin entre la divinidad y el soberano, que, parece ser, nunca perdi elreferente apostlico para sus cometidos. Aunque la numismtica se configuracomo soporte fundamental en el punto de arranque del presente discurso, no sedesatendern otros soportes, como los documentos surgidos de la cancillera, laescultura o tambin la arquitectura, sea sta promovida por los soberanos o por

    algunos miembros de su entorno ms inmediato.

    2. LOSMANCUSOS: LAADOPCINDEUNAMONEDAFORNEAYLASPRIMERASEMISIONESCRISTIANAS

    Es un hecho admitido por la historiografa que los condados catala-nes se configuraron como los primeros territorios cristianos peninsulares enemitir moneda, en un principio siguiendo modelos carolingios2, despus con-forme a los tipos musulmanes y, ya en la segunda mitad del siglo X, exhibien-

    2Es decir, cruz en anverso y monograma en reverso.

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    do una riqueza iconogrfica extraordinaria, tal y como manifiestan, por citarejemplos ilustrativos, las monedas episcopales de Vic y Girona3.

    La circulacin ms temprana de mancusos de oro tambin consta enlos territorios catalanes, pues se documentan ya en el 978, si bien se tratabade piezas musulmanas, en concreto de Yafar, primer ministro de al-Hakam II,califa de Crdoba4. La aparicin de esta moneda fornea, que cont con unaintensa circulacin aunque limitada a nivel geogrfico5, se debi a las expe-diciones de mercenarios catalanes al mundo andalus y, posteriormente, a lasparias o tributos que las taifas deban pagar a los condados cristianos. Pareceser que el descenso en la recepcin de esta moneda procedente de territorio

    musulmn provoc la rpida acuacin de oro en Barcelona6, por lo que loscondes decidieron emitir sus propios mancusos segn el modelo musulmnevidenciando uno de los caracteres ms sugerentes del mundo peninsular me-dieval: el orientalismo, que tiene en la numismtica una de sus ms clarasmanifestaciones7.

    Si los primeros ejemplares copiaron los tipos musulmanes, muy pron-to la autoridad emisora introdujo nuevos elementos con el fin de identificarloscomo propios. En el caso barcelons llama la atencin el batido por RamnBerenguer I (1035-1076), llamado bilinge, por mostrar inscrita en una de sus

    caras la leyenda RAIMVNDVS COMES en caracteres latinos. Con ella, elconde acuaba por vez primera una moneda de oro, material tradicionalmentereservado a la mxima soberana8, con su nombre inscrito en su superficie. Deacuerdo con Balaguer, esta medida responda a una voluntad de erradicar lostalleres difusores de la moneda urea, en concreto los de carcter privado9y,

    3Adornados con detallados bustos de Cristo, de la Virgen o de los santos. Sus composicionesremiten a frmulas de procedencia bizantina. Sobre ellas, Balaguer 1999.

    4Balaguer 1984, p. 314.5Regl supuso que los territorios catalanes funcionaron como bisagra en la circulacin de

    mancusos musulmanes hacia zonas ultrapirenaicas: Regl 1969, p. 209. No obstante, Balaguerexplica que este tipo apenas super los condados catalanes, pues slo advierte breve circula-cin urea en el Languedoc, cuando Ramn Berenguer I adquiri Carcasona y Rass: Balaguer1999, p. 70.

    6Balaguer 1999, pp. 70-72, desarrolla esta cuestin.7Entre otros, Lavoix 1891; Botet 1908-1911; Crusafont 1982.8Material distinguido tambin en la cultura oriental. En la pennsula fue Abderramn III

    (912-961) quien, tras intitularseImamy Prncipe de los Creyentes, procedi a emitir monedaurea. Con esta iniciativa rompa con la tradicin de sus predecesores, quienes no osaron hacer-lo por constituir un atributo de suprema soberana que slo poda asumir el Califa de Oriente,nico representante del Profeta. Sobre esta amonedacin, Rivero 1955, p. 53. Sobre la presenciade nombres y ttulos califales en Al-Andalus como expresin de la articulacin del poder en lamoneda, Canto 1998, p. 111.

    9Como los de Bonhom y los de Eneas. Un documento de 1069 parece confirmarlo segnBalaguer 1999, p. 318.

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    por tanto, se deba a un deseo de revalorizacin de la suya propia. Esta hipte-sis, contrastada documentalmente10, no desautoriza la que dcadas antes propo-na Llus y Navas-Brusi en relacin con el defecto de ndole jurdica y tica quepudo haber al utilizar los smbolos de otro poder pblico sin la autorizacin deeste y sobre el cual careca el conde de autoridad11, as como tampoco se des-dear el conflicto que se inici con el papado, que censuraba estas emisionescon inscripciones infieles por parte de las autoridades cristianas12.

    Es probable que esta reprobacin fuese la que llev a acuar mancu-sos excepcionales. Dejando a un lado las monedas bilinges y los singularesaunque tardos maravedes de Alfonso VIII (1158-1214)13, resultan ilustrati-

    vos los mancusos emitidos en oro y en una fecha supuestamente cercana a1089 por Sancho Ramrez (1064-1094)14.

    Fig. 1. Mancuso de Sancho Ramrez (atribuido),Mancusos Iacensiso auro de Iacca.Anverso y reverso.

    Se ha pensado si esta acuacin, que aparece en la documentacincomo mancusos Iacensiso auro de Iacca, sera consecuencia de la infeuda-cin a la Santa Sede protagonizada por este monarca durante su viaje a Roma

    en 1068 y que implicaba el pago al Santo Padre de 500 mancusos anuales. De

    10Ibidem, doc. 12 del ap. doc.11Llus 1956, pp. 41-42.12Ibidem.13Donde con grafa rabe se indicaba El iman de la Iglesia del Mesas es el papa romano

    ALF. Todo rodeado por En nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo, Dios es nico.El que cree y que ha sido bautizado ser salvado. En el reverso, El emir de los catlicos Al-fons ben Sanch est ayudado de Dios y Dios le protege. Todo rodeado por Este dinar ha sidoacuado en Medina Toleitola, el ao 1225 de la era de Saphar: Heiss 1867, vol. I, pp. 28-29,lm. 4. Sobre estos morabetinos, es ilustrativo Francisco 1998, pp. 283-301.

    14Amonedacin que no reflejaron los catlogos de Heiss 1867, vol. II, pp. 3-4, lm. 71 o deGil 1974, pp. 260-261. S se incluye en otros, como Crusafont 1992, p. 49.

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    ella lo primero que sorprende es su tipologa pues, prescindiendo del modelomusulmn, exhibe la iconografa que es propia de sus otras acuaciones ja-quesas; esto es, en el anverso busto de perfil rodeado por +S.A.NC IN D NE,y cruz en el reverso circundada por el trmino ARA-GON15. Que los pocosejemplares encontrados se hayan localizado en el Mediterrneo oriental16hallevado a suponer si fueron utilizados por el Pontfice para costear la Prime-ra Cruzada, por lo que cabra presumir que Sancho Ramrez concibi unanueva moneda urea destinada, en exclusiva y consciente de la expansin geo-grfica que sta podra tener, a satisfacer la infeudacin. Si dejamos al margenla supuesta falsedad de la acuacin, sobre la que ya se pronunci Gil Farrs17

    aunque sin consenso, lo que ms llama la atencin de la misma es, en opo-sicin a este tipo de numerario que ya era frecuente en el resto de territorioscristianos peninsulares y que segua los patrones musulmanes, la utilizacinde una iconografa particular, acaso en respuesta a la amonestacin papal, yque supona, tanto por la imagen como por la leyenda en ella estampadas, unaevidente manifestacin regia.

    3. SANCHORAMREZYLASPRIMERASEMISIONESDEVELLN

    Hace algn tiempo que la historiografa acepta, salvo escasas excep-ciones18, que las primeras amonedaciones en Aragn emergieron durante elreinado de Sancho Ramrez. Es sintomtico que surgieran poco despus deque alcanzase, en 1076, el trono pamplons pues, con este derecho, se disi-paba cualquier duda con respecto a su condicin regia: que Sancho Ramrezutilizase por vez primera el trmino rexen su documentacin a partir de la in-corporacin del reino de Pamplona tras la muerte de Sancho IV es ilustrativo19

    15Ledo como Sancius in Dei nomine o Sancii nostri mancusus: Royo 2008; Lapea2004, p. 112; Beltrn 1972b, vol. II, p. 490; o Beltrn 1972, p. 163.

    16Turqua y Siria, concretamente.17A instancias del conservador del Museo Arqueolgico Nacional examin la pieza y con-

    cluy que ce mancusoest un faux, cita Ibez 1998, p. 80, n. 3, quien tambin duda de suautenticidad, aunque desconozco sus argumentos.

    18Que sostienen que un dinero de velln, con busto de perfil a la izquierda rodeado porIMPERATOR en el anverso y el denominado rbol superado en cruz con NAVARA, segnalgunas lecturas, horizontalmente a los lados en el reverso, como propio de Sancho III el Ma-yor. Entre ellos, Heiss 1867, vol. III, pp. 11-13, lm. 144; Snchez Albornoz 1928, pp. 1-46;Menndez Pidal 1969; De Irua 1935, pp. 655-660; Beltrn 1972a, pp. 51-112; Amors 1954,pp. 17-40; Crusafont 1992. Entre quienes lo descartan, Gil 1955, pp. 43 y ss., pronto seguidopor Ibez, quien niega esta atribucin al tiempo que realiza un estado de la cuestin en Ibez1993, pp. 110-118. Lo atribuye a Garca IV de Navarra en Ibez 1993-1994, pp. 141-197.

    19Se intitular como Sancius, gratia Dei rex Aragonensium et Pampilonensium: Ubieto1991.

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    pues supone, junto con otros mecanismos ya analizados por Laliena20, un clarorobustecimiento del poder real.

    No hay duda de que uno de los elementos que ms contribuyeron aesta reafirmacin fue la emisin de moneda propia que, adems de su funcinsocial y econmica, tuvo tambin un importante papel propagandstico21.

    Fig. 2. Emisiones de Sancho Ramrez, con diversidad de leyendas:Aragonensi, Iacca... Anversos y reversos.

    Y es ah donde entra el papel de la iconografa: esta moneda, de laque se han conservado numerosas variantes en valor y detalles que confirmanla intensa actividad numismtica del momento22, presenta el busto del monar-

    ca en el anverso y una cruz en el reverso, tipo compositivo que se mantendr,con pocas modificaciones, hasta Sancho el Sabio (1150-1194)23, conformn-dose como la ms caracterstica de este siglo en el territorio navarro-aragons.

    20Laliena 1996.21Ibez 1998, p. 80. Para este argumento resultan ilustrativos El monarca i els atributs del

    seu poder. La imago regis o El nom del sobir en Campo 1998, pp. 18-19 y 22-23.22Sobre la explosin monetaria que supusieron las emisiones de Sancho Ramrez, sus

    devaluaciones y falsificaciones acaso acuadas en talleres oficiales, Ibez 1998.23En Aragn proseguirn con su acuacin Pedro I (1094-1104) y Alfonso I (1104-1134),

    mientras que en Navarra lo harn Garca IV (1134-1150) y Sancho el Sabio (1150-1194).

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    3.1. Las particularidades del anverso: el busto de perfil

    Los precedentes de este tipo monetario, donde la autoridad emisorafigura en perfil, pueden encontrarse en la Pennsula, en concreto en los proble-mticos dinersdel conde barcelons Berenguer Ramn I (1018-1035).

    Fig. 3. Dinero de Berenguer Ramn I (1018-1035) (atribuida).Anverso y reverso.

    En ellos puede verse, en su anverso, un busto a la izquierda o derechasegn los casos, cuya naturaleza (si es civil o eclesistica) no ha podido ser an

    hoy reconocida: que muestre las manos en actitud de bendecir ha llevado a su-poner que se tratara de un obispo, hiptesis que se vera refrendada si la lecturade la leyenda que lo circunda aludiese a Deodato, obispo de Barcelona duranteel arco cronolgico en el que Berenguer Ramn I ejerci el poder24. Esta pro-puesta, que supone el busto como perteneciente a un prelado, no resulta del todosatisfactoria al no constar monedas emitidas por obispos en este mismo momen-to cuyas efigies no ostenten uno de sus atributos ms caractersticos: el bculo25,insignia aqu ausente. No obstante, y aunque es llamativo que no todas las va-riantes muestren este gesto particular26, en favor de esta hiptesis se recordarncomo precedentes, tempranas aunque elocuentes, algunas emisiones francas del

    siglo VII: quizs una de las ms cercanas sea la del obispo de Puy, quien se hacarepresentar con un busto rudimentario en perfil, sin mostrar ninguna insignia

    24 Balaguer y Crusafont leyeron la grafa como B-Co-D-E, B[erengarius] Co[mes]D[eodatus] E[piscopus], lo que les permita identificar coherentemente al personaje, aunque nolo afirmaban con rotundidad: implicaba la lectura de una extraa D cursiva, Balaguer, Crusafont1983, p. 67.

    25Las emisiones episcopales de los condados catalanes ofrecen amplia variedad de tipos,aunque en ningn caso se asemejan a la pieza aqu abordada. Habr que esperar a principiosdel s. XII para encontrar una moneda con una figura de medio cuerpo que, ataviada con capapluvial y bculo, bendiga con la derecha. Es una emisin de Vic catalogada en Balaguer 1999,tip. 46, p. 417.

    26As, el nico signo episcopal desaparece en algunos casos.Ibidem, pp. 371-393.

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    y acompaado de una mano bendiciendo, pronunciando, conforme a Engel ySerrure27, elpax vobis, frmula de salutacin exclusiva del obispo. Una segundapropuesta de lectura de las letras entalladas de la acuacin barcelonesa, y queabogara por una alusin a Berenguer28, interpretara el busto como la efigie delconde barcelons a pesar del gesto bendicente, si bien hay autores que sostie-nen que, en este segundo supuesto, podra mantenerse tambin la identificacincon el eclesistico, por lo que la iconografa evidenciara los privilegios que losobispos tenan sobre la moneda barcelonesa29.

    Si se concluye que el busto de la moneda barcelonesa representa a unmitrado, ser necesario dirigir la mirada a territorio ultrapirenaico para encon-

    trar un precedente para la amonedacin de Sancho Ramrez. Estos anteceden-tes se localizaran en las emisiones alemanas del siglo X y principios del XI, asu vez inspiradas en las inglesas de la segunda mitad de la dcima centuria30.Una mirada rpida por el repertorio numismtico de este perodo explicita lariqueza tipolgica de las emisiones germanas en contraposicin a las francas,acaso como resultado de sus divergentes situaciones polticas31.

    Fig. 4. a) Dinero de Bernardo I, duque de Sajonia. Finales del siglo X o inicios del XI.b) Emisin de Atalredo II de Inglaterra. Finales del siglo X o inicios del XI.

    27Su leyenda parece rezar G......IIVS EBESCOBUS. Los autores, al constatar tipos anlogosen Brioude, Tolouse y en otras zonas emitidos por la autoridad eclesistica, concluyeron que laefigie deba de representar a un obispo: Engel, Serrure 1890, vol. I, figs. 245-246, p. 160.

    28Calic 1982, p. 32; Balaguer, Crusafont 1983, p. 67.29Tambin recuerdan la existencia de una moneda acuada en Arls, de tiempos de Alfonso II,

    donde se observa una mitra que refleja, como en este caso, la participacin episcopal en laemisin: ibidem, p. 68.

    30En este momento el sistema monetario britnico era uniforme en tipos y pesos, lo que hallevado a calificarlo como nacional: Grierson 1976a, p. 94.

    31La monarqua francesa no era fuerte, por lo que la moneda, reflejo de realidades polticas,fue fundamentalmente epgrafe o con algn monograma, si bien existen algunos tipos figurati-vos de primitivo diseo. Alemania, pujante, con profusin de talleres y con dos grandes poderes(iglesia y emperador) fue cuna de ricas iconografas.Ibidem, pp. 86-87.

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    Ejemplo de estas analogas lo brinda un dinero de Bernardo I (973-1011), duque de Sajonia, familia emparentada con numerosas casas regias eu-ropeas, que presenta la cabeza del soberano a la izquierda rodeado de su ttulo:el parecido con la moneda del aragons es evidente. Dos de las diferencias deestas acuaciones con las que se emiten, en el mismo perodo, en Inglaterra,son la profusin de tipos con bustos colocados de frente32y, ya en el caso delos bustos de perfil, la ausencia de insignias regias, como pone de manifiestouna de las emitidas por Etelredo II (979-1016).

    No resulta extrao, pues, el uso de figuracin regia en pleno sigloXI, momento en el que algunas autoridades, laicas y eclesisticas, promovie-

    ron su representacin plstica en uno de los campos de sus amonedaciones.Descartando cualquier tipo de intencin retratstica, pues nunca pretendieronestampar su vera imago33, su intencionalidad fue la de plasmar la regia digni-tasdel titular. Es cierto que la efigie de Sancho Ramrez careca de cualquierinsignia que denotase el grado de auctoritas, pero no hay que olvidar queaquella, siempre, se rodeaba por SANCIVS REX34, por lo que su dignidadquedaba enunciada y, inequvocamente, expresada. Tambin debe valorarse lacreacin de moneda como tal, batida en un momento en el que la reanimacindemogrfica y la expansin econmica obligaban a una mejor adecuacin de

    los instrumentos de cambio. No cabe duda de que, al no ser suficientes las es-pecies monetarias que entonces circulaban, procedentes de territorio andalus,el rey de Aragn y de Pamplona decidi emitir, por vez primera, su propiamoneda. Tal y como recordaba Ramrez, al soberano aragons le interesabademostrar sus poderes fcticos, uno de cuyos baluartes era la emisin de mo-neda: la facultad de efectuar pagos con piezas propias; suyas, apostillara laautora35.

    Bajo la eleccin del busto del monarca para el anverso de sus acua-ciones se esconda una intencionalidad poltica. La ms evidente, y que subya-

    32Invaden la franja destinada a la leyenda y son muy cuidadas en detalles de la indumentariae insignias.

    33Unnimemente se considera que el inicio de las acuaciones con retratos reales se produjocon los macedonios Demetrios (292 a. C) y Antgono (227 a. C), prctica que en Roma lleg asu culmen con ejemplares como los de Cayo Julio Csar (45 a. C). Los poderes fcticos de laEdad Media, salvo unas monedas de Conrado II (990-1039) de las que Grierson afirm que latte barbue (...) correspond la description quen donnent les sources littraires, no se inte-resaron en esta fidelidad fisonmica: Grierson 1976a, p. 86. En la Pennsula, aunque Babelonconsideraba que no los hubo antes de 1450, las amonedaciones del rey Martn I (1396-1410)parecen demostrar un efmero cambio: Babelon 1953, p. 68.

    34SANCIVS REX / ARAGONENSI; SANCIVS REX / IACCA; SANCIVS REX / MON-SON; SAN.CIVSRES/ ARA-GON; SANCIVS REX/ ARA-GON; etc. Entre otros, Ibez1993-1994; Jusu, Ramrez 2002.

    35Ramrez 1996, p. 162.

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    ce bajo esta imitatiocompositiva, la de mostrar y evidenciar que se integrabadentro del distinguido y poderoso crculo que, por entonces y en el entornoeuropeo ms o menos prximo, ostentaba la autoridad. Pero por otro lado, laconfirmacin de la autoridad real puesta en entredicho por los reinos vecinos,en concreto el castellano36, argumento, sobre el que volveremos.

    Un rpido cotejo entre estas monedas aragonesas y las de los con-dados catalanes y, a partir de 108537, las del reino castellano lleva a fructfe-ras conclusiones. Entre ellas, y al margen del estmulo primigenio, pues entodos los territorios se acu para sustituir la moneda hispanomusulmanay satisfacer las necesidades de la incipiente burguesa, destaca la similitud

    con respecto a los patrones carolingios; la eleccin de los dineros como tipopreferido y, por tanto, de velln; y tambin la acuacin de grandes cantida-des de numerario, en general de buena ley. Las mayores diferencias son decarcter iconogrfico: la asimilacin de la efigie del poder emisor, entoncesinmerso en luchas internas que le obligaban a reafirmar y sancionar su posi-cin preeminente, tuvo el propsito de reflejar, plsticamente, su auctoritasante los sbditos.

    Fig. 5. Dinero de Ramn Berenguer I (1035-1076), de la ceca de Gerona.Anverso y reverso.

    En esta lnea explicativa pueden resultar ilustrativos los diners deRamn Berenguer I (1035-1076) originarios en la ceca de Girona38, pues sonlos primeros ejemplares cristianos peninsulares en presentar la efigie frontal

    36Parafraseando a Ibez 1998, p. 80.37Se considera que en Castilla las acuaciones se inauguraron con Alfonso VI tras conquis-

    tar Toledo.38Acu tambin bolscon esta tipologa. La amonedacin plenamente condal en Girona

    se inici con este conde y concluy con Alfonso II. Con Ramn Berenguer III, en este mismoterritorio, cesaron las monedas episcopales o semiepiscopales: Balaguer 1999, pp. 150-152.

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    del poder emisor desde los visigodos39. Bajo esta extraordinaria acuacin,que rompe con las tradicionales iconografas autctonas de bustos en perfilde santos, pero que al tiempo, y quizs no sea casual, enlaza por sus similitu-des compositivas con las que efigiaban a Cristo y a la Virgen Mara, tambinfrontales, subyace una voluntad de ostentacin de poder. Se haba credo quela donacin en 934 del tercio del beneficio de la moneda batida en el condadode Girona a la iglesia de Santa Mara por parte del conde Sunyer supuso paraste, y como consecuencia tambin para sus descendientes, la prdida o larenuncia del control monetario en ese territorio. Es cierto que algunas eviden-cias documentales, ya de tiempos del propio Sunyer40, parecen demostrar quelos condes, no obstante, se sintieron poseedores de este derecho; sin embargo,pese a ser conscientes de su prerrogativa para batir moneda, slo hicieron usode ella a partir de Ramn Berenguer I, quien se vio obligado, por el frreocarcter de Ermessenda, que se negaba a cederle el gobierno tras alcanzar lamayora de edad, a comprar sus derechos en Girona, entre otros el de amo-nedar41. No parece casual que, recuperado el privilegio de acuacin de mo-neda, una de las ms importantes preocupaciones de Ramn Berenguer I enterritorio gerundense, el conde escogiera la tipologa de busto de frente, hastaentonces reservada a las efigies de Cristo y de la Virgen Mara de innegable

    origen visigodo y bizantino42.Idnticas races imperiales tenan las acuaciones que, con esta tipo-

    loga de frente, se abran en el continente europeo, cada vez ms prolijo en elterreno iconogrfico. Como advirtieron Engel y Serrure, el tipo de cabeza im-perial o real de frente, que Dannenberg crea introducida en Alemania desde

    39Esta moneda fue catalogada por Botet i Sis como perteneciente a Ramn Berenguer III,y por Crusafont como de Ramn Berenguer IV: Crusafont 1982, p. 61. En un catlogo posteriorincorpora una de sus variantes a nombre de Ramn Berenguer I: Crusafont 1992, p. 28. Suanverso exhibe el busto del conde mirando al frente nimbado por corona de altos remates termi-nados en perlas y de cuyos lados penden lambrequines. En su reverso, como es tradicional en elnumerario de los condes catalanes, una cruz, aqu patada y cantonada por R-A-M-N.

    40Aunque tambin de Ramn Berenguer I y Ramn Berenguer III. Documentos transcritosen Balaguer 1999, pp. 338-340.

    41Custodiada por su hermano, el obispo Pere de Girona, y por el obispo de Vic, Ermessen-da, viuda de Ramn Borrell, ejerci el poder durante la minoridad de su nieto. As, RamnBerenguer I, hacia 1309-1041, slo gobernaba sobre el Valls y Barcelona. Tras un primeracercamiento, en 1057 se estableca un acuerdo por el que la condesa venda, por mil libras deoro, todos sus derechos en los condados y obispados de Barcelona, Girona y Osona-Manresa,y en los castillos de Begur, Pierola, Pontils y Cardona. Prest homenaje al conde y a su esposaAlmodis y se comprometi a gestionar el alzamiento de las excomuniones que, sobre ellos,haba instigado: entre otros, Salrach 1987, vol. I, pp. 167 y ss.

    42Leovigildo, quien introdujo circulante autnomo en la Pennsula visigoda, acu con sunombre suprimiendo el del emperador de Oriente. Bati tres tipos de trientes: Gil 1974, pp. 73-74.Marot insista en su influencia bizantina: Marot 1997, pp. 259-260.

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    Otn I, denunciaba un innegable origen bizantino43. Principalmente utilizadaen la cuenca del Rhin, pas desde Estrasburgo hasta Utrecht para seguir hacialos Pases Bajos y luego a Inglaterra, lugar donde se convirti, con GuillermoII (1087-1100) y sus sucesores, en la marca habitual de lospennies44. Fue puesa partir de la zona oriental de Alemania, en el centro de Goslar45, donde existauna importante ceca fundada por Enrique III (1046-1056)46, desde donde seexport con prontitud la influencia bizantina por todo el continente, sin cons-tituir el condado barcelons una excepcin.

    Dejando al margen el tipo de tocado que presenta el conde de Bar-celona en esta nueva amonedacin47 cuya novedosa iconografa plasma su

    auctoritas sobre un territorio donde haba tenido que imponerse, hay quedesplazarse a territorio leons y castellano para ver otro ejemplo que ilus-tre la utilizacin de una nueva iconografa numismtica como herramientade prestigio: me refiero a unas inslitas acuaciones de Alfonso VI (1073-1109) descubiertas en 2003. Sabido es que este rey acu por vez primeramoneda propia tras la conquista de Toledo siguiendo dos tipologas: la isl-mica y la llamada de estrellas y roeles48. No obstante, hace menos de unadcada Hernndez-Canut sacaba a la luz tres piezas singulares que, de entre1085 y 1088, exponen la efigie de frente del soberano49. Conforme a su hi-

    ptesis, el rey Alfonso incorporaba a su repertorio numismtico el busto defrente como una muestra ms del neogoticismo del que hacan gala los reyesde Len y Castilla y que tambin se revelaba a travs de otras vas, como eluso de la letra visigoda en las cancilleras, la continuidad de la liturgia hispa-novisigoda o la pervivencia de la legislacin delLiber Iudiciorum50. Acasohabra que ver en estas ansias por entroncar con los visigodos un recurso

    43Aunque en Persia Artabanus (213-277) acu con busto real de frente o en perfil: Gil 1974, p. 42.44Ms detalles sobre la dispersin de esta tipologa en Engel, Serrure 1890, vol. II, p. 530.45Cuyos temas ms caractersticos fueron el busto de frente y los de Simn y Judas: Gil

    1974, p. 105.46El taller fue creado para convertir en especie los lingotes de plata que se extraan de las

    minas de Hartz, centro de la influencia artstica bizantina: Engel, Serrure 1890, vol. II, p. 53047Es conocida la abundancia de ornamentacin en las diademas que cean los bustos de la

    numismtica clsica, donde el laurel declin su protagonismo ante nuevos elementos de perlasy pedrera: los slidos de Constantino el Grande son un ejemplo. Ms cercanas geogrfica-mente son las monedas de la Tarraco de Augusto, donde el emperador cie diadema irradiaday atada mediante nudo en la nuca, expresando su divinizacin. Ejemplos en Villaronga 1987,figs. 1047, 1049, 1054 y 1060. Esta ornamentacin se repiti en la numismtica medieval: loilustran lospenniesde Edgard I de Inglaterra (959-975), quien se representa con corona ceidamediante lazo a partir del que cuelgan lambrequines (Brooke 1950, lm. XVI, fig. 1), y la mo-neda condal que aqu se trata.

    48Vanse Heiss 1867; Gil 1974; lvarez 1998.49Hernndez-Canut 2005, pp. 1199-1203.50Ibidem, p. 1200.

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    legitimador, como han expuesto varios autores51, pero tambin una manifes-tacin de confrontacin con respecto al rey de Aragn, con quien mantuvoserios conflictos y cuya poltica fue, como luego se recordar, tan divergente.En este sentido puede ser clarificador que, en el reino de Len, durante el difi-cultoso gobierno conjunto de doa Urraca, hija de Alfonso VI, y de su esposoAlfonso I de Aragn (1109-1126), quien la repudiara en 1114, la reina esco-giera idnticos tipos a los de su padre y, en cambio, don Alfonso no emitieracon este tipo particular que remita, en ltima instancia, a las acuaciones deWitiza, el ltimo rey visigodo52.

    As, puede afirmarse que la eleccin de nueva iconografa en la

    numismtica respondi a una voluntad propagandstica, por lo que hay quebuscar en la incorporacin de nuevos modelos figurativos una finalidad, delcarcter que sea, por parte del poder emisor. Como queda dicho, para susnuevas monedas Sancho Ramrez escogi un modelo ya conocido en el m-bito ultrapirenaico, decisin que no resulta extraa en un monarca del que seha destacado su papel europesta53: sus vnculos con Roma, la presencia demilicias extranjeras en su reino para colaborar en sus conquistas (aunque nosiempre con el beneplcito del soberano), la llegada e instalacin de francosen su territorio, o la promocin del peregrinaje a Santiago, son algunos de losejemplos que se pueden enumerar.

    Dentro de su estrategia poltica que repercuta en todos los mbitos,incluso artsticos, Jaca tuvo un papel preponderante: si no capital54, converti-da en sede o en ciudad preeminente acaso como imitacin de algunas ciuda-des visitadas por el rey en su viaje a Roma55, asumi un nuevo rango a nivelpoltico, econmico y religioso hacia 1077. Receptora de un fuero especial,adquiri nueva categora y, con consecuencias urbansticas56, se convirti enun lugar privilegiado con edificios de envergadura, entre otros la catedral deSan Pedro.

    51Sobre el argumento goticista y sus problemas historiogrficos, Isla 2011, pp. 11-21.52En concreto de Witiza: Hernndez-Canut 2005, pp. 1199-1203.53Entre los trabajos que giran en torno a este argumento, son fundamentales los estudios de

    Buesa, Durn, Kehr, Lacarra, Laliena, Martn Duque, Sarasa y Ubieto.54La ausencia de una importante administracin y que el rey no residiera de forma constante

    en Jaca llev a descartar que pudiera definirse la ciudad como capital a Laliena, Snac 1991,p. 133. Pero Sancho Ramrez proclam el cambio jerrquico de Jaca: Esta es una carta deautoridad y confirmacin por la cual yo, Sancho, por la gracia de Dios rey de los aragonesesy de los pamploneses, os hago saber a todos vosotros, todos los hombres que estn en orientey occidente, septentrin y medioda, que yo quiero fundar una ciudad en mi villa que llamadaJaca: Falcn 1994, pp. 122-124.

    55Conforme a Sesma 2003, p. 204.56Sobre ello, Betrn 1999; Betrn 1992; Bielza 2003, pp. 267-316.

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    Fig. 6. a) Emisin de Sancho Ramrez atribuida al llamado Maestro de Jaca.b) y c) Detalles de los rostros esculpidos por este maestro en la catedral jacetana.

    All acudieron una serie de maestros que dejaron impronta de su ha-bilidad en el plan arquitectnico, la estereotoma y la decoracin cinceladade sus capiteles, y en su versatilidad: de acuerdo con Moralejo57, el llamadomaestro de Jaca habra sido el artfice de uno de los cuos monetarios deSancho Ramrez, pues en uno de sus tipos observa unos rasgos faciales que,en contraste con las formas angulosas del resto de monedas (con lacrimal mar-cado, potente mentn y una geomtrica forma de resolver el tabique nasal),presenta unos ritmos curvos que, segn la escultura que tall en la catedral,son los habituales en los tipos faciales de este maestro.

    Fig. 7. Moneda del conde de Urgell Ermengol IV (1065-1092). Anverso y reverso.

    Me pregunto si este maestro sera tambin quien cincelara, o habracincelado ya, los cuos del conde de Urgell Ermengol IV (1065-1092), quiengobern a los doce aos bajo la tutela de la condesa Sancha de Aragn, herma-na de Sancho Ramrez y tan vinculada al rey en los asuntos de gobierno. Msadelante retomar la cuestin.

    57Moralejo 1984, pp. 29-35.

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    3.2. Las particularidades del reverso: la cruz sobre vstago

    Por otra parte, las emisiones de Sancho Ramrez despliegan unosreversos tambin particulares. Generalizando, puede afirmarse que sus cam-pos presentan cruces, motivo religioso comn que, como reverberacin cons-tantiniana segn la tradicin58, hay que asociar a la dignidad regia59. Recor-daba Grierson que fue Tiberio II Constantino (578-582) quien instaur ensus reversos el tipo de cruz sobre gradas60, tipo de cruz que, como reaccincontra las monedas de Justino61, rememorara una visin que habra tenidoeste emperador y que tendra la capacidad de perpetuar en el recuerdo la gran

    cruz enjoyada que aquel erigi en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusaln62.Sea como fuese, este tipo de reverso fue imitado casi al mismo tiempo porLeovigildo entre 578 y 584, y continu emplendose, con variantes, durantesiglos, por lo que este reverso crucfero fue conocido coetneamente en suelopeninsular.

    No cabe duda de que el reverso crucfero de las primeras amone-daciones de Sancho Ramrez no puede asociarse a las denominadas lacroixya que superficialmente, aunque presentan idnticas caractersticas enanverso y reverso, esto es, busto/cruz, poco comparten con respecto a su

    significado63

    . Estas monedas crucferas, que arrancan en el mundo griego yque, como derivacin de la cruz constantiniana, se generalizarn por el con-tinente europeo, son las que, ya en la segunda mitad del siglo XII, derivarnen los croatsdespus de la unin del reino de Aragn con el condado deBarcelona, tipo numismtico que, por otra parte, ultrapasar el reina-do de los Reyes Catlicos.

    58La atribucin a Constantino del origen victorioso de la cruz no responde a la realidad.Detalles y bibliografa en Garca de Castro 2009, pp. 379 y ss.59Menndez Pidal 1955, citado en Montaner 1995, p. 20. En mitad del da, el sol comien-

    za a declinar, l ha visto por sus propios ojos el signo de la cruz brillando luminosamente enmedio del cielo ms an que el sol, con estas palabras: con esta vencers: Eusebio de Cesarea1994, cap. 28.

    60Aunque Prspero de Aquitania haba atribuido su introduccin en tiempos de Arca-dio, quien habra colocado una cruz en sus emisiones para celebrar su victoria contra lospersas tras aparecer, milagrosamente, cruces sobre las ropas de sus soldados: Grierson1976b, p. 615.

    61Con la personificacin de Constantinopolis entronizada: ibidem, p. 616.62Ibidem.63Son las monedas de a partir de finales del siglo III hasta el I a. C y halladas en diversas

    reas como Suiza, Norte de Catalua, Sudeste de Francia, o Europa Central. Las han estudiado,Jean Claude-Michel Richard, Jean-Baptiste Colbert de Beaulieu o George Savs.

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    Por contra, las cruces que campean en los reversos ramirenses tienenunas particularidades iconogrficas que, a mi entender, tienen poco que vercon estas figuras la croixmencionadas, y, como argumentar, tienen unatrascendencia simblica slo explicable en relacin con la personalidad delmonarca que las promociona.

    Fig. 8. Emisiones de Sancho Ramrez. Tipologas de reversos.

    De los dos tipos de reversos utilizados por Sancho Ramrez mecentrar, primero, en el que la historiografa ha presentado mayores du-das, por lo que voy a prescindir, de momento, de la cruz procesional

    para focalizar la atencin en el elemento definido como rbol superado encruz, rbol de Sobrarbe o rbol crucfero de Sobrarbe64. Fueron mu-chos quienes, desde 1499 y encabezados por de Vagad, supusieron que estainsignia era una alusin al emblema parlante originado durante la toma deAnsa65, aunque pronto hubo quienes descartaron esta posibilidad: el rbolde Sobrarbe es una simple y nueva invencin, asegurara de Zurita sin va-cilacin66. Por otra parte, y si estamos de acuerdo con Menndez Pidal67, enla estela de Domnech i Montaner y Domnech i Roura68, esta figura serauna forma de lbaro o de cruz procesional en la que los aparentes ramajesseran ornamentaciones que, con el tiempo, se habran asimilado a la enci-na crucfera, por lo que cabra sospechar, o mejor concluir, que esta cruzornamentada no tuvo ningn tipo de significacin emblemtica, al menos,en origen.

    64Montaner 1995, pp. 16-22.65Segn la leyenda, Garca Jimnez fue sorprendido por los musulmanes, ms numerosos.

    Convencidas las huestes cristianas de la derrota, divisaron una cruz luminosa sobre una encinaque les dio fuerzas para resistir hasta la llegada de refuerzos. Conforme a Vagad, sus elementosfueron las primeras armas de los reyes de Sobrarbe: Vagad 1996.

    66Zurita [1562-1580] 1980. Retoma la hiptesis Castillo 1985, pp. 525-538.67Primero expuso su teora en Menndez Pidal 1955, pp. 126-133.68Segn advierte Montaner 1995, p. 18.

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    Fig. 9. a) Dinero de Canuto el Grande, anterior a 1035. Reverso.

    b)Dinerepiscopal de Gerona (934-970). Reverso.

    La bsqueda de monedas similares en el entorno europeo occidentalha tenido como resultado el hallazgo de unas piezas que, escasas, corroboranque debe descartarse la funcin emblemtica: por un lado, unos dineros dane-ses atribuidos a Canuto el Grande (1018-1035), de los que se han encontradocinco ejemplares69y, por otro, los efmeros dinersepiscopales batidos en Giro-na algo ms tarde, se supone que poco despus de 105270. Nada permite enlazareste tipo de acuaciones entre s, aunque merece la pena sealar que casi coet-neamente, y en Oriente, emitieron con este tipo particular los emperadores bi-zantinos Miguel VII (1067-1078) y Nicforo III (1078-1081)71, acaso tomandopara una de las caras de sus amonedaciones unos motivos que, desde la primeramitad del siglo X hasta inicios del XI, haban sido relativamente frecuentes enla sigilografa de los altos funcionarios imperiales, mayoritariamente los queostentaban relevantes cargos de carcter militar72; esto es, la cruz, usualmen-te sobre tres escalones, con florecientes ramajes a ambos lados73. No es posi-ble asegurar la efectiva circulacin de estas monedas orientales en territorios

    69Estas monedas seran de finales de su reinado y su anverso ha sido definido como eltipo clsico de reverso navarro-aragons: cruz sobre alto vstago entre dos ramas adornada,en formacin: Thomsen 1956, pp. 75-77. Sospecha que son copia de las aragonesas, pero lacronologa parece impedirlo.

    70Balaguer 1999, pp. 428 y 430. Haba adelantado la fecha, entre 934 y 970, Crusafont 1982,p. 170. Luego Ramn Berenguer III (1096-1131) emitira con este tipo particular en Osona:Balaguer 1999, p. 418.

    71Con busto de frente de Cristo y, en el reverso, esta cruz de particulares caractersticas.72Desde la primera mitad del siglo X hasta inicios del XI constan sellos de este funcionaria-

    do en todo el imperio bizantino. Sobre ellos, Zacos 1984, nms. 78, 79, 84, 88, 92, 94, 95, 103,106, 108, 109a, 114, 116, 120, 121, 146, 166, 173a, 180, 188, 198, 214a, 216, 229, 231c, 242bisy 245 y Oikonomides 1985, pp. 12-13.

    73Mi agradecimiento a Francisco de Ass Garca, quien llam mi atencin sobre estas im-prontas.

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    aragoneses aunque un estudio de Lacarra menciona la presencia ocasional depiezas bizantinas a partir de mediados del XI74, por lo que podra suponerseque estas amonedaciones forneas pudieron haber sido el origen de este tipoiconogrfico en las del rey de Aragn. Por otra parte, aunque sin ahondar sobreello, no parece aleatorio el trasvase iconogrfico que se constata inaugurada lasegunda mitad del siglo XI: al tiempo que se confirma que en el mundo bizan-tino este modelo pierde adeptos de forma gradual, se atestigua su adopcin enOccidente, en un momento en el que las tensas relaciones entre ambas zonasecumnicas culminaban con el llorado e irresoluto Cisma de la Iglesia.

    Fig. 10. Ornamentaciones paleocristianas en Santa Mara in Cosmedin

    y en Santa Sabina, Roma.

    Por otra parte, resulta imposible dejar de aludir a la memoria visualde Sancho Ramrez quien, en su viaje a Roma, pudo haber conocido algu-nos de los ejemplos esculpidos de los siglos VIII al IX que, luciendo crucesflanqueadas por rboles, todava hoy se conservan en templos importantes.

    Ya hace muchos aos que Mann75advirti sobre lo que pudo habervisto el rey de Aragn durante su estancia en la Ciudad Eterna de acuerdo conlos relatos conservados de otros peregrinos. Sigerico, arzobispo de Canterbury

    que viaj a Roma en 990 para recibir el palio por parte de Juan XV, mencionaveintitrs iglesias, entre ellas las baslicas de Santa Sabina y Santa Mara inCosmedin, precisamente los lugares donde hoy se conservan ms ejemplos deeste tipo representativo76: la cruz como rbol de vida, iconografa que alcan-

    74El testamento de Oriol iguez, de mediados del siglo XI, menciona Do pro remedioanimarum nostrarum ad Sanctum Petrum de Roma nonaginta nummos aureos et I grecisco:Lacarra 1950, p. 57. Documento en Viruete 2011, vol. II, nm. 216.

    75Mann 1953, p. 122.76Recurdese el Schola cantorumde Santa Sabina que, aunque recompuesto en 1936, utiliza

    piezas del siglo V al IX. O la losa funeraria del siglo VIII de Santa Mara in Cosmedin, ahoracancel del coro.

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    zar un hito artstico, aunque ya a en los albores del siglo XII, en el preciosoconjunto musivar de la cabecera de San Clemente. No especular sobre lo quevio el rey durante su estancia y hasta qu punto lo que vislumbr impact suretina, pero que existieron estas decoraciones de raigambre paleocristiana enlas ms importantes baslicas romanas es un hecho77, del mismo modo quetambin lo es la difusin de su uso en el siglo XII.

    Antes de concluir con este epgrafe, tras descartar que esta cruz or-namentada de Sancho Ramrez remite a la tipologa la croix, y una vez com-probado que est desprovista de cualquier signo personal o dinstico, aludirbrevemente a sus ramificaciones, para algunos inslitas y que, a todas luces,

    presentan a la cruz como rbol de la vida. Entre los primeros escritores cris-tianos, resulta elocuente destacar a Nacianceno quien, reconocido como elms completo estilista retrico de la patrstica del siglo IV78, compuso diver-sas piezas pas de exaltacin, entre otros, a la Cruz. De l se han conservadohomilas y otras invocaciones copiadas a finales del IX, y, por tanto, inmedia-tas a las primeras improntas creas bizantinas comentadas, cuyos pergaminoshan recibido decoracin iluminada79que exhibe idnticas cruces flanqueadaspor ramas floronadas. No hay duda sobre su significacin, pues el parangndel madero de la cruz con el rbol del paraso inunda varios de sus versos80.Concluir con una llamada de atencin con respecto a la frtil transmisin delmodelo de este tipo de cruz que, a lo largo de este perodo que culmina media-do ya el siglo XI, se constata entre los diversos soportes artsticos: miniatura,sigilografa, numismtica, e incluso tejidos de carcter sacro81exhibirn estaportentosa cruz que en el caso aragons, como expondr a continuacin, al-canzar una suerte de asimilacin con la institucin monrquica.

    77Derivadas del conocido como primer renacimiento artstico en Roma, donde se unierondiferentes motivos de origen clsico, paleocristiano, bizantino y oriental. Sobre ello, remito alfundamental Krautheimer 1980.

    78Sobre su obra, an es de actualidad Ruether 1969.79En concreto lasHomilas de Gregorio Nacianceno, de 879-882. BnF (Ms. Grec 510, f. C).80Dios, como quera reconstruir al hombre, vino como Dios en la naturaleza humana, para

    que, luchando e hiriendo de muerte al homicida y venciendo con el gusto de la hiel el frutoprohibido, con las heridas de los clavos las manos que haban cometido el acto nefasto, con lacruz del rbol del paraso terrenal y con su sublimidad la tierra, pudiera restituir a Adn redivivoa su vida y a su gloria: Nacianceno, Crmina, pp. 162 y ss. Ms elocuente es el Himno I de

    La Devocin de la Cruza la que, tras invocar: Oh, Cruz fiel, rbol nico en nobleza, se res-ponde: Jams el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto. En Albelda, ntimamentevinculado a la monarqua, hubo composiciones figurativas alusivas a la cruz, con inscripcionesque las acompaaban: Arbor uitae largire praecibus Sanctionis o Amomum crucis flos sacreadfla Ranimirum, del poema 2, o Arbor pardis tensa ramis hincue siue et hinc, del tercero,lo corroboran. Las referencias son de Daz 1979, pp. 354 y 356; 1981.

    81Como ejemplifica el saquito-relicario del Nationalmuseum de Nrnberg fechado en Bizan-cio hacia 1051-1100. Trabajado en seda y plata con hilo de oro, perlas y almanditas, presentacruz de doble travesao flanqueada por imponentes ramificaciones (Negr. Nr. GNM KG 562).

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    4. LACRUZYSUVNCULOCONLACASAREALDEARAGN

    Dando por sentado que la cruz constituye el referente principal de laveneracin de los fieles cristianos y que fue un smbolo de amplsima difusinen todos los gneros artsticos, podemos afirmar, no obstante, que su adop-cin en las primeras monedas del rey de Aragn respondi a una voluntad queiba ms all que la puramente devocional. Receptora de contenidos polti-cos, en poco tiempo fue asumiendo nuevos significados que derivaban de unadoble percepcin: la del rey como nuevo Constantino y la de la Reconquistacomo Cruzada.

    Carecemos de apoyo documental del momento que corrobore la asi-milacin entre Sancho Ramrez y Constantino, pero hace algn tiempo queSimon advirti la referencia a este emperador en el tmpano de la catedralde Jaca, edificio emblemtico, como ya se ha sealado aqu aunque breve-mente, de este reinado. No es casual que esta edificacin, con tantas particu-laridades constructivas y decorativas82, fuese concebida originariamente conuna cubricin que remita a las primeras baslicas cristianas83y, en concretoy de acuerdo con el americano, a San Pedro de Roma, precisamente erigidapor aquel emperador84y que tanto pudo admirar Sancho Ramrez cuando, en1068 acudi a Roma para infeudar su reino a la Santa Sede.

    El entendimiento entre Sancho Ramrez y el Santo Padre fue equi-tativo. Quienes han trabajado sobre el asunto confirman que una de las con-secuencias del vasallaje fue, por parte del rey, la de obviar la dependenciacon respecto a la monarqua pamplonesa y conseguir una vinculacin ex-terna de prestigio que avalara el nuevo reino85. Por parte de Gregorio VII,la de encontrar un nuevo aliado para la expansin de la cristiandad a cos-ta del Islam que supusiera una recuperacin del patrimonium Sancti Petri.Muy clarificadora es, en este sentido, la carta que, en 1073, enviaba a losnobles franceses dispuestos a participar en una campaa en la Pennsula en

    la que subrayaba que estos territorios haban pertenecido desde antiguo a sujurisdiccin y que, aunque ahora ocupados por los paganos, todava le per-tenecanpor ley de justicia a la Sede Apostlica solamente86. A este primer

    82Sobre esta cuestin, Martnez de Aguirre 2011, pp. 213-229.83Ya sugerido por Lacarra 1993, p. 16.84Simon 2011, p. 387.85Garca-Guijarro 2004, pp. 247-248. Esta dimensin poltica del viaje entra en contradic-

    cin con la hiptesis de Kehr, quien lo consideraba como un acto de devocin y de entregapersonal: Kehr 1946, p. 94.

    86Non latere vos credimus regnum Hyspanie ab antiuo propii iuris sancti Petri fuisse etadhuc, licet diu a paganis sit occupatum lege tamen iustitie non evacuata, nulli mortalium sedsoli apostolice sedi ex equo pertinere: Caspar 1955, p. 11. Tambin, Ubieto 1991, pp. 174-175.

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    reclamo del papado por la soberana de las tierras hispanas le sucedera lavoluntad de abolir en ellas la liturgia mozrabe, a lo que Sancho Ramrez ysu entorno responderan favorablemente y de inmediato87. Poco despus, el28 de junio de 1077, el Papa volva a hacer el reclamo de pertenencia en unacarta pastoral a los regidores de Espaa en la que evocaba los deberes delprncipe cristiano y las responsabilidades de este cargo y, adems, aluda aunos antiguos decretos que legitimaban su exigencia88, ius propietatem essetraditumque han sido relacionados por Cowdrey con el texto de la Constan-tini Constitutumpor la cual el emperador Constantino habra cedido al papaSilvestre I todas las provincias de Italia y las dems regiones del oeste del

    Imperio romano89. No resulta extrao que Constantino, para gran parte dela historiografa ejemplo de docilidad y humildad ante el poder espiritual90,fuese reivindicado en tiempos de la reforma gregoriana, y an menos asi-milado como paradigma a seguir por los monarcas medievales91, entre otrosel aragons: uno de los ltimos trabajos de Garca Garca va en esta lneainterpretativa92.

    En un contexto de reivindicacin regia y de cruzada se articulan,pues, nuevos contenidos en torno a la cruz, elemento que, a partir de SanchoRamrez, se convertir en un mecanismo de proclamacin monrquica. Como

    queda dicho, fue escogida como signo fctico que acompa la imagen figu-rativa del soberano en uno de los vehculos propagandsticos ms efectivos:la moneda, el objeto oficial de uso pblico y de curso legal por antonomasia.Pero el smbolo crucfero no slo afect a este tipo de soporte oficial, sino quetambin se despleg en otras promociones vinculadas a la realeza para mostrara la monarqua como defensora de la fe cristiana y a su representante comogobernante cristiansimo. Pero tambin, como se ver, fue utilizada con unafuncin de autoafirmacin y de fortalecimiento institucional.

    87Sobre la introduccin del rito romano en la Pennsula, Soto 1991, pp. 161-174.88Preterea, notum vobis fieri volumus, quod nobis quidem tacere non est liberum, vobis

    autem non solum ad futuram, sed etiam ad presentem gloriam volde necessarium, videlicetregnum Hyspanie ex antiquis constitutionibus beato Petro et sancte Romane ecclesie in iuspropietatem esse traditum: Caspar 1955, pp. 345-346.

    89Cowdrey 1998, p. 469. Sobre las relaciones polticas del papado a finales del siglo XI,Gordo 2008, pp. 519-559.

    90Interpretacin que descubre a un Constantino como jefe de su iglesia es la de Iogna-Prat2003, p. 206.

    91Cowdrey 1997.92Garca Garca 2012, pp. 221-229.

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    4.1. La ceremonia de coronacin: el rey comoMiles Dei

    Hay que reconocerle a la iglesia hispanogoda su papel en la creacin deuna teora de la monarqua que tendr sus mximas manifestaciones plsticas enlas ceremonias y los emblemas que definirn la imagen pblica del rey93. Dentrodel proceso, fue esencial la uncin, protocolo ya sugerido por Isidoro de Sevillaen susEtimologas: sagrado ungento para poder ungir a los que estaban llama-dos al sacerdocio o asumir el poder real94. Este fue el modelo que sigui GarcaSnchez III el de Njera en 1043 cuando se declar unctus a Domino95, primerareferencia documental de este tipo de liturgia en el reino de Pamplona.

    Del protocolo visigodo, adems de enviado de Dios, o ngel de Dioscomo definira Bango96, los monarcas navarros tambin tomaron el ttulo de sufiel soldado;Miles Dei. Conforme al Ordo quando rex cum exercitu ad preliumegreditur, a modo de insignia regia, antes de partir al combate, se desarrollabaun ceremonial en el que, mientras se cantaba una antfona, el dicono tomabadel altar una cruz urea con un lignum crucisy la entregaba al obispo para queste la concediese al rey97, momento a partir del cual se efectuaba la benedictiocrucis98. Esta solemnidad parece que fue muy pronto adoptada por los monarcasasturianos, quienes entendieron que por su intercesin venceran al enemigo, de

    modo que, segn advierten las inscripciones conservadas, esta cruz se convirtirpidamente, y como ya lo haba sido de Constantino conforme a la tradicin,en el lbaro de la lucha contra el infiel, tantas veces aqu concebida como guerrasanta99. Referencias escritas que aludan al rey navarro comoMiles Deipuedenencontrarse en los cdices Albeldense y Emilianense, cuyos renglones ensal-zan a Garca Snchez por su inquebrantable veneracin a la fe de Cristoy pormostrarse, en todas sus acciones, como magnfico guerrero contra las gentes delos ismaelitas100, aptitudes que, en Vigila, tambin se hacen extensivas a Ramiro(970-c. 991), de quien destaca, en un curioso poema figurado, Cristo, Ramiro es

    93Cuestin abordada, desde Leovigildo y culminando en su reinterpretacin por parte deAlfonso II, en Bango 1992, pp. 19-32.

    94Fragmento de Bango 2000, p. 24.95En una carta de arras entregada a Estefana por su marido, Garca el de Njera: Rodrguez

    de Lama 1976, nm. 3, p. 249. Sobre la sacralizacin de la guerra en el reino de Pamplona delsiglo, Miranda 2011, pp. 225-243.

    96Bango 2000, p. 26.97Liber Ordinum, LXXXIV, cols. 199-200 (Frotin 1904); Puertas 1975, pp. 105-106 y 238.

    Referidos en Lpez de Guereo 2000, p. 378, n. 15.98Ibidem, n. 16.99Bango 1989, p. 34. No existe documento que corrobore la utlizacin del Ordo quando...

    por los reyes asturianos, lo que obliga a mantener cierta cautela al respecto.100Ruiz de la Pea, Moralejo 1985, p. 263.

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    tu soldado. Tu ngel bueno Ramiro es fuerte, Dios101. ngel de Dios y soldado deCristo, ttulos que la iglesia ya haba concedido a los monarcas visigodos y queahora se trasladaban al rey de Viguera, de la rbita navarra, a finales del siglo X.

    Un experto liturgista que manejaba con precisin y originalidadfuentes hispnicas y ultrapirenaicas nos proporciona un ejemplo textual ara-gons que corrobora la celebracin de esta liturgia que tiene que ser entendidacomo un ritual verdadero y no slo ilustrativo del poder del rey; es decir, quetena, como afirm Laliena, capacidad para persuadir y generar adhesin102.El Sacramental de Roda, aunque no es unLiber Ordinum103, contiene algunasbendiciones integrables en la ceremonia de remisin de la cruz relicada al

    rey y al ejrcito antes de la expedicin, al tiempo que suma otras bendicionessobre el soberano cuando preside un snodo o para ser dichas en cualquiertiempoy, en especial, para los benefactores de los nuevos templos104. Todosellos textos que evidencian el manejo de material bblico en beneficio de laretrica monrquica, no pocas veces redactada y leda pblicamente por losclrigos a lo largo de estas liturgias que proclamaban y realzaban al soberanoal enlazarlo, mediante textos, gestos e insignias, con lo divino.

    Por otra parte, recordaba Garca Garca que en elHimnario de Hues-ca, escrito quizs en Moissac a finales del XI y destinado a San Juan de laPea, se recoge el himno Vexilla regisde Venancio Fortunato en el oficio de

    Pasin105. Este himno aclama que por la Cruz de Cristo ser definitivamenteestablecido el Reino de Dios106y, mientras que sus primeros versos asocian losestandartes regios con la cruz, los ltimos concluyen con una invocacin a laTrinidad107. En abril de 1085 Sancho Ramrez estableca la obligacin a todossus descendientes de pasar en el cenobio pinatense los das de Cuaresma108,motivo por el cual el joven historiador se preguntaba en qu medida estasasociaciones, teniendo en cuenta la efectiva asistencia de los reyes en aquellas

    101Miles. O Christe, tuus Ranimirus sic honorem. Angelus bonus tuus Ranimirus vigeat,

    Deus, en el cdice Vigilano, f. 2v segn refiere Silva 1980, p. 260, n. 15. Estos trminos expli-caran la iconografa con connotacin blica de este monarca.102Laliena 2000b, p. 471.103Su editor lo supone elaborado en Urgell para la sede rotense. Se establece el siguien-

    te ordo: ostiario, exorcista, aclito, subdicono, dicono, presbero y obispo: Barriga 1975,pp. 95-108.

    104Otra de las invocaciones explicaba que el obispo suplica a Dios, quien ha elegido a lossoberanos, que reinarn por la intercesin de todos los santos colma de riquezas a este rey consu ejrcito y nelo con firme estabilidad al trono del reino (...). S para l una loriga contra lasformaciones enemigas, un yelmo contra las adversidades, paciencia contra los improperios,un eterno escudo para su proteccin. Prrafo CI, procedente de Laliena 2000b, pp. 472-473.

    105En los ff. 22v-23v conforme a Durn 1987, pp. 58-59 segn cita Garca Garca 2012,p. 233.106Regnavit a ligno Deus: Fortunato,Hymnus Vexila Regis, PL, 88, 96.107Garca Garca 2012,p. 233.108Briz Martnez 1620, p. 555, citado en Ubieto 1951, p. 82, n. 31.

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    celebraciones pascuales y con la liturgia como fondo, pudieron influir en unaconcepcin sacralizada del combate109, concepcin, claro est, que redundaraen la dilacin en el uso de determinados emblemas de sacro contenido.

    4.2. La iconografa como elemento documental

    A los testimonios textuales hay que sumarles los restos iconogrfi-cos conservados que, del ltimo tercio del siglo X y en el rea de influenciade Pamplona y Aragn, parecen certificar esta ntima relacin: los relieves de

    San Miguel de Villatuerta y los de Luesia son ilustrativos en este sentido110

    .

    Fig. 11. San Miguel de Villatuerta, Navarra. ltimo tercio del siglo X.

    Fue Fontaine el primero en sugerir, de la escultura de San Miguel deVillatuerta, sus relaciones con el ordo visigtico antes mencionado en el queuno de sus cnones describe el ritual para ir a la guerra111, aunque fue Silvaquien profundiz sobre ello y quien evidenci que lo que la imagen represen-

    taba era, en concreto, el aludido Ordo quando rex cum exercitu ad preliumegreditur112. Para la autora, el relieve reproducira la escena litrgica en la quela cruz, convertida ahora en estandarte real, era presentada al rey para que ste laofreciera al presbtero o dicono encargado de portarla durante la campaa113.

    109Garca Garca 2012,p. 233.110No obstante, se advierte que el sentido real de estos bajorelieves se nos puede escapar en

    Henriet 2005, p. 175.111Fontaine 1977, p. 255. Estado de la cuestin sobre las lecturas de los relieves en Poza

    2000, pp. 609-627.112Silva 1984, pp. 190-192.113Ibidem.

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    Aos despus, Martnez de Aguirre apunt la hiptesis de que este conjuntorepresentaba una metfora del poder a travs de la cual Sancho II pretendaentroncar, emulando a la monarqua astur con la que mantena parentesco,con los pretritos monarcas hispanogodos114. As, estos relieves, adems deconstatar el desarrollo, a finales del X y en el reino navarro-aragons, de cere-monias reales elaboradas tres siglos antes, trascendan la concreta circunstan-cia de una campaa guerrera y exhiban un corpus ideolgico y poltico queremontaba los orgenes de los regentes del reino hasta los reyes visigticos115.

    Fig. 12. Relieve de Luesia, Zaragoza. Fechado hacia 975.

    Un minucioso estudio de Cabaero y Galtier116 confirm que losrelieves de Villatuerta no suponan un unicum: en Luesia se reflejaba esemismo fragmento del ritual, con lo que demostraron que el Liber Ordinum,que regulaba la dramatizacin de este acto, era utilizado por los reyes pam-

    ploneses con la intencin de cumplimentar los ritos guerreros destinados aexaltar su poder117. Una liturgia, como queda dicho, modelada con una fi-nalidad propagandstica cuyos protagonistas esenciales eran la cruz, ahoraconvertida en insignia, y el rey. Estoy de acuerdo con Laliena cuando afir-

    114Hiptesis extensiva a las miniaturas de los cdices Albeldense y Emilianense: Martnezde Aguirre 1996, en esp. pp. 192-200. Sobre este neogoticismo o panhispanismo, Martn Duque2004.

    115Ibidem, pp. 195-200.116Cabaero, Galtier 1986, pp. 11-28.117 Manifiesta la persistencia de estas ceremonias en Castilla y en Len, Bronsich 1998,

    citado en Laliena 2000b, p. 469, n. 11.

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    ma que este tipo de ceremoniales, lejos de evidenciar la piedad personal delos monarcas, concentraba en la figura del rey el carcter simblico de ladominacin, en particular a travs de la vinculacin entre la divinidad y elsoberano, con lo que se realzaba intensamente la similitud entre el liderazgoterrenal y la preeminencia celestial118. Y, para ello, el vnculo visual entre elrey y la Cruz resultaba esencial, motivo por el cual el rey no pocas veces sepreocup de manifestarse, pblicamente, en reiteradas ocasiones y mediantelos diversos soportes, en relacin con este elemento, ahora reconvertido enemblema monrquico.

    4.3. La advocacin a la Santa Cruz

    No querra dejar de insistir acerca de la relevancia de la cruz comoelemento profilctico119, por lo que el cariz devocional no debe menospreciar-se. Mi intencin aqu est lejos de difuminar el fervor que los reyes de Ara-gn mostraron ante una de las ms sagradas reliquias que, dicho sea de pa-so, ms relacionadas estaban con Constantino al haber sido su madre, santaHelena, la artfice de su descubrimiento. Los textos aragoneses conservadosque detallan las reliquias, su variedad y cantidad, as como tambin los es-plndidos contenedores que las albergaban y que se encontraban en templosimportantes de la poca vinculados a la casa real, aluden a la presencia defragmentos u objetos relacionados con la cruz o el Nazareno, a quien SanchoRamrez demostr especial devocin al final de su reinado: recurdese que,entre otras disposiciones, en 1086 haba creado la cannica de Jess Nazare-no en Montearagn120.

    Muy ilustrativo es el testimonio documental que nos ha llegado acer-ca de la consagracin, en 1094, de la iglesia de San Juan de la Pea, llevadaa cabo el primer ao en el que fue rey de Pamplona y Aragn Pedro I, quien

    se hallaba presente en el solemne acto. En la descripcin de las numerosasreliquias de la iglesia del monasterio constan, entre las del altar de San Juan

    118Ibidem, p. 471.119Sentido que se mantuvo con el paso del tiempo. Ilustrativos son los trminos de Jimnez

    de Rada quien, anotando lo sucedido durante el combate del 16 de julio de 1212 explica: Lacruz del Seor, que sola tremolar delante del arzobispo de Toledo, pas milagrosamente entrelas filas de los agarenos (...) y all tal como quiso el Seor, permaneci hasta el final de la batallasin que su portador, solo, sufriera dao alguno: Fernndez Valverde 1989, p. 320. No obstante,estoy de acuerdo con Herniet cuando advierte que debe relativizarse la intencionalidad blicaanti-islmica atribuida a numerosas cruces de orfebrera hispanas: Henriet 2005, pp. 168-172.Sobre estas cruces en la Pennsula, Garca de Castro 2009, pp. 371-400.

    120Tres aos despus fue tomada bajo la proteccin de la Santa Sede por Urbano II: Durn1987, pp. 12 y 20.

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    Bautista, reliquias provenientes del sepulcro del Seor; entre las del arca so-bre la de San Indalecio, se guardaban las

    de la cruz del Seor, de la tnica del Seor, del pan de Cristo, dellienzo con el que Cristo sec los pies de sus discpulos. Tradasde las tierras de Jerusaln se contienen las siguientes: del pesebredel Seor, del lugar de la Transfiguracin, del templo, del monteCalvario, depetronedel Seor121.

    La veneracin de Pedro hacia las reliquias cristolgicas fue demos-trada dos aos despus cuando consagraba la mezquita mayor de Huesca enhonor de Iesuchristo Nazareno122. Que la dedicacin de la mezquita fue inhonore domini nostri Ihesu Christi Nazarenilo expresan el privilegio de Pe-dro I de 1096, la bula de Urbano II de 1098 y confirmada por Gregorio VIII,y otro privilegio de ese mismo ao del monarca y fechado en el asedio delcastillo de Calasanz123. No parece casual la eleccin del culto en la Huescaconquistada pues, poco antes, en noviembre de 1095, los cristianos hubiesentomado la cruz de Cristo en Clermont bajo el grito proclamado por Urbano IIdurante el sermn para la liberacin de Jerusaln:Deus lo volto Cristo mis-mo lo manda124. Que el rey Pedro respondi a este mismo espritu lo corro-

    bora una de las fortalezas de las que se sirvi para intentar la conquista dela ciudad de Zaragoza, defensa bautizada Juslibol. No obstante, la victoriatendra que esperar: esta ciudad no fue conquistada hasta diciembre de 1118,unos meses despus de que un concilio celebrado en Tolouse le otorgara lacategora de cruzada.

    Los reyes nunca olvidaron el arbotante moral que, para las conquis-tas, les supuso el beneplcito divino: en el documento de privilegio de la ca-tedral de Huesca Pedro I no titube al proclamar pblicamente la ayuda que,para l y su predecesor, Sancho Ramrez, les haba dispensado el Nazareno125.

    121Fragmentos de Daz 1979, pp. 319-320.122y de Santa Mara, su madre, y de San Pedro, Prncipe de los Apstoles, y de los gloriosos

    San Iuan Baptista y San Iuan Evangelista, y dot el Rey la Iglesia de todas las posesiones y rentasque la Mezquita tena en tiempo de los moros: Zurita [1562-1580], 1980, lib. I, cap. XXXII.

    123Sobre estos documentos y su autenticidad, Arco, 1951, pp. 36 y ss.124Se conservan cinco versiones del texto que ley Urbano II en Clermont: el de Fulgerio de

    Chartres, en Gesta Francorum Jerusalem Expugnantium; el de Roberto el Monje incluido enHistoria Hierosolymitana; la versin de las Gesta Francorum, el texto de Baldric de Dol, y elde Guiberto de NogentHistoria quae dicitur Gesta Dei per Francos. Es de inters la carta de

    Instruccionesque emiti Urbano II en diciembre de 1095.125 Subiungimus etiam ad honorandum altare Ihesu Nazareni, qui mihi et patribus meis

    gloriossas concessitvictorias: Ubieto 1951, doc. 30, p. 253. Vase tambin Laliena 2000a,pp. 262-263.

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    Y aunque es cierto que el autor del Codex Valentinus126afirm que esta advo-cacin era equivalente a la del Salvador, y que un reciente estudio de Martnezde Aguirre concluye que en la Edad Media se identific el culto de la Cruzcon el Santo Sepulcro127, nada permite confirmar la identidad entre todas estascelebraciones. No obstante, sealaremos la coincidencia de la adoracin, en lafestividad nuclear del ao litrgico cristiano que es la celebracin del ViernesSanto, de la Cruz, del Nazareno y del Sepulcro del Seor.

    Sea cierta o no esta hermandad devocional, no hay duda de la efec-tiva advocacin a las reliquias cristolgicas y, en especial, a las relacionadascon la Santa Cruz en consonancia con la lucha contra el infiel. Si el primog-

    nito de Sancho Ramrez, Pedro I, supone un ejemplo en este sentido, no menosilustrativo es el de su hermano Alfonso I quien, criado en Siresa, donde seconstata el culto a un lignum crucisdesde comienzos del siglo IX128, llevabaen sus campaas militares reliquias de la Vera Cruz:

    Siempre traa consigo en campaa un cofre hecho de oro puroadornado con piedras preciosas por dentro y por fuera, en el quehaba una cruz venerable por las reliquias del madero salvador enel que fue colgado nuestro Seor Jesucristo, hijo de Dios, pararedimirnos (...). Y tena oro, plata y piedras preciosas, llenas de

    reliquias de Santa Mara y del madero del Seor129

    .

    Algunos de estos sacros objetos podran haber sido los que se inven-tariaron en la nueva sede zaragozana entre los llevados all por Esteban, elobispo de Huesca-Jaca130, quien consta que acompa a Alfonso I en variasexpediciones guerreras, entre otras la de Zaragoza de 1118131.

    126 Coleccin de inscripciones antiguas, principalmente romanas recogidas en Espaa yPortugal, coleccionadas por Gaspar Galcern de Pins y Castro, Conde de Gimer y sacadas

    de diversos autores, en especial de Jernimo Zurita, Florian de Ocampo, Honorato Juan, Mar-tn Velasco Prez de la Torre, Luis[sic] de Resende, Albiano de Rojas, Juan Alonso Franco,Juan Gins de Seplveda(...), siglos XVI y XVII, 335 ff. BnM, ms. 3610. La noticia sobre laidentidad de advocaciones procede de Espaol 2005-2006, ap. doc.

    127Martnez de Aguirre 2012, pp. 215-242.128De ligno crucis y de ligno crucis Domini: Ubieto 1986, docs. 2 y 6. Citado en ibidem,

    p. 242, n. 51.129Eran guardadas en las tiendas de campaa donde estaba la capilla que siempre estaba

    situada junto a las tiendas del rey, y los sacerdotes, diconos y gran parte de los clrigos diaria-mente las vigilaban y custodiaban, y siempre ofrecan sobre ellas el sacrificio a Dios NuestroSeor: Prez Gonzlez 1997, p. 79. La costumbre de Alfonso I de llevar reliquias de la VeraCruz fue advertida por OCallaghan 2003, p. 193, citado en Garca Garca 2012, p. 231, n. 63.

    130Entre ellas consta un fragmento del lignum crucis: Durn, Moragas 1987, p. 17, citado enGarca Garca 2012, p. 231, n. 63.

    131Le debi de sorprender la muerte en una batalla: Peart 2002-2003, p. 63.

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    Si las reliquias de la Vera Cruz, tantas veces empleadas con finesprotectores en campaa, son una evidencia de la advocacin a la Santa Cruzpor parte de los primeros reyes de Pamplona y Aragn, no menos ilustrativasson las nuevas fundaciones reales instituidas bajo su advocacin. Entre ellassobresale Santa Cruz de la Sers, que pese a haberse fundado bajo la advoca-cin de la Virgen Mara como recuerda la inscripcin de su portada132, pareceque mantuvo una designacin que deriva de la adopcin del nombre de la po-blacin en que se haba erigido la comunidad, aunque tampoco es descartableuna doble advocacin133. Sin duda, adems de los interrogantes que planteala construccin, llama la atencin el protagonismo como promotora de doa

    Sancha quien, de singular personalidad134, parece que acompa a su herma-no Sancho Ramrez en sus andanzas conquistadoras. Sin citar las fuentes, Va-lenzuela la incorpora entre el squito del rey cuando sitiaba Huesca, al tiempoque tambin afirma que se hallaba en la batalla de Alcoraz, en la retaguardia,rezando e implorando a Dios para que el triunfo fuese de la cruz135, de modoque, si esta fuente fuese fiable, podra rubricarse que el inters por la cruz y sucarcter victorioso no slo se concentr en la figura del rey de Aragn, quienadems la emple en sus signa regis136, argumento sobre el que merecera lapena profundizar, sino que se hizo extensivo al entorno ulico.

    De acuerdo con lo dicho puede afirmarse que, a finales del siglo XIy en los albores del XII, en el reino de Aragn existi una predileccin porla representacin de smbolos cristolgicos vinculados con la monarqua yque, en funcin del contexto poltico, religioso y social, se estimaron comolos ms convenientes. Es verdad que otras soberanas peninsulares tambinemplearon estos smbolos, incluso en el mismo soporte: sirvan de ejemplolas emisiones de Alfonso VI y Urraca de Castilla y de Len137, en cuyo an-verso campea una cruz y en su reverso un crismn. Que se encuentre este

    132VIRGINIS HOC TEMPLUM QUISQUIS PENETRARE BEATUM conforme a Lamp-rez segn Olivn 1969, p. 126.133De 1079 fecha un documento donde se menciona Santa Cruz: cum illa comitissa domina

    Sancia et cum illis sororibus de Santa Cruce. Es el pergamino 436 copiado al f. 47v del LibroGticode San Juan de la Pea conforme a Arco 1913, p. 434. La mencin de Santa Crucevuelve a verse en un documento de 1081 firmado por Aznar y su esposa doa Blasquita: ibidem,p. 435. La duplicidad en el nombre se da en documentos del siglo XIII, aunque algunos soncopias de otros del XI: Ubieto 1966, docs. 5 y 6, por ejemplo.

    134Su papel promotor fue analizado brevemente por McKiernan 2005, pp. 159-165. Sintticoy clarificador trabajo en el que se desarrolla un estado de la cuestin sobre quienes han aborda-do esta figura: Buesa 1995, pp. 17-53.

    135Valenzuela 1959, p. 128. Pero ni la Crnica de San Juan de la Pea ni Zurita lo corroboran.136La emplearon en sus firmas, por citar a los ms inmediatos a Sancho Ramrez, Ramiro I,

    Pedro I o Ramiro II.137Heiss 1867 (Len y Castilla), p. 6.

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    motivo en el reverso de las monedas castellanas y leonesas se debe, segnHeiss, al matrimonio de Alfonso VI con Constanza, sobrina de Enrique I deFrancia, quien emita monedas con este tipo particular138. No obstante, enla adopcin del crismn en la numismtica se ha olvidado de un precedentefundamental; el de Ermengol III de Urgell (1038-1065), quien tambin batinumerario con este tipo particular. Sus vnculos con Alfonso VI estn com-probados y culminaran muy poco despus: quien sera el futuro Ermengol Vde Urgell (1092-1102), no slo nacera en Len, sino que pasara su infanciaen la corte del rey de Len y Castilla139. Por otra parte, las relaciones del con-dado de Urgell con el reino de Aragn se manifiestan muy estrechas sobre

    todo en tiempos de Sancho Ramrez: aunque anulado en 1068, el aragonshaba casado con Isabel de Urgell, hija de Ermengol III hacia 1063, preci-samente el ao en el que el cataln contraa terceras nupcias con doa San-cha, hermana del rey de Aragn, quien tutelara a su hijastro Ermengol IVdurante su minora de edad. La intervencin en la administracin del territo-rio cataln de la condesa viuda quizs sea la razn que explique, entre otrosaspectos del gobierno del futuro conde140, la similitud formal e iconogrficaentre la numismtica del urgells con algunas de las monedas de Sancho Ra-mrez y las primeras del reinado de Pedro I141, con quien consta que, adems,

    colabor a nivel poltico.Concluyo evidenciando la importancia de las conexiones entre el con-dado de Urgell y Aragn, relaciones que, adems de familiares y polticas,favorecieron, a mi modo de ver, permeabilidades artsticas que podrn con-cretizarse con un estudio exhaustivo en este sentido. Dentro de esta va deanlisis, la figura de doa Sancha se revela como esencial. Eco relativo hatenido su faceta como poltica, tanto en tiempos de su hermano Sancho Ra-mrez como en los de su sobrino Pedro I. Si la historiografa ha advertidoque en su voluntad primaban los asuntos materiales sobre los espirituales,hay que reconocer que su papel en los asuntos religiosos del reino no fue

    menos extraordinario. Conforme a Buesa142 pudo consumar eficazmente yno de forma espordica unos cargos143que podran calificarse de anmalos

    138Y que era el tipo propio de los capetos: ibidem, p. 4.139Estas buenas relaciones favoreceran el matrimonio de Mara, hija de Pedro Ansrez, con

    el urgells y el traslado del noble al condado cataln una vez su hija qued viuda: RodrguezFernndez 1966.

    140Como su defensa, en sintona con los ideales de su madrastra doa Sancha, de la incorpo-racin de la reforma gregoriana en Urgell.

    141Sobre lo que llamaba la atencin Ibez 1998, p. 82, n. 5.142Buesa 1995, pp. 17-53.143Fue tenente y gobernadora de Atars, San Urbez, Santa Cruz y Siresa. Administr algn

    tiempo la dicesis de Pamplona: Ubieto 1973.

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    conforme al Derecho Cannico con el beneplcito del rey y del Santo Padre.Su actividad como firme impulsora de la poltica reformista de Gregorio VII,y tambin en tiempos de Urbano II con quien mantuvo relacin144, ha llevadoa que autores como Aurell145la consideren como una de las mayores aliadasdel Sumo Pontfice en la Pennsula. Si su labor poltico-religiosa ha sido pocoenfatizada por los estudiosos, menor trascendencia ha supuesto su actuacinen la vertiente artstica, donde pienso que pudo tener un papel preponderan-te en la incorporacin y/o confirmacin de modelos con la intencin ltimade proclamar la institucin monrquica personificada, en primera instancia,por su hermano Sancho Ramrez y, a su muerte, por su sobrino Pedro I, con

    quienes mantuvo, conforme a la documentacin conservada, una estrecha ydilatada relacin.

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    144Apoyo documental referido, entre otros, en Durn 1962, p. 54.145Aurell 1997, p. 525.

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