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Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org Instituto de Desarrollo Económico y Social Los intelectuales, las ciencias sociales y el reformismo liberal: Argentina, 1890-1916 Author(s): Eduardo A. Zimmermann Source: Desarrollo Económico, Vol. 31, No. 124 (Jan. - Mar., 1992), pp. 545-564 Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466993 Accessed: 16-08-2014 18:11 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 190.220.3.39 on Sat, 16 Aug 2014 18:11:07 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Instituto de Desarrollo Económico y Social

Los intelectuales, las ciencias sociales y el reformismo liberal: Argentina, 1890-1916 Author(s): Eduardo A. Zimmermann Source: Desarrollo Económico, Vol. 31, No. 124 (Jan. - Mar., 1992), pp. 545-564Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466993Accessed: 16-08-2014 18:11 UTC

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Desarrollo Econ6mico, v. 31, NO 124 (enero-marzo 1992)

COMUNICACIONES

LOS INTELECTUALES, LAS CIENCIAS SOCIALES Y EL REFORMISMO LIBERAL: ARGENTINA, 1890-1916*

EDUARDO A. ZIMMERMANN**

Hacia fines del siglo XIX las consecuencias sociales del proceso de modernizacion y expansion economica que experiment6 el pals tuvieron un fuerte impacto sobre los cfrculos polfticos e intelectuales argentinos. La "cuestion social" abarcaba un numero de problemas resultantes de la conjuncion de las altas tasas de inmigracion y urbaniza- cion y el desarrollo de la industria moderna en la Argentina de fin de siglo: problemas en areas como vivienda, salud piublica y criminalidad urbana fueron acompanados por el surgimiento de las primeras organizaciones obreras y las consecuentes muestras de un incipiente conflicto social.

Esta "cuestion social" fue interpretada no solo como un conjunto de problemas objetivos y cuantificables en estad(sticas sociales y economicas, sino como un desafi(o intelectual de gran importancia: era un elemento clave en las transformaciones polfticas e ideologicas que ocurrieron en la Argentina durante la primera decada de este siglo. Ideas establecidas sobre la evolucion de las instituciones polfticas y sociales argentinas, y sobre las relaciones entre el Estado y la sociedad fueron debatidas por una generacion de politicos e intelectuales guiados por un nuevo espfritu de reforma, que Jose Luis Romero Ilamarfa "el esplritu del Centenario"1.

Esta generaci6n constituyo una corriente reformista liberal que convivio con otras vertientes reformistas -por ejemplo, la catolica, o la socialista-, responsables en gran medida de dichas transformaciones2. Esta corriente puede caracterizarse a trav6s de la identificacion de ciertos rasgos distintivos: 1) en cuanto a su base social puede identifi- carselos como profesionales (principalmente abogados y m6dicos), con fuerte vocacion por la vida intelectual y vinculaciones o activa participaci6n en el mundo academico; 2) ideologicamente fueron liberales de firmes convicciones progresistas, frecuentemente

* Una versi6n preliminar ("Intellectuals, Universities and Social Reform: Argentina, 1890- 1916") serb publicada en Jeremy ADELMAN (compilador): Essays in Argentine Labour History, 1870-1930 (Londres.: St. Antony's/MacMillan).

** Universidad de San Andr6s, Buenos Aires. 1 Jose Luis ROME RO: El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX (Buenos

Aires: Ediciones Solar, 1983), pp. 55-95. Ver tambi6n Hobart A. SPALDING Jr.: "Aspects of Change in Argentina, 1890-1914" (tesis doctoral, University of California, Berkeley, 1965).

2 Este articulo es parte de un estudio mas amplio, realizado como tesis doctoral, que analiza esta vinculaci6n del reformismo liberal argentino y la cuestion social. Ver Eduardo A. ZIMMERMANN: "Liberals, Reform and the Social Question: Argentina, 1890-1916" (D. Phil., Universidad de Oxford, 1991). Sobre el reformismo social cat6olico puede verse N6stor Tomas AUZA: Aciertos y fracasos sociales del catolicismo argentino (Buenos Aires: Editorial Docencia, 1987). Sobre la participacion de los socialistas, Richard J. WALTER: The Socialist Party of Argentina, 1890-1930 (Austin: The University of Texas Press, 1977), y Michael F. MULLANEY: "The Argentine Socialist Party, 1890- 1930: Early Development and Internal Schisms" (Ph. D., Universidad de Essex, 1983).

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anticlericales; sus posturas frente a la solucion de la cuesti6n social se dirigieron a la busqueda de un camino intermedio entre el laissez-faire ortodoxo y el socialismo de Estado; 3) sus posturas reformistas en lo social se basaron en el "legalismo", o la convic- cion de que la polftica parlamentaria era el ambito propio para la busqueda de las solu- ciones al conflicto social, en un "cientificismo" que acentuarfa la importancia de las ciencias sociales como guias de la polftica estatal en la materia, y por ultimo en un en- foque "internacionalista" que procuraba adaptar a las condiciones locales los numerosos precedentes extranjeros sobre el tema e insertar el reformismo argentino en las institu- ciones internacionales dedicadas al tema.

Como veremos, la reforma social fue, ademas, interpretada por estos grupos como una de las caras de un proceso de regeneracion mas amplio, que se extend(a desde la moral publica hasta los cambios institucionales que culminarfan con la reforma electoral de 1912.

Reforma moral, reforma polftica y reforma social

Uno de los factores que impulsaron el surgimiento de esta corriente reformista fue el legado de la crisis poll'tica y economica de 1890. La corrupci6n administrativa, la especulacion financiera, el fraude electoral, el materialismo y la exagerada opulencia en las costumbres sociales aparecieron entonces a los ojos de algunos como sfntomas de una declinacion moral generalizada. En buena parte, el espfritu reformista se centrE en la necesidad de transformar las instituciones y habitos politicos del pats y de intro- ducir lo que se Ilamaba "una polftica de principios"3. Esta corriente quedo eventual- mente identificada con las reformas polfticas producidas por la ley electoral de 19124.

Otros pusieron mas acento en la necesidad de superar lo que observadores locales y extranjeros describieron como "el sordido materialismo" y el "insaciable mercanti- lismo" imperantes en la sociedad argentina5. Algunos percib(an, especialmente en Buenos Aires, una declinacion de la vida familiar, una relajacion en las reglas morales, y una fatta de sobriedad en las costumbres y habitos sociales, que eran indicativos -para estos observadores- de un grave deterioro moral6. Desde la perspectiva catolica, esta crisis moral era una consecuencia directa del proceso de secularizacion desatado por el libera- lismo. Solo la completa reorganizacion de la sociedad bajo la inspiracion cristiana solu- cionarfa tanto la crisis moral como el surgimiento de la cuestion social que afligfa al pa i's7.

Para Leopoldo Maupas, uno de los primeros profesores de sociologfa en la Univer- sidad de Buenos Aires, la preocupacion por la declinaci6n moral del pais era, por el

3 La Revista Argentina de Ciencias Politicas (de aqu f en adelante RACP) fue un claro expo- nente de esta l(nea. Ver, como ejemplos, Alejandro N. PERALTA: "El pueblo quiere principios", RACP, vol. Vl, 1913, pp. 133-149; R. WILMART: "Por qud no tenemos partidos pol(ticos de prin- cipios", RACP, vol. VI., 1913, pp. 603-610; Jos6 N. MATIENZO: "Los deberes de la democracia", RACP, vol. VIII, 1914, pp. 469-485.

4 Analizada en detalle por Natalio BOTANA: El orden conservador. La politica argentina entre 1880 y 1916 (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1977).

s Cf. Theodore CHILD: The Spanish-American Republics (Londres: James R. Osgood, Mcllvaine & Co., 1892), pp. 341-42; "Contra la plutocracia", La Naci6n, 5/11/1906, p. 7; despacho de Reginald Tower a Sir Edward Grey, 15/1/1912, F.O. 371/1295, Public Records Office, Londres.

6 Joaqufn RUBIANES: "El retroceso moral de Buenos Aires", RACP, vol. IV, 1912, pp. 634- 652.

7 Esta interpretaci6n, nacida durante los conflictos entre liberales y cat6olicos de la d6cada del ochenta, continu6 con fuerza en el nuevo siglo. Cf. Gustavo J. FRANCESCHI: "El gobierno de la calle", La Semana, 4/6/1909, pp. 5.6.

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL

contrario, prueba de los exitos obtenidos: "hemos realizado mas o menos bien las aspi- raciones sociales fundamentales de seguridad personal y bienestar economico, y empe- zamos a suspirar por lo superfluo y mas elevado" 8

En este contexto, la solucion de la cuestion social fue percibida como otra faceta del proceso de regeneracion moral y politica que deb(a sanear al pais9. Intelectuales y poll'ticos conectaron la cuestion social con este supuesto resquebrajamiento generali- zado de la moral putblica: en 1909, tras el asesinato de Ramon L. Falcon, Estanislao Zeballos no dudaba en contar entre los orfgenes de la cuesti6n social a "la desorganiza- cion social, polftica y administrativa en que vivimos desde hace treinta anos, en plena desmoralizacion irrespetuosa de toda disciplina". Si bien Zeballos anhelaba una "vida polftica organica, de partidos de principios", la solucion residia tambien en "tornar a esta sociedad la vieja disciplina que han relajado a designio y pacientemente -corrum- puit et impera- la licencia y el sensualismo de los ultimos treinta anos". Esto tomaba la forma de "este prurito rid('culo de aristocracia que nos domina y nos Ileva a establecer divisiones sociales intolerables", prejuicio alimentado por las autoridades que se entre- gaban a "gastos asombrosos, que no tienen mas objeto que exaltar la ya enfermiza vani- dad de las Ilamadas gentes superiores" 10.

Tambien Jos6 Nicolas Matienzo, el primer presidente del Departamento Nacional del Trabajo (DNT) creado en 1907, establecio puntos de contacto entre la reforma moral, social y pol 'tica. En su analisis del sistema pol ftico argentino de 1910, Matienzo culpaba al "sentimiento oligarquico" por el deterioro de la moral publica ejemplificado por "las pensiones, los subsidios y otras formas de ayudas pecuniarias con que se recargan los presupuestos". Esta misma causa explicaba "muchas omisiones de la legislaci6n, entre ellas las que afectan a los obreros..." z. Unos anos mas tarde, en un art(culo publicado en 1915, Matienzo se explayo sobre el papel que le cabla a la "nueva generacion" surgida tras el Centenario. Esta generaci6n, decia Matienzo,

concentrara sus brios en dos empresas principales. Sera una de ellas consolidar las instituciones republicanas sobre la base de la pureza y libertad del sufragio popular, realizando pacfficamente una revolucion complementaria de la de 1852. Sera la otra asegurar el reinado de la justicia en la produccion y distribucion de la riqueza, a fin de evitar la explotacion del debil por el fuerte, suavizando la lucha por la vida y dignificando la persona humana 12.

8 Leopoldo Maupas, "El problema moral argentino", RACP, vol. V, 1912, pp. 643-654. Maupas fue profesor de sociologfa en la Universidad de Buenos Aires. Sobre sus interpretaciones sociolo6gicas puede verse L. MAUPAS: "Realidad social y sociolog'a", Revista Juridica y de Ciencias Sociales, vol. I, N? 10-11-12, 1910.

9 Hector Recalde ha sostenido que la cuesti6n social fue el factor m6s importante en las trans- formaciones pol(ticas e ideolo6gicas que sobrevinieron hacia el Centenario. Cf. Higiene pdblica y secu- larizaci6n (Buenos Aires: Centro Editor de America Latina, 1989), p. 5. Seria necesario complementar el estudio de estos v(nculos entre la actitud reformista en el piano de la moral, la politica-institucional y la reforma social con el movimiento reformista universitario que culminarfa en los eventos de 1918. Creo que la vinculaci6n no surge muy claramente durante estos anos (y es en parte por esto que no he dedicado mas atenci6n al tema), siendo el surgimiento de esta faceta del reformismo cronolo6gica- mente posterior a las otras. De todos modos, la importancia del tema justificaria la ampliaci6n del perfodo de estudio hasta 1920, por ejemplo, como una forma de incluir este proceso en el estudio de los cambios ideol6gicos producidos por el reformismo.

10 Estanislao S. ZEBALLOS: "El asesinato del Jefe de Policfa de Buenos Aires", Revista de Derecho, Historia y Letras, vol. 34, 1909, pp. 599-608.

" Jos6 N. MATIENZO: El gobierno representativo federal en la Repdblica Argentina (Buenos Aires: Coni Hnos., 1910), p. 184.

12 Josh N. MATIENZO: "El gobierno de la opinion publica", RACP, vol. X, 1915, p. 450. Una interpretaci6n parecida del papel de la nueva generaci6n en la regeneracion moral, polftica y

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EDUARDO A. ZIMMERMANN

Como hemos mencionado, esta generacion que impulsar(a la reforma moral, pol(- tica y social del pa(s se identifico fuertemente con los claustros academicos y la actividad intelectual.

El papel de los intelectuales

Hubo aqu( un interesante paralelo con el surgimiento de tendencias reformistas entre los intelectuales norteamericanos de fin de siglo. Richard Hofstadter ha descripto esa "alienacion de los profesionales" que, por "un sentimiento de humillacion compar- tido y una oposici6n comun contra la plutocracia" empujo a numerosos intelectuales norteamericanos hacia posiciones reformistas13. Existia ademas un interes positivo de parte de estos intelectuales, en particular los asociados a centros universitarios, en la expansion del movimiento de reforma social. El desarrollo de nueva legislaci6n social y de las instituciones que debfan tratar los nuevos problemas sociales hac(a necesario el tipo de conocimiento que economistas, soci6ologos y juristas pod(an proporcionarl4-

En la Argentina se dieron actitudes muy similares. En un analisis del socialismo argentino publicado en la Revista Argentina de Ciencias Politicas en 1914, los intelec- tuales apareci'an como un grupo nitidamente diferenciado, encargado de Ilevar adelante la transformacion institucional del pa(s:

La clase dirigente en la Republica Argentina no es monopolista, es universitaria, es profesional, es pensadora, no tiene interes en hacer causa comun con nuestra relativa plutocracia del trust y del latifundio. Su espl'ritu gubernativo debe diri- girse a difundir el bienestar en las clases trabajadoras porque ese es el unico medio de formar una naci6n honesta 15.

Esta identificacion de la clase dirigente con el mundo universitario y la reforma social fue compartida por el reformista espanol Adolfo Posada, estrechamente vinculado al movimiento de reforma social en la Argentina, quien enfatizo este punto al destacar que a "personas, y aun personajes, de significacion social conservadora, pero de mucha lectura y de aspiracion cientffica (...) no les asusta nada de lo que en todas partes se produce con el nombre de reforma social..." 16.

Una de las caracteristicas de la corriente "acad6mica" del reformismo fue la de orientar las incipientes ciencias sociales argentinas hacia el estudio de problemas prac- ticos. En 1905 Juan A. Alsina, una de las autoridades en materia de inmigraci6n y autor de uno de los primeros estudios sobre las condiciones de vida de los trabajadores en la Argentina, se dirig(a a quienes estudiaban "el Derecho y las Ciencias Sociales" solicitan- doles dirigir "sus actuales abstracciones hacia la practica, dedicandose a observar los fenomenos relacionados con el bienestar del pueblo"'7 En t6rminos similares, Gregorio

social del pa(s puede verse en Jos6 M. MONNER SANS: "La funci6n social de nuestra generaci6n", Revista de Criminologia, Psiquiatria y Medicina Legal, II, 1915, pp. 292-305.

13 Richard HOFSTADTER: The Age of Reform (New York: Vintage Books, 1955), p. 149. 14 En palabras del propio HOFSTADTER, "la reforma trajo consigo el trust de los cerebros";

op. cit., p. 155. s1 Osvaldo SAAVEDRA: "Partidos y programas. El socialismo", RACP, vol. VIII, 1914,

pp. 35-43. 16 Adolfo POSADA: La Repdblica Argentina. Impresiones y comentarios (Madrid: Librer(a

General de Victoriano Sudrez, 1912), p. 297. 17 Juan A. ALSINA: El obrero en la Republica Argentina (Buenos Aires: Imprenta Calle de

Me6xico, 1905), p. x. Esta investigaci6n fue ordenada por el Ministerio de Agricultura en 1903. Cf. Archivo General de la Naci6n: Archivo Julio A. Roca, legajo N? 157, folio 101 -102.

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LOS INTELECTUALESY EL REFORMISMO LIBERAL

Araoz Alfaro, un precursor de la higiene y la medicina social argentina, insist(a una decada mas tarde en la necesidad de que "la ensenanza universitaria se oriente netamente del lado de las necesidades sociales", destacando los ejemplos de las enfermedades del trabajo, la organizacion de la asistencia social, y la higiene industrial, entre otros18. La cuestion social torn6 mas exigente que nunca la preocupacion por pasar, en palabras de Juan Angel Martfnez, de la "divagacion especulativa al terreno de la ciencia experi- mental..." 19

De este modo veremos que los academicos o intelectuales no se limitaron al estudio puramente cient'fico de la cuestion social. Muchos interpretaron como parte de su deber el poner sus ideas a la practica a traves de la creacion y direccion de nuevas instituciones estatales dedicadas a distintas areas de la reforma social. Asf, Jos6 Maria Ramos Mej(a y Emilio Coni tuvieron activa participaci6n en la creacion y direcci6n de la Asistencia Publica de Buenos Aires; Augusto Bunge y Jos6 Ingenieros dirigieron la Seccion de Higiene Industrial del Departamento Nacional de Higiene, y el Instituto de Criminolo- gfa de la Penitenciaria Nacional, respectivamente. Vf'nculos similares surgieron en el tratamiento de la lamada "cuestion obrera", donde Jose N. Matienzo y Marco M. Avella- neda, ambos catedraticos universitarios con intereses en la reforma social, actuaron como los dos primeros presidentes del Departamento Nacional del Trabajo (DNT), promo- viendo la incorporaci6n de graduados de la Facultad de Derecho a esta institucion20. Algunos casos en particular pueden ilustrar el funcionamiento de este proceso de recluta- miento. Alejandro Ruzo y Alejandro Unsain obtuvieron sus doctorados en la Facultad en 1906; ambos ingresaron al DNT al afo siguiente. Ruzo escribi6 su tesis doctoral sobre legislaci6n laboral, argumentando en favor de la intervencion estatal en las relaciones industriales y por el abandono del "caracter marcadamente individualista" de la legisla- cion civil argentina2l. Ruzo ingreso como oficial del DNT tras su creacion, y en 1909 paso a ser secretario a cargo de la presidencia hasta la asuncion de Marco M. Avellaneda22. Unsain fue nombrado jefe de seccion en 1909, convirti6ndose en las decadas siguientes en un especialista renombrado en la legislacion laboral del pai's. Federico Figueroa escri- bio en 1906 un estudio sobre las huelgas en la Argentina y las posibles soluciones al problema. En su libro, Figueroa critico tanto la "indiferencia estatal" expresada en la doctrina del laissez-faire, como "el exagerado intervencionismo estatal", aunque conclu- yendo que ninguna solucion era posible sin "la intervencion conciliadora del Estado". Finalmente, recomendaba la creacion de una oficina del trabajo como un mecanismo adecuado para solucionar los conflictos laborales23. Ingreso en 1909 al DNT, siendo nombrado inspector en 1912. Pablo Storni inici6 sus investigaciones sobre las relaciones laborales con un estudio escrito en 1904 sobre las condiciones laborales ofrecidas en las industrias de la ciudad de Buenos Aires. Este informe fue ordenado por el gobierno na- cional como parte de las investigaciones que servirian de base al proyecto de c6digo laboral de Joaqufn V. Gonzalez. El informe de Storni es una exhaustiva investigacion sobre la situacion de la industria en la Capital Federal, la fuerza de trabajo empleada,

18 Gregorio ARAOZ ALFARO: "Orientaci6n social de los estudios universitarios", Revista de Filosofia, t. I,vol. 2, 1915, pp. 337-347.

19 Juan Angel MARTINEZ: "La ley del trabajo", Revista Nacional, vol. XXXVIII, 1904, pp. 153-158.

20 Ver "Liberals, Reform and the Social Question", cap. 8, sobre la creaci6n y funcionamiento del DNT.

21 Alejandro RUZO: Legislaci6n obrera. Tesis presentada para optar al grado de Doctor en Jurisprudencia, 1906. (Biblioteca Nacional: Colecci6n Candioti), pp, 25-26. Ver tambi6n su Polf'tica social (Buenos Aires: Talleres Graficos de L. J. Rosso y Cia., 1918).

22 Boletin del Departamento Nacional del Trabajo, N? 11, 1909, p. 662. 23 Federico FIGUEROA: Las huelgas en la Republica Argentina y el modo de combatirlas

(Buenos Aires: Imprenta de J. Tragant, 1906).

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EDUARDO A. ZIMMERMANN

los salarios y las condiciones laboralesx. En 1909 Storni agreg6 una puesta al dia sobre los desarrollos entre 1904 y 1909, y present6 el trabajo como su tesis doctoral en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires2. Ese mismo aho acompano a otros graduados de la Facultad ingresando al DNT, siendo nombrado jefe de seccion y luego, inspector26.

Joaqufn V. Gonzalez, ejemplific6 tal vez mas que nadie la vinculacion entre el mundo universitario y la reforma social. Su proyecto de c6digo laboral de 1904 se con- virtio en un referente permanente en todo debate sobre la cuesti6n social27. Gonzalez era un decidido partidario de la nueva concepcion "social" del liberalismo de fin de siglo. Sus modelos eran muchos, pero frecuentemente destacaba como ejemplos las reformas sociales desarrolladas en Australia y Nueva Zelandia, o el programa de legislaci6n social de Canalejas, "un ministro espanol liberal y netamente socialista", y las polfticas de Theodore Roosevelt en los Estados Unidos: "All hemos visto... que no son incompati- bles los mas amplios programas liberales de los poderes publicos con las mayores, las mas amplias aspiraciones de las masas populares" 28

Gonzalez exhibio una constante preocupacion por elevar el debate al mas alto nivel, siempre al tanto de los ultimos desarrollos en las ciencias y pol'ticas sociales del mundo occidental. Sus preocupaciones y esfuerzos encontraron una satisfactoria culmi- nacion en la creacion de la Universidad Nacional de La Plata en 1905, de la cual fue el primer presidente. Algunos de los mas activos participantes en el movimiento reformista como Jose Nicolas Matienzo, Ernesto Quesada o el socialista Enrique del Valle Iberlucea, entre otros, ensenaron en la universidad, que se convirti6 en uno de los centros del refor- mismo social argentino. Prestigiosos academicos europeos pasaron por La Plata invitados a dar cursos: Guglielmo Ferrero, el historiador italiano, y Enrico Ferri, uno de los I 'deres de la escuela positivista de criminologla, visitaron la universidad y recibieron sus docto- rados honoris causa en 1907 y 1908 respectivamente29.

De mayor trascendencia fue el programa de intercambio establecido por la Univer- sidad de La Plata con la Universidad de Oviedo, un importante foco de la reforma social en Espana. Hacia 1909, varios profesores de la Universidad de Oviedo habian expresado su intencion de establecer un programa de vl'nculos culturales con Hispanoamerica, programa que -esperaban- reforzar(a la causa del hispanismo y la renovacion de la influencia espiritual de Espana en America30. Joaqu(n V. Gonzalez fue un entusiasta partidario de tal iniciativa, y en febrero de 1909 invito a Rafael Altamira, el renombrado

24 El informe fue publicado en la Revista Jurf'dica y de Ciencias Sociales, tomo II, N? 4-5-6, 1908. Extranamente, el informe de Storni sobre Buenos Aires no ha recibido la atenci6n que los historiadores han prestado al informe que Juan Bialet Masse elabor6 sobre la situaci6n de la clase obrera en el interior del pais, tambien a pedido del ministro Joaqufn V. Gonzalez.

25 Pablo STORNI: La industria y la situaci6n de las clases obreras en la Capital de la Repu- blica. Tesis presentada para optar al grado de Doctor en Jurisprudencia, 1909 (Biblioteca Nacional: Colecci6n Candioti).

26 Boletin del Departamento Nacional del Trabajo, 19, 1911, p. 1057. 27 Para un an6lisis mas detallado del proyecto, su discusi6n, y eventual abandono, cf. "Liberals,

Reform and the Social Question", cap. 8. 28 "La cuesti6n social Argentina", Obras Completas de Joaqui'n V. Gonzalez, 25 vols. (Buenos

Aires, 1935), vol. 13, pp. 445-477. Sobre Canalejas y el reformismo social espanol puede verse R. CARR: Spain 1808-1939 (Oxford: Oxford University Press, (1966), pp. 455-463; sobre las politicas laborales de T. Roosevelt v6ase George E. MOWRY: The Era of Theodore Roosevelt, pp. 134-142.

29 Obras Completas de Joaquin V. Gonzalez, vol. 15, pp. 99-108. 30 Fredrick B. PIKE: Hispanismo 1898-1936. Spanish Conservatives and Liberals and Their

Relations with Spanish America (Notre Dame/London: University of Notre Dame Press, 1971), p. 152.

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL

historiador de Oviedo, a dictar un curso de tres meses en La Plata31. A su vez, la visita de Altamira sirvio para organizar el viaje de otro profesor de Oviedo, Adolfo Posada, para el ano siguiente (ambos visitantes recibieron sus doctorados honoris causa en La Plata). Posada, que enseno derecho en Oviedo y sociologia en la Universidad de Madrid, tuvo una importante participacion, junto a su colega de Oviedo, Adolfo Buylla, en los origenes del Instituto de Reformas Sociales (IRS), una suerte de departamento del trabajo espanol creado en el area del Ministerio del Interior en 190332. Su mision a la Argentina consistio en un curso de tres meses en la Universidad de La Plata sobre pol tica y gobierno, aunque sus actividades pronto fueron encarriladas hacia el establecimiento de nuevos contactos en el campo de la reforma social. Posada conocia de cerca el trabajo de Gonzalez, Alfredo Palacios, Augusto Bunge y Marco Avellaneda, presidente del DNT. El boletfn del IRS segufa atentamente el progreso de la reforma social en Hispanoame- rica a traves de la publicacion periodica de reportes y legislacion sancionada. El proyecto Gonzalez de 1904 fue detalladamente analizado y comentado tanto por el boletfn del IRS como en libros y articulos de Adolfo Buylla y Adolfo Posada. Posada describio a Gonzalez como "uno de los representantes mas eminentes y decididos de la reforma social". Tras su paso por Buenos Aires, tanto Posada como Altamira quedaron conven- cidos de que la reforma social era uno de los campos mas promisorios para la coopera- ci6n entre los dos paises: Altamira llego a sugerir que el IRS estableciera filiales en todo Iberoamerica, mientras que Posada impuls6 la participacion argentina en los orga- nismos internacionales dedicados a la promocion y coordinacion de la reforma social33.

Ademas del papel que jugo la Universidad de La Plata como lugar de encuentro de reformadores con parecidas convicciones, la conexion entre las universidades y la re- forma social tuvo otra importante manifestacion: la aparicion de cursos universitarios dedicados al estudio de distintas facetas de la cuestion social, principalmente en materias como sociologi'a y economfa polftica, pero tambien en materia jur(dica, donde los nuevos problemas sociales originaron importantes transformaciones teoricas. Las proximas secciones examinan algunas de estas tendencias.

El reformismo en las ciencias sociales: sociologia y economia

El surgimiento de la sociologia como disciplina cient(fica ocupo un lugar de pre- ponderancia en la conformacion intelectual del reformismo social. Interpretada como la

31 Gonzdlez ofreci6 cubrir todos los gastos de viaje y una remuneraci6n mensual de 600 pesos, "doble de lo que perciben por catedra los profesores de las tres universidades argentinas". Rafael ALTAMIRA: Mi viaje a Amdrica (Libro de Documentos). (Madrid: Librerfa General de Victoriano Suarez, 1911 ), pp. 38-41.

32 Ver Adolfo BUYLLA, Adolfo POSADA y Luis MOROTE: El Instituto del Trabajo. Datos pare /a historia de la reforma social en Espaffa (Madrid, 1902) para un estudio de los diferentes inten- tos por crear un departamento del trabajo en Espana, y para las opiniones de los autores sobre la nueva legislaci6n social. Sobre la constitucion del Instituto de Reformas Sociales, ver Boletfn del Instituto de Reformas Sociales (Madrid), vol. 1, 1904-5, pp. 2-9: Posada fue designado Jefe de Secci6n Bibliografia y Legislaci6n; y Buylla, Jefe de Estadfstica. Sobre el desarrollo de la legislaci6n obrera por el Instituto de Reformas Sociales espafol, ver F6lix RUBIO LOPEZ DE LA LLAVE: "Las juntas de reformas sociales y el reformismo social en la restauraci6n (1900-1924)", Revista de la Facultad de Geografia e Historia (UNED, Madrid), NO 1, 1987, pp. 59-88.

3s PIKE, Hispanismo, pp. 155-59. Ya en 1900, varios profesores de Oviedo habian propuesto la creacion de una Oficina del Trabajo Iberoamericana como una forma de establecer un cuerpo comun de legislaci6n social y obrera "para proteger a los trabajadores" en Espana e Hispanoamerica. Ver "Proposiciones que presentan al Congreso Hispanoamericano algunos catedraticos de la Univer- sidad de Oviedo", firmado por Leopoldo Alas, Rafael Altamira, Adolfo Buylla, y Adolfo Posada, entre otros, en R. ALTAMIRA: Espafla en America (Valencia: F. Sempere y C a., 1909), pp. 359-66. Ver tambi6n el cap. 8 de "Liberals, Reform and the Social Question" para mayor detalle sobre las gestiones de Posada en Buenos Aires.

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ciencia general de la sociedad, era el instrumento mas idoneo para guiar a los gobiernos en el disefino de polfticas sociales exitosas. Desde esta perspectiva, senalo un observador argentino, los enfoques de los conflictos sociales aportados por el individualismo y el socialismo careclan de un verdadero caracter cientffico por haber sido elaborados antes del pleno desarrollo de la sociologia34.

La necesaria participacion de la sociologi'a en la elaboracion de un programa de reforma social fue detallada por el sociologo norteamericano Lester Ward en 1883:

Para que la legislacion progresista se convierta en un exito, toda legislatura debe antes convertirse, digamos, en una escuela politecnica, en un laboratorio de inves- tigacion filosofica de las leyes de la sociedad y de la naturaleza humana (...) Ningun legislador esta calificado para proponer o votar medidas destinadas a afectar los destinos de millones de unidades sociales si no domina todo lo conocido por la ciencia de la sociedad36.

La obra de Ward fue traducida por Adolfo Posada y recibi6 entusiastas comenta- rios en la Argentina en los Archivos de Psiquiatria y Criminologfa, donde se destacaba el caracter reformista del enfoque, que coincidia con el reflejado por el propio Posada en sus Principios de sociologia 36.

En la Argentina, la nueva ciencia fue consecuentemente proclamada como la clave para el entendimiento y la direccion racional del desarrollo social. En 1913, J. A. Ferreyra elevo a los soci6logos al rango de filosofos-reyes, proclamando que el aprovechamiento integral de las energias humanas

solo es dable a los dominadores de la especie: los sociologos teoricos y practicos. El ffsico, el qul'mico, el mecanico, dominan las cosas y fuerzas naturales precisa- mente porque son superiores a ellas. El gobierno de los animales es por eso mas facil que el gobierno de los hombres. Por ultimo, solo las grandes naturalezas pueden utilizar las fuerzas sociales tales como son, y Ilevarlas hacia lo que deben ser37

Para Ferreyra solo la sociologia producirfa eventualmente fas bases cient(ficas de una moral, superando asf las pretensiones de las ciencias biologicas, segun escribio en 1916:

34 Cesar IGLESIAS PAZ: El problema social (Bs. As.: A. Moen, 1907), p. 122. 35 Lester WARD: Dynamic Sociology (1883), citado en Sidney FINE: Laissez Faire and the

General-Welfare State. A Study of Conflict in American Thought, 1865-1901 (Ann Arbor: The Uni- versity of Michigan Press, 1956), p. 258. Ward fue una prominente figura dentro de la reacci6n en las ciencias sociales norteamericanas contra la corriente spenceriana de laissez faire liderada por William G. SUMNER. Ver tambi6n, Henry Steele COMMAGER: The American Mind. An Interpretation of American Thought and Character Since the 1880's. (New Haven: Yale University Press, 1950), pp. 199- 226. Para un analisis de similares desarrollos intelectuales en Inglaterra, ver Reba N. SOFFER: "The Revolution in English Social Thought, 1880-1914", AHR, vol. 75. 1969-70, pp. 1938-64; y Stefan COLLINt: Liberalism and Sociology. L. T. Hobouse and Political Argument in England 1880-1914 (Cambridge: Cambridge University Press, 1979).

36 Archivos de Psquiatria y Criminologia, 1907, pp. 253-54; ibid., 1909, pp. 247-48. Posada retornaria a Ward como fuente de inspiraci6n en su articulo "La idea moderna del Estado", RACP, vol. I, 1910, pp. 64-75, donde interpretaba al Estado como expresi6n e instrumento de la solidaridad social. Posada tambien contribuy6 a los origenes del reformismo social argentino en forma indirecta, como traductor. Ademas de la obra de Ward, Posada tradujo a Anton MENGER: El derecho al pro- ducto integro del trabajo, y a Woodrow WILSON: El Estado, ambos publicados en Buenos Aires.

37 J. Alfredo FERREYRA: "Etica sociol6gica", Revista de Ciencias Econ6micas, N0 4, 1913, pp. 201-207.

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL

La sociolog(a Ilegara a constituirse en ciencia tan positiva como la qufmica, de mas alta jerarqui'a y de mas alto interes para el hombre, puesto que estudia al hombre colectivo estatico y dinamico. Solo ella podra fundamentar definitiva- mente una moral cientifica. La biolog(a sola sera impotente, y menos la qufmica, por mas que ambas ofrezcan bases solidas, mas o menos proximas o remotas38.

No falto quien viera con alarma el crecimiento de "cierta cr(tica sociologica" que condenaba por su falta de rigor cientifico el proceso de toma de decisiones propio de las instituciones democraticas: "Quiza fuera mas eficaz la labor legislativa si se la confiara a soci6logos en lugar de pol'ticos, si fueran hechas las leyes por cuerpos cientfficos en vez de cuerpos electivos. Pero no debemos olvidar que si hombres de ciencia podrian decretar mejores leyes, carecer(an de autoridad para imponerlas al pueblo" 39.

De todos modos, la expansion de la sociologfa academica y de la literatura especia- lizada pronto establecieron definitivamente la nueva disciplina. Tras un fallido intento por establecer un curso permanente en 1898, la primera catedra de sociologfa fue inaugu- rada en 1904 con el nombramiento de Ernesto Quesada en la Facultad de Filosofia de la Universidad de Buenos Aires. En 1905 Quesada inaugur6 su curso defendiendo las credenciales cient(ficas de la sociolog(a, que hab(an sido puestas en duda por el decano saliente de la Facultad, Miguel Can640.

Dos puntos fueron recalcados una y otra vez por quienes elaboraron los principios de estas incipientes ciencias sociales argentinas. Primero, las ciencias sociales debian tener un caracter nacional, esto es, sus proposiciones no eran universales sino limitadas a y dependientes de las caracterfsticas propias de cada naci6n. Marco M. Avellaneda destac6 en 1901 la necesidad de estudiar los nuevos problemas sociales "de acuerdo a nuestras modalidades y con un criterio y un esp(ritu genuinamente argentinos", princi- pio que muchos repetirian en anos siguientes41

Segundo, la soluci6n de la cuesti6n social residia en un moderado programa de reformas elaborado a la luz de la moderna ciencia social, que implicaba el abandono tanto del laissez-faire ortodoxo como del socialismo de Estado. Ernesto Quesada en su primer curso de sociologi'a declar6 con optimismo: "la solucion de la cuestion social depende de la orientacion sociologica y de las leyes que la nueva ciencia pueda formu- lar..."42. Y sobre el contenido de esas leyes, critic6 en su curso el individualismo spen- ceriano por impedir "toda perspectiva general de mejora, desde que la circunscribe a la

38 J. Alfredo FERREYRA: "Una 6tica quimica", Revista de Filosofia, 1916, pp. 178-185. Esta era probablemente una respuesta directa a Augusto BUNGE: "Los fundamentos biol6gicos de la moral" Revista de Filosofia, 1915, pp. 69-83, donde se sosten(a que serfa posible construir cientf- ficamente una 6tica humana una vez que el conocimiento de la biologia y las ciencias naturales hubiera alcanzado cierto desarrollo. Ver tambi6n sobre este tema, Raul ORGAZ: "Moral y sociologia", Revista de Filosofia, 1915, pp. 403-415.

39 Ernesto J. J. BOTT: "La crisis del parlamentarismo", Boletin del Museo Social Argentino, N? 41-42, 1915, pp. 260-285.

40 Ver Hobart A. SPALDING, Jr.: "Argentine Sociology from the End of the Nineteenth Century to World War One", Documento de Trabajo N? 52 (Buenos Aires: Instituto Torcuato Di Tella, 1976, 2da. edici6n), p. 11; Juan C. AGULLA: "La experiencia generacional de la sociologia en la Rep6blica Argentina", Ideas en Ciencias Sociales, N? 1, enero-marzo 1984, pp. 19-23.

41 Marco M. AVELLANEDA: "Nuestros problemas. Necesidad de estudiarlos con un criterio nacionalista" (1901), en Del camino andado. (Economia social argentina) (Buenos Aires: Cooperativa Editorial, 1919), p. 24. Ver tambi6n, Juan Agustin GARCIA: Introducci6n al Estudio de las ciencias sociales argentinas; MATIENZO: El gobierno representativo; Ra6l ORGAZ: "La sociologia como ciencia nacional", Atldntida, vol. VI, 1912, pp. 337-349, y los trabajos de Quesada citados en paginas siguientes.

42 Ernesto QUESADA: "La sociologia. Caracter cientffico de su ensenanza", Revista de la Universidad de Buenos Aires, vol. II I, 1905, p. 34.

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esfera privada e individual", y porque "semejante rezago del tilosofismo liberalesco del siglo XVIII" no se correspondi(a con "una filosofia cient(fica moderna"43. Como vere- mos, su enfoque "sociologico" de la economfa coincid(a tambien con el criterio general de subordinar los postulados economicos a las caracterfsticas particulares de cada comunidad.

Quesada expandio sus interpretaciones en el curso de Econom(a Polftica que dic- taba en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata a partir de 1907, y sus ideas, por ser representativas de las corrientes intelectuales que impulsaron el reformismo social, merecen un examen mas detallado. En la conferencia inaugural de su curso, dedi- cado a la relacion entre la ciencia econ6mica y la cuesti6n social, Quesada definio los fines y metodos que regian la econom ia pol (tica. El mismo termino "econom ia pol 'tica" era para Quesada un tanto anticuado, un legado de la escuela manchesteriana que debi'a a su juicio ser reemplazado por el mas adecuado "economfa social", dada la "evidente modalidad sociologica" que habita adquirido la disciplina. Este enfoque sociologico hab(a surgido, segun Quesada, al reconocerse que

cada nacion, dadas sus peculiaridades etnicas y geograficas, presenta un aspecto propio del fen6meno econ6mico, de manera que realmente existen tantas fases de nuestra ciencia como naciones...

El enfoque sociologico implicaba la superacion "del abuso deductivo de la escuela smithiana inglesa, como del inductivo de ia escuela cameralista alemana"44. Sin embargo, el enfasis puesto por Quesada en "el caracter nacional" de la ciencia economica, en la necesidad de "emanciparse del dogmatismo aprior'stico del gabinete", y convertir al economista en "un clinico del cuerpo social", revelan que las preferencias de Quesada por el enfoque sociol6gico se ubicaban muy cerca de los fines y metodos de los econo- mistas de la escuela hist6rica alemana. Esto queda confirmado por la seleccion de auto- res elegidos como base del curso: de las cuatro obras principales elegidas, los Principles de Marshall resultaban seleccionados como representantes de "las viejas formas de la escuela ortodoxa britanica y el visible predominio de la parte te6rico-logica sobre la pr6ctica-sociolo6gica", manifiesta en "su abuso de las f6rmulas matematicas y graficas". Por el contrario, Quesada -que por otra parte no dudaba en expresar su admiracion por el mundo acad6mico aleman en general- destacaba la obra de Gustav Schmoller, Grundriss der allgemein volkswirtschaftslehre, como admirable: "no conozco otro tra- tado que pueda compararsele en toda la literatura economica"45. A pesar de esta admi- raci6n, Quesada criticaba algunos excesos de la "joven escuela hist6rica" alemana. Por una parte, algunos discfpulos de Schmoller Ilevaban el rechazo de la teorfa pura a posi- ciones extremas, en vez de combinar la observaci6n empfrica con la teorfa; por otra, el reemplazo de "el criterio britanico del interes individual" por "el criterio germanico

43 E. QUESADA: Herbert Spencer y sus doctrinas sociol6gicas (Buenos Aires: Libreria de J. Men6ndez, 1907), p. 58.

44 E. QUESADA: El problema nacional obrero y la ciencia econ6omica (La Plata, 1907), p. 6. 45 QUESADA: El problema nacional obrero, p. 12. Quesada estudi6 algun tiempo en Alemania, su segunda esposa era alemana, y estaba en general muy familiarizado con la vida academica alemana, como demostrarfa en su voluminosa obra La ensei?anza de la historia en las universidades alemanas (La Plata: Facultad de Ciencias Jurfdicas y Sociales, 1910). Durante la Primera Guerra Mundial sus simpatfas por Alemania fueron expresadas abiertamente, y en 1920 Quesada don6 su biblioteca per- sonal de 80.000 voluCmenes al Instituto Ibero-Americano de Berlin. Cf. Ronald C. NEWTON: German Buenos Aires, 1900-1933 (Austin and London: University of Texas Press, 1977), p. 36; Nicolas MATIJEVIC: "La biblioteca de Ernesto Quesada y el Instituto Ibero-Americano de Berlifn", Docu- mentaci6n Bibliotecol6gica, NO 33,1972.

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL

del interes pol(tico y social" conducia -en algunos casos- a "la socializaci6n econo- mica como soluci6n, dando origen a un intolerante socialismo de la catedra"46

La busqueda de un camino intermedio entre aquellos dos extremos explica la eleccion de la tercera de las obras escogidas por Quesada: los Principes d'economie poli- tique de Charles Gide, el economista franc6s, promotor del mutualismo y el cooperati- vismo en su pa(s. Los economistas agrupados en torno de la Revue d'economie poli- tique dirigida por Gide, representaban para Quesada "la reaccio6n cient(fica de tendencia sociologica respecto de la vieja escuela optimista y clasica" representada por el Journal des economistes, escuela -segun Quesada- "imbuida en el clasico liberalismo manches- teriano diluido en el optimismo ingenuo de Bastiat"47. Estando en Par(n's, Quesada hab(a atendido los cursos de Gide, y admirado sus moderadas propuestas de reforma social como un ejemplo perfecto del camino intermedio entre el individualismo y el socialismo de Estado48.

La cuarta obra seleccionada por Quesada era de E. R. A. Seligman, Principles of Economics. Seligman integraba una corriente reformista entre los economistas academicos norteamericanos. Fue parte de un grupo que incluy6 -entre otros- a Richard Ely, Henry Adams y John Bates Clark, quienes, tras haber estudiado por algun tiempo en Alemania, introdujeron en los Estados Unidos las ideas de la escuela historica, impul- sando as( el abandono del m6todo deductivo y de los principios del laissez-faire como fundamentos de la ciencia econ6mica49. Como vemos, en su eleccion de autores para el curso Quesada intentaba introducir las nuevas corrientes reformistas en econom(a polftica50. En terminos similares recomendaba a los estudiantes familiarizarse con obras como el proyecto Gonzalez de codigo del trabajo (1904), el Informe de Bialet Masse (1904) y los libros de Juan Alsina El obrero en la Republica Argentina (1905) y de Jose Ingenieros La legislation du travail... (1906).

Respecto al contenido del nuevo reformismo social, en diversos escritos de Quesada se aprecia su conocimiento de la evoluci6n de las nuevas corrientes en los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelandia. Admiraba la obra de Carroll Wright en el Departamento del Trabajo norteamericano, y el establecimiento de mecanismos de arbitraje y concilia- ci6n laboral51. La situaci6n en la Australasia le producia menos satisfaccion: en Nueva

4* QUESADA: El problema nacional obrero, p. 13. Sobre Gustav Schmoller y la "joven escuela hist6rica de econom (a", cf. James J. SHEEHAN: The Career of Lujo Brentano. A Study of Liberalism and Social Reform in Imperial Germany. (Chicago; The University of Chicago Press, 1966), pp. 46-66.

47 QUESADA. El problema nacional obrero, pp. 16-17. Sobre Gide y el reformismo social en la Tercera Republica francesa, cf. Judith STONE: The Search for Social Peace. Reform Legislation in France, 1890-1914 (Albany: State University of New York Press, 1985), y Sanford ELWITT: The Third Republic Defended. Bourgeois Reform in France, 1880-1914 (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986)

48 E. QUESADA La cuesti6n obrera y su estudio universitario (Buenos Aires: Libreria de J. Menendez, 1907), reproducido en Boletin del Departamento Nacional del Trabajo, N? 1, 1907.

49 Cf. Sidney FINE: Laissez Faire and the General-Welfare State, pp. 198-251. 50 Ademas de estas cuatro obras basicas, Quesada recomendaba otros autores para ser leidos

como complemento: Wagner y Roscher de Alemania, los franceses Leroy-Beaulieu y Cawes, los britS- nicos Smith, Ricardo y Mill, Seager y Fetter de los Estados Unidos, y los austrfacos Bohm Bawerk y Wieser entre otros. El problema nacional obrero, p. 11. Henry George y la escuela del "single tax" no parecen haber recibido mucha atenci6n de parte de los reformistas argentinos, aunque si hubo seguidores en circulos socialistas. Cf. Rodolfo RIVAROLA: "El georgismo en el Rio de la Plata", Revista Argentina de Ciencias Politicas, vol. VIII, 1914, pp. 546-48; y un numero especial de la Revista de Ciencias Economicas, N0 31-32, enero-febrero 1916, dedicado al georgismo y el impuesto unico.

"s QUESADA: La cuesti6n obrera y su estudio universitario, p. 16. Sobre la obra de Wright, cf. James LEI BY: Carroll Wright and Labor Reform. The Origin of Labor Statistics (Mass.: Harvard University Press, 1960), pp. 142-280.

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EDUARDO A. ZIMMERMANN

Zelandia se vislumbraba "la imposicion tiranica de una intransigencia legislativa, que paraliza la vida misma"; en Australia, muchas de las reformas alcanzadas eran de elogiar, aunque exist('a una peligrosa identificaci6n del bien comun con el bienestar obrero (una interpretacion "en el sentido socialista") 52.

Al igual que en el caso de los Estados Unidos, Quesada ve'a como totalmente inadecuado un analisis marxista de la evolucion historica argentina:

El antagonismo social originado por el enfrentamiento de una plutocracia arrogante por un lado y un proletariado empobrecido por el otro no se presenta como un problema argentino, porque las riquezas estan todavi'a en proceso de formacion, y cambian facilmente de manos53.

Ya en uno de sus primeros trabajos dedicados al tema de la cuestion social, Quesada habfa criticado las pretensiones de "la internacional roja", que al atacar "la libertad, la propiedad y la concurrencia, que son los tres pilares sobre los que tiene forzosamente que descansar toda organizacion social civilizada", estaban destinadas al fracaso54. En La teoria y pra'ctica de la cuestion obrera, conferencia dictada por Quesada en el Instituto General de Ensehanza (una organizacion creada y apoyada por Matienzo, Quesada y otros), Quesada ampli6 su analisis del marxismo en relaci6n con la reforma social.

El progreso econ6mico ocurrido desde la segunda mitad del siglo XIX, sumado a la accion patronal y de los gobiernos para mejorar la condicion de los trabajadores, hab'a desmentido por completo las tesis de Marx:

Considero un error fundamental el dogma marxista de la lucha de clases y del triunfo del proletariado... Estoy convencido de que no sera una revolucion, sino una evolucion lo que caracterizara el estadio inmediato de la organizacion social: el proletariado obrero eleva su nivel y se refunde en el pequeno capitalismo burgu6s, ensanchando los horizontes de la legislaci6n social e imperando el criterio socio- logico de la colectividad y de la solidaridad sobre el viejo criterio romanista del individualismo y del liberalismo... 55

Por otra parte, Quesada se alarmaba ante el peligro de que el proceso de interven- cion estatal en materia social avanzara demasiado ambiciosamente:

..y a este paso, el criterio sociologico de la solidaridad colectiva nos lteva al Estado- providencia... cTendra el Estado que encargarse a la larga tambien, no s6lo de educar, sino de vestir y alimentar a todos los habitantes, cuidando de ellos como

52 QUESADA: El problema nacional obrero, p. 20; "Los fenomenos sociol6gicos australianos y el criterio argentino", Revista Argentina de Ciencias Politicas, vol. VII, 1913, pp. 145-47. Para una interpretaci6n del reformismo social en Australia y Nueva Zelandia dada por algunos de sus promo- tores, cf. W. P. REEVES: State Experiments in Australia and New Zealand (Londres: Grant Richards, 1902); y J. E. LE ROSSIGNOL y W. D. STEWART: State Socialism in New Zealand (Londres: George G. Harrap & Co., 1911).

53 E. QUESADA: "The Social Evolution of the Argentine People", Annals of the American Academy of Political and Social Science, mayo 1911, p. 150.

54 E. QUESADA:: La Iglesia Cat6lica y la cuesti6n social (Buenos Aires: A. Moen, editor, 1895), p. 97.

S5 E. QUESADA: La teoria y la practica en la cuesti6n obrera. El marxismo a la luz de la esta- distica en los comienzos del siglo (Buenos Aires: A. Moen y Hno., editores, 1908). Quesada basaba gran parte de su argumento en la obra del austr(aco Bohm BAWERK: Zum Abschlus des Marxschen System, que habia -a su juicio- sacado a la luz serias contradicciones existentes en Das Kapital. QUESADA: La teoria y practica, pp. 13, 28-36.

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL 557

si fueran pensionistas del fisco, y llegando quiza hasta darles "dinero de bolsillo" como a los chicos de un colegio? cLa organizaci6n paternal de las misiones guara- n(ticas, mansamente dirigidas por la Compai(a de Jesu's, constituye por ventura aquel ansiado ideal? (...) Ni tanto ni tan poco. Bien esta que prime el criterio colectivo y solidarista sobre el individualismo nato, pero hay que cuidarse de las exageraci ones56.

Interpretaciones parecidas sobre la cuesti6n social y sus posibles soluciones fueron compartidas por otros catedraticos de la epoca. Marco M. Avellaneda, diputado nacional, luego sucesor de Jos6 N. Matienzo en la presidencia del Departamento del Trabajo, dictaba Econom(a Polf'tica en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires57. Una parte importante de su curso estaba dedicada al estudio de la "cuestion obrera", estudio que deb(a realizarse, dec(a Avellaneda, "esquivando los juegos verbales de los intervencionistas y los liberales economistas". La cuesti6n social debfa interpre- tarse como una etapa mas de una eterna lucha, "mientras existan en el mundo pobres y ricos... ella senala hoy la emancipacion del obrero, como en su momento anunci6 tambien la libertad del siervo y la abolici6n de la esclavitud". La soluci6n se centraba en el desarrollo de nuevas instituciones como las elaboradas en el Codigo Gonzalez, muy elogiado por Avellaneda, para encauzar los nuevos conflictos sociales por vfas pac'ficas: "la huelga es la guerra y puede evitarse con los mismos recursos que desvia- mos las batallas internacionales: el arbitraje y la transacci6n!" 58.

Para Avellaneda, la economfa polftica tenfa una doble misi6n: ademas de su fun- cion cientffica, cumpl'a con una funcion "militante... defensora del orden social". La reforma social cientffica venfa as( a ocupar el papel que la religion habfa desempehado hasta el proceso de secularizacion desatado por el Estado liberal:

El Estado, al imponer la ensenanza laica, apagando las luces del sentimiento reli- gioso, tiene que asegurar mas que nunca el bienestar del pueblo, porque es muy peligroso dejar al proletario a solas con la miseria, sin la antigua resignacion que calma y consuela! 59

Avellaneda era acompanado en la catedra por Manuel de Iriondo, quien enfatizaba al igual que Avellaneda la importancia de "la acci6n gubernativa, dentro de lo prudencial, y sin extremar la tendencia del estadismo..."60

Por ultimo, Enrique Ruiz GuinazO, tambien desde la catedra de Economfa Politica de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, mantuvo los lineamientos generales trazados por Quesada. Ruiz Guiniazu marcaba en su curso la distincion hecha por Gide entre la vieja ecbnomfa polftica y la economfa social, "que no se ffa en el libre juego de leyes naturales para asegurar la felicidad de los hombres, pero cree en la necesidad de una organizacion reflexiva, racional, conforme a una cierta idea de justicia; organizacion que

s' QUESADA: La teoria y practica, p. 67. s7 Sus conferencias "Puntos de vista para el estudio de la economfa polftica" (1906) y "Ense-

nanza de la econom(a polftica" (1911), parte de su curso, aparecieron publicadas en M. AVELLA- NEDA: Del camino andado. (Economia social argentina), ya citado. Resulta interesante notar que la economia "politica" del tftulo de las clases se habfa convertido en economia "social" al tiempo de la publicaci6n del libro (1919), confirmando tacitamente la evoluci6n del vocabulario ya senialada por Quesada.

ss Ibid., pp. 95-101. 59 Marco M. AVELLANEDA, "Prefacio" a Juan B. GONZALEZ: El encarecimiento de la vida

en la Republica Argentina (Buenos Aires: Las Ciencias, 1908), pp. xii, xv. '6 Manuel M. DE IRIONDO: "Discurso inaugural del curso de economia polftica", Revista de

la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, NO 1, agosto 1907, pp. 70-71.

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esta en la base de todos los sistemas llamados socialistas". Hacfa hincapi6 en el caracter cient'fico que debra tener la reforma social ("Que ilusion pensar que la polftica social es una mera cuestion de benevolencia; no, su orientacion esta impuesta por inflexibles principios fundamentales"), y, al igual que Quesada, desestimaba las posibilidades de un analisis marxista estricto a las condiciones argentinas ya que "en cada nuevo dfa se invierten mas favorablemente los terminos del manifiesto de Marx: no se concentran los capitales, sino que se democratiza la propiedad a tal punto que es incalculable la propor- cion de proletarios convertidos en pequenos burgueses"61. Por otra parte, si bien recono- cia la importancia de los factores materiales y economicos en la historia, rechazaba la pretendida validez universal del materialismo historico62.

En un analisis de las ideologlas obreras, Ruiz Guinazu distingu(a tres corrientes importantes que llamaba sindicalismo revolucionario, reformista y conservador. El pri- mero, identificado con la predica anarquista, era considerado "de funesta influencia, por ser antisocial y despotico"; el sindicalismo reformista era una variante del socialismo bernsteiniano. El sindicalismo conservador respondfa -segun Ruiz Guinaz6- a los prin- cipios postulados por el jurista frances Leon Duguit, quien prevefa la progresiva sustitu- ci6n del Estado y de la lucha de clases por una sociedad constituida por sindicatos descen- tralizados, alternativa de tono "retrogrado y romantico", sostenfa Ruiz Guinazu, dada la imposibilidad de prescindir de "un elemento superior dirigente y moderador". Citando a Gide, se inclinaba por el reconocimiento legal de sindicatos que eventualmente actua- rfan como uno de los factores preponderantes de la organizaci6n economica existente63.

Estas nuevas corrientes en sociolog(a y economfa fueron acompanadas por el desarrollo de nuevas teorfas legales en materia civil y criminal, que buscaban adecuar tradicionales instituciones jurfdicas a los nuevos fen6menos sociales.

El derecho y la cuesti6n social

Existio, primeramente, una conexi6n directa entre la cuesti6n social y el derecho criminal, ejemplificada en el impacto que la escuela italiana de criminologfa positiva tuvo en la Argentina. El enfasis puesto por esta escuela en el determinismo biologico o social en los or(genes de la conducta criminal transformo las nociones tradicionales de responsabilidad individual y de vinculacion entre ley positiva y valoraci6n moral. Si la criminalidad se originaba por factores que estaban mas alia del control de los actores individuales, como su constitucion biol6gica o el ambiente social en el que estaban in- sertos, el castigo de esas conductas solo podfa fundamentarse en razones de "defensa social", y esto debfa ser acompanado por polfticas sociales que apuntaran a modificar aquellos factores determinantes, como una forma efectiva de prevenir el crimen64.

61 Enrique RUIZ GUItAZU: "La economfa polftica y la cuesti6n social" (Conferencia inaugu- ral del curso de economira pol ftica en la Facultad de Derecho), Atlantida, vol. X, 1913, pp. 31-40.

"2 Enrique RUIZ GUISIAZU: "Interpretaci6n econ6mica de la historia. Teoria del materialismo hist6rico. (Apuntes)",At/dntida, vol. VI., 1912, pp. 363-375.

G3 E. RUIZ GUIIIAZU: "Sindicalismo revolucionario, reformista y conservador", Atlantida, vol. VII, 1912, pp. 229-242. En 1926, Ruiz Guinaz6 critic6 la organizaci6n corporativa propuesta por el fascismo, temiendo que la predominancia de sindicatos y guildas sobre la polftica parlamen- taria Ilevarfa a la destrucci6n del r6gimen democratico. E. RUIZ GUINAZU: "El futuro parlamento sindicalista", La Nacion, Suplemento Letras, vol. II, N0 50, 6 junio 1926, p. 2.

Cf. Enrique MARI: "El marco jurfdico", en H. BIAGINI (compilador). El movimientoposi- tivista argentino (Buenos Aires: Editorial de Belgrano, 1985), pp. 176-198; Eduardo A. ZIMMER- MANN: "Racial Ideas and Social Reform: Argentina, 1890-1916", Hispanic American Historical Review, febrero 1992.

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Ademas de estas nuevas corrientes en el derecho criminal, la cuesti6n social intro- dujo nuevos problemas para juristas especializados en otras areas. En materia civil, temas como la responsabilidad de los empleadores por los accidentes de trabajo, o la substitu- cion de la noci6n tradicional del contrato por mecanismos de negociaci6n colectiva, promovieron un activo debate sobre la forma en que las instituciones juridicas deb(an adaptarse a los nuevos fenomenos sociales.

Una mirada a las tesis doctorales presentadas en la Facultad de Derecho de la Uni- versidad de Buenos Aires durante los primeros anos de este siglo revela la atraccion que estos problemas ejercian sobre los nuevos graduados. Entre 1898 y 1916 mas de 80 tesis doctorales (excluyendo aquellas que se concentraban en el tema de la inmigraci6n) trataban sobre temas relacionados con la cuesti6n social, como la responsabilidad legal en accidentes laborales, la naturaleza jur(dica del contrato laboral, arbitraje y conciliacion en los conflictos laborales, la constitucionalidad de las leyes de expulsi6n de anarquistas, y el analisis jur(dico de la legislaci6n social y laboral 65 En uno de estos trabajos se con- clufa afirmando: "la cuestion social atrae cada vez mas a las inteligencias, de tal modo que constituye el problema dominante de la actualidad"66. Parecida atracci6n parecen haber ejercido estos temas en la Facultad de Derecho de la Universidad de C6rdoba67.

El contenido de las tesis senala ciertas !(neas comunes: por un lado, el rechazo del laissez-faire economico en el area de las relaciones entre el capital y el trabajo, y su substituci6n por la intervenci6n estatal reguladora. Al mismo tiempo, la nueva legislacion social debia mantenerse dentro de ciertos I(mites de modo de evitar una exagerada inge- rencia estatal. Sobre este ultimo punto, Carlos Ibarguren, profesor de Derecho Romano, senalaba en 1912 a los graduados de la Facultad de Derecho de Buenos Aires: "Nada temamos de la lucha social y democratica si hay fuerzas compensadas y medios de refre- nar sus excesos"; el peligro no se centraba segun Ibarguren en los reclamos del proleta- riado sino en

las utopias de los teorizadores... y en muchas de las innovaciones jurfdicas que... pueden penetrar insinuantes en el animo de magistrados o de legisladores, e iniciar, sin que la presion social to reclame, atrevidas reformas que trastornarian ex abrupto el orden existente68

Los temores de Ibarguren a las reformas radicales en las instituciones jur(dicas tra- dicionales deben haber sido alimentados en gran parte por el propio clima intelectual de la Facultad. Entre las tesis ya mencionadas hab(a quien reclamaba para la legislacion civil argentina "reformas fundamentales impuestas por las exigencias de la vida moderna", insistiendose en que "el individualismo reinante en los C6digos tiende a desaparecer"69.

6s La "Coleccion Candioti" en la Biblioteca Nacional resulta una fuente invalorable para este tipo de analisis Ver tambien Marcial R. CANDIOTI: Bibliografia doctoral de la Universidad de Buenos Aires y Catalogo Cronol6gico de las Tesis en su primer centenario, 1821-1920. (Buenos Aires, 1920), pp 504-564.

"* Josd Antonio GONZALEZ: Las huel/gas ante el derecho. Tesis presentada para optar al grado de doctor en Derecho y Ciencias Sociales, 1906. (Biblioteca Nacional, Coleccion Candioti), p. 18.

"7 Cf Telasco CASTELLANOS: Las huelgas en la Republica Argentina y modos de comba- tirlas. Tesis de doctorado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cordoba. (C6rdoba: Imprenta Mitre, 1906). El autor fue luego designado profesor de "Legislacion industrial" en C6rdoba, y public6 un tratado de dos volumenes sobre la materia.

*8 Carlos IBARGUREN: "La sociedad argentina", Atlantida, vol. VII, 1912, pp. 353-361. Ver tarnbi6n su libro de memorias, La historia que he vivido (Buenos Aires: Ediciones Dictio), pp. 331- 333.

69 David LASCANO: Naturaleza juridica del contrato de trabajo. Tesis presentada para optar al grado de doctor en jurisprudencia, 1909 (Biblioteca Nacional: Colecci6n Candioti).

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Para otro de estos autores, el colectivismo que caracterizaba a la epoca implicaba "un conjunto de ideas de dif(cil avenimiento con el concepto individual que ha presidido hasta aqu( las relaciones legales". En el terreno practico, esta evolucion apuntaba a la introduccion del contrato colectivo de trabajo celebrado por sindicatos profesionales legalmente reconocidos por el Estado70

Una evoluci6n similar estaba teniendo lugar en la doctrina sobre la responsabilidad patronal por los accidentes de trabajo, tema que generar(a una abundante discusi6n entre juristas. La elaboracion de las nociones de "obligacion social" y "riesgo profesional" por juristas franceses como Maurice Hauriou y Raymond Saleilles, que culminar(a en la ley francesa de 1898 sobre responsabilidad patronal basada en el concepto de risques pro- fessionels fue un importante precedente para la doctrina argentina. El concepto de riesgo profesional significaba que la responsabilidad por accidentes en el lugar de trabajo no se interpretaba como el resultado de una falta de parte del empleador o del empleado, sino como una consecuencia de la inevitable inseguridad e impredecibilidad introducidas por la era industrial. La soluci6n reca(a asi en un sistema de compensaci6n que reconocia responsabilidad sin atribuir falta7l.

El primer proyecto argentino de legislaci6n sobre el tema fue presentado al Con- greso Nacional en 1902 por Belisario Roldan (h.) y Marco M. Avellaneda. Basado en precedentes europeos, principalmente la ley francesa de 1898 y la ley espanola de 1900, consagraba el principio del riesgo profesional. Belisario Roldan (h.) citaba en su apoyo el debate parlamentario frances sobre el tema:

desde que la industria ha sustituido la maquina humana por la maquina de acero, la fuerza inteligente y responsable por la fuerza ciega e irresponsable ...al dominio de la libertad ha sucedido el del riesgo; en otros terminos, el problema que era antes jur(dico es hoy economico y social 72.

Tambien el proyecto de Joaqu('n V. Gonzalez de 1904 para un codigo laboral segu (a el principio de riesgo profesional en materia de accidentes de trabajo73.

Para otros resultaba preferible una interpretacion mas amplia de las normas exis- tentes antes que la introducci6n de nuevos principios en la legislaci6n y jurisprudencia argentinas. Ernesto Quesada participo activamente en este debate. Opuesto a toda modi- ficacion subita de las normas vigentes, proclam6 que las normas de responsabilidad del Codigo Civil permit(an la "aplicaci6n de las doctrinas mas avanzadas", y como juez llevo a la practica esta interpretaci6n, otorgando compensaci6n al trabajador damnificado sin salirse de la normativa del Codigo74. Esta fue tambien la posici6n adoptada por Juan Bialet Masse en su Tratado de responsabilidad civil en el Derecho Civil Argentino bajo el punto de vista de los accidentes de trabajo (1904): opuesto a la introduccion del concepto de riesgo profesional, por entender que tal teor(a solo hari'a aumentar la

70 Ramon F. LEDESMA: Naturaleza juridica del contrato de trabajo. Tesis presentada para optar al grado de doctor en jurisprudencia, 1909 (Biblioteca Nacional: Colecci6n Candioti), p. 57. Esta tesis fue supervisada por Marco M. Avellaneda.

7" Sobre estos desarrollos en Ia doctrina legal francesa, ver Ruth HARRIS: Murders and Madness. Medicine, Law and Society in the Fin de Siecle (Oxford: Clarendon Press, 1989), pp. 105- 120.

72 Diario de Sesiones de la Camara de Diputados, 1902, vol. I, pp. 118-123; Belisario ROLDAN (h.): Discursos completos (Buenos Aires: El Ateneo, 1929), pp. 72-78. Enfasis agregado.

73 Obras Completas de Joaquin V. Gonzdlez, vol. VI, pp. 431-48. 74 Cf. "Oliveyra, C. versus Moreyra, J. y Othacehe, J. por indemnizacion de danos y perjuicios",

Boletin Judicial, 16 de septiembre de 1905; E. QUESADA: El problema nacional obrero, p. 20; Teoria y practica, p. 37.

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ocurrencia de accidentes por estimular un falso sentimiento de confianza en los habitos profesionales de los trabajadores, Bialet Mass6 elaboro una novedosa doctrina sobre la responsabilidad patronal basada en las normas del Codigo Civil, por la cual ha sido seia- lado frecuentemente como uno de los precursores del derecho laboral en la Argentina 75. La evolucion de la doctrina y jurisprudencia, sin embargo, se orient6 hacia la aceptacion de los nuevos principios, y en 1915, tras la presentaci6n de nueve diferentes proyectos en el Congreso desde el primero de 1902, la ley 9688 substituyo la noci6n tradicional de responsabilidad limitada de los empleadores por accidentes de trabajo por la mas amplia concepcion del "riesgo profesional" 76.

Conclusiones

En 1916, como parte de los festejos por el Centenario de la Declaracion de la Inde- pendencia, el gobierno argentino organiz6 en Tucuman un Congreso Americano de Cien- cias Sociales. La realizacion de este tipo de congreso no era un hecho nuevo: desde 1898, cuando se realiz6 el primer Congreso Cient(fico Latinoamericano en Buenos Aires, las elites intelectuales argentinas hab(an mostrado su inclinaci6n hacia este tipo de encuen- tros. El primer Congreso Cient(fico Panamericano (con la participaci6n de los Estados Unidos) celebrado en Santiago de Chile en 1908 pas6 varias resoluciones concernientes a la cuestion social, y en particular, a la organizaci6n y regulacion de las relaciones industriales 77.

El comit6 organizador del Congreso de 1916, nombrado por decreto presidencial, fue integrado por los nombres mas representativos asociados con el desarrollo de las inci- pientes ciencias sociales argentinas: Gregorio Araoz Alfaro, Carlos 0. Bunge, Luis M. Drago, J. Alfredo Ferreyra, Joaqui'n V. Gonzalez, Carlos Ibarguren, Jos6 Ingenieros, Juan B. Justo, Jose N. Matienzo, Alfredo L. Palacios, Ernesto Quesada, Rodolfo Riva- rola, Ricardo Rojas, Carlos Saavedra Lamas, Enrique del Valle lberlucea y Estanislao Zeballos, entre otros78

El comit6 organizo el congreso en once secciones, que cubri'an el derecho civil, criminal y comercial, la economia y las finanzas publicas, las relaciones internacionales, la inmigraci6n, historia y sociologl'a, higiene y medicina social, moral p6blica, y trabajo y asistencia p6blica. En la seccion sobre "Trabajo, Previsio6n y Asistencia Social", se reunieron representantes de las distintas corrientes reformistas ocupadas con la cuestion social durante el per(odo. Ernesto Quesada y Jose Ingenieros fueron designados presi- dente y secretario respectivamente, aunque este ultimo renuncio6, siendo reemplazado

75 Juan BIALET MASSE. "Los accidentes y el C6digo Civil Argentino", Boletin del Departa- mento Nacional del Trabajo, N? 20, 1912, pp. 53-71; Luis A. DESPONTIN: "Juan Bialet Masse. Precursor del derecho del trabajo", pr6ologo a J. BIALET MASSE: El estado de las clases obreras argentinas a comienzos de siglo (C6rdoba: Universidad Nacional de C6rdoba, 1968), pp. 18-20; Maria- no R. TISSENBAUM: La codificaci6n del derecho del trabajo ante la evoluci6n legislativa argentina (Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1947).

76 Alejandro UNSAIN: "Principios generales de la legislaci6n de accidentes", y Alejandro RUZO: "Fundamentos jurfdicos del riesgo profesional", ambos en Boletin del Departamento Nacional del Trabajo, N? 20, 1912. Tambi6n, Alejandro M. UNSAIN: Ordenamiento de las leyes obreras argen- tinas (Buenos Aires: Editorial El Ateneo, 1952), p. 19. Ver capftulo 8 de "Liberals, Reform and the Social Question", para el proceso de sanci6n de la ley 9688.

77 Sobre los Congresos Cient(ficos Latinoamericanos, vdase Marcos CUETO: Excelencia cienti- fica en la periferia. Actividades cientificas e investigaci6n biom6dica en el Peru 1890-1950 (Lima: GRADE-CONCYTEC, 1989), pp. 58-59; sobre las resoluciones pasadas por el Congreso de 1908, "Las cuestiones sociales en el Congreso Cientffico Panamericano", Boletin del Departamento Nacional del Trabajo, NO 8, marzo 1909, pp. 95-97.

78 Revista Argentina de Ciencias Polfticas, vol. X, 1915, pp. 537-538.

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por Alejandro Bunge, presidente de los Cfrculos de Obreros Catolicos y funcionario del Departamento del Trabajo. Entre los miembros de esta secci6n estaban Joaqu(n V. Gonzalez, Jose N. Matienzo, Enrique Ruiz Guinazu y Manuel Galvez; tambi6n represen- taban al Departamento del Trabajo Julio B. Lezana, Alejandro Ruzo, Alejandro Unsain y Pablo Storni; por el movimiento social catolico, Miguel de Andrea, Indalecio G6mez, Emilio Lamarca, Gustavo Franceschi y, desde Cordoba, Arturo Bas, Juan Caferatta y Telasco Castellanos; por el Museo Social Argentino, Emilio Frers, Horacio C. Rivarola, Jose L. Suarez, Carlos Ibarguren y Juan Jose Diaz Arana; Alfredo Demarchi representaba a la Uni6n Industrial Argentina; y Alfredo Palacios, Juan B. Justo, Enrique del Valle Iberlucea y Augusto Bunge al socialismo argentino79.

La Comision se dedic6 al estudio del nivel de vida de las "clases obreras" y su mejo- ramiento a travds de la legislacion social. Numerosas propuestas apuntaron a la protec- cion de las mujeres y ninos, y sobre la necesidad de mejorar el cumplimiento de la legis- lacion existente. Entre otros topicos se discutio tambien el problema del desempleo, las huelgas, mecanismos de conciliaci6n y arbitraje, la vivienda obrera, el papel que las sociedades de ayuda mutua y el seguro social obligatorio pod fan desempenar como herra- mientas de pol(tica social, y "los mestizos, la emigraci6n europea, y el peligro amarillo"80

El enfasis puesto por todos los participantes en la necesidad de sancionar legislaci6n social y laboral, y en la creaci6n de nuevas instituciones estatales que dieran una respuesta cienti'fica a los nuevos problemas sociales, resumfa el enfoque que el reformismo argen- tino adopt6 hacia la cuestio6n social. En este punto existieron grandes similitudes con otros movimientos reformistas liberales en Europa, los Estados Unidos y otras regiones de asentamiento reciente. Una caracter(stica de estos movimientos fue la activa partici- paci6n de intelectuales en la discusi6n e implementacion de las polfticas dirigidas a solucionar los nuevos problemas sociales. En la Argentina, paralela a las aspiraciones por una regeneracion moral e institucional que se consolidaron durante la primera decada de este siglo, existio una constante preocupacion por el caracter cient/fico de las propuestas, proporcionado por los desarrollos en las ciencias sociales y naturales. Hacia el cambio de siglo esta actitud fortaleci6 un rechazo tanto del liberalismo ortodoxo como del socialismo de Estado, planteando una alternativa reformista moderada, que estuviera plenamente consustanciada con los desarrollos de estas disciplinas. En su estudio sobre el papel que intelectuales y pol(ticos franceses desempeharon en los orfgenes del refor- mismo social durante la Tercera Republica, Sanford Elwitt resumi6 as( las transforma- ciones ideologicas implicitas en ese proceso: "la mano invisible del laissez-faire se rindi6 ante el guante de terciopelo de la ciencia social" 81.

En la Argentina, este cambio fue impulsado por la introduccio6n de un nuevo len- guaje poli'tico centrado alrededor de "lo social". En anos recientes, historiadores de las ideas han argumentado que el objeto propio de la disciplina debe ser, no la repetida enca- denacion de las grandes ideas o grandes textos que conforman el canon del pensamiento poll'tico occidental, sino el estudio del surgimiento de nuevos "lenguajes" polfticos, y

79 "Congreso Americano de Ciencias Sociales", Revista Argentina de Ciencias Politicas, vol. XI, 1915, pp. 169-172; Revista Juridica y de Ciencias Sociales, vol. XXXII, 1915, p. 630.

80 Revista Juridica y de Ciencias Sociales, vol. XXX Il, 1916, pp. 508-509. 81 Sanford ELWITT: The Third Republic Defended. Bourgeois Reform in France, 18801914

(Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986) p. 66. Vease tambien W. H. GREENLEAF- The British Political Tradition. Vol. 1: The Rise of Collectivism (Londres: Methuen, 1983), pp. 237- 286, para un analisis del "cientificismo" como factor en el desarrollo del intervencionismo estatal en la polftica social y econ6mica de Gran Bretana de comienzos de siglo. Sobre los fundamentos filos6ficos de este camino intermedio entre liberalismo y socialismo, cf. James T. KLOPPENBERG: Uncertain Victory. Social Democracy and Progressivism in European and American Thought, 1870- 1920 (Oxford: Oxford University Press, 1986).

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LOS INTELECTUALES Y EL REFORMISMO LIBERAL

de las formas de insercion de estos nuevos lenguajes en el contexto social e intelectual del per(odo en estudio82. Si observamos desde esta perspectiva el fenomeno reformista argentino de comienzos de siglo y su inserci6n en el contexto pol (tico-ideol6gico de la epoca, podemos ensayar algunas conclusiones sobre la influencia del nuevo lenguaje sobre la tradici6n pol ftica vigente.

Primero, quienes abogaban por una extensio6n de las actividades estatales en materia social no estaban introduciendo un concepto revolucionario en el discurso pol(tico del momento. Hacia el cambio de siglo hab(a habido suficientes instancias de intervencion estatal en materia economica y social que hacfan diffcil la categorizaci6n de las pol 'ti- cas oficiales como de un estricto laissez-faire 3.

Segundo, no obstante el reconocimiento de esta situaci6n previa, y de otros proce- sos culturales simultaneos como las aspiraciones de regeneraci6n moral e institucional ya mencionados, no hay duda de que el nuevo lenguaje de lo "social" introducido al debate poli'tico desde las ciencias sociales signific6 un fuerte impulso al movimiento reformista. El surgimiento de la sociolog(a como la ciencia "total" de la sociedad, el reemplazo de los postulados individualistas de la econom(a polf'tica clasica por la nueva "economia social", nuevos desarrollos de teor(a jur(dica que introdujeron conceptos como la "defensa social" en derecho criminal, o el "riesgo profesional" y la "obligacion social" en materia civil, transformando la noci6n tradicional de responsabilidad, el presti- gio acad6mico de la medicina social, o la creacion de instituciones como el Museo Social Argentino, fueron algunas de las sehales del impacto que este nuevo lenguaje pol'(tico de "lo social" produjo en la sociedad argentina de comienzos de siglo84.

Tercero, la introduccio6n de esta corriente reformista social modific6 en gran medida la definici6n de las relaciones entre Estado y sociedad, algo no siempre reconocido en la historiografia del perfodo. Sin embargo, esto no produjo un abandono de los funda- mentos liberales en la pol'(tica, la economia y la cultura, que los propios actores recono- c(an como aun vigentes. En este sentido, tampoco la Ilegada del radicalismo al poder afecto mayormente esta confluencia del liberalismo y la reforma social. En definitiva, ser(an los anos entre las dos guerras mundiales, cuando el nacionalismo y nuevas corrien- tes ideol6gicas afectarfan de manera dramatica el contenido y la forma del debate pol 'tico en la Argentina, los que ver(an el nacimiento de una vision radicalmente opuesta al refor- mismo liberal y que marcar(a durante las decadas siguientes las relaciones entre el Estado y la cuesti6n social.

82 J. G. A. POCOCK. "Languages and their Implications: the Transformation of the Study of Political Thought", en su Politics, Language and Time. Essays on Political Thought and History (Londres. Methuen, 1972), pp. 3-41; Quentin SKINNER: "Meaning and Understanding in the History of Ideas", History and Theory, 8 (1969), pp. 3-53; Quentin SKINNER: "Some Problems in the Analysis of Political Thought and Action", Political Theory, 23 (1974), pp. 277-303.

83 Tulio HALPERIN DONGHI: "'Argentina: Liberalism in a Country Born Liberal", en Joseph LOVE y Nils JACOBSEN (compiladores): Guiding the Invisible Hand. Economic Liberalism and the State in Latin American History (New York: Praeger Publishers, 1988). Sobre el clima ideolo6gico prevaleciente durante los or(genes de la cuesti6n social, cf "Liberals, Reform and the Social Question", cap(tulo 2.

84 Un estudio de los efectos de estos cambios no puede excluir un analisis de las formas en que los mismos se plasmaron durante el periodo en instituciones concretas en distintas areas de la polftica social: legislaci6n laboral sancionada, como las leyes de descanso dominical, la regulaci6n del trabajo de mujeres y niios, y la responsabilidad de los empleadores por los accidentes de trabajo, la creaci6n y evoluci6n del Departamento Nacional del Trabajo e instituciones vinculadas como la Comi- si6n Nacional de Casas Baratas, o el Registro Nacional de Colocaciones, y las regulaciones en higiene publica y la provision de servicios medicos gratuitos a los necesitados. He intentado cubrir estos casos, y otros, en la tesis doctoral ya citada.

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EDUARDO A. ZIMMERMANN

Este trabajo intenta identificar un movi- miento de ideas y actitudes polfticas entre los intelectuales y pol(ticos identificados con el liberalismo argentino del cambio de siglo, que surgieron como respuestas a la Ilamada "cues- ti6n social". Se analiza la convergencia de distin- tas vertientes reformistas orientadas hacia la moral publica, la reforma polftica-institucional, y las vinculadas a los nuevos problemas sociales, y su influencia sobre los cambios ideol6gicos de

comienzos de siglo. En particular, se estudia el papel que intelectuales y academicos cum- plieron en la transmisi6n de nuevos conceptos desarrollados en las ciencias sociales y la cone- xi6n establecida entre las nuevas disciplinas academicas y las instituciones estatales orienta- das a la soluci6n de la cuesti6n social. Se intenta de este modo delinear la influencia que estos fen6menos tuvieron sobre la evoluci6n de una corriente reformista liberal argentina.

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RESUMEN

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