viveiros- metafisicas canibales

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    Metafsicas canbales

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    Del mismo autor

    A inconstncia da alma selvagem, San Pablo, 2002From the enemys point of view: Humanity and divinity in

    an Amazonian society, Chicago, 1992Symbols that stand for themselves, Chicago, 1986The invention of culture, Chicago, 1981Lethal speech: Daribi myth as symbolic obviation, Ithaca, 1978

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    Eduardo Viveiros de Castro

    Metafsicas canbalesLneas de antropologa postestructural

    Traducido por Stella Mastrangelo

    conocimiento

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    Primera edicin, 2010

    Katz Editores

    Charlone 216C1427BXF-Buenos AiresCalle del Barco N 40, 3 D28004-Madridwww.katzeditores.com

    Ttulo de la edicin original: Mtaphysiques cannibalesLignes danthropologie post-structurale

    Presses Universitaires de France, 2009

    Cet ouvrage, publi dans le cadre du Programme dAide laPublication Victoria Ocampo, bnficie du soutien de Cultures-france, oprateur du Ministre Franais des Affaires Etrangres,du Ministre Franais de la Culture et de la Communica-tion et du Service de Coopration et dAction Culturelle delAmbassade de France en Argentine.

    Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda a laPublicacin Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo de Cultures-france, operador del Ministerio Francs de Asuntos Extranjeros,del Ministerio Francs de la Cultura y de la Comunicacin y delServicio de Cooperacin y de Accin Cultural de la Embajadade Francia en Argentina.

    ISBN Argentina: 978-987-1566-46-4ISBN Espaa: 978-84-92946-25-9

    1. Antropologa. 2. Estructuralismo. I. Mastrangelo, Stella, trad.II. Ttulo

    CDD 149.96

    El contenido intelectual de esta obra se encuentraprotegido por diversas leyes y tratados internacionalesque prohben la reproduccin ntegra o extractada,realizada por cualquier procedimiento, que no cuentecon la autorizacin expresa del editor.

    Diseo de coleccin: tholn kunst

    Impreso en Espaa por Romany Valls S.A.08786 Capellades

    Depsito legal: B-39011-2010

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    ndice

    Agradecimientos

    PRIMERAPARTE: ELANTI-NARCISO1. Un impresionante retorno de las cosas2. Perspectivismo3. Multinaturalismo4. Imgenes del pensamiento salvaje

    SEGUNDAPARTE: CAPITALISMOYESQUIZOFRENIADESDEELPUNTODEVISTAANTROPOLGICO5

    . Un entrecruzamiento curioso6. La antisociologa de las multiplicidades7. Todo es produccin: la filiacin intensiva

    TERCERAPARTE: LAALIANZADEMONACA8. Metafsica de la predacin

    9. Chamanismo transversal10. La produccin no es todo: los devenires11. Las condiciones intensivas del sistema

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    CUARTAPARTE: ELCOGITOCANBAL12. El enemigo en el concepto

    13. Devenires del estructuralismo

    Bibliografa

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    Es en intensidad quese debe interpretar todo.El Anti-Edipo

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    Primera parteEl Anti-Narciso

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    1Un impresionante retorno de las cosas

    Un da tuve la intencin de escribir un libro que fuese de algu-na manera un homenaje a Deleuze y Guattari, desde el puntode vista de mi propia disciplina; se llamara El Anti-Narciso: dela antropologa como ciencia menor, y su propsito iba a ser ca-racterizar las tensiones conceptuales que atraviesan la antropo-loga contempornea. Sin embargo, desde la eleccin del ttulo

    comenzaron a surgir problemas. Rpidamente advert que elproyecto rozaba la contradiccin, la menor torpeza de mi partepoda convertirlo en un amasijo de bravatas muy poco anti-narcisistas sobre la excelencia de mis posiciones preferidas.

    Fue entonces que resolv elevar ese libro al nivel de las obrasde ficcin, o ms bien de las obras invisibles, el tipo de obrasque Borges ha comentado mejor que nadie, y que a menudo

    son mucho ms interesantes que los libros visibles, como seconvencer quien lea las reseas de ese gran lector ciego. Mejorque escribir ellibro, me pareci ms oportuno, entonces, escri-bir sobreese libro, como si lo hubieran escrito otros. Metafsicascanbaleses pues la tarjeta de presentacin de otro libro, titu-lado El Anti-Narciso, que, a fuerza de ser imaginado constante-mente, ha terminado por no existir nunca, salvo precisamentea travs de las pginas que siguen.

    El objetivo principal de El Anti-Narcisoes tomemos pres-tado de mi oficio el presente etnogrfico responder a la si-

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    guiente pregunta: qu les debe conceptualmente la antropo-loga a los pueblos que estudia? Las implicaciones de esa pre-

    gunta sin duda se percibirn con ms claridad si abordamos elproblema por la otra punta. Las diferencias y las mutacionesinternas de la teora antropolgica se explican principalmen-te (y desde el punto de vista histrico-crtico exclusivamente)por las estructuras y las coyunturas de las formaciones sociales,de los debates ideolgicos, de los campos intelectuales y de loscontextos acadmicos de los que surgieron los investigadores?

    Es sa la nica hiptesis pertinente? No sera posible proce-der a un desplazamiento de la perspectiva que muestre que losms interesantes entre los conceptos, los problemas, las enti-dades y los agentes introducidos por las teoras antropolgicastienen su origen en la capacidad imaginativa de las sociedades(o los pueblos, o los colectivos) que se proponen explicar? No

    ser all donde reside la originalidad de la antropologa, en esaalianza, siempre equvoca, pero con frecuencia fecunda, entrelas concepciones y las prcticas provenientes de los mundos delsujeto y del objeto?

    La pregunta de El Anti-Narcisoes entonces epistemolgica,es decir, poltica. Si todos estamos ms o menos de acuerdo endecir que la antropologa, a pesar de que el colonialismo cons-

    tituye uno de sus a priorihistricos, hoy parece estar en vasde cerrar su ciclo krmico, entonces es preciso aceptar que eshora de radicalizar el proceso de reconstitucin de la disciplinallevndolo hasta su fin. La antropologa est lista para aceptarntegramente su nueva misin, la de ser la teora-prctica de ladescolonizacin permanente del pensamiento.

    Pero es posible que no estemos todosde acuerdo. Hay quie-

    nes todava creen que la antropologa es el espejo de la socie-dad. No, ciertamente, el de las sociedades que dice estudiar yano somos tan ingenuos (aunque), sino de aquellas en cuyas

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    U N I M P R E S I O N A N T E R E T O R N O D E L A S C O S A S | 15

    entraas fue engendrado su proyecto intelectual. Es conocidala popularidad de que goza, en ciertos crculos, la tesis segn la

    cual la antropologa, exotista y primitivista de nacimiento, nopuede ser otra cosa que un teatro perverso en el que el otrosiempre es representado o inventado de acuerdo con lossrdidos intereses de Occidente. Ninguna historia, ningunaantropologa puede camuflar el paternalismo complaciente deesa tesis, que transfigura a esos autodeclarados otros en ficcio-nes de la imaginacin occidental, sin voz ni voto. Acompaar

    semejante fantasmagora subjetiva con una evocacin de ladialctica de la produccin activa del Otro por el sistema colo-nial es simplemente agregar el insulto a la injuria, y procedercomo si todo discurso europeo sobre los pueblos de tradi-cin no europea no tuviera otra funcin que iluminar nuestrasrepresentaciones del otro, es hacer de cierto poscolonialismo

    terico el estadio ltimo del etnocentrismo. A fuerza de versiempre al Mismo en el Otro de decir que bajo la mscara delotro es nosotros lo que nosotros mismos contemplamos,terminamos por contentarnos con acortar el trayecto que nosconduce directamente al final y no interesarnos ms que en loque nos interesa, a saber, nosotros mismos.

    Por el contrario, una verdadera antropologa nos devuelve de

    nosotros mismos una imagen en la que no nos reconocemos(Maniglier, 2005b: 773-774), pues lo que toda experiencia de otracultura nos ofrece es una oportunidad de realizar una experi-mentacin sobre nuestra propia cultura; mucho ms que unavariacin imaginaria, una puesta en variacin de nuestra ima-ginacin. Es preciso extraer todas las consecuencias de la idea deque las sociedades y las culturas que constituyen el objeto de la

    investigacin antropolgica influyen, o para decirlo claramentecoproducen, las teoras sobre la sociedad y la cultura formuladasa partir de esas investigaciones. Negar eso es aceptar un cons-