uso de los recursos forestales en el ejido yoreme-mayo...
TRANSCRIPT
1
Uso de los recursos forestales en el ejido Yoreme-Mayo Los Capomos, El Fuerte, Sinaloa.
Use of forest resources in the ejido Yoreme-Mayo Los Capomos, El Fuerte, Sinaloa.
Edgar Rosales Vásquez1, Estuardo Lara Ponce2, Hugo Humberto Piña Ruiz 2
1Ingeniería Forestal, UAIM. 2Profesor Investigador del Cuerpo Académico Desarrollo Sustentable, Universidad
Autónoma Intercultural de Sinaloa. [email protected]
RESUMEN
Se realizó un estudio del conocimiento y uso de los recursos forestales en el ejido Los Capomos,
El Fuerte, Sinaloa, con el objetivo de identificar las principales especies vegetales de utilidad
regional. Se empleó la metodología de etnoecología de tipo participativa con personas locales;
en una primera etapa se aplicaron siete entrevistas informales y se realizaron tres recorridos de
campo, posteriormente se efectuaron sesenta y tres encuestas a viviendas elegidas al azar. Con
la información sistematizada se generó una base de datos que aglutinó un total de 127 especies
de 53 familias botánicas, distribuidas en dos categorías y ocho usos principales. La población
emplea recursos maderables como “combustible” de las especies Lysiloma divaricata, Acacia
cochliacantha y Haematoxylum brasiletto; para “construcciones rurales” emplea a Caesalpinia
platyloba y Lysiloma divaricata; y en “uso doméstico” a Tabebuia spp., Guazuma ulmifolia y
Cordia sonorae. En los no maderables destacan las “medicinales” como
Aristolochia quercetorum, Eucalyptus spp. y Psidium guajava; para “consumo humano” a
Randia echinocarpa, Bromelia pinguin y Pithecellobium dulce; entre las ornamentales se
menciona a Bougainvillea spp., Rosa spp. y Mascagnia macroptera; para uso “artesanal” a la
Guazuma ulmifolia, Crataeva tapia y Erythrina flabelliformis; y como especies forrajeras se
encuentran Prosopis juliflora y Phoradendron spp. El universo de diversas especies forestales
2
pertenecientes a la vegetación de la selva baja caducifolia, es ampliamente conocido por los
pobladores yoremes, debido a que económicamente significan ingresos complementarios a los
pobladores y brindan beneficios culturales y ambientales. Estos recursos bióticos que son parte
del patrimonio cultural local, deben documentarse específicamente por especie en un contexto
comunitario participativo.
Palabras clave: Forestal comunitaria, Conocimiento local, Flora de Sinaloa.
3
INTRODUCCIÓN
El uso de los recursos naturales por parte de los grupos humanos ha permitido la acumulación
de conocimiento sobre la biología de las especies y los procesos ecológicos locales (Reyes-
García y Martí, 2007). Tal es el caso de la etnia Yoreme-Mayo para quienes los recursos
forestales son muy importantes, debido a que los utilizan para diversas actividades de su vida
diaria desde tiempos antiguos, como es la construcción de sus viviendas, donde utilizan diversas
especies como el mezquite (Prosopis juliflora), “ocotillo” (Fouquieria splendens) y pitaya
(Stenocereus thurberi) (Chapela, 2006). Sin duda, la búsqueda de protección contra la radiación
solar durante el día y las bajas temperaturas en la noche, por los habitantes de las zonas áridas y
semiáridas, como fue el caso de los primeros pobladores de estas regiones, permitieron la
adaptación humana y supervivencia en estas áreas de condiciones ambientales extremosas. Estas
culturas desarrollaron técnicas para manipular recursos vitales como la vegetación y el agua
(Casas et. al., 2010).
El aprovechamiento del “monte”, como es nombrada la vegetación por los Yoremes, involucra
a diversas especies forestales que proveen bienes ambientales y forman parte de la dieta
tradicional de los habitantes de esta etnia. Leandro (2007), alude algunos frutos comestibles para
los habitantes de la región semiárida como tunas (Opuntia ficus-indica), “sinas” (Stenocereus
alamosensis), “aguamas” (Bromelia pinguin), “sayas” (Amoreuxia gonzalezi), ciruelas
(Spondias spp.) y “capomos” (Castalia elegans), además de algunas hierbas y raíces
alimenticias que crecen según la época del año. El uso de leña también es significativo como
combustible del hogar y para la vida ceremonial y religiosa de la comunidad Yoreme (Chapela,
2006).
4
En el norte de Sinaloa en términos socioculturales, la palabra Mayo significa "la gente de la
ribera". Los Mayos se reconocen a sí mismos como Yoremes: "el pueblo que respeta la
tradición" (CDI, 2009). Precisamente en las tradiciones de este pueblo, los recursos forestales
son indispensables, como lo son las manifestaciones culturales de la danza de “pascola”, donde
el Yoreme demuestra sus habilidades manuales elaborando atuendos con especies que
recolectan del monte como es la confección de máscaras a base de “torote” (Bursera
microphylla), “chilicote” (Erythrina flabelliformis), o raíz de “álamo” (Populus mexicana); o la
elaboración de una sonaja de madera muy dura conocida regionalmente como “guayacán”
(Guaiacum coulteri), que lleva en el centro unos discos de metal (Figueroa y López, 2001). Otra
danza en la que utilizan especies vegetales es “los matachines” donde se colocan una cúpula o
tocado, a base de una armazón de carrizo o vara de “guácima” (Guazuma ulmifolia), forrado con
listones y adornado con flores de papel, collares, espejos y moños. El “matachín” se acompaña
con una sonaja hecha con “ayal” (Crescentia alata) o “bule” (Lagenaria siceraria) en la mano
derecha (Moctezuma y López, 2007).
Otra danza conocida internacionalmente por el significado cultural del pueblo Yoreme, es la del
venado. La vestimenta incluye “ténabaris”, elaborados con capullos de la mariposa “cuatro
espejos” (Rothschildia cincta cincta), sujetados a las piernas, mientras que en las manos van
sonajas de “bule” o “ayal”. Un elemento artesanal indispensable que acompaña a esta danza es
el tallado de las “jiruquias” o raspadores, fabricados de madera muy dura de “guayacán”, “palo
colorado” (Caesalpinia platyloba), o “palo brasil” (Haematoxilum brasiletto) (Figueroa y
López, 2001).
5
En el norte de Sinaloa donde habitan actualmente los descendientes de los Yoreme, la vegetación
original de los ecosistemas modificados por la acción humana, albergan un potencial de recursos
para la satisfacción de las necesidades humanas de localidades de identidad Yoreme, que hasta
el momento ha sido poco valorado y estudiado. No obstante, recientemente se han documentado
conocimientos etnobotánicos relacionados con el ancestral aprovechamiento múltiple de los
recursos bióticos por las poblaciones de yoremes (Yetman y Van Devender, 2002); en específico
para conocer qué plantas y para qué se emplean en la medicina tradicional de yoremes y mestizos
(Lara-Ponce, 2015; Lara-Ponce y Quintero-Romanillo, 2016).
OBJETIVO
La presente investigación considera como premisa que en el ejido Los Capomos, las tradiciones
siguen presentes a lo largo de su historia y el uso de especies forestales ha sido imprescindible
para la vida cotidiana de la comunidad, donde existe un conocimiento que tiene el pueblo local
sobre los recursos forestales, a pesar de la escasa valoración social y económica por parte de
sectores económicos, institucionales y sociales del norte de Sinaloa. El objetivo central consistió
en identificar las principales especies forestales de uso local por los habitantes Yoreme-Mayo
del ejido Los Capomos.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio
Las localidades de Los Capomos y Los Capomitos pertenecen a un solo terreno ejidal, del
municipio de El Fuerte, al noroeste del estado de Sinaloa. Ambas localidades se encuentran
ubicadas geográficamente a 26° 25' 32" de latitud norte y a 108° 30' 57" de longitud oeste (Los
Capomos) y 26° 24' 53" de latitud norte y a 108° 30' 47" de longitud oeste (Los Capomitos), y
6
se encuentran a una altura de 160 y 150 metros sobre el nivel del mar respectivamente. El ejido
cuenta con una superficie de 3,424.69 ha, con una distribución de 2,153.85 ha parceladas para
el cultivo de temporal; 1,194.44 ha de uso común y un total de 185 ejidatarios (PHINA, 2015)
(Figura 1).
Figura 1. Localización geográfica del ejido Los Capomos, El Fuerte, Sinaloa.
7
El clima predominante en la región es cálido subhúmedo con lluvias en verano de julio a octubre
y una precipitación pluvial de 564 mm anuales. La temperatura promedio anual es de 25°C, con
máximas de 46°C en verano y mínimas de 4°C, siendo los meses más calurosos de mayo a
septiembre (INAFED, 2010).
La orografía de los terrenos ejidales es de elevaciones como el “Cerro Pochi” y el “Cerro Viejo”,
ambos con una altitud de 340 msnm y de otros de menor altura, como el “Cerro del Metate”
(Matacahui) con 140 msnm (INEGI, 2003). Los suelos presentes en la mayor parte del terreno
del ejido son los tipos Regosol; así como Luvisol en la parte suroeste, el Litosol en pequeñas
áreas de los cerros y en el límite ejidal noreste corresponde a una pequeña franja de suelo
Feozem (INEGI, 2005a). El recurso hidrológico del ejido proviene del Río Fuerte, el cual corre
a 10 km de distancia al noroeste. El agua que llega a la comunidad es abastecida del mismo río
mediante tubería y motores, sin embargo, se encuentran varios arroyos temporales que nacen
entre los cerros, además de una presa la cual es alimentada por arroyos que en temporadas de
lluvia es utilizada para darle de beber al ganado.
La vegetación presente es de dos tipos, la selva baja caducifolia y selva baja espinosa caducifolia
(INEGI, 2005b) o también conocido como bosque espinoso Rzedowski (2006). El primer tipo
crece hasta los 1,700 msnm, y las características principales son la corta altura de sus
componentes arbóreos. Para el segundo tipo de cobertura, muchas de las especies más
abundantes son leguminosas con ramas espinosas, carácter que junto con la caducidad de las
8
hojas y el porte de la vegetación, tipifican esta selva. En los dos tipos de vegetación, casi todas
las especies pierden sus hojas durante un periodo prolongado en temporada seca (Pennington y
Sarukhan, 2005).
La fauna regional es habitada por especies como el jabalí, tlacuache, liebre, coyote, mapache,
tejón, cuervos, chachalaca, cotorras y pericos, iguana verde y negra, víbora de cascabel y
coralillo (CONABIO, 2012). Según reportes oficiales, la fauna se encuentra amenazada por la
creciente urbanización y la industrialización regional (CDI, 2009). Por ello como medida de
conservación, el ejido Capomos construyó un “venadario” de seis hectáreas, donde se tenía en
cautiverio a venados de la especie Odocoileus virginianus (Ochoa, 2012). En un reciente trabajo
Medina-Torres et. al. (2016), hallaron que entre las especies culturales relevantes para yoremes
y mestizos, se encuentran el venado cola blanca (Odocoileus virginianus sinaloae) y el gato
montés (Lynx rufus); para los Yoreme particularmente es el jabalí de collar (Pecari tajacu); y
para los mestizos la rata de monte (Neotoma phenax).
Aspectos socioeconómicos
En términos de población, en Los Capomos habitan un total de 677 personas, de los cuales 365
son hombres y 312 son mujeres, mientras que en Los Capomitos hay un total de 125 personas
donde 70 son masculinos y 55 del género femenino. Ambos asentamientos tienen un total de
184 viviendas habitadas con 147 y 37 hogares respectivamente (INEGI 2010). Económicamente
el cultivo de especies agrícolas que se practica en el ejido es de temporal, las principales especies
que se siembran son el maíz amarillo, frijol “yorimuni”, sorgo y calabaza.
9
Etapas de trabajo
Las actividades de investigación de campo se realizaron en dos etapas de 2013 a 2014, y
consistieron en recolección de la información, que incluyó la exploración en el ejido, la
comunicación con las personas de las dos localidades y el análisis e interpretación de resultados.
En el estudio se consideraron elementos propios de la metodología desarrollada para estudios
de etnoecología (Ruiz-Mallén et. al., 2012), que incluyó la revisión de fuentes secundarias de
aspectos bióticos (fauna y tipos de vegetación) y abióticos del ejido (orografía, hidrografía y
suelos), y paralelamente se hicieron recorridos de campo a las tierras de uso común del ejido
(selva baja), además de colectar datos socioculturales mediante observación participante, y
realizar sondeo participativo con entrevistas semiestructuradas a hogares de personas claves,
como autoridades tradicionales y aquellas que se dedican al trabajo de especies forestales
(artesanos, médicos tradicionales y fabricantes de carbón). Finalmente se aplicaron encuestas a
una muestra de la población ejidal.
Diseño de encuestas:
Para la aplicación de este instrumento (encuesta) se determinó el tamaño de muestra. En el ejido
existe un total de 184 casas habitadas sumando las dos localidades contiguas (INEGI 2010). La
fórmula utilizada es la usual en las ciencias sociales para poblaciones finitas, en la que se conoce
el tamaño de la población (Morales, 2012):
n =N
1 +e2(N − 1)z2pq
10
Dónde:
n = tamaño de la muestra que se desea conocer.
N = tamaño conocido de la población (184).
e = error muestral de 10 % (0.10).
z = valor de z correspondiente al nivel de confianza 95 % (1.96).
pq = varianza de la población de 50 % (0.25).
Sustituyendo los valores, el tamaño de muestra quedó en 63 casas habitación.
La información obtenida se sistematizó para generar una base de datos. Las categorías
principales de recursos forestales se agruparon en ocho formas básicas identificadas según la
especie, el uso e importancia para los habitantes del ejido: a) Forestales No Maderables
(medicinal, consumo humano, ornamental, artesanal, forrajero) y, b) Forestales Maderables
(combustible, doméstico y construcción).
El listado de todas las especies que los habitantes mencionaban de forma común se completó
con nombres científicos obtenidos de fuentes secundarias consultadas relacionadas con el
bosque espinoso de la región (Yetman y Van Devender, 2002; Rzedowski, 2006; Biblioteca
Digital de la Medicina Tradicional Mexicana, 2009; Lara-Ponce y Quintero-Romanillo, 2016).
Para el caso de las especies no identificadas con su nombre científico se utilizó la abreviatura
(N.I).
11
RESULTADOS
Se reconocieron un total de 123 especies entre árboles, arbustos, plantas o palmas que tienen
diferentes fines utilitarios en el ejido Capomos. En todas las viviendas encuestadas,
mencionaron aprovechar y dar al menos algún tipo de uso a las especies forestales que se
encuentran dentro del territorio ejidal. Los porcentajes que se presentan se basan en la totalidad
de especies registradas y se agruparon por los usos principales que proporcionan a la población
(Cuadro 1).
Las especies forestales utilizadas como combustible y para construcciones tradicionales fueron
las más mencionadas; siguieron las especies para medicina tradicional (91.67 %); el consumo
de especies silvestres (90 %); empleadas en el uso doméstico (80 %) y como ornamental (70
%). Los pobladores perciben un menor aprovechamiento en el uso artesanal (26.67 %) y para
forraje (25 %). El aprovechamiento de las especies forestales existentes en el ejido se
circunscribe básicamente con fines de autoconsumo por los pobladores. No obstante, para
beneficio económico el 20 % de los hogares encuestados reconoció obtenerlo de la producción
de artesanías, el 10 % lo percibe de manera indirecta en la venta de alfarería u otra actividad y
el 70 % mencionó no recibir beneficio económico directamente.
Recursos forestales no maderables
En los diferentes estratos de la vegetación del ejido se reconocen 51 especies de árboles, arbustos
o plantas que se utilizan como medicina tradicional por los habitantes, siendo tres especies las
más importantes: La “hierba del indio” (Aristolochia quercetorum) con un 9.18 %; y dos árboles
el eucalipto (Eucalyptus spp.) 8.16 %; y el “guayabo” (Psidium guajava) 7.14 % (Cuadro 1). En
12
esta categoría se aprovechan muchas otras especies, la suma de las 48 restantes es del 75.52 %.
En cuanto al consumo de especies forestales, la información arrojó un listado de 28 especies
silvestres o cultivadas, de las que tres especies sobresalen: el “papachi” (Randia echinocarpa)
con 13.93 %; la “aguama” (Bromelia pinguin) 13.50 %; y el “guamúchil”
(Pithecellobium dulce) 12.23 %; el 60.34 % corresponde a las otras especies.
Las encuestas arrojaron tres especies principales de especies ornamentales, de un total de 41
reconocidas por las personas; como es la buganvilia (Bougainvillea spp.) 17.64 %; el rosal (Rosa
spp.) 14.30 %; el “matanene” (Mascagnia macroptera) 7.56 %; mientras que las demás especies
sumaron un total de 60.50 %. Las especies reconocidas para propósitos artesanales fueron 16,
tres de ellas sobresalen: la “guácima” (Guazuma ulmifolia) con el 16 %; “chilicote” (Erythrina
flabelliformis) y “pirihuete” (Crataeva tapia) el 12 % respectivamente; las otras especies
sumaron un 60 %. En función de la relevancia cultural de especies con propósitos forrajeros, se
identificaron 13 en total, de las cuales el mezquite (Prosopis juliflora) 18.44 %; “pasto silvestre”
(N.I) 15.78 %; y el “toji” (Phoradendron spp.) 13.15 %, fueron las más citadas; las especies
restantes sumaron 52.63 %.
Recursos forestales maderables
La madera forestal como combustible se considera muy importante en el ejido, se reconocieron
17 especies para este fin. Las de mayor aprovechamiento son: “mauto” (Lysiloma divaricata)
25.94 %, “huinolo” (Acacia cochliacantha) 22.64 %; “palo brasil” (Haematoxylum brasiletto)
20.75 % y mezquite (Prosopis spp.) 16.98 %, las especies restantes suman 13.69 %. En la
13
categoría de especies para uso doméstico, las personas mencionaron 22 especies de árboles o
arbustos, que en orden descendente corresponden a “amapa” (Tabebuia spp.) 28.44 %;
“guácima” (Guazuma ulmifolia) 18.12 %; “palo de asta” (Cordia sonorae) 14.65 %, el resto de
especies sumaron 38.79 %. En lo que se refiere a especies de empleo en la construcción
tradicional, tres de las 24 especies son significativas, son los casos del “palo colorado”
(Caesalpinia platyloba) 27.48 %; “mauto” 17.53 %; “palo brasil” 8.08 %; y el resto de especies
en conjunto ascendió a 46.91 %.
DISCUSIÓN
Recursos forestales no maderables
El uso de especies forestales en la medicina tradicional Mayo viene desde tiempos antiguos
donde las personas de mayor edad son las que tienen el mayor conocimiento en el uso de plantas
y árboles medicinales (Bañuelos, 1999). En el presente trabajo se corroboró la importancia que
tienen diferentes especies, debido a que socioculturalmente los curanderos y las personas del
ejido Los Capomos las emplean regularmente, e incluso personas de otras localidades acuden
con los curanderos de este pueblo a tratarse diversas enfermedades.
Del total de especies que se registraron, la mayoría de ellas coinciden con el propósito de
curación registrado en la Flora Medicinal Indígena de México, como de regiones contiguas a los
Mayos del norte de Sinaloa como la Yaqui y Guarijía, entre las especies curativas se encuentran
la “albahacar”, “chicura”, “copalquin”, “gordolobo”, “hierba del indio”, “papachito”,
“pingüica”, “saituna” y “tatachinole” (Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana,
2009; Lara-Ponce y Quintero-Romanillo, 2016). Alrededor de 50 plantas medicinales fueron
14
mencionadas por los pobladores de Capomos, dato que ciertamente es menor a la información
recabada en el municipio de El Fuerte en otro trabajo, donde los mayos yoremes mencionaron
aprovechar 62 plantas silvestres para uso medicinal (Lara-Ponce, 2015).
Botánicamente se identificó que 112 especies se ubicaron que pertenecen a 53 familias, de las
cuales seis son las más representativas por frecuencia relativa, a saber: la más significativa la
Fabaceae (37.9 %), seguida de las Cactaceae (5.17 %), Bignoniaceae (4.5 %), Rubiaceae (4.41
%), Malvaceae (3.63 %) y Myrtaceae (3.56 %) (Cuadro 2). La importancia botánica no es
privativa de los grupos étnicos del noroeste como los Yoremes, un resultado similar se obtuvo
en el municipio de Nicolás Flores, Hidalgo, donde se encontró que las familias Cactaceae,
Fabaceae y Rutaceae son representativas del uso medicinal en la región Otomí en el centro del
país (Sánchez-Gonzales et. al., 2008).
15
Cuadro 2. Frecuencia de uso de especies forestales según familia botánica, en Capomos, El
Fuerte, Sinaloa.
Para el caso de las especies comestibles, existen distintas especies que forman parte de la dieta
de los habitantes del ejido, la mayoría son de tipo frutal; otras especies se pueden comer de
distinta manera como es el caso de la “saya” y el “chichicamote” donde se consume la raíz
cocida; la “aguama” es empleada para la elaboración de aguas y dulce, y el “echo” para la
elaboración de tortillas y recolección de miel. Estas especies son recogidas directamente del
monte o cultivadas en los hogares; no existe información de comercialización alguna. Las
principales especies encontradas en esta investigación, también se reportan en el trabajo de
Chapela (2006), quien menciona que en la dieta de los Yoreme-Mayo se encuentran entre las
más consumidas especies como el “guamúchil”, “pitaya” y “mezquite”. Por su parte, Vélez y
Harris (2004) también hacen mención del consumo de estos frutos en la región Guarijía, como
es el caso del “papachi” o “papache” comúnmente llamado por aquella etnia.
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Fabaceae
Bignoniaceae
Malvaceae
Boraginaceae
Rosaceae
Burseraceae
Rhamnaceae
Aristolochiaceae
Verbenaceae
Otras
Frecuencia total relativa de uso %
16
En el uso ornamental muchas especies forman parte de las fiestas tradicionales de los yoremes,
aunque en el presente estudio estas especies no se mencionaron de manera significativa. Los
habitantes de la comunidad atribuyen que han perdido relevancia, debido a que ha ido
“cambiando la cultura” del uso ornamental; por ejemplo, las flores naturales para celebraciones
como el caso del “matanene” (Mascagnia macroptera), se han cambiado por flores artificiales
de papel o plástico. Similar situación ocurre con el techo de las “ramadas” que sirven en las
fiestas tradicionales como sombra para los danzantes y donde antiguamente se hacían con un
arbusto llamado “mautillo” (N.I) y en lugares aledaños al río con ramas de álamo (Populus
mexicana); hoy en día se realiza con malla o algún otro material sintético. En este contexto se
registraron 28 familias de especies aprovechadas pero solo dos fueron representativas por el
número de especies mencionadas: Fabaceae (4) y Rosaceae (3) (Cuadro 1). Rendón y Fernández
(2007), encontraron en el estado de Morelos 180 especies con potencial ornamental repartidas
en 77 familias, de las cuales las más representativas fueron Compositae, Fabaceae, Burseraceae
y Labiatae. Estas familias botánicas coinciden con las identificadas en este trabajo, aunque
varias especies de las Fabaceae fueron las más mencionadas . En el trabajo de Moreno-Casasola
y Paradowska (2009), en Veracruz, se aprovechan 55 especies de árboles y arbustos, donde el
uso ornamental tampoco figura como una categoría de importancia.
Las especies forestales forrajeras son alimento complementario o consumido en épocas de
sequía por los animales. Sin embargo, en el ejido se acostumbra a alimentar al ganado con “paja
o rastrojo” de cultivos sembrados en temporal como maíz, frijol, sorgo o calabaza, los que se
compran. Esta categoría es la menos relevante, en comparación con los otros usos, ya que pocas
17
personas del ejido se dedican a la crianza de ganado, y no todos los ganaderos existentes
acostumbran alimentar con especies forrajeras alternativas a sus animales. Sin embargo, en
diversas partes del mundo la mayoría de las especies de Fabaceae, como las reportadas en este
estudio, son las comúnmente utilizadas. Shelton (2000), menciona que esta familia de especies
arbóreas es muy significativa en los sistemas agrícolas y ganaderos, situación que genera un
aumento en el bienestar y la calidad de vida de las comunidades rurales, como de protección al
ambiente. Varias especies se utilizan tradicionalmente para múltiples fines como alimento, leña,
material de construcción y sombra. Conviene precisar que en el ejido no se obtuvo información
sobre plantación alguna con fines forrajeros, en tal caso estas especies del trópico seco, podrían
ser benéficas si fuesen de doble propósito. Según Palma (2006), la combinación de especies
forrajeras con cultivos agrícolas de temporal, genera beneficios como forraje para el ganado,
cercas vivas y leña (enfoque agro-silvo-pastoril).
Recursos forestales maderables
En el ejido la leña es útil para el cocimiento de alimentos, la calefacción de agua, cocción de
barro y fabricación de ladrillos. Por otra parte, aunque en una mínima cantidad, algunas personas
se dedican a la venta de carbón, quienes prefieren sin duda al “mezquite”. Para la Comisión
Nacional Forestal (2012), dicha especie cumple tal propósito, por ser de muy buena calidad y
su alto poder calorífico. En lo económico una familia local, considera la venta de este producto
en un precio de 70 pesos el costal de carbón de mezquite y 90 pesos el de carbón de “Cho’opo”.
En el mismo sentido, varios grupos de personas (en especial mujeres) se dedican a la alfarería,
quienes elaboran diferentes artesanías de barro como comales, tinajas u ollas. En la cocción de
18
estas manufacturas de barro, las personas prefieren la leña de “torote”, debido a que no las
mancha, logrando un producto con el que se genera un recurso económico secundario. La
utilidad de la leña no es privativa de los Yoremes de Sinaloa; Quiroz-Carranza y Orellana
(2010), registraron en Yucatán 13 especies para leña de los géneros Acacia, Havardia, Lysiloma,
Gymnopodium, Bursera, Caesalpinia, Conocarpus, Piscidia, Mimosa, Leucaena, Brosimun, y
Citrus; y todos estos géneros son empleados en el ejido Los Capomos, lo que es diferente son
las especies propias de los diferentes tipos de vegetación y ecosistemas regionales en
comparación, como es el caso por ejemplo de Haematoxylum brasiletto.
En el contexto de consumo local, la leña seca a partir del año 2011 tuvo extracción considerable,
debido a condiciones climáticas adversas, como fue el registro de bajas temperaturas mismas
que ocasionaron mortalidad en muchas especies de la región; no obstante árboles o arbustos
muertos se aprovecharon sin tener que extraer otras especies de buen estado. Como se observó
en campo, la leña como combustible energético es destinada para el empleo doméstico, por lo
que su venta a escala mayor es insignificante. Solo algunas personas se dedican a la venta de
leña, la cual es comprada por personas de la comunidad que no la consiguen por sí mismos. La
actividad de recolección de leña la realizan los jefes de familia o los hijos, quienes recorren
aproximadamente uno o dos kilómetros alrededor de la localidad para la recolección.
A escala nacional, el uso de leña es el aprovechamiento mínimo posible de la madera, sin
embargo, en México la demanda de leña sigue siendo alta en la mayoría de las comunidades
rurales. Desafortunadamente no existe un manejo eficiente sobre este recurso, mismo que se
agrava en la medida que escasean las especies para tal propósito.
19
El aprovechamiento de especies para los enseres domésticos es de suma importancia para los
pobladores del ejido, debido a que sirven para fabricar diversos artículos utilizados en las
viviendas como camas, sillas, “tinajeras” o “cabos” para diversas herramientas. Por ejemplo,
con la “amapa” se fabrican mangos o cabos de hacha y martillos; del “palo de asta” se elaboran
mangos para “taspana”, mientras que para la fabricación de sillas se emplea la madera de
“guácima”. Las familias botánicas representativas en estos casos son Fabaceae y Malvaceae con
un total de 9 especies registradas (Cuadro 1). En regiones tropicales en el estado de Veracruz se
lograron identificar especies de la selva baja caducifolia, contabilizándose 6 especies
importantes para la elaboración de utensilios domésticos, tales como Tabebuia rosea, Cordia
dentata, Leucaena leucocephala, Karwinskia humboltiana, entre otras más (Moreno-Casasola
y Paradowska, 2009). Algunos de estos géneros son representativos y coinciden con los
mencionados en este estudio y que son significativos en la elaboración de utensilios del hogar.
Para los Yoreme las construcciones de sus viviendas a base de madera, son muy representativas
en su cultura, estas se construyen a base de horcones, techo de terrado, las paredes se elaboran
de varas entretejidas cubiertas de lodo (Leandro, 2007). El ejido Capomos no es la excepción,
las construcciones rurales como el de las especies para combustible, representan un significado
cultural para la población local. La mayoría de las personas realizan algún tipo de construcción
con estos materiales en sus hogares, como puede ser desde un “semillero” hasta la casa fabricada
con madera. Actualmente la mayoría de las casas pueden están construidas de distintos
materiales diferentes a la madera, sin embargo, son muy importantes aún las especies forestales
para propósitos del entorno del hogar, como la construcción de corrales, cercos o “ramadas”.
Los entrevistados mencionaron que los postes que utilizan son de Caesalpinia platyloba,
20
Lysiloma divaricata y Haematoxylum brasiletto por ser maderas duras, mismas que son
diferentes a las reportadas por Moreno-Casasola y Paradowska (2009), quienes mencionan a
Karwinskia humboldtiana, Gliricidia sepium, Diphysa robinioides, Piscidia piscipula, y
Tabebuia chrysantha que también tienen muchos años de durabilidad. Por su parte, Martínez-
Pérez et. al., (2012) documentaron para la mixteca poblana, 45 especies útiles en la construcción.
No obstante ninguna de las especies o géneros importantes mencionados coincide con las
registradas en este presente estudio, a pesar de ser un tipo similar de vegetación en comparación.
Los recursos forestales como patrimonio biocultural
Se pudo constatar en campo que en lo general hay un aprovechamiento sustancial de la
vegetación del ejido, el cual se basa en la experiencia y los conocimientos de los lugareños.
Estos saberes locales forman parte de lo que algunos autores denominan como patrimonio
biocultural (Boege, 2008). Aunque lo anterior significa una fortaleza in situ, no existe en el ejido
como tal, un manejo técnico derivado de estudios realizados en la región y basado en las reglas
del manejo forestal sustentable promovido actualmente por las instituciones del ramo. Por lo
que resulta conveniente continuar con estudios a nivel regional para cuantificar y esclarecer el
verdadero estado y potencial de la vegetación local, realizar e identificar con precisión un
inventario florístico y potencializar las especies de mayor importancia cultural para los
habitantes del ejido, como es el caso del “palo colorado”, especie muy demandada en la región
por su madera.
21
CONCLUSIONES
Con base en la información sistematizada se reconocieron 8 categorías de uso principal y se
obtuvo un listado de 123 especies forestales de aprovechamiento local. Por familia botánica, la
Fabaceae es la que aglutina poco menos de la mitad de especies de importancia local. La lista
de recursos forestales se sistematizó en dos grandes grupos: recursos forestales no maderables
como el medicinal, para consumo humano, ornamental, artesanal y forrajero; y los recursos
forestales maderables que son necesarios para combustible, uso doméstico y las construcciones.
El estudio detectó que los recursos forestales en lo general proporcionan ingresos
complementarios a los pobladores del ejido. La investigación de campo confirma que existen
diversas especies forestales y diferentes usos de la vegetación de la selva baja caducifolia para
los pobladores de los Capomos, que son ampliamente aprovechadas en la forma de vivir de los
Yoreme y donde se interrelacionan aspectos socioculturales, económicos y ambientales de suma
importancia. Se corrobora que los Yoreme como comunidad campesina e indígena que
usufructúa los terrenos forestales del ejido Los Capomos, tienen un amplio conocimiento sobre
el aprovechamiento de las especies de la selva baja, que significan un importante patrimonio
biocultural. Se sugiere sin embargo, trabajar esquemas de capacitación local, con temas actuales
sobre educación ambiental, conservación y manejo técnico de las especies, en las que la
investigación participación sea activa por los jóvenes y adultos conocedores, con el propósito
de consolidar y valorar una cultura forestal que trascienda el impacto benéfico en el ejido de
Los Capomos y áreas circunvecinas de la región. Se debe continuar con investigaciones que
22
centren especial atención a las especies en riesgo de este importante patrimonio biocultural de
los Yoreme del norte de Sinaloa.
REFERENCIAS
Bañuelos, F. N. (1999), Plantas Mujeres y Medicina, medicina domestica Mayo. México.
Primera edicion.
Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana (2009). México: UNAM. Disponible
en:
<http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/indice_alfa.php?letra=M&dato=p
&marca=mayo> [20 de enero de 2015].
Boege, S. E (2008), El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México: hacia la
conservación in situ de la biodiversidad y agro diversidad en los territorios indígenas.
Regiones, territorio, lenguas y cultura de los pueblos indígenas, INAH, México. pp.49-
77.
Casas, A., Valiente-Banuet, A., Pérez-Negrón, E. y Solís L. (2010), El manejo de la
biodiversidad en el desierto: el valle de Tehuacán-Cuicatlán. En Toledo V. M. (Coord.)
La biodiversidad de México. Inventarios, manejo, usos, informática, conservación e
importancia cultural. FCE-CONACULTA. México, D.F. pp: 235-272.
CDI, (2009), Mayos - Yoremes. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Disponible en: <http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view
&id= 613&Itemid=62> [ Julio de 2016].
Chapela, L. (2006), Ventana a mi comunidad "el pueblo Yoreme" cuadernillo cultural.
Secretaría de Educación Pública. México, D.F. 47 p.
23
CONABIO, (2012), Ecosistemas, Selvas secas. Biodiversidad Mexicana. Comisión Nacional
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Disponible en:
<http://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/selvaSeca.html#> [Julio de 2016].
CONAFOR, (2012), Catálogo de recursos forestales maderables y no maderables. Comision
Nacional Forestal. Zapopan, Jalisco. 63 p.
Figueroa, J. y López, A. (2001), 18 Encuentros con la Historia; El Fuerte. Culiacan, Sinaloa.
Revista Cultural PRESAGIO. 249 p.
INAFED, (2010), El Fuerte, Sinaloa, Enciclopedia de los municipios y delegaciones de México.
Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal. Disponible en:
<http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM25sinaloa/index.html.> [Agosto
de 2016].
INEGI, (2003), Carta Topográfica, El Fuerte, Sinaloa. Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI). México.
INEGI, (2005a), Carta de tipos de suelo, serie III. Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI). Escala 1 : 50 000. México.
INEGI, (2005b), Carta de uso de suelo y vegetación, serie III. Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI). Escala 1 : 50 000. México.
INEGI, (2010), Censo de Población y Vivienda 2010. Instituto Nacional de Estadistica y
Geografía (INEGI). México.
Lara-Ponce, E. (2015), “Uso de plantas medicinales en comunidades mayo yoreme de los
municipios de El Fuerte y Ahome, Sinaloa”, En: Desafíos Éticos de la Diversidad
Cultural para una Ciudadania de Calidad. Coords. Mónica Gómez Salazar y Rogelio
Laguna, Athena, Vol. 1, pp. 157-180.
Lara-Ponce E. y Quintero-Romanillo A.L. (2016), Plantas medicinales del norte de Sinaloa.
UAIS, México: Disponible en:
24
<https://drive.google.com/file/d/0B3tidJTiCU5ecUtTMjAweHgyaWc/view> [01 de
Marzo de 2017].
Leandro. Q.F. (2007), Historia Integral de la Región del Rio Fuerte. Segunda edicion.
Creativos7 editorial. Culiacan, Sinaloa, México. 434 p.
Martínez-Pérez, A., López, P.A., Gil-Muñoz, A. & Cuevas-Sánchez, J.A. (2012), Plantas
silvestres útiles y prioritarias identificadas en la Mixteca Poblana, México. Acta botánica
mexicana, (98), 73-98.
Medina-Torres S.M., Cortés-Gregorio I., Lara-Ponce E. y E. A. Sandoval-Forero. (2016), Uso
de mamíferos silvestres entre Yoremes y Yoris de El Fuerte, Sinaloa, México. Revista
Agricultura, Sociedad y Desarrollo Vol. 13 Núm. 4. Disponible en:
< http://www.colpos.mx/asyd/volumen13/numero4/asd-14-076.pdf> [Marzo de 2017].
Moctezuma, Z. J.L. y López, A. H. (2007), Mayos, Pueblos Indígenas del México
Contemporáneo. Primera edicion. Comision Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indigenas. México, D.F. 55 p.
Morales, V. P. (2012), Tamaño necesario de la muestra: ¿Cuántos sujetos necesitamos?.
Estadistica aplicada a las ciencias sociales. Universidad pontifica comillas. Madrid,
España.
Moreno-Casasola, P. y Paradowska, K. (2009), Especies útiles de la selva baja caducifolia en
las dunas costeras del centro de veracruz. Maderas y Bosque, 15(13): 21-44.
Ochoa, H. G. (2012), Estimacion invera de la tasa de defecacion en venados cautivos en
Capomos, El Fuerte, Sinaloa. Tesis de Licenciatura. Universidad Autónoma Indígena de
México. Ingeniería en Desarrollo Sustentable. Mochicahui, El Fuerte, Sinaloa. 99 p.
Palma J. M. (2006), Los sistemas Silvopastoriles en el Trópico Seco Mexicano. Archivos
latinoamericanos de producción animal, 14 (03): 95-114.
25
Pennington, T., y Sarukhán, J. (2005), Árboles Tropicales de México. Manual para la
identificacion de las principales especies. Mexico, DF.: Universidad Nacional
Autónoma de México.
PHINA (2015), Ejido Los Capomos, EL fuerte, Sinaloa. Padron e Historial de Nucleos Agrarios.
Disponible en: <http://phina.ran.gob.mx/phina2/> [Agosto de 2016].
Quiroz-Carranza, J., y Orellana, R. (2010), Uso y manejo de leña combustible en viviendas de
seis localidades de Yucatan, México. Madera y Bosques 16 (2): 47-67.
Rendón, C. A y Fernández. N. R. (2007), Plantas con potencial uso ornamental del estado de
Morelos, México. Polibotanica, (23): 121-165.
Reyes-García, V. y Martí Sanz. (2007), Etnoecología: punto de encuentro entre naturaleza y
cultura. Ecosistemas 16 (3): 46-55.
Ruiz-Mallén, I., Domínguez, P., Calvet-Mir, L., Orta-Martinez, M. y Reyes-García, V. (2012),
Investigación aplicada en etnoecología: experiencias de campo. AIBR. Revista de
Antropología Iberoamericana, 7 (1). 9-32.
Rzedowski, J., 2006. Vegetación de México. 1ra. Edición digital, Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, 504 pp.
Sánchez-Gonzalez, A., Granados-Sanchez, D. y Simon-Nabor, R. (2008), Uso medicinal de las
plantas por los Otomíes del municipio de Nicolas Flores, Hidalgo, Mexico. Revista
Chapingo Serie Horticultura, 14 (3). 271-279.
Shelton, M. (2000), Leguminosas forrajeras tropicales en los sistemas agroforestales. Unasylva,
5 (200): 25-32.
Vélez, S. J. y Harris, C. J. (2004), Guarijíos, Pueblos Indígenas del México contemporáneo .
Primera edición. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
México, D.F. 31 p.
26
Yetman, D. y Van Devender, T. R. (2002). Mayo Ethnobotany. Land, History, and Traditional
Knowledge in Northwest Mexico. University of California Press. London, England. 359
p.
28
Cuadro 1. Listado de especies útiles en el ejido los Capomos, el Fuerte, Sinaloa .
Nombre común Nombre científico Nombre Yoreme Familia Md C h On At Fr Cm Dm Ct Frecuencia total de uso
Frecuencia total relativa de
uso %
1 Mata de nicle Justicia spicigera Nikkle Acanthaceae 5 1 6 0.51
2 Agave Agave angustifolia. Kü Agavaceae 1 1 2 0.17
3 Meona Amaranthus muricatus --- Amaranthaceae 2 2 0.17
4 Quelite Amaranthus hybridus --- Amaranthaceae 3 3 0.25
5 Mango Mangifera indica --- Anacardiaceae 4 2 6 0.51
6 Buenas tardes Catharanthus roseaus --- Apocynaceae 1 1 0.08
7 Utatave Vallesia glabra Sitavaro Apocynaceae 6 6 0.51
8 Dátil Phoenix dactylifera Latirim Arecaceae 5 5 0.42
9 Palma No identificado Takko Arecaceae 1 1 1 3 0.25
10 Hierba del indio Aristolochia quercetorum Guasa ji'buaijria Aristolochiaceae 18 18 1.53
11 Sábila Aloe vera Saabila Asphodelaceae 2 2 0.17
12 Chicura Ambrosia ambrosioides Jiowo Asteraceae 4 3 7 0.59
13 Chicurilla Ambrosia cordifolia Cau nachuqui Asteraceae 1 1 0.08
14 Gordolobo Verbascum thapsus --- Asteraceae 6 6 0.51
15 Amapa Tabebuia chrysantha Tobbo Bignoniaceae 1 33 15 49 4.16
16 Mata de ayal Crescentia alata Chookari Bignoniaceae 1 3 4 0.34
17 Saya Amoreuxia spp. Saya Bixaceae 5 5 0.42
18 Palo de asta Cordia sonorae --- Boraginaceae 17 1 18 1.53
19 Pingüica Ehretia tinifolia --- Boraginaceae 8 8 0.68
20 Tatachinole Tournefortia hartwegiana Tatachinori Boraginaceae 9 9 0.76
21 Aguama Bromelia pinguin Chokoora Bromeliaceae 32 32 2.71
22 Palo mulato Bursera grandifolia To’oro mulato Burseraceae 5 3 11 19 1.61
23 Torote papelillo Bursera sp. To’oro Burseraceae 2 2 0.17
24 Torote copal Bursera penicillata To’oro chutama Burseraceae 1 3 1 5 0.42
25 Biznaga Ferocactus herrerae Oröna Cactaceae 1 1 0.08
29
26 Choya Cylindropuntia fulgida Chowwa Cactaceae 2 2 0.17
27 Echo Pachycereus pecten-
aboriginum Etcho Cactaceae 2 8 1 8 12 31 2.63
28 Nopal Opuntia spp. Naabo Cactaceae 4 4 0.34
29 Pitaya Stenocereus thurberi Akim Cactaceae 15 3 18 1.53
30 Cina Stenocereus alamosensis Cinna Cactaceae 3 3 0.25
31 Siviri Cylindropuntia thurberi Sibirim Cactaceae 1 1 2 0.17
32 Pirihuete Crataeva tapia Kaposari Capparaceae 1 6 7 0.59
33 Vainoro Celtis pallida. Cumbro Celtidaceae 4 4 0.34
34 Batamote Baccharis glutinosa Bachomo Compositae 1 1 0.08
35 Caléndula Calendula officinalis --- Compositae 3 3 0.25
36 Palo santo Ipomoea arborescens Jutu'bo Convolvulaceae 2 1 1 4 0.34
37 Mata de bule Lagenaria siceraria Buiim Cucurbitaceae 3 3 0.25
38 Higuerilla Ricinus communis Higueria Euphorbiaceae 1 1 0.08
39 Vara blanca Croton fantzianus Cuta tósari Euphorbiaceae 1 3 4 0.34
40 Chino Pithecellobium mexicanum Chïno Fabaceae 4 3 1 8 0.68
41 Chopo Mimosa palmeri Cho’opo Fabaceae 2 2 0.17
42 Guaje Leucaena leucocephala --- Fabaceae 2 2 0.17
43 Guamúchil Pithecellobium dulce Makoochini Fabaceae 4 29 4 3 40 3.39
44 Huilochi Diphysa occidentalis Huoquihuo Fabaceae 1 2 3 0.25
45 Huinolo Acacia cochliacantha Chírajo Fabaceae 1 2 48 5 56 4.75
46 Mautillo Lysiloma sp. --- Fabaceae 1 1 7 9 0.76
47 Mauto Lysiloma divaricata Ma'goo /Mayo Fabaceae 1 55 2 37 95 8.06
48 Mezquite Prosopis juliflora Júpa Fabaceae 1 1 4 7 36 1 7 57 4.83
49 Palo blanco Piscidia mollis Jöpo Fabaceae 8 8 0.68
50 Palo Brasil Haematoxylum brasiletto Guchasco Fabaceae 3 3 44 9 17 76 6.45
51 Palo colorado Caesalpinia platyloba Cuta síquiri Fabaceae 1 1 2 58 62 5.26
52 Palo fierro Olneya tesota Ejéa/Mapago Fabaceae 1 1 2 0.17
53 Palo zorrillo Senna atomaria Jupachumi Fabaceae 1 1 1 3 0.25
54 Tabachín silvestre Caesalpinia pulcherrima Ta’aboaca Fabaceae 4 6 10 0.85
30
55 Tepehuaje Lysiloma watsonii Macha’aguo Fabaceae 1 1 0.08
56 Teso Acacia occidentalis Teso Fabaceae 2 1 3 0.25
57 Vinorama Acacia farnesiana Kuk'ka Fabaceae 2 2 0.17
58 Causamo Coursetia glandulosa Samo Fabaceae 1 1 0.08
59 Chilicote Erythrina flabelliformis Jévero Fabaceae 6 2 8 0.68
60 Tajuy Krameria grayi --- Krameriaceae 4 2 6 0.51
61 Albahacar Ocimum micranthum Albahacar Labiatae 6 6 0.51
62 Hierba buena Mentha spicata Lamiaceae 6 6 0.51
63 Laurel Laurus nobilis --- Lauraceae 6 6 0.51
64 Granada Punica granatum --- Lythraceae 1 1 0.08
65 Matanene Mascagnia macroptera Sana´roo Malpighiaceae 9 9 0.76
66 Escoba Sida siliaris Jichiquia Malvaceae 1 1 0.08
67 Guácima Guazuma ulmifolia A'jia Malvaceae 2 1 8 2 21 34 2.88
68 Malva Sida acuta Burm. Juya toroko Malvaceae 3 3 0.25
69 Pochote Ceiba aesculifolia Baogua Malvaceae 1 1 1 2 5 0.42
70 Caobilla Swietenia humilis --- Meliaceae 1 1 0.08
71 Limoncillo Trichilia havanensis --- Meliaceae 1 1 0.08
72 Nim Azadirachta indica --- Meliaceae 2 2 0.17
73 Paraíso Melia azedarach --- Meliaceae 1 1 0.08
74 Mora Maclura tinctoria Moora Moraceae 1 9 2 1 12 25 2.12
75 Moringa Moringa oleifera --- Moringaceae 2 2 0.17
76 Arrayán Psidium sartorianum --- Myrtaceae 1 1 0.08
77 Eucalipto Eucalyptus spp. --- Myrtaceae 16 16 1.36
78 Guayabillo Eugenia sinaloaea Guayabilla Myrtaceae 1 8 9 0.76
79 Guayabo Psidium guajava Guaibasim Myrtaceae 14 1 1 16 1.36
80 Buganvilia Bougainvillea spectabilis --- Nyctaginaceae 10 21 31 2.63
81 Maracuya Passiflora edulis --- Passifloraceae 1 1 0.08
82 Carrizo Arundo donax Baaka Poaceae 1 1 0.08
83 Zacate limón Cymbopogon citratus --- Poaceae 2 1 3 0.25
84 San Miguelito Antigonon leptopus Masasari Polygonaceae 1 1 0.08
31
85 Cacachila Karwinskia humboltiana Aroyoguo Rhamnaceae 1 2 3 0.25
86 Saituna Ziziphus sonorensis Baijkaporom Rhamnaceae 7 15 22 1.87
87 Ciruelo Prunus domestica Jottorom Rosaceae 1 1 0.08
88 Ciruelo silvestre Spondias purpurea Juya jottorom Rosaceae 11 11 0.93
89 Mosqueta Rosa spp. --- Rosaceae 1 1 0.08
90 Rosa de castilla Rosa centifolia --- Rosaceae 2 2 0.17
91 Rosal Rosa spp. --- Rosaceae 17 17 1.44
92 Copalquin Hintonia latiflora Tapichoo Rubiaceae 10 2 12 1.02
93 Papachi Randia echinocarpa Josoi´na Rubiaceae 2 33 35 2.97
94 Papachito Randia abcordata Papachio Rubiaceae 3 2 5 0.42
95 Limón Citrus limon Limonim Rutaceae 4 2 6 0.51
96 Naranjo Citrus sinensis Naraasom Rutaceae 3 3 6 0.51
97 Ruda Ruta chalepensis --- Rutaceae 2 2 0.17
98 Toronjo Citrus paradisi --- Rutaceae 3 3 0.25
99 Álamo Populus mexicana Abbax Salicaceae 1 1 2 4 0.34
100 Huirote Serjania mexicana Güirua /Caamugia Sapindaceae 1 2 3 0.25
101 Chapote Achras sapota --- Sapotaceae 1 6 7 0.59
102 Tempisque Sideroxylon tepicense Ca’ja Sapotaceae 17 17 1.44
103 Hierba del manso Anemopsis californica Yerbamanzo Saururaceae 3 3 0.25
104 Ramo de novia Saxifraga stolonifera --- Saxifragaceae 1 1 0.08
105 Petunias Petunia spp. --- Solanaceae 2 2 0.17
106 Toloache Datura (sect. Dutra) inoxia Tebue Solanaceae 2 2 0.17
107 San Juanico Jacquinia pungens Tasiiro Theophrastaceae 1 1 0.08
108 Damiana Turnera diffusa --- Turneraceae 1 1 0.08
109 Igualama Vitex mollis Jubari Verbenaceae 14 14 1.19
110 Toji Phoradendron californicum Pohótela Viscaceae 1 5 6 0.51
111 Jengibre Zingenber officinale --- Zingiberaceae 1 1 0.08
112 Guayacán Guaiacum coulteri Júyaguo Zygophyllaceae 2 2 1 5 0.42
113 Aceitilla No identificado --- --- 1 1 0.1
32
114 Calabaza silvestre No identificado Tetarakka --- 4 4 0.34
115 Chichicamote No identificado Chichivoo --- 13 13 1.1
116 Cola de perico No identificado --- --- 1 1 0.1
117 Espárrago No identificado --- --- 1 1 0.1
118 Gato No identificado Jocosna --- 6 6 0.51
119 Lirio No identificado --- --- 1 1 0.1
120 Margarita No identificado --- --- 5 5 0.51
121 Mata de gloria No identificado --- --- 1 1 0.1
122 Mata de San
Nicolás No identificado --- --- 1 1 0.1
123 Pasto silvestre No identificado Parosvasso --- 6 3 9 0.76
Total 196 237 119 50 38 212 116 211 1179 100
*Md= Medicinal; C h= Consumo humano; On= Ornamental; At= Artesanal; Fr= Forrajero; Cm= Combustible; Dm= Uso doméstico; Ct= Construcciones