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EVALUACIÓN FUNCIONAL DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO, DE LAS FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B, EN PACIENTES DE 20 A 50 AÑOS DE EDAD, EN EL SERVICIO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA DEL HOSPITAL ENRIQUE GARCÉS, DURANTE EL PERIODO JULIO DEL 2012 A JULIO DEL 2014. AUTOR: Dr. José Salvador Pilco Guamán UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR INSTITUTO SUPERIOR DE POSTGRADO POSTGRADO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA Quito, Abril del 2015

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EVALUACIÓN FUNCIONAL DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO, DE LAS

FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B, EN PACIENTES DE 20 A 50 AÑOS DE

EDAD, EN EL SERVICIO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA DEL

HOSPITAL ENRIQUE GARCÉS, DURANTE EL PERIODO JULIO DEL 2012 A

JULIO DEL 2014.

AUTOR: Dr. José Salvador Pilco Guamán

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

INSTITUTO SUPERIOR DE POSTGRADO

POSTGRADO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA

Quito, Abril del 2015

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

INSTITUTO SUPERIOR DE POSTGRADO

POSTGRADO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA

“EVALUACIÓN FUNCIONAL DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO, DE LAS

FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B, EN PACIENTES DE 20 A 50 AÑOS DE

EDAD, EN EL SERVICIO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA DEL

HOSPITAL ENRIQUE GARCÉS, DURANTE EL PERIODO JULIO DEL 2012 A

JULIO DEL 2014.”

Trabajo de Tesis presentado como requisito parcial para optar el Título de

Especialista en Ortopedia y Traumatología

AUTOR: Dr. José Salvador Pilco Guamán

Director: Dr. Paulo Cabrera

Asesor metodológico: Dr. Washington Paz

Quito, abril del 2015

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APROBACIÓN DEL TUTOR

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DEDICATORIA

A todas las personas que siempre estuvieron siendo parte de mi

deseo de superación, en especial a mi hijo y esposa, ya que han sido

mi apoyo y fortaleza durante el desarrollo de mis estudios de

especialidad y durante la realización del presente trabajo de

investigación; A mis padres, por su apoyo firme e incondicional en mi

vida personal y profesional.

José S. Pilco Guamán.

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AGRADECIMIENTOS

Quiero iniciar agradeciendo a Dios, ya que con su bendición me

permitió alcanzar uno más de mis sueños.

A toda mi familia por el apoyo incondicional brindado durante toda

esta etapa de especialización.

A la Universidad Central del Ecuador y a todos mis profesores que

con voluntad y paciencia me han sabido enseñar y guiarme en el

trascurso de estos cuatro años de especialización y así contribuir en

el aprendizaje de la Ortopedia y Traumatología.

Al Dr. William Álvarez, Coordinador del Postgrado de Ortopedia y

Traumatología; por su comprensión y apoyo; al Dr. Paulo Cabrera,

Director de Tesis y al Dr. Washington Paz, Asesor Metodológico, por

sus seguimientos y orientaciones durante el desarrollo de este trabajo.

Un agradecimiento especial también al Hospital Enrique Garcés y al

Dr. Iván Zurita, Jefe del Servicio de Ortopedia y Traumatología por su

apertura y por haberme brindado todas las facilidades para la

realización del presente estudio.

José S. Pilco Guamán

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ÍNDICE DE CONTENIDO

RESUMEN ....................................................................................................... XIV

INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1

CAPITULO I........................................................................................................ 3

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ............................................................... 3

1.1. Descripción del problema ......................................................................... 3

1.2. Interrogante de la investigación ................................................................ 4

1.3. Hipótesis ................................................................................................... 5

1.4. Objetivos de la investigación .................................................................... 5

1.4.1. Objetivo general .................................................................................... 5

1.4.2. Objetivos específicos............................................................................. 5

1.5. Justificación .............................................................................................. 6

CAPITULO II ....................................................................................................... 8

MARCO CONCEPTUAL .................................................................................... 8

2.1. Historia ..................................................................................................... 8

2.2. Anatomía .................................................................................................. 9

2.2.1. Tibia..................................................................................................... 10

2.2.2. Peroné ................................................................................................. 10

2.2.3. Astrágalo. ........................................................................................... 11

2.2.4. Ligamentos. ........................................................................................ 12

2.2.5. Tendones. ........................................................................................... 14

2.2.6. Estructuras Neurovasculares. ............................................................. 16

2.3. Biomecánica del tobillo. .......................................................................... 17

2.4. Clasificación de las fracturas del tobillo. ................................................. 18

2.4.1. Clasificación Danis-Weber .................................................................. 19

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2.4.2. Clasificación de Lauge-Hansen. .......................................................... 21

2.4.3. Clasificación AO [Arbeitsgemeinschaft für Osteosynthesefragen)

(Asociación para el estudio de la fijación interna u Osteosíntesis)] ............... 25

2.5. Diagnostico. ............................................................................................ 26

2.5.1. Características clínicas. ....................................................................... 26

2.5.2. Examen fisico. ..................................................................................... 26

2.6. Estudios de imagen ................................................................................ 29

2.6.1. Radiografías ........................................................................................ 29

2.6.1.1. Mediciones radiográficas. ................................................................. 31

2.6.2. Tomografía computarizada. ................................................................. 33

2.6.3. Resonancia magnética nuclear. .......................................................... 34

2.7. Tratamiento. ........................................................................................... 34

2.7.1. Conservador ........................................................................................ 35

2.7.2. Quirúrgico ............................................................................................ 36

2.7.2.1. Fracturas Danis- Weber tipo B ......................................................... 37

2.7.2.2. Lesión de la sindesmosis. ................................................................ 40

2.8. Descripción de los implantes. ................................................................. 43

2.8.1. Placas tercio de caña .......................................................................... 43

2.8.2. Placas con tornillos bloqueados .......................................................... 44

2.8.3. Placas anatómicas para técnica MIPPO ............................................. 45

2.8.4. Tornillos. .............................................................................................. 46

2.9. Técnica quirúrgica .................................................................................. 47

2.9.1. Planificación preoperatoria .................................................................. 47

2.9.2. Posición del paciente........................................................................... 47

2.9.3. Vías de abordaje. ................................................................................ 48

2.10. Cuidado posoperatorio ......................................................................... 49

2.11. Retiro del implante ............................................................................... 51

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CAPITULO III .................................................................................................... 52

MARCO METODOLÓGICO.............................................................................. 52

3.1. Diseño de la investigación ...................................................................... 52

3.1.1. Tipo de investigación ........................................................................... 52

3.2. Población ................................................................................................ 52

3.2.1. Universo .............................................................................................. 52

3.3. Criterios de inclusión .............................................................................. 54

3.4. Criterios de exclusión ............................................................................. 54

3.5. Recolección de datos ............................................................................. 54

3.6. Consideraciones bioéticas ...................................................................... 55

3.7. Matriz de variables ................................................................................. 56

3.8. Operacionalización de variables ............................................................. 57

3.9. Escala de valoración funcional (AOFAS)................................................ 62

3.10. Validez y confiabilidad .......................................................................... 62

3.10.1. Descripción escala AOFAS ............................................................... 62

3.10.2. Escala visual análoga ........................................................................ 63

CAPITULO IV ................................................................................................... 65

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS ............................. 65

4.1. RESULTADOS ....................................................................................... 65

4.1.1. Datos demográficos ............................................................................ 66

4.1.2. Tipo de fractura y lateralidad ............................................................... 67

4.1.3. Principal causa de fractura de tobillo tipo “B” ...................................... 68

4.1.4. Evaluación funcional de los resultados de las fracturas de tobillo tipo

“B” ................................................................................................................. 69

4.1.5. Desarrollo o presencia del dolor. ......................................................... 70

4.1.6. Complicaciones postquirúrgica ............................................................ 71

4.1.7. Clasificación funcional (AOFAS) y factores relacionados. ................... 72

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CAPITULO V .................................................................................................... 76

5.1. DISCUSIÓN ........................................................................................... 76

5.2. CONCLUSIONES ................................................................................... 79

5.3. RECOMENDACIONES .......................................................................... 80

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 81

ANEXO A: Instrumento de recolección de datos ........................................... 88

ANEXO B: Autorización de recolección de datos. ......................................... 92

ANEXO C: Consentimiento informado .......................................................... 93

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ÍNDICE DE FIGURAS

FIGURA 1. CLASIFICACIÓN DE WEBER PARA FRACTURAS DE TOBILLO

.......................................................................................................................... 21

FIGURA 2. CLASIFICACIÓN DE LAUGE-HANSEN MECANISMO DE

SUPINACIÓN .................................................................................................... 23

FIGURA 3. CLASIFICACIÓN DE LAUGE-HANSEN MECANISMO EN

PRONACIÓN .................................................................................................... 24

FIGURA 4. FLEXIÓN (FLEXIÓN PLANTAR) Y EXTENSIÓN (FLEXIÓN

DORSAL) DEL TOBILLO. ................................................................................. 28

FIGURA 5. PROYECCIONES RADIOGRÁFICAS. ........................................... 30

FIGURA 6. ALGORITMO PARA LA EVALUACIÓN DE LAS RADIOGRAFÍAS

ANTEROPOSTERIOR Y LATERAL DEL TOBILLO. ......................................... 31

FIGURA 7. MEDICIONES RADIOGRÁFICAS DEL TOBILLO .......................... 32

FIGURA 8. PLACAS TERCIO DE CAÑA .......................................................... 44

FIGURA 9. PLACA CON TORNILLOS BLOQUEADOS ................................... 45

FIGURA 10. PLACAS ANATÓMICAS ............................................................... 46

FIGURA 11. TIPOS DE TORNILLOS ............................................................... 46

FIGURA 12. POSICIÓN DEL PACIENTE ......................................................... 48

FIGURA 13. VÍAS DE ABORDAJE ................................................................... 49

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ÍNDICE DE TABLAS

TABLA 1. CLASIFICACIÓN DE AO PARA FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B

................................................................................................................. 25

TABLA 2. CLASIFICACIÓN DE MÜLLER PARA EL MALÉOLO MEDIAL. ...... 38

TABLA 3. RECOMENDACIONES Y TIPS EN EL PROCEDIMIENTO DE

OSTEOSÍNTESIS ..................................................................................... 41

TABLA 4. TAMAÑO MUESTRAL PARA UNA PROPORCIÓN EN UNA

POBLACIÓN FINITA O CONOCIDA. ....................................................... 53

TABLA 5. OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES ...................................... 57

TABLA 6. RESUMEN DE LOS HALLAZGOS ENTRE CATEGORÍA

FUNCIONAL DE ACUERDO A LA ESCALA DE LA SOCIEDAD

AMERICANA DE ORTOPEDIA DEL PIE Y TOBILLO (AOFAS) Y OTROS

FACTORES INVESTIGADOS. ................................................................. 74

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xiii

ÍNDICE DE GRÁFICOS

GRÁFICO 1. DISTRIBUCIÓN DE LAS PRINCIPALES VARIABLES

ANTROPOMÉTRICAS DE LA MUESTRA ESTUDIADA EN PACIENTES

CON FRACTURAS DE TOBILLO TIPO “B”. .............................................. 66

GRÁFICO 2. TIPO DE FRACTURA Y LATERALIDAD DE LA LESIÓN EN LAS

FRACTURAS DE TOBILLO TIPO “B” REGISTRADAS EN EL PRESENTE

TRABAJO. ................................................................................................. 67

GRÁFICO 3. CAUSAS PRINCIPALES DE FRACTURA DE TOBILLO TIPO B 68

GRÁFICO 4. NIVEL DE RECUPERACIÓN FUNCIONAL A LOS 6 MESES

POSTERIOR A CIRUGÍA DE TOBILLO EN PACIENTES CON FRACTURA

TIPO “B”, EVALUADO DE ACUERDO A A LA ESCALA DE LA SOCIEDAD

AMERICANA DE ORTOPEDIA DEL PIE Y TOBILLO (AOFAS) ................ 69

GRÁFICO 5. DESARROLLO DEL DOLOR POSQUIRÚRGICO ....................... 70

GRÁFICO 6. FRECUENCIA DE COMPLICACIONES EN LOS PACIENTES

SOMETIDOS A INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA POR FRACTURA DE

TOBILLO TIPO “B”. ................................................................................... 71

GRÁFICO 7. RELACIÓN FUNCIONAL DE LA ESCALA “AOFAS” CON LAS

DISTINTAS CARACTERÍSTICAS INVESTIGADAS, EN NEGRO “AOFAS

BUENO”, GRIS OSCURO “AOFAS EXCELENTE”, GRIS CLARO “AOFAS

MEDIO O POBRE”. ................................................................................... 73

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

INSTITUTO SUPERIOR DE POSTGRADO

POSTGRADO DE TRAUMATOLOGÍA

“EVALUACIÓN FUNCIONAL DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO, DE LAS

FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B, EN PACIENTES DE 20 A 50 AÑOS DE

EDAD, EN EL SERVICIO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA DEL

HOSPITAL ENRIQUE GARCÉS, DURANTE EL PERIODO JULIO DEL 2012 A

JULIO DEL 2014.”

Autor: Dr. José Pilco

Tutor: Dr. Paulo Cabrera

Fecha: marzo del 2015

RESUMEN

Introducción: Las fracturas de tobillo son muy frecuentes en nuestro medio. El

tratamiento normalmente implica la intervención quirúrgica o no quirúrgica. La

evaluación funcional es una medida cualitativa y cuantitativa de como una

articulación efectúa ciertos movimientos en los distintos aspectos de la vida.

Objetivo: Determinar los resultados de la evaluación funcional del tratamiento

quirúrgico, a los 6 meses de las fracturas de tobillo tipo B, en pacientes de 20 a

50 años de edad, en el Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital

Enrique Garcés, durante el periodo julio del 2012 a julio del 2014. Material y

Método: Se realizó un estudio epidemiológico analítico transversal de periodo,

con valoración al sexto mes postoperatorio para determinar el estado funcional

en pacientes con diagnóstico de fractura de tobillo tipo B tratados

quirúrgicamente mediante osteosíntesis con placa y tornillos. Dado el

componente “Analítico” de la presente investigación las comparaciones se

realizaron previa prueba de Kolmogorov-Smirnov. Los datos fueron analizados

con el software SPSS. Resultados: De los 74 pacientes analizados, el 60.8%

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fueron de sexo masculino. La media de edad fue de 33 años. Fueron más

frecuentes las fracturas tipo B2 (60.8%). La evaluación a los 6 meses de

acuerdo a la escala AOFAS fue en promedio de "Excelente" o "Bueno" con 42

pacientes (56.8%) y 26 pacientes (31.3%) respectivamente, apenas seis

pacientes presentaron una valoración distinta, cuatro (5.4%) la reportaron como

"Media" y apenas en dos pacientes su recuperación fue "pobre" (2.7%). De

acuerdo a la escala EVA de dolor (n=46; 62.2%) presentaron leve dolor. En el

75.7% de casos no se presentaron complicaciones postoperatorias.

Conclusiones: La recuperación valorada por AOFAS fue buena o excelente

abarcando casi la totalidad de los pacientes, los factores relacionados con un

mejor resultado son: sexo masculino, ausencia de complicaciones, ausencia de

dolor y un IMC menor. Palabras clave: Tobillo, fractura tipo B, tratamiento

quirúrgico, evolución funcional.

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ABSTRACT

Introduction: Ankle fractures are very common in our environment. Treatment

typically involves the surgical or non-surgical intervention. The functional

evaluation is a qualitative and quantitative measure of how a joint makes some

movements in the different aspects of life. Objective: To determine the results

of the functional evaluation of the surgical treatment, in the 6 months of ankle

fractures type B, in patients from 20 to 50 years old, in the Department of

Orthopedics and Traumatology at Enrique Garcés hospital, during the period of

July 2012 to July 2014. Material and method: A cross- sectional

epidemiological period study was conducted, with evaluation in the sixth

postoperative month, to determine the functional status in patients with a

diagnosis of ankle fracture type B, treated surgically with osteosynthesis with

plate and screws. Given the Analytical component of the present investigation,

the comparisons were made prior to the Kolmogorov- Smirnov test. The data

was analyzed using the SPSS software. Results: From the 74 patients

analyzed, 60.8% were male. The average age was 33 years old. Fractures type

B2 (60, 8%) were more frequent. The evaluation at 6 months according to the

AOFAS scale was an average of “excellent” or “good” with 42 patients (56,8%)

and 26 patients (31,3%) respectively, barely six patients had a different grading,

four (5.4%) reported as “average” and only two patients in their recovery was

“poor” (2.7%). According to the scale of pain EVA (n=46; 62.2%) had mild pain.

In the 75.7% of cases, there were no postoperative complications.

Conclusions: Recovery assessed by AOFAS was good or excellent covering

almost all the patients, the factors associated with a better result are: male,

absence of complications, absence of pain and a lower BMI. Key words: Ankle,

Fracture type B, surgical treatment, functional evolution.

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INTRODUCCIÓN

Considerando que las fracturas del tobillo son una de las más frecuentes del

miembro inferior y que a la vez constituyen una causa de atención principal en

los servicios de cirugía ortopédica; de ahí que este tipo de fracturas y su

tratamiento quirúrgico son las más solicitadas en cirugía programada y de

urgencia. (Van Son, De Vries, Roukema, & Den Oudsten, 2013)

Estas fracturas también se denominan fracturas maleolares o fracturas

luxaciones, debido a que por lo general se acompañan de una alteración de la

congruencia articular del tobillo, secundaria a una lesión de la cápsula articular

y de los ligamentos que coaptan sus estructuras. ( Makkozzay Pichardo, 2006)

(Sous Sánchez J.O., 2013)

En Ecuador se desconoce la epidemiología de este tipo de fracturas, debido a

que no se han publicado estudios sobre el tema; sin embargo un estudio

realizado en el hospital Eugenio Espejo de la ciudad de Quito, ha permitido

definir que el perfil del paciente que se atiende a causa de una fractura de

tobillo es un hombre o mujer de entre 24 y 52 años, procedente del medio

urbano, con algún nivel de instrucción y que muchas veces asiste un día

después de sufrir la lesión. (Silva F., 2012)

Esto indica que la población más afectada por este tipo de lesión son personas

en edad productiva, de ahí que su recuperación debe ser rápida y efectiva, ya

que de lo contrario esta patología estaría afectando la economía del paciente y

de su familia. (Sous Sánchez J.O., 2013)

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En la actualidad existe una gran cantidad de literatura sobre la relación entre el

tratamiento quirúrgico de las fracturas de tobillo y su evolución funcional. Por lo

que el principal objetivo del tratamiento quirúrgico es conseguir una reducción

anatómica que normalice la biomecánica, favorezca la recuperación funcional

de la articulación, minimice la lesión del cartílago y prevenga la formación de

artrosis. (Mandi M. D., 2006) (Hernández, 2011)

Aunque las técnicas quirúrgicas para el tratamiento de las fracturas de tobillo

son bien conocidas, lo fundamental es tomar la decisión correcta en cada caso,

para que así los pacientes con fracturas estables no sean sometidos a los

riesgos de la cirugía de forma innecesaria.

La evaluación funcional es una medida (cualitativa y cuantitativa) de como una

articulación efectúa ciertos movimientos en los distintos aspectos de la vida. De

ahí que el presente estudio no pretende valorar la técnica quirúrgica, sino medir

la funcionalidad del tobillo en base a la Escala de la Sociedad Americana de Pie

y Tobillo (AOFAS) luego de la intervención quirúrgica.

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CAPITULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1. Descripción del problema

Las fracturas de tobillo, representan el 9,0% de todas las fracturas en el

cuerpo humano, son comunes en todo el mundo. En los Estados Unidos, se

estima que 260.000 individuos sufren de fracturas de tobillo cada año. (Zong-

Huan, y otros, 2013) La incidencia es de 13 a 28 por cada 10 000 personas por

año para los hombres jóvenes, de 16 a 20 por 10 000 personas por año para

mujer de más edad, y por lo menos de 5 por 10 000 personas por año para

todas las edades. (Paula R Beckenkamp, 2014)

Su etiología es casi siempre un traumatismo indirecto de baja energía,

ocasionado con frecuencia durante la práctica deportiva o en las actividades de

la vida diaria. Por lo que se considera que las fracturas de tobillo son

principalmente causadas por caídas simples, lesiones deportivas y patología

subyacente. Debemos recordar que estas fracturas han aumentado su

incidencia y complejidad con el aumento de los accidentes de tráfico. Con ello

se incrementa también el daño y limitación de la actividad productiva de la

población que sufre de esta patología, por lo tanto, las indicaciones terapéuticas

están dadas por el estado del revestimiento cutáneo, la congruencia articular y

la continencia de la mortaja. (Carrasco Martinez , y otros, 2000) ( Makkozzay

Pichardo, 2006)

La evaluación de los pacientes con una fractura de tobillo se realiza atendiendo

a su edad, ocupación, nivel de actividad y estado general. Así mismo son

factores pronósticos determinantes si es abierta o cerrada, si hay lesión

neurovascular, grado de desplazamiento de los fragmentos, y si la fractura es

simple o multifragmentaria, siendo la mayoría de estas tratadas mediante

reducción abierta y fijación interna con placa y tornillos.

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Con frecuencia se requiere tratamiento quirúrgico de las fracturas de tobillo, y el

tratamiento y el reconocimiento de los factores de riesgo potenciales apropiado

son esenciales para optimizar los resultados. Ha habido un progresivo

movimiento hacia el uso agresivo de la reducción abierta y fijación interna

(RAFI) en las fracturas de tobillo. Sin embargo los beneficios de la movilización

precoz, la rehabilitación y el retorno más rápido a la función han sido siempre

defendidos por el grupo AO (Asociación para el estudio de la fijación interna u

Osteosíntesis). Hay una evidencia sustancial que apoya el uso de la fijación

interna mediante el tratamiento quirúrgico. (Kelly E. G., 2013)

Debido a que una de las complicaciones del tratamiento quirúrgico, es la

alteración en la funcionalidad de la articulación del tobillo, es muy importante

saber la incidencia de esta complicación, para tomar las medidas preventivas y

correctivas, ya que podrían llevar a desarrollar una osteartrosis, proceso

crónico, que en muchos de los casos puede ser incapacitante, además tiene

implicaciones socio económicas y sicológicas importantes en aquellos pacientes

que desarrollan esta patología.

Al momento no se disponen de datos estadísticos, que nos permita saber la

frecuencia con que esta patología se presenta en nuestro medio, lo que nos

parece de suma importancia conocer dichos datos con seguridad, por la

cantidad de pacientes que padecen de este tipo de fracturas y que en su gran

mayoría son tratados de manera quirúrgica.

1.2. Interrogante de la investigación

¿Cuáles serán los resultados de la evaluación funcional del tratamiento

quirúrgico, a los 6 meses, de las fracturas de tobillo tipo B, en pacientes de 20 a

50 años de edad, en el Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital

Enrique Garcés, durante el periodo julio del 2012 a julio del 2014?

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1.3. Hipótesis

Los resultados de la evaluación funcional del tratamiento quirúrgico, de las

fracturas de tobillo tipo B, en pacientes de 20 a 50 años de edad, en el Servicio

de Ortopedia y Traumatología del Hospital Enrique Garcés, a los 6 meses son

buenos según la escala de la Sociedad Americana de Ortopedia de Pie y

Tobillo (AOFAS).

1.4. Objetivos de la investigación

1.4.1. Objetivo general

Determinar los resultados de la evaluación funcional del tratamiento quirúrgico,

a los 6 meses, de las fracturas de tobillo tipo B, en pacientes de 20 a 50 años

de edad, en el servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Enrique

Garcés, durante el periodo julio del 2012 a julio del 2014.

1.4.2. Objetivos específicos

1. Describir la frecuencia de disfuncionalidad después del tratamiento

quirúrgico mediante la escala de la Sociedad Americana de Ortopedia de

Pie y Tobillo (AOFAS).

2. Establecer la graduación del dolor después del tratamiento quirúrgico

mediante la escala visual análoga (EVA).

3. Establecer las causas más frecuentes de fractura de tobillo tipo B.

4. Establecer el tipo más frecuente de fractura de tobillo tipo B.

5. Describir las complicaciones postquirúrgicos en pacientes intervenidos

con osteosíntesis.

6. Relacionar la funcionalidad según datos demográficos (edad, sexo, Índice

de masa corporal IMC, tipo de fractura, extremidad afectada).

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1.5. Justificación

Las fracturas de tobillo son las más comunes en todas las salas de urgencia, y

por lo tanto es uno de los trastornos que con más frecuencia tratan los cirujanos

ortopedistas. (Zaghloul, Haddad, Barksfield, & Davis, 2014)

En las últimas dos décadas se ha producido un aumento en la prevalencia e

incidencia de estas fracturas, tanto en pacientes jóvenes y activos como en

ancianos. Además, son las fracturas intraarticulares más frecuentes de las

articulaciones de carga y, por tanto, con grandes implicaciones biomecánicas al

soportar el tobillo fuerzas equivalentes a cuatro veces el peso corporal total.

(Sous Sánchez J.O., 2013)

De acuerdo con datos del año 2008 de la AOK (un gran portador de seguro

médico en Alemania), las fracturas de tobillo causa casi un millón de días libres

de trabajo por cada 100 000 asegurados por año. En 2011, había cerca de 75

000 hospitalizaciones por fracturas de tobillo en Alemania. Una evaluación del

CIE-10 de los datos para el tratamiento hospitalario en Suecia durante un

período de 17 años reveló una incidencia de 71 casos por cada 100 000

personas por año. Casi el 60% de los pacientes afectados eran mujeres, y la

edad media de los pacientes fue de 52 años. Un poco más de la mitad de todas

estas fracturas se debieron a caídas, y el 20% a accidentes de tráfico. (Goost

H., 2014)

En Ecuador la epidemiología no es conocida, pero un estudio realizado en el

Hospital Eugenio Espejo, el principal hospital de especialidades del Estado,

durante el año 2000 a 2010 reporto que se presenta más en hombres (59.2%)

con una edad promedio de entre los 18 a 85 años, según el número de

maléolos afectados predominaron las fracturas bimaleolares (55.2%). (Silva F.,

2012)

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Sin embargo las estadísticas internacionales indican que alrededor del 2% son

fracturas expuestas, un estudio epidemiológico de 1500 fracturas de tobillo en

adultos de 1998 a 2001 realizado en Edimburgo reporto mayor incidencia en el

género masculino. (Sánchez, Enrique; Martínez, Juan; García, Fausto; Flores,

Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

Las opciones de tratamiento dependen de la evaluación clínica radiológica y de

la estabilidad de la articulación. El médico debe ejercer su juicio personal al

momento de decidir la mejor manera de manejar cualquier lesión individual en

el tobillo. (Westerman & Porter, 2007)

Esto pone de manifiesto que se presenta un mayor porcentaje de fracturas que

necesitan tratamiento quirúrgico, lo que ofrece ventajas al paciente debido a

que se lograra una mejor restauración anatómica de la articulación. Pero a la

vez se debe tener presente que debido a lo invasivo del tratamiento tendrá un

mayor riesgo de complicaciones.

De ahí que el ampliar el conocimiento en este tipo de fracturas, puede contribuir

a mejorar el manejo de estos pacientes, y con ello minimizar la incidencia de

complicaciones y secuelas, lo que facilitaría la reincorporación a su vida normal

en el menor tiempo.

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CAPITULO II

MARCO CONCEPTUAL

2.1. Historia

Se ha descrito evidencia de fracturas de tobillo curadas en los restos de

momias del antiguo Egipto. Una relación detallada de las lesiones alrededor de

la articulación del tobillo fue dada por Hipócrates ya en el año 300 aC.

Menciono que la articulación del tobillo puede subluxarse y puede estar

asociada con fractura simple o complicada de ambos maléolos. Se suponía

que la luxofractura del tobillo no necesitaba ningún tipo de tratamiento porque

los pacientes probablemente mueran en 7 días. (Mora Pérez P., 2007) (Marsh &

Saltzman, 2007)

En 1771, Jean Peirre David fue el primero en tratar de explicar el mecanismo de

la lesión en las fracturas de tobillo y escribió que los ligamentos que mantienen

el peroné en combinación con movimiento hacia el exterior del pie (rotación

externa) dieron lugar a una fractura del peroné distal. (Greisberg, 2007)

En 1840, Maissoneove, pupilo de Dupuytren fue el primero y casi único cirujano

antes de siglo XX para resaltar el papel de la rotación externa en la producción

de la fractura del tobillo, que muestra cómo la rotación externa del astrágalo en

la mortaja del tobillo, podría producir una fractura alta del peroné que lleva su

nombre. (Marsh J., 2007)

En 1848, Tilloux describe una fractura por rotación externa en la esquina

anterolateral de la tibia inferior que se da por avulsión del ligamento

tibioperoneo.

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En 1875, Wagstaffe describió una contraparte del peroné de la fractura Tillaux.

En 1894, Lane fue el primero en recomendar el tratamiento quirúrgico con el fin

de lograr una reducción anatómica del tobillo. (Mora Pérez P., 2007)

La primera y quizás la más importante contribución a la comprensión de

las fracturas de tobillo se le atribuye a Lauge-Hansen (1942). Su tesis doctoral

no fue muy leída o apreciada hasta su primera publicación en inglés en 1948,

esto fue seguido de otros artículos importantes que definían con más

explicación la base del patrón de lesión de la fractura del tobillo, basado en

estudios experimentales y radiográficos. (Marsh & Saltzman, 2007)

Dos períodos adicionales desarrollados desde Lauge-Hansen, la clasificación

AO-ASIF del período (1957) del caso de la fractura de tobillo, fue iniciado por

Willenegger Allgrower, Muller y Schneider. En conjunto este grupo perseguía el

nuevo tratamiento quirúrgico en base a implantes metálicos únicos y principios

biomecánicos. (Marsh J., 2007) (Walling A., 2011)

Weber ideó un sistema de clasificación basado en los principios originales de

Danis (1947-1949) que se conoció como la clasificación Danis-Weber de la

AO (1972, 1975). (Marsh & Saltzman, 2007)

2.2. Anatomía

La articulación del tobillo está formada por el astrágalo, que se articula con los

maléolos en sus zonas interna y externa, y por el pilón tibial, en la parte

superior, es decir está formada por la polea astragalina dentro de la mortaja

tibioperonea, pinza ósea que impide los deslizamientos laterales del tobillo con

sus uniones ligamentarias y la cápsula articular. La articulación es la unión de

los extremos distales de la tibia y el peroné con la tróclea del astrágalo. La tibia

y el peroné están unidos elásticamente a la articulación del tobillo por las

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estructuras ligamentosas de la sindesmosis. (Goost H., 2014) (Carrasco

Martinez , y otros, 2000)

2.2.1. Tibia

Hueso largo y voluminoso, situado en la parte medial de la pierna, contorneada

en forma de S cursiva, se describe un cuerpo, un extremo superior y un extremo

inferior. El extremo inferior menos voluminoso, presenta una forma

irregularmente cubica, donde se describen cinco caras. (Rouviere H., 2005)

(Greisberg, 2007)

La cara anterior convexa y lisa que es la continuación de la cara lateral del

cuerpo, en esta cara se aprecia, un relieve casi transversal, donde en su límite

inferior se inserta la capsula de la articulación del tobillo (Hovelacque). La cara

posterior convexa presenta una depresión destinada al paso del tendón del

musculo flexor largo del dedo gordo. (Rouviere H., 2005) (Marsh J., 2007)

La cara lateral es excavada en forma de canal, constituyendo la escotadura

peroneal limitada por las dos ramas de la bifurcación del borde interóseo de la

tibia. La cara medial se prolonga inferiormente por medio de una apófisis

voluminosa y aplanada transversalmente, el maléolo medial. La cara inferior se

trata de una superficie articular cuadrilátera, dividida en dos partes por una

cresta roma que corresponde a la garganta de la tróclea astragalina.

(Greisberg, 2007) (Rouviere H., 2005)

2.2.2. Peroné

Hueso largo y delgado situado en la parte lateral de la pierna, se articula

superiormente con la tibia e inferiormente con la tibia y el astrágalo, presenta un

cuerpo y dos extremos, uno superior y otro inferior. (Rouviere H., 2005) (Marsh

J., 2007)

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El extremo inferior esponjoso recibe el nombre de maléolo lateral, es alargado

de superior a inferior, más largo y voluminosos que el maléolo medial desciende

más que este. La cara lateral de este maléolo comprende dos segmentos, uno

anterior convexo y liso que es subcutáneo, otro posterior denominado cara

posterior del maléolo lateral que comprende un surco en el que se deslizan los

tendones de los músculos peroneos. La cara medial presenta un cara articular

maleolar, triangular de base superior y convexa, que se articula con el

astrágalo. Además se encuentra los bordes anterior y posterior que sirven de

lugar de inserción para los ligamentos laterales, conjuntamente con el vértice

romo que presenta este segmento. (Rouviere H., 2005)

2.2.3. Astrágalo.

Es un hueso corto, aplanado de superior a inferior y alargado de anterior a

posterior, se articula superiormente con la tibia y peroné, inferiormente con el

calcáneo, y anteriormente con el navicular. (Rouviere H., 2005) (Marsh J., 2007)

Se distinguen tres segmentos, uno posterior el cuerpo, otro anterior la cabeza y

un intermedio el cuello, además presenta seis caras. Una superior que se halla

ocupada, en toda la extensión del cuerpo por una superficie articular en forma

de polea, convexa de anterior a posterior y cóncava transversalmente;

denominada tróclea astragalina, la misma que se articula con la tibia. (Rouviere

H., 2005)

En la parte posterior del astrágalo se identifica el tubérculo del astrágalo o

proceso posterior, se divide en dos tubérculos, uno medial y otro lateral; son un

buen marcador anatómico porque entre ellos trascurre el tendón flexor del

primer dedo y, justo en el tubérculo lateral, se inserta el ligamento

peroneoastragalino posterior. (Zaragoza K., 2013)

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2.2.4. Ligamentos.

Son fibras densas de tejido conectivo especializado que unen dos huesos entre

sí, están compuestas de colágeno tipo I en el 85%. Los ligamentos del tobillo

están divididos en cuatro grupos: ligamentos colaterales mediales (tibiales),

laterales (peroneos) y los tibioperoneos. (Zaragoza K., 2013)

Los ligamentos peroneos están constituidos por el ligamento

peroneoastragalino anterior, peroneoastragalino posterior y el peroneocalcáneo.

(Walling A., 2011)

El ligamento peroneoastragalino anterior es el más débil, se identifica como una

banda delgada de 20 mm de largo y de 2 a 3 mm de grosor. Tiene origen en el

margen anterior del maléolo lateral y se inserta en la región anterior del

astrágalo a nivel del cuello. El peroneoastragalino posterior es el más fuerte del

compartimento lateral, tiene forma de abanico y patrón estriado, se origina en el

extremo más distal del peroné, a nivel de la fosa retromaleolar, y se inserta en

el tubérculo lateral del astrágalo. El ligamento peroneocalcáneo es

extraarticular, se extiende del ápex del maléolo lateral y desciende

verticalmente hacia un pequeño tubérculo en el calcáneo. (Zaragoza K., 2013)

(Marsh & Saltzman, 2007)

Los ligamentos colaterales mediales (tibiales) integran el ligamento deltoideo.

Es un complejo ligamentario fuerte, compuesto por tres ligamentos

superficiales, que dé anterior a posterior son: el tibioescafoideo, tibiospring,

tibiocalcáneo y uno profundo: el tibioastragalino. En conjunto tienen morfología

triangular o de abanico, todos se originan en el maléolo tibial, ya sea en su

tubérculo anterior o posterior, y sus inserciones son en cuatro sitios diferentes,

todas son óseas como su nombre lo indica a excepción del tibiospring. Todos

son profundos al tendón tibial posterior y al retináculo flexor. (Zaragoza K.,

2013) (Marsh J., 2007)

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La capa superficial no es constante, y las variaciones anatómicas son comunes.

La capa profunda es más horizontal que consta de los siguientes ligamentos el

tibioastragalino posterior profundo, tibioastragalino intermedio y el

tibioastragalino anterior profundo. Esencialmente, los ligamentos superficiales

cruzan dos articulaciones y la capa profunda sólo la articulación del tobillo.

(McCollum G., 2012)

El ligamento tibioastragalino es el ligamento más fuerte, su inserción proximal

se inicia en la punta del tubérculo anterior del maléolo tibial y se extiende hasta

el tubérculo posterior, se inserta en el tubérculo medial del astrágalo. El

tibioescafoideo se origina del borde anterior del tubérculo anterior del maléolo

tibial y se inserta en la superficie medial del escafoides. El ligamento

tibiocalcáneo se origina en el tubérculo anterior del maléolo tibial, desciende

verticalmente y se inserta en el borde medial del sustentaculum tali. El

ligamento tibiospring se origina en la parte anterior del tubérculo anterior del

maléolo tibial y sus fibras se insertan en el fascículo superomedial del ligamento

Spring o planto calcaneoescafoideo. (Goost H., 2014) (Zaragoza K., 2013)

Sindesmosis se define como una articulación fibrosa en la que dos huesos

adyacentes están unidos por una membrana o ligamentos fuertes. La

sindesmosis tibioperonea distal se compone de 4 ligamentos: el ligamento tibio-

peroneo distal anterior, el ligamento tibioperoneo distal posterior, el ligamento

tibio-peroneo transversal, y el ligamento tibioperoneo interósea. (Hermans,

Beumer, W. de Jong, & Kleinrensink, 2010)

En un estudio biomecánico, Ogilvie-Harris y colaboradores, mostraron que el

ligamento tibio- peroneo distal anterior fue responsable de 35% de la estabilidad

de la articulación del tobillo, la porción profunda del ligamento tibio-peroneo

distal posterior el 33%, el ligamento tibioperoneo interósea el 22%, y el

ligamento tibio-peroneo distal posterior el 9%. (Penera K., 2014)

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2.2.5. Tendones.

Están compuestos de fibras de colágeno, elastina y reticulina que les confieren

resistencia, elasticidad y volumen. Las fibras de colágeno dominan la

composición del tendón, son onduladas y están orientadas de forma paralela;

bajo tensión se estiran a favor de la dirección de la carga y, cuando la carga

disminuye, dichas propiedades elásticas facilitan la reorientación de las fibras.

(Marsh J., 2007)

Los tendones del tobillo son trece y todos, a excepción del tendón de Aquiles,

tienen una dirección vertical a nivel del tercio distal de la pierna, la cual cambia

en el pie a horizontal creando así un sistema de poleas. Los recubrimientos de

sinovial tienen dos localizaciones estratégicas, la primera en los sitios de mayor

fricción y la otra en los sitios donde existe un cambio de dirección del tendón; el

líquido sinovial facilita el deslizamiento. (Zaragoza K., 2013)

Los extensores ocupan el compartimento anterior y son el tendón tibial anterior,

el extensor del primer dedo y el extensor común de los dedos. (Rouviere H.,

2005). El tibial anterior se origina en el cóndilo femoral lateral, región lateral de

la tibia y membrana interósea y se inserta en la cara medial de la cuña media y

base del primer metatarsiano. El músculo extensor del primer dedo se origina

en la superficie anterior del peroné en el tercio medio y membrana interósea, su

tendón se inserta en la falange distal del primer dedo en la cara dorsal. El

músculo extensor común de los dedos tiene su origen en el cóndilo lateral de la

tibia y en las tres cuartas partes superiores de la superficie medial del peroné y

de la membrana interósea, forma un fuerte tendón que corre por detrás del

ligamento anular junto con el tendón flexor del primer dedo y se divide en cinco

tendones que se insertan en la cara dorsal de las falanges del II al IV dedo y en

la cara lateral de la diáfisis del V metatarsiano. (Zaragoza K., 2013)

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Los flexores están divididos en tres compartimentos: medial, lateral y posterior.

En el compartimento medial se encuentra al tendón tibial posterior, flexor común

de los dedos y flexor largo del primer dedo. El origen del tibial posterior es a

nivel de la cara posterior de los dos tercios proximales de la tibia, el peroné y de

la membrana interósea; se inserta en la cara medial del escafoides, cara

plantar de la cuña media, calcáneo y base del segundo al cuarto metatarsiano.

El tendón flexor común de los dedos se inicia en la cara posterior y en el tercio

medio de la tibia por debajo del soleo, el tendón se inserta en la cara plantar de

las falanges dístales del segundo al quinto dedo. El músculo flexor del primer

dedo nace de la cara posterior de la mitad proximal de la tibia y peroné, cursa

por detrás del tendón tibial posterior y del tendón flexor común de los dedos, en

el tobillo pasa entre ambos tubérculos del proceso posterior del astrágalo,

continúa su descenso quedando justo por debajo del sustentaculum tali, donde

continúa su curso paralelo a la fascia plantar hasta llegar a su inserción en el

primer dedo. (Zaragoza K., 2013) (Rouviere H., 2005)

En el compartimento lateral se encuentran el peroneo largo que se origina en la

cabeza y en los tercios superior y medio de la superficie lateral del peroné, en

tanto que el peroneo corto se origina en los tercios medio e inferior, descienden

de forma conjunta y comparten una sola bursa, al llegar al maléolo lateral el

peroneo corto va por delante del largo, ambos rodean al maléolo por debajo y

cambian su curso hacia delante y hacia abajo con una angulación > 45º. El

peroneo corto se inserta en la apófisis estiloides del quinto metatarsiano y el

peroneo largo cambia de nuevo su trayecto, hace una curva quedando por

debajo del cuboides, continúa hasta llegar a la base del primer metatarsiano y

de la cuña media. (Zaragoza K., 2013)

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En el compartimento posterior está el tendón de Aquiles que es el tendón más

fuerte y grande de todo el sistema musculoesquelético. Se origina de la

confluencia de los tendones de los músculos gemelos y sóleo, tiene una

orientación vertical y se inserta en la parte posterior del calcáneo, carece de

vaina sinovial y en su lugar le rodea tejido conjuntivo con la misma función que

se denomina peritenon. (Goost H., 2014)

2.2.6. Estructuras Neurovasculares.

Dos paquetes neurovasculares principales cruzan la articulación del tobillo

irrigando e inervando el pie.

El paquete neurovascular anterior cruza la región anterior del tobillo

aproximadamente a mitad de camino entre los maléolos. La arteria tibial

anterior, que cruza la región anterior de tobillo antes de convertirse en arteria

dorsal del pie, es palpable en el dorso del pie, también comunica con la arteria

plantar medial. Nervio peroneo profundo acompaña a la arteria tibial anterior,

inerva el musculo extensor corto de los dedos y el extensor corto del primer

dedo, también aporta una rama sensitiva al primer espacio intermetatarsiano.

(Hoppenfeld S. Deboer P., 2010) (Rouviere H., 2005)

El paquete neurovascular posterior discurre por detrás del maléolo medial, entre

los tendones flexor largo de los dedos y flexor largo del primer dedo. La arteria

tibial posterior pasa por detrás del flexor largo de los dedos antes de entrar en

la planta del pie, donde se divide en arteria plantar lateral y medial. El nervio

tibial pasa por detrás del maléolo medial junto con la arteria tibial posterior,

emite una rama a la piel del talon, después de entrar en la planta del pie se

divide en nervios plantares medial y lateral, inerva pequeños músculos del pie y

la sensibilidad de la planta. (Marsh J., 2007) (Hoppenfeld S. Deboer P., 2010)

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Tres nervios sensitivos principales cruzan superficialmente la articulación del

tobillo. El safeno rama terminal del femoral discurre por delante del maléolo

medial, inerva la región medial del mediopié y retropié. El peroneo superficial

rama terminal del peroneo común cruza sobre la línea media anterior, inerva el

dorso del pie. El nervio sural rama terminal del tibial discurre por detrás del

maléolo lateral, inerva una zona de piel del borde externo del pie. (Hoppenfeld

S. Deboer P., 2010)

2.3. Biomecánica del tobillo.

Debido a que el astrágalo es asimétricamente deforme, el movimiento en la

articulación del tobillo no es un movimiento de bisagra puro, sino más bien una

articulación rotatoria con movimiento alrededor del eje de la hélice de la

articulación. La congruencia precisa de la articulación del tobillo es esencial

para su correcto funcionamiento, y por lo tanto las malas posiciones de origen

traumático tienen importantes efectos adversos, ya que alteran la biomecánica

de la articulación y causa patología de esfuerzo de compresión. (Goost H.,

2014)

La flexión o dorsiflexión y la extensión o flexión plantar son los movimientos

principales del tobillo. Los ejes de rotación se pueden explicar sobre el contorno

de la cúpula astragalina interna y externa. El tobillo presenta aproximadamente

15° a 20° de dorsiflexion activa, 45° a 55° de flexion plantar activa, 7° de

rotación en el plano axial, 7° de eversión y 15° de inversión subastragalina.

(Mann R., 2011)

Actualmente se sabe que los movimientos en el plano sagital llevan asociados

otros en los planos coronal y axial. La extensión o flexión plantar provoca la

rotación interna del astrágalo mientras la flexión o dorsiflexión asocia, además,

su traslación posterolateral y un ligero ascenso del peroné. (Carrasco Martinez ,

y otros, 2000) (Berkes, y otros, 2013)

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En la articulación del tobillo normal y saludable, predomina el movimiento en el

plano sagital. También se produce movimiento en el plano transversal y coronal,

sin embargo. Se acepta en general que 10° de flexión y 25° de extensión son

necesarios para la deambulación normal. (Mandi M. D., 2006)

Ramsey y Hamilton declararon que un ligero desplazamiento lateral del

astrágalo (1 mm) causa una disminución significativa (42%) en el área de

contacto de la superficie articular del tobillo. (Mandi M. D., 2006)

Se considera que un tobillo es estable cuando, bajo cargas fisiológicas, el

astrágalo se mueve de forma normal durante el rango de movimiento. Por lo

tanto, cualquier lesión con tobillo estable podrá tratarse con técnicas

conservadoras. Un tobillo es inestable cuando el astrágalo se mueve de forma

no fisiológica, lo que ocurre tras perder las estructuras que lo rodean. En tales

circunstancias, el área de contacto de la superficie dinámica articular del tobillo

disminuirá, lo que favorecerá una lesión cartilaginosa en dicha articulación y su

correspondiente degeneración precoz (artrosis postraumática). ( Makkozzay

Pichardo, 2006) (Goost H., 2014)

2.4. Clasificación de las fracturas del tobillo.

Existen diversos sistemas de clasificación para las fracturas de tobillo, así como

mucha literatura que evalúan los sistemas de clasificación y su facilidad de uso.

(Mandi M. D., 2006) (Yañez Arauz, 2009)

El primer sistema de clasificación para las fracturas de tobillo, desarrollado por

Percival Pott, describe las fracturas en base al número de maleolos

involucrados, las lesiones se dividen en unimaleolares, bimaleolares y

trimaleolares. Aunque fácil de usar, con una buena fiabilidad intraobservador,

no distingue entre las lesiones estables e inestables. (Bugle K. E., 2012)

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Actualmente, los dos principales esquemas en uso son los sistemas de Danis-

Weber y la clasificación del grupo AO, la clasificación según el mecanismo de

producción de estas fracturas estudiado por Lauge-Hansen es poco usado. Al

igual que con todos los sistemas de clasificación, hay tres objetivos principales:

facilitar la comunicación entre los médicos tratantes, proporcionar la base para

las opciones de selección del tratamiento, y para predecir los resultados. (Mandi

M. D., 2006) (Yañez Arauz, 2009)

La fundación AO [(Arbeitsgemeinschaft für Osteosynthesefragen) (Asociación

para el estudio de la fijación interna u Osteosíntesis)]; realizo una clasificación

basada en las características de las fracturas: simple, en cuña y complejas o

también llamadas de tipo A, B y C respectivamente. Utiliza el sistema

alfanumérico que permite identificar con precisión cualquier fractura y es

comprendida en cualquier idioma. (Sánchez, Enrique; Martínez, Juan; García,

Fausto; Flores, Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

2.4.1. Clasificación Danis-Weber

Danis en 1949 introdujo un sistema anátomo-patologico aplicado al tratamiento

quirúrgico; Weber tomo de este último los lineamientos fundamentales, los

modifico y clasifico las fracturas de acuerdo al nivel del peroné en donde se

encontraba la misma. (Yañez Arauz, 2009)

La clasificación de Danis-Weber, también conocida como la clasificación Muller

AO, que clasifica a las fracturas de tobillo en base a la ubicación de la fractura

en el peroné distal con relación a la sindesmosis. Muchos consideran esta

clasificación para ser una base esquemática práctica para el tratamiento de las

fracturas del maléolo peroneo. (Mandi M. D., 2006)

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Las fracturas se clasifican en A, B y C basandose en la localización y aspecto

de la fractura del peroné. Esta clasificación es la más sencilla pero tiene como

inconveniente que no toma en cuenta el compromiso de las estructuras

mediales, maléolo medial y ligamento deltoideo. (Bugle K. E., 2012)

Tipo A. La fractura (infrasindesmal) se localiza por debajo del plafón tibial sin

comprometer la sindesmosis tibio peronea, lesión que no compromete la

estabilidad del tobillo. Son fracturas generalmente transversas. (Ver figura 1)

(Van Schie E., 2011)

Tipo B. La fractura (transindesmal) se localiza a nivel del plafón tibial

extendiéndose proximalmente de manera oblicua o espiroidea, lesión que

compromete la sindesmosis de manera parcial, causada por rotación externa.

(Ver figura 1) (Mandi M. D., 2006)

Tipo C. La fractura (suprasindesmal) se localiza proximal al plafón tibial

comprometiendo la sindesmosis y generalmente la estabilidad del tobillo son las

más peligrosas y de peor pronóstico. Cuando una lesiones de la sindesmosis se

asocian con una fractura de tobillo, lo más común es que ocurra con fracturas

de tobillo Weber tipo C. (Ver figura 1) (Penera K., 2014)

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Figura 1. Clasificación de Danis-Weber para fracturas de tobillo

Fuente: (Walling A., 2011) modificada por el autor.

2.4.2. Clasificación de Lauge-Hansen.

En 1950, Lauge-Hansen describe un esquema de clasificación genética basada

en estudios cadavéricos que se han convertido en una ayuda popular y valiosa

para la comprensión del mecanismo de lesiones de las fractura de tobillo y

proporciona una clave para su reducción. (Marsh J., 2007)

Este es un sistema que depende de dos factores: la posición del pie en el

momento de la lesión ya sea en supinación o en pronación y la dirección de la

fuerza deformante, rotación externa, abducción o aducción. Los dos patrones

de lesión más comunes son supinación-rotación externa y pronación-rotación

externa. (Bugle K. E., 2012)

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La lesión en supinación-rotación externa se inicia en la zona antero lateral del

tobillo; las estructuras que se dañan son, en orden, el ligamento tibio-peroneo

anterior (I), el maléolo lateral (II), la zona postero-lateral de la cápsula o el

maléolo posterior (III), y el maléolo interno o el ligamento deltoideo (IV) (Ver

figura 2). (Miller & Herbst, 2005)

La lesión en pronación-rotación externa se inicia en la cara interna del tobillo las

estructuras que se dañan en orden de frecuencia son el ligamento deltoideo o

del maléolo interno (I), ligamentos antero-laterales (II), el maléolo externo o la

parte proximal del peroné (III), y los ligamentos postero-laterales o el maléolo

posterior (IV). Otros patrones de lesión menos frecuentes son los de

supinación-aducción y pronación-abducción (Ver figura 3). (Mandi M. D., 2006)

(Sous Sánchez, Navarro Navarro, Navarro García, Brito Ojeda, & Ruiz

Caballero, 2011)

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Figura 2. Clasificación de Lauge-Hansen mecanismo de supinación

Fuente: (Marsh J., 2007)

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Figura 3. Clasificación de Lauge-Hansen mecanismo en pronación

Fuente: (Marsh J., 2007)

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2.4.3. Clasificación AO [Arbeitsgemeinschaft für Osteosynthesefragen)

(Asociación para el estudio de la fijación interna u Osteosíntesis)]

La clasificación AO de Müller para las fracturas en general es una clasificación

alfa numérica donde el primer número representa la extremidad afectada en el

caso del tobillo es una modificación de la de clasificación de Weber en la cual

los tipos A, B y C se subdividen en 1, 2 y 3 por cada tipo, en base a la

presencia de lesión medial, lateral o posterior. Para los tipos A y B, la distinción

se hace por la presencia o ausencia y características de una lesión interna (Ver

tabla 1) y para el tipo C, se basa en las características de la fractura del peroné.

(Goost H., 2014)

Tabla 1. Clasificación de AO para fracturas de tobillo tipo B

B1.1 Fx transindesmal del peroné

simple

B1.2 Fx transindesmal del peroné

simple con ruptura de la sindesmosis anterior.

B1.3 Fx transindesmal del peroné

Multifragmentaria

B2.1 Simple, con ruptura de la

sindesmosis anterior + ruptura del ligamento colateral medial

(Deltoideo)

B2.2 Simple, con ruptura de la

sindesmosis anterior + Fx del maléolo medial.

B2.3 Multifragmentaria, con ruptura de la sindesmosis anterior + Fx del

maléolo medial.

B3.1 Simple del peroné con ruptura de la sindesmosis y ligamento

colateral medial + Fx de Volkmann.

B3.2 Simple del peroné con Fx del

maléolo medial + Fx de Volkmann.

B3.3 Multifragmentaria, con Fx del

maléolo medial + Fx de Volkmann.

Fuente: (Sous Sánchez, Navarro Navarro, Navarro García, Brito Ojeda, & Ruiz Caballero, 2011) modificada por el autor.

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2.5. Diagnostico.

2.5.1. Características clínicas.

Las fracturas de tobillo por lo general son debido a un mecanismo de torsión

sufrido como consecuencia de una lesión de baja energía. La posición del

tobillo en el momento de la lesión y posterior dirección de la fuerza

generalmente dicta el patrón de fractura, como se describe por el sistema de

clasificación de Lauge Hansen. (Bugle K. E., 2012)

El momento de la lesión, es importante cuando se trata de fracturas abiertas y

una posible contaminación. En ocasiones, un paciente diabético presenta una

historia de poco o ningún trauma, lo que debería aumentar la sospecha de una

neuroartropatía de Charcot. (Mandi M. D., 2006)

Un mecanismo de alta energía debe plantear la posibilidad de un síndrome

compartimental de la pierna o una lesión más severa a la plafon: la fractura del

pilón. Otros factores pertinentes en la historia incluyen comorbilidades médicas

tales como diabetes, enfermedad vascular periférica y el tabaquismo, que

puede complicar la herida y la curación de las fracturas. (Bugle K. E., 2012)

Una historia social se debe tener elaborada para identificar el nivel de

movilidad antes de la lesión del paciente, la situación en el hogar y las

actividades regulares, así como sus futuras aspiraciones funcionales. (Mandi M.

D., 2006)

2.5.2. Examen fisico.

El examen físico debe hacerse de forma sistemática, deformidades obvias

(por ejemplo, la dislocación grave o una fractura abierta) hace más fácil el

diagnóstico y la intervención temprana. El tobillo se debe inspeccionar

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circunferencialmente y a fondo, sin embargo. Esta inspección permite al

examinador ir más allá de los resultados iníciales y detectar lesiones más

sutiles que pueden haber ocurrido. (Mandi M. D., 2006)

El examen fisico inicial debe identificar lesiones abiertas y cualquier evidencia

de dislocación, ambas lesiones requieren intervencion urgente. (Bugle K. E.,

2012). Realizar una inspección minuciosa de la extremidad buscando heridas

lesiones asociadas de tipo vascular o neurológica localizar pulso pedio y tibial

posterior, llenado capilar, temperatura y sensibilidad distal. A fin de descartar

lesiones del trayecto artero-venoso y neurológico. (Hodges D., 2011)

Durante la exploración podemos realizar maniobras: La compresión bimaleolar

que refleja dolor en tobillo nos habla de fractura del mismo. Al igual que si se

presenta, dolor en el área del tobillo, cambios de coloración, con inhabilidad

para realizar apoyo del pie. (Sánchez, Enrique; Martínez, Juan; García, Fausto;

Flores, Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

El examen vascular del pie es vital. Comprobar si hay pulsos y el tiempo de

llenado capilar. Si los pulsos no son fácilmente palpables, debe realizarse un

examen Doppler. Porque tres arterias principales cruzan la articulación, que es

inusual para sostener una lesión arterial. La palidez puede sugerir cambios

isquémicos causados por pinzamiento arterial secundaria a luxación

significativa de tobillo o a los primeros hallazgos de síndrome compartimental.

(Hodges D., 2011)

Como es de suponer, todas las fracturas de tobillo tienen el potencial de causar

síndrome compartimental. En tales casos, el dolor puede ser la única queja. El

examen neurológico del pie y una evaluación funcional de las estructuras

que cruzar el tobillo debe ser realizado. Deterioro sensorial distal y de la función

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motor puede ser una manifestación temprana del síndrome compartimental.

Presiones compartimentales pueden medir si el médico está todavía en duda,

aunque rara vez encuentran tal medida necesaria. Por lo general un examen del

rango de movimiento se aplaza debido a la gravedad de la lesión. (Goost H.,

2014)

Debido a que la mayoría de las fracturas de tobillo son en inversión,

determinadas áreas deben ser examinadas: los ligamentos colaterales laterales,

el ligamento deltoideo, maléolo medial y lateral, sindesmosis, techo talar, el

calcáneo, y la base del V metatarsiano. Cualquier área donde se sospecha

lesión requiere radiografías para evaluar la patología ósea. (Mandi M. D., 2006)

Figura 4. Flexión (flexión plantar) y Extensión (flexión dorsal) del tobillo.

Fuente: (Taboadela, 2007)

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2.6. Estudios de imagen

Si se sospecha de una fractura o un esguince con inestabilidad ligamentosa, se

necesita una evaluación radiológica en prácticamente todos los casos. Las

reglas de Ottawa del tobillo representan un intento de mantener el rendimiento

de los estudios de imagen a un mínimo clínicamente necesario, en vista de los

recursos limitados; que no se corresponden con el estándar de diagnóstico en

Europa, sin embargo. La dosis de radiación (que es baja) y los costos de los

rayos X son mucho menos importantes que el riesgo de pasar por alto una

avulsión ósea del ligamento o una lesión osteocondral. Por ello,

recomendamos, en algunos aspectos imágenes estándar de rayos X de la

articulación del tobillo. (Goost H., 2014) (Garcia , Martin , & León , 2009)

Modalidades radiológicas están evolucionando rápidamente, y el cirujano debe

tener un conocimiento sólido de la técnica ideal para condiciones específicas.

La comprensión de las ventajas y limitaciones de los diferentes tipos de

imágenes facilitará una evaluación diagnóstica precisa rentable. (Carroll P.,

2011)

2.6.1. Radiografías

Si se sospecha de una fractura, de la articulación del tobillo o del pie, se

deberían obtenerse imágenes sin soporte de peso, en contraste con las vistas

que soportan el peso que generalmente se obtienen con el paciente de pie en

los casos electivos. (Goost H., 2014)

La evaluación radiológica estándar debe incluir las proyecciones

anteroposterior, lateral y anteroposterior en rotación interna de 15-20º o de la

mortaja (ver figura 5). Además cuando se sospeche una fractura de Tillaux-

Chaputt (del tubérculo tibial anterior) se debe asociar una proyección en

rotación externa de 45º. (Carrasco Martinez , y otros, 2000)

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Figura 5. Proyecciones radiográficas.

Fuente: (Carroll P., 2011)

La radiografía simple de tobillo en proyección anteroposterior (AP) y lateral; se

realiza con el paciente en decúbito dorsal o sentado, con la pierna afectada en

extensión. (Carroll P., 2011)

La información puede ser complementada con proyecciones especiales como

estudios en stress, radiografía en AP de tobillo, colocando un pequeño soporte

bajo la rodilla, al momento de la toma se realiza inversión o eversión del pie.

(Mandi M. D., 2006)

Al detectar apertura de la sindesmosis sin lesión local ósea, es necesario

solicitar proyección AP de la pierna completa para establecer si existe lesión de

Moaisonneuve. La toma de radiografías, deberá ser sin uso de férulas o

aditamentos que interfieran en la imagen radiológica. (Sánchez, Enrique;

Martínez, Juan; García, Fausto; Flores, Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

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Figura 6. Algoritmo para la evaluación de las radiografías anteroposterior y lateral del tobillo.

Fuente: (Goost H., 2014)

Nota: Inspección alrededor del peroné (amarillo). Inspección alrededor de la

tibia (rosa). Inspección alrededor del astrágalo y calcáneo (púrpura). Chequear

la distancia tibiotalar y medir la distancia fibulotalar. Verificación de la línea de la

articulación de Chopart (naranja)

2.6.1.1. Mediciones radiográficas.

La evaluación radiológica estándar debe incluir proyecciones anteroposterior,

lateral y de la mortaja, es esencial para una apropiada visualización de la

sindesmosis tibioperonea inferior. (Romero., 2002) (Dalat, Trouillet, Fessy,

Bourdin, & Besse, 2014)

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La evaluación de las mediciones radiológicas están sujetas a una variabilidad

entre los observadores, la misma que se obtienen en proyecciones simples de

tobillo para evaluar daño de la articulación y determinar el manejo a seguir,

estas son: el espacio claro interno que es ≤ 4mm, el espacio claro tibioperoneo

que es ≤ 5mm, la superposición peroneotibial que es ≥ 10mm, la inclinación del

astrágalo y el ángulo talocrural que es de 83°± 4° (ver figura 7). (Marsh J.,

2007)

Las radiografías deberan ser tomadas sin el uso de ferulas o aditamentos que

interfieran en la resolucion de la imagen. Ambas estructuras la ligamentaria y la

osea hacen importante contribucion a la estabilidad del tobillo despues de una

lesion. (Reilly, 2012)

Figura 7. Mediciones Radiográficas del tobillo

Fuente: (Marsh J., 2007)

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2.6.2. Tomografía computarizada.

Este tipo de análisis puede crear una imagen de sección transversal del tobillo y

este hecho a veces permite evaluar aún más la lesión del tobillo. Es

especialmente útil cuando la fractura se extiende dentro de la articulación del

tobillo. Lesiones de pinzamiento o sobre los tejidos blandos adyacentes, tales

como las de los tendones peroneos se pueden identificar. Fracturas triplanar,

Tillaux, pilón y trimaleolares están entre las fracturas de tobillo que pueden ser

evaluados mediante tomografía. (Carroll P., 2011)

La tomografía axial computarizada (TAC), ofrece información útil en fracturas

intra-articulares conminutas y en fracturas por compresión. Previa evaluación de

los mecanismos de lesión y de la radiografía simple. Está indicada realizar en

casos de fractura conminuta, de compresión o que lleve a un trazo intraarticular.

(Sánchez, Enrique; Martínez, Juan; García, Fausto; Flores, Miguel; Aguilar,

Hellen, 2010)

Puede ser útil en la visualización de daño articular, fractura con conminución, en

presencia de lesiones osteocondrales del astrágalo y la tibia, para valorar la

relación del peroné a la tibia y a la mortaja del astrágalo. Rara vez se

incorporan evaluaciones con tomografía de las fracturas de tobillo. Estos

estudios se reservan para los casos en que se visualizan fragmentos

maleolares posteriores grandes y cuando se necesite determinar la cantidad de

superficie articular involucrada para realizar una buena planificación quirúrgica.

(Mandi M. D., 2006)

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2.6.3. Resonancia magnética nuclear.

La resonancia magnética proporciona imágenes de alta resolución de ambas

estructuras hueso y tejidos blandos como los ligamentos. Las imágenes por

resonancia magnética (IRM) no están indicadas para la evaluación aguda de

sospecha de fractura, pero suele ser útil más adelante como una herramienta

adicional para la evaluación de las posibles lesiones cartilaginosas o

ligamentosas. (Goost H., 2014)

Generalmente la RM está reservada para la evaluación de los tejidos blandos

en especial tendón y ligamentos; así como también la evaluación del grado de

lesión de la superficie articular. (Mandi M. D., 2006)

2.7. Tratamiento.

El manejo de todas las fracturas de tobillo implica, reducción (donde haya

desplazamiento), y la inmovilización inicial con una férula o un yeso.

Una vez que la fractura se ha inmovilizado la decisión con respecto al

tratamiento definitivo depende de dos características principales: la congruencia

y la estabilidad tibio-astrágalina. (Bugle K. E., 2012)

Cuando una fractura de tobillo ha sido diagnosticada, la elección de un

tratamiento adecuado no sólo depende del tipo de fractura y lesiones

asociadas, sino también de otras condiciones médicas y del paciente. Cualquier

tipo de tratamiento sólo puede realizarse con la autorización del paciente

mediante el consentimiento informado. (Goost H., 2014)

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Hay consenso en que las fracturas Weber tipo A no desplazadas rara vez

requieren tratamiento quirúrgico, mientras que las Weber tipo C o fracturas

groseramente desplazados son inestables por naturaleza y requiere cirugía. La

zona gris del tratamiento radica principalmente con las fracturas de tobillo

Weber tipo B mínimamente desplazadas. (Van Schie E., 2011)

2.7.1. Conservador

El tratamiento conservador comprende la inmovilización por debajo de la rodilla

(suropodálica), con aparato externo (yeso, fibra de vidrio, aparatos ortésicos).

En principio, cualquier fractura estable con fragmentos no desplazados o sólo

desplazada ligeramente puede ser tratada de forma conservadora. El

procedimiento a seguir depende principalmente de la conformidad del paciente.

(Goost H., 2014) (Sánchez, Enrique; Martínez, Juan; García, Fausto; Flores,

Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

El tratamiento ortopédico, se realiza en fracturas con piel intacta, sin

alteraciones significativas de la continencia del pilón tibial, debiendo restablecer

de forma estable la congruencia articular y el centrado del astrágalo hasta la

consolidación. (Carrasco Martinez , y otros, 2000). Las complicaciones

potenciales del tratamiento conservador incluyen el desplazamiento de los

fragmentos y la diastasis del tobillo durante el curso posterior. Por ello

recomendamos obtener radiografías de seguimiento a los 4, 7, 11, y 30 días

después del trauma. (Goost H., 2014)

Los buenos resultados se pueden anticipar cuando el astrágalo se mantiene

anatómicamente dentro de la mortaja, hasta la curación de la fractura. Cuando

esto no puede lograrse con la reducción cerrada, debe llevarse a cabo la

reducción abierta, siempre y cuando no haya ninguna contraindicación médica.

(Bugle K. E., 2012)

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2.7.2. Quirúrgico

El tratamiento quirúrgico es necesario cuando la congruencia articular no puede

restablecerse ortopédicamente, ya que la inestabilidad, desalineación, y

desplazamientos residuales provocarán importantes alteraciones biomecánicas

y funcionales. El tratamiento debe elegirse teniendo en cuenta el tipo de fractura

y las condiciones generales y locales del paciente. (Carrasco Martinez , y

otros, 2000) (Giannini, y otros, 2013)

Por definición toda fractura de tobillo, es una fractura intraarticular. Por lo tanto

los objetivos de la cirugía siempre son, la reconstrucción anatómica de la

superficie lisa articular y la protección de las estructuras ligamentosas

lesionadas para permitir una terapia postoperatoria funcional temprana de la

articulación. (Goost H., 2014) (Marsh J., 2007)

La reducción abierta más fijación interna (RAFI) garantiza una mayor

estabilidad, excelente reconstrucción de la anatomía articular y permite la

movilización precoz y podría llevarse a cabo utilizando agujas de Kirschner,

placas y tornillos. (Giannini, y otros, 2013)

El tiempo del tratamiento quirúrgico definitivo depende principalmente de la

condición de los tejidos blandos. La cirugía inmediata, definitivamente sólo es

posible si los tejidos blandos no son críticamente vulnerables. Este es

generalmente solo en casos, que estén dentro de la ventana temporal de un

par de horas después del evento traumático. En todos los demás casos, la

cirugía debe posponerse hasta que el edema de alrededor de la articulación

haya desaparecido y se vuelva a presentar piel rugosa. Si se realiza la cirugía,

mientras los tejidos blandos siguen edematizados, puede ser técnicamente

imposible cerrar la herida sin excesiva tensión. Esto, a su vez, eleva el riesgo

de necrosis de los bordes de la herida y la infección de la misma. (Goost H.,

2014)

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Debido a la flora bacteriana normal que reside en el pie, la extremidad a operar,

se debe lavar durante 8 a 10 minutos desde los dedos hasta la rodilla con

jabón o solución antiséptica. El uso del manguito neumático permite la disección

en un campo exangüe, disminuyendo la posibilidad de lesionar nervios, vasos y

tendones. La presión debe situarse 100 a 125 mmHg por encima de la tensión

sistólica. En determinados pacientes, debido a la edad o enfermedades

concomitantes, el mango neumático puedes estar contraindicado. (Sánchez,

Enrique; Martínez, Juan; García, Fausto; Flores, Miguel; Aguilar, Hellen, 2010)

Se plantea que desplazamientos de 2 a 3 mm de un maléolo es una orden para

realizar reducción abierta. Un desplazamiento lateral del astrágalo de 2 mm o

más es también una indicación general para el tratamiento quirúrgico de las

fracturas de tobillo. Si es necesario retrasar, la cirugía debe llevarse a cabo

dentro de las 3 semanas siguientes, ya que el retraso en el tratamiento más allá

de 2 semanas disminuye la probabilidad de una verdadera reducción

anatómica. (Mandi M. D., 2006)

2.7.2.1. Fracturas Danis- Weber tipo B

El alineamiento anatómico correcto y la restauración de la longitud durante la

reparación de las fractura son claves para prevenir complicaciones posteriores

del tratamiento. Sin embargo, la calidad de la reducción quirúrgica está bajo el

control directo del cirujano ortopédico. Enseñanza fundamental ha suministrado

la idea de que la congruencia articular es de suma importancia para la

restauración de la movilidad y la óptima función. Sin embargo, este principio no

ha sido examinado cuidadosamente en las fracturas de tobillo. (Berkes, y otros,

2013)

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Una fractura de Weber tipo B puede ser una fractura del peroné aislado o una

fractura del maléolo lateral combinada con una fractura del maléolo medial

(fractura llamada bimaleolar) o un triángulo de Volkmann. El peroné debe estar

anatómicamente reducido (poniendo especial atención a la longitud apropiada).

(Hanlon, 2010)

La reducción se fija más y se estabiliza con una placa tercio de tubo (placa de

neutralización), que se moldea en el hueso y luego se fija por encima y por

debajo de la fractura con tornillos. En términos biomecánicos, esta placa sirve

como un amortiguador o puntal; ya que es una placa delgada que puede ser

fácilmente doblada con presión manual suficiente. (Goost H., 2014)

Cuando la fractura del maléolo medial es irreducible después de la fijación del

peroné, o en fracturas aisladas, es importante visualizar las estructuras de tejido

blando mediales para evitar su interposición. El tendón tibial posterior es el que

más comúnmente esta involucrados. Una fijación simple o doble tornillo puede

ser utilizado para asegurar la parte fracturada del maléolo. Los tornillos

canulados han hecho fácil el manejo y reparación con el uso de fluoroscopia.

Otros tipos de fijación incluyen el uso de agujas de Kirschner y bandas de

tensión. (Mandi M. D., 2006)

Tabla 2. Clasificación de Müller para el maléolo medial.

TIPO

AFECCIÓN DEL MALÉOLO MEDIAL

A Avulsión de la punta del maléolo

B Avulsión a nivel de la articulación del tobillo

C Fractura oblicua del maléolo

D fractura vertical del maléolo

FUENTE: (Mandi M. D., 2006)

REALIZADO POR: El autor.

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Aproximadamente del 7% al 44% de las fracturas intra-articulares del tobillo van

acompañados de fracturas del maléolo posterior, que rara vez se presenta

solas. Las fracturas intra-articulares del tobillo que involucran al maléolo

posterior, según los últimos reportes pueden fácilmente causar artrosis

postraumática y el pronóstico de la fractura es malo. Las indicaciones para la

fijación de los fragmentos del maléolo posterior son controversiales. La mayoría

de los estudiosos consideran que el fragmento de maléolo posterior debe fijarse

cuando presenta un porcentaje ≥25% de la superficie articular en el extremo

distal de la tibia. Cuando el fragmento del maléolo posterior es ≥25%, la

gravedad de la artrosis es alta, independientemente del efecto de la fijación

quirúrgica. (Xu, y otros, 2012)

Lauge- Hansen y colaboradores creen que el fragmento de maléolo posterior

debe fijarse quirúrgicamente cuando el fragmento es ≥10% de la superficie

articular en el extremo distal de la tibia después de la fijación interna del

maléolo medial y lateral. Sin embargo, son pocos los casos reportados y de la

fiabilidad de sus resultados. (Xu, y otros, 2012)

Haraguchi y colaboradores exploraron la anatomía patológica de la fractura del

maléolo posterior. Se observaron tres tipos de patrones de fractura basado en

el análisis de la tomografía. Fracturas oblicuas posterolaterales (tipo I) que

asumen un fragmento cuneiforme que implica el maléolo posterolateral.

Fracturas transversas de extensión medial (tipo II) que abarcan una línea de

fractura que se extiende desde la muesca del peroné al maléolo medial.

Fracturas en pequeña cáscara (tipo III) son pequeños fragmentos de avulsión

en forma de concha en el labio posterior del maléolo. Aunque la clasificación

identifica patrones morfológicos de la lesión, las directrices para la toma de

decisiones quirúrgicas fueron más allá del alcance del estudio de Haraguchi, y

la reproducibilidad no ha sido validada clínicamente. (Irwin, Lien, & Kadakia,

2013)

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2.7.2.2. Lesión de la sindesmosis.

Las lesiones de la sindesmosis puede ser un evento aislado o asociado con

fractura de tobillo. (Penera K., 2014). En cualquier tipo de fractura B o C, el

tobillo debe ser colocado intraoperatoriamente en 20 ° de la rotación interna y

se debe tirar lateralmente con una pinza gancho del maléolo lateral para probar

la estabilidad de la sindesmosis. (Berkes, y otros, 2013)

La lateralización del astrágalo, está dada por un ensanchamiento de la

hendidura tibioperoneo o del espacio articular medial astragalotibial, esto

corresponde biomecánicamente a una ruptura de la sindesmosis que conduce a

inestabilidad. En tales casos, el peroné tiene que ser colocado en su muesca,

orientados con un intensificador para comprobar la exactitud de la reducción.

Por lo general, se logra con una pinza de reducción puntiaguda y al menos con

un tornillo posicional tricortical. (Goost H., 2014)

El tornillo de posicionamiento no es un tornillo de tracción. El tornillo se coloca

generalmente a 2 cm por encima de la articular tibial en una orientación de 30 °,

de peroneolateral a tibialventromedial. Fragmentos de huesos avulsionados,

como el fragmento de Wagstaffe o el tubérculo de Chaput, se deben volver a

colocar en su lugar de ser necesario con tornillos. (Mandi M. D., 2006)

El tratamiento con tornillos de posicionamiento conlleva la desventaja de que el

peso, que está sobre el miembro afectado debe ser restringido por seis

semanas (carga parcial hasta un máximo de 10-20 kg). Al final de este período,

se supone que la sindesmosis debe haber sanado y el tornillo de

posicionamiento se puede quitar. Sistemas de estabilización dinámica

modernos han mostrado resultados prometedores en los ensayos realizado

hasta la fecha, pero sin una evaluación definitiva que indique su aplicación.

(Goost H., 2014) (Nimick, Collman, & Lagaay, 2013) (Mandi M. D., 2006)

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Tabla 3. Recomendaciones y tips en el procedimiento de osteosíntesis

N° TIPS

1 Abordar el compartimiento medial y asegurarse de extraer todos los fragmentos

osteocondrales libres y restos de ligamento.

2

Abordar el maléolo lateral, limpiar e identificar los trazos de fractura y efectuar la

reducción con la placa de longitud adecuada y realizar compresión

interfragmentaria si es necesario.

3

En caso de fracturas conminutas se recomienda fijar la placa primero al fragmento

distal con 1 ó 2 tornillos, considerando la alineación con la diáfisis y traccionar o

desplazar distalmente la placa ya anclada al fragmento distal hasta lograr la

longitud adecuada y finalmente fijar los orificios proximales a la diáfisis.

4

Cuando se detecte una fractura del maléolo posterior que abarque más del 25%

de la superficie articular y comprometa la estabilidad se debe tener cuidado de no

despegar la inserción del ligamento sindesmal posterior en el peroné para que al

reducirse la fractura de éste, se pueda alinear y fijar a través de la superficie

anterior con 2 tornillos percutáneos de esponjosa.

5

Es importante determinar si existe inestabilidad de la sindesmosis mediante la

maniobra de Cotton modificada, se debe revisar el espacio articular, retirar el

tejido interpuesto y si es posible, suturar la desinserción de ligamento sindesmal

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42

FUENTE: ( Makkozzay Pichardo, 2006)

REALIZADO POR: El autor

para terminar estabilizándola en forma temporal con un tornillo posicional

(Cortical 3.5) que se coloca a 2 ó 3 cm de la superficie articular de la tibia, sin

realizar compresión, colocando el pie a 90° con respecto a la pierna y dirigiéndose

30° de posterior a anterior a través de un orificio de la placa o por fuera de ella.

6

Este tornillo posicional se debe retirar en seis semanas, aunque en casos con

lesiones no recientes se puede dejar hasta 12 semanas, permitiendo el apoyo con

el tornillo.

7

A continuación se debe estabilizar el maléolo medial con dos tornillos de

esponjosa 4.0 o con un obenque de acuerdo al tamaño o conminución del

fragmento, se puede verificar la adecuada reducción de éste observando la “axila”

del compartimiento medial, sobre todo para verificar que no exista rotación, se

debe reparar el ligamento deltoideo según el caso con un punto en “U” para evitar

que los bordes queden dentro del espacio articular.

8

Por último, es necesario tomar placas radiográficas de control transoperatorio que

permitan valorar la reducción y fijación de la fractura. Es suficiente con dos

proyecciones: anteroposterior con rotación medial de 15° y lateral.

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43

2.8. Descripción de los implantes.

De las múltiples intervenciones sobre el hueso un común denominador son los

elementos de osteosíntesis (OTS), aparatos mecánicos construidos

principalmente de acero inoxidable, titanio o elementos biodegradables. (Garcia

& Ortega , 2005)

La osteosíntesis clásica con placas es un método de fijación interna rígida de

las fracturas. Se ponen en contacto directo los extremos óseos, sin espacios

interfragmentarios, lo que permite la formación directa de hueso o consolidación

por primera intención. Los osteoclastos reabsorben el hueso muerto

produciendo cavidades de resorción a cada lado del plano de fractura.

Posteriormente los vasos sanguíneos acompañados de las células

mesenquimales y precursoras de osteoblastos reconstruyen los sistemas

haversianos y se realiza el remodelado óseo. (Chandler, 2007)

La osteosíntesis con placas ha sufrido una gran evolución en los últimos

sesenta años debido a la investigación en los materiales, en el diseño de los

implantes y sobre todo en la biología del callo de fractura.

La fijación interna requiere la exposición quirúrgica del foco de fractura,

reducción abierta de los fragmentos y colocación de un elemento mecánico

para mantener la reducción hasta la cicatrización completa.

2.8.1. Placas tercio de caña

Son placas de solo 1 mm de grosor, por lo que son delicadas y se deforman

con facilidad y su sección es de un tercio o un cuarto de circunferencia. Sólo

pueden ofrecer una estabilidad limitada. Son útiles en áreas con poca cobertura

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44

de partes blandas, como el maléolo externo del tobillo, el olécranon o la parte

distal del cúbito. Los agujeros tienen forma oval por lo que es posible realizar

compresión. Una forma bastante frecuente de utilizar estas placas es como

placa de sostén en combinación con tornillos de compresión. (Garcia & Ortega ,

2005) (Chandler, 2007)

Figura 8. Placas tercio de caña

Fuente: (Wittner & Holz, 2003)

2.8.2. Placas con tornillos bloqueados

Consiste en la fijación del tornillo a la placa con un ángulo fijo mediante una

rosca en la cabeza del tornillo. Esto ayuda a proporcionar una mayor rigidez al

sistema, disminuye las posibilidades de desmontaje de la osteosíntesis o

pérdida de reducción y aumenta la resistencia a las cargas axiales con lo que

se consigue una mejor fijación en huesos de baja calidad (osteoporóticos,

patológicos) y en fracturas conminutas sin contacto entre los fragmentos

principales. Sin embargo los tornillos de cabeza bloqueada no permiten dar

compresión al foco de fractura y sólo pueden colocarse en la dirección

predeterminada por la rosca de la placa. (Chandler, 2007)

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45

Figura 9. Placa con tornillos bloqueados

Fuente: (Chandler, 2007)

2.8.3. Placas anatómicas para técnica MIPPO

La técnica MIPPO (osteosíntesis percutánea, mínimamente invasiva, con placa

y tornillos) consiste en realizar una reducción indirecta y cerrada de la fractura

normalmente controlada mediante radiología intraoperatoria. Posteriormente se

desliza la placa en el plano submuscular o subcutáneo minimizando el daño de

las partes blandas y se colocan los tornillos mediante pequeñas incisiones en la

piel. Algunas placas poseen una guía que es un sistema externo que ayuda a la

colocación de los tornillos. La placa puentea la zona de fractura y se realiza la

osteosíntesis a modo de fijador interno con implantes de estabilidad angular

bloqueados y moldeados previamente. (Yañez Arauz, 2009)

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46

Figura 10. Placas anatómicas

Fuente: (Wittner & Holz, 2003)

2.8.4. Tornillos.

El tornillo es un dispositivo de forma helicoidal que convierte fuerzas rotatorias

en movimiento lineal; la forma en hélice de la rosca hace que cuando éste gire

dentro de un material, el tornillo se mueva a lo largo de su eje longitudinal.

Son uno de los elementos más utilizados en OTS. Los de cortical tienen rosca o

hilo en toda su longitud; su principal indicación es la fijación de placas al hueso

y se utilizan en la diáfisis yendo de cortical a cortical. Los de esponjosa están

diseñados para atravesar segmentos largos de hueso esponjoso, por lo que

tienen hilo o rosca más espaciado y grueso sólo en su parte distal. (Chandler,

2007)

Figura 11. Tipos de tornillos

Fuente: (Perren, Frigg, Hehli, & Tepic, 2003)

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47

2.9. Técnica quirúrgica

2.9.1. Planificación preoperatoria

Para cualquier fractura, la disciplina de la planificación preoperatoria implica

consideración como el momento de la cirugía, la elección de la vía de abordaje

y la selección de los implantes. La planificación gráfica con el trazado de los

fragmentos de fractura, su reducción, y el uso de plantillas del implante es

extremadamente útil cuando se trata de fracturas maleolares. (Walling A., 2011)

2.9.2. Posición del paciente

En la mayoría de los casos el paciente se coloca en decúbito supino con un

bulto debajo de la nalga del lado afectado. Esto evita la rotación externa normal

de la pierna en un paciente anestesiado y permite que el pie se encuentre en

una posición neutral. Esta posición permite un fácil acceso tanto al lado medial

y lateral del tobillo. Si el cirujano está considerando un abordaje posteromedial

a la tibia distal, a veces es útil poner el bulto (reforzar) por debajo de la cadera

opuesta, para colocar el tobillo lesionado en una posición de figura de cuatro en

la pierna opuesta (con adecuado acolchado). El bulto puede entonces ser

retirado después de la reducción y colocado bajo la cadera afectada, si es

necesario acceder a la parte lateral. (Hoppenfeld S. Deboer P., 2010)

En ocasiones, la posición de decúbito prono es útil para tratar el maléolo

posterior a través de la vía posterior, especialmente si hay un gran fragmento o

conminución que requiere de yuxtaposición. Esto hace que el acceso para el

maléolo medial ligeramente sea más difícil, pero razonable. (Walling A., 2011)

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48

Figura 12. Posición del paciente

Fuente: (Hoppenfeld S. Deboer P., 2010)

2.9.3. Vías de abordaje.

La incisión de la piel lateral se coloca de manera que con un mínimo de

disección de los tejidos blandos se pueda obtener la reducción y fijación. Si se

requiere una placa lateral para el peroné, a continuación, la incisión puede ser

colocada ligeramente anterior para evitar el cierre de la piel directamente sobre

la placa. Se debe tener cuidado de no dañar el nervio peroneo superficial, ya

que corre por delante del peroné. Una incisión situada más posteriormente debe

utilizarse si se va a colocar una placa posterior en el peroné o si se requiere el

acceso a la esquina postero-lateral de la tibia. Esta incisión debe evitar lesiones

en el nervio sural. (Marsh J., 2007) (Walling A., 2011)

La incisión medial se ejecuta tanto anterior (esto permite una artrotomía anterior

en el tobillo) o posterior al maléolo. La vena safena y el nervio deben ser

protegidos.

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49

Un abordaje posterior se puede utilizar entre el tendón de Aquiles y los

tendones peroneos. La lesión del nervio sural debe ser evitada. La disección se

realiza a través de la almohadilla grasa posterior de la cara posterior de la tibia.

Los flexor longus se encuentran medialmente y protege la arteria tibial posterior

y el nervio. La fractura se identifica y se reduce. La pierna se gira internamente

y mediante el uso de una incisión medial posterior, el maléolo medial es

expuesto y tratado. (Walling A., 2011)

Figura 13. Vías de abordaje

Fuente: (Walling A., 2011)

2.10. Cuidado posoperatorio

El resultado óptimo de las fracturas de tobillo es un compromiso entre la

obtención y el mantenimiento de una reducción por una parte, y la restauración

del movimiento en carga, por el otro, con lo que el paciente puede regresar a su

nivel de actividad de antes de la lesión. Las pautas generales se pueden dar

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50

para cada tipo de fractura de tobillo, pero estas pautas deben ser modificadas

sobre la base de factores tales como la calidad del hueso y la estabilidad de la

fijación, la fiabilidad del paciente, las condiciones de comórbidades, y la

necesidad de proteger los tejidos blandos.

Los estudios sobre la evaluación de la movilización precoz de las fracturas de

tobillo después de RAFI han demostrado que no hubo pérdida de fijación con el

movimiento temprano y que el movimiento temprano o ningún movimiento

dieron lugar a los mismos resultados funcionales. Otros estudios han

demostrado que no había diferencia entre la carga de peso temprana y sin

carga de peso teniendo un yeso de protección, siempre y cuando la estabilidad

se obtuviera mediante la cirugía. (Walling A., 2011) (Marsh J., 2007)

Medicamentos como los antiinflamatorios pueden retrasar probablemente la

curación del hueso y se debe evitar hasta que la curación del hueso sea

completa.

Las suturas se retiran a las 2 o 3 semanas. A las 6 semanas, se toman

radiografías para confirmar la evidencia de la curación. Después se inicia la

terapia física más agresiva. Las lesiones de la sindésmosis deben permanecer

estrictamente sin carga de peso durante 8 semanas. A las 10 semanas, las

radiografías deben demostrar una completa curación, y los pacientes deben

empezar la recuperación funcional. Se recomienda equilibrio y adiestramiento

de la propiocepción. Los tornillos de la sindésmosis deben retirarse cuando se

rompan, que generalmente ocurre entre los 6 y 9 meses después de la cirugía.

Sin embargo hay una tendencia entre muchos cirujanos de no remover

rutinariamente los tornillos sindesmóticos en absoluto, ya que muchos pacientes

no presentan molestias por los tornillos. (Benirschke & Kramer, 2007)

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51

2.11. Retiro del implante

Las placas colocadas en la región lateral del peroné y su retirada son muy

frecuente y depende del paciente, de la fractura y del médico. Los tornillos del

maléolo interno con frecuencia se vuelven prominentes tras la desaparición de

la inflamación. Los pacientes se quejan con frecuencia de dolor sobre el

implante y la cicatriz, rigidez y dolor en relación con la actividad. En un 75% hay

disminución de las molestias tras la retirada pero dado que se trata de una

segunda intervención quirúrgica sólo se realiza en pacientes que así lo quieran

o aquellos con síntomas locales claros. Los implantes metálicos que no sean

tornillos sindesmóticos debe esperar aproximadamente hasta 1 año después de

la cirugía para ser retirados. (Benirschke & Kramer, 2007) (Mora Pérez P.,

2007)

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52

CAPITULO III

MARCO METODOLÓGICO

3.1. Diseño de la investigación

3.1.1. Tipo de investigación

Se realizó un, Diseño epidemiológico analítico transversal de periodo.

3.2. Población

3.2.1. Universo

La población del presente estudio serán todos los pacientes de 20 a 50 años de

edad con fracturas de tobillo tipo B, con indicación quirúrgica de reducción

abierta + fijación interna con placa y tornillos en el período comprendido de julio

del 2012 a julio del 2014, atendidos en el servicio de Ortopedia y Traumatología

del Hospital Enrique Garcés de la ciudad de Quito, para seleccionar la muestra

para la investigación se ha escogido la fórmula de muestreo aleatorio simple

variable cualitativa universo finito o conocido, que aplicándola da como

resultado lo siguiente: (ver tabla 4)

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53

Tabla 4. Tamaño muestral para una proporción en una población finita o

conocida.

Fuente: (Hernández, 2011)

REALIZADO POR: El autor

Tamaño de la población N 120

Error Alfa α 0,05

Nivel de Confianza 1-α 0,95

Z de (1-α) Z (1-α) 1,96

Prevalencia de la Enfermedad p 0,89

Complemento de p q 0,11

Precisión d 0,05

Tamaño de la muestra n 67,00

Nota: Se incrementara el 10% por falla de

información. 73,7

qpZNd

qpZNn

**)1(*

***2

1

2

2

1

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54

3.3. Criterios de inclusión

1. Pacientes con fractura de tobillo tipo B.

2. Pacientes intervenidos quirúrgicamente con reducción abierta + fijación

interna con placa y tornillos.

3. Edad 20 a 50 años.

3.4. Criterios de exclusión

1. Pacientes con fracturas de tobillo tipo A y C.

2. Pacientes con tratamiento no quirúrgico.

3. Pacientes con historias clínicas incompletas.

4. Pacientes que no cumplen los criterios de inclusión.

3.5. Recolección de datos

La recolección de los datos se realizó en un cuestionario elaborado por el autor

que incluyo las escalas AOFAS y EVA respectivamente, los mismos que luego

fueron procesados electrónicamente para su análisis, con la ayuda de un

programa estadístico (SPSS versión 19).

Los valores de las variables cuantitativas se reportaron como promedios (+/-

Desviación Estándar) o mediana con sus respectivos rangos intercuartílicos

(RIC); las variables cualitativas como porcentajes. Dado el componente

“Analítico” de la presente investigación las comparaciones se realizaron previa

prueba de Kolmogorov-Smirnov y gráficos normal quantile-quantile (normal QQ

plot) para verificar cumplimiento de los requisitos de normalidad en las variables

cuantitativas.

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55

Al existir al menos tres grupos de medias las comparaciones se realizaron

usando ANOVA de una vía o la prueba de Kruskall-Wallis en caso de violación

de los criterios de normalidad. Las variables discretas se compararon usando

pruebas de independencia para varias categorías (Chi-cuadrado). Para todas

las comparaciones a realizarse se consideraron significativos valores inferiores

al 5% (p<0.05).

3.6. Consideraciones bioéticas

Es de vital importancia tener en cuenta la posibilidad de una mala funcionalidad

del tobillo tratado quirúrgicamente, por no tener un control y rehabilitación

postquirúrgica adecuada, o a la vez por una mala técnica quirúrgica que no

permita lograr una buena reducción anatómica de las fracturas, de ahí que se

debe tomar las medidas necesarias y disminuir así la tasa de este proceso

patológico.

Además como se trata de un estudio observacional, se informara a los

pacientes mediante el consentimiento informado, se solicitara la autorización al

Jefe del Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Enrique Garcés; así

como al comité de Bioética institucional.

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56

3.7. Matriz de variables

VARIABLE ANTECEDENTE

Fractura de tobillo

tipo B.

VARIABLES INDEPENDIENTES

VARIABLE

MODERADORA

VARIABLE DEPENDIENTE

Evaluación funcional del tobillo

tratado quirúrgicamente mediante la

escala de la sociedad Americana de

pie y tobillo (AOFAS).

Evaluación del dolor mediante la

escala visual análoga (EVA)

Edad

Sexo

IMC

Complicaciones

Causa de fractura

Tobillo afectado.

Tratamiento quirúrgico

con placa y tornillos

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3.8. Operacionalización de variables

TABLA 5. Operacionalización de variables

Variable Concepto Dimensión Indicador Escala

VARIABLE

ANTECEDENTE

Fractura de tobillo

Condición donde

uno o más de los

huesos del tobillo

presentan una

solución de la

continuidad.

Fractura de tobillo

tipo B

Clasificación Weber

AO:

B: Transindesmal.

B1: Maléolo lateral

transindesmótico,

aislada.

B2: Maléolo lateral

transindesmótico, con

lesión medial asociada.

B3: Maléolo lateral

transindesmótico, con

lesión medial y fractura

del anillo posterolateral

de la tibia (Volkmann)

Cualitativa

Si/ NO

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58

VARIABLE

INDEPENDIENTE

Tratamiento quirúrgico

con placa y tornillos.

Material

quirúrgico que

permite

estabilizar la

fractura.

Reparación de la

fractura con material

de osteosíntesis

(placa y tornillos).

Colocación de material

de osteosíntesis Si/ NO

VARIABLE

DEPENDIENTE

Evaluación funcional del

tobillo tratado

quirúrgicamente

mediante la escala de la

sociedad Americana de

pie y tobillo (AOFAS).

Capacidad para

desarrollar las

actividades

normales de la

vida diaria.

Funcionalidad

Escala AOFAS.

Dolor 40 puntos

Función 50 puntos

Alineación 10

puntos.

90 a 100: excelente

80-89: bueno

70-79: medio

< 70: pobre

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59

Dolor Sensación

molesta y aflictiva Dolor Escala visual análoga

0: ausencia del

dolor

1-2: dolor leve

3-7: dolor

moderado

8-10: dolor severo

VARIABLE

MODERADORA

Sexo

Conjunto de

características

físicas,

biológicas,

anatómicas y

fisiológicas de los

seres humanos

Aspecto fenotípico Sexo

HOMBRE

MUJER

Cualitativa

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60

Edad

Tiempo de

existencia de

alguna persona,

desde su

nacimiento, hasta

la actualidad

Años cumplidos Años cumplidos

Estado natural

20-30 años

31-40 años

41-50 años

Índice de masa corporal.

Es un indicador

que estima para

cada persona, a

partir de su

estatura y de su

peso, su

sobrepeso u

obesidad.

Rango de peso más

saludable.

-IMC < 18,5: Infrapeso

-IMC 18.5 y 24,9: Normal

-IMC 25,0 y 29,9:

Sobrepeso.

-IMC 30,0 y 39,9:

Obesidad.

-IMC > 40: Obesidad

extrema.

Cualitativa

Si/No

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61

Extremidad afectada

Parte

anatómica del

cuerpo humano

que presenta la

fractura

Tobillo

Derecho

Izquierdo

Bilateral

Cualitativa

Si/No

Complicaciones

Fenómenos que

agrava y alarga el

curso de una

enfermedad que

no es propio de

ella.

Elementos de

ostesísntesis.

Infección sitio quirúrgico

Remoción del implante

Irritación de tejidos

blandos

Cualitativa

Si/No

Causa de fractura del

tobillo

Evento que

genera lesión de

continuidad ósea.

Tipo de fractura

Accidente de transito

Actividad deportiva

Caída de altura

Trauma directo

Cualitativa

Si/No

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62

3.9. Escala de valoración funcional (AOFAS)

(Ver anexo A, pag 88)

3.10. Validez y confiabilidad

3.10.1. Descripción escala AOFAS

En la actualidad existe una gran preocupación hacia el conocimiento de si un

determinado tratamiento o técnica quirúrgica, proporciona resultados positivos o

negativos, sino también hacia el control de la repercusión de los tratamientos en

la calidad de vida de los pacientes, con respecto a cómo se sienten acerca de

sus condiciones y la forma en que realiza sus actividades de la vida diaria.

(Masiero , y otros, 2008)

La Sociedad Americana de Ortopedia de Pie y Tobillo creó en 1994 sistemas de

puntuación para la evaluación pormenorizada de ambos, dividiéndolos en

partes para su mejor estudio. Dichas partes son: tobillo y parte trasera del pie,

parte media del pie, primer dedo del pie y dedos menores. La puntuación se

calcula basándose en los datos derivados de una entrevista y un examen físico.

(Romero, Magro de la Plaza, Muñoz, Castellote, & Amate , 2002)

Esta escala de 100 puntos contiene ítems relacionados con el dolor, nivel de

actividad, deformidad y movimiento. Los componentes de esta puntuación,

incluyendo dolor y función, fueron cuantificados por los pacientes en el

momento del seguimiento más reciente. El dolor es caracterizado como severo,

moderado, leve y ausente, la actividad funcional de acuerdo a si el paciente

tiene graves limitaciones en las actividades diarias, en actividades recreativas o

ninguna limitación. (Romero, Magro de la Plaza, Muñoz, Castellote, & Amate ,

2002)

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63

Esta escala incluye la respuesta subjetiva del paciente (60 puntos) y el análisis

objetivo del examinador (40 puntos) para medir el resultado del paciente (100

puntos). El resultado es considerado excelente (90-100 puntos), bueno (80-89

puntos), medio (70-79) y pobre (menos de 70 puntos). (Romero, Magro de la

Plaza, Muñoz, Castellote, & Amate , 2002)

Los pacientes también evalúan subjetivamente el resultado del procedimiento

en cada pie. Una clasificación excelente indica que el paciente no tiene

problemas y está altamente satisfecho con el resultado, no sufre dolor alguno o

sufre dolor de intensidad leve y puede caminar sin dificultad. Una clasificación

buena significa que el paciente tiene algunos problemas, está satisfecho con el

resultado, tiene dolor de intensidad leve, puede caminar sin ninguna o leve

dificultad y llevaría a cabo el mismo procedimiento de nuevo. Una clasificación

media significa que el paciente sufre dolor moderado en el tobillo y pie, tiene

alguna dificultad para caminar y muestra sus reservas acerca del éxito de la

operación. Por último, una pobre clasificación indica que el paciente continúa

padeciendo dolor en el tobillo y pie, ha notado una ligera mejoría al caminar y

lamenta haberse sometido al procedimiento. (Romero, Magro de la Plaza,

Muñoz, Castellote, & Amate , 2002)

Es la única escala en relación al tobillo que en la literatura se halla evidencia de

su validez. (Goost H., 2014)

3.10.2. Escala visual análoga

La “Escala Visual Analógica” (EVA), ideada por Scott Huskinson en 1976, es la

que probablemente ha sido objeto de más estudios y ha sido ampliamente

validada en el seguimiento del dolor. Permite medir la intensidad del dolor que

describe el paciente con la máxima reproducibilidad entre los observadores.

(Diéz, y otros, 2011)

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Consiste en una línea horizontal de 10 centímetros, en cuyos extremos se

encuentran las expresiones extremas de un síntoma. En el izquierdo se ubica la

ausencia o menor intensidad y en el derecho la mayor intensidad. Se pide al

paciente que marque en la línea el punto que indique la intensidad y se mide

con una regla milimetrada. La intensidad se expresa en centímetros o

milímetros. (Castellet, Vidal, & Conesa, 2010)

La principal ventaja estriba en el hecho de que no contienen números o

palabras descriptivas. Al paciente no se le pide que describa su dolor con

palabras específicas, sino que es libre de indicarnos sobre una línea continua la

intensidad de su sensación dolorosa en relación con los dos extremos de la

misma. (Diéz, y otros, 2011)

La mayor limitación de la EVA es que precisa unos niveles adecuado de

agudeza visual, función motora y habilidad cognitiva para trasladar la sensación

de dolor en una distancia medida en una regla, elementos normalmente

disminuidos en el paciente sedado o anciano y factores concurrentes en una

gran mayoría de nuestros pacientes postoperados. (Castellet, Vidal, & Conesa,

2010)

Hay una diferencia del 15% entre la valoración subjetiva del paciente y la

opinión del personal observador sanitario. El coeficiente kappa fue de 0.6

considerado como bueno. Un 95% de intervalo de confianza para el coeficiente

kappa fue calculado. (Diéz, y otros, 2011)

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65

CAPITULO IV

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS

4.1. RESULTADOS

Se registró 74 pacientes con fracturas de tobillo “tipo B” e “indicación quirúrgica

de reducción abierta + fijación interna con placa y tornillos” en el período

comprendido de julio del 2012 a julio del 2014 todos ellos atendidos en el

Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Enrique Garcés de la ciudad

de Quito; de los cuales 45 pacientes correspondieron al sexo masculino (60.8%)

Los datos del estudio fueron obtenidos de la encuesta a los pacientes

intervenidos quirúrgicamente con diagnóstico de fractura de tobillo tipo B, a los

seis meses del postquirúrgico, por la consulta externa mediante la Escala de la

Sociedad Americana de Ortopedia de Pie y Tobillo (AOFAS) y la Escala Visual

Análoga (EVA).

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4.1.1. Datos demográficos

De acuerdo con sus criterios de inclusión la edad mínima registrada fue de 20

años y la máxima de 50 años, ubicándose la mediana de edad en 33 años (RIQ:

23 - 44.8 años), la edad no siguió una distribución normal, ver gráfico 1

Otras variables antropométricas fueron registradas, así el peso promedio de la

muestra fue de 66.6 Kg (± 13.3 Kg), la talla de 161.6 cm (± 9.9 cm) y el índice

de masa corporal (IMC) alcanzó el nivel de “sobrepeso” (IMC >=25) n=38 con

un promedio de 25.4 Kg/m2 (± 4.2 Kg/m2).

Gráfico 1. Distribución de las principales variables antropométricas de la

muestra estudiada en pacientes con fracturas de tobillo tipo “B”.

Nota: A la Izquierda el histograma de edad; a la derecha el histograma del

índice de masa corporal total (IMC).

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor

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4.1.2. Tipo de fractura y lateralidad

Las fracturas se presentaron en un número similar, en el lado derecho con 38

pacientes y en el izquierdo con 35 pacientes (51.4% y 47.3% respectivamente),

solo un caso se presentó de manera bilateral. En cuanto al tipo de fracturas 45

de ellas (60.8%) correspondieron al tipo "B2"; 22 (29.7%) al tipo "B1"; y 7 (9.5%)

al tipo "B3". Ver gráfico 2.

Gráfico 2. Tipo de fractura y lateralidad de la lesión en las fracturas de tobillo tipo

“B” registradas en el presente trabajo.

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor

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4.1.3. Principal causa de fractura de tobillo tipo “B”

De todos los pacientes ingresados con fracturas de tobillo tipo B, la "caída de

altura" representó la causa más frecuente (n=38; 51.4%), seguido de las

"actividades deportivas" (n=20; 27.0%), los "accidentes de tránsito" (n=14;

18.9%) y finalmente el trauma directo con apenas dos pacientes (2.7%), ver

gráfico 3

Gráfico 3. Causas principales de fractura de tobillo tipo B

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor

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4.1.4. Evaluación funcional de los resultados de las fracturas de tobillo

tipo “B”

La evaluación a los 6 meses de acuerdo a la escala de la Sociedad americana

de ortopedia del pie y tobillo (AOFAS por su siglas en inglés) fue en promedio

de "Excelente" o "Bueno" con 42 pacientes (56.8%) y 26 pacientes (35.1%)

respectivamente, apenas seis pacientes presentaron una valoración distinta,

cuatro (5.4%) la reportaron como "Media" y apenas en dos pacientes su

recuperación fue "pobre" (2.7%), ver gráfico 4. De todos los pacientes

registrados, aproximadamente 63 (85.1%) recibieron fisioterapia.

Gráfico 4. Nivel de recuperación funcional a los 6 meses posterior a cirugía de

tobillo en pacientes con fractura tipo “B”, evaluado de acuerdo a la escala de la

Sociedad Americana de Ortopedia del Pie y Tobillo (AOFAS)

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor

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4.1.5. Desarrollo o presencia del dolor.

Posterior al tratamiento quirúrgico la mayoría de pacientes reportaron presencia

de dolor de intensidad leve de acuerdo a la Escala Visual Análoga de dolor

(EVA) (n=46; 62.2%); un EVA de intensidad moderada fue descrito por 15

pacientes (20.3%), seguido de quienes no reportaron presencia de dolor (n=12;

16.2%), apenas un paciente (1.4%) reportó haber sufrido dolor severo.

Gráfico 5. Desarrollo del dolor posquirúrgico

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor

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4.1.6. Complicaciones postquirúrgica

La mayoría de pacientes no presentaron complicaciones (n=56; 75.7%); de los

18 pacientes restantes 11 pacientes (61.1%) presentó edema de tobillo,

infección de sitio quirúrgico y la necesidad de remoción del implante se

presentó en tres pacientes en cada grupo (16.7%); solo un paciente presentó

"artrosis y luxación" que correspondió al 5.6%, ver gráfico 6.

Gráfico 6. Frecuencia de complicaciones en los pacientes sometidos a

intervención quirúrgica por fractura de tobillo tipo “B”.

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor.

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4.1.7. Clasificación funcional (AOFAS) y factores relacionados.

Para relacionar la cirugía de tobillo valorada a través de la escala AOFAS, se

dividieron los pacientes en categorías de acuerdo a su funcionalidad:

"Excelente", "Bueno" y por la escasa cantidad de pacientes con funcionalidad

"Media” o “Pobre" se las agrupó en una sola categoría. Los factores asociados

con una mejor categoría funcional de acuerdo a la valoración de la escala

AOFAS fueron el sexo masculino, la ausencia de complicaciones o dolor, todos

ellos alcanzaron significancia estadística en las pruebas de independencia, sin

embargo los valores esperados en uno o más grupos fueron inferiores al valor

mínimo necesario para satisfacer los criterios de la prueba, ver tabla 6 y gráfico

7.

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Gráfico 7. Relación funcional de la escala “AOFAS” con las distintas

características investigadas, en negro “AOFAS bueno”, gris oscuro “AOFAS

excelente”, gris claro “AOFAS medio o pobre”.

Nota: Los gráficos corresponden Relación con el sexo (superior izquierda), relación

con el lado del tobillo afectado (superior derecho); con la presencia y gravedad del

dolor en la etapa de recuperación quirúrgica (inferior izquierdo) y en presencia o no de

complicaciones en el post-operatorio (inferior derecha).

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor.

El valor del índice de masa corporal (IMC) fue menor en los pacientes que

alcanzaron una recuperación “excelente” si se compara con aquellos que

tuvieron una recuperación calificada como “buena” (24.0 +/-2.8 Kg/m2 vs. 27.2

+/-5.4 Kg/m2, p=0.004), los hallazgos se resumen en la tabla 6.

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Tabla 6. Resumen de los hallazgos entre categoría funcional de acuerdo a

la escala de la Sociedad americana de ortopedia del pie y tobillo (AOFAS)

y otros factores investigados.

Categoría Funcional

Variable AOFAS Excelente

n=42

AOFAS Bueno n=26

AOFAS Medio o Pobre n=6

Valor de p

Sexo Masculino (n;%)

31 (73.8%) 11 (42.3%) 3 (50.0%) 0.03 (a)

Presencia de complicaciones (n;%)

5 (11.9%) 10 (38.5%) 3 (50.0%) 0.01 (a)

Lateralidad izquierda (n; %)

19 (45.2%) 16 (64.0%) 3 (50.0%) 0.33 (a)

Leve o sin dolor (EVA) (n; %)

42 (100.0%)

16 (61.5%) 0 (0.0%) 0.001 (a)

Edad (años) (c) 31.4 (11.1) 36.8 (10.3) 40.7 (4.8) 0.10

Índice de masa corporal total (IMC) (c) (Kg/m2)

24.0 (2.8) (b)

27.2 (5.4) (b)

26.7 (3.4) 0.004

Notas: EVA: Evaluación Visual Análoga de Dolor. (a). Al menos una categoría posee

valores esperados inferiores a 5. (b) diferencia de medias significativa entre ambas

categorías (TukeyHSD). (c) Las variables cuantitativas se describen como promedio +/-

DE. Las pruebas de asociación entre el tipo de lesión (B1, B2, B3) y la categoría

AOFAS no cumplen los criterios estadísticos que permitan su realización (>50% de las

categorías tienen valores esperados son inferiores a 5).

FUENTE: Formularios de recolección de datos

REALIZADO POR: El autor.

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Las comparaciones por grupos (ver tabla 6), halló que los factores relacionados

con un mejor resultado son: sexo masculino, ausencia de complicaciones,

ausencia de dolor y un IMC menor.

La escasa cantidad de pacientes en las escalas bajas (medio o pobre) obligó a

juntarlas para los análisis y a pesar de ello los valores predichos no superaron

en varias categorías el mínimo necesario para realizar los análisis de

independencia sin problemas, por tanto, aunque los valores alcanzaron

significancia estadística pueden estar sujetos a error.

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CAPITULO V

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

5.1. DISCUSIÓN

Dentro de las fracturas que se presentan en el miembro inferior, las fracturas

del tobillo son las más frecuentemente tratadas por el medico ortopedista. Al

comprometer la articulación tibio-peroneo-astragalina de compleja anatomía, la

reducción debe ser anatómica para poder recuperar una función completa e

indolora lo más precozmente posible. El conocimiento biomecánico del tobillo

muestra un mecanismo complejo de funcionamiento. La mayor preocupación es

la inestabilidad residual de la articulación, ya que la mala alineación o el

desplazamiento residual pueden afectar adversamente el comportamiento del

tobillo resultando en una pérdida de la función. (Yañez Arauz, 2009) (Litrenta, y

otros, 2015)

En el presente estudio, la mayoría de pacientes fueron de sexo masculino

(60.8%). Van Schie- Van der Weert et al (Van Schie- Van der Weert, Van

Lieshout, De Vries, Van der Elst, & Schepers, 2011) y Donken et al (Donken ,

Verhofstad, Edwards, & van Laarhoven, 2012) en sus estudio indican el 61.1%

y 55% de casos en el sexo femenino.

La media de edad fue de 33 años, (RIQ: 23 - 44.8 años) Van Schie- Van der

Weert et al (Van Schie- Van der Weert, Van Lieshout, De Vries, Van der Elst, &

Schepers, 2011) en su estudio con 185 pacientes menciona un promedio de

edad de 50.6 años. Del mismo modo, Donken et al (Donken , Verhofstad,

Edwards, & van Laarhoven, 2012) en un estudio con 148 pacientes indican

también una media de edad 31 años con un rango 14-72 años.

Otras variables como el índice de masa corporal (IMC) alcanzo el nivel de

sobrepeso con un promedio de 25.4 Kg/m2, similar al alcanzado en el estudio

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de Van Schie- Van der Weert et al (Van Schie- Van der Weert, Van Lieshout, De

Vries, Van der Elst, & Schepers, 2011) con un promedio de 26 kg/m2.

La extremidad inferior afectada fue en número similar presentándose 51.4% en

el derecho y 47.3 % en el izquierdo, solo un caso se presentó de manera

bilateral. Coincidiendo con el estudio de Donken et al (Donken , Verhofstad,

Edwards, & van Laarhoven, 2012) que reporto 51% para el derecho y 49% para

el izquierdo.

Al analizar el subtipo de fractura tipo B nosotros encontramos 60.8%

correspondiente al B2, el 29,7% al B1 y 9,5% al B3, que contra resta con

estudios en los cuales predomina el subtipo B1 con el 51% y 67,0%

respectivamente. (Donken , Verhofstad, Edwards, & van Laarhoven, 2012) (Van

Schie- Van der Weert, Van Lieshout, De Vries, Van der Elst, & Schepers, 2011)

resultados que pueden deberse a que los estudios se realizaron en fracturas de

tobillo debido ha actividad deportiva, mientras que el presente estudio presento

mayor incidencia en fracturas debido a caidas de altura 51,4%.

La mayoría de pacientes no presentaron complicaciones (75:7%), sin embargo

la tasa global de complicaciones fue del 24,3% (18 pacientes). De los cuales 11

pacientes presentaron edema de tobillo (61.1%), infección del sitio quirúrgico y

la remoción del implante se presentó en tres pacientes (16,7%) solo un paciente

presento artrosis más luxación (5.6%) similar al estudio de Zaghloul et al

(Zaghloul, Haddad, Barksfield, & Davis, 2014) donde la tasa global de

complicaciones fue del 21,5% (40 pacientes) un total de 17 pacientes (9%)

tenían infección superficial de la herida y retraso en la cicatrización de la misma,

13 casos (7%) desarrollaron infección profunda de la herida. Seis pacientes

(3,2%) tuvieron un fallo del dispositivo. Nueve casos (4,8%) tenían

pseudoartrosis / consolidación viciosa, 20 pacientes (10,8%) tenían al menos

una operación para el desbridamiento de heridas, eliminación del implante de

metal o la revisión de la fijación como se puede observar ellos presentaron otro

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tipo de complicaciones que nosotros no tuvimos quizás esto fue debido a que

su muestra fue mayor y porque se realizó en pacientes de 60 años y más.

La recuperación de acuerdo a la escala AOFAS fue” buena” o “excelente” en

más del 90% de los casos (91.9%), solo 6 pacientes tuvieron una mala

recuperación de la cirugía de tobillo valorada por esta escala (cuatro con

recuperación media y dos con pobre recuperación), similar a los estudios de

Van Schie- Van der Weert et al (Van Schie- Van der Weert, Van Lieshout, De

Vries, Van der Elst, & Schepers, 2011) y Stufkens et al (Stufkens, Knupp,

Lampert, van Dijk, & Hintermann, 2009) que presentaron 97 y 86,6 %

respectivamente. Así mismo Litrenta et al (Litrenta, y otros, 2015) en su

estudio también reportan un valor de 90.08% a las 26 semanas después de la

operación.

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5.2. CONCLUSIONES

La hipótesis de investigación fue aceptada, la recuperación de acuerdo a

la escala de AOFAS fue buena o excelente en más del 90% de los casos

(91.9%), solo 6 pacientes tuvieron una mala recuperación de la cirugía

de tobillo valorada por esta escala (cuatro con recuperación media y dos

con pobre recuperación).

La recuperación valorada por AOFAS fue buena o excelente abarcando

casi la totalidad de los pacientes por este motivo se espera esta

recuperación en todas las categorías como sexo, lateralidad de la lesión,

edad, IMC u otros factores involucrados

Las comparaciones por grupos, halló que los factores relacionados con

un mejor resultado son: sexo masculino, ausencia de complicaciones,

ausencia de dolor y un IMC menor.

Se alcanzaron los objetivos planteados en el inicio del estudio, tanto el

general como los específicos; así logró determinarse la frecuencia de

funcionalidad que resultó ser muy buena o excelente en esta muestra.

En general el procedimiento parece ser bien tolerado tanto en la

generación de dolor como en el desarrollo de complicaciones, en ambas

predominó los resultados positivos.

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80

5.3. RECOMENDACIONES

El presente estudio ha demostrado efectividad del tratamiento de las

fracturas de tobillo tipo “B” evaluadas por la escala AOFAS a los 6

meses, se puede sugerir la realización de nuevos estudios que comparen

la evolución de la escala en dos momentos (a los 3 y 6 meses, etc). o la

comparación de dos escalas distintas (AOFAS vs. OMAS escala para

tobillo de Olerud-Molander); o la comparación de dos técnicas

quirúrgicas a través de la escala AOFAS.

La escala AOFAS resultó adecuada para la evaluación de la

recuperación quirúrgica de las fracturas de tobillo tipo “B” y es

recomendable su uso.

Aunque la recuperación de las cirugías de tobillo con fracturas tipo “B” es

adecuada en casi todos los pacientes; según los resultados del presente

estudio debe ponerse cuidado en pacientes que presenten: dolor, sean

de sexo femenino, presenten algún tipo de complicación durante su

evolución o tengan un IMC alto pues su evolución puede no ser

satisfactoria.

Que se lleve un adecuado registro estadístico en todos los hospitales

para facilitar las investigaciones científicas.

Un nuevo estudio con el suficiente poder estadístico puede sugerirse

para confirmar o negar los resultados preliminares encontrados en este

trabajo sobre los factores de riesgo.

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ANEXOS

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ANEXO A: Instrumento de recolección de datos

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

POSTGRADO DE ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA

HOSPITAL ENRIQUE GARCÉS

Evaluación funcional del tratamiento quirúrgico, de las fracturas de tobillo tipo B, en

pacientes de 20 a 50 años de edad, en el Servicio de Ortopedia y Traumatología del

Hospital Enrique Garcés, durante el periodo julio del 2012 a julio del 2014

Nombre y Apellido (solo iniciales): Fecha de la

cirugía:

HCL Edad (años cumplidos) Fecha de

entrevista:

Genero Masculino Femenino

Extremidad afectada Derecha Izquierda Bilateral

Diagnóstico

Causa de

fractura

Complicaciones

ESCALA DE VALORACIÓN FUNCIONAL DEL TOBILLO Y RETROPIE (AOFAS)

Postquirúrgico

1. DOLOR

(40 Puntos)

No dolor 40

Dolor ligero, ocasional 30

Dolor moderado, diario 20

Dolor severo, casi siempre presente 0

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2. FUNCION

(50 Puntos)

2.1 Actividad

Sin limitación 10

Sin limitación para las actividades diarias, limitación para

las actividades de ocio, sin ayuda. 7

Limitación para las actividades diarias y de ocio, uso de

bastón 4

Limitación severa para las actividades de la vida diaria y de

ocio, uso de ortesis (walker), muletas, silla de ruedas. 0

2.2 Distancia máxima caminada (cuadras)

Mayor de 6 (> 600 metros) 5

Entre 4-6 (400-600 metros) 4

Entre 1-3 (100-300 metros) 2

Menor de 1 (< 100 metros) 0

2.3 Superficies de marcha

Sin dificultad en cualquier terreno 5

Alguna dificultad en terrenos irregulares, pendientes 3

Gran dificultad en terrenos irregulares, pendientes 0

2.4 Anormalidad en la marcha (cojera)

Ninguna 8

Moderada, evidente 4

Marcada 0

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2.5 Movilidad en plano sagital

Normal o leve restricción (> 30°) 8

Moderada restricción (15°-29°) 4

Marcada restricción (< 15°) 0

2.6 Movilidad del retropié (inversión/eversión)

Normal o limitación ligera (75-100% del arco contralateral

normal) 6

Limitación moderada (25 - 74%) 3

Limitación severa (< 25%) 0

2.7 Estabilidad del tobillo

Estable 8

Inestable 0

3.ALINEACIÓ

N

(10 puntos)

Buena, pie plantígrado, mediopié bien alineado 10

Regular, pie plantígrado, algún grado de desalineación, sin

síntomas 5

Mala, pie no plantígrado, desalineación severa, sintomático 0

TOTAL

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ESCALA VISUAL ANÁLOGA DEL DOLOR

RESULTADO ESCALA EVA

Post-quirúrgico

Fuente: (Rodríguez , Daza, & Rodríguez, 2006)

ELABORADO POR:

……………………………………………………………………….

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ANEXO B: Autorización de recolección de datos.

INSTITUTO SUPERIOR DE POSTGRADO

POSTGRADO ORTOPEDIA –TRAUMATOLOGIA

Quito, 29 de enero del 2015

Sr. Dr.

Iván Zurita

JEFE DEL SERVICIO DE TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA DEL HOSPITAL

ENRIQUE GARCES.

En su despacho:

Me dirijo muy comedidamente a usted para solicitarle se digne autorizar al

alumno del postgrado de Traumatología y Ortopedia de la Universidad Central

del Ecuador Dr. JOSÉ SALVADOR PILCO GUAMÁN, para que realicen un

trabajo de investigación en su servicio tema: “EVALUACION FUNCIONAL DEL

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO, DE LAS FRACTURAS DE TOBILLO TIPO B,

EN PACIENTES DE 20 A 50 AÑOS DE EDAD, EN EL SERVICIO DE

ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGIA DEL HOSPITAL ENRIQUE GARCES,

DURANTE EL PERIODO JULIO DEL 2012 A JULIO DEL 2014.”

Por la atención dada a la presente, agradecemos su atención.

Atentamente.

Dr. William Álvarez Mejía COORDINADOR POSTGRADO ORTOPEDIA- TRAUMATOLOGIA Cc: Archivo. ISP.UCE.

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ANEXO C: Consentimiento informado

Quito a,…………………….

El presente documento pretende obtener su autorización para entrar en un

estudio donde se realizará una evaluación de la funcionalidad de su TOBILLO

afectado después de una fractura tratada quirúrgicamente con osteosíntesis;

procedimiento practicado por el especialista.

A. Información Básica:

La evaluación se la realizará mediante procedimientos totalmente inocuos a su

condición de salud, no interferirá con el tratamiento prescrito ni con la

recuperación de su enfermedad. Se lo realiza con el objetivo de evaluar la

funcionalidad de su tobillo operado, mediante la Escala de la sociedad

Americana de pie y tobillo (AOFAS) y Escala Visual Análoga del Dolor, datos

que serán obtenidos de una encuesta personalizada y examen físico.

El estudio permite una evaluación funcional del tratamiento postquirúrgico y no

presenta el riesgo de efectos secundarios ya que evaluamos la mejoría de su

patología luego de la cirugía.

El equipo de especialistas del Hospital Enrique Garcés está abierto a cualquier

duda para ampliar la información suministrada y contestar cualquier inquietud,

siendo a su vez supervisado por el Dr. Iván Zurita, Jefe del Servicio de

Ortopedia y Traumatología y el Dr. Paulo Cabrera, médico tratante.

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He entendido que voluntariamente puedo retirarme del estudio o negarme a

continuar con las evaluaciones, libre de cualquier compromiso o perdida de los

beneficios de una atención médica de calidad a los que siempre tendré

derecho, se me ha explicado y he confiado que se me garantice absoluta

reserva y confiabilidad sobre los datos de mi historia clínica y sobre los

resultados obtenidos.

B. Legalidad:

Yo, Dr. ………………………………………… he informado debidamente al

paciente: ……………………………………… C.I: ……………………….; sobre las

implicaciones de su ingreso voluntario a este estudio para que el profesional a

cargo sea auxiliado por las personas que necesite y estime conveniente.

……………………………………. Firma del Profesional

Yo, …………………………………… voluntaria y moralmente competente y

jurídicamente capaz, he leído y comprendido toda la información que me fue

suministrada y firmo el formulario por propia voluntad, consciente de que puedo

retirarme libremente del estudio sin perder mis derechos de atención como

paciente del HEG. ………………………………. Firma del Paciente Voluntario

……………………………… Firma del Testigo

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CURRICULUM VITAE

APELLIDOS Y NOMBRES: PILCO GUAMÁN JOSÉ SALVADOR

CÉDULA DE IDENTIDAD: 060338164-1

FECHA DE NACIMIENTO: 2 de febrero de 1981

ESTUDIOS Y TÍTULOS DE EDUCACIÓN SUPERIOR:

Obtiene el Título de Doctor en Medicina y Cirugía otorgado por la Universidad

Central del Ecuador en octubre de 2007.

Obtiene el Título de Diplomado Superior en Promoción y Prevención de la Salud

otorgado por la Universidad Regional Autónoma de los Andes en noviembre del

2009.

PRINCIPALES CARGOS ACADÉMICOS Y PROFESIONALES EJERCIDOS:

De diciembre de 2007 a diciembre del 2008 trabaja como Médico Rural en el

Hospital Básico de Shushufindi- Sucumbíos. De enero de 2009 a diciembre del

2010 desempeña el cargo de Médico General Puesto de Salud Lotes 1 y 2,

Columbe Grande- Chimborazo.

Posteriormente mediante concurso de Méritos y Oposición se le declara

ganador de una beca del Ministerio de Salud Pública del Ecuador para

desempeñar el cargo como Médico Residente del Postgrado de Ortopedia y

Traumatología de la Universidad Central del Ecuador, cargo que lo ejerce desde

enero de 2011 a diciembre de 2014.