un gigante con los pies de barro

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  • 7/25/2019 Un gigante con los pies de barro

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    ERevista de Humanidadesy Ciencias Sociales

    N. 4 (2014), pp. 225-259: 0214-0691

    Fecha de recepcin: 22 de abril de 2014

    Fecha de aceptacin: 23 de octubre de 2014

    P Corres de almenara, defensa costera,

    fortificaciones, ingenieros militares, costade Andaluca.

    KWatch towers, coastal defence, forti-

    fications, military engineers, Andalusiancoast.

    Ral vez por las preguntas que nos

    hacemos ante sus carcomidos restos, latorre del Ro del Oro ocupa un lugardestacado entre las atalayas destruidasde la costa de Huelva. Sin embargo, msall de su referencia en trabajos generalessobre el sistema de almenaras, se tratade una torre muy desconocida, tanto

    en lo tocante a su historia como a sumorfologa, caractersticas y estado dedefensa. El presente trabajo pretende, pormedio de un acercamiento documental ycartogrfico, avanzar en el conocimientode tan interesante edificio, explicando supapel como elemento defensivo primordialde un enclave estratgico y analizandolas reformas que sufri durante el sigloXVIII para atender a la problemtica de

    cimentacin que finalmente acabara pordestruirla.

    AMaybe because of the questions that

    we ask ourselves when we are in front ofits eaten-away remains, the tower of Rodel Oro takes a prominent position amongthe ruined watch towers on the coastof Huelva. Nevertheless, apart from itsmention in general studies on the systemof beacon towers, it is a very unknown

    one, not only if we refer to its history andmorphology, but also to its characteristicsand condition of defence. Te presentstudy expects, by means of a documentaryand cartographic approach, to progressin the knowledge of such an interestingconstruction, explaining its role as adefensive basic element of a strategic spotand analyzing the reforms that sufferedin order to help its foundation problems

    during the 18th century, a circumstancewhich finally destroyed it.

    U : R O XVIII

    Juan Villegas MartnAntonio Mira oscanoUniversidad de Huelva

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    y armada. ambin seran esenciales unos profesionales altamente capacitados,los ingenieros militares, formados ahora bajo criterios tcnicos, racionalistase ilustrados. La creacin de este cuerpo a principios del siglo XVIII responde

    con claridad a las ideas borbnicas de centralizacin monrquica y control delterritorio4. Con un funcionamiento organizado y jerrquico, ellos se ocuparn alo largo del siglo de los mltiples proyectos destinados a la puesta en estado dedefensa de las fortificaciones espaolas.

    En este contexto, la costa onubense se nos presenta como un espaciodeficientemente fortificado, donde funciona el sistema defensivo puesto enmarcha a principios del siglo XVII, a pesar de su progresivo deterioro y, enalgunos casos, abandono. Las torres de almenara son an, a pesar de todo, unmedio imprescindible para vigilar y defender este litoral, pues a viejos peligroscomo la piratera norteafricana se pueden unir otros derivados de la nuevasituacin geopoltica de Espaa. Por ello, sobre todo en el tercio central del siglo,asistiremos a una importante preocupacin por el estado y la reparacin de lasdefensas, que cristalizar en ocasiones en importantes proyectos y obras destinadasa su rehabilitacin5.

    Precisamente uno de los ingenieros militares, Ignacio de Sala, reflejar en unavisita efectuada en 1739 al litoral onubense6lo desprotegido de las villas, lugaresabiertos y con sus viejos castillos arruinados, y el escaso amparo que ofrecen lastorres costeras. Repartidas de manera y con tales distancias que de la una a laotra se pueden hacer las seales, el ingeniero indica la necesidad de su reparacinen muchos casos, reponiendo en la mayor parte, y es solo un ejemplo, el revocoarrancado de los muros por las aguas y los temporales. En otros casos reflejaincluso la inutilidad, en el estado en que se hallan, de varias de estas torres,como las de Zalabar, La Higuera o El Asperillo. odo ello sin contar, pues parecedesconocerlo, con la ya antigua desaparicin de al menos dos de las almenarasinicialmente construidas en este sector costero7.

    4 Martine Galland-Seguela, Los ingenieros militares espaoles en el siglo XVIII, en Alicia

    Cmara Muoz (coord.): Los ingenieros militares de la monarqua hispnica en los siglos XVII y XVIII.Madrid: Fernando de Villaverde Ediciones, 2005, pp. 205-231.5 al preocupacin llev incluso a la reedificacin de alguna torre completa, como la del

    Asperillo.6 A(rchivo) C(artogrfico) y de E(studios) G(eogrficos) del Centro Geogrfico del Ejrcito,

    C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas (sic)de la costa y frontera de Andalucaen 1739.

    7 Las de Morla y Marijata. Sobre estas torres desaparecidas vase Antonio Mira oscano, JuanVillegas Martn y Juan Luis Carriazo Rubio, Una almenara perdida en la costa de Palos: la torre deMorla,Archivo Hispalense, n 279-281, tomo XCII (2009), pp. 107-125. Y Juan Villegas Martn yAntonio Mira oscano, orres de almenara y defensa de la costa en el Marquesado de Gibralen,en Juan Luis Carriazo Rubio (ed.): Fortificaciones, guerra y frontera en el Marquesado de Gibralen.Huelva: Diputacin Provincial, 2012, pp. 189-231.

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    ambin una de las torres ms importantes de la costa onubense, la del Rodel Oro, se encontraba afectada por el deterioro que desgastaba paulatinamenteal sistema. A lo largo del siglo XVIII veremos crecer la preocupacin por su

    estado, imponindose finalmente la realizacin de costosas obras de reforma yconsolidacin en la atalaya. Las fuentes documentales que manejamos nos hanpermitido no solo acercarnos a este interesante proceso, plenamente insertoen las coordenadas polticas de su tiempo, sino que tambin nos han reveladoimportantes datos sobre la desconocida morfologa de esta almenara.

    . U La consulta de la documentacin generada en el transcurso del largo proceso

    de construccin de las torres de almenara de la costa de Huelva permite apreciarque la torre del Ro del Oro, tambin llamada simplemente del Oro, era unade las almenaras ms fuertes del litoral onubense. La atalaya, que compartaesta condicin con las de San Jacinto, Punta Umbra y Canela, se levantabaexactamente en la frontera de los dominios seoriales del duque de MedinaSidonia, seor de Almonte, con los del conde de Miranda, seor de Palos8, y erala nica de grandes dimensiones que no protega desembocaduras o estuariosde ros. Esta excepcionalidad tena sin duda una justificacin: la defensa de unlugar estratgico de gran importancia, como era el paraje del Ro del Oro. All,desde tiempo inmemorial faenaban y vivan numerosas personas ocupadas enla pesca9, dndose adems la circunstancia, complementaria de la anterior, deque el lugar proporcionaba abundante agua potable y era por ello punto vital deabastecimiento para los navegantes, tanto amigos como enemigos10. Una cosa y laotra lo convertan en un punto de especial atraccin para la piratera berberisca, demanera que en los proyectos constructivos iniciales siempre aparece la necesidadde que la torre ubicada en la zona llevara artillera y, por lo tanto, gozara de laconsistencia necesaria para montarla.

    8 En la actualidad se encuentra en la confluencia de los trminos de Almonte, Lucena del

    Puerto, Palos de la Frontera y Moguer.9 Sobre la importancia de este asentamiento en los siglos XV y XVI, vase Domingo MuozBOR, El ingeniero Luis de Montalbn y la fortificacin de la costa atlntica de Andaluca en elsiglo XVI, Erebea, n 3 (2013), pp. 293-327. En el siglo XVIII, el Ro del Oro lleg a ser uno de losenclaves pesqueros ms importantes de la costa oriental onubense. Francisco Garca Garca, Pesca yalmadrabas en la costa de Doana, en David Gonzlez Cruz (coord.): La pesca en el golfo de Cdiz:el aprovechamiento de los recursos marinos en la costa onubense (siglos XV-XX). Sevilla: Consejera deAgricultura y Pesca de la Junta de Andaluca, 2009, pp. 123-144.

    10 A(rchivo) G(eneral) de S(imancas), Guerra Antigua, leg. 155/10. Relacin de las torres queparese aver menester en la costa desde Sant Lucar hasta el cabo de Santa Mara que es a ponientede Faro. Sin fecha, aunque esta debe estimarse en torno a 1583. Vase Luis de Mora-FigueroaDingwall-Williams, Torres de almenara de la costa de Huelva. Huelva: Diputacin Provincial, 1981.Reedicin en 2003, p. 89.

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    De la magnitud y fortaleza de la torre nos daban noticia ya las relacionescoetneas de la poca de su construccin, como la enviada por el Consejo deGuerra a Felipe III en julio de 1608, donde se manifiesta que es la ms importante

    del trmino del Monte11

    , o la firmada por el Capitn Mexa Bocanegra en1618, que la considera muy buena [torre]12. Sin embargo, el punto dbil de laconstruccin no se encontraba en su tamao, sino en su ubicacin. Construidasobre las arenas, al pie de un arroyo el llamado Ro del Oro cuyo cursoacariciaba su base, y expuesta directamente a los embates del mar, la poderosaalmenara era potencialmente un gigante con los pies de barro. No obstante, lapreocupacin por la estabilidad de la fbrica no se dejara sentir seriamente hastamucho despus. No hay motivos para dudar de la consistencia de la torre al menosdurante el primer siglo y medio de su existencia; otra cosa ser despus.

    Es la antes citada relacin del ingeniero Ignacio de Sala13la que, en 1739, nosda cuenta ya de algunos leves desperfectos en la fbrica y nos hace concebir laidea de que la atalaya empezaba a atravesar ciertas dificultades. As, el ingenieroconsideraba preciso redificar (sic) su remate o esplanada para que las aguas noacaben de destruir sus bvedas, as como llevar a cabo un buen reparo en sucaracol con otras pequeas obras de poco valor14. Nada, aparentemente, queno pudiera ser solventado con unas ms o menos ligeras reparaciones, y, desdeluego, nada relacionado en principio con la cimentacin o la solidez del edificio.El documento nos presenta una torre en estado de actividad, en consonanciacon el resto del sistema de almenaras, que an resultaba plenamente necesariopara la seguridad del litoral. Sin embargo esta actividad no puede ser consideradacompleta, ya que su artillera, dos caones de hierro de a 8 [se encuentran]desmontados15, por lo que solo parece desarrollar en la fecha labores de vigilanciay aviso a cargo de los tres torreros de que dispone. La peligrosidad del paraje,

    11 A.G.S., Guerra Antigua, leg. 689. Vase Mora-Figueroa, Torres de almenara ..., p. 112.12 A.G.S., Guerra Antigua, Seccin Guerra y Marina, leg. 819. Relacin del capitn Mexa

    Bocanegra, con la relain inclusa del estado que tienen las torres de la costa de Andalua y lo que sermenester para su defensa. Vase Juan Villegas Martn, Antonio Mira oscano y Juan Luis Carriazo

    Rubio, Nuevas aportaciones para la historia de las torres de almenara onubenses, Huelva en suHistoria, n 12 (2005), pp. 99-130.13 Conocido por su participacin en emblemticos proyectos como el de la nueva Fbrica de

    abacos de Sevilla, Ignacio Sala Garrigo destac por su trabajo como ingeniero militar en Andaluca.En 1740 fue nombrado mariscal de campo e ingeniero director de las fortificaciones de Cdiz,provincia donde colabor con otros conocidos ingenieros como Joseph Barnola. En el territorioonubense, adems de su intervencin en las fortificaciones litorales, traz planos de los castillos deSanlcar de Guadiana y Ayamonte. Extremadura o Amrica son otros mbitos geogrficos dondedesarroll su actividad profesional. Mara Gloria Cano Rvora, Cdiz y el Real Cuerpo de IngenierosMilitares (1697-1847). Cdiz: Universidad de Cdiz, 1994, pp. 371-386.

    14 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739.15 Ibdem. El uso del hierro en los caones estaba generalizado en la artillera del siglo XVIII,

    especialmente en la Marina.

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    donde los moros vienen mui a menudo [a] hacer aguada atrados por elriachuelo de agua mui buena para bever que corre al pie de la torre y por lasbastantes fuentes existentes en sus cercanas, hace que Ignacio de Sala aconseje

    la rehabilitacin de uno de los caones y traer dos ms desde la torre de SanJacinto16. A decir verdad, resulta extrao el abandono en que se encontraba laartillera de la torre, lo que debi de convertirla mientras dur esta situacin enun objetivo al alcance de la mano para la constante piratera norteafricana.

    En cualquier caso, durante su visita en 1739 a la atalaya el ingeniero pudocontemplar una potente torre de figura cilndrica, como las antecedentes, deuna altura de ocho tuesas y media, y seis de dimetro en su vasa17. La entrada,que se encontraba a la altura de tres tuesas, era accesible por medio de unaescalera de madera, parecindole la torre maciza hasta la altura de la puerta18.

    Complementaria a esta informacin resulta la planimetra que publicamos eneste artculo, fechada solo unos aos despus. Hablaremos en primer lugar de unplano de 1742, el Plano de la barraca que se construy ymmediato a la torre y Rodel Oro...19, que nos presenta una imagen demasiado sumaria de la torre, peronos permite conocer con detalle su ubicacin y alrededores. Este documento nosmuestra primeramente el profundo barranco excavado por el Ro del Oro sobrela terraza litoral, poco antes de su desembocadura al pie de la atalaya. Junto a estearroyo se seala un camino principal que iba a la villa de Almonte y otras dosveredas, una a cada lado de la garganta. Resulta interesante la existencia, sobre elcauce de este arroyo y a pocos metros de la almenara, de un molino fluvial, que yaen la fecha se encontraba arruinado20. Podemos clasificar dicho ingenio entre losllamados molinos de cubo, tipologa en uso al menos en el siglo XVI concebidapara aprovechar pequeos cauces como el que nos ocupa, y en los que el agua erarecogida lentamente en un depsito en forma de columna para posteriormenteser vertida de golpe y con ello accionar la maquinaria de molienda localizadaen la construccin contigua21. La existencia de este molino supone una nueva

    16 Ibdem.

    17 La tuesa o toesa es una medida de origen francs, muy usual en Espaa a partir de 1700. Suequivalencia se estima en 1,949 metros. Guillermo Ducls Bautista, La fortificacin de un territorio.Arquitectura militar en la raya de Huelva, siglos XVII y XVIII. Huelva: Diputacin Provincial, 2002,p. 258.

    18 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739. A pesar de estaobservacin de Sala, la torre del Oro no era maciza. Vase el apartado 4 de este artculo.

    19 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 56, 031. Plano de la barraca que se construy ymmediatoa la torre y Ro del Oro de orden del Excelentsimo Seor el conde le Roy le ville. Ao de 1742. Vasefigura 1.

    20 El trabajo antes citado de Muoz Bort, El ingeniero Luis de Montalbn, pp. 302-303,hace mencin de varios molinos en este paraje entre finales de la Edad Media y la Edad Moderna.

    21 Los molinos de cubo son comunes en la sierra de Huelva y sur de Extremadura. Vase MaraLpez Romero, Conjunto de molinos de cubo en Fregenal de la Sierra, en S. Huerta, I. Gil, S.

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    actividad humana complementaria de las que hemos sealado anteriormente paraeste paraje, subrayando con ello su carcter de punto estratgico necesitado dedefensa.

    Del mismo modo que en el informe de Sala, la torre del Ro del Oro aparecerepresentada en este plano como una gruesa almenara, que se conserva en la fechacompleta y aparentemente activa. Un corte en planta a la altura de la puerta,orientada hacia el Norte, muestra la escalera de caracol y el espacio interior deuna de las cmaras. Poco ms puede deducirse de la escueta representacin, yaque la almenara no es el objeto principal del plano. Situada sobre la playa, latorre del Ro del Oro queda en claro contacto con las aguas marinas, aunque nose especifican las indudables diferencias de nivel entre mareas altas o bajas. S serepresenta con claridad la corriente de agua constante que supone el arroyo delOro, cuya desembocadura queda dibujada justo al pie de la torre, al oeste de lamisma.

    No podemos albergar dudas sobre el mantenimiento en estas fechas delvalor estratgico del enclave y de la propia torre. La prueba patente de ello es laconstruccin, muy cerca de la atalaya, de un nuevo establecimiento militar. Setrata de un barracn, ubicado en la orilla izquierda del Ro del Oro y sobre unaexplanada de aproximadamente unos 375 metros cuadrados excavada en formade terraza en la parte alta del talud22. Segn la leyenda del plano, la instalacinhaba sido ordenada por el conde le Roy le Ville (sic), en realidad conde deRoydeville23, militar de origen flamenco que era en la fecha capitn general de laCosta de Andaluca y por ello responsable ltimo de la defensa de este litoral. Eldestino de la barraca era albergar una partida de caballera de unos 20 caballosencargados de la vigilancia costera y del control sanitario del acceso a la zona.Era, segn se aprecia por el plano, un edificio de carcter rstico y alargadaplanta rectangular (35 metros de largo por casi 4 de ancho), con tres fachadascerradas y una, la principal, abierta. ena una estructura simple, basada en unadoble alineacin de 28 pilares redondos, tal vez simples troncos desnudos, quesostendran una cubierta muy posiblemente a una sola agua y de material vegetal,

    Garca, M. an (eds.): Actas del VII Congreso Nacional de Historia de la Construccin. Madrid:Instituto Juan de Herrera, 2011, pp. 767-776. Y Jos Antonio Muiz Carrasco, ipologa demolinos harineros en la Sierra, Ponencias y comunicaciones de las VI Jornadas del Patrimonio de laSierra. Huelva: Diputacin Provincial, 1996, pp. 93-115.

    22 En la actualidad, no existen restos visibles de esta construccin, pero puede an reconocerselo que parece ser su huella en el talud. Vase figura n 2.

    23 Juan Fernando de Roydeville, conde de Roydeville, ocup la Capitana General de la Costade Andaluca entre los aos 1737 y 1749. Mara Luisa lvarez Y Caas, Las conflictivas relacionesentre los corregidores militares y los capitanes generales de la Costa de Andaluca y de la Costa deGranada en el siglo XVIII, Baetica, n 33 (2011), pp. 253-281. Anteriormente haba desempeadootros cargos importantes, como los de gobernador de Barcelona o de Alicante y el de comandantegeneral del Campo de Gibraltar.

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    Figura1.

    A.G.S.,

    Mapas,

    PlanosyDibujos,56,031.

    Planodelabarracaquesec

    onstruyymmediatoalatorreyRo

    delOrodeordendelExcelentsimoSeorelcondeleRoyleville.Aode1742.

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    a modo de choza. Por su planta sabemos que los 20 pesebres ocupaban gran parte

    de la superficie til, disponindose en los extremos de la construccin sendosaposentos para la tropa.

    La instalacin del barracn del Ro del Oro debe ponerse en relacin conla serie de acuartelamientos de caballera proyectados en 1740 por el coronel eingeniero director Gernimo Amicy. Dentro de este plan, 19 cuarteles fuerondiseados en el territorio onubense, encuadrados en la poltica borbnicade organizacin y control del territorio24. Se trataba de un sistema defensivobasado en unidades militares de gran movilidad, como eran las compaas decaballera, concebidas para la vigilancia y defensa de la zona fronteriza hispano-

    lusa, incluyendo el control del contrabando, sobre todo de caf y sal. El proyectode Amicy deba cerrar la frontera y la costa, estableciendo un lugar central Ayamonte donde las compaas del Regimiento de Caballera provincial deAndaluca pudieran reunirse en el plazo mximo de 48 horas. Dado que la lneade cuarteles encargados de asegurar la costa tendra en Moguer su establecimientoms oriental, parece existir una insuficiente vigilancia del extenso litoral de las

    24 Sobre el plan de acuartelamientos de 1740 vase Guillermo Ducls Bautista, La fortificacinde un territorio..., pp. 235-250. Y Juan Carlos Hernndez Nez, Gernimo Amici y los proyectosde cuarteles para el regimiento de caballera de Andaluca, en la provincia de Huelva, Espacio,Tiempo y forma, Serie VII, Historia del Arte, t. 4, (1991), pp. 239-264.

    Figura 2. Ladera este del arroyo del Oro, en cuya falda puede apreciarse la probableubicacin del barracn construido antes de 1742 (fotografa de los autores).

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    Arenas Gordas, tan alejado de las poblaciones, a pesar de que esta zona era unade las que ms preocupaba en los informes preliminares del proyecto. En ellos semanifestaba que en Arenas Gordas se debe poner todo cuidado, pues a (sic) sido

    y ser el mare magnun (sic) de los desembarcos de los contravandos para Sevilla,su Ajarafe y su tierra adentro25. Esto hace pensar que el barracn del Ro delOro, ya existente en 1742, pudo haber sido levantado para cubrir la necesidadde complementar a los acuartelamientos citados, formando parte tal vez de unared litoral de barracas o puntos de avituallamiento para el descanso de tropasy cabalgaduras. Desde ellos se patrullara el solitario territorio costero hasta lapunta de Malandar, junto a la desembocadura del Guadalquivir.

    A pesar de la sencillez de la construccin, su capacidad para 20 caballos colocabaa esta simple barraca al mismo nivel que los cuarteles previstos en poblacionescosteras como Lepe, y por encima de los de otras como La Redondela o Cartaya,de solo 15 unidades. En cualquier caso, se trataba de un edificio de escasaconsistencia, a causa de los materiales empleados, lo que queda de manifiestopor la necesidad de su arreglo ya en 1752. En dicho ao se ordenaba, con cargoa las poblaciones comarcanas, la reparacin del barracn que est inmediato a latorre del Oro en esas costas, puesto que era preciso establecer en l una partidade caballera que las patrulle, defienda del desembarco de los moros, y al mismotiempo haga el resguardo de la peste que se padece en Argel26.

    La concentracin de fuerza en el lugar indica que, como casi dos siglosantes, segua siendo un punto muy activo de control y vigilancia. Adems de laconstruccin del barracn, esta apuesta por el Ro del Oro se concretara, segncreemos probable, en la atencin a las sugerencias expresadas por Ignacio de Salaen 1739 para la reparacin de la torre de almenara. Como se ha visto, el ingenierohaba centrado su atencin en el terrado y la escalera de caracol, adems de en laartillera. Disponemos de un segundo plano, el titulado Plano y perfil de la torredel Ro del Oro que demuestra las dos brechas que tiene su fundamento a los frentesdel Sur y del Poniente...27, cuya consulta resulta vital para entender la estructura ylos problemas de la atalaya. Se trata de un documento de gran fiabilidad, como

    25 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.673. Citado por Francisco Garca Garca y AntonioManuel Gonzlez Daz, Los cuarteles de caballera en la comarca de la Sierra en el contexto delproyecto para la defensa de la frontera de la Monarqua Borbnica en el siglo XVIII, en Franciscodel Valle y Natalia Santos (eds.):XXII Jornadas de Patrimonio de la comarca de la Sierra (Huelva),Huelva: Diputacin Provincial, 2010, pp. 287-308.

    26 A(rchivo) M(unicipal) de M(oguer), leg. 10. Citado por Diego Ropero-Regidor, Defensay resguardo de las playas de Castilla a mediados del siglo XVIII: el barracn de la torre del Oro,Mazagn en fiestas, (2004), pp. 65-67.

    27 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 56, 030.Plano y perfil de la torre del Ro del Oro quedemuestra las dos brechas que tiene su fundamento a los frentes del Sur y del Poniente, muy difcilesde componer por no poderse llegar a descubrir el terreno slido para cimentar estos reparos. En unexpediente de la costa de Poniente. 1749. Vase figura 3.

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    Figura3.

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    Mapas,

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    1749.

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    Asperillo y del Oro31. El cargo detentado por Pedro Mateos se recoge tambinen la documentacin que manejamos bajo otras denominaciones, aunque quedaclaro que todas se refieren a la misma funcin y espacio jurisdiccional. As, se le

    llama tambin cabo principal de las torres de la costa de Poniente del Puertode Santa Mara32, o capitn de las torres de la jurisdiccin de San Lcar33,abarcando esta demarcacin las mismas torres mencionadas ms arriba. La torredel Ro del Oro era, segn palabras de Mateos, la ltima de Arenas Gordas, y portanto tambin la ltima de las seis torres de la costa de Poniente de mi cargo 34.

    A otros dos personajes que intervienen en este conjunto de comunicaciones sobrela torre del Oro ya los conocemos. Se trata del ingeniero Ignacio de Sala, a quiennos hemos referido antes varias veces; y el conde de Roydeville, capitn generalde la Costa de Andaluca. Ambos representan las instancias superiores a las quese dirigen las misivas del requeridor y se hallan en la obligacin de dar cauce ysolucin a los problemas de la torre.

    El 13 de marzo de 1748, alarmado por los efectos de los temporales que el litoralacaba de sufrir en el recin pasado invierno, el requeridor Pedro Mateos escribedesde Sanlcar de Barrameda al capitn general de la Costa para comunicarlesu preocupacin por el rpido deterioro que estn sufriendo las atalayas de lacosta almontea. Le preocupan estos continuos temporales y la gran ruinaque estos ltimos y tan continuados an ocasionado, como se demuestra en elhecho de que a la torre del Ro del Oro le hayan arrancado ms de veinte yocho baras de zimiento o zapata, dejando al descubierto la mayor parte de estaestructura35. La zapata es un elemento clave para la estabilidad del edificio, y esen ella donde se concentran en esta ocasin los mayores desperfectos, pues sehalla muy directamente expuesta a la accin del oleaje. A juicio del requeridorMateos, la situacin es tan grave que si llegara a ceder una punta de diamante querefuerza el muro que da al mar, la atalaya corre verdadero riesgo de ruina. As se lomanifiesta al conde de Roydeville, detallndole que el deterioro se ha producidoespecialmente en dos puntos, en los que la torre ha perdido por su banda dePoniente ms de veinte varas del zimiento y por la de Levante ms de ocho, asta loprofundo. La valoracin de Pedro Mateos sobre el estado general de la almenara

    del Ro del Oro no admite dudas: a quedado la torre en gran peligro porque laruina ser la tersera parte de sus zimientos36.

    31 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739.32 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254.33 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739.34 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Sanlcar de Barrameda, 13 de marzo de 1748.35 Ibdem.36 Ibdem.

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    En el desarrollo de su carta, el responsable de las torres de Arenas Gordasnos aporta una informacin interesante sobre la evolucin del problema en losaos precedentes. A pesar de que las que l anuncia en 1748 parecen las primeras

    noticias conocidas sobre fallos en la cimentacin, es muy posible que, al menosuna dcada antes ya se hubieran producido desperfectos comprometedores parala estabilidad de la almenara que estudiamos. Segn Mateos, esto ya ocurriabr dose aos, [cuando] un temporal le sac de debaxo quasi la mitad de losfundamentos o cascaxo sobre que se fund, de modo que al ympetu de las olastemblaba la torre. Sin embargo, un deterioro tan grave solo se mostr de maneratransitoria, pues otro temporal masis (sic: por maciz) el hueco y qued alpareser como de antes37. As, vuelto a cubrir el cimiento de manera natural,el problema quedaba enmascarado, aunque no solucionado. Esto explicarala ausencia de menciones a la estabilidad en el informe de Sala de 1739, que,de haber observado alguna brecha amenazando la zapata no habra dejado deconsignarla. Los nuevos temporales38 no hicieron otra cosa que reabrir viejasheridas cerradas en falso.

    Sin duda, la situacin planteada en la torre del Oro era urgente. En unapoca como el siglo XVIII en que el sistema administrativo borbnico pretendacaracterizarse por su ordenado y gil funcionamiento, la maquinaria encargadade garantizar la defensa del territorio se pone pronto en marcha. Slo 4 dasdespus de la comunicacin del requeridor, el director de fortificaciones, Ignaciode Sala, que se encuentra en Cdiz, ya ha tomado cartas en el asunto, remitiendoa su vez una nueva misiva al capitn general Roydeville. En ella le explica cmoha ordenado ya una visita de las torres almonteas y en especial de la torre delRo del Oro, pues es preciso efectuar un reconocimiento in situ de los deterioros,tras el cual se dispondr el tanteo de su costo, y proyecto si fuese nezesario 39.El encargado de este reconocimiento ser otro ingeniero, Alonso Gonzlez deVillamar40, aunque Sala seala que es preciso que passe a aquel sitio un albail ytres o quatro peones con el citado yngeniero para que se hagan distintas calas alpie de la misma torre, pues lo ms importante, dado el problema de socavacin

    37 Ibdem.38 La fuerza de los temporales en los aos siguientes no habra de decrecer. En los del ao 1750

    se registraron prdidas de vidas humanas, apareciendo tres cuerpos entre las torres de Zalabar yAsperillo. Francisco Garca Garca, Pesca y almadrabas en la costa, p.134.

    39 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Cdiz, 17 de marzo de 1748.40 Alonso Gonzlez de Villamar y Quirs ingresa en 1734 en el Cuerpo de Ingenieros,

    examinado por el ingeniero director Ignacio de Sala. A mediados del siglo se encontraba trabajandoen las fortificaciones del litoral gaditano y otros proyectos relacionados con la navegabilidad delro Guadalquivir. Posteriormente desarroll sus actividades en destinos como Catalua, Aragno Amrica. Horacio Capel Sez y otros, Los ingenieros militares en Espaa. Siglo XVIII. Repertoriobiogrfico e inventario de su labor cientfica y espacial. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1983,pp. 217-218. Y Mara Gloria Cano Rvora, Cdiz y el Real Cuerpo de Ingenieros..., pp. 233-238.

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    que sufre la almenara, es que se examine si su cimiento es de pea o cascajo, loque penetra el dao que tiene en su fundamento, y si nezesitar de un recalzo41.

    La inspeccin tropieza con alguna dificultad derivada del complicado

    emplazamiento de la torre, pues ser preciso se execute en baxas mares (sic) demareas vivas, ya que solamente as sera posible cavar junto a la cimentacin deuna almenara que en otras circunstancias quedaba rodeada por el mar42. Otro delos inconvenientes a solventar iba a ser el econmico, siendo preciso allegar losrecursos necesarios para abonar los jornales de albail y peones durante los diasque estubiesen empleados en ello, como tambin un bagage para las herramientas,pues la zona es aislada y de comunicacin difcil. ambin es necesario, segnSala, subvenir a los gastos del ingeniero designado para el reconocimiento, quecon su media paga no puede costear semejantes viaxes43. Cierta dificultad para ellibramiento de este dinero hace que el asunto pase incluso al conocimiento directodel gobierno de la nacin. En efecto, el conde de Roydeville se dirige el 2 de abrilde 1748 al marqus de la Ensenada, ministro de Guerra y Marina de FernandoVI, para comunicarle que desde la intendencia de la provincia se entorpece lareparacin al no librar las cantidades precisas, amparndose en que las rdenesen vigor no permiten hazer ningn gasto sin que la Corte lo apruebe44. Esteepisodio, caracterstico de la centralizacin administrativa borbnica, dio lugar auna serie de cartas cruzadas que debieron de redundar en la tardanza para aplicarel remedio a una situacin que no poda calificarse sino como grave, pues latorre del Ro del Oro se encontraba, en palabras de sus responsables directos, enevidente riesgo de arruinarse45.

    No cabe duda de que el segundo plano a que nos venimos refiriendo, el Planoy perfil de la torre del Ro del Oro que demuestra las dos brechas...46, corresponde a lasituacin que acabamos de describir, aunque su fecha, segn la ficha catalogrficadel Archivo General de Simancas, podra ser ya 174947. A pesar de que el citadoplano carece de firma o nombre de ingeniero alguno, consideramos lo msprobable que sea el producto de la visita de Gonzlez Villamar, y responde sindudas a las informaciones suministradas por el requeridor en marzo del aoanterior. As, se muestra grficamente la zapata de la torre muy daada por dos

    41 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Cdiz, 26 de marzo de 1748.42 Ibdem.43 Ibdem.44 Ibdem. Puerto de Santa Mara, 2 de abril de 1748.45 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254.46 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 56, 030.Plano y perfil de la Torre del Ro del Oro...47 Segn la informacin suministrada por el archivo en la citada ficha, el plano se encuentra

    En un expediente de la costa de Poniente. 1749. Por motivos de tipo prctico, nos referiremos aeste plano como de dicho ao.

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    en su carta al marqus de Ensenada50, donde ponderaba la conmodidad desu playa, (...) su grandeza y artillera, as como su capacidad para garantizar laseguridad no solo de las aguas inmediatas, transitadas, como se ha dicho, por

    abundantes pescadores, sino tambin la de los caminantes por las playas de lacosta de Poniente, ya que desde San Lucar o Cdiz hasta Ayamonte, que ay msde 20 leguas de costa, no tienen otro abrigo en aquellos mares las perseguidas delos moros que la torre del Oro. Igualmente, orre Alta se haca eco de lo que eraun hecho notorio: que las atalayas costeras constituan an el nico medio paraobtener noticias sobre la presencia de embarcaciones de moros u otras enemigas,lo que las haca necesarias, especialmente en una costa como la de Arenas Gordas,pues no habiendo en la costa quien d el aviso, [los enemigos] podrn sin riesgointernar muchas leguas por falta de poblaciones. Por todo ello, y en particular porla importancia de la torre que estudiamos, se haca evidente la necesidad de suconserbacin o construccin de otras equibalentes que pudieran reemplazarla.

    La opcin elegida fue, desde luego, la primera. Una interesante carta delingeniero Joseph Barnola51 al conde de orre Alta fechada en Cdiz el 24 deoctubre de 175252nos informa de la reciente realizacin de obras en la torre,destinadas en esta ocasin a consolidar la cimentacin. As, el ingeniero indicaque en dos aos consecutivos se a reparado sus fundamentos y reforzado su piecon un recalzo de cantera. Con ello se haba acudido a las urgentes brechasdetectadas unos aos atrs por el requeridor Pedro Mateos, aunque a pesar de elloBarnola estimaba que, como [la torre] se halla expuesta a los combates continuosdel mar, es contingente que en lo subcessivo se destruya, pues esto es lo quesucede en todas las obras combatidas de este elemento, que es necessario parasu conservacin grandes dispendios de caudales y vigilancia. Es la misma ideaque aparece en una relacin de visita realizada en 1756, en la que su desconocidoautor indicaba cmo la experiencia mostraba ser infructuosos los reparos en laalmenara, a causa de los continuos daos que se venan registrando53.

    A pesar de las reparaciones citadas por Barnola, que debemos estimarefectuadas entre los aos 1750 y 1752, el conde de orre Alta comunicaba a

    Carabobo (Venezuela), n 23, ao XII, vol. XII (2004), sin paginar.50 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258. Puerto de Santa Mara, 12 de Diciembre de 1752.51 El barcelons Joseph Barnola, colaborador de Ignacio Sala en las obras del arsenal de la

    Carraca, forma parte en 1749 de la Junta de Fortificaciones de Cdiz, desempeando el mismo aoel cargo de director de las obras de la muralla de esta ciudad. En la dcada siguiente se ocuparade algunos proyectos en territorio onubense, como los de los castillos de Puebla de Guzmn yAyamonte. Mara Gloria Cano Rvora, Cdiz y el Real Cuerpo de Ingenieros..., pp. 101-108.

    52 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258. Cdiz, 24 de octubre de 1752.53 Relacin de las Plazas, Torres, Puestos Fortificados, Edificios Militares y poblaciones de la Costa

    de Andaluca desde la Raya Occidental del Reino de Granada hasta la de Portugal en Ayamonte segn elestado en que se hallan el ao 1756. Vase Mora-Figueroa: Torres de almenara..., p. 114-115.

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    Ensenada poco despus el mal estado general en que segua la almenara54, lo queconfirma la enorme dificultad para detener su continuo deterioro. Ante esto, el19 de diciembre de 1752 el rey emita una Real Orden para la renovacin, entre

    otras, de la torre del Ro del Oro, disponindose que se encargara al ingenierodirector la elaboracin del proyecto y tanteo de la obra55. Hacia 1753 debieronde ser redactados, probablemente por el propio Joseph Barnola, dichos proyectoy presupuesto, cuyo resultado fue una reparacin general de la torre, y que bienpudo incluir la gruesa zapata de sillares que abriga su pie mencionada en lavisita de 1756. Si fuera as, habra que concluir que la reparacin se efectu entreestas dos ltimas fechas, tratndose de una obra de gran alcance para la solidezde la atalaya.

    Ya el profesor Mora-Figueroa, sobre la base nicamente de la citada visita de1756, haba deducido la existencia en los comedios del siglo XVIII de importantesobras destinadas a evitar la ruina de la torre56. As, este investigador proponaque se habran llevado a cabo en ella dos actuaciones principales. La primera, lacolocacin de un forro de sillares cubriendo el tercio inferior de la torre, estructuraque identifica con la gruesa zapata de sillares antes referida. La segunda, el rellenocon ripio y argamasa muy rica en cal de lo que pudo ser, a su juicio, el pozo oaljibe, con el objeto de eliminar un hueco interior que poda comprometer laestabilidad de la almenara. La carta del ingeniero Barnola que hemos citado msarriba confirma el uso de la cantera para reforzar la base de la torre, lo que abona laprimera hiptesis de Mora-Figueroa; la segunda parece avalada por la observacindirecta de los restos conservados, donde pueden apreciarse ciertas porciones de unconglomerado blanquecino no habitual en otros restos de edificaciones similares.Consideramos, con Mora-Figueroa y a la luz de la documentacin, que tales obrasse llevaron a cabo, y que forman parte de una actuacin conjunta, probablementela proyectada en los primeros aos de la segunda mitad del siglo. Para el forro desillares, que an se distingue con claridad en el pao mayor conservado de lasruinas, se emple piedra ostionera, roca sedimentaria marina de gran dureza muyabundante en la costa gaditana57. El recalzo cubri hasta una altura cercana a los7 metros, hasta un poco ms abajo de la puerta.

    Una de las cosas que parecan ms llamativas a Joseph Barnola era que unatorre como la que estudiamos se hubiera construido en un emplazamiento tanpoco adecuado para cimentar el edificio. Por ello, en la carta antes mencionadaintentaba buscar una explicacin razonable, imaginando que tal vez el mar no

    54 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258. 12 de diciembre de 1752.55 Ibdem. 19 y 26 de diciembre de 1752.56 Mora-Figueroa: Torres de almenara..., p. 34.57 La piedra ostionera es un material muy utilizado en la zona en el siglo XVIII, tanto en

    construcciones civiles como en fortificaciones, baluartes o murallas. Adems de su abundancia,entre sus ventajas se encuentran la facilidad de su corte y tallado.

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    llegara a su pie en la poca de su edificacin. As, crea que en su momento estaalmenara, como las dems, debi de levantarse a una prudente distancia paraprecaverse de su ruina; sin embargo, el mar se habra ido introduciendo ms

    y ms hasta provocar una situacin en que la atalaya queda aislada y solo enbaxamar se puede comunicar con ella58. al idea, que es correcta para la mayorparte de las torres que acabaron en contacto con las aguas, no nos parece sinembargo vlida para la del Ro del Oro, pues esta, como explicaremos en elapartado siguiente, estuvo siempre en contacto directo con el mar. Por otra parte,y al hilo de estas consideraciones, el ingeniero haca interesantes observacionessobre la dinmica litoral de la zona. Los efectos del mar sobre la tierra le parecanincomprensibles, pues en unas partes quita y en otras depone; observndosetodos los aos que los temporales martimos commovidos (sic) por los vientosdel Sur se dirigen a internarse siempre a ms a la tierra, profundando dondehallan oposicin de murallas y escollos, y explayando las orillas libres de estosobstculos59. Esta fuerte dinmica contribuira, segn Barnola, a esterilizarcualquier esfuerzo de reparacin que se efectuara en el futuro sobre las almenarasexistentes.

    Sea como fuere, parece que las reparaciones y la renovacin llevadas a caboen la torre del Ro del Oro en estos aos centrales del siglo sirvieron para frenar sudeterioro, aunque no se tuviera la certeza de que la situacin estuviera salvada pormucho tiempo. En efecto, el visitador de 1756 volva a mostrar su preocupacinpor lo expuesto de la construccin a los embates del mar y a la erosin del arroyoque en las menguantes corre por su pie. En su opinin estaba claro que, noobstante su robustez y la potencia de la mencionada zapata, la ruina de la torresera a la larga inevitable, por lo que adelantaba ya la propuesta de levantar unanueva tierra adentro, donde carezca de estos accidentes60. Sin embargo, tal cosanunca lleg a realizarse.

    No cabe duda de que, a pesar de la negativa visin sobre el futuro de la torreexpresada por Joseph Barnola y por el visitador de 1756, las obras resultaronsatisfactorias al menos por un cierto tiempo. En 1764 un ingeniero tan acreditadocomo Antonio de Gaver se refera a la atalaya como cituada a la orilla del mar y

    construida de buen material, no necesitando de reparo alguno61. Probablemente

    58 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258. Cdiz, 24 de octubre de 1752.59 Ibdem.60 Relacin de las Plazas, Torres, Puestos Fortificados...Mora-Figueroa: Torres de almenara..., p.

    114-115. Resulta llamativo que, solo un ao despus del maremoto de 1755, el visitador no hagareferencia a daos causados por este fenmeno. Hay que concluir que no se produjeron ms de loshabituales por los temporales martimos ordinarios.

    61 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.263. Relacin del estado en que se hallan las baterasy torres situadas en la costa de Poniente del departamento del Puerto de Santa Mara a mi cargo ycomprehende desde esta ciudad hasta la torre del arroyo del Oro, distando doze leguas de Ayamonte, con

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    llam su atencin el slido aspecto del recalzo de sillares que cubra el tercioinferior, solidez que estaba en consonancia con su idea de montar sobre el terradode la almenara quatro caones de qualquier calibre. La torre, atendida por tres

    torreros y tres artilleros, sigue en estos aos prestando servicio con normalidad,aunque una de las circunstancias que ms va a preocupar ahora ser su lejana conrespecto a la atalaya ms cercana por poniente: la torre de la Arenilla62.

    Esa es precisamente la preocupacin que expresa el mismo ingeniero en unnuevo informe que completa a un detallado mapa suyo elaborado en 1768 63.

    Aunque la torre recibe la calificacin de en buen estado, Gaver hace notar lasquatro leguas de distancia que hai (sin descubierta, y donde se interrumpen lasahumadas) desde la torre del Oro a la de la Arenilla. Una prueba de que las sealesseguan hacindose de manera regular durante el siglo XVIII nos la suministra elprroco de Almonte en su respuesta de 1785 al gegrafo oms Lpez. Al hablarde las seis atalayas de este trmino municipal, no se olvida de resear que en ellasresiden diariamente dos torreros para encender a las alboradas las luminarias64.Por ello, la existencia de un amplio tramo sin cubrir, como el declarado porGaver, constitua un serio inconveniente para la continuidad de las seales yentorpeca notablemente la tarea de vigiar y avisar a nuestras embarcaciones delos corsarios65. Como hemos mostrado en anteriores trabajos66, en la mediacinde este extenso tramo litoral existi antiguamente otra torre almenara, la de Morla,cuya pronta desaparicin ocasion por mucho tiempo una discontinuidad en elsistema de avisos, si bien su lugar era suplido habitualmente por chozas u otrospuestos desde donde servan los torreros. Al parecer, y segn el propio Antoniode Gaver, ya en 1768 exista un proyecto para construir una atalaya en la Puntadel Picacho, probablemente no muy lejos de donde se alz en su tiempo la viejatorre de Morla.

    A pesar de estas limitaciones para la transmisin de las seales y de lasdificultades arquitectnicas ya comentadas, la torre del Ro del Oro parece habersemantenido en el siglo XVIII en un correcto estado de defensa, conservando casisiempre artillera en buen uso y personal especfico para su manejo. As, despus

    las obras mayores y reparos que se necessitan para evitar maiores daos y quedar en estado de defensa.Puerto de Santa Mara, 18 de diciembre de 1764. Por Antonio de Gaver.

    62 Entre ambas torres se extiende un largo tramo de costa de 22 kilmetros, mientras quedesde la del Oro hasta su desaparecida vecina del Asperillo solo haba 5. La distancia media entre lasalmenaras onubenses puede estimarse en 9,5 kilmetros.

    63 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 50, 004. Plano de la costa de Andaluca desde Ayamontehasta el ro Guadiaro. 1768. Por Antonio de Gaver.

    64 Juan Enrique Ruiz Gonzlez, Los pueblos de Huelva en el siglo XVIII (segn el Diccionario delGegrafo Real D. Toms Lpez). Huelva: Diputacin Provincial, 1999, p. 48.

    65 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 50, 004. Plano de la costa de Andaluca desde Ayamonte...1768. Por Antonio de Gaver.

    66 Vase nota n 7.

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    del informe de Ignacio de Sala, que indicaba estar los caones desmontados y sernecesario rehabilitar la capacidad artillera de la almenara67, encontramos que talconsejo debi de ser seguido, pues en 1756 contaba con tres caones de hierro de

    los calibres 12, 8 y 6, adems de dos artilleros para su servicio68

    . El mismo nmerode caones tena en 1764, aunque eran los tres del calibre 12, proponiendo elingeniero Antonio de Gaver incrementar en uno la dotacin; tambin contabaentonces con un artillero ms69.

    As, en un aceptable estado de uso, no exento de la permanente duda sobresu estabilidad, parece haberse mantenido a lo largo del siglo XVIII la torre delRo del Oro. Y as continu hasta la fecha, no concretada an, de su colapso 70.

    Algunos de los ingenieros o inspectores que la visitaron en el siglo XIX insistieronen la necesidad de prescindir de la almenara y reedificar una nueva ms haciael interior, alejada de las aguas71. Sin embrago, la torre resisti todava, aunqueposiblemente daada, durante bastante tiempo gracias a su robustez. En 1827el diccionario de Sebastin de Miano poda an referirse a ella como unaalmenara activa, de figura circular, de 16 varas de dimetro, 18 de altura, ()y situada en playa baja, de modo que queda aislada en la pleamar72. Aunqueno contamos con un dato preciso sobre el momento de su destruccin, en 1867un derrotero de la costa ya la presenta casi en ruinas, de forma que de lejosse parece a una escollera, o ms bien a una embarcacin varada73. antos aosentre aguas y arenas haban por fin vencido a los debilitados cimientos de unatorre que, a la vista de los antecedentes expuestos y de la posicin de los restosconservados, se arruin de manera muy diferente a sus vecinas del Asperillo o

    67 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739.68 Relacin de las Plazas, Torres, Puestos Fortificados...Mora-Figueroa: Torres de almenara..., p.

    115.69 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.263. Relacin del estado en que se hallan las bateras

    y torres situadas en la costa de PonientePuerto de Santa Mara, 18 de diciembre de 1764. PorAntonio de Gaver.

    70 Ni en el caso de la torre del Ro del Oro ni en el de las otras almenaras onubenses destruidas

    puede aceptarse como causa de la destruccin el erremoto de Lisboa de 1755, como proponenalgunos trabajos, entre ellos el de Jos Carlos Salcedo Hernndez y Antonio Jos CampesinoFernndez, El paisaje de las torres de almenara de la costa onubense, tras el sismo de Lisboa(1755), 2 Seminario Internacional Arquitecturas do Mar e filosofa e arquitectura da paisagem.Lisboa: Faculdade de Arquitectura da Universidade cnica de Lisboa (Centro de Investigaaoem Arquitectura, Urbanismo e Design, 2012. Disponible en www.uexgica.blogspot.com.es/p/resultados-de-investigacion-2012.html

    71 Juan Villegas Martn y Antonio Mira oscano, La defensa de la costa onubense en lasprimeras dcadas del siglo XIX,Aestuaria, n 11 (2010), pp. 77-120.

    72 Sebastin de Miano Y Bedoya, Diccionario Geogrfico-Estadstico de Espaa y Portugal,tomo VIII. Madrid: Imprenta de Pierart-Peralta, 1827, p 237.

    73 Pedro Riudavets y udury, Derrotero de las costas de Espaa y de Portugal desde el cabo Trafalgarhasta el puerto de La Corua. Madrid: Direccin de Hidrografa, 1867, p. 154.

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    de la Higuera. Estas, emplazadas en lo alto de sus correspondientes acantilados,fueron vctimas de la erosin los mismos; la del Oro, situada en la parte baja dela playa, se resquebraj y se parti en varios fragmentos ante el agravamiento de

    los fallos de cimentacin.. C R O

    Adems de informarnos sobre los desperfectos, obras y reparacionesde la torre del Ro del Oro en el siglo XVIII, los planos y documentos queanalizamos en este artculo presentan otro frente de especial inters, puestoque constituyen los mejores medios a nuestro alcance para hacernos una ideade la morfologa y caractersticas de una torre cuyo estado de completa ruinadesde el siglo XIX nos ha privado hasta ahora de contar con informacionesfiables en tal sentido. Ya sabamos por los documentos de la poca de suconstruccin que la almenara del Ro del Oro era una de las ms especiales, sino la ms especial, de cuantas acabaron por levantarse en el litoral onubense.Para Mora-Figueroa, que fotografi sus restos en 1976, era una de las torresarqueolgicamente ms interesantes de esta costa74, cosa que confirman laplanimetra y la documentacin que tratamos en este trabajo. Del anlisis deestas fuentes podemos deducir bastantes aspectos hasta ahora no conocidossobre su estructura y caractersticas constructivas.

    al vez el elemento ms determinante para este conocimiento es el yaestudiado Plano y perfil de la Torre del Ro del Oro que demuestra las dos brechas...75.Sujeto, como corresponde a la planimetra del siglo XVIII, a una aplicacinrigurosa de las escalas, sus informaciones parecen suficientemente fiables,presentando una planta y seccin de la atalaya anteriores a las reparacionesrealizadas hacia 1750 de cuya interpretacin podemos deducir muchos datossobre el estado original de la torre. Sobre la base de estas representaciones,que hemos comparado con las informaciones escritas proporcionadas por lasrelaciones de Ignacio de Sala y Antonio de Gaver, podemos sealar las siguientescaractersticas de la atalaya76:

    74 Mora-Figueroa: Torres de almenara..., p. 35.75 A.G.S., Mapas, Planos y Dibujos, 56, 030.Plano y perfil de la Torre del Ro del Oro...76 Las medidas resultantes de la interpretacin de estas fuentes no son enteramente coincidentes.

    Ello podra deberse a que hayan sido tomadas o no contando con la zapata de cimentacin y a laacumulacin de arenas sobre esta en cada momento. En la altura total de la torre entendemos quese excepta la garita de salida de la escalera.

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    Caracterscas de la torre del

    Ro del Oro

    (Elaboracin propia a parr delos documentos indicados)

    Relacin de

    Ignacio de Sala

    (A.C.E.G., C-58, n1)Ao 1739

    Plano del A.G.S.,

    (M.P.D., 56, 030)Ao 1749

    Relacin de

    Antonio de Gaver

    (A.G.S.,

    Secretara Guerra,leg. 3.263)

    Ao 1764

    Tuesas Metros Varas Metros Tuesas Metros

    Dimetro en la base 6 11,70 17,5 14,63 7 13,65

    Dimetro en el terrado - - 15 12,54 - -

    Altura desde los cimientos

    hasta el comienzo de la puerta3 5,85 8 6,69 - -

    Altura mxima

    de la bveda inferior- - 6,5 5,43 - -

    Altura mxima

    de la bveda superior- - 4,5 3,76 - -

    Altura del prel del terrado - - 1 0,83 - -

    Altura total de la torre 8,5 16,57 22 18,39 8 15,60

    En primer lugar, y aunque por algunos datos colaterales ya podamos intuirel mayor tamao de esta torre con respecto a otras, hasta ahora desconocamosrealmente sus grandes dimensiones. Los entre 16 y 18 metros de altura total

    que deba de alcanzar la convierten, junto a la de Canela, en la almenara demayor envergadura de la costa onubense. Un dato desconocido hasta ahora esque se trataba de una torre de doble cmara. As lo manifiesta la anteriormentecitada relacin de Ignacio de Sala: tiene sus dos bvedas y su caracol parasubir a la esplanada77; y as lo confirma la seccin longitudinal del plano de1749, donde quedan dibujadas con claridad ambas cmaras. Hay que recordarque esta tipologa fue la preferida desde los primeros momentos para aquellasalmenaras que deban montar artillera, como indican algunos documentos yaconocidos en que las torres artilladas se distinguan con el calificativo de buenas

    o muy buenas frente al de ordinarias que se daba a las simples atalayas devigilancia78. Y as se ejecut finalmente79, con la sola excepcin de la torre de San

    Jacinto, artillada pero de una sola cmara. La que nos ocupa, proyectada desde

    77 A.C.E.G., C-58, n 1. Relacin remitida por el ingeniero Ignacio Salas...1739.78 A.G.S., Guerra Antigua, leg. 155/10. Relacin de las torres que parese aver menester...Sin

    fecha, aunque esta debe estimarse en torno a 1583. Mora-Figueroa, Torres de almenara..., p. 89-90.79 Nos referimos al momento inicial de puesta en funcionamiento del sistema de las torres.

    A.G.S., Mar y ierra, leg. 819. Relacin de las torres que hay en la costa del mar de Andaluca...Ao1616.

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    estas primeras visitas como torre muy buena80, siempre aparece en estas fechascomo torre artillada, aunque es conocido que la dotacin inicial que recibi fueinutilizada por un ataque pirata al poco tiempo de su construccin81.

    Como es habitual en este tipo de torres vigas, la puerta de acceso seencontraba en la cara contraria al mar, a casi 7 metros de altura, de manera queeran necesarias escalas de cuerda o madera para subir, las cuales se retiraban luegopara impedir la entrada a visitantes indeseados. A la primera cmara, cubiertacon bveda de media naranja, se acceda por medio de un corredor o zagunde unos 3,8 metros de longitud, distancia coincidente con la potencia de murode la torre. La cmara era un espacio circular difano de ms de 6 metros dedimetro. Aunque al ingeniero Ignacio de Sala la torre le pareci maciza hasta laaltura de la puerta, a la vista del perfil dibujado en el plano de 1749 y de algunasevidencias materiales podemos concluir lo contrario. El citado plano representaun gran hueco interior que, ocupando toda la circunferencia interna de la torre,se extiende desde los cimientos hasta la bveda de la primera cmara. El suelode esta aparece insinuado, cortando horizontalmente en dos dicho hueco, en loque podra ser un piso de madera. Entre los restos de la torre, en el pao mayorde los conservados, puede observarse parte de la cara interna del tercio inferior,indudablemente hueco, aunque, como hemos sealado, se rellen ms tarde paradar solidez a la atalaya. odo apunta a que este espacio haba sido anteriormenteel aljibe de la torre. Otro elemento visible en el conjunto de los restos apoyala idea de que el suelo de la cmara fuera de madera. Se trata de una especiede murete de piedra que se conserva muy deteriorado adherido a los rellenosblanquecinos desprendidos hacia el Este; parece que pudo corresponder a unacompartimentacin interior del hueco del aljibe y que debi de servir para apoyaren el centro de la cmara la hipottica tablazn del piso.

    Dentro de la primera cmara, a la derecha del zagun de entrada, se abrala escalera que permita el acceso a la cmara superior y al terrado. Construidodentro del muro de mampuestos, el caracol meda aproximadamente 1,5 metrosde radio, siendo su tramo inferior en la actualidad uno de los elementos msvisibles entre los restos conservados de la torre. La disposicin de la escalera a la

    derecha del zagun nos acerca al modelo de otras almenaras vecinas, como las deSan Jacinto, Carbonera o Zalabar, con quienes comparte tambin la tipologa delos peldaos, labrados en una sola pieza de piedra82.

    Por motivos defensivos no parece que hayan existido ventanas en los muros dela torre, con lo que la ventilacin e iluminacin quedaban confiados a los huecos

    80 A.G.S., Guerra Antigua, leg. 155/10. Relacin de las torres que parese aver menester...Mora-Figueroa, Torres de almenara..., p. 89-90.

    81 Mora-Figueroa, Torres de almenara..., p. 112.82 Ibdem, p. 70.

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    de la puerta, cuando estaba abierta, y la escalera. Aunque no hay seguridad, esmuy posible que para dar paso a la luz solar se usara, como en otras atalayasonubenses, un pequeo orificio practicado en las claves de las bvedas. Dicho

    orificio podra servir tambin, en su caso, para dejar paso al agua de lluvia hastael hipottico aljibe situado en el cuerpo bajo de la torre.La explanada superior, donde iran montados los caones y desde donde se

    haran las seales, contaba con un pretil bajo y corrido de unos 80 centmetros dealto por otro tanto de ancho. No se indica en la planta que tuviera ningn tipode almenas o troneras, a pesar de contar con artillera83. Marcando el inicio deesta merlatura corrida, por la parte exterior, la torre presentaba el caractersticobaquetn de medio bocel, posiblemente labrado en piedra. Lo ms probable esque, en su primera construccin, contara con la habitual buhedera o ladronerapara la defensa de la puerta, sobresaliendo por encima del pretil del terrado.No aparece esta estructura en los planos que manejamos, posiblemente porquepudo ser eliminada en las obras posteriores a la visita de 1739. Como ya hemosexplicado, creemos que estas obras consistieron en la construccin de una grangarita que ocupara la mitad del terrado y que aparece representada en el planode 1749. Destinada entre otras cosas a albergar la salida de la escalera de caracol,pensamos que esta construccin hizo tambin eliminar una garita anterior,seguramente mucho ms pequea y acorde con los modelos an visibles en otrastorres84. Es llamativo que la puerta de salida de la nueva estancia hacia el terradose encontrara rebajada con respecto a la cara exterior del muro; posiblemente esteretranqueo responda a la necesidad de no tapar el hueco de entrada de la luzexterior o agua de lluvia, situado justo en el centro de la explanada de la torre.

    Uno de los aspectos ms destacables que la nueva documentacin nos permiteaclarar sobre la torre del Ro del Oro, y que tambin se ha avanzado en el apartadoanterior, es el emplazamiento del edificio. Aunque en ocasiones, por similitudcon otras torres destruidas de las inmediaciones, se ha supuesto que pudo haberselevantado en la parte superior de la terraza cercana y que, erosionada esta, habracado a la playa85, no cabe duda de que la atalaya siempre estuvo donde hoyse hallan sus restos, es decir, en plena orilla y en contacto con el agua86. As lo

    83 Otra torre artillada, la de Punta Umbra, comparte esta caracterstica con la que estudiamos.S disponen de un pretil con almenas artilleras las de San Jacinto y Canela.

    84 Como por ejemplo las existentes en las atalayas de Canela o El Cataln.85 Salcedo y Campesino, El paisaje de las torres de almenara..., p. 19.86 Como sealan algunos estudios sobre geomorfologa costera, las torres de almenara

    constituyen un punto de referencia para conocer la situacin de la antigua lnea litoral y sustransformaciones. As, la posicin de los restos de las torres de la Higuera o El Asperillo las conviertenen testimonio de una acusada retrogradacin litoral; sin embargo, este no es el caso del Ro delOro, cuya torre no se alzaba sobre la terraza costera. Esto, junto a la planimetra que publicamos,nos permite afirmar, contrariamente a lo que sostienen otros autores, que en este punto no se haproducido un avance significativo del mar desde mediados del siglo XVIII. A. Rodrguez Ramrez,

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    demuestran tanto los dos planos que publicamos como diversas referencias quepueden extraerse de la documentacin adjunta. La carta del requeridor Mateos enmarzo de 1748 deja claro que la torre del Ro del Oro est situada en la lengua

    del agua de modo que a las cresientes queda yslada, batiendo en ella el mar87

    .ambin la vio as el ingeniero Joseph Barnola en octubre de 1752, expuesta a loscombates continuos del mar, si bien crey que se encontraba en tal situacin porhaber avanzado las aguas sobre la costa en este punto88. Pero Barnola desconocaque ya en la poca de su planificacin, a finales del siglo XVI, los ingenieroshaban previsto que la atalaya fuera construida en plena orilla. La eleccin de tanarriesgada ubicacin tuvo muy probablemente un motivo poltico, desdeandolos consejos de la experiencia arquitectnica y militar. Desde al menos 1584 sehaba decidido que la almenara se financiara a medias entre el Duque de MedinaSidonia y el Conde de Miranda, situndose a caballo entre sus dos seoros89.Siendo su frontera la desembocadura del Ro del Oro, tal designio obligaba aque la torre se construyera sobre el arroyo, descartando cualquiera de las dosladeras inmediatas por ser tierra de uno u otro seor. ambin era inviable laparte interior de la garganta, pues all la torre sera intil. As, slo quedaba laplaya, aunque alzar un edificio de este calibre sobre las arenas y con la seguridadde que el mar combatira sus cimientos supusiera un verdadero reto para losconstructores. En efecto, ello obligaba a un alarde constructivo importante, perono imposible en aquella fecha. Hay que recordar los tratados de finales del siglo

    XVI del ingeniero Cristbal de Rojas, que mostraban la manera de construirsobre suelos pantanosos o incluso sobre el agua utilizando sistemas de pilotaje90.Sabemos del uso de pilotes al menos en una de las torres onubenses, la de Canela91,por lo que no sera extrao que se hubieran empleado tambin en el caso que nosocupa, aunque no existen evidencias documentales ni materiales en tal sentido.

    L.M. Cceres, J. Rodrguez Vidal, E. Flores, M. Cantano y V. Guerrero, Cambios morfolgicos ytasas recientes de erosin-depsito en la costa atlntica oriental de Huelva (Espaa), Geogaceta, n21. (1997), pp. 187-189.

    87A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Sanlcar de Barrameda, 13 de Marzo de

    1748.88 Ibdem, leg. 3.258. Cdiz, 24 de octubre de 1752.89 S(eccin) N(obleza) A(rchivo) H(istrico) N(acional), Osuna, C. 382, D. 58.90 Cristbal de Rojas, Terica y prctica de fortificacin, conforme las medidas y defensas destos

    tiempos, repartida en tres partes. Madrid: Luis Snchez, 1598. ercera parte, captulo V: De losfundamentos sobre arena en el agua, arcilla, tufa, o en pea biva. Vase tambin ngel J. SEZRODRGUEZ, El ingeniero Cristbal del Rojas reconoce arifa en 1597 (I), Aljaranda, revistade estudios tarifeos, n 51 (2003), pp. 4-7. En este trabajo se insertan dos grabados tomados de lasobras de Rojas donde se representan una mquina para clavar pilotes y una torre cimentada coneste sistema.

    91 Antonio Mira oscano y Juan Villegas Martn, La torre de Canela, una almenara delsiglo XVII, en Enrique Arroyo Berrones (ed.):Actas de las XIII Jornadas de Historia de Ayamonte,Ayamonte: Ayuntamiento de Ayamonte, rea de Cultura, 2009, pp. 47-74.

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    Indudablemente, un emplazamiento tan osado hubo de ser contrarrestadocon una serie de elementos constructivos especialmente destinados a dotar a laatalaya de la necesaria solidez, unos habituales en las torres de la costa de Huelva,

    otros completamente singulares. Entre los habituales, hay que citar la zapata,que, en palabras de Pedro Mateos crese afuera de la torre ms de una bara yprofunda ms de dos92. La mayor parte de las torres de almenara contaban conuna zapata93, estructura que proporcionaba una base slida a la construccin y ledaba consistencia en caso de no contarse con terreno firme. Insinuada en el planode 1742, esta estructura aparece dibujada con detalle en el de 1749, donde sesealan sus daos. Las alusiones posteriores se refieren probablemente al recalzode sillares con que se reforz la base de la torre a mediados del siglo XVIII.

    Pero la torre del Ro del Oro dispona de elementos de solidez muy singulares,totalmente inexistentes en cualquiera de las restantes torres del litoral onubense.La documentacin nos informa de que fortifican su zimiento dos contrafuerteso puntas de diamante, una a tierr (sic) y otra al mar de norte a zur94. Se trata,en efecto, de dos puntas construidas en piedra y destinadas a aliviar al murode la acometida de las aguas, sobresaliendo en su vrtice dos metros sobre lacircunferencia de la torre. Ambos contrafuertes aparecen representados en el planode 1749 pero no en el de 1742. al vez este ltimo plano, poco pormenorizadoen lo que respecta a la torre, omiti este detalle por considerarlo irrelevante. Cabeno obstante otra posibilidad: que estas puntas de diamante no sean originalesy fueran aadidas entre ambas fechas, en el curso de alguna obra de refuerzoy consolidacin de la torre. El contrafuerte ms castigado fue, lgicamente, elque defenda el frente marino, de manera que en los temporales de mediadosdel siglo qued flanqueado por brechas a derecha e izquierda; a pesar de ello semantuvo el contrafuerte o punta en que bate el mar, siendo tan importante suconservacin que si flaquea la punta de diamante [la torre] tiene gran peligro decaer o arruinarse95. Del segundo contrafuerte, enfrentado a las aguas vertientesdel Ro del Oro, puede an apreciarse el arranque en la parte baja del lienzomayor conservado96.

    Hasta aqu lo que hemos podido conocer por el momento sobre una

    de las almenaras ms interesantes de la costa onubense. La planimetra y ladocumentacin recientemente localizadas nos han permitido adentrarnos un pocoms en su morfologa y su historia, ofrecindonos la posibilidad de acercarnos,siquiera de forma aproximada, a la configuracin de una torre que anteriormente

    92 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Sanlcar de Barrameda, 13 de Marzo de 1748.93 La maltrecha almenara de la Higuera, en posicin invertida desde al menos 1739, nos

    permite observar el aspecto de su potente zapata, hoy en la parte superior. Vase nota n 70.94 A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254. Sanlcar de Barrameda, 13 de Marzo de 1748.95Ibdem.96 Vase figura 4.

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    se nos apareca solo como una informe masa de ruinas. Pero, aparte de lo quelas fuentes grficas o escritas puedan aportar en el futuro, son los propios restosde la torre los que, con la intervencin de la arqueologa, deben aclarar anmuchas incgnitas. Y esto es as porque la torre del Oro nos ofrece la excelente

    oportunidad de contemplar aquello que fue construido para quedar oculto, deasomarnos al interior de muros o estructuras ya derruidas para investigar condetalle los pormenores del sistema constructivo. Para ello, sin embargo, esnecesaria una condicin fundamental, cual es la adecuada preservacin de estosrestos. Por desgracia, cualquier visitante que se acerque a la torre y compruebe elgrado de erosin de los lienzos conservados tiene fcilmente la impresin de que,

    Figura 4. Arranque, muy deteriorado,de uno de los contrafuertes o puntas dediamante que reforzaban la zapata de latorre (fotografa de los autores).

    Figura 5. Imgenes que muestran la reciente fragmentacin de uno de los bloquesconservados de la torre (fotografas de Antonio Delgado Pinto y de los autores).

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    si no se toman medidas urgentes, el mar se encargar pronto de impedir que lavieja torre nos legue sus secretos97.

    97 La fragmentacin de los restos contina, como pudimos apreciar en una de nuestras visitasa la torre, efectuada en diciembre de 2007. En el invierno anterior y por efecto de los temporales, elbloque situado al este del lienzo mayor se haba dividido en dos partes. Vase figuras 5 y 6.

    Figura 6. Aspecto de los restos de la torre del Ro del Oro con el bloque fragmentadoen primer plano (fotografa de los autores).

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    . DA) Carta de Pedro Mateos, requeridor de las torres de Poniente, al capitn

    general de la Costa de Andaluca, conde de Roydeville.

    Sanlcar de Barrameda, 13 de Marzo de 1748.A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254

    Excelentsimo SeorSeor:Con los continuos temporales se ban arruinando cada bes ms las

    seis torres de la costa de Poniente de mi cargo; pero estos ltimos y tancontinuados an ocasionado gran ruina pues a la torre del Ro del Oro,ltima de Arenas Gordas, le a arrancado ms de veinte y ocho baras dezimiento o zapata, en esta forma:

    La torre del Ro del Oro est situada en la lengua del agua de modoque a las cresientes queda yslada, batiendo en ella el mar; y fortifican suzimiento dos contrafuertes o puntas de diamante, una a tierr (sic) y otraal mar de norte a zur, y abr dose aos que un temporal le sac de debaxoquasi la mitad de los fundamentos o cascaxo sobre que se fund de modoque al ympetu de las olas temblaba la torre; y otro temporal masis (sic:por maciz) el hueco y qued al pareser como de antes, hasta que aoraestos temporales abindole descubierto la maior parte del zimiento ozapata, que crese afuera de la torre ms de una bara y profunda ms de

    dos; mantenindose el contrafuerte o punta en que bate el mar, le arrancpor su banda de Poniente ms de veinte baras del zimiento y por la deLevante ms de ocho, asta lo profundo y a quedado la torre en gran peligroporque la ruina ser la tersera parte de sus zimientos; y si flaquea la puntade diamante tiene gran peligro de caer o arruinarse.

    Seor, desde la barra de esta ziudad asta la de Huelva no ay msfortalesa que la de esta torre que por su grandesa y hartillera es lo querespectan los moros en aquella costa, y es el assilo de las embarcacionesque hordinariamente persiguen, todo lo qual (en fuerza de mi obligasin)pongo en la considerasin de Vuestra Excelencia para que se digne mandarlo que Vuestra Excelencia tenga por combeniente.

    Nuestro Seor guarde la persona de Vuestra Excelencia muchos aoscomo puede. Sanlcar de Barrameda, 13 de marzo de 1748.

    Excelentsimo Seor.Seor.Besa los pies de Vuestra Excelencia su ms reconocido sbdito.Don Pedro Matheos (rbrica)Excelentsimo Seor conde de Leroy De Ville.

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    B) Carta del ingeniero Ignacio de Sala al capitn general de la Costa deAndaluca, conde de Roydeville.

    Cdiz, 26 de Marzo de 1748. A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254Excelentsimo Seor.Mui Seor mo:En consequencia de la orden de Vuestra Excelencia devo decir que

    aunque e destinado al yngeniero don Alonso Gonzlez de Villamar parahazer el reconocimiento de las torres de Poniente, y con especialidad latorre del Ro del Oro, cuyo fundamento a socavado el mar segn el avisode don Pedro Matheos, requeridor de ellas, es preciso que passe a aquelsitio un albail y tres o quatro peones, con el citado yngeniero, para que

    se hagan distintas calas al pie de la misma torre, se examine si su cimientoes de pea o cascajo, lo que penetra el dao que tiene en su fundamento, ysi nezesitar de un recalzo, a fin de formar un estado individual de la obraque se dever hazer para seguridad de la sobredicha torre y el coste quepodr tener.

    Al albail y peones que an de pasar a este reconocimiento (que serpreciso se execute en baxas mares de mareas vivas) se les devern pagarsus jornales los das que estubiesen empleados en ello, como tambin unbagage para las herramientas; por lo que me pareze combeniente se sirva

    Vuestra Excelencia escrivir al yntendente a fin de que destine el caudalnezesario para estos jornales; y tambin en concideracin de los atrasos delsobredicho yngeniero don Alonso Gonzlez, que con su media paga nopuede costear semejantes viaxes, se sirva al mismo tiempo librarle algnsocorro; que es quanto se me ofreze hazer presente a Vuestra Excelenciasobre este asumpto.

    Dios guarde a Vuestra Excelencia los ms aos que deseo. Cdiz, 26 demarzo de 1748.

    Excelentsimo Seor.Beso las manos de Vuestra Excelencia.Su ms seguro servidor.Don Ignacio Sala (rbrica)Excelentsimo Seor conde Le Roydeville.

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    C) Nota referente a una carta del capitn general de la Costa de Andaluca

    A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.254El Conde Roydeville[en otra letra]: Respondido en 16 de abril de 1748.Acompaa una representacin que le ha hecho el cabo principal de las

    torres de la costa de Poniente del Puerto de Santa Mara, exponiendo eldao sucedido en una de ellas, dicha del Oro, por un temporal de mar, quele ha socavado sus cimientos en extensin de ms de 28 baras, hallndosepor este motivo en evidente riesgo de arruinarse, y que siendo por sumagnitud y artillera el refugio de las embarcaciones y la nica defensacontra los moros en aquella costa, se hace preciso acudir quanto antes a sureparo. Sobre que el conde, aviendo prevenido a don Ignacio Sala nombrase

    un yngeniero para pasar a este reconocimiento, lo execut, advirtindoleen la carta que incluie que, a ms del expresado yngeniero, se necesita deun albail y tres o quatro peones respecto de averse de hacer algunas catas,a fin de en su consequencia formar con conocimiento la relacin del costedel reparo o proyecto si fuere menester; cuios gastos ass por lo que toca alalbail y peones, como al yngeniero, en considerarle algn socorro atentode no poder con la media paga sufragar el gasto de viages, solicit el condecon aquel intendente providenciase a su satisfaccin, y excusndose este aello sin tener orden, lo hace presente para que se le mande lo execute.

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    D) Carta del ingeniero Joseph Barnola al conde de orre Alta.

    Cdiz, 24 de octubre de 1752.A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258

    Excelentsimo Seor.Mui seor mo:Satisfaciendo al asumpto de las dos cartas de Vuestra Excelencia de 7 de

    junio y 10 del corriente, y enterado de las copias de relaciones que haze aVuestra Excelencia don Pedro Matheos del mal estado en que se hallan lastorres de la costa de Poniente, con especialidad la del Asperillo, dispuse elreconocimiento de estas torres y costa, que executado con toda exactitud sehalla que dicha torre del Asperillo est amenasando ruina de caerse desde susituacin a la playa; porque estando en lo alto de un barranco de solo arenasin coagular, y penetrando las olas martimas con los temporales siempre ams contra este barranco, est mucha parte de su fundamento descarnado,y por consiguiente irremediable con qualquier obra que se aplicase.

    La torre del Ro del Oro, en dos aos consecutivos se a reparado susfundamentos y reforzado su pie con un recalzo de cantera, y no obstanteestos reparos, como se halla expuesta a los combates continuos del mar,es contingente que en lo subcessivo se destruya, como sucede en todas lasobras combatidas de este elemento, que es necessario para su conservacingrandes dispendios de caudales y vigilancia.

    Se debe juzgar que quando se fabricaron estas torres no llegaba el mar acombatirlas y que se construiran a una prudente distancia para precaversede su ruina; pero durante el tiempo se a hido introduciendo ms y ms,internndose a la tierra hasta llegar a dichas torres, dejando y aislada la delRo del Oro a 45 varas distante de la tierra, y solo en baxamar se puedecomunicar con ella.

    Los efectos del mar son incomprehensibles: en unas partes quita y enotras depone; pero en la costa de Poniente, inclusa la plaza de Cdiz, yde esta al Levante, observo todos los aos que los temporales martimoscommovidos (sic) por los vientos del Sur se dirigen a internarse siempre ams a la tierra, profundando donde hallan oposicin de murallas y escollos,y explayando las orillas libres de estos obstculos. Por lo que juzgo porintil qualquiera reparacin que se aga en las citadas torres. Que es quantosusintemente devo exponer a la compreencin de Vuestra Excelencia.

    Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos aos como deseo. Cdiz, 24de octubre de 1752.

    Excelentsimo Seor, beso las manos de Vuestra Excelencia. Su msatento servidor.

    Don Joseph Barnola. (rbrica)

    Excelentsimo Seor Conde de la orrealta.

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    E) Carta del conde de orre Alta al marqus de la Ensenada.

    Puerto de Santa Mara, 12 de Diciembre de 1752.

    A.G.S., Secretara de Guerra, leg. 3.258Excelentsimo Seor.Mui Seor mo:Avindome dado parte don Pedro Matheos, cabo de las torres de la Costa

    de Sanlcar de Barramenda en la parte de Poniente, del mal estado de lasnombradas El Asperillo y la del Ro del Oro, y de la enminente (sic) prximaruina que teme de la primera con los temporales, cayendo de su cituacina la playa, donde quedar intil todo su material, lo particip al yngenierocomandante don Joseph Barnola, de que hecho cargo en su adjunta respuestaprecediendo el reconocimiento que dispuso, contexta lo mismo; aadiendo

    ser irremediable el dao e intil qualquier reparo que se haga en las citadastorres, en estos trminos y en el de exponer dicho don Pedro Matheos porcombeniente y precisa la prompta demolicin de la del Asperillo para poderaprobechar su material, que caiendo a la playa no podr lograrse. Consultadodicho don Joseph Barnola sobre este asunto combiene en lo mismo y proponepodr encargarse esta obra a los mismos torreros, para lo que enquentro elreparo que siendo solos dos hombres, y ninguno albail de ofizio, necesitarande mucho tiempo para ella, sin ebitarse el riesgo de su prxima ruyna, ni elpeligro de la total inutilidad de su material, caiendo al mar, que es a lo quesegn su estado ay que atender.

    Siendo dichas torres y otras de la costa [el] nico medio y el solo canal pordonde se tienen las noticias de haber en ella embarcaciones de moros u otrasenemigas, y tambin seguridad de los caminantes por las playas de la costa dePoniente, pues desde San Lucar o Cdiz hasta Ayamonte, que ay ms de 20leguas de costa, no tienen otro abrigo en aquellos mares las perseguidas de losmoros que la torre del Oro principalmente, as por la conmodidad de su playacomo por su grandeza y artillera, que sin ella quedarn las embarcacionesy gente que transitare en tal desamparo que en caso de algn desembarcode enemigos no habiendo en la costa quien d el aviso podrn sin riesgointernar muchas leguas por falta de poblaciones; por lo que juzgo precisa suconserbacin o construccin de otras equibalentes para poder atender al finde la segura nabegacin de aquellas embarcaciones y paso de los caminantesa que miran estas torres. Lo que pongo en noticia de Vuestra Excelencia paraque sirvindose de pasarla a la de Su Majestad se digne mandar lo que fuerede su real agrado.

    Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos aos. Puerto de Santa Mara, 12de diziembre de 1752.

    Excelentsimo Seor, beso las manos de Vuestra Excelencia, su mayor yms afecto servidor.

    El conde de la orrealta (rbrica)

    Excelentsimo Seor Marqus de la Ensenada.

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