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Ulises en la cueva del polifemo computacional 115 Bakhtin, M. M. (1981). The dialogic imagination (M. Holquzst Ed.). Austin, TX: University of Texas Press. Holzman, L. H. (1996). Pragmatism and dialectical materialism in language development. En H. Daniels (Ed.), An introduction to Vygotsky (pp. 75-98). London & New York: Routledge. Kozulin, A. (1996). The concept of activity in Soviet psychology. Vygotsky, his disciples and critics. En H. Da- niels (Ed.), An introduction to Vygotsky (pp. 99-122). London & New York: Routledge. Luria, A. R., & Vygotsky, L. S. (199211930). Ape, primitive man and child. Essays in the history of behavior. New York & London: Harvester & Wheatsheaf. Piaget, J. (Ed.) (1967). Logique et connaissance scientifique. Paris: Gallimard. (Trad. cast. Lógica y conoci- miento cient$co. Buenos Aires, Proteo, 1970.) Russell, B. (1912/1975). Los problemas de lafilosofa. Barcelona: Labor. Russell, B. (1960). Wisdom of the West. London: Aldus Books. (Trad. cast. La sabiduría de Occidente. Madrid: Aguliar, 1962.) Russell, B. (1976). Human knowledge. Its scope and limits. London: George Allen & Unwin. (Trad. cast. El co- nocimiento humano. Madrid: Taurus, 1977). Scribner, S. (1975). Situating the experiment in cross-cultural research. En K. F. Riegel & J. A. Meacham (Eds.), The developing individual in a changzng world: Historial and cultural issues. The Hague: Mouton. Scribner, S. (1984). Studying working intelligence. En B. Rogoff & J. Lave (Eds.), Everyday Cognition: its de- velopment in social context (pp. 9-40). Cambrige: Massachusetts: Harvard University Press. Siguan, M. (1987). Actualidad de Vygotsky. En M. Siguan (Ed.), Actualidad de Liev S. Vygotsky. Barcelona: Anthropos. Vygotsky, L. S. (192511991). El problema del desarrollo en la psicologia estructural. Estudio critico. En AAVV y. P. del-Rio (Ed.), L. S. Vygotsky. Obras escogidas. Vol I (pp. 205-256). Madrid: Visor. Vygotsky, L. S. (193011991). Introducción a la versión rusa del libro de K. Buhler c<Ensayo sobre el desarrollo espiritual del niños. En AAVV y. P. del-Rio (Ed.), L. S. Vygotsky. Obras escogidas. Vol 1 (pp. 163- 176). Madrid: Visor. Wittgenstein, L. (1968). Phylosophical Investigations. Oxford: Basi1 Blackwell. Ulises en la cueva del polifemo computacional (O de las astucias sociocomputacionalistas de William Frawley) Josep Maria Dorningo Institut MiM i Fontanals. Barcelona Pocas bromas con este libro de William Frawley. Su Vygotsky y la ciencia cognitiva corresponde a un género cientifico-literari0 realmente arriesgado: el que podríamos llamar el género de fusión interparadigmático, practicado dentro de la reciente literatura psicológica. Aunque el10 no constituye de por si una ha- zaña sin parangón, pues a lo largo de la joven historia de la psicologia ya hemos asistido a casos parecidos (pensemos, por ejemplo, en 10s esfuerzos desplegados por Tolman para cccognitivizar>> el conductismo), 10 novedoso de su proyecto consiste, segun creo entender, en intentar romper el estado de autosuficiencia epistémica, conceptual y teórica en el que se ha movido usualmente el para- digma cognitivo de corte computacional made in USA, para abrir sus fronteras Correspondencia: Institut Mils i Fontanals. Pl. Josep M. Folch i Torres, s/n. 08001 Barcelona. Correo electrónico: [email protected]

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Ulises en la cueva del polifemo computacional 115

Bakhtin, M. M. (1981). The dialogic imagination (M. Holquzst Ed.). Austin, TX: University of Texas Press. Holzman, L. H. (1996). Pragmatism and dialectical materialism in language development. En H. Daniels (Ed.),

An introduction to Vygotsky (pp. 75-98). London & New York: Routledge. Kozulin, A. (1996). The concept of activity in Soviet psychology. Vygotsky, his disciples and critics. En H. Da-

niels (Ed.), An introduction to Vygotsky (pp. 99-122). London & New York: Routledge. Luria, A. R., & Vygotsky, L. S. (199211930). Ape, primitive man and child. Essays in the history of behavior.

New York & London: Harvester & Wheatsheaf. Piaget, J. (Ed.) (1967). Logique et connaissance scientifique. Paris: Gallimard. (Trad. cast. Lógica y conoci-

miento cient$co. Buenos Aires, Proteo, 1970.) Russell, B. (1912/1975). Los problemas de lafilosofa. Barcelona: Labor. Russell, B. (1960). Wisdom of the West. London: Aldus Books. (Trad. cast. La sabiduría de Occidente. Madrid:

Aguliar, 1962.) Russell, B. (1976). Human knowledge. Its scope and limits. London: George Allen & Unwin. (Trad. cast. El co-

nocimiento humano. Madrid: Taurus, 1977). Scribner, S. (1975). Situating the experiment in cross-cultural research. En K. F. Riegel & J. A. Meacham (Eds.),

The developing individual in a changzng world: Historial and cultural issues. The Hague: Mouton. Scribner, S. (1984). Studying working intelligence. En B. Rogoff & J. Lave (Eds.), Everyday Cognition: its de-

velopment in social context (pp. 9-40). Cambrige: Massachusetts: Harvard University Press. Siguan, M. (1987). Actualidad de Vygotsky. En M. Siguan (Ed.), Actualidad de Liev S. Vygotsky. Barcelona:

Anthropos. Vygotsky, L. S. (192511991). El problema del desarrollo en la psicologia estructural. Estudio critico. En AAVV

y. P. del-Rio (Ed.), L. S. Vygotsky. Obras escogidas. Vol I (pp. 205-256). Madrid: Visor. Vygotsky, L. S. (193011991). Introducción a la versión rusa del libro de K. Buhler c<Ensayo sobre el desarrollo

espiritual del niños. En AAVV y. P. del-Rio (Ed.), L. S. Vygotsky. Obras escogidas. Vol 1 (pp. 163- 176). Madrid: Visor.

Wittgenstein, L. (1968). Phylosophical Investigations. Oxford: Basi1 Blackwell.

Ulises en la cueva del polifemo computacional (O de las astucias sociocomputacionalistas de William Frawley)

Josep Maria Dorningo Institut MiM i Fontanals. Barcelona

Pocas bromas con este libro de William Frawley. Su Vygotsky y la ciencia cognitiva corresponde a un género cientifico-literari0 realmente arriesgado: el que podríamos llamar el género de fusión interparadigmático, practicado dentro de la reciente literatura psicológica. Aunque el10 no constituye de por si una ha- zaña sin parangón, pues a lo largo de la joven historia de la psicologia ya hemos asistido a casos parecidos (pensemos, por ejemplo, en 10s esfuerzos desplegados por Tolman para cccognitivizar>> el conductismo), 10 novedoso de su proyecto consiste, segun creo entender, en intentar romper el estado de autosuficiencia epistémica, conceptual y teórica en el que se ha movido usualmente el para- digma cognitivo de corte computacional made in USA, para abrir sus fronteras

Correspondencia: Institut Mils i Fontanals. Pl. Josep M. Folch i Torres, s/n. 08001 Barcelona. Correo electrónico: [email protected]

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mentales hacia 10s logros, durante tanto tiempo ignorados, de la psicologia so- ciocultural soviética, directamente inspirada por la legendaria figura de Liev Vy- gotski y hábilmente desarrollada por Luria o Leontiev, entre otros.

Ciertamente, 10s esfuerzos de la psicologia norteamesicana por recuperar del olvido la psicologia practicada en el otro lado del telón de acero se pueden rastrear rnás all6 de estas últirnas tres décadas; ahi están, por ejemplo, para dar testimonio de 10 dicho, 10s pioneros trabajos divulgatorios de Jerome Bruner o Michael Cole, provenientes ambos de las filas del Último conductismo o del pri- mer cognitivismo, y proseguidos, con un entusiamo realmente encomiable, por James Wertsch u otros autores especialmente interesados por el paradigma dia- lógico o culturológico, en tiempos mucho mis recientes. Pero, por decirlo es- cuetamente, no parece que ninguno de ellos, pese a reclamarse más o menos en deuda con cierta versión débil del cognitivismo psicológico (es0 es, aquella con- cepción que concede grosso modo que la mente humana opera con determinados mapas cognitivos, esquemas conceptuales o representacionales, llámense guio- nes, scrips o como quiera que se les denomine), haya intentado desposar la psi- cologia vygotskiana con la versión fuerte del cognitivismo computacional; la cual, y dicho de paso, llegó a alcanzar en 10s EEUU un status de poder académico y politico de tal prepotencia, que casi acabó por dejar en la penumbra a sus más inmediatos oponentes intelectuales. No es de extrañar, por tanto, que dado este tenso ambiente intelectual, acompañado de un inquietante contexto interna- cional de guerra fría, las posibilidades de acercamiento entre ambas corrientes fueran minimas, y sus respectivos programas de investigación asistieran, cua1 convidados de piedra, a un auténtico dialogo de sordos.

Sin embargo, como 10s historiadores del futuro tendrán ocasión de regis- trar con mayor lujo de detalles, junto al deshielo en la Órbita politico-militar in- ternacional durante la pasada década de 10s noventa (fruto, sin duda, de la im- plosión de la antigua Unión Soviética), tuvo lugar una concomitante reacción en el campo de la producción teórica de la psicologia científica (sobre todo, en el ámbito occidental), cuyas consecuencias, aun siendo todavia embrionarias, em- piezan timidamente a vislumbrarse con la aparición de una atmósfera interpara- digmática mucho m%s benigna y propicia para el intercambio de ideas, e incluso, como es el caso que aquí nos ocupa, de proceder a una curiosa reconciliación en- tre la linea marcada por la psicologia cognitivo-computacional, de ascendencia platónico-cartesiana, y la perspectiva elaborada por la psicologia semiótico-cul- tural vygotskiana, de inspiración hegeliano-marxista.

No me cabe la menor duda de que el encuentro entre ambas, aun siendo potencialmente fructifero, comporta, como el mismo Frawley reconoce, una se- rie de requisitos protocolarios previos, de entre 10s que cabria mencionar, en pri- mer lugar, la renuncia a determinados compromisos ontol6gicos y epistémicos suscritos por cada una de las partes oponentes, y, en segundo lugar, la franca pre- disposición a efectuar no menos importantes concesiones en el marco concep- tual de sus respectivos paradigmas, para posibilitar, cuando menos, la anhelada traducibilidad entre ambos. Ignoro si 10s tiempos están 10 suficientemente ma- duros -tanto objetiva como subjetivamente- para proceder a concretar el pro- yecto al que Frawley nos invita públicamente a participar; sin embargo, dejando

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aparte la plausibilidad lógica (e incluso empírica) de la conzpatibilidad de ambas corrientes psicológicas, 10 cierto es que el reto que nos propone el autor de este desafiante libro, nos pilla, por 10 menos en 10 que se refiere a nuestras latitudes geográficas, un tanto desconcertada y desprevenidamente. Lo que equivale a de- cir que, pese al agradecimiento a 10s editores de la revista Anuario de Psicologia por el honor que me conceden de glosar críticamente este excelente libro de Frawley, no sé hasta qué punto represento la voz colectiva de 10s <<desventura- dos>> comentarisras elegidos para esta ocasión, cuando afirmo que, cautivos y de- sarmados como estamos, se nos propone un ejercicio de hermenéutica textual, cuya correcta interpretación supera quizá con mucho las capacidades individua- les de cada uno de nosotros. Pero en fin, puestos a proceder, procedamos.

En las entrañas del ccsociocomputacionalismo~~

jCuá1 es, por decirlo en términos de Lakatos, el nzicleo duro de esta posi- ble ciencia cognitiva vygotskiana que nos propone Frawley? O por presentar10 en términos mis suaves: jcuáles son 10s principales pasos argumentativos en 10s que se articula su asi denominado sociocomputacionalismo? En síntesis apresu- rada, podríamos desglosarlos en las siguientes <<tesis>>:

1) Con el fin de establecer la mejor alianza estratégica entre Vygotski y la ciencia cognitiva, y puesta la diana en la profundización analítica del pensa- miento simbdlico situado, la táctica elegida consiste fundamentalmente en hacer compatible la psicolingüística computacional con la psicolingüística cultural. El10 significa que el lenguaje, como artefacto simbólico-cultural privilegiado, que goza de la doble condición de ser objetivamente extern0 (de ámbito público) y subjetivamente interno (de uso privado), constituye el principal inte$ace ins- trumental merced al cua1 poder establecer un nexo de unión entre las arquitectu- ras cognitivas de las mentes humanas y 10s contextos interactivos de sus respec- tivas actividades prácticas; eso es, entre 10s códigos y procesos que constituyen la forma de la vida mental y 10s inmediatos escenarios sociales del pensamiento reflexivo y autorreflexivo, traducidos en términos de estructuras informaciona- les globales.

2) Para conceder al lenguaje el papel central de que dispone en la vida so- cial y psico-computacional, la compatibilización de la teoria vygotskiana con la ciencia cognitiva requiere ante todo de un nuevo marco teórico-filosófico que, siendo capaz de trascender el -por 61 nombrado- <<problema de PlatÓn>> (eso es, cómo sabemos tanto a partir de tan poco; problema que grosso modo ha sido orientado hacia la búsqueda de la dotación innata -1éase internalista o biocom- putacional- de las capacidades lingiiisticas y/o cognitivas humanas), evite caer en el extremo contrario, a saber, el determinismo estrictamente culturalista de nuestra arquitectura cognitiva. Su esquema global interpretativa pretende hacer justicia, por consiguiente, al internalismo y a la vez al externalismo, al código neurobiológico interno y simultáneamente a la estructura socio-normativa de la acción externa, o, si se prefiere, entre la máquina virtual y la máquina real (ba- sada esta última en la experiencia on line).

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Y es precisamente dentro de este frágil equilibri0 donde la figura de Witt- genstein encuentra su punto arquimedeano. En efecto, según interpretación de Frawley, en el filósofo vienés se dan cita la lógica computacional del lenguaje (la máquina virtual) y la interpretación pragmática de la acción (la máquina real), razón por la cua1 deviene el candidato perfecto para intermediar en el irresuelto litigi0 entre cognitivistas irredentos y vygotskianos postmodernos. En este sen- tido, su lectura de un Wittgenstein unificado le concede el doble beneficio de re- leer a 10s primeros en clave analítica (fundamental pero no exclusivamente pre- sente en el primer Wittgenstein) y a 10s segundos en clave pragmática (partiendo, claro está, de su sugerente filosofia del lenguaje coloquial elaborada durante su segunda fase de creatividad).

3) Si el ccproblema de PlatÓn>> legitima en parte el giro hacia el interior y el ccproblema de Wittgensteim permite reunificar el núcleo sintáctico de la mente con la acción significativa a través del lenguaje, la teoria de la internali- zación de Vygotski, sorprendentemente leida mediante el filtro postmoderno de Derrida (o en su defecto de Bourdieu; para mi gusto mucho más adecuado), se convierte en el programa de investigación empirico de la mente que en su dia le faltó a Wittgenstein. Cerrado asi el circulo que posibilita el basament0 teórico de la ciencia cognitiva vygotskiana, y establecidos 10s puentes de unión que inter- conectan la mente computacional con la cultural, Frawley cree alcanzar la sim- biosis idónea entre la psicolingiiistica computacional y la cultural, al considerar que la ciencia cognitiva y la teoria vygotskiana pueden ser evaluadas interpara- digmáticamente como clararnente <<comparables>>, plenamente cccompatibles>> (pese a las apariencias al contrario) y básicamente ctinconmensurables>> (como es usual entre teorías distintas).

Por todo 10 cual, s610 le resta, por mor de la contrastabilidad experimen- tal, someter a examen critico su hipótesis en tres bancos de prueba: el concer- niente al análisis de la subjetividad, el referente a la implementación del control metalingüistico de la reflexividad, y finalmente -y por via negativa- el relacio- nado con el importante problema terapéutico de 10s trastornos mentales, funda- mentalmente aquellos que tienen que ver con 10s desórdenes de control meta- computacional.

4) Respecto de la temática de la subjetividad, tema harto incómodo para cognitivistas recalcitrantes contra 10s enunciados psicológicos proposicionales, Frawley cree descubrir un cierto solapamiento entre la propuesta clasificatoria elaborada por algunos computacionalistas poc0 fundamentalistas, basada en la distinción entre el ccprocesarniento no conscienten, 10s procesos propiamente <<conscientes>> y 10s procedimientos computacionales de la <<metaconciencia>>, y la clasificación señalada por Vygotski según la cua1 se distingue entre la znanie (que puede ser compatible con el <<procesamiento no consciente,, de informa- ción), la soznanie (que no coincide con la <<conciencia>> computacional, puesto que para 61 es un ccco-conocer>> que requiere de otras mentes) y la osoznanie (en- tendida ésta como la consciencia reflexiva de ser consciente, y siendo en este sentido plenamente compatible con la <<metaconciencia>>).

Sin entrar en 10s pormenores de esta jerarquia de implicación con la que se estructuran estos tres niveles, Frawley afirma que el primer0 y más elemental,

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el procesamiento no consciente, corresponde a 10 que Johnson-Laird ha llamado la <<vida mental de la maquina cartesianan, 10 que equivale a una computación ciega, meramente sintáctica, sin qualia e inmune al contexto. El segundo, el de la conciencia, se asemejaria, también en términos de Johnson-Laird, a una <<mA- quina craikiana>> que usaria simbolos con una toma de conciencia mínima, es- tructurada según el principio de figurdfondo, con posesión de qualia y cuya ata- dura mínima al contexto proporcionaria 10s rudimentos de un <<punto de vista>> o perspectiva para el sujeto, equivalente a 10 que Flanagan llama una conciencia débil del yo. Por último, el nivel superior alcanzado por la metaconciencia, o conciencia fuerte del yo, vendria definido por ser eminentemente público, inter- subjetivo, fugaz, parcialmente contextual, con estados metamentales sin qualia, de procesarniento lento, de carácter holistico, y que, por no reducirse a una mera representación de segundo orden de 10s contenidos de la conciencia, s610 se transforma en autentica <<conciencia del yo>> cuando la metaconciencia registra reflexivamente 10s contenidos representacionales (externos o internos) del nivel anterior como una representación para fines metacognitivos y, en el fondo, me- tapragmáticos. Con 10 cual, 10s atributos funcionales de la metaconciencia, a sa- ber, la supervisión, la regulación, la inhibición o la planificación, coincidirían grosso modo con las funciones de <<control>> (o dominio), <<mediaciÓn>>, <<dife- renciacióm y <<supervisiÓn voluntaria>>. postuladas por Vygotski, aunque leidas e interpretadas en clave computacional.

Quizá 10 más relevante de toda esta suerte de fenomenologia consista en que, como muy bien 10 ejemplificó el principe de la psicologia soviética por me- dio de la zona de desarrollo próximo, la codificación de las representaciones de la metaconciencia se encuentra semióticamente mediada por el lenguaje y, en general, por la cultura (siendo incluso ambos factores 10s responsables indirec- tos de 10s efectos no lógicos de la inferencia en el razonamiento). Por todo ello, según la lectura que hace Frawley de Vygotski, retomada de Radzikhovskii, sus ideas apuntan a la compatibilidad de 10 computacional y de 10 social, de una mente internamente fija y de una mente socio-cultural externamente variable, o entre un sustrato neurobiológico computacional y un sustrato semiótico social.

5) Probablemente, el Órgano central que hace palpitar todo el proyecto ~~sociocomputacional~~ de Frawley se encuentre en el capitulo 5", dedicado al control metacognitivo y, en concreto, al misterioso lenguaje para el pensa- miento. La idea rectora que 10 preside se podria resumir, con la simplicidad ex- plicativa que logra Wertsch, diciendo que <<el lenguaje es una caja de herramien- tas que incluye las herramientas para arreglar sus propias herramientas,. Dicho en términos menos prosaicos, para dar debida cuenta de cómo el lenguaje posi- bilita pensar 10s pensamientos (en el sentido sugerido por Dennet o Jackendoff) y mediante qué procedimientos la metaconciencia logra alcanzar su función au- torreflexiva, el secreto consiste, ni más ni menos, que en encontrar y descifrar 10s componentes del metalenguaje privado o interior que, ocultos tras el velo del lenguaje social o público, se encuentran confundidos con 61.

Asi, pues, el lenguaje para el pensamiento constituye un tip0 de metalen- guaje que organiza la metacognición a partir de aquellos aspectos del código lin- güístic~ que impulsan y favorecen directamente la autoneflexividad (o auto-

conciencia del yo). Su naturaleza, aunque falsamente dialógica, es eminente- mente instrumental, ya que: (a) vehicula el pensamiento mediante recursos signi- cos, y (b) ofrece una perspectiva (o posicionamiento) al sujeto metacognoscente mediante la cua1 disponer de un determinado estilo de control sobre su fluir me- taconsciente. Dado que la mejor manera empírica de estudiar la estructura lin- güística del lenguaje para el pensamiento es analizar el habla privada (o monoló- gica), Frawley, inspirándose en Vygotski, Nelson, Feldman o Bruner, reinterpreta sus fonnas y funciones -desde la predicación psicológica hasta 10s distintos mar- cadores y secuenciadores discursivos- como metaformas y metafunciones del control computacional, estableciéndose asi un correlato directo entre ambos. Por consiguiente, el lenguaje para el pensamiento ejerce las funciones de control computacional que tanto a nivel metasintáctico, metasemántico o metapragmá- tico dirigen, aunque no siempre voluntariamente, el procesamiento mental global.

6) Sin entrar en 10s vericuetos de su argumentación, y acorde con su cog- nitivismo vygotskiano, su tesis final consiste en afirmar que dicho procesa- miento global requiere de una doble computación: una de carácter universal, el lenguaje del pensamiento (o mentales, en el sentido de Fodor o Chomsky), que c

operaria según la <<lógica>> simbólico-representacional, y otra de carácter parti- cular, el lenguaje para el pensamiento (relativo al contexto lingüistico-cultural), y que respondería a 10s dictámenes del <<control>> metacomputacional o metarre- presentacional, correspondientes a la metaconciencia. Asi, merced a las virtudes del conexionismo, la lógica (la estructura de datos) y el control (el particular es- tilo sociocultural de manejarlos), aun siendo computacionalmente independien- tes, acabarían confabuladamente coexistiendo en lapsyche humana sana.

Prueba a contrario de esto serian aquellos casos clinicos que, como el au- tismo, la espina bífida con hidrocefalia, el síndrome de Williams o el de Turner, por mostrarse en ellos déficits como la incapacidad para elegir entre alternativas, falta de inhibición metacognitiva, fracaso en la integración global de la produc- ción discursiva, fallos en las capacidades metainterpretativas, o carencias meta- pragmáticas en la planificación de las tareas teleológicas, revelarían de algún modo u otro profundos trastornos en el control mental (y por supuesto en el ha- bla privada y en el lenguajepara el pensamiento), y el10 pese a no apreciarse sig- nificativa~ alteraciones en el plano lógico de la computación mental. Asi, para concluir, habiendo llegado a este punto álgido en el que el correcto entrelaza- miento entre la lógica y el control puede llegar a alcanzar la perfección de un dios bicéfalo, mitad computacional mitad sociocultural, se consuma con el10 el reto inicialmente impuesto de colocar 10s pilares del templo de una prometida ciencia cognitiva vygotskiana.

Lasfisuras de la ((ciencia cognitiva vygotskiana,,

Parece evidente, por 10 que llevamos dicho, que el libro de Frawley cons- tituye un notable esfuerzo sistemático por sintetizar en un Único proyecto unifi- cado dos lineas de pensamiento psicológico aparentemente incompatibles: el cognitivismo computacional y el socioculturalismo de Vygotski. Tampoco se

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puede negar que en pos de esta nueva síntesis teórica, el autor recurre a un aco- pio realmente sorprendente de argumentos imaginativos -muchos de 10s cuales no podemos recoger aqui- procedentes de un elenco tan variopinto de autores que dificilmente suelen ser citados juntos y entre si. Sin embargo, el producto fi- nal que nos ofrece, tras un camino no poc0 tortuoso, parece coronarse con el éxito más rotundo. El rnismo Frawley se muestra algo sorprendido de ello, cuando, en un arrebato de modestia contenida, alerta al final de su larga aventura sobre 10s peligros de haber engendrado un gran esquema monstruo universal- mente aplicable a cualquier dominio de la asi llamada <<ciencia cognitiva>>. No obstante ello, considero que 10s peligros no proceden tanto de ahi, cuanto de al- gunos argumentos teórico-filosóficos defectuosos, o interpretativamente cues- tionables, que afectan a la arquitectura fundamental de todo su proyecto socio- computacional. Yendo por partes: .

1) Sobre elproblema de Wittgenstein. Si bien la primera tesis aludida en el apartado anterior no comporta de hecho ningún problema para ser admitida, puesto que es de recibo que cualquier intento programático en pos de una teoria centrada en el pensamiento simbólico situado exige tomar el lenguaje en su do- ble vertiente internalista y externalista, dependiendo ecuánimamente tanto de la arquitectura de su procesamiento interno cuanto del contexto extern0 de su utili- zación práctica, no ocurre 10 mismo con la segunda tesis postulada. Suscribo ple- namente toda la critica vertida por Frawley respecto de las limitaciones que el tradicional <<problema de Platón~ comporta para cualquier teoria computacional que quiera para si incorporar la dimensión externa de la actividad psíquica de la mente humana (incluso añadiria que, por similares razones, podria llamarse el problema de Descartes o incluso de Leibniz, pues sus respectivos proyectos con- cernientes al diseño algoritmico de una Mathesis Universalis, responden a ho- mologables preocupaciones cognitivas y epistemológicas). Pero, por el contra- rio, encuentro totalmente insatisfactorio el tratamiento que ofrece del llamado <<problema de Wittgensteim. Respecto de este punto considero que Frawley, aprovechándose del apoyo filosófico ofrecido por Michel Ter Hark o P.M. Hac- ker, reconstruye una interpretación de la obra del filósofo vienés que, según mi entender, excede con mucho 10s limites admisibles de la hermenéutica filoló- gica; y puesto que para 61 la figura de Wittgenstein desempeña un papel central de bisagra entre 10 computacional y 10 cultural, o entre la máquina virtual y la real, es pertinente tratarlo aqui con mayor lentitud y detenimiento.

Según su versión, incomprensiblemente extraña pues contradice la del propio autor, se daria una continuidad epistémica entre el primer y el segundo Wittgenstein, siendo este último el resultado de incorporar el pragmatismo se- mántico al sintacticismo analític0 del primero, y cohabitando asi juntos en per- fecta armonía, o por 10 menos con cierta unidad dialéctica (Dixon, Margolis). Como muestra de el10 recurre, por ejemplo, a las Investigaciones filosóficas (#193-194), lugar en el que se distingue entre la máquina como símbolo, enten- dida como figura de un modo de operar, y la máquina efectiva, cuyos movi- mientos prodrian ser muy distintos a 10s supuestamente derivados de su diseño figurativo. De ahi extrae curiosamente Frawley la conclusión de que la primera corresponde a la arniquina virtual,,, prototípica de la mente lógica o computa-

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cional, y por tanto reliquia lejana del Tractatus, y la segunda, a la <<miquina real>>, sinónima de la mente contextual, y por consiguiente fiel reflejo del modo de operar significativo del pensamiento on line. Sin embargo, nada de esto pa- rece derivarse del contexto interpretativo de estos textos. Una vez más, lo que est6 pretendiendo decir aqui Wittgenstein concierne a 10s abusos interpretatives del lenguaje (en especial el filosófico) cuando concede ciertas propiedades a las cosas, en este caso a la máquina-como-símbolo, que trascienden con mucho a su funcionamiento real. Entre las posibilidades de movimiento que virtualmente dispone la primera, y 10s movimientos reales de la segunda, se abre pues un hiato que, de haberlo tenido en cuenta Frawley, no hubiera incurrido en el error (filo- sófico) que el mismo Wittgenstein pretende erradicar.

En definitiva, creo que: (a) es consistente la afirmación de que existe una ruptura epistemológica entre el Tractatus y las Investigaciones, puesto que el mo- delo isomórfico entre mundo, lenguaje y pensamiento del primer0 es contradicto- no con el modelo polisérnico, e incluso heteroglósico, del segundo; (b) es falsa la tesis de Frawley de que no hay un programa de investigación psicológico en el se- gundo Wittgenstein, ya que por poc0 que se escarbe en el subsuelo de sus Investi- gaciones se encuentran 10s rudimentos teóricos de la escuela de la Gestalt, aunque expresados en clave hermenéutica e incluso antropológica; (c) pese a reconocer la posible validez de la ecuación <<el Tractatus es a la mente computacional, 10 que las Investigaciones a la mente cultural,,, no por el10 comparto el afán <<sumativo>> de Frawley de construir un Wittgenstein unificado a la medida de su proyecto socio- computacional, pues en definitiva la distancia que hay entre ambos Wittgenstein no es, ni más ni menos, que la distancia que separa la computación de la cultura; con 10 cual, y por todo ello, (4 pretender tomar a Wittgenstein como eje central de su argumentación me parece, por cuestionable, extremadarnente aniesgado.

2) A propósito de Vygotski. Los comentarios que suscita este libro de Frawley sobre la figura de Vygotski son tantos, que serían prácticamente inabar- cables dentro de este pequeño espacio concedido. Pese a todo, y reconociendo de entrada la acertada elección de Vygotski como portavoz de 10s psicólogos cultu- rales para dialogar con 10s computacionalistas, quisiera apuntar algunas refle- xiones de carácter filosófico y metodológico que, creo, atañen a uno de 10s nú- cleos centrales de la ciencia cognitiva vygotskiana, en concreto aquellos concernientes a la tesis 3, y sobre todo la 4, del apartado anterior. ~Hasta qué punto es cierta la afirmación de Frawley (1999, p. 91) cuando sostiene que a Vy- gotski, de haber vivido el doble, pongamos hasta 1972, d e habría gustado la ciencia cognitiva, con sus origenes en 10s mecanismos cibernéticos de control y su alianza con el materialisme>>, aunque seguramente se hubiera opuesto ai <<for- malismo pur0 y la autonomia de ciertas versiones del computacionalismo~~? En verdad no soy muy dado a 10s enunciados contrafácticos, pero debo reconocer que éste tiene su interés. Incluso, añadiría, encierra de algún modo el secreto fi- nal sobre la viabilidad o no de todo el proyecto sociocomputacional aqui pro- puesto; por tanto, hagamos correr un poc0 la imaginación.

Vaya por delante que yo no suscribo el tipo de juicio categórico emitido por Frawley. Pienso que Vygotski habría mostrado -sin duda- un ponderado in- terés por la c<revoluciÓn cognitiva>>, e incluso hubiera sido un atento y perspicaz

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lector de todos sus desarrollos (como 10 demostró ser, por otra parte, con la psi- cologia norteamericana de James o Dewey, con la escuela suiza de Piaget, o hasta con 10s estudios de Kohler sobre las monas de Tenerife); pero estoy con- vencido, casi con plena seguridad, de que también hubiera mostrado serias re- servas a 10s fundamentos metodológicos que la inspiraron, y no menos profun- das discrepancias teórico-filosóficas frente a ella. La suya era eminentemente una filosofia de la mente con vocación materialista, con ribetes spinozistas, pero profundamente marcada por la dialecticidad de la tradición hegeliano-marxista. El10 implica que, distanciándose por igual del materialismo mecanicista de 10s psicofísicos, del formalismo estructural de 10s gestaltianos y piagetianos, o del idealismo mentalista de 10s würzburguianos o wundtianos, perseguia una reno- vación en profundidad de la psicologia que, preservando algunos de 10s análisis funcionales por ellos aportados, dotara al estudio de las funciones psicológicas superiores de la dinamicidad ontoevolutiva que les es propia. Por tanto, la bata- lla por el método, objetivo que llegó a ser obsesivo en la obra de Vygotski (y en general en otros muchos intelectuales marxistas de su época), se aviene muy poc0 con aquellas tradiciones de pensamiento psicológico que ni son materialis- tas, ni funcionalistas, ni sobre todo genético-evolutivas.

Y es ahí donde residiría uno de 10s puntos de discordia centrales entre él y el cognitivismo en su estadio computacional. Creo que si bien ambos enfoques pueden permanecer juntos bajo la misma banderaJicncionalista (aspecto éste há- bilmente explotado en la obra de Frawley), no ocurre 10 mismo en relación al método genético. Aunque puede ser de difícil comprensión para 10s psicólogos y lingüistas cognitivos norteamericanos simpatizantes con la escuela vygotskiana (por razones, claro está, eminentemente ideológicas), 10 cierto es que el método histórico-genético de Vygotski es totalmente equivalente al método sintético-to- talizador usado por Marx, hasta el extremo, pienso, que no se puede entender co- rrectamente el planteamiento expositivo de Pensamierzto y lenguaje sin com- prender la estructura lógico-expositiva de Das Kapital; la cual, a su vez, como es sabido, procede de La lógica de Hegel, aunque leída en clave materialista. El10 es fácilmente detectable, por 10 menos, en dos pasos: el problema de las unida- des y el problema del tratamiento de la evolución dialéctica de las relaciones in- te@ncionales de 10s procesos psicológicos superiores. Según el primero, se pro- cede a la elección de las categorias más simples, pero a la vez más abstractas, para, a partir de ellas, desplegar el conjunt0 de determinaciones concretas con que el proceso genético las va enriqueciendo. Asi, si Marx elige el concepto de <<mercancia>> como punto de arranque para, tras diversas determinaciones con- ceptuales, como <<valor de uso o de cambioa, <<capital constante o variable,,, ccplusvalía absoluta o relativa>>, llegar a la noción de <<capital>> y sus formas, y al- canzar asi al final una síntesis concreta de 10 que es una formación capitalista, si- guiendo de esta manera el hi10 de su reconstrucción histórica; otro tanto hace Vy- gotski cuando elige como unidad básica el concepto de <<significaciÓn>> de la palabra (smysl) con el fin de reconstruir ontogenéticamente la dialecticidad en- tre el lenguaje y el pensamiento, desde la <<denotaciÓn ostensiva>> hasta 10s <<con- ceptos supraordenados>>, y asi poder llegar -al final- a una síntesis integrada de las facultades semióticas y cognitivas del psiquismo humano.

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Respecto de la segunda cuestión, reiteradamente planteada por Vygotski, las relaciones entre las funciones psíquicas jamás deben ser analizadas estática- mente ni, por decirlo asi, manteniendo entre ellas una estructura relacional de tip0 constante (como suele ser, dicho sea de paso, la tónica general adoptada por el enfoque computacional). Asi, de igual modo que Marx observó que 10s vincu- 10s interfuncionales entre las instituciones sociales varían ostensiblemente en virtud del peso relativo de cada una de ellas, según el devenir histórico, de ma- nera similar Vygotski considera imprescindible ofrecer una imagen dinámica de 10s vinculos interfuncionales -o sea, aquellos que se establecen entre la memo- ria, la percepción, la capacidad simbólica, el pensamiento o la metaconciencia, etc.- por su indiscutible defensa del principio metodológico de la primacia del enfoque genético-evolutivo.

Si además de todas estas problemáticas metodológicas tenemos en cuenta que, filosóficamente hablando, Vygotski es de hecho un pragmatista, un cons- tructivista simbólico y un hermeneuta, que considera que la significación pro- funda de 10s térrninos discursivos es incomprensible sin asociarle la carga emo- tiva que siempre les acompaña, aspectos casi todos ellos ignorados por Frawley, mi pregunta seria: json efectivamente traducibles en términos computacionales 10s sutiles procesos genéticos y semióticos de la psyche humana, siguiendo 10s postulados básicos del método vygotskiano? Aquí también me temo que, dadas las abismales diferencias metodológicas entre ambos paradigmas, uno de ascen- dencia platónico-cartesiana y el otro hegeliano-marxista, las posibilidades de convergencia parecen mis bien escasas; pero en fin, hasta que no se me de- muestre que es computable la Lógica de Hegel o el Ulises de Joyce, prefiero una vez más otorgarme el privilegio de la duda.

3) Sobre la cuestión de la compatibilidad. Por Último, json realmente compatibles la psicolingüistica computacional y la psicolingüistica cultural o, por extensión, el computacionalismo cognitivo y la teoria histórico-cultural vy- gotskiana, como concede la tesis de fondo del proyecto sociocomputacional? La respuesta no es fácil, y dependerá en gran medida de qué entendamos por <<com- putacionalismo cognitivo>>. En general, se suelen reconocer, como es admitido desde que Searle 10 apuntó, dos versiones distintas de 61, básicamente sustraídas de 10s trabajos desarrollados en el campo de la inteligencia artificial, a saber: la IA fuerte y la IA débil. Si por IA fuerte se entiende que la conciencia y demás fa- cultades psicológicas superiores consisten meramente en estrictos procesos computacionales, est5 claro que tal perspectiva -como ya hemos insinuado- se- ria completamente extraña a la concepción vygotskiana de tales estados menta- les. Pero si la versión que baraja Frawley se decanta hacia la IA débil, extremo éste que no queda del todo claro en su texto, la compatibilidad es al menos plau- sible; puesto que, como reza dicha versión, se admite en general que 10s proce- sos mentales son simplemente susceptibles de simulación computacional, pero no reducibles a ella. De hecho, desde esta perspectiva, por cierto mucho mis sensata, la computacionalidad no seria un atributo del mundo mental, sino una mera interpretación -es0 si, en clave computacional- de una serie de procesos mentales, cuyos correlatos causales reposarían en Última instancia en la electro- química del wetware cerebral.

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Pero insistiendo, jes realmente computable el lenguaje natural, este au- tentico protagonista del drama psicológico de la vida, y especificarnente el len- guaje del y para el pensamiento (tal y como se presenta en la tesis 5 anterior- mente expuesta), aunque sea en esta versión débil? Por 10 que sabemos, y por 10 mucho que ignoramos, es posible que el representacionalismo ofrezca ciertos re- cursos computacionales en 10 atinente a la estructura profunda y, en este sentido, en relación a la lógica estrictamente sintáctica del lenguaje del pensamiento. Por su parte, la moderna versión del cognitivismo conexionista puede que, a tenor del optimismo manifestado en este punto por Frawley, sea capaz mediante su in- teraccionismo intermodular de ofrecer un modelamiento computacional de las tareas de control metalingiiistico y metacognitivo. Pero en cualquier caso pre- fiero adoptar respecto a esta cuestión una escéptica actitud de docta ignorantia y remitirme a desarrollos futuros en el campo ingenieril de la psicologia cogni- tiva para dar una respuesta basada en una mayor solidez empírica.

Por el momento, prefiero suscribirme a la sensata crítica de Bruner a 10s derroteros que ha adquirido históricamente la ya veterana ciencia cognitiva, cuando ha insistido de forma reiterada en que la obsesiva ambición reduccionista de su variante computacional a 10 sumo s610 seria teóricamente Útil en aquellos sistemas susceptibles de hipercodificación (es0 es, en sistemas absolutamente <<cerrados>>, con univocidad significativa y completitud procedimental), pero en ningún caso para aquellos sistemas <<abiertos>> de tipo simbólico -ya sean lin- giiisticos o culturales- cuya hipocodificación semántica y pragmática hace de ellos terrenos poc0 propicios para el cultivo del computacionalismo procedi- mental. jC6mo se computa, digamos, el lenguaje para el pensamiento poético? 0, por utilizar la terminologia de Bruner: jserían 10s mismos 10s marcadores de la autorreflexividad discursiva detectados en el pensamiento lógico-paradigmá- tic0 (usualmente utilizado en la resolución de problemas de tip0 instrumental), que 10s empleados en el pensamiento sintagmático (fundamentalmente orien- tado a la producción holistica de narraciones significativamente bien trabadas)? Y, en caso de no serlo, jserian ambos igualmente computables?

Las respuestas a estas preguntas quedan sin duda en el aire; pero de poderse realizar, pienso que la lógica de la computación -conexionista o postconexionista- debería desarrollarse hacia un doble objetivo: uno, dirigido hacia la profundiza- ción de las lógicas <<difusas>>, propias de 10s conjuntos borrosos @wzy sets), pro- yecto ése que como es sabido está todavia en sus inicios; y dos, orientado al oscuro análisis metalógico de las relaciones inter-metalingiiisticas, cuyos precedentes en la teoria de 10s tipos de Russell a propósito de las paradojas, o en el teorema de la incompletitud de Godel, quizás puedan abrir ciertas puertas a la clarificación de las posibilidades -y sobre todo de 10s limites- del tratarniento computacional de 10s sistemas de control de la metaconciencia o conciencia subjetiva del yo.

El lugar de la cultura dentro del ccsociocomputacionalismo~~

Resta, para cerrar el circulo, una brevisima referencia al papel otorgado a la cultura dentro del proyecto de Frawley. En diversos pasajes de su libro, pero ante

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todo en la tesis 6 antes expuesta, se le concede a la cultura un lugar sin duda es- pecialmente destacado en las labores de confección de la metaconciencia, y en particular en las tareas de control metacognitivo. Incluso de algún modo se ad- mite que ciertas deficiencias en la intemalización cultural de detenninados as- pectos del código linguístico pueden llegar a acarrear importantes trastornos en las operaciones de control mental. Dando a entender con el10 que algunos signos del lenguaje usado por una determinada comunidad, precisamente aquellos que previamente ya fueron elegidos por su tradición cultural como marcadores dis- cursives, son de facto 10s responsables de organizar las pautas del control meta- cognitivo, e incluso de determinar asi el estilo de pensamiento de sus gentes. No es de extrañar, por tanto, que Frawley reinterprete la famosa teoria del relativismo lingüistico-cultura1 de Sapir-Whorf, en términos de la influencia del lenguaje, en tanto que fenómeno cultural, sobre 10s propios mecanismos de control metacom- putacional, siendo obviamente dichos mecanismos <<relatives>> al marco simbó- lico-cultural dado. Por todo 10 cual, y en resumidas cuentas, Frawley, admitiendo en general que las representaciones y metarrepresentaciones son específicas de cada cultura, circunscribe el ámbito de actuación de la esfera cultural sobre la vida mental a dos funciones primordiales: las inhibitorias y las facilitadoras. Es decir, ya sea seleccionando aquellos componentes discursivos del lenguaje para el pensamiento que contribuyen a inhibir -o regular- la información cultural, o ya sea mediante la predeterminación de aquellos otros elementos del habla interior que contribuyen a facilitarla y a investirla de contenido (1999, p. 144).

El mismo Frawley parece ser muy consciente de la <<pobreza>> desempe- ñada por el contexto cultural sobre la arquitectura metacognitiva, cuando mo- destamente admite, al final de su libro, que su ciencia cognitiva vygotskiana no es, ni más ni menos, que un intento de <<explicación de la información sociocul- tural computacionalmente eficaz>>; eso es, s610 de aquellos aspectos del lenguaje ejcazmente computables, a fin de poder completar el esquema ya disponible de la mente en el mundo, con otro capaz de situar el mundo en la mente. Sin em- bargo, aun reconociendo la honestidad mostrada por el autor al no esconder 10s <<limites>> de su propio proyecto -por cierto, en un estilo muy kantiano- no deja de sorprenderme por el contrario todo 10 que oculta, a saber, la creciente aporta- ción de la psicologia cultural al estudio de la construcción social del <<pensa- miento situado,,.

Desde este paradigma, dentro del cua1 me sitúo, el arsenal de dispositivos sígnicos generados por 10s diversos universos simbólico-culturales que confor- man el todo social, cubren, a tenor de 10s análisis postvygotskianos emprendidos por Cole, Wertsch, Lave, Harré, Jahoda, Valsiner o el rnismo Bruner, un espectro mucho más amplio que el contemplado por Frawley. No s610 pueden, quizá, mo- delar el lenguaje para el pensarniento, centro especial de su atención, sino que afectan también a otras diversas áreas de la actividad humana, desde la instru- mental y narratológica hasta la emocional y axiológica; aunque, evidentemente, estén mucho más alejadas del ideal computacional aquí perseguido. En este sen- tido, valoro Vygotski y la ciencia cognitiva como un libro un tanto desequili- brado en su plantearniento global: si bien se excede probablemente con mucho en las pretensiones cognitivo-computacionalistas de las tareas metacognitivas de

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la mente humana, se queda corto, por otra, en la subestimación de la cultura en su potencialidad constructiva del psiquismo en general. Por el10 sugeriría la in- versión de 10s térrninos del propio titulo, apostando por La ciencia cognitiva y Vygotski por mor del peso concedido a la primera por encima del segundo, y por responder mis a una tímida visita del psicólogo ruso al templo del MIT, que de una autentica y cordial invitación a la fusión entre ambas cofradias. Pero en fin, que el odisiaco Frawley haya sido capaz de meter una estaca cultural en el mis- mísimo ojo delpolifemo computacional es una hazaña que, por cierto, no deja de tener un merito verdaderamente colosal.