traición en la guerra de yugurta

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    DEBILIDAD DE LOS P RINCIPIOS,VENALIDAD, PRAGMATISMO Y TRAICIN

    COMO HERRAM IENTA DIPLOMTICAEN LA GUERRA DE YUGURTA .

    A P RO X I M A C I O N E S A L A P O L T I C A E X T E R I O R D E RO M A

    E N E L S I G L O I I A . C .

    W E A K N E S S O F P R I N C I P L E S , V E N A L I T Y, P R A G M AT I S M

    A N D T R E A S O N A S A D I P L O M AT I C TO O L I N

    T H E J U G U R T H I N E WA R .A P P RO A C H E S T O RO M A N F O R E I G N P O L I C Y

    I N T H E S E C O N D C E N T U R Y B C .

    Jorge Alfaro Martnez

    Instituto de Estudios Avanzados (IDEA)

    Universidad de Santiago de Chile

    Romn Daz 89, ProvidenciaSantiago de Chile, Chile

    [email protected]

    Resumen

    En base a La guerra de Yugurta, obra del historiador romano CayoSalustio Crispo, se analizan aspectos y comportamientos de la

    poltica externa de la Repblica romana ante el rey de los n-

    midas, Yugurta. Lo anterior, se observa en un marco de crisis y

    REVISTA DE HUMANIDADES N27 (ENERO-JUNIO 2013): 217-236 ISSN: 07170491

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    conflicto social en Roma, deviniendo la poltica exterior de estaen un recorrido que va desde la inaccin a la reaccin en

    venal, circunstancial y pragmtica, alejada de todo fundamentotico-religioso, cuestin que, a su vez, termin por convertir a latraicin en una de las herramientas ms poderosas de la diplo-macia romana.

    Palabras claves: Guerra de Yugurta, poltica exterior, diplomacia,

    pragmatismo, traicin.

    Abstract

    Based on the War of Jugurtha, the work of the roman historianGaius Crispus Sallust, it is analyzed the behavior of the foreignpolicy of the Roman Republic to the Numidian King, Jugurtha.This is observed within a context of social conflict and crisis inRome, becoming the foreign policy of this on a path from the

    inaction to reaction in venal, circumstantial, and pragmatic,away from all ethical and religious grounds, a matter that endedup turning the betrayal in one of the most powerful tools of Ro-man Diplomacy.

    Key words:Jugurtha War, Foreign Policy, Diplomacy, Pragmatism,

    Betrayal.

    Recibido: 15/08/2012 Aceptado: 03/01/2013

    El estudio del mundo clsico se hace bajo el convencimiento de quese trata de un mundo prximo a nosotros, desde la perspectiva de que es po-

    sible establecer relaciones entre ese tiempo y mundo pretrito, y el nuestro.De esta manera, es en el mundo greco-romano en donde se establecen losfundamentos polticos, cientficos y filosficos de nuestro mundo, refren-dando con ello la originalidad de la civilizacin greco-latina, en cuanto a

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    despliegue de fuerzas racionales convertidas, en cierto modo, en paradigmaspresentes. De ah que abordar sus problemticas constituya una forma de

    adentrarnos en las nuestras y observar en ellas su validez actual.Desde La guerra de Yugurta1, obra del discutido historiador romanoCayo Salustio Crispo, se indaga sobre el comportamiento y aspectos de lapoltica exterior de la Repblica romana a fines del siglo II a.C. Esta obra,de carcter monogrfico, narra la guerra entre Roma y Numidia, especfi-camente, entre Roma y el rey Yugurta. El conflicto, que se extiende entreel ao 111 y 105 a.C., segn su autor, fue importante, rudo e indeciso ensu desarrollo y fue el primero que evidenci oposicin a la soberbia de los

    nobles y, por todo ello, es digno de ser historiado. Bsicamente, se abordaun conflicto centrado en las pugnas que sostienen el partido democrtico yel aristocrtico2, antagonismo entre nobiles y novi,signo de la decadencia desu propio tiempo, la Repblica. Por otra parte, es en el marco de esos con-flictos que se abre la posibilidad de identificar y analizar con cierta claridaddeterminados rasgos y prcticas de la poltica exterior romana, entregandonuevas claves para su lectura.

    1. Salustio, la historiografa y la guerra de Yugurta

    Es mi intencin referir la guerra que el pueblo romano tuvo conYugurta, rey de los nmidas; en primer trmino, por haber sido peligrosa,

    1 Se utilizan como fuente de anlisis la traduccin de la Universidad Nacional Aut-noma de Mxico, Obras Completas de Salustio: Guerra de Yugurta, Fragmentos de lasHistorias y Cartas a Csar sobre el Gobierno de la Repblica, de Agustn Millares Carlo.Tambin, la traduccin de la Editorial Gredos, La Conjuracin de Catilina, La Guerrade Yugurta, de Bartolom Segura Ramos.

    2 Si bien la terminologa partido poltico no se corresponde exactamente con la realidadpoltica romana hacia fines de la Repblica, podemos sealar que la gran diferenciaentre estos dos grupos radicaba en que los primeros no se abstuvieron de cualquieresfuerzo que permitiera mantener los intereses de la oligarqua. Por su parte, los se-

    gundos adoptaban mtodos populares que atentaban contra los cuidados intereses delos primeros. En esta ltima tendencia, pero con una fuerte impronta de populismo,se comprenden los Graco y los comandantes militares cuya actuacin la observamosen la desencadenada crisis republicana, y que con apoyo incondicional de sus soldadosintentaban rebasar la figura del Estado.

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    sangrienta y llena de vicisitudes; en segundo lugar, porque entonces por vezprimera se hizo frente a la tirana de los nobles (Salustio, Obras Completas

    4). De esta manera, Salustio fundamentaba la narracin de su obra que,junto a la Conjuracin de Catilina, le ha permitido ser considerado un con-notado exponente de la historiografa romana.

    Analizar aspectos de la poltica externa de Roma desde la obra deSalustio, y sabiendo que el eje de la obra es otro, abre perentoriamente lanecesidad de acercarnos a determinados aspectos de la vida y de las circuns-tancias polticas y sociales que vivi y, de la misma manera, a determinadoselementos irradiados por la obra que caracterizan a la historiografa romana.

    Lo anterior es fundamental como forma de enfrentar el anlisis con ciertasresponsabilidades y cuidados en referencia a las limitaciones y proyeccionesde la obra.

    La vida de Salustio es poco conocida, sin embargo, los fragmentosexistentes han permitido obtener su fecha de nacimiento y muerte (86-35a.C.). Originario de Amiterno, ciudad sabina, llega muy joven a Roma conla pretensin de ampliar su formacin, no logrando evitar ser impermeable

    a los desajustes morales del periodo, ante lo cual l mismo confiesa queen su primera juventud fue arrastrado por la pasin a la poltica en la quemuchas cosas le fueron adversas y nos presenta una sociedad corrompidapor la ambicin y los vicios de todas clases, vicios que el despreciaba, peroa los que no se pudo sustraer (La Conjuracin de Catilina 10). Su juven-tud fue tumultuosa, adhiri al partido democrtico, uno de cuyos caudillosera Csar, del cual desde el principio fue un firme partidario, en parte porcomunidad de ideas y en parte por agradecimiento, puesto que este haba

    sido fundamental en su ascenso en la poltica.3Tras ocupar el cargo de go-bernador en frica Nova, Salustio vuelve a Roma y, como consecuenciadel asesinato de Csar, se retira del escenario poltico, volcndose a la vidaprivada y al cultivo de la literatura histrica. l mismo seala:

    3 En el ao 52 a.C. fue elegido tribuno de la plebe, ocupa un escao en el Senado,siendo expulsado en el 50 a.C. pero restaurado al ao siguiente y nombrado cuestorpor influencia del mismo Csar. En el ao 46 a.C. ejerci el cargo de pretor, para queposteriormente fuese nombrado gobernador de la provincia de frica Nova.

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    . . . as pues, cuando mi espritu descans de las muchas miserias y peligros, de-

    cid que deba mantener el resto de mi vida lejos de la poltica, no me propuse

    gastar un ocio valiossimo en la indolencia y la desidia, ni por supuesto pasar lavida cultivando el campo o cazando, sino que volviendo al proyecto y al empe-

    o de los que una funesta ambicin me haba apartado, determin escribir por

    episodios las hazaas del pueblo romano. (La conjuracin de Catilina 11-12)

    En sntesis, el autor vivi en una de esas pocas cruciales en la historiade Roma; el paso de la Repblica al Imperio (La Conjuracin de Catili-na 9). La historiografa representa este tiempo signado por las persistentes

    turbaciones y tensiones de orden poltico, social y econmico, de ah queel historiador Len Homo caracterice el periodo como un estado de des-composicin poltica y social [que] se agrava de da en da. La mquinaconstitucional no funciona ya (171). Pese a ello, la crisis no alcanza larealidad intelectual, pues la oratoria consigue su mayor esplendor y en ellaes que tienen cabida los escritores de mayor connotacin para la posteridad.

    De la historiografa romana como gnero surge en la poca repu-

    blicana se destacan tres tpicos fundamentales que influyen en la manerade concebirla y escribirla, a saber, el orgullo nacional, el pragmatismo yla preocupacin artstica . . . adems de servir a Roma, haciendo de sustrabajos verdaderos instrumentos utilizables en el campo poltico y en elmoral (Cassani 60). En el mismo tenor, es manifiesta la proclividad de losromanos a la actividad poltica, es decir, al ejercicio de funciones pblicas,cuestin que no se separa y que no deja de permear la actividad literaria.

    As, Jorge Cassani seala que la historia fue para los romanos una continua-

    cin de la poltica con otras armas, y que al margen de los intereses acci-dentales y circunstanciales de cada autor, todos ellos procuraban hacer dela historia un instrumento para servir a la grandeza de Roma, instruir a losciudadanos y moralizarlos (61). En el mismo escenario, la guerra devieneen protagonista, constituyndose en una preocupacin masiva y centro dela tradicin histrica, tal es as que pareciese que las guerras no se puedenevitar (Bancalari 9). Empero, son estas obras las que permiten identificar

    con mayor facilidad las dimensiones de la poltica externa.

    En Salustio se manifiesta el orgullo nacional cuando decide escribirsobre las hazaas del pueblo romano, fijndolas en el centro de su narra-

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    cin. En cuanto a la preocupacin artstica, el autor, a la muerte de Csar,decide cultivar la historiografa y elevar en Roma este gnero literario a

    una categora que pudiese rivalizar con los prestigiosos modelos griegos(Salustio, La Conjuracin de Catilina 12), y si referimos al pragmatismo-moralizante hay que indicar que el autor conoca bien la filosofa polticagriega y es sobre ella que fund sus tesis meta-histricas, a saber, el cuerpoy los bienes de la fortuna tienen forzosamente que acabarse, por lo mismoque tuvieron un principio; muere todo cuanto nace, y envejece al crecer;solo el alma, incorruptible, eterna y conductora del gnero humano todolo mueve y domina (Salustio, La Conjuracin de Catilina 3). En definitiva,

    circunstancias vividas y ambiente intelectual van condicionando su obra.Por otra parte, en competencia con los modelos griegos y siguiendo

    en ello a Tucdides, Salustio intenta construir su obra desde la objetividad.En este tenor, Cicern profesaba que las letras latinas deban ser elaboradascon el mismo cuidado que una pieza de oratoria, . . . [que] . . . busquela causa de los hechos, que sea ejemplificadora e imparcial (Salustio, LaConjuracin de Catilina 12). En correlacin, Salustio no se conformaba con

    hacer de la Historia una mera narracin de hechos, a ello agregaba unaseleccin de aquellos que a su juicio eran significativos y que, a su vez, lepermitieran extraer de ellos conclusiones y enseanzas, sin dejar de declararque su espritu estaba libre de expectativas, de miedo y de partidismo(La Conjuracin de Catilina 12). Sin embargo, lo anterior no pasa de seruna declaracin de principios intelectuales pues, insoslayablemente, este nopuede sustraerse a la realidad del hombre como ser social, puesto que ya hatomado partido por lo que escribe (La Conjuracin de Catilina 13).

    La guerra de Yugurta, interesante y valioso monogrfico, relata la largaguerra sostenida por Roma contra Yugurta, quien se haba apoderado porla fuerza de Numidia, tras eliminar a Hiempsal y Aderbal, hijos de Micipsa,y coherederos del reino a la muerte de este. Yugurta, mediante sobornos,consigui que lo apoyaran en Roma algunos personajes influyentes, perofinalmente se declar la guerra ante la usurpacin del trono. Si bien la ma-yora de los autores, entre ellos Mommsen, sealan que la obra tiene por

    objeto exaltar al partido democrtico mediante la acusacin de la degra-dacin reinante que tiene como responsable a la clase oligrquica, hay quedestacar, en virtud de una cierta imparcialidad, que el autor no se abstienede acusar a la democracia el velar por sus propios intereses antes que por

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    estos dos grupos sociales constituye una idea central que permite explicar elcomportamiento romano en Numidia. Por su parte, en referencia a la crisis

    republicana, Homo sentencia que la esencia de este periodo es un estadode descomposicin poltica y social que envenena al rgimen hasta sus pro-fundidades, [el que] va a parar a dos fenmenos paralelos y sintomticos: LaConjuracin en la sombra, la batalla en la calle(173).

    En primer lugar, destaca como factor central de la crisis la importanciadel dinero en la sociedad romana, cuyo origen encontramos en el procesode expansin. Cabe mencionar que la conquista del Mediterrneo (246-146a.C.) comenz con la victoria sobre los cartagineses, lo que condujo a Roma

    a controlar los territorios dominados por ellos y su incorporacin como pro-vincia romana. Las conquistas militares provocaron diversas consecuencias,entre las que se pueden anotar hegemona comercial y militar romana entodo el mundo del mediterrneo antiguo (Grimberg 94). No extraa, en-tonces, el surgimiento de nuevas condiciones econmicas y sociales, y menosun cambio en la mentalidad de la clase dirigente. Rostovzeff, en relacin ala actitud de senadores y magistrados frente a los gobiernos provinciales,

    seala que se puso cada vez ms de moda que el gobernador explotara a losprovinciales y aliados en provecho propio, y considerara su cargo como unamina de oro y un medio para adelantar su carrera poltica (71).

    Volviendo al dinero, este es un aspecto decisivo en la evolucin roma-na. Roma, durante el siglo II, se enriqueci prodigiosamente, y este enri-quecimiento, al estar desigualmente repartido y, tambin, al no poder menosque modificar la forma de vida tradicional, tena que ejercer una accinprofunda, provocando la discordia y revelando la caducidad de las antiguas

    disciplinas (Grimal 81). A ello refiere el mismo Salustio cuando seala quela fortuna empez a mostrarse cruel y a confundirlo todo . . . creci primerola avidez de dinero, despus la de poder (La Conjuracin de Catilina 41).

    La nueva situacin social trajo aparejada el surgimiento de nuevosantagonismos sociales que vinieron a reemplazar a la antigua lucha patricio-plebeya, dominada ahora por la existencia de tres clases sociales: el ordensenatorial nobleza que monopoliza el Senado, los caballeros o ecuestres

    mercaderes y la nueva plebe, el proletariado asociado con la clase mspobre y numerosa de las ciudades. Por otra parte, es claro que el desarrollode la riqueza modific las costumbres de los romanos, y en esta lnea pode-mos seguir en el anlisis a Homo. Este autor aborda como factor de la crisis

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    republicana la deslegitimacin del pueblo en el sistema de gobierno. As,denuncia que el gran principio electoral romano la soberana del pue-

    blo presente en sus comicios no corresponde ya a ninguna realidad. Laselecciones se efectan por el manejo y por la fuerza. Por el manejo: el papeldel dinero en las elecciones . . . Por la fuerza: el asesinato de su competidor(Homo 171). Se hace presente el trastorno de las costumbres y emerge ladesmedida ambicin por alcanzar el poder cuya primera consecuencia fuela paulatina prdida de autonoma de las magistraturas. Por otra parte, esteestado de descomposicin poltica y social se agravaba cuando el medio re-gulador de la convivencia humana no cumpla sus funciones, as, la justicia

    es despreciada y venal (Homo 172).En sntesis, debemos indicar que tras los tiempos de guerra y de la

    necesidad de un gobierno fuerte, el verdadero control de los asuntos in-ternos y externos corresponda al Senado, ellos eran quienes legislaban yaplicaban aquel medio regulador de la existencia, la justicia, aunque estafuese despreciada y venal. De esta manera, podemos aproximarnos al com-portamiento de la poltica exterior romana en la Guerra de Numidia, la que

    aparentemente deviene en simple manifestacin del veneno que corroe alrgimen hasta sus cimientos; el resultado?, la conjuracin en la sombra, labatalla en la calle y, por supuesto, una absoluta relatividad en la conduccinde su poltica exterior.

    3. La guerra de Yugurtay la Poltica Exterior de Roma

    Bajo la idea de que la vida en conflicto ha sido un germen para darespacio a la poltica exterior y, en ella, a la diplomacia, observamos los com-portamientos y herramientas que Roma ha ocupado en sus relaciones con elpueblo nmida antes y durante la guerra sostenida contra Yugurta, sirviendode marco explicativo a las formas adquiridas por la hegemona alcanzadapor Roma en los territorios en donde intervino. As, durante la Repblica,especficamente entre los siglos III y I a.C., Roma se enfrent a pueblos muy

    distintos, como los fenicios, los ibricos o los griegos, y con cada uno deellos entabl una relacin en particular, pero que, sin duda, debi guardarelementos comunes. Desde esta vertiente, analizamos algunos elementos quedinamizaron el proceso poltico exterior romano durante el siglo II a.C.

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    3.1 La debilidad de lafidesy amictiaen las relaciones internacionales

    En la historia romana republicana se despliegan una serie de princi-pios o valores polticos que permiten a Roma establecer relaciones con otrospueblos, que en su base, al menos hasta antes del siglo III a.C., observabanun evidente sustrato tico-religioso, marco y texto de las gestiones de los fun-cionarios de la poltica exterior romana, losfetiales. En este sentido, JimenaSilva Salgado seala que la idea de confianza, rectitud y honorabilidad cons-tituyeron valores siempre presentes en la labor de un plenipotenciario (15).

    En este escenario, observamos un valor que rene la confianza, la

    rectitud, la buena fe y que tuvo su apogeo en la poca republicana y al cualRoma deba absoluta lealtad, la fides, que ejerce una especie de tutora ogaranta moral y religiosa sobre las relaciones internacionales, an sobrepueblos con principios jurdicos diferentes (Silva 16). Lafides, la fidelidadestablecida por Roma respecto a sus aliados, entenda una estricta recipro-cidad en los beneficios contratados en las relaciones internacionales y en elcumplimiento de ella exista una valoracin del honor. Lafides, como nexo

    entre dos pueblos, terminaba por ser la garante de lapaxentre ellos.Por otra parte, encontramos otro valor vinculado al establecimientode la paz, la amictia, que obligaba a mantener relaciones amistosas entrelos contratantes, conllevando a la conservacin de la paz y de las relacio-nes diplomticas con obligacin, por ambas partes, de no prestar ayuda alenemigo de la contraparte, adems aparej la obligacin de reconocer lalibertad y propiedad de sus respectivos ciudadanos (Silva 17). No obstante,el incumplimiento de una de las obligaciones, imperiosamente, rompa la

    paz, y las relaciones derivaban en guerra. Tal desarrollo y extensin tuvieronestos valores en las relaciones internacionales que se establece que, duranteel periodo republicano, Roma suscribi cerca de 500 tratados. De hecho,seala Ral Buono-Core que en el expansionismo y la conquista romana,el ejrcito y la guerra fueron sus instrumentos, pero la base y su fundamen-tacin tuvieron al parecer, carcter jurdico (Los Tratados 34).

    En lo que respecta a las relaciones romano-numdicas, es posibleidentificar la presencia y, a su vez, la debilidad de estos valores. Hay que re-cordar que durante la segunda guerra Pnica, Masinisa, rey de los nmidas,fue recibido en amistad por el pueblo romano tras llevar a cabo numerosos

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    hechos de armas en contra de los cartagineses, conquistando extensas tierrasque fueron dejadas bajo su dominio por los romanos, una vez derrotados

    los de Crtago. Desde ese momento, la amistad entre Roma y Numidia fueestrecha y sincera, gobernando Micipsa, hijo de Masinisa y heredero delreino, bajo la proteccin de Roma. Micipsa es quien reconoci con mayorclaridad el valor de la amictia, al sealar a Yugurta que no son los ejrcitosy tesoros las defensas de un reino, sino los amigos, que no se conquistancon las armas ni se procuran con oro, sino por medio de leales servicios(Salustio, Obras Completas15). Sin embargo, la concordia en las relacionesdurara hasta que Yugurta, sobrino de Micipsa, decidiera apoderarse por la

    fuerza del trono de Numidia, debiendo para ello eliminar a sus coherederos,Hiempsal y Aderbal, hijos del rey.

    En virtud de la fidelidad y de la amistad que existe entre Roma y Nu-midia, y con ocasin de la guerra que la primera sostiene con Numancia,Micipsa envi tropas militares al mando de Yugurta, quien en la batalla sehizo del favor de Escipin, exhortando este a Yugurta a cultivar la amistaddel pueblo romano, mas con servicios al Estado que a simples particulares, y a

    no habituarse a las ddivas privadas (Salustio, Obras Completas13). Escipinparece ser el portavoz de la consistencia valrica presente en la poltica exteriorromana. No obstante, cuando Yugurta decidi hacerse del reino, el sustratode su diplomacia de su poltica fue el soborno, las ddivas privadas.

    Aqu es cuando se comienza a evidenciar la debilidad valrica de lapoltica exterior de la Repblica. Luego del asesinato de su hermano Hiemp-sal por Yugurta, Aderbal envi emisarios a Roma a informar al Senado losucedido y, posteriormente, l mismo intent hacer valer la reciprocidad de

    la amictiaante la institucin aristocrtica. As, seal:

    Al morir mi padre Micipsa, oh senadores, me orden considerarme tan solo

    simple administrador del reino de Numidia, cuya plena soberana a vosotros

    pertenece; procurar por todos los medios serle al pueblo romano lo mas til

    posible as en paz como en guerra . . . obrando as, haba de encontrar en

    vuestra amistad ejercito, recursos y proteccin para mi reino. (Salustio, Obras

    Completas21)

    Micipsa expuso la distincin que existe entre su reino y otros aliadosde Roma, los cuales haban solicitado su alianza una vez derrotados por

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    las armas o en momentos de peligro, mas Numidia inici sus relacionesamistosas cuando Roma estaba en guerra con Crtago y, en ese sentido,

    sealaba que los que cultivasen vuestra amistad se comprometan a grandestrabajos, pero podan considerarse los ms seguros entre todos los pueblos(Salustio, Obras Completas25). De esta manera, expona la ayuda que Romahaba recibido de Numidia y, en virtud de la reciprocidad de la fidesy laamictia,interpelaba al Senado a cumplir el deber de proteger el derecho yvengar las ofensas.

    Por otra parte, Yugurta tambin haba enviado legados a Roma con

    las rdenes de repartir ddivas entre sus antiguos amigos aquellos quehaba hecho en las campaas de Numancia y a otros personajes influ-yentes cuya ayuda pudiese granjearse, cuestin que permiti que pasara dela odiosidad a la benevolencia y favor de los nobles, que, inducidos unospor la esperanza del premio y otros por el dinero, iban de este al otro delos miembros del Senado, esforzndose por conseguir que no se tomasecontra Yugurta ninguna grave providencia (Salustio, Obras Completas19).

    Salustio seala que en el Senado se impuso el criterio de aquellos que ante-ponan a lo justo el dinero o el favor (Obras Completas29), manifestandocon evidencia la debilidad de los valores que haban nutrido las relacionescon otros reinos, subyaciendo en ello el macro valor asignado al dinero.

    Las tenues medidas tomadas por Roma resultaron ser un absolutofracaso. El envo de legados, en una primera instancia a repartir Numidiaentre Yugurta y Aderbal, y en una segunda, ante la violacin hecha por Yu-

    gurta de la primera, no logr que Aderbal dejase de ser hostilizado.4En arasde los principios vulnerados, Aderbal envi nuevamente emisarios a Roma a

    4 El Senado decidi enviar diez legados con la misin de repartir Numidia entre Yugurtay Aderbal, sin embargo, Yugurta, una vez que los legados partieron de frica desco-noci la medida y atac a Aderbal. Enterados en Roma de lo sucedido, se envan tres

    legados a frica para notificar por encargo del Senado y del pueblo romano su deseoy decisin de que, deponiendo las armas, discutiesen sus diferencias por vas legalesy no por la fuerza, segn lo exigan la propia dignidad y la del pueblo romano, masse marchan de frica sin entrevistarse con Aderbal. Fuera de frica, los legados y lashostilidades contra Aderbal continuaron.

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    informar su situacin y nuevamente interpelaba al Senado por la majestaddel imperio romano, por la fe debida a la amistad . . . libertadme de estas

    impas garras (Salustio, Obras Completas41). Sin embargo, Aderbal hubode terminar sus das en manos de su asesino, Yugurta, quien sigui coop-tando a los emisarios romanos, denunciando con ello la debilidad poltica ydiplomtica de la Repblica.

    Es posible sealar que Aderbal invocaba el principio, que a su vez elSenado desconoca, del iustum bellum, es decir, Aderbal observaba que elataque ignominioso del que era vctima se transformaba en la legitimidadde la causa. En este tenor [l]a guerra es vlida entonces por la defensa

    propia del estado contra la agresin externa y por el cumplimiento de loscompromisos contrados por los socii (aliados). O sea, la fidelidad a lostratados que viene defidesen donde la palabra empeada tena un carctersagrado de rectitud y honorabilidad (Bancalari 13).La justicia ya no cons-titua el sustrato de la poltica exterior romana, esta haba sido reemplazadapor la venalidad.

    3.2 De la venalidad a la actitud justiciera: controversias entre nobilis

    y novis

    El siguiente tpico puede resultar el ms evidente en el decurso de laobra, ya que es la controversia entre el partido aristocrtico y el democrticola que sirve de eje a la narracin. No obstante, conviene exponerla y estable-cerla como una fuente relevante de la poltica externa que, derivada de las

    mutuas querellas, dio origen a una poltica o diplomacia circunstancial, queresponda a necesidades contingentes elevadas por uno u otro grupo. De ahque se observe una especie de pndulo entre la venalidad, entendida comola fuerza del favor y dinero de Yugurta, y una aparente actitud de tipo jus-ticiera e intransigente con determinados principios que debiesen conducirlas relaciones con otros pueblos, los que, por su parte, no estuvieron ajenosa aquella suerte de relatividad.

    Hay que sealar que la muerte de Aderbal marc un giro en la pol-tica externa de Roma, la cual orient sus comportamientos hacia el marcode la justicia. No obstante, la nueva orientacin no fue iniciativa soberanadel Senado, sino forzada por Cayo Memio, tribuno de la plebe designado

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    de carcter impetuoso y enemigo implacable del podero nobiliario, quieninstruy al pueblo romano de que unos cuantos intrigantes trataban de de-

    jar impune el crimen de Yugurta. De hecho, de no provocar tal odiosidad,la reaccin hubiera acabado por desvanecerse con el reiterado aplazamien-to de las deliberaciones: tanto podan el favor y dinero del rey. As, apa-rentemente, el Senado, consciente de su propia culpa, comenz a sentirsetemeroso del pueblo . . . y . . . en virtud de la Ley Sempronia decret que sesealasen como provincias Numidia e Italia(Salustio, Obras Completas45),correspondiendo Numidia a Calpurnio Bestia.

    Mientras, Yugurta continuaba enviando emisarios a Roma a abordar

    con dinero a todo el mundo. Por su parte, el Senado daba la primera mues-tra de estar en una posicin fuerte e intransigente, es decir, evidenciandouna radicalizacin reaccionaria de la institucin aristocrtica, sealndolesque a menos que vinieran a hacer entrega del reino y de la persona de suseor, saliesen de Italia en el trmino de los diez das siguientes. Aparente-mente, la venalidad haba sido abandonada. Calpurnio, al mismo tiempo,entraba impetuosamente en Numidia, tomando por la fuerza mucha gente

    y algunas ciudades, y con ello comenzaba la guerra.Pero, no hay que olvidar que esta poltica fue adoptada tan solo poruna concepcin de temor y cuidado ante el pueblo; la venalidad seguaestando presente, y su aparente desaparicin del juego diplomtico queden nada cuando el cnsul sucumbi ante el dinero de Yugurta, as, medianteciertas dilaciones y mecanismos, concert un tratado de paz, por lo dems,ignominioso a los ojos del pueblo romano.

    Nuevamente, Cayo Memio fue quien instig indirectamente al Se-

    nado mediante la exhortacin al pueblo romano, incitando a la venganzay a no abandonar la causa de la repblica y de la libertad, hacindoles verlos actos crueles y soberbios de la nobleza, y tratando, en una palabra, deencender por todos los medios el espritu popular. El tribuno sealaba:

    Pero, quines son los que se han adueado de la repblica? Los hombres ms

    criminales, con las manos llenas de sangre, devorados por monstruosa avaricia,

    daossimos y a la par ciegos de soberbia, para quienes la palabra empeada, elhonor, el sentimiento del deber, y, en una palabra, todo lo honesto y deshones-

    to es objeto de trfico. (Salustio, Obras Completas51)

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    Memio culpaba al Senado por la manera en que se haba dirigido lapoltica exterior, y si bien las motivaciones del tribuno de la plebe no pasa-

    ban por la bsqueda de justicia sino por el odio hacia los nobiles, observamosque es en base a las continuas divergencias y disputas entre ambos grupossociales sobre las que se orienta y reorienta la poltica exterior de Roma.En efecto, el Senado con gran consternacin ante las palabras del tribuno,rigidiz su poltica exterior ante Yugurta. Prueba de ello la dio el mismo

    Yugurta, quien consciente de su culpabilidad y poco seguro de salir conbien, persuadi a quese haba rendido al pueblo romano, exclamandoque no quisiera experimentar su severidad sino su misericordia (Salustio,Obras Completas57). El usurpador, pocos das despus de presentarse antela Asamblea del pueblo, fue expulsado de Italia por orden del Senado. Lashostilidades continuaron en territorio nmida. Yugurta trataba por todoslos medios de dilatar el conflicto mediante sus herramientas el sobor-no, pero Roma ya haba tomado una decisin: someter a Yugurta. En esetenor es que se comprenden las campaas de Albino, quien antes busc lapaz como medio de salvacin; de Metelo, conocido por su incorruptibili-

    dad; y de Mario.

    3.3 La traicin como herramienta diplomtica

    Es un hecho que la diplomacia, si bien se sustenta en una serie devalores, tambin est en permanente formacin, y en este proceso van adestacar una serie de prcticas que van a ser extensibles a los tiempos y

    a la diplomacia moderna, claro est, con otros calificativos y de manerasiempre encubierta, en secreto de Estado. En este marco, destaca la trai-cin, la delacin como herramienta diplomtica, la que se concibe como unmecanismo legtimo para derrotar a los enemigos. La traicin se busca, senegocia, Roma la premia, y bajo la lgica del sentido comn, si la perjudica,la castiga. En este sentido, La guerra de Yugurta ofrece una serie de ejemplosy cada uno va aportando elementos para su mejor comprensin.

    Fundamental en la etapa justiciera de la poltica externa de Roma,fue Metelo, un cnsul que haba dado muestras de su incorruptibilidad,particularidad a la que ms teme Yugurta, puesto que anulaba su poltica de

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    est prxima, y slo se trata si ha de perecer por nuestro valor o por el delcnsul; reflexiona bien por consiguiente qu prefieres: si la recompensa o el

    suplicio (Salustio, Obras Completas111).Un ineludible episodio, enmarcado en la diplomacia de la traicin yque, de alguna manera, es distinto a lo sealado, respecta a las relacionesque Metelo intenta establecer con Boco, el rey de Mauritania y aliado de

    Yugurta. Aqu no se trata de instar a la traicin de elementos internos delreino, sino que la empresa es mayor si lo que se trata de hacer es deses-tructurar una alianza poltica y apelar a la traicin de su parte. Sin duda,este hecho constituye la jugada maestra de la diplomacia romana, ya que

    es gracias a esto que Roma logra ganar la guerra. Es una victoria no de lasarmas, sino que de su diplomacia.

    La obra seala que Metelo busc mediante legados que Boco no sehiciera sin motivo enemigo del pueblo romano; que a la sazn se le presen-taba la mejor oportunidad para pactar con l paz y alianza, muy preferiblesa la guerra, y que por ms que confiase en sus recursos, no deba cambiarlo seguro por lo incierto (Salustio, Obras Completas127). En este tenor,

    parece tener validez la tesis de la guerra sicolgica, que postula que losromanos consideraron que el aspecto ms importante no era el materiallogstico, sino el psicolgico, es decir, el resultado de las opiniones de losestados neutrales y enemigos sobre la fuerza romana (Bancalari 13). As, loslegados manifestaban que comenzar una guerra era fcil, pero muy difcilterminarla . . . que el deponer las armas slo dependa de los victoriosos, yque por lo mismo deba mirar por su persona y reino, para no mezclar supropia floreciente situacin con la desesperada de Yugurta (Salustio, ObrasCompletas127). Con este comunicado, Metelo intentaba intimidar, romperla alianza con Yugurta y atraerlo hacia la traicin.

    Sin embargo, el rey de Mauritania solo acept cuando la victoria seencontraba un poco ms cerca de los romanos, ahora al mando de Mario.El mauritano mand a buscar de los romanos dos hombres de confianza,Mario envi a Lucio Sila y Aulo Manlio, quienes creyeron conveniente ha-blar primero ante el rey bien para decidirlo, caso de que les fuese hostil,

    o para inflamarlo con mayor vehemencia, si lo hallaban deseoso de paz(Salustio, Obras Completas163). Pero, Boco ya haba cambiado de parecerpor la causa del dinero ofrecido por Yugurta. No obstante, la diplomaciacomenzaba a ver la maduracin de sus negociados. Ms tarde, Boco envi a

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    Roma emisarios en demanda de amistad y alianza despus de haber alegadocomo disculpa para los errores de su seor haber procedido . . . a impulsos

    de los engaos de Yugurta. El Senado responda que el pueblo romanosuele recordar as los beneficios como las ofensas; por lo dems en vistadel arrepentimiento de Boco se le conceda el perdn de su delito; alianzay amistad vendran cuando se hubiera hecho acreedor de ellas (Salustio,Obras Completas168-69).

    El rey de Mauritania jug con una doble diplomacia, y era menesterdecidirse hacia Yugurta o hacia Roma. Evidentemente, si Boco se inclinhacia Roma fue por miedo: a ello respondi la ruptura de su alianza con

    Numidia y a ello respondi la peticin del pueblo romano, como smbolode su lealtad hacia la repblica, y medio para adquirir la amistad y alianza,el entregar en sus manos al rey nmida, es decir, traicionarlo. Boco, resistila medida alegando amistad y la estima que los mauritanos guardaban hacia

    Yugurta, pero el miedo y la necesidad lo enajenaron de aquello y prometihacer todo lo que se le peda (Salustio, Obras Completas177). La traicinestaba en marcha y, con ello, la guerra estaba virtualmente terminada.

    4. Apreciaciones

    Las relaciones internacionales son una disciplina que recientementeha cobrado autonoma, y en trminos de fundamentos, extraamente, alu-de al pasado remoto, entendiendo que su construccin data de la formacinde los estados modernos. No obstante, sealamos que el mundo romano,

    as como el griego, contribuyeron en forma de fuente a ciertas prcticas derelaciones internacionales, sin desconocer que estas han quedado sometidasa su propia historicidad. As, observamos en el escenario romano del siglo IIa.C. una poltica exterior venal, circunstancial y pragmtica, alejada de todofundamento tico-religioso, cuestin que contrasta con el siglo III a.C.: ne-gociaciones diplomticas que tienden a socavar las confianzas al interior deun reino o de un reino respecto a otro, lazos debilitados ya de amistad

    y lealtad, pero que an perviven en los actuales tratados. De ah que, desdela ptica de la poltica externa y la diplomacia respecto a la obra analizada,puedan surgir nuevas claves para su lectura.

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