traduccion imposible chasqui 32.2.2003

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Chasqui: revista de literatura latinoamericana is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Chasqui. http://www.jstor.org Chasqui: revista de literatura latinoamericana La Traducción Imposible o la Inoperabilidad de la Gran Familia Author(s): Guillermo B. Irizarry Source: Chasqui, Vol. 32, No. 2 (Nov., 2003), pp. 17-34 Published by: Chasqui: revista de literatura latinoamericana Stable URL: http://www.jstor.org/stable/29741801 Accessed: 06-03-2015 22:12 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/ info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 137.99.31.134 on Fri, 06 Mar 2015 22:12:49 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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    http://www.jstor.org

    Chasqui: revista de literatura latinoamericana

    La Traduccin Imposible o la Inoperabilidad de la Gran Familia Author(s): Guillermo B. Irizarry Source: Chasqui, Vol. 32, No. 2 (Nov., 2003), pp. 17-34Published by: Chasqui: revista de literatura latinoamericanaStable URL: http://www.jstor.org/stable/29741801Accessed: 06-03-2015 22:12 UTC

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  • LA TRADUCCI?N IMPOSIBLE O LA INOPE RABILIDAD DE LA GRAN FAMILIA

    Guillermo B. Irizarry Yale University

    Pero borrar todas las huellas del ingl?s en la traducci?n?aun si

    fuera capaz de hacerlo?ser?a tan falso como haber borrado todas

    las huellas del espa?ol en el original. Para bien o para mal, existo

    en dos idiomas, y si el espa?ol me hace mucha falta, no menos

    falta me hace el ingl?s. (Gustavo P?rez Firmat, El a?o que viene estamos en Cuba ii)

    Mis sue?os son una mezcla de espa?ol e ingl?s que todos entien?

    den, que expresa lo que quiero decir, qui?n soy, lo que siento. En

    ese mundo oscuro, el idioma no importa. Lo que importa es que

    tengo algo que decir y puedo hacerlo sin tener que redactarlo para

    mis oyentes. (Esmeralda Santiago, Cuando era puertorrique?a xvi)

    [L]a revelaci?n divina requiere una disparidad, la aceptaci?n de una alteridad radical, el reconocimiento de una extranjeridad que de

    primera instancia parecer?a la m?s degradada. (Kristeva, Nations without Nationalisms 24)

    El horizonte conceptual que orienta esta reflexi?n es por una parte, una m?quina de traduc?

    ci?n que est? en pleno funcionamiento facilitando el intercambio simb?lico entre el primer y el

    tercer mundo, entre el occidente y ?l oriente (los orientes).1 El concepto de m?quina lo adapto del de la m?quina de guerra de Deleuze y Guattari en Mille Plateaux, el mismo que recicl?

    Ben?tez Rojo en La isla que se repite y que Michael Hardt y Antonio Negri rearticularon en otro

    registro:

    lUna versi?n preliminar de este ensayo fue presentado en la Serie de Conferencias en el

    Departamento de Espa?ol y Portugu?s de la Universidad de Yale. Agradezco la discusi?n que tom? lugar en dicho espacio. Adem?s, adelanto que este ensayo dialoga directamente con el texto

    Life on the Hyphen; The Cuban-American Way, de Gustavo P?rez Firmat, que sirve de contra?

    punto a la manera en la que entiendo la traducci?n como locus de la producci?n cultural, sobre todo y el objeto que media el intercambio simb?lico a nivel global.

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  • 18 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    The imperial machine lives by producing a context of equilibria and/or reducing complexities, pretending to put forward a project of universal citizenship and toward this end intensifying the effectiveness of its intervention over every ele?

    ment of the communicative relationship, all the while dissolving identity and

    history .... [H]owever, the imperial machine, far from eliminating master narra?

    tives, actually produces and reproduces them (ideological master narratives in

    particular) in order to validate and celebrate its own power. (34) En el caso de marras, mi punto de partida es la enorme cantidad de textos que se publican en los

    Estados Unidos que narrativizan la cultura del mundo. El mercado podr?a describirse como de

    "literatura global". Tomo como ejemplo paradigm?tico una antolog?a titulada Global Cultures: A Transnational Short Fiction Reader editado por Elisabeth Young-Bruehl. El prefacio da cuenta

    de la concomitancia del debate sobre "multiculturalismo" y la ampliaci?n del mercado de "litera?

    tura mundial":

    Anyone who reads literature, who loves browsing in bookstores and through book

    reviews, anyone who has an ear to current literary debates about multiculturalism,

    knows that we live in the middle of a publishing revolution. When I was a college

    student some thirty years ago, good bookstores had "World Literature" sections.

    But in these there were only a few books that were not European. ... By contrast,

    the students I now teach can find in their college bookstores, and in better book?

    shops in all our towns and cities, a crowd of volumes from Africa, from the Mid?

    dle East, from China, from Southeast Asia, as well as from the Indian subconti?

    nent, from the Caribbean, from the Pacific Rim, and in enormous numbers, from

    Central and South America. . . . While the traffic in books and translations used

    to flow overwhelmingly from the so-called First World outward, an unprecedented

    surge of books from around the world is now diffusing into American and Europe? an bookstores and publishing houses. Some of these books, then, make their way

    into our American high school and college literature courses. A few become

    representative?some would say tokens?of the "Third World" in humanities

    courses that were once entirely American and European, (xi) Desde el subt?tulo de la colecci?n hasta la selecci?n de textos, podemos entrever que el libro

    mismo trata de dar cuenta de un globo que se reconoce por medio de encuentros culturales

    transnacionales. En el ?ndice del libro vemos que, en muchos casos, los autores no son s?lo de

    un pa?s sino que su itinerario marca una existencia transnacional y que varios de los textos trazan

    una trayectoria entre un territorio nacional y otro, entre el campo y la ciudad, y entre lo premo derno y lo moderno. De este modo, el intercambio simb?lico se imagina siempre en tr?nsito.

    Este tipo de objeto de consumo vehiculiza la imagen de la cultura global, porque nos hace

    part?cipes de una cultura global y de la gran raza humana. Desde lo culinario, podemos reconocer

    el placer que nos produce probar, en nuestras ciudades, ex?ticos platillos de la cocina de una

    cornucopia de pa?ses. Desde lo decorativo, sentimos un placer similar al comprar arte, objetos decorativos, joyer?a y mobiliario construidos por manos de una multitud de culturas aut?ctonas. Desde nuestra especificidad citadina o regional podemos construirnos como part?cipes de una

    cultural global, como miembros de una gran familia humana. La m?quina de traducci?n a la que me refiero es la que facilita este intercambio simb?lico acelerado, inmediato. En su funciona?

    miento m?s eficiente, crea la ilusi?n de que tenemos verdadero acceso a la especificidad cultural

    de todos los pa?ses del planeta, a todas las culturas, a todos los idiomas. La traducci?n trae todo

    a nuestra mesa, a nuestra sala, a nuestra pantalla de televisi?n o a la de la computadora. De igual

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  • Guillermo B. Irizarry 19

    modo, nos hace pensar que todo es traducible hacia nuestra especificidad cultural y ling??stica. En su momento m?s eficiente, la m?quina nos convence de que en realidad no somos tan diferen?

    tes o de que las diferencias son soslayables en tanto que las conocemos antes de acceder a las

    narrativas de estos otros que pueblan el mundo. De alguna manera estos otros ya hab?an empeza? do a traducirse antes de que se pusiera en efecto este proceso, que sus particularidades son

    eminente e inevitablemente traducibles.

    En esta reflexi?n me ocupo de ese Otro comunitario que se encuentra en tr?nsito entre el

    Caribe hispanoparlante y el territorio cultural, ling??stico estadounidense. La imagen comunitaria

    aglomera la heterogeneidad de tres pa?ses y de sus respectivas comunidades desterritorializadas

    (en lo material y cultural-ling??stico), con todas las sedimentaciones y subgrupos (de acuerdo con las posicionalidades generacionales, ?tnicas, raciales, sexuales, religiosas, de edad, clase social,

    y g?nero). Por la cercan?a, la intimidad y la historia de invasiones, penetraciones culturales, intercambio simb?lico (cultural y comercial), y la presencia de inmigrantes y exiliados en Estados

    Unidos, la traducci?n se visualiza como un proceso que ya hab?a comenzado antes de que viniera

    a narrativizarse, antes de que una cornucopia de textos literarios sobre el Caribe hispanoparlante viera la luz p?blica.

    Ante todo, me refiero a un grupo de obras y autores que participan de esta maquinaria como

    veh?culos y agentes de la traducci?n. Menciono algunos que, sobre todo, en la ?ltima d?cada han

    sido se?alados como portavoces de la diaspora caribe?a e informantes de las comunidades nacio?

    nales de la Rep?blica Dominicana, Cuba y Puerto Rico, verbigracia, Rosario Ferr?, Julia ?lvarez, Oscar Hijuelos, Esmeralda Santiago y Junot D?az. Estos se han convertido (y han sido mercadea?

    dos) como los traductores de su cultura en tanto que pertenecen a estas comunidades nacionales, ling??sticas y culturales; son capaces de narrarla, darle coherencia y valor teleol?gico. En tanto

    que informantes e int?rpretes cumplen una funci?n antropol?gica o etnogr?fica activa para la cual

    est?n autorizados por editoriales como Penguin, Ballantine, Farrar, Strauss and Giroux, y Algon

    guin y por su p?blico lector que responde a la comodificaci?n de la diferencia. Simult?neamente, estos escritores se convierten en informantes nativos sobre los que act?an escritores, editores y lectores por igual.

    A grandes rasgos, esta m?quina produce una comunidad que deviene sujeto por medio de la traducci?n. Al procesar la comunidad por medio de la traducci?n, esta entidad comunitaria

    aparece en el vac?o de la cultura occidental y, como tal, se narrativiza, se significa. Para citar a

    bell hooks, Currently, the commodification of difference promotes paradigms of consumption wherein whatever difference the Other inhabits is eradicated, via exchange, by a

    consumer cannibalism that not only displaces the Other but denies the significance of that Other's history . . . 'via the concept of affinity' contemporary notions of

    'crossover' expand the parameters of cultural production to enable the voice of the . . . Other to be heard by a larger audience even as it denies the specificity of that

    voice, or as it recoups it for its own use. (31) Este proceso funciona c?modamente dentro de la l?gica multiculturalista suscrita a la l?gica del

    capital transnacional, que reproduce nociones paradigm?ticas de las oposiciones binarias primer mundo/tercer mundo, centro/periferia, Yo/Otro. Desde otra ?ptica, en su ensayo "Fantasies of Cultural Exchange", Gareth Williams advierte con respecto a lo anterior: "Blind recourse to

    center-periphery models, to 'us' accessing 'them' in other words, might very often be seen to

    mark the underlying critical desire for a unified totality in difference, or perhaps even an implicit critical hypercomformity to the institutional logic of transnational capitalism" (237).

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  • 20 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    Los textos implicados en esta indagaci?n remiten a este proceso de traducci?n (la literaria, la cultural, al encuentro y viaje de los miembros de la comunidad, a las penetraciones culturales

    de las naciones originarias). Algunos textos se subordinan categ?ricamente, otros se resisten a ser

    explicados, digeridos. De igual forma, en el proceso que comentamos la falta en esta fabulosa

    maquinaria se constituye como el verdadero espacio de la comunidad que se inserta en el imagi? nario social de la naci?n receptora de la traducci?n (textual y real, literaria y humana).

    Me permito aclarar que parto de la literatura para considerar la traducci?n en tanto que

    transcodificaci?n al ingl?s de experiencias (individuales, familiares, nacionales) vividas en espa? ?ol. Viene a cuenta una cita de Esmeralda Santiago en la introducci?n a la traducci?n de When

    I Was Puerto Rican, Cuando era puertorrique?a, "La vida relatada en este libro fue vivida en

    espa?ol, pero fue inicialmente escrita en ingl?s" (xvi). Traducir, en este sentido, implica llevar

    al ingl?s y a la red ling??stico-cultural de la cultura receptora (aqu? podemos insertar, cultura

    dominante, hegem?nica, "mainstream"...) lo que ocurri? en otra red de c?digos ling??stico-cultu rales. Este itinerario de intercambio simb?lico emula la ruta de otros intercambios y encuentros

    que ocurren por la inmigraci?n y el exilio, y dem?s din?micas mercantiles y geo-pol?ticas. Por

    lo mismo, es esencial, como aserta Coco Fusco en English Is Broken Here, que al estudiar el

    intercambio cultural "tenemos que dar cuenta de las distinciones entre poder pol?tico...e intercam?

    bio simb?lico" (27). Comprender el estilo de estos intercambios debe, por tanto, remitirnos a este

    diferencial de poder que, de otra forma, se tornar?a transparente.

    En la misma introducci?n a Cuando era puertorrique?a, Santiago refiere el entrejuego

    ling??stico entre sus idiomas y sugiere su posicionalidad como sujeto hablante entre el ingl?s y

    el espa?ol. La cita, que aparece en el ep?grafe de este ensayo, alude a una fisura en la traducci?n,

    literaria, cultural e identitaria, que la escritora lleva a cabo. La cita insiste en la mezcla ling??stica

    como verdadero locus de su subjetividad. Sin embargo, no es dif?cil reconocer la referencia a un

    lado negativo, inenarrable de su ser, en tanto que escribe "en ese mundo oscuro, [donde] el

    idioma no importa" (xvi). Asimismo, la confusi?n inscrita en la frase "redactarlo para mis oyen?

    tes" marca una falla irrecuperable, un espacio de heterogeneidad radical donde la labor de la

    traducci?n queda obstruida. En dicho sentido, la traducci?n inscribe su negatividad en la imposi?

    bilidad de simbolizar la heterogeneidad radical del sujeto narrado (y que a su vez narra)2. Para marcar mejor las torsiones evidenciadas en estos textos, como punto de partida, tomo

    de los estudios de traducci?n la oposici?n binaria entre fidelidad y licencia. Mientras m?s fideli?

    dad haya a un original, en este caso fantasmag?rico, m?s dif?cil se torna la lectura de la traduc?

    ci?n para el receptor. Mientras m?s licencia se tome el traductor, m?s fluido se convierte el

    2Viene a cuenta, al hablar de dicha fisura en el proceso de traducci?n/transcodificaci?n, el

    comentario de Teodoro Adorno con respecto al valor de la identidad y a su conceptualizaci?n: "The name of dialectics says no more, to begin with, than that the objects do not go into their

    concepts without leaving a remainder, that they come to contradict the traditional norm of ade?

    quacy. . . . [The contradiction] indicates the untruth of identity, the fact that the concept does not

    exhaust the thing conceived. . . . Yet the appearance of identity is inherent in thought itself, in

    its pure form. . . Conceptual order is content to screen what thinking seeks to comprehend" (5). Es ante esta contradicci?n y la imposibilidad de dar cuenta absoluta, por medio de la traducci?n, de la "forma pura" de la identidad producida en el orden conceptual que este ensayo busca

    dificultar la traducci?n fluida. La referencia de Adorno a la "forma pura" nos remite en el orden

    de las lenguas (y de las traducciones) al concepto de "lenguaje puro" que articulara Walter Benja? min en "La labor del traductor" al que har? referencia posteriormente.

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  • Guillermo B. Irizarry 21

    producto para el receptor. Con frecuencia consideramos que una traducci?n es efectiva cuando

    la especificidad de la codificaci?n original desaparece de la superficie del nuevo texto. En este sentido pensamos en la transcodificaci?n absoluta para que la traducci?n funcione perfectamente dentro de los c?digos culturales del receptor. La inmediatez de la recepci?n depende por tanto

    de una traici?n al original. La traici?n implica, por tanto, alej?ndonos de pretensiones de valores universalistas en la literatura, una subordinaci?n de los c?digos del emisor del mensaje a los del receptor. Si pensamos que estos textos mercadeados como herramientas para aprehender mejor la diferencia, para darle cabida al Otro en la cultura occidental (vi?ndolo como parte de la agenda

    multiculturalista y de apreciaci?n y respeto a la diversidad), vemos que esta intencionalidad general queda subvertida por cuanto el Otro tiene que borrar su especificidad, simplificar su his?

    toria y funcionar dentro de los estereotipos que la cultura dominante tiene de su cultura e historia.

    Al buscar, por otro lado, la fidelidad a los c?digos culturales del original, de lo hispanocari be?o, encontramos que la recepci?n se dificulta. El horizonte de expectativas del receptor queda frustrado en tanto que su reconocimiento del Otro no corresponde a la teleolog?a de la asimilaci?n o apropiaci?n fluida. La traducci?n falla y, a la vez, la fantas?a de la gran familia humana, de la

    universalidad de sus valores, se deshace.

    Comentar? dos textos publicados en Estados Unidos por autores hispanocaribe?os. En ellos ubico dos momentos distintos en la labor de la maquinaria, con dos interpretaciones a las que me

    suscribo para hablar de dos periodos que oscilan de la traducci?n inevitable a la traducci?n imposible, en este orden, The House on the Lagoon de Rosario Ferr? y Raining Backwards de

    Roberto Fern?ndez.

    The House on the Lagoon fue publicada en 1995 por Farrar, Strauss and Giroux. De acuerdo con varias entrevistas, Rosario Ferr? cre? un esquema detallado de unas 200 cuartillas, en espa? ?ol, y luego comenz? a desarrollar la versi?n inglesa. Impongo el signo de la traducci?n a la versi?n inglesa por cuanto el texto remite a una trama que ocurri? en espa?ol, que, aparte, fue dise?ada en espa?ol, y cuyos primeros balbuceos tambi?n ocurrieron en este idioma. En efecto, la versi?n inglesa construye un original en espa?ol porque remarca, con elementos l?xicos intra?

    ducibies y frases que se remontan a una articulaci?n original de frases, experiencias vividas y emociones en espa?ol. Dado que este texto no existe, la primera traducci?n, al ingl?s, da cuenta de un original fantasmag?rico, sin materialidad.

    The House on the Lagoon crea un mundo de oposiciones binarias. La novela historiza las

    experiencias de una familia aristocr?tica puertorrique?a de linaje criollo y espa?ol, que vive y disfruta de los beneficios y privilegios de su posici?n social. Asimismo, el texto se inserta en la vida de los sirvientes afropuertorrique?os quienes viven en el s?tano de la mansi?n de los Mendi z?bal. Desde el principio la estructura narrativa se ordena en dos voces, las de Isabel y Quint?n. Las voces masculina y femenina se enfrentan y espejean en la l?gica binaria de las epistemolog?as

    masculina y femenina. Si a Isabel le interesa lo sentimental, lo intrahist?rico, Quint?n prefiero lo hist?rico. Si este se ocupa de lo historiogr?fico, la ley, los eventos de trascendencia nacional, aquella del recuerdo de lo pasional, lo art?stico, y lo er?tico. La narraci?n aprovecha la l?gica binaria al imponer otra separaci?n clara entre lo africano y lo europeo, de tal manera, la novela presenta dos ?rboles geneal?gicos: el de la familia de Petra, la sirvienta negra, y el de la de Quint?n, el comerciante blanco. La cultura y la sociedad puertorrique?as quedan categ?ricamente escindidas. La organizaci?n social de la familia de Petra es matriarcal y end?gena, la de la familia de Quint?n es patriarcal y ex?gena. La religi?n de Petra es la Yoruba, la de Quint?n es Cat?lica. Sus or?genes biol?gicos, culturales e hist?ricos est?n en ?frica, los de Quint?n en Espa?a.

    La met?fora central de la casa objetifica y reproduce la l?gica binaria; los sirvientes blancos

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  • 22 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    ocupan permanentemente el s?tano mientras que sus amos habitan los pisos superiores. Por un

    lado, esta noci?n corresponde perfectamente con la nueva pr?ctica de clasificaci?n ?tnica utilizada

    en Estados Unidos que separa a los hispanos blancos de los hispanos negros (Oquendo). Pero de mayor importancia es la articulaci?n de los opuestos binarios como oposiciones sociales, etnogr?? ficas y de g?nero. De valor epistemol?gico, este acercamiento estructuralista se asocia f?cilmente

    con el paradigma de la sociedad dividida en culturas y de la fetichizaci?n de la etnicidad, la raza,

    y el g?nero que opera en los Estados Unidos, especialmente en cuanto a la administraci?n de los

    sujetos subalternos y la hibridez. La novela se inserta en un mercado de libros que se aprovecha de la comodificaci?n de la

    diferencia, publicada y promovida por la fabulosa maquinaria de la editorial Farrar, Strauss and

    Giroux. En la contraportada aparecen las indefectibles citas de rese?as tomadas de la prensa

    estadounidense. Del San Francisco Chronicle: "Tan absorbente como [Roots] y tan fant?stica

    como [Cien a?os de soledad]"; y del New York Times Book Review "Vital . . . ambiciosa . . .

    divertida ... la saga de una familia al estilo de Gabriel Garc?a M?rquez"; del Washington Post

    Book World "?pica, sugestiva, absorbente, humor?stica, ir?nica

    . . . Ferr? se afirma como una de

    las m?s dotadas novelistas de Latinoam?rica". Por medio de estas citas se confirma la autoridad

    de la escritora para dar cuenta de una historia nacional que, por ser latinoamericana, debe enmar?

    carse dentro de lo m?gico, lo fant?stico, lo ex?tico. Desde antes de que comience la lectura del

    texto, propiamente dicho (que no del libro), la traducci?n de este mundo est? asociada con un

    g?nero de representaci?n cultural (latinoamericano al estilo de Cien a?os de soledad, afroamerica?

    no al estilo de Roots) que el lector ya conoce. Las diferencias por tanto se subsumen a las macro

    log?as del Otro, del subalterno, del sujeto ex?tico y del tercer mundo.

    La traducci?n, por tanto, es en s? misma, el objeto del deseo que desplaza el conocimiento

    directo del Otro (con O may?scula) o del otro, diferente pero con toda su especificidad cultural,

    hist?rica y sociol?gica. Desde esta ?ptica, la traducci?n es lo que se desea, es el objet petit a, "la

    identificaci?n simb?lica con la manera en que el Otro me tergiversa" (Zizek 50); detr?s de la traducci?n est? el espectro, lo inaprehensible, lo no simbolizable. Por lo mismo,

    la traducci?n

    sustituye y desplaza el original; pero para ser efectiva tiene que construirlo como su espectro. El

    autor, en este caso la autora, tiene que declarar su autoridad sobre ese objeto que representa, tiene

    que dar uenta de ?l: de su cultura, de su historia. El simulacro de la traducci?n, por consiguiente,

    vehiculiza su autoridad, como sujeto que conoce directamente el original. La escritora se con?

    vierte en la informante nativa ("una de las m?s prominentes mujeres de las letras de Puerto Rico") en tanto que proviene de la cultura original y, simult?neamente,

    se arroga el papel de antrop?loga

    que dar? la explicaci?n y el an?lisis para consumo de un lector estadounidense, primer mundista3.

    Desde las primeras p?ginas de la novela, la voz narrativa inserta voces en espa?ol que nos

    remiten al original: "from time to time one could even see a tiger-eyed guaraguao, the nearly

    extinct local eagle, perched on one of its branches" (10); en otro momento, habla de los platos

    que Petra preparaba "hearty recipes, like pig's feet stewed with chickpeas, or white-bean fabadas

    with stewed chorizos, which made one think straight and not lose one's bearings" (67). Estas vo?

    ces aparecen en bastardillas, elementos gr?ficos que nos recuerdan la diferencia, que nos remiten

    al espa?ol y que, visualmente, remarcan la subordinaci?n, cuantificable, del espa?ol al ingl?s. Con

    3Sobre la intervenci?n disciplinaria de la antropolog?a en la construcci?n de un Otro mono

    l?gico de la cultura occidental y sobre los usos de esta construcci?n ver: Edward Said, "Repre?

    senting the Colonized: Anthropology's Interlocutors", y Renato Rosaldo, Culture and Truth e

    Illongot Headhunting.

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  • Guillermo B. Irizarry 23

    frecuencia la voz narrativa explica su significado, lo narrativiza, haci?ndolo asimilable, digerible. No es casualidad que muchas de dichas palabras se refieran a la comida por cuanto la diferencia

    apela al paladar del que consume: no s? lo que es pero me lo puedo tragar. De mayor importancia, en cuanto al c?digo sem?ntico del texto y para construir la autoridad

    de la escritora, son las clases de historia, pol?tica, antropolog?a, arquitectura y geograf?a que nos

    regalan las dos voces narrativas principales. La novela explica la relaci?n pol?tica y mercantil de

    Puerto Rico, Espa?a y los Estados Unidos, las luchas intestinas entre independentistas y estadois

    tas,4 los ritos secretos, los bailes, la organizaci?n social y la comida de ascendencia Yoruba en

    Puerto Rico, el estilo de cortejo y las relaciones sociales de la peque?a aristocracia isle?a; el desarrollo del estilo arquitect?nico durante el siglo XX con sus influencias externas y sus negocia? ciones con el clima insular; la cartograf?a de la isla, la disposici?n de calles, vecindarios, lagunas

    y el tr?fico de seres humanos y bienes por v?as terrestres y acu?ticas.

    Tomo un ejemplo del libro donde se discute la figura de Pedro Albizu Campos, l?der del Partido Nacionalista, quien abogaba por la independencia de Puerto Rico por medios violentos:

    Governor Winship was incensed by the latest shootout of the Nationalist Libera? tion forces of Pedro Albizu Campos, during which several police agents had been

    murdered. Pedro Albizu Campos was the son of an hacendado from Ponce and of

    a mulatto woman; he had studied law at Harvard, where he became friendly with

    Irish nationalists. ... He came back to the island, founded the Nationalist Party in 1932, and began a frontal assault on what he termed 'American Imperialism.'

    Albizu maintained that Puerto Rico had been illegally ceded to the United States by Spain at the end of the Spanish-American War, since in 1897 we had been granted autonomy by the Spanish courts. He named himself President of the Re? public of Puerto Rico and began publicly to harangue the masses, encouraging them to fight the 'invader' by every violent means possible. Four years later, in

    1936, he was arrested and tried for sedition. (117) Podr?amos f?cilmente encontrar esta misma cita en una enciclopedia biogr?fica. El tono

    mismo, explicativo, llano y directo de la prosa refleja la intencionalidad del apartado y, en gran medida, del libro, por cuanto este mismo tipo de explicaci?n ocupa un territorio vasto de la

    superficie textual. Por otro lado, se borra la complejidad de la vida de Albizu Campos, sus transformaciones pol?ticas, los sacrificios que llev? a cabo, su complejidad ideol?gica, su partici? paci?n en la pol?tica electoral, y la din?mica de represi?n estatal violenta de la que fueron v?cti?

    mas ?l y sus seguidores. Pero la narrativa busca desmontar la complejidad, allanar el terreno para que el recorrido de su veh?culo, la traducci?n, sea eficaz. Su narrativa debe construir un original eminentemente traducible. Asimismo, la autoridad de la que escribe/traduce se hace incuestiona? ble. En apariencia la escritura entrega todo, explica todo y confirma que todo es conocible, todo es explicable, asimilable porque no es tan complejo. Por otro lado la novela constituye una posici?n de hegemon?a incuestionable en los Estados Unidos: desde la ignorancia absoluta, desde la distancia f?sica y simb?lica, desde el monoling?ismo y el monoculturalismo, se puede llegar

    a conocer todo: en El monoling?ismo del otro Derrida discute la afirmaci?n de una otredad absoluta e inamovible como elemento constituyente y pr?tesis de la coherencia interna de una

    subjetividad propia.

    4Definidos a grandes rasgos, se refiere a los campos pol?ticos que apoyan la independencia (separaci?n absoluta del poder soberano estadounidense) y la estadidad (incorporaci?n completa a la federaci?n estadounidense).

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  • 24 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    Pero de mayor importancia, la novela se constituye como una traducci?n fluida (lo que Jacquemond llamar?a el momento colonial o poscolonial sumiso). Seg?n el trabajo de Douglas

    Robinson, muchas traducciones de culturas dominadas facilitan la lectura en el idioma hegem?? nico porque la imagen de la otra cultura est? codificada a priori con los c?digos culturales de la

    cultura hegem?nica y porque reproducen estereotipos que la cultura dominante tiene del otro (34

    36). Para llevar su discusi?n un paso m?s adelante, la traducci?n m?s efectiva, m?s sumisa (aun cuando ?sta sea s?lo un simulacro de traducci?n literaria o traducci?n cultural) crea la imagen de que en el otro estaba el deseo de ser traducido desde antes de que esta transcodificaci?n se

    iniciara. De esta manera, la cultura que se traduce, implica una comunidad que deviene sujeto comunitario por medio de la traducci?n. Considerando la relaci?n de Puerto Rico y de los puerto?

    rrique?os con Estados Unidos (y, en general, de Latinoam?rica y de los latinos con y en los Esta?

    dos Unidos), este an?lisis de este tipo de producto literario se convierte en una cr?tica ideol?gica a una din?mica que de otra forma resulta transparente.

    En el segundo cap?tulo de la novela, se narra la llegada del padre de Quint?n de Extremadura al puerto de San Juan, el 4 de julio de 1917, en plena celebraci?n de la firma de la Ley Jones por

    medio de la cual los puertorrique?os pasaban a ser reconocidos como ciudadanos estadounidenses.

    El ambiente es de extremosa algarab?a: As Buenaventura's ship dropped anchor in the harbor, the festivities celebrating

    our brand-new American citizenship were going full blast. Now each of us would

    have the right to an American passport, a talisman so powerful it opened doors all

    over the world. . . . [0]ur brand-new American citizenship was hailed as a god?

    send, and a first-class celebration was in order. We would now have a definite

    identification with the most powerful country in the world, and the golden eagle

    would be stamped in the cover of our passport. Henceforth, we would cherish it

    as our magic shield. (16) M?s adelante se anuncia por los altoparlantes que todo puertorrique?o mayor de veinti?n a?os

    pod?a inscribirse como voluntario del Ej?rcito estadounidense.

    Suddenly people began to run here and there, calling to one another excitedly. .

    . . In no time at all, there was a line of several dozen young men eagerly waiting

    to sign up beside Uncle Sam's portrait, an in less than three hours the quotas were

    filled. (19) La narraci?n crea una impronta de patriotismo exacerbado, de subordinaci?n absoluta y apasio?

    nada al proyecto del poder colonial; subraya el deseo de ser traducido y la inevitabilidad de la

    traducci?n en tanto que la transformaci?n de los sujetos y la cultura se efect?a antes de que hubiera comenzado el proyecto de asimilaci?n y transformaci?n.

    Los patrones identificables, seg?n mi lectura de The House on the Lagoon, se reproducen ad

    infinitum en varias narrativas que presentan una imagen eminente e inevitablemente traducible

    de una cultura y una comunidad en pleno proceso de transformaci?n. Dichas traducciones (con

    originales fantasmag?ricos) apelan a la necesidad de renegociar el imaginario social estadouni?

    dense para dar cabida, de acuerdo al proyecto multiculturalista, a comunidades que tienen una

    presencia en los Estados Unidos o cuyos pa?ses de origen tienen relaciones pol?ticas y mercantiles

    de importancia para esta naci?n. Consideremos el ?xito rotundo de The Joy Luck Club (1989) de

    la escritora chino-americana Amy Tan (b. 1952), acreedora del National Book Award, el Los

    Angeles Book Award y seleccionada por el club de lectura de Oprah, y Breath, Eyes, Memory

    (1994) de la haitiana Edwidge Danticat, tambi?n seleccionada por el Oprah Book Club. Otras

    narrativas de sujetos en pleno proceso de asimilaci?n que han disfrutado de una gran acogida en

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  • Guillermo B. Irizarry 25

    los Estados Unidos son How the Garc?a Girls Lost Their Accents (1990) de la escritora dominica? na Julia Alvarez, When I Was Puerto Rican (1993) de Esmeralda Santiago, Dreaming in Cuban (1992) de la cubana Cristina Garc?a, y The Mambo Kings Play Songs of Love (1989) del cubano

    Oscar Hijuelos, ganadora ?sta del premio Pulitzer.5 Vale la pena se?alar que existen otros textos que funcionan dentro de la misma l?gica de intercambio simb?lico aunque son, en efecto, traduc?

    ciones literarias; podr?amos decir que son libros que fueron escritos para ser traducidos: Hija de la fortuna (1999) de Isabel Allende, Stolen Lives: Twenty Years in a Desert Jail (1999) de Malika

    Oufkir, y de Laura Esquivel, Como agua para chocolate (1990). La lista se presta a justificar, desde una cr?tica ideol?gica homogeneizante, un menosprecio

    general por este tipo de literatura. Esto dista mucho de ser nuestro prop?sito; lo que nos interesa

    es proponer una lectura menos inocente de estas narrativas que funcionan como traducciones

    culturales de un Otro que se construye como macrolog?a de lo subalterno, de lo tercermundista

    o de lo premoderno. En este sentido, para parafrasear a Coco Fusco, este intercambio no puede ser entendido como ideol?gicamente neutro. Considero que hay dos factores que se deben remar?

    car. Por un lado, que en este intercambio hay un diferencial de poder que cabe iluminar porque el receptor de este producto cultural tiene una posici?n privilegiada: su posici?n hegem?nica como poder pol?tico y econ?mico es incuestionable. Por otro lado, importa subrayar que la

    din?mica a la que me refiero (esto se puede aplicar a otros productos culturales, verbigracia, Shakira, la pel?cula Before Night Falls, el disco compacto de Buenavista Social Club, Jennifer

    L?pez, Ricky Martin, Menudo) emula la din?mica de importaci?n-exportaci?n en la ?poca de la globalizaci?n. Seg?n afirma Jacquemond, "una econom?a pol?tica de la traducci?n...est? predeter?

    minada por el marco general de la pol?tica econ?mica del intercambio intercultural, cuyas tenden?

    cias siguen las tendencias globales del comercio internacional" (traducci?n m?a, 139). El hecho de que muchas de estas narrativas se disfracen de traducci?n tiene repercusiones que

    cabe notar. Por un lado, si aceptamos, como se?ala Jacques Derrida en "Des tours de Babel" que "la traducci?n ser? verdaderamente un momento en el desarrollo del original, el cual se completa? r? al agrandarse a s? mismo... Y si el original pide un complemento, es porque en el origen no

    exist?a, sin falta, pleno, completo, total, id?ntico a s? mismo" (188), debemos reconocer que estos textos tienen la capacidad (y, tal vez, la intencionalidad) de canonizar, de fijar una imagen de la cultura representada. Traducir, en nuestra discusi?n, garantiza la autoridad del escritor para fijar una imagen, que, por otro lado, estaba ab initio garantizada por la autenticidad del escritor o la

    escritora implicada, como oriundo de la cultura que representa. El estilo en el que se dan muchas de estas traducciones implica una borradura de la especificidad cultural que interferir?a con la

    recepci?n fluida del texto y la asimilaci?n de la diferencia a la cultura de la naci?n receptora o

    dominante, y m?s all?, a la comunidad global. Estas narrativas aspiran a la comunicaci?n perfecta, a una familiaridad en este tipo de produc?

    to literario que articula la teleolog?a de la asimilaci?n total y de la anulaci?n de las diferencias. Estos productos sugieren, y esta frase la escuchamos reiteradamente en los lectores m?s inocentes de este tipo de literatura, que en el fondo todos somos iguales: las diferencias culturas son, desde esta perspectiva, soslayables, especificidades que le dan sabor, por la variedad, a la raza humana.

    5Para remarcar la d?ctil comodificaci?n de estos productos culturales no hay m?s que men? cionar que varias de estas narrativas han sido adaptadas a la pantalla del cine o de la televisi?n.

    Menciono varias: The Joy Luck Club (Buena Vista, 1993), Almost a Woman (pel?cula basada en la memorias de Santiago; PBS, 2002), In the Time of the Butterflies (adaptaci?n f?lmica de la

    novela de J. Alvarez, Time Warner Cable, 2001), y The Mambo Kings (Warner, 1992).

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  • 26 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    Esta aseveraci?n metaf?sica esconde el espacio irrecuperable de la diferencia, ese momento donde

    la traducci?n se hace imposible, donde la m?quina de la traducci?n s?lo produce excrecencias.

    Desde esta posici?n, me gustar?a comentar el segundo texto, Raining Backwards, el cual

    caracterizo como una traducci?n dif?cil (para Chakravorty Spivak, una traducci?n excesivamente

    fiel, y lo que Richard Jacquemond colocar?a en el momento poscolonial). Escrita por el novelista cubano Roberto Fern?ndez y publicada por Arte P?blico en 1988, el texto focaliza las experien?

    cias de la comunidad cubana de Miami. La estructura novelesca es err?tica, fragmentaria e incluye

    una compilaci?n de cuentos en primera y tercera persona. El libro plagia fragmentos de una

    infinidad de textos y autores (verbigracia, Sor Juana, Calder?n de la Barca, Gustavo Adolfo

    B?cquer, Jos? Mart?, el Che Guevara), los traduce mal al ingl?s y los adjudica a personajes de

    la novela; adem?s, incorpora cartas de amor, una novela detectivesca, documentos de inmigraci?n,

    formularios para participantes en un concurso de belleza, columnas de consejos y noticiarios

    televisivos (sobre la intertextualidad en esta novela ver Mary S. V?squez, "Parody, Intertextuality and Cultural Wues in Roberto G. Fern?ndez' Raining Backwards"). El cuadro de personajes

    incluye a exiliados cubanos que se aferran a las historias fantasiosas de sus vidas en Cuba, los

    clientes y empleados de una bodega que sirve de cantina por la noche, reporteros, consejeros de

    peri?dicos, una pareja de detectives (James Carter y Lt. Hodel), los vecinos angloamericanos de

    una de las familias cubanas (Jimmy Olsen y Louis Lane, los amigos de Superman), miembros de la xen?foba Tongue Brigade, entre otros tipos estrafalarios. La risa morbosa, la perspectiva

    m?ltiple, la burla, la falsificaci?n, la fantas?a (a veces er?tica) y el lenguaje mitol?gico median la narraci?n. El caos y la dispersi?n determinan la lectura que carece de norte y que frustra

    constantemente el horizonte de expectativas del lector6. La novela no se trata de nada, no explica

    nada, obstaculiza la mirada antropol?gica e impide el acceso a ese original que, por otro lado,

    se empe?a en demostrar que existe.

    Importa que el ep?grafe que utiliza Fern?ndez provenga de un poema, muy citado, de Gustavo

    P?rez Firmat:

    The fact that I am writing to you in English already falsifies what I

    wanted to tell you.

    My subject: how to explain to you that I

    don't belong to English

    though I belong nowhere else, if not here in English.

    Podr?amos arg?ir que hay una suerte de stasis en la traducci?n de un sujeto que viaja del espa?ol al ingl?s. En este sentido, la comunidad que se constituye por medio de la traducci?n ha sufrido

    ese mismo bloqueo en el sistema de aculturaci?n/asimilaci?n (de traducci?n), quiz?s hasta sea la causa de esta stasis. Si continuamos observando el tipo de intercambio del que da cuenta la

    6 Sobre el humor en el texto ver: Humberto L?pez Cruz, "Humor e hip?rbole en Raining Backwards y Going Under"; y Jorge Febles, "El pretexto de la parodia o la parodia del pre-texto: en torno a un cap?tulo de Raining Backwards".

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  • Guillermo B. Irizarry 27

    novela, encontramos un sinn?mero de falsificaciones que funcionan como ?ndice de esta falla en

    la traducci?n.

    Connie, una porrista adolescente, hija de exiliados cubanos escribe lo siguiente en una nota suicidad:

    (It's raining. It's summer time. My soul is cloudy. Dolphins are, Dolphins are, Dolphins are d-y-n-a-m-y-t-e!) Stupid men, who unreasonably attack women, without seeing that you are the

    cause of the very thing you blame; if with unparalleled ardor you make love to

    their disdain, why do you expect them to virtuously when you incite them to sin?

    So how should the woman who seeks your love be constituted, if the ungrateful woman who seeks and the easy woman disgusts? Your amorous teasing gives wing to their indiscretions, and after you have made the ladies wicked you want to find them very good. Who is most to blame in a guilty passion, the woman who falls

    when she is begged, or the man who begs when he has fallen (on his knees)? (83) La porrista se apropia del conocido poema de Sor Juana, "Hombres necios" (redondilla I) y lo coloca en la misma posici?n que sus apasionadas porras. La autoridad can?nica se deshace, a la

    vez que se trivializa la funci?n del canon literario y la jerarqu?a epistemol?gica que se construye por medio del culto a los or?genes y al original.

    De igual modo, Barbarita, exiliada cubana y vecina de Jimmy Olsen y Louis Lane (de Olsen) piensa que su marido, Manolo, borracho consuetudinario, es un h?roe militar y un pensador connotado. Al referir la manera en que ?ste la enamor? cuenta que Manolo le pregunt? "Barba

    rita, what is life?" y acto seguido asert? que, "Life, my darling, is a delirium, an illusion... a

    shadow, a fiction whose greatest good is nothing, because life is a dream! Even dreams are only dreams." La apropiaci?n de los famosos versos de La vida es sue?o de Calder?n de la Barca (fin de la segunda jornada) trivializa el canon al traerlo al terreno del coqueteo chabacano, a la vez que se burla de la autoridad del traductor. Aunque la declaraci?n consiguiera enamorar a la dama, Barbarita afirma que no estaba completamente de acuerdo con su marido. Dice: "Though some?

    times I think that life is no dream, but all these bad things happen because of the communists" (61).

    Hacia el final de la novela, lo que ser?a el telos de la narrativa, una de las descendientes de

    los primeros pobladores ("descendants of the sea", 202) repite un poema que nadie entiende pero que por alguna raz?n importa conservar como patrimonio cultural de la comunidad:

    I cultivated a white rose

    in June as in January for the friendly friend that gives me a frank hand

    and for the cruel one that pulls out

    the heart with which I live weeds nor worms

    do I cultivate

    I cultivate a white rose (203) El poema se intitula "I Cultivated a White Rose" y su autor es un tal Joe Marty, otros monstruoso del monumentalizado Jos? Mart? y de su antol?gico poema XXXIX de Versos sencillos (1891). La apropiaci?n indiscriminada contin?a, deshaciendo el canon, apropiando sin mesura el patrimo? nio de la naci?n/cultura, desacreditando la lengua materna como veh?culo id?neo para articular la comunidad, a la vez que torna opaca la traducci?n como modo de recuperar un original, en

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  • 28 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    tanto que cultura, lengua, patrimonio, naci?n o comunidad.

    Al final de la novela, el idioma original del microcosmos de Raining Backwards se hab?a perdido por una campa?a de erradicaci?n de la gran plaga de disglossia que se hab?a iniciado en

    Miami. Por orden de la Corte Suprema de los Estados Unidos, era anticonstitucional legislar en

    contra del uso del espa?ol o perseguir a los hablantes del mismo. La prohibici?n, que hab?a sido instituida en el Condado de Dade de la novela, quedaba anulada y se criminalizaba organizacio?

    nes, como la "Tongue Brigade" que acosaba a los hispanohablantes. La justificaci?n que apuntala? ba la decisi?n de dicha entidad jur?dica era que la persecuci?n "equival?a a violar los derechos civiles de los incapacitados" (142). De acuerdo con el juez Kurt Kempis, "Speaking in any other

    tongue, and especially Spanish, is a from of disglossia, a degenerative disease of speech centered

    in the brain" (142). Como consecuencia de esta decisi?n, el Congreso instituy? una campa?a de

    prevenci?n y educaci?n llevada a cabo por el Departamento de Salud y Rehabilitaci?n, Divisi?n de Enfermedades Comunicables. Las instituciones estatales instru?an a la poblaci?n general a

    informar a las autoridades pertinentes de cualquier persona aquejada por la enfermedad. La novela se burla de los proyectos de profilaxis cultural que emprendieron organizaciones

    como English Only en los Estados Unidos y del plebiscito llevado a cabo en Florida para finales de los ochenta, para instituir el ingl?s como idioma oficial del estado.7 La contrapartida de dicho

    proyecto de homogeneizaci?n ling??stica por la v?a represiva, es el de la asimilaci?n por m?todos

    m?s democr?ticos. La traducci?n total y fluida ser?a el horizonte de este proyecto de corte liberal

    y progresista. Pero la novela presenta esta alternativa como una imposibilidad. La novela desauto?

    riza la posibilidad de traducci?n por la misma estructura err?tica, por la teleolog?a dist?pica, por

    la apropiaci?n desfachatada de textos can?nicos y por el uso consistente del ingl?s malhablado

    que interfiere la recepci?n fluida (porque a pesar de que los personajes hablan en ingl?s, su habla

    copia la sintaxis espa?ola, traduce literalmente frases intraducibies). La novela no s?lo constituye una traducci?n excesivamente fiel, sino que por momentos la recepci?n se torna cr?ptica, impene?

    trable para el lector monolingue, e incluso para el que no est? familiarizado con el habla y el

    choteo cubanos.

    En estos momentos, la falla de la traducci?n, la pausa en la lectura (lo que Sommer llamar?a

    "la traducci?n diferida") constituyen, por la v?a negativa, el espacio de la comunidad, que existe

    como elemento irrecuperable e insignificable.8 Entender este espacio intersticial, entre el espa?ol

    7Etienne Balibar se explaya sobre los proyectos de profilaxis cultural en su ensayo "Is There

    a 'Neo-Racism'?": "Ideologically, current racism ... fits into a framework of 'racism' without

    races' which is already widely used . . . particularly in Anglo-Saxon [countries]. It is a racism whose dominant theme is not biological heredity but the insurmountability of cultural differences, a racism which, at first sight, does not postulate the superiority of certain groups or peoples in

    relation to others but 'only' the harmfulness of abolishing frontiers, the incompatibility of life?

    styles and traditions; in short, it is what P.A. Taguieff has rightly called a differentialist racism

    (21)". Factores como lengua, religi?n y aglomerados de pr?cticas culturales se consideran ?ndices de diferencias insuperables. Con frecuencia, el discurso multiculturalista media la clasificaci?n

    etnol?gica que apuntala este modelo de racismo diferencialista.

    8Sommer, en Proceed with Caution, discute una ?tica de lectura que evita la borradura de las

    particularidades culturales. Desde su perspectiva hay se?ales en los textos escritos por minor?as

    que dilatan la recepci?n y establecen mapas de diferencia. La exigencia de diferir la traducci?n

    hace pensar en el "momento soberano" de Georges Bataille, en Lo que entiendo por soberan?a, en el que el proceso de conocer, el "primado del presente" se impone sobre "el primado del

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  • Guillermo B. Irizarry 29

    y el ingl?s, entre lo cubano y lo estadounidense, como locus de la comunidad, no implica recono?

    cer un espacio cultural alternativo, un proyecto contrahegem?nico o de resistencia. M?s bien,

    implica se?alar la falla inminente del proyecto cultural hegem?nico, negar su viabilidad y colocar? se en ese espacio de lo irrecuperable.

    La comunidad que representa la novela es inoperante en tanto que la familia, el vecindario,

    la ciudad, el estado, la comunidad cultural, ling??stica, ?tnica y nacional en el exilio son meras

    construcciones. Raining Backwards se burla de la comunidad que representa, la vac?a de signifi? cado. Cabe preguntar entonces ?si no se representa la comunidad cubana en el exilio o cubano

    americana, qu? se representa? Ante esta pregunta me atrevo a decir que representa la misma

    comunidad, pero no como entidad totalizante, coherente, codificable en toda su complejidad. Semantizar la comunidad, darle forma, construirla como un todo homog?neo, explicable, narrati

    vizable ser?a subordinarse al deseo de la m?quina de traducci?n. El autor, por tanto, abraza "la

    alteridad radical" para rechazar el fijismo del discurso identitario y para construir una comunidad

    no-teleol?gica.9 Mi lectura de este texto marca el locus de la imposibilidad de la traducci?n.10 En ?ste, pode

    instante futuro". Sobre esto, Bataille escribe "el saber de un objeto quiere captar ese objeto encadenado en la duraci?n, m?s all? del instante presente. La conciencia del instante no es

    verdaderamente tal, no es soberana m?s que en el no-saber. Solamente aniquilando, o al menos

    neutralizando en nosotros mismos toda operaci?n de conocimiento, estamos en el instante sin

    rehuirlo" (69-70).

    9Julia Kristeva discute en Lettre ouverte a Harlem D?sir el locus de pensamiento que se

    genera a partir del inmigrante y el extranjero: la cr?tica impl?cita al nacionalismo (con sus correla? tivos de chauvinismo cultural, xenofobia y racismo) y la propuesta de un nuevo espacio de intercambio. Hablar de una "alteridad radical" nos remite a la duplicidad del ego (consciente e

    inconsciente) e igualmente a una propuesta ?tico-pol?tica de entender al otro a partir de nuestra

    propia otredad. Sobre esto ?ltimo, Kristeva toma como modelos a Pablo, por ser viajero incansa? ble, pol?glota, creador de comunidades de extranjeros y "terapia...para el desorden de extranjeros en aquella ?poca", y a San Agust?n por proponer que el "?nico estado de libertad ...[es] la pere? grinaci?n: desarraigarse para acceder a la asistencia mutua universal, y tambi?n desarraigarse de

    cualquier identidad (incluyendo la propia) para realizarse como sujeto en desbordante caritas" (traducci?n nuestra a partir de Nations 22).

    10En "La labor del traductor", Walter Benjamin hace uso de la analog?a de la vasija como emblema de la traducci?n. La vasija es el veh?culo de la traducci?n pero como tal se asemeja m?s a un contenedor que se ha quebrado y vuelto a reparar. Los fragmentos de la vasija aluden a la infinidad de lenguas, todas incapaces de transmitir completa y perfectamente un mensaje (una idea), el cual siempre est? cifrado en el "lenguaje puro". La multiplicidad de traducciones son,

    para el cr?tico, el modo de acceder al mensaje original. Paul de Man, en "Conclusions" (su lectura del texto de Benjamin), sugiere que la imagen de la fisura marca el espacio desde el cual se puede acceder al conocimiento del "texto original" (inscrito en el "lenguaje puro"). Las fisuras de la vasija recompuesta marcan el espacio de cercan?a, de interferencia, y de falla en la relaci?n entre los idiomas. Para ambos cr?ticos, la traducci?n no marca tanto la relaci?n entre la traducci?n

    y el original (en tanto que la misma articulaci?n inicial es una traducci?n de un original que s?lo existe en el lenguaje puro) sino la relaci?n de las lenguas entre s?, y la relaci?n de las lenguas con el

    "lenguaje puro". La propuesta no se limita a una teorizaci?n de los idiomas, sino que apuntala una reflexi?n sobre la producci?n del conocimiento y la capacidad de contenerlo, malear? lo y transmitirlo efectivamente. El gesto de la traducci?n siempre es insuficiente pero dicha

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  • 30 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    mos identificar un sinn?mero de textos que imposibilitan la mercantilizaci?n de la diferencia, o

    la fluidez de la traducci?n. Algunos que quiero mencionar son Flaming Iguanas de ?rika L?pez, una

    mujer cu?quera, lesbiana, de padre puertorrique?o que cruza los Estados Unidos en una motocicleta en busca de su padre, para acabar de amante de la socia de ?ste, co-due?a de una

    tienda de juguetes sexuales. Las etimolog?as del saber etnol?gico, sociol?gico e identitario se

    interrumpen en tanto que las estructuras fundamentales de antecedentes culturales, de tierra de

    origen y de idioma son irrecuperables en la acumulaci?n de encuentros (algunos sexuales) con

    sujetos de diversos ?rdenes sociales, preferencias sexuales y culturas. Al final de la novela, Toma? to Rodr?guez, protagonista de este viaje, se dedica a dise?ar y manufacturar penes falsos. El

    poema "Jes?s Papote", del puertorrique?o Tato Laviera, describe la vida del feto de una heroin?

    mana puertorrique?a que se prostituye para alimentar su vicio. Jes?s Papote, en el poema, se

    convierte en el producto de un "multi-ethnic sperm consortium" por medio de la explotaci?n sexual. La voz po?tica relata el periplo de la mujer embarazada, sus luchas con su dependencia de la hero?na, sus encuentros sexuales y el alumbramiento del sujeto de la poes?a. El paralelismo entre la vida de este subalterno y la vida de Cristo sugiere que el sacrificio de la criatura (y, por significaci?n meton?mica, de la esencia de la puertorrique?idad, y de la raz?n etnol?gica) generar?

    una transformaci?n social (desde un nuevo principio ?tico). La heterogeneidad a la que aluden

    estos textos es irrecuperable (para Chakravorty Spivak, "la heterogeneidad irrecuperable" marca

    el locus de la subalternidad y de la falla de lo hegem?nico ["Can the Subaltern Speak"]). La imagen de la comunidad que deviene sujeto ante lo hegem?nico se torna inarticulable e intraduci?

    bie.

    Si la m?quina de traducci?n en su momento m?s eficiente crea la ilusi?n de que todo es

    traducible y que el Otro existe como entidad inevitablemente asimilable, en el momento de su

    falla, esta m?quina produce detrito, excreciones del proceso de asimilaci?n. En Raining Back?

    wards el cad?ver de la porrista, hija de exiliados, Connie/Caridad, metaforiza esta falla en el

    proceso: There was a woman hanging from the big ceiba tree on 9th and 13th. Though there were rope marks on her neck, she was hanging from her feet. She looked

    more like a dead chicken in a Guatemalan market than a human corpse. Every?

    thing seemed to indicate that she had been there for more than a few hours. A

    hummingbird was busy building a nest in her hair, and a battle was being waged

    between flies and gnats over her mouth. . . . The victim was clad only in pink

    transparent panties, revealing a pale, skinny and slightly hairy body He immedi?

    ately noticed that someone had tried to remove one of her breasts, since it had a

    big diagonal cut just below the base. There was a blob of flesh and dried blood a few yards from the girl's head. It looked like a piece of liver.

    . . . someone had

    tried to put out a cigarette on the victim's buttocks, not one but five times. . . .

    Hodel turned again to face the girls. He studied her swollen face and the long,

    silky black hair which was dusting the ground and wondered if she might have

    been pretty. (148-49) El cuerpo en pleno proceso de putrefacci?n, hinchado, torturado, degradado, expuesto e invertido

    objetifica los restos de la traducci?n fallida, sus excrementos. Este cuerpo es un cuerpo sin

    ?rganos que deshace la subjetividad, son cuerpos e identidades que no se pueden conocer, son

    insuficiencia apunta hacia el espacio de la heterogeneidad radical (que articular?an Chakravorty Spivak y Kristeva desde otro registro).

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  • Guillermo B. Irizarry 31

    rupturas en la efectividad de la traducci?n. Para Deleuze y Guattari, "el Cuerpo sin ?rganos es

    lo que resta cuando extraemos todo. Lo que extraemos es precisamente los significados, las

    subjetificaciones en general" (151). Si la traducci?n pretende narrativizar al Otro, hacerlo signifi cable, convertirlo en sujeto en el plano de la cultura hegem?nica, o la cultura global, el proceso, en este texto, s?lo produce excrecencias, restos, cuerpos sin ?rganos. El cad?ver del sujeto en traducci?n se convierte en emblema de la negatividad del mismo proceso, de la falla de la traduc?

    ci?n. De otra manera, Paul de Man, en su lectura de "La labor del traductor" se refiere a esta

    misma falla en la traducci?n al aseverar que la traducci?n "mata el original al descubrir que el

    original ya estaba muerto...trae a la luz el desmembramiento, la descanonizaci?n que ya exist?a

    en el original desde el principio" (traducci?n nuestra, 36-37). Este ensayo ha intentado teorizar sobre el funcionamiento de las redes de comunicabilidad

    que median el intercambio simb?lico en la ?poca de la globalizaci?n. La aceleraci?n (la intensi? ficaci?n de los encuentros mercantiles y culturales) que connota este periodo en la historia del

    globo, depende de la homogeneizaci?n de la cultura para naturalizar la l?gica de la globalizaci?n del capital, en otras palabras, constituir la cultura global.11 En el fondo de esta propuesta totali?

    zante (econ?mica y cultural) identificamos el correlato de la gran familia humana que sugiere que en el fondo todos somos iguales (o, de manera m?s matizada, que las diferencias son soslayables). Esta ideolog?a se reproduce en la comodificaci?n de las diferencias y en el deseo de domesticar

    las mismas, de hacerlas aprehensibles m?s all? de las fronteras nacionales, por medio de la

    traducci?n. Dicha transcodificaci?n (real y falsificada a la vez) se convierte en el veh?culo que solventa la comunicabilidad en la era de la globalizaci?n y en la herramienta que elimina el

    obst?culo de las diferencias ling??sticas y culturales. En este sentido, la traducci?n es maquinaria indefectible de la globalizaci?n.

    Nuestro ensayo se ha propuesto se?alar dos momentos en el funcionamiento de esta m?quina. Primeramente, remarcamos el funcionamiento en su momento m?s eficiente: all? donde las diferencias se tornan decorativas o donde las particularidades se explican. El "otro" narrado, est?, desde antes de que comenzara la narraci?n, en pleno proceso de traducci?n; la imagen dominante es la del que deseaba ser traducido, ser asimilado. Estos textos son, sin duda, los productos literarios m?s comerciales y con frecuencia publicados por los conglomerados editoriales. The

    House on the Lagoon, de Rosario Ferr?, es un modelo extremo en tanto que una escritora de habla hispana se convierte ella misma en traductora de su narrativa y su obra se publica inicial mente en ingl?s. En su momento menos eficiente la m?quina de traducci?n produce excrecencias en tanto que la narraci?n est? profundamente desarticulada: el idioma del texto est? interferido

    por un original ignoto, la estructura es err?tica, el estilo heterodoxo y la imagen de la cultura narrada es dif?cil de aprehender por la misma radicalidad de su heterogeneidad. Raining Back?

    wards, de Roberto Fern?ndez, sirve de paradigma de este momento ineficiente de la maquinaria. No sorprende que este texto y otros t?picos de este momento sean publicados por editoriales

    peque?as, independientes y sin fines de lucro. A pesar de que este ensayo ha lidiado estrictamente con textos que funcionan entre un espacio de habla inglesa y otro de habla espa?ola, reconocemos

    "Paul Virilio, en La velocidad de liberaci?n, propone que la globalizaci?n puede entenderse como una aceleraci?n de procesos de intercambio, al extremo de anular las distancias y provocar una contaminaci?n dromosf?rica. Las implicaciones de esta contaminaci?n son m?ltiples e inclui? r?an la disoluci?n de las comunidades con base en naci?n, raza y cultura (que implican proximi? dad), y la creaci?n de una proximidad virtual con otros distantes (con la consecuencia de consti? tuir un pr?jima lejano).

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  • 32 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

    que la l?gica de estos intercambios se reproduce entre el franc?s y el ?rabe (v.g., Malika Oufkir), entre el mandar?n y el ingl?s (v.g., Amy Tan, The Joy Luck Club), por mencionar otros ejemplos paradigm?ticos.

    En suma, hemos oscilado en este ensayo entre dos periodos extremos en los ciclos de esta

    maquinaria; adelantamos que la precisi?n de estos dos momentos es estrat?gica y que no resume

    la infinidad de acercamientos posibles a los textos que se?alamos. Nuestro modo de lectura se

    ha insertado en la labor de la susodicha maquinaria para iluminar los espacios de heterogeneidad

    que impera rescatar de ambos momentos, y los gestos que pretenden borrar estos periodos de

    alteridad radical. Por un lado, sugerimos que impera dificultar el flujo de la m?quina de traduc? ci?n interfiriendo las narraciones fluidas y los empe?os de domesticar la imagen de un Otro

    tercermundista, subalterno y ex?tico. Por otro lado, reivindicamos la dificultad impl?cita en ciertos

    textos que simulan traducir que dilatan la aprehensi?n de un otro y obstruyen la asimilaci?n total.

    De la intencionalidad abstracta de esta maquinaria, en su momento m?s eficiente, pasamos a la

    falla de la maquinaria donde se interfiere el gran correlato de la comunidad humana, y de la

    comunicabilidad total, donde el detrito es el punto de partida para adentrarnos en el conocimiento

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  • 34 La traducci?n imposible o la inoperabilidad de la gran familia

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    ^??$*&5? (ci Willi am 3 an s set***- n

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    Bonde in S?o Paulo in the 1960s. Photograph by William Janseen. In Memoria do transporte p?blico brasileiro. Reproduced with permission of Allen Morrison. See following article by Antonio Tosta.

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    Article Contentsp. 17p. 18p. 19p. 20p. 21p. 22p. 23p. 24p. 25p. 26p. 27p. 28p. 29p. 30p. 31p. 32p. 33p. 34

    Issue Table of ContentsChasqui, Vol. 32, No. 2 (Nov., 2003), pp. 1-206Front MatterTransculture, Terror, and the Language of "Love" in Nancy Morejn's "Amo a Mi Amo" [pp. 3-16]La Traduccin Imposible o la Inoperabilidad de la Gran Familia [pp. 17-34]Exchanging Glances: The Streetcar, Modernity, and the Metropolis in Brazilian Literature [pp. 35-52]La Cmara Oscura de la Memoria en "Letargo" de Perla Suez [pp. 53-64]La Escritura de la Violencia. "La Virgen de Los Sicarios", de Fernando Vallejo, Testimonio Pardico y Discurso Nietzscheano [pp. 65-75]Queering Family: Achy Obejas's "We Came All the Way from Cuba so That You Could Dress like This?" [pp. 76-88]Uma Entrevista con Diogo Mainardi: Rio de Janeiro, 18 de Abril de 2003 [pp. 89-95]Fragments of a Dream: Che's Image in Contemporary Bolivian Narrative [pp. 96-114]Bibliografa General de Panam [pp. 115-137]ReviewsReview: Review Essay: Un equipo de investigaciones proustianas en la Plata, Argentina [pp. 138-141]Review: Review Essay: External and Internal Exile in Literature [pp. 142-148]Review: untitled [pp. 148-150]Review: untitled [pp. 150-151]Review: untitled [pp. 151-154]Review: untitled [pp. 154-157]Review: untitled [pp. 157-158]Review: untitled [pp. 158-160]Review: untitled [pp. 161-162]Review: untitled [pp. 162-164]Review: untitled [pp. 164-166]Review: untitled [pp. 166-167]Review: untitled [pp. 168-171]Review: untitled [pp. 171-172]Review: untitled [pp. 173-175]

    Film ReviewsReview: untitled [pp. 176-178]Review: untitled [pp. 179-180]Review: untitled [pp. 180-184]Review: untitled [pp. 184-186]Review: untitled [pp. 186-189]Review: untitled [pp. 189-191]Review: untitled [pp. 191-193]Review: untitled [pp. 193-194]Review: untitled [pp. 194-196]Review: untitled [pp. 196-197]Review: untitled [pp. 198-199]Review: untitled [pp. 199-201]Review: untitled [pp. 201-203]Review: untitled [pp. 203-205]

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