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CONAN DE LAS ISLAS L. Sprague De Camp L. Carter

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fantasía épica

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  • CONAN DE LASISLAS

    L. Sprague De CampL. Carter

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    L. Sprague de Camp L. Carter

    Ttulo original: Conan of the islesTraduccin: Beatriz Oberlnder. 1968 by L. Sprague de Camp & L. Carter 1996 Ediciones Martnez Roca S.A.Gran va 774 - BarcelonaISBN 84-270-2178-XEdicin digital: Conner McLeodRevisin: UmbrielR6 02/03

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    ndice

    Introduccin1 - Sombras rojas2 - El negro corazn de Golamira3 - La Copa y el Tridente4 - La roja Tortage5 - El Kraken Negro6 - El fuego mgico7 - Los guerreros fantasmas8 - El cofre de Atlantis9 - Viaje por un mar desconocido10 - El fuego del dragn11 - Terror en el mar12 - La ciudad perdida13 - Los ladrones de Ptahuacn14 - El laberinto negro15 - Mazmorras de agona16 - En la guarida del dragn17 - Un da de sangre y fuego18 - Las puertas de la muerte19 - El talismn de vidrio20 - Los dioses de la luz y de las tinieblas

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    Introduccin

    Hay un tipo de relato que se desarrolla no en el mundo tal como es o no fue,sino tal como para un aventurero de saln debera haber sido. Se trata deuna aventura fantstica que tiene lugar en el mundo prehistrico imaginario omedieval, donde la magia funciona y an no ha llegado la revolucin cientfica.O tal vez se trate de un universo paralelo, o de este mundo tal como ha de seren un futuro lejano, cuando la ciencia haya sido olvidada y la magia vuelva aocupar su lugar.

    En ese mundo, las radiantes ciudades alzan sus brillantes torres hacia lasestrellas, los brujos formulan sus siniestros hechizos desde sus guaridassubterrneas, los espritus funestos acechan desde las ruinas, los monstruosprimigenios se abren paso por densas selvas y el destino de los reinosdepende de sangrientas espadas empuadas por hroes de poder y valorsobrenaturales. En este mundo todos los hombres son poderosos, las mujeresson bellas, la vida es una aventura y los problemas son simples. Nadiemenciona el impuesto sobre la renta, el problema de los marginados o lasocializacin de la medicina. Este tipo de historias recibe el nombre defantasa heroica o, a veces, de espada y brujera.

    El propsito de la fantasa heroica no es el de superar las dificultades de laindustria metalrgica, ni exponer los defectos del programa de ayuda exterior niplantear los problemas de pobreza o de hostilidad entre los diferentes grupossociales. Su nica finalidad es entretener. Es una literatura de evasin que lepermite a uno alejarse del mundo real. Pero, pensndolo bien, estos cuentosno son ms irreales que muchas de las novelas policacas en las que,despus de que los estpidos policas han fracasado, aparece el brillanteaficionado un detective privado, un periodista o una vieja dama y solucionael crimen.

    Los relatos de fantasa heroica combinan el color, la sangre y la accin de lanovela de poca con los terrores atvicos y las delicias de los cuentos dehadas. Ellas brindan la forma ms pura de diversin que se puede encontrar enla literatura de nuestros das. Si usted lee para divertirse, ste es un gnerocreado para usted.

    La fantasa heroica se remonta a los mitos y a la pica de la antigedad, alas historias de Odiseo, de Rustam, de Sigurd y de Cuchulainn. A travs de lossiglos, muchos escritores cultos como Ovidio, Firdausi, Geoffrey de Monmouth,Spenser y James Stephens han recogido estas historias, las han reelaborado oreescrito y han creado pastiches basados en ellas.

    Durante los siglos XVI y XVII, las historias sobrenaturales han sido ignoradasen Europa. Pero poco despus la fantasa ha vuelto a entrar en la corrienteprincipal de la literatura occidental a travs de tres canales: la narrativa defantasa oriental, que apareci por primera vez al publicarse la traduccin alfrancs de Las muy una noches hecha por Galland; la novela gtica, trada deAlemania a Inglaterra por Horace Walpole, con su Castillo de Otranto (1764), ylos cuentos de hadas para nios, basados originalmente en leyendas decampesinos, escritas y popularizadas por Andersen y por los hermanos Grimm.

    Al mismo tiempo, Walter Scott lanz la moderna novela histrica conWaverley (1814), a la que siguieron muchas otras de diversos autores. Aunque

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    muchos escritores han creado historias que se desarrollan en una pocaanterior a la suya La Ilada de Hornero es un buen ejemplo de ello, Scottfue el primero en darse cuenta de que el pasado haba sido drsticamentediferente del presente y de que esas diferencias de costumbres y de pocatenan en s un valor de entretenimiento que un buen narrador poda explotar.Las novelas de Scott tuvieron una influencia tan grande que dieron origen auna ola de romanticismo medieval en Inglaterra.

    A partir del ao 1880, William Morris, el verstil artista ingls decorador,poeta, reformador, editor y novelista, cre la moderna fantasa heroica. Ensus novelas pseudomedievales, como por ejemplo The Well at the World's End(El pozo del fin del mundo), Morris combin el romanticismo antiguo de Scott ysus imitadores con el sobrenaturalismo de Walpole y sus imitadores. Despusde Morris fue Lord Dunsany quien adapt la fantasa heroica al gnero de loscuentos cortos a comienzos del siglo xx, mientras que Eric R. Eddison escribisus novelas acerca de Zimiamvi dentro del mismo gnero.

    La aparicin de las revistas norteamericanas Weird Tales en el ao 1923 yUnknown Worlds en 1939 cre nuevos mercados para la fantasa heroica. Enellas se publicaron muchos relatos notables de espada y brujera,especialmente los de Clark Ashton Smith, Robert E. Howard, Henry Kuttner, L.Ron Hubbard y Fritz Leiber. El mercado para este tipo de literatura disminuycuando estas revistas dejaron de aparecer (en 1943 y en 1953respectivamente), y durante un tiempo dio la impresin de que la fantasaheroica haba desaparecido, vctima de la era industrial.

    Ciertas corrientes de la poca, en lo que respecta a la literatura de ficcin,estaban en contra de la fantasa heroica. Una de ellas fue la moda de temassubjetivos, sentimentales o psicolgicos; novelas de antihroes unhombrecillo blando y pattico al que nada le sala bien; historias queescondan su absoluta falta de inters narrativo tras un despliegue pirotcnicode excentricidades de estilo, as como relatos en los que se manifestaba ungran inters por la poltica o el sexo, sobre todo en sus manifestaciones msextraas. Hace poco alguien dijo en una conferencia que si un escritor quierevender debe escribir exclusivamente de poltica o de sexo. (Una novela tituladaEl amante del presidente se convertira en un xito.) Pero an quedan muchoslectores que leen libros, no para sentirse iluminados, elevados, reformados,desconcertados por el oscurantismo del escritor, asombrados por su ingenio,asqueados por su escatologa o reducidos a lgrimas por las injusticiascometidas contra una persona, clase o casta, sino simplemente paraentretenerse. La fantasa heroica ha sido resucitada en los ltimos aos parasatisfacer a esos lectores. El primer signo de ese resurgimiento ha sido el xitoasombroso de la triloga El Seor de los anillos de J. R. R. Tolkien, publicadaen los aos cincuenta.

    Por supuesto, para gozar de la fantasa heroica hace falta algo deimaginacin. Uno debe ser capaz de suspender su poca fe en los espritus,fantasmas y otros habitantes del mundo de la fantasa. Pero si los lectores soncapaces de creer en espas internacionales que se pasan el da viajando a todavelocidad en coches superpoderosos de un casino a otro, y se encuentran conuna hermosa muchacha esperndolos en la cama en todos los hoteles, nodebe sentirse intimidado por unos pocos dragones y demonios.

    De todos los musculosos hroes de la fantasa heroica, el ms viril,

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    musculoso y valiente es Conan el cimmerio. Conan fue una invencin deRobert E. Howard (19061936). Howard naci en Peaster, Texas, y vivi lamayor parte de su vida en Cross Plains, una ciudad que se encuentra en elcentro de ese estado. Durante los ltimos diez aos de su vida, escribi ypublic una gran cantidad de relatos de ficcin menores (pulp fiction) dedistintos gneros: deportivo, de detectives, del Oeste, histricos, de aventuras,cuentos de misterio y de fantasmas, adems de poesas y cuentos fantsticos.Howard fue influenciado por Edgard Rice Burroughs, Robert W. Chambers,Harold Lamb, Jack London, H. P. Lovecraft, Talbot Mundy y Sax Rohmer, entreotros. A la edad de treinta aos, puso fin a una prometedora carrera literariasuicidndose.

    Aunque tuvo sus defectos como escritor, Howard fue un narrador nato,cuyos relatos no han sido superados en cuanto a realismo, inters y dinamismode la accin. Sus hroes el rey Kull, Conan, Bran Mak Morn, SolomonKane son mticos: se trata de hombres de msculos poderosos, pasionesardientes y una voluntad indomable, que imponen fcilmente su personalidaden las historias que protagonizan. En ficcin, la diferencia entre un escritor quees un narrador nato y otro que no lo es se parece a la diferencia existente entreun bote que flota y otro que no. Si el escritor tiene esa cualidad, podemosperdonarle muchos defectos; de lo contrario, ninguna virtud puede compensaresa carencia, as como una mano de pintura brillante y unos adornos de metalno pueden compensar el hecho de que el bote no flote.

    Howard escribi varias series de relatos de fantasa heroica, en su mayorapublicadas en Weird Tales. De stas, la ms larga, as como la ms popular,fue la de Conan. Al leer las historias de Conan, uno tiene la ilusin de que estescuchando al poderoso aventurero en persona, sentado delante del fuegomientras cuenta sus hazaas de un tirn.

    Dieciocho cuentos de Conan, desde un relato corto de 3.000 palabras hastauna novela de 66.000, fueron publicados en vida de Howard. Otros ocho, desdemanuscritos completos hasta meros fragmentos y esbozos, han sidodescubiertos entre los papeles de Howard a partir del ao 1950.

    A finales de 1951, tuve la suerte de encontrar una serie de manuscritos deHoward en el apartamento de quien era en aquel momento el agente literariode las obras de Conan. All haba unas pocas historias de Conan sin editar, queyo prepar para su publicacin. Otros manuscritos han sido descubiertos en losltimos aos entre los papeles de Conan por parte de Glenn Lord, el actualagente literario de las obras de Howard. (Aparentemente, Howard nunca tirningn papel; hemos encontrado hasta sus exmenes de bachillerato.) Elestado inacabado del relato legendario de Conan nos ha tentado a m y a otrosescritores a completarlo, tal como habra hecho Howard si hubiera vivido.Adems de preparar para su publicacin las historias de Conan que an nohaban aparecido, yo me encargu, a comienzos de los aos cincuenta, dereescribir los manuscritos de otros cuatro relatos de aventuras de Howardconvirtindolas en historias de Conan. stas se desarrollaban en Oriente tantoen la poca medieval como moderna. La conversin no result difcil, dado quelos hroes estaban cortados con la misma tijera que Conan. Simplemente tuveque cambiar nombres, eliminar anacronismos e introducir elementossobrenaturales. Las historias siguen siendo obra de Howard en sus tres cuartaso cuatro quintas partes.

    A partir de entonces me he decidido, junto con mis colegas Bjrn Nyberg y

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    Lin Carter, a completar las historias inacabadas de Conan y a escribir variospastiches basados en algunas pistas que encontramos en las notas y en lascartas de Howard, para llenar las lagunas del legendario relato. La historia queaparece en este libro, de Carter y ma, est basada en un prrafo que apareceen una carta que Howard le escribi, tres meses antes de su prematura muerte,al educador y escritor de cienciaficcin P. Schuyler Miller, un viejo admiradorde Conan. Howard deca:

    Conan viaj mucho, no solamente antes de su reinado, sino tambindespus de subir al trono. Estuvo en Khitai y en Hirkania e incluso viaj aremotas regiones que se encontraban al norte de Khitai y al sur de Hirkania.Tambin visit un continente desconocido del hemisferio occidental y vag porlas islas adyacentes. No puedo predecir con exactitud cules de estos viajessern incluidos en mis cuentos...

    (La carta completa fue publicada por Martnez Roca en el primer volumen dela serie, Conan, pp. 13-16.) Los lectores que quieran saber ms acerca deConan, de Howard o de la fantasa heroica en general pueden consultar losdems libros de Conan, otros ttulos escritos por Howard, as como dosperidicos y un libro. Uno de ellos es Amra, publicado por George H. Scithers,Box 9120, Chicago, Illinois, 60690; se trata del rgano de la Legin Hiboria, ungrupo de admiradores de la fantasa heroica en general y de las historias deConan en particular. El otro peridico es The Howard Collector, publicado porGlenn Lord, el agente literario de la obra de Howard, Box 775, Pasadena,Texas, 77501; en este peridico se publican artculos, cuentos y poemas de ysobre Howard. El libro es The Conan Reader (El lector de Conan), escrito porm y publicado por Jack L. Chalker, 5111 Liberty Heights Avenue, Baltimore,Maryland, 21207; consiste en una serie de artculos sobre Howard, Conan y lafantasa heroica publicados anteriormente enAmra. Tambin he mencionado otras obras de Howard, as como historias deespada y brujera escritas por otros autores, en mi introduccin al primervolumen (Conan) de esta serie. Conan vivi, am y luch hace unos doce milaos, ocho mil aos despus del hundimiento de Atlantis y siete mil antes delcomienzo de la historia escrita conocida por todos. En esa poca (segnHoward), la parte occidental del continente principal estaba ocupada por losreinos hiborios, se trataba de una constelacin de estados fundados por losinvasores del norte los hiborios tres mil aos antes sobre las ruinas elimperio maligno de Aquern. Al sur de los reinos hiborios se encontraban lasviolentas ciudadesestado de Shem. Ms all de Shem dormitaba el antiguo ysiniestro reino de Estigia, rival de Aquern en los das de sangrienta gloria deeste ltimo. Ms al sur, allende los desiertos y las sabanas, se hallaban losbrbaros reinos negros.

    Al norte de los hiborios se encontraban las tierras brbaras de Cimmeria,Hiperbrea, Vanaheim y Asgard. Al oeste, a lo largo del ocano, estaban losferoces pictos. Al este se hallaban los rutilantes reinos hirkanios, siendo el mspoderoso de todos el de Turan.

    Conan fue un gigantesco aventurero brbaro que se abri camino peleando,alborotando y divirtindose a travs de medio mundo prehistrico hastaconvertirse en rey de un estado poderoso. Era hijo de un herrero de las tierrasatrasadas y lbregas de Cimmeria, y naci en un campo de batalla de esa

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    regin de montaas abruptas y cielos sombros. De joven tom parte en elsaqueo del puesto fronterizo aquilonio de Venarium.

    Poco despus se uni a una incursin que realiz a Hiperbrea una bandade aesires y fue capturado por los hiperbreos. Despus de huir de unamazmorra de esclavos de ese pas, se encamin hacia el sur, en direccin aZamora. Durante varios aos llev una vida precaria all y en los pases vecinosde Corinthia y Nemedia, como ladrn. (Vase mapa.) Ajeno a la civilizacin eindmito por naturaleza, compens su falta de sutileza y de refinamiento conuna astucia natural y un fsico hercleo que haba heredado de su padre.

    Cansado de su vida precaria, Conan se alist como soldado mercenario enlos ejrcitos de Turan. Durante los dos aos siguientes, viaj intensamente,llegando hasta las fabulosas tierras de Meru y Khitai en el este. Tambinperfeccion su destreza como jinete y arquero, artes que no le habaninteresado demasiado hasta que se uni a los turanios.

    Como consecuencia de una pelea con un oficial, Conan se vio obligado aabandonar Turan. Despus de un intento fallido de conseguir un tesoro enZamora y una breve visita a su Cimmeria natal, vuelve a alistarse comomercenario, esta vez en los reinos hiborios. Las circunstancias violentas,como de costumbre lo convirtieron en pirata en las costas de Kush, con unatripulacin de corsarios negros, teniendo como compaera a la pirata shemitaBelit. Los nativos lo llamaban Amra el Len.

    Despus de la muerte violenta de Belit, Conan se convirti en jefe guerrerode tribus negras. Luego fue mercenario en Shem y en los reinos hiborios quese encontraban ms al sur. Mas tarde Conan reaparece como jefe de loskozakos, una horda de proscritos que asolaban las estepas que se hallabanentre las tierras hiborias y Turan. Fue capitn de un barco pirata en el marinterior de Vilayet, y despus jefe de los nmadas zuagires de los desiertos delsudeste.

    Despus de un perodo como capitn mercenario en el ejrcito del rey deIranistn, Conan llega a los montes Himelios, una enorme extensin de terrenoaccidentado que limitaba con Iranistn, Turan y el reino tropical de Vendhia. Enel curso de varias salvajes aventuras intent, sin xito, agrupar a las fierastribus de la montaa convirtindolas en una unidad. Despus regres al oeste ysirvi como soldado en Koth y en Argos. Durante este perodo comparti porpoco tiempo el mando de la ciudad desrtica de Tombalku. Luego volvi al mar,primero como pirata de las islas Barachas y ms tarde como capitn de unbarco de bucaneros zingarios.

    Cuando los piratas rivales hundieron el barco de Conan, volvi a servir comomercenario en Estigia y en los reinos negros. Despus se dirigi a Aquilonia, enel norte, e hizo de explorador en la frontera picta. Cuando los pictos, con laayuda del hechicero Zogar Sag, atacaron los poblados aquilonios, Conan nologr salvar el fuerte Tuscelan, pero s salv la vida de algunos colonos que seencontraban entre los ros Trueno y Negro.

    Despus de lograr el mando del ejrcito aquilonio y de rechazar una invasinpicta, Conan, enviado de vuelta a Tarantia, la capital, fue encarcelado por elceloso rey Numedides. Despus de escapar, se vio envuelto en un conflictoentre los pictos y dos grupos de piratas en la costa occidental de las tierraspictas. Ms tarde fue elegido para conducir una revolucin aquilonia contra eldegenerado rey Numedides. Conan asesina a Numedides en su propio trono yse convierte, a la edad de cuarenta y pocos aos, en soberano del reino hiborio

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    ms poderoso.Conan pronto se da cuenta de que ser rey no es un lecho de rosas. Una

    camarilla de nobles insatisfechos casi logra asesinarlo. Por medio de una treta,los reyes de Ofir y de Koth lo cogen en una trampa y lo encarcelan a fin detener mano libre en la conquista de Aquilonia. Con la ayuda de un compaerode prisin un hechicero, Conan escapa a tiempo para volver las tornascontra los invasores.

    Poco despus, un grupo de enemigos suyos conspiran para conseguir eltrono de Aquilonia y reviven a la momia de un hechicero aqueronio muertohace poco tiempo Xaltotun para que los ayude en su empresa.

    Conan es derrotado y expulsado de su reino, pero regresa para frustrar losplanes de sus enemigos.

    En el nterin, Conan se casa legalmente por primera vez con quien seconvertir en la reina Zenobia. Se trata de una esclava que le salv la vidacuando fue encerrado en las mazmorras del palacio del rey Tarascus deNemedia. Entonces despide discretamente a su harn de hermosasconcubinas y conoce los placeres y las dificultades de la vida de casado. Unbrujo khitanio secuestra a Zenobia, lo que obliga a Conan a viajar por mediomundo, superando mltiples peligros, para recuperarla. Otras intrigas yaventuras implican a Conan y a su hijo, tambin llamado Conan, pero conocidocon el apodo de Conn.

    Pasa el tiempo y Zenobia muere. Conan ve que su hijo est a punto deconvertirse en un hombre maduro y que l se acerca a la vejez. Un crecientedesasosiego lo turba y lo irrita.....

    L. SPRAGUE DE CAMP

    Y al final, oh prncipe, aconteci aquello que todas las intrigas de Ascalanteel Rebelde no lograron desencadenar y para lo cual fue conjurada en vano lasiniestra sombra de Xaltotun del polvo de su antigua tumba de Aquern, y queni siquiera las brujeras infernales de Yah Chieng, el Hechicero Amarillo de laoscura y demonaca Khitai, consiguieron, y Conan de Aquilonia entreg lacorona y el trono del reino ms poderoso de todo Occidente y se aventur en lodesconocido, donde desapareci para siempre de la consciencia de loshombres.

    CRNICAS NEMEDIAS

    Despus de los acontecimientos descritos en el libro Conan de Aquilonia, elreinado del cimmerio se desarrolla con relativa paz durante varios aos. Susantiguos enemigos, ThothAmon y el rey Yezdigerd, ya no viven, y laturbulenta Zingara ha quedado reducida a un tranquilo reino tributario bajo elmando de un dcil gobernante ttere de Conan. Los salvajes pictos resisten laconstante presin de las tropas contra su reducto en los impenetrablesbosques, pero eso era de esperar.

    El acontecimiento de estos aos que ms afecta a Conan es la muerte de suesposa, la reina Zenobia, en el momento de dar a luz. Desde entonces elcimmerio siente que la monotona de su pacfico reinado se le hace cada vezms difcil de soportar. Pasa mucho tiempo en la biblioteca real, leyendo en lospolvorientos pergaminos y cdices los relatos de tierras situadas allende elocano Occidental y de extraos hechos all acaecidos. Tambin pasa bastantetiempo con sus hijos, pero la gran diferencia de edad Conan tiene ms de

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    sesenta aos, mientras que sus vstagos son nios o adolescentes impideque se cree una verdadera intimidad entre ellos. Mas una sbita catstrofepone trmino a este estado de nimo de insatisfaccin y resignacin quepadece Conan...

    1 - Sombras rojas

    Desde los profundos abismos en los que an habitan antiguos y olvidadosengendros, vinieron las sombras con silenciosas alas rojas como el fuego delinfierno.

    LAS VISIONES DE EPEMITREUS

    El rey Conan tom asiento en el trono de la Sala de Justicia de su palacio deTarantia, la capital del reino de Aquilonia. Ms all de los ventanales de vidriose extenda el cielo azul sobre los parques llenos de fragantes flores. Y msall de los parques se alzaban las cuadradas torres de piedra blanca junto a lascpulas de cobre y la silueta de los templos, palacios y casas de tejas rojas.Pues sa era la ciudad ms principesca de Occidente en aquellos das de laEdad Hiboria.

    Por fuera de los jardines, las limpias calles de Tarantia bullan de gente, dejinetes a caballo, a lomos de mulas o asnos, de literas opulentas, ricoscarruajes o modestas carretas. A lo largo de los muelles, las embarcacionesatestaban las orillas del ro Khorotas como enjambres de insectos acuticos.Durante dos dcadas haba gobernado Conan el Grande en Aquilonia conmano firme pero tolerante, y ello convirti al reino no slo en el ms poderoso,sino tambin en el ms prspero que haba conocido el mundo desde sucreacin.

    En el gran saln rodeado de columnas se congregaban nobles de ricosropajes, cortesanos ataviados con tnicas de seda y ciudadanos rollizos consencillos atuendos, sobre los que lucan los medallones de sus respectivosgremios. Todos ellos esperaban ver cmo el rey administraba justicia. Puestoque en aquella ocasin iban a juzgarse algunos casos de excepcionalimportancia, la mitad de los nobles de Aquilonia se hallaba presente. Entreellos estaba el joven Gonzalvio, vizconde de Poitain, y su padre, el viejoTrocero. ste estaba tan esbelto y elegante como siempre; llevaba un jubn deterciopelo verde con el leopardo de oro de su condado. All estaba tambin elconde Monargo de Couthen, el barn Guilaime de Imirus y el sabio Dexitheus,arcipreste de Mitra, un hombre alto y enjuto que luca una hermosa barbablanca.

    Soldados de rostro adusto, pertenecientes a las legiones de cota de mallanegra del rey, permanecan de guardia junto a la enorme puerta y el prtico; losrayos del sol se reflejaban en sus cascos rematados con figuras de dragn y enlas afiladas puntas de las lanzas. Todos los ojos estaban fijos en el estradocentral, donde haban sido instalados dos tronos por encima de la multitud.Tambin miraban al enjoyado mercader que permaneca en pie con aspectonervioso, mientras su abogado, vestido con una toga negra, argumentaba enfavor de su representado ante el ms alto de los dos tronos.

    En ste estaba sentado el rey Conan, que contemplaba a los litigantes con elceo fruncido. Odiaba las querellas por impuestos desde lo ms profundo de su

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    alma, aquellos problemas intrincados y laboriosos, con sus trampas legales ysu fondo complejo de matemticas. Con qu gusto hubiera arrojado su coronaal rostro del codicioso estpido que estaba delante de l, para marcharse de lasala, saltar sobre un corcel y cabalgar en pos de una jornada de caza en losbosques del Norte!

    Al demonio con eso de gobernar un reino!, pens Conan. Aquello extraahasta la ltima gota de humores del organismo de un hombre, convirtindolo enun cansado anciano sin fuerzas suficientes para empuar una espada.Despus de veinte aos de ceir una corona, un hombre tena derecho aprescindir de todos los honores y ttulos para dirigirse hacia lejanos horizontesen busca de una ltima aventura sangrienta antes de que la guadaaimplacable del tiempo lo segara de una vez para siempre...

    Conan ech una mirada al segundo trono, en el que estaba sentado su hijo,el prncipe Conn, heredero de la corona de Aquilonia. El muchacho tena veinteaos, edad suficiente, sin duda alguna, para ascender al trono del reino mspoderosos de Occidente. Esbozando una sonrisa, el rey observ el aburridogesto de disgusto que se reflejaba en el rostro del prncipe. Era evidente quetambin el joven Conn anhelaba despojarse de aquellos pesados ropajes paracabalgar en busca de una presa de caza, o tal vez para correr detrs de unamoza a orillas del ro. Al recordar los turbulentos das de su propia juventud, elrey no pudo evitar una sonrisa nostlgica.

    A decir verdad, el prncipe Conn era el vivo retrato de su padre en sujuventud. El mismo ceo fruncido encima de unos ojos profundos de intensocolor azul; el mismo rostro moreno de mandbula pronunciada, enmarcado poruna melena negra como las alas de un cuervo; el mismo cuerpo fornido, deherrero, cuyos poderosos msculos abultaban bajo las sedas y los terciopelosen los hombros y en el pecho; las mismas piernas largas y de frrea fortaleza.Apenas superada la adolescencia, el hijo de Conan ya le sacaba ms de unacabeza a la mayora de los presentes, con excepcin de su hercleoprogenitor, el mejor guerrero que haba conocido el mundo.

    En cuanto al propio rey Conan, ni el ms poderoso de los enemigos eltiempo haba conseguido doblegarlo. Es verdad que sesenta y tantos aoshaban encanecido notablemente su otrora negra melena y la barba recortadaque ahora ocultaba su enrgica mandbula. Su poderoso cuerpo habaadelgazado, dejndolo enjuto como el de un salvaje lobo gris de las Estepasdel Norte. Y el fro cincel de los aos haba trazado hondos surcos en su frentesombra y en las mejillas llenas de pequeas cicatrices.

    Pero de aquel cuerpo hercleo an emanaba una indomable vitalidad, quese concretaba en la furia contenida de sus ojos fogosos. El tiempo tampocohaba logrado menguar la extraordinaria energa de sus recias manos y susmsculos de acero.

    Estaba sentado sobre el trono de plata maciza como un jinete sobre uncorcel de guerra en el campo de batalla. Con gesto enrgico, Conan aferr lamaza de la justicia, como si se tratara de una maza de combate llena declavos, y dio la impresin de que iba a arrojarla contra algn enemigo oculto. Elrico atavo, lleno de piedras preciosas y adornado con cadenas de oro, tenacierta semejanza con el arns de guerra. A dondequiera que fuese, tanto si setrataba de un alegre banquete como de una apacible biblioteca o delperfumado tocador de una dama, aquel sombro brbaro de los fros pramosde Cimmeria llevaba consigo la peligrosa y amenazadora atmsfera del campo

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    de batalla.Haban transcurrido ms de veinte aos desde que una jugada del destino,

    un capricho de los dioses o tal vez su propia voluntad indomable habandestacado al oscuro aventurero hasta colocarlo en un lugar importante entre losgrandes del mundo, como soberano del reino occidental ms rico y poderoso.Desde aquella noche, haca casi medio siglo, cuando un mozo harapiento defiera mirada que agitaba una cadena rota en el aire, sali del calabozo hiboriopara alcanzar las cumbres del poder y de la gloria, Conan el cimmerio habaluchado a lo largo y ancho de medio mundo trazando un camino de colorcarmes a travs de una docena de reinos, desde las costas del ocanoOccidental hasta los valles brumosos de la fabulosa Khitai.

    Como ladrn, pirata, mercenario, aventurero, jefe de tribus brbaras ogeneral de ejrcitos reales, se haba aventurado por tierras ignotas y lleg aconocer todos los azares y maravillas del mundo. El poderoso cimmerio luchcon su irresistible espada contra demonios, dragones y monstruos de lastinieblas. Miles de enemigos haban conocido el fro contacto de su arma:caballeros de cota de malla, brujos malignos, fieros cabecillas brbaros y reyesaltaneros. Hasta los dioses eternos haban tenido que esquivar a veces la furiade su hoja de acero.

    Pero la aventura que se inici all, en la Sala de Justicia de Tarantia, enaquel clido da de primavera, ocho mil aos despus del hundimiento deAtlantis y siete mil antes del apogeo de Egipto y de Sumeria, iba a ser la msextraa y fantstica de las que vivi en su dilatada existencia el cimmerio.

    Todo comenz de manera repentina e inesperada.Conan estaba observando, como hemos dicho, al rollizo mercader y a su

    gesticulante abogado. Un momento despus, el cimmerio levant los ojos, llenode asombro, hacia el otro lado del saln, donde se hallaba la figura elegante desu viejo amigo, el conde Trocero de Poitain.

    No, no! Por todos los demonios! exclam el noble, cuya voz roncaexpresaba a un tiempo espanto y desesperacin.

    Esta frase y el avance inseguro del conde a travs del saln interrumpi lachchara insustancial del abogado. Ojos estupefactos contemplaron laenvarada y tambaleante silueta de Trocero, y muchos fruncieron el ceo. Eraposible que el conde de Poitain se hubiera presentado en la Sala de Justiciaborracho?

    Una nueva mirada al plido rostro de Trocero, que trasuntaba un intensoterror, bast para que semejante idea fuera desechada. Gotas de sudorperlaban su contrado rostro, y sus labios murmuraban como si estuviera bajolos efectos de un dolor insufrible. Profundas ojeras enmarcaban sus ojos.

    Trocero! exclam Conan. No te encuentras bien? Qu te sucede?El rey se puso en pie mientras su viejo amigo, y seguidor ms acrrimo,

    segua avanzando con paso inseguro sobre el suelo de mrmol, con los brazosextendidos como queriendo protegerse de algn enemigo invisible. En el saln,aparte de aquellas exclamaciones, reinaba un profundo silencio. El fornido hijodel conde surgi entre la multitud y extendi una mano para sostener a supadre. Una vez en el centro de la enorme habitacin, Trocero se detuvo sobresus temblorosas piernas, que apenas podan sostenerlo, y grit:

    No, no! Yo no puedo...! No os atreveris! Oh, por Ishtar y por Mitra!Su voz subi de tono hasta convertirse en un grito de angustia.

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    Y entonces se abati el Horror.Desde los techos abovedados del saln descendieron las sombras con una

    leve coloracin rojiza, plidas y etreas como finos velos de gasa. Eran lassombras del Horror.

    En un abrir y cerrar de ojos se congregaron en torno a la insegura silueta delpoitanio. A travs de los velos rosceos, los presentes pudieron verborrosamente el rostro blanco y crispado del conde en un gesto de tormento.Era como si una horda de vampiros fantasmagricos con forma de murcilagose cerniera sobre el aterrado anciano.

    Por un instante las espantosas sombras envolvieron a su vctima con sustenues velos, e inmediatamente despus aqullas y Trocero habandesaparecido.

    El saln pareca un cuadro, tal era la inmovilidad reinante. La incredulidad sereflejaba en todos los rostros. El anciano conde de Poitain, que durante uncuarto de siglo se haba mantenido al lado del trono de Conan, y luch en todassus guerras, acababa de esfumarse en el aire.

    Padre mo! Mi seor! exclam el joven Gonzalvio con voz trmula enmedio del luctuoso silencio.

    Por el corazn de Crom! rugi Conan. Magia negra en mi propiacorte? Tendr la cabeza de quien ha cometido ese desatino! Eh, guardia, tocala alarma!

    El furioso rugido de Conan acab con el frgil e hipntico silencio. Lasmujeres gritaron y algunas se desmayaron. Los hombres profirieronjuramentos, se restregaron los ojos y contemplaron atnitos el lugar en el queun momento antes se hallaba el noble ms importante de Aquilonia. Porencima de los agitados comentarios se alzaron las notas resonantes de loscuernos de guerra. Redoblaron los tambores; los sombros Dragones Negrosde Conan avanzaron entre la confusa muchedumbre, con las espadas en alto,para defender la bandera del len de Aquilonia que se hallaba sobre el doseldel estrado, y al rey y al prncipe que estaban sentados en el trono. Pero nohaba ningn enemigo al que atacar. No haba asesinos ni traicioneros espas;al menos no eran visibles.

    Delante del trono, rodeado de sus guerreros de cota de malla negra, el reyConan examin el saln con la mirada fija y fiera de un majestuoso len de lasabana. En su interior, el dolor le atenazaba el corazn. Trocero de Potainhaba sido el primero en citar el nombre de Conan como jefe de la revueltacontra el decadente rey Numedides. Tambin haba encabezado un largo viajehasta las distantes costas de la tierra de los pictos para ir en busca del antiguogeneral de los ejrcitos de Aquilonia, que haba huido de los celos asesinos deNumedides.

    Poco despus de aquel ltimo suceso, el brbaro haba salido de Zingara ala cabeza de un grupo de valientes jinetes. Mientras reuna partidarios en suavance, pas como un huracn por los campos de Aquilonia hasta llegar a laspuertas de las murallas de Tarantia, y luego ascendi los peldaos del trono.Una vez junto a ste, estrangul con sus propias manos al depravadoNumedides y l mismo se puso la corona sobre la negra cabellera. Ahora,desde lo ms profundo de su corazn, el cimmerio lament la prdida de suamigo ms leal, la primera vctima del Horror...

    Quince das despus, el Horror volvi a atacar una y otra vez, hasta quesetecientos ciudadanos de Aquilonia tanto nobles como plebeyos, condesas

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    y cortesanas, sacerdotes y mendigos desaparecieron en el inexplicableabrazo de las Sombras Rojas.

    2 - El negro corazn de Golamira

    Los siglos pasaban sin detenerse mientrasyo dorma en criptas silenciosas y sombrassobre mi tumba protegida por el ave fnix,pero ahora, al fin, he despertadoLAS VISIONES DE EPEMITREUS

    Conan estaba durmiendo solo en la alcoba de techo abovedado de supalacio, estrechamente vigilado por sus guardianes. Era un sueo pesado peroinquieto, pues en los ltimos das no haba dormido ni una hora, ya que intentluchar contra la inslita plaga que asolaba a su reino. A lo largo deinterminables reuniones del consejo que se prolongaban das y noches, buscla ayuda de los hombres ms sabios del pas, de los eruditos y doctores.

    Pidi que los sacerdotes de Mitra, Ishtar y Asura hicieran rogativasespeciales. Conan haba escuchado los informes de los espas y de losagentes del orden. Tambin solicit orculos y hechiceras de brujos yocultistas,! pero todos sus esfuerzos fueron en vano.

    Ahora el agotamiento haba minado su vigor de hierro. El viejo lobo de pelogrisceo yaca sobre el lecho,:pero llevaba la cota de malla y su enormeespada se hallaba al alcance de la mano mientras descabezaba su inquietosueo.

    Entonces comenz a soar A Conan le pareci or una voz distante. El ecoera lo suficientemente alto como para despertarlo, pero las palabras resultabanconfusas y no alcanzaba a comprender la frase, que se repeta una y otra vezentre los muros de su alcoba.

    Se puso en pie, y a la vez que sus poderosas piernas estaban desnudas sedio cuenta de que todo era un sueo. Al mirar hacia atrs vio su propio cuerpotendido sobre la cama. Mientras el voluminoso pecho suba y bajaba, la mallabrillaba como si fuera de plata bajo los rayos de la luna que se filtraban a travsde los altos y estrechos ventanales.

    De nuevo lleg hasta l la llamada lejana y susurrante, que ahora tena unanota de angustia. Y de una forma que no pudo llegar a comprender, el viejo reyavanz desde la semipenumbra de su habitacin a travs de las barreras delespacio y del tiempo hasta que una neblina tan gris como su propia barba loenvolvi por completo, impidindole ver a su alrededor. A pesar de todo seguaavanzando, pero de modo distinto a como se haca en el mundo material quehaba dejado atrs.

    Desde la bruma llegaba hasta l una y otra vez aquella llamada temerosaque haba despojado a su espritu de la envoltura carnal para guiarlo hasta eseuniverso de misteriosa oscuridad y de brumas fantasmagricas. Poco a poco,la voz que se repeta incesantemente se hizo ms clara.

    Conan de Cimmeria! deca. Conan de Aquilonia! Conan de las Islas!S, ahora alcanzaba a percibirla con claridad. Pero el rey se sinti

    desconcertado. Qu significaba el nombre Conan de las Islas? Durante susprolongados viajes, jams haba odo aquel trmino relacionado con l.

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    En aquel momento lleg a un lugar en el que le pareca hallarse sobreterreno firme. Y en su sueo tuvo la impresin de que la bruma se disipaba.Una luz tenue y ultraterrena se abri paso entre los ltimos vestigios de niebla.Entonces se vio en un saln de dimensiones gigantescas, cuyas negrasparedes y elevado techo abovedado parecan construidos con fragmentos de lanoche. La tenue luz daba la impresin de proceder de las paredes, en las quese apreciaban colosales bajorrelieves que llegaban hasta el techo.

    Cada palmo de los negros muros estaba trabajado, y formaban unextraordinario conjunto de figuras diminutas que compona un vasto paisajepoblado de millones de guerreros enzarzados en lucha. Al mirar de cerca, elcimmerio se maravill ante lo extrao de su arns y de sus armas, queparecan proceder de tierras remotas y de otros tiempos.

    Daba la impresin de ser un gigantesco tapiz realizado en piedra negra,como un cuadro a vuelo de pjaro de la historia del hombre, de los olvidadosdas anteriores al Cataclismo, cuando Atlantis, Lemuria, Valusia y Grondardominaban la tierra. E incluso de pocas anteriores, en las que los peludosantepasados del hombre vagaban por las selvas y Ka, el Pjaro de la Creacinde negras alas, vol por primera vez desde el desconocido Oriente paracolocar los cimientos del tiempo.

    Por encima de este conjunto de guerreros, reyes y hroes se cernan otrassiluetas deformes y terribles. Desde lo ms profundo de su espritu, Conan losreconoci como los Antiguos Desconocidos que gobernaron el universosembrado de estrellas mil millones de aos antes del nacimiento de Gayomar,el Primer Hombre.

    Conan tuvo la certeza de que se hallaba inmerso en un sueo intemporal alque su espritu haba sido reclamado por una antigua fuerza que vigilaba algnero humano. Con una inquietud propia de su naturaleza brbara, elcimmerio se dio cuenta de que el polvo impalpable que cubra con una finacapa el suelo de bano no haba sido hollado por ningn pie humano desdepocas inmemoriales. S, se dio cuenta de todo eso y de mucho ms, pues unavez, haca muchos aos, haba tenido un sueo similar, y haba pasadotambin por aquella misma gigantesca garganta negra que era el gran saln depiedra.

    Ms de veinte aos haban transcurrido desde entonces, pero qu son lasefmeras generaciones de mortales para quien duerme en las sombras criptasde Golamira, el Monte del Tiempo Eterno?

    El cimmerio lleg entonces a una ancha escalera curva que se alzaba hastauna altura inconcebible. All las paredes eran escarpadas y estaban adornadascon extraos smbolos de una escritura esotrica, tan antigua y sugestiva queevoc en el espritu de Conan recuerdos que se remontaban al amanecer delos tiempos. Al percibir aquellas remembranzas, el rey de Aquilonia sinti unescalofro y apart rpidamente la mirada de los enigmticos jeroglficos.

    A medida que iba ascendiendo por la enorme escalera, el cimmerio not queen cada peldao apareca tallado el contorno sinuoso de una espantosa figurade pesadilla, la de Set, la Vieja Serpiente, el eterno y maligno demonio de lastinieblas. Pero la figura estaba tallada de forma tal que al pisar lo haca sobre elcuello lleno de escamas de la serpiente. Con esto, los desconocidosconstructores de la escalera pretendan que quien subiera por aquellospeldaos repudiase simblicamente las fuerzas del caos ciego y maligno. El reyde Aquilonia fue ascendiendo paso a paso por la escalera.

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    Por ltimo divis una tumba tallada en un bloque de cristal macizo y brillante,que no pudo identificar. Si se trataba de diamante y lo cierto es que lopareca, en tal caso aquella enorme gema tena un valor tan grande queresultaba imposible de calcular. El fro cristal centelleaba con miles de puntosde inquieta luz, que semejaban una multitud de estrellas prisioneras.

    A ambos lados, en la silenciosa oscuridad de la cripta, se alzaban lassiluetas imponentes de dos aves fnix, dotadas de poderosos picos y garras,con las alas extendidas como si quisieran cobijar debajo a quien dorma en elsepulcro de diamante.

    De las sombras surgi entonces una figura impresionante, vestida con unatnica y rodeada de un halo de luz pursima. El cimmerio contempl en silencioel majestuoso rostro de poblada barba.

    Habla, oh mortal! orden la aparicin con voz resonante como unatrompeta. Dime, sabes quin soy?

    S repuso Conan con un gruido. Por Crom, Mitra y los dioses de laluz, s que eres el profeta Epemitreus, cuyo cuerpo se ha convertido en polvohace mil quinientos aos!

    As es, oh Conan! Hace muchos aos llam a tu espritu durmiente antem, aqu, en el negro corazn de Golamira. Durante el tiempo transcurridodesde entonces, mis ojos inmortales te han seguido por todos los caminos ytodas las guerras. Todo ha salido bien y se ha hecho de acuerdo con losdeseos de los Eternos Guardianes. Pero ahora una sombra se cierne sobre lastierras de Occidente, una sombra que slo t entre todos los mortales puedesahuyentar.

    El cimmerio se estremeci al escuchar aquellas inesperadas palabras, y sedispona a hablar cuando el hechicero levant el dedo ndice para imponerlesilencio.

    Escchame con atencin, Conan le dijo el anciano. En pocasremotas, los Seores de la Vida me otorgaron poderes y conocimientossuperiores a los que se concede a los dems mortales, con el fin de queluchase contra la infernal y maligna serpiente de Set. Me enfrent a ella y le dimuerte, pero yo mismo dej de existir en la contienda. Mas t ya conoces estoshechos de los que hablo.

    Eso cuentan los antiguos libros y leyendas admiti el cimmerio.Y as ocurri, precisamente repuso la figura radiante, asintiendo con la

    cabeza. Como sabes, oh, hijo del hombre!, desde el comienzo los dioses dela eternidad te concedieron dones para que realizaras notables proezas yconquistaras una fama imperecedera. Has salido indemne de numerosospeligros y muchas fueron las fuerzas del mal que venciste con tu espada. Losdioses estn complacidos por ello.

    Conan permaneci impasible, y no contest a estos elogios. Despus de unapausa, la voz profunda y resonante de Epemitreus se dej or de nuevo.

    Una ltima tarea te aguarda, oh cimmerio! dijo el hechicero, antes deque puedas acogerte a tu merecido descanso. Tu espritu ya estaba destinadoa esa empresa antes del comienzo de los tiempos. Te espera una victoria finalde gran trascendencia. Pero el precio a pagar ser amargo.

    Cul es la tarea y cul el precio? pregunt sin rodeos el rey deAquilonia.

    La empresa consiste en salvar a Occidente del Horror que ahora mismoamenaza tus frtiles tierras. Una terrible maldicin se cierne sobre el mundo,

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    una maldicin ms sombra de lo que t mismo imaginas. Ese Horror esclavizalas almas de tu pueblo, mientras que sus pobres cuerpos son desgarradosentre atroces y bestiales tormentos por manos que debieron haberseconvertido en polvo hace ochocientos aos.

    El profeta fij su penetrante mirada en el rostro sombro de Conan y agreg:Pero con el fin de realizar este cometido es necesario que cedas el trono y

    la corona real a tu hijo y que te aventures por horizontes desconocidos delocano Occidental, por donde ningn mortal de tu raza se intern desde queAtlantis se hundi bajo las furiosas olas. Esta misma noche saldrs de tu reino,solo y en secreto. Junto con tu corona y tus bienes, dejars escrita tuabdicacin.

    El camino hasta los mares desconocidos es largo y duro, y son muchos lospeligros que te amenazarn antes de que alcances el objetivo final, de los queni siquiera los dioses podrn protegerte. Pero slo t, entre todos los hombres,puedes avanzar por ese camino con probabilidades de xito. Slo para tipueden ser los riesgos y la gloria. Piensa que son pocos los mortales aquienes se ofrece la ocasin de salvar al mundo de un desastre!

    El hechicero le sonri desde su halo luminoso. Luego agreg:Tan slo te otorgar un don. Lleva esto en todo momento, ya que en la

    hora de la necesidad puede representar tu salvacin. No agregar ms alrespecto, pues cuando llegue la hora tu corazn te dir cmo emplear estetalismn.

    Una nubcula fulgurante, como hecha de polvo de estrellas, surga ahora dela palma extendida del profeta. Algo tintine con un sonido cristalino a los piesde Conan, que se inclin para recoger el objeto.

    Te har una ltima recomendacin dijo Epemitreus. Los reyes brujosde la antigua Atlantis usaban el emblema del Kraken Negro. Ese emblema anpuede poner en peligro tu vida. Cudate de l!Y ahora vete, hijo dilecto deCrom prosigui el hechicero. No resulta aconsejable que los mortalespermanezcan durante mucho tiempo en estos sombros lugares a los que hellamado a tu espritu. Regresa, oh Conan, a tu ser material, y que la bendicinde los dioses de la luz te acompae para iluminar tu oscuro y temible camino!Jams volvers a ver el rostro de Epemitreus, ni en este mundo ni en losmuchos que vendrn y en los cuales tu alma renacida se aventurar y lucharen existencias posteriores a esta que vives. Hasta nunca!

    Estremecido por la emocin, Conan se despert al instante. Se encontrtendido en su lecho, vestido con la ligera cota de malla y cubierto de sudor. Demodo que todo haba sido un sueo! El vino y las preocupaciones se habancombinado para formar aquella fantstica visin!

    Entonces vio el objeto que tena apretado en la sudorosa palma de la mano.Se trataba de un talismn en forma de ave fnix tallado en un gigantescodiamante. Por lo tanto, aquello haba sido algo ms que un sueo o unproducto de la imaginacin.

    Tres horas ms tarde, mientras una estruendosa tormenta de veranoazotaba e iluminaba las torres del palacio, una gigantesca figura con cota demalla, cubierta con una gran capa negra y tocada con un sombrero de alaancha, sala furtivamente por una poterna en desuso de las murallas deTarantia. Detrs de sta sali otra silueta corpulenta que llevaba de las riendasa un nervioso corcel. Se detuvieron un momento, y el hombre que iba detrs

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    comprob las riendas y la longitud de los estribos.Maldicin! exclam el prncipe Conn, que era el que haba salido en

    segundo trmino. Esto no es justo! Si alguien tiene derecho a ir contigo, sesoy yo!

    El rey Conan neg sombramente con la cabeza, y numerosas gotas deagua se esparcieron a su alrededor.

    Crom sabe, hijo mo dijo el cimmerio, que, si llevara a alguienconmigo, se seras t. Pero no somos un par de aventureros sin oficio nibeneficio para obrar segn nuestros deseos. No puede obtenerse el poder y lagloria sin asumir responsabilidades. Tard mucho tiempo en aprender esaleccin. Tal vez me espera la muerte; por ese motivo, t debes permaneceraqu, para gobernar este reino con justicia. As lo han dispuesto los dioses.

    No confes en los hombres, excepto en aquellos en quienes yo he puestomi fe a lo largo de tantos aos. No tomes en cuenta la mayor parte de loselogios, pues los reyes atraen a los aduladores como la miel a las moscas.Presta ms atencin a los hechos de los hombres que a sus palabras. Jamscastigues al que traiga malas nuevas, ni te encolerices con el que da unaopinin que te resulta desagradable, pues si lo haces nunca te dirn la verdad.Adis, hijo mo!

    Los dos hombres se estrecharon en un fuerte abrazo. Luego, mientras Connsostena las riendas y el estribo del caballo, Conan mont en la silla. Duranteunos instantes, la silueta embozada contempl las doradas torres de Tarantia,la esplendorosa gema de Occidente. Luego, tras un saludo final, Conan picespuelas en direccin al sur, y el jinete y el caballo avanzaron bajo el aguacero,iluminados a trechos por los relmpagos. Al final del largo camino quedabanArgos y el mar.

    De este modo, el guerrero ms poderoso del mundo inici la ltima y la mstemible de todas sus aventuras.

    3 - La Copa y el Tridente

    Tronos altivos se tambalean, los reinos se desploman y aterradoras tinieblaslo envuelven todo. Pero un jinete cabalga en pos de una aventura desesperadahacia un destino desconocido en el misterioso Oeste.

    EL VIAJE DE AMRA

    La tormenta haba estallado hacia medianoche. El fulgor de los relmpagosiluminaba el grueso manto de nubes que se extenda sobre la comarca y unfuerte viento aullaba como una manada de lobos, haciendo ondular las densascortinas de agua que caan del cielo.

    Pero en el interior de La Copa y el Tridente, una taberna de la costa situadacerca del puerto de Messantia, en Argos, reinaban la luz, el calor y el jolgorio.Un gran fuego arda en la chimenea de piedra, arrojando cambiantes sombrassobre las paredes. Marineros, pescadores, y algn que otro viajero sorprendidopor la tormenta descansaban sobre los bancos de madera, saboreando laamarga cerveza de Argos, o el delicado vino zingario quienes podan permitirseese gasto. Una ternera se tostaba en el asador y el aroma de la carne inundabala amplia estancia.

    De repente se abri la puerta de roble, y una fuerte rfaga de viento entr en

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    la estancia. Los clientes se volvieron y se estremecieron al ver una gigantescafigura que ocupaba todo el vano de la puerta. El hombre iba cubierto de lacabeza a los pies con una capa negra, de la que caan chorros de agua queformaban pequeos charcos en el suelo. Por debajo del oscuro sombrero deala ancha, los presentes pudieron ver unos ojos de mirada amenazadora en unrostro bronceado, marcado por el paso del tiempo, pero ennoblecido por unaplateada barba. El forastero entr y cerr la puerta de un golpe. Luego se quitla capa empapada de agua.

    El tabernero, un hombre grueso de cara redonda, rojiza y sudorosa,enmarcada por unos grasientos mechones oscuros, se acerc para atender alviajero. Mientras se secaba las manos en el sucio delantal, el posadero hizoalgunas breves y afectadas reverencias.

    Srveme cerveza negra tibia dijo el viejo de mirada fiera mientrastomaba asiento en el banco ms prximo al fuego. Y dame un buen trozo deesa ternera, si ya est hecha. Rpido, hombre! Estoy calado hasta loshuesos, helado hasta la mdula, y hambriento como un lobo!

    Mientras el posadero se retiraba presuroso, un hombre robusto de la regin,de pelo rubio y con algunas copas de ms, dio un codazo a su compaero y sepuso de pie delante de la chimenea, balancendose sobre los talones. Era unindividuo alto y musculoso, con los hombros anchos tpicos de un luchador. Susojillos porcinos contemplaron con expresin de necia astucia al forastero que,por estar ocupado en extender su capa ante el fuego, no le prest atencin.

    A quin creis que tenemos aqu, muchachos? dijo el hombre deArgos con voz pastosa.

    Parece un bucanero zingario, Strabo repuso uno de sus compinches.Strabo mir al anciano viajero de arriba abajo, y dijo sonriendo:Es poca cosa para ser un bucanero. Y el viejo perro se ha sentado en el

    mejor sitio de la taberna! Eh, t, anciano, quita de ah tus gastados huesos ydeja que esta honrada gente de Argos se caliente al fuego!

    Conan levant sus centelleantes ojos azules. Si Strabo hubiera estado tanbebido, se habra dado cuenta de la amenaza que brillaba en aquella mirada.Pero el hombre de Argos se encoleriz puerilmente y su rostro se congestionan ms.

    Te estoy hablando a ti, bribn! grit, al tiempo que le daba al cimmerioun puntapi en una pierna, con lo cual la taberna qued en el ms profundosilencio.

    Aqul era el fanfarrn de la localidad, por lo que al cabo de un rato losdems lanzaron algunas risitas de aprobacin y se pegaron codazos,esperando impacientemente el espectculo que les iba a proporcionar Strabo.

    En el otro extremo de la estancia haba una figura voluminosa envuelta enuna capa, cuya capucha dejaba su rostro en sombras. El individuo se inclinhacia adelante con los ojos entrecerrados, presa de un extrao inters, y sepuso a contemplar la escena.

    Conan se movi como un tigre que ataca. Estaba sentado, desplegando sucapa, y se puso en pie en un santiamn; luego aferr el carnoso cuello deStrabo con su mano recia y huesuda. Entonces, en una verdadera proeza defuerza, levant al fanfarrn y lo arroj al otro extremo de la estancia. El cuerpodel hombre de Argos se estrell contra la pared de madera con un impacto quesacudi toda la casa. Luego el cuerpo cay al suelo, donde qued extendido.Por un momento, Strabo permaneci aturdido sobre el piso, jadeando. Entre los

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    que le miraban se alz una voz contenida.Un viejo como se... imposible! dijo el hombre.Entonces el fanfarrn volvi a ponerse en pie, con el rostro a punto de

    estallar a causa de la congestin. Profiri un juramento incoherente y cruz lataberna con los brazos extendidos.

    Conan se adelant para recibirlo. Su puo izquierdo se hundi en elvoluminoso vientre de su contrincante como una bola de hierro. El aire silb alsalir entre los dientes del fanfarrn, cuyo rostro se volvi grisceo. Luego sedobl por la mitad y el cimmerio le dio un golpe en la mandbula, levantndolodel suelo. Cuando se desplomaba, Conan le dio un puntapi y lo hizo caersobre el fuego de la chimenea.

    Volaron las brasas y las cenizas en una nube oscura, y los amigos de Strabose precipitaron alarmados sobre ste. Lo retiraron de la chimenea chamuscado,con la cara negra y pringado de la grasa del asado. Sus camaradas le dieronunos golpes en las mejillas, intentando reanimarlo, pero con cada palmada lacabeza oscilaba, inerte, de un lado a otro. La sangre manaba de su nariz heriday de los labios, empapando su camisa. Conan dej de prestarles atencincuando los amigos del hombre lo levantaron lanzando maldiciones y se lollevaron a otra estancia.

    La tensin se interrumpi cuando un coro de elogios y de felicitacionespremi la proeza del cimmerio, pues muchos de los presentes haban anheladohaca mucho tiempo que algn hombre decidido le diera por fin una leccin alarrogante personaje. Conan se limit a responder con una leve sonrisa yenseguida dedic toda su atencin a la jarra de cerveza caliente que le habanservido. Cuando estaba saboreando el espumoso lquido, una speraexclamacin le hizo volver la cabeza.

    Por el hacha de Thor, y los fuegos de Baal, slo hay un hombre en treintareinos a la redonda capaz de arrojar a ese gordo fanfarrn al otro extremo de lasala! Ser posible...?

    Los parroquianos se abrieron como las aguas ante la proa de un enormenavo cuando un individuo gigantesco de barba pelirroja entrecana avanzentre los presentes. Se detuvo junto a Conan como un rudo oso pardo, si bienvesta un magnfico jubn rojo bordado en oro y cubra su calva con unsombrero adornado con plumas. Unos aros de oro colgaban de sus orejas, y entorno al voluminoso vientre luca un fajn de seda del que sobresalan variasdagas enjoyadas y una cachiporra que hubiera destrozado el crneo de unbuey. Un pesado alfanje colgaba de un tahal bordado que le cruzaba el pecho,y sus arqueadas piernas calzaban finas botas de cuero.

    Conan ech una mirada al sudoroso rostro de ojos chispeantes, quebrillaban bajo unas espesas cejas de color rojizo, y en su adusto rostro sedibuj una amplia sonrisa. Luego lanz un rugido de alegra.

    iSigurd de Vanaheim, vieja morsa! exclam el cimmerio. Por losfuegos del infierno, Sigurd Barbarroja! Los dos hombres se fundieron en unabrazo.

    Amra, el Len de los Mares! grit a su vez el corpulento individuo.Silencio! Cierra el pico, viejo barril de grasa de ballena! gru Conan

    . Tengo motivos para permanecer en el anonimato, por ahora.Oh, vaya! repuso Sigurd, que agreg en voz baja: Por los colmillos

    de Badb y las garras de Nergal, que me asen las entraas si no se alegra elviejo corazn de un marino de volver a verte!

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    Y los dos hombres se dedicaron a darse efusivas palmadas que hubieranenviado rodando por el suelo a individuos menos corpulentos.

    Por Crom, Sigurd, sintate a mi lado y bebe conmigo, viejo chacal! propuso Conan.

    El aludido se dej caer sobre el banco de madera y se quit el sombreroemplumado. Despus estir las rollizas piernas hacia la chimenea.

    Tabernero! grit Conan. Trae otra jarra! Eh!, cundo viene esemaldito asado?

    Por la espada de Mitra y la lanza de Wodun que no has perdido ni unpice de fuerza en treinta aos! afirm el pelirrojo vanir, que una vez queambos hubieron brindado se pas una manga de color carmes por losbrillantes labios y lanz un sonoro eructo.

    Conque no, en, viejo bribn y mentiroso? dijo Conan riendosuavemente. Pues deberas recordar que hace treinta aos, cuando le dabaun golpe a un hombre en el rostro, como acabo de hacer, le rompa los huesosy por lo general no viva para contarlo.

    El cimmerio lanz un suspiro, y agreg:Pero al final el tiempo nos da caza a todos. T tambin has cambiado,

    Sigurd. Esa gorda barriga estaba tan recta como un mstil cuando nosconocimos. Recuerdas cuando nos vimos detenidos por una calma chichadelante de la isla Sin Nombre, sin nada para comer salvo las ratas de labodega y los pocos peces que podamos pescar en aquellas aguas infernales?

    Claro, claro afirm el otro, secndose algunas lgrimas furtivas. Ah,malditas sean mis entraas, claro que has cambiado, viejo len! Entonces nohaba canas en tu negra melena... S, ambos ramos jvenes y estbamosllenos de savia nueva, Pero que me arrojen al fondo del mar! Creeras queuno de la Hermandad me cont que estabas reinando en uno de los pasesinteriores, en Corintia o Brithunia? No recuerdo cul. Por las barbas de Molochy las verdes patillas de Lir, que me alegra verte despus de tanto tiempo!

    Los dos compaeros de aventuras se contaron sus respectivas historiasmientras engullan el asado y saboreaban la cerveza. Hace muchos aos,cuando Conan haba sido miembro de la Hermandad Roja de las islasBarachas archipilago situado al sudeste de la costa zingaria, l y elpelirrojo vanir haban sido grandes amigos. Luego sus caminos se habanseparado, y para el solitario corazn del cimmerio era un inmenso placer volvera encontrar a su viejo camarada y recordar hazaas del pasado entrejuramentos, y saboreando una apetitosa comida. En ese momento era Conanquien estaba contando sus aventuras.

    De modo que cuando despert y vi que no era un sueo deca en vozbaja, redact un documento de abdicacin en favor de mi hijo, que gobernarcon el nombre de Conan II. Nada me retena en Tarantia. Veinte aos dejan unsabor amargo en el paladar de un hombre, despus de tanto administrarjusticia y componer leyes. Hace tiempo que no peleo con los reyes vecinos.Desde la cada de los Adeptos Negros no ha habido una verdadera contiendaen aquellas tierras. Y un hombre de verdad llega a sentirse cansado de tantapaz y prosperidad, sobre todo si se ha pasado la vida entre guerras y batallas.

    Conan permaneci en silencio durante un momento, con los ojos brillantes,como si estuviera reviviendo el pasado. Luego suspir, y dijo:

    Es cierto que Aquilonia es un pas hermoso y frtil al que he procuradogobernar con prudencia. Pero mis viejos amigos ya han desaparecido: el bueno

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    de Publius, el canciller, que era capaz de obtener tres monedas de orosembrando una; Trocero, que me ayud a subir al trono; Palntides, el general,que saba lo que pensaban los enemigos antes de que lo supieran ellosmismos. Todos han muerto o desaparecido. Y puesto que mi compaeraZenobia muri al dar a luz una hija, hasta el mismo aire de Tarantia se habavuelto irresistible para m.

    El cimmerio solt un gruido y, despus de beber unos tragos de cerveza,sigui diciendo:

    Las cosas marchaban bien mientras el muchacho era pequeo. Mecomplaca ensearle a usar el arco, la espada y la lanza, as como a montar acaballo. Pero ahora ya se ha hecho un hombre y debe vivir su propia vida. Ycreo que ser mejor que lo haga sin la presencia de un viejo espectro de barbacanosa detrs de l. En realidad no tuve necesidad de que Epemetrius me loordenara. Ya era tiempo de que partiera en busca de la ltima aventura.Puedes creerme, por Crom, que siempre he temido llegar a morir en la cama,rodeado de mdicos susurrantes y de cortesanos llorosos. Una ltima batallaen la que luchar y morir, eso es todo lo que pido a los dioses!

    Es una gran verdad manifest el fornido pelirrojo sin poder contener unsonoro suspiro. Lo mismo me ha ocurrido a m, Len, aunque el destino nome ha deparado una corona ni un reino. Yo dej la Hermandad hace aos ycapitane un barco mercante que haca el recorrido entre Messantia y Kordava.Puedes imaginarte al viejo Sigurd Barbarroja, el terror de las Barachas, comopatrn de un navo mercante?

    El antiguo pirata se interrumpi a causa de un acceso de risa.Ah, y eso no es lo peor de todo! Al igual que t, Len, decid formalizar mi

    situacin con una moza, una muchacha magnfica, aunque tuviera algunasgotas de sangre picta en sus venas. Bien, lo cierto es que tuvimos una carnadade nios llorones como pocos, que ahora son tan grandes y fuertes como yomismo. Ella se muri hace aos y los muchachos ya se defienden solos. Qupuede hacer un viejo que no termina de morir, eh, Amra?

    Pues resolv venderlo todo cuando el ltimo de mis hijos se cas; ahoraregreso al turbulento puerto de Tortage para saborear un poco de la vida, antesde que la larga noche caiga sobre m. Qu me dices, Len? Ven conmigo otravez al refugio de los piratas, y deja que Set se haga cargo de esas profecas yde esos sueos del ms all. Volveremos a saquear la amurallada Khemi, enEstigia! Que me aspen si no recibimos un sablazo en el vientre y nosconvertimos en hroes de leyenda o, por el contrario, conseguimos ms oro delque lograron Tranicos, Zarono y Strombanni juntos! Vamos, Amra, qu teparece mi propuesta?

    En aquel momento una sombra oscura se interpuso entre los dos hombres.Conan levant los ojos mientras su mano aferraba la empuadura de suespada. El desconocido de capa negra que los haba estado observando desdeel otro lado de la habitacin se sent con ellos a la mesa.

    Buscis un barco, caballeros? pregunt con voz sugerente.Sigurd murmur algo lleno de recelo, pero el recin llegado, cuyo rostro se

    hallaba oculto por la capucha, puso ambas manos enguantadas sobre la mesapara indicar que tena intenciones pacficas.

    No he podido evitar or parte de vuestra conversacin agreg elintruso. Os ruego que me perdonis la intromisin, pero si me concedisunos minutos creo que llegaremos a un acuerdo ventajoso para todos.

  • 23

    Sigurd segua mirndolo con desconfianza, pero mostraba evidentecuriosidad. Conan fij su mirada impasible en el hombre y dijo:

    Entonces habla, y di claramente lo que te traes entre manos.El otro asinti con una corts inclinacin de cabeza y dijo:A menos que haya interpretado mal lo poco que he odo, creo que ambos

    sois antiguos marinos que pensis buscar un barco para reanudar el negociode... los Hermanos de la Costa. No, no temis dijo, levantando una mano congesto tranquilizador. No soy un confidente ni un espa. Por el contrario,propongo financiaros la compra de un buen barco.

    Con la rapidez de una serpiente, la mano del desconocido se hundi entrelos pliegues de su capa y reapareci enseguida, para desparramar un puadode brillantes piedras preciosas sobre la manchada madera de la mesa.

    Delante de los tres hombres resplandeca, con brillo intenso, un montn dezafiros azules como las aguas de los mares del Sur, de esmeraldas verdescomo los ojos de un gato, de topacios y circonios amarillos como la piel de unkhitanio y de rubes rojos como la sangre fresca.

    Conan, sin dejarse impresionar, pos sus ojos recelosos en el forastero.En primer lugar dijo con un gruido, quiero saber quin eres, en

    nombre de Crom. Que me ahorquen si acepto el regalo de un hombre queoculta su cara, aun cuando sea en una taberna de Argos, donde los soldadosdel rey Ariostro patrullan las calles a todas horas, logran que sean tan segurascomo para que una moza se pasee por los muelles a medianoche sin sermolestada.

    Oculto mi rostro por razones comprensibles, ya que la gente de Argos meconoce muy bien afirm el desconocido, suavemente.

    Entonces, dinos tu nombre dijo Conan, o te envo al otro lado de lahabitacin, como hice con ese puerco rollizo y fanfarrn.

    Con mucho gusto repuso el otro en voz baja y entre leves risas. Yosoy Ariostro, el rey de Argos!

    Conan gru de asombro. El otro se quit un guante y extendi la mano. Elantiguo sello real de Argos brillaba a la luz de las llamas con el fulgor quereflejaba el gran diamante en el que estaba tallado.

    4 - La roja Tortage

    Las negras olas rompen en la playa oscura con gran estruendo y una lluviade espuma. Los dioses de la tormenta rugen en el cielo; el viento azota losventanales y araa la puerta. A qu inquietarse si zarpamos al rayar el alba?Una gaviota solitaria grazna como un alma en pena que el vendaval hubieraarrastrado sobre las aguas. Los embates del mar no nos asustan, pues nuestrajarra rebosa de buen vino y an faltan muchas horas para que amanezca.

    CANTO DE LOS PIRATAS BARACHANOS

    El puerto de Tortage ruga desafiante contra las estrellas. Asentado en unaespecie de copa de rocas y acantilados, el puerto pirata era una ascua de lucesy una caja de resonancia de canciones y gritos. En efecto, la Hermandad Rojase hallaba en Tortage. Grandes barcazas y esbeltas carabelas se balanceabanamarradas a los muelles de piedra o de madera, o ancladas en medio delpuerto.

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    Todas las tabernas, posadas y burdeles de la ciudad estaban atestados declientes, pues la mitad de los piratas se haban concentrado en Tortage con susbolsas llenas de oro y piedras preciosas, y el espritu deseoso de diversinfcil.

    Los letreros de los establecimientos, adornados con calaveras, antorchas ysables cruzados, dragones, testas coronadas y otros signos, oscilaban entrechirridos a impulsos del fuerte vendaval marino. El oleaje atronaba al pie de losacantilados que se alzaban hacia las estrellas junto a la pequea ciudad.

    Una llovizna salada estallaba contra los muelles, y el viento se internaba porlas tortuosas callejuelas flanqueadas por casas bajas, de techo plano, fachadasencaladas y ventanas enrejadas. Las palmeras se agitaban bajo las rfagas,recortndose contra el firmamento.

    Durante ms de doscientos aos, la pequea aldea que haba en la baharodeada de acantilados haba sido la capital de un imperio pirata, que asolabalas aguas situadas entre Kush y las tierras de los pictos. All no imperaba otraley que la ruda y simple de la Hermandad. Fuera de ello, tan slo reinaban elsable, la daga, el puo y la destreza del luchador.

    Aquella noche, la ciudad pirata era una algaraba; por todas partes se oangritos de jbilo y canciones procaces. Las peleas estallaban en las calles porlos motivos ms nimios, y en torno a los adversarios se congregaban grupos dealegres curiosos que los animaban a morir por un intercambio trivial depalabras, por un empujn o por los favores de una moza de labios rojos ycaderas ondulantes. Era una noche importante. Los barcos se hallaban enpuerto, con las bodegas atestadas del botn que haban arrebatado a las flotasmercantes de los mares del sur. Y por si fuera poco, Amra el Len habaregresado!. Treinta aos no haban sido suficientes para relegar su fabulosonombre al olvido. Por el contrario, el paso del tiempo aadi ms prestigio a sufigura, debido a las leyendas que se contaban de la poca en que viviera conBelit, la pirata de Shem, as con Ortho el Rojo y con el sombro Zaporavo deZingara. En aquellos lejanos das en que Vilerus y luego Numedides habanreinado en Aquilonia, Conan haba sido la pesadilla de ambos, primero comocompaero de Belit y jefe de una banda de corsarios negros, y luego, algunosaos ms tarde, como pirata de las islas Barachas y capitn de bucaneroszingarios.

    Durante algn tiempo sus barcos, la galera Tigresa, la carabela Len Rojo yla carraca Holgazn haban cruzado los mares para regresar cargadas detesoros.

    En una poca, Amra, como lo llamaban algunos, o Conan, como eraconocido por otros, haba figurado entre los ms clebres capitanes de laHermandad Roja. Pero luego desapareci en las tierras desconocidas delinterior y no se supo ms de l. De cuando en cuando llegaban algunosrumores acerca de un rey guerrero llamado Conan, que gobernaba en esospases, pero, de los pocos que lo vieron, ninguno reconoci en l al piratacimmerio de tiempos pasados. De ese modo, Amra se convirti en un mito deun pasado legendario.

    Y de pronto se encontraba de nuevo entre ellos, con el cuerpo erguido antela luz de las antorchas, mientras el viento salino del mar jugaba con su melenagris y su poblada barba. La llama de las teas chispeaba en la cota de malla quecubra su pecho, an voluminoso, y sus brazos. La gran capa negra flotaba trasl como si se tratara de las alas de alguna gigantesca ave de presa.

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    Conan estaba de pie sobre un banco de piedra situado en el centro de laplaza principal del puerto de la ciudad, y su voz se alzaba como una trompetapor encima del murmullo de la multitud, llenando los espritus de aquellosforajidos con los relatos de magnficas hazaas y picas batallas del pasado, yla promesa de extraordinarias empresas para el futuro. Pues Amra el Lenhaba regresado desde las brumas de la leyenda para reclutar una tripulacin afin de iniciar alguna aventura desconocida en el mar Occidental, y, desde querecordaban los hombres, ningn barco se haba aventurado jams en aquellasaguas azotadas por los vientos. Quin, sino Amra, poda soar con llevar acabo semejante empresa?

    Los piratas permanecan con la boca abierta mientras Conan los maravillabacon sus frases, pues la magia primitiva de su espritu heroico era tancontagiosa como la plaga. Les prometa oro y piedras preciosas, la gloria y lafama de unas aventuras en lo desconocido, por nuevos mares, entre islasignotas y pueblos exticos. En dicha aventura ya no seran consideradosbribones sin ley, sino hroes de leyenda, que quedaran inmortalizados enpicos poemas durante los siglos venideros.

    All, anclado no muy lejos, se hallaba el barco de Amra, una enorme carracallamada Len Rojo, como la carabela de Conan en tiempos pasados.

    El cimmerio no revel todos los pormenores del asunto. No les habl del reyAriostro de Argos, con cuyas gemas haba adquirido el poderoso navo.Adems, para qu asustar a aquella gente con el relato de las Sombras Rojasy de la extraa aparicin de Epemitreus, el profeta hechicero muerto hacatanto tiempo?

    No quera asustarlos porque precisamente cuando el Horror se llev acientos de sbditos de Conan, la misteriosa maldicin tambin se abati sobrelos ciudadanos de Argos. Los magos de la corte de Ariostro, as como losvidentes y los astrlogos, haban estudiado los augurios de los astros. Despusde leer algunos polvorientos manuscritos sobre magia, le dijeron al rey que lasSombras Rojas atacaban desde algn reino desconocido situado ms all delmisterioso ocano Occidental.

    El prudente rey de Argos haba enviado un barco tras otro al mar Occidental,pero ninguno regres para aclarar el misterio. Por fin, toda la flota del reino sesinti atemorizada ante las noticias de nuevas expediciones hacia el remotooeste. Pero las Sombras Rojas seguan atacando y el reino se hallaba al bordede la rebelin.

    Por ello, el rey Ariostro se haba aventurado por las calles de Messantia,embozado en su capa, a fin de buscar un capitn de barco que mera losuficientemente audaz para realizar la empresa y reclutar una tripulacin.Entonces se encontr con Conan el cimmerio cuya identidad adivinenseguida, si bien era lo suficientemente discreto como para no revelar esehecho y a Sigurd Barbarroja, el jovial bucanero de la lejana Vanaheim. Conlas piedras preciosas de Ariostro haban comprado la fuerte barcaza, y ahoraConan estaba en el puerto, tratando de alistar una tripulacin entre los piratasde las islas Barachas.

    Algunos de los rostros que Conan tena delante le resultaban conocidos deotra poca, y a ellos se dirigi especialmente. Llam sobre todo la atencin delcimmerio un gigantesco negro sonriente que proceda de las selvas del sur.Despus de sealar al ciclpeo kushita, cuyos brazos desnudos brillaban como

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    untados con aceite, y cuyo pelo rizado estaba veteado de gris, Conan exclam:T me conoces, Yasunga! No eras ms que un chiquillo cuando

    asolbamos las costas de los pases negros al lado de tu ama Belit. Qudecides? Vas a participar en la aventura de mi barco?

    Yasunga levant los brazos en alto mientras lanzaba un grito de alegra.S, s, Amra! grit, ebrio de recuerdos gloriosos.Atrs, perro negro! dijo una voz glida, mientras una silueta delgada, de

    aire peligroso, avanzaba hasta primera fila y haca retroceder al negro de unempujn.

    El recin llegado se volvi hacia Conan y lo mir con ojos malignos. Elcimmerio examin al hombre. Se trataba de un individuo delgado, de rostroenjuto, con cejas espesas y oscuras, y labios finos. Usaba una coraza doradasobre un jubn de terciopelo negro; los diamantes relucan en los pendientesque llevaba en las orejas, y en su mano derecha, que buscaba la enjoyadaempuadura de un largo florete entre los encajes de la manga.

    Con voz suave, cuyo acento denotaba al natural de Zingara, el hombrevestido de oscuro se dirigi a la multitud y dijo:

    Volved a vuestros sitios, perros! Estis escuchando las divagacionesinsensatas de este viejo necio que ha venido a atraeros con vanas promesasacerca de una aventura en lo desconocido. Tal vez sea l ese Amra del quetantas proezas hemos odo contar, y quizs slo sea un impostor. Pero, quimporta eso? Lo cierto es que este lobo viejo ha venido a nosotros conintenciones de destruir la armona de la Hermandad. Qu nos importan lasaventuras gloriosas? Nosotros somos gente que se gana la vida en el mar,que busca el saqueo y el botn y que se re de los hroes que no sacan partidode sus hazaas!

    El individuo volvi a mirar desdeosamente a Conan, y agreg:Y procura no atraer a mi piloto Yasunga a tu descabellada empresa, perro

    canoso. Yo le he enseado a ubicarse en el mar por el sol y las estrellas, y porMitra que se quedar conmigo, con Alvaro el Negro, el Halcn de Zingara! Demodo que leva el ancla y mrchate con tu carcomida barcaza hacia donde telleven tus sueos de loco. Aqu no estamos dispuestos a aguantar a gente detu calaa!

    Alvaro se haba vuelto a medias para regresar por donde haba venido, entrela turba que murmuraba, cuando lo detuvo una profunda y despectivacarcajada del cimmerio, que exclam:

    Me llamas perro canoso, t, perro emperifollado, cara de mueca, hijo delas cloacas de Kordava? Yo era capitn de la costa cuando t an mamabas laagria leche del pecho de tu madre. Y yo sembraba el oro de una docena deciudades por las calles de Tortage cuando correteabas, lleno de mocos, en latrastienda de un prostbulo zingario. Si no tienes agallas para emprender unaverdadera aventura, ser mejor que te escondas en tu hedionda perrera y dejesque hagan lo que quieran los hombres de verdad. Soy yo quien les esthablando, y si bien es cierto que soy viejo, mi mano no tiembla y an puedeensearte a manejar una espada!

    Alvaro el Negro gir en redondo al tiempo que lanzaba una maldicin yextraa su florete, que brill como una aguja de fuego. Los presentescuchichearon llenos de excitacin y formaron un crculo en torno a loscontrincantes.

    Conan arroj a un lado su amplia capa y fue a desenvainar la ancha espada

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    aquilonia. Pero antes de que estuviera toda la hoja fuera de la vaina, Alvaro yaatacaba con la rapidez y la gracia de un danzarn.

    La fina hoja brill delante del rostro del cimmerio, pero ste, con un gilmovimiento sorprendente para su edad, dio un rpido puntapi al florete, desvila estocada y luego salt para ponerse en guardia. Su arma tintine como unacampanilla cuando choc con la del zingario. Una msica metlica se dej orentre el rumor del viento, mientras los dos adversarios describan crculos,avanzaban, retrocedan, paraban golpes y atacaban. Las antorchasproyectaban sus sombras movedizas sobre las paredes de las casas vecinas.

    Los dos contuvieron la respiracin, pues si bien el Halcn de Zingara estabaconsiderado como el mejor espadachn de las islas, no se saba lo que podradar de s Amra despus de tanto tiempo. Comparaban su poderoso cuerpo conla felina agilidad del zingario, y las apuestas que se hacan eran muy variadas.

    Alvaro comprob enseguida que su cantarn florete nunca podra traspasarla frrea defensa de la espada de Conan. sta posea una hoja ancha quepareca impropia para un duelo con un arma ms delgada. Debera haber sidopesada y lenta, pero en la diestra del brbaro se mova con la ligereza de unjunco. Tampoco la sonrisa del fiero anciano trasuntaba cansancio alguno almanejarla.

    Por el contrario, el sudor perlaba la frente de Alvaro, empapaba sus oscurosrizos y se deslizaba por sus mejillas hundidas. El zingario se daba cuenta deque si las dos hojas se encontraban en un fuerte impacto, la de su floretesaltara hecha pedazos.

    Conan, sin embargo, no trataba de aplicar toda la fuerza a su potente arma.Por el contrario, se limitaba a trazar un reluciente muro de acero con increblefacilidad, que el leve florete de su adversario no lograba atravesar. De cuandoen cuando, la sonrisa del cimmerio se converta en una carcajadaamenazadora. Se notaba que estaba jugando con el zingario, y ste sinti unescalofro al pensar que en cualquier momento su adversario poda desviar elflorete y derribarlo de un tajo.

    La multitud observaba la escena con los ojos desorbitados, aunque poco apoco se dieron cuenta de lo que iba a ocurrir. Yasunga, el gigantesco kushitaque Conan conoca desde haca tanto tiempo, empez a repetir una palabraque pronto surgi de cientos de gargantas, hasta que Alvaro tuvo la sensacinde que la plaza retumbaba con el eco: Amra! Amra! Amra!

    El ritmo de los gritos termin por alterar la impasibilidad que caracterizaba alzingario. Alvaro tante con una mano buscando algo en su espalda, debajo deljubn de terciopelo negro. All llevaba una fina daga shemita, preparada paraocasiones como aqulla. Cuando la hubo extrado de la vaina de cuero,retrocedi unos pasos. Conan, que no haba podido ver la maniobra, se detuvo.

    Ya tienes bastante, cerdo negro de Zingara? dijo con voz atronadora.La daga vol en el aire, dirigindose hacia el cuello desnudo de Conan. ste,

    sin apresurarse, levant la mano con la rapidez del rayo y cogi el arma por laempuadura.

    Esta increble proeza provoc un rugido en la multitud. Haban odo que losmontaeses de unos remotos pases del este se dedicaban al mortfero juegode detener puales en el aire, pero nunca haban visto nada semejante.Tampoco saban que el cimmerio haba pasado muchos aos en las estepasde Hirkania y en las costas del mar de Vilayet, as como en los elevadosmontes Himelios, bien como jefe de nmadas, como pirata del mar interior o

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    como soldado mercenario. Durante ese tiempo haba aprendido a manejar elmortfero arco hirkanio, la sutil cimitarra zuagira y el rpido pual de Zhaibar,as como otras armas orientales.

    La hazaa hizo que Alvaro abriera los ojos horrorizado. Pareci que lefaltaba el aire y se desabroch el cuello de encaje que asomaba por debajo dela coraza. Permaneci inquieto, como si no supiera qu hacer. La tensinaumentaba por momentos.

    Entonces... Conan le devolvi el pual. ste brill en el aire y fue a hundirsehasta la empuadura en la garganta desnuda de Alvaro. Durante un momento,el zingario se tambale sobre sus piernas, mientras la sangre resbalaba por sucoraza. Luego cay sobre el empedrado, con un sonoro ruido metlico.

    Conan levant su espada, la cogi por la empuadura al vuelo y la introdujoen la vaina. La multitud lanzaba gritos enloquecidos:

    Am-ra! Am-ra! Am-ra!

    5 - El Kraken Negro

    El Kraken, ese ser antiqusimo,surgi del limo primitivoetierras sumergidas por el tiempo,por la oscura superficie del ocano.LAS VISIONES DE EPEMITREUS

    Haca tres das que el Len Rojo haba salido de las Islas Barachas cuandoel viga avist la galera de color verde.

    Era el amanecer del tercer da. Desnudo hasta la cintura, con la espadacolgando a un lado, Conan se hallaba de pie en el puente de popa, aspirandocon fruicin la salobre brisa marina, que haba vuelto rgidas de sal su barba ysu melena. Un amanecer de llamas doradas inundaba de luz el oriente ycomunicaba fuego a las nubes largas y delgadas. El viento del noroestecantaba entre los aparejos e hinchaba las velas en los mstiles.

    Vaya, Amra, conque de pie al alba, eh? dijo una voz profunda.Conan se volvi y vio a Sigurd plantado en el puente, rebosando buen

    humor. El viento, que agitaba su barba rojiza y daba a sus mejillas unatonalidad encarnada, tambin extenda su amplia capa de color carmes queuna vez adornara las espaldas de un pomposo almirante de Zingara.

    El cimmerio sonri al observar el espectculo que ofreca el rudo hombre delnorte. Las trencillas doradas que cubran su capa formando arabescos estabanajadas por el sol y la humedad; adems, faltaban en ella muchos de losbotones de marfil. Una faja multicolor le rodeaba el voluminoso vientre; de ellasalan media docena de dagas enjoyadas y cachiporras, en tanto que de sucostado colgaba un enorme alfanje de hoja mellada.

    Debajo de la enorme capa, el vanir llevaba una amplia blusa blanca llena deremiendos y de manchas de vino, y abierta hacia el ombligo. Por dicha aberturatambin asomaba la mata de pelo rojizo que cubra gran parte del cuerpo deSigurd. Llevaba un llamativo pauelo de color escarlata enrollado alrededor desu cabeza calva, y de las orejas le colgaban grandes aros de oro.

    Ah, por los cuernos de Heimdal y el velo de Tanit, que es una maanadigna de los mismos dioses!, no es cierto, Len? dijo. Para m es tan

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    reconfortante como un buen vaso de vino el hecho de hallarme de nuevo en elmar, con una slida cubierta bajo los pies y una tripulacin de bribonesdispuesta a teir de sangre los nuevos mares con slo darles una orden.

    S admiti Conan. Es un buen barco el que nos han proporcionado laspiedras preciosas del rey de Argos, y estos truhanes forman una de las mejorestripulaciones que he tenido en toda mi vida.

    Al decir esto, el cimmerio ech una mirada al combs, donde los piratas sededicaban a baldear la cubierta y a realizar otras tareas similares. Las leyendasque rodeaban el nombre de Amra el Len haban atrado a un conjunto deavezados corsarios, ansiosos de compartir la gloria y el botn de Amra en elremoto oeste. Aquellos hombres que se afanaban, con el cuerpo desnudo de lacintura para arriba, componan un grupo abigarrado; tambin olan a sudor y avino rancio, pero eran los mejores piratas de las islas Barachas.

    En su mayor parte, la tripulacin estaba formada por nativos de Argos,hombres de estatura media, complexin robusta y pelo castao o rubio oscuro.Mezclados con ellos haba algunos renegados zingarios de piel oscura.Tambin haba hombres de Ofir y de Koth, as como algunos shemitas de narizaguilea, ojos azules y barba negra. Incluso se poda encontrar un par deestigios con rostro de halcn y piel bronceada. Haba un fornido zaporosko decabellos rubios; se llamaba Yakov y era el jefe de los arqueros. Un gigantesconegro de las selvas de Kush semejaba una norme estatua de bano; eraYasunga, el piloto. Tambin se vea a otro hombre de piel oscura, fsicohercleo y barba rizada; era Goram Singh de Vendia, una tierra tan al este quela mayor parte de los occidentales la consideraba una fbula. Pero fuerannegros o blancos, todos eran veteranos marineros.

    Y bien, cul es tu plan, Amra? pregunt Sigurd, posando en elcimmerio sus agudos ojos azules. Hemos odo hermosas palabras ypromesas de rico botn, pero qu buscamos en el ocano Occidental y haciadnde navegamos? Hasta ahora no hemos visto ms que ballenas.

    Conan se encogi de hombros y repuso:Crom lo sabe mejor que yo! Lo cierto es que he odo hablar de

    continentes perdidos y de fabulosas islas ms all de donde se pone el sol. Ypor las palabras de Epemitreus y los consejos de los astrlogos del reyAriostro, he llegado a la conclusin de que debemos dirigirnos hacia el oestehasta que encontremos algo extrao. Qu los diablos me lleven, Sigurd, si noespero hallar pronto la fuente del Horror! Esta vida en el mar me hace arder endeseos de entrar en accin. La paz ser muy hermosa, pero...

    Conan desenvain su enorme espada y cort el aire con un mandoble quese oy por encima del viento. Sigurd Barbarroja se ech a rer a carcajadas,con movimientos que movan su enorme panza, y gui un ojo.

    Vaya, vaya, Amra! dijo. Conque eso es lo que nos trae el viento,verdad? Sigues siendo el mismo astuto bribn de otros tiempos. Me imaginoque cuando hayamos vencido a ese sombro enemigo nos dedicaremos ahacer algunas bribonadas, no? En Messantia haba muchos barcosmercantes cargados a rebosar; sera una buena broma saquear las naves deArgos con el barco que su rey nos ha dado, no te parece?

    El cimmerio sonri benvolamente y dio unos golpes a Sigurd en la espalda.Eres el mismo chacal bandolero de siempre, Sigurd repuso Conan.

    Pero te advierto que eso no me gusta.No me dirs que al cabo de todos estos aos te has vuelto honrado!

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    exclam el vanir.Conan no pudo contener la risa y dijo a continuacin:No, no es eso, pero, cuando uno ha sido rey, pierde las ganas de cometer

    delitos menores. Adems, Ariostro nunca me ha causado problemas, por quhabra de crerselos yo a l? Mi hijo ya tendr bastantes preocupacionesprotegiendo sus fronteras de los reyes enemigos para que yo le d ms.

    Entonces piensas realizar una incursin contra los estigios, como yoproyectaba hacer cuando nos encontramos en Messantia? Es verdad que esgente dura de pelar, pero con esta tripulacin podramos...

    Conan neg con la cabeza.Tampoco pienso en eso dijo. Al fin y al cabo, yo he sido capitn pirata

    en varias ocasiones, y de los ms clebres. Si busco nuevas aventuras, paraqu iba a trepar de nuevo por la misma escala?

    En ese caso gru Sigurd impaciente, qu rayos pretendes? Dilo deuna vez!

    El cimmerio extendi su largo brazo y apunt el ndice en direccin a la proa.Hacia el oeste, amigo, hay algo que desconocemos asegur. Las

    Sombras Rojas son parte de eso. Antiguos manuscritos lo afirman. Estoyseguro de que no me imaginabas como sabio, verdad?

    Me resulta ms fcil imaginar a una de las hermosas bailarinas de Ariostrocomo sanguinario pirata repuso Sigurd.

    Bueno, lo cierto es que s descifrar diferentes escrituras, y en la bibliotecareal de Tarantia encontr relatos acerca del Cataclismo, la poca en la que elocano se trag a Atlantis, hace ya ocho mil aos. Se afirma en esos escritosque miles de habitantes de Atlantis huyeron al continente, a Thuria, comosolan llamarlo. Y en el Libro de Skelos se dice: Otros huyeron delhundimiento de Atlantis dirigindose hacia el Oeste, y se asegura que por allarribaron a otro continente situado frente al de Thuria al otro lado del ocano.Pero se ignora lo que ocurri con esos fugitivos, ya que, con la desaparicin deAtlantis el mar se hizo demasiado ancho para establecer un comercio regularentre las tierras conocidas y las ignotas de Occidente. Eso es todo, peropuede estar relacionado con la empresa que ahora nos ocupa.

    Y qu? pregunt Sigurd. Yo tambin he odo cuentos como se.Pues que si ante nosotros hay una tierra de poderosa magia, tambin ser

    un pas rico y opulento, muy adecuado para que unos bribones como nosotroslo saqueemos. Por qu molestarnos en capturar unos pocos barcos cuandocon un poco de suerte y decisin podemos apoderarnos de todo un imperio?

    Sigurd suspir y se pas el dorso de la mano por los ojos. Luego dijo:iAh, Amra, deb imaginar que en ese duro crneo se estaba maquinando

    algn proyecto ms colosal de lo que cualquier hombre ordinario pudieraconcebir! Eres un magnfico viejo lobo, a fe ma! Aunque nos cueste sangrellegar hasta all, te acompaaremos hasta donde se pone el sol, si fueranecesario!

    Luego mir atentamente al sol y con un bufido de clera se dirigi hacia eltimn, donde un shemita de mala catadura estaba empuando la barra.

    Aparta, perro sarnoso! Ests ciego o borracho? exclam, mientrasempujaba al pirata a un lado y empuaba la barra con ademn diestro. Nosestamos desviando medio punto del rumbo que dio Amra anoche! Malditossean estos cerdos perezosos, escoria de las islas Barachas!

    Entonces mir de soslayo al sol y dio un hbil impulso al timn. El Len Rojo

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    gir levemente, respondiendo como un potrillo bien amaestrado.En ese momento se oy un grito que proceda de la cofa de los vigas.Barco a la vista! gritaron.Conan sali hacia la borda y examin la superficie brumosa y griscea del

    mar con ojos penetrantes, pero no pudo ver nada.Hacia dnde? pregunt con voz atronadora, haciendo b